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invierno 2013 33 Dietas y control del peso dossier Presentación de los puntos clave del nuevo consenso FESNAD-SEEDO entrevista Dr. Quiles Izquierdo Jefe de la Unidad de Educación para la Salud Dirección General de Investigación y Salud Pública Comunidad Valenciana artículos Dietas milagro o cómo no se debe adelgazar Microbiota intestinal relacionada con la obesidad Staff Comité de redacción Dr. Francesc Ferrer Ruscalleda Dra. Elisenda Janés Nadal 33 Sumario dossier Presentación de los puntos clave del nuevo consenso FESNAD-SEEDO 4 Documento que clarifica, en base a la evidencia científica actual, la utilidad o ineficacia de diferentes medidas nutricionales tanto en la prevención como en el tratamiento del exceso de peso. Edición científica M.ª José Mateo Coordinación de autores Leticia Mesado Redacción artículo M.ª José Mateo 10 Artículo que repasa pormenorizadamente las dietas milagro más populares, descubre los mecanismos que utiliza para conseguir una apariencia de “credibilidad” y descubre los riesgos de salud inherentes a ellas. Edita Saatchi & Saatchi Health Gan vía, 16-20. 5.ª planta 08902 L’Hospitalet de Llobregat Barcelona www.saatchihealth.es Dietas milagro o cómo no se debe adelgazar entrevista Dr. Joan Quiles Izquierdo 16 El doctor Quiles, premio nacional Profesor José Mataix 2008 a la trayectoria profesional en el ámbito de la Nutrición Comunitaria y redactor adjunto del documento de consenso Fesnad-Seedo “Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso de la obesidad” hace una reflexión profunda sobre la obesidad y sus causas. artículo Microbiota intestinal relacionada con la obesidad Artículo que repasa los principales estudios que han investigado el vínculo entre la obesidad y la microbiota intestinal y su posible aplicación tanto en tratamientos prevenitivos como terapéuticos frente al desarrollo de la obesidad. 22 dossier Presentación de los puntos clave del nuevo consenso FESNAD-SEEDO Presentación de los puntos clave del nuevo consenso FESNAD-SEEDO Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos Manuel Gargallo Fernández Endocrinología y Nutrición, Hospital Virgen de la Torre, Madrid (en representación de la SEEDO). Jordi Salas-Salvadó Unidad de Nutrición Humana, IISPV, Universitat Rovira i Virgili, Reus y CIBER Obesidad y Nutrición, Instituto Carlos III, Madrid (en representación de la FESNAD). Introducción En el momento actual, la prevalencia de obesidad en España se sitúa, según los datos del Estudio Enrica, en el 22,9 %. Esta cifra es muy superior a la obtenida por el Estudio Dorica en 2004, que la situaba en el 15,5 %. Ante esta situación, es imprescindible adoptar medidas tanto para la prevención de la obesidad como para tratar a los que ya presentan el problema. En este ámbito, aun teniendo en mente las diferentes medidas posibles, la dieta constituye un pilar fundamental, tanto en la prevención como en el tratamiento. Sin embargo el abordaje dietético de la obesidad dista mucho de ser un capítulo cerrado. ¿Cuántas veces se han escuchado cuestiones sobre si no desayunar engorda, o si las dietas ricas en proteínas favorecen la pérdida de peso, o si los alimentos con mayor índice glucémico conllevan aumento de peso, o qué beneficio puede suponer añadir fibra a la dieta, etc.? Con el fin de responder a estos interrogantes, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) (tabla 1) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) acordaron elaborar un documento de consenso con 4 el título “Recomendaciones Nutricionales Basadas en la Evidencia para la Prevención y el Tratamiento del Sobrepeso y la Obesidad en el Adulto”. El objetivo era clarificar el oscuro y confuso panorama del tratamiento y prevención de la obesidad. En el presente artículo vamos a comentar los diferentes aspectos de este documento. Elaboración Para la confección del consenso, los coordinadores del proyecto (presidentes de la SEEDO y la FESNAD) designaron un equipo de redactores, representando a las diferentes sociedades involucradas. El equipo de redacción revisó los datos publicados en la literatura científica hasta enero del 2011 sobre los diferentes aspectos nutricionales que podían influir en el tratamiento y la prevención de la obesidad, y elaboró un borrador preliminar en el que se establecían una serie de recomendaciones basadas en grados de evidencia científica. Este borrador fue enviado para su valoración, por un lado, a una serie de expertos independientes de las sociedades patrocinadoras del documento, y, por otro, a los coordinadores del consenso y a los miembros de las juntas directivas la SEEDO y de todas la sociedades integradas en la FESNAD. Por último, y tras debatir los puntos de posible discrepancia, se alcanzó un acuerdo unánime en todos los apartados que quedó plasmado en el documento definitivo. De esta forma, el documento finalmente publicado y las recomendaciones que establece, representa la opinión consensuada de todas las sociedades participantes. También la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (AESAN) colaboró en la revisión del consenso. Por lo tanto, el consenso finalmente resultante no solo presentaba el aval científico de la inmensa mayoría de las sociedades españolas involucradas en el campo de la nutrición y la obesidad, sino que también contaba con la colaboración institucional de un organismo del Ministerio de Sanidad. De acuerdo a los criterios de elaboración, el documento resultante es de aplicación a la población adulta (excluyendo el embarazo y la lactancia) que, salvo la obesidad, no presente malnutrición o enfermedades crónicas. 5 dossier Presentación de los puntos clave del nuevo consenso FESNAD-SEEDO Tabla 1. Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD: Sociedades integradas) Estreñimiento “verdadero” Asociación Española de Diplomados en Enfermería de Nutrición y Dietética (ADENYD) Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas (AEDN) Asociación Española de Doctores y Licenciados en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (ALCYTA) Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP) Sociedad Española de Nutrición (SEN) Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA) Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE) Resultados Tras la revisión efectuada por los redactores se obtuvieron 65 evidencias que dieron lugar a 31 recomendaciones. El documento completo y el resumen de las recomendaciones y evidencias se ha publicado en diferentes revistas científicas (ver bibliografía). En las Tablas 2 y 3 se recogen los principales hallazgos tanto en lo que se refiere a actuaciones para la prevención como para el tratamiento. A la hora de examinar el resultado del consenso, podemos encontrar evidencias tanto a favor como en contra de la influencia de algún elemento nutricional sobre la prevención o el tratamiento de la obesidad. Pero también encontramos evidencias que ponen de manifiesto una ausencia de datos concluyentes sobre la influencia de una determinada medida, en este caso no debemos pensar que se trata de una medida ineficaz sino que simplemente, en el momento actual, no está demostrada su utilidad. Dentro del apartado de la prevención, se puede observar cómo las evidencias «Las evidencias más sólidas, a nivel de prevención, se relacionan con la disminución del aporte energético total de forma directa (tamaño de las raciones y densidad energética), o indirecta (el consumo de fibra y frutas y verduras mediante un posible mecanismo de saciedad)» más sólidas fueron las relacionadas con la disminución del aporte energético total de forma directa (tamaño de las raciones y densidad energética), o indirecta (el consumo de fibra y frutas y verduras mediante un posible mecanismo de saciedad o limitar la fast food o las bebidas azucaradas con la probable reducción de la densidad energética). La realización de una dieta mediterránea o una dieta vegetariana, la limitación de la ingesta de etanol y el consumo de frutas y verduras presentan un grado de evidencia que requiere de la realización de más estudios con mejores diseños para poder obtener conclusiones más sólidas sobre su papel. En lo que se refiere al tratamiento, sigue estando plenamente vigente y sólidamente fundamentado el concepto tradicional de reducción energética global, recomendado tradicionalmente por las distintas guías como las de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición de 2004 o la de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad del 2007. Por el contrario, otras alternativas que se han popularizado en las últimas décadas relacionadas con la modificación del reparto dietético entre distintos princi- pios inmediatos o las características de los mismos (índice glicémico) no han demostrado su efectividad a largo plazo. Bien es cierto que sí demuestran a corto plazo una mayor pérdida de peso dietas con proporción de grasas o proteínas superior a la contenida en la dieta tradicional, y que explica el éxito que han tenido estos abordajes nutricionales en determinadas dietas populares. Sin embargo, su ineficacia a largo plazo los descalifica como una alternativa para el tratamiento de una