Download C:\Users\Fuenzalida Gómez\Desktop\ISePDF (1)
Document related concepts
Transcript
Innovación Social Efectiva Una propuesta de evaluación para programas sociales Proyecto IDeA IT13I10020 Editoras Fabiola Cortez-Monroy M. / Teresa Matus S. INNOVACIÓN SOCIAL EFECTIVA Una propuesta de evaluación para programas sociales Proyecto IDeA IT13I10020 Innovación Social Efectiva Una propuesta de evaluación para programas sociales Proyecto IDeA IT13I10020 Fabiola Cortez-Monroy M. / Teresa Matus S. Todos los derechos reservados. ISBN: 978-956-9136-19-1 Diseño de portada por Virginia Herrera Producción editorial integral Editorial Librosdementira Ltda. ® Santa Isabel 0151, Providencia, Santiago de Chile contacto@librosdementira.org Primera Edición Santiago de Chile Marzo, 2016 Impreso en Chile INNOVACIÓN SOCIAL EFECTIVA Una propuesta de evaluación para programas sociales Proyecto IDeA IT13I10020 Editoras Fabiola Cortez-Monroy M. / Teresa Matus S. AGRADECIMIENTOS Este Proyecto, el primero en inaugurar el área Ciencias Sociales FONDEF, destinado a la Innovación Social, fue posible gracias al apoyo CONICYT y del programa IDEaS FONDEF. Asimismo, agradecemos a las Universidades participantes. A la Pontiicia Universidad Católica de Chile por su respaldo en la presentación y el desarrollo del proyecto. A la colaboración de la Universidad de Chile, Universidad Diego Portales y Universidad San Sebastián. A las instituciones públicas y privadas que trabajaron en el proyecto como entidades socias: Acción, Cámara Chilena de la Construcción, CPC, Ciudad del Niño, Fundación para la Superación de la Pobreza, SENAMA y SENAME. Queremos agradecer especialmente a los autores de los trabajos contenidos en el libro, por su compromiso y el nivel de calidad alcanzado en los artículos. En cada uno de ellos, es posible observar matices y líneas especíicas de innovación y proyecciones de aplicación. Finalmente, dedicamos este texto a todos los programas sociales de Chile, a sus equipos de trabajo, esperando que esta investigación aporte a enriquecer la calidad de su intervención. Tenemos la convicción que mejorar las políticas sociales, involucra saber enfrentar innovadoramente las desigualdades de la oferta y que esto implica poner la mirada en los territorios y sus contextos especíicos. Fabiola Cortez-Monroy M . y Teresa Matus S. ÍNDICE Presentación Las grandes apuestas del proyecto Fabiola Cortez-Monroy y Teresa Matus PARTE I 12 22 INNOVACIóN SOCIAL EFECTIVA Mejorando los procesos de medición de la calidad en programas sociales Capítulo 1 Innovación social como el motor del cambio social Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski 24 Capítulo 2 ¿Por qué se necesitaría de la innovación social? Saül Karsz 50 Capítulo 3 Una innovación crítica para enfrentar la desigualdad Teresa Matus y César Mariñez 64 Capítulo 4 Innovación social y evaluación. Dos ideas y una disyuntiva Cecilia Pérez Díaz 106 PARTE II 120 LA EVALUACIóN AL SERVICIO DE LA INTERVENCIóN SOCIAL Capítulo 1 El enfoque de derechos en los programas sociales y la importancia de su evaluación Gianinna Muñoz y Viviana Abarca 122 Capítulo 2 Los relatos salvajes de la Intervención social: hacia una política de la interrupción María Eugenia Bersezio 144 Capítulo 3 La evaluación al servicio de la calidad de los programas sociales: una apuesta por los equipos de intervención Fabiola Cortez-Monroy 156 Capítulo 4 Controversias sobre la autonomía: tareas de la psicología crítica en los equipos de trabajo y la evaluación de programas sociales Adriana Kaulino 170 Capítulo 5 Equipos y profesionales al nivel de calle: una alternativa para hacer frente a la complejidad en las políticas públicas Cristian Leyton 184 PARTE III 202 EVALUAR LA OFERTA: EL ISE AL SERVICIO DE LA POLÍTICA PÚBLICA Y LOS PROGRAMAS SOCIALES Capítulo 1 El desafío de la evaluación en programas de infancia Francisca Gómez y Claudio Andrade 204 Capítulo 2 218 Desafíos de la evaluación de programas con lineamientos nacionales, e innovación y adaptación al territorio. Relexiones acerca de la evaluación de programas a partir de la experiencia del Departamento de Protección y Restitución de Derechos del SENAME. Sebastián Bueno y Ángel Estrada Capítulo 3 Aplicación del modelo ISe en el contexto de una evaluación de programa social: Programa Piloto de Cuidados a Personas Mayores Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz 228 Capítulo 4 Innovación social: la clave para pensar la política pública y los programas sociales en materia de migración en Chile Claudia Silva 244 Capítulo 5 Evaluación de la oferta de proyectos sociales orientados a los Trabajadores de la Construcción Carlos García 260 Capítulo 6 Innovar es gestionar diversidad. Aportes para la construcción de un ISe Empresa Ángel Marroquín 268 PARTE IV 282 MEDICIóN Y EVALUACIóN DE PROGRAMAS SOCIALES Capítulo 1 Caracterizando caminos de mejora a partir del Instrumento de InnovaciónSocial Efectiva ISe Ernesto San Martín 284 Capítulo 2 Revisión de variables sobre factores de complejidad en comunas de Chile para la aplicación de programas y proyectos sociales Flavio Cortés y Magdalena Guerrero 292 Capítulo 3 Proyecciones para una innovación pública Teresa Matus y Fabiola Cortez-Monroy 306 EVALÚA ISe 320 PROTOCOLO PARA LA EVALUACIóN DE LA OFERTA DE PROGRAMAS SOCIALES Teresa Matus, Fabiola Cortez-Monroy, Claudia Silva, Fernando Fuenzalida, Ernesto San Martín, Flavio Cortés, Magdalena Guerrero, Adriana Kaulino, María Antonieta Urquieta y Andrés Aparicio Introducción 1. ISe: una propuesta de evaluación de la oferta para programas sociales 323 323 2. Sistemas de medición ISe 335 3. Informes de reportes y estructuración del plan de mejoras en el sistema ISe. Cómo auto observar los procesos de gestión de condiciones de calidad y los niveles de complejidad 386 4. Evaluando calidad con ISe: el instrumento 407 5. La evaluación ISe en un sistema de plataforma inteligente 478 PRESENTACIÓN LAS GRANDES APUESTAS DEL PROYECTO Fabiola Cortez-Monroy1 Teresa Matus2 Hoy se ha avanzado en una serie de reformas sociales, se ha modiicado la forma de cálculo de la pobreza, pasando de una medición tradicional basada en ingresos y una canasta básica, a una medición multifocal. A nivel de ministerios sociales y municipios, tenemos un presupuesto social importante, pero aún no se logra observar plenamente su efectividad. Ello porque la mayoría de las evaluaciones todavía se centran en una medición de la demanda que requiere evaluar su impacto. Gobierno, empresas y ONGs no cuentan con información anticipada para orientar la toma de decisiones en materia de inversión social. No se sabe a ciencia cierta qué programa garantiza una mayor rentabilidad social de los dineros aportados. Por tanto, se requieren herramientas mensurables que permitan observar el CóMO se hacen las cosas (PNUD, 2009). Han existido diversos esfuerzos gubernamentales para incrementar la calidad en los programas sociales y sus sistemas de evaluación. La actualización de los Programas de Mejoramiento de la Gestión (PMG) o el Sistema de Registro de Información de SENAME, “Senainfo”, son un ejemplo de ello. Un último antecedente en este sentido lo constituye la reforma del Ministerio de Desarrollo Social. Sin embargo, los procedimientos utilizados en la recolección y análisis de la información, no favorecen los procesos de retroalimentación a los proyectos y a sus equipos, 1 Fabiola Cortez-Monroy es DEA en Sociología, de l’Université Catholique de Louvain, Belgique. Trabajadora Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Académica Escuela de Trabajo Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Directora Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: fcortezm@uc.cl 2 Teresa Matus es doctora en Sociología, IUPERJ, Rio de Janeiro. Doctora en Trabajo Social de la UFRJ, Brasil. Actualmente es directora de Trabajo Social en la Universidad de Chile. Miembro fundador de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas. Miembro fundador de la Red de investigadores en Trabajo Social. Ha desarrollado una línea de investigación sobre innovación social y modelos de gestión de calidad para programas sociales (Proyectos Fondef Do7I1143 y Fondef IDeA IT13I10020). Email: teresamatus@u. uchile.cl 12 — permaneciendo los datos y sus consolidados en el Ministerio correspondiente o, en el caso de las ONGs y empresas, en el directorio respectivo. Por tanto, no permiten que el propio programa mejore sus niveles de auto observación ni se adscriba a una cultura de mejoramiento continuo. Ahora bien, incluso si se decidiera efectuar una evaluación ex post en cada programa social para después ajustarlo, hay que considerar que, según datos oiciales de la Dirección de Presupuesto (DIPRES), entre 1997 y 2010 se realizaron alrededor de 120 evaluaciones de impacto, cifra que claramente no alcanza a satisfacer las evaluaciones que se requieren para dicho período. Sin duda, este es un camino importante, pero largo y costoso, tanto para los programas como para las políticas públicas. La solución que propone este proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales”, es un fast track: que permite la evaluación del nivel de calidad de la oferta del programa, cruzándola con una escala de complejidad sistema/entorno. Este cálculo dará lugar a un Índice de Innovación Social Efectiva. Este índice será coniable por su calidad técnica, transparente por su carácter público disponible para cualquier programa, pertinente para mejorar la eiciencia del gasto, y oportuno en tanto diseñado para efectuar ajustes mientras el programa se desarrolle. Esto permitirá aumentar la probabilidad de éxito de las evaluaciones de impacto, reducir el riesgo de inversión y adelantar los ajustes requeridos con un costo menor al de la vía regular. De allí que es una innovación en la forma de gestión de la calidad de los programas sociales. De esta forma, este proyecto busca proveer mejores condiciones para que instituciones públicas, empresas y ONGs no solo establezcan nexos de colaboración más consistentes, sino un sistema de observación de la calidad de lo emprendido y de los desafíos y brechas que corregir. Por tanto, contar con la batería de instrumentos propuesta reduce costos, tiempos, riesgos de inversión y, al ser funcional y sencilla, puede aplicarse en forma masiva. Sus principales énfasis son: a) La importancia de la gestión de la información No se trata solo de registrar información sino de saber cómo y para qué se usa (Pelufo y Catalán, 2002). Los datos deben estar diseñados para responder oportunamente a las necesidades de información de personas y organizaciones. A este 13 — último tipo de atributos se llama “navegabilidad de la información”, caracterizando a la máxima navegabilidad como aquella que ofrece información actualizada y en tiempo real a todos los sistemas autorizados que la soliciten. b) La urgencia de indicadores mensurables A todas luces se requieren datos mensurables, sin embargo la cuestión clave es saber de dónde surgen y cómo acotarlos. Este proyecto cuenta con un avance importante. El FONDEF (I+D DO 7I 1143 de 2009/2012) permitió levantar, junto a once programas sociales, un modelo de gestión de calidad que contiene cuatro componentes y dieciséis variables. Este resultado, a su vez, fue testeado por un conjunto de expertos y comparado con otros modelos internacionales de gestión de calidad. Así tenemos adelantado eso que Polanyi llamó “conocimiento tácito” de la organización, es decir, “aquel conocimiento que se encuentra en las personas, que es difícil de articular y que surge de los cambios que estas personas realizan a la forma de hacer las cosas” (Pelufo y Catalán, 2002). De allí que, efectuando un análisis de lo ya encontrado, fue posible dar un segundo paso sustantivo para mejorar la calidad de los programas sociales: generar indicadores cuantitativos consistentes. c) La calidad es saber enfrentar la complejidad Los programas sociales trabajan hoy en problemas de alta complejidad. Su población objetivo se compone de personas que, precisamente por estar sometidas a una situación difícil, merecen que exista para ellas una intervención de primera calidad, con programas bien pensados y mejor realizados. Sin embargo, estudios chilenos nos muestran una relación inversamente proporcional: en cuanto la complejidad sube, la calidad baja. Luego, encontrar caminos para fortalecer la coordinación y el acoplamiento entre diversos organismos (Ministerios, organizaciones, empresas) es una tarea sustantiva. d) La importancia de hacer distinciones y capturar la heterogeneidad Capturar la heterogeneidad de la demanda y ajustar la oferta haciendo distinciones pertinentes es, todavía, una agenda pendiente. Lo anterior es clave para disminuir la brecha en la disposición de recursos, focalizar a usuarios y programas y escalonar la oferta de servicios. 14 — e) Mejorar la toma de decisiones en los programas sociales La toma de decisiones en programas sociales se realiza, en general, tardíamente, por tanto no hay formas protocolizadas de incorporar cambios durante el desarrollo del proyecto. Esto sucede porque, entre otras razones, son insuicientes los instrumentos de medición rigurosos y cuantiicables. Para mejorar calidad en programas sociales se propone la creación de un sistema virtual interactivo, al alcance de los equipos. Este es el núcleo del proyecto propuesto: generación de una batería de instrumentos en una plataforma web donde los programas puedan encontrar formas más sencillas, pero técnicamente válidas para realizar un levantamiento de evidencias que muestren su estado de funcionamiento y sus niveles de calidad. Para ello, el proyecto contó con la participación de socios estratégicos, compuestos por distintas organizaciones, cuyos programas sociales actuaron como pilotos en la confección de los instrumentos: SENAMA (Servicio Nacional del Adulto Mayor), SENAME (Servicio Nacional de Menores), Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza, Fundación Ciudad del Niño, Cámara Chilena de la Construcción, Corporación de la Producción y el Comercio y Acción. f) Poner el foco del mejoramiento continuo en un proceso de auto observación Devolver la evaluación basal a los equipos es una acción fundamental para poder innovar. Diversos estudios han demostrado que la innovación se detiene en los prototipos, justamente porque, siendo hechas por expertos externos al programa, no existen las formas de apropiación y el cultivo de un sistema de observación sistemático para poder realizar los ajustes pertinentes. Esto, combinado con potenciar las decisiones y el nivel de autonomía de los equipos de trabajo, busca enfrentar una paradoja: no es posible impulsar derechos en los ciudadanos sin reconocerlos como posibilidad operativa en los equipos de trabajo. En este sentido, el ISe se posiciona como una batería de instrumentos de fácil acceso público y gratuito para apoyar la tarea de mejorar la calidad de políticas y programas sociales, promoviendo en los profesionales procesos de relexión crítica que los empodera y los estimula a la transformación social. El libro se compone de cuatro partes. En la primera de ellas, “Innovación social efectiva. Mejorando los procesos de medición de la calidad en programas sociales”, se ofrecen los fundamentos conceptuales a la propuesta del proyecto: una innovación en la gestión de la calidad de los programas sociales. Esta parte se ha estructurado en cuatro capítulos. 15 — En el primero, Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski profundizan en la noción de innovación social. Apartándose de un enfoque de desarrollo económico y tecnológico, donde la innovación no es más que un mero apéndice, efecto colateral y resultado de la invención tecnológica. Los autores presentan una nueva perspectiva que permite comprender la relación entre innovación y cambio social. En el segundo capítulo, Saül Karsz, en una suerte de provocación, invita a relexionar por qué se necesitaría de la innovación social. El autor muestra cómo esta temática no cuenta con una única evidencia, haciendo que en ocasiones se la gloriique o, en revancha, se la descaliique, revelándose más bien como una categoría enigmática. De ahí entonces la necesidad profundizar en su deinición de una manera lo más rigurosa posible, siendo un camino para ello el rastreo de aquellas innovaciones que aparecen habitualmente en escena. En el tercer capítulo, Teresa Matus y César Mariñez relevan el aporte del proyecto FONDEF, el cual, a partir de una propuesta de evaluación que innova en la gestión de la calidad de los programas sociales para enfrentar la desigualdad, busca contribuir a una línea de investigación de conceptualización crítica de la innovación social. Para ello, los autores abordan la importancia de un cambio de lógica en el concepto de innovación y en las formas tradicionales de evaluar la calidad de los programas sociales, desaiando la manera habitual de hacer las cosas. Finalmente, en el capítulo 4, Cecilia Pérez propone revisar las disyuntivas de la innovación y la evaluación social en un contexto de transformaciones. A partir de la revisión de dos temas centrales: la necesidad de motricidad ina del Estado y las consecuencias de la autonomización de las tecnocracias, con sus ventajas y desventajas, la autora relexiona sobre la intervención social y el rol y aporte de la evaluación. En la segunda parte del libro, denominada “La evaluación al servicio de la intervención social”, los autores analizan temas clave en la evaluación de la oferta de los programas sociales. Esta parte se ha organizado en cinco capítulos. En el primero de ellos, Gianinna Muñoz y Viviana Abarca, a partir del reconocimiento de la necesidad de resolver operacionalmente el enfoque de derechos en políticas y programas sociales para que promuevan el desarrollo armónico e integral de sus miembros, examinan el enfoque de derechos, proponiendo algunos criterios de evaluación que pueden ser utilizados para interrogar a los programas sociales que adoptan dicho enfoque como marco teórico y ético-político. En el segundo capítulo, María Eugenia Bersezio —inspirándose en la película argentina escrita y dirigida por Damián Szifron— presenta “tres relatos salvajes de la intervención social”, vinculados a aspectos considerados centrales para la innovación social efectiva: los clúster de 16 — usuarios/as, la gestión de la información y la gestión de la intervención. A través de estos relatos, la autora indaga en nudos críticos para los programas sociales y para la evaluación de la calidad de los mismos. En el tercer capítulo, Fabiola CortezMonroy muestra cómo si bien existen múltiples formas de integrar la evaluación a los programas sociales, la mayor parte de ellas ha puesto el foco en la demanda, montado soisticados dispositivos experimentales de evaluación que, de manera lineal, buscan vincular causas y efectos. La autora evidencia que muchas veces estas formas de evaluación resultan extensas y costosas para los programas sociales y, por tanto, muy difíciles de asir por los equipos de trabajo. El capítulo releva un tipo de evaluación que —centrada en la calidad de la oferta— otorga a los equipos un rol preponderante, desencadenando procesos de relexión crítica que los dinamiza y empodera. En el cuarto capítulo, Adriana Kaulino aporta recursos conceptuales para los equipos que trabajan en programa sociales cuando estos deben enfrentarse a algunas paradojas relativas a la ampliación de su propia autonomía. Finalmente, en el quinto capítulo, Cristian Leyton desarrolla y argumenta acerca de las posibilidades que ofrece el re-visitar y actualizar los planteamientos de Lipsky (1980, 1991), relevando el rol de los equipos y profesionales de nivel de calle a cargo de la implementación de las intervenciones sociales. Esto implica, fundamentalmente, avanzar en el reconocimiento y uso adecuado de los niveles de autonomía y discrecionalidad de los equipos y profesionales encargados de la entrega de los bienes y servicios generados por las intervenciones sociales, a la vez que generar estrategias para reducir los riesgos que ello implica. La tercera parte del libro, “Evaluar la oferta: el ISe al servicio de la política pública y los programas sociales”, presenta experiencias especíicas de intervención social, en las que la propuesta ISe ha sido o puede ser utilizada como una estrategia efectiva de evaluación. Esta parte se compone de seis capítulos. En el primero de ellos, Francisca Gómez y Claudio Andrade, en el contexto de la Fundación Ciudad del Niño, describen las diversas complejidades de un sistema de atención a la infancia que carece de una institucionalidad sólida y coherente. Asimismo, analizan las formas de evaluación institucionales, las que son puestas a contraluz de la premisa central del Índice Social de Efectividad (ISe): entender la efectividad como una relación entre calidad y complejidad. En el segundo capítulo, Sebastián Bueno y Ángel Estrada describen las formas de evaluación de programas, entre los años 2013 y 2015, en el Departamento de Protección y Restitución de Derechos del SENAME, 17 — enfatizando en los desafíos que es necesario afrontar a la hora de evaluar un programa que es diseñado a nivel nacional, pero que tiene manifestaciones eventualmente distintas en cada territorio3 en el que se ejecuta. A partir de esto, indagan en cómo el instrumento para evaluar la calidad de la oferta se constituye en un aporte para los procesos evaluativos de la oferta dentro del Servicio. En el tercer capítulo, Cristián Massad y Felipe Herrera, a partir de la experiencia especíica en el Programa Piloto de Cuidados a Personas Mayores, presentan una propuesta de complementariedad metodológica, entre sistematización y la implementación del modelo ISe, incorporando nuevos indicadores a los que se proponen en el modelo original. Los autores buscan ilustrar la utilidad y posibilidad práctica de aplicar este modelo a un contexto de evaluación recurrente en el quehacer de programas sociales. En el cuarto capítulo, Claudia Silva analiza la noción de innovación social y la política pública chilena en materia de migraciones, en relación a las distintas concepciones de innovación social anteriormente deinidas, para, inalmente, analizar los programas sociales dirigidos a población migrante en torno a las tipologías de innovación mencionadas y las potencialidades del instrumento ISe para que la intervención positiva de los programas sociales los vuelva realmente efectivos. En el quinto capítulo, Carlos García presenta la evaluación de la oferta de proyectos sociales orientados a los trabajadores de la construcción y analiza las oportunidades que, en este contexto, ofrece la propuesta ISe. Finalmente, en el sexto capítulo, Ángel Marroquín analiza los desafíos respecto a las posibilidades de transferencia del modelo ISe al mundo privado. El autor plantea algunas de las relexiones y propuestas suscitadas para la elaboración de una adaptación ISe-empresas, bajo una premisa que aparece como sustrato urgente a estas: no se puede impactar en la sostenibilidad de los programas de inversión social de las empresas sin modiicar la propia idea de empresa que tenemos. La cuarta parte del libro, denominada “Medición y evaluación de programas sociales”, profundiza en los sistemas de evaluación y medición propuestos en el ISe. Esta parte se conforma de cuatro capítulos. En el primero de ellos, Ernesto San Martín, a partir de la pregunta ¿cómo se pueden caracterizar los posibles caminos de mejora que cada programa podría eventualmente recorrer?, luego de que ha sido evaluado, propone como solu3 Por territorio se entiende la unidad geograico-administrativa en la cual los proyectos de la red de protección y restitución de derechos se instalan y ejecutan. Estas unidades van desde bicomunal, comunal y barrial. 18 — ción ordenar parcialmente dichos caminos, pues es precisamente este ordenamiento el que deine las opciones de mejora y focaliza los avances en la innovación social al interior de los programas sociales. En el segundo capítulo, Flavio Cortés y Magdalena Guerrero, partiendo de la constatación de que los programas sociales existen en un espacio territorial especíico, el cual supone un nivel de complejidad variable dado las características que asume el asentamiento de una población en un territorio y cómo en ese contexto de localización se desarrolla un tipo de práctica social institucionalizada, construyen un índice de complejidad social por comuna, que les permite ordenarlas en baja complejidad (1), complejidad media (2), alta complejidad (3) y complejidad extrema (4). En el tercer capítulo, el equipo investigador FONDEF presenta el Protocolo ISe para la Evaluación de la Oferta de los Programas Sociales, estructurando dicho protocolo en cinco partes: (i) Presentación de la propuesta de evaluación ISe, (ii) Sistemas de medición ISe, (iii) Informes de reportes y estructuración del plan de mejoras en el sistema ISe, (iv) Descripción del instrumento de evaluación de la calidad de la oferta de los programas sociales ISe y (v) Presentación de la arquitectura de la plataforma inteligente ISe. Finalmente, en el capítulo 4, Teresa Matus y Fabiola Cortez-Monroy abordan las proyecciones del proyecto FONDEF para una innovación pública, ante lo que las autoras denominan el “agujero negro”, reiriéndose al desacoplamiento entre complejidad y calidad, es decir, en la medida que la complejidad sistema/entorno se acrecienta, las condiciones de calidad de la oferta de los programas sociales disminuyen. Referencias bibliográicas — Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD (2009). Desarrollo Humano en Chile. La manera de hacer las cosas. Santiago de Chile. — Pelufo, M.B. y Catalán, E. (2002). Introducción a la gestión del conocimiento y su aplicación al sector público. ILPES/CEPAL/ECLAC. Serie Manuales N°22, Santiago de Chile. 19 — PARTE I INNOVACIóN SOCIAL EFECTIVA. MEJORANDO LOS PROCESOS DE MEDICIóN DE LA CALIDAD EN PROGRAMAS SOCIALES 1 22 — CAPÍTULO 1 INNOVACIÓN SOCIAL COMO EL MOTOR DEL CAMBIO SOCIAL Jürgen Howaldt 1 Dmitri Domanski2 Resumen Hasta el día de hoy el concepto de innovación se ha enfocado predominantemente en el desarrollo económico y tecnológico, mientras que, paralelamente, las ciencias sociales estaban particularmente interesadas en los procesos y efectos sociales de dicho desarrollo. Entretanto, la importancia de la innovación social dirigida exitosamente hacia desafíos sociales, económicos, políticos y medioambientales ha sido reconocida a escala global. En función de la creciente importancia de la innovación social, hay que desarrollar una teoría integrada de innovación socio tecnológica, en la cual la innovación social es más que un mero apéndice, efecto colateral y resultado de la innovación tecnológica. Diferentes perspectivas en la investigación sobre innovación en las ciencias sociales hacen visibles contornos de un nuevo paradigma de innovación. También proyectos a escala global como SI-DRIVE, el cual busca extender el conocimiento sobre la innovación social y comprender mejor la relación entre la innovación social y el cambio social, ayudan a desarrollar este nuevo paradigma. Una contribución teórica entrega Gabriel Tarde, un exponente clásico de la sociología de innovación, para obtener una comprensión teórica de la relación entre las innovaciones y el cambio social. 1 Jürgen Howaldt es PhD en Ciencias Sociales. Profesor de la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad de Dortmund. Presidente del Science Forum Ruhr. Miembro del Board of the European School of Social Innovation. 2 Dmitri Domanski es investigador en el instituto de investigación de ciencias sociales Sozialforschungsstelle Dortmund y docente en la TU Dortmund University, Facultad de Economía y Ciencias Sociales. PhD (c) en Ciencias Sociales, TU Dortmund University M.A. en Ciencias Políticas (Políticas de América Latina y Teoría de Desarollo), Historia Moderna y Filología, Universidad de Tübingen. 24 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski 1. Introducción Desde Schumpeter, el concepto de innovación se ha enfocado predominantemente en el desarrollo económico y tecnológico, mientras que, paralelamente, las ciencias sociales estaban particularmente interesadas en los procesos y efectos sociales de dicho desarrollo (Harrisson, 2012). Esto podría explicar por qué las ciencias sociales, hasta el día de hoy, han llevado a cabo trabajos empíricos bastante exhaustivos respecto a las innovaciones sociales, pero sin etiquetarlos como tales y, con pocas excepciones, sin un concepto formado en este ámbito a partir de la teoría social. Las innovaciones tecnológicas son elementos de este proceso continuo y, debido a los patrones de imitación e invención predominantes, se han convertido en el centro de atención (Howaldt & Schwarz, 2010; Hochgerner, 2012). Estas representan un tipo especial de invenciones que toman la forma de artefactos (máquinas, computadoras, automóviles, etc.). De esta manera, la creencia de que la ciencia y las tecnologías juegan un papel central es todavía la base para las políticas de innovación contemporáneas y del discurso sobre los Sistemas Nacionales de Innovación. Entretanto, la importancia de la innovación social dirigida exitosamente hacia desafíos sociales, económicos, políticos y medioambientales del siglo XXI, ha sido reconocida no solo dentro de la Estrategia Europa 2020, sino también a escala global3. De modo que, “en el último tiempo, la innovación social ha venido creciendo en inluencia tanto en la erudición como en la política” (Moulaert, MacCallum, Mehmood y Hamdouch, 2013b, p.1). Sin embargo, a pesar de esta creciente atención sobre el signiicado de la innovación social, aún no hay un análisis sostenido y sistemático sobre sus conceptos teóricos, características e impactos. Es así como un gran número de temáticas y dimensiones de problemas, junto con las expectativas de resolverlos, son englobados bajo el encabezado “innovación social” sin hacer distinciones entre sus diferentes signiicados sociales y económicos, las condiciones que gobiernan sus principios, génesis y difusión y, además, sin establecer una diferenciación clara con otras formas de innovación (Comisión Europea, 2013). En función de la creciente importancia de la innovación social, el presente artículo se enfoca en un concepto teóricamente coherente, como precondición para 3 Ver las múltiples contribuciones en Harrisson, Bourque y Széll, 2009; Franz et al. 2012 y Moulaert, MacCallum, Mehmood y Hamdouch, 2013. 25 — Parte I - Capítulo 1 el desarrollo de una teoría integrada de innovación socio tecnológica, en la cual la innovación social es más que un mero apéndice, efecto colateral y resultado de la innovación tecnológica. De esta manera, solo tomando en cuenta las propiedades exclusivas y las especiicidades de la innovación social, será posible comprender la conexión sistémica y la interdependencia de los procesos de ambos tipos de innovación, analizando la relación existente entre estas y el cambio social. El presente artículo comienza con una visión general de la situación actual y de las perspectivas de la investigación sobre innovación en ciencias sociales que han contribuido de manera particular al desarrollo y a la divulgación de una comprensión de innovación socio-cientíicamente informada. En el contexto de claras paradojas y de confusión en las políticas de innovación prevalentes, los contornos de un nuevo paradigma de innovación se están haciendo visibles y son la causa de que la innovación social crezca en importancia. Además, se presentan los objetivos y el concepto del proyecto de investigación global SI-DRIVE, el cual busca extender el conocimiento sobre la innovación social y comprender mejor la relación entre la innovación social y el cambio social. Especíicamente, se recurre a la teoría social de Gabriel Tarde, que nos permite ampliar una perspectiva para incluir la gran variedad de innovaciones sociales. Cabe señalar que dicha perspectiva había sido reducida a innovaciones económicas y tecnológicas por Schumpeter y, después de él, por la sociología de la tecnología. 2. Estado actual y perspectivas de la investigación internacional sobre innovación: un nuevo paradigma de innovación Como disciplina, la investigación sobre innovación tiene su inicio y referencia hasta el día de hoy en la publicación de Schumpeter, del año 1912, titulada “Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung” [Teoría del desarrollo económico] (Schumpeter, 1964), donde se introduce una deinición del concepto de innovación. De acuerdo con dicho trabajo, el desarrollo económico se presenta como un proceso permanente de “destruccion creativa” y lo que estimula esta dinámica, es decir, el origen e impulso de la luctuación económica, es la innovación en el sentido de la “ejecución de nuevas combinaciones” y del “establecimiento de una nueva función de producción”. Las invenciones se convierten en innovaciones si se asientan de manera exitosa en el mercado (difusión). De esta forma, introducir y llevar a cabo innovaciones es 26 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski el trabajo y la función del emprendimiento. Por otro lado, Schumpeter no solo se enfoca en la innovación tecnológica, sino que también diferencia entre innovaciones de productos, de procesos e innovaciones organizacionales, utilizando nuevos recursos y explotando nuevos mercados. Además, se enfoca en el proceso de innovación y subraya la necesidad de la ocurrencia de la innovación social en grupo, tanto en la arena económica como en la cultura, la política y el estilo de vida de la sociedad, para garantizar, así, la eicacia económica de las innovaciones tecnológicas. Siguiendo a Schumpeter, en el siglo XX el concepto de innovación se redujo paulatinamente al de innovación tecnológica. Los comentarios sobre innovación social en la literatura, después de Schumpeter, son escasos y marginales (Moulaert, Martinelli, Swyngedouw y González, 2005, 1974). Desde la perspectiva económica, hoy el involucramiento con la innovación está primordialmente dirigido a las condiciones subyacentes que, tanto dentro como fuera de una empresa, impiden e impulsan la innovación, los recursos necesarios o desplegables, la organización de la administración de la innovación, en términos bajo los cuales la innovación tecnológica reemplaza o resalta la función del emprendedor (Blättel-Mink 2006, p.81), así como el impacto económico y los efectos de la innovación. Por el contrario, la investigación sobre innovación en las ciencias sociales está dedicada, primordialmente, a la relevancia de las condiciones del marco social y al proceso de la innovación, observándola desde diferentes perspectivas y con diferentes énfasis. El enfoque central está en las precondiciones sociales y en los factores que inluyen en pro (predominantemente) de las innovaciones tecnológicas; la correlación entre lo tecnológico y lo social; entre innovaciones tecnológicas y sociales; entre las innovaciones y el desarrollo de las sociedades, el contexto institucional y la interacción entre las partes interesadas en el proceso de innovación. La investigación sobre innovación en las ciencias sociales ha hecho grandes contribuciones al desarrollo y diseminación de una comprensión sociológica ilustrada de la innovación. Sus posibilidades interpretativas se han hecho amplia y “exitosamente“ prácticas. “A partir de las desviaciones a la norma, desde el agente hacia el sistema: esto describe los discursos cientíicos centrales sobre innovación que caracterizan los últimos cien años –siempre como reacción a la innovación que se ha llevado a cabo, pero, rara vez, como en el caso de Schumpeter, ha sido proactivo“ (Blättel-Mink, 2006, p.12). 27 — Parte I - Capítulo 1 Los elementos centrales de una comprensión sociológica ilustrada de la innovación, se podrían resumir de la siguiente manera: el carácter sistemático y social de la innovación que no se puede reducir a la innovación tecnológica y organizativa; aspectos de la complejidad, el riesgo y la relexión; incompatibilidad con el planeamiento y la manejabilidad limitada; una creciente variedad y heterogeneidad de los agentes implicados; trayectorias no lineales, así como un alto grado de contexto y la interacción de contingencia. En consecuencia, las innovaciones tecnológicas y sociales pueden ser vistas como estrechamente entrelazadas y solo es posible capturarlas por completo en su interacción con los otros. En función de los hallazgos de la investigación en innovación y la clara emergencia de paradojas y confusión en las políticas de innovación prevalentes4, se suscita el cuestionamiento sobre si el paradigma de innovación orientado a tecnologías que ha sido formado por la sociedad industrial, no se está convirtiendo en algo cada vez menos funcional. Este tipo de proceso de cambio fundamental que involucra la estructura institucional en su totalidad y la forma asociada de pensar y de suposiciones básicas, pueden ser interpretadas, en opinión nuestra, en términos del desarrollo de un nuevo paradigma de innovación5 (Howaldt & Schwarz, 2010; also Bullinger, 2006, p.14). Este acercamiento abre fundamentalmente nuevas perspectivas ante problemas reconocidos y, por consiguiente, de manera simultánea revela nuevas posibilidades para la acción. El argumento a favor de la tesis de la emergencia de un nuevo paradigma de innovación es apoyado por el trabajo de Bruland y Mowery. Los autores creen que los cambios fundamentales ocurren en las estructuras de sistemas de innovación en diferentes períodos de tiempo (2005, p.374). Dichos cambios son descritos como expresiones de diferentes fases de la revolución industrial. Cuando un nuevo sistema de innovación se arraiga, conlleva a cambios de largo alcance en la totalidad de la estructura de la institución. “Pero ambos episodios resaltan la importancia de amplios cambios institucionales, en vez de la ‘importancia estratégica‘ de cualquier indus- 4 Los autores de un estudio del Comité de la OECD para la Industria, la Innovación y el Emprendimiento (CIIE), promueven esta tesis: “Una nueva naturaleza de innovación está emergiendo y dándole nueva forma a las políticas públicas“ (FORA, 2010). 5 Paradigma signiica, en este sentido, tomándolo prestado de Kuhn (1996, 10), “un patrón de pensamiento enraizado en suposiciones comúnmente aceptadas que pueden ofrecerles a los expertos problemas y soluciones durante cierto período de tiempo“ (Kuhn, 1996, p.26). 28 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski tria o tecnología por sí sola“ (ibid., p.375). Como tales, las “industrias líderes“ (ibid., p.374) tienen una tremenda inluencia en la modalidad prevalente de innovación. En vista del cambio social desde una sociedad industrial a una economía del conocimiento y del servicio, y el profundo cambio que esto involucra en las estructuras económicas y sociales de la sociedad moderna, hay muchas señales respecto a un cambio fundamental en el paradigma de la innovación que puede ser detectado. Los nuevos sectores económicos y las industrias están determinando de manera creciente la apariencia de la economía y de la sociedad, y están cambiando las modalidades de producción e innovación. Los desafíos tales como el envejecimiento de la población o el cambio climático, involucran demandas sociales y acciones para las cuales las formas tradicionales en que los mercados, los estados y la sociedad civil han respondido hasta ahora, ya no son suicientes. Al mismo tiempo, la innovación tecnológica encuentra limitaciones en lo que se reiere a la solución de desafíos sociales urgentes. La Estrategia Europa 2020, así como sus “Iniciativas Emblemáticas”, reconocen estos desafíos. La Iniciativa Emblemática sobre Unión de Innovación, claramente, estipula la importancia de la innovación social para responder a los desafíos arriba mencionados. De manera similar a la Comisión Europea (CE), muchos gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea, otras naciones (e.g. Australia, Canadá, China, Colombia, Nueva Zelanda, Estados Unidos) y las diferentes Organizaciones de la ONU, reconocen la innovación social como esencial para mejorar las políticas futuras de innovación6. Necesitamos una ampliación fundamental de perspectiva. Así, la Declaración de Viena (2011) señala: “Las innovaciones más urgentes e importantes en el siglo XXI ocurrirán en el campo de lo social. Esto abre la necesidad, así como las posibilidades a las ciencias sociales y las humanidades, para encontrar nuevos roles y relevancia al generar conocimientos aplicables a nuevas dinámicas y estructuras de sociedades contemporáneas y futuras”. 6 Hace aproximadamente 70 años, V. Bush, en su informe para el presidente Roosevelt, enfocó el espíritu pionero de los Estados Unidos hacia la exploración de “fronteras ininitas” de la investigación en ciencias naturales, esperando que esto promoviera el bienestar social: “El gobierno debiera aceptar nuevas responsabilidades de promover el lujo del conocimiento cientíico y del desarrollo del talento cientíico en nuestra juventud. Estas responsabilidades son un asunto propio del gobierno porque afectan de manera vital nuestra salud, nuestros empleos y nuestra seguridad nacional. También tiene que ver con la política básica de los Estados Unidos, el hecho de que el gobierno debe promover la apertura de nuevas fronteras y esta es la forma moderna de hacerlo (Bush, 1945)”. La creencia en el rol central de la ciencia y la tecnología aún es la base para las políticas contemporáneas de innovación y nuestros sistemas nacionales de innovación. 29 — Parte I - Capítulo 1 Con las innovaciones sociales, lo “nuevo” no se maniiesta en el medio de los artefactos tecnológicos, sino a nivel de las prácticas sociales. De aceptarse que la invención y difusión del motor a vapor, la computadora o el teléfono inteligente debieran considerarse de manera diferente que la invención y propagación social de los sistemas nacionales de salud, el concepto de responsabilidad social corporativa (RSC) o el sistema de micro inanciamiento, se podría concluir entonces que existe una diferencia intrínseca entre las innovaciones tecnológicas y las sociales. Bajo esta perspectiva, una innovación social es una nueva combinación7 y/o nueva coniguración de prácticas sociales en ciertas áreas de acción o de contextos sociales suscitadas por ciertos actores o constelaciones de actores. Lo anterior ocurre bajo una modalidad intencional con la meta de satisfacer o de responder de mejor manera a las necesidades y problemas, de lo que es posible con base en las prácticas establecidas. Por consiguiente, una innovación es social hasta donde esta sea transmitida por el mercado o “el sector sin ánimo de lucro“, sea esta socialmente aceptada y difundida ampliamente a todos los niveles de la sociedad o únicamente en ciertos subniveles sociales, transformada dependiendo de las circunstancias y, inalmente, institucionalizada como una nueva práctica social o rutina. Como con toda innovación, “nuevo“ no signiica necesariamente “bueno“, pero en este caso es “socialmente deseable“ en un sentido extensivo y normativo. Conforme con el racionamiento práctico de las partes interesadas, las atribuciones sociales para las innovaciones sociales son generalmente inciertas (Howaldt & Schwarz, 2010, p.26). En este sentido, la innovación social puede ser ”interpretada como un proceso de creación colectiva en el cual los miembros de una unidad colectiva aprenden, inventan y establecen nuevas reglas para el juego social de la colaboración y del conlicto o, en otras palabras, una nueva práctica social y en este proceso adquieren las necesarias habilidades cognitivas, racionales y organizacionales“ (Crozier & Friedberg, 1993, p.19). Como una característica clave de este nuevo paradigma, se incorpora también un proceso de innovación que se abre para la sociedad (FORA, 2010, p.15 et seq.) Empresas, escuelas técnicas e institutos de investigación no son los únicos agentes relevantes en el proceso de innovación. Los ciudadanos y los clientes ya no tienen 7 El término se relaciona con la deinición “schumpeteriana” de la innovación como una nueva combinación de factores de producción. 30 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski el rol de proveedores de información sobre sus necesidades (como en los sistemas tradicionales de gestión de la innovación), en vez de ello, contribuyen con el proceso de desarrollar nuevos productos para resolver problemas. Además, las innovaciones sociales necesitan movilizar a los ciudadanos para que tomen parte activa en los procesos de innovación y que, de esta forma, resalten la capacidad genérica innovadora de la sociedad (BEPA, 2010). Esto requiere nuevos modelos de gobernanza a favor de la autoorganización y de la participación política, permitiendo de vez en cuando resultados inesperados por medio del involucramiento de los actores clave. Por un lado, esto también requiere la interacción entre los actores, sus redes, los hacedores de política y el mercado y, por otro lado, procesos de apoyo para el escalamiento y difusión. Ante la profundidad y desarrollo del cambio en las sociedades modernas y la creciente disfuncionalidad en la práctica establecida, las innovaciones sociales están ganando mayor importancia sobre las innovaciones tecnológicas, también en términos de factores económicos. Estas no solo son necesarias, sino que pueden contribuir de manera proactiva en miras a la anticipación de macro tendencias, tales como desarrollos demográicos o los efectos del cambio climático ”para modiicar o, incluso, transformar estilos de vida existentes en caso de que se hiciera necesario“ (Giddens, 2009, p.163; also Hochgerner, 2009). Las innovaciones sociales son confrontadas con enormes expectativas de responder a problemas complejos de la sociedad, dado que asuntos como el desempleo masivo, el deterioro de los sistemas de seguridad social o la intensiicación de riesgos ecológicos no pueden ser resueltos sin implementar la innovación social. Y a la luz de la crisis inanciera y económica se está haciendo cada vez más claro que las innovaciones sociales, en la medida en que se relacionan con cambios extensivos tanto en las culturas preponderantes que inluencian los comportamientos como en las prácticas sociales en la economía y el consumo, determinan ”en qué tipo de mundo vivirá la siguiente generación de ciudadanos de las sociedades libres“ (Dahrendorf, 2009). 3. Hacia un concepto teóricamente coherente – el Proyecto SI-DRIVE Mientras que la culminación de problemas sociales y económicos identiicados en el discurso público está suscitando de manera creciente un llamado a la innovación social extensiva, la relación entre la innovación social y el cambio social se mantiene como 31 — Parte I - Capítulo 1 un área altamente inexplorada de las ciencias sociales, así como también de las políticas de gobierno sobre innovación. En función del paradigma prevaleciente en tecno-sociología e investigación técnica, los fenómenos del cambio social son vistos de manera consistente en conexión con innovaciones tecnológicas. Al contrario, el nuevo paradigma abre la perspectiva a un tipo de innovación independiente que puede ser desmarcado de las innovaciones tecnológicas. Esto es inadecuado a la luz de la funcionalidad declinante del paradigma orientado hacia la tecnología que ha sido formado por la sociedad industrial. A continuación, el debate se centra principalmente sobre la pregunta de si las innovaciones sociales son un prerrequisito para las innovaciones tecnológicas, un fenómeno concomitante o una consecuencia. Aquí, Ogburn (1969) es convertido equivocadamente en el defensor principal en pro de la interpretación tecnológica del cambio social (Howaldt, Kopp y Schwarz, 2013). Como hemos argumentado, la innovación social es todavía un campo sin codiicar y sin un conjunto común de fundamentos teóricos, conjuntos de datos o relaciones causales comprobadas (Howaldt & Schwarz, 2010; Franz, Hochgerner y Howaldt, 2012). Aunque hay un cuerpo creciente de literatura sobre la innovación social, la demanda por categorizar este campo está en aumento (Rüede & Lurtz, 2012). En la actualidad carecemos de un concepto teóricamente coherente de innovación social más allá de las diferentes áreas de políticas, de los campos de investigación y de las perspectivas regionales (Howaldt & Schwarz, 2010; Moulaert et al., 2013b, p.4). Hay necesidad de un modelo robusto para la creación, desarrollo y difusión de innovaciones sociales, al igual que un mayor conocimiento y comprensión acerca de cómo insertar el cambio transformante. De acuerdo a lo anterior, el proyecto global de investigación SI-DRIVE: Social Innovation – Driving Force of Social Change (Innovación Social – El Motor del Cambio Social), inanciado por fondos del 7º Programa Marco de la Comisión Europea, analiza los conceptos teóricos, las áreas de investigación empírica y las tendencias observables en el campo de la innovación social, tanto a escala europea como global. Además, hace referencia a la investigación socio-cientíica sobre innovación y a sus contribuciones para el desarrollo y la diseminación de una noción de innovación más avanzada e integral. SI-DRIVE involucra a quince socios de doce países de la UE y diez de otras partes del mundo. Asimismo, hay dos organizaciones asociadas de América Latina que participan en el proyecto. 32 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski Los objetivos clave de SI-DRIVE son: a) Determinar la naturaleza, las características y los impactos de la innovación social como elementos clave de un nuevo paradigma de innovación (fortaleciendo así la base teórica y empírica de la innovación social como parte de un concepto más amplio de la innovación que integra las dimensiones sociales en su totalidad). b) Mapear, analizar y promover las innovaciones sociales en Europa y otras regiones del mundo para comprender mejor y facilitar el desarrollo de innovaciones sociales, además de potenciar su capacidad para cambiar las sociedades. c) Identiicar y evaluar los factores de éxito de la IS en siete áreas concretas de política; el apoyo al empoderamiento recíproco en diversos países y grupos sociales conducentes a participar en la IS para el desarrollo; y el trabajo respecto a los objetivos de Europa 2020 y el desarrollo sostenible (por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo del Milenio). d) Llevar a cabo la investigación basada en políticas orientadas al futuro, analizar las barreras y los motores para la IS y desarrollar herramientas e instrumentos para intervenciones de política (experimentación en IS, incubación, “Manual de IS”). En este contexto, las airmaciones teóricas y las mejoras son aplicadas, probadas y constantemente desarrolladas a través de estudios de casos y datos empíricos sólidos en siete grandes áreas de política: • Educación • Empleo • Medio ambiente y cambio climático • Energía • Transporte y movilidad 33 — Parte I - Capítulo 1 • Salud y protección social • Reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible El núcleo de la investigación empírica se basa en comparaciones entre las innovaciones sociales de diferentes países y regiones del mundo, teniendo en cuenta su respectivo contexto cultural, religioso e histórico. La comparación de ejemplos exitosos y no tan exitosos de IS permitirá realizar recomendaciones para el desarrollo y el escalamiento de la innovación social. El desarrollo de la teoría y la investigación empírica se fundamenta en la investigación de innovación existente, incluyendo explícitamente estudios sobre la innovación tecnológica y empresarial. Esto es particularmente importante porque, a menudo, en el discurso de la IS se da un mayor énfasis en la exploración de nuevos conceptos que en la explotación de aquellos que han sido probados. Si queremos que la IS alcance su máximo potencial tenemos que estudiar las posibilidades y los factores de éxito para la imitación (Tarde, 2009; Howaldt, Kopp y Schwarz, 2015). Además, está el reto del escalamiento, que ”se reiere a transferir una innovación a un sistema más amplio y la creación de una transformación a través de la vinculación de las oportunidades y los recursos entre [diferentes] escalas. A menudo, para efectuar un cambio transformador en un sistema más amplio, la innovación se reconigurará en una forma totalmente nueva para adaptarse a ese contexto” (Moore & Westley, 2011). La innovación social también requiere políticas apropiadas. El marco tradicional de la administración pública de las reglas y regulaciones necesita nuevas ideas y métodos. Muchas innovaciones sociales potenciales (ideas) se ven obstaculizadas por los enfoques tradicionales en las políticas públicas. Si Europa quiere hacer frente a los retos, como se documenta a través de su Estrategia para un Crecimiento Inteligente, Sostenible e Integrador, así como su Iniciativas Emblemáticas, los hacedores de políticos deben entender cómo involucrar y hacer uso de la participación de los ciudadanos para servir al bien público (Bourgon, 2011). Basado en la integración precisa del conocimiento conceptual y empírico, SI-DRIVE ofrecerá una plataforma de estrategia política coherente para los hacedores de política. SI-DRIVE entregará una visión general del estado actual de la investigación internacional sobre la innovación social y su contribución a la expansión de las capacidades innovadoras de las sociedades modernas, así como la resolución de los 34 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski desafíos clave que enfrenta la sociedad. El desarrollo de una teoría coherente de la innovación social es una condición previa para el desarrollo de una teoría integrada de la innovación socio-tecnológica en la que la innovación social es algo más que un mero requisito, efecto secundario o el resultado de las innovaciones en los negocios y la tecnología. Deinir con precisión y analizar las propiedades únicas y especíicas de la innovación social revelará la conexión sistémica y la interrelación entre las formas sociales y otras formas de la innovación. De esta manera, todo debe entenderse y inalmente integrarse en un nuevo paradigma coherente y global de innovación. Hay cinco dimensiones clave de la innovación social que afectan fundamentalmente su potencial, alcance e impacto. Estas son: 1) Los conceptos de innovación social que incluye la relación con la tecnología y la innovación empresarial. 2) Objetivos y demandas sociales, desafíos sociales y los cambios sistémicos que se abordan. 3) Actores, redes y gobernanza, incluido el papel del emprendimiento social y el involucramiento de los usuarios, el cambio social y el desarrollo. 4) La dinámica de procesos de la innovación social, incluidos los mecanismos de difusión, la imitación, el aprendizaje social y las fases abordadas en ciclos sociales de innovación (instrucciones, propuesta, prototipos, sostenibilidad, ampliación y cambio sistémico). 5) Recursos, capacidades y limitaciones, incluyendo las inanzas y las regulaciones de las industrias de inanzas, desarrollo de capacidades, el empoderamiento y el conlicto. 35 — Parte I - Capítulo 1 Ad ne dre ed sse s& d ch soci all et en al ge s & g ts ep ndin c n a Co erst d un rks etwo e rs, N c Acto overnan &G Process Dynamics Figura 1: Las Dimensiones Clave de la Innovación Social La investigación teórica y empírica de SI-DRIVE se enmarca en estas cinco dimensiones clave. El análisis teórico ha proporcionado primero una descripción general de cómo la innovación social resuena dentro de los marcos más amplios de la teoría y la investigación de innovación existente, los conceptos y percepciones de cambio social y de la sociedad y el desarrollo de políticas (Howaldt, Butzin, Domanski y Kaletka, 2014). Las cinco dimensiones clave de la innovación social son esenciales en la evaluación de las relaciones identiicadas. Posteriormente, se aplica la investigación empírica para clasiicar lo que puede observarse en la realidad social, con el in de desarrollar una tipología de innovación social. Además de las siete áreas de política introducidas anteriormente, la investigación empírica comprende todas las regiones del mundo. SI-DRIVE analiza las diferencias y similitudes entre las innovaciones sociales en estas áreas para entender cómo se desarrollan y se escalan bajo diferentes condiciones y en relación con los temas transversales indicados anteriormente. 36 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski Dado el hecho de que la teoría social no juega un papel importante en la investigación de la innovación social (Howaldt & Schwarz, 2010; Mulgan, 2012; Moulaert et al., 2013a; Jenson & Harrisson, 2013), sus posibles contribuciones tienen que ser exploradas8. El debate cientíico sobre la innovación social se polariza entre un actor central e individualista con una perspectiva orientada por la actitud, por un lado, y una perspectiva estructuralista (implícita), por otra parte (Howaldt, Kesselring, Kopp y Schwarz, 2014). De esta manera, las innovaciones sociales están atribuidas a actos individualistas o consideradas el resultado determinista del contexto externo (Cajaíba-Santana, 2013; Jenson & Harrisson, 2013). Si deinimos la innovación social como una nueva combinación o coniguración de prácticas sociales, transformada y inalmente institucionalizada como práctica social regular, un enfoque integrado se puede encontrar en la reciente teoría social, centrado en las prácticas sociales y las dinámicas del cambio, por un lado, y las teorías institucionales por otro (Howaldt, Kesselring, Kopp y Schwarz, 2014). En la conclusión de su artículo, Rüede y Lurtz (2012) analizan deiniciones de la innovación social desde el punto de vista de diversas disciplinas, observando gran potencial para futuras investigaciones en la teoría práctica. Finalmente, Cajaíba-Santana (2013) “presenta un nuevo marco conceptual para investigar la innovación social como motor de cambio social” (p.1) mediante la vinculación de este acercamiento a las teorías institucionales. En este contexto, estos dos enfoques deben ser especialmente explorados (Howaldt, Kesselring, Kopp y Schwarz, 2014). 4. Signiicancia de la Teoría Social – un recurso basado en Gabriel Tarde9 Recurrir a Tarde, exponente clásico de la sociología de la innovación largamente olvidado, es útil para obtener una comprensión teórica de la relación entre las innovaciones sociales y el cambio social. Su logro consiste en explicar el cambio social “desde abajo hacia arriba”, y no de manera objetivista, como Durkheim: “desde 8 Como primer paso, una revisión crítica de la literatura relacionada con innovación social ha sentado las bases para un concepto teóricamente coherente e integral que incluye la dinámica del proceso de innovación social y el nuevo papel de los ciudadanos, etc., en el proceso de innovación (http://www.sidrive.eu/wp-content/uploads/2014/11/D1_1-Critical-Literature-Review.pdf). Conectar la investigación en innovación social con la experiencia en los estudios existentes, incluyendo explícitamente estudios sobre innovaciones tecnológicas y de negocios, permite clariicar el concepto cientíico y desarrollar un marco para probar empíricamente la clasiicación utilizada en innovación social. 9 Para una visión detallada, ver Howaldt et al. 2013. 37 — Parte I - Capítulo 1 arriba hacia abajo”, en términos de hechos y estructuras sociales (Gilgenmann, 2010, p.7). La contribución de Tarde a la micro-fundación de la sociología de la innovación, puede ser utilizada para apoyar el desarrollo de un concepto de innovación social como un mecanismo social de cambio que reside a niveles micro y meso. Esto parece aún más necesario, dado que la teoría social de Tarde –con vista a sus implicaciones y potenciales para el análisis de la innovación– no ha sido explorada de manera sistemática hasta ahora. La teoría de Tarde nos permite ampliar una perspectiva que fue reducida a innovaciones económicas y tecnológicas por Schumpeter, y después de él, por la sociología de la tecnología, para incluir en un solo modelo la amplia variedad de innovaciones sociales. Al mismo tiempo, esto revela los puntos ciegos de una visión económicamente estrecha. Puesto que Tarde ubica las leyes de las prácticas de la imitación en el centro de su teoría del desarrollo social, la micro-fundación asociada de fenómenos sociales brinda un aporte vital dentro de la teoría integradora de la innovación. Esto nos permite descubrir cómo los fenómenos sociales, las condiciones y las construcciones entran en existencia y se transforman. La clave para esto es rastrear meticulosamente las invenciones e innovaciones sociales, así como las prácticas sociales asociadas de su imitación . Este carácter de la teoría social de Tarde, referido fuertemente a los prerrequisitos sociales para la invención y la imitación, también es subrayado por el hecho de que, a diferencia de Schumpeter, para quien el enfoque de interés es el innovador en la igura social del emprendedor, Tarde plantea que son las invenciones las que son entendidas como los “motores” centrales del desarrollo social. Para Tarde, hay muchas pequeñas invenciones e ideas “a las cuales era difícil o fácil alcanzar y que, en su gran mayoría, pasaron sin ser notadas en la época en que se suscitaron y las cuales, por lo tanto, normalmente en su mayoría no alcanzaron gloria ni nombre” (Tarde, 2009, p.26). Estas incontables invenciones y descubrimientos sin nombre cambian la sociedad y sus prácticas por medio de incontables actos de imitación, convirtiéndose en un verdadero fenómeno social solo como resultado de lo anterior. “En el reino de lo social, todo ocurre como invención e imitación, con la imitación formando los ríos y las invenciones formando las montañas” (ibid., p.27). Para Tarde, la imitación es el mecanismo central de reproducción social y de cambio social: “todas las similitudes de origen social que pertenecen al mundo social son fruto de algún tipo de imitación, sea esta la imitación de costumbres o modas por medio de la simpatía u obediencia, ins- 38 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski trucción o educación, la imitación ingenua o cuidadosamente considerada” (ibid., 38). Debido a que la imitación siempre involucra también la variación, esto conlleva a que las imitaciones transformen simultáneamente las innovaciones en estructuras y prácticas sociales. Además de estas, están las iniciativas individuales y las rebeliones en contra de las moralidades prevalentes, costumbres y reglas –interrupciones o cruces de corrientes de imitación–, los cuales son transferidos e imitados de persona a persona, llevando a la creación de nuevas innovaciones sociales. Por consiguiente, Tarde también puede ser utilizado para presentar un importante cambio de perspectiva. En vez de producir constantemente nuevas invenciones individuales, parece más signiicativo reconigurar creativamente los potenciales de invenciones existentes por medio de la práctica social. “Las cualidades que en cualquier era y en cualquier tierra hacen que el ser humano sea superior, son aquellas que lo hacen más capaz de comprender los descubrimientos ya hechos y explotar las invenciones ya diseñadas” (Tarde, 2009, p.251). En este contexto, la riqueza de una nación para Tarde está enraizada en su habilidad para “usar el conocimiento de su época de una forma particular” (ibid., p.254). Si, al igual que Tarde, uno busca explicar una situación a través de las prácticas de imitación de la gente, entonces se presenta la necesidad de decodiicar los marcos culturales especíicos. Con el cambio de perspectiva desde las invenciones hacia las prácticas sociales de imitación, la pregunta clave en el contexto de difusión se reiere a cómo las nuevas prácticas sociales entran en existencia a partir de la imitación de prácticas sociales. El concepto de imitación respalda la comprensión de la innovación que se enfoca en las prácticas sociales y solo estas pueden ser limitadas. De esta forma, las prácticas de organización, consumo, producción, entre otros, se transforman en el objeto central de la concepción de Tarde sobre la imitación. Esto incluye la producción y el consumo de artefactos tecnológicos. Por otra parte, la diseminación imitativa de ideas o iniciativas sociales tiende a combinarse con otras invenciones para formar innovaciones sociales cada vez más complejas y con un radio de acción más amplio. La imitación siempre incluye la variación y, hasta este punto, las innovaciones, por medio de las imitaciones, constantemente se hacen parte de las estructuras y construcciones sociales. Si apoyamos a Tarde en señalar que existe la inserción social de cualquier invención en una densa red de corrientes de imitación, entonces las innovaciones sociales son primera y principalmente un conjunto de desempeños, requiriendo interacción 39 — Parte I - Capítulo 1 entre muchos actores. En la medida en que la apertura del proceso de innovación a la sociedad es una característica clave del nuevo paradigma de innovación (Howaldt & Kopp, 2012, p.45), entonces existe simultáneamente un aumento en los procesos experimentales que ocurren no solo en el mundo de los laboratorios cientíicos, sino también en la sociedad (Krohn, 2005). Las innovaciones sociales y sus respectivos actores, quienes de manera crítica, exploratoria y experimental se apartan de los “mapas mentales” prevalentes, las reglas establecidas, las rutinas y los modelos en política, negocios y sociedad, son la base y los motores relevantes del cambio social transformador. Estas reglas y rutinas establecidas –tales como la rentabilización de todas las áreas de la vida y un vínculo inevitable entre la prosperidad y el crecimiento (Leggewie & Welzer, 2009; Jackson, 2012)– se cuestionan y, a través de una “competencia de ideas”, se abre el camino hacia prácticas sociales alternativas y estilos de vida diferentes (por ejemplo Jonker, 2012). La concepción de la innovación social fundamentada en la teoría social se enfoca, por consiguiente, en las interfaces entre sectores sociales auto referenciados del gobierno, los negocios y la sociedad civil, los cuales son diferentes entre sí y se presentan, de acuerdo a sus respectivas racionalidades de acción y mecanismos regulatorios, en los problemas asociados y en las capacidades limitadas de resolución de problemas. En cuanto a la pregunta de gobernabilidad sobre cómo deberían ser reconiguradas estas interfaces, son agregados, expandidos y reforzados patrones establecidos de control y coordinación, vía aspectos tales como la auto organización, la cooperación intersectorial, las redes y las nuevas formas de producción de conocimiento. Los procesos asociados de “fertilización intersectorial” (Phills, Deiglmeier y Miller, 2008, p.40 f.) y la convergencia de sectores (Austin, Gutiérrez, Ogliastri y Reicco, 2007) permiten de manera incremental la creación de un tipo de valor mezclado (Emerson, 2003), mientras que se promueve una “moralización de los mercados” (Stehr, 2007). Tales procesos de fertilización cruzada y de convergencia, requieren y permiten innovaciones sociales de largo aliento, que ponen en movimiento e instigan la necesaria fusión de límites. Las prácticas sociales cambiantes, generalmente están fundamentadas sobre procesos contingentes y autoadministrados, los cuales, como señala Tarde, están sujetos a sus propias “leyes” –las leyes de imitación. Intentos previos de “gestionar” tales procesos a través de políticas, han demostrado ser decididamente difíciles. Hace falta una política integral de innovación que, además de apoyar nuevas tec- 40 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski nologías, también se enfoque en innovaciones sociales, en facilitar que los actores “suspendan rutinas y patrones establecidos, pues solo entonces las nuevas ideas y comportamientos prosperan” (Adolf, 2012, p.40) y en la necesaria “libertad” para hacer esto y las oportunidades “de compartir conocimiento (implícito) objetivo y personal” (ibid., p.41). Dicha política está en sus inicios y requiere, por encima de todo, una comprensión más profunda de los principios y modalidades de la acción de las innovaciones sociales. Una de las tareas clave en este sentido es una redeinición de la relación entre políticas y el “nuevo poder de la ciudadanía” (Marg, Geiges, Butzlaf y Walter, 2013), involucramiento de la sociedad civil, al igual que las muchas y diversas iniciativas y movimientos “para la transformación de nuestro tipo de sociedad industrial” (Welzer, 2013, p.187). De acuerdo con lo anterior, “un elemento central es permitir a los ciudadanos [en el sentido de empoderamiento – nota del autor] compartir la responsabilidad por el futuro, la cual no debe ser equiparada con la responsabilidad personal en el sentido neoliberal” (Rückert-John, 2013, p.291). 5. Conclusiones Una teoría sociológica de innovación debe examinar las múltiples corrientes de imitación y decodiicar los principios y leyes que estas siguen. Desde esta perspectiva, el enfoque está siempre en la práctica social, debido a que es tan solo por medio de esta práctica que los diferentes inventos hacen su camino dentro de la sociedad, convirtiéndose en objeto de actos de imitación. La práctica social es central en una teoría del cambio social transformador, en la cual la gran variedad de invenciones cotidianas constituyen estímulos e incentivos para relexionar sobre las prácticas sociales y, posiblemente, cambiarlas. Solo cuando estos estímulos son absorbidos, produciendo cambios en las prácticas sociales existentes que se extienden a través de la sociedad y construyen la cohesión social por medio de los actos de imitación, entonces dichos estímulos conducen a la transformación social. Por consiguiente, las nuevas perspectivas abren una comprensión sobre innovación, la cual captura adecuadamente la diversidad de innovaciones en la sociedad. El gran desafío para las políticas contemporáneas de innovación radica en explotar estos potenciales. Al igual que a mediados del siglo pasado fueron creadas las condiciones para explorar los potenciales de las ciencias naturales por medio de 41 — Parte I - Capítulo 1 una política de innovación sistemática a in de hacerlas útiles para la sociedad, comenzando el siglo XXI necesitamos un espíritu pionero tan grande en la búsqueda de nuevas prácticas sociales que nos permitan asegurar el futuro y facilitar que la gente viva “vidas humanas más plenas y satisfactorias” (Rorty, 2008, p.191). Las observaciones anteriores señalan que se debe prestar más atención a la innovación social para desarrollar el potencial de nuevas prácticas sociales más allá de la, hasta ahora, ideología dominante de crecimiento. De esta manera, se hace necesario un nuevo modelo de política de innovación que cambie su enfoque desde las tecnologías hacia las innovaciones sociales y soluciones sistémicas, al igual que el empoderamiento correspondiente de los actores, completando, así, la nueva comprensión conceptual de la innovación social con una política social consistente. 42 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski Referencias bibliográicas — Adolf, M. (2011). Die Kultur der Innovation: Eine Herausforderung des Innovationsbegrifs als Form gesellschaftlichen Wissens. En Reto M. Hilty, Thomas Jaeger, Matthias Lamping (Ed.), Herausforderung Innovation (pp. 25–43). Berlin: Springer-Verlag. — Austin, J. E., Gutiérrez, R., Ogliastri, E., & Reicco, E. (2007). Capitalizing on Convergence. Stanford Social Innovation Review, 5(4), 24–31. — BEPA Report 2010. (2010). Empowering people, driving change. Social innovation in the European Union: Hg. v. Bureau of European Policy Advisers, European Commission. Recuperado de http://ec.europa.eu/bepa/pdf/publications_pdf/ — Blättel-Mink, B. (2006). Kompendium der Innovationsforschung. Wiesbaden: VS Verlag für Sozialwissenschaften. — Bornstein, N., Pabst, S., & Sigrist, S. (Eds.). (2014). Zur Bedeutung von sozialer Innovation in Wissenschaft und Praxis: Weshalb soziale Innovationen in Gesellschaft und Wirtschaft wichtiger werden und wie der SNF dazu beitragen kann, das Thema in der Schweiz zu positionieren. Recuperado de http://www.snf.ch/SiteCollectionDocuments/Soziale_Innovation_Studie_SNF_W_I_R_E_2014.pdf — Bourgon, J. (2011). A new synthesis of public administration: Serving in the 21st century. Montreal: McGill-Queen’s University. — Bruland, K., & Mowery, D. C. (2005). Innovation through time. En J. Fagerberg, D. C. Mowery, & R. R. Nelson (Eds.), The Oxford handbook of innovation (pp. 349– 379). Oxford, New York: Oxford University Press. — Bullinger, H.-J. (2006). Verdammt zur Innovation. RKW-Magazin, 57(1), 12–14. — Bush, V. (1945). Science The Endless Frontier.: A Report to the President by Vannevar Bush, Director of the Oice of Scientiic Research and Development, July 1945. Recuperado de https://www.nsf.gov/od/lpa/nsf50/vbush1945.htm 43 — Parte I - Capítulo 1 — Cajaíba-Santana, G. (2013). Social Innovation - Social Innovation: Moving the ield forward. A conceptual framwork. Technological Forecasting and Social Change. Recuperado de http://www.prpg.ula.br/admpublica/wp-content/ uploads/2014/02/artigo_6.pdf — Chesbrough, H. W. (2003). Open innovation: The new imperative for creating and proiting from technology. Boston: Harvard Business School Press. — Comisión Europea. (2013). Social Innovation Research in the European Union. Approaches, indings and future directions: Policy Review. Recuperado de http:// ec.europa.eu/research/social-sciences/pdf/social_innovation.pdf. — Crozier, M., & Friedberg, E. (1993). Die Zwänge kollektiven Handelns: Über Macht und Organisation. Frankfurt am Main: Hain. — Dahrendorf, R. (2009). Nach der Krise: Zurück zur protestantischen Ethik? Sechs Anmerkungen. Merkur. Deutsche Zeitschrift für europäisches Denken, 63(720), 373–381. — Fagerberg, J., Mowery, D. C., & Nelson, R. R. (Eds.). (2005). The Oxford handbook of innovation. Oxford, New York: Oxford University Press. — FORA 2010. New Nature of Innovation. Report to the OECD. Copenhagen. Recuperado de https://www.tem.i/iles/24835/New_Nature_of_Innovation.pdf — Franz, H.-W., Hochgerner, J., & Howaldt, J. (Eds.). (2012). Challenge social innovation: Potentials for business, social entrepreneurship, welfare and civil society. Berlin, New York: Springer. — Giddens, A. (2009). The Politics of Climate Change. Cambridge, Malden: John Wiley & Sons. — Gilgenmann, K. (2010). Gabriel Tarde oder die Erindung und Nachahmung eines Klassikers. Soziologische Revue, 33(3), 261–286. — Harrisson, D. (2012). Social Innovation: What Is Coming Apart and What Is Being Rebuilt? En H.-W. Franz, J. Hochgerner, & J. Howaldt (Eds.), Challenge social in44 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski novation. Potentials for business, social entrepreneurship, welfare and civil society (pp. 73–82). Berlin, New York: Springer. — Harrisson, D., Bourque, R., & Széll, G. (2009). Social Innovation, Economic Development, Employment and Democracy. En R. Bourque, D. Harrisson, & G. Széll (Eds.), Social innovation, the social economy, and world economic development. Democracy and labour rights in an era of globalization (pp. 7–15). Frankfurt am Main, New York: Peter Lang. — Hochgerner, J. (2009). Innovation processes in the dynamics of social change. En J. Loudín & K. Schuch (Eds.), Innovation cultures - challenge and learning strategy (pp. 17–45). Prague: Filosoia. — Hochgerner, J. (2012). New Combinations of Social Practices in the Knowledge Society. En H.-W. Franz, J. Hochgerner, & J. Howaldt (Eds.), Challenge social innovation. Potentials for business, social entrepreneurship, welfare and civil society (pp. 87–104). Berlin, New York: Springer. — Howaldt, J., Butzin, A., Domanski, D., & Kaletka, C. (Eds.). (2014). Theoretical approaches to social innovation: A critical literature review. Recuperado de http://www. si-drive.eu/wp-content/uploads/2014/11/D1_1-Critical-Literature-Review_inal.pdf — Howaldt, J., Kesselring, A., Kopp, R., Schwarz, M. (2014). Social Theory. En Howaldt, J., Butzin, A., Domanski, D., & Kaletka, C. (Eds.). (2014). Theoretical approaches to social innovation: A critical literature review. Recuperado de http://www.si-drive.eu/ wp-content/uploads/2014/11/D1_1-Critical-Literature-Review_inal.pdf — Howaldt, J., & Kopp, R. (2012). Shaping social innovation. En H.-W. Franz, J. Hochgerner, & J. Howaldt (Eds.), Challenge social innovation. Potentials for business, social entrepreneurship, welfare and civil society (pp. 43–56). Berlin, New York: Springer. — Howaldt, J., Kopp, R., & Schwarz, M. (2015). On the theory of social innovations. Tarde’s neglected contribution to the development of a sociological innovation theory. Weinheim: Beltz Juventa. Recuperado de http://www.ssoar.info/ssoar/ bitstream/handle/document/41963/ssoar-2015-howaldt_et_al-On_the_theory_ of_social.pdf?sequence=1 45 — Parte I - Capítulo 1 — Howaldt, J., & Schwarz, M. (2010). Social Innovation: Concepts, Research Fields and International Trends. IMO international monitoring. Aachen. Recuperado de http://www.sfs.tu-dortmund.de/cms/Medienpool/small_publications/ Doc_1289_IMO_Trendstudie_Howaldt_Schwarz_englische_Version.pdf — Jackson, T. (2012). Wohlstand ohne Wachstum: Leben und Wirtschaften in einer endlichen Welt. Bonn: Bundeszentrale für Politische Bildung. — Jenson, J. & Harrisson, D. (2013). Social innovation research in the European Union: Approaches, indings and future directions. Policy Review. Recuperado de https://ec.europa.eu/research/social-sciences/pdf/policy_reviews/social_innovation.pdf — Jonker, J. (2012). Sustainable thinking and acting: An inspirational book for shaping our common future. Deventer: Kluwer. — Krohn, W. (2005). Einleitung. En M. Groß, H. Hofmann-Riem, & W. Krohn (Eds.), Science studies. Realexperimente. Ökologische Gestaltungsprozesse in der Wissensgesellschaft (pp. 11–26). Bielefeld: Transcript. — Kuhn, T. S. (1996). Die Struktur wissenschaftlicher Revolutionen (13. Aulage, zuerst 1976). Frankfurt am Main: Suhrkamp. — Leggewie, C., & Welzer, H. (2009). Das Ende der Welt, wie wir sie kannten: Klima, Zukunft und die Chancen der Demokratie. Frankfurt am Main: S. Fischer. — Marg, S., Geiges, L., Butzlaf, F., & Walter, F. (2013). Die neue Macht der Bürger: Was motiviert die Protestbewegungen? BP-Gesellschaftsstudie. Bonn: Bundeszentrale für Politische Bildung. — Moore, M.-L., & Westley, F. (2011). Surmountable Chasms: Networks and Social Innovations for Resilient Systems. Ecology and Society, 16(1). — Moulaert, F., MacCallum, D., Mehmood, A., & Hamdouch, A. (Eds.). (2013a). The International Handbook on Social Innovation: Collective Action, Social Learning and Transdisciplinary Research. Cheltenham: Elgar. 46 — Jürgen Howaldt y Dmitri Domanski — Moulaert, F., MacCallum, D., Mehmood, A., & Hamdouch, A. (2013b). General introduction: the return of social innovation as a scientiic concept and a social practice. En F. Moulaert, D. MacCallum, A. Mehmood, & A. Hamdouch (Eds.), The International Handbook on Social Innovation. Collective Action, Social Learning and Transdisciplinary Research. Cheltenham: Elgar. — Moulaert, F., Martinelli, F., Swyngedouw, E., & González, S. (2005). Towards alternative model(s) of local innovation. Urban Studies, 42(11), 1969–1990. doi:10.1080/00420980500279893 — Mulgan, G. (2012). Social Innovation Theories: Can Theory Catch Up with Practice? En H.-W. Franz, J. Hochgerner, & J. Howaldt (Eds.), Challenge social innovation. Potentials for business, social entrepreneurship, welfare and civil society (pp. 19–42). Berlin, New York: Springer. — Ogburn, W. (1969). Erneute Betrachtung des Problems der sozialen Evolution. En H. Maus & F. Fürstenberg (Eds.), Soziologische Texte. Band 56. William F. Ogburn. Kultur und Sozialer Wandel. Ausgewählte Schriften. Herausgegeben und eingeleitet von Otis Dudley Duncan (pp. 50–67). Neuwied, Berlin: Luchterhand. — Phills Jr., James A., Deiglmeier Kriss, & Miller Dale T. (2008). Rediscovering Social Innovation. Stanford Social Innovation Review, 6(3). — Rorty, R. (2008). Philosophie als Kulturpolitik. Frankfurt am Main: Suhrkamp. — Rückert-John, J. (2013). Die Nachhaltigkeit der Debatte um soziale Innovationen - Innovationsschub für den nachhaltigen Wandel. En J. Rückert-John (Ed.), Soziale Innovation und Nachhaltigkeit. Perspektiven sozialen Wandels (pp. 289–307). Wiesbaden: Springer VS. — Rüede, D. & Lurtz, K. (2012). Mapping the various meanings of social innovation: Towards a diferentiated understanding of an emerging concept: EBS Business School. Recuperado de http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_ id=2091039 — Schumpeter, J. A. (1964). Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung. Berlin: Duncker und Humblot. 47 — Parte I - Capítulo 1 — Stehr, N. (2007). Die Moralisierung der Märkte: Eine Gesellschaftstheorie. Frankfurt am Main: Suhrkamp. — Tarde, G. (2009). Die Gesetze der Nachahmung (Vol. 1883). Frankfurt am Main: Suhrkamp. — Vienna Declaration. (2011). The Most Relevant Topics in Social Innovation Research. Concluding resolution provided by the conference “Challenge Social Innovation. Innovating Innovation by Research – 100 Years after Schumpeter”. Recuperado de http://www.socialinnovation2011.eu/ — Welzer, H. (2013). Selbst denken: Eine Anleitung zum Widerstand. Frankfurt a.M: S. Fischer. 48 — Parte I - Capítulo 2 CAPÍTULO 2 ¿PoR qué Se neceSiTaRía de la innovación Social? Saül Karsz1 Doble interrogante que debemos considerar. En primer lugar, la que ya está puesta en el presente artículo y que hace referencia a una cuestión de principios. Ella no está relacionada con las innovaciones que deberíamos introducir o los eventos a cambiar, sino más bien con la pregunta acerca de la necesidad misma de cualquier innovación social, es decir, ¿por qué y cómo la innovación social debería considerarse como necesaria, útil, prometedora o, a lo mejor, todo lo contrario? Esta pregunta llama a la segunda interrogante: ¿cuáles son las características más signiicativas de lo que estaríamos entendiendo por “innovación social”? ¿Cómo y por qué un acto, una medida o un artefacto se pueden hacer relevantes o no en la innovación social? Esta doble interrogante busca dirigirse hacia un resultado único: que la temática de la innovación social no cuenta con una única evidencia; su enunciación estaría sufriendo cuando se la gloriica, o, a modo de revancha, cuando se la descaliica. Esta usual categoría se revela perfectamente de forma enigmática, en la medida en que ella requiere ser deinida de la manera más rigurosa posible. Es una condición sine qua non: para poder comprender por qué necesitamos o no de la innovación social o por qué algunas son alabadas y otras simplemente detestadas. En tal sentido, la ventaja que podemos destacar, al menos en parte, es rastrear a aquellas innovaciones que aparecen habitualmente en escena. Pistas Un vasto campo de artículos, estudios, coloquios, enciclopedias o discursos desarrollan, en sus distintas modalidades, deiniciones disparatadas en torno al concepto de la innovación. A lo mejor sería más simple elaborar una lista de todas aquellas 1 Saül Karsz es académico, Universidad París V, Francia. Doctor en Filosofía, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Doctor en Sociología, Universidad de París, Francia. 50 — Saül Karsz profesiones que toman en cuenta dicho concepto en vez de detallar sus variadas apariciones en las áreas comerciales, políticas, económicas, administrativas y discursivas. Lo que debemos tomar en cuenta es que estamos en presencia de una categoría que es transversal: si todo el mundo (o casi) le tiene una alta estima, es muy probable que para cada uno de ellos la innovación en cuestión esté acreditando sus contenidos, que si bien pueden no ser idénticos, al menos mantienen un cierto parecido. En tal sentido, el testimonio positivo que una corriente o escuela de pensamiento tiene respecto de una innovación, puede ser para otras vistas como regresivas. ¿Sería más precisa la innovación caliicada de “social” que la innovación sola? ¡Nada menos seguro! Si este concepto se vincula a las distintas profesiones o áreas relativamente delimitadas, tan pronto conectada a la innovación, el enigma de esta va ganando mayor consistencia y claridad. Una innovación social es, en consecuencia, un tipo particular de innovación, distinta a la innovación artística, a la innovación política o a la técnica, ellas se desenvuelven muy bien en el mundo social, obedeciendo a causas sociales para inducir efectos sociales, aunque ellas no sean enteramente sociales. La “Innovación Social”: he aquí una evidencia o, más bien, una ceguera compartida. Con esta imprecisión constitutiva o estructural, ¿tiene la innovación social efecto sobre las experiencias concretas? ¿Quién las reclama? Esta enumeración –incompleta en cualquier caso– no equivale a no poder identiicar sus inquietudes, ya que la multiplicidad de registros y posicionamientos son una apuesta bien acogida y reservada a esta categoría. Su carácter enigmático y las malas interpretaciones que la rodean dan como resultado que sus usos sean heterogéneos, garantizando así una extrema difusión. En síntesis, la innovación social está endeudada de sus anibologías, es decir, de poder entender tantas condiciones sine qua non de signiicaciones. En suma, el concepto de innovación social no se lo entiende del todo bien. Una categoría histórica Las sociedades capitalistas hacen de la innovación social un valor positivo. Es observada como una condición necesaria para su funcionamiento económico, político e ideológico. Un ejemplo al contrario es el regreso a los métodos de producción y a sus modalidades de consumo que el capitalismo ha intentado borrar o reducir en 51 — Parte I - Capítulo 2 pequeña porción para hacer de ella una forma de innovación (yogurt a la antigua). Innovar consiste en hacer como antes. En ella se juega una marcada diferencia con las sociedades previas al capitalismo: la innovación estaba, sino como un accidente del camino, al menos como una experiencia que no era transformada a priori a partir del aura progresista. Ella se encontraba más cerca de la blasfema que de lo normal, es decir, de lo que se necesitaba. En muchas sociedades del pasado, pero también en muchas del presente (sobre todo con un fuerte timbre religioso), la repetición, el respeto a las tradiciones y la ritualización de la vida cotidiana estaban en orden, como la antítesis de la innovación. Este anclaje en los valores y en las prácticas de las sociedades capitalistas constituye una de las razones históricas y políticas del despliegue positivo de esta categoría. Categoría que en efecto es política. Habría entonces que subrayar que las sociedades capitalistas no promueven cualquier tipo de innovación o no las promueven a cualquier precio. Dejemos de lado el mito etnocéntrico de las sociedades capitalistas de que por esencia se oponen a las sociedades tradicionales, vistas estas últimas como estáticas. Es entonces en términos de tendencias que conviene razonar más que en términos de alianza, sin menospreciar las contradicciones que constituyen la savia de la vida o el motor de los veredictos, de los avanzados. En general, ningún culto de la innovación caracteriza al capitalismo. Ni el progreso ni la evaluación ni la calidad en general lo deinen. En ese sentido, la innovación social podría ser exitosa en muchas áreas de la existencia individual y colectiva, ya que permitirían facilitar la situación de millones de personas, pero sus implementaciones difícilmente tienen efecto. A veces validadas, en poco tiempo son rápidamente sepultadas, por ejemplo, al no proporcionar los relevos suicientes para su operacionalización. Hay preferencias sobre distintos tipos de innovación, las cuales ponen en marcha ciertas orientaciones distintas a las de aquellos poderes que se consideran como intangibles o indiscutibles. Generalmente, las innovaciones que se promueven son aquellas que, además de sus intereses y factibilidades, van también en la búsqueda de la perpetuación de la organización social existente. La pregunta que se desprende de esto tiene que ver con la idea de si una innovación es rentable, de preferencia hacia las que se implementan a corto plazo. Tratando de hacer un mejor uso de los recursos disponibles, esta “mejora” se entiende desde una perspectiva de reproducción ampliada de los intereses, de los pri- 52 — Saül Karsz vilegios y de las subordinaciones existentes, lo que no excluye los compromisos, las negociaciones y las concesiones, con la condición de no cuestionar mucho el orden establecido o de no dudar tanto de su carácter indispensable o insuperable. Por ejemplo, hubo un eslogan célebre que se podía resumir de la siguiente manera: “cambio en la continuidad”, en el cual la preposición en es la palabra clave, al ser un puente entre los dos extremos del enunciado, limitándose a su vez el uno del otro. Como objetivo, desafío y pretexto para las coaliciones y confrontaciones, la innovación es una práctica comprometida inscrita en un sistema socio-político. Este último puede promoverla porque les funciona, o bien, la juzgan por ser muy disidente. Este punto es importante, sobre todo en los sistemas llamados democráticos, en los cuales no es la disidencia lo que se visualiza como problema, o al menos no siempre, pero su contenido o alcance hace que la disidencia no pueda ser retomada de alguna u otra manera. Ella no puede quedar como parte de su anacronismo y como prueba de la capacidad del sistema de poder retroceder. Por ejemplo, lo “revolucionario” hoy en día no es solo un caliicativo, sino también el nombre de los diferentes productos de consumo masivos. Una última observación que debemos considerar. Esta relación entre la innovación y la organización social está lejos de ser inequívoca. Toda innovación no se dirige mecánicamente en el sentido de una reproducción pura y simple de los sistemas existentes, como si ellas pudiesen mantenerse en un estado de la sencillez extrema, teniendo en cuenta que también podrían ser más o menos subversivas. Esto conirma que, en todos los casos, la innovación no es ni ideológica ni políticamente neutra, así como tampoco lo es su propia validez o rechazo. Parámetros Retomemos ahora la pregunta que formulamos en un principio: ¿por qué necesitaríamos de la innovación social? Estamos en presencia de una confesión y luego un recordatorio. Confesión: que la innovación sea necesaria implica que las instituciones existentes, las prácticas y las distintas modalidades de ejercicio profesional que se realizan en ellas no se adecuarían completamente al objeto que les pertenece. En otras palabras, no se adecuarían del todo o, a decir verdad, no se adecuarían para nada. Se requiere de la innovación ya que la redundancia vigila todo lo que existe en ella, como por ejemplo cuando hay monotonía, que muchas veces resulta ser el precio de su durabilidad. 53 — Parte I - Capítulo 2 Recordatorio: se requiere de la innovación ya que las instituciones y las prácticas no pueden ir más allá de las “tres imposibles tareas” indicadas por Freud: “gobernar, educar, curar”, o de la cuarta, en otra obra del mismo autor: “psicoanalizar”. Estas tareas pueden ser perfectamente viables, indispensables y útiles, pero también serían utópicas, ya que no alcanzarían integralmente sus ines, no pudiendo hacerse cargo de las persistentes insatisfacciones. El director, el trabajador social, el psicólogo, el educador, el gobernador: todos están condenados a fracasar más o menos en sus objetivos, puesto que, por intentar hacer todo lo que dicen, terminan haciendo otra cosa o, a veces, haciéndolo peor. Ni los unos ni los otros estarían a la altura de las necesidades de la gente que se supone debería beneiciarse de ellas: es imposible que puedan llenar todo los hoyos, que puedan efectuar todas las reparaciones o que puedan comprender lo que efectivamente les pasa a los niños, a los jóvenes, a las familias, a los grupos sociales. Y esto no se debe solamente a las urgencias o al aumento de horas laborales producto de esta locura organizacional que impregna un número muy alto de instituciones: sus limitaciones efectivamente reales autorizan explicaciones parciales que muchas veces desembocan en puras excusas. Los discursos éticos, muy de moda hoy, deberían estar pendientes y ser tomados en cuenta. Deberíamos tener mucha prudencia cuando hablamos de “beneiciarios”, ya que esta nominación representa un deseo un poco piadoso: apostamos a que la gente de la cual nos ocupamos estará mejor después de una intervención. Puede que esta apuesta sea probable, pero no posee ninguna garantía. Cualquiera que haya frecuentado un poco los estudios sobre psicoanálisis sabrá que uno no puede fabricar la alegría de la gente, sobre todo desde los espacios en los que se desenvuelven; aferrarse a ello constituye un procedimiento un poco más sospechoso o, más bien, inquietante. Cuando se trata de hacerle el bien al otro, sobre todo a sus dependientes, sucede que a veces somos capaces de ir muy lejos. Puede que a la gente le vaya menos mal, lo cual es un gran logro, pero por múltiples razones subjetivas y objetivas, la autorrealización, la cura o la solución a los problemas económicos coniguran ideales que son tan exaltantes como las decepcionantes realidades. En síntesis, la innovación se ha vuelto necesaria ya que no hay un “buen” director, un “buen” psicólogo o un “buen” educador. Hay profesionales menos malos que otros o menos aferrados a las evidencias u otras impurezas del sentido común. 54 — Saül Karsz Destinatarios explícitos y destinatarios implícitos Esta es una distinción que nos puede ilustrar cosas muy interesantes. Los destinatarios explícitos son los públicos acogidos en los dispositivos innovadores o a quienes las iniciativas innovadoras están destinadas. Los destinatarios explícitos son los públicos acogidos. Son los receptores inmediatos que, en su calidad de beneiciarios, pueden esperar que las innovaciones puedan adaptarse a la mejora de sus necesidades, son innovaciones a su favor. Innovaciones virtuosas, de cierta manera. A estos destinatarios directos se agregan otros que son tanto explícitos como implícitos y que no siempre están en primera línea: las familias, los vecinos, el grupo social. Las innovaciones sociales no se dirigen a uno o varios individuos aislados, sino más bien hacia los representantes, hacia el portavoz y emisarios de los colectivos familiares o sociales. Todos estos personajes son tanto más numerosos que la categoría de la innovación, en cuanto a que esta última no es empleada desde una concepción unilateralmente positiva, como si ella fuese siempre agradecida y reconocida por los beneiciarios. En efecto, las ventajas y debilidades no son las mismas para todos los destinatarios, tanto directos como indirectos. Algunos sufren con las innovaciones mientras que otros toman partido de ellas, tal como ocurre con el alejamiento decidido por la autoridad de un joven delincuente con respecto a su familia, a su banda, a su barrio –distanciamiento positivo, en cambio, para los pequeños comerciantes o para los conductores del transporte común. Esta enumeración de los destinatarios quedaría excesivamente incompleta al faltar nombrar aquellos que imaginan u orientan a las innovaciones –sus destinatarios implícitos son los educadores, los directores de establecimientos, los psicólogos, los que toman decisiones administrativas y los políticos. En otras palabras, se requiere de la innovación para volver a motivar a los equipos de trabajo, para renovar las ideas institucionales, para gatillar estímulos en el trabajo y poner adelante el espíritu de la iniciativa. Las innovaciones, sociales o no sociales, sirven para desencajar el deseo de los emprendedores innovadores y estimularlo hacia los destinatarios. Anécdota signiicativa: tiempo atrás trabajaba en un Servicio de Asistencia Social para la Infancia, en donde podía asegurar una formación de dos jornadas consecutivas mensuales. Un día, varios educadores me pidieron ayuda para poner en 55 — Parte I - Capítulo 2 marcha un servicio telefónico para los adolescentes y así trabajar con ellos como voluntario fuera del horario de trabajo. Este servicio debía garantizar una amplia libertad de acción, más allá de las tutelas administrativas (creo que era un banco quien inanciaba los gastos telefónicos). Habíamos trabajado más de seis meses: misión y visión del servicio, tipo de escucha, modalidades de compromisos de cada participante, relaciones entre los colegas, mecanismos para la toma de decisiones o para las estructuras oiciales, etc. Meses después, en un reencuentro, los educadores me comentaron que habían recibido muy pocas llamadas telefónicas, lo que no quitaba que de igual forma el personal se comportara de maravilla. Trabajando en las tardes y aprovechando las pocas llamadas, sus jornadas laborales se enriquecían de esta experiencia efectivamente innovadora, aunque eminentemente virtual. Como resultado, durante el día se permitían libertades, lo que esto anteriormente no era posible. Se autorizaban innovaciones que en un principio nadie (exterior) podía aceptarlas –se servían de una eicaz excusa para localizar o alejarse efectivamente de las prohibiciones. Una tensión insuperable Es difícil deinir e identiicar los alcances del concepto de la innovación. Pero para ello debemos pensar en dicho concepto sobre la idea de un continuum marcado por binomios y antinómicos del tipo “riesgo-reciclaje”, “subversión-reacomodamiento” o también “irrupción-institucionalización”. El binomio original sería “reforma–revolución”. En este continuum, ningún lugar está reservado a su propia innovación. Esta no se identiica con ninguno de los términos o de los binomios, pero sí con su dinámica. Implica, en otras palabras, que las tensiones y contradicciones unen y separan los componentes. No es puramente riesgo ni reciclaje de las lunas antiguas, sino más bien dialéctica del uno y del otro. Es por ello que hablamos de una tensión insuperable: cada innovación concreta se apoya sobre los componentes de los binomios –pero ninguna innovación puede situarse fuera de sus montajes antagónicos. El lugar propio de la innovación es el camino ininterrumpido de su continuidad, es el ir y venir que acentúa en su dinámica a uno u otro de sus componentes. Detallemos este movimiento. La innovación supone una toma de riesgo(s); ella siempre está ligada a la aventura y a la invención. Ciertamente, vale mejor realizar 56 — Saül Karsz estudios o relexiones rigurosas para tener en cuenta los posibles costos que preceden a la implementación concreta de una innovación. Pero, sin ánimo de ofender a los directivos, gerentes y otros soñadores de la transparencia, no todo es previsible o calculable ni decible. No siempre es por la impredictibilidad que la innovación no consigue parecerse a la innovación prevista. Ello se debe a muchas razones. La innovación solicita un conglomerado de múltiples actores, implícitos y explícitos. Puede haber reticencia, rechazos y hasta sabotaje por parte de los receptores. Por ejemplo, de esos beneiciarios que no desean beneiciarse de los cambios reales y/o imaginarios inducidos por la innovación, que le temen y que no ven por qué tendrían que alterar su modus vivendi, es decir, dudan de las capacidades y de la sinceridad de los organizadores que buscan llevar a cabo dicha experiencia innovadora sin mucho daño –que a veces puede constituirla como el objetivo último. En este conglomerado están los innovadores, sus deseos, sus compromisos profesionales, sus orientaciones políticas, sus inquebrantables convicciones o su incomprensible cinismo en cuanto a los lagrantes beneicios de sus propuestas. Está el precavido interés de las tutelas, los consejos de los inancieros, las demandas esclarecedoras o fórmulas que no siempre se justiican. Last but not least, el escollo por excelencia viene de su implementación, de sus avatares, de sus desconocidos, de sus sorpresas inexorables –las resistencias, las persistencias y la durabilidad de lo real. Es por ello que la innovación efectivamente lograda se revela de forma peor o mejor que aquella innovación que debía ver la luz. La toma de riesgo en una innovación puede hasta desencadenar efectos subversivos, en términos de transformación entre el profesor-estudiante, médico-paciente, servicio administrativo-usuarios. Ella puede rectiicar su lugar efectivo y/o imaginario de los directivos o de los dirigentes en el funcionamiento institucional, introduciendo mutaciones de fondo y de forma; ella puede acentuar el punto de vista democrático en los funcionamientos administrativos y organizacionales. Al otro extremo, la innovación sirve para reciclar, actualizar, poner de nuevo los vínculos interpersonales, las habituales instalaciones, los viejos procedimientos. Las prácticas en curso podrían ser rebautizadas en términos de lo nuevo, como supuestamente más moderno. Por ejemplo, en vez de decir “persona”, decimos “sujeto”, pero sin imaginar que este (neurótico o psicótico, pobre o rico, francés o extranjero) pueda tomar en sus manos —por parte, al menos (como el educador)— lo que es bueno para él. Cambiamos la palabra, no la cosa. De igual forma, 57 — Parte I - Capítulo 2 si a veces los cambios de nomenclatura hacen posible un poco de aire fresco para poder ventilar el invernadero de nuestras convicciones. Hay algo ahí que podríamos satisfacernos del eslogan neoliberalista que dice: “¡Haz más recursos idénticos, y por qué no disminuirlos!” En la medida en que toda innovación contiene riesgo e incluso efectos subversivos y de reciclaje, las situaciones aparentemente curiosas se hacen más comprensibles. Así, cuando la innovación puesta en marcha no se adecúa a la innovación prevista, implica que el foco de atención en los hombres, al alero del riesgo, hace subestimar la idea de “el arte de acomodar los restos”. Esta se devuelve luego de la implementación en la que los promotores la validan como una piedra preciosa, siendo todo lo contrario a lo que se esperaba de los destinatarios. Del mismo modo, cuando se toma suicientemente a la dimensión subversiva, es decir, cuando tenemos ciertas diicultades para identiicar las fórmulas que ya han sido inventadas. Queda la hipótesis de un entorno que se vincularía con cada elemento de su peso. ¿Cómo hacerse cargo de las tensiones y contradicciones que van y vienen en un supuesto entorno estable? Después de todo, si su deinición no se entiende es porque buscamos situar a la innovación más allá de los movimientos en la que no tendrían estrictamente ningún sentido, ninguna consistencia. Una contradicción constitutiva La innovación irrumpe no necesariamente cuando se la espera, modiicando hasta cierto punto lo que había hecho hasta ese momento. No sabríamos invitar una innovación, programarla y reservarla en un lugar esperando que no desborde: la única posibilidad, que no es menor, es la de tolerar que ella misma se invite e intentar reaccionar con ella. Si la innovación rima con transgresión es porque es poco conveniente, razonable o políticamente correcta. Hasta la desconianza que ella inspira puede, a su vez, ser un cumplido de la que la honran. Y, al mismo tiempo, condición sine qua non de su ejercicio, la innovación puede perdurar únicamente si toma lugar, instalándose de una vez por todas y expulsando una parte de aquellas construcciones que se encontraban en un principio. Está obligada a arraigarse. Lejos del romanticismo del acto libre o de la intuición milagrosa, la innovación no subsiste hasta que se convierte en un modelo a seguir o un ideal a ser logrado. “Sea espontáneo, es un orden”: este es el orden paradojal que anima 58 — Saül Karsz a la innovación. Es lo que explica el hecho de que, a causa de las transgresiones mayores o menores que su irrupción entrena, ella no tiene más que un rayo inesperado que rompe con el ordenamiento inmutable –hay una historia de la innovación o de las innovaciones que están maniiestas o latentes. Por ello, se requieren de condiciones para que una innovación se lleve a cabo y pueda subsistir –independientemente de la conciencia de sus portadores y de sus detractores. La cuestión de las condiciones objetivas es aquí la de la implementación y no solamente la del genio que la inventa. En México, durante más de medio siglo, se encontraba en el poder el Partido Revolucionario Institucional (PRI): desviando las normas, inesperadamente, logra transformar los vínculos entre la gente. Institucional: instalado, seguro de él, dominante, preocupado de permanecer ad vitam aeterman. Estos dos componentes, en conjunto, caracterizan muy bien a la dialéctica de la innovación. Moralidad: las innovaciones se renuevan constantemente, sus contradicciones representan a su vez a las condiciones de su existencia; necesitan instalarse para desarrollar aquello de lo que son capaces. Pero una vez instaladas progresivamente, dejarán de ser innovadoras. Entonces de nuevo tenemos que inventar otra cosa, a veces contraria a las innovaciones de antaño. Es en ocasiones el drama para la apuesta de los pioneros políticos, artísticos, cientíicos u otros. Esta otra cosa a ser inventada no es forzosamente un nuevo dispositivo. Bien sea aquellos educadores intentando crear un espacio experimental en las tardes, a in de escuchar de forma distinta a lo que escuchan de los adolescentes en su jornada laboral. La innovación consiste entonces en poder revisitar las prácticas que ya tienen lugar, de revisar sus presupuestos para ofrecer vías alternas y evitar espejismos de lo que se sostiene como obvio. No se trata de reacomodamiento, oposición a las nuevas etiquetas sobre los viejos productos; se trata más bien de aquel pasaje vivido por lo conocido, de la toma de distancia y de la implementación en perspectiva, de la apertura de lo posible. Se trata de esclarecer el carácter ciertamente no natural e intocable de esta o aquella práctica, institución o certeza –a este título, como cualquier otro, esta modalidad de innovación convoca apoyo y resistencia. Entre la estructura y coyuntura Los argumentos anteriores describen elementos clave de su estructura que, como denominadores comunes, se encuentran en principio en las distintas formas de las 59 — Parte I - Capítulo 2 innovaciones particulares. En tal sentido, enfatizamos de nuevo en el hecho de que esta estructura no tiene la consistencia de un lugar exclusivo, sino más bien un vínculo dinámico entre sus componentes donde ellas mismas son antagónicas. Proponemos una especie de brújula para poder comprender que una innovación puede envejecer las percepciones, analizar sus divergencias y conllevar a efectos objetivos que pueden ser disparatados. Según su proximidad en el polo de la subversión o en el polo del reacomodo, o aún más en el binomio reforma-revolución, la innovación cambia hasta representar sus realidades opuestas. Por ejemplo, un golpe militar de Estado es una innovación que estaría orientada en el polo de la subversión o bien de la revolución; evento inédito que no se limita a la pura represión de lo existente. Es entre esta proximidad o alejamiento en que se distribuyen sus partidarios o sus opositores. Sin embargo, los opositores a esta innegable innovación no abogan tanto por la restauración o la tradición, a diferencia de sus partidarios, quienes a menudo no muestran una marcada inclinación hacia la frescura y lo novedoso. El desmantelamiento del Estado de Providencia constituye sin duda una mutación de fondo y de forma –así como su defensa. Cualquiera que sea la posición tomada en torno al neoliberalismo, admitirá que esta constituye un proceso revolucionario que es a la vez económico, político e ideológico –apelación en la que el socialismo ya no sostiene exclusividad. Un último caso: los regímenes han logrado apropiarse de los leitmotivs como “modernidad”, “progreso” y por supuesto “innovación”, haciendo a los sindicatos, los partidos políticos y las corrientes progresistas héroes de sus propios signiicados opuestos –etiquetas de las que no siempre se puede uno librar. ¿qué deducimos? Nos queda claro que, en la medida en que avanzamos a partir de la supuesta apariencia del término de la “innovación” y de sus prácticas, poco a poco va dando lugar a una complejidad conforme a las realidades heterogéneas que reciben de esta etiqueta. Estaríamos tentados a decir que hay innovación e innovación –no del todo cierto ni falso, distinción que presupone una imposibilidad absoluta a partir de la cual se juzga a las diferentes modalidades concretas de la innovación. Como un hecho insuperable, toda innovación es a la vez positiva, verdadera, auténtica para sus defensores, como falsa e incoherente para otros. 