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22 Reportaje cermi.es El periódico de la discapacidad En nuestro país viven 250.000 inmigrantes con discapacidad La odisea del inmigrante con discapacidad Hacer la maleta y salir del país. Abandonar el hogar, la familia, amigos, el barrio y la tierra donde has crecido. Partir con rumbo a un país ajeno, desconocido, incierto. Buscar trabajo o intentar sobrevivir allí donde te señalan como extranjero. Seguramente sea una de las decisiones más difíciles de sus vidas. Los inmigrantes no lo tienen fácil. Pero resulta aún más complicado cuando tienen una discapacidad o la adquieren en su destierro. Unas 250.000 personas en nuestro país pertenecen a ese grupo calificado como multiexcluido. El CERMI reclama más atención para ellos. Blanca Abella N o se trata de un problema menor, pues teniendo en cuenta el padrón municipal de 2007, en España había 4,5 millones de inmigrantes, de los cuales un 5 por ciento corresponde a la población con discapacidad. Es decir, unas 225.000 personas en nuestro país eran inmigrantes con discapacidad en ese año. Según Antonio Jiménez Lara, sociólogo especializado en investigación social de la discapacidad,“con el padrón de 2008,donde se eleva el número de inmigrantes en 5.270.000, no sería muy desviado hablar ya de 250.000 inmigrantes con discapacidad, ronda el cuarto de millón de personas. Una parte importante”. A pesar de todo, este grupo social pertenece a una minoría que apenas queda reflejada en el panorama social de nuestro país. El CERMI, consciente de estas carencias, ha presentado una propuesta con los puntos a revisar para poder adaptar la normativa a este grupo. RAZONES DE LA MULTIEXCLUSIÓN Tal y como expone el CERMI, los inmigrantes con discapacidad irregulares son los grandes olvidados tanto en el plano estadístico y legislativo, como de cobertura social. En primer lugar, se trata de comprender la situación a la que se enfrentan estas personas y, para ello, sería necesario exponer algunas circunstancias y razones de su multiexclusión. En la realidad social de estas personas confluyen varios factores de vulnerabilidad diferentes, como apunta Ji- FEBRERO 2009 Reportaje ménez Lara,“tener una discapacidad ya le coloca a uno en una situación un poco más difícil que el resto de la gente y si se junta con que llegas a un país que no conoces, con cultura distinta, con problemas de papeles y normalmente con pocos recursos, la situación de esas personas es muy vulnerable”. Las personas que suelen emigrar por razones económicas son jóvenes con buena salud, porque afrontar el traslado a un país extraño es difícil, de ahí que la tasa de discapacidad de los inmigrantes en España presente menores índices que en la población general española. Eso no quiere decir que no vengan personas que tiene ya la discapacidad adquirida en su país, sí vienen, bien por reagrupamiento familiar, porque vienen los hijos o padres de alguien que emigró, o bien porque hay personas con discapacidad que también buscan horizontes fuera de su país y emigran. Pero además, las propias condiciones del traslado y de vida favorecen la aparición de discapacidades. Tal y como apunta el sociólogo Jiménez Lara, “una gran parte de los inmigrantes que vienen a trabajar lo hacen en sectores donde el índice de siniestralidad es más alto, por ejemplo en la construcción; están más expuestos al riesgo de accidentes que la media”. También las propias condiciones de traslado y el desarraigo puedan dar ocasión en algunos casos a la aparición de problemas mentales. Se ha descrito por ejemplo lo que llaman el síndrome de Ulises, “el sentirse fuera de su patria, de su lugar, con dificultades de integración social y laboral, hay gente que lo aguanta relativamente bien y hay gente que se deprime”, explica. Y rememora la Odisea, a Ulises, que “anduvo por todos esos mundos de Dios años y años sintiéndose extranjero”. El problema añadido para este grupo de personas es el acceso a los servicios sociales. “Uno de los problemas de los servicios sociales es que llegan muy bien a las clases medias, que están bien informadas, pero la población en una situación de mayor marginalidad no saben cuáles son sus derechos ni dónde tienen que plantearlos; y eso en el caso del inmigrante es más complicado a veces”, asegura Jiménez Lara. Además, tras el primer escollo del inmigrante, que es la familiarización con el nuevo país,viene el segundo,el problema económico. Tal y com explica Jiménez Lara,“la prioridad de estas personas es más bien económica, y eso resta tiempo y energías para dedicarse a otras cosas,como la salud; a menudo un extranjero no se cuida, por ejemplo, porque trabaja en negro y el día que está de baja no le pagan o le echan”. 