enfermedad crónica como la obesidad. Por otro lado, y al margen de esta Tabla 2. Recomendaciones más importantes para la prevención de la obesidad y el sobrepeso mediante la dieta • Consumir alimentos con baja densidad energética • Facilitar la disponibilidad y acceso a alimentos saludables (frutas y hortalizas) • Limitar el consumo de fast food • Utilizar raciones de menor tamaño • Aumentar el consumo de fibra dentro de la dieta • Limitar la ingesta de bebidas azucaradas 6 «A nivel de tratamiento, sigue estando plenamente vigente y sólidamente fundamentado el concepto tradicional de reducción energética global, recomendado tradicionalmente por las distintas guías» falta de eficacia, hay que destacar los datos que sugieren una mayor mortalidad a muy largo plazo con dietas ricas en grasas o proteínas de origen animal. La revisión realizada nos ha permitido también reafirmar el positivo papel de la fibra en el control del exceso de peso. Las mayores evidencias se refieren a su efecto en la prevención, pero también se encontraron datos que avalaban un positivo efecto en el tratamiento, además de su contribución al control lipídico del obeso con hiperlipemia. Históricamente han tenido bastante predicamento las Dietas Muy Bajas en Calorías (DMBC), que son aquellas con una reducción muy importante en calorías de forma que no superan las 800 Kcal/día. El consenso pone de manifiesto que no se ha demostrado su eficacia a largo plazo y los riesgos que conlleva; su empleo fundamental sería en la preparación de un obeso con esteatosis hepática que fuera a ser sometido a cirugía bariátrica, y siempre en un contexto de control médico estricto. Es decir, nunca fuera de un ámbito hospitalario y sin la supervisión de un equipo médico cualificado y siempre para casos muy determinados. 7 dossier Presentación de los puntos clave del nuevo consenso FESNAD-SEEDO «Otras alternativas que se han popularizado en las últimas décadas relacionadas con la modificación del reparto dietético entre distintos principios inmediatos o las características de los mismos (índice glicémico) no han demostrado su efectividad a largo plazo» En el tema de tratamiento, tan importante es el resultado en cuanto a pérdida de peso como el mantenimiento del peso perdido. Como es bien sabido, la pérdida de peso inicial se consigue con relativa facilidad por cualquier obeso que se sigue una dieta, pero la recuperación del peso perdido es un desenlace inexorable de la mayoría de los que tiene éxito en su pérdida inicial, constituyendo la gran causa del fracaso a largo plazo del tra- tamiento de la obesidad. En relación con este importantísimo aspecto, no hemos podido encontrar en la literatura datos concluyentes sobre si las modificaciones en la proporción de distintos principios inmediatos o las características de los mismos pudieran repercutir en este objetivo. Junto al mantenimiento del peso perdido hay otros puntos sobre los que no hay datos concluyentes. Por ejemplo, la no omisión del desayuno o el reparto de la ingesta en varias tomas, habitualmente percibidos como factores relacionados con el control de peso, no tienen una evidencia científica que los respalde. Es decir, que persisten muchos aspectos todavía por aclarar en relación a la prevención y tratamiento de la obesidad posiblemente por las dificultades metodológicas de este tipo estudios. Conclusión se s importante el cuánto general sigue siendo má en , ver os dem po Como como de vista de prevención e, tanto desde el punto come que el qué se com no se acompañen iaciones dietéticas que var las e qu ir, dec Es de tratamiento. difícil que tengan éxito. rte de calorías es muy apo el en ión ucc red de una actual aclarar en el momento , muchos aspectos sin nte sta ob no en, sist Per ento contra carece de fundam afirmación a favor o en sobre los que cualquier e científico. remos de más datos qu ximas décadas dispond pró las en e qu er on Cabe sup este aciones alcanzadas en modificar las recomend o r plia am an mit per nos poner a senso han pretendido to, los autores del con consenso. Mientras tan clarifique, en base os un documento que sad ere int los os tod disposición de de diferentes medidas , la utilidad o ineficacia ual act fica ntí cie cia a la eviden iento del exceso de peso. vención como en el tratam pre la en to tan s ale ion nutric Tabla 3. Recomendaciones más importantes para el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso mediante la dieta • Se debe conseguir un déficit energético de 500-1.000 Cal/día. • No influyen en la reducción de peso a largo plazo las modificaciones en la proporción Hidratos de Carbono / Grasas. • La dieta baja en grasas, en obesos, ayuda a controlar los niveles del Colesterol LDL mientras que la dieta baja en Hidratos de Carbono reduce los niveles de Triglicéridos y HDL. • No influyen en la reducción de peso a largo plazo las modificaciones del Índice Glucémico o de la Carga Glucémica. • No influye en la reducción de peso a largo plazo la proporción de Proteínas. • Un aporte de proteínas superior a 1.05 g/Kg peso favorece el mantenimiento de la masa magra. • Las dietas enriquecidas en fibra o los suplementos de fibra contribuyen al control lipidico del paciente obeso. • Las Dietas de Muy Bajo Contenido Calórico no se deben emplear fuera de indicaciones establecidas. • Las Dietas de Muy Bajo Contenido Calórico están fundamentalmente justificadas en el preoperatorio de Cirugía Bariátrica de obesos con esteatosis hepática. 8 Bibliografía recomendada • Gutiérrez-Fisac JL, Guallar-Castillón P, León-Muñoz LM, Graciani A, Banegas JR, Rodríguez-Artalejo F. Prevalence of general and abdominal obesity in the adult population of Spain, 2008-2010: The ENRICA Study. Obes Rev. 2012;4:388-92. • Aranceta Bartrina J, Serra Majem LL, Foz-Sala M, Moreno Estaban. B y grupo colaborativo SEEDO. Prevalencia de obesidad en España. Med Clin (Barc) 2005; 125: 460-6. • Gargallo M. Basulto J, Breton I, Quiles J Formiguera X, Salas J. Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevencion del sobrepeso y la obesidad en adultos (Consenso FESNAD-SEEDO). Revista Española de Obesidad. 2011; 9 (Supl1): 5-77. • Gargallo M. Basulto J, Breton I, Quiles J, Formiguera X, Salas J. FESNADSEEDO Consensus Group. Evidence-based nutritional recommendations for the prevention and treatment of overweight and obesity in adults (FESNAD-SEEDO consensus document). Methodology and executive summary (I/III). Nutr Hosp. 2012;27(3):789-99. • Gargallo M , Quiles J, Basulto J, Breton I, Formiguera X, Salas J. FESNADSEEDO Consensus Group. Evidence-based nutritional recommendations for the prevention and treatment of overweight and obesity in adults (FESNAD-SEEDO consensus document). The role of diet in obesity prevention (II/III) Nutr Hosp. 2012;27(3):800-32. • Gargallo M. Breton I, Basulto J, Quiles J, Formiguera X, Salas J. FESNAD-SEEDO Consensus Group. Evidence-based nutritional recommendations for the prevention and treatment of overweight and obesity in adults (FESNAD SEEDO Consensus Document). The role of diet in obesity treatment.(III/III). Nutr Hosp. 2012;27(3):833-64. • Arrizabalaga JJ, Masmiquel L, Vidal J, Calañas-Continente A, Díaz-Fernández MJ, García-Luna PP, et al. Recomendaciones y algoritmo de tratamiento del sobrepeso y la obesidad en personas adultas Med Clin (Barc). 2004;122:104-10. • Salas-Salvadó J, Rubio MA, Barbany M, Moreno B y Gupo Colaborativo de la SEEDO. Consenso SEEDO 2007 para la evaluación del sobrepeso y la obesidad y el establecimiento de criterios de intervención terapéutica. Med Clin (Barc) 2007;128:184-96. 9 artículo Dietas milagro o cómo no se debe adelgazar Dietas milagro o cómo no se debe adelgazar «De estas dietas [dietas de moda que aplican una cierta base científica y que modifican para alcanzar la originalidad] cabe afirmar que tienen cosas buenas y originales, pero las buenas no son originales y las originales no son buenas» Julio Basulto Marset Dietista- Nutricionista Prof. Abel Mariné i Font. 10 Sobre el concepto “dieta milagro” Clasificación y ejemplos de dietas milagro No existe una definición comúnmente aceptada de “dieta milagro”, aunque todo profesional sanitario relacionado con la nutrición humana y dietética sabe que es aquella que promete una pérdida de peso (algo que no se puede ni debe prometer) en poco tiempo y con pocos cambios en el estilo de vida del paciente. Así, la página web de la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), perteneciente al Ministerio de Sanidad y Consumo, señala que estas dietas “tienen en común el anuncio de una rápida pérdida de peso sin esfuerzo”1. Estas dietas se suelen clasificar en tres grandes grupos1: a) Dietas hipocalóricas desequilibradas: Clínica Mayo, Dieta “toma la mitad”, Dieta Gourmet, Dieta Cero, etc. b) Dietas disociativas: Dieta de Hay, Régimen de Shelton, Dieta Hollywood, Dieta de Montignac, Antidieta, etc. c) Dietas excluyentes: Dieta Dr. Prittikin, Dieta del Dr. Haas, Dieta de Scardale, Dieta de los Astronautas, Dieta de Hollywood, Dieta de la Proteína Líquida, Dieta de Atkins, dieta Dukan, etc. El recomendable libro “Con las manos en la mesa” del Dietista-Nutricionista Juan Revenga, recoge una de las definiciones más