Download Programa General
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
S e g u n d a O rqu e sta T e m p o r a d a Fi lar m ón ica d e la 2 0 1 4 U N AM p r o g r apm n ear 1 a0 l r oa ggr ae m S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 S e g u n d a T e m p o r a d a Programa 1 Abril 12/13 2014 Programa 2 Abril 26/27 Página 7 Página 21 Lanfranco Marcelletti, director huésped Radek Baborák, corno Iván López Reynoso, director asistente Alexei Diorditsa, contrabajo Alfonso de Elías Berlioz • Cacahuamilpa • Obertura de Benvenuto Cellini Dukas Bizet-Proto • Villanelle, para corno • Fantasía Carmen, para contrabajo Weber Schumann • Concertino para corno • Invitación a la danza • Sinfonía no. 3 Renana R. Strauss • Concierto para corno no. 1 Chabrier • España Ensayo abierto. Entrada libre Sábado 26, 10:00 horas El Niño y la Música Concierto por el Día de las Madres Mayo 03/04 Mayo 11 Página 31 Página 37 Iván López Reynoso, director asistente Big Band Jazz del SUTM: Elías Ochoa, director artístico de la banda Cri-Cri el Grillito Cantor cumple 80 años. Conciertos de celebración Iván López Reynoso, director asistente César Piña, director de escena Niños y Jóvenes Cantores de la Escuela Nacional de Música: Patricia Morales, directora coral Gershwin • Catfish Row • Walking the Dog (Promenade) Rolf Liebermann • Concierto para banda de jazz F. Gabilondo Soler «Cri-Cri» Tommy Dorsey • Bombón I, Negrito bailarín, La fiesta de los zapatos, El burrito, El chivo ciclista, La marcha de las canicas, Llueve, Teté, El baile de los muñecos, La jota de la J, Orquesta de animales y Solfeo de los patos • Popurrí Glenn Miller • Tenderly, Wendy, Collar de perlas, Pennsylvania 65000 y Serenata a la luz de la Luna Thad Jones • Greetings and Salutations Ser verde se nota 2 Éxitos de los años 70 y 80 Programa 3 Mayo 17 Mayo 24/25 Página 47 Francisco Cedillo, director huésped María del Sol y Fela Domínguez, cantantes solistas Coro Filarmonía de México: Ofelia Guzmán, directora coral Página 53 Jan Latham-Koenig, director artístico Sócrates Villegas, clarinete Weber • Concierto para clarinete no. 2 Mahler Éxitos de ABBA, Bee Gees, Carpenters, Donna Summer, Gloria Gaynor, Billy Joel y Michael Jackson, entre otros • Sinfonía no. 1 Titán Ensayo abierto. Entrada libre Sábado 24, 10:00 horas Programa 4 Mayo 31/ Junio 01 Programa 5 Junio 07/08 Página 61 Página 75 Jan Latham-Koenig, director artístico Alexander Ghindin, piano Carlos Miguel Prieto, director huésped Abdiel Vázquez, piano Buxtehude-Chávez Bernstein • Chacona Bach • Tres episodios dancísticos de On the Town • Concierto para piano BWV 1052 Barber Revueltas • Concierto para piano • Homenaje a Federico García Lorca R. Strauss Piazzolla • Muerte y transfiguración • Danza de los siete velos, de Salomé • Libertango • Oblivion Falla • Suite no. 2 de El sombrero de tres picos Ensayo abierto. Entrada libre Sábado 07, 10:00 horas 3 Menos papel, más hojas Programa 6 Junio 14/15 Programa 7 Junio 21/22 Página 85 Jan Latham-Koenig, director artístico Anabel De la Mora, soprano Encarnación Vázquez, mezzosoprano Ernesto Ramírez, tenor Jesús Suaste, barítono Coro del Teatro de Bellas Artes Página 93 Bojan Sudjić, director huésped Jesús Castro-Balbi, violonchelo Rachmaninov • Vocalise Castro • Concierto para violonchelo Beethoven Rachmaninov • Sinfonía no. 9 Coral • Danzas sinfónicas Ensayo abierto. Entrada libre Sábado 21, 10:00 horas Programa 8 Junio 28/29 Recomendaciones discográficas Página 101 Página 111 Iván López Reynoso, director asistente Manuel Ramos, violín Berlioz • Obertura El carnaval romano Paganini • Concierto para violín no. 1 Ravel • Bolero Tchaikovsky • Obertura 1812 Sala Nezahualcóyotl 2014 Sábados 20:00 horas/Domingos 12:00 horas Informes en días y horas hábiles: 5622 7113 www.musica.unam.mx Programación sujeta a cambios Ser verde se nota 4 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Orquesta Filarmónica de la UNAM La Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM), el conjunto sinfónico más antiguo en el panorama cultural de la Ciudad de México, constituye uno de los factores preponderantes del proyecto cultural de mayor trascendencia del país: el de la Universidad Nacional Autónoma de México. Durante más de setenta y cinco años de actividades, la OFUNAM se ha convertido en una de las mejores orquestas de México. Su popularidad se debe a la calidad del conjunto, de sus directores titulares, a la participación de directores huéspedes y solistas de prestigio nacional e internacional, a una programación interesante y variada, al entusiasmo de sus integrantes y a la belleza, la comodidad y la magnífica acústica de su sede, la Sala Nezahualcóyotl. Además, cada temporada la orquesta realiza giras por diferentes escuelas y facultades de la UNAM. Su repertorio abarca todos los estilos, desde el barroco hasta los contemporáneos, incluyendo desde luego la producción nacional. Si bien el origen del conjunto se remonta a 1929, cuando, a raíz de la recién lograda autonomía universitaria, un grupo de estudiantes y maestros de música constituyeron una orquesta de la entonces Facultad de Música de la UNAM, su fundación como conjunto profesional tuvo lugar en 1936, una vez aprobado el proyecto por el gobierno de Lázaro Cárdenas. Originalmente denominada Orquesta Sinfónica de la Universidad, su dirección fue compartida por José Rocabruna y José Francisco Vásquez, y su sede se fijó en el Anfiteatro Simón Bolívar, de la Escuela Nacional Preparatoria. De 1962 a 1966, Icilio Bredo tuvo a su cargo la dirección artística de la orquesta, cuya sede se cambió al Auditorio Justo Sierra, de la Facultad de Filosofía y Letras. En 1966, la designación de Eduardo Mata como director artístico marcó el inicio de una nueva y brillante etapa de desarrollo del conjunto que duró nueve años. Fue durante este período que la Orquesta Sinfónica de la Universidad se convirtió en Orquesta Filarmónica de la UNAM. Héctor Quintanar fue nombrado director artístico en 1975. Al año siguiente, la orquesta se mudó a su actual sede, la Sala Nezahualcóyotl. Desde entonces, la orquesta universitaria ha trabajado bajo la guía de Enrique Diemecke y Eduardo Diazmuñoz (1981-1984, directores asociados), Jorge Velazco (1985 -1989), Jesús Medina (1989 -1993), Ronald Zollman (1994 -2002), Zuohuang Chen (2002 -2006), Alun Francis (2007-2012), Rodrigo Macías (2008 -2011, director asistente) y Jan Latham-Koenig (2012 a la fecha). Ser verde se nota 6 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 1 Sábado 12 de abril/20:00 horas • Domingo 13 de abril/12:00 horas 7 Menos papel, más hojas Lanfranco Marcelletti, director huésped Alfonso de Elías Cacahuamilpa (1902 -1984) (Duración aproximada: 14 minutos) Paul Dukas Villanelle, para corno y orquesta (1865 -1935) (Duración aproximada: 6 minutos) Radek Baborák , corno Carl Maria von Weber Concertino para corno y orquesta (1786 -1826) en mi menor, J 188 I Adagio II Andante con moto III Polacca (Duración aproximada: 12 minutos) Radek Baborák , corno Ser verde se nota 8 Intermedio Carl Maria von Weber Invitación a la danza (1786 -1826) (Duración aproximada: 9 minutos) Richard Strauss* Concierto para corno y orquesta no. 1 en mi bemol mayor, op. 11 I Allegro II Andante III Rondo (Allegro) (Duración aproximada: 15 minutos) (1864 -1949) Radek Baborák , corno Emmanuel Chabrier España (1841-1894) (Duración aproximada: 8 minutos) * Conmemoración del 150 Aniversario Natalicio de Richard Strauss 9 Menos papel, más hojas Lanfranco Marcelletti Director huésped Originario de Brasil, Lanfranco Marcelletti es egresado en el Conservatorio Pernambucano de Recife. También estudió en la Universidad de Yale con Eleazar de Carvalho, la Escuela Superior de Música de Viena y la Academia de Música de Zurich. Tomó cursos con Kurt Masur, Julius Rudel, Sir Colin Davis y Znedek Macal. Ganó el concurso Jóvenes Solistas de Roma (1988), el II Concurso para Jóvenes Directores de la Sinfónica de Chile (1998), el premio a director revelación del año de la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo (1996), el Premio Eleazar de Carvalho (1997) y el Premio del Decano otorgado por la Universidad de Yale (1996). Ha actuado en Argentina, Bélgica, Chile, España, Inglaterra, Estados Unidos, Italia, México, Polonia y Rusia, al frente de la Sinfónica Brasileira, la Orquesta del Estado de São Paulo, la Orquesta del Teatro Comunal de Bologna, la Orquesta de Cámara Haydn y la Orquesta Nacional de Chile, entre otras. Es director musical de la Orquesta de Cámara Cayuga en Ithaca, Estados Unidos, y coordinador musical del proyecto Orquestra Criança Cidadã de Recife. Cada verano, es director asistente en la Academia Rossiniana en el Festival de Ópera Rossini y director principal del Festival Musica&Musica en Mercatello sul Metauro, en Italia. Da clases en la Universidad de Massachusetts. Desde 2012 es director titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa. Radek Baborák Corno Originario de Pardubice en Checoslovaquia, Radek Baborák comenzó au formación a los 8 años con Karel Krenek. Estudió con Bedrych Tyslar en el Conservatorio de Praga. Ganó el premio Concertino Praga (1989), el Gran Premio de la UNESCO (1993), el Concurso Internacional de la ARD en Munich (1994 y 1997), un Grammy Clásico (1995) y el Premio Davidoff (2000), entre otros. Fue cornista principal de la Orquesta Filarmónica Checa (1994 -1996), la Filarmónica de Munich (1996-2000) y la Filarmónica de Berlín (2000 -2010). Ha tocado con la Sinfónica Alemana de Berlín, la Filarmónica de San Petersburgo, la Orquesta de Radio Francia, la Sinfónica de la NHK, la Filarmónica de Praga, la Sinfónica de Praga y la Orquesta de la RTVE de Madrid, entre muchas otras, bajo la batuta de James Levine, Simon Rattle, Seiji Ozawa, Daniel Barenboim y Neeme Järvi. Ha colaborado con András Schiff, Yefim Bronfman, Ian Bostridge e integrantes de las Filarmónicas de Berlín y Viena, por mencionar algunos. Ha formado parte de varios grupos de cámara en Berlín. Es fundador del Ensamble Radek Baborák, el Coro Checo de Cornos y dirige la Sinfonietta Checa. Ha sido profesor en escuelas en Italia, Japón y la República Checa. Ha grabado música de Rosetti, Bach, Pokorny, Britten, Dukas, Schoeck, Mozart, Ravel, Hindemith, Haydn y Stich. Ser verde se nota 10 Alfonso de Elías (1902 -1984) Cacahuamilpa El capítulo cuarto del quinto tomo de la obra La música en México, editada por Julio Estrada, lleva por título Técnicas composicionales en la música mexicana de 1940 a 1980. En la sección de ese capítulo dedicada a la Liga de Compositores, el propio Estrada menciona que la gran mayoría de los compositores que se ubican en el nacionalismo o en la práctica del atonalismo dodecafónico son miembros de esta asociación. Entre las excepciones importantes, Estrada menciona a Alfonso de Elías, y procede a afirmar que el compositor (junto con Juan D. Tercero) puede ser ubicado en el área mestiza del movimiento nacional musical, con puntos de contacto con compositores como Manuel M. Ponce, Miguel Bernal Jiménez y José Rolón. Asimismo, Estrada se refiere a Alfonso de Elías como un maestro importante gracias a quien se pudo conservar en México la tradición de una cultura musical europea. En efecto, todos los esbozos biográficos de Alfonso de Elías destacan sobre todo su labor docente, particularmente en la Escuela Nacional de Música de la UNAM y el Conservatorio Nacional de Música del INBA. Nacido y muerto en la Ciudad de México, Alfonso de Elías realizó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música, donde sus maestros de composición fueron Rafael J. Tello y Gustavo E. Campa. Además de su trabajo como compositor y como docente, De Elías orientó su actividad musical hacia el piano y la dirección orquestal, y fue poseedor de un estilo que, anclado con firmeza en la tradición musical europea apuntaba hacia un claro neo-romanticismo. Una parte sustancial de la producción de Alfonso de Elías estuvo encauzada hacia la música sinfónica; en esa área de su catálogo destacan las obras siguientes: El jardín encantado Tres sinfonías Variaciones sobre un tema mexicano Leyenda mística del Callejón del Ave María Las biniguendas de plata Cacahuamilpa En su poema sinfónico Cacahuamilpa, Alfonso de Elías alude a un singular sitio de la geografía mexicana cuyo nombre en náhuatl significa «en las sementeras del cacao». Se trata de un sistema de grutas en el estado de Guerrero, a unos 37 kilómetros de Amacuzac, y que son las más grandes del territorio nacional. Las grutas de Cacahuamilpa están definidas por complejas estructuras de estalactitas y estalagmitas que dan lugar a impresionantes salas pétreas de diverso tamaño, que toman sus nombres de las caprichosas formas de esas estructuras: Sala del chivo, Sala de los confites, Sala del trono, Sala de los órganos, Sala del muerto, etcétera. Manuel de Elías (1939), hijo de Alfonso de Elías, y él mismo destacado compositor y director de orquesta, hace este sencillo pero ilustrativo comentario sobre 11 Menos papel, más hojas Cacahuamilpa: «Entre las obras sinfónicas de mi padre, creo que Cacahuamilpa es una de las más lúcidas y propositivas. Presenta algunos rasgos notables de orquestación, y su forma es impecable. Se trata de una de mis obras predilectas al interior de su producción, y suelo dirigirla con un gusto particular.» Al poner en música su visión personal de las grutas de Cacahuamilpa, Alfonso de Elías transita por caminos sonoros propios del impresionismo, pero manteniendo claras referencias a centros tonales precisos. Cacahuamilpa es, a la usanza tradicional del poema sinfónico descriptivo, una especie de visita guiada a las grutas, que se inicia con una convocatoria a cargo del corno inglés, con una melodía que más tarde volverá a aparecer, en la recapitulación de este viaje musical. En el trayecto sonoro de Cacahuamilpa el compositor propone diversos ambientes sonoros, separados por breves secuencias climáticas que representan, según algunos, la entrada sucesiva a cada una de las salas del sistema de grutas. Cacahuamilpa obtuvo el premio único de un concurso de composición convocado por la Orquesta Sinfónica de México, agrupación que estrenó la obra el 16 de agosto de 1940 bajo la dirección de Carlos Chávez. En el programa de mano de esa ocasión se hace referencia a que el propio De Elías dijo que Cacahuamilpa es un poema sinfónico sin argumento en el que no trató de hacer una descripción de las grutas ni aludir a sitios específicos de su interior. Dice el compositor: «Un fin puramente subjetivo es el que perseguí en mi poema, refiriéndome exclusivamente a las variadas impresiones que se experimentan al visitar Cacahuamilpa.» Paul Dukas (1865 -1935) Villanelle, para corno y orquesta Como aperitivo, ligero pero sabroso, todo o que usted y yo sabemos sobre Paul Dukas: 1. Fue francés. 2. Fue compositor. 3. Fue maestro de los compositores mexicanos Manuel M. Ponce (1882 -1948) y José Rolón (1876 -1945). 4. Compuso el divertido scherzo sinfónico El aprendiz de brujo. Y que conste que esto último lo sabemos básicamente gracias a Mickey Mouse y sus rebeldes escobas mágicas. Enseguida, como plato fuerte, casi todo lo que usted y yo siempre hemos querido saber sobre Dukas, pero temíamos preguntar (o nadie nos quiso contar). Dicen por ahí que Paul Dukas fue un niño tan musical que chupaba su biberón en compás de 9/8, aunque lo cierto es que las primeras pruebas claras de su talento aparecieron cuando tenía 13 años de edad. Estudió en el Conservatorio de París, hizo el servicio militar y participó varias veces, sin fortuna, en la convocatoria al famoso Premio de Roma. Hacia 1892, comenzó a escribir crítica musical y por Ser verde se nota 12 esas mismas fechas dedicó su atención a la edición de partituras de Ludwig van Beethoven (1770 -1827), Jean-Philippe Rameau (1683 -1764), François Couperin (1668 -1733) y Domenico Scarlatti (1685 -1757). El 18 de mayo de 1897, pocos meses después de asistir al estreno de su Sinfonía en do mayor, Dukas estrenó El aprendiz de brujo, scherzo sinfónico basado en una balada de Johann Wolfgang von Goethe, que muy pronto se haría enormemente famoso. No ha faltado quien compare esta obra suya con la igualmente famosa Cabalgata de las valquirias de la ópera La valquiria de Richard Wagner (1813 -1883), por su enorme vitalidad y gran aliento descriptivo. En las demás obras de su período de madurez musical, Dukas dejó entrever alternativamente los elementos que caracterizan su pensamiento creativo: una orquestación de primera, un gran entendimiento del estilo clásico y de las ideas románticas, algunos elementos melódicos que nos recuerdan su origen judío, y una indeclinable tendencia a escribir música clara, directa y sin complicaciones inútiles. Que se conozca muy poca música suya tiene que ver directamente con la parquedad de su producción y con el hecho de que muchos de sus proyectos no llegaron a cristalizar, además de que su tendencia autocrítica y perfeccionista lo llevó a destruir un buen número de sus partituras. Así, el catálogo completo de Dukas, además de la mencionada Sinfonía y El aprendiz de brujo, consta de las siguientes obras: Un himno, dos catatas, una obertura, cuatro piezas para piano (incluyendo una interesante sonata), un ballet, dos obras para voz y piano, una ópera (Ariadna y Barbazul, sobre un texto de Maurice Maeterlinck), y la Villanelle para corno y orquesta que hoy ocupa nuestra atención. Dukas destruyó una docena de obras, y algunas otras quedaron inacabadas. La forma musical en la que Dukas basó su Villanelle es, fundamentalmente, un tipo de canción rústica que allá por el siglo XVII fue definida como una danza campesina, ronda o canción, en el diccionario de Cotgrave. Desde el punto de vista poético, una villanelle era una composición de tipo pastoral a base de estrofas y estribillos, en un lenguaje simple y directo. Entre los ejemplos más antiguos de esta forma utilizada como base de composiciones musicales se encuentran las villanelles de Nicolas, Arcadelt, Certon, Caietain, Chardavoine, Didier y Besard, creadas todas entre el siglo XVI y los primeros años del XVII. A lo largo del tiempo, la villanelle fue objeto de diversas modificaciones respecto a su forma original, principalmente el cambio en el número de estrofas y en la longitud del estribillo. Un caballero de nombre Jean Passerat, que vivió entre 1534 y 1602, introdujo una forma más estandarizada de la villanelle, estructurada a base de un número impar de estrofas de tres versos y una cuarteta final con dos rimas. Este tipo de villanelle fue revivida en el siglo XIX por Theodore de Banville y por los poetas ingleses William Henley y Andrew Lang. Es importante señalar que aunque algunos diccionarios definen los términos villanella y villanelle como equivalentes, lo cierto es que la villanella, de origen napolitano, es un tipo de composición vocal ligada estrechamente al madrigal y al balletto. Resulta, además, que Paul Dukas no fue el único compositor en volver sus ojos y oídos al siglo XVI para rescatar la forma y el espíritu de la villanelle, ya que hay 13 Menos papel, más hojas composiciones así designadas en los catálogos de Georg Philipp Telemann (16811767), Hector Berlioz (1803 1869) y Emmanuel Chabrier (1841-1894). Escrita originalmente para corno y piano, la Villanelle de Dukas data de 1906, año en que el compositor terminó la composición de su ópera Ariadna y Barbazul. En esta Villanelle, Dukas hace gala de un estilo clásico que también es evidente en su Soneto de Ronsard (1924) para voz y piano, y que habría de ser la última composición del autor. Finalmente, como postre, un dato que nunca imaginamos sobre el señor Paul Abraham Dukas, y que demuestra que, con contadísimas excepciones, los compositores son altamente propensos a las manías: el autor de El aprendiz de brujo prohibió terminantemente que se publicara ningún retrato suyo. Cosa rara, porque el bueno de Dukas no era, ni por asomo, tan feo como tantos otros músicos que a cada rato están posando para la foto. Carl Maria von Weber (1786 -1826) Concertino para corno y orquesta en mi menor, J 188 Durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va del siglo XXI, los compositores y los ejecutantes de instrumentos musicales se han dado a la tarea de explorar nuevas y numerosas formas de tocar esos instrumentos; es decir, de obtener de ellos, con técnicas inusuales, sonidos que antes eran impensados y, literalmente, inauditos. Tomemos, por ejemplo, los instrumentos de aliento. Desde la Edad Media, se ha considerado a los alientos como instrumentos monofónicos, es decir, instrumentos capaces de emitir solamente una nota a la vez. Este axioma ha sido pulverizado en nuestro tiempo gracias a los llamados multifónicos, es decir, la producción de más de una nota a la vez. Si bien el sustento teórico y las técnicas específicas que se refieren a los multifónicos son una materia compleja, baste anotar aquí que es posible producir más de una nota a la vez en los instrumentos de aliento a través del uso de digitaciones alternativas, de embocaduras distintas y de otros recursos de ejecución. Con estas técnicas, es posible producir acordes en los alientos, aunque estos acordes no suenan como si fueran producidos por dos instrumentos, sino que ofrecen al oyente una percepción muy peculiar de simultaneidad. Una de las técnicas más naturales para producir la impresión de acordes en los instrumentos de aliento está basada en un recurso interpretativo relativamente sencillo, pero que también requiere de mucha práctica, mucho control y mucho oído. Se trata, simplemente, de tararear ciertas notas, o toda una melodía mientras se toca el instrumento de manera convencional. Esta forma de producir multifónicos se presta con mayor facilidad a los instrumentos de alientomadera; con los de metal, debido a complejas razones físicas y acústicas, es más difícil. ¿A qué viene, entonces, toda esta perorata técnica sobre los multifónicos? Se debe, principalmente, al hecho de que el compositor alemán Carl Maria von Ser verde se nota 14 Weber utilizó esta singular técnica de interpretación en su Concertino para corno y orquesta op. 45. El musicólogo John Warrack ha escrito este breve comentario sobre la obra: El Concertino para corno es básicamente una introducción y una serie de variaciones, en las que se inserta una cadenza a la manera de un recitativo que incluye un pasaje que usa el truco de los cornistas para producir acordes; el final está en el popular ritmo romántico de la polacca usado con frecuencia por Weber. El compositor escribió el Concertino para corno en 1806, mientras estaba al servicio del duque Eugenio de Württemberg-Öls en la ciudad de Carlsruhe. Durante su estancia ahí, Weber compuso un par de sinfonías para la orquesta de la corte, así como el Concertino. Como ocurrió (y sigue ocurriendo) en muchos casos similares en los que un compositor tiene una asociación cercana con una orquesta y sus músicos, es probable que Weber haya escrito esta pieza con dedicatoria a alguno de lo cornistas de la orquesta del duque Eugenio. Ahora bien, las enciclopedias y otros textos consignan el hecho de que en el año 1815, Weber revisó la partitura del Concertino para corno y realizó una segunda versión, con destino a un cornista de apellido Rauch ¿En qué consisten los cambios hechos por Weber a esta obra? Por lo pronto, nadie lo sabe, porque la partitura de la primera versión se perdió. Otro dato señalado en varios textos indica que Weber escribió el Concertino pensando en un corno natural, es decir, un instrumento si válvulas en el que todo el trabajo melódico se realiza a base de embocadura, presión de aire y otros métodos de producción y control de sonido. Lo interesante del caso es que varios cornistas han señalado que la complejidad técnica del Concertino es tal, que aun tocado en un moderno corno de válvulas presenta numerosas dificultades para el intérprete. Si bien hoy en día son abundantes las versiones del Concertino para corno de Weber tocadas en corno moderno, algunos intérpretes asociados con el movimiento de música antigua hecha a la antigua lo tocan en el corno natural; es el caso, por ejemplo, del cornista Anthony Halstead. Carl Maria von Weber (1786 -1826) Invitación a la danza Es curioso constatar que la música para piano de Carl Maria von Weber se toca con escasa frecuencia, ya que forma una parte importante de su catálogo. En este sentido, hay que recordar que Weber fue un pianista virtuoso perteneciente a la misma época que vio surgir y brillar a pianistas de la talla de Hummel, Moscheles, Kalkbrenner y Czerny. En el año de 1819, Weber compuso un rondó brillante para piano (en la poco usual tonalidad de re bemol mayor), titulado Aufforderung zum Tanz, es decir, Invitación a la danza. En su forma original, la pieza fue publicada en 15 Menos papel, más hojas Berlín en 1821, y lleva el número 260 en el catálogo de obras de Weber compilado por Otto Jahn. Fue la esposa de Weber, Caroline Brandt, quien describió el sencillo programa narrativo de la pieza. Un caballero se acerca durante un baile a una dama y la invita a bailar. Al inicio, la mujer se muestra reticente pero finalmente acepta la invitación del caballero. Juntos bailan un brillante vals, después del cual el caballero escolta a la dama a su sitio, da las gracias y se despide galantemente. Frau Weber era sin duda la persona indicada para contar la historia detrás de este vals, ya que la partitura fue dedicada a ella por el compositor. Weber escribió este extrovertido vals pianístico para su propio uso, pero la versión que hoy se conoce y difunde es la orquestación realizada por Hector Berlioz (1803 -1869) para ser usada durante la representación de la ópera de Weber El cazador furtivo en París, en 1841, bajo la dirección del propio Berlioz. (En otras fuentes se consigna que la versión orquestal de Berlioz a la Invitación a la danza de Weber fue estrenada en un concierto sinfónico en la capital francesa, bajo la dirección de Pantaléon Battu). Resulta que las convenciones de la Ópera de París por aquel entonces requerían que toda representación operística incluyera un ballet. Por supuesto, no hay ballet en El cazador furtivo, y Berlioz, siempre respetuoso de Weber y su música, se rehusó a incluir música ajena en la representación. Fue justamente para cumplir con el requisito del ballet sin traicionar a Weber que Berlioz realizó la transcripción orquestal de la Invitación a la danza, aprovechando la ocasión para trasponerla medio tono hacia arriba, a re mayor, que no sólo es una tonalidad más brillante sino que es más fácil para la orquesta que la original de re bemol mayor. Gracias a esta deslumbrante pieza de Weber, el vals adquirió prestigio en el período romántico al lado de las piezas características para piano que hasta entonces habían sido más populares, según afirma el musicólogo Philip Spitta. Es evidente que esta pieza de Weber, tan cercana en su concepción al mundo de la danza, no podía pasar desapercibida para coreógrafos y bailarines. Como en tantos otros casos, el catalizador para convertir la pieza de Weber en baile fue Serge Diaghilev, fundador y director de los Ballets Rusos. Bajo la tutela de Diaghilev, el gran coreógrafo Michel Fokine compuso su coreografía sobre la música de Weber, y el resultado fue un breve ballet titulado El espectro de la rosa. Como suele ocurrir en muchos de estos casos, el libreto del ballet no sigue necesariamente la línea narrativa descrita por Caroline Brandt. El libreto en cuestión fue escrito por Jean-Louis Vaudoyer, y está basado en estas líneas de un poema de Teophile Gautier: Abre tus durmientes ojos Que son ligeramente rozados por un sueño virginal Soy el espectro de la rosa Que llevabas anoche en el baile Ser verde se nota 16 El ballet de Fokine narra la historia de una joven mujer que vuelve a casa después de un baile, trayendo consigo una rosa. Se queda dormida en una silla y sueña que baila con el espíritu de la rosa. Al final de su sueño, el espíritu desaparece de un salto por la ventana y la muchacha despierta. Como era costumbre en las producciones de Diaghilev, el estreno de la pieza coreográfica de Fokine basada en la música de Weber-Berlioz estuvo a cargo de una pléyade de estrellas: los diseños fueron de Leon Bakst, y los papeles protagónicos del ballet estuvieron a cargo de la legendaria pareja formada por Vaslav Nijinsky y Tamara Karsavina. El estreno ocurrió en Monte Carlo el 19 de abril de 1911. Por mera coincidencia, ese mismo año la Orquesta Filarmónica de Nueva York tocó por primera vez la versión orquestal de Berlioz a la Invitación a la danza de Weber, y el director no fue otro que Gustav Mahler (1860 -1911). Más recientemente, la Invitación a la danza de Weber, en su reencarnación como El espectro de la rosa, ha sido coreografiada por creadores tan diversos como Angelin Preljocaj y Ted Brandsen. El curioso corolario de todo esto es que la versión orquestal de la Invitación a la danza suele aparecer de vez en cuando en los programas sinfónicos, pero casi nadie toca ya la versión original para piano. Richard Strauss (1864 -1949) Concierto para corno y orquesta no. 1 en mi bemol mayor, op. 11 En muchas ocasiones, las cuestiones familiares y hereditarias han dado origen a ciertas preferencias de los compositores por algún instrumento en particular. Uno de los casos típicos es el de Richard Strauss, cuyo padre fue uno de los cornistas más famosos de su tiempo. Franz Joseph Strauss (1822 -1905) no sólo era el primer corno de la Orquesta de la Corte de Munich, sino también el mejor intérprete de su instrumento en toda Alemania. Hoy en día se le recuerda principalmente como el padre de un ilustre compositor, pero lo cierto es que varias de sus obras siguen estando en el repertorio y en los catálogos de grabaciones: su Fantasía para corno op. 2, su Nocturno para corno y piano op. 7, su Concierto para corno op. 8, y el Tema y variaciones para corno y piano op. 13. Es evidente que el interés de Franz Joseph Strauss estaba centrado casi exclusivamente en su propio instrumento. De hecho, su Concierto op. 8 es el primer concierto para corno, después de los cuatro conciertos de Mozart, en quedar firmemente establecido en el repertorio. Así, no es extraño que Richard Strauss haya dedicado su atención de manera especial al instrumento de su padre, no sólo en sus dos conciertos para corno sino también en las espléndidas partes para corno que hay en sus poemas sinfónicos. También es pertinente señalar el hecho de que la influencia de Franz Joseph Strauss en su hijo se dio no sólo a través de la inspiración para componer obras para el corno, sino también a través de ideas muy precisas sobre su trabajo como compositor. En su interesante biografía de Richard Strauss titulada Vida de un antihéroe (paráfrasis del título de poema sinfónico de Strauss Una vida de héroe), George 17 Menos papel, más hojas Marek afirma que el padre de Strauss intentó guiar la carrera de su talentoso hijo por el lado conservador, recomendándole que olvidara la complejidad en el tejido musical, que no alardeara tanto de su habilidad como orquestador y que, en general, evitara buscar nuevos modos de expresión musical. ¿Qué otra cosa podría esperarse de un músico tan conservador, cortado a la antigua, y que se había casado con la rica heredera de una familia cervecera de Munich? El caso es que cuando el joven Richard Strauss tenía 20 años, su padre le escribió esto en una carta: «Por favor, querido Richard, cuando compongas algo nuevo trata de que sea melodioso, pianístico y no muy difícil. Cada vez estoy más convencido de que la música melodiosa es la única que produce una impresión permanente, tanto en los músicos como en el público. La melodía es el elemento fundamental de la música.» A pesar de que el joven Strauss siguió su propio camino musical, algo le quedó de la recomendación de su padre, porque al interior de su innegable y magistral atrevimiento en la orquestación, es posible hallar en sus poemas sinfónicos, sus óperas y otras obras, muchísimas melodías de gran belleza y sólida construcción. Richard Strauss concibió el primero de sus dos conciertos para corno específicamente para su padre. Se sabe, sin embargo, que ya pasados los 60 años de edad, Franz Joseph Strauss encontró la parte solista del concierto de su hijo demasiado difícil para tocarla él mismo, de manera que este Primer concierto para corno de Richard Strauss tuvo que ser estrenado por otro cornista, Gustav Leinhos. Llama la atención el hecho de que diversas fuentes bibliográficas mencionan fechas distintas para el estreno de esta obra: 1883, 1884, 1885. Inicialmente, Strauss designó esta obra como un Waldhorn Concerto, es decir, concierto para corno del bosque, en su traducción literal. A lo que se refiere esta designación es al corno natural, sin válvulas o llaves, y así está indicado en la partitura. Sin embargo, especialistas como Norman del Mar afirman que este concierto no puede ser tocado en un corno natural. El primer movimiento de la obra se inicia con un decisivo acorde de la orquesta, que establece la tonalidad de mi bemol mayor, seguido por un seco golpe de timbal y una marcial llamada del corno solista. Esta llamada es intercambiada más adelante en diversas ocasiones entre el solista y la orquesta. En este movimiento, la escritura de Strauss para el corno solista está basada principalmente en el estilo legato, es decir, en el flujo continuo y ligado de la melodía. Viene después un andante plácido y contemplativo, sin ningún exceso de expresión romántica, para dar paso a un ágil movimiento final. Éste se inicia en una atmósfera