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ANÁLISIS FINANCIERO
José Ignacio Morales Plaza*
El lado positivo de la crisis
financiera: razones para el
optimismo en la economía
española
The financial crisis positive side: reasons for
optimism in the Spanish economy
RESUMEN
La crisis que se inició en 2008 ha tenido sin duda unos efectos devastadores sobre el tejido empresarial
español, ya que la restricción del crédito ha provocado la desaparición de cientos de miles de pymes y autónomos. Sin embargo, a pesar de este impacto tan negativo hay una serie de consecuencias muy positivas a largo
plazo. En primer lugar la “desbancarización” de la economía, en el sentido de la reducción de la enorme
dependencia que se tenía de las entidades de crédito. En segundo lugar, un notable incremento de las exportaciones y de la vocación internacional de la empresa española, acompañado de un notable incremento de
movilidad internacional de los profesionales. En cuarto lugar se ha llevado a cabo un profundo ejercicio de
racionalización de los estados financieros, reduciendo los apalancamientos y vendiendo activos no estratégicos. Por último, se ha producido una notable mejora de la productividad y todo ello en un contexto de un país
que goza de una de las mejores infraestructuras del mundo. Hay razones para el optimismo.
Palabras claves: crisis financiera, desbancarización, apalancamiento, productividad.
Clasificación JEL: A3, O52.
ABSTRACT
The crisis that began in 2008 has certainly had a devastating impact on the Spanish economy, as the credit
crunch has caused the bankruptcy of hundreds of thousands of SMEs and self -employed workers. However,
despite this negative impact, this article identifies a number of very positive consequences in the long term.
First, the deleverage of the economy, in the sense of reducing the heavy dependence to be had from the banks.
Second, a significant increase in exports and the improvement of the international vocation of the Spanish companies, accompanied by a significant increase in international mobility of professionals. Fourth, the streamlining of the financial statements, reducing leverage and selling non-strategic assets. Finally, there has been a
marked improvement in productivity and all the above in the context of a country that enjoys one of the best
infrastructures in the world. There are reasons for optimism.
Keywords: financial crisis, de-banking, leverage, productivity.
JEL Classification: A3, O52.
Recibido: 1 de julio de 2013
Aceptado: 20 de julio de 2013
* Director Financiero Corporativo. SENER Grupo de Ingeniería, S.A. Doctor en CC. Económicas y Empresariales. Contacto:
joseignacio.moralesplaza@gmail.com
José Ignacio Morales Plaza. El lado positivo de la crisis financiera: razones para el optimismo en la economía
española. The financial crisis positive side: reasons for optimism in the Spanish economy.
Análisis Financiero, n.º 122. 2013. Págs.: 66-78
EL LADO POSITIVO DE LA CRISIS FINANCIERA: RAZONES PARA EL OPTIMISMO EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
No hay duda que la crisis financiera está azotando a
España con severidad y dureza, especialmente si atendemos a la cara menos agradable del ciclo económico,
la faceta socialmente menos aceptable que sin duda es el
desempleo. Con más de cinco millones de parados en
España y con más de dos millones de hogares en los que
todos sus miembros están desempleados (1) no hay
duda de que esta es una de las crisis financieras que más
castigo están infringiendo a la sociedad española en las
últimas décadas.
Sin embargo, la crisis es a veces un gran catalizador de
reacciones que bajo otros escenarios serían muy difícil de
desencadenar. Este artículo trata de identificar esos cambios que se están produciendo en el tejido empresarial
español como respuesta a la actual situación macroeconómica y cuyos efectos positivos se notarán a largo plazo.
No se trata en este texto de hacer un inventario exhaustivo de todas las bondades que esta crisis económica puede
traernos, sino más bien tratará de fijarse en unas pocas
que a nuestro juicio tendrán un mayor impacto y cuya
implementación era sin duda muy necesaria.
Concretamente centraremos la atención de estas líneas
sobre las siguientes:
1. “DESBANCARIZACIÓN” DE LA ECONOMÍA
Una de las consecuencias más evidentes por su cambio
brusco ha sido la “desbancarización” del tejido empresarial español, abarcando desde las pequeñas y medianas
empresas hasta las grandes corporaciones cotizadas. Independientemente de su tamaño e industria, se ha producido
un brusco movimiento hacia la “desbancarización” de los
negocios en el sentido de una menor dependencia del sector bancario para poder seguir operando.
Tal y como apunta el Banco de España (2) “El crecimiento interanual de la financiación recibida por el conjunto
de los sectores residentes no financieros se situó, en abril,
en el 0,7 %, tres décimas menos que en marzo. Esta evolución fue el resultado de un aumento en la tasa de contracción de la deuda de hogares y sociedades, y de un
menor dinamismo de los fondos captados por las AAPP”.
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Parece claro que en los años de bonanza económica previos a la crisis, los crecimientos casi continuados durante más de una década habían conducido a las empresas
españolas a la creencia de la no existencia de los ciclos
económicos, o al menos, conducido a una amnesia temporal respecto a los mismos. Hemos vivido tantos años
de crecimiento y prosperidad que claramente condujo al
tejido empresarial español a creer que el ciclo de bonanza no tenía fin y con base en esa creencia, dimensionar
nuestro endeudamiento futuro. En términos de economía familiar, ha ocurrido algo muy similar, ya que el
trabajador ha dimensionado su ritmo de vida conforme
a su retribución de pico de ciclo.
