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Documento Contexto Encuentro preparatorio y 1er Foro “Políticas culturales para el desarrollo de Cartagena y Bolívar” El presente documento contiene la conceptualización básica que permitirá introducir y contextualizar la participación de los asistentes al Encuentro Preparatorio del Foro de Políticas Culturales de Cartagena y Bolívar, Pensar Cultura 2014, evento que tiene como propósito construir e identificar elementos de diagnóstico para la puesta en marcha de políticas culturales que promuevan la inclusión social y económica, la generación de capacidades y el diálogo intersectorial de la cultura con otras áreas claves del desarrollo local. El Encuentro Preparatorio se orienta a identificar los principales cuellos de botella de las políticas culturales. Las preguntas que orientan la discusión en los grupos de trabajo son tres: 1. ¿Por qué las políticas culturales aplicadas no han generado inclusión social e integración económica de los trabajadores y emprendedores culturales? 2. ¿Por qué las políticas culturales implementadas no han generado completamente capacidades en los actores y organismos involucrados en el sector? 3. ¿Cuáles son las razones por las que la cultura no ha sido tenida en cuenta en el diseño y ejecución de otras políticas sectoriales? A manera de pre-diagnóstico Una primera aproximación problemática a la cultura muestra que en Cartagena y el departamento las políticas culturales han sido erráticas e improvisadas durante los últimos años. En el distrito han emergido con variable fuerza y continuidad tensiones entre los distintos sectores sociales que habitan el territorio, a lo que se suma la insuficiente gestión de dichas resistencias: barrios históricos versus gentrificación; administración local del patrimonio versus asignación directa del orden nacional; fiestas de tradición popular versus eventos y manifestaciones de carácter nacional e internacional; cultura de “elite” versus manifestaciones culturales populares; entre otras. La problemática de la cultura en Cartagena y Bolívar se resume, para empezar, en distintos aspectos: • Sobre el concepto y significados de la cultura. Existe poca claridad para definir lo que es cultura y, en consecuencia, dificultad para trazar acciones que también consideren las relaciones de la cultura con otros sectores y actividades. En este contexto, predomina una visión excluyente que asume la cultura como expresión festiva de los estratos sociales bajos o como expresiones artísticas y/o folclóricas, lo que denota la inexistencia de una definición del papel que se le asigna a la cultura en el marco de un proyecto integrador de ciudad y región. • Sobre el potencial y los aportes de la cultura al desarrollo. Desconocimiento de los impactos positivos y transformadores de la cultura en el desarrollo local y regional, desde la educación, valoración del contexto, respeto a la diversidad, aporte a la economía y al diálogo intercultural. • Sobre los criterios de planeación, calidad y la efectividad de las políticas. Existe debilidad en los procesos de inclusión social y productiva desarrollados por la institucionalidad pública para vincular la cultura a éstos, reflejo de la falta de espacios de participación ciudadana más eficaces, lo que hace que las políticas culturales hoy sean poco integradoras. Igualmente existen falencias en el diseño de políticas y acciones para la inversión en programas culturales a largo plazo e inversión en infraestructura cultural, lo que se asocia a un presupuesto público deficiente. • Sobre el reconocimiento y las capacidades de los trabajadores culturales. La persistente invisibilidad del trabajo cultural que no sólo es de la ciudadanía sino también de los organismos orientadores del sector y de las instituciones o reglas de juego prevalentes, lo que se refleja en el empleo precario y los bajos niveles de ingreso en quienes desarrollan este tipo de trabajo. Por el lado de las capacidades, se evidencia poca capacidad organizativa de agentes y actores culturales para gestionar colectivamente la solución de sus problemas. 