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“El saber de mis hijos hará mi grandeza” Savia No.10 Revista del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Sonora Número 10 ISSN 1870-9389 Familia y Sociedad Universidad de Sonora SAVIA. Año 11, No. 10, noviembre 2011-noviembre 2012, es una publicación anual editada por la Universidad de Sonora, a través de la División de Ciencias Sociales por el Departamento de Trabajo Social Blvd. Luis Encinas y Blvd. Rosales s/n, Col. Centro, C.P. 83000, Hermosillo Sonora; Tel. (662) 2592 136, (662) 2592 157, www.uson. mx, www.dsociales.uson.mx, www.trabajosocial.uson. mx. Editor responsable: Carmen Cecilia Navarro Gautrin. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2010111117020700-102. ISSN: 1870-9389; ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de Título y Contenido: en trámite, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa por Talleres Gráficos de la Universidad de Sonora Boulevard Rosales y Boulevard Transversal s/n, Edificio C Planta Baja, Col. Centro, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México. Tel. (662)259 51-76, este número se terminó de imprimir el 23 de noviembre de 2012 con un tiraje de 300 ejemplares. Heriberto Grijalva Monteverde Rector Arminda Guadalupe García de León Peñúñuri Vicerrectora Enrique Fernando Velázquez Contreras Secretario Académico División de Ciencias Sociales Dora Elvia Enríquez Licón Directora Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Departamento de Trabajo Social María del Carmen Marmolejo López Jefa del Departamento Se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes contenidos en la presente publicación siempre y cuando se cuente con la autorización de la Universidad de Sonora. Comité Editorial Blanca Idalia Maldonado González Graciela Ibarra López Jacobet Rosas Yépez Jaime Alonso Espinoza Muñiz Joel Verdugo Córdova Manuela Guillén Lúgigo Maren Von der Borch María Clarisa Arenas Hinojosa María del Carmen Marmolejo López María Engracia Carrazco Valenzuela Olivia Peralta Montoya Patricia Moya Grijalva Diseño de portada e interiores: Departamento de Desarrollo y Producción Editorial. Ilustración de portada: Familia sonorense 1972. Fotografía: Archivo familiar: Familia Mendoza Von der Boch, Navarro Gautrín y Eleazar Borquez. Maren Von der Borch y Manuela Guillén Lúgigo. Datos de contacto para la publicación: División de Ciencias Sociales, Departamento de Trabajo Social; Boulevard Luis Encinas y Rosales s/n, Edificio C, Planta Baja, Col. Centro, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México. Tel. (662)259 51-76 correo electrónico: revistasavia@sociales.uson.mx. 1 Editorial.................................................................................................................................... 3 Análisis Familia contemporánea. Trozos para (re)pensar la(s) realidad(es) latinoamericana(s) María Candelaria Sgró Ruata................................................................................................... 4 A propósito de la intervención con familias transnacionales. O la intervención como frontera María Gabriela Pombo............................................................................................................11 La protección social en la Argentina de los últimos 20 años, del “beneficiario” al “sujeto de derecho” Ignacio Prieto Belzunce.......................................................................................................... 20 Responsabilidad familiar y suerte: relaciones con el pensamiento de Maquiavelo e implicaciones para trabajo social Osvaldo Agustín Marcón ....................................................................................................... 25 Investigación A la escucha de los niños y los jóvenes. Familia, escuela y participación social en un poblado costero de Sonora Maren Von der Borch Marisol Mendoza Muñoz Yolanda Ravelo Abrill.............................................................................................................. 35 La estructura familiar de niños en riesgo de callejerización en la Delegación Coyoacán, D. F. Aída Valero Chávez Norma Cruz Maldonado......................................................................................................... 42 Desarrollo social y agua: Los niños de Hermosillo investigan sobre el agua. Una propuesta de investigación con enfoque participativo Manuela Guillén Lúgigo Francisco Barrera Barrios Cruz Elena Ruíz Figueroa Fabiola del Carmen Leyva Madero........................................................................................ 51 Desde la práctica Programa de intervención psicosocial con madres de familia en el Centro San Bernardo. Jesús Ernesto Valenzuela Medina Mayra Cecilia Arriola Álvarez Teresa Carolina Ayón Muñoz.................................................................................................. 60 Reseñas Aproximaciones al trabajo social contemporáneo de Elí Evangelista Martínez Jaime Alonso Espinoza Muñiz................................................................................................ 71 2 Editorial En la actualidad, las tradiciones y las costumbres atraviesan por una serie de transformaciones que provoca nuevas apropiaciones del mundo. Los mundos posibles se verifican en el presente, las identidades se multiplican y se desvanecen, el tiempo se vuelve líquido, y la sociedad cambia constantemente. En este contexto, la familia es un elemento decisivo para la construcción social; cómo se ha modificado y cuáles son las nuevas manifestaciones que ha adquirido, son algunos de los cuestionamientos que plantea el nuevo siglo para la entidad familiar. Podemos constatar que hoy por hoy, las diferentes tipologías familiares coexisten y se afectan mutuamente; el concepto tradicional de familia es cuestionado y los valores que se desprenden de él son vistos desde diversas perspectivas sociales. No sólo el contexto nacional lo verifica, por el contrario, a nivel internacional la familia ha sido concebida como una nueva entidad o agrupación, donde son varios los sujetos que la integran. Ante un panorama tan diverso, SAVIA en su número 10 se acerca a dicha temática no para proponer un nuevo concepto, sino para conciliar y darle espacio a las manifestaciones, críticas y reformulaciones que ha tenido el concepto de familia tanto en el espacio público como en el privado. ¿Cuáles son las consecuencias para la dinámica social? ¿Qué reformulaciones son aceptadas? Como institución, la familia es el eje central de la interacción social, de las bases que regirán las relaciones en lo público, de ahí la importancia de su transformación. No obstante, podemos cuestionarnos acerca de la veracidad de dicha centralidad, podemos optar por considerar a la familia como un centro regulador que ante la dinámica actual requiere ser visualizado a partir de las nuevas circunstancias sociales. Las posibilidades se expanden ante las interacciones que se verifican en el contexto actual, de modo que la familia adquiere nuevos espacios para incidir y, asimismo, es excluida de otros. Como fenómeno social, la crítica que se genera a su alrededor y las perspectivas que surgen son elementos suficientes para dedicarle unas cuantas líneas a la familia, a su reflexión desde la panorámica académica y el ojo común, desde el presente hacia el futuro. 3 Análisis Familia contemporánea.Trozos para (re)pensar la(s) realidad(es) latinoamericana(s) María Candelaria Sgró Ruata* Resumen En el presente trabajo, tomamos la ley sancionada en Argentina que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo, como disparador de una reflexión en torno a la concepción de familia y a los diferentes fenómenos que la ponen en cuestión. Así, a partir de la constatación de la existencia de realidades familiares diferentes al modelo y de la acción de los movimientos feministas y por la diversidad sexual, ensayamos unas líneas del juego de tensiones alrededor de la noción instituida de familia. Ahora bien, más allá de las discusiones en relación específicamente con la modificación de la Ley, el debate público permite distinguir las significaciones que lo atraviesan, entre las que la noción de familia adquiriere un lugar privilegiado. Las diferentes posiciones respecto a lo que la familia es (o debe ser) tomaron, de esta manera, visibilidad en las discusiones. Si bien, las transformaciones que se producen en el ámbito legal representan nuevos escenarios, el lugar que ocupa la concepción de familia en el imaginario social como institución social primaria sigue poniendo en tensión la validez, legitimidad de múltiples formas de familia que poco tienen de la idea de familia instituida: la familia nuclear conformada por una pareja (mamá y papá) e hijos/as. De esta forma, la idea sobre la “crisis de la familia” (re)aparece y los argumentos formulados sobre esta línea, también. A principios del presente siglo, Elizabeth Jelin (1998) se preguntaba ¿qué familia está en crisis?: Si se habla del modelo tradicional “ideal” del papá que trabaja afuera, la mamá que limpia y atiende a los hijos, y el nene y la nena, no hay dudas de que hay una situación de crisis... A esto se agregan otras formas de familia más alejadas del ideal de la familia nuclear completa: madres solteras y madres con hijos sin presencia masculina, padres que se hacen cargo de sus hijos después del divorcio, personas que viven solas pero que están inmersas en densas redes familiares, parejas homosexuales, con o sin hijos. Todas ellas son familias (Jelin, 1998:5). Usando esta pregunta como disparador, lo que intentaremos a continuación es ensayar algunas líneas de discusión en relación con la concepción de familia que funciona como “modelo” a partir del cual se construyen las distintas argumentaciones. El debate argentino puso de relieve y en explícito la necesidad de reflexionar sobre las diferentes realidades que, en definitiva, no son nuevas. Abstract In this paper, we take the law passed in Argentina, which enables the same sex marriage , as a trigger of a reflection on the concept of family and on diverse phenomena that put it into question. Thus, from the constatation of the existence of different family realities and from the action of the feminist and sexual diversity movement, we essay some lines on the game of tensions around the estabilshed sense of family. Introducción En el mes de julio de 2010, el Senado de la Nación Argentina sancionó la modificación del Código Civil habilitando el matrimonio para personas del mismo sexo (Ley 26. 618). El proceso de modificación de la legalidad vigente estuvo atravesado por un intenso debate público, tanto en el ámbito del Congreso Nacional y los medios de comunicación como en la ciudadanía en general. Se produjeron numerosas manifestaciones a favor y en contra de la transformación de la Ley y se desarrollaron audiencias públicas en las distintas provincias presididas por la Comisión de Legislación General del Senado Nacional, en las que la sociedad civil participó activamente. * Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. candelariasgro@hotmail.com 4 La familia, institución social Al hablar de instituciones estamos haciendo referencia a un sistema de significaciones compartidas socialmente cuya legitimidad está relacionada con el imaginario colectivo. El captar (Castordiadis, 1993) el contenido de la vida social está relacionado con las instituciones, puesto que éstas existen como formas instituidas, como “maneras de hacer universales, simbolizadas y sancionadas” (Castoriadis: 1993: 214-215). Como institución, la idea de familia es atravesada por diferentes sentidos que la definen. Entonces, lo que consideramos que una familia es (y en consecuencia Archivo: Familia Navarro Gautrin lo que no es) está relacionado con los significados privilegiados en su definición. Sin duda, estos sentidos son fruto de la historia social, de las luchas simbólicas por el establecimiento de una visión de mundo y como tales encuentran consenso y reconocimiento. Sin embargo, como significados instituidos, es decir, compartidos socialmente como válidos, adoptan un carácter generalizado y existen en la realidad como formas universales, naturales, como cuerpos de verdad indiscutibles. Lo instituido no se percibe como construcción sociohistórica, puesto que oculta el poder simbólico que lo posiciona como autoridad y las distintas luchas existentes para el establecimiento de una visión de mundo legítima (Bourdieu, 2000). Ahora bien, el modo de ser de las concepciones instituidas propone que los modelos no sean considerados como construcciones sociohistóricas, sino más bien, como pertenecientes a un orden natural, universal, normal. De esta manera, se opaca su relación con la situación social e histórica posicionando a la familia como una institución inmutable: Estas asignaciones culturales, sedimentadas durante las primeras décadas del siglo veinte, han afectado las imágenes y representaciones de los roles de esposa/ esposo y de madre/ padre y han tenido una notoria persistencia cuyo sentido reposa en el hecho de que ciertas instituciones sociales relativamente estables, como la familia, se conciben como formas de organización “naturales” de la vida colectiva antes que como productos cambiantes de la acción social (Wainermann, 2005:35). Pensar las instituciones sociales como producto de la acción social, aún cuando adquieren cierta estabilidad en respuesta a la necesidad de un orden social, implica considerar a los actores que intervienen en la discusión sobre la concepción instituida de familia. Las instituciones están atravesadas por visiones del mundo y como tales establecen el deber ser de lo social (Lourau, 1994). En las luchas por el establecimiento de una visión de mundo legítima, ingresan al campo distintos actores cuyos intereses se asientan en la necesidad de influir sobre las concepciones del mundo (Bourdieu, 1990). 5 Una mirada sobre lo que acontece: la realidad de las familias discurso desarrollista y en las políticas públicas2 dirigidas al crecimiento y desarrollo de los países del continente. Aún así, en América Latina, la proporción que el modelo tradicional de familia representaba en la población total disminuyó del año 1990 al año 2002 de 46.3 por ciento a 42 por ciento. La familia nuclear como organización representante del sentido instituido de familia se encuentra en la realidad diversificada en diferentes formas. Entre ellas, las familias denominadas monoparentales3 que en la década del noventa representaban 9.7 por ciento del total de familias latinoamericanas y que en el año 2002 pasan a representar 11.3 por ciento del total (Sunkel, 2006). Por otra parte, se produce un aumento de los hogares de tipo unipersonal y la familia extendida (padre, madre o ambos con o sin hijos y otros parientes), sigue teniendo una fuerte participación en la distribución total. En particular, en Argentina, Susana Torrado (2004) describe que disminuyen los matrimonios legales y aumentan las uniones consensuales y la proporción de hijos extramatrimoniales. Estos últimos en la década del sesenta representaban 24 por ciento del total de nacimientos y en el año 2000, un total aproximado de 55 por ciento. La realidad de las familias fue cambiando según los tiempos históricos y sociales. Como institución social, la familia no aparece inmóvil en la historia. Existe un Sólo una minoría de gente vive ahora en lo que podríamos llamar la familia estándar de los años cincuenta -ambos padres viviendo juntos con sus hijos matrimoniales, la madre ama de casa a tiempo completo y el padre ganando el pan. A. Giddens La historia permite reconocer que con el desarrollo de la industrialización y el consecuente desplazamiento de la población rural hacia las ciudades, las configuraciones familiares cambiaron. Ligado a este proceso de transformación social, se fue consolidando una concepción de familia que se posicionará como modelo único. Esta concepción de familia se fortalece durante el siglo veinte, y se conforma como el modelo universal reconocido formal (e informalmente) por las instituciones sociales. En Latinoamérica, las transformaciones producto de la industrialización se produjeron muy rápidamente. Una misma familia pasa de campesina a nuclear en un breve lapso (Ponce de León, 2006). Paralelamente, se va solidificando una concepción de familia como única basada en el modelo de familia nuclear, concepción que va a ser incentivada por el Estado y por la Iglesia católica.1 Este modelo de familia ocupó un lugar privilegiado en el 1 El papel de la Iglesia católica (especialmente en América Latina) en la constitución del imaginario social, si bien es un tema de sumo interés, es imposible abordarlo en esta exposición. Aún así es importante dejarlo planteado, dada su relevancia. Es necesario también, destacar que desde la perspectiva de los estudios de género en América Latina, se está desarrollando una importante producción académica dirigida al análisis de estas relaciones. Por ejemplo, algunos trabajos analizan las formas políticas de lo religioso en las sociedades contemporáneas y la participación de la Iglesia católica en los procesos de discusión de políticas de sexualidad y familia (Dides, 2006; Vaggione, 2005; Gutierrez, 2004). 2 En relación con las políticas públicas planificadas en Latinoamérica, Arriagada (2007: 129) explica: “Por largo tiempo, la familia nuclear con presencia de un padre proveedor, una madre ama de casa e hijos, fue considerada —y aún lo es— el paradigma de familia ideal y el modelo familiar sobre el que se planifican las políticas públicas. Hacia 2005, se observa que ese modelo de familia nuclear tradicional no era el mayoritario en la región latinoamericana. Sólo el 34% de las familias nucleares, un 24,6% del total de las familias y un 20.9 por ciento del total de hogares se ajustan a ese modelo tradicional...” 3 Las familias monoparentales (hijas/os con el padre o con la madre), principalmente con jefatura femenina, se constituyen como una tendencia generalizada en América Latina. Arriagada (2007: 129) afirma. “Entre los cambios más notorios del período 1990-2005, se observa la disminución del modelo tradicional patriarcal (male breadwinner) y el aumento de las familias biparentales con hijos, donde ambos padres desarrollan actividades remuneradas (de 27 a 33 por ciento). Asimismo, crecen la proporción de familias nucleares monoparentales y las familias nucleares con jefas que trabajan”. La autora indica que en el año 2005, del total de familias monoparentales, 86.8 por ciento tienen jefatura femenina. En el caso de Argentina, particularmente, Mazzeo (2008) expresa que las familias monoparentales aumentaron su representación en la distribución total, constituyendo un 19.3 por ciento del total de las uniones conyugales. El análisis que abarca el periodo 1980-2001, asimismo, indica que en relación a la jefatura femenina, el aumento fue del 91.7 por ciento mientras que en el caso de jefatura masculina fue de 29.9 por ciento. 6 importante caudal de investigaciones respecto a los cambios demográficos y a la transformación de las configuraciones familiares (Torrado, 2003; Wainerman, 1994). Respecto a Argentina, Wainerman (2003:12) explica: La familia argentina está transitando a pasos acelerados el camino que ya han recorrido otras sociedades de mayor desarrollo... hogares formados por parejas homosexuales o por parejas heterosexuales que adoptaron uno o dos hijos, de familias formadas por una madre y sus hijos, sin padre conviviente, de otras formadas por padres separados, que comparten la tenencia de sus hijos y conviven con ellos en sus respectivos domicilios la mitad de la semana, de hogares formados (muchos menos) por un padre y sus hijos sin madre conviviente, de hogares “ensamblados” o “reconstituidos”, de hogares encabezados por mujeres que son las principales proveedoras económicas, de familias con hijos engendrados por fecundación asistida por una probeta en lugar de una cigüeña. y una mujer, y que el objetivo principal de esa unión es la reproducción”. A continuación, nos referiremos brevemente a estos dos movimientos como manera de presentar un panorama de las tensiones en torno a la familia y sus actores centrales. La familia patriarcal Uno de los puntos centrales de los movimientos feministas es desnaturalizar la construcción tradicional de familia a partir de poner en evidencia sus aspectos históricos, sociales y políticos. Al considerar el aspecto político, abrimos paso a pensar en la existencia de relaciones de poder. En este orden, para los movimientos feministas, la familia establece un espacio de reproducción del patriarcado puesto que “constituye la unidad de control económico sexual y reproductivo del varón sobre la mujer y sus hijos” (Facio y Fries, 2005:285). Desde estos movimientos, se coloca en el centro de la discusión la tradicional separación público-privado poniendo de relieve el cuerpo y la sexualidad como componentes de la relación de dominación patriarcal en el ámbito privado: la mujer en tanto esposa en tanto madre (Barrancos, 2001; Brown, 2009). En la división de roles dentro de la familia tradicional, la mujer queda relegada a lo privado. Los movimientos feministas4 denuncian las relaciones de poder existentes en la sociedad patriarcal en las que la mujer queda reducida al ámbito de lo privado y casi limitada a sus Ahora bien, en los últimos años, las transformaciones no sólo se visibilizan en los cambios demográficos respecto a la composición de las familias; paralelamente diversos sectores de la sociedad civil se movilizan con el objetivo de transformar los sentidos naturalizados en la concepción instituida de familia. Podemos decir entonces, que no sólo la existencia de realidades familiares diferentes, sino también, la acción los movimientos feministas y por la diversidad sexual, ponen en tensión la noción instituida de familia. Frente al modelo dominante (focalizado en la familia nuclear), el feminismo y los movimientos por la diversidad sexual visibilizan una pluralidad de modelos familiares; como expresa Vaggione (2008:15): “El objetivo de estos movimientos es desinstitucionalizar la definición tradicional de familia, la que considera que la familia legal y legítima es la unión entre un hombre 4 ... la familia nuclear constituida a partir de una pareja heterosexual y monogámica cuyo principal fin era la procreación se extendió con diferentes grados de aceptación, racionalización y observancia a diversos sectores de la población. Las prácticas domésticas no siempre confirmaban esta “normalidad”, pero la fuerza de ésta hacía que se las viviera como excepciones o desviaciones. Nari Con sus variantes e interrupciones, dadas las coyunturas históricas particulares, el movimiento feminista comienza a gestarse en Latinoamérica a fines de los 60 y comienzos de 70, aunque en esos años, afectado por los regímenes dictatoriales que se desarrollaban en gran parte de la región. Sin embargo, Montaño y Sanz Ardaya (2009:85), expresan: “El impacto de las dictaduras en la vida privada y el liderazgo que a menudo debieron asumir en la vida pública porque los dirigentes políticos y sociales eran excluidos o desaparecidos, favorecieron el debate y la crítica al machismo de los partidos y las estructuras políticas”. De allí que el retorno a la democracia en los años 80 favorece el fortalecimiento del feminismo y su reaparición en el terreno político de los distintos países de la región (Montaño y Sanz Araya, 2009). 7 Tienen así la oportunidad de dejar atrás el olvido del Estado en reconocer nuestros lazos de afectos, nuestras familias.5 capacidades reproductivas. En Argentina, Marcela Nari (2005), analiza los procesos de simbolización que existieron desde el siglo XIX, en la vida social y la organización del país, a partir de los cuales la femineidad se va asociando a la maternidad, sin excepción. En este proceso de establecimiento de sentidos generalizados y hegemónicos, las mujeres comienzan a ser partes de un universal (sólo en tanto) madres. Ante esto, el movimiento de mujeres se posiciona como actor central en la denuncia al orden establecido poniendo de relieve que la concepción instituida de familia -como único modelo legítimo de familia (nuclear, patriarcal), disimula relaciones de dominación y establece ámbitos de exclusión social. En este sentido, aun cuando las luchas de las mujeres van transformando las formas naturales de las concepciones en formas construidas sociohistóricamente, las huellas de la superioridad masculina siguen estableciendo en la actualidad límites de exclusión en numerosos ámbitos de la vida social (Bonan y Guzmán, 2007). La concepción tradicional de familia, posiciona a la heterosexualidad como la barrera desde la cual se regulan las normas morales y legales. El principio de heterosexualidad, que algunos autores denominan como “el principio de heterosexualidad obligatoria” está directamente relacionado con la noción de heteronormatividad.6 Esta última indica la existencia de una situación en la que las únicas relaciones afectivas consideradas como válidas (legítimas) son las que se establecen entre un hombre y una mujer bajo fundamentos de naturalidad;7 esto supone que otros tipos de relación quedan al margen de las formas consideradas como legítimas (y de la consecuente adquisición de derechos). La no heterosexualidad queda excluida de vínculos legítimos de relación afectiva, relegada al terreno de la invisibilización. En este sentido, podemos pensar invisibilización como tolerancia. Es decir, siguiendo a Meccia, las diferencias son toleradas, en tanto y en cuanto se mantienen en el ámbito privado: “El Estado se comprometería a tolerar siempre y cuando la homosexualidad no se dejara ver” (Meccia, 2006: 71). En consecuencia, la heteronormatividad se establece como un sistema de dominación que subordina a toda persona que escape a la regla natural.8 Ésta es una de las principales denuncias del movimiento por la diversidad sexual. Somos familias La Comunidad Homosexual Argentina, la CHA, nació junto con la democracia y para reafirmar la democracia, y como tal es parte suya, es parte de todos nosotros y de todas nosotras, más allá de la orientación sexual e identidad de género de cada cual. Por eso, también a ustedes les compete la preservación de nosotros y nosotras, en tanto sujetos de derecho que hoy vienen a reclamar atención. 5 Fragmento de la “Carta a los Senadores y Senadoras del país” presentada por la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) en la publicación “Somos Familias” entregada a los legisladores en el contexto de debate sobre matrimonio entre personas del mismo sexo en Argentina, 2010. El resaltado es nuestro. 6 Mérida (2002:203) define la heteronormatividad de la siguiente manera: “por heteronormatividad entendemos aquellas instituciones, estructuras de comprensión y orientaciones prácticas que hacen no sólo que la heterosexualidad parezca coherente -es decir, organizada como sexualidad- sino también, que sea privilegiada... se la percibe como un estado natural; también se proyecta como un logro ideal o moral”. 7 Para Foucault (2008), en el discurso dominante sobre sexualidad (en Occidente), la sexualidad Verdadera se define, entre otras cosas, por la reproducción (la heterosexualidad). Todas las demás identidades que no se ajustan en este orden se constituyen como “sexualidades periféricas”. 8 Se relaciona con lo que Sousa Santos denomina lógicas de clasificación social a través de las que se van estableciendo las inclusiones y exclusiones bajo argumentos que elevan lo natural (la naturaleza) como fundamento de subjetividades legítimas, morales. Sousa Santos (2005) define la lógica de la clasificación social bajo la “nomenclatura de la naturalización de las diferencias”. En palabras del autor (2005:161): “De acuerdo con esta lógica, la no existencia es producida bajo la forma de una interioridad insuperable en tanto que natural. Quien es inferior, lo es porque es insuperablemente inferior, y, por consiguiente, no puede constituir una alternativa creíble frente a quien es superior”. Se relaciona con lo que Sousa Santos denomina lógicas 8 A modo de cierre, final abierto. (re) pensar la/s realidad/es terreno de lo intocable; puesto que, al ubicarse en el plano de las verdades absolutas, y en consecuencia, al margen de todo cuestionamiento posible, estos discursos determinan los límites de la (no) existencia de subjetividades. De esta manera, consideramos que pluralizar aún más las discusiones puede producir una apertura a nuevas formas de pensamiento en los que la inclusión tenga mayor protagonismo en discurso y en práctica. ... autonomía surge, como germen, desde que la pregunta explícita e ilimitada estalla, haciendo hincapié no sobre los «hechos» sino sobre las significaciones imaginarias sociales y su fundamento posible (...) C. Castoriadis Consideramos que poner en discusión los fundamentos que estructuran los discursos hegemónicos, principalmente en torno a la naturalidad de las concepciones, deviene en un cuestionamiento al orden general. La existencia de distintos tipos de familia y la puesta en explícito de las condiciones de construcción sociohistórica del modelo de familia instituido, permite abrir la discusión hacia nuevos terrenos que escapen a las formas de pensar lo social como dicotomías y bajo imperativos homogeneizantes, considerando la experiencia y la posibilidad de la igualdad con base en las diferencias. Quizás una de las puertas abiertas para visibilizar las transformaciones y las denuncias sea otorgarles cuerpo en el espacio social, abandonando o suspendiendo las separaciones tradicionales entre lo público y lo privado. En este sentido, consideramos, siguiendo la línea de la sociología de las ausencias de Santos (2005), que la mirada no debería desperdiciar experiencias. Que hayan logrado mayor visibilidad en el espacio público, los movimientos de mujeres y por la diversidad sexual en una acción política que busca no sólo reconocimiento sino también, y lo que nos gustaría subrayar, cambio social, no implica la clausura del debate. Las discusiones siguen abiertas y las sanciones operando en diversos ámbitos, lo cual no puede sino llamar la atención sobre la regeneración de nuevas formas que más que ampliar la reflexión y la inclusión, pueden renovar las estructuras tanto de pensamiento como de organización social, bajo otros modelos con idénticas exclusiones. La puesta en discusión de los universalismos, permite desandar las verdades solidificadas para desaferrarlas del Bibliografía Arriagada, I. (2007) (comp.). Familias y políticas públicas en América Latina: una historia de desencuentros. Libro de la CEPAL, No 96, LC/G. 2345-P, Publicación de las Naciones Unidas. Barrancos, D. (2001). Inclusión/exclusión. Historia con mujeres. 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Buenos Aires: Altamira. de clasificación social a través de las que se van estableciendo las inclusiones y exclusiones bajo argumentos que elevan lo natural (la naturaleza) como fundamento de subjetividades legítimas, morales. Sousa Santos (2005) define la lógica de la clasificación social bajo la “nomenclatura de la naturalización de las diferencias”. En palabras del autor (2005:161): “De acuerdo con esta lógica, la no existencia es producida bajo la forma de una interioridad insuperable en tanto que natural. Quien es inferior, lo es porque es insuperablemente inferior, y, por consiguiente, no puede constituir una alternativa creíble frente a quien es superior”. 