Esta crisis se ha caracterizado por dos aspectos que han
acentuado este proceso de “desbancarización”: la rapidez
con la que vino y la larga duración de la misma. El hecho
es que el escándalo de Lehman Brothers fue sólo el catalizador de una situación económica mundial delicada, de
equilibrios muy frágiles, de pilares débiles que cedieron
ante la primera adversidad de cierto tamaño. Esto provocó una sensación de cambio de ciclo brutal en términos
temporales. En apenas dos trimestres se pasó de una sensación de bonanza continua a una percepción muy negativa sobre las perspectivas macroeconómicas que todavía
perdura hasta hoy. El cambio en la confianza de los consumidores y de las empresas se produjo de forma mucho
más rápida que en anteriores crisis económicas. Esto provocó en las empresas que no hubiera un tiempo de transición durante el cual pudieran ajustar sus estructuras
financieras a una paulatina pérdida de liquidez en el sistema financiero. Como el cambio fue mucho más rápido
de lo esperado, a las corporaciones no les quedó tiempo
material para poder buscar alternativas a la enorme
dependencia de un sistema bancario que de la noche a la
mañana en el caso español se quedó sin acceso a la financiación internacional. El resto del sistema bancario y
financiero internacional dejó de creer en la banca española, y como consecuencia de ello, la banca española dejó
de tener acceso a unos recursos que hubieran servido al
tejido empresarial español para hacer esa transición de
forma más ordenada.
Por otra parte la duración de la crisis ha sido sin duda más
larga de lo inicialmente previsto. Nadie podía de vuelta en
2007 anticipar que la crisis iba a durar más de cinco años.
José Ignacio Morales Plaza. El lado positivo de la crisis financiera: razones para el optimismo en la economía
española. The financial crisis positive side: reasons for optimism in the Spanish economy.
Análisis Financiero, n.º 122. 2013. Págs.: 66-78
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ANÁLISIS FINANCIERO
Es hoy todavía la fecha en la que no se tiene muy claro en
qué momento del ciclo nos encontramos y a pesar de que
claramente existen motivos hoy para el optimismo, existe
una cierta desconfianza acerca del futuro más inmediato.
ahorro, han sido un ejemplo de pésima gestión de riesgos, de excesos inversores en sectores que le eran totalmente ajenos, de desconocimiento absoluto de sus
clientes y sus productos (3) cuando no presa de proyectos con aires presidencialistas y megalómanos.
Al haberse producido un drenaje tan rápido y prolongado en el tiempo de la liquidez en el sistema bancario, las
empresas han tenido que ajustar dramáticamente sus
estructuras de capital para “desbancarizarlas”. En el
camino son muchas las empresas, especialmente pymes
y autónomos, las que se han quedado en el camino por
su menor resuello para hacer frente a cambios tan drásticos en tan corto espacio de tiempo. Las empresas que
han sobrevivido lo han hecho a costa de enormes sacrificios para poder readaptar sus fuentes de financiación a
las escasas alternativas disponibles, entre las cuales rara
vez se encontraba el sistema bancario.
Ese exceso de endeudamiento del pasado ha sido drásticamente racionalizado a golpe de martillazos, sin que la agobiante situación financiera de las empresas diera pie a
extirpaciones quirúrgicas o intervenciones con buril. Realmente el poco o nulo acceso a la deuda ha provocado innumerables situaciones de estrés para los equipos directivos
de las empresas durante todo este proceso, pero el resultado es positivo. Hoy en España tenemos un tejido empresarial paulatinamente menos endeudado, con más músculo y
menos grasa y mucho más preparado para afrontar el futuro sin las tentaciones de los excesos del pasado.
De hecho, los primeros ejemplos de excesos en la gestión sobre-apalancada de los negocios los encontramos
en las propias entidades financieras, quienes en términos generales, especialmente en el caso de las cajas de
Tal y como se puede observar en el gráfico siguiente,
tanto las familias como las sociedades financieras han
empezado a hacer sus deberes para reducir el excesivo
apalancamiento acumulado en años anteriores.
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EL LADO POSITIVO DE LA CRISIS FINANCIERA: RAZONES PARA EL OPTIMISMO EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
De hecho, cada vez son más las alternativas que se
ponen encima de la mesa para evitar el cuello de botella
de las entidades de crédito: prueba de ello son la intención del Gobierno de crear un mercado de pagarés de
empresa, donde se podrían descontar los pagarés que
hoy no aceptan los bancos o lo hacen con un alto coste,
la creación de nuevos instrumentos que permitan a las
pymes operar con la garantía de Estado, o el impulso
que se quiere dar a las sociedades de garantía recíproca,
un instrumento en manos de las comunidades autónomas que no acaba de arrancar con toda su potencialidad.
A lo anterior hay que sumar el enorme esfuerzo que se
realiza a través de los créditos ICO destinados a las
pymes, alrededor de 22.000 millones de euros para
2013, cuyos destinatarios teóricos son autónomos y
pequeñas y medianas empresas.
El objetivo parece claro: mientras que en España el sector bancario se ha ocupado de más del 80% de la financiación empresarial, en países como Francia o Alemania
el porcentaje oscila entre el 50%-60% y en Estados Unidos actualmente está alrededor del 30%. La idea es sencillamente tratar de acercarnos a los valores de otros
países de nuestro entorno que tienen un dinamismo
mucho mayor que el de nuestra economía en lo que a
innovación financiera se refiere para evitar las restricciones de unas entidades de crédito en pleno proceso de
reforma estructural interna.
2. INCREMENTO DE LAS EXPORTACIONES
Y DE LA VOCACIÓN INTERNACIONAL
Sin duda alguna, otra de las grandes virtudes de esta crisis ha sido el empujón que ha dado a las empresas
españolas hacia el exterior. En muchos casos la bonanza
de la que había disfrutado España casi de forma ininterrumpida desde la transición política, había generado en
términos generales, un tejido empresarial español muy
volcado hacia el interior, con la creencia de que el “abrevadero nacional” era más que suficiente para poder
seguir haciendo negocios de forma exitosa.
La crisis ha puesto de manifiesto que esa época de excesos nacionales se acabó. Y lo ha hecho además dejando
claro que el mercado nacional para algunos sectores
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concretos (infraestructuras, energía, renovables, etc.) va
a ser una erial la próxima década en lo que a mercado
interior se refiere. Si se quiere negocio, la cruenta realidad sólo apunta en una dirección: allende nuestras fronteras.