misteriosa que muy pronto se disipa para dar paso al tema característico del rondó en el corno solista. En algunos momentos de este movimiento se establece un diálogo interesante del corno solista con las flautas de la orquesta. Hacia el final hay un breve episodio declamatorio del corno, que bien pudiera tomar el lugar de una cadenza. Algunos estudiosos han reconocido en este episodio el germen del espléndido, heroico tema de los cornos en el poema sinfónico Don Juan que Strauss compuso cuatro años después de escribir este Ser verde se nota 18 concierto. El Primer concierto para corno de Richard Strauss concluye con una breve y categórica afirmación conjunta del corno y la orquesta. Casi sesenta años después, en 1943, Strauss volvería a abordar el instrumento de su padre, escribiendo su Segundo concierto para corno, una de sus últimas obras importantes. Emmanuel Chabrier (1841-1894) España Hace algunos años vino a México, procedente de San Sebastián, un coro de voces masculinas que realizó algunas presentaciones en México. Este grupo vasco, el Coro Easo, dio un concierto en el Teatro de Bellas Artes de la Ciudad de México en el que, si la memoria no me falla, fueron interpretadas obras de Johannes Brahms (1833 -1897) y Luigi Cherubini (1760 -1842). El coro en cuestión resultó ser muy bueno, y a petición ruidosa e insistente del público, cantó algunas canciones a cappella fuera de programa. A la mitad de uno de estos encores creí reconocer lo que el Coro Easo cantaba, pero por más que exprimía mis agotadas neuronas no podía identificar cabalmente la melodía. Podría haber jurado que era una obra conocidísima, pero me resultaba imposible asociarla con un título o un compositor. Terminado el sabroso concierto del Coro Easo, caminando por la Avenida Cinco de Mayo, me topé con algunos miembros del coro que salían del teatro y de inmediato pregunté a uno de ellos qué era aquella pegajosa y a la vez elusiva canción. La respuesta: «¡Pues nada, que es una jota aragonesa muy famosa!» Todavía tuvieron que pasar algunos minutos para que el velo de la desmemoria cayera de mis oídos: aquella jota aragonesa tan bien cantada por el Coro Easo era, ni más ni menos, uno de los temas principales de la rapsodia orquestal España de Emmanuel Chabrier. Sobra decir que hice todo el camino de regreso a casa silbando esa jota, y sobra decir también que no se me volverá a olvidar. ¿Qué hace, pues, una jota aragonesa en el interior de la obra más famosa de un compositor francés? Es claro que en este punto ya no hace falta extenderse en el muy repetido asunto de los muchos compositores franceses que, fascinados con la cultura de la vecina España, compusieron una buena cantidad de obras de aliento, inspiración y contornos españoles: Maurice Ravel (1875 -1937), Claude Debussy (1862 -1918), Georges Bizet (1838 -1875), Edouard Lalo (1823 -1892), Chabrier, por mencionar sólo algunos. Así, sólo queda recordar la breve y categórica definición que del término rapsodia hace Don Felipe Pedrell en su invaluable Diccionario técnico de la música: Rapsodia. Pieza de música compuesta de reminiscencias de melodías tradicionales de una nación. Liszt fue el creador de este género de composiciones. Sus Rapsodias húngaras son la voz de un pueblo, su alma. 19 Menos papel, más hojas Al margen de que pueda ser prudente o no el atribuir la paternidad de la rapsodia a Franz Liszt (1811-1886), es posible meditar momentáneamente sobre la definición ofrecida por Pedrell, que es bastante precisa, y de inmediato preguntar: ¿no son, entonces, el Huapango de José Pablo Moncayo (1912 -1958) y los Sones de mariachi de Blas Galindo (1910 -1993), auténticas rapsodias mexicanas? Ahí queda la pregunta para los interesados en estos asuntos. Y para los demás, el recordatorio de que los viajes no sólo ilustran, sino que a veces también inspiran música. Caso concreto, el del señor Alexis Emmanuel Chabrier, oriundo de Ambert, avecindado en París, abogado de profesión y músico por vocación, admirador ferviente de Richard Wagner (1813-1883), director de coros y hombre de muy buen humor. Hacia noviembre de 1882, Chabrier se hallaba de viaje por España, específicamente en la hermosa ciudad de Granada. Desde el corazón de Andalucía, el músico francés envió una extensa carta a un amigo, en la que le decía, entre otras cosas, que durante toda su estancia entre los andaluces no había visto una sola mujer realmente fea. ¡Cuánta razón tenía Chabrier al hacer esta observación! En la misma carta el compositor describía fascinado sus experiencias ante la música de la región, que evidentemente le había causado una profunda impresión. Así, en la carta de Chabrier se hallan referencias a los zapateados, las malagueñas, las peteneras, los tangos, las habaneras. Respecto a las danzas, Chabrier escribió esto: «Y las damas son absolutamente árabes, para decir la verdad. Si pudieras verlas, retorcerse, casi dislocarse las caderas, no querrías irte jamás. En Málaga el baile se puso tan intenso que tuve que llevarme a mi esposa; ya no era tan divertido. No puedo ponértelo por escrito, pero lo recuerdo y te lo describiré en persona.» Pobre Chabrier... ¿qué cara habría puesto si se hubiera topado de pronto con la lambada o el breakdance? El caso es que, como él mismo lo aseveraba en la misma carta, se dedicó a tomar nota de los complejos ritmos y las cambiantes melodías de la música española que escuchó, y más tarde utilizó esos apuntes como materia prima para su rapsodia España, que es una de las más brillantes y divertidas piezas de este género. España fue escrita originalmente para piano y orquestada más tarde por el propio Chabrier. La obra fue estrenada por la Orquesta Lamoureux de París, y desde su primera ejecución ha permanecido, merecidamente, como una obra favorita entre los melómanos de sangre caliente, en especial aquellos que han tenido la fortuna de sentir el rumor del cante jondo a la sombra de los muros de la Alhambra. Notas: Juan Arturo Brennan Ser verde se nota 20 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 2 Sábado 26 de abril/20:00 horas • Domingo 27 de abril/12:00 horas 21 Menos papel, más hojas Iván López Reynoso, director asistente Hector Berlioz Obertura de Benvenuto Cellini (1803 -1869) (Duración aproximada: 11 minutos) Frank Proto Fantasía Carmen (1941) Basada en Carmen de Bizet (1838 -1875) I Preludio II Aragonesa III Nocturno – Aria de Micaela IV Canción del toreador V Danza bohemia (Duración aproximada: 25 minutos) Alexei Diorditsa, contrabajo Intermedio Robert Schumann Sinfonía no. 3 en mi bemol mayor, op. 97, Renana (1810 -1856)I Lebhaft (Vivo) II Scherzo: sehr mässig (Scherzo: muy moderado) III Nicht schnell (No rápido) IV Feierlich (Solemne) V Lebhaft (Vivo) (Duración aproximada: 32 minutos) Ser verde se nota 22 Iván López Reynoso Director asistente Originario de Guanajuato, Iván López Reynoso estudió en el Conservatorio de las Rosas. Ha tomado clases magistrales con Jean-Paul Penin, Jan Latham-Koenig, Carlos Fernández Aransay y Avi Ostrowsky. Estudió dirección de orquesta con Gonzalo Romeu en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, donde se tituló con mención honorífica. Actualmente es director asistente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Ha dirigido a la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, entre otras. Ha trabajado con Lourdes Ambriz, Eugenia Garza, Violeta Dávalos, Andeka Gorrotxategui, Noé Colín, David Lomelí, Carlos Almaguer, Encarnación Vázquez y Genaro Sulvarán, entre otros. Su repertorio incluye Las bodas de Fígaro, Bastián y Bastiana, La serva padrona, L’elisir d’amore, La bohème, Il maestro di capella, Amahl y los visitantes nocturnos, Madama Butterfly y Le comte Ory. Se ha presentado en la Sala Nezahualcóyotl, el Teatro de las Artes, el Teatro Degollado, el Teatro Bicentenario y el Palacio de Bellas Artes. Alexei Diorditsa Contrabajo Originario de Ucrania, Alexei Diorditsa tomó clases de violonchelo con Ludmila Kosenko en la Escuela Superior de Música de Kadievka desde los 7 años. Posteriormente ingresó al Colegio Prokofiev de Severodonetsky para aprender contrabajo con Roman Podgaetsky. Realizó sus estudios profesionales en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú. Ha tocado en varias orquestas y ensambles, como la Sinfónica Nacional de Rusia, el Ensamble Signos en México, el ensamble I Fiamminghi de Bélgica y la Nieuw Sinfonietta de Ámsterdam donde fue contrabajista principal. Ha sido solista con la Orquesta de Baja California en Tijuana, la Academia de Música Antigua de Moscú y la Orquesta de Cámara de la Organización Estatal de Música de Moscú. Ha realizado giras por México, Rusia, Holanda, Alemania, Francia, Estados Unidos e Italia. Ha tocado bajo la dirección de Zubin Mehta, Dmitri Kitaenko, Mikhail Pletnev, Tatiana Grindenko, Levon Ambartsumian, Alexei Liubimov, Lev Markiz, Christopher Hogwood, Reinbert de Leeuw, Gerard Korsten, Ronald Zollman, Alun Francis, Zuohuang Chen y Jan Latham-Koenig entre otros. Actualmente radica en la Ciudad de México, donde es contrabajista principal de la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la Sinfónica de Minería. Asimismo, es maestro de contrabajo en el Conservatorio Nacional de Música y la Escuela Vida y Movimiento del Centro Cultural Ollin Yoliztli. 23 Menos papel, más hojas Hector Berlioz (1803 -1869) Obertura de Benvenuto Cellini Entre 1500 y 1571, vivió un pintoresco personaje llamado Benvenuto Cellini, al que se recuerda fundamentalmente como orfebre y escultor. Sin embargo, para ser artista de oficio, Cellini vivió una vida llena de aventuras. De carácter pendenciero y violento, Cellini se vio envuelto más de una vez en problemas con la ley; mató a alguno, hirió a varios, pasó tiempo en prisión, realizó trabajos de orfebrería y diseño para diversos dignatarios civiles y eclesiásticos, fue acusado de inmoralidad, viajó a Francia, conoció casi toda Italia y murió en Florencia. Pero más que sus trabajos de orfebrería y sus aventuras, lo que ha marcado a Cellini para la posteridad es su espléndida autobiografía, escrita en un sencillo lenguaje coloquial sin artificio alguno, y que representa no sólo un retrato muy completo del propio Cellini, sino también una fascinante visión de la Italia del siglo XVI. Sobre la autobiografía de Cellini, los señores Leon de Wailly y August Barbier escribieron el libreto de la ópera Benvenuto Cellini, cuya música fue escrita por Hector Berlioz entre 1834 y 1837. La ópera de Berlioz, dividida en tres actos, trata fundamentalmente de los amores de Cellini con Teresa, la hija de un tal Balducci, tesorero del Papa, y de la rivalidad del orfebre y escultor con su colega Fieramosca, quien no sólo quiere quedarse con el trabajo de Cellini, sino también con su mujer. El triunfo final de Cellini está representado por su realización de una espléndida escultura de Perseo. Más en detalle, el argumento de la ópera según está consignado en el Libro de la ópera publicado por Simon & Schuster, indica que los eventos descritos en el libreto se inician en Roma, en el último día del carnaval de 1532. Benvenuto Cellini está enamorado de Teresa, quien ha sido prometida a Fieramosca. Temiendo perderla, Cellini ha planeado escaparse con Teresa esa misma noche, disfrazado con un hábito blanco de monje. Fieramosca se entera del plan, y se disfraza de manera semejante. Teresa no sabe quién de los dos es Cellini y en la confusión que sigue Cellini apuñala al escolta de Fieramosca; al llegar la ley, Fieramosca es arrestado. Mientras, el Papa ha ordenado a Cellini esculpir una estatua de Perseo antes del nuevo día. El escultor y Teresa se han jurado amor eterno, cuando llegan Fieramosca y el padre de Teresa a acusar a Cellini de asesinato. El enviado del Papa, el cardenal Salviati, llega a revisar la estatua encargada; Cellini logra cumplir el encargo con éxito, arrojando al fuego sus demás esculturas para tener suficiente metal. Todos quedan maravillados por la belleza de la escultura. El musicólogo F. d’Amico escribió lo siguiente sobre esta ópera de Berlioz: Benvenuto Cellini surge, literalmente, de un motivo romántico dual: el Salvator Rosa de Hoffmann, que le proporcionó a Berlioz más de una situación dramática, y el escenario renacentista italiano, que imparte a esta ópera un sabor pintoresco y exótico. He aquí la originalidad de esta ópera: un escenario que proporciona algo más que un simple fondo. Ser verde se nota 24 Esta referencia es particularmente interesante, ya que el Salvator Rosa al que se refiere d’Amico fue un pintor, grabador, poeta, actor y músico del Renacimiento italiano (vivió de 1615 a 1673) cuya biografía guarda muchos puntos de contacto con la de Benvenuto Cellini; incluso, un importante episodio de la vida de Salvator Rosa ocurrió también durante el carnaval romano, en el año de 1639. El escritor y músico alemán E.T.A. Hoffmann (1776 -1822) escribió una novela basada en la vida de Salvator Rosa y, a su vez, el compositor brasileño Carlos Gomes (1836 -1896) escribió una ópera titulada Salvator Rosa, sobre un libreto de Antonio Ghislanzoni. El estreno de Benvenuto Cellini se realizó en la Ópera de París el 10 de septiembre de 1838 y resultó un fracaso. Como suele ocurrir con mucha frecuencia en la historia de la ópera, el fracaso se ha atribuido sobre todo a las inconsistencias del libreto y no a la música de Berlioz. Años después, al ser representada en Weimar en 1852 y en Londres en 1853, Benvenuto Cellini corrió con mejor suerte que en su estreno, aunque nunca ha sido una de las óperas fundamentales del repertorio francés. Como toda la música orquestal de Berlioz, la obertura de Benvenuto Cellini es un brillante y exitoso ejercicio de instrumentación. En el año de 1844, Berlioz tomó algunos de los temas de la ópera Benvenuto Cellini para componer una obertura de concierto, titulada El carnaval romano. Frank Proto (1941) Fantasía Carmen No deja de ser interesante saber que Carmen, una de las óperas más queridas y populares del repertorio, fue recibida fríamente la noche de su estreno en la Opera Cómica de París el 3 de marzo de 1875. De hecho, este fracaso parcial de su ópera afectó tanto a Georges Bizet (1838-1875) que su salud se deterioró rápidamente y murió tres meses después, a la tierna edad de 36 años. El libreto de Carmen fue escrito por Henri Meilhac y Ludovic Halevy, y estuvo basado en una muy buena novela corta de Prosper Merimée. La acción se lleva a cabo en España, alrededor de 1820. Estamos en Sevilla, donde la joven Micaela va al encuentro de su amigo Don José, un soldado a las órdenes del capitán Zúñiga. A su vez, Don José queda fascinado por la gitana Carmen. Cuando ella es arrestada después de un pleito, Don José se las arregla para ponerla en libertad. Por ello, el militar es arrestado y, al ser liberado, se rehúsa a desertar, a pesar de la insistencia de Carmen. Finalmente, la gitana lo convence de que se vaya con ella y una banda de contrabandistas. Pero al mismo tiempo Carmen, para quien las palabras fidelidad y constancia no existen, comienza a suspirar por un torero llamado Escamillo. Más tarde, Don José y Escamillo se enfrentan en una pelea, de la que el soldado es retirado por Micaela, ante la indiferencia de Carmen. Finalmente, la gitana se ofrece a Escamillo a cambio de la victoria de éste en el ruedo. Pero aparece el celoso Don José, y tras ser rechazado definitivamente por Carmen, la 25 Menos papel, más hojas apuñala en el momento en que Escamillo es llevado a hombros después de su triunfo en la corrida. La afortunada invención melódica que Bizet aplicó en la creación de Carmen ha hecho que los numerosos arreglos, transcripciones, variaciones, glosas y fantasías que sobre sus temas se han hecho, incluyendo las dos suites originales de la ópera, sigan siendo muy populares en las salas de concierto. Igualmente popular es, por ejemplo, la Fantasía sobre Carmen, para violín y orquesta, escrita por el violinista español Pablo de Sarasate. Y existe también una extrovertida serie de Variaciones sobre un tema de Carmen, realizada por el gran pianista Vladimir Horowitz. Entre todas estas transformaciones de la música original de Carmen, una es especialmente atractiva: la partitura de ballet escrita por Rodion Shchedrin (1932) para un ensamble de cuerdas y percusiones, estrenada en 1967 en el Teatro Bolshoi con la legendaria bailarina Maya Plisetskaya en el papel de Carmen. Y como una muestra más de la enorme y trascendente popularidad de la música original de Carmen, habría que mencionar que entre los muchos arreglos y versiones que de ella existen, hay un ballet sobre hielo, realizado especialmente para la hermosa y ya legendaria patinadora alemana Katarina Witt. Entre los numerosos músicos que han acudido a las melodías de Carmen para crear sus propias versiones se encuentra Frank Proto. Originario de Brooklyn (Nueva York), estudió primero el piano y más tarde el contrabajo. Se preparó en la Escuela de Música de Manhattan y su maestro principal fue David Walter Frank. A Proto le correspondió ofrecer el primer recital de contrabajo solo en la historia de la escuela. En 1963, compuso su primera obra, Sonata 1963 para contrabajo y piano, que presentó en su recital de graduación y que subsecuentemente se convirtió en una importante pieza de repertorio. En la década de 1960, Frank Proto trabajó en Nueva York como contrabajista independiente, tanto en orquestas de concierto como en ensambles de teatro y grupos de jazz. En 1966, se unió a la Orquesta Sinfónica de Cincinnati y retomó con brío su carrera como compositor. Durante los 30 años que estuvo en la Sinfónica de Cincinnati, la orquesta le estrenó numerosas obras, entre ellas algunas compuestas para conciertos juveniles. Si bien ha escrito un número significativo de obras para su instrumento, el contrabajo, Frank Proto también ha dedicado piezas a otros instrumentos: violín, violonchelo, synclavier, tuba y trompeta, entre otros. En el año de 1977, Frank Proto estableció una fructífera relación de trabajo con François Rabbath, contrabajista sirio-francés, para el que ha compuesto media docena de obras, entre las cuales destacan las Cuatro escenas sobre Picasso, y la Fantasía Carmen, que es una de las glosas más peculiares jamás escritas sobre las melodías originales de Bizet. También resulta interesante saber que Proto compuso otra Fantasía Carmen, pero para trompeta y orquesta, por encargo del famoso trompetista Doc Severinsen, quien realizó también la grabación de la obra. El contrabajista David Heyes, en una reseña de la grabación de la Fantasía Carmen para contrabajo y orquesta realizada por François Rabbath, afirma lo siguiente: Ser verde se nota 26 Proto compuso la Fantasía Carmen en 1991 para Rabbath y utilizó varias de las arias más populares de la ópera de Bizet en una transcripción lírica y relajada. La Fantasía se inicia con un Preludio virtuosístico para el contrabajo solo, que conduce a una Aragonesa que contiene un pasaje de improvisación para disfrute de los intérpretes. El Aria de Micaela es tratada como el movimiento lento de la suite, y en ella se exploran las maravillosas sonoridades y las cualidades expresivas del contrabajo. La Canción del Toreador apunta hacia el amor de Proto por el jazz, y la obra concluye con una viva y virtuosística Danza bohemia. La Fantasía Carmen de Frank Proto existe en dos versiones: para contrabajo y piano, y para contrabajo y orquesta. Robert Schumann (1810 -1856) Sinfonía no. 3 en mi bemol mayor, op. 97, Renana El sobrenombre de Renana con el que se conoce a la Tercera sinfonía de Robert Schumann se refiere a las reminiscencias del compositor sobre la región de Europa conocida como Renania. Una primera aproximación geográfica al asunto indica que Renania es la región de Alemania que se extiende por las dos orillas del río Rin, desde la frontera suiza hasta Holanda. Una enciclopedia más completa ofrece, en cambio, una descripción mucho más compleja. Según esta segunda fuente de consulta, Renania es una región históricamente controvertida de la Europa Occidental, situada sobre las márgenes del río Rin, al este de la frontera entre Alemania, por un lado, y por el otro, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda. Aparte de una pequeña franja de territorio que se extiende al sur de la ciudad de Karlsruhe hasta la frontera suiza (al oeste de la cual la frontera franco-alemana está formada por el río Rin), la Renania se extiende desde la frontera norte de los departamentos franceses de Mosela y el Bajo Rin, pasando por la región del Sarre, por el Land alemán conocido como Renania-Palatinado, y hasta la parte noroeste de Baden-Württemberg, la parte occidental de Hesse, y la parte sudoeste de Renania-Westfalia del Norte. ¿Sencillo? De ninguna manera. Pero si la geografía de Renania parecer altamente compleja, su historia no lo es menos. Tal historia se remonta a los tiempos del Imperio Romano y, desde entonces, la estratégica Renania ha estado envuelta de lleno en toda clase de movimientos políticos, militares y sociales muy importantes en Europa: la Reforma, la Revolución Francesa, las Guerras Napoleónicas y la Primera Guerra Mundial. Invasiones, resistencia, separatismo, ocupación, anexión, tratados diversos, han conformado la historia de esta conflictiva región a lo largo de los siglos. Pero no fueron, evidentemente, estos conflictos histórico-geográficos los que inspiraron a Schumann para la designación de su Tercera sinfonía, sino las reminiscencias e imágenes típicamente románticas asociadas con la Renania del siglo XIX. 27 Menos papel, más hojas Hacia 1850, después de dejar la ciudad de Dresde, Schumann aceptó el puesto de director municipal de música en Düsseldorf, y se inició así un corto pero productivo período de su carrera en el que compuso, entre otras cosas, su Concierto para violonchelo. El 2 de noviembre de 1850, Schumann inició la composición de su Tercera sinfonía y la terminó seis semanas después, el 9 de diciembre. La sinfonía es una de las obras más representativas del pensamiento musical de Schumann y, por varias razones, tiene cierta importancia en el contexto de la música alemana de su tiempo. Cabe destacar, por ejemplo, el hecho de que está formada por cinco movimientos, en lugar de los cuatro movimientos tradicionales, y estos cinco movimientos están designados en alemán, en contraposición con la costumbre tradicional de designarlos en italiano. Más o menos a partir de esa época, la costumbre habría de hacerse más y más flexible y los compositores de todas las latitudes comenzarían a utilizar sus propios idiomas para designar los movimientos de sus obras, aunque el italiano ha seguido siendo el idioma principal en este ámbito. Así, los cinco movimientos de la Tercera sinfonía de Schumann están designados así: 1. 2. 3. 4. 5. Lebhaft (Vivo) Scherzo: sehr mässig (Scherzo: muy moderado) Nicht schnell (No rápido) Feierlich (Solemne) Lebhaft (Vivo) El primero y el quinto movimientos son brillantes y expansivos y, sobre todo en el primero, la heroica tonalidad de mi bemol mayor es categóricamente afirmada por cornos y trompetas. El segundo movimiento tiene el carácter de un Ländler, danza campesina austríaca de la que habrían de derivar algunos elementos del vals y ciertos momentos muy importantes en las sinfonías de Anton Bruckner (1824 -1896) y Gustav Mahler (1860 -1911). El tercer movimiento de la Sinfonía Renana es lírico y contemplativo, y en el cuarto se encuentra una referencia anecdótica muy clara. En este movimiento entran por primera vez en la obra los trombones, para entonar una melodía solemne, de sabor medieval. Se dice que esta melodía fue creada por Schumann con el recuerdo de una ceremonia religiosa en la que un obispo fue investido como cardenal en la catedral de Colonia. La Sinfonía Renana fue estrenada el 6 de febrero de 1851 bajo la batuta del compositor y, como es históricamente conocido, el estreno no fue tan brillante como pudo haber sido ya que, una vez más, Schumann demostró escaso talento para la dirección orquestal. Un par de años después del estreno, Schumann se vio obligado a renunciar a sus actividades como director de orquesta, con lo que se inició la última, dolorosa etapa de la enfermedad mental que habría de quitarle la vida. Para finalizar con las cuestiones geopolíticas relativas a Renania, vale decir que existe una interesante teoría política que involucra a la región que inspiró a Ser verde se nota 28 Schumann su Tercera sinfonía. En medio de la sorda pugna por el poder que se dio después de la Primera Guerra Mundial, se firmó en 1925 el llamado Pacto de Locarno, una de cuyas cláusulas contemplaba, a manera de protección, la desmilitarización de Renania. Pocos años después, sin embargo, Adolfo Hitler hizo caso omiso de este pacto y comenzó una lenta pero efectiva militarización de la zona. Las potencias firmantes del Pacto de Locarno nada hicieron para detener a Hitler, lo que le permitió proceder poco después a la anexión de Austria y con ello a los prolegómenos de la siguiente gran guerra. Dicen los entendidos en política que si las potencias de entonces se hubieran opuesto con energía a la militarización de Renania, la Segunda Guerra Mundial hubiera podido evitarse, y quizá se hubiera escuchado con más fuerza la Sinfonía Renana de Schumann que la música de los cañones de Hitler. Notas: Juan Arturo Brennan 29 Menos papel, más hojas Construcción de la Sala Nezahualcóyotl, c. 1976 Nueva sede de la Orquesta Filarmónica de la UNAM S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa El Niño y la Música Sábado 03 de mayo/18:00 horas • Domingo 04 de mayo/12:00 horas 31 Menos papel, más hojas Cri-Cri el Grillito Cantor cumple 80 años Iván López Reynoso, director asistente Francisco Gabilondo Soler «Cri-Cri» Tema de Cri-Cri (1907 -1990) Bombón I Negrito bailarín La fiesta de los zapatos El burrito El chivo ciclista La marcha de las canicas Llueve Teté El baile de los muñecos La jota de la J Orquesta de animales Solfeo de los patos Tema de Cri-Cri César Piña, director de escena Niños y Jóvenes Cantores de la Escuela Nacional de Música Patricia Morales, directora coral Ser verde se nota 32 Iván López Reynoso Director asistente Originario de Guanajuato, Iván López Reynoso estudió en el Conservatorio de las Rosas. Ha tomado clases magistrales con Jean-Paul Penin, Jan Latham-Koenig, Carlos Fernández Aransay y Avi Ostrowsky. Estudió dirección de orquesta con Gonzalo Romeu en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, donde se tituló con mención honorífica. Actualmente es director asistente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Ha dirigido a la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, entre otras. Ha trabajado con Lourdes Ambriz, Eugenia Garza, Violeta Dávalos, Andeka Gorrotxategui, Noé Colín, David Lomelí, Carlos Almaguer, Encarnación Vázquez y Genaro Sulvarán, entre otros. Su repertorio incluye Las bodas de Fígaro, Bastián y Bastiana, La serva padrona, L’elisir d’amore, La bohème, Il maestro di capella, Amahl y los visitantes nocturnos, Madama Butterfly y Le comte Ory. Se ha presentado en la Sala Nezahualcóyotl, el Teatro de las Artes, el Teatro Degollado, el Teatro Bicentenario y el Palacio de Bellas Artes. César Piña Director de escena César Piña estudió arquitectura en la Universidad de Guanajuato, actuación con Eugenio Barba y Ludwik Margules, y dirección escénica con Juan Ibáñez. Ha incursionado en dirección de escena, producción ejecutiva, iluminación, escenografía y vestuario en ópera, teatro y televisión. Fundó una compañía de marionetas con su madre y sus hermanos. Comenzó su carrera como asistente de dirección de Juan Ibáñez en teatro, ópera y otros espectáculos. Ha dirigido La bohème y Tosca de Puccini, L’elisir d’amore y La hija del regimiento de Donizetti, El retablo de maese Pedro y La vida breve de Falla, Candide de Bernstein, Cavalleria rusticana de Mascagni, El gato con botas de Montsalvatge, Pagliacci de Leoncavallo, La Cenerentola de Rossini, Attila y La Traviata de Verdi, Bastián y Bastiana, El sueño de Escipión y Don Giovanni de Mozart, Dido y Eneas de Purcell, El barbero de Sevilla de Rossini y Amahl y los visitantes nocturnos de Menotti, para producciones de la Ópera de Bellas Artes y otras compañías. También realizó la Gala Conmemorativa del 70 Aniversario del Palacio de Bellas Artes. En 2012, dirigió Le comte Ory de Rossini. 33 Menos papel, más hojas Patricia Morales Directora de Niños y Jóvenes Cantores de la Escuela Nacional de Música Patricia Morales estudió educación musical en la Escuela Nacional de Música (ENM), donde se tituló con mención honorífica y la medalla Gabino Barreda. Realizó su maestría en la misma institución. Ha participado en numerosos cursos de pedagogía musical y dirección coral en México, Hungría, Venezuela, Japón y España. Entre los reconocimientos que ha recibido se pueden mencionar uno por su mérito docente, otorgado por la Asociación Nacional de Instituciones de Enseñanza de Música, el premio de la Unión Mexicana de Cronistas de Música y Teatro, la presea Sor Juana Inés de la Cruz de la UNAM y el premio Pedro de Gante durante el Quinto Festival Internacional Cedros-UP en reconocimiento a su trayectoria. Es profesora de tiempo completo en la ENM, donde, además de dirigir a los Niños y Jóvenes Cantores de la Escuela Nacional de Música, coordina el área de canto infantil del ciclo de iniciación musical. Ser verde se nota 34 Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri (1907 -1990) No faltan en nuestro medio musical los solemnes pretenciosos que se refieren a Francisco Gabilondo Soler con una buena dosis de desprecio o, cuando menos, con una condescendencia digna de mejores causas. No han faltado, tampoco, quienes han tratado de encontrar el lugar que ocupa Gabilondo Soler en la historia de la música mexicana comparándolo con los grandes ídolos de la canción vernácula (craso error, sin duda), o con los más importantes compositores de música de concierto (error aun más craso). En medio de estos desorientados intentos de descalificar a Gabilondo Soler se encuentra, probablemente, una dosis significativa de envidia, por una parte, y por la otra, un desprecio excluyente por todo aquello que los autodenominados «cultos» no consideran música «culta». Por fortuna, el paso del tiempo y, literalmente, el clamor popular, han colocado a Francisco Gabilondo Soler en el lugar que le corresponde, un lugar que por cierto está en la cúspide misma de su oficio: la creación de inolvidables canciones para niños. Francisco Gabilondo Soler fue originario de Orizaba, Veracruz, donde vivió hasta los 21 años de edad. En 1928, se instaló en la Ciudad de México, donde habría de vivir durante los siguientes 44 años. Después de realizar sus estudios básicos, Gabilondo Soler profundizó por su cuenta en diversos temas y materias, entre los que destacan las letras, la historia, la geografía y las matemáticas. Entre las materias menos usuales que abordó en esa etapa de su vida se encuentran el oficio de linotipista, y un curso de navegación que realizó por correspondencia en una institución de Maryland, con lo que llegó a realizar algunas importantes travesías marítimas. También se dejó tentar, de manera muy seria y comprometida, por la astronomía y, junto con todos estos temas, tuvo siempre cerca a la música, en la que desarrolló un competente nivel en la ejecución del piano. No fue ajeno tampoco a la actividad deportiva, dedicándose con asiduidad a la práctica de la natación y el boxeo. Desde sus años de juventud en Orizaba, Gabilondo Soler ya componía, dedicándose sobre todo a escribir piezas en los ritmos populares más en boga por esa época. De esa primera etapa de su producción como compositor, no se ha conservado prácticamente nada. Años más tarde, ya instalado en la Ciudad de México, dejó a un lado esas piezas bailables y escribió el que sería el primero de sus grandes éxitos: El chorrito. Puede decirse que el camino de Gabilondo Soler a la fama se inició en 1932 a partir de su programa radiofónico El guasón del teclado. Más tarde, en el año de 1934, inventó en la XEW su inmortal alter ego en la figura de Cri-Cri, El Grillito Cantor, cuya música y cuya fantasía ha nutrido la imaginación de varias generaciones de mexicanos. En los siguientes años, Cri-Cri escribió un número significativo de canciones para niños, cuya virtud más destacada es que en sus temas y sus textos Gabilondo Soler muestra un admirable respeto por la inteligencia y la sensibilidad de los pequeños, cosa que no puede decirse de numerosos comerciantes de la música, 35 Menos papel, más hojas disfrazados de compositores, que ven en la niñez un mercado más, y que suelen subestimar la capacidad infantil de fantasear y reinventar a través de la buena música. En el numeroso catálogo de canciones de Cri-Cri hay creaciones que al paso del tiempo se han vuelto clásicas; entre ellas destacan El chorrito, La muñeca fea, El Ratón Vaquero, La Patita, Marcha de las letras, Bombón, Ché Araña, Cucurumbé, Tango medroso, Caminito de la escuela, Di por qué, El ropero, Métete Teté, etcétera. Quienes se han encargado de estudiar y conservar la obra de Cri-Cri afirman que su producción de música infantil comprende 216 canciones, la mayoría de las cuales está sustentada en la fantasía de personalizar a los animales y a las cosas. Además de esta línea de conducta, conectada directamente con la imaginación de los niños, las canciones de Cri-Cri se distinguen por la riqueza y variedad de sus ritmos, estilo, lenguajes y gestos musicales, ideales para desencadenar la curiosidad infantil por el vasto mundo de la música. No menos importante es el sencillo (pero no simple) sentido del humor que habita en las canciones del grillo cantor. A pesar de sus detractores, Cri-Cri recibió numerosos reconocimientos, entre los que destacan una estatua conmemorativa en Orizaba, una fuente que le fue dedicada en el Bosque de Chapultepec, un reconocimiento del Conservatorio Nacional de Música, una serie de timbres postales con las figuras de sus personajes más famosos, así como una emisión de billetes de la Lotería Nacional con la imagen de Francisco Gabilondo Soler. Lo que poca gente sabe, incluso entre sus admiradores, es que a Cri-Cri le gustaba tanto fantasear con las estrellas, que se dedicó muy en serio a su afición por la astronomía, al grado de que el auditorio de la Sociedad Astronómica de México fue nombrado en su honor. Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, El Grillito Cantor, terminó por mudarse a las afueras de la Ciudad de México, y vivió en Texcoco hasta el día de su muerte, ocurrida en el año de 1990. Entre los numerosos testimonios que existen de que Cri-Cri fue tomado muy en serio (pero sin solemnidad) en ciertos ámbitos académicos de la música mexicana, uno de los más interesantes es el libro Cri-Cri, El mensajero de la alegría, escrito por ese importante crítico musical y musicólogo que fue José Antonio Alcaraz, publicado por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical en el año de 1996. En el año 2007, a los cien años del nacimiento de Cri-Cri, todo México se llenó con su música, con muy merecidas celebraciones que fueron desde la remembranza de sus míticos programas de radio, hasta la realización de conciertos sinfónicos con su música, pasando por diversas puestas en escena de sus canciones con diversas dotaciones instrumentales y vocales. Hoy, es de absoluta justicia seguir recordando a Cri-Cri y sus sensacionales canciones, aunque no se cumpla ningún aniversario suyo. Notas: Juan Arturo Brennan Ser verde se nota 36 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Concierto por el Día de las Madres Domingo 11 de mayo/12:00 horas 37 Menos papel, más hojas Iván López Reynoso, director asistente George Gershwin Catfish Row (1898 -1937)I Catfish Row II Porgy Sings III Fugue IV Hurricane V Good Morning, Brother Walking the Dog (Promenade) Rolf Liebermann Concierto para banda de jazz y orquesta (1910 -1999)I Introducion II Jump III Scherzo I IV Blues V Scherzo II VI Boogie - Woogie VII Interludium VIII Mambo Big Band Jazz del Sindicato Único de Trabajadores de la Música: Elías Ochoa, director artístico de la banda (Duración aproximada: 30 minutos) Ser verde se nota 38 Intermedio Tommy Dorsey Popurrí (1905-1956) Glenn Miller Tenderly (1904-1944) Wendy (Autor: Rob McConnell) Collar de perlas Pennsylvania 6-5000 (Autores: Jerry Gray y Carl Sigman) Serenata a la luz de la Luna Thad Jones Greetings and Salutations (1923 -1986) Big Band Jazz del Sindicato Único de Trabajadores de la Música: Elías Ochoa, director artístico de la banda (Duración aproximada: 40 minutos) Arreglos: Hugo Ortega, C. Vergara, A. H. Dabczynski, Bob Cerulli y Mike Caruba 39 Menos papel, más hojas Iván López Reynoso Director asistente Originario de Guanajuato, Iván López Reynoso estudió en el Conservatorio de las Rosas. Ha tomado clases magistrales con Jean-Paul Penin, Jan Latham-Koenig, Carlos Fernández Aransay y Avi Ostrowsky. Estudió dirección de orquesta con Gonzalo Romeu en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, donde se tituló con mención honorífica. Actualmente es director asistente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Ha dirigido a la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, entre otras. Ha trabajado con Lourdes Ambriz, Eugenia Garza, Violeta Dávalos, Andeka Gorrotxategui, Noé Colín, David Lomelí, Carlos Almaguer, Encarnación Vázquez y Genaro Sulvarán, entre otros. Su repertorio incluye Las bodas de Fígaro, Bastián y Bastiana, La serva padrona, L’elisir d’amore, La bohème, Il maestro di capella, Amahl y los visitantes nocturnos, Madama Butterfly y Le comte Ory. Se ha presentado en la Sala Nezahualcóyotl, el Teatro de las Artes, el Teatro Degollado, el Teatro Bicentenario y el Palacio de Bellas Artes. Elías Ochoa Director artístico de la banda Originario de Michoacán, Elías Ochoa estudió trombón con Armando Hernández en el Conservatorio Nacional de Música. Tomó cursos y clases magistrales con Ralph Sawyer, Kidt Brown, Bill Watrous, Joseph Hallesi y Ferguson, Alan Trudel, Jeffrey Reynolds. Trabajó con la Banda Sinfónica de Marina de 1965 a 1995. Asimismo, colaboró con la Orquesta de Tino Martín, Pepe Castillo, Mario Patrón, Héctor Halal «el Árabe», Mario Ruiz Armengol, Enrique Nery, Jesús Ferrer, Jesús Sarsoza, Pocho Pérez, Leo Acosta, Luis Arcaraz, Venus Rey y Ray Conniff. Realizó grabaciones dirigidas o producidas por Rubén Fuentes, Eduardo Magallanes y otros más. Ha acompañado en conciertos, grabaciones y programas de televisión a artistas como Juan Gabriel, Luis Miguel, Vicente Fernández, Marco Antonio Muñiz, José José, Natalie Cole, Sammy Davis Jr., Donna Summer, Linda Carter y Roberto Carlos, por mencionar algunos. Fue integrante de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Ha dado cursos de trombón a integrantes de la Orquesta Sinfónica de Marruecos en Rabat y da clases en la Escuela de Estudios Superiores de la Música del Sindicato Único de Trabajadores de la Música del Distrito Federal. Ser verde se nota 40 George Gershwin (1898 -1937) Catfish Row Recuerdo que uno de los acontecimientos musicales más interesantes de la edición 1989 del Festival Internacional Cervantino fue la presentación de la Jim Cullum Jazz Band con una versión de concierto de la ópera Porgy y Bess de George Gershwin. Ahí estaba, sí, la música de Gershwin, pero en lugar de las voces y la orquesta, un narrador y una banda de jazz de formación y estilo muy tradicionales. Con este fascinante experimento musical, que por cierto resultó muy satisfactorio, Jim Cullum y su banda no hicieron sino devolver a Porgy y Bess una buena parte de sus raíces y de su origen; tales raíces están, por donde quiera que se vea y se oiga, en el jazz y en otras formas de música propias de la cultura negra de los Estados Unidos. Éste es apenas un ejemplo de los muchos que se pueden mencionar en cuanto a la tendencia de la comunidad musical de los Estados Unidos a glosar y transformar de mil maneras la música de Gershwin, en especial Porgy y Bess, que hasta hoy se mantiene como la ópera más importante surgida en aquel país. La ópera de Gershwin tiene su origen en una novela de DuBose Heyward titulada Porgy, que el autor y su esposa Dorothy convirtieron en obra teatral. Sobre esta obra, el mismo DuBose Heyward realizó el libreto para la ópera en colaboración con Ira Gershwin, hermano del compositor. La acción de la ópera transcurre en Catfish Row, el barrio negro de la ciudad de Charleston en Carolina del Sur. Contado de manera muy resumida, el argumento de Porgy y Bess es la historia de una rivalidad amorosa. Porgy, un mendigo lisiado, y Crown, un violento estibador, pelean por el amor de la joven Bess. Otro personaje siniestro, el tahúr y narcotraficante Sporting Life, engaña a Bess prometiéndole una vida mejor si lo sigue a Nueva York. Al enterarse de la noticia Porgy, quien ya ha matado a Crown, decide irse a Nueva York a buscar a su dama. La ópera se estrenó en Boston el 30 de septiembre de 1935 y tuvo 367 representaciones continuas. Más tarde, al ser estrenada en Broadway, rompió todos los récords previos al tener más de 400 representaciones sin interrupción. El éxito de Porgy y Bess trascendió las fronteras de los Estados Unidos y se materializó también en Europa, incluso en la antigua Unión Soviética, donde la ópera fue representada en diciembre de 1955 con gran aceptación del público. El merecido éxito de Porgy y Bess se debe, fundamentalmente, a que la fusión de libreto y música está muy bien lograda, y al hecho de que la música de Gershwin representa una visión exacta de la música nativa de los Estados Unidos. Esta notable partitura operística de George Gershwin, como casi todas las óperas famosas y populares, contiene algunos números individuales que suelen interpretarse con mucha frecuencia en otros ámbitos. No sólo eso: como música popular, existen en una asombrosa cantidad de arreglos, en toda clase de estilos y lenguajes. Por mencionar sólo los más famosos, es el caso de Summertime, I Got Plenty o’ Nuttin’, Bess, You Is My Woman Now y It Ain’t Necessarily So. 41 Menos papel, más hojas Entre las numerosas reapariciones que esta ópera de Gershwin ha hecho en medios distintos al original, vale la pena mencionar la película realizada en 1959 bajo la dirección de Otto Preminger, un filme que habría de ser la última producción del legendario Samuel Goldwyn. Es probable que el logro más importante de esta versión fílmica de Porgy y Bess sea un sólido reparto, que incluye a Sidney Poitier, Dorothy Dandridge, Pearl Bailey, Diahann Carroll y Sammy Davis Jr. Desde el estreno mismo de la cinta, la mayoría de los críticos han estado de acuerdo en que lo más destacado de este reparto es la presencia de Davis en el papel de Sporting Life. Es bueno saber que para la película Porgy y Bess de Preminger no se utilizó la versión original de Gershwin, sino un arreglo realizado especialmente por André Previn y Ken Darby. Este arreglo fue considerado suficientemente bueno por la Academia como para otorgarle un Oscar a Previn y Darby. En el año de 1936, el propio Gershwin realizó una suite orquestal basada en los temas principales de Porgy y Bess, a la que puso por título el nombre del lugar donde ocurre la acción de su ópera, Catfish Row. Un dato interesante sobre esta suite: la primera y la quinta parte de Catfish Row contienen materiales que Gershwin eliminó de la versión final de la ópera, algunos de los cuales fueron restituidos por manos ajenas después de su muerte en algunas versiones de Porgy y Bess. La suite Catfish Row fue estrenada el 21 de enero de 1936 en la Academia de Música de Filadelfia, con la Orquesta de Filadelfia dirigida por Alexander Smallens. Es importante no confundir esta suite, realizada por el propio Gershwin, con Porgy y Bess: Un cuadro sinfónico, que es un arreglo distinto, hecho por Robert Russell Bennett gracias a un encargo de Fritz Reiner para la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh. George Gershwin (1898 -1937) Walking the Dog (Promenade) Entre 1936 y 1937, Gershwin compuso una serie de números musicales para le película Shall We Dance, dirigida por Mark Sandrich y protagonizada por la legendaria pareja de bailarines que formaban Ginger Rogers y Fred Astaire. Como es fácil imaginarse, la trama del filme gira alrededor del hecho de que el personaje de Astaire (un bailarín de ballet) se enamora del personaje de Rogers (una bailarina de tap) y claro, terminan juntos y bailando. El número titulado Walking the Dog (Paseando al perro) es el fondo musical de una secuencia en la que un perro es paseado a bordo de un crucero de lujo. En 1960, este número musical fue publicado con el título de Promenade, que quiere decir «paseo». Ser verde se nota 42 Rolf Liebermann (1910 -1999) Concierto para banda de jazz y orquesta Compositor y director de orquesta suizo, Rolf Liebermann tuvo como profesor de dirección a uno de los grandes personajes de la batuta en el siglo XX, Hermann Scherchen, de quien fue secretario privado y asistente. También fue alumno de Vladimir Vogel en Basilea y con el paso del tiempo desarrolló una labor de composición definida sobre todo por el eclecticismo. En el catálogo de Rolf Liebermann conviven las composiciones de concierto, la música ligera, las canciones, etcétera. Este eclecticismo se ve reflejado también en un lenguaje musical en el que se perciben numerosas y variadas influencias, que van desde el barroco hasta la música dodecafónica. Liebermann tuvo una cercana relación con el mundo de la ópera, especialmente a través de su larga y fructífera asociación (1959 -1973, 1985 -1988) con la Ópera Estatal de Hamburgo. Durante su mandato en esta casa de ópera, Liebermann fue responsable de encargar dos docenas de óperas nuevas, entre las que destacan Los demonios de Loudun de Krzysztof Penderecki (1933), El príncipe de Homburgo de Hans Werner Henze (1926 -2012) y ¡Socorro, socorro, los Globolinks! de Gian Carlo Menotti (1911 -2007). También fue director de la Ópera de París, en el período 1973-1980. A lo largo de su carrera, el compositor y director mantuvo también un contacto profesional con diversas instituciones radiofónicas en Suiza y Alemania. Sus labores artísticas y administrativas en Hamburgo lo llevaron a abandonar casi por entero el trabajo compositivo. En el año de 1989, Rolf Liebermann fue presidente del jurado en la edición 39 del Festival Internacional de Cine de Berlín. El especialista Peter Ross comenta esto sobre la música de Liebermann: «Como compositor, se hizo de una reputación internacional a través de sus óperas y, de manera más sensacional, a través de su Concierto para banda de jazz y orquesta sinfónica, un intento temprano de reunir a músicos de jazz con intérpretes convencionales, y su Concierto de cambios, para máquinas.» Por encargo de la Radio del Suroeste Alemán en Baden-Baden, Liebermann escribió su Concierto para banda de jazz en el año 1954, empleando en él algunas de las técnicas de composición más en boga en ese momento, entre ellas el dodecafonismo. A lo largo de esta fascinante partitura es posible hallar partes de dimensión solista para saxofón alto, trompeta, trombón y, principalmente, piano. El estreno absoluto de la obra fue realizado en Donaueschingen el 17 de octubre de 1954, con la orquesta de la radiodifusora bajo la batuta de Hans Rosbaud y la banda de jazz de Kurt Edelhagen; el estreno en el continente americano fue realizado por Fritz Reiner al frente de la Orquesta Sinfónica de Chicago, con la colaboración de la Orquesta Sauter-Finegan ¿De dónde, entonces, surgió la afinidad de Rolf Liebermann con el jazz? Muy seguramente del hecho de que en su juventud fue saxofonista de una banda de jazz, y llegó a cantar en algunos cabarets europeos. 43 Menos papel, más hojas Tommy Dorsey (1905 -1956) Popurrí De los hermanos Jimmy y Tommy Dorsey, ¿qué se dice? Que fueron músicos, antes que nada. Junto con Glenn Miller y otros personajes de ese calibre, los Dorsey fueron protagonistas importantes de la era de las grandes bandas que hoy es recordada y añorada con nostalgia. Tocaban instrumentos: Jimmy el saxofón alto y el clarinete, Tommy el trombón y la trompeta. Trabajaron con bandas importantes de su tiempo, entre ellas las de Jean Goldkette, Red Nichols y Paul Whiteman. Pronto formaron su propia orquesta y como identificación, le pusieron su apellido. A pesar de los lazos de sangre, los problemas fraternales no se hicieron esperar, y los Dorsey se separaron musicalmente hacia 1935. Jimmy se quedó con la orquesta de baile y Tommy se lanzó a fundar otro grupo, más cercano al lenguaje del jazz. Es probable que esta orientación jazzística le haya ganado a Tommy un prestigio mayor al que obtuvo su hermano; con la orquesta de Tommy Dorsey se presentaron artistas notables como Bunny Berigan, Buddy Rich, Bud Freeman, Buddy DeFranco, Charlie Shavers y Frank Sinatra. En 1947, el cine logró reunir de nuevo a los Dorsey, en una película titulada adecuadamente Los fabulosos Dorseys; seis años después vino una reconciliación más profunda, cuando Jimmy se reunió con la orquesta de su hermano. En los años 1955-1956 fueron anfitriones de una exitosa serie de televisión. Dice el musicólogo James Dapogny en un texto sobre Tommy y Jimmy Dorsey: Aunque ambos hermanos fueron competentes instrumentistas y disciplinados líderes de banda, en general se considera a Tommy Dorsey como un músico superior debido a la música más exigente de su propia banda y sus logros tempranos como trombonista de jazz. Sus ejecuciones, especialmente en la trompeta (instrumento que continuó tocando hasta la década de 1930) absorbieron mucho del estilo de los músicos negros y así formaron una transición entre el estilo «blanco» de Miff Mole y el estilo más orientado hacia lo negro de Jack Teagarden, cuya influencia prácticamente eclipsó los logros del propio Dorsey en el trombón. Dato histórico interesante: en el año 1956, Elvis Presley hizo su debut en televisión nacional en el show de los hermanos Dorsey. Cuarenta años después, en 1996, el Servicio Postal de los Estados Unidos lanzó un timbre conmemorativo con las efigies de Tommy y Jimmy Dorsey. A Thomas Francis Dorsey Jr. (que era el nombre completo de Tommy) se le conoció como El Caballero Sentimental del Swing. En 1983, Jimmy Dorsey fue incluido en el Salón de la Fama de las Grandes Bandas y el Jazz, y también es miembro del Salón de la Fama del Jazz Estadounidense. También de manera póstuma, Tommy Dorsey pasó a formar parte del Salón de la Fama de los Premios Grammy. Ser verde se nota 44 Glenn Miller (1904 -1944) Tenderly, Wendy, Collar de perlas, Pennsylvania 6-5000, Serenata a la luz de la Luna Sin lugar a dudas, uno de los hits indiscutibles de la gloriosa era de las grandes bandas es Moonlight Serenade (Serenata a la luz de la Luna). ¿Su autor? El inmortal Glenn Miller. ¿Qué hacía este Glenn Miller? Varias cosas: fundaba y dirigía bandas, tocaba el trombón, componía música, hacía arreglos. ¿Con qué músicos se asoció? Entre otros, con los igualmente famosos hermanos Tommy y Jimmy Dorsey. ¿Inventó algo Glenn Miller? Sí: inventó una sección de cañas (o instrumentos de caña) muy particular al interior de una gran banda, consistente en un clarinete y cuatro saxofones. ¿Fecha importante de su carrera? Mil novecientos treinta y ocho, cuando refundó la Banda de Glenn Miller (que un año antes había fracasado) y comenzó a cosechar éxitos, uno tras otro. ¿Cuánto duró la banda? Hasta 1942, cuando Miller la deshizo para unirse al ejército de los Estados Unidos. Una vez en las filas, fundó una banda militar, que fue destacada a Inglaterra. Y, ¿qué fue del famoso Glenn Miller al final de su vida? Nadie lo sabe de cierto. A mediados de diciembre de 1944 era pasajero en un vuelo entre Londres y París. La aeronave desapareció. Nadie supo nada más de Glenn Miller, y su figura se convirtió de inmediato en una leyenda. Algunas fuentes históricas indican que es probable que el avión en el que viajaba Miller fue alcanzado por fuego amigo, es decir, por bombas incendiarias arrojadas por aeronaves de la Real Fuerza Aérea de Inglaterra. ¿Qué pasó con su banda después de su desaparición? Siguió tocando y grabando bajo la dirección de otros músicos, principalmente Ray McKinley y Buddy DeFranco. (Muchos de los datos aquí consignados, cortesía del especialista José Hosiasson). Respecto a su gran éxito, Moonlight Serenade, cabe recordar que esta pieza ha sido «cubierta» por numerosos artistas, desde Frank Sinatra hasta Carol Burnett, pasando por Barry Manilow, Carly Simon, Charlie Haden, Count Basie, Gene Krupa, etcétera, etcétera, etcétera. Notas: Juan Arturo Brennan 45 Menos papel, más hojas Big Band Jazz del Sindicato Único de Trabajadores de la Música Director artístico Elías Ochoa Macías Bajo Emmanuel Merchand Samperio Saxofones Antonio E. Soto Maqueda José Antonio Vargas Rincón Mauricio Huerta Suárez Luis Enrique Ortiz Simón Gino Soriano Rosales Piano José Alberto García Soler Guitarra Jesús Millán Batería Juan A. Pastor Pérez Trompetas Moisés Hugo Ortega Guzmán Carlos Manuel López Desales Carlos Meléndez Becerril Francisco López Hernández Percusiones Víctor M. Cruz Jiménez Trombones Rubén Rodríguez Camacho Alfredo Bautista Temoltzi Pablo Díaz Vázquez Elías Ochoa Reyes Ser verde se nota 46 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Éxitos de los años 70 y 80 Sábado 17 de mayo/20:00 horas 47 Menos papel, más hojas Francisco Cedillo, director huésped María del Sol y Fela Domínguez, cantantes solistas Walter Murphy A Fifth of Beethoven Boys Town Gang Can’t Take My Eyes Off of You ABBA Mamma Mia Bee Gees How Deep Is Your Love Earth, Wind and Fire Fantasy Ivonne Elliman If I Can’t Have You Diana Ross Do You Know Where You’re Going To Silver Convention Get Up and Boogie Carpenters Close to You Frankie Valli and The Four Seasons Who Loves You Bee Gees You Should Be Dancing Ser verde se nota 48 Intermedio The Stylistics Love Is the Answer Billy Joel Just the Way You Are Irene Cara Fame Helen Ready You’re My World Penny McLean Lady Bump Air Supply Even the Nights Are Better Natalie Cole This Will Be Donna Summer y Gloria Gaynor Popurrí Mc Arthur Park - On the Radio - I Will Survive Michael Jackson Don’t Stop ‘til You Get Enough (Duración aproximada del programa: 100 minutos) Coro Filarmonía de México Ofelia Guzmán, directora coral Mario García, batería Marcos Milagres, bajo eléctrico Jaime de la Parra, guitarra eléctrica y guitarra acústica Pepe Morán, piano Carlos A. Fuentes, sintetizador Abel Sánchez Abarca, saxofón Jorge Bautista, percusiones Arreglos de Manuel Cázares, Manuel Cerda, Julio Lizárraga y Francisco Cedillo Producción técnica: Víctor Fernández 49 Menos papel, más hojas Francisco Cedillo Director huésped Francisco Cedillo estudió viola con Ildefonso Cedillo y Renat Zshuba en el Conservatorio Nacional de Música y continuó su formación con Lawrence Wheeler gracias a una beca de la Universidad de Houston. Posteriormente tomó cursos de dirección orquestal con Berislav Skenderovich y cursó un posgrado en dirección con Alexander Titov en el Teatro Mariinskiy de San Petersburgo. En 1985, ganó el Concurso Nuevos Valores de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes. En 1984, ingresó a la Orquesta Filarmónica de la UNAM y a la Sinfónica de Minería. Desde 1989, es violista principal de la OFUNAM. Ha sido solista con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes y la Filarmónica de la UNAM, entre otras. Asimismo, ha colaborado con la Filarmónica de la Ciudad de México, la Sinfónica del Estado de México, las Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional y la Sinfónica Carlos Chávez, entre otras. En 1996, participó en el Festival de la Filarmónica Mundial en Bangkok, Tailandia. Ha tocado con ensambles de cámara en México y Estados Unidos. Ha organizado giras de conciertos con orquestas en varias ciudades del país. En 2009 y 2010, dirigió a la Filarmónica de la UNAM en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. También ha dirigido a la Sinfónica del Estado de Michoacán, la Sinfónica del Estado de Puebla, la Sinfónica Juvenil Carlos Chávez y la Sinfónica Juvenil del Estado de México. María del Sol María del Sol combina el soul con el temperamento latino. Comenzó su carrera en 1974 y en 1979 fue nombrada como La Voz de El Heraldo de México. Participó en repetidas ocasiones en el Festival OTI, donde fue nombrada Revelación del Año, ganó el segundo lugar (1986), el primero y el premio a mejor intérprete (1988), el tercer lugar nacional y el premio a la mejor intérprete (1997). Fue finalista en el Festival de Viña del Mar en 1983. Ha participado en las comedias musicales La pandilla, Zoila Sonrisas, José el Soñador, Cats, Aladino y Hairspray. Asimismo, ha trabajado en Madres egoístas, Cantando por un sueño, Reyes de la canción, Plaza Sésamo y otros programas de televisión. Participó en el proyecto Las mujeres de Manzanero. Realizó el doblaje la musa Thalía en la película Hércules de Disney. En 2008, participó en Retos de las mujeres, acto sobre la violencia contra las mujeres presentado en varias ciudades de México. Al año siguiente, colaboró en la campaña Mexicanas: mujeres de valor, que busca fomentar la justicia, la equidad de género, la unión familiar y otros valores compatibles. Ha cantado con la Sinfónica de Xalapa dirigida por Enrique Patrón de Rueda, la Orquesta de las Américas, la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y la Filarmónica de la UNAM. Ser verde se nota 50 Fela Domínguez Fela Domínguez nació en la Ciudad de México y comenzó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música a la edad de 8 años con el violonchelo como instrumento principal. También tomó clases particulares de canto. Durante esos años cantó en las películas El libro de la selva, Tarzán, Mulan, Antz y otras más. Continuó su formación en la Escuela Superior de Arreglo y Composición Musical. Colaboró con coros en las grabaciones de Lupita D’Alessio, César Costa, Daniela Romo, Rocío Banquells, Emmanuel, Pepe Aguilar, Mijares, Kalimba y Pandora, entre otros artistas. Asimismo, cantó como parte del coro y a dueto con Alejandro Fernández. Fue solista invitada en el Concierto de Navidad de la Orquesta Sinfónica de Irving en Dallas y ha cantado como solista con la Filarmónica de la UNAM. 51 Menos papel, más hojas Orquesta Filarmónica de la UNAM Auditorio Nacional, 2009 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 3 Sábado 24 de mayo/20:00 horas • Domingo 25 de mayo/12:00 horas 53 Menos papel, más hojas Jan Latham -Koenig, director artístico Carl Maria von Weber Concierto para clarinete y orquesta no. 2 en mi bemol mayor, op. 74 I Allegro II Romanze III Polacca (Duración aproximada: 19 minutos) (1786 -1826) Sócrates Villegas, clarinete Intermedio Gustav Mahler Sinfonía no. 1 en re mayor, El Titán (1860 -1911)I Langsam. Schleppend. Wie ein Naturlaut. Im Anfang sehr gemächlich (Lento, arrastrado. Como un sonido de la naturaleza. Al principio muy apacible) II Kräftig bewegt, doch nicht zu schnell (Robusto y movido, pero no muy rápido) III Feierlich und gemessen, ohne zu schleppen (Solemne y mesurado, pero sin arrastrar) IV Stürmisch bewegt (Movimiento tormentoso) (Duración aproximada: 53 minutos) Ser verde se nota 54 Jan Latham-Koenig Director artístico Fotografía: Paul Persky De origen francés, danés y polaco, Jan Latham-Koenig nació en Inglaterra; estudió en el Real Colegio de Música de Londres y posteriormente recibió la Beca Gulbenkian. Debutó al frente de una producción de Macbeth en la Ópera Estatal de Viena, donde ha dirigido más de 100 funciones y fue nombrado director huésped permanente en 1991. Su repertorio incluye Aída, La bohème, Peter Grimes, Tristán e Isolda, Pelléas et Melisande, La ciudad muerta, Carmen, Turandot, Elektra, Venus y Adonis, Jenůfa, Tosca, Hamlet, El rey Roger, Los lombardos, Diálogos de las carmelitas, Thaïs, Los puritanos, Las bodas de Fígaro, Beatriz y Benedicto, Lohengrin, La zorrita astuta y otras óperas. También dirigió el ballet El príncipe de las pagodas. Ha trabajado en el Teatro de la Ópera en Roma, la Ópera Estatal de Viena, la Compañía de Ópera de Canadá, el Covent Garden de Londres, la Ópera de la Bastilla, la Real Ópera Danesa, la Ópera de Gotemburgo, la Ópera Nacional Finlandesa, la Ópera de Tampere, el Teatro Colón de Buenos Aires, la Ópera Nacional del Rin, los Proms de la BBC, el Teatro Regio de Turín, la Nueva Ópera de Moscú, el Teatro Massimo de Palermo y compañías en Santiago de Chile, Hamburgo, Praga, Berlín, Génova, Lisboa, Chicago y otras ciudades. Ha colaborado con artistas como Grace Bumbry, Franco Bonisolli y Piero Capuccilli. A petición del gobierno portugués, fundó y dirigió la Orquesta de Oporto. También estuvo al frente de la Cantiere Internazionale d’Arte en Montepulciano, el Teatro Massimo de Palermo, la Filarmónica de Estrasburgo y la Ópera Nacional del Rin. Fue director huésped principal en el Teatro de Ópera de Roma y la Filarmónica del Teatro Regio de Turín. Es director de la Filarmónica Juvenil Janáček y, desde 2006, del Teatro Municipal de Santiago. Desde 2012, es director artístico de la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata. Jan Latham-Koenig ha sido invitado a dirigir la Nueva Filarmónica de Japón, la Filarmónica de Radio Francia, la Filarmónica de Estocolmo, la Orquesta Metropolitana de Tokio, la Filarmónica de Dresde, la Filarmónica de la Radio Holandesa, la Filarmónica de Los Ángeles, la Orquesta Nacional de Burdeos-Aquitania, la Orquesta de la Radio de Berlín y otras orquestas radiofónicas en Alemania, Suecia y Dinamarca. En sus presentaciones con la Academia de Santa Cecilia en Roma incluyó los conciertos para piano de Beethoven con Evgeny Kissin como solista. Su primer disco compacto, grabado con la Orquesta Filarmónica del Teatro Regio de Turín, incluye música de Poulenc y fue designado como Disco del Mes por la revista BBC Music. 55 Menos papel, más hojas Sócrates Villegas Clarinete Sócrates Villegas Pino estudió en el Conservatorio Nacional de Música de México con Marino Calva y Horacio Franco. Continuó su formación en el Conservatorio de Versalles con Philippe Cuper y en la Universidad de Temple en Filadelfia con Ricardo Morales. Ganó una beca durante el Festival de Aspen 2008 para tomar clases con Joaquín Valdepeñas. Ganó el Tercer Concurso Nacional de Clarinete, el XV Concurso Europeo de Música en Picardie, Francia, el segundo lugar en el Concurso de Jóvenes Artistas 2008 en Estados Unidos y el segundo lugar en el Concurso Nacional de Música de Lempdes 2007 en Francia, además de varios concursos escolares. En 2011, fue nombrado Clarinetista del Año en Latinoamérica por la revista Clariperu. Ha sido parte del jurado en el Concurso Nacional de Clarinete en México. Ha ofrecido recitales en Francia, Bélgica, España, Australia, Alemania y Estados Unidos, y ha tocado como solista con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Nacional de Música, la Sinfónica Carlos Chávez, la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, la Sinfónica de la Universidad del Estado de Hidalgo, la Camerata de Coahuila, la Filarmónica de Toluca y la Filarmónica de Jalisco. Ha sido integrante de la Orquesta de la Ciudad Universitaria de París, la Nueva Filarmónica Latinoamericana en Francia, la Filarmónica de Toluca y la Filarmónica de Jalisco. Actualmente es clarinete principal de la Filarmónica de la UNAM. Ser verde se nota 56 Carl Maria von Weber (1786-1826) Concierto para clarinete y orquesta no. 2 en mi bemol mayor, op. 74 Si esta fuera una nota de programa normal y razonable, se iniciaría con un breve apunte biográfico de Carl Maria von Weber. Pero como hoy no me siento ni normal ni razonable, ofrezco a mis lectores una biografía distinta. Heinrich Joseph Bärmann nació en la ciudad alemana de Potsdam el 14 de febrero de 1784 y estudió el oboe en la Escuela de Música Militar de su ciudad natal. En su juventud fue director de la banda de los Guardias Prusianos y más tarde cambió el oboe por el clarinete, con los señores Beer y Tausch como sus principales tutores en este instrumento. Muy pronto, Bärmann se convirtió en un clarinetista de renombre, y entre concierto y concierto se las arregló para llevar una vida bastante agitada. Bärmann formaba parte del ejército prusiano cuando ocurrió la famosa batalla de Jena, y fue hecho prisionero por los franceses; sin embargo, pronto logró escapar de sus captores y fue a dar a Munich, donde obtuvo un puesto en la orquesta de la corte. Además de su gran fama en el mundo de habla alemana, Bärmann dejó una huella musical importante en Francia, Inglaterra y Rusia. Además de sus labores como intérprete de primera, dedicó parte de su tiempo a la composición y escribió un buen número de obras para clarinete, incluyendo conciertos, fantasías, quintetos, cuartetos y sonatas. Su hijo Carl Bärmann se convirtió también en un notable intérprete del clarinete y llegó a dominar el bassett horn o corno di bassetto. El joven Bärmann, para no competir con las habilidades de su padre, terminó por dedicarse más a la enseñanza que a la ejecución, y preparó ejercicios técnicos y piezas didácticas para los estudiantes del instrumento; estas aportaciones suyas al estudio y práctica del clarinete aún están vigentes en Alemania. Una de las obras más conocidas del catálogo de H. J. Bärmann es el Quinteto op. 23, cuyo adagio ha sido atribuido a Wagner, sin fundamento musicológico alguno. De hecho, esta pieza aparece en muchos de los catálogos de las obras de Wagner, y no fue sino hasta 1971 que la casa editora Breitkopf y Härtel la publicó bajo el nombre de su verdadero autor, Heinrich Joseph Bärmann. Hacia febrero de 1811 Carl Maria von Weber se hallaba en la ciudad de Darmstadt, donde compuso, entre otras cosas, un dueto para dos violas, orquesta de cámara y clarinete obligado; en la ejecución de esta obra de dotación poco común, Bärmann fue el solista en el clarinete. Más tarde, Weber estuvo de paso por Munich, y resultó que Bärmann era amigo de la familia en cuya casa estaba alojado el compositor. Así, Weber y Bärmann, tiempo después de su primer encuentro en Darmstadt, se hicieron grandes amigos en Munich. De hecho, se presentaron juntos en diversos conciertos en Praga y en algunas ciudades de Alemania, entre 1811 y 1812. Ya con pleno y cercano conocimiento de las cualidades de Bärmann como intérprete, el compositor escribió para él su Concertino op. 26, que fue estrenado por el clarinetista en abril de 1811. Para fortuna de Weber (e indirectamente, la de Bärmann), el rey estaba presente en ese concierto, y dicen 57 Menos papel, más hojas los cronistas de la época que disfrutó mucho esa velada, tanto por la música de Weber como por la ejecución de Bärmann. Así, en un impulso generoso del momento, el monarca encargó a Weber la composición de dos obras musicales. (Aprovechando la situación, varios miembros de la orquesta le pidieron a Weber que compusiera conciertos para ellos, pero el único proyecto que fructificó a partir de este asunto fue el Concierto para fagot op. 75.) Ni tardo ni perezoso, Weber se dio a la tarea de escribir más música para su amigo clarinetista, y en mayo y julio de ese mismo año de 1811 terminó la composición de sus dos conciertos para clarinete y orquesta. El Primer concierto, op. 73 fue estrenado por Bärmann el 3 de junio, con el acompañamiento de la famosa Orquesta de la Corte de Munich, de la que el clarinetista era miembro ilustre. Para entonces, los músicos del conjunto sinfónico de Munich tenían ya un gran respeto por Weber y su música, de modo que trabajaron a fondo los ensayos para el estreno, lo que dio como resultado una sesión musical de alta calidad. Como era lógico suponer, estas circunstancias se repitieron pocos meses después, cuando Bärmann estrenó el Segundo concierto para clarinete de Weber, que lleva el número de opus 74 y que había sido terminado por Weber el 17 de julio de 1811. Las crónicas de la época muestran que Bärmann era muy apreciado, al grado de que le llamaban el Rubini del clarinete (en referencia a un famoso tenor italiano de la época) debido a su sonido expresivo y aterciopelado, que contrastaba con los tonos estridentes de sus colegas. Específicamente, Weber escribió sobre Bärmann que admiraba la bienvenida homogeneidad de sonido a lo largo de todo el registro del instrumento. La fortuna indudable de haberse encontrado a Bärmann en su camino le permitió a Weber convertirse en el creador de tres obras muy importantes en el repertorio del clarinete; de hecho, no sería muy descabellado afirmar que las contribuciones de Weber a la literatura de este instrumento son las más importantes realizadas en la generación posterior a Mozart. No contento con dedicarle a Bärmann el Concertino y los dos conciertos, Weber compuso para él las Variaciones op. 33 sobre un tema de una ópera de Francesco Silvani; la única obra de Weber para el clarinete que no fue dedicada a Bärmann fue el Gran dúo concertante op. 48 para clarinete y piano. Después de una larga y fructífera carrera, apuntalada de manera especial por su relación con Weber, el gran clarinetista Heinrich Joseph Bärmann murió en Munich el 11 de junio de 1847. Ser verde se nota 58 Gustav Mahler (1860-1911) Sinfonía no. 1 en re mayor, El Titán El escritor alemán Johann Paul Friedrich Richter (mejor conocido por su seudónimo, Jean Paul, adoptado en homenaje a Rousseau) fue básicamente un humorista con gran talento poético, si bien nunca fue un gran poeta. En su primera época, sus obras eran sátiras cáusticas al estilo de Swift y Pope. Más tarde, Jean Paul (1763 -1825) comenzó a escribir textos llenos de humor sentimental tomando como modelo a Sterne. El trabajo de Jean Paul incluye elementos racionales y de escritura barroca, y en él están sintetizados los grandes contrastes del humor y el sentimentalismo, de la razón y de la imaginación. Según Stefan George, Jean Paul «extrajo del lenguaje los más brillantes colores y la música más rica.» Considerando las contradicciones y la complejidad que se adivinan en este breve bosquejo de Jean Paul, no es extraño que Gustav Mahler haya tomado algunas ideas del Titán, novela en cuatro volúmenes que constituye la obra más importante de Jean Paul, para dar un sentido programático a su Primera sinfonía. El hecho de que Jean Paul explora en el Titán a través de sus personajes las ideas revolucionarias de su tiempo nos da también una indicación de las preocupaciones intelectuales de Mahler. La Primera sinfonía fue escrita por Mahler entre 1884 y 1888, y fue publicada en 1898. Esta obra guarda una estrecha relación con el ciclo de canciones de Mahler titulado Lieder eines fahrenden Gesellen (Canciones de un caminante), compuesto entre 1883 y 1885. En este ciclo, Mahler exploró las contradicciones que hay entre los abismos de la desesperación y las cimas de la alegría. Este elemento de dualidad y contradicción es omnipresente en la obra de Mahler, y ha sido muy bien definido por Leonard Bernstein, uno de los máximos intérpretes mahlerianos: Creo que la música de Mahler es más fascinante precisamente por esas inconsistencias. Después de todo, musicalmente hablando, Mahler era un hombre doble, lleno de dualidades: compositor vs. director, sofisticado vs. inocente, alemán vs. bohemio, cristiano vs. judío, figura trágica vs. alegría infantil, tradición occidental vs. visión oriental, textura sinfónica vs. naturaleza operística, enorme orquesta vs. música de cámara. Y la lista es interminable. Pero quizá la dualidad mahleriana que hay que tener siempre en mente es la del adulto trágico frente al niño inocente. Todas estas dualidades señaladas por Bernstein están ya presentes en el primer trabajo sinfónico de Mahler, y la más clara de ellas es el hecho de que guarde una relación tan cercana con las Canciones de un caminante. Originalmente, Mahler designó a su Titán como un Poema tonal en forma de sinfonía, e incluso proporcionó notas de programa extensas para acompañar la obra. Más tarde, Mahler llegó a detestar las asociaciones programáticas de esta obra y retiró el programa, de manera que la versión final de la partitura no contiene más que las tradicionales indicaciones de tempo. 