9 Dides Castillo, C. (2006). Voces en emergencia: el discurso conservador y la píldora del día después. Santiago de Chile: FLACSO. Facio, A. y Fries, L. (2005). Feminismo, género y patriarcado. Academia, Revista sobre Enseñanza del Derecho de Buenos Aires. Num. 6, 259-294. Foucault, M. (2008). Historia De La Sexualidad I. 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Finally, we propose to conceive the intervention processes as borders, as a space “between”, in tension, geopolitically situated, where (dis)encounters between people occupying multiple social positions (De Lauretis, 1999) take place. Where they dialogically construct multiple intervention strategies, assuming porosity, hybridity and movement as epistemic positions. Resumen En este artículo se analiza la transnacionalización de la familia desde una perspectiva de género que, retomando los, planteamientos del feminismo poscolonial, intersecta regímenes políticos ligados al género con aquellos vinculados a otros condicionantes de la estratificación social, particularmente la clase social y la raza/etnia. Posteriormente, se interpelan los procesos de intervención con familias transnacionales revisitando la espinosa cuestión del trabajo social como dispositivo de control social, esta vez a la luz de las mencionadas intersecciones de género-claseraza/etnia. Finalmente se propone una mirada de los procesos de intervención como frontera, como espacio “entre”, en tensión y de borde, geopolíticamente situado, en el que se producen (des)encuentros entre sujetos que ocupan posicionalidades múltiples (De Lauretis, * Introducción En contextos de procesos de globalización, las migraciones trascienden fronteras nacionales e integran un nuevo espacio, el transnacional. El emerger de las comunidades transnacionales (Portés, 1996) —constitutivo del Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires. gabrielapombo@hotmail.com 11 La transnacionalización de las familias como expresión de la transnacionalización del capitalismo En el contexto de los procesos de globalización, los flujos migratorios generan nuevas comunidades a nivel transnacional. Portes (1996), define el concepto de comunidades transnacionales como la creación de comunidades, en respuesta al proceso de globalización, que se conforman más allá de las fronteras políticas de los países, configurando un campo “que no está ni aquí ni allí” sino en ambos lugares a la vez. El autor sostiene que el emerger de las comunidades transnacionales está ligado a la lógica del capitalismo mismo (Portes, 1996). En esta línea, Sassen (2004), acuña el concepto de circuitos transfronterizos, que define como “circuitos globales alternativos para la supervivencia”, que permiten generar ingresos, obtener ganancias y asegurar ingresos gubernamentales. Tales circuitos resultan “contrageografías de la globalización” en tanto están asociados con las principales dinámicas de la globalización: mercados globales, redes transnacionales y translocales y tecnologías de comunicación que permiten eludir formas tradicionales de control. Estos circuitos forman parte de la economía informal o incluso ilegal, pero utilizan la infraestructura institucional de la economía regular, develando su carácter constitutivo del sistema transnacional. En este contexto, la migración transnacional es un proceso mediante el cual las/os migrantes forjan y sostienen relaciones sociales multívocas —familiares, económicas, sociales, organizacionales, religiosas y políticas— que fundan un campo social, el cual enlaza a la sociedad de origen con la de acogida. Así, estos/ as “trasnmigrantes” toman decisiones y desarrollan identidades dentro de redes sociales que los mantienen conectados con dos o más sociedades simultáneamente (Glick, Basch y Szanton, 1995). Entre las comunidades transnacionales, las familias transnacionales o unidades domésticas multilocales —cuyos integrantes viven en al menos dos estado-nación— emergen como uno de los fenómenos socio-culturales característicos de la globalización (Glick et al. 1995; Parella y Cavalcanti, 2008). capitalismo transnacional— incluye la conformación de familias cuyos lazos se sostienen a partir de la construcción de un campo social que funde el espacio de origen con el espacio de acogida. Esto redunda en la configuración de subjetividades de borde o de frontera (Anzaldúa, 1999) que dislocan normatividades hegemónicas respecto a modelos de familia y de maternidad/paternidad. Asimismo, ponen en tensión las políticas públicas de los estados nación, y, en rigor, al Estado nación en sí mismo. En este artículo se analiza la transnacionalización de la familia desde una perspectiva de género que, retomando los planteos del feminismo poscolonial, intersecta regímenes políticos ligados al género con aquellos vinculados a otros condicionantes de la estratificación social, particularmente la clase social y la raza/etnia. Posteriormente, se interpelan los procesos de intervención con familias transnacionales revisitando la espinosa cuestión del trabajo social como dispositivo de control social, esta vez a la luz de las mencionadas intersecciones de género-clase-raza/etnia. Finalmente, se propone una mirada de los procesos de intervención como frontera, como espacio “entre”, en tensión y de borde, geopolíticamente situado, en el que se producen (des)encuentros entre sujetos que ocupan posicionalidades múltiples (De Lauretis, 1999) y que construyen dialógicamente estrategias de intervención; asumiendo la porosidad, la hibridez y el movimiento como posiciones epistémicas desde las que construir estrategias de intervención, siempre múltiples y en suspensión. Las reflexiones que se presentan en este trabajo surgen a partir de la problematización de mis procesos de intervención con familias de origen boliviano — particularmente con mujeres— residentes en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.1 Aunque en este artículo no analizo esas intervenciones, a fin de ubicar mi lugar de enunciación, quiero explicitar que lo que aquí se plantea surge desde y retorna en prácticas de intervención situadas —incómodamente— en un organismo estatal del sistema de salud. 1 Dichas prácticas se inscriben en un efector de salud descentralizado, dependiente del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y ubicado en el Barrio Charrúa. Desde la década del 60 este barrio recibe a migrantes provenientes de Bolivia y ha sido considerado “el primer barrio boliviano” de la ciudad. Allí trabajo desde el año 2003. 12 Archivo: Familia Von der Borch o positivos per se. Sus alcances, por el contrario, estarán ligados a las condiciones sociohistóricas en las que se inscribe cada familia, así como a los capitales económicos, culturales y simbólicos —en términos de Bourdieu (1986)— que sus integrantes construyen en dichas condiciones, atravesados por relaciones sociales de clase, de género, étnico-raciales y generacionales. Al respecto, cabe señalar la importancia de poner en cuestión cualquier intento de análisis de la familia transnacional que desatienda los conflictos de intereses entre sus miembros y las relaciones internas jerarquizadas, particularmente por género y edad. El análisis de los arreglos familiares transnacionales debe desempacar la categoría “familia trasnancional”, recalando en las relaciones de poder que la atraviesan y en sus heterogeneidades internas (Parella y Cavalcanti, 2008). En suma, resulta imprescindible abordar la cuestión de las familias tranasnacionales trascendiendo el clásico modelo push-pull2 y atendiendo a las interacciones entre sus condicionantes estructurales y las trayectorias particulares de sus integrantes, intentando develar ese campo social que integra e híbrida el espacio de origen con el espacio de acogida. La experiencia de frontera de la que habla Anzaldúa (1999) al problematizar su condición de chicana, lesbiana y migrante “de color”, caracterizándola como una “lucha de fronteras” que conduce a una nueva conciencia, una “conciencia mestiza”. Una posición “de bordes” en la que la ambigüedad es un tránsito que genera aprendizajes y “un nuevo ángulo de visión”; posición que desarticula el binarismo propio del pensamiento occidental. Esto alude a esa zona de frontera que interconecta lo local con lo global y que, como argumenta Sassen (1996), tiene una espesura social y especificidad empírica tal, que reclama un análisis particular3. Bryceson y Vuorela (2002), definen la familia transnacional como aquella familia cuyos miembros viven una parte o la mayor parte del tiempo separados/ as unos/as de otros/as; siendo capaces de crear vínculos que posibilitan que sus integrantes se sientan parte de una unidad y perciban su bienestar desde una dimensión colectiva, no obstante la distancia física (Bryceson y Vuorela, 2002: 2). El distanciamiento geográfico postmigratorio —en ocasiones permanente, en otras transitorio— que caracteriza a los/as integrantes de las familias transnacionalizadas genera acomodamientos y ajustes que reconfiguran las dinámicas familiares. Emergen reordenamientos espaciales y temporales respecto a las interacciones vinculares, a las estrategias económicas de las familias, y a la organización del trabajo doméstico y de cuidado de sus miembros/as. Estos ajustes impactan en las subjetividades y la organización de la vida cotidiana tanto de quienes migran como de quienes permanecen en los lugares de origen. Los reordenamientos mencionados —inherentes al vivir transnacional— no acarrean impactos negativos 2 El enfoque de los factores push-pull ha sido el modelo explicativo de los procesos migratorios dominante hasta mediados del siglo XX. El modelo explica las migraciones como resultantes de condiciones estructurales de los lugares de origen y de destino, que operan como fuerzas expulsoras y de atracción, respectivamente. Entre los factores push o de expulsión se destacan una elevada presión demográfica, falta de acceso a la tierra, bajos salarios, bajos niveles de vida y falta de libertades políticas. El modelo supone un sujeto racional que estratégicamente toma decisiones sobre la base de comparaciones instrumentales —costo/beneficio— entre las condiciones del lugar de origen y el de destino. Se ha criticado el reduccionismo inherente a ese modelo explicativo, atendiendo especialmente a su ahistoricidad (en tanto desatiende atravesamientos socioculturales y políticos) y a su concepción de sujeto, de corte individualista y liberal-racional. Ver: Blanco, Cristina (2000) Las migraciones contemporáneas”. Madrid. Ciencias Sociales, Alianza editorial. 3 Para un análisis de la perspectiva u óptica transnacional en el estudio de las migraciones ver: Levitt, P. y Jaworsky, N. (2007) Transnational Migration Studies: Past Developments and Future Trends. Annu. Revista Social, Vol. 33. pp.129–56; Parella, S. y Cavalcanti, L. (2008). Aplicación de los campos sociales transnacionales en los estudios sobre migraciones, Solé, C., Parella, S. y Cavalcanti, L. (comp.) Nuevos retos del transnacionalismo en el estudio de las migraciones, Madrid, OPI. 13 La transnacionalización de las familias desde la perspectiva de género Se parte de considerar la centralidad del género como perspectiva de análisis para la transnacionalización de las familias. Diversos estudios a nivel internacional han documentado hallazgos respecto al impacto de los patrones de género en la pre-migración, el tránsito fronterizo y la posmigración.4 Aquí puntualizaremos algunas cuestiones vinculadas a la reorganización de los patrones de género y de la resolución de las necesidades de cuidados de las familias en contextos del capitalismo transnacional. Aquí entendemos al género en intersección con las condiciones políticas, culturales e históricas en las que invariablemente surge y se mantiene (Butler, 2001: 35). Los procesos que rigen la transnacionalización de las familias intersectan desigualdades de género con desigualdades vinculadas a otros condicionantes de la estratificación social, en especial étnico-raciales y de clase social. Se plantea esta intersección en los términos del feminismo poscolonial,5 que enfatiza las articulaciones entre el género, la raza/etnia y la clase como instancias que no sólo se relacionan/interconenctan sino que “emergen y toman forma a través de las relaciones que tienen entre sí” (McClintock, 1995 citado en Wade, 2008). La fusión indisoluble y constitución mutua de estas categorías (Lugones, 2008) permite comprender que la experiencia de estas formas de diferencia es para los sujetos siempre simultánea, y en ningún caso secuencial o sucesiva (Moore, 2004). Reparar en esta intersección se convierte, además, en el único modo de visibilizar las posiciones más subalternas de los distintos sistemas de estratificación social. En el caso de las familias transnacionales, la intersección de regímenes políticos ligados al género, a clase y la raza/etnia arroja luz sobre la situación de las “mujeres pobres de color” —concepto político acuñado por del feminismo poscolonial— cuyas migraciones están atravesadas por esas múltiples e interconectadas desigualdades. En palabras de Bidaseca (2010): “Sexismo, racismo y explotación de clase constituyen sistemas interrelacionados de dominación y opresión que determinan la agencia femenina” (Bidaseca, 2010: 133). La globalización trae aparejada “la decadencia de los sistemas sociosimbólicos tradicionales basados en el estado, la familia y la autoridad masculina” (Braidotti, 2000:27), y un reordenamiento de las relaciones de género que incluye redefiniciones en las modalidades que asume la subordinación de las mujeres. Retomando la cuestión de los circuitos transfronterizos abordados en el punto anterior, Sassen (2004) vincula la creciente presencia de mujeres y extranjeros/as en estos circuitos con la feminización de la fuerza de trabajo y la feminización de la pobreza. Sostiene que a la vez que se feminiza el mercado laboral, se feminiza también la supervivencia en el mundo, en tanto los hogares y las comunidades dependen cada vez más de los recursos sociales de las mujeres y de las actividades generadoras de las remesas de las mujeres migrantes (Sassen, 2004). Carbonero y Vázquez Laba (2010) sostienen que la feminización del capitalismo y la reconfiguración de las relaciones patriarcales en el marco de la globalización atraviesan las relaciones de género, desestructurando lo que Hartmann (2000) ha denominado modelo de “mujer doméstica” y expresándose en fenómenos como la feminización de las migraciones y del trabajo. Las autoras retoman la idea de la “feminización del capitalismo global” de Celia Amorós (2008), quien argumenta esta feminización considerando la extensión del modelo de poliactividad informal —tradicionalmente asumido por las mujeres— y la invisibilidad e infrareconocimiento que acarrea la informalidad – característico de la normatividad femenina. Carbonero y Vázquez Laba (2010) añaden un tercer componente de la feminización del capitalismo global atendiendo a “la intensificación de los flujos de reciprocidad mundial que se fundamentan en redes que tradicionalmente han sido el campo de acción de las mujeres en su papel de sujetas invisibles no reconocidas (o infrareconocidas) en el espacio público formal-local” (Carbonero y Vázquez Para una síntesis de este tema se sugiere ver: Rosas, C. (2010). Implicaciones mutuas entre el género y la migración: mujeres y varones peruanos arribados a Buenos Aires entre 1990 y 2003. Buenos Aires: Eudeba. 5 En un trabajo anterior exploré las potencialidades de incluir la perspectiva del feminismo poscolonial para analizar la situación de las mujeres migrantes en torno a la organización del trabajo doméstico y de cuidados. Ver. Pombo, G. La organización del trabajo domestico y de cuidados no remunerados en mujeres migrantes procedentes de Bolivia: posibles lecturas desde el feminismo poscolonial. En: Karina Bidaseca y Vanesa Vazquez Laba (comp.). Feminismos y Poscolonialidad. Descolonializando el feminismo desde y en América Latina. Argentina: Godot. 4 14 Hochschild (2001) aborda la cuestión de estas cadenas, que ella define como “cadenas mundiales de afecto y asistencia”, que se construyen a escala global entre mujeres ligadas por distintos vínculos (familiares, laborales, etcétera) sobre la base del trabajo de cuidados remunerado y no remunerado (Hochschild, 2001). En un estudio sobre mujeres migrantes en el área metropolitana de Buenos Aires, Courtis y Pacceca (2010) observan redes de mujeres en las que las migrantes se apoyan antes, durante y después de la migración. Las autoras perciben “la operatoria tácita del género como condición para una inserción esencialmente dual, entre la reciprocidad del parentesco y el intercambio del mercado. Así como el trabajo de las mujeres en sus propias unidades domésticas no tiene valor de cambio, pero es imprescindible ya que financia o subsidia los costos de reproducción que no son cubiertos por el salario, los lazos de solidaridad y reciprocidad articulados en torno al género igualmente financian o subsidian el traslado de las mujeres/madres hacia otro mercado de trabajo (el de la sociedad de destino), donde se insertan en un nicho laboral absolutamente feminizado y ‘generizado’” (Courtis y Pacceca, 2010:181). La vitalidad de las redes sociales de reciprocidad en el caso de las familias transnacionales, deja a descubierto los procesos de privatización y refamiliarización de las tareas inherentes a la reproducción y cuidado de los/as integrantes de las familias; cuya contracara está constituida por los procesos de retracción del Estado y expansión del mercado en el marco de los modelos neoliberales. A la vez, arroja luz sobre la importancia de construir políticas públicas que no sólo desmercantilicen y desfamiliaricen el cuidado (Lister, 1994),6 ino que también atiendan a la persistente feminización del cuidado, que en el contexto de la globalización asume dimensiones transnacionales. Y ante este desafío de desfeminizar el cuidado, la labor de los estados nación, aislada, probablemente resulte insuficiente. Retomando los cuestionamientos de Daly y Lewis (2000) respecto a la categoría políticas de familia, y su propuesta de sustituirlas por políticas de cuidado, Archivo: Familia Von der Borch Laba, 2010, en prensa). Estos circuitos transfronterizos de reciprocidades resultan centrales en el análisis de las familias transnacionales, quienes para organizar el trabajo doméstico y de cuidados despliegan relaciones de reciprocidad transnacionalizadas, que no presentan la co-presencia típica de los vínculos de reciprocidad y solidaridad. Sus redes de proximidad incluyen relaciones distantes en términos geográficos. Se trata de relaciones construidas básicamente entre mujeres, cuyo ejemplo paradigmático son las cadenas transnacionales de cuidado. Realicé un breve análisis de la crítica feminista a las políticas de los estados de bienestar y sus supuestos en relación a las familias y las relaciones de género (2010, agosto). En: El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado desde la perspectiva de las mujeres del Barrio Charrúa: desigualdades, violencias y resistencias en el ámbito de la domesticidad y la reproducción. Prácticas de oficio. Investigación y reflexión en Ciencias Sociales, N° 6. Buenos Aires: IDES/UNGS. 6 15 cabe añadir a ello la necesidad de que tales políticas incluyan formulaciones construidas transnacionalmente, que recuperen las experiencias de frontera y del vivir transnacional de quienes efectivamente las protagonizan. Archivo familiar: Eleazar Borquez Tensionando la intervención con familias trans-nacionales: algunas interpelaciones a nuestras prácticas y sus supuestos subyacentes Así como la transnacionalización de la familia implica reordenamientos al interior de las dinámicas familiares, exige igualmente reordenamientos a nivel de las políticas públicas y estrategias de intervención que toman por objeto a las familias. En este sentido, la familia transnacional desafía el modelo hegemónico de familia, en el cual se sustentan, en términos generales, políticas y acciones dirigidas a las familias. El modelo familiar dominante, surgido a la par de la consolidación del Estado liberal moderno, contempla una estructura jerárquica y patriarcal. El patrón de familia burguesa define una clara división sexual del trabajo, inscribiendo a los varones en el espacio público y responsabilizándolos de la provisión del sustento económico del hogar; y a las mujeres en la esfera privada-doméstica, circunscribiéndolas a las tareas ligadas a la domesticidad y la reproducción. “Todo un dominio de la actividad humana, a saber la nutrición, la reproducción, el amor y el cuidado, que en el curso del desarrollo de la sociedad burguesa moderna pasa a ser el lote de la mujer, es excluido de consideraciones políticas y morales, y es relegado al ámbito de la naturaleza” (Benhabib, 1990: 130). Tal como sostiene Pateman (1988), el contrato social presupone y lleva implícito un “contrato sexual”, no consensuado con las mujeres, que les asigna la responsabilidades previamente descriptas y naturaliza su adscripción a ellas, conformando su subordinación. Así, la familia transnacional torsiona este modelo burgués, incumpliendo con sus principios fundantes: no respeta su sistema de jerarquías ni las divisiones dicotómicas público-privado y producción-reproducción, sustentadas en la diferencia sexual. Los arreglos trasnancionales trastocan estas antinomias evidenciando, por ejemplo, que las mujeres que encabezan procesos migratorios pueden incursionar flexiblemente tanto en un dominio como en otro y realizar simultánea y concertadamente trabajos remunerados y trabajos de cuidados para su grupo familiar; o pueden ser principales proveedoras de sus hogares, aunque ninguna de estas situaciones necesariamente reporte mayor autonomía para ellas. Los arreglos familiares transnacionales inflexionan, asimismo, las concepciones hegemónicas respecto a la maternidad. Siguiendo los planteos de Nari (2004), la maternidad es una construcción social que asume modalidades específicas de acuerdo con sus condicionantes sociohistóricos, mostrando variabilidades entre culturas y siendo sensible a patrones de clase, étnicos, etcétera. La maternidad incluye procesos biológicos (concepción, embarazo, parto, puerperio y, en algunos casos, la lactancia), pero los trasciende, comprendiendo prácticas y relaciones sociales que exceden el cuerpo femenino (como el cuidado y la socialización, o el apoyo afectivo) y se entrecruzan con representaciones acerca de lo socialmente aceptado, legitimado y “naturalizado” (Nari, 2004; Pedone, 2006). La maternidad transnacional, o “a distancia” resignifica la maternidad, en tanto supone una disrupción de la relación 16 materno-infantil, la cual debe adaptarse a una separación espacio-temporal (Parella y Cavalcanti, 2008). Efectivamente, las familias transnacionales desafían la co-residencia de sus miembros/as como rasgo típico de la familia tradicional. El sostenimiento de los vínculos entre quienes se encuentran separados a raíz del proceso migratorio suele facilitarse por el uso de las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y el transporte. Por tanto, la ausencia de una proximidad física no necesariamente debe interpretarse como indicador de fragmentación familiar; migrar no implica taxativamente precarizar los vínculos familiares. Finalmente, las familias transnacionales ponen en cuestión al propio estado nación, a sus fronteras geopolíticas, y sus agencias de producción de políticas públicas. Develan las limitaciones de sus políticas para garantizar derechos de quienes integran estas familias, en particular de los/as niños/as y adolescentes, y de las mujeres migrantes, a quienes denominará Sassen “ciudadanas desnacionalizadas” (Sassen, 2003). Las mujeres y sus familias quedan “des-enmarcadas” en virtud de una alteración arbitraria del espacio político, en contextos de un sistema multiestratificado de gobernabilidad globalizada (Fraser, 2008: 206). Este “des-enmarque” se ve intensificado en el caso mujeres migrantes que atraviesan desigualdades de clase, inteseccionadas con desigualdades de género y étnico/raciales. Su situación puede leerse desde el esquema tridimensional de justicia que propone Fraser (2008), en tanto se ven atravesadas por una metainjusticia de representación política ligada al desenmarque, que se entrecruza con injusticias distributivas y de reconocimiento. En orden a esta premisa, a nivel técnico-instrumental, la transnacionalización de las familias desafía los recursos y marcos institucionales nacionales con los que usualmente se cuenta en las estrategias de intervención para garantizar distintos derechos de las familias y sus integrantes. Tales recursos e instituciones responden a la lógica de los estados-nación y sus políticas públicas, y se vuelven insuficientes para abordar problemas y demandas sociales que exigen respuestas más allá de las 7 fronteras de los estados nacionales. Quizás un ejemplo paradigmático lo constituyan los conflictos vinculados a niños/as y adolescentes que han migrado con sus madres y cuyos padres se encuentran en sus países de origen. Que una madre quiera reclamar ante el incumplimiento de las cuotas alimentarias y deberes inherentes a la patria potestad por parte de los padres que permanecen en el país de origen; o quiera salir del país de residencia con sus hijos/as sin contar con la autorización del padre, constituyen situaciones que ejemplifican claramente la necesidad de contar con acuerdos bilaterales y, en particular, con mecanismos transnacionales de justicia.7 A la vez, esto suscita la inquietud respecto a la posibilidad de transnacionalizar los procesos de intervención con familias transnacionales, estableciendo redes y articulando instituciones y recursos a nivel transnacional. En suma, las familias transnacionales inflexionan normatividades hegemónicas respecto a modelos de familia, de la masculinidad/feminidad y de la maternidad/ paternidad, así como cuestionan los modelos de políticas de familia y, en rigor, los alcances de los estados nacionales para abordar cuestiones transnacionales. Cuestiones que, como los circuitos transfronterizos de explotación racial, sexual y económica, emergen en tanto interconexiones de regímenes políticos ligados al género, la clase social y la raza/etnia, que resultan constitutivas del capitalismo transnacional. La intervención como frontera Los planteamientos anteriores acarrean implicancias significativas en términos de los procesos de intervención social. Invitan, pues, a revisar críticamente los supuestos que subyacen a nuestras miradas y abordajes, identificando posibles (re)producciones de las normatividades hegemónicas mencionadas. Estas normatividades se sustentan en jerarquías y binarismos que urge desarticular, en tanto suprimen violentamente la heterogeneidad de expresiones de las subjetividades y las vidas. Por tanto, interpela a preguntarnos que tan cómplices de la legitimación de estas normatividades pueden ser nuestras intervenciones. Para un análisis de las obligaciones que generan a los estados la protección de niños/as y adolescentes que integran familias transnacionales ver: Cortés, P. (2005), Mujeres migrantes de América Latina y el Caribe: Derechos humanos, mitos y duras realidades, Serie Población y desarrollo Nº 61, Santiago de Chile: CEPAL. Para un análisis de la situación en el caso de Argentina, ver: Equipo Latinoamericano de Justicia y Género - ELA: Informe sobre género y derechos humanos en Argentina 2005-2008. (2009).Buenos Aires: Biblos. 17 Lo anterior implica revisitar la espinosa cuestión del trabajo social como dispositivo de control social, esta vez a la luz de las intersecciones de género-clase y raza/etnia. Intersecciones presentes no sólo en las corporeidades y trayectorias vitales de los sujetos que se encuentran en cada proceso de intervención social, sino también sedimentadas en las instituciones que enmarcan dichos procesos (Pombo, 2011). Para ello, considero valioso adoptar una lectura de los procesos de intervención social que repare en las relaciones sociales construidas en cada intervención a partir de sujetos con posicionalidades múltiples. Retomo aquí la noción de sujeto múltiple de De Lauretis (1999), sujeto “engendrado también en la experiencia de relaciones raciales y de clase, además de sexuales; un sujeto, en consecuencia, no unificado sino múltiple y no tanto dividido como contradictorio” (De Lauretis, 1999: 8). También Braidotti (2000), apela a la multiplicidad de posicionalidades para conceptualizar la subjetividad como “el sitio de un conjunto de experiencias múltiples complejas y potencialmente contradictorias, definido por variables que se superponen tales como la clase, la raza, la edad, el estilo de vida, la preferencia sexual y otras” (Braidotti, 2000: 30). Contemplar la intervención como (des)encuentros entre sujetos múltiples, en el marco del capitalismo transnacional, me ha conducido a postular la propuesta de concebir los procesos de intervención social como fronteras. Esto es, como espacios “entre”, híbridos, porosos y “de borde”, en los que impera el conflicto, la negociación y la dialéctica separación-articulación. En estas fronteras se producen (des)encuentros de sujetos con posicionalidades múltiples, quienes ponen en conflicto una multiplicidad de saberes y experiencias construidos a lo largo de sus trayectorias vitales, inscriptos en condiciones sociales geopolíticamente situadas. Sujetos que si bien están claramente atravesados por relaciones de poder que impactan desigualmente en sus subjetividades y sus vidas, comparten el hecho de estar marcados por un sistema de jerarquías sociales —de género, de clase, étnico-raciales, nacionales— que opera al servicio de la construcción de la hegemonía y de la legitimación de ciertos sujetos —y ciertos lugares— como hegemónicos. Postular la intervención como frontera apunta entonces a dislocar ese sistema de jerarquías y sus binarismos constitutivos; a alejarnos del enclave asistencialista —otra vez binario— que remoza versátilmente diversas clasificaciones antitéticas que acaban por ubicarnos en la dicotomía dar vs. recibir; y a articular un enclave dialógico y de construcción colectiva, que asuma la provisoriedad y el inacabamiento de las estrategias que se construyan en el marco de esos diálogos. Un espacio que, como las fronteras, responde a condiciones históricamente situadas, pero retiene la capacidad del desplazamiento. Puede anquilosarse cual checkpoint que controla “quienes entran y quienes salen”, o bien puede asumir la porosidad, la hibridez y el movimiento como posiciones epistémicas desde las que construir estrategias de intervención, siempre múltiples y en suspensión. Bibliografía Anzaldúa, G. (1999). Borderlands / La frontera. The new mestiza. San Francisco: Aunt Lute Book. Benhabib, S. (1990). El otro generalizado y el otro concreto. En Benhabib S. y Cornell, D. (Comp.) Teoría Feminista y Teoría Crítica. Valencia: Alfons el Magnánim. Bidaseca, K. (2010). Perturbando el texto colonial. Los estudios (pos)coloniales en América Latina. Buenos Aires: Paradigma indicial. Braidotti, R. (2000). La diferencia sexual como proyecto político nómade. En: Sujetos nómades. Corporización y diferencia sexual en la teoría feminista. Buenos Aires: Piados. Bryceson, D. & Vuorela, U. 