2 La cultura, más allá de las bellas artes El concepto de cultura ha evolucionado a la par de la concepción del desarrollo, supera la noción tradicional de bellas artes, de “lo letrado”, y escapa a los estereotipos que señalan la prevalencia de una “alta” cultura sobre “otras” culturas marginales, o a la cultura como conjunto de expresiones artísticas individuales o colectivas (García Usta, 2005; García Canclini, 2004). Por el contrario, la noción contemporánea amplía su entendimiento a las nuevas tecnologías, las industrias creativas, los movimientos socioculturales, entre otros, acorde con la abarcadora definición de Unesco, según la cual se trata de un “conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o a un grupo social” (Unesco, 1982; p.1). Otra definición más amplia e incluyente de cultura es aquella que la entiende como el conjunto de procesos simbólicos y sociales que permiten y promueven formas de organización social, imaginarios, sistemas de interacción, sistemas normativos, creaciones materiales, que se constituyen en valores y configuran espacios de interlocución. Estos valores definen adscripciones de identidad de los grupos sociales (locales, étnicos, regionales, nacionales, globales), no pocas veces generadoras de conflictos a lo largo de la historia que hoy, en el contexto de la globalización, se agudizan y obstaculizan o dinamizan el desarrollo (Abello y otros, 2013). Esta definición apunta a entender la cultura también como ámbito de interlocución, como espacio de negociación de distintas culturas. Los valores que definen cualquier grupo social conforman su visión del mundo, su sistema de representaciones identitarias —de sí mismos y de los otros—, lo que determina los umbrales de tolerancia hacia la diferencia. En síntesis, estas definiciones entienden la cultura como recurso estratégico en el mundo de hoy, sea cuando se expresa como identidades, como información (ciencia, tecnología, educación, comunicación), y como interlocución. El desarrollo, más allá de lo económico1 El desarrollo ha sido y aún sigue siendo una preocupación primordial para el presente y futuro de la sociedad de Cartagena y Bolívar. En el análisis económico, el desarrollo se ha 1. Esta sección sigue de cerca el texto: “Orígenes y tendenincorporado como una subespecialidad cias recientes de una relación indispensable”, del libro La Savia del Desarrollo, pp. 19 – 52., isbn 978-84-9984-186-1 Ediy aunque ha habido aportes importantado por la Cátedra Unesco de Políticas Culturales y Coopetes a su conceptualización, medición y ración de la Universitat de Girona-Universidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena de Indias, Colombia (2013). recomendaciones de política, esta visión 3 es parcial. Otras disciplinas sociales, tales como la sociología, la ciencia política, la antropología, así también como la filosofía, entre otras, han realizado importantes aportes al estudio del concepto de desarrollo. Con el trabajo del economista y filósofo indio Amartya Sen en los años ochenta, se amplía el horizonte para entenderlo. Según Sen, el desarrollo se define como un proceso de ampliación de las libertades humanas (es decir, el desarrollo como libertad), proceso en el cual la generación de capacidades y oportunidades es indispensable para el bien-estar de las personas. Este bienestar se logra gracias a lo que la gente puede ser y hacer en sus vidas, y no exclusivamente a lo que pueda tener, visión ésta que hace depender el bienestar de la maximización del consumo. Organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo—pnud incorporaron en sus trabajos lo planteado por Sen, lo que dio como resultado la concepción del desarrollo humano sostenible plasmado en sus documentos y prácticas. En los noventa, la preocupación de las agencias del desarrollo y de la teoría del bienestar se centró en la reducción de la pobreza. Un grupo de países firmó el documento denominado “Los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, cuyo primer objetivo es reducir la pobreza extrema a la mitad. Hoy existe consenso en que esta visión integral del desarrollo —que no desarrollo económico en exclusivo— implica la participación y agencia de las personas. La agencia concibe a la gente como sujetos protagonistas de tales procesos y consecuentemente como beneficiarios del mismo desarrollo. En otras palabras, el desarrollo se concibe como el desarrollo de la gente (y no de las máquinas ni de las plantas productivas), construido por la gente, y hecho para la misma gente. Interpretando a Sen, esto se puede expresar de la siguiente manera: que un país o una región tengan amplia capacidad de producción de bienes pero poca música, pocas artes y poca literatura, no equivale a un mayor éxito en el desarrollo. Pero, ¿cómo se traduce esta concepción del desarrollo en el plano de la cultura? En que para vivir una vida plena es indispensable poder elegir la identidad propia –lo que uno es–, sin perder el respeto por los demás, o verse excluido de otras alternativas (PNUD, 2004), es decir, se representa la cultura como conformadora en sí misma de capacidades del ser humano, que gira sobre un eje básico, la libertad cultural. En este sentido, en el ámbito cultural el desarrollo también se debe entender como el proceso de generación y ampliación de opciones y oportunidades que permiten a las personas elegir, producir, expresar, transmitir, acceder, consumir y apropiar prácticas, contenidos, bienes y servicios culturales (Parias y otros, 2013). 