apropiadas sobre este tipo de dietas: “Se denomina ‘dietas milagro’ a todas aquellas cuya posibilidad de éxito depende de un milagro”. Existen, en cualquier caso, otras maneras de clasificar a este tipo de dietas2, aunque todas ellas guardan una serie de puntos en común, como se detalla más adelante. El Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nu- tricionistas (GREP-AEDN) ha analizado varias dietas milagro. La más reciente, “Dieta Enteral Planas”3, propone que el paciente se nutra durante diez días exclusivamente mediante una sonda nasogástrica. Según el GREP-AEDN, esta dieta no tiene sustento científico, contradice los criterios de intervención terapéutica en el sobrepeso o la obesidad (v. apdo. Fundamentos para una pérdida de peso saludable), incumple potencialmente la legislación vigente, reúne varias de las características que definen a “dietas milagro” y puede suponer asumir diversos riesgos para la salud. Algo similar opina el GREP-AEDN sobre otras dietas o métodos, tales como la “Isodieta o dieta isolipoproteica”4, la “Dieta o método Dukan”5 o “La revolucionaria dieta de la zona”6. Actualmente el GREP-AEDN está revisando otras dietas, valorando si deben o no clasificarse como “dietas milagro”, tales como el “Método Pro- 11 artículo Dietas milagro o cómo no se debe adelgazar «La pérdida de peso, si de verdad está indicada, no debe promoverse como un objetivo a corto plazo, ya que ello garantiza una rápida recuperación de los kilos perdidos, a causa del llamado efecto yoyó» nokal”7 o la “Dieta paleolítica”. Este grupo también desaconseja el abordaje de la pérdida de peso mediante complementos alimenticios o suplementos dietéticos para perder peso8, y ello incluye a un complemento de moda llamado Hoodia gordonii9,10. Se puede hallar más información sobre dietas milagro en la página web de la estrategia Naos1. El efecto yoyó no es un juego de niños La pérdida de peso, si de verdad está indicada, no debe promoverse como un objetivo a corto plazo, ya que ello garantiza una rápida recuperación de los kilos perdidos, a causa del llamado “efecto yoyó” (conocido en el ámbito científico como “weight cycling”). Este efecto consiste en una ganancia de peso tras una disminución inicial, seguida a su vez por un nuevo comienzo del ciclo (pérdida y recupe- ración sucesiva del peso), como consecuencia de una dieta inadecuada. Quien cae en este nefasto “yoyó” tiene mucho más riesgo de ganar peso a los 4-6 años que quien nunca hubiera hecho la dieta milagro. Pero, además, también aumenta las posibilidades de padecer cálculos biliares e incluso problemas cardíacos, tal y como concluye una importante guía elaborada en 2010 por la Red Escocesa Intercolegiada sobre Guías de Práctica Clínica11. En resumen: se gana el peso perdido (y algo más, “de premio”) y se pone en riesgo la salud. Riesgos comunes a las dietas milagro Además de la ganancia del peso perdido y un aumento del riesgo de sufrir cálculos biliares y problemas cardiovasculares (e incluso incrementos en el riesgo de mortalidad total), estas dietas cuentan con un largo listado de posibles efectos secundarios. La tabla 1 incluye los riesgos que tienen en común los tratamientos inadecuados para la obesidad. Son datos tomados del más reciente consenso para la prevención y el tratamiento de la obesidad de la Federación Española de Sociedades de Alimentación, Nutrición y Dietética y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (FESNAD-SEEDO), que ha contado con la colaboración de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Ministerio de Sanidad). Fundamentos para una pérdida de peso saludable La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial. Es por ello que resulta tan contraproducente confiar en una dieta cuyo único “manual de instrucciones” es un libro, un folleto o una página web. Si, además, se basa en contradecir diametralmente a los consensos de expertos, resulta particularmente peligrosa. Encontramos un ejemplo en el libro La dieta paleolítica, que en su página 81 señala: “No es necesario que reduzcas el consumo de calorías. Puedes perder 10-13,5 kg en un año tomando la misma cantidad de alimento que comes y sin hacer ningún cambio en tus hábitos de ejercicio”. El manejo de la obesidad requiere un abordaje multidisciplinar (médico, dietista-nutricionista, psicólogo, etc.)2. En el caso de que esté justificada una pérdida de peso, el primer paso a se- Tabla 1. Riesgos de un tratamiento dietético inadecuado para la obesidad12 Originar situaciones de desnutrición o déficit de diferentes tipos de micronutrientes (vitaminas, oligoelementos, etc.) Empeorar el riesgo cardiovascular de los pacientes Favorecer el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, de enorme gravedad y peor pronóstico que la propia obesidad Trasmitir conceptos erróneos sobre la obesidad y su tratamiento Fomentar el sentimiento de frustración afectando negativamente al estado psicológico del obeso Inducir cambios en el metabolismo energético que produzca estados de “resistencia” a la pérdida de peso con la realización de sucesivas dietas 12 guir es acudir a un médico para que valore si es necesario que el paciente adelgace. Para ello debería tener en cuenta, entre otros parámetros, el Índice de Masa Corporal y el perímetro de cintura13,14. Asimismo, el médico debe evaluar el estado de salud del paciente, estimando si el exceso de peso ha producido alguna alteración metabólica. Si fuese así, intentará reducir cualquier riesgo, tratando las enfermedades o previniendo su aparición, y valorará si es preciso un apoyo psicológico. Si el paciente debe perder peso, el siguiente paso a seguir es acudir a un dietista-nutricionista, quien realizará una evaluación nutricional y planteará una modificación de la conducta alimentaria en base a los gustos, preferencias, aversiones, costumbres y horarios del paciente. La pérdida de peso no debe ser rápida (promesa común en todas las dietas milagro), sino de entre 0,5 y 1 kg/semana, equivalentes a un 8% de pérdida ponderal, y en un periodo promedio de 6 meses12. En lo relativo al enfoque dietético para el tratamiento la obesidad, existe un claro consenso nacional e internacional sobre la pertinencia de disminuir unas 500 kilocalorías la ingesta energética diaria del paciente, sin disminuir en ningún caso más de 1000 kcal./día. La North American Association for the Study of Obesity, el National Heart, Lung, and Blood Institute y el National Institutes of Health recomendaron en el año 2000, de forma conjunta, un abordaje dietético con una reducción en la ingesta calórica de 500 a 1000 kcal respecto a las necesidades calóricas siguiendo el esquema de una dieta hipocalórica convencional15. Posteriormente, la American Dietetic Association en sus Recomendaciones de 2009, también recomendó un déficit calórico de 500 a 1000 kcal para perder peso16. La más reciente Guía Dietética Americana (2010), elaborada por el Consejo Asesor de las Guías Dietéticas de EE. UU., con la asistencia de la Colaboración Cochrane, ha concluido que para el abordaje de la obesidad el tratamiento inicial recomendado es pautar una dieta con un déficit energético de 500 kcal17. Dentro del ámbito europeo, la European Association for the Study of Obesity, en su Guía de Prácticas Clínicas de 2008, aboga por una reducción del contenido calórico de la dieta entre 500 y 1000 kcal/día18. El Instituto Nacional para la Excelencia Clínica (NICE) británico recomienda, por su parte, una dieta con un déficit global de 600 kcal a expensas de reducir el aporte de grasa19. Entre las guías españolas, la de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición de 2004 y la de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad del 2007, recomiendan dietas hipocalóricas con una restricción energética de 500 a 1.000 kcal/ día respecto a la ingesta habitual14,20. Por último, el consenso español mencionado anteriormente (consenso FESNAD-SEEDO), señala, literalmente: “Es suficiente un déficit energético de entre 500 y 1.000 kcal diarias sobre las necesidades energéticas del pa- ciente obeso adulto para producir una pérdida de peso del 8% en los primeros 6 meses de tratamiento”12. Es posible cumplir con este déficit calórico sin acudir a una dieta milagro. El dietista-nutricionista escogerá para ello medidas como la disminución del tamaño de la ración consumida o la densidad energética de la dieta12. Un estudio publicado en noviembre de 2009 en la revista European Journal of Clinical Nutrition observó que en España el 61% de las calorías ingeridas provienen a partir de alimentos «altamente procesados»21. Estos alimentos, también denominados “alimentos transformados”, son la principal fuente en España de ácidos grasos saturados y trans, azúcares y sal22. En la tabla 2 se detallan las condiciones que debería cumplir el tratamiento dietético de la obesidad, recogidas en el consenso anteriormente mencionado (FESNAD-SEEDO), en el que participó activamente la Asociación Española de Dietistas12. Cualquier proposición de pérdida de peso de una dieta milagro debería sustentarse en demostrar que cumple tales condiciones. Algo que nunca ocurrirá. «En lo relativo al enfoque dietético para el tratamiento la