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NUEVAS TENDENCIAS EN INCIDENCIA POLÍTICA Pau Vidal, Sandra Güell, Joana Mundó ABSTRACT Durante los últimos años, la incidencia política ha ido adquiriendo un mayor peso en el funcionamiento y en la estrategia de las entidades del tercer sector. Al mismo tiempo, el tercer sector se encuentra en un proceso de consolidación de su rol político, rol que cada vez es más aceptado por la sociedad, por el propio sector y por el gobierno, otorgándole así un reconocimiento como representante e interlocutor legítimo de la sociedad civil organizada con los poderes públicos. La incidencia política puede realizarse de muchas maneras y a través de estrategias muy distintas según cada caso, pero en general pueden clasificarse en 2 grandes grupos: estrategias de confrontación y estrategias de colaboración. La intención de este estudio es analizar el contexto actual y las posibilidades de avanzar hacia un paradigma basado en la colaboración y la corresponsabilidad de los actores sociales implicados en la construcción de bienestar. También se identifican los retos que existen actualmente para dar paso a este cambio de actitud, que puede ayudar a mejorar y corresponsabilizar la gobernanza de la sociedad. Indice: 1. Introducción……………………………………………………………………… 3 2. Consideraciones generales…………………………………...………………….. 6 3. ¿Hacia un paradigma basado en la colaboración?……………..…………..… 13 4. Tendencias organizativas del sector………………………….…..………….… 15 5. Reflexiones para el anàlisis del contexto .…..……………….…..…………..… 18 6. Retos identificados ……………………………………………………….……... 21 7. Conclusiones………………………………………………………………………22 8. Bibliografia……………………………………………………..………….…….. 23 2 1. Introducción Desde finales del siglo XX hasta ahora se ha podido observar un aumento considerable del número de entidades no lucrativas en todo el mundo, así como del apoyo social que reciben. La implicación de las personas en este tipo de organizaciones es cada vez más frecuente, ya sea a través del voluntariado o de aportaciones económicas, y la identificación de la sociedad civil con las causas colectivas que defienden también ha incrementado. Desde una perspectiva de participación política, las organizaciones del tercer sector se benefician de una posición privilegiada: son organizaciones formales (a diferencia de los movimientos sociales), que representan a diversos colectivos presentes en la sociedad y que, aunque pueden tener motivaciones políticas, no se rigen por motivaciones electorales (a diferencia de los partidos políticos). Todo ello les confiere una actitud desinteresada, comprometida y estructurada que favorece la confianza y la implicación. De este modo, las entidades no lucrativas actúan como canales de participación de la sociedad en su compromiso con el entorno, y representan la manifestación de unos valores comunitarios de convivencia y de mejora de calidad de vida de las personas. Es así como el tercer sector se convierte en el reflejo de una pluralidad social que a veces no está representada en las estructuras políticas formales. Así pues, existe un compromiso ciudadano con cuestiones públicas que afectan a la sociedad, que tiende a articularse cada vez más a través de las entidades del tercer sector, implicándose en la participación desde fuera del gobierno. Por todo ello, el tercer sector tiene un papel fundamental en el sistema democrático, y es necesario que tanto los poderes públicos, como la sociedad en general y el mismo sector superen la visión del sector no lucrativo como actor puramente asistencial o filantrópico, para ser reconocido como un agente activo en la promoción del bien común y comprometido con la gobernanza de su comunidad. Este reconocimiento es fundamental para acentuar su carácter transformador e impulsor del cambio social, al tiempo que representa la aproximación de los poderes públicos a una realidad social cada vez más compleja y en constante evolución. 