Este es sin duda un cambio de importancia similar a la
“desbancarización”, en el sentido de que no es una reacción coyuntural, sino más bien estructural. La empresa
española que se ha visto forzada a salir fuera y competir, una vez adquiera los usos y habilidades para ser exitosa en concursos internacionales, acabará por perpetuarse como un competidor diligente y en muchas ocasiones, hasta temible en el exterior. Este gusto por competir en el exterior unido a la mejora de la productividad
y a una mayor competitividad por la reducción de salarios, hará sin duda en el futuro que los consorcios
españoles en el libre mercado internacional puedan disputar en buena lid los contratos de forma muy diligente
contra casi cualquier otro competidor a nivel mundial.
Las exportaciones tienen además la ventaja adicional de
que volcará más aún si cabe nuestra atención hacia el
exterior, lo cual siempre es un sano ejercicio para mantener el músculo competitivo y el incentivo para mejorar en costes, en calidad y por supuesto, en innovación.
Tiene además esta tendencia una serie de efectos colaterales muy importantes como es una mayor exigencia
para los profesionales en el campo del manejo de
varios idiomas, las experiencias profesionales a nivel
internacional y por supuesto, el establecimiento de un
verdadero benchmark que es el del mercado global,
abandonando las estúpidas competencias entre comunidades autónomas, provincias, y a veces, hasta ciudades españolas.
La competencia cada vez hay que buscarla en los lugares más imprevistos y en muchas ocasiones, en industrias en principio poco cercanas, pero que en realidad
constituyen la verdadera competencia que erosiona los
crecimientos de nuestra industria y deteriora sus márgenes. Un ejemplo de esto por ejemplo lo encontramos en
la industria del material deportivo. Uno podría pensar
que la competencia de las empresas de dicha industria
son los integrantes de ese sector que compiten entre sí
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en diseño, calidades, innovación y precio. Sin embargo,
si somos capaces de hacer zoom hasta un nivel adecuado, podremos darnos cuenta que la gran competencia de
la industria del material y textil deportivo lo constituye
entre otras, la industria del videojuego. Porque de verdad la alternativa en la elección de la actividad a realizar
en un rato libre se decanta en la mayor parte de los casos
en la gente joven entre la electrónica de consumo (videojuegos en sus distintas plataformas) y la actividad física
(este hacer deporte a la larga es lo que se traduce en consumo de material y textil de la industria del deporte en
un sentido amplio).
Por esta razón, que la empresa española se ponga a
exportar cada vez más supone para ella una “refocalización” mayor de la atención en las dinámicas más
importantes que pueden amenazar a sus mercados, en
lugar de estar atentas a micro-movimientos de microecosistemas como dos provincias o ciudades españolas
que por supuesto, disfrutarán de regulaciones diferenciadas.
Los resultados además empiezan a acompañar tal y
como se muestra en el gráfico. Se ha conocido información muy positiva sobre el comportamiento de la balanza comercial española. Según los datos facilitados por el
Ministerio de Economía y Competitividad (4), el déficit
comercial se redujo el 59,4 % en el periodo entre enero
y abril de este año 2013 con respecto al mismo periodo
del ejercicio anterior, y alcanzó los 5.690,2 millones de
euros. Resultado de que las importaciones disminuyeron el 3,5% y sumaron 82.673,2 millones de euros,
mientras que las exportaciones crecieron un 7,5% hasta
alcanzar los 76.983,7 millones de euros. Un crecimiento de las exportaciones que tiene especial relevancia
porque se produce en un entorno en el que nuestro principal cliente, Europa, se encuentra sumida al igual que
nosotros en una cierta recesión económica.
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EL LADO POSITIVO DE LA CRISIS FINANCIERA: RAZONES PARA EL OPTIMISMO EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
Aunque se recuperan nuestras ventas a la UE y a la zona
euro, que suben un 13,2% y un 11,6% interanual respectivamente, continúa la marcada reorientación de las
exportaciones hacia terceros mercados, con un crecimiento muy superior, del 28,3%. Destacan especialmente los incrementos de las exportaciones a las economías emergentes con mayor potencial de crecimiento. Así, dentro del incremento de las ventas a África
(+30,4%), crecen un 151,9% para Sudáfrica; en Asia
(+22,2%), crecen un 94,3% las exportaciones a Singapur y un 32,1% a China; en América Latina (+23,9%),
aumentan un 85% las destinadas a Brasil y en América del Norte (+23,1%), el aumento de las ventas a
Estados Unidos es del 23,9%.
Los principales sectores exportadores son bienes de
equipo, (con un 20,2% del total de exportaciones y un
avance del 25,7%), automóvil (representa el 14,9% y
creció un 20,3%), alimentos (14,9% y crecimiento del
16%), productos químicos (14,2% y aumento del
19,6%) y semi-manufacturas (10,9%, avance del 2,4%).
Por subsectores, destaca el crecimiento de las exportaciones de automóviles y motos (+26,8%), de material de
transporte (+61,8%), de petróleo y derivados (+36,5%),
de maquinaria para la industria (+26,7) y de textiles
(+32,3%).
3. MOVILIDAD INTERNACIONAL DE LOS
PROFESIONALES
Directísimamente vinculado con lo anterior, la crisis
tendrá a largo plazo la enorme virtud de mejorar la calidad de los equipos directivos españoles. Básicamente
porque muchos de esos profesionales que hoy están
forzados a viajar para encontrar trabajo mejoran mucho
profesionalmente al exponerse a otros idiomas, a otras
culturas, a otras corporaciones. Este proceso de
enriquecimiento tiene el efecto virtuoso de que es algo
que bien gestionado debería perdurar.
