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“El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él.” (Declaración sobre el derecho al desarrollo, Asamblea General de la ONU, 1986). Desafíos ciudadanos y de Estado HONDURAS, de la desesperanza a la construcción de la esperanza Exposición por Manuel Torres Calderón Tegucigalpa, Nov. 2015 1 El Hondureño [Arturo Alejandro] El Hondureño (Arturo Alejandro) 2 Un punto de partida actual En el país operan diversas agencias e instituciones, nacionales e internacionales, que realizan encuestas y/o sondeos de opinión pública, con resultados no siempre creíbles por la manipulación que se advierte, sin embargo, hay excepciones, una de ellas es el Centro de Estudio para la Democracia –CESPAD-, del cual forman parte algunos académicos egresados o laborantes en la UNAH que gozan de mucho prestigio. En fecha reciente el CESPAD divulgó los resultados de su Séptima Encuesta de Percepción Ciudadana sobre Democracia y Gobernabilidad. La encuesta, que se realizó del 5 al 23 de septiembre del año 2015, tiene como propósito central indagar en las percepciones de la ciudadanía sobre el grado de respaldo o de aceptación que se tiene acerca de partidos políticos y movimientos ciudadanos, entre ellos “los indignados”. El universo de estudio fue de 800 entrevistas, entre una población de 16 años y más, residente en las viviendas particulares a nivel nacional tanto de las áreas urbanas como rurales (se excluyó del marco los departamentos de Gracias a Dios e Islas de la Bahía) De acuerdo con el CESPAD, con los resultados se manejó un nivel de confianza de 95%, y un error de ±3.5% Una encuesta, con la que se puede estar o no de acuerdo, es una fotografía social en un momento histórico determinado, en la que inciden diversas circunstancias pero que marca algunas tendencias a valorar. Como punto de partida para entender la opinión entre simple y compleja, individual y colectiva, vinculado y desvinculada, sorprendente y previsible de la población, se puede citar hallazgos interesantes, entre ellos: 3 Cuadro 1 Grado de Satisfacción con la Democracia (Sólo opción "satisfecho“ y “muy satisfecho”) 40% 17% 2010 1 20% 22011 25% 22% 3 2012 4 2013 5 Que el grado de satisfacción con la democracia pase de 17% en el 2010, en lo más álgido del posGolpe, a 40% en 2015, puede calificarse como “esperanzador” (refleja una satisfacción creciente) o “desalentador” (refleja que 60% no está satisfecha) o puede ser una combinación de ambos (refleja que el apoyo a la democracia crece aunque la insatisfacción sigue mayoritaria). 4 Tegucigalpa/Comayagüela [Avi Lio] -Avi Lio Fotografía Extractos de la serie ¨Tegucigalpa/Comayagüela¨ Distrito Central, Honduras 2013 Los extremos interpretativos “blanco o negro” son arriesgados y si se apropian desde un enfoque polarizado impediría lecturas más a fondo, incluso una que se advierte fundamental: En el país persiste y crece un margen de confianza respecto a que enmendar la crisis es posible y que la ciudadanía se muestra partidaria de que esa crisis se debe resolver con más democracia, no con menos democracia. 5 Si eso efectivamente es así, es un mensaje de importancia extraordinaria y la ciudadanía estaría dando una lección de madurez a los políticos que públicamente se despedazan a diario por la conquista del poder. Pero en ese análisis hay un riesgo implícito: dar por sentado que todos vivimos en el mismo país, que lo pensamos y sentimos igual, y con ello perder de vista que justamente la desigualdad crea una profunda división de interpretaciones y de intereses. De hecho, derivado de las políticas económicas impuestas a finales de la década de los 80 e inicios de los 90, el país ha experimentado un proceso de fragmentación y segregación social inédita en nuestra historia, determinado por el doble fenómeno de la violencia estructural (pobreza y desigualdad) y la violencia criminal. Guerrero del Encierro [Dilcia Cortés] Ese desplazamiento de país y que modifica la concepción y uso de lo público tiene una relación