3 El tercer sector y la corresponsabilidad social Nos encontramos en una sociedad relacional en que la complejidad de las (nuevas) necesidades sociales hace que sea muy difícil afrontarlas desde una única perspectiva y que las asuma un único actor. En las sociedades democráticas, durante los últimos años se ha producido una redistribución de las responsabilidades sociales, y en este proceso el tercer sector ha ido alcanzando un papel cada vez más activo y relevante. Desde este rol, el tercer sector puede ofrecer aportaciones significativas: en un momento en que las dinámicas sociales cambian con más rapidez que la capacidad del gobierno de consolidar servicios, el tercer sector mantiene la proximidad, la flexibilidad y capacidad de innovación para hacer frente a necesidades emergentes. Tanto el sector público, como el sector empresarial y el tercer sector son cada vez más conscientes de su impacto en la sociedad. La interacción entre ellos también es más frecuente, y cada uno asume un rol específico ligado a una razón de ser que lo diferencia de otros sectores: El papel del tercer sector en este contexto de corresponsabilidad social es pues el de canalizar la participación ciudadana en cuestiones de interés público. Representa el paso de una ciudadanía pasiva a una ciudadanía que se implica activamente en la construcción del bien común y contribuye a mejorar la gobernanza de la sociedad, desde los valores del tercer sector. De este modo se favorece una democracia de mayor calidad, a través de la implicación continuada de las personas en los asuntos públicos, la 4 representación de la pluralidad social, y abriendo la participación a colectivos sin voz social. 5 2. Consideraciones generales La legitimidad del tercer sector en un contexto de coresponsabilidad social La legitimidad tiene que ver con el reconocimiento por parte de terceros, de disfrutar de autoridad en un ámbito concreto de actuación. Cuando hablamos de la legitimidad del tercer sector para hacer incidencia política se hace referencia al reconocimiento y la aceptación, por parte de la sociedad en general, de la participación del tercer sector en la gobernanza de la sociedad. La legitimidad es un concepto complejo, que tiene varias dimensiones, y este reconocimiento también puede ser específico de alguna dimensión. Ser consciente del carácter multidimensional de este concepto nos ayuda a entender qué aspectos deben reforzarse para contribuir a la legitimación del tercer sector. Así pues, la legitimidad puede ser: • Moral: relacionada con el compromiso con unos valores de carácter público o universalizable (solidaridad, justicia, equidad ...). Muchas de las organizaciones del tercer sector tienen una fuerte legitimidad moral que se deriva de su misión, sus valores, y su función social. • Legal: relacionado con el grado de cumplimiento de la legislación aplicable. El hecho de que la actuación de una entidad esté en conformidad con el marco legal del lugar donde actúa otorga una legitimidad que se deriva del respeto de las normas y procedimientos establecidos. • Político-social: se da con el apoyo social y una base amplia. Es un reflejo del apoyo de la ciudadanía y de la percepción general del actor legitimado. 6 • Técnica: se construye a través de la experiencia y de una trayectoria que demuestre la validez de los conocimientos, la capacidad de respuesta y eficiencia en un ámbito determinado. Estas dimensiones de la legitimidad están interrelacionadas, y desde las entidades se pueden trabajar de forma específica para fortalecerlas y mejorar de manera global la legitimidad. Del mismo modo que la complejidad de la sociedad actual reparte la responsabilidad social en diversos actores, este hecho también impulsa su legitimación. Nos encontramos en un momento en que cada actor está definiendo y consolidando su propio rol, ya que en la situación actual no tiene sentido competir por una legitimidad exclusiva en la construcción de bien común. La incidencia política desde el tercer sector. La incidencia política pretende en última instancia la transformación social, pero los objetivos más inmediatos pueden ser diversos: - Introducir temas en la agenda pública y focalizar la atención de la sociedad en algún problema social y en sus soluciones - Incrementar el conocimiento sobre el que el gobierno desarrolla políticas - Reclamar el compromiso de las instituciones y mejorar la rendición de cuentas, desempeñando un rol de auditores de la administración y del sector empresarial - Disminuir asimetrías informativas entre los poderes públicos y la ciudadanía - Reducir obstáculos en el acceso a servicios y prestaciones - Reforzar el impacto de ciertas políticas o formular propuestas concretas de implementación - Asegurar el acceso a colectivos minoritarios - Dar voz a la ciudadanía de manera permanente 7 ¿Sobre quién pueden incidir las entidades del tercer sector? Las entidades pueden realizar campañas de incidencia hacia organismos gubernamentales, tribunales, cuerpos legislativos, medios de comunicación, la sociedad civil en general, colectivos concretos, otras