60 — Saül Karsz El tema me parece más bien simple. Se trata de no confundir la estructura de la innovación en general, enunciada en singular y, por otra parte, las diferentes coyunturas, en el seno de las cuales la pluralidad de innovaciones ven la luz y son puestas por sobre aquellas opiniones que las rechazan. Signiica entonces que nadie está a favor o en contra de la innovación en general, sino más bien en contra de sus modalidades en el tiempo y en el espacio. Tratar a la innovación como general es también tratar a una o varias innovaciones especíicas. Signiica arrojarse al monopolio de la innovación, supuestamente verdadero, para borrar a los determinantes socio-políticos de la innovación particular que esta promueve –es ponerse una máscara y hacer pasar esta por aquella. En síntesis, no existe innovación adjetivada (más que todo, implícitamente). Sus referencias y procedimientos técnicos divulgan esta adjetivación, con la que ellos constituyen el brazo armado. De ello resulta que, en esta materia, todo punto de vista está, ideológicamente hablando, necesariamente dirigido. Son concepciones y prácticas sobre la sociedad en donde las diferentes innovaciones toman forma como futuro deseado –o bien odiado– de sus posturas educativas, de sus relaciones de género, de sus coniguraciones psíquicas que son quebrantadas o consolidadas. Se entiende así su carácter tanto positivo o negativo de las innovaciones propuestas o impuestas. El rechazo o la defensa de una innovación comportan la negación o la revancha de la adhesión a las concepciones o prácticas en la cual la innovación es el vocero, la puesta en actos o el soporte. Es inalmente lo que atacamos o lo que impulsamos por la innovación impuesta. Esta observación debería permitir no clasiicar como “primitivos” a los individuos y grupos que rechazan una innovación, o como “modernos” a aquellos que las inventan sin mucho escrúpulo: la innovación es un objeto pero también una apuesta. La estructura de la innovación, en general, es aquella que contiene una lógica, siendo su existencia teórica y epistemológica, en tanto que las innovaciones efectivas y materiales, siempre particulares, revelan lo real de la historia social. La estructura permite aventurarse en las modalidades socio-históricas como principio de orientación de estas últimas, para identiicar lo que tratan de buscar, con el riesgo que ello implica. Es lo que podríamos encontrar para relevar o no a la innovación. Pero lo que hallamos es el análisis de cada coyuntura y de cada innovación en especíico. Solo la toma de partido (esquemáticamente: “por” / “contra”) puede hacer 61 — Parte I - Capítulo 2 interpretar sus ventajas y sus inconvenientes. Le quedará al trabajo teórico explicar sus distintas dimensiones, sus componentes y oposiciones o convergencias, a in de poder dibujar un panorama que sea lo más completo posible de sus desafíos y posibilidades, detallando los elementos estructurales. Dos tipos de desviación El juego dialéctico entre estructura y coyuntura hace crecer otro parámetro que, según el caso, lo refuerza o lo cuestiona. Se trata de dos tipos típicos de construcción de innovación. Innovar por: es una modalidad de innovación que podemos considerar como la más práctica o la más eicaz. Con ella perdemos un tiempo mínimo en concertaciones, asambleas, rectiicaciones, reescrituras, etc. Se trata de la innovación como dictado. La condición inevitable: poder contar con aquellos beneiciarios no muy inquietos, que haya disposición para tutelas, que consientan, que haya equipos bien comprometidos. En ella llegan sus partidarios sinceros e interesados en el proyecto, exclamando: “¡Vuestro proyecto innovador es muy interesante!” Distanciados reconocen el proyecto. Pero no es de asombrarse que, a pesar del apoyo a mediano plazo, terminen no apoyando el proyecto. Cierto, no es fácil consultar a los residentes psicóticos, ya que podrían no comprender de lo que estamos hablando. Puede que sí, puede que no. Como los educadores, como los directores, etc. Innovar supone entonces una mutación de la representación que nos hacemos de la gente que se dice estar en diicultades y de sus estatutos en los establecimientos. Innovar con: en las instituciones sociales, aquellos que poseen serios obstáculos de comprensión no son siempre los públicos acogidos. También se dirige para cierto personal administrativo confrontado a situaciones que no entran en sus rutinas habituales. Es por ello que se trata de apoyar sin cesar las condiciones de manifestación de todos y cada uno, sosteniéndose en el cuadro legal sin contentarse. La implementación de un proyecto innovador gana, a su vez, indivisibilidad de su misma prueba, su puesta en perspectiva o crítica ininterrumpida –lo más argumentada posible. ¡Después de todo, no olvidemos que la innovación se ha hecho necesaria también para los innovadores! Innovar con: revisitar periódicamente los ideales, las evidencias, los funcionamientos. Hacer del trabajo clínico un componente regular de trabajo institucional, 62 — Saül Karsz de arriba a abajo en el organigrama. Acentuar lo que la innovación tiene como aventura, que tiene un camino anti-rutinario. Recordar que ninguna innovación sabría pretender ser ideológicamente neutra, aunque ella tome forma de artefacto. Es por ello que no debería contar con militantes dedicados o con feroces adversarios. Este trabajo de acompañamiento de la innovación da pie a críticas, divergencias y desacuerdos en todo lugar. Puesto que, contrariamente a lo que algunos pretenden, este trabajo no atrasa para nada la implantación efectiva de la innovación, sino solo su anclaje dogmático. Si la apuesta democrática es el síntoma por excelencia de una innovación social, este síntoma entonces merece estar fuertemente conservado y fortalecido. 63 — CAPÍTULO 3 UNA INNOVACIÓN CRÍTICA PARA ENFRENTAR LA DESIGUALDAD Teresa Matus1 César Mariñez2 Este proyecto FONDEF se enmarca en una línea de investigación de largo alcance: aportar a la construcción de una conceptualización crítica en materias de innovación social y proponer un instrumental de evaluación que permita la observación de los niveles de calidad de la oferta en las políticas públicas y los programas sociales. En este escrito se desarrollan tres aspectos de esta tarea: i) Lejos de Condorcet: un cambio de lógica en el concepto de innovación social; ii) Desafíos para una evaluación social ante las paradojas de la desigualdad; iii) Aportes para una innovación social efectiva. 1. Lejos de Condorcet: un cambio de lógica en el concepto de innovación social En una entrevista a Die Zeit sobre el diagnóstico social después de la crisis, Habermas sostenía que la enseñanza del colapso del sistema inanciero, de las opacas relaciones entre dinero y política, de sus enormes consecuencias para los ciudadanos es, justamente, que el foco en la innovación social se hacía urgente y que era la política pública la encargada de propiciar formas más equitativas para el bien común: 1 Teresa Matus es doctora en Sociología, IUPERJ, Rio de Janeiro. Doctora en Trabajo Social de la UFRJ, Brasil. Actualmente es directora de Trabajo Social en la Universidad de Chile. Miembro fundador de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas. Miembro fundador de la Red de investigadores en Trabajo Social. Ha desarrollado una línea de investigación sobre innovación social y modelos de gestión de calidad para programas sociales (Proyectos Fondef Do7I1143 y Fondef IDeA IT13I10020). Email: teresamatus@u.uchile.cl 2 César David Mariñez Sánchez. Asistente de gestión académica y de investigación, Trabajo Social, Universidad de Chile. Candidato a Doctor en Filosofía con mención en Política y Moral y Magíster en Análisis Sistémico Aplicado a la Sociedad (MaSS), Universidad de Chile. Licenciado en Relaciones Internacionales, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), México. Email: cdmarinez@u.uchile.cl 64 — Teresa Matus y César Mariñez “Lo que más me intranquiliza es esa injusticia social que pone el grito en el cielo. Esa consiste en que los costos socializados del fracaso del sistema afectan con más fuerza a los más débiles. En estos días, la masa de aquellos que de todos modos no pertenecen a los ganadores de la globalización, tienen que acarrear de nuevo con las consecuencias económicas reales de las predecibles fallas de funcionamiento del sistema inanciero; y esto no en el sentido que lo hacen los dueños de acciones con sus valores, sino en la moneda dura de su existencia cotidiana”3. Para enfrentar lo anterior no basta invocar cualquier concepto de innovación social. Este se ha convertido, en sus versiones más hegemónicas, en una noción que potencia la innovación de productos, de tecnologías, pero no de innovaciones sociales al servicio de la gente. De allí que este proyecto FONDEF se encuentre lejos de Condorcet y su lógica del progreso tecnológico, lejos de la idea de innovación como simple potenciación de productos y tenga ainidades electivas con el proyecto Si-DRIVE, que busca comprender mejor la relación entre innovación social y cambio social4. Desde raíces conceptuales cercanas a Benjamin, la innovación social efectiva ISe se caracteriza por tres énfasis: Una destrucción creativa: donde se trata de poner en acción un pensamiento negativo. En este sentido, busca entender que la innovación surge de las catástrofes: “la innovación es un pensamiento catastróico para una época en crisis”5. Para Walter Benjamin, el tiempo nuevísimo de la modernidad representa una oportunidad de transformación, de la redención del presente en lo que él identiicaba como el ahora. El tiempo nuevo, la conciencia moderna, sin embargo, ha implicado una distancia cada vez mayor entre la experiencia del presente y el horizonte de expectativas del futuro. De allí que la inversión temporal propuesta por Benjamin a través de las imágenes dialécticas, signiica un acercamiento de la experiencia presente con el horizonte de expectativas no cumplidas del pasado, para provocar des3 DIE ZEIT, 06.11.2008 Nr. 46 Conversación conducida por Thomas Assheuer [http://www.zeit. de/2008/46/Habermas] 4 Para un mayor análisis se remite al texto editado por Jürgen Howaldt, Anna Butzin, Dmitri Domanski y Christoph Kaletka Theoretical approaches to social innovation. SI Drive (Social innovation: driving force of social change) TU Dortmund, September, 2014. 5 Benjamin, Walter. Obras completas. Libro de los pasajes. Iluminaciones I. Editorial Tecnos, Madrid, 2012. 65 — Parte I - Capítulo 3 de ellas un despertar de futuro. Diseñar una historiografía a contrapelo, donde se muestre esta dialéctica crítica con imágenes que son un relámpago en un momento de peligro. Benjamin analizó en el origen del drama barroco alemán y en sus tesis sobre la historia; es posible deducir de sus escritos y trazar la innovación como una constelación. Ella permite sustituir la lógica clásica, yendo más allá de idealismos y positivismos, porque representa lo que el concepto ha amputado, reuniendo los conceptos alrededor de la cosa histórica. Esto no es un dispositivo hermenéutico, ya que la dialéctica en suspenso de Benjamin libera la dinámica que encierra. Como sostendrá Adorno, “es algo así como el hervidero que el microscopio descubre en la gota de agua”6. De este modo, el despliegue de una constelación saca a la luz lo que se perdió. La constelación remueve la historia detenida, mediante conceptos que asumen una particular como algo a descifrar. “El objeto que para Kant es algo constituido por formas de intuición y categorías, la cosa en sentido inmanente, es en Adorno algo constituido por la intuición y el concepto”7. Hay una concepción arqueológica hecha con materiales diversos en Adorno y Benjamin, que se apoyan en los detalles que escapan a lo general, pero que trazan pistas históricas para buscar continuidad en las rupturas. En ello no solo se diferencian de la ilosofía de la historia hegeliana, sino también de la arqueología foucaultiana. En Benjamin, ningún objeto aparece como mera facticidad. Toda inmediatez está mediada por los conceptos. Asimismo, no hay concepto sin objeto. Y todo objeto es siempre más que su concepto. Él guarda una historia acumulada. Por eso para Benjamin “se trata de reavivar la vida coagulada en las palabras”8. Esa noción de despertar histórico es la que también asume: “la naturaleza titila ante sus ojos como tránsito del despertar. Sobre la máscara de la naturaleza está escrito historia, en la escritura cifrada del tránsito”9. Una posibilidad dentro de estas lógicas negativas se conigura mediante el uso de la innovación como una constelación. Este concepto permite trabajar el posicionamiento en situaciones históricas de cambios contextuales sin tratar de encontrar en los períodos históricos determinados las explicaciones. Ellos se usan 6 Adorno, Theodor. Dialéctica Negativa. Editorial Taurus, Madrid, 1984. Pág. 159. 7 Aguilera, Antonio. Theodor Adorno: actualidad de la ilosofía. Editorial Paidós. Barcelona, 1991. Pág. 47. 8 Benjamin, Walter. Iluminaciones II. Editorial Taurus, Barcelona 1999. Pág. 34. 9 Benjamin, Walter. Origen del drama barroco alemán. Editorial Taurus, Barcelona, 1989. Pág.178. 66 — Teresa Matus y César Mariñez en tanto manifestación, a modo de fragmentos de un proceso10. Se busca, de esta forma, capturar una expresión, hacer visible algo del contenido del proceso de diferenciación societal. En términos de Benjamin, se trata de “construir a través del objeto la idea de la época”. De allí que este pensamiento negativo se torne altamente fructífero: buscar lo que falla en las políticas públicas y los programas sociales, en las ejecuciones sociales de empresas y ONGs, que a veces se trata de un verdadero enjambre de brechas fatales sostenidas en el tiempo. Un hallazgo clave en anteriores investigaciones es la persistencia de una paradoja: a programas que se encuentran enfrentados a mayor complejidad, menor es la calidad de su oferta pública. En consecuencia, observar la negatividad es la raíz de esta innovación social. Una innovación crítica: “Hay que reconocer un proceso de agotamiento de lo que convencionalmente llamamos crítica y admitir la posibilidad de vislumbrar los fundamentos de una forma todavía embrionaria de crítica renovada” (Safatle, pág. 12)11. Ante este panorama, ¿cómo repensar una innovación crítica? No de forma tradicional, directa, monolítica. Su volver a empezar requiere, si el entorno político y tecnológico se lo permite, una incitación a transformarse, confundiendo las reglas del juego12. Por tanto, si el capitalismo captura a la crítica y la transforma en su propio rostro, la innovación crítica tiene que asumir los rostros del capitalismo para poder impactarlo sorpresivamente, indirectamente, explosivamente. Asimismo, ese giro reclama de una nueva lógica, de una innovación que conozca sus límites y que sepa llegar hasta ellos, mirar su propio abismo y conigurarse desde él. Pensar la innovación crítica como una potencia que corroe no solo las formas de pensar, sino las propias formas de pensarla. Es allí donde es posible pensar un reconocimiento negativo, informe, sustantivo, innovador, desde el prisma de una 10 El concepto de “constelación” en Adorno involucra el reconocimiento a que: “los conceptos se presentan en constelación, en vez de avanzar de un proceso escalonado de concepto en concepto superior. Por ello, la constelación destaca lo especíico del objeto, lo que es indiferente o molesto para el procedimiento clasiicatorio”. ADORNO, Theodor: “DIALÉCTICA NEGATIVA”, Edic. Taurus, Madrid, 1984, pág. 165. 11 Safatle, Vladimir. Cinismo e Falência da crítica. Editorial Boitempo, São Paulo, 2008. 12 Boltanski, Luc y Chiapelli, Ève. El Nuevo Espíritu del Capitalismo, AKAL Ediciones, Madrid, 2002 pág. 75. 67 — Parte I - Capítulo 3 mediación que contemple insoslayablemente la disonancia en su espíritu13. Adorno argumenta, usando la clásica dialéctica platónica, que la indiferenciación no es unidad porque esta última requiere diversidad14. Consecuentemente, caracteriza a la sociedad como fragmentada, discontinua; agregándole la idea opuesta de un sistema cerrado, opresor15. De este modo, el concepto de innovación crítica, como disonancia, contiene un movimiento del pensamiento en el que “todas las categorías son y no son ellas mismas, manteniéndose y transformándose al mismo tiempo”16. Esto coniere a la disonancia la característica del azogue: “en el momento en que se cree haber aprendido la cuestión, se transforma en su opuesto, deslizándose entre los dedos y escapando”17. La disonancia contiene, por tanto, una tarea: la comunicación de lo diferente18. Esta es la segunda raíz de esta conceptualización de innovación: saber interpenetrar lo diverso. Sentirse cómodo no sólo ante la diversidad sino innovar en la diversidad. De allí que lo heterogéneo no sólo no le es molesto, sino fundante. 13 “Tan pronto como es ijada sin mediación, esa separación se convierte en ideología, precisamente en su forma canónica… El sujeto devora al objeto en el momento que olvida que él mismo es objeto”. ADORNO, Theodor. “SOBRE SUJETO Y OBJETO”. En: “CONSIGNAS”. Ediciones Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pág. 144. 14 “La indiferenciación, antes que el sujeto se formase, fue el estremecimiento del nexo natural de la no-conciencia, el mito. El hado, la sumisión a la naturaleza que es propia de los mitos, procede de una minoridad social absoluta, de una época en que la autoconciencia no había abierto todavía los ojos, en que aún no existía el sujeto. En vez de exorcizar mediante la praxis colectiva el retorno de aquella época, sería hora de extirpar el hechizo de la vieja indiferenciación. Su persistencia es la CONCIENCIA DE IDENTIDAD DEL ESPÍRITU QUE ASIMILA A SI LO OTRO QUE ÉL”. ADORNO, Theodor. “SOBRE SUJETO Y OBJETO”. En: “CONSIGNAS”. Ediciones Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pág. 145. 15 “El materialismo histórico, Adorno usaba piezas desarrollándolas de un polo a otro. Si el pensamiento de Horkheimer describía un modelo dialéctico, el pensamiento de Adorno era ese modelo. Él utilizaba la argumentación dialéctica para construir un pensamiento que, no importa donde comenzara, siempre se movía en la dirección opuesta”. BUCK-MORSS, Susan. “ORIGEN DE LA DIALÉCTICA NEGATIVA”. Editorial Siglo XXI. México, 1981. Pág. 358. 16 ADORNO, Theodor. “MIT ZWEI BEILAGEM”. Frankfurt am Main. Suhrkamp Verlag, 1966. Pág. 306. Citado en: BUCK-MORSS, Susan. “ORIGEN DE LA DIALÉCTICA NEGATIVA”. Editorial Siglo XXI. México, 1981. Pág. 358. 17 BUCK-MORSS, Susan. “ORIGEN DE LA DIALÉCTICA NEGATIVA”. Editorial Siglo XXI. México, 1981. Pág. 360. 18 “Si fuese permitido especular sobre el estado de reconciliación, no cabría representarse en él ni la indiferenciada unidad de sujeto y objeto ni su hostil antítesis; antes bien la comunicación de lo diferente”. ADORNO, Theodor. “SOBRE SUJETO Y OBJETO”. En: “CONSIGNAS”. Ediciones Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pág. 145. 68 — Teresa Matus y César Mariñez Una innovación post estructural: la exigencia de superación de la estructura como principio explicativo es bastante transversal a propuestas conceptuales modernas: en el marxismo coloca una distinción fundante para la tarea de reconstruir el materialismo histórico, en las teorías de Francfort muestra la diferencia entre teoría tradicional y teoría crítica; en las teorías de sistemas permite distinguir el estructural funcionalismo de Parsons del funcionalismo radical de Niklas Luhmann. También, ciertamente marca una frontera entre Levi Strauss, Ferdinand de Saussure, Bachelard con Foucault y Derrida. Sin embargo, en muchas conceptualizaciones de innovación se usa aún una lógica de estructura invariante (el crecimiento económico) y variaciones sostenidas (la incorporación dudosa de innovaciones sociales). De allí que resulte revelador entender una condición común que poseen no solo los posicionamientos de la teoría crítica (Benjamin y Adorno), sino el movimiento postestructural deconstructivo (especialmente Derrida y Foucault) como es el rechazo a tres opciones19: • La primera es una oposición a la tendencia del estructuralismo clásico de reducir la heterogeneidad y la diferencia a los efectos de una estructura invariante. “Los motivos para esta objeción, sin embargo, son diversos: el neomarxismo benjaminiano rechazó la reducción estructuralista de la historia a mera contingencia, mientras que el postestructuralismo cuestionó cualquier intento de estabilizar el juego de la diferencia”20. O como planteará Adorno: “El conservar la estructura como principio explicativo permitió a los administradores de la dialéctica en su supuesta verdadera versión materialista –esa cháchara de pensamientos oiciales en el bloque oriental–, degradarla a irrelexiva teoría del relejo, a una simple copia; pues la dialéctica, una vez limpia de su fermento crítico, se presta tanto al dogmatismo de lo estructurado como a un universo positivisado”21. • En segundo lugar, todos niegan que el sujeto pueda ser tratado como el centro productor de signiicado de la realidad humana. Derrida, al 19 Para un mayor análisis al respecto ver: CALLINICOS, Alex. “MARXISMO Y POSTMODERNIDAD”. En: “MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD”. Compilado por Josep Picó. Editorial Alianza. Madrid, 1992. Pág. 266. 20 CALLINICOS, Alex. “MARXISMO Y POSTMODERNIDAD”. En: “MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD”. Compilado por Josep Picó. Editorial Alianza. Madrid, 1992. Pág. 266. 21 ADORNO, Theodor. “TRES ESTUDIOS SOBRE HEGEL”. Editorial Taurus. Madrid, 1983. Pág. 23. 69 — Parte I - Capítulo 3 sostener que desde “la economía, la circulación del trabajo y de la producción de las ganancias y de la plusvalía, a la acumulación de capital, al dinero en forma de moneda o en forma desmonetizada, se puede tener la perfecta certeza de que el impulso de todas ellas no se encuentra radicado en ninguna noción de sujeto”22. Foucault, al airmar que: “el sistema arqueológico y no el sujeto es lo que caracteriza e individualiza los enunciados dispersos y heterogéneos. Es el sistema que rige su repartición, el apoyo de unos sobre otros, la manera como se implican o excluyen, las transformaciones que sufren, el juego de su relevo, de su disposición y su reemplazo»23. En la teoría crítica, en cambio, se enfatiza la no identidad entre sujeto y objeto. Partiendo de lo que Lukács deinía como las propiedades de la mercancía (abstracción, identidad, reiicación); Adorno concibe sus tres principios negativos: diferenciación, no identidad y desmitiicación o transformación. Con esta constelación, a la deconstrucción Adorno opone un materialismo tensional donde el saber y la innovación social no es mero poder sino el medio de la crítica al poder establecido, lo no idéntico no es el Ser, sino aquello que se abre a una solidaridad con los que sufren y que menosprecia el puro y frío Sujeto24. • En tercer lugar: todos rompen “el mito de lo dado”25. Es decir, se oponen a que la realidad esté directamente “dada” al sujeto. Esto será clave para pensar de otro modo la innovación social: “El texto constituye un mundo, pero este no se encuentra ahí sino que requiere de una permanente deconstrucción. La deconstrucción es intempestiva. Se funda en aquello que molesta a lo hegemónico, su sustrato es lo que no debería ser dicho”26. A su vez, Foucault sostendrá que: “la contradicción funciona como el hilo del discurso, el principio de su historicidad. La arqueología toma por ob- 22 DERRIDA, Jacques. “LA MONEDA FALSA”. Editorial Paidós. Barcelona, 1995. Pág. 187. 23 FOUCAULT, Michel. “LA ARQUEOLOGÍA DEL SABER”. Ediciones Siglo XXI. México, 1979. Pág. 56. 24 A. Aguilera. En: Theodor Adorno. Actualidad de la Filosofía. Ediciones Paidós. Barcelona, 1991. Pág. 69. 25 CALLINICOS, Alex. “MARXISMO Y POSTMODERNIDAD”. En: “MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD”. Compilado por Josep Picó. Editorial Alianza. Madrid, 1992. Pág. 266. 26 DERRIDA, Jacques. “EL ESPECTRO DE MARX”. Editorial Trota. Madrid, 1995. Pág. 189. 70 — Teresa Matus y César Mariñez jeto de su descripción no lo dado, sino aquello que habitualmente se considera como obstáculo: no tiene como proyecto el superar las diferencias, sino analizarlas, decir en qué consisten precisamente y diferenciarlas”27. Por su parte, tanto en otros escritos como en la Dialéctica Negativa, Adorno advertía que el pensamiento debía evitar el hacer incluso de la Dialéctica un primer principio28. Para Susan Buck-Morss, la propia teoría crítica de Adorno cae en un punto muerto dado su carácter estático, el mismo “sortilegio” que Adorno criticara de Benjamin29 y el elogio que hiciera de Husserl por llevar el idealismo hasta sus límites, sosteniendo que “solo tenía que saltar a través de la puerta abierta al mundo de las cosas”30. Para Buck-Morss es “dudoso que el propio Adorno diera ese salto, que hubiera requerido romper con el tabú contra la positividad”31. Es decir, podemos aprender de la disonancia y de su amplísima relación con la dialéctica en Adorno sin necesariamente suscribir que su propia obra guardara idelidad a ese estado de irreconciliación radical. Pero, sin duda, podemos enriquecernos con todas la iguras propuestas por Benjamin y Adorno para mostrar la ilusión de lo “dado” y reconocer su carácter histórico y material. Si Derrida y Foucault de-construyen, Adorno y Benjamin colocan la dialéctica en su negativad y hacen de ella una dialéctica en suspenso, que se puebla de una serie de imágenes alegóricas. Este sentido conigura la tercera raíz de esta conceptualización: entender la innovación social como alegoría. 27 FOUCAULT, Michel. “LA ARQUEOLOGÍA DEL SABER”. Editorial Siglo XXI. México, 1979. Pág. 287. 28 El acápite denominado: “El concepto como punto de partida”, Adorno lo culmina sosteniendo que “el origen no debe ser buscado más que en la vida de lo efímero”. ADORNO, Theodor. “DIALÉCTICA NEGATIVA”. Editorial Taurus. Madrid, 1984. Pág. 158. 29 “¿Conducen a alguna parte el movimiento perpetuo de los argumentos de Adorno? ¿Conducen fuera del interior burgués o simplemente cuelgan suspendidos adentro al igual que esa nueva forma de arte, los ‘móviles’?”. BUCK-MORSS, Susan. “ORIGEN DE LA DIALÉCTICA NEGATIVA”. Editorial Siglo XXI. México, 1981. Pág. 366. 30 ADORNO, Theodor. “SOBRE HUSSERL”. Frankfurt am Main. Legado de Adorno. Artículo de 1937. Pág.34. Citado en: BUCK-MORSS, Susan. “ORIGEN DE LA DIALÉCTICA NEGATIVA”. Editorial Siglo XXI. México, 1981. Pág. 366. 31 BUCK-MORSS, Susan. “ORIGEN DE LA DIALÉCTICA NEGATIVA”. Editorial Siglo XXI. México, 1981. Pág. 367. 71 — Parte I - Capítulo 3 Lo anterior nos coloca en un nuevo horizonte: lo que colapsa es el sistema entorno de los programas sociales. Como ya se sostenía en investigaciones anteriores: requerimos de políticas públicas que sepan observar sus riesgos32. Esto signiica cambiar sustantivamente una lógica de observación y de medición en las políticas públicas en general y de los programas sociales en particular. Ello se encuentra en sintonía con los desafíos sociales de Chile y coloca sobre la mesa una serie de paradojas en lo social que ineludiblemente se relacionan con las experiencias subjetivas: a la vez que ha existido un crecimiento económico sostenido en las últimas décadas, se ha acentuado la brecha entre los sectores de la población, creándose múltiples desafíos en torno al logro de una mayor equidad social (PNUD, 1998 y PNUD, 2012) (Klisberg: 2001). Por eso, observar la complejidad signiica generar una matriz que ya no sea calculada en base a promedios, sino que distinga niveles crecientes de situaciones complejas de usuarios en clusters que permitan conocer con más detalle no solo los recursos requeridos en cada caso, sino cuáles serían los estándares mínimos y las condiciones para una gestión de calidad. De este modo, al generar estos sistemas de cálculo, se podrán estimar mejor los tiempos, el tipo de equipos de trabajo, los indicadores de una buena intervención social, sus formas de monitoreo y evaluación. Ahora bien, para ello una cuestión es clave: que las políticas públicas no se piensen siempre como la solución, sino al mismo tiempo como parte del problema. Así, es posible generar relexión sobre sus formas de acción y selección, su manera de asumir los riesgos. En consecuencia, si las políticas públicas se auto observan como sistema, tienen también exigencias: el observador debe seleccionar y para ello debe distinguir. Pero entendiendo que: “la distinción que constituye a la complejidad tiene la forma de una paradoja: la complejidad es una unidad en una multiplicidad” (Luhmann 200, pág.́ 102). Entender que las cosas ocurren a la vez ya nos pone en camino. Nos saca al menos de falsas disyuntivas que han tomado décadas, como esa elección radical entre crecimiento o redistribución social. De ese clásico “o” que critica Beck para reinventar lo político o Donzelot para inventar lo social. 32 Matus, Teresa. Los desafíos de la innovación social. En: Análisis del Modelo de gestión de calidad para programas sociales Vol 4. Serie Avanzar en Calidad. Editorial Librosdementira, Santiago, diciembre 2012. Pág. 20. 72 — Teresa Matus y César Mariñez 2. Desafíos para una evaluación social ante las paradojas de la desigualdad Como sostenía Guattari: “las rutinas de la vida cotidiana, la banalidad del mundo que nos representan los medios de comunicación nos envuelven en una atmósfera tranquilizadora en la que, en realidad, nada parece tener consecuencias. Nos tapamos los ojos, nos prohibimos pensar en la turbulenta huida de nuestro tiempo, que proyecta hacia atrás, muy lejos y muy deprisa, nuestro pasado más familiar, borra unas maneras de ser y de vivir aún frescas en nuestra memoria y adhiere nuestro futuro a un horizonte opaco, cargado de nubarrones y de miasmas. Se busca a toda costa una tranquilidad a medida que todo ofrece cada vez menos seguridad”33. “Pensar la complejidad, renunciar, en particular, al enfoque reduccionista del cientiismo cuando se trata de poner en tela de juicio los propios prejuicios y los intereses a corto plazo: esta es la perspectiva de entrada en una era que he caliicado de innovación de post media”34. En este sentido, este proyecto busca aportar a una innovación social que sepa enfrentar las paradojas de la desigualdad. Se trata, como en ese testamento de Guattari, de asumir la tarea de refundar las prácticas sociales. Por eso, busca aportar otra manera de evaluar, observando las desigualdades de la oferta y construyendo un instrumento dentro de la variedad existente de formas evaluativas para programas sociales. Es decir, observando las ya existentes, mediante un análisis comparado, es posible establecer distinciones y contribuciones de la presente investigación a las evaluaciones en programas sociales. En este sentido, cabe recordar que la unidad evaluativa para ISe (Índice de innovación social efectiva) es un programa y quienes evalúan prioritariamente será su equipo profesional. Se parte de tres constataciones, fundadas en diversos estudios (Asesorías para el Desarrollo, PNUD, Focus, Microdatos U. de Chile, Mide UC, Soc. Chilena de Políticas Públicas): la primera es que el desarrollo y progreso social que se viven en el nuevo milenio no omiten ni aminoran la severidad de viejos y nuevos problemas sociales: pobreza, exclusión, desigualdad. La segunda es que, a pesar de las innova33 Guattari, Félix. «Por una refundación de las prácticas sociales» fue publicado póstumamente por la revista Le Monde Diplomatique, octubre de 1992 (una traducción castellana apareció en la revista Ajoblanco, diciembre de 1992). 34 Guattari, Félix. «Por una refundación de las prácticas sociales» Obra citada. Pág. 38. 73 — Parte I - Capítulo 3 ciones institucionales y programáticas, las soluciones que se han puesto en marcha no arrojan los resultados esperados. La tercera se relaciona con la permanente escasez de recursos, cuestión que puede ser mejor enfrentada si la evaluación permite asegurar el uso eiciente de los recursos”35. El Senado de Chile, en su texto “Retrato de la desigualdad en Chile”36, indaga en las manifestaciones de la desigualdad en distintos sectores de la política pública en Chile, buscando “determinar claramente las dimensiones a considerar, en la perspectiva de visualizar, como categoría de análisis, las estructuras de oportunidades y las formas de articulación de Estado, Mercado y Sociedad, en la dirección de reducir el abismo en materia de desigualdad en Chile” (Senado, 2014, p.9). Algunas de las principales conclusiones en relación a la desigualdad a las que llega el trabajo para el caso chileno son: Respecto a la distribución del ingreso y pobreza de ingresos, “se mantienen los patrones de desigualdad, en un contexto de descenso drástico de la pobreza de ingresos en los últimos 20 años” (Senado, 2014, p.9). “En materia de Educación, la OCDE ha señalado al chileno como el sistema educacional más segregado de los países que la conforman” (Senado, 2014, p.9). El origen socioeconómico explica marcadamente el desempeño escolar, el acceso a la educación superior, matrícula, trayectoria y salida laboral (Senado, 2014). En lo referente a salud, se consideran, entre otros indicadores, los años de vida potencialmente perdidos (AVPP), observándose que más que se duplica en el quintil más pobre versus el más rico (Senado, 2014). En el ámbito del trabajo o del mercado laboral, “las cifras dan cuenta de que un importante grupo de trabajadores/as se encuentran con empleos precarios, sin contratos de trabajo, sin seguridad social y con salarios que los sitúa bajo la línea de la pobreza” (Senado, 2014, p.134). Se constata, además, una atomización de la unidad sindical, una baja sindicalización y una restricción de la negociación colectiva al ámbito de las remuneraciones (Senado, 2014). En términos territoriales, se observa desigualdad en cuanto a accesibilidad (zonas aisladas, con bajos niveles de integración al resto del país y alta incidencia de pobreza, con bajos porcentajes de educación formal y básica completa) y movilidad urbana (segregación territorial 35 La función de evaluación de políticas sociales en Chile. Asesorías para el desarrollo. Santiago, enero 2002 www.asesoriasparaeldesarrollo.cl 36 ”Retrato de la desigualdad en Chile” (2da. Ed.). Valparaíso: Senado de Chile, Comisión de Desafíos del Futuro. 2014. 74 — Teresa Matus y César Mariñez con fuertes desigualdades sociales) (Senado, 2014). “En ese contexto, las políticas de transporte, lejos de integrar, han profundizado la brechas” (Senado, 2014, p.10). En el ámbito de la seguridad ciudadana, “tanto la percepción de la inseguridad, como de aumento de delincuencia, exposición al delito y vulnerabilidad frente a este, aparecen claramente correlacionados con el estrato socioeconómico” (Senado, 2014, p.10), afectando mayormente a los estratos de menores ingresos. Lo anterior es interesante para nuestro proyecto FONDEF, porque permite sostener que no son las personas las vulnerables, sino las condiciones de calidad de la oferta o estructura de oportunidades. La estructura de oportunidades puede entenderse como “una distribución de oportunidades para el acceso a las posibilidades sociales diferencialmente evaluadas” (Filgueira, 2001, p. 20), lo que se da por medio de los tres agentes básicos: Estado, Mercado y Sociedad. Las acciones de estos tres actores se coniguran de manera diversa para distintos colectivos, estratos sociales, grupos e individuos. Sin embargo, ella varía sensiblemente de un territorio a otro, incidiendo en el bienestar y en la pobreza o no de dicho territorio (Senado, 2014). En este sentido, el proyecto presenta un cambio de enfoque, ya que busca describir la desigualdad desde el prisma de la desigualdad de la oferta. Es decir, enfrentar la desigualdad de la demanda considerando la desigualdad de la oferta. Este giro posibilita poner atención en la estructura de prestaciones de los servicios sociales y sus niveles de calidad. Este nivel de transferencias del Estado Proceso de Producción de Pobreza y Estructura de Oportunidades Educación Hogar en Pobreza Recursos Salud Humanos Estado Trabajo Sociales Vivienda Físicos Ingreso Monetarios Estructuras de Oportunidades Sociedad Civil Recursos Empresa Privada Muro de la Exclusión Fuente: Fundación Superación de la Pobreza, 2012 en Senado de Chile, 2014, p. 21 75 — Parte I - Capítulo 3 impacta directamente en los grupos sociales más pobres de Chile. El diagnóstico es doble: por una parte, la diferencia entre ricos y pobres en los países que integran la OCDE ha llegado a su máximo nivel en 30 años37, de allí que se recomienda invertir en educación y transferencias sociales. Sin embargo, el otro rostro de la distinción es que esos sistemas de transferencias han sido de muy baja calidad y han fracasado al enfrentar fenómenos sociales extremos: pobreza, vejez y maltrato en la infancia. Por tanto, el desafío, según el presidente de la Fundación para la Superación de la Pobreza, es encontrar formas innovadoras para enfrentar la distancia entre los ingresos per cápita en Chile, ya que el 10% más rico obtiene al mes 18,8 veces más que las personas pertenecientes al primer decil. Una forma innovadora es la que propone este proyecto: enfrentar la desigualdad mirando la oferta para aumentar su calidad, especialmente en aquellos sectores con complejidad alta y extrema. 2.1 Evaluar antes es posible Ya que es urgente contar con políticas que, guiadas por principios y orientaciones estratégicas, sean lexibles para recoger nuevas situaciones y la diversidad de ellas, la descentralización de las soluciones y la alianza entre diferentes sistemas parecieran ser condiciones esenciales en el punto de partida. Bajo esta perspectiva no todo está en manos del Estado. No obstante, el Estado tiene la labor ineludible de evaluar con sus recursos los procesos que se desencadenan en este ámbito y los resultados esperados y no esperados que se obtienen en el corto, mediano y largo plazo, en cuanto a productos, efectos e impacto, y también en relación al costo, monetario y no monetario, de estos resultados. La evaluación de políticas públicas y programas sociales se abre paso desde una preocupación por el tema de la evaluación de las políticas y programas sociales en ciernes (Raczynski, Vergara y Vergara, 1992) hasta ahora, donde se ha colocado la evaluación como una necesidad tanto en el sector público como privado. Ciertamente, en los últimos veinte años se han realizado una serie de avances en esta materia: evaluación de programas nuevos, evaluación comprensiva del gasto, evaluación ex ante, evaluación de impacto. Hemos avanzado, pero aún existe en Chi- 37 Declaraciones de Miguel Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, el 10 de diciembre de 2014. 76 — Teresa Matus y César Mariñez le más de un 60% de programas sociales sin evaluar. Además, las evaluaciones de impacto son minoritarias, caras y lentas en relación con la urgencia y el universo de programas sociales en Chile. Como plantea Asesorías para el Desarrollo: “el tema se instaló sin seguir un camino explícito, sin consensuar términos básicos, sin relexionar sobre el qué se evalúa, para quién o quiénes, con qué propósito, en qué momento, con qué estrategias metodológicas, etc. La instalación del tema tampoco ha signiicado borrar el estigma o fantasma de la evaluación entendida como control y sanción, aunque, sin duda, para que los resultados de las evaluaciones tengan efecto, debe existir un sistema de premios y castigos (Weisner, 1999). El más efectivo, en nuestros países, está asociado a las asignaciones presupuestarias”38. Ahora bien, si el in principal de la evaluación es el aprendizaje respecto de las formas que tiene el Estado en torno a los desafíos sociales que impone el desarrollo: enseñanzas que aporta la experiencia para hacerlo mejor, lograr políticas y programas más efectivos, más eicaces, más eicientes, más costo-efectivos, más sustentables en el tiempo. Es distinta la pregunta por los recursos ejecutados, monetarios y no monetarios, directos e indirectos para concluir sobre el costo efectivo de la política o programa y realizar estimaciones de costo-beneicio o de costoeicacia. Si hay intervenciones que apuntan a los mismos objetivos inmediatos y inales, es posible comparar y decidir sobre usos alternativos más eiciente de los recursos. Los que se desempeñan en el nivel central del aparato público y los que están en regiones, también la población, los ciudadanos, los beneiciarios, tienen o debieran tener una visión y perspectiva de evaluación. Pueden y deben participar. Son los informantes más importantes en temas de satisfacción e impacto; debieran ejercer control ciudadano sobre la política y los programas y exigir accountability. La evaluación alimenta la rendición de cuentas, vela por el buen funcionamiento de las instituciones públicas y sus políticas y programas y ayuda a controlar los abusos. Sin embargo, ya contamos con evaluaciones como las realizadas por el Gobierno, donde en 2014, de dieciocho programas evaluados, siete obtienen resultados insuicientes, cinco carecen de información sobre la validez de su eiciencia y solo cinco obtuvieron caliicación de suiciencia39. Podemos observar con claridad que 38 La función de evaluación de políticas sociales en Chile. Asesorías para el desarrollo. Santiago, enero 2002. www.asesoriasparaeldesarrollo.cl 39 http://www.lasegunda.com/Noticias/Economia/2014/951270/gobierno-pone-mala-nota-a-programas-sociales-que-cuestan-cerca-de-U$2000 77 — Parte I - Capítulo 3 hay ángulos fundamentales que allí se denotan: la evaluación llega tarde, no sirve a los ajustes salvo a mediano plazo, hay recursos costosos que requerirían de ajustes tempranos. Es interesante connotar que ya un texto clásico como el de Fontaine da cuenta de este problema40. Allí el proceso de evaluación es deinido por el autor como “emitir un juicio sobre la bondad o conveniencia de una proposición” (Fontaine, 2008, p. 3). El proceso de evaluar implica identiicar, medir y valorar los costos y beneicios pertinentes de distintas y múltiples alternativas de proyectos, para lograr establecer cuál de ellos es más conveniente. Por tanto, la evaluación puede contener diversas imágenes y no solo la de una línea (Fontaine, 2008, p. 3). Es más, Fontaine (2008) distingue entre evaluación inanciera, económica y social de proyectos de la evaluación técnica. Las tres primeras se realizan “conjuntamente” con la evaluación técnica, que “consiste en cerciorarse de la factibilidad técnica del mismo: que no se venga abajo el puente, que no se queme el motor o que sea posible completar la desviación del río durante el otoño” (Fontaine, 2008, p. 40). Es decir, acá ya aparece preanunciada lo que podría ser una evaluación de la calidad de la oferta. Por su parte, Nirenberg, O., Brawerman, J. y Ruiz, V. (2003)41 dintinguen entre evaluación diagnóstica y evaluación con foco en los resultados. El primer paso del proceso de planiicación/programación es la evaluación diagnóstica de programas sociales, “lo que implica recoger información según un esquema pautado, para analizarla y compararla con estándares deseables y factibles y así valorar la realidad a la cual se reiere en términos de su adecuación o no a dichos parámetros; y, inalmente, aporta a la toma de decisiones acerca de las acciones programáticas requeridas para revertir aquellos aspectos con los que hay disconformidad. Una cuestión interesante acá es la referencia a los estándares como mecanismo comparado. Esta es una práctica aún poco habitual en los programas sociales chilenos, donde las metas y sus niveles de rendimiento se establecen al 100% como horizonte, sin considerar los mejores resultados internacionales que, muchas veces, al estar inserto en mediciones de fenómenos sociales extremos, llegan al 30% como su mayor logro. 40 Fontaine, E. (2008). Evaluación Social de Proyectos. México D.C: Pearson. 41 Nirenberg, O., Brawerman, J., Ruiz, V. (2003). Programación y evaluación de proyectos sociales. Aportes para la racionalidad y la transparencia. Buenos Aires: Paidós, Colección Tramas Sociales, volumen 19 78 — Teresa Matus y César Mariñez Además, desde la perspectiva de estos autores, la evaluación en general ha tenido como foco los resultados: “la evaluación suele realizarse al inalizar el programa o proyecto y pone énfasis en los resultados obtenidos para valorar en qué medida se alcanzaron los objetivos previstos (situación futura deseable) y cuáles han sido los efectos buscados y no buscados atribuibles al proyecto, sobre la situación inicial que se pretendía modiicar” (Nirenberg, Brawerman, Ruiz, 2003, p.173). La línea de base es el primer paso en la evaluación orientada a resultados. “Tiene como objeto establecer los parámetros que permitan conocer la situación de la que parte el programa, para poder compararla luego con la situación inal y obtener conclusiones acerca de los cambios ocurridos y del logro de los ines propuestos” (Nirenberg, Brawerman, Ruiz, 2003, p.173). Ahora bien, la construcción de la línea base sigue siendo un desafío no asumido (Nirenberg, Brawerman, Ruiz, 2003, p.173). Esto se debe a que existe poca experiencia en la materia (Nirenberg, Brawerman, Ruiz, 2003, p.173). Asimismo, ha existido una tendencia predominante al uso de modelos evaluativos tradicionales y una propensión de los decidores a pensar en la evaluación recién cuando las acciones del programa o proyecto están inalizando o ya terminaron (Nirenberg, Brawerman, Ruiz, 2003, p.174). En consecuencia, usar estándares comparados y situar una línea de base no necesariamente cuando el programa comenzó sino cuando parte la medición, son innovaciones potencialmente fructíferas que asume este proyecto FONDEF. Asimismo, los autores abordan otro problema respecto al uso de modelos tradicionales. “Durante mucho tiempo, en el campo de la evaluación predominó el paradigma positivista y su traducción en el uso de diseños que pretendían replicar condiciones experimentales o cuasiexperimentales. Las reconocidas diicultades de estos diseños y sus altos costos contribuyeron al escaso desarrollo que tiene la evaluación en general y, en particular, la construcción de líneas de base” (Nirenberg, Brawerman, Ruiz, 2003, p.175). Esto lo podemos observar claramente incluso trabajando con nuestros programas socios. Varios de ellos han realizado evaluaciones de impacto basadas en el marco lógico y se enfrentan a muchos de estos problemas. En relación a encarar la evaluación al inal del proceso de ejecución, se traduce en la no inclusión de líneas de base en el diseño de evaluaciones, por lo que en general se carece total o parcialmente de información referida al momento de inicio de las actividades base (Nirenberg, Brawerman, Ruiz, 2003, p.175). Sin embargo, si 79 — Parte I - Capítulo 3 se considerase claramente ese aspecto y no se siguiese la premisa: línea de base/ inicio y evaluación/inal, podríamos tener una forma de enfrentar —usando parámetros de improbabilidad— estos desajustes existentes en las formas más reiteradas de evaluación de las políticas y programas sociales. 2.2 Tres conceptos claves para una Innovación social efectiva a) de eiciencia, determinando si los resultados que se obtienen son adecuados a los medios utilizados. Esta dimensión se asume observando los niveles de calidad de la oferta en virtud de la complejidad sistema/entorno y los propios objetivos trazados por el programa. Si eso se analiza antes, es posible poner sobre la mesa una especie de “eiciencia imposible”, es decir, mostrar que a priori, con esas características, los resultados buscados no se alcanzarán o lo harán en forma limitada. b) de eicacia, se reiere a la medida en la cual existen pruebas de que los objetivos de la política o programa se han logrado. En el mismo sentido anterior, la eicacia apunta a la consistencia con la calidad de la oferta. c) De efectividad, tradicionalmente es la medida en que una política o programa ha alcanzado el conjunto de efectos sobre la población objetivo que se habían previsto. En el proyecto, sin embargo, el ISe apunta a una innovación: entender que la efectividad es la relación entre dos mediciones de calidad/complejidad. Si el programa avanza a una mayor consistencia, despliega una suerte de valor agregado. Este índice de agregación de valor es el Índice Social de efectividad ISe. Un aspecto que la literatura no suele clariicar se reiere a los diferentes objetos de evaluación. Es diferente evaluar un programa que evaluar una política. Esta distinción es clave para el proyecto, ya que busca una evaluación a nivel de programa. Los programas sociales son “un conjunto especiicado de acciones humanas y recursos materiales diseñados e implantados organizadamente en una determinada realidad social, con el propósito de resolver algún problema que atañe a un conjunto de personas”. Pueden dividirse en subprogramas y estos en acciones o proyectos (Fernández-Ballesteros, 1996. En: Serrano y Raczynski, 2002, p. 8). 80 — Teresa Matus y César Mariñez Los programas no son intervenciones espontáneas, sino que responden a una cuidadosa preparación. Constituyen una propuesta de solución a determinado orden de cosas que se desea modiicar, de forma tal que el diseño de las intervenciones expresa una concepción y una teoría determinada sobre la pobreza y el desarrollo. Evaluar un programa, además de evaluar procedimientos, productos y resultados, es una forma de conocer si las hipótesis de base del programa, sus conceptos centrales y su particular teoría funcionan para los problemas que este pretende resolver (Serrano y Raczynski, 2002). Esto es fundamental para nuestro proyecto: se buscó analizar no sólo los procedimientos y la cobertura, sino los fundamentos de los programas y sus sistemas de intervención. Estos, por mucho tiempo, han sido una especie de caja negra de los programas sociales y constituyen el ápice de un análisis sustantivo para hablar de calidad. Lo que se sostiene, por tanto, es que la calidad de un programa no depende solo de su inanciamiento sino de, al decir del PNUD, de su manera de hacer las cosas. Un ELEAM (Establecimiento de larga estadía de adultos mayores) que considera a sus sujetos como “abuelitos”, una residencia de niños fundada sobre la idea de “menores”, un sistema de rehabilitación de jóvenes que los considere “delincuentes” más que infractores de ley son programas sociales de muy baja calidad en su oferta, independientemente del alcance de su inanciamiento. De allí que la efectividad, en este proyecto, dice relación con conocer si la teoría implícita en cada programa, con sus correspondientes expresiones metodológicas y técnicas (cómo hacerlo, en quiénes focalizar, por cuánto tiempo, etc.), aporta las respuestas que se buscan y genera los cambios que se requieren. Si la efectividad está bien trazada, la eiciencia puede observarse de otro modo. Porque la forma de llevar adelante la intervención y su conexión con cuatro componentes de gestión: intervención, tipo de equipos, gestión organizacional y de incorporación tecnológica, pueden ser los fundamentos de la eiciencia, los criterios de relación asociados al costo de oportunidad de asignar recursos a determinados programas en relación a otros, en un contexto de variadas y complejas necesidades sociales no satisfechas. 2.3 qué toma el proyecto iSe de las diversas formas de evaluación Aunque los sistemas, las formas evaluativas y sus mecanismos son un tema en cambio permanente si se ponen en juego los conceptos expuestos hasta aquí, es 81 — Parte I - Capítulo 3 posible delimitar un campo preliminar de opciones en materia de evaluación de programas42. Esto permite situar el tipo de evaluación que este proyecto desarrolla y saber qué característica o dimensión se recrea en el ISe: a) Evaluación de impacto En términos generales, la evaluación de impacto se puede aplicar a la evaluación de políticas y programas sociales, aunque es más frecuente en evaluación de programas. El impacto está concebido en relación a la demanda y el proyecto busca mensurar el impacto en relación a la oferta. Para ello, y a diferencia de la mayor parte de las evaluaciones de impacto neto que apuntan a establecer causalidades mediante métodos experimentales (Serrano y Raczynski, 2002), el proyecto busca una medición por consistencia en relación a cuatro componentes basales (intervención, gestión organizacional, equipos de trabajo e incorporación tecnológica). Acá no se coloca la evaluación ni en un modelo causal ni en uno a posteriori. Por tanto, no se está en la línea de buscar causas y efectos. En cierta medida, sin embargo, también es posible colocar el contexto de la evaluación recreando la situación con y sin programa, a objeto de poder comparar, pero esto se logra sin un grupo control, sino en virtud de considerar estándares internacionales que desarrollen objetivos y ámbitos similares al programa social especíico. Este proyecto también busca incorporar análisis de costo eicacia y costo eiciencia de los programas sociales. Con esto se solucionan de otro modo una serie de trade of de la evaluación tradicional de impacto: ser evaluaciones costosas, de largo aliento y cuyos resultados suelen llegar tarde, cuando no quedan posibilidades de corregir el rumbo de los programas. Así como el dejar afuera en forma predeterminada a un grupo de población con afanes de estudio y evaluación (Fernández-Ballesteros ,1996. En: Serrano y Raczynski, 2002). Con esto corregido, la posibilidad de anticipar el impacto se vuelve una herramienta sustantiva. Con lo anterior, además, se refuta un fundamento transversal de las evaluaciones: su carácter lineal. Tanto en las argumentaciones de Bachelet 43, como en 42 Cohen y Franco diferencian entre modelos adecuados para programas grandes y modelos adecuados a programas pequeños. Los diseños propios de las evaluaciones de grandes proyectos suelen ser experimentales clásicos, que utilizan complementariamente técnicas cuantitativas y cualitativas. La evaluación de proyectos pequeños adopta estrategias cualitativas con énfasis en la comprensión del conjunto y casos individuales. 43 Bachelet, Rémi. L’évaluation des projets: indicateurs d’impact. Lille: École Centrale de Lille, 2012. 82 — Teresa Matus y César Mariñez diversos estudios, si la evaluación se realiza después de la acción y el impacto dice del resultado y sus efectos, evaluar el impacto ANTES resulta imposible. Muchas veces es sobre este proceso que se da por naturalizado que se recolecta la información y se efectúa el análisis. Esto resulta clave de entender para calibrar cómo se construyen los indicadores: indicateur Résultats Fuente: Bachelet, Rémi. L’évaluation des projets: indicateurs d’impact. Lille: École Centrale de Lille, 2012. De esta forma, si se busca innovar habría que modiicar la lógica de la construcción de los indicadores. De allí que el proyecto ISe genera indicadores de la oferta para poder evaluar la calidad de los programas sociales. En síntesis, para el ISe es posible anticipar el impacto, evaluar la oferta y generar indicadores que anticipan el resultado y, por tanto, disminuyen los riesgos de la inversión. b) Evaluación formativa o de proceso La evaluación de proceso analiza la implantación y el desarrollo del programa. Esta opción metodológica permite conocer los factores que sustentan la implementación poniendo atención en la dinámica y los factores que explican el desarrollo y el impacto inal de una intervención. Utiliza preferentemente metodologías de carácter cualitativo. Los usuarios de este tipo de evaluación son los funcionarios que 83 — Parte I - Capítulo 3 administran el programa (Cohen y Franco, 1992). Requiere especiicar una secuencia de pasos y las relaciones entre ellos, construyendo modelos o esquemas lógicos que muestren cómo los insumos llevan al producto del programa; y por otra, determinar cuál es la información requerida y cómo se procesará, para luego analizar la efectividad de los componentes y posibles enfoques alternativos a su implementación y aplicar los resultados de su investigación (Sulbrandt, 1993). En relación a este tipo de evaluación, el ISe asume dos características: la indagación acerca de cómo se realiza la intervención social y de qué forma la gestión organizacional administra el programa. Asimismo, muestra los esquemas lógicos de la intervención y sus enfoques. De este modo, posibilita observar los ajustes que se requiere, tanto en una primera aplicación como por su aplicación sistemática. Ahora bien, la característica asumida más relevante es que el proceso de evaluación radica en el equipo del propio programa. c) Matriz de marco lógico La evaluación de programas gubernamentales “se ha basado en la metodología de marco lógico utilizada por organismos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial y el BID, y se centra en identiicar los objetivos de los programas y analizar la consistencia de su diseño y resultados con esos objetivos, sobre la base de los antecedentes e información existente” (Guzmán, 2003, p.32). En este sentido, el iSe también busca un análisis de consistencia en relación con los cuatro componentes seleccionados. La matriz de marco lógico incluye indicadores que normalmente “apuntan solo al cumplimiento de metas, sin prestar atención ni a las personas ni a los procesos que les subyacen, lo que se traduce en que frecuentemente su mirada sea limitada” (Serrano y Raczynski, 2002, p. 19). De allí que el ISe no se centraliza en las metas sino en la consistencia de componentes y variables. “Esta matriz divide al programa en cuatro componentes: la inalidad general que se quiere alcanzar, el propósito del proyecto (cómo se alcanzará su inalidad), los productos que permitirán alcanzar estos propósitos y los recursos/actividades (inputs) que permitirán alcanzar estos productos. La secuencia lógica indica que si los recursos/actividades se llevan a cabo en el tiempo y cantidad adecuada, se obtendrán los productos. Si se obtienen estos productos, se alcanzarán los objetivos; 84 — Teresa Matus y César Mariñez si se alcanzan los objetivos, la inalidad general del proyecto se cumple” (Serrano y Raczynski, 2002, p.19). “El marco lógico original solo era deinido por las agencias de inanciamiento, pero se ha adaptado para permitir a los beneiciarios participar en la planiicación del proyecto, a través de cuatro fases: El análisis de problemas, que conirma o enmienda el concepto del proyecto identiicando el problema principal de una población objetivo; el análisis de los objetivos, que intenta relacionar objetivos especíicos con el problema identiicado: desde esta etapa en adelante se contemplan instancias como talleres de consulta con los beneiciarios; el análisis de alternativas, que evalúa diferentes estrategias para elegir la más eiciente para alcanzar los objetivos; y una matriz de planiicación, que detalla planes de acción para alcanzar los objetivos e identiicar indicadores que midan progresos (Valadez y Bamberger, 1994. En Raczynski y Serrano, 2002, p.20). En este sentido, el ISe, si bien sigue una serie de características del marco lógico, se diferencia en forma importante en lo siguiente: el análisis de la matriz es diverso. Ella no es causal, no se distinguen fortalezas o debilidades, no se asumen fases como lo hace el Marco Lógico. Así pues, la lógica es otra. El ISe asume una lógica de anticipación, fuera de un enfoque causalista, donde se trata de observar una oferta y su despliegue. d) Modelos de evaluación estratégica o integral “Los modelos de evaluación integral comparten como característica una preocupación que incluye tres elementos: el concepto del programa, su estructuración y sus resultados; la organización misma que lo ejecuta, entendiendo que está inserta en un escenario cambiante; y los tomadores de decisiones y políticos comprometidos con la evaluación. Es un tipo de evaluación más formal y se orienta a productos, procesos y actores. asimismo, el iSe también busca develar el concepto clave del programa y su estructuración y su operacionalización” (Serrano y Raczynski, 2002, p. 22). d.1 Modelo de evaluación integral de Sulbrandt “Una evaluación integral se interesa por el conjunto de procesos, actividades, agentes y productos que explican los resultados de un programa, la evaluación de 85 — Parte I - Capítulo 3 costo-beneicio, de impacto y sustentabilidad, incluyendo los factores que facilitan u obstaculizan el proceso de implementación, y la calidad y pertinencia de los resultados que se obtienen. Una evaluación de este tipo debe acudir a enfoques, metodologías y técnicas mixtas y complementarias. Ello signiica que se realizará una evaluación de resultado, proceso, impacto y satisfacción, y que se utilizarán técnicas cuantitativas y cualitativas” (Serrano y Raczynski, 2002, p. 22). “Sulbrandt (1993) propone un modelo de Evaluación Integral que toma como punto de partida la conducta real de los actores involucrados, es decir, una mirada “de abajo hacia arriba”. Sugiere utilizar un esquema amplio, multidimensional y multifacético orientado a responder no solo en qué medida se han logrado los resultados, sino también cómo y por qué. Dado que hay más de un criterio para evaluar un programa (eiciencia, eicacia, equidad, impacto social, etc.), las preguntas básicas de la evaluación y los criterios a utilizar deben ser claramente explicitados. Al formular las preguntas centrales del estudio (¿qué se ha logrado a través del programa?), la idea es poder asumir la perspectiva de los principales actores y no solo de quién encarga el trabajo. Una vez que se tienen las preguntas, se deben ordenar y jerarquizar, determinar objetivos y metas, clariicar su naturaleza y señalar los procedimientos adecuados para medir el desempeño” (Serrano y Raczynski, 2002, p. 23). En este caso, el ISe sale de una lógica top/down o down/top. Además no asume una perspectiva al interior de alguno de los actores sino que se concentra en una unidad analítica: el propio programa. En este sentido, no es que no se asume la importancia de la participación de los usuarios del programa, al contrario: lo que se analiza es que si los usuarios son considerados, ellos y sus mecanismos participativos deben estar claramente contemplados en la estructura de intervención de la oferta. d.2 evaluación estratégica de la gestión de programas (cePal) “Desde ines de los 90, CEPAL ha venido implementando un programa de evaluación de grandes programas sociales en diversos países de América Latina44. El dise44 Los programas evaluados son: Proyecto de Restaurantes Escolares Comunitarios, Medellín; Proyecto Jóvenes, Argentina; Programa DST/AIS, Brasil; Programa de Apoyo a la Microempresa, Chile; Programa de Inversión Social, Paraguay; y el Programa Nacional de Enfermedades Sexualmente Transmisibles (DST) y Síndrome de Inmunodeiciencia Adquirida (SIDA), de Brasil. 86 — Teresa Matus y César Mariñez ño de estas evaluaciones incorpora la evaluación de resultado, pero su énfasis más bien está puesto en el proceso de implementación y en la dinámica institucional y organizacional que rodea al programa. Critica las metodologías tradicionales de evaluación ex post y de gestión, pues ambos asumen que el cumplimiento de productos conducirá al impacto esperado. Asume que esta lógica conduce a optar por evaluaciones que ponen el acento más en la eicacia y la eiciencia de los programas que en su impacto. El modelo de CEPAL adopta una visión más compleja que combina la preocupación por maximizar el impacto sobre los beneiciarios y optimizar la eiciencia de los recursos, para generar los productos requeridos en el proceso de gestión de programas. Entiende, al igual que Patton (1983), que las organizaciones tienen que resolver otros problemas aparte de los directamente relacionados con el logro del objetivo, que están sujetas a una multiplicidad de inluencias del entorno y que son vulnerables a él. Los programas sociales son especialmente vulnerables respecto del inanciamiento, continuidad, permanencia de los equipos, efectos en los beneiciarios y cambios en los equipos, cuestiones ineludibles de considerar en una evaluación de resultados. En este modelo, la evaluación tiene tres momentos. El primero describe el problema y el programa. Este es un momento relevante por cuanto ordena y sistematiza el sentido del programa, su interpretación de la realidad asociada con los elementos que caracterizan el problema: causas, respuesta institucional, otras intervenciones, etc. Entre los elementos que caracterizan el programa se abordan las deiniciones generales: objetivos, horizonte temporal, población objetivo, cobertura y focalización, productos, inanciamiento, resultados y el modelo de organización y de gestión, procesos, estructura organizacional, cultura y clima, funciones, inluencia del contexto. El segundo momento estudia y analiza el programa identiicando brechas, nudos estratégicos y facilitadores. El tercer momento es de selección y construcción de senderos estratégicos (ruta crítica) asociados al programa. Este análisis considera cuestiones de entorno institucional y contexto político, que otorgan legitimidad a la propuesta que representan los programas” (Serrano y Raczynski, 2002, p. 23). En este sentido, el ISe contempla una descripción de la oferta del programa y la relaciona con la complejidad sistema/entorno, especialmente con el territorio donde se quiere llevar a cabo el programa. También allí es posible la iden- 87 — Parte I - Capítulo 3 tiicación de brechas, tanto entre la complejidad y la calidad de la oferta, como entre componentes o, incluso, al interior de los indicadores de una variable en un componente. diversas de estas características evaluativas estratégicas están presentes en la evaluación ISe: los análisis por consistencia entre objetivos y las actividades, la generación de indicadores de desempeño, la capacidad organizacional de gestión, los criterios de diseño y las funciones desempeñadas por el equipo. e) evaluación estratégica de la gestión de programas (cePal) “Desde ines de los 90, CEPAL ha venido implementando un programa de evaluación de programas sociales en diversos países de América Latina”45. El diseño de estas evaluaciones incorpora la evaluación de resultado, pero su énfasis más bien está puesto en el proceso de implementación y en la dinámica institucional y organizacional que rodea al programa. Critica las “metodologías tradicionales de evaluación ex post y de gestión, pues ambos asumen que el cumplimiento de productos conducirá al impacto esperado. Asume que esta lógica conduce a optar por evaluaciones que ponen el acento más en la eicacia y la eiciencia de los programas que en su impacto” (Raczynski y Serrano, 2002, p.23). el iSe comparte el énfasis en la efectividad y, para observarla, en la eicacia y la eiciencia. asimismo, busca colocar una mirada más densa en relación con las inluencias del entorno capturadas en los nexos entre complejidad y calidad. También pone sobre la mesa los requerimientos de una consistencia de inanciamiento y la calidad y permanencia de los equipos de trabajo. De este modo, hay ainidad con ese modelo evaluativo: “Los programas sociales son especialmente vulnerables respecto del inanciamiento, continuidad, permanencia de los equipos, efectos en los beneiciarios y cambios en los equipos, cuestiones ineludibles de considerar en una evaluación de resultados” (Raczynski y Serrano, 2002, p.23). 45 Los programas evaluados son: Proyecto de Restaurantes Escolares Comunitarios, Medellín; Proyecto Jóvenes, Argentina; Programa DST/AIS, Brasil; Programa de Apoyo a la Microempresa, Chile; Programa de Inversión Social, Paraguay; y el Programa Nacional de Enfermedades Sexualmente Transmisibles (DST) y Síndrome de Inmunodeiciencia Adquirida (SIDA), de Brasil. 88 — Teresa Matus y César Mariñez f) Sin duda, una mayor ainidad con un índice cuantitativo en resultados de intervención social la constituye el modelo de Goal-free evaluation: a potencial model for the evaluation of Social Work Programs, desarrollado por un conjunto de autores de Trabajo Social que han irrumpido en la escena de las evaluaciones de programas, no solo sociales sino académicos (Youker, 2013). En dichos trabajos se busca un tipo de evaluación diversa a la hegemónica evaluación de impacto. De esta forma la GFE emerge como una alternativa frente a la GBE. Como Youker sostiene: “Goal-free evaluation (GFE) is an evaluation model in which the evaluator is deliberately kept from the stated (or implied) goals and objectives of the program; this is accomplished by appointing a screener to keep goal-related information from the goal-free evaluator. Screening the evaluator from program goals is designed to control bias inherent in goal-based evaluation (GBE), a bias that contaminates the evaluator’s ability to see the program’s true outcomes and true merit. Although GFE has been in use for more than half a century, the literature on GFE remains sparse and highly theoretical and GBE continues to dominate evaluation practice”46. La gran tradición de evaluaciones de programas sociales e intervenciones en sus versiones cuantitativas provienen de la descripción y formas evaluativas que están contenidas en las grandes orientaciones de evaluaciones de impacto (compare Brown, McCloskey, Galpin, Keen & Immins, 2008; Brun, 2005; DePoy & Gilson, 2003; Dudley, 2009; Gardner, 2000; Ginsberg, 2001; Grinnell, Gabor & Unrau, 2010; Neil & Sellick, 2001; Qureshi, 1998; Shaw & Lishman, 2005). Probablemente no hay ninguna organización que haya desarrollado tantos instrumentos cuantitativos como el NASW Code of Ethics “Evaluation and Research” (NASW, 2008). De acuerdo al código, al evaluador social no sólo le conciernen las necesidades de los usuarios del programa, sino pronunciarse sobre las necesidades de los administradores, de los managers y del staf. Sin embargo, el foco se pone para conocer los intereses de los clientes y desde allí efectuar mediciones cuantitativas. Estos debates son ampliamente recogidos por la literatura de Trabajo Social (Brun, 2005; DePoy & Gilson, 2003; Dudley, 2009; Ginsberg, 2001; Grinnell & Unrau, 2011; Davidson, 2005). La Goal-based evaluation (GBE) ha dominado las formas de evaluación práctica en Trabajo Social (Alkin, 2004; Fitzpatrick, Sanders & Worthen, 2004). De hecho, 46 Youker, Brandon W. Goal-free evaluation: a potencial model for the evaluation of Social Work Programs Social Work Research. 19 diciembre 2013. 89 — Parte I - Capítulo 3 Friedman, Rothman y Withers (2006) claman porque se amplíen las formas de evaluación. Esto ya era planteado por Mark, Henry y Julnes (2000), quienes discutían si podían existir evaluaciones tempranas de los programas sociales, innovando de este modo el paradigma dominante en la evaluación social. Sin embargo, todavía la mayoría de la literatura mira fortalezas y debilidades, poniendo en el denominado marco lógico la acentuación de las evaluaciones (House, 1980; Salasin, 1974; Scriven, 1972, 1973, 1974, 1976). Ahora bien, en Trabajo Social vienen emergiendo otros modelos y sistemas evaluativos interesantes en el sentido en que rompen con algunos de los principios básicos en donde la clásica evaluación cuantitativa ponía sus énfasis (por ejemplo: Fitzpatrick et al., 2004; Grinnell, Unrau & Gabor, 2011; Patton, 2002; Shaw & Lishman, 2005). El primer principio cuestionado es el cómo se abordan los objetivos en una evaluación. Ya Scriven (1972) usa una serie de analogías para cambiar la ijación de causa-efecto que estaba dentro de los objetivos. Por su parte, Patton (1997) describe y adelanta las diicultades de una empresa como esa, poniendo sin embargo su foco en la relación interna entre objetivos y formas de llevar a cabo la intervención social. Para Youker los cambios también consisten en conformar una tríada entre stakeholders, equipos técnicos y clientes para evaluar, con un tipo de metodología diferente (Youker, 2005). Asimismo, apunta a crear sistemas gratuitos de evaluación donde las organizaciones muestren sus resultados. Existen por ahora dos estudios claves en esta forma novedosa de evaluación (Evers, 1980; Youker, 2011), donde se presentan sistemas para “pre-evaluar” que sirvan a los diversos stakeholders para tomar decisiones. a pesar de estas ainidades, no encontramos en esta línea de discusiones plenamente validadas los mecanismos del giro de la demanda a la oferta. En este sentido, investigaciones que van sobre este aspecto se encuentran en Chile, por ejemplo en el Índice de Compromiso Cumplido, descrito ya hace una década por Teresa Valdés en la FLACSO. Sin embargo, la clave de que la evaluación puede ser una cultura desarrollada por los programas sociales, que no necesariamente conlleve un gasto operativo del programa, es central en lo que el ISe asume como su propuesta. 3. Aportes para una innovación social efectiva En medio de un panorama de reformas sociales, de los debates acerca de diversas áreas, es fundamental no sólo pensar a partir de ellas y de sus contenidos, de los 90 — Teresa Matus y César Mariñez presupuestos para cambiar y favorecer sistemas sociales más cerca de mecanismos inclusivos, sino de acompañar esos cambios con innovaciones sustantivas en el modo de hacer las cosas. El inanciamiento de los servicios sociales no siempre responde a las expectativas de quien lo hace, dado los deicientes resultados que muchas veces estos obtienen. Los resultados insatisfactorios se deben a que “una porción demasiado grande del dinero disponible para enfrentar necesidades sociales se usa para mantener el statu quo, porque se entrega a organizaciones que están casadas con sus soluciones, modelos de entrega y beneiciarios actuales” (Christensen et al. 2006, p.3). En este sentido, el ISe busca precisamente situarse en esa brecha, mostrar junto a los programas sociales la importancia de un mecanismo para que ellos mismos observen el cómo lo están haciendo y asuman una agenda pro calidad como uno de sus horizontes sustantivos. Para ello hay que tener mapas. Es decir, no se puede tratar por igual a todos los programas sociales. Tendría que haber un apoyo especial que se dirigiese a programas que están respondiendo a las necesidades sociales de manera innovadora, a través de soluciones escalables, sustentables y transformadoras de sistemas, que abarquen un amplio número de personas. Dichos programas utilizan procedimientos de innovación disruptivos que “desafían a los actores establecidos a través de alternativas simples y suicientes para un grupo de clientes subatendidos” (Christensen et al., 2006, p.4), y “catalíticos”, es decir, que “trascienden el statu quo, entregando soluciones suicientes a problemas sociales inadecuadamente abordados” (Christensen et al., 2006, p.4). Las innovaciones catalíticas son “un subconjunto de las innovaciones disruptivas, distinguidas por su foco primario en el cambio social, a menudo a escala nacional” (Christensen et al., 2006, p.4). Las innovaciones disruptivas “son normalmente más simples, más convenientes y menos caras, por lo que atraen a clientes nuevos o menos exigentes” (Christensen et al., 2006, p.4). Ellas responden a un mercado que no está siendo atendido. En este sentido, el ISe busca apuntar tanto a una innovación catalítica como a una disruptiva. Se trata de una innovación social que desafía la manera habitual de hacer las cosas, de manera simple, conveniente y a un bajo costo. “La innovación social designa una nueva manera de hacer las cosas (new ways of doing things) en el objetivo explícito de responder a necesidades sociales” (Taylor, 1970: 70). 91 — Parte I - Capítulo 3 Asimismo, busca demostrar que la innovación no es posible solo en materia de productos sino en el ámbito de los procesos sociales: “Hasta hoy, la innovación se basaba en un producto o proceso cuyo origen era por lo general una innovación tecnológica. Hoy día la innovación puede darse tanto en productos como procesos, pero también en el modo de evaluar un producto, en el modelo de negocio y por medio de innovación interna o externa” (Úbeda & Moslares, 2008, p. 35). El ISe busca situarse como una innovación disruptiva en cuanto se compone como un sistema abierto, presenta un modelo donde las formas de evaluación se recrean, permitiendo refutar algunas de las cláusulas más usuales y reiteradas acerca de cómo se evalúan los programas sociales. En consecuencia, el ISe busca compartir con los innovadores catalíticos cuatro cualidades (Christensen et al., 2006, p.4): • Generar cambios sociales sistémicos mediante el escalamiento y la replicación. Especíicamente en la forma de evaluar la calidad de los programas sociales. • Satisfacer una necesidad que está siendo atendida en exceso (porque la solución existente es más compleja de lo que mucha gente requiere) o no atendida en absoluto. En este caso se ofrece una solución acerca de un problema apremiante (cómo mejorar los programas sociales) recurriendo a indicadores que se usan también en otros enfoques, pero innovando rotundamente en la lógica de la evaluación, cuestión que hasta ahora no se ha considerado en los modelos de evaluación. • Ofrecer productos y servicios que son más simples y menos costosos que las alternativas existentes, y que podrían ser percibidos como de menor desempeño, pero que los usuarios consideran suicientemente buenos. En este sentido, el ISe apunta exactamente a estas características, busca posicionarse como una alternativa más sencilla, menos costosa y de menor tiempo para cumplir una función evaluativa sustantiva. • Generar recursos, tales como donaciones, becas, voluntarios o capital intelectual, de maneras que inicialmente son poco atractivas para los competidores establecidos. En relación a este punto, el ISe apuesta a que en la medida que los programas sociales lo usen, podrán tener mejores mapas, mejores diagnósticos de situación y que ellos servirán no solo para ajustar 92 — Teresa Matus y César Mariñez el gasto y hacer mayor consistencia, sino para reducir la incerteza de la inversión en un programa social. Se busca satisfacer un aspecto hasta ahora irresuelto en la medición de calidad de los programas sociales, ya sea por su costo, por su poca disponibilidad de uso, por la externalización de la evaluación, por su nivel de diicultad. De este modo, se espera llegar justamente adonde las otras formas evaluativas no llegan. Así, la innovación social propuesta supone una aplicación innovadora de ciertas ideas, incluso si ellas no son necesariamente nuevas en sí mismas; se trata de una adaptación o montaje de estas ideas innovadoras y su aplicación a los programas sociales desde una nueva lógica. 3.1 ¿en qué la innovación del iSe es “social”? Más allá de las características que la convierten en una innovación, lo que da a una innovación su dimensión “social” tampoco es unánime. En particular, cuáles son los intervinientes sociales (organizaciones en la comunidad o las redes informales, empresas, gobiernos, etc.) que participan en la innovación social y de qué manera (Gouvernement du Canada, 2010, p.2). El ISe es una innovación social en sus ines en la vida social ya que busca mejorar la capacidad de actuar de los programas que beneicien a las personas (European Commission, 2013, p.6). Se basa en la creatividad potencial de los programas, donde su experiencia, su capacidad de observación, se encuentra raramente colocada en los actuales sistemas de evaluación. El ISe, de este modo, es una oportunidad tanto para el sector público como para las empresas y los organismos de la sociedad civil. Lo que asume este proyecto es la generación de un prototipo y la generación de un piloto. Además de colocar un sistema interactivo, en este caso, una plataforma web para poder escalar y transferir sus resultados. En este sentido, se acopla a las etapas tal como las expone la comisión europea de innovación (European Commission, 2013, p.9). 93 — Parte I - Capítulo 3 The spiral model of social innovation showing the four stages 1. Ideas 4. Scaling 2. Prototyping & Fuente: European Commission, 2013, p.9 94 — Teresa Matus y César Mariñez Como ya lo sostiene Anna Davies, muchas veces los prototipos no se sostienen porque no escalan al nivel de un cambio sistémico, es decir, no se transforman en rutinización, no traspasa al nivel de la apropiación47. En este sentido, existe un amplio margen para proyectar la investigación en estos marcos. Se trata entonces de generar un prototipo con la amplia participación de expertos, programas sociales y sus equipos; para poder implementar tanto el pre test como la fase de implementación del instrumento, para instalar un sistema de transferencia y escalamiento con la generación y desarrollo del sistema de plataforma web interactiva. De allí que el ISe busque conigurarse como una estrategia combinada de evaluación y formación en la gestión orientada a resultados que mejoren la relación entre condiciones de calidad de la oferta y su nivel de respuesta frente a la complejidad sistema/entorno. º Formación Sistema de ajuste y toma de decisiones a nivel DIRECTIVO EVALUACIÓN DE NIVEL DE CALIDAD DE LA GESTIÓN + MEDICIÓN DE BRECHA COMPLEJIDAD/CALIDAD EVALUACIÓN DE IMPACTO valor agregado de la oferta 3º Aprobación Elaboración de un plan de mejoras coordinada desde y con los equipos Mejora visión estratégica Orientación al logro de AJUSTES Genera coordinación funcional Mejora nivel de consistencia MEJORA CONTINUA DE NIVEL DE CALIDAD DE LOS PROGRAMAS SOCIALES APLICACIÓN ACOPLADA DE INSTRUMENTOS 1º Evaluación2 Mejora nivel de prestaciones 47 Davies, Ana. Social innovation process and social entrepreneurship. En: Jürgen Howaldt, Anna Butzin, Dmitri Domanski y Christoph Kaletka, Theoretical approaches to social innovation. SI Drive (Social innovation: driving force of social change) TU Dortmund, September 2014. Pág. 60 y ss. 95 — Parte I - Capítulo 3 De esta forma, constituye una innovación evaluativa: construye un modo de evaluar el impacto y el valor agregado de la oferta. Propone que esta evaluación auto observada genere un espacio abierto a otra lógica en la formación de los equipos de políticas públicas y programas sociales. Esta formación contiene nuevas posibilidades para una gestión de calidad, la innovación en la construcción de una línea de base, el uso maximizado de las redes de recursos, las distinciones entre subgrupos de usuarios y nuevos modelos de supervisión y seguimiento. Sirve para mejorar visiones estratégicas, generar un plan de mejoras basal, realizado en coordinación entre equipos locales y niveles organizacionales directivos. En este sentido, propone un escalamiento funcional que, mejorando el nivel de consistencia de la oferta, mejore el nivel de las prestaciones. Lo anterior está sostenido en una evaluación de brechas, en una comparación entre los niveles de complejidad del entorno y las condiciones para la calidad de la gestión con que cuenta el programa. Esta observación de la complejidad es sustantiva para poder mejorar la calidad de la oferta. En los sistemas de evaluación tradicional, esta relación no está́ lo suicientemente focalizada. De allí que se tomen medidas de corrección con sistemas de medición univariados (un ejemplo es el uso indiscriminado de los ranking) que no consiguen visualizar dónde se encuentra la brecha clave a considerar. Por eso esta es una matriz que aporta a mejorar una visión estratégica, porque muestra tendencias de relación. De esta forma, al contar con esta matriz de brecha en los programas sociales, podría reducirse el nivel de riesgo de la inversión, incrementarla en aquellas zonas de mayor disparidad y observarla diversiicadamente según niveles de complejidad al que los programas buscan enfrentar. En consecuencia, el ISe posibilita contar con un mapa personalizado de programas sociales según sus niveles de complejidad/condiciones de calidad de la gestión y proponer la categoría de Programas prioritarios, identiicándolos con aquellos requerimientos de atención destinados a la complejidad especialmente alta y extrema. Recoger el guante de una innovación crítica para enfrentar la desigualdad, supone emprender la hermosa y abierta tarea de Fibonacci, la de un sistema de innovación social capaz de abrirse, una vez más, a las tareas ininitas de la transformación social. 96 — Teresa Matus y César Mariñez Referencias bibliográicas — Acouette-fougère, C. et Lascoumes. P. (2013). Les scènes multiples de l’évaluation. Les problèmes récurrents de son institutionnalisation. Paris: laboratoire interdisciplinaire d’évaluation des politiques publiques. Recuperado de http://www.sciencespo.fr/liepp/sites/sciencespo.fr.liepp/iles/liepp-rapport3-scenes-multiples-201305.pdf — Azevedo, V., Bouillon, C., Irarrázaval, I. (2011). Sistemas integrados de información social: su rol en la protección social. La experiencia de Argentina, Brasil, Costa Rica, Colombia, Chile y México. Santiago: Centro de Políticas Públicas, Pontiicia Universidad Católica de Chile. — Adorno, Theodor (1984). Dialéctica Negativa. Madrid: Editorial Taurus. — Aguilera, Antonio. (1991). Theodor Adorno: actualidad de la ilosofía. Barcelona: Editorial Paidós. — Adorno, Theodor (1973). “Sobre sujeto y objeto”. En: “Consignas”. Buenos Aires: Ediciones Amorrortu. — Adorno, Theodor (1983). “Tres estudios sobre Hegel”. Madrid: Editorial Taurus. — Baker, Judy (2000), “Evaluating the impact of development projects on poverty. A handbook for practitionary”. Washington: The World Bank. — Bamberger, Michael y Eleanor Hewitt (1986), “Monitoring and evaluating urban development programs”, World Bank technical paper number 53. — Banco Mundial (1990). “La medición de la pobreza”. En: Informe sobre el desarrollo mundial 1990. La pobreza, indicadores del desarrollo mundial, Banco Mundial, Washington, pp. 29-33. — Bañón, I., Martínez, R. (Comp.) (2003). La evaluación de la acción y de las políticas públicas. Madrid: Ediciones Díaz de Santos. 97 — Parte I - Capítulo 3 — Bernal, Raquel; Peña, Ximena (2012). Guía práctica para la evaluación del impacto. Santiago: Ediciones UC. — Beyer, Harold; Sapelli, Claudio (2009). “Riesgo e igualdad en una sociedad de mercado. Hacia una política social eiciente y efectiva”. En El Chile que viene. De dónde venimos, a dónde estamos y a dónde vamos, Ediciones Universidad Diego Portales, 2009, pp. 103- 138. — Bravo, David; Castro, Rodrigo; Gallego, Francisco et. al. (2010). “A ocho años de su inicio. ¿Qué hacer con Chile solidario?”, Grupo de Política Social, año 2, nº 3. — Briones, Guillermo (1985), “Evaluación de programas sociales. Teoría y metodología de la investigación evaluativa”. Santiago: PIIE. — Benjamin, Walter (2012). Obras completas. Libro de los pasajes. Iluminaciones I. Madrid: Editorial Tecnos. — Benjamin, Walter (1999). Iluminaciones II. Barcelona: Editorial Taurus. — Benjamin, Walter (1989). Origen del drama barroco alemán. Barcelona: Editorial Taurus. — Bachelet, Rémi (2012). L’évaluation des projets: indicateurs d’impact. Lille: École Centrale de Lille, 2012 — Buck-morss, Susan (1981). “Origen de la Dialéctica Negativa”. México: Editorial Siglo XXI. — Boltanski, Luc y Chiapelli, Ève. El Nuevo Espíritu del Capitalismo. Madrid: AKAL Ediciones, Madrid, 2002. — Brunner, José Joaquín; Marshall, Pablo (2003). “Innovar o retroceder”, en Foco, 10, Expansiva, pp. 1-11. — Calderón Magaña, Coral (Coord.). (2013). Tedistributing care. The policy challenge, Santiago: United Nations, ECLAC. 98 — Teresa Matus y César Mariñez — Santiago: Cepal (1998) “Modelos de evaluación de la gestión social”. — Cepal (2001), “Gestión de programas sociales en América Latina”. Análisis de casos. vol. ii: el programa nacional de enfermedades sexualmente transmisibles (dst) y síndrome de inmunodeiciencia adquirida (sida) de brasil. Serie políticas sociales nº 46; Santiago. — Cepal (2001), “Los desafíos de la reforma del estado en los programas sociales: tres estudios de caso”. Serie políticas sociales nº 45; Santiago. — Christensen, C., Baumann, H., Ruggles, R., Sadtler, T., (2006). “Innovación disruptiva para el cambio social”, en Harvard Business Review. América Latina. — Cloutier, Julie (2003). Qu’est-ce que l’innovation sociale, cahier du crises collection études théoriques – 0314. Québec: Centre de Recherche sur les Innovatons Sociales, CRISES. — Cohen, Ernesto; Franco, Rolando. “Racionalizando la política social: evaluación y viabilidad”, Revista de la CEPAL, nº 47, pp. 177-187. — Cohen, Ernesto (2001), “Reforma del estado, modernización administrativa y evaluación del desempeño de la gestión pública”, Serie políticas sociales nº 45, División de Desarrollo Social, CEPAL. — Cohen, Ernesto; Franco, Rolando. (1992), Evaluación de proyectos sociales. México Editorial Siglo XXI. — Comisión de desafíos del futuro Senado de Chile. Retrato de la desigualdad en Chile, Senado de Chile, 2014. — Conseil scientiique de l’évaluation (1998), L’évaluation en développement 1997. Rapport annuel sur l’évolution des pratiques d’évaluation des politiques publiques, La Documentation Française. — Callinicos, Alex (1992). “Marxismo y postmodernidad”. En: “Modernidad y postmodernidad”. Compilado por Josep Picó. Madrid: Editorial Alianza. 99 — Parte I - Capítulo 3 — Davies, Ana (2004). Social innovation process and social entrepreneurship. En: Jürgen Howaldt, Anna Butzin, Dmitri Domanski y Christoph Kaletka. Theoretical approaches to social innovation. SI Drive (Social innovation: driving force of social change) TU Dortmund, September. — Derrida, Jacques (1995). “La moneda falsa”. Barcelona: Editorial Paidós. — Derrida, Jacques (1985). “El espectro de Marx”. Madrid: Editorial Trota. — Foucault, Michel (1979). “La arqueología del saber”. México: Editorial Siglo XXI. — Guattari, Felix (1992). «Por una refundación de las prácticas sociales», fue publicado póstumamente por la revista Le Monde Diplomatique, octubre de 1992 (una traducción castellana apareció en la revista Ajoblanco, diciembre de 1992) — DIPRES, Ministerio de Hacienda (2014). http://www.dipres.gob.cl/572/w3-propertyvalue-15222.html — European Commission (2013). Guide to social innovation. Brussels: Regional and Urban Policy, ec. — Fernández-Ballesteros, Rocío (1996), “Evaluación de programas. Una guía práctica en ámbitos sociales, educativos y de salud”. Madrid: Editorial Síntesis. — Fnars-anas, Lallemand, Dominique (2001). Les déis de l’innovation sociale. Issy Les Moulineaux: Esf éditeur. — Fontaine R., Ernesto (2008). Evaluación social de proyectos (Decimotercera edición), México: Pearson. — Gouvernement du Canada (2010). «L’innovation sociale»: qu’en est-il et qui en fait? en Politique sociale recherche, horizons de politiques canada, note de recherche, abril. http://www.horizons.gc.ca/doclib/2010-0032-fra.pdf — Griiths, Simon; Kippin, Henry & Stoker, Gerry (2013). Public services. a new reform agenda, bloomsbury, London. 100 — Teresa Matus y César Mariñez — Jürgen Howaldt, Anna Butzin, Dmitri Domanski y Christoph Kaletka (2014). Theoretical approaches to social innovation. SI Drive (Social innovation: driving force of social change) TU Dortmund. — Instituto Nacional de Derechos Humanos (2012). Indicadores de derechos económicos, sociales y culturales: derecho a la salud y derecho al trabajo, primera etapa, Santiago de Chile, diciembre. — Lacouette-Fougère, c. et Lascoumes (2013). Laboratoire interdisciplinaire d’évaluation des politiques publiques. Rapport mai. Paris: sciences po | liepp http://spire.sciencespo.fr/hdl:/2441/7o52iohb7k6srk09n120148rk/resources/ liepp-rapport-3-scenes-multiples-201305.pdf — Larraín, Felipe. (2006). Innovación en Chile: análisis y propuestas. Banco Interamericano de Desarrollo, Serie de Estudios Económicos y Sociales, re1-06-002. — Martínez, Oscar; Campillo, Claudia; Rogelio, Adolfo (Coords.). (2011). Las transferencias condicionadas en Iberoamérica. Un acercamiento a casos en México, Brasil y España, México: Universidad Iberoamericana. — Matus, Teresa (2012). Serie: avanzar en calidad: desarrollo y transferencia de un modelo de gestión de calidad para programas sociales. directora del proyecto FONDEF D0I1143 Santiago, Chile: Ediciones Libros de Mentira. Santiago. — Matus Teresa (2012). Los desafíos de la innovación social. En: Análisis del Modelo de Gestión de Calidad para Programas Sociales, Vol. 4 Serie Avanzar en Calidad. Santiago, Chile: Ediciones Libros de Mentira. — Mideplan (1999), La evaluación de la gestión pública, revista Mideplan, año 1 nº 2, septiembre 1999. — Ministerio de Desarrollo Social, Gobierno de Chile, (2014). SIIS, en http://siis.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/ — Ministerio de Hacienda (2001). Evaluación de programas e indicadores de desempeño. 101 — Parte I - Capítulo 3 — Ministerio de Planiicación, unidad sistema integrado de información social, gobierno de Chile, (2010). Recuperado de http://api.ning.com/iles/xtuyttntn0dp* bziwrd2me7ajko7j3vgkznzvwhgfu_/veronicasilva.pdf — Mohr, Lawrence (1995), “Impact analysis for program evaluation 2”. Sage publications. — Morales Labbé, Mónica. “Ficha de protección social: ¿Con el acento en la vulnerabilidad?” intervención, nº 1. (sin número de páginas). — Moulaert, Frank (2009). social innovation: institutionally embedded, territorially (re)produced, en social innovation and territorial development, diana maccallum, frank moulaert, jean hillier and serena vicari haddock (eds.). Great Britain: Ashgate — Neuloh, Otto (1984) social innovation: history, theory, internationalization en c. g. hedén & a. king (eds.) Social innovations for development. a conference at ulriksdal palace, organized for the sven and dagmar salén foundation by the international federation of institutes for advanced study (iias) in its ulriksdal seminar series, from vision to action. oxford: pergamon press. — Nirenberg O. Brawerman J., Ruiz, V. (2003). Programación y evaluación de proyectos sociales. Aportes para la racionalidad y la transparencia. Buenos Aires: Paidós, Colección Tramas Sociales, volumen 19. — Raczynski, Dagmar y Serrano, Claudia (2002). La función de evaluación de políticas sociales en Chile. Santiago: asesorías para el desarrollo. Recuperado de http://www.asesoriasparaeldesarrollo.cl/secciones/centro_documentacion. html#politica — Raczynski, Dagmar; Vergara, Pilar y Vergara, Carlos (1993). “Políticas sociales: prioridades de investigación y necesidades de capacitación en Chile”. Notas Técnicas Nº 156, Cieplan. — Raczynski, Dagmar. “Para combatir la pobreza en Chile: esfuerzos del pasado y desafíos del presente”, en: Construyendo opciones, propuestas económicas y sociales para el cambio de siglo, CIEPLAN/DOLMEN, Santiago de Chile, 1998, pp. 191-229. 102 — Teresa Matus y César Mariñez — Rebolloso, Enrique; Fernández, Baltasar; Cantón, Pilar (2008). Evaluación de programas de intervención social. Madrid: Editorial Síntesis. — Rojas, C. (2010). Innovaciones disruptivas en el agro chileno. Centro de competitividad del Maule. Talca: Universidad de Talca. — Safatle, Vladimir (2008). Cinismo e Falência da crítica. São Paulo: Editorial Boitempo. — Shadish, William; Thomas Cook y Laura Leviton (1991), “Foundations of program evaluation”. California: Sage Publications. — Sulbrandt, José (1993), “La evaluación de los programas sociales. Una perspectiva crítica de los modelos usuales”, en Kliksberg, Bernardo, Pobreza: un tema impostergable, nuevas respuestas, México, PNDU/CLAD/FCE. — Taylor, J. (1970), “Introducing social innovation”, in Journal of applied behavioral science, vol.6, no.1, p. 69-77. — Teitelboim, Berta (Coord.) (2002). Sistema Chile Solidario. Santiago: Gobierno de Chile, Ministerio de Planiicación y Cooperación. — Torche, Florencia (2005). “Desigual pero luido: el patrón chileno de movilidad en perspectiva comparada”, en foco, 57, Expansiva, pp. 1-28. — Úbeda, R., Moslares, C., (2008). Innovando la innovación. Boletín económico de ICE nº 2942. Título: Innovación en Chile: análisis y propuestas — Valdés, Teresa (2002): Índice del compromiso cumplido. FLACSO. Santiago de Chile. — Viale, Ricardo (Compilador) (2009). Las nuevas economías. De la economía evolucionista a la economía cognitiva: más allá de las fallas de la teoría neoclásica. México: FLACSO. — Wilkinson, Richard; Pickett, Kate (2010). The spirit level. why greater equality makes societies stronger. New York: Bloomsbury Press. 103 — CAPÍTULO 4 INNOVACIÓN SOCIAL Y EVALUACIÓN. DOS IDEAS Y UNA DISYUNTIVA Cecilia Pérez1 Resumen El presente artículo resume la ponencia que la autora realizara en el otoño de 2015, con ocasión del Seminario sobre Innovación Social y Evaluación, organizado por la Escuela de Trabajo Social de la Pontiicia Universidad Católica de Chile, en el marco del Proyecto FONDEF “Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales”. La autora propone revisar las disyuntivas de la innovación y la evaluación social a partir de las profundas transformaciones en la vida política, económica, social, cultural e institucional producidas en las sociedades emergentes de la región, en la última mitad de siglo. En dicho contexto, se revisan dos temas centrales: La necesidad de motricidad ina del Estado y las consecuencias de la autonomización de las tecnocracias, con sus ventajas y desventajas. Para, inalmente, proponer un modo de resolver la disyuntiva de si más o menos tecnocracia o más o menos política, a la luz de los aportes de la evaluación social en las agendas transformadoras del Estado. En un escenario postmoderno de transformaciones globales que impactan al Estado y su relación con la sociedad, y que instalan un nuevo contexto de demandas sociales y posibilidades públicas, la propuesta de este artículo es compartir una relexión sobre dos ideas y una disyuntiva relacionada con la intervención social y el rol y aporte de la evaluación. 1 Cecilia Pérez Díaz es Trabajadora Social de la Universidad de Concepción. Magister en Trabajo Social y Políticas Sociales. Docente del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Concepción. Fue Ministra de Estado en las carteras de MIDEPLAN y SERNAM, entre 2002 y 2006, durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos Escobar, y Directora del Fondo de Solidaridad e Inversión Social, durante el primer gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Actualmente ejerce como Directora de Relaciones Institucionales de la Universidad de Concepción. Email: nperezd@udec.cl 104 — Cecilia Pérez Primera idea: la necesidad/capacidad de “motricidad ina” del estado En una mirada más bien global de los procesos de transformación cultural, económica, política e institucional de las últimas seis décadas en el mundo, la región y el país, es posible constatar que los movimientos de larga duración, señalados por Braudel (1979), han conducido a un régimen mundial unipolar, en el cual se instala con fuerza arrolladora una forma nueva e insustituible de producción y acumulación de riqueza —el sistema inanciero—, que se despliega con la inmediatez e intangibilidad que ningún otro proceso político, marcando el inicio de una crisis de poder, ilustrada en lo que algunos identiican como la crisis del Estado-Nación. En el marco de esta entropía política, económica y social, pareciera que no hace falta un Estado con base territorial con el cual establecer relaciones de negociación/ cooperación/competencia; la información y los capitales se desplazan sin límites y la burocracia pierde capacidad de reacción frente a este fenómeno global. Las mayorías se fragmentan La otrora masa social “establemente estratiicada” y conducida por una sociedad política tradicional, que es capaz de aglomerar voluntades sociales a través de discursos y prácticas rectoras y hegemónicas, seguida de la irrupción violenta, represiva y criminal de las dictaduras de seguridad nacional de los años setenta y ochenta en el cono sur de América Latina, comienza a experimentar su propia balcanización social y cultural, dando paso a la expresión de minorías e identidades diversas e irreconocibles que toman lugar en la agenda política de ines del siglo XX. Las transformaciones en el mundo del trabajo y el cambio de la base subjetiva de las identidades La mutación de paradigmas de la producción y las relaciones laborales, junto con la privatización de empresas públicas y precarización del empleo, desplazan el lugar de trabajo como fuente de status y lo sustituyen por la capacidad de consumo de los individuos. Se deja de hablar de ciertas representaciones sociales como “la familia ferrocarrilera”, “mi padre es huachipatino”, “mi abuelo es de la Compañía de Teléfonos”, etc. 105 — Parte I - Capítulo 4 Las identidades comienzan a acoplarse a otras categorías que irrumpen en este proceso. Aparecen las identidades indígenas, sexuales y de género, las territoriales, las etarias, las tribus urbanas, los movimientos artísticos alternativos, las otras disciplinas o prácticas deportivas, entre muchas otras. Las demandas sociales se diversiican y complejizan Ni la demanda de “pan, techo y abrigo”, ni la retórica homogeneizadora de la respuesta política dan cuenta de los nuevos escenarios y las nuevas expectativas. La libertad empieza a ser asociada más a las particularidades que a los desafíos colectivos; se reemplaza el paradigma del ciudadano por el del consumidor. No solo la idea de bienestar se complejiza, también las demandas se hacen más dinámicas y exigen otros tiempos de respuesta. Se instala la incertidumbre como relato y la seguridad como demanda hacia lo público La pérdida de seguridades de antaño, ligadas a los beneicios de un trabajo estable —muy frecuentemente de por vida—, a la estabilidad de la institución familiar con sus dotaciones ciertas de respuestas productivas y reproductivas, así como a las provisiones básicas de bienestar por parte del Estado, comienzan a conigurar un habitus de vulnerabilidad, de temor al futuro o, simplemente, de incertidumbre global que plantea inéditos desafíos de contenidos, institucionalidad y prácticas al Estado del siglo XXI. En consecuencia, la motricidad gruesa es una capacidad insuiciente, pues responde a un ciclo existencial del Estado que comienza a quedar atrás. ¿Cuáles son, entonces, algunas de las nuevas categorías que deben ser incorporadas a los diseños, a la implementación y, por cierto, a la evaluación de programas y políticas sociales? a) Homogeneidad/Diversidad Ciertamente, es esta una de las categorías principales y genéricas a aplicar. Más adelante, se despliegan algunas de sus expresiones, sin embargo, lo central de esta dicotomía es comprenderla como un paradigma, como una aproximación es- 106 — Cecilia Pérez tructural y estructurante a la realidad que se pretende impactar. Si se pudiera explicar de otro modo, diría que se trata, auténticamente, de instalar una nueva forma de acción comunicativa (Habermas, 1999) que nos permita resolver las perturbaciones que ofrece un escenario de múltiples diversidades. b) Cobertura/Pertinencia Evidentemente, las demandas globales, masivas y homogéneas, especialmente en sociedades tradicionales o subdesarrolladas, requieren de operaciones programáticas también masivas y globales; se necesita cubrir déicit y rezagos acumulados, o revertir retrocesos en infraestructura y gasto público social derivados del progresivo desmontaje de las funciones providenciales del Estado en materia de bienestar o protección social. Es lo que ha ocurrido en Chile a partir de 1990 y que representa el tipo de respuesta pública durante aquella década. La dinámica y diversidad de la demanda social, comienza a plantear como concepto global de ajuste la calidad de la oferta pública; calidad que se expresa en categorías derivadas, como la pertinencia. La pertinencia, como atributo que da cuenta de la sensibilidad de la oferta programática y del diseño y prácticas de la intervención social; aquella que se ajusta cultural e institucionalmente a las realidades de los territorios y sujetos que constituyen la demanda; aquella que contiene el habla de los destinatarios de la acción social o pública. c) Sector/Territorio Probablemente, una de las dialécticas más difíciles de lograr es justamente la articulación de lo sectorial con lo territorial, símil de las disyuntivas entre lo transversal y longitudinal o lo diacrónico con lo sincrónico. Particularmente complejo, si consideramos que territorio no reiere solo al espacio geográico o a la división político-administrativa. En la revisión o “retorno” del concepto de territorio —desde la geografía política más que desde la geopolítica—, lo entendemos hoy como la integración del espacio o área geográfica, sus habitantes y las relaciones del espacio con sus habitantes. Es, al mismo tiempo, un concepto relacional y político. El geógrafo francés 107 — Parte I - Capítulo 4 Claude Rafestin, considerando el pensamiento de Michel Foucault, sostiene que “[el] poder no se adquiere; es ejercido a partir de innumerables puntos;... [Las] relaciones de poder no están en posición de exterioridad con respecto a otros tipos de relaciones (económicas, sociales, etc.), pero son inmanentes a ellas”; y “donde hay poder, hay resistencia y, sin embargo, o por eso, esta jamás está en posición de exterioridad en relación al poder”. El territorio se entiende como la manifestación espacial del poder fundamentada en relaciones sociales (Rafestin, 1993). Es, sin duda, la disyuntiva descentralizadora la que se pone de maniiesto, y que va mucho más allá en sus desafíos que “bajar” las políticas sectoriales a las regiones. Primero que todo, signiica transferir autonomías y recursos para la gestión de los propios territorios, a partir de sus particulares requerimientos, identidades y potencialidades. Mientras aquello sigue en proceso de transición, al menos se requiere de una visión más aguzada desde los sectores para ajustar su oferta a las propiedades de cada territorio. d) Sujeto/Ciclo de Vida Una de las claves homogeneizadoras de las ofertas públicas o las intervenciones sociales es considerar a los sujetos2 transversal o atemporalmente. Normalmente se omiten las trayectorias o cursos de vida que han conigurado y acumulado su stock de recursos, habilidades, aprendizajes, estrategias de supervivencia; aquello que Amartya Sen (1999) denominara los funcionamientos. Cuestiones como la autonomía progresiva de niños, niñas y adolescentes, la vulnerabilidad económica de las personas mayores, los estresores de una familia joven en etapa de reproducción y crianza inicial, o las expectativas e incertidumbres de una pareja mayor en la etapa del “nido vacío”, son elementos que desafían la innovación social y redibujan los parámetros de las evaluaciones. e) Coordinación/Complementariedad La presente dicotomía puede ser considerada un componente de gestión de las anteriores. Por ejemplo, cuando se requiere implantar extensas operaciones de co- 2 Referido a personas, familias, colectivos, comunidades, territorios, países. 