Igual que en el pasado poco a poco se han ido incrementando los requisitos para acceder a puestos directivos con la petición de idiomas (fundamentalmente el
inglés), la formación de postgrado (toda clase de masters y programas de desarrollo directivo), en el futuro
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parece fácil poder anticipar que una carrera de un buen
directivo no se verá completada si ella no incluye al
menos alguna experiencia / estancia internacional.
Por todo lo anterior, la creciente necesidad de salir al
exterior para encontrar los trabajos que la actual situación de crisis ha eliminado del mercado español, mejorará sin duda la calidad del directivo español, al que
siempre se le acusado en el pasado –y con mucha razónde poco “viajado” y expuesto a experiencias internacionales.
A este respecto existe una cierta demagogia alimentada
desde los medios de comunicación y no es otra que la
que se refiere a que esos profesionales, que formamos
en España, migran a otros países y en muchos casos no
retornan a nuestro país. La respuesta a esto es que eso en
sí mismo, no es un problema, sino un desafío. Lo que
hay que hacer es pelear para volver a crear los trabajos
que puedan atraer de nuevo todo ese talento que hemos
exportado. Porque de lo contrario para qué queremos
tener y retener en España a profesionales en puestos de
trabajo para los que están sobre-capacitados y por ende,
seguro que con muy bajos niveles de motivación.
El problema no es que el directivo se marche –el íbero
medio suele mantener un profundo arraigo con su
terruño natal– sino la no generación de unos puestos de
trabajo que estén a la altura del rendimiento que esos
directivos son capaces de generar con los medios y las
motivaciones adecuadas. Cualquier empresario, autónomo o gerente de pyme sabe perfectamente que tener a
un trabajador sobre-capacitado en un puesto que no le
remunera, ni le desafía, ni le motiva adecuadamente es
tan sólo un parche para el hoy y una vacante para el
mañana.
Dejemos por tanto que le talento viaje y se forme como
no lo ha hecho ninguna otra generación anterior de
directivos españoles, y si no somos capaces de crear los
mimbres de unos puestos suficientemente atractivos,
para qué les vamos a hacer regresar si su vuelta sólo les
generaría frustración y desmotivación. Tal y como
apunta Censo Electoral de Españoles Residentes en el
Extranjero (CERA) que elabora el Instituto Nacional de
Estadística (5) son más de 350.000 los españoles que se
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han marchado fuera de España en estos años de recesión, y parece que éste es sólo el principio de una tendencia llamada a seguir creciendo en el futuro.
Este fenómeno de la movilidad es algo que ha cambiado
radicalmente en cuestión de un lustro. Hace apenas cinco años, había empresas españolas de ingeniería que
tenían que renunciar a ejecutar contratos de infraestructuras que habían ganado en concursos internacionales
porque les era prácticamente imposible desplazar a
ingenieros de caminos con los idiomas y la experiencia
suficiente. La mera sugerencia de la necesidad de esa
movilidad geográfica provocaba en muchos casos el
cambio de empresa. Eran tiempos de bonanza y estos
profesionales tenían dónde elegir. Por el contrario, ahora muchos de esos profesionales levantan la mano para
ir voluntarios a proyectos que en el pasado rechazaban
porque lo ven como un mecanismo de protección, de
garantizarse carga de trabajo para los próximos dos años
y pasar por la crisis económica sin tener que tener la
desagradable experiencia de caminar por los desmotivantes senderos del desempleo. Tal y como apunta la
Encuesta de Movilidad internacional recientemente
publicada por Adecco (6) “más del 60% de los encuestados estaría dispuesto a cambiar de residencia por
motivos de trabajo, ya fuese dentro o fuera del territorio
nacional. El 64% de los encuestados estaría dispuesto a
mudarse a otro país si le surge una oportunidad laboral. Las principales razones para este cambio se centran en las mejores oportunidades profesionales que
existen en el extranjero, la mala situación económica
que se vive hoy en día en España, alcanzar un mejor
nivel de vida, ampliar la experiencia profesional y
aprender un nuevo idioma”.
4. RACIONALIZACIÓN DE LOS ESTADOS
FINANCIEROS: REDUCCIÓN DE LOS
APALANCAMIENTOS Y VUELTA SÓLO AL
CRECIMIENTO RENTABLE. LA LIMPIEZA
DE LOS BALANCES
Apuntábamos en párrafos anteriores la ventaja de la
“desbancarización”, es decir, la reducción de la dependencia de nuestros negocios de los bancos para llevarlos
a buen término. Muy íntimamente vinculado a ello está
claramente la reducción de los niveles de endeudamiento no sólo a nivel empresarial sino también a nivel
familiar. Excluyo de este análisis al sector público por
haberlo en primer lugar aumentado y por estar en pleno
proceso de restructuración a muchos niveles (estatal,
autonómico y a nivel de corporaciones locales).
En la época en la que el crédito fluía con mucha facilidad y con muy poca exigencia, tanto las empresas como
las familias abusaron de él. En apenas dos décadas
pasamos de una situación en la que para la compra de
una vivienda se solicitaba el 20% de deuda y se disponía
del 80% de recursos propios a la situación contraria en
la que el crédito era por el 120% de la vivienda con el fin
no sólo de cubrir la adquisición sino también la reforma
de la misma. Y todo ello con unos escasísimos controles
de calidad crediticia de los clientes. Eso permitió a las
familias acceder a la vivienda con una facilidad inusitada pero a costa de sobre-endeudarse a niveles poco
razonables y tomando como base de cálculo las retribuciones más altas conseguidas en el ciclo económico.
