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18 de diciembre de 2012 Nº 34 1. Cambio Climático: Las incertidumbres de la COP 18 1 2. Las Montañas y el Cambio Climático 3 3. Un verano muy revelador, por Jeffrey Sachs 5 4. Doha: ¿el lugar adonde los acuerdos mundiales van a morir?, por Amy Goodman 7 5. Honduras encabeza índice de riesgo climático 10 6. Cumbre de Doha sin fuerzas para frenar catástrofe climática, por Stephen Leahy 11 7. Represas, un riesgo climático 14 8. Historia de dos tratados, por Bjørn Lomborg 15 9. Cambio climático: ¿Está preparada América Latina para un aumento de 4 grados en la temperatura mundial? 17 1. CAMBIO CLIMÁTICO: LAS INCERTIDUMBRES DE LA COP 18 Diciembre de 2012 marca el fin del primer período de compromiso del Protocolo de Kyoto y aún no se ha acordado un segundo compromiso internacional que lo sustituya.[1] Este Protocolo, firmado en 1997, bajo la Convención-Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), constituye el primer paso importante hacia un régimen climático de carácter global y es el marco legal para el comercio internacional de carbono y para la transferencia de tecnologías apropiadas para reducir el impacto del fenómeno, dando un trato especial y diferenciado a los países en desarrollo. Entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre de 2012, los representantes de 18 países se reunieron en la Conferencia Cambio Climático en Bangkok, Tailandia, para definir el documento de trabajo que se debatirá en el marco del 18º período de sesiones de la Conferencia de las Partes (CP) conocida como “COP 18” y el 8º período de sesiones de la Conferencia de las Partes en calidad de “Reunión de las Partes en el Protocolo de Kyoto (CP/RP 8)”, que tendrán lugar en Doha, Qatar, del 26 de noviembre al 7 de diciembre de 2012, según decisión tomada durante la COP17 de Durbán. La CMNUCC apunta a lograr que los países signatarios se comprometan a que las emisiones globales alcancen su pico máximo en 2015 y comenzar, a partir de entonces, una reducción tan ambiciosa como indispensable. La COP 18 persigue el objetivo de lograr acuerdos para una nueva reducción de emisiones, con la entrada en vigor de un segundo período de compromiso que se ha dado en llamar “Kyoto 2”.[2] En el marco de esta reunión, se espera llevar a cabo una ronda de conversaciones que permitan avanzar en el documento que se está elaborando Pagina 2 de 19 con el propósito de alcanzar un pacto global[3] en el que se definan límites anuales de emisión para los próximos años, medidos en toneladas equivalentes de carbono (tCO2e). En línea con el objetivo central de la CMNUCC, derivado del resultado más importante de la Cumbre de la Tierra realizada en Rio de Janeiro en 1992, la reunión de Qatar continuará impulsando la “estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a un nivel que prevenga la peligrosa interferencia antropogénica con el sistema climático”. Dicho nivel debería lograrse dentro de un lapso suficiente que permita a los ecosistemas adaptarse naturalmente al cambio climático, para asegurando que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitiendo un desarrollo económico sustentable”. Uno de los puntos prioritarios de la agenda de la reunión es la identificación del financiamiento que requiere la propuesta de creación de un “Fondo Verde para el Clima”,[4] una entidad operacional creada en el marco del artículo 11 de la CMNUCC, encabezada por Australia y Sudáfrica, con una Secretaría basada en Corea del Sur, cuyo objetivo es el de gestionar y financiar a partir de 2013, proyectos, programas y políticas de reducción de emisiones en países en desarrollo. En la COP 16 de Cancún, los países industrializados llegaron al compromiso de aportar US$ 30.000 millones de financiación rápida para los países en desarrollo, durante los primeros tres años y existe un acuerdo entre los miembros, para que este monto aumente progresivamente en forma anual, con la expectativa de que el Fondo Verde cuente con un presupuesto de US$ 100.000 millones anuales a partir de año 2020. La negociación de una segunda fase del Protocolo de Kyoto abre un panorama que presenta muchos interrogantes y diferentes posibles escenarios. Los temas cruciales que condicionan el resultado de las negociaciones son: El rol de Estados Unidos en el diseño de un régimen legal internacional que incluya compromisos obligatorios de reducción de emisiones; El nivel de compromisos que asumirán China e India como principales emisores; La homogeneidad de la posición que asumirán los países en desarrollo como bloque; La decisión de la Unión Europea y de Australia de suscribir la segunda fase del Protocolo, en contraposición a la ya anunciada negativa por parte de Rusia, Canadá y Japón. De las conversaciones de Bangkok pudo vislumbrarse que entre los países industrializados de la Convención [5] no existe suficiente voluntad política, en el sentido del cumplimiento de sus compromisos bajo el Protocolo de Kyoto. Mientras tanto, países emergentes[6] como China, Brasil y Sudáfrica, que en el actual Protocolo aceptaron asumir sus responsabilidades, aunque no así objetivos de reducción de emisiones, argumentan que los países en desarrollo tienen el peso del 70% de la reducción global de emisiones y consideran insuficiente el 30% de disminución de los países desarrollados. Cabe destacar que, a partir del 31 de diciembre de 2012 ya no se requerirán compromisos de reducción, los países ya no deberán realizar notificaciones a la CMNUCC, y tampoco deberán llevar un registro de sus compensaciones de emisiones. Esta flexibilización pone en riesgo el mecanismo integral de funcionamiento de los mercados de carbono, dado que la compensación de emisiones es un instrumento clave con que cuentan los países en desarrollo para albergar en sus territorios proyectos bajos en carbono financiados por países desarrollados. En la medida en que se dilate el período para la consecución de un acuerdo vinculante, se acrecentará la amenaza de un escenario de vacío legal entre el final del primer período de cumplimiento del Protocolo (2008-2012) y el comienzo de un nuevo acuerdo. Pagina 3 de 19 Seguramente, este estancamiento no es ajeno a la complicada situación económica por la que atraviesan las naciones desarrolladas desde hace varios años y que hace que los problemas del cambio climático se mantengan en un escalón muy bajo de las prioridades de agenda de los gobiernos. Parecerían escasas, por tanto, las posibilidades de que parte de la recuperación económica pueda provenir de un audaz plan de reconversión productiva, orientada a mitigar los efectos negativos sobre el ambiente de una economía centrada en el uso del carbono y en la cual podrían participar los países emergentes. Fuente: Nota informativa del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este artículo se encuentra disponible en el sitio Web: http://www.iadb.org 2. LAS MONTAÑAS Y EL CAMBIO CLIMÁTICO Las actividades humanas están afectando profundamente al clima del planeta y las montañas son un indicador sensible de este efecto. Numerosos científicos creen que los cambios que están teniendo lugar en los ecosistemas montañosos pueden proporcionar una idea anticipada de lo que podría llegar a ocurrir en los entornos de las tierras bajas y que las montañas, por tanto, actúan como sistemas de alerta temprana. Por esta razón, es vital entender de qué forma afecta el cambio climático a las montañas para que los gobiernos y las organizaciones internacionales elaboren estrategias destinadas a invertir las tendencias actuales al recalentamiento mundial. Debido a la altitud, a la pendiente y a la orientación respecto del sol de las montañas, sus ecosistemas se ven alterados fácilmente por las variaciones climáticas. A medida que aumenta la temperatura del planeta, los glaciares de las montañas