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Suplemento Eduterapia 6 Julio 2001 Sistemas Funcionales y Discapacidades de Aprendizaje Carlos G. Wernicke Este artículo se basa en la disertación del mismo nombre ofrecida por el Prof. Carlos G. Wernicke en el Encuentro Internacional de Neuropsicología y Psicopedagogía, Buenos Aires 1985. Fundación Holismo de Educación, Salud y Acción Social desde 1990 en Buenos Aires, Argentina Estudio, investigación, difusión y docencia de la visión global en educación, salud y acción social Registro Inspección General de Justicia nº C 1.520.371 - Entidad de Bien Público sin Fines de Lucro Decreto 6708 MVL Registro Institutos de Perfeccionamiento Docente Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires DGEGP n° C-172 Tel. / Fax 0054-11-4791-2905 - www.holismo.org.ar - info@holismo.org.ar SUPLEMENTO EDUTERAPIA es una serie constituida por artículos únicos publicada por Fundación Holismo de Educación, Salud y Acción Social, con el fin de presentar sus desarrollos a lo largo del tiempo en relación con lo más central de su misión, a saber, investigar las aplicaciones prácticas del paradigma holístico en pedagogía, medicina, psicología y acción social. SUPLEMENTO EDUTERAPIA es una serie monográfica publicada por Fundación Holismo de Educación, Salud y Acción Social, San Vicente 735, V. López, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Tel. / Fax (011) 4791-2905; www.holismo.org.ar - info@holismo.org.ar Directora: Mabel Fernández. Registro de Propiedad Intelectual DNDA 457.501. Eduterapia es nombre registrado n° 1.886.125. ISSN 1669-9203 La reproducción parcial o total por cualquier método no está permitida, salvo confirmación por Fundación Holismo de Educación, Salud y Acción Social de solicitud previa por escrito. 2 LA LATERALIZACIÓN FUNCIONAL Desde hace tiempo se sabe que en los seres humanos los dos hemisferios cerebrales poseen una diferente programación y se dedican cada uno a aspectos particulares de las funciones y los sistemas funcionales. Esta diferenciación entre hemisferios derecho e izquierdo desde el punto de vista funcional va instalándose con el tiempo, durante los primeros años de la vida. La palabra dominancia proviene de las primeras exploraciones de la lateralidad humana, cuando se asignaba un rol más importante al hemisferio izquierdo que al derecho; considerando que el izquierdo es aquél que detenta las actividades lingüísticas se lo denominó dominante, cosa que hoy se mantiene por convención. No obstante, cada uno de los hemisferios será dominante para algunas funciones, pero no para otras. He recopilado en una lista (Cuadro 1) lo que a lo largo de los últimos tiempos muchos autores han encontrado de diferente entre los hemisferios izquierdo y derecho. Muchos, tanto en Europa como en Estados Unidos, han intentado especificar en qué es dominante cada uno de los hemisferios. El hemisferio izquierdo es dominante sobre todo en relación con el habla expresiva, el lenguaje receptivo, el lenguaje en general, las funciones motoras complejas, la vigilancia, el aprendizaje asociado, la vinculación con la ideación, las similitudes conceptuales, el análisis temporal, el análisis de detalle, la aritmética, el cálculo, la escritura occidental, la denominación de dedos, la orientación derecha izquierda, el procesamiento de las secuencias, la construcción de la sintaxis, el significado verbal de las emociones, la gnosis y la denominación de los colores, el ritmo. El hemisferio derecho, por su parte, se dedica más a la orientación espacial, la comprensión del lenguaje simple, la ideación no verbal, el sentido para gráficos y patrones, las funciones de rendimiento, la integración espacial, el pensamiento asociativo-creativo, el reconocimiento facial, el reconocimiento del sonido, el pensamiento asociado no verbal, la percepción táctil, la percepción gestáltica, el procesamiento logográfico y pictográfico, ciertas escrituras no occidentales, la resolución intuitiva de problemas, el psiquismo en general, el pensamiento humorístico, el procesamiento no secuencial sino simultáneo, el arte, la comprensión del sentido, la entonación de las palabras, las emociones, la adquisición de un segundo idioma, la creatividad musical, las funciones visoespaciales. Sólo como resumen grosero puede decirse que el hemisferio izquierdo está más dedicado a los aspectos intelectuales y el hemisferio derecho a los aspectos emocionales. Hay autores, sin embargo, que persisten en esa diferenciación un tanto estrecha. 