4 La cultura en el desarrollo y el desarrollo en la cultura2 Como señala el investigador catalán Alfons Martinell (2013; p.6), con la evolución del concepto de desarrollo —como desarrollo humano— las múltiples relaciones entre la cultura y el desarrollo adquieren mayor trascendencia, ya que entre las actividades humanas por excelencia se encuentran las expresiones artísticas y las formas de vivir de acuerdo con una identidad y valores culturales. La cultura importa al desarrollo porque es medio, fin y contexto del mismo. Como medio del desarrollo, la cultura se presenta como un recurso que, según señalan Abello y otros (2013), fortalecen los medios para conseguir determinados fines del desarrollo. En este análisis, “los fines valorados son el desarrollo económico en términos de dinamización de economías o aumento del ingreso, y democracia y gobernanza en el ámbito político. Las contribuciones de la cultura a la generación de empleo, de riqueza, a la construcción de ciudadanía, de cohesión social, entre otros propósitos sociales sirven al desarrollo bajo esta visión” (p.56). Como fin del desarrollo, la cultura reafirma la libertad, cuya pertinencia se explica claramente en el Informe de Desarrollo Humano Mundial de 2004, La libertad cultural en el mundo diverso de hoy: La libertad cultural es una dimensión importante de la libertad humana, pues resulta decisiva para que la gente viva de acuerdo con sus preferencias y tenga la oportunidad de escoger entre las opciones a su disposición […] o aquellas que podrían estarlo. Promover la libertad cultural debe ser un aspecto primordial del desarrollo humano y exige trascender las oportunidades sociales, políticas y económicas ya que éstas, por sí solas, no garantizan la libertad cultural (pnud, 2004; p. 13). Por último, la cultura como contexto del desarrollo conlleva una multiplicidad de significados. La cultura puede ser: i. Factor facilitador o limitante del desarrollo, lo que implica que la cultura es una variable que determina las posibilidades de éxito de proyectos o programas de desarrollo. ii. Campo de contestación y producción de alternativas, esto es, analizan las sociedades desde una perspectiva crítica a estos programas de desarrollo que fra2 Esta sección se basa principalmente en: Abello, A.; Bercasan en la imposición de moman, E.; Aleán; A. (2013). “Cultura y desarrollo: Intersecciones videntes desde una revisión conceptual reflexiva”, La delos inviables en determinados Savia del Desarrollo, pp. 53–66. Cátedra Unesco de Políticontextos culturales; y cas Culturales y Cooperación de la Universitat de GironaUniversidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena de Indias, iii. Escenario de hegemonización Colombia. del desarrollo convencional, o la 5 construcción cultural que es legitimada o contestada en un entramado de negociaciones de significados. En cualquiera de los tres casos, señalan Abello y otros, se evidencia la imposibilidad de concebir el desarrollo por fuera de un contexto cultural, y la inevitabilidad de que cada sistema cultural lleve implícito un conjunto de ideas sobre la vida colectiva, el bienestar o, si preferimos, el “desarrollo”. El enfoque cultural del desarrollo3 El enfoque cultural del desarrollo representa un marco de referencia que sintetiza las distintas reflexiones sobre los aportes de la cultura al desarrollo. Este enfoque lo exponen actualmente los nodos de Girona y Cartagena del Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo—l+id. Según Martinell (2013), algunos principios que orientan este enfoque proponen que: a.La cultura, en todas sus expresiones y dimensiones, es un ámbito de la vida social y política con un amplio potencial de incidencia directa e indirectamente sobre el desarrollo. b.Toda persona tiene derecho a participar en la vida cultural tal como lo señala el pacto 15 de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales—desc y las recomendaciones posteriores. c.La vida cultural se manifiesta en diferentes formas, acciones, lenguajes, comportamientos, sistemas y ámbitos. Su estructuración social va desde las actividades individuales y privadas a organizaciones gubernamentales, de la sociedad civil, empresas, industrias, sistemas, entre otras, y se caracteriza por su propia diversidad interna. d.Se