entidades, o empresas. Los destinatarios de la incidencia dependerán del objetivo que tenga el proceso, y la magnitud que se quiera alcanzar. La incidencia política se basa en una visión transformadora, que busca la mejora del bienestar social. Por esta razón, hay que reflexionar bien sobre los actores en los que se debe incidir para que la acción sea realmente transformadora. ¿En que ámbitos geográficos podemos se puede ejercer influencia? El ámbito geográfico también puede variar: según el caso puede interesar hacer incidencia a nivel local, autonómico, estatal, internacional, o actuar en más de un nivel a la vez. Así, las entidades pueden aprovechar la proximidad a las estructuras públicas de su entorno más cercano, como el ayuntamiento de su municipio, los organismos públicos del barrio, etc, para llevar a cabo la incidencia política. En los procesos a escala local se puede dar visibilidad a las necesidades sociales fácilmente, así como fijar objetivos concretos que faciliten la medida y la comunicación del impacto. A nivel internacional, el escenario resultante de la globalización ofrece también nuevos retos para la incidencia política del tercer sector, especialmente en aquellas problemáticas de carácter transnacional o universal. Durante las últimas décadas, se han creado instituciones y normativas internacionales que ofrecen un espacio que multiplica las oportunidades del tercer sector de magnificar el impacto de sus actuaciones. Asimismo, la evolución de las TIC y las facilidades de desplazamiento de las personas favorecen la acción colectiva a escala mundial, y en este sentido también aumentan las posibilidades del tercer sector de coordinarse y aumentar la base de apoyo. ¿Qué tipo de entidades pueden hacer incidencia política? La incidencia política no es una competencia exclusiva de algunos subsectores, sino que es transversal y se puede trabajar desde cualquier ámbito del tercer sector: social, ambiental, cooperación, cultural, etc. Asimismo, cualquier entidad puede realizar 8 acciones de incidencia, teniendo en cuenta sus capacidades y habilidades, así como el entorno en el que quiere incidir. Algunos conceptos básicos A menudo nos encontramos que, para hacer referencia a la incidencia política, se utilizan indistintamente los términos lobbying, sensibilización, advocacy ... y que existe una cierta confusión con respecto a varios conceptos relacionados con la incidencia: a. Incidencia política: La incidencia política es aquel proceso que, persiguiendo un interés general, pretende influir en las actuaciones, comportamientos, posiciones y decisiones de las instituciones públicas y privadas. Consiste en una serie de acciones que tienen por objetivo cambiar "lo que es" por "que debería ser", considerando que esto último representará una mejora social. En el mundo anglosajón, el término que se utiliza para referirse a la incidencia política es advocacy. La diferencia entre el lobbying y la incidencia política reside principalmente en dos aspectos esenciales. Por un lado, el lobbying está motivado por el interés particular del grupo de presión, mientras que la incidencia política responde a un interés público (que puede coincidir con el interés del grupo de presión o representar el interés de terceros). Por otra parte, el lobbying se refiere concretamente a la influencia directa en el sector público, mientras que la incidencia política incluye un conjunto de estrategias orientadas a influir a todos los actores involucrados en la causa que se defiende. b. Lobbying El lobbying es una forma de incidencia que tiene la intención de influir en las decisiones tomadas por los órganos gubernamentales para que integren los intereses particulares del lobby (o grupo de presión) en los procesos políticos. El sentido de la palabra lobbying deriva justamente de la práctica de frecuentar el vestíbulo (lobby en inglés) del parlamento para influir en sus miembros en favor de una causa. Así pues, el lobbying utiliza la influencia directa sobre funcionarios públicos en lugar de la influencia sobre el 9 conjunto de la sociedad para incorporar intereses particulares en la definición de políticas, leyes o la asignación de presupuestos. Pueden llevar a cabo acciones de lobbying tanto personas solas como grupos. Los lobbies con más influencia suelen ser grupos muy bien organizados y con una gran cohesión interna. A menudo poseen algún elemento que los sitúa en una posición de poder (nivel económico, estatus social, etcétera). Hay países donde el lobbying