se están derritiendo a velocidades sin precedentes, mientras que las plantas y animales poco comunes tratan de sobrevivir en zonas cada vez más reducidas y la gente de montaña, que todavía es una de las más pobres del mundo, hace frente a dificultades cada vez mayores. Los cambios en la profundidad de los glaciares de las montañas y en el deshielo estacional de estos repercutirán enormemente en los recursos hídricos de numerosas partes del mundo. El deshielo y la reducción de los glaciares también afectan profundamente a las formas de vida. Sin embargo, los glaciares no son los únicos que se ven afectados. Dado que el 23 % de la cubierta forestal de la Tierra está constituido por bosques de montaña y que estos contienen cantidades considerables de carbono y proporcionan servicios eco sistémicos, el cambio climático es también una cuestión importante para los encargados del manejo de los bosques, así como para las comunidades que dependen de ellos. También hay constancia de las repercusiones del cambio climático en las eco regiones montañosas de las tierras secas, que probablemente tendrán consecuencias muy perjudiciales en la agricultura, los recursos hídricos, la producción eco sistémica y la salud humana. Cambio climático Cada día, la quema de combustibles fósiles produce gases de efecto invernadero que aumentan la capacidad de la atmósfera terrestre de atrapar el calor, lo que hace que la temperatura del planeta aumente gradualmente. Algunos modelos climáticos predicen que las temperaturas medias mundiales aumentarán entre 1,4 °C y 5,8 °C para 2100 y que el incremento de temperatura será mayor cerca de los polos. Algunas de las consecuencias que se prevén son el aumento de la frecuencia de grandes tormentas, la elevación del nivel del mar, que provocará inundaciones y daños incalculables en Estados insulares y comunidades que viven en zonas costeras bajas, y el incremento de la frecuencia de períodos de sequía y de incendios forestales. Pagina 4 de 19 La gente de montaña, así como muchas especies animales y vegetales, tendrán que adaptarse a los cambios. Al mismo tiempo, las montañas se convertirán en entornos más peligrosos conforme el deshielo del permafrost y la escorrentía de aguas procedentes de los glaciares aceleren la erosión del suelo y aumenten la probabilidad de que se produzcan desprendimientos de rocas, corrimientos de tierra, inundaciones y avalanchas. Se prevé que los fenómenos extremos y las catástrofes, así como las enfermedades infecciosas, transmitidas por insectos que se están extendiendo a zonas de mayor altitud debido al incremento de las temperaturas, aumenten en número y en frecuencia. Al disponer de escasos recursos, es probable que la gente de montaña se encuentre entre las víctimas más afectadas por el recalentamiento mundial si no se da marcha atrás con las actividades humanas que contribuyen al cambio climático. ¿Por qué las montañas son elementos tan indicativos? Las montañas están presentes en numerosas regiones del mundo. Ocupan posiciones muy diferentes en el planeta y difieren en forma, extensión, altitud, cubierta vegetal y régimen climático. Por tanto, se verán afectadas de distintas formas por el cambio climático. Sin embargo, comparten ciertas características comunes relacionadas con el cambio climático: en primer lugar, las zonas de montaña cuentan con una topografía marcada y compleja, por lo que sus climas varían considerablemente a escasa distancia. En segundo lugar, la temperatura cambia en función de la altitud. Las consecuencias de un clima más cálido son diferentes en las distintas elevaciones. En tercer lugar, el deshielo de los glaciares y el permafrost arrastrará rocas y tierras sueltas y aumentará el peligro de desprendimientos, deslizamientos en masa y corrientes de lodo. Un riesgo específico es la formación de lagos glaciares y la amenaza de desbordamiento de los lagos, que podrían provocar la destrucción de bienes y víctimas mortales. En cuarto lugar, las montañas en sí mismas influyen de manera importante en los climas de las regiones y el mundo. Actúan como barreras contra el viento, aunque si se producen cambios en las corrientes de aire atmosférico, se podrían producir fuertes precipitaciones en las zonas de montaña que podrían variar localmente y ser mucho más intensas que las que acarree en promedio el cambio climático en la región (IPCC 2007a). Montañas y cambio climático: una preocupación mundial Las montañas proporcionan agua dulce a la mitad de la población mundial. El cambio climático afectará a la disponibilidad de agua y tendrá importantes consecuencias en el riego, la urbanización, la industrialización y la producción de energía hidroeléctrica. Esto obligará a utilizar el agua de forma más eficiente, a incrementar la capacidad de almacenamiento y a establecer o revisar los acuerdos institucionales para distribuir equitativamente el agua entre los países y dentro de ellos. También es probable que el cambio climático aumente esta exposición a los peligros en zonas de montaña debido a la probabilidad de que se incrementen la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos como las tormentas, los corrimientos de tierra, las avalanchas y los desprendimientos de rocas, lo que pondrá en riesgo tanto los medios de vida como las infraestructuras. Los peligros no se pueden evitar, pero se puede ayudar a las regiones de montaña a gestionar los riesgos derivados de estos peligros. Asimismo, la mitad de las principales zonas del mundo de gran diversidad biológica se encuentra en regiones montañosas. Sin embargo, se han alcanzado logros considerables en la conservación de su patrimonio. Las montañas albergan aproximadamente a un 12 % de la Pagina 5 de 19 población mundial. La gran mayoría de la gente de montaña vive en países en desarrollo. Un tercio de estas personas carece de seguridad alimentaria, lo que constituye una proporción elevada si se compara con el resto del mundo. El apoyo externo es necesario para reducir los niveles de pobreza. El cambio climático también podría brindar tal vez posibilidades a la agricultura y a los bosques de montaña, siempre y cuando se disponga de agua, tierra, trabajo y capital a través de sistemas de crédito y remesas de migrantes para explotar estas oportunidades y garantizar el acceso a los mercados. El camino a seguir Las medidas relacionadas con el cambio climático se deben incluir en un marco más general como el que proporciona, por ejemplo, el concepto de desarrollo sostenible. Por tanto, en lo que respecta a estas medidas, será necesario elaborar estrategias específicas y adaptadas. La Conferencia Río+20 ha constituido una oportunidad sin igual para centrar la atención en las montañas, sus poblaciones y los productos y servicios que proporcionan. El objetivo de los encargados de la formulación de políticas ha sido cumplir las promesas relativas al bienestar humano y a la prosperidad natural (“el futuro que queremos”) y hacer que los servicios que proporcionan las montañas ocupen un lugar prioritario en las acciones que se lleven a cabo tras la Conferencia Río+20. Mientras tanto, a nivel nacional y regional, existe un número creciente de programas de pago por servicios ambientales relacionados con la ordenación de las cuencas hidrográficas, la regulación del agua para la energía hidroeléctrica y el riego, la conservación de la biodiversidad y la prevención de peligros. La investigación también es un factor esencial, en la medida en que sensibiliza a los responsables de las políticas y al público sobre el cambio climático en las montañas y sobre las implicaciones de este en contextos más amplios de desarrollo interactivo entre las tierras altas y las tierras bajas. Asimismo, la investigación debería centrarse en el diseño de medidas integradas de adaptación y mitigación. Ahora es el momento