3 Cuadro 1 Lateralización funcional Hemisferio derecho Hemisferio izquierdo Habla expresiva Lenguaje receptivo Lenguaje en general Funciones motoras complejas Vigilancia Aprendizaje asociado Vinculación con la conciencia Ideación Similitudes conceptuales Análisis temporal Análisis de detalles Aritmética Cálculo Escritura Denominación de dedos Orientación derecha - izquierda Procesamiento secuencial Construcción sintáctica Significado verbal de las emociones Gnosia y denominación de colores Ritmo Orientación espacial Comprensión del lenguaje simple Ideación no verbal Sentido para gráficos y patrones Funciones de tipo rendimiento Integración espacial Pensamiento asociativo creativo Reconocimiento facial Reconocimiento del sonido Pensamiento asociado no verbal Percepción táctil Percepción de la gestalt Procesamiento logográfico (y pictográfico) Resolución intuitiva de problemas Psiquismo Pensamiento humorístico Procesamiento simultáneo Arte Comprensión del sentido Entonación del lenguaje Emociones Adquisición de segundo idioma Creatividad musical Funciones visoespaciales RETROACCIÓN Y RETROALIMENTACIÓN Julio Bernaldo de Quirós y O. Schrager han definido retroacción y retroalimentación desde un punto de vista neuropsicológico. Cuando el encéfalo genera una conducta, vale decir una acción, recibe de inmediato una respuesta sobre el curso de dicha acción; si utilizáramos la imagen de una flecha para expresar la acción, veríamos incidir de continuo la 4 retroinformación sobre cada uno de los segmentos de la conducta a lo largo del camino que se emplea para llevar ésta última a cabo. Tal información, la retroacción simultánea, tiene lugar durante el curso de la acción. En consecuencia, la retroacción es específica de la vía a lo largo de la cual se desarrolla la conducta. En otras palabras, la retroacción es unisensorial; la información es específica del circuito sensoriomotor en cuestión, y sólo de él. Los demás circuitos sensoriomotores todavía no se han enterado, por así decir, de que la acción está en curso. Se requiere por consiguiente otro tipo de retroinformación: La retroalimentación o feedback. La retroalimentación no informa sobre el curso mismo de la acción, sino sobre su resultado final. Para ello debe esperar que curse todo el impulso necesario para esa conducta; una vez realizada, la retroalimentación verifica y corrige las retroacciones, de modo que la conducta se corregirá o quedará como está. Estos nuevos estímulos pueden provenir, dentro del encéfalo, de otros sensorios que están tomando noticia de la acción que se ha llevado a cabo. La retroalimentación es multisensorial. Sin embargo, en lo fundamental la retroalimentación tiene lugar desde el exterior del individuo. La acción ya se ha desarrollado, la conducta ya fue emitida, y el sujeto recibe retroinformación de la conducta retroalimentándose, con el fin de verificarla o corregirla. ¿Por qué es importante y útil esta diferencia? Sucede que cuanto mayor sea la exigencia ambiental o menor sea la capacidad del sujeto, mayor necesidad habrá de retroacciones (correcciones internas, simultáneas con el desarrollo de la conducta, a lo largo de un solo sensorio) y de retroalimentaciones (correcciones consecutivas, multisensoriales y las más de las veces externas al organismo). En este último caso se requerirán circuitos más complejos, de un nivel más elevado, que comprometerán más al individuo consciente y más a estructuras de ambos hemisferios, que en otros casos no participarían de la conducta en cuestión. Esto nos lleva a un desarrollo teórico: ¿Qué sucedería, como sucede de hecho en casos con patología, si los hemisferios están poco asociados entre sí, como en casos graves de escisión del cuerpo calloso u otras estructuras interhemisféricas?. La llamada escisión interhemisférica podría ser mínima, funcional, y no como generalmente se la estudia, por lesión de las vías, como es el caso de una escisión quirúrgica o traumática. Pares homólogos de sistemas