está regulado a través del registro y el acceso al parlamento, como es el caso de EEUU, Israel, Italia, Polonia, Lituania, Hungría y Georgia. En cambio, en la mayoría de países no está regulado y por tanto hay una falta de transparencia en este ámbito. c. Sensibilización La sensibilización suele ser una de las acciones básicas en un proceso de incidencia. Para producir un cambio social, el primer paso es crear conciencia en la sociedad sobre un problema que se considera importante, a través de la difusión de información oportuna entre la sociedad en general o entre un colectivo concreto. La sensibilización ofrece la oportunidad de mejorar la comprensión de cuestiones de interés público, y promover cambios en la actitud y de comportamiento que aumentarán la base de apoyo por el cambio que se está promoviendo. Sin embargo, la sensibilización es una herramienta que estimula la reflexión y aumenta la presencia de un tema al debate público, y a veces puede ser una acción aislada sin intención de trascender a nivel político. Asimismo, la repercusión de la sensibilización 10 en los procesos de incidencia puede ser difícil de valorar, pero suele ser clave para gestar una opinión pública que apoye los objetivos de la incidencia. d. Educación La educación es también una herramienta de transformación social que puede formar parte de una estrategia de incidencia política. La educación desde el tercer sector es transformadora porque promueve una ciudadanía proactiva, con conciencia social, actitud crítica, corresponsable y con valores. Así pues, la educación para el desarrollo, la educación social o la educación para la ciudadanía son otras vías que fomentan una ciudadanía implicada y capaz de generar propuestas de acción para el cambio, de una manera consciente y desde una visión comunitaria. La incidencia en la educación requiere de un esfuerzo continuado y tiene un impacto a medio o largo plazo, pero produce cambios profundos que tienden a la permanencia y por tanto es motor de cambios culturales en la sociedad. e. Transparencia y rendición de cuentas Con el aumento de la relevancia y del impacto del tercer sector, también ha aumentado el nivel de exigencia social hacia sus organizaciones. Su base ética ya no es suficiente para tener legitimidad y credibilidad social, sino que las entidades cada vez más deben ser capaces de explicar lo que hacen y demostrar que lo hacen bien. Así pues, la transparencia y la rendición de cuentas son también dos conceptos clave a tener en cuenta cuando se quiere hacer incidencia política, porque impulsan la confianza social. Esta confianza es fundamental para tener una base social comprometida, para conseguir el apoyo de financiadores, y por el reconocimiento de la entidad y del sector como agente social corresponsable. Además, son elementos que están en coherencia con los valores del sector y con el interés público que promueve. Por otro lado, la transparencia y rendición de cuentas del sector público también es fundamental para obtener información actual de cómo se están dando los procesos políticos relacionados con la temática que nos interesa y así poder incidir. Empezar por 11 promover la transparencia dentro de la propia entidad y el propio sector es un primer paso para reclamar la transparencia a otros actores sociales (especialmente a la administración por su dimensión pública). 12 3. ¿Hacia un paradigma basado en la colaboración? Con frecuencia se relaciona la incidencia política con la confrontación directa con organismos públicos u otros actores sociales. Sin embargo, en un contexto de coresponsabilidad social, los agentes implicados son conscientes de su impacto social y de la responsabilidad que esto implica, con lo que se pueden observar con más frecuencia estrategias de colaboración entre ellos. En concreto, desde el tercer sector se están enfocando cada vez más acciones de incidencia política que se basan en el trabajo conjunto con la administración. Muchas veces es incluso la propia administración quién, consciente de la aportación del tercer sector en términos de flexibilidad y proximidad, promueve esta colaboración. El papel en este caso del tercer sector acostumbra a ser consultivo, y el impacto puede ser muy diferente en cada caso. Estas estrategias de incidencia política basadas en la colaboración pueden ser menos visibles que las que se basan en la confrontación, pero la mayor predisposición de los actores aumenta sus probabilidades de eficacia. Este cambio de actitud requiere de la madurez de los