de emprender medidas para abordar las cuestiones relacionadas con el cambio climático en las montañas. Esto podría ayudar a transformar los problemas que se perciben actualmente en oportunidades para lograr un futuro mejor en las regiones montañosas y en las numerosas zonas de tierras bajas que dependen de sus servicios. Fuente: Documento elaborado por la División de Evaluación, Ordenación y Conservación Forestales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y disponible en el sitio Web: 3. UN VERANO MUY REVELADOR, POR JEFFREY SACHS Durante años, los climatólogos han estado advirtiendo al mundo de que el alto consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) va a provocar un cambio climático de origen humano. La creciente concentración de dióxido de carbono (un subproducto de la quema de combustibles fósiles) en la atmósfera causaría el aumento de las temperaturas del planeta y la modificación de los patrones de precipitaciones y tormentas, elevando con ello el nivel del mar. Hoy, esos cambios están afectando a todas las regiones de la Tierra, a pesar de la existencia de poderosos grupos de presión corporativos y propagandistas de medios de comunicación, como Rupert Murdoch, que intentan negar esta verdad. Este verano, Estados Unidos ha vivido su peor sequía de los tiempos modernos. El Medio Oeste y los Estados de las llanuras, granero de la nación, sufren una enorme ola de calor: más de medio país está en emergencia y hay pocas expectativas de que la situación amaine. Pagina 6 de 19 Al otro lado del mundo, Pekín se ha visto afectado por las peores lluvias de las que se tenga registro, y las inundaciones han causado numerosas víctimas. Japón se enfrenta a precipitaciones torrenciales. Dos de las regiones áridas más pobres de África —la región del Cuerno de África, en el Este, y el Sahel, en el Oeste— han sufrido sequías y hambrunas devastadoras en los últimos dos años: las lluvias nunca llegaron, lo que ha causado la muerte de miles de personas, mientras que millones se enfrentan a perspectivas más que sombrías. Los científicos han dado un nombre a nuestra era, el antropoceno, término basado en raíces del griego antiguo que significa 'época del dominio humano' Los científicos han dado un nombre a nuestra era, el antropoceno, término basado en raíces del griego antiguo que significa “época del dominio humano”, un nuevo periodo de la historia en el que la humanidad se ha convertido en la causa del cambio ambiental a escala mundial. La humanidad no solo ha afectado al clima de la Tierra, sino también a la composición química de los océanos, los hábitats terrestres y marinos de millones de especies, la calidad del aire y el agua, y los ciclos del agua, el nitrógeno, el fósforo y otros componentes esenciales que sustentan la vida en el planeta. Durante muchos años, el riesgo del cambio climático se miraba como una posibilidad lejana en el futuro, a la que tal vez tuvieran que hacer frente nuestros hijos o nietos. Por supuesto, por sí solo eso habría sido motivo suficiente para actuar. Pero hoy comprendemos mejor que el cambio climático nos afecta también a nosotros, a nuestra generación. Hemos entrado ya en una era nueva y muy peligrosa. Si es usted una persona joven, el cambio climático y otros riesgos ambientales de origen humano serán factores importantes en su vida. Si es usted una persona joven, el cambio climático y otros riesgos ambientales de origen humano serán factores importantes en su vida Los científicos enfatizan la diferencia entre el clima y el tiempo. El clima es el patrón general de la temperatura y las precipitaciones en un lugar determinado. El tiempo es la temperatura y las precipitaciones en ese lugar en un momento específico. Como reza el viejo dicho, “el clima es lo que uno espera, el tiempo es lo que llega”. Cuando las temperaturas son muy altas o las lluvias son inusualmente fuertes o leves, los científicos tratan de determinar si son el resultado del cambio climático de largo plazo o simplemente reflejan la variabilidad esperada. Por tanto, ¿son la actual ola de calor en EE UU (que ha hecho de este el año más cálido del que se tenga registro), las intensas inundaciones de Pekín o la grave sequía del Sahel casos aleatorios de mal tiempo o más bien el resultado de un cambio climático de largo plazo inducido por el hombre? Hubo un largo periodo en el que los científicos no podían responder con precisión a esta pregunta. No estaban seguros de si un desastre climático en particular se podía atribuir a causas humanas en lugar de a la variación natural. Ni siquiera tenían certeza de poder detectar si un acontecimiento en particular (por ejemplo, lluvias intensas o una sequía) fuera tan extremo que se pudiera calificar como anormal. Los científicos pueden detectar el cambio climático de largo plazo en la mayor frecuencia de fenómenos extremos Sin embargo, en los últimos años ha surgido una nueva ciencia del clima que se centra en la “detección y atribución”, y ha hecho grandes avances tanto en lo conceptual como en lo empírico. “Detección” significa poder determinar si un fenómeno extremo es parte de fluctuaciones climáticas normales o si, más bien, es síntoma de un cambio climático más Pagina 7 de 19 profundo y de largo plazo. “Atribución” es la capacidad de asignar las causas probables de un suceso a la actividad humana o a otros factores. La nueva ciencia de la detección y atribución está agudizando nuestros conocimientos y dándonos todavía más razones para preocuparnos. Varios estudios realizados en el último año han demostrado que, de hecho, los científicos pueden detectar el cambio climático de largo plazo en la mayor frecuencia de fenómenos extremos, como olas de calor, lluvias torrenciales, sequías graves y tormentas fuertes. Mediante el uso de avanzados modelos climáticos, no solamente están detectando el cambio climático de largo plazo, sino que también están atribuyendo al menos algunos de ellos a causas humanas. Los políticos de todo el mundo se muestran reticentes a actuar contra el cambio climático ya que las compañías petroleras y carboneras son políticamente muy poderosas En el último par de años han ocurrido una cantidad impresionante de fenómenos extremos en todo el planeta. En muchos casos hubo factores naturales de corto plazo que influyeron más que las actividades humanas. Por ejemplo, a lo largo de 2011 prevalecieron en el océano Pacífico condiciones relacionadas con La Niña, lo que significa que cerca del sureste de Asia aumentaron las temperaturas de las aguas, mientras que cerca de Perú fueron más frías. Esta situación temporal causó cambios de corto plazo en los patrones de precipitaciones y temperaturas, causando, por ejemplo, fuertes inundaciones en Tailandia. Sin embargo, incluso tras controlar atentamente estos cambios naturales de año a año, los científicos también han descubierto que es probable que varios desastres recientes también estén influidos por el cambio climático de origen humano. Por ejemplo, se puede aventurar que el calentamiento del océano Índico —causado por el hombre— desempeñó un papel en la grave sequía de 2011 en el Cuerno de África, que provocó hambre y conflictos y afectó a millones de personas ya muy empobrecidas. La actual megasequía de EE UU probablemente sea consecuencia de una combinación de causas naturales, como La Niña, y de una masiva ola de calor agravada por el cambio climático de origen humano. Las evidencias son sólidas y se están acumulando con rapidez. La humanidad se está exponiendo a un peligro cada vez mayor debido al cambio climático que ella misma ha generado. Como comunidad global, tendremos que pasar rápidamente y con decisión en el próximo cuarto de siglo de una economía basada en los combustibles fósiles a otra basada en tecnologías energéticas nuevas y avanzadas de bajo consumo de carbono. La