108 — Cecilia Pérez bertura, la coordinación de los incumbentes juega un rol primordial; el que cada entidad o actor haga lo suyo en los mejores tiempos posibles, sin superponerse o replicarse con otros, más bien cubriendo aquellas áreas o sujetos que los demás no alcanzan a cubrir; y todo aquello, bajo la organización y/o supervisión de algún ente dotado de poderes circunstanciales, es indicador de que se observa un ejercicio de coordinación. Sin embargo, cuando la diversidad de la demanda condiciona la pertinencia de la oferta, cuando el punto del ciclo de vida de los sujetos en cuestión exigen de respuestas oportunas, cuando la multidimensionalidad de los problemas impone una intervención interdisciplinaria o multisectorial, simultáneamente, sobre los mismos sujetos, y operando en red, entonces cabe hablar de complementariedad. Es evidente que este nivel de complejidad requiere una base de recursos, masa crítica y capacidad institucional de un más alto rango, pero también es cierto que aquello se forma, se construye y se transiere. Adicionalmente a toda esta nueva complejidad para la intervención y la política social, se hace insoslayable advertir sobre otras dos categorías que debieran operar transversalmente al diseño, la implementación y la evaluación. Se trata de la Perspectiva de Género y de la Perspectiva de Derechos. Si bien la perspectiva o enfoque de género irrumpe en las claves de la intervención antes que el enfoque de derechos, es este el que contiene a la primera. Las distinciones de género en la política pública asoman con la fuerza de movimientos sociales de mujeres y de organismos internacionales que articulan contenidos y recomendaciones, los cuales comienzan a circular en las prácticas de organismos no gubernamentales primero, para luego formar parte de las orientaciones de políticas de los gobiernos. La premisa fundamental es que cuando la diferencia sexual se constituye en desigualdad social, económica y política, no cabe ni la prescindencia ni la neutralidad del Estado, de sus políticas y de sus agentes. Todo lo anterior se encuentra articulado en un consenso político y cultural que es global y vinculante, la Convención sobre todas las formas de discriminación contra la mujer, acordada, en 1979, por la Asamblea General de las Naciones Unidas y ratiicada por Chile en 1989. En este marco de deinición, la CEDAW y el compromiso del estado chileno como parte de la misma, conigura a la equidad de género como una cuestión de derechos humanos y, por tal razón, entre otras, la dimensión de derechos incluye a la de género. 109 — Parte I - Capítulo 4 Pero ¿cuáles son las exigencias de diseño, prácticas y evaluación que imponen estos asuntos transversales? Sobre la perspectiva de género Establecer distinciones de género implica admitir que la sociedad se ha organizado histórica y culturalmente a partir de ciertos parámetros de orden social y poder que supeditan la existencia de las mujeres a un sistema patriarcal que deine tanto la división sexual del trabajo como la organización de la sexualidad y la procreación. El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y es, además, una forma primaria de relaciones signiicantes de poder (Scott, 1996). Las políticas de equidad de género se proponen la reducción o eliminación de desigualdades injustas y evitables entre hombres y mujeres, estableciendo agenda y mecanismos múltiples de intervención y desmontaje de los elementos de discriminación arbitraria en los cuerpos normativos, en las condicionantes de las políticas públicas, en las instituciones y en las prácticas de los agentes públicos. Se inscriben en este desafío las medidas vinculadas a la elaboración de diagnósticos con data sensible al género, la planiicación y programación que considera distinciones de sujetos según género, las reformas legales y nuevo ordenamiento en materia civil, de familia, procesal y penal, entre otras. Sin embargo, es en el área de la evaluación, ya sea de gasto, de programas o de políticas, en las que menos se ha avanzado con la incorporación de la variable de género, constituyendo uno de los mayores desafíos de innovación en este ámbito. Por último, cabe señalar que luego de dos décadas y media de tratamiento de los asuntos de género en las políticas, y perfeccionada la institucionalidad para tales efectos, irrumpen en la agenda y escena pública nuevas y soisticadas demandas a la consideración de las distinciones de género, poniendo en cuestión la aproximación binaria de las relaciones de género y visibilizando las omisiones políticas respecto de la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género. En un extremo del ejemplo, el Estado aparece como impávido e inmovilizado frente a los casos cada vez más frecuentes o públicos de niños trans y sus familias, con sus historias de incomprensión, intolerancia y discriminación de parte de la comunidad o de la escuela. ¿Qué tipo de programas o dispositivos tiene el estado para ofrecer? 110 — Cecilia Pérez ¿Dónde están los/as especialistas y equipos interdisciplinarios para abordar estas realidades? ¿Cuáles son los estándares y protocolos de atención en educación, salud, registro civil o trabajo? Sobre la perspectiva de derechos El reemplazo de un estado social y solidario por un estado subsidiario de orden y seguridad que instala y hereda el modelo neoliberal impuesto por la dictadura militar y civil desde ines de los años setenta, plantea un conjunto de restricciones a las posibilidades de provisión de bienestar y, al contrario, reduce la intervención social del Estado a operaciones hiperfocalizadas sobre una población rigurosamente estratiicada gracias a los instrumentos creados para el efecto3. Solo en la medida en que se recuperaba el stock de infraestructura social, se ampliaba el gasto social público y se fortalecía la capacidad institucional de las políticas públicas, a partir de los años noventa y, muy especialmente, en los albores del siglo XXI, la cuestión de los derechos comienza a trascender la unívoca lectura de la violación de derechos humanos civiles y políticos, para comenzar a introducir una mirada más amplia y comprensiva del enfoque de derechos. Por un lado, está la recuperación de los derechos económicos, sociales y culturales (en adelante DESC) como parte esencial de los derechos humanos y una clara vinculación a políticas públicas de enorme relevancia4. La Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948, identiicó a un solo grupo indivisible de Derechos inalienables e interdependientes: Derechos Civiles, Políticos, Económicos, Sociales y Culturales. Fue el debate político internacional entre estados liberales y socialistas los que culminaron con una supremacía de la familia de derechos civiles y políticos. Por otra parte, la doctrina internacional de derechos humanos se nutre también de un conjunto de instrumentos de distinta entidad5, que coniguran un escenario de nuevos sujetos plenos y de nuevos estándares de entendimiento y trato que 3 El Comité de Asistencia Social crea la primera Ficha CAS en 1980. La Encuesta CASEN se aplica por primera vez en 1985. 4 Los DESC hacen referencia al acceso igualitario a un puesto de trabajo en condiciones dignas, vivienda, alimentación, seguridad social, educación, identidad cultural y libre expresión de ella, así como acceso a los beneicios de la tecnología, en deinitiva, el acceso a un nivel de vida adecuado para todos los seres humanos. 5 Pactos, Convenciones, Declaraciones, Convenios, Protocolos Facultativos. 111 — Parte I - Capítulo 4 obligan a los Estados Parte a nuevos comportamientos, siempre en el contexto de sus soberanías y máximo de posibilidades. En este marco se ubican los instrumentos referidos a la niñez, a las mujeres, a los migrantes, a las personas con discapacidad, a los pueblos indígenas, a la violencia contra la mujer, a las relaciones y derechos laborales, a la trata de personas, etc. Desde el punto de vista valórico o de principios involucrados en la perspectiva de derechos, habrá que decir que un primer ejercicio a realizar es cambiar el paradigma de aproximación a los targets de la política pública; se trata ahora de sujetos titulares de derechos y no de individuos carenciados y supeditados a la voluntad o concesión graciosa del gobierno de turno. Una segunda consideración, de naturaleza más técnica, da cuenta de una serie de principios y parámetros que impone este enfoque, como lo son: la Universalidad, la Progresividad, la Igualdad y No Discriminación, la Participación e Inclusión, los Contenidos Mínimos o Umbrales, la Garantía y Exigibilidad. En este marco de acción, las exigencias de rigor, coherencia, eicacia y trascendencia de toda intervención social pública, requerirá de crecientes niveles de “motricidad ina” que permitan dar cuenta de la complejidad de los escenarios sociales y políticos contemporáneos. Segunda Idea: La autonomía de la tecnocracia La mayor complejidad en el diseño de las políticas públicas obliga mayores niveles de tecniicación y especialización de sus operadores. Los objetivos de eiciencia y eicacia en un contexto de diversiicación y segmentación de prestaciones y servicios, genera una cierta tendencia a la autonomización de la tecnocracia, asociada a un desacople de la técnica con la política. Las agendas emanan cada vez más desde las burocracias que de las fuerzas políticas; las respuestas públicas se dibujan eminentemente desde claves tecnocráticas más que desde los relatos y promesas políticas. Los estudios sobre la tecnocracia son relativamente recientes, sin embargo, es posible encontrar consenso sobre la idea de la (r)evolución6 del saber. Según Drucker (como se citó en Ochoa y Estévez, 2006), tanto en Occidente como en 6 Los paréntesis son puestos por la autora. 112 — Cecilia Pérez Oriente, el saber siempre se había considerado algo referente a “ser” y casi repentinamente empezó a aplicarse “el saber” sobre el “hacer”. Esto convirtió un recurso que era considerado como privado en público. Esta evolución del saber, a partir de la Revolución Industrial, pasó por tres etapas: la primera es cuando se aplica el saber a las herramientas, los procesos y los productos (1750/1880); la segunda comienza en 1880 hasta la Segunda Guerra Mundial y consiste en aplicar el saber al trabajo, generando una revolución en la productividad; y la tercera etapa comienza en la posguerra, cuando se aplica el saber al saber mismo y comienza la revolución en la gestión. Según Drucker, esta última etapa es la que se puede caracterizar como el comienzo de la “sociedad del saber”. Es entonces evidente que los grupos que posean ese “saber” estarán mejor ubicados que otros para controlar recursos de poder, económicos e informativos. La burocracia ofrece las actitudes requeridas por la organización racional de la cultura moderna, sentenciaba Max Weber (2003), argumentando que la razón decisiva que explica el progreso de la organización burocrática ha sido siempre su superioridad técnica sobre cualquier otra organización, y que la precisión, la rapidez, la univocidad, la oicialidad, la continuidad, la discreción, la uniformidad, la rigurosa subordinación, el ahorro de fricciones y de costos objetivos y personales, son ininitamente mayores en una administración severamente burocrática. Antes de que Weber, Bacon y Descartes sentaron las bases del método cientíico como paradigma de apropiación y sometimiento de la naturaleza, a partir de la aplicación de nuevos conocimientos para el progreso humano. De ahí en más, la verdadera encrucijada tiene que ver con la relación entre técnica y política, entre tecnocratización y la democratización. Aparentemente, esta última se orientaría hacia sistemas más inclusivos, participativos y en busca de mayor equidad social. Aquella tendería más bien hacia sistemas cerrados, elitistas y con fuerte contenido cientiicista-economicista, con mayor preocupación por la productividad y la eiciencia que por la equidad y el bienestar universal. Es evidente entonces que ambas tendencias tienden a entrar en conlicto según el contexto histórico en el que tengan que interactuar. Las tecnocracias no han sido democráticas y las democracias tienen grandes diicultades en “tecniicarse” (Ochoa y Estévez, 2006). Si a todo lo anterior le sumamos la hegemonía de las tecnocracias iscales7, el 7 Conformada por una élite administrativa altamente tecniicada, a cargo de los procesos de evaluación técnica ex ante de la inversión pública y por los diseñadores, negociadores y controladores de los presupuestos públicos, ubicados en los Ministerios de Planiicación y Hacienda o Finanzas Públicas. 113 — Parte I - Capítulo 4 cuadro se hace aún más complejo e inescrutable. En efecto, el poderío de la tecnocracia en el andamiaje de las políticas públicas en general y de las sociales en particular, encuentra su momento cúlmine en el Consenso de Washington, articulador de las políticas iscales del ajuste estructural en América Latina y, muy especialmente, en Chile, donde sus recomendaciones se aplican del modo más ortodoxo conocido en la época y en la literatura asociada. No obstante las críticas y reformas aplicadas al decálogo de recomendaciones de la política multilateral, la tendencia de cierta supremacía de maniobra de la Hacienda por sobre la Autoridad Social, no solo se mantuvo sino que se reforzó. Una Disyuntiva para la innovación y la evaluación social ¿Con cuánta y cuál tecnocracia? Y ¿con cuánta y cuál política? Es evidente que no hay respuestas fáciles ni unívocas para tal encrucijada. Sin embargo, es posible ensayar alguna apuesta al respecto. Más que las necesidades sistémicas propias de la modernización y la complejización de la sociedad a que conlleva el proceso de industrialización, dentro de los principales factores que generan la formación de regímenes de corte tecnocrático se encuentran los de índole política. De allí que en países con un desarrollo económico, social e industrial comparables, se den diferentes grados de inluencia por parte de la tecnocracia al interior de los gobiernos y estructuras administrativas del Estado (Silva, 2006). Aún más, las fuerzas que estimulan el auge de grupos tecnocráticos no solo se encuentran en los círculos del poder, sino que a menudo el auge tecnocrático responde a un llamado de la sociedad, en donde la generación de un intenso malestar con la política y los políticos tradicionales puede llevar al clamor por un liderazgo “apolítico”. Esto fue evidente durante el régimen de Ibáñez, a ines de los años veinte, durante los gobiernos radicales del Estado de Compromiso, la dictadura de Pinochet y, en cierta medida, también durante los recientes gobiernos de alternancia política en Chile. Esto quiere decir que, junto con buscar un justo equilibrio entre tecnocracia y democracia, se debe encontrar una fuente o base identitaria de esta relación para los desafíos de la intervención y política social del siglo XXI. Sean cuales sean los matices de este proceso, al menos debería responder a dos circuitos que, lejos de separarse en líneas paralelas, se entrecruzan virtuosamente en distintos puntos de intersección. 114 — Cecilia Pérez El primero de esos circuitos lo constituye una nueva dialéctica entre tecnócratas e intelectuales humanistas, en la hipótesis que la tecnocracia actual está mayoritariamente dotada de especialistas de la economía, la ingeniería y el control de gestión. Una mirada crítica sobre los procesos sociales en vez de la primacía del public choice; sobre los imaginarios sociales del malestar, más que sobre las tendencias de consumo del marketing político; sobre las estrategias de solidaridad y supervivencia de los grupos y territorios excluidos, más que el apego intransable a la medición de indicadores fetiche de bienestar contable como el PIB per cápita o el balance estructural. Por otra parte, la política debe cambiar de estándar. Desde la reforma a las reglas del juego institucional, hasta los parámetros de representación y credibilidad de quienes se sustentan en el voto popular, pasando por procesos crecientes de profesionalización de esos actores políticos. Por cierto, muy lejos de la mirada elitista propuesta por Schumpeter (1979) al plantear que la democracia tendrá mayor efectividad sobre el diseño de políticas públicas si los políticos profesionales no tienen que estar consultando permanentemente a la ciudadanía, porque se supone que al haberlos votado, el ciudadano ha coniado en el criterio “experto” de su político profesional. Las intersecciones de ambos circuitos pueden ser ininitas en sus posibilidades; pero, al menos, habría que apostar por profesionales y expertos de la intervención que articulan sus certiicaciones académicas de rigor con una capacidad progresiva y creciente de consideración del habla de los sujetos, de las sensibilidades territoriales y culturales, de las expectativas y propuestas de quienes demandan nuevas respuestas al Estado y sus instituciones. Por su parte, los/as políticos/as son los primeros responsables de modelar y catalizar las demandas sociales y políticas con las capacidades administrativas y iscales del aparato del Estado, para lo cual se deben perfeccionar en la práctica, a partir de los privilegios de su posición de co-legisladores, de contrapesos mutuos entre ejecutivo y legislativo y como depositarios del principal mandato soberano: Representar, hacer partícipes y honrar la voluntad y conianza de quienes los han investido de poder. En la síntesis de las relaciones yuxtapuestas entre la técnica y la política, se encuentra la evaluación. Ese ejercicio que requiere de rigor teórico e instrumental, que se sirve de indicadores y medios de veriicación para representar la realidad procesada de las intervenciones sociales; aquella función con pretensiones de ho- 115 — Parte I - Capítulo 4 nestidad profesional y pública que se sustenta en mediaciones especializadas que combinan códigos estadísticos, econométricos, semánticos, cibernéticos y tecnológicos, debe ser parte de la práctica política cotidiana. Una vez procesados los hitos metodológicos de la evaluación, arrojados y veriicados sus resultados por parte de los expertos en cada caso, deben ser tomados, utilizados y reutilizados por y para la acción política; es en la acción política donde puede hacer síntesis la relación entre razón y entendimiento y entre ambos y la acción transformadora. Porque aunque hacerse del entendimiento de las cosas que provee la evaluación traiga consigo la ruina, y justamente por eso, porque la ruina es un lugar de análisis y acción privilegiado, y porque en tanto desecho es un campo de posibilidad para que la historia se lleve a cabo de una manera diferente, la innovación y la evaluación social están llamadas a cumplir un rol transformador en las sociedades democráticas que buscan reencontrarse con los valores y el sentido de un estado solidario y de derechos para todos sus ciudadanos y ciudadanas. 116 — Cecilia Pérez Referencias bibliográicas — Bourdieu, P. (2000). Cosas dichas, Gedisa, Barcelona. — Braudel, F. (1979). La larga duración en La historia y las ciencias sociales. Madrid: Alianza. — Dávila, M. (2010) Tecnocracia y democracia en el Chile contemporáneo: el caso de los gobiernos de la Concertación (1990-2010). Revista de Sociología N° 24, 199217. [s.n] — Durán, P. (2012) Paseando en las ruinas. Walter Benjamin y su concepto de revolución. Documento CESO200. Colombia: Universidad de Los Andes. — Habermas, J. (1999). Teoría de la Acción Comunicativa: Racionalidad de la Acción. Vol 1. Madrid: Grupo Santillana S.A. — Ochoa, H. y Estévez, F. (2006) El poder de los expertos. Para comprender la tecnocracia. Primera edición. Venezuela: Universidad de Zulia. — Rafestin, C. (1993). Por uma geograia do poder. São Paulo: Ática. — Scott, J (1996) El género: Una categoría útil para el análisis histórico. En: Lamas Marta Compiladora. El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. México: PUEG. 265-302p. — Sen, A. (1999). Development as Freedom. Oxford: University Press. — Silva, P. (2006) Los tecnócratas y la política en Chile: pasado y presente. Revista Chilena de Ciencia Política, Volumen 26, N° 2, 175-190. — Weber, M. (2003) “Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva”. 2ª Edición. México: FCE. 117 — PARTE II LA EVALUACIóN AL SERVICIO DE LA INTERVENCIóN SOCIAL 2 120 — CAPÍTULO 1 el enFoque de deRecHoS en loS PRoGRaMaS SocialeS Y la IMPORTANCIA DE SU EVALUACIÓN Gianinna Muñoz 1 Viviana Abarca2 Resumen La mayoría de los Estados han reconocido y suscrito las convenciones internacionales de derechos humanos durante las últimas décadas. Sin embargo, la generación de condiciones efectivas para que las personas puedan ejercer sus derechos, tanto individuales como colectivos, sigue siendo una tarea pendiente. Uno de los principales desafíos en esta materia es la necesidad de resolver operacionalmente el enfoque de derechos en políticas y programas sociales para que promuevan el desarrollo armónico e integral de sus miembros. Este capítulo tiene como propósito avanzar en esa discusión, examinando el enfoque de derechos y proponiendo algunos criterios de evaluación que pueden ser utilizados para interrogar a los programas sociales que adoptan dicho enfoque como marco teórico y ético-político. En esta lógica, se proponen algunas preguntas a modo de guía de los procesos de diseño, implementación y evaluación de políticas y programas sociales desde un enfoque de derechos. Introducción A partir del reconocimiento y suscripción por parte de diversos países de las convenciones internacionales de derechos humanos asociadas a derechos de prime1 Gianinna Muñoz es Doctora en Trabajo Social, Universidad de Bristol, Inglaterra. Asistente Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Académica del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado. Líneas de investigación: epistemología, intervención social, exclusión social y ciudadanía. Email: gimunoz@uahurtado.cl 2 Viviana Abarca es Diplomada en Filosofía y Filosofía Contemporánea. Asistente Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Co-Directora Trinergia Consultoras. Líneas de investigación: derechos, políticas públicas y niñez. Docente de diseño, implementación y evaluación de proyectos sociales. Email: viabarcav@gmail.com 122 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca ra, segunda y tercera generación, ha quedado establecida la noción de derechos universalmente reconocidos, inherentes e inalienables, junto con la deinición de principios básicos de respeto y convivencia para la construcción de sociedades más justas, equitativas y participativas. Si bien la noción de derechos ha acompañado la historia de la humanidad en sus distintos períodos, es en el siglo XX donde esta se amplía e internacionaliza. Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial sientan las bases para una discusión ética sobre la forma en que los Estados promoverán y velarán porque los derechos sean reconocidos y ejercidos por todos los miembros de una sociedad. Uno de los primeros desafíos asociados a las declaraciones y convenciones de derechos, fue pasar de su carácter eminentemente ético a un carácter vinculante, es decir, a un acuerdo que obligara a los Estados a asegurar los derechos fundamentales de las personas. Esto se ha logrado paulatinamente a partir de las convenciones especíicas y sus respectivos protocolos facultativos. La mayoría de los Estados han reconocido y suscrito las convenciones internacionales de derechos humanos durante las últimas décadas. Sin embargo, la generación de condiciones efectivas para que las personas puedan ejercer sus derechos, tanto individuales como colectivos, sigue siendo una tarea pendiente. Uno de los principales desafíos en esta materia es la necesidad de resolver operacionalmente el enfoque de derechos en políticas y programas sociales para que promuevan el desarrollo armónico e integral de sus miembros. Este capítulo tiene como propósito avanzar en esa discusión, examinando el enfoque de derechos e identiicando algunos criterios de evaluación que pueden ser utilizados para interrogar a los programas sociales que adoptan este enfoque como marco teórico y ético-político. El capítulo se organiza en tres partes. En la primera parte se discute la ilosofía de los derechos humanos, distinguiendo los matices que los derechos adquieren al ser observados y asumidos desde diversas corrientes ético-políticas. Se plantea, en este sentido, que el carácter polisémico del enfoque de derechos obliga a los equipos que implementan programas sociales a discutir y decidir la perspectiva que rige su intervención. El segundo apartado examina la trayectoria que el enfoque de derechos humanos ha desarrollado en el marco internacional, identiicando los principios claves que fundan la idea de derechos aquí asumida. Se plantea así, que el enfoque de derechos, entendido desde una perspectiva republicanista crítica, con- 123 — Parte 2 - Capítulo 1 tribuye a la redistribución de las cuotas de poder al interior de la sociedad, lo que presupone la existencia de marcos normativos y procedimentales para su ejecución (Khan, 2013). En esta lógica, en la tercera parte, se identiican ocho criterios a considerar en la evaluación del enfoque de derechos en los programas sociales: identiicación del derecho, universalidad, interdependencia, no-discriminación, participación, rendición de cuentas, exigibilidad y, inalmente, la dimensión colectiva de su ejercicio. Por último, se proponen algunas preguntas que guían la evaluación de programas sociales desde el enfoque de derechos, de acuerdo a los momentos de formulación, implementación y evaluación de los mismos. los derechos como concepto polisémico La ilosofía de los derechos emerge en el contexto de la Ilustración europea, en el cual los intelectuales abogaban por el uso de la razón como forma de iluminar el devenir de la sociedad. Las primeras aproximaciones a la idea de derechos pueden ser rastreadas en El Contrato Social, de Jean-Jacques Rousseau (2008 [1762]), en donde proponía “una forma de asociación […] en la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes”. Los derechos, en este sentido, se basan en la idea de libertad como oposición a la sujeción de vasallos ante soberanos. La idea de derechos constituye un concepto medular en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, emitida en el marco de la Revolución Francesa, en 1789, y vuelve a cobrar relevancia al inalizar la Segunda Guerra Mundial. El concepto de derechos ha tenido un recorrido histórico signiicativo y ha sido comprendido desde diversas perspectivas, fruto de las racionalidades que han imperado en cada momento y de acuerdo a referentes geopolíticos particulares. Por esta razón, la primera tarea que surge, si de operacionalizar el enfoque de derechos en la implementación de programas sociales se trata, es discutir y decidir cómo van a ser comprendidos los derechos en tanto categoría conceptual. La distinción propuesta por el inglés T.H. Marshall (1950) entre derechos civiles, políticos y sociales, constituye una de las principales referencias a la hora de discutir el concepto de derechos. Situado en la Inglaterra de pos guerra, T.H. Marshall planteó que la adquisición de derechos opera a modo de evolución progresiva en el desarrollo de las sociedades que buscan garantizar el estatus de ciudadanía a sus miembros, siendo los derechos civiles los primeros en ser conquistados, luego 124 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca los políticos y posteriormente los sociales. Considerando este marco general, como ya se mencionó, los derechos adquieren distintos signiicados dependiendo de la tradición ilosóico-política desde la cual son comprendidos. Desde una perspectiva liberal clásica, por ejemplo, el énfasis estará puesto en el respeto a los derechos civiles y políticos, en la lógica de resguardar las libertades esenciales de los individuos en tanto sujetos racionales y soberanos. Esta mirada liberal sobre los derechos se materializa en lo que se ha denominado ‘derechos de primera generación’, los cuales emergen en el contexto de la Revolución Francesa con el propósito de limitar el poder monárquico absoluto. Dentro de los derechos civiles se encuentran, por ejemplo, el derecho a la libertad de expresión, asociación y culto, mientras que los derechos a elegir representantes y a ser elegido, constituyen derechos políticos fundamentales. Un derecho, en el sentido liberal del término, es producto de una condición formal de membresía a un estado nación, la ciudadanía liberal. El ciudadano, en este sentido, es titular de derechos y, en ese mismo acto, acepta las responsabilidades que conlleva tal titularidad. Esta concepción de los derechos ha sido ampliamente criticada debido a su impronta eurocéntrica –desconoce los derechos de los sujetos colonizados (Mamdani, 1996; Chatterjee, 2004; Kabeer, 2006; Clarke et al., 2014), presupone la existencia de una racionalidad genérica o universal (Lister et al., 2007; Moufe, 2009) e ignora cómo ciertos atributos, tales como clase, género y raza, obstaculizan el ejercicio de derechos (Young, 1989; Kerber, 1997; Kabeer, 2006; Thezá, 2011). La comprensión de los derechos civiles y políticos como ejes prioritarios en desmedro de los derechos sociales, también ha sido ampliamente criticada, especialmente en los países del sur global. En el caso de los países latinoamericanos, por ejemplo, se reconoce que aunque los derechos políticos son prácticamente universales hoy en día, los derechos civiles no están garantizados del todo y los derechos sociales están restringidos debido al ajuste recesivo de la política social (Fleury, 2004). Desde la tradición republicanista, por otra parte, los derechos económicos, sociales y culturales constituyen el foco central de la disputa en tanto su garantía representa la condición de posibilidad para el despliegue de los derechos civiles y políticos. Estos derechos, también denominados ‘de segunda generación’, se proponen garantizar condiciones de igualdad entre los miembros de la sociedad. Dentro de estos derechos se encuentran el derecho no solo al trabajo, sino al trabajo en condiciones dignas y con un salario equitativo; el derecho a la seguridad social y a 125 — Parte 2 - Capítulo 1 la protección de la infancia; el derecho a la salud, a la educación y a participar de la vida cultural, entre otros. Asimismo, los ‘derechos de tercera generación’, que han sido deinidos como derechos a escala global –tales como el derecho a la paz, a un medioambiente limpio, a la calidad de vida, entre otros–, también cobran relevancia desde esta corriente. Al radicalizar esta posición, desde una perspectiva que Khan (2013) ha denominado republicanismo crítico, el ejercicio de derechos (de primera, segunda y tercera generación) representa la posibilidad de redistribuir el poder en la sociedad. La libertad se entiende desde esta mirada como ‘no-dominación’, a diferencia del liberalismo que la comprende como ‘no interferencia’ (Pettit, 1997; Skinner, 1998; Khan, 2013). Desde esta perspectiva, que asumimos como lugar de enunciación en este trabajo, se produce una contradicción insoslayable entre las pretensiones de igualdad que se intentan garantizar a través de la promoción de derechos, y el énfasis en las libertades individuales que ha exacerbado la política social en Chile en las últimas cuatro décadas. Esta paradoja, que Moufe (2009) ha identiicado como la diicultad de realizar la democracia en el marco del neoliberalismo, puede ser observada, por ejemplo, en la adopción del enfoque del ‘derecho al desarrollo’ en el campo de las políticas para las superación de la pobreza (Mideplan, 2002), en donde claramente se explicita que cuando el mercado no es capaz de proveer empleos para aumentar el ingreso de los pobres, el Estado aparece en la escena pública para garantizar ciertos derechos como la salud y la educación. Esta perspectiva asume la relevancia de articular derechos civiles y políticos, por una parte, y derechos económicos, sociales y culturales, por otra. Esto contribuye, como plantea la ACNUDH (2012: 12), a desarmar “una dicotomía artiicial que no es ni deseable ni sostenible, habida cuenta de la indivisibilidad y la interdependencia de todos los derechos humanos”. La concepción neo-liberal (ya no meramente liberal, pues el énfasis no está puesto únicamente en la libertad de los individuos, sino más bien en la libertad del mercado para regular la vida social) coloniza la implementación del enfoque de derechos particularmente a través de la focalización de usuarios individuales de la política social. Un claro ejemplo corresponde a la oferta de programas sociales existente hoy en materia de fomento productivo, en donde se promueve la competencia entre individuos pertenecientes a la misma comunidad por adjudicarse inanciamiento para ejecutar proyectos igualmente individuales. La relación entre derechos individuales y colectivos es deinida como conlictiva en la literatura y, más aún, ha sido reconocido 126 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca que la exclusiva promoción de derechos individuales –orientada por una lógica de ciudadanía hegemónica– puede terminar por destruir los lazos comunitarios y el deseo de formar proyectos colectivos (Kymlicka, 1995; Field, 2007; Badger, 2011). Desde la perspectiva aquí adoptada, el enfoque de derechos requiere asumir la tensión entre individuo y colectivo, y en este sentido, cuestionar la reducción del concepto de derecho a los derechos de los individuos en tanto consumidores –de bienes de mercado o de servicios sociales (Habermas, 1975; García Canclini, 1995; Moufe, 2005; Matus et. al. 2009; Jelin, 2012). Clarke (et al. 2014: 175) plantea, en este sentido, que la retórica neo-liberal ha co-optado el enfoque de derechos, reduciéndolo a un conjunto de derechos individuales básicamente centrados en “el derecho a gastar el propio dinero y en una concepción mermada de participación”. No se trata de menospreciar la promoción de derechos individuales en la implementación de programas sociales, pues, como plantea Jelin (2012), en nuestras sociedades latinoamericanas, dichos derechos, si es que existen, han sido fruto de luchas históricas y por lo tanto no pueden darse por sentado. El asunto más bien radica en la posibilidad de restituir la dimensión de poder que está a la base del concepto de derechos, asumiendo que estos constituyen garantías generadas por el Estado, previo acuerdo o contrato social en el que diversos actores (de la sociedad civil y del mercado) forman parte. Principios del enfoque de derechos humanos acordados internacionalmente A partir de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas, en 1948, se deine un estándar común a ser alcanzado por todos los países para el reconocimiento y ejercicio de los derechos de las personas, donde los Estados se obligan a respetarlos, promoverlos y hacerlos efectivos. Esto se constituyó en un hito fundamental de acuerdos y consensos básicos para el reconocimiento y respeto por el otro. Esta declaración sentó las bases para los demás Tratados Internacionales, Convenciones y Protocolos Facultativos que forman parte del Sistema de Derechos Humanos y su principal órgano rector, la Oicina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), quien tiene el mandato de “promover y proteger el disfrute y la plena realización de todos los derechos humanos por todas las personas” (ACNUDH, 2012: 30). 127 — Parte 2 - Capítulo 1 Los derechos son deinidos por este organismo como “garantías jurídicas universales que protegen a los individuos y los grupos contra acciones y omisiones que interieren con las libertades y los derechos fundamentales y con la dignidad humana” (ACNUDH, 2012: 24). Dentro de sus principios se encuentran su carácter universal, inalienable, interdependiente, indivisible, igualitario y no discriminatorio (ACNUDH, 2015). Estos principios orientadores del enfoque de derechos consensuados y asumidos a nivel internacional, serán utilizados como la base de la propuesta de evaluación que desarrollaremos en el tercer apartado de este capítulo. De acuerdo a la ACNUDH (2012: 24), los derechos son universales porque “todos los Estados (tienen) el deber, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Son inalienables porque no pueden suprimirse ni las personas renunciar a ellos. Son interdependientes e indivisibles porque todos los derechos consagrados, desde las libertades civiles y políticas, pasando por los derechos económicos, sociales y culturales, así como otros de carácter colectivo, están conectados entre sí, por ende, “el avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás”. Son iguales y no discriminatorios, puesto que se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y las libertades, y prohíbe la discriminación por sexo, raza, color, entre otros. Otros principios relevantes, que son monitoreados por el sistema de derechos humanos, se reieren a la participación, el acceso a reparación, el acceso a la información, la rendición de cuentas, el Estado de derecho y la buena gobernanza (Abrahamovich, 2006). Dentro de las características básicas de los derechos humanos, se encuentran la identiicación de los titulares de derechos que, en virtud de su condición de seres humanos, “tienen derecho a ciertas cosas, y los garantes de esos derechos, que están legalmente obligados a respetar, proteger y hacer efectivos los derechos de esas personas” (ACNUDH, 2012: 26). Esto a su vez implica que los Estados asumen la responsabilidad, de acuerdo al derecho internacional, de respetar, proteger y realizar los derechos humanos. Siguiendo las orientaciones del ACNUDH (2012), la obligación de respetarlos signiica que los Estados deben abstenerse de interferir o limitar el disfrute de estos derechos; mientras que la obligación de proteger dichos derechos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra individuos o grupos. Finalmen- 128 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca te, la obligación de realizar los derechos signiica que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos por todos los miembros de la nación. Esto último, en tanto, implica que los Estados son responsables de promover los derechos (por ejemplo a través de iniciativas legales o políticas) y de proveer las condiciones para su ejercicio (por ejemplo, asignando recursos apropiados). Asimismo, este enfoque supone la existencia de mecanismos de exigibilidad de los derechos (Van Hoof, 1984; Abrahamovich, 2006; Clarke et al. 2014). En otras palabras, se requiere el reconocimiento de la titularidad –reconocer que, como planteó Hannah Arendt (1951), por el solo hecho de existir, las personas tienen derecho a tener derechos–, lo que a su vez presupone el establecimiento de marcos normativos y procedimentales que permitan a los titulares de esos derechos reclamar ante una autoridad en caso de que estos sean vulnerados (por ejemplo, a través de mecanismos de rendición de cuentas y de control ciudadano). La creación de mecanismos de exigibilidad de derechos supone, a su vez, que estos son inalienables y, por tanto, no debiesen estar sujetos a condiciones para su cumplimiento (Levitas, 2012). Así entendido, el enfoque de derechos contribuye a redistribuir el poder y, en este marco, los sujetos sociales categorizados como excluidos no son comprendidos como tutelados y asistidos (Duschatzky, 2008), sino como ciudadanos capaces de demandar al Estado para que las obligaciones contraídas, a raíz del pacto social establecido, sean cumplidas. Bajo este enfoque de derechos, los sujetos excluidos actúan como ciudadanos capaces de ejercer control sobre lo que el Estado debe hacer (prevenir, promover, restituir derechos) y sobre lo que el Estado no debe hacer (vulnerar derechos o deteriorar las condiciones para su ejercicio). Ciertamente, el enfoque de derechos entendido desde esta perspectiva contribuye a profundizar o, en el decir de Moufe (2009), a radicalizar la democracia. Hacia la operacionalización del enfoque de derechos en los programas sociales: criterios para su evaluación La relación entre el enfoque de derechos, en tanto enfoque teórico-ético y político, y la implementación de programas sociales, es una cuestión poco explorada en la literatura. Abrahamovich (2006) señala que el enfoque de derechos aún no cuenta con elaboraciones suicientemente sólidas y coherentes en la práctica. El 129 — Parte 2 - Capítulo 1 lenguaje legalista que subyace a las declaraciones de derechos humanos diiculta su aplicación práctica en los programas sociales, por lo que se hace necesario “traducirlos en un mensaje más tangible y operativo” (ACNUDH, 2012: 14). Considerando los principios orientadores del enfoque de derechos humanos reconocidos a nivel internacional, hemos identiicado algunos criterios que permiten evaluar de qué manera y en qué medida el enfoque de derechos permea políticas y programas sociales. En este marco, los programas que asumen el enfoque de derechos debiesen identiicar, al menos, el derecho o derechos que está promoviendo/ protegiendo, así como promover el resguardo de la universalidad e interdependencia de los derechos, velar por que se cumplan los principios de no discriminación e igualdad (en acceso y calidad), participación, rendición de cuentas y exigibilidad de los derechos. Si bien ya se han hecho intentos de operacionalizar los principios de participación, no-discriminación y rendición de cuentas (Abrahamovich, 2006; ACNUDH, 2012), los principios de universalidad e interdependencia no han sido traducidos en orientaciones prácticas, razón por la cual los hemos incluido en nuestra propuesta. Junto con ello, proponemos un criterio adicional relacionado con la dimensión colectiva del ejercicio de derechos, en la lógica de desaiar la mirada hegemónica centrada en el individuo y su libertad de elegir, propia de la concepción neoliberal de los derechos. A continuación detallamos los criterios de evaluación propuestos: 1) identiicación del derecho: esto implica que el equipo que diseña y/o implementa el programa tenga conocimiento de los derechos humanos de primera, segunda y tercera generación, además de sus instrumentos y protocolos específicos, de manera de determinar cuál o cuáles son los derechos que se quieren promover y cuáles se están promoviendo efectivamente. Esto, a su vez, implica la discusión de la perspectiva conceptual y ético-política que está detrás de la idea de derechos que se intenta promover. 2) Universalidad: la política o programa está dirigido o destinado a todas las personas y comunidades de un país, puesto que los derechos son inalienables y pertenecen a todos los seres humanos. Por ejemplo, si la política o programa está dirigido a promover los derechos de los niños/as, debería promover los derechos de todos/as los niños/as del país sin importar su ni- 130 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca vel socioeconómico u otras características. Bajo esta premisa, las políticas focalizadas en poblaciones en situación de pobreza y vulnerabilidad, entrarían en tensión con este principio. Al igual que las políticas o programas que condicionan la entrega de beneicios sociales (por ejemplo, los programas de transferencia condicionada). 3) Interdependencia: Si bien los programas sociales requieren identiicar el o los derechos que se quieren promover (primer criterio), de manera de priorizar su intervención, la política pública debe velar por la interdependencia de estos. Esto implica asumir que el énfasis en la promoción de uno o más derechos puede implicar el avance o retroceso en la realización de los demás derechos. Por esta razón, la política debe traducirse en la ejecución de diversos planes y programas que, de manera coordinada, promuevan distintos derechos. En este sentido, debe evaluarse la integralidad en el abordaje de los derechos, manifestada, por ejemplo, en la capacidad de intervenir interdisciplinariamente y de desplegar un trabajo de coordinación intersectorial efectivo. 4) No discriminación e igualdad: entendida como el reconocimiento del otro, en tanto legítimo otro en su condición de ser humano integral, independientemente de cualquier característica o rasgo particular. Por ende, implica detectar mecanismos implícitos o explícitos en la política o programa que contribuyan con este in y/o que impidan que se produzca discriminación de ciertos grupos. Por ejemplo, si la política o programa se propone promover los derechos de las mujeres, debiese contemplar estrategias de intervención para resguardar que todas las mujeres se sientan convocadas (incluyendo mujeres hablantes de lenguas indígenas o mujeres que se asumen en una identidad de género contra-hegemónica, por ejemplo), así como estrategias que faciliten su inclusión (metodologías en sistema braille u otros dispositivos necesarios para que participen mujeres con algún tipo de discapacidad, o módulos de trabajo al interior de prisiones para mujeres que se encuentran privadas de libertad, etcétera). 5) Participación: entendida como la posibilidad que tienen las personas y comunidades implicadas en la política o programa de incidir en su formu- 131 — Parte 2 - Capítulo 1 lación, ejecución y posterior evaluación y reformulación, en el caso que se requiera. La política o programa social debe promover la participación de carácter sustantivo (que genere competencias para la participación en los sujetos al mismo tiempo que oportunidades para que se produzca dicha participación) y vinculante (que incida en la toma de decisiones). Es decir, no bastaría con que la política o programa contemple mecanismos de consulta o que considere la participación de las personas y comunidades únicamente en términos de la implementación de las actividades planiicadas. Además de generar competencias y oportunidades para la participación, el programa o política tendría que deinir explícitamente la manera y los momentos del ciclo de intervención en los cuales se espera que participen los implicados. 6) Rendición de cuentas: Se reiere a la “disponibilidad de información sensible a los derechos humanos y su acopio y difusión por mecanismos independientes y procedimientos transparentes” (ACNUDH, 2012: 46). Al evaluar este criterio, sería necesario distinguir si la política o programa contempla estrategias o acciones para capacitar a los ejecutores de la intervención en materia de rendición de cuentas. Asimismo, la política o programa debiese contar con mecanismos de control de este proceso de rendición de cuentas, observando el tipo de información que se transparenta (por ejemplo, no es lo mismo que un organismo ejecutor de la política o programa rinda cuentas únicamente de las actividades desarrolladas en un período a que rinda cuentas detalladas del presupuesto o justiique las opciones teóricas y ético-políticas que subyacen a las decisiones tomadas). También la forma en que se rinden cuentas tendría que ser evaluada, observando si se utilizan métodos y tecnologías que son apropiadas a las características de los destinatarios. 7) 132 — Exigibilidad: Este criterio se reiere a la existencia de mecanismos que permitan a los participantes exigir el cumplimiento de sus derechos. Asimismo, se reiere a la existencia de mecanismos de reparación en caso de que los derechos sean vulnerados o amenazados. Como ya ha sido mencionado, estos mecanismos de exigibilidad deberían estar explicitados en el diseño de la política o programa, y deberían ser pertinentes al contexto Gianinna Muñoz y Viviana Abarca y características de los participantes (capacidades diferenciadas, lengua materna, entre otras). Por otra parte, también deberían incluir estrategias de formación de competencias (legales, comunicativas, de liderazgo, entre otras) por parte de los participantes. Ciertamente, los criterios de participación, rendición de cuentas y exigibilidad están estrechamente relacionados y se condicionan mutuamente. 8) Dimensión colectiva: la política o programa debiese desarrollar estrategias que impulsen un proyecto colectivo más allá de la realización y exigencia de derechos individuales. Esto implica, por ejemplo, que la política o programa incentive la organización comunitaria, la asociatividad, el espíritu cívico y el intercambio entre grupos sociales diferenciados, entendiendo que a través de esta coniguración de lo colectivo los sujetos pueden ejercer su poder de manera más contundente para exigir la realización de sus derechos o detener la vulneración de estos. En este sentido, la dimensión colectiva en el enfoque de derechos potencia y es potenciada por los principios de participación, exigibilidad y rendición de cuentas antes descritos. Implica, asimismo, que la política o programa incluya estrategias para resguardar que la colectivización del ejercicio de derechos se mantenga en el tiempo y que vaya más allá de fines instrumentales (terminar un curso de capacitación, ganarse un proyecto, montar un emprendimiento, etcétera). En coherencia con estos requerimientos, si un programa o política se plantea desde un enfoque de derechos, necesita abordar la dimensión colectiva del ejercicio de los derechos a través de estrategias de formación para la ciudadanía. Estos ocho criterios de evaluación deberían ser observados en los distintos momentos del ciclo de las políticas y programas sociales. A continuación se presentan algunas preguntas que, a modo de ejemplo, podrían guiar la evaluación de dichos criterios en los momentos de formulación, implementación, evaluación y re-formulación de una política o programa social (Tabla 1). Sin duda, la evaluación del enfoque de derechos en las políticas y programas sociales supera las preguntas aquí esbozadas, sin embargo, se exponen en el siguiente cuadro de manera de abrir e incentivar la discusión sobre la traducción operativa del enfoque de derechos. 133 — Parte 2 - Capítulo 1 Tabla 1: Criterios de evaluación de la operacionalización del enfoque de derechos en los programas sociales. algunas preguntas guía (ver en páginas siguientes). 134 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca REFORMULACIóN FORMULACIóN / Criterios de evaluación a) Identiicación de los derechos b) Universalidad c) Interdependencia ¿Qué derecho/s se pro- ¿Declara el programa ¿Fue el programa dise- ¿Declara el programa este principio? pone promover el pro- este principio? ñado con participación ¿El programa detecta e incluye a gru- grama? ¿Está el programa di- intersectorial? pos tradicionalmente discriminados ¿Cómo se entienden o rigido a toda la pobla- ¿Se propone integrali- como parte de su población objetivo? conceptualizan los de- ción? dad e intersectorialidad rechos en el marco del en el diseño? programa? ¿Contempla un presu- d) No discriminación – igualdad puesto compartido in- IMPLEMENTACIóN tersectorialmente? ¿Se traducen en orien- ¿Se implementan estra- ¿Cuenta el programa ¿Contempla la estrategia de difusión taciones prácticas las tegias para facilitar el con de y convocatoria del programa a grupos deiniciones de dere- acceso al programa por coordinación inter- tradicionalmente discriminados o ex- chos contenidas en la parte de todas las per- sectorial formales y/o cluidos? formulación del pro- sonas y comunidades informales? ¿Son estos ¿Desarrolla el programa estrategias de grama? que lo requieren? utilizados? intervención diferenciadas consideran- mecanismos ¿Desarrolla el programa do la diversidad de los participantes y/o estrategias inter- estrategias de acción airmativa para vención interdisciplinar trabajar con grupos más desventaja- para abordar integral- dos? de mente la realización de EVALUACIóN los derechos? ¿La forma de evalua- ¿Es la cobertura univer- ción del programa es sal un criterio de evalua- coherente con el enfo- ción del programa? que de derechos adop- ¿Se establecen indica- tado? dores de logro en ma- ¿Es consistente el dise- teria de cobertura del ño, la implementación programa consistentes y la forma en que se con el principio de uni- evalúa el programa con versalidad la comprensión de derechos asumida? ¿Es la coordinación intersectorial evaluada en el programa? ¿Cuán efectiva ha sido la coordinación intersectorial? ¿Ha permitido hacer efectivos los derechos que el programa se propone promover? ¿En qué medida el trabajo interdisciplinar ha contribuido al abordaje integral de los derechos? ¿Lograron los distintos sectores compartir una mirada y in común en torno al o los derechos implicados? ¿Evalúa el programa su capacidad de inclusión de grupos tradicionalmente excluidos? ¿Evalúa el programa la pertinencia de las acciones realizadas considerando la diversidad de los participantes? 135 — Parte 2 - Capítulo 1 Criterios de evaluación e) Participación f) Rendición de cuentas g) Exigibilidad ¿Declara el programa este principio? ¿Se han diseñado mecanismos de participación sustantiva y vinculante para los destinatarios del programa? ¿Han participado los destinatarios del programa en el diseño del mismo? ¿De qué manera? ¿Declara el programa ¿Declara el programa ¿Declara el programa este principio? este principio? este principio? ¿Incentiva el programa a través de sus ¿Cuenta el programa ¿Cuenta el programa objetivos y resultados esperados la pro- con con mecanismos de exi- moción de derechos colectivos? ¿Se implementa una ¿Se difunden entre la ¿Se implementan estrategias de inter- población meca- vención que fomenten ciudadanía (aso- nismos de exigibilidad ciatividad, espíritu cívico, intercambios existentes? entre distintos grupos, construcción de implementación? ¿Se implementan estrategias de formación para los ejecutores en materia de rendición de cuentas? ¿Cómo rinde cuentas el programa? ¿En qué momentos? ¿A través de qué instrumentos? ¿Son estos pertinentes a las características de los destinatarios? ¿Qué tipo de información es la que entrega el programa en la rendición de cuentas? ¿La forma de evalua- ¿Es la cobertura univer- ción del programa es sal un criterio de evalua- coherente con el enfo- ción del programa? que de derechos adop- ¿Se establecen indica- tado? dores de logro en ma- ¿Es consistente el dise- teria de cobertura del ño, la implementación programa consistentes y la forma en que se con el principio de uni- evalúa el programa con versalidad? ¿Es la coordinación intersectorial evaluada en el programa? ¿Cuán efectiva ha sido la coordinación intersectorial? ¿Ha permitido hacer efectivos los derechos que el programa se propone promover? ¿En qué medida el trabajo interdisciplinar ha contribuido al abordaje integral de los derechos? ¿Lograron los distintos sectores compartir una mirada y in común en torno al o los derechos implicados? línea de formación de competencias para la participación por parte de los destinatarios del programa? ¿Qué posibilidades tienen los destinatarios del programa de tomar decisiones sobre la ejecución del mismo durante el proceso de la comprensión de derechos asumida? 136 — orientaciones y mecanismos para la h) Dimensión colectiva gibilidad de derechos? rendición de cuentas ¿Se han diseñado pro- por parte de los ejecu- tocolos que orienten el tores? acompañamiento del proceso de exigibilidad? ¿Son los utilizados los proyecto colectivo, etc.)? mecanismos de exigi- ¿Se implementan estrategias de inter- bilidad? vención orientadas a limitar la compe- ¿Se ejecutan los pro- tencia individual entre los destinatarios tocolos de acompaña- del programa? miento del proceso de exigibilidad? ¿Evalúa el programa su capacidad de inclusión de grupos tradicionalmente excluidos? ¿Evalúa el programa la pertinencia de las acciones realizadas considerando la diversidad de los participantes? Gianinna Muñoz y Viviana Abarca Relexiones inales El trabajo de operacionalización del enfoque de derechos en los programas sociales es una tarea de gran envergadura y, en esta lógica, en este capítulo hemos intentado contribuir a una discusión de largo aliento. Como otros conceptos que son centrales en las políticas públicas, los derechos requieren ser traducidos en orientaciones prácticas que permitan a los programas sociales y a los equipos ejecutores ser ieles a las declaraciones suscritas y a los marcos de referencia adoptados. Los ocho criterios de evaluación de programas sociales desde el enfoque de derechos que hemos propuesto en este capítulo, emanan de los principios orientadores que subyacen a todas las Convenciones de Derechos Humanos suscritas a nivel internacional. Estos criterios encierran una gran exigencia a las políticas y programas sociales, lo cual nos lleva a concluir que implementar el enfoque de derechos en el contexto chileno resulta sumamente complejo. La necesidad de que los equipos profesionales que diseñan la política o programa discutan sus concepciones sobre los derechos –criterio de identiicación– y que dialoguen con otros profesionales (de otras dependencias ministeriales, formados en otras disciplinas, portadores de otros horizontes comprensivos) –criterio de interdependencia– se ve obstaculizada en el escenario de la política social chilena, en la cual existe poca conexión entre unidades formuladoras de política (Cunnill et al., 2013) y diicultades para el diálogo interdisciplinar (Muñoz, 2014). Por otra parte, la promoción del enfoque de derechos, al ser una estrategia que acoge la contradicción entre igualdad y diferencia, plantea la necesidad de incluir a grupos tradicionalmente excluidos –criterio de no discriminación– al mismo tiempo que exige una cobertura universal –criterio de universalidad–, principio impracticable en Chile dado el énfasis de la política social en la focalización de la población más vulnerable (Fábrega, 2015). Adicionalmente, hemos propuesto evaluar la capacidad de la política o programa social de no solo promover derechos individuales, sino también derechos colectivos, en coherencia con la posición ético-política a la que adscribimos: la promoción de derechos, si bien puede ser entendida como un in en sí mismo, constituye desde nuestra perspectiva un requisito fundamental para la redistribución del poder al interior de la sociedad. En este sentido, la dimensión colectiva de los derechos se potencia mutuamente con los criterios de participación, rendición de 137 — Parte 2 - Capítulo 1 cuentas y exigibilidad de los derechos. Todos ellos apuntan a acortar la brecha de poder entre grupos sociales y a promover el ejercicio de ciudadanía (De la Maza, 2015), asunto que en el contexto chileno, caracterizado por prácticas paternalistas y clientelares, también encuentra obstáculos signiicativos. Aun considerando todas estas diicultades y obstáculos para la implementación del enfoque de derechos en las políticas y programas sociales, sostenemos que su promoción efectiva contribuiría a saldar la deuda pendiente de la consolidación de la democracia en Chile, en donde los mecanismos de exclusión social y desigualdad se han exacerbado con el paso de las décadas. De ahí la importancia de su evaluación. 138 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca Referencias bibliográicas — Abrahamovich, V. (2006). Una aproximación al enfoque de derechos en las estrategias y políticas de desarrollo. Revista de la Cepal 88, pp. 35-50. — Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). (2012). Indicadores de derechos Humanos: guía para la evaluación y medición. Organización de Naciones Unidas. — Arendt, H. (1951). The origins of totalitarianism. New York, NY: Harcourt, Brace and Jovanovich. — Badger, A. (2011). Collective v. individual human rights in membership governance for indigenous peoples. American University International Law Review 26 (2), pp 485-514. — Chatterjee, P. (2004). The politics of the governed: popular politics in most of the world. New York: Columbia University Press. — Clarke, J., Coll, K., Dagnino, E. y Neveu, C. (2014). Disputing citizenship. Bristol: The Policy Press. — Cunill, N., Fernández, M. y Thezá, M. (2013). La cuestión de la colaboración intersectorial y de la integralidad de las políticas sociales. Lecciones derivadas del caso del sistema de protección a la infancia en Chile. Polis Revista Latinoamericana 36, pp 1-18. — De la Maza, G. (2015). Enhancing Democracy: public policies and citizen participation in Chile. New York: Berhahn Books. — Duschatzky, S. (2008). Tutelados y asistidos: programas sociales, políticas públicas y subjetividad. Buenos Aires: Paidós. — Fábrega, J. (2015). Focalización versus universalidad: ¿El in del consenso entre economistas en Chile? Relexión y Debate Centro Democracia y Comunidad 1, pp. 2-11. 139 — Parte 2 - Capítulo 1 — Field, A. (2007). Counter-hegemonic citizenship: LGBT communities and the politics of hate crimes in Canada. Citizenship Studies 11 (3), pp 247- 62. — Fleury, S. (2004). Ciudadanías, exclusión y democracia. Nueva Sociedad 193, pp 62-75. — Fleury, S. (2014). ¿Es posible la construcción de Estados de Bienestar tardíos? Pacto social y gobernabilidad democrática. En M. Hopenhayn, C. Maldonado, R. Martínez, M. Rico and A. Sojo (Eds., 2014). Pactos sociales para una protección social más inclusiva. Experiencias, obstáculos y posibilidades en América Latina y Europa, (pp 161-70). Santiago de Chile: Naciones Unidas. — García Canclini, N. (1995). Consumidores y ciudadanos. Conlictos multiculturales de la globalización. México: Grijalbo. — Habermas, J. (1975). Legitimation crisis. Boston: Beacon Press. — Jelin, E. (2012). Los derechos como resultado de luchas históricas. Revista de Extensión Universitaria Construir Ciudadanía 2, pp 20-27. — Kabeer, N. (2006). Poverty, social exclusion and the MDGs: the challenge of ‘durable inequalities’ in the Asian context. IDS Bulletin 37 (3), pp. 64-78. — Khan, G. (2013). Critical republicanism: Jürgen Habermas and Chantal Moufe. Contemporary Political Theory (12), pp 318–37. — Kerber, L. (1997). The meanings of citizenship. Journal of American History 84 (3), pp 833-54. — Kymlicka, W. (1995). Multicultural citizenship: a liberal theory of minority rights. Oxford: Oxford University. — Lister, R., Williams, F., Anttonen, A., Bussemaker, J., Gerhard, U., Heinen, J., Johansson, S., Leira, A., Siim, B. y Tobio, C. (2007). Gendering citizenship in Western Europe. New challenges for citizenship research in a cross-national context. Bristol: Policy Press. 140 — Gianinna Muñoz y Viviana Abarca — Levitas, R. (2012). The just’s umbrella: austerity and the Big Society in Coalition policy and beyond. Critical Social Policy 32 (3), pp 320-42. — Mamdani, M. (1996). Citizen and subject: contemporary Africa and the legacy of late colonialism. London: James Currey. — Marshall, T. H. (1950). Citizenship and social class and other essays. Cambridge: Cambridge University Press. — Matus, T., Quiroga, A., Acosta, L., Miranda, P. and Muñoz, G. (2009). Indicadores sociales para la ciudadanía: modelos complejos de intervención social para enfrentar la desigualdad. En J. Arias, T. Matus, C. Muñoz and M. Ponce (Eds.). Investigando en red. Estudios internacionales en trabajo social, (pp 103-44). Santiago de Chile: International Asociation of Schools of Social Work. — Ministerio de Planiicación Nacional (Mideplan). (2002). Síntesis de los principales enfoques, métodos y estrategias para la superación de la pobreza. Santiago de Chile: Gobierno de Chile. — Moufe, C. (2009). The democratic paradox. London: Verso. — Moufe, C. (2005). On the political. New York: Routledge. — Muñoz, G. (2014). Aportes conceptuales y empíricos para pensar la intervención social interdisciplinar en Chile. Revista Intervención 3, pp 19-29. — Naciones Unidas (S/F). ¿Qué son los derechos humanos? Rescatado el 22.09.2015 desde http://www.ohchr.org/SP/Issues/Pages/WhatareHumanRights.aspx — Pettit, P. (1997). Republicanism: a theory of freedom and government. Oxford: Clarendon Press. — Rousseau, J. (2008 [1762]). El contrato social. Valladolid: Maxtor. — Skinner, Q. (1998). Liberty before liberalism. Cambridge: Cambridge University Press. 141 — Parte 2 - Capítulo 1 — Thezá, M. (2011). Los claro-oscuros de la ciudadanía en los estudios sobre participación: algunas aproximaciones teóricas. Revista del CLAD Reforma y Democracia 51, pp 1-14. — Van Hoof, G. (1984). The legal nature of economic, social and cultural rights: a rebuttal of some traditional views. En P. Alston y K. Tomasevsky (comps.), Rights to Food. Utrecht: Martinus Nijhof Publishers. — Young, I.M. (1989). Polity and group diference: a critique of the ideal of universal citizenship. Ethics 99 (2), pp 250-74. 142 — CAPÍTULO 2 LOS RELATOS SALVAjES DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL: HACIA UNA POLÍTICA DE LA INTERRUPCIÓN María Eugenia Bersezio1 “Quienes dibujaron imágenes en las cuevas de Lascaux hicieron esfuerzos humanos hace unos veinte mil años para hablarnos de su presente”. Elliot Eisner, 1998 “La película empieza y termina con energía, maneja con habilidad ingredientes de impacto seguro, seduce durante dos horas con situaciones siempre inquietantes, tiene el respaldo de un equipo de profesionales reconocidas/os, de primera línea. Se trata, en efecto, de un producto ainado, cuidado en sus detalles, excitante y lustroso”. (El Crítico). 1 María Eugenia Bersezio es Trabajadora Social de la Pontiicia Universidad Católica de Chile. Magister en Educación © PUCCH, Profesional del Departamento de Estudios SERNAM. Email: mbersezio@ sernam.gob.cl 144 — María Eugenia Bersezio Resumen El presente artículo da cuenta de la ponencia realizada en el marco del Seminario sobre Innovación Social y Evaluación, organizado por la Escuela de Trabajo Social de la Pontiicia Universidad Católica de Chile, actividad inscrita en el Proyecto FONDEF “Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales”. El articulo presenta tres relatos salvajes de la intervención social relacionados con aspectos considerados centrales para la innovación social efectiva: los clúster de usuarios/as, la gestión de la información y la gestión de la intervención. A través de estos relatos, la autora presenta nudos críticos para los programas sociales y para la evaluación de la calidad de los mismos. Estos “nudos”, entendidos como construcciones que parecieran poner una señal de inalización, pero que quizás lo que hacen es dar cuenta de un cierto problema o incomodidad con las prácticas de una intervención social repetitiva, mecanizada, despojada de sus sentidos críticos. Iniciar este artículo con la cita de un crítico de la película Relatos salvajes, tiene por objetivo instalar la interrogante por el lugar de la crítica sistemática en la intervención social, por la presencia/ausencia de las óperas primas y las obras de directoras/ es consagradas/os. Desde esta perspectiva, el “Proyecto de Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales”, constituye una oportunidad para problematizar los programas sociales desde la oferta en tanto productos ainados, cuidado en sus detalles, excitantes y lustrosos. El artículo deine como punto de partida —en coherencia con la estructura de la película escrita y dirigida por Damián Szifron— tres relatos de la intervención social “de comedia negra y drama” que están situados en distintas institucionalidades y territorios. A partir de estos tres relatos, se realiza un análisis para avanzar en procesos de medición de la calidad de los Programas Sociales que generen una política de interrupción en el orden de las signiicaciones asentadas en procesos de evaluación burocratizados. 145 — Parte 2 - Capítulo 2 Relato 1: Los clúster de usuarios/as, la participación y las relaciones de poder El relato se desarrolla en la comuna de Puente Alto, ubicada en el sector suroriente de Santiago, en la Región Metropolitana. Es la capital de la Provincia de Cordillera. De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadísticas, es una de las comunas más poblada de Chile, con 586.509 habitantes (Censo, 2012). Puente Alto Fuente: I. Municipalidad de Puente Alto, 2015. 146 — María Eugenia Bersezio En Chile, en la década de los ochenta, la intervención social fue asumida por un gran número de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que surgieron, desde ines de los años 70, como respuesta a la dictadura militar y su modelo de desarrollo político, económico y social. Aunque la actividad ilantrópica desde la sociedad civil tiene una larga tradición en Chile, “las organizaciones nuevas que surgen con la dictadura tienen otras características, como por ejemplo el enfoque de la promoción en vez de la beneicencia o el inanciamiento desde la cooperación internacional, lo cual las distingue de las ONGs tradicionales” (Gruninger, 2003). Estas organizaciones surgen durante la dictadura con el objetivo de contrarrestar los efectos negativos del gobierno militar en materia de empobrecimiento del sector popular y violación de los derechos humanos. En una de estas organizaciones se protagoniza el primer relato. En el año 1987, un equipo de profesionales con inanciamiento para infraestructura comunitaria, a través de aportes de una agencia internacional y con la profunda convicción de la relevancia de la participación comunitaria, diseña una táctica para iniciar una trayectoria de trabajo conjunto con su “clúster de usuarios/as”. Para lograr su objetivo de participación, se deine una lectura teórica desde la escala de participación de Roger Hart (1993), que contribuye a orientar las características de los diversos niveles o grados de participación que es posible impulsar en el trabajo con la población. De esta forma, deine ocho niveles que van desde lo que el autor considera una participación simbólica a una participación auténtica. El primer escalón sería la participación manipulada y el octavo, en tanto, la participación en acciones pensadas por la propia población y que han sido compartidas con agentes externos de desarrollo. El equipo de la ONG deine diversas acciones, dentro de las cuales se establecen reuniones con los dirigentes vecinales, se deinen acuerdos de funcionamiento y se plantea la idea de una asamblea con las/os vecinos/as para difundir la información y asegurarse de que la participación sea lo más amplia posible; se acuerda que todas las actividades se realicen después de las 20:00 horas para facilitar la integración de quienes trabajan fuera del hogar. Complementariamente, el equipo profesional propone la aplicación de un cuestionario simple con la inalidad de que aquellas/os que no pueden asistir a las actividades comunitarias también puedan participar. El instrumento se distribuye por cada familia. Los diseños se cumplen, el asentamiento humano se moviliza, se analizan los resultados de los instrumentos aplicados. El resultado es la construcción de una 147 — Parte 2 - Capítulo 2 cancha de baby fútbol. El equipo profesional consigue nuevos recursos para iluminación y camisetas, surge la idea de arrendarla para conseguir recursos para otras actividades comunitarias y para su mantención. La experiencia se informa como buena práctica, es registrada por la Escuela de Antropología de la Universidad de Chile. Todos/as las y los profesionales evalúan muy positivamente la intervención. Un año más tarde, la Agencia de Cooperación solicita un reporte de seguimiento. Esta vez, los profesionales van al territorio en horario de trabajo, a las 15:00 horas. El día está nublado, la cancha está bien mantenida, luce como nueva, toman fotos. El seguimiento requiere también reunir información de los/as participantes, para ello tocan la puerta de algunas casas, se encuentran con las mujeres, quienes informan su descontento con la cancha, señalan que los hombres salen a jugar a la pelota ahora dos veces a la semana, después de cada partido beben en exceso, lo que ha provocado un aumento de las discusiones y del maltrato hacia ellas en casa. En el equipo de trabajo hay asombro, preguntan por los instrumentos aplicados, por las razones por las cuales estos elementos no se señalaron de manera oportuna; las mujeres señalan que los hombres respondieron. La relexión de los/as profesionales es que se consideró, tanto a la comunidad como a la familia, como un colectivo al margen de las relaciones de poder. Relato 2: La gestión de la información, los registros administrativos y las decisiones estratégicas El relato se desarrolla en un Servicio Público, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social (MDS). A partir del año 1994, el departamento de Evaluación de la División Social del Ministerio de Planiicación y Cooperación (MIDEPLAN) tuvo una particular preocupación por el desarrollo de una acción evaluativa más completa, integrada y coherente con respecto a los programas sociales, orientada a generar un proceso de perfeccionamiento continuo de metodologías para evaluar programas sociales a in de que fuera posible contar con información de mejor calidad para las decisiones sectoriales y de inversión que año a año debía tomar la administración (MIDEPLAN, 2000). De esta forma, se identiican tres tipos de evaluación a desarrollar según el momento en que se aplican. Es posible separar entre la evaluación que se realiza antes 148 — María Eugenia Bersezio de que la iniciativa se ponga en marcha, de aquella que se hace una vez que esta ha comenzado, o sea, en las etapas de inversión y operación. A la primera se le denomina evaluación ex ante, mientras que a la segunda se le llama evaluación ex post. Entremedio se encuentra la evaluación ex dure. El relato se inscribe en el momento de presentación de la evaluación ex ante, relacionada con la fase de valoración de una propuesta de intervención (programa o proyecto) que “busca solucionar o mitigar problemas o necesidades que aquejan a una comunidad de personas antes de que esta se realice; por eso es que precede a la asignación de los recursos que permitirán posteriormente su implementación” (MIDEPLAN, 2000, p.10). El equipo responsable del programa incorpora para el desarrollo de esta evaluación a profesionales de otras dependencias de la institución. En la primera reunión surge la interrogante por la evidencia: ¿cuál es la evaluación interna del programa? Se señala que las/os usuarios/as están contentas/os de participar, que las encuestas de satisfacción presentan buenos resultados. Un porcentaje importante de las/os usuarias/os se repite año a año, consideran que el programa mejora su autoestima, que les permite conocer a otras personas. Los/as profesionales que asesoran preguntan por los registros administrativos, el equipo señala que aplican una icha con treinta variables que es ingresada al sistema por las/os profesionales de las comunas de todo el país: ello permite construir una línea base. La información se solicita, pero las bases están incompletas, lo equipos en “terreno” no tienen tiempo para llenarla, completar esta información, aun cuando es on-line, signiica para ellas/os dejar de lado otras actividades centrales para la intervención, como el trabajo directo con los/as usuarios/as. Lo anterior denota que la gestión de la información no se considera dentro del cronograma ni del presupuesto de la intervención. Relato 3: La gestión de la intervención, el lugar de la investigación y la gestión del conocimiento para la sociedad En el año 2004, la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, con el apoyo inanciero de OXFAM Gran Bretaña – Canadá, realizó un análisis de la investigación crítica producida durante diez años en los temas de mujeres y trabajo, con el in de apoyar la difusión y el desarrollo de la investigación sobre los temas que 149 — Parte 2 - Capítulo 2 afectan a las mujeres y de aportar al análisis de los vínculos entre la investigación políticas públicas y programas sociales (Arriagada, 2005). Las fuentes principales de consulta fueron los más importantes centros de documentación de los organismos vinculados directamente al tema en cuestión. Se consideraron centros académicos, de investigación o de organismos del Estado. En todos estos casos, se recurrió tanto a los centros de documentación y bibliotecas existentes como a la información contenida en la página web de las instituciones. La recopilación se realizó en dos etapas. La primera, entre junio y diciembre de 2003, dio como resultado un documento que incluyó 91 estudios sobre el tema, los que se describieron en una icha estandarizada. Este primer trabajo fue entregado al juicio de algunos expertos y expertas, quienes expusieron su opinión en un Taller de Discusión. Esta indagación arrojó que el concepto de género atravesaba gran parte de la investigación cientíica orientada a describir la situación de las mujeres en el mundo laboral. Su incorporación hacía visible la dimensión política de la investigación en tanto se buscaba un lugar teórico que permitiera problematizar las identidades masculina y femenina y las relaciones de poder entre mujeres y hombres. El estudio también arrojó que muchos de los resultados de estas investigaciones tenían escaso o nulo impacto en el diseño de las políticas y programas pertinentes a los temas investigados, ya que si bien se trataba de información que ponía en evidencia la desigualdad de oportunidades y de recursos que estaba marcada por características de género, y aunque constituía un aporte signiicativo para fundamentar propuestas para modiicar estas relaciones, el terreno no era fácil. En este contexto, la investigación señala que “aceptar los diagnósticos que la investigación entrega para fundamentar determinadas políticas públicas y programas sociales, puede signiicar un conlicto con el sistema, con el orden político, económico, cultural o social, con los directorios, con los inancistas” (p.16). De lo anterior, se deriva que tan relevante como la identiicación del problema en la formulación de una política pública y un programa social, es el momento de las negociaciones y decisiones sobre la forma de dar solución al problema (deinir la oferta). Cuando se busca modiicar las relaciones de desigualdad de género, suelen ser muchos los actores que participan: los diversos poderes del Estado, los partidos políticos, sectores vinculados a la Iglesia u otros grupos de la sociedad civil con voz suiciente, que se verán afectados por la política/programa en cuestión. En esta etapa, se van deiniendo quiénes entran en la negociación y quiénes quedan fuera de ella; qué demandas se privilegiarán, cuáles se considerarán y cuáles serán 150 — María Eugenia Bersezio excluidas. Se trata de un momento en el cual se expresan con gran fuerza todas las dimensiones políticas, culturales y valóricas de una sociedad, así como también los recursos y los intereses económicos en juego. La incidencia que en esta etapa puede tener la investigación y sus resultados, está condicionada por las relaciones entre quienes generan el conocimiento y quienes pueden beneiciarse de él y, por supuesto, también por su grado de pertinencia. Pero dependerá, además, de la presencia de una masa crítica que abogue por satisfacer las demandas a las cuales esa política pública y programa social responderá. Políticas de la interrupción “¿Qué ha ocurrido con nuestras sociedades que, junto con reducir cuantitativamente la pobreza, no logran resultados comparables con las desigualdades que se maniiestan en la distribución del ingreso y de los salarios, en las segmentaciones educacionales y laborales, en las discriminaciones etarias y por condiciones de género, así como en los desequilibrios territoriales con claro detrimento para las áreas rurales y, por consiguiente, para los pueblos indígenas?” Clarisa Hardy, 2014 Hablar de políticas de la interrupción supone reconocer la necesidad de problematizar las lógicas y prácticas a partir de las cuales se ha venido desarrollando la intervención social. Es sabido que en Chile las políticas y programas sociales han tenido buenos resultados a nivel de la disminución de la pobreza, del aumento del acceso de colectivos importantes de la población a programas de empleo, de capacitación, de salud, etc. No obstante, este éxito no ha sido tal respecto de profundos problemas de desigualdad existentes en el país. Un estudio elaborado por Fundación Sol (2015) sobre Los Verdaderos Sueldos en Chile2, señala que: “Al comparar a Chile con países de PIB per cápita PPP similares o cercanos (en la vecindad), se puede constatar la profundidad del atraso salarial. Por ejemplo, Croacia, con un PIB per cápita similar a Chile (en 2011), tiene una mediana salarial casi un 100 % superior. Así, mientras en Croacia el 50 % de los trabaja2 Disponible en: http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2015/06/Verdaderos-Salarios-2015. pdf. Consultado el 20/10/2015. 151 — Parte 2 - Capítulo 2 dores gana menos del 80 % de su PIB per cápita, en Chile esta razón solo llega a 40 %” (Fundación Sol, 2015, p.4). “Según los datos de la última Encuesta Financiera de Hogares (EFH) del Banco Central de Chile, el 63,8 % de los hogares tiene una deuda y la carga inanciera promedio (total de ingresos mensuales que los hogares utilizan en servir el pago de deudas) es de 36 %. En el caso de los hogares de menores ingresos es un 45 %” (Fundación Sol, 2015, p.5). “La brecha de ingresos entre los hombres y las mujeres es de casi $147 mil mensuales. En otras palabras, el promedio de ingresos que perciben las mujeres equivale al 70 % del ingreso percibido por los hombres. Finalmente, otro modo de expresar la brecha sería señalar que los hombres ganan un 42,6 % más que las mujeres (en el promedio y sin controles). Al controlar la distorsión que generan los promedios, la brecha sigue siendo elevada. En efecto, si se considera la situación del 50% de las mujeres trabajadoras versus la del 50% de los hombres ocupados, la brecha es de 28,7% a favor de los hombres” (p.7). Los datos expuestos anteriormente instalan una interrogante a la intervención social y a la representación de sus resultados relacionada con ¿cómo y en qué contextos se diseñan políticas y programas capaces de alterar las desigualdades? ¿A partir de qué claves heurísticas? ¿Con qué equipos profesionales? Cómo se altera eso: generando otras iguraciones para la intervención social e interrumpiendo ese conjunto de adjetivaciones con las cuales de alguna manera los logros de la intervención son narrados en el espacio público y que los/as propios profesionales también asumen como una narración natural. Esa política de la interrupción busca problematizar esas genealogías que narran a la intervención solo desde el lugar de la pobreza, donde las prácticas son rutinizadas, olvidando que toda práctica es una práctica teórica y que, como tal, busca cuestionar el orden de la distribución de los sujetos y sus funciones en el espacio de lo común. Ciertamente, deben existir muchas prácticas de este tipo desconocidas, obviadas por una lógica que no permite evidenciar las óperas primas y las obras de directores/as consagrados/as. El trabajo que desarrolla este proyecto permitirá avanzar en la deinición de nuevos regímenes de observación para la intervención y sus programas. 152 — María Eugenia Bersezio Referencias bibliográicas — Fundación Sol (2015). “Los Verdaderos Sueldos en Chile. Panorama Actual del Valor del Trabajo usando la Encuesta NESI”, Documento de Trabajo, enero 2015. — Castillo, Alejandra (2011). “Nudos feministas: Política, ilosofía, democracia”. Santiago: Editorial Palinodia, 2011. — Hardy, Clarisa (2014). “Estratiicación social en América Latina: retos de cohesión social”. Santiago: LOM Ediciones. — Arriagada, Irma (2005). “Dimensiones de la pobreza y políticas desde una perspectiva de género”. Revista de la CEPAL N° 85, abril 2005. 153 — CAPÍTULO 3 LA EVALUACIÓN AL SERVICIO DE LA CALIDAD DE LOS PROGRAMAS SocialeS: una aPueSTa PoR loS equiPoS de inTeRvención Fabiola Cortez-Monroy1 Resumen Existen múltiples formas de integrar la evaluación a los programas sociales. Sin embargo, la mayor parte de ellas ha puesto el foco en la demanda. Mediante la contratación de especialistas externos, se han montado soisticados dispositivos experimentales de evaluación, que de manera lineal, buscan vincular causas y efectos. Estas formas de evaluación, muchas veces resultan extensas y costosas para los programas sociales, y se vuelven difíciles de asir por los equipos de trabajo. En este artículo se busca relevar un tipo de evaluación que –centrada en la calidad de la oferta– otorga a los equipos un rol preponderante, desencadenando procesos de relexión crítica que los dinamiza. La evaluación se convierte, de esta forma, en un instrumento de empoderamiento para el cambio. Evaluación de programas sociales A partir de los años 50, se ha observado una institucionalización de la evaluación, especialmente en los países anglosajones, como una respuesta a la necesidad de una racionalización de la acción pública. En el caso de Chile, la evaluación se ha ido asentando paulatinamente en las últimas décadas, siendo su propósito principal a nivel gubernamental “el aprendizaje respecto de las formas que tiene el Estado en torno a los desafíos sociales que impone el desarrollo: enseñanzas que aporta 1 Fabiola Cortez-Monroy es DEA en Sociología de l’Université Catholique de Louvain, Belgique. Trabajadora Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Académica Escuela de Trabajo Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Directora Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: fcortezm@uc.cl 154 — Fabiola Cortez-Monroy M la experiencia para hacerlo mejor, lograr políticas y programas más efectivos, más eicaces, más eicientes” (Serrano y Raczinsky, 2002, p. 3). Este auge de la evaluación se produce en el marco de una dinámica de legitimación de la intervención del Estado y del nacimiento de una racionalidad tecnocrática –dominante en alta administración pública de los en los países desarrollados– y reforzada por las crisis periódicas de legitimidad a las que han debido hacer frente los Estados. En efecto, Damon (2009), siguiendo a Rosanvallon en su “exploración del universo contra-democrático”, da cuenta del paso de una democracia de la confrontación y de la representación a una democracia de la imputación, siendo la desconianza y la necesidad de que los gobernantes rindan cuenta y escuchen, una de las fuentes del incremento de la urgencia de las evaluaciones. Cabe señalar que en América Latina existen experiencias muy variadas de evaluación, con enfoques diversos (Tabla 1). A diferencia de países como Colombia, Costa Rica y Uruguay, que cuentan con un Sistema Nacional de la Evaluación, en Chile existen experiencias especíicas con énfasis en la modernización de la gestión TABLA1: experiencias de evaluación en américa latina SISTEMA DE EVALUACIÓN / SEGUIMIENTO / MONITOREO / EXPERIENCIAS FUERA DE UN SISTEMA Sistema de Control de Gestión y Presupuesto por Resultados Sistema de Seguimiento de la Programación Gubernamental (SPG) Chile Sistema Nacional de Evaluación de Resultados de la Gestión Pública (SINERGIA) Colombia Sistema Nacional de Evaluación (SINE) Costa Rica Sistema de Evaluación de la Gestión Pública (SEV) Uruguay Sistema de Monitoreo y Evaluación del Plan Plurianual Sistema de Evaluación de Metas Presidenciales (SMP) Brasil Sistema de Evaluación de Metas Presidenciales (SIMEP) México Sistema de Seguimiento y Evaluación de la Gestión por Resultados (SISER) Bolivia Evaluación sin articular en un sistema Argentina Fuente: Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y Calidad de los Servicios (2010). Fundamentos de evaluación de políticas públicas. Madrid: Gobierno de España, Ministerio de Política Territorial y Administración Pública, p.32. 155 — Parte 2 - Capítulo 3 pública y los sistemas de presupuestación (Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios, 2010). En efecto, en Chile es factible distinguir dos sistemas de monitoreo de la acción gubernamental: el Sistema de Seguimiento de la Programación Gubernamental SSPG, de la División de Coordinación Interministerial (DCI) del Ministerio de la Secretaría de la Presidencia (SEGPRES), y el Sistema de Control de Gestión SCG, de la Dirección de Presupuestos (DIPRES) del Ministerio de Hacienda: El Sistema de Seguimiento de la Programación Gubernamental SSPG entrega informes trimestrales a los servicios y ministerios, que permiten gestionar los problemas y direccionar la acción del Estado, de forma de obtener mejores resultados (Ríos, 2010). El Sistema de Control de Gestión SCG busca contribuir “a la eiciencia de la asignación de los recursos públicos a los diferentes programas, proyectos e instituciones, propiciando además una mejor gestión de estas” (Ríos, 2010, p.24). Ahora bien, de acuerdo al diccionario de la RAE, evaluar signiica señalar el valor de algo. En el marco de los programas sociales, se reiere al proceso de determinar su valor. De ahí que la evaluación se entienda como “el conjunto ordenado y sistemático de procedimientos que permiten establecer un juicio u opinión sobre el mérito o valor de un programa para tomar decisiones sobre él que apunten a su mejoramiento” (Fernández-Ballesteros, 1996, en Serrano y Raczynski, 2002, p. 8). Se trata de la “apreciación sistemática y objetiva de un proyecto, programa o política en curso o concluido, de su diseño, su puesta en práctica y sus resultados” (OECD, 2010, p.23). En general, la evaluación de programas sociales se dirige al logro de una pluralidad de inalidades. Damon (2009) distingue: — En un nivel “cognitivo”, la evaluación consiste en construir, adquirir y compartir conocimientos. Debe permitir una mejor comprensión de los problemas. — En un nivel “normativo”, la evaluación tiene como objetivo fundamentar juicios y apoyar las elecciones. Ella es una herramienta para la toma de decisiones. 156 — Fabiola Cortez-Monroy M — En un nivel “instrumental”, la evaluación debe ser la fuente de transformaciones y mejoras. Ella preconiza la rigurosidad en las decisiones y el mejor uso de los recursos. La literatura reconoce diversas formas de evaluación de programas sociales, entre las más conocidas y utilizadas, se encuentran: Evaluación sumativa de impacto: mide los resultados y el impacto del programa social una vez de que este ha inalizado. El impacto alude a la “situación inal después de la acción”. De ahí que esta evaluación busca determinar si los programas “logran dar respuestas a la situación que les da origen, en qué medida esto se logra y qué factores explican estos resultados” (Raczynski y Serrano, 2002, p.15). Este tipo de evaluación requiere el uso de modelos experimentales o cuasi experimentales, usando, por ejemplo, grupos de control. Debido a que se realiza después de terminada la intervención, de modo de dar tiempo para que surjan los efectos, este tipo de evaluación resulta difícil: Es obvio que cuanto más prolongado sea el tiempo entre la mediación y el intento de atribuir el cambio, tanto mayor será la probabilidad de que vayan a interferir otros factores, ya sea de manera positiva o negativa, para cambiar el efecto deseado, que sea incorrecto el marco temporal (demasiado pronto o demasiado tarde) en el cual se trataba de medir el cambio y que el resultado vaya a involucrase en otras situaciones que surjan y se pierda (Zall Kusek y Rist, 2004, p.131). Evaluación de resultados: a la luz de los objetivos originales de la acción, esta evaluación se dirige a comparar los objetivos ijados y los resultados obtenidos. Los resultados son el “producto, efecto o impacto (intencional o no, positivo y/o negativo) de una intervención para el desarrollo” (OECD, 2010, p. 33). Evaluación de procesos: analiza la puesta en práctica del programa social, observando su desarrollo en general, así como los factores que favorecen o diicultan la realización del mismo. A este tipo de evaluación “también se le llama evaluación formativa, porque permite la constante reprogramación o corrección de aspectos del programa durante su transcurso” (Raczynski y Serrano, 2002, p.17). En síntesis, 157 — Parte 2 - Capítulo 3 ella busca mejorar la forma en la que se entrega un programa social (Newcomer, K., Hatry, H., Wholey. J., 2010). Evaluación ex ante: se efectúa antes de poner en práctica el programa social. Ella es asociada también a otros términos, tales como evaluación inicial, evaluación previa, pre-evaluación (OECD, 2010). El propósito de este enfoque es “garantizar que desde el comienzo de la ejecución no se haya programado el fracaso” (Zall Kusek y Rist, 2004, p.128). Evaluación ex post: se efectúa una vez que ha concluido el programa. Esta evaluación busca “identiicar los factores de éxito o fracaso, evaluar la sostenibilidad de los resultados y las repercusiones y extraer conclusiones que puedan ser útiles para otras intervenciones” (OECD, 2010, p. 23). Marco lógico: “es un instrumento de diseño y evaluación de programas que establece secuencias lógicas entre propósitos, actividades e indicadores de resultados de las mismas” (Raczynski y Serrano, 2002, p.19). Se trata de una matriz que incluye la cadena de resultados (Tabla 2) y que “comprende la identiicación de elementos estratégicos (insumos, productos, efectos, impacto) y sus relaciones causales, indicadores y los supuestos o riesgos que pueden inluir en el éxito o el fracaso” (OECD, 2002, p.27). TABLA2: La matriz del marco lógico y la cadena de resultados MARCO LÓGICO Indicadores Medios de veriicación Supuestos CADENA DE RESULTADOS Fin Impactos Propósito Efectos Componentes Productos Actividades Procesos Fuente: INDES (2011). Gestión para resultados en el desarrollo en gobiernos subnacionales. Seguimiento y evaluación de los resultados, BID, p. 12. Recuperado de http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=36485761 158 — Fabiola Cortez-Monroy M evaluación comprehensiva del Gasto (de programas e instituciones): es una iniciativa que comenzó a implementarse en Chile a partir del año 2002, en el marco del Protocolo de Acuerdo irmado entre el Congreso Nacional y el Ministerio de Hacienda con motivo de la aprobación de la Ley de Presupuestos. De acuerdo a la DIPRES (2014), su objetivo es evaluar la racionalidad de la estructura institucional y la distribución de funciones entre los distintos servicios que componen un Ministerio, así como también evaluar la eicacia, eiciencia y economía en el uso de los recursos institucionales. Este tipo de evaluación contempla: Consistencia entre misión, objetivos estratégicos, oferta de bienes y servicios (productos estratégicos) y beneiciarios vinculados a cada servicio, así como también la racionalidad de la estructura institucional y la distribución de funciones entre cada uno de los Servicios que componen al Ministerio. Resultados y uso de recursos, medidos a través de indicadores de desempeño de eicacia, calidad, eiciencia y economía, obtenidos de los productos estratégicos, vinculando estos resultados con los recursos asignados para la provisión de estos beneicios (costo - efectividad). Capacidad institucional, mecanismos o procedimientos de gestión, tales como: mecanismos de coordinación y asignación de responsabilidades, mecanismos de asignación y transferencia de recursos y modalidades de pago, mecanismos de auditoría, rendición de cuentas y transparencia en el uso de recursos, así como también las actividades e instrumentos de monitoreo y evaluación, criterios de focalización y/o selección de beneiciarios, capacidades institucionales (profesionales, tecnológicas, organizacionales, etc.) (DIPDRES, 2014). En general, todas estas diversas formas de evaluación utilizadas en programas sociales por diferentes organizaciones, sean o no gubernamentales, han puesto el foco en la demanda. Así, a través de las contratación de equipos de expertos y del uso de instrumentos soisticados y de costos elevados, basándose en métodos experimentales o cuasi experimentales, han intentado –de manera lineal– establecer causas y efectos. Esto se aprecia en la igura propuesta por Graugnard et Heere (1999, p.21) para ilustrar un dispositivo de evaluación de seguimiento sobre el impacto de una intervención (igura 1). 159 — Parte 2 - Capítulo 3 Figura 1 Dispositivo de evaluación de seguimiento del impacto Zona de efectos Resultados Acción Evaluación ex-ante Evaluación intermedia Impacto Evaluación ex-post Sin duda, estos procedimientos son importantes y han permitido avanzar en la calidad de los programas. Sin embargo, ellos muchas veces resultan extensos, costosos, tanto para los programas sociales como para las políticas públicas y difíciles de asir por los equipos de intervención. Esto último no es menor, pues es en los equipos de trabajo donde “se juega la intervención”. De ahí que resulta necesario procurar un giro en la manera de concebir la evaluación, centrando la mirada en la calidad de la oferta. Se trata no solo de ir más allá de los modelos causa-efecto y a posteriori, sino de otorgar a los equipos un rol activo en la evaluación, pues son ellos los implementadores y quienes realizan los ajustes a la intervención propuesta por el programa. Una evaluación al servicio de la efectividad de la intervención social: evaluación ISe Tal como Serrano y Raczynski lo expresan, los programas sociales son “un conjunto especiicado de acciones humanas y recursos materiales diseñados e implantados 160 — Fabiola Cortez-Monroy M organizadamente en una determinada realidad social, con el propósito de resolver algún problema que atañe a un conjunto de personas” (2002, p.8). De acuerdo a estas autoras, los programas responden a una cuidadosa preparación, proponiendo intervenciones que se enmarcan en concepciones y teorías sobre aquello que se desea modiicar. De esta forma, “evaluar un programa, además de evaluar procedimientos, productos y resultados, es una forma de conocer si las hipótesis de base del programa, sus conceptos centrales y su particular teoría, funcionan para los problemas que este pretende resolver” (Serrano y Raczynski, 2002, p.8). La propuesta de evaluación ISe, enmarcada en el proyecto CONICYT - FONDEF “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales”, innova en la forma tradicional de evaluar, al focalizar su atención en las estructura de prestaciones de los programas sociales y sus niveles de calidad. Postula la tesis de que no son las personas las vulnerables, sino las condiciones de calidad de la oferta de los programas sociales, lo que integra la función de evaluación al interior de los equipos de trabajo. De esta forma, la unidad evaluativa para el ISe es el programa y, quienes evalúan prioritariamente, son los equipos. De ahí que en lo relativo a la calidad de la oferta, el proyecto busca una medición por consistencia en relación a cuatro componentes, siendo uno de ellos la gestión de los equipos de trabajo2, la cual reiere a la capacidad del equipo para llevar a cabo y ajustar la intervención propuesta por el programa3. 2 Los otros componentes son: Gestión de la intervención: reiere al proceso de coordinación relexiva, sustentado conceptualmente y expresado en formas mensurables, que busca efectuar un cambio positivo en la situación social que enfrenta. En ella se aborda la relación de congruencia entre diversos factores claves que van desde el nombre del programa, sus enfoques conceptuales, sus objetivos y actividades, los criterios de distinción de usuarios y los niveles de vinculación entre redes. Gestión organizacional: alude a la capacidad para gestionar los recursos existentes y adicionar nuevos, usándolos de una manera más efectiva. Gestión tecnológica: observa la capacidad de almacenamiento y manipulación de los datos, así como al desarrollo de capacidades en el área. 3 El componente gestión de los equipos de trabajo, comprende la variable “capacidad de gestión del equipo de la intervención”, la cual contiene cinco indicadores: (1) Nivel de caliicación del equipo de trabajo / objetivos del programa, por tanto considera el ajuste entre la caliicación del equipo y el logro de los objetivos del programa. (2) Grado en que el equipo considera distinciones en la gestión de la intervención del programa en dimensiones claves de este: (a) Enfoque de la intervención; (b) Análisis del contexto en la intervención; (c) Diagnóstico de los usuarios; (d) Diseño y monitoreo de la intervención; (e) Formas de evaluación 161 — Parte 2 - Capítulo 3 Cabe señalar que la noción equipo de trabajo hace referencia a un conjunto de personas que interactúan con el propósito de lograr un objetivo común. Sin embargo, un grupo de personas se va transformando en un equipo, en la medida en que sus miembros comparten ideas, desarrollan respeto, buscan tener respuestas coordinadas y participan en el mejoramiento de objetivo y acciones comunes (Kinlaw, 1991). De esta forma, los equipos competentes tienen ciertos rasgos comunes: se guían por una visión comprendida y compartida, sucinta y atractiva del objetivo general del equipo; comparten un sentimiento de apoyo mutuo, seguridad y conianza, y su comunicación se caracteriza por la escucha activa, sincera y el uso de un lenguaje respetuoso y constructivo (West, 2004). Ahora bien, el compromiso de los equipos con la evaluación no es espontáneo, este se consigue a través de un proceso de enganche permanente, que con el paso del tiempo pasa a convertirla en una práctica central. Como Patton (1997) lo ha descrito, es un error común entre los evaluadores novicios creer que porque alguien ha solicitado una evaluación o algún grupo se ha reunido para diseñarla, se cuenta con el compromiso para realizarla (citado en Holden & Zimmerman, 2009). El compromiso con la evaluación debe ser engendrado (o revitalizado, si alguna vez estuvo presente) y luego reforzado en todo el proceso de evaluación (Holden & Zimmerman, 2009, p. 16). El involucramiento activo de los equipos de trabajo en la evaluación tiene ventajas, pues permite que ella sea incorporada como una función habitual de retroalimentación permanente a la intervención. De manera inversa a lo planteado por Patton (1997), en el sentido que “la evaluación es un acto antinatural… es por eso que necesita ayuda profesional, apoyo, capacitación y facilitación” (citado en Holden & Zimmerman, 2009, p. 17), al asumirla el equipo, ella tiene una mayor posibilidad de ser vista como un proceso natural, articulado con el quehacer profesional. de la intervención; (f) Seguimiento de factores críticos y (g) Toma de decisiones en relación a ajustes programáticos. (3) Grado en que el equipo de trabajo considera estándares técnicos (nacionales o internacionales) en la oferta de intervención. (4) Grado de autonomía de equipo de trabajo para realizar ajustes en las dimensiones estratégicas del programa: (a) acciones, prestaciones y beneicios; (b) deinición objetivos; (c) tipos de usuarios; (d) tiempo de duración; (e) recursos humanos, materiales y monetarios; y (f) resultados esperados en el tiempo. (5) Grado en que el equipo de trabajo posibilita participación de los usuarios. 162 — Fabiola Cortez-Monroy M Tal como lo expresa el PNUD, “no se deberían percibir las evaluaciones como un evento aislado, sino como parte de un ejercicio por medio del cual diferentes partes interesadas pueden participar en un proceso continuo para generar y aplicar un conocimiento evaluativo” (2009, p. 126). Evaluación de programas: devolverle el poder a los equipos En general, las evaluaciones son realizadas por equipos de especialistas externos, lo cual hace que muchas veces se deba dedicar una gran cantidad de tiempo para informarles acerca del proyecto, sus objetivos, su historia, la composición del equipo, etc. Incluso, el equipo puede verse obligado a abandonar el trabajo habitual para ayudar en esta tarea, pudiéndose incrementar los retrasos y los gastos (Frame, 2011). A lo anterior se debe agregar el hecho de que muchas veces los equipos son consultados durante el proceso de recolección de datos, sin embargo, nunca reciben los resultados de la evaluación, o bien, lo hacen a través de informes técnicos de difícil comprensión. No se debe obviar que, a pesar de la validez de las evaluaciones que responden a una la tendencia más positivista, “ellas no siempre son utilizadas por los clientes, dado que a veces no comprenden su gramática” (Jacob et Mbaïrewaye, 2011, p. 13). Cabe señalar que, en ocasiones, los informes de resultados de las evaluaciones realizadas por especialistas externos son ignorados por el programa. Diversas son las razones que pueden inluir. Entre ellas: Las personas con quienes inicialmente se acordó la evaluación, abandonan el programa antes de que éste inalice, porque la administración decide que los hallazgos no son importantes para usarlos en la implementación de un cambio en la política o, porque la organización en general, pierde el interés en lo que la evaluación podría decirles acerca del programa (Holden, & Zimmerman, 2009, p. 16). De acuerdo a Jacob et Mbaïrewaye (2011), muchas veces los informes de evaluación son redactados en un lenguaje técnico, los que para un público profano se convierten en un problema metodológico, pero con consecuencias éticas. En la tabla 3, estos autores sintetizan problemas éticos de la evaluación, según las etapas del proceso: 163 — Parte 2 - Capítulo 3 TABLA3: deinición de los problemas éticos según las etapas del proceso evaluativo Preparación Realización Restitución Utilización Evaluadores Comanditarios Partes interesadas Disimular a los participantes la natura- Disimular la naturaleza de la Empezar una evaluación por exi- leza de la evaluación. evaluación a los participantes. gencia y no por necesidad. Las partes interesadas legítimas no son Las partes interesadas legítimas Las partes interesadas ya decidie- tomadas en consideración. no son tomadas en consideración. ron lo que deberían ser los resul- Falta de conocimientos apropiados Empezar una evaluación por tados o planiicaron utilizarlos de sobre el programa a evaluar. exigencia y no por necesidad. manera no ética. Causar estrés y ansiedad a los participantes. Entrometerse en la vida privada de los participantes. Recurrir al consentimiento pasivo. Preocuparse más de sus intereses que de los del cliente. Escuchar más a los grupos de interés que al equipo. Decidir sin consultar al cliente. Llevar una evaluación sin tener las aptitudes (M). Prometer la conidencialidad, sin respetarla. Optar por un enfoque evaluativo por familiaridad (M). Causar estrés y ansiedad a los Las partes interesadas rechazan participantes. ciertas cuestiones evaluativas a Animar la intromisión en la vida pesar de su pertinencia. Los límites de la evaluación no son señalados en el informe. Redactar el informe en un lenguaje técnico para un público profano (M). Modiicar los resultados bajo la presión de las partes interesadas. Incluso sin presión, violar la conidencialidad produciendo ciertas informaciones de naturaleza personal. Hacer presión para modiicar Hacer presión para modiicar los los resultados. resultados. Presionar al evaluador para le- Presionar al evaluador para levan- vantar la conidencialidad. tar la conidencialidad. Descomprometerse después de la Modiicar los resultados. Los resultados son suprimidos o ig- entrega del informe. Mala interpretación (M) y mala norados por las partes interesadas. Incertidumbre sobre la reapropiación utilización de la evaluación. Utilizar los resultados para sancio- del informe y de los datos recolecta- Utilizar los resultados para nar ciertas partes interesadas. dos (M). sancionar a ciertas partes inte- Incertidumbre sobre la reapropia- resadas. ción del informe y de los datos re- Incertidumbre sobre la reapro- colectados (M). privada de los participantes. piación del informe y de los datos recolectados (M). Los puntos que en la tabla hacen más referencia a la metodología, son señalados por una M. Fuente: Jacob, S., Mbaïrewaye, M. (2011). L’évaluation face aux déis de la professionnalisation et de l’éthique. En Cahiers de la performance et de l’évaluation, n° 3, PerƒEval, Université Laval, p 6-7. 