defiende el derecho de las personas a decidir y seleccionar sus propias necesidades culturales según sus valores y principios en un entorno facilitador y respetuosos a la diversidad y a la libertad cultural. e.La personas tienen derecho a disfrutar de los beneficios de la expresividad y creatividad de su entorno cultural a nivel individual y colectivo f.La gestión de la cultura es un encargo social desde niveles comunitarios, sociedad civil y gobiernos que ha de permitir una 3. Esta sección presenta apartes del trabajo “Capacidades el desarrollo en proyectos bajo el enfoque cultural del mayor eficacia en el aprovecha- para desarrollo”, de Alfons Martinell (2013), realizado en el marco miento de los recursos disponi- del proyecto Learning from Practical Experience in Culture and Development, financiado el Fondo para el logro de los bles para el bienestar colectivo. Objetivos de Desarrollo del Milenio— f-dom de las Naciones Unidas. 6 g.La cultura se entiende como un subsistema o sector propio de la sociedad contemporánea que tiene sus propias características y formas de análisis en clave de desarrollo. También puede incidir en otros subsistemas sociales (sanidad, educación, gobernanza, entre otros), a partir de su transversalidad e interacción con aportaciones indispensables para el fomento del desarrollo. h.Acepta la integración de otros postulados y principios de acuerdo con las características de la vida cultural de cada contexto en un maraco de reconocimiento a los derechos fundamentales. i. Pretende incorporar todas las convenciones, resoluciones y recomendaciones de la comunidad internacional en el campo de las relaciones entre cultura y desarrollo. j. El enfoque cultural al desarrollo ha de avanzar hacia una mayor definición de sus propias características y formas de implementación para alcanzar una mayor eficacia en sus objetivos Como se lee, estos planteamientos destacan la centralidad de los derechos humanos, en particular de los culturales, cuya garantía se evidencia efectivamente en la decisión de las personas, bajo un ambiente apropiado de capacidades y oportunidades, para llevar el tipo de vida que más valoran en función de su(s) identidad(es). Enfoque de derechos4 Tanto el desarrollo humano como los derechos humanos son dos modos de reafirmar la libertad humana: en el primero la libertad se refiere a las opciones y en los segundos a las garantías para disfrutarlas. La perspectiva del desarrollo humano aporta a la de derechos el sentido práctico, es decir, sobre cómo se puede avanzar hacia la satisfacción de los derechos de las personas, y la idea de gradualidad entendida como la posibilidad de escogencia entre distintas prioridades. Los derechos humanos son dinámicos porque dependen de la necesidad social. Una de las clasificaciones más conocidas y aceptadas es la que sigue el criterio de ‘generaciones’ de derechos, la cual propone la protección progresiva de los mismos. Hay derechos de primera generación, que surgen con la Revolución Francesa en contra del absolutismo de la monarquía; también son conocidos como derechos contra el Estado o derechos civiles y políticos. Los de segunda generación, vinculados al principio de igualdad, se conocen como derechos económicos, sociales y culturales; 4. Este aparte se toma de Alvis, Espinosa y Ruz (2013). Metoy los de tercera generación, vinculados dología de emprendimientos culturales en clave de desarrollo. Ministerio de Cultura-Laboratorio de Investigación al principio de solidaridad, surgen en los e Innovación en Cultura y Desarrollo-UTB. Cartagena de años 80 y se conocen como derechos Indias, Colombia. 7 colectivos (por ejemplo, el derecho a un ambiente sano y sostenible). De la Declaración Universal5 promulgada en el seno de las Naciones Unidas hace más de 60 años se entiende que los derechos son comunes a las gentes y que estas tienen igual condición frente a ellos (universalidad de los derechos), son inalienables y también indivisibles: en primera instancia porque no hay una jerarquía entre diferentes tipos de derechos (los culturales son igualmente necesarios que los civiles, políticos, económicos y sociales para llevar una vida digna), y en segunda instancia porque no se pueden sacrificar algunos de estos derechos para promover otros. Este último componente de los derechos humanos ha de considerarse ya que el diagnóstico y las propuestas resultantes de Pensar Cultura deben apuntar a insertarse en marcos de políticas públicas que procuren la garantía y restablecimiento de los derechos de las personas, centradas claramente en los derechos culturales se produzcan sin desmedro de los demás derechos. Se