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A su vez, pretende mostrar cómo fue mutando el posicionamiento del Estado, las diferentes concepciones que de él surgieron y surgen sobre las familias e individuos receptores de las políticas, así como el nivel de participación que tuvieron y tienen los individuos en la definición y aplicación de las mismas. Se tomará como referencia, para profundizar el análisis, el Sistema de Asignaciones Familiares (AAFF) y en particular el caso de las Asignación Universal Por Hijo (AUH), como política social que propone un nuevo “tipo de usuario” sujeto de derecho, comprometido y partícipe. Asignación Universal Por Hijo (AUH) y su correlación con el “modelo de crecimiento económico”. En 1957, en Argentina se implementó, el Sistema de Asignaciones Familiares (AAFF), que buscaba aliviar de las “cargas de familia” a los trabajadores formales a través de la transferencia de ingresos. Durante esos años, las mujeres y niños accedían a la protección social a través del hombre cabeza de familia. Es decir, la organización familiar estaba regida por el patrón “hombre proveedor/mujer cuidadora”. En 1968, el régimen argentino unificó a través de la Ley 18.017 las distintas cajas de las AAFF y en 1973 se consolidó el proceso de inclusión de todos los sectores. (Arcidiácono: 2011). Focalización, descentralización y privatización: los 90 En la década del noventa, con la ruptura de la lógica salarial, desaparecen los sectores desclasados que quisieron y pudieron reincorporarse al sistema productivo. Ya no existió el ejército de reserva como tal. Apareció la categoría del “marginado” como nuevo status social; aquel desalojado de todo tipo de seguro social y apartado del movimiento del sistema que lo sobrepasa. Con el neoliberalismo como modelo de crecimiento político y económico, donde la sociedad no es más que un conjunto de individualidades, podemos observar un modelo de intervención social del Estado que adapta la estructura del mercado de trabajo a las necesidades de la estrategia de acumulación. Propone tres estrategias para reformar al Estado de Bienestar: Focalización, descentralización y privatización. La focalización supuso la definición de los sectores más pobres de la población, para poder atenderlos de manera singular. Se calificó y clasificó al beneficiario de cierta política, siendo éste un ‘merecedor’ de la misma. Tal como propone Aldo Isuani: Summary The following article proposes an approach on social policies developed in Argentina from the nineties. At the same time, it aims to show how the positioning of the State was changing; the different conceptions on families and individuals receiving those policies that arose and arise from them; and the level of participation that individuals had and have in their definition and implementation. The System of Family Allowances (AAFF) will be used as reference, to deepen the analysis; and in particular the case of the Universal Child Allowance (AUH) as social policy that proposes a new “type of user” subject of right, committed and involved. Introducción Cuando hablamos de “protección social” es muy difícil pensar en el origen del problema social y de la generación de una cuestión socialmente problematizada, ya que deberíamos remontarnos a las primeras intervenciones estatales de los Estados Benefactores (Otto von Bismarck a fines del siglo XIX). Por esto, haré un recorte en relación con las políticas anteriores a la * Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. elnachoprieto@gmail.com 20 Los sectores medio y de trabajadores organizados sindicalmente [...] debían comenzar a pagar total o parcialmente por los servicios sociales que consumían. La privatización aparecía como la contracara de la focalización, liberando recursos para ésta y complementando su labor en pos de mayor equidad [...] la descentralización contribuiría a la mayor eficiencia y eficacia del gasto social, en la medida en que acercaría la gestión al beneficiario, haciendo que éste asumiera un mayor control sobre la calidad de los servicios (Isuani, 2008: 178) negando al ciudadano como sujeto de derecho y negando su protagonismo y participación en la transformación social. El Estado se retiró durante este período de la provisión de bienes y servicios. La realidad social se veía atravesada por la exclusión social dada la crisis de la sociedad salarial, privatizaciones, desregulación en varios sectores de la economía y flexibilización del mercado de trabajo. Sumado al otorgamiento de falsas libertades de acción a las provincias y municipios que debían hacerse cargo de las políticas sociales (acción vinculada directamente con las políticas económicas de ajuste), las cuales no solo son financiadas por organismos internacionales de crédito (Banco Mundial, FMI), sino que son llevadas a cabo (en gran parte) por las ONG´s, dado el corrimiento del Estado nacional. Se puede observar en este período una “alta fragmentación institucional” (retomando palabras de Isuani), dado el Estado mínimo, la financiación por parte de organismos internacionales y la aplicación llevada a cabo por organizaciones de la sociedad civil. Maren Von der Borch No se veía a los sectores marginados como sujetos de derecho, sino como beneficiarios de ciertas políticas de protección social, es decir, se definió y focalizó a cierto grupo “marginal” (pobre merecedor) que sería ‘beneficiado’ con determinado plan o política con el fin de poder darle protección a quienes más lo necesitaban. Este “merecimiento” calificó y clasificó a la población, ya que sólo los grupos extremadamente pobres debían recibir “ayuda estatal”, legitimando así la marginalidad, 21 Crisis y políticas de integración Desde 1997 se comenzó a plantear la idea de la universalización de las AAFF a partir de diferentes iniciativas (Red Argentina de Ingreso Ciudadano, Frente Nacional Contra la Pobreza, etc.) y en los años subsiguientes se presentaron (desde distintos sectores en el Congreso Nacional), un gran número de proyectos legislativos con distintas características, pero todas dirigidas a la ampliación del régimen de AAFF. Sin embargo, y más allá de estas iniciativas, la desintegración y el descontento social hicieron eclosión en el recordado diciembre de 2001. Aquí la sociedad se ve desestructurada por la caída de las normas políticas y por la ausencia de lazos orgánicos entre los individuos, hecho que presenta a la sociedad de la época no como un todo sino como un conjunto de partes. A raíz de estos cambios y de la crisis, se empezaron a implementar Programas de Transferencia Condicionada de Ingresos (PTCI), que pretendían aminorar la pobreza y proteger de los riesgos sociales a quienes no se encontraban dentro del mercado laboral forma. El plan Jefes y Jefas de Hogar otorgaba 150 pesos por familia y cubrió a más de dos millones de personas. Este plan mantenía la lógica del “beneficiario” y en dos meses se cubrieron las inscripciones, dejando fuera a un sinfín de personas que lo necesitaban y haciendo beneficiarios a un gran porcentaje de “acomodados”. A partir del 2003, el nuevo gobierno propuso pensar las políticas sociales sostenidas sobre dos ejes: Trabajo y Familia. Se expone el trabajo como dignificador y al trabajador como sujeto de derecho en búsqueda de la inclusión social a través de políticas activas en materia de empleo, utilizando a este último como vínculo entre el bienestar y el modelo económico. Las prestaciones a las que accedían las familias dependían de la condición laboral del adulto y/o de los planes y programas a los que éste lograse acceder. Como lo explica Pilar Arcidiácono Se configuró un esquema de políticas sociales fragmentado que supuso amplias mejoras para los trabajadores formales y programas residuales y focalizados, de empleo y fami¬liares, para los ‘vulnerables’. De esta forma, las prestaciones a las que las familias con niños, niñas y adolescentes accedían dependían de la condición laboral de los adultos y/o de los planes y programas a los que lograsen acceder. Asimismo pese a su masividad y al hecho de incorporar cierto discurso de derechos estos programas no perdieron su lógica focalizada y residual (Arcidiácono, 2001:4) La mayoría de la crítica referida a estas políticas de 2003 apunta a la continuidad de la focalización y direccionalidad y no al fomento de ciudadanos con derechos, generando, según los críticos, procesos de estigmatización. Protección Social Integral: Asignación Universal por Hijo A partir del 2009 se comenzaron a proponer nuevos mecanismos de protección social no contributivos, que no dependían necesariamente de la situación ocupacional (más allá del empleo asalariado formal) y que garantizaron un piso de ingresos para la satisfacción de las necesidades sociales y el acceso a los derechos de la ciudadanía. “De esta manera, nuestro enfoque de la solidaridad social es el de ‘titulares de derecho’ [...] El modelo en el que trabaja nuestro Gobierno tiene un claro antecedente en el primer gobierno peronista y la Constitución de 1949, que juntos constituyen el primer antecedente en lo que a enfoque a derechos se refiere.” (Kirchne, 2010:42). Esta posición ve en los derechos atribuciones que poseen todas las personas y que deben ser garantizados y facilitados por el Estado, asumiendo éste nuevamente un rol principal. El trabajador adquiere deberes y derechos como sujeto reconocido ante la nación, es decir, el Estado no solo asume un alto nivel de intervención, sino que es para la totalidad de la nación, rompiendo así con la focalización y la lógica del “beneficiario”. “Las políticas sociales actuales apuntan a la inclusión social, son integrales y reparadoras de las desigualdades sociales. Además, reconocen a los ciudadanos como protagonistas del cambio social y no como meros beneficiarios pasivos de la asistencia” (Kirchner, 2010: 44). Al ser sujetos de derecho, la entidad social, política y cultural que adquieren estos sujetos es de extrema relevancia, ya que comienzan a ser decisores de su propia realidad, siendo a su vez reconocidos legal y legítimamente por el Estado Nacional. La lógica de las nuevas políticas sociales supone la apropiación de “lo público” que estaba despojado de sentido y de recursos, otorgándole un nuevo sentido; 22 Maren Von der Borch En el año 2009 se reactivó el debate en el Congreso nacional sobre la universalización de las AAFF (aproximadamente nueve proyectos vinculados), instalándose fuertemente en la agenda pública y en los medios de comunicación. Dada la repercusión, en octubre de ese año el Poder Ejecutivo Nacional creó la Asignación Universal por Hijo para la Protección Social (decreto presidencial N°1602/2009). Tal programa funciona como un sistema de protección social que no condiciona la prestación a la inserción en el mercado de trabajo. A su vez, la direccionalidad del programa no va en función del “pobre” ni de un “beneficiario” por el contrario, es un derecho reconocido para la población, poniendo a los trabajadores informales y a los niños como sujetos de derecho. Se adopta la perspectiva de derechos garantizando un ingreso a los hogares y el derecho de los niños y adolescentes de los sectores más pobres a concurrir a la escuela y realizar controles de su salud. De esta manera no solo se pretende la inclusión y la reinserción de un conjunto “marginado” sino que se un punto de vista. Éste propone la participación y apropiación de ese espacio, no solo por parte del Estado (que no participaba de él), sino también de la sociedad y comunidad que harán uso del mismo, teniendo en cuenta la diversidad y pluralidad de las mismas para poder abordarlas inclusivamente. Esta utilización de “lo público” y la oportunidad que propone el nuevo gobierno a partir de 2009 necesitan de estrategias de abordaje y de cooperación entre los distintos organismos gubernamentales nacionales, provinciales y municipales; así como el otorgamiento de herramientas a los sectores de la sociedad civil que harán uso de estos derechos. Dicha nueva lógica “integral” de las políticas sociales implica un “trabajo conjunto y articulación de recursos, circuitos administrativos y gestiones compartidas. [...] Los programas, proyectos y acciones son parte de un proyecto colectivo, con responsabilidades compartidas y asumidos por el Estado, desde una Red de Políticas Sociales, junto a la comunidad y el sector privado”(Kirchner, 2010: 65). 23 fomenta el cuidado, el conocimiento y el aprendizaje de los niños. Asimismo, se destaca la rápida implementación que se realizó durante los primeros meses con una fuerte campaña de comunicación, representa además una superación de los Programas de Transferencia Condicionada de Ingresos, ya que todo aquel que cumpla con las características puede acceder a la prestación. No hay cupos ni fechas límite de inscripción. Quienes se encontraban dentro de planes y programas nacionales de transferencia de ingresos y cumplían con los requisitos migraron de forma inmediata a la AUH. Se remarcan dos aspectos nuevos en la forma de pensar las políticas sociales a partir de la AUH. Por un lado, la ampliación de la cobertura de niños y niñas antes excluidos (las AAFF pasaron de cubrir 54 por ciento de niños, niñas y adolecentes al 82 por ciento de los menores de 18 años1); por el otro, reconociendo a los trabajadores informales y desempleados como sujetos de derecho y partícipes de las políticas sociales. Al percibir la AUH (tal como lo propone Arcidiácono), lejos de estar financiando la desocupación, se permite al desocupado poder elegir qué trabajo realizar para aumentar sus ingresos. Ya que con este ingreso se dispone de una base monetaria que permite cierto poder de decisión. Es preferible que pueda ir en búsqueda de un trabajo de calidad, a que esté realizando tareas insalubres por pagos mínimos. El monto delegado desde la AUH no se acerca al valor de la canasta básica ni mucho menos; pero busca, no solo poder inyectar un ingreso a los hogares que no lo tienen, fomentar la inclusión educativa y la calidad de la salud, sino también, funcionar como un incentivo para salir a buscar trabajo y poder elegir sabiendo que se tiene un mínimo colchón base. que deben participar activamente de la conformación, diseño, implementación y evaluación de las políticas públicas a las que se ven sometidos. ¿Cómo se hace para proponerle a la sociedad la construcción, apropiación y acción del espacio público y de los derechos? ¿Cuáles son esas herramientas prácticas y conceptuales que se construyen para el funcionamiento integral de las nuevas políticas sociales? ¿Qué se espera de las familias y de los sujetos? ¿Cuáles y cómo son esos nuevos roles que asumen las personas como partícipes de sus propias políticas, derechos e identidades? Todas estas preguntas quedan en el tintero y espero sean contestadas en el corto plazo, para poder seguir creciendo y mejorando en las intervenciones que se realicen a futuro. Bibliografía Arcidiácono, P., Caramona Barrenechea, V. y Straschnoy, M. (2001). La asignación universal por hijo para protección social: rupturas y continuidades, ¿hacia un esquema universal? Margen No. 61. pp 1-16. Isuani, A. (2008). La Política Social Argentina en Perspectiva. En: Cruces, G., Moreno, J. M., Ringold, D. y Rofman, R. (Eds). Los Programas Sociales en Argentina hacia el Bicentenario. Buenos Aires: Banco Mundial. pp. 169-198. Kirchner, A. (2010). Políticas sociales del Bicentenario: Tomo I, Publicación de distribución gratuita del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación Argentina. Buenos Aires. Conclusiones finales (sujetos de derecho, nuevas lógicas) En Argentina se vive un proceso de transformación ciudadana y apropiación del espacio público. En este marco se gestan nuevas herramientas y conceptos que buscan no solo un mayor grado de implicancia y responsabilidad por parte del Estado Nacional, sino también un mayor involucramiento por parte de los ciudadanos que no sólo son sujetos de derecho sino 1 Estimaciones ilustrativas elaboradas por las autoras sobre la base de los datos presentados en Roca (2010), y la meta física alcanzada de 3.5 millones de niños, niñas y adolescentes cubiertos. 24 Análisis Responsabilidad familiar y suerte: relaciones con el pensamiento de Maquiavelo e implicancias para Trabajo Social Osvaldo Agustín Marcón* Archivo familiar: Mendoza Von der Borch Resumen El substrato sobre el cual se desarrollan las intervenciones profesionales se asienta en, entre otros elementos, un conjunto de ideas indiscutidas que funcionan con particular fuerza. La idea según la cual las familias en situación de derechos sociales vulnerados han ingresado a ella por responsabilidad propia, es decir, por tomar decisiones equivocadas o por desarrollar actitudes despreocupadas forma parte de este substrato. Para discutir esta tendencia pueden tomarse distintas vías, pero desde el campo de las Ciencias Sociales y Políticas el pensamiento de Maquiavelo puede aportar contundentes elementos. El autor pensó en El Príncipe, no obstante, esas ideas pueden ser aplicadas a las familias quitando la naturalidad con que se suele rodear aquella responsabilidad que se les exige sin discutir cómo la simple suerte o fortuna puede determinarla. Para Trabajo Social no es suficiente con esta argumentación aunque sí aporta al referido esfuerzo por dejar atrás dicha construcción caracterizada por el prejuicio. * Universidad Nacional del Litoral y Universidad Adventista del Plata, Argentina. omarcon@arnet.com.ar 25 Resumen The substrate on which to develop professional interventions is based on, inter alia, an undisputed set of ideas that work with particular force. The idea that families in situations of social rights violated have entered her own liability, that is by making wrong decisions or careless attitudes develop is part of the substrate. To discuss this trend can be taken different ways but from the field of Social and Political Sciences Machiavelli’s thought can bring strong elements. The author thought of “The Prince” but these ideas can be applied to families by removing the natural way that usually surrounds this responsibility required of them without discussing how the mere fate or fortune may determine. It is not enough for Social Work, but this argument gives the referral effort to leave behind such a construction characterized by prejudice. Se trata de la cuestión de la responsabilización de las familias, particularmente las que son víctimas de la exclusión social. La idea de sujetos sociales en adecuadas condiciones y, por ende, obligados a responder ante el entorno, aparece estrechamente ligada a corrientes de pensamiento sintetizadas por Max Weber en La ética protestante y el espíritu del Capitalismo. El texto, como sabemos, remite –entre otras cosas–, a la idea de actores sociales incondicionalmente austeros, rigurosos y trabajadores. Por extrapolación, se supone que este ascetismo debe dominar todo el cuerpo social. Ser responsable significa constituirse en parte de la soldadesca de productores y consumidores, base fundamental para el desarrollo del capitalismo. En general, la razonabilidad de tal plexo axiológico no es problematizada por los sectores medios, tradicionalmente incorporados a la producción y al consumo. Vale por sí mismo y se espera que todos se adhieran sin, admitir preguntas sobre las condiciones en las cuales cada sujeto se encuentra, como para poder cumplir con tales exigencias. Ante ello, cuando la cuestión social (Castel, 1997), se expresa en los espacios familiares, el imaginario tiende a ver en el interior de esos espacios el origen de los problemas y, por ende, a suponer que allí también se encuentra la responsabilidad última de la solución. Así, expresiones tales como crisis de valores o crisis de la familia cobran fuerza, y el orden de lo público (las políticas sociales), aparece débilmente criticado cuando no justificadas dichas expresiones como deficiencias. No es extraño que esta firme tendencia ideológica se exprese también en distintas intervenciones profesionales. Ahora bien, el asunto podría ser analizado desde diversas perspectivas. Así, podríamos centrarnos en el propio marco de derechos humanos positivizados, a través de la Convención sobre los Derechos del Niño, en tanto acota notoriamente la responsabilidad familiar cuando carga en el Estado la responsabilidad de garantizar condiciones familiares que permitan atender la situación de los niños (artículos 18 y 27). O podríamos tomar el tema desde la perspectiva clásica del determinismo filosófico, según el cual el comportamiento humano está completamente gobernado por leyes causales (Molina Fernández, 2002: 73). En el campo de las ciencias sociales este asunto ha Desarrollo del artículo: La cuestión discutida y su relación con Maquiavelo En el contexto de la denominada globalización mutaron1 diversos órdenes conceptuales. Podría decirse, inclusive, que varias de tales mutaciones fueron necesarias para que dicho contexto tuviera lugar. Las variaciones en la producción capitalista (del fordismo al post-fordismo), el avance del ideario liberal (político y económico) o la profundización del individualismo en el sujeto (Lipovesky: 1983), son ejemplos de dimensiones en las que se observa cierta identidad entre algunos conceptos dominantes y la globalización como contexto. Se trata, en definitiva, de la profundización de la modernidad en favor de una Segunda modernidad (Beck: 1998), proceso en cuyas zonas ideológicas fundacionales aparecen tales transformaciones conceptuales. De forma más o menos explícita, estas mutaciones ocupan el lugar de las ideas-fuerza participando activamente en el desarrollo del contexto, aunque también en el desarrollo de ellas como nociones específicas. Como levaduras que actúan sin prisa, pero sin pausa, estos ejes conceptuales llevan adelante la tarea preparando el terreno en el que germinan distintos idearios. Entre ellos pueden encontrarse, aun, otros que simultáneamente generan nuevos recursos para levar el escenario. Uno de ellos es el que ahora nos ocupa. 1 Usamos la idea de mutación, pues no se trata de ideas totalmente nuevas sino de transformaciones producidas sobre la base de otras ya existentes; en ocasiones, estos cambios se dan en su estructura y en otras en su aspecto exterior. 26 llamado particularmente la atención de clásicos como Durkheim, Schutz y Luhmann (Galassi, 2003), en distintos pasajes de sus obras. De ello también se ocupó Sigmund Freud (1856/1939), quien desplegó ingentes esfuerzos a través de trabajos tales como Más allá del Principio del Placer o Recordar, repetir, reelaborar. O, inclusive, la cuestión puede ser analizada, desde dicha categoría, pero como construcción en el campo de las ciencias sociales. Ambas permiten, también, advertir cómo es que la cotidianeidad de cada sujeto y de cada familia no se desarrolla en condiciones absolutamente libres, de lo que surge que tampoco es posible actuar de modo totalmente responsable ante ellas. Aquí interesa poner en evidencia cuán débiles son las posibilidades de que una familia se responsabilice infiriendo aspectos de lo que él sostendría, en un diálogo imaginario en el aquí y ahora, acerca de la cuestión de la factibilidad de la responsabilización de un grupo familiar ante –por ejemplo– las conductas de sus hijos adolescentes. El ejercicio cobra validez si advertimos que con posterioridad, y siguiendo en esto a Juan Carlos Portantiero, el pensamiento de Maquiavelo, originariamente orientado hacia la individualidad del príncipe, pudo ser resignificado y aplicado a distintas cuestiones de la organización social contemporánea y sus supuestos políticos. Nos referimos a Gramsci, quien lo tomó en tanto abstracción doctrinaria antes que mera realidad histórica. Así el Príncipe moderno ya no puede ser una persona concreta sino un elemento de una sociedad compleja en el cual comience a concretarse una voluntad colectiva… (Portantiero: 2000: 151). No se trata del pensamiento de Maquiavelo como dato histórico sino, reiteramos, de las implicancias que el mismo puede tener en relación a categorías vigentes en el contexto de los Estados Nacionales y, más aún, respecto de cómo los trabajadores sociales operativizamos categorías centrales –por ejemplo derechos humanos– en las prácticas cotidianas. Maren Von der Borch La tensión responsabilización-fortuna El término se asocia etimológicamente a la voz responsum, forma latina del verbo responder. En principio podemos considerar, entonces, que responsabilidad es la habilidad de responder. El Diccionario de la Real Academia Española prescribe diversas significaciones de las que destacamos la idea de responsabilidad como cualidad de responsable. La obra alude también a la noción de deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal. La Real Academia Española también presenta como opción la carga u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en caso o asunto determinado. Vemos que la responsabilidad aparece recurrentemente como la habilidad de responder, término que admite como significaciones las siguientes: Contestar, satisfacer a lo que se pregunta o propone; contestar a quien le llama; satisfacer el argumento, duda, dificultad o demanda; replicar a los requerimientos o afirmaciones de otra persona; rendir o fructificar; corresponder con una acción a lo totalmente de lo que sucede en su espacio, es decir, las escasas posibilidades que tiene de controlar la totalidad de sucesos fortuitos y, por ende, incontrolables que bombardean el escenario en el que su existencia transcurre. En esta perspectiva, interesa recortar instrumentalmente una mirada: la de Nicolás Maquiavelo, polémico pensador italiano que aún pone en tela de juicio aspectos basales de las conductas gubernamentales, a la naturaleza del poder estatal y, por carácter transitivo, aguijonea diversos supuestos de Trabajo Social, profesión ligada por excelencia al Estado-Nación y la gubernamentalidad (Foucault, 1991). En particular es importante detectar, en el pensamiento de Maquiavelo, sus ideas acerca de la fortuna 27 realizado por otra; Estar obligada u obligarse a la pena y resarcimiento correspondientes al daño causado o a la culpa cometida. Tenemos entonces que la cuestión de la responsabilidad funda al menos una dimensión trascendente al sujeto participando de su constitución como sujeto-en-relación. Si bien incluye la necesidad de respuesta ante sí mismo, dicha capacidad de responder está originariamente enclavada en la relación sujetocontexto o, en nuestro caso, familia-contexto. Ahora bien, es evidente cierta manipulación ideológica orientada a resignificar el concepto en favor de cierta micro-responsabilización que debilita aquel enclave de la categoría en la relación con el contexto. Tiende a ubicarlo lo más excluyentemente posible en el lugar de la familia. Esto se advierte tanto en quienes parten de axiomas liberales fundamentales del tipo la sociedad no existe, solo existen los individuos; como también en quienes postulan ciertos conceptos religiosos de persona en medio de los cuales lo relacional es secundario. En otros casos, estas posiciones suelen aparecer bajo la defensa del protagonismo de la comunidad frente a lo que sería la amenaza estatal. Si bien no agotamos aquí la descripción de todas las posiciones posibles, se advierte que en ellas la posición de lo comunitario cede y crece la responsabilización familiar. En esta línea sobre responsabilización familiar, podemos encontrar entonces que los padres desocupados son culpables de no haberse convertido a las nuevas exigencias del mercado; o que los socialmente excluidos son culpables de no haber controlado a sus hijos antes de que terminaran en el delito; o que los viejos pobres son responsables de no haber aportado para un sistema de seguridad social con el fin de acceder a una jubilación digna. Sin embargo, existen distintos recursos como para poner en evidencia la parcialidad de tal relación. El funcionamiento de la fortuna como límite a las posibilidades de control sobre el acontecer familiar, es solo uno de ellos, y a él prestamos atención en este trabajo. El enfoque de este artículo se orienta a concatenar fortuna con responsabilidad en el pensamiento del florentino, lo cual, como se dijo más arriba, no implica desconocer la existencia de otros debates2 sobre tópicos que, aunque diversos, también recorren este rico concepto. Más específicamente, interesa rastrear, en el pensamiento de Nicolás Maquiavelo,3 qué elementos aparecen relacionados a la responsabilización familiar desde su muy conocido trabajo titulado El Príncipe. No se trata, evidentemente, de la relevancia que expresamente deposita el autor en dicha categoría conceptual, pues ella, en cuanto tal, no aparece en la obra. Se trata, sí, de identificar algunas protoformas útiles para desmitificar el arquetipo del sujeto responsable contemporáneo. La cuestión de la responsabilización es reforzada con asiduidad desde el orden de las estructuras (algunos organismos internacionales, diversos cientistas significativos, muchos grandes medios de comunicación, entre otros). Pero también, como decíamos más arriba, se refuerza desde el orden de lo cotidiano pues, a primera vista, dicha exigencia parece indiscutible: es obvio que todo ciudadano debe ser responsable. Pero, ¿qué significa esto en el contexto actual? ¿Se trata de un discurso que favorece el desarrollo de un orden social más justo o, por el contrario, tiende a cristalizar sus actuales deficiencias? Las preguntas podrían seguir pero tratemos de dirigir algunas al pensamiento de Nicolás Para profundizar puede consultarse a Mendoza, G. (2004-2005). Fortuna y Providencia en la filosofía de Nicolás Maquiavelo y Giambattista Vico. Cuadernos sobre Vico. España, Universidad de Sevilla – Centro de Investigaciones sobre Vico. Nº 17-18 (pp. 155-162). 3 Recordemos que el autor nació en 1469 en Florencia (Italia) y murió en 1527. En El Príncipe, obra escrita en 1513 y publicada en 1532, describe el método por el cual un gobernante puede adquirir y mantener el poder político. Se trata de un estudio polémico, frecuentemente considerado una defensa del despotismo y la tiranía de algunos dirigentes, pues se basa en la creencia de Maquiavelo de que un gobernante no debe estar sujetado por las normas éticas. El contexto es el de la Florencia de los Médicis, ciudad que sufre sucesivas crisis y alumbramientos. Son los comienzos de la Revolución renacentista (tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna), de cuyas bases surge, posteriormente, el modelo capitalista de organización de la economía. La fe en la razón y en el progreso empiezan a convertirse en alternativa a la fe cristiana y la parusía que se había venido practicando durante la Edad Media. En esos momentos, Italia se encuentra invadida por fuerzas extranjeras (España y Francia), lo que hace que el autor refleje sentimientos de liberación nacional y la búsqueda de una unidad política, de las que su patria carece. La lucha contra la tiranía y el triunfo de la libertad impulsaron el desarrollo del pensamiento y el apoyo a la cultura, haciendo una valoración política de lo tradicional y providencialista. 