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Bargalló, M.; Forgas, E.; Garriga, C.; Rubio, A.; Schnitzer, J. (eds.) (2001): Las lenguas de especialidad y su didáctica, Tarragona: Universitat Rovira i Virgili, pp. 297-310. 21. EL VOCABULARIO INFORMÁTICO EN LOS DICCIONARIOS BILINGÜES HISPANOGERMANOS Igor Sosa Mayor Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (Alemania) 1. INTRODUCCIÓN: LENGUAS ESPECIALIZADAS E INFORMÁTICA La primera afirmación que podemos efectuar de manera tajante y casi con valor de axioma es que “la informática en nuestra lengua ha de contemplarse siempre bajo el prisma del inglés” (Aguado de Cea, 1994: 349)1. Por otro lado, y a pesar del origen foráneo de estos tecnicismos, sorprende el altísimo grado de divulgación que logra en un espacio de tiempo relativamente corto cualquier nuevo término informático. Las causas son múltiples, y afectan por igual a los países hispanohablantes como a los germanohablantes. Citemos brevemente algunas de ellas: a) Los medios de comunicación actuales (fax, correo electrónico, etc.) difunden las denominaciones de las nuevas tecnologías de una punta a otra del planeta en segundos. b) La competitividad entre las diferentes empresas del sector ha provocado dos fenómenos importantes: 1. la extrema rapidez con que aparecen nuevos inventos en el mercado2; 2. la “proliferación de términos que se crean de forma prácticamente simultánea para denominar el mismo instrumento o proceso” (Aguado de Cea, 1994: 349)3. c) La divulgación por medio de revistas especializadas (que proliferan en cualquier quiosco español, alemán o austríaco), de anuncios en periódicos, de folletos de promoción y oferta, etc. 1 Aguado de Cea se refiere al español, pero es evidente que esta aseveración se puede aplicar también al alemán. 2 Lo cual no sólo tiene consecuencias comerciales, sino también lingüísticas, como es la aparición de términos especializados con una esperanza de vida en muchos casos extremadamente corta. Piénsese en vocablos como tarjetas perforadas, perforadoras electrónicas o núcleo de ferrita, todos ellos de uso hace treinta años y que hoy ya pertenecen al pasado histórico del castellano. 3 P.ej. la empresa Commodore hace uso del término floppy, mientras otras (la francesa Goupil) utiliza disquette (con grafía francesa), o IBM disquete. Para otros ejemplos de este tipo véase ETTCL 1994. 2. LEXICOGRAFÍA Y LENGUAJE INFORMÁTICO 2.1. Cuestiones preliminares Para abordar esta cuestión hay que insistir en el hecho de que nuestro análisis afecta única y exclusivamente a los diccionarios generales monolingües y bilingües, por lo que los diccionarios especializados quedan fuera de este estudio. Debemos, por tanto, tener presente que este tipo de obras lexicográficas no tienen como misión recopilar todos los términos especializados de todos y cada uno de los oficios o ramas tecnológicas, sino que han de tomar la siempre difícil decisión de qué términos han pasado a engrosar la “lengua común” y tendrán por tanto cabida en el diccionario. Desde el punto de vista meramente teórico, pero que sin duda repercute en la labor práctica, nos enfrentamos en el caso de los términos informáticos en obras lexicográficas con dos problemas: a) Su carácter de tecnicismos y los problemas que esto plantea al lexicógrafo. La lingüística, y como partes de ella, la lexicología y la lexicografía, no son ciencias exactas que permitan decidir por medio de una fórmula universalmente aceptada qué palabras “merecen” ser incluidas en el cuerpo del diccionario y cuáles no. A este respecto podemos reproducir las palabras de Zgusta (1971: 244): “it is, however, not easy to decide whether the term is used generally or only in the spacialized texts”. Para lo cual el único remedio que nos proporciona el padre de la metalexicografía moderna es: “a good policy is to prepare preliminary inventories of technical terms from the single science etc., to rotate them among diffenrent specialists […] and above all to compare them mutually so that the degree of exhaustiveness or rather density does not vary too much from one science to another” (Zgusta, 1971: 245)4. b) Su carácter de neologismos: es éste uno de los rasgos característicos de las lenguas