directa con el ejercicio de la ciudadanía de la juventud, en tanto que condiciona el ejercicio de sus derechos cívicos, políticos, económicos y sociales 6 Veamos otro resultado de la encuesta: Cuadro 2 Principal problema percibido por los encuestados Pobreza: 18.1% Desempleo: 18.1% Corrupción: 10.8% Bajos salarios 7.4% Crimen organizado: 6.4% Crisis en el sistema de salud 5.4% Lluvias e inundaciones 5.5% Crisis política: 3.6% Falta de oportunidad a los jóvenes y mujeres 3.6% Derechos humanos: 3.3% Violencia y robo común 3.2% Violencia contra las mujeres: 2.3% Acceso a educación: 2.0% ¿Cómo entender esa priorización que, en términos generales, coincide con otros sondeos de opinión pública realizados en el país? ¿Qué reflexión se deriva que el desempleo concentre 18.1% de las preocupaciones y los derechos humanos 3.3% o la pobreza 18.1% y la falta de oportunidad a los jóvenes y mujeres 3.6%? Una primera aproximación crítica refleja una sociedad sometida a fuertes riesgos y a procesos de individualización cada vez más marcados en la búsqueda de soluciones a la pérdida del poder adquisitivo, así como a las nuevas y viejas modalidades de la pobreza. La primera preocupación de las mayorías es resolver el problema personal, familiar, y, luego, la social o colectiva. Planteado en otros términos, un elevado 7 porcentaje de la población se percibe en peligro de supervivencia, debido a la incertidumbre e inseguridad a que está sometida e inmersa. Paradójicamente, el segmento de la población que ve en la democracia una opción política de cambio también prioriza la búsqueda de un sistema que le reporte la obtención individual o corporativa de beneficios o la posibilidad de acceder a una cuota de representación del poder. Una racionalidad muy compleja de desentrañar pero que puede encerrar las claves para entender el siguiente cuadro: Cuadro 3 ¿Por cuál de los partidos políticos votará usted en las próximas elecciones? 28% 28% 15% 11% 7% Partido Liberal Partido Nacional Partido libertad y refundación (LIBRE) Partido anticorrupción (PAC) No se identifica con nadie/ independiente En esa opinión, que agrada a algunos y desagrada a otros, hay un criterio de “rentabilidad” en el cual los medios de información y comunicación social tienen un papel muy importante en la representación de los riesgos y la búsqueda de soluciones, aumentando el poder y el control social. Lo básico a reconocer es que la estructura social y cultural de Honduras está cambiando; poco a poco deja de ser la familia y da lugar a una individualización extrema, que afecta no sólo el plano personal sino también a las instituciones, tanto del Estado como de la misma sociedad. Y no sólo la representación personal está cambiando sino su representación social; por ejemplo, los viejos barrios, con su estructura piramidal basada en 8 valores; en el valor de la edad alcanzada, de los conocimientos, de la honorabilidad y el prestigio de los apellidos, ya no existe más; esa escala de valores pervive un poco más en áreas rurales, pero cada vez menos. Radiografía del Sinvergüenza [Otoniel Sabillón] 9 La desconfianza entre los propios hondureños, incluso a niveles familiares y vecinales, crece año con año. Esa es una de las consecuencias de la implantación del neoliberalismo. Veamos el siguiente cuadro: Cuadro 4 Grado de desconfianza de la ciudadanía en las instituciones Partidos políticos: 60.5% Corte Suprema de Justicia: 53.1% Congreso Nacional: 50.9% Presidencia de la República: 44.7% Fuerzas Armadas: 41.3% Organizaciones de derechos humanos de la sociedad civil: 41.2% Organizaciones populares: 38.9% Que el grado de desconfianza de la ciudadanía consultada respecto a las Fuerzas Armadas (41.3%) sea similar al que manifiestan respecto a las organizaciones de derechos humanos de la sociedad civil (41.2%) y muy próximo a la consideración sobre las organizaciones populares (38.9%) refleja una sociedad que no describían los análisis políticos y sociales de décadas anteriores, y que es fundamental que los liderazgos nacionales o