aplica también este análisis en sentido contrario: por ejemplo, la garantía de elegir una identidad cultural que se refleje en la posesión de ciertos activos culturales no siempre está ligada a un marco de oportunidades y libertades para garantizar el pleno ejercicio de los derechos, por ejemplo, el del trabajo (un derecho económico). Los nuevos referentes enfatizan en los derechos de las personas como el fin último del desarrollo y los acuerdos internacionales entre países han promovido la re-significación de los derechos en las políticas públicas. En el primer grupo se destacan la visión de Desarrollo Integral de la cepal de los años ochenta, la del Desarrollo Humano del pnud —hecha explícita en los Informes Mundiales, Nacionales y Regionales de Desarrollo Humano a principios de los noventa—, y el enfoque del desarrollo como libertad del economista indio Amartya Sen, a la vez inspirador del segundo referente. En el segundo grupo se destacan el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales—desc y los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la onu, y la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad (Foro Social de Las Américas). Se ha construido lentamente el consenso según el cual se deben reconocer los derechos como fundamento del contrato social y se deben hacer más explícitos tanto el contenido como el alcance de tales derechos, en un contexto que procure que el rol del Estado sea el de prestador de úl- 5. La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue por la Asamblea General de las Naciones Unidas tima instancia, y el enfoque de derechos adoptada en diciembre de 1948 en París. La conforman 30 artículos como aporte a un marco conceptual que acerca de los Derechos Humanos considerados básicos. anotar que de la unión de esta declaración y de los contribuya al desarrollo con equidad y Cabe Pactos Internacionales de Derechos Humanos y sus Protodemocracia (Corredor, 2011). colos surge la Carta Internacional de Derechos Humanos. La Declaración Universal se considera un documento orientativo, en tanto que los Pactos constituyen tratados internacionales de carácter imperativo con los Estados firmantes. 8 Capacidades básicas y capacidades culturales Se definió el desarrollo (ver pág. 3) como el proceso mediante el cual se amplían las capacidades y las oportunidades (opciones) a las personas, así como su nivel de bien-estar. Las capacidades se definen como “lo que las personas son realmente capaces de hacer y de ser” (Sen, 2000). Estas dependen de que haya condiciones de factibilidad y elegibilidad para que evidencien las libertades. Martinell (2013) las define como las opciones y posibilidades de una persona para seleccionar diferentes acciones sobre su vida, para alcanzar niveles de bienestar y proteger su subsistencia e integridad. Interpretando a Corredor (2010), las capacidades representan las habilidades de las personas para poder funcionar. Las capacidades permiten transformar recursos, fortalezas y activos de las personas, pero también los grupos, comunidades y sociedades disponen para poder dirigir y decidir con autonomía su desarrollo. Sen propone una lista de capacidades básicas: i. longevidad; ii. nutrición; iii. salud; iv. alfabetismo y escolaridad; v. el ejercicio de derechos civiles y libertades políticas; y vi. el reconocimiento. ¿Cómo se relacionan con las libertades? Gracias a estas capacidades podemos ser libres, respectivamente, de: i. la muerte prematura, ii. el hambre, iii. la enfermedad, iv. la ignorancia, v. la tiranía y la opresión, y vi. la discriminación. En el enfoque cultural del desarrollo, las capacidades culturales promueven el desarrollo porque “permiten a las personas satisfacer necesidades relacionándolos con sus valores, su memoria histórica, sus tradiciones y sus formas de expresión, de vivir, de organizarse, de pensar, entre otras” (Martinell, 2013). Tales capacidades contienen elementos fundamentales para la incorporación de las personas (de manera individual o grupal, en interacción con el orden público-institucional) a procesos de desarrollo. Considerarlas explícitamente permite construir estrategias de desarrollo que fomenten la apropiación, ya que incorporan potencialidades de alto nivel de arraigo en las personas. Así mismo plantea procesos de desarrollo más sostenibles en tanto emanan de una dimensión muy profunda del ser humano, como lo es su propia identidad y su vida cultural (Martinell, 2013; p.24). Las capacidades culturales pueden ser individuales, grupales e institucionales. 