especializadas, pero indudablemente de unas más que de otras. Podemos pues afirmar que, al contrario que el tecnolecto de 4 Cfr. también Martínez de Sousa (1995: 267) y Haensch et al. (1982: 391) para quienes “dentro de la lexicografía, tendrá que llegarse a una solución de compromiso entre la diferenciación aplicable, pero no tan exacta lingüísticamente, y la diferenciación teóricamente muy exacta, pero apenas practicable”. la pintura o la minería, el de la informática presenta uno de los mayores índices de densidad de estos elementos nuevos en el plano lexicológico: las denominaciones informáticas nacen, se reproducen, y, en algunos casos, mueren con vertiginosa rapidez. Es pues tarea del equipo redactor del diccionario decidir qué neologismos incluir, pero es sobre todo su obligación científica esbozar unos criterios fiables a los que poder atenerse, y cumplirlos de manera coherente. Veremos cómo el mayor problema en los diccionarios analizados es la absoluta falta de criterio que parece regir el tratamiento de términos informáticos. Concluyendo podemos afirmar que los dos problemas esbozados no son indudablemente fáciles de sortear y dependen no sólo del buen hacer científico del autor o autores del diccionario, sino también de su intuición y olfato lingüístico. “Sabemos también que un diccionario, por la propia naturaleza de la materia, nace viejo” afirma Martínez de Sousa (1995: 262). No pidamos pues a estos diccionarios maravillas acrobáticas en su selección de términos informáticos, pero exijamos un cierto rigor lexicográfico a la hora de recoger aquellos términos que hayan sido ratificados por el uso de un par de años (que para las denominaciones del tecnolecto de la informática son como siglos para otros campos semánticos más estables). 2.2. Cuestiones prácticas De manera general y sucinta podemos sintetizar los pasos lexicográficos que recorre cualquier término de un tecnolecto en los siguientes: 1. El vocablo no tiene entrada en el diccionario. 2. El vocablo es admitido y lleva la marca de materia correspondiente, p.ej. Inform. 3. El vocablo es considerado de uso común y no necesita marca alguna. Es desde luego el paso del punto 1 al punto 2 el más importante y en el que mayores obstáculos tiene que salvar cualquier tecnicismo en su periplo lexicográfico. El método más rápido y hasta cierto punto más fiable para saber cuáles son las más comunes de estas voces pasa a nuestro entender indefectiblemente por la elaboración de una estadística léxica de los diarios de más difusión de la lengua en cuestión, lo cual podría ser completado con encuestas lingüísticas entre hablantes de diferentes oficios, edades y estatus social. Tendríamos así un grupo más o menos reducido de vocablos que pasarían a engrosar el corpus del diccionario con la marca de materia correspondiente (i.e, Quim. para la química o Arquit. para la arquitectura). Finalmente, y no de manera obligada, con el paso del tiempo puede que estas unidades léxicas dejaran de connotar un oficio, técnica o profesión y perdieran así su marca de materia (sería pues el paso del punto 2 al 3; para los términos informáticos no he podido descubrir ningún caso), con lo que se convertirían en unidades no marcadas, para utilizar la terminología estructuralista, del diccionario. Esta es pues la evolución natural de un término desde las profundidades más cavernosas del laboratorio, el taller o la fábrica hasta los “bosques y espesuras / plantadas por la mano del Amado” de la lengua común. 2.3. La lexicografía monolingüe Antes de analizar los diccionarios bilingües español-alemán, alemánespañol, hemos de estudiar de manera sucinta las características del vocabulario informático en los diccionarios generales monolingües para las lenguas alemana y española. Las razones para ello son: por un lado, el hecho de que se publiquen muchos más diccionarios monolingües que bilingües; por otro, la dependencia, más o menos evidente según los casos, de los segundos con respecto a los primeros. El primer dato que salta a la vista del investigador es la presencia (o ausencia) de una abreviatura especial para la informática en la parte introductoria del diccionario. De los 13 diccionarios monolingües analizados5 (8 españoles y 5 alemanes) aparece ésta en todos ellos, menos, como era de esperar, en los más antiguos DRAE 1970 y DUE 1977. 