164 — Fabiola Cortez-Monroy M Cabe señalar, que si bien en algunas oportunidades, “el evaluador puede ayudar a desarrollar estrategias para utilizar hallazgos de la evaluación, clariicar cómo la evaluación puede ser útil, explicar los propósitos de la evaluación o ayudar a conciliar las expectativas que compiten con los resultados de la evaluación” (Holden, & Zimmerman, 2009, p. 17), esto no siempre ocurre. En estos casos, la evalución no solo no permite profundizar en la comprensión de los problemas, sino que tampoco apoyar la toma de decisiones ni proponer cambios al programa. No se puede obviar que “los usuarios deseados de la evaluación son aquellos individuos o grupos que tienen un interés directo en los resultados de la evaluación y están en posición de tomar decisiones o emprender acciones basadas en los resultados de ella” (PNUD, 2009, p.127). Al respecto, los equipos de trabajo tienen un lugar destacado, pues son ellos quienes realizan la intervención, encontrándose muchas veces en mejores condiciones para hacer modiicaciones a la misma. Así lo observan, Jacob et Mbaïrewaye, al señalar que: En un ambiente organizacional donde la evaluación se institucionaliza, donde se la reconoce y se practica rutinariamente, el evaluador interno estaría menos plagado de problemas éticos (…) En contraste, en una organización donde la evaluación está menos reconocida o se le tiene menos estima, la tarea del evaluador interno o externo sería más difícil y las trampas éticas más numerosas (2011, p.9). Por otra parte, parafraseando a Frost (2002), el compromiso de los equipos con la evaluación como una forma de práctica, es central para el desarrollo de una perspectiva crítica sobre programas sociales. Según este autor, la evaluación no es un asunto meramente técnico, “el evaluador necesariamente tiene un compromiso de valor con el cambio dentro del proyecto” (2002, p.46). Por tanto, la evaluación “es en el fondo un proceso ético y conducido por valores” (Frost, 2002, p.47). Sin embargo, al mismo tiempo, ella “se sitúa en el cruce entre obligación, oportunidad y democracia” (Bouquet, 2009, 23): Obligación, pues ella es una práctica que corresponde integrar, una institución funcional social normada y una exigencia de rentabilidad económica. Oportunidad estratégica, en la medida en que ella es a la vez un factor de 165 — Parte 2 - Capítulo 3 dinamización de los equipos de trabajo a nivel de la dirección, un medio de establecer una asociación efectiva y pluralista, una confrontación y una negociación entre las diversas apreciaciones, basadas sobre las lógicas propias del conjunto de partes interesadas, una posibilidad de darle el “valor” a la plusvalía social aportada por los establecimientos y servicios, una ocasión de legitimar la acción social. Democracia: a través de un ejercicio de producción de conocimientos relativos a la acción, ella instaura un espacio de debate sobre los valores, expresión de una voluntad de acercar las prácticas a una concepción ética de trabajo social, fundada sobre valores estructurantes de proyectos de vida individuales y colectivos. Esta perspectiva de la evaluación, como oportunidad estratégica y como una forma de democracia, refuerza la idea de que la evaluación no pertenece exclusivamente a expertos, pudiendo ella ser asumida por los equipos de trabajo. Tal como lo expresa Frost, “el poder y el conocimiento deberían ser compartidos entre evaluadores, directores, profesionales y usuarios del servicio, con el objetivo que la evaluación llegue a ser instrumento de empoderamiento para el cambio” (2002, p.51). La evaluación, desde este enfoque, es entonces un proceso por el cual la política y la práctica actuales son relexionadas críticamente, que empodera, que comparte conocimientos y experiencias, que moviliza, y que permite desarrollar una relexión continua y crítica sobre la práctica, convirtiéndose en un elemento de la práctica misma (Frost, 2002). En síntesis, la evaluación de la oferta hecha por los equipos, constituye un instrumento de empoderamiento, que promueve en los profesionales procesos de relexión crítica de los hallazgos, estimulándolos al cambio y comprometiéndolos con las trasformación social. 166 — Fabiola Cortez-Monroy M Referencias bibliográicas — Acouette-Fougère, C. et Lascoumes, P. (2013). Les scènes multiples de l’évaluation Les problèmes récurrents de son institutionnalisation. Policy Paper 1, 1-157. Laboratoire interdisciplinaire d’évaluation des politiques publiques. Recuperado de http://www.sciencespo.fr/liepp/sites/sciencespo.fr.liepp/iles/LIEPP-Rapport3-scenes-multiples-201305.pdf — Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y Calidad de los Servicios (2010). Fundamentos de evaluación de políticas públicas. Madrid: Gobierno de España, Ministerio de Política Territorial y Administración Pública. Recuperado de http://www.aeval.es/comun/pdf/evaluaciones/Fundamentos_de_evaluacion. pdf — Bouquet, B. (2009). Du sens de l’évaluation dans le travail social. Informations sociales, n° 152, 32-39. Recuperado de http://www.cairn.info/revue-informations-sociales-2009-2-page-32.htm — Damon, J. (2009). La ièvre de l’évaluation. Sciences humaines, n° 208, pp. 18-23. — DIPRES, Dirección de Presupuesto, Gobierno de Chile (2014). Evaluación comprehensiva del Gasto. Recuperado de http://www.dipres.gob.cl/572/w3-propertyvalue-15222.html. — Fernández-Ballesteros, R. (Editora). (1996). Evaluación de programas. Una guía práctica en ámbitos sociales, educativos y de salud. Madrid: Editorial Síntesis S.A. — Frame, D J. (2011). La nueva dirección de proyectos. Herramientas para la era de cambios rápidos. Buenos Aires: Granica. — Frost, N. (2002). Evaluating Practice. In Adams, R., Dominelli, L. and Payne, M. (Edited by). Critical practice in social work. PALGRAVE: New York. — Graugnard, G. et Heere, N. (1999). Guide méthodologique. L’évaluation de l’impact. Déinition et mise en place d’indicateurs d’impact. Lyon: CIEDEL. Recuperado de http://www.agrhymet.ne/portailCC/images/pdf/guideImpact. 167 — Parte 2 - Capítulo 3 — Holden, D. & Zimmerman, M. (2009). Evaluation planning here and now. In Holden, D. & Zimmerman, M. (editors). A Practical Guide to program evaluation planning: theory and case examples (pp.8-31). Los Angeles: Sage. — INDES (2011). Gestión para resultados en el desarrollo en gobiernos subnacionales. Seguimiento y evaluación de los resultados, BID. Recuperado de http:// idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=36485761 — Jacob, S., Mbaïrewaye, M. (2011). L’évaluation face aux déis de la professionnalisation et de l’éthique. En Cahiers de la performance et de l’évaluation, n° 3, PerƒEval, Universito Laval. — Kinlaw, D. (1991). Developing superior work teams. Building quality and competitive edge. San Diego: Lexington Book. — Newcomer, K., Hatry, H, Wholey. J. (2010). Planning and designing useful evaluations. In Wholey, P., Hatry, H. & Newcomer, K. (Editors) Handbook of Practical Program Evaluation (Third edition, pp.5-29). San Francisco, CA: JosseyBass. — OECD (2002). Glosario de los principales términos sobre evaluación y gestión basada en resultados. Paris: OECD Publications. — OECD (2010). Glosario de los principales términos sobre evaluación y gestión basada en resultados. Paris: OECD Publications. — PNUD (2009). Manual de planiicación, seguimiento y evaluación de los resultados de desarrollo. New York: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. — Ríos, S. (2007). Diagnóstico de los sistemas de monitoreo y evaluación en Chile. Washington: Banco Mundial – CLAD. Recuperado de http://www.clad.org/siare_isis/innotend/evaluacion/chile.pdf — Serrano, C., Raczynski, D. (2002). La función de evaluación de políticas sociales en Chile. Asesorías para el Desarrollo. Recuperado de http://prejal.lim.ilo.org/ prejal/docs/bib/200811040005_4_2_0.pdf 168 — Fabiola Cortez-Monroy M — West, M. (2004). Los secretos de la gestión de los equipos de trabajo. Barcelona: Blume Empresa. — Zall Kusek, J., Rist R. (2004). Manual para gestores del desarrollo. Diez pasos hacia un sistema de seguimiento y evaluación basado en resultados. Colombia: Banco Mundial – Mayol Ediciones SA. 169 — CAPÍTULO 4 CONTROVERSIAS SOBRE LA AUTONOMIA: TAREAS DE LA PSICOLOGÍA cRíTica en loS equiPoS de TRaBaJoY la evaluación de PRoGRaMaS SOCIALES Adriana Kaulino1 Resumen Los argumentos presentados en este capítulo tienen por objetivo aportar recursos conceptuales para los equipos que trabajan en programa sociales, cuando éstos deben enfrentarse a algunas paradojas relativas a la ampliación de su propia autonomía. El orden de la exposición de los argumentos es la siguiente: i) se establece la controversia en torno a la noción de autonomía exponiendo la diferenciación entre la autonomía como ideología y como criterio normativo orientador de acciones políticas de emancipación y transformación; ii) se identiica el rol de la psicología en la conversión de la autonomía en ideología; iii) se propone una psicología que pueda contribuir tanto a la crítica de la autonomía como ideología como a su reconstrucción en tanto criterio normativo; y inalmente: iv) se expone una matriz para la noción de autonomía construida desde las obras de Habermas y Freud como un aporte a las tareas crítica y reconstructiva de la autonomía, en tanto criterio normativo que permita pensar lo posible e imaginar lo imposible. 1. La autonomía bajo sospecha: principales hallazgos del FONDEF en relación a la noción de autonomía Un hallazgo interesante en el proyecto FONDEF al trabajar con directores de programas sociales públicos y directorios de fundaciones sociales o algunas empresas, 1 Adriana Kaulino es Dra. en Psicología Universidad de Chile. Magíster en Psicología Social Universidad Federal de Río de Janeiro. Directora del Magister en Psicología Social de la Universidad Diego Portales. Académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales. Co investigadora proyecto Conicyt FONDEF IT13I10020. Email: adriana.kaulino@udp.cl 170 — Adriana Kaulino es que si bien concuerdan con un enfoque de derechos y ampliación de autonomía para los usuarios de esos programas, explicitan diversos grados de resistencia a la propuesta de ampliación de autonomía para los equipos profesionales que llevan a cabo la intervención del programa. Sus mayores temores están referidos a la posibilidad de que el programa se distorsione, a la pérdida de control sobre el programa general. Esa paradoja resulta clave: ¿por qué se vuelve la autonomía una zona de controversia? Contenida en el componente sobre equipos de trabajo, en una variable sobre el grado de autonomía del equipo, lo que se pregunta es en realidad simple, como se puede observar a continuación: Grado de autonomía equipo de trabajo El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar ciertas para ajustar las dimensiones estratégi- dimensiones de la oferta: cas del programa. a) Acciones, prestaciones y beneicios. b) Deinición de objetivos. c) Tipos de usuarios. d) Tiempo de duración. e) Recursos humanos, materiales monetarios. f) Resultados esperados en ese tiempo. En la medida en que los ajustes sean posibles en más de estos tópicos, se podría deducir que el grado de autonomía entendida como posibilidad de ajuste sería mayor. Sin embargo, la resistencia provocada es doble: en los equipos, porque se experimenta como una imposibilidad. Se sostiene que no se puede realizar lo anterior porque el programa “ya viene diseñado, regulado y solo hay que ejecutarlo”. En relación a esta primera cara de la contradicción, lo que se opaca es la posibilidad cierta de re-diseño, de ajustes locales, de preguntas especíicas por las formas de intervención; que llevaran no a distorsionar el programa sino justamente a que este aumentara su efectividad. El segundo rostro de la resistencia es el temor de los niveles directivos acerca de la capacidad de desarrollo de estos ajustes en los equipos. Una y otra muestran una lógica dicotómica existente entre diseño y ejecución. Para enfrentar esas dicotomías es clave develar las propias controversias existentes 171 — Parte 2 - Capítulo 4 sobre el concepto de autonomía, ya que su relexión podría mostrar mejor la cuestión contenida en esta paradoja. 2. Controversias sobre el concepto de autonomía: emancipación e ideología El concepto de autonomía ha sido un principio normativo central para el pensamiento político y para las democracias modernas. Sin embargo, este concepto se ha visto neutralizado, ya sea por su reducción a un ámbito individualista, ya sea por los ataques críticos que han develado el contenido y función represores implícitos en él. Las críticas feministas, postcoloniales, postestructuralistas y comunitaristas han denunciado los vínculos entre el concepto moderno de autonomía y las formas de dominación de las diferencias y minorías sociales. Todas estas críticas concuerdan que el concepto de autonomía se reiere a un residuo anacrónico de la modernidad, pues sus bases fundacionales –el sujeto transparente, la razón universal y la voluntad masculina– han sido irremediablemente socavadas, dejando expuesta su fragilidad como categoría normativa orientadora (Kalyvas, 1998, p.161). No obstante la indudable pertinencia de las críticas a la noción moderna de autonomía, su totalización provocó un ataque devastador cuyo resultado ha sido el paulatino desprestigio de esta categoría como referente normativo y crítico de las situaciones de dominación existentes. En este sentido, se ha asociado la crisis del pensamiento crítico a la “muerte de la autonomía”, pues esta despedida apresurada ha diicultado, precisamente, la discriminación entre el uso ideológico de sus contenidos normativos y las legítimas apelaciones a su realización histórica. Las consecuencias son preocupantes, pues cuanto más se identiican las apelaciones a principios universales y normas sociales con estrategias de homogeneización, control e individualismo posesivo, más difícil se torna la justiicación de las instituciones democráticas y las prácticas de participación. Asimismo, se debilita drásticamente la efectividad de una crítica dirigida a las estructuras de dominación del Estado capitalista. Lo curioso de esta situación es la insistente apelación discursiva a la responsabilidad y supuesta autonomía de las personas y sociedades en el contexto contemporáneo. Pareciera que las críticas feministas, postcoloniales, postestructuralistas y comunitaristas a la noción ilustrada de autonomía, hicieron un laco favor 172 — Adriana Kaulino al pensamiento crítico al vaciar de contenido normativo una noción que se presta, actualmente, a un uso ideológico. Sin embargo, lo paradojal de este contexto es que el uso ideológico de la noción de autonomía y autodeterminación sólo es posible si se preserva, en alguna medida, su apelación normativa. Quizás este sea uno de los núcleos de autenticidad al que se reiere Theodor Adorno al reconocer la presencia necesaria, aunque invertida, de la verdad en toda ideología. Ahora bien, si la crítica a la autonomía ilustrada puede haber conducido a su neutralización como categoría crítica y/o a una expansión del uso ideológico de su contenido normativo, también es cierto que ha provocado al pensamiento social crítico a relexionar sobre sus limitaciones y las posibilidades de su revitalización. En este sentido, autores como Habermas, Apel, Honneth y Castoriadis han recolocado la noción de autonomía en el centro de la discusión acerca de las actuales formas de dominación y, por ende, de las posibilidades de emancipación. En todos los casos, el pensamiento crítico ha de asumir esta relexión desde un horizonte en que ya no es posible invocar a ningún fundamento último. Es decir, la crítica hoy tiene que moverse en un suelo postmetafísico desde el cual no es posible justiicar las acciones autónomas, apelando a alguna forma de fundamentación metafísica. Se trata, por tanto, de revitalizar la dimensión emancipatoria de la autonomía que debe sostener unos contenidos normativos, pero, a la vez, renunciar a la fundamentación última. Uno de los desafíos estriba, precisamente, en cómo renunciar a los fundamentos últimos y no caer en un relativismo en el cual los valores son cuestiones de fe y todas las evaluaciones morales son el producto de una elección subjetiva orientada por los sentimientos y emociones privados (MacIntyre,1987). Uno de los retos del pensamiento crítico actual se reiere a la revitalización de la categoría de autonomía en tanto construcción histórica que se constituya, a la vez, en un referente normativo que permita a la crítica encontrar las mediaciones entre validez y facticidad, entre lo existente y lo posible y entre lo posible y lo imposible. Lo anterior facilitaría defender la superioridad de una sociedad autónoma develando, al mismo tiempo y críticamente, a la autonomía como ideología. En consecuencia, una de las principales tareas de una psicología crítica es develar aquellos saberes y prácticas psicológicas que participan en la constitución y operación de la autonomía como ideología. 173 — Parte 2 - Capítulo 4 3. Las tareas de una psicología crítica Después de Foucault, la psicología y sus pretensiones cientiicistas de neutralidad sufrieron un golpe desmitiicador inapelable (Hook, 2007). Durante las décadas de 1960 y 1970, en los escritos de Foucault se desplegó “un discurso crítico de la modernidad donde la noción de libertad se reiere a prácticas (psiquiátricas, jurídicas, ilosóicas, comerciales, etc.) constitutivas de las redes de saber, poder y verdad” (Ortiz, 2010, pág. 219). En este sentido, a partir de los años ochenta del siglo pasado, surgen, desde el interior de la propia psicología, diversas críticas que exponían a la disciplina como un conjunto de teorías y prácticas funcionales a los regímenes de disciplinamiento y control social. Por otra parte, los trabajos posteriores de Foucault sobre la biopolítica dieron paso a una perspectiva crítica en psicología orientada a investigar y exponer a la disciplina como un dispositivo de gubernamentalidad de las sociedades liberales y neoliberales. Desde entonces, gran parte de la producción de la psicología crítica se reiere a la investigación de aquellas prácticas psicológicas de subjetivación que participan de las diversas estrategias de gubernamentalidad operantes en las sociedades contemporáneas. Ahora bien, no obstante el innegable empuje del enfoque foucaultiano en las críticas de los saberes y prácticas psicológicas, es pertinente recordar que la propia psicología crítica está constituida por perspectivas teóricas, localizaciones geográicas y culturales, así como iliaciones históricas y ilosóicas bastante diversas entre sí. En este sentido, han sido notables los esfuerzos por reconstruir la unidad de este conjunto variopinto de teorías y prácticas identiicado como psicología crítica (Teo, 1999, 2011, 2015; Fox, Prilleltensky & Austin, 2009; Hook, 2004). Así, según Teo (2015), la psicología crítica hoy día presenta diferentes tendencias tanto teóricas como prácticas. Sin embargo, a pesar de esta diversidad, sería posible reconstruir su unidad en torno a los siguientes ejes: las relaciones entre la subjetividad individual y la sociedad, el rol del poder en la disciplina, el problema de la subjetivación/sujeción, la importancia de la relexividad e intersubjetividad en el contexto de las prácticas de investigación, las metodologías de cambio orientadas a diferentes contextos, y las posiciones ético-políticas desde las cuales los psicólogos críticos operan (Teo, 2015, pág. 1). En otras palabras, desde un punto de vista metateórico y metaempírico, el autor identiica como tópicos centrales de la psicología crítica: a) concepción de la subjetividad como arraigada socialmente; 174 — Adriana Kaulino b) los procesos de psicologización; c) el uso y reconocimientos de epistemologías sociales y de la intersubjetividad en los procesos de investigación; d) la construcción y empleo de metodologías de cambio; y e) la construcción y el reconocimiento explícito de posiciones ético-políticas. Por otra parte, en cada uno de estos ejes existen importantes similitudes y diferencias conceptuales y prácticas. Por ejemplo, aunque toda psicología crítica concibe a la subjetividad como situada o arraigada socialmente, la comprensión de los procesos constitutivos de la subjetividad dependerán de la teoría social desde la que se fundamenta tal compresión o explicación. Ahora bien, con relación al concepto de autonomía, también en la psicología crítica existen controversias. Así, cuando los psicólogos críticos se reieren a la psicologización, tratan de develar el proceso histórico, social y cultural de la creación de un self que se experimenta como autónomo. Sin embargo, no existe consenso en torno al concepto de autonomía que se utiliza en las investigaciones acerca de los procesos de psicologización. Si bien no es posible encontrar en la propia psicología crítica un concepto compartido de autonomía, el término psicologización permite ciertos acuerdos entre los psicólogos críticos. Para la crítica de la autonomía como ideología, el compromiso compartido por los psicólogos críticos con la deconstrucción de categorías, conceptos, tecnologías y prácticas psicológicas, resulta ser una interesante herramienta de análisis. La deconstrucción de los saberes y prácticas psicológicas permite develarlos como constitutivos de los modos en que los individuos se relacionan consigo mismos y con los otros. En este sentido, diversos autores han analizado los procesos de psicologización como constitutivos de una identidad individual ocupada de sí misma y orientada por una cultura psicoterapéutica cuyo principal mandato es la autorrealización personal a través de la actualización del self (Illouz, 2010; Imber, 2004; Madsen, 2014; Pister & Schnog, 1997; Wright, 2011). En consecuencia, la psicologización representa el proceso de interiorización de conlictos, tensiones y luchas sociales, en el ámbito “psicológico” de cada individuo. Esta cultura terapéutica se habría desarrollado desde inicios del siglo XX simultáneamente con los procesos de individualización. Más precisamente, las personas habrían encontrado en la psicología clínica y la psicoterapia los referentes institucionales y culturales que orientaron en una determinada dirección los procesos de 175 — Parte 2 - Capítulo 4 individualización. Esta dirección es la salvación del alma moderna, ahora entendida como el sí mismo, como el self, un mundo interior en el que reside la verdad que cada uno debe descubrir, explorar y ponerla a servicio de la actualización del propio self. La autonomía es entendida, entonces, como un proceso ininito de liberación de la autoridades externas y de responsabilización por sí mismo (Illouz, 2010; Madsen, 2014). La formación de una cultura terapéutica en la cual se realizan los procesos de individualización, provoca el desplazamiento de las causas y soluciones a problemas de justicia social desde el ámbito social y político, hacia el mundo interior del individuo, hacia su propio self. Aunque la lógica terapéutica reconozca, muchas veces, que el sufrimiento psíquico deriva del ámbito de la sociedad, el foco es puesto en las fuerzas, habilidades, competencia, fuerza de voluntad, determinación y deseo de los individuos para salir de su condición de víctimas de esta misma sociedad que le “enfermó”. El individuo es víctima y, a la vez, el único responsable por su salvación-cura-superación. Desde esta gramática, la autonomía es considerada como la capacidad individual de superación a través del descubrimiento de sus propias potencialidades de actualizarse, de volverse “mejor”. Una autonomía que no requiere del otro ni tampoco de la política. En este contexto socio-cultural dominado por metáforas, representaciones e ideales psicoterapéuticos –permanente ocupación con la salud emocional, la autorrealización y la actualización de sí mismo-, se ha desarrollado en la última década un modelo de individualización que provoca una mayor intensiicación de la lógica psicoterapéutica. Desde ines de los años 70, las nuevas metáforas, derivadas del mundo de la gestión empresarial y la lógica de acumulación capitalista, se han integrado paulatinamente al ideario de la cultura psicoterapéutica. Desde entonces que la actualización del self depende, cada vez más, de una mejor o peor gestión del sí mismo. Así como la lógica de la acumulación capitalista se reiere a la intensiicación ininita de la producción del propio capital –y no de objetos o mercancías especíicas-, la salvación del alma hoy estriba en la capacidad de cada uno de gestionarse a sí mismo y de incrementar e invertir en sus propias fuerzas y proyectos de una manera eiciente y exitosa (Triantaillou & Nielsen, 2001). En la actual cultura psicoterapéutica en la que se suman los ideales del mundo empresarial, el self es el gerente de sí mismo y la autonomía corresponde a atributos como la lexibilidad y la responsabilidad por sus propios éxitos y fracasos. La relación con uno mismo es experimentada, cada vez más, desde metáforas del 176 — Adriana Kaulino mundo inanciero: ahora uno invierte en sí mismo –en el cuerpo, salud, educación, etc.– para incrementarse como “capital humano”. El fracaso de este proyecto de sí mismo corresponde a una mala gestión de las fuerzas, capacidades y potencialidades individuales para generar y maximizar las oportunidades de éxito. En este caso, los saberes, prácticas y tecnologías psicológicas aparecen como recursos a los que se puede apelar para reponerse de los fracasos y aprender a ser un mejor gerente de sí mismo. Es evidente el rol de los psicólogos en estos procesos: representan la autoridad socialmente instituida que conirma la responsabilidad individual, una vez que busca en los propios sujetos las causas de la “enfermedad o conlicto”, así como los medios por los cuales se puede superar el sufrimiento psicológico. Indudablemente, aunque no son los únicos, lo/as psicólogo/as son agentes fundamentales de los procesos de psicologización. En este sentido, la crítica de la autonomía como ideología requiere de un trabajo permanente de des-psicologización. Y así como los profesionales de la psicología promueven la psicologización de “lo social”, la reversión/deconstrucción de este proceso también debería encontrar en estos expertos sus principales agentes. Los profesionales formados en la psicología manejan un conjunto de categorías, conceptos, tecnologías y técnicas de intervención que los hacen particularmente sensibles para identiicar las naturalizaciones de “lo psicológico”, es decir, la transformación de las dimensiones históricas y socio-culturales en fenómenos psicológicos referidos al ámbito individual. En este sentido, la tarea de la psicología crítica hoy es, curiosamente, anti-psicológica; corresponde a una lucha contra la propia psicología. Este sería un programa crítico negativo que parece ineludible si el objetivo es recuperar deconstruir la autonomía como ideología. Ahora bien, la psicología crítica también puede comprometerse con un programa positivo que se haga cargo de la reconstrucción de sus categorías, conceptos y lógicas de intervención. En este programa positivo, surge como una oportunidad para la psicología crítica el re-signiicar, desde otra gramática, la noción de autonomía. En este sentido, las diversas teorías críticas actuales indican hacia la misma dirección: la autonomía liberada de ideología debería requerir, necesariamente, el otro y lo público. En consecuencia, a continuación se presentará una matriz conceptual elaborada desde las obras de Jürgen Habermas y Sigmund Freud, que representa una oferta tanto para la tarea deconstructiva como para la de re-construir una noción emancipadora de autonomía. 177 — Parte 2 - Capítulo 4 4. Pragmática y sospecha: contribuciones de Habermas y Freud a la reconstrucción de la noción de autonomía. Si el pensamiento foucaultiano fue de una inestimable importancia para el desarrollo de la crítica de la psicología, sus límites y aporías también han suscitado un interesante debate en torno a las posibilidades de una psicología emancipadora y libertaria. Y este debate no se ha cerrado, en parte porque la propia tradición relexiva y crítica de la psicología no se ha resignado al desalentador destino de constituirse como un saber al servicio de la dominación. Es desde esta tradición y del diálogo entre psicología y ilosofía que una constelación freudo-habermasiana de la autonomía podría contribuir a la revitalización de esta categoría como referente normativo y como fundamento de la crítica ideológica en la actualidad. De este modo, el análisis comparativo respecto de la noción de autonomía en las obras de ambos autores2 permite constituir una constelación conceptual desde la cual la noción crítica de autonomía debería: 1) Suponer un concepto crítico de modernidad para el cual las identidades se desarrollan desde formas particulares de relación con la tradición cultural. 2) Requerir de la solidaridad y la inclusión que permiten evitar que se entienda la autonomía como el incremento del individualismo. 3) Referirse a que todo sujeto con competencia comunicativa es libre a la hora de pensar y decidir respecto de las normas justas y valores morales. 4) Implicar el desarrollo de una identidad moral capaz de distanciarse de las normas y valores heredados para volverlos temas de relexión y crítica. 5) Suponer un cierto grado de coacción del mejor argumento frente a la cual el sujeto debe fundar sus pretensiones de validez desde un juicio propio. 6) Reconocer la imposibilidad de cerrar el pasado y de dar cuenta deinitiva de 2 Las referencias bibliográicas de las obras revisadas se encuentran en: Kaulino, A. (2011): Pragmática y Sospecha: La autonomía como crítica y proyecto en las obras de Freud y Habemas. Tesis Doctoral. Biblioteca Universidad de Chile. 178 — Adriana Kaulino sí mismo y reconocer la condición humana de desamparo y de dependencia de los demás así como de la verdad del propio deseo. 7) Asumir la articulación conceptualmente intrínseca entre la autonomía privada y la autonomía pública y reconocer la tensión entre ambos espacios de ejercicio de la autonomía. 8) Exigir la renuncia a la prescripción de aquello que, según los expertos, sería lo más adecuado para los sujetos y reclamar una situación de comunicación libre de coacciones. 9) Finalmente, la autonomía debería corresponder a una capacidad, social e históricamente situada, de autodeterminación desde la cual el ser humano podría elegir quién quisiera ser y cómo quisiera vivir. Lo anterior requiere de un trabajo psíquico que conduce a la disolución de formas de ilusión respecto de la armonía y estabilidad deinitivas de la identidad individual. En este sentido, la autonomía es una tarea permanente y precaria de los sujetos que tienen que lidiar, inexorablemente, con una extrañeza e incompletitud constitutivas del sí mismo. Ahora bien, desde estos criterios es posible identiicar aquellas apelaciones a la autonomía que corresponden a unos modos actualizados de dominación ideológica que, en nombre de la libertad, logran imponer nuevas formas de responsabilización y de desmovilización política. Por ejemplo, esta noción crítica de autonomía permite fortalecer los diagnósticos de Boltansky y Chiapello (2002) acerca de las formas de organización de la actividad económica y del nuevo espíritu del capitalismo tardío. Cabe destacar del minucioso trabajo de Boltansky y Chiapello la nueva tensión entre autonomía y control, un tema fundante de la propia disciplina psicológica. El nuevo espíritu del capitalismo apela a una mayor autonomía y, a la vez, genera nuevos modos de control más eicientes e intensivos que los utilizados por el sistema taylorista de organización de la producción. Por un lado, la nueva gestión empresarial y las actuales formas de organización del trabajo permiten, incentivan y reconocen la capacidad de sus trabajadores para actuar de manera creativa. Sin embargo, a este aumento de la independencia respecto del trabajo vigilado, corres- 179 — Parte 2 - Capítulo 4 ponden nuevas formas de control que, en la práctica, reducen las posibilidades de realización y reconocimiento de la autonomía. Además, “muchas personas, en vez de sentirse más liberadas, han terminado, por el contrario, precarizadas, sometidas a nuevas formas de dependencias sistémicas y obligadas a soportar, desde una soledad mayor, exigencias de autorrealización y de autonomía indeinidas, ilimitadas, penosas y, en la mayor parte de los casos, desvinculadas de un mundo de vida en el que nada las ayuda a autorrealizarse” (Bolstansky y Chiapello, 2002, p. 30). Asimismo, a esta renovación de la tensión entre autonomía y control, se suma la tensión entre exigencias de autenticidad y de adaptación. Esta tensión se despliega como una contradicción entre ser alguien lexible que se adapta a los veloces cambios del entorno y ser alguien singular y permanente en el tiempo. El intento constante de armonizar ambas exigencias alcanza, muchas veces, niveles insoportables para la salud mental de las personas. Finalmente, el espíritu del capitalismo tardío logra penetrar en lo más profundo de lo humano para transformarlo en mercancía; ha liberado el trabajador de las cadenas repetitivas y vigiladas de producción y puede, ahora, mercantilizar la propia interioridad de las personas. Si utilizáramos los criterios que se despliegan de la constelación freudo-habermasiana de la autonomía, son claras las distancias e incompatibilidades entre estas nuevas formas de apelación a la liberación y las que buscan la realización de una autonomía ampliada. En todos los ejemplos anteriores, no solo no se cumplen con los requisitos mínimos para la realización de la autonomía sino que se instalan nuevos mecanismos para su obstaculización. Ahora bien, frente a estos variados mecanismos de satisfacción de las demandas por liberación y autenticidad y, a la vez, al despliegue de nuevos modos de opresión y alienación, la crítica renovada debería proponer alternativas de resistencia que fuesen sensibles a este doble movimiento y que lograsen escapar del fatalismo preponderante en el escenario actual. Para ello, las recomendaciones de Boltansky y Chiapello son, básicamente, dos: a) la seguridad como factor de liberación y b) la limitación de la esfera mercantil. En este sentido, la constelación freudo-habermasiana también se muestra notablemente ainada con ambas recomendaciones. En términos habermasianos, las personas deberían ejercer su derecho a decir que NO a las exigencias que les son impuestas por los sistemas funcionales del mercado y del Estado. Esta ampliación de 180 — Adriana Kaulino la seguridad y de la estabilidad permitiría, a su vez, la revitalización de la propuesta psicoanalítica en la medida en que los sujetos tendrían la alternativa de buscar un espacio de experiencia que no estuviera orientado hacia la adaptación a los sistemas funcionales sino que hacia el trabajo psíquico de reconocimiento de los conlictos, de la initud, del desamparo y, por ende, de la ineludible dependencia del otro. Con relación a la limitación de la esfera mercantil, Boltansky y Chiapello apelan a la sustracción del mercado de aquellos bienes cuya propia dignidad sería afectada por su transformación en producto (Págs. 597 y 598). En este sentido, la constelación freudo-habermasiana puede ofrecer algunos elementos capaces de fomentar la resistencia contra la mercantilización entendida como un olvido de las relaciones originarias de reconocimiento de los otros y de sí mismo. Por ejemplo, la sospecha freudiana se convierte en una notable resistencia contra la autorreiicación en la medida en que enfatiza el trabajo psíquico de reconocimiento de sí, aunque este “sí o sí mismo” sea más bien un elemento de disputa que de consenso entre algunas perspectivas psicoanalíticas. De todos modos, el examen de la obra de Freud nos autoriza a considerar una relación reiicada consigo mismo como el “olvido” de la alteridad, del otro y de lo extraño como originalmente constitutivos del uno mismo. El sujeto que reconoce su condición subjetiva de descentramiento y la imposibilidad de dar cuenta de sí mismo debería resistir, de modo más consistente, a las apelaciones a una autonomía reducida a rasgos identitarios funcionales a las nuevas formas de organización del capitalismo tardío. Así, la sospecha freudiana representa una posición particularmente valiosa para la renovación de la crítica contemporánea. Para inalizar, cabe recordar que toda intervención en psicología se orienta por ciertos horizontes normativos y nadie podría sostener la neutralidad de una intervención respecto a valores y convicciones éticas. No obstante, sigue válido el criterio que marca la diferencia entre las intervenciones en psicología que asumen un compromiso con la crítica social y las que buscan eludir cualquier tipo de responsabilidad a través del ensimismamiento metodológico y técnico. Esta última actitud, suele desplazar hacia el exterior los aspectos ético-políticos de la intervención. Por el contrario, para las intervenciones comprometidas con la crítica social, el explicitar sus fundamentos normativos es una obligación teórica y, a la vez, la condición de posibilidad de la propia crítica. Y es a esta tradición en Psicología que la constelación freudohabermasiana de la autonomía puede signiicar una contribución teórica relevante. 181 — Parte 2 - Capítulo 4 Referencias bibliográicas: — Boltansky, L., & Chiapello, È. (2002). El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid: Akal. — Cushman, P. (1995). Constructing the Self, Constructing America: A Cultural History of Psychotherapy. USA: Da Capo Press. — Fox, D., Prilleltensky, I., & Austin, S. (Eds.). (2009). Critical Psychology: An Introduction. London: Sage. — Hook, D. (Ed.). (2004). Critical Psychology. Lansdowne: UCT Press. — Hook, D. (2007). Foucault, Psychology and the Analytics of Power. Hampshire: Palgrave. — Imber; J. B. (Ed.). (2004). Therapeutic Culture: Triumph and Defeat. New Brunswick: Transaction Publishers. — Illouz, E. (2010). La Salvación del Alma Moderna: Terapia, Emociones y la Cultura de la Autoayuda. Madrid: Katz. — Kalyvas, A. (1998): Norm and critique in Castoriadis´s theory of autonomy. Constellations, 5 (2), 161 – 180. — Kaulino, A. (2011). Pragmática y Sospecha: La Autonomía Como Crítica y Proyecto en las Obras de Jürgen Habermas y Sigmund Freud. Tesis para optar al grado de Doctor en Psicología. (Inédita). — Ortiz, N. (2010). Antes y después: las libertades liberales y la radicalización de la crítica foucaultiana. En: V. Lemm (Ed.), Michel Foucault: neoliberalismo y biopolítica (pp. 217-243). Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales. — Pister, J., & Schnog, N. (Eds.). (1997). Inventing the Psychological: Toward a Cultural History of Emotional Life in America. New Haven: Yale University Press. 182 — Adriana Kaulino — Teo, T. (1999). Methodologies of critical psychology: Illustrations from the ield of racism. Annual Review of Critical Pychology, 1, 119-134. — Teo, T. (2011). Radical Philosophical Critique and Critical Thinking in Psychology. Journal of Theoretical and Philosophical Psychology, 31(3), 193-199. Doi: 10.1037/a0024708. — Teo, T. (2015). Critical Psychology: A Geography of Intellectual Engagement and Resistence. American Psychologist, 70(3), 243-254. Doi: 10.1037/ a0038727. — Triantaillou, P., & Nielsen, M. R. (2001). Policing empowerment: the making of capable subjects. History of the Human Sciences, 14(2), 63-86. Doi: 10.1177/09526950122120961. — Wright, K. (2011). The Rise of the Therapeutic Society: Psychological Knowledge & the Contradictions of Cultural Change. Washington: New Academia Publishing. 183 — CAPÍTULO 5 equiPoS Y PRoFeSionaleS al nivel de calle: una alTeRnaTiva PARA HACER FRENTE A LA COMPLEjIDAD EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS Cristian Leyton1 Resumen En el escenario actual, en que el diagnóstico respecto de la complejidad de la realidad y los problemas sociales es un consenso, se han planteado diversas propuestas para responder en consistencia con este diagnóstico desde las políticas públicas, y especíicamente desde los programas sociales dirigidos a la población en situación de pobreza y exclusión social. Algunas de las alternativas que se plantean son, por ejemplo: avanzar en la coordinación de políticas y programas, en integralidad de la acción del Estado, en la descentralización de las decisiones desde el nivel central al nivel local, el fortalecimiento de abordajes desde la perspectiva del desarrollo y la gestión territorial, entre varias otras alternativas. En este trabajo se desarrolla y argumenta acerca de las posibilidades que ofrece el re-visitar y actualizar los planteamientos de Lipsky (1980, 1991) relevando el rol de los equipos y profesionales de nivel de calle, a cargo de la implementación de las intervenciones sociales que en la actualidad son implementadas tanto por actores públicos como de la sociedad civil o privados. Esto implica fundamentalmente, avanzar en el reconocimiento y uso adecuado de los niveles de autonomía y discrecionalidad de los equipos y profesionales encargados de la entrega de los bienes y servicios generados por las intervenciones sociales, a la vez que generar estrategias para reducir los riesgos que ello implica. 1 PhD © en Política Social, Universidad de Bristol, Reino Unido. Investigador, RIMISP- Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural. Trabajador Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Email: cmleyton@gmail.com 184 — Cristian Leyton El escenario de complejidad de las políticas públicas y algunas alternativas para enfrentarlo Las políticas públicas, por lo general, han comprendido a la sociedad como un objeto homogéneo, donde los destinatarios de ellas, parecieran tener las mismas características, necesidades y expectativas de desarrollo. En esta misma línea, en el diseño y análisis de las políticas han primado enfoques de análisis más bien lineales y reductores de la complejidad de la vida social (Mascareño, 2012, Brugué, 2010). Pero esta tendencia ha ido cambiando gradualmente y existe cada vez un mayor reconocimiento de la complejidad de la sociedad contemporánea, donde se resalta la necesidad de enfoques multidimensionales, y también la compleja interacción entre las causas de muchos de esos problemas que conforman la “cuestión social” (Repetto, 2010). Como señala Mascareño (2012) es posible plantear que una sociedad compleja, es aquella en la que, en palabras de Lyotard, la unidad se ha descompuesto en fragmentos. De acuerdo a Luhmann, en sistemas complejos; siguiendo a Bourdieu en campos, y en diferencia según Derrida. En este marco de reconocimiento de la complejidad es que estudios recientes sobre “wicked problems” o “problemas perversos”, los que por deinición son altamente complejos y ambiguos, plantean que la verdadera comprensión de este tipo de asuntos requiere de la perspectiva de múltiples disciplinas (Cunill et al 2015; Brugué, 2010). Se han desarrollado nuevas perspectivas para comprender e impulsar procesos de políticas públicas que intentan abordar la denominada cuestión social, asumiendo su complejidad. Es así como por ejemplo, se desarrolla el análisis centrado en los policy-networks, en los sistemas de negociación, mesas de deliberación, intervención contextual, política de opciones, los cuales enfatizan mecanismos descentrales para intervenir en una sociedad de problemas complejos, donde se asume que el rol de los equipos y profesionales es avanzar con los destinatarios de la intervención hacia la coordinación y la autorregulación (Mascareño, 2012). En la búsqueda de perspectivas para hacerse cargo de esta complejidad en la gestión de las políticas públicas, especialmente las sociales, una serie de alternativas se han promovido desde diferentes actores. Algunas de éstas son por ejemplo: avanzar en la coordinación de políticas y programas; y en esa misma línea algunos sostienen la relevancia de avanzar en integralidad de la acción del Estado. Se plantea la necesidad de avanzar en la descentralización de las decisiones desde el nivel 185 — Parte 2 - Capítulo 5 central al nivel local; el fortalecimiento de abordajes desde la perspectiva del desarrollo y la gestión territorial; entre varias otras alternativas. Los que han planteado la necesidad de la coordinación de las políticas y programas, acentúan la necesidad de generar sinergias entre las intervenciones realizadas por diferentes instituciones del Estado que muchas veces se encuentran trabajando con las mismas comunidades y familias, en los peores casos sin saberlo, y en otros, sin preguntarse por las opciones de optimizar el trabajo realizado en la medida que coordinen sus esfuerzos y actividades. En esta línea, se plantea que “coordinar implica una crucial función estatal y constituye a la vez un proceso técnico y político que requiere ser complementada con otra función crítica: la de gobernar campos concretos de la gestión pública, por ejemplo la política social” (Acuña y Repetto, 2009 en Repetto, 2010: 13) En el ámbito de las políticas dirigidas a las personas en situación de pobreza y exclusión social, una profundización de esta propuesta de fortalecer la coordinación de programas y políticas públicas ha llevado a la reciente preocupación de avanzar en integralidad de acción del Estado, especialmente en el ámbito de la protección social. Así por ejemplo, Cecchini y Martínez (2011) plantean que “la integralidad de un sistema de protección social puede ser pensada a nivel de las políticas, sus planes y programas (la oferta) así como desde los individuos, las familias y las comunidades (la demanda). En el caso de la oferta de políticas y programas, existen dos ejes de integración que deben ser considerados con especial atención durante las etapas de diseño, implementación y operación de los sistemas de protección social: el horizontal (o sectorial) y el vertical (según los niveles administrativos en los cuales se ejecutan las políticas y programas)”. En cuanto a la demanda, se observa un eje transversal, relativo a los grupos de población, y un eje longitudinal, asociado al ciclo de vida (en Cunill et al 2015: 409). Por otro lado, se plantea la necesidad de avanzar en la descentralización de las decisiones desde el nivel central al nivel local, propiciando que los municipios adquieran un rol más relevante en la implementación y coordinación de la oferta pública y privada de intervenciones sociales dirigidas a las familias y comunidades que habitan sus territorios, avanzado en dotar a esta institucionalidad de mayores recursos legales, presupuestarios, administrativos y de capital humano que permita asumir adecuadamente este rol (Comisión Asesora Presidencial en Descentralización y Desarrollo Regional, 2014; Matus, 2007; Leyton, 2006). 186 — Cristian Leyton Así también, cómo una alternativa para enfrentar los crecientes niveles de complejidad social, se propone fortalecer abordajes desde la perspectiva del desarrollo y la gestión territorial, que implique un reconocimiento de la dinámica del territorio, reconociendo el rol de las instituciones formales e informales, de las estructuras productivas, así como de los actores y agentes del territorio (SUBDERE-CIC, 2010; De la Maza, et al. 2012; RIMISP, 2012). Análisis y orientaciones que permiten responder a las particularidades del contexto a partir de la articulación y concertación de actores del territorio. Si bien, cada una de las opciones mencionadas avanza en responder más adecuadamente a la complejidad social, este trabajo incorpora a este panorama de alternativas la relevancia de empoderar a los equipos y profesionales que se relacionan directamente con los ciudadanos en la entrega de bienes o servicios. En este sentido, se retoman algunos de los planteamientos de Lipsky, quien evidenció a comienzos de la década del 70, la relevancia de los “burócratas al nivel de la calle” (Street Level Bureaucracy) y su rol clave en el éxito o fracaso de las políticas públicas, actualizando y realizando una mirada crítica de sus planteamientos. Michael Lipsky y sus planteamientos sobre las burocracias al nivel de la calle Lipsky elabora el enfoque conocido como bottom up (desde abajo) y reivindica la posición crucial de los burócratas al nivel de la calle en el proceso de implementación, destacando que profesores, médicos, trabajadores sociales, abogados, policías, entre otros empleados públicos, quienes en su trabajo interactúan directamente con los ciudadanos, son los policy makers en sus respectivas áreas de trabajo. Esto, dado que en este nivel, los equipos y profesionales realizan un papel fundamental tanto en la toma de decisiones respecto de los programas como en las asignaciones de recursos públicos destinados a los ciudadanos. Lipsky argumenta que las “políticas públicas no son mejor comprendidas si se analizan desde las legislaturas o en las oicinas de los administradores de alto rango, pues aspectos importantes de éstas se hacen realidad en las hacinadas oficinas y encuentros diarios de los trabajadores a nivel de calle” Señala además, que “las decisiones de los burócratas de nivel de la calle, las rutinas que ellos establecen, y los dispositivos que inventan para hacer frente a las incertidumbres y las presiones 187 — Parte 2 - Capítulo 5 del trabajo, se convierten efectivamente en las políticas públicas que ellos llevan a cabo” (Lipsky 1980, p. xii), por sobre las leyes formales y los estatutos de la política. En el argumento de Lipsky (1980, 1991) los roles de formulación de políticas de estos funcionarios se basan en dos características fundamentales de su trabajo: (1) relativamente altos grados de discrecionalidad; y (2) una relativa autonomía de la autoridad de la organización. Lipsky observa que los empleados públicos que interactúan con los ciudadanos se comportan de maneras que no son sancionadas, a veces incluso contradiciendo la política oicial, debido a que la estructura de sus trabajos hace que sea imposible de alcanzar plenamente las expectativas de su quehacer. Las soluciones individuales a las presiones del trabajo, Lipsky argumenta, ‘adicionan’ efectivamente para formar la política pública (Hupe and Hill, 2007). De acuerdo a Hupe and Hill (2007) existen algunos elementos centrales que caracterizan los planteamientos de Lipsky acerca de los burócratas de nivel de calle que son: — Los burócratas a nivel de calle tienen necesariamente discreción y se ven obligados a usarla. La discreción y reglas están interrelacionados: como reglas especiican los deberes y obligaciones de los funcionarios, la discreción les permite libertad de acción. La discreción siempre está incrustado en una estructura de reglas. — Los burócratas a nivel de calle buscan maneras de gestionar su propio trabajo. Las condiciones laborales en las que funcionarios públicos en el nivel de la calle trabajan tienen algunas características especíicas. La estructura de reglas que proporciona la razón de ser de una burocracia a nivel de calle, no sólo hace que la discreción este siempre presente, sino también, yendo más allá, ejerce una estructural inluencia en la forma en que se aplican las reglas. — Los burócratas a nivel de calle se ven a sí mismos como profesionales. Lipsky (1980, p. 147) describe las burocracias a nivel de calle como gobernadas por las ideologías “ocupacionales o profesionales”. Si bien, su propio trabajo da relativamente poca atención a los que más estridentemente dicen ser profesionales, como médicos, es importante reconocer que los reclamos de autonomía que caracterizan a este tipo de trabajadores son realizados por 188 — Cristian Leyton todos los trabajadores cuyos roles Lipsky explora. Burócratas de nivel de la calle esperan ser tratados como profesionales en la medida que dicen que deberían poseer la conianza de sus directivos para usar su criterio y hacer frente a sus tareas de una manera adaptativa. — En su interacción con los ciudadanos individuales en diferentes roles, los burócratas a nivel de calle son funcionarios públicos. “La esencia de las burocracias a nivel de calle es que ellos requieren de personas para tomar decisiones sobre otras personas. Burócratas de nivel de la calle tienen discreción, porque la naturaleza de la prestación del servicio requiere el juicio humano que no puede ser programado y para el que las máquinas no pueden sustituirles ‘(Lipsky 1980, p. 161). La inevitabilidad del juicio humano en el nivel de la calle hace que sea difícil para un ejecutivo controlar a los servidores públicos que allí trabajan. Si bien, esta perspectiva nace como una descripción de la intersección entre la implementación de las políticas y el grupo objetivo de la política en la década de 1970, sigue estando vigente, a pesar de que la división del trabajo entre el Estado y la sociedad ha cambiado radicalmente y se convirtió en mucho más híbrido (Bevir 2012). Muchas políticas públicas se implementan en cooperación con los agentes privados o incluso están totalmente subcontratados a actores privados (Knill y Tosun 2012, Segal et al 2014). Así, se reconoce explícitamente que el papel del Estado dentro del sector público es radicalmente distinto al de hace pocas décadas atrás, cómo señalan Cunill y Leyton (2015) el mayor impacto indudablemente se ha producido en la isonomía del sector público, al punto que recientemente la OECD ha propuesto un nuevo concepto, el de “dominio público” (public domain), para deinir el sector público que se ha conigurado, asumiendo que este ya no incluye solo organizaciones de propiedad del gobierno o controladas por él, sino también los servicios inanciados por el gobierno pero provistos por organizaciones privadas (Rinne et al., 2008 citado en Cunill, 2012) En América Latina, y particularmente en Chile, organizaciones de la sociedad civil están cada vez más presentes en el sector público, aunque lo que resulta más destacable es el refuerzo del sector privado mercantil en la provisión de servicios sociales, especialmente en los de salud y educación (Cunill 2012, Menicucci, 2011 en Cunill y Leyton 2015) 189 — Parte 2 - Capítulo 5 Si bien este aspecto fue ignorado por Lipsky (1980), dado que sus planteamientos emergen en otros contexto social en donde el Estado tenía un rol protagónico en la provisión de servicios de bienestar, siguiendo a Segal (2014: 484), en este trabajo se entiende que los actores privados que están involucrados en la ejecución de las políticas públicas también actúan como burocratas a nivel de la calle. “En los arreglos “bottom up” de implementación de nuevos modos de governanza, el empoderamiento de los actores privados para ser más activos en el seguimiento y la entrega de tareas públicas (Winter 2003: 213f) esencialmente transforma actores privados en burocratas de nivel de la calle (Smith 2003: 358). El término ‘burócrata’ en este contexto, no reiere al empleo en la administración pública, sino que a la función de un actor como agente de implementación, es decir, participando en la (tradicionalmente pública) tarea de la entrega de productos o servicios en la primera línea, independiente de si formalmente es parte de una institución del Estado o de un ejecutor de una política pública, sea de la sociedad o del sector privado mercantil. Este importante cambio de contexto de las sociedades contemporáneas, no descaliican la utilidad y relevancia de los planteamientos de Lispky respecto de las burocracias a nivel de calle, sólo matizan la operacionalización de este enfoque para adecuarlo a esta nueva realidad. Así, la complejidad que prevalece entre los actores en las estructuras de implementación híbrida, dada la mezcla de actores y sus dependencias, implica que ésta toma un enfoque analítico especíico sobre las interacciones y las relaciones de poder de los burócratas a nivel de calle con sus grupos de referencia (Lipsky 1980: 54 y ss). Agentes de implementación asumen roles creados por la interacción con su entorno, y estos roles generan requisitos de comportamiento que pueden conducir a conlictos y dilemas en los roles (Lipsky, 1980) que afectan la disposición de los agentes para poner en práctica una política dada (Tummers et al. 2012). Algunos de estos elementos que hacen relevante considerar esta perspectiva para potenciar el trabajo de los equipos y profesionales a nivel de calle es que, como señalara Lipsky (1980), las burocracias a nivel de calle encarnan la paradoja de tener que llevar a cabo rigurosamente los objetivos que se originan en el proceso político y, al mismo tiempo, el trabajo requiere la improvisación y capacidad de respuesta (en Oliveira, 2012: 1557). Otro factor relevante de considerar es que los burócratas a nivel de calle carecen de tiempo, información y otros recursos necesarios para la correcta toma de decisiones, lo que hace de su posición un lugar particular, 190 — Cristian Leyton en el que se juegan muchas decisiones claves para alcanzar los resultados buscados por la intervención social de la que son parte. Si la escasez de recursos como tiempo e información son cruciales en cualquier proceso de toma de decisiones, lo es más aún en las burocracias en que los actores tienen que tomar decisiones con prontitud en situaciones de ambigüedad, imprevistos y/o marcados por la presión directa e inmediata del público y los que tienen que decidir qué hacer por sí mismos, sin la ayuda de los supervisores o guías de procedimientos. Los imperativos de la situación ayuda a explicar por qué, a pesar de que los agentes tienen poca autoridad formal, tienen discreción considerable en las normas y procedimientos que deben aplicarse y en bienes y sanciones que ellos administran. Estas características del trabajo de los equipos y profesionales del nivel de calle, lleva a centrar la atención particularmente en dos aspectos claves de los planteamientos de Lipsky: la autonomía y discrecionalidad de los “burócratas al nivel de la calle”. La autonomía y discrecionalidad de los equipos y profesionales a nivel de calle Teniendo en cuenta las características de la sociedad contemporánea, cuando se trata de programas o de políticas públicas es necesario seleccionar un modo de intervenir en esta realidad que responda y se haga cargo de su complejidad, y eso implica que “hay que asumir los riesgos de las decisiones de intervención que se toman. Sólo de ese modo se evitan o se manejan las crisis” (Mascareño, 2012: 67). Por ello, es una necesidad contar con niveles importantes de autonomía para responder a estos altos niveles de complejidad social. Pero al mismo tiempo, esta realidad exige contar con importantes niveles de visiones compartidas respecto del problema u oportunidad que da origen a las intervenciones sociales, a la vez que sobre los ines y resultados esperados de las mismas. De este modo, los equipos y profesionales podrían usar sus niveles de autonomía en consistencia con estas deiniciones, las que servirían como criterios orientadores de esta capacidad autónoma para la toma de decisiones. Esto aplica no sólo para el diseño de las políticas públicas, que en sí mismas son expresiones de visiones compartidas, donde la “autonomía, reglas de autorregulación y coordinación parecen ser las claves cuando se trata de pensar en políticas públicas para un mundo estructural y normativamente 191 — Parte 2 - Capítulo 5 diferenciado. Sobre esta base se puede hablar de formas de coordinación descentralizada que reconocen tal autonomía, pero a la vez, suponen un mínimo de visión de mundo que permita criterios orientadores de la complejidad social por medio de políticas públicas” (Mascareño 2010 CEPAL en Mascareño, 2012:72). Además, se requiere avanzar en generar esas visiones compartidas entre los actores que participan de la implementación de las políticas públicas, por ello la relevancia de que los equipos y profesionales de nivel de calle compartan visiones respecto de los ines de la intervención social, de modo de regular esa autonomía con la que, como plantea Lipsky, se mueven los burócratas en el nivel de calle. Lo anterior es relevante dado que reconociendo los niveles de autonomía respecto de la autoridad formal que poseen los equipos y profesionales a nivel de calle, orientar las decisiones que éstos toman en su quehacer cotidiano resulta fundamental, tanto para avanzar en la pertinencia de esas decisiones respecto de las características particulares de los contextos en que se implementa la intervención, como para avanzar en que los equipos y profesionales de nivel de calle se hagan responsables de los resultados alcanzados (responsiveness) que es una de las debilidades o nudos críticos que se transforman en el anverso de la autonomía en las intervenciones sociales (Oliveira, 2012). La relación entre la ejecución de la política pública, la organización y la burocracia es importante, porque ilumina un problema crucial: por qué las políticas tienen éxito o fallan (Oliveira, 2012). En esta línea, los análisis indican que además de los niveles de autonomía de los equipos, la discreción de los burócratas del nivel de la calle es un factor crucial en la ejecución de los servicios públicos. De acuerdo a Davis (1971) discreción es el poder de decidir y actuar (u omitir acción) de acuerdo al propio discernimiento profesional durante los procesos de implementación de la política social. Este aspecto resulta clave, puesto que diversos autores como por ejemplo, Evans (2011), Oliveira (2012), entre otros, han reportado que el uso de la discreción profesional constituye un aspecto clave en la implementación de programas sociales que no fue considerado con toda la relevancia que tiene en los planteamientos de Lipsky, pues del uso de esta discreción dependen en buena medida los éxitos y los fracasos de las políticas, incluso de aquellas que podrían estar bien diseñadas. Como plantea Oliveira (2012) el ejercicio de la discreción es inevitable y necesario, ya que las reglas formales no pueden explicar todos los casos individuales y, 192 — Cristian Leyton en general, los recursos de la agencia están por debajo de las que se requieren para cumplir con los ciudadanos, y debido a esto, el poder discrecional de los burócratas se convierte en imprescindible para que la organización se amolde a la realidad, y para que el trabajo cumpla con los requerimientos de los ciudadanos. En la cotidianeidad de las intervenciones sociales existen una serie de factores que inluyen en la discreción de los equipos y profesionales del nivel de calle: las tareas a realizar; el contexto de la toma de decisiones; las presiones de la carga de trabajo; la cultura de la organización; las reglas y limitaciones; el entorno externo de la organización (Furlong, 1998; Balla, 2000 en Oliveira 2012). Esta apuesta por potenciar el rol de los equipos y profesionales de nivel de calle como alternativa para hacer frente a los niveles crecientes de complejidad que enfrenta la política pública, y especialmente la política social dirigida a la población en situación de pobreza y exclusión social, se basa en el reconocimiento de que este nivel de acción presenta un riesgo, pero al mismo tiempo una oportunidad de hacer que una política pública o programa social funcione adecuadamente. En general, existen importantes “márgenes de maniobra” para los equipos y profesionales que implementan intervenciones sociales enmarcadas en políticas públicas. Esto, dado que el foco del control esta puesto en los resultados cuantitativos de sus resultados y de las coberturas alcanzadas por tales intervenciones, pero mucho menos respecto de las decisiones metodológicas que orientan las actividades que llevan a cabo estos profesionales en el nivel de calle. Es decir, en este nivel de implementación se toman decisiones respecto de las metodologías y técnicas a utilizar: visitas domiciliarias, consejerías, tutorías, realización de informes sociales, atención terapéutica, gestión de redes de apoyo, talleres, charlas, capacitaciones, actividades comunitarias, pueden ser realizadas de una manera que potencie ciertos elementos y deje fuera otros (Payne, 2005; Munro, 2011). De ahí la importancia de concebir el espacio discrecional o el margen de maniobra como una posibilidad y oportunidad para “traducir” las políticas a las complejidades particulares de cada contexto en el que se implementan (Lendvai and Stubbs, 2007; Balen y Leyton, 2015), de modo de utilizar estos niveles de autonomía de los equipos y los niveles de discreción adecuadamente. Una buena evidencia ejempliicadora de estos “márgenes de acción” es la experiencia de un equipo de profesionales (Equipo Intercultural) que, trabajando con niños/as y jóvenes mapuche en una fundación inanciada por el Estado de Chile, ha creado metodologías de 193 — Parte 2 - Capítulo 5 intervención que recuperan y ponen en práctica el saber mapuche que no estaba contenido en las orientaciones de la política que inancia su intervención social. Un análisis del trabajo realizado por este equipo evidencia la existencia de un espacio de discreción profesional y es utilizado por los profesionales en este caso, para quebrar la matriz colonial desde la cual se diseñaron estás políticas sociales que dan origen a su quehacer (Muñoz, 2015). En esta misma línea, otro ejemplo que es posible señalar como evidencia de la importancia que tiene la autonomía y discreción de los profesionales de nivel de calle son las diferencias identiicadas en el accionar de los apoyos familiares que participaron de la implementación del Programa Puente en el marco del Sistema Chile Solidario. En este proceso, se constató que en los resultados alcanzados en los niveles de autonomía y ciudadanía de las familias participantes de este Programa el rol desarrollado por los Apoyos Familiares (profesionales a cargo del trabajo directo con las familias) era fundamental, pues en algunos casos sólo se cumplía con los estándares mínimos establecidos por el Programa, mientras que en otros se avanzaba en desarrollar y potenciar importantes niveles de autonomía y ciudadanía de los participantes (FOSIS, 2006). Pero reconocer la relevancia del ejercicio de la autonomía y del uso de la discreción de los equipos y profesionales de nivel de calle: “no niega los problemas que esto puede conllevar para los ciudadanos y para la democracia, porque en este sistema, los votantes eligen las autoridades que deben formular políticas. Sin embargo, los burócratas de nivel de calle normalmente se convierten en los responsables de la política, sin tener que responder ante los ciudadanos de la misma manera que los funcionarios electos. El amplio margen de maniobra pone signo de interrogación sobre sus posibilidades de control” (Oliveira, 2012: 1556). Esto evidencia un problema vinculado a la discrecionalidad de los burócratas que es la amenaza de la accountability y la responsiveness. En este sentido, el proyecto Fondef de Conicyt denominado “Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales” es un paso en la dirección correcta, pues entrega una herramienta para que 194 — Cristian Leyton los equipos y profesionales de primera línea aumenten su nivel de relexión y análisis de información directamente vinculada con la intervención que llevan a cabo. Esto posibilita el que puedan usar con mayor “profesionalismo” el nivel discreción que poseen, y al mismo tiempo, potencia su autonomía al desarrollar una serie de indicadores que permiten a los equipos y profesionales que implementan intervenciones sociales realizar sus propios análisis respecto de la calidad de la intervención en que se encuentran involucrados. Adicionalmente, esta herramienta permite avanzar en los niveles de accountability y responsiveness, ya que en el caso de que los equipos y organizaciones que la utilizan generen los mecanismos para que los propios usuarios participen de este proceso de evaluación de calidad de la oferta, dichos ciudadanos tendrán más posibilidades de ejercer control social de la intervención de la que son parte, y al mismo tiempo, los equipos tendrán un nuevo incentivo por avanzar en el aseguramiento de los resultados comprometidos fruto del proceso de intervención social. Si bien, avanzar en el empoderamiento de los equipos y profesionales del nivel de calle no resuelve todos los problemas a enfrentar para ser consistentes con los niveles de complejidad social contemporánea, permite avanzar de manera importante en esta dirección, pues en este nivel de implementación de las políticas y programas sociales se pueden realizar importantes ejercicios de “traducción” a los contextos particulares, a la vez que seleccionar adecuadamente la manera de implementar las políticas, usando el “margen de maniobra” que en general tienen los equipos en la selección de las metodologías y técnicas a utilizar para avanzar hacia los resultados perseguidos. Conclusiones En el escenario actual, se constata la importancia que tienen los equipos y profesionales de nivel de calle, como una alternativa que posibilite una respuesta adecuada al diagnóstico respecto de la complejidad de la realidad y los problemas sociales. Esto junto a otras propuestas, como son por ejemplo: avanzar en la coordinación de políticas y programas, y en la integralidad de acción del Estado, avanzar en la descentralización de las decisiones desde el nivel central al nivel local, el fortalecimiento de abordajes desde la perspectiva del desarrollo y la gestión territorial, entre varias otras alternativas. 195 — Parte 2 - Capítulo 5 Resulta fructífero re-visitar y actualizar los planteamientos de Lipsky (1980, 1991) donde se destaca el rol de los equipos y profesionales de primera línea a cargo de la implementación de las intervenciones sociales, incluso más allá de aquellas implementadas directamente por el Estado, pues es posible utilizar estos planteamientos para comprender y analizar las acciones que en la actualidad, en el marco de las políticas públicas, llevan a cabo actores de la sociedad civil o privados con ines de lucro. Como fue evidenciado previamente, la existencia y uso adecuado de los niveles de autonomía y discrecionalidad de los equipos y profesionales encargados de la producción y entrega de los bienes y servicios generados por las intervenciones sociales, posibilita avanzar en la dirección de “traducir” las políticas a los contextos especíicos en que se implementan y responder con ello a esa complejidad. Esto permite, al mismo tiempo, deinir alternativas para potenciar el uso adecuado de la autonomía y discrecionalidad por parte de los equipos, para poner allí un foco relevante de la inversión que se debe realizar de modo de avanzar en la adecuada respuesta de las intervenciones sociales a los requerimientos especíicos de cada contexto. Esto, a partir de la capacidad de los equipos de adecuar las intervenciones diseñadas por las políticas públicas y hacerlas pertinentes a las complejidades particulares de cada contexto. Al mismo tiempo, se requiere generar estrategias para avanzar en los niveles de accountability y responsiveness de la gestión de los equipos y profesionales de nivel de calle, de modo de atenuar dos grandes debilidades reconocidas por los estudios realizados en esta materia. 196 — Cristian Leyton Referencias bibliográicas — Aguilar Villanueva, L. F. (1996) “Estudio introductorio” en L.F. Aguilar Villanueva (ed.) La Implementación de las políticas. México D.F. Miguel Ángel Porrúa. — Balen M. y Leyton, C. (2015) Policy translation: an invitation to re-visit the work of Latour, Star and Marres. Global Discourse. — Bevir, M. (2012) The New Governance and the Public Servant, cc. 1979–2010, Paper Delivered at the ECPR Joint Sessions 2012, Antwerp, 10–15 April 2012. — Brugué, Q. (2010), Una administración que habla es una administración que piensa: de la gestión pública a la administración deliberativa, Barcelona, Gobierno de Aragón, Dirección General de Participación Ciudadana. — Cunill-Grau, N. (2012), “¿Qué ha pasado con lo público en los últimos 30 años? Balance y Perspectivas”, Revista del CLAD Reforma y Democracia, 52 (febrero): 5-44. — Cunill Grau, N. et al (2015) “Coordinación intersectorial pro integralidad de las instituciones de protección social”. En Simone Cecchini et al. Instrumentos de Protección Social. Caminos Latinoamericanos hacia la Universalización, CEPAL, Santiago. — Cunill Grau, N. y Leyton, C. (2015). Las asociaciones público-privadas y sus efectos en la ciudadanía y en la ampliación del espacio público. Los casos de las políticas de primera infancia y tercera edad. Proyecto FONDECYT 1150500. Santiago. — Davis, K. (1971) Discretionary Justice: A Preliminary Inquiry, Urbana, IL, University of Illinois Press. — De la Maza, et al (Eds.) (2012) Nueva agenda de descentralización en Chile. Sentando más Actores a la Mesa. Santiago, Universidad de Los Lagos - RIL. — Evans, T. (2011) Professionals, Managers and Discretion: Critiquing StreetLevel Bureaucracy. British Journal of Social Work, 41 (2): 368-386. 197 — Parte 2 - Capítulo 5 — Comisión Asesora Presidencial en Descentralización y Desarrollo Regional (2014) Propuesta de Política de Estado y Agenda para la Descentralización y el Desarrollo Territorial de Chile. Hacia un país desarrollado y justo, Santiago. — FOSIS (2006) “Estudio sobre un modelo de desarrollo de autonomía y ejercicio de la ciudadanía de las personas y familias del Programa Puente a través del análisis y evaluación de sus prácticas, interpretaciones y representaciones”. Documento de Trabajo N° 9. Puente a la Vista. Serie de Estudios sobre el Programa Puente. Santiago. — Hupe, P. and Hill, M. (2007) Street-Level Bureaucracy and Public Accountability. Public Administration, 85:2, pp 279-300 — Knill, C. and Tosun, J. (2012) Public Policy. A New Introduction, London: Palgrave Macmillan. — Lendvai, N., and P. Stubbs. 2007. “Policies as Translation: situating Tansnational Social Policies.” In Policy Reconsidered: Meanings, Politics and Practices, edited by S.M. Hodgson and Z. Irving, 173–189. Bristol: The Policy Press — Leyton, C. (2006), “Balance del Proceso de Descentralización en Chile 1990 – 2005. Una Mirada Regional y Municipal”, Estudio de Caso N° 94. Santiago: Departamento de Ingeniería Industrial, Universidad de Chile. — Lipsky M. (1971) “Street Level Bureaucracy and the análisis of Urban Reform” en Urban Afairs Quaterty, 6. Pp. 391-409. — Lipsky, M. (1980) “Street-Level Bureaucracy. Dilemmas of the Individual” in Public Services, New York: Russell Sage. — Lipsky M. (1991) “The paradoz pf managing discretionary workers in social welfare policy”, in M. Adler (ed.) The sociology of Social Security. Edimburgh, Edimburgh University Press. — Mascareño, A. (2012) Fundamento Conceptuales de las Policias en el Siglo XXI. En Teresa Matus (Ed.) Volumen 4 Análisis del Modelo de Gestión de Calidad para Programas Sociales. Editorial Libros de Mentira Ltda, Santiago. 198 — Cristian Leyton — Matus, T; Ibarra, R; Fuentes, L. y Pérez, U. (2007), La Reforma Municipal en la Mira. Identiicando los Municipios Prioritarios en la Región Metropolitana: Complejidad Comunal versus Condiciones para la Calidad de la Gestión Municipal. Santiago: Expansiva. — Munro, E. (2011) Munro review of child protection: inal report - a child-centred system. Disponible en: https://www.gov.uk/government/publications/ munro-review-of-child-protection-inal-report-a-child-centred-system — Muñoz, G. (2015) “Intervención social en Contexto Mapuche y Descolonización del Conocimiento”. Revista Tabula Rasa, n° 23. — Oliveira, A (2012) “Burocratas da linha de frente: executores e fazedores das políticas públicas”. Revista Administracao Pública, vol.46, no.6, Rio de Janeiro Nov./Dec. — Payne, M. (2005) Modern Social Work Theory. Hampshire: Palgrave Macmillan. — Repetto, F. (2010), “Protección social en América Latina: La búsqueda de una integralidad con enfoque de derechos”, Revista del CLAD Reforma y Democracia, N° 47, Caracas, Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo — RIMISP (2012) Territorios rurales en movimiento. Informe inal del Programa Dinámicas Territoriales Rurales 2007-2012. Santiago de Chile. — Sager, F. et al (2014) Street-level Bureaucrats and New Modes of Governance: How conlicting roles afect the implementation of the Swiss Ordinance on Veterinary Medicinal Products, Public Management Review, 16:4, 481-502 — SUBDERE – CIC (2010) Análisis Exploratorio de las Experiencias de Desarrollo territorial Identiicadas por Territorio Chile: Claves y Límites de la Articulación de Actores. Santiago. — Tummers, L., Vermeeren, B., Steijn, B. and Bekkers, V. (2012) Public Professionals and Policy Implementation. Conceptualizing and Measuring Three Types of Role Conlicts. Public Management Review, 14:8 pp1041–59. 199 — PARTE III EVALUAR LA OFERTA: EL ISE AL SERVICIO DE LA POLÍTICA PÚBLICA Y LOS PROGRAMAS SOCIALES 3 202 — CAPÍTULO 1 EL DESAFÍO DE LA EVALUACIÓN EN PROGRAMAS DE INFANCIA Francisca Gómez1 Claudio Andrade2 Resumen La ratiicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño por parte de nuestro país (1990) ha implicado un cambio de paradigma desde la Doctrina de la Situación Irregular al Enfoque de Derechos; tránsito que ha tensionado nuestras prácticas como instituciones colaboradoras del Estado de Chile en la protección de la infancia y adolescencia, y que ha implicado una profunda relexión respecto a las formas de observar, de intervenir y de evaluar. El texto describe las diversas complejidades de un sistema de atención a la infancia que carece de una institucionalidad sólida y coherente, dando cuenta de las adaptaciones y prácticas generadas por la Fundación Ciudad del Niño en su esfuerzo por garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes de sus diversos programas. De la misma manera, se analizan las formas de evaluación institucionales y se ponen a contraluz de la premisa central del índice Social de efectividad (iSe): entender la efectividad como una relación entre calidad y complejidad. 1 Francisca Gómez es Magister en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos (UAH). Diplomada en Derechos Económicos, Sociales y Culturales y Políticas Públicas (Fundación Henry Dunant AL), y Trabajadora Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Jefa Departamento de Estudios Fundación Ciudad del Niño. Actualmente se desempeña también como docente en el Departamento de Trabajo Social de la UAH. Email: fgomez@ciudaddelnino.cl 2 Claudio Andrade es Sociólogo, Licenciado en Sociología de la Universidad de la Frontera de Temuco, Magíster en Psicología, Universidad de la Frontera, Postítulo en Gerencia Pública, Universidad de Chile. Investigador Depto. de Estudios. Fundación Ciudad del Niño. Email: candrade@ciudaddelnino.cl 204 — Francisca Gómez y Claudio Andrade 1. Introducción El Índice Social de Efectividad (ISe)3 apunta a una innovación: entender que la efectividad es la relación entre calidad y complejidad, cambiando el foco que mayoritariamente han tenido las evaluaciones de programas sociales, desde la demanda hacia la oferta. Ello nos lleva a hacernos una serie de preguntas ¿Cuál es la complejidad o las complejidades que enfrentamos como Fundación? ¿En qué medida la calidad de nuestra oferta se adecúa a dicha complejidad? Es decir, ¿cuál es nuestro grado de efectividad como Fundación? Estas son algunas preguntas básicas que surgen al ubicarse en el punto de observación al que nos invita el ISE, ya no únicamente desde el plano de los “resultados” de las intervenciones, sino desde la oferta que como entidad realizamos a los llamados sujetos de intervención; lo cual nos invita a complementar nuestra mirada clásica respecto a la evaluación. La Fundación Ciudad del Niño (en adelante la Fundación) es una Fundación de Derecho Privado, sin ines de lucro, creada el 30 de Mayo de 1934 en atención a las graves consecuencias que tuvo en la infancia la crisis económica de los años ’30. Desde aquella fecha, la Fundación se constituye en una institución colaboradora del Estado de Chile en la tarea de atender a la infancia y adolescencia vulnerada en sus derechos. En el año 2014, ejecutamos 107 programas sociales en 8 regiones del país4, con un total de 16.887 niños, niñas y adolescentes atendidos. Nuestra misión es “Contribuir signiicativamente para cambiar la realidad de la infancia y adolescencia en situación de vulnerabilidad”, teniendo para ello como sello de calidad la atención centrada en la persona, la afectividad, la calidez, la escucha y participación activa, la innovación, la eiciencia, la responsabilidad, el seguimiento y medición de resultados. Este sello es respaldado por la Certiicación del Sistema de Gestión, bajo las normas ISO 90015. El quehacer de la Fundación tiene como pilar fundamental el enfoque de dere3 PROYECTO IT13I10020 “Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales”. 4 Fundación Ciudad del Niño, Memoria 2014. 5 La ISO 9001 es una norma internacional que se aplica a los sistemas de gestión de calidad (SGC) y que se centra en todos los elementos de administración de calidad con los que una empresa debe contar para tener un sistema efectivo que le permita administrar y mejorar la calidad de sus productos o servicios. 205 — Parte 3 - Capítulo 1 chos, consagrado en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño6 (en adelante CDN), y nuestro quehacer se aboca a tres áreas principales: — Protección de derechos: resguardamos y restituimos los derechos de niños, niñas y adolescentes que han sufrido vulneraciones desde mediana complejidad a maltrato grave constitutivo de delito. En esta línea, ejecutamos los siguientes programas: Programas de Diagnóstico Ambulatorio (DAM), Programas de Protección Especializada en Maltrato y Abuso Sexual Infantil (PRM), Programas de Intervención Integral Especializada (PIE), Programa de Prevención Focalizada (PPF) y Residencias Familiares. — Responsabilidad Penal Adolescente (RPA): intervención con jóvenes que han infringido la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, a través de un trabajo de orientación, responsabilización, reparación, integración y reinserción social. En esta línea, ejecutamos los siguientes programas: Programas de Libertad Asistida (PLA), Programas de Libertad Asistida Especial (PLE), Programas de Servicios en Beneicio de la Comunidad (SBC), Programas de Salidas Alternativas (PSA), y Programas de Medidas Cautelares Ambulatorias (MCA). — Erradicación del trabajo infantil: nuestro objetivo es prevenir la deserción escolar y erradicar el trabajo infantil, apoyando el proceso educativo de los niños y jóvenes en escuelas de diversas regiones del país. Esta iniciativa se desarrolla a partir de 2001 con el apoyo de la Fundación Telefónica. 2. Complejidad y protección de la infancia Diversos elementos permiten describir la complejidad a la cual se enfrentan los programas ejecutados por nuestra Fundación. El primero de ellos tiene que ver con la situación actual de la infancia en Chile y las brechas de desigualdad que la caracterizan. En las últimas décadas, Chile ha experimentado profundas transformaciones en materia social. Con la inalidad de enfrentar la problemática de la pobreza y des- 6 Convención de los Derechos del Niño ley ratiicada por Chile en el año 1989. 206 — Francisca Gómez y Claudio Andrade igualdad que afecta el bienestar y calidad de vida a lo largo del ciclo vital, se han realizado esfuerzos para aumentar la cobertura de la protección social implementándose para ello reformas en el ámbito de salud, pensiones y asistencia social (Jordán, 2014). Dichas medidas han contribuido a garantizar el derecho a la protección social, modiicando el contexto de aplicación de la Convención (Schwarzer, Tessier, & Gammage, 2014). Estos cambios han modiicado las condiciones para el disfrute de derechos, facilitándolos y promoviéndolos, pero no han implicado una reducción de la brecha de desigualdad que afecta a nuestro continente y a Chile en particular. Según el reciente Estado Mundial de la Infancia (UNICEF, 2015) muchos niños que nacen hoy podrán disfrutar de grandes oportunidades que no estaban disponibles hace 25 años, pero no todos tendrán la misma oportunidad de crecer sanos e instruidos, ni de ser capaces de desarrollar todo su potencial y convertirse en ciudadanos que participen plenamente en sus respectivas sociedades. En este contexto, en de Chile podemos identiicar aquellas condiciones favorables para el desarrollo de los niños y aquellas que afectan su bienestar. Respecto a las primeras, podemos señalar la disminución de la pobreza y la desigualdad por ingresos, el bono demográico, el crecimiento económico y la mejora en los indicadores laborales, el incremento del gasto público social, las bajas tasas de mortalidad infantil y el aumento de cobertura en términos de escolarización (CEPAL, 2008; Contreras, Larrañaga, Puentes, & Rau, 2012) Respecto a los factores que complejizan la aplicación y cumplimiento de la CDN y por lo tanto, afectan el bienestar de la población infantil, podemos mencionar el incremento del sesgo etario del bienestar (Rossel, 2013), la estratiicación del descenso de la fecundidad, la crisis del cuidado y sus signiicados en distintos estratos sociales, la discriminación étnica y racial, y la violencia como factor estructural en el que crece la infancia, entre otros (Rico & Valera, 2011; Rossel, 2014; Ullmann, Maldonado, & Rico, 2014). Un segundo factor que hace referencia a la complejidad con la que trabajan nuestros programas sociales, se relaciona con la inexistencia de una ley y sistema de protección integral a la infancia y adolescencia. A partir de la ratiicación de la CDN, Chile ha promulgado más de treinta cuerpos legales que directa o indirec- 207 — Parte 3 - Capítulo 1 tamente apuntan a los objetivos establecidos en la misma7, sin embargo, hasta la fecha no se ha logrado constituir un único cuerpo sólido y coherente para la protección integral de la infancia y adolescencia. La falta de esta ley y sistema se evidencia en los grandes desafíos a los que nos enfrentamos cotidianamente en la protección de la infancia. Asentados en el espacio local, somos testigos de los déicits de implementación de un sistema que transita desde la Doctrina de la Situación Irregular hacia la Doctrina de la Protección Integral. Déficits que se traducen en la falta de servicios y prestaciones que permitan responder de forma oportuna y efectiva a las necesidades de los niños. La experiencia de los países que han realizado el tránsito hacia un sistema de garantías, tienen en común trayectorias de descentralización de competencias institucionales y de políticas públicas y una progresiva integración de los sistemas de infancia en aquellos de bienestar social para toda la población. Lo anterior se traduce en el fortalecimiento de las capacidades territoriales para “leer” las necesidades de los niños como derechos, facilitando una mayor lexibilidad en la oferta pública y la complementariedad entre los diversos programas, tanto centralizados como locales, para generar respuestas integrales, adecuadas y pertinentes a las demandas de la infancia y las familias en las múltiples realidades del país. 3. Sociedad civil e innovación en contextos diversos Atender a la complejidad anteriormente descrita, implica el desarrollo constante de acciones de innovación, tarea en la cual organismos como los nuestros presentan ventajas signiicativas frente a otros actores. Como señala UNICEF (2015), el bienestar de la infancia, desde la perspectiva de los derechos, requiere de innovar en nuestras prácticas, adaptando este horizonte normativo a las circunstancias propias de cada territorio, incorporando el trabajo con las comunidades y posibilitando la participación de todos los afectados. Sin embargo, en general, la esfera política es la que deine las características de las políticas, planes y programas de infancia; la participación de la sociedad civil se aboca en mayor medida a la ejecución de dichas deiniciones, situación que se 7 Con fecha del 21 de septiembre de 2015 se irmó el mensaje presidencial titulado “Proyecto de ley de sistema de garantías de los derechos de la niñez” que ingresó al Parlamento chileno con fecha del 24 de septiembre del mismo año. 208 — Francisca Gómez y Claudio Andrade explica fundamentalmente, porque el Estado es quien administra los recursos que, en gran parte, sostienen a la esfera privada que la implementa. Las actuales formas de acceso a recursos corresponden mayoritariamente a procesos licitatorios y de relaciones contractualistas; el mercado de las licitaciones que emergió y se expandió con fuerza en los años 90, se ha ido “densiicado” y complejizando con el pasar de los años (González, 1999). La sociedad civil organizada es un actor clave para la profundización de una sociedad democrática que permita el desarrollo integral de los niños; ello por cuanto posee un “saber hacer” único, capitalizado mediante su larga trayectoria en el ámbito de infancia y adolescencia, por su capacidad de gestionar y allegar nuevos recursos, de innovar dada la lexibilidad de su estructura que permite adaptar o desarrollar metodologías de trabajo, y de intervenir a nivel local, generando cercanía con las comunidades, sus familias y niños lo cual permite brindar una atención con mayor eiciencia y eicacia. A partir de ello, la sociedad civil tiene la capacidad y es valorada por promover hacia el Estado propuestas de políticas públicas de infancia —legislativas o no— con pertinencia local y probadas en la práctica (Andrade & Arancibia, 2010). Condicionados por los marcos legales y administrativos existentes, en nuestra Fundación, la innovación es impulsada por profesionales y técnicos quienes generan condiciones para dinamizar la oferta programática y su coniguración, procurando coherencia en su acción. Así, desempeñan un rol fundamental en la sensibilización, movilización de recursos y generación de alianzas para la prevención, promoción y protección de la niñez y adolescencia. En este quehacer, el principio del interés superior del niño y el de autonomía progresiva establecidos en la CDN, nos invitan a considerar el ejercicio de los derechos como una construcción social que no puede ser reducida a la oferta de servicios que el Estado determina para la protección de la infancia, sino que debe ser entendida como la generación de espacios de autonomía y participación que permitan el ejercicio de los derechos y responsabilidades de los niños a nivel individual, familiar y comunitario. Si bien, se ha avanzado a nivel discursivo en el reconocimiento de los niños como sujetos de derechos, en la práctica el enfoque ha logrado materializarse con diicultad en los diversos sectores de políticas (Cillero, 2003; Rossel, 2014). Para compensar este déicit, los proyectos especializados, como los de nuestra Fundación, han generado diversas prácticas que buscan mediante expresiones instrumentales (planes, estrategias u otras), operativas (servicios, nuevas prácticas de 209 — Parte 3 - Capítulo 1 trabajo) y relacionales (acuerdos, redes), generar articulaciones para movilizar e impulsar la colaboración e integración de los diversos actores locales con la inalidad de evitar la fragmentación de la atención e intervención que deben brindarse a los niños, dado que la duplicidad y redundancia suelen ser dañinas e, incluso, un factor de victimización secundaria. La necesaria integralidad de las acciones se encuentra relacionada tanto con los mecanismos establecidos en los sistemas, como con las relaciones que tejen los actores que constituyen los sistemas. En este sentido, las lógicas verticales entre el Estado y las organizaciones de la sociedad civil, basadas en la reglamentación y subordinación, resultan insuicientes para abordar la complejidad de la situación de la infancia, siendo necesaria una orientación hacia relaciones que faciliten una mayor horizontalidad y favorezcan la coordinación para la acción (Andrade, García & Zambrano, 2014). La sociedad civil ha tenido un rol histórico fundamental y hoy juega un papel indispensable para el cambio cultural que promueve la CDN. El bienestar de los niños debe ser entendido como una responsabilidad compartida por los distintos actores de la sociedad, donde las organizaciones de la sociedad civil deben ser entes activos y creativos, aprovechando su capacidad de adaptación y recreación de las políticas y programas sociales, que presenta un mayor dinamismo que el marco legal e institucional que las organiza (Andrade & Arancibia, 2010; Salamon, Anheier, List, Toepler & Sokolowski, 1999) 4. la evaluación de nuestros procesos de intervención, ainidades con el ISe La complejidad con la que trabajamos nos obliga a tener estándares de calidad que sean acordes a la misma, considerando el marco de acción en el cual nos movemos. Por ende, un desafío fundamental para nuestra Fundación es el de establecer formas de medición que nos permitan monitorear y evaluar nuestras acciones. Actualmente, contamos con los siguientes instrumentos de evaluación: Encuesta de satisfacción al usuario: esta encuesta se aplica una vez inalizado el proceso de intervención y tiene por objetivo conocer el nivel de satisfacción que tienen los niños, niñas y adolescentes y sus familias frente a la prestación recibida. 210 — Francisca Gómez y Claudio Andrade Encuesta de satisfacción institucional: esta encuesta se aplica anualmente y tiene por objetivo conocer el nivel de satisfacción que tienen las instituciones que se vinculan con la Fundación durante la intervención (SENAME, Tribunales de Familia, Defensoría Penal Pública, Fiscalía, Servicio de Salud, entre otros). Formulario de Estado de avance del proyecto: se aplica cada 6 meses, y busca monitorear el estado de avance de cada proyecto. Pauta de veriicación de coherencia de la intervención: se aplica anualmente y mide la coherencia entre el Diagnóstico, Objetivos, Resultados y Actividades contenidas en el Plan de Intervención. Pauta de veriicación de registros de carpetas individuales: este instrumento se aplica anualmente y mide la existencia y actualización de la documentación mínima que debe ir asociada a cada proceso de intervención. Sistema de Gestión de Calidad: desde enero de 2010, la institución cuenta con certiicación de su Sistema de Gestión de Calidad bajo la Norma ISO 9001-2008, como un modelo de gestión técnica, administrativa y inanciera, que establece la forma cómo se debe realizar la gestión asociada con la calidad en los diferentes ámbitos del quehacer. Encuesta Great Place to Work: en el año 2015 la Fundación participó por cuarta vez en el Estudio de Clima y Cultura Organizacional que realiza la consultora Great Place to Work, cuyo objetivo es el de entregar una visión objetiva y clara, a partir de la cual se desprenda un diagnóstico de los principales aspectos de la cultura y del clima organizacional de la organización. Haciendo un análisis de estos instrumentos desde los elementos que establece el ISe como centrales para medir la efectividad de los programas sociales, podemos mencionar ciertas coincidencias y déicits que nos permiten luego destacar algunos aportes de la construcción y conceptualización de dicho Índice para nuestra Fundación. Valga recordar que el ISe toma los siguientes cuatro componentes con 211 — Parte 3 - Capítulo 1 sus respectivas variables: a) Gestión de la Intervención (Coherencia Programática); b) Gestión de Equipos de Trabajo (Capacidad de Gestión del Equipo en la Intervención); c) Gestión Organizacional (Capacidad de Gestión de Recursos); d) Gestión Tecnológica (Capacidad de Gestión Tecnológica asociada a la intervención). Así por ejemplo, para la Fundación el éxito en la ejecución de sus programas depende en gran medida de la gestión que desarrollen los líderes de cada equipo de trabajo, que en su mayoría adoptan tienen el rol de director/a de programa. Este liderazgo debe ir de la mano de la construcción de ambientes de trabajo que permitan un buen desarrollo de la tarea; idea que ha sido respaldada con el reconocimiento otorgado a Ciudad del Niño por Great Place to Work y que nos ubica dentro de los 50 mejores lugares para trabajar del país8. Lo anterior coincide con el componente de Gestión de Equipos de Trabajo. En conjunto con las habilidades para la gestión de quienes lideran los diversos proyectos (controlado a través del Sistema ISO), para la Fundación es central que exista coherencia conceptual y epistemológica entre los diversos programas que se ejecutan, sin con ello poner en riesgo la necesaria pertinencia de las diversas intervenciones que deben adecuarse a las diferencias de los contextos en los cuales se trabaja. De esta manera, se busca establecer que haya sintonía entre los enfoques de intervención deinidos por la Fundación y las intervenciones que se desarrollen en cada programa. Para ello, una de las medidas consiste en poner especial cuidado en evaluar los enfoques conceptuales y epistemológicos de quienes son candidatos a dirigir los diversos proyectos. Además, se ha deinido el Sello de Fundación Ciudad del Niño como la hoja de ruta que deine no sólo el enfoque conceptual y epistemológico, sino también ético de la intervención. Otro elemento importante, es la necesidad de monitorear los avances de los diversos proyectos con el in de generar ajustes durante su ejecución, contribuyendo con ello a una mayor efectividad de las intervenciones. Para esto se utilizan los informes de “Estado de Avance de Proyecto”. Asimismo, la evaluación de la satisfacción institucional, da cuenta de la necesidad de llevar un trabajo coordinado y efectivo con la red institucional de cada uno de los proyectos. Todos los instrumentos anteriores, sintonizan con las variables de coherencia programática y capacidad de gestión de los equipos, deinidas en el ISe. 8 Encuesta Great Place to Work, 2014. 212 — Francisca Gómez y Claudio Andrade Finalmente, un elemento crítico para la Fundación tiene que ver con el alto porcentaje de tiempo que los profesionales y técnicos deben destinar al trabajo administrativo; se reconoce en este sentido la necesidad de contar con sistema informático que facilite tanto la labor de registrar información, y de monitorear y evaluar el trabajo realizado. Para ello, se está trabajando en una plataforma informática que permitiría optimizar los registros y por tanto el uso del tiempo y manejo de información de los programas. Lo anterior, coincide con la variable de gestión tecnológica deinida en el ISe. 5. Complejidad y Calidad en los procesos de intervención: desafíos y aportes desde el ISe El proyecto FONDEF del cual nuestra Fundación es socia, realiza una serie de aportes signiicativos para mejorar nuestra labor. Un primer elemento tiene que ver con el desafío que asume de transversalizar el enfoque de derechos y que contribuye a nuestro propio horizonte de hacer efectiva la CDN. En este marco, el proyecto establece la importancia de la gestión de la información. Al respecto, coincidimos con UNICEF (2005) en la idea de que los datos, en sí mismos, no cambian el mundo, pero sí posibilitan el cambio. Esto, que ha sido planteado en relación a lo estipulado en la Convención de los Derechos del Niño, es igualmente válido para quienes trabajan para su concreción al nivel de las prácticas; en el trabajo cotidiano de los equipos de la Fundación, los datos son fundamentales para monitorear avances y transformaciones, detectar necesidades, impulsar acciones y evaluar los progresos de las prácticas. En este sentido, coincidimos con el proyecto FONDEF en relación a la urgencia de indicadores mensurables, particularmente en relación al “conocimiento tácito”, es decir, “aquel conocimiento que se encuentra en las personas integrantes de programas, que es difícil de articular y que surge de los cambios que estas personas realizan a la forma de hacer las cosas”9. Es sabida la diicultad para medir en el espacio de la intervención social, más aún cuando las formas de medición se vinculan generalmente a la percepción de quienes intervienen o de los mismos sujetos de intervención. La generación de indicadores cuantitativos consistentes que permitan medir la contribución “signiicativa” que realizamos como Fundación es un desafío que atender. 9 2º Informe Proyecto IT13I10020 Segunda Parte: síntesis del estado del arte las apuestas del proyecto y los aportes de los programas socios. 213 — Parte 3 - Capítulo 1 Pero, como señala el mismo FONDEF, los datos deben estar diseñados para responder oportunamente a las necesidades de información de personas y organizaciones. Al respecto, una pregunta clave que se nos presenta es si los datos que producen nuestros instrumentos de evaluación ofrecen información actualizada y en tiempo real a todos los sistemas autorizados que la soliciten. Este es claramente un puntoen consideración, por cuanto nuestros instrumentos son insuicientes para observar y evaluar la realización de los ajustes necesarios d para entregar una oferta coherente acorde a la complejidad. A pesar de los signiicativos aportes que los mismos realizan en términos de la evaluación, creemos que medir el nivel de satisfacción, el cumplimiento de actividades o el cumplimiento de procedimientos, no es suiciente para dar cuenta de la complejidad a la cual nos enfrentamos, requerimos de alternativas que nos permitan responder a dicha complejidad sin que ello implique una carga excesiva en términos de tiempo y recursos. En este sentido, requerimos de evaluaciones oportunas para optimizar los procesos de toma de decisiones; más aún si consideramos que el tiempo de ejecución de nuestros programas va entre 1 y 3 años. Evaluaciones que no impliquen costos altos e inaccesibles y que respondan a escenarios complejos y diversos. Dar respuesta a las diversas realidades de los niños y sus familias, considerando su territorio, cultura e historia, sus recursos y capacidades, así como las formas vinculatorias preexistentes en sus propias comunidades, es un desafío y una exigencia en el diseño y ejecución de nuestras intervenciones y de las políticas públicas en general. Los instrumentos con los que cuenta actualmente la Fundación, evalúan diversas dimensiones de la intervención, sin embargo, no son suicientes para dar cuenta del interés explícito de la Fundación de que se desarrolle una labor “signiicativa, más allá incluso del gran aporte que hasta ahora se ha hecho10”. Esto nos lleva a la discusión respecto de cómo entender la idea de signiicancia y su relación con la evaluación. La signiicancia puede ser entendida a partir de dos formas: calidad y efectividad. Calidad, donde el foco de la evaluación está en los procesos de intervención, dando cuenta de la signiicancia con la que se realiza el proceso de implementación de las intervenciones; y efectividad, donde el foco está en los resultados de intervención y su sostenibilidad en el tiempo, respecto de la situación inicial de los sujetos. Estas ideas de calidad y efectividad, no obstante, son puestas en tensión por el 10 Fundación Ciudad del Niño (2014). Deiniciones estratégicas para el periodo 2013 – 2017, p.1. Documento institucional. 214 — Francisca Gómez y Claudio Andrade proyecto FONDEF que nos propone entender la efectividad como la relación entre calidad y complejidad, es decir, sacando el foco de los resultados de intervención y haciendo un giro hacia la oferta, agregando el componente central de la complejidad. Y estableciendo además la centralidad que los equipos de intervención tienen en el proceso de evaluación. El FONDEF asume una posición: “integrar la función de evaluación al interior de los equipos sociales, colocando fundamentos más sólidos para otro tipo de evaluaciones como son las evaluaciones de impacto”11, lo que se condice con el propósito de la Fundación respecto a que la evaluación debe ser un proceso integral donde todos los actores institucionales estén involucrados; contribuyendo así al desarrollo de una cultura de la evaluación que implica procesos de aprendizaje y colaboración. Así como los equipos deben ser centrales en la evaluación, ellos deben ser expertos en el manejo de complejidad y en la deinición del umbral mínimo funcional, es decir, en el punto mínimo donde el proyecto es efectivo en su relación calidad/ complejidad. De ahí la importancia de la capacitación y especialización creciente de quienes intervienen en lo social, aquellos que deben ser capaces de observar, de ver aquello que no ha sido visto y desde ahí innovar. Como hemos mencionado anteriormente, como parte de la sociedad civil, debemos ser capaces de aprovechar los intersticios que nos permiten el desarrollo de innovaciones, más allá de los marcos legales y administrativos establecidos. El proyecto FONDEF no establece caminos preestablecidos para llegar a cumplir estándares deinidos externamente, no deine extremos a los cuales hay que llegar sino establece un punto mínimo de funcionalidad entre complejidad y calidad al cual hay que apostar y es factible llegar. Por lo tanto, la idea de medición tiene que ver con inducir una relación de orden parcial que le permite a cada programa ijar caminos de mejora que permitan responder a la heterogeneidad. En este sentido, nos abre la posibilidad de re-diseñar los diseños, es decir, hacer distinciones sobre distinciones ya hechas. 11 2º Informe Proyecto IT13I10020 Segunda Parte: síntesis del estado del arte las apuestas del proyecto y los aportes de los programas socios. 215 — Parte 3 - Capítulo 1 Referencias bibliográicas — Andrade, C., & Arancibia, S. (2010). Chile: interacción Estado-sociedad civil en las políticas de infancia. Santiago: CEPAL, 101, 127–143. — Andrade, C., García, M., & Zambrano, A. (2014). Modelo Operativo de Gestión de Redes para el Sistema Penal. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. En revisión. — CEPAL. (2008). Juventud y cohesión social en iberoamérica: un modelo para armar. Santiago: CEPAL. — Cillero, M. (2003). De la tutela a las garantías: consideraciones sobre el proceso penal y la justicia de adolescentes. Derechos Del Niño, 2. Santiago: UNICEF. — Contreras, D., Larrañaga, O., Puentes, E., & Rau, T. (2012). Chile: Evolución de las oportunidades para los niños , 1990-2006. Santiago: CEPAL, 106, 115–133. — González, R. (1999). Relación ONGs-Estado en Chile: aportes para un balance de la decada del 90 (una visión desde el mundo no gubernamental). In Red Latinoamericana y del Caribe de ISTR. Santiago. Recuperado de: http://www.lasociedadcivil.org/doc/relaciones-ongs-estado-en-chile-aportes-para-un-balancede-la-decada-del-90-una-vision-desde-el-mundo-no-gubernamental/ — Jordán, R. (2014). Informes inal: Comisión para la Medición de la Pobreza. Santiago. — Rico, M., & Valera, C. (2011). Las familias latinoamericanas interrogadas. Hacia la articulación del diagnóstico, la legislación y las políticas. Serie seminarios y conferencias. Santiago. Recuperado de: http://portal.sat.gob.gt:8080/documentos/Politica.pdf — Rossel, C. (2013). Desbalance etario del bienestar: el lugar de la infancia en la protección social en América Latina. Santiago: CEPAL. — Rossel, C. (2014). América Latina a 25 años de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño. Santiago: CEPAL. Recuperado de: http://dide.minedu.gob.pe/xmlui/handle/123456789/3359 216 — Francisca Gómez y Claudio Andrade — Salamon, L., Anheier, H., List, R., Toepler, S., & Sokolowski, S. (1999). La sociedad civil global: las dimensiones del sector no lucrativo. Madrid: Fundación BBVA. — Schwarzer, H., Tessier, L., & Gammage, S. (2014). Coordinación institucional y pisos de protección social: experiencias de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, México, Uruguay. Ginebra: OIT. — Ullmann, H., Maldonado, C., & Rico, M. (2014). La evolución de las estructuras familiares en América Latina, 1990-2010: Los retos de la pobreza, la vulnerabilidad y el cuidado. Santiago: CEPAL - UNICEF. — UNICEF. (2005). ¿Cómo influenciar una mayor inversión social en la infancia?: argumentos y estrategias. Balboa: UNICEF. — UNICEF. (2015). Estado Mundial de la Infancia 2015: Reimaginar el futuro: Innovación para todos los niños y niñas. Nueva York: UNICEF. 217 — CAPÍTULO 2 DESAFÍOS DE LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS CON LINEAMIENTOS NACIONALES E INNOVACIÓN Y ADAPTACIÓN AL TERRITORIO. REFLEXIONES ACERCA DE LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS A PARTIR DE LA EXPERIENCIA DEL DEPARTAMENTO DE PROTECCIÓN Y RESTITUCIÓN DE DERECHOS DEL SENAME Sebastián Bueno 1 Ángel Estrada 2 Resumen El presente artículo describe cómo se ha desarrollado la evaluación de programas entre los años 2013 y 2015, en el Departamento de Protección y Restitución de Derechos del SENAME, enfatizando en los desafíos que es necesario afrontar a la hora de evaluar un programa que es diseñado a nivel nacional, pero que tiene manifestaciones eventualmente distintas en cada territorio3 en el que se ejecuta. Ante esto, se indaga en cómo el instrumento para evaluar la calidad de la oferta se constituye en un aporte para los procesos evaluativos de la oferta dentro del Servicio. I. Contexto Institucional El Servicio Nacional de Menores (SENAME) es un organismo gubernamental centralizado, colaborador del sistema judicial y dependiente del Ministerio de Justicia, cuya misión es contribuir a la prevención, promoción, protección y restitución de los derechos de niñas, niños y adolescentes vulnerados en sus derechos, así como a la responsabilización e inclusión social de jóvenes infractores de ley a través de una oferta 1 Sebastián Bueno es sociólogo, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Profesional del Departamento de Protección y Restitución de Derechos del Servicio Nacional de Menores SENAME, Área Evaluación. Email: sebastian.bueno@sename.cl 2 Ángel Estrada es sociólogo, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Profesional del Departamento de Protección y Restitución de Derechos del Servicio Nacional de Menores SENAME, Área Evaluación. Email:angel.estrada@sename.cl 3 Por territorio se entiende la unidad geograico-administrativa en la cual, los proyectos de la red de protección y restitución de derechos se instalan y ejecutan. Estas unidades van desde bicomunal, comunal y barrial. 218 — Sebastián Bueno y Ángel Estrada programática en continuo mejoramiento, la cual es entregada por un grupo humano comprometido, constituido por SENAME y sus Organismos Colaboradores4. Para cumplir con esta misión, el Servicio dispone de una oferta programática a nivel nacional que se materializa en un conjunto de proyectos ejecutados por distintos Organismos Colaboradores Acreditados de SENAME, que han sido reconocidos como tales a través de un acto administrativo del mismo Servicio y que cuentan con inanciamiento para el desarrollo de sus labores dirigidas a la atención de niños, niñas y adolescentes. Además, cuenta con algunos centros que son administrados directamente, los que cuentan con funcionarios del Servicio y con presupuesto asignado a través de la Ley de Presupuesto (SENAME, 2015). El Servicio posee tres Departamentos Técnicos, cada uno con su propia oferta programática. Estos son: Adopción, Justicia Juvenil y el Departamento de Protección y Restitución de Derechos. Respecto al primero, la Ley N° 19.620 deine el ámbito de Adopción como un conjunto de actividades tendientes a procurar al niño/a una familia responsable, las cuales dicen relación con los tres actores necesariamente involucrados en todo proceso de adopción: el niño/a que requiere una medida de adopción, su familia de origen y los padres adoptivos. En cuanto a Justicia Juvenil, la implementación de la Ley Nº 20.084 creó formalmente una nueva institucionalidad jurídica para la población adolescente de nuestro país, dando origen a un procedimiento judicial adecuado a las características de desarrollo y conductas de infracción a la ley de esta población. En este nuevo marco legal, SENAME es el mandatado a cumplir con la labor de hacer efectivo el cumplimiento de las sanciones y medidas dictaminadas por tribunales de justicia con el objetivo de lograr la reinserción social de los y las adolescentes. El Departamento de Protección y Restitución de Derechos, por su parte, dedica su labor a los niños/as y adolescentes que han sido víctimas de vulneraciones de derechos, deiniendo como principios básicos la integralidad en la atención y el interés superior de los niños, niñas y adolescentes. Fundamentalmente, representa la deinición del tipo de prestaciones que se proporcionarán en la ejecución de esta política en líneas de protección y reparación de derechos. 4 Misión publicada el 24 de julio de 2015, en la resolucióblicada el 24 de julio 219 — Parte 3 - Capítulo 2 II. Evaluación en el Departamento de Protección y Restitución de Derechos, en el contexto del mapa de procesos de SENAME Al interior del SENAME se ejecutan diversos procesos orientados al cumplimiento de la misión del mismo, siendo la evaluación de la oferta parte de una cadena de procesos operativos. Dentro del Departamento de Protección y Restitución de Derechos, en el contexto del proceso de desarrollo de la oferta, se elaboran bases y orientaciones técnicas que contienen los lineamientos que deben ser llevados a cabo en la intervención por parte de las instituciones que ejecutan las diversas modalidades programáticas de protección, y que deben presentar proyectos en licitaciones públicas para su adjudicación. Estos proyectos, una vez adjudicados y en ejecución, son observados a nivel territorial a través de instancias como la supervisión y el seguimiento, ambos procesos tienen como in obtener información respecto del cumplimiento y desempeño de éstos. Por otro lado, también se lleva a cabo un proceso de transferencia técnica y asesoría, a través del cual el Servicio entrega acompañamiento a los proyectos en ejecución para generar mejoras en su gestión. A partir de lo anterior, entonces, es posible observar que se desarollan una serie de acciones orientadas a acompañar y supervisar a los proyectos que realizan intervención en el territorio. No obstante, también es necesario tener una visión macro acerca de cómo están funcionando las modalidades de atención que se diseñan desde el Departamento, de manera tal que surge el proceso de evaluación de la oferta para hacerse cargo de este objetivo. Así, la evaluación que se realiza en SENAME tiene como foco entregar insumos a partir de la observación de los procesos y resultados de cada modalidad, a nivel nacional, para la elaboración y el mejoramiento de las orientaciones técnicas que se diseñan. III. Evaluaciones realizadas a la oferta programática de la Red de Protección y Restitución de Derechos de SENAME. Desde el año 2013 al año 2015, período en el que se ha trabajado dentro de la nueva estructura de mapa de procesos mencionado anteriormente, el área de evaluación del Departamento de Protección y Restitución de Derechos ha desarrollado tres 220 — Sebastián Bueno y Ángel Estrada evaluaciones de proceso y resultados, un monitoreo, un levantamiento de línea base y una evaluación de procesos y resultados que se encuentra en curso. Las modalidades de atención que han sido objeto de evaluación son: Programa de Intervención Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter sexual [PAS] (SENAME, 2014b), Residencias para Mayores [RPM] y Residencias para Mayores con Programa de Intervención [REM PER] (SENAME, 2014c) y el Programa de Familias de Acogida Simple [FAS] y Especializado [FAE] (SENAME, 2014d). Por otro lado, se realizó un monitoreo al Programa de Prevención Focalizada [PPF] (SENAME, 2015b) y el levantamiento de línea base al Programa Especializado con Niños, Niñas y Adolescentes en Situación de Calle [PEC] (SENAME, 2014a). Finalmente, se encuentra en curso una evaluación de procesos y resultados del Programa de Protección Especializada en Maltrato y Abuso Sexual Infantil [PRM]. Las metodologías de evaluación utilizadas, tuvieron enfoques tanto cualitativos como cuantitativos y utilizaron diversos instrumentos y fuentes de información. En todas se incorporaron distintas regiones con el in de buscar la representatividad de los resultados -en el caso de lo cuantitativo- y una mayor heterogeneidad de los casos a analizar -en lo cualitativo. Las fuentes de información utilizadas para el enfoque cualitativo fueron niños/ as y adolescentes atendidos por los programas, adultos responsables o familiares de éstos, directores de proyectos en ejecución, equipos profesionales que realizan la intervención, y supervisores técnicos de las direcciones regionales. En cuanto al ámbito cuantitativo, las fuentes de información que se utilizaron fueron la base de datos institucional (Senainfo5), y las carpetas individuales6 de los niños, niñas y adolescentes que son atendidos en los proyectos, en donde se registra diversa información de los casos, principalmente relacionada con las prestaciones que reciben a 5 Senainfo es la base de datos institucional del Servicio, conformada como una aplicación web en donde cada proyecto ejecutado registra información de los niños/as y adolescentes, los procesos de intervención, los organismos colaboradores de SENAME, entre otros datos. Para el cuarto trimestre de 2014, Senainfo contaba con información de 225.754 niños, niñas y adolescentes atendidos por la Red SENAME y 1.363 proyectos. 6 Las carpetas individuales son el archivo físico individual de registro del proceso de intervención de un niño/a o adolescente usuario de una modalidad. La información de esta carpeta es registrada, administrada y guardada por los profesionales de las instituciones colaboradoras, que ejecutan los proyectos de la red de protección en el territorio. 221 — Parte 3 - Capítulo 2 nivel de intervención social, psicológica y judicial, y los resultados de estas intervenciones. De acuerdo a lo anterior, es posible observar que las evaluaciones y monitoreos realizados, han tenido distintos niveles de complejidad, persiguiendo distintos objetivos (procesos, resultados) y metodologías. No obstante, uno de los aspectos que ha incorporado mayor variación entre uno y otro ejercicio de evaluación, han sido las fuentes de información. En primer lugar, dado que quienes reciben intervención por parte de la mayoría de los programas del Departamento de Protección y Restitución de Derechos, son tanto los niños, niñas y adolescentes como sus familias, hay una mayor cantidad de sujetos a los cuales aproximarse para obtener información. En el caso del programa de Familias de Acogida7, además de los usuarios ya mencionados, se incluye también a las propias familias acogedoras como un usuario más que participa del proceso de intervención. En cuanto a los niños/as y adolescentes que participan en la intervención, también ha sido necesario distinguir entre aquellos que se encuentran vigentes en el proyecto, es decir, los que están siendo atendidos durante el periodo en el que se realiza la evaluación, y los egresados, que son quienes ya terminaron su proceso interventivo. Por otro lado, dada la lógica de tercerización en la ejecución de la intervención, se incorporan también los equipos profesionales que atienden a los usuarios, constituidos principalmente por psicólogos y trabajadores sociales, así como los supervisores(as) técnicos(as) de cada uno de los proyectos en ejecución que se incluyen como parte de las muestras. A lo anterior, se suman las carpetas individuales y la información registrada en Senainfo, de manera que hay una amplia gama de fuentes que permiten entregar información de un mismo proceso, pero desde distintas perspectivas. Por ello, en cada una de las evaluaciones realizadas, el ejercicio fue escoger, entre las distintas fuentes de información, las más pertinentes para lograr los objetivos planteados, como lo resume el cuadro Nº1. 7 El programa Familias de Acogida se constituye como un programa de cuidado alternativo, en donde una familia acogedora protege a un niño/a o adolescente que ha debido ser separado de su familia de origen por orden judicial, mientras se trabaja para buscar una familia deinitiva con la cual pueda vivir. 222 — Sebastián Bueno y Ángel Estrada Cuadro Nº1: Evaluaciones de la oferta programática de la red de protección y restitución de SENAME entre los años 2013 y 2015. Modalidad Tipo Evaluación Metodología Fuente de información PAS Procesos y resultados ¿Fue el programa diseñado 1.- Profesionales vinculados al con participación intersec- diseño de la línea. torial? 2.- Supervisores. 3.- Profesionales vinculados a la ¿Se propone integralidad intervención en proyectos. e intersectorialidad en el 4.- Usuarios, diseño? 5.- SENAINFO 6.- Carpetas individuales de re¿Contempla un presupues- gistro. to compartido intersectorialmente? FAE y FAS Procesos y resultados ¿Fue el programa diseñado 1.- Profesionales vinculados al con participación intersec- diseño de la línea. torial? 2.- Supervisores. 3.- Profesionales vinculados a la ¿Se propone integralidad intervención en proyectos. e intersectorialidad en el 4.- Usuarios, diseño? 5.- SENAINFO 6.- Carpetas individuales de re¿Contempla un presupues- gistro. to compartido intersectorialmente? IV. La experiencia de Evaluación en el Departamento de Protección y Restitución de Derechos Cuando hablamos de hacer evaluación a la oferta programática de SENAME, es necesario tener a la vista dos puntos fundamentales que tienen implicancias en la elaboración de instrumentos de recolección de información y en el trabajo de campo propiamente tal, ligados a la diversidad de realidades que se pueden encontrar. En primer lugar, y como ya se ha mencionado, la mayor parte de la oferta programática de SENAME es ejecutada por organismos privados, externos y debidamente acreditados que incorporan sus propias improntas, en los procesos de 223 — Parte 3 - Capítulo 2 Cuadro Nº1: Evaluaciones de la oferta programática de la red de protección y restitución de SENAME entre los años 2013 y 2015. Modalidad Tipo Evaluación Metodología Fuente de información RPM y REM PER Procesos y resultados. Cuantitativa y Cualitativa 1.- SENAINFO 2.- Carpeta de registro individual 3.- Documentación sobre la línea de intervención. 4.- Usuarios. 5.- Directivos y equipos de proyectos; 6.- Representantes de SENAME regional PRM Procesos y resultados. Cuantitativa 1.- Carpetas individuales de registro. 2.- SENAINFO. PPF Monitoreo de procesos y resultados. Cuantitativa y Cualitativa 1.- SENAINFO 2.- Usuarios 3.- Supervisores técnicos. 4.- Instrumentos de evaluación de CPM utilizados por proyectos 5.- Profesionales vinculados a la intervención en proyectos. PEC Línea Base. Cuantitativa 1.- SENAINFO 2.- Profesionales vinculados a la intervención en proyectos. intervención de los niños/as y adolescentes. Esto permite que los organismos colaboradores agreguen innovación desde su misión y pericia como institución. A su vez, signiica una capacidad de adaptación a las particularidades del territorio en que se ejecuta el proyecto relacionadas con características tales como: contextos multiculturales, vulnerabilidades sociales, distancias geográicas, entre otros. Tanto la innovación como la adaptación, pueden agregar variaciones a los procesos de intervención establecidos en las orientaciones técnicas, por las cuales se rigen las modalidades de intervención a nivel nacional. En segundo lugar, los programas que en el Servicio se diseñan, están orientados a un trabajo interventivo con población vulnerada en sus derechos y, por tanto, son casos que muchas veces tienen distintas aristas que deben ser tratadas y que de- 224 — Sebastián Bueno y Ángel Estrada penden de cada caso, del tipo de vulneración vivida y de las situaciones familiares, lo que tiende a complejizar el registro de las prestaciones entregadas. De este modo, al considerar que una de las principales fuentes de información para la evaluación cuantitativa fueron las carpetas individuales de registros de intervención, tal como se mencionó anteriormente, los dos puntos señalados se expresan en una diversidad de registros que es única para cada caso. Esto implica que fenómenos similares pueden ser registrados de distinta forma o que existen aristas que no en todos los casos van a estar presentes. Si bien es necesario y favorable que cada caso sea atendido de acuerdo a su realidad única, se genera como contrapartida una diicultad en cuanto a la elaboración de indicadores e instrumentos que utilicen esta fuente de información y que tengan como in evaluar la modalidad a nivel nacional. Así, uno de los desafíos del área de evaluación ha sido generar instrumentos únicos de recolección que permitan pesquisar la mayor cantidad de información posible, pero que a la vez tengan en consideración las variaciones relacionadas con la institución que ejecuta, la realidad territorial en la que se encuentra y las complejidades individuales de cada caso. De acuerdo con lo anterior, desde el área se ha intencionado realizar también aproximaciones cualitativas a los procesos y resultados de la modalidades, en la medida que dichas metodologías permiten obtener una mayor comprensión de los fenómenos a estudiar e indagar en las particularidades de los casos. De esta manera, se han abordado algunas temáticas con los niños, niñas y adolescentes y sus familias, que han sido atendidas por los programas de protección, y la perspectiva de los directores y equipos profesionales que ejecutan la intervención. No obstante, también existen diicultades asociadas a esta aproximación, que más allá de la metodología propiamente tal, tienen relación con la complejidad de las temáticas abordadas, especialmente cuando se abordan a los usuarios de los programas. De este modo, ha sido necesario, además del cumplimiento de estándares de ética en procedimientos de este tipo, ser cautelosos en la manera de aproximarse a los temas a tratar, con el in de no profundizar en puntos que puedan interferir en la intervención de la que están siendo sujetos –en el caso que se entreviste a niños/as y adolescentes vigentes en la red- y evitar rememorar eventos que ya hayan sido reparados o resigniicados –en el caso de entrevistas a niños/as y adolescentes egresados. El ejercicio constante ha sido pensar y buscar las metodologías y aproximaciones más apropiadas para cada evaluación, las que permitan conjugar la necesidad 225 — Parte 3 - Capítulo 2 de evaluar nacionalmente una oferta que innova y se adapta a las particularidades presentes en el territorio. En otras palabras, el ejercicio ha sido construir una mirada de lo nacional y local de manera simultánea, en el territorio. V. Ventajas de un instrumento de evaluación de la oferta para la red de protección y restitución de SENAME En el contexto de los procesos de evaluación realizados a los programas de la red de protección y restitución de SENAME, el desarrollo de un instrumento de evaluación orientado a la oferta y que permita evaluar la calidad de los sistemas, se constituye como un aporte para el quehacer del área de evaluación. En primer lugar, permitiría entregar información de determinados indicadores que son evaluados a partir de otras fuentes o que, eventualmente, no han sido medidos con anterioridad, siendo un relevante aporte para la evaluación tanto de las modalidades a nivel nacional, como de los proyectos a nivel territorial. Así, al ser un instrumento predictor del impacto de la intervención, se podrán enriquecer las evaluaciones y monitoreos desarrollados en el área y, con ello, la mejora continua de las modalidades de intervención. Además de lo anterior, el instrumento podría ser un aporte para los procesos ya existentes de autoevaluación de los proyectos, aportando a una mayor objetivación de los aspectos que los propios equipos profesionales evalúan de su gestión. De esta forma, el hecho de que el instrumento sea autoaplicado a través de una plataforma web, fortalece el desarrollo de buenas prácticas de participación y colaboración en los equipos. Por otra parte, si este instrumento fuera aplicado por todos los proyectos, contribuiría a aumentar el alcance de los monitoreos y evaluaciones realizadas, complementando la información ya disponible en Senainfo con datos especíicos de todos y cada uno de los proyectos que ejecutan la intervención. Así, sería un aporte en cuanto a tener una visión aun más acabada del funcionamiento de los proyectos. De este modo, el instrumento contribuiría a elaborar evaluaciones y monitoreos no solo más enriquecidos en cuanto al análisis que podría realizarse de los datos extraídos, sino también una evaluación que haga sentido en los equipos profesionales, en la medida que ellos mismos participarían activamente en la generación de datos e información para la toma de decisiones respecto a cambios o mejoras en los lineamientos técnicos de las distintas modalidades de atención. 226 — Sebastián Bueno y Ángel Estrada Referencias bibliográicas — SENAME, 2015. Catastro de la oferta programática de la red SENAME. Departamento de planiicación y control de gestión. Santiago, Chile: [s.n]. — SENAME, 2015b. Informe de resultados de monitoreo: evaluaciones de las competencias parentales y marentales en los programas de prevención focalizada (PPF). Área de evaluación, del Departamento de Protección de Derechos. Santiago, Chile: [s.n]. — SENAME, 2014a. Informe resultados línea base Programa Especializado con niños, niñas y adolescentes en situación de calle (PEC). Área de evaluación, del Departamento de Protección de Derechos. Santiago, Chile: [s.n]. — SENAME, 2014b. Informe inal de evaluación intervención especializada en niños, niñas y adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter sexual (PAS). Área de evaluación, del Departamento de Protección de Derechos. Santiago, Chile: [s.n]. — SENAME, 2014c. Evaluación modalidades residencias para Mayores (RPM) y residencias para mayores con programa de intervención (REM PER). Área de evaluación, del Departamento de Protección de Derechos. Santiago, Chile: [s.n]. — SENAME, 2014d. Evaluación programa familia de acogida modalidades simple y especializada. Área de evaluación, del Departamento de Protección de Derechos. Santiago, Chile: [s.n]. 227 — CAPÍTULO 3 APLICACIÓN DEL MODELO ISE EN EL CONTEXTO DE UNA EVALUACIÓN DE PROGRAMA SOCIAL: PROGRAMA PILOTO DE CUIDADOS A PERSONAS MAYORES Cristián Massad Torres1 Felipe Herrera Muñoz2 Resumen Muchos programas sociales buscan evaluar la gestión que se realiza y de aprehender la experiencia de los equipos ejecutores. Asimismo, una buena cantidad de programas sociales se implementan sin un proceso de diseño acabado, operando sobre la marcha y realizando mejoras a medida que se corrigen errores. Algunas veces, la sistematización de programas opera de manera sintética, como herramienta de seguimiento y evaluación. Dados los limitados alcances teórico-metodológicos de esta herramienta, no se cumplen los objetivos propuestos por los ejecutores, lo que impacta negativamente en las posibilidades reales de mejora de los programas y, en consecuencia, en la calidad de la oferta y en los resultados intermedios y inales de los programas. La sistematización se encuentra, desde los años 90s, muy arraigada en la “cultura operativa”, por lo que resulta difícil erradicarla del saber de los ejecutores. Además, no es posible negar la capacidad de este instrumento de recopilar, ordenar y describir la gestión y experiencia programática. El Índice Social de Efectividad, en el contexto de escasez de recursos humanos y inancieros con el que operan la mayoría de las instituciones y programas sociales -sobre todo aquellas orientadas a la atención de personas mayores- sumado a su capacidad de condensar información de gran riqueza a partir de la autoobservación 1 Sociólogo, Magister en Gobierno y Sociedad, Universidad Alberto Hurtado. Jefe Unidad de Estudios del Servicio Nacional del Adulto Mayor. Email: cmassad@senama.gov.cl 2 Sociólogo, Universidad Alberto Hurtado. Profesional Unidad de Estudios, Servicio Nacional del Adulto Mayor. Email: herrera@senama.gov.cl. Email: herrera@senama.gov.cl 228 — Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz -en base a indicadores- de los propios equipos, se perila como el instrumento idóneo para complementar e incrementar la calidad de las evaluaciones de programas sociales que se realizan. A continuación, se presenta una propuesta de complementariedad metodológica, en la cual se añade a la intención original de los operadores de realizar una sistematización, la posibilidad de generar, por una parte, una matriz de marco lógico, y por otra, de implementar el modelo ISe, complementando nuevos indicadores a los que se proponen en el modelo original. De esta forma, se busca ilustrar la utilidad y posibilidad práctica de aplicar este modelo a un contexto de evaluación recurrente en el quehacer de programas sociales. Antecedentes I. Programa a evaluar A continuación, se presentan antecedentes entregados por el organismo ejecutor del Programa Piloto. Se dará inicio a la primera fase del Programa de Cuidados, a través de una experiencia Piloto para un total de 100 familias de la comuna. Objetivo general Implementar el Programa Cuidados, a modo de piloto en la comuna, para brindar apoyo social y comunitario a 100 familias, personas mayores y mujeres que realizan labor de cuidados. objetivos especíicos — Brindar a las familias un servicio de apoyo concreto, de carácter social y comunitario, que complementa la tarea del cuidado de sus miembros mayores y de autocuidado para quienes cuidan. — Mejorar las condiciones en que se brindan los cuidados y calidad de los mismos que reciben las personas mayores. 229 — Parte 3 - Capítulo 3 — Abrir expectativas de un proyecto de vida más allá del cuidado a mujeres cuidadoras familiares. — Ofrecer una oportunidad de trabajo decente a mujeres que requieren incrementar sus ingresos familiares. — Explorar en materia de cuidados y dependencia en personas mayores una intervención concertada de la oferta pública y privada, centrada en las personas y las familias. El Programa se desarrolla a través de cuatro líneas de trabajo: Las dos primeras líneas de trabajo corresponden a servicios directos a la población: 1) Cuidados Domiciliarios para personas mayores con dependencia, para que las familias cuenten dos veces por semana en su casa con personal capacitado para prestar servicios de atención personal al mayor, en su higiene, movilidad, alimentación, actividades de la vida diaria en general, apoyo a la toma de medicamentos, acompañamiento, actividades de estimulación física y cognitiva. También atención a las necesidades domésticas de limpieza, lavado, cocina, etc. 2) Respiro a la Cuidadora, que será posible cada semana, mientras se realicen los cuidados domiciliarios y además, contempla su participación en grupos de autoayuda, talleres recreativos, entrega de información, apoyo para proyectar su vida más allá del cuidado y, si lo desea, habilitación para el mundo laboral futuro. 3) Mujer Cuidadora Formal, para ofrecer una oportunidad de trabajo decente a mujeres que requieren incrementar sus ingresos, proporcionándoles las condiciones laborales adecuadas, capacitación, formación continua, así como su acompañamiento. 4) Entorno Favorable, cuyo objetivo es transformar la materia de cuidados de los más frágiles en un asunto de la comunidad, mediante actividades tales 230 — Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz como: campañas en ferias y espacios públicos, vínculo con carabineros y bomberos, relación con las juntas de vecinos y sus líderes, trabajo con vecinos cercanos a las familias participantes del programa. El Programa se basa en la intervención concertada de Fundaciones, servicios públicos y privados existentes en el territorio. La responsabilidad de la implementación del Programa corresponde a las Fundaciones. Tabla 1: líneas de acción y beneiciarias/os. Beneiciarios Acciones a realizar Mujer Cuidadora Formal Mujeres en situación de vulnerabilidad que requieren trabajar - Habilitación para el mundo laboral. - Formación permanente especializada en cuidados domiciliarios. - Empleo formal y remunerado. Respiro a la Cuidadora Mujeres que realizan en forma permanente la labor de cuidado de familiar adulto mayor - Respiro semanal de sus tareas de cuidado. - Grupo de Autoayuda. - Talleres recreativos. - Habilitación para el mundo laboral. Cuidados Domiciliarios Personas mayores con dependencia que requieren cuidados domiciliarios. - Servicios relacionados con la atención personal, en la realización de las actividades de la vida diaria. - Servicios relacionados con la atención de las necesidades domésticas o del hogar: limpieza, lavado, cocina u otros. - Servicios relacionados con la atención socioeducativa: hábitos saludables, acompañamiento, actividades de ocio, estimulación física y cognitiva, pautas prescritas ante situaciones de conlicto en la familia Línea de Trabajo 231 — Parte 3 - Capítulo 3 II. Sistematización y evaluación La sistematización es una herramienta que tuvo su cenit de desarrollo en los años 90, que se utilizaba con mayor frecuencia en programas sociales, sobre todo por trabajadores sociales, a la hora de ordenar intervenciones con deiciencias en el conocimiento de su propio quehacer y que carecían de mecanismos de monitoreo, seguimiento y control. En tal sentido, la sistematización se fundamenta en la necesidad de ordenar, describir y dar cuenta de la gestión que se realiza (CIDE, 1993). El programa piloto de cuidados, por su parte, se plantea el objetivo de: “Contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas mayores vulnerables en una comuna de Santiago, que se encuentren en situación de dependencia moderada o severa y así favorecer su permanencia en el domicilio mediante la entrega de servicios de apoyo sociosanitario y cuidado domiciliario otorgado por mujeres que ejercerán el rol de cuidadoras formales” (Formulario de Proyecto presentado a SENAMA). Así, este Programa Piloto a Personas Mayores, que opera particularmente en dos barrios, plantea el logro de este objetivo a través de la ejecución de cuatro componentes: a) Cuidados domiciliarios a personas mayores en situación de dependencia. b) Respiro al cuidador familiar. c) Capacitación y trabajo para cuidadores formales. d) Entorno comunitario favorable para el cuidado. De esta manera, en el contexto de esta propuesta, se entenderá que la sistematización es el proceso que se orienta a: “recuperar lo que los equipos de trabajo del programa Piloto de Cuidados saben de su experiencia para poder comprenderla, interpretarla y comunicarla”. En consecuencia, la propuesta de sistematización que aquí que se plantea, se abocará a lo siguiente: 232 — Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz Propuesta de sistematización y evaluación, aplicando el modelo ISe I. Objetivo de la sistematización El objetivo que se plantea para la sistematización, en el marco de la presente propuesta, se aboca a “registrar de forma ordenada todos los aspectos relevantes asociados, tanto al origen del programa Piloto de Cuidados como a la gestión, recuperando el saber desde la experiencia de los equipos involucrados”. Para el logro y complemento de lo anterior, se propone la implementación de tres metodologías, que proveerán información acerca del diseño del programa, así como de la calidad de la oferta que se presta, evaluada por los propios equipos. II. Metodologías a implementar — Metodología 1: Marco Lógico El Marco Lógico es una herramienta de trabajo con la cual es posible examinar el desempeño de un programa en todas sus etapas. Permite presentar de forma sistemática y lógica los objetivos de un programa y sus relaciones de causalidad (Dirección de Presupuesto, 2009). De esta manera, todos los aspectos de diseño del programa Piloto de Cuidados, quedan objetivados en un único instrumento, susceptible de ser utilizado para monitorear y evaluar el programa en cualquier momento. Asimismo, resulta útil para evaluar si se han alcanzado los objetivos propuestos y para deinir los factores externos al programa que pueden inluir en su consecución. Si bien, el programa Piloto de Cuidados no ha sido diseñado con el método del Marco Lógico, se hace necesario, dada la naturaleza y los procesos que dieron origen al programa, realizar un ejercicio de reconstrucción de los distintos niveles de objetivos del programa (in, propósito, componentes), articulaciones y poblaciones con sus respectivos indicadores, que permitan hacer seguimiento, medir el nivel de logro alcanzado y, inalmente, establecer un diseño que sea posible de adaptar y replicar en otros contextos territoriales e institucionales. Dada la escasa información con la que se cuenta, para reconstruir el Marco Lógico del Programa, es necesario que la coordinación de los equipos de trabajo del 233 — Parte 3 - Capítulo 3 programa Piloto de Cuidados, provea información sobre el diseño del programa, a partir de la cual se generará el instrumento inal: Matriz de Marco Lógico. — Metodología 2: Entrevistas a Actores Claves Se trabajará en terreno, con informantes claves del programa, en pos de recabar la experiencia de los equipos en las etapas de planeación, coordinación, operación e implementación del programa Piloto de Cuidados. A partir de esta información, se generará un registro de los antecedentes particulares que dieron origen al programa, de las distintas metodologías de trabajo y articulación entre actores e instituciones, de las barreras y obstáculos y de aspectos relacionados con la ejecución de los 4 componentes del programa. De esta manera, se obtendrá un panorama acabado de “la historia” y el devenir del programa, que será útil para generar aprendizajes. Asimismo, el conocimiento generado a partir de la experiencia de los equipos, signiicará contar con un relato que solo es posible rescatar desde la práctica y la experiencia en un continuo, desde los inicios del programa hasta que éste se encuentra en régimen. — Metodología 3: Propuesta de Evaluación de la Calidad de la Oferta de Programas Sociales ISe3 Se entiende que la evaluación de la gestión de un programa y el monitoreo, seguimiento y evaluación- a nivel de la oferta generada o producto entregado- son fases que se encuentran mutuamente implicadas y que se retroalimentan constantemente. Bajo este precepto y considerando la escasez de recursos humanos y inancieros con los que operan la mayoría de las instituciones sociales, es que se propone un único instrumento que condense la información necesaria para complementar la sistematización de la experiencia del programa en cuanto a gestión y calidad. Como es posible anticipar, son los propios equipos, a través de las jefaturas, los que observan su quehacer y evalúan su gestión y los productos que entregan a los beneiciarios. De esta manera, para la implementación y éxito de esta metodología, se trabajará sobre tres supuestos: 3 Matus, Teresa y Cortez-Monroy, Fabiola, 2015 234 — Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz a) Capacidad de los equipos para observar la propia labor que desempeñan. b) Conianza y cohesión de los equipos de trabajo. c) Dada la necesidad de hacer seguimiento y monitorear la gestión, se requieren mediciones sucesivas de los indicadores, observando cómo se han implementado las mejoras y los cambios producidos. La evaluación auto-observada de la oferta, consiste en una serie de indicadores que abordan, en general, la evaluación sistemática de dos niveles de la intervención, a saber, la medición de resultados a nivel de producto y de resultados intermedios. a) Medición de los resultados a nivel de producto — Se usan principalmente técnicas cuantitativas. — Se usan indicadores de desempeño y de gestión. — Para cada atributo del producto se debe generar información, que permita construir indicadores y evaluar el resultado a este nivel. Existen varias alternativas de análisis: • Comparar el desempeño del programa respecto a sí mismo • Evaluar el resultado en función de las metas del programa • Comparar los resultados con estándares preestablecidos b) Medición de los resultados intermedios (centrado en la oferta) — Propone un modelo de gestión de calidad para programas sociales. — Se esperan resultados intermedios en programas que implican formación de capital humano o social. 235 — Parte 3 - Capítulo 3 — Indaga en beneicios efectivos. — El producto satisfacción de los usuarios se funda en estándares y no en mera percepción. — Utiliza técnicas de investigación mixta cualitativas y cuantitativas. — Establece un mapa de brechas entre complejidad / condiciones para la calidad de la oferta. Con la suma de a + b = se consigue una medición de efectividad social de la oferta. A su vez, La calidad de la oferta de los programas sociales está caracterizada por cuatro componentes de gestión: Intervención, equipos de trabajo, organizacional, y gestión tecnológica. Cada uno de estos componentes se traduce en una variable que está acompañada de determinados indicadores en escalas de Likert. III. Actividades a realizar Para la consecución del objetivo ya declarado de esta sistematización, se requiere llevar a cabo las siguientes actividades y tareas: Etapa 1: Momento “0” de la sistematización: Diseño del programa- Reconstrucción del Marco Lógico En la primera fase, es imprescindible que los equipos provean información de base acerca de los aspectos asociados al diseño del programa y que a su vez, permitirá el logro de las etapas siguientes. En este sentido, se debe proporcionar información actualizada y consolidada en relación a lo siguiente: a) Señalar si el programa Piloto de Cuidados se vincula a un sistema o conjunto articulado de programas de una determinada política pública o estrategia de gobierno. b) Indicar si el programa se complementa o complementará con otros programas o intervenciones de la misma institución ejecutora (Complementariedad a Nivel Interno). 236 — Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz c) Indicar si el programa se complementa o complementará con programas o intervenciones de otras instituciones o servicios públicos externos a la entidad ejecutora (Complementariedad a Nivel Externo) d) Describir el(los) problema(s) o necesidad(es) principal que el programa intenta resolver. e) Señalar en qué medida este programa permitirá resolver el problema planteado. Se deben considerar programas existentes que tratan de abordar el mismo problema, señalando las ventajas que tiene este nuevo programa respecto de otros que poseen los mismos objetivos. f) Indicar el Fin del programa, entendido como el objetivo de política pública al que contribuye el programa para solucionar el problema planteado. g) Indicar el Propósito del programa, entendido como el objetivo especíico o resultado directo que el programa espera obtener en los beneiciarios. h) Población objetivo del programa, entendida como aquella que está afectada por el problema o necesidad identiicada. Se debe explicitar la metodología utilizada para estimar la población potencial. Se deben señalar las variables, criterios de focalización, y fuentes de los datos. i) Indicar la población objetivo del programa, entendida como la población que será atendida. La población objetivo puede ser igual a la población potencial o un sub-conjunto de ésta. j) Descripción de los componentes del programa: Indique el nombre de los componentes y describa brevemente cada uno, identiicando cuál es el bien o servicio provisto al usuario inal. k) Señalar los criterios de egreso del programa. Etapa 2: Levantamiento de información desde los equipos Se llevarán a cabo entrevistas y grupos de discusión con los responsables de cada uno de los aspectos del programa, tanto de la institución ejecutora como de otras 237 — Parte 3 - Capítulo 3 vinculadas a ésta, para conocer la experiencia de planeación, coordinación, operación e implementación del programa Piloto de Cuidados. Es posible que cada informante ejerza más de un rol en el programa, en tal caso, en la entrevista se abordarán todos los aspectos en los que el sujeto intervenga. Los actores claves a entrevistar y que participarán de los grupos de discusión son los siguientes: a) Equipo de Servicios Públicos. b) Equipo de Fundaciones asociadas al Programa Piloto. c) Encargados de los distintos estamentos de la Municipalidad involucrados en el programa. d) Encargados de cada uno de los componentes del programa. Las tareas a realizar para el logro de esta etapa son las siguientes: — Deinición del tipo y pauta (preguntas) de la entrevista. — Deinición de muestra de personas mayores y de informantes claves a entrevistar. — Deinición de protocolo de la entrevista. — Preparación de las entrevistas. — Aplicación y grabación de las entrevistas. — Transcripción de las entrevistas. — Análisis y discusión de resultados (entrevistas y grupo de discusión con entrevistadores). — Elaboración de informe de las entrevistas realizadas. 238 — Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz Etapa 3: Evaluación Auto-observada de la Efectividad Como ya se ha señalado, cada componente del Índice Social de Efectividad cuenta en su interior con una serie de indicadores objetivos, los cuales proveen información acerca del desempeño y la gestión del programa. Los momentos de observación respecto a cada indicador dicen relación con el devenir de los componentes y la programación de cada una de las actividades, en tal sentido, serán los propios equipos, quienes determinen el momento idóneo para medir cada uno de los indicadores. Así, se propone que las jefaturas o coordinaciones de los equipos involucrados deben auto-observar la gestión de los distintos componentes, al menos, en las siguientes fases de la intervención: 1) Al inicio y puesta en marcha: al cuarto “momento” de la etapa de Vínculo Familia-Cuidadora formal y luego del momento de respiro. 2) Al cuarto “momento” de respiro efectivo y de cuidados domiciliaros. 3) Al octavo momento” de respiro efectivo y de cuidados. 4) Al término de la etapa de habilitación de Cuidadoras Formales. 5) Al término de la etapa de capacitación de Cuidadoras Formales. 239 — Parte 3 - Capítulo 3 Matriz de Indicadores para Evaluación Social de Efectividad del Programa Piloto de Cuidados VARIABLE Capacidad de gestión del equipo en la intervención DEFICIENTE INSUFICIENTE SUFICIENTE Nivel de caliicación del equipo de trabajo Objetivos del programa El nivel de caliicación de equipo de trabajo está ajustado en menos del 30% de los objetivos del programa El nivel de caliicación del equipo está ajustado entre un 31% y un 59% de los objetivos del programa. El nivel de caliicación del equipo está ajustado entre un 60% y un 74% de los objetivos del programa. Consideración de estándares técnicos Propuestas de la intervención El programa considera estándares técnicos en menos del 30% de las propuestas de intervención del programa. El programa considera estándares técnicos entre un 31% y un 59% de las propuestas de intervención del programa. El programa considera estándares técnicos entre un 60% y un 74% de las propuestas de intervención del programa. Grado de autonomía del equipo de trabajo para ajustar las dimensiones estratégicas del programa. El equipo de trabajo puede hacer ajustes parciales en menos del 30% de las dimensiones estratégicas. El equipo de trabajo puede hacer ajustes parciales entre un 31% y un 59% de las dimensiones estratégicas del programa. El equipo de trabajo puede hacer ajustes parciales entre un 60% y un 74% de las dimensiones estratégicas del programa. Grado en que el equipo de Los usuarios tienen potrabajo posibilita la parti- sibilidad de participar en cipación de los usuarios menos de un 10% en las dimensiones estratégicas del programa. Los usuarios tienen la posibilidad de participar de un 11% a un 29% en las dimensiones estratégicas del programa Los usuarios tienen la posibilidad de participar de un 30% a un 49% en las dimensiones estratégicas del programa Conformación del equipo El equipo de trabajo a de diseño/experiencia cargo del diseño está conformado por instituciones que no tienen experiencia en el trabajo con personas mayores El equipo de trabajo a cargo del diseño está conformado por instituciones que tienen una mínima experiencia en el trabajo con personas mayores (1 años o menos). El equipo de trabajo a cargo del diseño está conformado por instituciones que tienen de 3 a 5 años de experiencia en el trabajo con personas mayores. Actividades diseño/tiem- No se ha dedicado tiem- El tiempo dedicado a la El tiempo dedicado a la po dedicado po a la tarea de diseño tarea de diseño es insu- tarea de diseño es suiiciente ciente para establecer una propuesta consistente y ordenanda para el cumplimiento del objetivo general del programa. 240 — Cristián Massad Torres y Felipe Herrera Muñoz VARIABLE Capacidad de gestión del equipo en la intervención MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA Nivel de caliicación del El nivel de caliicación del equipo equipo de trabajo está ajustado entre un 75% y un 89% de los objetivos del programa. Objetivos del programa El nivel de caliicación del equipo está ajustado en un 90% o más de los objetivos del programa, permitiendo hacer innovaciones en ellos Consideración de estándares técnicos Propuestas de la intervención El programa considera estándares técnicos entre un 75% y un 89% de las propuestas de intervención del programa. El programa considera estándares técnicos en un 90% o más de las propuestas de intervención del programa. Grado de autonomía del equipo de trabajo para ajustar las dimensiones estratégicas del programa. El equipo de trabajo puede hacer El equipo de trabajo puede hacer ajustes parciales entre un 75% y ajustes innovadores en más de un un 89% de las dimensiones estra- 90% de las dimensiones estratégitégicas del programa. cas del programa. Grado en que el equipo de Los usuarios tienen la posibilidad trabajo posibilita la parti- de participar de un 50% a un 69% cipación de los usuarios en las dimensiones estratégicas del programa Los usuarios tienen la posibilidad de participar en más de un 70% a en las dimensiones estratégicas del programa Conformación del equipo El equipo de trabajo a cargo del de diseño/experiencia diseño está conformado por instituciones que tienen una experiencia de 6 a 8 años en el trabajo con personas mayores. El equipo de trabajo a cargo del diseño está conformado por instituciones que tienen más de 9 años de experiencia en el trabajo con personas mayores . Actividades diseño/tiem- El tiempo dedicado a la tarea po dedicado de diseño fue el suiciente para abordar el objetivo general así como todos los componentes del programa. El tiempo dedicado a la tarea de diseño fue el óptimo para abordar el objetivo general, los componentes, así como todas las actividades del programa, asegurando la ejecución en los tiempos programados. 241 — Parte 3 - Capítulo 3 Referencias bibliográicas — Martinic, Sergio; Walker, Horacio (1987) “La Relexión Metodológica en el Proceso de Sistematización de Experiencias de Educación Popular En Cadena, Felix y otros. La Sistematización en los Proyectos de Educación Popular. Santiago: CEAAL, pp. 7 - 34. — Matus, Teresa y Cortez-Monroy, Fabiola (2015). Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales. FONDEF, (Documento aún no publicado). — Dirección de Presupuesto, Gobierno de Chile (2009). Metodología para la Elaboración de Matriz de Marco Lógico. Recuperado de http://www.dipres.gob.cl/594/ articles-111762_doc_pdf_Metodologia.pdf — Santibáñez, Erika; Cárcamo, María Eugenia (1993). Manual para la Sistematización de Proyectos. Santiago: CIDE. 242 — CAPÍTULO 4 INNOVACIÓN SOCIAL: LA CLAVE PARA PENSAR LA POLÍTICA PÚBLICA Y LOS PROGRAMAS SOCIALES EN MATERIA DE MIGRACIÓN EN CHILE Claudia Silva Dittborn1 Resumen El presente artículo consta de tres momentos. En el primero, se analiza la noción de innovación social y se establecen tres tipos de conceptualizaciones que sostienen proyectos ético-políticos de intervención social distintos. El primer tipo de corriente de innovación social se asimila a la noción de innovación tecnológica, donde lo que se busca es la mejoría de un producto o servicio social. El segundo tipo de deinición de innovación social, involucra la idea del fortalecimiento democrático a través de la innovación; y la tercera corriente, apunta a lograr una sociedad más justa y sostenible a través de la innovación social. En el segundo momento, analiza la política pública chilena en materia de migraciones en relación a las distintas concepciones de innovación social anteriormente deinidas. El tercer momento analiza los programas sociales dirigidos a población migrante en torno a las tipologías de innovación mencionadas y analiza las potencialidades del instrumento ISe para que la intervención positiva de los programas sociales los vuelva realmente efectivos. 1 Dr. Phil en Sociología Universidad de Bonn. Trabajadora Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Académica Escuela de Trabajo Social Pontiicia Universidad Católica de Chile. Co investigadora Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: csilvad@uc.cl 244 — Claudia Silva Dittborn La innovación social La noción de innovación social puede ser pertinente de usar en términos de política pública y programas sociales, pues ella remite a modos nuevos de hacer o modos mejorados de hacer y renovar productos, servicios o procesos. La noción de innovación social existe desde hace mucho en la literatura, pero es en períodos de crisis económica donde este concepto ha adquirido mayor relevancia para enfrentar la entrega de productos o servicios sociales a menor costo y de manera más eiciente. Así, según Gillwald (2000), en Alemania en 1970 el concepto adquirió relevancia producto de la recesión interna. En la actualidad, el concepto de innovación ha estado cada vez más presente en distintos ámbitos públicos, como la educación y la investigación. Vemos, por ejemplo, que en distintas universidades a nivel nacional e internacional se han creado centros en torno a la temática. Esto reairma el creciente interés por la innovación. De hecho, actualmente los gobiernos invierten grandes cantidades de dinero en inanciar ideas y proyectos innovadores. Esto se explica, según distintos autores, por las crisis económicas que han venido atravesando los países. Así, si bien la noción de innovación social existe desde hace alrededor de cien años en la literatura, Gillwald (2000), Howaldt y Schwarz (2010) señalan que la importancia de la innovación social en los últimos años radica en que “los problemas han cambiado radicalmente y se han intensiicado en sintonía con el drástico aceleramiento del cambio en la economía, la sociedad y la cultura y la creciente conciencia con respecto al limitado potencial que tienen las innovaciones tecnológicas, los sistemas establecidos y las rutinas-de-resolución-de-conlictos para resolver problemas… Con el paso de una sociedad industrial a una economía del conocimiento y el servicio… se está llevando a cabo un “cambio de paradigma del sistema de innovación” (Bullinger 2006 , p . 14 ) que a su vez está cambiando la relación entre la innovación tecnológica y social. Donde la innovación se dirigió previamente a los avances en las ciencias naturales y la ingeniería mecánica para crear nuevos productos y procesos, la innovación social ganará importancia en el futuro” (Traducción propia. Howaldt y Schwarz, 2010: 6,7). A pesar de la gran importancia que ha adquirido la innovación social y lo frecuentemente que se utiliza el término, hablar de innovación social no es tarea fácil. Ya que, como todos los conceptos que discutimos normalmente en las ciencias sociales, la innovación social no es un concepto unívoco. Existen muchísimas 245 — Parte 3 - Capítulo 4 nociones de innovación social, que apuntan a cosas distintas. Así, si intentáramos comprender de qué se habla cuando se reiere a innovación, podríamos distinguir al menos tres corrientes. La primera responde a nociones más “tradicionales” de innovación social, que la acercan a la innovación tecnológica. En este tipo de conceptualización de innovación social, el pilar fundamental de la innovación radica en un modo de hacer más eiciente o con menos recursos. Donde lo que diferencia la innovación social de la innovación tecnológica es que el bien o servicio que se produce es para beneicio social (Phills, Deiglmeier, Miller 2008; Mulgan, Tucker, Ali, Sanders,2007). Un ejemplo de este tipo de concepción de innovación social es la deinición que hace Bureau of European Policy Advisers (BEPA). “la innovación se reiere a la capacidad de crear e implementar ideas novedosas (…) que entregan valor, donde lo social reiere al tipo de valor que la innovación pretende entregar: un valor que está menos preocupado de la ganancia y más preocupado de temas como la calidad de vida, solidaridad y bienestar en el sector de los servicios sociales. Innovación social signiica nuevas prácticas, políticas y procesos para enfrentar necesidades sociales y agregar desafíos sociales mejorando la entrega, disponibilidad, calidad y efectividad de lo existente” (Traducción propia. Citado en Social Services Europe, 2012: 4). Un segundo tipo de deinición de innovación involucra la idea de la participación ciudadana en la formulación de la innovación, ya sea en el surgimiento de una nueva idea o en el mejoramiento del producto o servicio. En este tipo de conceptualización, se debe contemplar la participación ciudadana y el empoderamiento de la población para poder hablar de innovación. Un ejemplo de este tipo de deinición es la elaborada por la CEPAL (Hopenhayn), donde la innovación social se deine como “Nuevas formas de hacer las cosas, nuevas formas de gestión… que permitieran mejores resultados que los modelos tradicionales, que fuesen costo eicientes y muy importante, que promovieran y fortalecieran la participación de la propia comunidad y los beneiciarios, convirtiéndolos en verdaderos actores de su propio desarrollo y por lo tanto fortaleciendo la conciencia ciudadana y con ello la democracia de nuestra región” (citado en Escuela de Administración UC, 2012:23). 246 — Claudia Silva Dittborn Una tercera corriente asocia la noción de innovación social, entre otros elementos, a la justicia social y la sustentabilidad. Es decir, existen procesos, leyes, productos o planteamientos que se consideran innovadores, pues aportan de manera novedosa a la justicia social y al cuidado del medio ambiente. Un ejemplo de este tipo de deinición de innovación es la del Centro de Innovación Social de la Universidad de Standford, para quienes la innovación social es: “una solución novedosa a un problema social, que es más eicaz, eiciente , sostenible o justa que la solución existente y para la que el valor creado se dirige primariamente a la sociedad en su conjunto y no a individuos privados. Una innovación social puede ser un producto, un proceso de producción, o una tecnología (como la innovación en general ), pero también puede ser un principio, una idea, una pieza de legislación, un movimiento social, una invención, o una combinación de ellos” (Traducción propia. Phills et al 2008: 39). 247 — Parte 3 - Capítulo 4 Gráico 1: Tres tipos de deiniciones de innovación social: Fuente: Elaboración propia La elección de alguno de estos tipos de deinición de innovación tiene consecuencias directas sobre la práctica que se implementa, pues los resultados varían. Mientras en la primera se espera eiciencia, en la segunda corriente se espera fortalecer ciudadanía y en la tercera favorecer la justicia social y la sostenibilidad. Un programa que deina mejorar un producto o servicio deberá implementar una innovación muy distinta a la de aquel que pretende favorecer ciudadanía o aumentar la justicia social. Como se puede apreciar, estos tres tipos de deiniciones llevan a proyectos ético-políticos muy distintos. En lo que sigue, abordaremos nuevamente este punto. Es necesario mencionar, además, que la noción de innovación no ha encontrado siempre una buena acogida, pues es mirada con sospecha por algunos autores, que 248 — Claudia Silva Dittborn sostienen que ella podría contener ciertos peligros. Otto y Laino, señalan que bajo el concepto de innovación se puede esconder la idea de la mera reducción de costo, sin pensar en justicia social, equidad ni sustentabilidad2 “Social innovation should not be used as a ire extinguisher in times of crisis or to further marketwise social needs. Such an approach could easily turn social innovation into a means to drive competitiveness and reduce costs instead of a response designed to better meet social needs and achieve active inclusion.” (Otto y Laino, 2012: 1). Esta reducción de costo “innovadora” en productos o servicios sociales, paradójicamente conlleva el peligro de que podría ser realizada, precisamente, a costa de procesos democráticos o fomentos de la justicia social, por lo que puede en ocasiones resultar perversa. Otro peligro en la noción de innovación social radicaría, según Albornoz (2013), en que ella puede transformarse en un hacer eurocentrista que no contemple los saberes propios y los procesos de modernización particulares de América Latina. El autor plantea que la traslación de políticas de innovación hacia América Latina fueron adoptadas imitando patrones extranjeros que muchas veces no recogían la particularidad del continente. Para que la dinámica de la innovación pueda allanar el camino a la equidad social, se requieren nuevos desarrollos teóricos y marcos conceptuales. “La innovación entraña el propósito de mejorar la competitividad de las empresas mediante la incorporación, no solamente de tecnologías avanzadas, sino de conocimientos de distinto tipo...Venía rodeada, eso sí, de una carga valorativa que la presentaba como el instrumento más apto para solucionar dos de los grandes problemas latinoamericanos: la transformación de la estructura productiva y el aumento de la equidad social. La hipótesis básica de este trabajo es que no se relexionó adecuadamente acerca de lo que ocurriría al adoptar instrumentos creados en economías en las que existe una fuerte demanda de nuevos conocimientos y se los traslada a contextos económicos en los que tal demanda es muy escasa o nula y la sociedad tiene un amplio sector de su población con necesidades básicas insatisfechas. En la mayoría de los países latinoamericanos generalmente cambiaron el ropaje de las tradicionales políticas de ciencia y tecnología fortaleciendo, paradójicamente, el viejo modelo lineal al que se denostaba” (Albornoz, 2013: 112). 2 Esto, desde la primera noción de innovación anteriormente presentada, es perfectamente posible. 249 — Parte 3 - Capítulo 4 De esta manera, una política pública innovadora en América Latina no puede desconocer las especiicidades y formas de conocimiento propias del continente. Como mencionamos anteriormente, y como se puede apreciar en los discursos de distintos autores, la noción de innovación, además de ser diversa no es políticamente inocente. Hablamos de cosas muy distintas si pensamos que innovar es mejorar un producto social o si pensamos que innovar es apuntar a la justicia social. Es por ello que cualquier conceptualización sobre innovación social no da lo mismo, menos si pensamos en la política pública o el qué hacer de programas sociales. Detrás de cada deinición de innovación hay una visión ético-política del tipo de sociedad que estamos modelando. Si la innovación social es mejorar un producto o servicio, ella no representa en absoluto un cambio social, pues no afecta la estructura, aunque pueda ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas en algunos aspectos concretos. Si, por el contrario, creemos que la innovación social debe aportar al fortalecimiento democrático, nuestra política o programa social deberá generar acciones para, precisamente, fortalecer la red social y el ejercicio de ciudadanía. Por otro lado, si pensamos que la innovación social apunta a la creación de una sociedad más justa y sostenible, no sólo deberemos fortalecer la ciudadanía, sino también generar acciones para la toma de conciencia respecto del problema medio-ambiental y las estructuras sociales que impiden el justo acceso de todas y todos a los beneicios de las sociedades contemporáneas. En términos de política pública, sostenemos que el tipo de conceptualización de innovación de la primera corriente mencionada es absolutamente insuiciente. Las políticas sociales deben tener como umbral mínimo el enfoque de derecho, con lo que el segundo tipo de conceptualización es un imperativo, aunque sostenemos que el horizonte al que debiera aspirar toda política pública es la justicia social y la sostenibilidad. Si nos referimos a la política pública en materia de migración o a los programas sociales que abordan la temática en Chile, esto se hace aún más evidente, ya que no es lo mismo pensar que innovación social es que los inmigrantes tengan acceso más rápido a visas o que innovación social es contar con normativas y prácticas que garanticen que los derechos de todas y todos los migrantes sean respetados. Para profundizar en este aspecto, en lo que sigue nos referiremos con mayor detalle a la política pública en materia de migración existente en Chile y al trabajo realizado por algunos programas sociales. 250 — Claudia Silva Dittborn Política Pública y Migración en Chile En el caso de políticas públicas en materia de migración en Chile, podemos airmar que la necesidad de innovar es urgente, pues nuestro marco regulatorio es el más antiguo de la región. Se trata del DL 1094 del año 1975 que fue creado bajo una lógica de seguridad pública y que no responde a los desafíos de la migración contemporánea, pues de lo que se trataba era de contener eventuales lujos migratorios al país por considerarlos “peligrosos” para el régimen imperante. Los procesos migratorios actuales demuestran que la contención de lujos migratorios es absolutamente imposible, aunque muchos Estados se esmeren testarudamente en esa idea, creando todo tipo de barreras, tanto físicas como políticas, que lo único que alimentan es el crecimiento de la migración irregular y la proliferación de maias de tráico de personas. La realidad contemporánea nos demuestra que la única forma que los Estados tienen de administrar positivamente los procesos migratorios, es favorecer la regularidad de los mismos. Por lo tanto, la primera innovación que se requiere, tanto para la ley de migraciones nacional como para las regulaciones de muchos países, es un giro en la mirada: pasar de la idea de un migrante sospechoso y usurpador de beneicios sociales, a la idea (empíricamente comprobable) de un migrante como potencial de desarrollo económico y social y un aporte cultural para los países de acogida. Esta es condición sine qua non para poder implementar un tipo de política pública innovadora en materia de migración. Sin ello, cualquier cambio que se realice responde a ajustes que no llevarán a la transformación requerida. En este sentido, quisiéramos mencionar que si bien la ley actualmente vigente es antigua, ha habido procesos tendientes a “parchar” aspectos cruciales para mejorar la calidad de vida de los inmigrantes. Parte de esos “parches” los contienen el decreto presidencial número 9 y distintos convenios de administración pública que buscan mitigar los problemas de acceso a educación de niños inmigrantes con independencia de la situación migratoria de sus padres, la falta de cobertura de salud a migrantes embarazadas y niños, niñas y adolescentes menores de dieciocho años en condición irregular y la falta de acceso a jardines infantiles. Adicionalmente, el Departamento de Extranjería ha impulsado recientemente nuevas reformas en términos de las visas existentes (para adecuarlas al escenario contemporáneo) como son la visa temporaria por motivos laborales y la visa temporaria por unión civil, la eliminación de la categoría de transeúntes para hijos de extranjeros en condición 251 — Parte 3 - Capítulo 4 irregular y la eliminación de sanciones menores, entre otras materias. Todos estos cambios apuntan a mejorar la calidad de vida de las personas, pero no responden a procesos que pudiésemos caliicar de innovadores, pues mantienen la estructura intocada. En el mejor de los casos algunos de ellos podrían responder a la noción tradicional de innovación en la medida que aceleren procesos o entreguen productos más eicientemente o a la segunda corriente en tanto justiican los cambios de los procesos en el enfoque de derechos. Además de estos cambios, hubo otro intento de reestructuración de la política pública que es la nueva propuesta de legislación migratoria presentada por la administración de Sebastián Piñera. Dicho proyecto ha sido ampliamente cuestionado en función de su apuesta ético-política, pues concibe a los inmigrantes como capital humano (económico) y no necesariamente como garantes de derecho. En deinitiva, se le critica al proyecto su enfoque economicista y la falta de perspectiva de derechos. En este sentido, dicho proyecto podría también, en el mejor de los casos responder a un tipo de deinición tradicional de innovación, en la medida que vuelve más eicientes algunos procesos o servicios. Es así como se demuestra que una modiicación de la ley, no necesariamente signiica innovar socialmente en materia de gestión migratoria. Cabe preguntarse, entonces, qué elementos debería contemplar la legislación y la política pública chilena en materia de innovación. ¿Queremos sólo hacer que el proceso burocrático sea más eiciente o queremos una política que aporte una nueva visión sobre el fenómeno, que se base en el enfoque de derechos y que apueste a una sociedad más justa? Desde nuestro punto de vista, lo que se necesita en materia de migración es un tipo de innovación social que apunte a la justicia social. En este sentido, necesitamos una política pública que pueda observar la migración de manera positiva, desde lo que signiica el aporte laboral, social y cultural de los inmigrantes. Para, de esa manera, garantizar que se respeten los derechos de las y los inmigrantes en todas sus dimensiones y inalmente propender a una sociedad más justa, que reconozca la movilidad humana como factor constituyente de las sociedades contemporáneas. Para que ello sea posible, es necesario que la política pública no sea pensada sólo por las cúpulas, sino que incluya desde su concepción a los funcionarios, a la sociedad civil organizada y a los migrantes. Esto, pensamos, podría caliicarse como un modo innovador de pensar y/o gestionar la política pública migratoria. 252 — Claudia Silva Dittborn En este sentido, compartimos con Morales que la innovación social en servicios sociales requiere “cooperación a nivel micro, es decir, de acción colectiva implicada en la iniciativa, nivel elevado de relaciones intracomunitarias, como de cooperación entre instituciones públicas (con credibilidad y eiciencia) y una ciudadanía articulada y organizada a nivel macro” (Morales, 2009: 157). ¿Pero qué hacer mientras esa política pública logra salir a la luz? Los programas sociales tanto de la sociedad civil como de los municipios han ido generando experiencias positivas e innovadoras en materia de migraciones. Los programas sociales en materia de migración En términos de las migraciones podemos observar que existen programas desde organizaciones confesionales y desde los municipios3 que han querido hacerse cargo de la labor de ayudar a la integración de los inmigrantes en Chile. Todos ellos se plantean frente al fenómeno de las migraciones desde el enfoque de derechos. Entre las principales tareas de los programas está ayudar en los procesos de orientación y regularización de la situación legal de inmigrantes. Debido al anacrónico sistema de visas, los inmigrantes que no cuentan con un trabajo no pueden acceder a una visa de residencia desde sus países de origen, lo que implica que deben llegar a Chile como turistas y una vez que hayan obtenido empleo en el país, pueden cambiar su visa a una laboral. Todo este proceso resulta lento y engorroso y son los programas sociales quienes se han hecho cargo de guiar a los inmigrantes. Otra tarea común en los programas sociales es ayudar a aquellos inmigrantes que han entrado de manera irregular en temas jurídicos, pues en ese caso la regularización de la condición de estadía no resulta nada fácil. Es siempre más conveniente para los inmigrantes ingresar como turistas que hacerlo de manera clandestina, pero muchas veces la arbitrariedad del control fronterizo obliga a los inmigrantes a buscar alternativas de ingreso. Un tercer tema que los programas sociales suelen abordar es la incorporación al mercado laboral, algunos tienen bolsas de trabajo, algunos ofrecen capacitaciones especíicas, otros hacen talleres de apresto laboral e incluso algunos realizan talleres de competencias interculturales para facilitar la inserción laboral y social de los 3 Ver dos ejemplos de programas municipales exitosos en http://gestionmunicipal.cl/wp-content/ uploads/2015/08/migrantes.pdf 253 — Parte 3 - Capítulo 4 inmigrantes. Todas estas actividades responden de manera positiva a la necesidad de integración laboral de los extranjeros. Un cuarto tipo de necesidad que algunos programas afrontan es el acceso a salud, realizando capacitaciones a funcionarios de consultorios y otros organismos de salud y ayudando a inmigrantes a lograr cumplir con su derecho de acceso a salud. Lo mismo ocurre con acceso a educación, se ayuda a que los inmigrantes efectivamente puedan enviar a sus hijos a las escuelas y también se trabaja sobre los temas de discriminación en el entorno escolar. Otro ámbito de acción dice relación con el reconocimiento a la cultura y las tradiciones de los inmigrantes, ya que se favorece la organización de actividades que ayuden a mantener su cultura. En esta misma línea, algunas organizaciones favorecen la asociatividad entre inmigrantes, pues comprenden que una sociedad civil organizada es la mejor manera de luchar por derechos colectivos. Adicionalmente, algunas instituciones realizan trabajos tendientes a la capacitación de funcionarios públicos y municipales para el trabajo con población migrante. Todas estas acciones son políticas en su esencia, buscan hacer valer los derechos de todos los y las migrantes. Algunas de estas acciones pudieran ser caliicadas de innovadoras en tanto hacen prevalecer en enfoque de derechos, aceleran procedimientos y mejorar los servicios existentes. Todo el trabajo desarrollado por los programas sociales se considera realmente positivo. Sin embargo, cabe preguntarse ¿Serán las innovaciones sociales por ellos realizadas realmente efectivas? Si bien, favorecen la integración de inmigrantes, postulamos que los programas no cuentan con los recursos que se requieren para transformarse en innovaciones sociales realmente efectivas. El instrumento ISe y la búsqueda de efectividad en los programas sociales Si se toman en consideración los indicadores del instrumento innovación social efectiva y se los pone en relación con las intervenciones realizadas por buenos programas sociales tanto desde las ONG como el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y el Centro de Atención Integral al Migrante (CIAMI) como desde los municipios como la I. Municipalidad de Quilicura y la I. Municipalidad de Recoleta; podemos dar cuenta de que el enfoque de derechos está presente y el accionar se condice con el proyecto ético-político que se declara. El trabajo en red también es un aspec- 254 — Claudia Silva Dittborn to que suele funcionar adecuadamente. Sin embargo, los programas usualmente adolecen de distinción de clúster de usuarios. Por ejemplo, se cuenta con misma oferta de empleo con independencia del grado de caliicación de los inmigrantes que buscan empleo. Así, las mujeres que reciben ayuda para la colocación en casa particulares, reciben siempre la misma oferta de empleo, independientemente de si se trata de mujeres con enseñanza escolar incompleta o de mujeres con títulos universitarios. Esto, planteamos, resulta paradójicamente un acción en contra del derecho de todas las personas (incluidos los extranjeros) de poder hacer uso de su capital educacional. También vemos que la oferta suele ser la misma para todo tipo de nacionalidades, a excepción de los cursos de español destinados a inmigrantes que no manejan la lengua. Una oferta homogénea culturalmente, resulta poco efectiva cuando los sujetos con quienes trabajamos escapan al imaginario sobre el cual se creó la oferta. En términos de los equipos de trabajo y el funcionamiento organizacional, se suele observar niveles de caliicación adecuado por parte de los funcionarios. Sin embargo, existe una proporción absolutamente inadecuada entre la cantidad de funcionarios y la población que requiere de atención. Es así que muchas veces el trabajo puede resultar inefectivo no por falta de caliicación, sino por falta de tiempo. La escasez de funcionarios no permite realizar las intervenciones adecuadamente en términos de preparación y seguimiento. Esta falta de tiempo también se traduce en la escasa oportunidad de los profesionales de seguir estudiando el tema y observar cómo se trabaja a nivel internacional, para así establecer relaciones y comparaciones que impidan tener que atravesar procesos de “aprendizaje doloroso” en la medida que se cometen errores que ya han sido observados y superados a nivel internacional. El grado en que las organizaciones involucran a los usuarios en la toma de decisiones es disímil. Donde, desde nuestra perspectiva, para que una innovación social resulte efectiva debe siempre incorporar el punto de vista de los sujetos y el punto de vista de los funcionarios, ojalá a nivel decisional, en la realización de ajustes. Un tema particularmente difícil es el de los recursos. Las organizaciones cuentan con recursos ijos y estables para su trabajo, pero que resultan insuicientes para perfeccionar la calidad de la oferta. A esto se suma la diicultad de adicionar recursos que presentan los programas, ya sea por falta de competencias en la materia, como por falta de tiempo. 255 — Parte 3 - Capítulo 4 Otro “cuello de botella” se encuentra en los registros. Normalmente los programas adolecen de sistemas informáticos que permitan analizar la información y cruzar variables, para poder comprender verdaderamente como se está desarrollando el fenómeno y ajustar la oferta. Como se puede apreciar, si bien el trabajo realizado es positivo y de gran valor, para obtener resultados efectivos es absolutamente necesario invertir en calidad de la oferta. Así, es necesario recalcar, que el buen trabajo de unos pocos, un enfoque correcto y hasta un trabajo político intenso no bastan para que el trabajo realizado por los programas sea realmente efectivo. Se requiere de voluntad en serio, por parte de los sostenedores, ya sean estos ONGs o municipios, de “ponerse la mano en el bolsillo” y dotar de las herramientas necesarias para una buena gestión. Como trabajadores sociales podemos airmar que si la pobreza no se ha superado no es por falta de mentes abocadas a investigar en cómo solucionar las graves situaciones a las cuales se enfrentan muchos ciudadanos. Uno de los problemas principales (junto con la falta de instrumentos de medición que observen la oferta) es que no se ha puesto a disposición de los programas sociales los recursos tanto humanos como materiales que se requieren para un trabajo efectivo. El instrumento ISe es nuestra apuesta, creemos verdaderamente que un programa que se centre en evaluar su oferta y que logre mostrar a los sostenedores la calidad de su trabajo y lo que realmente hace falta en materia de recursos, podrá desarrollar una labor de manera efectiva. 256 — Claudia Silva Dittborn Referencias bibliográicas — Albornoz, M. (2013) Innovación, equidad y desarrollo latinoamericano http://is- egoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/813/812 — Albornoz, M. (2009) “Indicadores de innovación: las diicultades de un concepto en evolución”. Revista iberoamericana de ciencia tecnología y sociedad v.5 n.13. — Brown, T. (2008) Design Thinking. Harvard Business Review. www.hbr.org — Carballeda, A. (2002) La intervención en lo social. Exclusión e integración en los nuevos escenarios, Buenos Aires: Paidós — Castro, S. (2011) El registro de la intervención: una relexión epistemológica en Arias, A; García, B; Manes, R. Trabajo Social, lecturas teóricas y perspectivas, Buenos Aires:UBA — Escuela de Administración Uc (2012) La innovación social en Chile y el rol del Estado en su desarrollo. http://www.economia.gob.cl/wp-content/uploads/2012/05/170212_Informe-Final-Estudio-Innovacion-Social.pdf — Gillwald, K. (2000) “Konzepte sozialer Innovation”. Papers der Querschnittsgruppe Arbeit & Ökologie, Wissenschaftszentrum Berlin für Sozialforschung, No. P00-519 — Hopenhayn, M. (2005) Innovación en los sectores sociales. Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe CEPAL. — Howaldt, J., butzin, A., domanski, D., & Kaletka, C. (2014). Theoretical Approaches to Social Innovation - A Critical Literature Review. A deliverable of the project: ‘Social Innovation: Driving Force of Social Change’ (SI-DRIVE). Dortmund: Sozialforschungsstelle. — Howaldt, J; Schwarz, M. (2010). Social Innovation: Concepts, research ields and international trends. Dortmund: Centro de investigación social de Dortmund — Karsz, S. (2007) Problematizar el Trabajo Social. Deinición, iguras, clínica, Barcelona: Gedisa 257 — Parte 3 - Capítulo 4 — Matus, T; Cortez-Monroy,F; Hermansen,P; Sabatini, F; Silva, C. “Migración y municipios. Construcción de una propuesta de política pública de gestión municipal para la población migrante”. Propuestas para Chile 2012. Santiago: Centro de Políticas Públicas UC — Matus, T (2002) Propuestas contemporáneas de Trabajo Social. Hacia una intervención polifónica, Buenos Aires: Espacio — Morales,C (2009) Innovación social: un ámbito de interés para los servicios sociales. País Vasco: Zerbitzuan Gizarte zerbitzuetarako aldizkaria. — Mulgan, G; Tucker, S; Ali, R; Sanders, B. (2007) Social Innovation: what it is, why it matters and how it can be accelerated. Oxford, Skoll Centre for Social Entrepreneurship — Otto, A; Laino, E (20) Facing New Challenges: Promoting active inclusion through social innovation. Solidar — Phills, J.; Deiglmeier, K.; Miller, D. (2008) Rediscovering social innovation. Stanford Social Innovation Review. — Silva, C. (2015) Ciclo de Talleres Buenas prácticas municipales: Migrantes. http:// gestionmunicipal.cl/wp-content/uploads/2015/08/migrantes.pdf — Silva, C; Palacios, R; Tessada, J (2014) Inmigrantes profesionales: propuestas de mejora para que ejerzan en Chile. Propuestas para Chile 2014. Santiago: Centro de Políticas Públicas UC. — Social Services Europe (2012) Social Innovation: the Role of Social Service Providers. www.feantsa.org/spip.php?...pdf%2Fsocial_services...social_ innovation — Stefoni, C. (2011) Peril Migratorio de Chile. Santiago: OIM — Thayer, E. (2014) Plan de acogida y reconocimiento de inmigrantes y refugiados de la comuna de Quilicura http://santiago.ulagos.cl/doc/Plan_de_acogida_y_ reconocimiento_de_Quilicura.pdf 258 — CAPÍTULO 5 EVALUACIÓN DE LA OFERTA DE PROYECTOS SOCIALES ORIENTADOS A LOS TRABAjADORES DE LA CONSTRUCCIÓN Carlos García1 Introducción Desde su creación, en 1950, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) ha desarrollado un profundo compromiso social, impulsado por sus socios fundadores, que ha permitido la entrega de un apoyo relevante orientado al bienestar de las personas y hacia el desarrollo general del país. Con los años, ese compromiso social se fue concretizando a través de la creación de instituciones sin ines de lucro que hoy representan un aporte reconocido y amplio en la sociedad nacional. De esas entidades, quizás las más reconocibles son Caja Los Andes y Mutual de Seguridad, pero hoy son más de una decena de organizaciones que cubren ámbitos diversos como la educación, la vivienda, la capacitación, la salud, el desarrollo social, la cultura y el deporte. La Cámara Chilena de la Construcción fue destinando año a año una creciente inversión de recursos, orientada a inanciar proyectos sociales presentados por estas organizaciones y cuyos beneiciarios eran, principalmente, los trabajadores de la construcción y sus familias. Sistema de Proyectos Sociales de la Cámara Chilena de la Construcción El aumento de la inversión social de la CChC hizo necesaria una sistematización que buscaba, por un lado, focalizar adecuadamente la entrega de los recursos para inanciar proyectos sociales y, por otro, avanzar en un adecuado monitoreo o supervisión respecto del adecuado uso de esos recursos. 1 Carlos García es Ingeniero Civil Industrial de la Universidad de Santiago de Chile. Diplomado en Responsabilidad Social Empresarial UAI. Subgerente de Proyectos Sociales de la Cámara Chilena de la Construcción. Email: cgarcia@cchc.cl 260 — Carlos García Es así como en 1999 comienza a operar el sistema de proyectos sociales que, con algunos ajustes, sigue vigente hasta hoy y que ha permitido un ordenamiento en la postulación y evaluación de los proyectos sociales y en la adjudicación del inanciamiento por parte de la CChC hacia las entidades ejecutoras. En términos simples, el sistema opera hoy de la siguiente manera: las entidades sin ines de lucro que nacieron al alero de la CChC, presentan cada año una serie de proyectos al área CChC Social que los evalúa de acuerdo a criterios relacionados, por ejemplo, con: • Vulnerabilidad de los beneiciarios. • Focalización en grupos prioritarios para la CChC. • Inclusión de otras fuentes de inanciamiento. • Coherencia del proyecto. • Sustentabilidad en el tiempo. • Ejecución a nivel regional. • Experiencia de la entidad y del equipo humano ejecutor. • Calidad del presupuesto. Luego de esa evaluación, se descartan los proyectos que no superan cierto puntaje mínimo. Con el resto de las iniciativas se presenta una propuesta priorizada de acuerdo a los intereses fundamentales del gremio, la cual es revisada y inalmente validada por el Consejo CChC Social y por la Directorio de la Cámara Chilena de la Construcción. Los proyectos que pueden ser postulados cubren dos grandes áreas denominadas: RSE Interna: • Son las iniciativas que se disponen para que las empresas socias de la CChC hagan suyo el compromiso social hacia sus trabajadores y sus familias, entregándoles beneicios concretos. 261 — Parte 3 - Capítulo 5 • Las áreas que aborda son la educación, la capacitación, la salud, la vivienda, el desarrollo social, la cultura y el deporte. • Además, se incluyen los proyectos orientados a formar nueva mano de obra para la industria de la construcción y los programas para jubilados del rubro. • Algunos de los actuales programas emblemáticos son el plan de hospitalización “Construye Tranquilo, las becas escolares “Empresarios de la Construcción”, el programa de Formación en Obra, la gira nacional “Construye Cultura” y el campeonato “Fútbol Maestro”. RSE Externa • Son las iniciativas orientadas a apoyar el bienestar de la comunidad en general a través de iniciativas relacionadas con la educación. • Solo se incluyen proyectos presentados por: • ◊ Corporación Educacional de la Construcción – Coreduc, que administra 8 liceos técnicos profesionales. ◊ Corporación Primera Infancia – Coprin, que administra 5 jardines infantiles ◊ Centro de Formación Técnica ProAndes. Se trata de apoyar el cumplimiento del compromiso de la CChC de aportar al país con una educación de excelencia orientada, preferentemente, a los sectores más vulnerables del país. Los proyectos aprobados son ejecutados por las entidades que los postularon, las cuales van solicitando los aportes a la CChC a medida que avanza la ejecución durante el año. En 1999, con la entrada en operación del nuevo sistema, la Cámara Chilena de la Construcción concretó una inversión social de UF 21.925 lo que representó 17.558 cupos para los beneicios disponibles. 262 — Carlos García El monto de los recursos para proyectos sociales fue aumentando de manera sostenida hasta llegar al 2011 con UF 123.217 (148.359 cupos). Sin embargo, a partir del año siguiente, el crecimiento fue mucho mayor, duplicándose en un año y llegando a casi UF450.000 en 2015 (ver Tabla 1). Tabla 1 inversión cchc en Proyectos Sociales (años seleccionados) Año Inversión (UF) Cupos 1999 21.295 17.558 2005 56.434 72.370 2011 123.217 148.359 2012 248.605 194.654 2013 379.217 217.457 2014 426.062 247.370 2015 448.751 226.886 Este año 2015, son más de 11 mil millones de pesos los que la Cámara Chilena de la Construcción está destinando a inanciar los proyectos sociales, lo cual representa un enorme reto referido al buen uso de los recursos asignados. El Desafío Actual La Cámara Chilena de la Construcción es percibida como un gremio que cuenta con recursos, que invierte en grandes negocios y que poco a poco se ha consolidado como uno de los grupos económicos más relevantes del país. Pero además, se le reconoce como una organización que dispone de montos importantes en el área social. Por ello, son innumerables las solicitudes que día a día llegan a la CChC para inanciar acciones, todas muy loables, pero que escapan de la estrategia de responsabilidad social del gremio, descrito anteriormente. Paralelamente, la CChC es una institución que cuenta con más de 2.500 socios en todo Chile, muchos de los cuales, con la mejor intención y voluntad, promue263 — Parte 3 - Capítulo 5 ven internamente iniciativas sociales que difícilmente pueden ser consideradas de acuerdo a la lógica ya descrita. Asimismo, como ya se ha mencionado, los proyectos sociales de la CChC son ejecutados por entidades sin ines de lucro. Y se debe considerar que, en los últimos años, ha existido una creciente supervigilancia del Estado y de la sociedad en general en torno a este tipo de organizaciones. Todo este panorama genera diversos desafíos que obligan a que los proyectos sociales muestren un real impacto que justiique el enorme esfuerzo que la Cámara Chilena de la Construcción realiza por inanciar estas iniciativas. En deinitiva, se debe mostrar y relejar que cada uno de los pesos invertidos está siendo bien utilizado y que cada uno de los proyectos representa un aporte importante para el mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores de la construcción o para el logro de una educación de excelencia en el caso de la RSE Externa. En esa línea, la Visión de Futuro 2014 / 2019 de la CChC (documento que resumen la planiicación estratégica de la organización en dicho período) menciona especíicamente como compromiso que se debe “veriicar y/o medir… los impactos de nuestras acciones en el contexto de la sostenibilidad empresarial…” y se desprenden las siguientes responsabilidades: • Monitorear los proyectos sociales de alto impacto, de modo de poner a disposición de los socios iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y sus familiares. • Optimizar el programa que ofrece el gremio a los socios para que contribuyan al desarrollo de los trabajadores de la construcción y de sus familias, especialmente en los ámbitos de la seguridad laboral, formación, salud y calidad de vida. Avances en la Medición de Impacto Desde hace varios años, incluso antes del mandato especíico que se incluyó en la “Visión de Futuro”, desde CChC Social se han hecho esfuerzos constantes por avanzar en la medición del impacto que los proyectos sociales tienen en sus beneiciarios. Es decir, si efectivamente mejoran la calidad de vida de los trabajadores de las empresas socias y de sus familias. 264 — Carlos García Conocer la rentabilidad social de las iniciativas que inancia el gremio fue una tarea que se ha tratado de abordar desde diversas puntos de vista. Uno de ellos fue el trabajo que buscaba desarrollar una metodología para el diseño, construcción y ejecución de los proyectos, basada en una matriz de marco lógico. Esta iniciativa intentaba avanzar en la creación de un sistema que permitiera acompañar y facilitar a las entidades la elaboración y ejecución de sus proyectos, quedando para la CChC los procedimientos ajustables para ser utilizados en el futuro. Sin embargo, la segunda fase de ese proyecto, de seleccionar algunos proyectos y acompañarlos desde su postulación hasta su evaluación, signiicaba un costo que hacía impracticable esa posibilidad. Lo mismo ha sucedido con otros acercamientos que se han realizado para la medición de impacto a través de evaluaciones ex post. Este tipo de estudios tienen costos altos y, más aún, consideran períodos muy largos de evaluación, de al menos 2 a 4 años, que impiden tener resultados relativamente oportunos para la toma de decisiones, o cuando estos llegan, las condiciones en las que se desarrollan los proyectos han cambiado. Si bien, estas opciones no se han desechado, se necesitaban otras herramientas complementarias que permitieran avanzar con mayor velocidad en el aseguramiento que la calidad de la oferta de proyectos sociales era la adecuada para el esfuerzo que el gremio y sus empresas socias realizan cada año. Innovación Social Efectiva A la luz de lo que se requiere en la Cámara Chilena de la Construcción, en materia de apoyo para conocer el impacto de los proyectos sociales que dispone para los trabajadores de sus empresas socias, surgió la opción de trabajar con la Pontiicia Universidad Católica de Chile a través del proyecto IT13I10020 denominado “Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales”. Tal como indica el nombre, esta iniciativa representa una alternativa concreta para avanzar en la calidad de los proyectos sociales que las entidades ejecutoras presentan a la CChC. En general, si bien existe una larga experiencia en cada una de estas instituciones y en sus equipos humanos, en todas las iniciativas que se presentan al sistema 265 — Parte 3 - Capítulo 5 de proyectos sociales de la CChC, existe un margen de mejoramiento que puede ser pequeño, aunque en muchos casos es importante. Estos aspectos van desde ámbitos muy generales, como el nombre del programa hasta aspectos fundamentales como la focalización del público objetivo e incluso el diagnóstico de la situación que se quiere enfrentar a través del beneicio. Este proyecto de Innovación Social Efectiva es una vía rápida que nos permite medir a priori la calidad de la oferta de programas y, por ende, nos posibilita anticiparnos ante problemas en la entrega de un beneicio que, con seguridad, afectarán el impacto y sus resultados. Conocer si un proyecto podría no conseguir los logros esperados, antes de su ejecución, es una posibilidad que permite hacer las correcciones necesarias a tiempo y evitar un mal aprovechamiento de los recursos que el gremio dispone para que sus empresas socias realicen un aporte a la calidad de vida de sus trabajadores. Como vimos, la CChC hace un esfuerzo económico muy alto cada año por entregar estas herramientas de sostenibilidad empresarial a sus socios. Por lo mismo, es una base ineludible que los proyectos tengan una consistencia mínima que, si bien no puede asegurar la consecución de todos los objetivos, al menos es un indicador que acerca la implementación al éxito. Las entidades ejecutoras de los proyectos sociales de la CChC valoran la posibilidad de utilizar esta herramienta de medición de calidad porque, aunque la aprobación de su inanciamiento no depende necesariamente de esto, si les permite avanzar en la postulación de proyectos que pueden perdurar en el tiempo y que resuelvan problemáticas concretas de los beneiciarios. 266 — CAPÍTULO 6 INNOVAR ES GESTIONAR DIVERSIDAD APORTES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN ISE EMPRESA Ángel Marroquín1 Introducción Desde el año 2014 participo como aliado del proyecto IDeA FONDEF IT13I10020 “Innovación Social Efectiva”. Desde entonces, me he involucrado en el uso de conceptos y herramientas que sustentan el proyecto desde las políticas y prácticas de inversión que llevan adelante directa e indirectamente las empresas en sus entornos. De este proceso, han surgido una serie de desafíos respecto a las posibilidades de transferencia del modelo al mundo privado, y a los propios desafíos del sector, respecto a la efectividad de sus proyectos sociales en comunidades. Agradezco la oportunidad del equipo de proyecto para, en este texto, plantear algunas de las relexiones y propuestas suscitadas para la elaboración de una adaptación ISe-empresas, bajo una premisa que aparece como sustrato urgente a estas: no se puede impactar en la sostenibilidad de los programas de inversión social de las empresas, sin modiicar la propia idea de empresa que tenemos. 1. Empresas privadas con impactos públicos Como sistemas autorreferenciales, las organizaciones empresariales constituyen unidades cuya operación consiste en maximizar sus utilidades dentro de un horizonte temporal restringido. Por lo tanto, les resulta clave dirigir su actividad y recursos hacia la optimización de sus procesos y la obtención de utilidades, que no solo permitan inanciar sus costos, sino que sostener un excedente que permita proyectar hacia el futuro sus operaciones. Crecientemente se han sumado otras 1 Ángel Marroquín es Magíster en Trabajo Social PUC y Jefe de Contenidos e Investigación de ACCIóN. Email: aamarroq@uc.cl 268 — Ángel Marroquín actividades igualmente críticas para su quehacer2: la gestión de relaciones con su entorno empresarial, medioambiental (Kempf, 2012) y social, este ultimo conformado por comunidades u otros grupos de interés en el marco de lo que se ha venido denominando la licencia social para operar (Morrison, 2014; Tironi, 2014). La necesidad de gestión de relaciones con actores políticos (como gobiernos locales, votantes, políticos y miembros de partidos) y sociales (como medios de comunicación, comunidades, públicos, y/o ONG´s y otros interesados) impone a las empresas nuevas necesidades de información que le permitan orientarse y decidir para evitar exponerse a situaciones de riesgo económico o reputacional. En sintonía con lo anterior, se despliega la creciente necesidad del establecimiento de alianzas para disminuir y gestionar sistémicamente estos riesgos. La diicultad para transparentar los intereses y motivaciones entre actores diversos que conluyen en negocios comunes, ha hecho que la coordinación se convierta en un tópico emergente en el mundo de la empresa, especialmente debido a los conlictos entre estas y las comunidades en que se insertan. Cuando empresa y comunidad se enfrentan por algún conlicto, no solamente chocan dos lógicas, dos formas de ver un problema, sino dos formas de “querer lo que quieren”3. El problema que plantea la relación nunca es prístino, sino opaco y marcado por el desconocimiento de la lógica de interés del interlocutor. Si se analiza el descontento y rechazo de las comunidades a las propuestas de empresas, es difícil saber por qué el otro (comunidades en este caso) no colabora, si no se sabe tampoco qué es lo que quiere. El desconocimiento de los intereses del interlocutor, sumado al déicit en sistemas de coordinación institucional, han llevado a grandes empresas a tomar decisiones erradas para sus ines y a aumentar la 2 Evidentemente el entorno empresarial siempre ha estado presente en el quehacer de la empresa como condición de posibilidad de cualquier actividad lucrativa, sin embargo, actualmente se aprecia, debido a la emergencia de agendas internacionales como la de DDHH y Cambio climático, una mayor demanda de la sociedad a las empresas, respecto a la prevención de efectos negativos producidos en las personas y ambiente. Tal vez el desafío político mayor que se enfrenta hoy sea el incorporar sistemas de medición y gestión en las empresas, capaces de dar cuenta de la prevención de estos efectos negativos. En este punto se oponen las lógicas de auto regulación y la aplicación de normativas externas. 3 Si bien es habitual que sea el Estado quien arbitre estos conlictos a través, principalmente de medios jurídicos, esto no deja conforme a los implicados ya que raramente coinciden los intereses de las comunidades y empresas, con los del Estado. Esto sin considerar que el Estado puede o no presentar legitimidad para estos actores, especialmente cuando hablamos de conlictos ambientales. 269 — Parte 3 - Capítulo 6 molestia de sus públicos al tomar medidas contraproducentes acarreando con esto el aumento de los costos asociados al problema inicial. La empresa, como sistema clausurado y abierto cognitivamente, -que no ve lo que no ve-, presenta pocas condiciones para hacerse cargo de sus puntos ciegos, sin embargo, la tentación de “saber lo que hacemos” resulta aún peor que la primera porque inmoviliza la capacidad de preguntarse: ¿podríamos pensar de otro modo este problema? ¿Qué es aquello que hace a las comunidades hoy tan relevantes para las empresas? Si entendemos esto, sabremos darles hoy el valor e importancia que demandan. Las comunidades hoy son capaces de proveer a las empresas de servicios de orientación contextual (Mascareño, 2011). La calidad de esta orientación encuentra su justiicación en nuevos atributos que hoy poseen las comunidades tales como: • Su capacidad de generación y valoración de informaciones altamente especializadas y altamente especíicas (es decir, el conocimiento de lo que funciona o no en el territorio, el barrio, la comunidad donde se instala la empresa) • Su capacidad de implementar y llevar a cabo en sus ámbitos respectivos, representaciones del orden y estrategias de orientación (es decir, producir buena disposición, aceptación, en sus miembros, como también implementar los procedimientos exitosos y generar estructuras). Ejemplos concretos de estos puntos se pueden observar en el hecho que, actualmente, las decisiones en ámbitos de funcionamiento del sistema público de salud, el sistema político, o políticas económicas están mucho más allá del campo de la competencia burocrática y tecnocrática tradicional de la política organizada estatalmente (de hecho justamente cuando se habla de la debilidad de políticas como TranSantiago o de proyectos hidroeléctricos, se alude a un fallo en su racionalidad técnica, y también a su debilidad respecto a captar la sensibilidad de sus usuarios inales). Como respuesta a esta situación desde el ámbito público, es hoy común oír hablar de cogestión de las políticas y programas, partnership, corresponsabilidad en la gestión de los proyectos y colaboración público-privada. 270 — Ángel Marroquín Consistentemente relacionadas con el empoderamiento de las comunidades y clientes, las empresas han venido levantando proyectos de inversión en los territorios en que se asientan4, poniendo en entredicho el monopolio estatal para intervenir en temas públicos respecto a un área geográfica, pero también poniendo en el centro del debate la legitimidad empresarial para producir, mediante esta inversión, impactos públicos. En este sentido, resulta clave entonces la pregunta: ¿Qué lógica usan las empresas cuando impulsan proyectos y/o programas sociales con impacto público en sus comunidades? O, en palabras del Observatorio Latinoamericano de Conlictos Ambientales (OLCA): ¿Quién tiene el poder de imponer el lenguaje económico como lenguaje supremo en una discusión ambiental?, ¿Quién tiene la capacidad de simpliicar la complejidad descaliicando otros puntos de vista? (Martínez, 2014:17). La lógica interna del proyecto de inversión busca maximizar las utilidades en el menor tiempo y con el menor costo. Esta es la lógica que se usa en cualquier proyecto implementado por el mundo privado, estas son las premisas desde las que son evaluados los trabajadores, y es la lógica que permite mantener el lujo de caja necesario para abrir la empresa cada mañana de lunes. Esta lógica, plantea implícitamente que la conjunción de estos elementos sería la vía regia para alcanzar el éxito de un proyecto, sin embargo, parece suceder lo contrario: las comunidades se resisten a participar en proyectos que no consideran sus valores y creencias, rechazan los aportes económicos cuando no se respetan sus decisiones de inversión, no están dispuestas a aceptar proyectos que no comprometan sus puntos de vista y, por sobre todo, rechazan objetivos e indicadores impuestos unilateralmente por las empresas5. Mientras tanto, en los equipos a cargo de ejecutar el proyecto, crece la frustración cuando observan que los resultados 4 Cuando hacemos referencia a inversión comunitaria, seguimos la deinición que hace IFC (International Finance Corporation), y que señala que la Inversión Comunitaria: “consiste en contribuciones o acciones voluntarias de las compañías, para ayudar a las comunidades localizadas en sus áreas de operación, a direccionar sus prioridades de desarrollo, y aprovechar las oportunidades creadas por la inversión privada, por vías que son sostenibles y que respaldan los objetivos del negocio” International Finance Corporation, (2010) Inversión Comunitaria Estratégica. http://www.ifc.org/wps/wcm/connect/ corp_ext_content/ifc_external_corporate_site/home 5 Un ejemplo paradigmático de este rechazo se da en la industria extractiva, cuando se miden, por ejemplo, los impactos ambientales en los ecosistemas y las comunidades rechazan las mediciones realizadas por las empresas y deciden contratar servicios de medición propios. 271 — Parte 3 - Capítulo 6 no se consiguen sin el apoyo de estas mismas comunidades, que son escasos los aliados y se muestran poco dispuestos a mantener su apoyo, sin la conianza de las comunidades. Esta clase de proyectos, por lo general, termina siendo evaluado negativamente y cerrado su inanciamiento, con el consiguiente daño a las conianzas y el derrumbe de las expectativas de los actores participantes. ¿Se aprendió algo de la experiencia? Sí y no. Evidentemente, se aprendió que se requiere contar con el involucramiento de las comunidades en el proyecto, se aprendió que se debe contar con alianzas con actores, y se aprendió que la evaluación ex post permite cerrar proyectos no viables. Todo esto se podría haber aprendido ex ante. Sin embargo, no se aprendió como sortear estas diicultades, ni que la mejor fuente de innovación para la mejora se encuentra en el propio equipo implementador y en las comunidades a las que el proyecto va dirigido. Comprender a nuestras comunidades y clientes, sus expectativas y deseos, es una de las principales necesidades para ampliar audiencias, ganar conianza, crear valor compartido en los actuales contextos de empoderamiento de las comunidades y clientes. Conocerlos requiere un esfuerzo por maximizar la creatividad e innovación en la empresa. Este esfuerzo emerge no de ejecutivos aislados, sino de la cooperación de diversas formas de pensar el carácter de la oferta que se hará por medio del proyecto. 2. Innovar es gestionar diversidad Los distintos puntos de vista, las formas de pensar y abordar un mismo problema resultan parte integral de la cultura y valores de la empresa actual (Gandossy, Tucker & Verma, 2006). En este sentido, no sólo es clave que el equipo de trabajo del proyecto de inversión social se sienta respetado e incluido en sus diferencias, sino que cada uno de ellos, como miembro individual, esté dispuesto a cooperar para el logro de metas y objetivos que se tornan cada vez más complejos e interdependientes unos de otros y que demandan la creación constante de ventajas competitivas (Marchiori, 2012). 272 — Ángel Marroquín Si estamos de acuerdo en estos puntos, probablemente también lo estaremos en que la riqueza de ideas y perspectivas que poseen los propios equipos profesionales, -y que surgen en el trabajo colectivo-, son las que añaden valor a los proyectos sociales que las empresas emprenden, que los directivos guían y que las comunidades reciben. ¿Cuánta atención estamos poniendo hoy a la gestión de las ideas que provienen de la diversidad de personas que componen nuestros equipos de trabajo? ¿Estamos mirando la diversidad de los equipos de trabajo como un activo fundamental de nuestros proyectos?, ¿sabemos cómo gestionar la diversidad de nuestros equipos como un activo? Parece suceder con las empresas lo que les sucede a las orquestas: cuanto más complejas son las composiciones que buscan interpretar, más importante es la diversidad de intérpretes y la guía del director. Contamos con equipos, porque hay un grupo de personas, -incapaces cada una de ellas individualmente de realizar el trabajo-, que se unen para sacar adelante la labor. Por lo tanto, es la tarea la que aglutina, conforma al equipo. Frente a esto, la tarea clave consiste en crear voluntad para que cada miembro ponga a disposición del grupo, su saber, movilizándolo hacia el objetivo. Es, por lo tanto, colectivamente, como los trabajadores le dan sentido al trabajo que realizan juntos y que les ha sido encomendado institucionalmente. En este caso, encontramos empresas que ejecutan directamente sus proyectos y/o programas en las comunidades pero también aquellas que tercerizan su ejecución por medio de Fundaciones o ONG`s. Este trabajo común de ejecución del programa social por parte del equipo, se enfrenta a la imposibilidad de realizar el trabajo prescrito establecido en las bases: los objetivos y actividades se resisten a los afanes de los equipos y a los propios usuarios del programa. Lo real demanda un esfuerzo no contenido en las instrucciones que se le han dado a los equipos, estos más bien se ven impulsados a crear y acordar soluciones para cumplir con las tareas impuestas. Los vecinos se muestran reacios a involucrarse en el proyecto, no se presenta ninguna persona a la asamblea convocada por el proyecto, los asistentes no se muestran de acuerdo con las actividades propuestas, los vecinos de la comunidad desconfían: ¿Qué hacer?, ¿Cómo cumplir con los objetivos del programa en esas circunstancias? 273 — Parte 3 - Capítulo 6 Frente a esto, los equipos intentan hacerse cargo del desafío que se les ha asignado, pero saben que el éxito es esquivo y que los inales felices no están garantizados. Fracasar es parte sustantiva del proyecto, esto no quiere decir que sea motivo para ufanarse, pero tampoco motivo para avergonzarse. Una lógica de cumplimiento tipo Éxito =100% se ha vaciado de realidad, ha perdido su valor, solo puede existir en un “mundo feliz” del tipo Aldous Huxley. Crear un mejor clima para que los equipos fallen requiere poner en valor la capacidad individual y colectiva, para crear alternativas a los problemas contingentes que enfrentan para llevar adelante sus tareas, levantando los obstáculos para que el trabajo que realizan alcance su mayor potencial. Otro punto tiene que ver con el carácter social del proyecto, es decir, que este tiene por “objeto” a personas, y se lleva adelante desde relaciones entre personas (el grupo equipo y las personas que se involucran en el proyecto), por lo tanto, si tomamos esto seriamente, los usuarios, las comunidades también trabajan por el éxito (y/o fracaso) del proyecto. Esto quiere decir que también ellos son capaces de identiicar e introducir ideas innovadoras de mejoras para el proyecto y que también son capaces de comprometerse en un plan de mejoras para el programa social. Todo trabajo requiere de una elaboración propia para que sea posible (Dejours, 2014), en otras palabras, el trabajo se despliega ahí donde es imposible seguir las reglas, donde frente a la diicultad de un real problemático, frustrante, nace el ingenio, la creatividad, lo que da resultado, la innovación efectiva. ¿Quiénes son los productores de este valor, de esta innovación?: los trabajadores que se afrentan individualmente a la falla, a lo desconocido, a lo no prescrito por el cargo, sin embargo, no lo hacen solos, se enfrentan con las reglas de su oficio, de lo que saben previamente, de lo que han logrado aprender por medio del intercambio con sus compañeros de trabajo, es decir, con su comunidad de pares, con quienes son los únicos capaces de validar las innovaciones, las salidas creativas, los únicos capaces de medir si esta nueva solución propuesta resulta efectiva, si es replicable y si resulta compartible. Debido a la necesidad por contar con la fuente de innovación y el aporte individual de cada trabajador, se han elaborado diversas estrategias para lograr que cada uno de ellos ponga sus mejores soluciones. Para nosotros, la efectividad es el resultado del reconocimiento de los miembros del equipo. 274 — Ángel Marroquín En el grupo de trabajo nombrado como equipo observamos la existencia de un espacio ajeno a la evaluación individual del trabajo prescrito. Este espacio reúne a los miembros del equipo lanzados al cumplimiento de una tarea. A resolver los problemas que se enfrentan concurren los miembros, cada uno de ellos con las soluciones que individualmente han intentado. Es en ese espacio que se producen los encuentros que dan forma a las decisiones sobre la efectividad: las normas del oicio van desplegando e impulsando aquellas “formas de hacer” que representan las ideas propias, los saberes que adoptan los miembros. Esta deliberación no se da de cualquier manera ni implica la ausencia de conlictos, más bien da cuenta de la necesidad de los miembros para cooperar. Evidentemente las lógicas competitivas y las normas “desde arriba” demarcan estos espacios de efectividad, la pregunta que nos planteamos aquí es: ¿no es ese el espacio en que se produce la innovación?, ¿no es ese el espacio de la efectividad que se nutre de la diversidad? La idea, a continuación, es señalar algunas propuestas para que la diversidad se convierta en fuente de efectividad en los programas y proyectos de inversión social empresarial. 3. Propuestas para la elaboración de un ISe empresas En función de los argumentos presentados, mencionaremos algunas dimensiones que nos permitan adaptar la herramienta “Innovación Social Efectiva”, a las contingencias de los programas y/o proyectos sociales que llevan adelante las empresas en las comunidades, pero también que nos permitan capturar la innovación propia del trabajo que desarrollan los equipos al ejecutarlos, y las personas de la comunidad al actuar como grupos de interés de los mismos. La idea es desplegar argumentos que nos permitan introducir dimensiones e indicadores en el modelo propuesto por el proyecto IDeA Fondef IT13I10020. Servicios de traducción Esta dimensión se reiere a que los equipos de trabajo prestan servicios de mediación y traducción, tanto para empresas como para comunidades, y que éste posee como objetivo central simpliicar la complejidad contextual en que los sistemas se 275 — Parte 3 - Capítulo 6 encuentran (y que desean comprender para reducir el riesgo y aprovechar oportunidades) y, por otro lado, producir explicaciones capaces de conservar y ampliar la complejidad propia de los fenómenos. No queremos decir que los equipos tengan por misión producir recetas “únicas” o “mejores” respecto a los temas de interés de sus contratantes, sino que, en su labor de traductores, los equipos reducen complejidad por medio de la producción de explicaciones, variaciones y alternativas que se someten a las decisiones de los diversos grupos de interés que han solicitado sus servicios y que traducen en su “idioma nativo”. En este sentido, se habla de efectividad cuando la comunicación entre los actores ha probabilizado la comprensión por parte de su interlocutor. Aquí se encuentra el trabajo por hacer accesible al otro la especiicidad propia sobre la base que el lenguaje económico no es el único posible para entablar y sostener diálogos socioambientales y que cada actor cuenta con formas propias de dar valor. Comunidades, trabajadoras del proyecto Esta dimensión se reiere a que la oferta contenida en el proyecto haga posible transferir paulatinamente la gestión del proyecto a las comunidades, como medio que permita su continuidad una vez inalizada la inversión. En este sentido, se habla de efectividad del proyecto cuando este es capaz de capturar el trabajo de las personas y comunidades expresado en innovación, ideas de mejora u otros aspectos. No nos referimos solamente a la capacidad para introducir ideas de mejora, sino entender la vinculación de las personas (usuarios, comunidades) con el programa como aspecto crítico del trabajo que lleva adelante el programa, y como un factor de efectividad de este. que la oferta se pueda expandir Esta dimensión se reiere al hecho que la oferta capture el deseo de las personas y comunidades respecto hacia dónde quieren moverse, hacia donde desean proyectarse en el corto y/o mediano plazo. Esto quiere decir que es necesario vaciar la oferta de consideraciones morales o visiones éticas unidimensionales para sostenerla en tanto alternativa que, en el mejor de los casos, se transforma en un medio para alcanzar un in que solamente la familia es capaz de deinir. En este sentido, 276 — Ángel Marroquín se habla de efectividad cuando la transferencia amplía las posibilidades de uso por parte del destinatario en la medida que abre posibilidades de singularizarla, mejorando con esto las posibilidades de transferencia y apropiación. Consenso y disenso en los equipos Esta dimensión se reiere a que la oferta que se expresa en el programa y/o proyecto considere el consenso del grupo de trabajo (equipo) como un logro que está a la base de la ejecución del proyecto. Esto quiere decir, que el ejercicio del consenso permite detectar desde el trabajo de cada miembro individual, las mejores innovaciones efectivas encontradas. Nos parece que las estrategias de minoría consistente (Lechner, 2010), tradicionalmente usadas por las elites y vanguardias, proyectan asimetrías en los equipos que empobrecen las soluciones propuestas al aislarlas de la producción colectiva y validez de los trabajadores-pares, que resultan ser los únicos autorizados para evaluar la efectividad de una solución6. En este sentido, hablaremos de efectividad cuando las innovaciones producidas por los miembros del grupo-equipo sean aprobadas con el consenso del grupo de pares, entre los cuales se encuentran las personas y/o comunidades y grupos de interés del proyecto. Evaluación grupal En consonancia con lo anterior, se considera como parte de la oferta, un sistema de evaluación grupal capaz de capturar las innovaciones producidas y validadas por el equipo de trabajo. Bajo esta dimensión, se intenta revertir los efectos de un tipo de evaluación (entendida como juicio evaluativo basado en evidencias y orientado a la decisión de mejora del programa) individual. El supuesto a la base, es que el trabajo es siempre social, es decir, tiene a la base una relación entre personas situadas históricamente, por lo tanto, su evaluación solo es coherente cuando se da colectivamente. 6 Desde el punto de vista político, la estrategia de minoría consistente mantiene una estructura iluminista que obstaculiza las proyecciones democráticas de apropiación del conocimiento. 277 — Parte 3 - Capítulo 6 Sostenibilidad No se puede impactar en la sostenibilidad social de las inversiones sociales que llevan adelante las empresas sin modiicar la propia idea de empresa que subyace a la relación. Este punto implica que el núcleo de las negociaciones que den origen a programas sociales de inversión, se centren en indicadores levantados y validados conjuntamente por los actores, es decir, que la capacidad de decidir sobre lo que es importante nunca más puede recaer en un solo actor (Empresa). Esto quiere decir que las empresas deberán ser capaces de adoptar crecientemente una perspectiva de derechos, a la vez que ser capaces de cambiar sus sistemas de enunciados para referirse a las comunidades. Quiero terminar agradeciendo al equipo del proyecto FONDEF por la oportunidad que nos ha dado para relexionar sobre la inversión social que llevan adelante las empresas y por la generosidad al permitirnos iniciar nuestro propio camino hacia la adaptación del instrumento. Hoy es más claro que nunca para nosotros, que no existe apropiación sin cuestionamientos a nuestra forma de hacer las cosas, hoy es insoslayable hacernos cargo de que no se puede impactar en la sostenibilidad de los programas de inversión social de las empresas, sin modiicar la propia idea de empresa que tenemos. Hoy sabemos que innovar consiste en gestionar diversidad y que contar con el instrumento FONDEF constituye una forma de hacerlo. 278 — Ángel Marroquín Referencias bibliográicas — Dejours, C (2013) Trabajo Vivo. Tomo II. Trabajo y emancipación. Buenos Aires: Topía. — International Finance Corporation, (2010) Inversión Comunitaria Estratégica. http://www.ifc.org/wps/wcm/connect/corp_ext_content/ifc_external_corporate_site/home — Franichevich, A & Marchiori, E (2009) La diversidad en acción. Transformando la diversidad en fuente de ventajas competitivas. Buenos Aires: Emecé. — Gandossy, R; Tucker, E &Verma, N, (200&) Workforce Wake-Up Call. New York: Hewitt Associates. — Kempf, H (2012) Cuando las desigualdades destruyen el medioambiente. Monde diplomatique. AQS. Santiago de Chile. — Lechner, N (2006) La conlictiva y nunca acabada construcción del orden deseado. En obras completas. Santiago de Chile: LOM. — Mascareño, A (2011) Sociología de la intervención: orientación sistémica contextual. http://www.revistamad.uchile.cl/index.php/RMAD/article/viewArticle/15656/16126 — Martínez, J (2014) El ecologismo de los pobres. Conlictos ambientales y lenguajes de valoración. Santiago de Chile: Quimantú. — Matus, T (2014) Avanzar en calidad Vol IV Análisis del modelo de gestión de calidad para programas sociales. Santiago de Chile: Editorial Libros de Mentira. — Morrison, J (2014) The Social Licence. How to keep your organization legitimate. New York: Pelgrave. — Osandon, J & Tironi, E (2013) Adaptación. La empresa chilena después de Friedman. Santiago de Chile: Ediciones UDP. 279 — PARTE IV MEDICIóN Y EVALUACIóN DE PROGRAMAS SOCIALES 4 282 — CAPÍTULO 1 CARACTERIZANDO CAMINOS DE MEjORA A PARTIR DEL INSTRUMENTO DE INNOVACIÓN SOCIAL EFECTIVA ISe Ernesto San Martín1 Resumen El Instrumento de Innovación Social Efectiva ISE permite que cada programa social conozca su nivel de logro en cada una de las cuatro medidas componentes: gestión en la intervención, gestión de equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica. En cada una de estas componentes, un programa puede ser hallado insuiciente, mínimamente competente, suiciente o efectivo. La ventaja del ISe es que cada programa puede auto-evaluarse cuantas veces quiera. Ante esto, cabe la siguiente pregunta: ¿cómo se pueden caracterizar los posibles caminos de mejora que cada programa podría eventualmente recorrer? En este capítulo proponemos una solución en las que el conjunto de niveles de mejora se ordenan parcialmente: es precisamente dicho ordenamiento el que deine las opciones de mejora. De esta manera, los avances en la innovación social se focalizarán en términos de responsabilización interna, enriqueciendo dichas dinámicas al interior de los programas sociales. 1. Introducción Uno de los productos más relevantes del Proyecto FONDEF “Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales” es la construcción y validación de un instrumento de medición de efectividad social, el 1 Ernesto San Martín es Profesor Asociado de la Facultad de Matemáticas y de la Facultad de Educación de la Pontiicia Universidad Católica de Chile. Es Profesor Invitado de la Facultad de Economía de la Université Catholique de Louvain, Bélgica, e Investigador Asociado del Center for Operations Research and Econometrics CORE, Bélgica. Obtuvo su doctorado en Ciencia con orientación Estadística en la Université Catholique de Louvain. Realiza investigación en psicometría y en efectividad escolar. Co investigador Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: esanmart@mat.puc.cl 284 — Ernesto San Martín llamado Instrumento de Innovación Social Efectiva ISe. Este instrumento fue construido para que cada programa tuviese información de sus condiciones propias, intrínsecas, de su oferta y, en consecuencia, no está destinado a proveer información que permita comparar la efectividad de programas distintos, sino más bien que permite a cada programa compararse consigo mismo de una medición a otra. Como se explica en Evalúa ISe: Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales, el ISe invita a cada programa a mirarse a sí mismo en cuatro componentes: gestión en la intervención, gestión de equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica. Cada una de estas componentes incluye 5 indicadores: en cada uno de ellos, un programa debe analizarse a sí mismo y debe señalar el grado de cumplimiento en cada indicador. El grado de cumplimiento puede ser deiciente, insuiciente, mínimo suiciente, más que suiciente o efectivo; cada uno de estos grados ha sido descrito y validado por jueces externos. La estructura del ISe plantea dos preguntas que están directamente relacionadas con el uso de los resultados producidos por el mismo instrumento: — Un programa se mira a sí mismo en una componente dada, por ejemplo gestión en la intervención. Esto signiica que en cada uno de los 5 indicadores, dicho programa juzgó su grado de cumplimiento. ¿Cómo podemos resumir el grado de eiciencia de dicho programa en la componente en cuestión? — Una vez que cada programa conoce su nivel de eiciencia en cada uno de los 4 componentes, ¿cómo podemos describir las posibles mejoras que un programa puede seguir? El objetivo de este capítulo es responder a cada una de estas preguntas. 2. niveles de eiciencia por componente Los grados de cumplimiento por indicador son los siguientes: deiciente, insuiciente, mínimo suiciente funcional, más que suiciente y efectivo. Los niveles de logro deben estar en cierta correspondencia con estos grados. Por simplicidad, se caracterizaron cuatro niveles de logro: insuiciente, mínimo suiciente funcional, más que suiciente y efectivo. Para caracterizar estos niveles de logro, los grados de 285 — Parte 4 - Capítulo 1 cumplimiento fueron escalados de 1 a 5, siendo 1 el que corresponde a deiciente. Así, se tienen las siguientes reglas: — Un programa es insuiciente en una componente si la suma de los indicadores correspondientes es menor que 15. Esto signiica que un programa es insuiciente en una componente cuando en cada indicador su grado de cumplimiento es a lo más insuiciente. — Un programa es insuiciente en una componente si la suma de los indicadores correspondientes es mayor o igual a 15, menor que 20, y el grado de cumplimiento en exactamente dos indicadores es a lo más insuiciente. Esto signiica que un programa no puede ser considerado más que insuiciente en una componente si en dos de cinco indicadores tiene un grado de cumplimiento que a lo más es insuiciente. — Un programa alcanza el nivel mínimo suiciente funcional si la suma de los indicadores correspondientes es a lo menos igual a 15, menor que 20, y alguna de las dos condiciones siguientes se satisface: a) todos los indicadores al menos alcanzan el umbral mínimo suiciente; o b) exactamente uno de los indicadores tiene a lo más un grado de cumplimiento insuiciente. Esto signiica que un programa alcanza el nivel mínimo suiciente funcional si todos los indicadores alcanzan dicho nivel, o al menos uno es insuiciente (lo que implicará que un indicador será más que suiciente). — Un programa alcanza el nivel más que suiciente si la suma de los indicadores correspondientes es mayor que 15, menor o igual a 20 y alguna de las siguientes condiciones se satisface: a) todos los indicadores tienen grado de cumplimiento al menos más que suiciente; b) exactamente un indicador puede ser al menos igual a deiciente, y los 4 restantes al menos igual a mínimo suiciente; 286 — Ernesto San Martín Esto signiica que un programa alcanza el nivel más que suiciente cuando o todos los indicadores alcanzan dicho nivel, o solo uno alcanza al menos el deiciente y los restantes el mínimo suiciente. — Un programa alcanza el nivel más que suiciente si la suma de los indicadores correspondientes es a lo menos igual a 20 y dos indicadores alcanzan el nivel de mínimo suiciente. — Un programa alcanza el nivel eiciente si su puntaje es mayor que 20 y todos los indicadores a lo menos alcanzan el nivel de más que suiciente. Para entender el alcance de esta clasiicación en niveles de logro, digamos que un patrón de respuesta corresponde a los posibles niveles de cumplimiento en cada uno de los 5 indicadores. Por lo tanto, hay 3125 posibles patrones de respuesta. Según los criterios anteriormente descritos, de estos 3125 patrones, 2102 corresponden a insuicientes (es decir, el 67.2%), 776 corresponden a mínimos funcionales (es decir, el 24.8%), 131 corresponden a más que suicientes (es decir, 4.2%) y 116 corresponden a eicientes (es decir, 3.8%). Los criterios usados para deinir los niveles de logro son bastante exigentes, pues es más probable que un programa sea hallado insuiciente. Dado que el 32.8% de los patrones corresponde a niveles de logro al menos mínimo suicientes, los criterios anteriores permiten clasiicar en cada componente a los programas como insuicientes o a lo menos mínimo suicientes. Insuiciente tiene un signiicado explícito, a saber, que los niveles de cumplimiento en todos los indicadores son a lo más insuiciente. En caso contrario, se obtiene un nivel de logro de mínimo suiciente. 3. Caminos de mejora Una vez que un programa ha sido caracterizado como insuiciente o al menos mínimamente suiciente en cada una de las 4 componentes, es posible construir caminos de mejora. Para ijar ideas, denotaremos por 0 cuando un programa es hallado en una componente como insuiciente; y por 1 cuando es hallado al menos mínimamente suiciente. Por lo tanto, el resultado de aplicar el ISe corresponde a un vector de largo 4, donde las coordenadas corresponden a la gestión en la intervención, la gestión de equipos de trabajo, la gestión organizacional y la gestión tecnológica, 287 — Parte 4 - Capítulo 1 respectivamente. Así, por ejemplo, el patrón (0,0,0,0) signiica que un programa es hallado insuiciente en las 4 componentes; el patrón (1,0,0,0) signiica que un programa es hallado insuiciente en las componentes de gestión de equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica, pero mínimamente suiciente en gestión en la intervención. Hay 16 posibles patrones: (0,0,0,0), (1,0,0,0), (0,1,0,0), (0,0,1,0), (0,0,0,1), (1,1,0,0), (1,0,1,0), (1,0,0,1), (0,1,1,0), (0,1,0,1), (0,0,1,1), (1,1,1,0), (1,1,0,1), (01,0,1,1),(0,1,1,1), (1,1,1,1,1). A in de proponer caminos de mejora, tenemos que ordenar estos patrones, es decir, establecer una relación entre un patrón y otro de forma que uno sea “mejor” que el otro. Es claro que todos los patrones son “mejores” que el patrón (0,0,0,0) pues este último corresponde a que un programa es insuiciente en las 4 componentes. De manera similar, el patrón (1,1,1,1) es “mejor” que todos los restantes pues dicho patrón corresponde a que un programa es al menos mínimo suiciente en las 4 componentes. No hay razones teóricas que induzcan a sugerir que una componente sea más importante que la otra. Sin embargo, desde el punto de vista de la auto-evaluación de cada programa, la capacidad de un programa por desarrollarse a sí mismo si está relejada por el número de componentes en los que al menos es mínimamente suiciente. Así, diremos que un patrón es mejor que otro cuando el primero tiene más 1s que el segundo; y diremos que patrones con la misma cantidad de 1s son indiferentes. De esta manera, obtenemos el siguiente ordenamiento de los padrones: 288 — Ernesto San Martín (0, 0, 0, 0) (1, 0, 0, 0)( (1, 1, 0, 0)( 1, 0, 1, 0) (1, 1, 1, 0) 0, 1, 0, 0) (0, 0, 1, 0) (1, 0, 0, 1) (0, 0, 1, 1)( (1, 1, 0, 1) (1, 0, 1, 1) (0, 0, 0, 1) (0, 1, 0, 1) 0, 1, 1, 0) (0, 1, 1, 1) (1, 1, 1, 1) Cuando dos patrones están unidos por línea, el patrón que está más abajo es “mejor” que el patrón que está más arriba. Por ejemplo, el patrón (1,1,0,1) es mejor que el patrón (1,0,0,1). Este ordenamiento muestra en particular que la relación “ser mejor que” es transitiva, esto es, si el patrón A es mejor que el patrón B, y el patrón B es mejor que el patrón C, entonces el patrón A es mejor que el patrón C. Así, por ejemplo, el patrón (1,1,0,1) es mejor que el patrón (1,0,0,1), y éste es mejor que (1,0,0,0). Entonces el patrón (1,1,0,1) es mejor que el patrón (1,0,0,0). La transitividad tiene una consecuencia importante para nuestra aplicación: que cada camino, deinido por lo arcos que unen los patrones, es un camino de mejora pues al avanzar por el camino se van alcanzando patrones que son mejores que los recorridos con anterioridad. Otra consecuencia importante es que elegido un patrón, no necesariamente hay un solo camino de mejora. Así, por ejemplo, si un programa está caracterizado por el patrón (0,1,0,0) –es decir, es al menos mínimamente efectivo en la segunda componente, y en las restantes es insuiciente- entonces puede escoger los siguientes caminos de mejora: a) (1,1,0,0) – es decir, mejora la primera componente, manteniendo la segunda; luego (1,1,1,0) – es decir, mejora la tercera manteniendo las otras dos; 289 — Parte 4 - Capítulo 1 y inalmente (1,1,1,1) – es decir, mejora la cuarta manteniendo las tres restantes. b) (0,1,0,1) – es decir, mejora la cuarta componente manteniendo la segunda; luego (1,1,0,1) – es decir, mejora la primera manteniendo las restantes dos; y inalmente llega a (1,1,1,1). Esto es un indicativo para cada programa; ciertamente este indicativo muestra posibilidades de mejora, que imponen una restricción: no empeorar en aquello en lo cual se alcanzó el mínimo funcional. Pero en la práctica, un programa podría retroceder. Por ejemplo, supongamos que un programa social estaba caracterizado por el patrón (1,0,0,1), y que luego de un tiempo vuelve a medirse y queda caracterizado por el patrón (0,0,1,0). Este último patrón no está relacionado con el patrón (1,0,0,1), por lo que no es posible proponer una explicación de cómo ocurrió este deterioro. Sin embargo, si se empeora en un camino de mejora, es posible para el programa social entender lo que ha ocurrido. Así, por ejemplo, si inicialmente estaba en (1,0,0,1), y empeoró a (0,0,0,1), signiica que sus dinámicas internas fueron capaces de mantener la cuarta componente pero no así la primera. Este ejemplo muestra no solo las potencialidades de los caminos de mejora, sino también sus limitaciones. Será necesario monitorear en la práctica cómo los programas sociales utilizan los caminos de mejora para saber si las limitaciones se pueden evitar por un uso apegado a los caminos de mejora. En efecto, dado un patrón, la propuesta es que un programa social puede considera las posibilidades de mejora, e incluso de empeoramiento; pero que esas posibilidades estén unidas por los arcos. De esta manera, creemos que no solo se asegura una mejora dirigida, sino también una explicación coherente de los posibles empeoramientos. 4. Conclusiones Medir es comparar. Ciertamente las comparaciones pueden ser en orden alfabético –es decir, los elementos que se compararán se pueden ordenar como el alfabeto y por tanto, se puede producir un ranking; pero también pueden haber ordenamientos más débiles en el sentido de que no todo los elementos son comparables entre sí, pero que se asegura al menos la transitividad del ordenamiento. Es precisamente la propiedad de transitividad la que nos ha permitido sugerir caminos de mejora 290 — Ernesto San Martín para los programas sociales. Esta propuesta tiene un tenor indicativo: le muestra a un programa social cuáles son las posibles acciones que puede realizar para iniciar una suerte de mejora continua. De esta manera, se enfatiza el trabajo interno de mejora, lo que en la literatura de efectividad escolar se llama responsabilización interna. Tanto las decisiones de qué caminos recorrer, como las dinámicas internas tendientes a mantener lo logrado y avanzar en lo no-logrado, son completa responsabilidad del programa social. El instrumento ISE fue concebido precisamente bajo el supuesto de servir como información focalizada en las condiciones de oferta de un programa social. Los caminos de mejora son una forma de utilizar la información de manera constructiva. 291 — CAPÍTULO 2 REVISION DE VARIABLES SOBRE FACTORES DE COMPLEjIDAD EN COMUNAS DE CHILE PARA LA APLICACIÓN DE PROGRAMAS Y PROYECTOS SOCIALES Flavio Cortés1 Magdalena Guerrero2 Introducción Los programas sociales existen en un espacio territorial especíico que supone un nivel de complejidad variable, dado por las características que asume el asentamiento de una población en un territorio y cómo en ese contexto de localización se desarrolla un tipo de práctica social institucionalizada. Entre territorio, actividad humana y práctica institucionalizada se desarrolla una incesante interacción que produce y reproduce la vida social, tanto como mantención de prácticas sociales, como de dinámicas de transformación. Las prácticas sociales de la población responden a sus condiciones de localización y a los desafíos que esa localización demanda y, a su vez, esa práctica transformadora repercute en el medio físico y en las condiciones socioculturales del asentamiento humano. Sin embargo, esta interrelación entre la distribución espacial y social de la actividad económica, la interacciones microsociales de la vida cotidiana que ocurren en el espacio de lo local, y las identidades culturales asociadas a la localización geográica han sido frecuentemente ignoradas por la ciencias sociales como si fueran fenómenos independientes entre sí (Agnew y Duncan, 2013). El análisis que se presenta en este capítulo, se asienta en la noción de que no es posible concebir una separación entre estas dimensiones. Un programa social debe considerar para su diseño, implementación y exitoso desarrollo, una atención constante a las realidades territoriales en que debe 1 Flavio Cortés es Magíster en Comunicación y Estudios Mediáticos de la New School University, Nueva York, Estados Unidos. Sociólogo de la Universidad Católica de Chile. Director Área Sociedad, Centro de Medición de la Pontiicia Universidad Católica de Chile MIDE UC. Co investigador Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: fcortesc@uc.cl 2 Magdalena Guerrero es Socióloga, Universidad Central, maidagh@gmail.com 292 — Flavio Cortés y Magdalena Guerrero operar, las que condicionarán su existencia y le demandarán desafíos especíicos provenientes de la población localizada en el territorio donde opera, de la institucionalidad que ese grupo humano ha generado y de las condiciones geográicas del territorio. Pese a la centralidad de la forma cómo la población se asienta, distribuye y organiza en un territorio y siendo este un aspecto estratégico y constituyente de la condiciones de la vida social y de las identidades que en esa práctica se construyen, en general los programas sociales prestan escasa atención al respecto, procediendo como si la entrega de sus servicios fuera homogénea y el tratamiento de la población participante fuera indiferenciada. Por cierto, suponer que el programa social no se ve condicionado por los desafíos que presenta la localización territorial de la población es una icción que sólo se puede sostener en una mirada focalizada en una pretendida homogeneidad que se impone sobre la población desde quien diseña e implementa ese programa. En este capítulo, se busca superar esa óptica interrogándose sobre qué dimensiones de la complejidad territorial y de la localizacíon poblacional en los territorios, presenta un mayor nivel de desafío a la realización de programas sociales. Para deinir factores de complejidad territorial a pequeña escala (en el caso de esta revisión a nivel comunal), en primer lugar, se acotará el marco en el cual se entenderá la dimensión territorial y desde donde se concebirá el concepto de complejidad pensando en la implementación de proyectos sociales. El concepto de territorio se puede entender como un proceso de construcción social. Este no es ajeno al proceso de desarrollo histórico, económico nacional y sub-nacional. Por lo tanto, cuando hablamos del ámbito territorial en este caso, nos estamos reiriendo a un ámbito local, que sin embargo, está enmarcado en un contexto global de desarrollo y crecimiento que se ve relejado en una heterogeneidad en las condiciones de vida de la población dependiendo de los lugares en que vivan. Tal como describe Rifo “tanto…las dimensiones físicas o materiales, como aquellas subjetivas o culturales, que caracterizan a un territorio en un momento histórico dado, son producto de un complejo y evolutivo sistema de interacciones sociales que produce, reproduce y transforma los lugares especíicos, como también su vinculación o interacción con otros lugares” (2013, pág. 38). Dentro de este marco, podemos destacar para nuestro análisis el concepto de heterogeneidad estructural, donde destacan las fuertes brechas de productividad 293 — Parte 4 - Capítulo 2 existentes entre distintos estratos productivos y que tiene implicancias en las elevadas brechas de ingreso, y también en una coniguración socio-territorial fuertemente desigual (Rifo, 2013). Esto se puede evidenciar en la descripción de Cepal (2010) respecto a América Latina y el Caribe donde se expone que alrededor de 434 millones de personas (el 77,36% de la población) viven en áreas urbanas. Esta concentración de la población hace que en las últimas décadas las autoridades públicas de la región hayan destinado gran parte de sus tareas de gestión y planiicación a implementar medidas que satisfagan las crecientes demandas de infraestructura y equipamiento social de las ciudades. De esta forma se han ido dejando de lado las zonas rurales en términos de inversión social, lo cual va reproduciendo condiciones de segregación y aislamiento social. Siguiendo a Cepal, la dinámica del libre mercado ha creado desigualdades en las ciudades de todo el mundo, pero en América Latina son más fuertes a causa de una marcada asimetría en la dotación de infraestructura y equipamiento social: Este ordenamiento urbano intensiica la segregación porque la concentración de actividades económicas informales o menos dinámicas en las zonas donde habitan las familias de menores ingresos conlleva, por lo general, un descenso de los precios de la tierra. Esto disminuye o limita los ingresos municipales procedentes de los impuestos sobre los bienes raíces, las patentes comerciales y los permisos municipales, lo que afecta la capacidad de inanciar proyectos de inversión, y mantener y brindar infraestructura y servicios públicos. A raíz de este deterioro de los espacios públicos, surgen problemas de acceso a los servicios, falta de espacios apropiados de socialización y aumento del índice de inseguridad física, así como problemas de desailiación institucional ya que hay muchos jóvenes que no estudian ni trabajan (Cepal 2010, pág. 142). Podemos decir entonces, que la dinámica del libre mercado ha creado desigualdades y tal como recalca Cepal (2010) en la región, éstas son más fuertes a causa de una marcada asimetría en la dotación de infraestructura y equipamiento social. En las zonas urbanas, donde se concentra la demanda por parte de las actividades económicas más dinámicas y las familias de mayores ingresos, el suelo adquiere un 294 — Flavio Cortés y Magdalena Guerrero valor inmobiliario que impide el acceso o expulsa a las actividades menos dinámicas y a las familias de menores ingresos. La dinámica de concentración de ingresos ha coexistido con una de concentración de recursos en ciertas áreas geográicas, donde la población de mayores ingresos accede a una mejor provisión de bienes, servicios e infraestructura. Por lo tanto, tomando la línea de Cepal (2010), donde recalca que “el análisis teórico de las disparidades territoriales se ha centrado en dos grandes problemas: el nivel y la evolución de la disparidad general entre los ingresos y las condiciones de vida de los habitantes de distintos territorios, y la concentración espacial de la actividad económica y la población” (pág. 132), deiniremos las siguientes variables como indicadores de la complejidad plasmada en el territorio comunal en Chile: • Población. • Tasa de crecimiento poblacional. • Porcentaje de personas en situación de pobreza. • Población que reside en áreas rurales. • Índice de aislamiento de localidades respecto del acceso respecto a servicios básicos. La selección de estas variables obedece a tres órdenes de factores. Por una parte, aludimos a la concentración demográica en un determinado territorio suponiendo que ella presiona al Estado y, en particular, a las políticas públicas, por servicios y recursos que deben ser provistos. Como es evidente, mientras mayor sea la concentración demográica en un determinado espacio geográico, mayor será la complejidad de satisfacer requerimientos de servicios básicos que atiendan las necesidades de la población. Este factor de complejidad se verá exacerbado cuando en un territorio la población residente experimenta un crecimiento signiicativo, pues ello demandará una expansión de todos los servicios que deben ser provistos en condiciones que normalmente son de restricciones presupuestarias y de restricciones espaciales. Los procesos de asentamiento poblacional generados por dinámicas migratorias en localidades que generan lujos de atracción, repercuten 295 — Parte 4 - Capítulo 2 en una frecuente marginalización de la población de bajos ingresos que no puede acceder a territorios donde el valor del suelo está deinido por lógicas de mercado y que son los que cuentan con mejor acceso a servicios y equipamiento urbano. Esta dinámica repercutirá entonces en una mayor complejidad para los programas sociales, dada la cantidad de población que atender y la localización de los grupos más deprivados en territorios con menores dotaciones de recursos. En segundo lugar, la selección de las variables obedece a una lógica de desigualdad social donde los territorios donde reside una mayor cantidad de personas viviendo en condiciones de pobreza, demandan mayores niveles de requerimientos a la política pública y a los programas sociales en la medida que los ingresos familiares autónomos no permiten dar cuenta de la necesidades básicas, y congruentemente, la concentración de familias en condiciones de pobreza tampoco genera, obviamente, los ingresos comunales que permitan solventar a nivel local el gasto social. En esa realidad, las comunas deben suplementar sus recursos recurriendo a fondos de carácter central, pero ello tiene una lógica eminentemente compensatoria. Un tercer factor considerado es el de la localización geográica. La distancia de localidades rurales a los grandes centros poblados donde se concentra la dotación de recursos hace que los programas sociales enfrenten desafíos para alcanzar, hacer participar y entregar servicios a la población viviendo en dichas zonas, por lo que esta diicultad se expresa en el número total de población viviendo en zonas rurales. Adicionalmente, es importante incluir la cantidad de localidades aisladas por comuna, deiniendo esas localidades de acuerdo a un Indice de Aislamiento generado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE), dependiente del Ministerio del Interior y que considera entre otros factores el bajo nivel de accesibilidad, la dispersión de la población y la baja presencia y cobertura de servicios básicos y públicos. Por cierto, estas cinco factores no agotan la descripción de la complejidad de los territorios y ciertamente, existen otras variables que podrían presentar evidentes desafíos a la instalación, despliegue y desarrollo de programas sociales. No obstante ello, para los propósitos de detectar cuáles territorios presentan mayores complejidades a los programas sociales, se requiere una información que sea de la más amplia cobertura, lo que en el caso actual, supone un levantamiento a nivel comunal en todas o la gran mayoría de las comunas del país. En seguida, debe existir una capacidad de levantamiento de datos que tenga una cierta periodicidad de manera 296 — Flavio Cortés y Magdalena Guerrero que en un plazo razonable se tenga expectativas de actualización de los datos, relejando la cambiante realidad social. En tercer lugar, las técnicas de levantamiento de datos deben asegurar que éstos sean coniables y válidos. El conjunto de estos requerimientos hacen que las variables con las que se pueda trabajar sean, en el caso de nuestro país, muy escasas pues, no existe un sistema de información a nivel local que levante información periódica al nivel de desagregación comunal que se requiere de una multiplicidad de variables. Por ello, hemos acotado nuestro ejercicio a los factores mencionados reconociendo que ellos sólo dan un indicio de la complejidad comunal. Metodología A continuación, se deinirá con mayor detalle los indicadores a utilizar, su metodología y lógica detrás de su cálculo3. INDICADORES DE COMPLEJIDAD TERRITORIAL A NIVEL COMUNAL Indicadores de Población4 Cantidad de población comuna De acuerdo a las proyecciones de población realzadas por el INE el año 2015 en Chile residen 18.006.407 personas. Éstas se distribuyen de forma heterogénea en el territorio, por lo que se utilizará el dato de población a nivel comunal para indicar el dato de la cantidad de población que vive en las comunas al año 2015. Los datos utilizados para este indicador corresponden a la actualización de población 2002-2012 y las proyecciones 2013-2020, elaboradas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE)5. Tasa de crecimiento de población comunal 3 Debido a la falta del Censo de Población y Vivienda 2012, la mayoría de estos indicadores fueron calculados con los datos del Censo 2002. 4 De acuerdo a la legislación vigente, el país se encuentra dividido en 15 regiones, las que a su vez se subdividen 54 provincias y 346 comunas (INE, 2014) 5 Para revisar mayor detalle en http://www.ine.cl/canales/chile_estadistico/familias/demograicas_vitales.php. 297 — Parte 4 - Capítulo 2 Se utilizará la tasa de crecimiento de población para observar el cambio o variación de la población en los últimos años en la comuna. Para ello, se elaboró un cálculo propio en base a las proyecciones de población del INE. En este caso, el dato indica la variación porcentual de población entre los años 2002 y 2011 en cada comuna, calculado mediante la siguiente formula: r = [(P1-P0)/P0]*100 = [(P1/P0) – 1]*100 P1: población total en el momento (inal) t=1 (2011) P0: población total en el momento inicial t=0 (2002) r: Tasa de crecimiento de la población total Indicador de pobreza Porcentaje de personas en situación de pobreza Sobre la incidencia de la pobreza en las comunas del país, el Ministerio de Desarrollo Social ha desarrollado desde el año 2011 la elaboración de estimaciones de la tasa de pobreza comunal en base a metodologías que combinan información de encuestas y registros administrativos. La metodología utilizada es la de Estimación de Áreas Pequeñas (SAE). La última publicación corresponde a la estimación realizada para el año 2013. La Metodología SAE combina la estimación obtenida directamente de la Encuesta Casen con una estimación sintética construida a partir de un modelo econométrico y basada en información procedente de otras fuentes. Esta estimación se aplica para las 324 comunas en las que tuvo presencia la Encuesta Casen 2013, para las restantes 21 comunas se utilizó un método de imputación de medias por conglomerado (IMC), utilizando como base para las características de las comunas el censo de población y vivienda 2002 al cual se le asigna el promedio de la tasa de pobreza comunal del conglomerado al cual pertenece (Ministerio Desarrollo Social, 2015). Indicador territorial Población en áreas rurales De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2002, un 87% de las personas censadas que se declararon residentes de la comuna correspondían a áreas urbanas y sólo un 13% a áreas rurales. Se utilizará el indicador de porcentaje de personas 298 — Flavio Cortés y Magdalena Guerrero residentes en áreas rurales a nivel comunal, asumiendo que éstas están en una situación de desventaja frente a los centros urbanos donde existe mayor inversión social y por lo tanto habría ciertas condiciones de vida más solucionadas en comparación con áreas rurales. Los datos extraídos corresponden los resultados del Censo de Población y Vivienda 2002 publicados por el Instituto Nacional de estadísticas6. Índice de aislamiento El año 2012 la SUBDERE realizó un estudio de Identiicación de Localidades en Condiciones de Aislamiento. Se entiende por territorio aislado, aquel con bajo nivel de accesibilidad, con escasa población y alta dispersión de esta, baja presencia y cobertura de servicios básicos y públicos, y que, a consecuencia de estos factores, se encuentra en una situación de desventaja y desigualdad social respecto del desarrollo del país7. Los datos utilizados para su análisis fueron los del Censo de Población y Vivienda 2002, a un universo de datos que corresponde a las Localidades (Sedes Comunales, Zonas Urbanas y Entidad Rural) del país. El universo del estudio quedó conformado por 36.053 localidades (SUBDERE, 2012). La función de cálculo general, publicada por SUBDERE (2012), utilizada para determinar las localidades en condición de aislamiento, corresponde a: (2*Grado de Integración) – Condiciones Geográicas Estructurales = índice de Aislamiento El grado de aislamiento se medió en una escala que va de 2 (dos) a -1 (menos uno), donde 2 corresponde a la máxima integración posible, y -1 corresponde al máximo aislamiento posible. A partir de esta escala, la SUBDERE determinó un umbral de aislamiento, considerando el valor “0” (cero), como el límite de la “condición de aislamiento”, es decir, tener un valor inferior a “0” implica que una localidad se encuentra en condición de aislamiento (SUBDERE, 2012). Para la construcción del indicador para uso de este estudio, se consideró la cantidad de localidades aisladas por comuna mediante la escala y umbral propuesto por SUBDERE en su estudio. Por lo tanto, todas las localidades que tenían un índice 6 Datos extraídos de: http://espino.ine.cl/cgibin/RpWebEngine.exe/PortalAction?&MODE=MAIN&B ASE=CPCHL2KREG&MAIN=WebServerMain.inl 7 Decreto Supremo N°608 publicado el 27 de noviembre de 2010, que establece la Política Nacional de Desarrollo de Localidades Aisladas. 299 — Parte 4 - Capítulo 2 de Aislamiento menor “0” fueron sumadas como localidades en condiciones de aislamiento en la comuna. Tabla 1: Cuadro Resumen de los Factores Considerados Variables Comunales DE POBLACIÓN Indicadores Fuentes Población comunal estimada para el año Actualización de población 2015. 2002-2012 y Proyecciones 2013-2020 (INE). Tasa de crecimiento de población comu- Indicadores territoriales reanal 2002 – 2011. lizado por el Centro Latinoamericano para el desarrollo rural (RIMISP). DE POBREZA % de población en condición de pobreza por ingresos. Pobreza comunal según metodología de estimación de áreas pequeñas (SAE) año 2013 (Ministerio de Desarrollo Social). % de población en zonas rurales. Censo de Población y Vivienda 2002 (INE). TERRITORIALES Nº de localidades en condición de aisla- Estudio de Identiicación de miento por comuna. Localidades en condiciones de Aislamiento 2012 (SUBDERE). Metodología de análisis La metodología de análisis deinida busca establecer una distinción entre las comunas que se deinirán mediante el siguiente criterio: Código 300 — Criterio de complejidad de las comunas 1 Baja complejidad 2 Complejidad media 3 Alta complejidad 4 Complejidad extrema Flavio Cortés y Magdalena Guerrero Para lograr esto, en primer lugar se agrupará cada indicador en cuatro categorías considerando que los valores más bajos siempre indicarán menor complejidad y los valores más altos una mayor complejidad. Agrupación de indicadores En primer lugar, se revisó la distribución de cada indicador los cuales fueron agrupados en grupos de cuatro categorías, según su distribución en la base de datos comunal, para facilitar el análisis y la categorización de las comunas. El criterio utilizado para su agrupación por indicador comunal es la distribución de datos de acuerdo a la desviación estándar que éstos presentan o su distribución en cuartiles, lo que se muestra en la Tabla 2: Tabla 2: Indicador comunal por criterio de agrupación8 Indicador comunal Criterio de agrupación Población Total, Cuartiles, Crecimiento poblacional, + - una Desviación Estándar, Pobreza, + - una Desviación Estándar, Porcentaje de población rural, + - una Desviación Estándar, Número de localidades aisladas, Cuartiles, Para realizar el cálculo señalado, en primer lugar, se observó cómo se distribuyen las variables (sin agrupar)9 y en las variables que presentaran una desviación estándar mayor a la media (o promedio), se descartó el uso de este estadígrafo como recurso de agrupación, debido a que la primera categoría quedaría con cero casos. En estas variables, se decidió realizar el agrupamiento por cuartiles (cuatro grupos de igual tamaño con el 25% de la distribución). Para las variables de pobreza, población rural y localidades aisladas, se le restó la desviación estándar de su distribución a la media (o promedio) para elaborar el 8 Los indicadores que se distribuyen con una variabilidad promedio muy grande fueron agrupados en cuartiles ya que al realizar la agrupación por desviaciones estándar se pierde una categoría. 9 Ver cuadro 1. 301 — Parte 4 - Capítulo 2 primer corte, el segundo corte corresponde al valor de la media menos la desviación estándar hasta la media, el tercer corte corresponde desde el valor de la media hasta la media más una desviación estándar, y el cuarto grupo corresponde a los valores mayores a la media más una desviación estándar, como puede observarse en la Tabla 3. Tabla 3: Agrupación por + una desviación estándar (de)10 Grupo Criterio de agrupación 1 Desde valor mínimo hasta la media – 1 DE. 2 Desde la media-1DE hasta la media. 3 Desde la media hasta la media + 1 DE. 4 Desde la media + 1 DE hasta valor máximo. Construcción de un índice de complejidad Se elaborará un índice en una escala de 100 puntos, donde se le asignará una ponderación a cada variable de acuerdo a la importancia, considerando el desarrollo teórico existente, en términos del impacto de la variable y a la vez como un resultado de un desarrollo desigual del territorio, siguiendo la siguiente lógica: n i=1 xi max x Pi (xi) Xi: Variable Pi: Ponderador La propuesta es la siguiente: Índice de complejidad comunal x1 x 1% max(x1) x2 ++++ x 10% max(x2) x3 x 20% max(x3) x4 x 30% max(x4) x5 x 40% max(x5) 10 Los indicadores que se distribuyen con una variabilidad promedio muy grande fueron agrupados en cuartiles ya que al realizar la agrupación por desviaciones estándar se pierde una categoría. 302 — Flavio Cortés y Magdalena Guerrero X1: Población total. X2: Porcentaje de población rural. X3: Crecimiento poblacional. X4: Número de localidades aisladas. X5: Pobreza. “Para acceder a la clasiicación las comunas categorizadas de acuerdo a Índice de Complejidad, elaboradada por los autores de este capítulo, diríjase al capítulo Evalúa ISe: protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales, sección “Comunas categorizadas de acuerdo a Índice de Complejidad”. De acuerdo a esta clasiicación 18 comunas se agrupan como de baja complejidad, 89 de complejidad media, 146 de alta complejidad y 86 de extrema complejidad (ver Tabla 4). Tabla 4: Tabla de frecuencias ranking de complejidad comunal Válidos Frecuencia Porcentaje Baja complejidad. 18 5,2 5,3 Complejidad media. 89 25,7 26,3 Alta complejidad. 146 42,2 43,1 Complejidad extrema. 86 24,9 25,4 100,0 339 98,0 Perdidos. Total. 7 2,0 Total. 346 100,0 Porcentaje válido 303 — Parte 4 - Capítulo 2 Referencias bibliográicas — Agnew, J.A. y Duncan, J.S. (Eds.).(2013). The Power of Place: Bringing Together Geographical and Sociological Imaginations. New York, NY: Routledge — Arocena, José (2002). El desarrollo local: un desafío contemporáneo. Segunda edición.Uruaguay: Taurus - Universidad Católica. — CEPAL (2010). La Hora de la Igualdad. Brechas por cerrar, caminos por abrir. Trigésimo tercer período de sesiones de la CEPAL Brasilia, 30 de mayo a 1 de junio de 2010. Naciones Unidas, Santiago de Chile. — INE (2014). Compendio estadístico 2014. INE, Santiago de Chile. — Ministerio de Desarrollo Social (2015). Síntesis Estimación de la pobreza por ingresos a nivel comunal 2013. Nueva metodología (estimación SAE e imputación de medias por conlgomerados). Ministerio de Desarrollo Social, Santiago de Chile. — Rifo, Luis (2013). 50 años del ILPES: evolución de los marcos conceptuales sobre el desarrollo territorial. Serie Desarrollo Territorial, CEPAL, Santiago de Chile. — SUBDERE (2012). Estudio de Identiicación de Localidades en condiciones de Aislamiento 2012. División de Políticas y Estudios, Departamento de Estudios y Evaluación, Santiago de Chile. — Sunkel, O; Infante, R (2009). Hacia un desarrollo inclusivo el caso de Chile. Santiago de Chile: CEPAL, Santiago de Chile. 304 — CAPÍTULO 3 PROYECCIONES PARA UNA INNOVACIÓN PÚBLICA Teresa Matus1 Fabiola Cortez-Monroy2 1 Teresa Matus es doctora en Sociología, IUPERJ, Rio de Janeiro. Doctora en Trabajo Social de la UFRJ, Brasil. Actualmente es directora de Trabajo Social en la Universidad de Chile. Miembro fundador de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas. Miembro fundador de la Red de investigadores en Trabajo Social. Ha desarrollado una línea de investigación sobre innovación social y modelos de gestión de calidad para programas sociales (Proyectos Fondef Do7I1143 y Fondef IDeA IT13I10020). Email: teresamatus@u.uchile.cl 2 Fabiola Cortez-Monroy es DEA en Sociología, de l’Université Catholique de Louvain, Belgique. Trabajadora Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Académica Escuela de Trabajo Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Directora Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: fcortezm@uc.cl 306 — Teresa Matus y Fabiola Cortez-Monroy 1. HABER DESCUBIERTO UN AGUjERO NEGRO: EL DESACOPLAMIENTO ENTRE CALIDAD Y COMPLEjIDAD Los agujeros negros3 serían cuerpos celestes con un campo gravitatorio tan fuerte que ni siquiera la radiación electromagnética puede escapar de su proximidad cayendo inexorablemente en el agujero. El cuerpo está rodeado por una frontera esférica llamada “horizonte de sucesos”, a través de la cual la luz puede entrar, pero no puede salir, por lo que parece ser completamente negro. Se llama horizonte de sucesos, ya que el único suceso que puede ocurrir una vez pasada la frontera es el de seguir cayendo en el agujero, ya que no hay velocidad posible suicientemente grande como para escapar de la atracción gravitatoria, ni siquiera a la velocidad de la luz se puede escapar. En política pública existe una premisa en sus fundamentos: el que los problemas sociales provienen de la sociedad, de las personas, y la solución proviene desde las políticas públicas. Esto genera un campo gravitatorio inicial que invisibiliza la participación de la propia política en el actual estado de cosas. De este modo, es posible abrir una interrogante acerca de la concepción misma de ciudad, transporte, educación, ciencia, pobreza, desigualdad, salud, vivienda, trabajo. Complementariamente, hemos descubierto una tendencia que se reitera en diversos ámbitos: en la medida que la complejidad sistema/entorno se acrecienta, las condiciones de calidad de la oferta de los programas sociales disminuyen. Lo anterior, constituye un entramado, un horizonte de sucesos que en la última década no ha hecho sino aumentar. Son diversas las investigaciones que lo muestran: 3 El astrónomo alemán Karl Schwarzschild formula este concepto por primera vez en 1916 sobre la base de la teoría de la relatividad de Albert Einstein. 307 — Parte 4 - Capítulo 3 Desde una evidencia que se construye en el 2007 en la investigación sobre una “Reforma municipal en la mira”4 donde se observa claramente en las esferas rojas el retroceso de las condiciones de calidad en la medida que la complejidad crece. Lo notable es que en una investigación del 2015, sobre mercado laboral, no sólo persiste la brecha entre las comunas, siendo Puente Alto una de las que permanece en complejidad extrema, sino que se connota un aumento en la segregación urbana5. Igual tendencia se evidencia en los resultados del Informe de derechos humanos del 20136 en la descripción de las brechas comunales en la atención de la salud mental. 4 Matus, Teresa. Pérez, Uca. Fuentes, Luis. (Editores) La reforma municipal en la mira. Fundación Ford, Expansiva, Escuela de Trabajo Social UC, Observatorio de Ciudades. www.expansiva.cl 5 Valencia, M. Godoy, I. Gran Santiago incrementa niveles de segregación en la última década. El Mercurio, 16 de agosto. 2015. 6 Centro de Derechos Humanos UDP, Santiago, 2013. Pp.206. 308 — Teresa Matus y Fabiola Cortez-Monroy La misma persistencia la muestra las condiciones de calidad en la atención municipal para población inmigrante7. Asimismo, en un análisis encargado por la comisión Bravo a una consultora independiente, se sostiene que la esperanza de vida varía hasta seis años entre comunas según su nivel de ingresos, lo que complejiza el debate sobre cómo mejorar las pensiones8. Todo lo anterior, nos permite colocar como fundamento una relación negativa que observar, un agujero negro en la política pública, que cambia los fundamentos desde dónde pensar: desde la des municipalización hasta la focalización de los programas. A este “horizonte de sucesos”, el profesor Mascareño, en un seminario sobre Sociedad y Medio Ambiente: un problema de desigualdad, lo denominaba “Accidente Normal”9, para referirse a una red de interconexión de fallas sistémicas que condicionaban y ponían fuera de lugar las respuestas protocolizadas existentes y concebidas como regulares. Es decir, existiría un acoplamiento duro (tight coupling) que haría que toda la planiicación realizada fuese desbordada, generando una crisis sin escalas, donde los sistemas de auto inmunidad se destruyen como en un efecto de torre de arena, dado que no ha sido posible pensar lo que, por estar no observado era impensable. De allí que como primer mecanismo de observación este proyecto Fondef postula una doble relación indisociable: complejidad/calidad. Una característica en la astronomía de un agujero negro, es que la fuerza de atracción que ejerce su gravedad es tan intensa que la materia se comprime hasta límites increíbles; al adquirir un estado tan denso, la gravedad resulta tan elevada que ni la luz puede escapar de él. Por esta causa, el objeto no será observable: será “negro”, a decir por los astrónomos. Hasta el momento no existe ninguna prueba concluyente de la existencia de agujeros negros. Por ser invisibles, sólo podrían ser detectados a través de sus efectos gravitacionales sobre otros cuerpos celestes, o bien en el caso singular de que se halle junto a otra estrella formando un sistema doble. Existe un 7 Matus, Teresa. Cortez-Monroy, Fabiola. Sabatini, Francisco. Hermansen, Pablo. Silva, Claudia. Migración y Municipios. Construcción de una propuesta de política pública de gestión municipal para la población migrante. Propuestas para Chile. Políticas Públicas UC, Santiago, 2012. Pp. 309 y ss. 8 Estudio encargado por la comisión Bravo a la consultora NInoska Damianovic. El Mercurio, 21 de noviembre 2015. 9 Mascareño, Aldo. Exposición: “Accidentes normales y la anormalidad de las víctimas. Problemas de atribución en desastres naturales”, en el seminario Sociedad y medio ambiente: un problema de desigualdad. Organizado por el Magister de Análisis Sistémico aplicado a la Sociedad MASS. Universidad de Chile, 20 octubre 2015. 309 — Parte 4 - Capítulo 3 sistema binario en la constelación del Cisne, donde se ha observado una potente fuente de Rayos X; aparentemente es de una de las dos componentes del sistema, justamente aquella que no es visible. Los datos recogidos de un sistema doble sugieren que un enigmático objeto, tendría masa suicientemente grande como para ser identiicado como agujero negro. En este sentido, el proyecto postula que la calidad no es otra cosa que saber enfrentar la complejidad sistema/entorno dentro de la cual el programa social realizará su acción. Lo que hemos observado reiteradamente es que las condiciones de calidad se curvan ante esa esfera negra, no consiguen penetrarla. Lo anterior, no sólo coloca un punto de discusión ética sino un punto para discutir el presupuesto, como se observa la gestión y cómo se colocan los incentivos de mejora. gº de complejidad gº de calidad Agujero negro = relación paradojal entre complejidad y calidad En el ISe en este caso decimos que cualquier sistema de mejoras, debe partir con este diagnóstico, pues partir con otro contiene un error de base. Por tanto, el punto de inicio de la respuesta de este proyecto Fondef a una innovación de políticas públicas reside en este diagnóstico de la falla, de la gravitación de estos elementos. De allí que llamamos línea de base a la observación de estos niveles de desacoplamiento. Esta observación permite entender otros desacoplamientos que relentizan decisiones y colocan una fragilidad en el accionar de las políticas: 310 — Teresa Matus y Fabiola Cortez-Monroy a) La fórmula del cálculo presupuestario de las políticas. La forma de llegar a la dotación de recursos se realiza por fuera de este diagnóstico, lo que entrega no sólo un presupuesto con pequeñas variaciones territoriales sino desajustado de pensar las formas de enfrentar esta tendencia de relación negativa entre complejidad y calidad. b) Los instrumentos usados en diversos ámbitos por los programas sociales están desacoplados en relación con las evidencias que coloca su desarrollo en territorios no sólo geográicos, sino sociales y culturales especíicos. c) Los mecanismos en los que se colocan incentivos: el personal de los equipos tiene incentivos por cumplimiento de metas. Pero ellas han sido reseñadas desde otro diagnóstico. d) Las formas de subsidariedad del Estado al llamar para la ejecución de los programas a diversas organizaciones de la sociedad civil o empresas privadas, contienen una lógica mandatante que invisibiliza el diagnóstico de la falla y acciona diversos mecanismos de control, colocados en una tendencia de cumplimiento que no agrega valor frente a la enorme tarea de enfrentar el agujero negro descrito. e) Además, existe un desacoplamiento entre el presupuesto y la forma en que se requiere llevar adelante la intervención social, ello porque el cálculo presupuestario antecede y no contempla fórmulas con clúster diferenciados para realizar una intervención social de impacto especíico. f) Por último, hay un desacoplamiento en los niveles de observación de la relación oferta/demanda. Al estar los sistemas evaluativos mayoritariamente centrados en la demanda, no se ven las asimetrías provocadas por la diversa calidad de la oferta. De este modo, se privilegia sólo una forma de entender la desigualdad, donde Gini es el autor más invocado. Desde ese otro lado de la distinción, las desigualdades de la oferta y sus enormes asimetrías, siguen siendo una materia pendiente. Ahora bien, considerar lo anterior involucra cambiar una lógica: pocos hasta ahora buscan enunciaciones de negatividad en un diseño, en una evaluación, en 311 — Parte 4 - Capítulo 3 un plan de mejoras. Tanto en los sistemas públicos, de la sociedad civil como en las empresas, las memorias anuales, los diferentes anuncios, las páginas web. , los sistemas de información pública, están llenos sólo de logros. Enunciar desde la falla es algo que simplemente no se contempla. Esto es paradojal, porque la innovación no es posible sin negatividad. Si no se encuentran la falla no se puede mejorar la oferta. De allí que el proyecto recorra y postule ciertos giros que permitan observar y enfrentar este desacoplamiento entre complejidad y calidad. 2. LOS GIROS: CÓMO SE PUEDEN ENCONTRAR FÓRMULAS PARA ENFRENTAR UN DESACOPLAMIENTO a) Un giro de este Fondef es la enunciación no desde la demanda, sino desde las condiciones de calidad de la oferta. En este sentido, una enunciación pensada desde la observación de la oferta permite incluir formas de tiempo y de cálculo anticipado del valor. Como ya sostenía Hegel: el a priori es también a posteriori. Si la oferta está mal concebida o no cumple con los requerimientos necesarios para enfrentar su complejidad asociada, entonces directamente se trata de gasto sin inversión social. Los mecanismos de recursos se están gastando en la propia maquinaria conigurada y no necesariamente serán efectivos en el enfrentamiento de los niveles complejos en que se desarrolla el programa. De allí que una lógica que contemple la oferta, supone un giro sustantivo y que contiene modiicaciones en la forma de pensar el presupuesto, en las formas de la intervención, en los desarrollos programáticos y sus formas de evaluación. 312 — Teresa Matus y Fabiola Cortez-Monroy b) Un giro de la lógica del control externo a la potencialidad de la auto observación. Una enorme riqueza desperdiciada en las políticas públicas la constituyen sus propios equipos de trabajo. No sólo porque la tendencia es de control y auditorías sobre ellos y sus sistemas de reporte parecen más bien haber sido diseñados por “Te pillé. cl”, sino porque los ajustes locales de los equipos, sus mejores hallazgos al llevar a cabo un programa no cuentan con ningún sistema de observación sistemático que permita aprender y considerar esos resultados. En general en Chile, las tareas evaluativas se han encargado a grandes instituciones de expertos. En ellas prima hasta ahora una lógica de observación con remanentes positivistas donde la ocupación de referencias al sistema de marco lógico y trabajo de evidencias abundan. Incluso persisten formas de análisis experimental, bastante alejadas de lo que se requeriría en un ámbito público que enfrenta esa gran masa oscura de contradicciones. Entonces, los registros de lo mejor que tienen esos equipos no quedan situados en ninguna parte y no se consideran en la toma de decisiones. La evaluación, por tanto, es una tarea encargada a expertos o que los programas sociales han tenido que derivar a expertos. Como además, la evaluación del impacto se considera sólo bajo el prisma de la oferta, ese retrato especializado del programa es caro, llega tarde y no puede volver a repetirse en forma sistemática. Pero hay más, el que los equipos no tengan espacio ni sistema para llevar adelante un sistema consistente de auto evaluación es un relejo de crisis de conianza. Este desvío es el relejo del nivel de conianza y del reconocimiento de los equipos. Ahora bien, una innovación no se puede instalar externamente. Esto es lo que una y otra vez aparece en estudios e investigaciones. No es posible reformular, apropiarse de una innovación sin que uno de sus ejes sustantivos sean los propios equipos que la llevan a cabo. De allí la importancia de generar un sistema de formación de equipos en una lógica de innovación pública que conlleve al posibilidad de que ellos den cuenta de lo sucedido localmente en los programas. Sin embargo, una dimensión del agujero negro descrito es que hay una relación invertida también en los equipos sociales de intervención: a mayor complejidad no existe una correlación directamente proporcional con los niveles de especialización requeridos. En este sentido, en el ISe pensamos que un factor clave, es precisamente la constitución innovadora de equipos de trabajo. Como en la clásica novela, el “Factor Humano” es decisivo. 313 — Parte 4 - Capítulo 3 El factor humano como dimensión clave = creación de asignación de zona por complejidad No ProfesionalesP rofesionales Profesionales con Posgrado Programas Sociales 55% 44% 1.42% Social 70% 29% 0.70% Internacional 5% 35% 60% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Programas Sociales Social Profesionales con Posgrado Profesionales No Profesionales Internacional Lo que encontramos es una tendencia inversa a los desarrollos y estándares internacionales: a mayor complejidad lo que tenemos son equipos: — Con muy altos niveles de rotación. Donde los niveles de intervención especializados se asumen con jóvenes, que si bien entregan lo mejor de sí, no tienen un sistema de permanencia que posibilite una forma de apropiación de lo desarrollado en el espacio territorial. No se trata de desperilar su contribución, sino de colocar en la mesa que si algún programa va a funcionar con una estructura de rotación, se piense y diseñe sustantivamente un sistema de intervención con otros actores transversales que sean más constantes, con formas de registro que contribuyan a considerar lo desarrollado y con un nivel de organización de redes locales, de autoridades y comunidades para que el valor agregado de esa intervención permanezca. De lo contrario, es posible encontrar, eso que Hegel describía como grandeza evanescente. 314 — Teresa Matus y Fabiola Cortez-Monroy — Con una clara falta de formación especializada en los equipos que enfrentan niveles mayores de complejidad. Al contrario de la tendencia internacional donde a mayor complejidad mayor especialidad, en Chile en estas materias tenemos que a mayor complejidad los especialistas son escasos y la mayoría de los equipos no cuentan con formación especializada o de posgrado, que los retroalimente en sus tareas. — Sin sistemas de registro para sus ajustes e innovaciones al desarrollar los programas a nivel territorial especíico. De allí que contar con sistemas de auto observación, de auto evaluación son indispensables para una innovación sistemática, que dé lugar a ese proceso de mejoramiento de la calidad de los servicios ofrecidos. En este plano, es interesante observar que este es un giro que se está produciendo en lo público, como por ejemplo, con el programa para la auto evaluación para la gestión municipal, llevado adelante por la Subdere en los 345 municipios del país. Allí la idea es que las diversas alcaldías auto evalúen la gestión que se realiza y puedan dar argumentos para mejorar. Con ello, se espera establecer de mejor modo “servicios municipales garantizados”10. c) Un giro hacia la consideración de estándares. Todavía existen múltiples programas sociales donde la oferta se piensa como un simple cumplimiento de metas. Este sistema, acrecentado por los sistemas de licitación, ya tiene unos niveles de cumplimiento altísimo. Es decir, los programas se piensan con un nivel de cumplimiento cercano o superior al 90%. Esto es posible, porque las formas de intervención no han sido referenciadas desde los estándares de éxito en el enfrentamiento de sus niveles de complejidad asociados. De allí que exista un cierto empirismo en la concepción de la planiicación y el diseño, que se exacerba con las nociones de sistematización de sus prácticas. La comparación con estándares será entonces un pilar sustantivo en los sistemas de observación ISe11. Esto permite entender que en programas que enfrentan complejidad extrema el nivel de 90% o más, se evidencia sencillamente un mal cálculo, ya que difícilmente su 10 Información publicada el lunes 9 de noviembre en la página c9 del diario El Mercurio. “Un programa para la autoevaluación”. 11 Brunsson, Nils. Jacobsson, Bengit. A world of standards. Oxford University Press, 2003. 315 — Parte 4 - Capítulo 3 porcentaje de éxito supera la barrera del 40% en los ámbitos de fenómenos sociales extremos. Desde acá, es posible hacer una redistribución presupuestaria rigurosa y colocar otro sistema de metas e incentivos. 3. un inSTRuMenTal que PeRMiTa deScuBRiR BRecHaS Y HaceR GIROS El hallazgo de la plataforma ISe no es la plataforma, sino observar los niveles desacoplamiento. Nuestro mejor hallazgo es haber descubierto un agujero negro y proponer una batería de instrumentos para observarlo y enfrentarlo mediante: — Un instrumental básico, que desee ir hacia condiciones mínimas y no máximas. De esta forma, existen 4 variables con 5 indicadores que sirven de un sistema de monitoreo básico y una estimación de un índice comunal de complejidad. Si se cruzan estos resultados, tendremos una gradación de efectividad potencial en una innovación social. Pensamos, además, que estos requisitos son cruciales, ya que sus contenidos no dependen de la virtud de quienes lo llevan a cabo. Como sostendrá Adela Cortina, lo importante es “que lo puedan cumplir hasta un pueblo de demonios” Son básicos, leves y no requieren de una súper moralización. — A un agujero negro se le enfrenta con un vacío, con una posibilidad de observación. Ya lo sostenía Foucault: “a un dispositivo se lo enfrenta con otro dispositivo”12. De allí que la plataforma contiene una posibilidad de medición de condiciones de calidad y niveles de complejidad especíicos que se entregan como un dispositivo vacío, pero métricamente programado, lo que permite a los equipos técnicos locales usar, intercambiar puntos de vista, levantar variables e indicadores y colocarlos en una disposición que les permita observar desacoplamientos y ajustes especíicos requeridos. — Se hace una apuesta por la auto observación, porque no existe apropiación de una innovación social que se pueda conducir externamente. El mo12 Foucault, Michel. La microfísica del poder. Editorial la Piqueta. Barcelona, 2009. Pp.47 Para un mayor análisis ver: Giorgio Agambem. ¿Qué es un dispositivo? Editorial Sao Paulo, 2013. 316 — tor de cambio interno es imprescindible. Es allí donde pueden implosionar nuevas posibilidades heterogéneas. — Es un instrumental que sabe trabajar con la negatividad. El ISe está pensado para destruir y al destruir reposiciona. Se trata de partir de la falla. Desde allí, comparar resultados con los mejores estándares potenciales y ver cuánto se logra. Es un instrumental que huye de los ranking y observa el camino del propio programa. — La solución es una solución atómica. disruptiva, minimalista. El ISe busca observar las posibilidades especíicas de innovación producidas por los equipos. gº de complejidad Enfrentar con pick atómicos de innovación gº de calidad Si esos esfuerzos y logros se observaran, no sólo podrían producir mejores resultados, sino impulsar una forma distinta de llevar adelante políticas públicas y programas sociales. Llevar a cabo este cambio de lógica a través de un instrumental simple es la apuesta de este proyecto Fondef de Innovación Social efectiva. EVALÚA ISe PROTOCOLO PARA LA EVALUACIóN DE LA OFERTA DE PROGRAMAS SOCIALES 5 Teresa Matus, Fabiola Cortez-Monroy, Claudia Silva, Fernando Fuenzalida, Ernesto San Martín, Flavio Cortés, Magdalena Guerrero, Adriana Kaulino, María Antonieta Urquieta y Andrés Aparicio 320 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales PROTOCOLO PARA LA EVALUACIóN DE LA OFERTA DE PROGRAMAS SOCIALES Autores Teresa Matus, Fabiola Cortez-Monroy, Claudia Silva, Fernando Fuenzalida, Ernesto San Martín, Flavio Cortés, Magdalena Guerrero, Adriana Kaulino, María Antonieta Urquieta y Andrés Aparicio Teresa Matus es doctora en Sociología, IUPERJ, Rio de Janeiro. Doctora en Trabajo Social de la UFRJ, Brasil. Actualmente es directora de Trabajo Social en la Universidad de Chile. Miembro fundador de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas. Miembro fundador de la Red de investigadores en Trabajo Social. Ha desarrollado una línea de investigación sobre innovación social y modelos de gestión de calidad para programas sociales (Proyectos Fondef Do7I1143 y Fondef IDeA IT13I10020). Email: teresamatus@u.uchile.cl Fabiola Cortez-Monroy es DEA en Sociología, de l’Université Catholique de Louvain, Belgique. Trabajadora Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Académica Escuela de Trabajo Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Directora Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: fcortezm@uc.cl Claudia silva es Dr. Phil en Sociología Universidad de Bonn. Trabajadora Social, Pontiicia Universidad Católica de Chile. Académica Escuela de Trabajo Social Pontiicia Universidad Católica de Chile. Co investigadora Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva:” (IT13I10020). Email: cilvad@uc.cl Fernando Fuenzalida es Magíster en Trabajo Social UC. Trabajador Social UCSH. Académico y Director Escuela de Trabajo Social Universidad San Sebastián. Co Investigador proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva” (IT13I10020). Email: fernando.fuenzalida@uss.cl Ernesto San Martín es Profesor Asociado de la Facultad de Matemáticas y de la Facultad de Educación de la Pontiicia Universidad Católica de Chile. Es Profesor Invitado de la Facultad de Economía de la Université Catholique de Louvain, Bélgica, e Investigador Asociado del 321 — Evalúa ISe Center for Operations Research and Econometrics CORE, Bélgica. Obtuvo su doctorado en Ciencia con orientación Estadística en la Université Catholique de Louvain. Realiza investigación en psicometría y en efectividad escolar. Co investigador Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: esanmart@mat.puc.cl Flavio Cortés es Magíster en Comunicación y Estudios Mediáticos de la New School University, Nueva York, Estados Unidos. Sociólogo de la Universidad Católica de Chile. Director Área Sociedad, Centro de Medición de la Pontiicia Universidad Católica de Chile MIDE UC. Co investigador Proyecto FONDEF CONICYT “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales” (IT13I10020). Email: fcortesc@uc.cl Magdalena Guerrero es Socióloga, Universidad Central. Email: maidagh@gmail.com Adriana Kaulino es Dra. en Psicología Universidad de Chile. Magíster en Psicología Social Universidad Federal de Río de Janeiro. Directora del Magister en Psicología Social de la Universidad Diego Portales. Académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales. Co investigadora proyecto Conicyt FONDEF IT13I10020. Email: adriana.kaulino@udp.cl María Antonieta Urquieta es Dra. En Trabajo Social y Políticas Comparadas de Bienestar Social, Universidad Autónoma de Nuevo León, México. Magister en Trabajo Social y Políticas Sociales de la Universidad de Concepción. Asistente Social de la Universidad de Valparaíso. Jefa de Carrera y Académica de Trabajo Social de la Universidad de Chile. Email: antonieta. urquieta@u.uchile.cl Andrés Aparicio es Ingeniero de Sistemas y Computación de la Pontiicia Universidad Javeriana de Cali, Colombia. Trabaja en el Centro UC Tecnologías de Inclusión como Coordinador del Equipo de Desarrollo Tecnológico. Ha participado en proyectos de investigación inanciados por CONICYT, VRI UC y British Academy y en proyectos de investigación sobre juego y evaluación cognitiva en población típica, juego y funciones ejecutivas y desarrollo cognitivo de niños con trastornos del neurodesarrollo. Email: adapar@gmail.com 322 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Introducción En este capítulo se presenta el Protocolo ISe para la Evaluación de la Oferta de los Programas Sociales. Este ha sido estructurado en cinco partes. En la primera de ellas, se presenta la propuesta de evaluación ISe. En la segunda, se dan a conocer los sistemas de medición ISe. En la tercera parte, se abordan los informes de reportes y estructuración del plan de mejoras en el sistema ISe, indagando en cómo auto observar los procesos de gestión de condiciones de calidad y los niveles de complejidad. En la cuarta parte, se describe el instrumento de evaluación de la calidad oferta de los programas sociales. Finalmente, en la parte cinco, se presenta la arquitectura de la plataforma inteligente, de modo de orientar a los programas sociales en el acceso a ella, los pasos a seguir en la evaluación del programa e identiicar los reportes que esta arroja a partir del análisis de los datos. 1. ISe: una propuesta de evaluación de la oferta para programas sociales El propósito de este protocolo es presentar los principales elementos y características del ISe (Innovación Social Efectiva), compuesto por una batería de instrumentos para evaluar la oferta de los programas sociales, articulando la calidad de la oferta de dichos programas con la complejidad del entorno en la que ellos se sitúan. El desarrollo de este instrumento, ha sido posible gracias a la colaboración y experiencia de distintas entidades socias pertenecientes al mundo público, privado y a las organizaciones sociales, las que a través de su aporte, han permitido ajustar el instrumento a los requerimientos del ámbito social nacional. Ellas son: — Acción — Cámara Chilena de la Construcción, CChC — Ciudad del Niño — Confederación de la producción y el Comercio CPC — Fundación Superación de la Pobreza 323 — Evalúa ISe — Servicio Nacional de Menores, SENAME — Servicio Nacional del Adulto Mayor, SENAMA 1.1 ¿qué es iSe? El ISe surge a partir del proyecto FONDEF de CONICYT IT13I10020, denominado “Innovación Social Efectiva: Construcción de una Batería de Instrumentos Cuantitativos y un Soporte Tecnológico para Mejorar los Procesos de Medición de la Calidad en Programas Sociales”. El proyecto parte de la premisa que así como se pueden mejorar los productos (vacunas, salmones, vinos, plantación de árboles, tratamiento del agua) se pueden mejorar los procesos para obtener programas sociales de mejor calidad. La innovación social que propone es una herramienta auto aplicada, rigurosa en sus indicadores, focalizada en la calidad de la oferta de los programas sociales, de fácil acceso virtual, gratuita y pública, para evaluar programas sociales desde los propios equipos de trabajo. Los resultados de dicha evaluación son puestos en relación con la complejidad del entorno en que los programas se desarrollan. De esta manera, el ISe mide la calidad de la oferta de los programas sociales, mediante variables e indicadores generales y especíicos, articulando esta evaluación con la complejidad del entorno, la que ha sido medida a través de la construcción de un índice de complejidad. Los objetivos del proyecto son: Objetivo General — Construir una batería de instrumentos cuantitativos y proveer un soporte tecnológico para medir las condiciones de calidad de los programas sociales en relación a su complejidad. — Construir un índice de efectividad de los programas sociales que pone en relación la calidad de la oferta con la complejidad en la que los programas se desenvuelven. 324 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Objetivos Especíicos — Diseñar y aplicar un instrumento cuantitativo de cuatro componentes claves de la gestión de calidad en programas sociales: intervención social, equipos de trabajo, incorporación tecnológica y gestión organizacional. — Deinir indicadores para medir la complejidad. — Proveer de un estándar de medición de programas sociales que gire la forma de medir efectividad social (Innovación Social Efectiva) ISE. — Proveer de un soporte tecnológico de observación de programas sociales (plataforma web) que sea de fácil acceso y bajo costo. — Desarrollar un prototipo de adscripción virtual, que relacione organismos públicos, empresas y ONGs, mejorando los niveles de accountability y de observación de programas sociales. Yo no pondría este 1.2 Efectividad de la oferta de los programas sociales Hoy existe un presupuesto social importante pero aún no se sabe observar su efectividad. Gobierno, empresas y ONGs, no cuentan con información suiciente para orientar la toma de decisiones en materia de inversión social. No se sabe qué programa garantiza una mayor rentabilidad social de los dineros aportados. Por tanto, se requieren herramientas mensurables que permitan observar el CóMO se hacen las cosas (PNUD, 2009). En esta línea han existido esfuerzos por reformar los Ministerios sociales y el sistema de registro de los programas sociales involucrados, fortaleciendo sus sistemas evaluativos. Ahora bien, si se decide efectuar una evaluación ex post en cada programa social para después ajustarlo, hay que considerar que según datos oiciales de la Dirección de Presupuesto (DIPRES), entre 1997 y 2010 se realizaron alrededor de 120 evaluaciones de impacto. Sin duda, este es un camino importante, pero largo y costoso tanto para los programas como para las políticas públicas. Se ha avanzado, pero hay espacio para mucho más. La solución que propone este proyecto es un “atajo”: construir una batería de instrumentos que permitan evaluar un programa observando la calidad propuesta 325 — Evalúa ISe en su oferta. Dicha herramienta será coniable por su calidad técnica, transparente por su carácter público y disponible para cualquier programa, pertinente para mejorar la eiciencia del gasto y oportuna, en tanto diseñada, para efectuar ajustes mientras el programa se desarrolle. Esto permitirá aumentar la probabilidad de éxito de las evaluaciones de impacto, reducir el riesgo de inversión y adelantar los ajustes requeridos con un costo menor al de la vía regular. De allí que es una innovación en la forma de gestión de la calidad de los programas sociales. De esta forma, este proyecto busca proveer mejores condiciones para instituciones públicas, Ministerios Sociales, ONGs y empresas no sólo establezcan nexos de colaboración más consistentes sino un sistema de observación de la calidad de lo emprendido y de los desafíos y brechas que corregir. El proyecto busca entender la importancia de un cambio de enfoque en la evaluación y conigurarse como una herramienta estratégica para mostrar cómo operan las desigualdades de la oferta. En este sentido “querer emparejar la cancha” para los ciudadanos supone evaluar las diferencias que Estado, ONGs y Empresas colocan en sus ofertas en relación con los programas sociales. Esto signiica poner la calidad de un programa en relación con la complejidad social que busca enfrentar. En palabras simples, la calidad se medirá por el nivel de respuesta y adecuación que tenga el programa en relación con las dimensiones del fenómeno social del cual se quiere hacer cargo. El ISe, por tanto, permite acceder a una plataforma interactiva donde encontrar un instrumento preciso y breve de evaluación de la calidad de la oferta de un programa social especíico. Sus resultados serán rápidos y servirán al propio equipo para ajustar y mejorar; así como para tener una imagen general de dimensiones fuertes y débiles de su proyecto. En este sentido, es una plataforma pública y gratuita, diseñada para entregar resultados a un “Click” que le entregue información procesada y antecedentes en gráicos y datos a un programa social. Por tanto, la evaluación deja de ser un proceso caro y soisticado y coloca al alcance de cualquier programa, independiente de su tamaño o antigüedad la oportunidad de medirse las veces que le resulte pertinente, consiguiendo observar un proceso de avance y retroceso, que les permita mejorar su toma de decisiones. 326 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 1.3 Las apuestas del ISe Girar la evaluación, aportando un instrumento especíico Entender que la evaluación de impacto de un programa se puede anticipar si se logran reconocer indicadores claves sobre la calidad de la oferta. La calidad de un programa no es sólo posible observarla después. El a priori es también a posteriori. Si el diseño del programa, sus formas de intervención, sus equipos y su presupuesto están desajustados, es muy difícil obtener después buenos resultados. De allí que el ISE busque aportar con un instrumento cuantitativo que colabore a bajar el riesgo de la inversión, cuestión clave para enfrentar la incertidumbre en relación con la calidad de los programas sociales que se busca impulsar. La calidad es saber enfrentar la complejidad Los programas sociales trabajan hoy en problemas de alta complejidad. Todas esas personas, precisamente por estar sometidas a una situación difícil, merecen que exista para ellos una intervención de primera calidad donde los programas estén bien pensados y mejor realizados. Sin embargo estudios chilenos, nos muestran una relación inversamente proporcional: en cuanto la complejidad sube, la calidad baja. Luego, encontrar caminos para fortalecer la coordinación y el acoplamiento entre diversos organismos (Ministerios, organizaciones, empresas) es una tarea sustantiva. La importancia de capturar la heterogeneidad de lo social Capturar la heterogeneidad de la demanda y ajustar la oferta haciendo distinciones pertinentes es, todavía, una agenda pendiente. Lo anterior es clave para disminuir la brecha en la disposición de recursos, focalizar a usuarios y programas, escalonar la oferta de servicios. En este mismo sentido, entender que la calidad del programa, dice relación especíica con su capacidad de respuesta frente a un entorno geográico diverso a lo largo del país. Por tanto, la intervención también debe ajustarse a usuarios distintos, en niveles de requerimientos diferentes. Realzar el rol clave de los equipos de trabajo de los programas En general, se ha concebido la evaluación como un proceso externo a los equipos técnicos y profesionales de un programa. Para el ISe los equipos de trabajo son un 327 — Evalúa ISe factor clave en la calidad de los programas. De allí que el ISe será un instrumento que asume una posición: integrar la función de evaluación al interior de los equipos sociales, colocando fundamentos más sólidos para otro tipo de evaluaciones futuras. La importancia de la gestión de la información No se trata sólo de registrar información sino de saber cómo y para qué se usa. Los datos deben estar diseñados para responder oportunamente a las necesidades de información de personas y organizaciones. Este último tipo de atributos se llama “navegabilidad de la información”, caracterizando a la máxima navegabilidad como aquella que ofrece información actualizada y en tiempo real a todos los sistemas autorizados que la soliciten. Por tanto el ISe no busca ser un instrumento de cien o más variables con muchos indicadores. Buscamos observar el comportamiento de 4 variables, con 5 indicadores cada una. Pensamos que, en este caso, menos puede ser más. Mejorar la toma de decisiones en los programas sociales La toma de decisiones en programas sociales se realiza en general tardíamente, por tanto no hay formas protocolizadas de incorporar cambios durante el desarrollo del proyecto. Esto sucede porque, entre otras razones, aún son insuicientes los instrumentos de medición rigurosos y cuantiicables. Frente a este desafío el ISe busca aportar con una herramienta mensurable rigurosa, especíica y de fácil manejo, que puede aplicarse varias veces para observar el programa en el lujo de su desarrollo. 1.4 ¿cómo se evalúa? En las mediciones clásicas de programas sociales, la efectividad se asocia mayoritariamente a una evaluación de impacto en relación a la demanda. La propuesta ISe da un giro en 180 grados con respecto a esta manera de evaluar, colocando la efectividad como el resultado de la medición de las condiciones de calidad de la oferta en relación a la complejidad social del programa. En efecto, el ISe comprende dos tipos de mediciones, una básica y una especíica. El ISe básico contempla la medición de la calidad de la oferta de los programas sociales en cuatro componentes fundamentales: gestión de la intervención social, 328 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales gestión de los equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica. Cada uno de estos componentes, contiene una variable y cinco indicadores. Asimismo, el ISe Básico, incorpora la medición de la complejidad básica a través de un índice compuesto por tres variables comunales generales: población, pobreza, territoriales. Adicionalmente, se contempla la elaboración de un ISe Especíico, donde los programas podrán adicionar a la medición de la calidad de la oferta, en cada uno de los componentes, una variable y cinco indicadores que relejen las particularidades de su programa. Asimismo, podrán incorporar nuevos indicadores de observación de la complejidad pertinentes al territorio y a la población hacia la cual el programa social enfoca su trabajo. Ambas mediciones son puestas en relación para la creación de un ISe Ajustado, que comprende tanto las variables generales como las especíicas (ver Diagrama N°1). Condiciones de calidad básica Condiciones de calidad ajustada Condiciones de complejidad básica Condiciones de complejidad ajustada ISe básico ISe ajustado 329 — Evalúa ISe 1.5 Condiciones de calidad de la oferta En esta primera parte de la evaluación, el programa social – mediante el proceso de la auto-observación – evalúa sus propias condiciones de calidad de la oferta en los componentes de Gestión de la Intervención Social, Gestión de los Equipos de Trabajo, Gestión Organizacional y Gestión Tecnológica. Cada uno de estos componentes, contiene una variable y cinco indicadores para medir la calidad, las que serán explicadas detalladamente más adelante (ver Tabla N°1) Tabla N°1: Condiciones de calidad básica de la oferta Componentes Variables Indicadores Nombre del programa / Perspectivas de sujetos con derechos Gestión de la Intervención Social Coherencia Programática Objetivos / Actividades Actividades / Distribución en subgrupos de usuarios Redes/ frecuencia de uso para actividades del programa que la requieran Nivel de caliicación del equipo de trabajo / Objetivos del programa Condiciones de Calidad Básicas (CCB) Gestión de los Equipos de Trabajo Capacidad de gestión del equipo en la intervención Grado en que el equipo considera distinciones en la gestión de la intervención del programa Grado en que el equipo de trabajo considera estándares técnicos en la oferta de intervención Grado de autonomía equipo de trabajo para ajustar las dimensiones estratégicas del programa Grado en que el equipo de trabajo posibilita la participación de los usuarios 330 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Componentes Variables Indicadores Número de personas contratadas en el equipo técnico / Porcentaje de cumplimiento de las actividades del programa Recursos / Grado de inanciamiento de actividades Gestión Organizacional Capacidad de gestión de recursos Capacidad de adicionar recursos para inanciar actividades si el programa lo requiere Nivel efectivo de gastos por usuario del programa / Nivel de gasto requerido por usuario según estándares de calidad Existencia de recursos adicionales para afrontar situaciones imprevistas Condiciones de Calidad Básicas (CCB) Sistema informático / Registro de la información en relación a la intervención Gestión Tecnológica Capacidad de gestión tecnológica asociada a la intervención Información sustentada en sistemas informáticos / Toma de decisiones estratégicas Computadores con programas ad hoc a las funciones del equipo técnico / Porcentaje de cobertura del equipo técnico Capacidad de uso de los funcionarios del sistema informático Página web o sistemas de comunicación tecnológica del programa / dimensiones comunicadas con transparencia y detalle. En esta parte el programa social tiene la posibilidad de deinir por sí mismo una variable y cinco indicadores para cada componente, de modo de evaluar con- 331 — Evalúa ISe diciones particulares de calidad de la oferta. El nombre “Condiciones de Calidad Ajustada” remite a esta posibilidad del programa de ajustar a su propia realidad estos elementos, considerando la complejidad social que enfrenta. Así, mediante la estrategia del “espejo”, el programa social tiene la posibilidad de determinar 4 variables y 5 indicadores para cada una de ellas. La construcción de esta parte de la matriz evaluativa está en manos de los profesionales del programa social, y de las características propias que ellos sienten que deben enfrentar y que no están consideradas en otros mecanismos evaluativos, o en las Condiciones de Calidad Especíicas de la oferta. Tabla N°2: Condiciones de calidad ajustada de la oferta Componentes Variables Variable N°1: Indicadores Indicador N°1: Indicador N°2 Gestión de la Intervención Social Indicador N°3 Indicador N°4 Indicador N°5 Variable N°2: Indicador N°1: Indicador N°2 Gestión de los Equipos de Trabajo Indicador N°3 Indicador N°4 Indicador N°5 Condiciones de Calidad Ajustada Variable N°3: Indicador N°1: Indicador N°2 Gestión Organizacional Indicador N°3 Indicador N°4 Indicador N°5 Variable N°4: Indicador N°1: Indicador N°2 Gestión Tecnológica Indicador N°3 Indicador N°4 Indicador N°5 332 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 1.6 Condiciones de complejidad de la oferta Los programas sociales se desarrollan en espacios territoriales especíicos y con poblaciones especíicas, lo que supone que el nivel de complejidad es variable, de acuerdo a las características del territorio en el que el programa se inserta y de los sujetos con quienes interviene. El territorio que el instrumento observa, son las comunas donde los programas se desarrollan. Al igual que en la medición de la calidad de la oferta, en la medición de la complejidad se cuenta con un instrumento básico y uno especíico. El índice de complejidad básica de la oferta1 contempla tres variables y cinco indicadores, que se indican en la siguiente tabla: Tabla N°3: Variables e indicadores de las condiciones de complejidad básica de la oferta VARIABLES COMUNALES Población INDICADORES Cantidad de población comunal Tasa de crecimiento de la población comunal Pobreza Porcentaje de personas en situación de pobreza Territorio Población en áreas rurales Índice de aislamiento Se han deinido estos indicadores, pues se comprende, por una parte, que la cantidad de población comunal y la tasa de crecimiento de la población (indicadores de población) dicen relación con la complejidad, ya que a mayor cantidad de habitantes, mayor demanda por servicios sociales en un territorio determinado; condición que se verá exacerbada si ha habido un aumento signiicativo de población en corto tiempo. Por otra parte, la pobreza es también considerada como indicador de complejidad, pues las personas en situación de pobreza acumulan vulneraciones en distintos ámbitos y, por lo tanto, generan mayores niveles de requerimientos a 1 Para acceder al índice de complejidad básica por comuna, ver Protocolo N, capítulo 2 “Revisión de variables sobre factores de complejidad en comunas de Chile para la aplicación de programas y proyectos sociales”. 333 — Evalúa ISe los programas sociales. El indicador de ruralidad, se ha estimado relevante, pues la mayor cantidad de servicios sociales se concentra en zonas urbanas, por lo que las comunas rurales enfrentan mayores desafíos para acceder a ellos. A esto, se adiciona la cantidad de localidades aisladas por comuna, las que enfrentan aún mayores desafíos de accesibilidad y dispersión de la población. Ahora bien, un programa puede estimar que estas variables e indicadores de complejidad, si bien retratan algunos de los aspectos basales de su acción, no contemplan variables e indicadores especíicos, pues no se reieren a pobreza, heterogeneidad de la población o heterogeneidad territorial que son cruciales para el programa. A modo de ilustración: número de especialistas por comunas, información sobre tasa de femicidios, datos en relación a dimensiones productivas comunales, etc. El programa, por tanto, podrá seleccionar – según su cobertura territorial comunal – otras variables de complejidad, obtenidas tanto de la muestra alternativa que ofrece la plataforma como de otros sistemas de medición nacionales existentes. Al colocarlos en los espacios indicados, la plataforma entregará como resultado un valor asociado de complejidad. Tabla N°4: Variables e indicadores de las condiciones de complejidad especíica de la oferta VARIABLES COmuNALES INDICADORES 1 VARIABLE N°1 2 VARIABLE N°2 1 2 VARIABLE N°3 1 2 334 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Tomando en cuenta los indicadores básicos y especíicos se distinguirán cuatro tipos de comunas según nivel de complejidad: a) Nivel 1= Comunas de baja complejidad b) Nivel 2= Comunas de complejidad media c) Nivel 3= Comunas de alta complejidad d) Nivel 4= Comunas de complejidad extrema 2. SISTEMAS DE MEDICION ISe En esta parte del protocolo, se presenta el Sistema de Medición ISe y sus instrumentos de evaluación de las condiciones de calidad y de complejidad de la oferta de los programas sociales. 2.1 Instrumento sobre condiciones de calidad de la oferta El Instrumento de Innovación Social Efectiva ISe permite que cada programa social conozca su nivel de logro en cada una de las cuatro componentes medidas: gestión en la intervención, gestión de equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica. En cada una de estas componentes, un programa puede ser hallado insuiciente, mínimamente competente o efectivo. Cada una de estas componentes incluye 5 indicadores: en cada uno de ellos, un programa debe analizarse a sí mismo y debe señalar el grado de cumplimiento en cada indicador. El grado de cumplimiento puede ser deiciente, insuiciente, mínimo suiciente, más que suiciente o efectivo; cada uno de estos grados ha sido descrito y validado por jueces externos. La estructura del ISe plantea dos preguntas que están directamente relacionadas con el uso de los resultados producidos por el mismo instrumento: — Un programa se mira a sí mismo en una componente dada, por ejemplo gestión en la intervención. Esto signiica que en cada uno de los 5 indicadores, dicho programa juzgó su grado de cumplimiento. ¿Cómo podemos resumir el grado de efectividad de dicho programa en la componente en cuestión? 335 — Evalúa ISe — Una vez que cada programa conoce su nivel de efectividad en cada uno de los 4 componentes, ¿cómo podemos describir las posibles mejoras que un programa puede seguir? 2.1.1. Niveles de efectividad por componente Los grados de cumplimiento por indicador son los siguientes: deiciente, insuiciente, mínimo suiciente funcional, más que suiciente y efectivo. Los niveles de logro deben estar en cierta correspondencia con estos grados. Por simplicidad, se caracterizaron cuatro niveles de logro: insuiciente, mínimo suiciente funcional, más que suiciente y efectivo. Para caracterizar estos niveles de logro, los grados de cumplimiento fueron escalados de 1 a 5, siendo 1 el que corresponde a deiciente. Así, se obtienen las siguientes reglas: Un programa es deiciente en una componente si la suma de los indicadores correspondientes es menor que 15. Esto signiica que un programa es insuiciente en una componente cuando en cada indicador su grado de cumplimiento es a lo más insuiciente. Un programa es insuiciente en una componente si la suma de los indicadores correspondientes es mayor o igual a 15, menor que 20, y el grado de cumplimiento en exactamente dos indicadores es a lo más insuiciente. Esto signiica que un programa no puede ser considerado más que insuiciente en una componente si en dos de cinco indicadores tiene un grado de cumplimiento que a lo más es insuiciente. Un programa alcanza el nivel mínimo suiciente funcional si la suma de los indicadores correspondientes es a lo menos igual a 15, menor que 20, y alguna de las dos condiciones siguientes se satisface: — todos los indicadores al menos alcanzan el umbral mínimo suiciente; o — exactamente uno de los indicadores tiene a lo más un grado de cumplimiento insuiciente. 336 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Esto signiica que un programa alcanza el nivel mínimo suiciente funcional si todos los indicadores alcanzan dicho nivel, o al menos uno es insuiciente (lo que implicará que un indicador será más que suiciente). Un programa alcanza el nivel más que suiciente si la suma de los indicadores correspondientes es mayor que 15, menor o igual a 20 y alguna de las siguientes condiciones se satisface: — todos los indicadores tienen grado de cumplimiento al menos más que suiciente; — exactamente un indicador puede ser al menos igual a deiciente, y los 4 restantes al menos igual a mínimo suiciente; Esto signiica que un programa alcanza el nivel más que suiciente cuando o todos los indicadores alcanzan dicho nivel, o solo uno alcanza al menos el deiciente y los restantes el mínimo suiciente. Un programa alcanza el nivel más que suiciente si la suma de los indicadores correspondientes es a lo menos igual a 20 y dos indicadores alcanzan el nivel de mínimo suiciente. Un programa alcanza el nivel efectivo si su puntaje es mayor que 20 y todos los indicadores a lo menos alcanzan el nivel de más que suiciente. Para entender el alcance de esta clasiicación en niveles de logro, digamos que un patrón de respuesta corresponde a los posibles niveles de cumplimiento en cada uno de los 5 indicadores. Por lo tanto, hay 3125 posibles patrones de respuesta. Según los criterios anteriormente descritos, de estos 3125 patrones, 2102 corresponden a insuicientes (es decir, el 67.2%), 776 corresponden a mínimos funcionales (es decir, el 24.8%), 131 corresponden a más que suicientes (es decir, 4.2%) y 116 corresponden a eicientes (es decir, 3.8%). Los criterios usados para deinir los niveles de logro son bastante exigentes pues es más probable que un programa sea hallado insuiciente. Dado que el 32.8% de los patrones corresponde a niveles de logro al menos mínimo suicientes, los criterios anteriores permiten clasiicar en cada componente a los programas como insuicientes o a lo menos mínimo suicientes. Insuiciente tiene un signiicado explí- 337 — Evalúa ISe cito, a saber, que los niveles de cumplimiento en todos los indicadores son a lo más insuiciente. En caso contrario, se obtiene un nivel de logro de mínimo suiciente. 2.1.2. Caminos de mejora Una vez que un programa ha sido caracterizado como insuiciente o al menos mínimamente suiciente en cada una de las 4 componentes, es posible construir caminos de mejora. Para ijar ideas, denotaremos por 0 cuando un programa es hallado en una componente como insuiciente; y por 1 cuando es hallado al menos mínimamente suiciente. Por lo tanto, el resultado de aplicar el ISe corresponde a un vector de largo 4, donde las coordenadas corresponden a la gestión en la intervención, la gestión de equipos de trabajo, la gestión organizacional y la gestión tecnológica, respectivamente. Así, por ejemplo, el patrón (0,0,0,0) signiica que un programa es hallado insuiciente en las 4 componentes; el patrón (1,0,0,0) signiica que un programa es hallado insuiciente en las componentes de gestión de equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica, pero mínimamente suiciente en gestión en la intervención. Hay 16 posibles patrones: (0,0,0,0), (1,0,0,0), (0,1,0,0), (0,0,1,0), (0,0,0,1), (1,1,0,0), (1,0,1,0), (1,0,0,1), (0,1,1,0), (0,1,0,1), (0,0,1,1), (1,1,1,0), (1,1,0,1), (01,0,1,1),(0,1,1,1), (1,1,1,1,1). A in de proponer caminos de mejora, tenemos que ordenar estos patrones, es decir, establecer una relación entre un patrón y otro de forma que uno sea “mejor” que el otro. Es claro que todos los patrones son “mejores” que el patrón (0,0,0,0) pues este último corresponde a que un programa es insuiciente en las 4 componentes. De manera similar, el patrón (1,1,1,1) es “mejor” que todos los restantes pues dicho patrón corresponde a que un programa es al menos mínimo suiciente en las 4 componentes. No hay razones teóricas que induzcan a sugerir que una componente sea más importante que la otra. Sin embargo, desde el punto de vista de la auto-evaluación 338 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales de cada programa, la capacidad de un programa por desarrollarse a sí mismo si está relejada por el número de componentes en los que al menos es mínimamente suiciente. Así, diremos que un patrón es mejor que otro cuando el primero tiene más 1s que el segundo; y diremos que patrones con la misma cantidad de 1s son indiferentes. De esta manera, obtenemos el siguiente ordenamiento de los padrones: (0, 0, 0, 0) (1, 0, 0, 0)( (1, 1, 0, 0)( 1, 0, 1, 0) (1, 1, 1, 0) 0, 1, 0, 0) (0, 0, 1, 0) (1, 0, 0, 1) (0, 0, 1, 1)( (1, 1, 0, 1) (1, 0, 1, 1) (0, 0, 0, 1) (0, 1, 0, 1) 0, 1, 1, 0) (0, 1, 1, 1) (1, 1, 1, 1) Cuando dos patrones están unidos por línea, el patrón que está más abajo es “mejor” que el patrón que está más arriba. Por ejemplo, el patrón (1,1,0,1) es mejor que el patrón (1,0,0,1). Este ordenamiento muestra en particular que la relación “ser mejor que” es transitiva, esto es, si el patrón A es mejor que el patrón B, y el patrón B es mejor que el patrón C, entonces el patrón A es mejor que el patrón C. Así, por ejemplo, el patrón (1,1,0,1) es mejor que el patrón (1,0,0,1), y éste es mejor que (1,0,0,0). Entonces el patrón (1,1,0,1) es mejor que el patrón (1,0,0,0). La transitividad tiene una consecuencia importante para nuestra aplicación: que cada camino, deinido por lo arcos que unen los patrones, es un camino de mejora pues al avanzar por el camino se van alcanzando patrones que son mejores que los recorridos con anterioridad. Otra consecuencia importante es que elegido un patrón, no necesariamente hay un solo camino de mejora. Así, por ejemplo, si un programa está caracterizado 339 — Evalúa ISe por el patrón (0,1,0,0) –es decir, es al menos mínimamente efectivo en la segunda componente, y en las restantes es insuiciente- entonces puede escoger los siguientes caminos de mejora: i) (1,1,0,0) – es decir, mejora la primera componente, manteniendo la segunda; luego (1,1,1,0) – es decir, mejora la tercera manteniendo las otras dos; y inalmente (1,1,1,1) – es decir, mejora la cuarta manteniendo las tres restantes. ii) (0,1,0,1) – es decir, mejora la cuarta componente manteniendo la segunda; luego (1,1,0,1) – es decir, mejora la primera manteniendo las restantes dos; y inalmente llega a (1,1,1,1). Esto es un indicativo para cada programa; ciertamente este indicativo muestra posibilidades de mejora, que imponen una restricción: no empeorar en aquello en lo cual se alcanzó el mínimo funcional. Pero en l práctica, un programa podría retroceder. Por ejemplo, supongamos que un programa social estaba caracterizado por el patrón (1,0,0,1), y que luego de un tiempo vuelve a medirse y queda caracterizado por el patrón (0,0,1,0). Este último patrón no está relacionado con el patrón (1,0,0,1), por lo que no es posible proponer una explicación de cómo ocurrió este deterioro. Sin embargo, si se empeora en un camino de mejora, es posible para el programa social entender lo que ha ocurrido. Así, por ejemplo, si inicialmente estaba en (1,0,0,1), y empeoró a (0,0,0,1), signiica que sus dinámicas internas fueron capaces de mantener la cuarta componente pero no así la primera. Este ejemplo muestra no solo las potencialidades de los caminos de mejora, sino también sus limitaciones. Será necesario monitorear en la práctica cómo los programas sociales utilizan los caminos de mejora para saber si las limitaciones se pueden evitar por un uso apegado a los caminos de mejora. En efecto, dado un patrón, la propuesta es que un programa social puede considera las posibilidades de mejora, e incluso de empeoramiento; pero que esas posibilidades estén unidas por los arcos. De esta manera creemos que no solo se asegura una mejora dirigida, sino también una explicación coherente de los posibles empeoramientos. Se puede concluir que medir es comparar. Ciertamente las comparaciones pueden ser en orden alfabético –es decir, los elementos que se compararán se pueden ordenar como el alfabeto y por tanto se puede producir un ranking; pero también 340 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales pueden haber ordenamientos más débiles en el sentido de que no todo los elementos son comparables entre sí, pero que se asegura al menos la transitividad del ordenamiento. Es precisamente la propiedad de transitividad la que nos ha permitido sugerir caminos de mejora para los programas sociales. Esta propuesta tiene un tenor indicativo: le muestra a un programa social cuáles son las posibles acciones que puede realizar para iniciar una suerte de mejora continua. De esta manera se enfatiza el trabajo interno de mejora, lo que en la literatura de efectividad escolar se llama responsabilización interna. Tanto las decisiones de qué caminos recorrer, como las dinámicas internas tendientes a mantener lo logrado y avanzar en lo nologrado, son completa responsabilidad del programa social. El instrumento ISe fue concebido precisamente bajo el supuesto de servir como información focalizada en las condiciones de oferta de un programa social. Los caminos de mejora son una forma de utilizar la información de manera constructiva. 2.2. Instrumento sobre medición de niveles de complejidad Los programas sociales existen en un espacio territorial especíico que supone un nivel de complejidad variable dado por las características que asume el asentamiento de una población en un territorio, y como en ese contexto de localización se desarrolla un tipo de práctica social institucionalizada. Entre territorio, actividad humana y práctica institucionalizada se desarrolla una incesante interacción que produce y reproduce la vida social, tanto como mantención de prácticas sociales como de dinámicas de transformación. Las prácticas sociales de la población responden a sus condiciones de localización y a los desafíos que esa localización demanda y, a su vez, esa práctica transformadora repercute en el medio físico y en las condiciones socioculturales del asentamiento humano. Sin embargo, esta interrelación entre la distribución espacial y social de la actividad económica, la interacciones microsociales de la vida cotidiana que ocurren en el espacio de lo local, y las identidades culturales asociadas a la localización geográica han sido frecuentemente ignoradas por la ciencias sociales como si fueran fenómenos independientes entre sí (Agnew y Duncan, 2013). El análisis que se presenta en el sistema ISe se funda en la noción de que no es posible concebir una separación entre estas dimensiones. Un programa social debe considerar para su diseño, implementación y exitoso desarrollo una atención constante a las realidades territoriales en que debe ope- 341 — Evalúa ISe rar, las que condicionarán su existencia y le demandarán desafíos especíicos provenientes de la población localizada en el territorio donde opera, de la institucionalidad que ese grupo humano ha generado y de las condiciones geográicas del territorio. Pese a la centralidad de la forma cómo la población se asienta, distribuye y organiza en un territorio y siendo este un aspecto estratégico y constituyente de la condiciones de la vida social y de las identidades que en esa práctica se construyen, en general los programas sociales prestan escasa atención al respecto, procediendo como si la entrega de sus servicios fuera homogénea y el tratamiento de la población participante fuera indiferenciada. Por cierto, suponer que el programa social no se ve condicionado por los desafíos que presenta la localización territorial de la población es una icción que sólo se puede sostener en una mirada focalizada en una pretendida homogeneidad que se impone sobre la población desde quien diseña e implementa ese programa. En el ISe se busca superar esa óptica interrogándose sobre qué dimensiones de la complejidad territorial y de la localización poblacional en los territorios presenta un mayor nivel de desafío a la realización de programas sociales. Para deinir factores de complejidad territorial a pequeña escala (en el caso de esta revisión a nivel comunal), en primer lugar se acotará el marco en el cual se entenderá la dimensión territorial y desde donde se concebirá el concepto de complejidad pensando en la implementación de proyectos sociales. El concepto de territorio se puede entender como un proceso de construcción social. Éste no es ajeno al proceso de desarrollo histórico, económico nacional y sub-nacional. Por lo tanto cuando hablamos del ámbito territorial en este caso nos estamos reiriendo a un ámbito local, que sin embargo está enmarcado en un contexto global de desarrollo y crecimiento que se ve relejado en una heterogeneidad en las condiciones de vida de la población dependiendo de los lugares en que vivan. Tal como describe Rifo (2013, p.38), “tanto…las dimensiones físicas o materiales, como aquellas subjetivas o culturales, que caracterizan a un territorio en un momento histórico dado, son producto de un complejo y evolutivo sistema de interacciones sociales que produce, reproduce y transforma los lugares especíicos, como también su vinculación o interacción con otros lugares.” Dentro de este marco podemos destacar para nuestro análisis el concepto de heterogeneidad estructural donde destacan las fuertes brechas de productividad 342 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales existentes entre distintos estratos productivos y que tiene implicancias en las elevadas brechas de ingreso, y también en una coniguración socio-territorial fuertemente desigual (Rifo, 2013). Esto se puede evidenciar en la descripción de CEPAL (2010) respecto a América Latina y el Caribe donde se expone que alrededor de 434 millones de personas (el 77,36% de la población) viven en áreas urbanas. Esta concentración de la población hace que en las últimas décadas las autoridades públicas de la región hayan destinado gran parte de sus tareas de gestión y planiicación a implementar medidas que satisfagan las crecientes demandas de infraestructura y equipamiento social de las ciudades. De esta forma se han ido dejando de lado las zonas rurales en términos de inversión social, lo cual va reproduciendo condiciones de segregación y aislamiento social. Siguiendo a CEPAL, la dinámica del libre mercado ha creado desigualdades en las ciudades de todo el mundo, pero en América Latina son más fuertes a causa de una marcada asimetría en la dotación de infraestructura y equipamiento social: “Este ordenamiento urbano intensiica la segregación porque la concentración de actividades económicas informales o menos dinámicas en las zonas donde habitan las familias de menores ingresos conlleva, por lo general, un descenso de los precios de la tierra. Esto disminuye o limita los ingresos municipales procedentes de los impuestos sobre los bienes raíces, las patentes comerciales y los permisos municipales, lo que afecta la capacidad de inanciar proyectos de inversión, y mantener y brindar infraestructura y servicios públicos. A raíz de este deterioro de los espacios públicos, surgen problemas de acceso a los servicios, falta de espacios apropiados de socialización y aumento del índice de inseguridad física, así como problemas de desailiación institucional ya que hay muchos jóvenes que no estudian ni trabajan” (CEPAL 2010, pág. 142). Podemos decir entonces que la dinámica del libre mercado ha creado desigualdades y tal como recalca CEPAL (2010) en la región éstas son más fuertes a causa de una marcada asimetría en la dotación de infraestructura y equipamiento social. En las zonas urbanas, donde se concentra la demanda por parte de las actividades económicas más dinámicas y las familias de mayores ingresos, el suelo adquiere un valor inmobiliario que impide el acceso o expulsa a las actividades menos dinámicas y a las familias de menores ingresos. La dinámica de concentración de ingresos ha coexistido con una de concentración de recursos en ciertas áreas geográicas 343 — Evalúa ISe donde la población de mayores ingresos accede a una mejor provisión de bienes, servicios e infraestructura. Por lo tanto, tomando la línea de CEPAL (2010), donde recalca que “el análisis teórico de las disparidades territoriales se ha centrado en dos grandes problemas: el nivel y la evolución de la disparidad general entre los ingresos y las condiciones de vida de los habitantes de distintos territorios, y la concentración espacial de la actividad económica y la población” (pág. 132), deiniremos las siguientes variables como indicadores de la complejidad plasmada en el territorio comunal en Chile: — Población — Tasa de crecimiento poblacional — Porcentaje de personas en situación de pobreza — Población que reside en áreas rurales — Índice de aislamiento de localidades respecto del acceso respecto a servicios básicos La selección de estas variables obedece a tres órdenes de factores. Por una parte aludimos a la concentración demográica en un determinado territorio suponiendo que ella presiona al Estado y, en particular, a las políticas públicas, por servicios y recursos que deben ser provistos. Como es evidente mientras mayor sea la concentración demográica en un determinado espacio geográico, mayor será la complejidad de satisfacer requerimientos de servicios básicos que atiendan las necesidades de la población. Este factor de complejidad se verá exacerbado cuando en un territorio la población residente experimenta un crecimiento signiicativo, pues ello demandará una expansión de todos los servicios que deben ser provistos en condiciones que normalmente son de restricciones presupuestarias y de restricciones espaciales. Los procesos de asentamiento poblacional generados por dinámicas migratorias en localidades que generan lujos de atracción repercuten en una frecuente marginalización de la población de bajos ingresos que no puede acceder a territorios donde el valor del suelo está deinido por lógicas de mercado y que son los que cuentan con mejor acceso a servicios y equipamiento urbano. Esta dinámica repercutirá entonces en una mayor complejidad para los programas 344 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales sociales dada la cantidad de población que atender y la localización de los grupos más deprivados en territorios con menores dotaciones de recursos. En segundo lugar, la selección de las variables obedece a una lógica de desigualdad social donde los territorios donde residen una mayor cantidad de personas viviendo en condiciones de pobreza, demandan mayores niveles de requerimientos a la política pública y a los programas sociales en la medida que los ingresos familiares autónomos no permiten dar cuenta de la necesidades básicas, y congruentemente, la concentración de familias en condiciones de pobreza tampoco genera obviamente los ingresos comunales que permitan solventar a nivel local el gasto social. En esa realidad las comunas deben suplementar sus recursos recurriendo a fondos de carácter central pero ello tiene una lógica eminentemente compensatoria. Un tercer factor considerado es el de la localización geográica. La distancia de localidades rurales a los grandes centros poblados donde se concentra la dotación de recursos hace que los programas sociales enfrenten desafíos para alcanzar, hacer participar y entregar servicios a la población viviendo en dichas zonas, por lo que esta diicultad se expresa en el número total de población viviendo en zonas rurales. Adicionalmente, la cantidad de localidades aisladas por comuna deiniendo esas localidades de acuerdo a un Índice de Aislamiento generado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE), dependiente del Ministerio del Interior y que considera entre otros factores el bajo nivel de accesibilidad, la dispersión de la población y la baja presencia y cobertura de servicios básicos y públicos. Por cierto, estas cinco factores no agotan la descripción de la complejidad de los territorios y ciertamente, existen otras variables que podrían presentar evidentes desafíos a la instalación, despliegue y desarrollo de programas sociales. No obstante ello, para los propósitos de detectar cuales territorios presentan mayores complejidades a los programas sociales se requiere una información que sea de la más amplia cobertura, lo que en el caso actual supone un levantamiento a nivel comunal en todas o la gran mayoría de las comunas del país. En seguida, debe existir una capacidad de levantamiento de datos que tenga una cierta periodicidad de manera que en un plazo razonable se tenga expectativas de actualización de los datos, relejando la cambiante realidad social. En tercer lugar, las técnicas de levantamiento de datos deben asegurar que éstos sean coniables y válidos. El conjunto de estos requerimientos hacen que las variables con las que se pueda trabajar sean en el caso de nuestro país muy escasas pues no existe un sistema 345 — Evalúa ISe de información a nivel local que levante información periódica al nivel de desagregación comunal que se requiere de una multiplicidad de variables. Por ello hemos acotado nuestro ejercicio a los factores mencionados reconociendo que ellos sólo dan un indicio de la complejidad comunal. 2.2.1. Metodología empleada A continuación se deinirá con mayor detalle los indicadores a utilizar, su metodología y lógica detrás de su cálculo2. 2.2.1.1. Indicadores de complejidad territorial a nivel comunal 2.2.1.2 Indicadores de Población3 Cantidad de población comunal De acuerdo a las proyecciones de población realzadas por el INE el año 2015 en Chile residen 18.006.407 personas. Éstas se distribuyen de forma heterogénea en el territorio, por lo que se utilizará el dato de población a nivel comunal para indicar el dato de la cantidad de población que vive en las comunas al año 2015. Los datos utilizados para este indicador corresponden a la actualización de población 2002-2012 y las proyecciones 2013-2020, elaboradas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE)4. Tasa de crecimiento de población comunal Se utilizará la tasa de crecimiento de población para observar el cambio o variación de la población en los últimos años en la comuna. Para ello se elaboró un cálculo propio en base a las proyecciones de población del INE. En este caso el dato indica la variación porcentual de población entre los años 2002 y 2011 en cada comuna, 2 Debido a la falta del Censo de Población y Vivienda 2012, la mayoría de estos indicadores fueron calculados con los datos del Censo 2002. 3 De acuerdo a la legislación vigente, el país se encuentra dividido en 15 regiones, las que a su vez se subdividen 54 provincias y 346 comunas (INE, 2014) 4 Para revisar mayor detalle en http://www.ine.cl/canales/chile_estadistico/familias/demograicas_ vitales.php. 346 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales calculado mediante la siguiente formula: r = [(P1-P0)/P0]*100 = [(P1/P0) – 1]*100 P1: población total en el momento (inal) t=1 (2011) P0: población total en el momento inicial t=0 (2002) r: Tasa de crecimiento de la población total 2.2.1.3 Indicador de pobreza Porcentaje de personas en situación de pobreza Sobre la incidencia de la pobreza en las comunas del país, el Ministerio de Desarrollo Social ha desarrollado desde el año 2011 la elaboración de estimaciones de la tasa de pobreza comunal en base a metodologías que combinan información de encuestas y registros administrativos. La metodología utilizada es la de Estimación de Áreas Pequeñas (SAE). La última publicación corresponde a la estimación realizada para el año 2013. La Metodología SAE combina la estimación obtenida directamente de la Encuesta Casen con una estimación sintética construida a partir de un modelo econométrico y basada en información procedente de otras fuentes. Esta estimación se aplica para las 324 comunas en las que tuvo presencia la Encuesta Casen 2013, para las restantes 21 comunas se utilizó un método de imputación de medias por conglomerado (IMC), utilizando como base para las características de las comunas el censo de población y vivienda 2002 al cual se le asigna el promedio de la tasa de pobreza comunal del conglomerado al cual pertenece (Ministerio Desarrollo Social, 2015). 2.2.1.4 Indicador territorial Población en áreas rurales De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2002, un 87% de las personas censadas que se declararon residentes de la comuna correspondían a áreas urbanas y sólo un 13% a áreas rurales. Se utilizará el indicador de porcentaje de personas residentes en áreas rurales a nivel comunal asumiendo que éstas están en una situación de desventaja frente a los centros urbanos donde existe mayor inversión 347 — Evalúa ISe social y por lo tanto habría ciertas condiciones de vida más solucionadas en comparación con áreas rurales. Los datos extraídos corresponden los resultados del Censo de Población y Vivienda 2002 publicados por el Instituto Nacional de estadísticas5. Índice de aislamiento El año 2012 la SUBDERE realizó un estudio de Identiicación de Localidades en Condiciones de Aislamiento. Se entiende por territorio aislado aquel con bajo nivel de accesibilidad, con escasa población y alta dispersión de esta, baja presencia y cobertura de servicios básicos y públicos, y que, a consecuencia de estos factores, se encuentra en una situación de desventaja y desigualdad social respecto del desarrollo del país6. Los datos utilizados para su análisis fueron los del Censo de Población y Vivienda 2002, a un universo de datos que corresponde a las Localidades (Sedes Comunales, Zonas Urbanas y Entidad Rural) del país. El universo del estudio quedó conformado por 36.053 localidades (SUBDERE, 2012). La función de cálculo general, publicada por SUBDERE (2012), utilizada para determinar las localidades en condición de aislamiento, corresponde a: (2*Grado de Integración) – Condiciones Geográicas Estructurales = índice de Aislamiento. El grado de aislamiento se midió en una escala que va de 2 (dos) a -1 (menos uno), donde 2 corresponde a la máxima integración posible, y -1 corresponde al máximo aislamiento posible. A partir de esta escala, la SUBDERE determinó un umbral de aislamiento, considerando el valor “0” (cero), como el límite de la “condición de aislamiento”, es decir, tener un valor inferior a “0” implica que una localidad se encuentra en condición de aislamiento (SUBDERE, 2012). Para la construcción del indicador para uso de este estudio, se consideró la cantidad de localidades aisladas por comuna mediante la escala y umbral propuesto por SUBDERE en su estudio. Por lo tanto, todas las localidades que tenían un índice de Aislamiento menor “0” fueron sumadas como localidades en condiciones de aislamiento en la comuna. 5 Datos extraídos de: http://espino.ine.cl/cgibin/RpWebEngine.exe/PortalAction?&MODE=MAIN&BASE=CPCHL2KREG&MA IN=WebServerMain.inl 6 Decreto Supremo N°608 publicado el 27 de noviembre de 2010, que establece la Política Nacional de Desarrollo de Localidades Aisladas. 348 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Tabla 1: Cuadro Resumen de los Factores Considerados Variables comunales Indicadores Fuentes Población comunal estimada Actualización de población 2002para el año 2015 2012 y Proyecciones 2013-2020 (INE) POBLACIÓN Tasa de crecimiento de po- Indicadores territoriales realizado blación comunal 2002 – 2011 por el Centro Latinoamericano para el desarrollo rural (RIMISP) POBREZA % de población en condición de pobreza por ingresos TERRITORIO Pobreza comunal según metodología de estimación de áreas pequeñas (SAE) año 2013 (Ministerio de Desarrollo Social) % de población en zonas ru- Censo de Población y Vivienda 2002 rales (INE) N de localidades en condi- Estudio de Identiicación de Localición de aislamiento por co- dades en condiciones de Aislamiento muna 2012 (SUBDERE) 2.2.2 Metodología de análisis La metodología de análisis deinida busca establecer una distinción entre las comunas que se deinirán mediante el siguiente criterio: Código Criterio de complejidad de las comunas 1 Baja complejidad 2 Complejidad media 3 Alta complejidad 4 Complejidad extrema Para lograr esto, en primer lugar se agrupará cada indicador en cuatro categorías considerando que los valores más bajos siempre indicarán menor complejidad y los valores más altos una mayor complejidad. 2.2.2.1 Agrupación de variables En primer lugar se revisó la distribución de cada indicador los cuales fueron agrupados en grupos de cuatro categorías según su distribución en la base de datos comu349 — Evalúa ISe nal, para facilitar el análisis y la categorización de las comunas. El criterio utilizado para su agrupación por indicador comunal es la distribución de datos de acuerdo a la desviación estándar que éstos presentan o su distribución en cuartiles, lo que se muestra en la Tabla 2: Tabla 2: Indicador comunal por criterio de agrupación Indicador comunal Criterio de agrupación1 Población Total Cuartiles Crecimiento poblacional + - una Desviación Estándar Pobreza + - una Desviación Estándar Porcentaje de población rural + - una Desviación Estándar Número de localidades aisladas Cuartiles Para realizar el cálculo señalado en primer lugar se observó cómo se distribuyen las variables (sin agrupar)7 y en las variables que presentaran una desviación estándar mayor a la media (o promedio), se descartó el uso de este estadígrafo como recurso de agrupación debido a que la primera categoría quedaría con cero casos. En estas variables se decidió realizar el agrupamiento por cuartiles (cuatro grupos de igual tamaño con el 25% de la distribución). Para las variables de pobreza, población rural y localidades aisladas, se le restó la desviación estándar de su distribución a la media (o promedio) para elaborar el primer corte, el segundo corte corresponde al valor de la media menos la desviación estándar hasta la media, el tercer corte corresponde desde el valor de la media hasta la media más una desviación estándar, y el cuarto grupo corresponde a los valores mayores a la media más una desviación estándar, como puede observarse en la Tabla 3. 7 Ver cuadro 1. 350 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Tabla 3: Agrupación por + una desviación estándar (de) Grupo Criterio de agrupación 1 Desde valor mínimo hasta la media – 1 DE 2 Desde la media-1DE hasta la media 3 Desde la media hasta la media + 1 DE 4 Desde la media + 1 DE hasta valor máximo 2.2.2.2 Construcción de un índice de complejidad Se elaboró un índice en una escala de 100 puntos, donde se le asignó una ponderación a cada variable de acuerdo a la importancia, considerando el desarrollo teórico existente, en términos del impacto de la variable y a la vez como un resultado de un desarrollo desigual del territorio, siguiendo la siguiente lógica: n i=1 xi max x Pi (xi) Xi: Variable Pi: Ponderador La propuesta es la siguiente: Índice de complejidad comunal x1 x 1% max(x1) x2 x 10% max(x2) ++++ x3 x 20% max(x3) x4 x 30% max(x4) x5 x 40% max(x5) X1: Población total. X2: Porcentaje de población rural. X3: Crecimiento poblacional. X4: Número de localidades aisladas. X5: Pobreza. 351 — Evalúa ISe Comunas categorizadas de acuerdo a Índice de Complejidad 352 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 1 Papudo 5.263 7,3 5,7 0 9,0 2 Tocopilla 27.590 7,4 2,2 1 3,1 3 Conchalí 141.089 1,5 0,0 0 10,0 4 La Cisterna 92.580 3,4 0,0 0 7,2 5 La Florida 388.805 1,7 0,0 0 6,9 6 La Reina 101.548 0,8 0,0 0 1,3 7 Las Condes 283.417 6,5 0,0 0 1,3 8 Lo Espejo 120.014 1,9 0,0 0 7,0 9 Lo Prado 112.879 3,1 0,0 0 7,1 10 Macul 124.015 4,4 0,0 0 6,1 11 P. Aguirre Cerda 122.304 2,1 0,0 0 8,0 12 Peñalolén 242.766 6,0 0,0 0 9,4 13 Quinta Normal 114.958 4,1 0,0 0 9,5 14 Renca 151.500 6,5 0,0 0 9,0 15 San Joaquín 104.327 1,9 0,0 0 5,6 16 San Ramón 99.749 0,7 0,0 0 9,6 17 Vitacura 88.323 3,2 0,0 0 0,3 18 María Elena 5.162 -24,9 1,5 4 8,4 19 Mejillones 11.309 19,5 3,5 0 6,9 20 Cerrillos 85.349 9,5 0,0 0 6,8 21 Huechuraba 95.912 16,7 0,0 0 5,2 22 Maipú 549.788 9,0 0,8 0 3,9 23 Ñuñoa 220.779 20,2 0,0 0 0,6 24 Providencia 147.533 12,3 0,0 0 3,0 25 Pudahuel 233.252 10,1 1,7 0 9,3 353 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 1 2 1 1 1 30,3 1 3 2 1 1 1 30,8 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 4 2 1 1 1 31,0 1 1 1 1 1 1 32,8 1 2 3 1 1 1 35,5 2 4 3 1 1 1 36,0 2 4 3 1 1 1 36,0 2 4 3 1 1 1 36,0 2 4 3 1 1 1 36,0 2 4 3 1 1 1 36,0 2 4 3 1 1 1 36,0 2 354 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna 26 Peñalor Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 89.892 20,1 5,1 0 8,9 27 Algarrobo 10.474 12,2 23,3 0 9,7 28 Mostazal 26.433 11,8 16,1 1 8,4 29 El Monte 35.673 20,0 15,6 1 9,6 30 Concepción 229.017 1,9 1,9 6 9,7 31 Talagante 70.720 9,6 16,3 1 9,8 32 D. de Almagro 15.224 -15,2 4,0 16 6,1 33 El Tabo 10.116 25,8 5,7 0 5,1 34 Concón 48.778 30,2 2,2 0 8,7 35 Lota 47.821 -3,9 0,2 0 20,2 36 Pirque 21.998 18,8 41,4 1 2,7 37 Viña del Mar 323.530 6,3 0,0 0 14,0 38 Los Andes 68.041 6,4 7,8 1 11,9 39 San Antonio 96.764 5,1 4,3 1 18,8 40 Talcahuano 178.052 3,7 0,6 0 15,3 41 Santiago 358.332 46,7 0,0 0 6,4 42 Cerro Navia 158.299 2,1 0,0 0 15,4 43 El Bosque 193.915 4,7 0,0 0 13,2 44 Estación Central 144.982 4,8 0,0 0 11,5 45 La Granja 143.237 3,0 0,0 0 20,0 46 La Pintana 212.656 5,5 0,0 0 17,0 47 Quilicura 209.417 38,4 0,4 0 9,2 48 Recoleta 168.342 6,6 0,0 0 10,7 49 San Miguel 110.237 23,1 0,0 0 4,6 50 Coinco 7.191 6,5 35,7 0 17,6 51 Llanquihue 18.083 5,5 21,8 1 15,2 52 S. José de Maipo 15.003 5,6 28,4 1 10,6 53 La Ligua 33.878 1,8 24,5 1 18,2 355 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 4 3 1 1 1 36,0 2 2 3 2 1 1 38,0 2 3 3 2 1 1 38,3 2 3 3 2 1 1 38,3 2 4 2 1 2 1 38,5 2 4 3 2 1 1 38,5 2 2 1 1 3 1 40,5 2 2 4 1 1 1 40,5 2 3 4 1 1 1 40,8 2 3 2 1 1 2 40,8 2 3 3 3 1 1 40,8 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 4 1 1 1 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 4 1 1 1 41,0 2 4 2 1 1 2 41,0 2 4 4 1 1 1 41,0 2 1 2 2 1 2 42,8 2 2 2 2 1 2 43,0 2 2 2 2 1 2 43,0 2 3 2 2 1 2 43,3 2 356 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 54 Cabildo 20.117 2,1 34,1 1 19,4 55 Nogales 23.783 4,4 13,6 1 16,7 56 Quilpué 168.070 17,8 1,3 2 9,6 57 Lampa 86.975 66,5 29,7 1 8,5 58 Panquehue 7.333 5,8 55,7 0 14,1 59 Hijuelas 18.050 6,4 48,7 0 19,1 60 Putaendo 16.391 5,7 50,9 0 18,9 61 Nancagua 17.075 4,1 40,8 0 19,0 62 Doñihue 20.318 11,3 7,8 0 17,1 63 Curacaví 29.641 12,0 35,4 7 7,4 64 San Felipe 73.842 7,9 9,9 0 12,6 65 Talca 233.339 8,5 4,0 1 15,7 66 Punta Arenas 128.326 4,6 2,5 15 4,6 67 Independencia 83.059 14,8 0,0 0 14,2 68 Puente Alto 610.118 13,1 0,1 0 14,6 69 San Bernardo 297.262 11,0 2,3 0 17,9 70 La Estrella 3.305 -25,8 54,2 4 13,2 71 Puchuncaví 17.762 21,6 14,5 0 15,1 72 Olivar 15.025 11,5 35,6 0 15,5 73 Tiltil 17.599 10,3 44,7 7 9,8 74 Quintero 27.667 17,7 11,4 0 18,9 75 Graneros 33.726 17,8 12,4 0 13,4 76 Machalí 77 Valparaíso 51.665 52,6 6,1 3 5,7 295.489 2,6 0,3 4 16,9 78 Quillota 93.633 13,1 13,0 1 14,2 79 Rancagua 233.389 3,6 3,4 2 13,4 80 Rengo 61.102 11,2 27,3 0 20,5 81 Osorno 157.630 3,9 9,0 2 17,6 82 Lo Barnechea 103.919 22,6 2,5 5 4,2 83 Buin 83.211 17,8 15,6 0 12,1 357 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 3 2 2 1 2 43,3 2 3 2 2 1 2 43,3 2 4 3 1 2 1 43,5 2 4 4 2 1 1 43,5 2 1 2 3 1 2 45,3 2 2 2 3 1 2 45,5 2 2 2 3 1 2 45,5 2 2 2 3 1 2 45,5 2 3 3 1 1 2 45,8 2 3 3 2 2 1 45,8 2 4 3 1 1 2 46,0 2 4 3 1 1 2 46,0 2 4 2 1 3 1 46,0 2 4 3 1 1 2 46,0 2 4 3 1 1 2 46,0 2 4 3 1 1 2 46,0 2 1 1 3 2 2 47,8 2 2 3 2 1 2 48,0 2 2 3 2 1 2 48,0 2 2 3 3 2 1 48,0 2 3 3 2 1 2 48,3 2 3 3 2 1 2 48,3 2 3 4 1 2 1 48,3 2 4 2 1 2 2 48,5 2 4 3 2 1 2 48,5 2 4 2 1 2 2 48,5 2 4 3 2 1 2 48,5 2 4 2 1 2 2 48,5 2 4 4 1 2 1 48,5 2 4 3 2 1 2 48,5 2 358 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 84 Caldera 17.542 15,3 1,3 10 8,2 85 El Quisco 13.093 22,4 5,5 0 13,7 86 Codegua 14.166 18,7 51,5 0 18,9 87 Peumo 16.089 8,2 45,4 0 10,3 88 Quinta de Tilcoco 13.241 8,9 48,7 0 19,3 89 San Rafael 9.782 16,2 54,3 0 20,2 90 Coltauco 19.703 12,1 57,1 0 14,4 91 Requinoa 31.405 19,4 49,6 1 12,5 92 San Vicente 46.985 9,2 45,5 0 15,4 93 Chimbarongo 37.424 8,5 47,7 0 17,7 94 Santa Cruz 37.563 8,7 42,6 1 14,7 95 Ancud 43.978 4,9 31,7 4 16,5 96 Iquique 198.123 10,6 0,7 13 6,2 97 Antofagasta 378.244 15,2 0,3 16 3,6 98 Calama 176.459 15,3 1,3 9 3,8 99 Calera 55.121 5,4 3,4 0 23,0 100 Villa Alemana 138.348 26,4 0,8 0 12,7 101 Colina 121.233 32,6 18,6 4 7,3 102 Zapallar 6.205 4,2 16,4 0 21,9 103 Olmué 15.987 6,7 26,2 0 22,8 104 Maullín 15.722 -1,1 55,7 6 19,5 105 Vallenar 53.087 4,4 8,6 50 8,7 106 Chiguayante 99.036 12,2 0,1 2 13,9 107 Temuco 287.850 9,4 5,3 7 18,4 108 Paiguano 4.492 2,8 100,0 4 17,4 109 Marchihue 7.594 4,5 68,2 4 16,2 110 Navidad 5.958 4,5 86,6 5 20,2 111 Puqueldón 4.021 -3,5 100,0 5 14,5 112 Primavera 1.259 -37,6 100,0 84 9,1 113 Mail 7.460 -0,2 46,9 1 29,9 359 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación 2 3 1 2 4 1 2 3 2 3 2 2 Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 3 1 50,5 2 1 2 50,5 2 3 1 2 50,5 2 3 1 2 50,5 2 3 3 1 2 50,5 2 3 3 1 2 50,5 2 3 3 3 1 2 50,8 2 3 3 3 1 2 50,8 2 3 3 3 1 2 50,8 2 3 3 3 1 2 50,8 2 3 3 3 1 2 50,8 2 3 2 2 2 2 50,8 2 4 3 1 3 1 51,0 2 4 3 1 3 1 51,0 2 4 3 1 3 1 51,0 2 4 2 1 1 3 51,0 2 4 4 1 1 2 51,0 2 4 4 2 2 1 51,0 2 1 2 2 1 3 52,8 2 2 2 2 1 3 53,0 2 2 2 3 2 2 53,0 2 4 2 1 4 1 53,5 2 4 3 1 2 2 53,5 2 4 3 1 2 2 53,5 2 1 2 4 2 2 55,3 3 1 2 4 2 2 55,3 3 1 2 4 2 2 55,3 3 1 2 4 2 2 55,3 3 1 1 4 4 1 55,3 3 1 2 3 1 3 55,3 3 360 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 114 Chañaral 13.725 -1,7 1,5 9 10,7 115 Huasco 10.263 16,2 18,5 7 11,5 116 Andacollo 11.415 4,3 7,9 11 14,9 117 Calle Larga 14.405 22,6 46,4 0 15,9 118 Pichilemu 14.408 8,9 23,2 2 15,3 119 Frutillar 17.272 6,1 41,0 0 23,4 120 Cartagena 20.213 11,2 9,4 1 22,6 121 Maule 49.334 107,2 59,8 0 14,9 122 Pitrufquen 24.672 6,1 38,9 0 26,4 123 Isla de Maipo 35.298 21,2 26,7 3 15,4 124 San Fernando 73.586 8,3 19,7 7 17,4 125 Melipilla 116.680 12,9 35,3 7 19,5 126 Pica 6.639 2,0 21,6 17 20,4 127 Pelarco 7.936 4,2 74,9 1 26,5 128 Pelluhue 7.623 10,6 39,5 7 20,0 129 Cisnes 5.341 -6,4 54,7 58 6,4 130 Taltal 13.050 9,0 6,7 29 6,3 131 Santa María 15.665 12,5 36,6 0 27,0 132 Malloa 13.861 2,6 63,3 0 22,1 133 Peralillo 11.562 10,5 39,5 2 20,6 134 Villa Alegre 15.350 1,0 62,7 0 28,1 135 Yerbas Buenas 18.239 6,9 90,5 0 29,9 136 Renaico 10.582 8,4 24,3 1 28,9 137 San Esteban 18.480 16,2 47,7 2 14,6 138 Pichidegua 20.216 7,4 72,0 1 24,0 139 Teno 28.504 5,7 74,0 1 29,3 140 Penco 51.611 5,9 1,2 4 21,5 141 Calera de Tango 24.577 20,0 45,4 2 13,4 142 Copiapó 172.231 19,0 1,8 45 5,3 143 Chillán 179.632 5,1 8,5 2 22,6 361 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación 2 2 2 3 Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos 1 3 2 55,5 3 2 2 2 55,5 3 Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 2 2 1 3 2 55,5 3 2 4 3 1 2 55,5 3 2 3 2 2 2 55,5 3 2 2 3 1 3 55,5 3 3 3 1 1 3 55,8 3 3 4 3 1 2 55,8 3 3 2 3 1 3 55,8 3 3 3 2 2 2 55,8 3 4 3 2 2 2 56,0 3 4 3 2 2 2 56,0 3 1 2 2 3 2 57,8 3 1 2 4 1 3 57,8 3 1 3 3 2 2 57,8 3 1 2 3 4 1 57,8 3 2 3 1 4 1 58,0 3 2 3 2 1 3 58,0 3 2 2 4 1 3 58,0 3 2 3 3 2 2 58,0 3 2 2 4 1 3 58,0 3 2 2 4 1 3 58,0 3 2 3 2 1 3 58,0 3 3 3 3 2 2 58,3 3 3 2 4 1 3 58,3 3 3 2 4 1 3 58,3 3 3 2 1 2 3 58,3 3 3 3 3 2 2 58,3 3 4 3 1 4 1 58,5 3 4 2 1 2 3 58,5 3 362 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna 144 Coyhaique Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 60.482 12,6 10,4 28 6,3 145 Litueche 6.303 6,8 55,2 8 18,4 146 Empedrado 4.478 2,6 40,8 18 17,1 147 San Rosendo 3.936 -2,1 17,0 3 25,4 148 Chile Chico 5.098 8,6 31,3 54 6,3 149 Rio Ibañez 2.347 -4,9 100,0 44 9,2 150 Tierra Amarilla 17.194 18,8 29,7 28 9,7 151 Chonchi 15.234 12,5 63,8 6 17,0 152 María Pinto 12.901 13,6 84,1 5 14,0 153 Llaillay 24.680 7,1 25,0 4 26,4 154 Victoria 34.950 0,8 28,5 4 21,7 155 Puerto Varas 40.756 14,3 25,2 26 7,6 156 Aysen 27.644 14,4 11,8 42 8,2 157 Coronel 115.062 11,3 4,1 10 20,3 158 S.Pedro de la Paz 130.703 37,0 0,4 0 23,3 159 Tomé 55.752 2,1 12,2 3 23,0 160 Puerto Montt 243.825 24,2 11,5 7 15,6 161 Padre Hurtado 55.909 25,7 11,6 2 13,2 162 Valdivia 167.861 10,3 7,5 17 14,6 163 Arica 235.677 15,1 5,2 16 14,5 164 Freirina 6.915 11,5 38,7 32 10,1 165 Placilla 9.254 8,0 74,0 0 21,3 166 Licanten 7.267 1,6 43,1 2 23,0 167 Chaitén 3.740 -56,8 43,1 98 18,9 168 Guaitecas 1.741 7,7 9,2 3 29,5 169 Rinconada 10.396 32,8 14,1 0 21,3 170 Coelemu 16.950 0,9 38,9 2 22,5 171 Rio Negro 13.674 -6,4 55,0 4 23,5 172 Casablanca 28.831 18,4 30,3 9 19,7 173 La Cruz 19.145 29,0 17,4 0 23,5 363 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 4 3 1 4 1 58,5 3 1 2 3 3 2 60,3 3 1 2 3 3 2 60,3 3 1 2 2 2 3 60,3 3 1 3 2 4 1 60,3 3 1 2 4 4 1 60,3 3 2 3 2 4 1 60,5 3 2 3 4 2 2 60,5 3 2 3 4 2 2 60,5 3 3 2 2 2 3 60,8 3 3 2 2 2 3 60,8 3 3 3 2 4 1 60,8 3 3 3 2 4 1 60,8 3 4 3 1 3 2 61,0 3 4 4 1 1 3 61,0 3 4 2 2 2 3 61,0 3 4 4 2 2 2 61,0 3 4 4 2 2 2 61,0 3 4 3 1 3 2 61,0 3 4 3 1 3 2 61,0 3 1 3 3 4 1 62,8 3 1 3 4 1 3 62,8 3 1 2 3 2 3 62,8 3 1 1 3 4 2 62,8 3 1 3 1 2 3 62,8 3 2 4 2 1 3 63,0 3 2 2 3 2 3 63,0 3 2 2 3 2 3 63,0 3 3 3 2 3 2 63,3 3 3 4 2 1 3 63,3 3 364 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 174 Longaví 29.526 1,4 77,9 17 20,5 175 Curanilahue 34.894 4,1 5,7 20 18,0 176 Castro 48.665 15,0 26,3 16 12,4 177 Natales 21.556 7,1 10,3 65 13,9 178 Paillaco 20.883 3,1 48,5 6 30,4 179 Curicó 144.025 11,6 15,9 11 18,8 180 Villarrica 55.002 11,6 32,3 10 15,7 181 Angol 55.289 6,5 10,5 23 14,1 182 Paine 66.855 19,2 36,7 9 16,7 183 Santo Domingo 9.299 14,5 36,8 11 10,5 184 Pumanque 3.470 -2,0 100,0 2 23,2 185 Ranquil 6.049 1,6 76,4 4 29,8 186 Perquenco 7.267 6,1 54,2 0 50,4 187 Laguna Blanca 580 -8,6 100,0 46 14,7 188 Río Verde 754 -50,8 100,0 49 15,8 189 San Gregorio 600 -59,4 100,0 81 12,3 190 Porvenir 7.446 22,3 11,5 167 2,7 191 Timaukel 384 -47,5 100,0 42 17,4 192 Alhue 5.728 16,5 41,5 11 19,6 193 Río Claro 13.509 2,4 78,9 5 23,4 194 Illapel 32.822 3,1 28,2 35 16,4 195 Limache 45.398 8,2 10,9 2 25,4 196 Constitución 50.754 5,1 19,2 20 18,7 197 Sagrada Familia 19.537 5,8 71,0 7 28,9 198 Retiro 19.706 2,6 74,6 4 23,0 199 Arauco 38.270 4,5 30,3 22 20,3 200 Los Alamos 23.588 15,2 12,0 4 24,7 201 Cabrero 29.136 7,9 28,4 3 31,4 202 Coquimbo 231.507 24,5 5,4 16 12,8 203 Padre Las Casas 86.913 28,4 42,6 1 30,7 365 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación 3 2 4 3 2 63,3 3 3 2 1 4 2 63,3 3 3 3 2 3 2 63,3 3 3 2 1 4 2 63,3 3 3 2 3 2 3 63,3 3 4 3 2 3 2 63,5 3 4 3 2 3 2 63,5 3 4 2 1 4 2 63,5 3 4 3 2 3 2 63,5 3 1 3 3 3 2 65,3 3 Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 1 2 4 2 3 65,3 3 1 2 4 2 3 65,3 3 1 2 3 1 4 65,3 3 1 1 4 4 2 65,3 3 1 1 4 4 2 65,3 3 1 1 4 4 2 65,3 3 1 4 2 4 1 65,3 3 1 1 4 4 2 65,3 3 1 3 3 3 2 65,3 3 2 2 4 2 3 65,5 3 3 2 2 4 2 65,8 3 3 3 2 2 3 65,8 3 3 2 2 4 2 65,8 3 3 2 4 2 3 65,8 3 3 2 4 2 3 65,8 3 3 2 2 4 2 65,8 3 3 3 2 2 3 65,8 3 3 3 2 2 3 65,8 3 4 4 1 3 2 66,0 3 4 4 3 1 3 66,0 3 366 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 204 Corral 5.756 1,0 31,9 17 24,9 205 Catemu 13.960 7,9 44,2 2 21,1 206 Tucapel 14.378 6,1 30,9 11 29,0 207 Yungay 18.248 3,5 31,9 8 30,1 208 Salamanca 27.298 5,2 46,2 23 19,1 209 Molina 42.273 4,2 26,3 18 25,8 210 Parral 38.686 -0,3 30,0 11 29,5 211 Laja 24.040 2,7 27,3 10 22,7 212 Loncoche 23.425 -1,0 33,7 14 26,9 213 Traiguén 19.835 -1,1 26,2 11 30,0 214 Purranque 21.417 0,9 35,7 12 23,0 215 La Serena 216.874 20,5 7,7 22 12,8 216 Linares 91.030 4,4 18,1 10 21,6 217 Chanco 9.103 -4,4 57,4 14 24,9 218 Contulmo 5.581 -5,0 58,3 17 28,0 219 Quilaco 4.103 -1,0 59,7 11 27,6 220 Pemuco 9.294 1,5 56,7 14 29,8 221 Quemchi 9.091 1,7 81,0 49 17,5 222 Quinchao 8.881 -2,2 62,2 49 20,2 223 Puerto Octay 9.574 -5,9 66,8 20 18,6 224 Lago Verde 996 -4,9 100,0 31 17,7 225 Cochrane 3.356 10,2 22,5 115 10,9 226 Cabo de Hornos 2.825 15,0 14,6 19 13,5 227 Torres del Paine 739 -1,9 100,0 47 13,3 228 Pozo Almonte 13.940 15,9 23,7 33 12,3 229 Petorca 10.323 4,1 52,1 15 27,6 230 Palmilla 13.260 10,2 81,4 2 22,6 231 Rauco 10.044 9,5 63,6 7 29,3 232 Santa Juana 13.705 3,2 44,1 14 25,2 233 Negrete 10.252 10,6 38,5 1 38,0 367 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 1 2 2 3 3 67,8 3 2 3 3 2 3 68,0 3 2 2 2 3 3 68,0 3 2 2 2 3 3 68,0 3 3 2 3 4 2 68,3 3 3 2 2 3 3 68,3 3 3 2 2 3 3 68,3 3 3 2 2 3 3 68,3 3 3 2 2 3 3 68,3 3 3 2 2 3 3 68,3 3 3 2 2 3 3 68,3 3 4 3 1 4 2 68,5 3 4 2 2 3 3 68,5 3 1 2 3 3 3 70,3 3 1 2 3 3 3 70,3 3 1 2 3 3 3 70,3 3 1 2 3 3 3 70,3 3 1 2 4 4 2 70,3 3 1 2 4 4 2 70,3 3 1 2 4 4 2 70,3 3 1 2 4 4 2 70,3 3 1 3 2 4 2 70,3 3 1 3 2 4 2 70,3 3 1 2 4 4 2 70,3 3 2 3 2 4 2 70,5 3 2 2 3 3 3 70,5 3 2 3 4 2 3 70,5 3 2 3 4 2 3 70,5 3 2 2 3 3 3 70,5 3 2 3 3 1 4 70,5 3 368 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 234 Quillón 16.840 5,3 50,1 10 26,3 235 San Nicolás 11.451 9,3 65,1 4 31,6 236 Dalcahue 15.316 27,3 54,3 8 15,0 237 San Pedro 9.621 15,5 100,0 3 26,1 238 Bulnes 21.963 2,0 39,1 9 31,3 239 Chillán Viejo 32.319 27,4 14,8 6 21,7 240 Quellón 30.532 24,8 37,8 15 15,8 241 Los Lagos 22.593 5,5 52,8 9 25,8 242 Ovalle 120.469 12,6 24,7 86 15,7 243 Ollagüe 313 -3,1 100,0 14 23,5 244 Lolol 6.994 6,6 66,2 9 30,9 245 Pencahue 8.845 2,4 75,3 10 26,5 246 Portezuelo 5.635 0,0 68,2 15 30,1 247 Curaco de Velez 4.167 13,7 100,0 0 33,0 248 Queilen 5.560 4,1 63,1 9 28,4 249 Gorbea 15.684 -0,1 37,4 3 36,1 250 Los Muermos 16.569 -3,1 66,2 12 21,9 251 Puyehue 11.052 -4,1 64,1 18 23,3 252 Hualqui 25.266 20,2 21,3 8 29,1 253 Pucón 27.680 18,1 34,9 18 23,3 254 Sierra Gorda 3.095 17,4 100,0 19 13,8 255 Ninhue 5.827 -1,1 75,0 5 43,9 256 Ercilla 9.197 -1,0 64,2 5 44,3 257 Camarones 778 -36,7 100,0 55 22,5 258 Chépica 16.081 8,7 49,9 8 24,8 259 San Ignacio 16.019 -2,6 69,8 2 39,3 260 Curacautín 17.221 -1,1 26,8 23 26,6 261 San Pablo 10.490 0,6 65,7 6 35,5 262 Lanco 17.620 8,4 30,9 4 36,7 263 Cauquenes 40.661 -2,8 25,3 51 31,0 369 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 2 2 3 3 3 70,5 3 2 3 4 2 3 70,5 3 2 4 3 3 2 70,5 3 2 3 4 2 3 70,5 3 3 2 3 3 3 70,8 3 3 4 2 2 3 70,8 3 3 4 3 3 2 70,8 3 3 2 3 3 3 70,8 3 4 3 2 4 2 71,0 3 1 2 4 3 3 72,8 3 1 2 4 3 3 72,8 3 1 2 4 3 3 72,8 3 1 2 4 3 3 72,8 3 1 3 4 1 4 72,8 3 1 2 4 3 3 72,8 3 2 2 3 2 4 73,0 3 2 2 4 3 3 73,0 3 2 2 4 3 3 73,0 3 3 3 2 3 3 73,3 3 3 3 2 3 3 73,3 3 1 3 4 4 2 75,3 4 1 2 4 2 4 75,3 4 1 2 4 2 4 75,3 4 1 1 4 4 3 75,3 4 2 3 3 3 3 75,5 4 2 2 4 2 4 75,5 4 2 2 2 4 3 75,5 4 2 2 4 2 4 75,5 4 2 3 2 2 4 75,5 4 3 2 2 4 3 75,8 4 370 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 264 Lebu 26.567 1,5 12,2 23 30,5 265 Mulchen 30.485 1,3 24,7 37 26,9 266 Nacimiento 28.392 4,0 19,4 36 30,1 267 Freire 24.746 -4,2 69,7 6 34,7 268 Lautaro 36.888 7,5 34,9 6 33,4 269 La Unión 43.291 3,9 34,5 19 23,8 270 San Pedro de Atacama 7.418 28,4 57,8 35 14,5 271 Alto del Carmen 6.305 16,8 100,0 15 24,7 272 San Juan de la Costa 7.525 -12,2 89,8 16 48,2 273 Palena 2.126 20,6 100,0 12 22,5 274 Putre 275 Combarbalá 2.077 0,8 41,3 97 29,6 15.299 6,5 59,5 36 31,0 276 Romeral 15.112 10,6 70,6 8 25,0 277 Santa Bárbara 12.929 -2,2 59,7 24 31,0 278 Futrono 16.489 4,2 44,1 23 23,8 279 Vicuña 26.669 5,1 45,4 58 24,2 280 Monte Patria 33.796 5,4 55,7 35 28,7 281 Las Cabras 23.960 10,5 62,5 9 27,8 282 Yumbel 21.596 1,4 46,7 20 22,0 283 Calbuco 34.864 5,5 60,7 33 30,1 284 Panguipulli 36.408 3,9 52,6 52 31,9 285 Río Bueno 33.115 -1,5 53,7 33 24,4 286 Huara 2.936 5,9 100,0 65 21,5 287 Antuco 3.945 -1,7 49,1 9 33,3 288 San Fabián 4.044 4,7 60,7 11 35,8 289 Melipeuco 5.837 0,4 58,7 17 42,5 290 Los Sauces 7.847 0,2 52,3 13 42,7 291 Cochamo 4.124 -5,3 100,0 50 29,5 292 Futaleufu 3.382 69,1 37,1 16 24,9 371 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 3 2 2 4 3 75,8 4 3 2 2 4 3 75,8 4 3 2 2 4 3 75,8 4 3 2 4 2 4 75,8 4 3 3 2 2 4 75,8 4 3 2 2 4 3 75,8 4 1 4 3 4 2 77,8 4 1 3 4 3 3 77,8 4 1 1 4 3 4 77,8 4 1 3 4 3 3 77,8 4 1 2 3 4 3 77,8 4 2 2 3 4 3 78,0 4 2 3 4 3 3 78,0 4 2 2 3 4 3 78,0 4 2 2 3 4 3 78,0 4 3 2 3 4 3 78,3 4 3 2 3 4 3 78,3 4 3 3 4 3 3 78,3 4 3 2 3 4 3 78,3 4 3 2 3 4 3 78,3 4 3 2 3 4 3 78,3 4 3 2 3 4 3 78,3 4 1 2 4 4 3 80,3 4 1 2 3 3 4 80,3 4 1 2 3 3 4 80,3 4 1 2 3 3 4 80,3 4 1 2 3 3 4 80,3 4 1 2 4 4 3 80,3 4 1 4 3 3 3 80,3 4 372 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 293 O’Higgins 672 31,8 100,0 36 17,7 294 Punitaqui 10.805 6,5 62,0 95 25,5 295 Hualañé 10.241 1,6 46,4 12 32,2 296 Quilleco 10.033 -4,8 47,2 18 34,3 297 Quirihue 13.419 9,4 30,2 31 30,0 298 Teodoro Schmidt 16.163 0,7 60,2 9 47,6 299 Purén 12.973 -1,5 41,2 9 36,3 300 Fresia 12.802 -1,6 51,9 17 39,7 301 Los Vilos 20.122 7,8 25,7 28 24,9 302 San Clemente 41.556 5,4 63,8 23 24,3 303 San Javier 41.099 4,0 41,8 16 34,0 304 Nueva Imperial 33.386 5,4 54,3 16 50,7 305 Los Ángeles 194.870 9,1 25,9 34 25,1 306 San Carlos 53.085 1,1 38,1 13 33,4 307 Camiña 1.293 -1,1 100,0 8 35,3 308 Paredones 6.439 -4,6 67,9 14 33,4 309 Vichuquén 5.134 1,3 71,5 9 33,9 310 Florida 8.939 -11,2 61,6 23 32,1 311 Treguaco 5.318 -1,8 76,7 16 40,4 312 Curarrehue 7.443 4,5 72,4 12 33,0 313 Curepto 10.852 -1,6 71,0 9 39,8 314 Tirúa 10.458 3,3 74,6 18 36,9 315 Ñiquén 11.665 -0,7 89,9 17 33,2 316 Galvarino 12.575 -2,2 72,0 13 35,9 317 Saavedra 12.977 -7,3 81,2 13 47,1 318 La Higuera 4.622 13,3 70,1 70 23,3 319 Tortel 651 18,9 100,0 19 26,8 320 General Lagos 594 -43,3 100,0 84 33,8 321 Pinto 11.307 7,8 56,0 10 33,7 322 Vilcún 27.671 13,0 59,7 10 33,1 373 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 1 4 4 4 2 80,3 4 2 2 4 4 3 80,5 4 2 2 3 3 4 80,5 4 2 2 3 3 4 80,5 4 2 3 2 4 3 80,5 4 2 2 3 3 4 80,5 4 2 2 3 3 4 80,5 4 2 2 3 3 4 80,5 4 3 3 2 4 3 80,8 4 3 2 4 4 3 80,8 4 3 2 3 3 4 80,8 4 3 2 3 3 4 80,8 4 4 3 2 4 3 81,0 4 4 2 3 3 4 81,0 4 1 2 4 3 4 82,8 4 1 2 4 3 4 82,8 4 1 2 4 3 4 82,8 4 1 1 3 4 4 82,8 4 1 2 4 3 4 82,8 4 1 2 4 3 4 82,8 4 2 2 4 3 4 83,0 4 2 2 4 3 4 83,0 4 2 2 4 3 4 83,0 4 2 2 4 3 4 83,0 4 2 2 4 3 4 83,0 4 1 3 4 4 3 85,3 4 1 3 4 4 3 85,3 4 1 1 4 4 4 85,3 4 2 3 3 3 4 85,5 4 3 3 3 3 4 85,8 4 374 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Comuna Población 2015 Tasa Crecimiento Población rural Localidades aisladas Porcentaje de pobreza 323 Collipulli 24.574 4,5 28,1 23 34,2 324 Cañete 34.202 4,4 36,8 33 44,7 325 Carahue 26.562 0,2 54,6 38 41,9 326 Cunco 19.047 -0,9 52,9 35 34,5 327 Colchane 1.696 -1,1 100,0 30 33,8 328 Río Hurtado 4.992 1,0 100,0 39 36,9 329 Cobquecura 5.715 -2,1 73,9 31 36,5 330 Canela 9.903 1,5 81,3 37 37,5 331 El Carmen 12.898 -1,9 65,4 24 37,8 332 Toltén 11.423 -0,9 63,4 27 46,8 333 Lonquimay 10.957 2,6 67,3 53 57,1 334 Lumaco 11.328 -2,6 63,7 28 48,6 335 Hualaihue 11.051 22,6 70,9 39 29,5 336 Lago Ranco 10.837 2,4 78,5 34 39,2 337 Colbún 19.444 5,1 70,7 20 33,9 338 Coihueco 25.843 4,2 69,1 25 40,0 339 Mariquina 22.119 11,4 50,9 22 38,2 375 — Evalúa ISe Población 2015 Agrupación Tasa Crecimiento Agrupación Po b l a c i ó n rural Agrupación Localidades aisladas Agrupación Porcentaje de pobreza Agrupación Índice de Complejidad 1-100 puntos Posición en el Ranking (1: baja; 2: media; 3: alta; 4: extrema) 3 2 2 4 4 85,8 4 3 2 3 4 4 88,3 4 3 2 3 4 4 88,3 4 3 2 3 4 4 88,3 4 1 2 4 4 4 90,3 4 1 2 4 4 4 90,3 4 1 2 4 4 4 90,3 4 2 2 4 4 4 90,5 4 2 2 4 4 4 90,5 4 2 2 4 4 4 90,5 4 2 2 4 4 4 90,5 4 2 2 4 4 4 90,5 4 2 4 4 4 3 90,5 4 2 2 4 4 4 90,5 4 3 2 4 4 4 90,8 4 3 2 4 4 4 90,8 4 3 3 3 4 4 93,3 4 De acuerdo a esta clasiicación 18 comunas se agrupan como de baja complejidad, 89 de complejidad media, 146 de alta complejidad y 86 de extrema complejidad (ver Tabla 4). 376 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Tabla 4: Tabla de frecuencias ranking de complejidad comunal Válidos Frecuencia Porcentaje Baja complejidad 18 5,2 5,3 5,3 Complejidad media 89 25,7 26,3 31,6 Alta complejidad 146 42,2 43,1 74,6 Complejidad extrema 86 24,9 25,4 100,0 Total 339 98,0 100,0 Perdidos 7 2,0 Total 346 100,0 Porcentaje P o r c e n t a j e válido acumulado 2.3. Medición de interrelación entre resultados de condiciones de calidad y niveles de complejidad La relación entre condiciones de calidad y los niveles de complejidad se compone de la siguiente manera: Condiciones de calidad/ Niveles de complejidad Componente 1 / Gestión de la intervención Componente 2 / Gestión de equipo Nivel de condiciones de calidad por componente Insufi- M í n i m o ciente funcional Media Efectivo Nivel de complejidad bajo Tipo 1 Tipo 1 Tipo 1 Tipo 1 Tipo 2 Tipo 2 Tipo 2 Tipo 2 Insuficiente Mínimo funcional Media Efectivo Media Efectivo Nivel de complejidad media Nivel de complejidad alta Nivel de complejidad extrema Componente 3 Gestión organizacional Nivel de condiciones de calidad por componente Insufi- M í n i m o Media ciente funcional Componente 4 Gestión tecnológica Efectivo Insuficiente Mínimo funcional Nivel de complejidad bajo Nivel de complejidad media Nivel de complejidad alta Nivel de complejidad extrema 377 — Evalúa ISe Las reglas tipológicas son las siguientes: 2.3.1 Resultados de medición de niveles de condiciones de calidad Un programa es deiciente en una componente si la suma de los indicadores correspondientes es menor que 15. Esto signiica que un programa es insuiciente en una componente cuando en cada indicador su grado de cumplimiento es a lo más insuiciente. Un programa es insuiciente en una componente si la suma de los indicadores correspondientes es mayor o igual a 15, menor que 20, y el grado de cumplimiento en exactamente dos indicadores es a lo más insuiciente. Esto signiica que un programa no puede ser considerado más que insuiciente en una componente si en dos de cinco indicadores tiene un grado de cumplimiento que a lo más es insuiciente. Un programa alcanza el nivel mínimo suiciente funcional si la suma de los indicadores correspondientes es a lo menos igual a 15, menor que 20, y alguna de las dos condiciones siguientes se satisface: a) todos los indicadores al menos alcanzan el umbral mínimo suiciente; o b) exactamente uno de los indicadores tiene a lo más un grado de cumplimiento insuiciente. Esto signiica que un programa alcanza el nivel mínimo suiciente funcional si todos los indicadores alcanzan dicho nivel, o al menos uno es insuiciente (lo que implicará que un indicador será más que suiciente). Un programa alcanza el nivel más que suiciente si la suma de los indicadores correspondientes es mayor que 15, menor o igual a 20 y alguna de las siguientes condiciones se satisface: a) 378 — todos los indicadores tienen grado de cumplimiento al menos más que suiciente; Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales b) exactamente un indicador puede ser al menos igual a deiciente, y los 4 restantes al menos igual a mínimo suiciente; Esto signiica que un programa alcanza el nivel más que suiciente cuando o todos los indicadores alcanzan dicho nivel, o solo uno alcanza al menos el deiciente y los restantes el mínimo suiciente. Un programa alcanza el nivel más que suiciente si la suma de los indicadores correspondientes es a lo menos igual a 20 y dos indicadores alcanzan el nivel de mínimo suiciente. Un programa alcanza el nivel efectivo si su puntaje es mayor que 20 y todos los indicadores a lo menos alcanzan el nivel de más que suiciente. 2.3.2 Resultados de medición de niveles de complejidad La metodología de análisis deinida busca establecer una distinción entre las comunas que se deinió mediante el siguiente criterio: Código Criterio de complejidad de las comunas 1 Baja complejidad 2 Complejidad media 3 Alta complejidad 4 Complejidad extrema Para lograr esto, en primer lugar se agrupó cada indicador en cuatro categorías considerando que los valores más bajos siempre indicarán menor complejidad y los valores más altos una mayor complejidad. Agrupación de variables En primer lugar se revisó la distribución de cada indicador los cuales fueron agrupados en grupos de cuatro categorías según su distribución en la base de datos comunal, para facilitar el análisis y la categorización de las comunas. El criterio utilizado para su agrupación por indicador comunal es la distribución de datos de acuerdo a 379 — Evalúa ISe la desviación estándar que éstos presentan o su distribución en cuartiles, lo que se muestra en la Tabla 1: Tabla 1: Indicador comunal por criterio de agrupación Indicador comunal Criterio de agrupación2 Población Total Cuartiles Crecimiento poblacional + - una Desviación Estándar Pobreza + - una Desviación Estándar Porcentaje de población rural + - una Desviación Estándar Número de localidades aisladas Cuartiles Para realizar el cálculo señalado en primer lugar se observó cómo se distribuyen las variables (sin agrupar)1 y en las variables que presentaran una desviación estándar mayor a la media (o promedio), se descartó el uso de este estadígrafo como recurso de agrupación debido a que la primera categoría quedaría con cero casos. En estas variables se decidió realizar el agrupamiento por cuartiles (cuatro grupos de igual tamaño con el 25% de la distribución). Para las variables de pobreza, población rural y localidades aisladas, se le restó la desviación estándar de su distribución a la media (o promedio) para elaborar el primer corte, el segundo corte corresponde al valor de la media menos la desviación estándar hasta la media, el tercer corte corresponde desde el valor de la media hasta la media más una desviación estándar, y el cuarto grupo corresponde a los valores mayores a la media más una desviación estándar, como puede observarse en la Tabla 2. Tabla 2: Agrupación por + una desviación estándar (de) 1 Grupo Criterio de agrupación 1 Desde valor mínimo hasta la media – 1 DE 2 Desde la media-1DE hasta la media 3 Desde la media hasta la media + 1 DE 4 Desde la media + 1 DE hasta valor máximo Ver cuadro 1. 380 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 2.3.3 Construcción de un índice de complejidad Se elaboró un índice en una escala de 100 puntos, donde se le asignó una ponderación a cada variable de acuerdo a la importancia, considerando el desarrollo teórico existente, en términos del impacto de la variable y a la vez como un resultado de un desarrollo desigual del territorio, siguiendo la siguiente lógica: n i=1 xi max x Pi (xi) Xi: Variable Pi: Ponderador La propuesta es la siguiente: Índice de complejidad comunal x1 x 1% max(x1) x2 x 10% max(x2) ++++ x3 x 20% max(x3) x4 x 30% max(x4) x5 x 40% max(x5) X1: Población total. X2: Porcentaje de población rural. X3: Crecimiento poblacional. X4: Número de localidades aisladas. X5: Pobreza. 2.4 Construcción de tipologías de relación complejidad/calidad Se deinieron en cada uno de los componentes de calidad cuatro niveles: insuiciente, mínimo funcional, media y efectivo. Para cada uno de ellos se construyen dos tipologías. La primera corresponde a los cruces de calidad de la oferta con niveles de complejidad baja y media. La segunda corresponde a los cruces de calidad de la oferta con niveles de complejidad alta y extrema 381 — Evalúa ISe 1. Tipología 1 = relación calidad / complejidad baja y media 2. Tipología 2 = relación calidad / complejidad alta y extrema De esta forma es posible formular los siguientes análisis: a) Poder realizar curvas de frecuencia en términos de estas tipologías y observar qué componentes y a qué niveles de complejidad se tienen mejores o peores resultados. 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Condiciones de Calidad Tipología 1 de cruce complejidad Tipología 3 de cruce complejidad Mínimo funcional 382 — Medio Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales b) Poder deinir tres ejes analíticos: el del umbral mínimo, que lleva directamente a una observación de brechas acerca de los componentes que están por sobre o por bajo ese umbral. De lo anterior se desprenden otros dos ejes posibles: el lineamiento prioritario para aquellos componentes de programas o programas que se encuentren bajo el nivel del umbral mínimo funcional y que, por tanto, tiene que ser apoyados prioritariamente. En especial aquellos que se encuentran en complejidad alta y extrema. Así también emerge un eje de efectividad que podría ser un referencial de incentivo para una serie de acciones y que puede ir gradualmente desplazando al simple cumplimiento de metas. En él se destacan componentes u acciones dentro de un componente especíico que aportó mayor nivel de efectividad y, por tanto, calidad a la gestión del programa. Umbral Mínimo Extrema Medias Programa PRIORITARIO lta Programa Baja MediaA PRIORITARIO CORRECCIÓN DE BRECHAS EFECTIVIDAD Programa PRIORITARIO Programa PRIORITARIO 383 — Evalúa ISe c) Por último, la plataforma permite construir distinciones en los diversos ámbitos de gestión y poder diseñar estrategias diferenciadas tanto por ejes (prioritario, umbral mínimo y efectivo) como por nivel de complejidad (bajo, medio, alto y extremo). Mínimo funcional de condiciones de calidad de la oferta Mayor permanencia Gastos acoplados Coberturas acopladas Mínimo funcional de condiciones de calidad de la oferta Mayores niveles de autonomía en el equipo Heterogeneidad territorial Mínimo funcional de condiciones de calidad de la oferta Posibilidad de mayor nivel de extensión Grado de prioridad 384 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Referencias bibliográicas — Agnew, J.A. y Duncan, J.S. (Eds.).(2013). The Power of Place: Bringing Together Geographical and Sociological Imaginations. New York, NY: Routledge — Arocena, José (2002). El desarrollo local: un desafío contemporáneo. Segunda edición.Uruaguay: Taurus - Universidad Católica. — CEPAL (2010). La Hora de la Igualdad. Brechas por cerrar, caminos por abrir. Trigésimo tercer período de sesiones de la CEPAL Brasilia, 30 de mayo a 1 de junio de 2010. Naciones Unidas, Santiago de Chile. — INE (2014). Compendio estadístico 2014. INE, Santiago de Chile. — Ministerio de Desarrollo Social (2015). Síntesis Estimación de la pobreza por ingresos a nivel comunal 2013. Nueva metodología (estimación SAE e imputación de medias por conlgomerados). Ministerio de Desarrollo Social, Santiago de Chile. — Rifo, Luis (2013). 50 años del ILPES: evolución de los marcos conceptuales sobre el desarrollo territorial. Serie Desarrollo Territorial, CEPAL, Santiago de Chile. — SUBDERE (2012). Estudio de Identiicación de Localidades en condiciones de Aislamiento 2012. División de Políticas y Estudios, Departamento de Estudios y Evaluación, Santiago de Chile. — Sunkel, O; Infante, R (2009). Hacia un desarrollo inclusivo el caso de Chile. Santiago de Chile: CEPAL, Santiago de Chile. 385 — Evalúa ISe 3. INFORMES DE REPORTES Y ESTRUCTURACIÓN DEL PLAN DE MEjORAS EN EL SISTEMA ISe. CÓMO AUTO OBSERVAR LOS PROCESOS DE GESTIÓN DE CONDICIONES DE CALIDAD Y LOS NIVELES DE COMPLEjIDAD INTRODUCCIÓN Este capítulo del protocolo, tiene por objetivo orientar a los programas en los pasos a seguir para la construcción de Reportes así como la elaboración del Plan de Mejoras. Estos informes son el resultado de un proceso de auto observación relexivo que el programa ha realizado. En este punto es importante recordar dos cosas: la primera es que la aplicación del instrumental de la plataforma puede realizarse en cualquier momento. Es decir, la línea de base se constituye no el momento en que el programa parte sino cuando la evaluación ISe se inicia. Después de realizada una primera aplicación básica y responder al primer instrumento en plataforma, se desarrolla todo un proceso de evaluación que puede concluir en un ISe básico o en la construcción de un ISe especíico para que tener como resultado un ISe ajustado. Una segunda cuestión, es que el equipo decide, según el tipo de programa del que se trate, la periodización de las aplicaciones futuras. Es decir, tomar la decisión de realizar un proceso de evaluación sistemático, con aplicaciones por ejemplo anuales. De esta forma, se están dando pasos operativos muy concretos para el desarrollo de innovaciones y apropiaciones de nuevas reglas. Esto porque la auto observación que se plasma en reportes y el plan de mejoras contiene un potencial fundado en imágenes métricas que pueden inluir en un monitoreo y visualización de avances, retrocesos, nudos críticos y formas de selección de caminos de mejoramiento. 3.1 INFORMES DE AUTO-OBSERVACIÓN Esto se basa en tres grandes ejes: la observación de niveles de calidad de la oferta, la observación de los niveles de complejidad que enfrenta el programa y en la relación entre complejidad y calidad. 386 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Lo primero al ingresar a la plataforma es completar la sección de identiicación del usuario o programa, señalando: Nombre de la Institución: Nombre del programa: Nombre de quien será coordinador de la evaluación: Localización del programa Cantidad de Personas que trabajan en el programa: Responsable del Programa Número de usuarios que atiende Descripción de los usuarios Objetivos del programa Breve descripción de la historia del programa (y de la institución si es relevante) Otros aspectos que el programa considere relevante incluir Página web: señale el link del programa Dirección física y teléfono del programa El uso de la plataforma ISe permite la obtención de una serie de reportes en función de los antecedentes y las respuestas existentes. 3.1.1 Informe por componente de condiciones de calidad básica Un primer nivel de reporte consiste en poder obtener información acerca de las condiciones básicas de calidad de la oferta del programa. Para ello se requiere: a) Responder en plataforma el instrumento de condiciones básicas de calidad en sus cuatro componentes de gestión: organizacional, tecnológica, de intervención y de equipos. b) Hacer un análisis acerca de cuáles son los indicadores dentro de cada uno de los componentes que se encuentran con menor y mayor desarrollo. c) Calibrar el nivel de validez de la evidencia con la cual se fundamentaron las respuestas 387 — Evalúa ISe d) Efectuar un trabajo de equipo para analizar los resultados. e) Generar un primer informe de reporte por componente. Una forma sencilla de estructurar este reporte es el siguiente: Nombre de la Institución: Nombre del programa: Nombre de las personas del equipo que van a trabajar: Nombre del componente: Análisis de los resultados de los indicadores de cada componente: Registro de las argumentaciones: Analizar consensos y disensos: Validación de la evidencia presentada: Análisis de nudos críticos encontrados: Proposición de acciones de cambio: Identiicación de procesos para el logro de esas modiicaciones: Señalar responsables de la acción: Señalar formas de inanciamiento: Señalar tiempos y resultados esperados: Acordar tiempo para realizar una segunda aplicación de este instrumento ISe: 3.1.2 Informe sobre relación de componentes de condiciones de calidad básicas Una vez realizado el reporte anterior, es posible ir hacia una primera mirada de relación entre componentes. Acá se trata fundamentalmente de poder observar cómo ha resultado la estrategia del programa plasmada en forma diferenciada en los puntajes en relación con la calidad obtenida en cada componente. De allí que este reporte permite una relexión sobre sus procesos relacionados y el análisis de cuál es el componente que sostiene con mayor fuerza la calidad del programa y dónde están las principales brechas. 388 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales No se trata de equilibrar o pensar que todos los componentes deben avanzar en forma simétrica. Lo importante es que sus variaciones sean deliberadas e intencionales. Es decir, que constituyan el resultado de una toma de decisiones donde se apueste en mayor medida por alguno de ellos en pos de logros especíicos. De allí que este segundo reporte contenga al menos los siguientes aspectos: Nombre de la Institución: Nombre del programa: Nombre de las personas del equipo que van a trabajar: Análisis de los resultados de relación entre componentes: Registro de las argumentaciones: Analizar consensos y disensos: Validación de la evidencia presentada: Análisis de nudos críticos encontrados: Proposición de acciones de cambio: deinición de estrategias Identiicación de procesos para el logro de esas modiicaciones: Señalar responsables de la acción: Señalar formas de inanciamiento: Señalar tiempos y resultados esperados: Priorización de los principales cambios: 3.1.3 Informe sobre resultados de complejidad territorial comunal Para acceder a esta información el programa debe en la plataforma: a) Identiicar, según la cobertura territorial comunal del programa, los niveles de complejidad básica que aparecen enunciados en la plataforma. b) Hacer un análisis acerca de cuáles son los resultados de acuerdo a la cobertura del programa c) Efectuar un trabajo de equipo para analizar los resultados. d) Generar un tercer reporte sobre la complejidad territoral que enfrenta el programa. 389 — Evalúa ISe e) Identiicar cuáles son los principales nudos críticos que arrojan estos resultados y en qué medida posibilitan o diicultan el logro de los objetivos del programa f) Realizar un reporte sobre las brechas que permite observar estos resultados. Este informe permite acceder a los antecedentes de complejidad de las siguientes variables e indicadores: Variables Indicadores Comunales Población comunal para el año 2015 POBLACIóN POBREZA Fuentes estimada Actualización de población 2002-2012 y Proyecciones 2013-2020 (INE) Tasa de crecimiento de población comunal 2002 - 2011 Indicadores territoriales realizado por el Centro Latinoamericano para el desarrollo rural (RIMISP) Pobreza comunal según metodología de es% de población en condición de timación de áreas pequeñas (SAE) año 2013 pobreza por ingresos (Ministerio de Desarrollo Social) % de población en zonas rurales Censo de Población y Vivienda 2002 (INE) TERRITORIO N de localidades en condición de Estudio de Identiicación de Localidades en aislamiento por comuna condiciones de Aislamiento 2012 (SUBDERE) De esta forma, es posible tener información clave para una relación de inserción del programa en territorios especíicos. Lo anterior colocado en un informe tendría, las siguientes dimensiones: Nombre de la Institución: Nombre del programa: Nombre de las personas del equipo que van a trabajar: Análisis de los resultados de complejidad: Registro de las argumentaciones: Analizar consensos y disensos: 390 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Validación de la evidencia presentada: Análisis de nudos críticos encontrados: Proposición de acciones de cambio: deinición de estrategias Identiicación de procesos para el logro de esas modiicaciones: Señalar responsables de la acción: Señalar formas de inanciamiento: Señalar tiempos y resultados esperados: Priorización de los principales cambios: Con esto es posible analizar en qué forma y cuánto el territorio impulsa una diferenciación programática en sectores heterogéneos. De allí que es posible distinguir presupuestos, énfasis especíicos, lineamientos y priorizaciones de la acción del programa. 3.1.4 Reporte sobre la relación complejidad y calidad de la oferta en un ISe básico Al realizar las dos acciones anteriores: contestar el instrumento de condiciones básicas de calidad de la oferta y responder en plataforma las comunas en las que el programa realiza su intervención; la plataforma entregará los resultados de un Índice básico de efectividad, denominado Innovación Social Efectiva. Esto permite obtener información agregada y desagregada lo que posibilita reportes a nivel interno de cada componente, de relación entre componentes y de un índice de relación entre complejidad y condiciones de calidad. Con esto es posible generar un primer tipo de plan de mejoras. 391 — Evalúa ISe Un esquema de relación es el siguiente: Condiciones de calidad/ Niveles de complejidad Componente 1 / Gestión de la intervención Componente 2 / Gestión de equipo Nivel de condiciones de calidad por componente Insufi- M í n i m o ciente funcional Media Efectivo Nivel de complejidad media Tipo 1 Tipo 1 Tipo 1 Tipo 1 Nivel de complejidad alta Tipo 2 Tipo 2 Tipo 2 Tipo 2 Insuficiente Mínimo funcional Media Efectivo Media Efectivo Nivel de complejidad bajo Nivel de complejidad extrema Componente 3 Gestión organizacional Nivel de condiciones de calidad por componente Insufi- M í n i m o Media ciente funcional Componente 4 Gestión tecnológica Efectivo Insuficiente Mínimo funcional Nivel de complejidad bajo Nivel de complejidad media Nivel de complejidad alta Nivel de complejidad extrema De este modo, es posible realizar un análisis tipológico, al menos de dos variaciones que son las siguientes: a) Una variación Tipo 1 de la situación de condiciones de calidad de cada componente que se inserte en niveles bajos y medios de complejidad. b) Una variación Tipo 2 de la situación de condiciones de calidad de cada componente que se inserte en niveles altos y extremos de complejidad. Lo anterior es crucial, lo que hemos encontrado ya en diversas investigaciones2 anteriores es el siguiente hallazgo: en la medida que los niveles de complejidad 2 Matus, Teresa Pérez, Uca Fuentes, Luis. La reforma municipal en la mira Fundación Ford, Expansiva, Trabajo Social UC, Observatorio de Ciudades 2007 www.expansiva.cl Matus, Teresa Valdivieso, Gonzalo et al Identiicando Municipios Efectivos. Políticas Públicas UC, 2010 Matus, Teresa Sabatini, Francisco Cortez-Monroy Fabiola. Migración y Municipios. Políticas Públicas UC, 2012. 392 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales suben, las condiciones de calidad bajan. Es decir, la brecha entre condiciones de calidad y la complejidad se hace especialmente prioritaria en los niveles altos y extremos de complejidad. En ellos podríamos hablar muy claramente de una desigualdad estructural de la oferta de servicios. Lo decimos una vez más, en Chile no hay ciudadanos de 1º 2º y 3º clase, lo que es vulnerable, precario, impresentable son ofertas de 3º clase para quienes han sido más impactados negativamente por la dialéctica de modernización del país. De allí que con estos resultados es posible establecer un reporte que contenga lo siguiente: Nombre de la Institución: Nombre del programa: Nombre de las personas del equipo que van a trabajar: Análisis de los resultados de la relación entre complejidad y condiciones de calidad: análisis del ISe básico del programa Registro de las argumentaciones: análisis de los principales resultados de tipología 1 y de tipología 2 Analizar consensos y disensos: Validación de la evidencia presentada: Análisis de nudos críticos encontrados: Proposición de acciones de cambio: deinición de estrategias Identiicación de procesos para el logro de esas modiicaciones: Señalar responsables de la acción: Señalar formas de inanciamiento: Señalar tiempos y resultados esperados: Priorización de los principales cambios: 3.1.5 Informe sobre la construcción de un instrumento de condiciones de calidad especíicas para el programa Si en algo coinciden las investigaciones realizadas sobre los sistemas de evaluación es que difícilmente un conjunto mínimo de variables e indicadores van a contener todas las dimensiones que la heterogeneidad de programas sociales requiere observar. La solución más habitual de las evaluaciones sobre la demanda ha sido agre- 393 — Evalúa ISe gar variables e indicadores. En el ISe pensamos que este es un camino equivocado, ya que en su extremo, la medición se vuelve densa y por su propio peso y extensión, se torna un obstáculo para aplicaciones secuenciales. Sin embargo, esto no signiica que los programas deban resignarse sólo a un grupo mínimo de condiciones básicas. La plataforma ISe permite a los programas la construcción de un instrumento de condiciones especíicas de calidad de la oferta, así como la obtención de niveles especíicos de complejidad. Esto se logra generando una acción especular, es decir, usar las mismas reglas de medición con que se conigura el instrumento básico, para operar un instrumento especíico que se encuentra intencionalmente vacío para que los programas puedan colocar allí sus variables e indicadores que consideren no se abordan en el nivel básico y que para el programa especíico resulten claves. El instrumento que se encuentra en plataforma tendrá el siguiente esquema sintético: COMPONENTE 1: GESTIóN DE LA INTERVENCIóN DEL PROGRAMA Identiicación de la variable seleccionada Descripción de la variable: Indicadores de la va- Deiciente riable desarrollando su rúbrica Indicador 1: Indicador 2: Indicador 3: Indicador 4: Indicador 5: 394 — Insuiciente Umbral Mínimo Más que Efectivo suiciente Descripción de evidencias en que se fundamentan Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales COMPONENTE 2: GESTIóN DE LOS EQUIPOS Identiicación de la variable seleccionada Descripción de la variable: Indicadores de la va- Deiciente riable desarrollando su rúbrica Insuiciente Umbral Mínimo Más que Efectivo suiciente Descripción de evidencias en que se fundamentan los indicadores Indicador 1: Indicador 2: Indicador 3: Indicador 4: Indicador 5: COMPONENTE 3: GESTIóN ORGANIZACIONAL Identiicación de la variable seleccionada Descripción de la variable: Indicadores de la va- Deiciente riable desarrollando su rúbrica Insuiciente U m b r a l Más que Efectivo Mínimo suiciente Descripción de evidencias en que se fundamentan los indicadores Indicador 1: Indicador 2: Indicador 3: Indicador 4: Indicador 5: 395 — Evalúa ISe COMPONENTE 4: GESTIóN TECNOLóGICA Identiicación de la variable seleccionada Descripción de la variable: Indicadores de la va- Deiciente riable desarrollando su rúbrica Insuiciente Umbral Mínimo Más que Efectivo suiciente Descripción de evidencias en que se fundamentan los indicadores Indicador 1: Indicador 2: Indicador 3: Indicador 4: Indicador 5: Por tanto, en este nivel de reporte avanzado se requiere que el programa construya, siguiendo la coniguración del instrumento de condiciones básicas de calidad, es decir, usando los mismos cuatro componentes deinidos, una propuesta en cada uno de ellos de una nueva variable con sus cinco indicadores respectivos. Una vez que haya realizado lo anterior, es posible generar sobre este instrumento tanto el informe sobre resultados especíicos al interior de cada componente, como un informe de relación entre componentes. De esta manera se obtiene no sólo los resultados de las condiciones básicas de calidad, sino que de las condiciones especíicas de calidad que el programa busca observar. En consecuencia, esta es una solución que enfrenta el dilema de lo básico y lo especíico de forma desagregada, pero que al contar con una base métrica común, permite sumar los resultados de ambos instrumentos. Así, la plataforma permite obtener un resultado de niveles de condiciones de calidad ajustados. 3.1.6 Informe sobre la construcción de un instrumento de complejidad especíica para el programa. El mismo dilema que enfrentan las condiciones de calidad, lo tienen ahora la medición de los niveles de complejidad. Un programa puede encontrar que las variables 396 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales e indicadores de complejidad, si bien retratan algunos de los aspectos basales de su acción, no contienen algunas variables e indicadores especíicos que ya no se reieren a pobreza, heterogeneidad de la población o heterogeneidad territorial y que son cruciales para el programa: número de especialistas por comunas, información sobre tasa de femicidios, información sobre dimensiones productivas comunales, etc. De allí que el programa puede seleccionar, según su cobertura territorial comunal, otras variables de complejidad, obtenidas tanto de la muestra alternativa que ofrece la plataforma como de otros sistemas de medición nacionales existentes. Al colocarlos en los espacios indicados, la plataforma entregará como resultado un valor asociado de complejidad. Variables comunales Indicadores Fuentes Indicador 1 Variable 1 Indicador 2 Indicador 1 Variable 2 Indicador 2 Variable 3 Indicador 1 Indicador 2 3.1.7. informe sobre la relación entre condiciones de calidad especíica y complejidad especíica. la creación de un iSe especíico y un iSe ajustado a) Al realizar las acciones anteriores, la plataforma entregará los resultados de un Índice especíico de efectividad. b) Asimismo, al alcanzar este nivel, la plataforma podrá cruzar los resultados obtenidos a nivel básico con los de nivel especíico, con lo que se obtiene un ISe ajustado. 397 — Evalúa ISe Con lo anterior es posible obtener información agregada y desagregada lo que posibilita reportes a nivel interno de cada componente, de relación entre componentes y de un índice de relación entre complejidad y condiciones especíicas y ajustadas de calidad. Con esto es posible generar un tipo de plan de mejoras de segundo orden. De esta forma, la plataforma ISe posibilita desarrollar un recorrido desde el nivel básico al avanzado que da lugar a diversos tipos de resultados. Si se graica lo anterior tenemos que: Condiciones básicas de calidad de la oferta Construcción de condiciones ajustadas de calidad Nivel básico de complejidad Construcción de un nivel ajustado de complejidad Resultados de un ISe básico Resultados de un ISe ajustado 3.1.8. Informe secuencial de condiciones de calidad Por otra parte, uno de los nudos críticos de los sistemas de evaluación de la demanda es la realización de mediciones secuenciales. Tanto por su alto costo, el reque- 398 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales rimiento de expertos, el volumen de la medición realizada, los tiempos exigidos, es improbable que un programa logre mediciones longitudinales que le permitan observar sus tendencias. La plataforma ISe permite una solución en las formas de medición de las condiciones de calidad de la oferta. En cualquier de sus niveles de informes y reportes, tanto básico como avanzado, al completar al menos una segunda aplicación la plataforma puede entregar gráicamente resultados de tendencia. Esto constituye una dimensión clave tanto para realizar ajustes, tomar mejores decisiones, ainar el plan de mejoras y guardar métricamente lo realizado. Esto último se vuelve crucial ante el recambio en todos sus niveles, tanto a nivel directivos por ciclos políticos u organizacionales, de sistemas de rotación múltiple en los equipos técnicos o de giros en la orientación del programa. Un ejemplo de lo anterior es la siguiente simulación gráica: 6 5 4 3 2 1 0 Aplicación 1 Aplicación 2 Aplicación 3 Aplicación 4 399 — Evalúa ISe De esta manera simple, los programas podrán disponer de una auto observación de sus principales tendencias en un esquema de lujo. Es decir, poder acceder tanto al nivel de desagregación mínima observando variaciones en los indicadores al interior de cada componente, como en un esquema de relación de componentes como el presentado. Así también la plataforma puede entregar en un nivel máximo de agregación la medición de tendencia global entre los ISe básicos, especíicos o ajustados, logrados tras una secuencia de aplicaciones. 3.2 CONFIGURACIÓN DE UN PLAN DE MEjORAS El Plan de Mejoras es un documento escrito que el programa confecciona para planiicar y organizar los cambios que considera relevante efectuar en la operación del programa, con el in de aumentar la efectividad de su acción. Una cuestión clave es que este plan se lleve a cabo de forma participativa: en un primer nivel en el equipo técnico profesional de trabajo del programa; en un segundo nivel en un trabajo relacional entre el nivel del programa y el nivel directivo del programa o de la organización respectiva. (0, 0, 0, 0) (1, 0, 0, 0)( (1, 1, 0, 0)( 1, 0, 1, 0) (1, 1, 1, 0) 0, 1, 0, 0) (0, 0, 1, 0) (1, 0, 0, 1) (0, 0, 1, 1)( (1, 1, 0, 1) (1, 0, 1, 1) (1, 1, 1, 1) 400 — (0, 0, 0, 1) (0, 1, 0, 1) (0, 1, 1, 1) 0, 1, 1, 0) Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales una de las consideraciones más importantes del sistema de medición ISe es que el plan de mejoras contiene caminos heterogéneos de avance. Si especulamos que el programa parte incluso de condiciones 0 en los cuatro componentes y busca llegar a condiciones 1 en los cuatro componentes tenemos que esto da lugar a una serie de caminos posibles. Lo importante entonces, es analizar en cada uno de los componentes de condiciones de calidad, cuáles serían las acciones referidas a los indicadores especíicos y que podrían generar cumplimiento de sistemas de mejoras que llevasen al programa a la instalación de un sistema efectivo de mejoras, rutinización de esas mejoras y, por tanto, de mejoramiento de algún nivel especíico de condiciones de calidad. De allí que el plan de mejora busca deinir procesos e indicadores a mejorar o a crear, que se encuentren en el ámbito de los cuatro componentes de condiciones de calidad. Eso quiere decir que si bien es posible y deseable que el programa implemente mejoras en otras áreas relevantes para la organización, sólo las asociadas a los cuatro componentes básicos del modelo de gestión de calidad serán la base para la delimitación de este camino de mejoras. Estos deben ser posibles de realizar en un plazo determinado: cada uno de los elementos del plan de mejora del programa debe poder implementarse en un plazo deinido, que tiene como hito inal la presentación del programa a un proceso aprobación a nivel del equipo y de la dirección respectiva. Este criterio alude a la necesidad de plantearse metas realistas, factibles y plausibles, asumiendo que el tiempo en que el plan debe implementarse es un criterio relevante al priorizar y deinir qué mejoras escoger dentro de una amplia gama de posibilidades. En la estructuración del plan de mejoras, el equipo debe ser capaz de generar una red de evidencias para que los avances puedan ser observados en su materialidad y trazabilidad. 401 — Evalúa ISe Estructuración de un plan de mejoras Situación deseada Situación actual El diseño del Plan de Mejoras se realiza en base a una matriz que contiene los siguientes aspectos: Nombre del componente al que corresponden las acciones de mejora, indicando si corresponde a la gestión organizacional, gestión de la intervención social, gestión de los equipos de trabajo o gestión tecnológica. Nombre de las variables y los indicadores al que corresponden las acciones de mejora Identiicación especíica de las acciones de mejora Evidencias de la mejora que podrán ser observadas para determinar en qué medida se logró la implementación de las mismas Responsables de la implementación de las acciones de mejora. Pueden ser equipos o personas. Tiempo destinado para la implementación de las acciones, en cuanto a días, semanas o meses, el programa lo puede presentar como una Carta Gantt. 402 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Recursos necesarios para implementar la mejora: inancieros, humanos, materiales, etc. Se debe repetir la matriz tantas veces como componentes sean contemplados para la elaboración del Plan de Mejoras. Adicionalmente, el programa puede elaborar una Carta Gantt para programar la implementación de las acciones de mejora en función del tiempo disponible. Lo segundo importante para el programa es efectuar una síntesis acerca del proceso de construcción del plan de mejoras: Señale quiénes participaron del proceso de auto observación, los criterios utilizados para incorporarlos. Indique en qué actividades y etapas del proceso se involucraron Señale si recibió apoyos externos en el proceso de auto observación (expertos, consultor, recursos), el criterio para decidir la pertinencia o no del apoyo. Describa cuáles fueron y evalúe el aporte de dicho apoyo Describa las actividades realizadas para la auto observación y señale su periodicidad. Identiique los aprendizajes y los desafíos enfrentados en el proceso de auto observación, relacionados con aspectos propios del equipo, del proceso mismo y del apoyo institucional. Describa los disensos generados durante el proceso de auto observación y la forma en la que éstos fueron abordados Reiérase a las actividades realizadas en conjunto y/o que requirieron algún tipo de negociación o participación de las autoridades de la organización para el proceso de auto observación Comentarios y observaciones que considere relevante mencionar Fundamentos conceptuales del plan de mejoras: es preciso señalar que no es suiciente con la estructuración del plan de mejoras. También es necesario exponer la fundamentación acerca de la relevancia de las acciones de mejora. La relevancia de la acción propuesta, se consigue con una comparación de la importancia de esta acción en relación con otras acciones posibles. Es decir, al programa le deben quedar claras las razones para optar y seleccionar esta acción de entre las demás que son posibles. Cada acción seleccionada debe ser vista como un elemento clave para el diseño general del plan de mejora, que debe resultar adecuadamente coordinado con los resultados obtenidos. Por otra parte, es clave entender que la plataforma ISe entrega una matriz tipológica que permite observar: la relación entre condiciones de calidad de la oferta con los niveles de complejidad que enfrenta el programa. 403 — Evalúa ISe De allí se desprenden tres grandes lineamientos: Aquellos programas que se encuentran en condiciones de calidad insuicientes y que por estar bajo el umbral funcional no cumplen con los requisitos básicos de una oferta efectiva. De allí que estos programas se transforman en programas prioritarios, especialmente en niveles altos y extremos de complejidad. a) b) Aquellos programas que se encuentran dentro del umbral mínimo funcional, es decir, en la línea de lotación de la oferta. Por tanto, a y b representan un sistema de observación que permite la corrección de brechas entre complejidad y condiciones de calidad. c) Asimismo, existe una tipología que da cuenta de una gradiente de efectividad. Es decir, observa a los programas que en diversos niveles de complejidad son capaces de desarrollar una oferta en buenas condiciones de calidad. Esto denota, por tanto, un espacio para colocar incentivos que reemplacen algunos espacios de incentivos por metas que incluso atentan contra la efectividad.e Umbral Mínimo Extrema Medias Programa PRIORITARIO lta Programa Baja MediaA PRIORITARIO 404 — CORRECCIÓN DE BRECHAS EFECTIVIDAD Programa PRIORITARIO Programa PRIORITARIO Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Hacia una apropiación de las innovaciones en un plan de mejoras: con los resultados obtenidos en los informes anteriormente señalados, es posible generar un nuevo esquema de trabajo que se apropie de las innovaciones y las traduzca en una serie de acciones que se plasmen en un plan de mejoras. Todo esto no sólo signiica una nueva métrica, sino que abre diversas posibilidades de presupuestación. Para llegar a calcular el Valor Agregado Neto, sería posible efectuar: a) Un presupuesto que observe y dé cuenta de los umbrales mínimos de la gestión: de intervención, de equipos, tecnológica y organizacional. b) Un prespuesto para enfrentar la variablidad de la complejidad del contexto del programa. c) Un presupuesto que contemple modiicaciones por ajustes y por sistemas innovados en las condiciones de la oferta. d) Un presupuesto que capture la emergencia, es decir, que se proponga niveles de efectividad según estándares nacionales e internacionales. Este instrumental, por tanto, lleva a poder observar un sistema de protección social efectiva, donde sea posible anticipar los lineamientos, nudos críticos, avances y potencialidades de avanzar en un sistema de calidad que responda positivamente al aumento de nivel de complejidad. 405 — Evalúa ISe Mínimo funcional de condiciones de calidad de la oferta Mayor permanencia Gastos acoplados Coberturas acopladas Mínimo funcional de condiciones de calidad de la oferta Mayores niveles de autonomía en el equipo Heterogeneidad territorial Mínimo funcional de condiciones de calidad de la oferta Posibilidad de mayor nivel de extensión Nombre de los principales ámbitos al que corresponden las acciones de mejora. Conigurar una variación tanto en la tipología de prioridad, como en la tipología de efectividad al que corresponden las acciones de mejora Identiicación especíica de las distinciones según niveles de complejidad: baja, media, alta y extrema. Coniguración de la red de evidencias de la mejora que podrán ser observadas para determinar en qué medida se logró la implementación de las mismas. Generar distinciones en: la gestión de la intervención (estrategias, tiempos, sistemas, instrumentos). En la gestión de equipos según requerimientos de especialización. Responsables de la implementación de las acciones de mejora. Pueden ser equipos o personas. Tiempo destinado para la implementación de las acciones, en cuanto a días, semanas o meses, el programa lo puede presentar como una Carta Gantt. 406 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Recursos necesarios para implementar la mejora: inancieros, humanos, materiales, etc. Se debe repetir la matriz tantas veces como componentes sean contemplados para la elaboración del Plan de Mejoras. Adicionalmente, el programa puede elaborar una Carta Gantt para programar la implementación de las acciones de mejora en función del tiempo disponible. Asimismo: el presupuesto debe ser consistente con las acciones a llevar adelante en el plan de mejoras. 4. EVALUANDO CALIDAD CON ISe: EL INSTRUMENTO 4.1EXPLICACION DE VARIABLE, INDICADORES Y SU RÚBRICA EN EL COMPONENTE DE GESTIÓN DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL 4.1.1 CÓMO SE ENTIENDE EL COMPONENTE GESTIÓN DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL La gestión de la intervención social se entiende como un proceso de coordinación relexiva, sustentado conceptualmente y expresado en formas mensurables, que busca efectuar un cambio positivo en la situación social que enfrenta y donde la calidad de la oferta asume un rol central. En este sentido la intervención también puede deinirse como la oferta programática de los servicios que busca responder en forma adecuada a fenómenos sociales especíicos. Explicitar el dispositivo, el conjunto de mecanismos acerca de CóMO se hacen las cosas, poner el foco en la calidad con que se enfrenta la diversidad de la complejidad del entorno, es una dimensión sustantiva de este proceso. En consecuencia, la gestión de la intervención tiene el desafío de explicitar los criterios mensurables de los supuestos, apuestas, estrategias y resultados esperados; para poder proponer, monitorear y evaluar los cambios existentes desde una situación inicial a una situación deseada. Por otra parte, los sujetos de la intervención pueden ser individuos, grupos sociales, organizaciones, pero también otros conglomerados mayores. De allí que la intervención social se entiende como un proceso que contempla no sólo la interacción entre personas sino también un proceso de comunicación entre sistemas. Vista así, la intervención no contempla en su horizonte el decidir por el o los otros, sino al contrario, busca potenciar su autonomía y fortalecer sus derechos a través 407 — Evalúa ISe de experiencias pedagógicas de selección contingente y aprendizaje para una toma de decisiones relexiva. 4.1.2 PoR qué Se Selecciona la vaRiaBle “coHeRencia PROGRAMÁTICA” Dentro de todas las dimensiones de la gestión de la intervención se ha seleccionado la variable Coherencia programática, entendida como la relación de congruencia entre diversos factores claves que van desde el nombre del programa, sus enfoques conceptuales, sus objetivos y actividades, los criterios de distinción de usuarios y los niveles de vinculación entre redes. Las razones de esta selección fundamentalmente son tres: se ha preferido una variable de relación entre factores que dimensiones clásicas como niveles de intervención o proceso de intervención. En segundo término, al ser ésta una herramienta que va sobre indicadores mínimos y no máximos, surge la coherencia programática como una variable clave para observar el funcionamiento y el grado de ajuste del programa. En tercer lugar, las mayores brechas de la oferta se producen por incongruencia entre factores: el diseño con la aplicación, los objetivos versus los resultados especíicos logrados, la retórica de la diversidad que a veces se contrapone con un funcionamiento más bien homogéneo, las metas del programa versus su inanciamiento, lo que busca lograr el programa, versus el nivel de calidad real de lo ofrecido. De allí que la apuesta por la coherencia programática involucra pensar que si la observamos, tendremos un panorama claro y sustantivo de la gestión de la intervención social. 408 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales COmPONENTE GESTIÓN DE LA INTERVENCIÓN DEFICIENTE INSUFICIENTE SUFICIENTE 1 2 3 Distribución de % 0 a 30% 31 a 50% 51 a 70% Nombre del programa / Perspectivas de sujetos con derechos El nombre del programa contradice una perspectiva de derechos de los sujetos participantes. El nombre del programa no dice relación con una perspectiva de derechos de los sujetos participantes. El nombre del programa reiere a los sujetos, como sujetos de derechos en forma genérica. Objetivos / Actividades La consistencia conceptual y operativa entre los objetivos y las actividades no existe o es planteada en menos de un 30%. Las actividades propuestas permiten cumplir los objetivos entre un 31 % y un 50%. Las actividades propuestas permiten cumplir los objetivos entre un 51% y un 70%. Perspectiva de derechos / Actividades No existe perspectiva de derechos o se expresa en menos del 30% de las actividades. La perspectiva de derechos se expresa entre un 31% y un 50% de las actividades. La perspectiva de derechos se expresa entre un 51% y un 70% de las actividades. Actividades / Distribución en subgrupos de usuarios Las actividades no deinen subgrupos de usuarios o las actividades deinen subgrupos de usuarios en menos de un 30% de ellas. Las actividades son consistentes con los subgrupos de usuarios entre un 31% y un 50%. Las actividades son consistentes con los subgrupos de usuarios entre un 51% y un 70%. Redes/ frecuencia de uso para actividades del programa que la requieran No se han identiicado las redes necesarias para realizar las actividades del programa. Se identiicaron las redes necesarias para realizar las actividades del programa, pero no hay vinculación operativa. Existe gestión de redes entre un 51% y un 70% de las actividades del programa que la requieran. VARIABLE Coherencia Programática INDICADORES 409 — Evalúa ISe MÁS que SuFicienTe 4 EFECTIVA EVIDENCIAS POSIBLES 5 71 a 90% 91 a 100% El nombre del programa destaca los derechos de los sujetos participantes. El nombre del programa destaca los derechos de los sujetos, en su condición de ciudadanos y de sujetos autónomos. Escribir nombre completo del programa especíico. Demostrar otras evidencias enunciativas que aporten a una perspectiva de sujetos con derechos Las actividades propues- Las actividades permitas permiten cumplir los ten cumplir los objetivos objetivos entre un 71% y en un 91% o más. un 90%. Documento escrito o página web u otro documento físico o virtual donde estén contenidos objetivos y actividades. Objetivos - Actividades - Todas las anteriores Otra(s):: La perspectiva de derechos se expresa entre un 71% y un 90% de las actividades. La perspectiva de derechos se expresa en un 91% o más de las actividades. Actividades - Carta Gantt de la planiicación anual de programa - Cronograma de trabajo Registro y monitoreo de actividades - Todas las anteriores - Otra(s): Las actividades son Las actividades son consistentes con los consistentes con los subgrupos de usuarios subgrupos de usuarios entre un 71% y un 90%. en un 91% o más. Documentos donde se evidencian los subgrupos de usuarios y los criterios desde los cuales se construyen - Subgrupos de usuarios - Criterios - Todas las anteriores - Otra(s): Existe gestión de redes entre un 71% y un 90% de las actividades del programa que la requieran. Convenios formales con redes - Frecuencia de uso registrada en forma sistemática o cada vez que se requiere de una vinculación en redMapa de redes - Evidencias del sistema de seguimiento a la intervención en redes - Todas las anteriores - Otra(s): 410 — Existe gestión de redes en un 91% o más de las actividades del programa que la requieran. Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.1.3 EXPLICACIÓN DE LOS INDICADORES, EL CONTENIDO DE LA RÚBRica Y alGunaS PoSiBleS evidenciaS que ReSPalden laS RESPUESTAS EFECTUADAS AL APLICAR EL INSTRUMENTO DEL ISe 4.1.3.1 Indicador: nombre / perspectivas de sujetos con derechos El nombre NO se reiere a la denominación de la organización (Fundación Nacional de Superación de la Pobreza, FOSIS, ACCION, CODENI, SENAMA, etc.). Tampoco se reiere a las líneas de desarrollo de ese programa: Servicio País, Chile Solidario, Acción Familia, ELEAM, etc. En el ISe, lo que se pregunta en este indicador es el nombre del programa especíico. Por ejemplo: — Organización: Servicio Nacional de Adulto Mayor — Línea programática: ELEAM — Nombre: ELEAM “Hogar preciosa sangre” “Hogar María Madre de Dios” “Hogar apostólico Emelina”. El nombre, como lo demuestran diversas investigaciones, tanto sobre personas como sobre sistemas sociales, tiene una relación directa con la constitución de la identidad (Adorno, 1989; Jameson, 2013; Jay, 2009; Autés, 2006). El nombre representa, por tanto, una elección ya sea para una persona, una localidad, un programa social. Allí se encuentra un factor que no puede ser explicado, naturalizando su denominación, sino que es una puerta de inicio de una indagación sobre congruencia, ya que el nombre ilumina el núcleo de ese sistema. Por su parte, perspectivas de sujetos con derechos en el ISe, reiere a una elección por un tipo de enfoque de intervención. Contiene una relación especíica con ciertas perspectivas que orientan la intervención del programa y que se maniiestan en la oferta de servicios y el tipo de prestaciones ofrecidas. De esta forma, se asume una tipología propuesta por el BID, al distinguir enfoques de primera y segunda generación, donde el primero pone el foco en la asistencia, en el beneicio especíico; mientras que los enfoques de segunda generación, colocan su énfasis en las competencias y habilidades que se busca desarrollar en sus participantes, 411 — Evalúa ISe así como en el fortalecimiento de sus derechos. (BID, 2013). El fundamento de este tipo de enfoque es de una amplia referencia a ese sujeto kantiano moderno, donde su mayoría de edad pasa por ser capaz de conigurar una propia imagen de mundo y argumentar en la plaza pública (Kant, Qué es la Ilustración, 1779). Por tanto, este segundo tipo de intervención no sólo busca evitar algo (volver a la cárcel, reincidir, volver a una situación de indigencia) sino impulsar un proyecto, desarrollando una oferta proactiva que contempla una participación sustantiva de todos sus integrantes. De allí que, una vez más, la calidad sea posible de medir por congruencia. Es decir, por la coherencia entre la forma de pensar un programa en relación con el tipo de servicios que esa intervención ofrece. En consecuencia, en la medida que más coherente sea el nombre del programa con el desarrollo de una perspectiva de sujetos de derecho, muestra un mejor nivel de calidad. Medición Indicador nombre / perspectivas de sujetos con derechos Indicador: Nombre / perspectivas de sujetos con derechos NIVELES DE EFECTI- Descripción VIDAD DEL INDICADOR Explicación Deiciente El nombre contradice una perspectiva de derechos de los sujetos participantes. En el nombre se ve relejada muchas veces esta paradoja, ya que la propia denominación de un programa puede contener una perspectiva anacrónica y reforzar elementos de discriminación o infantilización de sus participantes. Ejemplo: Hogar de menores/ hogar de niños. Insuiciente El nombre no dice relación con una perspectiva de derechos de los sujetos participantes. En el nombre se releja otra elección: la del carisma de la organización, el nombre de su fundador, el lugar geográico en que se encuentra, su iliación a alguna empresa u organismo público. Ejemplo: Hogar Santa Rita, o programa de rehabilitación de la Fundación Melipilla. Suiciente el nombre reiere a los El programa reconoce a sus participantes sujetos, como sujetos de como sujetos de derechos, pero lo hace de maderecho. nera genérica enfatizando el tipo de sus integrantes. Por ejemplo habla de niños, mujeres, adultos mayores. 412 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Más que suiciente El nombre destaca los En el nombre se destacan los derechos, lo que da luderechos de los sujetos gar a observar una conquista histórica. Ejemplo: los programas para “Mujeres jefas de hogar” participantes. y no para “Madres abandonadas” como era su denominación hace no más de 40 años. O los programas de “Diversidad Funcional” y no programas para Discapacitados como todavía es frecuente encontrar en Chile. Efectivo El nombre destaca los derechos de los sujetos, en su condición de ciudadanos y de sujetos autónomos. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción El nombre destaca en qué medida los derechos de los sujetos van a aportar a dos condiciones claves de una sociedad cosmopolita: la autonomía y la ciudadanía. Como ejemplo se hace referencia a un ELEAM en Londres denominado: “The Older Citizens”. Colocar el nombre completo del programa especíico : 4.1.3.2 Indicador: objetivos/ actividades Los objetivos del ISe se reieren a los del programa especíico y no a los grandes objetivos de la Organización o alguna de sus líneas programáticas. Por su parte, las actividades del programa aluden exclusivamente a las actividades estratégicas que están delimitadas en la intervención, es decir, se busca seleccionar aquellas que resultan fundamentales para la calidad de la oferta. Lo que se desea observar, es el grado de coherencia existente entre objetivo y actividades. Por ejemplo, algunos programas sostienen sus fundamentos en un enfoque de derechos, pero cuando se observan sus actividades, ellas son más bien de corte tradicional y con graves deiciencias en recursos, equipos de trabajo, concepciones y operatividad de la intervención. Los objetivos de un programa se desprenden de su visión y su misión. Se coniguran como aquellas variables que asume el programa en su oferta y sobre los cuáles se mide su rendimiento. Por su parte, las actividades son las dimensiones por las cuales dichos objetivos se cumplen. Ahora bien, la relación entre objetivos y actividades, es clave para la coherencia programática. Uno de los hallazgos más relevantes en una serie de investigaciones realizadas en Chile (Matus 2007, 2009,2011; Orellana, 2012) es que existe, en algunos 413 — Evalúa ISe programas, objetivos enormes o inconmensurables en relación a sus actividades que son de un nivel muy inferior y de cumplimiento casi automático. Por ejemplo: — Objetivo: superar la pobreza… rehabilitar integralmente… reinsertar a la sociedad… frenar la violencia… — Actividades: hacer un taller… asistir a dos reuniones…repartir productos básicos…poner el carné de identidad al día… De esta forma, este nexo entre objetivos y actividades resulta importante como evidencia de coherencia programática, ya que se requieren, al menos, tres condiciones: que los objetivos se transformen en mensurables, que las actividades posibiliten realmente llevarlos a cabo y que exista congruencia entre ambas dimensiones. Así, se pone freno a una enunciación inlacionaria de objetivos, que muchas veces se coloca pensando en los sistemas de licitación, como una forma de “marcar palabras claves” o de expresar deseos y se transforma en dimensiones mensurables y de real alcance. Esto constituye un paso previo muy relevante para poder deinir estándares de la oferta de servicios con que el programa se compromete. Ahora bien, no se trata solamente de buscar una correspondencia de nivel. Para lograr congruencia se requiere observar la consistencia de enfoque conceptual asumido entre los objetivos y las actividades. Existen programas donde los objetivos se colocan en un enfoque de derechos, pero las actividades se llevan a cabo de forma tradicional y sin considerar el rol de ciudadanos de los integrantes y destinatarios del programa. Medición indicador objetivos/ actividades Indicador: Objetivos/ actividades NIVELES DE EFECTIVIDAD Descripción DEL INDICADOR Deiciente 414 — Niveles de efectividad del indicador La consistencia con- La consistencia conceptual se reiere al enfoceptual y operativa que seleccionado por el programa y a la coheentre los objetivos rencia de éste entre objetivos y actividades. y las actividades no existe o es planteada en menos de un 30%. Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Insuiciente Suiciente Las actividades propuestas permiten cumplir los objetivos entre un 31 % y un 50%. La rúbrica busca la acentuación de la frecuencia. Es decir el nivel de efectividad mejora, en la medida que aumenta el porcentaje de las actividades donde se exprese claramente una perspectiva de mayor coherencia con los objeLas actividades pro- tivos. puestas permiten cumplir los objetivos entre un 51% y un 70%. Más que suiciente Las actividades propuestas permiten cumplir los objetivos entre un 71% y un 90%. Efectivo Las actividades permiten cumplir los objetivos en un 91% o más. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción -Documento escrito o página web u otro documento físico o virtual donde estén contenidos objetivos y actividades. -Objetivos -Actividades -Todas las anteriores 4.1.3.3 Indicador: perspectiva de derechos / actividades Perspectivas de sujetos con derechos en el Ise, reiere a una elección por un tipo de enfoque de intervención. Contiene una relación especíica con ciertas perspectivas que orientan la intervención del programa y que se maniiestan en la oferta de servicios y el tipo de prestaciones ofrecidas. De esta forma, se asume una tipolo- 415 — Evalúa ISe gía propuesta por el BID, al distinguir enfoques de primera y segunda generación, donde el primero pone el foco en la asistencia, en el beneicio especíico; mientras que los enfoques de segunda generación, colocan su énfasis en las competencias y habilidades que se busca desarrollar en sus participantes, así como en el fortalecimiento de sus derechos. El fundamento de este tipo de enfoque es de una amplia referencia a ese sujeto kantiano moderno, donde su mayoría de edad pasa por ser capaz de conigurar una propia imagen de mundo y argumentar en la plaza pública (Kant, Qué es la Ilustración, 1779). Por tanto, este segundo tipo de intervención no sólo busca evitar algo (volver a la cárcel, reincidir, volver a una situación de indigencia) sino impulsar un proyecto, desarrollando una oferta proactiva que contempla una participación sustantiva de todos sus integrantes. De allí que, una vez más, la calidad sea posible de medir por congruencia. Es decir, por la coherencia entre la forma de pensar un programa en relación con el tipo de servicios que esa intervención ofrece. En consecuencia, en la medida que más coherente sea el nombre del programa con el desarrollo de una perspectiva de sujetos de derecho, muestra un mejor nivel de calidad. Por su parte las actividades del programa se reieren exclusivamente a las actividades estratégicas que están delimitadas en la intervención, es decir, se busca seleccionar aquellas que resultan fundamentales para la calidad de la oferta. Medición Indicador perspectiva de derechos / actividades Indicador: Perspectiva de derechos / actividades NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Deiciente No existe perspectiva de derechos De cada 10 actividades en siete o se expresa en menos del 30% de de ellas no se observa claramenlas actividades. te una perspectiva de derechos. Ejemplo: actividades tradicionales que refuerzan estereotipos. Los hombres hacen gasitería y mecánica y las mujeres cocina y costura. En vez de tener actividades por rubro abiertas a hombres y mujeres sin distinción. 416 — Explicación Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Insuiciente Suiciente Más que suiciente La perspectiva de derechos se expresa entre un 31% y un 50% de las actividades. La rúbrica busca la acentuación de la frecuencia. Es decir el nivel de efectividad mejora, en la meLa perspectiva de derechos se ex- dida que aumenta el porcentaje presa entre un 51% y un 70% de de las actividades donde se exprese claramente una perspectilas actividades. va de sujetos con derechos. La perspectiva de derechos se expresa entre un 71% y un 90% de las actividades. Efectivo La perspectiva de derechos se expresa en un 91% o más de las actividades. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción -Actividades. -Carta Gantt de la planiicación anual de programa. -Cronograma de trabajo. -Registro y monitoreo de actividades. -Todas las anteriores -Otra(s): 4.1.3.4 Indicador: actividades / subgrupos de usuarios Medición indicador actividades / subgrupos de usuarios Las actividades del programa se reieren exclusivamente a las actividades estratégicas que están delimitadas en la intervención. Es decir, se busca seleccionar aquellas que resultan fundamentales para la calidad de la oferta. Es decir, no basta con diferenciar hombres, mujeres, edad u otras distinciones demográicas básicas presentes en todo diagnóstico. Por su parte, la noción de subgrupos de usuarios (estadísticamente denominados clusters) reiere a criterios y categorías desde los cuales se coniguran distinciones de usuarios en el programa de oferta de intervención. Se trata de poner en acción un factor sustantivo de distinciones en el proceso de gestión de la intervención social. En general las intervenciones son aún muy homogéneas en sus requisitos de ingreso, su monitoreo, su tiempo de egreso, niveles 417 — Evalúa ISe y estándares de éxito diferenciados para subgrupos de usuarios. Capturar la heterogeneidad es un desafío pendiente que tiene directa relación con los niveles de calidad de la oferta. Sin subgrupos de usuarios asociados a actividades claves de la intervención, será muy difícil observar la pertinencia de las innovaciones que diseñe el equipo de trabajo. Aquí se juega una posibilidad de personalización de la intervención que es clave. Difícilmente sin asociar un arco de contingencias donde los participantes puedan seleccionar y comprometerse con lo seleccionado una gestión de la intervención será efectiva. Indicador: Actividades / subgrupos de usuarios NIVELES DE EFECTIVIDAD Descripción DEL INDICADOR Deiciente Insuiciente Las actividades no deinen subgrupos de usuarios o las actividades deinen subgrupos de usuarios en menos de un 30% de ellas. La rúbrica busca la acentuación de la frecuencia. Es decir el nivel de efectividad mejora, en la medida que aumenta el porcentaje de relación entre actividades y las distinLas actividades son consisten- ciones realizadas en los subgrupos tes con los subgrupos de usua- de usuarios. rios entre un 31% y un 50%. Suiciente Las actividades son consistentes con los subgrupos de usuarios entre un 51% y un 70%. Más que suiciente Las actividades son consistentes con los subgrupos de usuarios entre un 71% y un 90%. Efectivo Las actividades son consistentes con los subgrupos de usuarios en un 91% o más. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción -Documentos donde se evidencian los subgrupos de usuarios y los criterios desde los cuales se construyen. -Subgrupos de usuarios -Criterios -Todas las anteriores -Otra(s): 418 — Explicación Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.1.3.5 Indicador redes / frecuencia de uso para actividades del programa que la requieran La red social puede deinirse como un sistema de relaciones entre personas, grupos o instituciones. “Una práctica simbólica-cultural que incluye el conjunto de relaciones interpersonales que integran a una persona con su entorno social y le permiten mantener o mejorar su bienestar material, físico y emocional y evitar así el deterioro real o imaginado que podría generarse cuando se producen diicultades, crisis o conlictos que afectan al sujeto (Guzmán, Huenchuan, Montes de Oca, 2003, p.43) . Arón se reiere a ella como “un sistema de vínculos entre distintos puntos de un grupo social, como son los actores sociales o diversos grupos e instituciones, que permite el intercambio de información y las interacciones entre los puntos de la red” (2001, p. 57). De acuerdo a Chadi (2000), la vinculación a las redes, supone un diagnóstico social de red: Explorar los lazos, indagar en los vínculos que conforman la trama social, explorar la interacción. Ello implica especiicar: ¿Cuáles redes están presentes? ¿Cuáles es necesario reforzar? ¿Qué vínculos hay que activar? ¿Cuáles son signiicativos desde inclusión o distancia? Además se requiere una evaluación de los medios: determinar los “recursos” que resultan de utilidad. Asimismo, la implementación de la intervención se realiza según niveles: Red primaria, red secundaria, red institucional y articulación de las mismas. En consecuencia, el indicador es la relación entre la existencia de las redes y su vinculación efectiva en relación a un uso especíico para las actividades que el programa que la requieran. 419 — Evalúa ISe Medición indicador redes / frecuencia de uso para actividades del programa que la requieran Indicador: Redes / frecuencia de uso para actividades del programa que la requieran NIVELES DE EFECTIVIDAD Descripción DEL INDICADOR Deiciente Insuiciente Suiciente Más que suiciente No se han identiicado las redes necesarias para realizar las actividades del programa. La rúbrica busca la acentuación de la freSe identiicaron las redes necesarias para realizar cuencia. Es decir el nivel las actividades del programa, pero no hay vincu- de efectividad mejora, en la medida que aulación operativa. menta el uso, frecuencia Existe gestión de redes entre un 51% y un 70% e intensidad de las redes de las actividades del programa que la requieran. EN AQUELLAS ACTIVIExiste gestión de redes entre un 71% y un 90% DADES de las actividades del programa que la requieran. Efectivo EVIDENCIAS POSIBLES Existe gestión de redes en un 91% o más de las actividades del programa que la requieran. Descripción: -Convenios formales con redes -Frecuencia de uso registrada en forma sitemática o cada vez que se requiere de una vinculación en red -Mapa de redes -Evidencias del sistema de seguimiento a la intervención en redes -Todas las anteriores -Otra(s): 420 — Explicación Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Referencias bibliográicas — Adorno, Theodor Dialéctica Negativa. Editorial Taurus, Madrid 1989 — Jameson, Frederic Valencias de la Dialéctica, Editorial Trotta, Madrid 2013 — Jay, Martin La experiencia en la edad post subjetiva Editorial UDP, Santiago de Chile, 2009 — Autés, Michel Les paradoxes du Travail Social, Edition Dunond, Paris, 2006 — BID, Informe para América Latina, México, 2013 — Kant, Emmanuel Qué es la Ilustración Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 2000. 421 — Evalúa ISe 4.2. EXPLICACION DE VARIABLE, INDICADORES Y SU RUBRICA EN EL coMPonenTe GeSTión de equiPoS de TRaBaJo 4.2.1 cóMo Se enTiende el coMPonenTe GeSTión de equiPoS DE TRABAjO El componente gestión de equipos de trabajo reconoce la importancia de la capacidad de los equipos de trabajo para el éxito de la gestión de la intervención y la calidad de la misma. El concepto de equipo de trabajo alude a un conjunto de personas que interactúan con el propósito de lograr un objetivo común. Sin embargo, un grupo de personas se va transformando en un equipo, en la medida en que sus miembros comparten ideas, se desarrolla respeto, buscan tener respuestas coordinadas y participan en el mejoramiento de objetivo y acciones comunes (Kinlaw, 1991). Los equipos competentes, se guían por una visión comprendida y compartida, sucinta y atractiva del objetivo general del equipo; comparten un sentimiento de apoyo mutuo, seguridad y conianza y, su comunicación, se caracteriza por la escucha activa, sincera, lenguaje respetuoso y constructivo (West, 2004). Este componente, comprende la variable Capacidad de gestión del equipo en la intervención, observa la capacidad de los integrantes del equipo para realizar y ajustar la intervención propuesta por el programa. Este variable contiene cinco indicadores: 1) Nivel de caliicación del equipo de trabajo / objetivos del programa: considera el ajuste entre la caliicación del equipo y el logro de los objetivos del programa. 2) Grado en que el equipo considera distinciones en la gestión de la intervención del programa: hace referencia al grado en que el equipo considera distinciones en una de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención: (a) Enfoque de la intervención; (b) Análisis del contexto en la intervención; (c) Diagnóstico de los usuarios; (d) Diseño y monitoreo de la intervención; (e) Formas de evaluación de la intervención; (f) Seguimiento de factores críticos y (g) Toma de decisiones en relación a ajustes programáticos. 422 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales COMPONENTE GESTIóN DE EQUIPO DE TRABAJO VARIABLE DEFICIENTE INSUFICIENTE SUFICIENTE Capacidad de gestión del equipo en la intervención 1 2 3 Distribución de % 0 a 30% 31 a 50% 51 a 70% Nivel de caliicación del equipo de trabajo / Objetivos del programa El nivel de caliicación del equipo de trabajo está ajustado en menos del 30% de los objetivos del programa. El nivel de caliicación del equipo está ajustado entre un 31% y un 50% de los objetivos del programa. El nivel de caliicación del equipo está ajustado entre un 51% y un 70% de los objetivos del programa. Grado en que el equipo considera distinciones en la gestión de la intervención del programa El equipo considera distinciones en una de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención: El equipo considera distinciones en dos de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención: El equipo considera distinciones en tres de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención: a) Enfoque de la inter- a) Enfoque de la interven- a) Enfoque de la interven- INDICADORES vención ción b) Análisis del contexto en la intervención c) Diagnóstico de ción b) Análisis del contexto en la intervención los usuarios d) Diseño y monitoreo de la intervención e) Formas de evaluación de la intervención c) Diagnóstico de b) Análisis del contexto en la intervención los usuarios d) Diseño y monitoreo de la intervención e) Formas de evaluación de la intervención c) Diagnóstico de los usuarios d) Diseño y monitoreo de la intervención e) Formas de evaluación de la intervención f) Seguimiento de f) Seguimiento de f) Seguimiento de g) factores críticos g) factores críticos g) factores críticos h) Toma de decisiones en h) Toma de decisiones en h) Toma de decisiones en relación a ajustes pro- relación a ajustes pro- relación a ajustes pro- gramáticos. gramáticos. gramáticos. 423 — Evalúa ISe MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA 4 5 71 a 90% 91 a 100% EVIDENCIAS POSIBLES El nivel de caliicación del equipo está ajustado entre un 71% y un 90% de los objetivos del programa. El nivel de caliicación del Títulos profesionales; certiicados que acreequipo está ajustado en diten la formación a nivel de posgrado más de una 91% de los ob- y/o postítulo en temas aines a la interjetivos del programa. vención. Certiicados que avalen la realización y aprobación de diplomados o cursos de capacitación. Todas las anteriores Otra(s) El equipo considera distinciones en cuatro de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención: El equipo considera distinciones en cinco o más de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención: a) Enfoque de la intervención b) Análisis del contexto en la intervención c) Diagnóstico de los usuarios d) Diseño y monitoreo de la intervención e) Formas de evaluación de la intervención a) Enfoque de la intervención b) Análisis del contexto en la intervención c) Diagnóstico de los usuarios d) Diseño y monitoreo de la intervención e) Formas de evaluación de la intervención f) Seguimiento de f) Seguimiento de g) factores críticos g) factores críticos h) Toma de decisiones en h) Toma de decisiones en relación a ajustes programáticos. 424 — relación a ajustes programáticos. oDocumentos de donde se especiiquen formalmente las distinciones en la gestión de intervención del programa realizados por el equipo, sean éstos a nivel del diseño o la implementación o la evaluación. oOtra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales COMPONENTE GESTIóN DE EQUIPO DE TRABAJO VARIABLE DEFICIENTE INSUFICIENTE SUFICIENTE Capacidad de gestión del equipo en la intervención 1 2 3 El programa considera estándares técnicos en una de las dimensiones de la oferta de intervención: El programa considera estándares técnicos en dos de las dimensiones de la oferta de intervención: El programa considera estándares técnicos en tres de las dimensiones de la oferta de intervención: a. a. a. INDICADORES Grado en que el equipo de trabajo considera estándares técnicos en la oferta de intervención Acciones, prestaciones y beneicios. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. d. Tiempo de duración. e. Recursos humanos, materiales monetarios. b. Deinición de objetivos. b. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. c. Tipos de usuarios. d. Tiempo de duración. d. Tiempo de duración. e. Recursos humanos, ma- e. Recursos humanos, materiales monetarios. teriales monetarios. Resultados esperados f. en ese tiempo. Resultados esperados f. Resultados esperados en ese tiempo en ese tiempo. Grado de autonomía equipo de trabajo para ajustar las dimensiones estratégicas del programa. Acciones, prestaciones y beneicios. y beneicios. b. f. Acciones, prestaciones El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar una dimensión de la oferta: El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar dos dimensiones de la oferta: El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar tres dimensiones de la oferta: a. a. a. Acciones, prestaciones Acciones, prestaciones Acciones, prestaciones y beneicios. y beneicios. y beneicios. b. Deinición de objetivos. b. Deinición de objetivos. b. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. c. Tipos de usuarios. c. Tipos de usuarios. d. Tiempo de duración. d. Tiempo de duración. d. Tiempo de duración. e. Recursos e. Recursos e. Recursos humanos, ma- humanos, materiales materiales moneta- Resultados esperados en ese tiempo. f. teriales monetarios. moneta- rios. rios. f. humanos, Resultados esperados f. Resultados esperados en ese tiempo. en ese tiempo. 425 — Evalúa ISe MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA 4 5 El programa considera estándares técnicos en cuatro de las dimensiones de la oferta de intervención: a. El programa considera es- • tándares técnicos en cinco • o más de dimensiones de la • oferta de intervención: a. Acciones, prestaciones y beneicios. Deinición de objetivos. b. b. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. Tiempo de duración. Tipos de usuarios. d. d. Tiempo de duración. e. e. Recursos humanos, materiales monetarios. Normas técnicas nacionales Estándares internacionales Recomendaciones de organismos internacionales en materias vinculadas al pro- Acciones, prestaciones y beneicios. c. f. EVIDENCIAS POSIBLES grama • Documentos sobre buenas prácticas • Todas las anteriores • Otra(s) Recursos humanos, materiales monetarios. f. Resultados esperados Resultados esperados en ese tiempo en ese tiempo El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar cuatro dimensiones de la oferta: El equipo de trabajo tiene • autonomía para ajustar cinco o más dimensiones de la oferta: a. a. Acciones, prestaciones Acciones, prestaciones y beneicios. y beneicios. b. Deinición de objetivos. b. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. c. Tipos de usuarios. d. Tiempo de duración. d. Tiempo de duración. e. Recursos e. Recursos humanos, ma- humanos, materiales monetarios. f. Resultados esperados en ese tiempo. 426 — teriales monetarios. f. Resultados esperados en ese tiempo. Documentos de donde se especiiquen formalmente los ajustes al programa realizados por el equipo, sean éstos a nivel del diseño o la implementación • Documentos de ajuste al diseño • Documentos de ajuste a la implementación • Todas las anteriores • Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales COMPONENTE GESTIóN DE EQUIPO DE TRABAJO VARIABLE DEFICIENTE INSUFICIENTE SUFICIENTE Capacidad de gestión del equipo en la intervención 1 2 3 El equipo de trabajo se limita a informar a los usuarios sobre la oferta del programa. El equipo de trabajo escucha opiniones de los usuarios acerca de la oferta del programa El equipo de trabajo toma en cuenta las opiniones de los usuarios acerca de la oferta del programa INDICADORES Grado en que el equipo de trabajo posibilita la participación de los usuarios 427 — Evalúa ISe MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA 4 5 El equipo de trabajo hace ajustes al programa de acuerdo a los planteamientos de los usuarios EVIDENCIAS POSIBLES El equipo de trabajo actúa • de manera conjunta con los usuarios y rinde cuenta a éstos. Documentos que permitan constatar los énfasis del equipo en términos de estimular la participación los usuarios del programa en forma individual, grupal o comunitaria, sean éstos: en el uso de su oferta, en la toma de decisiones, en la elaboración de diagnósticos, en el diseño de la intervención, en las evaluaciones. • Evidencias de que los usuarios son informados sobre la intervención realizada, los recursos utilizados y el cumplimiento de los objetivos (rendición de cuentas o accountability). Indique el nombre de los documentos, distinguiendo entre: — - Evidencias de participación de los usuarios: — - Evidencias de información que reciben los usuarios: 428 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 3) Grado en que el equipo de trabajo considera estándares técnicos en la oferta de intervención: reiere a la capacidad del equipo para incluir, tanto en el diseño como en el desarrollo de la intervención, estándares técnicos nacionales o internacionales, es decir, normas, modelos o referencias que sirven de parámetros para evaluar la calidad de la intervención. 4) Grado de autonomía equipo de trabajo para realizar ajustes en las dimensiones estratégicas del programa: incluye el nivel de autonomía que tiene el equipo para hacer ajustes en dimensiones estratégicas del programa, referidas a (a) acciones, prestaciones y beneicios, (b) deinición objetivos, (c) tipos de usuarios, (d) tiempo de duración, (e) recursos humanos, materiales y monetarios y (f) resultados esperados en el tiempo. 5) Grado en que el equipo de trabajo posibilita participación de los usuarios: alude a la capacidad del equipo para posibilitar la participación de los usuarios del programa en la intervención. 4.2.2 PoR qué Se Selecciona la vaRiaBle “caPacidad de GeSTión del equiPo en la inTeRvención” La variable Capacidad de gestión del equipo en la intervención reconoce la importancia de la capacidad de los equipos de trabajo para el éxito de la gestión de la intervención y la calidad de la misma, pues son los integrantes del equipo quienes ajustan y realizan la intervención propuesta por el programa. 429 — Evalúa ISe 4.2.3 EXPLICACIÓN DE LOS INDICADORES, EL CONTENIDO DE LA RÚBRica Y alGunaS PoSiBleS evidenciaS que ReSPalden laS RESPUESTAS EFECTUADAS AL APLICAR EL INSTRUMENTO DEL ISe 4.2.3.1 indicador: nivel de caliicación del equipo de trabajo / objetivos del programa Este indicador observa el ajuste entre la caliicación del equipo y el logro de los objetivos del programa. La caliicación alude a la especialización de los miembros del equipo, la que debiera estar expresamente relacionada con los objetivos del programa. Por ejemplo, si se trabaja en abuso sexual infantil, se debiera contar con un equipo interdisciplinario capacitado en esta área especíica. El supuesto que está a la base, es que si se desea lograr de manera efectiva los objetivos del programa, el equipo de trabajo debiera contar con una formación profesional ajustada a dichos objetivos La caliicación se adquiere a través de una formación continua y formal de nivel técnico o superior (carrera, cursos, capacitaciones, diplomas, postítulos, posgrados, entre otros), y puede acreditarse mediante las certiicaciones oiciales de las instituciones que impartieron dicha formación. Programa se denomina “al conjunto integrado y articulado de acciones, prestaciones y beneicios destinados a lograr un propósito especíico en una población objetivo, de modo de resolver un problema o necesidad que la afecte” (Ley 20.530, Art. 2, numeral 1). Para efectos de este auto observación, el programa se reiere al proyecto especíico (CESFAM Las Cabras) dentro de un programa genérico (CESFAM). Los objetivos del programa corresponden a los propósitos que le proyecto especíico desea alcanzar en un período determinado de tiempo y a los que procura llegar a través de las actividades propuestas. Estos objetivos pueden ser generales y/o especíicos. Los generales “enuncian el cambio inal que transforma el problema central en una realidad o solución al mismo” (Román, 1999: 27). Por su parte, los especíicos “representan el medio necesario para lograr el objetivo general. Son aquellos estados que hay que superar para llegar al objetivo general” (Román, 1999: 27). 430 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Medición indicador nivel de caliicación del equipo de trabajo / objetivos del programa indicador nivel de caliicación del equipo de trabajo / objetivos del programa NIVELES DE EFEC- Descripción TIVIDAD DEL INDICADOR Explicación Deiciente El nivel de caliicación del equipo de trabajo está ajustado en menos del 30% de los objetivos del programa. La caliicación hace referencia a la especialización de los miembros del equipo, la cual debiera estar ajustada a los objetivos del programa. Esta caliicación se adquiere a través de una formación continua y formal de nivel técnico o superior (carrera, cursos, capacitaciones, diplomas, postítulos, posgrados, entre otros), y puede acreditarse mediante las certiicaciones oiciales de las instituciones que impartieron dicha formación. La adecuación de la caliicación a los objetivos puede gradarse En este caso menos del 30% de los miembros del equipo cuenta con una especialización ajustada a los objetivos del programa. Insuiciente El nivel de caliicación del Entre un 31% y un 50% de los miembros del equipo está ajustado entre un equipo cuenta con una especialización ajus31% y un 50% de los objetivos tada a los objetivos del programa. del programa. Suiciente El nivel de caliicación del Entre un 51% y un 70% de los miembros del equipo está ajustado entre un equipo cuenta con una especialización ajus51% y un 70% de los objeti- tada a los objetivos del programa. vos del programa. Más que suiciente El nivel de caliicación del Entre un 71 % y un 90% de los miembros del equipo está ajustado entre un equipo cuenta con una especialización ajus71% y un 90% de los objetivos tada a los objetivos del programa. del programa. Efectiva El nivel de caliicación del Un 91% o más de los miembros del equipo equipo está ajustado en un cuentan con una especialización ajustada a 91% o más a los objetivos del los objetivos del programa. programa, permitiendo hacer innovaciones en ellos. 431 — Evalúa ISe EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • Títulos profesionales; certiicados que acrediten la formación a nivel de posgrado y/o postítulo en temas aines a la intervención. • Certiicados que avalen la realización y aprobación de diplomados o cursos de capacitación. • Todas las anteriores • Otra(s): 4.2.3.2 Indicador: grado en que el equipo considera distinciones en la gestión de la intervención del programa Este indicador hace referencia al grado en que el equipo considera distinciones en una de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención: (a) Enfoque de la intervención; (b) Análisis del contexto en la intervención; (c) Diagnóstico de los usuarios; (d) Diseño y monitoreo de la intervención; (e) Formas de evaluación de la intervención; (f) Seguimiento de factores críticos y (g) Toma de decisiones en relación a ajustes programáticos. 432 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Medición indicador grado en que el equipo considera distinciones en la gestión de la intervención del programa Indicador grado en que el equipo considera distinciones en la gestión de la intervención del programa NIVELES DE Descripción EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Deiciente Explicación El equipo considera distinciones en La caliicación hace referencia al grado una de las dimensiones que adquiere en que el equipo considera distinciones en dimensiones que adquiere la gestión la gestión de intervención: de intervención: a. Enfoque de la intervención Análisis del contexto en la interven- a. ción b. Análisis del contexto en la intervención c. Diagnóstico de los usuarios c. Diagnóstico de los usuarios d. Diseño y monitoreo de la interven- d. Diseño y monitoreo de la intervención ción e. Formas de evaluación de la intervención Formas de evaluación de la interven- f. Seguimiento de factores críticos ción g. Toma de decisiones en relación a ajustes b. e. f. Seguimiento de factores críticos g. Toma de decisiones en relación a Enfoque de la intervención programáticos. ajustes programáticos. Insuiciente El equipo considera distinciones en El programa considera distinciones en dos de las dimensiones que adquiere dos de las dimensiones que adquiere la gestión de intervención. la gestión de intervención: a. Enfoque de la intervención b. Análisis del contexto en la intervención c. Diagnóstico de los usuarios d. Diseño y monitoreo de la intervención e. Formas de evaluación de la intervención f. Seguimiento de factores críticos g. Toma de decisiones en relación a ajustes programáticos. 433 — Evalúa ISe Suiciente El equipo de trabajo tiene autonomía El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar tres dimensiones de la para ajustar tres dimensiones de la oferoferta: ta. a. Acciones, prestaciones y beneicios. b. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. d. Tiempo de duración. e. Recursos humanos, materiales monetarios. f. Resultados esperados en ese tiempo. g. Toma de decisiones en relación a ajustes programáticos. Más que sui- El equipo de trabajo tiene autonomía El equipo de trabajo tiene autonomía ciente para ajustar tres dimensiones de la para ajustar tres dimensiones de la oferta. oferta: a. Acciones, prestaciones y beneicios. b. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. d. Tiempo de duración. e. Recursos humanos, materiales monetarios. f. Resultados esperados en ese g. Toma de decisiones en relación tiempo. a ajustes programáticos. Efectiva 434 — El equipo considera distinciones en El equipo considera distinciones en cinco cinco o más de las dimensiones que o más de las dimensiones que adquiere la adquiere la gestión de intervención: gestión de intervención: Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales a. Acciones, prestaciones y beneicios. b. Deinición de objetivos. c. Tipos de usuarios. d. Tiempo de duración. e. Recursos humanos, materiales monetarios. f. Resultados esperados en ese tiempo g. Toma de decisiones en relación a ajustes programáticos. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • Documentos de donde se especiiquen formalmente las distinciones en la gestión de intervención del programa realizados por el equipo, sean éstos a nivel del diseño o la implementación o la evaluación. • Otra(s): 4.2.3.3 Indicador: grado en que el equipo de trabajo considera estándares técnicos en la oferta de intervención Este indicador hace referencia a consideración de estándares técnicos de calidad – sean estos nacionales o internacionales – contemplados por el equipo en el momento de diseñar, implementar y evaluar la oferta intervención del programa. Se consideran como dimensiones estratégicas de la oferta de intervención: a) Acciones, prestaciones y beneicios b) Deinición objetivos c) Tipos de usuarios d) Tiempo de duración e) Recursos humanos, materiales y monetarios, f) Resultados esperados en el tiempo. 435 — Evalúa ISe Medición indicador grado en que el equipo de trabajo considera estándares técnicos en la oferta de intervención Indicador grado en que el equipo de trabajo considera estándares técnicos en la oferta de intervención NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Deiciente El programa considera estándares técnicos El programa considera esen una de las dimensiones de la oferta de tándares técnicos, es decir, intervención. normas técnicas que sirven de El programa considera estándares técnicos modelo o referencia al prograen dos de las dimensiones de la oferta de in- ma social durante su diseño, implementación y/o evaluatervención. ción, en una o más de una de El programa considera estándares técnicos las siguientes dimensiones de en tres de las dimensiones de la oferta de la oferta de intervención: intervención. Insuiciente Suiciente Más que suiciente Efectiva Explicación 1. El programa considera estándares técnicos en cuatro de las dimensiones de la oferta de 2. intervención. 3. El programa considera estándares técnicos en cinco o más de las dimensiones de la ofer- 4. ta de intervención. 5. Acciones, prestaciones y beneicios Deinición objetivos Tipos de usuarios Tiempo de duración Recursos humanos, materiales y monetarios, 6. Resultados esperados en el tiempo. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • Normas técnicas nacionales • Estándares internacionales • Recomendaciones de organismos internacionales en materias vinculadas al programa 436 — • Documentos sobre buenas prácticas • Todas las anteriores • Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.2.3.4 Indicador: grado de autonomía equipo de trabajo para realizar ajustes en las dimensiones estratégicas del programa Este indicador reiere al nivel de autonomía que tiene el equipo para – cuando sea necesario – hacer ajustes en dimensiones estratégicas del programa, que permitan asegurar y mejorar la calidad de la intervención. Incorporar cambios en alguna de las dimensiones de la oferta, se expresa, por ejemplo, en la posibilidad del equipo de trabajo para redeinir los usuarios a los que se dirige la intervención; adicionar recursos humanos; extender el tiempo que dura la intervención, etc. Las dimensiones estratégicas reieren a: a) Acciones, prestaciones y beneicios b) Deinición objetivos c) Tipos de usuarios d) Tiempo de duración e) Recursos humanos, materiales y monetarios f) Resultados esperados en el tiempo 437 — Evalúa ISe Medición indicador grado de autonomía equipo de trabajo para realizar ajustes en las dimensiones estratégicas del programa Indicador grado de autonomía equipo de trabajo para realizar ajustes en las dimensiones estratégicas del programa NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Deiciente El equipo de trabajo tiene autonomía para ajus- El equipo de trabajo tiene tar alguna dimensión de la oferta de interven- autonomía para ajustar ción. alguna o más de una de las El equipo de trabajo tiene autonomía para siguientes dimensiones de ajustar dos dimensiones de la oferta de inter- la oferta de intervención: Insuiciente vención. Suiciente Explicación 1. El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar tres dimensiones de la oferta de inter- 2. vención. 3. Más que suiciente El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar 4. cuatro dimensiones de la oferta de intervención. Efectiva El equipo de trabajo tiene autonomía para ajustar cinco o más dimensiones de la oferta de in6. tervención. 5. Acciones, prestaciones y beneicios Deinición objetivos Tipos de usuarios Tiempo de duración Recursos humano, materiales y monetarios Resultados esperados en el tiempo EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • Documentos de donde se especiiquen formalmente los ajustes al programa realizados por el equipo, sean éstos a nivel del diseño o la implementación • Documentos de ajuste al diseño • Documentos de ajuste a la implementación • Todas las anteriores • Otra(s): 4.2.3.5 Indicador: grado en que el equipo de trabajo posibilita participación de los usuarios Este indicador alude al grado en que el equipo facilita la participación de los usuarios en la intervención del Programa. Se entenderá por participación la posibilidad 438 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales real que tienen los usuarios no solo de hacer uso de la oferta del programa, sino también de incidir, decidir, opinar, aportar y disentir (UNESCO, 2004). Medición indicador grado en que el equipo de trabajo posibilita participación de los usuarios Indicador grado en que el equipo de trabajo posibilita participación de los usuarios NIVELES DE EFEC- Descripción TIVIDAD DEL INDICADOR Deiciente Insuiciente Suiciente Más que suiciente Explicación El equipo de trabajo se limita a informar a La participación de los usuarios los usuarios sobre la oferta del programa. en un programa social, depenEl equipo de trabajo escucha opiniones de en forma signiicativa de las de los usuarios acerca de la oferta del oportunidades que el equipo de trabajo les ofrezca. Reconocienprograma. do que existen diferentes niveles El equipo de trabajo toma en cuenta las de participación, ésta debiera opiniones de los usuarios acerca de la gradarse en un continuum que oferta del programa. va desde la mera información a El equipo de trabajo hace ajustes al pro- los usuarios hasta el trabajo congrama de acuerdo a los planteamientos junto con éstos y la rendición de cuentas (accountability) a ellos. de los usuarios. Efectiva El equipo de trabajo actúa de manera conjunta con los usuarios y rinde cuenta a éstos. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • Documentos que permitan constatar los énfasis del equipo en términos de estimular la participación los usuarios del programa en forma individual, grupal o comunitaria, sean éstos: en el uso de su oferta, en la toma de decisiones, en la elaboración de diagnósticos, en el diseño de la intervención, en las evaluaciones. • Evidencias de que los usuarios son informados sobre la intervención realizada, los recursos utilizados y el cumplimiento de los objetivos (rendición de cuentas o accountability). Indique el nombre de los documentos, distinguiendo entre: • • Evidencias de participación de los usuarios: Evidencias de información que reciben los usuarios: 439 — Evalúa ISe Referencias bibliográicas — Kinlaw, D. (1991). Developing superior work teams. Building quality and competitive edge. San Diego: Lexington Book. — West, M. (2004). Los secretos de la gestión de los equipos de trabajo, Barcelona, Editorial Blume Empresa. — UNESCO (2004). Participación de la familia en educación infantil latinoamericana. Oicina regional de educación para Latinoamérica y el Caribe. Santiago, Chile: Editorial Trineo — BCN, Ley Chile. Ley N° 20.530 Crea Ministerio de Desarrollo Social. Recuperado de http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1030861&r=1#social0 — Román M. (1999). Guía práctica para el diseño de proyectos sociales. Santiago: CIDE. 440 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.3 EXPLICACION DE VARIABLE, INDICADORES Y SU RUBRICA EN EL COMPONENTE DE GESTIÓN ORGANIZACIONAL 4.3.1 CÓMO SE ENTIENDE EL COMPONENTE GESTIÓN ORGANIZACIONAL La gestión organizacional comprende tanto la gestión de recursos como la gestión de tecnologías y conocimiento. En efecto, la gestión de tecnologías y conocimiento es un tema cuya importancia ha crecido en relevancia en los últimos años (Hernández y Martí, 2006). Es por ello que en el actual instrumento hemos separado la gestión de tecnologías y conocimientos del componente gestión organizacional y los analizamos como un componente independiente. De esta manera, en el presente instrumento el componente de gestión organizacional ha sido delimitado a la gestión de recursos. La gestión de recursos hace referencia a tres dimensiones fundamentales: — Recursos monetarios: hacen referencia a la cantidad de recursos económicos con que cuenta una organización — Recursos materiales: hace referencia a bienes tangibles, como infraestructura. — Recursos humanos: hace referencia al capital profesional, técnico y administrativo con que cuenta un programa para su funcionamiento Es importante mencionar que la gestión de recursos en los programas sociales, muchas veces depende de la administración central de las organizaciones en que ellos se asientan. Es por ello que, si los recursos no son gestionados por los programas sino por la administración central, se solicita que los programas respondan de acuerdo a cómo ellos perciben que gestionan los recursos en los indicadores que a continuación se explican. 441 — Evalúa ISe 4.3.2 PoR qué Se Selecciona la vaRiaBle “caPacidad de GeSTión DE RECURSOS” Dentro de todas las dimensiones de la gestión organizacional se ha seleccionado la variable capacidad de gestión de recursos que “se diferencia de la administración que se centra en los recursos ya disponibles, puesto que la capacidad organizacional reiere a la obtención de nuevos recursos y las formas de usarlos de la manera más efectiva” (Matus, 2012:64). El supuesto fundamental es que para que pueda haber innovación en los programas sociales, es imprescindible una gestión que cuente con los recursos tanto humanos como monetarios y materiales necesarios para poder llevar a cabo su gestión y que, a su vez, tenga la capacidad de adicionar recursos para realizar ajustes y mejoras a su intervención. 442 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales COMPONENTE GESTIÓN ORGANIZACIONAL VARIABLE Capacidad de gestión de recursos DEFICIENTE INSUFICIENTE Número de personas contratadas en el equipo técnico / Porcentaje de cumplimiento de las actividades del programa La cantidad de personas contratadas en el programa permite el adecuado cumplimiento de sólo un 30% o menos de actividades. Equipo técnico reiere a la totalidad de los trabajadores contratados para el funcionamiento de un programa (profesionales, técnicos, administrativos) La cantidad de personas contratadas sólo puede cubrir entre el 31% y el 50% de las actividades del programa. Recursos / Grado de inanciamiento de actividades El programa puede inanciar adecuadamente sólo el 30% o menos de las actividades. El programa puede inanciar adecuadamente entre el 31% y el 50% de sus actividades. Capacidad de adicionar recursos para inanciar actividades si el programa lo requiere El programa puede gestionar el 30% o menos de los recursos que requiere adicionar. Esta dimensión no tipiica de dónde vienen los fondos (ley donaciones, campaña de socios, recursos públicos o privados) sino que se focaliza en el porcentaje de recursos que se adiciona según sus requerimientos. Supone que el programa tenga conocimiento de los recursos que requiere adicionar. El programa puede gestionar entre el 31% y el 50% de los recursos que requiere adicionar. Nivel efectivo de gastos por usuario del programa / Nivel de gasto requerido por usuario según estándares de calidad El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente a menos del 30% del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente entre el 31% y el 50 % del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. Existencia de recursos adicionales para afrontar situaciones imprevistas Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 0 a un 30% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a) Situaciones de emergencia del programa b) Ajustes de la gestión de la intervención del programa c) Crecimiento del nivel de cobertura del programa d) Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e) Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 31% a un 50% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a) Situaciones de emergencia del programa b) Ajustes de la gestión de la intervención del programa c) Crecimiento del nivel de cobertura del programa d) Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e) Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa. INDICADORES 443 — Evalúa ISe COMPONENTE GESTIÓN ORGANIZACIONAL SUFICIENTE MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA Las personas contratadas pueden realizar adecuadamente entre un 51% y un 70% de las actividades. El número de personas contratadas pueden realizar adecuadamente entre el 71% y el 90% de las actividades de cubrir adecuadamente el 91% o más de El programa puede inanciar adecuadamente entre el 51% y el 70% de sus actividades. El programa puede inanciar adecuadamente entre el 71% y el 90% de sus actividades. El programa puede inanciar adecuada- El programa puede gestionar entre el 51% y el 70% de los recursos que requiere adicionar. El programa puede gestionar entre el 71% y el 90% de los recursos que requiere adicionar. El programa puede gestionar el 91% o más de los recursos que requiere adicionar. El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente entre el 51% y el 70 % del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente entre el 71% y el 90% del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente a más del 91% del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 51% a un 70% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a) Situaciones de emergencia del programa b) Ajustes de la gestión de la intervención del programa c) Crecimiento del nivel de cobertura del programa d) Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e) Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 71% a un 90% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a) Situaciones de emergencia del programa b) Ajustes de la gestión de la intervención del programa c) Crecimiento del nivel de cobertura del programa d) Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e) Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Existen recursos adicionales para enfrentar más del 91% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a) Situaciones de emergencia del programa b) Ajustes de la gestión de la intervención del programa c) Crecimiento del nivel de cobertura del programa d) Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e) Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa 444 — La cantidad de personas contratadas puelas actividades del programa. mente el 91% o más de sus actividades. Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.3.3 EXPLICACIÓN DE LOS INDICADORES, EL CONTENIDO DE LA RÚBRica Y alGunaS PoSiBleS evidenciaS que ReSPalden laS RESPUESTAS EFECTUADAS AL APLICAR EL INSTRUMENTO DEL ISe 4.3.3.1 Indicador: número de personas contratadas en el equipo/porcentaje de cumplimiento de las actividades Por equipo se comprende a la totalidad de trabajadores contratados para el funcionamiento de un programa: profesionales, técnicos y administrativos. Este indicador observa si la cantidad de personas contratadas en el equipo son suicientes para el adecuado desarrollo de las actividades. No reiere sólo a que el número de trabajadores contratados logre realizar las actividades, sino también que las mismas puedan elaborarse de manera óptima, es decir, que los profesionales a cargo sean suicientes para llevar a cabo un proceso de planiicación, desarrollo y evaluación de cada una de las actividades. Esto implica, por ejemplo, que a los profesionales no sólo se les contabilice dentro de su carga laboral la realización de talleres, sino también tiempo para su preparación y evaluación. Si en la carga laboral se ha contemplado solo el tiempo de implementación de los talleres, ya que los profesionales contratados deben cumplir ajustadamente con su realización, se considerará no adecuado el número de profesionales. Medición indicador número de personas contratadas en el equipo/ porcentaje de cumplimiento de las actividades 445 — Evalúa ISe Indicador número de personas contratadas en el equipo/porcentaje de cumplimiento de las actividades NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente La cantidad de personas contratadas en el programa permite el adecuado cumplimiento de sólo un 30% o menos de actividades. Equipo técnico reiere a la totalidad de los trabajadores contratados para el funcionamiento de un programa (profesionales, técnicos, administrativos) De cada 10 actividades, tres o menos han contado con número suiciente de trabajadores para ser planiicadas, desarrolladas y evaluadas con los tiempos adecuados. Insuiciente La cantidad de personas contratadas De cada 10 actividades, entre cuatro sólo puede cubrir entre el 31% y el 50% y cinco han contado con número sude las actividades del programa. iciente de trabajadores para ser planiicadas, desarrolladas y evaluadas con los tiempos adecuados. Suiciente Las personas contratadas pueden reali- De cada 10 actividades entre seis y zar adecuadamente entre un 51% y un siete han contado con número sui70% de las actividades. ciente de trabajadores para ser planiicadas, desarrolladas y evaluadas con los tiempos adecuados. Más que suiciente El número de personas contratadas De cada 10 actividades entre ocho y pueden realizar adecuadamente entre nueve han contado con número suel 71% y el 90% de las actividades iciente de trabajadores para ser planiicadas, desarrolladas y evaluadas con los tiempos adecuados. Efectivo La cantidad de personas contratadas Explicación: De cada 10 actividades la puede cubrir adecuadamente el 91% o totalidad de ellas ha contado con númás de las actividades del programa. mero suiciente de trabajadores para ser planiicadas, desarrolladas y evaluadas con los tiempos adecuados. EVIDENCIAS POSIBLES • Descripción • N° de trabajadores contratados para el desarrollo de actividades • Cantidad de actividades desarrolladas • Tiempo otorgado para el desarrollo de actividades • Cronograma de trabajo • Todas las anteriores • Otra(s): 446 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.3.3.2 Indicador: recursos / grado de inanciamiento de las actividades Este indicador observa que la cantidad de recursos inancieros con que cuenta el programa sea la adecuada para el inanciamiento de sus actividades. Por recursos adecuados se entiende el monto que permite inanciar tanto trabajadores como materiales y espacios idóneos para el desarrollo de las actividades. Lo que diferencia este indicador de otras mediciones es que la simple ejecución de actividades no se considera suiciente. Por ejemplo, si el desarrollo de talleres de relexión que requieren de espacios silenciosos, amplios y en lo posible con áreas verdes es llevado a cabo, por no tener la capacidad de inanciar el espacio idóneo, en una sala pequeña, en la que los asistentes no pueden sentarse cómodamente y que es ruidosa, se considerará que no se cuenta con los recursos suicientes para el adecuado desarrollo de las actividades. La actividad se llevó a cabo, pero los recursos no fueron suicientes para contratar el espacio adecuado. Lo mismo puede aplicarse a materiales, personal técnico, etc. Medición indicador recursos / grado de inanciamiento de las actividades Indicador recursos / grado de inanciamiento de las actividades NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente El programa puede inanciar adecuada- De cada 10 actividades mente sólo el 30% o menos de las activi- tres o menos han condades. tado con recursos suicientes para su adecuado desarrollo. Insuiciente El programa puede inanciar adecuada- De cada 10 actividades mente entre el 31% y el 50% de sus acti- entre cuatro y cinco han vidades. contado con recursos suicientes para su adecuado desarrollo. 447 — Evalúa ISe Suiciente El programa puede inanciar adecuada- De cada 10 actividades mente entre el 51% y el 70% de sus acti- entre seis y siete han vidades. contado con recursos suicientes para su adecuado desarrollo. Más que suiciente El programa puede inanciar adecuada- De cada 10 actividades mente entre el 71% y el 90% de sus acti- entre ocho y nueve han vidades. contado con recursos suicientes para su adecuado desarrollo. Efectivo El programa puede inanciar adecuada- De cada 10 actividades, mente el 91% o más de sus actividades. la totalidad de ellas han contado con recursos suicientes para su adecuado desarrollo. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • Recursos disponibles por actividad • Informe inanciero • Presupuesto organizacional • Todas las anteriores • Otra(s): 4.3.3.3 Indicador: capacidad de adicionar recursos si el programa lo requiere Este indicador hace referencia a las condiciones que el programa tiene para poder generar y gestionar nuevos recursos para su mejor funcionamiento. Bajo el entendido de que en ocasiones los recursos con que cuentan los programas sociales permiten inanciar estrechamente las actividades y no dan campo a generar innovaciones, es que se considera que la capacidad de adicionar recursos contribuye a la calidad de los programas sociales en la medida en que más recursos permiten innovar y ampliar el trabajo realizado. Es importante destacar que este indicador no tipiica de dónde provienen los recursos (ley de donaciones, campaña de socios, si son recursos públicos o privados, etc.) sino que se focaliza en el porcentaje de recursos que se adicionan según sean los requerimiento. Supone que el programa tenga conocimiento de los recursos que requiere adicionar. 448 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Medición indicador capacidad de adicionar recursos si el programa lo requiere Medición indicador capacidad de adicionar recursos si el programa lo requiere NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente El programa puede gestionar el 30% o menos de los recursos que requiere adicionar. Esta dimensión no tipiica de dónde vienen los fondos (ley donaciones, campaña de socios, recursos públicos o privados) sino que se focaliza en el porcentaje de recursos que se adiciona según sus requerimientos. Supone que el programa tenga conocimiento de los recursos que requiere adicionar. Del total de recursos que el programa debiera adicionar para un mejor funcionamiento, ha podido adicionar un 30%. Insuiciente El programa puede gestionar entre el Del total de recursos que el pro31% y el 50% de los recursos que requie- grama debiera adicionar para re adicionar. un mejor funcionamiento, ha podido adicionar entre un 31% y un 50%. Suiciente El programa puede gestionar entre el Del total de recursos que el pro51% y el 70% de los recursos que requie- grama debiera adicionar para re adicionar. un mejor funcionamiento, ha podido adicionar entre un 51% y un 70%. Más que suiciente El programa puede gestionar entre el Del total de recursos que el pro71% y el 90% de los recursos que requie- grama debiera adicionar para re adicionar. un mejor funcionamiento, ha podido adicionar entre un 71% y un 90%. Efectivo El programa puede gestionar el 91% o Del total de recursos que el promás de los recursos que requiere adicio- grama debiera adicionar para nar. un mejor funcionamiento, ha podido adicionar un 91% o más. 449 — Evalúa ISe EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • Recursos disponibles para adicionar • Informe inanciero donde conste las adiciones • Informe de montos de recursos adicionados • Todas las anteriores • Otra(s): 4.3.3.4 Indicador: nivel efectivo de gastos por programa usuario del programa / nivel de gasto requerido por usuario según estándares de calidad Este indicador observa si el gasto por usuario en los programas es menor, igual o mayor al que nacional o internacionalmente se considera necesario para asegurar estándares de calidad. Al hablar de estándar de calidad se hace referencia a “Una declaración que describe el resultado que se espera que se produzca en respuesta a la provisión de un componente especíico de servicio. Su cumplimiento es obligatorio” (Ministry of Children and Family Development, 2008:11. Traducción propia). El monto del estándar de calidad contempla no sólo los recursos que se requieren para, por ejemplo, la manutención de los usuarios, sino también para contar con recintos adecuados para la intervención y con los profesionales idóneos para llevar a cabo las tareas que se requieran en los plazos de tiempo necesarios. La medición de este indicador supone que los programas conozcan o se informen sobre ese monto. Medición indicador nivel efectivo de gasto por usuario / nivel de gasto por usuario según estándares de calidad 450 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Indicador nivel efectivo de gasto por usuario / nivel de gasto por usuario según estándares de calidad NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente a menos del 30% del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El programa cuenta con recursos de gasto por usuario igual o menor a un 30% de los recursos por usuario estipulados en estándares nacionales o internacionales. Insuiciente El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente entre el 31% y el 50 % del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El programa cuenta con recursos de gasto por usuario entre un 31% y un 50% de los recursos por usuario estipulados en estándares nacionales o internacionales. Suiciente El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente entre el 51% y el 70 % del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El programa cuenta con recursos de gasto por usuario entre un 51% y un 70% de los recursos por usuario estipulados en estándares nacionales o internacionales. Más que suiciente El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente entre el 71% y el 90% del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El programa cuenta con recursos de gasto por usuario entre un 71% y un 90% de los recursos por usuario estipulados en estándares nacionales o internacionales. Efectivo El nivel de gastos efectivo por usuario del programa es equivalente a más del 91% del gasto requerido por usuario según estándares de calidad. El programa cuenta con recursos de gasto por usuario de un 91% o más de los recursos por usuario estipulados en estándares nacionales o internacionales. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • • • • Informe inanciero que contemple monto por usuario Estándares internacionales de monto por usuario Todas las anteriores Otra(s): 451 — Evalúa ISe 4.3.3.5 Indicador: existencia de recursos adicionales para afrontar situaciones imprevistas En ocasiones los programas sociales deben enfrentar situaciones no previstas que hacen que los costos de la intervención aumenten. Por ejemplo, se debe atender mayor cantidad de población de la programada inicialmente. El presente indicador busca vislumbrar en qué medida los programas o las administraciones centrales de las organizaciones en que ellos se asientan, cuentan con recursos adicionales para enfrentar alguna de las siguientes situaciones: a) Situaciones de emergencia del programa b) Ajustes de la gestión de la intervención del programa c) Crecimiento del nivel de cobertura del programa d) Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e) Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Medición indicador existencia de recursos adicionales para afrontar situaciones imprevistas 452 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Indicador existencia de recursos adicionales para afrontar situaciones imprevistas NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 0 a un 30% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a. Situaciones de emergencia del programa b. Ajustes de la gestión de la intervención del programa c. Crecimiento del nivel de cobertura del programa d. Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e. Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Si se hace necesario enfrentar alguna de las situaciones mencionadas, el programa cuenta con entre 0% y 30% de los recursos que se requieren Insuiciente Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 31% a un 50% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a. Situaciones de emergencia del programa b. Ajustes de la gestión de la intervención del programa c. Crecimiento del nivel de cobertura del programa d. Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e. Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Si se hace necesario enfrentar alguna de las situaciones mencionadas, el programa cuenta con entre 31% y 50% de los recursos que se requieren 453 — Evalúa ISe Suiciente Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 51% a un 70% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a. Situaciones de emergencia del programa b. Ajustes de la gestión de la intervención del programa c. Crecimiento del nivel de cobertura del programa d. Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e. Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Si se hace necesario enfrentar alguna de las situaciones mencionadas, el programa cuenta con entre 51% y 70% de los recursos que se requieren Más que suiciente Existen recursos adicionales para enfrentar desde un 71% a un 90% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a. Situaciones de emergencia del programa b. Ajustes de la gestión de la intervención del programa c. Crecimiento del nivel de cobertura del programa d. Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e. Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Si se hace necesario enfrentar alguna de las situaciones mencionadas, el programa cuenta con entre 71% y 90% de los recursos que se requieren Efectivo Existen recursos adicionales para enfrentar más del 91% el aumento de costos de la intervención en los siguientes casos: a. Situaciones de emergencia del programa b. Ajustes de la gestión de la intervención del programa c. Crecimiento del nivel de cobertura del programa d. Cambios en el contexto del programa que hacen aumentar la complejidad del entorno para la intervención e. Crecimiento en calidad de la oferta de intervención del programa Si se hace necesario enfrentar alguna de las situaciones mencionadas, el programa cuenta con m% de los recursos que se requieren EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • • • • • 454 — Informe inanciero donde conste las adiciones Informe de montos de recursos adicionados Actas donde consten las decisiones a seguir en materia de aumento de recursos. Todas las anteriores Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Referencias bibliográicas — Hernández, F., Marti, Y. (2006). Conocimiento organizacional: la gestión de los recursos y el capital humano. ACIMED, Ciudad de La Habana, v. 14, n. 1. Recuperado de <http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S102494352006000100003&lng=es&nrm=iso>. accedido en 22 enero 2015. — Matus, T. (2012). Protocolos de Certiicación de calidad para programas sociales. Serie Avanzar en Calidad, FONDEF D07I1143, Santiago, v. 2. — Ministry of Children and Family Development (2008). Standards for foster homes. British Columbia. Recuperado de Ministry of Children and Family Deve. 455 — Evalúa ISe 4.4 EXPLICACION DE VARIABLE, INDICADORES Y SU RUBRICA EN EL COMPONENTE DE GESTIÓN TECNOLÓGICA 4.4.1 CÓMO SE ENTIENDE EL COMPONENTE GESTIÓN TECNOLÓGICA El componente gestión tecnológica comprende el proceso de adopción y ejecución de decisiones sobre las políticas, estrategias, planes y acciones relacionadas con la creación, difusión y uso de la tecnología (Cordua, 1994). Por tanto, en esta dimensión se considerarán relevantes los elementos tecnológicos presentes en el programa, así como los procesos desarrollados para su efectiva aplicación en función de los objetivos planteados. 4.4.2 PoR qué Se Selecciona la vaRiaBle “caPacidad de GESTIÓN TECNOLÓGICA ASOCIADA A LA INTERVENCIÓN” El componente gestión tecnológica contiene la variable de la capacidad de gestión tecnológica asociada a la intervención, la cual va más allá de la noción de almacenamiento y manipulación de los datos, sino que también resulta importante el desarrollo de capacidades en ésta área, lo cual permite asegurar y mantener una ventaja competitiva dentro de un contexto dinámico (Escobar y Arango, 2012, p. 222, cita a Rush y otros, 2007; Teece y otros, 1997; McFetridge, 1995). Así, el desarrollo de capacidades tecnológicas en los procesos de intervención de programas sociales pueden ser entendidos como disposiciones adquiridas por medio del aprendizaje tecnológico (Carvajal, 2010), en el cual se encuentran vinculadas las prácticas relacionadas con la creación, innovación, adopción, uso y difusión de tecnología, entre otros; los cuales permiten potenciar oportunidades y posibilidades de desarrollo de la innovación tecnológica, repercutiendo en el fortalecimiento de las capacidades individuales y colectivas (Carvajal, 2010). Entre las características de las capacidades tecnológicas, Carvajal (2010) sostiene que (i) se adquieren a través del aprendizaje ya sea en procesos formales y/o informales, presentando a su vez un componente cognitivo. Además, al ser estas capacidades tecnológicas procesos constantes de actualización en contextos determinados, (ii) implican un continuo aprendizaje por parte del agente, lo que conduce a que las capacidades tecnológicas (iii) son dinámicas al referenciarse al trabajo de 456 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales (Baena et.al 2003 citado en Carvajal, 2010). Finalmente, estas capacidades (iv)son internas, es decir, surgen de las personas, las organizaciones y de las comunidades, dado que no pueden ser implantadas desde afuera sino por un esfuerzo propio. El supuesto que está presente en esta variable es que para que exista innovación en el programa social, es imprescindible que la gestión tecnológica incorpore procedimientos especíicos y habilitantes de nuevos conocimientos, los que a su vez permiten la incorporación de ajustes y modiicaciones sistemáticas en la intervención social. 457 — Evalúa ISe Esta variable contiene cinco indicadores: 458 — • Sistema informático/registro de la información en relación a la intervención. • Computadores con programas ad hoc a las funcione del equipo técnico/% de cobertura del equipo técnico. • Capacidad de los funcionarios para el uso sistema informático. • Información sustentada en sistemas informáticos/toma de decisiones estratégicas. • Página web o sistemas de comunicación tecnológica del programa / dimensiones comunicadas con transparencia y detalle. Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 459 — Evalúa ISe COMPONENTE GESTIóN TECNOLóGICA MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA 4 5 71 a 90% 91 a 100% El sistema informático retroalimenta entre un 71% y un 90% de las dimensiones operacionales de la intervención. El sistema informático retroalimenta entre un 91% y un 100% de las dimensiones operacionales de la intervención EVIDENCIAS POSIBLES • Manual explicativo del sistema informático • Documentos de trabajo de capacitaciones en torno al sistema informático • Pautas o planillas de registro de la información. • Documentos de trabajo en torno a ajustes de la intervención social. • Actas de reunión sobre ajustes de la intervención social en relación a la información entregada por el sistema informático. Entre el 71% al 90% de las veces, las decisiones se toman basándose en información sustentada en los sistemas informáticos (contable, inanciero, administrativo, de gestión, de análisis de datos) del programa. 460 — Entre el 91% y el 100% de las veces, las decisiones se toman basándose en información sustentada en los sistemas informáticos (contable, inanciero, administrativo, de gestión, de análisis de datos) del programa. • Todas las anteriores • Otra(s): • Actas de decisiones o ajustes en relación s sistemas informáticos • Procedimientos de análisis de sistemas informáticos para la toma de decisiones • Todas las anteriores • Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 461 — Evalúa ISe COMPONENTE GESTIóN TECNOLóGICA MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA 4 5 71 a 90% 91 a 100% Existe un equipo con software actualizados para un 71% a un 90% del equipo técnico de trabajo siendo consistente con sus funciones. EVIDENCIAS POSIBLES Existe un equipo con • software actualizados para cada perso• na del equipo técnico de trabajo siendo • consistente con sus funciones. • Informe de porcentaje de cobertura de funcionarios en relación a programas computacionales Listado actualizado de computadores operativos. Informe de mantenimiento de los recursos computacionales. Protocolo de mantenimiento de recursos computacionales. • Licencia de softwares para la utilización de los profesionales del programa social. • Actas de cursos de capacitación de software para • Descriptores de periles de cargo y funciones de los profesionales del programa social. los profesionales, evaluaciones de las funciones de los profesionales. Entre un 71% y un 90% de los funcionarios tienen capacidad de uso del sistema tecnológico con que cuentan. 462 — • Todas las anteriores • Otra(s): La totalidad de los • funcionarios del • programa tiene capacidad de uso del sistema tecnológico • con el que cuentan. Certiicados de capacitación a los profesionales. Actas de cursos de capacitación en torno a los sistemas informáticos. Evaluaciones de funciones profesionales sobre el uso de los sistemas informáticos • Todas las anteriores • Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales COMPONENTE GESTIóN TECNOLóGICA VARIABLE Capacidad de gestión tecnológica asociada a la intervención DEFICIENTE INSUFICIENTE SUFICIENTE 1 2 3 INDICADORES Distribución de % 0 a 30% 31 a 50% 51 a 70% Página web o sistemas de comunicación tecnológica del programa / dimensiones comunicadas con transparencia y detalle. La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos una de estas dimensiones con transparencia y detalle: La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos dos o tres de estas dimensiones con transparencia y detalle: La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos cuatro o cinco de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. Misión y objetivos del programa b. Enfoque de la intervención c. Requisitos de acceso para los usuarios d. Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios e. Recursos con que cuenta el programa f. Quienes conforman el equipo del programa g. Sistemas de evaluación del programa h. Logros alcanzados anteriormente i. Sistema de contacto interactivo a. b. c. d. e. f. g. h. i. Misión y objetivos del programa Enfoque de la intervención Requisitos de acceso para los usuarios Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios Recursos con que cuenta el programa Quienes conforman el equipo del programa Sistemas de evaluación del programa Logros alcanzados anteriormente Sistema de contacto interactivo para consultas a. b. c. d. e. f. g. h. i. Misión y objetivos del programa Enfoque de la intervención Requisitos de acceso para los usuarios Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios Recursos con que cuenta el programa Quienes conforman el equipo del programa Sistemas de evaluación del programa Logros alcanzados anteriormente Sistema de contacto interactivo para consultas para consultas 463 — Evalúa ISe COMPONENTE GESTIóN TECNOLóGICA MÁS QUE SUFICIENTE EFECTIVA 4 5 71 a 90% 91 a 100% La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos seis o siete de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. b. c. d. e. f. g. h. i. 464 — Misión y objetivos del programa Enfoque de la intervención Requisitos de acceso para los usuarios Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios Recursos con que cuenta el programa Quienes conforman el equipo del programa Sistemas de evaluación del programa Logros alcanzados anteriormente Sistema de contacto interactivo para consultas La página web del progra- • ma o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan más de siete • de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. b. c. d. e. f. g. h. i. Misión y objetivos del programa Enfoque de la intervención Requisitos de acceso para los usuarios Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios Recursos con que cuenta el programa Quienes conforman el equipo del programa Sistemas de evaluación del programa Logros alcanzados anteriormente Sistema de contacto interactivo para consultas EVIDENCIAS POSIBLES Mostrar el link de la página web o de los sistemas de comunicación tecnológica del programa Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.4.3 EXPLICACIÓN DE LOS INDICADORES, EL CONTENIDO DE LA RÚBRica Y alGunaS PoSiBleS evidenciaS que ReSPalden laS RESPUESTAS EFECTUADAS AL APLICAR EL INSTRUMENTO DEL ISe 4. 4.3.1 Indicador: sistema informático/ registro de la información en relación a la intervención Este indicador considera la existencia de un sistema de información que se administra computacionalmente, permitiendo almacenar, procesar y obtener información referente a la intervención social del programa. En este sentido, no basta sólo con que el programa registre información en algún sistema de almacenamiento, más aún, si esta información no dialoga con la intervención social que el mismo programa está desarrollando. Lo que se busca medir es la función y el grado de utilidad que esta información le puede otorgar a las distintas áreas que componen el proceso de intervención social. Lo anterior permitiría ciertos grados de ajuste de la intervención social, teniendo como objetivo la efectividad. Las dimensiones estratégicas del programa, se reieren a (a) acciones, prestaciones y beneicios, (b) deinición objetivos, (c) tipos de usuarios, (d) tiempo de duración, (e) recursos humanos, materiales y monetarios, y (f) resultados esperados en el tiempo. Asimismo, esta variable incluye la capacidad del equipo para posibilitar la participación de los usuarios del programa en la intervención. Por ejemplo, si el programa social cuenta con un sistema en línea para el registro de la información, pero la información disponible no se analiza ni genera cambios o ajustes especíicos para hacer más eiciente la operatividad de la intervención social, se entenderá como un inadecuado desempeño. Medición indicador sistema informático/ registro de la información en relación a la intervención 465 — Evalúa ISe Indicador sistema informático/ registro de la información en relación a la intervención NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente No existe sistema informático que retroalimente la intervención o el sistema informático cubre menos de un 30% de las dimensiones estratégicas de la intervención. De cada 10 acciones desarrolladas en el proceso de intervención social, tres o menos, han sido retroalimentadas con el análisis de los datos del sistema informático. Insuiciente El sistema informático retroalimenta entre De cada 10 acciones desarrolladas un 31% y un 59% de las dimensiones estra- en el proceso de intervención sotégicas de la intervención. cial, cuatro o cinco, han sido retroalimentadas con el análisis de los datos del sistema informático. Suiciente El sistema informático retroalimenta entre un 60% y un 79% de las dimensiones estratégicas de la intervención. De cada 10 acciones desarrolladas en el proceso de intervención social, seis o siete, han sido retroalimentadas con el análisis de los datos del sistema informático. Más que sui- El sistema informático retroalimenta entre De cada 10 acciones desarrolladas ciente un 80% y un 90% de las dimensiones estra- en el proceso de intervención sotégicas de la intervención. cial, ocho o nueve, han sido retroalimentadas con el análisis de los datos del sistema informático. Efectiva El sistema informático retroalimenta entre De cada 10 acciones desarrolladas un 91% y un 100% de las dimensiones estra- en el proceso de intervención sotégicas de la intervención cial, la totalidad de ellas, han sido retroalimentadas con el análisis de los datos del sistema informático E V I D E N C I A S Descripción POSIBLES • • • • • • • 466 — Manual explicativo del sistema informático Documentos de trabajo de capacitaciones en torno al sistema informático Pautas o planillas de registro de la información. Documentos de trabajo en torno a ajustes de la intervención social. Actas de reunión sobre ajustes de la intervención social en relación a la información entregada por el sistema informático. Todas las anteriores Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.4.3.2 Información sustentada en sistemas informáticos / toma de decisiones estratégicas Este indicador reiere a que las decisiones estratégicas que se toman en el programa social se basan en información proveniente de en un sistema informático donde se almacena y procesa dicha información. La creación de adecuados sistemas de reporte es una consideración esencial para la correcta toma decisiones de un programa social. La utilización y función que se le pueda entregar a esta información – en el proceso de toma de decisiones – es indicativo del nivel de satisfacción de estándares sobre acceso y usabilidad. Por decisiones estratégicas se entenderán aquellas deiniciones llevadas a cabo por el equipo de trabajo de un programa social y que afectan “la programación de acciones y el conjunto de elementos necesarios para hacerla viable, aún frente a reacciones inesperadas del entorno”, “es el patrón o plan que integra las principales metas y políticas de una organización, y, a la vez, establece la secuencia coherente de las acciones a realizar” (Soms, 1995, p. 18 cita a Brian, 1993). Por tanto una decisión estratégica adecuadamente desplegada “ayuda a poner orden y asignar, con base tanto en sus atributos como en sus deiciencias internas, los recursos de una organización, con el in de lograr una situación viable y original, así como anticipar los posibles cambios en el entorno y las acciones imprevistas de los oponentes inteligentes” (Soms, 1995, p. 18 cita a Brian, 1993). En este sentido, la capacidad de realizar análisis de datos y observar desviaciones y cambios de tendencias en variables relevantes del programa o intervención es fundamental. También lo es establecer cómo el sistema incluye cambios en el marco de clasiicación de eventos y se actualiza de acuerdo a ellos, como su contribución en la mantención de dicho marco (Matus, 2012). Por ejemplo, si las principales decisiones estratégicas que debe tomar el programa social, se encuentran exentas de fundamentos y de información proveniente del sistema informático, se entenderá que efectividad del programa social es inadecuada. Medición indicador Información sustentada en sistemas informáticos/ toma de decisiones estratégicas 467 — Evalúa ISe Indicador Información sustentada en sistemas informáticos/toma de decisiones estratégicas NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente Las decisiones estratégicas se toman sin basarse en información sustentada en sistemas informáticos (contables, inancieros, administrativos, de gestión, de análisis de datos) del programa o la consideran en menos del 30% de las decisiones. De cada 10 decisiones estratégicas que se toman, tres o menos, no están sustentadas en el sistema con el que el programa cuenta. Insuiciente Entre el 31% al 59% de las veces, las decisiones se toman basándose en información sustentada en los sistemas informáticos (contable, inanciero, administrativo, de gestión, de análisis de datos) del programa. De cada 10 decisiones estratégicas que se toman, cuatro o cinco, no están sustentadas en el sistema con el que el programa cuenta. Suiciente Entre el 60% al 79% de las veces, las decisiones se toman basándose en información sustentada en los sistemas informáticos (contable, inanciero, administrativo, de gestión, de análisis de datos) del programa. De cada 10 decisiones estratégicas que se toman, seis o siete, no están sustentadas en el sistema con el que el programa cuenta. Más que sui- Entre el 80% al 90% de las veces, las deciente cisiones se toman basándose en información sustentada en los sistemas informáticos (contable, inanciero, administrativo, de gestión, de análisis de datos) del programa. De cada 10 decisiones estratégicas que se toman, ocho o nueve, no están sustentadas en el sistema con el que el programa cuenta. Efectiva En la totalidad de las veces, las decisio- La totalidad de las decisiones estratégines se toman basándose en información cas que se toman considerando el sistesustentada en los sistemas informáticos ma con el que el programa cuenta. (contable, inanciero, administrativo, de gestión, de análisis de datos) del programa. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • • • • 468 — Actas de decisiones o ajustes en relación s sistemas informáticos Procedimientos de análisis de sistemas informáticos para la toma de decisiones Todas las anteriores Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.4.3.3 Indicador: computadores con programas ad hoc a las funciones del equipo técnico / % de cobertura del equipo técnico Este indicador considera los computadores y softwares disponibles, en completa operatividad, y especíicamente dispuestos en función de los objetivos de la intervención, y que a su vez, la mayoría de los integrantes del equipo técnico maneja y hace uso de ellos. En este sentido, se entenderá que la efectividad de un programa social está asociada al alto grado de relación que existe entre el equipamiento y actualización que posean los computadores, ya sea por medio de software o hardware, pero en relación a la disposición para ser utilizados por los integrantes del equipo técnico, así como a la coherencia con sus funciones laborales. Por ejemplo, no basta con contar con una gran dotación de computadores o una constante actualización de licencias de funcionamiento (Spss, Atlas Ti, entre otras), si la utilización de estos programas no está en directa relación con las tareas que se deben desarrollar en función de la meta de la intervención social. O, por otro lado, no basta con desplegar eicientes sistemas de trabajo, por parte de los equipos profesionales, si éstos no tienen a su disposición un equipamiento computacional renovado. Medición indicador computadores con programas ad hoc a las funciones del equipo técnico / % de cobertura del equipo técnico 469 — Evalúa ISe Indicador computadores con programas ad hoc a las funciones del equipo técnico / % de cobertura del equipo técnico NIVELES DE Descripción EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Explicación Deiciente No hay equipos computacionales De cada 10 profesionales del equipo técnico, con software o existen pero para seis o menos, cuenta con equipos computamenos del 60% del equipo técnico. cionales con programas disponibles. Insuiciente Existen equipos con software ac- De cada 10 profesionales del equipo técnico, tualizados para un 61% a un 70% siete, cuenta con equipos computacionales del equipo técnico de trabajo sien- con programas disponibles. do consistente con sus funciones. Suiciente Existe un equipo con software ac- De cada 10 profesionales del equipo técnico, tualizados para un 71% a un 80% ocho, cuenta con equipos computacionales del equipo técnico de trabajo sien- con programas disponibles. do consistente con sus funciones. Más que sui- Existe un equipo con software ac- De cada 10 profesionales del equipo técnico, ciente tualizados para un 81% a un 90% nueve, cuenta con equipos computacionales del equipo técnico de trabajo sien- con programas disponibles. do consistente con sus funciones. Efectiva Existe un equipo con software ac- De cada 10 profesionales del equipo técnico, tualizados para cada persona del la totalidad, cuenta con equipos computacioequipo técnico de trabajo siendo nales con programas disponibles. consistente con sus funciones. EVIDENCIAS Descripción POSIBLES • • • • • • • • • 470 — Informe de porcentaje de cobertura de funcionarios en relación a programas computacionales Listado actualizado de computadores operativos. Informe de mantenimiento de los recursos computacionales. Protocolo de mantenimiento de recursos computacionales. Licencia de softwares para la utilización de los profesionales del programa social. Actas de cursos de capacitación de software para los profesionales del programa social. Descriptores de periles de cargo y funciones de los profesionales, evaluaciones de las funciones de los profesionales. Todas las anteriores Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.4.3.4 Indicador: capacidad de los profesionales para el uso sistema informático Este indicador reiere a la capacidad que poseen los distintos profesionales y/o técnicos que integran el programa social, para utilizar y generar información de provecho del sistema informático con el cual trabajan. En este sentido, existirá mayor efectividad e innovación cuando al interior de un programa social exista una mayor cantidad de profesionales y/o técnicos, con completa capacidad para utilizar y adicionar información del sistema informático existente. Por tanto, no basta con la disposición de computadores y softwares disponibles para el uso de los funcionarios del programa, si éstos no poseen las capacidades y competencias para extraer información provechosa y adicionar información a las metas planteadas. Por ejemplo, si un programa social cuenta con una gran dotación de equipos disponibles con misma cantidad de licencias de programas (Spss, Atlas Ti, entre otras), pero una reducida cantidad de sus profesionales y/o técnicos tiene la preparación y capacidad para su utilización, se entenderá como un inadecuado grado de efectividad. Medición indicador capacidad de los profesionales para el uso sistema informático 471 — Evalúa ISe Indicador capacidad de los profesionales para el uso sistema informático NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente El 30% de los tiene profesionales y/o técnicos capacidad de uso del sistema tecnológico con que cuentan. De cada 10 profesionales y/o técnicos del equipo de trabajo, tres o menos, cuentan con capacidad de utilización y producción de información del sistema tecnológico. Insuiciente Entre el 31% y 59% de los profesionales y/o técnicos tiene capacidad de uso del sistema tecnológico con que cuentan. De cada 10 profesionales y/o técnicos del equipo de trabajo, cuatro o cinco, cuentan con capacidad de utilización y producción de información del sistema tecnológico. Suiciente Entre un 60% y un 79% de los profesionales y/o técnicos tienen capacidad de uso del sistema tecnológico con que cuentan. De cada 10 profesionales y/o técnicos del equipo de trabajo, seis o siete, cuentan con capacidad de utilización y producción de información del sistema tecnológico. Más que suiciente Entre un 80% y un 90% de los profesionales y/o técnicos tienen capacidad de uso del sistema tecnológico con que cuentan. De cada 10 profesionales y/o técnicos del equipo técnico de trabajo, ocho o nueve, cuentan con capacidad de utilización y producción de información del sistema tecnológico. Efectiva La totalidad de los profesionales y/o técnicos del programa tiene capacidad de uso del sistema tecnológico con el que cuentan. De cada 10 profesionales y/o técnicos del equipo de trabajo, la totalidad de ellos cuentan con capacidad de utilización y producción de información del sistema tecnológico. EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • • • • • 472 — Certiicados de capacitación a los profesionales. Actas de cursos de capacitación en torno a los sistemas informáticos. Evaluaciones de funciones profesionales sobre el uso de los sistemas informáticos Todas las anteriores Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 4.4.3.5 Indicador: página web o sistemas de comunicación tecnológica del programa / dimensiones comunicadas con transparencia y detalle. Este indicador considera relevante la información que el programa social pone a disposición de los usuarios, mediante el criterio de derecho al libre acceso a las fuentes públicas de información, entendidas como la posibilidad real de la ciudadanía de tomar conocimiento de los actos de la administración y gestión, considerando los principios y criterios que sustentan las orientaciones de la intervención social y sus pretensiones de cambio. Se entiende que la publicación de la información del programa social hacia sus usuarios o la ciudadanía en general, es un derecho fundamental para alcanzar un alto grado de transparencia, y a la vez, facilita la formación de una mayor y más efectiva participación ciudadana en los asuntos públicos. Por tanto, existirá mayor efectividad de un programa social cuando éste publique, transparente y detalladamente, mediante página web o algún sistema de comunicación virtual, la mayor cantidad de información respecto a las pretensiones del programa social. Las dimensiones del programa social que se considerarán relevantes para publicar son: misión y objetivos del programa, enfoque de la intervención, requisitos de acceso para los usuarios, estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios, recursos con que cuenta el programa, quienes conforman el equipo del programa, sistemas de evaluación del programa, logros alcanzados anteriormente y sistema de contacto interactivo para consultas. Medición indicador página web o sistemas de comunicación tecnológica del programa / dimensiones comunicadas con transparencia y detalle. 473 — Evalúa ISe Indicador: página web o sistemas de comunicación tecnológica del programa / dimensiones comunicadas con transparencia y detalle NIVELES DE EFECTIVIDAD DEL INDICADOR Descripción Explicación Deiciente La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos una de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. Misión y objetivos del programa b. Enfoque de la intervención c. Requisitos de acceso para los usuarios d. Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios e. Recursos con que cuenta el programa f. Quienes conforman el equipo del programa g. Sistemas de evaluación del programa h. Logros alcanzados anteriormente i. Sistema de contacto interactivo para consultas De las 9 dimensiones presentadas, al menos 1 de ellas es comunicada transparente y detalladamente en la página web del programa social. Insuiciente La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos dos o tres de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. Misión y objetivos del programa b. Enfoque de la intervención c. Requisitos de acceso para los usuarios d. Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuario e. Recursos con que cuenta el programa f. Quienes conforman el equipo del programa g. Sistemas de evaluación del programa h. Logros alcanzados anteriormente i. Sistema de contacto interactivo para consultas De las 9 dimensiones presentadas, al menos 2 o 3 de ellas son comunicadas transparente y detalladamente en la página web del programa social. 474 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Suiciente La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos cuatro o cinco de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. Misión y objetivos del programa b. Enfoque de la intervención c. Requisitos de acceso para los usuarios d. Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios e. Recursos con que cuenta el programa f. Quienes conforman el equipo del programa g. Sistemas de evaluación del programa h. Logros alcanzados anteriormente i. Sistema de contacto interactivo para consultas De las 9 dimensiones presentadas, al menos 4 o 5 de ellas son comunicadas transparente y detalladamente en la página web del programa social. Más que suiciente La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan al menos seis o siete de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. Misión y objetivos del programa b. Enfoque de la intervención c. Requisitos de acceso para los usuarios d. Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios e. Recursos con que cuenta el programa f. Quienes conforman el equipo del programa g. Sistemas de evaluación del programa h. Logros alcanzados anteriormente i. Sistema de contacto interactivo para consultas De las 9 dimensiones presentadas, al menos 6 o 7 de ellas son comunicadas transparente y detalladamente en la página web del programa social. 475 — Evalúa ISe Efectiva La página web del programa o los sistemas de comunicación tecnológica, presentan más de siete de estas dimensiones con transparencia y detalle: a. Misión y objetivos del programa b. Enfoque de la intervención c. Requisitos de acceso para los usuarios d. Estándares de la oferta y sus compromisos con los usuarios e. Recursos con que cuenta el programa f. Quienes conforman el equipo del programa g. Sistemas de evaluación del programa h. Logros alcanzados anteriormente i. Sistema de contacto interactivo para consultas EVIDENCIAS POSIBLES Descripción • • 476 — De las 9 dimensiones presentadas, al menos 8 o la totalidad de ellas son comunicadas transparente y detalladamente en la página web del programa social. Mostrar el link de la página web o de los sistemas de comunicación tecnológica del programa. Otra(s): Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Referencias bibliográicas — Baena, Ernesto. Botero, Carlos A. Montoya, Omar. (2003). Gestión Tecnológica y Competitividad. Revista Scientia et Technica No 21. Colombia. Págs. 121-126 Universidad Tecnológica de Pereira. — Brian Q., James. (1993). Estrategias para el Cambio en “El Proceso Estratégico”, Naucalpan de Juarez, México. Prentice Hall. — Carvajal Villaplana, Álvaro. (2010). Las Capacidades Tecnológicas como base para el desarrollo. Revista Actualidades Investigativas en Educación. Vol. 10 No. 1. Costa Rica. Págs.1-19. Disponible: http://revista.inie.ucr.ac.cr/uploads/tx_magazine/base.pdf — Escobar, Natalia. Arnago, Bibiana. (2012). Analogía entre la Gestión Tecnológica y la Capacidad Dinámica. Revista Gestión de las personas y tecnología – issn 0718 – edición nº 13 – mayo de 2012. — Matus, Teresa. Protocolos de Certiicación de Calidad para programas sociales Vol.2. Disponible: http://www.emprendimientossolidarios.uc.cl/download/libros/Avanzar_en_Calidad_Tomo_II_protocolos.pdf — Teece, David J. Pisano, Gary. Shuen, Amy. (1997). Dynamic Capabilities and Strategic Management Strategic Management Journal, Vol. 18 No 7. Págs. 509-533. Disponible: http://faculty.fuqua.duke.edu/~charlesw/s591/BocconiDuke/Papers/ C10/TeecePisanoShuenSMJ.pdf 477 — Evalúa ISe 5. LA EVALUACIÓN ISe EN UN SISTEMA DE PLATAFORMA INTELIGENTE Esta sección del capítulo, presenta la arquitectura de la plataforma inteligente, de modo de orientar a los programas sociales en el acceso a ella, los pasos a seguir en la evaluación del programa e identiicar los reportes que esta arroja a partir del análisis de los datos. Tal como se expresa en su nombre, el proyecto IDeA IT13I1002 “Innovación social efectiva: construcción de una batería de instrumentos cuantitativos y un soporte tecnológico para mejorar los procesos de medición de la calidad en programas sociales”, provee a los equipos de trabajo de un soporte tecnológico de observación de programas sociales (plataforma web inteligente), de fácil acceso, que permite incrementar su evaluación. A dicha plataforma se puede acceder en la dirección web: www.innovaise.cl La plataforma web tiene una arquitectura que se compone de tres módulos (ver diagrama N°1): 5.1 Módulo de acceso 5.2 Módulo de evaluación 5.3 Módulo de resultados Diagrama Nº1: Arquitectura de la plataforma Módulo de resultados Módulo de resultados Módulo de evaluación Instrumento 1I 478 — nstrumento 2I nstrumento 3I nstrumento n Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 5.1 MÓDULO DE ACCESO Reiere a los usuarios y a los roles que ellos juegan en el proceso de evaluación (ver diagrama N°2). Distingue el nivel de acceso a la información de los diferentes usuarios y la relación que ellos mantienen entre sí. De esta forma, se pueden identiicar cinco roles: administrador, coordinador institución, coordinador de programa, coordinador de proyecto, colaboradores. Diagrama Nº2: Mapa de roles Administrador Coordinador de programa Coordinador de proyecto Colaboradores Usuario anónimo El administrador, es quien autoriza y habilita el ingreso de usuarios a la plataforma. Tiene acceso a los resultados de las evaluaciones de cada proyecto. Es sumido por la dirección del proyecto FONDEF. El “coordinator de la institution” es la persona encargada de supervisar técnicamente un conjunto de programas dentro de una organization. Este coordinador, tiene acceso a los resultados de las evaluaciones de cada proyecto de su institución y puede hacer seguimiento del proceso de cambio en cada uno de ellos. Asimismo, puede invitar programas para que sus proyectos puedan ser evaluados y abre el acceso a sus programas en caso de que alguno de sus proyectos desee ser evaluado. 479 — Evalúa ISe A modo de ejemplo, este rol puede ser cumplido por: jefe Unidad de Estudios de SENAMA; jefe Departamento de Estudios Fundación Ciudad del Niño; Subgerente de Proyectos Sociales de la Cámara Chilena de la Construcción; Jefe Área Evaluación Departamento Protección de Derechos SENAME. Cabe señalar que tal como su nombre lo indica, el coordinador de la institución accede solo a la información de los programas pertenecientes a su organización. El “coordinador de programa”, es la persona encargada de supervisar un conjunto de proyectos. Alguno de los proyectos que están bajo su supervisión, eligió evaluarse a través de la plataforma. Este coordinador, tiene acceso a los resultados de las evaluaciones de cada proyecto y puede hacer seguimiento del proceso de cambio en cada uno de ellos. Puede invitar proyectos para ser evaluados y abre el acceso a sus proyectos, en caso de que desean ser evaluados. Ejemplo: el Jefe Programa Familias de Acogida de SENAME. El “usuario anónimo”, es aquella persona que desea ingresar por primera vez a la plataforma, y que no ha sido invitada ni por un coordinador de institución, ni por un coordinador de programa. En este caso, debe hacerlo como alguien que no tiene acceso al instrumento. Por tanto, debe seguir los siguientes pasos: i) ii) Registrar su proyecto. Solicitar acceso a la plataforma El sistema, a través de un correo electrónico, le hará llegar su login y password, habilitando su acceso. El usuario, en ese momento, deja ser anónimo y se convierte en “coordinador de proyecto”. El “coordinador de proyecto”, es quien invita a su equipo de trabajo a responder los instrumentos3. Si el equipo lo integran más de tres personas, el coordinador deberá convocar al menos dos colaboradores a participar en la evaluación. Para ello, al ingresar a la evaluación, la plataforma le solicitará invitar a los colaboradores, enviando los nombres, apellidos, correo electrónico y un mensaje de invitación4 . 3 El rol de coordinador, debiera ser asumido por quien efectivamente cumple el rol de jefe en un proyecto y/o equipo de trabajo. 4 No existe un número máximo de colaboradores, es decir, pueden participar todos los miembros de un proyecto o equipo de trabajo. 480 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 5.2 MÓDULO DE EVALUACIÓN La plataforma aloja cuatro instrumentos de evaluación, dos de ellos para medir las condiciones de calidad de la oferta de los programas sociales y dos para evaluar las condiciones de complejidad (ver diagrama N°3). Al completar los instrumentos, los programas accederán a dos tipos mediciones: básica y especíica. La básica contempla la medición de la calidad de la oferta de los programas sociales en cuatro componentes: gestión de la intervención social, gestión de equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica. La medición de las condiciones de complejidad del entorno, se establece por comuna, considerando cuatro variables: pobreza, aislamiento, ruralidad y tasa de crecimiento. A su vez, cada programa deinirá indicadores particulares pertinentes a su intervención para medir tanto la calidad de la oferta como la complejidad del entorno. Diagrama Nº3: Instrumentos de evaluación de la oferta de programas sociales Instrumento de evaluación de las condiciones de calidad básicas de la oferta Instrumento de evaluación de las condiciones de complejidad básica de la oferta 481 — Evalúa ISe Dichos instrumentos se alojan en la plataforma y deben ser completados por el coordinador del proyecto y sus colaboradores. Todos ellos accederán al mismo instrumento, de modo que cada vez que alguien trabaje en la evaluación, la plataforma lo registrará. El envío de los instrumentos, requiere que una vez que estos hayan sido completados, el coordinador del proyecto y al menos un 50% de los colaboradores apruebe la evaluación. Para ello deberán marcar en el ícono “me gusta” que aparece en la plataforma. Los colaboradores que no aprueban la evaluación, pueden marcar en el ícono “no me gusta” . Es importante hacerlo, para registrar el proceso de relexión que ha hecho el equipo. 5.2.1 Instrumento de evaluación de las condiciones de calidad básica de la oferta de los programas sociales Para evaluar las condiciones de calidad básica de la oferta de los programas sociales, se elaboró un instrumento de cuatro componentes: gestión de la intervención, gestión de equipos de trabajo, gestión organizacional y gestión tecnológica. Cada uno de estos componentes, se traduce en una variable y cinco indicadores, ubicados en una escala de Likert de cinco niveles: 1= deiciente, 2= insuiciente, 3= suiciente, 4= más que suficiente y 5= efectiva (ver punto 4). El componente gestión de la intervención social se entiende como un proceso de coordinación relexiva, sustentado conceptualmente y expresado en formas mensurables, que busca efectuar un cambio positivo en la situación social que enfrenta y donde la calidad de la oferta asume un rol central. Dentro de todas las dimensiones de la gestión de la intervención, se seleccionó la variable coherencia programática, entendida como la relación de congruencia entre diversos factores claves que van desde el nombre del programa, sus enfoques conceptuales, sus objetivos y actividades, los criterios de distinción de usuarios y los niveles de vinculación entre redes (ver Diagrama N°4). 482 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales El componente gestión de equipos de trabajo reconoce la importancia del rol de los equipos de trabajo para el éxito de la gestión de la intervención y la calidad de la misma. Este componente, comprende la variable capacidad de gestión del equipo en la intervención, deinida como la capacidad de los integrantes del equipo para realizar y ajustar la intervención propuesta por el programa (ver Diagrama N°5). 483 — Evalúa ISe Grado en que el equipo considera estándares técnicos en la oferta de interveción Grado de autonomía del equipo para realizar ajustes en las dimensiones estratégicas del programa El componente gestión organizacional, ha sido delimitado a la gestión de recursos, la que para efectos de este instrumento, reiere a tres dimensiones fundamentales: (i) Recursos monetarios: cantidad de recursos económicos con que cuenta una organización; (ii) Recursos materiales: bienes tangibles, como infraestructura, y (iii) Recursos humanos: capital profesional, técnico y administrativo con que 484 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales cuenta un programa para su funcionamiento. Dentro de todas las dimensiones de la gestión organizacional, se ha seleccionado la variable capacidad de gestión de recursos, la que hace referencia a la capacidad de obtención de nuevos recursos y a las formas de usarlos de la manera más efectiva (ver Diagrama N°6). Existencia de recursos adicionales para enfrentar situaciones imprevistas El componente gestión tecnológica, considera los elementos tecnológicos presentes en el programa, así como los procesos desarrollados para su efectiva aplicación en función de los objetivos planteados. Contiene la variable capacidad de gestión tecnológica asociada a la intervención, la cual junto con incluir la noción de almacenamiento y manipulación de los datos, reiere a las prácticas relacionadas con la creación, innovación, adopción, uso y difusión de tecnología (ver Diagrama N°7). 485 — Evalúa ISe Computadores con programas ad hoc a las funciones del equipo técnico / % de cobertura del eqipo técnico Grado de autonomía equipo de trabajo para realizar ajustes en los computadores con programas ad hoc a las funciones del equipo técnico / % de cobertura del equipo técnico dimensiones estratégicas del programa Página web o sistemas de comunicación tecnológica del programa / dimensiones comunicadas con transparencia y detalle 5.2.2 Instrumento de evaluación de las condiciones de calidad especíica de la oferta de los programas sociales. Dado que las variables e indicadores propuestos para evaluar las condiciones de calidad pueden resultar insuicientes, atendiendo a la heterogeneidad de los programas sociales, la plataforma inteligente web ISe, admite la construcción de un instrumento de condiciones especíicas de calidad de la oferta. Para ello, los programas – usando las mismas reglas de medición con que se conigura el instrumento básico – podrán adicionar a cada uno de los componentes de dicho instrumento una variable y cinco indicadores, especiicando las evidencias consideradas (ver Diagrama N°8). 486 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales La construcción del instrumento de condiciones especíicas de calidad de la oferta – ISe Especíico – se logra, completando los instrumentos vacíos para cada uno de los componentes, que se encuentran alojados en la plataforma (ver Diagramas N°9, N°10, N°11 y N°12). Al igual que en el instrumento básico, el programa deberá incorporar una variable nueva, cinco indicadores y sus evidencias posibles. Cabe señalar que si un programa opta por evaluar el ISe Especiico, lo debe hacer para sus cuatro componentes. 487 — Evalúa ISe Nueva Variable Defciente 1 Evidencias Posibles Distribución de % - otras - otras - otras - otras - otras Nueva Variable Defciente 1 Evidencias Posibles Distribución de % - otras - otras - otras - otras - otras 488 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Nueva Variable Defciente 1 Evidencias Posibles Distribución de % - otras - otras - otras - otras - otras Nueva Variable Defciente 1 Evidencias Posibles Distribución de % - otras - otras - otras - otras - otras 489 — Evalúa ISe 5.2.3 Instrumento de evaluación de las condiciones de complejidad de la oferta de los programas sociales Los programas sociales no se “realizan en el vacío”, ellos tienen lugar en un territorio especíico que supone un nivel de complejidad que varía de acuerdo a las características que asume el asentamiento de una población en una zona, y cómo en ese contexto de localización se desarrolla un tipo de práctica social institucionalizada, ello porque entre territorio, actividad humana y práctica institucionalizada se desarrolla una incesante interacción que produce y reproduce la vida social, tanto como mantención de prácticas sociales, como de dinámicas de transformación. De ahí que el instrumento ISe considera estas tres dimensiones territoriales que condicionan la existencia y desafíos de un programa social, y que constituyen las condiciones de complejidad básica de la oferta (ver Tabla N°1). Estas condiciones, se clasiicaron usando una metodología de análisis que estableció una distinción por comuna, clasificándolas en cuatro niveles: 1= baja complejidad; 2= complejidad media; 3= alta complejidad y 4= complejidad extrema (ver parte IV capítulos 1 y 2). Tabla N°1: Variables e indicadores de condiciones de complejidad básica de la oferta VARIABLES COMUNALES POBLACIóN INDICADORES FUENTES Población comunal estimada Actualización de población 2002para el año 2015 2012 y Proyecciones 2013-2020 (INE) Tasa de crecimiento de pobla- Indicadores territoriales realizado ción comunal 2002 - 2011 por el Centro Latinoamericano para el desarrollo rural (RIMISP) POBREZA Pobreza comunal según metodolo% de población en condición de gía de estimación de áreas pequepobreza por ingresos ñas (SAE) año 2013 (Ministerio de Desarrollo Social) % de población en zonas rurales TERRITORIO Censo de Población y Vivienda 2002 (INE) N de localidades en condición de Estudio de Identiicación de Localiaislamiento por comuna dades en condiciones de Aislamiento 2012 (SUBDERE) 490 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales Ahora bien, dado que los indicadores y variables propuestos para evaluar las condiciones de complejidad de la oferta, pueden resultar insuicientes, considerando la heterogeneidad de los programas sociales, la plataforma inteligente web ISe, admite adicionar otras variables que permitan dar cuenta de las condiciones especíicas de complejidad la oferta. De ahí, que el programa podrá seleccionar – según su cobertura territorial comunal – nuevas variables de complejidad, obtenidas tanto de la muestra alternativa que ofrece la plataforma como de otros sistemas de medición nacionales existentes. Al colocarlos en los espacios indicados, la plataforma entregará como resultado un valor asociado de complejidad. Tabla N°2: Variables e indicadores de las condiciones de complejidad especíica de la oferta VARIABLES COmuNALES INDICADORES FuENTES 1 VARIABLE N°1 2 1 VARIABLE N°2 VARIABLE N°3 2 1 2 Tomando en cuenta las variables y los indicadores básicos y especíicos de complejidad de la oferta, se distinguirán cuatro tipos de comunas, según nivel de complejidad: a) Nivel 1= Comunas de baja complejidad b) Nivel 2= Comunas de complejidad media c) Nivel 3= Comunas de alta complejidad d) Nivel 4= Comunas de complejidad extrema 491 — Evalúa ISe 5.2.4 ISe Ajustado De la aplicación de los instrumentos de calidad y complejidad básica, se obtiene un ISe básico. De la misma manera, la aplicación de los instrumentos de calidad y complejidad especíica, se logra un ISe especíico. Estas mediciones dan como resultado un ISe Ajustado (ver Diagrama N°13). Condiciones de calidad básica Condiciones de calidad ajustada Condiciones de complejidad básica Condiciones de complejidad ajustada ISe básico ISe ajustado 492 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales 5.3 MÓDULO DE RESULTADOS El módulo de resultado es el que se encarga de hacer el análisis de la información. En efecto, una vez que el programa social que se está evaluando ha completado los instrumentos para el ISe Básico y/o ISe Especíico, la plataforma inteligente le arrojará diferentes resultados a partir del análisis de las respuestas, los que se expresan mediante informes de resultados: — Informe por componente de condiciones de calidad básica — Informe sobre relación de componentes de condiciones de calidad básicas — Informe sobre resultados de complejidad territorial comunal — Reporte sobre la relación complejidad y calidad de la oferta en un Ise básico — Informe sobre la construcción de un instrumento de condiciones de calidad especíicas para el programa — Informe sobre la construcción de un instrumento de condiciones de complejidad especíica para el programa — Informe sobre la relación entre condiciones de calidad especíica y complejidad especíica. La creación de un ISe especíico y un ISe ajustado — Informe secuencial de condiciones de calidad 5.4 En Síntesis, para evaluar su programa, usted deberá ingresar a la plataforma y seguir los siguientes pasos: 493 — Evalúa ISe PASO 1 Ingresar a Registrar Mi Proyecto. PASO 2 Ingresar datos del coordinador del proyecto y del proyecto a evaluar. 494 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales PASO 3 Ingresar a “Empezar evaluación”. PASO 4 Invitar colaboradores. 495 — Evalúa ISe PASO 5 Completar instrumento de evaluación de condiciones de calidad básica del programa. PASO 6 (Opcional) Crear y completar instrumento de evaluación de condiciones de calidad especíica del programa. 496 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales PASO 7 Completar instrumento de evaluación de condiciones de complejidad básica del programa. PASO 8 (Opcional) Crear y completar instrumento de evaluación de condiciones de calidad especíica del programa. 497 — Evalúa ISe PASO 9 Votar. Debe hacerlo el jefe de equipo y al menos el 50% de los colaboradores. PASO 10 Obtener resultados de evaluación del programa. A continuación se presentan algunos ejemplos de informes de resultados. Resultados de evaluación del programa ISe Básico. 498 — Protocolo para la evaluación de la oferta de programas sociales PASO 11 Obtener resultados de evaluación del programa. A continuación se presentan algunos ejemplos de informes de resultados. Resultados comparativos de evaluación del programa Resultados comparativos de evaluación ISe Ajustado. 499 —