actores, así como de la consciencia de su papel en una sociedad relacional cada vez más compleja. Es necesario que exista la voluntad política de colaborar, y esto implica reconocer el valor que cada actor tiene en la sociedad. Mecanismos de incidencia política Hay diferentes mecanismos que pueden integrarse en un proceso de incidencia política, y se tienen que adaptar a las circunstancias de cada caso concreto. Pueden existir varios grados de colaboración o confrontación, en función de la realidad social concreta. Asimismo, los mecanismos utilizados pueden tener una dimensión más bien teórica, de análisis de la información, creación de discurso, etc., o una dimensión de acción más o menos directa. 13 Como ejemplo de mecanismos basados en la confrontación podemos encontrar: - Actos de denuncia: manifestaciones, huelgas, petición de firmas, boicots, envío de cartas. - Acciones legales: representación de personas en casos concretos, recurrir casos, redacción de propuestas y anteproyectos de ley. - Acciones en los medios de comunicación: artículos, manifiestos de denuncia, elaboración de materiales audiovisuales de denuncia. En el caso de estrategias de colaboración se pueden utilizar mecanismos como: - Relación con políticos y agentes gubernamentales: reuniones con responsables, proveer información, participación en comisiones, grupos de trabajo, etc. - Acciones en la implementación de políticas: monitoraje, implicación en la regulación, generación de propuestas. No hay mecanismos más eficientes que otros, sino que el éxito de los procesos de incidencia depende de la adecuación a las circunstancias y al objetivo que se quiera lograr. Por esta razón hay que valorar en cada caso cuál es la estrategia más adecuada al entorno y a la actitud de los actores implicados. 14 4. Tendencias organizativas del sector El rol de la incidencia política en las entidades Las entidades están cada vez más preocupadas por incorporar la incidencia política en sus actividades. Hasta hace relativamente poco, el tercer sector se relacionaba esencialmente con la beneficencia. Durante las últimas décadas, en cambio, las entidades han ido manifestando cada vez más su voluntad de involucrarse en la vida política. Una razón importante de este cambio es la percepción general de que cualquier paradigma basado en la asistencia, por más sofisticada que sea la estrategia que se utilice, se limitará a tratar los síntomas y no las causas de una situación. Así, la incidencia política establece un marco de referencia para influir en los comportamientos de los organismos públicos y privados que pueden combatir las causas estructurales de una problemática, posibilitando así cambios sostenibles. Por lo tanto, las entidades ven la incidencia política como una actividad estratégica para lograr un cambio estructural en coherencia con la misión de su entidad. La decisión de incorporar procesos de incidencia política a la entidad es pues una decisión estratégica, que muestra la voluntad de influir en la sociedad para afrontar las necesidades sociales de manera más sostenible. Como decíamos antes, quiere decir buscar cambios estructurales, que impliquen a varios actores y que produzcan una transformación que busca una mejora social. Esto implica también posicionarse respecto a un tema, y en este sentido es fundamental no perder de vista la misión de nuestra entidad. La coherencia con la misión, los valores y la visión reforzará la legitimidad técnica y moral de la organización, al tiempo que facilitará la implicación de nuestra base social, reforzando al mismo tiempo la legitimidad político-social. Como vemos, no hay que perder de vista la idea de coherencia. Del mismo modo, el hecho de tener clara la visión transformadora global no significa que no se deban definir objetivos alcanzables a corto y medio plazo. El hecho de adecuar el planteamiento de la incidencia política a nuestra realidad organizativa puede ser determinante para el éxito de nuestras acciones. Hay varios factores internos que se deben valorar: 15 - La trayectoria de la organización - El tamaño (número de trabajadores, presupuesto, número de voluntarios) - Las alianzas y relaciones con otros agentes sociales - La base social - El alcance de nuestra actuación - Los conocimientos sobre el tema y sobre la realidad político-social - Las competencias organizativas - La financiación Estructuración del sector: las entidades de segundo y tercer nivel El tercer sector es cada vez más consciente de la necesidad de estructuración interna. La