obesidad, existe un claro consenso nacional e internacional sobre la pertinencia de disminuir unas 500 kilocalorías la ingesta energética diaria del paciente, sin disminuir en ningún caso más de 1.000 kcal./día» 13 artículo Dietas milagro o cómo no se debe adelgazar Tabla 1. Condiciones que debería cumplir el tratamiento dietético de la obesidad12 Disminuir la grasa corporal preservando al máximo la masa magra Realizable por un espacio de tiempo prolongado Eficaz a largo plazo, esto es, manteniendo el peso perdido Prevenir futuras ganancias de peso Conllevar una función de educación alimentaria que destierre errores y hábitos de alimentación inadecuados Disminuir los factores de riesgo cardiovasculares asociados a la obesidad (hipertensión arterial, dislipemia, prediabetes o diabetes mellitus) Mejorar otras comorbilidades vinculadas al exceso de peso (apnea del sueño, artrosis, riesgo neoplásico, etc...) Inducir una mejoría psicosomática con recuperación de la autoestima Aumentar la capacidad funcional y la calidad de vida Reflexiones finales Toda dieta que prometa una pérdida de peso debería disponer de pruebas que acrediten que dicha pérdida es real y a costa de grasa, mediante estudios en humanos a medio (2 años) y largo plazo (10 años). Los estudios deben valorar no solo los beneficios (pérdida de peso o mejoras en la glucemia, en la tensión arterial, etc.) sino también los riesgos relacionados con aspectos tanto físicos como psíquicos, y teniendo en cuenta diferentes grupos de población2. Se expone a continuación un decálogo de características comunes a las dietas milagro23 1. Prometen resultados rápidos. Una frase de Carl Sagan explica claramente por qué las dietas milagro nunca dejarán de serlo: “Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias”. Tales evidencias ni existen ni existirán para las quiméricas promesas de estas dietas. 2. Prometen resultados asombrosos o “mágicos” (ej: “cura milagrosa”, “descubrimiento científico”, “ingrediente secreto”, “antiguo remedio”, “punto de estimulación del hambre”, “termogénesis” etc.). Bibliografía recomendada 3. Prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos. 2 ANSES. Agence Nationale de Sécurité Sanitaire de l’Alimentation, de l’Environnement ed du Travail.Working Group Expert Committee on “Human Nutrition”. Evaluation of the risks related to dietary weight-loss practices. 2011. En línea: www.afssa.fr/Documents/NUT2009sa0099EN.pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012]. 4. Contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida. 3 Basulto J, Manera M, Baladia E, Revenga J (autores); Amigó P, Gil A, Mielgo J, Sauló A, San Mauro I, Lucena M, Blanco E (revisores). Postura del GREPAEDN sobre la “Dieta Enteral Planas”. 2012. Monográfico en Internet. En línea: http://www.grep-aedn.es/documentos/DietaEnteralPlanas.pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012] 5. Incluyen relatos, historias o testimonios, sin documentar, para aportar credibilidad. 6. Contienen listados de alimentos buenos y malos. 7. Exageran o distorsionan la realidad científica de un nutriente o alimento. 8. Incluyen o se basan en el consumo de preparados que vende quien promueve el tratamiento dietético. 9. Garantizan los resultados o prometen “devolver el dinero” si no funciona. 10. Afirmaciones que sugieren que el producto es seguro, ya que es “natural”. 1 Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Estrategia Naos. Dietas milagro: un riesgo para la salud. 2011. Monográfico en Internet. En línea: http://www.naos.aesan.msps.es/csym/saber_mas/articulos/dietas.html [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012] 4 Basulto J, Manera M, Baladia E, San Mauro I, Sotos M, Revenga J (Autores), Gil A, Amigó P, Blanquer M, Mielgo J (Revisores). Grupo de Revisión Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN). “Isodieta o dieta isolipoproteica”. Postura del GREP-AEDN. 2012. Monográfico en Internet. En línea: http://www.grep-aedn.es/documentos/isodieta2012.pdf http://www.grep-aedn.es/documentos/DietaEnteralPlanas. pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012] 5 Basulto J, Manera M, Baladia E, Moizé V, Babio N, Ruperto M, Sorigué MG. “Dieta” o “método” Dukan. Postura del Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AED-N). Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Estrategia Naos. 2011. Monográfico en Internet. En línea: http://www.naos.aesan.msps.es/csym/saber_mas/dietas/ DietaDukan.html [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012] 6 GREP-AEDN. La revolucionaria dieta de la zona. 2008. Monográfico en Internet. En línea: http://www.grep-aedn.es/documentos/dietazona.pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012] 7 Basulto J, Manera M, Baladia E. Dietas hiperproteicas o “proteinadas” para adelgazar: innecesarias y arriesgadas. Dieta Dukan y método Pronokal como ejemplo. Form Med Contin Aten Prim. De próxima aparición 2012. 8 GREP-AEDN. Complementos alimenticios o suplementos dietéticos para perder peso. ¿Qué dice la evidencia científica? 2007. Monografía en Internet. En línea: http://www.grep-aedn.es/documentos/Suplementos_perdidadepeso_GREP2008.pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012] 9 GREP-AEDN. Hoodia gordonii para el control de peso. 2008 (última actualización en mayo de 2010). Monografía en Internet. En línea: http://www. grep-aedn.es/documentos/hoodiaypeso.pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012] 10 Blom WA, Abrahamse SL, Bradford R, Duchateau GS, Theis W, Orsi A, et al. Effects of 15-d repeated consumption of Hoodia gordonii purified extract on safety, ad libitum energy intake, and body weight in healthy, overweight women: a randomized controlled trial. Am J Clin Nutr. 2011;94(5):1171-81. 11 Scottish Intercollegiate Guidelines Network. Management of obesity. A national clinical guideline. 2010. En línea: http://www.nice.org.uk/nicemedia/ pdf/CG43NICEGuideline.pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012]. 12 Gargallo M, Basulto J, Breton I, Quiles J, Formiguera X, Salas-Salvadó J. Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos (Consenso FESNAD-SEEDO). Revista Española de Obesidad. 2011; 9 (supl. 1): 1-78. 13 Cornier MA, Després JP, Davis N, Grossniklaus DA, Klein S, Lamarche B, et al. Assessing adiposity: a scientific statement from the american heart association. Circulation. 2011;124(18):1996-2019. «Toda dieta que prometa una pérdida de peso debería disponer de pruebas que acrediten que dicha pérdida es real y a costa de grasa, mediante estudios en humanos a medio (2 años) y largo plazo (10 años). Los estudios deben valorar no solo los beneficios (pérdida de peso o mejoras en la glucemia, en la tensión arterial, etc.) sino también los riesgos relacionados con aspectos tanto físicos como psíquicos, y teniendo en cuenta diferentes grupos de población» 14 Arrizabalaga JJ, Masmiquel L, Vidal J, Calañas-Continente A, Díaz-Fernández MJ, García-Luna PP, et al. Recomendaciones y algoritmo de tratamiento del sobrepeso y la obesidad en personas adultas Med Clin (Barc). 2004; 122: 104-10. 15 North American Association for the Study of Obesity. National Heart, Lung, and Blood Institute. National Institutes of Health. The practical guide identification, evaluation, and treatment of overweight and Obesity in Adults. NIH; 2000. 16 Seagle HM, Strain GW, Makris A, Reeves RS; American Dietetic Association. Position of the American Dietetic Association: weight management. J Am Diet Assoc. 2009; 109: 330-46. 17 U.S. Department of Agriculture and U.S. Department of Health and Human Services. Dietary Guidelines for Americans, 2010. 7th Edition, Washington DC: U.S. Government Printing Office; 2010. 18 Tsigos C, Hainer V, Basdevant A, Finer N, Fried M, Mathus-Vliegen E, et al. Management of obesity in adults: European clinical practice guidelines. Obes Facts. 2008; 1: 106-16. 19 National Institute for Health and Clinical Excellence, Obesity guidance on the prevention, identification, assessment and management of overweight and obesity in adults and children. 2006. En línea: http://www.nice.org.uk/nicemedia/pdf/CG43NICEGuideline.pdf [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012]. 20 Salas-Salvadó J, Rubio MA, Barbany M, Moreno B y Gupo Colaborativo de la SEEDO. Consenso SEEDO 2007 para la evaluación del sobrepeso y la obesidad y el establecimiento de criterios de intervención terapéutica. Med Clin (Barc). 2007; 128: 184-96. 21 Slimani N, Deharveng G, Southgate DA, Biessy C, Chajès V, van Bakel MM, et al. Contribution of highly industrially processed foods to the nutrient intakes and patterns of middle-aged populations in the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition study. Eur J Clin Nutr. 2009 Nov;63 Suppl 4:S206-25. 22 Manera M, Basulto J, Baladia E. Newsletter del GREP-AEDN de abril de 2012. Newsletter del GREP-AEDN. 2012; 4(4). En línea: http://www.grep-aedn. es/newsletter/Abril_2012.html [fecha de acceso: 15 de mayo de 2012]. 23 Basulto J, Mateo MJ. No más dieta. Barcelona: Random House Mondadori (DeBolsillo); 2010. 