Desde el punto de vista empresarial, el fenómeno se
repite con alguna variación pero con un racional muy
similar. La facilidad del crédito permitía a las empresas
crecer en productos y mercados, en muchas ocasiones,
sin mucha reflexión estratégica detrás y con poco análisis del plan de negocio. Esa capacidad de acceder a los
créditos y préstamos prácticamente sin solicitarlos y a
tipos de interés muy bajos provocó en el tejido empresarial español una dinámica muy negativa: se hacían
inversiones con niveles de rentabilidad muy bajos, se
adquirían empresas con el recurso deuda empleado de
forma masiva ignorando la ciclicidad de muchos negocios y en muchos casos, se adquirían activos cuyo uso y
productividad tenía poca justificación económicofinanciera.
Esa época de excesos al margen de haber supuesto la desaparición de muchos negocios por la crisis, ha tenido dos
efectos claros inmediatos: cíclopes esfuerzos para reducir
el endeudamiento y una progresiva limpieza de los activos
menos productivos de los balances de las compañías.
Si tomamos como referencia lo que las principales
empresas industriales del país han hecho en ese esfuer-
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zo de limpieza de sus balances, podríamos agrupar esas
acciones en los siguientes grupos de medidas de restructuración:
1. Refinanciación de deuda. El primer paso que
muchas empresas han tenido que dar frente a ese
enorme volumen de endeudamiento y de activos no
suficientemente productivos ha sido el de la refinanciación de las deudas. La generación de caja de
los negocios necesita en términos generales más
plazo para poder afrontar los pagos de la deuda, ya
que los ratios de cobertura del servicio de la deuda
(flujo de caja libre dividido entre el servicio de la
deuda) estaban en general proyectados para generaciones de caja de pico ciclo, y ciertamente no se
consideraron escenarios de caídas tan drásticas en
dicha generación de caja como las que en verdad
han sufrido la mayor parte de los sectores del tejido
empresarial español.
2. Cuando el tamaño de la empresa y la situación de
los mercados lo han permitido, muchas de las grandes corporaciones han tendido a la sustitución de las
financiaciones bancarias a plazos más cortos por
emisiones de bonos corporativos que permiten asegurarse la financiación para ventanas temporales
más largas y con una exigencia intermedia menor
en términos de sacrificio de caja. Este ha sido por
ejemplo un recurso muy empleado por muchas de
las compañías del IBEX 35 (sirvan como botón de
muestra los casos de Telefónica, Iberdrola, Repsol o
Abengoa).
3. Cuando no ha habido más recurso, y en contadas
ocasiones, se ha acudido a las ampliaciones de capital, en las que el accionista es quien a través de la
aportación de nuevos recursos es capaz de sacar a la
empresa de la situación de bloqueo de su financiación. Sin embargo esta opción generalmente ha sido
muy mal percibida por los mercados financieros
cuando se ha tratado de empresas cotizadas, por lo
que la mayor parte de las empresas la han reservado
realmente como su última alternativa para ser ejercitada
4. Venta de empresas filiales o unidades de negocio
completas. En ocasiones por exigencia de la banca
acreedora y en otras por reflexión interna, lo cierto
es que muchas han sido las empresas españolas que
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se han embarcado en fortísimos esfuerzos de desinversión de parte de sus negocios. Esta ha sido una
tendencia que se ha podido apreciar en el mercado
con independencia del tamaño de la empresa, el
área de actividad o la estructura accionarial. La época de los excesos se ha terminado y debe volver la
racionalidad a los estados financieros de las compañías. Con esa máxima, muchos Consejos de
Administración se han decantado por las desinversiones en todas aquellas áreas de negocio consideradas no estratégicas (non-core).
5. En ocasiones, los procesos de desinversión no han
afectado tanto a áreas de negocio como a activos
individuales. Al igual que ocurría en el apartado
anterior, la crisis ha llevado a muchas empresas a
inventariar los activos de los que disponían y a analizar muy en detalle cómo dichos activos contribuían a la generación de la caja de la empresa en su
conjunto. De ese cruce de valor y generación se han
identificado muchos activos que podrían ser de
mucho valor puestos en el mercado pero cuya salida del perímetro de la empresa apenas modificaría
el perfil de generación de caja de la misma. La conclusión lógica llegado ese momento ha consistido
en poner a la venta esos activos, que en unos casos
son activos inmobiliarios y en otros, activos financieros no estratégicos. Sirva como ejemplo de esta
venta de activos la venta de Torre Picasso por parte
de FCC o la venta del 10% de Repsol por parte de
Sacyr.
6. En ocasiones, agotadas las vías de la venta de activos y negocios, y sin poder operar mucho sobre la
financiación a largo plazo, el foco de atención se
centra sobre la financiación de circulante bien sea
en la forma de factoring, confirming o forfaiting.
Esta financiación a corto plazo ha sido clave para
muchas empresas y ha sido la medida que les ha
permitido seguir a flote a pesar de las presiones de
una crisis más prolongada temporalmente de lo inicialmente previsto y de una generación de caja progresivamente menguante.
Lo anterior no pretende ser un exhaustivo inventario de lo
que el tejido empresarial ha hecho en estos años de crisis,
ya que tan sólo aspira a apuntar algunas de las soluciones
que más frecuentemente se han empleado y cuyo efecto
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inmediato sobre los estados financieros de las empresas ha
sido doble: reducción de los apalancamientos y proceso de
limpieza de activos no estratégicos poco productivos.
5. MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD
La productividad en economía hace referencia a la capacidad de producir más a unos costes menores, o dicho de
otro modo, ser capaz de generar más producto en un sentido amplio con los mismos recursos que antes. En el caso
de la economía española, tras la crisis económica iniciada
en 2007-2008, el declive económico de sectores como el
de la construcción puso de manifiesto que la economía
española necesitaba reorientar su actividad productiva
hacia sectores con mayor potencial de crecimiento futuro
y de creación de empleo, y todo ello teniendo en cuenta el
punto de partida dónde la única tabla de salida inmediata
apuntaba hacia el sector exterior.