funcionales a la izquierda y a la derecha no serían lo suficientemente similares como para asociarse en esa acción, en esa conducta. En principio habría una menor retroacción interhemisférica; en segundo lugar habría una menor retroalimentación interna del individuo, un hemisferio podría colaborar menos con el otro. 5 Supongamos una conducta desarrollada por el hemisferio derecho. El hemisferio izquierdo, con el objeto de tomar noticia verbal y darle un significado verbal, tendría que basarse fundamentalmente en la retroalimentación externa. Sólo así el hemisferio izquierdo podría dar sentido verbal a lo sucedido desde el hemisferio derecho. No obstante, el hemisferio izquierdo estaría dando un sentido verbal lingüístico a lo sucedido desde el hemisferio derecho nada más o casi nada más a partir de la retroalimentación que le llega desde el exterior; en otras palabras, estaría disponiendo de menor información interna. Para compensarlo, el hemisferio izquierdo debería encontrar una explicación lingüística, una racionalización. CARGA EXTRA Y SOBRECARGA Esto nos conduce directamente a otra diferenciación enunciada por de Quirós y Schrager. Los autores utilizan el término carga extra para referirse a la carga sobrante en un determinado circuito. Se trata de un circuito cargado de informaciones que en realidad no le son propias, por ejemplo en el caso de informaciones que debe transportar el sistema auditivo cuando el sistema visual no está en condiciones, o está discapacitado: En tal caso, la audición debería tomar parte en los aprendizajes como no lo haría en un sujeto con visión intacta. La deducción terapéutica es fácil. En caso de carga extra habría que entrenar mejor la discriminación en el sistema director (el sensorio a cargo), es decir, ampliar el campo perceptual de ese sistema. De Quirós y Schrager diferencian la carga extra de la sobrecarga. Ésta última consiste simplemente en inundación de información en un sistema; dicho de otro modo, el sistema dispone de más estímulos que los que puede elaborar en un momento dado. El concepto terapéutico a deducir es que dicho sistema debe ser inhibido de alguna forma, con el fin de que le sea posible elaborar una menor cantidad de información. Surge así otro supuesto teórico: La carga extra, es decir, la información que no es propia de un sistema, es un problema sobre todo individual. La carga extra se presenta sobre todo en sujetos que por no disponer completamente de un sistema dado deben agregar más carga a otro. En cambio, la sobrecarga consiste en una inundación estimulatoria sin que exista algún otro sistema que requiera un proceso tal. Por consiguiente, la sobrecarga es principalmente social. 6 INQUIETUD E HIPERACTIVIDAD Esto nos lleva a las definiciones de inquietud e hiperactividad. De Quirós y Schrager hablan de inquietud cuando hay desinhibición postural por estímulos internos. Puede tratarse de una alteración vestibular, cerebelosa, propioceptiva, etc. En cambio, denominan hiperactividad a la desinhibición motora por estímulos que provienen del exterior. Volvemos así a los conceptos anteriores. La hiperactividad está relacionada con la sobrecarga, que puede tener lugar porque hay una dificultad propia del sujeto (una disfunción) o porque hay hiperestimulación ambiental, que el sujeto experimentará como ansiedad. En cualquiera de ambos casos, tanto en el de la disfunción como en el de la ansiedad, el sujeto presenta una mayor necesidad de retroacción y de retroalimentación: Como ya dijimos, debe utilizar entonces un mayor nivel jerárquico de resolución (más próximo a la conciencia). EJEMPLOS Pongamos un ejemplo. En una escena cotidiana, un sujeto quiere beber una taza llena de café. En ese mismo momento hay en el ambiente otro estímulo, sucede otra cosa, por lo cual el sujeto debe “prestar más atención” para levantar la misma taza de café; desde el punto de vista neuropsicológico que venimos explicando, debe utilizar un nivel jerárquicamente superior; por lo tanto, debe utilizar mayor retroacción interna y mayor retroalimentación externa. En el ejemplo, para no derramar debe mirar la taza. Tomemos ahora el ejemplo de un niño con una discapacidad de aprendizaje. Supongamos una discapacidad de aprendizaje compensada, denominada