9 grupales- comunitarias individuales Ser capaz de escoger su propia identidad cultural y su comunidad cultural de referencia. Participar en la vida cultural de la comunidad de referencia en libertad. Participar plenamente en las diferentes dimensiones de la vida cultural de su contexto desde el nivel más próximo al nivel más global. Proteger la herencia, el patrimonio y las expresiones culturales de la comunidad. Evitar la exclusión y la discriminación por la pertenencia a una comunidad cultural determinada a sus prácticas culturales. Transmitir clara y suficientemente los aportes de la cultura de la comunidad, su memoria y saberes históricos a las nuevas generaciones, de tal forma que pueda preservarse sin caer en el olvido. Ejercer la libertad de expresión, la sensibilidad, la creatividad y las tradiciones de la propia cultura. Influir en las decisiones políticas y administrar recursos que permitan la expansión de la cultura comunitaria y la protección de posibles vulneraciones. Conocer y expresarse en su lengua materna. Valorar los aspectos constructivos de las prácticas culturales ancestrales y su relación con la realidad actual. Practicar libremente una espiritualidad determinada elegida Favorecer, difundir y compartir con la comunidad los recuren autonomía. sos y potencialidades culturales de sus miembros. Practicar y comunicar las manifestaciones de la expresividad y creatividad artística sin censura o limitación. Conocimiento y apertura a otros lenguajes, expresiones culturales, manifestaciones artísticas, etc. que puedan enriquecer la vida cultural de la comunidad sin discriminación. Disponer de habilidades que permitan la práctica de las diferentes expresiones artísticas (como las habilidades manuales, de comunicación, de movimiento, etc.). Adaptar la propia cultura a los cambios y avances de la humanidad que puedan suponer beneficiosos evidentes para la comunidad. Conocer y valorar la propia herencia y memoria cultural. Respetar la diversidad cultural y no generar exclusión ni discriminación. Acceder a recursos y servicios para llevar a cabo actividades culturales. Disfrutar de un entorno cultural no opresivo y respetuoso con los géneros, las edades y los Derechos Fundamentales. Beneficiarse de las creaciones de otros individuos Acceso al conocimiento y “uso cultural” de los recursos naturales. Acceso a la información a través de las tecnologías de la comunicación. Fuente: Martinell (2013). 10 institucionales-gubernamentales organizativas Participar en la vida cultural desde diferentes estructuras sociales. Garantizar los derechos culturales, las convenciones internacionales y los derechos que contemplen los principios constitucionales. Valorar los aportes de las políticas culturales a las políticas de desarrollo. Recepción, escucha y comprensión de los diferentes grupos sociales y las demandas en el ámbito cultural. Reconocer la diversidad cultural y a los pueblos indígenas y afrodescendientes y culturas vulnerables. Estructurar organizaciones culturales a diferentes niveles en función de las necesidades del contexto. Reconocer la igualdad de derechos entre todas las poblaciones culturales del territorio. Mantener un diálogo eficiente y formas de cooperación entre las organizaciones culturales civiles y la administración pública. Disponer de mecanismos de promoción de la participación de la ciudadanía cultural en las estructuras de gobierno. Gestionar eficazmente las diferentes actividades de la vida cultural desde diferentes estructuras organizativas Favorecer y valorar la incorporación de los activos y potencialidades culturales del contexto en las estrategias de desarrollo. Establecer relaciones entre gestión cultural pública, la sociedad civil y el sector privado. Retener y fortalecer el capital humano cultural. Acceder a diferentes recursos para el mantenimiento y promoción de las organizaciones sociales. Promover las relaciones entre el ámbito público y la empresa privada para el fomento de la producción de bienes y servicios culturales y la industria cultural en general. Actuar desde la estructura privada para la producción de bienes y servicios culturales adecuados al contexto. Fomentar las políticas y programas de gobierno que se adecuen a los cambios culturales y los procesos de innovación. Mantener un diálogo e interacción en el ámbito internacional que permita la cooperación cultural y el enriquecimiento mutuo. Diseñar, planificar y gestionar políticas culturales democráticas al servicio de la ciudadanía. Establecer agendas culturales para la gestión de la vida cultural nivel local, nacional, regional e internacional. Reglamentar y legislar adecuadamente los marcos normativos que requiere el funcionamiento de la cultura y el sector cultural. Disponer de sistemas de información, análisis, estadística y datos culturales al servicio de la ciudadanía para el seguimiento de las políticas públicas en materia cultural. Fuente: Martinell (2013). 