14 15 entrevista Se ha simplificado demasiado la compleja relación existente entre el equilibrio energético y el peso. El metabolismo del organismo necesita de una estrategia seria, pautada, educativa y adaptable al individuo para obtener resultados adecuados. Se ha simplificado demasiado la compleja relación existente entre el equilibrio energético y el peso... ¿Hablamos de obesidad o deberíamos hablar de obesidades? La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial cuya principal característica es el aumento de la grasa corporal. En la mayoría de los casos es el resultado de un ambiente en el que coexiste de forma desequilibrada abundancia energética e inactividad física sobre un genotipo susceptible. En general, el aumento de grasa va acompañado de un incremento de peso y la obesidad se manifiesta como un exceso de peso sobre un teórico, que dependiendo del grado que presente (sobrepeso, obesidad u obesidad mórbida) tendrá mayor o menor repercusión en la salud de una persona. En ocasiones, como en la vejez, este razonamiento puede ser inexacto, pues el aumento de grasa queda disimulado por la pérdida de masa magra o sarcopenia que puede existir, y así una obesidad puede no cursar con exceso de peso. Dr. Joan Quiles i Izquierdo Jefe de la Unidad de Educación para la Salud. Dirección General de Investigación y Salud Pública. Comunidad Valenciana. Vocal de la SENC. Redactor adjunto de “Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tto. del sobrepeso y la obesidad”. Consenso Fesnad-Seedo. Médico. 16 Por la edad en la que se presenta podemos caracterizar la obesidad como infantil o adulta, y por su relación con la genética existen síndromes genéticos que se asocian con ella como el síndrome de Prader Labhart Willi. Puede ser secundaria a otras patologías (por ejemplo al hipotiroidismo) o bien debida al desfase energético entre ingesta y gasto. Su localización en el cuerpo puede marcar también diferencias. Si la grasa corporal se acumula en el abdomen (obesidad abdominal o tipo manzana) sabemos que constituye un riesgo de salud mayor que cuando se acumula en el área de las nalgas y de los muslos (obesidad tipo pera). ¿Qué parametros son los adecuados para diagnosticar si se padece sobrepeso u obesidad? Si bien existen técnicas sofisticadas para estudiar la composición corporal y valorar los distintos compartimentos corporales como la hidrodensitometría, pletismografía, impedanciometría, DEXA o la resonancia magnética ninguna de ellas es un método ideal, por lo que el acercamiento antropométrico (mediciones del cuerpo) resulta de gran utilidad. El cribado universalmente aceptado para describir las características del exceso de peso se basa en la simple determinación del peso y la talla de una persona. Ambos son métodos incruentos y de escasos requerimientos tecnológicos. A partir de ellos se han establecido diferentes relaciones entre el peso y la talla para clasificar ponderalmente a las personas. De estas relaciones el índice que Quetelet estableció en 1860 (peso/altura 2 -kg/ m2-) ha sido el que mejor correlación matemática ha obtenido con el acúmulo corporal graso, hasta el punto que ha sido universalmente reconocido como Indice de Masa Corporal y es el que ha servido de base para establecer los diferentes puntos de corte para discriminar el peso adecuado o normal (IMC entre 18,5-24,9 kg/m2) del sobrepeso (entre 25 y 29,9 kg/m2) y de la obesidad (cuando es igual o supera 30 kg/m2). Además, la medición de la circunferencia abdominal ha sido planteada hace tiempo como una herramienta fácil y útil de emplear en la práctica clínica para evaluar el riesgo cardiovascular de los pacientes con sobrepeso u obesidad, e implementar medidas terapéuticas o preventivas destinadas a disminuir este riesgo. La obesidad abdominal (circunferencia mayor de 88 cm en la mujer y de 102 cm en los hombres) presenta un riesgo aumentado de desarrollar diabetes, gota, hipertensión arterial y, por lo tanto, es un indicador de riesgo cardiovascular. ¿Qué impacto tiene sobre la salud el sobrepeso u obesidad mantenidos? Aunque en sí mismo el sobrepeso no constituye un riesgo para la salud (salvo algunos problemas de orden psicológico y social), es el paso previo hacia la obesidad y por tanto requiere de un buen diagnóstico y de intervención para evitar su progreso. Se ha estimado que la obesidad es responsable al menos de unas 2,5 millones de muertes anuales a nivel «La obesidad es la enfermedad metabólica más frecuente del mundo desarrollado, más de 1.100 millones de personas superan su peso saludable» 17 Se ha simplificado demasiado la compleja relación existente entre el equilibrio energético y el peso... entrevista «En nuestro país el exceso de peso es un problema de salud muy prevalente, que afecta al 62% de los adultos y al 45,2 % de los niños de 6 a 10 años» mundial. Por término medio se calcula que el obeso reduce su expectativa de vida en unos 12 años, por ejemplo se multiplica por dos el riesgo de muerte al duplicar el peso normal, y el riesgo de muerte por diabetes o por infarto agudo de miocardio es de 5 a 7 veces mayor en el obeso. Son múltiples los procesos asociados al exceso de peso desde enfermedades metabólicas como la diebetes mellitus, la dislipemia o el síndrome metabólico entre otras; procesos cardiovasculares como la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica, la trombosis venosa profunda o el tromboembolismo pulmonar; enfermedades respiratorias como el síndrome de apnea del sueño; osteoarticulares como la artosis; genitourinarias como la infertilidad o el síndrome del ovario poliquístico; o neoplásicas como su asociación con el cáncer colorectal, de mama en la posmenopausia, el endometrio o el riñon. Sin olvidar la salud psíquica y los condicionantes sociales: rechazo social, sentimientos de baja autoestima e incluso depresiones. 18 ¿Qué factores predisponen a padecer sobrepeso u obesidad? Múltiples factores han sido implicados con el acúmulo de exceso de peso y obesidad, sin embargo la evidencia científica no siempre avala estas asociaciones. En niños el peso al nacer y la lactancia del pecho materno se han mostrado como factores influyentes en la obesidad. Un peso superior a 4 kg al nacimiento parece ser predictor de obesidad en la infancia y la adultez, mientras que diferentes metaanálisis apuntan una moderada protección de la obesidad infantojuvenil ejercida por la lactancia materna. Una reciente revisión española (FESNAD) sobre los factores dietéticos asociados a la ganancia de peso en adultos, constató que los patrones de dieta con densidad energética alta, así como que el ofrecimiento de raciones de mayor tamaño condicionan un aumento en la ingesta energética de los individuos y además aumento de peso. También, desde el punto de vista de la disponibilidad alimentaria, la ausencia de supermercados con oferta de frutas y hortalizas, o bien su ubicación a grandes distancias, así como el número de restaurantes de “comida rápida” y de tiendas de conveniencia en una unidad geográfica hace que aumente el IMC medio de las poblaciones que viven en ellas. Por otra parte, sugieren una cierta asociación entre el consumo alto de alcohol, el consumo de fast food de forma habitual (más de una vez a la semana) o el consumo de bebidas azucaradas y la ganancia de peso. De forma complementaria la evidencia disponible sugiere que una mayor adherencia a la dieta mediterránea podría prevenir el aumento de la circunferencia abdominal. También las dietas vegetarianas y veganas están asociadas con índices de masa corporal menores, así como el consumo alto de fruta y hortalizas y el consumo alto de cereales. Además una alta ingesta de fibra en el contexto de una dieta rica en alimentos de origen vegetal se asocia a un mejor control del peso corporal en adultos sanos. Otros factores de riesgo para la obesidad incluyen: factores emocionales (algunas personas aumentan la ingesta con el aburrimiento, la ansiedad o el estrés), la edad (se tiende a perder músculo a medida que se envejece, especialmente si se es poco activo y esta misma pérdida puede reducir la tasa de gasto energético por el organismo) y el embarazo (para algunas mujeres es difícil perder peso después de dar a luz). Pero quizás un aspecto menos conocido sea su relación con el sueño. En la última década se ha puesto en evidencia la existencia de una estrecha correlación entre dormir pocas horas y un mayor riesgo de ser obeso. Es por ello que para prevenir el desarrollo de obesidad en nuestra sociedad, así como para intentar que las personas obesas pierdan peso, junto a los obligados cambios del estilo de vida (alimentación y ejercicio), es conveniente dormir un mínimo de siete horas cada día. Las personas que duermen menos horas prefieren comer más. Hormonas tales como la insulina (que controla los niveles de azúcar), la grelina (que causa el hambre) y leptina (que reprime el hambre) son afectadas cuando uno duerme poco. La obesidad se ha configurado como un importante problema de salud pública en la mayor parte de los países desarrollados y también en las economías de transición. ¿Cuál es la situación de la obesidad en España y qué estrategias de intervención se están llevando a cabo? La obesidad es la enfermedad metabólica más frecuente del mundo desarrollado, más de 1.100 millones