2 28 Maquiavelo: ¿es justo, paradójicamente, depositar en dicha categoría conceptual la responsabilidad de transformar o, al menos, mejorar el actual estado de cosas? Y más aún: ¿es factible la responsabilización plena de las familias (lo que vale también para sujetos, grupos o comunidades)? ¿Pueden y deben hacerse responsables de lo que les sucede y/o de lo que ellos provocan? Y en caso afirmativo ¿En qué grado? ¿Cuáles son sus cotas? Los interrogantes tienen sentido dado que en la Modernidad el término aparece con una importante carga moralizante. Esta realidad ha sido construida no con elementos contemporáneos exclusivamente sino que hunde algunas de sus raíces en diversas tradiciones incluye tanto a la religiosidad medieval como al secularismo liberal, mencionado más arriba a través de Weber. La condición de sujeto irresponsable remite, automáticamente, a un lugar degradado en el imaginario social, con contenidos negativos que deben ser problematizados pero que exigen cierta desnaturalización a la que intentamos aportar a través de la producción escrita del florentino en el referido clásico. El irresponsable no es, necesariamente, quien decide libremente no asumir responsabilidades ya que dentro de dicha irresponsabilidad aparecen múltiples matices que podríamos resumir en la noción de poder para asumir respuestas. Quedan dichas, así, cuestiones a las que también puede arribarse por la vía del sentido común. Aunque la significación de las mismas cambia substancialmente si el camino es el de la argumentación fundada, en este caso, en un texto capital para –como mínimo– el campo de las ciencias sociales. El control del acontecer como falacia de origen: el factor “suerte” Esta concepción de la responsabilidad tiene en su centro una falacia: se da por hecho que ella puede adquirir un grado pleno a través del esfuerzo del grupo familiar, sin más. Valores ya mencionados en este trabajo, tales como la disciplina, la abnegación, la constricción al trabajo, el orden, la puntualidad, la no-protesta, etcétera, encarnan un modo de ser que –se presume–, conduce a la construcción de sujetos plenamente responsables. Esta idea es la que no coincide plenamente, según sostenemos, con la posición configurada por Nicolás Maquiavelo aún cuando él las planteara refiriéndose originariamente a otra cuestión que, sin embargo, y 29 los arruina… Sin embargo, –en la misma página– deja simultáneamente planteado que la suerte es una de las formas de acceso al poder, aún en tal contexto de alta …variabilidad de las cosas terrenas… (Maquiavelo, 1513) sobre el que vuelve en el capítulo X. Con esta idea de variabilidad, abona a la relativización del control sobre las formas que cada sujeto podría ejercer, por más esfuerzo personal que aplique. La obra de la que nos estamos ocupando se caracteriza por, entre otros aspectos que han sido estudiados, una constante combinación de referencias históricas a las que el autor apela para extraer lo que considera enseñanzas generales. Así, en el capítulo XII, sostiene expresamente que la defensa guerrera ejercida por el pueblo de Florencia en la época …debe dar gracias a la suerte, que de manera singularísima le favoreció… (Maquiavelo, 1513). Más adelante, en el capítulo XX, transforma a la suerte en cierta especie de personalidad activa sosteniendo que: …la fortuna, si quiere elevar a un príncipe nuevo, que, más que un príncipe hereditario, necesita adquirir fama, le suscita enemigos, y le inclina a varias empresas contra ellos, a fin de hacerle triunfar, y con la escala que ellos mismos le traen, subir mas arriba (Maquiavelo,1513). Hemos visto ya que el espíritu guerrero requiere cierto señorío a través de la disciplina, la voluntad, etcétera, pero aquí advertimos cómo es la propia suerte la que brinda la posibilidad de poner en acto los potenciales desarrollados mediante la voluntad consciente. Y es ella la que, en gran medida, da la orientación final a tales posibilidades. El capítulo XXI está dedicado a Cómo debe conducirse un Príncipe para adquirir consideración. Repasa distintas alternativas, sosteniendo que para aquellos casos en los que alguien guerreara junto a quien después resulta perdedor, el primero conservará la consideración de este último …y será el compañero de su fortuna, que puede mejorar algún día (Maquiavelo, 1513). Nuevamente, la idea de lo fortuito está presente, aún cuando se imagina las situaciones más desfavorables o allí donde podría sostenerse que todo está perdido para quien resultó vencido en una guerra y para sus aliados. La posibilidad de un cambio en “la suerte” sigue siendo considerada por el autor, quien finaliza esta obra mediante una Exhortación para librar a Italia de los como también ya hemos dicho, puede ser resignificada en la contemporaneidad. Es cierto, por una parte, que tales recomendaciones son formuladas en un contexto dominado por las guerras como medio para la construcción y el ejercicio del poder. Su ideario está atravesado por la necesidad de un orden social altamente militarizado, capaz de dar respuestas acorde con este tipo de relaciones (guerreras). En consecuencia, se pronuncia a favor de conductas altamente racionales, mesuradas, previsibles. No obstante, es cierto, por otra parte, que el autor relativiza las posibilidades efectivas de tales esfuerzos personales otorgando un lugar particularmente importante a factores externos, alejados de las posibilidades de control del sujeto. Y, también es cierto que la formación de aquel tipo de ciudadanos implica conformar soldadescas4 aptas para participar de las batallas más o materiales y más o menos simbólicas, mediante las cuales el capitalismo se crea y recrea, una y otra vez. Así, ya en el capítulo I otorga relevancia al papel de …la suerte… (Maquiavelo, 1513), de los príncipes como factor decisivo para acceder a la posesión de Estados nuevos. Más adelante, en el capítulo VI, el florentino vuelve sobre esta idea al sostener que …el éxito por el que un hombre se ve elevado de la categoría de particular a la de príncipe supone algún valor o alguna fortuna… (Maquiavelo, 1513). Sostiene a lo largo de su obra, como hemos dicho, la importancia de cultivar procedimientos mesurados, pero señala reiterativamente, la eficacia de la fortuna, sea facilitando u obstaculizando los resultados de dicho cultivo. Veremos cómo dicha concepción aparece sucesivamente. En el capítulo VII se refiere a los que de particulares que eran se vieron elevados al principado por la sola fortuna… (Maquiavelo, 1513) señalando las dificultades que ellos encuentran para conservar el poder aunque subrayando la posibilidad de que a él se acceda de un modo totalmente fortuito. No es tan difícil encontrar ejemplos de familias en las que este ascenso fortuito es evidente. En la misma página el florentino continúa diciendo que estos …no se apoyan en más fundamento que en la voluntad o en la suerte… de los hombres que los exaltaron, cosas ambas muy variables y desprovistas de estabilidad en absoluto. Señala la fragilidad de este estado de cosas pues …el primer golpe de la adversidad 4 Al respecto puede leerse Marcón, O. Penalización Juvenil Selectiva, prácticas educativas y estados guerreros, en Revista Postdata en el año 2011. 30 Bárbaros, constitutiva del capítulo XXVI. Allí, sostiene (recordemos: la obra es escrita en el siglo XVI), que en las acciones de los gobernantes italianos …no tardó en advertirse que la fortuna no le acompañaba en sus más sublimes acciones… (Maquiavelo,1513) por lo que, entiende, Italia se encontraba a la espera de un príncipe que la redimiera; éste debía surgir de una familia que fue …elevada por el valor y por la suerte a los favores de Dios y de la Iglesia… (Maquiavelo, 1513). Nuevamente, el factor suerte puede ser pensado en los distintos escenarios en los que interviene Trabajo Social. No para, claro está, abandonar toda pretensión de dar direccionalidad a los procesos, pues ello implicaría renunciar a la intervención. Pero sí para liberar de ciertos vahos conservadores con los que no pocas veces es rodeada la acción profesional, sosteniendo aquellos postulados, ahora reconfigurados, de la ética protestante. tradicional, cierta negligencia o desidia. Pero esto no abarca todos los componentes de su realidad. Es cierto que simultáneamente el pensador plantea …la necesidad de oponerse a la fortuna en general (Maquiavelo, 1513); esta oposición significa lo que más arriba escribimos; la construcción de fuerzas de sentido contrario que no la anulen en cuanto tal –lo que sería una pretensión absurda–, sino que la encaminen del modo más racional posible en un contexto en el que la racionalidad plena no es posible. Insiste Maquiavelo en este capítulo XXV al subrayar que …el príncipe que no se apoya más que en la fortuna cae según que ella varía (Maquiavelo, 1513). Esta idea aparece y reaparece a lo largo de su obra, como lo hemos citado anteriormente, pero toma particular fuerza aquí. Defiende, por el contrario, la necesidad de un procedimiento armónico con las circunstancias por las que atraviesa, aun considerando que en dichas circunstancias existen fuerzas –las vinculadas a lo fortuito–, que pueden romper dicha armonía. En estas circunstancias existen distintas posibilidades. Se ve, así, que …de dos hombres moderados, uno logra su fin, otro no; y que dos hombres, uno ecuánime, otro aturdido, logran igual acierto con dos expedientes distintos, pero análogos a la diversidad de sus respectivos genios. Lo cual no proviene de otra cosa más que de la calidad de las circunstancias y de los tiempos, que concuerdan o no con su modo de obrar (Maquiavelo, 1513). Pareciera, entonces, aceptar, necesariamente que diversas paradojas pueden suceder. Todo el esfuerzo cotidiano puede ser aplicado por unos y toda la desidia por otros. Pero no hay hombre alguno, por muy dotado de prudencia que esté, que sepa concordar bien sus procederes con las circunstancias y con los tiempos (Maquiavelo, 1513). El control de la “escasez de suerte” No por casualidad postergamos el análisis del capítulo XXV de la obra, titulado Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas, y cómo resistirla cuando es adversa. Allí, Maquiavelo centra su atención en la cuestión que venimos rastreando, por lo cual condensa su ideario respecto del asunto que nos ocupa, y que entendemos se enlaza con la factibilidad de la responsabilización familiar. Aún sin referirse expresamente a tal categoría conceptual, el autor de El Príncipe no niega la necesidad del mérito personal a través de un modo de actuar que implique la construcción de diques y esclusas (Maquiavelo, 1513), capaces de ejercer control sobre lo fortuito, es decir, aquello que no depende de la voluntad del sujeto. Este vallado cumpliría la función de orientar racionalmente lo que deviene por obra de fuerzas no controladas, incluyendo la posibilidad de transformar las mismas en reservas para momentos en los que la potencia disminuye o tiende a desaparecer. He allí lo que decíamos antes: no se trata de renunciar a la intervención sino de liberarla de algunas tendencias no acordes con el ethos de trabajo social. Advertimos que la idea respecto de la factibilidad de control sobre los sucesos cotidianos sostiene Maquiavelo. Implícitamente deja planteada la imposibilidad un manejo pleno con lo que las omisiones en el ejercicio de la responsabilidad merecen un análisis más meticuloso antes que un juicio rápido y severo. Es decir, las familias pueden y deben responder por una parte de lo que sucede y/o les sucede señalándosele, dicho de un modo Otros aportes a la discusión Este desarrollo pretende aportar a un rico campo de discusiones que incluyen muchas otras dimensiones. En Tomás Várnagy, por ejemplo, encontramos una línea interpretativa altamente coincidente con la de este trabajo en tanto sostiene que para Maquiavelo El éxito o el fracaso de los hombres depende principalmente de su capacidad, de su virtud o adaptación a las circunstancias, esto es, a la fortuna, sobre la cual Maquiavelo escribió en sus poemas. La idea acerca del poder de la fortuna sobre los asuntos mundanos era compartida con los hombres del Renacimiento, una de 31 puede o no favorecerlo hasta inclusive contrariarlo. Para Maquiavelo entre fortuna y libertad se establece una dialéctica de oposición y lucha cuya premisa básica es que ambos polos son realidades irreductibles. El hombre puede ampliar la esfera de la libertad en la medida en que, asumiendo su condición de ser libre e inteligente, no se deja abatir por la certeza de saber que hay en su existencia un dominio propio de la fortuna constituido por todo aquello que escapa a su gobierno y previsión. En la medida en que cede al fatalismo abdica de su libertad y se entrega inerme en manos de la fortuna; por el contrario, en cuanto desentraña la verdadera naturaleza de las realidades políticas toma conciencia de sus posibilidades de acción así como de los límites que la acotan (Braun, 2000: 90). las creencias más difundidas de la época que sustituye a la Providencia Divina medieval e implica la suerte, el azar, lo inesperado, los factores externos, la coyuntura, las circunstancias, lo imprevisible, la constelación de fuerzas sociales, en suma, los hechos objetivos ajenos a la voluntad humana. Es como un río torrencial cuya fuerza arrolladora puede ser vencida por una virtud extraordinaria que construye canales y diques como la afirmación de un equilibrio entre la voluntad humana (virtud) y el conjunto de factores que la limitan (fortuna) (Várnagy, 2000: 28). Luigi Russo, prestigioso filósofo y comentarista de la obra de Nicolás Maquiavelo, analiza la fortuna en tanto concurrencia de acontecimientos que, necesariamente, se constituirán en nexos causales para que algo suceda o deje de suceder. Esta concurrencia puede ser naturalmente favorable para el sujeto o bien converger en ella alguna fuerza trascendente (por ejemplo, Dios según distintas doctrinas religiosas). No obstante, sostiene que para Maquiavelo el origen de la fortuna se encuentra en la voluntad del propio sujeto que protagoniza el proceso del Renacimiento, hombre racional, aspirante a lograr importantes niveles de autonomía. Recordemos al respecto que en este proceso histórico La autonomía individual es para el liberal lo que la tradición significa para el conservador… (Nisbet: 1977). En ese sujeto –sostiene Russo–, reside la potencia de la fortuna. Subrayemos que en el trabajo citado las ideas sostenidas en relación a la fortuna no provienen exclusivamente del ideario gestado por el florentino, sino que, por el contrario, él es quien –quizás sin saberlo–, las incorpora a la historia. O bien, ya con el beneficio de la perspectiva histórica, podríamos decir que es la historia quien decide tomar sus dichos como expresión de un ethos epocal, caracterizado por el hombre que se desliga de ataduras sobrenaturales al momento de pensarse a sí mismo. Implica, entonces, una época en la que se gesta una nueva mentalidad entendida …como el motor de las actitudes. La manera como, a veces inconsciente o subconscientemente, un grupo social, una colectividad, se planta ante la muerte, el matrimonio, la riqueza, la pobreza, el amor, el trabajo. Es un sistema de ideas no racionales que quizás alguna vez lo fue pero que tiene una enorme fuerza porque se transforma en tradicional (Pipkin, 2000: 61). Es el hombre que se planta frente a la contradicción manifiesta entre, por un lado, la posibilidad de libre ejercicio de su voluntad y por el otro la fortuna, que Conclusión: La fortuna como cota de la responsabilidad Concluye Maquiavelo diciendo que si la fortuna varía y los príncipes continúan obstinados en su natural modo de obrar, serán felices, ciertamente, mientras semejante conducta vaya acorde con la fortuna misma. Pero serán desgraciados, en cambio, no bien su habitual proceder se ponga en discordancia con ella. (Maquiavelo, 1513). Finalizando el capítulo XXV, el autor rescata la tensión entre el consciente modo de obrar y la fortuna, tensión que debe conservar una coherente relación. Ubica, definitivamente, un límite preciso a las posibilidades humanas de controlar la realidad. En consecuencia, acota el sentido que la cuestión de la responsabilización adquiere en los distintos discursos, cota que tiene particular importancia si la traemos al aquí y ahora. Como planteamos más arriba, en el imaginario social y en gran medida en las intervenciones de trabajo social domina cierta generalización con elevado contenido ideológico según la cual el sujeto, los grupos, las instituciones, las comunidades, etcétera, deben responder por lo que sucede, en términos de acción u omisión. Esto es razonable, pero no totalmente. No escapa que la admisión de este límite puede ser objeto de manipulaciones ideológicas de diversa índole. Puede, así, servir para justificar la retirada del Estado de las políticas sociales o, por el contrario, para justificar su omnipresencia. La desnaturalización debe verse en la idea de familia responsable cuando dicha noción es homologada a la de familia capaz de controlar plenamente su destino, por lo que en definitiva se le exige que responda. Haciendo uso de una licencia especial realicemos 32 a un ejercicio interesante. Analicemos detenidamente la trayectoria familiar de cada lector. En la historia de vida, si es que el análisis es tan meticuloso como sincero, no será difícil encontrar múltiples indicadores referidos al grado en que unas cosas sucedieron o dejaron de suceder por presencia o ausencia de fortuna. Es cierto que, por ejemplo, en un trayecto profesional un examen universitario aprobado o reprobado tiene relación con la preparación del mismo por parte del alumno. Pero, ¿solamente con ese esfuerzo? ¿cuántos eventos sucedieron o pudieron suceder y, entonces, hubiesen mejorado o perjudicado el rendimiento? Si el tribunal evaluador preguntaba una cosa u otra ¿los resultados serían los mismos? Las propias habilidades del alumno para afrontar la situación de evaluación ¿están estrictamente ligada a sus esfuerzos personales o dependen de una multiplicidad de experiencia vitales, muchas de ellas infantiles, sobre las que poco o nulo control pudo ejercer? ¿cuánta responsabilidad tiene un joven que llega a la universidad luego de haber cursado su formación anterior en instituciones educativas periféricas,5 y encuentra dificultades ante un proceso diseñado que no incluye la existencia de instituciones secundarias centrales y periféricas? ¿y cómo esto impacta, luego, en la responsabilidad familiar por situaciones de deserción escolar? Otro ejemplo ¿cuánto mérito real hay en un gerente de una empresa multinacional que cobra su sueldo en dólares y cuánto de fortuito, si analizamos con detenimiento su historia de vida? Si tal o cual multimillonario europeo o norteamericano nace y se criaba en un barrio excluido de cualquier país de los erróneamente denominados subdesarrollados ¿podríamos asegurar que su emplazamiento social sería el mismo? Ahora bien, si este enfoque de la cuestión incluye el riesgo de manipulación ideológica ¿por qué dedicarle esfuerzo? Vale la tarea, pues, no se trata de sustituir la naturalización de la responsabilización absoluta por la naturalización de la irresponsabilización absoluta. Esto quedó en claro a través del análisis del pensamiento de Maquiavelo y algunos de sus estudiosos. Se trata, por el contrario, de aceptar la necesidad de construir sujetos responsables, en ello aparece también la posibilidad de transformación de esos sujetos en ciudadanos activos. Tal aceptación incluye la necesidad de advertir los contornos reales de la cuestión de la responsabilización con lo que necesariamente avanzamos hacia una concepción no individualista de la misma. La responsabilización familiar plena como posibilidad real se ha consolidado cual espejismo6 imposible de alcanzar. Sin embargo, subsiste pues es eficaz a los efectos de sostener ciertas concepciones del orden social. Como lo advierte Maquiavelo escribiendo a algún príncipe: la fortuna, que en nuestra realidad podría ser reemplazada por un concepto que incluya la idea del contexto, y no solo de la suerte, es un condicionante de alto rango. Es cierto, como ya lo dijimos antes, que el autor escribe al servicio de un entorno de guerra y al servicio del fortalecimiento de una figura individual –la del príncipe–. Pero, por ello ofrecimos una analogía con las condiciones guerreras necesarias para participar de las relaciones de producción y consumo. Y aclaramos oportunamente que no buscamos qué pensaba acerca de la responsabilización sino que tratamos de identificar, en su obra, algunas formas básicas que pueden aportar a la deconstrucción de dicha categoría según su forma contemporánea. Hemos considerado legítima esta operación pues inclusive Gramsci, interpretado por Portantiero, consideró factible extrapolar aquellas ideas al contexto moderno. Si el éxito o fracaso del príncipe no depende solo de su esfuerzo, sino que es víctima de la fortuna, tanto o más incidirá la suerte en el éxito o fracaso de una familia, más allá del esfuerzo que ella desarrolle. Hemos aclarado más arriba que ahora, cuando decimos suerte decimos también contexto político, en el sentido expuesto a lo largo de este trabajo y también señalado por Rafael Braun en la cita que de él hemos presentado. En América Latina la existencia de escuelas “centrales” y escuelas “periféricas” no es discutible. La calidad de la escolarización en unas y otras varía notoriamente, aún cuando –inclusive–, podríamos discutir la pertinencia de los términos. No obstante dicha realidad existe. 6 Espejismo: Ilusión óptica que, empleada metafóricamente, remite a la idea de una realidad que aparece siendo lo que en realidad no es. 5 33 Bibliografía Beck, U. (1998). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Barcelona: Paidós. Braun, R. Reflexión política y pasión humana en el realismo de Maquiavelo. En publicación: Fortuna y Virtud en la República Democrática. Consultada el 15-02-08 en http://www.biblioteca. clacso.edu.ar Castell, R. (1997). La metamorfosis de la cuestión social: una crónica del salariado. Trad. Jorge Piatigorsky. Buenos Aires: Paidos, Foucault, M. (1991). La gubernamentalidad. En: Foucault,M. y ots. Espacios de Poder. Número 6. Madrid, La Piqueta Freud, S. (198l). La responsabilidad moral por el contenido de los sueños. Madrid: Biblioteca Nueva. Galassi, J. Determinismo y libre albedrío en la explicación sociológica: Durkheim, Schutz y Luhmann. Tesis Doctoral en Filosofía – Mención Epistemología de las Ciencias Sociales. Universidad de Chile. Recuperado el 12-03-12 en: http://cabierta.uchile.cl/revista/23/articulos/ pdf/rev2.pdf Lipovetsky, G. (1995). La era del vacío: Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. 8ª Edición. Buenos Aires: Anagrama. Maquiavelo, N. (2006). El Príncipe. Corrección: León T. Trout. Número de edición no consignado. Buenos Aires: Agebe. Marcón, O. (2011). Penalización juvenil selectiva, prácticas educativas y estados guerreros. En: Revista Postdata. Vol. 16, n° 1, Buenos Aires Mendoza G. (2004-2005). Fortuna y Providencia en la filosofía de Nicolás Maquiavelo y Giambattista Vico. Publicado en Cuadernos sobre Vico. España, Universidad de Sevilla – Centro de Investigaciones sobre Vico. Nº 17-18. Molina Fernández, F. (2002). Responsabilidad jurídica y libertad: Una investigación sobre el fundamento material de la culpabilidad. Colombia: Universidad Externado de Colombia. Nisbet, R. (1977). La formación del pensamiento sociológico. Trad. Enrique Molina De Vedia. Buenos Aires: Amorrortu. Pipkin, D. Claves históricas para leer a Maquiavelo. En publicación: Fortuna y Virtud en la República Democrática. Consultada el 02-02-08 en http:// www.biblioteca.clacso.edu.ar Portantiero, J. C. Gramsci, lector de Maquiavelo. En publicación: Fortuna y Virtud en la República Democrática. Consultada el 02-02-08 en http:// www.biblioteca.clacso.edu.ar Várnagy, T. Introducción. En publicación: Fortuna y Virtud en la República Democrática. Consultada el 02-02-08 en http://www.biblioteca.clacso. edu.ar Weber, M. (2003). La ética protestante y el espíritu del Capitalismo. México: Fondo de Cultura Económica. 34 Investigación A la escucha de los niños y los jóvenes. Familia, escuela y participación social en un poblado costero de Sonora1 Maren Von der Borch* Marisol Mendoza Muñoz y Yolanda Ravelo Abril** Los niños van a la escuela a aprender una serie determinada de saberes, matemáticas, geografía, ciencias naturales, pero también a hablar con esa voz que sólo a ellos pertenece y que hay que saber escuchar. Gustavo Martín Garzo, Por una escuela pública, laica y literaria ¿Hoy todavía se puede medir la calidad de una democracia en términos de la eficacia o confiabilidad de los mecanismos electorales? De acuerdo con los estándares desarrollados por la sociedad civil internacional, la respuesta es un rotundo NO: el elemento central a considerar es el nivel de cumplimiento de los derechos humanos de los integrantes de una sociedad. La idea subyacente a la defensa de los derechos humanos es relativamente sencilla: en este mundo ancho y ajeno, somos altos y bajos; gordos y flacos; morenos y blancos; niños, jóvenes y adultos. Pero a pesar de nuestras diferencias, nos une una condición: somos miembros de la gran familia humana y por lo tanto, dotados de un sentido intrínseco de dignidad e igualdad en derechos. Ya lo dijo Don Benito Juárez hace exactamente 155 años: Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Un país como México que se ha propuesto perfeccionar sus mecanismos de convivencia democrática, tiene que preocuparse de manera continua por el mejoramiento de las condiciones que propicien el respeto a todos los derechos de todas las personas. Participar en los asuntos que afectan la vida de uno, 1 expresarse libremente y ser escuchado, se convierten así en derechos humanos fundamentales ya que es sólo a partir de ellos que pueden ejercitarse los demás derechos. Lo que opinan los niños y los jóvenes Un acercamiento importante a la percepción sobre la democracia entre los niños y los jóvenes, es la Consulta Infantil y Juvenil realizada por el Instituto Federal Electoral (IFE) el domingo, 29 de abril de 2012. La temática era Democracia y Vida Digna. De manera voluntaria participaron más de 2 millones de niños y jóvenes de entre 6 y 15 años de edad, de las 32 entidades del país, lo que equivale al 10 por ciento de la población de ese rango de edad. La Consulta pone el énfasis sobre la confianza, y lo fundamenta de la siguiente manera: La confianza en los adultos y en las figuras de autoridad es una condición indispensable para el desarrollo socio-afectivo y político en la infancia pues estas figuras brindan certeza sobre su condición de sujetos de derechos y sobre el funcionamiento del mundo social. Favorecen la Estamos en deuda con las Maestras María del Carmen Marmolejo y Olga Alicia Gutiérrez, Jefa de Departamento y Coordinadora de Programa del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Sonora, por su apoyo en la gestión de los recursos que permitieron la realización del trabajo de campo que está en la base de este artículo. Igualmente, agradecemos a la maestra Cecilia Navarro Gautrín y las integrantes del Grupo 01 de la materia Desarrollo Social II (semestre 2012-1), la dedicación y el entusiasmo con el que participaron en la realización de las entrevistas y ejercicios de observación; y a la Maestra Lucy Galindo, su cuidadosa lectura y sus atinadas observaciones al último borrador. * Profesora de la Licenciatura en Trabajo Social y la Maestría en Políticas y Gestión del Desarrollo Social. marenv@sociales.uson.mx ** Alumnas de la Licenciatura en Trabajo Social. 35 socialización política ya que influyen en las concepciones que las niñas y los niños construyen sobre lo público” (Instituto Federal Electoral, 2012: 13). ¿En quiénes confían los niños y los jóvenes? (%) Edad Familia Maestros Amigo Vecinos Policía Ejército 6-9 98.9 95.0 ND 68.7 85.5 ND 10-12 98.5 86.3 76.7 45.4 74.0 75.1 13-15 95.9 73.1 82.5 33.8 48.2 63.5 Fuente: Instituto Federal Electoral, 2012. Gráfico 3: 14. Pensando en lo dicho arriba sobre la importancia de la confianza en el aprendizaje sobre el funcionamiento del mundo social, llama la atención el brusco descenso en los niveles de confianza que los adolescentes (13-15 años) tienen en la policía, el ejército y especialmente, los vecinos; y el hecho de que a la vez, sólo tres de cada cuatro confían en sus maestros. ¿Cómo perciben los niños y los jóvenes sus condiciones para la participación? (Respuestas afirmativas en %) En mi casa toman en cuenta mi opinión2 En la escuela En la escuela discutimos en puedo decir grupo lo que sin miedo lo nos preocupa que pienso 6-9 años 91.1 ND 77.7 10-12 años 89.6 83.8 78.5 13-15 años 87.8 81.4 65.3 Fuente: Instituto Federal Electoral, 2012: 28, 29. Otro asunto explorado por la Consulta es el de la percepción sobre las condiciones para la participación: La democracia no parece jugar un papel importante ni en las familias ni en las escuelas: 1 o 2 de cada 10 de los adolescentes (de 10-15 años), sienten que en su casa su opinión no cuenta, y que en la escuela no pueden expresar sus ideas libremente. De los jóvenes de 13-15 años, uno de cada tres siente que en la escuela no se discute lo que le preocupa. La percepción de los niños y adolescentes sobre su entorno, muestra una panorámica bastante sombría: cerca de la mitad afirma que su escuela no cuenta con las instalaciones ni el equipo necesarios; uno de cada cuatro afirma que por donde vive hay basura, y no hay espacios seguros fuera de la casa para jugar o hacer deporte. El maltrato, el bullying y la violencia sexual (ejercida por compañeros o adultos) en la escuela, tienen alta incidencia especialmente entre los hombres: ¿Respuestas afirmativas sobre si han sido víctimas de la violencia en la escuela? (%) Edad Sexo 6 a 9 10 a 12 13 a 15 Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Maltrato 7.4 10.1 5.0 7.5 17.4 20.8 Bullying Violencia sexual 12.8 15.5 15.3 20.6 10.4 13.0 8.1 11.5 6.2 9.5 3.3 4.5 Tomado de: Instituto Federal Electoral, 2012: 21. 