opinión pública mundial está lista para escuchar ese mensaje y actuar en consecuencia. Sin embargo, los políticos de todo el mundo se muestran reticentes, sobre todo debido a que las compañías petroleras y carboneras son tan políticamente poderosas. El bienestar humano y hasta la supervivencia de la humanidad dependerán de que las evidencias y los conocimientos científicos puedan triunfar sobre la avaricia miope, la timidez política y la constante propaganda anticientífica de las grandes empresas. Fuente: Jeffrey D. Sachs es profesor de Economía y director del Earth Institute de la Universidad de Columbia. También es consejero especial del secretario general de Naciones Unidas sobre las Metas de Desarrollo del Milenio. Artículo de opinión publicado en el paródico El País de España y disponible en el sitio Web: http://economia.elpais.com 4. DOHA: ¿EL LUGAR ADONDE LOS ACUERDOS MUNDIALES VAN A MORIR?, POR AMY GOODMAN Doha, Qatar. La 18a Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se está desarrollando en el emirato de Qatar, en el Golfo Pérsico, un país pequeño pero Pagina 8 de 19 extremadamente rico y el mayor emisor de gases de efecto invernadero per cápita del mundo. Al ingresar al opulento Centro Nacional de Convenciones de Qatar, los delegados, la prensa, los dignatarios y la legión de trabajadores extranjeros mal remunerados que se encuentran aquí, deben pasar por debajo de una enorme araña. Se trata de una estatua de bronce de 9 metros de altura llamada “Maman”, realizada por la escultora franco-estadounidense Louise Bourgeois. Fue elegida por la esposa del emir y costó alrededor de 10 millones de dólares. El gobierno de Obama ha sido acusado, con razón, de hacer fracasar las negociaciones sobre cambio climático de la ONU en los últimos años, lo que hace de esta araña un símbolo adecuado, según la descripción del famoso poema de 1808 de Sir Walter Scott: “Qué telarañas tan enredadas tejemos la primera vez que practicamos el engaño”. En la cumbre, conocida como COP 18 (18a Conferencia de las Partes), hablé con el científico experto en clima Bill Hare, uno de los principales autores del nuevo informe del Banco Mundial “Bajemos la temperatura: ¿Por qué es preciso evitar que la temperatura del planeta aumente 4°C?” Mientras los medios estadounidenses están centrando su atención en el denominado “precipicio fiscal”, le pregunté a Hare cómo podría esperarse que el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero del mundo, Estados Unidos, contribuya a un fondo mundial para combatir el cambio climático: “Sin dudas, estamos ante un precipicio climático. Actualmente afrontamos un tsunami de carbono en el cual grandes cantidades de carbono están siendo emitidas a un ritmo más rápido que nunca antes en la historia. Y es ese tsunami de carbono lo que probablemente calentará el planeta, provocará un aumento del nivel del mar y acidificará los océanos. Ha llegado el momento en que debemos cambiar de dirección o afrontaremos riesgos catastróficos en muchas regiones vulnerables. Y por supuesto que los países pobres no son los únicos que están en riesgo. El huracán Sandy demostró, una vez más, que incluso los países ricos tienen regiones extremadamente vulnerables al cambio climático”. Apenas un día después de entrevistar al Dr. Hare, un fuerte tifón azotó Filipinas. Hablé con el principal negociador sobre clima de Filipinas, Naderev Sano, apenas minutos después de que se conociera la noticia del tifón. “Es muy alarmante para nosotros el hecho de saber que un tifón de esta magnitud normalmente no afectaría esa parte del país. De hecho, en medio siglo es la primera vez que un tifón como Bopha llega al extremo sur del país”. Le pregunté a Sano qué esperaba de las negociaciones en Doha: “La principal gran medida que se debe tomar para lograr que las negociaciones en Doha sean exitosas, antes que nada, es acordar el segundo período de compromiso del Protocolo de Kyoto. Este es un proceso con el que estamos realmente comprometidos debido a que es el punto de partida para lograr metas más ambiciosas para todo el mundo”. El Protocolo de Kyoto es el único tratado mundial legalmente vinculante que obliga a los países a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. A menos que se tomen medidas, perderá vigencia a fines de este mes. Sano explicó: “Si no tenemos éxito en Doha, al inicio de 2013 no tendremos nada. Estaremos frente a un sistema en el que el cambio climático afectará a un mundo que no ha tenido la voluntad política para dar una respuesta a la crisis climática”. Otro participante de la cumbre es Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace International. Lo entrevisté por última vez por teléfono cuando estaba colgado de la plataforma petrolera rusa de Gazprom en el océano Ártico, como parte de una campaña para evitar las perforaciones allí, mientras le lanzaban agua fría para intentar sacarlo. Naidoo escribió antes de venir a la COP 18: “Doha ya tiene mala reputación por el estancamiento de Pagina 9 de 19 las negociaciones sobre comercio de la OMC. Otro fracaso más hará que Doha sea conocido como el lugar donde los acuerdos mundiales mueren”. En una conferencia de prensa realizada esta semana en Doha, Naidoo lanzó un ataque retórico al gobierno de Obama. Con respecto a la referencia del Presidente Obama al cambio climático en su discurso de victoria del 6 de noviembre pasado, Naidoo dijo: “El hecho de que tengamos a estos dos negociadores, los dos principales negociadores de Estados Unidos aquí, diciéndonos que en realidad nuestro país tuvo una excelente gestión durante los últimos cuatro años de gobierno del Presidente Obama y que mantendremos una causa firme y decidida y, de hecho, continuaremos defendiendo dicha causa durante los cuatro años que quedan de presidencia de Obama es una falta de respeto. Es una falta de respeto de parte del Presidente Obama imponernos a dos negociadores que actúan como si Obama nunca hubiera realizado esos comentarios sobre el cambio climático tras su relección. Y le decimos firmemente que o llame a sus delegados principales aquí y les dé un mandato diferente para estas negociaciones, o les pida que regresen a Washington, porque solo están ocupando espacio y están entorpeciendo las negociaciones”. Cuando le pedí al negociador de clima de Estados Unidos Jonathan Pershing que respondiera los comentarios de Naidoo acerca de si estaba obedeciendo a la postura de Obama, me respondió “No realizaré comentarios”. Con respecto a los cuestionamientos de los grupos de la sociedad civil que afirman que Estados Unidos es el principal obstáculo para alcanzar cualquier acuerdo en Doha, Pershing me respondió: “Creo que Estados Unidos participa en forma activa y constructiva en las negociaciones. Somos uno de los principales países que contribuyen al pensamiento intelectual en este proceso, pero esto no significa que estemos de acuerdo con los demás países en todo. Al fin de cuentas esto es una negociación. Intentamos participar de un resultado que conducirá a reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Queremos lograr un resultado que sea aceptable para todas las partes y que sea eficaz en el marco que hemos establecido para avanzar”. Si bien las expectativas con respecto a la COP18 de Doha son mínimas o incluso desalentadoras y la participación en esta cumbre es muy inferior con respecto a las tres últimas cumbres, realizadas en Copenhague, Cancún y Durban, hay un grupo sólido de personas que está preocupado por el futuro del planeta y que está tomando medidas para protegerlo del cambio climático provocado por el hombre. La gran araña en la entrada del Centro de Convenciones también representa a estas personas. La escultura está protegiendo un saco de huevos y, como explicó Louise Bourgeois: “La Araña es una oda a mi madre. …Al igual que una araña, mi