5 Véase la bibliografía, donde se ofrece una lista de los diccionarios utilizados y de sus respectivas abreviaturas. En cuanto a un aspecto más detallado de los diccionarios bilingües véase la nota 11. El siguiente paso será considerar qué tecnicismos informáticos están lematizados, esto es, tienen una entrada propia en el diccionario. Nos encontramos con tres posibles casos6: 1. la palabra no tiene lema; 2. la palabra está lematizada pero no existe ninguna acepción para la informática; 3. aparece el término con su acepción cibernética. Tomemos pues como muestra una serie de términos, ordenando los diccionarios por décadas y según su fecha de aparición7. Encontramos así en los años 70 el siguiente panorama: Término español alemán computador/ Computer a ordenador bit Bit chip Chip hardware Hardware software Software programa Programm DRAE 1970 DUE 1977 WDS 1978 DWM 1979 - - - + 0 0 0 + 0 + + + + + + + + Llegados a los años 80 vemos que la situación cambia de manera considerable. Los términos informáticos empiezan a ser tenidos en cuenta por los lexicógrafos: su inclusión en el corpus del diccionario se hace de una manera titubeante y ciertamente arbitraria, ya que resulta sorprendente que diccionarios publicados a mediados de los años 80 no recojan la acepción informática de impresora (Drucker). Así DRAE 1984 la define ora como ‘mujer del impresor’ ora como ‘propietaria de una imprenta’, mientras que DWM 1986 no informa mucho mejor, ya que incluye Drucker sólo como oficio (‘impresor’): 6 Para todas las tablas de este trabajo, las columnas más oscuras representan diccionarios alemanes. Además: a) un signo “-“ significa que el término no aparece; b) un “0” significa que la palabra tiene entrada en el diccionario pero carece de acepción informática; c) un signo “+” significa que el término informático está presente. 7 Somos conscientes de la arbitrariedad de este sistema, pero nos ha parecido el más elocuente a la hora de presentar los datos en forma de tablas. Término DRAE 1984 español alemán computador(a + Computer ) ordenador + bit Bit + byte Byte chip Chip programa Program 0 m impresora Drucker 0 fichero Datei 0 ratón Maus 0 DU 1985 DWM 1986 + + DGILE 1989 + + + + + + + + + + + + + + 0 0 0 0 0 + + + 0 Ya en los años 90 la reticencia de los lexicógrafos a incluir términos informáticos en sus obras cede paulatinamente, debido sin duda a la implantación generalizada de los ordenadores en muchos ámbitos de la vida (incluida evidentemente la propia lexicografía). Encontramos así que también los diccionarios españoles (país donde la informatización comenzó más tarde sin duda que en los países de habla germana) no parecen hacer ascos a la terminología informática, de modo que nos salen al paso vocablos como internet, memoria RAM, memoria ROM, menú, hoja de cálculo, demo, macro, joystick, ventana e incluso driver8. DRAE Término 1992 español alemán byte Byte chip Chip + impresor Drucker + a programa Programm + unidad Laufwerk 0 disco Festplatte + duro disquete Diskette + CD-ROM CD-ROM módem Modem - DSLE 1996 + + DUW 1996 + + DUEC 1997 + + GWD 1997 + + WDW 1997 + 0 + + + + + + + + + + 0 + + + + + + + + + + + + + + + + + - + + + A pesar del gran mérito de estas obras, la pregunta que le asalta al investigador (e incluso al usuario medio) es por qué estos vocablos sí y otros no. Los criterios seguidos en estas obras lexicográficas resultan, con respecto 8 Por razones de espacio renunciamos aquí a dar una información detallada tanto del significado de estas palabras como de su aparición concreta en las obras lexicográficas analizadas. al tecnolecto informático, oscuros y sinuosos, de tal modo que en muchas ocasiones hemos de recurrir a la mera arbitrariedad para explicar por qué aparece por ejemplo servidor y no CD-ROM, o píxel y joystick y sin embargo en la entrada abrir no se nos informe que un archivo de ordenador se puede abrir o recuperar9. Concluyendo podemos resumir nuestras observaciones en los siguientes puntos: a) tanto los diccionarios alemanes como los españoles presentan más o menos el mismo número de términos informáticos; b) ausencia absolutamente injustificable de unidades léxicas como ordenador personal (!), instalar, unidad, o incluso el acrónimo PC (del inglés personal computer) de uso corrientísimo en el lenguaje de la publicidad. O en el caso de los alemanes entradas como Anwendung, Chip o Modem; c) la falta de criterio (o la incoherencia con criterios establecidos) a la hora de incluir p. ej. driver y no controlador o back-up y no copia de seguridad. 