Para iniciar ese camino son necesarias algunas reformas estructurales que de alguna manera afronten el
problema acuciante del desempleo, mejore la competitividad de las empresas y su internacionalización,
la mejora de sus niveles de productividad y un acceso razonable a la financiación por parte de las empresas que permita acometer proyectos empresariales
rentables.
Dentro de ese grupo de reformas, se hacen muy urgentes
las reformas del mercado de trabajo para fomentar el
empleo, la reducción de la temporalidad y la mejora del
proceso de negociación colectiva. Adicionalmente,
habría que mejorar y desregular los mercados de productos, permitiendo un aumento de la competencia entre
empresas y entre regiones, aumentando así su competitividad exterior y fomentando el proceso de internacionalización que apuntamos en párrafos anteriores. Y todo ello
acompañado internamente de una profunda reforma del
sistema financiero, eliminando aquellas entidades menos
eficientes y profesionalizadas (la gran mayoría de las
cajas de ahorro y no nos referimos sólo al cambio de
denominación social) y con ello, facilitando realmente el
acceso de las empresas a una financiación competitiva.
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Todo lo anterior debería ser el caldo de cultivo óptimo
para empujar las empresas a crecer en nuevos mercados,
mejorar sus niveles de eficiencia productiva y crear
rápidamente empleo más productivo y estable.
Algunas de esas reformas se han acometido y otras se
han iniciado aunque no con la profundidad necesaria,
pero lo que es una evidencia es que se están produciendo una serie de cambios que van progresivamente corrigiendo los desequilibrios de la economía española.
Unas señales que muestran que vamos en la buena
dirección son el saldo comercial positivo de las exportaciones, el frenazo del endeudamiento exterior y la mejora de la productividad de las empresas. Según el Informe 2012 de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas sobre Crecimiento y
Competitividad, el tejido productivo que mejor está
resistiendo a la crisis son las grandes empresas gracias a
su solidez financiera, a la internacionalización y al uso
del conocimiento en los procesos productivos.
El crecimiento económico sostenido ha de basarse en el
continuo aumento de la eficiencia con que se obtienen
las producciones, por ello si nos referimos a la productividad del trabajo lo que se buscaría con todas las reformas emprendidas es aumentar la producción por hora
trabajada. Por tanto, cuanto más competitivo sean los
mercados, mayor será el incentivo a reducir los costes
de producción o al aumento de la producción con los
mismos costes.
Una de las consecuencias de la crisis económica iniciada en 2008 ha sido la desaceleración del crecimiento de
la productividad en prácticamente todos los países
industrializados, como resultado de la caída de la producción, la destrucción de empleo y, también, por el
menor aprovechamiento del capital tecnológico y
humano.
Sin embargo, en el caso español, la evolución es bastante diferente, ya que la productividad del trabajo ha elevado su ritmo de crecimiento tanto a nivel agregado
(una tasa media anual de casi un 2% de 2007 a 2011)
como en casi todas las ramas de actividad (en la industria y construcción, sobre todo, pero también en algunas
de las actividades de servicios). La primera reacción a
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este dato es apuntar que esa mejora de la productividad
se explica fundamentalmente por la reducción del
empleo tan dramática experimentada en España, ya que
al recortar tanto el empleo, los primeros sectores donde
esto se realiza es fundamentalmente en los menos eficientes (construcción, inmobiliario, etc.). Esta es también la conclusión alcanzada por Fernández de Guevara
(2011) que apunta que “en este periodo de intenso crecimiento [2000-2008] la utilización de factores productivos aumentó de forma aún más rápida, pues tanto la
productividad del trabajo como la productividad total
de los factores (PTF) se redujeron. Este negativo comportamiento se debe fundamentalmente a la disminución de la productividad en la construcción y en los servicios”.
La observación anterior es absolutamente cierta en el
sentido de que las pérdidas de empleo en el último lustro se han concentrado principalmente sobre el colectivo de los trabajadores temporales, que en muchos casos
son los que tienen un menor nivel formativo, y por consiguiente, un menor nivel de productividad que aquellos
con empleos indefinidos, al carecer los primeros de una
formación adecuada puesto que la rotación asociada a la
temporalidad así lo impone en el mercado.
Por tanto, se puede aceptar sin rubor que parte de esa
mejora de productividad registrada en realidad se apoya
básicamente en corregir los excesos del pasado, es
decir, en retirar la grasa y dejar mucho más músculo. Sin
embargo, otra parte de la mejora de la productividad
sólo se puede explicar por la evolución del sector exterior en la economía española. El sector exportador está
por definición más expuesto a la competencia externa, y
por ello, para ser competitivo en el mercado internacional, uno debe emplear más y mejor capital físico y tecnológico, es decir, un capital humano más productivo,
que permita llegar dónde no llega el resto de la competencia global.
Son claramente motivos para el optimismo, pero no
deben leerse como razones para regodearse y vanagloriarse por lo alcanzado, sino más bien todo lo contrario:
son señales de que el camino futuro debe ir en la línea de
más reformas estructurales que reduzcan la excesiva
carga de las regulaciones autonómicas, provinciales y
José Ignacio Morales Plaza. El lado positivo de la crisis financiera: razones para el optimismo en la economía
española. The financial crisis positive side: reasons for optimism in the Spanish economy.
Análisis Financiero, n.º 122. 2013. Págs.: 66-78
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ANÁLISIS FINANCIERO
gubernamentales, la falta de eficiencia en el funcionamiento de los mercados de bienes y servicios, la ineficiencia y rigideces en el funcionamiento del mercado
laboral, y por supuesto, la necesidad de acometer una
profunda reforma de la administración pública española
que reduzca su coste, la burocracia y las trabas a las iniciativas del sector privado.
cabo un proceso de racionalización y cierre de algunas
de ellas, pero las que sobrevivan a ese proceso, ya están
construidas y deben ser debidamente operadas y gestionadas.