59 Menos papel, más hojas El primer movimiento de la obra, basado en la segunda de las Canciones de un caminante, arranca con un inicio mágico y misterioso, una fantástica niebla musical que poco a poco se va disipando al calor de la orquesta para llevarnos a la afirmación triunfal del tema principal, a cargo de los cornos. Del clímax orquestal surgido de ese tema nace la enérgica coda, acentuada característicamente con pausas y silencios. El segundo movimiento es un scherzo basado en la danza folclórica austríaca conocida como Ländler, utilizada anteriormente por Anton Bruckner (1824 -1896) en sus propias sinfonías. Aquí, Mahler da una forma muy clásica al movimiento: la forma ternaria scherzo-trío-scherzo. El tercer movimiento es la parte más original de la sinfonía y es quizá el que presenta las características más mahlerianas de toda la obra. Sobre un ominoso fondo de timbales, el contrabajo anuncia una oscura versión de la famosa ronda infantil Frère Jacques —Martinillo para nosotros— sobre la cual la orquesta construye un canon de cualidades fantásticas, casi surrealistas. Para este fascinante episodio, Mahler tenía dos referencias específicas: el arte gráfico de Jacques Callot y una pintura de Moritz von Schwind titulada Los animales entierran al cazador. El movimiento final, que se inicia con una violenta explosión orquestal, es interrumpido por tres contemplativos interludios, el tercero de los cuales nos lleva a la brillante coda. Existe una indicación en la partitura (cuyo cumplimiento suele quedar a criterio del director) que señala que durante la coda los ocho cornistas deben tocar de pie. Además de que esto es un complemento escénico muy emotivo a la música misma, es también, al parecer, el verdadero homenaje de Mahler a Jean Paul y a su Titán de ideas revolucionarias. Por cierto, en su primera versión, la Primera sinfonía de Mahler tenía cinco movimientos en vez de cuatro. Ese quinto movimiento, titulado Blumine, fue descartado por Mahler para dar a la obra la forma en la que hoy la conocemos. La Primera sinfonía de Mahler fue estrenada en Budapest el 20 de noviembre de 1889 y fue recibida con frialdad. Después, Mahler dirigió la obra varias veces en Viena y recibió solamente hostilidad y desprecio por parte de sus contemporáneos. Fue necesario que transcurriera medio siglo para que el Titán, igual que el resto de la producción sinfónica de Mahler, fuera valorado en su verdadera magnitud. Notas: Juan Arturo Brennan Ser verde se nota 60 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 4 Sábado 31de mayo/20:00 horas • Domingo 01 de junio/12:00 horas 61 Menos papel, más hojas Jan Latham -Koenig, director artístico Dietrich Buxtehude Chacona para órgano en mi menor, BuxWV 160 (1637 -1707) Orquestación de Carlos Chávez (1899 -1978) (Duración aproximada: 7 minutos) Johann Sebastian Bach Concierto para piano no. 1 en re menor, BWV 1052 (1685 -1750)I Allegro II Adagio III Allegro (Duración aproximada: 24 minutos) Alexander Ghindin, piano Intermedio Silvestre Revueltas Homenaje a Federico García Lorca (1899 -1940)I Baile II Duelo III Son (Duración aproximada: 11 minutos) Astor Piazzolla Libertango (1921-1992) (Duración aproximada: 3 minutos) Oblivion (Duración aproximada: 4 minutos) Manuel de Falla Suite no. 2 de El sombrero de tres picos (1876 -1946)I Danza del vecino - Seguidilla II Danza del molinero - Farruca III Danza final - Jota (Duración aproximada: 15 minutos) Ser verde se nota 62 Jan Latham-Koenig Director artístico Fotografía: Paul Persky De origen francés, danés y polaco, Jan Latham-Koenig nació en Inglaterra; estudió en el Real Colegio de Música de Londres y posteriormente recibió la Beca Gulbenkian. Debutó al frente de una producción de Macbeth en la Ópera Estatal de Viena, donde ha dirigido más de 100 funciones y fue nombrado director huésped permanente en 1991. Su repertorio incluye Aída, La bohème, Peter Grimes, Tristán e Isolda, Pelléas et Melisande, La ciudad muerta, Carmen, Turandot, Elektra, Venus y Adonis, Jenůfa, Tosca, Hamlet, El rey Roger, Los lombardos, Diálogos de las carmelitas, Thaïs, Los puritanos, Las bodas de Fígaro, Beatriz y Benedicto, Lohengrin, La zorrita astuta y otras óperas. También dirigió el ballet El príncipe de las pagodas. Ha trabajado en el Teatro de la Ópera en Roma, la Ópera Estatal de Viena, la Compañía de Ópera de Canadá, el Covent Garden de Londres, la Ópera de la Bastilla, la Real Ópera Danesa, la Ópera de Gotemburgo, la Ópera Nacional Finlandesa, la Ópera de Tampere, el Teatro Colón de Buenos Aires, la Ópera Nacional del Rin, los Proms de la BBC, el Teatro Regio de Turín, la Nueva Ópera de Moscú, el Teatro Massimo de Palermo y compañías en Santiago de Chile, Hamburgo, Praga, Berlín, Génova, Lisboa, Chicago y otras ciudades. Ha colaborado con artistas como Grace Bumbry, Franco Bonisolli y Piero Capuccilli. A petición del gobierno portugués, fundó y dirigió la Orquesta de Oporto. También estuvo al frente de la Cantiere Internazionale d’Arte en Montepulciano, el Teatro Massimo de Palermo, la Filarmónica de Estrasburgo y la Ópera Nacional del Rin. Fue director huésped principal en el Teatro de Ópera de Roma y la Filarmónica del Teatro Regio de Turín. Es director de la Filarmónica Juvenil Janáček y, desde 2006, del Teatro Municipal de Santiago. Desde 2012, es director artístico de la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata. Jan Latham-Koenig ha sido invitado a dirigir la Nueva Filarmónica de Japón, la Filarmónica de Radio Francia, la Filarmónica de Estocolmo, la Orquesta Metropolitana de Tokio, la Filarmónica de Dresde, la Filarmónica de la Radio Holandesa, la Filarmónica de Los Ángeles, la Orquesta Nacional de Burdeos-Aquitania, la Orquesta de la Radio de Berlín y otras orquestas radiofónicas en Alemania, Suecia y Dinamarca. En sus presentaciones con la Academia de Santa Cecilia en Roma incluyó los conciertos para piano de Beethoven con Evgeny Kissin como solista. Su primer disco compacto, grabado con la Orquesta Filarmónica del Teatro Regio de Turín, incluye música de Poulenc y fue designado como Disco del Mes por la revista BBC Music. 63 Menos papel, más hojas Alexander Ghindin Piano Originario de Moscú, Alexander Ghindin fue el ganador más joven, aún antes de ingresar al Conservatorio, del Concurso Internacional Tchaikovsky. También ha ganado premios en el Internacional de Piano Reina Elisabeth de Bruselas, el Internacional de Piano de Cleveland y el de Santa Catarina en Brasil. Se ha presentado con la Filarmónica Nacional de Rusia, la Gran Orquesta Sinfónica Tchaikovsky, la Sinfónica Académica Estatal Svetlanov, los Virtuosos de Moscú, la Camerata de San Petersburgo, la Orquesta de París, la Orquesta Nacional de Bélgica, la Sinfónica Alemana de Berlín, la Camerata de Salzburgo, la Sinfónica de Rotterdam, la Filarmónica de Londres, la Sinfónica de Tokio y otras orquestas en Japón, Finlandia, Luxemburgo, Bélgica, Montecarlo y Alemania; con directores como Vladimir Ashkenazy, Alan Gilbert, Vladimir Fedoseyev, Krzysztof Penderecki, Vladimir Spivakov, Yuri Simonov, Dmitri Kitayenko, Paavo Järvi, James DePreist, Leonard Slatkin y Eliahu Inbal, entre otros. Ha participado en festivales musicales en Rusia, Suecia, Francia, Alemania, Polonia, la República Checa, Bélgica e Italia. Desde 2006, dirige su propia serie de conciertos en la Sala Svetlanov del Centro Internacional de Artes Escénicas de Moscú. Es codirector artístico del Festival Sueco Real y director artístico del festival Tributo a Knushevitsky de Saratov en Rusia. Ha formado parte del jurado del Concurso Internacional Cascanueces de Jóvenes Artistas de Televisión, el Concurso de Música Rusa de Moscú y el Internacional de Piano de Cleveland. Ha realizado grabaciones para estaciones de radio y televisión en países de Europa y Asia, además de 24 discos, entre los que se puede mencionar la primera grabación mundial de la versión original de los Conciertos para piano no. 1 y no. 4 de Rachmaninov, con la Filarmónica de Helsinki y Vladimir Ashkenazy. Ser verde se nota 64 Dietrich Buxtehude (1637 -1707) Chacona para órgano en mi menor, BuxWV 160 De origen danés, Dietrich Buxtehude (1637 -1707) es recordado hoy fundamentalmente como un gran organista. Hacia 1657 -1658, se le encuentra en la Iglesia Mariana de Helsingborg, Suecia, como organista titular, posición que antes había ejercido su padre. Sin embargo, no fue sino hasta diez años más tarde que Buxtehude accedió a la posición que le dio fama en su tiempo. En 1668, se convirtió en organista principal de la Iglesia Mariana en Lübeck, como sucesor de Franz Tunder. Uno de los detalles más curiosos de la historia de la música en aquel tiempo tiene que ver precisamente con el ascenso de Buxtehude a esta posición. El organista y compositor asumió el cargo en Lübeck en abril de 1668 y en agosto de ese mismo año se casó con la hija de Tunder (quien había muerto en 1667), no tanto por gusto o por amor, sino porque una de las cláusulas de su contrato así lo exigía. Años más tarde, cuando Buxtehude pensó en retirarse, dos ilustres músicos alemanes visitaron Lübeck con la intención de sucederlo en el puesto: Georg Friedrich Händel (1685 -1759) y Johann Mattheson (1681-1764). Sin embargo, ninguno de los dos se decidió a solicitar oficialmente el puesto de Buxtehude ya que, siguiendo con la tradición, el contrato exigía que el elegido se casara con una hija de Buxtehude. Al parecer, las damiselas no eran particularmente atractivas, ya que tanto Händel como Mattheson regresaron prontamente a sus lugares de origen. La fama de Buxtehude como organista era tal que en una ocasión Johann Sebastian Bach (1685 -1750) pidió a uno de sus patrones una licencia de cuatro semanas para ir a Lübeck a escucharlo. Después de caminar los 350 kilómetros que lo separaban de Lübeck, Bach quedó tan impresionado con la capacidad artística de Buxtehude en el órgano que prolongó su estancia por cuatro meses. Por cierto, Bach también rechazó la cláusula matrimonial cuando tuvo la idea de convertirse en sucesor de Buxtehude. El caso es que la técnica organística de Buxtehude y sus composiciones para el órgano tuvieron una profunda influencia en la música de Bach. En el año de 1937, fascinado por la maestría contrapuntística de la Chacona en mi menor de Buxtehude, compuesta originalmente para órgano, Carlos Chávez se dio a la tarea de transcribirla para orquesta, y de hecho realizó dos versiones de su transcripción, una para pequeña orquesta y la otra para orquesta sinfónica, que es la que suele interpretarse en las salas de conciertos. La versión pequeña de la Chacona pide dos flautas, un oboe, un clarinete, dos fagotes, dos cornos, dos trompetas, dos trombones y cuerdas, mientras que la versión grande exige cuatro flautas, tres oboes, cuatro clarinetes, tres fagotes, cuatro cornos, cuatro trompetas, tres trombones, una tuba, timbales y cuerdas. En el programa de mano del concierto en el que se estrenó la versión orquestal de Chávez a la Chacona de Buxtehude, el compositor mexicano escribió un pequeño ensayo titulado Dos maestros abuelos, en el que se refiere a Bach y a Buxtehude. De ese 65 Menos papel, más hojas texto son las líneas siguientes, que explican claramente el atractivo que la música barroca tenía para Chávez: En Dietrich Buxtehude culminaban gloriosamente el arte y el saber desarrollados y acumulados durante los siglos por la iglesia. En las composiciones del gran maestro de Lübeck encontramos, casi pudiéramos decir exactamente, el mismo sentido instrumental y el mismo concepto de equilibrio de sonoridades que pueda tener un gran sinfonista de hoy día. La orquesta moderna y el órgano no son siempre necesariamente equivalentes; la verdad es que, en caso dado, la orquesta puede hacer lo que el órgano y el órgano, a su vez, puede hacer lo que la orquesta. Está aquí también presente nuestra admiración al hombre, a su severidad, a su actitud reservada y tranquila ante la vida, a su impulso elevado y constructivo. Respecto a la forma musical abordada en esta obra por Buxtehude y transcrita por Chávez, se puede decir que la chacona nació originalmente como una forma de danza lenta en compás ternario, cuya característica principal radica en que una melodía o un patrón armónico son repetidos constantemente en la parte del bajo, de manera cíclica, y sobre esta parte se construye una serie de variaciones. En este sentido, la chacona es una forma musical muy cercana a la passacaglia. En cuanto a la Chacona en mi menor de Buxtehude, una antigua nota discográfica contiene esta descripción: La Chacona en mi menor es una serie de 31 variaciones derivadas del mismo patrón armónico. La mayoría están organizadas en pares, la segunda siendo una repetición exacta de la primera. La misma melodía en el bajo se presenta en las primeras diez variaciones y, a partir de la undécima, el patrón armónico es dividido en configuraciones que ya no incluyen la parte del bajo en su forma original. La versión orquestal de Chávez a la Chacona de Buxtehude fue estrenada el 14 de septiembre de 1937 en el Teatro de Bellas Artes por la Orquesta Sinfónica de México dirigida por el propio Chávez, en un programa que incluía el Primer concierto de Brandenburgo de Bach, un Concerto grosso de Vivaldi, la suite Caballos de vapor de Chávez y Los pinos de Roma de Respighi. Indudablemente, Chávez logró en esta transcripción una de sus partituras más nobles y emotivas, y dejó en evidencia la lucidez de su pensamiento musical y la eficiencia de su escritura orquestal. Ser verde se nota 66 Johann Sebastian Bach (1685 -1750) Concierto para piano no. 1 en re menor, BWV 1052 Como tantas otras áreas del catálogo de Johann Sebastian Bach, la que se refiere a sus conciertos está llena de coincidencias, duplicaciones, transcripciones y otros enigmas. Además de los seis espléndidos Conciertos de Brandenburgo, lo fundamental de la producción concertante de Bach está concentrado en sus conciertos para violín y sus conciertos para clavecín, que también pueden ser tocados en el piano. La lista de éstos últimos es especialmente interesante, debido a lo anotado al inicio de este texto; he aquí algunos datos al respecto. El Concierto no. 1. BWV 1052 es una reconstrucción de un concierto para violín perdido, y existe en una versión alterna, BVW 1052a. El Concierto no. 2 BWV 1053 es, al parecer, la reconstrucción de un concierto para oboe perdido. El Concierto no. 3 BWV 1054 es una transcripción del Concierto para violín BWV 1042. El Concierto no. 4 BWV 1055 es una reconstrucción de un concierto para oboe d’amore perdido. El Concierto no. 5 BWV 1056 contiene dos movimientos de un concierto para oboe perdido. El Concierto no. 6 BWV 1057 es una adaptación del Concierto de Brandenburgo no. 4, BWV 1049. El Concierto no. 7 BWV 1058 es una adaptación del Concierto para violín BWV 1041. Hay también en este apartado del catálogo de Bach cuatro conciertos para dos clavecines, uno de los cuales es una adaptación del Concierto para dos violines BWV 1043, mientras que otro existe en dos versiones, una con y una sin acompañamiento orquestal. Vienen después dos conciertos para tres clavecines y, finalmente, el espectacular Concierto para cuatro clavecines BWV 1065, que es una adaptación del Concierto para cuatro violines RV 580 de Antonio Vivaldi. Con estas obras, y las numerosas piezas que compuso para el clavecín solo, Bach realizó una de las contribuciones más importantes a la literatura, la técnica y el desarrollo histórico del instrumento. Podría decirse, sin exageración, que con la obra de Bach para clavecín, más las de sus contemporáneos Händel y Scarlatti y de los clavecinistas franceses, se tiene cubierto lo fundamental de la música para clave. En su pionera biografía de Bach, el escritor Johann Nikolaus Forkel dedica un capítulo entero a Bach como ejecutante del clavecín, cuyo párrafo final dice así: 67 Menos papel, más hojas Al tocar sus propias composiciones tomaba en general un movimiento muy rápido; pero, a pesar de esta rapidez, se arreglaba siempre de manera que su ejecución poseyese una variedad tal que cada trozo pareciese bajo su mano un verdadero discurso. Para expresar emociones potentes no procedía como muchos artistas que golpean su teclado con violencia, sino que, al contrario, empleaba con este objeto dibujos armónicos y melódicos sencillos, prefiriendo conmover así al auditorio por medio de los recursos internos del arte. En esto opinaba muy sensatamente. En efecto, es imposible admitir que la pintura de una pasión pueda consistir en la acción de golpear sobre un instrumento de tal manera que el martilleo y los golpes repetidos impidan escuchar con claridad cada nota aislada, y con mayor razón, percibir bien su encadenamiento. Leído con un cierto espíritu de aprendizaje, este párrafo de Forkel bien puede ser tomado como un consejo para la buena ejecución del clavecín, ya sea en la música de Bach o la de cualquiera de sus ilustres colegas tecladistas. Diversas cronologías de la obra de Bach indican que los conciertos para clavecín cuarto y quinto fueron compuestos en el período entre 1727 y 1735. Silvestre Revueltas (1899 -1940) Homenaje a Federico García Lorca De la consulta de diversos textos históricos y enciclopédicos surge una descripción invariablemente triste de la muerte de un gran artista. Al estallar la Guerra Civil Española en 1936, el poeta granadino Federico García Lorca se hallaba en proceso de terminar La casa de Bernarda Alba, una de sus obras mayores. Gente cercana, que le quería y le admiraba, lo invitó a refugiarse en México, pero él prefirió permanecer en su tierra. Acogido a la hospitalidad de amigos que querían protegerlo de las hordas de fanáticos, una tarde fue sacado de la casa por un grupo de hombres armados, y asesinado en su ciudad natal el 19 de agosto de 1936. Ese día, España perdió a una de sus grandes voces, y el mundo perdió a un artista que supo, como pocos, transformar con voz propia las más profundas raíces de su pueblo, el pueblo andaluz. Al margen del luto colectivo y oficial, la muerte de García Lorca dejó una huella íntima, profunda y triste en Silvestre Revueltas, cuya admiración por el poeta era bien conocida. De esa tristeza larga surgió la creación del Homenaje a Federico García Lorca, una de las obras orquestales más importantes de Revueltas. Entre las muchas cosas que se han dicho y escrito sobre Revueltas y García Lorca, y sobre la obra misma, existe un fascinante texto de Juan Marinello, algunos de cuyos fragmentos cito a continuación: Ser verde se nota 68 Sentía Silvestre una profunda admiración por Federico, del que gustaba recordar con frecuencia los versos mejores. Poemas suyos le inspiraron sus Siete canciones, en que se hermanan gozosamente sus trasmundos. Había en ello una razón primordial: uno y otro, el músico y el poeta, eran hijos fieles y privilegiados de sus pueblos y dueños de un don, de un garbo libérrimo hecho de lealtades y sorpresas: los dos ponían el oído en la calle y en el campo y echaban a andar por caminos recónditos los humores sorprendidos. Por otro lado, y sin olvidar las diferencias abismales entre lo andaluz y lo mexicano, misterios de distinta voz, ha de medirse lo que es el cauce del idioma y el estar a todo, ventura y riesgo, que acerca el corrido al romance. Son opuestos en muchos sentidos lo gitano y lo charro pero en uno y otro campo relucen, muerte y vida, el acero y la flor. Por algunas semanas vivió Revueltas en una alucinación meditabunda, inmerso en el ámbito lírico de Federico, al que la muerte absurda ofrecía una profunda luz. Obsedía al músico el hecho monstruoso, y de tanta sustancia inquietante y turbadora, de aquella fuente tan rica de clamores seculares y futuros, cegada por un tajo de ancestral barbarie. ¿Cómo podía haber ocurrido aquello? ¿Cómo podía quebrarse de un solo golpe el vaso milagroso en que esperaban la señal mil criaturas obstinadas y relucientes? Antes de pasar a la orquesta, me adelantó Silvestre momentos de su llanto viril y desolado. Al comienzo dio a su obra un lindo título lorquiano: Llanto por García Lorca. Después, equivocándose, le cambió el nombre. En su voz física se traslucía mejor que en su música el tamaño de su conmoción; pero entonces y después, el temblor primero y en la traducción certera, se descubre la claridad atormentada en que se encuentran dos espíritus hermanos y diversos. Cada vez que oigo el lamento de Silvestre a la muerte de Federico se me hace más afilado, más heridor, el relieve de su mensaje. No hay dudas de que sólo el pueblo puede engendrar este grito contenido, este desgarramiento de viejas raíces destrozadas; pero sólo una sensibilidad de suprema jerarquía puede alumbrarnos este tesoro soterrado. La obra a la que Marinello se refiere en este poético texto es, en efecto, una conmovedora pieza luctuosa, pensada y realizada por Revueltas bajo una visión típicamente mexicana de la muerte. Una solitaria y áspera trompeta llama al luto, y como respuesta obtiene un sabroso baile encabezado por el flautín y lleno de los sonidos de charanga tan típicos de la música de Revueltas. Las trompetas con sordina juegan aquí un papel prominente. Para la sección central de la obra, el duelo propiamente dicho, vuelve la llamada inicial de la trompeta, que se prolonga en una melopea protagónica de una marcha fúnebre. Y para finalizar, Revueltas ofrece a su querido García Lorca un son, bailable y lúdico, pero con un trasfondo de evidente tristeza, lleno de reminiscencias de las bandas populares. Si alguien se pregunta qué hacen un baile y un son como protagonistas de una música luctuosa, puede hallar la respuesta con una simple mirada a la añeja tradición funeraria mexicana. No hace falta profundizar mucho para comprender cabalmente que el Homenaje a Federico García Lorca es una expresión de duelo 69 Menos papel, más hojas netamente popular, perfectamente congruente con la ambivalente actitud que los mexicanos tenemos ante la muerte. En este sentido, no es difícil establecer un cercano paralelo entre el Homenaje a Federico García Lorca y las calaveras de José Guadalupe Posada. Las miradas socarronas de esas calaveras nos recuerdan que en nuestra cultura popular los velorios son momentos de duelo, sí, pero también son momentos de intercambio social en los que la rememoración del muerto suele transformarse paulatinamente en una celebración por la vida. En este sentido, siguiendo a Marinello, la música fúnebre compuesta por el charro para conmemorar al gitano rebasa ampliamente su dedicatoria individual para convertirse en una expresión muy significativa de nuestra peculiar relación con la muerte y con los muertos. El Homenaje a Federico García Lorca fue estrenado en el Palacio de Bellas Artes el 14 de noviembre de 1936, en un acto auspiciado conjuntamente por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, el Frente Popular Español y la Juventud Comunista de México. En esa ocasión, la pieza fue presentada con el título provisional de Tres piezas para diez instrumentos. En 1949, el Homenaje a Federico García Lorca fue puesto en escena como ballet, con coreografía de Waldeen. Astor Piazzolla (1921-1992) Libertango Oblivion El hecho de que las teorías y las composiciones de Astor Piazzolla hayan sido (y sigan siendo) objeto de gran controversia es una buena señal: no hay peor indicio de mediocridad en la música que la indiferencia o la aceptación callada. A dos décadas de la muerte de Piazzolla, sus contribuciones a la música del siglo XX siguen siendo apasionadamente debatidas por dos bandos ferozmente antagónicos. Por un lado, los defensores a ultranza del tango tradicional, quienes al discutir a Piazzolla suelen terminar con una frase ya muy manida: «Pero si eso no es tango.» Por otro lado, tangófilos más flexibles y sensibles, que reconocen que en manos de Piazzolla el tango no murió ni se volvió irreconocible, sino que simplemente adquirió su carnet de modernidad, que buena falta le hacía. Entre las muchas cosas que se han dicho y escrito sobre la polémica generada por la música de Piazzolla, rescato aquí partes de un ensayo de Cliff Furnald en el que el autor define con bastante claridad la postura del gran compositor y bandoneonista argentino. Dice Furnald: La música de Astor Piazzolla es como el epítome de nuestra situación en el mundo moderno, con su fusión de belleza folclórica tensión contemporánea. Forjó una nueva música que retó a los tradicionalistas y dejó a los aventureros deseando más. Tomó la música de los grandes maestros del tango, como Gardel, la arrancó de las aterciopeladas salas de concierto y los acojinados salones, para azotarla contra el Ser verde se nota 70 pavimento de Buenos Aires. Atacada por los críticos, ignorada por los gobiernos conservadores, su música le hablaba a la generación siguiente, y músicos y públicos de todo el mundo cayeron finalmente bajo el embrujo de su Nuevo Tango. Más tarde, Piazzolla llevó al Nuevo Tango de regreso a las salas de concierto, componiendo y ejecutando obras para ensambles de cámara como el Cuarteto Kronos, conjuntos mayores como la Orquesta de St. Luke’s e incluso una compañía de ópera. En medio de todo esto, lo que más huella ha dejado es su trabajo con su quinteto. En efecto, Piazzolla trabajó para el legendario Carlos Gardel en el inicio de su carrera, y más tarde fue bandoneonista de una de las más tradicionales orquestas de tango, la de Aníbal Troilo, el famoso Pichuco. Al mismo tiempo que dejaba que el tango se le metiera en los huesos, Piazzolla se preparaba para empresas musicales más ambiciosas, estudiando composición en París con la maestra fundamental de su tiempo, Nadia Boulanger. De la sabia combinación de ambos mundos, el del tango y el de la música de concierto, Piazzolla obtuvo un lenguaje plenamente personal y un sonido absolutamente inconfundible, que si bien es apreciable en sus obras de concierto, lo es más aun en los tangos que compuso para los ensambles tradicionales que fundó y dirigió. Su herencia es doble, y doblemente valiosa. Además de escribir más de trescientos tangos y una cincuentena de partituras cinematográficas, Piazzolla fue sin duda el más notable bandoneonista de su generación, y obtuvo del viejo fuelle sonoridades nunca antes aplicadas al tango. Es posible, sin embargo, hallar una aparente contradicción en el trabajo de Piazzolla y su posición personal respecto al tango. ¿Cómo conciliar lo dicho por Piazzolla respecto a que su intención era hacer tangos para escuchar, con el hecho histórico indiscutible de que el tango nació para ser bailado? Muy fácil: sentarse en una sala de conciertos a escuchar tangos de Piazzolla es una experiencia singular, pero el que quiera bailar, que baile. Para eso es, finalmente, el tango. Escrito en 1984, Oblivion es uno de los tangos nuevos (o nuevos tangos) más conocidos y populares de Piazzolla. En su versión original, la pieza ofrece al oyente amplias líneas melódicas (nostálgicas, tristes, casi luctuosas) del bandoneón que se elevan elegantemente sobre una discreta textura de cuerdas. Se trata sin duda de una de las piezas más líricas y expresivas del catálogo de Piazzolla, y en cierto sentido está emparentada con otro de sus tangos más famosos, Adiós Nonino. Puede decirse, sin afán peyorativo alguno, que Piazzolla explora en Oblivion una vena sentimental marcada al mismo tiempo pro cierta austeridad. En efecto, la palabra oblivion quiere decir «olvido», pero también se le puede traducir como «amnistía», como una especie de olvido amplio y general, en el espíritu de «dejar ser», «dejar en paz». Así, se percibe en la pieza una especia de decantada desolación, de nebulosa lejanía. Libertango, una de las composiciones más admiradas y duraderas de Piazzolla, fue publicado originalmente en Milán en 1974. Su título expresa claramente, de 71 Menos papel, más hojas manera general, la actitud creativa de Piazzolla ante el tango. A su vez, Libertango es el título del disco en el que esta formidable pieza apareció originalmente. En esta grabación, el Libertango está complementado por otras composiciones emblemáticas de Piazzolla: Meditango, Undertango, Adiós Nonino, Violentango, Novitango, Amelitango y Tristango. La música de Libertango es conocida no sólo por sus propios valores intrínsecos (que son muchos) sino también por el hecho de que ha sido reinterpretado por numerosos músicos de todo el mundo, y ha hecho diversas apariciones en películas, comerciales, series de dibujos animados, etcétera. A diferencia de los perfiles nostálgicos y tristes de otros tangos de Piazzolla como Oblivion y Adiós Nonino, Libertango es una pieza brillante y extrovertida, con un sabroso perfil rítmico marcado por los acentos