en otras literaturas discapacidad parcial del rendimiento, o discapacidad específica de aprendizaje (especial para un contexto determinado), como es la dislexia. ¿Qué sucede cuando el niño presenta tal discapacidad parcial en sus aprendizajes? En un área determinada se observará un menor rendimiento. El ambiente, a veces en forma consciente porque detecta esa discapacidad parcial y otras en forma no consciente, ya que no detecta ni posee las verbalizaciones necesarias para transmitir esa detección, se transforma en exigente, es decir, se hace hiperestimulatorio: Exige un mayor rendimiento, esto es, provoca una elevación de la ansiedad (sinónimo de tensión muscular) y, como vimos, se genera hiperactividad. 7 En consecuencia, el niño debe utilizar un mayor nivel jerárquico resolutivo, igual que en el caso del café. En otras palabras, el sujeto necesita más retroacción y retroalimentación; sin embargo, debido a la discapacidad el niño presenta una menor capacidad de retroacción y/o de retroalimentación interna. Tiene que utilizar más que nada la retroalimentación externa. Como ya señalamos, esto lleva a una racionalización compensatoria. Dicho de otra manera, al control intelectual de su ansiedad. Esto último incrementa las dificultades de comunicación individuales. El círculo vicioso se reinicia: mayor nivel resolutivo, mayor necesidad de retroacción y retroalimentación interna, mayor retroalimentación externa, racionalización compensatoria, control intelectual de la ansiedad, dificultad de comunicación. Obviamente, este círculo puede conducir a hiperactividad en la conducta. DISLEXIAS Diferentes autores han intentado clasificar las dislexias. Presentaré a continuación algunas de dichas clasificaciones basadas en la lateralización hemisférica. Una de ellas es por ejemplo la de Hynd y Cohen, que se muestra en el Cuadro 2. Estos autores señalan que las dislexias pueden dividirse en aquéllas que presentan fundamentalmente una disfunción izquierda, la cual sería relativamente frecuente, con déficit en las habilidades psicolingüísticas, y aquéllas que presentan una disfunción derecha, con dificultades visoespaciales y visomotoras, correspondientes al hemisferio derecho, en que hay dificultades en el reconocimiento visual de las palabras y, como corresponde a un hemisferio izquierdo no comprometido, habilidades psicolingüísticas relativamente intactas. Por cierto, también habría disfunciones bilaterales. Por cierto, habría dislexias bilaterales. Por su parte, Mattis y colaboradores (Cuadro 3) destacan que en el 39% de sus casos el fundamento de la dislexia consistió en trastornos del lenguaje, principalmente anómicos: En una prueba de denominación de palabras se detectaron errores en más del 20% de los casos. Además de la anomia, el compromiso presentaría alguno de los problemas siguientes: alteración en la comprensión, alteración del habla imitativa y/o alteración en la discriminación de los sonidos hablados. Otro subtipo, el 37% de los casos, presentaría discoordinación articulatoria y grafomotora, con déficit fonoarticulatorio pero sin déficit lingüístico, además de discoordinación grafomotora marcada. Por fin, el trastorno perceptual visoespacial (16% de los casos) presentaría un cociente verbal notablemente superior al de ejecución y resultados en las pruebas de Raven y Benton (retención visual) inferiores a los de cociente intelectual. 8 Cuadro 2 Subtipos disléxicos según la lateralización (Hynd y Cohen, 1983) Disfunción izquierda relativamente común déficit en las habilidades psicolingüísticas Disfunción derecha habilidades psicolingüísticas relativamente intactas dificultades visoespaciales y visomotoras dificultades en el reconocimiento visual de palabras • Disfunción bilateral Cuadro 3 Subtipos disléxicos (Mattis y col., 1975) 1. Trastornos del lenguaje (39%) anomia: > 20% de errores en una prueba de denominación además, uno de los siguientes: alteración de la comprensión alteración del habla imitativa alteración en la discriminación de los sonidos hablados 2. Discoordinación articulatoria y grafomotora (37%) -déficit de articulación en el habla, sin déficit de lenguaje -discoordinación grafomotora marcada 3) Trastorno perceptual visoespacial (16%) -CIv > CIe en más