2.4. Lexicografía bilingüe Cuando el investigador se enfrenta de una manera crítica al estado de la lexicografía bilingüe en la pareja de lenguas español-alemán, alemán-español, tiene que recordar con tristeza y pesadumbre (con una muy loable excepción como veremos a lo largo de nuestro análisis) lo que ya en 1986 escribía el profesor Reinhold Werner, gran conocedor de la materia: “bis jetzt [ist] so gut wie kein Einfluß modernerer sprachwissenschaftlicher Theorien und Methoden auf die Strukturen deutsch-spanischer und spanisch-deutscher Wörterbücher zu beobachten” (Werner, 1986: 155)10. En conjunto la producción de obras lexicográficas hispanogermanas se caracteriza por una calidad que denota un cierto desprecio (voluntario o involuntario) por los últimos avances en lexicografía bilingüe. A ello se une el hecho de una situación de un perpetuo y paralizante círculo vicioso de 9 Téngase en cuenta que un diccionario como CLAVE 1997 ha aparecido en una versión de CD-ROM. Irónicamente la acepción lector de CD-ROM no se encuentra en el corpus del diccionario. 10 “No se observa hasta la fecha ninguna influencia de las más modernas teorías y métodos lingüísticos en las estructuras de los diccionarios alemán-español, español-alemán (trad. nuestra)”. reimpresiones en las que los errores, algunos de proporciones bíblicas, se arrastran y repiten de año en año y de diccionario en diccionario. En su panorámica histórico-cultural de la nuestros diccionarios, constatan Haensch et al. (1982: 124) que “el punto flaco de la lexicografía española son los diccionarios bilingües publicados en España”, para concluir afirmando que “de hecho, son pocos los diccionarios bilingües de ‘nueva planta’ que se han publicado en España desde hace 35 años”. A estos treinta y cinco años habría que añadirles casi otros veinte, si la aparición de PONS 1997 no hubiera equilibrado un tanto la situación11. 2.4.1 Prólogo y abreviaturas Sin duda uno de los elementos más importantes de un diccionario es el prólogo, a pesar del poco interés que suele suscitar entre los usuarios de obras lexicográficas. Su importancia empero reside en su condición de “declaración de principios y voluntades” que rigen el diccionario. Es decir, se espera del prólogo que explique de manera más o menos concisa ante qué obra nos encontramos: cuál es su finalidad, cuál su grupo destinatario, cuáles sus fuentes, qué mejoras se han introducido respecto a la edición anterior si ésta existe, etc. Veamos en una tabla, donde indicamos (1) si el diccionario tiene prólogo y (2) si se hace referencia a la informática, cuál es la situación de los diccionarios aquí analizados: Diccionario CP 1987 MA 199112 SGI 1989 SGI 199413 DBL 1994 EDL 199514 11 Prólogo No Sí Informática No Sí Sí Sí Sí No No En la bibliografía aparecen algunos diccionarios sin edición porque sencillamente no se encuentra. Estos “despistes” de las editoriales son bastante típicos, además de sospechosos, ya que se le oculta al comprador / lector una información de gran valor. A este respecto es interesante citar el término dictionary criminality que designa “any form of deception involving the author of the dictionary, its publisher and its buyers or users” (Hausmann, 1989: 97). Se trata por tanto de un engaño al usuario al proporcionarle información falsa sobre algún aspecto del diccionario (p.ej. esos 500.000 ejemplos que se citan en la portada y que realmente se reducen a 35.000). 12 Se indica que es una nueva edición pero no se sabe ni qué numero ni cuándo apareció la anterior. 13 Como se puede ver en la bibliografía SGI 1989 es el tomo español-alemán y SGI 1994 el de alemánespañol. 