desplazados. Manuel de Falla (1876 -1946) Suite no. 2 de El sombrero de tres picos En marzo de 1833, nació en Guadix, provincia de Granada, España, Pedro Antonio de Alarcón, personaje que con el paso del tiempo habría de convertirse en un famoso escritor. Hacia 1857, su reputación como poeta y periodista estaba bien establecida, pero en ese año su obra teatral El hijo pródigo fue silbada por el público y Alarcón decidió hacer una pausa en su agitada carrera de escritor. Para descansar del público y sus rechiflas, se alistó como voluntario para luchar en la campaña de Marruecos en 1859 -1860. De esta experiencia obtuvo material para su interesante Diario de un testigo de la guerra en África. A su regreso a España Alarcón retomó la carrera de periodista y se afilió a la causa liberal, pero al paso de los años los vaivenes ideológicos arruinaron su carrera política. Como novelista, Alarcón creó obras importantes como El final de Norma, El escándalo, El niño de la bola y La pródiga. El estilo vívido y pintoresco de la prosa de Alarcón suele hallar de vez en cuando el obstáculo de la retórica excesiva, característica del romanticismo literario español. Pedro Antonio de Alarcón murió en Valdemoro, cerca de Madrid, en 1891, y hasta la fecha se le recuerda principalmente por su novela El sombrero de tres picos, sobre la cual Manuel de Falla habría de crear una de sus mejores obras musicales. Después de haber escuchado la evocativa partitura de Noches en los jardines de España, el empresario ruso Sergei Diaghilev sugirió a Falla la idea de hacer un ballet sobre la obra. Sin embargo, el compositor respondió con una propuesta alternativa: escribir una partitura especial para el proyecto escénico de Diaghilev. Atraído desde tiempo atrás por la novela de Alarcón, Falla encargó el libreto del ballet a Gregorio Martínez Sierra. La obra, concebida originalmente como una pantomima, llevó por título provisional El Corregidor y la molinera, pero cuando Falla y Martínez Sierra transformaron su trabajo en un ballet, se tomó la decisión de respetar el título original de la novela de Alarcón. En este proceso de transformación, Falla convirtió el pequeño grupo de cámara original en orquesta Ser verde se nota 72 sinfónica y añadió algunas piezas que no estaban en la partitura de la pantomima. El libreto del ballet, muy apegado al original literario, nos pinta a un magistrado gruñón y prepotente, el Corregidor, que además se las da de galán y seductor, en sus afanes por lograr los favores de la bella esposa del molinero. Sin embargo, sus esfuerzos son frustrados por la acción concertada de los demás personajes de la obra. Después de que la bella molinera baila una sensual danza con un racimo de uvas para tentar al Corregidor, el molinero y los vecinos realizan sus propias danzas y, como conclusión de una serie de escenas muy divertidas, el Corregidor es arrojado al río, donde se le bajan los humos y se enfría su ardor. La música de El sombrero de tres picos fue estrenada en el Teatro Eslava de Madrid el 7 de abril de 1917, y como ballet, la partitura de Falla fue bailada por primera vez en el Teatro Alhambra de Londres el 22 de julio de 1919, bajo la dirección de Ernest Ansermet. Como fue el caso con los ballets de Stravinsky, El sombrero de tres picos fue dado a conocer por una verdadera constelación de estrellas. Los diseños fueron realizados por Pablo Picasso, la coreografía fue de Leonid Massine y los papeles principales del ballet fueron bailados por el propio Massine y Tamara Karsavina. El estreno del ballet El sombrero de tres picos fue muy exitoso y la compañía de Diaghilev llevó el ballet a Madrid, a París y a Berlín, ciudades en las que fue bien recibido por el público y por la crítica. De la partitura del ballet, Falla extrajo dos suites de concierto que agrupan diversos números de la continuidad dancística original: Suite no. 1: Introducción - Atardecer Danza de la molinera - Fandango El Corregidor Las uvas Suite no. 2: Danza del vecino - Seguidilla Danza del molinero - Farruca Danza final - Jota Como en otras obras suyas, Falla tomó algunas danzas populares como modelo para sus piezas de ballet. En la Segunda suite, alude a tres formas bailables de características altamente individuales. En la Danza del vecino, el modelo es la seguidilla, una danza específicamente gitana de la que pueden hallarse variedades regionales como la seguidilla murciana y la seguidilla manchega, y una estrecha relación con el ritmo de sevillanas. En su forma original, la seguidilla va precedida de cuarto acordes introductorios de la guitarra y está construida sobre frases melódicas que suelen iniciarse en la cuarta corchea de un compás de 3/4. La Danza del molinero está basada en la farruca, una forma que se originó en el norte de España y que llegó a Andalucía con los trabajadores itinerantes que viajaban al sur para laborar como freidores de pescado o taberneros. La farruca tiene un patrón rítmico de cuatro tiempos similar al de la soleá, que suele desarrollarse 73 Menos papel, más hojas en doce tiempos. Originalmente la farruca era bailada sólo por hombres, y más tarde su uso se generalizó. De raíces celtas y fuerte sabor folclórico, la farruca es una danza sobria, lenta y ceremoniosa que en los últimos tiempos ha caído en desuso. La jota que Falla utiliza como fuente para la Danza final es una forma típica de Aragón, pero también es posible hallarla en Castilla, Valencia, Galicia y Andalucía. Se trata de una danza rápida en compás ternario, que se desarrolla sobre frases de cuatro compases. Además de utilizar estas danzas populares como fundamento de la partitura de El sombrero de tres picos, Falla usó también diversas melodías de corte folclórico a lo largo de la obra, con lo que logró muy buenas caracterizaciones de los personajes y las situaciones del ballet, asignando a cada uno de ellos un Leitmotiv al estilo de Richard Wagner. En un artículo publicado en La Habana en 1930, el escritor y crítico musical Alejo Carpentier escribió lo siguiente: «Después de Noches en los jardines de España y El amor brujo, producciones aún llenas de impresionismo, dígase lo que se diga, Manuel de Falla supo darnos el nervioso, agudo y personalísimo Sombrero de tres picos, mostrándonos a un Falla capaz de sonreír y de ser humorista en profundidad.» Por cierto, ese humor original de la novela de Alarcón atrajo la atención de más de un compositor. En 1896, más de 20 años antes del estreno del ballet de Falla, se estrenó en Mannheim la ópera El Corregidor de Hugo Wolf (1860 -1903), basada en el mismo texto que el ballet del compositor español. Notas: Juan Arturo Brennan Ser verde se nota 74 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 5 Sábado 07 de junio/20:00 horas • Domingo 08 de junio/12:00 horas 75 Menos papel, más hojas Carlos Miguel Prieto, director huésped Leonard Bernstein Tres episodios dancísticos de On the Town (1918 -1990) (Duración aproximada: 10 minutos) Samuel Barber Concierto para piano y orquesta, op. 38 (1910 -1981)I Allegro appassionato II Canzone: Moderato III Allegro molto (Duración aproximada: 24 minutos) Abdiel Vázquez, piano Intermedio Richard Strauss* Muerte y transfiguración, op. 24 (1864 -1949) (Duración aproximada: 23 minutos) Richard Strauss* Danza de los siete velos, de Salomé (Duración aproximada: 9 minutos) * Conmemoración del 150 Aniversario Natalicio de Richard Strauss Ser verde se nota 76 Carlos Miguel Prieto Director huésped Carlos Miguel Prieto aprendió a tocar violín a los 5 años con Vladimir Vulfmann. Estudió dirección con Enrique Diemecke, Jorge Mester, Charles Bruck, y Michael Jinbo. Tomó cursos en la Escuela Pierre Monteux, Tanglewood y Le Domaine Forget. Es graduado de la Universidad de Princeton, donde fue concertino de la orquesta, y obtuvo una maestría en la Universidad de Harvard. Fue director asociado de la Sinfónica de Houston y de la Filarmónica de la Ciudad de México. Fue director titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa y de la Sinfónica de Huntsville, Alabama. Desde 2007, está al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, con la que realizó una gira por Europa. También es director de la Sinfónica de Minería, la Orquesta Juvenil de las Américas y la Filarmónica de Louisiana. Ha dirigido orquestas de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Holanda, Austria, Bélgica, Francia, Suiza, Italia, Rusia, España, Portugal, Israel, Corea, Japón y países de Latinoamérica. Es huésped frecuente del Concertgebouw de Ámsterdam. Ha dirigido conciertos con Joshua Bell y Yo-Yo Ma, entre otros solistas. Entre los reconocimientos que ha recibido destacan el Premio de la Unión Mexicana de Críticos de Música, la Medalla Mozart y ser designado Joven Líder Global por el Foro Económico Mundial de Davos en Suiza. Abdiel Vázquez Piano Abdiel Vázquez realizó sus estudios en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, su ciudad natal, y los continuó en la Escuela de Música de Manhattan de Nueva York, donde sus principales maestros fueron Gerardo González y James Tocco. Prosiguió su perfeccionamiento en Madrid con Oxana Yablonskaya. Ganó el Premio Nacional de la Juventud, el Premio Estatal de la Juventud en Nuevo León, el Concurso Nacional de Piano José Jacinto 2010, el Internacional de Viña del Mar, las Presentaciones de Artistas Internacionales de Nueva York, el Concurso de Conciertos Fulbright de Arkansas, el Concurso Ciudad de Cantu en Italia y el Internacional de Piano de Gabala en Azerbaiyán. Ha sido solista con la Orquesta Sinfónica Nacional, la Sinfónica del Estado de México, la Sinfónica de la Universidad de Nuevo León, la Filarmónica de la Ciudad de México, la Filarmónica de la UNAM y otros conjuntos de Sinaloa, Yucatán, Tamaulipas, Querétaro y Aguascalientes, además de la Sinfonietta de Nueva York y la Orquesta Juvenil de San Antonio en Estados Unidos, la Orquesta Mihail Jora de Bacau en Rumania y la Sinfónica Nacional de Perú. Ha actuado en escenarios de Perú, Chile, Argentina, Puerto Rico, Estados Unidos, China, España, Francia, Italia y Alemania. En 2009, incursionó en la dirección orquestal. 77 Menos papel, más hojas Leonard Bernstein (1918 -1990) Tres episodios dancísticos de On the Town La historia de On the Town, una de las más exitosas partituras que Leonard Bernstein escribió para el teatro, es tan compleja y fascinante como lo fue la vida del compositor. En los primeros meses de 1944, en la ciudad de Nueva York, se estrenó el ballet Fancy Free, con música de Bernstein y coreografía de Jerome Robbins. A raíz del éxito del ballet, Oliver Smith, amigo de Bernstein y escenógrafo de Fancy Free, sugirió ampliar la idea original y convertir la obra en una comedia musical. Bernstein aceptó la sugerencia, pero en vez de simplemente añadir material para crear la comedia musical, decidió crear una obra nueva, manteniendo sólo la idea narrativa del ballet original. Así, el trabajo en la partitura de On the Town comenzó a tomar forma en un lugar poco probable: un hospital. Resulta que en el verano de 1944 Bernstein tuvo que someterse a una operación del tabique nasal mientras que Adolph Green, uno de los letristas de la obra, sintió pasar por sus amígdalas el bisturí del cirujano. Bernstein y Green decidieron compartir un cuarto de hospital para poder trabajar en la pieza durante sus respectivas convalecencias. A su salida del hospital ambos siguieron trabajando en On the Town, y Green contó con la colaboración de Betty Comden, con quien escribió el libreto y las letras de las canciones. Ésta fue, por cierto, sólo una de tantas colaboraciones entre Green y Comden, quienes para entonces ya eran bien conocidos como pareja artística, después de aparecer en varios espectáculos musicales. Para la coreografía de On the Town, Bernstein volvió a contar con el enorme talento de Jerome Robbins, de modo que esta comedia musical tuvo un equipo de trabajo de lujo. La historia que narra el libreto de On the Town es un asunto básicamente neoyorquino: tres marineros recién llegados al puerto después de una larga travesía tienen 24 horas de licencia y deciden aprovechar el tiempo al máximo. Los tres alegres marinos, Gaby, Ozzie y Chip, dedican el tiempo a la persecución de diversos amores, reales o ficticios, a través de la compleja geografía urbana de Nueva York. Parte importante de las aventuras del trío está concentrada en la búsqueda de Miss Turnstiles, damisela a la que han conocido en un cartel en una estación del metro. Ya avanzada la trama de la comedia musical el público se entera de que la famosa Miss Turnstiles dedica sus talentos a la noble profesión de bailarina de vientre en el famoso parque de diversiones de Coney Island. Este legendario sitio no es la única locación típicamente neoyorquina que aparece en On the Town: durante sus aventuras los tres amigos van a dar a lugares tan improbables como el Museo de Historia Natural. El estreno de On the Town fue planeado para finales de 1944 y la producción del espectáculo fue encargada a Oliver Smith y Paul Feigay. Para la dirección general de esta comedia musical fueron requeridos los servicios de George Abbott, importante personaje del medio artístico a quien llamaban el Aprendiz de Brujo por haber participado en la creación de varias comedias musicales que dieron fama y fortuna a sus creadores. Ser verde se nota 78 El 28 de diciembre de 1944, en el Teatro Adelphi de la ciudad de Nueva York, el telón se levantó para dar paso al estreno de On the Town, en cuyo reparto original participaron actuando, cantando y bailando los libretistas Betty Comden y Adolph Green. Como aperitivo, Bernstein y compañía ofrecieron al público la célebre canción New York, New York, que establece el ambiente urbano y festivo de toda la pieza y que hasta la fecha es uno de los grandes éxitos surgidos de Broadway. A partir de su muy aplaudido estreno, On the Town tuvo una larga temporada de 463 funciones, número que, dependiendo del parámetro que se use, puede parecer muy alto o muy bajo. Como comparación, he aquí el número de funciones que tuvieron en su corrida inicial las otras comedias musicales escritas por Bernstein: Wonderful Town, 559; West Side Story, 734; Peter Pan, 321; Candide, 73; 1600 Pennsylvania Avenue, 7. Tales cifras demuestran, sin lugar a dudas, que no todos los proyectos teatrales de Bernstein corrieron con buena fortuna. Para poner en perspectiva el trabajo de Bernstein en la partitura de On the Town, bien vale la pena recordar que un año antes de componer esta obra, en 1943, había dado tres pasos importantes en su carrera: obtuvo el premio de la crítica de Nueva York por su sinfonía Jeremías, fue nombrado director asistente de la Filarmónica de Nueva York, y realizó su inesperado y exitoso debut al frente de este conjunto al sustituir de última hora al enfermo Bruno Walter. Así, parecía que la carrera de Bernstein tomaba un camino definitivo en el ámbito de la música de concierto, y de hecho algunos personajes (entre ellos Serge Koussevitzky) intentaron alejarlo de la clase de música ligera que solía escribir para el teatro. Sin embargo, Bernstein decidió seguir participando activamente en ambos mundos musicales, y eso fue parte importantísima de su rica y variada carrera. El éxito teatral de On the Town fue tal que en 1949 se hizo una versión cinematográfica de la obra, dirigida por Gene Kelly y Stanley Donen, con la participación del propio Kelly y de Frank Sinatra en los papeles principales. Las piezas originales de Bernstein fueron arregladas por Roger Edens y Lenny Hayton, trabajo de adaptación que les valió un Oscar de la Academia. Samuel Barber (1910 -1981) Concierto para piano y orquesta, op. 38 En el año 1861, Gustav Schirmer, hijo de un inmigrante alemán, fundó en los Estados Unidos una empresa editora de música a la que puso por nombre G. Schirmer Inc. Con el paso del tiempo, esta casa editora habría de convertirse en una de las más importantes de su ramo, al publicar las obras de numerosos compositores estadounidenses y, a la vez, representando en Norteamérica a algunas destacadas casas musicales de Europa, tales como Chester Novello, Breitkopf & Härtel, Sikorski y varias más. La lista completa de los compositores cuya música ha sido editada por la casa Schirmer es enorme; de manera aleatoria y como una muestra, es posible citar los nombres de Elliott Carter, Henry Cowell, Roy Harris, Charles 79 Menos papel, más hojas Ives, Leonard Bernstein, Morton Gould, Gian Carlo Menotti, Virgil Thomson, Charles Tomlinson Griffes, Charles Martin Loeffler, John Alden Carpenter, Percy Grainger, John Corigliano, Richard Danielpour, Avner Dorman, Gabriela Lena Frank, John Harbison, Aaron Jay Kernis, Leon Kirchner, Peter Lieberson, André Previn, Bright Sheng, Tan Dun, Joan Tower. La empresa estuvo en manos de la familia Schirmer hasta 1968, cuando fue adquirida por la importante firma editorial Macmillan, la que a su vez la vendió a un empresario que es su actual dueño. A la lista de compositores arriba citados habría que añadir a Samuel Barber, compositor estadounidense al que la casa Schirmer tenía un aprecio particular, de lo cual da testimonio el hecho de que en 1960, para celebrar su primer centenario de existencia al año siguiente, la editorial musical le encargó la composición de una nueva obra; el resultado del encargo fue el Concierto para piano op. 38. La obra está concebida bajo el tradicional esquema de tres movimientos contrastantes, el último de los cuales causó cierta controversia desde el inicio. John Browning, el pianista para quien Barber pensó su Concierto para piano, afirmó que la parte solista del Allegro molto era imposible de tocar a la velocidad marcada por Barber. El compositor se mantuvo firme en su indicación de tempo hasta que el gran pianista ruso Vladimir Horowitz le hizo la misma observación. Respecto al segundo movimiento del concierto, cabe señalar que el propio Barber lo recicló como música de cámara, realizando una transcripción para flauta y piano designada, igual que en el concierto, como Canzone. En algunas fuentes hay datos confusos respecto a este tema, ya que se menciona que la pieza para flauta y piano, con el título de Elegía, fue creada antes que el concierto, y que el segundo movimiento es una reelaboración de la pieza de cámara. El musicólogo Richard Jackson escribió estas líneas sobre el Concierto para piano de Samuel Barber: En su estreno, Harold C. Schonberg encontró paralelos entre el concierto y la escritura pianística de Prokofiev, y encontró en la obra «una percepción de confianza en la concepción integral, la confianza que solo puede hallarse en un compositor experimentado que se involucran en una obra que le interesa.» El Concierto para piano y orquesta de Samuel Barber se escuchó por primera vez en Nueva York el 24 de septiembre de 1962, con John Browning al piano y la Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por Erich Leinsdorf. Este estreno ocurrió en el marco de las festividades inaugurales de lo que en ese entonces era el Philharmonic Hall, y que con el paso del tiempo habría de convertirse en la famosa sala de conciertos neoyorquina, el Avery Fisher Hall. En 1964, Browning grabó el Concierto para piano de Barber con George Szell al frente de la Orquesta de Cleveland. Casi treinta años más tarde, en 1991, lo volvió a grabar, esta vez con la Orquesta Sinfónica de Saint Louis, dirigida por Leonard Slatkin. En 1958, Barber había obtenido el prestigiado Premio Pulitzer por su ópera Vanessa, escrita sobre un libreto de Gian Carlo Menotti y estrenada el año anterior. Ser verde se nota 80 Cinco años más tarde, el compositor se hizo acreedor a un segundo Premio Pulitzer, esta vez por la partitura de su Concierto para piano op. 38. Richard Strauss (1864 -1949) Muerte y transfiguración, op. 24 Existen en la historia de la música numerosas obras programáticas a las que acompaña un prolijo texto que explica con todo detalle las intenciones descriptivas del compositor. En particular, existen algunos poemas sinfónicos que van acompañados de su respectivo poema literario, y Muerte y transfiguración es uno de ellos. Con motivo de la primera audición en Inglaterra de esta soberbia narración sinfónica de Richard Strauss, el poema en prosa se imprimió en el programa de mano, para orientación del público. He aquí mi traducción al castellano de ese texto: En el pequeño, paupérrimo cuarto, iluminado solamente por el sordo brillo del cabo de una vela, el enfermo yace en su catre. Acaba de luchar otra vez, desesperadamente, con la muerte. Ahora, agotado, se ha sumido en el sueño, y el suave tic tac del reloj sobre la pared es lo único que se puede escuchar en el cuarto, donde el terrible silencio es una premonición de la muerte que se aproxima. En los pálidos rasgos del enfermo se advierte una amarga sonrisa. En los confines de su vida, ¿sueña acaso con los dorados días de su niñez? Pero la muerte no le concede a su víctima el dormir y el soñar por mucho tiempo. Lo despierta con crueldad y de nuevo comienza la batalla. ¡El impulso de la vida y el poder de la muerte! ¡Qué horrible lucha! Ninguno alcanza la victoria y el silencio llega de nuevo. Agotado por la batalla, insomne como en un delirio febril, el hombre se hunde en el catre y mira su vida, momento a momento, imagen por imagen, pasando por su mente. Primero, el amanecer de la infancia, que brilla dulcemente en su prístina inocencia. Más tarde los temerarios juegos del joven, que prueba y usa su fuerza hasta que madura para la batalla del hombre que se le presenta brillante y fogosa, con los mayores beneficios de la vida como premio. Tomar todo lo que parecía transfigurado y moldearlo en una forma aun más transfigurada: éste es el sólo impulso que lo acompaña noblemente a lo largo de su vida. Con sorna y frialdad, el mundo coloca un obstáculo tras otro en su camino. Cada vez que cree haber alcanzado una meta se encuentra con un tonante «¡Alto! ¡Convierte el obstáculo en un peldaño para ascender cada vez más y más!» Sin abandonar su sagrado impulso, lucha y asciende. Lo que ha buscado durante todo ese tiempo con el más profundo anhelo de su corazón, lo busca aún, bañado en mortal sudor. Busca, sin encontrar. Aun si lo concibe con mayor claridad, aun si lo comprende gradualmente, nunca podrá agotar sus posibilidades, nunca podrá consumarlo en su mente. Entonces suena el último golpe del férreo martillo de la muerte, rompiendo el terrenal cuerpo en dos y cubriendo sus ojos con la noche eterna. Pero él escucha, como viniendo del cielo con poderosa resonancia, aquello que afanosamente ha buscado aquí: redención del mundo, ¡transfiguración del mundo! 81 Menos papel, más hojas Cualquier melómano interesado en la posible equivalencia entre la música y el poema puede intentar, a manera de experimento, seguir simultáneamente la línea narrativa de una y otro, ya que fluyen a la par con gran precisión. Y ello no se debe a que Strauss haya seguido fielmente el desarrollo del poema durante la creación de su obra sinfónica. Sucede, por el contrario, que el texto arriba citado fue escrito por Alexander Ritter después de que Strauss había terminado de componer Muerte y transfiguración sobre una idea propia. He aquí, pues, una obra en que el proceso usual fue invertido, lo cual no hace sino potenciar el valor intrínseco de esta magistral partitura de Richard Strauss. En su lecho de muerte, el compositor dijo: «Esto es tal y como lo escribí en Muerte y transfiguración.» El origen de este poema sinfónico puede ser localizado en el primer contacto de Strauss con la ópera Tristán e Isolda de Richard Wagner (1813 -1883), cuya representación presenció en Bolonia en 1888. Si la idea de la muerte como posibilidad de trascendencia no es suficiente coincidencia en ambas obras, resulta que existe una carta de Strauss escrita en 1894, cuyo destinatario fue su amigo Fritz von Hausegger, en la que el compositor bávaro explica claramente la influencia del Tristán y esboza la línea narrativa de Muerte y transfiguración. Strauss escribió el poema sinfónico en Munich entre 1888 y 1889 y lo estrenó él mismo el 21 de junio de 1890 en Eisenach, la ciudad natal de Johann Sebastian Bach (1685 -1750); la partitura está dedicada a Friedrich Rösch, amigo cercano del compositor. No cabe duda que Muerte y transfiguración es una de las obras más poderosas, dramáticas y evocativas de todo el repertorio sinfónico, además de lo cual tiene una presencia trascendente en la obra de Strauss. En el ocaso de su vida, un año antes de morir, Strauss terminó sus Cuatro últimas canciones, conmovedor ciclo que representa una de las cumbres del Lied alemán. La última de ellas, titulada precisamente En el ocaso y compuesta sobre un texto de Joseph von Eichendorff, es una dolorosa despedida de la vida a cargo de un artista que sabe que su momento final ha llegado. Al terminar la canción, la soprano deja en el aire la gran pregunta con la que termina el poema: «¿Es esto acaso la muerte?» Y de inmediato, Strauss cita en un ámbito de tristeza profunda el bello tema de la transfiguración del poema sinfónico escrito sesenta años antes. He ahí a un compositor al borde de la tumba, recordando con nostalgia infinita la lucha vital del joven de 25 años que fue y que ya no es... la muerte del uno, la transfiguración del otro, en uno de los momentos más electrizantes y emotivos de la historia de la música. Richard Strauss (1864 -1949) Danza de los siete velos, de Salomé A través de los años me he encontrado con varios amantes de la ópera, buenos melómanos y buenos conocedores del género, que detestan Salomé, a pesar de que es indudablemente una de las obras maestras de la historia de la ópera. Esto se debe, creo, al hecho de que en Salomé se tratan debilidades, pasiones y vicios Ser verde se nota 82 muy humanos y muy violentos, que tienen muy poco que ver con el mundo irreal de los amores puros y heroicos de la ópera italiana del siglo XIX. De hecho, desde su estreno (9 de diciembre de 1905, Ópera Semper de Dresde), Salomé ha sido duramente criticada y atacada, calificada como lujuriosa, sangrienta, estridente, ofensiva y estéticamente criminal. ¿Cómo no iban a reaccionar así los críticos conservadores, ante una ópera en la que se ponen en evidencia con singular claridad algunos de los abismos más profundos del alma humana? La historia original en la que está basada Salomé es uno de los más conocidos pasajes bíblicos. En los versículos del 14 al 29 del capítulo sexto del Evangelio de San Marcos, y en los versículos 3 al 12 del capítulo 14 del Evangelio de San Mateo se habla de la existencia de la misteriosa princesa Salomé y de sus insanos delirios. Lo curioso del asunto es que en ninguno de los dos textos bíblicos se menciona a Salomé por nombre, pero hoy en día ese nombre es inolvidable. Basándose en el texto bíblico, el gran escritor inglés Oscar Wilde (1854 -1900) compuso en 1891 un intenso drama poético titulado precisamente Salomé, que es uno de sus textos fundamentales, y que fue creado originalmente en francés. En 1894, después de haber sido prohibida por la censura inglesa, apareció la primera traducción al inglés de Salomé, acompañada de las memorables ilustraciones de Aubrey Beardsley. A su vez, Hedwig Lachmann realizó la traducción de Salomé al alemán, y fue esta traducción la utilizada por Richard Strauss como texto para su ópera, tercera de sus obras en este género después de Guntram (1894) y Feuersnot (1901). La historia sórdida y terrible que narra esta gran ópera de Strauss es bien conocida. El tetrarca Herodes, quien se ha casado con Herodías, mujer de su hermano, tiene preso al profeta Juan el Bautista, identificado en el texto con su nombre hebreo, Jokanaan. La hija de Herodías, la joven y caprichosa Salomé, siente curiosidad por Jokanaan, curiosidad que muy pronto se transforma en un deseo urgente y desordenado. Puro e incorruptible, Jokanaan rechaza los avances eróticos de Salomé. A su vez, Herodes siente una pasión violenta por su hijastra Salomé, pasión que lo lleva a ofrecerle lo que pida a cambio de que baile para él. Salomé se rehúsa al principio, pero acaba por ceder a la petición del tetrarca. Entonces, la princesa baila para Herodes la sensual Danza de los siete velos y, a cambio de ella, le pide a Herodes la cabeza de Jokanaan. Horrorizado, Herodes no tiene más remedio que ceder finalmente a la insistencia de Salomé y Herodías y cumplir su promesa: hace decapitar a Jokanaan y entrega la cabeza cercenada a Salomé. Con su capricho cumplido, Salomé contempla la cabeza sangrante de aquél que la ha rechazado y le hace una última, pervertida declaración de amor. Asqueado por lo que ve y oye, Herodes ordena a sus soldados matar a Salomé. Para contar esta historia en música, Richard Strauss creó algunas de sus páginas sonoras más poderosas y sugestivas, llenas de color, de sutileza, de fuerza y expresividad, todo ello apoyado por una orquesta de gran tamaño. La única parte enteramente instrumental de la ópera Salomé es precisamente la Danza de los siete velos, que Salomé baila no tanto por complacer a Herodes sino para obtener su delirante capricho. Al inicio de esta impactante escena operística, los músicos 83 Menos papel, más hojas inician una danza salvaje y violenta. Con un gesto, Salomé los hace cambiar el carácter de la música; la danza se vuelve sensual y sugestiva y la princesa baila para su lujurioso padrastro. Dentro del tejido musical de la Danza de los siete velos, Strauss incluyó, en la mejor tradición operística, varios de los temas musicales más importantes en el desarrollo de la ópera. El primero de ellos es un tema asociado directamente con Salomé y con la escena en que ella trata vanamente de seducir a Jokanaan. El segundo, de la misma escena, corresponde al momento en que Salomé describe, embelesada, el cuerpo del profeta. El tercero es una breve figura, un motivo apenas, que se ha de repetir una y otra vez, con el cual Salomé, al final de su danza, pide como recompensa la cabeza de aquel que la ha despreciado. Un ambiente sensual, con algunos toques sonoros orientales, marca el desarrollo de la Danza de los siete velos, que es uno de los puntos culminantes de la ópera. Cuando finalmente Salomé decide bailar para Herodes, los esclavos le traen perfumes, le quitan las sandalias y la cubren con siete velos, que ella se va quitando sugestivamente a medida que la danza progresa. Finalmente, cuando cae el último velo, Salomé se arroja, desnuda y retadora, a los pies de Herodes. Es claro que esta Danza de los siete velos, tal y como está planteada en la acción de la ópera, es uno de los elementos que hasta la fecha escandalizan a los puritanos. No cabe duda, sin embargo, que es infinitamente más satisfactoria una ópera como Salomé, en la que se exploran sin tapujos las más intensas pasiones y locuras humanas, que una de las óperas tradicionales llenas de tibios y castos amoríos, identidades equivocadas y reconocimientos tardíos. Notas: Juan Arturo Brennan Ser verde se nota 84 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 6 Sábado 14 de junio/20:00 horas • Domingo 15 de junio/12:00 horas 85 Menos papel, más hojas Jan Latham -Koenig, director artístico Ludwig van Beethoven Sinfonía no. 9 en re menor, op. 125, Coral (1770 -1827)I Allegro ma non troppo, un poco maestoso II Molto vivace III Adagio molto e cantabile IV Presto - Allegro ma non troppo Allegro assai (Duración aproximada: 65 minutos) Anabel De la Mora, soprano Encarnación Vázquez, mezzosoprano Ernesto Ramírez, tenor Jesús Suaste, barítono Coro del Teatro de Bellas Artes Ser verde se nota 86 Jan Latham-Koenig Director artístico Fotografía: Paul Persky De origen francés, danés y polaco, Jan Latham-Koenig nació en Inglaterra; estudió en el Real Colegio de Música de Londres y posteriormente recibió la Beca Gulbenkian. Debutó al frente de una producción de Macbeth en la Ópera Estatal de Viena, donde ha dirigido más de 100 funciones y fue nombrado director huésped permanente en 1991. Su repertorio incluye Aída, La bohème, Peter Grimes, Tristán e Isolda, Pelléas et Melisande, La ciudad muerta, Carmen, Turandot, Elektra, Venus y Adonis, Jenůfa, Tosca, Hamlet, El rey Roger, Los lombardos, Diálogos de las carmelitas, Thaïs, Los puritanos, Las bodas de Fígaro, Beatriz y Benedicto, Lohengrin, La zorrita astuta y otras óperas. También dirigió el ballet El príncipe de las pagodas. Ha trabajado en el Teatro de la Ópera en Roma, la Ópera Estatal de Viena, la Compañía de Ópera de Canadá, el Covent Garden de Londres, la Ópera de la Bastilla, la Real Ópera Danesa, la Ópera de Gotemburgo, la Ópera Nacional Finlandesa, la Ópera de Tampere, el Teatro Colón de Buenos Aires, la Ópera Nacional del Rin, los Proms de la BBC, el Teatro Regio de Turín, la Nueva Ópera de Moscú, el Teatro Massimo de Palermo y compañías en Santiago de Chile, Hamburgo, Praga, Berlín, Génova, Lisboa, Chicago y otras ciudades. Ha colaborado con artistas como Grace Bumbry, Franco Bonisolli y Piero Capuccilli. A petición del gobierno portugués, fundó y dirigió la Orquesta de Oporto. También estuvo al frente de la Cantiere Internazionale d’Arte en Montepulciano, el Teatro Massimo de Palermo, la Filarmónica de Estrasburgo y la Ópera Nacional del Rin. Fue director huésped principal en el Teatro de Ópera de Roma y la Filarmónica del Teatro Regio de Turín. Es director de la Filarmónica Juvenil Janáček y, desde 2006, del Teatro Municipal de Santiago. Desde 2012, es director artístico de la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata. Jan Latham-Koenig ha sido invitado a dirigir la Nueva Filarmónica de Japón, la Filarmónica de Radio Francia, la Filarmónica de Estocolmo, la Orquesta Metropolitana de Tokio, la Filarmónica de Dresde, la Filarmónica de la Radio Holandesa, la Filarmónica de Los Ángeles, la Orquesta Nacional de Burdeos-Aquitania, la Orquesta de la Radio de Berlín y otras orquestas radiofónicas en Alemania, Suecia y Dinamarca. En sus presentaciones con la Academia de Santa Cecilia en Roma incluyó los conciertos para piano de Beethoven con Evgeny Kissin como solista. Su primer disco compacto, grabado con la Orquesta Filarmónica del Teatro Regio de Turín, incluye música de Poulenc y fue designado como Disco del Mes por la revista BBC Music. 