23 cermi.es El periódico de la discapacidad FEBRERO 2009 Por esta razón debiera revisarse la regulación legal en este aspecto concreto y quedaría de la siguiente manera: “Los extranjeros, cualquiera que sea su situación administrativa, tienen derecho a los servicios y prestaciones sociales básicas, salvo que se trate de menores con discapacidad, en cuyo caso tendrán derecho a los servicios y prestaciones señalados en los apartados anteriores.” Finalmente, el CERMI añaden la inclusión de disposiciones adicionales referidas a la “garantía de accesibilidad y no discriminación para personas con discapacidad” y a las situaciones de “discapacidad sobrevenida”, donde apuntan el texto más pertinente: “los extranjeros no residentes que acrediten fehacientemente que han adquirido una discapacidad durante su permanencia en territorio español podrán solicitar el reconocimiento, declaración y calificación del grado de discapacidad”. A juicio del CERMI, los extranjeros no residentes están excluidos de la posibilidad de acceder a la declaración, reconocimiento y calificación del grado de discapacidad, lo que origina dificultades enormes para su integración social, al no poder acceder al sistema de dispositivos, servicios y recursos establecidos a este fin. PROPUESTAS DEL CERMI Tras conocer un poco de lejos la realidad de este grupo, conviene apuntar una serie de sugerencias presentadas por el CERMI al Anteproyecto de Ley de Reforma de la Ley Orgánica 4/2000,sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social. En primer lugar, y como propuesta de carácter general, es necesario sustituir en todo el texto, el término “incapacitado” por el de “persona con discapacidad”. Desde un punto de vista jurídico, el término “incapacitado” tiene una significación difusa y contribuye a la inseguridad jurídica a la hora de aplicar e interpretar la Norma legal. Desde una óptica sociológica y de progreso de las mentalidades, “incapacitado” obedece a una concepción de la discapacidad felizmente superada, añeja y caduca. En segundo lugar, el CERMI cree necesario que conste una nueva letra con el siguiente texto: “Garantizar la igualdad de oportunidades, la no discriminación y la accesibilidad universal de las personas con discapacidad”. Se considera importante también incluir una mención al aprendizaje de la lengua de signos, obligada, por otra parte, tras la aprobación de la Ley 27/2007, de 23 de octubre. En otro apartado, quizá uno de los más delicados por referirse a los menores, se apunta el hecho de que las prestaciones y servicios especializados para las personas con discapacidad, a los que se accede una vez reconocido oficialmente el grado de discapacidad por el organismo competente, no pueden ser disfrutados por extranjeros en situación irregular desde el punto de vista de su autorización para residir. Dicha situación jurídica es evidente que responde a razones políticas sobre el tratamiento que se debe dar a nacionales españoles, extranjeros autorizados y extranjeros no autorizados en relación a las prestaciones sociales. Sin embargo, lo que puede estar justificado en el caso de los mayores de edad, no lo es cuando hablamos de menores con alguna discapacidad. ASOCIACIONES Mientras tanto, ante la escasez de recursos para este grupo, las asociaciones van creando su propia red de atención. Como ejemplo, apuntar que la CNSE ha puesto en marcha en 2009 un programa para la atención a las personas sordas inmigrantes. Dentro del mismo se desarrollarán una serie de actividades con el objetivo de fomentar la participación y ampliar los conocimientos sobre la realidad de este grupo social para plantear acciones que cubran mejor sus necesidades reales. FEAPS, por su parte, cuenta con un programa que la organización denomina Desventaja Social, que atiende a grupos, dentro de la discapacidad intelectual, en especial riesgo de exclusión, como es el caso de los inmigrantes. Algunas federaciones de comunidades autónomas que pertenecen a FEAPS sí disponen de actuaciones específicas, como es el caso de Cataluña (APPS), o Andalucía. Otro ejemplo es el de DOWN España, donde llevan a cabo una labor de atención a la inmigración directamente en las asociaciones. Por ejemplo, en Down Lleida han creado un protocolo de acogida para familias inmigrantes y otras acciones como la traducción al árabe, al inglés y al francés del “Libro del bebé”, un manual de cuidados básicos para los recién nacidos con síndrome de Down. Pero existen muchos programas más, a lo largo y ancho de la geografía española, en las distintas asociaciones de la discapacidad de poblaciones, comunidades o ciudades del país, donde se atiende más de cerca esa sensación de desarraigo y todas sus peculiaridades. “Normalmente, quien toma la decisión de emigrar por razones económicas es una persona que ya tiene un plus de valentía, ha sido capaz de afrontar esa ruptura y dejar su ambiente, enfrentarse a lo desconocido; el inmigrante suele ser un buen emprendedor, porque es alguien que ha descubierto que es él mismo quien tiene que situarse en el mundo y buscarse la vida; eso desarrolla una cierta competencia para enfrentarse a la vida”. Antonio Jiménez Lara.