coordinación y cohesión entre las entidades impulsa el reconocimiento social por parte de otros actores, y este reconocimiento refuerza el rol del tercer sector en la sociedad, ofreciéndole nuevas oportunidades (y retos) en su papel de actor corresponsable, activo en la construcción de bienestar. Así pues, las entidades de segundo y tercer nivel tienen un papel fundamental en la incidencia política del tercer sector. Son espacios que permiten interaccionar con otras entidades de base, intercambiar experiencias con organizaciones que trabajan por un mismo objetivo y construir un discurso común. Se fomenta el consenso y la cohesión del sector desde una visión global, más allá de las especificidades de las entidades de base. En su papel de representación de las organizaciones, las entidades de segundo y tercer nivel favorecen la identificación de demandas compartidas por una mayor base social, lo cual refuerza la legitimidad social. Además, facilitan la interlocución con otros actores sociales, ayudando así a transmitir el mensaje de manera más eficaz. Las entidades de segundo y tercer nivel también pueden hacer aportaciones valiosas desde una perspectiva técnica. Por un lado, se fortalecen las capacidades globales, porque se complementan los conocimientos y competencias de las entidades que las 16 conforman. Por otro lado, se amplía la cobertura territorial y también el impacto de las acciones, al tiempo que se constituye una red de apoyo mutuo. Finalmente, la incidencia política canalizada a través de las entidades de segundo y tercer nivel que mantienen su actividad gracias a las aportaciones de las entidades socias, da independencia a las entidades de base que reciben financiación pública y que tienen miedo de perderlo si hacen incidencia hacia la administración. 17 5. Reflexiones para el anàlisis del contexto El contexto en el que se desarrolla un proceso de incidencia política es determinante. Para analizarlo hay que tener en cuenta diferentes dimensiones, valorar como pueden condicionar el proceso, y decidir qué estrategias son las más adecuadas: Contexto sociopolítico: Un primer aspecto que hay que valorar es el grado de confianza que hay entre la sociedad hacia el tercer sector. La confianza social contribuye en gran medida al impulso de la incidencia política desde el tercer sector, porque aumenta la capacidad de generar apoyo social y alianzas específicas. Asimismo, el grado de estructuración de la sociedad civil puede tener un impacto positivo en la capacidad de respuesta, de modo que también es un factor de gran ayuda en los procesos de incidencia. El sistema de partidos puede tener un rol clave en la capacidad de influencia desde el tercer sector. La convivencia de muchos partidos con apoyo social puede favorecer la incidencia política, puesto que en este caso el grado de competencia política es mayor que en un sistema bipartidista, y los partidos tienden a hacer un esfuerzo mayor por incorporar las demandas sociales. Las instituciones públicas también pueden determinar las oportunidades políticas del tercer sector, así que es importante analizar cómo funcionan, como se distribuyen el poder de decisión, qué organismos están involucrados en la problemática que se está tratando, el grado de eficiencia de estos organismos, las personas con capacidad de decisión, la periodicidad en que se toman decisiones, el grado de transparencia y acceso a la información, etc. El análisis del entorno sociopolítico tiene que permitir identificar las etapas de política pública en que se quiere influir, así como el estado y predisposición de la sociedad y los actores involucrados. Así pues, un primer paso es identificar cuáles son los actores concretos que están involucrados en la problemática. Esto significa identificar también sus posturas respecto al tema, su entorno relacional, su capacidad de influencia, etc. Es importante determinar exactamente qué actores tienen poder de decisión (y por lo tanto podrán impulsar o bloquear nuestras propuestas). 