madre era una tejedora. Las arañas son muy solidarias y protectoras”. Como demostró la respuesta desde las bases al tifón Bopha en Filipinas o a la gran tormenta Sandy en Estados Unidos, la red de activistas a favor de la justicia climática no está enredada, sino que cada vez se hace más fuerte y nos indica el camino. Ojalá los políticos lo siguieran. Fuente: Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Artículo publicado en Pagina 10 de 19 5. HONDURAS ENCABEZA ÍNDICE DE RIESGO CLIMÁTICO En los últimos 18 años, Honduras padeció más que casi todos los demás países del mundo por eventos climáticos extremos, señala un estudio sobre las pérdidas causadas por fenómenos meteorológicos, difundido en el marco de la cumbre mundial del clima. En todo el mundo, tormentas, inundaciones y olas de calor han causado pérdidas por 1,7 billones de dólares, además de 600.000 muertes, según el Índice Mundial de Riesgo Climático 2010. En simultáneo, la Organización Meteorológica Mundial anunció en Copenhague que es muy probable que la década 2000-2009 haya sido la más calurosa desde que se comenzó a llevar registro de temperaturas, en 1850. Este año hubo olas de calor extremo en India, el norte de China y Australia. Este año también se volvieron más frecuentes las temperaturas muy elevadas en el sur de América del Sur, plantea el informe. "Nuestros análisis muestran que, en particular, los países pobres son severamente afectados" por eventos meteorológicos extremos, dijo Sven Harmeling, autor del Índice en Germanwatch, una organización no gubernamental alemana que promueve la igualdad y la preservación de los medios de vida desde 1991. Honduras, Bangladesh y Birmania son los tres países que padecieron la mayor combinación de muertes y pérdidas económicas entre 1990 y 2008, según el Índice. En el futuro esto empeorará, a medida que el cambio climático intensifique las tormentas, inundaciones, sequías y olas de calor, dijo Harmeling en un comunicado. Durante milenios, las concentraciones de carbono en la atmósfera fueron, promedialmente, de 260 partes por millón (ppm), pero en los últimos 100 años aumentaron a 387 ppm, lo que provoca que más calor solar sea capturado, intensificando el efecto invernadero natural. Esa energía extra aumenta las temperaturas mundiales y produce más eventos climáticos extremos, señalan los científicos. En este contexto, es crucial que la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 15), que se está celebrando del 7 al 18 de este mes en Copenhague, brinde un financiamiento predecible y a largo plazo para ayudar a países vulnerables como Honduras a adaptarse, declaró a Tierramérica Christoph Bals, director político de Germanwatch. "Es importante que los negociadores comprendan que los 100 países más pobres son responsables de menos de cinco por ciento de las emisiones, pero son los más afectados", agregó. El Índice también es un reflejo del impacto distinto que sufren los países de una misma región. Eso puede ser útil para que los gobiernos vean cómo y qué hacen sus vecinos, para poder compartir información sobre los recaudos que toman. La centroamericana Honduras pudo tomar como ejemplo a la caribeña Cuba porque la isla maneja muy bien la prevención de eventos climáticos extremos, dijo Bals. Una de las sorpresas que aparecen en el informe es el mal desempeño de Estados Unidos, principalmente en términos de muertes por desastres como huracanes. "En Estados Unidos, los afectados son casi totalmente los más pobres", según Bals. Pagina 11 de 19 El Índice revela un patrón que los países industrializados con gran desigualdad entre ricos y pobres son más vulnerables que aquellos donde esas brechas son menores, destacó. "En general, son los pobres los que más padecen en casi todos los países", añadió. El Índice se basa en datos provistos por la base de datos NatCat Service de Munich Re, una de las mayores empresas mundiales de seguros. Se trata de una medición de los efectos directos de desastres extremos, en términos de los impactos sobre la infraestructura y cantidad de muertes. Una de las principales desventajas del Índice es que no registra impactos menores a largo plazo, como periodos secos prolongados, desertificación o pérdida de acceso al agua por el derretimiento de glaciares, lo que reduce de modo significativo la producción alimentaria y aumenta las enfermedades. Por tanto, ningún país africano figura entre los 10 más vulnerables de esta lista. El Índice no pinta un panorama preciso de la vulnerabilidad africana al cambio climático, dijo Saleemul Huq, experto en adaptación del Instituto para el Ambiente y el Desarrollo, con sede en Londres, y uno de los principales autores de los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en materia de adaptación. "No puedo evaluar los impactos sobre la economía o sobre los medios de sustento, simplemente no hay datos para hacer eso", dijo Huq a Tierramérica. Según Gordon McBean, del Instituto para la Reducción de Pérdidas Catastróficas de la canadiense Universidad de Ontario Occidental, "el Índice se basa en datos del pasado, y por lo tanto no es una proyección lineal de los futuros impactos climáticos". "Tiene que quedar claro que éste es un índice de riesgos de eventos extremos relacionados con el cambio climático, no un índice exhaustivo de riesgos del cambio climático", dijo McBean a Tierramérica en una entrevista por correo electrónico. Las evaluaciones de la vulnerabilidad al cambio climático adquieren renovada importancia ahora, cuando parece seguro que habrá un fondo de por lo menos 10.000 millones anuales para ayudar a los países a amortiguar los impactos del calentamiento global. Es posible que ese fondo debe llegar incluso 500.000 millones de dólares anuales. Bangladesh ya dijo que quiere 15 por ciento de esos 10.000 millones de dólares. Pero decidir cómo dividir los fondos no es una cuestión de ciencias exactas, sino de decisión política, que le corresponde tomar al Grupo de los 77 (G-77, integrado por 130 naciones en desarrollo), dijo Huq. Fuente: Artículo informativo del Portal IPS Noticias, disponible en el sitio Web: http://www.ipsnoticias.net 6. CUMBRE DE DOHA SIN FUERZAS PARA FRENAR CATÁSTROFE CLIMÁTICA, POR STEPHEN LEAHY La conferencia climática de las Naciones Unidas se alargó un día más, hasta este sábado 8 en la capital de Qatar, y finalizó sin mayores reducciones de la contaminación que recalienta la atmósfera ni compromisos de financiación para el período 2013-2015. Sin embargo, los países en desarrollo lograron mantener a flote el Protocolo de Kyoto, único tratado internacional obligatorio para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “Es un acuerdo increíblemente débil”, comentó Samantha Smith, representante de la Red de Acción por el Clima, una coalición de más de 700 organizaciones no gubernamentales. Pagina 12 de 19 “Los gobiernos vinieron sin mandato para actuar”, sostuvo Smith en una conferencia de prensa momentos después de que terminara la 18 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 18) y de que sus 194 estados partes aprobaran un complejo paquete que dieron en llamar Portal Climático de Doha (Doha Climate Gateway). Este acuerdo establece una segunda fase de compromisos del Protocolo de Kyoto, para que las naciones industriales reduzcan sus emisiones de gases invernadero entre 2013 y 2020, pero sin fijar los volúmenes de esos recortes. Tampoco se comprometió apoyo financiero para la adaptación de los países más vulnerables al cambio climático, apenas un acuerdo de celebrar más reuniones al respecto en 2013. También para el año próximo se fijaron conversaciones para crear un “mecanismo” destinado a medir daños y costos para los países afectados por las manifestaciones del cambio climático. Finalmente, el acuerdo incluye una previsión de dos años de negociaciones para un nuevo