14 En el caso de este diccionario no sólo se oculta la edición (que debe de ser la tercera), sino que en teoría, si consultamos la contraportada y el sorprendente sistema que utiliza Langenscheidt para indicar sus ediciones, llegaríamos a la conclusión de que se trata de la quinta, lo cual no tiene nada de extraño, si PDL 1997 PONS 1997 No No - Nos encontramos pues con dos hechos sorprendentes al mismo tiempo que inexplicables: a) Tres de los siete diccionarios en cuestión no presentan prólogo alguno. b) Sólo uno, SGI 1994, hace referencia a la informática en su prólogo. Leemos: “también había que prestar la debida atención a la moderna terminología especializada. Así, por ejemplo, he ampliado en mucho la terminología de la informática, cuyo vocabulario se ha incorporado ya en amplia medida al habla cotidiana”. Hasta qué punto esta afirmación es rotundamente falsa (un nuevo caso de dictionary criminality), lo comprobaremos en nuestro análisis. Que diccionarios publicados en los últimos diez años no hagan ninguna referencia a la inclusión de términos informáticos en sus nuevas ediciones es ciertamente casi tan lamentable como que carezcan en absoluto de prólogo. Por otro lado, todo diccionario tiene en sus principios (i.e., la parte que antecede al corpus) una lista de abreviaturas que recoge todas aquellas marcas de materia que encontraremos en los artículos del diccionario. En este punto la situación parece más saludable que en el caso de los prólogos, ya que sólo una de estas obras (CP 1987) carece de abreviatura para la informática, que por lo demás suele ser inform o INFOR15. 2.4.2 Cuerpo del diccionario 2.4.2.1 Número de entradas En esta segunda parte de nuestro trabajo nos ocuparemos del cuerpo del diccionario analizando varios aspectos que nos permitirán valorar la calidad de estas obras lexicográficas con respecto a su tratamiento de términos especializados de la informática. Varios son los elementos a analizar: no fuera porque el año de edición es 1999 [téngase en cuenta que el simposio donde se presentó esta ponencia se desarrolló en setiembre de 1998]. 15 PDL 1997 presenta curiosamente una abreviatura en la parte español-alemán (INFOR) y otra en la de alemán-español (PC). Las razones para ello son difíciles de aclarar (sobre todo teniendo en cuenta la ausencia de un prólogo o unas explicaciones relativas al manejo del diccionario), aunque puede tratarse de un intento, a todas luces fallido, a la vista del diccionario en su conjunto, de aplicar las últimas teorías lexicográficas de la necesidad de cuatro diccionarios para cada par de lenguas: uno para la recepción y otro para la producción de textos en la lengua extranjera. a) la presencia / ausencia de entradas en el cuerpo del diccionario; b) la información presentada en el artículo; c) calidad de los equivalentes propuestos en la lengua extranjera. De manera general y asumiendo el riesgo que conlleva toda generalización, podemos afirmar tajantemente que, en cuanto a lo que se refiere al número de entradas para términos informáticos en los diccionarios bilingües hispanogermanos, la situación es sencillamente deplorable, con una muy loable excepción, PONS 1997. Veamos esquemáticamente un extracto de nuestras pesquisas informáticas: Término computador/ a ordenador bit byte disco duro fichero impresora memoria compatible unidad puerto CP 1987 + + 0 0 0 0 SGI 1989 + + + 0 0 0/+ 0 0 MA 1991 EDL 1995 PONS 1997 - + + + 0 0 0 0 0 0 + + + + + + + + 0 + + + + + + + + + + Como podemos constatar con esta pequeña muestra de palabras absolutamente básicas, tanto CP 1987 como SGI 1989 y MA 1991 presentan un resultado mísero16. Hagamos las siguientes consideraciones: a) Resulta sencillamente increíble que MA 1991 ni siquiera tenga una entrada para computador(a), si es que realmente es una nueva edición como afirma la portada. b) Es muy típico de SGI 1989 la arbitrariedad lexicográfica a la hora de incluir bit y no byte. Recuérdense además las palabras del prólogo de SGI 1989 citadas más arriba. 