87 Menos papel, más hojas Anabel De la Mora Soprano Originaria de Guadalajara, Anabel De la Mora comenzó su formación musical a temprana edad. En 2008, recibió la beca Plácido Domingo del taller de perfeccionamiento operístico de la Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano. Tomó un curso en la Escuela de Música Juilliard. Ha tomado clases magistrales con Kiri Te Kanawa y Sherrill Milnes. Ganó el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli 2010 y el Concurso de Canto Iberoamericano Irma González 2012. Ha sido solista con la Orquesta Filarmónica de Jalisco, la Filarmónica de la UNAM, la Filarmónica de Toluca y la Sinfónica de Xalapa, con directores como Jan Latham-Koenig y Guido Maria Guida. Ha cantado obras de Fauré, Mahler, Mozart, Orff, Pergolesi, Carissimi, Händel y Glière. Su repertorio incluye papeles en La mujer sin sombra de Richard Strauss, El conde Ory de Rossini, Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, El murciélago de Johann Strauss, El elíxir de amor de Donizetti, El niño y los sortilegios de Ravel y Hänsel y Gretel de Humperdinck. Participó en una producción de Lakmé de Delibes en el Festival de Ópera del Amazonas en Manaos, Brasil. Encarnación Vázquez Mezzosoprano A lo largo de su carrera, Encarnación Vázquez ha ganado premios en los concursos Carlo Morelli, Oralia Domínguez, Fanny Anitúa y Francisco Viñas de Barcelona. También recibió la primera edición de la Medalla Mozart, además del premio anual de la Unión de Cronistas de Teatro y Música en tres ocasiones, el premio Lunas del Auditorio Nacional y una medalla durante el Festival Alfonso Ortiz Tirado de Álamos en Sonora. Ha interpretado papeles en La Cenicienta de Rossini, Las bodas de Fígaro de Mozart, Anna Bolena de Donizetti, Norma de Bellini, La hija de Rappaccini y Florencia en el Amazonas de Daniel Catán, Carmen de Bizet, Madama Butterfly de Puccini y Yuzuru, entre otras óperas. Ha colaborado en producciones del Teatro Colón de Buenos Aires, la Ópera Alemana de Berlín, la Ópera Semper de Dresde y otras compañías en Alemania, Estados Unidos, Venezuela, Francia, España y otros países. Ha participado en festivales internacionales en Alemania, Guatemala, Zimbabwe, Sudáfrica y México. Cantó en la Sala Kioi Hall de Tokio ante la presencia de la emperatriz de Japón. Su repertorio incluye numerosas obras vocales de Mahler, Bach, Berlioz, Verdi, Boccherini, Rossini y otros compositores, que ha interpretado con la Sinfónica de Dallas, la Sinfónica de San Antonio, la Orquesta de Halle en Alemania, la Sinfónica de Costa Rica, la Sinfónica de Xalapa y la Filarmónica de la UNAM, por mencionar algunas. Ser verde se nota 88 Ernesto Ramírez Tenor Originario de Guadalajara, Ernesto Ramírez estudió clarinete en la Universidad de Guadalajara y en la Escuela Superior de Música en la Ciudad de México. Fue solista con la Orquesta Filarmónica de Jalisco y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes. En el Instituto de Ópera de la Universidad de Boston fue alumno de Sharon Daniels. También ha tomado clases con Francisco Araiza, Raúl Giménez, Jaume Aragall y Ramón Vargas. Ha recibido reconocimientos en las Audiciones del Consejo Metropolitano de Ópera de Los Ángeles, el Concurso Jaume Aragall y el Premio New West Symphony Young Artist, entre otros. Se ha presentado con la Compañía de Ópera Canadiense, la Ópera de Angers-Nantes y el Teatro del Bicentenario de León, entre otros escenarios de Canadá, Estados Unidos, México, Francia, Alemania y Suiza. Ha interpretado papeles en Armida, El barbero de Sevilla y La Cenerentola de Rossini, L’elisir d’amore, Maria Stuarda y Roberto Devereux de Donizetti, Los pescadores de perlas de Bizet, La Traviata y Falstaff de Verdi, Gianni Schicchi y La bohème de Puccini, Los hugonotes de Meyerbeer, La vestale de Mercadante y Los puritanos de Bellini. Participó en el estreno de Before Night Falls de Jorge Martín en Boston y debutó en el Palacio de Bellas Artes en La flauta mágica de Mozart. Jesús Suaste Barítono Jesús Suaste debutó en la ópera Amahl y los visitantes nocturnos de Gian Carlo Menotti hace más de 30 años. Desde entonces, ha interpretado cerca de noventa obras entre óperas, oratorios y música vocal, ha participado en 13 grabaciones, ha cantado con la mayoría de las orquestas del país, se ha presentado en festivales y escenarios de México, España, Israel, Suiza, Irlanda, Estados Unidos y Canadá. Ganó el I Concurso de Canto Francisco Araiza, el tercer lugar en el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli, el reconocimiento al cantante del año de la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música, el Premio Wolfgang Amadeus Mozart en el Primer Concurso Internacional de Canto Alfredo Kraus en España y la Medalla Mozart, entre otros reconocimientos. Ha compartido el escenario con Gilda Cruz Romo, Francisco Araiza, Plácido Domingo, Cristina Gallardo, Verónica Villarroel, Ramón Vargas, Rosario Andrade, Paul Plishka y Rolando Villazón, por mencionar algunos. Su repertorio incluye obras de Britten, Schubert, Schönberg, Zemlinsky, Verdi, Wagner, Chávez, Chausson, Bernal Jiménez, Mahler, Fauré, Mozart, Brahms y Bach, además de óperas y zarzuelas de Verdi, Puccini, Donizetti, Mozart, Bizet y Moreno Torroba. Es fundador y director de la Compañía de Ópera de Morelos. 89 Menos papel, más hojas Ludwig van Beethoven (1770 -1827) Sinfonía no. 9 en re menor, op. 125, Coral En una escena particularmente memorable de la película Mahler (1974), dirigida con su habitual delirio por Ken Russell, un siniestro personaje se acerca a Gustav Mahler (interpretado por Robert Powell) y le pregunta con evidente sarcasmo: «¿Qué tal, doctor Mahler? ¿Cómo va su novena?» La respuesta es el terror; cuando Mahler trabaja en su Novena sinfonía ya ha sido advertido del estado crítico de su salud, y la pregunta del personaje se refiere cruelmente a esa tradición no escrita de que la novena sinfonía es la última frontera de la vida de un compositor. En realidad, es una tradición que, al menos cuantitativamente, no amerita la atención tan notable que le han dedicado los melómanos supersticiosos. Los nombres que se citan para dar fuerza a esta tradición no son muchos, pero sí son importantes: Franz Schubert (1797 -1828), Anton Bruckner (1824 -1896), Antonín Dvořák (1841-1904), Ralph Vaughan Williams (1872 -1958), el propio Mahler (1860 -1911) y, por supuesto, Beethoven a la cabeza de todos los compositores que murieron después de escribir su novena sinfonía. La novena que hoy nos ocupa fue una comisión de la Sociedad Filarmónica de Londres. Los primeros bosquejos de la partitura datan de 1817 y los últimos toques fueron dados por Beethoven a su obra en 1824. El estreno de la Novena sinfonía de Beethoven se llevó a cabo el 7 de mayo de 1824 en Viena, y de este concierto es la famosa escena en que Beethoven, casi completamente sordo, tuvo que ser volteado hacia el público por una de las cantantes, para ver la estruendosa ovación que ya no podía oír. Es probable que la mayor sorpresa del público haya sido la de escuchar la primera sinfonía vocal que registra la historia. Independientemente del impacto formal que esta obra tuvo en compositores posteriores (Bruckner más que ningún otro) la Novena sinfonía de Beethoven fue el inicio de una corriente de pensamiento en la que numerosos compositores se atrevieron a incluir solistas vocales y coros en sus propias sinfonías: Mahler, Vaughan Williams, Alexander Zemlinsky (1871-1942), Dmitri Shostakovich (1906 -1975), Henryk Mikolaj Górecki (1933 -2010), por mencionar sólo a unos cuantos. La elección del texto para el último movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven es también una historia interesante. En este poema de Friedrich Schiller (1759 -1805) Beethoven vio un reflejo de sus propias ideas filosóficas y políticas, expresadas en la anécdota que rodea la creación de su Tercera sinfonía, la asombrosa Heroica. En otras obras de Schiller como La doncella de Orleans, María Estuardo y, principalmente, Guillermo Tell, se aprecian sus afinidades ideológicas con los postulados de la Revolución Francesa, cercanos también al espíritu de Beethoven. Schiller murió una semana antes de que Napoleón Bonaparte se proclamara Emperador de Francia, pervirtiendo los principios de esa revolución. La Novena sinfonía de Beethoven goza de una popularidad incuestionable, a pesar de que no es una obra fácil, popularidad concentrada sin duda en su último movimiento, el que lleva el texto de Schiller y cuya música, rebasando las Ser verde se nota 90 fronteras de la sala de conciertos ha hecho apariciones múltiples en sitios inesperados, desde la película Naranja mecánica de Stanley Kubrick hasta las ceremonias oficiales de los Juegos Olímpicos. El último movimiento de esta obra fue hecho, pues, para ser cantado, y ese canto idealista a la hermandad del hombre ha rebasado todas las fronteras del lenguaje. El texto original de Schiller dice así en su inicio: Freude, schöner Götterfunken Tochter aus Elysium Wir betreten feuertrunken Himmlische, dein Heiligtum La melodía con la que Beethoven envuelve a este texto ha sido aplicada universalmente a las muchas versiones que de él existen. En inglés, por ejemplo, se canta así: Come, sing a song of joy For freedom, tell the story; Sing, sing a song of joy For mankind in its glory Y como era de esperarse, la nota optimista se mantiene también en la traducción al castellano, popularizada por el cantante español Miguel Ríos: Escucha, hermano La canción de la alegría El canto alegre Del que espera un nuevo día Ven, canta, sueña cantando Vive soñando el nuevo sol En que los hombres Volverán a ser hermanos Hoy, a más de un siglo y medio de la muerte de Beethoven, su Novena sinfonía sigue causando asombro, placer, admiración, desconcierto y pasión entre músicos y melómanos por igual. Sin embargo, es bien claro que al paso del tiempo, el ideal de Schiller y Beethoven respecto a la hermandad del hombre está más lejano que nunca. La música perdura, el ideal peligra. Notas: Juan Arturo Brennan 91 Menos papel, más hojas Orquesta Filarmónica de la UNAM Sala Nezahualcóyotl, 2013 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 7 Sábado 21de junio/20:00 horas • Domingo 22 de junio/12:00 horas 93 Menos papel, más hojas Bojan Sudjić, director huésped Sergei Rachmaninov Vocalise, op. 34 no. 14 (1873 -1943) (Duración aproximada: 6 minutos) Ricardo Castro* Concierto para violonchelo y orquesta (1864 -1907)I Allegro maestoso II Tema variado. Andante III Vivo (Duración aproximada: 24 minutos) Jesús Castro -Balbi, violonchelo Intermedio Sergei Rachmaninov Danzas sinfónicas, op. 45 (1873 -1943)I Non allegro II Andante con moto (Tempo di valse) III Lento assai - Allegro vivace (Duración aproximada: 35 minutos) * Conmemoración del 150 Aniversario Natalicio de Ricardo Castro Ser verde se nota 94 Bojan Sudjić Director huésped Originario de Belgrado, Bojan Sudjić debutó a los 19 años. Gracias a una beca de la Fundación Lovro von Matacic, estudió con Ilya Musin en San Petersburgo y con Otmar Suitner en Viena. En 1989, ganó el Concurso Yugoslavo de Artistas Musicales. Su repertorio va desde el Renacimiento hasta numerosas obras contemporáneas, muchas de las cuales ha estrenado. Fue director de la Ópera Nacional de Belgrado y primer director de la Ópera Real de Estocolmo. Es director artístico de la Producción Musical de la Radio y Televisión de Serbia, donde también está al frente de la orquesta y el coro. Ha dirigido la Filarmónica de la UNAM, la Filarmónica de Helsinki, la Filarmónica de Novosibirsk, la Sinfónica de Odense, la Filarmónica de Budapest y otros conjuntos en países de Europa, América y Asia. Dirigió varias producciones para la Ópera Nacional Finlandesa en Helsinki. Ha colaborado con Nigel Kennedy, Shlomo Mintz, Jean-Philippe Collard, Maxim Vengerov, Nikolai Lugansky, Michel Beroff y otros artistas. De 2002 a 2009, dirigió los conciertos de inauguración y clausura del festival musical BEMUS en Serbia. Es profesor, jefe del departamento de música y director de la Sinfónica de la Facultad de Artes Musicales en Belgrado. Jesús Castro-Balbi Violonchelo De origen peruano, Jesús Castro-Balbi estudió en el Conservatorio Nacional Superior de Lyon, la Universidad de Indiana en Bloomington, la Universidad de Yale y la Escuela Juilliard de Nueva York, con Iseut Chuat, Marc Coppey, Jean Deplace, János Starker, Aldo Parisot e integrantes de los cuartetos Amadeus, Ravel, Borodin, Juilliard y de Tokio. Ganó el Premio Aldo Parisot, el Salón de los Virtuosos en Nueva York, el Concurso Internacional de Violonchelo Carlos Prieto y otros reconocimientos de la Universidad Cristiana de Texas. Ha sido solista con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la Sinfónica de Xalapa, la Sinfónica Nacional de Perú, la Sinfónica de Dallas, la Filarmónica de la UNAM y otras más en Estados Unidos, Dinamarca, Francia y Alemania. Además, ha ofrecido conciertos en Grecia, Finlandia, Corea y Letonia. Ha grabado 12 discos y ha estrenado más de 40 obras, algunas dedicadas a él por Esteban Benzecry, Martin Blessinger, Blaise Ferrandino, Robert Garwell, Luis Jorge González, Andrés Posada, Till Meyn, Robert Rodríguez, Edgar Valcárcel, Samuel Zyman y Jimmy López. Ha dado cursos y clases magistrales en la Escuela Juilliard, el Conservatorio de París y otras escuelas en Alemania, China, Estados Unidos y México. Ha formado parte del jurado en los concursos Sphinx, Carlos Prieto y Lutosławski. 95 Menos papel, más hojas Sergei Rachmaninov (1873 -1943) Vocalise, op. 34 no. 14 La grandeza de Sergei Rachmaninov como pianista y el indudable atractivo de algunas de sus obras orquestales han ocasionado que otras partes de su producción sean menos conocidas y difundidas. Es el caso, en general, de su música coral y vocal, áreas de su catálogo que contienen obras de un gran atractivo. En lo que se refiere a la música coral habría que destacar la Liturgia de San Juan Crisóstomo (1910) y la sinfonía coral Las campanas (1913). Además de estas dos ambiciosas partituras, el compositor ruso creó numerosas canciones de concierto y ensambles vocales. Los más importantes Lieder de Rachmaninov están agrupados en siete ciclos, a saber: Seis canciones op. 4 (1890 -93) Seis canciones op. 8 (1893) Doce canciones op. 14 (1894 -1896) Doce canciones op. 21 (1900 -1902) Quince canciones op. 26 (1906) Catorce canciones op. 34 (1910 -1912) Seis canciones op. 38 (1916) Después de realizar su primera gira por los Estados Unidos en 1909, Rachmaninov decidió pasar sus veranos en la propiedad de Ivanovka que había heredado de un tío. En ese retiro encontró las condiciones adecuadas para componer, y ahí creó algunas obras importantes como los Trece preludios op. 32, la ya mencionada Liturgia de San Juan Crisóstomo, los Etudes-tableaux op. 33, la Segunda sonata para piano y las Catorce canciones op. 34. Las canciones de este ciclo están entre las obras más maduras de Rachmaninov en lo que se refiere al refinamiento de la expresión vocal. Para las canciones de este ciclo el compositor acudió a algunos de los más importantes poetas románticos rusos, como Pushkin, Tyutchev, Maykov, Polonsky, Khomyakov, y Korinfsky, así como a Balmont, miembro de una generación más moderna. La última canción de este ciclo, la famosa Vocalise, no lleva texto y, como su título indica, se trata de una lírica y expresiva vocalización. Originalmente, la vocalise tuvo una presencia importante en los ejercicios de técnica vocal; fue sólo más tarde que adquirió una personalidad más específicamente artística. Se dice que el ejemplo más antiguo de una vocalise apartada de la práctica académica es la Sonatina para voz y piano (1848) de Louis Spohr (1784 -1859). Sin duda, la de Rachmaninov es la más famosa de todas las vocalises, aunque hay algunos otros notables ejemplos de este género, como las Vocalises en forma de habanera de Maurice Ravel (1875 -1937) y la Sonata-Vocalise y la SuiteVocalise de Nikolai Medtner (1880 -1951). Entre las vocalises corales más notables destacan, por ejemplo, Neptuno, de la suite sinfónica Los planetas de Gustav Holst (1874 -1934), y Sirenas, de los Nocturnos de Claude Debussy (1862 -1918). Ser verde se nota 96 Como muchas otras de las canciones del Opus 34, la Vocalise fue dedicada por Rachmaninov a un intérprete en particular, en este caso a la soprano Antonina Nezhdanova. Esta importante cantante rusa vivió de 1873 a 1950. Ucraniana de origen, estudió en el Conservatorio de Moscú y más tarde se unió a la compañía del Teatro Bolshoi. Fue invitada frecuente del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, y su fama la llevó a cantar incluso en París, donde se presentó al lado de grandes estrellas como el tenor Enrico Caruso y el barítono Titta Ruffo. Después de una brillante carrera escénica, Antonina Nezhdanova se dedicó asiduamente a la enseñanza. Además de ser la dedicataria de la Vocalise de Rachmaninov, ella fue la encargada de cantar el estreno de la versión para voz y orquesta de la pieza, bajo la dirección del propio compositor. La vasta popularidad de la Vocalise ha tenido como resultado la realización de numerosos arreglos de esta pieza, tanto para instrumentos solos como para ensambles diversos. Ricardo Castro (1864 -1907) Concierto para violonchelo y orquesta En la primavera del año 2004, apareció publicada en la Gaceta de la Universidad Veracruzana una entrevista con el violonchelista mexicano Carlos Prieto, realizada por Jorge Vázquez Pacheco. Con motivo de la mención del director de orquesta Jorge Velazco, también mexicano, el violonchelista hizo algunas afirmaciones interesantes sobre el Concierto para violonchelo de Ricardo Castro. Helas aquí: Con Jorge Velazco realicé la grabación en Europa del Concierto para violonchelo de Ricardo Castro, obra que destaca por ser la primera en su género compuesta por un mexicano. Fíjese qué cosa tan curiosa: Castro compuso su Concierto para violonchelo en 1890, aproximadamente, y se estrenó en 1903, cuando llegó a París, pero nunca volvió a interpretarse. En México, su patria, nadie se interesó en él, hasta que 80 años después Jorge y yo nos dimos a la tarea de reconstruirlo, estrenarlo en México y luego grabarlo con la Sinfónica de Berlín. Por lo mismo no era extraño que a nadie le interesara en México escribir conciertos para violonchelo, pues se sabía que habría que esperar 80 años para estrenarlos. Este Concierto tiene una orquestación muy densa que cuenta con una nutrida sección de metales. En ocasiones, suena tan potente la orquesta que, durante los ensayos, era imposible distinguir el sonido del violonchelo. Y un poco en plan de broma, en una de las secciones en que el solista toca contra toda la orquesta, me puse a interpretar una suite de Bach. Cuando terminamos, le pregunté a Jorge si había distinguido lo que toqué con el violonchelo y me dijo que no. Grande fue su sorpresa cuando le comenté que no había sido el concierto de Castro, sino un fragmento de una obra de Bach. 97 Menos papel, más hojas Desde luego que la orquesta no cubre al solista en todo momento, y el concierto en sí es una obra hermosa y bien estructurada, pero Castro seguramente no contaba con la experiencia necesaria para lograr el equilibrio adecuado entre la orquesta y un instrumento solista de sonido más grave que el violín. Hay que recordar que vivió sólo 43 años, de 1864 a 1907. Es seguro que no se asesoró por un violonchelista y que, ante lo poco que se tocó su concierto y lo poco que vivió, no tuvo tiempo de realizar una revisión. Más allá de lo anecdótico, sin duda la parte sobresaliente de esta declaración de Carlos Prieto es la que se refiere al trabajo de reconstrucción que él y Velazco realizaron sobre la obra. ¿En qué estado estaba la partitura? ¿Estaba completa o no? ¿En qué consistió ese trabajo de reconstrucción? Las respuestas, sin duda, deben ser harto interesantes. La grabación del Concierto para violonchelo de Ricardo Castro que menciona Carlos Prieto en la entrevista citada fue realizada con la Orquesta Sinfónica de Berlín. Su audición pone al oyente en contacto con una obra escrita muy de acuerdo con los parámetros europeos de la época. Su primer movimiento tiene un espíritu fundamentalmente dramático y enérgico, y concluye con una importante cadenza para el violonchelo solo. Esta cadenza conecta sin pausa con el segundo movimiento, que es de carácter más expresivo, y en el que es posible detectar con mayor claridad la influencia francesa asimilada por Castro. El Vivo con el que concluye el concierto tiene, en algunas de sus páginas, el espíritu de un scherzo, y en otras, el de un allegretto. Aquí, la orquestación de Castro es en general más transparente y delicada que en el primer movimiento. Jorge Velazco, el director encargado de la conducción orquestal en la grabación ya referida, escribió estas palabras sobre esta obra: Castro llegó a París en enero de 1903 y logró que se estrenara su Concierto para violonchelo el 6 de abril del mismo año. El solista fue un músico belga, Marix Loevensohn, quien lo tocó en Bruselas poco después del estreno francés. El concierto es una obra bella, bien lograda y muy efectiva, que prueba una maestría muy grande en la orquestación y en el conocimiento de los contrastes y el aprovechamiento de los registros instrumentales. El primer movimiento, que está basado en la archirrespetable e hiperconsagrada forma sonata, está enlazado con el segundo (una serie de variaciones) por una cadenza del instrumento solista, y el tercer movimiento acoge una evocación del tema cantabile del primer movimiento. La obra es de una gran brillantez, tiene una coherente unidad, es digna de cualquier pluma europea y no merece el horrendo olvido en el que su bella música está silenciada. Un par de datos interesantes sobre el chelista belga Marix Loevensohn (1880 -1943), encargado del estreno del Concierto para violonchelo de Castro. Estudió en Bruselas y fue violonchelo solista con la famosa orquesta de Eduard Colonne. Tocó Ser verde se nota 98 en varios cuartetos notables, incluyendo el de su ilustre paisano Eugène Ysaÿe (1858-1931). Con el paso del tiempo, Loevensohn llegó a ser primer violonchelo de la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam. Sergei Rachmaninov (1873 -1943) Danzas sinfónicas, op. 45 En una carta fechada el 21 de agosto de 1940, Sergei Rachmaninov escribía lo siguiente, con destino a un joven director de orquesta llamado Jeno Blau: «La semana pasada terminé una nueva pieza sinfónica, que naturalmente quiero ofrecer primero a usted y a su orquesta. Me encantaría que pasara por mi casa para poder tocarla para usted.» La pieza a la que Rachmaninov se refería en esta carta es su Opus 45, las conocidas Danzas sinfónicas, y el fragmento epistolar no tendría tanta importancia histórica si no fuera por el hecho de que Jeno Blau era el verdadero nombre de Eugene Ormandy, el gran director de orquesta que cimentó y desarrolló el hermoso sonido de la Orquesta de Filadelfia. Como en el caso de tantas otras piezas sinfónicas del repertorio, las Danzas sinfónicas de Rachmaninov fueron concebidas primero en versión para dos pianos, y orquestadas después. Y como suele ser tradicional en estos casos, la primera versión en estrenarse fue precisamente la de dos pianos. Este estreno ocurrió en casa de Rachmaninov, quien sin problema alguno tocó la parte del primer piano como buen virtuoso que era. Y para que el estreno no fuera deslucido, el compositor invitó a un colega suyo a tocar la parte del segundo piano. Ese colega era nada menos que Vladimir Horowitz, de modo que las Danzas sinfónicas fueron estrenadas, en su versión para dos pianos, por los dos pianistas más notables de su tiempo. En su muy completa biografía de Rachmaninov, el camarada Víctor Seroff afirma que en un principio el compositor tuvo la intención de poner títulos descriptivos a las tres Danzas sinfónicas. Tales títulos iban a ser Mañana, Tarde y Noche y, según el compositor, debían representar además las tres etapas de la vida del hombre. En una parte de la biografía, Seroff afirma lo siguiente: Hay indicios de que las Danzas sinfónicas podían ser interpretadas como una especie de Danza macabra, por el empleo del coral Dies irae que había fascinado al compositor desde su juventud. La libertad del ritmo impide que uno se imagine ningún plan coreográfico definido, y la vaga influencia del jazz nos hace preguntarnos si el compositor no estaba experimentando más allá con este nuevo estilo. Sobre este párrafo del libro de Seroff pueden hacerse dos observaciones. La primera se refiere al uso de la secuencia del Dies irae de la misa de muertos del canto llano. Este muy famoso tema ha sido utilizado por innumerables compositores cuando de lo macabro o siniestro se trata, y en particular, tal y como lo 99 Menos papel, más hojas apunta Seroff, Rachmaninov tenía cierta obsesión con el tema, al grado de utilizarlo en varias de sus composiciones, incluyendo la Rapsodia sobre un tema de Paganini (1934) y la Sinfonía no. 3 (1937). La segunda observación sirve para recordar que, desde un principio, Rachmaninov pensó en esta partitura como música para ballet; sin embargo, las complejidades rítmicas de las Danzas sinfónicas han impedido que tenga mucho éxito en los escenarios de danza. Una descripción rápida de las tres piezas indica que la primera se inicia con una especie de marcha grotesca y finaliza con una cita del tema principal de la Sinfonía no. 1 (1895) del propio Rachmaninov. El segundo movimiento es un vals de contornos más o menos siniestros, y en el tercero aparece la cita del Dies irae, además de una reminiscencia de la obra coral Vigilia nocturna (1915) en la que Rachmaninov utiliza un canto litúrgico ruso. Todo esto conduce a una coda robusta y exuberante que cierra categóricamente una obra que por su estructura quizá pudiera considerarse como una especie de sinfonía, y en la que Rachmaninov hace gala de un buen manejo de contrastes y de un inteligente desarrollo de las texturas sonoras. Las Danzas sinfónicas de Rachmaninov, en su versión orquestal, fueron estrenadas el 3 de enero de 1941 por la Orquesta de Filadelfia, bajo la batuta del señor Jeno Blau, alias Eugene Ormandy. A juzgar por lo que cuenta Seroff en su biografía de Rachmaninov, a los músicos de Ormandy no les gustaron estas Danzas sinfónicas, puesto que a diferencia de lo que habían hecho con varias otras obras del compositor, no las grabaron en disco. Pero mejor es no creer lo que dice Seroff; una rápida revisión de los catálogos discográficos demuestra que sí existe una grabación de las Danzas sinfónicas de Rachmaninov con Ormandy al frente de la Orquesta de Filadelfia. Para más señas, se trata de un viejo disco de la marca Odyssey que contiene, además de las Danzas sinfónicas de Rachmaninov, la Paganiniana de Alfredo Casella (1883 -1947). Notas: Juan Arturo Brennan Ser verde se nota 100 S e g u n d a T e m p o r a d a 2 0 1 4 Programa 8 Sábado 28 de junio/20:00 horas • Domingo 29 de junio/12:00 horas 101 Menos papel, más hojas Iván López Reynoso, director asistente Hector Berlioz Obertura El carnaval romano, op. 9 (1803 -1869) (Duración aproximada: 8 minutos) Nicolò Paganini Concierto para violín y orquesta no. 1 en re mayor, op. 6 I Allegro maestoso II Adagio espressivo III Rondo: Allegro spiritoso (Duración aproximada: 35 minutos) (1782 -1840) Manuel Ramos, violín Intermedio Maurice Ravel Bolero (1875 -1937) (Duración aproximada: 13 minutos) Piotr Ilyich Tchaikovsky Obertura 1812, op. 49 (1840 -1893) (Duración aproximada: 16 minutos) Ser verde se nota 102 Iván López Reynoso Director asistente Originario de Guanajuato, Iván López Reynoso estudió en el Conservatorio de las Rosas. Ha tomado clases magistrales con Jean-Paul Penin, Jan Latham-Koenig, Carlos Fernández Aransay y Avi Ostrowsky. Estudió dirección de orquesta con Gonzalo Romeu en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, donde se tituló con mención honorífica. Actualmente es director asistente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Ha dirigido a la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, entre otras. Ha trabajado con Lourdes Ambriz, Eugenia Garza, Violeta Dávalos, Andeka Gorrotxategui, Noé Colín, David Lomelí, Carlos Almaguer, Encarnación Vázquez y Genaro Sulvarán, entre otros. Su repertorio incluye Las bodas de Fígaro, Bastián y Bastiana, La serva padrona, L’elisir d’amore, La bohème, Il maestro di capella, Amahl y los visitantes nocturnos, Madama Butterfly y Le comte Ory. Se ha presentado en la Sala Nezahualcóyotl, el Teatro de las Artes, el Teatro Degollado, el Teatro Bicentenario y el Palacio de Bellas Artes. Manuel Ramos Violín Originario de Reynosa, Tamaulipas, Manuel Ramos comenzó a tocar violín con su padre. Estudió con Abel Eisenberg en el Conservatorio Nacional de Música. Continuó su formación con Franco Gulli en la Universidad de Indiana. Ganó dos veces el Premio Manuel M. Ponce en la Ciudad de México y el Concurso Internacional de Violín Tibor Varga de Sion en Suiza. Ha formado parte de la Orquesta Sinfónica Nacional, y también ha sido concertino o concertino asistente de la Sinfónica del Estado de México, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la Sinfónica de San Diego, la Sinfónica de Pittsburgh y primer violín de la Orquesta Sinfónica de Saint Louis Missouri. Recientemente fue nombrado concertino de la Filarmónica de la UNAM. Ha tocado como solista bajo la batuta de Leonard Slatkin, Enrique Bátiz, Fernando Lozano, Jesús Medina, Román Revueltas, Raúl García, Gerhardt Zimmermann, Eduardo Mata, Raymond Leppard, José Guadalupe Flores, Francisco Savín y Luis Herrera de la Fuente, entre otros. Ha ofrecido conciertos en Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Perú, Chile, Paraguay, Argentina y Brasil. Se ha presentado en el Carnegie Recital Hall de Nueva York y el Teatro de la Organización de los Estados Americanos en Washington. Su repertorio abarca desde Bach hasta Stravinsky, además de obras de Rodolfo Halffter, Manuel M. Ponce, Gori Cortés, José Sabre Marroquín, Astor Piazzolla y otros compositores latinoamericanos. Ha realizado arreglos de música de Agustín Lara y Armando Manzanero. Actualmente forma parte del grupo de Concertistas de Bellas Artes. 