acuerdo climático internacional que entraría en vigor en 2020. “Es imposible lograr que todos se vayan con una sonrisa… También yo estoy decepcionado”, dijo el presidente de la COP 18, el qatarí Abdullah bin Hamad Al Attiyah. En declaraciones a Tierramérica, Al Attiyah se dijo sorprendido porque los países quisieron introducir tantos cambios en las dos semanas de la conferencia, e inclusive hasta las horas finales. Pero la conferencia de Doha no logró nada para abatir un curso de contaminación que está llevando al planeta a un calentamiento de cuatro grados o incluso superior. Y ofrece poco para financiar a los países más pobres que deben soportar los efectos de la transformación del clima, apuntó Smith. La activista acusó a Estados Unidos y a Canadá de bloquear avances. Canadá fue uno de los peores, dijo. Mientras se beneficia de la explotación de sus extensas arenas petroleras, fue “muy obstruccionista en financiación”, aseveró. Los países industriales habían comprometido volcar 100.000 millones de dólares por año al Fondo Verde para el Clima a partir de 2020. Con el fin de llenar el vacío hasta entonces, las naciones en desarrollo pidieron 60.000 millones de dólares para 2015. Alemania, Gran Bretaña y un puñado de gobiernos más prometieron aportar 6.000 millones, pero de forma voluntaria. En Doha se acordó seguir discutiendo la financiación el año próximo. El debate sobre pérdidas y daños fue de los más intensos de las sesiones celebradas a puertas cerradas. Estados Unidos se enfrentó a estados isleños como Filipinas, que soporta severos daños por inclemencias meteorológicas y la elevación del nivel del mar. Los delegados de Washington bloquearon todas las referencias que implicaran compensaciones o responsabilidad, admitiendo abiertamente que temían represalias políticas domésticas, dijo una fuente que no quiso dar su nombre. “Las pérdidas y daños son un asunto enorme para América Central. Somos muy vulnerables a los impactos del cambio climático”, dijo Mónica López Baltodano, del Centro Humboldt de Nicaragua y observadora de la sociedad civil en las conversaciones. “Honduras y Nicaragua figuran en primer y tercer lugar entre los países más vulnerables del mundo, según el Índice Mundial de Riesgo Climático”, dijo López Baltodano a Tierramérica. Pagina 13 de 19 El índice que elabora la entidad alemana Germanwatch, divulgado en Doha, sostiene que esos dos países centroamericanos fueron los más afectados en pérdida de vidas y daños en las últimas dos décadas. En 2011, Tailandia, Camboya, Pakistán y El Salvador resultaron los peor golpeados por eventos meteorológicos extremos. En la COP 16, celebrada en la ciudad mexicana de Cancún en 2010, se acordó buscar mecanismos para evaluar y reducir los daños y pérdidas que causan las manifestaciones del calentamiento, desde los desastres meteorológicos a fenómenos de desarrollo lento, como la elevación del nivel del mar, la acidificación de los océanos, la pérdida de biodiversidad y la desertificación. El mundo en desarrollo quería una nueva institución y un marco de acción para los daños y pérdidas, pero Estados Unidos se negó a crear una entidad. El pacto entonces es establecer “un nuevo mecanismo” en 2013. La segunda fase del Protocolo de Kyoto se extenderá entre 2013 y 2020, un avance muy importante para los países en desarrollo, pues sus metas de reducción de emisiones y sus métodos de emisión y de verificación tienen fuerza legal. Sin embargo, solamente la Unión Europea, Australia y algunos pocos países más se encuentran comprendidos por las obligaciones de Kyoto, y representan en total apenas 12 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero. Estados Unidos no forma parte de este tratado. Canadá y Japón optaron por retirarse de la segunda fase, y las grandes potencias emergentes –China, India, Brasil, etcétera– tampoco hacen parte de él, por ser países en desarrollo. Además, ninguno de los estados abarcados por la segunda fase del Protocolo de Kyoto se comprometió a nuevas reducciones de sus emisiones. Solo aceptaron una revisión obligatoria de sus compromisos de recorte en 2014. Las naciones ricas no obligadas por el protocolo prometieron realizar disminuciones comparables, pero sin ningún anuncio concreto en Doha. “El proceso de la COP es decepcionante”, dijo López Baltodano, que ha asistido a las tres últimas conferencias. “Es evidente que los intereses económicos nacionales dominan las negociaciones”. Y los países están a su vez influidos por el sector corporativo, mientras la sociedad civil tiene poca interacción y capacidad de incidencia, según la activista. “Hay un espacio enorme al que no llegamos”. El resultado concreto de Doha pone al mundo rumbo a un calentamiento de tres, cuatro o inclusive cinco grados respecto de las temperaturas preindustriales, dijo un delegado de la isla de Nauru, en el océano Pacífico, que habló en la sesión plenaria final en nombre de la Alianza de Pequeños Estados Insulares. “No estamos hablando de cuán confortablemente pueden vivir sus pueblos (del mundo desarrollado), sino de si nuestros pueblos podrán vivir. La vida de nuestra gente es la que está en la cuerda floja”, concluyó. Fuente: Artículo informativo del Portal IPS Noticias, disponible en el sitio Web: http://www.ipsnoticias.net Pagina 14 de 19 7. REPRESAS, UN RIESGO CLIMÁTICO La gran cantidad de agua concentrada artificialmente genera un microclima que afecta los patrones de lluvia. Investigadores alertaron que los grandes reservorios de agua creados por los seres humanos puede incrementar la intensidad de las lluvias y afectar las defensas contra inundaciones. Un equipo internacional de científicos encontró que los patrones de lluvia alrededor de grandes concentraciones hídricas generadas artificialmente en Chile son mucho más intensos que en regiones similares sin el líquido. El estudio, que fue aprobado para su publicación en la revista especializada Hydrology, considera que el exceso de precipitaciones podría afectar las defensas antiinundaciones que suelen construirse sin tomar en cuenta este factor. "Efecto lago" Las anteriores investigaciones en este campo se enfocaron en el impacto de las represas en el clima de la zona y demostraron que las grandes concentraciones de agua, como lagos o represas, pueden alterar los patrones al aumentar la cantidad de agua que se evapora. Algunos analistas creen que también se generan patrones de circulación de aire en la atmósfera por sobre los límites del agua y la tierra, lo que puede iniciar tormentas y lluvias. Es este impacto el que puede ser significativo, como comprobó un estudio en el que se demuestra que las precipitaciones han aumentado un 4% por año después de que se construyó una represa. En su más reciente trabajo, investigadores de la Universidad de Talca, en el sur de Chile, examinaron la información recogida en 50 pluviómetros ubicados cerca de reservorios de agua en diferentes partes del país. Chile posee una gran variedad de climas en su territorio, en el que se puede encontrar zonas con cero milímetros de lluvia y otras con 4.500 mm. Pero más allá de esta diferencia, los científicos encontraron que la mayor intensidad de precipitaciones fue registrada en las estaciones climatológicas ubicadas cerca de las concentraciones de agua, especialmente en los lugares con un clima más seco. Este cambio tiene implicaciones en las defensas antiinundaciones, como dijo a la BBC uno de los autores, el doctor Pablo García-Chevesich, de la Universidad de Arizona. "Mientras más grande sea la masa de agua, más grande será su efecto". El especialista reconoció que esta lectura de la investigación ha causado controversia, debido a que cambiar el diseño de las defensas antiinundaciones es muy costoso. Refuerzos Sin embargo, otros científicos tienen una opinión más cauta. El doctor Faisal Hossain, de la