2 Las preguntas fueron formuladas con ligeras variaciones, según el rango de edad. 36 El derecho a la participación En su libro pionero sobre participación infantil, Yolanda Corona y María Morfín encontraron una fórmula muy convincente para fundamentar la necesidad de la participación de los niños y jóvenes –en la medida que su edad y nivel de madurez lo permiten- en los asuntos que impactan sus vidas: “la democracia es buena para los niños, y los niños son buenos para la democracia” (2007/2: 20). La democracia es buena para los niños ya que sólo esta forma de ejercer el poder permite a los niños constituirse como sujetos de derechos, lo que a su vez, les permite imaginar y construir futuros posibles. Pero, igualmente, los niños son buenos para la democracia ya que “la niñez representa potencialmente la posibilidad de transformar el enfoque ético que prevalece en nuestra sociedad y que se finca en erigir al hombre adulto como el centro referencial de toda medida y legalidad…” (Corona y Morfín, 2007: 16). De ninguna manera esto debe entenderse como manga ancha en el sentido de que los niños siempre deben decidir lo que se va a hacer. Al contrario, se trata de que aporten su visión fresca y de primera mano sobre los problemas que los aquejan y que de tal forma, aprendan a dialogar y negociar sus intereses. El escritor español Gustavo Martín Garzo, a su vez, resalta otro aspecto fundamental: “su voz, como la del poeta, es la otra voz, la voz que nos sitúa en el ámbito de esas experiencias básicas, la del conocimiento, la del amor, la de la imaginación, sin las que nuestro corazón se agostaría inevitablemente”.3 Esta concepción de la participación infantil no como problema sino como aportación a la vida democrática del país, surge de la Convención sobre los Derechos del Niño que parte del principio del interés superior del niño: En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño (ONU, 1990, Art. 3/1). Los Estados partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio, el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño (Ibid., Art. 12/1). La Ley para la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes (DOF, 2000),4 a su vez, retoma y amplía lo estipulado por la Convención: Artículo 38. Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la libertad de expresión, la cual incluye sus opiniones y a ser informado. Dichas libertades se ejercerán sin más límite que lo previsto por la Constitución. Artículo 41. El derecho a expresar opinión implica que se les tome su parecer respecto de: A. Los asuntos que los afecten y el contenido de las resoluciones que les conciernen. B. Que se escuchen y tomen en cuenta sus opiniones y propuestas respecto a los asuntos de su familia o comunidad. Según esta misma Ley, las escuelas deben servir –aparte de sus tareas tradicionales- como centros de aprendizaje democrático: Artículo 32/ E. Se prevean mecanismos de participación democrática en todas las actividades escolares, como medio de formación ciudadana. Artículo 39. Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ejercer sus capacidades de opinión, análisis, crítica y de presentar propuestas en todos los ámbitos en los que viven, trátese de familia, escuela, sociedad o cualquier otro, sin más limitaciones que las que establezca la Constitución y dicte el respeto de los derechos de terceros.5 Por una escuela pública, laica y literaria. El País, 26 de agosto de 2012. Publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 29 de mayo de 2000. La última reforma data del 19 de agosto de 2010. 5 La Ley para la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes del Estado de Sonora (Ley núm. 153) retoma esta misma idea: “Artículo 33.- se promoverán las medidas necesarias para que: a).- se impulse la enseñanza y respeto de los derechos humanos, en especial la no discriminación y de la convivencia sin violencia; b).- se prevean mecanismos de participación democrática en todas las actividades escolares, como medio de construcción de la ciudadanía” (énfasis nuestro). 3 4 37 La Ley General de Educación (DOF, 13 de julio de 1993), a su vez, regula de manera muy detallada la participación de padres y tutores, por un lado, y la sociedad civil, por el otro. En relación a la participación infantil sólo menciona lo siguiente: Art. 2. - En el proceso educativo deberá asegurarse la participación activa del educando, estimulando su iniciativa y su sentido de responsabilidad social, para alcanzar los fines a que se refiere el artículo 7o. Art. 7/V. – “Infundir el conocimiento y la práctica de la democracia como la forma de gobierno y convivencia que permite a todos participar en la toma de decisiones al mejoramiento de la sociedad. decisiones afectan las vidas de los niños y los jóvenes? Partiendo de estas interrogantes, nos propusimos explorar la contraparte: ¿A través de qué mecanismos los maestros, directores, prefectos y trabajadores sociales promueven la participación del alumnado? ¿Qué tipo de participación están promoviendo? ¿Cuáles son los obstáculos más frecuentes con los que se encuentran en el camino? El poblado El poblado seleccionado tiene alrededor de 5 mil habitantes y se ubica en la Costa Central de Sonora. En este lugar donde predomina la lógica de los pescadores de la vida en un lance6, prácticamente todo –los ingresos, la población, las familias, las casas, el futuro– es precario, informal, flotante: los ingresos provienen de actividades tan volubles como la pesca ribereña, el buceo, el comercio en pequeña escala, la venta de artesanías y los servicios ligados al turismo. Hay una fuerte presencia de población flotante – personas que migran de un campo pesquero a otro o que transitan entre la zona agrícola cercana y los campos pesqueros, según los ciclos de trabajo. La composición de las familias suele ser inestable, precisamente por la precariedad de la vida. Predomina la familia extensa o unidad doméstica en la que un grupo de personas que no necesariamente tiene lazos familiares, comparte ingresos y gastos. La mayoría de las casas son de construcción frágil y con facilidad se inundan durante las tormentas de verano. La preparatoria del lugar no dispone de un presupuesto regular ya que opera bajo el esquema de “cooperación”. Ni siquiera las plazas de los profesores de las escuelas del lugar son fijas: varios de los maestros e incluso algunos de los directores asignados al lugar, están cubriendo interinatos. Parece que lo único estable en este lugar -como en casi todos los de su tipo, es la presencia de la violencia y el narcotráfico. En este lugar visitamos cuatro escuelas: dos primarias públicas regulares, un Centro de Atención Múltiple (CAM) y una secundaria, también pública. Archivo familiar: Mendoza Von der Borch Las cartas están sobre la mesa. Disponemos de un marco legal muy avanzado que no sólo respeta la participación democrática de los niños y los jóvenes en la vida familiar, escolar y de la comunidad, sino que incluso la impulsa y protege. ¿Por qué, entonces, los niños son tan poco visibles en la vida política del país? ¿Por qué su opinión prácticamente no es tomada en cuenta en los procesos concretos de toma de decisiones dentro y fuera de la escuela – aún cuando estas 6 Tomado de Luis María Gatti (1986). Los pescadores de México. La vida en un lance. México: CIESAS (Cuadernos de la Casa Chata, 110). 38 la escuela ya desde el primer año […]. Los padres carecen de la cultura de la educación, no motivan a sus hijos, no están conscientes de las consecuencias. También la falta de recursos de los padres para pagar los estudios, tiene que ver (Maestra). La falta de motivación para seguir estudiando ¿no se debe más que nada a que la escuela ha dejado de ser palanca para el ascenso social? Parece lógico que en este lugar en donde todo es precario, también la permanencia en la escuela sea inestable. De todos modos el fracaso escolar de tantos y tantos jóvenes, también debe ser entendido como fracaso de las estrategias de participación social en la escuela. En esta escuela tenemos pláticas de valores todos los lunes. Se enseña un valor por semana. En esta semana nos tocó la perseverancia. Se trata de un valor casi desconocido para mis alumnos. Se les invita a aplicar este valor en la vida escolar, pero no tienen metas establecidas ni anhelos fijos relacionados con lo escolar. La verdad me siento decepcionada (Maestra). El maestro fue puntual y el grupo estaba ordenado y quieto. Hasta ese momento el maestro contaba con un buen control sobre los alumnos. Lo que llamó la atención es que empezó a hablar sobre temas como el embarazo en adolescentes y el aborto, incitando a los alumnos a cuidarse y dar la importancia debida a esta temática. Es muy importante que se impartan estos temas a los alumnos de secundaria, ya que así se concientizan sobre la gran responsabilidad de cuidar de un hijo a tan temprana edad; sin embargo, ellos no prestaban nada de atención […]. Cuando llegó la hora de la salida, los jóvenes salieron inmediatamente del aula, dejando al maestro hablando solo (Estudiante de TS). Nuestro objetivo, como ya se dijo, ha sido explorar una problemática compleja y a la vez, poco estudiada.7 Por lo tanto, en lo que sigue, nos limitamos a citar y comentar fragmentos de las entrevistas realizadas e intercalarlas con segmentos de texto resultantes de las prácticas de observación (véase nota 1). Agrupamos los fragmentos bajo tres ejes temáticos que son los siguientes: la participación en el aula y las actividades extraescolares; disciplina y vida escolar; el papel de la familia. La participación en el aula y las actividades extraescolares El maestro sólo explicaba lo que había puesto en el pizarrón sin preguntar si habían entendido. Él sólo preguntaba al mismo alumno todo el tiempo, no se dirigía al resto de la clase - como si no le importara si los demás aprendían o no. Su clase era muy tediosa y nada dinámica, no existía participación voluntaria por parte de los alumnos. El profesor era serio, no sonreía y daba un poco de miedo su apariencia (Estudiante de TS). La maestra [de Inglés] hace muy participativa la clase: anima al alumno a armar sus propias oraciones. De tal forma ella puede constatar si el alumno está entendiendo o no. Sólo que aquí notamos que únicamente tres alumnos de toda la clase participaban, y sólo a ellos les preguntaba (Estudiante de TS). Estos fragmentos apoyan la confirmación de las hipótesis sostenidas por algunos investigadores especializados, en el sentido de que no todo lo que ocurre en el aula se debe a lo que el profesor hace o deja de hacer; y que en particular la participación del alumnado en clase, depende de muchos otros factores que no necesariamente tienen que ver con la escuela. La mayoría de los maestros de las cuatro escuelas observadas, son jóvenes entrenados en la nueva didáctica interactiva. Aun así, en estas escuelas la apatía, el ausentismo y la deserción son muy altas. Antes, los alumnos de tercero [de secundaria] empezaban a faltar mucho. Ahora, para mi gran sorpresa, ya en primero hay un gran ausentismo […]. Muchos de ellos ya no van a regresar, abandonan En estos dos testimonios, hay un problema común: son los adultos quienes han decidido lo que les debe interesar a los alumnos. Pero por lo visto, ni les interesan las temáticas ni los horarios ni la presencia de las estudiantes de trabajo social, apenas algunos cuantos años mayores que ellos.… Muy diferente es la situación descrita en el testimonio que sigue: El Club de Ecología existe desde 1999. Cuenta con una mesa directiva compuesta de alumnos. Véase bibliografía anexa. 7 39 Archivo familiar: Mendoza Von der Borch Los alumnos usan frases y palabras coloquiales como “vete a la roña” “profe,” “wey,” “esque”, “chotas”. Muchos alumnos hacían lo que se les daba la gana como dibujar, platicar, jugar con sus manos, pasar objetos, gritar por la ventana o estar pensativos o totalmente distraídos. Otros copiaron las respuestas de quienes ya terminaron (Estudiante de TS). Mis funciones en el plantel son hacer visitas domiciliarias, dar de baja a los alumnos que no asisten, verificar por qué no asisten a clases, llevar un registro de las adolescentes embarazadas y ver cuáles son los jóvenes-problema (TS). La población flotante, el embarazo precoz y la drogadicción son las problemáticas con las que laboro diariamente. Los jóvenes carecen de motivación para terminar sus estudios, son muy libertinos y no se proponen metas a largo plazo (TS). Actualmente están inscritos 22 alumnos que se han dividido en pequeños grupos para manejar las diversas líneas de acción […]. El Club ofrece pláticas a las escuelas primarias para sensibilizar sobre la importancia del cuidado del medio ambiente. Durante dos años consecutivos han ganado los premios OXXO a la ecología humana. El propósito de este ciclo escolar es conocer todos los grupos indígenas del Estado; los incentivos son los viajes (Maestro). Disciplina y vida escolar La apariencia personal de los jóvenes no es su fuerte. Las niñas no se peinan, parece que se despiertan y se van a la escuela. Algunas traían su falda como si fuera tutú, arrugada y sin planchar. El aroma del salón era a guardado mezclado con petróleo y sudor. Las mujeres cuchichean mucho y no prestan atención al maestro. Usan mochilas trozadas, cuadernos rotos y maltratados, zapatos desgastados, ropa manchada. Los 8 minutos antes de salir, empezaron a hacer más relajo. Había compañerismo, pero de manera agresiva: se arrojaban objetos, se decían groserías y hacían escándalo por la desesperación de salir de clase (Estudiante de TS). ¿Puede la escuela ser pensada como isla bucólica en medio de una sociedad cada vez más competitiva, violenta y excluyente? Por supuesto que no. Pero en todo caso hay que hacer valer aquí la vieja sentencia de que los vicios de la democracia, se combaten con más democracia. 40 Los lineamientos sobre disciplina, expulsiones, bullying, etcétera, ya vienen en paquete desde la SEP. Nosotros no participamos en eso, mucho menos los alumnos (Maestro). Los alumnos participan en la “guardia” que a su vez, es un proyecto contra el bullying en las horas del receso. Cada semana un grupo determinado de alumnos debe vigilar el comportamiento de los compañeros, y en caso de detectar actividades inadecuadas, los debe reportar (Prefecto). la escuela. No quiero que de grandes, sean como nosotros – callados ante los abusos y las injusticias, incluso las que se cometen en el interior de la propia familia (Madre de familia). Bibliografía Bhattacharjea, S., comp. (1999). Infancia y política social. México: UNICEF/ UAM-Xochimilco. Corona, Y. y Morfín, M. (2007). Diálogo de saberes sobre participación infantil. México: SEDESOL/ UAM-X. Corona, Y. y Linares, M. E., coords. (2007). Participación infantil y juvenil en América Latina. México: UAM-X/ Universitat de Valencia. Gatti, L. M. (1986). Los pescadores de México. La vida en un lance. México: CIESAS (Cuadernos de la Casa Chata, 110). Ley General de Educación (1993, julio 13). México: Diario Oficial de la Federación. Ley para la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes (2000, mayo 29). México: Diario Oficial de la Federación. Ley para la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes del Estado de Sonora (Ley núm. 153); (2010). Hermosillo, Sonora. Martín Garzo, G. (2012, agosto 26). Por una escuela pública, laica y literaria. El País, Madrid, España. Instituto Federal Electoral (IFE; 2012). Resultados nacionales de la Consulta Infantil y Juvenil 2012. Informe Ejecutivo. http:// www.ife.org.mx/documentos/DECEYEC/ consultaInfantilJuvenil2012/Informe_ejecutivo_ consulta2012.pdf ONU. Convención sobre los Derechos del Niño (1990). http://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htm Rockwell, E. (1997). Hacer escuela, hacer estado. La educación posrevolucionaria vista desde Tlaxcala. México: El Colegio de Michoacán, CIESAS, CINVESTAV. UNESCO (1996). Nuestra diversidad creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. ¿Qué pasó aquí con el papel de la escuela como centro de aprendizaje democrático? ¿Qué pasó aquí con el derecho de los niños y los jóvenes de “ejercer sus capacidades de opinión, análisis [y] crítica” y de presentar propuestas “en todos los ámbitos en los que viven, trátese de familia, escuela, sociedad o cualquier otro”?8 El papel de la familia El problema principal aquí son los padres de familia. No les interesa la educación de sus hijos, no los motivan, no los apoyan (Maestro). Los maestros de ahora ya no quieren trabajar. Quieren que les ayudemos a los chamacos a hacer la tarea, porque no explicaron bien en el salón y los plebes no entienden… quieren que vayamos a limpiar la escuela… ¿No que el gobierno tiene que tener personal para eso? (Madre de familia). La familia y la escuela por naturaleza son instituciones complementarias, ya que el papel de ambas es procurar el desarrollo afectivo y la socialización de los niños y los jóvenes. Pero también es cierto que ambas están completamente rebasadas por los problemas de la sociedad más amplia. ¿Cuáles serían las estrategias adecuadas para recuperar por lo menos en parte, la antigua complementariedad entre la familia, la comunidad y la escuela?9 Finalmente, queremos concluir con un testimonio que resume muy bien la problemática de la participación infantil: Yo si procuro escuchar a mis hijos y los animo a levantar la voz y participar en las actividades de Ley para la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes (DOF 2000, Art. 29). Tal como ocurrió en muchos lugares del campo mexicano, por lo menos durante la primera mitad del siglo XX (véase entre otros, Rockwell 2007). 8 9 41 Investigación La estructura familiar de niños en riesgo de callejerización en la Delegación Coyoacán, D. F. Aida Valero Chávez* Norma Cruz Maldonado* Resumen El principal objetivo de esta investigación cumple con un doble propósito: revelar el significado que tiene el término parentesco en la conformación de la familia, y determinar si con base en a las características del menor y de las familias, así como del perfil socioeconómico de éstas existe o no el riesgo de callejerización. Para la recolección de esta información se emplearon cuatro fuentes de evidencia: visita domiciliaria, la observación participante, la entrevista directa y un cuestionario. Se encontró que de las familias urbanas estudiadas, 44 por ciento son nucleares, 30.3 por ciento extensas, 23.1 por ciento monoparentales y 2.6 por ciento recompuestas, además 44.5 por ciento de los jefes de estas familias permanecen en unión libre o son solteros. El 11.4 por ciento de las familias proviene de diferentes estados de la República Mexicana, 52 por ciento vive con menos de dos salarios mínimos mensuales, y 99.0 por ciento vive en condiciones de hacinamiento. Ante dicho panorama, la familia conyugal tradicional urbana sigue prevaleciendo, pero en menor proporción, debido a que la división de trabajo ya no es algo exclusivo de un cónyuge, sino que ahora ambos son proveedores económicos, se dedican a educar a los niños, a brindarles afecto y, aunque es cierto que la familia se ha ido modificando, el apegarse cada vez menos a sus costumbres y tradiciones, puesto que hoy en día hay menos uniones legales. Palabras clave Relación de parentesco, familias marginadas, menores en riesgo de callejerización. * Manuela Guillén Lúgigo Abstrac The main objective of this study serves a dual purpose, the first is to reveal the significance of the term kinship in shaping the family, the second is whether, based on the characteristics of children and families, as well as their socioeconomic profile exist or not the risk of becoming a street child. In the collection of this information four sources of evidence were used: home Escuela Nacional de Trabajo Social. Coordinación de Investigación Universidad Nacional Autónoma de México 42 pudieran haber modificado la actual estructura familiar de los menores en riesgo de callejerización, aclarándose algunas diferencias existentes entre la familia nuclear, extensa, monoparental y recompuesta. visits, participant observation, direct interview and questionnaire. We found that the urban households surveyed: 44 por ciento are nuclear, 30.3 por ciento, extended, 23.1 por ciento monoparental and 2.6 por ciento reconstituted (blended family), 44.5 por ciento of the heads of the families remain in free union or are single. 11.4 por ciento of families come from different states of Mexico, 52 por ciento earn two monthly minimum wage and 99.0 por ciento live in overcrowded conditions. In this scenario, the urban traditional conjugal family is still prevalent but to a lesser extent, because the division of labor is no longer exclusive or marking of a spouse, but now both are economic supporters of the family, are dedicated to educating children, to provide affection, but it is also true that this has been changing increasingly adhering less to its customs and traditions, since today there are less legal marriages. Metodología Se trata de un estudio exploratorio realizado a 386 familias con menores que asistían a 18 escuelas públicas ubicadas en zona de alta y muy alta marginalidad,1 en cuyas características son las siguientes: menores de ambos sexos, en cuyas edades de 6 a 16 años, estudiantes de escuelas públicas ubicadas en zonas de mayor pobreza con nivel básico (primaria y secundaria), de escasos recursos económicos e inestabilidad familiar (violencia intrafamiliar, migración, hacinamiento, sin seguridad social e inestabilidad laboral, etcétera). En el estudio figuran 39 colonias: Adolfo Ruiz Cortines, Ajusco Coyoacán, Carmen Serdán, Emiliano Zapata, Los Reyes Culhuacán, Sta. Ursula Coapa, entre otras. Keywords kinship, marginalized families, children in risk of becoming street children En la segunda fase, se inició el diagnóstico social para determinar el perfil socioeconómico de las familias. En la recolección de esta información se realizó trabajo de campo, para el cual se emplearon cuatro fuentes de evidencia: visita domiciliaria, observación participante, entrevista directa y un cuestionario. En la tercera fase, se sistematizó la información agrupándose en categorías de análisis: familia, lugar de procedencia, ocupación del jefe de familia, educación, economía familiar, salud, vivienda, problemática familiar y programas asistenciales con que cuenta la familia. Introducción Los datos que se presentan en este artículo se obtuvieron de un estudio exploratorio realizado a 386 familias que habitan en zonas de alta y muy alta marginalidad en la Delegación Política de Coyoacán. La primera parte, es un referente teórico que sirve para contrastar e interpretar los resultados de tres aspectos que explican la familia. El primero de ellos es el contexto y definición de familia, donde su significado varía de acuerdo al tiempo o momento de la sociedad; el segundo, corresponde a la evolución estructural y funcional de la familia, alude ciertas condiciones y circunstancias históricosociales por las que esta atraviesa; el tercero, son los factores que constituyen con la familia, estos elementos (relación-parentesco y convivencia) son los que definen y circundan la vida diaria de cualquier tipo de familia. En la segunda parte, se aborda el perfil social y económico que presentan las familias estudiadas, se describen las características de los jefes de familia y de los menores. Por último, en nuestra conclusión se describen los hallazgos en torno a los factores que Contexto y definición de familia E. Beck (2000) refiere que la familia constituye sin lugar a dudas una realidad compleja y multidimensional. Representa una continuidad simbólica que trasciende a cada individuo y generación; en su conformación, enlaza tiempo pasado, tiempo presente y tiempo futuro. Portadora de una historia, la familia incorpora al tiempo presente un sistema unificador que le da significado a su acción y al mundo que la rodea, nutriendo y alimentando la vida de sus miembros. Como todo grupo social, la familia forja una representación de sí misma, que es La clasificación de estas zonas obedece a las condiciones socioeconómicas de la zona, los recursos institucionales con que dispone y el nivel educativo de la población. 1 43 construida y retocada cotidianamente por pequeñas pinceladas. El estudio de la familia requiere ante todo reconocer que ésta ha sido universal durante mucho tiempo, que en ella se procesan y se articulan experiencias diferentes de acuerdo con las peculiaridades socioeconómicas, culturales, étnicas y políticas del contexto históricosocial que la circunda y del cual forma parte. Turian (2001) señala que en el seno de la familia tiene lugar la reproducción biológica, pero es igualmente en el ámbito donde los bienes y el patrimonio se transmiten a las generaciones siguientes, como lo hacen también las pautas de conducta y las normas de sociabilidad. Se reconoce que la familia, en tanto ámbito privilegiado de socialización, moldea profundamente el carácter de los individuos, inculca modos de actuar y de pensar que se convierten en hábitos y opera como espacio productor y transmisor de pautas y prácticas culturales. Por esta y otras razones, se afirma que la familia “es célula básica de la sociedad”. Asimismo, el término tiene, a su vez, varias acepciones. En su sentido más restringido (o simple), se refiere al núcleo familiar elemental, en donde encontramos los tipos de familia: 1) la pareja sin hijos, 2) la pareja con uno o más hijos solteros y, 3) el padre o la madre con uno o más hijos solteros. En su sentido más amplio, el término designa al grupo de individuos vinculados entre sí por lazos consanguíneos, consensuales o jurídicos, que constituyen complejas redes de parentesco, actualizados de manera episódica a través del intercambio, la cooperación y la solidaridad. Respecto a lo anterior, se considera que en nuestra cultura la familia tradicional, con el padre como centro donde gira la actividad económica y social, determina las formas de vivir de ésta. En ella, como lo señala Sarabia (2005: 21-22), se establece la referencia de los valores filosóficos, morales y religiosos para la mujer y sus hijos; además, de acuerdo con su actividad e ingresos, se determina la clase social a la que pertenece. La madre representa el centro afectivo, da la seguridad emocional a los miembros de la casa, es la administradora del hogar, tanto en lo económico como en lo afectivo, por tales razones, “los padres son ante la familia personas a las que se demanda afecto, amor, protección, apoyo, y a quienes se les concede la capacidad de conducir, comprender y a la vez abrir a los hijos caminos para poder partir. Así, las funciones básicas de una familia se resumen en una tríada: 1) dar amor a los hijos, 2) dar protección sana, oportuna y adecuada, y 3) la promoción psicosocial a los hijos en los diferentes ciclos de vida”. La familia, por lo tanto, no es una institución espontánea, ha estado ligada históricamente al desarrollo de las sociedades y a los modos culturales de organización social (De Jonj, 2001). Por otro lado, es necesario establecer que la estructura de la familia es un conjunto o todo social, resultante de elementos que ocupan un lugar, rango o posición; la estructura prescinde de la dinámica de los diversos elementos. De acuerdo con Sarabia (2005:21-22), señalaremos los tres aspectos contemplados en la estructura social de la familia: el tamaño, la homogeneidad y la heterogeneidad. El tamaño del grupo: incorpora a cualquier tipo de familia que se mencionó anteriormente, en donde los individuos que la conforman viven bajo el mismo techo, siendo una, dos o tres generaciones. Homogeneidad se refiere a las mayores semejanzas que entre los miembros de la familia existen, por ejemplo, entre los padres la similitud de edad, su procedencia económica, su cultura etc. La heterogeneidad se refiere a las diferencias tangibles, que existen entre los miembros de la familia, por ejemplo, diferencias de género y edad de los hijos. Ante esta situación que se presenta, las diversas concepciones de la familia han variado a través del tiempo. Refugio (1989: 219), señala que con frecuencia se le concibe como un grupo de parentesco que tiene su origen en el matrimonio, aunque no siempre sea así. De tal suerte, podemos entonces definir la familia como “un grupo primario formado por padre e hijo y eventualmente otros parientes, unidos entre sí por lazos múltiples y variados, que se apoyan y ayudan de manera recíproca y que cumplen diferentes funciones en beneficio mutuo y de la sociedad”. Es posible constatar que entre la amplia gama de funciones que cumplen las diversas formas de organización familiar, las más universales son, sin duda, la cooperación económica, la reproducción de la especie, la socialización primaria de los niños en su seno se conforman fuertes lazos de solidaridad, se reúnen y distribuyen recursos para satisfacer necesidades básicas de los miembros del grupo, se definen obligaciones (roles y reglas), responsabilidades y derechos de acuerdo con las normas culturales, la edad, el sexo y la posición en la relación de parentesco de sus integrantes. Cuando la familia es representada por el padre, el abuelo, el tío o el hermano se indica que el parentesco 44 se adquiere de manera biológica, de filiación o por consanguinidad con el menor; en cambio, cuando la familia es representada por el padrastro u otra amistad no existe el vínculo biológico ni consanguíneo con el menor, sino el vínculo de afinidad. Para aclarar estas relaciones de parentesco, Tuirán (2001) nos habla de “hogares familiares” (nucleares, extensos, compuestos, recompuestos, monoparentales y ensambladas) y “hogares no familiares” (unipersonales y corresidentes). Dicha variedad de parentescos se confirma por Beck, E. (2000) y Refugio, M. (1989:419), cuando hablan de la familia como “un grupo primario formado entre sí por lazos múltiples y variados”. Con el parentesco no sólo se observa de manera diferente un vínculo familiar, además, se aclara la posición (abuelo, padre e hijo, tío, etc.) que adquieren los integrantes en su estructura familiar. la familia e ínteraccionan las condiciones del contexto, las concepciones de familia, las posibilidades de desarrollo de sus funciones y el desempeño de roles tensionados por los valores en juego en la sociedad y en su interior. Desde allí, se constituyen las posibilidades de integración y crecimiento ligadas a las condiciones materiales y simbólicas”. A partir de este marco, presentaremos los resultados de la investigación realizada en torno a la familia en el caso de menores que participaron dentro de un programa asistencial del Gobierno del Distrito Federal. Perfil de las familias Lugar de origen de la familia En el presente estudio se observó que 89.6 por ciento de las familias son originarias del Distrito Federal; mientras que 10.4 por ciento proviene de 14 estados de la República Mexicana. Factores que constituyen la familia Cabe preguntar ¿qué factores constituyen la familia? Riveiro (2000) nos plantea que el primer factor es la relación que se da entre uno y otro sujeto, es decir, entre la pareja (sea matrimonio o unión libre), en tanto, las relaciones de pareja asumen, por lo general, la forma de uniones formales, legalizadas mediante el matrimonio, aunque también, se presentan uniones consensuales sancionadas por las tradiciones y las costumbres, importantes en México desde una perspectiva de género. Las relaciones de pareja se conciben como relaciones de poder asimétricas, dichas relaciones entre los cónyuges asume diferentes matices y las mujeres se enfrentan de diversas maneras al dominio masculino: sumisión, imposición y cuestionamiento. El segundo factor es la convivencia dentro de una vida común, por ejemplo, la participación de la mujer en el ámbito político o comunitario que conlleva procesos de creación y recreación de solidaridades y aprendizajes, los cuales pueden modificar las relaciones familiares. Por su parte, Schmukler y De Oliverira (1998: 19) señala que es “un lugar privilegiado de la intimidad subjetiva, de la construcción de identidades, de procesos de individualización. Los vínculos primarios familiares constituyen una fuente nutriente de los más profundos sentimientos humanos de signo positivo o negativo, en una tensión amor-odio, contención-discriminación, protección- desprotección, seguridad-inseguridad, autoritarismo-democracia, según condiciones y posibilidades en las que se desarrolla el ciclo vital de Composición y su estructura En la población estudiada tenemos que en los hogares nucleares (32.6 por ciento) y recompuestos (2.0 por ciento) predomina la jefatura única en la figura masculina, en tanto que para las familias extensas (18.3 por ciento) y monoparentales (19.6 por ciento) predomina la jefatura única en mujeres, debido a que son quienes proveen de sustento a sus familiares. Los factores que explican esta postura son de índole social, cultural (incorporación de la mujer al mercado laboral y al sistema escolarizado) y demográficos (mortalidadviudez, descomposición de la familia y el estado civil). El parentesco del menor con el jefe de familia reporta que 77.7 por ciento es de padres biológicos, 17.1 por ciento de abuelos, y 5.2 por ciento corresponde a padrastro, tío o hermano del menor. Con estos datos podemos identificar los factores que constituyen a estas familias: 1. El número de miembros, el cual varía según el tipo de familia, sirve para diferenciarlas por tener una tasa de natalidad baja (menos de dos hijos), media (de tres a cinco hijos) y alta (de seis a ocho o más hijos). Respecto a dicha variable, parece ser sólo un número, pero en realidad es un conjunto o un todo por el cual es posible estudiar como tal e independientemente a cada uno de sus miembros; partiendo de la composición, parentesco y posición que guardan cada uno de los integrantes del núcleo familiar podremos explorar la 45 Maren Von der Borch compleja estructura familiar. En este caso, encontramos familias compuestas de dos a 18 integrantes. El 43.8 por ciento se integra por seis personas y la media la ubicamos en 5.5 miembros. 