103 Menos papel, más hojas Hector Berlioz (1803 -1869) Obertura El carnaval romano, op. 9 Si las autoridades francesas del siglo XIX se hubieran decidido a aplicar con todo rigor las leyes y los reglamentos en materia de explosivos y armas de fuego, seguramente que Hector Berlioz habría protagonizado diversos encuentros con las fuerzas del orden público. Esto, simple y sencillamente porque, como es bien sabido, Berlioz ha sido uno de los más notables artilleros musicales de la historia. Antes de entrar en la materia de su Obertura El carnaval romano, se antoja explorar un poco este asunto. Es preciso aclarar, ante todo, que el calificativo de artillero le fue aplicado a Berlioz en su tiempo con una intención estrictamente peyorativa. ¿Quiénes fueron los culpables de ello? Simple y sencillamente, los espíritus timoratos que no concebían cómo un compositor podía atreverse a vulnerar los sacrosantos principios orquestales heredados de Ludwig van Beethoven (1770 -1827) y sus contemporáneos. En efecto, Berlioz tuvo la curiosidad, el oído y la vocación para proponer cosas nuevas en la orquesta, para sacar de ella nuevas sonoridades y colores, y para caer de vez en cuando en el saludable impulso de obsequiar al público con algunas poderosas y extrovertidas acumulaciones acústicas. Las críticas en contra de esta visión sonora de Berlioz no se limitaron a la palabra escrita; existe una caricatura contemporánea del compositor que muestra a Berlioz dirigiendo una orquesta enorme en la que no sólo hay cantidades industriales de metales y percusiones, sino también obuses, bombardas, cañones y diversas piezas de artillería surtida. La caricatura, vista en el contexto actual, resulta inofensiva y divertida y nos recuerda que, en efecto, Berlioz supo acercarse a la orquesta con una nueva y poderosa proposición sonora. No hay que perder de vista, sin embargo, que no toda su música es un gran espectáculo acústico. De hecho, las grandes baterías de artillería en la obra de Berlioz están presentes sobre todo en su Gran misa de muertos y en su Sinfonía fúnebre y triunfal. Para el resto de sus obras orquestales, Berlioz no aplicó tanto la cantidad, sino la calidad, y esto es especialmente evidente en sus oberturas, que en conjunto son una parte importante del catálogo del compositor. Vale la pena citar, entre ellas, las oberturas Rey Lear, El corsario, Los jueces francos, Waverley, Benvenuto Cellini, Beatriz y Benedicto y El carnaval romano. La Obertura El carnaval romano fue escrita por Berlioz con la intención original de utilizarla como introducción al segundo acto de su ópera Benvenuto Cellini. El material musical de la obertura tiene como fundamentos, por una parte, el aria del primer acto de la ópera, Oh, Teresa, a la que amo, y por la otra, el vivaz saltarello que se baila en la Plaza Colonna de Roma durante el segundo acto. Al parecer, este saltarello le dio a Berlioz muchos dolores de cabeza, porque François Habeneck, el director encargado del estreno de la ópera, no supo qué hacer con la música ni con los bailarines, de modo que Berlioz no pudo o no quiso ocultar su hostilidad, misma que le fue reciprocada por Habeneck. El resultado de todo esto (que no de la música de Berlioz) es que en su estreno la ópera fue silbada, pero la obertura fue aplaudida. Ser verde se nota 104 La Obertura El carnaval romano se inicia con una poderosa introducción que recuerda un fragmento de una tarantella. En seguida, el aria de Benvenuto Cellini es cantada por un lánguido corno inglés, y esta sección conduce a la aparición del saltarello que tantas amarguras le produjo al compositor. Este saltarello domina el resto de la obertura, en cuyo final Berlioz construye un interesante montaje sonoro con entradas sucesivas, pasajes en canon y cambios de tempo que, aunados a la brillante orquestación, hacen de esta pieza una exuberante experiencia sonora. Como de costumbre, no faltaron los espíritus conservadores que se asustaron con la música novedosamente concebida por Berlioz; el 15 de diciembre de 1886, el compositor estadounidense George Templeton Strong (1856 -1948) escribió en su diario: «No puedo comparar El carnaval romano de Berlioz con nada que no sean los bufidos y aullidos de un mono enorme, sobreexcitado por una severa dosis de alcohol.» Evidentemente, el alcohólico era el señor Templeton, y los únicos bufidos que se escuchaban eran los suyos propios. Berlioz terminó la Obertura El carnaval romano en 1843, y la estrenó dirigiéndola él mismo en la Sala Herz de París el 3 de febrero de 1844. Nicolò Paganini (1782 -1840) Concierto para violín y orquesta no. 1 en re mayor, op. 6 No cabe duda que para tener un lugar de privilegio en las miniseries televisivas los compositores deben ser capaces de demostrar, más allá de cualquier objeción, que tuvieron una vida compleja, contradictoria, tormentosa, llena de leyendas y mitos, y fascinante en general. Bajo estos parámetros, quizá nadie pensaría en hacer una miniserie de televisión sobre la vida de Felix Mendelssohn (1809 -1847) o la de César Franck (1822 -1890). Entre los que sí han merecido la novelización electrónica de sus vidas están Giuseppe Verdi (1813 -1901), Hector Berlioz (1803 -1869), Wolfgang Amadeus Mozart (1756 -1791), Richard Wagner (1813 -1883) y, como es lógico suponer, el legendario Nicolò Paganini. Y si los guionistas de la televisión supieron aprovechar sabrosamente la enloquecida biografía de Paganini, los estudiosos que han escrito a su respecto nos han legado un retrato rico, variado, misterioso y muy sugestivo de este diabólico violinista romántico. Es posible extraer, de diversas fuentes, algunas pinceladas que en su conjunto permiten trazar un interesante retrato de Paganini. En un texto de Lionel Salter, por ejemplo, destaca lo siguiente: «Aparte de Liszt, ningún otro virtuoso capturó la imaginación de los músicos y del público en general en la misma medida que Paganini, cuya magia violinística creó grandes sensaciones dondequiera que iba, y que llevó a los supersticiosos a creer que tenía tratos con el diablo.» Como complemento de este párrafo de Salter, hay un fragmento igualmente interesante, escrito por Robert Schumann (1810-1856) en un artículo dedicado a Franz Liszt (1811-1886): «Con la excepción de Paganini, ningún artista tiene el poder de subyugar al público de tal modo, de elevarlo, sostenerlo y dejarlo caer de nuevo.» 105 Menos papel, más hojas Por otra parte, en su estupendo libro Las artes, Hendrik Willem van Loon apunta lo siguiente: Con un miedo típicamente latino a ser engañado, Paganini estaba siempre presente en la taquilla mientras se vendían los boletos para su siguiente concierto. En el momento en que terminaba la función, cobraba y desaparecía sin dejar huella. Un cuartucho de hotel, quizá un juego de cartas, y a la mañana siguiente ya estaba en camino a otra ciudad, cuidando cada centavo para poder heredar una fortuna al hijo que había tenido con la famosa bailarina Antonia Bianchi. El caso es que este llamativo personaje dedicó su vida entera al violín, prestando apenas un poco de atención a la guitarra, instrumento que conocía mejor de lo que pudiera suponerse. Hasta donde se sabe, Paganini compuso seis conciertos para violín y orquesta; aquí la clave es «hasta donde se sabe», porque sus partituras tienden a aparecer de manera misteriosa en los momentos más inesperados, tal y como sucedió con el supuestamente perdido Concierto no. 4. El Primer concierto para violín de Paganini trae aparejado un dato ciertamente interesante. Dicen los estudiosos que Paganini lo escribió originalmente en la tonalidad de mi bemol mayor, que es una tonalidad endiabladamente difícil para el violín. Y mientras hay quienes afirman que el propio Paganini lo tocaba en esa extraña tonalidad, otros afirman que era una ilusión acústica y que en realidad el diabólico violinista cambiaba la afinación de su violín (el procedimiento se conoce como scordatura) para aplicar la digitación de re mayor y obtener el sonido de mi bemol mayor. Sea como fuere, hoy el concierto ha quedado definitivamente en re mayor, y al parecer no hay violinistas que quieran explorarlo en la otra, complicada tonalidad. El primero de los conciertos de Paganini (como todos los demás) tiene la estructura clásica de tres movimientos contrastantes. El movimiento inicial, después de una larga introducción orquestal, presenta un tema noble y majestuoso, de amplio diseño. El segundo movimiento deja la impresión de un lamento o una cantilena fúnebre. Desde el punto de vista técnico, es un movimiento relativamente sencillo, y su contenido expresivo llevó a Franz Schubert (1797 -1828) a decir: «En el Adagio de Paganini escuché el canto de un ángel.» Para el movimiento final, en forma de rondó, Paganini propone un tema vivaz y ágil, diseñado para probar la habilidad del solista en el manejo del arco. Como en toda la música concertante de Paganini, la orquestación es hasta cierto punto rudimentaria y primitiva —caso similar a los conciertos para piano de Fryderyk Chopin, 1810 -1849)— y sirve como apoyo discreto al omnipresente y extrovertido violín. Para finalizar, vale la pena conocer otra cita relativa a Paganini, esta vez a cargo del gran poeta alemán Heinrich Heine, quien al final de una extensa y admirable descripción del violinista genovés escribió lo siguiente: «¿O es acaso un cadáver que se ha levantado de su tumba, un vampiro con un violín que ha venido a chupar, si no la sangre de nuestros corazones, sí el dinero de nuestros bolsillos?» He aquí una prueba fehaciente de que música, publicidad Ser verde se nota 106 y negocios hacen una combinación nada novedosa, y de que si Paganini viviera en nuestro tiempo sería sin duda una de las máximas estrellas del videoclip. Maurice Ravel (1875 -1937) Bolero A través del tiempo, el sugestivo y siempre fascinante Bolero de Maurice Ravel se las ha arreglado para hacer subrepticias apariciones, directa o indirectamente, en lugares inesperados. Aquí va una lista parcial: 1. Como fondo musical de una pésima película seudoerótica titulada 10, la mujer perfecta, dirigida por Blake Edwards en uno de sus peores momentos. 2. Como fundamento sonoro de una estupenda coreografía de Maurice Béjart, un solo bailado magistralmente por Jorge Donn. 3. Como sustento rítmico de la imagen de un poderoso filme documental sobre el nazismo alemán. 4. Como extrapolación al mundo del rock en la pieza titulada Bolero de Abbadon del estupendo grupo inglés Emerson, Lake & Palmer. 5. Como sutil referencia rítmica en una de las piezas de la música de la película El jardín secreto, compuesta por el polaco Zbigniew Preisner. 6. Como fuente de innumerables transcripciones a otros medios, incluyendo, por ejemplo, la no muy convincente versión electrónica del japonés Isao Tomita. Y esta lista podría prolongarse, pero para muestra bastan estos seis botones. Y ahora, la historia de esta soberbia partitura orquestal. El Bolero le fue encargado a Ravel por Ida Rubinstein, quien había fundado y dirigía su propia compañía de danza. Como respuesta al encargo, Ravel diseñó lo que en sus propias palabras era un experimento y nada más; de hecho, el compositor explicó claramente sus intenciones en este texto, publicado en 1931: Es mi deseo particular el que no haya un malentendido respecto a esta obra. Es un experimento en un ámbito muy especial y limitado y no debe esperarse que intente lograr nada más de lo que en realidad logra. Antes de su estreno hice una advertencia en el sentido de que yo había compuesto una pieza que consistía en puro tejido orquestal, sin música, un crescendo larguísimo y muy gradual. No hay contrastes y prácticamente no hay invención, excepto en el plan general y en la forma en que ha sido ejecutado. Los temas son plenamente impersonales, tonadas folclóricas del clásico tipo hispano-árabe y, dígase lo que se diga en contra, la escritura orquestal es simple y directa en toda la obra, sin el menor intento de llegar al virtuosismo. He llevado a cabo exactamente lo que intenté, y los que escuchan pueden tomarlo o dejarlo. 107 Menos papel, más hojas Respecto a la última frase del texto de Ravel es pertinente este comentario: parece evidente que la mayor parte de los melómanos lo han tomado, a juzgar por los llenos que provoca el Bolero cada vez que se programa en una sala de conciertos. El primer gran éxito de este sugestivo Bolero ocurrió la noche misma de su estreno, el 22 de noviembre de 1928, en la Ópera de París. Fue Ida Rubinstein la encargada de protagonizar esta versión coreográfica de la obra de Ravel, en la que una mujer baila sobre la mesa de una taberna española, rodeada de hombres que la miran fascinados. A medida que la música y la danza se animan y crecen, los espectadores se van excitando cada vez más. Comienzan a imitar el pulso de la música con palmas y tacones hasta que, al final de la pieza, salen a relucir los cuchillos y se produce una batalla campal. En enero de 1930 el propio Ravel dirigió la primera interpretación en concierto de su Bolero, al frente de la famosa Orquesta Lamoureux. Dice la leyenda que un día que Ravel estaba como espectador en una sala de conciertos mientras se tocaba su Bolero, una mujer salió huyendo horrorizada, gritando: «¡Al loco, al loco!» Parece que Ravel la vio irse y murmuró para sí mismo: «Esta mujer sí me ha comprendido.» Uno que no pareció comprender del todo a Ravel fue el gran director Arturo Toscanini, quien llevó a la Filarmónica de Nueva York de gira a París y, en presencia de Ravel, tocó el Bolero a una velocidad endemoniada, como solía hacerlo con muchas partituras. Y claro, Ravel le reclamó a Toscanini, pero el enjundioso italiano no se dejó convencer, argumentando que un bolero no es una marcha fúnebre. Y si bien para un espectador es relativamente fácil seguir el tempo del Bolero de Ravel, lo cierto es que se requiere una sólida disciplina y una sensibilidad muy especial para dirigir un buen Bolero. ¿A qué velocidad debe tocarse, entonces, esta hipnótica pieza de Ravel? El gran director mexicano Eduardo Mata me comentó esto al respecto en el curso de una entrevista: «El Bolero debe tocarse no tan lento como para volverlo insoportablemente pesado, ni tan rápido como para que pierda su sensualidad y sus tintes eróticos.» He aquí, de nuevo, la conexión entre el Bolero de Ravel y el erotismo. Pero, ¿quién le dijo al cineasta Blake Edwards que sus tibias escenas amorosas entre Dudley Moore y Bo Derek tenían algo de erótico? Sin duda alguna, la música de Ravel le quedó muy grande a la infame película en cuestión, pero eso no es culpa del compositor. Ser verde se nota 108 Piotr Ilyich Tchaikovsky (1840 -1893) Obertura 1812, op. 49 Si se considera que las aventuras napoleónicas son de lo más complicado que hay en la historia europea, para los fines musicales de hoy basta decir que, hacia 1810, el señor Napoleón Bonaparte tenía en sus manos, bajo su dominio directo, algunos bienes raíces bastante valiosos. Veamos... Además de su imperio francés propiamente dicho, Bonaparte poseía las provincias de Iliria y Etruria, algunos de los estados papales, Holanda, y los estados germanos fronterizos con el Mar del Norte. Por si todo ello fuera poco, Napoleón había dado rienda suelta a su descarado nepotismo (muy al estilo de ciertos gobernantes nuestros de reciente memoria) y, gracias a ello, dominaba también algunos otros terrenitos de valor singular: el reino de Westfalia, gobernado por Jerónimo Bonaparte; el reino de España, bajo la tutela de José Bonaparte; el reino de Italia, cuyo virrey era un tal Eugenio de Beauharnais, hijo de Josefina, la ex amante del emperador; el reino de Nápoles, gobernado por Joachim Murat, cuñado de Napoleón; el principado de Lucca y Piombino, que estaba en manos de Felix Baciocchi, otro de sus cuñados. Además, Napoleón tenía bajo su mando otros territorios, gracias a ciertos tratados francamente leoninos: la confederación de Suiza, la confederación del Rin y el ducado de Varsovia. Y por si fuera poco, Napoleón se había casado con la archiduquesa María Luisa, hija del emperador de Austria, y como excepción a la regla, ésta vez era el yerno el que tenía al suegro atrapado por el cuello. Pero todo esto no era suficiente; como es bien sabido, el joven emperador Napoleón tenía ambiciones muy serias, y para darle un susto al zar Alejandro, emperador de todas las Rusias (así se decía en la antigüedad), estacionó su enorme ejército en la frontera rusa. Como el zar Alejandro no pareció asustarse mucho con esta amenaza, Napoleón le mandó la caballería, la infantería, los cañones, los lanceros y todo lo que pudo, y fue en ese momento cuando su imperio comenzó a desmoronarse. El ejército ruso, peleando en su propio terreno, se dedicó a retroceder y retroceder, atrayendo al enemigo hacia una trampa, tal como se hace en el fútbol actual. Napoleón Bonaparte llegó con su ejército a las afueras de Moscú en el mes de septiembre del fatídico año de 1812 y el día 14 entró a la ciudad... para hallarla abandonada. Esa misma tarde, Moscú fue arrasada por un terrible incendio causado, según se dice, por los propios rusos. Sin un ejército enemigo contra el cual pelear, y con una ciudad devastada que no le servía como botín, a Napoleón no le quedó otro remedio que emprender la retirada, en mitad de la cual lo sorprendieron dos terribles enemigos: un prematuro y feroz invierno, y los guerrilleros rusos que acabaron por perjudicar definitiva y catastróficamente al ya mermado ejército del emperador. De regreso en las comodidades de sus propiedades en Francia, a Napoleón le quedaban 10,000 hombres de los 453,000 con los que había emprendido la campaña de invasión a Rusia. Fue el principio de su fin: dos 109 Menos papel, más hojas años más tarde, Napoleón iba camino de su destierro en la isla de Elba, conservando su título de emperador pero ya sin un imperio que administrar. Sin duda, esa triunfal campaña de 1812 era un asunto digno de ser conmemorado por los rusos a lo grande, dadas sus vastas implicaciones en la geopolítica europea del siglo XIX. Así, a instancias de su amigo Nicolás Rubinstein, Tchaikovsky compuso en la primavera de 1880 su Obertura 1812 para conmemorar la derrota de Napoleón. Entre los temas de esta obertura es posible encontrar el antiguo himno ruso, algunas canciones folclóricas de Rusia, trozos del himno francés (La Marsellesa, por supuesto) y del nuevo himno nacional ruso, que suena triunfal al final de la obra en medio del tañido jubiloso de las campanas. Esta triunfalista partitura de Tchaikovsky contempla la posibilidad de incluir, en sus últimos momentos, el estampido de los cañones que recuerdan la campaña rusa de 1812. La inclusión de los cañones se ha realizado en las salas de concierto de diversas maneras: con grabaciones sincronizadas, con cañones disparados en algún sitio lejano y transmitidos radiofónicamente a la sala, con enormes tambores, incluso con generadores electrónicos de sonidos sintetizados. De cualquier modo, es un hecho que la Obertura 1812, sobre todo en sus últimas páginas, es una obra espectacular cuya ejecución suele llenar las salas de concierto. Al retomar el tema napoleónico para finalizar este texto, es preciso recordar que el señor Napoleón Bonaparte fue una figura histórica suficientemente imponente como para generar diversas obras musicales. Así, además de esta Obertura 1812 de Tchaikovsky se puede mencionar la Sinfonía Heroica de Ludwig van Beethoven (1770 -1827), originalmente dedicada a Bonaparte, así como otra partitura beethoveniana menos conocida, Sinfonía de la batalla (también conocida como La victoria de Wellington o La batalla de Vitoria) en la que se describe musicalmente el triunfo del duque de Wellington sobre Napoleón en una batalla decisiva. Existe también una Oda a Napoleón compuesta en 1942 por Arnold Schönberg (1874 -1951) sobre un texto de Lord Byron. Concluyo diciendo que no se tiene noticia de algún comentario crítico por parte de Napoleón Bonaparte sobre la Obertura 1812 de Tchaikovsky. Ello pudiera deberse, en parte, al hecho de que el ex emperador murió sesenta años antes de su estreno. Notas: Juan Arturo Brennan Ser verde se nota 110 Recomendaciones discográficas Vigencia actual de las recomendaciones discográficas En estos tiempos de crisis económicas y de serias transformaciones en los valores humanos y en los gustos culturales, las recomendaciones discográficas adquieren parámetros distintos a los acostumbrados. El mundo del disco vive tiempos aciagos: el futuro apocalíptico se veía venir desde hace al menos una década; algunas voces de Casandra, como la de Norman Lebrecht, lo pronosticaron; pero él hablaba de un «asesinato de la música clásica» que nadie quiso ver. Nunca se pensó que si ocurría, fuera tan pronto y casi de repente. Estas son las causas: - La oferta de grabaciones novedosas que superaba la verdadera demanda de compra: compositores impensables, obras inéditas de autores conocidos, reiteración simultánea de las mismas obras de siempre con cada nuevo artista que aparecía en las grandes empresas discográficas. - La aparición de las nuevas tecnologías cibernéticas que permitieron tanto la compra de discos a través de internet, en tiendas virtuales o reales y con la posibilidad de recibir los productos a domicilio, como las llamadas «bajadas» de música, discos parciales o completos, a lo cual contribuyeron las propias compañías fabricantes de discos, como Deutsche Grammophon, Naxos, etcétera. - Las grandes cadenas de tiendas de discos quebraron debido a la caída de las ventas de la música popular. Los compradores potenciales, predominantemente jóvenes cuyas preferencias y gustos dominan los lugares de diversión, cines, plazas comerciales y los productos y comercios manejados mercadotécnicamente, prefirieron adoptar las nuevas tecnologías para la adquisición de discos. El fenómeno arrastró consigo las ventas de la música clásica, propiciando cambios en la producción discográfica de la misma y la eventual desaparición de las pequeñas tiendas especializadas. En Europa, este tipo de tiendas aún resisten con perseverancia; en Estados Unidos se vuelven nichos elitistas con cierta especialización, por ejemplo, en discos de vinil, discos compactos usados, videos; en México, ese tipo de tiendas… desaparecen. 111 Menos papel, más hojas Sin embargo, el objetivo de estas recomendaciones es mencionar qué grabaciones podrían ser las más idóneas de las obras interpretadas, siguiendo el consenso de la crítica internacional, de melómanos especializados y del autor de las mismas; pero hay que tener en cuenta que las opiniones expresadas son totalmente subjetivas, como toda opinión sobre música. Nuestra esperanza es que siempre deberá haber una oportunidad de obtener las grabaciones señaladas, ya sea mediante encargos personales en las tiendas que aún subsisten, obteniéndolas en viajes a Europa (Estados Unidos ya perdió la batalla) o a través de los actuales medios de adquisición cibernética. En cualquiera de esas circunstancias, estas recomendaciones mostrarán su vigencia y su utilidad como guía. Luis Pérez Santoja Ser verde se nota 112 Programa 1 Alfonso de Elías Cacahuamilpa • Salvador Carballeda / Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional La grabación tiene las deficiencias inevitables de las condiciones técnicas en que se realizó, pero logra transmitir la belleza de esta música en uno de los discos logrados de esta orquesta y director. Ahora el dilema será conseguirlo en este nuevo mundo cibernético. Dukas Villanelle, para corno Hermann Baumann / Kurt Masur / Gewandhaus Leipzig Zbigniew Zuk / Zdzislav Szostak / Sinfónica de la Radio de Katowice Versión original para corno y piano: • Dennis Brain / Gerald Moore Dos glorias de la música: el cornista que veneran todos los cornistas y el pianista que elevó el arte del acompañante de piano a la dimensión de un solista. Brain tiene grabada una singular versión de esta obra para corno solista acompañado de su propio Ensamble de Cornos. • Barry Tuckwell / Daniel Blumenthal Weber Concertino para corno • Anthony Halstead / Roy Goodman / The Hanover Band Con instrumentos y técnica de la época. Halstead es un virtuoso del corno natural y aquí lo hace sonar con gran belleza. • Francis Orval / Günter Neidlinger / Sinfónica de Hamburgo Weber Invitación a la danza • Herbert von Karajan / Filarmónica de Berlín Karajan dirigía esta obra con una maestría que pocos igualaban. • Mikhail Pletnev / Orquesta Nacional de Rusia R. Strauss • • • • • • Concierto para corno no. 1 Dennis Brain / Wolfgang Sawallisch / Orquesta Philharmonia Radovan Vlatkovic / Jeffrey Tate / Orquesta de Cámara Inglesa Barry Tuckwell / Vladimir Ashkenazy / Filarmónica Real de Londres Barry Tuckwell / István Kertész / Sinfónica de Londres Peter Damm / Rudolf Kempe / Staatskapelle de Dresde Marie Luise Neunecker / Ingo Metzmacher / Sinfónica de Bamberg 113 Menos papel, más hojas Versión para corno y piano: • Radek Baborák / Yu Kosuge Chabrier • • • • • • • • • España Ataulfo Argenta / Sinfónica de Londres Erich Kunzel / Cincinnati Pops John Eliot Gardiner / Filarmónica de Viena Michel Plasson / Capitole de Toulousse Thomas Beecham / Filarmónica Real de Londres Herbert von Karajan / Filarmónica de Viena Herbert von Karajan / Orquesta Philharmonia Paul Paray / Sinfónica de Detroit Plácido Domingo / Filarmónica de Berlín Versión en video DVD. Programa 2 Berlioz • • • • • • Obertura de Benvenuto Cellini Colin Davis / Staatskapelle de Dresde Colin Davis / Sinfónica de Londres Charles Munch / Sinfónica de Boston Yoav Talmi / Sinfónica de San Diego Alexander Gibson / Orquesta Nacional de Escocia André Previn / Sinfónica de Londres Bizet-Proto Fantasía Carmen, para contrabajo • Frank Proto / Ensemble Sans Frontière El arreglo de Proto ha sido transcrito a su vez (y grabado) para otros instrumentos; por ejemplo, la versión para trompeta de Doc Severinsen con Erich Kunzel y la Cincinnati Pops está basada en este arreglo. • François Rabbath / David Stahl / Sinfónica de Charleston Schumann • • • • • • • Sinfonía no. 3 Renana Wolfgang Sawallisch / Staatskapelle Dresde Carlo Maria Giulini / Filarmónica de Los Ángeles Sergiu Celibidache / Filarmónica de Munich Otto Klemperer / Orquesta Philharmonia Rafael Kubelik / Filarmónica de Berlín Rafael Kubelik / Sinfónica de Radio Baviera Nikolaus Harnoncourt / Orquesta de Cámara de Europa Ser verde se nota 114 • Giuseppe Sinopoli / Staatskapelle Dresde • Yannick Nézet-Seguin / Orquesta Metropolitana de Quebec Una vez más ya es indudable que estamos ante una nueva estrella de la música. Actual director de la Orquesta de Filadelfia, sucesor de Valery Gergiev en Rotterdam, invitado principal de la Filarmónica de Londres y frecuente director de óperas en el Metropolitan de Nueva York, la Ópera de Viena, el Festival de Salzburgo y otras grandes compañías de ópera, es de los nombre que suena (aún prematuramente) para suceder a Simon Rattle en Berlín. Recordamos sus dos inolvidables pares de conciertos con la OFUNAM y lamentamos que ya no pueda ser considerado un posible sucesor futuro para la misma ante la dimensión que adquirió su carrera. Ya se cuenta con un buen número de grabaciones suyas, en video y en audio, incluyendo un ciclo Bruckner casi terminado. Esta versión de la Renana es parte de una admirable integral de las 4 sinfonías oficiales de este compositor, recién editada en Deutsche Grammophon y que nos muestra su musicalidad, su dominio de los múltiples estilos y su capacidad para emocionar con mínimos detalles. • Christian Thielemann / Orquesta Philharmonia • Herbert von Karajan / Filarmónica de Berlín • Leonard Bernstein / Filarmónica de Viena. • Riccardo Muti / Orquesta Philharmonia • Riccardo Muti / Filarmónica de Viena Sin duda, la primera grabación se lleva las palmas entre estos dos ciclos, una gran intensidad y fluidez natural, que la acercan a la clásica ineludible de Wolfgang Sawallisch. • John Eliot Gardiner / Orquesta Revolucionaria y Romántica Hubo gran revuelo cuando apareció el ciclo integral de Gardiner y la crítica (la inglesa por supuesto) la ponderó como la mejor de todos los tiempos. Y claro, que con el concepto de Gardiner y la virtuosa interpretación de esta magistral orquesta de instrumentos y estilo de época, el mundo de Schumann adquiere una ligereza y transparencia que finalmente la regresa al clasicismo al que pertenecen en esencia, sin que muchos nos percatemos de ello. Lo mismo sucede, por supuesto, con los tratamientos similares que se han hecho con Brahms y Beethoven. El Niño y la Música Además de las numerosas grabaciones de sus canciones que nos legó el propio e insuperable Gabilondo Soler «Cri-Cri», existen algunas pocas grabaciones de algún cantante que lo trata de imitar sin lograrlo y que sólo demuestra lo imposible de su intención. 115 Menos papel, más hojas Exceptuando esa infausta grabación, sólo podemos mencionar tres grabaciones que al menos poseen la calidad y la dignidad de sus intérpretes. • • • Eugenia León Grupo Vocal Voz en Punto Coro de Niños Cantores del Valle de Chalco / Leszek Zawadka, director Si se desea un concepto similar al de este concierto, con coro infantil. Concierto por el Día de las Madres Gershwin Catfish Row • James Levine / Sinfónica de Chicago • Erich Kunzel / Cincinnati Pops Gershwin Walking the Dog • Erich Kunzel / Cincinnati Pops • André Kostelanetz / Filarmónica de Nueva York • Ronald Corp / New London Orchestra Versión para piano (titulada Promenade): • • • • Lesley Howard Fazil Say Frank Braley Angela Brownridge Rolf Liebermann Concierto para banda de jazz • Günter Neuhold / Big Band de la Radio del Norte de Alemania (Hamburgo) / Filarmónica de Bremen Tommy Dorsey y Glenn Miller La mejor forma de escuchar y recordar la música y las interpretaciones de Tommy Dorsey (y su hermano Jimmy) y del legendario Glenn Miller, es obteniendo sus numerosas grabaciones. Por supuesto, el sonido será algo deficiente para los oídos digitales modernos, pero el sabor y la frescura de sus interpretaciones difícilmente será superada. De todos modos, existen múltiples grabaciones de arreglos e interpretaciones diversas que igualmente muestran la gran riqueza de esta música y de una época inolvidable e irrepetible. Ser verde se nota 116 Programa 3 Weber • • • • • • • Concierto para clarinete no. 2 Sabine Meyer / Herbert Blomstedt / Staatskapelle Dresde Emma Johnson / Gerard Schwarz / Orquesta de Cámara Inglesa Gervase de Peyer / Colin Davis / Sinfónica de Londres Sharon Kam / Kurt Masur / Gewandhaus de Leipzig Karl Kriikku / Sakari Oramo / Sinfónica de la Radio de Finlandia Charles Neidich / Orquesta de Cámara Orpheus Colin Lawson / Roy Goodman / The Hanover Band Mahler Sinfonía no. 1, Titán • Leonard Bernstein / Concertgebouw de Ámsterdam Con la contrastada interpretación que distingue a Bernstein y, sin duda, con uno de los finales más dramáticos e intensos que se hayan grabado. • Klaus Tennstedt / Sinfónica de Chicago • Bernard Haitink / Filarmónica de Berlín • Leif Segerstam / Sinfónica de la Radio Nacional Danesa Los tempi de Segerstam son predominantemente lentos, según la preferencia del escucha, pero el concepto es muy bello, como casi todo lo que emprende este director y ciertos logros climáticos son casi insuperables. • Jascha Horenstein / Sinfónica de Viena • Jascha Horenstein / Sinfónica de Londres Para quienes nos educamos en la era previa al disco compacto, Horenstein era el director de culto para Mahler. La injusticia de las compañías disqueras, que lo condenó casi toda su carrera, sigue ocultando su nombre y las nuevas tecnologías complementan el olvido. La de Londres es una de las grandes versiones en cualquier época. • Giuseppe Sinopoli / Orquesta Philharmonia • Lorin Maazel / Filarmónica de Viena • Rafael Kubelik / Sinfónica de la Radio de Baviera • John Barbirolli / Orquesta Hallé • Pierre Boulez / Sinfónica de Chicago • Georg Solti / Sinfónica de Londres • Georg Solti / Sinfónica de Chicago Uno de los grandes directores mahlerianos. Como para muchos melómanos, Solti fue el primero que nos guió al conocimiento de Mahler por sus vibrantes y nerviosas interpretaciones. Después otros conceptos me conmovían más (conmover no era lo de Solti) y aparecieron otras versiones de la mayoría de las sinfonías. Pero la Primera y la Octava siguen en primer nivel preferente de recomendación. Ya en un plano más objetivo, la versión en Londres es muy superior a la de Chicago en atmósfera y brillantez. 