Universidad Tecnológica en Tennessee, Estados Unidos, considera que el estudio chileno sólo fue de observación y que, si es verdad el "efecto lago" altera los patrones de lluvia, todavía no se sabe si aumenta o disminuye la cantidad de agua que cae. Three Gorges en China Pero resalta que hay un punto importante en el estudio y es que atraerá la atención de los constructores de represas en todo el mundo. Pagina 15 de 19 "Tenemos patrones de clima modificados de una manera que no pudieron anticipar antes de que se construyera un reservorio, y en un contexto global podría tener serias ramificaciones", destacó. El profesor Richard Harding, del Centro de Ecología e Hidrología de Reino Unido, comentó que muchos estudios han alertado sobre el impacto de reservorios de agua, en especial en las zonas secas. "Los físicos dicen que pasará, pero me está costando un poco saber qué tanto será el impacto, y si será lo suficientemente fuerte como para cambiar el diseño de las defensas", concluyó. Harding sugiere que la nueva investigación ha sido aprovechada como munición por aquellas personas que se oponen a la construcción de grandes represas. Pero los autores de la investigación defienden su estudio y creen que es necesario que los ingenieros y los diseñadores lo tomen en cuenta en la planificación de nuevas barreras contra inundaciones. "En Estados Unidos son muy rigurosos en cuenta el cambio climático cuando hablan del diseño (de un sistema) para controlar un aluvión de agua", afirmó García-Chevesich, y agregó: "Esto es nuevo y también debería ser tomado en cuenta". Fuente: Nota informativa de la BBC Mundo, disponible en el sitio Web: http://www.bbc.co.uk/ 8. HISTORIA DE DOS TRATADOS, POR BJØRN LOMBORG El mundo ha vuelto a fracasar en su intento de alcanzar acuerdo sólido alguno sobre el clima, esta vez en las negociaciones que concluyeron recientemente en Doha. El lector puede no haberlo advertido, porque, en contraste muy marcado con los años anteriores, la mayoría de los medios de comunicación, como reflejo de un desinterés cada vez mayor del público, se han limitado a pasar por alto dichas negociaciones. La reunión de Doha era la continuación de veinte años de negociaciones fracasadas sobre el clima, desde la Cumbre de la Tierra inicial, celebrada en Río en 1992. Allí, los países prometieron reducir en el año 2000 las emisiones de gases que provocan el efecto de invernadero a los niveles de 1990; los países de la OCDE se alejaron del objetivo en casi un nueve por ciento. El Protocolo de Kyoto de 1998 ha fracaso casi enteramente y el empeño de salvar el mundo en Copenhague en 2009 se hundió estrepitosamente. Hasta ahora, las emisiones del mundo no han cesado de aumentar –y a un ritmo acelerado–, pues las de 2011 fueron un 50 por ciento mayores que en 1990. Los veinte últimos años de negociaciones mundiales sobre el clima han reducido ese aumento en tan sólo medio punto porcentual. Suponiendo –con cierto optimismo– que se mantenga esa reducción en todo el siglo, reducirá el aumento de la temperatura en la mitad, aproximadamente, de una centésima de grado Celsius (aproximadamente una centésima de grado Fahrenheit) en 2100. Los niveles del mar subirán un milímetro (un veintiavo de pulgada), aproximadamente, menos. Ni siquiera en cien años serán mensurables esos cambios. El costo de la consecución de esos nimios resultados ha sido probablemente de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares al año: la mayor parte, desarrollo económico perdido, debido a la utilización forzosa de una energía más cara. Los beneficios para la Humanidad –medidos en inundaciones marginalmente inferiores, una reducción casi insignificante de olas de calor y Pagina 16 de 19 demás– ascienden en total a 1.000 millones de dólares al año. Así, pues, en cuanto a rentabilidad, cada dólar gastado en política sobre el clima ha producido el valor de cinco centavos de beneficio. Ya es hora de cambiar de rumbo. Hay formas inteligentes de abordar el calentamiento planetario, innovando para reducir el precio de la energía verde; lamentablemente, no se las promueve en las negociaciones sobre el clima patrocinadas por las Naciones Unidas. Pero, si bien debemos abordar el cambio climático, vale la pena recordar nuestras prioridades. Como de costumbre, una vorágine de informes alarmantes sobre el cambio climático intentaron (pero fracasaron) intensificar el interés por la reunión de Doha. El Banco Mundial, decepcionantemente alejado de sus habituales y cuidadosos informes, publicó el alarmista panfleto Bajar la calefacción, del que es coautor William Hare, director durante mucho tiempo de la política sobre el clima para Greenpeace. Con ocasión de su lanzamiento, el Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, afirmó: “Si no abordamos el cambio climático, nunca acabaremos con la pobreza”. ¿De verdad? Hasta ahora, las políticas sobre el clima han demostrado ser formas extraordinariamente costosas de hacer contribuciones mínimas… y en un futuro muy lejano. Resulta particularmente cierto en el caso de los pobres del mundo. Tal vez deberíamos empezar a pensar en la otra negociación de Doha, que se inició hace once años, sobre el libre comercio en el mundo, y que podría ayudar a los pobres del mundo muchos miles de veces más. Los modelos del Banco Mundial muestran que incluso el acuerdo menos ambicioso para liberalizar un poco más el comercio y reducir las subvenciones a la agricultura produciría beneficios importantes. Según el argumento clásico en pro del libre comercio, la especialización y el intercambio benefician a todo el mundo, porque la producción de bienes se hace allí donde resulta mejor. Los modelos del Banco muestran que ese denominado beneficio estático podría aumentar el PIB mundial anual en varios centenares de miles de millones de dólares al final del decenio, de los que tal vez 50.000 millones corresponderían a países en desarrollo. Hacia el final del siglo, el beneficio anual ascendería a un billón y medio de dólares, de los cuales la mitad acabaría en el mundo en desarrollo. Pero, a lo largo de los dos últimos decenios, un número cada vez mayor de estudios ha demostrado que ésa es sólo una parte del argumento. La Historia revela que las economías abiertas crecen más rápidamente. Ejemplos de ello son Corea del Sur desde 1965, Chile desde 1974 y la India desde 1991; todos ellos registraron tasas de crecimiento marcadamente superiores después de la liberalización. El mismo mensaje procede de los modelos de equilibrio general computable de la economía mundial: incluso un comercio moderadamente más libre ayuda a los mercados nacionales a volverse más eficientes y a las cadenas de distribución a volverse más integradas y transferir conocimientos más fácilmente, lo que espolea la innovación. En conjunto, ese beneficio dinámico aumenta la tasa de crecimiento del PIB. En un reciente examen de la bibliografía económica, uno de los principales autores de modelos del Banco Mundial, el profesor Kym Anderson, mostró que los beneficios a largo plazo de una moderadamente lograda Ronda de Doha de negociaciones comerciales mundiales sería inmenso. El PIB anual hacia 2020 sería unos cinco billones de dólares, aproximadamente, mayor que si no hubiera un acuerdo, tres de los cuales corresponderían al tercer mundo. Hacia el final del siglo, unas tasas de crecimiento ligeramente superiores habrán Pagina 17 de 19 producido un aumento acumulado de ingresos que superaría los cien billones de dólares anuales, la mayor parte de los cuales corresponderían al mundo en desarrollo. En ese momento, los beneficios de un comercio más libre añadirían un 20 por ciento, aproximadamente, al año al PIB del mundo en desarrollo. Los costos totales, la mayoría de ellos para librar del hábito de las subvenciones a los agricultores del mundo desarrollado, son