de 10 puntos -Resultados en Raven y Retención Visual (Benton) < al CI 9 En cambio, Pirozzolo y col. (Cuadro 4) muestran subtipos disléxicos que hacen recordar a la lateralización encefálica. El subtipo auditivo-lingüístico presenta cociente intelectual promedio, siendo el cociente verbal menor al de ejecución, acompañado por instalación tardía del lenguaje, deficiencias en el habla, anomia, trastornos en la denominación de objetos y colores, agramatismo, errores de lectura con problemas fonológicos, pobre correspondencia entre fonema y grafema, una estrategia decodificatoria letra por letra -esto es, secuencial-, movimientos oculares normales de barrido o lectura y habilidades visoespaciales relativamente intactas. Es evidente que se trata de un subtipo disléxico con muchas características correspondientes al hemisferio izquierdo. El subtipo disléxico visoespacial presenta un cociente intelectual verbal promedio superior, cociente de ejecución menor al verbal, desorientación derecha izquierda, evidencias tempranas de preferencia por la escritura en espejo o invertida, agnosia digital y disgrafía espacial; es decir, problemas con el uso del espacio en general, errores de lectura que muestran problemas visuales, inversiones, omisiones, una estrategia decodificatoria sobre todo fonética, movimientos oculares defectuosos al leer y, por cierto, habilidades lingüísticas verbales relativamente intactas. Podríamos pensar perfectamente en una disfunción derecha. Cuadro 4 Subtipos disléxicos (Pirozzolo y col., 1981) Auditivo-lingüístico Visoespacial CIe promedio CIv < cie Instalación tardía del lenguaje Deficiencias en el habla Anomia, trastornos en la denominación de objetos o de colores Agramatismo Errores de lectura que muestran problemas fonológicos Pobre correspondencia fonema / grafema Estrategia de decodificación letra por letra Movimientos oculares normales Habilidades visoespaciales relativamente intactas 10 CIv promedio o superior CIe < civ Desorientación derecha - izquierda Evidencias tempranas de preferencia por la escritura en espejo o invertida Agnosia digital Disgrafía espacial (problemas de escritura y de uso del espacio) Errores de lectura que muestran problemas visuales Inversiones, omisiones, etc. Estrategia de decodificación fonética Movimientos oculares defectuosos al leer Habilidades lingüísticas verbales relativamente intactas CONCLUSIONES TERAPÉUTICAS En primer lugar, en el caso de la sobrecarga, es decir, la hiperestimulación ambiental, es sobre ésta que debemos trabajar. El abordaje concreto para hacerlo consiste en la orientación psicoeducativa a los padres. Debemos enseñar a los padres a manejar los diferentes aspectos de este círculo vicioso. Quizá no podamos modificar la retroacción o la retroalimentación interna; pero sí podemos modificar la retroalimentación exterior, reduciendo o suprimiendo la hiperestimulación ambiental. Por supuesto, la posibilidad de variar la retroalimentación exterior también se da en un ambiente de psicoterapia. Otra forma de incidir sobre este círculo vicioso sería producir una relajación muscular química o física, en la esperanza de reducir la ansiedad, el correlato psicológico de la tensión. En cambio, lo que no debe hacerse es abordar la racionalización compensatoria. Esto es de conocimiento común en psicoterapia, si bien en ese contexto es otra la fundamentación que conduce a la misma conducta terapéutica. Suprimir la racionalización compensatoria, único mecanismo de que el sujeto dispone por el momento para dominar la situación, conduce simplemente a que el individuo se quede sin ese mecanismo. El abordaje de la racionalización compensatoria debe tener lugar exclusivamente cuando el individuo ya no la necesite, esto es, cuando hayamos podido organizar, reordenar y presentar mejor la retroalimentación externa. En las dislexias, disfunciones encefálicas autocompensadas, surgen entonces como principios terapéuticos: Tener en cuenta la lateralización funcional, de modo de operar sobre los síntomas que cada disléxico presente Distinguir entre retroacción y retroalimentación, carga extra y sobrecarga, inquietud e hiperactividad, y actuar en consecuencia. Disminuir el estado de ansiedad / tensión muscular, como abordaje inicial. 11