16 De los once términos buscados, CP 1987 presenta un 18,2%, MA 1991 un 9,1% y SGI 1989 un 27,3%. c) Los dos únicos diccionarios que dan la talla son EDL 1995 y PONS 1997, a pesar de la ausencia de byte en EDL 1995 (algo desgraciadamente típico). Desde la dirección alemán-español y escogiendo palabras más sutiles de la informática obtenemos un resultado muy parecido al anterior17: Término Hardware Software Betriebssyste m CD-ROM Internet Laptop Computerviru s Modem CP 1987 - SGI 1994 + + EDL 1995 + + PDL 1997 + PONS 1997 + + - - + + + - - - - + + + - - - - + - - + + Hagamos únicamente tres breves consideraciones para finalizar este punto: a) Solamente PONS 1997 registra entradas para todos estos términos. b) Observamos otro caso sorprendente en PDL 1997 al encontrar “Software” pero no “Hardware”. De nuevo es únicamente la arbitrariedad la explicación que se nos ocurre. c) A modo de curiosidad e inconsecuencia lexicográfica citemos el siguiente hecho: en la contraportada de EDL 1995 leemos (en alemán exclusivamente) que este diccionario está también disponible en versión de CD-ROM. Pero, para nuestro asombro, si buscamos este término en la obra y en cualquiera de sus dos partes, no lo encontramos por lado alguno. Concluyendo, habría que añadir que además de los vocablos que hemos presentado faltan en todos estos diccionarios gran cantidad de términos muy usuales como protector de pantalla, e-mail o correo electrónico, e incluso procesador de textos. La conclusión que extraemos de los datos presentados se reduce a un sencillo esquema: todos los diccionarios analizados, a excepción hecha de 17 Las casillas oscuras corresponden a términos que o bien no existían todavía o bien tenían una connotación muy especializada. PONS 1997, están absolutamente desfasados en cuanto al número de vocablos informáticos que ofrecen al lector. 2.4.2.2 Calidad de la información Los diccionarios bilingües se diferencian de los monolingües fundamentalmente por el hecho de que al lema no le sigue una definición en la misma lengua, sino su(s) equivalencia(s) en la lengua de destino. El diccionario se encarga por tanto de “proponer” unas traducciones de una lengua de origen A a una lengua B. Dejan aparte muchos problemas de esta configuración básica de la obra lexicográfica bilingüe, tenemos que enfrentarnos a una cuestión fundamental: la calidad de las traducciones en la lengua destino, esto es, hasta qué punto las equivalencias propuestas para A en B se corresponden a los usos lingüísticos reales de la comunidad hablante B. Para ello deberemos analizar los siguientes elementos del cuerpo del diccionario: 1. qué datos gramaticales se nos ofrecen sobre la entrada; 2. qué datos se nos proporcionan sobre la pronunciación de la entrada; 3. calidad y cantidad de los equivalentes propuestos; 4. qué combinaciones fijas de lexemas se registran. El primero de estos puntos no necesita profundos análisis, ya que los datos que se proporcionan son escasos pero suficientes. Se indica siempre el género en español y alemán, lo cual tampoco representa un gran alarde trabajo lexicográfico. Por lo que se refiere a la transcripción fonética, sí que se registran algunas negligencias. Partimos de dos consideraciones generales: a) Únicamente EDL 1995 presenta indicaciones de pronunciación en todas las entradas. b) El comportamiento de las lenguas española y alemana para con los anglicismos (y extranjerismos en general) difiere en extremo: mientras los hispanohablantes tienden a adaptar los nuevos vocablos a las características morfofonológicas de su lengua, los germanos mantienen prácticamente impoluta la pronunciación original. Esto debería por tanto quedar reflejado con claridad en una obra lexicográfica bilingüe. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Veamos en una tabla aquellas entradas que esperaríamos que tuvieran alguna indicación fonética, de importancia para el estudiante de lenguas extranjeras. Primeramente en las partes español-alemán18: Término 18 MA 1991 EDL PDL 1997 PONS Las casillas ralladas significan que la palabra ni siquiera tiene entrada en el diccionario. El término internet está incluido por su acentuación que difiere de una lengua a otra; escáner (a pesar de su grafía española) por la pronunciación de s y a. Téngase en cuenta que el hablante germano tiende a pronunciar este tipo de palabras con su pronunciación original a pesar de que las vea castellanizadas en la escritura. byte hardware software internet escáner 1995 + + + - 1997 - - - - Como se puede comprobar fácilmente la calidad de estos diccionarios en este punto es nula: incluso PONS 1997, que es sin duda