2. El factor intergeneracional es la adhesión de dos o más familias (abuelos, padres, hijos, nietos) y es una propiedad de las familias extensas; mientras que el factor generacional (única generación padres e hijos), es una característica de las familias nucleares. La unión de estas familias la relacionamos también con la dependencia económica y de vivienda que es muy común en las familias urbanas: nucleares y monoparentales, que por el hecho de regresar con su familia de origen reconstituyen una familia extensa. Su razón de ser radica en que estas familias no tienen una fuente de ingreso permanente, o si la tienen, el poder adquisitivo no es lo suficientemente fuerte para comprar una vivienda propia. En realidad, esta situación lleva la intención de atenuar los problemas económicos y afectivos de las familias que se alojan con la familia receptora. Así, encontramos que la familia urbana estudiada está constituida intergeneracionalmente en 30.3 por ciento de los casos, dicha situación se agrava debido al problema de la vivienda: 71.5 por ciento carece de una vivienda propia. Cabe señalar que 99 por ciento vive en hacinamiento, lo cual obedece principalmente a que un 96.4 por ciento de las viviendas (prestadas, rentadas o particulares) se conforman por uno o tres cuartos, donde se albergan hasta cinco miembros, de acuerdo con la media que se señaló anteriormente. Sin embargo, a pesar de tal circunstancia se observa un ambiente positivo, ya que podría tratarse “de una amistad organizada, cuyo centro es la experiencia compartida en la vida familiar, por ejemplo, el cuidar a los niños, escucharse, compartir experiencias, equilibrar el presupuesto familiar, etcétera”, para contribuir así al desarrollo del sistema de valores, cuya expresión más elocuente es que “todo ocurre en la propia casa, en la sala, en la cocina…” de manera recíproca. Según Vanistendael y Lecomte (2000), lo anterior suele suceder“ cuando las familias sostienen a las familias” mediante un “sostén social” y afectivo que se otorga de manera voluntaria. Esta situación prevalece en las familias estudiadas, por lo cual suponemos “que varios parientes conviven por necesidades económicas”, mientras que en algunos casos de familias extensas la convivencia se da por lazos solidarios. 46 Perfil de los Jefes de Familia El 43.8 por ciento de los jefes está en el rango de 31-40 años; 22.3 por ciento se encuentran en el rango de 4150 años; 12.2 por ciento tiene de 51-60 años; mientras que11.7 por ciento, entre 21-30 años; y tres más (60-90 años) están por debajo del 5 por ciento. Sorprende ver esta diferenciación de edades, ya que convergen padres jóvenes, padres adultos-mayores y padres en estado de vejez, que son mínimos. El factor que nos permite comprender el perfil de los tutores es su estado civil, por ejemplo, la jefatura se obtiene porque alguno de los miembros se divorció, por permanecer en unión libre, el estar soltero (a), el haber enviudado o también por enfermedad. El que sea mayor el porcentaje de la jefatura en las mujeres en familias extensas (18.3 por ciento) y monoparentales (23 por ciento) no significa poder o control sobre el grupo, sino alude a una manera de ejercer cierta responsabilidad y decisiones para con sus miembros. Dentro de las variables encontradas en las familias estudiadas llama la atención que 3.3 por ciento de ellas es monoparental con jefatura masculina. En el estudio no se encontró ninguna jefatura compartida, en donde la toma de decisiones es conjunta, es decir, sea un acuerdo o entendimiento de pareja bajo el supuesto de que las condiciones y características de género son similares. El estado civil de los padres es resultado de todo un proceso de creación en las familias nucleares, el cual desemboca en la recreación de familias monoparentales, recompuestas y ensambladas. Para el desarrollo económico de la mujer, contar con una familia es fundamental, sin embargo, en nuestra investigación se encontró que existe ausencia de jefatura paterna en 85.3 por ciento de los casos de familias monoparentales y en 60.6 por ciento de las familias con estructura extensa. En resumen, de nuestras familias, en 35 por ciento de los casos se presume que no tienen pareja (solteros, divorciados y viudos). En el estudio se tiene que 43.8 por ciento de los proveedores económicos son padres jóvenes de 31 a 40 años, sin embargo, 10.1 por ciento de los familiares depende de personas mayores de 60 y hasta 90 años, principalmente los abuelos de los menores. Con esto se confirmaría lo que nos señala Segalen (1992:159), que “el ciclo de vida está marcado por dos criterios: 1) número de posiciones en el seno del núcleo doméstico (abuelo, padre), 2) distribución de de las edades respectivas”. La escolaridad de los jefes o tutores de familia es un factor que permite comprender la dinámica de la familia, como el acceso que se tiene a las fuentes de empleo y su nivel de ingresos; en las familias se aprecia de manera significativa que 40.4 por ciento de jefes de familia alcanza apenas la primaria, seguido de 35.5 por ciento de los que cursaron la secundaria; 11.1 por ciento tienen estudios técnicos; 9.3 por ciento son analfabetos, 1.8 por ciento cursaron el bachillerato; 1.0 por ciento lo representan jefes alfabetos y 0.8 por ciento tienen universidad. La diferencia entre estos casos estriba en que algunos jefes les llevan a otros uno, dos y hasta tres niveles de estudio, situación que probablemente repercute en su ocupación laboral. Además, existe un predominio en el nivel primaría seguido por el nivel secundaría. El 52 por ciento de las familias vive con menos de dos salarios mínimos mensuales (smm) debido a que en 70 por ciento de éstas solo hay un proveedor económico; en cambio, en las familias que tienen ingresos de dos a seis salarios mínimos mensuales (smm) 30 por ciento tiene de dos a cuatro proveedores económicos, según indicadores de este mismo estudio. Es importante observar que en 386 casos 81 por ciento de los jefes de familia gozan de un estado de salud aparentemente sano, sin enfermedades, debido a que en su mayoría son jóvenes y adultos entre los 19-50 años, mientras que 19 por ciento de los jefes de familia presenta diferentes enfermedades (diabetes, cáncer, discapacidad física y sensorial) que podrían estar asociadas a su edad, al bajo nivel de ingresos, a la falta de seguridad social y de apoyos gubernamentales o debido a que tienen empleos temporales poco calificados. Estructura familias vs. jefatura en el hogar El 44 por ciento son familias nucleares, en donde 32.6 por ciento de las jefaturas son ejercidas por hombres y 11.3 por ciento por mujeres; a éstas las sigue 30.3 por ciento de familias extensas, en donde 11.9 por ciento de jefaturas es ejercida por el hombre y 18.3 por ciento por mujeres; 23.0 por ciento son familias monoparentales, en las cuales 19.6 por ciento de jefaturas la ejerce la mujer y 3.3 por ciento la ejerce el hombre; en tanto en 2.5 por ciento de familias reconstruidas, 2.0 por ciento de jefaturas es representado por el hombre y 0.5 por ciento por la mujer. El 50.3 por ciento es representado por mujeres (madre, abuela o tía, 49.7 por ciento es representado por el hombre (padre, abuelo o tío) por 47 Condiciones de vivienda De 386 viviendas, 28.5 por ciento es propietario, mientras que 71.5 por ciento restante la vivienda es prestada o rentada. En el tipo de vivienda prevalece la vecindad con 38.3 por ciento, le sigue la casa independiente con 37.8 por ciento, el departamento con el 16.6 por ciento y el 7.3 por ciento corresponde a vivienda temporal o cuarto en la azotea. El 96.4 por ciento destina de uno a tres cuartos para cocinar y dormir, y el resto, 3.7 por ciento tiene de cuatro a siete cuartos, teniendo así mayores espacios para el desarrollo de otras actividades. Es preocupante que 99 por ciento viva en hacinamiento en razón de que el número de miembros es mayor al número de habitaciones. El material de construcción de la vivienda en 100 por ciento de las paredes es de tabique, 81.1 por ciento de los techos de las viviendas es de concreto, en tanto los techos de láminas de asbesto, acero y de cartón representan 19 por ciento. El piso de la loseta representa 51.3 por ciento, siguiéndole el de concreto con el 39.9 por ciento; el de mosaico con 6.2 por ciento y el 2.6 por ciento es de tierra, linóleo o madera. una mínima de diferencia. Mier (2004:135) refiere que “este rasgo está asociado con el hecho que en algunos casos quien encabeza estas familias no es el padre ni la madre de los menores y pertenece a la generación de los abuelos”. Parentesco del jefe o jefa de familia con el menor En estos 386 casos, el parentesco con el menor es el vínculo (biológico, consanguíneo o de adopción) que relaciona padres-hijos, abuelo-nieto, tío- sobrino, hermano-hermano, padrastro-hijo. Se observa con una gran proporción que 77.7 por ciento es padre biológico; 17.1 por ciento es el abuelo quien mantiene un nexo de consanguinidad con el menor; seguido de 2.3 por ciento y 2.1 por ciento representado por los tíos y padrastros; con menos del 1 por ciento los hermanos y otras amistades quienes mantienen un vínculo con el menor por adopción o por consanguinidad. Perfil del menor De entre los becarios del Programa de Becas de Apoyo Escolar para Niñas y Niños en situación de Riesgo de Callejerización, se encontró a niños y niñas de seis a 16 años que están en diferentes grados de escolaridad: primaria y secundaria. El estado de soltería que guardan estos menores es de 100 por ciento. La escolaridad es una característica más de los niños y niñas que nos permite conocer cuál es su rol dentro de la escuela; al respecto Mier (2004:135-147) señala que “de hecho el ser estudiante es el principal rol básico que socialmente se atribuye y con el que principalmente se identifica a los niños y jóvenes de hoy”. Al parecer, los niños de primero y cuarto grado de primaria se les brindó más apoyo, en contraste con los de primer grado de secundaria. Es menester mencionar que la corta edad que presentan es una característica que los hace vulnerables ante cualquier situación o circunstancia que se relacione con su desarrollo personal. El 18.7 por ciento alcanza los 13 años, 13.0 por ciento los nueve años, dos casos con el 11.4 por ciento tiene de seis a 10 años, con una situación similar de 11.1 por ciento y 10.4 por ciento tienen de 8 a 12 años, 9.6 por ciento con 14 años, 7.8 por ciento de 11 años, 4.1 por ciento de siete años, 2.1 por ciento de 15 años y por debajo del 1 por ciento tiene 16 años. La totalidad de los menores tiene como única actividad el estudiar. Consideraciones finales Abordar los factores socioeconómicos que inciden en la estructura familiar en México nos lleva a reflexionar y conferir de forma particular el sentido que tiene el parentesco, debido a que es el principal factor por el cual se constituye la familia. De manera concisa, éste se presenta como una relación de sujeto a sujeto, de grupo a grupo, de manera racional e intencionada lleva implícito un interés que suele relacionarse con la afinidad, filiación y procreación. El parentesco se da “por medio de un complejo tejido de fusiones sociales (agrupaciones e instituciones con mitos y creencias) que transmiten las señas de identidad de los miembros del grupo”. La asociación de estos medios pone en acción la relación y el interés “que da lugar a interacciones de naturaleza íntima e intensas, constituidas a través de un continuo proceso de construcción y de diálogo con las costumbres instituidas”. Para articular uno y otro orden de hechos se requiere establecer cierta relación causal entre ellos Villoro (1997), por ejemplo, en la familia el funcionamiento de su estructura obedece al sistema cultural, religioso, educativo y económico- laboral que se práctica en sociedad. 48 Manuela Guillén Lúgigo Si bien, lo que ha caracterizado en este momento y en otros tiempos a las familias nucleares, extensas, monoparentales y reconstruidas es el parentesco y su convivencia (cien por ciento de éstas sostiene un vínculo formal e informal dentro de una vivienda), vía por la cual se ha dado lugar a definir una gran variedad de grupos, entre ellos la familia. En el estudio, estos dos elementos han sido trastocados por las características propias de la familia. El perfil en estos cuatro grupos de familia es heterogéneo, pero también comparten aspectos muy similares. Los hace diferentes el tipo de familia (nuclear, extensa, monoparental y recompuesta); lo funcional o disfuncional; la posición que presupone presencia o ausencia del padre o de la madre, de los abuelos u otros parientes; su composición (número de miembros, género, más mujeres, más hombres) y el rol que cada uno asume en diferentes ámbitos, además de observar que 10.7 por ciento son familias inmigrantes provenientes de diferentes estados de la República Mexicana y concentradas en el D. F. Si hay algo de homogeneidad en estos grupos es la convivencia y la relación particular que guarda cada uno; por ejemplo, en el estudio determinamos que 52.3 por ciento se caracteriza por vivir en una misma vivienda; 26.7 por ciento mantiene una relación independiente de una pareja (soltero, divorciado), los padres trabajan, sus hijos asisten a la escuela. Bajo este panorama, la familia conyugal tradicional urbana estudiada sigue prevaleciendo, aunque en menor proporción, debido a que la división de trabajo ya no es algo exclusivo o de un cónyuge, pero también es cierto que ésta se ha ido modificando al apegarse cada vez menos a sus costumbres y tradiciones, puesto que hoy en día hay menos uniones legales (44.5 por ciento de los jefes de estas familias permanece en unión libre y solteros), dando lugar a las familias monoparentales o extensas. Las condiciones materiales de la vivienda y de esparcimiento son desfavorables, no hay que olvidar que estos dos factores contribuyen a que la convivencia familiar sea más sana en todos sus sentidos, gracias a ellos se desarrollan “los vínculos primarios familiares de los más profundos sentimientos humanos de signo positivo o negativo. La familia urbana que estudiamos se constituye intergeneracionalmente en 30.3 por ciento de los casos, donde convergen varias generaciones. 49 Castellan, I. (1983). La familia: del grupo a la célula. Francia: Editorial Kapelusz. De Jonj, E., Bosso, R. y Paira, M. (2001). La familia en los albores del nuevo milenio. Argentina: Espacio. Gómes, C. y Tuirán, R. (2001). Procesos sociales, población y familia. México: Porrúa. Morín, E. (1990). Introducción al pensamiento complejo. España: Gedisa. Riveiro, M. (2000). Familia y política social. Argentina: Lumen Humanitas. Refugio, M. (1989). La modernización contradictoria. México: Universidad de Guadalajara. Salles, V. (1994). Mitos y creencias sobre la vida familiar. Revista Mexicana de Sociología México: IIS-UNAM Sarabia, M. y Cisneros, D. (2005). Estudio axiológico de la formación del niño preescolar entre la familia tradicional y la familia de la nueva cultura urbana (tesis). México: Facultad de Estudios Superiores Aragón, UNAM. Schmukler, B. y De Oliveira, O. (1998). Familias y relaciones de género en transformación. México: Population Council. Segalen, M. (1992). Antropología histórica de la familia. Madrid: Taurus. Tuirán, R. (2001). Estructura familiar y trayectorias de vida en México. México: Porrúa. Vanistendael, S. y Lecomte, J. (2000). La felicidad es posible. Francia: Gedisa. Villoro, L. (1997). El Poder y El Valor. México: Fondo de Cultura Económica. Con ello concluimos que en esta zona de la Delegación Política de Coyoacán las nuevas formas de convivencia familiar son las siguientes: jefes o jefas de hogar que no contraen matrimonio, ambos cónyuges trabajan, la tercera parte de las familias estudiadas convive con los abuelos, los tíos, los hermanos y los primos; respecto a las condiciones de vivienda, 85.0 por ciento tiene de uno a dos cuartos, 14 por ciento tiene de tres a cinco cuartos, prestados o rentados. Respecto a las respuestas asistenciales gubernamentales para estas familias, el total de ellas recibe una beca para sus hijos, 51 por ciento de las familias participa en otros programas tales como ayuda a madres solteras, ayuda a adultos mayores, a discapacitados, madres solteras, etcétera, lo que aminora su problema económico. En cuanto a los menores, existen cuatro factores que están contribuyendo de manera particular a su desarrollo. El primero es el estado de salud favorable, ya que 93.8 por ciento no reporta alguna enfermedad; el segundo es la familia que al parecer marcha de manera funcional con sus roles y posiciones bien definidos, aunque en muchos de los casos son cubiertos por abuelos, tíos, hermanos del menor o la madre. No obstante, en algunos casos se reportan algunos problemas de violencia, alcoholismo y farmacodependencia; el tercero, corresponde al sistema escolarizado en el que están inscritos sin que alguno haya desertado, y el último es el apoyo económico que se les brinda por medio del Programa de becas que implementa la Dirección de Desarrollo Social de la Delegación Política de Coyoacán, para niños que asisten a las escuelas públicas de educación básica, ubicadas en las zonas de mayor pobreza. Por lo tanto, se descarta un factor de riesgo a nivel individual, pero persiste la probabilidad de que estos niños y niñas se expongan al fenómeno de callejerización, debido a que se encuentran dentro de la escala de bajo riesgo, en donde ciertas condiciones (hacinamiento, bajos ingresos y la falta de presencia paterna) pueda constituir un riesgo para su desarrollo. Bibliografía Academia Mexicana de Pediatría (2004). La familia. México: ETM. Ariza, M., De Oliveira, O. y Mier, M. R. (2004). Imágenes de la familia en el cambio de siglo. México: IIS-UNAM. Beck, E. (2000). La reinvención de la familia. España: Paidós. 50 Investigación Desarrollo social y agua: Los niños de Hermosillo investigan sobre el agua. Una propuesta de investigación con enfoque participativo Manuela Guillén Lúgigo* Francisco Barrera Barrios** Cruz Elena Ruiz Figueroa** Fabiola del Carmen Leyva Madero*** Resumen En este trabajo presentamos una propuesta de investigación de corte participativo, que actualmente se encuentra en fase piloto. El proyecto se titula Desarrollo social y agua: los niños de Hermosillo investigan sobre el agua, cuyos principales protagonistas son niños de 9 a 13 años que viven en colonias de la periferia de la ciudad de Hermosillo. Se trata de una propuesta orientada al cambio (de actitudes y prácticas), para lo cual se ha hecho necesario acoplar la estrategia de Investigación Acción Participativa (IAP) a los actores implicados en el proyecto. En las líneas que siguen haremos una descripción general del proyecto en cuestión y presentaremos las particularidades de la estrategia que se ha seguido para promover la participación de los niños, a efecto de involucrarlos en el proceso. Palabras clave: investigación acción participativa, niños, desarrollo social y agua. city periphery. The proposal is oriented toward change (of attitudes and practices) and that is why it has been necessary to adapt the Participatory Action Research strategy to actors implicated in the research project. We will make a general description of the project and also we will present the special features of the participatory strategy in order to promote children participation to involve them in the process. Key words: Participatory Action Research, children, social development and water Introducción La investigación con enfoque participativo constituye un proceso indagatorio en el que la población-objeto se convierte —o se pretende que se convierta— en sujeto activo del proceso de análisis. La Investigación Acción Participativa (IAP) es una metodología que apunta a la producción de un conocimiento de corte propositivo y transformador, mediante un proceso de debate, reflexión y construcción colectiva de saberes entre los diferentes actores de un territorio con el fin de lograr transformaciones en el entorno social. Esta metodología combina dos procesos, el de conocer y Abstract In this paper we present a participative research proposal that nowadays is in its pilot phase. The title of the project is “Social Development and water: Hermosillo’s children investigate about water”, whose principal actors are 9-13 year old children, living at the Hermosillo’s Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Profesora investigadora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Sonora. Docente de la licenciatura en Trabajo Social, del Posgrado Integral en Ciencias Sociales y, de la Maestría en Políticas y Gestión del Desarrollo Social. Líder del Cuerpo Académico Multiculturalidad, Identidad y Cambio Social, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel II). * mguillen@sociales.uson.mx AyudanteS de investigación en el proyecto Desarrollo social y agua, los niños de Hermosillo investigan sobre el agua: Estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social: tom_18255@hotmail.com; cruzly_1618@hotmail.com *** Estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. faabiolaleyva@hotmail.com ** 51 Manuela Guillén Lúgigo de entonces. Mediante la investigación-acción, Lewin argumentaba que se podían lograr en forma simultánea avances teóricos y cambios sociales. Para este autor, la investigación acción consistía en análisis, recolección de información, conceptualización, planeación, ejecución y evaluación, pasos que luego se repetían. Se trata, pues, de una forma de investigar que articula el análisis de la realidad con la acción social; procesos en los que es concomitante la participación de los agentes sociales que encaran las situaciones o problemas sociales que son objeto de investigación. El trabajo que a continuación presentamos, constituye una propuesta de investigación de corte participativo, que actualmente se encuentra en fase piloto. El proyecto se titula Desarrollo social y agua: los niños de Hermosillo investigan sobre el agua, cuyos protagonistas principales son niños de 9 a 13 años que viven en colonias de la periferia de la ciudad de Hermosillo. Se trata de una propuesta orientada el de actuar, implicando en ambos a la población cuya realidad se aborda. Es decir, constituye un proceso que combina teoría y praxis para posibilitar el aprendizaje, la toma de conciencia crítica de la población sobre su realidad, su empoderamiento, el refuerzo y ampliación de sus redes sociales, su movilización colectiva y su acción transformadora. El proceso de IAP no culmina con la producción de conocimientos (aunque lo logra), sino que pretende actuar frente a las realidades sociales, considerando la voz y participación de sus actores para la transformación de dichas realidades. Como es ampliamente conocido, el término de «investigación-acción» proviene de Kurt Lewin (1946), y fue utilizado por primera vez a principios de los años cuarenta del siglo XX. Esta perspectiva en la investigación social, describía una forma de indagación que ligaba el enfoque experimental de la ciencia social con programas de acción social que respondieran a los principales problemas sociales 52 al cambio (de actitudes y prácticas), por lo que se ha hecho necesario acoplar la estrategia de IAP a los actores implicados en el proyecto. Ello, en virtud de que ésta supone un diseño flexible y construido progresivamente a lo largo del proceso; inicia con una primera propuesta de investigación que sirve de base para el proceso indagatorio, pero se va transformando a lo largo de la experiencia, a partir de las condiciones y particularidades de la realidad empírica y de en los agentes sociales implicados en el proceso, en este caso los niños que viven en contextos de segregación urbana. El proyecto implica la realización de un diagnóstico sobre el entorno que viven los niños, poniendo especial interés en el agua, pero también en cuestiones como el saneamiento, drenaje, parques seguros, banquetas seguras y cualquier otro tema que se relacione directa o indirectamente con el agua. Como producto del diagnóstico, se diseñará un programa de acción en el que participarán los niños, a efecto de promover en sus comunidades el uso y cuidado responsable del agua, en lo general, y de los recursos sociales asociados a ella. Se pretende que el proyecto en conjunto (fase de diagnóstico y programas derivados de ella), redundará en beneficio de la ciudad de Hermosillo y de las comunidades, que viven en condiciones de precariedad. En las líneas que siguen haremos una descripción general del proyecto en cuestión y presentaremos las particularidades de la estrategia que se ha seguido1 para promover la participación de los niños2 a efecto de involucrarlos en el proceso. Manuela Guillén Lúgigo Justificación de la investigación El elemento central que justificó el proyecto de investigación es la problemática que enfrenta la región en relación con el agua. El estado de Sonora constituye una zona desértica del norte de México, en la que la disponibilidad, así como el uso y aprovechamiento del agua, constituyen un problema que día a día enfrenta la población, en particular aquélla que vive en condiciones Cabe aclarar que en la elaboración del apartado 3 de este trabajo, relativo a la descripción de los avances de la fase piloto del proyecto (la promoción de la participación de los niños), han participado los alumnos de licenciatura que colaboran en el proyecto, quienes aparecen como coautores del mismo. La creatividad y el compromiso asumido en su realización, ha implicado no sólo un proceso de aprendizaje en su práctica profesional, sino un reto de innovación en la puesta en marcha de la técnica de IAP con población infantil en zonas de segregación urbana. 2 La fase piloto del proyecto ha sido realizada en la colonia Combate de la ciudad de Hermosillo, particularmente con niños que cursan el 5° y 6° grado, en la escuela primaria del lugar (turnos matutino y vespertino). 1 53 de precariedad, específicamente en la ciudad de Hermosillo, capital del estado. Otro elemento, no menos importante, tiene que ver con la sustentabilidad futura del agua, la cual en buena parte depende de la educación de las niñas y los niños de hoy. Ello, en virtud de que éstos no constituyen “los ciudadanos del mañana”, sino que son parte de la ciudadanía, como tales, han de enfrentar de manera activa e informada los retos de hoy día. Desde esta perspectiva, tanto la sustentabilidad futura como la actual depende, en buena medida, de los conocimientos que los niños (y los jóvenes), vayan adquiriendo sobre el agua y de las prácticas que vayan desarrollando para su buen uso. Lo anterior influirá positivamente en la formación de una cultura del agua que se exprese en la utilización responsable de este bien universal Proyecto Desarrollo Social y Agua: los niños de Hermosillo investigan sobre el agua (p. 3). II. Realización de talleres, en las escuelas primarias de los barrios seleccionados para la realización del proyecto, con el fin de promover la comprensión de la problemática del agua, tanto a nivel global como en la región de Hermosillo. III. Realización de estrategias participativas para que los niños y niñas capacitados actúen como facilitadores y “educadores” en sus escuelas y comunidades. IV.Diseño de material didáctico a partir de la participación de los niños y niñas, para ser utilizado en los procesos de educación ambiental entre pares en las escuelas primarias del área de influencia del proyecto. Metodología El trabajo empírico del proyecto se centra en una estrategia que involucra, desde un principio, la participación directa de los niños y niñas de los barrios seleccionados. Como ya se indicó, se trata de barrios que constituyen asentamientos precarios situados en la periferia de la ciudad de Hermosillo. El primero de ellos (donde se pilotea actualmente el proyecto), es la colonia Combate, situada al noroeste de la ciudad, a un costado de la carretera internacional que conduce a la línea fronteriza que une y separa el estado de Sonora con el de Arizona. El abordaje metodológico propuesto para la realización de la etapa I, que constituye la fase diagnóstica, consiste en la exploración del escenario empírico a través de la observación participante (para la identificación de las condiciones ambientales del barrio), y el grupo focal (para la identificación de la percepción subjetiva infantil sobre el agua, su uso y sus problemas). Dada la población participante (niños y niñas), esta última técnica ha de estar basada en un proceso de adaptación —previo a su instrumentación— al nivel de desarrollo cognitivo-discursivo de dicha población.3 Objetivos del proyecto Los objetivos generales y específicos del proyecto propuesto se orientan, tanto a la investigación diagnóstica, como a la formulación de una estrategia de intervención dirigida a la sensibilización de la población (específicamente los niños), sobre el uso racional del agua y a la confección de materiales de divulgación sobre el agua, los problemas derivados de su uso inadecuado y el aprovechamiento adecuado de este recurso: I. Realización de un diagnóstico centrado en tres líneas: I.1. Condiciones ambientales (especialmente el agua), del entorno espacial (barrios) donde viven los niños. I.2. Percepción subjetiva de los niños de su entorno y, en especial, del agua. I.3. Identificación de propuestas generadas por los niños para mejorar las condiciones ambientales del entorno en que viven. 