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Autodefensas en México Por Agustín González Cázares Sin duda explicar a las autodefensas contiene tantas aristas y nodos a dilucidar alrededor de sí, que estas líneas apenas rozaran el borde de todos los temas imbricados. 1. La teoría política ofrece diversas interpretaciones sobre los principios básicos de la gobernabilidad y el de un Estado fallido; pero sin duda los elementos en que todos coinciden son los que consideran el que monopolio de la violencia y la contribución o pago de impuestos son exclusividad del Estado, así en la medida en que en un territorio determinado sus habitantes aporten las contribuciones fiscales que permitan desarrollar políticas públicas y exista una fuerza militar o policiaca que garantice el desarrollo del status quo, la gobernabilidad tendrá una regular aceptación; y en la medida en que las demás instituciones que envuelven estas dos actividades mantengan un mínimo de estabilidad, el Estado será menos que exitoso pero al menos funcional y factible. 2. En cualquier tipo de Estado desde uno mínimo que garantice una básica gobernabilidad hasta un Estado totalitario que controle hasta la individualidad de los ciudadanos, si no hay un elemental estado de derecho que controle el uso de la fuerza como su prerrogativa, si además no se rodea de instituciones que soporten los procesos democráticos de legitimidad y legalidad estaríamos eventualmente frente a un estado fallido. 3. La gobernabilidad y el Estado fallido, aunque tiene la misma raíz, están lejos de significar lo mismo. Un territorio, un Estado nacional, puede vivir un proceso de ingobernabilidad pero tener un estado funcional. La ingobernabilidad puede ser generada por el propio Estado para modificar correlaciones de fuerzas, manipular a la opinión pública y hacerse de elementos de legalidad, legitimidad y consensos. 4. El crecimiento y fortaleza del partido de Estado ha sido proporcional al fortalecimiento y control de los cárteles de la droga en México, no es arriesgado asegurar que los cambios en el poder político también implicaron cambios en la distribución de los territorios y las plazas controladas por los cárteles. Ahora, hay indicios muy fuertes de la participación de los cárteles en la elección presidencial que trajo de vuelta al PRI a la presidencia de la República. 5. En México, durante la última etapa del sexenio de Felipe Calderón, la gobernabilidad fue puesta en tela de juicio por su fallida “estrategia de combate al crimen organizado”, el Estado, más allá del gobierno panista generó un ambiente de inseguridad, incertidumbre y desconfianza en las instituciones, que a veces hacía evidente no solo la ingobernabilidad en grandes extensiones del territorio nacional, también se llego a imaginar un Estado fallido. Sin embargo, el Estado mexicano, sus instituciones y oligarcas diseñaron una impecable estrategia para regresar al PRI a Los Pinos y continuar con el desmantelamiento del país. 6. No hay, en el contexto de la aparición de las autodefensas, un Estado fallido, hay un exitoso narco Estado donde coexisten los intereses de la oligarquía mexicana y el crimen organizado, donde el crecimiento nacional depende no solo de las remesas de nuestros compatriotas migrantes, también de los ingresos por actividades ilícitas; donde la revista Forbes destaca y equipara las riquezas de Slim con las de El Chapo Guzmán. 7. Del otro lado de la moneda, frente a un Estado autoritario se constituyen organismos sociales y de la sociedad civil que tras de sus demandas y reivindicaciones sociales y civiles, tienen un objetivo intrínseco: la preservación y defensa del tejido social. Las estructuras familiares y comunitarias cuentan con décadas y acaso siglos de formación, consolidación y crecimiento, con las cuales se formó un tejido lo bastante fuerte para soportar una lucha revolucionaria de casi 10 años y una guerra sucia de casi 20. 8. Formalmente, la primer policía comunitaria nació hace poco mas de una década en la montaña de Guerrero, los habitantes de una zona predominantemente indígena se armaron y uniformaron de forma casi artesanal y se constituyeron como policía comunitaria frente a los abusos del crimen organizado, pero también contra la impunidad y el abuso policiaco de que eran objeto. Como su nombre lo indica la policía es parte de la comunidad, sus integrantes se reconocen como parte de las estructuras tradicionales de organización ejidal; tras de sí hay una fortaleza cultural y religiosa que da a la policía comunitaria un posicionamiento y una legitimidad indiscutible frente a cualquier corporación militar, policiaca o criminal. 