el diccionario más competente de este grupo, decepciona. En el caso de EDL 1995 no es que se ponga especial interés en presentar la pronunciación de palabras de origen oscuro, sino que, como ya hemos advertido, todas las entradas contienen información fonética. En las partes alemán-español la situación no es mucho mejor: Término Byte Hardwar e Software Internet Scanner MA 1991 SGI 1994 EDL 1995 - + - - + - - + - + PDL 1997 - PONS 1997 + - - + El caso de SGI 1994 es muy típico del carácter arbitrario del que hemos hablado en varias ocasiones. Mientras a la entrada Scanner le acompaña una pequeña información fonética (reducida a la a), Hardware y Software sólo aparecen con la marca de origen <engl> de significado absolutamente misterioso: ¿significa que es un anglicismo que sigue siendo sentido como tal por los hablantes?, ¿hace referencia a la pronunciación inglesa?, y si es así, ¿cómo es esa pronunciación?, ¿se presupone que el hablante español que consulta el diccionario tiene que conocer la forma fónica de esta palabra en inglés? Los interrogantes podrían continuar. Llegamos así a la parte más importante del artículo del diccionario bilingüe, representada por los dos puntos finales de nuestro esquema: las traducciones y las unidades pluriverbales lexicalizadas. Nos limitaremos empero a la comparación de una serie de términos concretos ya que una comparación sensata de todos ellos resulta imposible, dada la sencilla circunstancia de que la mayor parte de ellos faltan. El término ordenador, que podríamos calificar de imprescindible, aparece únicamente correctamente consignado en PONS 1997, EDL 1997 y CP 1987. Todos ellos presentan como equivalente Computer, y en el caso de PONS 1997 se añaden con buen criterio formas como [ordenador] central, personal, portátil, de escritorio, etc. El resto de los diccionarios se comporta de manera errática. SGI 1994, MA 1991 y PDL 1997 nos informan que el vocablo puede ser adjetivo (traducido por ordnend) o sustantivo, que tanto en SGI 1994 como en MA 1991 aparece falsamente traducido como Ordner, en primer lugar, y como Rechner, Rechenanlage (SGI 1994) y Elektronenrechner, Computer (MA 1991), en segundo lugar19. Gracias a PDL 1997, que por un lado consigna correctamente Rechner y Computer como primeras traducciones, aprendemos que la palabra ordenador tiene en español también el significado de ‘persona que ordena’, esto es, ‘manda’, por lo que ha de ser traducido por Vorsteher(in) (!). Otros términos importantes que merecen nuestro interés son fichero y archivo, cuya traducción correcta en alemán (en el ámbito informático) es Datei. Sería sin embargo difícil llegar a esta conclusión con la mayoría de los diccionarios que analizamos. Así, en SGI 1989 encontramos bajo fichero toda una acumulación de vocablos (Registratur, Kartenregister, Kartei, etc.) pero ninguna referida a la informática. Lo mismo bajo archivo: Archiv, Ablage, Kartothek, etc. De igual modo se comportan DBL 1994 (Archiv, Ablage para archivo, Kartothek, Kartei para fichero), CP 1987, MA 1991 (que también amontona todas las palabras alemanas imaginables sin incluir Datei) y PDL 1997 (Karteikasten para fichero, lo cual es cierto, pero sólo para uno de los significados de la palabra polisémica fichero, y Archiv para archivo). Únicamente EDL 1995 y PONS 1997 consignan la traducción correcta. Pero con diferencias: a) Bajo archivo encontramos en EDL 1995 Archiv y Datei, pero ésta última acepción (la correcta en nuestro caso) no lleva ninguna marca de materia y sólo se separa de la anterior por un punto y coma (;). 19 Nótese que no sólo es falsa la traducción con Ordner (‘clasificador’, ‘archivador’), sino que el orden que se establece es primero Ordner y después Rechner. b) PONS 1997 es de nuevo el más completo. No sólo presenta la traducción correcta bajo ambas entradas, sino que añade locuciones como fichero de ASCII (ASCII-Datei), archivo de configuración (Konfigurationsdatei), archivo ejecutable (ausführbare Datei), etc. Veamos por último el término informático memoria (Speicher en alemán). CP 1987, MA 1991 y SGI 1989 no recogen esta acepción. Sí aparece, sin embargo, en PDL 1997 y EDL 1995 con un parco Speicher con la abreviatura de informática. Otra vez es