3 Para ello, proponemos la utilización de un dispositivo “disparador” de la participación libre de los niños y niñas en el grupo focal, consistente en la presentación de un video infantil (caricatura), en el que los protagonistas son dos gotitas de agua que se cuentan mutuamente su historia. Una de ellas relata su vida en los arroyos urbanos después de haber sido “lanzada” a ellos por la práctica del desperdicio del agua y la otra relata su orgullo por ser útil para múltiples usos, en virtud de un proceso de reciclaje utilizado en una vivienda. Después de la presentación del video se pide a los niños y niñas que platiquen sobre su contenido. Las participaciones (opiniones libres sobre el contenido del video), son sometidas a réplicas de los miembros del grupo (a efecto de identificar coincidencias, diferencias, puntos de conflicto en las ideas vertidas, etcétera), información que es grabada y, posteriormente, sistematizada según los criterios metodológicos del grupo focal. 54 La etapa II del proyecto consiste en la realización de talleres (coordinados por expertos), en donde los niños y las niñas investigarán sobre temas como el calentamiento global, el ciclo del agua, la contaminación, los desiertos del mundo, la flora y fauna de los desiertos, prácticas del uso del agua, etcétera Cada niño participante elaborará un dossier que contenga la información obtenida mediante sus propias actividades de indagación (definiciones, dibujos, fotografías, etcétera), que constituirán los insumos para ser utilizados durante la última etapa del proyecto, destinado a la realización de talleres de socialización de la información obtenida por los niños para que, finalmente —como parte de la etapa III— confeccionen el material didáctico, bajo la asesoría de los expertos que coordinaron dichos talleres. Estrategia de promoción de la participación La estrategia diseñada para motivar la participación en el proyecto, conlleva un conjunto de acciones dirigidas tanto a sujetos clave de la comunidad (personal de las escuelas primarias, tanto directivos como profesores), como a los niños y niñas. a) Promoción con sujetos clave. Entrevistas con directivos de las escuelas primarias para dar a conocer el proyecto e interesarlos en él, a efecto de lograr su colaboración, facilitando las condiciones para su realización con los niños y niñas (tales como: autorizar la utilización de espacios y equipo, así como la utilización de horas-aula para la realización de grupos focales y talleres). b) Promoción con niños y niñas. Se ha confeccionado una estrategia para sensibilizar a los niños y niñas, consistente en un diseño promocional cuyo lema es “Guardianes del Planeta”, en el cual se realizaran carteles promocionales para ser colocados en distintos puntos de la escuela, a efecto de atraer la participación durante la primera actividad: una obra de teatro que vincula información relativa al cuidado del agua con diversos personajes, cuyo protagonista es un personaje identificado como “guardián del planeta” que, al término de la obra, insta a los niños a que se sumen al “Club de los Guardianes del Planeta”. Posteriormente, mediante este lema, se difunden y realizan los grupos focales. Pósteres promocionales de la fase inicial del proyecto. 55 Tal y como hemos indicado más arriba, del piloteo del proyecto está siendo realizado en la colonia Combate de la ciudad de Hermosillo, donde está por concluirse la etapa I, relativa a la realización del diagnóstico,4 de ahí que en el presente trabajo no estemos en condición de presentar los resultados hasta ahora obtenidos. No obstante, a continuación describimos el proceso seguido para la promoción de la participación de los niños y niñas de la escuela primaria Francisco Márquez Durán de dicho barrio, el cual ha sido exitoso en virtud de la amplia respuesta obtenida, la cual se reflejó en una nutrida asistencia a los grupos focales5 realizados durante el mes de mayo de 2012. ambiente, temas que constituyen los núcleos centrales del proyecto a realizar con niños y niñas (véase el Guion de la Obra de Teatro en el anexo de este trabajo). Al termino de la presentación, los “actores” interactuaron con los niños y niñas realizando preguntas acerca de la temática presentada en la obra y sobre sus opiniones, en cuanto las actitudes que habían tomado los personajes (algunos de los cuales mostraron actitudes negativas y otros actitudes positivas en relación con el cuidado del agua durante la representación). La obra de teatro tuvo gran aceptación entre los alumnos de la primaria, así como entre el personal directivo y docente. En general, las reacciones de los participantes fueron positivas, ya que tanto los niños como las niñas se mostraron emotivos e interesados en las preguntas que se les realizaron; además, emitieron sus argumentos respecto de las valoraciones que hicieron sobre las actitudes mostradas por los distintos personajes. Una vez concluida la reflexión y discusión de los niños y las niñas sobre el contenido de la obra y las actitudes de los personajes, el protagonista principal invitó a los asistentes a formar parte del “Club de los Guardianes del Planeta” y participar en próximas reuniones. El protagonista fue rodeado por los asistentes, quienes solicitaban ser apuntados al club. Los pósteres y carteles utilizados en la promoción de la obra de teatro (con la figura del “guardián del planeta”), se utilizaron para difundir y promover la participación en las reuniones posteriores (grupos focales), a las que acudieron (y en las que tomaron parte activa), todos los niños y niñas que se sumaron al “Club de los Guardianes del Planeta.” A manera de conclusión En este momento resultaría prematuro establecer conclusiones puntuales sobre la experiencia, en términos de los efectos del proyecto, en virtud de que actualmente Campaña de promoción Como ya se ha referido, la campaña de promoción llevó el nombre “Guardianes del Planeta”, tuvo lugar días antes de la interacción directa con los niños en los grupos focales.6 Para su realización, se diseñaron materiales de publicidad como, pósteres y pancartas que se colocaron en la escuela primaria, para anticipar las actividades que se pretendían realizar, en los que se invitaba a niños y niñas a sumarse al “Club de los Guardianes del Planeta”. Obra teatral Unos días después de la campaña de promoción, se invitó a los niños y niñas de 5° y 6° grado de la escuela primaria Francisco Márquez Durán para que acudieran a una obra de teatro7 que tendría lugar en el patio central de la escuela. Tanto el director como los maestros colaboraron con entusiasmo en la difusión de la obra y, posteriormente, en la organización de los niños y las niñas para que ocuparan ordenadamente el espacio destinado para la presentación. La obra teatral giró en torno a la temática del cuidado del agua y el medio Actualmente, se trabaja en la sistematización de la información obtenida mediante la observación participante y los grupos focales. 5 Se realizaron tres grupos focales (uno de niños, otro de niñas y un tercer grupo de tipo mixto), que fueron planeados y conducidos con base en la estrategia de adaptación de la técnica señalada. 6 Cabe aclarar que el término grupo focal en ningún momento se utilizó en la interacción directa con niños y niñas (ni en los promocionales ni en el momento de su realización). Para referirnos a ellos aludimos a términos como “junta”, “reunión” y “club”. Este último término (seguido del de “guardianes del planeta”, se utilizó después de la promoción, cada vez que se citó a los niños para participar en los grupos focales. 7 Los ayudantes de investigación del proyecto y un grupo de alumnos de la licenciatura en Psicología y la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora participaron como “actores” en la obra de teatro. 4 56 definición de estrategias ad hoc para promover su implicación en una estrategia de IAP que ha sido adaptada a las características del entorno y los participantes. - Dado que el proyecto del que aquí hemos dado cuenta se encuentra en marcha, sus resultados —en términos del impacto del mismo— están aún en construcción y éstos serán visibles como resultado del proceso heurístico resultante, producto del involucramiento de la población objetivo, en un proyecto de investigación abierto que adquirirá significado en función del imaginario colectivo que le da sentido. Manuela Guillén Lúgigo Bibliografía Bourdieu, P. (1991). El sentido práctico. Madrid: Taurus. Delgado, J. M. y Gutiérrez, J. Ed. (1994). Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales. Madrid: Síntesis. Guillén, M., Valenzuela, B. y Gutiérrez, D. C. Coords. (2008). Itinerarios Metodológicos en la Investigación Social. Hermosillo: Universidad de Sonora. González, J. L. (1991). Participatory Action Research (PAR). A view from FAGOR. En: Whyte, W. F. Ed. Participatory Action Research, Newbury Park: SAGE (2nd ed.). Lewin, K. (1946). Action Research and Minority Problems. Journal of Social Issues, Vol. 2, No. 4. pp. 34-46. Martín, P. (1998). Mapas sociales y análisis de redes en la IAP. Cuadernos de la Red, 5. Madrid, Red CIMS. pp. 60-69. Proyecto: Desarrollo Social y Agua: Los Niños de Hermosillo Investigan sobre el Agua. Documento de trabajo inédito. Quintana, J. M. coord. (1986). Investigación participativa. Educación de adultos, Narcea: Madrid. Ruíz Olabuénaga, J. R. (1996). Metodología de la investigación cualitativa. Bilbao: Deusto. Valles, M. S. (1997). Técnicas cualitativas de investigación social. Reflexiones metodológica y práctica profesional. Madrid: Síntesis. nos encontramos en la fase de sistematización de la información obtenida a partir del diagnóstico realizado en la colonia Combate, que constituye el barrio en el que lo estamos piloteando. No obstante, podemos plantear algunas conclusiones preliminares respecto de las acciones hasta ahora realizadas. - La experiencia de la IAP admite múltiples variantes, cuando ésta se diseña a partir de un objeto de estudio específico y se adapta al tipo de participantes. Eso estamos haciendo en esta experiencia. - La IAP constituye una estrategia de investigación “abierta” que, además de seguir las directrices metodológicas básicas, se construye en “la práctica”, a partir de las condiciones específicas de su puesta en marcha y de las características socioespaciales que conforman el contexto en que ésta se inscribe. - Consideramos que el diseño específico seguido para su aplicación con niños, hasta ahora ha permitido incorporar la participación de este grupo de población con éxito, en virtud de la 57 Anexo: Guión de la obra de teatro presentada para la promoción de la participación de niños y niñas de la colonia Combate en el proyecto Introducción (narrador) Una muchachita de nombre Chuchita empieza a notar que hay problemas con el agua y estos se vuelven cada vez más graves. En su afán por querer buscar una solución a todos estos problemas, comienza a preguntar a las personas allegadas a ella sobre el problema, pero se encuentra con que, en realidad, a nadie le interesa. La niña, molesta por la falta de información de sus familiares y amigos, decide iniciar su propia investigación sobre métodos para el cuidado del agua. Consulta el internet, periódico y diversas fuentes de información para, de esta manera, hacer un collage de toda esa información. Una vez realizada su investigación, se encuentra con un nuevo dilema, no tiene una forma efectiva de difundir toda esa información recabada y no quiere que se desperdicie. Por suerte, había escuchado por parte de su maestra, que hay un grupo encargado de orientar a los niños en el cuidado del planeta para apoyarlos en esta tarea, este grupo se llama Los Guardianes del Planeta. Decide acudir a esta organización para que la orienten en las formas de cuidar el agua y hacer partícipes a sus familiares y amigos. Durante su visita se encuentra con la grata sorpresa de que este grupo no solo brinda información a los niños, sino que, además, está dispuesto a aceptar cualquier apoyo de ellos. Chuchita (la muchachita) se da cuenta de que toda la información que tiene podría servir a Los Guardianes del Planeta y decide brindárselas, además de unirse a ellos en la difícil tarea del cuidado del mundo. Inicio de la historia (Televisión)- “La crisis del agua se intensifica cada vez más, las reservas de agua se están acabando y el traer agua de otros lugares para abastecer a las comunidades se vuelve una tarea cada vez más difícil. Si la situación sigue así, la próxima guerra no será por petróleo o poder, sino por agua…” Chuchita- ¡Dios! No puedo creerlo, una guerra por agua. ¿Es que c-c-c-cómo es que llegamos a esto? Debe haber alguna forma de evitar esta crisis que estamos viviendo. Narrador- Chuchita se pone a pensar por un momento. Chuchita- ¡Ya sé! Le preguntaré a mi mamá, ella siempre sabe la respuesta a todo. -Chuchita va a la cocina, donde se encuentra su madre para preguntarle alguna forma de cuidar el aguaChuchita- ¡Mamá, mamá! Tengo una duda muy dudosa y de vital importancia. Mamá- ¿Cuál es, mi hijita? Chuchita- Es que el mundo se está quedando sin agua y yo quiero saber si podemos hacer algo. ¿Qué podemos hacer para cuidar el agua? Mamá- Pues, la verdad, no sé. Pregúntale a tu papá, tal vez el sepa algo. Chuchita- Ok, iré a preguntarle. Narrador- Chuchita se dirige a donde está su padre. Chuchita- ¡Papá, papá! Quiero hacerte una pregunta, ¿puedo? Papá- Bueno, mi hijita, pero ya me hiciste una. Narrador- Chuchita se queda desconcertada. Chuchita- ¡No, papá! ¡Otra pregunta! Papá- Bueno, haberme dicho antes. Pregúntame, Chuchita. Chuchita- Bueno, ¿qué podemos hacer para cuidar el agua del planeta? Se está acabando y tenemos que hacer algo. Papá- Mire, m´hija, usted no se preocupe, que mientras yo esté pagando el recibo, siempre va a haber agua en esta casa, ¡para eso lo pago! Chuchita- Si, papá, pero si no hay agua, no va a haber un recibo de agua que pagar… 58 Papá- Mire, m´hija, yo ya le dije, así que deje de preocuparse por eso. ¡Váyase a jugar! Narrador- Chuchita se va decepcionada a su cuarto, inconforme con la respuesta de su padre. Chuchita- Mm…, no puede ser que mis padres no tengan interés por el cuidado del agua, tal vez mis súper “amiguis” me puedan ayudar. Narrador- Chuchita enciende su computadora y se conecta a su cuenta de Facebook. Chuchita- Pepe Pecas, ¿cómo estás? Pepe- Muy bien, ¿y tú? Chuchita- Igual, muy bien. Oye, quería saber si conoces alguna forma de cuidar el agua, es que ya le pregunté a mi mamá y a mi papá y no saben NADA. Pepe- No, ¿por qué? Chuchita- Es que es una inconsciencia, nadie sabe nada sobre cómo cuidar el agua, se está acabando y ¡NADIE HACE NADA! Pepe- Bueno, discúlpame, no es que no me interese, pero tampoco es como que yo use mi tiempo en buscar información sobre ello, además, los adultos son los que se deberían de preocupar por eso… Chuchita- Estás mal, esto es algo que también nos afecta y, creo yo, también podemos ayudar a solucionarlo. Pepe- Pues perdón, no puedo ayudarte, no sé nada sobre el tema. De veras lo siento. Narrador- Chuchita, decepcionada, decide iniciar su propia búsqueda de información a través de internet. Narrador– Un tiempo después. Chuchita- ¡Wooooooow! Yo no sabía que era tan fácil contribuir al cuidado del agua. Toda esta información es muy útil, ojalá todo el mundo pudiera conocer esta información, así podrían ayudar. Narrador– Al día siguiente. Chuchita – Necesito ayudar al planeta, pero yo sola no puedo hacer nada, tengo que convencer a mis amigos Maestra- ¿Qué pasa Chuchita?, te noto muy preocupada. Chuchita – Lo que pasa es que el agua se está acabando y NADIE hace NADA. Ni a mis padres y amigos les interesa. Maestra- Bueno, Chuchita, si tu preocupación es el planeta, ¿por qué no te unes a Los Guardianes del Planeta? Chuchita- ¿Los Guardianes del Planeta?, ¿quiénes son ellos? Maestra- Bueno, es un grupo de personas que se ocupa del cuidado del planeta, principalmente del agua. Además, realizan actividades para promover buenos hábitos sobre la ecología y la preservación del agua. Ellos se reúnen aquí en la escuela, en el patio de la escuela, podrías acudir hoy con ellos y solicitar apoyo. Chuchita- ¡Gracias, maestra, por la información! Hoy mismo me reuniré con ellos. Narrador- Ese mismo día más tarde. -Chuchita se acerca a un grupo de jóvenes alegres que están reunidos dentro de las instalaciones de la escuela, en el lugar donde la maestra le indicó que estarían Los Guardianes del Planeta. Chuchita- Oigan, disculpen, ¿ustedes son Los Guardianes del Planeta? Cruz- Sí, nosotros somos. ¿Podemos ayudarte en algo? Chuchita- Claro que sí, lo que pasa es que me preocupa la situación actual del agua y NADIE hace NADA. Cruz- Bueno, nosotros podemos ayudarte en esta difícil tarea, además de darte información y orientación. Además, podemos hacerte miembro del grupo si así lo deseas. Chuchita- Woooow, ¿en serio? Me gustaría mucho ser parte del grupo. Y, además, quiero decirles que yo ya he empezado una investigación sobre formas de cuidar el agua. Cruz- ¡Muy bien, Chuchita!, eso es bueno, porque debo decirte que, en este grupo, no solo te podemos dar información, sino que, además, estamos dispuestos a aceptar toda la información que nos puedas proporcionar. Así, el grupo tendrá más fuerza. Narrador- Y así, Chuchita, junto con Los Guardianes del Planeta, extendió una cordial invitación a todos los niños para unirse a su grupo y a su lucha por la preservación del agua. 59 Programa de intervención psicosocial con madres de familia en el Centro San Bernardo Jesús Ernesto Valenzuela Medina* Mayra Cecilia Arriola Álvarez** Teresa Carolina Ayón Muñoz** Síntesis descriptiva Se reporta una intervención psicosocial llevada a cabo con madres de familia que acuden al Centro San Bernardo de la ciudad de Hermosillo. La intervención consistió en dos estrategias, una de ellas con objetivos de promoción/prevención, y otra de rehabilitación. En la primera participaron cinco madres en un taller; en la segunda, se dio atención individualizada a cuatro de ellas que fueron detectadas con alguna carencia en habilidades sociales. Se comentan los resultados de ambas intervenciones. Las observaciones del comportamiento de las madres, sus comentarios y su nivel de motivación al haber participado en los programas permiten valorar la utilidad de ambas estrategias. Se considera de gran importancia realizar un seguimiento de las participantes para evaluar los efectos a largo plazo de ambas intervenciones. que buscan ayuda psicológica o demás servicios que ahí se brindan. En la fase de detección de necesidades de intervención psicológica que se llevó a cabo, se detectó que las familias del centro podrían beneficiarse con la puesta en marcha de un servicio de apoyo que informara y entrenara a las madres de familia en habilidades sociales; que extendiera al hogar y al vecindario los beneficios del programa. El programa académico de la Residencia Recepcional tiene como propósito que el estudiante avanzado diseñe, ponga en marcha y evalúe los efectos de programas de intervención psicológica con objetivos de promoción/ prevención, y de rehabilitación. Esto dio la oportunidad de vincular la necesidad detectada en la institución con los propósitos de la práctica. El análisis de las posibilidades condujo a que la intervención asumiera niveles de orientación y asesoría, se organizara en una modalidad institucional, y se impartiera de forma indirecta, mediante dos acciones de intervención concretas: una con enfoque psicoeducativo (promoción/ prevención) que se tituló Habilidades para mejorar las relaciones en el hogar (Desarrollo de competencias en madres), y otra denominada Mejorar la interacción social a través del entrenamiento en habilidades sociales. Más adelante se describen ambas intervenciones. A continuación presentamos de manera sucinta algunos elementos que sirven de base para justificar la importancia de esta experiencia formativa-en-servicio para los psicólogos. Palabras clave: madres, habilidades sociales, entrenamiento, intervención psicosocial, promoción/ prevención, rehabilitación. introducción Como parte de las tareas del curso ‘Residencia Recepcional’, que cierra en noveno semestre el eje de prácticas de los estudiantes de la licenciatura en Psicología de la Universidad de Sonora (2011), los alumnos deben llevar a cabo dos acciones de intervención en una institución de servicios a la comunidad, mediante una estrategia pedagógica conocida como aprendizaje en servicio (Puig y Palos, 2006). En este documento se reseñan las actividades realizadas en el centro San Bernardo,1 en Hermosillo, Sonora. Al centro acuden familias que viven en las inmediaciones del mismo, y Breve aproximación conceptual al concepto de familia La pertenencia a la sociedad inicia con la pertenencia a un núcleo familiar. En él se nace, se crece, se expresan y * Tutor de Residencia Recepcional en noveno semestre del Programa Docente de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de Sonora. ** Practicantes de la Licenciatura en Psicología durante el ciclo 2011-2. 1 Dirección del Centro San Bernardo: Ave. Sierra de los Mochomos y Desemboque, Colonia Solidaridad, Hermosillo, Sonora. 60 Manuela Guillén Lúgigo manifiestan las emociones y sentimientos que se hallan en la base de la naturaleza gregaria de los humanos. De acuerdo con su funcionamiento, la familia es un sistema dinámico que experimenta distintos cambios y procesos de acomodación a las circunstancias, los cuales en ocasiones mantiene y en otras modifica sus pautas de interacción. La negociación y la complementariedad representan las dimensiones cruciales de su definición en el marco de la diversidad de roles y funciones sociales que cumple y le permiten mantener su organización relativamente estable como sistema autorregulado. Se entiende que el grupo familiar opera mediante pautas transaccionales que al repetirse, establecen reglas y patrones que le dan estructura y facilitan la interacción recíproca entre sus miembros. Como unidad biopsicosocial se constituye en un agente social estabilizador que cumple funciones diversas: reproducción, crianza y manutención, soporte emocional, y transmisor de pautas conductuales y valorativas. Según Burguiere, Klapsch-Zuber, y Segalen (1988), es el mundo romano, principalmente, el que nos hereda tanto el término como la filosofía de que el jefe de la misma ejerce el poder sobre los hijos, la esposa y el resto de los integrantes. Sus características como forma de organización social han variado históricamente, dependiendo de la época y cultura. Su estudio ha sido abordado desde distintos enfoques disciplinarios, lo que produce también diversidad de definiciones (Horwitz, Florenzano, y Ringeling, 1985; Ortiz, 1999). El antropólogo norteamericano George P. Murdock, a mediados de la década de 1940, investigó 250 sociedades y publicó un texto en el que hizo constar la prevalencia de lo que llamó familia nuclear como la estructura social básica de los humanos en diversas regiones del mundo. Esta estructura constaba del esposo, la esposa y sus niños. En ese tiempo esa era la estructura mínima y era la norma en la cuarta parte de las sociedades investigadas A mediados de los sesenta, los grupos familiares podían clasificarse en algún punto del continuo entre familia nuclear y familia extensa (Minuchin, 2003). Mauricio Andolfi (2003, citado por Ramírez, 2008), extiende y detalla una tipología que se ha convertido en referencia obligada en el área e incluso de instituciones como el INEGI; para él, la familia puede asumir distintas estructuras: nuclear; extendida, unipersonal, monoparental, reconstruida, adoptiva, matrimonio mixto o bicultural, y matrimonio homosexual. La realidad actual evidencia una variedad de formas de organización que difiere de la norma de la familia nuclear, diversidad que es muestra de la evolución de los valores en la sociedad urbana. Para el INEGI, en México existen 5 tipos principales de familias identificadas desde el censo de población de 2005: nuclear (tradicional; de sólo un progenitor, o de una pareja sin hijos); ampliada (nuclear más parientes), compuesta (nuclear o ampliada más no parientes); unipersonales, y co-residente (no parentesco). Funcionamiento saludable de una familia El funcionamiento saludable de una familia concebido por la OMS en 1976, se define en términos del funcionamiento efectivo de la familia. Esta definición se ha ido transformando con el paso del tiempo pero sin perder su esencia, sólo agregando ciertas pautas conforme a la transformación social. Ortiz (1999), la concibe como la salud del conjunto de los miembros en términos del funcionamiento efectivo de la misma, en la dinámica interna, en el cumplimiento de funciones 61 lleva a cabo el desarrollo de la identidad y el proceso de socialización. Es para el individuo el contexto en el que se dan las condiciones para el desarrollo favorable y sano de su personalidad, o por el contrario, el foco principal de sus trastornos emocionales. para el desarrollo de los integrantes, y en la capacidad de enfrentar los cambios del medio social y del propio grupo, propiciando el crecimiento y desarrollo individual según las exigencias de cada etapa de la vida. Lo novedoso en esta idea está en la incorporación de la capacidad de enfrentamiento a los cambios tanto internos como externos que permiten el crecimiento y desarrollo de los miembros. Para entender las semejanzas y diferencias de la dinámica familiar El Constructo de Estilo de Funcionamiento Familiar (Dunst, Trivette, y Deal, 1988), fue desarrollado en el marco de un enfoque de intervención denominado de empoderamiento, surgido en la transición de los años setenta y ochenta del siglo XX en el ámbito de los programas de asistencia social norteamericanos. Se consideran dos tipos diferenciables de recursos al hablar de intervención psicosocial con grupos familiares. Por una parte, los recursos sociales son las fuentes de apoyo externo a los que potencialmente se puede tener acceso en un momento y lugar, abarcando aspectos materiales y/o relacionales (redes). Por otra parte los recursos psicológicos que incluyen características ínter e intra-individuales de los miembros del grupo familiar, mismos que se usan para responder a las situaciones de crisis, para enfrentar los eventos vitales normativos y nonormativos, y para promover el crecimiento y desarrollo de todos los miembros. A este tipo de recursos se les denomina Estilo De Funcionamiento Familiar (EFF). Conceptualmente, el EFF abarca la combinación de fortalezas y capacidades existentes, y la capacidad de emplearlas para movilizar/crear recursos para satisfacer necesidades (Dunst, et al. 1988). La investigación de Nick Stinnet y colegas (1985, citado en Dunst, et al. 1988), apunta a que una familia se constituye como un contexto favorable para el desarrollo psicológico cuando presenta ciertas características o fortalezas: “…patrones de relaciones, habilidades y competencias interpersonales, y características sociales y psicológicas, que crean un sentido de identidad familiar positiva, promoviendo interacciones satisfactorias y plenas entre los miembros, fomentando el desarrollo del potencial del grupo así como de los miembros individuales, y contribuyendo a la capacidad del grupo para ocuparse de manera efectiva del estrés y las crisis” (p. 24).2 El trabajo de Jerry M. Lewis (1976, Teorías acerca de la familia Las preguntas acerca del porqué del comportamiento de las personas son la esencia de la investigación de las ciencias sociales. El interés puede centrarse en el individuo, en las familias, en los grupos sociales, en las comunidades, o en las culturas. Desde una perspectiva de investigación social se requieren dos cosas para responderlas: investigación y teoría. Debido a que existen muchas perspectivas a considerar, no es algo simple desarrollar una teoría coherente acerca de la interacción familiar. En las ciencias sociales es aún más difícil, debido que estamos intentando comprendernos a nosotros mismos. También estamos limitados por la dificultad de no tener una definición comúnmente aceptada de familia. Ya comentamos antes las condiciones en las que la antropología la definió como un grupo social caracterizado por la residencia en común, por la cooperación económica, y por la reproducción. El trabajo de Murdock, durante más de cincuenta años, ha generado un continuo debate científico y político acerca de lo que queremos decir cuando hablamos de familia. Cada teoría da luz acerca de algún aspecto que las otras no aportan debido a las diferentes visiones, pues se enfocan en diferentes aspectos de la vida familiar y responden diferentes preguntas; tal diversidad nos acerca más a la comprensión del funcionamiento familiar, pues cada teoría tiene sus propios supuestos y conceptos básicos y es producto de su propio contexto histórico. Depende del investigador emplear el lente correspondiente a cada teoría y determinar qué tan bien explica el comportamiento humano y familiar. Como bien se ha reconocido, la familia es una instancia mediadora entre el individuo y la sociedad; es el escenario privilegiado en donde se Traducido del original, énfasis añadido para destacar el uso del adjetivo saludable para el funcionamiento familiar que opera como contexto favorecedor del desarrollo psicológico de los miembros. 2 62 Archivo familiar: Eleazar Borquez citado en Dunst, et al. 1988), sobre familias saludables, destaca que el funcionamiento óptimo o competente en las familias parece deberse a la presencia e interrelación de 12 variables o cualidades. Éstas no tienen que estar presentes necesariamente en su totalidad ni con la misma intensidad en cada grupo familiar, pero su combinación singular se manifiesta como un sello característico de cada familia y hacen posible el uso del concepto de estilo como elemento diferenciador. A continuación se resumen las 12 cualidades del funcionamiento familiar competente, que incluye: e. Un sentido de congruencia entre los miembros observado en la valoración y dedicación de tiempo y esfuerzo para lograr satisfacer sus necesidades. f. Capacidad de los miembros para comunicarse entre sí, enfatizando las interacciones positivas. g. Un conjunto claro de reglas, valores y creencias en la base de las expectativas sobre el comportamiento deseable de los miembros. h. Un repertorio variado de estrategias para enfrentar eventos vitales, tanto normativos como inesperados, que enfatizan el funcionamiento positivo y el control de las crisis. i. Capacidad de llevar a cabo actividades de solución de problemas, evaluando opciones y procurando recursos necesarios, internos y externos. j. La capacidad de ver las crisis y problemas de forma optimista, dándose la oportunidad de aprender y crecer. k. Flexibilidad y adaptabilidad en los roles y responsabilidades para los recursos necesarios para satisfacer necesidades. a. Creencias y sentido de compromiso para promover el bienestar y el crecimiento, tanto de cada miembro como de la unidad familiar completa. b. La manifestación de aprecio y aceptación por las pequeñas y grandes cosas que cada miembro hace bien, y por impulsarlos a mejorar. c. Un esfuerzo concentrado para pasar tiempo juntos, compartiendo actividades y eventos, sin importar lo formales o informales que sean. d. Un sentido de propósito o visión a futuro que se manifiesta en las razones para permanecer juntos en las buenas y en las malas. 