regionales identifiquen e interpreten. El ambiente político y social en Honduras está marcado por el escepticismo. Se respira frustración e incredulidad entre la juventud, incluso respecto al movimiento de los indignados, cuyos fundadores jóvenes corren el riesgo de no heredarlo a sus hijos de la lucha sino a sus abuelos. Los jóvenes y adultos más conscientes rechazan la actividad política al identificarla con corrupción y clientelismo. La mayor parte de la población que vive 10 bajo la línea de la pobreza y miseria vende su voto – sin recato alguno – al mejor postor o a varios postores. En la desesperanza, que es fuente de incontables negocios, todo está preparado para que las maquinarias políticas tradicionales y el dinero de las mafias narcocorruptas, obtengan triunfos frágiles y precarios en las próximas elecciones generales de 2017. Como en otras naciones de América Latina, se manifiesta entre la mayoría de actores políticos – incluidos sectores de la ciudadanía y de llamada izquierda – una actitud que acepta la existencia de ese difícil contexto pero se amolda y transige con las prácticas politiqueras en boga. Está a la baja la política basada en ideas y propuestas. Si años atrás se votaba por el “menos peor”, hoy se vota por el “menos corrupto”. Apología de la Paz [Cariqui] En el marco de la desesperanza actual resalta la importancia que tiene como objetivo nacional alcanzar un equilibrio en las tensiones sociales, económicas y políticas, así como disminuir la incertidumbre sobre el rumbo del país. 11 Es tan indispensable contrarrestar el excesivo peso del mercado y sus efectos, como el de la ideologización extrema en el discurso político. Reconocer que la individualidad, en sus diferentes manifestaciones, desde la aceptación del clientelismo partidarista hasta el proselitismo religioso, es un fenómeno creciente no significa aceptar o darlo por bueno, sino que constata la diversidad de individualidades y colectivos para poder abordar los temas sustanciales que demanda un nuevo proceso de transición a la democracia. ¿De qué temas se trata? qué hacer para que la economía supere su pobre crecimiento y genere suficientes empleos dignos, qué hacer para lograr el pleno ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales, lograr un mejor desarrollo regional y urbano, cómo lograr una inserción eficiente y digna de honduras en los procesos de globalización y regionalización, cómo restablecer la seguridad pública y mejorar la transparencia y la rendición de cuentas y como reconstruir un tejido institucional democrático. En ese marco ¿Qué hacer para transitar de la desesperanza a la esperanza? Es una pregunta importante, de complicada respuesta. La Madriguera [Arlen Ávila] 12 Si queremos hacer ese tránsito será fundamental para todos recuperar la gobernabilidad de nuestros recursos; no la Gobernabilidad hasta ahora vigente, basada en un acuerdo tácito de irrespeto a la ley y de complicidad o permisividad ante la corrupción, sino una diferente, que legitime el ejercicio de la política y a la ciudadanía. Recuperar la gobernabilidad del Estado y de sus actores principales de gestión es básico para impulsar los cambios que el país necesita. Ni el gobierno, ni la ciudadanía o sociedad civil pueden afrontar o resolver por sí mismos los graves problemas nacionales y transnacionales que enfrentamos. De hecho, ninguno puede pretender gobernar si las decisiones las toman otros. Las evidencias confirman que la gobernabilidad está en crisis, con mayor o menor intensidad, tanto en las organizaciones del sistema político partidarista como en las que forman parte de la sociedad civil. Ambas requieren legitimarse y ese proceso no podrá ocurrir, en uno u otro caso, al margen de la participación ciudadana y de una agenda común, éticamente construida, para afrontar los grandes desafíos nacionales. No hay muchas opciones: o definimos una agenda básica de consenso o fracasamos. Con un desafío adicional: recuperar la gobernabilidad no será posible sin recuperar el Estado que hemos perdido, y