117 Menos papel, más hojas • Bruno Walter / Sinfónica Columbia Tal vez la mejor grabación de alguna obra de Mahler realizada por este director; con un cierto sabor vienés y un final expansivo e intenso. Después, con excepción del logrado primer movimiento de la Novena sinfonía (en su grabación con Columbia), Walter revelaría que no tenía demasiados interés en la música de Mahler o que no la comprendía cabalmente (a pesar de cargar con el mito por haber sido su alumno y heredero musical y por lo tanto, «su mejor intérprete», un caso semejante al ocurrido con Otto Klemperer). • Evgeny Svetlanov / Sinfónica Estatal de Rusia • Jonathan Nott / Sinfónica de Bamberg • David Zinmann / Orquesta de la Tonhalle de Zurich • Gary Bertini / Sinfónica de la Radio de Colonia • Edo de Waart / Sinfónica de Radio Netherland • Michael Gielen / Sinfónica de la Radio de Baden-Baden y Freiburg • Christoph Eschenbach / Sinfónica Alemana de Berlín El tiempo pasa y después de los grandes nombres clásicos las grabaciones de ciclos de las sinfonías de Mahler no se han detenido, sólo que con los actuales hábitos de difusión y conocimiento discográfico a través de las mediocres «daunloadas» o «bajadas» por internet, el melómano actual (¿se le podrá seguir llamando discófilo?) se queda sin conocer la mayoría de las nuevas grabaciones y los nuevos artistas, de todos los géneros e instrumentos, que aparecen en el mundo de la música grabada; es el primer pago general de las consecuencias por caer redonditos ante tales novedades tecnológicas. Las versiones mencionadas arriba son apenas algunas de las grabaciones de ciclos integrales de sinfonías de Mahler que han aparecido en los últimos años, algunas por concluir. En todas hay excelentes muestras de la calidad de estos directores, algunos ya reconocidos o en las postrimerías de su carrera; otros fallecidos en años todavía recientes, pero de quienes hasta hace poco reaparecen estas grabaciones y en todas hay al menos una o varias sinfonías en versiones extraordinarias que merecería la pena conocer. Y por ahí ya viene el ciclo de Simone Young la primera directora que ha grabado, con excelente calidad y gran criterio musical, un ciclo de sinfonías de Bruckner y que ya comienza a realizar las de Mahler. Programa 4 Buxtehude-Chávez • • • • Chacona Enrique Diemecke / Sinfónica Nacional de México Eduardo Diazmuñoz / Sinfónica Carlos Chávez Sergio Ramírez Cárdenas / Sinfónica Infantil de México Keri-Lynn Wilson / Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela Ser verde se nota 118 Bach Concierto para piano BWV 1052 Versión con clavecín: • • • • • • • Christophe Rousset / Christopher Hogwood / The Academy of Ancient Music Richard Egarr / Andrew Manze / The Academy of Ancient Music Robert Levin / Helmut Rilling / Bach-Collegium Stuttgart Pierre Hantaï , solista y director / Le Concert Francais Robert Hill / Helmut Müller-Brühl / Orquesta de Cámara de Colonia Trevor Pinnock, solista y director / The English Concert Gustav Leonhardt, solista y director / Collegium Aureum Versión con piano: • • • • • • • • András Schiff / Orquesta de Cámara de Europa Murray Perahia, solista y director / Academy of St. Martin in the Fields Angela Hewitt / Richard Tognetti / Orquesta de Cámara de Australia Glenn Gould / Leonard Bernstein / Sinfónica Columbia Dinu Lipatti / Eduard van Beinum / Concertgebouw de Ámsterdam Rosalyn Tureck, solista y directora / The Tureck Bach Players Andrei Gavrilov / Neville Marriner / Academy of St. Martin in the Fields Sviatoslav Richter / Kurt Sanderling / Sinfónica de la URSS Revueltas Homenaje a Federico García Lorca • Eduardo Mata / Orquesta Philharmonia • Esa-Pekka Salonen / Grupo de Música Nueva de la Filarmónica de Los Ángeles La mayor ventaja de estas dos interpretaciones es la calidad sonora y estilización que pueden lograr los instrumentistas de estas orquestas, con bellos sonidos de los alientos, cuerdas afinadísimas, una trompeta siempre punzante pero nunca estridente. La de Mata es muy hermosa, con mayor sentido dramático, porque sabe «de qué se trata», aunque el sonido de grabación de los años setenta ya resiente el paso del tiempo. Salonen descubrió hace pocos años la música de nuestro gran Revueltas y se convirtió en uno de sus apóstoles, tocando sus obras en giras y temporadas, tanto cuando era director en Los Ángeles como ahora que es director de la Orquesta Philharmonia (para muchos la mejor orquesta de Londres). Un posible referente como el mejor disco de música orquestal mexicana, sobre todo por la calidad técnica de la orquesta como por el esplendoroso sonido. • Luis Herrera de la Fuente / Filarmónica de la Ciudad de México • Fernando Lozano / Filarmónica de la Ciudad de México • Enrique Bátiz / Filarmónica de la Ciudad de México • Jorge Pérez-Gómez / Orquesta de Cámara de la Universidad de Nuevo México 119 Menos papel, más hojas Piazzolla Libertango y Oblivion Durante el sorprendente boom Piazzolla que se vivió a partir de su muerte, el mundo de la música clásica pareció apoderarse del legado, concibiéndolo en todo tipo de conceptos, sobre todo instrumentales, pues invariablemente se respetó su música, su desarrollo original y su concepto melódico y rítmico. Muchos de los grandes nombres hicieron su disco respectivo: Gidon Kremer con su Kremerata Baltica, Yo-Yo Ma, Charles Dutoit, Carlos Prieto (de quien podríamos presumir que fue uno de los pioneros), Michael Tilson Thomas, Kronos Quartet, José Serebrier, Mstislav Rostropovich y mucho violonchelistas, por su Le grand tango original para su instrumento, Goran Söllscher, Emanuel Pahud y una infinita lista de nombres. Mas allá de su excelente calidad de todos ellos, la mejor recomendación que puedo hacerles es buscar o regresar a las versiones originales del verdadero y único Astor Piazzolla. Falla • • • • • Suite no. 2 de El sombrero de tres picos Carlo Maria Giulini / Orquesta Philharmonia Eduardo Mata / Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela Charles Dutoit / Sinfónica de Montreal Ernest Ansermet / Orquesta de la Suiza Romanda Jesús López-Cobos / Sinfónica de Cincinnati Programa 5 Bernstein • • • • Leonard Bernstein / Filarmónica de Israel Leonard Bernstein / Filarmónica de Nueva York Leonard Slatkin / Sinfónica de Saint Louis Edo de Waart / Orquesta de Minnesota Barber • • • • • Tres episodios dancísticos de On the Town Concierto para piano Tedd Joselson / Andrew Schenck / Sinfónica de Londres John Browning / Leonard Slatkin / Sinfónica de Saint Louis John Browning / Georg Szell / Sinfónica de Cleveland Jon Kimura Parker / Yoel Levi / Sinfónica de Atlanta Stephen Prutsman / Marin Alsop / Orquesta Nacional de Escocia Ser verde se nota 120 R. Strauss Muerte y transfiguración • Otto Klemperer / Orquesta Philharmonia Pocos directores han logrado como Klemperer transmitir el desasosiego y la lucha existencial del «protagonista» (él mismo, nosotros, cualquier ser humano) en su paso trágico por la delgada línea que separa la vida y la muerte. Y todo ello, además, con gran profundidad y trascendencia, con un gran «peso» sonoro, austero y oscuro. • Herbert von Karajan / Filarmónica de Berlín Muerte y transfiguración es una antigua compañera de la carrera musical de Karajan. La grabó varias veces: en 1959 con la Filarmónica de Viena y después en 1972 y en 1982 con la Filarmónica de Berlín, en todas con su acostumbrado virtuosismo sonoro y su habitual elegancia para frasear; cuando sentimos que falta un poco de dramatismo, para entonces ya nos ha deslumbrado su belleza. Un compositor indiscutible para Karajan. • Sergiu Celibidache / Sinfónica de la Radio de Stuttgart • Bernard Haitink / Concertgebouw de Ámsterdam Para el gran mí(s)tico que fue Celibidache pero, curiosamente, también para Haitink, pareciera que el personaje que vive y muere en esta obra, experimente un conflicto interno que, más que nunca, es el de la experiencia religiosa y que su transfiguración final es más espiritual que metafísica. • Giuseppe Sinopoli / Filarmónica de Nueva York Una de las grandes grabaciones de Sinopoli y ¡una de las mejores grabaciones de la Filarmónica de Nueva York! sonando como la mejor orquesta europea, como en todos los discos que grabó con este excepcional director, prematuramente fallecido. Un concepto profundo, introspectivo y expansivo, como también logra Sinopoli en Así habló Zaratustra, que también viene en esta grabación. • Jascha Horenstein / Sinfónica de Londres • Jascha Horenstein / Sinfónica de Bamberg • Rudolf Kempe / Staatskapelle Dresde • Karl Böhm / Staatskapelle Dresde • Fritz Reiner / Filarmónica de Viena R. Strauss Danza de los siete velos, de Salomé Sólo se consideran grabaciones orquestales, no incluidas en grabaciones de la ópera integral: • • • • • • Herbert von Karajan / Filarmónica de Berlín Herbert von Karajan / Filarmónica de Viena Rudolf Kempe / Staatskapelle Dresde Leonard Bernstein / Orquesta Nacional de Francia Georg Solti / Filarmónica de Berlín Otto Klemperer / Orquesta Philharmonia 121 Menos papel, más hojas • • • • Karl Böhm / Filarmónica de Berlín Gerard Schwarz / Sinfónica de Seattle Fritz Reiner / Sinfónica de Chicago André Previn / Filarmónica de Viena Programa 6 Beethoven Sinfonía no. 9 Coral • Wilhelm Furtwängler / Elisabeth Schwarzkopf, Elisabeth Höngen, Hans Hopf, Otto Edelmann / Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth. Grabación legendaria si las hay, con un estatus de «la mejor versión» inevitablemente discutible como todas las opiniones, pero con grandes opciones para serlo, incluyendo la circunstancia histórica de la reinauguración del afamado Teatro del Festival Wagneriano. En 1951, no se pretendía que el sonido fuera ejemplar, pero se conservó para la posteridad la espiritualidad y la energía electrizante que comunicaba Furtwängler. Para quienes deseen profundizar en la visión de este gran director con la Novena sinfonía, existe el legado de otras maravillosas interpretaciones con la Filarmónica de Berlín, en 1937 y en 1942, con la Filarmónica de Viena en 1953 y con la Orquesta Philharmonia en el Festival de Lucerna de 1954, que ahora ha comenzado a adquirir el estatus de la verdadera versión más importante de Furtwängler que antes tuvo la que encabeza este comentario. • Karl Böhm / Jessye Norman, Brigitte Fassbaender, Plácido Domingo, Walter Berry / Coro de la Ópera Estatal de Viena, Filarmónica de Viena Ésta fue la última grabación de este glorioso director. No es para todos los gustos por sus tempi, tal vez los más lentos que esta obra haya tenido en discos, pero en algunos pasajes es solemne y majestuosa como ninguna otra. • Leonard Bernstein / June Anderson, Sarah Walker, Klaus König, Jan-Hendrik Rootering / Coro de la Radio Bávara, de Radio Berlín y Coro Filarmónico Infantil de Dresde / Orquesta de la Radio Bávara reforzada por integrantes de la Staatskapelle Dresde, Orquesta Kirov, Sinfónica de Londres, Filarmónica de Nueva York y Orquesta de París Interpretada durante la celebración de la Caída del Muro de Berlín, sobran motivos, históricos y musicales, para recomendar esta versión: la circunstancia libertaria (¿todavía habrá quien lo niegue?) que propició hacer este concierto; la integración de músicos de países involucrados en conflictos bélicos y ideológicos de la Guerra Fría; y los conceptos musicales de Bernstein, que en su momento fueron conmovedores para muchos. Bernstein se atrevió a cambiar una palabra al texto de Schiller: puso LIBERTAD en lugar de ALEGRÍA (que por cierto, era la palabra original del poeta, quien después la cambió en el texto final. Si Beethoven hubiera conocido las circunstancias de este concierto, ¿podemos dudar que él hubiera autorizado el cambio? Ser verde se nota 122 Bernstein tiene al menos otras dos grabaciones de la Novena sinfonía, con la Filarmónica de Viena y con la Filarmónica de Nueva York dentro de sus ciclos respectivos. La versión de Viena es muy lograda, de gran profundidad y reposo en el Adagio molto e cantabile y un final grandioso. • Kurt Masur / Anna Tomowa-Sintow, Annelies Burmeister, Peter Schreier, Theo Adam / Coros de Dresde, Radio Leipzig y Radio Berlín / Gewandhaus de Leipzig Aun siendo una lectura relativamente convencional, aunque muy correcta de esta obra, sorprende por uno de los conceptos más originales y solemnes del famoso tema del Himno a la alegría, tal vez ningún otro director se le había ocurrido este concepto. Masur tiene otra grabación más reciente, ya digital, dentro de un segundo ciclo Beethoven, en la que repite coros, orquesta y algunos solistas y que ha sido más difundida. Esa versión no tiene el concepto mencionado, por lo que no deben confundirse ambas versiones. • Herbert von Karajan / Gundula Janowitz, Hilde Rössl-Majdan, Waldemar Kmentt, Walter Berry / Coro de la Singverein de Viena / Filarmónica de Berlín Aunque las cuatro grabaciones de estudio de Karajan de esta sinfonía son muy similares, la versión de 1962 destaca por la intensidad y energía del movimiento final, común en todas pero tal vez aun más logrado en ésta y, sobre todo, por la Janowitz, cuya voz emerge luminosa en la cadencia final del cuarteto vocal. Algunos prefieren también la grabación de 1976 por el carácter más reposado del tercer movimiento. Lo que es casi indudable es que si Karajan tenía tomada la medida de alguna sinfonía de Beethoven, es la Novena (junto con la Tercera). El resto es lo subjetivo del gusto propio. • Ferenc Fricsay / Irmgard Seefried, Maureen Forrester, Ernst Haefliger, Dietrich Fischer-Dieskau / Coro de la Catedral de Santa Eduviges de Berlín / Filarmónica de Berlín Otra de las versiones perfectas, con la intensidad incandescente característica de este gran director, con solistas insuperables y ya con sonido mejorado por la digitalización. • Otto Klemperer / Aase Nordmo-Lovberg, Christa Ludwig, Waldemar Kmentt, Hans Hotter / Coro y Orquesta Philharmonia • Georg Solti / Pilar Lorengar, Ivonne Minton, Stuart Burrows, Martti Talvela / Coro y Sinfónica de Chicago • Hans Schmidt-Isserstedt / Joan Sutherland, Marylin Horne, James King, Martti Talvela / Coro de la Ópera Estatal de Viena / Filarmónica de Viena Una de las cuartetas vocales más poderosas que haya grabado esta obra, en una excelente versión de un director que fue muy popular en los tiempos del LP y que hoy está injustamente olvidado. • Claudio Abbado / Jane Eaglen, Waltraud Meier, Ben Heppner, Bryn Terfel / Coro Ericson y Coro de la Radio Sueca / Filarmónica de Berlín Un equivalente más actual de la versión anterior, por el valioso cuarteto vocal. 123 Menos papel, más hojas • Sergiu Celibidache / Helen Donath, Doris Soffel, Siegfried Jerusalem, Peter Lika / Coro y Filarmónica de Munich Si la Novena de Bernstein es un «himno a la libertad», la de Celibidache es un himno a la mística, a la longevidad, a la espiritualidad del hombre. Grabada en 1987, es todo un acontecimiento poder contar con el concepto trascendental del «último» Celibidache sobre esta obra. Hay tantas otras grabaciones de la Novena sinfonía de Beethoven que resulta imposible citar todas, sin contar con que la mayoría son excelentes o tienen, cada una, sus cualidades propias. No descartemos mencionar, al menos, la hoy inencontrable de Erich Kleiber (significativa para los coleccionistas de acetatos), la más reciente de Colin Davis, las dos primeras de Karl Böhm, todas las de Eugen Jochum, y las de Bernard Haitink, Gustavo Dudamel (en el Hollywood Bowl), Christian Thielemann y una lista interminable, que tendría que concluir, no por últimas, sino como espléndido colofón, las versiones mexicanas de Enrique Bátiz, que incluye a Francisco Araiza y a Guillermo Sarabia entre los solistas, y de Fernando Lozano con el extraordinario cuarteto vocal de Irma González, Oralia Domínguez, Flavio Becerra y Roberto Bañuelas. ¡Bienaventurado quien las consiga! Programa 7 Rachmaninov • • • • Vocalise André Previn / Sinfónica de Londres Yuri Temirkanov / Filarmónica de San Petersburgo Leonard Slatkin / Sinfónica de Saint Louis Mariss Jansons / Filarmónica de San Petersburgo Versión para violonchelo y orquesta: • Vitautas Sondeckis / David Geringas / Orquesta de Cámara de Lituania Versión para voz y orquesta: • Renée Fleming / Jeffrey Tate / Orquesta de Cámara Inglesa Castro Concierto para violonchelo • Carlos Prieto / Jorge Velazco / Sinfónica de Berlín Rachmaninov Danzas sinfónicas • Vladimir Ashkenazy / Concertgebouw de Ámsterdam Interpretación expresiva e impetuosa que nunca decae, con una orquesta que siempre tocan «hermoso» aunque tengan que hacer malabarismos para seguir al director en turno. Para quienes creen que sólo existe una «mejor orquesta del mundo» o incluso sólo dos. Ser verde se nota 124 • • • • • • • • • • Eduardo Mata / Sinfónica de Dallas Neeme Järvi / Orquesta Philharmonia Kirill Kondrashin / Filarmónica de Moscú Lectura clásica e imprescindible. Sorprende la autoridad de Kondrashin ante esta partitura que debió dirigir innumerables veces antes de grabarla; hace como nadie, cuando asoman en la obra, el carácter nacionalista y la nostalgia por su tierra. Un canto al romanticismo ruso que tanto lamentaba Rachmaninov que se iba perdiendo. Evgeny Svetlanov / Sinfónica de la URSS Yuri Temirkanov / Filarmónica de San Petersburgo Mariss Jansons / Filarmónica de San Petersburgo Leonard Slatkin / Sinfónica de Saint Louis Enrique Bátiz / Filarmónica Real de Londres Versión apasionada y llena de fuerza, excelente grabación e interpretación orquestal. Faltaría un poco de refinamiento en ciertos pasajes, pero en emotividad, está a la par de todas. André Previn / Sinfónica de Londres Versión del más alto nivel, de un gran intérprete de Rachmaninov. Mikhail Pletnev / Orquesta Nacional de Rusia Programa 8 Berlioz • • • • • • Colin Davis / Staatskapelle de Dresde Colin Davis / Sinfónica de Londres Charles Munch / Sinfónica de Boston Yoav Talmi / Sinfónica de San Diego Alexander Gibson / Orquesta Nacional de Escocia André Previn / Sinfónica de Londres Paganini • • • • • • • Obertura El carnaval romano Concierto para violín no. 1 Henryk Szeryng / Alexander Gibson / Sinfónica de Londres Maxim Vengerov / Zubin Mehta / Filarmónica de Israel Salvatore Accardo / Charles Dutoit / Filarmónica de Londres Alexandre Dubach / Michel Sasson / Opera Nacional de Monte-Carlo Gil Shaham / Giuseppe Sinopoli / Filarmónica de Nueva York Arthur Grumiaux / Piero Bellugi / Opera Nacional de Monte-Carlo Itzhak Perlman / Lawrence Foster / Filarmónica Real de Londres 125 Menos papel, más hojas • Michael Rabin / Eugen Goosens / Orquesta Philharmonia Una versión de culto para los violinistas y venerada con nostalgia por los coleccionistas de acetatos. La brillante carrera de Rabin se vio frustrada por un accidente a los 35 años, aunque ya padecía algún problema neurológico que tal vez hubiera afectado su brillante carrera. Ravel • • • • • • • • • • • Bolero Claudio Abbado / Sinfónica de Londres Lorin Maazel / Filarmónica de Viena Pierre Boulez / Filarmónica de Berlín Eduardo Mata / Sinfónica de Dallas Sergiu Celibidache / Filarmónica de Munich Existe tanto en CD como en DVD en interpretaciones diferentes; el video fue filmado en uno de sus últimos conciertos. Bernard Haitink / Concertgebouw de Ámsterdam André Cluytens / Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París Simon Rattle / Sinfónica de Birmingham Charles Dutoit / Sinfónica de Montreal Herbert von Karajan / Filarmónica de Berlín Preferentemente su grabación de 1964. Riccardo Muti / Orquesta de Filadelfia Tchaikovsky Obertura 1812 Versión con coros, campanas, artillería, etcétera: • Vladimir Ashkenazy / Coro de Cámara de San Petersburgo, Orquesta Militar de Leningrado, Filarmónica de San Petersburgo Tal vez la grabación más lograda de todas en el aspecto sonoro, con un resultado muy espectacular, pero, sobre todo, con un perfecto equilibrio de todos los elementos involucrados que, ya entrados en gastos (de rublos), incluye las campanas y cañones de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo. Ah, además la interpretación es excelente. Si sólo fuera a tener una 1812, procure que sea ésta. • Leonard Slatkin / Carrillón de la Academia Militar Culver, Academia Femenina de Culver, Sinfónica de Saint Louis • Herbert von Karajan / Coro de los Cosacos del Don, Filarmónica de Berlín • Colin Davis / Coro del Festival de Tanglewood, Sinfónica de Boston • Erich Kunzel / Coro Sinfónico de Kiev, Coro Infantil de Cincinnati, Cincinnati Pops Ser verde se nota 126 • Neeme Järvi / Coro Sinfónico de Gotemburgo, Metales Sinfónicos de Gotemburgo, Sinfónica de Gotemburgo Es interesante advertir que cada versión coral incluye los coros en diferentes secciones de la obra, algunos sólo cantan el himno ruso inicial, no todos hacen el solemne final y sólo unos pocos incluyen la canción folclórica infantil a la mitad de la obra. Versiones orquestales: • Mikhail Pletnev / Orquesta Nacional de Rusia • Seiji Ozawa / Filarmónica de Berlín Varias grabaciones de estudio y un video DVD en concierto en el Waldbuhne de Berlín • Antal Dorati / Banda militar de la Universidad de Minnesota, Sinfónica de Minneapolis Desde los tiempos del acetato, ésta fue una aclamada grabación que presumía de ser la más brillante que se hubiera hecho. Aunque es un producto grabado en 1958 y procesado en estudio (¿algún disco no lo es?) el resultado era bastante creíble y sobre todo, la parafernalia sonora de campanas, artillería y cañones no logran «ocultar» la música que simultáneamente toca la orquesta, como sucede en algunas grabaciones en las que los cañonazos son más potentes que los trombonazos. Ante las nuevas grabaciones, más naturales y con posibilidades de gran amplitud sonora que antes no eran posibles, este tipo de grabaciones quedaron como un curioso documento. • Erich Kunzel / Sinfónica de Cincinnati Ésta es una grabación similar a la anterior. En su aparición en acetato LP, se anunciaba con todo y advertencias para tener precaución con las bocinas (y los vecinos, yo agregaría) por el enorme rango dinámico que tenía la grabación durante los «realistas» cañonazos. Actualmente, al ser reproducida en CD, la maquillada grabación mostró sus debilidades y limitaciones y ya no fue más «la grabación más espectacular de la 1812». • Leonard Bernstein / Filarmónica de Israel • Herbert von Karajan / Orquesta Philharmonia Grabación de la década de los cincuenta. • Veronika Dudarova / Sinfónica Estatal de Rusia 127 Menos papel, más hojas Orquesta Filarmónica de la UNAM Director artístico Jan Latham-Koenig Violas Francisco Cedillo Blanco* Gerardo Sánchez Vizcaíno* Patricia Hernández Zavala Jorge Ramos Amador Luis Magaña Pastrana Thalía Pinete Pellón Érika Ramírez Sánchez Juan Cantor Lira Miguel Alonso Alcántara Ortigoza José Adolfo Alejo Solís Madalina Nicolescu** Aleksandr Nazaryan Director asistente Iván López Reynoso Concertino Sebastian Kwapisz Manuel Ramos Reynoso Violines primeros Benjamín Carone Trejo Ewa Turzanska Jan Sosnowski Tabero Arturo González Viveros José Juan Melo Salvador Erik E. Sánchez González Jesús Manuel Jiménez Hernández Teodoro Gálvez Mariscal Edgardo Carone Sheptak** Pavel Koulikov Beglarian Ekaterine Martínez Bourguet Toribio Amaro Aniceto Martín Medrano Ocádiz Alma Deyci Osorio Miguel Raúl Jonathan Cano Magdaleno Violonchelos Valentín Lubomirov Mirkov* Beverly Brown Elo* Ville Kivivuori José Luis Rodríguez Ayala Meredith Harper Black Marta M. Fontes Sala Carlos Castañeda Tapia Jorge Amador Bedolla Rebeca Mata Sandoval Lioudmila Beglarian Terentieva Ildefonso Cedillo Blanco Vladimir Sagaydo Violines segundos Osvaldo Urbieta Méndez* Carlos Roberto Gándara García* Nadejda Khovliaguina Khodakova Elena Alexeeva Belina Cecilia González García Mora Mariano Batista Viveros René Fernando Torres Bustillos Carlos Ricardo Arias de la Vega Miguel Ángel Urbieta Martínez María Cristina Mendoza Moreno Evguine Alexeev Belin Oswaldo Ernesto Soto Calderón Myles Patricio McKeown Meza Mariana Valencia González Contrabajos Alexei Diorditsa Levitsky* Fernando Gómez López José Enrique Bertado Hernández Joel Trejo Hernández Héctor Candanedo Tapia Claudio Enríquez Fernández Alejandro Durán Arroyo Jesús Cuauhtémoc Hernández Chaidez Flautas Héctor Jaramillo Mendoza* Alethia Lozano Birrueta* Jesús Gerardo Martínez Enríquez Flautín Nadia Guenet Ser verde se nota 128 Trompetas James Ready* Rafael Ernesto Ancheta Guardado* Humberto Alanís Chichino Arnoldo Armenta Durán Oboes Daniel Rodríguez* Rafael Monge Zúñiga (principal)** Araceli Real Fierros Corno inglés Patrick Dufrane McDonald Trombones Benjamín Alarcón Baer* Alejandro Díaz Avendaño* Malcolm Mackenzie Williamson Bervy Clarinetes Manuel Hernández Aguilar* Sócrates Villegas Pino* Austreberto Méndez Iturbide Trombón bajo Emilio Franco Reyes Clarinete bajo Alberto Álvarez Ledezma Tuba Héctor Alexandro López Fagotes Gerardo Ledezma Sandoval* Manuel Hernández Fierro* Rodolfo Mota Bautista Timbales Alfonso García Enciso Percusiones Abel Benítez Torres Valentín García Enciso Francisco Sánchez Cortés Javier Pérez Casasola Contrafagot David Ball Condit Cornos Elizabeth Segura* Silvestre Hernández Andrade* Mateo Ruiz Zárate Gerardo Díaz Arango Mario Miranda Velazco Arpas Mercedes Gómez Benet Janet Paulus Piano y celesta E. Duane Cochran Bradley * Principal **Período meritorio Subdirector Ejecutivo Alejandro Guzmán Rojas Personal Técnico Eduardo Martín Tovar Hipólito Ortiz Pérez Roberto Saúl Hernández Pérez Enlace Artístico Clementina del Águila Cortés Asistente de la Subdirección Ejecutiva Julia Gallegos Salazar Operación y Producción Mauricio Villalba Luna Secretarias María Alicia González Martínez Ana Beatriz Peña Herrera Personal Raúl Neri Chaires Bibliotecario José Juan Torres Morales 129 Menos papel, más hojas Patronato de la OFUNAM, A.C. Presidente Honorario Dr. José Narro Robles Consejo Directivo Presidente René Solís Brun Vicepresidente Armando Jinich Ripstein Secretario Leopoldo Rodríguez Sánchez Tesorero Alfredo Adam Adam Vocales Eugenia Meyer Rodolfo E. Gutiérrez Martínez Luis Rebollar Corona Alejandro Carrillo Castro María de los Ángeles Moreno Uriegas José Antonio González Anaya Fausto García López Ser verde se nota 130 El Patronato de la Orquesta Filarmónica de la UNAM les da la bienvenida a los conciertos de su Segunda Temporada 2014. Nos complace comunicarles los logros obtenidos gracias a su generosa colaboración y permanente interés. A partir del 2010, con motivo del centenario de la Universidad diseñamos la Campaña de los Cien Millones con una magnífica respuesta de los Amigos de la Orquesta y de la sociedad, que ha permitido aportar recursos para: • Incentivar a los músicos. • Sufragar parte de los honorarios del Director Artístico, así como de destacados solistas que participan en las temporadas • Incrementar la calidad del acervo de instrumentos de cuerda, de alientos madera y alientos metal, arpas, celesta, órgano y percusiones, con el fin de ampliar la belleza sonora de la Orquesta; así como también reparar un buen número de instrumentos en uso y comprar los accesorios necesarios. Su impacto sobre el sonido de la orquesta ha sido notable. • Renovar la plantilla de músicos mediante contribuciones para la jubilación de quince maestros y la contratación de nuevos elementos que fortalecen la calidad de nuestra orquesta. • Estimular el gusto y la educación musical entre los niños, mediante juegos interactivos vía internet que buscan captar su atención. • Colaborar en programas de apoyo a personas con discapacidad auditiva para que puedan disfrutar la música. • Contribuir en el mejoramiento y actualización de nuestra espléndida Sala Nezahualcóyotl. • Apoyar la iniciativa de la Rectoría de alentar la formación de nuevas generaciones de músicos mexicanos, coadyuvando en el desarrollo de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata. • También, es importante señalar que el esfuerzo de la gran familia que hoy constituimos con la OFUNAM está haciendo posible mejorar las condiciones de video y audio con que contábamos, lo que permitirá la transmisión en circuito cerrado y la difusión abierta de los conciertos. Reiteramos nuestro compromiso con la difusión de la música que interpreta la OFUNAM y su excelencia artística, con el propósito de que se desarrolle como una orquesta de resonancia mundial, así como con la educación musical en todos los rincones del país. El Patronato de la Orquesta y su Sociedad de Amigos seguiremos trabajando para consolidar la calidad y el prestigio de la OFUNAM, convencidos de que los logros alcanzados en tan poco tiempo sólo han sido posibles con el patrocinio entusiasta de todos ustedes. Gracias por su apoyo permanente. www.ofunam.unam.mx saofunam@unam.mx Teléfono: 5622 7112 131 Menos papel, más hojas Patrocinios Corporativos Participación de Exalumnos de la UNAM El Patronato y Sociedad de Amigos de la OFUNAM A.C. agradece la iniciativa de los egresados de la Facultad de Contaduría y Administración que a continuación se mencionan, para sumarse al proyecto de desarrollo artístico de nuestra Orquesta. Facultad de Contaduría y Administración Generación 62-66 Contadores Públicos Generación 62-66 Lic. en Administración de Empresas Generación 64-68 Contadores Públicos Generación 64-68 Lic. en Administración de Empresas Generación 66-70 Contadores Públicos Generación 58-62 Contadores Públicos y Lic. en Administración de Empresas Concertino Mariana Mureddu y José Ramón Cossio Prestissimo Anónimo (1) Dr. Jaime P. Constantiner In memoriam Luz Elena Gutiérrez de Velasco y Efrén Ocampo López Presto Vivace Anónimo (2) Sres. José María Abascal Zamora y Laura Cao Romero de Abascal Azul y Oro Tamara Francés y Néstor Braunstein. Goodrich, Riquelme y Asociados, A.C. Aarón y Lucille Jaet Consuelo R. de Jinich In memoriam Familia Lammers Morán Silvia Macotela In memoriam y Rodolfo E. Gutiérrez Alfonso y Miriam Mondragón René y Martha Solís Josefina y Gregorio Walerstein In memoriam Anónimo (1) Rosanety Barrios y Carlos Sámano Luis J. Echarte y Claudia Echarte Ismael y Agnes Grinberg Martín Kushner y Miriam Korzenng Jorge Lichi y familia Juan Macías Guzmán Dr. Álvaro Matute Aguirre y Dra. Evelia Trejo de Matute CPC Armando Nuricumbo Dr. Héctor Polanco y Dra. Nohemí Polanco Ing. Roger Roux López y Sra. Rosa Ma. García de Roux Jesús Ruiz y Cecilia López Dra. Salma Saab Arq. Enrique Saltiel In memoriam Ser verde se nota 132 Vivace Andantino Carmen Silva Fernández del Campo Elena e Ivo Stern L.A.E. y C.P. Manuel Suárez y Santoyo Maricarmen Uribe Aranzábal Martha E. Beltrán Sánchez Paulina y Regina Caballero Sánchez María Teresa Calderón Ramírez Fernando Canseco Melchor Marianna Carrión Cacho Manuel Ángel Castillo G. Lucía Castro Apreza Dr. José Antonio Carrasco Rojas Rocío L. Centurión Judith Cherit de Domínguez Sres. Víctor y Masha Cohen M. en Arq. Ezequiel Colmenero Búzali y Mtra. Silvia Acevedo de Colmenero Rolando Cordera Campos Carlos Coronado Alí Arturo Cotero Ing. Víctor de Alba In memoriam Dr. Servando de la Cruz Reyna José León de la Barra Mangino Origo Doberman Jacobo y Adela Ezban Nicolás y Eva Fainsod Dr. Leonel Fierro Arias y familia Dr. Mauricio Fortes Manuel Garnica Fierro In memoriam Ing. S. Francisco Garnica Ramones Dr. Emilio Garzón e hijos Arq. Javier Gómez del Campo L. In memoriam Dr. José C. Guerrero García David y Clara Hanono Rafael Harari José de Jesús Hernández Torres Magdy Hierro Jorge Huerta Torrijos Jorge Ibarra Baz Jane y Philip Latz In memoriam Ana Elena Lemus Bravo Mtro. Jaime López Aguilar y familia Dr. Mario Magaña García y Mtra. Victoria Mainero del Paso Martes de Ópera, A.C. Martha Inés Mariela Marino Arq. Bárbara Montoya Escobar Patricia Morales Hernández Ricardo Carlos Moyssén Mtro. Leonardo Nierman Lic. Jesús Nieto Gómez Q. Raquel Pérez Ríos Beatriz Plata Cortes y Miguel Durán Robles Abraham Podgursky In memoriam Luis y Clarisse Porteny Marcos y Ángeles Posternak James Pullés Güitrón Quím. Arcelia Ramírez Carlos Ríos Espinosa M. en Arq. Carlos Romo Zamudio Elena Sandoval Espinosa Judith Sandoval y Rogelio Covarrubias Antonio Serrano Pueyo Dr. Raúl Simancas P.C. Allegro Anónimo (13) Dr. Alfredo Adam Adam y Ma. Cristina Dájer Ing. Rafael Beverido Lomelín Julio y Dolly Botton Familia Cantú Ramírez Jorge Corvera Bernardelli In memoriam Neydi S. Cruz García Raymundo y Loretta Danon Constancia Díaz Estrada José Antonio Emerich Z. Ma. de Jesús Figueroa Rodríguez y Sofía Rangel Figueroa Dr. Gerardo Gamba María Luisa García Lozano y Yolanda Mireya y Luis Carrasco García Pedro García y Marsá Grupo Torme: Npsic. Erika Meza y Dr. Armando Torres Familia Guerrero Rosas Guzmán Godoy y Asociados S.C. Hilos Policolor S.A. Iván Jaso Dra. Leila Lerner de Scheinvar Lucía Lestrade de Serrano Claudio López Guerra Dr. Manuel Peimbert Sierra Proveedora Mexicana de Monofilamentos, S.A. de C.V. Sres. Luis y María Elena Rebollar Ing. Leopoldo Rodríguez Sánchez Mtro. José Luis Rodríguez Tepezano Eduardo Rojo y de Regil y Maripi Diéguez de Rojo Xavier Rubio de Silva María Teresa y Francisco Sekiguchi Dra. Gloria Eugenia Torres Dra. Silvia Linda Torres Andantino Anónimo (20) Dr. José Luis Akaki Blancas María Olga Álvarez Amando Almazán Roberto Alvarado Angulo Marina Ariza Ma. Aurora Armienta Asociación Filarmónica Mozart, A.C. Ing. Joaquín Ávila y Elda González Benassini Graciela Azuela Báez R.A. Barrio María Eugenia Basualdo Yomtov y Eugenia Béjar 133 Menos papel, más hojas Andantino Andante Daniel Slomianski In memoriam Sra. Vicky Tanus Hugo Torrens Miquel Eva Edith Trigos Unidad de Medicina Metabólica Dr. Demetrio Sodi Pallares Sr. Daniel Unikel In memoriam Nora Vega y Edgar Valencia Lupita y Óscar Vega Roldán Psic. Ethel Villanueva Pedro y Sonia Zepeda Limei Zhang Act. Ezequiel Ugalde Arq. Ricardo de Villafranca y familia Moisés y Celia Zukerman Larghetto Anónimo (1) Anton Bachvaroff Engel Dora Ma. Juárez García Carlos López/Editorial Praxis B.E. Martínez Hernández Leonor Morales Linda y Eddy Moss Ana Stella Orive Cecilia Pérez Sobrino Irma Ramírez Ruedas Martha Reyes Lic. Germán Rizo y Ma. Luisa de Rizo LIc. Mauricio Tishman Andante Anónimo (19) Leticia Arroyo Ortiz Dr. Nathan Baran y Sra. Gianfranco Bisiacchi In memoriam Jacobo y Lily Broid Juan Córdoba y Eugenia Barrios Elías y Reneé Darwich Raquel y Samuel Eidels Ana María Fernández Perera Carmen Giral Barnes Isaac Gómez Dr. León y Dora Green Ignacio y Elsa González Amin Guindi Amkie Arturo y Gloria Hinojos Dres. Alberto y Angelina Huberman Dr. José Manuel Ibarra Cisneros Ing. Pablo Jiménez Guerrero Leticia Kalb Monique Landesmann Profra. Judith Lima Sánchez y Dra. Ma. Teresa Lima Sánchez Ing. Javier Lozano Fernández Juan José Lozano Pereda Fabián Olivensky Luz María Ortiz Marco Lic. Rafael y Stella Rayek Evangelina Rico de Trejo Jaime y Rita Romanowsky Sandra Rodríguez Roque Celia Ruiz Jerezano Alejandra Santacruz de Varón y Eduardo Varón P. Arturo Soní Carlos y Becky Sorokin Adagio Anónimo (2) María del Consuelo Camacho Aurora Vargas Ortiz Amiguitos de la OFUNAM Mariana Constantino Vania Cruz Trigueros Emma y Léa Carlos Delaplace Yahir e Ivana Guerrero Rosas Guillermo Hernández Ruiz de Esparza Anne Lammers Blanco Karl Lammers Blanco Andrea Mendiola González Luis Alonso Mendiola González Grace Ramírez Vega Jaziel Rodrigo Sánchez Leal Gabriel Ángel de Jesús Soberano Palomino Gregoria y Greta Torres Torres Ivanna y Víctor Manuel Velazco Zúñiga Voluntarios Maricruz Chavarría Bernal Alberto Constantino Bautista Alfonso Pesqueira Robles Elia Rocío Rea López Roberto Smith Cruz Federico Torres Pérez Sociedad de Amigos de la OFUNAM Martha A. Torres H., directora Dalia Gómezpedroso Solís, asistente Luis Pérez Santoja, coordinador de contenidos de la página web Karla Flores, medios electrónicos Víctor Cisneros, técnico de medios Ser verde se nota 134 Dirección General de Música Director General Gustavo Rivero Weber Coordinadora Ejecutiva Blanca Ontiveros Nevares Subdirectora de Programación Dinorah Romero Garibay Subdirectora de Difusión y Relaciones Públicas Edith Silva Ortiz Jefe de la Unidad Administrativa Rodolfo Mena Herrera Medios Electrónicos Coordinador de Recintos José Luis Montaño Maldonado Sala Nezahualcóyotl Coordinador Luis Corte Guerrero Jefes de Mantenimiento Abigail Dader Reyes Javier Álvarez Guadarrama José Juan Peña González Prensa Técnicos de Foro María Fernanda Portilla Fernández José Revilla Manterola Jorge Alberto Galindo Galindo Héctor García Hernández Agustín Martínez Bonilla Logística Técnico de Audio Silvia Sánchez Meraz Rogelio Reyes González Cuidado Editorial Jefe de Servicios Rafael Torres Mercado Artemio Morales Reza Pablo Hernández Enríquez Vinculación www.musica.unam.mx Visita el sitio y registra tu dirección de correo electrónico para recibir nuestra cartelera. Universidad Nacional Autónoma de México Dirección General de Música Orquesta Filarmónica de la UNAM Programa General Segunda Temporada 2014 Se terminó de editar en el mes de abril de 2014 en los talleres de Editores Buena Onda, S.A. de C.V. Suiza 14, Col. Portales Oriente, México 03570, D.F. Su composición se realizó con las familias tipográficas: Myriad Pro 8.5:12; 9.5:12; 10:12; 10.5:13; 11:13; 11.5:13; 12.5:13 Palatino 11:12; 13:15; 11:12 El cuidado de la edición estuvo a cargo de Rafael Torres Mercado. U niversidad N acional A utónoma de M éxico Dr. José Narro Robles Rector Dr. Eduardo Bárzana García Secretario General Ing. Leopoldo Silva Gutiérrez Secretario Administrativo Dr. Francisco José Trigo Tavera Secretario de Desarrollo Institucional Lic. Enrique Balp Díaz Secretario de Servicios a la Comunidad Lic. Luis Raúl González Pérez Abogado General Coordinación de Difusión Cultural Dra. María Teresa Uriarte Castañeda Coordinadora de Difusión Cultural Mtro. Gustavo Rivero Weber Director General de Música