63 l. Un balance entre el uso de recursos internos y externos a la familia para enfrentar y adaptarse a las circunstancias y planear el futuro.3 La familia es una institución que se encuentra en constante cambio y evolución, por lo que los rasgos arriba mencionados tienden a adecuarse al marco histórico-social dentro del cual se desenvuelve. Con pequeñas variaciones, en general se ha planteado que el ciclo vital de la familia está conformado por cuatro etapas: formación, expansión, consolidación y apertura, además de disolución. La manera en que la familia atraviesa por estas etapas del ciclo vital estará en amplia correspondencia con sus recursos y estilos de funcionamiento familiar, lo que puede provocar o no estados transitorios de crisis, con un mayor o menor riesgo de surgimiento de trastornos emocionales en uno o más de sus miembros. las funcionales y saludables predominan patrones comunicativos directos y claros. Sus miembros suelen expresar de manera espontánea tanto sentimientos positivos como negativos, iras y temores, angustias, ternuras y afectos, sin negarle a nadie la posibilidad de expresar libre y plenamente su afectividad. (Dunst, Trivette y Deal, 1994). La intervención sobre la dinámica familiar A partir de estas ideas se decidió proponer una intervención basada en propiciar el desarrollo de habilidades sociales como estrategia para colaborar en el mejoramiento de la interacción entre los miembros de las familias y así promover el cambio en sus estilos de funcionamiento hacia un patrón más saludable. Con esta propuesta, las madres adquieren conocimientos sobre cómo enfrentar situaciones conflictivas, crisis y problemas que se les presenten, pues una de las principales problemáticas detectadas fue la violencia intrafamiliar, problema muy común y latente dentro de nuestra sociedad. La OMS define dicha violencia como el uso intencional de la fuerza o el poder físico, o como amenaza contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Las encuestas aplicadas por el INEGI (2003, 2006), muestran estadísticas crecientes de violencia intrafamiliar en todo el país. Con tales caracterizaciones uno puede identificar que este fenómeno está presente tanto en hogares con jefatura masculina como femenina, aunque es más frecuente en los primeros. Además, las víctimas más comúnmente afectadas son hijas, hijos y cónyuges. Asimismo, las expresiones más frecuentes de maltrato emocional son los gritos y los enojos mayores. En los hogares en que se identificó violencia física, las formas variaron desde golpes con el puño, hasta pellizcos. La intimidación se expresa en actos como empujones, jaloneos y amenazas verbales. En Sonora, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), aplicada por el INEGI en el año 2006, casi la mitad de las mujeres de 15 años y más había vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual a Indicadores de dinámica y funcionamiento familiar saludable Entre los indicadores más utilizados para valorar la dinámica familiar, podemos señalar los siguientes tres: la adaptabilidad o flexibilidad, la cohesión y el clima emocional, y la comunicación. El primero se refiere a la flexibilidad o capacidad de la familia para adoptar o cambiar sus reglas o normas de funcionamiento y sus roles ante la necesidad de enfrentar determinados cambios, dificultades, crisis o conflictos por los que puede atravesar la misma en un momento dado. La ausencia de esta flexibilidad impide a la familia hacer uso adecuado de sus recursos, lo que dificulta encontrar soluciones viables a las dificultades. La cohesión es una de las dimensiones centrales de la dinámica familiar y puede ser definida a partir de los vínculos emocionales establecidos entre los miembros. Cuando la cohesión es estrecha favorece la identificación física y emocional, el establecimiento de sólidos vínculos y un fuerte sentimiento de pertenencia. La comunicación familiar refleja los patrones de interacción a través de los cuales los miembros de una familia interactúan, intercambian mensajes con contenidos afectivos, informativos o normativos. La adecuación o inadecuación de los patrones comunicativos juega un rol principal en la funcionalidad o disfuncionalidad familiar. En 3 Ver también: Dunst, C. J., Trivette, C. M., y Mott, D. W. (1994). Strengths-Based Family-Centered InterventionPractices. (115-131). En: C. Dunst, C., C. Trivette, y A. Deal (Eds.) Supporting & Strengthening Families. Cambridge, MA: Brookline Books. 64 lo largo de su relación de pareja. En ese año, Sonora ocupó el onceavo lugar nacional con un promedio de 39.7 por ciento, mostrando una disminución, respecto a 2003, en los índices de violencia. Sin embargo, existen contradicciones entre estos datos y las declaraciones de la Secretaría de Seguridad Pública estatal que señala un patrón inverso en la presencia de este problema social. b. Sobreprotección. Este tipo de interacción lleva a ahogar las demandas de autonomía de la persona protegida, generando sentimientos de baja competencia y desvalimiento y en cierta medida una relación de dependencia mutua, tanto del que tiene la necesidad de sobreproteger como del que necesita ser protegido. Para fortalecer los lazos y evitar la sobreprotección se entrenó a las madres para una expresión asertiva de amor, agrado y afecto, y otros sentimientos por medio de una comunicación efectiva. c. La negación. Este mecanismo supone no reconocer o huir de las relaciones conflictivas, lo que en consecuencia lleva a no abordar la resolución de los conflictos existentes. Con ella se ocultan hechos ante los ojos propios y ajenos, negando vehementemente su existencia con engaño y autoengaño. Otras veces se responde restándoles la importancia que merecen o buscando atribuciones externas, eludiendo con ello la responsabilidad de cada miembro, tanto en su génesis como en su resolución. Para evitar la negación dentro de las familiar se entrenó a las madres de familia en resolución estratégica de conflictos, orientándolas a utilizar sus recursos para solucionar sus conflictos y hacerles frente de manera constructiva y proactiva. d. El enmascaramiento. Esta grave distorsión de la realidad por medio de pensamientos irracionales tendientes a la satisfacción de las propias necesidades sucede cuando, por ejemplo, por inseguridad personal, necesidad de afecto, para sentirse útil o para esconder la insatisfacción personal y familiar, se enmascaran éstas con obsesiones por la limpieza y el orden y se asume un rol de máximo interés por la familia, pero detrás de la preocupación se esconde el rechazo y con frecuencia la intención de hacerles sentir culpables. Para ello se entrenó a las madres para que fueran capaces de rechazar peticiones e invitaciones en las cuales no querían acceder y poder expresar sus quejas. Intervención psicológica familiar: promoción/ prevención y rehabilitación Como estrategia de intervención profesional para atender la problemática de la violencia intrafamiliar presente en las usuarias de la institución, y partiendo de un enfoque de empoderamiento familiar, se propuso el trabajo mediante los dos programas que a continuación se describen. El modelo de intervención familiar para la intervención es el formulado por Dunst, Trivette y Deal (1988; 1994), que se ubica en la tradición de la teoría de sistemas sociales aplicada a la familia. Desde esta perspectiva, la familia es considerada como un sistema dinámico viviente, sometido a un continuo establecimiento de reglas y búsqueda de acuerdos. Se la considera como un sistema integrador multigeneracional, compuesto por múltiples subsistemas de funcionamiento interno, que es influido por una variedad de sistemas externos relacionados. Las relaciones y eventos en estas redes sociales afectan positiva o negativamente la salud tanto individual como del grupo. Al interior del grupo familiar, el comportamiento de cada sujeto está conectado de un modo dinámico con el de los otros miembros afectando el equilibrio del conjunto (Smith, Hamon, Ingoldsby, y Miller, 2009). La intervención que se propuso estuvo centrada en los siguientes aspectos de las relaciones familiares: a. La rigidez y establecimiento de límites, que se refiere a aquellas relaciones, distribución de roles o normas establecidas, que son inamovibles y en ocasiones incuestionables, rechazando cualquier propuesta que suponga un cambio, principalmente inaceptable por quien de manera implícita o manifiesta ostenta la máxima autoridad en la familia. Por causas externas y/o internas todas las familias están sujetas al cambio, la rigidez suele ser un obstáculo claro para la funcionalidad familiar. Se entrenó a las madres de familia para que negociaran y gestionaran reglas en su hogar, en las que todos participaran y estuvieran de acuerdo. Se trabajaron estos aspectos por medio de un esquema metodológico de entrenamiento en habilidades sociales (EHS). Según Caballo (1986), la conducta socialmente habilidosa es emitida por una persona en un contexto interpersonal, mediante ella expresa sus 65 sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo adecuado con la situación, respetando a la vez a los demás, y en general resolviendo los problemas inmediatos de la situación, mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas. En el EHS se enseñan conductas específicas, que se practican y se integran como competencias situadas. El EHS incluye diversos procedimientos en su aplicación. Concretamente se emplean las instrucciones, la observación de modelos, el ensayo de conducta combinado con la retroalimentación y el reconocimiento social como reforzamiento. Son varias las habilidades sociales que se pueden entrenar, pero, basándonos en las necesidades detectadas y en relación con las variables de interés del modelo, se decidió trabajar con las habilidades que se presentan en la figura 1, tanto en el programa de rehabilitación como en el de promoción/prevención. Se decidió trabajar las habilidades por paquetes para fortalecer aquellas que más necesitaban, de manera individual, las participantes en el programa de rehabilitación. Todas las madres de familia fueron convocadas a participar en el programa de promoción/ prevención, beneficiándose también con las opiniones y experiencias expresadas por las otras participantes y la protección y solidaridad emocionales obtenidas en interacción grupal. En la Figura 24 se presenta el modelo de atención con el que se organizaron las actividades de intervención. Al aceptar participar en el programa, las madres se comprometían a participar en las acciones de apoyo diseñadas específicamente para ellas. El diagrama presenta las distintas acciones y momentos de las intervenciones. En la intervención de promoción/prevención participaron las madres de familia de niños que asistían a la Ludoteca del Centro San Bernardo. En las sesiones de trabajo se enfatizó en la importancia de transferir lo aprendido en las sesiones a sus hogares para mejorar sus relaciones familiares. En cada sesión las instructoras presentaron información relevante sobre la habilidad a enseñar en ese día, así como de la importancia de desarrollarla para mejorar el entorno familiar; de esta manera se lograba que las madres identificaran y se familiarizaran con la habilidad antes de practicarla. Para el taller se empleó una adaptación del Aprendizaje Estructurado, (Gil y García, 2006; Michelson, Sugai, Wood, y Kazdin, 1987; Roth, 1986), para el entrenamiento en habilidades sociales. El procedimiento consistió en dar instrucciones e información, modelar y demostrar la forma en que puede actuarse en diversas situaciones; propiciar el ensayo conductual controlado, apoyándolo con retroalimentación correctiva y Figura 1. Cuadro de habilidades sociales del programa de EHS. El paquete corresponde al taller de Promoción/Prevención, los restantes a la intervención de rehabilitación. 4 Incluye el programa de promoción/prevención, y el de rehabilitación de agosto a enero 2012, establecido por alumnas practicantes de noveno semestre de la licenciatura en Psicología de la Universidad de Sonora durante el ciclo académico 2011-2. 66 Figura 2. Modelo de intervención psicológicapara usuarias del centro de San Bernardo. positiva; finalizando con la programación de tareas para propiciar la transferencia de lo aprendido en la sesión a los hogares de las participantes. Se empleó el elogio y el reconocimiento social como reforzador de la participación proactiva de las participantes. Al inicio, las participantes respondieron un entrevista ya estructurada por la institución y también el Cuestionario de Estilo de Funcionamiento Familiar (CEFF) (Dunst, Trivette, y Deal, 19885), que permite identificar áreas de fortaleza y deficitarias en la dinámica de la familia. La valoración clínica de las respuestas a ambos instrumentos permitió seleccionar a las candidatas para participar en la estrategia de rehabilitación, orientada a revisar con mayor profundidad y de manera individualizada aquellas áreas valoradas como de riesgo. El procedimiento usado en las sesiones individualizadas de rehabilitación fue una extensión del empleado en el taller de promoción/prevención, pero poniendo mayor énfasis en los ensayos controlados y en la retroalimentación brindada a las usuarias según sus necesidades. Al analizar de manera individual la situación familiar de cada una, se le brindaban sugerencias escritas para realizar con éxito las tareas en casa, que serían revisadas detalladamente la sesión siguiente. En dicha sesión, se comentaba y se reforzaba la habilidad y se asignaba una nueva tarea. Se evaluó así el progreso explorando siempre los efectos de las actividades sobre sus respectivos entornos familiares mediante el auto-reporte de las usuarias. Resultados del programa de intervención Ocho mujeres respondieron el CEFF, que sirvió como una evaluación pre-test (ver Tabla 1), arrojando los siguientes resultados: La media de calificaciones obtenida por las usuarias en la subescala de compartir información fue de 13.125 de 16 puntos posibles.6 Un puntaje de 35.375 de un total de 40 posibles en identidad familiar; y 41 puntos de un total de 48 posibles en afrontamiento y uso de recursos. Con esta información se decidió que todas las usuarias serían convocadas al taller de promoción/prevención. Para la rehabilitación elegimos a las tres madres con los puntajes más bajos en las subescalas, aunque se incluyeron todas debido Traducción y adaptación del original en inglés. En el cuestionario, a mayor puntaje, mejor funcionamiento familiar en la subescala correspondiente. 5 6 67 Tabla 1. Resultados obtenidos en la evaluación pre-test de los Estilos de Funcionamiento familiar a madres del centro San Bernardo. a su interés manifiesto. El programa de promoción/ prevención se llevó a cabo en cuatro sesiones en las que las usuarias participaron entusiasta y proactivamente. En la primera sesión se revisó el tema “Distinción entre conducta agresiva, asertiva y pasiva”. Al final de la sesión, las usuarias expresaron que lo aprendido sería de gran utilidad para aplicarlo con su familia, también se mostraron participativas al momento del ensayo conductual; cuando se llevó a cabo la retroalimentación se comprometieron a modificar sus respuestas y a realizar los cambios pertinentes. Se les entregó un formato de auto-registro y una tarjeta con recomendaciones para llevar a casa durante la semana como soporte de lo revisado en la sesión. Llenaron, también, un formato de auto-registro en el que explicaron cómo consideraron su ejecución, cómo se sintieron durante el desarrollo de la sesión, y qué cosas consideraban que pudieran mejorar. En la segunda sesión (una semana después), el tema revisado fue Defensa de los Derechos Humanos Básicos; al inicio de la sesión, los participantes entregaron los formatos de auto-registro de la tarea de la sesión previa. Comentaron que el formato les fue de gran utilidad, pues se percataron de que hacían cosas que antes no percibían. En ese sentido, se corrobora lo reportado por otras intervenciones acerca del efecto modificador directo de la auto-observación del comportamiento (Kazdin, 1996; Puente, Labrador, y Arce, 2006). Al comentar los resultados observados durante la semana después de la primera sesión, se identificó un efecto ‘bola de nieve’ que se presentó entre las usuarias y sus vecinas, pues resultó que compartieron con ellas la información revisada en la sesión. Para el cierre, se procedió igual que en la sesión anterior. En la tercera sesión, el tema revisado fue Solución de conflictos. En la cuarta sesión, el tema fue Expresión de amor, agrado, molestia y disgusto. El análisis de los resultados del auto-registro permitió observar que la transferencia de lo aprendido a su hogar se estaba logrando. Las participantes recalcaron la importancia de expresar amor a sus hijos, ya que con el ritmo de vida que ellas llevan a veces les era difícil dedicar un momento especial para compartir con su familia Al finalizar la sesión, se llevó a cabo la aplicación del Post-test. De forma paralela a la realización del programa de promoción/prevención, se realizaron actividades de soporte; una de ellas fue la creación 68 de un periódico mural semanal donde se publicaron temas relacionados con el taller. En total hubo cuatro publicaciones, que apoyaron no sólo a las participantes del taller sino a todos los usuarios de la institución. Otra de las actividades fue la entrega de una colección de tarjetas con recomendaciones para llevar a casa; esto se pensó para capitalizar el efecto ‘bola de nieve’ descrito arriba. Se diseñó un formato atractivo (en forma de llavero) y a cada mujer se le entregaron cuatro, de los cuales 1 era para ellas y los otros tres eran destinados a ser entregados a otras vecinas o amigas. Por último, se llevó a cabo la publicación de un folleto con información sobre habilidades sociales y recomendaciones que se entregó en las áreas de ludoteca, desayunador y psicología del centro, para extender los efectos de la intervención al resto de familias asistentes a la institución. A continuación se transcribe lo comentado después de la última sesión del taller de promoción/prevención por una de las usuarias: “Después de participar en este taller me llevo un buen sabor de boca, creo que todo esto de alguna manera ya lo sabía pero me hacía falta saber cómo llevarlo a cabo, creo que es de gran utilidad para mí, porque antes hasta decir un ‘te quiero’ se me dificultaba y hoy puedo expresarme bien pero también hacerlo de manera correcta, espero que todo lo aprendido aquí lo pueda aplicar a mi familia, muchas gracias” (PA. 32 años de edad. Madre de familia de 2 niños asistentes a la ludoteca del centro). Paralelo al programa de promoción/prevención y a las actividades de soporte se llevó a cabo el programa de rehabilitación, en el que se reforzó de manera individualizada el EHS, poniendo un mayor énfasis en el ensayo conductual y retroalimentando la participación de la usuaria en las actividades. En cada sesión se comentaron las tareas para casa, se retroalimentó la ejecución reportada por la madre; en caso necesario se repitió el ensayo de conducta y se asignó una nueva tarea sobre la misma habilidad. No se pasaba a la siguiente actividad hasta que la madre reportaba que se sentía segura y podía ejecutar con fluidez la habilidad entrenada en la sesión. A continuación se transcribe lo comentado después de la última sesión de rehabilitación por una de las usuarias: “Al terminar con usted me siento más segura de mi misma, siento que ahora les puedo hablar y pedir las cosas a mis hijos con mayor seguridad, que tengo las fuerzas para poder poner reglas y que es importante que todos estemos de acuerdo, es más, ya hasta les puedo contar a las vecinas cómo hacerlo (sonrisa), gracias por su ayuda” (ME, 36 años de edad). Se establecieron compromisos personales con las usuarias del programa de rehabilitación para tener entrevistas de seguimiento un mes después de finalizada la intervención. Conclusión y recomendación La puesta a marcha de este programa de intervención psicológica, con sus dos modalidades: promoción/ prevención, y rehabilitación, resultó satisfactoria para todos los involucrados, tanto desde la perspectiva de las usuarias, de la propia institución, así como para los psicólogos practicantes. Los procedimientos llevados a cabo estuvieron en concordancia con los lineamientos del enfoque de empoderamiento que sirvieron de base conceptual para su diseño, de manera que la institución nos pidió autorización para seguir aplicando el taller ´Habilidades para mejorar las relaciones en el hogar (Desarrollo de competencias en madres)´ de forma regular. Las acciones inmediatas que se llevarán a cabo como mantenimiento y mejora por parte de la institución son las siguientes: a. Mantener y mejorar la edición del periódico mural de la institución para difundir información a los visitantes y usuarios. b. Seguir llevando a cabo una edición mensual de un folleto con información relevante para las familias, que asisten al centro. c. Motivar más a las personas que participan en los talleres y asesorías psicológicas para que continúen y culminen las actividades que inician la institución. La experiencia de intervención realizada permitió también el desarrollo real de competencias para la intervención psicológica, sensibles a las necesidades de las usuarias del centro, lo cual representó una excelente oportunidad para la formación universitaria en servicio. Por tal motivo, se recomienda informar sobre otros esfuerzos de intervención con el enfoque de sistemas sociales empleado para esta experiencia. También se recomienda, que en lo posible, el diagnóstico de las necesidades se haga por un equipo multidisciplinario para identificar otras necesidades. 69 Bibliografía Andolfi, M. (2003). Manual de psicología relacional. La dimensión familiar. Academia de psicoterapia de la familia. Colombia: LTDA. Burguiere, A. Klapsch-Zuber, C., Segalen, M. (1988). Historia de la familia. Tomo 1. Madrid: Alianza. Caballo. V. (1993). Manual de Evaluación y Entrenamiento de las Habilidades Sociales. Madrid: Siglo XXI. Dunst C., Trivette C. & Deal A. (1988). Enabling and Empowering Families. Principles and Guidelines for practice. Cambridge, MA, Brookline Books. Dunst C., Trivette C. & Deal A. (1994). Supporting and Strengthening Families. Vol 1: Methods, Strategies and Practices. Cambridge, MA, Brookline Books. Gil R. F., y García S. M. (2006). Entrenamiento en Habilidades Sociales. (796-828). En: F. J. Labrador, J. A. Cruzado, y M. Muñoz. Manual de Técnicas de Modificación y Terapia de Conducta. Madrid: Pirámide. Horwitz, C. N., Florenzano, U. R., y Ringeling, P. I. (1985). Familia y Salud Familiar. Un enfoque para la atención primaria. En: Boletín de la Oficina Panamericana Sanitaria. 98(2), 144-155. INEGI (Noviembre, 2003). Estadísticas a propósito del día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Datos Nacionales. México. http://www.inegi. gob.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/ contenidos/estadisticas/2003/violencia03.pdf INEGI (2006). Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares. http:// www.inegi.org.mx/est/contenidos/Proyectos/ Encuestas/Hogares/especiales/endireh/ endireh2006/default.aspx (Consultado en Agosto de 2012) Kazdin, A. (1996). Modificación de la conducta y sus aplicaciones prácticas. México: El Manual Moderno. Minuchin, S. (2003). Familias y Terapia familiar. Barcelona: Gedisa Michelson, L., Sugai, D. P., Wood, R., y Kazdin, A.(1987). Las Habilidades Sociales en la Infancia. Evaluación y Tratamiento. Barcelona: Martínez Roca. Ortiz, G. M.T. (1999). La Salud Familiar. En: Revista Cubana de Medicina General Integral, 15(4), 439-445. Puente, M. M. L., Labrador, F. J., y de Arce, G. F. (2006). ‘La Autoobservación.’ (136-150). En: F. J. Labrador, J. A. Cruzado, y M. Muñoz. Manual de Técnicas de Modificación y Terapia de Conducta. Madrid: Pirámide. Puig, J. y Palos, J. (2006). Rasgos Pedagógicos del Aprendizaje-Servicio. En: Cuadernos de Pedagogía, No. 357, 60-63. Disponible en línea en: http://roserbatlle.files.wordpress. com/2009/03/rasgos-pedagogicos.pdf Ramírez, T. P. (2008). Funcionamiento Familiar y Migraña con Aura. Tesis de Licenciatura, Facultad de Psicología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, Michoacán, México. Roth, E. (1986). Competencia Social: El cambio del comportamiento individual en la comunidad. México: Trillas. Smith, Suzanne R. Hamon, Raeann R., Ingoldsby, Bron B., y Miller J. Elizabeth. (2009). Exploring Family Theories (2nd. Ed.). New York, NY. Oxford University Press. 70 Reseñas y notas Aproximaciones al trabajo social contemporáneo de Elí Evangelista Martínez Jaime Alonso Espinoza Muñiz* Con el propósito de exponer más que la estructura de este libro, las partes en que está dividido, sus capítulos internos y la diversidad de sugerencias y experiencias narradas por su autor, se presenta la percepción que el suscrito tiene de él a partir de una primera lectura. Como maestro de la licenciatura en Trabajo Social de la Universidad de Sonora, muchas de las interrogantes que a lo largo de 25 años como docente se gestaron sobre la profesión del trabajador social, encuentran una nueva perspectiva de abordaje en el texto de Evangelista Martínez. El mundo del presente es complejo, cambiante, incierto y poco controlable –se puede leer en la contraportada de su libro–, a lo que agregaríamos, esta compleja realidad requiere que se le explique de forma alternativa a los modelos que demostraron en su momento ser eficientes como referentes paradigmáticos, como contribuciones teóricas y cumplieron su propósito para con sus áreas disciplinares. Como idea complementaria el autor añade: “Es por eso que desde los espacios globales y locales visualizamos fenómenos que día a día se complejizan, se transforman, se redimensionan, y por ello, una de las prioridades históricas en n nuestras sociedades modernas es la posibilidad de construir plurales y novedosas respuestas para mejorar las condiciones sociales de los sectores mayoritarios”, y sostiene que el trabajo social es una de las profesión de mayor relevancia en estos momentos históricos, por su quehacer cuyo objetivo esencial es promover y construir respuestas sociales para transformar positivamente las nuevas y viejas formas en que se presentan las necesidades y los problemas sociales. El autor acepta el reto desde el principio de su obra, y se compromete, basado en sus experiencias, a sugerir alternativas de acción social que se traduzcan en esa praxis del profesional del trabajo social. Este compromiso resulta de gran trascendencia, precisamente, en los momentos en que las comunidades científicas no acuerdan ni atinan a encontrar soluciones prácticas que den respuesta a los procesos de formación e intervención de las distintas profesiones de las ciencias sociales, así, es posible leerlo en los informes de la OCDE del 2010 ante los retos de las ciencias sociales y las consecuencias de la globalización. Por ejemplo: la economía acertó al interpretar las causas de la crisis económica actual, presenta encuadres interpretativos de diverso orden y establece modelos con esa realidad desde distintas perspectivas, mas no impacta de forma * Departamento de Trabajo Social. Universidad de Sonora. jespinoza@sociales.uson.mx 71 El libro de Evangelista cubre tal expectativa: señala, explica, propone un camino a seguir en el quehacer del trabajador social, que al aceptar el compromiso social que conlleva la profesión, la categoriza en la praxis profesional y en una acción social distinta de la Intervención producto de la experiencia de la reconceptualización de los años 60 y 70. Asimismo, aclara el porqué del abandono de la propuesta anterior y coloca su nueva propuesta en el escenario del debate, de la crítica, de la observación como profesional que se asume. El autor ecurre a la construcción de un marco de referencia teórico-metodológico y a partir de reflexiones filosóficas, planteadas en un discurso ameno, invita al lector a abordar la lectura desde otra perspectiva: la del compromiso social por encima de las individualidades propias de los metarelatos de la modernidad; así pues concibe la transmodernidad que considera mas adecuada que la posmodernidad, y, a la compresión de la globalización como un metarelato. El texto ofrece un esclarecimiento de los caminos que comprende la acción social del profesional del Trabajo Social, se vuelve de inmediato un texto obligatorio para el debate formativo de las nuevas generaciones de profesionales. Aclara y propone enfoques, campos, vertientes y espacios profesionales del trabajo social, y, en consecuencia, invita al compromiso, a la reflexión, alimenta el espíritu crítico, abre el debate, da espacio a la crítica, da apertura espacio a las nuevas propuestas y contribuye a rehacer los caminos colocándose como una lectura obligada para todo profesional del trabajo social. determinante pues no muestra la solución viable y contundente; las crisis económicas retoman nuevos rumbos y la crisis persiste sin que se encuentre una solución alternativa. Los sociólogos de los tiempos de la globalización no terminan por describir un fenómeno social, sus características problemáticas y sus distintas manifestaciones, cuando ya la realidad social ha cambiado, las alternativas de solución a estos problemas sociales resultan desfasadas y obsoletas ante un mundo cambiante que presenta una figura amorfa de la problemática. Las ciencias sociales ven seriamente cuestionados sus feudos disciplinares ante el nuevo “orden social”, los psicólogos invaden los terrenos disciplinares del sociólogo y viceversa, los antropólogos y sociólogos se definen frente la necesidad de intervenir en la panorámica social, de forma activa, reconocido campo propio del trabajo social. Se llega incluso a proponer opciones de orden alternativo como establecer una sola ciencia social, ante el derrumbe de las brechas disciplinares. En este contexto, Evangelista acepta el reto de presentar su propuesta para el trabajo social, ubicado éste en un compromiso no solo de orden teórico, de nivel paradigmático de compromiso profesional y de trabajo transdisciplinario. Establece, a su juicio, los compromisos por cumplir, describe en detalle las necesidades metodológicas en el quehacer profesional; contextualiza ese quehacer profesional en el ambiente de la globalización y sus consecuencias inesperadas y perversas, y se compromete al ofrecer con fundamentos su propuesta de acción social. 72 Revista Savia Departamento de Trabajo Social División de Ciencias Sociales Universidad de Sonora 73 Datos de contacto para la revista Savia: División de Ciencias Sociales, Departamento de Trabajo Social; Boulevard Luis Encinas y Rosales s/n, Edificio C Planta Baja, Col. Centro, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México. Tel. (662)259 51-76 correo electrónico: revistasavia@sociales.uson.mx. 74 “El saber de mis hijos hará mi grandeza” Savia No.10 Revista del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Sonora Número 10 ISSN 1870-9389 Familia y Sociedad