de personas superan su peso saludable. Su prevalencia, no cesa de aumentar, habiéndose estimado que el aumento de IMC medio ha sido de 0,4 kg/ m2 por cada década desde 1980. También en España las cifras de obesidad presentan una tendencia en el tiempo. El análisis de los datos de la Encuesta Nacional de Salud, a partir de datos antropométricos declarados, entre 1987 y 2006, reflejan que la prevalencia de la obesidad en la población adulta española no institucionalizada se duplicó. En nuestro país el exceso de peso es un problema de salud muy prevalente, que afecta al 62% de los adultos (estudio ENRICA): un 22,9 % presenta obesidad y un 39,4% sobrepeso. Y un 36% de adultos presentan obesidad abdominal. El estudio ALADINO ha estimado en niños de 6 a 10 años la existencia de un 45,2% de exceso de peso, repartido en un 26,1% de sobrepeso y un 19,1% de obesidad. La preocupación sobre este importante problema de salud ha hecho que las autoridades sanitarias españolas tras el lanzamiento en 2005 de la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (Estrategia NAOS), la consolide a través de la reciente Ley17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición dedicándole un capítulo (c. VII) en el que se establece la creación de un Observatorio de la nutrición y de estudio de la obesidad, así como un conjunto de medidas especiales dirigidas a menores, particularmente en el ámbito escolar, por entender que en la lucha contra la obesidad son fundamentales las actuaciones educativas. A partir de ella la sociedad se ha hecho consciente de la importancia de este problema de salud, se están trabajando diversas estrategías de promoción de la alimentación saludable y de una vida activa en la población infantil y adulta, los profesionales afi- nan el diagnóstico y unifican sus esfuerzos por revertir el exceso de peso y sus secuelas y, la industria alimentaria reformula productos para hacerlos más saludables. ¿Cuál será el tratamiento más adecuado? La estrategia más adecuada para la obesidad es procurar no llegar a esta condición, promover hábitos de vida saludables ajustando la alimentación y la actividad física Se pueden establecer unas recomendaciones nutricionales prácticas para la prevención de la obesidad y el sobrepeso, en todas las etapas de la vida: • Adecuar individualmente la ingesta de la mujer embarazada a sus situación para evitar recién nacidos con peso exagerado. • Promover la lactancia natural materna en el primer periodo de vida. • Respetar el apetito y no forzar la alimentación excesiva en la infancia. • Consumir alimentos con baja densidad energética. • Ante disponibilidad, utilizar raciones de menor tamaño y versiones alimentarias con menor contenido energético. • Facilitar la disponibilidad y acceso a alimentos saludables (frutas y hortalizas). • Considerar el agua como la bebida de primera elección. • Limitar el consumo de fast food. • Aumentar el consumo de fibra dentro de la dieta. • Desaconsejar el consumo de alcohol. De una reciente revisión sobre las evidencias relacionadas con el tratamiento del sobrepeso y obesidad puede extraerse la siguientes recomendaciones prácticas (Fesnad): • Se debe conseguir un déficit energético de 500-1000 kcal/día. • No influyen en la reducción de peso a largo plazo las modificaciones en la proporción hidratos de carbono/grasas. La dieta baja en grasas ayuda a controlar el colesterol LDL, mientras que la dieta baja en hidratos de carbono reduce los niveles de triglicéridos y HDL. • No influyen en la reducción de peso a largo plazo las modificaciones del Índice Glucémico o de la Carga Glucémica. • No influye en la reducción de peso a largo plazo la proporción de proteínas. Un aporte de proteínas superior a 1,05 g/Kg peso favorece el mantenimiento de la masa magra. • Las dietas enriquecidas en fibra o los suplementos de fibra contribuyen al control lipídico. «Los profesionales deben ser muy cautos con los mensajes educativos que lanzan a sus pacientes» 19 Se ha simplificado demasiado la compleja relación existente entre el equilibrio energético y el peso... entrevista Pero además se deben contemplar otras acciones como la práctica adecuada de actividad física. Sabemos que el ejercicio fisco aeróbico practicado durante 30 minutos 4-5 días a la semana junto con un estilo de vida activo consigue mantener las pérdidas de peso obtenidas y que, además, aporta otros beneficios como: la disminución de la resistencia a la insulina; el cambio de la composición corporal hacia una mayor cantidad de masa magra, aumentando a su vez el gasto metabó1ico basal; aumento del bienestar psíquico y mejora de la capacidad funcional y el riesgo cardiovascular. A veces agotadas estas vías y otras veces complementándolas según el caso, puede ser necesario recurrir a la ayuda farmacológica, a dietas específicas bajo supervisión y control exhaustivo o a la utilización de la llamada cirugía bariátrica. ¿Por qué las dietas extremas no son seguras para la salud? ¿Y por qué cree que triunfan a pesar de las advertencias de las autoridades sanitarias? Las dietas extremas no son seguras para la salud por la cantidad de desequilibrios que conllevan. Algunos son fácilmente observables, pero otros son tan sutiles que cuando dan la cara pueden resultar muy peligrosos. Po- demos nombrar algunos derivados de carencias nutricionales como son la fragilidad ungueal, la caída de cabello y la sequedad de mucosas; otros de tipo metabólico como la cetosis producida por catabolismo lipídico intenso cuando los hidratos de carbono disminuyen excesivamente, o la hiperuricemia que en algunas personas se producen por el exceso proteico; se pueden producir también trastornos hidroelectrolíticos, que pueden ir desde una simple hipotensión ortostática hasta producir alteraciones importantes del ritmo cardíaco. Sin olvidar un cortejo de síntomas neuropsíquicos que pueden dejar una profunda impronta en los individuos que pueden ir desde la simple intolerancia al frío hasta pasar por insomnio, ansiedad, irritabilidad, depresión y la alteración de la imagen corporal. Actualmente la población vive una verdadera presión social para que “ser o estar delgado/a” sea un valor mayor que la propia salud. Es una paradoja para algunas personas “estar delgado para estar mejor aunque sea a costa de la salud”. Se piensa que el esfuerzo que conlleva es un “sacrificio pasajero”, una medida temporal y que por ello está exenta de problemas. Tenemos demasiada prisa, urgencia por la inmediatez y olvidamos los ritmos de nuestro organismo. Olvidamos las mermas y problemas en termino salud que estas deprivaciones nos pueden producir. Las llamadas, avisos de la «Las dietas extremas no son seguras para la salud por la cantidad de desequilibrios que conllevan. Algunos son fácilmente observables, pero otros son tan sutiles que pueden resultar muy peligrosos» 20 administración se ven cuestionadas por el “boca a boca”, por pretendidos resultados no siempre constatados ya que sólo se magnifica aquello que en la experiencia de unos ha conseguido el resultado deseado, el adelgazamiento, pero olvidando contar los sacrificios y problemas de salud asociados que han conllevado. Algunos autores opinan que la obesidad se sigue tratando como una circunstancia que se resuelve comiendo menos y teniendo más voluntad de moverse, y que ello es una de las causas por las que se está perdiendo la batalla a los kilos. ¿Cuál es su opinión al respecto? Se ha simplificado demasiado la compleja relación existente entre el equilibrio energético y el peso. El metabolismo del organismo necesita de una estrategia seria, pautada, educativa y adaptable al individuo para obtener resultados adecuados como en cualquier otra patología. Los pacientes y en algunos casos los profesionales sólo han utilizado como estimador de salud en el obeso el peso y se ha olvidado el cotejo metabólico que la modificación del mismo puede resultar en otros términos de salud (disminución de riesgos cardiovasculares, etc). ¿Cuáles son los principales mitos y errores en el diseño de las dietas para la recuperación de un peso saludable? Los profesionales deben ser muy cautos con los mensajes educativos que lanzan a sus pacientes. Así la culpabilización y prohibición de ingerir alimen- «Basar el concepto de adelgazamiento sólo en la pérdida de peso, olvidando que el objetivo es una pérdida efectiva de grasa, puede conducir a una dependencia errónea de la báscula y a que cualquier “ayuda terapéutica” valga, aunque no haya demostrado su eficacia» tos ricos en hidratos de carbono por generar obesidad “per se” está totalmente injustificada. De esta manera, la población ha malinterpretado que cereales como el arroz o el pan, y tubérculos como la patata son alimentos “que engordan”. Y nos olvidamos de la necesidad de poder recurrir a ellos en sus formatos integrales o exentos de grasa que son los conceptos con los que dietéticamente podemos trabajar (riqueza de fibras dietética o la evitación de grasas añadidas). Otro ejemplo puede ser la inclusión de agua o líquidos en las comidas que como alimento exento de energía difícilmente puede hacer aumentar la ingesta calórica. O la toma de frutas junto con las comidas que bajo la amenaza