con el Estado, su institucionalidad. Cualquier transición nueva a la democracia estaría bloqueada si persisten las redes clientelistas y de intereses creados que defienden sus espacios de extracción e impunidad a lo largo y ancho de la institucionalidad, así como en los partidos políticos y otras formas de representación. Esas fuerzas, entre las que destacan en la actualidad el narcotráfico-crimen organizado, el poder financiero y el poder religioso, tienen capacidad de vetar cualquier reforma sustancial al sistema y al modelo económico vigente. Si los actores democráticos en la sociedad civil y en la sociedad política no logran adquirir pronto más poder que esas fuerzas conservadoras del narcotráfico, será muy difícil materializar los cambios necesarios para consolidar la democracia y recuperar para la ciudadanía el control de áreas completas de las políticas públicas y regiones enteras del país, como lo hemos confirmado en el caso de Colón, Copán y Olancho. La continuidad del régimen autoritario se expresa fundamentalmente en la permanencia del orden legal, institucional y cultural heredado del viejo régimen patrimonial, corporativista y político cuyos cimientos continúan siendo operativos, aumentando sus privilegios con cada decisión presuntamente modernista de los 13 gobiernos, como, por ejemplo, la descentralización de recursos públicos multimillonarios a través de fideicomisos. ¿Cómo es posible que un país cuya ciudadanía desplegó grandes luchas por la democracia en décadas anteriores, partiendo de la gran huelga bananera de 1954, o la resistencia ante la Doctrina de la Seguridad Nacional en la década de los 80, y que fue capaz de estructurar y articular movimientos y redes sociales influyentes, vea hoy desaparecer no sólo su capacidad de influir y de convocatoria, sino su propia existencia, como es el caso del sindicalismo y el campesinado y que ahora amenaza a su exigua clase media? Reflexionar sobre las causas del colapso tiene como requisito reconocer el colapso, lo que no significa desconocer luchas gigantescas como la oposición surgida al Golpe de Estado de 2009. Nubes para ser resguardadas [Gabriel Galeano] Esta nueva mirada se centra en una forma distinta de entender lo político y la política. Está bien que la oposición critique lo que desde el poder se pregona como “sistema democrático”, pero está mal que en ese criterio renuncie a prácticas democráticas y a una vocación democrática, por esa sería otra manera de dar continuidad al modelo autoritario. Resulta muy incierto pronosticar cuándo, cómo y con quiénes finalizarán la crisis del país, pero si se puede afirmar que al final del túnel debemos encontrar otro modelo de economía posneoliberal, en el cual la cultura, el conocimiento y las redes de comunicación social tendrán mayor peso que las redes políticas y clientelares. La situación es grave. El desencanto tiene mucho en que afincarse. Por ejemplo, en los últimos 15 años se ha operado un cambio dramático en el movimiento de 14 población, al pasar la Población Económicamente Activa Rural de un 69.5% en 1990, a un 35.1 en 1999, esto en relación con el total de la Población Económicamente Activa del país. Un Informe del Banco Central de Honduras establece que los procedentes de las zonas rurales llegaron a representar entre el 2004-2006 el 53.4% del total de migrantes Como nación y sociedad no sólo extraviamos el camino al desarrollo sino que no logramos un acuerdo sobre qué rumbo seguir. Similar a lo ocurrido en México, Guatemala y otras naciones del continente, el estallido de indignación emergido desde muy amplios y diversos segmentos sociales unidos en el clamor es la expresión de la esperanza, pero también de la frustración. Sin duda, podemos hacer nuestras las palabras de quienes señalan que la restauración de la cohesión social, de la convivencia justa y digna exige un esfuerzo de inteligencia colectiva, de ética y de convergencia de voluntades para encontrar los caminos viables de una Honduras mejor. Vendiendo Frutas [Efraín Portillo] 15