6. LOS EXCESOS DEL PASADO NOS HAN DEJADO
UNA DE LAS MEJORES INFRAESTRUCTURAS
DEL MUNDO
Según datos de Red Eléctrica de España (8), la potencia
instalada peninsular finalizó el 2012 con 102.524 MW,
valor que incrementa en 2.356 MW la potencia del año
anterior. La mayoría de la variación de la capacidad instalada proviene de nuevas infraestructuras de origen
renovable (1.122 MW de eólica, 968 MW de tecnologías solares, 192 MW de un nuevo grupo hidráulico y
81 MW de térmica renovable).
Otro de los factores que deben invitar al lector al optimismo es la situación actual de España en lo que a
dotación de infraestructuras se refiere. Y aquí nos
referimos a infraestructuras en un sentido amplio:
energía, transporte ferroviario y por carretera, puertos,
aeropuertos, etc.
En la mayor parte de las economías en desarrollo, el gran
factor que les impide crecer a un mayor ritmo suele ser por
un lado la excesiva corrupción y burocracia, y por otro, la
falta de infraestructuras que permitan a los sectores productivos poder despegar en línea con las necesidades del
país. El problema es que la construcción de las infraestructuras requiere de muchos años, típicamente décadas,
ya que es un proceso muy intensivo en capital y que
requiere mucha capacidad de gestión para controlarlas, lo
que suele ser escaso en las economías subdesarrolladas.
El caso español es una historia por el otro extremo: es
decir, la época de bonanza casi ininterrumpida de la que
hemos disfrutado en los últimos treinta años nos ha permitido desarrollar un nivel de infraestructuras modernas
absolutamente envidiables para muchos países desarrollados de nuestro entorno.
Con esto no se pretende defender ni mucho menos la
época de excesos, de decisiones políticas con muy poco
análisis económico, de lanzamiento de infraestructuras
faraónicas para mayor gloria de los presidentes de las
autonomías, diputaciones provinciales o alcaldes. Nada
más alejado de la realidad, ya que esas decisiones han
sido nefastas, poco responsables y económicamente
desastrosas. Pero una vez acometidas, habrá que llevar a
Si tomamos como primera referencia el mundo de la
energía, podemos citar el caso de la actividad de generación de electricidad o el transporte de la misma.
El máximo anual de demanda de potencia instantánea se
registró el 13 de febrero de 2012 a las 20.21 horas con
43.527 MW. Los máximos de demanda de potencia
media horaria y de energía diaria se alcanzaron respectivamente el 13 y 8 de febrero con 43.010 MW y 873
GWh, ambos inferiores en un 4,2 % y un 3,7 % respecto a los equivalentes máximos históricos registrados en
el 2007.
Aun a sabiendas de no ser un número totalmente fino
(está claro que no es lo mismo un megavatio nuclear que
opera durante todo el año que un megavatio eólico que
apenas opera dos mil horas al año), si hacemos el ratio
de capacidad instalada frente al máximo anual de
demanda de potencia instantánea éste arroja un valor del
238%, que habla por sí solo de la sobrecapacidad de la
que disfrutamos actualmente en el sector eléctrico. Es
decir, podemos permitirnos el lujo de no construir un
megavatio adicional al menos durante un buen número
de años futuros.
Respecto a las infraestructuras de transporte de energía,
durante el 2012 se han puesto en servicio 859,64 km de
circuitos, lo que sitúa el total de la red nacional de transporte al finalizar el año en 41.369 km de circuitos. Por
su parte la capacidad de transformación aumentó en
4.830 MVA, elevando la capacidad de transformación
total nacional a 78.050 MVA.
José Ignacio Morales Plaza. El lado positivo de la crisis financiera: razones para el optimismo en la economía
española. The financial crisis positive side: reasons for optimism in the Spanish economy.
Análisis Financiero, n.º 122. 2013. Págs.: 66-78
EL LADO POSITIVO DE LA CRISIS FINANCIERA: RAZONES PARA EL OPTIMISMO EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
Y todo ello en un contexto del año 2012 en el que la
demanda anual peninsular de energía eléctrica se situó
en 252.191 GWh, un 1,2 % inferior a la del 2011. Corregidos los efectos de la laboralidad y la temperatura, así
como el efecto del día adicional que tuvo el 2012 por ser
un año bisiesto, el descenso ha sido del 1,7 %. Es decir,
a pesar de que la demanda eléctrica se viene progresivamente reduciendo desde 2008 por los efectos de la crisis
económica, en España se han seguido añadiendo infraestructuras energéticas a pesar de la sobrecapacidad
manifiesta como consecuencia de una pésima regulación del sector eléctrico, tanto de régimen especial
como ordinario.
Si atendemos a las infraestructuras de transporte, podemos tomar como referencia el caso de los aeropuertos.
En España hay actualmente 52 aeropuertos, y todo ello
para una país con 46 millones de habitantes, 17 autonomías y 50 provincias (sin contar con Ceuta y Melilla).
De todos los que gestiona la entidad pública AENA (un
90% de ellos), solo ocho aeródromos son oficialmente
rentables y más de una veintena dispone de otro aeropuerto a menos de una hora por carretera. Frente a esta
situación de partida, tomemos como referencia el caso
de Alemania, con casi el doble de población que la
española (81 millones de habitantes) y un total de 39
aeropuertos.
Según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada
(9), únicamente ocho de los 47 aeropuertos gestionados
por AENA presentan resultados operativos positivos:
Palma de Mallorca, Málaga, Gran Canaria, Alicante,
Tenerife Sur, Girona, Bilbao y Murcia.
De todos los deficitarios (treinta y nueve en total),
FEDEA salva a otros trece considerados “necesarios”
por absorber gran parte del tráfico de pasajeros y mercancías, aunque no sean eficientes. Por tanto, la conclusión es que España tiene actualmente 26 aeródromos
totalmente ruinosos y que, casi todos, podrían disponer
de otro vuelo a menos de una hora por carretera.