de que “hacen engordar” ha conseguido en muchos casos que algunas personas dejen de tomar su ración o raciones de fruta al día por no encontrar el momento oportuno de ingerirlas. Y es que salud no es sólo cuestión de calorías y peso, vale recordar que la llamada de “cinco al día” para frutas verduras y hortalizas es una medida preventiva para algunas localizaciones del cáncer o para la enfermedad cardiovacular. La idea de que las vitaminas engordan es también un mito frecuente, olvidando que una restricción por debajo de las 1.200 kcal difícilmente cubrirá las necesidades de estos vitales nutrientes sin la toma complementaria de suplementos. Basar el concepto de adelgazamiento sólo en la pérdida de peso, olvidando que el objetivo es una pérdida efec- • ¿Permite su cumplimiento en las situaciones sociales habituales? • ¿Aconseja la inclusión y recomendación de práctica habitual de actividad física? tiva de grasa, puede conducir a una dependencia errónea de la báscula y a que cualquier “ayuda terapéutica” valga, aunque no haya demostrado su eficacia. Una dieta que responda negativamente a uno o a todos de los siguientes interrogantes deberá plantear dudas sobre la seguridad de la misma: • ¿Los resultados de la pérdida de peso son aprosimadamente de entre 0,51 kg/semana? • ¿Propone una alimentación variada? • A excepción de la energía, ¿las necesidades nutricionales están cubiertas? • ¿La dieta tiene en consideración que es importante controlar la cantidad y la calidad de los alimentos que se ingieren? • ¿Los alimentos ricos en grasas saturadas están limitados? • ¿Contribuye al cambio de hábitos alimentarios para una adherencia sostenible a largo plazo? • ¿Muestra equilibrio entre los diferentes principios inmediatos? ¿A través de qué programas educativos podemos modificar los hábitos de las personas obesas? Los grupo de ayuda mutua y que trabajan no sólo los conocimientos sino las actitudes y las habilidades se han demostrado como eficaces en el apoyo de la educación nutricional y el manejo de la obesidad. Se han desarrollado diversos programas adaptados a diferentes edades y condiciones: desde el programa “Niños en movimiento” o el “Programa de Atención Integral a la Obesidad Infantil (PAIDO)” para el ámbito infantil o múltiples dinámicas de trabajo experimentadas con adultos. En todos ellos, el trabajo multidisciplinar, la implicación de los afectados y su motivación son ejes fundamentales de la acción y de los resultados, que deben tener en cuenta el ambiente obesogénico en el que estamos inmersos. Las administraciones deben apoyar cambios y organizar estrategias que sean capaces de impregnar de salud todas las políticas para que realmente la mejora de este aspecto sea efectiva y sostenible en el tiempo. 21 Microbiota intestinal relacionada con la obesidad artículo Microbiota intestinal relacionada con la obesidad Múltiples publicaciones han planteado recientemente una posible relación entre la población de microorganismos residentes en el intestino y el desarrollo de la obesidad, esto podría ofrecer una nueva vía para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad. L a obesidad es el resultado de un aumento de la grasa corporal. Se define utilizando el índice de masa corporal (IMC), calculado con la ecuación: IMC = peso (Kg) / altura (m)2. Existen diversos grados de obesidad, obesidad clase I (IMC >30), clase II (IMC >35) y clase III u obesidad mórbida (IMC >40). La incidencia y prevalencia de la obesidad han aumentado en las últimas dos décadas y se ha convertido en un importante problema de salud pública por sus consecuencias graves como el desarrollo de ciertos procesos patológicos tales como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, dislipemia, enfermedades cardiovasculares y cáncer entre otras. El desarrollo de la obesidad en una persona está determinado por una compleja interacción entre factores genéticos, ambientales, culturales, sociales y el gasto energético, el cual está altamente influenciado por el nivel de actividad física de cada individuo. Recientemente han surgido múltiples publicaciones que plantean una posible relación entre la población de microorganismos residentes en 22 el intestino (microbiota intestinal) y el desarrollo de la obesidad, y como consecuencia, la modulación de la composición de esta microbiota intestinal podría ofrecer una nueva vía para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad. Estudios en ratones han demostrado que aquellos que carecen de microbiota intestinal (ratones axénicos) requieren aproximadamente un 30% más de alimento que los ratones convencionales (colonizados con microbiota intestinal), para lograr crecimientos similares en ambos grupos. En los distintos individuos en el momento de nacer, el intestino es estéril y se coloniza completamente durante el primer año de vida. La microbiota intestinal no se distribuye de forma homogénea en el tubo digestivo, más del 99% de los microorganismos se encuentra en el colon, con concentraciones que alcanzan los 109 a 1011 UFC/g y con un fuerte predominio de microorganismos anaerobios estrictos. El uso de técnicas moleculares, como la determinación del operón 16S RNA (región del cromosoma en la que se Dra. Rosa Bartolomé Servicio de Microbiología Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) encuentra codificado el RNA ribosómico) como biomarcador para estudiar las diferentes poblaciones bacterianas existentes en la microbiota intestinal, ha revelado una variabilidad de especies muy superior de la que se había estimado inicialmente basándose en el cultivo bacteriológico clásico. En un trabajo reciente se da a entender que el número de especies bacterianas contenidas en el intestino podría oscilar entre 15.000 y 36.000. A lo largo de la vida del individuo, existen diversos factores que van modulando la composición de la microbiota intestinal. El tipo de parto y la lactancia materna juegan un rol importante en la formación de la microflora. Posteriormente, está influenciada por la contribución genética, los hábitos dietéticos, el ejercicio físico, los factores ambientales, dentro de los cuales destaca el uso de antibióticos y por la edad de los individuos. Con la edad hay una disminución significativa del número de las especies de Bifidobacterium y un aumento de las especies pertenecientes a los géneros Enterobacteriaceae y Clostridium. 23 Microbiota intestinal relacionada con la obesidad artículo «Algunas investigaciones ponen de manifiesto que un perfil de microbiota intestinal caracterizado por un contenido elevado de Bifidobacterium puede proteger contra el desarrollo de obesidad» Microbiota intestinal y tipo de microorganismos Muchos estudios han intentado poner de manifiesto diferencias en las proporciones de los diferentes tipos bacterianos de la microbiota intestinal en individuos obesos en relación con los que tienen un peso normal y cada estudio intenta relacionar la obesidad con determinados perfiles de géneros o especies bacterianas. Algunos estudios han encontrado que existe una correlación positiva entre la proporción de microorganismos pertenecientes al phylum Bacteroidetes (microorganismo gramnegativos como Bacteroides, flavobacteria y esfingobacterias) y la presencia de obesidad y en cambio otros autores no la encuentran. Lo mismo ocurre con la proporción de los microorganismos pertenecientes al phylum Firmicutes (microorganismos grampositivos como Bacillus, Clostridium, Lactobacillus, Enterococcus, Streptococcus y Syaphylococcus) y al phylum Actinobacteria (microorganismos grampositivos como Bifidobacterium y Corynebacterium) de la microbiota con el peso corporal. Existe, por tanto, una gran controversia entre las modificaciones de la composición de la microbiota intestinal y su relación con la obesidad. Se cree que estas diferencias en la mi- 24 crobiota intestinal están muy influenciadas por la composición de la dieta ingerida por los diferentes individuos. También, pueden deberse, pero con menor probabilidad, a los diferentes métodos utilizados en los estudios de la microbiota intestinal. Un género bacteriano que en algunos estudios se ha relacionado con la obesidad es Bifidobacterium. En estudios realizados en ratas se ha observado una marcada reducción de este microorganismo en sujetos sometidos a una dieta que induce obesidad. Algunas investigaciones ponen de manifiesto que un perfil de microbiota intestinal caracterizado por un contenido elevado de Bifidobacterium puede proteger contra el desarrollo de obesidad, no obstante, no se conocen las especies concretas del genero Bifidobacterium que pueden estar implicadas. Microbiota intestinal y homeostasis energética Se ha demostrado que la microbiota intestinal es crítica para la digestión normal de los nutrientes. Las actividades metabólicas de la microbiota facilitan la extracción de calorías de la dieta ingerida. Los microorganismos intestinales son capaces de transformar a formas asimilables por el hombre el almidón y los polisacáridos y oligosacáridos que constituyen la mayoría de la fibra dietética no digerible; almacenando estas calorías en el tejido adiposo, haciéndolas disponibles para el huésped. En el ser humano se estima que