9. La policia comunitaria tiene una relacion innata con los movimientos sociales, de ellos se nutre; sus integrantes en una suerte de “guardia nacional” pertenecen en su vida “civil” a grupos organizados cuyas demandas tienen que ver fundamentalmente con la tenencia de la tierra, la educacion y el trabajo; por lo tanto tienen un nivel de politizacion elemental pero con mucha identidad en términos de su pertenecia y composicion social. 10. Las llamadas autodefensas, constituidas a lo largo del país, pero desarrolladas fundamentalmente en la región de Tierra Caliente en Michoacán, tienen una conformación social distinta a la policía comunitaria; las autodefensas son organizadas por terratenientes, comerciantes, ganaderos, productores agrícolas, mineros (dueños de medianos ingresos) y nutridas por peones, empleados y mineros doblemente lastimados por el crimen organizado. 11. Aunque el proceso de criminalización y sofisticación de recursos de los cárteles en México tiene sus antecedentes en el tráfico de drogas ilegales; en los dos últimos sexenios las actividades de éstos se diversificaron, del cobro de derechos de piso por el uso ilegal de las plazas, se paso a la extorsión y el cobro de derecho de piso a los comerciantes y empresarios legales; del secuestro selectivo y el ajuste de cuentas entre miembros de carteles, se paso al secuestro indiscriminado de migrantes, comerciantes, profesores, estudiantes y todo aquel que pudiera pagar o trabajar para ellos. 12. Los altos niveles de deportación de migrantes ilegales en Estados Unidos, la constante baja de los precios de garantía en el campo, la sobre explotación de los mineros, y en general la depauperización y empobrecimiento acelerado del pueblo michoacano, por un lado, así como la oferta laboral acompañada de un constructo aspiracional de impunidad y apología del crimen, por otro lado, generan un enrolamiento casi masivo de una buena parte de familias enteras al crimen organizado y con ellas de una buena parte del tejido social convertido en redes de protección a sicarios, halcones y todo tipo de actividades delictivas. 13. En Michoacán, tras el aparente combate al cártel de los Zetas, el debilitamiento del cártel del Pacifico, la extinción de los Beltran Leyva se fortalece durante los sexenios de Calderón, el cartel autodenominado la Familia michoacana primero o Caballeros Templarios, después. Este grupo se distingue de los otros por su capacidad para incubarse y reproducirse desde el seno mismo de la comunidades. 14. Durante las dos décadas anteriores, Colombia se volvió el laboratorio del crimen organizado y de la política de intervención del gobierno norteamericano, ahí han cohabitado la guerrilla más vieja del continente americano con importantes territorios liberados, los grandes capos de la droga con el control de grandes territorios principalmente en Cali y Medellín y un gobierno controlado por la derecha nacional y extranjera. En ese contexto la inteligencia norteamericana desarrolla un importante trabajo de penetración desde el tejido social, desde las estructuras comunitarias, y consigue no solo llegar hasta la madriguera de los principales capos y aniquilarlos, también debilitar las bases de apoyo de las fuerzas insurgentes. 15. La “colombianización“ de la lucha antidrogas en México, incluye entre otras cosas la creación de grupos paramilitares, que forman parte del tejido social y tienen arraigo entre la población, la criminalización de la lucha social al caracterizar a los luchadores sociales como violadores de la ley y la censura, cerco y control total de los medios de comunicación. 16. De vuelta al poder, el gobierno priista consolida la “ruta colombiana“ y en apenas un año, consolida grupos paramilitares quienes, por un lado, combaten desde sus propios territorios a los carteles pero, por otro lado, denostan a las verdaderas guardias comunitarias como las de Cherán y Guerrero. 17. El siguiente paso es, desde luego, una operación cicatriz que desmantele y desarme a las bases sociales de los grupos paramilitares, pero que mantenga viva una fuerza policiaca (guardias rurales) que combata desde sus propios espacios, los eventuales levantamientos, esfuerzos insurgentes o, al menos, mantenga a raya a los luchadores sociales, a los defensores de los derechos humanos y a la prensa independiente.