18 Para ejemplificar el análisis del contexto social y político, en el siguiente cuadro se estructuran algunos elementos clave en el análisis de los actores involucrados, que pueden ser de ayuda en el estudio del escenario de la incidencia: ACTOR GOBIERNO MEDIOS DE COMUNICACIÓN EMPRESAS OTRAS ENTIDADES COLECTIVOS ESPECÍFICOS ASPECTOS A TENER EN CUENTA Canales de participación Nivel de burocratización Nivel de departamentalización Eficiencia Transparencia y rendición de cuentas Periodicidad de las decisiones y calendario Acceso Alcance Sensibilidad hacia el tema Contexto informativo global Transparencia y acceso a la información Propiedad (privada/pública, nacional/internacional) Intereses Poder de presión y lobby Capacidades organizativas Sensibilidad hacia el tema Cohesión y estructuración con el sector Trabajo en red Existencia de colectivos afines/interesados Existencia de colectivos con intereses opuestos Cohesión y estructuración con otros colectivos, entidades, etc 19 SOCIEDAD EN GENERAL Trabajo en red Grado se sensibilidad social Temática generalizable/capacidad de generar empatía Vías de comunicación e intercambio de información Contexto económico: La situación económica del entorno también puede determinar las acciones de incidencia. Hay que analizarlo teniendo en cuenta si la acción prevista tendrá un impacto económico a nivel local, regional, etc., y ver si esto puede ser positivo para impulsar el proceso o, al contrario, puede generar su bloqueo. Contexto legal: Analizar los procesos legales puede ayudar a orientar las acciones y a conocer los mecanismos formales para llevar a cabo la incidencia política. También ayuda a valorar las posibilidades de producir cambios concretos. Si la complejidad burocrática es elevada puede ser difícil producir cambios, pero si se consiguen serán más sostenibles. En cambio, si lo que se está buscando es bloquear cambios legislativos, la complejidad puede ser un aspecto favorable. Contexto internacional: El escenario internacional actual se caracteriza por la interdependencia, hecho que hace que muchas cuestiones salgan de la esfera estatal. El análisis del contexto internacional, tanto en términos de legalidad, sensibilidad ciudadana, economía, etc., puede ayudar a identificar oportunidades de generar apoyo a las propuestas, así como posibles limitaciones. 20 6. Retos identificados: Se han identificado varios retos que contribuirán a avanzar hacia un paradigma basado en la colaboración, en el que se reconozca el rol del tercer sector como actor político corresponsable, activo en la gobernanza de la sociedad: Visibilizar las aportaciones del sector en términos de mejora del bienestar social. La comunicación de las acciones, la transparencia y la rendición de cuentas pueden contribuir a afrontar este reto. Construir relaciones de confianza con otros agentes sociales. Crear y mantener espacios de diálogo con otros actores, que permitan mejorar el conocimiento del otro y avanzar en el diálogo de cuestiones de interés común. Mejorar calidad, coordinación y cohesión interna del sector. Para ello es importante la construcción de discurso común, así como definir objetivos transversales de sector. Implicar a la base social en la construcción del discurso. Hacer que la incidencia responda realmente a las necesidades y la voz de los colectivos a los que se representa. Superar estereotipos basados en la dicotomía amigo/enemigo, y valorar los aspectos que unen por encima de los que separan. Hacer de la incidencia una competencia transversal. Reconocer el impacto que tiene para alcanzar la misión de la entidad. Identificar y fortalecer los liderazgos. Afrontar el cambio de interlocutores políticos Capitalizar estrategias y aprendizajes. 21 7. Conclusiones: A pesar de que el Estado es el responsable legitimado políticamente de la elaboración y la ejecución de políticas, la complejidad de la sociedad actual hace que nuevos actores puedan realidad aportaciones relevantes para una mejor gobernanza. En los últimos años se ha observado un aumento en la implicación política del tercer sector, adquiriendo un peso cada vez más relevante. La incidencia política desde el tercer sector no tiene porqué identificarse con un enfrentamiento con los poderes públicos, sino que también se puede incidir en las decisiones, comportamientos y políticas públicas (y muchas veces con un mayor impacto) a través de la colaboración. Para dar paso a un nuevo paradigma basado en la colaboración es necesario que la sociedad reconozca las aportaciones que el sector no lucrativo hace a la sociedad, y su papel activo en la corresponsabilidad social. Para alcanzar este reconocimiento, se deben superar varios retos que tienen que ver con la voluntad política, la superación de estereotipos, la consolidación del tercer sector como actor legítimo y representativo de la pluralidad social, y la coordinación interna del sector y con el sector público. 22 8. Bibliografia: Libros Acuña, C.; Vacchieri, A. 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