PONS 1997 el más completo al redondear el artículo con unidades lexicalizadas como memoria caché, memoria RAM, memoria ROM, memoria virtual, etc. Con respecto a este término es muy interesante lo que conseguimos aprender sobre la propia lengua en PDL 1997: el vocablo hispano memorizar no sólo significa ‘aprender algo de memoria’, como toda persona en sus cabales siempre ha creído, sino que también tiene un uso informático de ‘almacenar, grabar, guardar un archivo’20 (i.e., en alemán [ab]speichern). Pero mayor sorpresa, si cabe, produce aún, consultar la parte alemana bajo abspeichern y descubrir que la traducción propuesta es preservar, con lo que llegamos a la conclusión de que los archivos informáticos no se graban, sino que se preservan. Concluyamos este desolador panorama analizando dos vocablos en la parte alemán-español. El término Chip no encuentra cabida en MA 1991 y en CP 1987 aparece sólo Chips en plural con las traducciones ‘fichas (de un juego)’ y ‘chips’ (patatas fritas). SGI 1994, a pesar de su inaplacable entusiasmo por la acumulación de equivalentes de traducción, se entrega en esta ocasión al ahorro de espacio y la concreción y se contenta con el triste equivalente ‘ficha (de ruleta)’. Tres son los diccionarios que salen bien parados con su abreviatura de marca de materia para la informática y su traducción chip (además de incluir las otras acepciones vistas): EDL 1995, PDL 1997 y PONS 1997. Un vocablo aparentemente tan inocente como Cursor parece también provocar algunos problemas inexplicables: en MA 1991, CP 1987 y SGI 1994 no aparece. Sí lo encontramos en PDL 1997 y en PONS 1997, en este último 20 Términos que, por cierto, no reciben ningún uso informático según este diccionario, caja de Pandora de la lexicografía. con indicaciones de pronunciación, ya que este término tiene en alemán pronunciación inglesa. Y en EDL 1995 encontramos un nuevo ejemplo de la incoherencia en el tratamiento de términos informáticos en estos diccionarios bilingües: aparece la palabra española cursor con su traducción correcta Cursor, pero ésta no aparece en la parte alemán-español por lado alguno. 3. CONCLUSIONES Del análisis que hemos efectuado al tratamiento de términos especializados del tecnolecto informático en la lexicografía bilingüe hispanogermana de los últimos años podemos sacar las siguientes conclusiones: a) Los vocablos de la informática presentan dos complicaciones lexicográficas. su doble carácter de tecnicismos y de neologismos. b) Aunque no se les puede pedir a los diccionarios (tanto monolingües como bilingües) una actualidad absoluta en su lista de términos informáticos, tampoco se puede permitir que, como ocurre en muchas ocasiones, ignoren palmariamente la influencia de este tecnolecto en la lengua cotidiana. c) La lexicografía bilingües español-alemán, alemán-español se encuentra en conjunto y salvo una honrosa excepción en un estado no muy saludable. d) Entre los diccionarios bilingües sólo uno, PONS 1997 presenta una visión completa y actualizada de los tecnicismos informáticos más usuales. e) Todos los demás tienen fallos graves, como son: ausencia de entradas, ausencia de información sobre la pronunciación, equivalentes de traducción falsos o incompletos, etc. BIBLIOGRAFÍA Obras lingüísticas: Aguado de Cea, G. (1994), “Algunos ejemplos de polisemia y sinonimia en la terminología informática”, Terminologie et traduction, 1, Comisión Europea, pp. 349-358. ETTCL 1994: Equipo de traductores y terminólogos de Comunicación y Lingüística S.A. “La informática en español”, Terminologie et traduction, 1, Comisión Europea, pp. 87-91. Haensch, G. et al. (1982), La lexicografía. De la lingüística teórica a la lexicografía práctica, Madrid, Gredos. Hausmann, F. J. (1989), “Dictionary Criminality”, en F. J. Hausmann, O. Reichmann, H. Wiegand y L. Zgusta (eds.), Wörterbücher / Dictionaries / Dictionnaires. Ein internationales Handbuch zur Lexikographie / An International Enciclopedia of Lexicography / Encyclopédie internationale de lexicographie, 3 vols., Berlín-Nueva York, De Gruyter, pp. 97-101. Martínez de Sousa, J. (1995), Diccionario de lexicografía práctica, Barcelona, Bibliograf. Werner, R. 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