alrededor de 7 a 10% de las calorías absorbidas provienen diariamente de este proceso. La fermentación de estos sustratos de la fibra dietética da lugar a la formación de azúcares simples y de ácidos grasos de cadena corta principalmen- «En un futuro, como consecuencia del supuesto vínculo entre la microbiota intestinal y la regulación del peso, se puede prever que la manipulación de la microbiota intestinal pueda representar un enfoque para el tratamiento de la obesidad» te propionato, acetato y butirato, cada uno de los cuales se relaciona con una forma diferente de utilización de la energía. El propionato sirve de sustrato preferencial a nivel del hígado para la liponeogénesis, gluconeogénesis y la síntesis de proteínas, el acetato es utilizado como sustrato para la síntesis de colesterol en tejidos periféricos y el butirato es la principal fuente de energía para las células epiteliales colónicas y estimula la diferenciación de las células enteroendocrinas. Las células enteroendocrinas, distribuidas a lo largo del tubo digestivo, desde el estómago hasta el colon distal, secretan hormonas denominadas incretinas. Las incretinas son hormonas anorexigénicas que potencian la secreción de insulina en respuesta a la glicemia y son responsables de alrededor del 70% del nivel de insulina postprandial. Las dos más importantes son el péptido inhibitorio gástrico (PIG) y el péptido similar al glucagón tipo 1 (PLG1). En relación a las concentraciones de ácidos grasos de cadena corta, se ha observado que, a nivel del intestino grueso y en concreto del ciego de los ratones obesos, son mayores que en los ratones con peso normal, no obstante, la cantidad de energía excretada en sus deposiciones es menor, indicando que el proceso de extracción y absorción de energía a partir de los alimentos es más eficiente en el animal obeso. Microbiota intestinal y regulación de los depósitos corporales de tejido adiposo La microbiota intestinal podría actuar también como un factor favorecedor del almacenamiento de grasa en el organismo. Se ha demostrado que los ratones axénicos con normopeso que son tratados con la microbiota intestinal de ratones obesos almacenan más grasa corporal y ganan más peso que aquellos animales tratados con la microbiota intestinal de ratones con peso normal y, además, los adipocitos de estos animales son de mayor tamaño que aquellos de los ratones axénicos. El aumento de grasa corporal sería debido al aumento de la actividad, en el tejido adiposo, de la lipoproteinlipasa (LPL), una enzima implicada en la hidrolisis de los triglicéridos circulantes y en la acumulación de ácidos grasos en los adipocitos. Esta mayor actividad de la LPL se debe a la inhibi- ta intestinal de promover el almacenamiento de grasa en los adipocitos del huésped. Como consecuencia, los ratones axénicos se ven protegidos de la ganancia de peso cuando reciben por un periodo de tiempo una dieta hipercalórica en comparación con los ratones a los que se les ha trasplantado la microbiota intestinal y que reciben la misma dieta. Según los datos expuestos anteriormente, la mayor capacidad de extracción de energía y de almacenamiento de grasa es una característica transmisible en la cual participa la «El consumo de probióticos y en especial las diferentes especies de Lactobacillus, se asocia a una disminución de las bacterias gramnegativas de la microbiota intestinal, con la consiguiente disminución de los niveles de LPS circulante, lo cual podría disminuir el desarrollo de la endotoxemia y, por consiguiente, el desarrollo de obesidad y resistencia insulínica» ción por la microbiota intestinal de la FIAF (Fasting-Induced Adipocyte Factor), una hormona sintetizada en la mucosa intestinal de los ratones axénicos y que actúa como inhibidor circulante de la LPL. Este fenómeno explicaría el mayor almacenamiento de grasa en los animales con microbiota intestinal. La FIAF sería un mediador clave en la capacidad de la microbio- microbiota y que las mayores concentraciones de ácidos grasos de cadena corta a nivel del intestino grueso son un factor predictivo de obesidad. Además, la composición de la dieta puede inducir rápidamente importantes cambios en la composición de la microbiota ocasionando alteraciones metabólicas en el organismo del huésped. 25 Microbiota intestinal relacionada con la obesidad artículo Por ultimo, hay que considerar también en la relación entre microbiota intestinal y obesidad, la multitud de interacciones que pueden tener lugar entre los diferentes microorganismos entre sí. Microbiota intestinal y estado inflamatorio La microbiota intestinal también puede influir en la inflamación crónica asociada a la obesidad y resistencia insulínica. Los receptores de reconocimiento de numerosas células, como los receptores Toll-like (TLR) constituyen un punto de partida de la inmunidad que se activa en respuesta a estímulos microbianos e informan a las células del sistema inmune para que respondan adecuadamente a estos. En este sentido, se ha demostrado que el lipopolisacárido (LPS) de la membrana celular de las bacterias gramnegativas, así como los ácidos grasos saturados de la dieta, pueden actuar como ligando del receptor toll-like 4 (TLR4) y receptor toll-like 2 (TLR2), los cuales tienen la función de estimular la liberación de citoquinas inflamatorias endógenas como el factor de necrosis tumoral (TNF-α), interleuquina 6 (IL-6) y otras citoquinas proinflamatorias relacionadas con la inducción de resistencia a la insulina. La administración de LPS por vía subcutánea en ratones produce un aumento de peso y desarrollo de resistencia insulínica. La endotoxemia producida por altos niveles de LPS, en respuesta a niveles elevados de lípidos en la dieta, podría contribuir al desarrollo de resistencia insulínica y diabetes. Potenciales intervenciones terapéuticas de la obesidad Cuando un individuo no consigue la pérdida de peso mediante dieta, ejercicio físico y ayuda psicológica, la única otra opción de tratamien- 26 to que tiene es un método cruento como la cirugía restrictiva. En un futuro, como consecuencia del supuesto vínculo entre la microbiota intestinal y la regulación del peso, se puede prever que la manipulación de la microbiota intestinal pueda representar un enfoque para el tratamiento de la obesidad. El uso de probióticos, prebióticos y antibióticos puede ser una estrategia destinada a modular la composición de la microbiota intestinal. El consumo de probióticos y en especial las diferentes especies de Lactobacillus, que son los más utilizados, se asocia a una disminución de las bacterias gramnegativas de la microbiota intestinal, con la consiguiente disminución de los niveles de LPS circulante, lo cual podría disminuir el desarrollo de la endotoxemia y, por consiguiente, el desarrollo de obesidad y resistencia insulínica. La administración dietética de un prebiótico (oligosacáridos indigeribles como la inulina y la oligofructosa) estimula el crecimiento de las poblaciones microbianas grampositivas que pueden usar a dichos prebióticos como sustratos para la fermentación. Los productos de la fermentación de la oligofructosa son responsables de la generación de ácidos grasos de cadena corta como el ácido butírico. Este último, como ya se ha comentado anteriormente, estimula la diferenciación de las células enteroendocrinas a nivel del epitelio colónico y la liberación de hormonas digestivas de tipo incretinas, las cuales ayudan a regular los niveles de glicemia y a disminuir la sensación de hambre. La combinación de un prebiótico con un probiótico podría estimular el crecimiento de este último por el primero y producirse un efecto sinérgico. La administración de antibióticos puede influenciar la composición de la microbiota intestinal mediante la disminución de los niveles de LPS y de la fermentación microbiana de carbohidratos con la consiguiente disminución de la excreción en las heces de ácidos grasos de cadena corta, no obstante, hay que tener presente las posibles complicaciones o efectos adversos que pueden producirse como son la aparición de las resistencias antibióticas y la aparición de la diarrea post antibiótica por Clostridium difficile. Conclusión l es y la microbiota intestina culo entre la obesidad ar La demostración del vín est que podría , no obstante, parece ios ud est s má re uie req compleja y ación de los alimentos ente con una transform alm ent dam fun a nad relacio l y en la microbiota intestina ables por acción de no digeribles en asimil posibles efectos ortante investigar los imp a ult res n, ció fun a relación a est nte el uso de alimentos robiota intestinal media mic la de ión cac difi de la mo tos aplicar tanto tratamien antibióticos a fin de s izá qu y es nal cio fun así ollo de la obesidad y uticos frente al desarr preventivos como terapé de salud. proporcionar un estado Bibliografía •DiBaise JK, Zhang H, Crowell MD, Krajmalnik-Brown R, Decker GA, Rittmann BE. Gut microbiota and its possible relationship with obesity. Mayo Clin Proc. 2008; 83: 460-469. •Frazier TH, DiBaise JK, McClain CJ. Gut microbiota, intestinal permeability, obesity-induced inflammation and liver injury. 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