Bien es cierto que habrá que acometer un profundo ejercicio de gestión más económica y menos política de
estas infraestructuras, pero una vez que el exceso se ha
cometido, la buena noticia es que la infraestructura que-
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da construida y podría ser empleada como un polo de
crecimiento futuro de la región si a dicha infraestructura se le da un uso racional y eficiente.
Si en lugar de referirnos a los aeropuertos lo hacemos a
la alta velocidad ferroviaria, nos encontramos con una
situación similar: con la apertura del tramo del AVE
entre Albacete y Alicante, de 165 kilómetros de longitud
y con una inversión de 1.920 millones de euros, se eleva
a 3.100 el número de kilómetros de alta velocidad ferroviaria en España, y mantiene a nuestro país en el segundo puesto del ranking mundial, tras China, aunque las
magnitudes de ambos países hace inútil la comparación
(China tiene actualmente más de 10.000 kilómetros de
alta velocidad ferroviaria, cifra además en continuo crecimiento).
Ser el primer país europeo y el segundo del mundo en
red de alta velocidad, tener 52 aeropuertos operativos es
compatible en España con contar con la tercera red viaria –autovías y autopistas- de alta capacidad del mundo
por número de kilómetros, tan sólo por detrás de EE.UU
y China. Es decir, se mire por donde se mire, en lo que a
construcción de infraestructuras se refiere claramente al
político español le han fallado los cálculos, en el sentido
de que sus pésimas decisiones políticas nos han llevado
a tener una situación de sobre-dotación de infraestructuras absolutamente mayúscula. Esta es la mala noticia,
pero la buena es que una vez racionalizadas y gestionadas de forma eficiente, estas infraestructuras no sólo no
serán cuellos de botella del crecimiento futuro sino que
además constituirán un importantísimo polo de desarrollo de la economía española tanto internamente como de
cara al exterior, ya que el uso y disfrute de dichas infraestructuras debe traducirse en una mejora de la eficiencia productiva de la economía española.
7. CONCLUSIONES
Es absolutamente cierto que la crisis económica que se
originó en 2008 ha tenido un impacto duro, profundo y
tremendamente injusto desde la óptica social en España.
Sin embargo, la dureza del golpe nos ha permitido
reubicar muchos sectores, muchas actitudes, muchos
excesos del pasado que bajo otro contexto menos
José Ignacio Morales Plaza. El lado positivo de la crisis financiera: razones para el optimismo en la economía
española. The financial crisis positive side: reasons for optimism in the Spanish economy.
Análisis Financiero, n.º 122. 2013. Págs.: 66-78
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ANÁLISIS FINANCIERO
dramático hubiera sido muy difícil de corregir. La crisis
ha sido especialmente cruenta con las clases sociales de
menos recursos, pero también con la clase media, que
ha visto recortada su prosperidad por la desaparición de
muchos de sus negocios.
Ahora bien, creemos que hay muchos motivos para el
optimismo. España recuerda en muchas ocasiones a ese
estudiante con muy buenas aptitudes al que le suele
fallar la actitud, fundamentalmente por no tener suficiente confianza en uno mismo y estar en demasiados
casos, cargado de pesimismo. Los seis factores anteriormente comentados creemos que son razones de sobra
para afrontar el futuro con un poco más de confianza en
uno mismo, para mirar el mañana con bastante más optimismo de lo que habitualmente hacemos.
Hay mimbres suficientes para pensar que una vez corregidos los excesos del pasado, volveremos a ser un país
más ahorrador, menos endeudado, más conservador en
sus previsiones, más competitivo y realista, y con un
poco de suerte, con una clase política de mayor calidad,
de mejor gestión y más consciente de que el euro público no es un euro sin dueño, sino un euro de todos.
(2)
Banco de España. Boletín Económico Junio 2013. Accesible online en la página web: http://www.bde.es/bde/es/
secciones/informes/boletines/Boletin_economic/
anoactual/
(3)
Maudos, Joaquin. “El impacto de la crisis en el sector
bancario español”. Cuadernos de Información Económica. Nº 226. Enero – Febrero 2013. Madrid.
(4)
Informe Mensual de Comercio Exterior. Abril 2013.
Secretaría de Estado de Comercio. Subdirección General
de Evaluación de Instrumentos de Política Comercial.
Ministerio de Economía y Competitividad. Accesible
online: http://www.mineco.gob.es/portal/site/mineco
(5)
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Oficina del Censo Electoral. Estadísticas de Cifras de
electores. Junio 2013.
(6)
“Encuesta de Movilidad Internacional”. ADECCO. Adecco
Professional. Agosto 2012. Madrid. Accesible online:
http://www.adecco.es/_data/NotasPrensa/pdf/385.pdf
(7)
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Madrid. 2011. ISBN 978-84-92937-16-5
(8)
Red Eléctrica de España, S.A. Informe “El sistema eléctrico español. Avance del Informe 2012”. Fecha de redacción 21 de diciembre 2012. Accesible online en la página
web: http://www.ree.es/sistema_electrico/ pdf/infosis/
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(9)
Betancor, Ofelia & Viecens, María Fernanda. “Observatorio de Transporte Aéreo. La competencia en el mercado
español de transporte aéreo”. Fundación de Estudios de
Economía Aplicada. Cátedra Fedea – Abertis. Fedea
observatorios. Marzo. 2012.
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
(1)
Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Servicio
Público de Empleo Estatal. Resumen datos estadísticos. Mayo 2013. Datos nacionales de Paro registrado.
www.sepe.es
José Ignacio Morales Plaza. El lado positivo de la crisis financiera: razones para el optimismo en la economía
española. The financial crisis positive side: reasons for optimism in the Spanish economy.
Análisis Financiero, n.º 122. 2013. Págs.: 66-78