más de 10.000 veces inferiores: unos 50.000 millones de dólares al año durante un decenio o dos. Es algo que importa y no sólo por el dinero. Un comercio más libre permitirá a más personas escapar de la pobreza y conseguir suficientes alimentos y agua potable. Aumentará la educación y extenderá la atención de salud. Hará las sociedades más resistentes contra las inundaciones y los huracanes y, con mayores ingresos, serán más las personas que podrán permitirse el lujo de cuidar el medio ambiente. En una palabra, contribuirá a un mundo mejor. Aun en un caso extraordinariamente optimista, el resultado de la reunión sobre el clima de Doha habría costado 500.000 millones de dólares al año y los beneficios habrían sido menos de cinco centavos por dólar. En cambio, un modesto acuerdo de libre cambio de Doha, podría ayudar a los pobres del mundo miles de veces más, mucho antes y a un costo muy inferior. Sí, debemos abordar el cambio climático… y hacerlo de forma inteligente, pero las negociaciones de Doha sobre el clima siempre han estado en un callejón sin salida. Si de verdad queremos ayudar a los pobres del mundo, debemos tomarnos en serio las otras conversaciones de Doha. Fuente: Bjørn Lomborg es profesor adjunto en la Escuela de Negocios de Copenhague, fundó y dirige el Centro del Consenso de Copenhague, cuyo objetivo es estudiar los problemas ambientales y las soluciones que utilizan los mejores métodos analíticos disponibles. El artículo se encuentra disponible en el sitio Web: http://www.project-syndicate.org/ 9. CAMBIO CLIMÁTICO: ¿ESTÁ PREPARADA AMÉRICA LATINA PARA UN AUMENTO DE 4 GRADOS EN LA TEMPERATURA MUNDIAL? Huracanes más frecuentes e intensos, menor superficie cultivable y pérdida de zonas bajas son apenas algunas de las posibles consecuencias para América Latina y el Caribe si la temperatura mundial aumentara 4 °C hacia 2100, de acuerdo al nuevo estudio ‘Bajando la temperatura’. Un aumento que duplica la meta reconocida a nivel internacional de 2 °C, ampliamente considerada como el punto de inflexión tras el cual el daño ambiental se torna irreparable. Responsable de solo una fracción (12,5%) de las emisiones mundiales totales, América Latina podría ser una de las regiones más castigadas si la temperatura aumentara, siendo las zonas más afectadas el Caribe y las regiones tropicales, y las poblaciones pobres de la región las que más sufrirían. Ejemplos concretos de este impacto: Mayor nivel de los océanos: desde 1998, el deshielo de los campos de hielo patagónicos han contribuido un 2% del aumento anual en el nivel del mar. A medida que la temperatura sube, esta tasa probablemente también aumente; el informe estima que el nivel del mar aumentará entre 0,5 y 1 m para comienzos del siglo entrante. Dicho aumento podría ocasionar daños incalculables a las pequeñas islas caribeñas que se encuentran apenas por encima del nivel del mar, contaminando humedales de agua dulce vitales para el suministro de agua de esas islas; Pagina 18 de 19 las pérdidas totales se cifran en US$68.200 millones para 2080, buena parte de ellas asumidas por la industria turística de esa región. Tormentas frecuentes: uno de los riesgos meteorológicos más peligrosos para la región, se espera que la frecuencia de las tormentas tropicales de alta intensidad aumente, siendo América Central y el Caribe una de las cuatro regiones con mayores probabilidades de padecer las consecuencias de los daños resultantes. Esto sería particularmente preocupante en países como México, cuya costa oriental, como explican los expertos en este blog, ya está expuesta a un riesgo considerable, sobre todo dada la velocidad a la que crece la población e infraestructura local. Más sequías: dado el crecimiento de la población mundial, se espera que la demanda de alimentos también aumente. Hogar de un tercio de la tierra cultivable y de los recursos del mundo, la región está bien ubicada para convertirse en uno de los principales productores de alimentos a futuro. Sin embargo, como se pudo observar en la grave sequía que afectó a México este año, el informe advierte que un aumento de 4 °C tendría un impacto muy importante en la superficie de tierra cultivable, que disminuiría, especialmente en América Latina, África e India. Adaptación al cambio climático Aun hoy, el clima mundial está cambiando y por lo tanto las diferentes regiones deben adaptarse para poder maximizar su capacidad de recuperación ante los cambios. Como explica el Asesor del Banco Mundial para Cambio Climático, Erick Fernandes, “prepararse ante los desastres naturales de hoy constituye el primer paso en la adaptación a los desastres naturales de mañana”. En el caso de América Latina, esta capacidad de recuperación significa: Asegurar que la infraestructura regional pueda soportar los nuevos ‘extremos’ climáticos Utilizar una mayor variedad de cultivos, que tengan un buen rinde en caso de sequía, inundación y alta temperatura, así como garantizar los cultivos futuros mediante bancos de semillas. Priorizar el uso territorial para conservar y gestionar peligros múltiples Implementar planes de respuesta a situaciones de emergencia y sistemas de alerta temprana Establecimiento de redes de protección y seguridad social para proteger a los grupos más vulnerables de la región. Intercambio de mejores prácticas y sistemas de información entre países. Monitoreo del tiempo y clima regionales ¿La solución radica en el crecimiento verde? Ofreciendo una panorámica de la más reciente climatología, el informe advierte que la temperatura mundial apunta a una suba de 4 °C y que los más recientes compromisos en términos de gases de efecto invernadero no reducirán en mucho esta cifra. Sin embargo, un compromiso sostenido con el crecimiento verde e inclusivo podría limitar este aumento a 2 °C. Actualmente, América Latina emite el 12,5% de los gases de efecto invernadero del mundo, aunque la creciente población urbana y la tasa de motorización aparecen en el informe ‘Crecimiento verde inclusivo en América Latina y el Caribe’ como fuentes potenciales de degradación ambiental en caso de no corregirse. Pagina 19 de 19 De todas maneras, la región ya asumió el desafío, muchos países están llevando a cabo soluciones innovadoras y ecológicamente saludables, adaptadas a sus responsabilidades ambientales. En particular: Se han establecido sistemas de autobuses de transporte rápido en toda la región para fomentar el uso de transporte público y reducir la dependencia del automóvil, yendo a la vanguardia en términos de transporte público en el mundo en desarrollo. La generación eléctrica en América Latina se multiplicó en más de dos veces en los últimos 20 años, aunque un aumento en la utilización de recursos renovables, así como de gas natural, ayudaron a que la región redujera su dependencia del petróleo y del diésel, reduciendo de esta forma la huella de carbono de su industria eléctrica. Siendo algunos de los principales productores agropecuarios del mundo, varios países de América Latina han reducido la huella ambiental de la industria a través de esquemas para la conservación de bosques y áreas arboladas, así como fomentando la reforestación, como este en Costa Rica. Actualmente, el Banco está trabajando junto a 130 países de todo el mundo para solucionar el cambio climático, duplicando los créditos para adaptación. Ahora mismo están operando US$7200 millones en Fondos de inversión en el clima en 48 países, 14 de los cuales se encuentran en América Latina y el Caribe. Fuente: Nota informativa del Banco Mundial. Articulo disponible en el sitio Web: http://www.bancomundial.org Tel: 591 2 2799673 Fax:591 2117326 Calle 21 de Calacoto, Edificio Lydia, Piso 2 Of. 201 La Paz – Bolivia Página Web: www.institutoprisma.org - Correo electrónico: prisma@institutoprisma.org Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz