Download observatorio sociolaboral - Fundación Sindical Ateneo 1º Mayo
Document related concepts
Transcript
i o r o s t o a v c r e i o s l b aboral o fund bril 2004 21 a s o i ación sindical de estud LA CONSTRUCCION DE LA SUMARIO OPINION 3 ■ Francisco García Movilización en la enseñanza y derecho a la educación INDICADORES Y EL MOVIMIENTO SINDICAL ntre el 10 y el 13 de junio, 450 millones de ciudadanos europeos están llamados a las urnas para elegir a los 732 eurodiputados que constituirán el Parlamento Europeo. E 4 ■ Jaime Cedrún López y Fernando Sánchez Martín CC.OO. y UGT consideran que los Presupuestos de la Comunidad de Madrid para el 2004 no se corresponden con las necesidades socioeconómicas de la región TENDENCIAS UNION EUROPEA 9 ■ Mª José Romero Rodenas Concepto de acoso moral y diferenciación de figuras afines La ampliación, que se produjo en el mes de abril, con la incorporación de 10 de los antiguos países del Este, tienen repercusiones no solo en el numero de parlamentarios a elegir, (de los 626 actuales se pasa a 732), produciendo, además de la evidente ampliación, una reordenación de los correspondientes a cada país, como consecuencia de la ampliación, con 75 millones de nuevos votantes. En nuestro país esta am- Si tenemos la mispliación se traduce en una limitación ma moneda, si las de los mismos, ya que España pasa grandes líneas de la de los 64 europarlamentarios actua- política económica les a 54. son comunes, tamEsta quinta ampliación de la Unión bién hay que tenEuropea va a suponer modificacio- der, de manera nes importantes, no solo en la com- tranquila, pero imposición del Parlamento, sino porque parable, a homogela incorporación de diez nuevos paíneizar las condicioses, con 75 millones de habitantes, con unas determinadas característi- nes laborales y en cas, tanto económicas, como socia- materia de dereles y laborales, va a influir de forma chos sociales, y padeterminante en la vida de toda la ra esto es necesaUnión Europea. La ampliación de la rio caminar en la Unión Europea la hemos de concebir, senda de un verdatambién, como un factor determinante frente a la exclusión y por la solida- dero espacio de negociación y de diáridad. logo social en el Es importante que estas incorpora- marco europeo. ciones refuercen el modelo social europeo, ya que este es la base necesaria para el propio desarrollo económico, absolutamente compatible con un alto nivel de protección social, con derechos sociales normativos, con una negociación colectiva libre y con servicios públicos eficientes. Para contribuir a lograr esto, hoy más que nunca, es necesario un movimiento sindical fuerte, coordinado, europeo. ❛❛ Para el sindicalismo europeo, la Europa social y el pleno empleo, de calidad, seguro y con derechos, son condiciones necesarias de la Europa social. Es deseable que el objetivo del pleno empleo se convierta en el objetivo central de la política macroeconómica, y para ello es necesario que el mo◗◗◗ EDITORIAL rio ervato sociolaboral s b o 2■ vimiento sindical juegue un papel protagonista y de primer orden. La construcción europea, es una vieja reivindicación del movimiento sindical europeo y por ello la Confederación Europea de Sindicatos reivindica una Constitución Europea que camine hacia la construcción de una economía social de mercado, construida sobre valores de paz, libertad, democracia, respeto a los derechos fundamentales, igualdad de oportunidades, desarrollo sostenible, solidaridad, justicia social, pleno empleo y trabajo de calidad, cohesión social y territorial, la Seguridad Social y la prosperidad. En definitiva, una Europa basada en el desarrollo pleno del concepto de ciudadanía europea. ponsabilidad y tiene que poner en juego su enorme fuerza y capacidad representativa, asumiendo la responsabilidad de representar los intereses generales de los trabajadores y trabajadoras europeos. Es necesario que el sindicalismo europeo apueste de manera clara y decidida por avanzar organizativa y estratégicamente en las respuestas necesarias y articulando la intervención suficiente para gobernar los cambios, su simultaneidad, y el tiempo en que éstos evolucionan, se modifican y transforman. El sindicalismo tiene que estar organizado atendiendo también a las estrategias empresariales, a su nivel de organización, no sólo a los espacios contractuales definidos, sino también a los que están por crear. En el caso de nuestro país, es evidente que existen fuertes resistencias a aceptar estos espacios, y no sólo desde ámbitos empresariales, también desde distintas patronales, e incluso Gobiernos, que como el anterior del PP, han trabajado en dirección opuesta, intentando atomizar más los ámbitos de contratación en la perspectiva de una mayor desregulación e individualización de las relaciones laborales. A esta oposición política hay, que añadir la realidad de los datos que hablan de que antes de las ultimas incorporaciones, nuestro país había vivido un alejamiento de 7.2 puntos del PIB, unos 7 billones de pesetas, con respecto al gasto social europeo. ❛❛ La construcción europea, es una vieja reivindicación del movimiento sindical europeo y por ello la Confederación Europea de Sindicatos reivindica una Constitución Europea que camine hacia la construcción de una economía social de mercado, construida sobre valores de paz, libertad, democracia, respeto a los derechos fundamentales, igualdad de oportunidades, desarrollo sostenible, solidaridad, justicia social, pleno empleo y trabajo de calidad, cohesión social y territorial, la Seguridad Social y la prosperidad. En definitiva, una Europa basada en el desarrollo pleno del concepto de ciudadanía europea. Porque el modelo social europeo, el que empezó a gestarse después de la II Guerra Mundial, permite hacer compatible un desarrollo económico importante con un alto nivel de protección social, con derechos sociales normativos, con una negociación colectiva libre y con servicios públicos eficaces. Es evidente que la ampliación de la Unión Europea supone la tentación para muchas empresas, incluso es posible que para algún gobierno, de practicar “dumping social”, de ejercer una política de deslocalización de empresas en busca de paraísos de bajos salarios y escasos derechos laborales, pero es evidente que esto seria un fracaso en el corto plazo de lo que debe ser la Unión Europea, y en este aspecto el movimiento sindical también tiene su res- Mientras que se había logrado una convergencia en los indicadores económicos, se había producido un aumento de divergencia en protección social, afectando a la calidad de las prestaciones y dificultando grandemente la incorporación de nuevas. El incremento de esas diferencias viene explicado fundamentalmente por las escasas aportaciones del Estado con la excusa de las distintas rebajas fiscales, evidenciando, una vez más, la relación entre impuestos y gastos sociales, que, por cierto, en nuestro país, los ingresos por cotizaciones sí que alcanzan la media europea. La construcción imparable de la Unión Europea no puede hacerse al margen de un movimiento sindical fuerte, capaz de afrontar el proceso de construcción de una Europa social, y la globalización. Porque si tenemos la misma moneda, si las grandes líneas de la política económica son comunes, también hay que tender, de manera tranquila, pero imparable, a homogeneizar las condiciones laborales y en materia de derechos sociales, y para esto es necesario caminar en la senda de un verdadero espacio de negociación y de diálogo social en el marco europeo. En los próximos meses verá la luz la Constitución Europea, que debe ser conocida y debatida por la ciudadanía, solo así es posible que la construcción europea sea sentida como un avance por los ciudadanos y ciudadanas de este país. ■ Movilización en la enseñanza y derecho a la educación bierno de Esperanza Aguirre no na las causas fundamentales de cree en la escuela pública ni tampola huelga y movilización en la educo tiene intención de disimularlo. cación madrileña, que se hizo extensiva a las seis Universidades públicas de Los sindicatos y las organizaciones nuestra comunidad, tiene que ver con progresistas de la enseñanza helos presupuestos educativos para el mos ido también a la huelga ante la presente año, ya que la educación imposibilidad de negociar un nuevo –que pasa por ser uno de los dereacuerdo educativo que rescate a los chos fundamentales de los ciudadacolegios e institutos públicos madrinos– se ha situado en un discreto sépleños y a sus profesionales de su actimo lugar en el crecimiento del gasto, tual situación de desamparo. Hasta pasando del 27,2% al 26,28 %, y rela fecha el señor Peral, Consejero de duciéndose casi un punto. Y si hablaEducación, no ha dado ninguna mos de la Universidad vemos que el muestra de querer sentarse a dialogasto público en enseñanza superior gar con los sindicatos y evaluar las crece menos que en los años 2002 y prioridades, con un análisis serio de 2003, por lo que tenemos que concluir nuestra realidad. Es más, corremos que el capítulo de educación no se enel grave riesgo de que desde que se transfirieron cuentra entre las prioridades del Gobierno de las competencias en materia educativa se nuestra región. rompa el diálogo por la falta de sensibiliLos sindicatos y las orEl éxito de esta movilización en contra la ganizaciones progresistas de dad a la hora de sentarse a debatir. política educativa del Gobierno regional la enseñanza hemos ido a la huelEl equipo del señor Peral si se dedica, nos demuestra que los sindicatos y las ga ante la imposibilidad de nego- sin embargo, ha fomentar la incultura y organizaciones progresistas de la enseñanza nos hayamos en el buen ca- ciar un nuevo acuerdo educativo la exclusión escolar. Tal es el caso de mino, pero también tememos que es- que rescate a los centros públicos la viceconsejera de Educación, Carto sea solo el comienzo de un otoño ca- madrileños y a sus profesionales men González, quién se ha hecho declaraciones del estilo de “el que ha cruliente y de una larga lucha que tendrá su de su actual situación de dezado en patera no ha venido a estudiar 3º continuación el próximo curso escolar. samparo. de ESO, y yo lo que tengo que hacer es proporcionarle una salida lo más directa al mercaNuestra denuncia es que los dirigentes del PP do laboral”, o sobre los niños gitanos que, a su juiescoran sospechosamente un presupuesto, ya de cio, lo que quieren “es ir con su padre con la fregoneta al por sí regresivo, hacia la financiación de la enseñanza privada, dedicándose a retribuir nuevas aulas concertadas, mercado a vender fruta”. La señora González no solo no costeando con el dinero de todos y mediante chequesha dimitido por estas manifestaciones racistas y xenóbobeca la llamada educación preescolar, lo que hace todafas –según ella “desafortunadas”–, sino que el PP ha cevía más profunda la brecha entre la pública y la privada; y rrado filas en torno a ella y el consejero Peral se ha permieso lo demuestra el incremento de 10.000 ayudas en estido el lujo de echarla un capote aduciendo que es “una esta etapa, cuando existen al menos unas 19.000 peticiones pléndida profesional”. En manos de estos “profesionales” de escuela infantil pública por parte de las familias madriestá la educación madrileña. leñas. La previsión de 686 nuevas unidades concertadas en las diferentes etapas ahonda más si cabe en el problePara rematar la faena, la señora Aguirre ha sido la primera ma e impide a unos 4.000 alumnos de nuestra región curen atrincherarse y abanderar a las Comunidades Autónosar los estudios de su elección en la enseñanza pública mas del PP en contra de la paralización del calendario de por falta de plazas. implantación de la Ley de Calidad, aprobado el pasado 28 de mayo por el Gobierno socialista. Bajo el endeble arguPara colmo, se produce un frenazo en la inversión en mento de que un real decreto no puede paralizar una ley construcciones de centros públicos: 12 escuelas infantiorgánica los populares han anunciado que recurrirán diles, que acogerán a cerca de 1.000 niños, algo irrisorio y a cha norma ante el Tribunal Supremo. Por su parte, la pretodas luces insuficiente; si hablamos de colegios de infansidenta de la CM también ha señalado que permitirá, entil y primaria la previsión es construir nueve, siete menos tre otras medidas, implantar los itinerarios en los centros que el curso anterior, mientras que las obras de ampliaeducativos madrileños. Todo un despropósito que, adeción en los colegios en estos niveles contemplan 390 acmás de perjudicar claramente a nuestros alumnos, es la tuaciones, 56 menos que el año pasado. Se trata de cifras prueba definitiva de la manifiesta irresponsabilidad del Godemoledoras y la demostración palpable de que el Gobierno que sufrimos en Madrid. ■ ◗◗◗ U ❛❛ soci olaboral ervato s b o Secretario general de la Federación Regional de Enseñanza de Madrid OPINION rio ■ Francisco García ■3 INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o ■ DESDE EL MIRADOR PRESUPUESTOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID 2004 Los sindicatos consideran que no se corresponden con las necesidades de la región ■ Jaime Cedrún López y Fernando Sánchez Martín 4■ Portavoces de CC.OO. y UGT en el Consejo Económico y Social (Los representantes de CC.OO. y UGT en el CES han expresado, por medio de un voto particular del Grupo Sindical, su opinión sobre los criterios y líneas generales del proyecto de Ley de Presupuestos Generales de la Comunidad de Madrid para el año 2004, recientemente aprobados) participación, y en particular a la de los sindicatos y asociaciones empresariales en la “defensa y promoción de los intereses económicos que les son propios”. Cabe esperar que en el próximo presupuesto que se elaborará en sus tiempos y periodos ordinarios, se produzca tal supuesto. C.OO: y UGT de Madrid, quiere poner de manifiesto su más absoluto desacuerdo y consecuentemente su voto negativo al informe 04/2004 sobre los criterios y líneas generales del Proyecto de Ley de Presupuestos Generales de la Comunidad de Madrid para el año 2004, por considerar que dicho informe no se ajusta ni recoge las propuestas y valoraciones que desde este Grupo se han transmitido en las reuniones mantenidas. Un informe complaciente con la propuesta presupuestaria, acrítico con sus objetivos, de claro contenido continuista con el ideario político del Ejecutivo Regional, donde la exaltación al sector privado y a la deriva privatizadora supera, incluso, al propio Gobierno, como así lo manifiestan algunas de las recomendaciones efectuadas. C Los ingresos fiscales corresponden a los tres primeros capítulos del presupuesto, donde se recogen todos los ingresos por tributos, impuestos y tasas, que se ingresan en la Comunidad de Madrid. Representan el 89% del total del presupuesto y dan muestras de la alta capacidad recaudatoria que tiene nuestra región. Sin embargo, esta capacidad recaudatoria no se ha utilizado para equilibrar el sistema fiscal de nuestra región. La deriva regresiva en el ámbito fiscal en los últimos años en la Comunidad de Madrid es evidente. El sistema de financiación de las CoPuesto que en el año 2004 van a convivir en la Comunidad munidades Autónomas ha dado capacidad normativa y de Madrid dos períodos presupuestarios, cuyo proyecto de gestión en materia tributaria, no solo en los impuestos se informa, y a pesar de que su ejecución se vería limitapropios sino también en los impuestos cedidos. Esta cada a un período de siete meses, hubiera sido necesario pacidad se podría haber utilizado para realizar una ordeque se reflejase en los mismos, aunque fuese en su plannación de los tributos, donde se prime el interés teamiento inicial, todos los compromisos adquirigeneral, a través de criterios de equidad, prodos por el Gobierno regional, fundamentalgresividad, igualdad y distribución de la mente en materia de sanidad, vivienda, Unas políticas de gastos carga tributaria. Sin embargo esta posieducación…, de cara a su consolidaque no alcanzan para cubrir las bilidad se ha perdido un año más. No ción en los sucesivos ejercicios. necesidades en materia sanitaria, hay ninguna medida que contribuya a En este sentido, UGT y CC.OO. con- ni educativa, ni de atención a mayo- lo comentado anteriormente , muy al sideran que los Presupuestos de la res. Casi inexistentes en políticas de contrario, las modificaciones normativas planteadas ahondan en la situaComunidad de Madrid para el año igualdad o de vivienda. Un presupuesción de menor equidad tributaria. 2004 presentados por el nuevo Gobierno no se corresponden con las to que se olvida del sector industrial. necesidades socioeconómicas de la Y un presupuesto que deteriora al Parece evidente que la prioridad del sector público en beneficio Gobierno Regional en política de ingreregión. Una estructura de gasto poco sos es el incremento de la imposición por equilibrada entre las diferentes acciones del sector privado. la vía de los impuestos indirectos, coincidienpolíticas de los programas e insuficiente pado plenamente con lo decidido por los gobiernos ra hacer frente a los problemas de nuestra Coanteriores. En sentido positivo, cabe señalar la congelamunidad. Unas políticas de gastos que no alcanzan para ción del impuesto indirecto sobre los hidrocarburos, el cocubrir las necesidades en materia sanitaria, ni educativa, nocido como “céntimo sanitario”, aunque sería más posini de atención a mayores. Casi inexistentes en políticas de tiva su eliminación total. igualdad o de vivienda. Un presupuesto que se olvida del sector industrial. Y un presupuesto que deteriora al sector El total del capítulo de Impuestos Indirectos alcanza la cipúblico en beneficio del sector privado. fra de 7.104 millones de euros, lo que representa el 51.3% del total del presupuesto. Este capítulo gana peso con CC.OO. y UGT reclaman al nuevo Gobierno Regional una respecto al presupuesto del año anterior, cuando la partiactitud diferente en la elaboración de los presupuestos. cipación en el conjunto del presupuesto era de un 48.3%. Es necesario propiciar una amplia participación de los agentes económicos y sociales, dada la trascendencia de El incremento de este capitulo supone un 17.4% esta ley y el papel que concede nuestra Constitución a la ◗◗◗ ❛❛ Por otro lado, el fuerte incremento previsto en la recaudación del Impuesto sobre el Valor Añadido. Este año se pretende alcanzar el volumen de 2.513 millones de euros, lo que supone un crecimiento con respecto al año anterior de un 15.4%, es decir un tercio del aumento previsto para este año. Hay que mencionar el peligro que supone hacer previsiones demasiado optimistas, que pueden mermar de forma considerable los ingresos de los presupuestos, poniendo en peligro algunos de los gastos previstos para este ejercicio. Este es el caso de este impuesto, que tiene una relación directa con la situación económica de las economías domesticas. Como ya hemos comentado en alguna ocasión, y en el mismo sentido que otras instituciones, el fuerte endeudamiento de las familias puede generar una situación muy complicada que tendría repercusiones en el ámbito económico. Cualquier subida de tipos de interés pondría en peligro a muchas de estas familias que no podrían hacer frente a las deudas contraídas. El sistema productivo es el gran ausente de estos presupuestos. En la Comunidad de Madrid, la incidencia de la alta inflación, la menor creación de empleo y el más bajo crecimiento ya se están evidenciando en los sectores industriales y de servicios, perjudicando al tejido productivo y al empleo, como ya se ha venido observando en los últimos meses con el fenómeno cada vez más creciente de la deslocalización de empresas y destrucción del empleo industrial. UGT y CC.OO. consideran que el cuadro macroeconómico que proponen estos presupuestos parece excesivamente optimista, tal y como afirman múltiples instituciones. Igualmente señalar que la aplicación del principio de estabilidad, obliga a mantener el capítulo de inversiones en un perfil bajo y a recurrir a un nuevo endeudamiento de sus Entes y Empresas Públicas, como sucede con MINTRA para los nuevos kilómetros del Metro. CC.OO. y UGT afirman que estos presupuestos siguen apostando por la gestión de entidades privadas en detrimento de la gestión pública. Crecen las políticas orientadas a transferir al sector privado recursos para la atención de servicios y se reduce el peso del sector público. Así, los capítulos de gastos y de transferencias corrientes, capítulos 2 y 4, incrementan sus cantidades en un 9,6% y un 7,6%, respectivamente, y lo hacen por el crecimiento de las partidas dedicadas al sector privado. La externalización de los servicios es una de las características más significativas de este presupuesto. Los capítulos destinados a la realización de trabajos por terceros y las subvenciones suponen casi la mitad del presupuesto total de gastos, sin el capítulo 1, de la Comunidad de Madrid, lo que pone de manifiesto el grave proceso de desmantelamiento del sector público y la tendencia hacia la privatización del mismo. La inversión no recupera el peso relativo que perdió en el ejercicio anterior, manteniéndose en el 13% del total del presupuesto. Estos presupuestos lejos de reforzar el sector público, suponen el peor año inversor desde que gobierna el PP. No se ha tenido en cuenta lo expresado por el CES en su Informe a los Presupuestos del 2002, “este consejo considera que se debería potenciar la inversión en gastos de capital, incrementando el porcentaje destinado a los mismos, como una garantía para la reactivación de la La I+D+i continúa como una mera serie de ini❛❛ ciativas descoordinadas y mal financiadas. Con este presupuesto y con la trayectoria histórica de ejecución parcial del mismo, lejos de alcanzar en la Comunidad de Madrid en el año 2015 un gasto del 3% del PIB, tal y como recomienda la Unión Europea, se continuará perdiendo peso en materia de gasto destinado a I+D+i en relación con las regiones más desarrolladas en Europa y respecto a las del resto del territorio español. La Consejería de Economía que articula las políticas que se desarrollan en este campo, reduce su presupuesto en un 4,8%, siendo significativas las caídas de un 13,4% en inversión y de un 3,2% en transferencias de capital. Se debilita el sector empresarial público, las Empresas Públicas y los Entes Públicos no recuperan el peso perdido en el presupuesto anterior y siguen cargando con la mitad de la deuda. La I+D+i continúa como una mera serie de iniciativas descoordinadas y mal financiadas. Con este presupuesto y con la trayectoria histórica de ejecución parcial del ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o economía en un marco de incertidumbre”. El presupuesto del 2004 sigue apostando por un nivel alto de las operaciones corrientes, 83% del total, desequilibrando con ello el presupuesto e incorporando serios riesgos de hipotecar los presupuestos futuros. INDICADORES rio con relación al 2003. Este desmesurado crecimiento en la recaudación indirecta se debe a dos motivos. Por un lado, todos aquellos impuestos que tienen una relación directa con actividades inmobiliarias incrementan la previsión de recaudación de forma muy importante. Así por ejemplo el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados, se incrementan un 14.5% y un 46.1% respectivamente. Este crecimiento tiene como factor determinante el desmesurado crecimiento sostenido del mercado inmobiliario. ■5 INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 6■ mismo, lejos de alcanzar en la Comunidad de Madrid en el año 2015 un gasto del 3% del PIB, tal y como recomienda la Unión Europea, se continuará perdiendo peso en materia de gasto destinado a I+D+i en relación con las regiones más desarrolladas en Europa y respecto a las del resto del territorio español. Del análisis de los programas y subprogramas, sin conexión y sin objetivos comunes identificados, se desprende que la tradicional ausencia de políticas dirigida al sistema productivo se mantiene en este ejercicio. Las inversiones reales en el programa de Industria caen a la mitad, des- produce en Transportes e Infraestructuras que crece un 32%. Consta de nuevos planes de carreteras, y sobre todo, de más Metro, 70 Km, 81 estaciones y 5 intercambiadores. No obstante, queda sin dilucidar la financiación de estas infraestructuras – excepto Metro que se adjudica a MINTRA- con el resultado de la deuda hipotecaria presupuestaria por un lado y, por otro, la contribución de muchas de estas infraestructuras viarias a un modelo desequilibrado de desarrollo que produce caos urbanístico y especulación, así como la dispersión de emplazamientos industriales, residenciales y de ocio, con el consiguiente aumento de las necesidades de movilidad. Las partidas dedicadas al empleo crecen un 2% en términos reales, por debajo del esperado crecimiento de la economía regional. Representan en la distribución del presupuesto por Consejerías, un 3,5% sobre el total del gasto, que es realmente insuficiente para afrontar políticas activas de empleo que acaben con la temporalidad y con la precariedad, y que permitan el normal desarrollo de proyectos de vida, más acuciantes en los casos de los jóvenes y las mujeres. El presupuesto del Servicio Público Regional de Empleo evidencia un injustificable escaso crecimiento, si es que se quiere abordar el objetivo del pleno empleo, y ha contado con la oposición de los sindicatos. Mención especial merece el presupuesto del Instituto Regional Seguridad y Salud en el Trabajo que no sólo no ha contado con la participación sindical, sino que incorpora un descenso en las partidas dedicadas al Plan Director, uno de los escasos acuerdos vigentes. El principal aumento presupuestario y conse❛❛ cuentemente la prioridad más sobresaliente del nuevo gobierno se produce en Transportes e Infraestructuras que crece un 32%. Consta de nuevos planes de carreteras, y sobre todo, de más Metro, 70 Km, 81 estaciones y 5 intercambiadores. No obstante, queda sin dilucidar la financiación de estas infraestructuras. cendiendo también el gasto total, con un efecto directo sobre las ayudas y subvenciones al desarrollo. Se reducen las cantidades destinadas a los planes municipales de ahorro y eficiencia energética, las subvenciones para energías renovables en las empresas siguen siendo irrisorias, y no se impulsa el Centro Regional para el Ahorro y la Eficiencia Energética. Llama poderosamente la atención, la falta de una decidida apuesta por la implementación de la ley IPPC (prevención y control integrado de la contaminación) que obliga a la adaptación de los procesos productivos para la reducción de la contaminación y que varios centenares de empresas madrileñas van a tener que cumplir antes del 2007. El principal aumento presupuestario y consecuentemente la prioridad más sobresaliente del nuevo gobierno se El presupuesto total de la Consejería de Sanidad y Consumo para el 2004 es de 5.052,4 millones, con un incremento real del 7.2%. Un presupuesto insuficiente que según cálculos del grupo sindical, alcanza en el año 2004 el montante que hubiera sido necesario en la fecha del traspaso. Y esto lo hace, con un gasto farmacéutico disparado que se lleva, el sólo, más de la cuarta parte del incremento previsto para este año. No se observan mejoras en cuanto a la atención primaria, especializada o atención psiquiátrica y salud mental. Así en esta última, a pesar de convertirse en prestación obligatoria en el 2003 al entrar en vigor la nueva Ley de Coordinación Sanitaria, se reduce el presupuesto en un 7,5% respecto al año anterior. Los capítulos de inversiones y transferencias de capital del gasto sanitario, se reducen respecto al ejercicio anterior y apenas suponen el 4% del total del mismo, afectando negativamente a las nuevas construcciones tanto en primaria como en especializada. En estas partidas no aparece el esfuerzo para los nuevos hospitales. En atención primaria, se establece un número de consultas menor que el previsto en el 2003 y el práctico estancamiento del tiempo medio de consulta, al proponer una mejora de 12s tanto en medicina general como en pediatría. En ambos casos se calculan unos tiempos medios de consulta de 6,8m y 9.4m, respectivamente, alejados de los 10m y 15m que serían necesarios. En atención especializada, el número de pacientes en listas de espera es de 277.000 en lista de espera de consulta, 97.800 en pruebas de diagnóstico y 60.000 en lista de espera quirúrgica, según los últimos datos dispo- ◗◗◗ soci olaboral El presupuesto dedicado a la Enseñanza Universitaria y a la Investigación crece un 2,5%, un aumento insuficiente a todas luces, que choca tanto con las nuevas necesidades de nuestras universidades como con el objetivo de avanzar en el gasto en I+D. Se produce un incremento del 5,9% en Justicia e Interior, aunque su peso supone sólo un 2,9% sobre el total. Se mejoran la informatización y las infraestructuras pero no se incrementa significativamente la inversión destinada a mejorar los Juzgados de 1ª Instancia, la aplicación de la Ley Penal del menor o para nuevas secciones de lo civil y lo social. ervato s b o Se incorpora un programa nuevo dirigido a reducir las listas de espera quirúrgicas. Su dotación es de 50 millones, y más de la mitad del presupuesto del mismo se destinan a contratar con el sector privado. Una partida que además de descubrir los afanes privatizadores del nuevo gobierno, puede ser un gasto inútil sino se ve acompañado, tal y como demuestran los datos anteriores, de una mejora de la oferta sanitaria que impida las propias listas. INDICADORES rio nibles a principios de año 2004. La Consejería se marca unos objetivos en el presupuesto para el año 2004 que mantiene el actual número de camas hospitalarias en funcionamiento, no varía ni el número de intervenciones ni el número total de consultas previstas respecto al 2003. ■7 La política sanitaria del Gobierno Regional apuesta por los medios ajenos para la prestación sanitaria. Así, la mayor parte del gasto, sin contar el capítulo 1, del programa de salud mental y el 13,7 % en la especializada se concierta con establecimientos privados. Asimismo, se dispara el gasto farmacéutico, alcanzando más del 90% (sin capítulo 1) en la atención primaria y el 20% en la especializada. El Plan de Calidad sigue sin ser la respuesta. Sólo tiene repercusión en el capítulo 1 como consecuencia de la homologación. Estos presupuestos confirman el fracaso del mismo. La escasa representación social de las organizaciones firmantes y la ausencia de objetivos concretos acompañados de sus correspondientes partidas presupuestarias, así como el escaso rigor que parece desprenderse en el seguimiento de su cumplimiento están en el origen de este escaso respeto al Plan por parte de la Consejería de Sanidad. UGT y CC.OO. quieren hacer especial mención a la política educativa contemplada en estos presupuestos. La Consejería dispondrá de una partida de 3.703,4 millones, un 3,5% más que el año anterior. Un incremento que deja las cosas como están, manifestando la ausencia de prioridades educativas en el nuevo Gobierno Regional. La generalización de los conciertos con centros escolares privados para el tramo de 3-6 años de Educación Infantil y las subvenciones en forma de becas a las familias para que matriculen a sus hijos de 0-3 años en guarderías privadas, junto al escaso esfuerzo inversor en la construcción de Escuelas Públicas de Educación Infantil son los aspectos más señaladas de este presupuesto. Se propone un incremento en este nivel de +455 nuevas unidades concertadas y 10.000 becas, respectivamente. En total se conciertan 686 nuevas unidades y el gasto en conciertos crece un 18% en términos reales, muy por encima de lo que crece el gasto educativo y las partidas de la enseñanza pública. Así, el capítulo inversor apenas crece, limitándose a cubrir el aumento de los costes, reduciendo a su vez el número de actuaciones. El programa correspondiente al Acuerdo Educativo queda reducido al 15% de su cuantía, destinándose a escuelas bilingües y centros integrados de FP. El Gobierno Regional da al traste -con esta decisión- con su compromiso de renovar el Acuerdo Educativo y opta por reforzar la privatización de la enseñanza madrileña y romper con la práctica del diálogo y el consenso con los agentes sociales que ha caracterizado a nuestra Región en los últimos cinco años en materia educativa. ❛❛ El programa correspondiente al Acuerdo Educativo queda reducido al 15% de su cuantía, destinándose a escuelas bilingües y centros integrados de FP. El Gobierno Regional da al traste -con esta decisión- con su compromiso de renovar el Acuerdo Educativo y opta por reforzar la privatización de la enseñanza madrileña. CC.OO. y UGT quieren llamar la atención sobre la inexistente política de vivienda. Ante la extremada gravedad del problema, el Gobierno Regional propone que el IVIMA construya 1.487 (2000 el año pasado) viviendas nuevas, se eleva la cifra de cheques vivienda a más de 3.117 (2000 en el anterior ejercicio) y se calcula que el Plan vigente aborde la promoción de 3.844 viviendas. Por otra parte, se incrementan las transferencias al IRIS y se aumentan en un 9% las partidas dedicadas a ayudas y subvenciones, si bien muchas de ellas se corresponden con el pago de atrasos. Todo ello, conforma un paquete de medidas deslavazadas cuyos resultados inoperantes son de sobra conocidos. UGT y CC.OO. de Madrid, lamenta que el Ejecutivo Regional, no sólo no apueste por la vivienda protegida, por la vivienda en alquiler, sino que demuestre con su re◗◗◗ INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 8■ nuncia, las necesarias partidas presupuestarias que palien el déficit que arrastra la Comunidad Madrileña en materia de política pública de vivienda, ignorando con esta ausencia premeditada, la imperiosa necesidad de una verdadera política de vivienda que demandan todos los ciudadanos y ciudadanas madrileños. Desaprovechando nuevamente la oportunidad de acometer autenticas medidas que posibiliten la consecución de precepto constitucional, el acceso a una vivienda digna para todos y, cuyo objetivo tiene que pasar irremediablemente por la consecución de un Plan de Choque por la Vivienda Protegida y, no por medidas virtuales que no solucionan en modo alguno el grave problema de la vivienda en Madrid. Nuevamente se debe reiterar lo expresado por el CES en sus Informes sobre los Presupuestos: “Desde este Consejo se ha manifestado en distintos informes el acuciante de los recursos destinados a programas de esta Consejería son transferencias al sector privado. Los conciertos con entidades privadas crecen un 23%, mientras la financiación de los programas públicos se congela. En esta Consejería las inversiones no llegan al 0.1% del presupuesto total de la misma. Con estos datos, el presupuesto da para incrementar en 6.000 los usuarios de la Ayuda a Domicilio y en 34.000 los de la Teleasistencia Domiciliaria, para unas necesidades estimadas en 200.000 y 100.000 personas, respectivamente. Se propone incrementar en 1.260 las plazas en Residencias y Centros de Día, siendo públicas sólo la tercera parte, para unas necesidades de plazas residenciales de 25.000 solicitudes. Asimismo, las plazas residenciales para personas con discapacidad, siendo insuficientes, se ofertan en su casi totalidad en centros concertados. Se mejora la Cooperación a costa del presupuesto destinado a Inmigración. Tampoco se constata una política dirigida a este colectivo, a pesar de la importancia que el mismo tiene en nuestra Región. En política medioambiental, se produce un estancamiento de las inversiones en protección del medio natural (prevención de incendios, Plan Forestal o la conservación de espacios protegidos). Asimismo se da un tratamiento escaso al programa de Calidad y Evaluación ambiental, dedicándose el incremento a la adecuación de vertederos, agravándose con la caída de inversiones que experimenta la empresa GEDESMA. Se estanca el desarrollo de las agendas locales 21. ❛❛ En política medioambiental, se produce un estancamiento de las inversiones en protección del medio natural (prevención de incendios, Plan Forestal o la conservación de espacios protegidos). Asimismo se da un tratamiento escaso al programa de Calidad y Evaluación ambiental, dedicándose el incremento a la adecuación de vertederos, problema del elevado precio de las viviendas libres en todo el territorio de la Región y la imperiosa necesidad, por tanto, de fomentar acciones en la vivienda de carácter protegido, circunstancia que no parece reflejarse en el presente Proyecto de Ley y que debería revisarse en consecuencia”. La Consejería de Familia y Servicios Sociales ve como su presupuesto crece un 12,1%. Sin embrago la mayor parte de este crecimiento va a inversiones para el sector privado. Se prevé un crecimiento de perceptores de la Renta Mínima y sin embargo se reduce la cantidad destinada al programa de la lucha contra la exclusión social. Una política pactada con los agentes sociales esta viéndose empañada por la falta de participación y consenso al establecer el presupuesto y las cantidades a percibir. En Servicios Sociales, hay que reiterar , que más del 40% El capítulo de Gastos de Personal, representa un 35,5% del presupuesto de gasto, incrementándose un 4,2% respecto al año anterior. Un aumento que una vez saldados los incrementos salariales como los vinculados a los procesos de homologación, tendrán escasa repercusión en el incremento de efectivos que los servicios públicos madrileños necesitan. El Grupo Sindical considera necesaria la aplicación de cláusulas de revisión generalizadas que garanticen el mantenimiento y mejora del poder adquisitivo de las retribuciones. Igualmente, habría sido necesario implementar políticas de personal a fin de reducir la alta tasa de temporalidad del 22% actual en el conjunto de la Función Pública Madrileña. Además de abordar procesos de estabilidad en los que se valore adecuadamente la experiencia y la formación de los trabajadores temporales que actualmente prestan sus servicios en la Administración Autonómica, se ha de reducir el recurso a la externalización en la prestación de servicios por la Administración y recuperar para la gestión pública directa aquellos servicios que ya lo han sido. Asimismo, se debe formalizar y agilizar la aplicación de la jornada de 35 horas a toda la función pública. En definitiva, CC.OO. y UGT valoran que los Presupuestos Generales de la Comunidad de Madrid para el año 2004 no responden al objetivo de servir como instrumento fundamental para transformar la sociedad madrileña y mejorar el entorno y el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas de nuestra Región. El nuevo Gobierno Regional ha perdido una primera oportunidad para poner en marcha las políticas económicas y sociales que permite un presupuesto que alcanza el 11% del PIB regional y cuya influencia y capacidad de incidencia es esencial. ■ Concepto de acoso moral y diferenciación de figuras afines Texto perteneciente al Capitulo II “Concepto del acoso moral y deferenciación de figuras afines” del libro “Protección frente al acoso en el trabajo”, publicado por Editorial Bomarzo, escrito por la catedrática de Derecho del Trabajo Mª José Romero Rodenas en un estudio que ofrece una visión amplia del problema desde el punto de vista laboral, centrándose en el análisis del concepto del acoso moral y su diferenciación de figuras afines, así como la tutela administrativa frente al acoso y la tutela judicial (penal, laboral, civil y contenciosa-administrativa) n un principio, el concepto de mobbing es ajeno a las relaciones laborales e incluso a las relaciones humanas1. Es a finales de la década de los 80 cuando desde el campo de la psicología se populariza el término2, que inmediatamente recibe aportaciones en el terreno de la psiquiatría3, con motivo de analizar las consecuencias que produce el acoso moral en las personas que habían sido víctimas de estas conductas. Así pues, es en estos campos de la investigación científica donde surgen las primeras señales de alarma ante un tipo de comportamiento que afecta gravemente a la salud de los trabajadores y cuyo tratamiento en los ordenamientos jurídicos era prácticamente inexistente. E CONCEPTO JURIDICO-LABORAL DEL ACOSO MORAL Como ya hemos señalado anteriormente en los ordenamientos jurídicos de nuestro entorno y salvo las excepciones apuntadas, no ha existido una regulación legal del concepto de acoso moral. Otro tanto ha sucedido con la legislación española que, hasta fechas muy recientes, no ha afrontado directamente la regulación del acoso moral en los lugares de trabajo, y cuando lo ha hecho, trasponiendo las Directivas comunitarias 2000/43/CEE y 2000/78/CE, la regulación ha sido marcadamente insuficiente. Esta laguna normativa, al menos hasta enero del 2004, no ha impedido que nuestros tribunales hayan dado respuesta motivada a las demandas planteadas por las víctimas del acoso laboral, en unos casos para posibilitar la resolución de los contratos de trabajo, en otros para decidir sobre el cese inmediato de los comportamientos lesivos y el abono de indemnizaciones por los daños y perjuicios irrogados, y también para calificar las situaciones de incapacidad temporal o permanente como derivadas de accidente de trabajo. Así pues, han sido los órganos judiciales, teniendo muy en cuenta las aportaciones doctrinales procedentes de los diversos campos de las ciencias sociales, los que han ido perfilando el concepto jurídico de acoso laboral en los lugares de trabajo, delimitándolo de figuras afines. Desde esta perspectiva judicial el acoso laboral ha sido definido como “agresión del empresario, o de alguno de sus empleados con el conocimiento y tolerancia de aquél, mediante hechos, órdenes o palabras, repetida y duradera en el tiempo, con el fin de desacreditar, desconsiderar y aislar al trabajador, que puede llegar incluso a deteriorar ❛❛ En los ordenamientos jurídicos de nuestro entorno y salvo las excepciones apuntadas, no ha existido una regulación legal del concepto de acoso moral. Otro tanto ha sucedido con la legislación española que, hasta fechas muy recientes, no ha afrontado directamente la regulación del acoso moral en los lugares de trabajo, y cuando lo ha hecho, trasponiendo las Directivas comunitarias 2000/43/CEE y 2000/78/CE, la regulación ha sido marcadamente insuficiente. su salud, con el objeto de conseguir un autoabandono del trabajo, produciendo un daño progresivo y continúo a su dignidad”4, incluyendo por tanto en el concepto de acoso tanto el hostigamiento psicológico que se produce por el empresario o superiores jerárquicos del trabajador, como aquel otro que procede de otros trabajadores de la empresa que se sitúan en un plano de igualdad u horizontalidad con el acosado, e incluso en ocasiones en un ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la E.U. de Relaciones Laborales de la UCLM TENDENCIAS rio ■ Mª José Romero Rodenas ■9 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 10 ■ plano inferior, pero que ejercen la violencia moral con conocimiento y consentimiento expreso o tácito del empleador5. En definitiva y sin perjuicio de lo que después se dirá de los elementos y conductas integrantes del mobbing, los tribunales han venido poniendo el acento para definir el acoso moral en la existencia de conductas hostiles6 frente a uno o varios trabajadores, ejercidas de forma reiterada y sistemática7, que persiguen producir un daño psicológico al trabajador, al que se coloca en posición de indefensión y desvalimiento8 y todo ello con el objetivo de conseguir su autoeliminación9. el entorno laboral que, de forma persistente en el tiempo, tienen como objetivo intimidar, apocar, reducir, amilanar y consumir emocional e intelectualmente a la víctima, con vistas a forzar su salida de la organización o a satisfacer la necesidad patológica de agredir, controlar y destruir que suele presentar el hostigador como medio de reafirmación personal”11. Como puede apreciarse este concepto de acoso moral es sensiblemente más amplio que el contenido en la Ley 62/2003 de 30 de diciembre, donde se acota el mismo a las conductas no deseadas relacionadas exclusivamente “con el origen racial o étnico, religión o convicciones, la discapacidad, la edad o la orientación sexual de una persona” de forma que cuando el hostigamiento psicológico del trabajador tenga móviles ajenos a los expresados, la indicada regulación legal resultará insuficiente para combatir tales comportamientos, debiendo acudir, como se ha venido haciendo con anterioridad, a la aplicación directa de los preceptos constitucionales que consagran genéricamente el derecho a la dignidad humana, a la no discriminación, a la integridad física y moral y el derecho al honor a la intimidad personal y a la propia imagen. DIFERENCIACION ENTRE EL ACOSO MORAL Y OTRAS FIGURAS AFINES Siendo cierto que el acoso moral en los lugares de trabajo presenta caracteres comunes con otros conflictos que surgen en el seno de la relación laboral, no lo es menos que existen, como se verá, caracteres específicos que diferencian al acoso moral de otros fenómenos con los que guarda cierta analogía y a los que sucintamente hemos de referirnos con la finalidad de delimitar los contornos del concepto de acoso, ya que los fenómenos afines pueden tener origen diferente, el bien jurídico atacado es distinto y los medios para reaccionar frente a dichas conductas son también diferentes. - Ejercicio arbitrario del poder directivo empresarial. ❛❛ El acoso laboral ha sido definido como “agresión del empresario, o de alguno de sus empleados con el conocimiento y tolerancia de aquél, mediante hechos, órdenes o palabras, repetida y duradera en el tiempo, con el fin de desacreditar, desconsiderar y aislar al trabajador, que puede llegar incluso a deteriorar su salud, con el objeto de conseguir un autoabandono del trabajo, produciendo un daño progresivo y continúo a su dignidad” En estos casos el empresario “suele simplemente buscar por medios inadecuados un mayor aprovechamiento de la mano de obra, imponiendo condiciones de trabajo más favorables a sus intereses”12, mientras que con el acoso lo que se pretende es causar un daño al trabajador socavando su personalidad; de manera que los motivos que inducen al empresario a emplear arbitrariamente sus potestades directivas son distintos de los que mueven al sujeto activo del acoso moral a hostigar a la víctima13. Aun cuando suele tratarse de un conflicto personal asimétrico entre dos partes en el que la hostigadora tiene más recursos, apoyos o una posición superior a la del hostigado10, evidenciando una situación de jerarquía o poder sobre la víctima, no es descartable, como ya hemos indicado, que el acoso moral proceda de otros trabajadores de igual o inferior nivel en el organigrama de la empresa. Como acertadamente señalan las resoluciones judiciales, ya citadas, que se han ocupado de deslindar ambas figuras, con el ejercicio arbitrario del poder directivo empresarial el bien jurídico afectado es el de “los derechos laborales sobre el lugar, tiempo, modo y contraprestación por el trabajo”, mientras que el acoso moral, atenta contra la dignidad del trabajador y su derecho a la integridad psíquica y salud mental, sin perjuicio de que en ocasiones pueda también implicar un trato discriminatorio de la persona o un atentado contra su honor. Resumiendo la doctrina judicial existente al respecto, podría concluirse que el acoso moral en los lugares de trabajo consiste “en todos aquellos comportamientos, actos o conductas llevados a cabo por una o varias personas en Resultado de lo anterior será que, frente al ejercicio arbitrario del poder de dirección, las acciones ejercitables son las que proporciona la legalidad ordinaria, mientras que en los supuestos de mobbing podrá acudirse, entre ◗◗◗ - Trastornos psíquicos Se trata de una manifestación concreta de estrés laboral, propia de quienes realizan su trabajo en contacto con otras personas que, por sus características, son sujetos que precisan de ayuda o asistencia –profesores, personal sanitario, asistentes sociales, etc-, manifestándose al ver el profesional defraudadas sus expectativas, debido a la imposibilidad de modificar su situación laboral y de poner en práctica sus ideas con respecto a como debe ser realizado el trabajo14. Existen afectaciones psíquicas que, en momentos de crisis, pueden manifestarse como comportamientos semejantes al acoso, siendo los más comunes la esquizofrenia y la depresión psíquica. La persona esquizofrénica percibe alucinaciones auditivas, visuales y mentales. Debido a las percepción alterada y al deterioro de la función cerebral llega a creerse perseguida en el trabajo (paranoia) o que es la figura central En estos casos, conocidos también como “síndrome de desgaste personal”, se produce una cierta frustración derivada de la forma y condiciones en que se realiza el trabajo, por lo que es la propia actividad laboral la que desencadena la aparición de la afectación psíquica, a diferencia de lo que acontece en el acoso laboral, en el que son las relaciones personales las que dan lugar, por variados procedimientos, al hostigamiento psicológico. Por ello, aun cuando el resultado que produce en el trabajador afectado pueda ser parecido: lesión de la integridad física o psíquica del trabajador15, ni por sus orígenes ni por el bien jurídico afectado, pueden equiparse ambas situaciones, y ello sin perjuicio de que también el síndrome de burn-out pueda ser considerado como accidente de trabajo, al tener su origen en las condiciones en que se desarrolla la actividad laboral16. - Estrés laboral. En este caso el deterioro físico o psíquico del trabajador se produce exclusivamente por causas directamente relacionadas con el trabajo. A diferencia del síndrome del quemado no es la sensación de insatisfacción personal o de frustración la que provoca el estrés, sino las condiciones concretas en que se realiza el trabajo, de modo que el estrés laboral podría constituir una categoría genérica, mientras que el síndrome de burn-out supone una manifestación muy específica y concreta del estrés laboral. Como se ha señalado por la doctrina “un trabajo será tanto más estresante cuanto más se acerque al siguiente modelo: muchas exigencias psicológicas, tanto cuantitativas (presión de tiempo), como cualitativas (trabajo emocional que conlleva esconder emociones o sentimientos), trabajos que requieran gran esfuerzo intelectual o sensorial, poco control sobre la propia tarea, es decir, escaso margen de decisiones en el que, como, cuando, quien y cuanto se trabaja, posibilidad de desarrollarse como persona…. Falta de apoyo social en el trabajo... escasez de recompensa o compensación…”17, de manera que la relación entre el trabajo y el deterioro psíquico y físico que puede suponer el estrés laboral parece claramente evidenciada, de aquí que, cuando concurran tales circunstancias, el estrés laboral podrá ser calificado como accidente de trabajo18. Es claro por tanto que el estrés laboral es ajeno a las relaciones interpersonales que se establecen entre distintos individuos de un mismo centro de trabajo, que es precisamente lo que caracteriza al origen del acoso moral, de forma que aun cuando este último pueda producir efectos El acoso moral en los lugares de trabajo consiste ❛❛ “en todos aquellos comportamientos, actos o conductas llevados a cabo por una o varias personas en el entorno laboral que, de forma persistente en el tiempo, tienen como objetivo intimidar, apocar, reducir, amilanar y consumir emocional e intelectualmente a la víctima, con vistas a forzar su salida de la organización o a satisfacer la necesidad patológica de agredir, controlar y destruir que suele presentar el hostigador como medio de reafirmación personal”. de lo que ocurre a su alrededor (ideas de referencia). Estas “falsas” convicciones son debidas a un deterioro de la función cerebral y, generalmente, no se cambian mediante hechos o razonamientos, sino sólo con un tratamiento médico y farmacológico. El individuo es incapaz de comprender que sus ideas carecen de fundamento y que está enfermo, albergando frecuentemente la idea de que existe un complot en su contra para expulsarlo del trabajo, creyéndose así víctima de un acoso laboral que sólo existe en su imaginación. En estos casos y aún cuan◗◗◗ soci olaboral - Síndrome del quemado o Burn-out. ervato s b o análogos a los del estrés laboral, es evidente que sus orígenes son diferentes. TENDENCIAS rio otras vías, a la de protección jurisdiccional de los derechos de la persona, con acceso incluso al recurso de amparo. ■ 11 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 12 ■ do el trabajador pudiera insistir en la idea de acoso en el trabajo, es evidente que su deterioro psíquico es ajeno a las relaciones interpersonales mantenidas en la empresa e incluso al propio trabajo, por lo que ninguna relación guarda con el mobbing19. Con relación a la depresión psíquica y aún cuando la mayoría de las resoluciones judiciales no la consideran como accidente de trabajo20, ya que “es obvio que la alteración psíquica no se produce en el círculo de la empresa y en el horario y jornada laboral, ni aparece legalmente catalogada como enfermedad profesional…”21, es lo cierto que en ocasiones puede apreciarse el origen directo de la enfer- datorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo”. El acoso sexual en el trabajo guarda notorio paralelismo con el acoso moral, compartiendo buena parte de sus elementos, hasta el punto que la construcción jurídica del acoso moral está íntimamente relacionada con la del acoso sexual24; presenta como rasgos comunes el que se trata de comportamientos personales en el lugar de trabajo que lesionan el derecho a la dignidad de la persona y a su integridad física y moral25. En ambos casos se pueden producir daños emocionales y físicos, afectar al rendimiento en el trabajo, propiciar el absentismo laboral e incluso el abandono del puesto de trabajo. Generan un ambiente humillante, hostil e intimidatorio, que en el acoso sexual es resultado de una cultura de trabajo predominantemente masculina, caracterizada por la prepotencia y menosprecio hacia la mujer26. Sin embargo existen importantes diferencias, ya que el acoso sexual abarca a una serie de conductas que tienen, “un claro contenido sexual o lividinoso, ya sea de forma física o de palabra, directa o a través de insinuaciones que claramente persiguen aquella finalidad”27, de forma que el objetivo es violentar la libertad sexual de la persona acosada, lo que no está presente en el acoso moral. Por otra parte, como ya hemos adelantado al definir el concepto de acoso moral, la reiteración y persistencia del hostigamiento psicológico es componente imprescindible de este fenómeno, a diferencia de lo que acontece con el acoso sexual, en el que basta la existencia de una sola conducta, de notoria entidad, para que pueda apreciarse su existencia 28. En suma, el contenido de la conducta, su finalidad y la reiteración son elementos que permiten la diferenciación entre ambos comportamientos. ■ NOTAS ❛❛ El acoso sexual abarca a una serie de conductas que tienen, “un claro contenido sexual o lividinoso, ya sea de forma física o de palabra, directa o a través de insinuaciones que claramente persiguen aquella finalidad”, de forma que el objetivo es violentar la libertad sexual de la persona acosada, lo que no está presente en el acoso moral. medad en el trabajo22, en cuyo caso tal situación presenta notorias coincidencias, en cuanto a sus consecuencias, con el acoso laboral, si bien el criterio de diferenciación entre ambos radica en que el acoso moral es siempre fruto intencionado de las relaciones interpersonales en la empresa, mientras que la depresión por causa directa en el trabajo, puede tener un origen diferente a tales relaciones, en cuyo caso se aproximaría a la figura del estrés laboral, pero con mayor entidad, diferenciándose del mobbing. - Acoso sexual. Recientemente ha sido definido por la Directiva 2002/73/CEE23 como “la situación en que se produce un comportamiento no deseado, relacionado con el sexo de una persona, con el propósito o el efecto de atentar contra la dignidad de la persona y de crear un entorno intimi- 1 El etólogo KONRAD LORENZ utilizó por primera vez este térmi- no para describir conductas de ciertas comunidades de animales, como los gansos silvestres y los perros de trineo, señalando que “tienen tendencia a excluir a todos los que no son miembros de la sociedad…y a establecer un orden jerárquico entre los individuos integrantes de la misma”, Consideraciones sobre la conducta animal y humana, Plantea- De Agostini, Barcelona, 1976. 2 H. LEYMANN, retomando los estudios de Honrad Lorenz los aplicó al estudio de la conducta humana en las relaciones laborales, calificando la situación en que se produce el acoso psicológico como “psicoterror” y definiéndolo como situación en la que una persona (o en raras ocasiones un grupo de personas) ejercen una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente (como media unos seis meses) sobre otra persona o personas, en el lugar de trabajo, con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el lugar de trabajo. En general la conducta se practica desde una posición jerárquica superior, en LEYMANN H.: Mobbing. La persecution au travail. Editions Seuil. Paris, 1993, pág. 23. 3 HIRIGOYEN M.F.: El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana. Ed. Paidós, Barcelona, 1999, pág. 32, amplia los supuestos de mobbing, no sólo a las conductas en las que el hostigador persigue el abandono del trabajador de su puesto de trabajo, sino también aquellas otras que tienen como finalidad deteriorar el ambiente laboral. Define el mobbing como cualquier manifestación de una conducta abusiva y, especialmente, los comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos que ◗◗◗ puedan atentar contra la personalidad, la dignidad, o la de 2003 (Rec. 107/03). 5 STSJ Comunidad Valenciana, Sala contencioso-administrativo, de 25 de septiembre de 2001, (Rec. 40/1998). 6 STSJ Navarra de 24 de diciembre de 2002 (Ar.681) 7 SJS núm. 1 de Granada de 24 de mayo de 2002 ( Ar. 3350), y SJS núm. 30 de Madrid de 18 de marzo de 2002 (Autos 24/2002). 8 SJS núm. 36 de Madrid de 29 de abril de 2003, autos 747/2002 y SJS núm. 6 de Granada de 7 de octubre de 2002, (Autos 741/2002). 9 SJS núm. 2 de Girona de 17 de septiembre de 2002 (Ar. 2691) y SJS núm. 3 de Vigo de 28 de febrero de 2002 (Ar. 634) 10 SJS núm. 2 de Pamplona de 24 de septiembre de 2001 (Ar. 3192) 11 CAVAS MARTINEZ F.:”El acoso moral en el trabajo “mobbing”: delimitación y herramientas jurídicas para combatirlo” Actualidad Jurídica Aranzadi núm. 555 (2002), pág. 3 12 SJS núm. 33 de Madrid de 18 de junio de 2001 (Ar. 1667) y STSJ País Vasco de 26 de febrero de 2002 (Ar. 2933). 13 Un detallado análisis de las diferencias entre acoso moral y ejercicio arbitrario del poder directivo empresarial puede verse en MELLA MENDEZ L.: “El acoso psicológico en el derecho del trabajo” Tribuna Social núm.145 pág. 18 14 MARTINEZ BARROSO M.R., “Sobre las enfermedades profesionales no listadas. A propósito de un supuesto de “síndrome de desgaste personal” o de “bournot” Revista de Derecho Social núm. 10 pág. 187 y ss. Y DIAZ DESCALZO M.C.”Los riesgos psicosociales en el trabajo: el estrés laboral, el síndrome del quemado y el acoso laboral. Su consideración como accidente de trabajo”, Revista de Derecho Social núm. 17 (2002) págs 183 y ss. 15 GORELLI HERNANDEZ J., GOMEZ ALVAREZ T. “El acoso mo- ral. Perspectivas jurídico laborales”, Revista General de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, núm. 2/2003, apartado I.4.4.b. 17 DIAZ DESCALZO M.C..op.cit. pág. 186. ■ 13 18 SSTSJ Cataluña 1 de marzo de 2001 (Ar. 1670); Baleares 19 de abril 1999 (Ar. 1528), Andalucía 5 de enero de 1998 (Ar. 5063); Castilla-León 30 de septiembre de 1997 (Ar.2978), entre otras. 19 www.esquizo.com 20 En contra, apreciando la existencia de contingencia profesional STS 27 noviembre de 1992 (Ar. 7844). 21 STSJ Andalucía (Málaga) 18 de marzo de 1993 (Ar.1334). 22 STS Galicia 25 de octubre de 2003 (Rec. 738/2001). 23 Que modifica la Directiva 76/207/CE relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso al empleo, a la formación y la promoción profesional y a las condiciones de trabajo. 24 GORELLI HERNANDEZ J., GOMEZ ALVAREZ T…. op. cit. par. I.4.4.b 25 Un detenido estudio de las notas comunes y de las diferencias entre acoso moral y acoso sexual en el trabajo, en MELLA MENDEZ L…. op. cit., pág. 18 y 19. 26 La prevención de riesgos en los lugares de trabajo. Guía para una intervención sindical, ISTAS-CCOO, Madrid, 3ª edición, 2001, pág. 327. 27 STSJ Galicia 9 de febrero de 1995 (Ar. 587). 28 SSTSJ de Galicia de 7 de noviembre de 2002 (Ar.7157), Anda- lucía /Málaga 9 de octubre de 1998 (Ar. 7758) LIBROS RECOMENDADOS POLIETICA Francisco Fernández Buey Francisco Fernández Buey, profesor de Historia de las Ideas en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, es el autor de “Poliética”, una publicación a la que el mismo llama su “santoral laico”, en la que partiendo de reflexiones realizadas por personalidades como Kark Kraus, György Lukács, Walter Benjamín, Bertolt Brecht, Simone Weil, Hannah Arendt y Primo Levi, invita a la reflexión sobre la ética y política, sobre la relación que ambas disciplinas tienen, o deberían tener. Es un libro especialmente recomendado para quien se interroga sobre la actualidad, la vigencia, la utilidad, la miseria y la grandeza de la política. Es un libro sobre la vida y el compromiso. OBSERVATORIO SOCIOLABORAL fse@mi.madritel.es • www.fundacionsindicaldeestudios.org. Edita: Fundación Sindical de Estudios C/ Pedro Unanue, 14. 28045 Madrid Presidente: Rodolfo Benito Valenciano Directora: Elvira S. Llopis Publicaciones: Adela Crespo Alvarez soci olaboral ma la situación de baja del trabajador como derivada de accidente de trabajo; viniendo referida a un trabajador cuya actividad consiste en dirigir el proceso productivo de una empresa en la que trabajan minusválidos, señalando la sentencia que el trabajador “ha venido padeciendo durante los últimos años una sintomatología de trastornos de sueño con repetición recurrente de las dificultades de su trabajo, en relación a su imposibilidad de afrontarlas a pesar del sobreesfuerzo que ha de realizar, alcanzando un nivel de agotamiento físico-psíquico que le llevó a no encontrarse en condiciones de acudir al trabajo”. ervato s b o 4 STSJ Aragón de 30 de junio 16 STSJ País Vasco de 2 de noviembre de 1999 (Ar. 4212) confir- TENDENCIAS rio integridad física o psíquica de un individuo, con el fin de poner en peligro su empleo, o de degradar el clima de trabajo. ◗◗◗ i o r o s t o a v c r e i o s l b aboral o ayo 2004 22 fund m s o i ación sindical de estud RESOLUCION GENERAL SUMARIO OPINION 5 ■ Elvira S. Llopis Las palabras y las cosas INDICADORES CC.OO. DE MADRID l 8º Congreso de la USMR de CC.OO. ha puesto de manifiesto la necesidad de afrontar nuevos retos en el ámbito laboral, en el campo económico y en el terreno sociopolítico. En el último periodo se han acelerado los cambios derivados de las transformaciones en el sistema productivo y sus peores consecuencias se han dejado sentir en un contexto dominado por las políticas conservadoras del PP. E 6 ■ José Antonio Ruiz Salvador Régimen jurídico del contrato de trabajo a tiempo parcial TENDENCIAS 8º CONGRESO 15 ■ José Luis López Bulla Nosotros en la Europa Social Básicos de Derecho Social La editorial Bomarzo está publicando la colección "Básicos de Derecho Social", escrito por importante juristas, comprometidos con el mundo laboral y la defensa de los derechos de los trabajadores, que por su interés recomendamos. Hasta la actualidad ha editado cuatro títulos: • "Sindicalismo y Derecho Sindical" del catedrático de Derecho del Trabajo y de Seguridad Social de la E. U. De Relaciones Laborales de la UCLM. • "Protección frente al ocaso en el trabajo", de la catedrática de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la E.U de Relaciones Laborales de la UCLM. • "La Sección Sindical" de la profesora titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Universidad Jaime I de Castellón. • "El contrato de trabajo a tiempo parcial" del profesor asociado de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Jaime I de Castellón. CC.OO. de Madrid debe reforzar sus objetivos, afinar en sus estrategias e impulsar sus instrumentos organizativos con el objetivo de reafirmar su compromiso con la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores y trabajadoras de la Comunidad de Madrid. CC.OO. de Madrid ha puesto de manifiesto en este 8º Congreso que el sindicato y su acción sindical deben seguir adaptándose a las nuevas realidades, reforzando su filo reivindicativo, avanzando en su capacidad de propuesta, reafirmándose en la necesidad del acuerdo y la movilización como elementos básicos en el gobierno de las relaciones laborales y en el avance en la consecución de derechos. ❛❛ El 8º Congreso se compromete, desde esta concepción de la innovación, el desarrollo sectorial, la promoción del equilibrio territorial y la defensa del medio ambiente, con el objetivo prioritario de avanzar hacia el pleno empleo y hacerlo con empleo estable y de calidad. Con este objetivo CC.OO. de Madrid va a situar a su organización en las mejores condiciones de garantizar que el programa de acción de todas las CC.OO. se plasme en nuestra Región, como una propuesta útil para defender los valores y los intereses de los trabajadores y trabajadoras de la Comunidad. Un programa y unos planes de acción que deben suponer la consolidación de CC.OO. de Madrid como la primera organización sindical y social de la Región. Un nuevo impulso afiliativo y un nuevo empuje en el objetivo de sindicalizar a los trabajadores y trabajadoras de la región. Un incremento en la representación sindical y en el número de delegados y delegadas que permita mantener y mejorar los actuales resultados electorales de CC.OO. y contribuir al reforzamiento del movimiento sindica de clase. Un esfuerzo que a su vez debe llevar aparejado el refuerzo de la unidad de acción entre UGT y CC.OO., instrumento fundamental para la defensa y representación de los trabajadores y trabajadoras madrileños. Unidad de acción que debe◗◗◗ EDITORIAL rio ervato sociolaboral s b o 2■ mos profundizar a lo largo de los próximos años, limando las dificultades que aún la entorpecen en algunos sectores y avanzando en la unidad de acción sindical, tanto sectorial como territorial. El 8º Congreso de CC.OO. de Madrid se compromete con la defensa y la consolidación de un tejido productivo y de servicios eficiente en la creación de riqueza, igualitario social y territorialmente y respetuoso con el entorno natural. Esto implica cambiar el actual modelo de desarrollo que padece nuestra Comunidad Autónoma, romper con la segregación espacial del crecimiento donde perviven un norte rico y un sureste empobrecido, con una producción Administraciones Públicas, exigiendo un nuevo papel del sector público, reclamando otras políticas fiscales más igualitaria que mejoren la capacidad financiera de aquellas, reivindicando una actuación política combinada y coordinada del gobierno regional y de los gobiernos locales, así como con las políticas desarrolladas por el Estado en la CM. Una exigencia que trasladaremos al empresariado madrileño para conseguir la mejora del sistema productivo y el empleo de calidad. El 8º Congreso se compromete, desde esta concepción de la innovación, el desarrollo sectorial, la promoción del equilibrio territorial y la defensa del medio ambiente, con el objetivo prioritario de avanzar hacia el pleno empleo y hacerlo con empleo estable y de calidad. Con este fin, se ha de conseguir un Servicio Público Regional de Empleo que alcance plenamente el objetivo de ser un instrumento capaz de observar la realidad y las tendencias del empleo en la Región, promover la formación continua y ocupacional y ser capaz de intermediar de manera activa en la búsqueda de empleo. Un compromiso que debe ser acompañado del impulso del Consejo Regional de la Formación Profesional con la aprobación del Plan Regional de Formación Profesional. CC.OO. de Madrid reclamará a los gobiernos autonómicos y municipales acuerdos que incorporen la calidad y la estabilidad en el empleo como elementos centrales, tanto para el empleo directo de las administraciones como para el empleo de las empresas que contraten con las mismas. CC.OO. de Madrid se compromete igualmente a impulsar y participar en cuantas campañas y movilizaciones confedérales y federales, se realicen para defender este objetivo de pleno empleo, estable, seguro y con derechos, tanto en el ámbito del sector privado como del sector público. Este Congreso se fija como elemento central en este objetivo del empleo, la intervención contra la situación laboral que sufren las mujeres de paro, precariedad y discriminación, así como contra las causas que lo provocan. Una intervención que se inserta en una estrategia orientada a avanzar en la consecución de la efectiva igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Este congreso llama a la movilización a toda la ❛❛ Comunidad educativa y a todos los trabajadores y trabajadoras y exige al Gobierno regional un cambio radical en su política educativa y la vuelta al dialogo y a la negociación que permita la consecución de un nuevo acuerdo educativo. basada en los bajos costes laborales y con la sobreexplotación del entorno natural. Apostar por unas bases productivas sólidas asentadas en la innovación, en la inversión en I+D, en el empleo estable, seguro y cualificado y en una ordenación del territorio que potencie el aparato productivo y permita un desarrollo sostenible. CC.OO. de Madrid para conseguir este objetivo se compromete a reclamar una intervención más decidida de las Para dotarnos de las más precisas y eficaces herramientas para nuestra intervención sindical dirigida a los jóvenes trabajadores, el 8º Congreso acuerda celebrar durante este mandato su IIº Conferencia de Juventud, que sirva para realizar un diagnostico riguroso de la situación sociolaboral de los jóvenes madrileños, que analice impulse nuestra Acción Sindical dirigida a jóvenes y la implicación y la participación que han tenido los jóvenes en nuestro trabajo sindical, que elabore nuestras propuestas y reivindicaciones específicas para jóvenes, desarrollando los documentos aprobados en este congreso, y que también sirva para consolidar la acción y la estructura del Sindicato Joven en todas las Uniones Comarcales y en todas las Federaciones Regionales. El 8º Congreso fija la Salud Laboral como un eje prioritario de nuestras actuaciones. Un objetivo que comporta seguir mejorando y ampliando la red de acción sindical construida en torno a esta materia, integrando de for◗◗◗ La realidad social, laboral y demográfica de la Región ha modificado drásticamente los perfiles de quienes se en- El 8º Congreso se compromete, junto con la defensa del empleo estable, seguro y con derechos, con la defensa y extensión del Estado Social. Las agresiones actuales del Gobierno Regional contra la enseñanza pública no universitaria y el modelo de educación participativa y compensadora, la apuesta sin tapujos por impulsar la enseñanza privada y la ruptura con el acuerdo educativo ha dibujado un nuevo panorama en la educación madrileña protagonizado por el conflicto escolar. Este congreso llama a la movilización a toda la Comunidad educativa y a todos los trabajadores y trabajadoras y exige al Gobierno regional un cambio radical en su política educativa y la vuelta al dialogo y a la negociación que permita la consecución de un nuevo acuerdo educativo. Un cambio político que debe alcanzar al ámbito de las universidades, recuperando el clima de consenso en las políticas universitarias, el esfuerzo presupuestario en consonancia con el determinante papel que en investigación y cualificación desarrollan y la aplicación estricta de los acuerdos alcanzados con el anterior gobierno. Este congreso se solidariza y apoya las movilizaciones convocadas por el profesorado universitario. El 8º Congreso denuncia que las transferencias sanitarias no han contribuido a mejorar los indicadores de salud, la cobertura asistencial y la calidad de la atención sanitaria en nuestra Comunidad. Asimismo denuncia la nula voluntad del nuevo Gobierno regional a iniciar un proceso de concertación con los agentes sociales en esta materia. CC.OO. de Madrid pondrá en marcha, de forma unitaria con UGT, un proceso de movilización social en torno a la Alternativa Sanitaria unitaria que fuerce la negociación y el dialogo en las políticas sanitarias y que abra camino a un acuerdo social por la sanidad pública madrileña. Este congreso constata que el problema de la vivienda en ❛❛ El 8º Congreso denuncia que las transferencias sanitarias no han contribuido a mejorar los indicadores de salud, la cobertura asistencial y la calidad de la atención sanitaria en nuestra Comunidad. Asimismo denuncia la nula voluntad del nuevo Gobierno regional a iniciar un proceso de concertación con los agentes sociales en esta materia. cuentran en riesgo de exclusión social. CC.OO. de Madrid realizará un seguimiento riguroso de la aplicación efectiva de la ley de Rentas Mínimas. El 8º Congreso constata que la Comunidad de Madrid acoge a prácticamente un tercio de la población inmigrante del Estado Español. Este hecho hace necesario un compromiso de trabajo conjunto de todas las estructuras de CC.OO. para evitar las discriminaciones ◗◗◗ soci olaboral El 8º Congreso se identifica con la necesidad de fortalecer la Negociación Colectiva. Con este fin se ha de reforzar desde la estructura regional el papel de las Federaciones Regionales en la misma, impulsando el campo de cobertura de la misma y la consecución de los objetivos reivindicados, entre otros, la incorporación de cláusulas de garantía salarial, de reducción de jornada en función del objetivo de avanzar hacia la Jornada de 35 horas, de conversión de empleo temporal en fijo, mantenimiento del empleo, creación de empleo, igualdad de oportunidades, o salud laboral. Todo ello acompañado de esfuerzos en la coordinación de criterios federales, análisis de los contenidos de la negociación y reflexiones permanentes sobre la misma, así como en la información permanente a nuestros afiliados y delegados. ervato s b o Madrid, es sin duda el de mayores dimensiones de toda España. Avanzar en su solución requiere una intervención decidida de las Administraciones Públicas, en la corrección de elementos estructurales que determinan el comportamiento especulativo del suelo y del precio de la vivienda, así como una actuación directa en la promoción de vivienda pública, vivienda protegida, rehabilitación de vivienda y en la extensión de la vivienda en alquiler. Comisiones Obreras exigirá a las Administraciones un Plan Regional de Vivienda en la Comunidad de Madrid. EDITORIAL rio ma más efectiva todas las actuaciones. El Plan Director que se ha demostrado un buen instrumento debe ser renovado con un nuevo plan que profundice en actuaciones sectoriales y territoriales vinculadas a nuestra Acción Sindical. Actuaciones de Comisiones Obreras de Madrid que tienen como objetivo profundizar en el tratamiento de la salud laboral, asumir la lucha contra la siniestralidad para tratar de reducirla drásticamente y abordar la problemática de las enfermedades producidas por efecto del trabajo,. ■3 EDITORIAL rio ervato sociolaboral s b o 4■ y la explotación laboral de los inmigrantes. Un objetivo que nos lleva a exigir cambios en el marco legal con la reforma de la Ley de Extranjería, la denuncia de las políticas fracasadas de los contingentes, la persecución de las prácticas mafiosas de parte del empresariado, la intensificación de la acción sindical en estos colectivos, la mejora de los servicios a los mismos y la promoción de su afiliación sindical. CC.OO. de Madrid reivindicara para Madrid un Plan adecuado de Integración Laboral y Social de las personas inmigrantes. El 8º Congreso valora que uno de los colectivos que mayor y más creciente atención reclaman en nuestra comunidad es, sin duda, el de las personas mayores. Un colectivo que, en función del crecimiento de la esperanza de vi- cial de las plazas en residencias de mayores y centros de día en nuestra Comunidad. CC.OO. de Madrid, en el marco de la intervención confederal en esta materia, demandará la negociación de un Plan de Atención a las Dependencias que garantice la protección social de nuestros mayores. El 8º Congreso considera que es necesario fortalecer la capacidad transformadora y contractual del sindicalismo, para hacer valer más nuestras reivindicaciones ante las Instituciones Públicas. Así para reforzar un diálogo social fructífero hay que generar y consolidar los instrumentos que lo facilitan. En este sentido, se inclina por el Consejo de Madrid, como ámbito estable de diálogo social en el nivel regional y por promover y estabilizar Consejos Locales o Mesas de Concertación en los ámbitos municipales. Un refuerzo de los instrumentos de concertación que será complementada con el de los órganos de participación social y económica, singularmente del CES regional. Un reto que debe basarse en la implicación, participación y coordinación de todas las estructuras del sindicato, así como en la definición precisa de los criterios y propuestas para la intervención en los mismos. Este Congreso considera que CC.OO. de Madrid, al formar parte esencial de la izquierda social de esta Región, debe intensificar de manera especial nuestra relación y cooperación con organizaciones sociales que comparten objetivos generales o específicos con los trabajadores y trabajadoras madrileños. Y, dentro de éstas, cobra especial relevancia la implicación en el Foro Social de Madrid. El 8º Congreso reafirma su compromiso con el pacifismo y la resolución de los conflictos mediante la aplicación del derecho internacional. Manifiesta su condena de la guerra y sus secuelas: torturas, vejaciones y agresión a los derechos de las personas y de los pueblos. Este Congreso denuncia y rechaza la intervención imperialista en Irak y el terrorismo de Estado que sufre el pueblo palestino. de esta Región, debe intensificar de manera especial nuestra relación y cooperación con organizaciones sociales que comparten objetivos generales o específicos con los trabajadores y trabajadoras madrileños. Y, dentro de éstas, cobra especial relevancia la implicación en el Foro Social de Madrid. Asimismo, manifiesta su repulsa a cualquier forma de terrorismo y su firme disposición a combatirlo. Con el dolor profundo por las victimas del 11-M, la solidaridad con las miles de personas afectadas y con la amenaza terrorista en nuestra región muy presente, esta organización sindical retoma con renovadas fuerzas su apuesta por un modelo de convivencia basado en el dialogo, la renuncia expresa a la violencia y el derecho a vivir en libertad y en paz en una sociedad que garantice los derechos laborales y sociales. CC.OO. de Madrid constituirá, junto a UGT, la fundación “Madrid, 11 de marzo” para perseguir estos objetivos. da, incrementa paulatinamente su índice de dependencia, configurando por tanto un auténtico problema de carácter social que las distintas administraciones madrileñas deben asumir. Esto debe suponer la implementación de políticas tanto de rehabilitación de viviendas y su adecuación a las situaciones de discapacidad de las personas mayores, como de apartamentos protegidos con servicios comunes, nuevas plazas en Residencias públicas, ayudas a domicilio y telasistencia en el propio domicilio. Programas y centros de atención socio-sanitaria para personas dependientes, y de apoyo a su entorno convivencial, el incremento sustan- Este 8º Congreso ha debatido en profundidad sobre estos temas y ha asumido el reto de trabajar por integrar las propuestas y a las personas, buscando construir mayorías plurales e integradoras que cohesionen a la organización. Una unidad necesaria en torno a cuanto nos une en la defensa de una sociedad madrileña que convive en libertad y democracia y debe avanzar en igualdad. Una unidad necesaria de unas CC.OO. capaces de ser un vector determinante en la consecución del pleno empleo, el empleo estable, seguro, con derechos y la protección social para todos y todas. Una unidad imprescindible para combatir la violencia y seguir defendiendo el derecho a vivir y trabajar en paz. ■ Este Congreso considera que CC.OO. de Ma❛❛ drid, al formar parte esencial de la izquierda social soci olaboral OPNION rio ■ Elvira S. Llopis ervato s b o Doctora en Metafísica por la Universidad Autónoma de Madrid Las palabras y las cosas te, coherencia y consistencia no son condiciones suficientes, aunque sí necesarias de un discurso: en tanto las palabras nos refieren a las cosas, un discurso debe ser verdadero. Y son los hechos, las cosas, las que nos dicen algo acerca de la veracidad de las palabras, del discurso, y, en última instancia, acerca de la vigencia de una idea, de un sistema de valores. alabras, cosas e ideas o, si se quiere, lenguaje, pensamiento y realidad, constituyen los tres pilares sobre los que se asienta el universo de lo humano, la propia condición de humanidad. Así, sociedades, culturas, instituciones, organizaciones, son, en rigor, un precipitado, causa y efecto a la vez, de lenguaje, pensamiento y realidad. P Sin embargo, la relación entre ideas, palabras y cosas no está dada de una vez por todas, no es unidireccional, no es inequívoca, no es estable. De ahí los cambios en el significado de las palabras a través de la historia; de ahí los deslizamientos de significado que generan los equívocos; de ahí la brecha, la fractura que posibilita la mentira y el error. La credibilidad, por tanto, no reside en el discurso mismo, sino en la relación que éste guarda con los valores y con los hechos. Por eso algunos discursos son inverosímiles, es decir no tienen la apariencia de verdaderos, por más que quienes los sostengan echen mano de su mejor retórica, esto es, del arte de seducir con las Pero además, cada sociedad, cada cultura, palabras, con el discurso mismo. Y es que cada institución, cada organización, estableLa credibilidad no resila razón busca la verdad, y la verdad tiene ce una combinación ligeramente distinta de su piedra de toque más contumaz en las esos elementos, interpreta la realidad desde en el discurso mismo, de su peculiarísimo punto de vista, dota a sino en la relación que éste cosas. las palabras de significados específicos, guarda con los valores y De ahí también que el sindicalismo deba establece y acota parcelas de la realidad con los hechos. cuidar en extremo su discurso, a fin de evipropias, vale decir, apropiadas, definiendo tar caer en dos tipos de error de gran imporun modo de ser, hacer y pensar característitancia: el enajenación del discurso de un lado cos. y los discursos inapropiados, de otro. Y es que, en efecto, el discurso sindical ha sido paulatinamente enajeTambién el sindicalismo de clase en tanto cultura, institunado por el discurso liberal, que ha usurpado el uso de térción, organización, define y se define a la vez por una peminos sindicales hasta despojarlos de todo su valor, de su culiar interpretación de la realidad a la que podríamos cacomponente ético originario, hasta despojarlos, en fin, de racterizar en términos de conflicto capital-trabajo, por la la historia sedimentada en ellos, que no es otra que la hisdelimitación de su campo de actuación a la realidad sotoria de la lucha contra la opresión y la explotación, de la cioeconómica y laboral, y por un discurso eminentemenconstrucción de la solidaridad y de la organización de la te valorativo, eminentemente ético, en el que los elemenclase trabajadora. El discurso sindical no ha sabido ver estos descriptivos adquieren su auténtico significado por su ta usurpación, o no ha sabido combatirla, y ni tan siquiera referencia los valores o a los principios que alientan el hedenunciarla. O tal vez ha sido el propio discurso sindical el cho sindical. Buena prueba de ello es que los estatutos, es que ha perdido pie en sus principios, compartiendo, si no decir, la norma interna, el elemento que aspira a una maalentando ese desplazamiento. ¿Cómo entender de otro yor objetividad dentro del discurso sindical, comienza por modo los nuevos (y perversos) significados de términos una definición de principios, pretendiendo así que cualcomo “derechos”, “igualdad”, “libertad”, “democracia”, quier interpretación del resto del discurso sea hecha a la “participación”… que nos abruman desde distintos disluz de esos principios; pretendiendo así reducir al mínimo cursos, desde distintas ideologías bajo la apariencia de el umbral de equivocidad del discurso sindical; preten“decir lo mismo”? ¿Por qué este silencio, por qué no podiendo así proporcionar un referente estable que permita ner de manifiesto que no hay un “lo mismo” cuando tras identificar verdad y falsedad, acierto y error. una palabra hay cosas que no son homogéneas, que no son compatibles, que son diferentes, radicalmente difeConsiguientemente, el texto, el discurso sindical tienen rentes? sentido en tanto y sólo en tanto, seamos conscientes de esos valores, de esos principios, los compartamos y los viPero si esa colonización del discurso sindical es sumagoricemos esto es, los impulsemos, los pongamos en mente grave, y lo es en la medida en que produce una pérpráctica, los defendamos. Son ellos los que ajustan innodida de identidad colectiva, no menor es la gravedad que vaciones, corrigen desplazamientos, los que dotan de se deriva del hecho de que el discurso sindical se apropie sentido a los términos, los que garantizan, de la única made términos que, en rigor, le son ajenos: incorponera posible, su coherencia y su consistencia. No obstan◗◗◗ ❛❛ ■5 OPINION rio ervato sociolaboral s b o 6■ borales, sobre las condiciones de trabajo de raciones novedosas, pretextadas en la necetrabajadores y trabajadoras, sobre los crisidad de vigencia del sindicalismo, como terios de redistribución del propio capipueden ser los discursos de la competiCada institución, cada ortal, sobre las estrategias, en fin, de extividad, la excelencia, el capital humaganización, establece una complotación de la fuerza del trabajo. no… remiten a una realidad en la que binación ligeramente distinta de el propio sindicalismo no tiene senti- esos elementos, interpreta la realidad Con todo, la mayor gravedad afecdo, por cuanto en ella se desdibudesde su peculiarísimo punto de vista, ta, sin duda, a la veracidad del disjan, se mitigan, cuando no se niedota a las palabras de significados escurso sindical. Una veracidad que gan las distintas manifestaciones pecíficos, establece y acota parcelas se cuartea irremisiblemente cuando del conflicto radical que, como decíde la realidad propias, vale decir, las palabras pretenden suplantar a amos más arriba, no es otro que el apropiadas, definiendo un modo las cosas, ocultarlas, desfigurarlas. conflicto capital-trabajo, en aras de la Cuando dentro de una misma organiresolución “conjunta” del conflicto de ser, hacer y pensar caraczación no nos entendemos porque, en riemanado de la competencia entre emterísticos. gor, no decimos lo mismo; cuando entre las presas (es decir, de la propia contradicción palabras y las cosas se produce una quiebra, interna en el proceso de acumulación del capiuna fractura, de tal magnitud que nos parece mentira. O tal); un conflicto que, no nos olvidemos, sigue basculana lo mejor lo es. ■ do, en gran medida, sobre la calidad de las relaciones la- ❛❛ ■ DESDE EL MIRADOR REGIMEN JURIDICO Contrato de trabajo a tiempo parcial ■ José Antonio Ruiz Salvador Profesor Asociado de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Jaume I de Castellón El Texto corresponde al capítulo III, del libro “El Contrato de Trabajo a tiempo parcial”, escrito por José Antonio Ruiz Salvador, profesor Asociado de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Jaume I de Castellón, editado por Editorial Bomarzo, dentro de su colección, “Básicos de Derecho Social”. que correspondan a un trabajador a tiempo LA JORNADA ORDINARIA DE TRABAJO completo comparable, y en caso de que Y SU DISTRIBUCIÓN este no existiera, a la jornada a tiempo La norma sigue exigiendo completo prevista en el convenio coYa hemos visto como la actual regulaen el momento de formalizar el lectivo de aplicación o, en su defección del contrato de trabajo a tiempo contrato de trabajo a tiempo parcial to, a la jornada máxima legal, sino parcial ha flexibilizado sensiblemente las exigencias formales que con que en el mismo figure el número de también el cuando, esto es, la disrelación a la distribución de la jorna- horas ordinarias de trabajo al día, a la tribución de la misma, máxime si se da contratada y su concreción men- semana, al mes o al año contratadas y tienen en cuenta que también a essual, semanal y diaria, incluida la de- su distribución, exigencia esta última tos contratos de trabajo a tiempo parcial les será de aplicación las preterminación de los días en los que el que parece debe ponerse en relavisiones establecidas en el art. 34 ET trabajador deberá prestar servicios, ción con los días en que la jory, en su caso, con ciertas limitaciones, estaban vigentes en la redacción del nada debe prestarse. las que se derivan del art. 41 ET, en maart. 12.4 a) ET anterior al RD-Ley 5/2001. teria de modificación sustancial de las conPese a todo, la norma sigue exigiendo en el diciones de trabajo. Ello significa, de manera momento de formalizar el contrato de trabajo a muy especial, que no llegando al límite máximo de jortiempo parcial que en el mismo figure el número de honada anual a tiempo completo (art. 34.1 ET), referida al traras ordinarias de trabajo al día, a la semana, al mes o al año bajador a tiempo completo comparable, o la que en su cacontratadas y su distribución, exigencia esta última que so determine el convenio, o la máxima legal, así como los parece debe ponerse en relación con los días en que la jorlímites de jornada diaria establecidos en el art. 34.3, senada debe prestarse. gundo párrafo, ET, la jornada ordinaria de trabajo y su distribución, en los contratos de trabajo a tiempo parcial, va Pese a ello, existe una alto grado de flexibilidad, por no dea tener un sinfín de posibilidades en relación al total de hocir una flexibilidad casi absoluta, a la hora de determinar ras a prestar así como al momento de prestarlas. No obsno sólo el quantum de la jornada que debe prestar el tratante, lo anterior no significa en modo alguno que en el bajador, que como se sabe puede ser cualquier cantidad contrato no deba expresarse el número de horas de horas, con la única condición de que sea inferior a las ◗◗◗ ❛❛ • Jornada diaria Lo más frecuente en los contratos a tiempo parcial será encontrarnos con jornadas de trabajo diarias inferiores a las que realicen los trabajadores a tiempo completo. El supuesto paradigmático será todo aquél contrato de trabajo a tiempo parcial horizontal en el que el trabajador prestará servicios todos los días considerados como laborables en la actividad de que se trate, pero en un número inferior al correspondiente a los trabajadores contratados a tiempo completo. Ejemplo, cuatro horas diarias prestadas de lunes a viernes, frente a ocho horas diarias con idéntica distribución. De la misma forma, esa jornada inferior podrá distribuirse o prestarse tan sólo durante ciertos días de la semana, así por ejemplo, los lunes, miércoles y viernes, o, lo que suele ser frecuente en determinadas actividades, una jornada diaria inferior o igual a la establecida para los trabajadores a tiempo completo prestada tan sólo durante determinados días de la semana, especialmente, los viernes, sábados y domingos. Sin embargo pueden existir otros supuestos en los que la jornada diaria del trabajador con contrato de trabajo a tiempo parcial no sólo puede que sea igual a la que correspondería a tiempo completo sino que incluso podría ser de mayor duración. Esta posibilidad se desprende no solo de la amplitud y flexibilidad con que la ley define el trabajo a tiempo parcial, sino también, a “sensu contrario”, de lo dispuesto en el art. 12.4 b) ET, al señalar “cuando el contrato a tiempo parcial conlleve la ejecución de una jornada diaria inferior a la de los trabajadores a tiempo completo...”. Puede darse tal circunstancia en algunos de los casos señalados en el párrafo anterior, esto es, cualquier actividad en la que sea necesario organizar la prestación de servicios durante determinados días a la semana exclusivamente, pero con las mismas o más horas diarias de trabajo de las que se prestarían normalmente por un trabajador a tiempo completo en la misma actividad. Así por ejemplo, 27 horas semanales de jornada, pero distribuidas a razón de 9 horas diarias durante 3 días a la semana. Sería el caso, así mismo, contemplado en el art. 36.3, tercer párrafo, ET, en relación con las empresas que por la naturaleza de su actividad realicen el trabajo en régimen de turnos, incluidos los domingos y días festivos, las cuales pueden efectuarlo bien por equipos de trabajadores que desarrollen su actividad por semanas completas, o contratando personal para completar los equipos necesarios durante uno o más días a la semana, en cuyo caso, podrán prestar una jornada diaria similar a la de los trabajadores a tiempo completo o incluso superior; su relación laboral será a tiempo parcial si la totalidad de su jornada es inferior a la de los trabajadores a tiempo completo comparables. Lo mismo ocurre en aquellos supuestos de trabajos fijos periódicos, en los que la parcialidad viene determinada únicamente por la anualización de la jornada, en los que durante los días, semanas o meses en que se prestan los servicios, estos tienen una duración similar a la que corres- ❛❛ soci olaboral ervato s b o ponde a trabajadores a tiempo completo. También sería el caso de todos aquellos contratos con jornada anual a tiempo parcial pero distribuida de forma irregular, de forma tal que la jornada ordinaria diaria, durante todos o algunos de los días que la misma se presta, fuese igual, o superior incluso, a la de los trabajadores a tiempo completo. El supuesto paradigmático en este sentido sería el de los trabajos a tiempo parcial concentrados durante periodos inferiores a los de alta, en los que, como se sabe, el trabajador presta sus servicios durante solo determinados días en los que concentra y realiza la totalidad de la jornada que debe llevar a cabo a lo largo del todo el año, o el periodo inferior contratado. Pues bien, en todos estos casos, de conformidad con lo establecido en el art. 34.3, segundo INDICADORES rio contratadas y la distribución de las mismas, tal y como hemos visto al tratar sobre la forma del contrato, no siendo válidas aquellas fórmulas que impliquen una indeterminación en la distribución de la jornada1. Veamos, por tanto, teniendo en cuenta los límites antes señalados, algunas de las posibilidades y limitaciones que se deben tener en cuenta en relación con los distintos módulos temporales a los que se refiere el art. 12.1 ET. ■7 Lo más frecuente en los contratos a tiempo parcial será encontrarnos con jornadas de trabajo diarias inferiores a las que realicen los trabajadores a tiempo completo. El supuesto paradigmático será todo aquél contrato de trabajo a tiempo parcial horizontal en el que el trabajador prestará servicios todos los días considerados como laborables en la actividad de que se trate, pero en un número inferior al correspondiente a los trabajadores contratados a tiempo completo. párrafo, ET, el número de horas ordinarias de trabajo efectivo no podrá ser superior a nueve diarias, salvo que por convenio colectivo o, en su defecto, acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores, se establezca otra distribución del tiempo de trabajo diario, respetando en todo caso el descanso entre jornadas. Previsión que actuaría como límite igualmente en el caso de trabajadores a tiempo parcial y que únicamente podría verse alterada mediante la posibilidad de acudir al pacto de horas complementarias, respetando, en todo caso, los límites en materia de jornada y descansos establecidos en los artículos 34, apartados 3 y 4, 36, apartado 1, y 37, apartado 1, todos ellos del ET [art. 12.5 e), ET]. ◗◗◗ INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 8■ En cuanto a la forma en que debe prestarse la jornada diaria en el caso del trabajo a tiempo parcial y las interrupciones que en la misma se pueden establecer, el art. 12. 4 b) ET señala que la misma puede realizarse de forma continuada o partida. En este segundo supuesto, si esa jornada es inferior a la de los trabajadores a tiempo completo, sólo será posible efectuar una única interrupción, salvo que se disponga otra cosa mediante Convenio Colectivo sectorial o , en su defecto, de ámbito inferior. • Jornada semanal art. 34.1, segundo párrafo, ET. Y en segundo lugar, por lo que se señala, así mismo, en la Directiva 97/81/CE, en cuya cláusula 3. 1 del AMTTP, se establece que “a efectos del presente Acuerdo, se entenderá por «trabajador a tiempo parcial» a un trabajador asalariado cuya jornada normal de trabajo, calculada sobre una base semanal o como media de un período de empleo de hasta un máximo de un año, tenga una duración inferior a la de un trabajador a tiempo completo comparable”. Por tanto, esa referencia a la jornada anual, en la práctica y en la mayoría de los casos, será la que habrá que tener en cuenta y la que nos dará la respuesta de si estamos ante un contrato de trabajo a tiempo parcial y de la proporción de jornada que se debe tomar en consideración en el mismo, lo que resulta de especial importancia, en orden a la cuantificación exacta de todos aquellos derechos derivados del contrato en los que rige el principio de proporcionalidad, especialmente el salario. En relación con el módulo semanal se pueden presentar, al igual que en el diario, una gran diversidad de supuestos. Si bien lo habitual será que el trabajador a tiempo parcial realice una jornada semanal inferior a la de los trabajadores a tiempo completo, podría darse el caso de que ello no fuese así y, por tanto, podríamos encontrarnos con jornadas iguales o incluso superiores a las de aquellos. Tal sePartiendo de lo anterior y de todo cuanto rá el caso de los trabajos fijos periódicos, en los hemos señalado sobre los módulos que, como se sabe, durante los meses o sediarios, semanal o mensual, se puemanas en que se prestan los servicios, por En cuanto a los trabajadode comprender hasta que punto lo general, la jornada semanal tienen una res a tiempo parcial con contrato la jornada anual va a jugar un paduración similar a la que corresponde a indefinido, podrán realizar horas expel importantísimo y va a constrabajadores a tiempo completo. Lo traordinarias, si el contrato ha sido fortituir un marco amplio y de exmismo cabe decir de los supuestos de traordinaria flexibilidad a la trabajo a tiempo parcial concentrado, malizado antes de la entrada en vigor de tal y como hemos visto en el epígrafe dicha disposición o con posterioridad, en hora no sólo de fijar el límite de la jornada de trabajo a tiempo anterior. El límite de 40 horas semalos términos que expresamente prevea el parcial sino también de su disnales de jornada máxima legal a que convenio para los trabajadores a tiemtribución, pudiendo emplearse se refiere el art. 34.1, segundo párrafo, po parcial. Pero si formalizan pacto una amplísima gama de posibiET, jugaría igualmente como límite málidades. ximo de la jornada ordinaria de los trabade horas complementarias, no jadores a tiempo parcial, salvo pacto de pueden realizar horas ex• Consecuencias derivadas de excedistribución irregular, si bien la misma podría traordinarias. der la jornada ordinaria pactada incrementarse por medio del pacto de horas complementarias, respetando, en todo caso, los límiYa hemos visto que en aquellos supuestos en los que no tes en materia de jornada y descansos establecidos en los se formaliza por escrito el contrato a tiempo parcial, se artículos 34, apartados 3 y 4, 36, apartado 1, y 37, aparpresume que el mismo se ha celebrado a tiempo completado 1, todos ellos del ET (art. 12.5 e), ET). to, salvo prueba en contrario que acredite el carácter parcial de los servicios. Pues bien, aunque el contrato se ha• Jornada mensual ya formalizado por escrito, si el mismo se incumple en el sentido de realizar de forma habitual un exceso de horas El art. 12.1 ET se refiere también a este módulo de refeextraordinarias o complementarias hasta completar la jorrencia mensual. Ahora bien, salvo en aquellos convenios nada ordinaria a tiempo completo, el contrato deberá encolectivos que puedan establecer una jornada ordinaria tenderse igualmente celebrado a tiempo completo2, hamensual, dada la ausencia de toda referencia a dicho módulo en el art. 34 ET, parece claro que va tener, en la prácbiéndose llegado a tal solución en el supuesto de contratica, poca o ninguna funcionalidad, pues incluso en aquetos a tiempo parcial, en el ámbito de la sanidad privada, llos supuestos en los que los contratos a tiempo parcial con guardias médicas de presencia hasta alcanzar la jorpudieran tener una duración mensual, el número de horas nada completa, al considerar que en tal supuesto se está contratadas como de servicios a tiempo parcial vendrá reante un contrato a tiempo parcial en fraude de ley3, apliferido, por lo general, a la semana, y su relación con las cando al caso la doctrina establecida por el TJCE a proque en dicho módulo semanal correspondan a tiempo pósito de la Directiva 93/104/CEE, y el concepto de “tiemcompleto. Dentro de ese periodo mensual, bimensual, po de trabajo” en relación con médicos de atención prietc., podríamos encontrarnos igualmente con jornadas maria en servicio público de salud4. irregulares o concentradas, en cuyo caso habría que estar a lo señalado en los epígrafes anteriores. ❛❛ • Jornada anual El módulo de jornada anual será, en todos los casos, la referencia o límite absoluto que en ningún caso podrán franquear los contratos de trabajo a tiempo parcial. Se desprende la anterior conclusión, en primer lugar, de lo dispuesto en el art. 12.1 ET, en relación con lo señalado en el LA PROHIBICIÓN DE REALIZAR HORAS EXTRAORDINARIAS Y EL TRABAJO A TIEMPO PARCIAL Según lo dispuesto en el art. 12.4 c) ET, en la redacción dada al mismo por el RD-Ley 15/1998, los trabajadores a tiempo parcial no podrán realizar horas extraor- ◗◗◗ • Eficacia temporal de la prohibición La DT 1ª del RD-Ley 15/1998 establece que los contratos celebrados antes de su entrada vigor continuarán rigiéndose por la normativa legal o convencional conforme a la que se celebraron. Teniendo en cuenta tal previsión y demás normas transitorias, en concreto, DT 1ª. 2 y DT 2ª del RD-Ley 15/1998, se ha señalado por algunos autores que los trabajadores a tiempo parcial temporales sólo podrán realizar horas extraordinarias, en el caso de que hayan sido contratados antes de la entrada en vigor de la norma de urgencia, o posteriormente, en el caso de que el convenio colectivo les obligue o les permita expresamente realizarlas y durante la vigencia del mismo. En cuanto a los trabajadores a tiempo parcial con contrato indefinido, podrán realizar horas extraordinarias, si el contrato ha sido formalizado antes de la entrada en vigor de dicha disposición o con posterioridad, en los términos que expresamente prevea el convenio para los trabajadores a tiempo parcial. Pero si formalizan pacto de horas complementarias, no pueden realizar horas extraordinarias. Si el contrato se ha formalizado después del 29 de noviembre de 1998, sólo los indefinidos pueden realizar horas complementarias, sin que sea posible, a salvo de cuanto dispongan los convenios colectivos, la realización de horas extraordinarias5. soci olaboral INDICADORES rio LA REGLA DE PROPORCIONALIDAD COMO MANIFESTACIÓN DEL PRINCIPIO DE IGUALDAD Establece el art. 12.4 d) ET que los trabajadores a tiempo parcial tendrán los mismos derechos que los trabajadores a tiempo completo. Cuando corresponda en atención a su naturaleza, tales derechos serán reconocidos en las disposiciones legales y reglamentarias y en los Convenios Colectivos de manera proporcional, en función del tiempo trabajado. Esta norma tiene su origen tanto en las previsiones que se contienen en el Convenio 175 de la OIT, artículos 5 y siguientes, como en la Directiva 97/81/CE, cláusula 4, en la que, bajo el título de “principio de no discriminación”, se establece que “por lo que respecta a las ervato s b o dinarias, salvo que las mismas sean las que se señalan en el art. 35.3 ET, esto es, para prevenir o reparar siniestros y otros daños extraordinarios y urgentes. No obstante, hay que tener presente que dicha prohibición de realizar horas extraordinarias para los trabajadores contratados a tiempo parcial necesita de algunas matizaciones, especialmente en virtud del carácter no retroactivo de dicha prohibición. ■9 • Consecuencias más importantes de la prohibición Las consecuencias más importantes en relación con las horas extraordinarias giran en torno a su cotización y su cómputo en las bases reguladoras de las prestaciones de Seguridad Social por contingencias profesionales. En ese sentido, cabría preguntarse, qué ocurre en materia de cotización a la Seguridad Social, en el caso de que se realicen horas extraordinarias por los trabajadores a tiempo parcial, más allá de las que legalmente están permitidas o incluso contraviniendo las normas que prohíben su realización; ambas cuestiones serán abordas más adelante, en el capítulo V, dedicado a la Seguridad Social de los contratos de trabajo a tiempo parcial. Los trabajadores a tiempo parcial no podrán realizar ❛❛ horas extraordinarias, salvo que las mismas sean las que se señalan en el art. 35.3 ET, esto es, para prevenir o reparar siniestros y otros daños extraordinarios y urgentes. • Contratos excluidos de la prohibición Finalmente, hay que tener en cuenta que los trabajadores fijos discontinuos de carácter irregular, cuya ejecución no se repite en fechas ciertas, desde el RD-Ley 5/2001 y Ley 12/2001, tampoco están afectados por la prohibición de realizar horas extraordinarias. Respecto de estos habrá que distinguir, por tanto, entre todos aquellos contratos celebrados tras la entrada en vigor del RD-Ley 15/1998, esto es, desde el 29-11-1998, y la fecha de entrada en vigor del RD-Ley 5/2001. Todos los contratos celebrados en ese periodo estarán afectados por la prohibición de realizar horas extraordinarias pero no en cambio los anteriores o posteriores a dichas fechas. condiciones de empleo, no podrá tratarse a los trabajadores a tiempo parcial de una manera menos favorable que a los trabajadores a tiempo completo comparables por el simple motivo de que trabajen a tiempo parcial, a menos que se justifique un trato diferente por razones objetivas”, y, así mismo, que “cuando resulte adecuado, se aplicará el principio de pro rata temporis”, o, lo que es lo mismo, el principio de proporcionalidad. Por consiguiente, teniendo en cuenta lo establecido en los preceptos señalados, la regla de proporcionalidad no sería de aplicación automática en todos los casos sino que estaría sujeta a los siguientes requisitos: 1º) Que la propia naturaleza de los derechos lo permita, lo que nos lleva a distinguir entre dere- ◗◗◗ INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 10 ■ brados a tiempo parcial en los que se fijó un número determinado de horas inferiores a las señaladas para la jornada a tiempo completo8. chos susceptibles de disfrute proporcional y aquellos otros que no lo son; 2º) Que así se reconozca expresamente en las disposiciones legales o convencionales; 3º) Que la aplicación de la proporcionalidad descanse en razones objetivas; y 4º) Que la regla de proporcionalidad, en su caso, se aplique en función del tiempo trabajado. Veamos como se traduce la aplicación de dicho principio en relación con los distintos derechos laborales. • Proporcionalidad y complementos extrasalariales Establece el art. 26.2 ET que no tendrán la consideración de salario las cantidades percibidas por el trabajador en concepto de indemnizaciones o suplidos por los gastos • Proporcionalidad y salario realizados como consecuencia de su actividad laboral… y las indemnizaciones correspondientes a traslados…. Entre estos complementos extrasalariales suele ser común Hay que entender por salario no solo el salario base sino la en muchos convenios colectivos el “plus de transporte”, totalidad de las percepciones económicas de los trabajaademás de otros muchos como los de “ropa”, “uniforme”, dores, en dinero o en especie, por la prestación profesio“distancia”, “dietas”, etc., etc. Existen muchos convenios nal de los servicios laborales por cuenta ajena, ya retribuen los que estos complementos extrasalariales se han fiyan el trabajo efectivo, cualquiera que sea la forma de rejado de forma proporcional en función de un determinado muneración, o los períodos de descanso computables número de horas de trabajo a tiempo parcial, por lo gecomo de trabajo (art. 26.1 ET). No debe haber excesivos neral, estableciendo para todos aquellos conproblemas en relación con el principio de protratos de hasta 20 horas semanales, un imporcionalidad y el salario en los contratos de porte equivalente al 50 % de dichos trabajo a tiempo parcial, especialmente, Los trabajadores a tiempo complementos. De no establecer el si se tiene en cuenta, la perfecta adapparcial tendrán los mismos deconvenio colectivo ninguna distintabilidad del salario a dicho principio, rechos que los trabajadores a tiemción, con independencia de la jorhabiéndose admitido expresamente nada realizada, dichos compleel abono proporcional de determipo completo. Cuando corresponda en mentos deberán abonarse en la nados complementos salariales, atención a su naturaleza, tales deremisma cantidad que a los trabajatales como “trabajo en festivo”, chos serán reconocidos en las disposidores contratados a tiempo comaunque no esté previsto en el conciones legales y reglamentarias y en pleto9. venio colectivo el abono proporcional del mismo, y sin que ello signifi- los Convenios Colectivos de manera que trato discriminatorio contrario al • Proporcionalidad y descanso diaproporcional, en función del art. 14 CE6. Ahora bien, podríamos enrio, semanal, fiestas, permisos o vacatiempo trabajado. ciones contrarnos con complementos salariales por cantidad o calidad que no estén relacioA ello se refiere en parte el art. 7 del Convenio 175 nados con el tiempo de trabajo, en cuyo caso hade la OIT, al señalar que deberán adoptarse medidas pabría que excluir la proporcionalidad. Tal podría ser, por ra asegurar que los trabajadores a tiempo parcial gocen ejemplo, una prima fija en función de objetivos o resultade condiciones equivalentes a las de los trabajadores a dos, etc., o comisiones por ventas establecidas en forma tiempo completo en situación comparable, en las siguienporcentual. tes esferas: c) vacaciones anuales pagadas y días feriados pagados. No parece que los derechos regulados en los En cuanto al complemento de antigüedad tampoco parearts. 34.3, 37.1 y 2, y 38, ET, esto es, el derecho al desce que deba presentar ningún problema, debiendo excluir canso entre jornada y jornada, descanso semanal, días la regla de proporcionalidad para su consolidación y aplifestivos y vacaciones anuales puedan dar lugar a confliccarla en cambio en cuanto a la cantidad a devengar, que tividad ni verse alterados en cuanto a su duración por el será siempre proporcional a la jornada pactada y que en hecho de prestar el trabajo a tiempo parcial. En todo caso, muchos casos vendrá dada directamente por la aplicael salario que se percibirá durante esos días lo será en la ción de un porcentaje sobre el salario base. misma proporción al que corresponda según la jornada pactada10. Lo mismo cabe decir respecto de los permisos Procederá, así mismo, aplicar criterios de proporcionalidad en el cálculo y retribución de las pagas extraordinarias establecidos en los arts. 40.4 y 53.2 ET. de vencimiento superior al mensual, sobre la base del coeficiente de proporcionalidad en cómputo anual, compuEn cuanto a los permisos regulados en el art. 37.3 ET, se tando al efecto los periodos de descanso retribuidos7. ha venido entendiendo por la doctrina11 que aquellos cuyo momento de su disfrute depende exclusivamente de la No es infrecuente que en los contratos a tiempo parcial, voluntad del trabajador, pueden ser objeto de reducción como consecuencia de la disminución de la jornada pacproporcional o incluso de supresión. Sería el caso del pertada en el convenio colectivo, se tengan que producir miso por matrimonio, permiso por traslado del domicilio ajustes en cuanto al importe proporcional de los salarios habitual o permiso para el ejercicio de sufragio activo. Ello devengados por los trabajadores contratados en función puede ser discutible si tal posibilidad de reducción prode un número de horas determinado. La reducción de la porcional o supresión no está contemplada en las dispojornada a tiempo completo operada en el Convenio colecsiciones reglamentarias o por convenio colectivo [art. tivo no se trasmite al contrato a tiempo parcial si en el mis12.4.d), ET]. Tal sería el supuesto, expresamente previsto mo se ha estipulado un número concreto de horas y no un en el art. 13 RD 605/1999 y en las normas dictadas por las porcentaje sobre la jornada a tiempo completo, aunque si Comunidades Autónomas con competencia en materia que tiene consecuencias jurídicas en el incremento del laboral12, para los permisos de sufragio activo. porcentaje de jornada y de salario de los contratos cele- ❛❛ ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o Nos referimos con ello a los derechos contemplados en el art. 23 ET, esto es, al disfrute de los permisos necesarios para concurrir a exámenes, así como a una preferencia a elegir turno de trabajo, si tal es el régimen instaurado en la empresa, cuando se curse con regularidad estudios para la obtención de un título académico o profesional, así como la adaptación de la jornada ordinaria de trabajo para la asistencia a cursos de formación profesional o a la concesión del permiso oportuno de formación o perfeccionamiento profesional con reserva del puesto de trabajo. No parece que dichos derechos puedan verse afectados por la regla de proporcionalidad, pues la propia naturaleza de los mismos hace impensable tal posibilidad. condiciones que los trabajadores a tiempo completo,. En caso de ser miembros del Comité de Empresa o Delegados de Personal, tendrán derecho al crédito horario en los mismos términos que los regulados para los trabajadores a tiempo completo, esto es, según la escala establecida en el art. 68 e) ET, o, en su caso, la que establezca el convenio colectivo, pues dicho crédito tiene como finalidad el ejercicio de sus funciones de representación y estas no pueden verse mermadas por el hecho de realizar una jornada inferior a la que corresponda a los trabajadores a tiempo completo, dependiendo la mayor o menor duración del crédito del número de trabajadores de la empresa. INDICADORES rio • Proporcionalidad y derechos de formación y promoción profesional ■ 11 • Proporcionalidad y derechos para la conciliación de la vida laboral y familiar Nos referimos aquí, en primer lugar, al permiso por lactancia de un hijo menor de 9 meses (art. 37.4 ET). A los derechos relacionados con la maternidad, en el caso de los trabajadores a tiempo parcial, se refiere, así mismo, el art. 7 del Convenio 175 de la OIT, señalando que deberán adoptarse medidas para asegurar que los trabajadores a tiempo parcial gocen de condiciones equivalentes a las de los trabajadores a tiempo completo en situación comparable. La expresión “equivalentes” no resuelve el problema de si hay que aplicar o no la regla de proporcionalidad en el caso de los derechos que venimos contemplando. El permiso por lactancia no parece que deba verse afectado por la regla de proporcionalidad, ya que el mismo está establecido a favor del hijo, para atender a sus necesidades alimenticias, y estas no pueden verse reducidas por el hecho de que el contrato de la madre o, en su caso, el padre, lo sea a tiempo parcial. Ello se vería reforzado por lo señalado en el apartado 6 del art. 37 ET, en el sentido de que la concreción horaria del permiso por lactancia corresponde al trabajador dentro de su jornada ordinaria. Lo mismo cabría decir en relación el derecho a ausentarse del trabajo durante una hora en el caso de hijos prematuros, o con el derecho a reducir la jornada de trabajo hasta un máximo de dos horas, con la disminución proporcional del salario (art. 37.4 bis ET), o el derecho a reducir la jornada por guarda legal de hijo menor de seis años, o por cuidado de un minusválido físico, psíquico o sensorial, o de familiares que por razones de edad, accidente o enfermedad no pueda valerse por sí mismo (art.37.5 ET); es evidente que la efectividad de tales derechos será directamente proporcional a la duración de la jornada a tiempo parcial realizada, o lo que es los mismo, cuanto menor sea la jornada que se realice menor será también la necesidad de reducción de la misma para dedicarse a los citados deberes familiares. En cualquier caso, la reducción de la jornada es a cargo del trabajador, que verá reducido proporcionalmente su salario. • Proporcionalidad y derechos de representación unitaria o sindical Los trabajadores a tiempo parcial no pueden ver reducidos en modo alguno sus derechos de representación unitaria o sindical por la duración inferior de su jornada; por tanto podrán participar en las elecciones a representantes de los trabajadores y ser electores y elegibles en idénticas ❛❛ Hay que entender por salario no solo el salario base sino la totalidad de las percepciones económicas de los trabajadores, en dinero o en especie, por la prestación profesional de los servicios laborales por cuenta ajena, ya retribuyan el trabajo efectivo, cualquiera que sea la forma de remuneración, o los períodos de descanso computables como de trabajo (art. 26.1 ET). • Proporcionalidad, derechos sociales a cargo de la empresa y mejoras voluntarias de Seguridad Social Los convenios colectivos establecen estas mejoras sin regular, en muchas ocasiones, ninguna previsión o especialidad en relación con los trabajadores a tiempo parcial. El TS ha rechazado la aplicación supletoria, en estos casos, de la normativa de Seguridad Social relativa a prestaciones análogas con relación a los trabajadores a tiempo parcial, descartando la aplicación del principio de proporcionalidad, indicando que no son aplicables a “las mejoras voluntarias buena parte de las disposiciones específicas que regulan las prestaciones propiamente dichas ◗◗◗ INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 12 ■ de la Seguridad Social, como son, entre otras, las que determinan el importe de la prestación y su base reguladora, en cuya analogía se fundamenta la actuación empresarial ahora combatida y que jurídicamente se rechaza”13. adoptarse por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción”. a) Consecuencias del principio de voluntariedad para el trabajador Consecuencia de cuanto acabamos de exponer será que, al igual que ocurre en el acceso al contrato de trabajo a tiempo completo (art. 1.1 ET), o, mejor, en todo contrato (art. 1261 Código Civil), el contrato a tiempo parcial solo Hasta la reforma operada por el RD-Ley 15/1998, dado podrá establecerse de forma voluntaria para el trabajador, que el art. 12 ET no establecía nada al respecto, existieron a través del mutuo acuerdo, bien sea en el momento de su dudas sobre la posibilidad de que el empresario pudiera concertación inicial, bien en cualquier momento posterior imponer, por la vía del art. 41 ET, la conversión de un cona través de un pacto novatorio. Este pacto podrá consistrato a tiempo completo en un contrato a tiempo parcial, tir tanto en la conversión de un contrato previo a tiempo lo que era rechazado por algunos Tribunales Superiores completo en otro a tiempo parcial, como en la conversión de Justicia, al entender que tal pretensión constituía una de un contrato a tiempo parcial en otro a tiempo parcial de novación extintiva del vínculo laboral y no una simple momenor o mayor duración de jornada17, pues así se dificación de la jornada14, admitiéndose por otros al considerar que se trataba de una modificación desprende de lo señalado en el segundo pásustancial de las condiciones de trabajo rrafo del apartado 4.e) del art. 12 ET, y de que afectaba a la jornada [art. 41.1.a) las normas generales sobre contrataEllo significa que ET]15. Esta situación cambió a partir del ción, en especial, art. 1255 del Código Civil. RD-Ley 15/1998 como veremos a no se puede imponer de continuación. forma unilateral por la empresa En todos aquellos casos en los una novación del contrato que el trabajador voluntariamente • Conversión de contrato a tiempo a jornada completa para acepte una novación extintiva de completo en contrato a tiempo parsu contrato a tiempo completo cial o viceversa: su carácter voluntaadaptarlo a otro a tiempo para pasar a un contrato a tiempo rio para el trabajador parcial, o viceversa parcial, o que implique cualquier reducción de jornada de un contrato a La reforma operada por el RD-Ley tiempo parcial, la reducción horaria 15/1998, en línea con lo que ya se conteoperada no se considerará en ningún canía en el art. 10 del Convenio 175 OIT y la so como situación legal de desempleo suscláusula 5.2 del la Directiva 97/81/CE, despejó ceptible de generar derecho a prestaciones de tal las dudas anteriores al consagrar rotundamente el naturaleza18. carácter voluntario para el trabajador de toda conversión de un contrato a tiempo completo en otro a tiempo parcial; señala el nuevo art. 12.4 e) ET que “la conversión de un trab) Consecuencias de la no aceptación por el trabajador de bajo a tiempo completo en un trabajo parcial y viceversa la novación tendrá siempre carácter voluntario para el trabajador y no se podrá imponer de forma unilateral o como consecuenComo hemos visto, la conversión de un contrato a tiempo cia de una modificación sustancial de condiciones de tracompleto en otro a tiempo parcial o viceversa tiene siembajo al amparo de los dispuesto en la letra a) del apartado pre carácter voluntario para el trabajador. En caso de ne1 del artículo 41”. Debe entenderse incluida en dicha gativa a aceptar la modificación propuesta por la empreprohibición, cualquier reducción o ampliación de la jornasa, el trabajador no podrá sufrir ningún tipo de represalia. da de un contrato a de trabajo a tiempo parcial16. Así se desprende de lo señalado por el apartado 4.e) del art. 12 ET cuando establece que “el trabajador no podrá ser despedido ni sufrir ningún otro tipo de sanción o efecEllo significa que no se puede imponer de forma unilateral to perjudicial por el hecho de rechazar esta conversión”. por la empresa una novación del contrato a jornada comEllo nos lleva a pensar en la configuración de una nuevo pleta para adaptarlo a otro a tiempo parcial, o viceversa; supuesto de nulidad al margen de los establecidos en el en aquellos supuestos en los que la empresa pretenda un art. 17.1 ET, lo que de ser así debería llevar necesariaajuste de plantilla o de jornada que implique la conversión mente la consideración del despido como nulo y no merade contratos a tiempo completo en otros a tiempo parcial mente improcedente19. o viceversa, sólo tendrá dos vías: alcanzar acuerdos con los trabajadores afectados que libre y voluntariamente estén dispuestos a aceptar la conversión de su contrato, o, c) El principio de voluntariedad y la negociación colectiva acudir, necesariamente, a las vías establecidas en los arts. 51 y 52 c) ET, esto es, la extinción de contratos de trabajo Como consecuencia del carácter voluntario que para el fundada en causas económicas, técnicas, organizativas o trabajador tendrá siempre la conversión de un contrato a de producción, o despido objetivo por las mismas causas. tiempo completo en otro a tiempo parcial hay que señalar, En efecto, así se desprende del precepto que venimos coigualmente, la imposibilidad de que dicha conversión venmentando, cuando señala que “el trabajador no podrá ser ga determinada como obligatoria por convenio colectivo, despedido ni sufrir ningún otro tipo de sanción o efecto conclusión a la que hay que llegar necesariamente dada la perjudicial por el hecho de rechazar esta conversión, sin regulación que acabamos de ver. Se trata, por tanto, de perjuicio de las medidas que, de conformidad con lo disuna norma de derecho necesario absoluto que no puede puesto en los artículos 51 y 52 c) de esta Ley, puedan ser desconocida ni alterada por vía de negociaEL PRINCIPIO DE VOLUNTARIEDAD ❛❛ ◗◗◗ Lo que sí pueden establecer “los Convenio Colectivos sectoriales y, en su defecto, de ámbito inferior”, según se desprende de lo establecido en el art. 12.4.g) ET, son “los requisitos y especialidades para la conversión de contratos a tiempo completo en contratos a tiempo parcial, cuando ello esté motivado principalmente por razones familiares o formativas” del trabajador y sea este el que voluntariamente decida acogerse a dichas normas convencionales para así llevar a cabo la novación de su contrato y adaptarlo en materia de jornada a las necesidades derivadas de las causas señaladas, en cuyo caso, la novación será obligatoria para la empresa. Entre los supuestos derivados de razones familiares cabe pensar en todos aquellos que no queden comprendidos dentro del ámbito del derecho de reducción de jornada que para la conciliación de la vida familiar y laboral reconoce expresamente el art. 37.5 ET, ya que de lo contrario podríamos estar ante una renuncia de un derecho reconocido por disposición legal de derecho necesario, lo que está prohibido por el art. 3.5 ET. Entre los supuestos derivados de razones formativas, la expresión es sin duda más amplia que la contemplada en el art. 23.1 ET, limitada, como se sabe, a “la asistencia a cursos de formación profesional o a la concesión del permiso oportuno de formación o perfeccionamiento profesional”, comprendiendo también la asistencia a cualquier curso para la obtención de cualquier título académico. soci olaboral ervato s b o Pese a ello, el mandato genérico de que las solicitudes deban ser tomadas en consideración y que la denegación sea motivada y notificada por escrito al trabajador, hace que, cuanto menos, la conclusión antes señalada pueda calificarse como discutible, pues es evidente que una denegación no basada en motivos objetivos y fundados debería ceder y podría ser revocada en vía jurisdiccional a partir del mismo momento en que se produjese su notificación, o incluso si la misma no se diese. Si el empresario dispusiese de facultad para aceptar o denegar libremente las solicitudes no estaría obligado a justificar motivadamente la denegación. Por tanto, como se ha señalado por la doctrina, “en la medida en que la ley obliga al empresario a explicitar en el escrito denegatorio la causa de la de- INDICADORES rio ción colectiva. Por ello, los convenios colectivos tampoco podrán establecer la conversión obligatoria o automática de los contratos a tiempo parcial en contratos a tiempo completo, pues “aunque sea presumible que tal novación contractual haya de resultar globalmente beneficiosa para los trabajadores es a éstos individualmente considerados, y no al empresario o a los titulares de la autonomía colectiva, a quienes corresponde aceptar en último término el paso del contrato a tiempo parcial al contrato a tiempo completo…”20. ■ 13 EL DERECHO A LA MOVILIDAD VOLUNTARIA DE UN TRABAJO A TIEMPO COMPLETO A UN TRABAJO A TIEMPO PARCIAL Y VICEVERSA Establece el art. 12.4.e), segundo párrafo, ET, que a fin de posibilitar la movilidad voluntaria en el trabajo a tiempo parcial, el empresario deberá informar a los trabajadores de la empresa sobre la existencia de puestos de trabajo vacantes, de manera que aquellos puedan formular solicitudes de conversión voluntaria de un trabajo a tiempo completo en un trabajo a tiempo parcial y viceversa, o para el incremento del tiempo de trabajo de los trabajadores a tiempo parcial, todo ello de conformidad con los procedimientos que se establezcan en los Convenios Colectivos sectoriales o, en su defecto, de ámbito inferior. Como se puede observar, estaríamos ante una norma incompleta que parece remitir el alcance concreto de este derecho a “los procedimientos que se establezcan en los Convenio Colectivos”, lo que puesto en relación con el último inciso del párrafo siguiente, esto es, que las solicitudes que formulen los trabajadores en tal sentido, “deberán ser tomadas en consideración, en la medida de lo posible, por el empresario”, ha llevado a considerar que, en realidad, no estamos ante el reconocimiento concreto de un derecho sino de una mera obligación empresarial de carácter instrumental de informar sobre los puestos de trabajo vacantes21. ❛❛ Los Convenios Colectivos establecerán medidas para facilitar el acceso efectivo de los trabajadores a tiempo parcial a la formación profesional continua, a fin de favorecer su progresión y movilidad profesionales. negación y ésta tendrá que ser necesariamente objetiva, el empresario no podrá alegar más que la existencia de un derecho preferente de otro trabajador –de un excedente voluntario (art. 46.4 ET), de un trabajador al ascenso (art. 22 ET), de un trabajador previamente convertido [art. 12.4.e) ET], de un trabajador consorte que trabaje en la misma empresa (art. 40.3 ET) o de un trabajador contratado a tiempo parcial que hubiese prestado servicios como tal en la empresa durante tres o más años [art. 12.4 e) ET]-, por lo que…se trataría de un efectivo derecho al puesto vacante solicitado, si bien debiendo ceder ante aquellos otros derechos declarados legalmente como preferentes”22. ◗◗◗ INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 14 ■ su concreción o desarrollo vía convenio colectivo, sino que en todo caso, estos podrán regular “los requisitos y procedimientos”, pero respetando en todo caso la premisa material establecida por la ley, esto es, el haber sido contratados inicialmente a tiempo parcial y haber prestado servicios como tal en la empresa durante tres o más años. Así se ha entendido y aplicado en un supuesto en el que el convenio colectivo guardaba silencia al respecto24. DERECHO PREFERENTE PARA VOLVER A OCUPAR UN PUESTO DE TRABAJO VACANTE A TIEMPO COMPLETO DESEMPEÑADO CON ANTERIORIDAD El art. 12.4.e), tercer párrafo, ET, establece que los trabajadores que hubieran acordado la conversión voluntaria de un contrato de trabajo a tiempo completo en otro a tiempo parcial o viceversa y que, en virtud de las informaciones a las que se refiere el párrafo precedente, soliciten el retorno a la situación anterior, tendrán preferencia para el acceso a un puesto de trabajo vacante de dicha naturaCONTRATO A TIEMPO PARCIAL Y FORMACIÓN leza que exista en la empresa correspondiente a su misPROFESIONAL CONTINUA mo grupo profesional o categoría equivalente, de acuerdo con los requisitos y procedimientos Cumpliendo con lo regulado en la cláusula que se establezcan en los Convenios Co5.3.d) de la Directiva 97/81/CE, el art. 12.4 lectivos sectoriales o, en su defecto, f) ET señala que los Convenio ColectiLa reducción de la jornada a de ámbito inferior. vos establecerán medidas para facilitiempo completo operada en el Contar el acceso efectivo de los trabavenio colectivo no se trasmite al contraEstamos, en el presente caso, jadores a tiempo parcial a la forante un derecho preferente de mación profesional continua, a to a tiempo parcial si en el mismo se ha estiretorno a la situación contracfin de favorecer su progresión y pulado un número concreto de horas y no un tual precedente, que a difemovilidad profesionales. Se traporcentaje sobre la jornada a tiempo completo, rencia de lo señalado en el ta, por tanto, de un mandato epígrafe anterior, su efectivi- aunque si que tiene consecuencias jurídicas en del legislador destinado a los el incremento del porcentaje de jornada y de dad no parece que pueda esagentes sociales a fin de que tar condicionada a los requisiestos pongan los medios necesalario de los contratos celebrados a tiempo tos y procedimientos que se essarios (permisos, incentivos, etc. parcial en los que se fijó un número detertablezcan en los Convenios Co) destinados de manera específica minado de horas inferiores a las señalectivos, sino que, en todo caso, al colectivo de trabajadores a tiemladas para la jornada a tiempo podrá ejercitarse aunque el convepo parcial, con el fin facilitar su procompleto. nio colectivo no establezca nada al resgresión y movilidad profesionales, lo que pecto, pues una cosa es el establecimienhabrá que entender en el sentido de que los to de un deber de “informar a los trabajadores mismos alcancen un mayor grado de cualificade la empresa sobre la existencia de puestos de trabajo ción profesional que les permita, de manera más fácil y rávacantes”, y otra muy distinta señalar que “tendrán prefepida, el acceso al un contrato a tiempo completo. Se trarencia para el acceso a un puesto de trabajo vacante de ta, en definitiva, de medidas de acción positiva a favor de dicha naturaleza que exista en la empresa correspondienlos trabajadores a tiempo parcial, lo que implícitamente te a su mismo grupo profesional o categoría equivalente”, pone de manifiesto que estamos ante un colectivo que, pues, como se ha señalado, a propósito del derecho preobjetivamente considerado, se halla, cuanto menos, en ferente que con el mismo alcance se configura en el seuna posición de clara desventaja. gundo inciso de este mismo párrafo tercero del art. 12.4.e) ET, “no cabe duda de que el referido precepto establece una preferencia a favor de los trabajadores a tiempo parcial…para ocupar las vacantes a tiempo completo que se EFICACIA TEMPORAL DE LAS NORMAS SOBRE produzcan en la empresa “23. EL PRINCIPIO DE VOLUNTARIEDAD EN LOS CONTRATOS DE TRABAJO A TIEMPO PARCIAL ❛❛ DERECHO PREFERENTE PARA OCUPAR UN PUESTO DE TRABAJO A TIEMPO COMPLETO DE LOS TRABAJADORES QUE HABIENDO SIDO CONTRATADOS A TIEMPO PARCIAL HUBIEREN PRESTADO SERVICIOS COMO TALES DURANTE TRES O MÁS AÑOS Establece el segundo inciso del tercer párrafo, art. 12.4.e) ET, que igual preferencia tendrán los trabajadores que, habiendo sido contratados inicialmente a tiempo parcial, hubieran prestado servicios como tales en la empresa durante tres o más años, para la cobertura de aquellas vacantes a tiempo completo correspondientes a su mismo grupo profesional o categoría equivalente que existan en la empresa. El alcance de este concreto derecho de preferencia, al igual que ocurre en el contemplado en el epígrafe anterior, no parece que pueda estar condicionado a Las normas sobre el alcance del principio de voluntariedad que acabamos de examinar, contenidas en el art. 12.4 e) y f) ET, son de aplicación, desde la fecha de entrada en vigor del RD-Ley 15/1998, a todos los contratos de trabajo a tiempo parcial, cualquiera que fuese la fecha de su celebración, en virtud de lo dispuesto en la DT 1ª.1, segundo párrafo, de la citada disposición. ■ Notas 1 Sentencia TSJ de Murcia, de 16-04-1998 (AS 1998, 2257). 25 Sentencia TSJ de Cataluña de 27-02-2003 (JUR 2003, 117166), TSJ de Asturias de 26-09-2003 (JUR 2004, 18713), TSJ de Castilla-La Mancha de 12-11-2002 (JUR 2003, 100367), TSJ del País Vasco de 13-11-2001 (JUR 2002, 81813). 26 Sentencia TSJ de Cataluña de 25-11-2002 (AS 2003, 672). 27 Sentencia del TJCE de 3-10-2000 (TJCE 2000, 234). 28 Vid., J. CABEZA PEREIRO y J. F. LOUSADA ARO- ◗◗◗ ■ José Luis López Bulla Miembro del Consell de Treball Econòmic i Social de Catalunya Nosotros en la Europa social que sin una Europa política no es posible una ablar de Europa, con fundamentado punEuropa social. De manera que Europa no to de vista, es referirse a nuestras cosas puede seguir siendo un elemento extraño en más directas. Mientras no nos metamos plenamente esto en la cabeza no avanzaremos, el debate político cotidiano español, escasaporque Europa no es una caprichosa orientamente preocupado por etapa de transición ción política sino una opción de vida; más tohistórico-económica, social, política e institucional. Esta discusión política (y también sodavía, para nosotros no hay un planteamiento alternativa a Europa: no hay otro camino que el cial y cultural) adquiere ahora más importaneuropeo. Me interesa afirmar que, en mi opicia para nosotros tras los magníficos resultanión, no se trata de una postura defensiva en dos electorales así en España como en Franrelación, por ejemplo, a los Estados Unidos sicia que podrían abrir un nuevo itinerario. Me no de un planteamiento de civilización. Pero sí de permito un inciso con relación a estos imporuna Europa como alternativa al proceso de tantes resultados para la izquierda: ya he mundialización salvaje que, por lo demás, oído voces por ahí echando las cam¿Cómo afrontan la política está provocando un profundo desequilipanas al vuelo y, sobre todo, afirde izquierdas y el sindicalismo brio en las relaciones de poder en el mando la frase tan sobada de que el hecho de que en España el promundo, mediante un espectacular unise está abriendo un nuevo ciclo lateralismo que genera humillación y ¡Qué más quisiera yo que fuera medio del coste laboral sea de 15 eufrustración en ciertas latitudes1. A mi tan indudable! Lo digo porque toros por trabajador y hora trabajada, entender son estos elementos (humi- mientras que en los países del Este eu- davía están muy frescas las elecciones en Grecia donde el PASOK llación y frustración, incluso tanto o ropeo es de 4,5 euros? De ninguna de ha perdido los comicios (cierto, tomás que la miseria, unidos a un sentilas maneras se trata de una bagadavía mantiene unos resultados en do de inferioridad que no siempre cointela. torno al 40 por ciento) y los malos recide con la pobreza) el caldo de cultivo sultados del SPD en Alemania en las del terrorismo —injustificable a todas luelecciones de los lands. Todavía es muy ces, cierto —que ha masacrado tantas vidas en los cinco continentes y, hace poco, en Mapronto para saber si las elecciones en Espadrid2. Una Europa política, pues, como opción de reña y Francia son una alternancia o la apertura de un nuevo ciclo; ya lo iremos viendo. equilibrio de tales relaciones de poder en el mundo, por- H ❛❛ ◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o 38 Sentencia TSJ de Castilla y León/Valladolid de 17-02-1995 (AS 1995, 626). 39 Sentencia JS núm. 33 de Madrid de 8-03-2003 (AS 2003, 1980). 40 Sentencia JS núm. 33 de Madrid de 8-03-2003 (AS 2003, 1980). 41 Sentencia TSJ de Madrid de 8-03-2001 (AS 2001, 1752), entre otras muchas. 42 No se entendió así en el supuesto contemplado por la Sentencia del TSJ de Andalucía/Granada, de 16-04-2001 (AS 2001, 2509). 43 Sentencia TS de 21-07-1992 (RJ 1992, 5645). 44 Sentencia del TSJ de Cantabria de 13-02-2002 (JUR 2002, 125235). 45 T. SALA FRANCO, “Los principios de ordenación del contrato de trabajo a tiempo parcial”, op. cit., pags. 89 y 90. 46 Sentencia del TSJ de la Comunidad Valenciana de 19-07-2002 (JUR 2003, 151861). En el mismo sentido, el Juzgado de lo Social núm. 33 de Madrid vino a entender que “el empresario está obligado a viavilizar la conversión o, e su defecto, al retorno entre estas modalidades contractuales…ya que la ausencia de regulación convencional de procedimientos y requisitos no puede vaciar de contenido la preferencia de estos trabajadores”, R. BODAS MARTIN, “La Jornada Laboral”, ponencia presentada a la Jornadas “Tiempo de Trabajo”, Madrid, 22 y 23 de enero de 2004, ejemplar multicopiado, pag. 61. 47 Sentencia del TSJ de la Comunidad Valenciana de 19-07-2002 (JUR 2003, 151861). TENDENCIAS CHENA, “El nuevo régimen legal del trabajo a tiempo parcial”, Granada (Comares), 1999, pag. 151. 29 Sentencia TSJ de Cataluña de 10-10-2002 (AS 2002, 3570) 30 Sentencia TSJ de Canarias/Las Palmas de 23-04-2002 (JUR 2003, 3948). 31 Sentencia TSJ del País Vasco de 7 de mayo de 2002 (AS 2002, 1842). 32 Sentencia TSJ de Canarias/Tenerife de 3-10-2002 (JUR 2002, 283231). 33 Sentencia TSJ de Canarias/Las Palmas de 19-04-2002 (JUR 2003, 3886). 34 T. SALA FRANCO, “Los principios de ordenación del contrato de trabajo a tiempo parcial”, en “Los contratos de trabajo a tiempo parcial”, AA.VV. (Coord. por M.E. CASAS BAAMONDE y F. VALDES DAL-RÉ), Valladolid, (Lex Nova) 2000, pag. 76, y I.. GONZALEZ DEL REY RODRIGUEZ, “El contrato de trabajo a tiempo parcial”, Navarra (Aranzadi), 1998, pag. 250 y ss. 35 Véase, por ejemplo, Orden de 23 de febrero de 2004, de la Conselleria de Economía, Hacienda y Empleo, de la Generalitat Valenciana, por la que se dictan normas para facilitar el derecho al voto en las elecciones generales del 14 de marzo de 2004 (DOGV de 3-03-2004). 36 Sentencia TS de 11-05-1998 (RJ 1998, 4644). En el mismo sentido, sentencias TSJ del País Vasco de 29-05-2001 (AS 2001, 4412) y 23-07-1996 (Recurso 2310/1995). 37Así, sentencias del TSJ de 19-11-1993 (AS 1993, 4838), 2203-1995 (AS 1995, 1170), 20-10-1995 (AS 1995, 3631), TSJ de la Comunidad Valenciana de 15-06-1999 (AS 1999, 3922). ■ 15 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 16 ■ Estas son las razones que veo, por el momento, para el debate europeo que se reclama: la necesidad de un gobierno de la globalización en esta fase de innovación-reestructuración3 y la crisis del Estado-nación tal como la hemos conocido hasta ahora4. Se trata, pues, de dos grandes motivos que desafían las conductas del movimiento organizado de los trabajadores, de los movimientos sociales alternativos y del conjunto de las izquierdas, de un lado, y de la personalidad de tales sujetos. Hablar de Europa, por lo tanto, quiere, decir también, transformar las conductas autárquicas y el carácter de dichos sujetos. Yendo por lo derecho: la economía y, en consecuencia, la empresa están plenamente insertas en ese mundo de la ❛❛ Las cosas europeas no han sido tratadas en nuestro país con la atención que se merecen. Por ejemplo, ¿dónde está el debate en torno al proyecto de Constitución que ha preparado el grupo de expertos y está siendo discutido en diversas conferencias de jefes de estado y primeros ministros? ¿O dónde se discute algo tan importante como es las sucesivas operaciones que está conociendo el Pacto de Estabilidad y Crecimiento? globalización y en el escenario europeo5. Lo que comporta una asimetría con el mundo de lo social y el territorio de los sujetos sociales y políticos. Dicha asimetría no es un buen asunto. Pongamos un ejemplo decisivo: ¿cómo afrontan la política de izquierdas y el sindicalismo el hecho de que en España el promedio del coste laboral sea de 15 euros por trabajador y hora trabajada, mientras que en los países del Este europeo es de 4,5 euros? De ninguna de las maneras se trata de una bagatela6. Y, sin embargo, las cosas europeas no han sido tratadas en nuestro país con la atención que se merecen. Por ejemplo, ¿dónde está el debate en torno al proyecto de Constitución que ha preparado el grupo de expertos y está siendo discutido en diversas conferencias de jefes de estado y primeros ministros? ¿O dónde se discute algo tan importante como es las sucesivas operaciones que está co- nociendo el Pacto de Estabilidad y Crecimiento?7 (Sobre esta cuestión volveremos más adelante). Me parece que todo eso se encuentra solamente en algunos niveles reducidos de algunas fuerzas políticas españolas, pero no en la calle. El actual momento, además, tiene nuevos desafíos con la ampliación de la UE a otros países del Este, cuya fecha ha sido el Primero de Mayo: la Europa de los 25. Desafíos, digo, de enorme relevancia. Basten las siguientes situaciones: los nuevos países que se adhieren representan solamente una aportación del 5 % del Producto Interior Bruto, mientras que su población es de una tercera parte y la renta media per capita no llega a la mitad de la que dispone la actual Unión. Una ampliación que se hace en un contexto de desaceleración económica y descenso de los ritmos de actividad: en una palabra, recesión. Que, para complicar más las cosas, afecta a tres países fuertes, tales como Alemania, Francia e Italia8. Menos mal que no estamos ante aquellas inflaciones de caballo, de dos dígitos que se desataron en las décadas de los setenta, sin duda gracias a las prácticas de moderación salarial que han impreso los sindicatos europeos. En Europa está el origen del movimiento socialista y del sindicalismo como modernas expresiones de la irrupción de una parte de la ciudadanía, los de abajo, que todavía no había alcanzado plenamente sus derechos. Fue un amplio movimiento de masas que tuvo una visión formalmente internacionalista pero que realmente no pudo escaparse de actuar fundamentalmente en el terreno del Estado-nación. Las reacciones de solidaridad internacional (que, en algunas ocasiones, fueron importantísimas) fueron esporádicas. Con la tranquilidad y el desparpajo impertinente de lo ya conocido, se puede volver a abrir la caja de las críticas contra aquellas limitaciones evidentes de nuestros antepasados: ello no quita un ápice de los acontecimientos históricos que hicieron nuestros abuelos. Una visión más sosegada y prudente tal vez pueda tener una mirada más serena: lo más probable es que no hubiera condiciones objetivas para llevar a la práctica lo que retóricamente se pregonaba desde la literatura oficial de aquellas fuerzas y movimientos de antaño. Pero ahora las cosas han cambiado profundamente: ha mudado el sistema de producción, ha cambiado la economía y el Estado está conociendo una profunda y acelerada transformación. Romano Prodi acostumbra a establecer un pedagógico paralelismo entre nuestro ahora mismo y la época del descubrimiento de América9. Y sin embargo, el retraso de la izquierda en tan importantes asuntos es del todo evidente, y para muestra emblemática ahí va ese botón: en las contiendas electorales (un importante momento para contrastar los niveles de relación entre los partidos y el electorado), las cosas europeas brillan con una clamorosa ausencia, especialmente cuando todo un conjunto de importantes cuestiones empiezan a ser extremadamente preocupantes que he anticipado en parte10. En efecto, la integración de los mercados está comportando tres elementos negativos: a) la deconstrucción parcial de los derechos laborales11, b) una tendencia acelerada a la liberalización de los servicios públicos y c) la deslocalización de empresas. De otro lado, paralelamente a la introducción del euro, se están dando las siguientes evoluciones: primero, desde 1980 hasta el año pasado el Pproducto Interior Bruto de la zona euro con relación al mundial ha pasado del 19 al 15.5%; segundo, el crecimiento medio de la zona euro, entre el 2001 y el ◗◗◗ ❛❛ ◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o TENDENCIAS culares fortines autárquicos es harina de otro costal y no 2003, ha sido de un 1%, mientras que en los Estados Uniprecisamente atribuible a nadie más que a ellos mismos. dos ha representado un 2%; tercero, la productividad, desde 1995, ha caído un 1% frente al crecimiento en los La construcción de la Europa social o se incardina en el EE.UU. de un 1%. Elementos de gran envergadura que paradigma de esta etapa, ya postfordista, o no se están exigirían políticas conducentes a crear un ambiente favohaciendo debidamente las cosas; una etapa que he defirable de crecimiento sostenido, el saneamiento de los nido de innovación-reestructuración, también para indicar efectos contraproducentes de la competencia (por la vía que no se trata de un tránsito a la antigua usanza, sino más del dumping) y las necesarias inversiones en educación, bien de una transición permanente (como si dicho tránsiformación, investigación, desarrollo y crecimiento. Sin embargo, la realidad es otra: las decisiones, por ejemplo, to no se acabara nunca), tal como es la naturaleza ahora de la cumbre de Lisboa (2000) han sido gobernadas por de la innovación tecnológica. Permitidme una previa: se el ECOFIN mediante el predominio absoluto del mercado equivocaría quien viera que estas novedades son el resulsobre ´lo social y del monetarismo sobre la ocupación. tado de un complot que se diseñó en todo lo alto de MonMás todavía, mercado y monetarismo conocían diseños te Pelegrino con von Hayek oficiando la misa negra del nemás o menos concertados, mientras que lo social y la oliberalismo. Porque, en buena medida, esto es también ocupación van, una y otra, a la buena de dios. el resultado de la incesante caminata revolucioDigo que conocían unos diseños más o naria de las fuerzas productivas que un amimenos concertados hasta el momento go nuestro dejó dicho allá en el año 1848 Los nuevos países que se del conflicto del Pacto de Estabilidad en un famoso manifiesto escrito al aliadhieren representan solamente y Crecimiento que ha enfrentado a món con otro buen miembro de la cola Comisión Europea con el ECOfradía: era el barbudo de Tréveris. una aportación del 5 % del Producto FIN y a unos países con otros, por Quizá vengan a cuento, con relaInterior Bruto, mientras que su poblaejemplo, España con el eje franción a lo que estoy diciendo, las ción es de una tercera parte y la renta co-alemán12. De este tema se palabras de Joseph Roth: “no se media per capita no llega a la mitad de la baila el charleston porque el munhablará más adelante. De manera que hablar de la Europa social que dispone la actual Unión. Una amplia- do sea capitalista, sino porque es ción que se hace en un contexto de deuna de las formas de expresión de es hacerlo sobre la cumbre de Lisla sociabilidad de nuestra época”. boa que apuntaba a los siguientes saceleración económica y descenobjetivos que, se dijo, eran interdeso de los ritmos de actividad: Ahora bien, creo que es de la mayor impendientes: pleno empleo, crecimienen una palabra, receportancia preguntarnos si con este Pacto to con sus correspondientes inversiosión. de Estabilidad y Crecimiento se pueden llevar nes, carácter duradero de las reformas esa cabo los postulados de la Cumbre de Lisboa cotructurales, políticas de welfare state y desarromo elementos necesarios de la Europa social15. Mi resllo13; un año después, la cumbre de Göteborg introduce el desarrollo sostenible. La relación entre una y otra cumpuesta es que no. Y, con igual claridad, afirmo que sin un bre ha hecho que alguien haya acuñado la expresión de acuerdo económico tampoco es posible. Más todavía, con ser de la mayor necesidad un acuerdo económico tampoLisborg como sincopación de Lisboa y Göteborg. La preco bastaría si no se teje una contractualidad europea entre gunta es: ¿qué nivel de coordinación para conseguir los el sindicato europeo y sus contrapartes empresariales. Peobjetivos de Lisborg tienen las izquierdas políticas euroro, de momento, seguimos bajo el paradigma de este Plan peas y el sindicalismo confederal? A un servidor le gustaría estar informado al respecto. Porque, a simple vista, da de estabilización que, ahora, ya no es de crecimiento. la impresión de que todos van cada uno a lo suyo y, para ser más exactos, sin salir de los estrechos marcos de su Como es sabido, el Plan fue estipulado en 1997. Las prinrespectivo Estado-nación. Pero lo cierto es que cada cual cipales observaciones que algunos hicimos en su día fueva por su lado en lo referente a las políticas sociales, tamron las siguientes: a) es rígido porque su aplicación obvia bién porque hasta la presente nadie ha estado interesalas evoluciones de la coyuntura económica internacional y do en que la Unión Europea tenga competencias en maeuropea; b) se apoya en un constructo idelogicista porque terias de pensiones y protección social. La Conferencia se ve sometido al libre funcionamiento del mercado interde Göteborg (2001) ya dio un cierto toque de alerta sobre no, a la desregulación del mercado de trabajo y a la rela importancia de estos asuntos. Pero cada cual quiere ducción de la intervención pública y del gasto social. Ni asegurarse el monopolio de unas determinadas políticas que decir tiene que dicha rigidez es un doble disparate: clientelistas. económico, porque priva a la Unión Europea de una intervención sostenida en el ciclo; político, porque se quita, en Ahora bien, una cosa es clara: la Carta de Niza 2000 es, la práctica, a los gobiernos y a la misma Unión del único sin lugar a dudas, un importante paso adelante14. No coelemento de discrecionalidad que le queda, una vez que se ha transferido la ´soberanía monetaria´ al Banco Central nozco a nadie con la cabeza bien puesta en los hombros Europeo. Por lo demás, el Pacto de Estabilidad ha provoque no la valore positivamente. Este es un texto intergucado: a) una fuerte caída de las inversiones públicas porbernativo que, por primera vez, introduce importantes deque no distingue entre inversiones y gasto corriente, de rechos de ciudadanía social. En efecto, el Título IV es un modo que los gobiernos recortan las inversiones; b) una buen texto normativo que compendia un importante elenabusiva práctica de trocear y desplazar las inversiones púco de derechos, protecciones y tutelas como hasta ahora blicas fuera de los presupuestos generales de cada Estano se habían escrito. Yendo por lo derecho: la pelota está do con la conocida técnica del método alemán16. en el tejado de los interlocutores sociales, al menos en determinados terrenos, por ejemplo tras el reconocimiento del derecho de la negociación colectiva europea por la El Pacto duró mientras iba viento en popa a toda vela el veCarta. Que unos y otros sigan encastillados en sus partilero bergantín de la economía europea, lo que ex- ■ 17 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 18 ■ plicaría que se hicieran aquellos planteamientos de Lisboa 2000. Pero después vino el tío Paco con las rebajas: la economía entró en un ciclo diverso y empezaron los problemas porque, además, las perspectivas no eran muy halagüeñas que digamos. Alguien, desde filas moderadas, habló de “la incapacidad de las economías europeas para crecer a un ritmo satisfactorio y del empeoramiento de la coyuntura internacional”17. El problema es que, así las cosas, se produjo esta situación: a) los gobiernos francés y alemán incumplieron a sabiendas y queriendas el Plan; b) Aznar tiró con bala contra ellos, apoyando el Plan con esa fe del carbonero que le ha llevado a una gloria bastante devaluada; c) Berlusconi echó pestes contra el plan La pelota está en el tejado de los interlocutores ❛❛ sociales, al menos en determinados terrenos, por ejemplo tras el reconocimiento del derecho de la negociación colectiva europea por la Carta. Que unos y otros sigan encastillados en sus particulares fortines autárquicos es harina de otro costal y no precisamente atribuible a nadie más que a ellos mismos. porque es europeo, d) el resto de los gobiernos dijeron llamarse Andana; y e) el Banco Central Europeo, como siempre, miró el panorama y fue a la suya, consciente de que no debía explicaciones ni a dios ni al diablo. Los ´estúpidos´ del Banco Central continúan (y siguen en ello) con su obsesión de lucha contra la inflación cuando el problema es ahora la deflación18. De ahí que el presidente Prodi, vista la situación del patio de vecindonas, hizo lo que podía, un pastel para intentar contentar a tan diverso zoco: lectura flexible del Plan de Estabilidad; y lo más seguro es que no tenía otra opción19. Pero, parece claro, que este asunto no puede seguir de esta manera. Por las siguientes razones: 1) no hay concordancia entre sus contenidos y la evolución de la economía, 2) es afásico con relación a los objetivos de Lisboa y Göteborg, 3) se da de patadas en las espinillas con el objetivo de una serie de amplias reformas que conduzcan a la Europa social. Con lo que se lleva dicho, parece conveniente ahora entrar en harina: los contenidos (por supuesto, lo más importante) de eso que llamamos la Europa social. De todas formas, quiero recordar, en primer lugar, —aunque parezca que abuso de vuestra paciencia— lo que se ha dicho hace un rato: la Europa social que tiene sentido es la que se encuadra en este mundo real, el de esta fase de innovación-reestructuración, el de esta revolución tecnológica del tiempo real y de la revolución financiera del espacio global; y, en segundo lugar, quiero preguntar a bocajarro si existe un interés claro por parte de las izquierdas, políticas y sociales, por diseñar la Europa social y, contemporáneamente, poner en funcionamiento los instrumentos convenientes para ello, porque afirmo que hasta la presente no se utilizado lo más mínimo la genérica literatura comunitaria para poner en marcha un proyecto sostenido en pos de la Europa social20. Es claro que esta pregunta retórica (en el sentido de que sabemos de antemano la respuesta) sólo ha sido contestada afirmativamente en la primera parte de su contenido, esto es, se quiere construir la Europa social; no obstante, sigue en el aire su condición suficiente: ¿con quiénes, con qué instrumentos? Es decir, quiénes son los amigos, conocidos y saludados que están compartiendo diversamente el paradigma de dicha construcción social y qué instrumentos han puesto en marcha para tales fines. Esto es lo que, hasta ahora (aunque cueste decirlo) no aparece con claridad. Esta es una cuestión de suma importancia y que, en principio, poco tendría que ver con la vieja concepción de la ´política de alianzas´ que siempre hizo correr kilométricos ríos de literatura, tanto oral como escrita. En mi opinión ya no se trataría de ello (de la vieja política de alianzas en torno a un astro mayor alrededor del cual giran los dioses menores) sino de la configuración de un bloque político-social con voluntad de hacer historia, esto es, de poner las bases y los desarrollos de la Europa social. Antes de entrar en el obligado elenco de materias que deben informar la Europa social, vamos a situar las dos grandes precondiciones indispensables: una, el paradigma innovación tecnológica y la compatibilidad entre desarrollo y cuestión medioambiental; otra, un considerable avance en la integración política y, muy especialmente, la ampliación de los poderes del Parlamento europeo y de la Comisión. Ni que decir tiene que el camino fatigoso hacia la Carta social no pasa por el actual Plan de Estabilidad que debe ser reformado a fondo, pues como ha quedado dicho anteriormente supone que estamos ante una situación esquizofrénica: de un lado, los ambiciosos objetivos de Lisboa y Göteborg y, de otra parte, los mecanismos de dicho Plan, amén de lo que (en otro orden de cosas) suponen las restrictivas decisiones del Banco Europeo. Más todavía, ¿es posible afrontar los retos de los nuevos socios de la Unión con la vigencia del Plan de Estabilidad?21. Y sin más dilación se pasa a apuntar los mínimos indispensables que deberían caracterizar la metodología de una renovada Carta social europea. (El lector notará en falta algunas cuestiones elementales que no se mencionarán pues figuran detenidamente en la Carta de Niza 2000, tales como el derecho a la negociación colectiva, el ejercicio de la huelga y otros, que damos por dichas y bien dichas). 1.- Derecho a la certidumbre del contrato de trabajo para todas las formas del trabajo contra las ◗◗◗ Una certidumbre del contrato de trabajo que no sólo se refiere a las garantías del trabajo heterodirecto en los nuevos países socios de la Unión, que tienen un iuslaboralismo menos tuitivo, sino también a los de los trabajadores de los actuales países que conforman la Unión. Es decir, de todos. Hablemos claro, la certeza que imprime el contrato de trabajo no quiere decir que el contrato sea por tiempo indefinido; expresa, nada más y nada menos, que lo convenido en tal instituto tiene la firmeza de lo estipulado. No es poca cosa en estos tiempos que corren, caracterizado A mi entender, será en el terreno de los saberes y del coporque se han despotenciado las reglas del juego22. No es nocimiento donde se ventilarán los grandes desafíos de los tiempos presentes y venideros. O lo que es lo poca cosa para nosotros, europeos de estos mismo, el binomio saberes-tecnología es la tiempos, y, desde luego, es algo de gran madre del cordero: el saber entendido importancia para las relaciones labocomo factor social y factor productirales de los nuevos socios que enLa Europa social que tiene sentivo, será cada vez más el motor detrarán en la Unión dentro de podo es la que se encuadra en este munterminante de la equidad y de la co. do real, el de esta fase de innovación-reescalidad del desarrollo, el eje tructuración, el de esta revolución tecnológica central de una renovada pro2.- Derecho a la formadel tiempo real y de la revolución financiera del espuesta de justicia social. De ción durante todo el pepacio global; y, en segundo lugar, quiero preguntar a ahí que el conocido científiriodo de la vida laboral con los mecanismos de bocajarro si existe un interés claro por parte de las iz- co sevillano Luis Angel Fernández Hermana proponfinanciación adecuaquierdas, políticas y sociales, por diseñar la Europa ga insistentemente algo tan dos a cargo de las emsocial y, contemporáneamente, poner en funcionalúcido como la enseñanza presas, el Estado y la miento los instrumentos convenientes para ello, sociedad. digita obligatoria y gratuita porque afirmo que hasta la presente no se utilizaque evoca unas profundas resonancias históricas sobre La razón es bien sencilla: hedo lo más mínimo la genérica literatura comuuna de las batallas de civilizamos dicho que la fase de innonitaria para poner en marcha un proyecto ción más importantes de las izvación-reestructuración no es sostenido en pos de la Europa social. quierdas de ayer: la enseñanza graun tránsito a la antigua usanza sino tuita, uno de los grandes pilares de las un prolongado cambio. Más todavía, políticas de welfare del siglo XX. En resumisi el éxito de la empresa se mide por la cadas cuentas, hoy el valor de la igualdad no puepacidad de interpretar las demandas del merde deslindarse del acceso al saber o, si se prefiere, la inscado, el derecho a este tipo de formación aparece como trucción a todos los niveles es pieza clave para la igualdad. condición sine qua non para la autorrealización de la persona que trabajo, para la eficiencia de las empresas y para la relación de todo ello con los sistemas de protección 4.- El derecho al conocimiento del objeto del trabasocial y la mejor marcha de la economía. Y, además, cojo, el control de los sistemas de organización del tramo elemento imprescindible para un adecuado control de bajo y de la participación en la definición de los obla flexibilidad negociada entre los sujetos sociales y sus dijetivos productivos y organizativos. versas contrapartes23. El gran objetivo es: reducir y cambiar las relaciones de suEn pura lógica con lo dicho hace un momento sacamos bordinación, aumentando los espacios de libertad en los otra conclusión: es necesario reformar adecuadamente centros de trabajo. De ahí la necesidad del instrumento los sistemas pedagógicos en todas las enseñanzas, dessobre el que vengo insistiendo machaconamente: la code la primaria a la universitaria. Porque ya no es válida la determinación27. Este es un territorio en el que se echa de formación (a nivel que sea) que concluya afirmando que lo menos la actividad contractual del sindicalismo que todaaprendido en tal cual sede, en un momento dado, tiene vía sigue escorado hacia el ´pacto callado´ de la época forutilidad para siempre24. dista: el dador de trabajo monopoliza el poder de la organización del trabajo, esto es, el uso, reservándose el sindicalismo la corrección del abuso28. Lo curioso de este 3.- Elaboración de un catálogo de nuevos derechos de ciudadanía social propios de esta fase de la innoasunto es que la caída del fordismo industrial no se ve vación tecnológica. acompañada de la desaparición del taylorismo, ya que el dador de trabajo sigue cooptando los saberes empíricos del conjunto asalariado sin ningún tipo de contrapartidas. Porque no es posible afrontar los nuevos desafíos meEs decir, sigue en el aire el espectacular apotegma del indiante mecanismos de protección que, siendo adecuageniero norteamericano Taylor: si la organización del trados en la época del fordismo industrial, hoy ya son placebajo es científica, ¿a santo de qué vamos a negociarla con bos: ni chicha ni limoná. En esa dirección, retomo lo que los trabajadores y sus organizaciones sindicales? Unas he planteado en diversas ocasiones, esto es, el Estatuto palabras que, en determinados aspectos, tienen una fuerde los Saberes25, como elemento central de lo que podríte actualidad; ahí se medirá la capacidad de proamos denominar el welfare tecnológico, es decir, el nuevo ❛❛ ◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o compromiso político-social que deberían construir la política, el sindicalismo confederal y las organizaciones empresariales europeas, y en base a las muy positivas experiencias de los últimos tiempos, tampoco debería olvidarse el papel de la sociedad civil en la innovación, concretamente el papel de los hackers26. Desde luego, la construcción de ese nuevo compromiso político-social que se plantea tiene, como mínimo, dos importantes pilares: la negociación colectiva y la legislación, elementos imprescindibles para el nacimiento de un nuevo iuslaboralismo. Si, para ello, tuviéramos que bordar una bandera, propongo que el lema sea: Más saberes para todos. TENDENCIAS rescisiones unilaterales y no motivadas por causa justa, substituyendo los antiguos vínculos de fidelidad y antigüedad propios del viejo modelo fordista. ■ 19 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 20 ■ yecto del sindicalismo y la izquierda política para proponer una creíble y gradual alternativa. O lo que es igual: saber salir del pensamiento y la práctica fordista cuando la empresa ha tiempo que se escapó ya de dicho sistema en su variante industrial. 5.- El welfare state activo, no clientelar, basado en el paradigma tecnológico, que tenga un carácter incluyente, descentralizado y con los correspondientes apoyos de la subsidiaridad. Parece evidente que, de lo que se lleva dicho hasta ahora, se desprende la necesidad de situar también las nuevas protecciones del Estado de bienestar en el actual paradig- Es necesario reformar adecuadamente los sis❛❛ temas pedagógicos en todas las enseñanzas, desde la primaria a la universitaria. Porque ya no es válida la formación (a nivel que sea) que concluya afirmando que lo aprendido en tal cual sede, en un momento dado, tiene utilidad para siempre. ma de innovación-reestructuración que está substituyendo a uñas de caballo el viejo territorio del fordismo. Porque la evidente crisis del Estado de bienestar nace de las profundas modificaciones que ha tenido el sistema productivo fordista, hoy ya en una situación terminal. O lo que es lo mismo, la persistencia del mismo modelo de Estado del bienestar bajo una realidad que ha cambiado profundamente está comportando efectos desestabilizantes29. De ahí, especialmente, nacen las dificultades más densas que tienen las políticas distributivas y el conjunto de acciones del welfare: unas y otras están poniendo en muchos apuros al sindicalismo confederal y al conjunto de la izquierda política. El sindicalismo se mueve en un terreno asaz inoperante, de un lado30; a la izquierda política, por otra parte, le conduce o bien a una cierta mimesis de los planteamientos de la derecha o bien a conductas de resistencia. Y lo cierto es que también en ese terreno, en el del welfare, se medirán sindicatos e izquierdas, a partir de ahora, con la realidad. Unos y otros deben salir con urgencia de ese ca- llejón sin salida pues se está convirtiendo el asunto en una situación aporética. Las cosas son, ciertamente, complicadas porque las políticas de Estado de bienestar (lo que algunos sociólogos llaman benestaristas) han estado vinculadas, a lo largo del pasado siglo, con el sistema de producción fordista; caído éste ¿cómo sustituir las fuentes nutrientes del welfare? Este es el gran desafío que tiene la Europa social de la que tanto estamos hablando. Porque, si bien en términos generales, se ha podido hablar de un ´modelo social europeo´, la cuestión actual es: comoquiera que el benestarismo de los países más desarrollados de nuestro continente se han basado en la primacía del fordismo ¿cómo construir un auténtico welfare europeo, cuando ya el tan repetido fordismo industrial es pura hojalata? Esta es la cuestión. Desde luego algunas señales nos vienen, por ejemplo, desde Finlandia. Las investigaciones de Manuel Castells y Pekka Himanen son ilustrativas. Destacan, entre otros, los compromisos entre empresas (especial, aunque no únicamente) como Nokia, el Estado, las regiones y los sindicatos. El hilo conductor que atraviesa estas instituciones es la innovación tecnológica y los procesos formativos, las inversiones en investigación y en los diversos escenarios de la sanidad, enseñanza, vivienda... Esto ha llevado a dicho país a una espectacular caída continuada, o al menos a un nivel bajo, de injusticia y exclusión social. La explicación parece clara: el desarrollo tecnológico finlandés, medido por el índice de logro tecnológico de la ONU, es superior al de Estados Unidos y al resto de las economías avanzadas31. La señal que nos viene, así las cosas, es que las políticas benestaristas tienen como fuente nutriente el paradigma de la innovación tecnológica. Así pues, la visión de algunos apocalípticos de que la innovación tecnológica liquidaría el Estado de bienestar no se ha visto confirmada por la realidad de las cosas finlandesas. Porque el punto de vista con fundamento de los finlandeses ha sido establecer un amable binomio entre la innovación-reestructuración y el welfare. En otro orden de cosas, el (necesario) vínculo entre concertación social, a todos los niveles, y las políticas benestaristas debería orientarse a ir conformando un welfare que ya no fuera fundamentalmente de resarcimientos, tal como se expresó durante todo el tiempo fordista; una práctica ésta, de resarcimientos, que sigue vigente. Para que esta cuestión tan delicada quede lo suficientemente clara es necesario poner algún ejemplo ilustrativo: el monopolio de los sistemas de organización del trabajo por parte del empresario (y su unilateralismo en las decisiones) ha consolidado que el dador de trabajo no vea (o no quiera ver) la relación estrecha entre sistemas de organización del trabajo, condiciones de trabajo y siniestralidad laboral; al final todo acaba en que el empresario acaba externalizando los costes de tanta sangría humana a los sistemas públicos de protección social, provocando una considerable hemorragia del welfare. De ahí que las disposiciones normativas y la concertación social en Europa caigan en la cuenta de este circuito vicioso. Quiero decir que lo importante no es resarcir a los afectados por la siniestralidad laboral sino poner las bases para reducirla drásticamente, mediante unos sistemas de organización del trabajo que conduzcan a la humanización de las condiciones de trabajo: unas y otras deben ser la expresión de la concertación social que, como fuente de iuslaboralismo, se traducirían en textos normativos más eficientes y ges- ◗◗◗ ❛❛ plos más visibles del nuevo estadio de la ciencia y la técnica, también de las repercusiones que tiene en la economía32. Gordon Moore, también ingeniero, observó la sorprendente regularidad del crecimiento de la potencia de los microprocesadores: desde 1971 hasta nuestros días dicha potencia se dobla cada dieciocho meses, lo que se dice pronto. Esta ley es importante porque: uno, explica hasta qué punto es exponencial la potencia de tan minúsculos chirimbolos, al tiempo que se reduce el ratio coste/preecio por bit; dos, por la aparición de un formidable motor de la revolución tecnológica en curso que está redefiniendo permanentemente 33la estructura de los costes, la geografía de los mercados, las modalidades operativas de todo tipo de producción y distribución... Pues bien, así están las cosas. Y, siendo de esa manera tan vertiginosa y trepidante ¿es posible continuar con unas políticas de welfare que obvian tan espectaculares novedades? No tengo la menor duda, por el manido (e inconveniente) sendero por el que se va no se construye una Europa social como dios manda. En pocas palabras, mantener la misma carreta en la vereda de siempre trae los dividendos a los que alude Jürgens Peters, un alto exponente de la IG Metall: uno de los nuestros, no de la acera de enfrente. Decididamente las nuevas políticas de welfare deben apuntar a favorecer el capital inmaterial: el conjunto de los conocimientos y competencias que se acumulan y distribuyen a través de la investigación, la enseñanza y la formación. Piezas claves de todo ello serían, como mínimo: • El Estatuto de los Saberes, del que ya se ha hablado, como compendio de nuevos derechos de ciudadanía, • Políticas públicas para la acumulación y utilización del capital inmaterial y su combinación con las inversiones privadas, mar al lector con reiteraciones innecesarias. 6.- La fiscalidad europea ¿Será abusivo recordar que la fiscalidad es un poderoso instrumento de redistribución de la justicia social? De ahí que los grandes desafíos de la Europa social no pasen, en consecuencia, porque los Estados miembros sigan reteniendo por los siglos de los siglos sus competencias en la materia: es necesario que gradualmente se proceda a poner en marcha un proceso de transferencia hacia la Unión europea. Por ejemplo, ¿porqué no empezar transfiriendo los impuestos de sociedades? En todo caso, lo importante sería ir hacia una armonización fiscal flexible, esto es, con sus correspondientes horquillas como paso previo a la fiscalidad europea. Desde luego sería un cierto paso contra el dumping fiscal. Ahora bien, una fiscalidad europea acorde con la Europa social que estamos preconizando requiere un cambio substancial de los poderes del Parlamento europeo y la creación de una authority fiscal europea. Lo que no puede ser es que el Banco Central Europeo siga siendo tierra de nadie; quiero decir: de nadie que lo controle. Porque la cuestión de fondo es: las competencias de la Unión Europea en los terrenos macroeconómicos son débiles y, de la misma manera, sus instrumentos son débiles, mientras que el BCE tiene la sartén por el mango de sus políticas friedmanianas34. Si la Unión, por lo que llevamos dicho, debe impulsar unas políticas de crecimiento sostenido compatible con el medio ambiente, el saneamiento de los efectos malsanos que se desprenden de una competición sin reglas que hacen del dumping noticia cotidiana, si se requieren gastos de inversión en los escenarios educativos, formativos, de investigación y desarrollo, políticas inclusivas y contra la exclusión social..., la Unión debe tener poderes fuertes. Y el Parlamente no puede no disponer de sus atribuciones, por ejem- ◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o TENDENCIAS • Un espacio común europeo de la investigación, tionados mediante el instrumento de la co-determinación transformando las actuales iniciativas europeas (de tial que antes se ha hecho referencia. Es decir, se trata de po puntual) en políticas europeas, lato sensu, de inun welfare activo y no solamente asistencialista de resarvestigación, cimientos; también con la adopción de nuevas orientaciones de política industrial y la investigación de base aplica• Códigos de conducta compartidos sobre probleda, estimulando el uso de productos compatibles con la mas ambientales y éticos... defensa y promoción del (único) medio ambiente que tenemos. En resumidas cuentas, es necesario proceder a • La potenciación de una industria y un mercado del una profunda revisión de qué se entiende, en esta fase de saber. largo recorrido de la innovación-reestructuración, por Estado de bienestar. De ahí que a este edificio tan agrietado Me excuso si parece que pontifico, pero por ahí deberían del welfare, los planteamientos rutinarios (como por ejemir las pistas que ayudarían a Jürgens Peters y a la plo el Pacto de Toledo, por poner un ejemplo dosanta cofradía sindical europea a “repensar los méstico) no sirven en absoluto para nada, instrumentos redistributivos” a partir de porque siguen dejando intacto el carácahora; y, de paso, a construir un Estado ter de welfare fordista, aunque el GotLa evidente crisis del Estade bienestar activo e incluyente. Por ha no lo vea de ese modo: actúa con do de bienestar nace de las proahí me atrevo a seguir proponiendo el los mismos comportamientos que fundas modificaciones que ha tenido nuevo compromiso social entre los cuando el Sol nunca se ponía en el el sistema productivo fordista, hoy ya sindicatos y sus diversas contraparmundo de la cadena de montaje. en una situación terminal. O lo que es lo tes (privadas y públicas) de un PacEl prestigioso ingeniero mataro- mismo, la persistencia del mismo mode- to por la Innovación tecnológica nés Joan Majó, que fue Ministro lo de Estado del bienestar bajo una rea- que lógicamente tendría su momento inicial pero que, por mejor dede Industria en uno de los gobierlidad que ha cambiado profundamencir, sería un itinerario de contractualinos socialistas de la década de los te está comportando efectos dedad sostenida. De ello he hablado en ochenta, acostumbra a explicar la sestabilizantes. otras ocasiones y no es cosa de abruley de Moore como uno de los ejem- ■ 21 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 22 ■ plo, debe fijar los objetivos de política fiscal que se refieren a la esfera pública. Ahora bien, los anteriores desafíos en torno a la Europa política (ya hemos dicho que es una condición sine qua non para que exista una Europa social) exigen, también sine qua non, unos sujetos políticos y sociales radicalmente nuevos: una personalidad nueva de los partidos políticos, del sindicalismo confederal y de las organizaciones empresariales. De momento, no creo que haya novedades en esa (necesaria) dirección. Tengo para mí que lo más chirriante es que tales sujetos siguen anclados en la lógica del Estado-nación, lo que produce una estridente asimetría: el mundo está globalizándose de manera vertiginosa con unos mecanismos que, hasta hace poco, eran ❛❛ Hoy el valor de la igualdad no puede deslindarse del acceso al saber o, si se prefiere, la instrucción a todos los niveles es pieza clave para la igualdad. inéditos, mientras que la política convencional no sale de su tradicional cascarón; la izquierda no es una excepción; la empresa y (el conjunto de la economía) es un huracán globalizador, pero el sindicalismo confederal y las organizaciones empresariales mantienen sus tradicionales visiones y prácticas solipsistas anteriores a dicho vendaval35. Lo que está comportando un considerable debilitamiento de la capacidad contractual y organizadora del sindicalismo europeo que afecta, principalmente, a las organizaciones que han tenido mayor fuerza36. Porque la globalización no ha impuesto sólo un profundo cambio de los procesos sociales sino también de las relaciones de mando: las finanzas, la ciencia, la información, las redes que exigen con urgencia que los partidos, el sindicalismo y las organizaciones empresariales se transformen en instrumentos organizados a escala europea. O lo que es lo mismo, en palabras de Gramsci: deben tener la capacidad de hacer historia. De donde infiero que la (necesaria) refundación, de la que tanto se habla, no afecta sólo a la política sino también al pensamiento y a los instrumentos. Pero ello no significa volver a los planteamientos tradicionales de la izquierda (un tópico socorrido y recurrente con cierta frecuencia), aunque sólo sea porque nuestros mayores de antaño nos dejaron una herencia no siempre adecuada, lo que no impide sus no menores aciertos37. Por otra parte, sorprende que tales sujetos (partidos, sindicatos y organizaciones empresariales, al menos en España) no hayan alzado la voz en torno a un conocido fenómeno que dura ya algunos años, esto es, el repliegue a posiciones de miope defensa de la soberanía nacional, de los poderes y de determinados interdictos de algunos Estados nacionales, por ejemplo el gobierno del Partido Popular, aunque no sólo éste. Se me ocurren dos razones: una, la subalternidad de Aznar (y otros gobernantes europeos) en torno a la administración republicana de Bush, de un lado, y, de otra parte, la confrontación de Aznar contra los nacionalismos periféricos de nuestro país38. En el primer caso, la dependencia del compadre norteamericano es una manifiesta imposibilidad de avanzar en la Europa política como condición fundamental para la Europa social; en el segundo aspecto, quien piense que la renacionalización de la vida política española es una manera de combatir los nacionalismos periféricos cae en un error grotesco. Desde luego la construcción de la Europa social exige que la izquierda política ponga en el centro de su conducta la revaloración social del trabajo como elemento de identidad concreta. Ello es fundamental porque se tiene la impresión que la lectura que se está haciendo, desde hace ya bastante tiempo, es que la modernización está imponiendo un obscurecimiento de la cuestión social. Me permito una ligera digresión, la más abundante literatura política de la izquierda es el federalismo, cuya importancia es innegable. Pero el federalismo no es para la izquierda, que yo sepa, una cuestión de identidad suficiente; podrá (es) necesaria, pero no suficiente. Sin embargo, el torrente de reflexiones al respecto contrasta con la exigüidad de análisis y propuestas políticas sobre los gigantescos cambios que se están operando tras la disolución acelerada del paradigma fordista. Ni que decir tiene que la Europa social requiere un cambio de metabolismo del sindicato europeo en, al menos, dos direcciones: una, la asunción plena (incluidas sus consecuencias) de la dimensión europea, especialmente en el terreno de la contractualidad; dos, el carácter plenamente europeo de las plataformas reivindicativas, primero, y de los convenios colectivos, después, en todos los ámbitos. No sin cierta perplejidad, Antonio Baylos habla de que “resulta llamativa esta incapacitación del movimiento sindical a esta dimensión supranacional, cuando su acta de nacimiento fue el internacionalismo39. Una incapacidad, habría que añadir, en el mantenimiento de unos organismos de representación sindical en el caso español, los comités de empresa, que (en este mundo de la globalización) siguen manteniendo sus concepciones y prerrogativas de la más pura raigambre autárquica. Pero sobre esto no insistiré en esta ocasión porque sospecho que sería fatigar demasiado al lector, al que remito a echarle un vistazo a otros trabajos anteriores40. En resumidas cuentas, lo que quiero trasladar es la necesidad que tienen tanto la izquierda política como ◗◗◗ ❛❛ • El establecimiento de controles del mercado con una propuesta histórica de su papel insubstituible; • Un proyecto de reforma de la empresa; • La gestación de un nuevo welfare incluyente; • La compatibilización entre desarrollo económico, Estado de bienestar y paradigma medioambiental: • La paz como bien universal, como convivencia general en todo el planeta. Y un apunte final: no es posible afrontar estos desafíos eu- Notas 1 Sería cosa importante reflexionar en torno al paralelismo entre el unilateralismo empresarial (con la caída de las normas y el derecho: la ruptura de la baraja de la que habla con frecuencia Miquel Falguera) y el unilateralismo en política internacional con la manumisión del derecho. 2 Véase Alfredo Reichlin y Vittorio Foa en Gli argomenti umani, de setiembre y diciembre de 2002, respectivamente; también Bruno Trentin en su presentación del Manifesto per l’Europa, todas ellas posteriores al 11 de septiembre de las Torres Gemelas. 3 La globalización como: la explosión de los sistemas de economía planificada en los países del llamado socialismo real; la disolución del sistema de cambios fijos; la des◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o TENDENCIAS ropeos y mundiales si no se aborda de manera eficaz el epifenómeno del terrorismo, también porque no parece posible la construcción de la Europa social mientras el terrorismo siga golpeándonos, seguramente por la vulnerabilidad que conlleva en todos los aspectos. A mi juicio, el empecinamiento de José María Aznar de meter todos los terrorismos en el mismo saco ha sido realmente funesto. Es más, ni lo son por sus causas ni tampoco por sus consecuencias políticas42. Esta obcecación es, sobre todo, se encuadra en que el pensamiento está siendo substituido por una general ansia de propaganda. Aquí no se discute que todos los terrorismos concluyen en una masiva sangre derramada: algo que es del todo evidente. Que ETA y Al Qeda llenen de dolor numerosísimas familias es algo que les une, lo que no es poca cosa, desgraciadamente. Pero ahí se acaban las coincidencias43. Es más, podría darse la total eliminación de ETA y mantener la incapacidad de destruir Al Qeda. La trágica Durante esta charla santaferina (y en otras novedad de este terrorismo (el que ha golpeocasiones) me habéis oído ser bastante ado dramáticamente Madrid con un daño Los planteamientos rudeslenguado sobre las izquierdas del terrible en lo humano y simbólicamente tinarios (como por ejemplo siglo XX. Pero lo cierto es que hizo hisapocalíptico) es que no se refiere, como el Pacto de Toledo, por poner alguien ha apuntado lúcidamente, a los toria. Más todavía, las conquistas de un ejemplo doméstico) no sirven esquemas tradicionales: a la clase, vercivilización (la construcción del Estado en absoluto para nada, porque sión Brigadas Rojas, o al territorio, en la de bienestar, el amplio universo de los siguen dejando intacto el caacción de ETA44. Un terrorismo que, tal derechos de ciudadanía política y social, el fortalecimiento de las organizavez, indica algo que dejó sentado el marácter de welfare fordista. ciones democráticas) se deben al coraje estro Eric Hobswam en la década de los de nuestros abuelos de antaño. Ese estanoventa: Europa y el mundo finalizan un siglo dio está ya agotado, también por el sentido y de (relativa) estabilidad y entran en un período de naturaleza de las conquistas de nuestros antepadesorden, quizá incontrolable. Que son unas palasados. El desafío de la Europa social (extrovertida hacia bras extremadamente pesimistas en las que no quisiératodos los hemisferios del planeta, capaz de liquidar todos mos creer45. los vestigios y secuelas del eurocentrismo) debe ser la pasión civil de ahora, y a partir de ahora. Esto es, la puesta en Finalmente deseo agradecer muy de veras la (siempre marcha de un proyecto que genere amplias agregaciones amable) invitación de los organizadores que, año tras año, de personas en torno a partidos, organizaciones y movime convidan a este seminario. A las primeras vine en mi mientos que puedan compartir diversamente la gestación condición de sindicalista, más tarde lo hice como diputado y desarrollo de la Europa social que venimos hablando; de del Parlament de Catalunya y, en esta ocasión, deseo suun sentido cultural y político no mitológico, plausible, habrayar mi nueva actividad como asesor de la Presidencia cedero cotidianamente. A grandes rasgos, las líneas madel CTESC. No hace falta que les diga que se trata de una estras que se proponen son las siguientes, indicando que metamorfosis de la que me siendo orgulloso, pues no hay su desarrollo quedará para otra buena ocasión. Son las sinada peor que vivir siempre en la misma habitación por imguientes: portante que sea. Hay que cambiar de la misma manera que don Alejandro Scopelli, aquel entrenador del Granada • La profundización de la democracia creando nueCF que nos sorprendió a mediados de los años cincuenta vos institutos de participación activa e inteligente; con sus tácticas flexibles. Los viejos aficionados decían aquello de pero qué hace este hombre; el resultado es que • La democratización de la economía, valorando soel Granada subió a primera división y se consolidó como un cialmente el trabajo, el control y la transparencia de los equipo de postín. La lección es clara. ■ procesos financieros41; los sujetos sociales (también los empresarios orgánicos) de una nueva epistemología. Hablo de la construcción de un pensamiento realista e históricamente fundamentado, no un nuevo mito ideológico y político: un pensamiento global, capaz de restituir a la izquierda el sentido de una función histórica y, al mismo tiempo, de darle a la política —a toda la política— una nueva dimensión: la lectura de los procesos que, desde hace tiempo, están en acelerada marcha, con un análisis crítico de la sociedad moderna, con una idea concreta de los grandes cambios necesarios y de las fuerzas reales (sociales, nuevas instituciones, instrumentos de poder) para hacerlo posible, de un lado; y, de otra parte, es preciso un eficiente compromiso entre la política y la economía, entre el Estado y el mercado, por lo menos en la línea de lo ya hablado en la Conferencia de Lisboa, esto es, dando a la política y al Estado un papel de guía del proceso económico. ■ 23 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 24 ■ regulación de los mercados financieros; la consiguiente munto de la lechera. 14 Carta de derechos fundamentales de la Unión Europea, Condialización de las finanzas y su creciente predominio sobre la economía real; los ritmos acelerados de la innovación tecnolósejo europeo de Niza, diciembre de 2000. 15 El Presidente Prodi ha dicho en enero pasado que “después de gica y, sobre todo, el enorme crecimiento de las tecnologías infotelemáticas que propician la deslocalización de las inversiocuatro años de la Conferencia de Lisboa, parece claro que no nes y las iniciativas empresariales, deseganchándolas conseguiremos sus objetivos” para a continuación arrecada vez más de los precisos (y hasta ahora, vinmeter contra “los gobiernos nacionales que no han culantes) puntos de referencia territorial. Lo cumplido sus tareas”. A lo que habría que añaque ha comportado el tránsito de la riquedir: esta fase ha coincidido con el repliegue a Porque la globalización no za de las naciones a la riqueza sin nacioposiciones de estrecha defensa de las soha impuesto sólo un profundo nes. beranías nacionales, de los poderes, de 4 Con esto no se quiere decir que el Eslos interdictos por parte de los Estados cambio de los procesos sociales sino tado nación haya perdido sus podenacionales. también de las relaciones de mando: las 16 José Luis López Bulla: ¿Dónde está res. Hay que tener cuidado con la utilización indiscriminada de este finanzas, la ciencia, la información, las re- Europa? En El Mundo-Cataluña, 8 de concepto, porque todavía el Estado des que exigen con urgencia que los parti- marzo de 2004. 17 José Viñals, Director General del nacional cuenta con importantes dos, el sindicalismo y las organizaciones Banco de España, en La economía eupoderes tanto legislativos como de redistribución. El significado que daropea en la encrucijada, intervención empresariales se transformen en insmos a crisis es el de transición a... en la III Conferencia anual sobre Política trumentos organizados a escala 5 Para un preciso conocimiento de la económica, empresa y sociedad, en el europea. evolución de la globalización, véase Círculo de Empresarios, Madrid 25 de noEmilio Ontiveros en Los efectos de la gloviembre de 2003. balización en www.fe-es.or Una situación que ha hecho que Ecofin, en su 6 Más datos. Según la III Relación sobre la cohereunión de primeros de abril, celebrada en Eunsión europea de la Comisión, presentada a principios chestown (Irlanda) haya revisado a la baja las previsiode 2002, la disparidad en la renta per capita regional respecto nes de crecimiento económico para el conjunto del área. 18 Los banqueros estúpidos del BCE es un piropo del prestigioso a media europea era del 53 por ciento de una región de Grecia frente al 263 por ciento del Gran Londres. economista Franco Momigliano. Como hemos dicho antes, 7 En realidad este nombre (estabilidad y crecimiento) no deja de también Prodi habló de la estupidez de idolatrar el Pacto de estabilidad y crecimiento. Ya iba siendo hora de que el lenguaje ser un oxímoron. De hecho es una opinión fundada que su nadiplomático tuviera algo que ver con las expresiones que oímos cimiento fue más bien una chapucilla para poder contentar a en La Gloria y otras tabernas santaferinas. los alemanes, muy preocupados por el peso (real o simbólico) 19 Esta es la situación en que se encuentran Zapatero y Solbes, de su moneda y a Lionel Jospin que tenía puesta la mirada en la lucha contra la inflación y en la creación de empleo. Sin emeste último destacado protagonista del enfrentamiento entre la bargo, hay que ver el arte que le echan algunos a la magia de la Comisión y el Ecofin. 20 Resolución del Consejo General, 1974: realización del pleno y palabra: de un pasteleo franco-alemán se sacan un concepto sacrosanto que, si te encaras con él te ponen pingando. Hasmejor empleo; mejorar las condiciones de vida y trabajo que ta al mismísimo Prodi (con ser Prodi) le dieron sus cogotazos permita su harmonización en el progreso; participación crecuando habló, con más razón que un santo, de la estupidez ciente de los interlocutores sociales en las decisiones econóque supone creer en dicho pacto a pies juntillas. micas y sociales de la Comunidad y de los trabajadores en la vi8 Es sintomática también la situación la situación italiana: el PIB ha da de las empresas. crecido tan sólo un 0,3. Pero peor todavía es la estructura de Resolución de la Cumbre de Madrid, junio de 1989: El Consetan raquítico crecimiento: la industria está bajo cero y la consjo europeo considera que, en el marco de la construcción del trucción pierde cinco puntos; la construcción es el único secmercado único europeo, conviene conceder a los aspectos tor que salva la cara con un amplio crecimiento en los últimos sociales la misma importancia que a los aspectos económicos ocho años: allí también el ladrillo hace de las suyas... Vale la y que, por consiguiente, deben desarrollarse de manera equipena destacar, con datos de Guglielmo Epifani, máximo dirilibrada. gente de la Cgil, que de enero de 2003 al mismo mes de este Los sindicalistas de mi generación no estuvimos muy atinados año la facturación industrial ha caído un 6% y son 1500 emal leer estos papeles y ver las posibilidades que abrían. 21 Raimón Obiols y el resto de los eurodiputados del Partido sopresas las afectadas por la crisis con unos 200.000 trabajadores. cialista europeo que forman el llamado Grupo Spinelli están 9 Romano Prodi: Manifesto: Europa, el sueño y las opciones. Nohablando de la necesidad de algo así como un ´Plan Marshall´ viembre de 2003. de ayuda a los socios que, dentro de muy poco, se sentarán en 10 José Luis López Bulla: ¿Dónde está Europa? Mundo-Catalula misma mesa que los actuales miembros. 22 De hecho esta cuestión ha sido tratada in extenso por Miquel ña, 8 de marzo de 2004. 11 A lo largo de este trabajo la expresión flexibilización deberá enFalguera i Baró en toda su literatura jurídica. Los asiduos de las tenderse como utilización unilateral de las políticas, esto es, no jornadas santeferinas recordarán sin duda que una parte subsnegociadas con sus contrapartes. Sería, pues, lo contrario de tancial de su discurso en las Segundas Jornadas versó sobre flexibilidad que conlleva contractualidad. Véanse, a tal efecto, tan importante cuestión. 23 Para estos asuntos de la flexibilidad, véase mi trabajo Diálogos mis artículos en Izquierda y Futuro núm.2, ´El control de la flexibilidad´ y en La factoría núm. 20. con Javier Terriente en La factoría, núm. 20, en www.lafacto12 Conviene aclarar, frente a lo expresado por algunos medios geriaweb.com 24 Joan Majó: Nuevas tecnologías y educación. Primer Congreso neralmente desinformadores, que el grupo parlamentario socialista europeo no ha votado contra los planteamientos de la de las TIC en los centros de enseñanza no universitaria. El texComisión europea. Dicho grupo, que sostiene una interpretato íntegro de esta conferencia viene en la web de Joan Majó. ción flexible del Pacto de Estabilidad, se limitó a votar en el ParBuscar por google. 25 José Luis López Bulla en La cuestión tecnológica, El País-Calamento europeo que no se llevara a la Corte de Justicia al ECOFIN. taluña, 25 de abril de 2003 13 De todas formas, la Cumbre de Lisboa se propuso una serie de 26 Manuel Castells y Pekka Himanen: El Estado de bienestar y la objetivos ambiciosos, pero sin diseñar de qué manera se iban sociedad de la información, El modelo finlandés (Alianza editoa alcanzar y, sobre todo, con qué graduación. Se planteó harial, 2002), donde se explica hasta qué punto una serie de incer de Europa ´el continente más competitivo del planeta´, crenovaciones creadas por los hackers han sido adoptadas posar 20 millones de puestos de trabajo en diez años, situar la tateriormente por todo tipo de corporaciones; por ejemplo, el sissa de ocupación femenina en el 60 por ciento y la de los vetetema de mensajes de texto. El mismo Pekka Himanen acuñó ranos (entre 55 y 64 años) en un cincuenta por ciento. El cuenen 1991 la expresión hackerismo social. ❛❛ ◗◗◗ dia para la autonomía cultural del movimiento de los trabajadores y de la izquierda política. Aunque no fueron los únicos, los comunistas se pusieron firmes (y en su lugar, descansen) cuando leyeron la intervención de Lenin en cierto evento soviético bendiciendo el taylorismo y el fordismo: media hora antes de leer dicho informe, nuestro abuelo Rabaté, dirigente sindical francés, abominaba de los métodos de don Federico Taylor. Mención especial en torno a esta idolatría es la famosa expresión de un buen amigo, Gramsci, que dejó sentado algo realmente cuestionable: el fordismo es el mayor esfuerzo para crear un nuevo tipo de trabajador y hombre, indudablemente superior. O tempora o mores... Sobre estas cuestiones véase El sindicalismo en la encrucijada de Miquel Falguera y José Luis López Bulla (Columna, 97) 38 Puestos a entender las cosas, diré que la lógica de Aznar no se aguanta por ningún lado, aunque las posiciones de Blair y ciertos gobiernos del centro y este de Europa admiten una cierta (aunque injustificada) comprensión. El primero porque su relación con los norteamericanos viene de muy atrás; los segundos porque, así lo manifestaron ellos, era una manera de escaparse definitivamente de su pasado ´socialista´, todavía muy reciente en términos históricos. Desde luego, la confrontación contra los nacionalismos de nuestro país no llega ni a razón necesaria porque se trata de un asunto casero, absolutamente irrelevante en la geopolítica mundial. 39 Ver Antonio Baylos en La necesaria dimensión europea de los sindicatos y sus medios de acción, Gaceta sindical, monográfico núm. 178, setiembre de 1999. Estos asuntos tan importantes apenas si tienen tratamiento en los documentos congresuales que se están celebrando estos días, a pesar de que un buen pelotón de países, de aquí a poco, serán miembros de pleno derecho de la Unión Europeo. 40 José Luis López Bulla: El modelo de representación social, en Izquierda y Futuro, núm. 4; y en Una conversación particular, en la Revista Social de Derecho, núm. 22, entre Antonio Baylos y José Luis López Bulla 41 Loretta Napoleoni ha escrito un interesantísimo libro Yijad, cómo se financia el terrorismo en la nueva economía (Urano) con abundante información al respecto. Según la autora la economía del terror supera los 1,5 billones de dólares: una cifra superior al doble del producto bruto del Reino Unido. 42 Sorprende, por ello, que una persona tan seria como Giorgio Ruffolo haya dicho que no es tan importante ir al origen del terrorismo fundamentalista islámico, con motivo del 11 de septiembre, sino a las consecuencias. Y lo peor de su argumentación fue lo siguiente: cuando hay un incendio se llama a los bomberos no a los sociólogos para que investiguen las causas del fuego. Cuando leí la perla me quedé de piedra, ¿y a usted como le sienta el chascarrillo? 43 José Luis López Bulla: Nuevas preguntas sobre el terrorismo, El País-Cataluña, 29 marzo de 2004. 44 Luigi Manconi: Un terrorismo senza classe e senza terra, l’Unità, 25 de marzo de 2004. Este es un artículo que recomiendo muy vivamente. Véase en www.unita.it 45 Confiemos que esta profecía se vaya al garete de la misma forma que les ocurrió a las del marqués de Condorcet y Emil Faguet: el primero, predijo que nada ocurriría en los próximos lustros, debió tener una sorpresa mayúscula con las revoluciones americana y francesa; el segundo, a finales del siglo XIX anunció el fin de todas las guerras. Ni uno ni otro tuvieron un aceptable ojo clínico que digamos. OBSERVATORIO SOCIOLABORAL fse@mi.madritel.es • www.fundacionsindicaldeestudios.org. Edita: Fundación Sindical de Estudios C/ Pedro Unanue, 14. 28045 Madrid Presidente: Rodolfo Benito Valenciano Directora: Elvira S. Llopis Publicaciones: Adela Crespo Alvarez rio ervato sociolaboral s b o la flexibilidad. 28 Que fue una de las grandes características del sistema taylofordista. Aunque algunos oídos pacatos se escandalicen es claro que toda una serie de cuestiones, especialmente salariales, surgieron de lo que he calificado de pacto callado. Comoquiera que, en aquellos sistemas tan rígidos, era dificultosa la movilidad y el ascenso categorial, se compensaron mediante las pluses de antigüedad y otras de características festivas, como por ejemplo, las navidades y vacaciones de verano; estas últimas en la España de Franco, Franco, Franco (y su fordismo cuartelero) se llamaron del 18 de Julio. 29 Esta es, a mi entender, la explicación esencial de la crisis de los sistemas públicos de protección, lo que descartaría argumentos tales como la mayor esperanza de vida de los pensionistas y otros que, aunque no irrelevantes, no son explicaciones esenciales. 30 Jürgens Peters, importante dirigente sindical de la IG Metall, en Gewerkschlafliche Monastschefte, una importante revista de dicha organización en su núm. de junio 2001: “Los sindicatos han entrado debilitados en el nuevo siglo desde el punto de vista de las políticas distributivas. Para poder repensar adecuadamente ante sus propios afiliados y actuar en sus ´competencias políticas´ deben recuperar la capacidad de influir en la distribución, repensar y desarrollar de nueva forma los instrumentos redistributivos”. 31 El índice se basa en cuatro componentes: la creación de tecnología (el número de patentes otorgadas per cápita, los ingresos por autoría intelectual y licencias exteriores per cápita), la difusión de las innovaciones recientes (internet, exportación de productos de alta y media tecnología), la difusión de tecnologías antiguas (teléfono, electricidad) y el nivel de cualificación humana (promedio de años de escolarización, tasa bruta de estudiantes universitarios de ciencias e ingeniería sobre el total del estudiantado). Lo que ha llevado a que la exclusión social medida por el analfabetismo funcional sea bajísima en Finlandia (6,9), mientras que en los Estados Unidos es un 17,9 y en el resto de las economías avanzadas un 15.5, según datos de la OCDE en 2001. 32 Joan Majó, ver: Chips, cables y poder (Editorial Planeta, 1997) 33 En un sentido más amplio incluiría, además, todas las actividades intelectuales y al conjunto de la producción cultural. 34 Es conocida la frase del economista norteamericano Lester Turrow: “Los europeos tienen un mentecato Banco Central que se concentra sólo en la inflación”. 35 Ver Riccardo Nencini, secretario nacional de la FIOM (la poderosa organización metalúrgica de la Cgil) que, en un documento de cara al próximo congreso de su federación, expone: “Nos encontramos hoy ante una pérdida de eficacia de la acción sindical no sólo en Italia sino en la mayoría de los países europeos, desde Alemania a Francia y desde el Reino Unido a los países escandinavos”. 36 Jürgens Peters, Gewerkschlafliche Monatschefte de junio de 2001 que: “los sindicatos han entrado en el nuevo siglo debilitados desde el punto de vista de las políticas distributivas”. Lo nuevo de estas reflexiones (las de Nencini y Peters) es que vienen desde los mismos adentros del sindicalismo confederal, y alertan a quienes, la mayoría, parecen decir aquello de Sin novedad, señora baronesa. 37 Entre otras gangas, nuestros abuelos hicieron, con vengo insinuando, una lectura apologética del fordismo que fue una insi- TENDENCIAS 27 Por ejemplo en el número 2 de Izquierda y Futuro, El control de ■ 25 i o r o s t o a v c r e i o s l b aboral o nio 2004 23 fund u j s io ación sindical de estud ELEVADA ABSTENCION EN LAS ELECCIONES SUMARIO OPINION 3 ■ Ignacio Fernández Toxo La industria española en la Europa de los veinticinco. INDICADORES 9 ■ Alfredo García Indicadores económico-industriales TENDENCIAS 11 ■ Antonio Baylos La autonomía colectiva en el derecho social comunitario. «JÓVENES Y ACCIÓN COLECTIVA» La Fundación Sindical de Estudios de CC.OO. de Madrid ha presentado, dentro del marco de la Escuela de Verano, ante los medios de comunicación y un importante grupo de sindicalistas, el libro titulado “Jóvenes y acción colectiva. Experiencias en el marco sociolaboral”, publicado por ediciones GPS. En la rueda de prensa de presentación del mismo Antonio Antón, coordinador del mismo, señalo que el objetivo del mismo era abordar las necesidades que el movimiento sindical tiene de renovarse, así como dotar al sindicato de una herramienta para tender puentes entre los jóvenes y el sindicato. Entre las conclusiones del estudio, Emilio Peña, investigador, resaltó la necesidad de fomentar espacios de convivencia y participación; mejorar las canales de comunicación entre jóvenes y el sindicato, mejorar la formación sindical y laboral y profundizar en la idea de la acción colectiva. EUROPEAS a abstención ha presidido las elecciones al Parlamento europeo celebradas el 13 de junio. De los casi 344 millones de ciudadanos con derecho a voto, solo lo han ejercido 155 millones, los que supone un 44.2% de participación para elegir un Parlamento que es la única institución comunitaria que se reúne y delibera en público, a pesar de ser un órgano con poderes legislativos limitados, con competencias presupuestarias y de control muy limitados, especialmente en temas de mercado interior, medio ambiente, educación o salud. Es posible que la coyuntura pese Los resultados han permitido al Partimucho sobre las do Popular Europeo (PPE) obtener 278 eurodiputados, seguido del Par- distintas opiniones tido Socialista Europeo (PSE) con públicas y cada pa199 escaños, liberales con 67 dipu- ís, tanto los ciudatados, IUE 41, verdes 39, U.E. de las danos como los Naciones 27; EDD 15 y otros 66, en responsables polítotal 732 eurodiputados. En España, ticos, hayan hecho el PSOE obtuvo 25 escaños, el PP 24, IU 2, Galeusca 2 y Europa de los la campaña electoral pensando más Pueblos 1. en sus respectivos Estos resultados evidencian la nece- Gobiernos que en sidad de reflexionar, al menos en dos el proyecto común frentes ¿cuales han sido las razones de la abstención? y ¿qué papel juega al que se enfrentan. L ❛❛ la izquierda social y política en la construcción europea?. ¿Qué sucede para que un proyecto aparentemente compartido por 344 millones de ciudadanos obtenga el respaldo de al menos la mitad de los mismos?. Nadie discute la importancia y transcedencia histórica del proceso. Es conocido que la construcción europea es un proceso histórico largo, lento pero imparable y que hay que tener una perspectiva histórica y ser conscientes que fue preciso utilizar todo el siglo XX para defender e imponer el principio de legitimación democrática del Estado, y que solo en 1989, con la caída del Muro de Berlin, el principio democrático se generaliza en Europa, al menos desde un punto de vista teórico, y este triunfo acelera la marcha de la construcción europea (Maastricht 1992; Amsterdan 1996, Niza 2000...). Es evidente que este proceso no se está viviendo igual en todos los países, ni tiene el mismo ritmo en todos, al igual que se percibe cierta lejanía entre las instituciones y la sociedad, la política y los ciudadanos. Es posible que la coyuntura pese mucho sobre las distintas opiniones públicas y cada país, tanto los ciudadanos ◗◗◗ EDITORIAL rio ervato sociolaboral s b o 2■ como los responsables políticos, hayan hecho la campaña electoral pensando más en sus respectivos Gobiernos que en el proyecto común al que se enfrentan. Esta idea fue subrayada por el presidente del Parlamento Europeo Pat Cox, que señaló que Europa estaba ausente en demasiadas campañas en muchos países, sin distinción entre nuevos y viejos Estados miembros. Las razones pueden ser tantas como 25, una por cada Estado, pero es posible que el problema sea que el gran debate sobre la Europa que queremos no se ha producido. El problema es la ausencia de debate y esto no es un juego de palabras. ❛❛ Mientras la izquierda debate, dormita o se paraliza, hay otras fuerzas que buscan la construcción de otra Europa, de una Europa que se parezca a otras zonas del mundo de prosperidad económica, pero sin protección social, y existe una corriente de pensamiento perfectamente articulada y definida capaz de enunciar en una sola frase su trabajo “es posible ser proeuropeo y no socialdemocráta”. A esta abstención tampoco es ajena la guerra de Iraq y el papel que la Unión jugó, o, menor dicho, no fue capaz de jugar en la misma. Ya que mostró una profunda división, propiciada entre otros por los gobiernos de Aznar, Blair y Berlusconi, que impidieron ese necesario equilibrio político en el mundo, dejando todas las iniciativas y decisiones, por graves y descabelladas que fueran, en manos del gobierno del Estados Unidos. Como tampoco es ajena la política de deslocalizaciones y dumping social que determinadas empresas practican con el beneplácito de determinados gobiernos de reciente incorporación a la propia Unión Europea. Otra línea de reflexión tiene que ser sobre la Europa que la izquierda social y política quiere construir, y sobre cómo trabajar para conseguirlo. Es fácil ponerse de acuerdo en la defensa del modelo social europeo, al menos de manera empírica, pero eso es difícil de entender cuando se convive con ataques al mismo, realizado por gobiernos, como el alemán. Es fácil ponerse de acuerdo para afirmar que Europa tiene que ser, ante todo, la Europa del desarrollo sostenible, capaz de conjugar política económica, industrial y monetaria, con protección social, compromiso a favor de la cultura, la paz, la tolerancia, la integración... pero hay que poner los medios para evitar que la Europa social se retrase y mutile y vaya a remolque de la Europa económica. Porque conviene tener muy presente que mientras la izquierda debate, dormita o se paraliza, hay otras fuerzas que buscan la construcción de otra Europa, de una Europa que se parezca a otras zonas del mundo de prosperidad económica, pero sin protección social, y existe una corriente de pensamiento perfectamente articulada y definida capaz de enunciar en una sola frase su trabajo “es posible ser proeuropeo y no socialdemocráta”. Si queremos que, además de conservar, mejorar y ampliar el Estado de Bienestar europeo, Europa sea un referente y una esperanza no solo para los europeos, sino para la humanidad es su conjunto; si queremos que sea una potencia cultural, social, política y económica, capaz de jugar el papel de gran potencia, de ser contrapeso en un mundo cada vez unipolar, parece aconsejable extraer algunas lecciones de las pasadas elecciones, y una de ellas las enunciaba el ex presidente Prodi, al conocer la escasa participación, afirmaba que las fuerzas políticas, no solo europeas, deben comprometerse en Europa para hacer pedagogía sobre la Unión. Por tanto el trabajo no debe ir en la dirección de renacionalizar las políticas, sino, por el contrario, de abrirlas, de acercar las instituciones europeas a los ciudadanos, la política, la sociedad. Cuando en unas elecciones de carácter europeo se vota más pensando en los Estados y en los Gobiernos de éstos, en el fondo se parte de la poca utilidad de las instituciones europeas, de la lejanía de los ciudadanos y de sus problemas con respecto a los mismos; y las consecuencias no sólo debilitan la construcción de la Unión Europea en términos políticos y sociales, sino que terminará por afectar a la propia vida política en el seno de los Estados. El futuro no se puede concebir pensando únicamente en los Estados y, en paralelo, ralentizar la construcción europea, más bien al contrario, superando los déficits de información y participación. Sigue siendo imprescindible lograr una Unión Europea construida sobre la paz, la libertad, la democracia, los derechos fundamentales y la igualdad de oportunidades, el desarrollo sostenible, la solidaridad y la justicia social, el pleno empleo y el trabajo de calidad, la cohesión social y territorial, la Seguridad Social y la prosperidad, basado todo ello en los principios de modelo social europeo, en el camino de la construcción de una economía social de mercado. Concibiendo el modelo social europeo, además, como la base necesaria para el propio desarrollo económico, absolutamente compatible con un alto nivel de protección social, con derechos sociales normativos, con una negociación colectiva libre y con servicios públicos eficaces. Europa, entendida como un gran proyecto internacionalista y democrático, a pesar de todas sus deficiencias, avanza, y lo que era un Mercado Común de Carbón y Acero, en el que participaban un puñado de países, se ha transformado en una macomunidad de 25 naciones que han comenzado a eliminar las barreras que las separan y que tienen que continuar integrando sus mercados, sus derechos, armonizando instituciones y fijado políticas comunes bajo la bandera del desarrollo sostenible, el modelo social europeo, la defensa de la paz, la cultura, la solidaridad, la tolerancia, y donde, en definitiva, se trabaje pensando en la sociedad, en las personas y no solo en las instituciones. ■ soci olaboral La industria española en la Europa de los 25 tado por la economía española en estos años es un espejismo vinculado a la llegada de dichos recursos. l pasado día 1 de mayo de 2004, diez nuevos países se han incorporado a la Unión Europea. La Europa a veinticinco es una realidad. En “lista de espera” quedan Bulgaria y Rumanía. La Comisión estima que estos dos últimos países podrían ingresar en la UE en 2007. Sin embargo, otro país aspirante, Turquía, que de momento no cumple todos los requisitos políticos necesarios, permanece a la espera hasta que intensifique «sus esfuerzos de democratización». E Antes de entrar a valorar la posible repercusión que para el futuro industrial de nuestro país puede tener la Europa de los 25, parece conveniente pararse un momento a recordar que el Consejo Europeo de Lisboa planteó a la Unión Europea el reto de convertirse en: “la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del Pasar de una Europa a 15 a una Europa de 25 mundo, capaz de crecer económicamente ó 28 países es un hecho políticamente de la de manera sostenible con más y mejores máxima trascendencia, no sólo por razones empleos y con mayor cohesión social”. Dicha cuantitativas -es la primera vez desde el Tradeclaración, que llevaba asociada la necetado de Roma que se produce una incorsidad de puesta en marcha de planes La ampliación supone un imporación de países en ese número-, side empleo por cada uno de los países no también cualitativa y de trazos hismiembros -con el objetivo del “pleportante acontecimiento econótóricos, por cuanto supone de reenno empleo en 2010”-, es necesario mico y social que merece una atencuentro europeo, después de la relacionarla con las conclusiones ción especial por parte de las empresas, fractura que supuso la división de la de la Cumbre de Gotemburgo de postguerra y el largo período de y que requiere un análisis previo de forta- 2001, relativas al “desarrollo soslezas y debilidades de los distintos mer“guerra fría”. tenible”, así como con la Cumbre cados y de los distintos sectores, de de Barcelona de marzo 2002 de Además, la ampliación supone un incrementar la inversión en I+D pamodo que cada empresa pueda evaimportante acontecimiento econóra alcanzar, también en 2010, el 3% luar y decidir anticipadamente mico y social que merece una atención en términos de PIB. cuáles son sus oportunidaespecial por parte de las empresas, y des y sus estrategias. que requiere un análisis previo de fortaleDesarrollo, sostenibilidad e inversión en zas y debilidades de los distintos mercados y I+D+i van a ser claves a la hora de analizar los de los distintos sectores, de modo que cada empreriesgos de deslocalización a los que está sometida sa pueda evaluar y decidir anticipadamente cuáles son la industria europea, y la española en particular. sus oportunidades y sus estrategias. No olvidemos que, entre otros, con la ampliación se vislumbran ambiciosos Teniendo en cuenta la evolución aparente y a la baja del intereses económicos: una Europa de 25 estados y casi empleo industrial en la UE y España en los últimos 10 años, 500 millones de consumidores tendrá mayor protagoniscualquier análisis estadístico clásico podría llevar a la conmo e influencia en la economía mundial. clusión de que hoy resulta poco relevante, en términos de desarrollo económico, lo que suceda con el empleo inY para reforzar esa Europa más amplia, los líderes de los dustrial. Efectivamente, en estos últimos 10 años, se ha Veinticinco han alcanzado, tras dos años de preparativos producido una reducción de este tipo de empleo, tomany arduas negociaciones, un acuerdo histórico al aprobar el do un mayor protagonismo el sector servicios. Y, en conprimer Tratado Constitucional de la UE. El texto deberá secuencia, podría pensarse, que la evolución del empleo ahora ser ratificado por cada país y, entonces, se podrá industrial no es determinante para la consecución o no de decir que Europa ya tiene Carta Magna. los objetivos de la Cumbre de Lisboa. ❛❛ Detrás de esos debates y en el fondo de la misma ampliación, está el futuro de los fondos de cohesión. El papel que han jugado esos fondos para España está fuera de toda duda, de igual manera que los serán para el futuro de los países que ahora se incorporan. En adelante se podrá comprobar si España ha aprovechado adecuadamente los recursos procedentes de los fondos estructurales y de cohesión o, si por el contrario, el crecimiento experimen- En mi opinión, más allá de la evolución estadística, la importancia de la industria y el empleo industrial para alcanzar los objetivos de Lisboa viene determinada por dos cuestiones que el propio Parlamento Europeo pone de manifiesto a través del “Proyecto de informe sobre la política industrial en una Europa ampliada” (1), y que ha tomado como referencia la Comunicación de la Comisión al Consejo y al propio Parlamento de 21/11/2003. ◗◗◗ (1) Informe elaborado por la Comisión de Industria, Comercio Exterior, Investigación y Energía de 27/11/2003. ervato s b o Secretario confederal de Acción Sindical de CC.OO. OPNION rio ■ Ignacio Fernández Toxo ■3 OPINION rio ervato sociolaboral s b o 4■ En dicho informe, se señala que “parte de la actividad económica clasificada en la categoría de servicios es en realidad una externalización, por parte de las empresas (industriales), de servicios accesorios a la producción manufacturera”. Así como que, “la industria manufacturera desempeña con frecuencia un papel motor, en el sentido de que, independientemente de su importancia estadística relativa en la economía nacional o europea, su buena salud y dinamismo puede relanzar la economía en su conjunto incluido el sector terciario”. Por ello, parece evidente que una actividad industrial en declive y poco competitiva, arrastraría al resto de los sectores de la economía, con lo que los objetivos de empleo asociados a la mejora de la competitividad de la economía nacional y europea serían inalcanzables. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA Se puede señalar que la estructura industrial española guarda ciertas semejanzas con la UE. blamos de un sector que representa actualmente el 9% del PIB de nuestro país. Los últimos procesos de privatización, además de convertir en irrelevante la presencia del Estado en la industria (sólo se mantiene en la industria extractiva del carbón y en la construcción naval), ha supuesto la toma de control por capitales extranjeros de la industria del aluminio y la siderurgia integral y, aunque se mantiene la presencia del Estado en el capital de CASA, la nueva sociedad está bajo el control de EADS (consorcio franco-alemán). El capital foráneo, que controla más del 50% de la industria española, ha permitido la modernización del tejido productivo español (cambios en los procesos productivos, incorporación de nuevas tecnologías y una mayor eficiencia en la gestión), lo que, sin duda, ha mejorado la competitividad española a escala internacional, sin omitir los riesgos añadidos, como son: la excesiva dependencia que nos expone a los efectos de decisiones externas que no somos capaces de controlar y en ocasiones, ni tan siquiera, influir en ellas lo más mínimo. Así, como consecuencia del “parón inversor” en las nuevas tecnologías de comunicación, se ha produciEl peso relativo de los sectores de fabricación de do un reajuste industrial; que ha provocado la vehículos y material de transporte, extracción pérdida de la casi totalidad del empleo vinde minerales, es mayor en España que en la Desarrollo, sostenibiliculado a la fabricación de equipos y comUE. Por el contrario, el peso de sectores caponentes electrónicos dependiente de lificados como de demanda fuerte (fabridad e inversión en I+D+i empresas multinacionales. cación de máquinas de oficina e informávan a ser claves a la hora de tica, maquinaria industrial, material y analizar los riesgos de desloLa evolución del empleo en las indusequipo eléctrico) es sensiblemente infecalización a los que está sotrias TIC’s en España ha venido determirior en España. metida la industria euronado por la caída de las inversiones de pea, y la española en las operadoras de telecomunicaciones, España tiene una posición muy débil en las fuertemente endeudadas a partir de las suindustrias de alta tecnología, aunque se enparticular. bastas para acceder a las nuevas licencias de cuentra bastante próxima a la media europea en telefonía y a causa de alguna aventura fallida en telas agrupaciones de baja y media. rrenos que no les eran propios. Existen sensibles diferencias de tecnología y organización A esa situación se ha venido a sumar la derivada de la nueentre los sectores productivos españoles y los países de va estrategia productiva de los grupos industriales, que la UE. En términos de productividad por empleado, es mayoritariamente han optado por segregar las actividamenor la española que la media de la UE. des de fabricación vendiéndolas a grupos especializados, quienes a su vez han optado por trasladar la producción al España es actualmente una potencia media en la producsureste asiático, al este de Europa o, como en el caso de ción de material y equipos de transporte, próxima a Italia, “Agüere”, a sus fábricas de Estados Unidos. pero por debajo de Francia, Alemania y Reino Unido. ❛❛ La industria española tiene una fuerte dependencia internacional. La presencia de capital extranjero, que ya era importante, se incrementó a partir de la puesta en marcha, en julio de 1996, del “Programa de modernización del sector público español”. Sectores como las industrias de electrónica de consumo, gama blanca (con la excepción de las cooperativas de Mondragón), industrias vinculadas a las tecnologías de la información y la comunicación y otras estaban totalmente controladas por grupos multinacionales. Las privatizaciones de Seat, SKF, Pegaso, Motor Ibérica o Maquinista Terrestre y Marítima y Ateinsa, realizadas por los gobiernos del PSOE, pusieron bajo control de capital extranjero la industria pública de material ferroviario, así como toda la industria automovilística. En este sector, salvo cinco empresas de componentes, no existe ninguna empresa de capital español y conviene recordar que ha- Como se decía, la Cumbre de Barcelona consideró imprescindible, para alcanzar los objetivos fijados para 2010 en Lisboa, avanzar progresivamente en el incremento del gasto en I+D+i para lograr en ese mismo año el equivalente al 3% del PIB. La economía española está lejos de situarse en condiciones de dar cumplimiento a dicho objetivo. El gasto medio español en 2003 se ha situado apenas en el 1% del PIB. De ese gasto, la mayor parte procede del sector público y está destinado a la financiación de grandes proyectos, la mayoría militares. La inversión de las empresas en I+D+i se encuentra bajo mínimos y ello, en gran medida, es consecuencia del llamado “efecto sede”. Continuando esa lógica, gran parte de nuestras empresas industriales son de dependencia multinacional y tienen sus centros tecnológicos ◗◗◗ Por otro lado, la evolución positiva de los costes de producción de la industria a nivel mundial ha influido en el nivel de exportaciones españolas y la competitividad a nivel internacional. Aunque conviene resaltar que la crisis económica internacional, que ha afectado a países a donde se dirigen gran parte de las exportaciones españolas (entre otros Alemania), junto al efecto “fortaleza” del euro con respecto al dólar, están ha limitado los efectos de esa ventaja competitiva. Una situación que aún puede volverse más negativa por la repercusión y el impacto en los costes empresariales que pudiera tener el incremento del valor de las materias primas, fundamentalmente los hidrocarburos. EMPLEO INDUSTRIAL Y SALARIOS Comparando el sector industrial con el resto de los sectores, se puede decir que hasta el tercer trimestre del año 2001, las variaciones que experimentan en el empleo son muy similares hasta que, en ese trimestre, comienzan a diferenciarse sustancialmente, llegando el empleo industrial a registrar variaciones negativas de hasta el -1,8% en tanto que el conjunto del empleo asalariado crece por encima del 2% en el primer trimestre de 2002. Ha sido fundamentalmente el empleo temporal el que ha absorbido los efectos de la menor actividad industrial. Así, aunque el crecimiento del empleo indefinido desciende significativamente entre 2001 y 2002 (+0,4% 2º trim.2002), para repuntar tímidamente en 2003, el temporal registra variaciones fuertemente negativas entre 2001 y 2002 y, aunque de forma más suave, lo sigue haciendo entre 2002 y 2003. 4,1% 1.756,87 Fuente: Cuadernos de la Federación nº 26, marzo de 2004 . ■5 Varios son los factores que han permitido ese comportamiento, pero los más importantes tienen que ver con la política de moderación del crecimiento de los salarios. Aquí se ha trabajado para combinar la recuperación del poder adquisitivo (erosionado por el efecto de la inflación) con un moderado crecimiento, y se ha hecho así, a partir de la negociación en torno a la mejora de la productividad de las empresas y los sectores. La moderación del crecimiento de los costes laborales está también asociada a que los nuevos empleos lo son con niveles de salario, por lo general, más bajos que los más antiguos. No ha sido menor el impacto de la moderada reducción experimentada por la jornada de trabajo en España en comparación a la situación planteada en otros países del entorno. ◗◗◗ La Cumbre de Barcelona consideró imprescindible, ❛❛ para alcanzar los objetivos fijados para 2010 en Lisboa, avanzar progresivamente en el incremento del gasto en I+D+i para lograr en ese mismo año el equivalente al 3% del PIB. La economía española está lejos de situarse en condiciones de dar cumplimiento a dicho objetivo. El gasto medio español en 2003 se ha situado apenas en el 1% del PIB. Cuadro 1. Criterios de la FM de CC.OO. para la negociación colectiva del año 2004 Porcentaje Salarial. Sector Industrial Jornada ervato s b o En cuanto a salarios, se puede decir que la evolución de los costes laborales en España han visto moderado su crecimiento a lo largo de los últimos años, situándose en estos momentos por debajo del 75% de los costes laborales unitarios (CLU) de la zona euro, y ello, a pesar del diferencial de la inflación que en nuestro país superior al de la zona euro. La evolución del empleo industrial en España viene definida por la conjunción de varios factores: 1. Efecto de la reubicación estadística (procesos de segregación de determinados servicios industriales al sector servicios). En este caso, no se produce una destrucción directa de empleo, pero sí de la modificación de las condiciones del mismo, dando generalmente lugar a la pérdida de condiciones de trabajo a través del cambio de Convenio Colectivo de referencia o bien porque la actividad pasa a ser subcontratada a una empresa de servicios. 2. La cantidad de empleo industrial se ve condicionada por efecto de la menor actividad económica internacional. 2000 soci olaboral 3. Caída de la inversión en España (menor actividad económica mundial y España ha dejado de ser el destino primero de las inversiones de los grupos multinacionales que han reorientado gran parte de sus inversiones hacia el Este de Europa y Asia). OPNION rio fuera de España. El esfuerzo en innovación es mínimo y se corresponde a la especialización que se ha dado a los centros ubicados en España, por cierto, orientados exclusivamente a la fabricación y venta de los productos. Y es precisamente de esta especialización donde procede la mayor vulnerabilidad del tejido productivo español, como muy recientemente han puesto de manifiesto claramente los casos de Samsung y Philips. 2001 2002 2003 2,7% 2,0% 2,3% 1.750,32 1.748,25 1.746,47 OPNION rio ervato sociolaboral s b o 6■ El peso de los costes laborales sobre el conjunto de los costes de producción ha ido reduciéndose de forma progresiva en estos años. Bien es cierto que esa reducción no procede, ni única, ni mayoritariamente, de la evolución del componente salarial, determinada por la negociación colectiva. Tiene que ver con eso, pero, sobre todo, con la mejora de la productividad asociada a la inversión en tecnologías de proceso y de producto y los cambios organizativos que ha permitido el salto cualitativo que, como se ha comentado, procede en gran medida de la inversión extranjera en España, así como de la mejora general del entorno social, económico y político que ha experimentado la sociedad española en 25 años de democracia. Esa mejora general de la productividad ha llevado a que el peso de los costes laborales, en sectores como el automóvil y otros de integración tecnológica equivalente, no suponga más del 10% de los costes totales de producción, cuando apenas hace 15 años suponía entre el 25 y el 30%. de la economía que exige mayores esfuerzos a las empresas para competir y otras formas de competir, más allá de la reducción de los costes laborales. La ampliación implicará un aumento de la diversidad de situaciones económicas en los países de la UE y traerá problemas de ajuste, tanto sectoriales como regionales. Los retos de esta ampliación son importantes. Pero esto no debe llevarnos a exagerar el temor de nuestro país por los efectos que puede conllevar, y esto, porque gran parte de ellos se ha producido ya en esta última década, como consecuencia de la liberalización llevada a cabo en estos países. Los países de la ampliación representarán el 9% de la Europa ampliada y el 15% de los empleos y sus costes unitarios representan entre el 16% y el 53% de la UE. Es más que probable que su integración plena al mercado interior provoque un cierto nivel de impacto en las zonas fronterizas, así como en sectores intensivos en mano La evolución de los costes de obra hoy establecidos mayorilaborales en España han visto tariamente en Grecia, España y EL DESAFIO Y LOS RIESGOS DE LA moderado su crecimiento a lo largo Portugal. DESLOCALIZACIÓN de los últimos años, situándose en esPero, más que a los países de Hasta aquí, y de forma casi esquemátitos momentos por debajo del 75% de la ampliación, la UE y España ca, se han comentado las característilos costes laborales unitarios (CLU) de deben prestar atención a la cas del sector industrial en España y la la zona euro, y ello, a pesar del difeevolución de otras zonas emerevolución de las principales variables. rencial de la inflación que en nuesgentes, como India y China. PaíPero, para tener una panorámica más tro país superior al de la zona ses que concentran la atención completa, conviene tener en cuenta tamdel mundo empresarial, por cuanto bién que el proceso de cambio industrial es euro. sus niveles de desarrollo animan a las permanente, por lo que la adaptación al misempresas a preparar estrategias que les mo también lo ha de ser. permitan estar presentes en las mismas, restando atención y esfuerzos inversores a otras áreas, y porAsistimos a un proceso en que el tejido industrial español que sus niveles de crecimiento están provocando consuse ve sometido a desafíos derivados del proceso de glomos de materias primas utilizadas también en la UE, que balización económica y, por lo tanto, de redefinición geohan visto crecer los precios de forma espectacular en los gráfica de la división internacional del trabajo; a la introdos últimos años. ducción del euro; a la influencia de la ampliación de la UE; al efecto de las nuevas tendencias organizativas empreLa ampliación, más que como un problema en términos sariales y al cambio tecnológico. industriales, hay que contemplarla como una oportunidad no carente de retos y que, en buena medida, va a permitir El fenómeno de la deslocalización industrial no es nuevo, que permanezcan en Europa actividades que, de otra forcomo no lo son los procesos de concentración empresama, buscarían otros lugares para implantarse. Como ya rial o la externalización de actividades. Se ha venido manisucedió en el pasado reciente con gran parte de la indusfestando de forma permanente, si acaso se han aceleratria textil española. do como consecuencia de los factores apuntados anteriormente. Observar el fenómeno de la deslocalización inEl cambio en la conformación del tejido industrial español dustrial exclusivamente desde la óptica de la ampliación es, en gran medida, inevitable y deseable. De lo que se trasería muy reduccionista y, por lo tanto, engañoso, puta es de anticipar el mismo. No va muy desencaminada en diendo fácilmente conducir a errores en su tratamiento o sus conclusiones la Comisión de Industria del Parlamento llevar al equívoco de creer que sin ampliación se habrían Europeo, en su “Informe sobre la Política Industrial en una conjurado los riesgos. Europa ampliada”, de 8 de octubre de 2003, cuando afirma que “las ventajas comparativas presente y futuras de La ampliación de la UE podría implicar el desplazamiento la industria europea no pueden ser las de las economías de la actividad de las industrias hacia estos países, con emergentes: bajo coste del trabajo y laxismo reglamentasus efectos sobre el empleo y la cohesión social de corio en materia medioambiental y social. Al contrario, la inmunidades y regiones de España. Pero esto, que es un dustria europea debe centrarse en sus propias bazas: alenunciado teórico y empieza a convertirse en ideología de to nivel de cualificación de la mano de obra, capacidad las empresas a la hora de poner en marchas ajustes labotecnológica, dominio de los procesos de producción ‘limrales en nuestro país, no resiste la prueba de los hechos pios’”. en algunos sectores industriales y el fenómeno tiene que ver más con la competencia a escala internacional, como En mi opinión, lo primero que cabe descartar es consecuencia del mayor grado de apertura y globalización ❛❛ ◗◗◗ El período transitorio para la adecuación a la directiva va a resultar determinante para el futuro industrial. Reducir los GEI debe hacerse teniendo en cuenta que gran parte de las empresas están sometidas a la competencia internacional y que EE.UU., Rusia y China no han suscrito los compromisos de Kyoto. El período transitorio debe, por lo tanto, utilizarse para avanzar progresivamente hacia la consecución de los objetivos a partir de que la sociedad española asuma el coste que está dispuesta a pagar. La clave del éxito está en lograr combinar desarrollo econó- El 8º Congreso de la Confederación Sindical de CCOO, conscientes de la trascendencia del momento actual para el futuro de la economía española, alertaba de la situación y apunta claramente, el Programa de Acción a la necesidad de realizar una apuesta fuerte por un cambio de modelo productivo. Las viejas ventajas competitivas de la economía española, que han servido para un período, sería poco menos que suicida pensar que, profundizar en ellas, va a permitir a las empresas mantenerse en nuestro país. soci olaboral De haberse desarrollado hasta sus últimas consecuencias aquellas tesis, hoy, por ejemplo, Europa y España no dispondrían de industria siderúrgica, naval, aluminio y otras, entre las que las europeas son de las más eficientes del mundo. ervato s b o sectores industriales y empresas, en un marco cada vez más globalizado de la economía, deben centrar la atención y los esfuerzos de la política industrial. OPNION rio una vieja división de los sectores industriales en Europa que hizo furor y muchos estragos, en los años 70 y 80, entre maduros y de futuro. ■7 No es el problema de RVI o NISSAN un problema de costes de producción. En estos casos, como en otros no estamos ante planes de cierre para llevarse la industria a lugares o países con menores costes laborales, mayor flexibilidad o menores costes del despido. El mantenimiento o no de un tipo de industria en un espacio económico determinado lo decide su capacidad de estar presente en los mercados y esto viene de la mano de la eficiencia productiva y la calidad de los productos que se fabrican. En lo que a España se refiere, la tendencia ha sido buscar la ventaja competitiva a través de la reducción de los costes laborales, con un escaso esfuerzo en I+D+i o cualificación de los trabajadores y las trabajadoras. El Balance no puede ser más negativo: se ha deteriorado el empleo y las condiciones de trabajo, tenemos la mayor tasa de temporalidad, precariedad y siniestralidad de la UE y, además, esto no ha servido para impedir la deslocalización de parte de la actividad industrial. A lo que cabe añadir el escaso celo mostrado por las administraciones públicas y las empresas a la hora de prepararse para dar cumplimiento a la “Directiva del Comercio de Emisiones sobre Gases de Efecto Invernadero (GEI)” de la Unión y el protocolo de Kyoto. Si esos son los resultados, sería una insensatez seguir planteándose que las economías desarrolladas, como es el caso de España, compitan reduciendo costes a expensas de ocasionar averías sociales de gran calado. Siempre va a haber un país o una región del mundo con costes laborales y condiciones de trabajo peores que las nuestras a donde trasladar las industrias. Son otras, por lo tanto, las ventajas que tiene que aportar la economía y las industrias españolas. ANTICIPAR LOS CAMBIOS Los efectos de la ampliación de la UE, y la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo por la que se establece un régimen para el comercio de derechos de emisión de GEI en la Comunidad, junto al desarrollo de los La moderación del crecimiento de los costes labora❛❛ les está también asociada a que los nuevos empleos lo son con niveles de salario, por lo general, más bajos que los más antiguos. No ha sido menor el impacto de la moderada reducción experimentada por la jornada de trabajo en España en comparación a la situación planteada en otros países del entorno. mico, sostenibilidad y empleo y lo cierto es que el enfoque que se realiza en la Directiva, unido a las condiciones que se establecieron para España, no son las más adecuadas para el futuro de nuestros sectores productivos. En el ámbito eléctrico, por las características del sector, debería corresponder, inicialmente, realizar el mayor esfuerzo para la reducción de los GEI. Se trata de lograr: los mayores niveles de independencia energética (agua, carbón autóctono, renovables…), garantía de suministro y precios competitivos. A los esfuerzos por cumplir los compromisos, se ha de sumar el compromiso del conjunto de la sociedad y los sectores, anticipando normas y ◗◗◗ OPNION rio ervato sociolaboral s b o 8■ regulaciones que, entre otras, pongan el acento en la eficiencia en el consumo y el desarrollo de alternativas de transporte “limpio. Y además de posibles las iniciativas regulatorias, habrá de procederse a una revisión de la Directiva, de manera que pueda hacerse un enfoque más global que contemple también parámetros de competencia internacional a partir del esfuerzo que los sectores realicen. Otro parámetro importante deberá ser la política de cohesión económica y social en la UE, manteniéndose e incrementándose el compromiso de apoyar a las regiones más débiles, para ello será necesario un mayor esfuerzo finan- El futuro industrial de España, como el de la UE-25 necesariamente debe vincularse al papel clave que tiene que jugar el conocimiento. Es decir, hoy más que en cualquier otro momento, es necesario sentar las bases desde la iniciativa pública y privada para lograr alcanzar el objetivo del 3% en inversión en I+D+i. Se hace necesario pasar de una competencia en precios y costes a la competencia centrada en la responsabilidad social corporativa; en las características y calidad del producto, el diseño, las tecnologías de proceso y de producto, la capacidad de adaptación a las necesidades del consumidor para que, en el marco de una actuación socialmente responsable y sostenible, desempeñen un papel determinante en las estrategias de las empresas. Una estrategia, como la descrita, no es compatible con un mercado de trabajo caracterizado por: altas tasas de precarización y temporalidad, bajos niveles salariales, y deficientes índices de formación y cualificación . En esa línea, se debe insistir, porque cobra aún más vigencia, en la propuesta realizada por la Comisión de Industria del Parlamento Europeo de “incluir la educación, la formación y la cualificación en la política industrial, sobre todo mediante el establecimiento de un objetivo cuantificado relativo a la masa salarial de las empresas dedicada a la formación permanente”. Además, la industria española necesita desarrollarse internacionalmente tomando posiciones en otros mercados, aprovechando, a la vez, las ventajas de la UE-25. Para ello el Gobierno español debe promocionar políticas que, también, favorezcan la actuación de las PYMES en ese espacio. La pérdida de centralidad de España, con respecto a los mercados a partir de la ampliación exige un esfuerzo suplementario para el desarrollo de redes de comunicación y transporte que forme parte integral de las redes transeuropeas, es un elemento crucial para la competitividad de la industria española. ❛❛ Los países de la ampliación representarán el 9% de la Europa ampliada y el 15% de los empleos y sus costes unitarios representan entre el 16% y el 53% de la UE. Es más que probable que su integración plena al mercado interior provoque un cierto nivel de impacto en las zonas fronterizas, así como en sectores intensivos en mano de obra hoy establecidos mayoritariamente en Grecia, España y Portugal. ciero orientado a la política de solidaridad en su conjunto. Una solidaridad política y económica, que exige que los presupuestos comunitarios superen la debilidad de los actuales. Para asegurar una política de crecimiento económico; aumento del empleo y de desarrollo sostenible, se exige que, desde los Presupuestos de la UE, se aumenten las inversiones y la calidad de éstas y, a la vez, se haga un seguimiento sobre el impacto de la ampliación en las distintas regiones y sobre los temas de sostenibilidad. España tiene que hacer una apuesta por el mantenimiento y la competitividad del tejido industrial que, aunque sujeto a modificaciones, debe asentarse en los sectores básicos actualmente existentes. La clave para el futuro está en la capacidad de anticipar los cambios. Las administraciones públicas españolas, las empresas y los agentes sociales deben tomar nuevamente la iniciativa en nuestro país, comenzando porque el Gobierno concentre las competencias sobre los temas industriales en un solo departamento. Así, no basta con definir medidas de carácter horizontal, aunque éstas sean necesarias. Las especificidades sectoriales exigen planes sectoriales, no sólo para anticipar el cambio, sino para impulsar la actividad en los sectores básicos para la economía española, y como forma de contrarrestar, en términos de empleo, el efecto de decisiones de deslocalización que van a seguir tomando algunas empresas, sobre todo grupos multinacionales, que sólo mantienen en nuestro país centros de ensamblaje, además de la distribución o servicios post-venta. Son necesarias iniciativas sectoriales, algunas de ellas ya apuntadas por la Comisión Europea para sectores ◗◗◗ ■ DESDE EL MIRADOR Indicadores económico-industriales ■ Alfredo García Director del Observatorio sobre Industria, Ciencia y Tecnologia de la FSE ro como en nuestro país repunta en tres décires meses seguidos de ligera recuperación mas debidas principalmente al incremento económica en las principales área de de los precios del petróleo y los efectos del producción industrial, sumadas a las urLa tendencia a la liberasostenido encarecimiento del dólar resgentes medidas para sujetar el alza deslización de los productos inpecto del euro. bocada de los productos derivados del dustriales y los servicios asopetróleo da pié para una renovada moderación del optimismo productivo: se ciados a ellos se establece en un En nuestro país, después del Aarón expectante provocado por las elecciosiguen creando puestos de trabajo y mercado sin barreras comercianes y el cambio de gobierno, la atenmanteniéndose el consumo y la inverles, de acuerdo con las disposición de las actividades y expectativas sión empresarial. Todo ello referido al ciones de la Organización económico-industriales permanece aún área Unión Europea (UE) y nuestro país. Mundial de Comercio a la espera de las directrices que determi(OMC). narán la política económico-industrial. Mi Como la evolución económica y de la propunto de vista es, entre otras reflexiones, producción industrial en España está muy interreladucto de las actuaciones que poco a poco va insicionada con las zonas euro y de la UE, el análisis connuando más que explicitando el nuevo Gobierno a las que junto a este nivel de las variables y condiciones de la prosumar las reticencias que causa el hecho de que sea Peducción industrial (exceptuando el Reino Unido) no ofrece dro Solbes el director de la política económico-industrial grandes distorsiones internas. La industria es, otra vez la del nuevo gobierno. actividad que tira del conjunto de las variables económicas, siendo también reseñable la mejora de los sectores Los interrogantes no son aún preocupantes pero están en de la construcción, (que en España, aún de manera conla senda de serlo. Las insuficiencias de la reforma de la Potenida respecto a plazos temporales anteriores, sigue lítica Agraria Común (PAC), en Luxemburgo, más la deciconstituyendo el grueso de la actividad) a los que sumar el sión unilateral de rebajar el IVA de los CD’s (consecuencia incremento de la venta al por menor. Por el lado contrario de la cual ha sido la correspondiente advertencia el Indice de Precios al Consumo (IPC), tanto en la zona eu- T ❛❛ ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o ❛❛ INDICADORES rio ra situar en un equilibrio constructivo y creador como el siderúrgico, el naval, aeroespacial, textodos los intereses de los actores afectatil, automoción y otros, tan básicos para la dos”…, “la política industrial europea deUE como lo son para España. La industria española be dirigirse no sólo a desarrollar los nueatraviesa una fase de redefivos sectores de alto potencial de deLa implicación y la participación del connición que requiere la atención y sarrollo, sino también a garantizar una junto de los actores industriales son fundamentales y, en ese sentido, co- la actuación concertada de todos buena gestión de los sectores más los actores, si se quiere que los tradicionales”. Estas últimas líneas bra una gran importancia el diálogo social. Diálogo social institucionalizado a retos y desafíos del presente no son declaraciones de Comisión de Industria del Parlamento Europeo, y son través de la creación de observatorios se conviertan en problemas más que suficientes para encarar la industriales como los ya constituidos en irresolubles del mañana. cuestión. algunos sectores, como el textil o la química, o los propuestos por CC.OO. para el autoHasta aquí y por lo expuesto, y teniendo en cuenmóvil, la energía y otros. ta la limitación de espacio, éstas son las apuestas fundamentales para el próximo periodo. La industria española Los problemas y desafíos presentes y futuros de la indusatraviesa una fase de redefinición que requiere la atención tria, y por lo tanto de la economía, no se van a resolver a y la actuación concertada de todos los actores, si se quiegolpe de reformas desregulatorias, ni, mucho menos, re que los retos y desafíos del presente no se conviertan atacando las bases del sistema de protección social. en problemas irresolubles del mañana. “Los tres pilares de la estrategia de desarrollo sostenible Salvando las diferencias ideológicas con el autor, quisiera de la Unión Europea definida en Gotemburgo, el econócerrar el artículo con una frase de Eric Hoffer, “En épocas mico, el social y el medioambiental, lejos de ser antagónicos, se refuerzan mutuamente”…, “la nueva política inde cambio quienes estén abiertos al aprendizaje se aduedustrial europea debe definirse y aplicarse con la contriñarán del futuro, en tanto, quienes creen saberlo todo se bución de los agentes sociales”…, “en este sentido, el diáencontrarán maravillosamente equipados para operar en logo social es un instrumento consecuente y decisivo paun mundo que dejó de existir.” ■ ■9 INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 10 ■ de la UE por vulnerar el principio de “armonización impositiva” entre los estados miembros, provoca dudas sobre la consistencia del programa económico-productivo del Gobierno, más aún, cuando los rectores del área de Economía y Hacienda no ha explicitado el gasto máximo que el Gobierno podrá ejecutar sin incumplir la Ley de Estabilidad Presupuestaria vigente, lo que incita y da pie a suponer que dicho gasto sobrepasará el crecimiento previsto (3% anual), incurriendo en un incumplimiento de la decisión de no incrementar el déficit público. En otro sentido los precios industriales vuelven a ser un problema a partir de abril, en toda la zona euro, y todo ello tiene que ver con los precios del petróleo que elevará, sin del crecimiento del Índice de Producción Industrial (IPI) hasta un -0,7%, (-0,3 puntos inferior a lo previsto hasta diciembre). La producción industrial en 2004 viene ralentizándose mes a mes. Esta ralentización afecta a los sectores con más implantación e nuestro país, y es especialmente importante en la producción de energía, un indicador indirecto de la caída de la producción industrial, así como del sector de los bienes de consumo no duraderos. Ambos grupos suponen el 47 % del IPI. Las informaciones disponibles a partir de enero de 2004, más las revisiones introducidas en las expectativas, el escenario consolida una desaceleración de la actividad industrial, que se da en casi todos los sectores, y especialmente en aquellos más sensibles y que mayor porcentaje de producto aportan, como son la producción de energía, bienes de equipo (indicador que expresa la caída de las expectativas industriales); bienes intermedios. Así, el perfil de la industria en nuestro país, contrasta sobremanera con la mejora de los indicadores cualitativos tanto de la UE como de España. Se establece así la clásica situación expectante de las empresas industriales que, pese a repuntes puntuales, siguen una tendencia de empeoramiento de las opiniones empresariales para este ejercicio, lo cual contrasta con la situación en Europa. Situación que puede verse afectada por los resultados de las elecciones europeas. Antes de celebrarse éstas se estimaba que el IPI estabilizaría su crecimiento entre el 0,5% y el 1,5 anual. Si esta perspectiva se consolidase, lo cual parece más lejano como consecuencia de las elecciones europeas, en el ámbito de la UE, sería un estímulo poderoso para la evolución del IPI, español, especialmente debido a que ello implicaría un incremento de la demanda interna a las plantas industriales de las multinacionales. Un problema endémico de una parte importante de ❛❛ nuestro tejido industrial, se puede volver a sustanciar en una pérdida de producción relativamente alta, lo que requiere de la acción de las organizaciones sindicales en estos sectores absolutamente dependientes de decisiones foráneas (que por otra parte se han aprovechado en su mayoría de pingües ayudas públicas) avanzando en el tratamiento sindical de estos temas. duda alguna, los preciso industriales muy por encima del objetivo del BCE y del Banco de España. Las hipótesis más optimistas hablan de un incremento de los preciso industriales por encima del 2,55 interanual, en paralelo con el retroceso del euro respecto del dólar. En otro orden de cosas, la caída de la producción industrial: 2,9%, (-0,1% de lo previsto), rebajan las perspectivas En esta materia, las decisiones por el momento políticas, pero con un alto grado de certera posibilidad, de la deslocalización industrial, por parte de las multinacionales, a países de la nueva UE ampliada, con alto grado de potencia, capacitación y know haus industriales, establecen serios nubarrones sobre una buena parte de las plantas industriales españolas dependientes, en uno u otro grado, de decisiones no políticamente intervenibles. El plus a pagar por la permanencia de las plantas multinacionales se deberán hacer efectivo, como es norma, en empleo directo e inducido en nuestro país. Este, que es un problema endémico de una parte importante de nuestro tejido industrial, se puede volver a sustanciar en una pérdida de producción relativamente alta, lo que requiere de la acción de las organizaciones sindicales en estos sectores absolutamente dependientes de decisiones foráneas (que por otra parte se han aprovechado en su mayoría de pingües ayudas públicas) avanzando en el tratamiento sindical de estos temas, a nivel del Estado y a nivel de las relaciones sindicales europeas en las que, en gran parte, y especialmente en lo referido a los países de nueva incorporación, con tradición industrial, mano de obra abundante y perfectamente formada, preciso de ésta baratos y reducida potencia sindical (que en todo caso se manifestaría a favor de las “relocalizaciones en sus paí- ◗◗◗ ■ Antonio Baylos Catedrático de Derecho del Trabajo UCLM La autonomía colectiva en el derecho social comunitario El texto corresponde al primer capítulo del libro “La dimensión europea y trasnacional de la autonomía colectiva”, coordinado por Antonio Baylos, que además es autor del siguiente texto, donde define en primer lugar el concepto y lugar de la autonomía colectiva en el ordenamiento jurídico comunitario. A continuación describe los actores a escala europea, el diálogo social comunitario y la tipología de la negociación colectiva comunitaria. 1.- Concepto y lugar de la autonomía colectiva en el ordenamiento jurídico comunitario. La autonomía colectiva ocupa en los sistemas jurídico-laborales europeos un lugar central. Normalmente esta relevancia se suele resaltar al hablar del sistema de fuentes del derecho, en el sentido de que la producción de reglas con valor normativo por parte de los sujetos sociales que disciplinan las relaciones laborales se contrapone a las normas de origen estatal que tienen por objeto la misma materia, de manera que la peculiariedad típica del Derecho del Trabajo es precisamente esta autonomía o poder de autorregulación de los intereses contrapuestos de empresarios y trabajadores que se plasma en el convenio colectivo como fuente del derecho, como norma jurídica. Pero además la centralidad de la autonomía colectiva tiene más significados no menos relevantes. Ante todo porque el gobierno del siste- ma de relaciones laborales se basa esencialmente en dicho principio, cuya capacidad de regulación social se expresa a través de la negociación colectiva, pero donde el sindicato de trabajadores supone un instrumento de producción de reglas ligado al protagonismo social y político de este sujeto colectivo que expresa también en el conflicto social un factor de dinamización del sistema en su conjunto. Además, desde la lógica político-democrática de estos sistemas jurídicos, los poderes de autorregulación y de autotutela en los que se materializa esta autonomía colectiva se inscriben en una línea de tendencia que busca la compensación de la desigualdad material presente en las relaciones de producción a través de la acción colectiva, y que adquiere relevancia jurídico-formal al más alto nivel a partir del reconocimiento en las constituciones europeas de la segunda posguerra mundial que se liberaron de los fascismos tanto de este principio de autonomía, ligado al de pluralismo so◗◗◗ soci olaboral ervato s b o ❛❛ TENDENCIAS rio nistas (hacia los nuevos países de la UE o el ses”) pone, también de manifiesto lo mucho Norte de Africa especialmente) tendentes que queda por hacer en cuanto a la intea crecimientos a corto plazo, lo cual no gración sindical europea. La ausencia de una polítideja de ser también una política mioca común de límites drásticos pe de cara a la consolidación de un Secundariamente, la tendencia a la limedioambientales, de utilización espacio industrial sostenido en vaberalización de los productos indusde los recursos no renovables y de lores añadidos. triales y los servicios asociados a ellos se establece en un mercado sin su sustitución por energías y procedibarreras comerciales, de acuerdo mientos acordes con las aún existen- Todo ello afecta profunda y continuamente a los asuntos sociales, con las disposiciones de la Organites normativas medioambientales, especialmente a aquellos que deterzación Mundial de Comercio (OMC). impulsa las deslocalizaciones minen directa o indirectamente resLo que homogeniza las decisiones inoportunistas tricciones sobre las actividades proverso/productivas económicas, sociaductivas, e, indirectamente a los pilares les y políticas. La competencia entre embásicos del Estado del Bienestar, especialpresas induce la competencia entre territomente las pensiones. En este campo la generalirios, incluso de un mismo país, lo cual abunda en dad de los Gobiernos “relajan” sus legislaciones o medidesregulación y privatización. Ello está determinando una das y hacen la vista gorda a cualquier actitud que permita reducción drástica de los sistemas de regulación naciola mejora de la competitividad industrial. nales en particular y la reducción de las barreras fiscales en general. Con los efectos que ello tiene sobre las cuentas y disponibilidades públicas para actuar, tanto en políticas indusDe otra parte, la ausencia de una política común de límites triales activas, especialmente las demandantes de más drásticos medioambientales, de utilización de los recurrecursos financieros y logísticos, como en políticas sociasos no renovables y de su sustitución por energías y proles, de protección o inversión en la respuesta a demandas cedimientos acordes con las aún existentes normativas sociales urgentes. ■ medioambientales, impulsa las deslocalizaciones oportu- ■ 11 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 12 ■ cial, como de las facultades de autonormación y de autotutela colectiva, traducidas en derechos fundamentales: libre sindicación, huelga, negociación colectiva. Sobre estos elementos se construye la dimensión colectiva y sindical del ordenamiento jurídico-laboral en los sistemas democráticos contemporáneos, de los que el ordenamiento español, a partir de la promulgación de la Constitución de 1978, es un ejemplo. El problema que se plantea es la difícil traslación del espacio que ocupa en un sistema de relaciones laborales nacional la autonomía colectiva, al ordenamiento jurídico comunitario. No se trata por tanto de iniciativas de los sujetos sociales o de otras entidades para proceder a coordinar políticas y estrategias en el plano colectivo de las relaciones laborales a escala europea. Ni la constatación de que en Europa todos sus sistemas jurídicos nacionales asignan un papel muy relevante a las distintas manifestaciones de la autonomía colectiva, entre las que se podría proceder a realizar una cierta clasificación comparatista por grupos de sistemas y de las diversas técnicas y políticas en los que se manifiestan éstos. Se trata por el contrario de afrontar la estricta dimensión supranacional comunitaria y el modo en el que en la misma se puede hacer presente la autonomía colectiva como fuente del derecho y como principio político de autorregulación social. No es fácil el asunto, pues la peculiar forma de construcción y desarrollo del ordenamiento comunitario lo hacen bascular sobre un orden de valores diferentes, prioritariamente dirigidos a la consecución del mercado común y de la unidad monetaria y financiera, y en donde el reconocimiento de principios y de derechos se realiza fragmentariamente y siempre en función de estos objetivos (Galiana, 1997, 150). El modelo antropológico sobre el que se edifican las constituciones democráticas europeas es el del ciudadano – trabajador, y sobre el trabajo como elemento de cohesión social y de dignidad personal se asienta la idea del Estado Social que orienta el orden constitucional y el sistema de derechos de una nación. En el ordenamiento comunitario, por el contrario, la figura social relevante es la del consumidor y la del usuario, y frente al Estado como elemento regulador se afirma el mercado y en definitiva la empresa como sujeto clave en el funcionamiento del mercado unificado también monetariamente. Ambas esferas regulativas desarrollan por tanto “códigos genéticos” diferentes. No debe extrañar, por tanto, que si la dimensión social de la Unión Europea ha sido una realidad tardía y siempre secundaria respecto de los esfuerzos realizados hacia la unidad monetaria y financiera en un contexto de mercado común, los aspectos relacionados con la regulación por las partes sociales de las condiciones de empleo y de trabajo en el ámbito europeo no hayan sido tenidos en cuenta ni reconocidos hasta prácticamente el Tratado de Maastricht, al margen de una tímida presencia - el diálogo social – a partir del Acta Unica Europea de 1987 (Galiana, 1997, 165; Rodriguez-Piñero, 1997a, 2) que no llegaba a definirse como principio político. No es euro-optimismo mantener, sin embargo que, tras el Tratado de Amsterdam, vino a dar comienzo una etapa de transición hacia un escenario en el que se irá construyendo la dimensión colectiva de la regulación comunitaria sobre aspectos sociolaborales, de la que ya hay significativas manifestaciones (Spyropoulos, 1999, 234), pero también serias carencias. Ahora bien, ante el papel que el ordenamiento jurídico comunitario asigna a la autonomía colectiva y ante el que efectivamente puede desempeñar ésta en este espacio normativo supranacional, en sus diversas manifestaciones posibles, hay que adoptar ciertas precauciones. La primera, y fundamental, no incurrir en el “equívoco metodológico” (Lo Faro, 1999, 8) de aplicar al estudio de las categorías jurídicas de los derechos laborales colectivos los mismos elementos conceptuales de los sistemas nacionales, ni de emplear los estereotipos culturales, históricamente determinados y que han ido cristalizando en cada uno de los ordenamientos internos en una amplia diversidad. Como se ha recordado muy oportunamente, no hay nada mas diferente en Europa, aparte de los idiomas, que la estructuración de los sindicatos, los criterios de representación, la eficacia personal de la negociación colectiva (Lettieri, 1998, 14), por mencionar sólo los aspectos más llamativos en las diversas soluciones jurídicas planteadas a nivel comparado. En segundo lugar, conviene tener presente la dinámica instaurada entre el sistema de garantías que tutela los derechos fundamentales de carácter colectivo – sindicación, huelga, negociación colectiva fundamentalmente – en los respectivos ordenamientos internos, y el cuadro resultante de protección “interiorizada” en cada país, una vez comparados cada uno de estos sistemas, que arroja un generalizado, aunque enormemente diferenciado, nivel de respeto de tales derechos. Pero – y esta es la precaución – sin que esta situación se plantee como un objetivo general de la actuación normativa comunitaria ni se prevea la construcción de un sistema análogo de garantías a nivel supranacional, lo que por otra parte tiene mucho que ver con el reparto de competencias comunitarias y nacionales y el juego del principio de subsidiariedad, cono se analizará más adelante. Por último, procede diferenciar entre lo que se delimita jurídicamente como norma comunitaria y se inserta con una lógica propia en dicho ordenamiento jurídico y las reglas que la autonomía colectiva puede crear, como consecuencia de la acción social de los sujetos colectivos, en especial en este tema los sindicatos de trabajadores. Este tipo de reglas no se asimilan fácilmente a las categorías jurídicas de las que se dispone en los ordenamientos nacionales respectivos ni ofrecen las certezas a las que estamos acostumbrados en materia de eficacia de las mismas y de la garantía de los derechos en ellas reconocidos, y tampoco se instalan en el cuadro normativo del derecho comunitario, de por sí proclive a fórmulas “dúctiles” de creación del derecho. Sin embargo esa creatividad colectiva que abarca la dimensión supranacional y transnacional posee un valor indicativo y prescriptivo extraordinario. Desde esta perspectiva, que hace más complejo el análisis de estas categorías, es desde donde es más correcto abordar el estudio de la autonomía colectiva en el Derecho social comunitario. 1.1.- La carencia de un orden constitucional europeo de garantía de derechos colectivos. Nadie puede negar que la construcción de la Unión Europea como una Europa de ciudadanos haya de sustentarse en la existencia de un reconocimiento de los de- ◗◗◗ soci olaboral TENDENCIAS rio el segundo la “información, consulta y participación de los trabajadores”. Delimitando el contenido de los mismos, se pueden señalar los siguientes: a) Derecho de asociación y libertad sindical, que comprende tanto el derecho de los empresarios a asociarse y a constituir asociaciones profesionales para defender sus intereses económicos y sociales, como el derecho de libertad sindical propiamente dicho, tanto en su vertiente individual como colectiva. La interpretación de los contenidos de la libertad sindical se deberá realizar con el auxilio de los Convenios de la OIT, en el sentido con que el Preámbulo de la Carta se refiere a la “inspiración” de sus declaraciones en aquellos. Es de resaltar sin embargo que en ervato s b o rechos fundamentales de éstos “expresión de los valores colectivos y de la identidad de las sociedades europeas” (Casas, 1996a., 11), lo que remite a la declaración de derechos y a su eficacia en el ordenamiento comunitario. Por eso el debate sobre la constitucionalización de los derechos sociales viene de lejos, aunque sólo entrados en el siglo XXI se haya llegado a una situación en la que se puede hablar de la proximidad de un ordenamiento constitucional europeo que los recoja.1. Lo cierto es que todavía carecemos de constitución europea en el sentido clásico del término. Una parte de esta carencia se debe a los ímpetus desreguladores de la ideología neoliberal triunfante en los años 80, que interpretaba la lógica de los derechos como una cortapisa al funcionamiento del mercado, y señaladamente aquellos derechos de carácter colectivo como los de sindicación, negociación colectiva y huelga. Pero también posiblemente a que la noción de derechos sociales se reconducía al ámbito de competencias comunitarias, como derechos reactivos o reflejos de una acción o política de los poderes públicos, por lo que en consecuencia no se tenían en cuenta los supuestos de producción extralegislativa o autónoma de reglas vinculantes en materia de relaciones laborales. Sin embargo existen dos textos importantes en donde se utiliza la forma de declaración de derechos para incorporar el conjunto de derechos sociales. ■ 13 a) La Carta comunitaria de los derechos sociales fundamentales de los trabajadores. En efecto, han existido intentos serios de lograr una cierta constitucionalización de los derechos sociales y en concreto de los derechos fundamentales de carácter colectivo, como sucedió con la Carta comunitaria de los derechos sociales fundamentales de los trabajadores adoptada en diciembre de 1989, en el contexto de un proceso de tensión hacia la construcción de una dimensión social europea “fuerte” bajo la presidencia de Jacques Delors, a finales de los años ochenta. Este texto constituye una declaración de los derechos que básicamente comparten todos los Estados miembros, en el intento de trasladar al modelo europeo de regulación social lo que constituye el elemento fundante de los principios de protección de los derechos sociales en los respectivos ordenamientos internos. Por eso el Preámbulo de la Carta recuerda que por un lado pretende “consagrar los progresos realizados en el ámbito social, por la acción de los Estados miembros, de los interlocutores sociales y de la Comunidad”, y por otro “garantizar en los niveles adecuados el desarrollo de los derechos sociales de los trabajadores de la comunidad Europea”, sin que desde luego pueda darse “ninguna regresión con respecto a la situación actualmente existente en cada Estado miembro”. Los derechos reconocidos de carácter colectivo se concentran en dos grandes bloques: en el primero se consagra “la libertad de asociación y negociación colectiva”, en 1 Una exposición muy clara de esta necesidad en Rodriguez Piñero y Casas, 1996. Ver también Sciarra, 1996. ❛❛ En el ordenamiento comunitario, por el contrario, la figura social relevante es la del consumidor y la del usuario, y frente al Estado como elemento regulador se afirma el mercado y en definitiva la empresa como sujeto clave en el funcionamiento del mercado unificado también monetariamente. la declaración europea tenga expresa acogida la protección de la libertad sindical negativa que sin embargo no se menciona en los textos de la OIT, con consecuencias restrictivas o impeditivas para las claúsulas de seguridad sindical típicas de la cultura sindical anglosajona. Los ordenamientos internos deberán además determinar “en qué condiciones y en qué medida” se deben aplicar a las fuerzas armadas, a la policía y a la función pública las facultades y derechos derivados de la libertad de sindicación, lo que es también extensivo a otros derechos reconocidos, como el de negociación colectiva y el derecho de huelga. b) Derecho de negociación colectiva, que se reconoce en un doble nivel. En el plano de las condiciones establecidas por las legislaciones y prácticas nacionales, a los empresarios y sus organizaciones y a las organi- ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 14 ■ zaciones de trabajadores, y a escala comunitaria, a los interlocutores sociales, pero confinada en el marco de las consultas y pareceres comunes de ambos que se conoce como diálogo social, que puede culminar, si así se desea, en que “se establezcan relaciones convencionales” tanto a nivel interprofesional como sectorial. De esta forma, la negociación colectiva de empresa en el nivel transnacional no aparece recogida en la Carta como derecho fundamental de los trabajadores, una muestra mas de la incoherencia y la obstinación ideológica de algunos gobiernos en no legitimar la acción sindical a escala europea. c) Derecho a recurrir a acciones colectivas y derecho de huelga, originado por un conflicto de intereses y con las posibles limitaciones derivadas tanto de la legislación como de las obligaciones pactadas en convenios colectivos, en una doble alusión en consecuencia a la imposición legal de límites al ejercicio del derecho de huelga y a la pactación de claúsulas de paz en la negociación colectiva. En cualquier caso es patente la remisión a la legislación y las prácticas nacionales en este supuesto. Y en este tema, la exclusión o restricción del ejercicio del derecho de huelga para fuerzas armadas, policía y función pública a que antes se ha hecho referencia, tendrá una proyección muy intensa en los diversos ordenamientos nacionales. d) Procedimientos de conciliación, mediación y arbitraje, con la finalidad de resolver los conflictos laborales planteados, tanto de intereses como jurídicos, sin que la declaración comunitaria se pronuncia por el carácter público o voluntario de los mismos, es decir, generado en el seno de una estructura administrativa pública o creado y administrado por la negociación colectiva, al determinar únicamente que “es conveniente favorecer” su creación y utilización, aquí también “ de conformidad con las prácticas nacionales”. e) Derechos de información, consulta y participación de los trabajadores en la empresa, que se establece a nivel general como derecho ejercitable “según mecanismos adecuados” en función de “las prácticas vigentes en los diferentes Estados miembros”, y se extiende en especial a “aquellas empresas o grupos de empresas que tengan establecimientos o empresas situados en varios Estados miembros de la Comunidad Europea”. La declaración establece además algunos supuestos en los que tales procedimientos de información y de consulta resultan particularmente necesarios, en concreto en los supuestos de introducción en la empresa de innovaciones tecnológicas que modifican sustancialmente las condiciones de trabajo o la organización del trabajo, en los casos de fusiones o restructuraciones de empresas y en los despidos colectivos, y, en fin, en los trabajadores transfronterizos afectados por las políticas de empleo llevadas a cabo por las empresas en las que trabajan. Al margen de sus limitaciones, imperfecciones y deficiencias, la Carta resultó una iniciativa plenamente fallida, puesto que no consiguió sus objetivos primeros de constituir un “minimum social comunitario” (Rodriguez Piñero, 1997, 2). La Carta carecía de valor jurídico alguno en el interior del ordenamiento comunitario y tampoco orientó la jurisprudencia comunitaria a efectos interpretativos de los principios de la Comunidad. Era una simple declaración solemne (Spyropoulos, 1999, 233) que además no suscribieron todos los Estados miembros de la misma, ante la exclusión de Gran Bretaña. De esta forma, este proyecto que pretendía una cierta constitucionalización de derechos sociales y la homogeneización de los mismos, no tuvo la fuerza política para poder afirmarse, confirmando así de nuevo el papel plenamente subsidiario de la denominada dimensión social del proyecto europeo en el conjunto de las políticas económicas y sociales que éste representa, como se volvería a poner de manifiesto en los criterios de convergencia que se emplearon en Maastricht. Posteriormente otros intentos en la misma dirección han tenido idéntico fin2, aunque el debate se orientó en los años noventa hacia el logro de nuevas formas de constitucionalización de los derechos sociales (Sciarra, 1996, 86), que encontraron en la reforma de Amsterdam algunos avances, lo que no quería decir mucho ante la situación anterior de la que se partía de negación de cualquier afirmación general de un sistema de valores políticos y sociales que orientara las políticas de los gobiernos y la acción de la Comunidad más allá de la consecución de la unidad monetaria y el mercado común. En efecto, el art. 6 TUE establece el compromiso de la Unión Europea de respetar los derechos fundamentales tal y como éstos resultan del convenio de Roma de 1950 y “tal y como resultan de las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros” como principios generales del Derecho comunitario. Y concreta más esta referencia a los derechos sociales fundamentales el art. 136 TCE al mencionar expresamente los reconocidos en la Carta Social Europea de 1961 y en la Carta comunitaria de derechos sociales fundamentales de los trabajadores de 1989. Se produce así una cierta constitucionalización de estas declaraciones de derechos como principios, que van a tener posiblemente un margen de aplicación en tanto orientan la interpretación del TJCE3. Es éste quien debe garantizar el respeto de tales derechos como principios generales del Derecho comunitario (Casas, 1996a, 11), pero su alcance puede que no se limite a este efecto orientador e interpretativo. Porque estos compromisos del TUE y del TCE, aunque a la postre no vengan sino a suponer el enunciado de un vago compromiso político en torno a los valores que representan los derechos fundamentales a los que estas normas remiten, implican un cierto cambio de orientación, la necesidad de llegar a establecer un catálogo de derechos y un sistema de protección de los mismos a escala europea. b) La Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea (La Carta de Niza, 2000). Tantas veces propuesta como necesidad la constitucionalización de los derechos fundamentales en la dimensión comunitaria, es el Consejo Europeo de Colonia en 1999 el que determinó que se profundizara en los trabajos ◗◗◗ 2 Resulta de gran interés la propuesta de Blanpain, Hepple, Scia- rra y Weiss, 1995, 873 ss. Una exposición sintética de esta propuesta y la del “Comité de Sabios” de 1996, en Rodriguez Piñero, 1997a, 6 ss. 3 Unánime comentario de la doctrina que ha comentado Amster- dam: Galiana, 1998; Gomez Muñoz, 1998, Rodriguez Piñero, 1998; Rodriguez-Piñero Royo, 1998; Torrents, 2000. ❛❛ 4 “Acuerdo no normativo que revela la inspiración compartida por la Unión Europea debido a la pluralidad y a la transparencia de su debate y por ser fruto de un amplio consenso institucional e intergubernamental” (Mangas, 2002, 431). 5 Su precedente se encuentra en el “Convento” o convención pa- ra la elaboración de la Carta de Niza. En la Convención se encuentran representantes de los Gobiernos y Parlamentos nacionales y de las instituciones comunitarias, Parlamento y Comisión europea. Cfr. Valdés de la Vega, 2003. ¿Cómo se contemplan por tanto en el ordenamiento comunitario los derechos relacionados con el principio de autonomía colectiva? Estamos hablando de derechos fundamentales de carácter colectivo y este tipo de derechos entra de lleno en el ámbito del principio de subsidiariedad. Ya se ha visto el énfasis que en este punto ponían las declaraciones de derechos reconocidos en la Carta comunitaria de los derechos fundamentales de los trabajadores. Con carácter general se articulaba en el ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o TENDENCIAS rio condición de legitimación del sistema político sobre el que se quiere basar la Unión, en donde el “modelo social” europeo constituye sin duda un elemento determinante. Hay que tener en cuenta que en el Proyecto de Constitución Europea se ha optado por asignar a la Carta de Niza la mayor relevancia política y el más alto valor jurídico, como derecho originario de la Unión que goza del principio de primacía sobre el derecho nacional de los Estados miembros. Si, como todo parece, triunfa esta opción, el largo proceso seguido para encontrar una parte declarativa de derechos con fuerza vinculante en el ordenamiento comunitario habrá culminado mediante la positivización de estos derechos en el marco constitucional de la Unión (Valdés de la Vega, 2003). Sin embargo, será importante conocer cual será la delimitación que pueda hacerse del “contenido esencial” de los derechos y libertades recono“Los trabajadores y los empresarios, o sus organizaciones cidos, sobre la base de las diferentes tradiciones respectivas, de conformidad con el Derecho comuniconstitucionales de los Estados miembros tario y con las legislaciones y prácticas naciona(Casas, 2000, 110), lo que resulta particules, tienen derecho a negociar y celebrar larmente relevante en lo que se refiere a convenios colectivos, en los niveles adeNo hay nada mas diferente los derechos colectivos reconocidos cuados, y a emprender, en caso de en Europa, aparte de los idioen la misma. conflicto de intereses, acciones colectivas para la defensa de sus intemas, que la estructuración de los Por otra parte, según las reglas de reses, incluida la huelga”. sindicatos, los criterios de representainterpretación que da el art. 52 de ción, la eficacia personal de la negociala Carta de Niza, el sentido o alA lo que habría que añadir el recoción colectiva (Lettieri, 1998, 14), por cance de estos derechos habrá nocimiento en el capítulo de libermencionar sólo los aspectos más llade ser como mínimo el que recotades, en el art. 12, de la libertad de mativos en las diversas soluciones nozca el CEDH, a menos que la asociación en el ámbito sindical, “lo Carta garantice una protección mas que implica el derecho de toda perjurídicas planteadas a nivel comelevada o amplia, sin que quepa intersona a fundar con otras sindicatos y a parado. pretar cualquier precepto de este texto afiliarse a los mismos para la defensa de legal como limitativo o lesivo de los deresus intereses”. chos humanos y libertades fundamentales “reconocidos, en su respectivo ámbito de aplicación, por Aprobada como solemne declaración política y por tanel Derecho internacional y los convenios internacionales to sin atribuirle un valor jurídico que la haga formar parte de los que son parte la Unión, la Comunidad o los Estados del ordenamiento comunitario4, comparte con la declaramiembros, y en particular el CEDH así como las Constitución de derechos anterior una segura función de orientaciones de los Estados miembros” (art. 53). Igualmente no ción de la jurisprudencia comunitaria, al margen de que cabe una interpretación que se dirija a la destrucción de formalmente no se haya producido todavía una incorpolos derechos y libertades que reconoce o que cree limitaración formal de la Carta al sistema jurídico comunitario ciones más amplias que las previstas (art. 54). Sin embar(Däubler, 2002, 20; Casas, 2000, 27). Sin embargo se insgo es conveniente aclarar que, como señala el art. 51 de cribe en la dinámica que se inicia a partir del Consejo Eula Carta, ésta “no crea competencia ni misión nueva para ropeo reunido en Laeken en diciembre del 2001, donde se la Comunidad ni para la Unión y no modifica las compeconvoca una Convención para el futuro de Europa de tencias y misiones definidas por los tratados”, de forma composición novedosa5 y cuyo objetivo declarado es doque los derechos fundamentales garantizados en la Carta tar a Europa de una Constitución. En ese proceso constisólo son efectivos en el marco de las competencias que tuyente es necesaria una declaración de derechos fundadefine el TCE. Ello implica analizar de forma específica el mentales para lo que la Carta de los derechos fundamenlugar que ocupan los derechos colectivos que son manitales de la Unión Europea o Carta de Niza debe ser incorfestación del principio de autonomía colectiva reconocido porada al nuevo proyecto de Tratado fundante de la en la Carta de Niza. Unión. El curso de las cosas está ya muy avanzado en la actualidad, y por esta vía se pretende acercar el proyecto europeo a los ciudadanos y “hacer visibles” estos derechos fundamentales (Valdes de la Vega, 2003), como una 1.2.- La aplicación del principio de subsidiariedad. en torno a una Carta Europea de Derechos Fundamentales, con expresa inclusión de los derechos sociales (Däubler, 2002, 16). Con rapidez sorprendente se obtuvo un amplísimo consenso en torno a un texto que fue aprobado solemnemente en la cumbre de Niza en diciembre del 2000. Estructurada en siete capítulos (Dignidad, Libertades, Igualdad, Solidaridad, Ciudadanía, Justicia), es en la rúbrica de solidaridad donde se recogen la gran mayoría de los derechos sociales En concreto, en su art. 27 reconoce el derecho de información y consulta de los trabajadores en la empresa – “con la suficiente antelación” y “en los niveles adecuados” - , y el art. 28 de la misma se declara el derecho de negociación y de acción colectiva en los siguientes términos: ■ 15 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 16 ■ punto 27 de aquella declaración, al afirmar que “la garantía de los derechos sociales fundamentales” contenidos en la Carta “competen a los Estados miembros de conformidad con las respectivas prácticas nacionales, en particular mediante la legislación y los convenios colectivos”. La Carta de derechos fundamentales de la Unión por su parte recuerda en su art. 51.1 de forma específica que sus prescripciones están dirigidas a las instituciones y órganos de la Unión, respetando el principio de subsidiariedad, así como a los Estados miembros únicamente cuando apliquen el derecho de la Unión, de forma que el respeto de los derechos, la observancia de los principios y la aplicación de los mismos se realizará “con arreglo a sus respectivas competencias”. El principio de subsidiariedad, que está enunciado de forma general en el art. 5 TCE, restringe las competencias de la Comunidad y establece una regla de preferencia de la actuación de los Estados, de tal manera que la acción de la Comunidad sólo se podrá dar en la medida en que sus objetivos “no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros” y, en consecuencia, “puedan lograrse mejor, debido a la dimensión o a los efectos de la acción contemplada, a nivel comunitario”. Este principio parte de la idea de reducir la intervención comunitaria en materias tradicionalmente reguladas por los Estados nacionales, aunque supone en realidad un principio para organizar la cooperación entre las diversas instancias políticas que se despliegan en el escenario comunitario para cooperar en la producción de normas (Rodríguez, 2001, 271-274). El territorio de la garantía de los derechos fundamentales es el propio de los sistemas jurídicos nacionales de garantía de los mismos, es decir, que sobre esta materia opera plenamente el principio de subsidiariedad. Se ha señalado correctamente (Rodriguez Piñero, 1997a, 6) que no se debe confundir el tema de la competencia para la declaración de los derechos fundamentales con los de la aplicación y puesta en práctica de los mismos, de forma que se puede producir una acción integrada entre el reconocimiento en el ordenamiento jurídico comunitario de determinados derechos fundamentales y sin embargo deferir su regulación concreta y los medios de protección de los mismos a los respectivos ordenamientos nacionales, con pleno respeto por tanto del principio de subsidiariedad6. Pero ya desde Maastricht el Derecho comunitario ha acentuado la exclusión de los derechos laborales colectivos del espacio normativo por él delimitado. En efecto, el art. 137.6 TCE excluye de la competencia de la Comunidad “el derecho de asociación y de sindicación, el derecho de huelga y el derecho de cierre patronal”. Dejando de lado la muy criticable equiparación entre huelga y cierre patronal, que parece reiterar el art. 28 de la Carta de Niza, con la previsible controversia que este tema conlleva (Däubler, 2002, 24), lo que aparece de forma neta en este precepto es la voluntad de segregar de la dimensión comunitaria la regulación de “las bases institucionales de los sistemas de relaciones laborales” (Rodriguez Piñero, 1998, 5), las facultades de auto-organización y de autotutela colectiva que se encarnan en la libertad sindical y en el derecho de huelga. En la justificación formal de esta opción política se maneja una equivocada noción del principio de subsidiariedad en el sentido de invocar las especificidades nacionales en materia de sindicación y de huelga (Lo Faro, 1999, 184) y por esa vía pretender respetarlas. Las consecuencias de esta exclusión competencial son evidentes respecto de la propia negociación colectiva a la que a partir del APS firmado en Maastricht se quería dotar de un espacio de relevancia normativa incluido en el ordenamiento comunitario, en concreto respecto de la ablación de un reconocimiento completo de la libertad sindical de la que la negociación colectiva no es sino su corolario7. De esta manera la libertad sindical y el derecho de huelga no tienen reconocimiento constitucional directo en este ámbito normativo supranacional, y han sido excluidos de cualquier acción comunitaria que tenga por objeto regular su ejercicio. Su lugar está sin embargo en los sistemas constitucionales nacionales, en donde está “interiorizado” tanto su reconocimiento como derechos fundamentales – en aquellos Estados en los que existe constitución escrita – como el sistema de garantías de los mismos. Parecería por tanto que los principios de autonomía colectiva no podían traspasar las fronteras nacionales y se quedaban confinadas en sus respectivos Estados miembros, siendo a lo sumo objeto de una actividad de coordinación , fuera del ordenamiento jurídico comunitario. Ello implicaría la incapacidad de encontrar un respaldo normativo al establecimiento de un sistema de relaciones laborales a nivel supranacional basado en los principios de autonomía de los sujetos sociales. Y sin embargo hay dos importantes facultades que clásicamente forman parte de la actuación de estos sujetos colectivos, a los que se les ha asignado un espacio normativo dentro del ordenamiento comunitario: se trata de la negociación colectiva autodenominada comunitaria – ante todo los acuerdos colectivos “fuertes” - y de los derechos de información y de consulta en la empresa, y en especial en las empresas transnacionales. En consecuencia, el tratamiento y reconocimiento de la autonomía colectiva en el derecho comunitario “se ha parcializado”, aceptando alguna de sus manifestaciones y negando otras (Valdes de la Vega, 2003). La contradicción que se expresa, desde el punto de vista del desarrollo completo de un principio de autonomía colectiva, es evidente, pero para solventarla no sólo habrá que analizar en detalle los contenidos y las funciones de estos derechos insertos en la dinámica del derecho social comunitario, sino que habrá que manejar la tensión existente entre una realidad previa a la consagración normativa de sus tendencias, es decir a la existencia de unos sujetos colectivos y de unas reglas de actuación construidas a escala comunitaria. No se puede contar sólo con ◗◗◗ 6 Y a la inversa, “si la Comunidad se fija un objetivo que no puede alcanzarse mas eficazmente a nivel de los Estados, las cuestiones concernientes a a los derechos fundamentales que se deriven de estas políticas deben ser también responsabilidad comunitaria” (Rodríguez, 2001, 277). 7 Es una apreciación muy extendida en la doctrina que se ha ocu- pado del tema. Así, Aparicio, 1996, 175; Lo Faro, 1999, 175 ss; Spyropoulos, 1999, 234, etc. 2.- Los actores colectivos a escala europea: sindicatos y asociaciones de empresarios. soci olaboral TENDENCIAS rio sas u organizaciones de participación pública, sin perjuicio de permitir en sus estatutos a partir de 1994 que las empresas públicas puedan estar afiliadas indirectamente a la UNICE a través de confederaciones nacionales o sectoriales11. Es también interlocutor representativo en el marco del diálogo social y de la negociación colectiva comunitaria, pero en la práctica el papel dirigente lo desempeña la UNICE. El asociacionismo empresarial europeo ha encontrado importantes obstáculos para presentarse como el portavoz único de los intereses empresariales, en especial en lo relativo a pequeñas empresas o a determinados sectores ervato s b o el diseño jurídico-político comunitario en la determinación del espacio que ocupa el principio de autonomía colectiva en el ordenamiento social europeo, sino que resulta decisiva la construcción de una dimensión supranacional de la autonomía colectiva fuera de la normatividad comunitaria a través de la acción de creación de reglas por obra de los sujetos colectivos que se despliegan en ese ámbito. El análisis por tanto de cuáles sean éstos es importante a estos efectos. ■ 17 El proceso de construcción de europea ha urgido a sindicatos y a asociaciones empresariales a desplegar su acción más allá de las fronteras nacionales, organizándose también a escala comunitaria como “interlocutores sociales”. A efectos expositivos, se analizará primero el fenómeno del asociacionismo empresarial para luego dedicarse al sindicalismo europeo. a) El asociacionismo empresarial. En su origen, las asociaciones patronales se configuran más en función de una coordinación de sectores empresariales con vistas a la unificación del mercado europeo que como representación organizada de los empresarios europeos en una función de interlocución con los representantes de los trabajadores. Aunque existen una larga serie de asociaciones empresariales estructuradas por sectores o ramas de producción, las organizaciones más relevantes son las que representan al conjunto de los mismos, es decir, son asociaciones interprofesionales, y a ellas nos referiremos brevemente. Una característica del asociacionismo europeo es la agrupación diferenciada de empresas públicas y privadas en dos asociaciones diferentes, CEEP y UNICE. — La Unión de Confederaciones de Industria y de Empresarios Europea (UNICE)8, fue creada en 1958 y representa a 34 asociaciones interprofesionales de ámbito estatal de 27 paises europeos9, del sector privado fundamentalmente, aunque en países como en España la CEOE agrupe indistintemente en su seno a empresas públicas y privadas, y esté adherida a esta organización. Desempeña un rol muy activo en la interlocución frente a los poderes públicos europeos y en la discusión de la agenda del diálogo social y de la negociación colectiva europea. — El Centro Europeo de Empresas de Participación Pública (CEEP)10, fue creado en 1961 y agrupa a las empre- 8 En www.unice.org se puede encontrar un resumen de su desa- rrollo histórico y una descripción de su estructura. Sobre el tema ver también Dueñas, 2002, 112 ss. 9 Son las asociaciones empresariales de los paises de la Unión Europea, del Espacio Económico Europeo, de Europa central y oriental. UNICE tiene también cinco patronales como observadores. Conviene tener presente la dinámica instaurada entre ❛❛ el sistema de garantías que tutela los derechos fundamentales de carácter colectivo – sindicación, huelga, negociación colectiva fundamentalmente – en los respectivos ordenamientos internos, y el cuadro resultante de protección “interiorizada” en cada país, una vez comparados cada uno de estos sistemas, que arroja un generalizado, aunque enormemente diferenciado, nivel de respeto de tales derechos. muy sensibles de la Comunidad, como los empresarios agrarios o pesqueros. La pugna sobre la representatividad empresarial en la pequeña empresa a escala europea se solventó con el acuerdo de colaboración entre UNICE y UEAPME, una asociación empresarial con importante incidencia en el sector empresarial medio y pequeño. Las empresas multinacionales, por su parte, tienden a actuar con autonomía respecto del asociacionismo empresarial en el mismo marco europeo de referencia. Sin embargo la UNICE ha creado un comité consultivo y de apoyo ◗◗◗ 10 Como en el caso anterior, puede consultarse la página web de esta organización para un resumen histórico, su programa y su estructura: www.ceep.org . 11 La lista de Empresas Públicas europeas miembros de CEEP se encuentra en www.ceep.org/documentsEn_Fr/EntrepriE.doc TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 18 ■ en el seno de su estructura al que las empresas pueden adherirse directamente, con el aval de su federación nacional (Teyssié, 2003, 290). Asimismo tiene en muchas ocasiones una cierta indefinición entre las funciones de tipo representativo en materia de relaciones laborales y otras tareas de naturaleza político- comercial (Fiorai, 1996, 197). El problema de mayor incidencia en materia de relaciones colectivas se plantea sin embargo respecto de la carencia de delegación de poderes de actuación en nombre de las Confederaciones nacionales, que en ciertos momentos le impiden cualquier tipo de actuación autónoma y en nombre propio, debiendo desempeñar meras tareas de coordinación, e imposibilitando la toma de decisiones a nivel europeo como un sujeto representativo en dicho ámbito. Hay que tener en cuenta que hasta 1999 la UNICE tomaba las decisiones por unanimidad, de manera que el riesgo de bloqueo era evidente, lo que llevó a esta organización a modificar este aspecto introduciendo un sistema de mayorías cualificadas para adoptar las decisiones vinculantes para la organización. Pero resulta llamativo que se requiera un 80% de los votos de las federaciones afiliadas para iniciar las negociaciones de un acuerdo colectivo a nivel comunitario, y se mantenga el requisito de la unanimidad para aprobar los resultados de la negociación del mismo (Teyssié, 2003, 290). b) El sindicalismo europeo: la Confederación Europea de Sindicatos. La construcción del sindicalismo europeo ha sido lenta y complicada. Puede resultar llamativo que el sindicalismo, que en su origen nació con un alcance internacionalista, tenga dificultades en la actualidad en presentarse como un sujeto colectivo construido a escala supranacional. Este hecho se explica en parte por el anclaje nacional de los sindicatos en Europa a partir de la primera guerra mundial, lo que ha originado que tanto sus modelos organizativos como sus formas de actuación sean producto de particulares factores históricos, culturales e ideológicos, diferenciados en cada nación. Si se toman por ejemplo los cinco grandes países de la Unión Europea – Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña y España – se pueden apreciar cinco modelos diferentes de organización sindical, de relaciones laborales, de estructura de la negociación colectiva, de eficacia de los convenios. Sin embargo nadie duda de la necesidad de la europeización del movimiento sindical. Es claro que la asimetría entre el espacio de poder supranacional europeo y la localización nacional del sindicalismo no sólo dificulta el avance de un proceso de democratización que acompañe a la integración europea, sino que progresivamente dificulta y vacía de contenido la propia acción sindical de defensa de los derechos de los trabajadores (Baylos, 1999a, 12). Por eso se habla de la necesidad de una “revolución cultural e institucional” en el sindicalismo europeo (Lettieri, 1998, 17), que no sólo trabaje en la construcción de estructuras organizativas en el ámbito supranacional, sino que vaya integrando la dimensión europea entre las estrategias y los programas de acción de las confederaciones sindicales nacionales. El sindicalismo europeo se agrupa en torno a la Confederación Europea de Sindicatos (CES)12, que se creó en 1973. En su difícil proceso de configuración han pesado más los factores ideológicos que las divergencias en el modo de entender el sindicalismo y las formas de estructurarlo. Resultante en su origen de la fusión entre el sindicalismo de origen cristiano y el organizado en torno a la CIOSL, en donde se inscribían desde los sindicatos norteamericanos hasta la mayoría de los sindicatos europeos de cultura social-demócrata, variables políticas e ideológicas condicionaron la admisión de confederaciones sindicales nacionales representativas a las que se ligaba con partidos comunistas con cierta implantación electoral. Esta hostilidad ante el tipo de sindicalismo mayoritario en una parte importante del Europa del Sur – Francia, España, Italia y Portugal – ha ido eliminándose a lo largo de la década de los noventa13 y en la actualidad la CES expresa en su interior la pluralidad de corrientes que existen en el sindicalismo europeo y su fuerte diversidad cultural e ideológica. La CES por otra parte no sólo se limita a la representación de los trabajadores de los países miembros de la Comunidad Europea, sino que se extiende a la mayoría de los estados que forman parte del continente europeo, exceptuando los Balcanes y Rusia14. En España, forman parte de la CES en la actualidad las dos centrales sindicales más representativas a nivel estatal, CC.OO. y UGT, y también ELA-STV, sindicato más representativo a nivel de la comunidad autónoma del Pais Vasco15. La estructura de la CES es compleja, porque agrupa tanto a Confederaciones sindicales interprofesionales de los distintos paises miembros, como a Federaciones de Rama o de sector organizadas a nivel europeo (Federaciones Sindicales Europeas)16. En cuanto a las centrales sindicales de ámbito nacional, en la CES están presentes 77 sindicatos que corresponden a 35 países europeos, y representan a 60 millones de trabajadores, junto a 11 Federaciones de Rama europeas de los principales sectores productivos y servicios17, que agrupan a 40 millones de trabajadores (Dolvik, 2000). A partir del Congreso de Helsiniki de la CES (1999), el nivel sectorial ha alcan◗◗◗ 12 Su página web es la siguiente : www.etuc.org 13 En concreto sobre las peripecias de la C.S. de CC.OO. para in- gresar en la CES, sorteando el veto ideológico alentado por la UGT, ver el ágil y documentado relato de Moreno Preciados. 1999. 14 Como observadores se encuentran son embargo sindicatos de Croacia, Lituania, Macedonia, Serbia y Suiza. 15 La pertenencia de ELA-STV a la CES constituye una excepción, puesto que sus Estatutos no prevén sino la incorporación de confederaciones sindicales de alcance interprofesional y que desempeñen su actividad en la totalidad del territorio de un estado europeo, y no de una región del mismo. La causa de la afiliación de ELA se halla en que pertenecía a la Confederación Mundial del Trabajo, de matriz cristiana y que con tal condición formó parte de los sindicatos fundantes de la CES al producirse la fusión entre sindicatos cristianos y social-demócratas europeos en 1973, aún vigente el franquismo en nuestro país. 16 Otras estructuras sindicales funcionan “bajo los auspicios” de la CES, como Eurocadres, organización que asocia a cargos medios y altos de las empresas, y la Federación Europea de Jubilados y Ancianos (FERPA). Sobre el tema, Dueñas, 2002, 109. 17 Forman parte de la CES las Federaciones Sindicales Europeas de los sectores de alimentación, construcción, textil, química y minería, metal y campo, así como del transporte, comunicación, periodismo, espectáculo, servicios públicos y educación. Esta heterogeneidad organizativa ha generado ciertas complicaciones a la hora de realizar la intermediación de intereses entre las predominantes confederaciones nacionales y las federaciones europeas, pero simultáneamente esta singularidad permite que la CES abarque de forma unitaria las distintas posiciones desde las que se puede construir un espacio sindical europeo y establecer una relación articulada entre las estrategias nacionales y europeas de la acción de los sindicatos, tanto respecto de la movilización Los derechos reconocicomo de la consecución de acuerdos sobre las condiciones de trabajo y emdos de carácter colectivo se pleo de los trabajadores europeos. 3.- Facultades de autotutela coconcentran en dos grandes bloEsta capacidad de agregación es la lectiva a nivel europeo: manifesques: en el primero se consagra que permite aseverar la representatitación y huelga. “la libertad de asociación y negovidad como interlocutor social de la ciación colectiva”, en el segundo CES en el ámbito europeo, cualidad Ya se ha visto que en el plano normala “información, consulta y de especial relevancia a efectos tanto tivo comunitario se ha optado por exdel diálogo social como de la negociacluir los derechos laborales colectivos participación de los trabación colectiva comunitaria, de la que parde auto-organización y de autotutela de jadores”. ticipan también las Federaciones Sindicales cualquier regulación comunitaria sobre los Europeas que están adheridas a la CES. mismos (art. 137.6 TCE). Esta opción de política del derecho es plenamente incoherente con la existenUn tema importante en esta delimitación de la “nueva froncia de un ámbito europeo en el que necesariamente éstos tera” europea de la acción sindical es la relativa a la suborderechos, regulados mediante las peculiariedades de las dinación o independencia de la actuación de la CES reslegislaciones nacionales de los estados miembros, despecto de las confederaciones nacionales que la compoplegarán sus efectos trascendiendo el marco de sus resnen. Es decir, si se configura como un puro organismo de pectivos países. A fin de cuentas, la existencia de normas coordinación de estrategias de actuación de los sindicacomunitarias sobre la representación de intereses en las tos nacionales, subordinado por tanto a la autorización o empresas transnacionales o la capacidad de los interloal condicionamiento de los mismos en su programa de accutores sociales para establecer relaciones convencionación, lo que sería coherente con el esquema referido del les y acuerdos colectivos en el ámbito supranacional, reart. 137.6 TCE en el sentido de someter los aspectos de la queriría en paralelo la regulación de los aspectos transnalibertad sindical al principio de subsidiariedad. Esta perscionales de las “acciones colectivas”20. El ámbito europeo pectiva sin embargo no es la que corresponde a un prode ejercicio de derechos fundamentales no puede en ceso de integración social y política como el que busca el efecto escindirse entre algunos que resultan regulados y movimiento sindical europeo. Por ello en los estatutos de reconocidos en esta dimensión, como los dere◗◗◗ esta Confederación se ha debido incluir la regla de la adopción de decisiones en su seno por mayoría, lo que implica un fenómeno de “cesión de soberanía” por parte de las confederaciones nacionales en beneficio de la central 19 Las iniciativas que se conocen han surgido como consecueneuropea, de forma que ésta se configura como una vercia de la movilidad laboral transfronteriza, mediante acciones dadera persona jurídica que actúa como sujeto sindical de reconocimiento mutuo por parte de las centrales sindicales ❛❛ 18 Por otra parte en los ámbitos de la investigación social, de la formación sindical y la salud y seguridad en el trabajo, la CES ha creado unos institutos especializados que cuentan con una administración autónoma y que tienen el apoyo económico de la Unión Europea. Sobre el tema, Dueñas, 2002, 109-110. En el Congreso de Praga de la CES (2003) se plantea la posibilidad de reunir estos institutos en una sola Fundación, como medio de una mas eficaz utilización de los recursos disponibles y como forma de mejorar los servicios que prestan a las estructuras de la CES. que actuaban en los países afectados. En la resolución final del Congreso de Praga de la CES (2003), se propugna la introducción de una tarjeta sindical que permita a quienes trabajan temporalmente en el extranjero el acceso a toda la gama de servicios sindicales, como la asistencia jurídica o los cursos de formación. 20 Es una reivindicación de la CES, defendida ya durante el proceso de discusión sobre el Tratado de Ámsterdam pretendiendo la desaparición del art. 137. 6 TCE, que dio lugar a una resolución del Comité de empleo y de asuntos sociales del Parlamento Europeo en 1998 sobre el reconocimiento de los derechos sindicales transnacionales en la Unión Europea (Clauwaert, 2002). soci olaboral ervato s b o En cuanto a la vertiente sindical individual, es claro que no se produce una afiliación directa de los trabajadores europeos a la CES, sino que ésta se produce a las respectivas confederaciones nacionales miembros de la misma. Sin embargo la creación de un espacio de libre circulación de trabajadores integrado obliga a un reconocimiento transnacional de la afiliación sindical y a la mutua prestación de protección y servicios sindicales19. La europeización sindical afecta también a este extremo, y la CES pretende definir las condiciones del mutuo reconocimiento de la afiliación sindical a este respecto entre las organizaciones miembros de la misma. TENDENCIAS rio autónomo en el ámbito europeo, trascendiendo la suma de los mandatos de cada una de las organizaciones sindicales que la componen. Esto tiene una especial relevancia en orden al diálogo social y a la negociación colectiva comunitaria como veremos, pero en general se conecta con la necesidad de poner en pie un marco completo de relaciones laborales europeo. zado un mayor grado de desarrollo, pues las Federaciones Sindicales Europeas “coordinan” la negociación colectiva sectorial a nivel comunitario y la acción sindical en los Comités de Empresa Europeos. Además se han creado otras estructuras intermedias que coordinan la acción de los sindicatos de diferentes países europeos en áreas regionales con una cierta integración económica y cultural determinada, y que se hallan dirigidas también por la CES. Se denominan Consejos Sindicales Interregionales, y hay 38 operativos hasta la actualidad18. ■ 19 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 20 ■ chos de negociación colectiva y los derechos de información y consulta, y otros sometidos a las regulaciones nacionales, los de sindicación y huelga, siendo así que existe un espacio de expresión transnacional – y supranacional – de este tipo de acciones colectivas de autotutela del interés de los trabajadores en Europa21. Esta exclusión de cualquier acción comunitaria de regulación de estos últimos derechos no impide, como se ha visto, que los sujetos colectivos representativos de los trabajadores en este ámbito europeo elaboren reglas de actuación y adopten medidas de autotutela de sus intereses, tanto en lo que respecta al conjunto de la población activa en Europa, como a determinados sectores productivos en concreto, en un contexto cultural en el que las relaciones laborales están atravesadas por el conflicto social22. Las expresiones mas usadas del principio de autotutela colectiva por parte de la CES son principalmente dos: el derecho de manifestación y el derecho de huelga. El derecho de manifestación suele emplearse como contrapunto de las reuniones de Consejos de Ministros o de órganos de gobierno de la Comunidad como medio de presión para la adopción de políticas o de decisiones orientadas al fortalecimiento de la dimensión social y ciudadana de la Unión europea. Las movilizaciones protagonizadas por el sindicalismo europeo a favor de una estrategia europea por el empleo con ocasión del Congreso Extraordinario de Luxemburgo en 1997, las manifestaciones efectuadas en la cumbre de Oporto en el 2000, las convocadas para la de Niza, coincidiendo con la presidencia francesa también en el año 2000, o la euromanifestación de Sevilla en junio del 2002, coincidiendo con la convocatoria de la huelga general en nuestro país, se inscriben en esa práctica ya consolidada de reivindicación sindical de defensa de intereses generales del conjunto de trabajadores – activos y pasivos – en el ámbito comunitario. El derecho de huelga se ha empleado prioritariamente en la defensa de intereses de los trabajadores de empresas o sectores en el ámbito europeo, aunque en algunas ocasiones se han organizado paros simbólicos intersectoria- 21 Ello da pié a interpretaciones críticas como la de Orlandini, 2003, 240, en el sentido que la exclusión de la huelga de las competencias comunitarias significa que la tutela del derecho de huelga se sitúa en conflicto directo con los objetivos de plena integración del mercado europeo, de manera que la protección de la huelga en el plano comunitario se rechaza sobre la base de un juicio de valor político que considera a ésta como un obstáculo a la productividad y a la competitividad del mercado. O, por decirlo a la inversa, sólo han de alcanzar el reconocimiento a nivel comunitario aquellos derechos colectivos compatibles con (o funcionales a) la plena integración del mercado. Sin perjuicio de compartir la crítica a estas opciones ideológicas, es evidente que el sistema de relaciones laborales que se está diseñando en Europa no es un sistema pretendidamente “a-conflictivo” que choca directamente con las tradiciones constitucionales de los Estados miembros y la propia declaración del derecho de acción colectiva en la Carta de Niza. Y ello sin aludir a la capacidad de actuación del sindicalismo europeo en esa dimensión supranacional. les ante reivindicaciones muy generales, como la reducción de jornada y la creación de empleo. En este terreno confluyen sin embargo, distintos escenarios. Hay huelgas que se desarrollan en un pais comunitario pero en las que se aprecia una clara dimensión europea por dos motivos principalmente. En unos casos porque mediante la huelga se reivindica el cumplimiento de las normas comunitarias en materia de derechos de información y consulta previos a la adopción de medidas organizativas o de extinción de contratos de trabajo, y que se suelen englobar en el rechazo a una estrategia de deslocalización productiva de empresas comunitarias que se trasladan a otros países23. Estos casos son propiamente huelgas de solidaridad en donde el hecho que causa el desencadenamiento de la acción colectiva se sitúa en el plano transnacional de las empresas con dimensión comunitaria. Tal como está concebido el panorama del derecho de huelga que se remite a los parámetros de cada ordenamiento interno nacional, se plantea en estos supuestos una fragmentación del régimen jurídico aplicable a estas acciones de solidaridad en función de lo que disponga cada ordenamiento nacional, lo que significa que desde la regulación jurídica no se concibe la unidad de la huelga de solidaridad convocada, sino tantas huelgas como Estados nacionales haya (Clauwaert, 2002, 33). La consecuencia es que una misma huelga convocada en el nivel transnacional puede ser considerada legal o ilegal en determinadas circunstancias en los diferentes Estados nacionales en los que se desarrolle. En otros supuestos la huelga se desarrolla en un país frente a ciertas medidas adoptadas por los agentes económicos o los poderes públicos que en último término están originadas por una norma o decisión comunitaria, como sucede con los proyectos de liberalización y de privatización de determinados sectores, como el de la energía24, o los conflictos derivados de la puesta en práctica del concepto de Servicios de Interés General25. No se trata por tanto de acciones organizadas para su confluencia en una jornada de huelga en todos los países europeos, sino que las organizaciones sindicales nacionales adaptan el planteamiento global del sindicato europeo frente a la norma comunitaria o toma de posición del gobierno europeo en función de una decisión del gobierno nacional, directamente generada por tanto por la política comunitaria al respecto. Se podría por tanto denominar a este tipo de huelgas como huelgas nacionales comunitarizadas, puesto que reaccionan frente a una medida de política industrial, económica o de empleo nacional, pero directamente condicionada por decisiones comunitarias. ◗◗◗ 23 Es el caso bien conocido del cierre de la factoría que la empre- sa Renault tenía en la población de Vilvoorde (Bélgica) en 1997, que, tras una potente movilización sindical, originó incluso la condena de la Comisión al modo de proceder de la empresa, con violación patente de los derechos de información y consulta reconocidos legalmente. 24 Asi , en 1999, las huelgas y protestas en el sector de la electri- cidad y del gas ante la destrucción de puestos de trabajo causada por la liberalización de estos sectores en Italia, Alemania, Francia y Bélgica, o las huelgas ferroviarias en Austria, Bélgica y Francia en 2003. 22 Aunque existan estudios en el seno de la CES que inciden en el cambio del modelo de conflictividad en Europa y su terciarización acelerada en los años 90. Así, Bordogna y Cella, 2002. 25 Una crítica muy bien construida a esta noción desde la perspectiva del conflicto sindical, en Orlandini, 2003, 352 ss. Existen múltiples manifestaciones de estas formas de conflicto de ámbito europeo, por lo demás cada vez mas frecuentes. En primer lugar, esta forma de presión se relaciona con las tendencias a construir espacios únicos europeos en determinados servicios, transcendiendo la capacidad soberana de los estados en su ordenación concreta. La necesidad, por ejemplo, de una “política exterior común de la aviación” en el contexto de la iniciativa de la Comisión sobre la creación del Cielo único europeo26, y la litigiosidad derivada de los acuerdos bilaterales “de cielo abierto”, obliga a plantear la acción sindical en ese nivel, incluida naturalmente, las facultades de autotutela colectiva27, lo que es también aplicable al sector de las telecomunicaciones, o incluso a otros donde se avanza un “espacio” unificado, como el de la cooperación judicial en el ámbito de un espacio judicial europeo, etc. Y, en segundo término, a las huelgas que tienen por objeto protestar contra algún tipo de regulación comunitaria, o disuadir a la Comunidad de adoptar alguna medida que se entiende contraproducente para los intereses de los trabajadores, o, al contrario presionar para que realice otro tipo de regulación que se estima más favorable. El caso emblemático lo constituye el sector del transporte, que ha conocido frecuentes acciones coordinadas a nivel europeo de protesta contra ciertas regulaciones (o desregulaciones) comunitarias del mismo, como las realizadas por los ferroviarios en noviembre de 1998, o los transportistas por carretera – muchos de ellos trabajadores autónomos – en 1999, o, mas recientemente, el rechazo de la propuesta de Directiva sobre servicios portuarios que generó una importante movilización europea en septiembre de 2003 en la que se combinaron manifestaciones y huelgas en todos los puer- 26 Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento de 1 de diciembre de 1999 [COM (1999), 614 final]. 27 Ver Position ETF pour une politique exterieure commune de l’avia- tion, comunicado de 19 de febrero de 2003 ( www.itf.org.uk/etf), con muy interesantes precisiones sobre el contenido que deberían incorporar los acuerdos de cooperación con USA en materia de cielos abiertos. ❛❛ soci olaboral ervato s b o tos europeos. Por último, hay también ejemplos de eurohuelgas de empresa, como reacción contra la vulneración por una determinada compañía de las reglas de consulta e información con el Comité de empresa Europeo, como sucedió con Michelin en 1998. La posible apertura de procesos de negociación de ciertos contenidos en empresas o grupos de empresas de dimensión comunitaria genera también ejemplos de huelgas de dimensión transnacional, más allá de la esfera de los derechos de participación en estas empresas, aunque en ocasiones estas acciones colectivas se fragmentan en función de las medidas que adopten los sindicatos de cada filial de la empresa transnacional. TENDENCIAS rio Hay en fin otro tipo de huelgas a las que se les debe asignar con propiedad el concepto de eurohuelgas, en donde la acción de protesta se pretende realizar coordinadamente en todos los países europeos, y que naturalmente se confronta a medidas o decisiones de ámbito comunitario. Bajo la expresión eurohuelga se está haciendo referencia por tanto a una acción colectiva sindical frente a una decisión de los poderes públicos de la comunidad o frente a la aplicación concreta de la misma. Es en consecuencia una versión de lo que en España se llamaría huelga política, es decir la que se desarrolla frente a las decisiones de los poderes públicos que afectan al interés de los trabajadores. De nuevo en este aspecto se constata la fragmentación del régimen jurídico aplicable a este tipo de medidas de presión en función de la consideración que cada ordenamiento jurídico interno tenga de los límites externos al derecho de huelga y de los intereses que se puedan defender mediante la misma. Se tiene que resaltar aquí que la eurohuelga se dirige frente a un poder público supraestatal, de forma que los gobiernos nacionales no están directamente afectados por la reivindicación actuada por la huelga, sino las autoridades comunitarias. ■ 21 La negociación colectiva de empresa en el nivel transnacional no aparece recogida en la Carta como derecho fundamental de los trabajadores, una muestra mas de la incoherencia y la obstinación ideológica de algunos gobiernos en no legitimar la acción sindical a escala europea. La característica común que se ha señalado en la construcción del conflicto a escala comunitaria es que, desde el punto de vista del régimen jurídico aplicable al mismo, no está previsto un sistema de garantías del derecho de huelga en el plano global en el que se desarrolla el conflicto, sino que se fragmenta en los respectivos ordenamientos nacionales. Pero llegados a este punto, cabe preguntarse sobre las posibles contradicciones entre el ejercicio de este derecho fundamental de huelga y determinados principios económicos y de respeto a las reglas de libertad de mercado que configuran la Comunidad y si el planteamiento de un conflicto en este nivel puede originar una respuesta normativa en el nivel comunitario. El cam- ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 22 ■ po en donde se puede encontrar con mas facilidad una confrontación es el de la libertad de circulación de personas y de bienes, elemento central en la configuración del sistema jurídico y político comunitario. El primer supuesto que podría plantearse es el de la contratación de esquiroles más allá de las fronteras del Estado en el que se desarrolla una huelga para limitar o impedir su eficacia, lo que se podría llamar esquirolaje transfronterizo, basado en la libertad de circulación de trabajadores en el mercado unificado europeo. La colisión entre el derecho de huelga y la libertad de circulación de trabajadores se tiene que resolver naturalmente sobre el respeto al ejercicio del derecho de huelga y la consiguiente prohibición de la contratación directa, a través de una empresa de trabajo temporal o mediante una empresa contratista, de trabajadores con la finalidad de sustituir a los huelguistas, pero los términos de la misma se realizarán según la forma que prevea cada ordenamiento nacional europeo, sin que por tanto exista en este tema posibilidad de una regulación comunitaria28. Sin embargo, cuando la huelga se realiza en determinados sectores llave, como el del transporte, cuya continuidad hace posible la libre circulación de mercancías, cabe interrogarse si puede ser restringida o impedida justamente en función de la preservación de este principio fundante de la Comunidad Europea (Orlandini, 2003, 245 ss.), de manera que la norma comunitaria no regularía el derecho de huelga, sino que estaría protegiendo el derecho de personas y bienes a circular libremente. Perspectiva que como se verá a continuación no tiene en consideración que de esta manera se impondría con carácter general un límite directo al ejercicio del derecho de huelga en el ámbito europeo, vedando en la práctica al conflicto, en determinados sectores productivos, su expresión en una dimensión supranacional muy necesaria. Este es el interrogante que cabe hacerse ante el Reglamento del Consejo 2679/98, de 7 de diciembre de 1998 sobre el funcionamiento del mercado interior en relación con la libre circulación de mercancías entre los Estados miembros29, que, con el precedente del caso de los agricultores francesas y la STJCE Comisión Europea vs. República Francesa de 9 de diciembre de 199730 , contempla la adopción de medidas contra las actuaciones que perturben gravemente u obstaculicen la libre circulación de mercancías, entendiendo por tales la “acción u omisión” por parte de los Estados miembros en donde el término «omisión» se extenderá a los casos “en que las au- 28 toridades competentes de un Estado miembro, ante un obstáculo ocasionado por acciones realizadas por particulares, se abstengan de aplicar todas las medidas necesarias y proporcionadas dentro de sus competencias para eliminar el obstáculo y garantizar la libre circulación de mercancías en su territorio”31, previéndose un procedimiento específico para la reclamación formal por parte de la Comisión al Estado sobre la perturbación u obstaculización a la libre circulación que se estuviera produciendo en el territorio de aquél32. Sin embargo la norma excluye expresamente de la noción de las actuaciones perturbadoras de la libertad de circulación de mercancías que los Estados miembros tienen la obligación de evitar, a las restricciones que ésta pueda sufrir como consecuencia del ejercicio del derecho de huelga. El art. 2º del Reglamento 2679/98 prescribe de forma taxativa que éste no puede interpretarse “en el sentido de que afecta en modo alguno al ejercicio de los derechos fundamentales reconocidos en los Estados miembros, incluido el derecho o la libertad de huelga”, precisando a continuación que “estos derechos podrán incluir asimismo el derecho o libertad de emprender otras acciones contempladas por los sistemas específicos de relaciones laborales en los Estados miembros”33. La exclusión era necesaria y coherente con el respeto al ejercicio de los derechos fundamentales básicos sobre las que se basa el ordenamiento comunitario, y tiene el valor “simbólico” (Orlandini, 2003, 292) de constituir una regulación del derecho de huelga en un acto legislativo comunitario directamente vinculante en los ordenamientos nacionales, aunque inmediatamente remite a los sistemas jurídicos de cada Estado para la determinación de lo que cada uno de ellos entienda por huelga, disolviendo así esta noción en la diversidad de regímenes que regulan el derecho de huelga en los distintos países que forman parte de la Unión Europea. Lo que esto quiere decir es que los Estados nacionales pueden explicar a la Comisión europea que las acciones de paralización u obstaculización del intercambio de mercancías intracomunitario se deben al ejercicio del derecho de huelga, por lo que éste bloqueo no puede ser impedido o restringido sobre la base de este procedimiento especial regulado en el Reglamento 2679/98 citado. Y, a la inversa, los sindicatos de trabajadores pueden entender ilegítimas ciertas restricciones de sus medidas de presión que los gobiernos hayan dispuesto para proteger la libertad de circulación de mercancías en el mercado unificado europeo sobre la base de que estas restricciones ◗◗◗ Sobre el tema y las propuestas doctrinales de una directiva prohibiendo recurrir al blacklegging transfronterizo, Clauwaert, 2002, 15. 29 Diario Oficial L 337 de 12-12-98. Ver también la Resolución del Consejo y de los Representantes de los Gobiernos de los Estados miembros, reunidos en el seno del Consejo de 7 de diciembre de 1998 en relación con la libre circulación de mercancías, Diario Oficial n° L 337 de 12-12-98. 31 Art. 1, apartado 2) del Reglamento (CE) 2679/98, de 7 de diciembre de 1998. 32 Un análisis detenido del procedimiento y de los deberes de in- formación recíprocos que en él se establecen en Orlandini, 2003, 284 ss. 30 Causa C-265/95, que analiza la operatividad del art. 28 TCE en 33 Exclusión que reitera la Resolución de 7 de diciembre de 1998 la consecución del objetivo de plena integración del mercado interno extendiendo su alcance a los actos de los particulares y precisando la “responsabilidad por omisión” del Estado ante éstos. La importancia de esta Sentencia tanto en si misma considerada como en la adopción del Reglamento 2679/98, de 7 de diciembre de 1998, está estudiada con todo detalle por Orlandini, 2003, 246 ss. antes citada: “.1 Los Estados miembros se comprometen a hacer todo lo que esté en su poder, teniendo en cuenta la protección de los derechos fundamentales, incluidos el derecho o la libertad de huelga, para proteger la libre circulación de mercancías y hacer frente rápidamente a las actuaciones que perturben gravemente la libre circulación de mercancías, tal como se definen en el Reglamento (CE) n° 2679/98”. ❛❛ de forma clara la relación existente entre la instancia nacional y la europea en el sentido de que una regulación nacional restrictiva del ejercicio del derecho de huelga dificulta extraordinariamente la incorporación del grueso de los trabajadores del sector de ese Estado a una acción sindical coordinada a nivel europeo, reduciendo así su incidencia y debilitando la percepción social de la importancia de la jornada de huelga. (S. Muntaner,. “Trenes europeos en huelga”, Gaceta Sindical nº 170, diciembre 1998, p. 25). 36 Sobre los precedentes de estas reuniones, Jacobs, Ojeda, 1999, 37. Una exposición global de las implicaciones e importancia del diálogo social europeo desde una perspectiva histórica en la Comunicación de la Comisión relativa al desarrollo del diálogo social a escala comunitaria COM (96) 448 final. 35 En el caso español, se utiliza la noción de diálogo social como 37 Cerca de una quincena de dictámenes comunes se emiten desde 1986 a 1995, referidos genéricamente al crecimiento económico y del empleo, la formación, nuevas tecnologías y movilidad profesional y geográfica. (Ruiz Castillo, 1997, 715). Uno de ellos, en 1992, se dedica justamente a señalar la importancia del diálogo social y de los procedimientos de negociación en que éste puede culminar, justamente antes de la ratificación del Tratado de Maastricht. sinónimo de los procesos de concertación de alcance interprofesional tanto entre los representantes institucionales del empresariado y de los sindicatos, como a la negociación tripartita entre los poderes públicos y las asociaciones empresariales y centrales sindicales más representativas a partir de 1996, frente a la denominación de concertación social que estos procesos recibieron en la década anterior. soci olaboral ervato s b o En el ámbito comunitario, manteniendo siempre esta idea Ello no implica que el ejercicio del derecho de huelga en el de base, ha ido asumiendo contornos diferentes, porque ámbito europeo no sufra limitaciones cuando se desenno ha sido fácil – ni reciente – el camino hacia el pleno revuelve en sectores - como el transporte - que posibilitan conocimiento del diálogo social como expresión del prinla libre circulación de personas y bienes. Los límites al ejercipio de autonomía colectiva que se despliega como princicio del derecho de huelga no estarán fundados en este cipio político y organizativo del sistema de relaciones laReglamento 2679/98, sino que vendrán dados por los diborales que diseña el ordenamiento comunitario en la acferentes regímenes jurídicos de cada ordenamiento natualidad. Cuando el art. 136 TCE prescribe que la Comucional en el que los sindicatos del transporte convoquen la nidad y los Estados miembros, “teniendo presentes dereeurohuelga. Lo que significa, de otra manera, que no exischos sociales fundamentales” tendrán como objetivo “el te un sistema normativo que homogeneice los límites al diálogo social”, y, de manera más explícita en lo que se reejercicio del derecho de huelga cuando éste se realiza a nifiere al órgano ejecutivo europeo, cuando el art. 138.1 vel europeo y en un sector que perturba u obstaculiza la liTCE determina que la Comisión “tendrá como cometibre circulación de mercancías, sino que, en función de la do...adoptar todas las disposiciones necesarias” para faaplicación estricta del principio de subsidiariedad, éste se cilitar el diálogo entre los interlocutores sociales a resuelve en la disparidad de soluciones jurídicas nivel comunitario, “velando porque ambas que suministra cada ordenamiento nacional partes reciban un apoyo equilibrado”, esal respecto34. tá recibiendo normativamente una El asociacionismo emprepráctica de intercambio de informasarial europeo ha encontrado ción y de contactos entre estos suimportantes obstáculos para prejetos colectivos que históricamente 4.- Diálogo social comunitario: sentarse como el portavoz único de se realizaron a partir de 1985 en lo Significado y características. los intereses empresariales, en espeque se conoce como encuentros de Val Duchesse, por iniciativa del La expresión diálogo social se ha cial en lo relativo a pequeñas empreentonces presidente de la Comiido cargando de contenidos en pasas o a determinados sectores muy sión, Jacques Delors36, y que en ralelo a la importancia que paulatinasensibles de la Comunidad, como mente ha ido adquiriendo en el condefinitiva se sustancia en una relalos empresarios agrarios o texto de la construcción de la dimención bilateral y autónoma entre los inpesqueros. sión social del mercado unificado euroterlocutores sociales a nivel comunitario, peo. Es un término sin embargo muy manies decir, entre la representación de los emdo e impreciso que puede inducir a confusión presarios (UNICE y CEEP) y de los sindicatos porque en muchos ordenamientos internos, como el (CES), de carácter esencialmente informal. Es decir español, se emplea para explicar realidades diferentes que el diálogo social comunitario supone una fórmula de que no pueden reconducirse a un significado común, co“encuentro e intercambio de opiniones entre las partes somo concertación social35, participación institucional o inciales dirigidos a la búsqueda de opiniones convergentes sobre cuestiones de interés común” (Roccella, Treu, cluso procedimientos de consultas en las empresas, aun1995, 374), y que no necesariamente adoptan la forma de que en términos generales se está refiriendo a la centraliun acuerdo colectivo. dad de una noción de colaboración y de concertación entre los sujetos colectivos representantes de trabajadores En su primera expresión histórica, el diálogo social es promovido por la autoridad comunitaria, y sus resultados son opiniones o dictámenes sin valor jurídico vinculante, que deben leerse como una recomendación conjunta dirigida 34 En el caso español esta solución ha sido valorada muy negatia las propias organizaciones afiliadas a las firmantes (Rovamente por los sindicatos. Así, respecto de la eurohuelga fedriguez Piñero, 1997b, 51), aunque un objetivo importanrroviaria de noviembre de 1998, la Administración fijó unos serte de este tipo de reuniones informales consistía en dar a vicios mínimos extensos con la finalidad de que el transporte conocer a las autoridades comunitarias este tipo de punferroviario no tuviera ninguna interrupción. Se verificó entonces tos de vista u opiniones comunes37. Pero su re◗◗◗ TENDENCIAS rio y de empresarios en la configuración del sistema de relaciones laborales (Cella, 2003, 205). no pueden aplicarse cuando la perturbación del tráfico está originado por el ejercicio del derecho de huelga. ■ 23 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 24 ■ cepción en el AUE en 1987 implicó un cambio de dimensión, de manera que el diálogo social vino a ser un “objetivo” de la comunidad , que se encuadraba en el marco de la política social de ésta, como un elemento dinamizador de la misma (Ruiz Castillo, 1997, 710). No se trataba realmente de un reconocimiento de un principio de autonomía colectiva, sino de un estadio previo a la misma, que cumplía una función anticipatoria y de preparación de verdaderas manifestaciones de negociación vinculante entre las partes. En ese sentido la declaración 12ª de la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales de los Trabajadores diferenciaba entre el diálogo social entre los interlocutores sociales a escala europea, que “debe desarrollarse”, y la posibilidad de que estos procesos de intercambio y de consulta conduzca a la realización de acuerdos colectivos, tanto a nivel interprofesional como sectorialmente. La situación cambia a partir del Tratado de Maastricht, con la firma del Acuerdo de Política Social, porque el centro de gravedad se traslada a la negociación colectiva comunitaria, la problemática por ella planteada y los condicionantes de su ejercicio, y es ésta la que absorbe el diálogo social como presupuesto de las relaciones convencionales establecidas, de manera que se liga necesariamente a la consecuencia que anuncia el art. 139 TCE, en el sentido que “el diálogo social entre interlocutores sociales en el ámbito comunitario podrá conducir, si éstos lo desean, al establecimiento de relaciones convencionales, acuerdos incluidos”38. Ante la realidad de la “metamorfosis” del diálogo en acuerdo negociado (Martin Valverde, 1994, 16), el interés doctrinal se dirige, naturalmente, ante esta nueva forma, más compleja y que incorpora elementos típicos de las reglas autónomas colectivas. Esta disolución de la noción de diálogo social en la negociación colectiva comunitaria no es técnicamente correcta, pero señala de manera clara el grado de desarrollo del principio de autonomía colectiva en el ordenamiento comunitario. El diálogo social a partir de la incorporación homogénea del APS al Tratado de Ámsterdam cobra ya una fuerza y una extensión importante que se despliega en varios niveles tanto en función de la intensidad de la participación de los interlocutores sociales, como en relación con los grados de institucionalización del mismo. En este sentido cabe distinguir niveles del diálogo social en función de su estructuración tanto a nivel interprofesional como a nivel sectorial, éste último sobre todo a partir de 199439 (Ruiz Castillo, 1997, 712), pero de manera muy reciente se ha reforzado la concertación tripartita para insertar este elemento de diálogo en lo que aparecía como una esfera re- servada a los poderes públicos nacionales y comunitarios, la coordinación de las políticas de empleo a tenor de los arts. 129 y 130 TCE. La creación de la Cumbre Social Tripartita para el Crecimiento y el Empleo por Decisión del Consejo de 6 de marzo del 200340 quiere servir a “garantizar la concertación permanente” entre la Comisión, el Consejo y los interlocutores sociales, de forma que éstos puedan participar “en el marco del diálogo social” en las distintos componentes de la estrategia económica y social integrada iniciada en el Consejo de Lisboa. El diálogo social encuentra también otros ámbitos de desarrollo menos desarrollados, como en la faceta internacional, referida a las relaciones de la Unión Europea con terceros países, y en las relaciones bilaterales con los sujetos representativos en otras regiones – especialmente América Latina, Usa, Japón- y con la OIT. Lo más relevante es que el diálogo social tiene su origen en la voluntad política de los órganos de gobierno comunitarios que quieren asociar a su acción legislativa y de administración la legitimación que asignan los interlocutores sociales, abriendo por tanto a la participación de éstos la determinación de una buena parte de las políticas sociales. Pese a que se han institucionalizado importantes lugares donde se desarrolla el diálogo social – especialmente en el nivel sectorial, pero también en el interprofesional – este sigue constituyendo ante todo una dinámica de intercambios entre sindicatos y asociaciones empresariales europeos, sin que se confunda con determinados procedimientos técnicos y normativos. El diálogo social por tanto hace mas bien referencia a un nivel de desarrollo del sistema de relaciones colectivas comunitario que requiere una fluida relación entre interlocutores sociales con incidencia tanto en la negociación de posibles acuerdos como en la orientación de la política social comunitaria. Desde este punto de vista, conviene diferenciar lo que significa el diálogo social respecto de otras instituciones o procedimientos con los que puede confundirse. — En primer lugar, respecto de la participación institucional en los órganos comunitarios. Existe un organismo específico, el Comité Económico y Social (arts 257 y ss. TCE) en el que se expresan los intereses de los empresarios y de los trabajadores de los distintos paises miembros de la comunidad, y que debe ser consultado respecto de las acciones normativas previstas en materia económico – social41. Sin embargo no son los únicos representantes de los sectores de la vida económica y social, puesto que la norma prevé la participación de un tercer sector, consumidores y usuarios, autónomos y profesiones liberales junto a los clásicos representantes del mundo del trabajo y de la empresa. Esta tripartición se mantiene no sólo en el Comité Económico y Social, sino en la mayoría de ◗◗◗ 38 Así, expresamente, Jacobs y Ojeda (1999, 60 ss). 39 El refuerzo del diálogo social sectorial, que se realizaba en los llamados Comités Paritarios aparece claramente a partir de 1996, y ha generado una reciente reorganización institucional contenida en la Decisión de la Comisión de 20 de mayo de 1998 por las que se crean los Comités de diálogo sectorial para promover el diálogo entre los interlocutores sociales a escala europea y que sustituyen a los Comités Paritarios hasta entonces activos [COM (1998) 2334]. La lista actualizada de estos Comités de Diálogo Sectorial con expresión de los sujetos sindicales y empresariales participantes en el mismo se puede consultar en el Anexo 2 de la Comunicación de la Comisión El diálogo social europeo, fuerza de modernización y de cambio, COM (2002) 341 final. 40 DOCE L70/31, 14 de marzo del 2003. 41 Una descripción sobre la estructura y el funcionamiento del mismo en Gomez Muñoz, 1992, 35 ss. Este modelo es el que en nuestro ordenamiento jurídico realiza el Consejo Económico y Social, de configuración tripartita pero sin presencia como parte del poder público, salvo mediante el nombramiento de unos “expertos” que se incorporan al grupo en el que están representados consumidores, usuarios, organizaciones agrarias y pesqueras y cooperativas. Ver Ley 21/1991, de 17 de junio (BOE 18-6) y Reglamento de organización y funcionamiento interno del Consejo Económico y Social (BOE 13-4-1993). — En segundo término, hay que distinguir el diálogo social del procedimiento de consulta por parte de las autoridades comunitarias a los interlocutores sociales a que se refiere el art. 138 TCE, expresando el compromiso de la Comisión en general de “fomentar la consulta a los interlocutores sociales”, para a continuación precisar un procedimiento específico sobre la posible orientación de una acción comunitaria, que recogen los números 2 y 3 de dicho precepto, y que en síntesis implica dos momentos: uno inicial de consulta sobre la posible orientación de una acción comunitaria, y un segundo posterior, cuando la Comisión estima conveniente una acción comunitaria en concreto, en cuyo momento éstos deberán ser consultados “sobre el contenido de dicha acción”. Dejando de lado este procedimiento de “consulta preceptiva” (Torrens, 2000, 117) descompuesto en dos momentos, y que tiene como destinatarios a diferentes sujetos representativos o mejor, con una representatividad valorada de forma diferente, que se relaciona directamente con la apertura del proceso de negociación colectiva comunitaria, como luego se analizará, lo que hay que retener es que el intercambio de información tiene como punto de referencia el poder público comunitario, que es quien posee la iniciativa de la consulta y es a la vez la destinataria de la misma, en el último de los supuestos previstos en el art. 138.3 TCE, un dictamen si se trata de una opinión conjunta o una recomendación si son pareceres diversos los de los interlocutores sociales (Aparicio, 1996, 184). Este vértice público que es fuente y objetivo de la circulación de las opiniones y puntos de vista de los interlocutores sociales es el determinante de la consulta, que no puede ser confundida, por tanto, con el diálogo social directo entre los sujetos colectivos representativos42. — En último lugar, conviene diferenciar el diálogo social respecto de la propia negociación colectiva comunitaria. Como señala el art. 139.1 TCE, lo que llamamos diálogo social está en la base ciertamente de este fenómeno, es un requisito previo al despliegue de los procesos de negociación que desembocan en un acuerdo colectivo, pero no puede ni confundirse ni ser absorbido por éste desde un punto de vista conceptual. Y ello tanto respecto de la negociación colectiva comunitaria propiamente dicha, a la que se refiere el art. 139 TCE, como a los procesos de negociación desarrollados fuera de éste precepto, la lla- 42 El diálogo social pone el acento en la “horizontalidad” entre las partes sociales, algo distinto de los “contactos verticales” con los órganos comunitarios (Rodriguez Piñero, 1997b, 50). soci olaboral TENDENCIAS rio mada negociación colectiva “libre”o no vinculada por los procedimientos que culminan en una norma comunitaria. El establecimiento de “relaciones convencionales, acuerdos incluidos” a que aluden los textos comunitarios tiene una caracterización singular y diferente de lo que es la dinámica del diálogo social y por tanto se debe analizar por separado de manera autónoma43. El diálogo social ha cumplido importantes funciones desde su formalización en los primeros textos normativos comunitarios. Ante todo ha permitido el reconocimiento institucional de las partes sociales a nivel comunitario y el mutuo reconocimiento de éstas (Rodriguez Piñero, 1997b, ❛❛ ervato s b o los órganos de la comunidad que buscan la participación institucionalizada de los diferentes sectores de la vida económica y social. Es muy frecuente afirmar que el CES europeo es una institución a través del cual se viene practicando el diálogo social, aunque en un nivel de intensidad débil (Gómez Muñoz, 1992, 42), pero posiblemente en este caso se reproduzca el equívoco que se da en los sistemas nacionales entre la concertación social y los órganos de participación institucional. El diálogo social implica una relación autónoma entre asociaciones empresariales y sindicatos a nivel europeo, con exclusividad de estos sujetos, lo que lo diferencia de este organismo de participación (débil) en las políticas sociales comunitarias (Ruiz Castillo, 1997, 721). ■ 25 La libertad sindical y el derecho de huelga no tienen reconocimiento constitucional directo en este ámbito normativo supranacional, y han sido excluidos de cualquier acción comunitaria que tenga por objeto regular su ejercicio. Su lugar está sin embargo en los sistemas constitucionales nacionales, en donde está “interiorizado” tanto su reconocimiento como derechos fundamentales – en aquellos Estados en los que existe constitución escrita – como el sistema de garantías de los mismos. 51), es decir, un modo de construir la representatividad de estos sujetos colectivos en la dimensión comunitaria, cuestión que será decisiva también a la hora de entablar los procesos de negociación que conduzcan al ◗◗◗ 43 En contra, Jacobs y Ojeda, (1999), que establecen un continuum entre el diálogo social y los procedimientos de negociación colectiva comunitaria. Otros autores (Ruiz Castillo, 1997, 712), diferencian el diálogo social de la concertación social, por desbordar ésta “el ámbito de las relaciones bilaterales”, o por implicar una “profunda interrelación” entre el ejercicio del poder público y la función representativa de las partes sociales en el ejercicio de su autonomía colectiva (Fotinopoulos, 2000, 138). TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 26 ■ establecimiento de acuerdos colectivos en ese nivel, y sobre lo que volveremos más adelante. Pero además el diálogo social pasa a definirse en 1987 como un “objetivo” comunitario, lo que implica la búsqueda de la legitimación social a las políticas comunitarias y el inicio del reconocimiento de un principio de autonomía colectiva en éste ámbito tal como sobre todo se establece en Maastricht. Es decir que de un lado el diálogo social se inserta en los procedimientos de generación de normativas comunitarias en las cuestiones relativas a la política social, dinamizando el instrumento de regulación social comunitaria que supone la negociación colectiva (Spyropoulos, 1999, 235) pero además los poderes públicos se orientan hacia el fomento de estos contactos autónomos entre las partes sociales que posiblemente configuren una práctica por parte de las autoridades comunitarias de promoción de este fenómeno. A partir de Ámsterdam se puede considerar que el diálogo social adquiere ya una posición relevante en el conjunto del marco político e institucional europeo. Se puede ya hablar del diálogo social como un principio político que incorpora el ordenamiento social comunitario como método de gobierno del sistema de relaciones laborales europeo. El énfasis que se pone en este último aspecto en los últimos textos comunitarios – por todas la Comunicación de la Comisión sobre El diálogo social europeo, fuerza de modernización y cambio (2002) – es muy significativo del interés que este proceso de intercambios y de negociación entre los interlocutores sociales ha despertado en su vertiente directamente política. Se dice en efecto que el diálogo social contribuye a la mejor gobernanza (governance) democrática de la Unión Europea, en especial ante la ampliación de la misma, y se conceptúa como una “fuerza motriz” de las reformas económicas y sociales, vinculada a las nociones de modernización y de cambio. Se ha explicado esta visión tan elogiosa de los procesos de diálogo social europeo en clave estrictamente política, sobre la base de que éstos constituyen una base adecuada para la creación y la consolidación de una ciudadanía económico-social europea que, sin ser aún una verdadera ciudadanía política, podría preparar su establecimiento, aunque para ello debería reflexionarse sobre el tipo de intereses pluralistas representados y sobre la necesaria visibilidad y transparencia de los procedimientos y mecanismos de diálogo social (Cella, 2003, 196). De esta manera, estos textos comunitarios enfocan mas el diálogo social como proyecto que como realidad, puesto que en la práctica éste ha alcanzado realizaciones muy modestas tanto en su vertiente interprofesional como sectorial y se desenvuelve en una cultura muy diferente de la participación en función de cual sea el interlocutor social, pues el asociacionismo empresarial europeo es en gran medida reticente a la generalización de estas prácticas como método de gobierno del sistema europeo de relaciones laborales44, mientras que uno de los leit-motiv 44 Un ejemplo reciente de esta actitud se encuentra en la toma de posición de la UNICE sobre la revisión de la Agenda sobre Política Social 2003-2005, en especial en su oposición a doce iniciativas planteadas en la misma, la mayoría de ellas referidas a adoptar medidas concertadas o a abrir procedimientos de negociación. (Comunicado de prensa de 30 de septiembre de 2003, en www.unice.org. ) Sobre las carencias del diálogo social, un análisis interesante, pero que se detiene en el año 2000, en Degryse, 2000. del movimiento sindical europeo es el de “reforzar” el diálogo social45, en lo que coincide por tanto con las declaraciones oficiales en la materia de las autoridades comunitarias. 5.- Negociación colectiva comunitaria: Tipología. Como ya se ha señalado, el art. 139 TCE explica que el diálogo entre interlocutores sociales en el ámbito comunitario “podrá conducir, si éstos lo desean, al establecimiento de relaciones convencionales”, es decir, de acuerdos colectivos. Este precepto supone el expreso reconocimiento del derecho de negociación colectiva en la dimensión comunitaria, pero no significa que las formas de expresión de ésta en el nivel europeo sean únicamente las reguladas en dicho artículo ni que la regulación del mismo sea homogénea. Por eso puede resultar interesante suministrar una clasificación posible de la negociación colectiva comunitaria sobre la base de tres variables clásicas en la ordenación de esta facultad de acción sindical: en función del contenido del convenio, en atención a la eficacia del mismo y, en fin, en relación con el ámbito de aplicación del mismo. a) En función del contenido del convenio: acuerdos “vinculados” y acuerdos “libres”. En lo que se refiere al contenido del convenio colectivo comunitario, resulta importante distinguir entre aquellos acuerdos que ciñen sus contenidos a las materias objeto de competencia comunitaria en materia social, tal y como se recoge en el art. 137 TCE, y aquellos otros que no necesariamente se restringen en el contenido abordado a este contenido competencial comunitario. Doctrinalmente se han acuñado términos específicos para reflejar la contención de lo regulado dentro del esquema de competencias del art. 137 TCE – los “ámbitos sujetos al art. 137”, como señala el art. 139 del mismo texto legal – de manera que los primeros se denominarían “acuerdos vinculados” al ámbito temático de la competencia comunitaria (Lo Faro, 1999, 187 ss), puesto que no es posible regular por convenio materias no comprendidas o excluidas del listado del art. 137 TCE, en donde cobra una especial intensidad la mención en el apartado 6 del mismo a las remuneraciones, el derecho de asociación sindical y el derecho de huelga. Los segundos reciben el nombre de acuerdos “libres” en la medida en que no están ligados al marco de competencias comunitarias en materia social (D’Antona, 1998, 106) y en los que por tanto tienen al menos en principio plena libertad los interlocutores sociales para fijar los contenidos regulados. Se ha criticado desde el punto de vista de los principios de autonomía colectiva esta “soberanía limitada” de las partes sociales que les impide determinar autónomamente finalidades y contenidos de su actividad negocial (Lo Faro, 1999, 190), pero se trata de un rasgo distintivo explicable en función de la inserción de este tipo de acuerdos colectivos en el iter formativo de una norma comunitaria, como más adelante se explicará. ◗◗◗ 45 Así en el Programa de Acción del X Congreso de la CES en Pra- ga (mayo 2003), en www.etuc.org/EN/xcongress/fr/docs Desde el punto de vista de la eficacia del acuerdo colectivo comunitario, se diferencia entre aquellos que adquieren eficacia a través de una “decisión” comunitaria del Consejo a propuesta de la Comisión, es decir, a través de un acto que proviene de la esfera del poder público y que le presta al convenio colectivo las características de un acto legislativo comunitario para que éste pueda adquirir fuerza de obligar como si fuera una norma. Este tipo de acuerdos, que logran su eficacia mediante un acto comunitario de actuación, se denominan “reforzados” (Rodríguez Piñero 1997b, 58) o acuerdos “fuertes”, “formales” (Gallardo Moya, 2003). En el procedimiento que prevé el art. 139.2 TCE, la decisión comunitaria se ha equiparado a la Directiva, y éste es el instrumento normativo que posibilita la eficacia directa del acuerdo colectivo negociado sobre esta vía. Es decir, que la fuerza vinculante del acuerdo colectivo no proviene de éste sino de la decisión comunitaria (Aparicio, 1994, 941). Se ha afirmado que así se pretenFrente a estos acuerdos colectivos que reciben su eficade equilibrar los procedimientos de adopción de decisiones cia a través de una decisión del Consejo, existen otros que normativas comunitarias y la autonomía colectiva, de maobligan y son eficaces a través de los diferentes sistemas nera que el acuerdo colectivo “es la fuente de producde negociación colectiva que se dan en cada uno de ción normativa, alternativa a la institucional colos países de la Europa comunitaria. Se aplimunitaria”, pero son los procedimientos de can “según los procedimientos y prácticas intervención de los poderes públicos copropios de los interlocutores sociales y La construcción del sindimunitarios los que, a petición de las parde los Estados miembros”, tal y como calismo europeo ha sido lenta y tes firmantes del acuerdo, quienes “les prescribe el art. 139.2 TCE. Con ello complicada. Puede resultar llamaprestan los instrumentos que le prose está queriendo decir, ante todo, porcionan carácter obligatorio”(Caque estos acuerdos así realizados tivo que el sindicalismo, que en su sas, 1996b, 5-6). carecen de eficacia directa, puesto origen nació con un alcance internaque la norma se remite a la necesacionalista, tenga dificultades en la En cualquier caso, los destinatarios ria interiorización de sus conteniactualidad en presentarse como un de la decisión comunitaria no son las dos en cada uno de los ordenasujeto colectivo construido a organizaciones nacionales adheridas mientos nacionales de los Estados o afiliadas a las firmantes del acuerdo miembros, lo que se realizará a través escala supranacional. colectivo en el ámbito europeo46, sino los de la negociación colectiva de cada país y respetando las peculiariedades de caEstados miembros de la Comunidad, que da sistema de negociación colectiva nacional. deben por tanto aplicar y desarrollar la Directiva Así se desprende de la Declaración 27 aneja al Trataen sus ordenamientos internos respectivos. Es cierto do de Amsterdam, que proviene de Maastricht, según la que, como establece el art. 137.4 TCE, la aplicación de las cual “la primera modalidad de aplicación de los acuerdos Directivas comunitarias puede ser confiada a la negociacelebrados entre interlocutores sociales a escala comunición colectiva nacional, siempre que el Estado adopte las taria consistirá en desarrollar el contenido de dichos disposiciones necesarias para poder garantizar en todo acuerdos mediante negociación colectiva y con arreglo a caso los resultados fijados en la mencionada Directiva, las normas de cada Estado miembro”, añadiendo pero ello no impide la vía ordinaria de trasposición me◗◗◗ diante un acto legislativo estatal que reciba el contenido de la misma en el ordenamiento interno de cada país. Se opera así una especie de “devolución” a los Estados de la 47 Un problema adicional que se plantea en estos casos es el de capacidad de aplicar y desarrollar el convenio colectivo la posible discrecionalidad de este acto de recepción del dereeuropeo sobre la base del mandato de la Directiva, y son cho comunitario por parte del acto legislativo estatal, es decir, éstos quienes tienen que adoptar las medidas legislativas las posibles variaciones en la trasposición que se puedan reapertinentes para conseguir su eficacia47. ❛❛ La Directiva “recibe” el acuerdo colectivo, produciendo la incorporación plena a la misma de la fuente negocial (Casas, 1996b, 5) y esto implica una nueva “metamorfosis” de la autonomía colectiva, que se presenta realmente como lizar en los diferentes países comunitarios sobre la base de los márgenes de actuación que permiten los arts, 137.2 y 5 TCE, en especial respecto de la aplicación en las pequeñas y medianas empresas (Lo Faro, 1999, 211 ss.). 48 Se mueve dentro de los márgenes del proceso de toma de de- cisiones, mantiene las mismas orientaciones que las que informan y delimitan la acción regulativa de la Comunidad (Lo Faro, 1999, 281). 46 Ni, directamente, los trabajadores o empresarios incluidos en la unidad de negociación (interprofesional o sectorial) de que se trate, sean o no miembros de las organizaciones firmantes (Aparicio, 1994, 939), al estilo de la eficacia normativa y general del convenio estatutario español. 49 El sistema de negociación colectiva comunitario opera en un ambiente político, económico e institucional del todo inusitado y bastante distante de las tranquilizantes certezas que suministran los ordenamientos nacionales, como concluye Lo Faro (1999, 302). soci olaboral ervato s b o un acto legislativo comunitario. Aunque la Directiva “encuadra” el Acuerdo, señalando los elementos de normatividad y se remite a los contenidos negociados colectivamente, que se presentan como “anexo” a la Directiva, en definitiva el producto final es un acto legislativo comunitario típico, en donde la impronta del poder público es dominante sobre el origen negocial del mismo. Por ello es mas acertado enmarcar este tipo de negociación colectiva dentro de los fenómenos de legislación negociada o concertada (Casas, 1996b, 5), o definirlos como acuerdos de concertación legislativa comunitaria (D’Antona, 1998, 105). Ello implica por otra parte comprobar que la manifestación mas señalada del principio de autonomía colectiva entre las partes sociales a nivel comunitario aparece integrado en el proceso de creación de normas comunitarias, pero no logra independizarse de éste48.Y explica también que en el elenco de fuentes del ordenamiento comunitario (art. 249 TCE) no se incluya el convenio colectivo49. TENDENCIAS rio b) En función de la eficacia del convenio: acuerdos “reforzados” y acuerdos “autónomos”. ■ 27 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 28 ■ que dicha modalidad “no implica que los Estados miembros estén obligados a aplicar de forma directa dichos acuerdos o a elaborar normas de trasposición de los mismos, ni a modificar la legislación nacional vigente para facilitar su ejecución”. En ello se diferencia por tanto de la obligación de aplicación uniforme en los casos en los que se produce una transposición convencional de una directiva, lo que implica el establecimiento de una intervención subsidiaria del Estado para garantizar la eficacia general de las disposiciones en ella contenidas (art. 137.4 TCE). La conclusión de éstos Acuerdos a nivel comunitario no lleva aparejada una garantía estatal de su aplicación homogénea. Por eso se han denominado doctrinalmente acuerdos “débiles” al carecer su contenido de eficacia directa (Lo Faro, 1999, 165), aunque considerados en sí mismos podrían conceptuarse como acuerdos colectivos comunitarios autónomos u ordinarios. Por tanto los acuerdos europeos autónomos u ordinarios fragmentan su eficacia a través de su recepción vía negociación colectiva en los diferentes regímenes jurídicos de los países miembros de la comunidad. Es en el ámbito nacional donde se recupera plenamente un principio de autonomía colectiva, pero con él la mayor diversidad de sistemas de encuadramiento de la negociación colectiva en los respectivos ordenamientos estatales. Lo que implica que estos acuerdos no alcanzarán previsiblemente un mismo nivel de eficacia jurídica, pues su dependencia con el sistema de negociación colectiva y sus relaciones con el ordenamiento estatal de que se trate determinará cuantitativa y cualitativamente el grado de aplicación de los mismos, y cabe que no sea recibido en absoluto en alguno de los países comunitario (Aparicio, 1994, 937). Aunque doctrinalmente se ha mantenido que existe una obligación de “recepción” del acuerdo por la negociación colectiva nacional derivada del mandato representativo de las partes sociales a nivel comunitario respecto de sus organizaciones federadas o adheridas en cada país (Jeammaud, 1998, 79 ss), lo cierto es que ésta se formularía como un deber de negociar, sin garantizar el resultado de la negociación. Por eso y aunque ciertas posiciones extremas equiparan estos acuerdos a gentlements agreements de los que no derivan relaciones obligacionales entre las partes (Valdes, 1997, 14), la mayoría de la doctrina los conceptúa a la manera de un acuerdo marco que precisa de una fase posterior de recepción en los diferentes sistemas de negociación nacionales (Aparicio, 1996, 187; Rodriguez Piñero, 1997b, 58, Jeammaud, 1998, 80)50. Estos acuerdos pueden ser conceptuados como un producto de la autonomía colectiva en su condición de poder originario de los grupos sociales de autorregularse (D’Antona, 1998, 108), pero simultáneamente, permanecen fuera del ordenamiento comunitario (Rodriguez Piñero, 1997, 57). No se puede hablar de una auténtica norma jurídica convencional de ámbito europeo, pues carece de relevancia para el ordenamiento comunitario, en coherencia por otra parte con las ya señaladas carencias respecto del re- 50 Ojeda (1998, 19 ss.) reconoce las dificultades de lograr la “inmediatividad” de los acuerdos colectivos europeos utilizando técnicas de derecho privado, y se inclina por proponer en el futuro una norma comunitaria – un Reglamento – que establezca la eficacia directa de los acuerdos colectivos. conocimiento en ese ámbito de un principio de libertad sindical y de sus manifestaciones básicas (Lo Faro, 1999, 172). Esta paradoja es más llamativa si se compara con el otro tipo de negociación colectiva “reforzada” o “vinculada”, que se ha descrito51, y aunque sigue planteado el problema básico sobre las praxis y procedimientos autónomos para poner en práctica estos acuerdos en los respectivos ordenamientos nacionales (D’Antona, 1998, 109), ello no ha sido óbice para que los interlocutores sociales exploraran también esta posibilidad de negociación colectiva. De lo previsto en el art. 139.2 TCE estos tipos de convenios colectivos comunitarios se relacionan por pares, en el sentido de que el tipo de acuerdo vinculado por su contenido a la lista de materias que son competencia comunitaria se corresponde con el acuerdo reforzado que obtiene su eficacia por una decisión del Consejo y, viceversa, los acuerdos “libres” son también convenios “autónomos” u ordinarios. Esta ecuación es parcialmente cierta, puesto que sólo se sostiene para el primer par “vinculado” – “reforzado”, pero no se aplica necesariamente a la segunda relación, puesto que los interlocutores sociales pueden negociar sobre temas objeto de competencia comunitaria y optar por dotar al acuerdo obtenido de eficacia a través de los diversos sistemas de negociación colectiva nacional, como ha sucedido con el Acuerdo Europeo sobre el Teletrabajo del 2002. Hay además otro tipo de acuerdos colectivos que se obtienen como resultado de las consultas e intercambios fruto del diálogo social sectorial y cuya eficacia puede descomponerse en frentes diferentes, desde una cierta obligación de influencia sobre las autoridades de gobierno comunitarias en su actuación internacional o normativa – como por ejemplo sucede con la pactación entre los interlocutores sociales de cláusulas sociales a introducir en los tratados de la Unión Europea con terceros países52 – hasta el desplazamiento a la acción unilateral de otro sujeto como forma de aplicación del contenido del pacto, sea éste otro sujeto las instancias de gobierno europeas, o las propias empresas transnacionales, como sucede en muchos de los acuerdos obtenidos en determinados sectores productivos sobre puntos concretos de regulación de las relaciones laborales en los mismos53. ◗◗◗ 51 Por eso se ha hablado de un “efecto promocional asimétrico” de la negociación colectiva por parte de la normativa comunitaria (D’Antona, 1998, 109). 52 Por ejemplo, ver la cláusula social para ser insertada en los acuerdos de pesca con terceros paises negociada por las patronales EUROPECHE, COGECA “fisheries” y la Federación Europea del Transporte (ETF), y adoptada en el Comité de Diálogo social sectorial “pesca marítima” el 19 de diciembre del 2001. 53 Un elenco de los acuerdos alcanzados en diversos comités de diálogo social sectorial, que discurren sobre temas muy variados, desde el tiempo de trabajo, promoción del empleo o formación profesional, en Degrysse (2000). Últimamente, se puede consultar el Acuerdo logrado el 20 de octubre del 2003 entre la Comunidad Europea del Rail (CER), la asociación que agrupa a las compañías ferroviarias europeas y la Federación Sindical Europea del Transporte ETF sobre condiciones sociales en el mercado europeo del rail, que explícitamente tiende a condicionar la regulación europea prevista sobre la licencia europea para conductores de tren. soci olaboral ervato s b o La peculiar construcción de la negociación colectiva en el nivel comunitario, muy ligada en su versión “fuerte” al proceso de creación de normas comunitarias, hace que un ámbito de aplicación “natural” de la misma sea el interprofesional, es decir, que su contenido se proyecte con carácter general regulando una institución determinada sobre la totalidad de los sectores profesionales. Este ha sido el caso de los acuerdos marco que se han concluido entre los interlocutores sociales siguiendo el procedimiento de los arts. 138.4 y 139. 2 TCE, sobre permisos parentales (1996), tiempo parcial (1997) y contratos temporales (1999), pero ha sido también el ámbito de aplicación del Acuerdo Europeo sobre el Teletrabajo (2002), cuya eficacia se entrega a los mecanismos nacionales de negociación colectiva. El problema se ha planteado ante las primeras manifestaciones de la negociación colectiva comunitaria, el Acuerdo Marco sobre los permisos parentales, firmado por UNICE y CEEP por parte empresarial y la CES por la sindical, que dio lugar a la Directiva 96/34/CE del consejo de 3 de junio de 1996. Una asociación empresarial representativa de la pequeña y mediana empresa impugnó esta Directiva solicitando su anulación sobre la base de que ésta entidad – UEAPME54 - debía haber participado en las negociaciones como parte legitimada, planteando así como cuestión central la representatividad y el derecho a negociar convenios colectivos de ámbito europeo. Esta demanda dio lugar a una sentencia del Tribunal de Primera Instancia de la CE de 17 de junio de 1998, de reconocida importancia doctrinal sobre este tema55. ◗◗◗ TENDENCIAS rio c) En función del ámbito de aplicación del convenio y la representatividad suficiente para negociar en esos ámbitos.. ■ 29 Junto a ello, es también importante la elección del ámbito funcional del sector profesional o de la rama de producción, no sólo porque el diálogo social institucionalizado a través de Comités permanentes ha delimitado de esta manera, sino porque se corresponde con el peso cada vez mas importante que van adquiriendo a escala sindical las Federaciones Europeas de rama en el seno de la CES, en un proceso que revaloriza como lugar prioritario de la acción sindical el del sector y que tiene también su correlato en las diferentes estrategias sindicales nacionales. También en este aspecto hay ejemplos de acuerdos marco que se presentan como directivas – acuerdos por tanto “reforzados” – como el Acuerdo sobre la ordenación del tiempo de trabajo de la gente del mar (1999) o el Acuerdo de ordenación del tiempo de trabajo del personal de vuelo en la aviación civil (2000), pero también existen ejemplos de acuerdos marco cuya aplicación se ha de lograr a través de la negociación colectiva en los diferentes sistemas nacionales, como el Acuerdo Marco sobre el teletrabajo en el comercio (2001). La elección del ámbito de aplicación del convenio colectivo comunitario plantea inmediatamente un problema, el de la búsqueda del sujeto representativo que, en cada uno de estos ámbitos de aplicación, interprofesional o sectorial, se estima idóneo o legitimado para ser parte de la negociación y llegar a un Acuerdo. El tema de la representatividad de los interlocutores sociales a nivel comunitario es crucial porque la negociación colectiva se sitúa en un proceso de creación de normas comunitarias, en donde se reconoce a los interlocutores sociales la capacidad de atraer hacia un espacio de autonomía colectiva la regulación de políticas sociales. Por tanto parece imprescindible que se delimite la noción de representatividad que en función de determinados parámetros objetivos, permita identificar a los sujetos colectivos que tienen una mayor capacidad, influencia e implantación, de manera que sean éstos quienes se encuentres legitimados para negociar los acuerdos colectivos de ámbito europeo “vinculados” en su contenido a las competencias de la Comunidad en política social y a los que una Directiva les confiere aplicación generalizada. Para los otros tipos de negociación colectiva no se plantea este problema en los mismos términos, puesto que permanece fuera de la normatividad comunitaria y en consecuencia se reduce a un hecho de consenso autónomo entre las partes firmantes. ❛❛ No existe un sistema normativo que homogeneice los límites al ejercicio del derecho de huelga cuando éste se realiza a nivel europeo y en un sector que perturba u obstaculiza la libre circulación de mercancías, sino que, en función de la aplicación estricta del principio de subsidiariedad, éste se resuelve en la disparidad de soluciones jurídicas que suministra cada ordenamiento nacional al respecto. 54 Union européenne de l’artisanat et des petites et moyennes en- treprises. 55 La sentencia del TPICE de 17 de junio de 1998, (Asunto T135/96), ha sido objeto de numerosos comentarios por la importante doctrina que sienta sobre el tema central de la representatividad de los interlocutores sociales europeos. Se destacan, desde posiciones bastante diferentes entre sí, los de Casas (1998), Jacobs y Ojeda (1999) y Moreau (1999). El pleito base de esta decisión no continuó al producirse de diciembre de 1999, un acuerdo de colaboración entre UEAPME y la UNICE, privando así al TJCE de emitir su opinión definitiva al respecto. Los términos de dicho acuerdo de colaboración y su significado, en Casas (1999, 2-4). TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 30 ■ El punto de partida lo constituye la determinación unilateral por la Comunidad de aquellas organizaciones expresivas del pluralismo social que se presentan en el nivel comunitario que ésta entiende que gozan de una condición representativa especial. Esta ofrece una lista de organizaciones representativas que son consultadas en el procedimiento previsto en el art. 138.2 TCE y conocido como período de consultas “antes de presentar propuestas” en materia de política social. En esta fase del procedimiento legislativo, la Comisión tiene la obligación de consultar a los interlocutores sociales representativos sobre la conveniencia, orientación y alcance de la iniciativa emprendida. Los criterios para fijar esa representatividad son variados, y manejan variables complejas: ser organizaciones interprofesionales o de sector organizadas a nivel europeo, integrar en su estructura a organizaciones representativas en los Estados miembros, y disponer de estructuras adecuadas para permitirles participar de manera eficaz en el procedimiento de consultas (Moreau, 1999, 56). La Comunidad estima que reúnen esta condición una larga serie de organizaciones, entre ellas desde luego UNICE y CEEP como asociaciones empresariales y CES como organización sindical en el nivel interprofesional – organizaciones interprofesionales “de vocación general” - , pero también otras “organizaciones interprofesionales que representan a ciertas categorías de trabajadores o de empresas – cuadros directivos y pequeñas empresas –, organizaciones específicas, como las cámaras de comercio y en fin, una lista de organizaciones sectoriales que representan a los empresarios y a las federaciones sindicales europeas, muchas de ellas adheridas a la CES56. En este procedimiento de consultas del art. 138.3 TCE el tema de la representatividad de los interlocutores sociales no resulta problemático; la cuestión es diferente cuando se abre la segunda fase de consulta sobre una acción comunitaria en materia social, una vez que ha concluido el proceso de toma en consideración de los pareceres y opiniones sobre la misma. En esta segunda fase, en la que la consulta se refiere al contenido concreto de la propuesta planteada, “los interlocutores sociales podrán informar a la Comisión su voluntad de iniciar el proceso previsto en el art. 139 TCE”, es decir el proceso de negociación colectiva a que este artículo se refiere. Aquí es donde se plantea el conflicto, porque la Comisión reserva a las organizaciones interprofesionales centrales en el sistema de relaciones laborales europeo, con “vocación” de representantes generales de empresarios – UNICE y CEEP – y de los trabajadores – CES – la capacidad de negociación colectiva que atrae a la órbita de las relaciones convencionales la propuesta normativa comunitaria. De esta manera, otras organizaciones que compiten, fundamentalmente del lado de los empresarios57, por obtener el reconocimiento 56 Puede consultarse la lista de las organizaciones europeas reputadas interlocutores sociales en el sentido del art. 138 CE en el anexo 1 de la Comunicación de la Comisión El diálogo social, fuerza de modernización y de cambio, COM(2002) 341 final. 57 Además de la mencionada UEAPME, hay otras organizaciones de empresarios agrícolas y ganaderos, del sector público de municipios y regiones, de hostelería, profesiones liberales o del comercio, que compiten por ser incluidos, en pie de igualdad con las dos grandes patronales europeas, en los procesos de negociación informales y reglamentados que se desarrollan ordinariamente (Jacobs y Ojeda, 1999, 69). de una representatividad general más allá de la fase de consultas a que se refiere el art. 138.2 TCE, respecto del procedimiento de negociación colectiva que se prevé en el art. 138.4 TCE. Existe una diferencia cualitativa entre el procedimiento de consultas y el de negociación colectiva que justifica este cambio en la representatividad requerida. Ambos son procesos independientes entre sí, de manera que el reconocimiento institucional de una representatividad suficiente para la fase de consultas no lleva aparejado que esta misma representatividad se traslade al de negociación colectiva58. Este último se inscribe en el ámbito de la autonomía contractual y se inicia mediante la negociación entre los interlocutores sociales, por lo que pertenece a su libre autonomía el mutuo reconocimiento como partes. Siempre que éstas sean representativas a nivel europeo, por tanto, no cabe ningún reproche a la autoselección como interlocutores que éstas hayan realizado, pero existe una obligación de la Comisión y del Consejo de comprobar la representatividad de los interlocutores sociales firmantes de un Acuerdo justamente porque se pretende que éste encuentre su aplicación en virtud de una Directiva, verificación de la representatividad que se concreta en lo que el TPI llama “representatividad acumulada suficiente”59. Basta por tanto con que las partes negociadoras del acuerdo ostenten una representatividad acumulada suficiente60, que deberá ser controlada por la Comisión y, directamente, por las propias organizaciones no firmantes cuya representatividad “sea necesaria para completar la representatividad acumulada de los firmantes”, ante el Tribunal de Justicia comunitario. La verificación de la representatividad es por tanto doble, con carácter previo a la “recepción” del Acuerdo colectivo en el ordenamiento comunitario mediante la Directiva que le da aplicación efectiva – control de legalidad por la propia Comisión – y, posteriormente en su caso, un control judicial de las condiciones de negociación de estos acuerdos colectivos europeos en lo que se refiere a la representatividad suficiente de los interlocutores firmantes del mismo, lo que implica que se reconoce a las organizaciones representativas europeas un derecho a impugnar judicialmente los acuerdos colectivos que se insertan en el proceso de creación de normas comunitarias, como en efecto sucedió en el caso UEAPME. Cuando el contenido del acuerdo afecte directamente a las condiciones de trabajo y empleo de los trabajadores europeos y el ámbito de aplicación del mismo sea general o interprofesional, parece seguro afirmar que son las tres organizaciones interprofesionales con representación general en todas las categorías de empresas y de trabajadores a escala comunitaria61, es decir UNICE, CE◗◗◗ 58 Se configuran pues los procedimientos de consulta y de nego- ciación como “alternativos” con una “fase inicial común”, de tal manera que son “actividades diferentes, que atienden objetivos diferentes y se desenvuelven con sujetos diferentes, aunque en ambos participen los interlocutores sociales representativos” (Casas, 1998, 8) 59 STPI 18 de junio 1998, Caso UEAPME, párrafos 74 a 80. 60 STPI 18 de junio 1998, Caso UEAPME, párrafo 90. 61 STPI 18 de junio 1998, Caso UEAPME, párrafo 94 ❛❛ d) Un ámbito de aplicación muy peculiar: la Se ha criticado doctrinalmente que los criteempresa transnacional. rios de selección en que se resuelve la Los destinatarios de la denoción de representatividad no se excisión comunitaria no son las pliciten en ningún texto comunitario, Una enumeración de los diferentes ni tampoco en el fallo judicial del TPI ámbitos de aplicación de la negociaorganizaciones nacionales adheride junio de 199863. El mutuo recoción colectiva comunitaria no estadas o afiliadas a las firmantes del ría completo sin referirse a la emnocimiento de los interlocutores soacuerdo colectivo en el ámbito europresa transnacional, o si se quiere, ciales no parece un criterio de sufipeo, sino los Estados miembros de la a las empresas y grupos de empreciente objetividad, lo que se puede Comunidad, que deben por tanto sas de dimensión comunitaria tal cocomplicar a la hora de adoptar aplicar y desarrollar la Directiva mo los describe la Directiva 94/45/CE acuerdos en determinados sectores del Consejo, de 22 de septiembre de en los que existe mayor pluralidad oren sus ordenamientos in1994. El objetivo de esta directiva es la ganizativa empresarial a escala comuniternos respectivos. constitución de un órgano de representataria. La carencia de una norma de encuación de los trabajadores de la empresa transdramiento de la negociación colectiva, y, en nacional, pero no procede a fijar las estructuras insticoncreto, del tema de la representatividad de los intucionales de dicho órgano de manera directa. La norma terlocutores, es expresiva de la ambivalencia con que escomunitaria opta por promocionar la autonomía colectiva, te tema se trata y la prevención del ordenamiento comuniya que será a través de la negociación colectiva como se tario ante cualquier iniciativa no ya de fomento, sino de determinará fundamentalmente la definición, las compe“normalización” jurídica de la negociación colectiva en ese tencias y las funciones del CEEu65. De hecho el núcleo ámbito como verdadera fuente del derecho64. central de las disposiciones de la Directiva 94/45/CE se diEn lo que respecta a los acuerdos colectivos “autónorige a garantizar un procedimiento de negociación para la mos”, los criterios de selección de interlocutores no se constitución del Comité de Empresa Europeo. ◗◗◗ apartan de los hasta aquí vistos. El Acuerdo Europeo so- 64 Por eso ha habido propuestas 62 La Directiva 1999/63/CE, del Consejo, de 21 de junio de 1999, relativa al Acuerdo sobre la ordenación del tiempo de trabajo de la gente del mar está suscrito por la Asociación de Armadores de la Comunidad Europea en representación de la patronal y la Federación de Sindicatos del Transporte de la Unión Europea (ETF/FST), adherida a la CES, sin que por tanto en este caso haya una representatividad diferente de la general. Sin embargo, la Directiva 2000/79/CE del Consejo de 27 de noviembre de 2000, relativa a la aplicación del Acuerdo europeo sobre ordenación del tiempo de trabajo del personal de vuelo de la aviación civil, señala que éste Acuerdo ha sido suscrito por cinco interlocutores sociales representativos en el sector: La Association for European Airlines (AEA), la Federación de Sindicatos del Transporte de la UE (ETF/FST), la European Cockpit Association (ECA), la European Regions Airline Association (ERA) y la International Air Carrier Association (IACA), es decir, por tres asociaciones empresariales y dos sindicales. 63 Ver fundamentalmente Moreau, 1999, 57. No es razonable que partiendo de la consideración de la negociación colectiva como institución democrática, no se fijen unas reglas generales sobre la medición de la representatividad que no se basen en el propio autorreconocimiento de los negociadores (Casas, 1998, 13). muy interesantes sobre una “legislación de apoyo” a la negociación colectiva comunitaria en la que se incluyera una noción selectiva de los “interlocutores sociales representativos” que sirviera para todas las manifestaciones de la negociación colectiva en este ámbito, fundada sobre criterios homogéneos y que se basara tanto en el carácter comunitario de las organizaciones, entendido éste como capacidad de asumir decisiones autónomas respecto de las organizaciones nacionales a ellas afiliadas, como en la dimensión de la representatividad demostrada a través de la afiliación de la mayoría de las organizaciones sindicales y empresariales en la mayoría de los paises de la UE, como en fin, sobre la base de la asunción de un deber estatutario de transferir el contenido de los acuerdos de nivel comunitario a los acuerdos nacionales. El detalle de esta propuesta, en Lettieri y Romagnoli, 1998, 113-117. 65 Ello hace que la Directiva 94/45/CE se defina como una norma procedimental que contiene frecuentes reenvíos tanto a los ordenamientos nacionales como, muy especialmente, a los acuerdos colectivos a que lleguen las partes (Cruz, 1996, 506; Garrido, 1997, 209), lo que se explica como aplicación del principio de subsidiariedad en su dimensión horizontal, que otorga prioridad a la negociación colectiva en la ordenación de las relaciones colectivas (Casas, 1993, 4) soci olaboral ervato s b o TENDENCIAS rio bre el Teletrabajo de julio de 2002, de ámbito interprofesional, está suscrito por los sujetos representativos generales, UNICE, CEEP y CES, y otro tanto sucede con el Acuerdo del sector de comercio también sobre el teletrabajo, de abril del 2001, que precedió al interprofesional, entre las organizaciones sectoriales de los interlocutores sociales generales citados. Pero como es evidente, en este tipo de acuerdos la voluntad de iniciar el proceso de negociación y sus contenidos son plenamente “libres”, al no estar necesariamente vinculados al proceso de creación de normas comunitario y basarse en los sistemas de negociación colectiva nacionales como forma de lograr la generalización del acuerdo alcanzado en el conjunto de las relaciones laborales de aquellos países. Por lo tanto en estos casos la representatividad de las partes pasa por el reconocimiento mutuo de ambas como interlocutores. EP y CES, quienes ostentan representatividad acumulada suficiente tanto en general como en relación con el contenido del acuerdo colectivo en concreto. Sin embargo, cuando se trate de acuerdos colectivos de sector, la representatividad de las partes firmantes tiene que medirse en función precisamente del tipo de organizaciones con implantación entre las empresas y trabajadores del mismo, lo que puede generar – como ha sucedido en efecto – una ampliación de los sujetos legitimados para esta negociación, en función de las peculiariedades representativas del sector, y ello tanto desde el punto de vista del asociacionismo empresarial como del sindicalismo de los trabajadores, aunque en menor medida al estar más sólidamente afirmada en este campo la representatividad muy extensa de la CES y de sus Federaciones Sindicales Europeas62. ■ 31 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 32 ■ Prescribe la iniciación del procedimiento, que incumbe a la dirección central de las empresas o grupos de empresas transnacionales, y la constitución de una comisión negociadora, sobre la que prescribe ciertos requisitos mínimos que hacen referencia fundamentalmente al número de miembros de la comisión y a garantizar la presencia de un representante por cada Estado miembro en el que la empresa tenga un establecimiento, al pago de los gastos de negociación por la empresa y a la posibilidad de que los negociadores estén asistidos por expertos. Dos elementos centrales de esta regulación, la elección de los representantes en la comisión negociadora y la determinación gociación colectiva: “Corresponderá a la comisión negociadora fijar, junto a la dirección central mediante un acuerdo escrito, el alcance, la composición, las atribuciones y la duración del mandato del Comité de Empresa Europeo”. No hay obligación de llegar a un acuerdo, pero se puede inferir del texto comunitario un deber de negociar y hacerlo “con espíritu de colaboración” para llegar a un acuerdo (art. 6.1 Directiva 94/45/CE), e integrando en lo que se podría traducir como negociación de buena fé un “contenido mínimo” del Acuerdo que supone abordar las cuestiones fundamentales de estructuración y funcionamiento de este órgano de representación en la empresa transnacional66. Si la negociación no avanza o existen importantes obstáculos para su desarrollo, la Directiva prevé la aplicación “subsidiaria” de un régimen legal en defecto de acuerdo, disposiciones que suponen el establecimiento de reglas sobre la constitución y funcionamiento del CEEu y sobre las competencias que éste órgano asume, sustancialmente en torno a unas obligaciones de información o consulta generales u ordinarias, y otros específicos deberes de consulta e información ante circunstancias excepcionales que “afecten considerablemente”a los intereses de los trabajadores, en concreto en los casos de traslados, cierres de empresa o despidos colectivos, que llevan aparejado el derecho a reunirse con la dirección de la empresa para tratar este tipo de cuestiones67. Como alternativa a la institucionalización de un órgano de representación, cabe que el acuerdo colectivo desemboque en la puesta en práctica simplemente de un “procedimiento” de información y consulta, opción más débil que se liga sin embargo a un acuerdo expreso, puesto que de no realizarse éste, entrará en juego la normativa subsidiaria que sí incluye la creación de un Comité de Empresa68. En cualquier caso, la eficacia de estos Acuerdos de creación de CEEu viene garantizada a través de su recepción en cada ordenamiento interno a través de la ley de ◗◗◗ 66 Art. 6.2 Directiva 94/45/CE. Forman parte del contenido mínimo del acuerdo aspectos tan decisivos como los relativos al ámbito de aplicación del mismo, la composición del órgano de representación, y las atribuciones o competencias del mismo junto con los mecanismos de información y consulta previstos en relación con tales atribuciones. 67 Por eso se ha definido doctrinalmente esta Directiva como legislación de apoyo o de “sostenimiento a la negociación colectiva en las empresas y grupos transnacionales europeos” (Casas, 1993, 10), de manera que se interpretan estas disposiciones subsidiarias como un intento de garantizar el objetivo prioritario de poner en práctica mecanismos de información y de consulta, mediante el “reequilibrio” del diferente poder que en la negociación mantienen las partes, empresa y trabajador (Baz, 1998, 33). 68 Las disposiciones subsidiarias de la Directiva constituyen en consecuencia un “modelo de cierre” del sistema negocial que indica cuál es el modelo institucional concreto de información y consulta transnacional (Baz, 1998, 33). No hay pues, frente a lo que defienden algunas posturas doctrínales (De Miguel, 1995, 794 ss.) una “libertad de modelo” de representación en el sentido que la Directiva no imponga un modelo concreto de organización de los derechos de información y consulta de los trabajadores. ❛❛ La articulación entre el plano comunitario y el nacional en la empresa transnacional no suele construirse sobre parámetros clásicos que vinculen jurídicamente la esfera de la consulta y negociación en el nivel central y su aplicación en los distintos centros de imputación de la empresa en los diferentes estados nacionales, sino que se sitúa preferentemente en un terreno extranormativo y, lo que es mas llamativo, extracontractual, privilegiando la circulación “interna” y en paralelo de estos procedimientos en el interior de la red de decisiones de la empresa y en la transmisión de los presupuestos de la consulta y sus contenidos por vía endosindical. de la composición del Comité y sus funciones no son definidos en la Directiva, sino que se remiten a las normas nacionales de transposición de la misma en función de los sistemas nacionales de representación profesional, dejando el resto de las cuestiones a lo que disponga la ne- OBSERVATORIO SOCIOLABORAL fse@mi.madritel.es • www.fundacionsindicaldeestudios.org. Edita: Fundación Sindical de Estudios C/ Pedro Unanue, 14. 28045 Madrid Presidente: Rodolfo Benito Valenciano Directora: Elvira S. Llopis Publicaciones: Adela Crespo Alvarez soci olaboral ervato s b o ❛❛ TENDENCIAS rio se que son nuevas formas emergentes de negociación transposición de la directiva 94/45/CE en una red interdecolectiva en la empresa trasnacional en las que predomipendiente de normativa estatal que asegura la realización na una visión informal en la producción de reglas, seguida de estos en función de las normas del ordenamiento nade una marcada preferencia por la procedimentalización cional y garantiza los derechos de información y consulta de la toma de decisiones como método, que a su mediante una tutela sancionatoria y judicial. De esvez requiere un tratamiento articulado desde ta forma, manteniéndose los rasgos propios el nivel central – de la empresa matriz o la que conforman cada sistema sindical y el dirección de la empresa transnacional – status de la negociación colectiva en caLos acuerdos europeos a los diferentes establecimientos de la da ordenamiento nacional, se pone en autónomos u ordinarios fragmisma en los distintos países en los pie un sistema normativo homogéneo mentan su eficacia a través de su que está instalada (Baylos, 1999b). y coordinado que logra el objetivo recepción vía negociación colectiva En este sentido la micro-negociauniforme del ejercicio real en todos en los diferentes regímenes jurídicos ción a la que se está haciendo refelos países comunitarios del complerencia se insertaría en la cultura eujo de derechos que reconoce la Dide los países miembros de la comuropea– capilarizada a nivel de emrectiva 94/45/CE (Casas, 1997, 1 nidad. Es en el ámbito nacional presas – de la governance entendiss). donde se recupera plenamente da como concertación, consulta y un principio de autonomía Pero junto a este tipo de Acuerdos para diálogo como legitimación permanente colectiva. la constitución de órganos de representade un poder incontestado (Sciarra, ción en la empresa transnacional y la delimi2003). tación de sus competencias, que implica evidentemente el despliegue de la negociación colectiva en el Si se ahonda un poco más en este tema tan opaco, la arámbito de la empresa de dimensión comunitaria y la coticulación entre el plano comunitario y el nacional en la emordinación de las estrategias sindicales en este nivel, lo presa transnacional no suele construirse sobre parámeque es más interesante es comprobar el funcionamiento, tros clásicos que vinculen jurídicamente la esfera de la a efectos negociales de este tipo de órganos de repreconsulta y negociación en el nivel central y su aplicación en sentación, es decir, la existencia de acuerdos de emprelos distintos centros de imputación de la empresa en los sa creados en el seno de estos órganos como resultado diferentes estados nacionales, sino que se sitúa preferende un proceso de consulta, que en la normativa comunitemente en un terreno extranormativo y, lo que es mas llataria se concibe como la apertura de un verdadero promativo, extracontractual, privilegiando la circulación “inceso de negociación con vistas a llegar a un acuerdo. Esterna” y en paralelo de estos procedimientos en el interior te tipo de acuerdos sobre materias concretas no tienen la de la red de decisiones de la empresa y en la transmisión visibilidad de los acuerdos de constitución de un CEEu, ni de los presupuestos de la consulta y sus contenidos por tampoco de los grandes Acuerdos Marco a los que se ha vía endosindical. Cabe en efecto que en determinados sualudido con anterioridad. Se trata de una micronegociapuestos se construyan reglas de actuación o principios de ción de dimensión comunitaria que frecuentemente orientación general sobre determinados aspectos de las adopta formas de expresión en las que no se reconoce a relaciones laborales o de empleo que en el nivel central primera vista las trazas del acuerdo colectivo, puesto que asuman la forma de compromisos obligacionales y que en normalmente se presenta hacia el exterior como una deconsecuencia sea necesario discurrir sobre la forma de recisión unilateral de la empresa, o como expresión de vocepción de estos compromisos en los distintos ordenaluntad, clásicamente en los llamados códigos de conmientos nacionales “según los procedimientos y las prácducta de las empresas multinacionales. En ocasiones se ticas propias de los interlocutores sociales y de los Estaelaboran orientaciones generales – guidelines – en los órdos miembros”, pero en muchas otras ocasiones la relación entre el plano comunitario y el nacional no va a enganos de representación de la empresa transnacional socontrar sentido a través de la fórmula que conforma una bre determinados asuntos para que estos temas sean reobligación de conducta, sino que, como se ha señalado, cogidos, profundizados y desarrollados en cada país en se situará en el plano mucho mas viscoso e indefinido de el que la empresa tiene un establecimiento, de manera tal la autorresponsabilización de cada sujeto colectivo en enque se logra un cierto tratamiento homogéneo de un tecontrar un mecanismo propio para hacer circular en su esma, manteniendo sin embargo la especificidad de los resfera de influencia respectiva las “opiniones comunes” alpectivos sistemas nacionales en los que desenvuelve su canzadas, las “tomas de posición” expresadas, las “actiactividad la empresa o el grupo de empresa transnaciotudes positivas” y los “elementos de avance” que forman nal. parte de una cultura de la participación y de la negociación cooperativa en la empresa transnacional. ■ De este tipo de procesos puede probablemente deducir- ■ 33 lio 2004 24 fund u j s o i ación sindical de estud i o r o s t o a v c r e i o s l b aboral o DIALOGO SOCIAL: EMPLEO Y SUMARIO OPINION 3 ■ Julián Gilaberte El sector industrial en Madrid. El carácter estratégico de la industria. ■ Simón Rosado La necesidad de una política industrial integrada INDICADORES 7 ■ Miguel Angel Falguera Baró Marco general de derechos en materia de filiación y familia en el ámbito contractual laboral TENDENCIAS 10 ■ Luis Enrique Alonso Trabajo y cohesión social. NUEVO DOMICILIO DE LA FUNDACIÓN SINDICAL DE ESTUDIOS A partir del mes de Septiembre, la Fundación Sindical de Estudios cambiará de domicilio y estará ubicada en la primera planta de la calle Sebatián Herrera, 12 y 14 de Madrid. ALGO MÁS l gobierno de la Comunidad de Madrid ha puesto encima de la mesa de concertación social la necesidad de una negociación en materia de empleo; una negociación que, desde la parte sindical ha partido, en coherencia con los documentos aprobados en el 8º Congreso Regional, de una concepción integral del empleo o, lo que es lo mismo, que ha abordado esta negociación desde el reconocimiento del carácter central que, como objetivo, osLa lucha sindical ha tenta el empleo, pero a la vez ha considerado que la estrategia para alcan- sido y debe seguir zar dicho objetivo debe ser una estra- siendo una lucha por la conquista de tegia transversal. derechos y por su Así, el documento sindical acomete consolidación; deeste proceso negociador desde varechos vinculados rios frentes, en los que junto a la cantidad del empleo se consideran otros al mundo del trabaelementos vinculados a su calidad y a jo, y con el mismo su distribución. Recuperar la centrali- rango de importandad del trabajo, por tanto, del pleno cia, derechos vinempleo, que desde una óptica sindiculados a las concal es indisociable de su calidad, tiene que ser un objetivo prioritario. Co- diciones de vida de mo es necesario también afrontar la las personas, a la fuerte segmentación que padece protección de los nuestro mercado de trabajo: seg- más elementales mentación entre trabajadores cualifi- factores que detercados y no cualificados, entre temminan la cohesión porales y fijos, entre trabajadores precarios y trabajadores con dere- social porque gachos; una segmentación que impri- rantizan la dignidad me, a su vez, riesgos ciertos de cor- y la equidad de porativización que es preciso atajar esas condiciones por cuanto fracturan al colectivo de de vida. trabajadores y trabajadoras dentro de una misma empresa, dentro de un mismo centro de trabajo, forzando una competitividad a la baja entre ellos que proporciona ventajas adicionales a los empresarios para devaluar, cada vez más, las condiciones de trabajo. E ❛❛ Se hace preciso, por tanto, incorporar iniciativas sindicales orientadas a homogeneizar y regular las condiciones de trabajo dentro de un mismo centro de trabajo, de una misma empresa, dentro de un mismo conglomerado de actividad productiva aunque estén involucrados diferentes sectores, dentro de un mismo sector. A la vez, disponer de propuestas para incorporar inequívocamente la causalidad en la contratación temporal, su vigilancia y su control, y, de manera equivalente, las condiciones de externalización y subcontra◗◗◗ EDITORIAL rio ervato sociolaboral s b o 2■ tación productivas hasta sus últimos resquicios, esto es, hasta el límite marcado por el trabajo autónomo. Pero a la vez hay que combatir activamente la preferencia empresarial por determinados colectivos, especialmente mujeres, jóvenes e inmigrantes, para los empleos menos cualificados, peor retribuidos, y más peligrosos, cuando no bordeando los límites de la legalidad. Como hay que afinar en el tratamiento sindical de los centros especiales de empleo y empresas de inserción para garantizar que cumplen efectivamente su función de integración en el mercado de trabajo de las personas con discapacidad. las condiciones sociales, económicas, culturales, sanitarias, que permitan unas condiciones dignas de vida; significa, en definitiva, garantizar el ejercicio de la condición de ciudadanía, la democracia efectiva, la democracia real, inconcebible desde la pobreza, la escasez de oportunidades y las privaciones sociales y económicas. La cohesión social no es posible si no se combaten mucho más activamente la pobreza y la exclusión social. En este sentido, Comisiones Obreras de Madrid fue pionera al reivindicar, con firmeza, una Ley de Renta Mínima que, aún no siendo condición de suficiencia económica y autonomía personal para todas aquellas personas que carecen de ingresos, ha contribuido a generar una garantía mínima de solvencia. Hoy consideramos que dicha Ley debe ser revisada, ampliando no sólo su cuantía económica sino también los colectivos que pueden acceder a su percepción. Del mismo modo, sería necesario reclamar la articulación de una Ley de Servicios Sociales que mejorara sensiblemente la actual, con criterios diferentes y distintos mecanismos de gestión, evitando así su carácter exclusivamente asistencial, y la descohesión también entre los colectivos más vulnerables. ❛❛ Hay que combatir activamente la preferencia empresarial por determinados colectivos, especialmente mujeres, jóvenes e inmigrantes, para los empleos menos cualificados, peor retribuidos, y más peligrosos, cuando no bordeando los límites de la legalidad. Sin embargo, para caracterizar correctamente este proceso de negociación, debemos recordar una carencia fundamental que Comisiones Obreras de Madrid debe reclamar con urgencia: la negociación concerniente a aspectos de carácter social en nuestra Comunidad. Y es que la lucha sindical ha sido y debe seguir siendo una lucha por la conquista de derechos y por su consolidación; derechos vinculados al mundo del trabajo, comenzando por el propio derecho al trabajo, por el empleo estable y con derechos, por las condiciones en que el trabajo se desarrolla, por la retribución que por él se percibe. Pero también, y con el mismo rango de importancia, derechos vinculados a las condiciones de vida de las personas, a la protección de los más elementales factores que determinan la cohesión social porque garantizan la dignidad y la equidad de esas condiciones de vida. La defensa de estos derechos no significa, sin más, orientar la actividad sindical hacia un mejor sistema de redistribución de la riqueza, siendo esto importante. Significa, más profundamente, avanzar en la garantía universal de La educación ha sido objeto de profundísimas y regresivas reformas en nuestro país, reformas que se materializan, fundamentalmente, en la marginación y segregación del alumnado perteneciente a los grupos sociales más desfavorecidos. Comisiones Obreras de Madrid, que combatió activamente estas reformas, que fue capaz de firmar un acuerdo sobre la calidad del sistema educativo, no puede ahora cerrar el debate sobre educación. Por el contrario, el objetivo del sindicato se plantea, precisamente por eso, con mucha más fuerza en el terreno educativo, toda vez que es imprescindible y urgente conseguir un nuevo acuerdo, más ambicioso si cabe, y devolver a la escuela su papel de espacio privilegiado para contribuir a las políticas de redistribución. Los cambios introducidos en el Sistema Nacional de Salud con las transferencias sanitarias, que en la Comunidad de Madrid fueron especialmente cicateras, deben ser reorientados desde iniciativas que den la respuesta necesaria para responder a los nuevos retos de la salud. Pero sobre todo, el objetivo del sindicato debe centrarse, de manera inmediata en que el objetivo descentralizador no sólo no incorpore nuevas brechas entre distintos colectivos, sino que contribuya a incrementar su cohesión, garantizando una integración y equiparación de la oferta de servicios para las personas residentes en todas las zonas de nuestra Comunidad, reforzando así su carácter de servicio público y evitando la deriva hacia la privatización. En relación a los servicios de atención a las personas dependientes, la iniciativa sindical pasar por reclamar un derecho subjetivo de atención a la dependencia que superara la actual escasez, dispersión y descoordinación de los servicios asistenciales existentes e introduzca un auténtico factor de bienestar social. Tampoco el acceso a la vivienda debe ser ajeno a este proceso de diálogo, que debe contribuir a resolver uno de los problemas socioeconómicos más acuciantes en nuestra región. Varios retos que requieren una respuesta. ■ El sector industrial en Madrid. El carácter estratégico de la industria extraídos de un reciente estudio realizado por la Dirección de Economía de la Comunidad de Madrid, y del Gabinete Técnico de CC.OO. de Madrid). uizá de forma previa, al esbozar algunos datos, ideas y reflexiones sobre la Industria en Madrid, habría que situar algunas cuestiones, para mi fundamentales, desde el punto de vista sindical. Q Estos datos y referencias, que no únicas, ponen de relieve la importancia crucial que se da en las relaciones de producción entre las ramas industriales y de servicios, razón por la cual se podría afirmar que el peso en la evolución económica y en el empleo de la actividad industrial es, con mucho, notablemente mayor que el nominal. Y ello sin tener en cuenta el impacto significativo que también está teniendo en la asignación estadístiTenemos necesariamente que contemplarla coca del crecimiento del empleo de servimo una actividad que impulsa y nos proporcios, los procesos de externalización ciona empleo, un bien, por cierto, muy La defensa de la industria se ha que están efectuando las emprepreciado, tanto desde el punto de vista sas industriales de parte de sus de la utilidad social, como por lo que de convertir en el centro del interés eshasta entonces actividades prosignifica para cada individuo, y sotratégico de los sindicatos, de modo que pias que, sin embargo, se cialmente de garantía de estabiliseamos capaces de imprimir a nuestra actuatransfieren mediante estas fórdad y desarrollo personal y econóción sindical el necesario grado de eficacia, para mulas de externalización a acmico. que, de forma coordinada, desde los diferentes tividades de servicios. ámbitos de nuestra estructura, podamos acoEs la industria, por tanto, un bien La defensa de la industria, por desde estos puntos de vista susmeter toda una serie de iniciativas que nos todo ello, se ha de convertir en el ceptible de considerar como esenpermitan contribuir a poner freno a los riescentro del interés estratégico de cial el preservar y desarrollar con una gos en los que se ve envuelta la propia los sindicatos, de modo que seavisión estratégica, por lo que para ello Industria en Madrid y en general. mos capaces de imprimir a nuestra hemos de impulsar cuantas iniciativas, actuación sindical el necesario grado medidas y propuestas, creamos contribude eficacia, para que, de forma coordinada, yen de forma clara a este objetivo. desde los diferentes ámbitos de nuestra estructura, podamos acometer toda una serie de iniciativas que No obstante, los datos que se refieren a Madrid, respecto nos permitan contribuir a poner freno a los riesgos en los al empleo industrial, pueden conducir a pensar que las que se ve envuelta la propia Industria en Madrid y en geafirmaciones previas que se manifiestan en este artículo neral . no tienen esa relevancia, (es decir, es importante, pero menos, la Industria ) ya que según datos de la encuesta de Ciñéndome a Madrid, he de señalar que se ha asistido en población activa, en abril de 2004 el número de ocupados los últimos años a un proceso de desmantelamiento real en la industria es de 338.832, un 14.4% sobre el total, de un sector en nuestro país tan sensible y de naturaleza mientras que en España es del 18,7% y en la U.E. el 20,8% tan estratégica, como es de las telecomunicaciones. La destrucción de empleo y tejido industrial producido en las Ahora bien, como a pesar de que estos datos prueban la principales empresas de este sector instaladas en Madrid debilidad porcentual que representa el empleo industrial (ERICSSON, ALCATEL, SIEMENS, AGERE, LUCENT, (notablemente menor en Madrid que en resto de España AMPER, SINTEL, AVANZIT) y de empresas auxiliares y, por supuesto, con respecto a la U.E.), se ha de con(SERVOCIRCUITOS, MICROSER), o de otras creadas templar para un análisis riguroso, no sólo para el caso de por la EXTERNALIZACIÓN, (que no de actividades de serMadrid (del que luego más específicamente opinaré), sino vicios sino industriales) como S.C.I., CHATAM... a parte a nivel general, que la Industria para su propia actividad rede dejar a miles de trabajadores sin empleo, podíamos dequiere de un sector de servicios muy potente, dado que cir que nos ha colocado frente a una realidad que quizá la misma necesita, para llevar a cabo su producción, de nos aconsejaría una reflexión autocrítica, en el siguiente proveerse de aportes ajenos equivalentes al 62% del valor sentido: de su producción media. Destacándose, que, de entre estos, al menos el 25% procede del sector de servicios y, así ¿hemos hecho lo necesario como sindicato para que esmismo, también un cuarto de las compras que los servito, que es una realidad, hubiera tenido otros resulcios hacen a la economía son bienes industriales (datos ◗◗◗ Creo que no sólo hemos de contemplar la Industria como un factor de desarrollo económico fundamental, que contribuye a generar riqueza, a impulsar un determinado grado de bienestar y a convertirse en polo de atracción de la instalación o generación de múltiples actividades de servicios. ❛❛ soci olaboral ervato s b o Coordinador del Departamento de Política Sectorial de CC.OO. de Madrid OPNION rio ■ Julián Gilaberte Fernández ■3 OPINION rio ervato sociolaboral s b o 4■ tados?. La pérdida añadida en el tejido industrial y empleo de calidad, también en Madrid, de otros sectores o subsectores como el de automoción (PIAGGIO, VALEO) y las amenazas que se ciernen hoy sobre NISSAN Y R.V.I., pronostican determinadas perspectivas que se ciernen oscuras y complicadas sobre el futuro inmediato del empleo industrial en nuestro país, como consecuencia de la deslocalización industrial, fruto de la Globalización. ¿Hemos de situar estas cosas en el terreno de los hechos inevitables, sobre los que poco más podemos hacer, salvo mitigar las consecuencias de la pérdida de Empleo, sobre los trabajadores que lo pierden?. zación que tan extraordinaria y lógica preocupación generan en todos. Podríamos decir que se aprecian, aunque no se manifiestan siempre con claridad, opiniones y alternativas diversas que se circunscriben al ámbito estructural y que proponen entre otras ideas: – – – – – – Fortalecer el mercado. Mejorar la posición de competitividad. Aumentar las capacidades tecnológicas. Mejorar dotaciones de infraestructuras. Adecuado apoyo institucional. Inversión en I+D, hasta alcanzar el objetivo del 3% sobre el P.I.B., etc. Todas estas propuestas que cito de forma enunciativa, y comparto, es obvio que contribuirían a favorecer presupuestos de competencia y eficiencia, como aquellos que se señalan también desde las instituciones políticas (aumento de la cualificación, aumento del capital físico y tecnológico, reformas en los ámbitos normativos adecuados, promoción del suelo industrial, ayudas financieras y asesoramiento para la puesta en marcha de proyectos etc.). Del mismo modo, y esto es muy importante, con el Gobierno Central se ha firmado recientemente un acuerdo para intentar compartir y diseñar con los interlocutores sociales, políticas industriales que favorezcan inversiones tecnológicas que contribuyan a evitar deslocalización, reestructuraciones injustificadas, o impulsar análisis específicos mediante la puesta en marcha de observatorios industriales. En esa misma dirección ya se han producido en Madrid compromisos con los Sindicatos de iniciar procesos de negociación con el Gobierno de la Comunidad Autónoma, con el objetivo de alcanzar acuerdos que permitan impulsar en común una estrategia industrial, para lo que el Gobierno de la Comunidad ha elaborado un primer borrador de libro blanco. Además, hemos abordado con el Ayuntamiento de Madrid un diagnóstico sobre la Industria en la ciudad, para establecer también criterios y actuaciones al respecto. Es de suma importancia, en mi opinión, implicar al conjunto de las Administraciones, incluida la local, en esa apuesta por el desarrollo estratégico de los sectores productivos e industriales. Es verdad que estamos asistiendo en los últimos tiempos a un aluvión de opiniones en artículos de prensa sobre las pautas que han de seguirse en el seno de los países de la U.E. (15) para dotarse de unas políticas en lo industrial y económico que permitan un crecimiento adecuado y un desarrollo competitivo que evite que la competencia mundial, bien de los propios países de la U.E ampliada, o países emergentes, venga a representar un problema de desindustrialización creciente y pérdida importante de empleo. Concurren también en estos momentos un buen número de opiniones y manifestaciones muy diversas desde ámbitos de lo político o académico, que vienen, en algunos casos, a coincidir sobre el diagnóstico, que no siempre en las recetas, a aplicar para evitar la creciente degradación que se está dando o pudiera darse como consecuencia de la globalización económica, y los riesgos de deslocali- No obstante a todo lo anterior, se producen ejemplos que ponen de manifiesto hechos extraordinariamente relevantes alrededor de las decisiones que se están empezando a adoptar en algunos países (Alemania), en empresas tan importantes como SIEMENS, MERCEDES Y VOLKSWAGEN, donde, tras amenazarse con cierres o traslados de esas factorías a otros países si no se aceptan recortes importantes en diferentes materias (aumento de jornada de trabajo, reducción de salarios e incentivos etc.), los trabajadores, en unos casos al margen de los sindicatos y en otros de acuerdo con los mismos, están dispuestos a aceptarlas si con ello consiguen preservar los puestos de trabajo, aunque este tipo de soluciones se me antojan muy temporales, en el sentido de que forman parte de un círculo que se puede ir repitiendo en el tiempo. Estos últimos ejemplos, y otros muchos donde se evidencia la imposición empresarial, nos demuestran ◗◗◗ ■ Simón Rosado Sánchez. Secretario de Acción Sindical de la CONC La necesidad de una política industrial integrada n los últimos meses se han evidenciado las debilidades de la industria en nuestro país, lo lamentable es que para ello se haya tenido que producir un proceso de deslocalizaciones que ha provocado un grave problema social con importantes pérdidas de empleo y fracturas del tejido productivo. Estas deslocalizaciones no han hecho más que empezar si no se ponen en marcha un conjunto de actuaciones a corto, medio y largo plazo en materia de políticas industriales activas, acompañadas de las infraestructuras realmente necesarias de soporte a la economía productiva. E Estamos asistiendo a los efectos de muchos años de vacío de los poderes públicos, económicos y empresariales de políticas industriales, como consecuencia de discursos económicos e ideológicos que parten de una concepción dogmática del mercado y que han impregnado a todas las instituciones públicas y privadas de nuestro país; a grandes rasgos estos han sido los discursos y las prácticas: a) La absoluta confianza en el mercado, que se veía co- rroborada por el espejismo de importantes inversiones, antes y después de la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea, sin caer en la cuenta de qué tipo de inversiones y la solidez de éstas, de allí la frase de que “la mejor política industrial es la que no existe”, da igual quien la pronunció lo cierto es que se ha seguido practicando hasta estos momentos. b) La apuesta por los servicios, mostrando un cierto desprecio por las actividades industriales, también “corroborada” por el espectacular crecimiento de los servicios, aunque estos crecimientos (casi la mitad del total) no han sido otra cosa que subcontratación de actividades asociadas a la industria, por lo que una caída del sector industrial arrastrará al sector servicio. c) Un modelo de competitividad basado en mano de obra barata y precaria, que es la causa de un considerable atraso en inversión tecnológica I+D+I. Estas son las verdaderas causas de las profundas ineficiencias de la organización del trabajo en la mayoría de las empresas y de ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o ❛❛ OPNION rio prensa, y que firma un profesor de Socioloque las alternativas o acuerdos antes citagía de la Universidad Complutense (Rados, resultarían del todo insuficientes si fael Díaz Salazar), con el título “De la no contemplamos desde el movimienLa pérdida añadida en el tejido violencia laboral a la democracia into sindical ese análisis que también industrial y empleo de calidad, también dustrial”. Decía este artículo: “Se soportan determinados expertos y en Madrid, de otros sectores o subsectoda la paradoja de que los espaanalistas, sobre la necesidad de res como el de automoción (PIAGGIO, VAñoles que se han ido incorporanresolver la prevalencia total que LEO) y las amenazas que se ciernen hoy sobre do al mercado laboral en los produce la globalización del poNISSAN Y R.V.I., pronostican determinadas años 80 y 90, los de mayor conder económico sobre el político, pues queda meridianamente perspectivas que se ciernen oscuras y complica- solidación de la democracia poclaro que las decisiones o estra- das sobre el futuro inmediato del empleo indus- lítica, son los que están más indefensos al haber tenido que tegias no están sujetas a la voluntrial en nuestro país, como consecuencia de asumir el miedo y la impotencia en tad legítima de las democracias, la deslocalización industrial, fruto de la las empresas. Por eso en España de un gobierno, y menos aún de la Globalización. hay un fuerte desajuste entre demosoberanía de los pueblos. cracia parlamentaria y democracia industrial”. Y también incluía en este mismo Si no contribuimos a resolver esto último artículo una referencia a una entrevista a la acdesde una disposición activa, una acción ditual Vicepresidenta del Gobierno, donde una periodisdáctica y movilizadora, no podremos defender con gata le decía que los ciudadanos piensan que quienes rantías el futuro industrial y el pleno empleo de calidad, simandan en los políticos son las grandes fuerzas econóno que seremos víctimas de la resignación, o teóricos pamicas y empresariales, y la respuesta fue clara y contunra justificar lo injustificable, porque no habríamos encaradente: “Hay que demostrar que los que mandan son los do lo fundamental, que no es sino nuestra capacidad libre ciudadanos, son los titulares auténticos del poder, pero de enfrentarnos con firmeza e inteligencia contra ese pocon la precariedad laboral no es posible elegir con liberder económico y las desigualdades que produce. tad. Nuestro reto como Gobierno es ofrecer a los ciudadanos los instrumentos precisos para que puedan ser reMe parece aconsejable, por último, concluir este texto, almente dueños de sus vidas, sin autonomía no hay lipara reforzar estas últimas ideas, con dos referencias bertad, y sin libertad no hay igualdad”. ■ que se incluyen en un artículo reciente publicado en la ■5 OPNION rio ervato sociolaboral s b o las bajas tasas de productividad, por no hablar de los insoportables niveles de siniestralidad laboral y la desprofesionalización de la mano de obra. ciales o centros de ocio), causa de casi el 50% de los accidentes graves y mortales laborales o del fuerte impacto medioambiental. d) La escasa internacionalización de las empresas españolas, más allá de algunas energéticas (eléctricas y derivados del petróleo), sectores financieros o telecomunicaciones y que no han sido, por cierto, un modelo de relaciones laborales en los países que se han instalado. f) El peso cada vez mayor de la mentalidad financiera en las empresas industriales, que han introducido objetivos de beneficios a niveles especulativos y que, cuando no se cumplen, provocan reestructuraciones y cierres de empresas, eludiendo toda responsabilidad social y generando una verdadera crisis de inversión en la economía productiva. Estos bajos niveles de internacionalización de las empresas españolas suponen que suframos los efectos negati- 6■ Existen factores de carácter internacional que han puesto en evidencia la fragilidad de nuestro tejido industrial: los efectos de la incorporación de nuevos países a la Unión Europea y la liberalización mundial del textil para el 2005. El primer caso era totalmente previsible y no se ha hecho absolutamente nada para pronosticar e intervenir a fin de reducir los efectos de esa ampliación, se ha intentado, y aún se sigue intentando, lo contrario de lo que hay que hacer: competir con esos países en la limitación y la reducción de los costes laborales y en la desregulación laboral, en definitiva prolongar un modelo de competitividad agotado y fracasado social y económicamente ALGUNAS IDEAS Y PROPUESTAS ❛❛ Estamos asistiendo a los efectos de muchos años de vacío de los poderes públicos, económicos y empresariales de políticas industriales, como consecuencia de discursos económicos e ideológicos que parten de una concepción dogmática del mercado y que han impregnado a todas las instituciones públicas y privadas de nuestro país. vos (deslocalizaciones, reestructuraciones, …) del actual proceso de globalización, sin aprovechar los positivos como la entrada en nuevos mercados. e) Un modelo de infraestructura basada en el cemento y grandes obras faraónicas con un abandono de las carreteras secundarias o del ferrocarril, una falta total de políticas integrales que conecten el transporte aéreo-portuario, carreteras y redes ferroviarias, que nos ha llevado a unos “cuellos de botella” en el transporte de mercancías por carretera, graves dificultades de movilidad de las personas y nula accesibilidad en transportes colectivos a los centros de trabajo (polígonos industriales, centros comer- Es necesario considerar la industria como motor del desarrollo económico, rechazando aquellas teorías que consideran superada la era industrial y que la industria no tiene espacio en los países desarrollados, y apostando por la sociedad del conocimiento y las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Estas teorías pueden ser tan perniciosas como aquéllas de la no política industrial, de triunfar estas tesis nos situaríamos en una especie de salto al vacío, ya que las TIC son instrumentos precisamente para fortalecer la economía productiva en general y la industria en particular, si no hay actividades en las que aplicar el conocimiento y las TIC no habrá desarrollo de éstas, y sería una actitud suicida pensar que los países avanzados se dedicarán en el futuro al conocimiento y los países en vías de desarrollo a la actividad productiva. En definitiva, la industria debe aprovechar el conocimiento y las nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia de las empresas y el desarrollo de nuevos productos con mayor valor añadido. Sería conveniente un gran pacto industrial a nivel europeo que defina los objetivos para toda la U.E. y la implementación de esos objetivos a escala nacional y regional, de no ser así los procesos de deslocalización que se han producido y se producirán hacia los países del Este de Europa, serán insignificantes comparados con los que se producirán en la próxima década en Europa, incluidos los nuevos países, hacia otros nuevos espacios económicos como China o la India. Perseverar en un modelo de competitividad basado en bajos costes y desregulación del mercado de trabajo, cuando ha fracasado social y económicamente, sólo puede conducir a retrasar el necesario y urgente cambio de modelo; por otra parte, me parecen erróneos algunos discursos defensivos que sitúan la acción en la reducción de los salarios en las empresas para evitar la posible deslocalización de éstas, porque lo máximo que se conseguirá es aplazar el problema durante un tiempo, pero al final no se evitará la deslocalización. ◗◗◗ ■ DESDE EL MIRADOR Marco general de derechos en materia de filiación y familia en el ámbito contractual laboral* ■ Miguel Angel Falguera Baró Magistrado de Trabajo a maternidad y las situaciones a ella asimiladas, así como el hecho de que generalmente el trabajador forma parte de una unidad familiar, son aspectos naturales que comportan efectos indudables sobre la prestación laboral, el tiempo de trabajo y, en general, sobre el propio contrato de trabajo. La intervención legislativa en la materia, en aras a preservar y tutelar un cierto “ámbito familiar” en el contenido y desarrollo de la relación laboral viene de antiguo, tanto en el estricto marco del Derecho del Trabajo, como en el de la Seguridad Social. L No deja de ser remarcable que mientras el intervencionis- mo heterónomo se encuentra en claro retroceso desde hace años –especialmente en la primera de dichas subdisciplinas– no ocurre así con el mentado “ámbito familiar”: aquí la regulación del Estado no ha hecho más que crecer en los últimos tiempos, con el conocido papel motriz que al respecto ha juzgado la normativa comunitaria. En efecto, no sólo se han ampliado los derechos de los trabajadores y trabajadoras en la materia, sino que también se han incrementado los supuestos causantes (asimilándose a la maternidad los casos de adopción, preacogimiento y acogimiento) y los sujetos titulares de dichos derechos (en tanto que su ejercicio ha pasado en ◗◗◗ * El texto forma parte de la introducción del libro “Filiación y familia. Sus efectos en el contrato de trabajo”, pertenecientes a la Colección Básicos del Derecho Social, de editorial Bomarzo, escrito por Miguel Angel Falguera Baró, Magistrado de Trabajo. soci olaboral ervato s b o ❛❛ OPNION rio pierden el empleo, acompañadas de planes No tenemos en España un problema de exceformativos específicos que conecten con sivos costes laborales y mucho menos salas necesidades detectadas y las posilariales, nuestro problema es que una Existen factores de carácter bles nuevas actividades. parte del tejido empresarial está prointernacional que han puesto en duciendo bienes y servicios de bajo evidencia la fragilidad de nuestro tejio nulo valor añadido, en parte pordo industrial: los efectos de la incorpoque los bajos costes laborales han Proactivas: ración de nuevos países a la Unión Eurohecho innecesaria para muchas Concertación de un Plan de políempresas la inversión necesaria pea y la liberalización mundial del textil pa- ticas industriales con medidas en innovación de productos y sersectoriales y horizontales que ra el 2005. El primer caso era totalmente vicios de mayor valor. Otro de los contemplen entre otras: previsible y no se ha hecho absolutaproblemas que tenemos en la ma– La anticipación a las situaciones mente nada para pronosticar e interyoría de las empresas es que la utilide crisis. venir a fin de reducir los efectos zación abusiva de la contratación – Generar instrumentos de participade esa ampliación. eventual y precaria más las horas extras ción y diálogo permanente con los excesivas, han generado profundas inefiagentes sociales. ciencias en la organización del trabajo que, jun– Plan de I+D+I con el objetivo de alcanzar el to a la falta de inversión tecnológica, son la causa de 3% del PIB. las bajas tasas de productividad. – Políticas de formación profesional coherente con las necesidades actuales y futuras. En definitiva, es urgente sentar las bases de un nuevo mo– Potenciar la conexión entre las universidades, las delo de competitividad y en paralelo acompañar medidas empresas y las instituciones. de transición con políticas reactivas (que minimicen el im– Crear instrumentos de análisis y diagnósticos de las pacto de las deslocalizaciones en los sectores y en el tediferentes situaciones coyunturales y estructurales. rritorio) y proactivas o de anticipación. – Una gestión más eficaz de la oferta y la demanda del mercado laboral. Reactivas: – Plan de infraestructuras que favorezcan el cambio del actual modelo de movilidad y que contribuyan a la – Estudio de las necesidades de empleo. competitividad de las empresas, corrigiendo el déficit – Atracción de nuevas inversiones y ayudas sólo para existente. aquellos de mayor valor añadido. – Políticas de ayudas financieras selectivas, públicas y – Generación de nuevas actividades relacionadas con concertadas con el sector privado. la atención a las personas dependientes y el medio – Conectar la negociación colectiva con los planes inambiente. dustriales. Conseguir cuotas de intervención sindical – Medidas de acompañamiento de las personas que en la organización del trabajo. ■ ■7 INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 8■ buena medida a ser transversal entre los géneros), aumentándose también las garantías y tutelas frente a actitudes reactivas ante el ejercicio de los mismos. En paralelo, debe destacarse que el Derecho de la Seguridad Social vive una experiencia similar: mientras se endurecen los requisitos para el acceso a las prestaciones y se limita su contenido –con carácter general-, en la materia analizada se amplía el terreno de las tutelas del sistema. Esta tendencia no es sólo apreciable en el Derecho español, sino que también puede postularse del Derecho Internacional del Trabajo1 y, como se ha dicho, del Derecho comunitario2. Nos hallamos, sin duda, ante un claro intento de los poderes públicos de fomentar la procreación en las sociedades opulentas con el fin de mantener determinados niveles de potencial fuerza de trabajo. De esta manera el “hecho familiar” se convierte en un bien superior al propio contrato de trabajo, objeto de unas específicas garantías por parte del Estado imponiéndose al empleador una serie de obligaciones específicas. Es ésta una perspectiva que, a nuestro juicio, deviene central en el tema que estudiamos: aun y cuando en algunos casos dichas obligaciones pueden ser formalmente consideradas gravosas y descompensadoras del sinalagma contractual, los problemas jurídicos dimanantes de las mismas –complejos y múltiples, como se verá- no deben ser analizados desde una estricta perspectiva estrictamente contractual o con sometimiento de las mismas a la lógica de la organización del trabajo –en esa odiosa tendencia tan en boga en los últimos tiempos-; por el contrario, la hermenéutica al respecto debe centrarse en la protección de la salud, la maternidad o la familia, como elementos jurídicos constitucionales de superior jerarquía. Puede afirmarse, sin riesgo de errar, que en la actualidad existe en nuestro ordenamiento un diverso marco de derechos y obligaciones que el legislador ha querido imponer en la relación entre privados tanto a nivel contractual, como en materia de previsión social. Dicha intervención tendrá un máximo desarrollo (aun hoy probablemente insuficiente) en la Ley 39/1999, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras. Esa intervención, en el enunciado doble marco contractual y de Seguridad Social, es compleja y variada. Su contenido y, muy especialmente, los criterios de aplicación sentados por la jurisprudencia y la doctrina legal son el objeto de este estudio que tiene un objeto eminentemente práctico. Debe denotarse, sin embargo, que no vamos a analizar aquí los aspectos vinculados con el Derecho de la Seguridad Social, limitándonos al estricto contenido del contrato de trabajo, aunque es forzoso referir que, en muchos casos, como más adelante tendremos ocasión de comprobar, existe una clara interconexión entre ambos planos. ◗◗◗ 1 .- Véase, en ese sentido el Convenio OIT 103 (y la Recomendación OIT número 95), en cuyo artículo tercero se contempla un período de descanso mínimo de 12 semanas y en su artículo cuarto una prestación en dinero y en especie, así como el período de lactancia (art. 5) y la prohibición de discriminación por embarazo y parto. Dicho Convenio ha sido modificado por el 183, del año 2000 (y la Recomendación OIT 191). En éste se contemplan medidas específicas en materia de protección de la salud, se amplía la duración del descanso a 14 semanas, tutelas específicas en materia de empleo y períodos de lactancia y derecho a revisiones periódicas. Por su parte, el Convenio OIT 156 de 1981 establece garantías específicas en materia de igualdad de trato entre trabajadores y trabajadoras por razón de responsabilidades familiares. En otro plano, deben destacarse las previsiones contenidas en el art. 25.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el art. 10.2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Carta Social Europea, que establece un descanso mínimo de doce semanas. 2 .- Vid. la Directiva 76/207/CEE, de 9 de febrero de 1976, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mu- jeres en lo que se refiere al acceso al empleo, a la formación y a la promoción profesional, o la Recomendación del Consejo 84/635/CEE, de 13 de diciembre de 1984, relativa a la promoción de acciones positivas en favor de la mujer; posteriormente: Directivas del Consejo 92/85/CEE, de 19 de octubre de 1992, sobre protección de la maternidad, y 96/34/CEE, de 3 de junio de 1996, relativa al Acuerdo Marco sobre permiso parental, celebrado entre las organizaciones empresariales y sindicales más representativas a nivel comunitario – Suspensión del contrato de trabajo posterior al parto (arts. 45.1.d) y 48.4 ambos LET y D.A 1ª del R. Decreto 1.251/2001, de 16 de noviembre). Téngase en cuenta, por otra parte, que nuestra legislación contempla otras medidas de protección de la familia que, por motivos de limitación de espacio, no abordaremos aquí, limitándonos a su simple concreción. Así: – Permisos por nacimiento de hijo (art. 37.3 b) LET). – Permiso por hijo prematuro o que deba permanecer hospitalizado tras el parto por cualquier causa (art. 37.4 bis Y 48.4 LET) 3. Lactancia: – Cambio de puesto de trabajo de la trabajadora lactante por riesgos en el desarrollo del trabajo (art. 26.4 LPRL). – Reducción de la jornada por lactancia para hijos naturales menores de nueve meses (art. 37.4 y 37.6 LET) 4. Adopción y acogimiento: Suspensión del contrato de trabajo por adopción, acogimiento preadoptivo o permanente de menores de 16 años o menores mayores de 18 años con circunstancias legales (art. 45.1.d) y 48.4 LET). 5. Cuidado de menor, minusválidos o familiar – Reducción de la jornada por cuidado de menor de seis años o mayor de dicha edad minusválidos físico o psíquico o familiar (art. 37.5 LET) – Excedencia para el cuidado de hijo natural, adoptado o acogimiento (art. 46.3 LET) 6. Otras medidas contractuales: – Nulidad ex lege del despido, caso de no procedencia, en supuestos de embarazo desde el inicio del mismo has- a) Incentivos empresariales para la contratación en régimen de interinidad de trabajadores que sustituyan a otros en situación de excedencia por cuidado de menor o de familiar (D.A. 14 LET) b) Otros incentivos a las empresas en caso de contrataciones para la cobertura de asalariados (R. Decreto Ley 11/1998, de 4 de septiembre, modificado por el art. 18 de la Ley 39/1999) o autónomos (Párrafo i) del apartado 1.1 del artículo cuarto de la Ley 12/2001, de 9 de julio, modificado por la D. A. Quinta de la Ley 45/2002) o socios de cooperativas o empresas de trabajo asociado en períodos de descanso por maternidad (D. A. Segunda de la Ley 12/2001) o por la contratación de desempleadas en los veinticuatro meses siguientes al parto (Art. 4.1.1 i) de la Ley 12/2001, de 9 de julio) c) Tipos sancionadores específicos en el régimen de sanciones administrativas (arts 7.5 y. 13.1 del R. Decreto Legislativo 5/2002, Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social –LISOS-) Puede, pues, comprobarse que la intervención del Estado en el ámbito del sinalagma del contrato de trabajo es notable, y de indudable complejidad, en nuestro sistema jurídico. En la medida en que las “servidumbres” que, como concreción del mandato constitucional ex art. 39 CE (STC 109/1993), impone el Estado en el marco de obligaciones empresariales son diversas, analizaremos en forma diferenciada las distintas situaciones jurídicas a las que antes se ha hecho referencia en los anteriores epígrafes 1 a 6. ■ soci olaboral ervato s b o ❛❛ INDICADORES rio Sucintamente, el sistema normativo vigente ta el inicio de la suspensión, en situaciones puede ser esquematizado en la siguiente de suspensión del contrato por materniforma respecto al contenido del contradad, riesgo durante el embarazo, En la actualidad existe en to de trabajo y en directa relación con adopción o acogimiento, excedennuestro ordenamiento un diverso las posibles situaciones en que puecia por idénticas causas o familiamarco de derechos y obligaciones que de producirse una cierta colisión res y permisos retribuidos por diel legislador ha querido imponer en la reentre lo que antes se describía cochos motivos (art. 55. 5 LET y mo “ámbito familiar” del asalaria- lación entre privados tanto a nivel contrac- 108.2 de la Ley de Proceditual, como en materia de previsión social. do y el propio sinalagma contracmiento Laboral –LPL-). tual: Dicha intervención tendrá un máximo desa– Interdicción legal de cómputo rrollo (aun hoy probablemente insuficiende las ausencias por materni1. Embarazo te) en la Ley 39/1999, para promover la dad, riesgo durante el embarazo, conciliación de la vida familiar y laenfermedades durante el embara– Adaptación del puesto de trabajo boral de las personas trabajazo, parto o lactancia a efectos de pode la asalariada embarazada y en sible despido objetivo (art. 52.d) LET). puerperio a fin de proteger su salud y la doras. del feto (art. 26 Ley de Prevención de Ries– Establecimiento, si bien no en forma directagos Laborales –LPRL- apartados 1, 2 y 4). mente vinculada con el contrato, con evidentes efectos sobre el mismo, de una modalidad procesal específica pa– Suspensión del contrato de trabajo por riesgo durante ra resolver los litigios dimanantes de la concreción horaria el embarazo (art. 26.3 LPRL y arts.45.1 d) y 48.5 de la Ley y la determinación de los períodos de lactancia y reducEstatuto de los Trabajadores –LET-). ción de jornada (art. 138 bis LPL). – Permisos retribuidos para exámenes prenatales y téc– Eficacia extintiva por el trabajador del pacto de horas nicas de preparación al parto (art. 26.5 LPRL y 37.3 f) LET) complementarias en materia de contratos a tiempo parcial (art. 12. 5 LET), por razón de motivos familiares 2. Parto: ■9 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 10 ■ ■ Luis Enrique Alonso Director del Departamento de Sociología. Universidad Autónoma de Madrid Trabajo y cohesión social “Sería un desastre que la mundialización que se está produciendo funcionara en una dirección única: por un lado, los “emisores universales”, y por otro los “receptores”; por un lado “la norma”, y por otro las excepciones: por un lado los que están convencidos de que el resto del mundo no puede enseñarles nada, y por otro los que están seguros de que el mundo no va a querer escucharlos jamás” Amin Maalouf (1999: 149) contractualista de seres estrictamente individuales y asociativismo contractualista de seres estrictamente individuales y soberanos que establecen relaciones cooperativas para mejorar su posición social- realizan el papel fundamental de dotar al mercado de una comunidad moral absolutamente privada de acuerdo con los principios básicos de la máxima libertad individual y la negación de lo colectivo como esfera no derivada directamente de la acción y la adición de decisiones individuales. INTRODUCCIÓN El malestar y las tensiones sociales que han acompañado al triunfo del discurso de la economía globalizada han vuelto a poner en primera línea de argumentación política el tema de la cohesión social. Lo que se explica en gran parte porque los costes sociales del modelo de desregulación de los años ochenta y noventa se han hecho inocultables y porque la construcción un tanto ilusoria, pero no exenta de razón, de una imagen de los «bueAsí, la desintegración -o la exclusión- serán nos viejos tiempos keynesianos» han venitambién un hecho -y una responsabilido a resaltar que un modelo de integraLa cohesión social liberal dad- estrictamente privada un mal uso ción y resolución del conflicto social ha no es más que un resultado de de las oportunidades vitales y coopequedado desarticulado dejando fueformas privadas de interacción rativas del mercado y los sentimienra a los sujetos sociales -y productitos morales del capitalismo. El fracavos- que habían sido fundamentadonde cada individuo lleva a cabo so social es considerado, desde esles en la construcción de un condesde su posición estratégica acciota óptica, como un fenómeno transisenso del bienestar (Alaluf 1999). nes racionales y contractuales destitorio y reversible donde desajustes nadas a maximizar la utilidad individe objetivos -o simples reveses de la En general, toda teoría social es una dual. fortuna- pueden ser corregidos con teoría implícita de la cohesión social políticas de promoción personal, realiporque trata de resolver el problema zadas o bien por un Estado mínimo o bien «hobbesiano» del origen del orden social por el asociacionismo privado que vuelven a y las raíces que conforman el vínculo que aumentar la capacidad de competencia en el mantiene a los individuos unidos en formaciomercado de los individuos -en los casos más leves-, o nes sociales estables. Además, en estas mismas teoríque vuelvan a crear las expectativas de esa competencia as tendemos a encontrar casi siempre una teoría anexa en los casos más aislados y severos. del perfeccionamiento del vínculo, de manera que formas más elementales, locales y emocionales de relación -la Siguiendo la tradición del análisis liberal y tocquevilliano comunidad en los clásicos términos de Ferdinand Tönnies sobre el potencial asociativo de las democracias, James (1980)- se van formando en complejas, anónimas, nacioColeman (1990) introduce el concepto de capital social nales y racionales -la asociación-, consiguiendo así una hablando de un específico recurso para la acción, que mayor armonización entre la libertad individual y los valoconsiste en la estructura de relaciones de un individuo y res sociales, así como entre los intereses individuales y las entre las personas. Razonar en términos de capital social necesidades sociales. es considerar la sociedad desde el punto de vista del potencial de acción de los individuos que derivan de las esEl discurso, últimamente, dominante en la formación de la tructuras de relación. En efecto, Coleman desarrolla una cohesión social es básicamente una versión reformada y sociología del actor estratégico y racional y se mueve desreforzada de la tradición liberal, según la cual, un mercado de ahí hacia las macro-estructuras. El capital social, enautorregulado y sin trabas es capaz desde el centro de la tonces, más que un objeto específico, parece constituir un sociedad de generar la mayor riqueza posible a la vez que punto de vista sobre el conjunto de relaciones que una sode garantizar la mayor libertad individual (Polanyi 1989). La ciedad es capaz de generar. Las organizaciones creadas cohesión social liberal no es más que un resultado –o para fines específicos son estructuras que se producen y «subproducto»- de formas privadas de interacción donde producen capital social con una acción directa e intenciocada individuo lleva a cabo desde su posición estratégica nal, quien controla una organización tiene un capital soacciones racionales y contractuales destinadas a maximicial; pero, además, Coleman está interesado de un modo zar la utilidad individual. Desde esta perspectiva el proceparticular en el capital social creado, como subproducto so de integración social es un hecho fundamentalmente de las estructuras sociales más informales: las asociacioprivado-subjetivo donde instituciones primarias y voluntanes de ayuda mutua, las organizaciones voluntarias desde la familia al asociativismo -un asociativismo ◗◗◗ ❛❛ La tesis central del análisis comparativo se especifica, entonces, en la constatación de que las diversas sociedades tienen diversas dotaciones de capital social. En particular, el radio de confianza -más amplio o más restringido- es función de distintos códigos éticos, que se refieren en particular a diferentes culturas de la familia, le otorga a cada sociedad mayor posibilidad de éxito económico y social. La familia puede ser la base de formas económicas de pequeña empresa de éxito, como en la Italia del Centro-Noreste, donde la familia tiene un radio medio de extensión de confianza en la comunidad, una especie de «familismo» extendido, pero es también un obstáculo para organizaciones económicas más complejas. Las grandes corporaciones encuentran, de hecho, un terreno cultural apto en países como Japón, Alemania y Estados Unidos, donde la familia no ha sido culturalmente un obstáculo para formas asociativas extensas, favorecidas también por otros elementos culturales (las sectas protestantes en Estados Unidos, por ejemplo). La zona meridional en Italia y Rusia son, en fin, ejemplos de «familismo» restringido sin fuertes familias ni redes de confianza más extendidas, y se sugiere la capacidad de producir ellas solas organizaciones criminales como estructuras comunitarias solas. Hay que señalar también que China, Francia, la Italia meridional y otras con baja confianza han pasado por una experiencia de fuerte centralización política que ha agotado el capital social disponible. Esto no ha sucedido en Japón, Estados Unidos y Alemania. Por otra parte, nos encontramos con la vía más institucionalista y colectiva de afrontar los problemas de la inclusión, la solidaridad y la incrustación social. Así, la vía institucional de la cohesión social la ha abierto fundamentalmente la tradición más clásica de la sociología francesa, encabezada por Emile Durkheim (1982), y que encuentra la principal fuente de esta cohesión en la división social del trabajo que crea una solidaridad por interdependencia o necesidad mutua. Solidaridad orgánica que se considera superior y alternativa a las formas de solidaridad mecánica o por proximidad, cercanía y semejanza situacional asociada a grupos humanos con escasa división del tra- soci olaboral ervato s b o El últimamente muy difundido Francis Fukuyama (1998), ha utilizado recientemente la vía abierta por Coleman para el análisis comparado de la estructuración social de las sociedades capitalistas contemporáneas en una actualización reforzada de la tradición liberal. A su juicio, está en curso una convergencia de las instituciones políticas y económicas de los diversos países con economías orientadas al mercado y a la integración en la división capitalista global del trabajo. Se registra un abandono de las esperanzas sobrevenidas de la intervención del Estado en los asuntos económicos, y un redescubrimiento del hecho de que instituciones políticas y económicas sanas dependen de una sana y dinámica sociedad civil. La sociedad civil -empresas, asociaciones, escuelas, clubes, sindicatos- se funda a su vez sobre la familia como lugar primario de socialización de la cultura, de los valores y de las disposiciones morales de una sociedad. La convergencia económico-política de los diversos países hace emerger el conocimiento y la importancia de las diferencias culturales. bajo. El perfeccionamiento de la división del trabajo implica así una mayor densidad moral de la sociedad y la construcción de un marco, normativo en general y jurídico en particular, basado cada vez más en el derecho -de diferencias articuladas- restitutivo y menos en el orden primitivo -de homogeneidades impuestas- propio de las sociedades consideradas como primitivas y autoritarias. La cohesión social es así la conciencia colectiva que como hecho social -independiente de las voluntades individualessurge como horizonte normativo y valorativo de la necesidad de interdependencia funcional que vincula a los diferentes grupos que producen en sociedad; la desintegración y pérdida de cohesión social son tomadas como un desorden normativo, como un desajuste de normas y va- TENDENCIAS rio rias, las relaciones entre personas ligadas en más de un contexto: (familiar, de trabajo, religioso); las redes densas de actividades socio-empresariales, etc. ■ 11 La familia puede ser la base de formas económicas de ❛❛ pequeña empresa de éxito, como en la Italia del Centro-Noreste, donde la familia tiene un radio medio de extensión de confianza en la comunidad, una especie de «familismo» extendido, pero es también un obstáculo para organizaciones económicas más complejas. lores incapaces de ajustar la división del trabajo y de estabilizar la especialización funcional de la sociedad sobre principios morales sólidos y colectivamente respetados, una especie de pérdida de fe en la religión civil de la solidaridad institucional y la interdependencia funcional juridificada. El conflicto aparece, pues como un conflicto normativo y valorativo, y su solución es siempre del mismo tipo: encontrar nuevas normas morales y sistemas jurídicos que estén de acuerdo con la división del trabajo para así incrementar la solidaridad orgánica. Este enfoque de características solidaristas e ins- ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 12 ■ titucionalistas, típico del optimismo social (y presocialista) de la primera reforma republicana de finales del siglo XIX y principios del XX ha tenido una larga y diversa trayectoria, y en las versiones más moderadas ha acabado siendo absorbido por el pensamiento funcionalista armonizándolo con la tradición liberal. Así, el sociólogo norteamericano Talcott Parsons (1976) acabó identificando la sociedad como un sistema integrado de roles, donde el sistema cultural socializaba a los individuos en valores que los convertía en realizadores necesarios de las funciones globales de reproducción social, visión que se sigue planteando constantemente cada vez que se habla de cohesión social (véanse, por ejemplo, Berger y otros 1999). Sin embargo esta tradición institucionalista también ha generado una corriente más radical que llega hasta nuestros días. minados pugnan en estrategias, ya sean de adaptación solidaria e individualizada o de confrontación y acción colectiva. Por esto las políticas sociales que han desarrollado los Estados de orientación neoliberal crean el concepto de exclusión social como un proceso de segregación estructural del capital social, donde «el pueblo» como colectivo queda fragmentado, segmentado y clasificado, hasta aislar a amplios sectores de la población en categorías socio-administrativas incapaces de generar estrategias políticas por sí mismas. Norbert Elías, en su agudo análisis sobre la exclusión social, remarca más los aspectos de la interdependencia concreta dentro de los problemas de cohesión psicosocial; para este autor, la cohesión es producto de un proceso de construcción y naturalización de las configuraciones sociales producidas por redes de dependencia (Elias La más interesante de estas propuestas es la de Robert y Scotson 1997). El uso de la noción de cohesión social Castel (1997) que parte de la hipótesis de un doble eje de según Elías nos remite a la distancia social y la integración por el trabajo -empleo estable, emoposición entre los establecidos y los «outsipleo precario, expulsión del empleo- y la ders», la cohesión interna de los establecidensidad de la inscripción relacional en dos aumenta cuando se cierran y alejan redes familiares y de sociabilidad -inLa verdadera lucha contra la en distancia de los «outsiders»: que serción relacional fuerte, fragilidad reexclusión no consiste, o al mecada vez se desvinculan más y pierlacional, aislamiento social-; estas nos no únicamente, en tratar de inden contacto en las redes de interconexiones cualifican zonas difedependencia. El uso de los factores rentes de densidad conjunta de las sertar a los excluidos, sino en luchar simbólicos de generación de coherelaciones sociales, zonas de intepor una transformación y consolidarencia de los establecidos cierra la gración, zonas de vulnerabilidad y ción de las condiciones de trabajo y posibilidad de incrustarse en las rezonas de desafiliación. Evidentede vida. des de interdependencia a los outsimente, no hay correlación mecánica ders; por lo tanto, sólo las políticas de entre los dos ejes -eje laboral, eje relarefuerzo de la interdependencia en las recional- y la pérdida de posiciones en des, que combinan lo macro y lo microsouno no implica que no se pueda mantener cial y que rompan las lógicas de exclusión de la estabilidad social para ciertos individuos si, los sectores internos integrados (sus blindajes simen el otro eje, se da una situación sólida y solvente. bólicos educativos y materiales) serán medidas realmenPero, para Castel, el tema es más global e institucional, la te efectivas para ampliar una cohesión social auténticaflexibilización y precarización del trabajo está separando mente general que vendrá por reducción de las distancias cada vez más, y privatizando estos dos ejes haciendo ausociales y por el fortalecimiento y el alargamiento de las mentar las distancias entre las zonas de integración y las configuraciones sociales y las redes de interdependencia zonas de vulnerabilidad -riesgo de pérdida de ingresos lamateriales y simbólicas. borales y de obtención de reconocimiento social por la ocupación de temporalización recurrente, de rotación y En los últimos tiempos ha crecido la atención por estas volatilidad en el empleo, etc.- y desafiliación -desintegrametodologías de articulación de lo macro con lo micro, ción severa, pérdida total de autonomía, exclusión, menpara investigar los modos de adaptación personales a sidicidad, etc.-; de tal manera que, para Castel, el mecatuaciones y recorridos típicos. Así el estudio de las adapnismo de la flexibilidad laboral combinado con el de la destaciones por medio de una redes horizontales de relacioformalización, desjuridificación y desinstitucionalización nes (Granovetter, 1974), el análisis de las carreras (Arthur, de todas las relaciones sociales y especialmente las laboHall, Lawrence 1989) y el redescubrimiento del mundo de rales, está formando las condiciones para una sociedad las interacción y el reconocimiento de su importancia paexclusógena, donde a la vez que aumenta cualitativamenra la estructuración social son, herramientas que Richard te el poder y la comodidad del grupo integrado, aumenta Sennet maneja en el que puede considerarse como el cuantitativamente el tamaño y las dificultades de las zonas gran libro de ensayo de finales de los noventa, cuya estevulnerabilizadas y desafiliadas. Por ello, Castel concluye la puede permanecer todavía bastantes años. En esta que la verdadera lucha contra la exclusión no consiste, o obra, Richard Sennett (2000) realiza un impresionante al menos no únicamente, en tratar de insertar a los excluidiagnóstico sobre la corrosión del carácter del ciudadano dos, sino en luchar por una transformación y consolidapostmoderno, minimizado y movilizado éste por las relación de las condiciones de trabajo y de vida; muchas veciones laborales del postfordismo norteamericano. Sences mirar sólo a los márgenes en los temas de cohesión nett va describiendo así, con una plasticidad casi literaria, social impide ver que los procesos se generan en el cenla quiebra de las narrativas autobiográficas de quienes ya tro mismo. no pueden presentar su vida como un relato estabilizado y organizado a partir de la vocación laboral o de la centraEn concordancia con esta tesis Pierre Bourdieu (1999) eslidad y coincidencia de su lugar laboral y su lugar social. La tablece los procesos de cohesión social como procesos desorientación sobre las responsabilidades personales y conflictivos de lucha por un capital simbólico -la ciudadala percepción de la vida en la empresa como una situación nía reconocida- que los grupos dominantes tratan de conmezcla de presión y vulnerabilidad permanente, trolar y bloquear en su acceso, y por el que los grupos do- ❛❛ ◗◗◗ ❛❛ ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o TENDENCIAS rio de enriquecimiento económico y avance tecnológico, pero que todavía tiene sin construir los modelos de ciudadanía, legitimación y consenso social adecuados para regular, asegurar y estabilizar la norma de empleo y los criterios de ciudadanía multicultural propios de esta “era de la globalización” (Cohen y Kennedy, 2000). En este panorama, culturalmente presentado como postmoderno -porque descree de todo gran relato, de cualquier pretensión de sentido unitario o de progreso lineal-, se abre una duda radical sobre la consideración del trabajo como categoría económica y social, de sus formas concretas de uso y aplicación al proceso productivo y, en suma, de su colocación en el conjunto de instituciones socio-jurídicas que conforman la ciudadanía actual como una comunidad de garantías, de derechos y obligaciones. De ahí que si en la postmodernidad, y en el postmodernismo, todo lo social se ha vuelto débil, parece que resulta difícil el encaje en el diseño de todo tipo de organizaciones del inmediato futuro, empezando por la organización de la misma convivencia cívica y la formación de la vida democrática de las naciones, de los valores Pero, la obra de Sennet va más lejos, Todo lo social se ha vuelto que se habían venido atribuyendo al cuando nos describe la ruptura del asdébil, parece que resulta difícil mundo del trabajo como máximas censo social permanente y de la reaconquistas del proyecto moderno. lización de las personas en el trabael encaje en el diseño de todo tipo jo. En este sentido las diferencias de organizaciones del inmediato fuCon ello también todas nuestras forde motivación, cohesión y satisfacturo, empezando por la organización mas de definición del trabajo y de exción comunitaria que produjo el cide la misma convivencia cívica y la presión de su consideración social clo fordista con respecto a las que formación de la vida democrática. se están construyendo sobre metáestá provocando la nueva econoforas y narraciones que lo enmarcan mía flexibilizada, son paradójicaen un espacio en el que se entrecruzan mente abismales a favor del modelo y sintetizan tendencias que, a simple visde los años de posguerra, puesto que ta, son contradictorias, pero que generan en la actualidad ni los incentivos de consuun torbellino de condiciones nuevas para determo para las generaciones más jóvenes, -que minar lo que es la condición laboral misma. El trabajo ya han lo identificado y naturalizado como forma de y el consumo fordista respondía a la lógica moderna de los vida-, ni la perspectiva de la construcción de un futuro lamercados de masas homogeneizados y estandarizados boral –y familiar- estable, ni la identificación con una ética por una tecnología que encontraba en las grandes series del trabajo que se convierta en una ética completa de vitanto la condición del abaratamiento de los productos, coda, son capaces de provocar una experiencia subjetiva mo la posibilidad de hallar un consumidor tipo que resque ligue las trayectorias individuales y generacionales pondía a la razón de la ampliación cuantitativa de los mercon una consciencia colectiva generadora de vínculos socados, en la formación y desarrollo de nuevas clases laciales comúnmente aceptados y reconocidos. El mundo, borales consumidoras. La condición postmoderna ha así, de unas relaciones laborales presidido por la flexibilicambiado esta lógica lineal y cuantitativa, no tanto supedad, el riesgo, la azarosa relación entre esfuerzos y rerándola -como pretenderían las versiones más triunfaliscompensas y la difícil inteligibilidad de sus objetivos contas y acríticas del postmodernismo teórico -sino complecretos en medio de una inflación de discursos abstractos jizándola y rediseñándola en una diversidad de estilos de (competitividad, mundialización, rapidez, novedad) está vida que tiende a la individualización y a la subjetivación de provocando en todos los niveles de la pirámide laboral las percepciones y las trayectorias personales. –puesto que a la precarización absoluta de los niveles más bajos le corresponde la situación paralela de una cúpula Sobre el trabajo -y el consumo- de masas se vienen intepermanentemente presionada y en movimiento (y angusgrando, así líneas de fragmentación y segmentación que tia) continua- una constante situación de frustración y vaantes de responder a una simple razón cuantitativa y orcío asumida con grandes dosis de cinismo, pero también ganizada de la economía de la producción industrial -una con importantes disfunciones psicológicas, con falta de mecánica ordenada de precios, cantidades y calidadesidentidad y de creación de relatos propios con vueltas haexpresan la desorganización sistemática de las culturas cia todo tipo de comunidades locales y afectivas muchas y sobre todo las culturas laborales-, construidas ahora de veces más cercana a la creencia premoderna que a la ramanera ecléctica y paradójica, bajo la presión de una nuecionalidad occidental. va economía fuertemente desmaterializada y desregulada, que avanza por una senda siempre quebrada y (soTodos estos análisis, en suma, nos sitúan ante un curioso cialmente) azarosa, pero siempre por el camino de la mápanorama y es que cuando parece más arraigada y triunxima rentabilidad financiera a corto plazo (Offe y Deken, fante la nueva economía de matriz financiera y tecnológi2000). ca en el ámbito internacional, más parecen mostrarse los efectos de una especie de anomia del bienestar proceLos relatos postmodernos se han venido construyendo, dente de un modelo de crecimiento económico que ha depues, contra las grandes convicciones sociales, mostrado su capacidad de generar enormes expectativas es para Sennet, una consecuencia de las nuevas relaciones laborales que desde finales de los años ochenta se desenvuelven basándose en reestructuraciones de plantillas permanentes. En este horizonte, el recurso al trabajo en equipo, o a unas rutinas de “buen” trato personal superficial –tanto entre los empleados de las empresas como entre las empresas y sus clientes- no puede aliviar la tensión existencial que atenaza a cada vez más grupos sociales colocados bajo el arbitrio de la flexibilidad, la reconversión empresarial permanente y la rotación por diferentes puestos de trabajo. Rotación y movilización por diferentes puestos y funciones que, aunque percibida míticamente como un avance personal, en la mayoría de los casos, no son más que derivas descendentes o estrictamente horizontales que indican que en ausencia de carreras estables la movilidad funcional y geográfica impuesta por las prácticas de flexibilización generalizada encubren, muchas veces, una especie de esfuerzo permanente y recurrente para no llegar a ningún sitio. ■ 13 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 14 ■ De esta manera, el trabajo después de la Segunda Guerra Mundial se hacía consustancial e inseparable con los elementos jurídicos de reconstrucción de la modernización social democrática, después de la crisis y ruptura de esa misma modernidad que había supuesto el surgimiento de los regímenes totalitarios y el conflicto bélico subsiguiente. En este contexto de referencia –como en todos- el trabajo es indisoluble del núcleo institucional en que se incrusta, y en el ciclo que se inicia en la salida de la Segunda Guerra Mundial el trabajo es inseparable de su juridificación pública (superando la relación contractual privada), y por tanto su conversión en un derecho de ciudadanía que asociaba titularidades y bienes públicos. Con ello, el trabajo y sus representantes institucionales quedaban formalmente consolidados dentro de un sistema regulador que intervenía parcialmente tanto en la reordenación de los procesos económicos en los que se incluía –el proceso productivo, las relaciones mercantiles, los sistemas retributivos, etc.- como en las políticas sociales que lo enmarcaban (Marshall, 1998). culturales y filosóficas de la modernidad ilustrada (Jameson, 1999 y 2000), y al enfocarse sobre la lógica de la producción han vanalizado y minimizado la importancia de la relación salarial en la construcción de los vínculos sociales. La dinámica de las sociedades no puede ni debe explicarse, a partir de ahora, en función de los modos de producción, sino de los «modos de discurso», y el modo de conocimiento -de manera específica- se considera más importante que la producción social de bienes y servicios propiamente dicha; con ello el lugar del trabajo se hace, teórica, simbólica y jurídicamente depender de las formas de información y control de la información (Bell, 1976 y 1978). Tanto los teóricos de la postindustrialización económica (Handy, 1993 y 1996), como los de la posmodernización cultural (Block, 1990 y McGuigan 1999), coinciden en dar por hecho que hemos entrado en un sistema informativo y reproductivo -más que estrictamente productivo- expresado en una ingente red de aplicaciones tecnológicas que requiere una nueva capacitación, una nueva mentalización y sobre todo un nuevo reajuste valorativo de los colectivos sociales que quieren pervivir en ese nuevo entorno, un entorno virtualizado y simbólicamente enriquecido capaz de debilitar las relaciones entre personas hasta convertirlas en una mera representación de representaciones mediáticas (Echeverría, 2000). La llamada sociedad del trabajo –donde el trabajo como relación social y el empleo como situación jurídico-económica tendían a unificarse en un mismo marco normativo e institucional (Maruani y Renaud, 1993)- se revelaba, por tanto, como la resolución contextual de los conflictos sociales, producidos por la seSi entendemos por postmodernidad no gunda revolución industrial y el primer tanto una forma determinada de socieLa sociedad moderna cogran capitalismo financiero cartelizado, dad o, mejor, una fase en la evolución mo sociedad del bienestar se así como del ciclo político de las grande la sociedad misma -lo que haría el acababa representado como un des guerras. Se coronaba con ello la concepto inútil y reductivo al tratar reforma social presentada durante de identificar bajo un término todo proyecto colectivo de seguridad toda esa época como la cuestión un complejísimo mundo de socieeconómica, en el que el mundo labopendiente de la modernidad y que dades que en la actualidad se mezral se diseña jurídicamente y actúa tomaba la forma de una sociedad de clan y combinan entre sí (Vid. Eaglepor sí mismo. la normalidad laboral, de la regulariton, 1998)- sino un ethos, una moral dad en y por el trabajo, y en general de que representa el marco normativo una sociedad de la seguridad, donde el básico que regula las relaciones con el Estado, y las instituciones en general, se prójimo, la naturaleza y la sociedad en su comprometían, nominalmente, a asegurar conjunto, podemos decir, entonces, que en las condiciones de estabilidad laboral como un el centro de ese incoherente e inconsistente etderecho de vida y ciudadanía. El trabajo tendía a estar rehos postmoderno (ya sea en sus versiones teóricas más gulado por las instituciones jurídicas –regulación secunapocalípticas o más integradas, más liberales o más neodaria y débil dada la aceptación básica de la racionalidad conservadoras) se encuentra el lugar común de resaltar el primaria del mercado, pero muy importante en sus efecdebilitamiento y la desubstancialización sistemática de los tos y resultados de igualación social- y gran parte de la nolazos sociales estables y predecibles (Rubio Carracedo, vedad del capitalismo en esta fase histórica era su capa2000). Esta desfundamentación del sentido colectivo de cidad articular mercado, democracia y ciudadanía social las actividades humanas tiene una especial incidencia en sobre la base de que el trabajo y los costes sociales que el debilitamiento del lugar social del trabajo como un esse acumulaban sobre el mundo del trabajo iban a quedar pacio regulado por garantías y derechos universalistas, parcialmente cubiertos jurídicamente –al menos como construidos fuera del relativismo moral y del azar existendeclaración y proyecto político- por un Estado y una red cial de los intercambios mercantiles. institucional que se mostraba formalmente garante de los derechos del empleado (Erbès-Seguin, 1999a). En este proceso estamos conociendo la destrucción de los conceptos contextuales que creaban la misma idea de La dinámica institucional, por tanto, era asimilar el contrabajo en la modernidad madura. El conjunto de convencepto de bienestar al concepto de seguridad laboral cociones y valores sociales que presentaban al concepto de mo producto normativo del proyecto moderno. La societrabajo como socialmente central se diluyen y el trabajo, dad moderna como sociedad del bienestar se acababa lejos ya de ser un referente institucional autónomo se derepresentado como un proyecto colectivo de seguridad bilita y flexibiliza hasta convertirse en un elemento añadido económica, en el que el mundo laboral se diseña jurídica-en un empleo temporalizado y desprotegido- en otras dimente y actúa por sí mismo, como un espacio de identifinámicas de desarrollo técnico y acumulación económica, cación de la ausencia de riesgo. La idea de progreso, que más obligadas éstas a seguir los designios de la rentabilise venía arrastrando desde el proyecto ilustrado, se acadad financiera que a respetar las cautelas del bienestar sobaba concentrando en la obligación estatal e institucional cial y, particularmente, laboral (Storper y Salais, 1997). de generar una ciudadanía segura que armoniza- ❛❛ ◗◗◗ soci olaboral TENDENCIAS rio cial- y la formación de un compromiso cooperativo (una disciplina negociada) sobre las obligaciones laborales, lo que a la vez generaba obligaciones financieras y monetarias en el mundo del consumo, estabilizando definitivamente los estilos de vida laborales sobre la generalización de una sociedad adquisitiva (Cross, 1993). Esta situación hizo que en gran parte del occidente desarrollado –y especialmente en Europa- se ajustasen casi al milímetro una relación salarial fordista, con una nueva norma de consumo de masas. Ajuste que no sólo separaba definitivamente el mundo del trabajo de la pobreza extrema sino que hacía del salario uno de los factores funda- ervato s b o se los requerimientos del avance tecnológico –y de la ganancia mercantil- con la posibilidad de reparto de renta –y de riesgos- de un sistema económico en expansión, pero regulado social y democráticamente (Alonso 1999). El ethos postmoderno ha erosionado este sistema de equilibrios parciales e inestables, haciendo precisamente de la explosión de la parcialidad –la fragmentación- y de la inestabilidad –el caos, el azar, el riesgo, etc.- su santo y seña ético y político, dejando al mundo del trabajo, con ello, en una suerte de deriva de su sentido social profundo. ■ 15 1. EL TRABAJO Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA COHESION SOCIAL MODERNA. La sociedad del trabajo como sociedad de la seguridad, tenía su base productiva en la fabricación en masa, organizada industrialmente en cadena y generadora de largas series de productos muy poco variados. Una producción dispuesta, en una primera aproximación para cubrir mercados muy amplios y muy homogéneos basándose en objetos relativamente simples, pero generalizados. Esta producción masiva llevaba asociada indisolublemente la figura de un trabajador codificado y normalizado por los sistemas de fabricación y distribución en cadena, un trabajador estabilizado por el principio mecánico que se comportaba colectivamente como un agente social relativamente nuevo. Es así como el “blue collar”, el trabajador masculino e industrial, se consagraba en el momento de la madurez fordista como el representante de la normalidad laboral, que suponía la separación definitiva del mundo del trabajo del universo de la pobreza tradicional y del miserabilismo extremo en el que se había desenvuelto la vida obrera a lo largo del siglo XIX y a principios del siglo XX. El trabajador fordista se consagraba, desde su primera generación, como un sujeto social separado de la inseguridad radical -con lo que esto supone para la construcción de figuras aceptables- gozando ya de una capacidad de consumo estable y de acceso a bienes duraderos. Éste es un hecho fundamental para pensar el mundo del trabajo ya de pleno a partir de los años cuarenta en las sociedades occidentales, puesto que un sistema de nuevos incentivos y valores de consumo se integraba en las formas de crear disciplina, armonía y reconocimiento social sobre la base de los frutos consensuados del trabajo, que se materializaban en un paquete asegurado de bienes de consumos privados y públicos (Aglietta, 1979). Trabajadores regularizados en ciclos biográficos largos y firmes (estabilidad en el empleo, muy poca rotación laboral, mantenimiento del puesto en la misma empresa durante prácticamente todo el período laboral útil, circulación por puestos de trabajo de características profesionales y monetarias semejantes, etc.). Ciclos que, además, tienden a construir una norma de consumo, un modo de vida salarial y hasta un esquema de autoridad familiar ajustado a esta normalidad laboral que lleva asociada comportamientos económicos propios de las clases medias, como es la adquisición de un paquete estandarizado de bienes de consumo y, especialmente, bienes de consumo duradero. Estos comportamientos económicos suponían, una fuerte valoración positiva y racional del esfuerzo laboral –frente a la disciplina autoritaria negativa y misérrima de la disciplina laboral decimonónica previa a esta reforma so- El trabajador fordista se consagraba, desde su prime❛❛ ra generación, como un sujeto social separado de la inseguridad radical -con lo que esto supone para la construcción de figuras aceptables- gozando ya de una capacidad de consumo estable y de acceso a bienes duraderos. mentales en la constitución de la demanda efectiva del sistema económico; con lo que, evidentemente, sin alterar la lógica básica de la relación salarial -producción social, beneficios privados-, tal lógica se incrustaba en un modo de regulación social e institucional de innegables efectos redistributivos y fundamentadores de la base socioeconómica de una nueva ciudadanía laboral. Producción en masa, trabajo en cadena, ciclos biográficos en la actividad laboral muy amplios y continuados, protección y regulación jurídico-institucional de esa actividad laboral, etc., hacían, en suma, que el horizonte del trabajo, dentro de la más estricta lógica mercantil, fuese, a la vez, protegido ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 16 ■ una estructura de integración e inclusión: la ciudadanía social (Procacci, 1999). Así, el Estado del bienestar representaba el reconocimiento institucional y normativo de la ciudadanía laboral, cristalizado un tipo de acción destinada a garantizar una reproducción estable de la fuerza de trabajo. Se consolidaban, con ello, una larga serie de soportes públicos diseñados para mantener de manera ordenada y garantizada la reproducción de la mano de obra laboral: educación pública, seguridad social, políticas de alojamiento, medios de transporte, etc.. Generalizándose con ello la convención –aceptada en la práctica por todos los agentes sociales- de que el Estado tenía que intervenir para asegurar una larga serie de derechos, no ya sólo políticos –como el derecho al sufragio universal o las libertadas llamadas negativas-, sino también de derechos soEstas trayectorias de avance y consagración final de la ciales y económicos, reconocidos. Esto suponía la consproducción en masa, la gran fábrica y la vida productivatitución de una “ciudadanía total”, basada sobre la idea de mente estructurada, conformaban un omnipresente horique, en última instancia, el ciudadano tiene derezonte laboral asegurado, a la vez que normalizado chos que no sólo se derivan de la participajurídicamente y regulado por una norma de ción política, a través de los votos, o de la consumo; situaciones, todas ellas, que participación en la vida económica, a acaban por crear el marco para poder Gran parte de los efectos partir de los precios, sino que existen anunciar una “nueva condición obreextremos negativos y los cosnormas garantizadas por el Estado ra”. Condición obrera que tiende a tes sociales producidos por el funpara la obtención de titularidades de converger –por lo menos en ciertos cionamiento del mercado, debían de bienes y servicios públicos. De la leaspectos reproductivos y de estilo ser internalizados y neutralizados en gislación laboral arcaica y protecde vida- con las nuevas clases mecionista, graciable e incluso pietista dias emergentes ligadas también a forma de políticas redistributivas. (primeros controles de jornadas de la producción masiva, pero en este trabajo, uso de mano de obra infantil, caso a la producción masiva de serinsalubridad, etc.) de la primera reforvicios. Nuevas clases medias que ma social se pasa a una condición de desbordan numérica y simbólicamente ciudadanía social y colectiva aceptada e a las pequeñas clases medias patrimoniaimpulsada por el Estado social que la acaba les históricas –basadas en la pequeña proprotocolizando constitucionalmente (Midgley, piedad comercial o industrial- y que vinculadas a 1997). los requerimientos de la programación y la distribución comercial y financiera de un sistema económico, cada vez Los topoi o lugares comunes mayoritariamente aceptamás complejo, de mayor escala y necesitado de personal dos que sirven como origen de la argumentación ideológiasalariado especialista en las labores de administración, ca y de la justificación de las políticas públicas de una épocirculación y realización monetaria de los valores (Ortí, ca (Welsch, 1997), se situaban así en esta etapa histórica, 1987). en la representación social del trabajo como fuente inapelable de derechos, titularidades y garantías. Tanto en lo El crecimiento espectacular de las nuevas clases medias que se refiere al trabajador tipo –el “trabajador masa” so–de las clases de excedente- es el responsable de que una cializado en la cultura de la producción fordista (Pouget, enorme masa de trabajadores de la burocracia y los servi1998)- como a su familia (consagrándose así, vía laboral, cios entren a formar parte del mundo laboral masificado, los esquemas de la familia nuclear moderna) conformados normativamente asegurado, con su traducción paralela en el primer círculo contributivo, pasando luego a consen el consumo estabilizado de bienes públicos y privados. truirse, a partir de este centro laboral, espacios cada vez Estos trabajadores “white collar”, estas clases medias de más debilitados y borrosos, de mecanismos asistenciales gestión y distribución, representaban la expansión masiva que se constituían en formas de redistribución genérica, de un concepto estructural de trabajo administrativo asablanda y no contributiva de las rentas de un centro labolariado; ordenado y estandarizado según principios de orral, seguro y asegurado, hacia las periferias sociales exganización racionalizada y jerarquizada, lo cual tendía a tremas (Beaud y Pialoux, 1999). Otro lugar común, indisogenerar la construcción desde el lugar de las burocracias lublemente ligado a la sociedad del trabajo, es aquel que públicas y privadas de un centro ideológico de la relación establecía la definición social de los bienes y servicios púsalarial sobre la convergencia implícita de las grandes clablicos asociada a la idea de “los fallos del mercado”. Así, ses asalariadas y los grupos de rentas medias y medias gran parte de los efectos extremos negativos y los costes bajas. Una sociedad centrípeta donde la normalización de sociales producidos por el funcionamiento del mercado, la producción industrial en masa y la homogeneización de debían de ser internalizados y neutralizados en forma de los servicios administrativos y burocráticos configuraban políticas redistributivas de ingresos y gastos públicos que un centro social generador de valoraciones, justificacioreasignaban de esta manera -sobre la idea de una cierta nes y convenciones normalizadoras de comportamientos igualdad distributiva del trabajo-, los efectos no queridos y actitudes. del mercado. Por ello, la progresividad fiscal o las políticas de discriminación positiva en la atribución de bienes públiEste centro laboral tomaba carta de naturaleza pública cos se realizaban sobre esa convención de que el trabajo mediante el Estado del bienestar, que sin hacer desapapor si mismo estaba, en la génesis de derechos, recer las clases sociales tradicionales las componía en por toda una serie de titularidades sociales que despejaban el horizonte temporal y fijaban unas perspectivas de cierta estabilidad social, geográfica y funcional para la mano de obra asalariada. La expresión del vínculo directo entre progreso técnico y económico, en el mundo del trabajo, y progreso familiar y personal, en el mundo del consumo, se materializaba en un uso muy regulado de la mano de obra que provocaba, a su vez, un incremento de las posibilidades sociales, públicas y privadas, asociadas al lugar político, distributivo y estructural del trabajo, ligado ya definitivamente al mercado del gran consumo y superada, igualmente, la etapa histórica y el pauperismo (Coriat, 1982). ❛❛ ◗◗◗ ❛❛ ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o El Estado del bienestar, así, se mostraba como un Estado desmercantilizador, por cuanto, fundamentalmente, operaba creando espacios de lo social en los que los precios no funcionaban o, cuando menos, estaban mitigados por La pobreza que –no lo olvidemos- era la condición normal algún tipo de regulación social (Décaillot, 1999). Precisade la vida laboral del siglo XIX, se separa, en esta etapa, del mente, porque el Estado benefactor fue el producto de la mundo del trabajo y de sus esquemas de representación resolución –parcial- de los conflictos sociales, después de moral, social y política, no entrando ya ni en sus discursos un ciclo de asentamiento de un modelo económico –el de políticos, ni en sus protocolos reivindicativos. Se traspasa, la producción en masa realizada por grandes organizaciopues, la responsabilidad sobre la gestión mínima del munnes empresariales- que atravesó todo tipo de enfrentado de la pobreza y la exclusión al Estado del biemientos colectivos e incluso dos guerras munnestar, que con ello no sólo tomaba labores diales, las políticas del Estado del bienestar redistributivas, salariales y contributivas, no se explicaban directamente por ninguEl paradójico equilibrio sino también asistenciales, tratando de na ley del valor o la mera eficacia ecoadministrar y controlar parcialmente nómica, sino por su capacidad de keynesiano era, en realidad, un los espacios sociales de pobreza crear legitimidad y consenso en el desequilibrio presupuestario toleembolsada (Elias y Scotson, 1997). orden político y económico reinanrable que permitía cierta estabilidad Una bolsa social que tendía a estar te. El Estado del bienestar generapolítica y social, realizado mediante explicada por su falta de integración ba legitimidad y cohesión social al políticas fiscales y de gasto anticíclien los mecanismos de la modernizareconocer necesidades colectivas ción social (por motivos territoriales, que no podían ser recogidas por los cas. étnicos, culturales, psicológicos, aparatos mercantiles privados, la etc.) y asignada en su responsabilidad ciudadanía laboral –que completaba al Estado que debía de ejercer labores el “standard packadge” de bienes de de tutela, de prevención, de atención y beconsumo privados con un conjunto de tineficencia, pero siempre sobre la base de la tularidades públicas suministradas por el Essuperación del pietismo, la expresión de una restado al no ser precio eficientes- no era, por tanto, el ponsabilidad pública colectiva y el diagnóstico de la desiproducto de la gradual evolución de la condición obrera o gualdad extrema como un hecho que indica efectos exla vida laboral, sino la respuesta social al bloqueo de la moternos negativos y que afecta a una minoría social que dedernización y a los conflictos asociados a ello en los pribía de ser codificada y controlada por un conjunto de pomeros decenios del siglo XX, de modo que el propio conlíticas normalizadas. Todo lo cual refuerza la convención cepto de ciudadanía integrase y equilibrase, o cuando que abría una clara línea de demarcación psicosocial enmenos desradicalizase los conflictos de clase (Kergoat, tre el mundo de la normalidad social –el trabajo- y la marBoutet, Jacob y Linhart 1998) . ginalidad, o sea, la ausencia de ingreso regular y, en algún caso, el subsidio estatal. El Estado social generaba una ciudadanía nacional nueva en la que un conjunto de políticas sociales públicas, planiEn el modelo de regulación social de la segunda post-gueficadas para erradicar el subconsumo social, realizaban, a rra mundial, cuando la producción fordista y el Estado del su vez, una contribución central en el ajuste de la demanbienestar se integran en un modelo de reproducción coda agregada a la oferta agregada, persiguiendo con ello la herente, se asientan y desarrollan definitivamente en el creación de espacios sociales seguros y un funcionaámbito jurídico un amplio conjunto de canales de institumiento fluido de los mecanismos de acumulación econócionalización pública del conflicto sociolaboral. Se incormica. El paradójico equilibrio keynesiano era, en realidad, poran, además, en estas redes de mediación del conflicun desequilibrio presupuestario tolerable que permitía to, las grandes organizaciones –muchas veces históricascierta estabilidad política y social, realizado mediante podel mundo del trabajo y a las organizaciones de la esfera líticas fiscales y de gasto anticíclicas que, a su vez, garanpatronal, estableciéndose un fuerte mecanismo jurídico tizaban la fluidez de la vida económica empujada por la inpúblico, asumido incluso por muchas naciones constituversión y el gasto público. cionalmente, de negociación, regulación, codificación y mediación estatal del conflicto laboral. El conflicto tiende, La filosofía Beveridge –pleno empleo con “conservación por tanto, a regularse según los parámetros del Estado y, de las libertades básicas”, socialización de la demanda, por tanto, a juridificarse y a ser legalmente regulado, conseguros sociales dependientes de las rentas del trabajo siderándose como campo de actuación del derecho pú(vid. Williams y Williams 1990)- de creación de una ciudablico. De esta forma, el conflicto laboral mitiga sus efectos danía laboral estable, se integraba así perfectamente en el más disruptivos y destructivos al ser reconocido y consiproyecto keynesiano de mantenimiento de la demanda derado como resultado de negociaciones y pactos entre efectiva y estabilización nacional asistida del ciclo econólos tres agentes básicos de la sociedad del trabajo: las ormico. El Estado intervencionista de la sociedad salarial reganizaciones obreras, las organizaciones del capital y el presentaba, por tanto, la garantía de mantener una regupropio Estado, que actúa, a la vez, como juez y colación sobre los usos mercantiles del trabajo, así como la TENDENCIAS rio creación de mecanismos de una cierta redistribución de los costes sociales que se generaban en estos usos mercantiles, pero también hacía de esta política un sistema de elementos funcionales para la acumulación mercantil y el crecimiento económico. Desarrollo económico y reproducción social se construían en la misma dirección, teniendo al mundo del trabajo fordista como elemento central de este modo de regulación y construcción institucional de las bases jurídico-sociales en las que se incrusta toda actividad económica. por encima de las desigualdades generadas por la escala meritocrática mercantil. La edad de oro del Estado del bienestar coincidía así con la edad de oro de la modernización social en el intento, parcial y muchas veces nominales –pero real-, de neutralizar parcialmente los efectos externos negativos del mercado (Maris, 1999). ■ 17 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 18 ■ de los frutos del crecimiento. En suma, la sociedad del trabajo, institucionalizó un modelo de regulación que había desradicalizado su conflicto, mesocratizado su estructura social y hecho que el conflicto realmente existente no se convirtiera necesariamente en disruptivo y aniquilador, sino con posibilidades de generar dinámicas integrativas y positivas para la organización social al hacerla avanzar en el reconocimiento de sus necesidades, posibilidades y deficiencias. Sin embargo, esta sociedad del trabajo dejaba también huecos importantes, su estatuto de ciudadanía se hacía a partir de una figura casi exclusivamente masculina e industrial (dejando a todos los demás colectivos sin ese estatuto ciudadano o con un estatuto diferido de esa ciudadanía central), su enfoque exclusivamente nacional y occidental la hacía etnocéntrica (y eurocéntrica) y su no-consideración del medio natural como un límite real la hacía ecológicamente explosiva (Vid. Beck, 1999: 4872). mo parte de este modelo de síntesis social en equilibrio inestable, pero con funciones latentes y manifiestas de canalización y aprovechamiento de la energía social del conflicto (Dahrendorf, 1979 y Coser, 1976). Se articula con ello un modelo asimétrico de pacto –porque no todos los agentes pueden ejercer el mismo poder en dicho pacto- que tiende en los diferentes niveles y marcos sociales en los que se cumplimenta (desde la negociación colectivo en la empresa hasta el pacto social nacional) a corresponsabilizar a todos los sujetos colectivos implicados en el mundo del trabajo en la gobernabilidad general de la nación, obligados casi legalmente a consensuar, llegar a acuerdos y atender y reconocer al otro agente como interlocutor. Esta institucionalización del conflicto abría la época del pacto keynesiano, en el que se consagraba la idea –y la práctica- de relativizar el orden natural del mercado –propuesto históricamente por el liberalismo y el utilitarismopara proclamar, incluso constitucionalmente, que el acuerdo explícito de los diferentes agentes sociales es imprescindible para que la sociedad económica se estabili2. POSTFORDISMO: CRISIS Y FRAGMENTACIÓN ce y la producción se regule (Barr, 1994). Este acuerdo báDE LA SOCIEDAD DEL TRABAJO sico y fundamental significaba la cristalización generalizada de estrategias de toma y daca, como vía de regulaLos elementos fundamentales del Estado del bienestar ción de las relaciones laborales, es decir, el esy de la sociedad del trabajo se han ido debilitantablecimiento de un pacto implícito por el do progresivamente delante de nuestros cual las organizaciones obreras aceptaojos en estos últimos veinte años. La soLa sociedad occidental de ban la racionalidad básica (productiva) ciedad occidental de los años ochenta los años ochenta y noventa ha del sistema capitalista siempre que y noventa ha ido desmontando la conexistiese una vía legal de la participar vención de la centralidad jurídico-soido desmontando la convención de en la distribución de los beneficios cial del trabajo, coronada por la idea la centralidad jurídico-social del tradel crecimiento y, de igual forma, en de que las instituciones, fundamenbajo, coronada por la idea de que las la renegociación de los costes sotalmente públicas, tienen que gainstituciones, fundamentalmente púciales que ese crecimiento generarantizar un trabajo estable, seguro y blicas, tienen que garantizar un traba. El Estado se presentaba como el con futuro como base de la realizabajo. gozne fundamental en el funcionación de la riqueza misma de las naciomiento del pacto keynesiano, puesto nes. En la línea contraria, sin embargo, que consagraba la negociación laboral, han hecho su aparición y han arraigado no sólo como contrato privado, sino inclutoda una serie de convenciones, dinámicas so como ley pública (Èrbes-Seguin, 1999b), de y valores sociales que desinstitucionalizan la tal modo, que los acuerdos entre los diferentes sujebase jurídica –y económica- de la seguridad, centralitos y agentes sociales, se constituían como una suerte de dad y sustentación pública del trabajo como bien colectiintercambio político, en el que el mundo del trabajo entravo. La sociedad del trabajo –esa sociedad del pleno emba en la arena de la gestión pública –de manera complepleo definida como logro social por todas las instancias mentaria y, a la vez, paralela a la política parlamentariapolíticas durante la hegemonía de las prácticas económimediante un complejo sistema de justificaciones y reprecas de corte keynesiano y de la socialdemocratización sentaciones sociales que venían a hacer ver la necesidad material, no sólo formal, de las naciones occidentales- vide una aceptación implícita por todos los actores sociales ve una crisis paralela a la crisis del concepto mismo de de la racionalidad productiva (micro) del sistema, siempre progreso y modernidad, crisis, por tanto, que supera el nique a nivel macro los trabajadores pudieran, por una parvel coyuntural o de ajuste más o menos difícil entre oferta te, negociar cierta distribución del excedente económico y demanda de puestos de trabajo, y apunta por muchos y, por otra, traspasar hacia el Estado ciertos costes de reresortes a la construcción de un nuevo modelo o, más producción de su propia vida laboral. propiamente, de un antimodelo, de ocupación, inclusión y consideración del lugar social del trabajo. Nuevo modelo El modernismo social, la cara amable del proyecto ilustraque se inserta subordinadamente en una sociedad reticudo que expresaba la dimensión del progreso en su capalar y ultratecnologizada de impresionantes capacidades cidad de crear armonía, acuerdo, solidaridad orgánica y innovadoras, financieras y acumulativas, pero con serias buen gobierno (Saint-Simón, Durkheim, el fabianismo, dificultades, no sólo para generar los puestos de trabajo etc.), siempre relegada y eclipsada por la cara más áspesuficientes para satisfacer las necesidades de ocupación ra de la razón instrumental tecnocrática y mercantil, se de nuestra sociedad –cosa que para ciertas coyunturas manifestaba, ahora y esplendorosamente, conformando temporales y fases del ciclo de negocios, así como para una sociedad corporatista (Schmitter y Lehbruch, 1979), ciertos grupos sociales tradicionales ha sido un problema una sociedad de grandes organizaciones que acuerdan extremo-, sino también para organizar e institucionalizar el entre sí –con fuerzas y posibilidades de actuación muy dimundo del trabajo bajo los criterios civilizatorios de estaferentes no lo olvidemos- repartos de costes y ganancias bilidad, calidad, justicia retributiva, equidad y se- ❛❛ ◗◗◗ Todo este proceso se ha disparado al transformarse radicalmente los diferentes mecanismos sobre los que se asentaba la sociedad del trabajo y del pleno empleo, de tal manera que si podemos hablar de postmodernismo es porque un conjunto complejo de transformaciones en el proceso de trabajo -que en su forma actual venimos ya conociendo con la muy ambigua denominación de postfordismo- se viene difundiendo por todo el centro de las economías occidentales. Así, el primer vector del actual modelo de regulación y ajuste social del trabajo sería su configuración productiva: desplegado sobre un modelo fordista de un sistema de trabajo en cadena y una norma de consumo de masas altamente normalizada, hemos pasado a un sistema muy flexibilizado técnicamente, que ha tendido a sobre-automatizarse y diseminarse, y que, a su vez, de una manera muy rápida, ha generado líneas de consumo muy diferenciales y una alta gama de estilos adquisitivos de vida. La fuerte tendencia del proceso productivo a robotizarse y a hacerse más intensivo en capital e información es paralela a otra dinámica profunda que hace que las condiciones de contratación de la mano de obra se desformalicen y se relacionen más con el ciclo de negocios que con las convenciones jurídicas que protegen al factor trabajo, coincidiendo con la disminución radical de las necesidades de mano de obra fabril, cualificada y formada según los esquemas típicos de la sociedad industrial (Coriat 1993). Se hacen, así, patentes, tendencias a la desindustrialización y deslocalización del tejido industrial tradicional de las sociedades modernizadas. La economía productiva va perdiendo efectivos y fuerza de trabajo industrial, en el marco de una flexibilización que primero es técnica, pero que luego se convierte en social general; la estructura cerrada de la gran fábrica se transforma en una red de producciones nacionales e internacionales, fenómenos manifiestos de contratación, subcontratación y externaliza- ❛❛ soci olaboral ervato s b o Esta entropía en la integración social del trabajo ha alcanzado de lleno al Estado social del bienestar de características estructurales básicamente socialdemócratas –aunque, lógicamente, muchos de los gobiernos de la época no lo fueran-, que establecía los parámetros jurídicos básicos de intervención pública para que, por una parte se asegurase la rentabilidad privada, pero también para que, por otra parte, se garantizase que los costes sociales de esa rentabilidad privada iban a ser asumidos públicamente, adoptando una clara vía asistencial, asociando al hecho colectivo del trabajo un amplio paquete de titularidades, capacidades y opciones al disfrute de bienes y derechos sociales (Pasquino, 2000). La centralidad del Estado social de derecho y del trabajo se hacían así la misma, en el espacio institucional del capitalismo intervenido y regulado; sin embargo, en los últimos años hemos conocido un poderoso debilitamiento de la acción pública y las políticas reasignativas del Estado nación, desequilibrándose las funciones económicas o acumulativas con respecto a las sociales y legitimadoras de este Estado intervencionista. La gran llamada a la competitividad universal y la nueva remercantilización han desencajado la idea que hacía al trabajador masa igual al ciudadano social, en el contexto de una fuerte correlación, entre identidad laboral e identidad social (Sabel y Zeitlin, 1997). ción de funciones empresariales se combinan con dinámicas territoriales complejas de conexión productiva a corta y larga distancia (fenómenos de fábrica difusa, distintos industriales locales, asociaciones y alianzas de empresas, desvinculaciones, divisiones y fusiones de empresas en el ámbito internacional, etc.). Una estructura productiva, por tanto, mucho más reticular y fragmentada que la macro-industria o la macro-planta mecánica, modelo de unidad productiva que había servido como punto de referencia casi único a la formación de la imagen central del trabajo en el período fordista. Esta tendencia a la deslocalización y a la generalización de redes tecnoproductivas muy diseminadas y descentralizadas dentro de los países más desarrollados se acompaña con extraver- TENDENCIAS rio guridad, criterios todos ellos derivados de la ciudadanía propia de la modernidad progresista. ■ 19 La economía productiva va perdiendo efectivos y fuerza de trabajo industrial, en el marco de una flexibilización que primero es técnica, pero que luego se convierte en social general; la estructura cerrada de la gran fábrica se transforma en una red de producciones nacionales e internacionales, fenómenos manifiestos de contratación, subcontratación y externalización. sión de parte de las ramas y producciones industriales clásicas –más intensivas en mano de obra- hacia las semiperiferias. El modelo sectorial productivo, en suma, ha cambiado de configuración, es más dinámico, postindustrializado, ligero y disperso en los países centrales, a la vez que se han trasladado parte de las producciones masivas hacia los nuevos países industrializados, lo que hace, en su conjunto, que los esquemas de caracterización del trabajo basados en la empresa industrial orientada principalmente al mercado nacional sean cada vez más insuficientes para entender el valor de la vida laboral actual (Castells, 1997/8). ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 20 ■ paradojas y multideterminaciones de un modelo cada vez Los efectos transformadores sobre el tipo de producto fimás dinámico, flexible y fragmentado de incrustación insnal y los estilos de vida también han sido espectaculares, titucional y territorial del mercado en la sociedad (Davis, para las nuevas clases medias ascendentes y clases me1999). dias altas, así como para las nuevas élites de servicios (ligadas a las actividades de intermediación financiera, tecCoherentemente con esto, hemos visto aparecer procenológicas o de producción simbólica o mediática) las sesos de segmentación profunda del mercado de trabajo, ries de objetos aumentan en sus gamas, se hacen más generándose una estructura de mercados múltiples y mucortas, distinguidas y diversas; en general, los modelos chas veces impermeables, entre ellos con segmentos sedisponibles para el consumidor se disparan en cantidades cundarios o externos donde se concentran las especificay calidades, las configuraciones formales de los objetos ciones de cualificación más elementales y los colectivos tienden a tomar estilos mucho más personalizados. De los laborales más expuestos e indefensos. La imagen de un grandes mercados de masa muy homogéneos, pasamos mercado de trabajo general, jerarquizado, pero homogéa mercados muy fragmentados, con todavía un segmenneo y continuo, se ha transformado y disuelto en un conto o núcleo duro dominante cuantitativamente de consujunto de colas particulares y autonomizadas que se ormo muy normalizado, estandarizado y estéticamente denan según lógicas institucionales diferentes y convencionalizado; pero con una enorme prodivergentes. Se multiplican, con ello, los fusión de estrategias mercantiles de aprosubmercados concretos de trabajo, envechamiento y refuerzo de nichos de deEl impacto sobre el terricontrándonos con el mercado negro o manda cada vez más pequeños, camtorio de todo este proceso es ilegal, el gris o semiclandestino, el irrebiantes, dinámicos y económicagular o precario, el rosa u ocupado mente diferenciados. Criterios de impresionante, generando nuevas históricamente por mano de obra ferenta, generacionales, territoriales, desigualdades, desplazamientos y menina de bajo coste, y así toda una de micro-grupo afectivo, de red rebarreras espaciales –efectos frontepanoplia de espacios balcanizados lacional, etc., rompen y fragmentan ra- desindustrializándose parte de y desestructurados donde los trabalos mercados potenciales de bielos territorios fabriles históricos. jadores nacionales o inmigrantes nes de consumo creando líneas de más desprotegidos se estratifican en identidad de producto muy específiocupaciones de baja deseabilidad socas. De esta manera, estamos obsercial (Laville, 1999). Pero frente a este mervando la quiebra de la tendencia central cado que ha estallado en miles de fragmenen el fordismo a generarse identidades grutos desarticulados, también aparecen espacios pales directamente derivadas del mundo laboespecialmente bien defendidos, elitizados o blindaral, a partir de una solidaridad mecánica básica en la dos, donde se ordenan los gestores y técnicos ascendenque el mundo del trabajo propiciaba, de manera casi inte de la nueva economía de los servicios, el diseño informediata, normas de consumo y formas de vida muy comático o electrónico o la intermediación financiera. La tenherentes y homogéneas con la disciplina productiva (Luttdencia a la fragmentación se completa con una tendencia wak, 2000). paralela a la dualización lo que significa un estiramiento y polarización de la pirámide estratificacional lo que implica El régimen de acumulación actual es, por tanto, un sisteque esas solidaridades fuertes (orgánicas y mecánicas) ma que combina una panoplia muy diversificadas de forque se habían creado desde el mundo del trabajo se conmas de producción flexibilizada y aligerada, en el sentido vierten en solidaridades dañadas, vínculos que se consde su vinculación en tiempo real a los requerimientos del truyen precariamente entre sujetos sociales débiles en mercado eliminando cualquier freno al ajuste rápido en una sociedad hojaldrada y claramente neoestamentalizaforma de norma jurídica o límite económico (costes de alda donde es muy difícil encontrar factores genéricos de macenamiento, de personal fijo, de tiradas no ajustadas, unidad ideológica en torno al mundo del trabajo (vid. Minetc.). Producción que tiende a descentralizar su fabricagione ,1993). ción en el ámbito internacional buscando las ventajas comparativas en costes de las economías de plataforma, La consagración jurídica de esta fragmentación del mera la vez, que a adaptar, hacia el interior, formas de concado de trabajo ha venido de la mano de su desregulación tractualización y descentralización productiva que difumiestructural, lo que supone una fuerte liberalización y temnan y diluyen en distintos empresariales y constelaciones poralización de las condiciones de entrada y salida al mercada vez más borrosas de empresas, la fabricación y la cado de trabajo, así como una multiplicación y debilitacomercialización clásica (Durand, 1999). El impacto sobre miento de las formas contractuales, lo que ha hecho que el territorio de todo este proceso es impresionante, geneel concepto de flexibilidad haya pasado al lenguaje común rando nuevas desigualdades, desplazamientos y barreras no ya como un concepto técnico, ni siquiera jurídico, sino espaciales –efectos frontera- desindustrializándose parte como una preconcepción social general que se asocia a de los territorios fabriles históricos; pero, a la vez, geneuna serie de sujetos sociales debilitados en sus derechos, rándose importantes polos de atracción de capital e innocon identidades errantes o a la deriva, y casi incompatibles vación tecnológica en el ámbito global. Este proceso de con la idea de seguridad y estabilidad el Estado del bierearticulación de la sociedad y el territorio, en función de la nestar keynesiano y la sociedad del trabajo. Justamente máxima movilidad de los recursos financieros y de la gecuando se produce ese estallido de las identidades laboneración del máximo número posible de mercados rentarales aparece un fenómeno social difícil de asimilar a lo que bles finales, tiende a fragmentar las identidades genéricas considerábamos el centro social de la sociedad de pleno y especialmente las identidades laborales nacionales. El empleo; éste es que el trabajo tiende a quedar determinatrabajo en masa como forjador de identidades –trabajo do por un proceso de institucionalización social de la inque se traducía inmediatamente en una norma de consucertidumbre fabricada (Giddens, 2000). En una mo de masas-, tiende a quedar desdibujado detrás de las ❛❛ ◗◗◗ ❛❛ los servicios de proximidad semiclandestinos (cuidado de ancianos, niños, etc.), hombres inmigrantes en las labores manuales de la construcción o la agricultura de temporada, etc.. Colectivos, todos ellos, que difícilmente pueden ser considerados como elementos de esa clase obrera fordista estabilizada en unos modos de vida propios de la edad de oro del Estado del bienestar. Cada vez se va haciendo más difícil, a lo largo de este período, encontrar puestos de trabajo de reciente creación que sean fijos y relativamente seguros, sobre todo, para incluir a estos colectivos especialmente frágiles (Thurow, 1999). Paralelamente a este proceso, hemos asistido también a un profundo y muy difundido episodio de crisis y reconversión del Estado del bienestar. Por una parte, se han producido abiertas posturas políticas de cuestionamiento de los efectos sociales y económicos del Estado del bienestar, acusándolo de generar burocratización, ineficiencia, derroche, inflación, indisciplina social, etc.; pero, a estos ataques que han cristalizado en un discurso ya aceptado y universalizado como neoliberalismo, hay que añadir una crisis auténticamente estructural de la relación salarial fordista, que ha mostrado sus limitaciones y contradicciones en el final del gran ciclo keynesiano (Rodríguez Ortiz, 2000). La llamada crisis del Estado del bienestar –convertida en lugar común de todo tipo de literatura social, sea periodística, científica o política- se ha mostrado como un complejo e intrincado conjunto de dinámicas que han hecho que el sentido de la intervención del Estado haya cambiado en los últimos veinte años y que el lugar político, territorial, económico y social del Estado se haya hecho cada vez más contradictorio y problemático –pero no por ello, como pretenden las visiones más ingenuas de la globalización, menos importante- a lo que en su día fue el Estado del bienestar keynesiano que sirvió para armar y dar coherencia a la sociedad de la ciudadanía laboral. su intervención y superando un primer momento de simple y agresiva retórica antipública (“reaganomics”, thatcherismo, etc.) con acciones privatizadoras o supresoras de servicios sociales –pero sin un modelo alternativo de vinculación entre Estado y economía-, para ir construyéndose estrategias de intervención estatal que –lejos de la simple supresión- van minimizando, localizando, seleccionando y focalizando las actuaciones del Estado social. Mientras que, a la vez, se van incrementando las actuaciones destinadas a la remercantilización de los sectores estratégicos, y la facilitación del despliegue de las redes financieras, tecnológicas y productivas (Boix, 1996). Con este tipo de cambio de modelo sociopolítico de intervención, mucho más cercano a un Estado promotor o empresarializador que a un Estado social, aparece la convención generalizada de que ya no son los fallos del mercado ni el motor ni la justificación básica de la intervención estatal, sino que es el “castigo del mercado”, esto es, el convencimiento de que el Estado no puede crear costes sociales excesivos o generar espacios fuera de la ley de la rentabilidad económica, sino, todo lo contrario, su función principal es instituir las condiciones para que se creen posibilidades de beneficio empresarial y, por ende, de empleo y riqueza general, considerada desde el lado de lo individual y lo privado. El Estado en el postfordismo se ha ido transformando radicalmente, dejando inexacta, esquemática e insuficiente la imagen–cliché de la simple privatización o el desmantelamiento, para convertirse en un Estado remercantilizador y constructor político de oportunidades de negocio a todos los niveles, desde lo local a global. Un Estado, así, antes basado en las titularidades sociolaborales universales como se pretendía en el Estado del bienestar de corte keynesiano (Vid. Adelantado, 2000). De esta manera, conocemos la tendencia del Estado postfordista a su centramiento en las políticas de reordenación y redefinición económica, financiera y tecnológica, mientras se detecta una fuerte limitación y con- ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o TENDENCIAS rio Hemos conocido, por tanto, déficit estructurales y continuados de los Estados occidentales contemporáneos que han anunciado continuamente el peligro de una especie de bancarrota del Estado actual, con efectos fuertemente desequilibrantes para las economías y las sociedades occidentales. El diagnóstico neoliberal ha sido claro, el Estado del bienestar rompe los equilibrios mercantiles por sus ingerencias en los mercados financieros al tratar de financiarse ocupando márgenes de rentabilidad del sector privado, por ello el Estado del bienestar se ha conDe este modo, en el mismo momento que la nueva ecovertido, según este mismo diagnóstico, en un Estado innomía de la rápida innovación tecnológica y de las grancompatible con la ola de relanzamiento de una nueva ecodes operaciones de ingeniería financiera han generado nomía mercantil más potente, flexible, inmaterial y necesiuna cultura de la alta rentabilidad a corto plazo (lo que tamtada de financiación, siendo cada vez menos eficaz en acbién ha producido en muchos casos conductas inducidas tivar la demanda efectiva al generar todo tipo de efecde especulación y consumo ostentoso), han ido surtos de expulsión (crowding-out), desplazando giendo también enormes estratos funcionales al sector privado de grandes espacios renen el mercado de trabajo ocupados por sutables de la economía y desincentivar la jetos sociales débiles y adaptados a las Cada vez se va haciendo actividad empresarial privada por la exocupaciones más degradadas de la más difícil, a lo largo de este cesiva presión impositiva y por su inje“zona obscura” de la sociedad de período, encontrar puestos de trarencia en los mercados reales y fiservicios: jóvenes en situaciones de nancieros. (falsas) becas, prácticas o contracbajo de reciente creación que sean tualizaciones microtemporales, pafijos y relativamente seguros, sobre Ante este diagnóstico, los Estados, rados de larga duración en la ecotodo, para incluir a estos colectivos a partir finales de los años ochenta, nomía sumergida, mujeres inmiespecialmente frágiles. han ido transformando el sentido de grantes en el servicio doméstico o sociedad que para producir ganancias extraordinarias genera riesgos permanentes, el trabajo en su conjunto tiende a quedar subordinado a las dinámicas de rápida rentabilidad económica, mientras el discurso de la competitividad a ultranza y la aceleración forzada coloca en situaciones de inseguridad básica en la reproducción de su condición laboral a grandes sectores poblacionales y generacionales de esta “nueva” sociedad. ■ 21 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 22 ■ te sentido, la figura del contrato laboral privado había sido tención del Estado del bienestar clásico de corte (parcialabsorbido por el pacto keynesiano en un conjunto de insmente) redistributivo. Las políticas sociales se van resitituciones de negociación que se desplegaban desde los tuando hacia las medidas de corte más asistencialista (inconvenios colectivos hasta los pactos nacionales modifitervención en casos de extrema necesidad, de marginacados la matriz estrictamente individual de la relación sación, de miseria, etc.) y, por ello, a encargarse a organislarial. La ruptura del pacto keynesiano ha supuesto, precimos locales, a dirigirse a grupos muy específicos y de alta samente, una fuerte desestructuración, individualización y vulnerabilidad social o a encargarse a cuerpos y organizaempresarialización de las relaciones laborales donde unas ciones intermedias de la sociedad –organizaciones alsituaciones de contractualización, o incluso precontractruistas seglares o laicas-, sin descartar tampoco una ciertualización, muy desiguales, inseguras y diversificadas ta empresarialización del sector bienestar. Por otra parte, avanzan y limitan el estatuto público del contrato laboral y se conoce un innegable declive de la política social como la negociación colectiva. El pacto keynesiano se ha roto elemento de seguridad y normalización de las clases medesde el momento en el que la democracia social es incadias laborales, bienes sociales que tenderían según las paz de generar una red de convenciones y acuerdos soactuales convenciones mercantilizadoras a suministrase bre la redistribución de los productos del crecimiento ecode manera principal a partir de formas privadas y emprenómico, y la internalización de sus costes, esto es, cuansariales de gestión y cobertura de riesgos (Mann, 2000). do Estado, trabajo y capital son incapaces de encontrar En gran parte, la identidad entre Estado y clases medias espacios de acuerdo para racionalizar sus posiciones y se ha roto en lo que respecta a la asociación entre un cademandas sociales mutuas, porque se parte en los nuepital social colectivo y gestión pública de riesgos, y el misvos modelos de crecimiento económico y tecnológico mo proceso de fragmentación, borrosidad y dualización postfordistas, que no puede existir frenos o normas sode las clases medias ha hecho que en sus tramos desciales que relativicen la competitividad económica de los cendentes su exposición a los riesgos sociales (desemsistemas productivos y financieros (Recio, 1997). En este pleo, vulnerabilidad, fracaso social) haya ido en aumento, esquema de actuación –que en el discurso de la nueva mientras que en sus tramos ascendentes hayan acudido economía se lleva hasta sus últimos extremos- la a formas de capitalización privada a partir de la fuerte financiarización de todos los espacios construcción de fondos, depósitos, contrasociales, ha creado dificultades para la fortos de servicios, seguros y, en general, formación de las demandas sociales del mas de consumo defensivo que busEstamos así, asistiendo a trabajo y para, incluso, la consideracan, por la vía privada, una cierta reun proceso donde se está redución de los actores sociales que reconstrucción del bienestar indepenciendo y, en parte, disolviendo el presentan al mundo de trabajo como diente de la ciudadanía núcleo central y los repertorios teportadores legítimos de intereses productiva/laboral y de la obligamáticos de la negociación colectiva y generales. Esto crea una tendencia, ción pública de defenderla, típica de keynesianismo y de su marco las relaciones laborales estatalmente cada vez más acusada, a erosionar el sentido social del contrato laboral fordista. reguladas y centralizadas. y la relación salarial –estatalmente regulada- y a individualizar, personalizar Esta tendencia se acentúa con el proy desinstitucionalizar de las relaciones ceso de la globalización y mundializalaborales hasta convertir el concepto de ción de la economía actual. No porque el trabajo (público, institucionalmente garantiEstado/nación haya dejado de intervenir en zado, asociado a titularidades, etc.) en el de una la economía o se vaya a disolver en el vacío, sino bolsa de empleos ofrecidos en diferentes niveles y colas y porque se codifica limita y unifica el sentido de sus polítipor el que los individuos a título personal pujan en función cas en función de la internalización de las estrategias ecode unas “competencias” consideradas como estrictanómicas, mercantiles y, fundamentalmente, financieras, mente individuales (Reina, 2000). de tal forma que actuar contra ellas puede suponer perder posiciones en la división internacional del trabajo. Así el Estamos así, asistiendo a un proceso donde se está reduEstado/nación en un entorno postfordista no puede mosciendo y, en parte, disolviendo el núcleo central y los retrarse como socialmente eficaz, porque si lo hace deja de pertorios temáticos de la negociación colectiva y las relaser económicamente eficiente, por lo tanto, según las ciones laborales estatalmente reguladas y centralizadas. convenciones económicas dominantes, la única intervenDisolución que opera en una doble vía, por una parte, en ción estatal plenamente legitimada es la de garantizar la lo que respecta al aumento de grupos vulnerables y coeficiencia productiva nacional –y sobre todo el equilibrio filectivos laborales inestables y precarizados, todos ellos nanciero- de cara a salvaguardar la posición competitiva sin capacidad política de imponer sus reivindicaciones en internacional de la economía del país (o la región) en cueslos procesos de agregación, concertación y negociación tión. La progresividad –social, fiscal, presupuestaria, etc.salarial; por otra, en la aparición de grupos profesionales del Estado del bienestar clásico ha sido sustituida por una técnicamente muy cualificados pero extremadamente inmezcla de ortodoxia presupuestaria y neutralidad social dividualizados en sus procesos de contractualización laen el Estado promotor y empresarializador postfordista boral así como reacios a la normalización y ajuste colectidestinada a promover e integrar –o a compensar cuando vo de sus condiciones de trabajo. Hemos pasado así de los equilibrios son excesivos- las bases económicas locaun modelo macro-corporatista basado en la unificación, les en la economía internacional (Aglietta, 1990). representación y negociación de intereses a través de grandes organizaciones nacionales derivadas de la diviDirectamente relacionado con esto se encuentra el prosión del trabajo a una compleja red de agencias microceso de transformación de los modos jurídicos de regulacorporatistas de rama, sector, empresa o incluso línea ción de las relaciones laborales y de formación de garanprofesional nacional o internacional, que repretías contractuales negociadas en el ámbito laboral. En es- ❛❛ ◗◗◗ El tradicional discurso de la era keynesiana sobre la convergencia política de los grupos asalariados, o entre las funciones técnicas y las funciones laborales tradicionales –discursos del tipo “nueva condición obrera”, “nueva clase” “proletarización del trabajo intelectual” o “alianza de las fuerzas del trabajo y la cultura”, etc.- se ha sustituido por un fuerte particularismo reivindicativo que acaba acumulando los costes sociales más evidentes (largas jornadas, bajos sueldos, malas garantías, etc.) en los grupos laborales y salariales más indefensos e inestables. Coherentemente con esto, hemos conocido un innegable desgaste de las grandes organizaciones sindicales, perdiendo fuerza y presencia social, precisamente porque cada vez pueden inducir menos una lógica general de reivindicación y movilización sobre colectivos fuertemente sometidos a una estratificación interna –que incluso llega a la dualización- de las condiciones salariales. El avance de efectivos laborales (o superdinámicos o súper-inestables) que se emplean en muy buenos y muy malos trabajos en el sector servicios, justo cuando disminuye la población ocupada fija en el sector de la producción industrial, construyen un mapa laboral difícilmente asimilable a la relación salarial fordista (Gadrey, 1996). Este tipo de situación hace que sea muy problemático hablar en estos momentos de la centralidad y estabilidad política del trabajo –rasgo que, en definitiva, se convierte en el descriptor sociológico fundamental de la sociedad postmoderna- dejando a éste sin bases sociales posibles para la constitución de un pacto universal y generalista sobre los repertorios interpretativos y bases temáticas y justificativas que se manejaron en la era fordista y keynesiana. Estabilidad y centralidad que también encuentra sus límites territoriales al minimizar su eficacia la concertación laboral nacional, al enfrentarse con una economía globalizada, o al crearse espacios regionales o locales mucho más flexibles que el Estado/nación para generar acuerdos o pactos que, ahora, tienden a presentarse justificativamente más para lanzar la competitividad económica de la zona que para generar paz o bienestar social. soci olaboral TENDENCIAS rio 3. DEL EMPLEO DÉBIL A LA SOCIEDAD DÉBIL: LA FRAGMENTACIÓN COMO MARCO DE LA FLEXIBILIDAD TOTAL El modo de regulación fordista tenía efectos evidentes de uniformidad social y de monotonía cultural, tanto por el lado de las políticas públicas como por su desarrollo de una cultura de consumo de masas. La libertad de elección, en el universo fordista de formación de una sociedad de consumo de masas, se presentaba como relativamente pequeña; grandes franjas de la población consumían, por primera vez, prácticamente lo mismo, accediendo a bienes técnica y culturalmente muy homogéneos y, en parte, ervato s b o sentan el nuevo poder de ciertos colectivos de técnicos y gestores capaces de sacar ventajas de sus situaciones particulares o de sus competencias específicas (posesión de cualificaciones muy particulares, capacidad de bloquear un servicio o suministro, importancia estratégica, económica o política del sector, etc.). Conocemos, por tanto, una fuerte desintegración y fragmentación de todo el universo laboral tradicional al que cada vez le resulta más difícil encontrar incentivos de movilización, propuestas de acción y unificadores simbólicos capaces de encontrar eco en colectivos genéricos. Esta especial capacidad incluso simbólica, de imponer por parte de los técnicos y gestores sus condiciones específicas en las negociaciones concretas –fuerza que, de hecho, se trata de trasladar a ámbitos externos, en procesos de desfiscalización o de movilización internacional de los recursos de todo tipo- es simétrica a la imposibilidad por parte de los colectivos laborales tradicionales de hacer incluir sus demandas no sólo ya en los objetivos de políticas económica de los gobiernos, sino también en las convenciones comúnmente aceptados de lo que es el bien común o la “cooperación negociada” (Beltrán, 2000). ■ 23 Hemos conocido un innegable desgaste de las gran❛❛ des organizaciones sindicales, perdiendo fuerza y presencia social, precisamente porque cada vez pueden inducir menos una lógica general de reivindicación y movilización sobre colectivos fuertemente sometidos a una estratificación interna –que incluso llega a la dualización- de las condiciones salariales. sostenidos por políticas estatales más o menos fuertes, pero siempre presentes: bienes de consumo de masas, televisión y radio públicas, campañas nacionales de expansión del consumo, empresas nacionales, ayudas y/o producción pública de bienes de consumo, etc.. La sociedad de consumo, como modelo de conceptualización más o menos idealizado -o contra-idealizado desde las escuelas críticas- de la expresión social de la madurez opulenta del industrialismo moderno, hacía hincapié, por tanto, en los efectos integradores y funcionales que producía ese tipo de sociedad: clases medias emergentes, clase obrera «integrada», mercados de masas, pleno empleo, prestación impersonal y múltiple de bienes y ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 24 ■ los en parados de larga duración, trabajadores precarios; trabajadores autónomos que saltan de un supuesto ‘negocio’ a otro sin capacidad de asentamiento, asalariados azarosos de ‘trabajos malos’, jubilados y prejubilados atípicos, o, en general, en cualquier grupo social que mantiene con dificultad las condiciones de vida que disfrutaba. Todos estos sectores tienen una característica común, que es el de su estancamiento como proyecto de vida, en un mundo que cambia con una rapidez frenética, y hace central en su discurso ese cambio, estos grupos caen tendencialmente en el esfuerzo permanente por permanecer en el lugar social donde estaban, movimiento sin avance real que muchas veces acaba en la marginalidad. Por otra Sin embargo, este tipo de representación de lo social se parte, la austeridad impuesta hacia el coste del factor traha ido quedando sin sentido ni referencia, en cuanto ha ido bajo, la congelación, el recorte o la redimensionalización cambiando la configuración de los procesos económireal de importantes espacios y servicios del Escos y productivos contemporáneos; cambio tado del bienestar, la fuerte tecnificación del centrado, como hemos visto, en el paso de proceso productivo y la preponderancia una matriz productiva fordista a un moLa nueva estructuración de los negocios financieros han hecho delo postfordista de fabricación y esde clases, al debilitar la relaque los típicos efectos redistributivos pecialización flexible. Con ello, en clásicos de las políticas keynesianas gran medida, ha estallado ese unición salarial como regulador jurídihayan sido sustituidos por los “reaverso social, unificador e integrador co de lo social, arroja hacia sus márjustes” económicos (finos o duros), que había servido como referencia genes a colectivos muy importantes de efectos anti-distributivos segubásica para la caracterización de la de las clases laborales tradicionales ros, típicos de las políticas de oferta sociedad de consumo: gusto de y de las capas medias decadentes. (Bilbao, 1999). Al calor de la desreguclase media, grandes mercados de lación han aparecido y se han favoreproductos muy poco diferenciados, cido formas de consumo elitistas y una fabricación en cadena de largas series nueva euforia financiera: nuevas formas de enorme duración comercial, escasa de especulación en los mercados de valorenovación estética y simbólica de los prores, de fusiones y adquisiciones de empresas, ductos, etc.. El modelo neo o postfordista ha de actuaciones alcistas en el mercado inmobiliario, generado casi todo lo contrario: mercados segmenuna «nueva economía» donde antes que al negocio protados, tendencias a la dualización social, desempleo esductivo o incluso al beneficio empresarial a largo plazo se tructural, oferta diferenciada y estratificada (hasta la «peratiende a la máxima rentabilidad de los súbitos movimiensonalización») de bienes y servicios, adaptación de los tos del capital internacional. productos a multitud de nichos comerciales, Estado mercantilizado y empresarializador, etc. (Brown, 1992). Así, la La expansión de esta economía financiera y la creación de salida de la crisis de los setenta/ochenta ha supuesto un un tipo de empleo más o menos especializado de alta reenorme cambio en la estructura social de las sociedades muneración en sus aparatos de gestión y desarrollo tecoccidentales que, en gran medida, puede ser caracterizanológico, ha servido para consolidar un nuevo nivel de cado por un fenómeno general: la fragmentación, y el aupas medias/altas de renovada cultura promocionista e inmento de la disponibilidad social, de la fuerza de trabajo dividualista, cristalizando a partir de ella una cultura del di(Freyssinet, 1997). Las acciones públicas y privadas para nero, el poder y la ambición que en buena medida ha serrestaurar la tasa de beneficios han supuesto, desde prinvido tanto para quebrar la hegemonía del unificador simcipios de los años ochenta, el definitivo abandono, de hebólico del consumo de masas (basado en el valor social de cho o de derecho, de cualquier política de pleno empleo y una creciente clase media integradora), como para relegicon ello la contención de las demandas salariales, el detimar y encumbrar un nuevo elitismo meritocrático inmesempleo estructural, la intensificación del uso del factor diatamente convertido en consumo ostentoso. Una sotrabajo contratado y el desarrollo de «políticas de oferta» ciedad fragmentada y en plena desregulación, tiende a destinadas a destruir cualquier obstáculo que impidiera el volver a separar y reforzar las características adscriptivas funcionamiento del mercado, aun cuando éste produjese o cuasi-adscriptivas (juventud, vejez, sexo, raza, etc.) de fallos de asignación y desigualdad social evidentes. los grupos sociales que conforman los mercados de trabajo; así, la política típica de la ciudadanía laboral keyneFrente a la mítica sociedad de clases medias que arranca siana de intervenir con planteamientos universalistas para a finales de la Segunda Guerra Mundial (romboide en su neutralizar las tendencias disgregativas en el mercado de pirámide, centrípeta en sus discursos y uniformadora en trabajo (que en la era keynesiana se tendió a realizar casi sus prácticas sociales) el capitalismo de finales de los exclusivamente en el ámbito de los derechos distributivos ochenta y primeros noventa tiende a conformarse como masculinos) se ve ahora ampliamente superada por una una sociedad dual, centrífuga y segmentada, donde se fuerte tendencia del mercado laboral a la segmentación, crean barreras insalvables para un sector «difuso» que ha hecho que se refuerza con la incorporación en los espaquedado relegado en la salida de la crisis. La nueva escios externos del mercado de trabajo de colectivos donde tructuración de clases, al debilitar la relación salarial como sus características adscriptivas –empezando por el géneregulador jurídico de lo social, arroja hacia sus márgenes ro-, se aprovechan como elemento de segregación dináa colectivos muy importantes de las clases laborales tramica y funcional para aumentar la rentabilidad, burlando dicionales y de las capas medias decadentes (pequeña cualquier disposición jurídica de equidad, la igualexplotación agraria, industrial o comercial), convirtiéndoservicios destinados a un consumidor anónimo medio, Estado keynesiano desmercantilizador, etc.. Todo esto conformaba la imagen de una sociedad de masas definitivamente socializada en una cultura del bienestar y la institucionalización del conflicto, a la vez que presentaba un perfil del consumo definido principalmente por la imagen de lo subcultural y lo masivo para un gran público que, reiteramos, por primera vez, entraba en el universo de la adquisición regular de bienes fabricados en masa, superando el miserabilismo de modos de vidas anteriores (Corrigan, 1997). ❛❛ ◗◗◗ ❛❛ ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o TENDENCIAS rio respecto a las ocupaciones efectivas a realizar y a las posibles formaciones curriculares, sin ningún tipo de garantía de continuidad o de confianza en un proyecto de futuro laboral y, además, de futuro laboral vivido en un conjunto de condiciones grupales y emocionales estables (Supiot y otros, 1999). Los ciclos biográficos del mundo del trabajo, coherentemente con esto, se desestructuran, rompiendo la perspectiva de una vida laboral continua y homogénea; la idea de un trabajador estable que ocupaNos encontramos, por tanto, con las nuevas subclases o ba más o menos joven un puesto de trabajo, realizando infraclases como formas mucho más dinámicas e integrauna función similar a lo largo de su vida laboral, acumulandas de modernización de la pobreza. En este contexto, a do, experiencia, antigüedad y ascensos, y salía a una la pobreza patrimonial -tener poco- hay que añadirle la exedad avanzada con una jubilación respetable, se hace tensión inocultable de la pobreza funcional asociada la ahora cada vez más improbable. La aparición de retrasos nueva dinámica económica del modo de la regulación fleen la incorporación al mercado laboral, largos períoxible postfordista y a la desigualdad de acceso a biedos de paro, tendencias al incremento de la rones simbólicos especialmente diferenciadores tación de un puesto a otro, una enorme canintroducida por la nueva economía en red. tidad de contratos inestables y sin ninguUna subclase que más que como una La amenaza de despido, el na perspectiva, ya de entrada, de cualibolsa tiende a comportarse como un imperativo de continua adaptaficación, promoción o incluso simple comodín en la conformación laboral ción de realidades económicas y permanencia en ellos se convierte en de una economía formalmente deuna situación normalizada en el ensindustrializada y con un enorme tecnológicas cambiantes, la ausentorno de la sociedad postfordista. crecimiento del sector servicios; cia de criterios claros acerca de coProduciéndose, también, una corresector servicios que no lo olvidemo comportarse en sus respectivas lación muy fuerte entre la precariemos, no es sólo el sector de los serempresas, ha acrecentado las filas dad -entendida como la tendencia a vicios cualificados y postindustriade los perplejos. la degradación general de las condiles, sino de los servicios subproletaciones jurídico-laborales de estos puesrizados e infraindustriales. La vieja clatos de trabajo-, y la previsible disminución se obrera tiende a ser desustancializada en ellos de la satisfacción y el interés profey sustituida en muchos espacios por una sional de las personas que los ocupan. El mundo nueva subclase funcional. Subclase donde del trabajo que en la era keynesiana tomaba como horiaparecen inmigrantes, jóvenes desempleados y mazonte el pleno empleo de trabajadores homogéneos y holempleados, residuos de viejas clases obreras y medias mogeneizados por la propia producción material fordista, caídos en desgracia después de varias reconversiones in-ese mundo de grandes clases y grandes grupos-, tiende dustriales y comerciales, etc. Subclase difusa y nada emcada vez más a desarticularse en un estallido de procesos bolsada, mas bien tomando cuerpo como una invisible o varios que generan identidades muy diversas, y lo que es semi-invisible y omnipresente sustancia lubrificante de peor, en algún momento identidades encontradas: identiuna máquina económica que para engendrar beneficios dades fuertes, integradas y promocionadas, frente a idencrecientes, requiere costes sociales, igualmente, en autidades débiles y con enorme desafección y desinterés mento (Fitoussi y Rossanvallon, 1997). De la pobreza copor un tipo de trabajo que no permite ningún tipo de plan mo residuo, se pasa entonces a una sociedad dual intede vida, de realización personal o de homogeneidad polígrada y a la vez polarizada, una parte utiliza el mercado patica. ra mantener en situación de disponibilidad permanente a la otra. Reforzándose así una fuerte dualización del merLa amenaza de despido, el imperativo de continua adapcado de trabajo y dando cada vez más peso a los sectotación de realidades económicas y tecnológicas camres externos y más desprotegidos de la mano de obra. La biantes, la ausencia de criterios claros acerca de como cirugía laboral de las políticas económicas de los ochenta comportarse en sus respectivas empresas, ha acrecentaha supuesto la posibilidad de ir expandiendo cada vez do las filas de los perplejos, moralmente acosados y psimás el sector externo del mercado de trabajo, justo por su cológicamente maltratados, hombres y mujeres que no mayor manejabilidad y disponibilidad, preparando el tepueden presentar la vida como una narración coherente, rreno para las estrategias de la economía financiera de los porque su referencia a la continuidad entre trabajo y ocio noventa, cada vez más agresivas, en lo tocante a la gestambién se ha vuelto borrosa (Hirigoyen, 1999). El tiempo tión de recursos humanos. postfordista no es un tiempo continuo, sino fragmentado en múltiples segmentos y desordenado en múltiples conEl mundo del trabajo, lejos de ser una referencia estable, diciones, pero sobre todo aumentado en la duración efeces ahora en muchas de sus franjas un mundo turbulento, tiva de las jornadas de trabajo, sin referencia ya a normas de tal manera que la propia cultura laboral se va fragmenjurídicas en los usos del tiempo, sino a condiciones de detando en lógicas de supervivencia cada vez más personasempeño impuestas por una cultura de la plena disponibilizadas, azarosas y en ciertos casos, también, crecientelidad a la empresa (Ramos, 1998). La nueva economía no mente tribalizadas. Al mismo tiempo que pasamos a un sigue ya aquellos modelos empresariales de negocios famercado de trabajo con muy importantes sectores, tanto miliares transmitidos de padres a hijos y fundados en la lecuantitativamente como cualitativamente, asediados por altad y confianza de los trabajadores -el capitalismo del la vulnerabilidad y la temporalidad estructural. Una situapionero-, ni a la definición de normas y estándares previsición en la que la pérdida de la «garantía laboral» genera bles y negociados -el capitalismo organizado-; las nuevas condiciones de contratación muy endebles, con requisiempresas no quieren ni pueden apelar a una traditos reales de formación fuertemente desajustados con dad o a la integración (Barbier y Nadel, 2000). El refuerzo, pues, de las condiciones adscriptivas tiende a fortalecer la desigualdad y a usar esa discriminación para conseguir espacios de especial vulnerabilidad y rentabilidad basados en una doble o múltiple discriminación salarial :mujer, inmigrante, negra, joven, etc.( vid. Maruani, Rogerat y Torns 2000). ■ 25 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 26 ■ del capitalismo postindustrial, lo social como proyecto ha caído en el vacío -Lipovetsky (1986, 1990) habla de la desubstanciación o incluso derrumbe de lo social-, la cultura se presenta como un proceso de combinación de formas y de recreación del gusto en una representación neobarroca construida a base de moda y superficialidad, lo que no resulta extraño porque si se sustituye la sociedad por el mercado, inmediatamente la cultura se convierte en moda (Calabrese, 1989). El postmodernismo, como lógica cultural del capitalismo tardío (Jameson, 1991), se presenta como el intento cultural expreso de separar cualquier vinculación entre la posición social de los sujetos en la producción –concepto, en sí mismo, que se tiende a considerarse por el pensamiento postmoderno como obsoleto o fetichizado- y la construcción activa de su identidad. ción porque contemplan los poderes racionalizadores de la historia y la experiencia. En esta disolvente “estructurared”, los empleados de mediana edad más que como transmisores de conocimientos útiles o como centro de una organización estable, son considerados como obstáculos para la renovación y pasan a ser los candidatos permanentes para el despido, o bien para la jubilación anticipada (Sennett, 2000) El menosprecio al pasado se complementa con una concepción meramente ajena del futuro, nada puede preverse porque todo es azaroso y caótico incluso (y ante todo) lo que se puede hacer con las personas. El tiempo se acelera dejando atrás a personas y mercancías y el movimiento permanente siguiendo la presión ambiente es el único argumento entendido para atajar -inútilmente- la caducidad permanente, que siempre acaba relegando y soEl trabajador como figura positiva de la modernidad quemetiendo a algo o alguien al estatuto de improductivo. da así sustituido en las representaciones postmodernas Con un pasado desvalorizado y con un futuro tan abierto, por figuras siempre recreadas en el consumo, el «cosmolos parados, los pensionistas, los trabajadores o los ejepolita doméstico» viviendo en su interconectado electrócutivos en situación de permanente inestabilidad, no tienicamente, pero cerrado humanamente, hogar de «telénen otra opción que sentirse privados de identidad. Los polis» (Echeverría , 1995), es un sujeto (a)social que ha amdictados del nuevo espíritu del capitalismo disuelven tanpliado sus posibilidades informacionales de manera into la profesión -vocación-, como la conciencia colectiva sospechadas; sin embargo parece que ello no afecde las organizaciones, que quedan diluidas en la ta para nada (o por lo menos para nada buesuperficie de la sociedad red, la obsolescenno) la reflexión sobre los valores éticos y cia informática, el trabajo en equipos sin políticos de la sociedad en que se deconfianza, las rutinas de servicio, la temA la temporalización del asasenvuelve. Esa (no)identidad en la segporalidad generalizada y, en suma, en lariado tradicional le corresponmentación, hace también que haya la inestabilidad y pérdidas de refesegmentos de alta velocidad, de alta rencia de la cultura de la flexibilidad de una fuerte movilidad espacial y tecnología, de alta codificación, de (Boltanski y Chiapello, 1999). temporal de las empresas -nómadas diferenciación social espectacular y ellas mismas-, buscando trabajo dessobrepago, especialmente visibles; En esta situación donde las identicualificado cada vez más barato. pero, su rapidez y dinamismo hace dades sociales se han vuelto mucho que inmediatamente aparezcan los más fragmentadas se han multiplisegmentos simétricos, los formados cado las sensibilidades y percepciopor los que son incapaces de seguir ese nes que desde diferentes grupos sociaritmo acelerado de formación, consumo y les se le da a la noción misma de producir representación simbólica. Se hacen hegey consumir. Al pasar de los mecanismos mónicas, así, las representaciones más tecnolócentralizados a todo tipo de redes flexibles de gicas de lo social, tanto por el despliegue o redespliegue producción, de distribución, de consumo, de información, de ramas y sectores -informática, telecomunicaciones, inel concepto de producción en masa, y su compañero nageniería genética- como por la profusión de objetos nuetural, el de consumo de masas, debe ser actualizado con vos, los conocidos como objetos nómadas, objetos conceptualizaciones mucho más ágiles como las de esti(post)industriales que producen y son producidos por la los de vida o consumos distintivos, que representan esa movilidad y la ubicuidad personal, como el fax, los teléfotendencia a encontrar diferentes líneas de cohesión econo móviles, los juegos de vídeo, las redes de intercomuninómica y social a lo largo de la sociedad; líneas más excación, los ordenadores portátiles, etc. (Attali, 1994). cluyentes que integradoras y más diferenciadoras que hoConsumos que, a su vez, expresan y refuerzan la indivimogeneizadoras (Rochefort, 1996). Líneas, en suma, que dualización (técnica y física) de los vínculos sociales, así hacen aumentar la complejidad de lo social, a la vez que lo como la industrialización de muchos servicios, antes fuerproblematizan y lo ponen en peligro. De ahí que, en este temente dependientes de trabajo directo, tales como contexto, la desarticulación laboral haya preparado el paiocio, la formación, la documentación, la pedagogía, el saje social para una fuerte individualización del consumo. diagnóstico de sistemas, la prevención y el tratamiento La prescripción postmoderna (vid. Vattimo, 2000) que obmédico o asistencial, etc. A la temporalización del asalaserva en la pérdida de referencias sociales de los sujetos riado tradicional le corresponde una fuerte movilidad esen el lugar de producción, como la apertura de caminos pacial y temporal de las empresas -nómadas ellas mispara valorar la diferencia y la identidad, y considera el conmas-, buscando trabajo descualificado (o con cualificasumo (y ahora más con las formas del consumo en red) ciones tradicionales) cada vez más barato e innovaciones como una forma de aventura que permite la plasticidad y tecnológicas que le den ventajas competitivas y rentas de la expresividad, olvida siempre que en esta situación los situación. sujetos sociales se pueden disgregar en puros individuos encerrados en un mundo autista y egoísta -hasta alcanzar El sector servicios tiende a generar más empleo y a comel estatuto de un yo disgregado y múltiple- pleno de desplejizarse -justo cuando el sector industrial aumenta su compromiso y desinterés por lo colectivo. En este espacio productividad, pero disminuye sus necesidades de modificación profunda de las estructuras productivas ❛❛ ◗◗◗ El consumo de los objetos más triviales está envuelto en una masa espectacular de cultura icónica, de derroche informativo, de inversión en imagen, de erotización simbólica. La cultura de consumo actual disuelve las barreras entre el consumo como actividad económica y el consumo como fenómeno cultural, hasta convertirlo en el «hecho social central», dejando al trabajo –o, para ser exacto, a muchos trabajos, los más débiles e inseguros- en un lugar invisibilizado y banalizado hasta desaparecer en el entorno (Connor, 1996). El triunfo social mundial de los «consumos en red» o del «consumidor de acceso rápido» donde las dimensiones de accesibilidad, rapidez y diferencia simbólica, sobrepasan a las de abaratamiento de precio y búsqueda de economías de escala típicas del fordismo (Rifkin, 2000)-, viene precisamente de su representación en el espacio y el tiempo de todas las paradojas postmodernas, el de condensar así -en una forma análoga a lo que la psicología freudiana la atribuía a la dinámica del sueño- en un espacio y un tiempo virtual una enorme cantidad de símbolos culturales, muchas veces contradictorias entre sí, pero que atraen las prácticas de los individuos, creando el contexto de su normalidad social. Al proyectarse esta dinámica sobre el espacio, vemos aparecer el triunfo de la “postmetrópolis” -los centros comerciales y los museos son las referencias de la construcción postmoderna, lo mismo que lo fueron los bloques de viviendas, la fábrica o el edificio oficial o cívico en la moderna-, ciudad a la que corresponde un espacio que ha perdido su centro para expandirse y reticularse siguiendo la localización comercial. Si la ciudad moderna, por excelencia, era la ciudad industrial fordista -Chicago-, la ciudad postmoderna -Los Angeles- es un conjunto de grandes espacios comerciales unidos por autopistas y donde el automóvil es el canon occidental en materia de distancias y recorridos, hasta hacer extraña -y casi sospechosacualquier separación entre ser humano y automóvil (Davis, 1996). De la máquina de habitar, propuesta por el urbanismo y la arquitectura funcionalista moderna, pasamos así al archipiélago postmoderno de centros comerciales generadores de una red laberíntica y borrosa de ciudades sin principio ni fin claramente demarcado y con una mezcla expansiva de usos y funciones, pero donde la gran superficie de ventas aparece –casi literalmente- como el templo postmoderno, el fijador de referencias de las personas en el espacio. La gran ciudad comercial es así el espacio cotidiano -local- que integra y da cuerpo a todas las ciudades postindustriales posibles: la ciudad global, la ciudad virtual, la postmetrópolis, la ciudad informacional (Soja, 2000). Lo global y local -lo glocal- se funde así en un campo flexible que superan con mucho la idea de planificación y orden urbanístico político o administrado, para reclamar constantemente metáforas caóticas. Una autoorganización económica que tiende a desenvolverse en un marco soci olaboral TENDENCIAS rio permanente de entropía y desorden proyecta estos modelos caóticos sobre todo lo social. ervato s b o de empleo- como resultado de múltiples dinámicas y factores: la nueva economía necesita más regulaciones informativas, genera más necesidades de atención en los últimos escalones del proceso de distribución de bienes, se demandan servicios a personas también por el aumento de la renta disponible de ciertos sectores de la población y los oferentes de trabajo tienden también a situarse en el ámbito del sector servicios por ser considerado de mayor prestigio, novedad y conformación de estatus que los sectores tradicionales. 4. ¿DE LA SOCIEDADA FRAGMENTADA A LA COMUNIDAD INDEFENSA?. Todos los cambios económicos y sociales que se han producido en los dos últimos decenios, han supuesto la quiebra de muchas de las líneas de identidad, solidaridad y coherencia grupal que se habían construido trabajosamente en las sociedades occidentales a partir de la salida de la ■ 27 La gran ciudad comercial es así el espacio cotidiano ❛❛ local- que integra y da cuerpo a todas las ciudades postindustriales posibles: la ciudad global, la ciudad virtual, la postmetrópolis, la ciudad informacional. Segunda Guerra Mundial con el asentamiento de modo de regulación fordista, la construcción del Estado del bienestar de carácter keynesiano y la extensión de los derechos de ciudadanía laboral hasta el ámbito de lo social y lo económico. Esta quiebra ha supuesto el bloqueo de la dinámica de universalización y totalización de los derechos de ciudadanía derivados de la condición laboral y soportada por la constitución en avance del Estado del bienestar. Se han vuelto, así, a destapar los más viejos argumentos conservadores -los que se habían puesto ya históricamente de manifiesto tanto contra la misma constitución del concepto de ciudadanía, como cuando su generalización con la democracia política (Torres Ló- ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 28 ■ trucción de la ciudadanía que se correspondan con el avance tecnológico y los cambios territoriales y culturales de la nueva economía en red y globalizada. El agotamiento de esta capacidad social se muestra en que gran parte de las movilizaciones se han producido más como reacción a las estrategias consideradas como neoliberales de privatización y desmantelamiento del Estado del bienestar, que defendiendo nuevos modelos de convivencia, lo que resulta llamativo, pues ha sido uno de los escasos momentos en la historia occidental donde más que por una imagen del futuro gran parte de las movilizaciones han sido para defender un modelo social el pasado como el estado intervencionista keynesiano. La definición de la poEl «desencanto de lo público» pronto se ha tornado en cilítica social ha sido, de esta manera, uno de los puntos nonismo y la condición política postmoderna no ha podido dales del debate sobre los derechos que confiere el traaportar más que un «ethos disgregado», hedonista y bajo en los últimos años. Pero, a su vez, una de fragmentario, incapaz de generar ni una sola virlas grandes novedades ha sido una cierta tud pública más que no sea la trivialización desvinculación entre la política social y el de los valores consagrados en la sensibimundo integrado del trabajo (y por lo lidad moderna, todavía gran parte de Al enorme optimismo de las tanto una nueva política de la gestión ellos sin pasar del estadio de proyecrealizaciones tecnológicas y sus individualizada de riesgos no relacioto inacabado (Heller y Fehèr, 1985 y posibilidades hacia el futuro le conada directamente con las titulari1989). Los valores sociales se han rresponde casi paradójicamente el dades derivadas de la condición lavisto ante este cúmulo de circunstancias acosados, desorientados e pesimismo de una cultura de la derro- boral), pues frente a las demandas sociales de tipo general o dirigidas al incapaces de dar respuesta a tan ta y el fatalismo social. reconocimiento de las necesidades difíciles retos. Del ciclo fordista keyderivadas de la relación salarial, en los nesiano ha quedado una aceptación últimos años, han sido las necesidades pasiva de gran parte de los valores y especiales de colectivos particularmente propuestas abstractas que, en la línea de excluidos o “desafiliados” por la salida de la reconocimiento de derechos de ciudadacrisis de los setenta y el encumbramiento de nía, habían puesto en circulación los movimienmodelos más flexibilizados de gestión económica, los tos sociales modernos. Sin embargo lo que ya resulta objetivos declarados de una política social minimalista y muy difícil de encontrar es un proyecto duradero con voconsiderada prácticamente incompatible con el mundo cación de cierta generalidad que sea capaz de defender del trabajo (Castel, 1998). estos valores de una manera activa como un plan conjunto de cambio social (Habermas, 1998). No por casualidad, al relativo declive de los modelos de conflictividad industrial clásica, le corresponde una sensiEn este sentido, parece que la desregulación y flexibilizabilidad especial sobre los problemas de nueva pobreza, ción (numérica, funcional, geográfica, tecnológica, jurídiexclusión y desafiliación social -como imposibilidad para ca, etc.) impuesta por la «nueva economía» (Gadrey, sectores crecientes de la población de recrear un horizon2000) y el modo de regulación postfordista -fragmentate laboral seguro, codificado y proyectado hacia el futuro ción económica y social -, ha generado una socialidad que garantiza su identidad social (Castel 1997)- que se blanda que ha disuelto los vínculos sociales en una grupahan convertido en caballo de batalla de gran parte de las lidad pasiva -la nueva tribalidad- incapaz de generar idenacciones colectivas recientes, acciones defensivas –notidades que se opongan tanto al individualismo hedonista vedad que se da incluso en su realización a partir del funcomo a la masificación comunicativa del capitalismo ultracionamiento de organizaciones no gubernamentales o del consumista de fin de siglo. De esta manera, el ciclo de amvoluntariado social-, pero que además de hacernos entrepliación de la ciudadanía vinculado, a su vez, a la ampliaver horizontes de reconstrucción de los actores sociales, ción de los derechos laborales colectivos y a los nuevos nos han hecho descubrir que los nuevos movimientos somovimientos sociales de carácter más activo y expresivos ciales no sólo tenían que explorar y construir identidades se ha convertido en el postfordismo en un estado socialbasadas en utopías emancipatorias radicales, ya fueran mente pasivo y defensivo, y de ahí los discursos de draprogresivas o regresivas, de fuerte contenido cultural, simática resistencia, casi in extremis ante desafíos civilizano que también surgen de situaciones de interacción cotorios frente los que hay que protestar por miedo inminentidiana que expresaban necesidades, demandas y estate de colapso irreversible de carácter ecológico, bélico o dos de expectación concretos (Touraine, 2000). social. Al enorme optimismo de las realizaciones tecnológicas y sus posibilidades hacia el futuro le corresponde Pero, paralelamente, la identidad cultural, la aspiración de casi paradójicamente el pesimismo de una cultura de la coherencia y cohesión social y las energías utópicas de derrota y el fatalismo social que ha sustituido al optimismo una sociedad basada -como el optimismo del fordismo pro-activo y confiado de la cultura emancipatoria de la era keynesiano- sobre la posible negociación y la confluencia de derechos sociales crecientes propia del pacto keynede intereses de todos los actores sociales (e incluso de las siano y su desarrollo en los años sesenta y principios de generaciones) que se agrupaban en torno al proceso de los setenta (Maffesoli, 2000). trabajo y que llegaban por primera vez a una cultura del consumo de masas y el Estado del bienestar, se han ido Curiosamente la era postfordista se ha construido sobre agotando y desgastando, hasta convertirse en una notable escasez de modelos de convivencia y conspez, 1998)- de la necesidad del desigualitarismo, el mercantilismo, la limitación de los derechos, y la lucha por la competencia individual, como fórmulas para alcanzar el bienestar económico. La difusión social y el triunfo relativo de estos valores ha puesto contra las cuerdas a la cultura sociopolítica de los movimientos sociales modernos (nuevos y viejos) basada precisamente en la radicalización de los derechos públicos y privados de ciudadanía a todos los niveles y en todas las circunstancias, ya fueran redistributivos y económicos (movimiento sindical), ya fueran cívicos y valorativos (nuevos movimientos sociales). ❛❛ ◗◗◗ ❛❛ ◗◗◗ soci olaboral ervato s b o TENDENCIAS rio Pero frente a las tesis de Fukuyama (2000) que sitúa esta una cierta razón cínica dominada por el individualismo y el anomia y pérdida de capital social -conjunto de normas y pragmatismo reinante en la actual cultura de la flexibilizavalores informales que les permiten a las personas y a las ción tecnológica, -atrincherada en una simple cultura de la sociedades el desarrollo activo de la cooperación y el insatisfacción (Galbraith, 2000) o en el autismo del cibertercambio social y económico- en una especie de quiebra egoísta de los sectores más promocionistas de la sociemoral generalizada de occidente, así como piensa en una dad que esconden tras su pose neolibertaria el más absomilagrosa recuperación también un tanto inexplicable e luto descompromiso colectivo (Turkle, 1997)-, como por inexplicada, habría que conectar tanto estas quiebras de la presencia de situaciones de degradación y malestar en la confianza y el capital social, el declinar las ideologías cálos mecanismos que generan los vínculos de socialización lidas y activas en las sociedades occidentales con la des(micro y macro) más tradicionales, desde la familia hasta el regulación y mercantilización extrema de los últimos años, Estado, situaciones que hacen preguntarse a muchos socon sus secuelas de descompromiso, pragmatismo y bre la posibilidad de encontrar nuevos mecanismos coegoísmo, convertidos en santo y seña del universo cultumunitarios y solidarios capaces de superar la corrosión ral de la posmodernidad. Pero, ante esta fría o incluso del carácter que ha supuesto sobre todo la crisis del mogélida cultura del descompromiso ideológico -una delo de solidaridad orgánica definido, a la vez, por el especie de autocomplaciente realización ciega fordismo y por la resolución de los grandes del fin de las ideologías proclamado por la conflictos sociales de la primera mitad del sociología conservadora norteamericasiglo XX. Solidaridad que recordemos, ya El asentamiento de una na en los inicios de la era tecnocráticadesde Durkheim (1985) se le atribuía a economía basada en la fragy el vacío de valores cívicos colectivos una buena división social del trabajo y mentación, la segmentación y la dejado por tal situación, la construca la alta densidad moral que de ella ción de identidad colectiva tiende a se genera, justo cuando el riesgo se precarización de todos los procesos ser generada por grupos y actores colectiviza, se institucionaliza norproductivos, ha dejado, por una parte que cristalizan y hacen activos los mativamente el principio de dereen situación de desorientación y crimiedos e incertidumbres actuales. cho restitutivo y todo ello queda bien sis de identidad al movimiento En la era del vacío social, donde se recogido en la consciencia colectiva obrero tradicional. hace difícil la posibilidad de identificade las sociedades. ción positiva colectiva, empiezan a aparecer proyectos regresivos que tratan Parece que el postfordismo, la nueva de rellenar tal vacío con falsas seguridades economía y la cultura de la flexibilidad, today certidumbres. La comunidad expulsada de vía han sido incapaces de generar esta solidarinuestras referencias dominantes por la vía positiva readad orgánica, justamente porque su esencia está en la parece por la vía negativa, desde el neopopulismo antiesidea del individualismo extremo y el empleo débil, lo que la tético y degradado de la cultura mediática -cada vez más hace incompatible casi por definición con las ideas durkencerrado en el plebiscitismo del «síndrome gladiator» heimianas precedentes (Standing, 1999). Si el trabajo se (pan y circo) de las audiencias (Vallespín 2000), hasta el tridesregula, fragmenta e individualiza el puntal maestro de balismo y el sectarismo cotidiano (en el nivel micro) de cierla solidaridad orgánica, entendida como el progreso social tos grupos especialmente descentrados, para pasar a nimismo, se pierde y ya sea en el contexto norteamericano vel macro en el preocupante renacer de antimovimientos –escasas garantías laborales colectivas, alta ocupación, sociales, tales como los nacionalismos agresivos, el repero muchos malos empleos- o europeo –pervivencia de surgir directo del fascismo en sus diferentes expresiones más garantías pero alto nivel de desempleo estructural-, (racismo, xenofobia, bandas violentas, etc.) o cualquier aparecen los grandes problemas de pérdida de cohesión forma de guerra comunitaria (Le Bot, 1997). Antimovisocial, de incremento de la desigualdad (sobre todo de enmientos sin más proyectos de identidad que negar la identre los colectivos sociales más extremos) y, a nivel político, tidad de los otros, sin poder salir de la aporía del nosotros situaciones de movilización fundamentalmente particula(lo seguro, lo puro, lo respetable) frente a los otros (lo peliristas. En este ambiente se abre inmediatamente la puergroso, lo contaminado, lo denigrable). ta para un repliegue social, en el que, por una parte se produce una desmovilización y apatía social generalizada en Ahora bien, la aparición de estos antimovimientos sólo la que se llega a perder hasta la más mínima capacidad de puede entenderse como un proceso directamente enacción y respuesta grupal a los desafíos colectivos -es la cuadrado en los cambios de la estructura social, ligados a pérdida de la voz social- y, por otra parte, se tienden a gela flexibilización del modelo de producción y acumulación nerar situaciones donde el miedo a perder posiciones sopostfordista. De tal manera que el asentamiento de una ciales competitivas y el pánico al otro considerado como economía basada en la fragmentación, la segmentación y un extraño producen una desestructuración y desorganila precarización de todos los procesos productivos, ha zación del conflicto social -así como de corrosión del cadejado, por una parte en situación de desorientación y crirácter y la consciencia colectiva- social que teje una red (la sis de identidad al movimiento obrero tradicional, incapaz otra red) de situaciones desafectivas y reactivas de los vade encontrar un principio de solidaridad mecánica al enlores cooperativos con peligro de generalizarse y extretrar el «blue-collar» en crisis como unificador simbólico, y marse. Los modelos de desarrollo del conflicto laboral y por otra parte, ha roto el radicalismo de clases medias que social como un juego corporatista, organizado, cíclico y animó a los nuevos movimientos sociales. Conocemos negociado, típicos de un marco de fuerte institucionalizaentonces, como ya hemos señalado, la descomposición ción del conflicto fordista, tienden a ser desplazados en del conflicto y de los modelos de conflicto típicos del increcientes franjas, territorios y espacios vulnerables de esdustrialismo maduro -tal como los estudiaron y teorizaron, ta sociedad del riesgo posfordista a situaciones de carácautores como Raymon Aron (1971), Lewis Coser (1976) o ter precorporatista: es el resurgir del conflicto anómico Ralph Dahrendorf (1979)-, un conflicto institucio(Dahrendorf, 1994). ■ 29 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 30 ■ creado situaciones e identidades sociales nuevas incapanalizado, normalizado y funcional que estructuraba el cences de ser analizadas en relación con modelos ya agotatro de las relaciones industriales como principio general de dos. organización social y de reconocimiento colectivo de actores e identidades convertidos en grupos o cuasi-grupos Más si tenemos en cuenta que el modelo de acumulación interactuando de manera no disruptiva. Y esta descomeconómica que esta cristalizando implica una fuerte transposición ha propulsado tanto procesos de conflictividad nacionalización de todo tipo de flujos y actividades proanómica, como procesos de individualización y de bloductivas y reproductivas, con una fuerte extraversión haqueo de referencias colectivas. Tan alejadas del poder cocia las semiperiferias avanzadas de la fabricación en serie mo del mundo de los marginados, las clases medias que de los productos industriales, la postindustrialización y ráse han adaptado a la «nueva economía» parecen pertenepida dispersión/reducción cuantitativa del tejido industrial cer a una sociedad que, de momento, sólo se definen por en los países centrales y por fin el hundimiento y depresión la participación en el consumo, la vinculación mediática y en la más absoluta miseria, olvido y ostracismo a grandísila constante preocupación por las posibilidades de asmas zonas del planeta históricamente subdesarrolladas o censo individual y el peligro de caída personal. Esto ocumás recientemente deprimidas porque sus materias prirre, además, en un momento en que se experimenta la nemas ya o tienen valor como factores de producción en la cesidad de grandes consumos de objetos y señales meindustria avanzada o en la nueva economía de la informadiáticas para satisfacer la idea misma de mantenimiento ción y el conocimiento (García Canclini, 1999). Esta situaen la posición de referencia dentro de la escala social, ción ha provocado, a nivel mundial, nuevas emigraciones pues se ha generado ya un ambiente tan opulento que la e inmigraciones, y de hecho el llamarla la «nueva gran miidea de permanecer presentable en la esfera de la clase gración» (Enzensberger, 1992) sirve para recalcar que la media, pasa por la realización de enormes cantidades de diferencia de la situación actual con respecto al pasado no gasto personal, incomparable en términos relativos con es tanto cuantitativa -pues movimientos migratorios han respecto a cualquier otra época o contexto anterior, cosa existido siempre y mucho más después de la Segunda que en las generaciones jóvenes es todavía más evidente Guerra Mundial hacia las zonas desarrolladas de Euro(y a la vez menos motivante en términos absolutos) por pa y América del Norte-, como cualitativa pues su nacimiento y aceptación natural de una sorefleja una inmigración desordenada y paraciedad de consumo tan barroca (Sennet, dójica enmarcada en los recortes al Esta2000; Kroker, 1998). El paso de una soDescualificación y mano do del bienestar, la pérdida del postulaciedad en el que el pacto en el centro de obra excedente, trabajos do del pleno empleo dentro de las pode las relaciones industriales regulalíticas económicas públicas, el enveba la producción de la normalidad precarios, subempleo, desempleo jecimiento de las poblaciones occisocial misma, a una sociedad de la estructural, etc., son situaciones lasuperestratificación y de la exclu- borales que hacen emerger gran can- dentales y la tendencia a crear grandes bolsas de apartheid social cosión creciente y dinámica de ciertos tidad de identidades sociales tremo forma de garantizar la rentabilisectores laborales o sublaborales, mendamente débiles. dad de la moderna economía flexible ha generado el declive de movilizay la cobertura de puestos de trabajo ción social institucionalizada y orgade baja cualificación y deseabilidad sonizada o preorganizada, y entre los cial. Si los movimientos migratorios de la muchos efectos que esto ha tenido se postguerra (relativamente ordenados) servíencuentra la consolidación de un espacio an para paliar las necesidades de fuerza de traampliado de actitudes y conductas que tienden bajo fabril y suponía el incremento de la asalarización a la negación de las virtudes cívicas, cooperativas y social, las actuales migraciones sirven para completar las públicas. necesidades de la subclase de servicios (y especialmente servicios de proximidad) de una forma muy desordenada El signo de la época ha sido la polarización y dualización y no exenta de contradicciones sorprendentes, pues por social provocada tanto por la aparición de las nuevas cauna parte se reclama la necesidad de estos inmigrantes pas especulativo-financieras y/o de gestión tecnológica para realizar estas funciones descualificadas o incluso paen ascenso (favorecidas por las políticas antidistributivas ra aliviar las tensiones demográficas en los repartos de los de oferta), como por la aparición de las nuevas clases marsistemas de pensiones, pero por otra parte se blindan juginales, expulsadas de los mercados internos y estables rídicamente las condiciones de entrada de los inmigrantes de trabajo o procedentes de la inmigración legal o clana estos países (Portes, 1995). destina, integradas como subproletariado en las actividades económicas más penosas. Tal polarización ha dejado Situaciones como ésta de la inmigración, con sus secueen una situación de perplejidad -replegado y sin capacilas de marginación y segregación, o cualquier otra que exdad de expresar un proyecto solidario colectivo- a un cenprese la consolidación de subclases o situaciones de tro social que ha tomado como modelo de conducta la «nueva pobreza» se están convirtiendo en estructurales despolitización, el consumo ostentoso y la adoración endebido al modelo postfordista de máxima movilidad y flevidiosa de los nuevos mitos financieros, cosa que, tamxibilidad en la utilización de recursos sociales y económibién, ha producido reacciones defensivas ante fantasmas cos, especialmente, de la fuerza de trabajo. Descualificaexteriores que inmediatamente se recogen, manipulan, ción y mano de obra excedente, trabajos precarios, suagigantan y devuelven grotescamente, materializados por bempleo, desempleo estructural, etc., son situaciones lalos antimovimientos sociales (Walzer,1998). Fenómenos borales que hacen emerger gran cantidad de identidades fundamentales éstos que tenemos que considerar de casociales tremendamente débiles, en las que se tienden a ra a la reconstrucción de los movimientos sociales en las acumular todos los costes sociales del actual modelo de sociedades occidentales actuales, puesto que la estrucacumulación económica y que resultan difíciles de tura económica y social del capitalismo de los noventa ha ❛❛ ◗◗◗ Es lógico, por tanto, que los actuales discursos de la ciudadanía se estén construyendo, y deberán seguir construyéndose, como respuesta solidaria a los antimovimientos regresivos y autoritarios, a la vez que como estrategia para hacer entrar en la historia y en la sociedad a los sujetos frágiles o débiles, expulsados del ámbito de la decisión política y social por la nueva articulación de la economía postfordista. El reconocimiento, la denuncia, y en muchos casos el primer paso para un intento de solución activa de necesidades, muchas veces extremas, de grupos excluidos o en trance de exclusión, que el descompromiso social, la remercantilización de la vida cotidiana y la privatización de parcelas del Welfare State han dejado fuera, se han convertido en los motivos fundamentales de movilización colectiva de los últimos noventa. Esto no quiere decir que buena parte de las identidades y culturas que animaron a los que ya pueden considerarse como movimientos sociales «clásicos» sigan manteniéndose de fermento movilizador fundamental, pero lo que sí ocurre es que se han producido acontecimientos que sitúan en terrenos bien diferentes el repertorio de motivos de actuación y las estrategias de acción de los movimientos actuales si los comparamos con el movimiento sindical fordista o los nuevos movimientos sociales de los sesenta (Deacon, 1999). En lo que se refiere a estos últimos, los llamados nuevos movimientos sociales, lo que en aquellos fue pensar las nuevas identidades no reconocidas por la política formal, en la actualidad, lo fundamental es pensar la alteridad negada; lo que fue defender y construir lo privado cotidiano frente a la colonización y juridificación de lo público hoy es defender lo público participativo frente lo privado desintegrador; lo que entonces suponía radicalizar las contradicciones del Estado del bienestar, ahora se convierte en la reconstrucción, solidificación y avance del mismo. Lo que allí fue un canto a la nueva marginalidad hoy es y debe ser un discurso por la solidaridad. CONLUSIÓN: SOLIDARIDAD, ALTERIDAD Y TRABAJO La cultura política de la sociedad del trabajo encontraba un fuerte unificador simbólico: el otro era un trabajador; se deshacía, pues, la diferencia en un problema de distribución y redistribución. Hoy no es tan fácil abordar el problema de la alteridad, sin embargo, es un punto crucial en una coyuntura histórica como la que estamos viviendo, donde un agresivo individualismo posesivo redivivo trata de imponer las ventajas -filosóficas, teóricas y prácticas- del soci olaboral ervato s b o egoísta homo-oeconomicus a lo que desde allí se considera el gregarismo estupidizante de lo colectivo. Y aquí, quizá, lo más interesante es que el tema de considerar a la sociedad como un conjunto de movimientos sociales nos sirve para poder romper tanto las mistificaciones individualistas que tratan de hacer de la sociedad un simple sumatorio de individuos aislados, como las de los diferentes colectivismos masificantes que tratan de ahogar al individuo en una totalidad anónima. Precisamente esas mistificaciones se rompen cuando hacemos entrar en juego la grupalidad como fundamento de la socialidad. Y la grupalidad activa no sólo se establece como simple grupo de interés egoísta, sino como grupo donde la acción colectiva es forma expresiva de reivindicar las necesidades e iden- TENDENCIAS rio agregar a la cultura política y los intereses económicos de la clase obrera tradicional. Situaciones, también, que se convierten en el eje central para la reconstrucción de una nueva ciudadanía. Reconstrucción imprescindible, pero difícil, ya que tendrá que dar respuesta tanto a los peligros de desmotivación y desmovilización del mundo del trabajo -cada vez más en peligro de producir identidades corporativas como resultado de la fragmentación y remercantilización ofensiva del modelo postfordista lo que rompe la posibilidad de encontrar en la clase económica la fuente única y mecánica de identidad y solidaridad-, como a la dificultad que tienen las infraclases, y especialmente las actuales, de dotarse de instrumentos simbólicos y organizativos para generar una identidad ciudadana activa (Schnapper y Bachelier, 2000). ■ 31 Los actuales discursos de la ciudadanía se están ❛❛ construyendo, y deberán seguir construyéndose, como respuesta solidaria a los antimovimientos regresivos y autoritarios, a la vez que como estrategia para hacer entrar en la historia y en la sociedad a los sujetos frágiles o débiles, expulsados del ámbito de la decisión política y social por la nueva articulación de la economía postfordista tidades grupales atendiendo a la trasformación general de la realidad social. En este sentido, el tema de la solidaridad se amplía del ámbito de lo privado -la ética de la persona, para convertirse en un elemento central de lo público -de lo político-, la creación de una comunidad de riesgo y un reparto más amplio y más justo de los costes sociales en un interés propio, recíproco y generalizado (Ricoeur, 1990). Además, la construcción de la solidaridad se hace crítica cuando la distancia entre «nuevos» y «viejos» movimientos sociales es cada vez más débil e indefinida, si te- ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 32 ■ mica, social y simbólica desde la sociedad interna integranemos en cuenta que la vieja identidad entre ciudadano y da. La dificultad está en hallar incentivos de identidad y sotrabajador se esta rompiendo en mil formas de empleo, lidaridad que sean capaces de superar la fragmentación desempleo, contratación y subcontratación dentro de social y la aparición de microconflictos incapaces de resectores muy segmentados del mercado de trabajo. Las montarse por encima de los intereses particularistas (Fraviejas identidades y solidaridades homogéneas de clase ser, 2000). De, en una palabra, pasar de la racionalidad ineconómica pasan así por momentos de máxima inestabidividual a la racionalidad colectiva, y del Estado de la nalidad, al perder gran parte de sus líneas de cohesión gruturaleza al Estado social. Sin embargo, tanto, por una parpal, estamos atravesando, por lo tanto, por un proceso de te, los límites, costes sociales, deslegitimidad y disfuncioamplia diferenciación y diversificación de la estructura de nes que se han producido después de más de una décaclases en el curso de esta larga y dubitativa pre/postcrisis da de hegemonía de las políticas neoliberales en las sopermanente, que hace que se multipliquen los problemas ciedades occidentales, como, por otra, la agresividad así como las necesidades concretas, de grupos especialeconómica, ecológica y social que ha provocado el desmente fragmentados, llevando asociada por lo tanto, la dicompromiso social posmoderno, hacen vaticinar un camnámica previsible de la multiplicación de las identidades bio de signo en los compromisos sociales y abren la poespecíficas y las mediaciones sociales. De la capacidad sibilidad de un nuevo acercamiento a lo público actual para crear nuevos vínculos sociales y de reconociendo las necesidades afectivas, solidaridad -una solidaridad de tercer tipo económicas, sociales y comunicativas (Ascher y Godard, 2000)- que sean capaLos movimientos sociales de una mayoría que corre el riesgo de ces de trascender políticas sectoriales -nuevos y viejos, laborales y cíestar marginada en diferentes grados o incluso situaciones locales depende y de diferentes formas. Esta renovala capacidad social de intervención vicos- tendrán que luchar para ción del compromiso público hace pública efectiva. En este sentido, el ampliar y activar los derechos de pensar que, quizás con contenidos reconocimiento de la socio-diversiciudadanía social. utópicos más limitados, centrándodad es uno de los elementos esense en temas menos espectaculaciales en la reconversión de los sisres, no tan centrados en un discurso temas políticos de distribución, ayuemancipatorio y más abiertos a la dando a gestionar directamente un sensibilidad de las necesidades, volvanuevo Estado benefactor más descenmos pronto a vivir el eterno retorno a los tralizado donde se dé la posibilidad de movimientos sociales. Quizá, teórica y políencontrar vínculos sociales cada vez más ticamente, el tema está en encontrar puentes flexibles, pero más seguros, que combinen la entre el paradigma de la diferencia y la identidad -tan distribución económica con la identidad cultural. Ya caro al pensamiento postmoderno- y el paradigma de la que si bien el principio universalista estuvo en la base del redistribución y la transformación radical de la división somoderno Estado social, sin embargo, al igual que la mocial y económica del trabajo estandarte del pensamiento dernidad, el Estado del bienestar ha sido un proyecto inamoderno (Young, 2000). cabado a mano de las políticas de oferta y de las disfunciones generadas en su propia marcha: burocratización, En este sentido el proceso de amplia diferenciación y dipaternalismo, pasividad, descompromiso hacia él. etc.. versificación de la estructura de clases en el curso de la salida de la crisis (procesos de segmentación, parcelación, De esta manera, frente a las interpretaciones neoliberales descualificación y sobrecualificación, desempleo y emque hablan de los riesgos de la ciudadanía total -desmotipleo negro o precario, etc.), asociada a una fuerte terciarivación hacia el esfuerzo personal, indisciplina por exceso zación del proceso de trabajo, hacen que las viejas identide derechos y democracia, sobrecarga de demandas en dades y solidaridades homogéneas de clase económica las instituciones políticas, crisis de gobernabilidad, etc.-, también pasen por momentos de máxima inestabilidad al lo que estamos conociendo ahora es precisamente lo perder gran parte de sus líneas de cohesión grupal. Ahocontrario, la estrechez y limitaciones de ese concepto de ra bien, este fenómeno de máxima complejización de lo ciudadanía que cada vez deja más grupos fuera a la vez social antes que provocar una, tan anunciada como indeque se hace más pasivo y acomodaticios a sus titulares remostrable, muerte de la sociedad del trabajo, lo que hace ales (el sector medio alto de la sociedad). Los movimienes obligar a replantear los procedimientos tanto del análitos sociales -nuevos y viejos, laborales y cívicos- tendrán sis teórico como de la práctica política del mundo laboral. que luchar para ampliar y activar los derechos de ciudaLa gran segmentación y estratificación de las situaciones danía social -frente a los simples derechos de propiedad laborales provocadas tanto tecnológica como institucioeconómica impuestos por el mercado-, a la vez que tennalmente obligan a olvidar cualquier esencialismo en la drán que lograr la materialización de estos derechos ciudeterminación de los antagonismos sociales, reconociendadanos en todos aquellos colectivos y sujetos especialdo que la clase obrera de la era postfordista está constimente débiles, sojuzgados y dispersos que están siendo tuida, cada vez más, por una pluralidad de posiciones de y serán estructurales en el nuevo capitalismo de principios sujeto débilmente integradas, en algunos casos, y direcdel siglo XXI (Leonard, 1997). tamente contradictorias en otros, con lo que no queda más remedio que analizar esta pluralidad de posiciones Si la expresión del radicalismo de identidad de las clases diversas y en muchos casos contradictorias, de manera medias funcionales fue el objeto central de los nuevos mototal o parcial, abandonando la imagen de un agente univimientos sociales en los años sesenta y setenta, los de la ficado automáticamente y homogéneo tal como se comactualidad, sin renunciar a los problemas de expresión de ponía la ‘clase obrera’ del discurso clásico (Santos, 2000). identidad, estarán situados en la lucha por el reconociLa lógica económica de unos intereses «objetivos» bien miento de la alteridad, por la recuperación de otras identirepresentados puede escindirse de la lógica social de dades negadas y expulsadas hacia la exterioridad econó- ❛❛ En esta reconstrucción de la sociedad del trabajo es incuestionable que no podemos Por ello, se puede decir que el trabajo, sin simplemente volvernos atrás y tratar de ningún tipo de esencialismo y concebido Hemos sufrido una desarrestablecer intacto el sistema de segucomo razón social y política concreta, ticulación de todos los elemenridades mutuas del fordismo keyneencarnado en grupos sociales reales tos estables de generación de siano, nos encontramos en otro -sin tomarlo ni como una abstraccontexto y situación histórica, pero ción historicista y profética, ni como identidad universalista y de ciudadahay avances civilizatorios que no un empleo que se reduce a mera nía social y, a la vez, hemos conocido podemos desaprovechar y que se magnitud económica individualizatoda suerte de procesos de profundipueden rediseñar y adaptar a situada- debe ocupar un lugar instituciozación en la desigualdad social. ciones más dinámicas, porque si no nal principal en el conjunto de meca- ❛❛ nismos de regulación y gobierno de las democracias actuales, no decimos ni el único, ni el central -entre otras cosas porque ese hipotético centro es cada vez más difícil de encontrar-, pero sí insistimos en su importancia y en la necesidad de su reconocimiento en la formación de identidades y en la adquisición de titularidades. Los discursos del fin o la superación del trabajo son además de empíricamente insostenibles, políticamente arriesgados, porque tienden a consagrar la vida y las referencias sociales y personales de gran parte de los habitantes y las familias occidentales al perfecto e inconsciente desorden del azar económico y la flexibilidad total. Frente al impulso postmoderno de solazarse ya sea de manera apocalíptica, ya sea de manera integrada en este marco caótico (Baudrillard, 1980 y 1983), parece más lógico, en un nivel político, confiar en el imperfecto orden consensual derivado de los movimientos, grupos e instituciones sociales, entre los cuales el mundo del trabajo sigue siendo una dimensión fundamental. En los últimos años, han sido precisamente los comportamientos más individualistas los que se han potenciado en las sociedades occidentales, resquebrajándose la solidaridad institucional representada por el Estado del bienestar y que hundía sus raíces en el trabajo estable, la seguridad laboral y social, las prestaciones universalizadas y las políticas fiscales progresivas. De este debilitamiento de la cara más progresiva de la modernidad, se ha derivado hacia su faceta menos presentable hasta generar un discurso postmoderno que en grandes aspectos se puede caracterizar directamente como contramoderno (Habermas, 1991). Por tanto, dados los peligros contemporáneos tanto de desintegración y fragmentación de las identidades sociales, como de corrosión y disolución de los vínculos cooperativos, parece necesario restaurar la solidaridad y la seguridad pública en el ámbito de las políticas democráticas, y en este sentido la contribución del mundo del trabajo resulta imprescindible. Reconstruir y regenerar los derechos sociales del trabajo, impulsar su estudio y la me- lo hacemos estamos amenazados de volver a situaciones laborales propias de un pasado casi remoto, reconstruyendo una sociedad donde el estamentalismo y la fragilidad casi hojaldrada de su estructura social la debiliten hasta dejarla sin defensas cívicas y solidarias (Schnapper, 1997). Hacer visible al trabajo en esta coyuntura tan tecnocrática, sirve así mismo para rescatar la idea del trabajo como contribución social, haciendo ver que el trabajo no sólo es un hecho mercantil, es también un hecho comunitario que además de aparecer en toda su magnitud en los trabajos extramercantiles, autónomos y organizados según necesidades sociales, se encuentra en la dimensión comunitaria, aparece en todo trabajo por cuanto es un elemento socio-humano tanto como un elemento económico. Por lo tanto, considerar que trabajo y ciudadanía deben de tener relaciones más complejas y completas, que el propio concepto de trabajo debe de ser considerado de manera más flexible, que incluso nuestros niveles tecnológicos actuales nos permiten realizar más fácilmente trabajos comunitarios y actividades sociales que cubran realmente necesidades, no supone en ningún caso hablar del fin del trabajo, sino reforzar la razón política de la transformación social desde el mundo del trabajo como contribución indispensable a una razón civilizatoria general (vid. Castillo, 1999). Defender la idea de la necesidad de contemplar el trabajo en cualquier proyecto de cambio social es sencillamente hacer perceptible que las condiciones comunicativas de los sujetos se encuentran incrustadas en condiciones socioeconómicas dadas, y así no es abogar sólo la idea de empleo mercantil, es revitalizar la idea misma de praxis humana como elemento central de creación de riqueza, de convivencia y de relación. Roto el orden del trabajo industrial y la ciudadanía laboral fordista hemos sufrido una desarticulación de todos los elementos estables de generación de identidad universalista y de ciudadanía social y, a la vez, hemos conocido toda suerte de procesos de profundización en la desigualdad social; ningún elemento re- soci olaboral ervato s b o TENDENCIAS rio jora de sus condiciones, revalorizarlo e incentivarlo en su dimensión colectiva y civilizatoria es volver a impulsar los valores de la ciudadanía -y no sólo los del consumo privado o la inversión tecnológica- hacia un desarrollo activo evitando así el peligro de regresión al que estamos permanentemente expuestos. Esto significa plantear un proyecto de sostenibilidad social de los modelos occidentales de empleo, donde lo cuantitativo sea siempre regulado por lo cualitativo, pudiéndose derivar del mundo del trabajo proyectos personales y comunitarios donde quepa la seguridad, la alteridad y el bienestar ciudadano; es evidente que de malos trabajos no surgen buenas democracias y de malas sociedades no surgen buenas empresas (Sen, 2000). otros colectivos sociales incapaces de imponer cualquiera de sus reivindicaciones. Los modelos de presentación y representación (política, social, cultural) del trabajo que pretendan sustentar una representatividad y una legitimidad esencialista y estrecha -brazo operativo de una inencontrable «verdadera» clase obrera que de hecho ha estallado en diversos segmentos desigualmente colocados en el proceso de trabajo-, están destinados a ser sustituidos tarde o temprano por procesos de representatividad amplia, articulada políticamente y dialógicamente construida de una manera muy estrecha con las acciones de otros movimientos sociales, en la defensa de un Estado universal, de la ciudadanía, el bienestar y la seguridad, frente a los procesos disciplinadores, generadores de inseguridad, riesgo y miedo (Beck, 2000). ■ 33 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 34 ■ oponer en su realidad concreta a cualquiera de las formas del discurso del supuesto fin de todo -fin de la historia, de los relatos, de la política y, por supuesto, del trabajo mismo-, discurso que impregnado y diluido en los tópicos lanzados por la cultura de consumo de nuestro tiempo, que cuando reproduce términos como globalización, pensamiento débil, o postmodernidad, en el fondo está difundiendo un mensaje de debilidad política que hace de los sujetos sociales juguetes en la mano de entes abstractos como los mercados, el azar, el caos, el deseo. etc., sujetos, pues, sin autonomía o capacidad de acción política o social colectiva (Antunes, 1999). El avance, por tanto, de la nueva economía ha generado un proceso caótico en el sentido postmoderno del término -en el sentido de una espontaneidad creativa- de crecimiento de nuevas formas de riqueza, pero su propio éxito tanto económico como social puede ser su fundamental peligro; a nivel económico, por la tendencia al autobloqueo de las propias dinámicas que ha creado -complejidad excesiva, pérdida de control y estabilidad, fragilidad, desorientación, pánicos mercantiles y financieros permanentes-; a nivel social, por los peligros de cancerización y tumoración de sufren todos los tejidos -también el tejido social- por el excesivo y caótico crecimiento de formas muy artificializadas de intercambio económico que destruyen en su evolución la socio-diversidad de otras formas sociales, otras culturas (tradicionales o alternativas), así como, las bases de la identidad comunitaEl trabajo debe de retomar rias en que se integran los acuerdos, Paradójicamente cuando gran parte su lugar formación de una ciupactos, consensos y garantías jurídide las voces ligadas a la última genecas que se han generado en esas soración de la teoría crítica pronosticadadanía que se enfrente solidariaciedades en el último siglo. Irónicaba desde los años setenta una crisis mente contra el peligro de reducción mente, entonces, la postmodernide legitimación del capitalismo tarde todos los vínculos sociales y codad se habría devorado a sí misma dío; con lo que nos encontramos munitarios a una especie de «mercanegando la libertad, el multiculturahoy en día es con un capitalismo -y do total». lismo, la multiplicidad de sujetos y el lo que es su nervio central: un merrelativismo que proclamaba en su forcado-, sobre-legitimado y simbólicamación (Callinicos, 1999). mente arrasador, inflamado hasta tal punto en la auto-referencia de sus éxitos Los grandes discursos del managerialismo financieros que es capaz de sepultar en postmoderno, de la globalización, de las nueellos sus fracasos sociales y su bajo tono cívivas tecnologías y del pensamiento débil están socialco. Así en este contexto, «después de la pasión polímente desubicados, tienden a una retórica que por mutica», se alza, la necesidad de anteponer las razones concho que se repita, un tanto mecánicamente, desde cualcretas de los actores y especialmente a los actores laboquier lugar del mundo no borran las duras realidades del res, contra los excesos de cualquier pretensión de absotrabajo a nivel internacional –ni, específicamente, las del luto, ya sean los de los discursos abstractos del fin de las trabajo industrial- ni pueden impedir observar la importanideologías, de la historia o del trabajo, o los de la inflamacia de los nudos productivos en la red de la supuesta ción de los discursos de la identidad total, la militancia ex«nueva economía» globalizada. Así, frente a visiones más trema o el compromiso como creencia, basados siempre convencionales y superficiales, una visión realista del traen argumentos sacrificiales (sacrificio de uno mismo, sabajo, nos muestra que el entramado internacional del crificio del enemigo) articulación acaba girando en la órbipostfordismo está lleno de agujeros negros y desigualdata del autoritarismo (Ramoneda, 1999). El trabajo frente a des crecientes y que los costes sociales provocados por cualquier pretensión de heroicidad histórica, o simplelos nuevos modelos de producción económica y de mente historicista, debe de retomar su lugar modesto, (des)regulación social se concentran y aumentan dentro pero, por eso, fundamental en la formación de una ciudade territorios y grupos humanos especialmente debilitadanía que se enfrente solidariamente contra el peligro de dos y precarizados a nivel mundial (Biersteker, 2000). Proreducción de todos los vínculos sociales y comunitarios a cesos de heterogeneización, subproletarización y precauna especie de «mercado total». Peligro, que ahora, se rización del trabajo son hechos que se encuentran detrás agazapa y sobrevive borroso detrás de la razón mediática del brillante despegue último de la nueva economía, y por postmoderna -como Adorno y Horkheimer lo detectaron ello esta nueva economía virtual sólo puede vivir de apodetrás de la razón moderna, iluminista liberal en la crisis de yarse con más intensidad a nivel mundial en una base polos años treinta (Wellmer, 1993)-, reapareciendo a corta y blacional que vive exclusivamente del trabajo, tomado ésa larga distancia, en acontecimientos nacionales y conflicte desde el punto de vista más tradicional. tos internacionales. al ha conseguido sustituir este orden del bienestar laboral y huérfanos de ello corremos el peligro de la fragmentación y, dado que el mercado es incapaz de generar solidaridad o identidad colectiva y otros aspectos mucho más ambivalentes, que van desde los nacionalismos o los movimientos de carácter étnico hasta el tribalismo alternativo, tienden a ocupar los déficit provocados por el desgaste a que ha sido sometida la identidad laboral (Perret, 1997). Por otra parte, renunciar a la identidad en el trabajo, es dejar sin identidad real a grandes grupos de población, y curiosamente siempre tienen que renunciar a esta identidad los grupos peor colocados socialmente, mientras se sigue manteniendo en muchos casos relatos y representaciones sociales positivas para los trabajos y profesiones mejor colocados en la nueva economía. La inflación de los discursos de identidad y diferencia sin un referente de solidaridad llevan directamente a la violencia y las guerras de alta o baja intensidad (Maalouf, 1999). Ni el cinismo postmoderno, ni el liberalismo utilitarista han sido capaces de apreciar que las conductas humanas se construyen en marcos de socialización activa, así como que la elección económica esta incrustada en un sistema cultural y normativo compuesto de instituciones y tradiciones que traducen relaciones de poder, y entre estas instituciones el trabajo ha sido, y será, una institución fundamental en la distribución y redistribución del poder social (Bourdieu, 2000). El trabajo aparece, así, como argumento a estudiar y a ❛❛ Tanto teórica como empíricamente tenemos una impor- soci olaboral BILBAO, A. (1999), El empleo precario. Seguridad de la economía e inseguridad del trabajo, Madrid, Los libros de la Catarata. TENDENCIAS rio BLOCK, F. (1990), Postindustrial Possibilities. A Critique of Economic Discourse, Berkeley University of California Press. ■ 35 BELTRÁN, M. (2000), La acción pública en el régimen democrático, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. BERGER, P y otros (1999), Los límites de la cohesión social, Informe de la Fundación Bertelsmann al Club de Roma, Madrid, Círculo de Lectores ervato s b o tante labor de relativización de los principales mitos contemporáneos que se han creado en torno al tópico que, no sin cierta ironía podríamos denominar postmoderno, del fin o la banalización del trabajo. Tópico que se difunde tanto desde las filas conservadoras y neoconservadoras, que de manera bastante comprensible, minimizan o ignoran la centralidad del proceso de trabajo en la configuración de la economía actual -tratando de sustituir la categoría de trabajo asalariado por otras, como tecnología, información o conocimiento, para encontrar en ellas el origen de la «riqueza de las naciones», como desde las corrientes más idealizantes del pensamiento de izquierdas que, aquí de manera un tanto incomprensible, se han dedicado en los últimos años a disolver la potencialidad transformadora del trabajo en categorías intelectualmente muy atractivas (comunicación, diferencia, identidad, etc.), pero que ni son incompatibles con el concepto mismo de trabajo, ni, hasta el momento, han supuesto su superación teórica ni práctica. ■ BIERSTEKER, Th. J. (2000), “Globalisation as a Mode of Thinking in Mayor Institutional Actors”, en Woods, N. (Ed.), The Political Economy of Globalisation, Londres, Macmillan. BOIX, C. (1996), Partidos políticos, crecimiento e igualdad. Estrategias económicas conservadoras y socialdemócratas en la Bibliografía ADELANTADO, J. (Ed.) (2000), Cambios en el Estado del bienestar, Barcelona, Icaria. AGLIETTA, M. (1979), Regulación y crisis del capitalismo. La experiencia de los Estados Unidos, Madrid, Siglo XXI. AGLIETTA, M. (1990), Globalisation financière: l’aventure obligèe, París, Económica. ALALUF, M.(1999), “Evolutions démografiques et rôle de la protection sociale: le concept de cohésion”, Rapport Préliminaire , Bruselas, Commission Européenne (DGV)/ULB.. ALONSO, L. E. (1999), Trabajo y ciudadanía. Estudios sobre la crisis de la sociedad salarial, Madrid, Trotta. ANDERSON, P. (2000), Los orígenes de la postmodernidad, Barcelona, Anagrama. ANTUNES, R. (1999), ¿Adiós al Trabajo? Ensayo sobre la metamorfosis y el rol central del mundo del trabajo, Buenos Aires, Antídoto. ARON, R. (1971), Ensayo sobre las libertades, Madrid, Alianza, reimp ARTHUR, B., HALL, D. y LAWRENCE, B. (1989), Handbook of Career Theory, Nueva York, Cambridge University Press. ASCHER, F. y GODARD, F. (2000), “Hacia una tercera solidaridad” en Revista de Occidente nº 230-231, julio-agosto. ATTALI, J. (1994), Europa(s), Barcelona, Seix Barral. BARBIER, C. y NADEL, H. (2000), La flexibilité du travail et de l’emploi, París, Flammarion. BARR, N. (1994), The Economics of the Welfare State, Oxford, Oxford University Press. Esta nueva economía virtual sólo puede vivir de apo❛❛ yarse con más intensidad a nivel mundial en una base po- BAUDRILLARD, J. (1980), El espejo de la producción, Barcelona, Gedisa. blacional que vive exclusivamente del trabajo, tomado éste desde el punto de vista más tradicional. BAUDRILLARD, J. (1983), Les stratégies fatales, París, Grasset. BAUDRILLARD, J. (2000 a), Pantalla total, Barcelona, Anagrama. economía mundial, Madrid, Alianza. BAUDRILLARD, J. (2000 b), El intercambio imposible, Madrid, Cátedra. BOLTANSKI, L. y CHIAPELLO, E. (1999), Le Nouvel esprit du capitalisme, París, Gallimard. BEAD, S. y PIALOUX, M. (1998), Retour sur la condition ouvrière, París, Fayard. BOURDIEU; P. (1999), La miseria del mundo, Madrid, Akal BECK, U. (1999), Word Risk Society, Cambridge Polity Press. BOURDIEU, P. (2000), Les structures sociales de l’économie, París, Seuil. BECK, U. (2000), La democracia y sus enemigos, Barcelona, Paidós. BROOKER, P. (Ed.) (1996) Modernism/Postmodernism, Londres, Longman, 2ª ed. BELL, D. (1976), El advenimiento de la sociedad postindustrial, Madrid, Alianza. BROWN, S. (1992), “Postmodern Marketing?”, en European Journal of Marketing, vol. 27, nº 4. BELL, D. (1978) Las contradicciones culturales del capitalismo, Madrid, Alianza. CALABRESE, O. (1989), La era neobarroca, Madrid, Cátedra. CALLINICOS, A. (1999), Social Theory, Cambridge, Polity Press. TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 36 ■ CASTEL, R. (1997), Las metamorfosis de la cuestión social Una crónica del asalariado, Buenos Aires, Paidós CASTEL, R. (1998), “Del postliberalismo al neoliberalismo”, en Álvarez Uría F. y otros Neoliberalismo versus democracia, Madrid, Ediciones de La Piqueta. CASTELLS, M. (1997/8), La era de la información, Madrid, Alianza, 3 Vols. CASTILLO, J. J. (1999), “Trabajo del pasado, trabajo del futuro: por una renovación de la Sociología del Trabajo”, en Castillo, J.J. (Ed.), El trabajo del futuro, Madrid, Editorial Complutense. COHEN, R. Y KENNEDY, P. (2000), Global Sociology, Londres, Macmillan. COLEMAN; J. (1990), Foundations of Social Theory, Cambridge, Mass., Harvard University Press CONNOR, S. (1996), Cultura postmoderna, Madrid, Akal. CORIAT, B. (1982), El taller y el cronómetro. Ensayo sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa, Madrid, Siglo XXI. CORIAT, B. (1993), El taller y el robot. Ensayos sobre el fordismo y la producción en masa en la era de la electrónica, Madrid, Siglo XXI. CORRIGAN, P. (1997), The Sociology of Consumption, Londres, Sage. COSER, L. (1976), The Functions of Social Conflict, Nueva York, Free Press. CROSS, G. (1993), Time and Money. The Making of Consumer Culture, Londres, Rutledge. D’AGOSTINI, F. (2000), Analíticos y continentales. Guía de la filosofía de los últimos treinta años, Madrid, Cátedra. DAHRENDORF, R. (1979), Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial, Madrid, Rialp. DAHRENDORF, R. (1994), Ley y orden, Madrid, Cívitas. DAVIS, M. (1996), City of Quartz, Londres, Verso/NLB. DAVIS, M. (1999), Ecology of Fear. Los Angeles and the Imagination of Disaster. Nueva York, Vintage Books. DEACON, B. (1999), “Social Policy in a Global Context”, en Hurrel, A. y Wood, N. (Eds.), Inequality, Globalisation and World Politics., Oxford, Oxford University Press. DÉCAILLOT, M. (1999), Au-delà du marché l’économie humaine, París, La Dispute. DURAND, J.P. (1999), “Le nouveau modèle productif” en Bollier, G. y Durand, C. (Eds.), La nouvelle división du travail, París, Les Editions de l’Atelier/Les Éditions Ouvrières. DURKHEIM, E. (1982), La división social del trabajo, Madrid, Akal DURKHEIM, E. (1985), Le socialisme, París, PUF/Quadrige, reimp. EAGLETON, T. (1998), Las ilusiones del postmodernismo, Buenos Aires, Paidós. ECHEVERRIA, J. (1995), Cosmopolitas domésticos, Barcelona, Anagrama. ECHEVERRÍA, J. (2000), Un mundo virtual, Barcelona, Plaza y Janés. EDWARDS. T. (2000), Contradictions of Consumption, Buckingham, Open University Press. ELIAS, N. Y SCOTSON, J. L. (1997), Logiques de l’excusion, París, Fayard. ELLIOT, A. (1997), Sujetos a nuestro propio y múltiple ser. Teoría social, psicoanálisis y posmodernidad, Buenos Aires, Amorrortu. ENZENSBERGER, H.M. (1992), La gran migración, Barcelona, Anagrama. ERBÉS-SEGUIN, S. (1999 a) La sociologie du travail, París, La Découverte. ERBÈS-SEGUIN, S. (Ed.) (1999b), Le contrat Usages et abus d’une notion, París, Desclée de Brower. FITOUSSI, J.P. y ROSANVALLON, P. (1997), Le nouvel âge des inégalités, París, Seuil FRASER, N. (2000), “¿De la redistribución al reconocimiento?” Dilemas de la justicia en la era postsocialista”, en New Left Review en Castellano, nº 0, enero. FREYSSINET, J. (1997), Le temps de travail en miettes, París, Les Editions de l’Atelier.. FUKUYAMA, F. (1998), La confianza, Barcelona, Ediciones B. FUKUYAMA, F. (2000), La gran ruptura, Barcelona, Ediciones B. GADREY, J. (1996), L’Économie des services, París, La Découverte, 2ª ed. GADREY, J. (2000), ¿Nouvelle économie, nouveau mythe?. París, Flammarion. GALBRAITH, J.K. (2000), “Castigar a los banqueros no a los trabajadores”, en Griffiths, S. (Ed.), Predicciones. 31 grandes figuras pronostican el mundo, Madrid, Taurus. GARCÍA CANCLINI, N. (1999), La globalización imaginada, México, Paidós Mexicana GRANOVETTER, M. (1974), Getting a Job. A Study of Contacts and Careers, Cambridge, Mass., Harvard University Press. GIDDENS, A. (2000), En defensa de la sociología, Madrid, Alianza. HABERMAS, J. (1991), La necesidad de revisión de la izquierda, Madrid, Tecnos. HABERMAS, J. (1998), Facticidad y validez sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso, Madrid, Trotta. HELLER, A. y FEHÈR, F. (1985), Anatomía de la izquierda occidental, Barcelona, Península. HELLER, A. y FEHÈR, F. (1989), Políticas de la postmodernidad, Barcelona, Península. HIRIGOYEN, M.F. (1999), Le Harcèlement moral: la violence perverse au quotidien, París, Syros. JAMESON, F. (1991), El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, Barcelona, Paidós. JAMESON, F. (1999), El giro cultural, Buenos Aires,, Manantial. JAMESON, F. (2000), Las semillas del tiempo, Madrid, Trotta. KERGOAT, J.; BOUTET, J; JACOB, H. e LINHART, D. (Ed.), (1998), Le monde du travail, París, La Découverte. KROKER, A. (1998), “Capitalismo virtual” en Aronowitz, S. y otros, Tecnociencia y cibercultura, Barcelona, Paidós. LAVILLE, J.L. (1999), Une troisième voie por le travail, París, Desclée de Brouwer. LE BOT, Y. (1997), “Le temps des guerres communautaires”, en Wieviorka, M. (Ed.), Une société fragmentée, París, La Découverte. LEONARD, P. (1997), Postmodern Welfare, Londres, Sage. LUTTWAK, E. (2000), Turbocapitalismo. Quiénes ganan y quiénes pierden en la globalización, Barcelona, Crítica. LYOTARD, J. F. (1984), La condición postmoderna Madrid, Cátedra. LYOTARD, J. F. (1987), La posmodernidad (Explicada a los niños), Barcelona, Gedisa. MAALOUF, F. (1999), Identidades asesinas, Madrid, Alianza. MAFFESOLI, M. (2000), L’instant éternel. Le retour du tragique dans les sociétés postmodernes, París, Denöel. MALDONADO, T. (1980), El futuro de la modernidad, Gijón y Madrid, Sucar. MANN, K. (2000), “The Welfare State and Postmodernity”, en Pierson, Ch. Y Castles, F.C. (Eds.), The Welfare State Reader, Cambridge, Polity Press. MARIS, B. (1999), Keynes ou l’économiste citoyen, París, Presses de Sciences- Po. MARSHALL, T. H. (1998), Ciudadanía y clase social, Madrid, Alianza. MARUANI, M.; ROGERAT, Ch. Y TORNS, T. (dirs.)(2000), Las nuevas fronteras de la desigualdad. Hombres y mujeres en el SABEL, C. y ZEITLIN, J. (1997), World of Possibilities: Flexibility and Mass Production in Western Industrialization, Cambridge, and Cambridge University Press. Mc GUIGAN, J. (1999) Modernity and Postmodern Culture, Buckingham, Open University Press. MIDGLEY, J. (1997), Social Welfare in Social Context, Londres, Sage. MINGIONE, E. (1993), Las sociedades fragmentadas, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. OFFE, C. y DEKEN, J. de (2000), “Trabajo, ocio y participación social”, en Muñoz Machedo S., García Delgado J. L. y González Seara L. (Eds.), Las estructuras del bienestar en Europa, Madrid, Cívitas. ORTÍ, A. (1987), “Estratificación social y estructura del poder: viejas y nuevas clases medias en la reconstrucción de la hegemonía burguesa”, en AA.VV. Política y sociedad. Estudios homenaje a Francisco Murillo Ferrol, vol. 2, Madrid, CIS/CESCO. PARSONS, T. (1976), El sistema social, Madrid, Revista de Occidente. PASQUINO, G. (2000), La democracia exigente, Madrid, Alianza. PERRET, B. (1997), “L’avenir du travail: des tendances contradictoires” en AA.VV., Le travail, quel avenir?, París, Gallimard/Folio. POLANYI; K. (1989), La gran transformación, Madrid, La Piqueta PORTES, A. (1995), The Economic Sociology of Immigration. Nueva York, Russel Sage. POUGET, M. (1998), Taylor et le taylorisme, París, Presses Universitaires de France. PROCACCI, G. (1999), “Ciudadanos pobres: la ciudadanía social y la crisis de los Estados del bienestar”, en García, S. y Luckes, S. (Eds.), Madrid, Siglo XXI. RAMONEDA, J. (1999), Después de la pasión política, Madrid, Taurus. RAMOS, R. (1998), “El desvanecimiento de Cronos: aspectos de temporalidad en las sociedades actuales” en AA.VV., El malestar urbano en la gran ciudad, Madrid, Talasa. RECIO, A. (1997), Trabajo, personas, mercados, Barcelona, Icaria. REINA, J.L.(2000), El espejismo de la formación ocupacional, Madrid, Los Libros de la Catarata. RICOEUR, P. (1990), Historia y verdad, Madrid, Encuentro, 3ª ed. ampliada. RIFKIN, J. (1996), El fin del trabajo, Barcelona, Paidós. RIFKIN, J. (2000), La era del acceso, Barcelona, Paidós. RITZER, G. (1996), La MacDonalización de la sociedad, Barcelona, Ariel. RITZER, G. (2000), El encanto de un mundo desencantado, Barcelona, Ariel. ROCHEFORT, R. (1996), La société des consommateurs, París, Odile Jacob. RODRÍGUEZ ORTÍZ, F. (2000), Empleo y nueva relación salarial en la Unión Monetaria, Madrid, Los libros de la Catarata. RUBIO CARRACEDO, J. (2000), Educación moral, postmodernidad y democracia. Más allá del liberalismo y del comunitarismo, SANTOS, B. de S. (2000), “Lo social y lo político en la transformación postmoderna” en Monereo, M. y Chaves, P. (Eds.), Diversidad y desigualdad: las razones del socialismo, Barcelona, El Viejo Topo/FIM. SCHMITTER, P.C. y LEHMBRUCH, G. (Ed.), (1979), Trends Toward corporatism intermediation, Londres, Sage. SCHNAPPER, D. (1997), Contre la fin du travail, París, Textuel. SCHNAPPER, D. y BACHELIER, Ch. (2000), Qu’est-ce que la citoyenneté?, París, Gallimard/Folio. SEN, A. (2000), Desarrollo y libertad, Barcelona, Planeta. SENNET, R. (2000), La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo. Barcelona, Anagrama. SOJA, E. (2000), Postmetrópolis. Critical Studies of Cities and Regions, Oxford, Blackwell. STANDING, G. (1999), “Flessibilità globale: integrazione economica o disintegrazione sociale?” en Pizzuti, R. (Ed.), Globalizzazione, istituzioni e coesione sociale, Catanzaro, Mendiana Libri. STEVENSON, N. (1998), Culturas mediáticas. Teoría social y comunicación masiva, Buenos Aires, Amorrortu. STORPER, M. y SALAIS, R. (1997), Worlds of Production The Action Frameworks of the Economy, Cambridge, Mass., Harvard University Press. SUPIOT, A. y otros (1999), Trabajo y empleo. Transformaciones del trabajo y futuro del Derecho del trabajo, Valencia, Tirant lo Blanc/Universidad Carlos III. THUROW, L. (1999), Building Wealth. The New Rules for Individuals, Companies and Nations in a Knowledge Basis Economy, Nueva York, Harper Collins. TORRES LÓPEZ, J. (1998), “Sobre democracia y economía. Algunas reflexiones contra corriente” en Revista Internacional de Filosofía Política, nº 12, diciembre. TöNNIES, F. (1980), Comunidad y asociación, Barcelona, Península TOURAINE, A. (2000), La recherche du soi, París, Fayard. TURKLE, S. (1997), La vida en la pantalla, Barcelona, Paidós. VALLESPIN, F. (2000), El futuro de la política. Madrid, Taurus. VATTIMO, G. (2000), “Una red sin centro, pero nos da un premio: la libertad” en Debats nº 69, primavera/verano. WALZER, M. (1998), Tratado sobre la tolerancia, Barcelona, Paidós. WELLMER, (1993), Sobre la dialéctica modernidad y postmodernidad, Madrid, Visor. WELSCH, W. (1997), “Topos de la posmodernidad”, en Fischer, H. R; Retzer, A.; y Schwizer, J. (Eds.), El final de los grandes proyectos, Barcelona, Gedisa. WILLIAMS, K. y WILLIAMS, J. (Eds.) (1990), Antología de Beveridge, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. YOUNG, I. M. (2000), La justicia y la política de la diferencia, Madrid, Cátedra, Universidad de Valencia. OBSERVATORIO SOCIOLABORAL fse@mi.madritel.es • www.fundacionsindicaldeestudios.org. Edita: Fundación Sindical de Estudios C/ Pedro Unanue, 14. 28045 Madrid Presidente: Rodolfo Benito Valenciano Directora: Elvira S. Llopis Publicaciones: Adela Crespo Alvarez soci olaboral MARUANI, M. y REYNAUD, E. (1993), Sociologie de l’emploi, París, La Découverte. ervato s b o Madrid, Trotta. TENDENCIAS rio mercado de trabajo, Barcelona, Icaria. ■ 37 fund septiembre 2004 25 s o i ación sindical de estud i o r o s t o a v c r e i o s laboral b o INMIGRACION, SINDICALISMO Y BUSQUEDA DE SOLUCIONES SUMARIO OPINION 3 ■ Antonio Baylos “Retorno” a la empresa y problemas derivados de la institucionalización de la acción sindical en ese espacio. INDICADORES 7 ■ Antonio Antón ❛❛ Jóvenes y acción colectiva TENDENCIAS as noticias relativas a la inmigración durante el verano y desde hace varios años tienen un papel relevante en los diferentes medios de comunicación. Al contrario que en otras ocasiones se han producido al menos dos novedades en comparación con años anteriores, estas son, junto con las noticias de entradas a través de patera, en primer lugar se ha puesto de manifiesto que la mayor entrada del colectivo de inmigrantes se produce por los aeropuertos y por diversos puestos fronterizos, entre otros los del norte peninsular. Este aspecto que es conocido, se esconde con frecuencia frente a la gran tragedia humana que significan las pateras, sin duda de mayor fuerza informativa, La inmigración lapero menos veraz sobre el significado de boral seguirá acuuna parte del proceso migratorio como son las vías de entrada a España. La entrada a diendo a nuestro través de patera es mínima y además son las país si es depersonas que más se devuelven, se retornan mandada por nueso se expulsan (devolver, retornar o expulsar tro mercado laboral se suelen usar como sinónimos y aunque el y solo una política resultado final sea aparentemente el mismo, combinada, equilitanto el proceso jurídico como sus implicabrada, flexible y ciones para el inmigrante no son igual). sencilla en los tráLa segunda novedad es haber tratado de mites burocráticos hacer una cierta pedagogía sobre los moti- de los diferentes vos por los que los inmigrantes llegan a Eselementos hará que paña y se ha tratado de poner el acento donde verdaderamente está, “en la economía y se invierta la proespecialmente en la economía sumergida” porción de entraque se eleva por encima del 20 % del PIB, así das irregulares. como en determinados “empresarios” carentes de escrúpulos, dispuestos a enriquecerse a costa de la explotación laboral y el fraude al Estado y por tanto a toda la ciudadanía. L 14 ■ José Luis López Bulla Cosas catalanas y la Constitución Europea "El peso de la gestión de flujos migratorios no puede recaer sobre el contingente, como lo demuestran los datos de los últimos años: en el 2003 se ofertaron 10.575 plazas reales de contingente y se cubrieron 2.845; para el año 2004 se estableció el contingente en 10.900 plazas de las cuales se han cubierto 3.000. Sin embargo de las plazas temporales, gestionadas sectorialmente (caso de las mesas agrarias) se han cubierto las ofertadas y se han concedido cerca de 8.000 más para este año. Debe ser un objetivo (no se puede ni se debe aplazar más) la puesta en marcha de las mesas sectoriales de hostelería o de la construcción". Este tratamiento informativo positivo encaminado a liberar a la víctima (el inmigrante) de la culpa de su situación y por tanto comenzar a romper determinados estereotipos, queda relegado por el anuncio, prematuro desde nuestro punto de vista, de un proceso de regularización extraordinario. Prematuro, decimos, ya que hay muchos aspectos del mismo que aún no se han concretado, entre otros : • la asignación de recursos necesarios para tramitar los expedientes con agilidad, sobre todo cuando van a ser los empresarios los que tienen que realizar los trámites burocráticos; • la decisión sobre el establecimiento del pago de las cotizaciones de la Seguridad Social correspondientes al tiempo trabajado con anterioridad y si esto se lleva a cabo, cómo se puede hacer efectivo si el empleador que garantiza un nuevo contrato no es el ◗◗◗ EDITORIAL rio ervato sociolaboral s b o 2■ portancia que se quiera dar a cada uno de ellos de forma aislada y así mismo interrelacionados. mismo con quien se mantuvo la prestación laboral; • la dificultad de formalizar un conSi en la gestión de los flujos migratorios no trato por un periodo mínimo de un se combinan de forma proporcional el régiaño cuando la tendencia del mercamen general, el contingente, el visado de do apunta, al menos de momento, búsqueda de empleo y otros mecanismos en la dirección contraria. Se debería, como las mesas de contratación en el ámasimismo, tratar la posibilidad de enbito agrario (Protocolo Adicional), estarecadenar contratos por obra (en la mos en poco tiempo en la situación actual, misma empresa u otras) de diferenpor muchos procesos extraordinarios que te duración hasta completar un año. se lleven a efecto. Así mismo, el peso de la Este aspecto, por cierto no mejora la gestión de flujos migratorios no puede repráctica actual por la cual se puede caer sobre el contingente, como lo derenovar el permiso de trabajo con muestran los datos de los últimos años: en el nueve e incluso seis meses de cotización en 2003 se ofertaron 10.575 plazas reales de un año a la Seguridad Social. La posibiliEl sindicalismo, en este contingente y se cubrieron 2.845; para el dad de acordar una modalidad conaño 2004 se estableció el contingente en tractual específica y no discriminatonuevo escenario de diálogo, ha 10.900 plazas de las cuales se han curia para el colectivo de inmigrantes de ser el sujeto protagonista del bierto 3.000. Sin embargo de las plaen esta primera fase, dado el obscambio, aportando su experiencia y zas temporales, gestionadas sectotáculo que supone la temporalidesarrollando al máximo su potencial en rialmente (caso de las mesas agradad en determinados sectores laborales donde mayoritariamente la acción sindical, desde la propuesta y rias) se han cubierto las ofertadas y se se inicia la relación laboral; y un la reivindicación, implicando a todas las han concedido cerca de 8.000 más aspecto significativo de esta pro- estructuras para no perder la oportu- para este año. Debe ser un objetivo (no se puede ni se debe aplazar más) la puesta, si el permiso no va a ser nidad de incidir y ser un elemento puesta en marcha de las mesas sectoefectivo hasta que el empresario o central en la consecución de riales de hostelería o de la construcción. empleador de el alta en la Seguridad los objetivos. Social y comience a cotizar, qué va a suLa inmigración laboral seguirá acudiendo a ceder si no se formaliza este aspecto y por nuestro país si es demandada por nuestro mercado tanto ese permiso se queda sin validez, ya que no laboral y solo una política combinada, equilibrada, flexible parece que se haya establecido un mecanismo de control y sencilla en los trámites burocráticos de los diferentes eleasí como la obligatoriedad de llevar a efecto dicho contramentos hará que se invierta la proporción de entradas irreto. Surge una duda que habría que despejar cuanto antes gulares. sobre que mecanismos de seguimiento se van a aplicar a un proceso que se enuncia como “selectivo y personaliDe la misma forma hay que abordar, de forma paralela a zado”. estos mecanismos, el debate sobre las políticas de retorno a los países de origen, no en la dirección apuntada en Esta medida, que tendrá una duración muy limitada, pareel Libro Verde sobre el retorno de la Unión Europea, sino ce dejar sin cubrir algunas lagunas, como por ejemplo que en la dirección propuesta por algunos consejeros en el sucede con los trabajadores y trabajadoras irregulares Consejo Económico y Social Europeo. que no puedan acceder a la regularización, y más concretamente con aquellos que perdieron su situación de resiPor último son imprescindibles planes regionales y locales dentes por razones administrativas (irregularidad sobrede integración social, adecuadamente financiados para venida) y no puedan acceder a un contrato de trabajo con que no supongan un sentimiento de competencia en el una duración mínima de un año. uso de los servicios públicos. La finalidad de esta propuesta de regularización extraordiEl discurso y los métodos del actual gobierno, relacionado naria es hacer aflorar la economía sumergida. Este ascon la política de extranjería, son los que marcan y marcapecto explicitado en el texto de la propuesta no deja de ser ran, esperamos, la diferencia con el anterior gobierno del una declaración de buenas intenciones sino se ponen en Partido Popular. Escuchar y negociar, en cada ámbito, con marcha mecanismos e instrumentos laborales suficientes ONG,s, agentes sociales, etc., para tratar de llegar al máxien recursos y definición de prioridades, con programas y mo de encuentros en una materia tan delicada es, entre actuaciones específicos y sanciones disuasorias. otras, la clave para evitar efectos negativos y hacer pedagogía que reduzcan alarmas sociales y sobre todo acabe Al mismo tiempo que se anuncia este proceso de regulacon la demagogia que rodea a los procesos migratorios. rización se está negociando el nuevo reglamento de aplicación de la Ley de Extranjería, que se sustancia sobre El sindicalismo, en este nuevo escenario de diálogo, ha de cuatro pilares: gestión de flujos migratorios, control de ser el sujeto protagonista del cambio, aportando su expefronteras, integración social y cooperación con los países riencia y desarrollando al máximo su potencial en la acción de procedencia de los inmigrantes. Son exactamente los sindical, desde la propuesta y la reivindicación, implicanmismos sobre los que se sustentaba la política del gobierdo a todas las estructuras para no perder la oportunidad no del Partido Popular. Y aunque se pudieran matizar o rede incidir y ser un elemento central en la consecución de tirar o añadir otros aspectos, estos cuatro ejes son fundalos objetivos. ■ mentales. Ahora bien, va a depender del desarrollo e im- ❛❛ ‘Retorno’ a la empresa y problemas derivados de la institucionalización de la acción sindical en ese espacio soci olabora ervato s b o Catedrático de Derecho Laboral de la Universidad de Castilla La Mancha. OPNION rio ■ Antonio Baylos 1 que sin embargo no se vería acompañado arece que en los últimos debates sobre el de un trabajo en paralelo sobre las condiproyecto de actuación que debe llevar a ciones específicas de trabajo y de empleo cabo el sindicato se ha producido un cierto en cada empresa en concreto. Hay que teredescubrimiento de la importancia de la emner en cuenta que normalmente este tipo de presa como elemento vertebrador de la acregulación se abre de manera directa a la ción de tutela de los derechos de los trabajaconcreción de una gran parte de las reglas dores. En los ejes del programa de acción deenunciadas a nivel sectorial en la empresa, finido en el 8º Congreso de CCOO, el primeen donde si no existe un proceso de mediaro de ellos era justamente el de aumentar la ción colectiva, la regla la pone unilateralparticipación en la empresa, pero también se mente la estructura empresarial. De esta referían de manera muy directa a este tema forma, sin que el sindicato que ha acuñado las reflexiones sobre la necesidad de potenel término sociopolítico para explicar su caciar la negociación colectiva, o la convenienpacidad de acción como sujeto político, docia de fomentar un tejido productivo sostenitado de un proyecto de sociedad propio y ble y de calidad, y, desde luego, las urgencias por configurado autónomamente, abdique abordar las nuevas realidades productivas o, de su tradicional actuación en este de forma mas directa, exigir la responsaCuando el sindicato retorna a ámbito, se impone prestar mas bilidad social de las empresas. A la posatención a la “laboralidad” del sintre, proponer como un eje prioritario la empresa considerando este ámde actuación la mayor participación bito el elemento básico de su estrategia dicato más que a su vertiente conformadora de una ciudadadel sindicato en la empresa debería de actuación, no encuentra allí un colectinía social suficiente. Y también llevar consigo la consecución de vo laboral relativamente homogeneizado, por tanto el sindicato no renuevos derechos mediante la negociación colectiva y los cambios sino un conjunto fragmentado y desigual de nuncia a su capacidad de distrabajadores que no sólo tienen identiciplinar el mercado laboral menormativos que se requirieran. Esdiante la regulación de las contas páginas vienen a proponer algudades propias y diferenciadas del tipo diciones de trabajo, especialnas reflexiones sobre las implicacioideal del trabajador clásico, sino que mente salariales, y del empleo, sines de este discurso sobre la institutampoco disponen de un conjunto no que privilegia su razón de ser, el cionalización de la acción sindical en la de tutelas claramente delimitrabajo en la empresa como agente empresa. tadas. de producción de bienes y de servicios. Es un “retorno” a la empresa, al trabajo co“Retorno” a la empresa. mo legitimación permanente del sindicato, y a su capacidad de transformar la vida de las personas en conEn el centro por tanto está la empresa. Más aún, se podría creto. llegar a pensar que se está procediendo a una cierta refundación del sindicato desde la empresa, como una seña de identidad de la organización que se adapta a los requerimientos del nuevo siglo. “Reforzarnos en la empresa Pero esta orientación tan intensa de la acción sindical que y hacer más y mejor trabajo sindical en la empresa: ahí esdebería fundarse de abajo arriba, fortaleciendo y reforzántá la base de nuestra función y la fuente de nuestra legitidose en ese lugar, plantea algunos interrogantes respecmación”. Parecería que con este énfasis se esta implícitato de lo que se debe entenderse actualmente por empremente cuestionando una cierta derivación del trabajo sinsa, que suele ser definida por su tamaño, por su productidical a la creación de reglas vinculantes en la empresa pevidad, por su capacidad de competir o por su forma de orro creadas desde fuera de ella o más allá de los lugares ganizarse. Se trata de un discurso muy extendido en el productivos, a través del diálogo social con los poderes que se discute por ejemplo sobre la necesidad de reforzar públicos o la negociación colectiva de sector, lo que posila presencia sindical en las PYMES, o en la conveblemente ha ayudado a crear un marco normativo general ◗◗◗ P ❛❛ 1 Este texto se ha realizado para su publicación en la revista Viento del Sur a instancias del querido compañero Manolo Garí, y puede servir como elemento para el debate en esta jornada de la Escuela Sindical de la USMR (29 junio 2004), sin que sustituya la intervención de esta. ■3 OPINION rio ervato sociolaboral s b o 4■ niencia de crear una regla de irradiación de la potencia sindical sustitutiva de la capacidad representativa de los trabajadores cuando no existe presencia organizativa ni representación legal. Desde la perspectiva sindical estos interrogantes no constituyen un problema, al margen de que algunas propuestas al respecto tengan dificultades de encaje con los parámetros generales del sistema sindical existente. Realmente lo que se está señalando de manera principal es la ocupación de un territorio imaginario, en donde la empresa es, sencillamente, el espacio natural de la acción sindical. Lo que implica definirlo como un campo de ac- nes individuales y colectivas de los trabajadores frente al interés del empresario y de la organización que dirige, dando como resultado un campo de actuación que contiene las formas de ejercicio de ese poder privado empresarial, las implicaciones de su potencia y las formas de control de la misma protagonizadas – al menos en su versión típica – por el sindicato. Como en todo espacio de poder, el aspecto de la coacción y de la sujeción de las personas es decisiva, pero no menor importancia revisten los aspectos de legitimación del poder ejercido y de las formas de control del mismo. Ese lugar no es sin embargo nada sencillo de comprender ni siquiera esquemáticamente. Está además lleno de rincones y recovecos desconocidos. Es en muchos aspectos una terra incógnita. No sólo desde la extraña amalgama entre el capital humano y la lucha de clases con que a veces se adorna el discurso sobre la refundación del sindicato en la empresa, sino porque estamos acostumbrados a contemplar ese campo de acción – el espacio empresa como territorio en el que se desenvuelve un poder privado desigual sobre personas – desde la construcción institucional de la acción sindical. Es decir, desde la organización vertical y horizontal de los trabajadores en la empresa y las formas concretas en que ésta se ha institucionalizado, un modelo que se edifica sobre la noción de empresa – centro de trabajo, sin atender a dónde realmente se despliega el poder unilateral del empresario con efectos vinculantes sobre las personas materialmente dependientes de su organización. Empresa / centro de trabajo. ❛❛ La empresa está ya desde hace tiempo y en muchos sectores desagregada, deslocalizada y deconstruida, y en ese proceso no parece posible mantener las mismas bases organizativas de la representación de los trabajadores en la empresa, que se corresponde con un modelo diferente de organización empresarial, como también la de sus formas de accíón y su “capacidad de intervención”. ción funcionalizado a la defensa y tutela de los derechos de los trabajadores, de manera que las anteriores determinaciones del concepto de empresa en función del tamaño, capacidad productiva o fórmulas organizativas quedan incluidas en este territorio imaginario cualificado por el desempeño de la actuación sindical de tutela del interés colectivo de los trabajadores. El espacio – empresa. Por eso se concibe el espacio – empresa ante todo como un lugar en el que se desarrollan relaciones de poder entre sujetos colectivos y en el que se integran las dimensio- La empresa es así el lugar de trabajo, en donde se conforman posiciones subjetivas muy claras: alguien que dirige el trabajo y lo organiza y un grupo que presta esa actividad subordinadamente o de forma dependiente de aquél, de cuya relación se construye a nivel individual la relación obligatoria que se conoce como contrato de trabajo y a nivel colectivo la presencia del sujeto que organiza ese interés pretendiendo intervenir y “gobernar” el proyecto organizativo del empresario. Por eso en el lugar de trabajo – en la empresa en esta acepción – es donde se condensa el conflicto entre empresa y sindicato puesto que éste necesariamente encamina su actuación a la creación de derechos que garanticen la profesionalidad digna de los trabajadores y la eliminación gradual de la unilateralidad organizativa empresarial sustituyéndola por una actitud más democrática, que realice a su vez la condición ciudadana de los trabajadores también en la empresa. Desde la idea central de condicionar, controlar o negociar el poder de decisión y organización del empresario, la red institucional de la representación y de la acción sindical en la empresa se conciben y se realizan normativamente desde el lugar de trabajo, el centro de trabajo. Esta es la regla básica que explica el sistema español de representación “unitaria” y “sindical” construido desde la unidad electoral del centro de trabajo como columna vertebral del “modelo dual” de representación del interés colectivo de los trabajadores en la empresa. Esa misma perspectiva se mantiene en materia de huelga, dado que el DLRT configura ante todo un sistema de huelga de empresa en donde los “representantes” de los trabajadores todavía no han sido calificados en función de la dualidad representativa que caracteriza al sistema, pero donde la confusión entre empresa y centro de trabajo es una referencia continua. Y, en fin, en ◗◗◗ De esta manera, el “retorno” a la empresa como eje del trabajo sindical está neceDe momento las experienPorque tanto hablar del paradigma sariamente mediado por la instituciocias con las que se cuenta no han fordista y sus herencias en la cultura nalización de la acción sindical a trasindical y todavía no se ha relaciovés de los mecanismos jurídicos sido capaces de generar una respuesnado suficientemente con la forque definen un sistema de repreta organizativa desde el espacio - emprema de construir la presencia de la sentación de intereses determisa, sino que se acude a los esquemas orgaforma sindicato como institución nado, y éste se localiza en el cennizativos del sindicato para, por elevación, jurídica y políticamente relevante tro de trabajo, haciendo equivaler la noción de empresa con la proporcionar el interlocutor (representante) en nuestro sistema de relaciones laborales. Quizá porque la crisis del lugar donde se trabaja en un adecuado y suficiente, sea en el plano del del paradigma se teoriza más en entorno definido por una organisector o rama, sea en el del territorio, el debate sindical sobre la base de zación de una cierta autonomía con todas las dificultades que ello sus repercusiones en el trabajador productiva en el conjunto del diseño lleva. típico y atípico al que se refiere el tramas general de la empresa. bajo productivo actual y que entre nosotros cobra presencia abrumadora bajo la forEs claro que se necesita construir los víncuma del trabajo precario, inestable y temporal y sus los que liguen el lugar de trabajo y la empresa coreferencias de edad y de género. De forma que cuando el mo espacio de regulación de las condiciones de trabajo y sindicato retorna a la empresa considerando este ámbito de empleo. Lo que implica repensar la institucionalización el elemento básico de su estrategia de actuación, no ende la acción sindical actualmente existente – en los térmicuentra allí un colectivo laboral relativamente homogeneinos en los que realmente se expresa –, es decir tanto el zado, sino un conjunto fragmentado y desigual de trabamodelo dual de representación de intereses en vigor cojadores que no sólo tienen identidades propias y diferenmo la propia estructuración interna del sindicato en la conciadas del tipo ideal del trabajador clásico, sino que tamformación de la posición que ocupa la sección sindical de poco disponen de un conjunto de tutelas claramente deliempresa. Por otra parte, al ser el sindicato un agente de mitadas, al punto que para muchos de ellos las tradicioregulación de las condiciones de trabajo y de empleo, y nales garantías del trabajo son tan desconocidas como partícipe de las decisiones sobre la organización del tralos derechos democráticos que jamás gozan en el ejerbajo – que sigue reclamando el empresario como monocicio de su actividad productiva. polio suyo -, la concreta administración de esta relación en la empresa requiere una reflexión sobre la red de instruPorque aunque sea una constatación banal, la empresa mentos regulativos colectivos que se vinculen directaestá ya desde hace tiempo y en muchos sectores desamente con la empresa como centro de imputación norgregada, deslocalizada y deconstruida, y en ese proceso mativa. no parece posible mantener las mismas bases organizativas de la representación de los trabajadores en la empreEsta es una reflexión fundamentalmente sindical, pero sa, que se corresponde con un modelo diferente de organormalmente se vuelve a reabsorber en una perspectiva nización empresarial, como también la de sus formas de claramente institucional, normativa, que se viene a conaccíón y su “capacidad de intervención”. Es aquí posibleceptuar como el único camino de promover la autonomía mente donde la necesidad de debate y de experiencias de la acción sindical. Lo que además suele realizarse sin sindicales sea mas urgente por tratarse de un aspecto debatir previamente los términos en que se está realizanmuy visible políticamente. do la acción institucional del sindicato en la empresa y sus implicaciones. ...y la dimensión institucional de la acción institucional. La dimensión organizativa de la empresa... Este es por consiguiente el primer problema planteado, la reducción de la empresa a lugar de trabajo, al que hay que añadir la desconexión de los planteamientos de organización de la empresa de este último concepto, el del lugar donde se trabaja para otro. Durante tanto tiempo atendiendo sólo al trabajador como sujeto de tutela y como sujeto motor de la acción sindical, desplegando la dimensión individual y colectiva del mismo, el interlocutor contractual o el antagonista colectivo ofrecía una foto fija en la que no se reparaba y que posiblemente ofrecía una imagen del empleador que no se co- La primera respuesta a los nuevos diseños de la organización empresarial flexible parece propiciar una estructura sindical superpuesta a los órganos de representación en una empresa frente a la que no es posible representar el interés colectivo de los trabajadores en su conjunto, es decir, a una suplantación de los enclaves institucionalmente designados como relevantes a efectos de la acción sindical de tutela de los trabajadores por una estructura sindical especialmente diseñada a la medida de la dimensión organizativa que ha elegido la empresa y que por regla general se situará en el nivel sectorial supraempresarial de la organización sindical. En este sentido, ◗◗◗ soci olabora ervato s b o ❛❛ rrespondía con su identidad predominante actual, como sucede con algunas fotos de familia que reflejan una imagen lejana en la que resulta difícil reconocer a aquel con quien se está hablando todos los días. Sin embargo la delimitación de lo que es la empresa y el empresario es hoy objeto de debate desde la visión que el sistema jurídico ofrece del mismo, en concreto frente a los fenómenos de coordinación empresarial y de externalización productiva. OPNION rio lo que respecta a la negociación colectiva, es patente el solapamiento en la que constituyó la figura “estrella” de la reforma laboral de 1994, el denominado acuerdo “de empresa”, pero también se puede rastrear en otras figuras del convenio colectivo regulado por el Estatuto de los Trabajadores, desde la legitimación para convenir hasta la pactación del comité intercentros en convenio colectivo. ■5 OPNION rio ervato sociolaboral s b o 6■ mantener, como sería razonable, que la crisis de identidad representativa de los trabajadores en la empresa flexible se supera mediante el recurso a instancias sindicales sectoriales, significa también que la respuesta escogida por el sindicato a estas nuevas realidades organizativas favorece y acelera la crisis de las formas vigentes de institucionalización de la acción sindical en la empresa. La duda que surge al respecto es si el sindicato es capaz de desplegar su creatividad organizativa impulsando formas de agregación de intereses en la empresa diseñada flexiblemente sin necesidad de recurrir a la estructura supraempresarial clásica del sindicato, el sector o la rama de producción. Interrogante que se plantea a su vez de manera muy parecida Las dificultades para encontrar un ámbito comprensi❛❛ vo de negociación colectiva o para entablar una actuación huelguística son evidentes, y sólo pueden ser salvadas mediante la intervención de una fórmula organizativa sin referencia directa a la empresa, aunque con especialidades propias que aquí no pueden abordarse. cuando lo que está en juego es una coordinación de actividades productivas mediante el juego de la subcontratación de actividades en un mismo centro de trabajo, con la única diferencia de que en estos supuestos la respuesta organizativa sindical suele reposar en la creación de un interlocutor – coordinador por parte sindical que se residencia en las estructuras territoriales de la organización sindical. Por el momento las experiencias con las que se cuenta no han sido capaces de generar una respuesta organizativa desde el espacio - empresa, sino que se acude a los esquemas organizativos del sindicato para, por elevación, proporcionar el interlocutor (representante) adecuado y suficiente, sea en el plano del sector o rama, sea en el del territorio, con todas las dificultades que ello lleva, reconociendo a la postre que el sindicato no tiene capacidad institucional en la empresa para poder administrar el conflicto desde ese lugar. Si se quiere a la inversa, el espacio – empresa desde la dimensión organizativa que le da el empresario escapa a la compartimentación que institucionalmente se ha definido para la acción sindical. Ello implica una cierta incapacidad de intervención de los órganos de representación normativamente previstos y la definición de sus facultades de acción, de manera que el acotamiento del campo de juego de la acción sindical no sirve en estos supuestos y se tiene que rehacer desde presupuestos nuevos ante cada supuesto en concreto dependiendo de la correlación de fuerzas que en ese momento determinado pueda darse. Es conveniente además resaltar que este tipo de soluciones que el sindicato inventa para hacer frente a un diseño organizativo dislocado y fragmentado formalmente, aunque con una clara convergencia en los objetivos de la organización del proceso de producción de bienes y servicios considerado en su conjunto, son siempre soluciones marcadas por la provisionalidad, que se agotan en el caso concreto sin producir una regla hacia el futuro. Por lo demás las dificultades para encontrar un ámbito comprensivo de negociación colectiva o para entablar una actuación huelguística son evidentes, y sólo pueden ser salvadas mediante la intervención de una fórmula organizativa sin referencia directa a la empresa, aunque con especialidades propias que aquí no pueden abordarse. Sin embargo no es esta una tendencia unívoca que señale al sindicato y a las estructuras supraempresariales del mismo como formas de respuesta a las transformaciones de la morfología empresarial. En la dirección contraria caminan las orientaciones legales y convencionales que pretenden consolidar órganos de representación unitarios sobre la base de un colectivo de trabajadores cuya inserción trasciende el ámbito del centro de trabajo y la empresa. En efecto, determinados fenómenos de cooperación empresarial – grupos de empresas señaladamente – han visto emerger reglas que crean organismos de representación electiva, de tipo unitario, como fórmula de recomposición del ámbito de representación del interés colectivo de los trabajadores con el efectivo poder de dirección y de organización de la empresa. Así ha sucedido en el transcendental tema de los comités de empresa europeos, sobre el que por cierto hay una extensa literatura jurídica y sindical que pone el acento en la dimensión transnacional que cualifica la organización empresarial, y una larga experiencia derivada de la negociación colectiva de nuestro sistema de relaciones laborales en materia de comités de grupo de empresas, como consecuencia de la creación de una unidad de negociación adecuada a esta realidad. Y, en lo que se refiere a los fenómenos de interposición regulados legalmente a través de las ETTs, la norma establece una especie de préstamo de la capacidad representativa del órgano representativo de los trabajadores de la empresa respecto de aquellos cedidos por la ETT que trabajan en la empresa, al menos en relación con los aspectos del trabajo que realizan bajo la dirección y el control de la empresa usuaria, regla legal que puede exportarse a los fenómenos de cooperación interempresarial externa a través del fenómeno de las contratas y subcontratas. ◗◗◗ En cualquier caso, es claro que el espacio – empresa no agota la representación colectiva posible derivada del tra- ■ DESDE EL MIRADOR Jóvenes y acción colectiva ■ Antonio Antón Sociólogo unas conclusiones donde se profundizan vaste estudio contiene un importante trabarios aspectos que inciden en la acción colecjo de investigación cualitativa sobre las extiva: el marco global y de las empresas analiperiencias de acción colectiva en el marco lazadas; el papel de la precariedad y la inestaboral de varios grupos de jóvenes trabajadores bilidad laboral; el significado del trabajo; las y sindicalistas. Los objetivos iniciales perseguídiferencias generacionales, y la representaan una profundización sobre el comportamiención social de los sindicatos. A partir de ahí se to, las opiniones y las actitudes de los jóvenes ofrecen unas ideas y propuestas para orientrabajadores y trabajadoras en esta Comunitar mejor la actividad en relación con los jódad de Madrid, con respecto al movimiento venes, en cuatro campos: en los canales de sindical, para sacar las enseñanzas que renoinformación y comunicación; en los espacios vasen nuestros enfoques. Se ha investigado su y relaciones intergeneracionales; en la forparticipación y su percepción sobre los procemación laboral y sindical, y en la socialización sos adaptativos y conflictivos en el ámbito lay traspaso de experiencias. boral y en relación con el mundo adulto en las empresas. Se trataba de averiguar su vincuHay una pérdida de peLas conclusiones son ilustrativas y sugelación con las dinámicas y estructuras sinrentes para avanzar en la comprensión de dicales y las dificultades que éstas ofrecen so del componente laboral las características específicas de los jóvepara su mayor participación. Por tanto, y de ‘clase’ -estatus sociones, para superar las dificultades en su era esencial aplicar una metodología pareconómico- en la identidad participación y vinculación al sindicalismo, ticipativa para partir de los propios discurpersonal y colectiva y un y, al mismo tiempo, para regenerar la acsos de los jóvenes. mayor peso de las ‘forción sindical y sociopolítica y la vida organizativa de los sindicatos. Tras el análisis de esos discursos se llegan a mas de vida’. E ❛❛ ◗◗◗ 1 Extracto del Prólogo y las Conclusiones del libro Jóvenes y acción colectiva. Experiencias en el marco sociolaboral, co- ordinado por Antonio Antón y editado por la Fundación Sindical de Estudios. Corresponde a un estudio realizado por un Equipo de Investigación del Master en Investigación Participativa para el Desarrollo Local de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con CCOO de Madrid. soci olabora ervato s b o bajo, puesto que no es capaz de ofrecer un campo de acción en el que la inserción en el proceso productivo implique la correlativa inclusión en un conjunto de derechos ciudadanos a los que el trabajo (estable) permite acceder. El ámbito de la “dificultad de inserción en el mercado”, el empleo intermitente y precario con su frecuente rotación entre el desempleo y un trabajo temporal, carece de los derechos de ciudadanía que la Constitución reconoce a la posición social y económicamente cualificada de trabajador, y se encuentra en un territorio diferente al resto de sus episódicos compañeros de trabajo en la empresa. Por eso ahí el espacio imaginario de la acción sindical no puede ser fundamentalmente la empresa ni las fórmulas tradicionales de representación de los trabajadores en la misma, sino que se debe situar también fuera de este ámbito de inclusión, a través de mecanismos de implicación colectiva de estos trabajadores desiguales en la acción de democratización y de tutela que el sindicato lleva adelante, no necesariamente canalizados a través de la marca sindical como exclusivo cauce de participación. ■ INDICADORES rio No se detecta un debate que intente visualizar este problema desde una perspectiva unitaria y que ofrezca en consecuencia una línea de discusión en la que se presente el “nuevo modelo” de participación y de representación en la empresa al que se alude como objetivo posible del proyecto sindical de los cuatro próximos años. Desde ese punto de vista el “retorno” a la empresa, el nuevo leadership sindical en este lugar de actuación, tiene necesariamente que confrontarse con el marco institucional en el que se mueve y proponer su continuidad reformada o su sustitución paulatina por otro tipo de proyecto organizativo de la representación en la empresa. Es un debate necesario que recuerda a aquel que sacudió la cultura sindical de finales de los setenta en torno a comités y sindicatos en la empresa y que trazó una cierta línea divisoria entre las organizaciones sindicales más representativas de este país. ■7 INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 8■ En este Prólogo voy a exponer, a título de marco general de este estudio, algunos elementos claves de la expresión sindical de los jóvenes y de cómo se van conformando sus identidades sociales, cuestiones que han recorrido toda la investigación. dor, con especial relevancia para las generaciones jóvenes. Veamos el reflejo en la identidad de los jóvenes. En relación con la palabra identidad colectiva hay que precisar que nos podemos referir a elementos de identificación fuerte como ¿qué o quiénes somos?, o bien, qué mentaEn primer lugar, voy a exponer, desde un punto de vista lidad tenemos: ¿Qué ideas, objetivos, sentidos o represociológico, las características y dificultades principales sentaciones tenemos de nuestra vida y de la sociedad? La de la incorporación de los jóvenes a las estructuras sindidiscusión sobre la identidad colectiva ha adquirido un cales y a la acción colectiva. En segundo lugar, voy a nuevo vigor por la convergencia de tres dinámihacer referencia a las tendencias sociales y cas, que necesariamente se deben tener en culturales que influyen en los jóvenes y que cuenta. La primera, por el debilitamiento constituyen el contexto donde se exPara comprender a las nuede las grandes identidades de clase, en presan sus identidades y sus vínculos vas generaciones jóvenes hay particular, la de la clase obrera. La secon la población trabajadora adulta gunda, por el desarrollo de diversas y el movimiento sindical. que valorar esas nuevas tendencias identidades colectivas parciales sociales; pero es fundamental dar imculturales, de género, locales, ecoEl primer aspecto destacable es portancia a una nueva cultura, (...) y, logistas, etc.- que además son la participación importante de gente joven en la estructura bási- también, a la resistencia cultural y prác- transversales y afectan a todas las tica, contra las desigualdades, jerarclases sociales. La tercera, por la ca del sindicalismo, en las funcioquías y opresiones diversas en un fuerte tendencia de individualización nes de delegados y representantes que vacía los contenidos y relaciones sindicales. (Hay más de 40.000 delemundo que aparece como forde una identidad colectiva y pone el gados sindicales jóvenes, cerca del malmente libre e igual. acento en la identidad individual, aunque 15% del total, con datos de noviembre enfrentada a ella se dé una reacción de signo de 2003, de los cuales cerca de 20.500 de contrario, de tipo comunitarista o de cohesión gruCCOO, algo más del 50%). Por tanto, se puede pal. destacar la significativa presencia juvenil entre la representación sindical, pero hay que constatar otros aspecLas dinámicas sociales y culturales de esa modernidad tos: las dificultades de acceso a las estructuras interme‘tardía’ o ‘reflexiva’ estarían dando lugar a una doble tendias de los sindicatos, el soporte decisivo para la orientadencia. Por una parte, a un nuevo proceso de individualición sindical y el más visible; las tensiones entre las menzación. Por otra parte, estaría otra tendencia hacia una talidades e intereses laborales entre los diferentes segnueva institucionalización de las formas de vida, personamentos de edad y las combinaciones intergeneracionales, les y colectivas. Es una doble tendencia de acceso a nuey los cambios de las tendencias sociales y culturales de la vas formas y expresiones de libertad y, al mismo tiempo, población trabajadora que influyen en la función de la reaunque en capas y proporciones diferentes, a nuevas representación sindical. laciones de dependencia y subordinación. Esas dinámicas producen resistencias, acomodaciones diversas y Con respecto a esto último, se pueden destacar tres eleformas mixtas y asimétricas de relación entre la identidad mentos: el rejuvenecimiento del mercado laboral; los individual y la colectiva, y afecta especialmente a las nuecambios en la cultura e identidad obrera y su reflejo entre vas generaciones. los jóvenes, y la particular socialización laboral de los jóvenes y cómo afecta a los valores de solidaridad. Expongo Lo nuevo y significativo es el cambio cultural y de las menun resumen de estos dos últimos aspectos. talidades modernas de la sociedad (post) industrial y la conformación de nuevos estilos de vida e identidades fráIdentidad y acción colectiva de los jóvenes giles, heterogéneas y diversas; en particular, en algunos sectores sociales y juveniles, precarios e ilustrados. Hay Con respecto a la cultura obrera e identidad colectiva en una pérdida de peso del componente laboral y de ‘clase’ los jóvenes, hay que señalar dos rasgos distintivos: una -estatus socioeconómico- en la identidad personal y comayor individualización de las relaciones interpersonales y lectiva y un mayor peso de las ‘formas de vida’; aunque una experiencia organizativa más abierta entre los jóvenes una parte de ese estilo de vida está condicionada por el nitrabajadores; eso supone un distanciamiento con los intevel personal y familiar de propiedad de bienes y rentas moreses, prácticas asociativas y pautas culturales de la base netarias y de la capacidad relacional, experiencial, y cultuadulta sindical y, específicamente, de la estructura sindiral. cal, muy institucionalizada. ❛❛ Pero los cambios más profundos derivan de la pérdida de fuerza del trabajo como factor de identidad y de cohesión social, aunque sigue constituyendo un problema central. Los problemas derivados de las transformaciones del trabajo y del mercado laboral son más amplios y graves. La dificultad viene de la falta de sintonía entre esa realidad de precariedad e indefensión y la expresión colectiva de una población trabajadora segmentada y diversa, de las dificultades para una identificación, una capacidad articuladora y una acción colectiva de cierto alcance transforma- Existe una paradoja: se mantienen o incluso se amplían las grandes desigualdades sociales y económicas, sobretodo en el ámbito internacional, pero pierden peso en la conformación de la identidad y en la acción colectiva estable, aunque se conformen amplios movimientos de protesta como contra la guerra. La mediación entre los dos planos, la economía y la cultura, se segmenta, diversifica y exige una nueva interpretación. La capacidad expresiva, individual y colectiva, dependería más de la propia subjetividad -de su cultura, personalidad, voluntad- contingen- ◗◗◗ soci olabora ervato s b o En consecuencia, para comprender a las nuevas generaciones jóvenes hay que valorar esas nuevas tendencias sociales; pero es fundamental dar importancia a una nueva cultura, a una acción y debate en el plano específicamente cultural, resaltando los nuevos valores e identidades: autonomía y solidaridad, nuevos acuerdos sociales, igualitarismo; y, también, a la resistencia cultural y práctica, contra las desigualdades, jerarquías y opresiones diversas en un mundo que aparece como formalmente libre e igual. Por tanto, hay un desequilibrio entre las socializaciones, la cultura contractualista y los valores de la reciprocidad y la solidaridad. Además, hay una fuerte mentalidad individualista y de corto plazo y, ante la incertidumbre y desconfianza en los compromisos ‘públicos’ junto al deterioro de los sistemas de seguridad y pactos colectivos e intergeneracionales, se tiende hacia el aseguramiento privado y la correspondencia con la contribución individual. En definitiva, es necesario una reformulación de la exigencia de los derechos sociales y de los deberes de la contribución pública, el empleo y el trabajo, para afianzar la cultura de la solidaridad pública entre los jóvenes y las garantías de protección social. INDICADORES rio te, de la incorporación de los cambios culturales, de cómo se vive la fragilidad y la inseguridad proporcionada por las incertidumbres, derivadas de la inestabilidad y los riesgos de las condiciones materiales de vida, presente o futura. ■9 La socialización laboral de los jóvenes y los valores de solidaridad El último aspecto es la relación de la socialización laboral de los jóvenes y los valores de solidaridad. Existe un evidente deterioro de la cultura obrera tradicional, del mundo del trabajo como factor de identidad, en especial, entre los jóvenes. Dos elementos fundamentales estaban en el sustrato cultural de la clase obrera; uno, el equilibrio entre su aportación de trabajo y la garantía de derechos, es decir, la cultura contractualista del keynesianismo entre el pleno empleo y el Estado de bienestar; el otro, los valores de solidaridad, relacionados con el sentido de pertenencia e identidad colectiva. Voy a tratar estos dos aspectos relacionados con las nuevas generaciones y el cambio de condiciones y mentalidades con respecto a ellos. Los jóvenes, ahora, permanecen más tiempo en otros campos de socialización –escuela, familia, relaciones interpersonales- que son más tolerantes y abiertos. Con esa experiencia se resisten a una socialización mucho más jerárquica y disciplinada en las empresas. La primera etapa refleja más libertad y derechos con pocas contrapartidas. El ámbito de la escuela tiene dificultades añadidas para la educación y el aprendizaje en los deberes, tanto cívicos como formativos. En la segunda etapa, en el ámbito laboral, los empresarios redoblan sus esfuerzos para garantizar la eficiencia, la productividad y la subordinación, utilizando la precariedad como presión para la ‘adaptabilidad’ y ‘disponibilidad’. Las políticas laborales, la situación del mercado de trabajo y las condiciones de los empleos precarios fuerzan un sistema de autoridad, de obligaciones y rendimientos concretos, con contrapartidas salariales y de expectativas laborales y profesionales limitadas e inciertas; es la presión dominante de los ‘deberes’ con la renuncia a los ‘derechos’ laborales, a un empleo digno y a unas oportunidades vitales claras. Por lo que se refiere a los derechos sociales, los jóvenes con poca participación en el empleo, reciben unos bienes básicos del Estado de Bienestar –enseñanza, sanidad-, con la percepción de su poca ‘contribución’; pero esos derechos están enmarcados en un pacto intergeneracional y en la perspectiva de su mantenimiento. Sin embargo, cuando se emplean y cotizan, en condiciones inferiores a la población laboral adulta, la percepción es que se les limitan algunos derechos laborales y la protección social, las prestaciones de desempleo o las futuras pensiones. ❛❛ Existe una paradoja: se mantienen o incluso se amplían las grandes desigualdades sociales y económicas, sobretodo en el ámbito internacional, pero pierden peso en la conformación de la identidad y en la acción colectiva estable, aunque se conformen amplios movimientos de protesta como contra la guerra. Todo ello expresa la necesidad de una renovación del sindicalismo, de sus propuestas y estilos organizativos, para conectar mejor con las condiciones, necesidades y mentalidades de las nuevas generaciones que mañana constituirán el grueso de la clase obrera. En particular, el dinamismo y la orientación de los sectores más activos y solidarios de esta nueva generación de los noventa, socializada en la precariedad laboral, más pragmática, realista e ilustrada y, al mismo tiempo, con una cultura organizativa más abierta, van a condicionar la evolución del sindicalismo en esta década y su capacidad de articular y representar los nuevos sectores emergentes. ◗◗◗ INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 10 ■ de la acción colectiva nos encontramos con la pérdida de la centralidad del trabajo, ya que con el anterior modelo económico fordista, el trabajo era el eje central de la soEsta investigación sobre “Las Experiencias de Acción Cociedad. Hoy en día hemos pasado a un modelo postforlectiva de los jóvenes trabajadores y trabajadoras de la dista, a través de una serie de transformaciones técnicas Comunidad de Madrid en el marco socio-laboral” se ha rey tecnológicas, que permiten grandes incrementos de la alizado en el ámbito de dos grandes empresas del sector producción con mucha menos mano de obra. Además, del metal, una empresa del sector servicios de limpieza los procesos de flexibilización han venido acompañados, hospitalaria y varias empresas del sector de telemárkea su vez, de medidas de desregulación jurídica, produting, donde se ha contactado con trabajadores y con reciéndose una crisis de la sociedad del trabajo. El trapresentantes de diferentes sindicatos. Asimismo, se bajo pierde la centralidad que se le otorgaba ha contactado con responsables de los sectores con el modelo de producción fordista, conde telemárketing y de juventud de sindicatos solidándose una fragmentación entre los representativos; lo cual ha permitido coLos jóvenes, ahora, permatrabajadores. El concepto de clase, nocer las posturas y diferentes visiones necen más tiempo en otros caracterizado por una fuerte identique tienen estos actores sobre la acción colectiva de los jóvenes en el mar- campos de socialización –escuela, dad, deja de tener la capacidad de co socio-laboral. En los siguientes familia, relaciones interpersonales- cohesión que tuvo en periodos anteriores. La vieja identidad entre ciuapartados desarrollaremos las conque son más tolerantes y abiertos. dadano y trabajador se ve modificaclusiones referidas a cada uno de los Con esa experiencia se resisten a da ante la pérdida de la centralidad bloques de análisis. una socialización mucho más jedel trabajo. La deslocalización espacial, así como la desarticulación y la Generación de la acción colectiva rárquica y disciplinada en fragmentación productiva han hecho las empresas. que algunas clases laborales tradicionales Como hemos comprobado a través del anápierdan su coherencia, su identidad y hasta su lisis del discurso de los jóvenes, todo el proceso situación geográfica. para llegar a la acción colectiva en el ámbito laboral es muy complicado y difícil. Influyen muchos factores, y en La respuesta mayoritaria de los trabajadores, insertos en cada caso se gesta de una forma diferente. Nos enconel actual marco de precariedad, es optar por una actitud tramos con procesos, tanto a nivel global como a nivel loindividualista, defensiva y competitiva. cal (empresa) que dificultan que se llegue al desarrollo de la acción colectiva. Otro obstáculo para el desarrollo de la acción colectiva es la creciente diversidad de culturas del trabajo, cada vez Para que ésta acontezca es necesario que los trabajadomás particulares y segmentadas, con valores muy diferes se perciban como un grupo con unas concepciones rentes, lo que complica la formación de una identidad lacomunes sobre su realidad, unas metas similares y que boral fuerte. comparta una serie de opiniones sobre el entorno sociolaboral. Para ello se tienen que formar unas redes sociales Por tanto el panorama con el que se encuentran el colecde comunicación, donde puedan compartir experiencias, tivo de jóvenes no facilita el desarrollo de la acción coleccrear nuevas formas de relación interpersonal y nuevas tiva. estructuras que den sentido a la realidad. Pero en este proceso nos encontramos con continuos impedimentos Precariedad e inestabilidad laboral: factores de que bloquean el desarrollo de estas redes. incidencia en la acción colectiva. Son importantes, en el ámbito laboral, las redes sociales Las importantes transformaciones en la composición técde comunicación, ya que cuanto más fuertes, solidarias y nica del capital que han tenido lugar desde finales de los densas son éstas, más fuerza tiene el colectivo. años setenta, no se han visto acompañadas por una transformación congruente de la composición política del De esta forma, es posible que los problemas se compartrabajo. Esto conduce en la actualidad a una serie de destan por todos y trasciendan lo individual. Consolidando fases entre las herramientas de intervención, los modelos una conciencia común de la situación en la que se enorganizativos sindicales y el campo de intervención actual. cuentra cada trabajador. Como hemos visto en los discursos, una movilización puntual es relativamente fácil de En ciertos aspectos, la transformación en curso de los organizar, pero lo realmente complejo es generar una soprocesos productivos constituye una radicalización del lidaridad y compromisos cotidianos. modelo fordista. La lean production, el kan ban y demás innovaciones introducidas por las prácticas de gestión A su vez, hemos observado que la acción colectiva ejerce empresarial de las últimas décadas, profundizan la articumayor fuerza y presión ante las empresas si hace visibles lación entre los ritmos productivos y la demanda del merlos conflictos a la opinión pública, mediante formas altercado, acercándose al sueño fordista de una fusión sin finativas de comunicación que salgan del ámbito de la emsuras entre las instancias de producción, circulación y presa, consiguiendo la atención de los medios y sensibiliconsumo. zando al resto de la sociedad. Conclusiones ❛❛ Marco global para el desarrollo de la acción colectiva Entre los procesos a nivel global que impiden el desarrollo Pero, en otros aspectos significativos, es posible observar ciertas discontinuidades que el proceso de reformulación de la acción colectiva necesita tomar en cuenta. En primera instancia, la relación entre las unidades pro- ◗◗◗ soci olabora conflictos debido a la intensificación de las prácticas de contratación temporal y a la reducción del empleo fijo y estable. Los empleos precarios se caracterizan por salarios bajos, peores condiciones de trabajo y por una situación de indefensión frente a prácticas abusivas por parte de la empresa. La precariedad laboral es utilizada como estrategia de control del conflicto en los centros de trabajo, premiando a los trabajadores leales y estigmatizando a aquellos que reivindican la mejora de las condiciones laborales. Las situaciones asociadas a dicho control empresarial generan los siguientes posicionamientos discursivos que intentan responder a dicha problemática. ervato s b o Otro elemento significativo de discontinuidad es el cambio en las relaciones del capital con la fuerza del trabajo. Las relaciones laborales del periodo anterior presuponían ciertos niveles de conflictividad que intentaban ser mediados por los dispositivos de negociación colectiva. En la situación actual, este presupuesto se ve debilitado, haciéndose de la autoactivación de la fuerza de trabajo un objetivo fundamental en la gestión de los recursos humanos. Esto es posibilitado por el proceso de fragmentación del mercado de trabajo en un polo tendencialmente decreciente de trabajadores integrados y un conjunto tendencialmente creciente de fuerza de trabajo externalizada sujeta a distintas modalidades de contratación y que se manifiesta en una heterogeneidad de figuras productivas. INDICADORES rio ductivas y el exterior, además de verse intensificada, sufre una transformación cualitativa. Si en el paradigma productivo anterior, el planeamiento se originaba en el centro de la fábrica, intentando extenderse hacia la esfera del consumo, en la actualidad es la saturación tendencial del mercado y la variabilidad de la demanda la que modula la organización de la producción. ■ 11 Los procesos anteriormente descritos generan ciertas dificultades para transformar las condiciones que hacían del lugar de trabajo un espacio de agregación político-sindical y del sindicato un dispositivo de expansión de la representación sobre el conjunto de los trabajadores. La precariedad laboral ha sido uno de los aspectos más discutidos por todas las personas que han participado durante el trabajo de campo. Analizada la información podemos concluir que la precarización de las relaciones laborales y la inestabilidad del mercado de trabajo es uno de los factores de mayor incidencia en la generación de procesos de acción colectiva. Las políticas empresariales de gestión laboral, avaladas desde la esfera política, son utilizadas como herramienta de disciplinamiento y control, modelando, coartando y limitando las formas de acción colectiva reivindicativa. Una amplía mayoría de los sujetos participantes en el proceso de investigación coinciden en que las empresas utilizan tácticas de control y disciplinamiento de la fuerza de trabajo y que éstas, no sólo van dirigidas a la organización y gestión laboral, sino que también se ejercen otros tipos de presión que tienen que ver con prácticas psicológicas que hacen referencia a las amenazas, coacciones y abuso del poder. La fragilidad del empleo y la flexibilidad laboral son los principales causantes de la precarización de las relaciones laborales. Este nuevo marco laboral es producto de las transformaciones de las estructuras organizativas de la actividad del mercado de trabajo, de las nuevas regulaciones políticas y laborales, y de los cambios tecnológicos. Estos factores reconocidos en los diferentes discursos contribuyen al desarrollo de la precariedad laboral como fenómeno visible. Las condiciones de empleo generadas por estos cambios influyen fuertemente en las relaciones laborales, los conflictos que surgen de éstas y, especialmente, en las formas de acción colectiva. Se ha avanzado hacia la desregulación del mercado de trabajo a través de estrategias de flexibilización laboral. Estas estrategias han generado Hay un desequilibrio entre las socializaciones, la cul❛❛ tura contractualista y los valores de la reciprocidad y la solidaridad. Además, hay una fuerte mentalidad individualista y de corto plazo y, ante la incertidumbre y desconfianza en los compromisos ‘públicos’ junto al deterioro de los sistemas de seguridad y pactos colectivos e intergeneracionales La respuesta adaptativa/individualista se caracteriza por la elaboración de un análisis de la situación del mercado laboral y, a partir del mismo, y mediante condiciones puntuales negociadas de forma individual con la empresa, se busca un proceso de adaptación y equilibrio entre los actores implicados. No se buscan cambios estructurales. Se produce la continuidad del modelo mediante una alianza entre los actores implicados. Estos sujetos llevan a cabo acciones individuales buscando el interés personal. Se genera un proceso de afinidad con la empresa y de indiferencia con respecto a las estructuras sindicales y a los compañeros más críticos. ◗◗◗ INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o 12 ■ En la respuesta adaptativa/pasiva los trabajadores consideran el funcionamiento actual del mercado de trabajo como un hecho natural e inmodificable. El comportamiento de este colectivo carece de aspectos reivindicativos, adecuándose pasivamente a la situación laboral procurando no mantener relaciones con ningún actor implicado en procesos de conflicto o negociación colectiva. mo un aspecto que está relacionado con la igualdad de los derechos de los ciudadanos que en muchos casos, no se respetan aunque estén legislados. Por ejemplo, se está reclamando la mejora de las condiciones de los jóvenes en el trabajo, pero no se cumple por parte de los mecanismos establecidos. De modo significativo observamos que cuando se plantea el tema del derecho al trabajo muchos jóvenes responden Otro tipo de posicionamiento sería el identificado como en términos de deber: “... el trabajo, en principio, es un respuesta refractaria/transformadora, en el cual se derecho que tiene toda persona. Efectivamenhace del rechazo a la actual situación del merte, es la forma de poderse ganar la vida, no cado laboral la estrategia para la movilizahay ninguna otra...” “... lo ideal sería que ción. Se observa la intención de un camtoda persona pudiera trabajar en lo que bio estructural como ideología domiTodo ello expresa la necesirealmente le gusta...”. Hacia este obnante. La posición frente a la probledad de una renovación del sindijetivo los jóvenes se movilizan con la mática es transformadora. Las expresiones de acción colectiva res- calismo, de sus propuestas y estilos intención de alcanzar mejoras en sus organizativos, para conectar mejor condiciones laborales y de vida. ponden a esta lógica. Mantienen relaciones de conflicto con la empresa con las condiciones, necesidades y Es importante señalar que en todos y los sindicatos menos combativos. mentalidades de las nuevas geneestos temas existe una pluralidad de raciones que mañana constituiposicionamientos y de niveles de elaFinalmente, el posicionamiento que rán el grueso de la clase boración del discurso de los mismos. corresponde a la respuesta reversiva, obrera. Las ideas del derecho al trabajo, el acceso implica la elaboración de un análisis crítico al mismo de las diversas bases sociales e inde la situación actual del mercado laboral. Sus cluso el derecho al reparto del trabajo forman parte formas de acción colectiva combinan procesos de de este discurso. negociación, formas de acción directa y la experimentación de nuevas modalidades de comunicación y organiOtro de los aspectos que podemos analizar en el discurso zación. Se pretende revertir la situación de precariedad de los jóvenes es la existencia de un fuerte particularismo tratando de identificar las oportunidades latentes en la / individualismo, el cual podemos entender como consenueva situación. Intenta generar procesos de articulación cuencia de una conciencia acerca de la situación en que y confluencia de las distintas instancias organizativas exisviven: “lo que es”, la realidad en la que se desenvuelve su tentes desde la reformulación estratégica de los modelos actividad laboral y en la que se supone que juegan un rol de acción. productivo para la sociedad que con frecuencia se constituye en evidencia moral: “lo que debe ser”, si se tiene en Significado del trabajo y sus efectos en la acción cuenta que el trabajo es un derecho (o una cualidad) que colectiva de los jóvenes trabajadores y los jóvenes no pueden alcanzar como quieren en el motrabajadoras mento de insertarse en el mercado laboral, debido a que el acceso al trabajo depende, en gran medida de enchuHemos constatado, al analizar los aspectos concernienfes, amistades, y todo tipo de redes particularistas y clientes al significado del trabajo y sus efectos en la acción cotelistas. lectiva de los jóvenes trabajadores y trabajadoras de la Comunidad de Madrid, posicionamientos diferenciados En la interpretación que hemos realizado del discurso de en los discursos, de los que recogemos los siguientes aslos jóvenes trabajadores en sus luchas reivindicativas hepectos: mos observado la existencia de un eje que va desde la lucha individual hacia lo colectivo, en el que no deja de priLa situación en que se encuentra la juventud actual frente mar la individualidad por obtener beneficios y, por otro laal mercado de trabajo ha sido analizada desde varias do, una vez obtenidos vuelve, en muchos casos, de lo coperspectivas que han explicado las particularidades del lectivo a lo individual. valor social “trabajo” y el lugar que éste ocupa en la vida de los jóvenes participantes en el proceso de investigación. Estos diferentes matices del discurso hacen que la acción La llamada dualización del mercado laboral es producida, colectiva se entienda desde los múltiples posicionamienen el terreno del significado, como una dualidad entre un tos que pueden permitir abrir el proceso para la transfortrabajo con valor y sentido, y otro, más habitual y desvalomación social de aquellas realidades conflictivas que se rizado. consideran parte importante para una lucha reivindicativa colectiva. La estrecha vinculación entre el significado del trabajo y sus efectos en la acción colectiva se aprecia cuando se planteSegún las diversas opiniones actuales sobre el cuestionaan aspectos tan importantes como el derecho al trabajo y miento de la centralidad del trabajo que ha sido un aslas distintas formas de acceder al mismo. Así como la conpecto abordado en OFFE (1992) giran en torno a que el fianza en la eficacia de la participación juvenil en la sociedad, trabajo ha dejado de ser una categoría social clave. la solidaridad entre los individuos, la cooperación y ayuda entre los diferentes colectivos, el compromiso con la defenSi tenemos en cuenta las valoraciones, los puntos de vissa de los objetivos individuales y sociales. ta, las opiniones y juicios dadas por los jóvenes, encontramos una vez más, que se habla de los enigmas, La idea del derecho al trabajo la expresan los jóvenes co- ❛❛ ◗◗◗ Así, es posible encontrar esta opinión en las valoraciones que estos jóvenes han realizado de sus diferentes realidades sociales, donde expresan cómo el trabajo influye en diversos aspectos de la vida y, sin lugar a dudas, en la conciencia de los individuos para asumir sus responsabilidades sociales, que de una manera directa se expresan en las experiencias y formas de la acción colectiva. soci olabora tintos órdenes sociales el trabajo, o mejor dicho, las actividades sociales denominadas trabajo, adquieren significados diferentes. ervato s b o Ante esta situación observamos como se ha producido, por una parte, una valoración genérica del trabajo/empleo, pero, por otra parte, una conciencia muy clara de la existencia de una dualidad entre un trabajo valioso y digno, y otro desvalorizado y precario. INDICADORES rio de su crisis, su metamorfosis y sus disonancias, de sus nuevos lazos y los desafíos del trabajo como un valor en peligro de extinción, destacando así lo que en su momento expresaron Friat y Rosse (1996). En este contexto los jóvenes han considerado que la estructuración social encuentra su plataforma explícita en el modo de producir y trabajar, ocupando el trabajo una determinada relevancia en la vida del trabajador, así como en las formas y experiencias de organizarse para desarrollar las actividades colectivas en el marco socio-laboral. En este estudio se ha podido constatar otro asunto importante referido a las distintas posiciones discursivas con respecto a la actividad denominada trabajo y de los indivi- ■ 13 Entre estos aspectos se destaca cómo, por una parte, el trabajo se convierte en obligación social al tener que asumir las funciones de mantenimiento de las necesidades básicas para la vida y no porque realmente guste o se realice por placer (Dimensión Instrumental), y, por otro lado, se sitúa el trabajo como una forma de realización personal cuando se lleva a la práctica lo aprendido en la actividad laboral cotidiana de una forma que el trabajador sienta como productiva (Dimensión Expresiva). Estas valoraciones genéricas del trabajo como algo importante las hemos tenido en cuenta para la comprensión de las distintas formas y experiencias que asumen los jóvenes al actuar de manera colectiva, y para la explicación de la presencia de contradicciones que estimulan, a la vez que desalientan a otros, la unión para alcanzar los objetivos sociales colectivos. Éstos pueden ser interpretados y llegar a cumplirse cuando los grupos y colectivos se organizan para alcanzarlos. Respecto a la crisis del trabajo, los jóvenes nos explican que está presente en el reconocimiento social que hoy tiene el valor trabajo, y no, en el propio trabajo que se constituye en uno de los problemas sociales con que se enfrentan los jóvenes en el día a día. Por otro lado, a esta crisis se une la forma social que ha llegado adquirir el trabajo, su propia existencia y reconocimiento público en la sociedad, donde el trabajo es reconocimiento en tanto que empleo. Como conclusión a este análisis acerca de los diferentes significados del trabajo y sus efectos para las formas de acción colectiva y de cooperación entre determinados grupos sociales podemos extraer lo siguiente: • El trabajo puede llegar a adquirir distintas formas de existencia social. • En el aspecto teórico y metodológico, la configuración del orden social es previa a la consideración del trabajo como valor social central. • Si lo que está en crisis es el trabajo en su forma social empleo una de las cuestiones abordadas es en qué consiste esa forma de clasificar el trabajo en forma de empleo y en qué configuración del orden social encuentra su lugar. • Por otro lado, puede ser relevante mostrar cómo en dis- ❛❛ Otro obstáculo para el desarrollo de la acción colectiva es la creciente diversidad de culturas del trabajo, cada vez más particulares y segmentadas, con valores muy diferentes, lo que complica la formación de una identidad laboral fuerte. duos denominados trabajadores, que, en algunos casos, están respondiendo a una lucha por definir y crear un determinado orden social y, en otros casos, a la lucha de ciertos individuos por ocupar una cierta posición de poder y reconocimiento en esos órdenes sociales. El trabajo cobra cada vez más importancia como problemática, en función de la precarización y del crecimiento de los índices de desempleo. Pero, en un proceso simultáneo, pierde centralidad en la constitución de la identidad. Diferencias generacionales en la acción colectiva La necesidad de reformular las modalidades de acción colectiva en un contexto radicalmente alterado, convierte al análisis crítico de las experiencias del pasado en ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 14 ■ un aspecto fundamental, recuperando los elementos aún válidos de las viejas estrategias y transformando aquellos anticuados en herramientas efectivas. Los espacios de intercambio entre las distintas generaciones de trabajadores pueden constituir lugares claves en los cuales llevar a cabo este análisis y esta reformulación. El proceso de fragmentación del mercado de trabajo dificulta esta tarea al desplazar el conflicto al interior de la fuerza de trabajo generando, entre otras situaciones, la oposición entre trabajadores adultos con empleos mayoritariamente estables y trabajadores jóvenes por lo general sujetos a nuevos modelos de contratación. Las distintas condiciones materiales en las cuales jóvenes y adultos desarrollan su trabajo son factores que contribuyen a dificultar la comunicación intergeneracional, generando una imagen de falta de conciencia en los jóvenes desde la perspectiva de los trabajadores adultos, siendo las posiciones de estos percibidas como anacrónicas o distanciadas de la realidad por los más jóvenes. La individualización de las relaciones salariales produce una transformación de las lógicas de la movilización. En los años 60 y 70 las convocatorias intentaban interpelar a los trabajadores y trabajadoras en general, las experiencias actuales resultan más particularizadas y orientadas hacia demandas específicas. Los trabajadores adultos perciben la situación de los jóvenes de manera ambigua, como producto contradictorio de los logros de las generaciones anteriores y de los desafíos de la actual. En los jóvenes es posible detectar distintos tipos de respuestas ante estos desafíos. Posiciones de tipo adaptativo tanto en un sentido activo pero individual o de carácter más pasivo. Intentos de retorno a los niveles de conflictividad más elevados de las décadas anteriores. Y posiciones de reinvención de las formas de acción colectiva a partir de las condiciones actuales que se encuentran en la mayoría de los casos en estado embrionario. La superposición de las relaciones filiales con las relaciones laborales generan una serie efectos de diversa índole. Por una parte, ciertos jóvenes que se incorporan al mundo laboral, lo hacen con cierta imagen de la acción colectiva transmitida en el entorno familiar. En otros casos, la conflictividad propia de las relaciones entre padres e hijos es proyectada en el espacio laboral. Sin embargo durante el proceso de investigación hemos podido localizar distintas instancias de transmisión y diálogo intergeneracional que tienden a funcionar como espacios de reflexión y acción conjunta. El cuestionamiento de ciertas certezas con respecto a las posibilidades y a las modalidades de la acción colectiva, permite generar puntos de interrogación comunes a partir de los cuales reiniciar el trabajo de elaboración e intervención conjunta. Por último, hay que considerar los diversos aspectos de la representación social del sindicato y acción colectiva: la implicación de los trabajadores en el sindicato, en particular, la relación entre afiliación y representación; las formas de acción y las relaciones intersindicales; la importancia de la comunicación, en especial de su bidireccionalidad, y la imagen del sindicato en la empresa. ■ ■ José Luis López Bulla Ex secretario general de la CONC Cosas catalanas y la constitución europea ienaventurados aquellos que siempre se sorprenden: un servidor entre ellos; de aquí que parezca ser necesario la reedición del famoso librito de Maimónides, “La guía para perplejos”. Naturalmente me estoy refiriendo al asombro que me producen las posiciones de ciertos dirigentes políticos catalanes en torno al gran asunto de la Constitución Europea. Por ejemplo, el primer espada de la fuerza política que ha gobernado Catalunya (ahora en la oposición) ha declarado durante cierto tiempo, visto que en su organización aparecen públicamente voces no concordantes, que “él es neutral” en dicho debate; el presidente de otra formación (ahora en el gobierno catalán) que tradicionalmente había ostentado la necesidad de “hacer otro tipo de política” se pronuncia por el no sin que se sepa si ha habido discusión colectiva en su familia; y, finalmente, otro primer espada (también en el gobierno) se lanza a la plaza pública —tampoco se conoce que haya habido discusión en su casa— B y arenga contra el texto europeo. Ni que decir tiene que hay la misma legitimidad en las posiciones favorables como en las contrarias, pero no es de legitimidades de lo que estamos tratando. Las posiciones que han tomado algunos líderes se caracterizan por un cierto tipo de toponomástica política (escorarse hacia un lado para diferenciarse de su ´natural´ competidor electoral) con el ánimo de birlarle el mayor número de votos en futuras contiendas a sus inmediatos competidores. De esta guisa A se diferenciaría de B en clave nacionalista, y C se distinguiría de los demás por otros motivos, aparentes o reales. Motivos que consolidan la querella doméstica (sin duda pueblerina) pero totalmente extraña a los grandes asuntos europeos. Por ejemplo, si damos por sentado que las fuerzas políticas catalanas son sinceramente europeístas de larga tradición, sorprende que en ◗◗◗ Así las cosas, no parece que, de esta manera, el proyecto político de las diversas organizaciones catalanas esté debidamente encajado en los grandes movimientos de la Unión Europea. Que es el escenario donde se están ventilando las grandes opciones de civilización: los problemas del trabajo y la economía, del Estado del bienestar y el universo de los derechos; también, evidentemente, de la cultura y de la política, en tanto que tal. Son cuestiones relevantísimas (referidas a las personas de carne y hueso) que, cada vez más, están adquiriendo una personalidad europea. Y, en ese sentido, me pregunto hasta qué punto una parte (al menos una parte) del alejamiento de la gente con la política se explica por el enfoque provinciano que sobre tales asuntos tienen los partidos: adviértase que no he dicho que eso explique totalmente tal alejamiento. Un botón de muestra: ¿qué opinan nuestros ensimismados caseros de cómo puede intervenir Catalunya (la política, los sujetos sociales, los operadores económicos, el mundo de la ciencia, entre otros) para que el diferencial de innovación y tecnología con relación a determinadas euroregiones vaya reduciéndose gradualmente? Visiten las páginas web de tales partidos y ustedes mismos verán si existen respuestas, no digo adecuadas sino respuestas. Puede que vean, eso sí, una plataforma reivindicativa de las condiciones (algunas de ellas de rancia sacralidad) para votar la Constitución Europea. Pero tales condiciones ¿qué vínculo real tienen con los grandes problemas de civilización? Quizá echándole una buena dosis de descaro se podría encontrar alguna aparente relación. En resumidas cuentas, las verticistas orientaciones que algunos líderes han dado contra el texto constitucional son una consecuencia directa de una tan estrecha como deficiente concepción de la Unión europea como nuevo sujeto po- soci olabora TENDENCIAS rio lítico-institucional. La cosa tiene importancia porque, evidentemente, se puede ser europeísta sin necesidad de compartir que la Unión europea se convierta en un nuevo sujeto político institucional: serían los europeístas de reloj parado. Tras las primeras posiciones políticas sobre la Constitución europea es posible augurar (sobre todo por el carácter de las mismas) una discusión maniquea entre los partidarios que tenderían a magnificarla y sus contrarios que se orientarían a meterla en lo más profundo de los infiernos. La logomaquia podría recordar la vieja copla de La Tarara, si; La Tarara, no. Una vieja tendencia que hunde ervato s b o los comicios no aparezcan las cuestiones europeas. Más todavía, en las campañas electorales para el Parlamento de Estrasburgo se sigue la tónica doméstica y los coscorrones que se propinan los unos a los otros siguen constreñidos al panorama catalán. Lo que no deja de ser sorprendente o tal vez esté relacionado con seguir considerando a la Unión Europea como el extranjero. Este raro europeismo, por muy sincero que sea, se caracteriza, además, por un profundo extrañamiento de los debates que están en curso: ¿qué se ha dicho del Pacto de Estabilidad? ¿qué se opina de la obsesión unilateral del Banco Central por sólo, y solamente, la inflación? ¿se está de acuerdo en la necesidad de un welfare europeo, como dicen unos, o, por el contrario, según opinan otros, por un Estado de bienestar que sea la coordinación de las diversas políticas de ese orden de los diversos Estados nacionales? De la lectura de los periódicos y de la consulta de las páginas web de las fuerzas políticas catalanas se saca la siguiente conclusión: nada se dice en ninguna dirección. Digamos pues que hay un déficit (mejor dicho, un clamoroso silencio) de propuesta europea en las fuerzas políticas catalanas, a pesar de su reconocido (y, repito, sincero) europeismo de larga tradición. De manera que esto me lleva a lo siguiente: el catalanismo político es profundamente solipsista. Así pues, el problema (de momento) no es el pronunciamiento favorable o contrario a la Constitución Europea, sino el autismo de los sujetos políticos catalanes. Lo que es rematadamente perverso tanto para los que se pronuncian por el voto afirmativo como para los contrarios porque, se supone, unos y otros están por una Europa que se aproxime (¿razonadamente?) a lo que todos ellos desean. ■ 15 Posiblemente algunos piensen que los redactores del ❛❛ texto constitucional han sido timoratos (o centralistas) pero, tal como están las cosas (y el asunto va para muy largo) no se podía solucionar la cuestión catalana y dejar al pairo las cuestiones vasca, bretona, corsa y no se cuántas más. sus raíces venerables en lo más hondo de la historia. Un servidor se queda con la austera valoración que ha hecho la Confederación Europea de Sindicatos: la Constitución europea es un paso adelante. Lo que nos permite preguntarnos en relación a qué. Disculpen el desahogo: de momento en relación a lo que dejaron escrito La Pera y Petrossi y cantara Gardel. O sea, la superación de “un clarín se oye, peligra la patria/ y al grito de ¡guerra! los hombres se matan/ cubriendo de sangre los campos de Francia”, que no fueron los únicos. Por lo menos éste es un punto de encuentro entre los partidarios del sí y los del no para meditar en común. Lo diré otra vez: para meditar ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 16 ■ cial. Algunos tendrán el socorrido argumento (en ocasiones no in¿En relación a qué? Seguramenfundado) de afirmar que el papel lo te debido a los achaques de mi aguanta todo. Cierto, pero es que edad, ya provecta, recurra a poresulta que estamos discutiendo ner en primer plano, siguiendo sobre lo que se dice en el papel, de defectuosamente los pasos del un lado; y, de otra parte, de la mismaestro Karl Polanyi, las cuesma manera que el texto constitutiones socio-económicas. El texcional ha rescatado la justicia soto habla de economía social de cial (como formulación), las izmercado (el subrayado es de un quierdas podrían acordarse de servidor). ¿Tiene algo que ver esuna vieja dama Doña Correlación ta formulación con los postulade Fuerzas para que el diapasón dos neoliberales? Recuerde el de la justicia social tenga un roalma dormida, abive el seso y busto espesor. Ahora bien, las codespierte de algunos conocidos sas claras: estos argumentos teny saludados míos la profunda indrán sentido siempre y cuando las terferencia que representa dicha izquierdas de las que estamos haformulación con relación a la nablando consideren la cuestión soturaleza del neoliberalismo: si se cial como elemento central de civiencogen de hombros es que han lización. Cierto, una cuestión soperdido una pequeña parte del cial que sea la expresión de los oremus. Hablando en plata, esta grandes cambios que están en es ya una condición (casi) nececurso y de los grandes desafíos saria para repensar despaciosa(incluido el paradigma medioammente de qué Constitución estabiental como parte inseparable de mos hablando. Porque lo cierto aquella) de los tiempos que coes que la cofradía del Consenso de Washintong rren, que son los nuestros. Y, en un sentido todavía estará tomando agua de litines padistinto, a la izquierda que toree de salón ra tragarse un sapo tan indigesto. Pero (si es que hay alguna) esto le sonará a hasta donde yo conozco, esta formuquisicosa cultural. Las posiciones que han tomado lación es más avanzada que todas algunos líderes se caracterizan por Hasta donde yo he oído, nadie palas formulaciones que, sobre dicha materia (el tipo de economía), han un cierto tipo de toponomástica política rece impugnar el diseño institucional del texto constitucional, que no escrito quienes, desde la izquier(escorarse hacia un lado para diferenda, han anunciado su intención ciarse de su ´natural´ competidor electo- es poca cosa. Lo que podría sugerir que existe otro punto de encontraria a la Constitución. (Y ésta ral) con el ánimo de birlarle el mayor cuentro, también de momento, enes otra: hay una izquierda que siemnúmero de votos en futuras contre partidarios y adversarios. Y comopre ha llegado tarde a las grandes tiendas a sus inmediatos quiera que, hasta la presente, parece ocasiones; transcurrido un tiempo, se competidores. existir algo así como “bah, esa parte no lamenta de su impuntualidad pero su reestá mal del todo”, no sigo por ahí para no cantraso le ha ocasionado una mala pasada; y, a sar excesivamente al benévolo lector. De manera que continuación,, orgullosa de algunas de sus viejas coses el momento de entrar sin pudores de ninguna clase en, tumbres, se dispone a repetir el estribillo) De igual modo, con perdón, la bicha. Quiero decir, en la cuestión catalacreo que quienes, desde posiciones diversas, tienen otro na. Una cuestión endiabladamente difícil porque todavía punto de encuentro, de no menor relevancia, deben fiar su están vivos y coleando inadmisibles errores históricos y atención a la formulación constitucional de la justicia soagresiones de toda laya contra el pueblo de Catalunya y cial. Que es una antigua sintaxis, afortunadamente recusus instituciones; porque están más frescos todavía erroperada, de inusual utilización en los tiempos que corren; res desde la transición hasta hoy sobre y contra Catalunno quiero mirar a nadie, pero en ciertos sectores de la izya. Aunque conviene no olvidar que, en la proporción que quierda, esta expresión (la justicia social) sigue consideraobjetivamente sea, también nosotros, catalanes, debeda como una antigualla, tan sólo admitida como idiolecto mos considerar qué hemos hecho o dejado de hacer. O lo decimonónico, apropiado, sí, para los tiempos de Pablo que es lo mismo: entre nosotros, durante muchos años, Iglesias y Salvador Seguí pero, incluso como metáfora, no ha sido oro todo lo que relucía. Como decía la vieja codesafortunado en estos tiempos posmodernos. pla: Tú ja m’entens; tú ja m’entens… Yendo por lo dereNo es difícil imaginar a los neocons (de allende y aquencho: la parte de responsabilidad que nosotros tengamos de los mares) arqueando las cejas con indisimulado mal es nuestro cien por cien. Lo que tampoco es difícil de enhumor. Y un poco más esperanzado, me pregunto: ¿no tender. estamos ante una nueva acumulación de motivos (casi) Cuestión endiabladamente complicada porque, en efecsuficientes para volver a pensar qué se opina del texto to, la Constitución Europea no da satisfacción a la plena constitucional? Porque hasta la presente todas las razoreivindicación nacional de Catalunya. Ahora bien, de mones que se han dado desde posturas de izquierdas condo expeditivo digo: si tan sentido problema todavía está trarias tal vez hayan olvidado comunicar a los inscritos en con dificultades en España ¿en qué cabeza cabe que puesus respectivas organizaciones que ahí están, ahí están da tener su mejor encaje en la Constitución europea? Y esperando ver el tiempo (como a la Puerta de Alcalá) esas afirmo sin pelos en la lengua: ¿pensaba alguien de dos figuras: la economía social de mercado y la justicia so◗◗◗ en común. ❛❛ ❛❛ REVISTA DE DERECHO SOCIAL a revista de Derecho Social, ha editado una separata, donde aparece un artículo “análisis del modelo de inmigración en España: aspectos laboral y jurídico”, escrito por Paloma López y Rodolfo Benito, miembros de la Comisión Ejecutiva Confederal de CC.OO., donde se analizan las características de la inmigración que se está produciendo en los últimos años y que está estrechamente ligada al tipo de crecimiento económico que se ha producido, basado en: bajos tipos de interés, un mercado laboral desregulado y con una economía sumergida superior al 20%; estos factores, unidos a las altas tasas de irregularidad, son algunos de los que han determinado que se haya tratado el fenómeno de la inmigración como una forma de disponer de mano de obra barata y disponible para todo tipo de discriminación y explotación. Frente a este enfoque, los autores del artículo reclaman la necesidad de abordar con otra visión el problema de la inmigración, lejos del actual, donde es el mercado el que pone las reglas y aproximándose a otra visión de la inmigración, desde la política, que permita alcanzar una ciudadanía inclusiva y plural. L OBSERVATORIO SOCIOLABORAL fse@mi.madritel.es • www.fundacionsindicaldeestudios.org. Edita: Fundación Sindical de Estudios C/ Sebastián Herrera, 12-14. 1ª planta 28012 Madrid Presidente: Rodolfo Benito Valenciano Directora: Elvira S. Llopis Publicaciones: Adela Crespo Alvarez soci olabora ervato s b o TENDENCIAS rio cacho que le pueda corresponder) de la separación que veras que por ahí se podía avanzar en lo que no se ha popueda haber entre la gente y el universo de los partidos dido en España? Posiblemente algunos piensen que los cuando llegan las grandes solemnidades. Bien, lo que redactores del texto constitucional han sido timoratos (o quiero decir es que tampoco con las cosas europeas se centralistas) pero, tal como están las cosas (y el asunto va puede jugar. para muy largo) no se podía solucionar la cuestión catalana y dejar al pairo las cuestiones vasca, bretona, corsa y Acabo con un cierto desahogo personal. Un grupo de cono se cuántas más. También era ilusorio creer que todo frades sindicales estábamos en cierta ocasión celebrando ese mosaico iba a tener una solución (más o menos aproun buen acontecimiento en un bar del Bon Pastor. En ximada); sencillamente porque la consciencia posinuestra mesa teníamos platos de chocos, ble no coincide con la consciencia real de cópulpos a la gallega, morralla, pinchitos mo están dichos asuntos. Así pues, quiemorunos, sus convenientes botellas nes con razón digan que los redactores de blanco pasto y, naturalmente, la Las verticistas orientaciones que han sido unos timoratos acertarán, inhospitalidad del muy noble orujo cluso si no reconocen que ellos misalgunos líderes han dado contra el gallego. Estando ya con una ciermos habían pecado de ilusos; o quitexto constitucional son una conseta alegría en el cuerpo y en el alzás no cayeron en la cuenta que tecuencia directa de una tan estrecha coma se nos acercó el dueño de la ner razón, desgraciadamente, no tasca. Dijo: Compañeros, esto mo deficiente concepción de la Unión basta. corre a cuenta de la casa. Lo que europea como nuevo sujeto políticofue premiado con grandes aplauUn servidor ha intentado seguir una institucional. sos. Me levanté y le dije: Así se hamáxima bastante castiza: con las cobla,¿pero a qué se debe el honor? Y el sas de comer no se juega: esta es una dueño: Porque tenías mucha razón en cultura muy extendida en los sindicalistas. aquella asamblea de mi empresa dijiste que si Firmar o no firmar el resultado de una negohacíamos esto, lo otro y lo demás allá nos estrellaríaciación tiene sus repercusiones; convocar un conflicto o mos. Te pitamos, y pasó lo que tú dijiste; nos echaron a la no, tiene sus repercusiones. Porque de todo ello depende calle. Bueno, cosas que pasan… Puede ser que tener raen buena medida la condición material de las personas, zón antes de tiempo es equivocarse. (De esta anécdota dentro y fuera de los centros de trabajo. Se trata de un cópueden dar razón fundada Manolo Gómez Acosta, Santi digo deontológico que nada tiene que ver con la toponoBarrera y Emili Penado; del resto de la cofradía ya no me mástica política a la que antes me he referido. Sin embaracuerdo, pues el tiempo no pasa en balde. ¿Y esto a qué go, esta forma de ser no está convenientemente extendivenía? ■ da en el mundillo político. Y, tal vez, sea otro motivo (en el ■ 17 fund octubre 2004 26 s o i ación sindical de estud i o r o s t o a v c r e i o s laboral b o EL DIALOGO SOCIAL Y EL MODELO DE CRECIMIENTO VIGENTE EN NUESTRO PAIS SUMARIO OPINION 3 ■ Paloma López Bermejo y Rodolfo Benito Valenciano Hay que sindicalizar las relaciones laborales de los inmigrantes. INDICADORES 6 Un apunte de coyuntura económica (Petróleo, inflación, presupuestos). TENDENCIAS 8 ■ Juan López Gandía La edad de jubilación y las fronteras entre el trabajo activo y la condición de pensionista. ■ Vicente Sánchez Jiménez Semana Europea sobre Seguridad, Medio Ambiente y Salud en la Construcción. seis meses del Gobierno emanado de las elecciones del 14 de marzo, y en curso del procedimiento para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2005, es oportuno realizar una primera reflexión de los principales ejes gubernamentales de intervención, a fin de evaluar los efectos potenciales de su aplicación sobre las condiciones de vida y los derechos de los trabajadores y trabajadoras. A Esto es especialmente importante en una coyuntura histórica que, sin ánimo de exhaustividad, nos atrevemos a caracterizar en la forma siguiente: • La prolongación y profundización de una grave crisis del orden internacional, por efecto de la operación militar en Iraq, los efectos de la política unilateral y hegemonista de la Administración republicana de EE.UU., y la generalización de un sentimiento de miedo en la opinión pública mundial, por las amenazas del nuevo terrorismo global, de la aceleración de la crisis ecológica global y de los devastadores efectos de las nuevas epidemias, endemias y pandemias en nuestro siglo. ❛❛ Los cambios sociodemográficos que implican, de un lado, cambios cuantitativos, significados, fundamentalmente, en el envejecimiento de la población, y, de otro lado, cambios cualitativos que podemos caracterizar por el incremento de los movimientos migratorios, así como por la emergencia de nuevos sujetos sociales. • El espectacular incremento de los precios de los combustibles, en buena medida asociado a los fenómenos antes descritos, además del incremento en la demanda derivado de los fuertes ritmos del crecimiento de las grandes economías como China y la India. Este factor, que ya contribuyó al fin de la que se dio en llamar “los gloriosos treinta”, amenaza ahora los indicios de recuperación de la economía mundial y de las condiciones de vida de la población trabajadora en la totalidad del planeta. • El avance en el proceso de construcción de la Unión Europea, que tiene en el procedimiento de ratificación del Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa, un hito decisivo, conformando un hecho histórico, nuevo y distinto para las oportunidades y las expectativas de los trabajadores y el conjunto de la sociedad española. • La propia política del nuevo Gobierno español, manifiestamente distinta de la del anterior en los aspectos internacional, de derechos sociales y distribución territorial del poder del Estado, y pendiente aún de determinar con claridad (aunque con favorables expectativas) en lo que concierne al mundo del trabajo (diálogo social, política de empleo, protección social, etc..) y, en general, a su política económica (modelo productivo, I+D; política fiscal y presupuestaria, vivienda, infraestructuras, etc...). ◗◗◗ EDITORIAL rio ervato sociolaboral s b o • El creciente descrédito en el que han caído las políticas simplistas de libre mercado y neoliberalismo, tal y como han sido calificadas por la CIOSL, y los límites del proceso de globalización orientada por las mismas, que sobre la devastación de las condiciones de vida y los derechos ciudadanos de la mayoría de la población del planeta está poniendo de relieve su condición de factor de retroalimentación de las crisis y el desajuste económico que pretendidamente venían a superar. • Los cambios socio-demográficos que implican, de un lado, cambios cuantitativos, significados, fundamentalmente, en el envejecimiento de la población, y, de otro 2■ lo que concierne a los servicios sociales, y más en particular a las dirigidas a las personas dependientes. La ampliación de la U.E. a 25, no puede constituir, en modo alguno, motivo de tranquilidad para la actual Administración, por la automática colocación de nuestros niveles de prestaciones por encima del nuevo promedio europeo. • Se hace preciso, por necesario, promover a fondo un cambio del modelo de crecimiento económico, que, fundamentalmente en los últimos años, se ha basado en el incremento del consumo privado a través de un fuerte endeudamiento de las familias, y ligado al crecimiento de la construcción, con una fuerte penalización del sector industrial y del tejido productivo. Estamos en tasas de temporalidad superiores al 30%, cuestión ésta a abordar de manera prioritaria, junto a la necesaria realización de una política industrial activa, para lo que son imprescindibles fuertes inversiones públicas, y también privadas, en Investigación, Desarrollo e Innovación. La tasa de temporalidad en los últimos años ha venido marcada por una tendencia en el sector público, que ha experimentado un crecimiento en temporalidad de casi cinco puntos (18,7% en 2001, al 23,4% en 2003). Los jóvenes tienen una alta tasa de temporalidad, que se cifra en el 50%, siendo la tasa de actividad de las mujeres claramente insuficiente, ya que se sitúa en el 43,5%, frente al 67,8% de los varones, lo que significa en la práctica que 6 de cada 10 mujeres no tienen empleo. Estas altas tasas de temporalidad, acompañada, además, de altos índices de precariedad (falta de derechos), que afecta a trabajadores y trabajadoras con contrato temporal y se extiende también a una parte de los que disponen de empleo estable. Las elevadas tasas de precariedad tienen mucho que ver con el tipo de mercado de trabajo, pero también con los procesos de subcontratación que, o se regulan, o seguirán siendo factor fundamental de precariedad. ❛❛ El diálogo social como palanca fundamental de transformación del modelo de crecimiento vigente en nuestro país, de incremento en la productividad y mejora en la calidad del empleo, de incorporación de pautas democráticas en los procesos de producción, distribución y consumo. lado, cambios cualitativos que podemos caracterizar por el incremento de los movimientos migratorios, así como por la emergencia de nuevos sujetos sociales. En este marco de situación, muchos y muy importantes son los retos que se nos presentan y sobre los cuales hemos de reflexionar. A título meramente indicativo, mencionaremos los siguientes: • La cobertura de los déficits en derechos y en prestaciones sociales, en relación con el nivel medio de la Unión Europea de los 15, y que la política de los Gobiernos del PP no han hecho sino acentuar; especialmente clamoroso en En momentos en los que se pone especial énfasis en la necesidad que compartimos, de incrementar la productividad, hay que subrayar que uno de los principales hándicaps que precisamente tiene la productividad, son temporalidad y precariedad. Es preciso, pues, avanzar en una política activa de mejora en la calidad del empleo, restableciendo el principio de causalidad e intensificando las inversiones en formación, basada en la perspectiva de un cambio del anterior modelo de crecimiento. • El sostenimiento del sistema público de Seguridad Social en relación con la evolución demográfica, las expectativas de empleo y el incremento en las demandas de prestaciones, así como el índice de cobertura en los contratos (p.ej. desempleo). • Aunque genéricamente está incluido en el apartado de prestaciones sociales, la garantía o sostenibilidad en la prestación del servicio público de salud es, tal vez, uno de los problemas más importantes para el futuro del Estado del Bienestar y, por ende, de la democracia en España. La soci olabora ervato s b o EDITORIAL rio ■3 empleo estable y de calidad y a la consolidafinanciación de este servicio, cada vez más cosción de un tejido productivo diversificado y toso en recursos humanos y capital, es un El diálogo social constigenerador de alto valor añadido- deberá problema que afecta al conjunto de las ser abordada en una coyuntura presioAdministraciones Públicas, y en el que tuye una de las principales se debe materializar los principios de aportaciones del movimiento sin- nada por los efectos del encarecicohesión y solidaridad que sostiene dical a la construcción de la socie- miento de los combustibles (en términos de inflación e incremento de nuestra Constitución. dad civil, madura y dialogante, con los tipos de intereses, como míni• La formación y capacitación indivi- capacidad para encontrar dentro de mo), y en un ámbito supraestatal en sí los recursos suficientes para el que los imperativos de la libre comdual y colectiva de las trabajadoras y petencia y la estabilidad presupuestatrabajadores, se ha conformado como afrontar los retos de este nueria, modificada recientemente por el el principal patrimonio social. Los recurvo siglo. Parlamento, constituyen imperativos insos destinados a financiar su prestación soslayables. deben gozar de una atención prioritaria en la formulación de las inversiones públicas. Una coyuntura que exige del conjunto de la sociedad española un esfuerzo de adaptación, solamente viable si • España constituye un verdadero reservorio genético de descansa sobre el protagonismo activo de los principales especial animales y vegetales, y de hábitat naturales para agentes sociales, constituyendo un tejido relacional basael conjunto de la U.E.; sus recursos naturales (suelo, agua, do en la aceptación de las responsabilidades de cada uno; bosques, litoral), constituyen un patrimonio que merece en la constitución en suma, de una sociedad civil. ser conservado con el esfuerzo de todos, de acuerdo con los principios de solidaridad y progresividad fiscal. Pero la La declaración para el diálogo social sobre competitivisociedad española es una sociedad eminentemente urdad, empleo estable y cohesión social, suscrita el pasado bana, en la que los efectos no deseados de su desarrollo 8 de julio entre el Gobierno y los Agentes Sociales, se económico y social, se hacen sentir en forma de desechos orienta en el sentido que veníamos indicando, haciendo y contaminaciones de todo tipo, y crecientemente tóxicos posible la superación del deterioro sufrido por el diálogo y peligrosos incrementos de las emisiones de CO2 y gases social en la segunda legislatura del P.P., quien lo redujo de efecto invernadero. Problemas que deben ser atajados con frecuencia a un mero trámite de audiencia y consulta. dotándose de instrumentos y mecanismos políticos diversos que incorporen modificaciones sustanciales en las Coincidentes en esta orientación, postulamos una conpautas vigentes de producción, distribución y consumo. cepción del diálogo social que va más allá de los procedimientos de concertación entre agentes sociales, con ser • Afrontar retos de tamaña envergadura exige la superaello importantes. El diálogo social como palanca fundación del clima de crispación que ha alcanzado su paroxismental de transformación del modelo de crecimiento vimo al final de la segunda legislatura del P.P. La sociedad gente en nuestro país, de incremento en la productividad española debe recuperar la que tal vez constituya su priny mejora en la calidad del empleo, de incorporación de cipal conquista en el último cuarto del siglo XX, la capacipautas democráticas en los procesos de producción, disdad de diálogo. tribución y consumo. El diálogo social constituye una de las principales aportaEn un nuevo escenario político, previsiblemente también ciones del movimiento sindical a la construcción de la soeuropeo (ampliación a 25 de la U.E. y Constitución Eurociedad civil, madura y dialogante, con capacidad para enpea), en momentos en que los cambios sociales, econócontrar dentro de sí los recursos suficientes para afrontar micos y laborales se suceden a velocidad vertiginosa, es los retos de este nuevo siglo. preciso realizar una función prospectiva que sea capaz de anticiparse a los cambios que se producen, que dé resUn diálogo social tanto más necesario cuanto la indispenpuestas a los nuevos problemas. ■ sable política económica -orientada a la generación de un ❛❛ OPINION rio ervato sociolaboral s b o 4■ ■ Paloma López Bermejo y Rodolfo Benito Valenciano Miembros de la Comisión Ejecutiva Confederal de CC.OO. Hay que sindicalizar las relaciones laborales de los inmigrantes un catálogo de ocupaciones de difícil cobertura, para cada provincia así como para Ceuta y Melilla, de acuerdo con la información suministrada por los Servicios Públicos de Empleo Autonómicos. Este catálogo estará basado en la información disponible sobre la gestión de las ofertas presentadas por los empleadores en los Servicios Públicos de emEste reglamento, del que hay que hapleo, considerando como ocupaciones las cer una valoración positiva, básicamente en toconsignadas en la Clasificación Nacional do lo que tiene que ver con el mercado de de Ocupaciones en vigor.” trabajo, la regularización extraordinaria de Son muchos los aspectos los trabajadores inmigrantes con empositivos del Reglamento, espeEste aspecto nos obliga sindicalpleo -pero sin papeles-, lo que significa cialmente los relativos a temas de mente a intensificar nuestro trabaque emerja al menos una parte de la economía sumergida, sin embargo, carácter laboral, pero también existen jo en los Servicios Públicos de Empleo Autonómicos y Estatal, no modifica la Ley de Extranjería, aspectos que hay que valorar con maefectuando un verdadero control que, como queda recogido en el Inyor prudencia, y que no podemos obsobre las ocupaciones y la gestión forme Anual 2004, sobre la violación viar, como es el tratamiento de algude las ofertas presentadas. de los derechos sindicales elaborado nos elementos relacionados con la por la CIOLS (Confederación InternaOtro aspecto a destacar es la creacional de Organizaciones Libres Sindireagrupación familiar, menoción de la Comisión Laboral Tripartita, cales) se parte de una Ley de Extranjería res, y centros de migraque se constituye como instrumento de (LOEX) donde:“Se niegan los derechos de ciones. consulta, mejorando la genérica redacción los trabajadores/as extranjeros en situación de “agentes sociales más representativos”. Ahora “irregular” (...).Esta Ley establece específicamente bien, es necesario, y sindicalmente un reto, dotar a dicha que los extranjeros no pueden ejercer el derecho a la sindiComisión de contenidos de trabajo más allá de los meracalización y a la huelga, la libertad de reunión y asociación mente consultivos en procesos puntuales, y que adquiera (y por ende, el derecho a la negociación colectiva) (...). un papel fundamental para incidir en los aspectos laborales relacionados con los procesos migratorios por razones En relación a dicha restricción de derechos fundamentaeconómicas. les, las organizaciones sindicales entendieron que vulneraban la propia Constitución Española y también conveEl arraigo laboral, artículo 45 del Reglamento, es otro de nios de la OIT ratificados por España. A dicha interpretalos aspectos a destacar, ya que se puede obtener una aución se sumaron los partidos políticos de la oposición y ditorización acreditando la permanencia continuada en Esversas comunidades autónomas, los cuales recurrieron paña durante un período mínimo de dos años, y que deante el Tribunal Constitucional, que deberá dictar sentenmuestre la existencia de relaciones laborales cuya duracia al respecto.” ción no sea inferior a un año. Para poder justificar esta relación laboral, el interesado deberá presentar una resoluAsí pues, con independencia de consensuar el reglamención judicial que reconozca dicha relación laboral o el acto de la LOEX, lo cual es importante, sindicalmente hemos ta definitiva de la Inspección de Trabajo y Seguridad Sode seguir manteniendo el objetivo de modificar el articulacial. do restrictivo en cuanto a derechos fundamentales recogido en dicha Ley. Para poder desarrollar adecuadamente estos artículos (45 y 46), es preciso potenciar el papel de la Inspección de Haciendo un recorrido por el texto del nuevo reglamento, Trabajo, dotándola de mayores recursos económicos y se observan elementos positivos como, por ejemplo, trahumanos. Sindicalmente y como prioridad, establecer tar de definir la Situación Nacional de Empleo, que ha sido con la Inspección de Trabajo el control en la contratación un obstáculo permanente en la concesión de permisos de de inmigrantes en fraude de ley, acordando para ello platrabajo, al utilizarse, por su indefinición, de forma discrenes de trabajo que incidan en los sectores laborales doncional por parte de la Administración. El Artículo 50 del rede las situaciones de fraude y explotación se producen glamento recoge: “A los efectos de determinar dicha sicon mayor frecuencia. Este debe ser uno de los procedituación nacional de empleo, el Servicio Público de Empleo mientos para hacer aflorar la economía sumergida y donEstatal elaborará, con periodicidad trimestral, y previa de la figura del arraigo laboral adquiera una diconsulta de la Comisión Laboral Tripartita de Inmigración, ◗◗◗ l Gobierno del PSOE ha consensuado con los agentes sociales, patronal y sindicatos, el reglamento de desarrollo de la Ley de Extranjería. Este aspecto es, no podría ser de otra manera, una buena noticia, ya que rompe la dinámica de falta de diálogo social en esta materia. E ❛❛ Pese a estas cuestiones, que habrá que ir corrigiendo como ya se hizo en otros momentos, hasta llegar al conocido como reglamento del 96, que mejoró notablemenSindicalmente, además, se ha de velar te la Ley del 85, es importante, sin embarporque las condiciones laborales de esgo, la voluntad política de apostar por la intos trabajadores sean las reguladas por tegración social de este colectivo de persolos convenios colectivos de empresa, nas, para ello se constituye un fondo de sector de pertenencia o provincia. Es deapoyo a las Comunidades Autónomas y cir, hay que sindicalizar las relaciones laAyuntamientos, verdaderos artífices y proborales de los inmigrantes, que en la acmotores de los procesos de integración social tualidad son prácticamente mercantiles. y que no han percibido ninguna aportación económica del Estado. Evidentemente, En cuanto al Contingente es de prever, al Sindicalmente se ha de velar la cuantía del fondo es insuficiente, pemenos deseable, que se establecerá porque las condiciones laboraro inicia un camino para la mejora, ineun procedimiento ágil y para ello es les de estos trabajadores sean las xistente con anterioridad. importante la incidencia que ha de tener la Comisión Laboral Tripartita. reguladas por los convenios colectiPara finalizar, es preciso hacer una Pero más allá, sin dejar de ser imvos de empresa, sector de pertenenbreve valoración de la disposición portante, del establecimiento nucia o provincia. Es decir, hay que sintransitoria tercera, o, lo que es lo mérico del Contingente y del procedimiento para llevarlo acabo, es im- dicalizar las relaciones laborales de mismo, del proceso extraordinario los inmigrantes, que en la actuade regularización. prescindible poner en funcionamiento la Ley de Control Sindical de los Conlidad son prácticamente Este proceso ha de servir para regularizar tratos, así como el seguimiento de la conmercantiles. a muchos trabajadores y trabajadoras las tratación y la evaluación del contingente, decondiciones que regulan el proceso, seis meses tallándose en la misma cuantas personas han rede empadronamiento y existencia de contrato laboral, que novado los permisos, cuantas han retornado a sus países se materializará en el correspondiente permiso mediante de origen y las situaciones de irregularidad que se hayan alta en la Seguridad Social, son razonables. Pero hay que podido producir como consecuencia de la no renovación tener en cuenta algunos aspectos que pueden generar dide contratos, entre otros. ficultades, el primero es que el plazo establecido, tres meses desde la entrada en vigor del Reglamento para efectuar Son muchos los aspectos positivos del Reglamento, eslos trámites, parece escaso; segundo, que habrá que dotar pecialmente los relativos a temas de carácter laboral, pecon recursos humanos y económicos suficientes a la Adro también existen aspectos que hay que valorar con maministración, para poderlo llevar a cabo con agilidad y sin yor prudencia, y que no podemos obviar, como es el trademoras en la concesión de las autorizaciones y, tercero, tamiento de algunos elementos relacionados con la reaque habrá que establecer un mecanismo de seguimiento y grupación familiar, menores, y centros de migraciones. control de aquellos empleadores que, una vez concedida la Sin entrar a valorar detenidamente estas cuestiones, reautorización, no dieran de alta al trabajador o la trabajadora sulta preciso hacer una reflexión sobre dos elementos imen la Seguridad Social, aplicando con rotundidad el mecaportantes, como son la concesión de autorizaciones por nismo por el cual a dicho empleador se le denegarán, salvo razones humanitarias, que no quedan recogidas explícitaque alegue una justificación o razón suficiente, posteriores mente en situaciones vinculadas a manifestaciones de solicitudes de autorizaciones que presente. Sería conveviolencia fuera del ámbito familiar, o persecución por moniente, asimismo, ir estableciendo una base de datos dontivo de género (mutilación genital femenina, prostitución de consten los empleadores que actúan de manera ilegal y forzada, acoso sexual...). Sería conveniente que este asque comenten fraude con toda la sociedad. pecto, así como la posibilidad de concesión de un permiso provisional o de protección específica para personas Como se puede observar de esta reflexión, este nuevo Reen esta situación, mientras no haya sentencia, se pudiera glamento de desarrollo de la LOEX obliga a desarrollar e inregular mediante algún mecanismo jurídico. tensificar el trabajo sindical en materia migratoria. Los impulsores de este consenso también debemos serlo en el Otro aspecto que hay que precisar, para desarrollar, tiene cumplimiento del mismo, acordando medidas que quedan que ver con la concesión de un permiso, de acuerdo con pendientes de desarrollar a través de Órdenes Ministeriales el dictamen del Defensor del Pueblo, cuando media una u otros instrumentos jurídicos y, sobre todo, denunciando denuncia laboral. La colaboración con las autoridades adaquellos aspectos que impliquen desregulación, fraude y ministrativas y judiciales no puede quedar reducida a raexplotación del colectivo de inmigrantes. ■ zones de interés público o de seguridad nacional, que, ❛❛ soci olabora ervato s b o OPNION rio siendo totalmente necesarias, no son suficientes. Potenciar las denuncias de carácter laboral y la concesión de autorizaciones por este motivo, implica generar una cultura que lleve a dificultar, cuando no a imposibilitar, (esto sería lo deseable) el fraude relacionado con la discriminación y la explotación de los trabajadores y trabajadoras inmigrantes. mensión práctica y útil para los inmigrantes y para la administración, evitando, en medida de lo posible, las situaciones de irregularidad, al no tener que acudir de manera permanente a procesos extraordinarios de regularización. Estas situaciones potenciarán mejoras, tanto del mercado laboral, como para la ciudadanía en su conjunto, al conseguir que no se perciba a los trabajadores y trabajadoras extranjeros como competidores para determinados puestos de trabajo. ■5 INDICADORES rio ervato sociolaboral s b o ■ DESDE EL MIRADOR Petroleo, inflación, presupuestos UN APUNTE DE COYUNTURA ECONOMICA 6■ modelo de crecimiento, y al servicio de ese ivimos todos en estos días atentos a la objetivo se disponen sustanciales increevolución de los precios del petróleo. mentos de gasto en infraestructuras (el Hemos notado las subidas en los comEl Gobierno ha presentado 9,1%) y en I+D+i, el 25%. Pero por su bustibles y carburantes, pero todos unos PGE sobre la base de un prenaturaleza, tales incrementos tarnos tememos que los precios de alcio de 33 dólares el barril, lo que, de darán en manifestar sus efectos gunos bienes y servicios están re(en el caso de que se mantengan flejando por anticipado la repercuentrada, le representa un notable conen ejercicio sucesivos). Un camsión de estas subidas. Son notitratiempo por la vía de los gastos, en los bio hacia un modelo de crecicias ciertamente intranquilizaque no dejará de notarse tan acusado dimiento basado en el crecimiento doras sobre las que los expertos depuran sus análisis en busca de ferencial; falta saber si podría estar com- de la productividad del factor trapensado por los mayores ingresos fisbajo, no es, por tanto, un cambio la previsión más ajustada para el incales derivados del propio aumenrápido. Así que, si pretende mantemediato futuro. Sabemos que cada ner el ritmo de crecimiento de los diez dólares de crecimiento del preto del precio de combustibles años anteriores, el Gobierno deberá secio, supone cinco décimas de inflación. y carburantes. guir confiando en la construcción y el conLos datos del IPC de septiembre no reflesumo privado como motores de crecimiento. jan todavía estos efectos, manteniéndose en Existen restricciones, sin embargo, para prolongar el una tasa del 3,2% respecto del mismo mes del año recurso a estos dos factores. anterior. De acuerdo con aquella secuencia y con una previsión de 50 dólares el barril para mediados de 2005, la in- El fuerte ritmo de crecimiento de la construcción ha esflación se situaría en diciembre en el 3,8%. tado asociado durante todos estos años a la favorable situación del precio del dinero, que ha facilitado el acceso a El Gobierno ha presentado unos PGE sobre la base de un la vivienda mediante la generalización del préstamo hipoprecio de 33 dólares el barril, lo que, de entrada, le repretecario. senta un notable contratiempo por la vía de los gastos, en los que no dejará de notarse tan acusado diferencial; falta Todo apunta a que este período de tipos bajos de interesaber si podría estar compensado por los mayores ingreses se está acabando; si no de forma traumática, tarde o sos fiscales derivados del propio aumento del precio de temprano el BCE, siguiendo la senda de la Reserva Fedecombustibles y carburantes. ral USA, se verá obligado a subir los tipos, lo que se traducirá en una mayor dificultad en el acceso a la compra; difiNos encontramos con unos presupuestos -Solbes lo ha cultad difícilmente compensable, a pesar del considerable dicho-, en los que no se perciben con claridad los rasgos esfuerzo en vivienda con el Plan de choque, que reprecaracterísticos de un nuevo modelo de crecimiento. Se senta el mayor incremento presupuestario, con un 32,5%. define, es verdad, el crecimiento de la productividad como uno de los objetivos básicos para conseguir ese nuevo La política de infraestructuras, a pesar del ya comentado incremento del 9,1%, tampoco podrá compensar los efectos de contracción de la demanda, derivados del encarecimiento del dinero. V ❛❛ Fuente: Banco de España - También el consumo privado puede resentirse, por efecto de las tensiones inflacionarias, por moderadas que éstas sean. Y ello, a pesar de que la deflactación de la tarifa del IRPF generará una mayor disponibilidad para los contribuyentes; los cuales, en el actual clima, no es previsible que incrementen siquiera levemente su propensión al ahorro, muy disminuido en los últimos tiempos. Un presupuesto, por tanto, de transición, para un ejercicio en el que el Go◗◗◗ soci olabora CONCEPTOS 2003 PIB por componentes de demanda (% variación real) Gasto en consumo final nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.1 Gasto en consumo final nacional de los hogares (a) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.9 Gasto en consumo final de las AA.PP. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.9 Formación bruta de capital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4 Formación bruta de capital fijo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.2 Bienes de equipo y otros productos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.7 Construcción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.3 Variación de existencias (contribución al crecimiento del PIB). . . . . . . . . . . . . . . 0.1 Demanda interna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.2 Contribución al crecimiento del PIB de la demanda interna . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.3 Exportación de bienes y servicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.6 Importación de bienes y servicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.8 Saldo exterior (contribución al crecimiento del PIB). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . -0.8 PIB . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.5 PIB a precios corrientes: miles de millones de euros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 744.8 % variación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.6 PRECIOS (% variación) Deflactor del PIB. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.0 Relación real de intercambio (RRI) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0.8 Costes laborales y empleo equivalente a tiempo completo (% de variación) Remuneración (coste laboral) por asalariado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.2 Empleo total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.8 Empleo asalariado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.4 Empleo: variación en miles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278.9 Productividad por ocupado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0.7 Coste laboral unitario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.5 Coste laboral unitario real . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . -0.5 Pro memoria Tasa de paro (% de la población activa) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11.3 Parados (miles). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2127.4 2004 2005 3.4 3.2 4.0 3.8 3.3 2.2 4.2 0.1 3.5 3.6 4.8 6.9 -0.9 2.8 791.3 6.3 3.3 3.2 3.5 4.0 4.0 5.1 3.2 0.0 3.4 3.6 6.4 7.3 -0.6 3.0 841.0 6.3 3.4 -3.0 3.2 -0.4 3.9 2.0 2.2 326.1 0.7 3.1 -0.2 4.1 2.0 2.2 331.9 0.9 3.1 -0.1 11.1 2141.4 10.8 2122.8 (a) influye a las ISFLSH (Instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares). Fuente: Ministerio de Economía y Hacienda 1.- En primer lugar, el mantenimiento y, en su caso, aumento de la dotación para el conjunto de las políticas destinadas a la mejora de la productividad, mediante el aumento y la renovación del capital, en sentido amplio (I+D+i, infraestructuras, educación) La evolución de esta variable en las últimas décadas, según muestra el gráfico, pone de relieve una caída constante de la productividad hasta la situación actual que determina la pérdida constante de competitividad de la economía española. Desde CC.OO. no reivindicamos, como es obvio, los máximos de productividad de la serie, claramente asociados a fases recesivas del ciclo económico (años 83-85 y 93-94) durante los cuales se experimentaron las mayores reducciones en la cifra de ocupados. Reivindicamos por el contrario un incremento de la productividad asociado al aumento y la mejora de la calidad del empleo, a través de la formación, desde luego, pero también de la ampliación y profundización de los derechos laborales, incluyendo el de la participación en la empresa. 2.- En segundo lugar, el incremento y mejora en la producción de bienes públicos de carácter preferente (sanidad, educación, cultura y medio ambiente), así como en los de protección y promoción social, mediante la consolidación de un sector público moderno y configurado por los principios constitucionales de universalidad, solidaridad y cohesión social, compatibles con los de eficacia y eficiencia. 3.- En tercer lugar, una rigurosa reforma fiscal, destinada a obtener los recursos precisos para financiar las políticas antes citadas y orientado por los objetivos de incrementar la presión fiscal (reduciendo el diferencia que aún mantenemos con los más avanzados países europeos, mayor progresividad y mayor suficiencia financiera para garantizar la autonomía política de los poderes regionales y locales. ■ Nota al pie de página: Al cierre de esta edición el barril Brent cotiza a 47,38 dólares. Habrá que seguir la evolución de tan importante variable y su impacto en la previsiones presupuestarias. ervato s b o Variación en % sobre el mismo período del año anterior, salvo indicación en contrario bierno deberá acometer políticas que hagan efectivo y viable el cambio de modelo económico que se proclama. Desde un enfoque sindical, señalamos los más importantes: INDICADORES rio ESCENARIO MACROECONÓMICO ■7 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 8■ ■ Juan López Gandía Profesor titular de Derecho del Trabajo. Universidad de Valencia. La edad de jubilación y las fronteras entre el trabajo activo y la condición de pensionista otras pensiones muy conectadas con la vida a idea tradicional de la jubilación se ha laboral, como la incapacidad permanente, identificado con el retiro total de la acuna vez se hubieran cumplido por parte tividad laboral. Las fronteras entre la viJunto a la jubilación clásica, del trabajador los 65 años, la edad penda activa y el pase a la situación de a edad ordinaria o anticipada, se sionable, en tanto que la propia edad pensionista estaban claramente deañaden ahora la jubilación parcial, la supondría por sí misma una incapalimitadas por esta visión inspirada en una tajante separación entre la jubilación gradual y la jubilación flexi- cidad presunta para el trabajo (idea que se reforzaría en sistemas de retipensión y el cese en el trabajo coble como formas nuevas de abordar ro forzoso o jubilación forzosa), o llemo consecuencia de la llegada de las relaciones entre actividad y penvaría consigo situaciones de depenla edad de jubilación. Las ideas de sión, presentando ya la jubilación dencia (gran invalidez) que habría que flexibilidad o gradualidad aplicables como una situación compatible abordar de manera unitaria junto con la a la jubilación se centraban en uno de parcialmente con el trabajo. jubilación. sus requisitos, la propia edad, y en el carácter voluntario del cese del trabajaEsta construcción de carácter general se obdor con la llegada de la edad pensionable, serva en la jurisprudencia del Tribunal Constitupero no afectaban al propio concepto de jubilacional al analizar los arts. 161 y 143 de la LGSS pues parción, ni a su relación con el cese en el trabajo, que se ente de esa concepción de la edad de jubilación que se acatendía en todo caso como total cuando el trabajador deciba de señalar, como frontera clara entre la vida activa y la diera acceder a la pensión. situación de jubilación. De ahí que en Incapacidad permanente la regla general (art. 161, LGSS) sea que no se reSin embargo, el propio concepto de la jubilación ha expeconozca el derecho a prestaciones de Incapacidad Perrimentado cambios importantes en los países europeos y manente o a su revisión (art. 143 de la LGSS), cualquiera en el nuestro en estos últimos tiempos de manera que que sea la contingencia que la determine, cuando el beasistimos a una variada gama de situaciones en las que las neficiario en la fecha del hecho causante tenga cumplidos relaciones entre jubilación y trabajo adquieren una mayor sesenta y cinco años y reúna todos los requisitos para accomplejidad. Este fenómeno se explica, de un lado, porceder a la pensión de jubilación en el sistema de la Seguque las prestaciones de la Seguridad Social no sólo se ridad Social. La STC 197/2003 de 30 de octubre de 2003 contemplan en su función de asegurar la sustitución de entiende que el art. 143.2 LGSS no estaría considerando rentas ante una situación de necesidad, sino que se sitúla edad de manera aislada y selectiva, sino la edad en an cada vez más en la perspectiva global de la política de cuanto implica la línea de separación entre la situación de empleo y de la regulación del mercado de trabajo. A esta vida laboral activa y la de finalización de ésta, lo que llevatendencia se añade, además, que la política de empleo se ría a la diferenciación entre dos grupos de personas, con coloca a su vez ahora al servicio de la viabilidad futura de una diversa, y preexistente, posición o condición jurídica. los sistemas públicos de pensiones como una manera de La edad puede suponer “un criterio de distinción que reshacer frente a sus problemas demográficos y financieros. ponda a razones objetivas y razonables» según el Tribunal Constitucional (STC 184/1993, de 31 de mayo, FJ 3), que Esta nueva interrelación entre ambas políticas, la de emadmite la viabilidad de la fijación de una concreta edad copleo y la de Seguridad Social, hace que la pensión de jubimo límite para los derechos de los beneficiarios «probalación no presente ya una sola faceta sino que adquiere un blemente atendiendo a condicionamientos financieros» carácter poliédrico y en consecuencia adopte diversas (STC 137/1987, de 22 de julio, FJ 3). Por todo ello, el Trimodalidades: junto a la jubilación clásica, a edad ordinaria bunal Constitucional concluye que el doble y diferenciado o anticipada, se añaden ahora la jubilación parcial, la jubimarco legal de protección para la vejez y la invalidez obelación gradual y la jubilación flexible como formas nuevas dece a criterios objetivos y razonables, según criterios de de abordar las relaciones entre actividad y pensión, prevalor generalmente aceptados, sin que las consecuencias sentando ya la jubilación como una situación compatible que derivan de esa diferenciación produzcan resultados parcialmente con el trabajo. desproporcionados a la vista de la finalidad perseguida. En ese contexto tradicional de clara y tajante separación Sin embargo, este modelo que se inspira en la regulación entre la vida activa y la pasiva podían encontrar explicatradicional de la jubilación como retirada definitiva, ción la prohibiciones de reconocimiento o revisión de L ❛❛ ◗◗◗ El texto corresponde a la introducción del nº 7 de Básicos de Derecho Social, “Jubilación Parcial”, que contiene una trabajo sobre lo relacionado con esta situación, que sin duda constituye una alternativa a las duras condiciones de la jubilación anticipada, flexibilizando y facilitando el propio acceso a la pensión en mejores condiciones que ésta, al no producirse un retiro total. Las nuevas relaciones entre pensión de jubilación y trabajo es por otro lado una muestra más del llamado Estado del bienestar “activo”, del nuevo papel de las prestaciones de Seguridad Social en relación con la actividad, esto es, del paso de un sistema de protección social identificado con la sustitución de rentas del trabajo exclusivamente a un sistema de prestaciones al servicio de la recolocación. Esto se observa de manera más clara en las reformas recientes en Europa y en España de las prestaciones por desempleo, que han colocado en un primer plano un concepto de activación ligado a la propia naturaleza de la prestación, al servicio de la recolocación como una medida más de las políticas activas de empleo. Y en segundo lugar, esta nueva visión se pone de manifiesto también en la posibilidad de simultanear la percepción de las prestaciones de desempleo con la actividad laboral del perceptor mediante políticas activas que fomentan la contratación a través de la subvención a la empresa que contrata al trabajador que sin dejar de ser preceptor de la prestación se incorpora a la vida laboral. La relación de las prestaciones con el trabajo no es la misma en los subsidios que en las pensiones. Sin embargo, a causa de la presión derivada del aumento del gasto público, también en éstas se habría producido una cierta alteración de su relación con el trabajo y también de un replanteamiento de la edad como frontera entra la vía activa y la situación de pensionista del trabajador, de manera que las reformas de la pensión de jubilación irían también en la línea de refuerzo de la actividad mediante un principio nuevo de “envejecimiento activo”, que afecta no sólo a las pensiones y a la prolongación de la vida activa, sino también a la educación y a la salud. De ahí que se haya ido introduciendo tal concepto en los documentos comunitarios sobre envejecimiento (Contribución de la Comisión Europea a la segunda Asamblea Mundial sobre el envejecimiento de 18d e marzo de 2002) (WALKER, A., 2002, 139). En efecto distintas resoluciones y recomendaciones comunitarias (Recomendación del Consejo 82/857/CEE de 10 de diciembre de 1982, Resolución del Consejo de 30 de julio de 1993, 93/C/188/101) propugnan una diversificación de posibilidades entre jubilación y trabajo que van desde el retraso efectivo en la jubilación más allá de la edad ordinaria hasta la jubilación flexible y la retirada parcial del mercado de trabajo, de tal manera que estas medidas permitan compatibilizar la situación de jubilado y la situación de activo. Mientras que el planteamiento tradicional de la flexibilidad y la gradualidad en la jubilación tenía como objetivo y razón de ser reforzar la nota de la voluntariedad y del tránsito no traumático entre vida activa y vida pasiva, se trata ahora de fomentar la permanencia total o parcial en el empleo para contribuir, además, a la viabilidad de los regímenes de pensiones y hacer frente a los cambios demográficos y a la situación del mercado de tra- soci olabora ervato s b o bajo. Se trata, no obstante, de medidas débiles o suaves (TORTUERO PLAZA, J.L. 2002), de ensayos preparatorios, si acaso, antes de pasar a una segunda fase en que se plantee ya directamente un retraso generalizado de la propia edad de jubilación para las futuras generaciones de trabajadores, sobre la base de que éstos se encontrarían en mejores condiciones para poder asumir estas medidas al haberse incorporado más tarde al mercado de trabajo y en mejores condiciones de salud y capacidad física que las generaciones anteriores (LOPEZ GANDIA, 2002, 38). Una modificación de la propia edad ordinaria de jubilación con carácter general tendría un impacto desde luego mucho mayor sobre el mercado de trabajo y supondría una retraso forzoso en el acceso a la jubilación y, por tanto, en TENDENCIAS rio rígida y total del trabajo por el cumplimiento de una y misma edad fijada por la ley ha sido desplazado por una heterodoxa tipología, imprevisible cien años antes, destinada a confrontar ya con absoluta con normalidad la jubilación forzosa con la voluntaria, la total con la parcial, la temporánea con la extemporánea, la surgida de la edad a la surgida del empleo, la legal a la contractual (VILLA GIL, L. E 1999, 10 y RODRÍGUEZ PIÑERO, M., 2002 (1), 4-5, LOPEZ CUMBRE, L. 2002, 15). ■9 Las nuevas relaciones entre pensión de jubilación y ❛❛ trabajo es por otro lado una muestra más del llamado Estado del bienestar “activo”, del nuevo papel de las prestaciones de Seguridad Social en relación con la actividad, esto es, del paso de un sistema de protección social identificado con la sustitución de rentas del trabajo exclusivamente a un sistema de prestaciones al servicio de la recolocación. el cobro de la pensión. Se trataría e una medida sin duda de mayor impacto, que probablemente haya que plantear en el futuro, si no surten efectos las medidas voluntarias y graduales, cuyo balance cuantitativo es hasta bastante modesto. Hay que tener en cuenta, no obstante, que en algunos países como el nuestro antes que una medida de este tipo existe todavía la asignatura pendiente de conseguir que la edad real se aproxime a la edad ordinaria de jubilación, como han puesto de manifiesto diversos informes sobre las pensiones y el reciente Acuerdo parlamentario para la renovación del Pacto de Toledo. ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 10 ■ ser una jubilación anticipada alternativa a la jubilación anSe trata de medidas nuevas de Seguridad Social que se ticipada total o común, que, a diferencia de ésta, sería vishan combinado con reformas laborales relacionadas con ta con buenos ojos por el legislador, ya que la percepción la jubilación, como el contrato a tiempo parcial y el contrade una pensión de jubilación aun parcial, compatible con to de relevo, como una de sus modalidades, así como la el trabajo, si bien supone ya una desembolso de gastos de supresión de la autorización a la negociación colectiva paSeguridad Social, se produce sin la aplicación de coefira establecer cláusulas de jubilación forzosa. Así cabe cientes reductores de anticipación, al contrario de lo que destacar en este sentido que tras la reforma laboral de ocurre en la jubilación anticipada propiamente dicha por2001 se ha producido una mayor generalización y fomenque se ve compensada con el ingreso de cotizaciones por to del contrato a tiempo parcial, mediante al reforma del parte de otros trabajador que viene a completar art. 12 del ET y la derogación de la disposición adila jornada del jubilado, por lo que no dejan cional 10ª del Estatuto de los trabajadores. de ingresarse cuotas. Estas medidas se añaden a las tradicionales de anticipación de la jubilación La jubilación parcial con contraEsta consideración es básica mediante reparto de empleo a partir to de relevo constituye de hecho una para entender la institución de de los 60 años desde al reforma laalternativa a las duras condiciones de la la jubilación parcial y para disboral de 1984 o de la jubilación a jubilación anticipada flexibilizando y facilitantinguirla propiamente dela julos 64 años desde el RD do el propio acceso a la pensión en mejores bilación parcial diferida des1194/1985, que son objeto de reformulación, como la jubila- condiciones que ésta tal como ha quedado confi- pués de los 65 años, que se ción parcial con contrato de re- gurada tras la ley 35/2002 al no producirse un reti- aproxima más a la idea de incentivar el retraso y la flelevo, o el mantenimiento de las ro total. De ahí que la jubilación parcial se ofrezxibilidad de la jubilación jubilaciones anticipadas, si bien ca como una fórmula mucho más interesante y efectiva que la parcial anticien unas condiciones mucho favorable para los trabajadores que las jubipada, que, en cambio, como más gravosas que antes, dada la se acaba de señalar, sería más nueva perspectiva de fomento del laciones anticipadas pues en ella predobien una alternativa a la jubilaretraso y no del adelanto de la edad mina el aspecto promocional, no la ción anticipada tradicional, muy real de jubilación. penalización de la anticicostosa tanto para la Seguridad Sopación. cial como para el trabajador. La jubilaTales medidas anticipatorias aparecen reción parcial con contrato de relevo constituye formuladas en un doble sentido: de un lado se de hecho una alternativa a las duras condiciones de la juproduce el fomento de la jubilación anticipada parcial y del bilación anticipada flexibilizando y facilitando el propio acmantenimiento en el empleo de los trabajadores de 60 o ceso a la pensión en mejores condiciones que ésta tal comás años, y , de otro, si bien se reconoce el derecho a la mo ha quedado configurada tras la ley 35/2002 al no projubilación anticipada plena, se lleva a cabo en condiciones ducirse un retiro total. De ahí que la jubilación parcial se más exigentes que en la regulación anterior, de ahí su doofrezca como una fórmula mucho más interesante y favoble papel como medida promocional y a la vez como merable para los trabajadores que las jubilaciones anticipadida restrictiva y penalizadora de la anticipación de la jubidas pues en ella predomina el aspecto promocional, no la lación. penalización de la anticipación. El concepto de flexibilidad (ALARCON, 2002,1222-123), Quizás por esa razón, ha sido considerada por algunos, a por otra parte, afecta a la propia determinación de la connuestro juicio de manera injusta, como privilegiada o de lutingencia de la jubilación, esto es, a la posibilidad de comjo (PEDRAJAS MORENO, A., 2000, 210), olvidando que patibilizar la pensión con el desempeño de una actividad la jubilación se ve compensada por el mantenimiento- e inlaboral sea cual sea el momento, a los márgenes de macluso posible incremento- del empleo, aunque sea preniobra que deja al trabajador en cuanto a las posibilidades cario, no necesariamente estable (MALDONADO MOLIde adelantar o retrasar la jubilación y a la reversibilidad o NA, J. A. 2002) y, por tanto, con recaudación de cotizairreversibilidad de la situación concreta de la jubilación. La ciones del trabajador relevista. Como afirma la doctrina flexibilidad y gradualidad seguirían cumpliendo unos u (RODRÍGUEZ PIÑERO, M. 2002 (1), 5-6) Ågen estos suotros objetivos en función de que se trate de medidas a puestos el cese parcial con posible obtención de una fracaplicar después de la edad ordinaria de jubilación, pues ción de pensión más que de una flexibilidad de la edad de entonces su finalidad es la contención de los gastos de jubilación (aunque parta también de una desviación de la protección social en pensiones y el fomento de la permaedad normal de jubilación) se daría una flexibilidad del sisnencia en el empleo (jubilación flexible y la jubilación partema de pensión, al establecerse unas situaciones intercial autónoma), o antes de esa edad, esto es, cuando se medias al cese total y completo en el trabajo, favorecientrata de anticipar la jubilación, pues entonces se trata de do una salida paulatina y menos dolorosa del mercado de una conseguir el mantenimiento y el reparto del empleo trabajo, con ventajas adicionales para el sistema econó(jubilación parcial condicionada a contrato de relevo, sea mico y para la propia base financiera del sistema público de un contrato a tiempo completo o a tiempo parcial tras de pensionesÅh. A ello se refiere claramente la exposición la reforma de 2002) de manera que el acceso a la jubilade motivos de la ley 35/2002 al incentivar el retraso en la ción por el trabajador de manera parcial no suponga perjubilación y la jubilación gradual como forma de abordar juicios para la Seguridad Social al compensarse con cotiproblemas demográficos y financieros de las pensiones zaciones que siguen ingresando en las arcas de la Segude jubilación. ridad Social a cargo de nuevos trabajadores. ❛❛ Este es otro aspecto novedoso a destacar de la jubilación parcial. Podría decirse que la jubilación parcial vendría a La jubilación parcial, finalmente, también puede ser una fórmula utilizable para adelantar la edad real de ju- ◗◗◗ soci olabora ahora entre prestación y trabajo, al incentivarse la prolongación de la vida activa a la vez que se produce la jubilación, se procede también a regular de nuevo, si bien de manera parcial, las relaciones entre el cálculo de la pensión y el trabajo posterior, y entre la pensión de jubilación y otras prestaciones como las de Incapacidad permanente. No ocurre lo mismo con las relaciones entre la Jubilación y la prestación por desempleo, pues salvo la reforma que se introduce en el subsidio de desempleo de mayores de 52 años, que puede prolongarse hasta la jubilación ordinaria, la edad de 65 años como límite para el acceso a estas prestaciones sigue siendo una barrera infranqueable, ervato s b o En cualquier caso los nuevos planteamiento de jubilación parcial, gradual y flexible resultan incompatibles con la introducción por la negociación colectiva de cláusulas de jubilación forzosa, ya que se trata de restablecer el principio de voluntariedad y de reforzarlo. En ese contexto puede interpretarse la derogación por la ley 12/2001 de la disposición adicional 10ª del ET. Sin entrar a fondo en esta problemática, entendemos que no se trata de una mera recomendación a los convenios colectivos, sino que estos habrían perdido la facultad de negociar e introducir este tipo de cláusulas, interpretación que se ha confirmado en las sentencias del TS de 9 de marzo de 2004. De las diversas interpretaciones sobre tal derogación y el alcance de la negociación colectiva me inclino por la tesis de que el precepto estatutario era el único que habilitaba a la negociación colectiva, sin que ésta tuviera facultades por si misma para regular la materia en la medida en que incide en el art. 39.2 de la LGSS, esto es, en las prestaciones de Seguridad Social, por lo que no sería un precepto puramente y únicamente laboral. (Las diversas posiciones jurisprudenciales y doctrinales sobre esta problemática pueden verse en ALARCÓN 2002,127 y ss, DEL REY, GALA, 2004, 59 y ss. y SALA FRANCO y PEDRAJAS MORENO, A.,2004). TENDENCIAS rio bilación en ciertos trabajos penosos y peligrosos siempre que se regulen por un contrato laboral- no así se trata de personal funcionarial al que no resulta de aplicación la medida como se verá más abajo- en tanto en cuanto no se contemple un adelantamiento de la propia edad de jubilación al amparo del art.161.2 de la LGSS. ■ 11 Como ya ocurrió con el Pacto de Toledo y con el Acuerdo de 1996 la jubilación, que en las reformas de 1985 y 1997 no había experimentado modificaciones de relieve en aspectos sustantivos, sino en su cuantía, esto es, en la forma de cálculo de la prestación, con las reformas recientes experimenta una cambio en su propio concepto y pasa a ser uno de los temas claves del Acuerdo de 2001 y de sus normas de aplicación y desarrollo. Ya se contempló tal novedad en la recomendación 10ª del Pacto de Toledo y se recogió en la Ley 24/1997, que como resultado del Acuerdo de 1996 para incentivar el retraso en la jubilación introdujo la disposición adicional 26ª de la LGSS según la cual “el gobierno podrá otorgar desgravaciones o deducciones de cotizaciones sociales en aquellos supuestos en que el trabajador opte por permanecer en activo, una vez alcanzada la edad de 65 años con suspensión proporcional del percibo de la pensión de la jubilación. La regularización (sic) de los mismos se hará previa consulta a las organizaciones sindicales y asociaciones empresariales más representativasÅh. El Acuerdo de 2001 añadió una mayor concreción a ese artículo programático necesitado de desarrollo. Así, en el apartado XII (Reducción y bonificaciones en la cotizaciónÅh) se concretan las citadas medidas De un lado, se hace efectiva una de las propuestas ya contempladas en el acuerdo anterior e incluso en la LGSS, y no puesta en marcha, esto es, la introducción de un sistema de jubilación gradual y flexible mediante incentivos a la prolongación de la edad de jubilación, pero además se procede a una reformulación o reelaboración, y por tanto, una nueva regulación, de la jubilación parcial y flexible . Al reelaborar el concepto de jubilación y sus fronteras difusas La jubilación parcial, finalmente, también puede ser ❛❛ una fórmula utilizable para adelantar la edad real de jubilación en ciertos trabajos penosos y peligrosos siempre que se regulen por un contrato laboral- no así se trata de personal funcionarial al que no resulta de aplicación la medida como se verá más abajo- en tanto en cuanto no se contemple un adelantamiento de la propia edad de jubilación al amparo del art.161.2 de la LGSS. como si nada hubiera cambiado, para el reconocimiento de prestaciones por desempleo. Desde la nueva perspectiva que ofrecen las reformas de la pensión de jubilación sorprende el hecho de que no se haya modificado la incompatibilidad entre la edad de 65 años y la prestación por desempleo, pues resulta contraria a la voluntad de incentivar el mantenimiento en el empleo más allá de dicha edad (LOPEZ GANDIA, J. 2002, 41). Estas medidas se ha concretado en una serie de normas que se han promulgado en cascada a lo largo de la legislatura: el Real Decreto-Ley 16/2001, tramitado como ley ordinaria y que ha dado lugar a la Ley 35/2002 de 12 de julio y, por otra parte por la Ley 24/2001 de 27 de di- ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 12 ■ compatibilidad entre la jubilación y el trabajo y ciembre. La Ley 35/2002 por otro lado ha sido en las excepciones que suponen las fórobjeto de desarrollo por el RD 1132/2002 mulas de jubilación parcial con contrato de 31 de octubre. También el art. 40.2 de En cualquier caso los nuede relevo, para pasar luego a analizar la la Ley 53/2002 de 30 de diciembre de vos planteamiento de jubilación jubilación parcial autónoma y la jubilamedidas fiscales, administrativas y del parcial, gradual y flexible resultan ción flexible tal como se contemplan orden social modifica el apartado 1 incompatibles con la introducción en los arts.165.1, 166 de la LGSS y del artículo 112 bis de la LGSS recogiendo las medidas de bonificación por la negociación colectiva de cláu- en los RRDD 1131 y 1132/2002 de 31 de octubre. en la cotización a la Seguridad Social sulas de jubilación forzosa, ya que que incentivan la prolongación de la se trata de restablecer el princiHay que tener en cuenta en todo caso edad de jubilación, precisando algo pio de voluntariedad y de reque en la configuración de la jubilación más los sujetos beneficiarios, como se forzarlo. parcial confluye no sólo un nuevo planteverá. amiento de la compatibilidad e incompatibilidad entre la percepción de la pensión de jubiDe las diversas medidas que se refieren a la jubilación y el trabajo, de manera originaria o sobrevenida, lación vamos a distinguir las que incentivan el retraso como algo novedoso frente a la visión clásica, sino tamen la edad de jubilación, de las que desarrollan un sistema bién una compleja interrelación entre una situación de de jubilación parcial y gradual y flexible. Hay que tener en pensionista y unas situaciones laborales, derivadas de la cuenta que a la vista de las reformas introducidas el gopresencia de un trabajo a tiempo parcial suscrito por el jubierno ha procedido a la vez que a desarrollar la jubilación bilado y de la celebración de un contrato de relevo, en su parcial y el contrato de relevo a reelaborar y dar nueva recaso, por otro trabajador. Esta modalidad contractual, sin dacción a la regulación del contrato a tiempo parcial conembargo, no es nueva, sino que cuenta con precedentes tenida en el RD 144/1999 sobre trabajo a tiempo parcial y en la normativa laboral de los años ochenta, como mediprotección social mediante el RD 1131/2002 de 31 de ocda de reparto de empleo. Lo que cambia ahora de perstubre. pectiva es que tanto el contrato de relevo, como la jubilación parcial se sitúan en una perspectiva de mayor graNos vamos a centrar, por tanto, en la jubilación parcial, dualidad y flexibilidad. ■ partiendo de la configuración general del principio de in- ❛❛ ■ Vicente Sánchez Jiménez Secretario de Salud Laboral, Medio Ambiente y Juventud. Federación de Construcción, Madera y Afines de CC.OO. Semana Europea sobre seguridad, medio ambiente y salud en la construcción Después de la transposición de la Directiva Euratare brevemente tres temas relacionados ropea que dio origen a la Ley de Prevención con la salud, la seguridad y el medio amde Riesgos Laborales, la Unión Europea biente en el sector de la construcción. No Muchas veces ni se puenota la necesidad de crear una nueva ditocaré el tema de la accidentabilidad code constatar quien entra o rectiva específica para el sector de la mo base de esta ponencia, sin bien es construcción. cierto que irremediablemente irá aparequien sale de los tajos o cuanciendo en la misma como consecuen- do se intenta supervisar ya han Estas leyes que se articulan como un cia del análisis del sector y de su idioterminado el tajo y no se sabe método de trabajo, más ligadas a la norsincracia. nada de los trabajadores mativa anglosajona que a nuestra modeque lo han realizado. lo legislativo, tienen por tanto un gran proAccidentabilidad que aún siendo desgrablema cuando se intenta llevar a su aplicaciadamente tan habitual debe ser una etapa ción. a superar en el menor tiempo posible. T ❛❛ Hablaremos, como punto de partida del sector, de la subcontratación existente en el mismo. Si bien es cierto que la subcontratación en la construcción se caracteriza por ser un hecho indiscutible de la realidad del sector, no por ello debemos tolerar, ni lo hacemos, una situación insostenible tanto desde la faceta económica para los trabajadores como en la que hoy nos ocupa, su salud y seguridad. La subcontratación en cascada se muestra inversamente proporcional en su crecimiento en la obra a la posibilidad real de coordinación e implantación de un método de trabajo preventivo y por tanto de la ley. Incontables regueros de trabajadores entran a diario en las grandes obras cuya duración se prolonga por meses e inclusive años, y que a su vez abarcan un gran espacio físico. ◗◗◗ Por cuanto muchas veces ni se puede constatar quien entra o quien sale de los tajos o cuando se intenta supervisar ya han terminado el tajo y no se sabe nada de los trabajadores que lo han realizado. soci olabora TENDENCIAS rio ja electoral, sino que su cometido sea superior a estas. Analizando el problema que imprime la subcontratación a la implantación de la prevención en el sector de la construcción, debemos añadir un segundo pilar en lo que se refiere a estas deficiencias y el segundo punto de esta ponencia. Nos referimos al gran hueco que tiene la normativa existente en cuanto a la realidad de la estructura empresarial y de empleo. Millares de pequeñas empresas y autónomos llenan las obras de construcción, sin posibilidad legal de poseer una defensa e información de sus intereses con para las empresas de más de 10 trabajadores. ervato s b o El descontrol, por el desconocimiento en muchos casos de quien es quien en la obra, de que tarea tiene cada cual, quien es el responsable de la misma y a las órdenes de quien se dirige, hace que incluso aquello que coloquialmente llamemos “papeleo” (control de la formación en prevención, Epi´s y el reconocimiento médico) o bien ocupa la mayor parte del tiempo, y por tanto no se realiza un seguimiento exhaustivo de los tajos, o bien aparezca como algo utópico de constatar ya que resulta imposible llegar en muchos casos hasta el trabajador autónomo subcontratado por la subcontrata de la subcontrata de la empresa principal. ■ 13 Con esta perspectiva, lo de la bajada de los accidentes leves en la construcción es como si de dos dados que tirásemos sólo contásemos aquel que se queda en la superficie de la mesa, olvidándonos del que cayó al suelo. Añadiendo que para este sector es preocupante una enfermedad del todo periódica por ciclos de cuatro años conocida como “inauguritis”, es decir “inaugur” de inaugurar e “itis” de inflamación. La necesidad de acabar todas las obras en el mismo plazo de tiempo para poder inflar los logros políticos. El cemento requiere un tiempo de fraguado, al igual que el asfalto para su estabilidad (bueno excepto con el socavón del verano pasado en la A-III o con la línea del AVE a Barcelona) con lo que bajar de un plazo razonable de tiempo la consecución de un proyecto, a uno que ya no es razonable sólo depende de esa mercancía llamada “factor trabajo”, es decir a costa de su salud y seguridad, con jornadas de 12 horas, trabajo a turnos y la despreocupación de las medidas de prevención de riesgos laborales, por cuanto en muchos casos existe un palpable peligro en la obra por la interferencia de trabajos simultáneos. Esperemos haber erradicado esta enfermedad extraña cuanto menos y peligrosa cuanto más. No obstante un remedio que desde FECOMA – CC.OO. vinimos a impulsar, y que entre otros venía a regular la subcontratación, fue dilapidado en el Congreso de los Diputados por aquellos cuyo virus de “inauguritis” era mayor. Ahora, cinco años después, el voto a favor que apoyó nuestro documento debería hacer posible la regulación de esta práctica tan destructiva que sólo atiende a factores económicos. En nuestra visión la ley vendría a decir entre otras cosas: “En ningún caso se permitirá la subcontratación en cadena, entendiendo que tal situación se produce cuando la empresa principal, subcontrata a su vez, todo o parte de la obra subcontratada, con un tercero”. La obra de construcción civil, las grandes obras que han de durar decenas de años no pueden ser un capricho puntual con otro destino que el bien común y es por tanto necesario un gran acuerdo social y político en todos los sentidos para que las mismas no formen parte de la bara- La obra de construcción civil, las grandes obras que ❛❛ han de durar decenas de años no pueden ser un capricho puntual con otro destino que el bien común y es por tanto necesario un gran acuerdo social y político en todos los sentidos para que las mismas no formen parte de la baraja electoral, sino que su cometido sea superior a estas. Sobre un número aproximado de 125.000 empresas, el 94,5% tienen menos de 25 trabajadores, de las que alrededor de 90.000 están por debajo de 10 trabajadores. Algo que además se une a la contratación temporal que impide la constitución de delegados de personal y por tanto, de delegados de prevención. Esta problemática hace que sigamos en una fase de desinformación y falta de cultura preventiva en el ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o conjunto del sector, que impide aún más la puesta en práctica de la LPRL. Aunque la Constitución nos dice que todos somos iguales ante la ley, podemos comprobar como en el caso del mercado de trabajo esto no es real, pecando en este sector de una mayor problemática debido a la movilidad constante de los tajos, las obras y por tanto de empresas y trabajadores. Ante esta perspectiva que afecta notablemente a la salud y seguridad en la construcción sólo nos queda implantar por ley la figura del delegado territorial de prevención, de tal forma que los trabajadores puedan hacer efectivos sus 14 ■ para dar continuidad al espíritu que persigue y así regular la figura del delegado territorial de prevención a través de la Ley orgánica de Libertad Sindical, como representante de los trabajadores con capacidad de incidir en las condiciones de trabajo. Vamos viendo como la salud y seguridad en las obras y sus tajos, y su consecuencia más palpable, los accidentes de trabajo, vienen determinados por la estructura organizativa del sector y las propias leyes, que hacen del mismo un marco muy particular de relaciones laborales y que por tanto se vío la necesidad de una regulación específica como mencionaba al principio de mi intervención. Con esta realidad notaremos como la estadística de accidentes laborales es engañosa en aquellos de difícil seguimiento o cuantía, caso de leves y graves, pero terriblemente fría para los que no se pueden maquillar de ninguna forma, los mortales, a los que además deberíamos añadir como tal todos aquellos fallecimientos que son catalogados como accidente grave por no fallecer en la obra o a las pocas horas de ocurrido el accidente. Aún así estamos hablando de más de un muerto al día laborable en el sector que con una población de cerca de 2 millones de trabajadores padece el 25% del total de accidentes. Es por esto, que la bajada de los accidentes laborales reales en este sector es un hecho ficticio por cuanto llevamos registrados a fecha de hoy un total de muertos lo que al final del año desgraciadamente nos volverá a situar en cifras similares a los últimos 5 años: 2003 – 299 muertos; 2002 – 304; 2001 – 263; 2000 – 296; 1999 – 289. Me niego a que siga instalado el pensamiento de que las muertes en la construcción son algo intrínseco por naturaleza del sector, pues una cosa es que en la actualidad lo siga siendo debido a la burla constante que se le hace a la ley y a unas condiciones de trabajo correctas, y otra muy diferente pensar que las muertes en la construcción son algo cotidiano sin remedio posible. La responsabilidad sigue siendo de los mismos, quienes tienen la potestad de la organización del trabajo y la implantación de las medidas de prevención. ❛❛ Sobre un número aproximado de 125.000 empresas, el 94,5% tienen menos de 25 trabajadores, de las que alrededor de 90.000 están por debajo de 10 trabajadores. Algo que además se une a la contratación temporal que impide la constitución de delegados de personal y por tanto, de delegados de prevención. derechos de representación y dar respuesta a sus necesidades cotidianas a través de esta figura. Se van dando paseos en este sentido fruto de la presión sindical y a través de los acuerdos tripartitos de asesoramiento y seguimiento de las actividades preventivas en obra. Esta actividad impulsada por los sindicatos que se ha visto necesaria tanto por parte de la Administración como por la empresarial, se marca como un paso importante Hemos tocado los dos primeros puntos de mi intervención: la subcontratación y el delegado de prevención territorial. Añadamos un tercero que es capital para entender la salud y por tanto las condiciones de vida en la construcción. Un sector de condiciones tan extremas con vidas de más de 40 años trabajando con altas cargas físicas, excesivas horas de trabajo, riesgos inherentes, climatología, productos químicos, ruido, vibraciones... nos hace ver que al igual que la minería es necesaria una regulación que compense esta situación. Me comentaban la pasada semana al hilo de esta argumentación que el ejercicio físico era bueno y mantenía entre otras la agilidad y coordinación de los cuerpos, no llevaré la contrario a esta argumentación pero como Técnico Superior en actividades físicas que soy, debe- ◗◗◗ Ciclo de conferencias en la Fundación • Viernes, 19 de noviembre, a las 11 horas: “Reflexiones sobre el actual escenario político global”, por Antonio Gutiérrez Vegara, diputado socialista y presidente de la Comisión de Economía del Congreso. • Lunes, 22 de noviembre, a las 11 horas: “Tendencias y escenarios económicos ante el nuevo Presupuesto”, por Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid y consejero delegado de Analista Financieros Internacionales. • Jueves, 25 de noviembre, a las 10 y 12 horas: “Política económica, fiscal y presupuestaria. Políticas públicas”, por José Antonio Errejón Villacieros, director del Observatorio de Políticas Públicas de la Fundación Sindical de Estudios. “Presupuestos y Gasto Social”, por Héctor Maravall Gómez-Allende, adjunto a la secretaria confederal de Política Institucional de CC.OO. • Viernes, 26 de noviembre, a las 10 y 12 horas: “Presupuestos de la Comunidad de Madrid para 2005. Un análisis sindical", por Jaime Cedrún López, secretario de Política Institucional de CC.OO. de Madrid. "Diálogo social en el actual escenario económico y político", por Rodolfo Benito Valenciano, presidente de la Fundación Sindical de Estudios. Salón de actos del Centro de Formación de CC.OO. de Madrid “Abogados de Atocha” (C/ Sebastián Herrera, 12-14. Metro Embajadores). OBSERVATORIO SOCIOLABORAL fse@mi.madritel.es • www.fundacionsindicaldeestudios.org. Edita: Fundación Sindical de Estudios C/ Sebastián Herrera, 12-14. 1ª planta 28012 Madrid Presidente: Rodolfo Benito Valenciano Directora: Elvira S. Llopis Publicaciones: Adela Crespo Alvarez soci olabora ervato s b o ❛❛ TENDENCIAS rio cios e instalaciones afectadas, como las camos decir que si bien el ejercicio físico contronalizaciones del agua, a semejanza de lado resulta beneficioso, aquel que se haotros países europeos y como se nos ce de forma descontrolada y la propia El amianto como tal es un recomienda desde Europa. competición tienen el resultado conproducto extremadamente pelitrario y así podemos constatar cogroso para la salud y causante entre Aunque su producción está prohimo el trabajo a destajo que se conotras enfermedades de la asbestosis. Su bida y su comercialización así lo vierte en la competición del día a día no hace más que precarizar la actual descontrol en las obras de demoli- estará a partir de diciembre del salud de los trabajadores y por ción hacen preciso urgentemente un lista- 2005, el problema se traspasa a nuestro sector debido a que a la tanto su calidad de vida. do de edificios e instalaciones afectadas, hora de su desmantelación el proPues no olvidemos que casi la tota- como las canalizaciones del agua, a se- ducto no es conocido por los obremejanza de otros países europeos y ros, con lo cual caemos en el doble lidad de los trabajadores que llevan a error de no vigilar por la salud en el traesta edad lo hace con algún tipo de como se nos recomienda desbajo y lo que es igualmente importante, enfermedad profesional como sordera, de Europa. de no controlar los desechos de amianto, deficiencias cardiovasculares y sobretodo los cuales no se aíslan sino que en muchas ocamusculoesqueléticas. siones van a vertederos descontrolados. Por ello nuestra propuesta sigue siendo la edad de jubilaPara concluir, decir que todos estos temas no son más ción a los 60 años. que la punta del iceberg de un sector que ocupa el honor de ser de los que tiran de la economía pero que sin emUniendo este último punto de las enfermedades profesiobargo no logra la credibilidad que se merecen sus trabajanales y para tocar el tema del medio ambiente ligado a la dores. salud y seguridad en el trabajo, haremos referencia a la situación actual del amianto. Por ello, un pilar básico de labor de este sindicato seguirá siendo conseguir la mejora de las condiciones de salud y El amianto como tal es un producto extremadamente peseguridad de los trabajadores en las obras, y por tanto la ligroso para la salud y causante entre otras enfermedades salud y seguridad de sus familias, en definitiva de la sociede la asbestosis. Su actual descontrol en las obras de dedad en su conjunto. ■ molición hacen preciso urgentemente un listado de edifi- ■ 15 fund noviembre 2004 27 s o i ación d sindical de estu i o r o s t o a v c r e iolaboral s b o LA ADQUISICION DE UNA VIVIENDA SUMARIO OPINION REPRESENTA NUEVE AÑOS DE SALARIO 2 ■ Juan José Tamayo Iglesia católica y estado laico. INDICADORES 6 Vivienda y políticas públicas. La vivienda en cifras. TENDENCIAS urante décadas ha constituido –y lo sigue haciendo- la principal aspiración de las familias trabajadoras en nuestro país. Conseguir una vivienda -en propiedad preferentemente al principio, más tarde forzosamente- ha representado la expresión inequívoca de “redención social”, de abandono del círculo de la pobreza. D 9 ■ Hector Maravall Gasto social: avances y deficits de las políticas públicas de bienestar social en España CICLO DE CONFERENCIAS EN LA FUNDACIÓN El Observatorio Sociolaboral publicará los textos de las intervenciones La necesidad de proporcionar vivienda a la inmigración interior de los primeros sesenta del siglo pasado, puso en marcha el primer boom inmobiliario en España. Con su impulso y mediante un duro esfuerzo de ahorro doméstico de las familias trabajadoras, se produjo un auténtico salto cualitativo en el proceso de acumulación capitalista, tempranamente controlado por los grandes entidades bancarias de este país. ❛❛ La adquisición de otra vivienda mucho más cara, alimentando así un proceso en espiral que si, ciertamente supone un enriquecimiento nominal de las familias españolas, no lo es menos que ha operado una gigantesca operación de transferencia de rentas de abajo arriba. Desde entonces, el peso del sector inmobiliario no ha dejado de hacerse sentir en la vida política nacional. Con fuertes vinculaciones con el sector de las obras públicas, muy potenciadas durante el régimen franquista, el sector de la construcción se ha configurado como un motor de crecimiento del país en las últimas décadas. Pero ha sido en los últimos noventa del pasado siglo y, por efecto de la conjunción de una coyuntura de tipos de interés excepcionalmente bajos, con las crisis bursátiles que han desincentivado del ahorro a las inversiones financieras, lo que ha propiciado una expansión sin precedentes que, junto con el mantenimiento de unos altos niveles de consumo doméstico, han mantenido el crecimiento del PIB por encima del promedio de la Unión Europea. Se ha dicho casi todo de las características, positivas y negativas, de esta expansión. Por nuestra parte, queremos resaltar el dato de que la adquisición de una vivienda representa el salario íntegro de casi nuevo años de la vida de un trabajador. Es decir, casi la tercera parte de la renta total que a lo largo de su vida laboral podrá generar, se deberá destinar a la adquisición de una vivienda que, de otra forma, en alquiler le estaría prácticamente excluida dada la escasez de oferta y el alto precio de los alquileres. Un patrimonio que podrá legar a sus hijos, o que le servirá de garantía para la adquisición probablemente de otra vivienda mucho más cara, alimentando así un proceso en espiral que si, ciertamente supone un enriquecimiento nominal de las familias españolas, no lo es menos que ha operado una gigantesca operación de transferencia de rentas de abajo arriba y que ha ali◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o EDITORIAL 2■ mentado la mayor concentración de poder ecoEl movimiento sindical no puede postular nómico financiero en la historia reciente de saltos en el vacío. No se cambia de un día España dispone de un nuestro país. para otro y por decreto un patrón de crecimiento que ha proporcionado riparque de más de veinte miUn poder tejido con múltiples lazos de inqueza y una prosperidad innegable llones de viviendas. Es hora de terés que vinculan a sectores muy diverpara miles de familias trabajadoras. acordar que nuestro esfuerzo cosos de la sociedad española. Sectores Pero tampoco es posible descolectivo se oriente a la ampliación de del capital financiero e inmobiliario, desnocer lo injusto de su esquema disde luego, pero también de amplios sec- otros capitales que mejoren la com- tributivo y los riesgos con que ametores trabajadores que invierten en vi- petitividad de nuestra economía y naza el bienestar de tantas familias. vienda con la esperanza de obtener unas Es preciso avanzar propuestas relala justicia en la distribución de rentas, en todo caso, superiores a las de tivas al fomento del alquiler y la rehabila riqueza. cualquier modalidad fija o variable. litación, de la constitución de patrimonios públicos municipales, de las políticas Esa conjunción de intereses configura un auténtico fiscales que comentan el alquiler y afloren tanta bloque social que ha cimentado el poder de los gobiernos vivienda oculta. España dispone de un parque de más de conservadores en el Estado, las CC.AA. y múltiples muniveinte millones de viviendas. Es hora de acordar que nuescipios. De ahí su consistencia y su enorme resistencia al tro esfuerzo colectivo se oriente a la ampliación de otros cambio, inclusive cuando los límites del modelo de crecicapitales que mejoren la competitividad de nuestra ecomiento en que ha descansado lo aconsejarían. nomía y la justicia en la distribución de la riqueza. ■ ❛❛ ■ Juan José Tamayo Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III de Madrid, y autor de Fundamentalismos y diálogo entre religiones (Trotta, Madrid, 2004). Iglesia católica y estado laico sta exposición quiere ser una reflexión crítica sobre la actitud de la Jerarquía Católica Española, en el actual momento político. Mi objetivo no es otro que colaborar modestamente en la construcción del Estado laico, que tantas dificultades está encontrando por el camino. E La acusación de «fundamentalismo lacista» Tenemos que remontarnos a la década de los ochenta del siglo pasado, con motivo de la aprobación de las leyes de divorcio y de despenalización de la interrupción del embarazo y de la «guerra de los catecismos», para encontrar un lenguaje tan «de trinchera» y unas actitudes tan agresivas contra un gobierno nacido de las urnas como las adoptadas o alentadas por la cúpula de la jerarquía católica española contra el actual Ejecutivo durante los últimos meses, y muy especialmente tras la vuelta de vacaciones, ante el anuncio de determinadas leyes relacionadas con la religión en la escuela y los modelos de pareja. Los obispos o algunos de sus portavoces comienzan utilizando un lenguaje apocalíptico, de cruzada, y terminan llamando a la movilización de los católicos. Cuanto más elevado es el rango de los eclesiásticos en el escalafón jerárquico, más gruesas son las descalificaciones contra el gobierno. El cardenal Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y miembro del Opus Dei, ha aprovechado la misa-funeral por el cardenal Marcelo González Martín, arzobispo emérito de Toledo, recientemente fallecido, para acusar al PSOE de «laicismo agresivo» y de «fundamentalismo laicista». El arzobispo de Sevilla cardenal Carlos Amigo, rompiendo con su habitual mesura en no pocos de estos temas, ha sumado su voz a la del cardenal Herranz, alertando contra el «fundamental- ismo laicista» e indicando que «el Estado laico no debe ser perseguidor de la religión». Más lejos han ido el arzobispo de Pamplona y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española Fernando Sebastián, para quien la futura legislación sobre el divorcio resulta más permisiva que «un contrato de alquiler», y el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española Juan Antonio Martínez Camino, quien ha definido la legalización de los matrimonios homosexuales como «virus» y «falsa moneda». El obispo de Jerez Juan del Río ha denunciado «la política laicista del partido en el poder» y ha hablado de «fobia religiosa» del gobierno de la Nación; actitud, dice, que le sirve de excusa «para tratar de desterrar los valores de la cultura católica de los corazones y de las mentes de las nuevas generaciones». Y sigue afirmando: «estamos al inicio de una suplantación cultural del humanismo cristiano, que ha vertebrado Europa, por un humanismo cívico y materialista que, bajo un ropaje democrático, oculta su totalitarismo de origen» (subrayado mío). Del lenguaje a los hechos hay un paso y ése ya lo ha dado la jerarquía católica por boca del citado portavoz Martínez Camino, que ha llamado a la movilización de los católicos contra unas leyes que ni siquiera han sido debatidas en el Parlamento. Un obispo, el de Mondoñedo, ya ha anunciado que se colocará tras la pancarta en las movilizaciones contra el aborto, las parejas de hecho y a favor de la religión en la escuela. Y todo por el «delito» del Gobierno de ejercer su derecho constitucional de presentar leyes sobre las mate◗◗◗ Una vez más la Iglesia católica ha bajado a la arena política y ha tomado partido, e incluso está ejerciendo la labor de oposición con más radicalidad que el PP. Ya lo hizo en la campaña de las elecciones del 14 de marzo, en la que su programa en cuestiones como células madre, parejas homosexuales, interrupción voluntaria del embarazo, enseñanza evaluable de la religión en la escuela, dotación económica, profesores de religión, etc., coincidía sustancialmente con el del PP. Por eso el fracaso electoral de los populares fue vivido como derrota propia por la jerarquía católica, que enseguida puso en marcha su maquinaria de oposición al gobierno socialista. rio ervato sociolaboral obs sconocerse, es verdad, pero en el caso de la Iglesia católica no son precisamente muy ejemplares en lo que a libertades, derechos humanos, democracia y respeto al pluralismo se refiere. OPINION rias indicadas para su debate en sede parlamentaria, lugar donde reside la soberanía popular. Tras ocho años de gobierno del PP que consultaba e incluso consensuaba previamente con la jerarquía católica muchas de las leyes aprobadas en el Parlamento, a los obispos parece habérseles olvidado los más elementales principios de la democracia: que el poder no viene de Dios, sino que reside en el pueblo; que el poder ejecutivo gobierna legitimado por la voluntad popular; que los diputados discuten y hacen las leyes respondiendo al mandato recibido de la ciudadanía que los ha apoyado con su voto en las urnas, y no a credos religiosos. Instalados en el mito de la mayoría católica y en el poder político de los obispos En España vivimos todavía instalados en dos mitos, que es necesario superar: la mayoría católica de la sociedad española y el poder político de los obispos, considerados ambos inherentes a la organización social y a la convivencia cívica. La sombra de la jerarquía eclesiástica sobre la sociedad española es muy alargada, y los políticos están ■3 Actitudes como las expuestas demuestran que la jerarquía católica y organizaciones católicas afines viven cultural y políticamente desubicadas y ofrecen respuestas del pasado a preguntas del presente. A su vez recelan de la democracia, tienen todavía una concepción confesional de la política y no admiten fácilmente la laicidad del Estado, la no confesionalidad de las instituciones del Estado y la secularización de la sociedad. Serenar el debate Creo que es momento de serenar el debate y de desarmar el lenguaje. Es necesario entrar por la vía de la racionalidad ética y política, y no de los intereses religiosos. Esto es válido para los dirigentes políticos, pero también para las propias religiones, que en el terreno político deben facilitar la elaboración de leyes que favorezcan al conjunto de la ciudadanía, aunque tengan que renunciar a sus privilegios históricos que carecen de toda legitimidad, al menos de la legitimidad democrática. Una institución como la Iglesia católica, que jugó un papel tan importante en la transición de la dictadura a la democracia, no puede malversar su capital político y religioso de concordia como lo está haciendo ahora. Para ello tiene que moderar sus declaraciones y actuaciones públicas. De lo contrario puede ahondar todavía más la distancia que la separa de la sociedad e incluso de los propios católicos -que en su mayoría se posicionan del lado del juego democrático- y corre el peligro de caer en comportamientos más propios de las sectas que de las grandes religiones. La jerarquía católica está en su derecho a entrar en el debate público sobre estos temas. Nadie se lo niega. Pero ha de hacerlo como un interlocutor más, sin recurrir a los argumentos de la revelación cristiana, que sólo tienen valor para los creyentes de esa religión, y sin apelar a la historia, a la tradición o a la mayoría sociológica, como argumentos decisivos. La historia y la tradición no pueden de- ❛❛ Del lenguaje a los hechos hay un paso y ése ya lo ha dado la jerarquía católica por boca del citado portavoz Martínez Camino, que ha llamado a la movilización de los católicos contra unas leyes que ni siquiera han sido debatidas en el Parlamento. demasiado pendientes de los obispos, a quienes miran con el rabillo del ojo en espera de que aprueben sus conductas o al menos no las desaprueben explícitamente. Y cuando se sienten reprobados, tienden a hacer concesiones que pueden limitar la autonomía del Estado y ampliar los espacios de influencia del poder religioso, no legitimado en las urnas. Y eso no me parece conforme con el Estado laico. Oferta episcopal de diálogo, con un presupuesto falaz y una exigencia confesional Tras varias semanas de agrias reacciones de la jerarquía católica vaticana y española contra el Gobierno por el anuncio de unas leyes supuestamente lesivas de las creencias religiosas en general y del catolicismo en particular, el cardenal Rouco Varela ha ofrecido diálogo ◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o OPINION 4■ y colaboración al Gobierno, en la mejor tradición del concilio Vaticano II. La oferta no puede menos que alegrar a todos los demócratas, y muy especialmente a los cristianos que trabajan por el establecimiento de un Estado laico, defensor de la libertad religiosa. que califica de cobayas a las células madre embrionarias utilizadas con fines terapéuticos y que ve en el matrimonio entre homosexuales la imposición de una visión irracional de las cosas a la sociedad. Ética laica, ética universal Hay, empero, en esa oferta un presupuesto que puede convertirla en falaz al poner entre paréntesis buena parte de la historia de la filosofía moderna: es cuando el cardenal afirma que el diálogo verdadero es posible porque existe una Verdad accesible a todos, la verdad sobre Dios y sobre el hombre. ¿Cabe deducir de aquí que quienes no creen en la Verdad con mayúscula no pueden ser interlocutores en el “diálogo verdadero”? Si así fuera volveríamos a la época en la que la filosofía estaba sometida a la teología, la razón a la fe, y la ciencia a la revelación. El cardenal Rouco sabe que el orden moral en un Estado no confesional y en una sociedad secularizada no viene dictado por una moral religiosa, sino por una ética laica fundada en el ser humano, fuente de la moralidad. En la filosofía moral de Kant, que no era precisamente un ateo, encontramos uno de los intentos más sólidos de fundamentación autónoma de la ética como condición para su universalidad y de la mayoría de edad moral del ser humano. La Ilustración es para Kant «la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad». Minoría que «significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro». La permanencia en ese estado se torna culpable cuando su causa «no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión y de valor para servirse por sí mismo de él». El lema de la Ilustración para Kant es «Sapere aude! Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento!», sin recurrir a tutores que generalmente ejercen la función de censores. La razón logra su objetivo cuando se hace uso público de ella, venciendo la resistencia de quienes, desde la política o la religión, disuaden a sus seguidores de pensar. La religión ya no es necesaria para fundar la moral. La motivación última de la acción moral es el deber por el deber, no el deber basado en una ley o en un mandamiento divino. «Fundándose la moral en el concepto de hombre como ser libre y que por su razón se halla ligado a las leyes incondicionales, no precisa dicha moral ni de la idea de un Ser superior al ser humano para que éste conozca su deber ni, para que lo cumpla, de otro móvil que la ley misma», afirma Kant en La religión dentro de los límites de la sola razón. La religión no resulta necesaria para fundamentar las buenas costumbres. Además, no se ha caracterizado precisamente por esa tarea, sino por todo lo contrario: banderías, guerras civiles, opresión, esclavitud, dirá Hume. ❛❛ A los obispos parece habérseles olvidado los más elementales principios de la democracia: que el poder no viene de Dios, sino que reside en el pueblo; que el poder ejecutivo gobierna legitimado por la voluntad popular; que los diputados discuten y hacen las leyes respondiendo al mandato recibido de la ciudadanía que los ha apoyado con su voto en las urnas, y no a credos religiosos. Rouco Varela pone, a su vez, una condición para que el diálogo sea auténtico: «el legislador ha de atenerse al orden moral, tan inviolable como la misma dignidad humana, a la que sirven las leyes». ¿Qué entiende por orden moral? Por el contexto que rodea el discurso y por el tono del mismo, no parece que se refiera a una ética laica, sino al orden moral cristiano, o mejor católico, conforme a la interpretación del magisterio eclesiástico. Una interpretación que califica a la eutanasia de delito, que define la legalización del aborto como privación del derecho fundamental a la vida de los hijos por parte de los padres, que acusa al divorcio de minar el bien y el futuro de la familia, El desafío al que se enfrenta la Ilustración es el desarrollo de una ética que sea a la vez flexible y exigente, autónoma e inmanente, superadora de la metafísica tradicional y de la rígida moral católica. En otras palabras, se trata de hacer compatible la subjetividad y la universalidad de la razón, la autonomía personal y la universalidad moral. Junto con la emancipación de la razón y de la moral tienen lugar la emancipación del derecho y su refundación laica, que, por paradójico que parezca, no provienen de pensadores ajenos u hostiles, a la religión, sino de juristas vinculados al cristianismo como Grotius. Puede existir un derecho sin necesidad de admitir, en su origen, la existencia de Dios. La secularización del derecho no exige ni el deísmo legal, ni el ateísmo oficial. Preguntas a la jerarquía católica Pues bien, la concepción autónoma y laica de la ética cuestiona algunas de las prácticas actuales de la Iglesia católica que pueden transgredir el orden moral al que dice apelar. He aquí algunas preguntas al respecto: ◗◗◗ En el aspecto religioso, vivimos instalados en una serie de mitos o de supuestos que no tienen verificación empírica: la mayoría católica de la sociedad española; el reconocimiento de un poder político a los obispos católicos –incluso por parte del gobierno socialista- que no les corresponde. Creo que los políticos todos, de derechas y de izquierdas, siguen demasiado pendientes de los obispos a quienes miran con el rabillo del ojo para ver cómo reac- rio ervato sociolaboral obs ismo, religión que nació, por voluntad del fundador, como movimiento marginal, sin el apoyo del Imperio, más aún, enfrentada con el Imperio, y continuó actuando como movimiento religioso a favor de los excluidos del sistema, hasta su reconocimiento como religión oficial del imperio por Teodosio el Grande el año 380 con el edicto de Tesalónica. OPINION ¿Es conforme al orden moral democrático la actual Ley Fundamental del Estado del Vaticano, cuyo artículo primero afirma que el Romano Pontífice concentra en su persona los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial? ¿Es acorde con el orden moral la exclusión de las mujeres de las funciones directivas en la Iglesia católica y del acceso al ministerio sacerdotal, episcopal y papal? ¿Puede considerarse conforme al orden moral la negación de los derechos reproductivos de las mujeres por parte de la Iglesia católica? ¿Es acorde con el orden moral que se prohiba la utilización del condón en las relaciones sexuales cuando son millones las personas que contraen el SIDA cada año por no hacer uso de él? ¿Resulta conforme al orden moral la ausencia de democracia y de derechos humanos en el seno de la Iglesia, alegando que es de origen divino? ¿Puede Dios ser partidario de la democracia en la sociedad y, al mismo tiempo, contrario a ella en la comunidad cristiana? ¿Es conforme al orden moral negar a los teólogos y a las teólogas la libertad de pensamiento, de expresión, de cátedra y de investigación? ¿Puede apelar al orden moral la Congregación romana para la Doctrina de la Fe para justificar la condena de más 500 teólogos y teólogas? ■5 El problema de fondo radica, a mi juicio, en que algunos jerarcas católicos pretenden fundar el orden moral en una ley natural de la que ellos se consideran únicos depositarios e intérpretes autorizados, o en unos textos sagrados leídos al modo fundamentalista, es decir, sin atender el contexto en que fueron escritos y sin la oportuna hermenéutica. Un ejemplo, nada más, y con él termino. Para condenar la homosexualidad se apela a textos de la Biblia. Éste es el caso del libro del Levítico 18,22, donde podemos leer: «No te acostarás con varón como con mujer: es una abominación». Pero el mismo libro dice que se puede comprar esclavos, varones y mujeres, siempre que la compra se haga en naciones vecinas, y dejarlos en herencia a los hijos como propiedad perpetua (Lv 25,4446); dice también que una persona no puede acercarse al altar de Dios si tiene un defecto en la vista (Lv 21,10). El libro del Éxodo establece que uno puede vender a su hermana como esclava (Ex 21,7); que quien trabaja el sábado, será condenado a muerte (Ex 35,2), ¿Estas prácticas deben entenderse al pie de la letra como la condena de la homosexualidad y tienen vigencia hoy? Mejor sería, a mi juicio, colaborar en la construcción de un orden moral laico, de una ética autónoma fundada antropológicamente, válida para todos. Ésa es quizás la asignatura pendiente de la sociedad española que habría que aprobar cuanto antes. Valoración teológico-religiosa Creo que con los actuales pronunciamientos la jerarquía católica retrocede a etapas anteriores al concilio Vaticano II, que hace cuarenta años defendió la autonomía de las realidades temporales, la separación entre la Iglesia y el Estado, la libertad religiosa y la no discriminación de los ciudadanos por razones de creencias. Además, parece tener poca confianza en su capacidad de convicción y en la eficacia de sus medios para anunciar su mensaje. Por eso reclama espacios y medios estatales y condiciones políticas de plausibilidad para la difusión de su doctrina. La jerarquía parece desconocer los orígenes del cristian- ❛❛ Una institución como la Iglesia católica, que jugó un papel tan importante en la transición de la dictadura a la democracia, no puede malversar su capital político y religioso de concordia como lo está haciendo ahora. cionan ante su forma de gobernar y de legislar, en espera de que aprueben sus conductas o al menos no las reprueben explícitamente. Y Cuando se sienten reprobados, tienden a hacer concesiones, que pueden limitar la autonomía del Estado y ampliar los espacios de influencia del poder religioso, no legitimado en las urnas. Los políticos conceden más relevancia a los obispos que la sociedad en general e incluso que los católicos, que no suelen estar muy atento a sus orientaciones. Es necesario actuar desde la racionalidad política, no desde intereses religiosos. Y esto es válido para los ◗◗◗ rio ervato sociolaboral s b o OPINION 6■ giosas. El objetivo a corto plazo es la autofinandirigentes políticos, para el gobierno, para los ciación de las religiones como muestra de diputados, pero también para las propias reliMejor sería, a mi juiautonomía y de madurez institucional. giones, que en el terreno político deben apoyar leyes y actuaciones que favorezcio, colaborar en la conscan al conjunto de la ciudadanía, aunque trucción de un orden moral lai- . En materia de impuestos, las exenpara ello deban renunciar a sus privile- co, de una ética autónoma fun- ciones deben ser las mismas que las gios históricos que carecen de toda leque afectan a otras organizaciones dada antropológicamente, válida gitimidad, al menos de la legitimidad similares, como ONG’s. para todos. Ésa es quizás la democrática. asignatura pendiente de la so- . El Estado debe mantener una neutralPropuestas coherentes con un idad escrupulosa en relación con las reciedad española que habría estado no confesional ligiones, respetando la libertad religiosa, que aprobar cuanto ansin discriminación o trato privilegiado hacia tes. . Es necesario revisar los Acuerdos de 1979 del ninguna religión, y facilitando el desarrollo de Gobierno Español con la Santa Sede, que son predicha libertad, sin otro límite que el respeto al Esconstitucionales y, en varios temas, pudieran ser incluso tado democrático. inconstitucionales, al no respetar principios constitucionales como el de la igualdad, no discriminación, etc. . Es necesario educar a la ciudadanía en una ética cívica. A esa ética es a la que hemos de atenernos en el plano so. Debe revisarse la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, de cial, político, económico todos los ciudadanos y por ella 1980, que responde a una situación que ha sufrido imporha de regirse los distintos poderes del Estado a la hora de tantes cambios, sobre todo por la presencia de nuevas reejercer sin funciones: el legislativo, en la elaboración de las ligiones y movimientos espirituales, y por el carácter privileyes; el ejecutivo, en la gobernación; el judicial en la práclegiado de las religiones consideradas «de notorio arraitica de la justicia. Ella es la única válida. Las éticas religo», que viene a discriminar al resto. giosas no pueden imponerse a toda la ciudadanía. Su validez y práctica se sitúan dentro de cada religión. Su práctica es cuestión de los miembros de cada religión. En . Hay que suprimir la enseñanza de la religión confesional el conflicto entre la ética laica y las éticas religiosas, ha de de las escuelas, ya que el lugar de la enseñanza confepredominar la primera, que es la universal. sional de la religión son las instituciones con que cuenta cada religión para transmitir sus enseñanzas. Mientras tanto, y en respeto a los acuerdos de 1979 y de 1992, el Mientras no se adopten estas medidas, seguiremos en un modelo de religión no evaluable resulta escrupulosamente Estado de confesionalidad indirecta, de religión tutelada o constitucional. protegida, pero no laico. Creo que nos encontramos en un momento privilegiado para construir entre todos un estado laico. A esa tarea están llamadas también las religiones, . Debe procederse a eliminar toda subvención del Estado y muy especialmente la Iglesia católica. ■ a las religiones para fines y tareas específicamente reli- ❛❛ ■ DESDE EL MIRADOR Vivienda y políticas públicas LA VIVIENDA EN CIFRAS • España, con un censo total de 21 millones de viviendas en el año 2001, 15 millones de ellas calificadas como principales, es el país del mundo con un número mayor de residencias construidas por habitante. • De acuerdo con las cifras oficiales que publica el Ministerio de la Vivienda, desde 1998 el precio del metro cuadrado se ha incrementado un 15% de media por año. • Por el contrario, la Renta Bruta Disponible de los hogares ha crecido de media anual sólo un poco más del 3% en dicho tiempo. • La demanda ha aumentado de forma exponencial por diversas causas: — Considerable aumento de la población activa, que rondaba los 16 millones en 1997 y supera los 19 en nuestros día — Afloración de dinero negro como consecuencia de la llegada del euro. — Iincorporación a la población del país de cerca de 2 millones de emigrantes ◗◗◗ • La alternativa, el alquiler, cuesta mucho más. Además la compra tiene un trato fiscal favorable y el alquiler no. • 10% de las viviendas conforman el parque de viviendas en alquiler • En los últimos 3 años el endeudamiento de las familias españolas es del 95% de sus ingresos y dobla la media de los países de la eurozona. El valor de las deudas en relación a su renta bruta disponible ha pasado en siete años del 56% al 95%. • De cada 10 euros que debemos a los bancos, cajas y otras entidades financieras, 7 corresponden a la financiación de nuestra vivienda. Este bien esencial constituye el 87% de la riqueza de las familias. • El Banco de España aconseja a las entidades financieras que no presten más del 80% del valor de la vivienda a precio de mercado. • Las propiedades inmobiliarias representan el 79% de los activos de las familias españolas, que son en su gran mayoría (el 82%) propietarias de su vivienda habitual, según la Encuesta Financiera de las Familias difundida por el Banco de España. • El 12,6% restante son activos financieros, que se distribuyen entre cuentas y depósitos, acciones, fondos de inversión, renta fija y planes de pensiones y seguros de vida. • El valor mediano de la vivienda principal es de 97.300 euros y crece a medida que aumenta la renta (hasta 173.000 euros) y es más elevado en los hogares cuyo cabeza de familia tiene entre 45 y 54 años (116.100 euros) ◗◗◗ • El 96% de los compradores de los 438.000 pisos que se vendieron en España entre enero y junio de 2004 tuvieron que pedir un préstamo. La hipoteca media ascendió a 202.826,41 euros (más de 33 millones de pesetas) y su duración alcanza los 22 años. • El esfuerzo financiero que se precisa para poder costear la compra de una vivienda ha llegado a situarse el último trimestre en el 53,7% del salario medio, es decir, que se dedica cada mes más de la mitad de una renta familiar monosalarial para pagar la hipoteca. • En la Comunidad de Madrid, una de las más caras para comprar una vivienda, los jóvenes (de 18 a 34 años) han de destinar el 84,1% de su salario mensual (en caso de suscribir una hipoteca media a 25 años) o, lo que es lo mismo, dedicar el salario íntegro de 18 años de trabajo a pagarse un techo. • De los menores de 34 años tan sólo el 7% firma su hipoteca individualmente. • El precio medio del metro cuadrado construido de la vivienda libre ha sido en el tercer trimestre de 2004 de 1.671,71 euros frente a los 1.426,61 euros del mismo periodo del año pasado, lo que significa un aumento interanual del 17,18% y un descenso del 0,24% respecto al trimestre anterior. Créditos a las familias: evolución 1992 2004 46.800 M 288.700 M • Vivienda/cred. Hogares 58,1 % 74,7 % • Vivienda/cred. Act.- Prod 27,1 % 67,7 % • Vivienda/cred. Total 18,4 % 35,4 % • Crédito/PIB 15,5 % 44,2 % • Crédito a la vivienda rio ervato sociolaboral obs — Creciente demanda de vivienda vacacional por parte de los extranjeros • El crédito hipotecario aumentó en septiembre un 25,3% y alcanzó la cota más alta de esta coyuntura. TENDENCIAS — Bajos tipos de interés y alargamiento de los plazos de amortización, con lo que el diferencial de la cuota de la «hipoteca-renta» del alquiler es cada vez menor ■7 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 8■ • Los pagos pendientes por la adquisición de la vivienda habitual constituyen el 56,6% de la deuda que tienen las familias, principalmente en forma de créditos hipotecarios, por un importe mediano de 31.800 euros. • El 30,1% de los hogares posee otros inmuebles que no son su vivienda habitual (con un valor mediano de 68.900 euros) y, en concreto, el 18,5% tiene una segunda vivienda, seguido por el 8% que posee solares y fincas • En cuanto a los activos financieros, las cuentas bancarias suponen casi el 40% del valor de este tipo de instrumentos (el 5% del total de activos), seguidas de los planes de pensiones (17,6%), las acciones cotizadas (14,7%) y las no cotizadas (11,4%). • Los precios aumentan por dos tipos de factores: directos (tipos de interés, costes de la construcción, etc) e indirectos. • Las acciones reguladoras o fiscales del sector público pueden tener una cierta influencia en los directos pero tienen una capacidad muy limitada para afectar a los factores indirectos, relacionados con las expectativas de los individuos sobre los precios futuros de la vivienda. • Si una parte importante del crecimiento de los precios de la vivienda se justifica en estos factores indirectos ( 50%), que es la que se puede calificar propiamente de burbuja inmobiliaria, entonces la capacidad de la acciones públicas para afectar al precio de la vivienda se ve muy limitada, lo que deja poco margen a la acción pública. • Sabemos más de las medidas que no funcionan que de aquellas que funcionan dado el fracaso de todos los intentos por controlar el precio de la vivienda. • Por el lado de la oferta los precios dependen de la evolución de los coste de construcción y del precio del suelo. • El precio del suelo y el precio de la vivienda suben simultáneamente que suban a la vez no quiere decir que el aumento del precio del suelo cause el aumento del precio de la vivienda, es el incremento del precio de la vivienda el que hace aumentar el precio del suelo y no viceversa. l precio del suelo se fija en función del valor de las viviendas que se construirán sobre el mismo. • Las medidas encaminadas a afectar al precio del suelo están condenadas a fracasar. • La solución más obvia desde el lado de la oferta es producir un gran número de viviendas de protección oficial. • El 24,1% de los hogares posee un plan de pensiones (o seguro de vida), con una cantidad mediana invertida de 6.400 euros, mientras que el 10,8% tiene acciones que cotizan en Bolsa (inversión mediana de 5.800 euros) y el 7,2% cuenta con algún tipo de fondo (inversión mediana de 12.000 euros). • En lo que se refiere a la deuda, ésta representa el 8,6% del valor total de los activos de las familias y es la vivienda principal la primera causa de ésta, ya que constituye el 56,6% del total de deuda.El 43,6% tiene algún tipo de deuda pendiente, por un importe mediano de 22.000 euros. • El incremento actual de los precios está impulsado básicamente por factores de demanda. La bajada de los tipos de interés, la extensión de la duración de los préstamos hipotecarios, el incremento del nivel de renta per capita o la reducción de la tasa de desempleo han favorecido un incremento sustancial de la demanda. • En situaciones como la actual, donde el precio queda fijado por la máxima cuota hipotecaría que una familia puede pagar dados sus ingresos, las desgravaciones fiscales se transmiten directamente a un aumento de los precios. • Una vivienda produce servicios pero también es un activo y, como tal, su precio se ve afectado por las expectativas que los individuos tengan sobre su valor futuro. LAS POLÍTICAS PUBLICAS • ¿Es posible detener la escalada de los precios de la vivienda desde las políticas públicas? ¿cómo se puede hacer? • Detener la escalada de los precios de la vivienda es una tarea muy complicada cuando la demanda presiona con fuerza y las ganancias de capital que se pueden obtener son tan substanciosas como las actuales • Históricamente la contestación a esta pregunta debería ser no. En ninguna de las dos fases recientes de booms inmobiliarios (1987-91 y 1999-2003) las políticas públicas han sido capaces de contener el crecimiento de los precios. • Una acción pública sostenida, adecuadamente financiada y con objetivos claros podría tener efectos positivos, aunque limitados por la importancia de los factores indirectos. ■ Avances y déficits de las políticas públicas de bienestar social en España EL ESTADO DE BIENESTAR SOCIAL, SEÑA DE IDENTIDAD DE LAS SOCIEDADES DEMOCRATICAS as políticas de Bienestar Social han sido en su origen, impulso y desarrollo una seña de identidad de las fuerzas políticas y sociales de la izquierda. A lo largo del siglo XX gran parte de las movilizaciones sociales que han protagonizado la izquierda política, el movimiento sindical y otras organizaciones sociales de carácter progresista, han tenido como objetivos el derecho a la salud, las pensiones, la educación, la protección frente al desempleo, los servicios sociales, la lucha contra la pobreza, etc. L Sin embargo, cuando todavía existen profundas carencias sociales, cuando hay colectivos sociales a los que no alcanza el bienestar social o lo hace de forma deficitaria o cuando una parte importante de mujeres tienen que sustituir con su trabajo las insuficiencias de las políticas sociales, grupos y personas vinculados a poderosos intereses empresariales y de la derecha siguen cuestionando y atacando el Estado de Bienestar Social. En unos casos los sectores mas neoliberales defienden abiertamente la reducción del gasto publico en políticas sociales. En otros, de forma mas sofisticada y evitando el desgaste electoral que la medidas de recorte les pueden acarrear, propugnan la privatización de la gestión de las políticas de bienestar social, trasvasando ingentes recursos públicos al ámbito de gestión privada. Tras la aparente preo- ❛❛ Posteriormente y no sin tensiones, fueron siendo asumidas por otros sectores políticos y sociales y en especial por los que cupación sobre la sostenibise identificaron con la Democracia Tras la aparente preocupación sobre la lidad a largo plazo del sistema Cristiana de la posguerra (fuera cual sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones, ... hay única y exfuera su denominación concreta). de pensiones, la alarma ante el creciHoy, tan solo los sectores mas ultra- clusivamente un interés mercantil, miento del gasto sanitario, las lamentaliberales defienden el desmantela- para apropiarse de la gestión de ciones por el deterioro de la calidad de la miento de las políticas de Bienestar enseñanza, los supuestos efectos pernilos actuales sistemas de bieSocial e incluso allí donde han estado ciosos en el empleo de las cotizaciones nestar social. en el gobierno, no han podido realizar tosociales, la extensión del fraude o la rebedo lo que inicialmente proponían. lión fiscal como respuesta a los supuestamente elevados impuestos, etc., hay única y exPor ello no es exagerado decir que hoy en nuestra clusivamente un interés mercantil, para apropiarse de sociedad las políticas de bienestar social son una de las la gestión de los actuales sistemas de bienestar social. mas claras señas de identidad del sistema político democrático. Bienestar social y democracia son dos realidades Las políticas de bienestar social se han caracterizado por que están estrechamente ligadas. la garantía publica de su viabilidad, por la solidaridad intergeneracional e interterritorial de sus prestaciones, por El Estado de Bienestar Social ha transformado radicalla gestión socialmente participada. Esto es lo que cuestiomente las condiciones de vida de la inmensa mayor parte nan hoy sectores de la derecha y empresariales. de los países desarrollados. Propugnan una gestión privada y una concepción estricLa espectacular prolongación de la vida, 30 años mas de tamente de seguro, «cada uno recibe según lo que ha media en tan solo un siglo; la erradicación de la mortalidad aportado» y todo ello sin control social y con un amplio infantil; las mejores condiciones de salud, son resultado margen para el beneficio mercantil. directo de los Sistemas públicos y universales de salud. Las experiencias de este modelo privado de Bienestar SoLos avances en la erradicación de la pobreza, la movilidad cial, son elocuentes al respecto, no ya en términos de exen la durante siglos impermeable estratificación social, clusión social de sectores y de ruptura de la solidaridad, es con el crecimiento las clases medias, la incorporación de que además la gestión es mas cara, la calidad menor y los la mujer al trabajo, los avances científicos y el mayor nivel riesgos mas frecuentes. cultural de la población, etc., son fruto de la generalización de la educación y de la mejora de la calidad de la enseLa clasista sanidad norteamericana, que margina a una ñanza publica. parte importante de la población y que tiene altos costes de funcionamiento; los efectos desastrosos y excluyentes El que hoy ser anciano, enfermo, parado, persona con disde los fondos de pensiones en Chile y Argentina; o la caícapacidad, etc. no conduzca irreversiblemente al hambre, da de la calidad de los servicios públicos en Inglaterra tras la miseria, el abandono y la marginación, son logros de los la privatización tatcheriana, están ahí para quienes quieran sistemas públicos de pensiones y de prestaciones de decomparar. ◗◗◗ sempleo. rio ervato sociolaboral obs Adjunto a la Secretaría de Política Social de la Confederación Sindical de CC.OO. TENDENCIAS ■ Héctor Maravall ■9 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 10 ■ Pero aunque llevan años hablando de la Crisis Fiscal del Estado, de la inviabilidad de los Sistemas Públicos de Pensiones, etc, no han conseguido erosionar el núcleo central de las políticas Sociales, que son ya avances irreversibles, al menos en un contexto político democrático. Por eso, la concepción de transformar los Estados de Bienestar Social en «Sociedades de Bienestar Social», sea hoy la habilidosa presentación por parte de las fuerzas políticas y sociales del centro y de la derecha, de unas propuestas con las que pretenden no preocupar a amplios sectores sociales. Pero en definitiva tras la perspectiva de que hay que sustituir los Estados de Bienestar Social, por las Sociedades de Bienestar Social, hay una meridiana apuesta por la reducción de las políticas de Bienestar Social, por la privatización de derechos, por la desigualdad. impuestos, con lo que a la postre pueden tener menor eficacia recaudatoria. Pero desarrollar una política fiscal razonable, progresiva, equilibrada y eficaz y trasladar a la opinión publica los efectos beneficiosos para la mayoría de población, aunque no sea tarea fácil, es una responsabilidad fundamental de un gobierno progresista y de las organizaciones políticas y sociales que aspiran a una sociedad mas justa y solidaria. Y refiriéndonos al debate en España, hay que ser claros al respecto: no podemos aspirar a unas avanzadas políticas de bienestar social como las existentes en los estados de larga influencia de gobiernos socialdemócratas del norte y centro de Europa y tener un débil sistema impositivo y encima con tendencia a la baja. Dicho en otras palabras «sin suficientes impuestos, no hay política social suficiente». Además hay que tener muy presente que en un estado, Hoy es necesario seguir hablando del «Estacomo el nuestro, las políticas fiscales están expedo de Bienestar Social», como reflejo inerimentado un amplio proceso de descentraliPor eso, la concepción quívoco de que, en unas Sociedades zación competencial, por lo que las deque aun arrastran profundas desimandas de financiación deben dirigirse de transformar los Estados de gualdades y diferencias, el papel no solo hacia la Administración General Bienestar Social en «Sociedades del Estado, de lo publico, en la codel Estado, sino también de forma crede Bienestar Social», sea hoy la habirrección de esas desigualdades, ciente a las Administraciones Autonólidosa presentación por parte de las en la garantía del bienestar social, micas e incluso, aunque en mucha es decisivo y aunque como des- fuerzas políticas y sociales del centro menor medida, a las Corporaciones pués veremos hay un protagonis- y de la derecha, de unas propuestas Locales. mo evidente por parte de la sociecon las que pretenden no preocudad en la organización y realización Tres ultimas reflexiones en esta inpar a amplios sectores sociade la solidaridad social, hay que setroducción: les. guir hablando de los Estados de Bienestar Social, con ese papel activísimo de Es imprescindible evitar debates excelo publico. sivamente teóricos o abstractos sobre las características, problemas, perspectivas, reformas, etc. de las Pero también hay otra forma de debilitar o al menos conpolíticas de Bienestar Social. Hay que debatir con datos y gelar las políticas sociales, como es dar la mayor prioridad realidades en la mano. a la reducción de impuestos, o la obsesión radical con el déficit cero, lo que resulta incompatible con la consolidaEn segundo lugar, debemos ser conscientes que no hay ción y mejora del Estado de Bienestar Social. un único modelo de Estado de Bienestar Social. Cada uno es producto de su realidad histórica, política, social, ecoLa cultura critica con los impuestos, es una cultura ajena a nómica, demográfica e incluso geográfica. Resulta necelas fuerzas progresistas, al movimiento sindical. Ya desde sario conocer y reflexionar sobre las experiencias ajenas, el siglo XIX quienes se oponían al establecimiento de mopara aprender y para contrastar con nuestra realidad, no dernos y eficaces sistemas impositivos, eran los mismos para transposiciones miméticas. que defendían el «estado mínimo», las políticas de «laissez faire». En tercer lugar, quienes defendemos y apostamos por la consolidación y fortalecimiento de las políticas de BienesPor el contrario la clase obrera, los sectores populares, tar Social, debemos asumir que estas son dinámicas, que siempre han visto en el sistema impositivo un poderoso están íntimamente ligadas a los cambios sociales y ecoinstrumento de corrección de desigualdades sociales, de nómicos, por no hablar también de los tecnológicos. redistribución de la riqueza. Por ello, negarse a reformas, por complejas y difíciles que Quienes mas deben temer de un sistema impositivo son puedan resultar en un momento determinado, es abrir palas grandes fortunas, los sectores mas privilegiados, no so a su cuestionamiento y crisis y en definitiva a su reducquienes viven de su trabajo cotidiano. ción traumática. ❛❛ Es evidente que puede haber sistemas fiscales con aspectos regresivos o insolidarios. Las reformas propugnadas por Bush o por Aznar así lo han sido. Como tampoco debemos ignorar que una desmesurada presión fiscal en un mundo globalizado puede generar deslocalizacion de empresas, evasión de capitales o búsqueda de artimañas de ingeniera financiera para eludir los La defensa a ultranza del modelo de Estado de Bienestar Social impulsado por las fuerzas progresistas, no debe ser óbice para que, sin romper su esencia, seamos capaces de actualizar, mejorar y adaptar su funcionamiento a las nuevas realidades, que resumiría en las siguientes: - Afrontar los nuevos retos del envejecimiento, de la caída de la natalidad y de la irrupción de la inmigración. ◗◗◗ Adaptar los sistemas de cotización o de imposición fiscal a la nueva tipología de empresas intensivas en capital o con gran movilidad de capitales. Abordar las nuevas formas de pobreza urbana, de los efectos de la drogadicción, el alcoholismo, las carencias de las familias monoparentales con cargas familiares, las nuevas formas de menores y adolescentes en situación de riesgo, etc. Siendo cierto, por tanto, que mas gasto publico no siempre se traduce en mas bienestar social, sin embargo sin un adecuado gasto publico hablar de políticas sociales es mera palabrería. También tenemos en nuestro país un ejemplo clarísimo: la propaganda que los gobiernos del PP han hecho sobre sus programas de apoyo a las familias, contrastan brutalmente con la insignificancia de las dotaciones presupuestarias que han acompañado a esos programas. rio ervato sociolaboral obs Aprovechar las posibilidades de las nuevas tecnologías para una mejor utilización de los recursos materiales y humanos. tión del sistema de pensiones de la Seguridad Social, con unos bajísimos costes de gestión, que no grava negativamente el gasto en prestaciones y que va a acompañado con un alto nivel de satisfacción por su funcionamiento. TENDENCIAS Fomentar la participación y el papel inestimable de las ONGS y de las diversas formas de voluntariado y de economía social, sin desvirtuar su finalidad. ■ 11 Evitar los desequilibrios y desigualdades territoriales y entre la ciudad y las pequeñas poblaciones rurales. Afrontar la necesidad de coordinación de políticas, actuaciones y financiación en el marco de un estado profundamente descentralizado. Todo ello exige nuevas alternativas de política social, para evitar la esclerosis o el deterioro de los programas o actuaciones que en su día fueron positivos y eficaces. Por ultimo hay que resaltar que el impulso y renovación del Estado de Bienestar social exige la negociación y participación de todos los sectores sociales implicados: sindicatos, empresarios, profesionales del bienestar social, usuarios, ONGS y tercer sector, etc. EL GASTO SOCIAL COMO INDICADOR DE LAS POLÍTICAS DE BIENESTAR SOCIAL nalizar y evaluar un sistema publico de bienestar social, puede hacerse siguiendo diversas metodologías de forma individualizada o combinada: niveles de universalización y cobertura poblacional de los programas sociales, situaciones de pobreza y exclusión social, estado de salud y expectativas de vida, volumen de empleo en el ámbito de las políticas sociales, grado de consenso ciudadano sobre las políticas de bienestar, costes de gestión, cohesión territorial, integralidad y transversalidad de las políticas, cargas familiares como sustitución de los recursos públicos, etc. A Pero sin duda, uno de los elementos claves para conocer el nivel de desarrollo del Estado de Bienestar Social es el volumen de gasto publico en relación a la riqueza nacional, es decir el PIB. Es evidente que no siempre mayor gasto publico significa mejor y mas amplia política social. Una buena gestión publica puede hacer mas eficaz y eficiente el gasto y una mala gestión publica puede desembocar en un alto gasto publico. En España tenemos dos ejemplos evidentes al respecto: el desmesurado gasto publico en productos farmacéuticos no puede ser valorado positivamente; la buena ges- Además hay que tener muy presente que en un esta❛❛ do, como el nuestro, las políticas fiscales están experimentado un amplio proceso de descentralización competencial, por lo que las demandas de financiación deben dirigirse no solo hacia la Administración General del Estado, sino también de forma creciente a las Administraciones Autonómicas e incluso, aunque en mucha menor medida, a las Corporaciones Locales. Hay, además, otros aspectos a considerar, a la hora de relacionar el volumen del gasto social publico con el PIB. Los efectos del gasto publico no son los mismos en sociedades muy cohesionadas social y territorialmente o con limitadas diferencias de rentas en la población, que en sociedades caracterizadas por sus desigualdades sociales. Aunque no siempre es fácil diferenciar la causa y el efecto, la realidad nos dice que los Estados con mayor cohesión social, son precisamente los que tienen un mayor gasto social publico en relación al PIB. El PIB por habitante es otro factor decisivo a tener en cuenta. P.e. Grecia o Portugal tienen mas gasto ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 12 ■ social publico sobre el PIB que España, pero al ser bastante menor el PIB por habitante en los dos citados países, se traduce lógicamente en unas políticas de bienestar social de mucha menor intensidad y calidad que las existentes en nuestro pais. La proporción de gasto social publico en Grecia y Portugal, si refleja, en cambio, una clara voluntad política de dar una alta prioridad a las políticas de bienestar social, que no ha existido en la misma medida en España. tica tiene aún deficiencias a la hora de computar o clarificar el conjunto del gasto de las tres Administraciones Públicas, por lo que en el caso concreto de nuestro país podría haber incluso una infravaloración del gasto real en alguna décima del PIB, lo que en ningún caso alteraría de manera significativa los datos generales. LA EVOLUCION DEL GASTO SOCIAL PUBLICO EN ESPAÑA Por otra parte, a la hora de analizar este tipo de indicadores hay, igualmente, que relativizar las comparaciones en a información disponible sobre gasto social publico en función de otros indicadores sociales, económicos y deEspaña, homologable a las estadística europeas (EUmográficos. No son exactamente iguales las exigencias ROSTAT/SESPROS), parte del año 1980. En aquel mode gasto social en un país envejecido que en otro con una mento representaba el 17’4% del PIB. pirámide demográfica relativamente joven; o un estado con una fuerte presencia inmigratoria y otro que apenas En el año 2003, últimos datos publicados por la Administiene; o una sociedad con un alto nivel de empleo tración española y aun no homolgados por EUROSy tasas de actividad masculina y femenina y TAT, el gasto social publico alcanza el 20’2% del otro que tenga importantes niveles de paPIB. Un avance de 2’8 puntos en 23 años, poEs evidente que no ro y baja actividad femenina. dría aparecer como muy modesto e insufisiempre mayor gasto publico ciente. Tampoco podemos olvidar la pre- significa mejor y mas amplia posencia de la economía sumergida, Siendo esto cierto en términos generalítica social. Una buena gestión no contabilizada en los PIB oficiales les, sin embargo, no podemos olvidar el publica puede hacer mas eficaz y y que puede suponer hasta el 20% o importantísimo crecimiento del PIB de el 25% de los PIB reconocidos. Un eficiente el gasto y una mala ges- nuestro país en este periodo, por lo que a importante volumen de economía tión publica puede desembocar la ganancia de porcentaje del gasto social en un alto gasto publico. sumergida sesga la valoración de los publico sobre el PIB, hay que añadirle el datos de gasto social en relación al PIB. crecimiento propio del PIB. L ❛❛ Efectivamente la economía informal o sumergida de un país reduce el PIB identificado sobre el real y sobrevalora el gasto social en relación al mismo. Esta es una realidad más extendida en los Estados mediterráneos, lo que en términos de gasto social real supone que este es aún más reducido de lo que ya aparece en las comparaciones con los países del centro y norte de Europa, cuyo PIB identificado es más real que el de los países mediterráneos. Al hacer comparaciones internacionales, hay que tener presente que a lo largo de los años la Unión Europea ha ido perfeccionando sus estadísticas, modificando los grandes conceptos en que se agrupan las políticas sociales, integrando nuevas partidas presupuestarias. Por ello, los cambios en los datos han sido muy frecuentes, aunque el sentido global de la evolución general de la Unión Europea y de cada uno de los países no ha experimentado alteraciones sustanciales. Aún así, hay alguna evolución, especialmente la de Grecia, que resulta sorprendente. También hay que tener en cuenta que en los últimos años ha habido importantes modificaciones en el calculo del Producto Interior Bruto, que en lo que se refiere a España ha supuesto una sensible elevación del mismo, lo que ha influido negativamente en la evolución de la proporción de gasto social en relación con el PIB, factor este que se suma al notable crecimiento que, de por sí, ha tenido el PIB español. La fiabilidad de las estadísticas suministradas por cada país debe darse por supuesta, lo que no es óbice para que haya carencias en el proceso de elaboración de los mismos. En lo que respecta a España la integración estadís- En términos reales (es decir en euros constantes), el crecimiento del PIB ha sido del 87’4% y del gasto social del 117’6%. Esta evolución genéricamente positiva, tiene importantes matices a la hora de descender en su concreción. La mayor parte del crecimiento se ha centrado en las políticas de vejez y muy en especial en el gasto en pensiones de jubilación de la Seguridad Social. Igualmente ha habido un incremento, aunque en menor medida en gasto sanitario, una reducción notable en gasto porcentual en muerte y supervivencia y una reducción algo menor en políticas de apoyo a la familia. En consecuencia, la distribución del gasto social publico esta muy sesgada hacia las políticas de vejez (pensiones), que representan el 40% del total del gasto. Seguida de la política sanitaria que representa casi el 30% del total del gasto. La suma de ambas políticas, mas la protección al desempleo y el gasto en invalidez (fundamentalmente pensiones) ascienden al 90% del total del gasto social. De ahí que las políticas de apoyo a las familias, lucha contra la exclusión social y alojamiento, tienen un carácter meramente residual en el conjunto del gasto social publico. El esfuerzo de mayor gasto publico social, ha descansado en su practica totalidad en el crecimiento de las aportaciones de las administraciones publicas, que han aumentado en un 50’8% en estos 23 años, frente a un crecimiento del 4% de las aportaciones de los trabaja◗◗◗ Si se analiza la evolución en el tiempo del crecimiento real del gasto social publico, veremos que el periodo mas expansivo fueron la segunda y tercera legislatura del PSOE en los años 1987 a 1993. Con un descenso en la ultima legislatura del PSOE y un crecimiento ralentizado en las legislaturas del PP. En el lado positivo destacan el notabilísimo esfuerzo de Grecia y también de Portugal, que prácticamente han duplicado su gasto social, aunque en el primer caso puede haber algunas dudas sobre la fiabilidad de sus estadísticas. Reino Unido e Italia, a pesar de largos periodos de gobierno de la derecha, han tenido también notables crecimientos del gasto social; cuestion distinta puede ser analizar la calidad de los mismos. rio ervato sociolaboral obs Por tanto el esfuerzo de mayor financiación de la política social ha sido a través de los impuestos generales, aunque hay que tener muy presente que el crecimiento tuvo lugar en la década de los años 80, estancándose en la década de los 90 y en la actual. y Luxemburgo, siendo especialmente relevante el primer caso que responde a una nítida opción neoliberal asumida por los gobiernos irlandeses de los últimos diez años. TENDENCIAS dores y usuarios y un insignificante 0’9% de los empleadores. ■ 13 Por ello, no es exacto atribuir desde ambitos del PSOE la caída del gasto social publico a las dos legislaturas del PP; como tampoco es cierta la autoconsideración que se hace desde el PP de una política social expansiva en lo que han sido sus dos gobiernos. EL GASTO SOCIAL PUBLICO EN ESPAÑA EN COMPARACIÓN CON LA U.E. e puede decir que cada estado de la Unión Europea (refiriéndonos por el momento a los 15, antes de la ampliación de mayo del 2004), tiene un modelo de estado de bienestar social propio, una estructura de gasto social especifica, un sistema impositivo diferenciado y un contexto social, económico, demográfico y político, con características propias, por lo que hay que ser muy cauto a la hora de hacer comparaciones simplistas entre las realidades de gasto social publico entre cada uno de los estados de la U.E. S Pero dicho esto, si hay elementos muy significativos que pueden marcar claras diferencias y ser útiles para establecer algunas conclusiones a la hora de responder a la pregunta ¿cómo se encuentra España, en líneas generales, en relación a los demás estados de la U.E.?. La primera cuestión que hay que resaltar (sin olvidar nunca las observaciones metodologicas realizadas en anteriores apartados), es que la U.E., a pesar de las fortísimas presiones neoliberales de la ultima década, ha logrado mantener su nivel de gasto social, habiendo crecido una media de 3’2 puntos del PIB desde 1980 al 2001 (ultimo año con datos disponibles). Este mantenimiento del gasto social, en un contexto político de regresión de los gobiernos progresistas en la mayoría de los estados de la U.E., habrá que apuntarlo en buena medida a los esfuerzos de los sindicatos y de otros movimientos sociales y al papel de los partidos progresistas. Capitalización que no siempre sabemos hacer adecuadamente. Tres países con muy sólido estado de bienestar social, Suecia, Holanda y Bélgica, han sufrido un cierto retroceso de su gasto social, pero en cualquier caso se mantienen por encima de la media del gasto de la U.E. Otros dos países han tenido un notable retroceso, Irlanda “Este mantenimiento del gasto social, en un contexto ❛❛ político de regresión de los gobiernos progresistas en la mayoría de los estados de la U.E., habrá que apuntarlo en buena medida a los esfuerzos de los sindicatos y de otros movimientos sociales y al papel de los partidos progresistas”. España ha tenido un crecimiento, como ya se ha dicho, muy moderado, por debajo de la media comunitaria, (aunque hay algunas divergencias sobre los datos identificados para España en el año 1980 que no coinciden). En todo caso si se puede decir que, pesar de los esfuerzos realizados, en el año 2001, estábamos algo mas lejos de la media europea de lo que nos encontrábamos en 1980. Se pueden hacer otras aproximaciones, como p.e. el gasto social publico por habitante en unidades de paridad de compra, y en ese caso aunque España se encuentra casi en la mitad de la media de la U.E., el esfuerzo de ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 14 ■ crecimiento desde 1980 ha sido en nuestro país del 320% frente al 281% de la media comunitaria. Sin embargo hay otros indicadores comparativos que no son tan positivos, como es la evolución a precios constantes del gasto publico social por habitante en la década de los 90. Frente a un crecimiento del 15% en la media comunitaria, España ha tenido un retroceso del – 4’9%. Si de los datos globales pasamos al gasto por funciones, encontraremos algunos otros aspectos interesantes. Así en el gasto por enfermedad (sanidad) tenemos un di- munitaria, hemos seguido la misma pauta de descenso del gasto que se ha seguido en la mayoría de los estados de la U.E. En la función empleo (protección al desempleo), es el único ámbito de gasto social en el que estamos por encima de la U.E., aunque hay que matizar que ello responde también a unos niveles de desempleo muy superiores a la media comunitaria. En las funciones exclusión social y alojamiento nos encontramos en la mitad del gasto de la media comunitaria, resaltando que en todo caso estos ámbitos de gasto social también en la U.E. son marginales. Sí merece la pena destacar que el gasto en protección a la familia en España representa menos del 25% de la media de gasto comunitaria, a pesar de las frecuentes loas que desde los poderes públicos y desde diversas instituciones se dedican al colectivo familiar. En cuanto a la financiación del gasto publico social hay que hacer una primera y fundamental consideración. La homologación conceptual no es sencilla entre los 15 Estados de la UE, a la hora de establecer las grandes partidas de ingresos debido a los muy diferentes sistemas de cotización, de imposición fiscal y de la propias características de las Administraciones Públicas como empleadoras. También son diferentes los sistemas de pago delegado de prestaciones del empresario a los trabajadores, cuando estas existen; la estructura del mercado laboral y la amplitud del sector de trabajadores no asalariados; las aportaciones de los usuarios de los sistemas de protección social son distintas entre los diversos países que tienen establecida este tipo de aportación; y, por último, son igualmente diferentes los efectos de la situación de desempleo de cara a las cotizaciones. Tres países con muy sólido estado de bienestar social, ❛❛ Suecia, Holanda y Bélgica, han sufrido un cierto retroceso de su gasto social, pero en cualquier caso se mantienen por encima de la media del gasto de la U.E. Dicho esto, la financiación directa de los trabajadores y usuarios españoles se sitúa casi por la mitad que la media comunitaria, con un crecimiento muy modesto en estas dos décadas: 4%, frente al 7’5% de media en los países de la U.E. ferencial de relativa importancia con la media comunitaria, aunque nuestro crecimiento ha sido mayor que la evolución de la media de la U.E. En lo que respecta a los empresarios (públicos y privados), nos situamos ligerisimamente por encima de la media comunitaria, con una aportación prácticamente estabilizada en estos veinte años, frente a un decrecimiento del – 7% como media en los países de la U.E. (Ver cuadro anexo n. 8.2.). En gasto por invalidez, a pesar de las quejas históricas de la patronal española y de sectores de la opinión publica e incluso de las administraciones publicas, hay que decir que estamos por debajo de la media comunitaria y prácticamente estabilizado desde 1980. En cuanto a la aportación de las administraciones publicas, a pesar de que prácticamente hemos duplicado la financiación en estas dos decadas, seguimos situándonos cerca de la mitad de la media comunitaria, que también ha tenido un muy notable crecimiento. En la función vejez (fundamentalmente pensiones de jubilación), aunque mantenemos un cierto diferencial con la media comunitaria, es donde de forma mas notable nos hemos aproximado a la U.E. En definitiva en lo que se refiere a la financiación se puede observar como tendencias básicas en la U.E. una mayor aportación de los trabajadores y usuarios, en la misma medida que se reduce la de los empresarios y un notable incremento de las aportaciones publicas, sobre las que descansa prácticamente el incremento de los 3 puntos de crecimiento del gasto social en relación al PIB que ◗◗◗ En la función supervivencia (básicamente pensiones de viudedad), aunque estamos por debajo de la media co- - Creación paulatina de programas y equipamientos de servicios sociales LAS POLITICAS DE BIENESTAR SOCIAL EN ESPAÑA - Consolidación del sistema contributivo de pensiones y reconocimiento del sistema no contributivo as anteriores comparaciones del estado de situación de nuestro gasto social publico en relación a la Unión Europea, debe evitar interpretaciones catastrofistas, de la índole de que «en España no tenemos un Estado de bienestar social digno de tal consideración». L Por ello, aunque para la mayoría sea una realidad conocida, conviene recordar de donde partíamos y lo que hemos logrado desde 1977 a la actualidad. - Aparición de una 3ª red de protección a la marginación social, a través de los salarios sociales - Desarrollo progresivo de programas y servicios de atención a las personas con discapacidad En la primera mitad de la década de los 90 se consolido lo anterior y se avanzo en algunos aspectos cualitativos: La construcción de un moderno Estado de Bienestar Social se inicio en España con el primer gobierno democrático de la UCD, a través de : - Desarrollo de Planes horizontales (Infancia, Juventud, Migración, Igualdad de Oportunidades de la Mujer, Gerontológico, Drogadicción, Plan Concertado de Servicios Sociales Básicos, Integración social de las - La voluntad política y Consenso Social, Personas con discapacidad, Plan Gitano, La coincidencia temporal materializado en los Pactos de la etc) Moncloa entre la construcción del Siste- Desarrollo paulatino de programas de ma de Bienestar Social y el desarro- El inicio de la Reforma Fiscal, llo de la nueva configuración política y atención a los refugiados e inmigranrazonablemente progresista tes administrativa del Estado Autonómico, con importantísimas competencias en - El inicio de la Modernización - Apoyo al movimiento asomateria de política social en el ámbito Au- ciativo en una triple vertiente de recode la Administración Publica nocimiento de ámbitos permanentes tonómico y, en menor medida, Local, de participación institucional, apoyo - El impulso a la modernización van a añadir elementos novedosos y económico para su funcionamiento del sistema productivo y al incresin duda muy complejos, al moasociativo, impulso a la participación en mento de la competitividad y prodelo de Estado de Bienesla gestión de programas. ductividad de la economía española tar Social español. - Transferencia de competencias de gestión a las - La reforma institucional de las entidades de Comunidades Autónomas Previsión y Seguridad Social. ❛❛ El nuevo sistema de protección social se articulo en gran medida en torno a la Seguridad Social, con un fuerte componente contributivo y con una financiación sobre todo de las cotizaciones sociales. La coincidencia temporal entre la construcción del Sistema de Bienestar Social y el desarrollo de la nueva configuración política y administrativa del Estado Autonómico, con importantísimas competencias en materia de política social en el ámbito Autonómico y, en menor medida, Local, van a añadir elementos novedosos y sin duda muy complejos, al modelo de Estado de Bienestar Social español. Realidad esta que no siempre hemos sido capaces de valorar en su justa medida. Los gobiernos socialistas de la década de los 80, dieron un importante, aunque desigual, impulso al desarrollo del Estado de Bienestar Social: El esfuerzo de construir un Estado de Bienestar Social en menos de dos décadas, cuando otros Estados lo han hecho en cuatro o cinco décadas, si bien ha sido fruto de voluntades y decisiones políticas, también hay que decir que una parte muy importante de esos logros, hay que imputársela a los Sindicatos y a otras organizaciones sociales, que con sus reivindicaciones, su presión constante, sus movilizaciones puntuales y su capacidad de negociación, han sido un permanente acicate para el impulso de las políticas sociales. Pero nuestras justas criticas a las carencias de las políticas sociales, han silenciado o colocado en un segundo plano la adecuada capitalización, al menos por parte de CCOO, de nuestra importante contribución a los avances sociales. - Reforma Educativa, con la universalización y dignificación de la Enseñanza Publica LOS DEFICITS DEL ESTADO DE BIENESTAR EN ESPAÑA - Reforma del modelo de atención sanitaria, con la practica universalización de la Sanidad Publica y ampliación de los Derechos Sanitarios E ste balance sin duda positivo, tampoco puede ocultar ni dulcificar las graves deficiencias y limitaciones que caracterizan todavía a nuestro Estado de Bienestar Social. ◗◗◗ rio ervato sociolaboral obs - Desarrollo de una Programas activos de fomento del Empleo y ampliación de la protección al desempleo TENDENCIAS ha tenido lugar en desde 1980. España solo ha seguido esta ultima tendencia. ■ 15 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 16 ■ Antes de enumerar las carencias y problemas básicos de nuestro Sistema de Protección Social, resulta necesario hacer referencia a cuatro realidades estructurales que están pesando de manera importante en su consolidación y avance. - Los todavía elevados niveles de paro, a pesar del crecimiento del empleo en los últimos años y la relativamente baja tasa de población activa, especialmente significativa en lo que se refiere a la mujer. - En segundo lugar, el intenso proceso de envejecimiento de la sociedad española, debida a la brusca caída de la natalidad y a la importante prolongación de las expectativas de vida. destinados a las CCAA con menos recursos, no terminan de cumplir su función reequilibradora. En este contexto, las carencias del sistema fiscal, (limitada progresividad, favorable tratamiento de las rentas de capital y de los grandes patrimonios, evasión fiscal, economía sumergida, etc) dificultan atender adecuadamente las demandas de financiación de las políticas de bienestar social. Son, en definitiva, cuatro cuestiones que en todo caso deben tenerse muy presentes a la hora de abordar los problemas y alternativas de mejora del Estado de Bienestar Social. ■ Se podrían resumir en veinticinco, las carencias y problemas básicos que caracterizan el Sistema - En tercer lugar, las desigualdades territoriales, no solo en de Protección Social de España: niveles de renta, empleo, infraestructuras, etc. sino también en dotaciones previas de equipamientos sociales, tasa de envejecimiento, disper1.- Una insuficiente definición a través del desión poblacional, relación ámbito urbabate político y social de las grandes prioridaEl esfuerzo de construir no/rural, presencia población inmides de las políticas de Bienestar Social en un Estado de Bienestar Social grante, etc. su conjunto a medio y largo plazo, es deen menos de dos décadas, cuando cir mas allá de los limites de cada ejer- Por ultimo, hay que resaltar la otros Estados lo han hecho en cuatro o cicio presupuestario anual. persistencia de un elevado fraucinco décadas, si bien ha sido fruto de de fiscal, salvo en las rentas del voluntades y decisiones políticas, tam- Esta falta de identificación de modelo trabajo, con crecientes practicas de Estado de Bienestar Social y de bién hay que decir que una parte muy de ingenieria financiera, agravasus perspectivas, provoca notables importante de esos logros, hay que do por una extensa presencia de desequilibrios entre unas y otras áreas imputársela a los Sindicatos y a la economía sumergida, que puede las políticas sociales y la marginade situarse en torno al 20% del PIB. ción de determinados ámbitos de protecotras organizaciones sociación social, manteniendo o agravando las les. notables carencias que hay en algunos de Los insuficientes niveles de empleo inciellos. den por activa y pasiva, tanto en la generación de ingresos para financiar la protección social, como en el volumen de los gastos de protección para las situacio2.- Todavía una parte importante de las pensiones tienen nes de desempleo o marginación. unas cuantías insuficientes, consecuencia no de la normativa, que es de las mas progresistas de la U.E., sino de los muy bajos salarios e irregularidades en la cotización en El paro y muy en especial el de larga duración de las perdécadas anteriores sonas mayores de 50 años y el trabajo precario que afecta sobre todo a las jóvenes y a las mujeres, tiene efectos negativos en la vida cotidiana de las familias, incidiendo no 3- La persistencia e incluso crecimiento de bolsas de posolo en sus niveles de renta, sino también en necesidades breza y sectores de marginación y exclusión social y la esde atención social, de salud, vivienda, dificultad para gecasa eficacia y desarrollo de las políticas de prevención e nerar pensiones adecuadas, etc. integración social y muy en especial de las Rentas Mínimas de Inserción En lo que se refiere a la prolongación de las expectativas de vida, esta ha sido espectacular en las dos ultimas dé4.- La insuficiente financiación de los procesos de univercadas, lo que refleja las mejores condiciones de vida de los salización de determinadas prestaciones, como la saniespañoles y también los efectos del Sistema Nacional de dad, los servicios sociales o el reconocimiento de dereSalud universalizado. Por lo tanto este envejecimiento sochos para la inmigración. lo puede valorarse en términos positivos de gran logro social. Sin embargo, esta realidad implica importantes de5.- El desequilibrio entre las políticas de protección activa mandas y necesidades para los sistemas de pensiones, y pasiva, en los ámbitos de empleo, salud, servicios sode sanidad y servicios sociales, que no han sido oportuciales, etc. namente cubiertas. 6.- La tendencia creciente a fomentar las medidas de desEl proceso de transferencias, en especial en materia de gravación fiscal, en detrimento de los programas y equisanidad y servicios sociales, al no haber contemplado pamientos públicos. adecuadamente los desequilibrios previos y al no haberse hecho compatible con el mantenimiento de suficientes 7.- La escasísima política social en materia de vivienda: liprogramas estatales compensatorios, no ha contribuido a mitadísimos programas de vivienda social, inexistencia corregir las diferencias. generalizada de bolsas de viviendas en alquiler para personas en riesgo de exclusión social, limitadísimos recurLos limitados presupuestos de compensación financiera sos para rehabilitación de infraviviendas, etc. ◗◗◗ ❛❛ 10.- A pesar de notables avances en la percepción social de la discapacidad y de positivas reformas legislativas y de planes y programas específicos, las personas con discapacidad siguen sin lograr su integración laboral y en muchos aspectos de la vida cotidiana, en especial en la accesibilidad, siguen siendo ciudadanos de segunda. 18.- Las fuertes y crecientes tendencias a la externalizacion de la gestión publica de las políticas sociales, prácticamente generalizada en los ámbitos locales, como respuesta a su insuficiente financiación y la necesidad de controlar costes. Todo ello con el deterioro de la calidad de la atención a los usuarios y de las condiciones de empleo, trabajo y salario de los trabajadores 19.- La insuficiente corresponsabilidad y coparticipación en la gestión de los profesionales de la Política Social. rio ervato sociolaboral obs 9.- La atención a las personas dependientes, derivada del fuerte proceso de envejecimiento, sigue estando básicamente a cargo de las familias, con enormes costes económicos, sociales y emocionales. danos, la temprana detección de las demandas sociales y una capacidad de respuesta mas rápida y flexible. TENDENCIAS 8.- El escasísimo desarrollo de programas integrales y específicos de atención a las familias, en sus distintas formas y muy en especial la falta de una red publica de centros educativos para la población infantil. ■ 17 11.- El abandono asistencial de las personas con enfermedades mentales. 12.- Las políticas de integración laboral y social de la población inmigrante van muy por detrás del crecimiento de este colectivo. 13.- Las notables insuficiencias en la coordinación y optimización del conjunto de recursos de las diversas Administraciones Publicas en el Estado Autonómico. E igualmente en lo que se refiere a la coordinación horizontal de los diversos sistemas de protección: Sanidad-Servicios Sociales, Servicios Sociales-Empleo-Educación, Educación-Empleo, etc. 14.- Las limitaciones en la calidad de la oferta privada y el escaso control de la misma, especialmente en lo que se refiere a la acción concertada, por parte de las administraciones autonómicas y sobre todo locales. En este contexto resulta especialmente preocupante la creciente presencia en el ámbito de la política social de sectores empresariales ajenos a una tradición, cultura y experiencia de carácter social. 15.- El cambio cualitativo que se esta produciendo el en movimiento asociativo de nuestro país, evolucionando desde posiciones de representación y reivindicación, a tareas prioritarias de gestión de programas y centros, acentuando su dependencia de las administraciones publicas a través de las subvenciones y conciertos y convirtiéndose prácticamente en una administración paralela, caracterizada, en su mayor parte, por precariedad en el empleo y deficientes condiciones de trabajo y salario. El paro y muy en especial el de larga duración de las ❛❛ personas mayores de 50 años y el trabajo precario que En todo caso cualquier reflexión critica sobre esta realidad debe partir del reconocimiento sin paliativos de la función social que están cumpliendo, supliendo las carencias y renuncias de los poderes públicos. 20.- La limitada utilización de instrumentos de control de calidad y evaluación de la gestión y no de mera inspección de la misma o las carencias aun existentes en algunos ámbitos en el trato al ciudadano. Aunque hay que reconocer lo que se ha avanzado en todos estos aspectos. 16.- La ambigua actitud de las administraciones publicas ante el voluntariado social, por un lado con un insuficiente apoyo e impulso al desarrollo de su participación en los programas sociales y por otra con una explicito tolerancia a que ocupen ámbitos propios del trabajo asalariado. 17- La insuficiencia de competencias y recursos de las corporaciones locales para el desarrollo de programas sociales, que facilite una atención mas próxima a los ciuda- afecta sobre todo a las jóvenes y a las mujeres, tiene efectos negativos en la vida cotidiana de las familias, incidiendo no solo en sus niveles de renta, sino también en necesidades de atención social, de salud, vivienda, dificultad para generar pensiones adecuadas, etc. 21.- La reiterada incapacidad para hacer frente al crecimiento descontrolado del gasto farmacéutico. 22.- El solapamiento de prestaciones y los problemas derivados de una falta de adecuada definición del perfil de los usuarios de las prestaciones, programas y servicios. 23.- La persistencia de inercias de gratuidad in- ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 18 ■ discriminada de determinadas prestaciones, así como la existencia de criterios excesivamente proteccionistas a la hora de establecer las aportaciones de los usuarios y/o de sus familias en determinados servicios, así como la cierta tolerancia administrativa con practicas irregulares como vía de paliar deficits sociales. 24.- Los criterios tan rígidos de baremación para el acceso a determinadas prestaciones, que de hecho tienen efectos de expulsión del Sistema para algunos sectores de las clases medias. 25.- La limitada operatividad y las escasas competencias reales de los órganos de participación institucional en las políticas sociales, con notables excepciones, como pueden ser algunas de las entidades gestoras de la Seguridad Social. las limitaciones y carencias de nuestro Estado de Bienestar Social, reseñadas en el apartado anterior, se pueden trazar a grandes rasgos, lo que podrían ser las bases y condiciones para desarrollar y consolidar un modelo avanzado de Estado de Bienestar Social en España. 1.- Las políticas de bienestar social deben garantizar la cohesión social; establecer la solidaridad entre generaciones y territorios; tener la consideración de derechos subjetivos universales; conseguir una finalidad redistributiva; no excluir a nadie por razón de sexo, edad, orientación sexual, etnia u origen; potenciar los programas activos, preventivos y rehabilitadores; todo ello desde una concepción integral y transversal de los problemas sociales. Esas garantías solo pueden hacerse efectivas desde el protagonismo de la acción publica. Una gestión publica de las políticas sociales eficaz, transparente, ágil, flexible, integral y participativa. Aunque las dos legislaturas del gobierno del PP y de manera especial, la segunda, han supuesto un evidente giro negativo en el 2.- La descentralización competencial del En lo que se refiere a la modelo de Estado de Bienestar Social Estado autonómico, que afecta de manera prolongación de las expectade nuestro país, hay que admitir que fundamental a las políticas sociales, no tivas de vida, esta ha sido eshoy por hoy son escasas las diferenpuede conllevar una desentendimiento cias de las políticas sociales en Co- pectacular en las dos ultimas dé- de la Administración General del Estado. munidades Autónomas o AyuntaComo tampoco pueden establecerse cadas, lo que refleja las mejores mientos gobernados por el PP o el planes, programas o normativas desde condiciones de vida de los espaPSOE. el Estado con carácter vinculante para las ñoles y también los efectos del Comunidades Autónomas o las CorporaSistema Nacional de Salud ciones Locales, que no sean fruto del máxiAsí, las diferencias entre Comunidauniversalizado. mo acuerdo político entre todas las adminisdes Autónomas o Ayuntamientos con traciones. larga hegemonía política del PSOE, como es el caso de Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha o la ciudad de Barcelona, no son muy marcaLa Administración General del Estado debe garantizar la das respecto a Comunidades o Ayuntamientos con dilasuficiencia presupuestaria de las políticas sociales, incretada presencia del PP, como es el caso de Castilla León, mentando la cofinanciacion de las mismas, revisando el Galicia o la ciudad de Madrid. Tan solo las Comunidades actual sistema de financiación autonómica de la ley Autónomas de Euzkadi y Navarra, que por otra parte dis21/2001, para garantizar unos niveles adecuados de bieponen de un sistema de financiación mucho mas generonestar social para toda la población, cualquiera que sea su so, parece salir de la norma. lugar de residencia. ❛❛ Peor aun, la derecha en una transformación formal camaleónica, sin renunciar a sus practicas tradicionales, parece haber adoptado el discurso teórico tradicional de la socialdemocracia en políticas sociales. Mientras, la practica de numerosos responsables socialistas esta siguiendo las pautas que tradicionalmente ha preconizado la derecha. Lamentablemente este desdibujamiento de la tradición socialdemócrata, parece mas acusada en las nuevas generaciones que están accediendo en los últimos tiempos a la gestión política en los distintos ámbitos de las administraciones publicas. LAS BASES DE UN MODELO AVANZADO DE ESTADO DE BIENESTAR SOCIAL EN ESPAÑA a se ha indicado que no hay un único modelo de Estado de Bienestar Social, como tampoco hay una foto fija y estable de Estado de Bienestar Social. Y A partir de las realidades políticas, administrativas, económicas, sociales, demográficas, etc. de nuestro país y de Por su parte las Comunidades Autónomas, deben incrementar la financiación propia de las políticas sociales, asumiendo plenamente las facultades que ya disponen en materia fiscal, centrándose y garantizando la mayor cobertura y mejor calidad en la ejecución de las competencias propias y renunciando a medidas de competencia de carácter electoralista con la Administración General del Estado. Las Conferencias Sectoriales deben desempeñar un papel activo en la fijación y seguimiento de las políticas concertadas y deben contar con instrumentos eficaces de participación social, en especial de los sindicatos y organizaciones no gubernamentales implicadas en cada ámbito. En las políticas sociales el papel de los Ayuntamientos es decisivo, lo que comporta la disponibilidad de competencias y recursos. Tras las transferencias de competencias por parte de la Administración General del Estado a las Comunidades Autónomas, las dos legislaturas del Partido Popular no ha avanzado en la descentralización hacia las corporaciones locales, lo que convierte esta cuestión en una clara prioridad de la presente legislatura. La consolidación, ampliación y mejora del Estado ◗◗◗ 7.- Los gobiernos de la mayoría de las Comunidades Autónomas, muy en especial los gobernados por la derecha, han impulsado la externalización de la gestión de políticas sociales, fomentando una acción concertada sin suficientes garantías de calidad y buen funcionamiento y no asumiendo de forma activa las funciones de control sobre el conjunto de la actividad privada. El papel prioritario que los poderes públicos tienen que desempeñar en la gestión de las políticas sociales, no es incompatible con la presencia de la iniciativa privada lucra- rio ervato sociolaboral obs 3.- Las graves limitaciones de las políticas sociales, en particular en servicios sociales y sociosanitarios de atención a las personas dependientes, de atención a la infancia, de los enfermos mentales, de los enfermos de Alzheimer y otros demencias, de los enfermos de VIH, de las personas con drogodependencia o en situación de exclusión social, afectan especialmente a las mujeres que son de forma muy mayoritaria las que asumen las funciones de cuidados a sus familiares. La legitimación social del Estado de Bienestar Social exige una gestión publica eficaz, eficiente, ágil y flexible. TENDENCIAS de Bienestar Social en España, debe hacerse desde la corresponsabilidad, cofinanciacion y coordinación de la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales. ■ 19 El desarrollo de las políticas de Bienestar Social tienen un componente clarísimo de genero, de lucha por la igualdad. Solo desde el impulso de esas políticas sociales se podrá avanzar sensiblemente en la incorporación de la mujer al trabajo remunerado y hará posible la conciliación de la vida laboral y familiar. 4.- El escaso desarrollo de determinadas políticas sociales tienen consecuencias discriminatorias, de limitación de los derechos civiles de determinadas personas, de ser considerados en la practica ciudadanos de segunda categoría. Las políticas de bienestar social tienen que ser un instrumento de igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, para las personas mayores, para quienes viven en el ámbito rural, para la etnia gitana, para los inmigrantes, etc. Las políticas sociales deben configurarse como derechos de ciudadanía 5.- La dejación de responsabilidades publicas por parte del Estado ha obligado a la sociedad civil a buscar vías y formas de intervención social. La enorme expansión de las ONGS, de las diversas formas de voluntariado, si bien reflejan la profunda conciencia solidaria de la sociedad española, que hay que apoyar y valorar, no puede derivar en que las Administraciones deleguen el peso de la política social en los movimientos asociativos y el voluntariado. El respeto y la valoración de la función tan positiva que están desempeñando las ONGS y el voluntariado social y el apoyo para que sigan teniendo un papel activo y un espacio propio de intervención, con unas normas de financiación conveniadas, no puede suponer un desentendimiento de la responsabilidad publica o una renuncia a las necesidades de empleo suficiente, cualificado y retribuido adecuadamente. 6.- A pesar de que la gestión publica en España ha experimentado importantísimos avances con una administración mas ágil, mas atenta hacia los ciudadanos y con unos costes proporcionalmente mas reducidos que en el pasado, sigue habiendo disfunciones, rigideces administrativas, falta de flexibilidad gestora, excesiva centralización, insuficiente autonomía y corresponsabilización en la toma de decisiones gestoras, etc. Por otra parte, cada retraso, lista de espera, derroche o error, se imputa interesadamente al carácter publico de la gestión y no a las insuficiencia del diseño gestor o de los recursos existentes. Las políticas de bienestar social deben garantizar la ❛❛ cohesión social; establecer la solidaridad entre generaciones y territorios; tener la consideración de derechos subjetivos universales; conseguir una finalidad redistributiva; no excluir a nadie por razón de sexo, edad, orientación sexual, etnia u origen; potenciar los programas activos, preventivos y rehabilitadores; todo ello desde una concepción integral y transversal de los problemas sociales. tiva y no lucrativa, siempre y cuando cumplan una función subsidiaria y complementaria, se optimice el uso de los recursos públicos, todo ello en el marco de una normativa mucho mas exigente en materia de concertación, de ordenación y control de los recursos privados por parte de las administraciones publicas y con unos servicios de inspección y evaluación eficaces. Esto significa que no todos los programas y servicios públicos tengan que ser gestionados directamente desde el ámbito publico; incluso determinados servicios pueden ser mas ágiles, flexibles, eficaces y eficientes desde la sociedad. ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 20 ■ Sin embargo buscar fórmulas de gestión concertada, no tiene porque dirigirse de forma prioritaria a la iniciativa mercantil. Las ONGS, los Sindicatos, las cooperativas de profesionales, las empresas de inserción social, las entidades religiosas, pueden desarrollar una importante tarea de concertación y complementariedad de las Administraciones Publicas. La iniciativa privada no lucrativa deben tener prioridad en la acción concertada. 8.- Las políticas de bienestar social se han venido desarrollando en nuestro país con muy escasa participación democrática. Los órganos de participación institucional la mayoría de las veces tienen un limitado papel consultivo y cuando resultan críticos o exigentes con las políticas seguidas, se ralentiza o incluso se paraliza su normal funcionamiento. tera de servicios del Sistema Nacional de Salud, en la mejora de su calidad, en la mayor proximidad y rapidez de la atención; en una mayor y mas adecuada cobertura de la protección al desempleo; el mas grave déficit de las políticas de bienestar en España, son los servicios sociales. Para el bienestar social y la calidad de vida de los ciudadanos y en especial para las situaciones de marginación social, discapacidad, envejecimiento, para la conciliación de la vida laboral y familiar, etc. una buena red de servicios sociales es fundamental. En España todavía no disponemos de un Sistema Publico de servicios sociales, ni de una normativa básica de carácter estatal, como si sucede en el ámbito de la Educación o de la Salud. Los servicios sociales no son derechos subjetivos de carácter universal. Por su parte los servicios sociales de carácter privado, especialmente los de carácter mercantil, están centrados sobre todo en la atención a La derecha en una translas personas mayores y en muy escasa La participación social es un elemenformación formal camaleónica, medida en las personas con discapacito fundamental de las políticas de sin renunciar a sus practicas tradidad o para colectivos con problemas bienestar. Es necesario impulsar cionales, parece haber adoptado el de toxicomanía o enfermos de VIH, órganos de participación, repredesinteresándose completamente de sentativos y democráticos en discurso teórico tradicional de la sootros colectivos que pueden considecuanto a su composición y funcialdemocracia en políticas sociales. rar menos rentables. cionamiento, con facultades reaMientras, la practica de numerosos les de propuesta, control y evaresponsables socialistas esta siAdemás la oferta privada, cuando es de luación de las políticas, especialguiendo las pautas que tradiciocalidad, tiene precios inasumibles para mente en lo que se refiere a la apronalmente ha preconizado la la inmensa mayoría de las familias y la que bación de los presupuestos, proyeces accesible económicamente, adolece de tos normativos y memorias de gestión. derecha. baja o muy limitada calidad, dispone de instalaciones y dotaciones y personal insuficiente o no cua9.- Los programas, servicios y centros relacionalificados y en definitiva con una atención poco digna. dos con las políticas sociales generan un volumen considerable de empleo. Las restricciones presupuestarias de La falta de cobertura publica y los altos costes de la atenlos sucesivos gobiernos han limitado o congelado el creción privada que caracteriza a los servicios sociales, esta cimiento de las plantillas, incluso con amortización de plaprovocando en los últimos años que muchas familias rezas. Los deficits de personal se traducen en una sobrecurran para tareas de cuidado de las personas mayores, carga de trabajo, especialmente en los centros y servicios discapacitadas o menores, al trabajo de inmigrantes, esde atención directa y perjudica la calidad de las prestapecialmente mujeres latinoamericanas. Aunque este reciones. curso esta suponiendo un cierto respiro para muchas familias, las condiciones de sueldo y trabajo a menudo no La política de personal seguida se ha caracterizado con son dignos y su nivel de cualificación no siempre es el defrecuencia en una insuficiente cualificacion, en una relegabido. En todo caso sus costes a medio y largo plazo tamción de las practicas de formación y actualización de cobién resultan elevados para muchas familias. nocimientos y en unas retribuciones comparativamente inferiores a otros ámbitos de las administraciones. Todo Los procesos de regularización pueden frenar las condiello provoca una desmotivación del personal. ciones de explotación de este colectivo y por tanto su utilización por parte de numerosas familias. El papel del personal que trabaja en las políticas sociales es decisivo para el buen funcionamiento y calidad de las Por todas estas razones es necesario desarrollar un Sistemismas. Resulta imprescindible la suficiencia de plantillas, ma publico de servicios sociales, apoyado normativala adecuación de los perfiles profesionales, el impulso y mente en una Ley básica de Servicios Sociales, acordada estimulo de la formación continua, la mejora selectiva de previamente con las Comunidades Autónomas, que relas retribuciones. conozca el carácter de derecho subjetivo y universal de sus prestaciones y con una financiación suficiente por parte de las Administraciones Publicas. LOS SERVICIOS SOCIALES PRIORIDAD BASICA Los servicios sociales deben garantizar la adecuada atenDE LAS POLÍTICAS DE BIENESTAR ción personalizada, lo que exige diversidad y flexibilidad para adecuarse a la situación concreta de cada persona. unque, como ya se ha indicado anteriormente, todaIgualmente resulta imprescindible el seguimiento periódivía hay que avanzar en la consolidación y mejora del co de las actuaciones y la evaluación de sus efecSistema Publico de Pensiones; en la ampliación de la car- ❛❛ A ◗◗◗ Para ello es imprescindible la coordinación de los diversos ámbitos de bienestar social. Entre otros: Del sistema sanitario y los servicios sociales en relación a las personas dependientes, drogadicción, enfermos mentales, enfermos de Alzheimer y otras demencias, etc. De los servicios sociales con la política de vivienda en los casos de exclusión social. Entre los servicios sociales y los servicios públicos de empleo, para una adecuada protección de las personas sin empleo, en especial los jóvenes desempleados, las familias monoparentales o los parados de larga duración. De los programas educativos y los servicios sociales, de los programas de accesibilidad y los servicios sociales para las personas con discapacidad, etc. La incorporación de la mujer al trabajo, aun siendo claramente menor a la media de la Unión Europea, los cambios en las estructuras y formas de vida de las familias y el crecimiento de las familias monoparentales, va a imposibilitar cada vez mas que esta atención se siga realizando de forma prioritaria por las mujeres. Por otra parte, la tipología de la problemática social hoy existente, la complejidad e intensidad de la atención a dispensar en muchos casos, exigen una cualificación y unas rio ervato sociolaboral obs Hay que superar la parcelación o visión estanca de la problemática social y de las actuaciones a desarrollar por los programas, lo que conduce a un derroche de recursos, a una frágil integración social, a solapamientos, a utilización inadecuada de los equipamientos e incluso a actuaciones fraudulentas. Esa situación no solamente es una carga injusta que se ha echado encima de cientos de miles de mujeres. Además es una «solución» que afortunadamente no tiene futuro. TENDENCIAS tos en los usuarios. Su gestión debe tener un fuerte componente horizontal, con exigencias de coordinación institucional, de la adecuada disponibilidad y buen funcionamiento de equipos multiprofesionales, etc. ■ 21 Por otra parte hay que tener muy presente que a los actuales deficits de los servicios sociales, se están sumando ya nuevas demandas, que no van a cesar sino que se van a incrementar en los próximos años y ello por varias razones: La evolución de la actual estructura demográfica y la prolongación de las expectativas de vida por encima de los 75 años. Habrá mas personas mayores de 65 años y estas vivirán mas años. Los avances científicos en el ámbito de la salud, si bien permiten la prolongación de las expectativas de vida, también ocasionan que se pueda vivir mas años en situación de dependencia grave o muy grave. Las discapacidades congénitas o causadas por accidentes o enfermedades invalidantes, que en el pasado tenían limitadas expectativas de vida, hoy pueden tener un horizonte de vida, similar a las personas que no han tenido ninguna discapacidad. A ello hay que sumar la aparición o incremento de nuevos factores de discapacidad: siniestrabilidad laboral, accidentes de trafico, deportes de alto riesgo, etc. La aparición de nuevas formas de marginación social y pobreza: mujeres solas con cargas familiares, parados de larga duración, toxicómanos, personas enfermas de SIDA, mujeres maltratadas, alcohólicos, mayores con bajos recursos, personas sin techo, etc. El crecimiento importante de la población inmigrante, con una demanda muy diversificada en función de su procedencia y formación, la problemática de la mujer inmigrante, de los menores, de la segunda generación, etc. Frente a las tradicionales y a las nuevas demandas, las carencias en servicios sociales se han venido paliando a través de la «asignación» a las mujeres el cuidado de las personas con especiales dificultades, tanto las que pueden estar en su ámbito familiar, como en el circulo próximo de convivencia o vecindad. ❛❛ La descentralización competencial del Estado autonómico, que afecta de manera fundamental a las políticas sociales, no puede conllevar una desentendimiento de la Administración General del Estado. Como tampoco pueden establecerse planes, programas o normativas desde el Estado con carácter vinculante para las Comunidades Autónomas o las Corporaciones Locales, que no sean fruto del máximo acuerdo político entre todas las administraciones. condiciones que no reúnen la mayoría de los cuidadores familiares. Todo ello por no hablar de los costes económicos, psicológicos, etc. que los cuidados comportan, sobre todo si son de larga duración. La función cuidadora por parte de las mujeres, imposibilita de manera clara la incorporación de muchas de ellas al mercado de trabajo o dificultan el desarrollo de una carrera laboral en condiciones dignas, condicionadas por los trabajos a tiempo parcial, renuncia a la promoción profesional, etc. ◗◗◗ TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 22 ■ Un mayor desarrollo de los servicios sociales abriría grandes posibilidades para la incorporación de la mujer al trabajo y generaría numerosos puestos de trabajo en unas actividades que se caracterizan por una elevada tasa de empleo. Universalizar el derecho a la educación infantil de 0 a 3 años, en un horizonte temporal que podría ser de dos legislaturas Desarrollar programas específicos de apoyo a las familias monoparentales con cargas familiares y sin recursos 30 PROPUESTAS CONCRETAS PARA EL DESARROLLO DEL ESTADO DE BIENESTAR SOCIAL EN ESPAÑA Establecer en las políticas sociales programas específicos para las mujeres con discapacidad, para las mujeres mayores de 75 años que viven solas partir de las consideraciones anteriores, se pueden formular algunas propuestas concretas para el desarrollo del Estado de Bienestar Social en España, y que serian entre otras las siguientes: A Garantizar, mediante un Fondo especifico, el cumplimiento de las obligaciones en materia de derecho de alimentos • Alcanzar un gasto publico en protección social en torno Mejorar los programas de inserción social y laboral de a la media de los 15 Estados de la Unión Europea (anlas personas afectadas por problemas de drogadictes de la ampliación del 1.5.2004), es decir el ción, alcoholismo, SIDA. 27% del PIB, en un escenario que podría situarse en dos legislaturas, a razón de Desarrollar programas de inserción social y Cada retraso, lista de esun punto por año. laboral de personas sin hogar, en situación pera, derroche o error, se imde prostitucion y exreclusos. puta interesadamente al carácter • El incremento del gasto publico en políticas sociales, con excep- publico de la gestión y no a las insuMejorar los programas, centros y servificiencia del diseño gestor o de los ción de la evolución normal del siscios de atención a los menores, con tema contributivo de pensiones, recursos existentes. La legitimación medidas especificas para los menores debe realizarse por la vía fiscal y inmigrantes. social del Estado de Bienestar Socon la corresponsabilidad de las cial exige una gestión publica tres Administraciones publicas en • Fomentar la plena integración social de eficaz, eficiente, ágil y flexifunción de sus competencias en malos Inmigrantes, mediante la garantía de su ble. teria fiscal. acceso normalizado a los distintos sistemas de bienestar social, así como mediante progra• Consolidar y mejorar el sistema publico de Semas específicos de apoyo para los colectivos con maguridad Social: yores dificultades de integración. ❛❛ Mejorar la cobertura de las prestaciones por desempleo, especialmente a las personas mayores de 50 años y a las personas con cargas familiares. Aprobar una Ley básica de Servicios Sociales, previo acuerdo con las Comunidades Autónomas. Aprobar previo acuerdo con las Comunidades Autónomas, un Catalogo de prestaciones de servicios sociales públicos, como derechos subjetivos, de carácter universal, garantizando la igualdad de derechos en el acceso a las programas. Considerar el Plan Concertado de Servicios Sociales Básicos como el eje del desarrollo del Sistema Publico de Servicios Sociales, con una financiación adecuada. Aprobar una Ley Básica de atención a las personas con dependencia, previo acuerdo con las Comunidades Autónomas. Aprobar una Ley básica de Rentas de Mínimas de Inserción Social, previo acuerdo con las Comunidades Autónomas. Desarrollar una red centros y programas de atención a las mujeres maltratadas. • Ampliar los programas de atención a las familias: • Acometer la descentralización de los servicios sociales de atención primaria a las corporaciones locales o mancomunidades, previo acuerdo con las Comunidades Autónomas. • Creación de un Consejo Estatal de Bienestar Social, con composición paritaria y en el que estén presentes las ONGS mas representativas de los colectivos sociales, sindicatos y empresarios, las Comunidades Autónomas y las corporaciones locales. • Regular, previo acuerdo con las Comunidades Autónomas y con la participación del movimiento asociativo, la corresponsabilidad familiar en el ejercicio de los deberes y derechos de las personas usuarias de programas y equipamientos sociales públicos, así como los derechos y deberes de carácter bioético de las personas dependientes gravemente afectadas. • Aprobar, previo acuerdo con las Comunidades Autónomas, un Protocolo de condiciones básicas de la concertación con el sector privado lucrativo y no lucrativo, que permita ordenar los recursos, apoyar la formación de una oferta diversificada, profesionalizada, de calidad y económicamente accesible. • Generalizar la utilización de criterios de control de calidad y evaluación continua de la gestión en todos los programas sociales. ◗◗◗ • Garantizar la plena inserción en el proceso educativo de las personas con discapacidad, dotando a los centros y al profesorado de los medios de apoyo necesarios. • Aprobar, de acuerdo con las Comunidades Autónomas, un Protocolo de plazos máximos de listas de espera en intervenciones quirúrgicas. • Facilitar la incorporación de las personas con discapacidad en los procesos de formación profesional, formación continua y enseñanza universitaria. • Garantizar, con el acuerdo de las Comunidades Autónomas, el 100% de cobertura en todo el Estado del nuevo modelo de Atención Primaria. Fomentar las intervenciones quirúrgicas ambulatorias. Mejorar las políticas de • Garantizar la dotación en todas las oficinas publicas de empleo de equipos especializados para la colocación de personas con discapacidad. • Garantizar el pleno cumplimiento de la reserva del 3% de los puestos de trabajo en todas las Administraciones Publicas, así como la reserva del 5% en las ofertas de empleo publico. • Aprobar un Plan especifico de la inspección de Trabajo, para garantizar el pleno cumplimiento de la reserva del 2% en las empresas de mas de 50 trabajadores • Garantizar el control y seguimiento del cumplimiento de las medidas alternativas al 2%, con la participación de los agentes sociales y el CERMI • Favorecer el paso desde el empleo protegido al empleo normalizado a través del empleo con apoyo, los enclaves, el teletrabajo y las ayudas publicas para adaptación de los centros y puestos de trabajo. • Incrementar las plazas de los Centros especiales de empleo. • Garantizar el adecuado funcionamiento y cumplimiento de la normativa laboral y sindical en los Centros Especiales de Empleo • Reducir los plazos previstos en la Ley 51/2003 de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, en lo que se refiere a la accesibilidad urbana, en el transporte y en la comunicación. • Aprobar, de acuerdo con las Comunidades Autónomas, el pleno desarrollo normativo de la Ley 16/2003 de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud, incluyendo la reforma y ampliación del Catalogo de prestaciones sanitarias. • Reformar, de acuerdo con las Comunidades Autónomas, el Fondo de Suficiencia y el Fondo de Cohesión de la ley 21/2001, para adecuarlo a la finalidad de equiparación territorial, que garantice la igualdad de atención sanitaria en todo el Estado. • Establecer un Protocolo y Procedimiento de Coordinación Sociosanitaria entre la red publica de Servicio Sociales y el Sistema Nacional de Salud, previo acuerdo de las Comunidades Autónomas. ❛❛ Las políticas de bienestar social se han venido desarrollando en nuestro país con muy escasa participación democrática. Los órganos de participación institucional la mayoría de las veces tienen un limitado papel consultivo y cuando resultan críticos o exigentes con las políticas seguidas, se ralentiza o incluso se paraliza su normal funcionamiento. prevención, mediante mas y mejores campañas publicas y una reducción de la masificacion de las consultas que permitan una mayor dedicación a la prevención • Garantizar la congelación de la actual participación del gasto farmacéutico en el conjunto del presupuesto sanitario, mediante un Plan de contención, que contemple, entre otras las siguientes medidas: Abaratar el coste de las medicinas Mayor incentivacion a la industria española para la fabricación de genéricos. ◗◗◗ rio ervato sociolaboral obs • Propiciar los programas de prevención, información perinatal y detección precoz de minusvalias o enfermedades, fomento del autocuidado, de hábitos de vida y alimentación saludables, salud e higiene en el trabajo, ergonomía, etc. TENDENCIAS • Impulsar la integración laboral de las personas con discapacidad, previo acuerdo con las Comunidades Autónomas y con la participación del CERMI, de las centrales sindicales y organizaciones empresariales, mediante las siguientes medidas entre otras: ■ 23 TENDENCIAS rio ervato sociolaboral s b o 24 ■ Reducir los costes de comercialización. que se reconocen en el norte de Europa y sin embargo no tener la misma presión fiscal que en esos países. Corresponsabilizar a los profesionales en la racionalización del consulas políticas sociales, en particular mo Por tanto los avances en Bienesen servicios sociales y sociosanitarios de atención a las personas dependientes, tar Social requieren otra política fiscal, que sea mas progresiva Desincentivar los posibles háde atención a la infancia, de los enfermos y que sea mucho mas beligebitos de hiperconsumo mentales, de los enfermos de Alzheimer y rante con el fraude y la evaAprobar, de común acuerdo otros demencias, de los enfermos de VIH, de sión. con las Comunidades Autó- las personas con drogodependencia o en siLa consolidación del Estado nomas, un Plan Estatal de Alztuación de exclusión social, afectan espede Bienestar Social en el Estaheimer y otras demencias y un cialmente a las mujeres que son de fordo Autonómico, con una persPlan Estatal de Salud Mental. ma muy mayoritaria las que asumen pectiva crecientemente federal, a las funciones de cuidados a la vez que debe respetar absolutamente la delimitación de competensus familiares. cias, debe evitar activamente las desigualCONCLUSION dades territoriales, lo que exige, entre otra medidas, una permanente actitud de coordinación, cooperain infravalorar, muy al contrario resaltando los imporción y negociación entre las tres Administraciones Publitantes logros alcanzados desde la consecución de la cas. democracia, hay que ser conscientes de que estamos aun distantes de los derechos que tienen las personas que viPor ultimo, el Estado de Bienestar Social no es un modeven en los estados mas avanzados de la Unión Europea. lo o una situación fija y estable. Requiere frecuentes evaluaciones, actualizaciones y adaptaciones, para garantiConsolidar y desarrollar el Estado de Bienestar Social dezar su mas eficaz y eficiente funcionamiento y su adecuabe ser una de las grandes prioridades de la sociedad esción a las necesidades y demandas sociales que siempre pañola. serán dinámicas y cambiantes. Las necesarias reformas nunca pueden interpretarse como recortes de derechos y Para lograrlo, además de voluntad política, de crecimiendeben sustentarse en el dialogo y la participación política to económico, de mas y mejor empleo, debemos asumir y social. ■ que no es posible tener programas y servicios como los ❛❛ Las graves limitaciones de S Ciclo de Conferencias sobre 'Tendencias económicas, presupuestos 2005, políticas públicas y diálogo social' en el mes de noviembre La Fundación Sindical de Estudios ha organizado un nuevo ciclo de Conferencias a lo largo del mes de noviembre para analizar las “Tendencias económicas, presupuestos 2005, políticas públicas y diálogo social”. En este ciclo han pronunciado conferencias y participado en el debate posterior Antonio Gutiérrez Vegara, Diputado Socialista y Presidente de la Comisión económica del Congreso con “Reflexiones sobre el actual escenario político global”; Emilio Ontiveros Baeza, Catedrático de Economía de Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid y Consejero Delegado de Analista Financieros Internacionales, “Tendencias y escenarios económicos ante el nuevo Presupuesto”; José Antonio Errejón Villacieros, Director del Observatorio de Políticas Públicas de la Fundación Sindical de Estudios, con “Política económica, fiscal y presupuestaria. Políticas públicas” Hector Maravall Gómez-Allende. Adjunto a la Secretaria Confederal de Política Institucional de CC.OO. sobre “Gasto Social”; Jaime Cedrún López, Secretario de Política Institucional de CC.OO. de Madrid, “Presupuestos de la Comunidad de Madrid para 2005. Un análisis sindical" y finalmente Rodolfo Benito Valenciano. Presidente de la Fundación Sindical de Estudios con una conferencia sobre "Diálogo social en el actual escenario económico y político”. Por su interés las conferencias serán publicadas en este y sucesivos números del Observatorio Sociolaboral editado por la Fundación. OBSERVATORIO SOCIOLABORAL fse@mi.madritel.es • www.fundacionsindicaldeestudios.org. Edita: Fundación Sindical de Estudios C/ Sebastián Herrera, 12-14. 1ª planta 28012 Madrid Presidente: Rodolfo Benito Valenciano Directora: Elvira S. Llopis Publicaciones: Adela Crespo Alvarez