11 Inclusión social y productiva La inclusión es una sola, si bien tiene que darse en distintos ámbitos de la vida humana. Para el encuentro que convoca importan la inclusión social y la inclusión productiva como propósitos de las políticas públicas culturales. Atkinson y otros (2007), citados por Milcher e Ivanov (2008), definen la inclusión social como un proceso que asegura que aquellos en riesgo de pobreza y exclusión social, tengan las oportunidades y recursos necesarios para participar completamente en la vida económica, social y cultural disfrutando un nivel de vida y bienestar que se considere normal en la sociedad en la que ellos viven. El concepto de inclusión social es relativo a la exclusión, la cual puede ser juzgada solamente comparando las circunstancias de algunas personas (o grupos o comunidades) relativa a otras, en un determinado lugar y en un determinado momento y como un concepto normativo que pone énfasis en el derecho de las personas de “tener una vida asociada siendo un miembro de una comunidad” (Milcher e Ivanov, 2008; párr. 2). Inclusión social y desarrollo humano son conceptos complementarios, siendo sus intersecciones particularmente útiles para las políticas públicas. Mientras el desarrollo humano indica cuáles son los logros en que debemos avanzar, la inclusión social es una manera fiable de identificar “cómo” debe lograrse. Según Mitchel e Ivanov, la inclusión social añade la dimensión institucional de la exclusión (agentes, instituciones y procesos que excluyen) al concepto de desarrollo humano. La perspectiva de inclusión social permite abordar directamente la discriminación, exclusión, falta de poder y deficiencias en la rendición de cuentas, que yacen en la raíz de la pobreza y en otros problemas del desarrollo. Por su parte, la inclusión productiva es un concepto que ha venido siendo impulsado en Colombia por el pnud, a través del proyecto Desarrollo Económico Incluyente—dei, cuyo objetivo principal es fomentar capacidades productivas para la ampliación de sus oportunidades (en materia de empleos e ingresos) en las poblaciones de más bajos ingresos y condición de vulnerabilidad, a fin de garantizar el ejercicio pleno de sus derechos de manera autónoma y con mayores posibilidades de lograr el desarrollo humano. En el contexto de las Políticas de inclusión productiva—pip el enfoque de derechos se orienta a garantizar los derechos económicos mediante el acceso a la propiedad y de otros activos productivos (como la financiación) sin los cuales se restringe la generación de capacidades. Ello, poniendo de presente la necesaria generación, parti- 12 cipación y acompañamiento de iniciativas de carácter colectivo para la formulación y ejecución de tales políticas en el ámbito local. Se pueden destacar tres tipos de acciones que se ejecutan para consolidar estos proyectos a escala territorial: • Estrategias para brindar más oportunidades de inclusión económica (empleo, emprendimiento, tierra, vivienda, servicios financieros, formación, informalidad, información) a la población en situación de pobreza y de vulnerabilidad. • Diseño y ejecución de las pip, articuladas a planes de desarrollo y planes de competitividad locales. • La creación de mercados inclusivos con sostenibilidad financiera que se articulen a las cadenas de valor de las empresas y de las actividades económicas en el territorio. En Cartagena, la pip propone como primera estrategia la referenciación de la población pobre y vulnerable hacia oportunidades de empleo y generación de ingresos a partir de la apertura de los Centros de Emprendimiento Pedro Romero (Cemprende), los cuales se inspiran en la experiencia del programa Bogotá Emprende (convenio entre la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía Distrital de Bogotá y la Cámara de Comercio de Bogotá), y estos, a su vez, de Barcelona Activa (España). Como las pip proponen estrategias de integración económica a partir de la identificación de las barreras a la inclusión productiva, consideran necesario estudiar en cada región las necesidades de formación para el trabajo a fin de hacer de los oficios una actividad más pertinente a las demandas de empleo y de provisión de bienes y servicios en los mercados locales. Actualmente se desarrollan en Cartagena actividades que tendrán como resultado la actualización de la pip. Transversalidad e intersectorialidad de la cultura “La música se goza mejor sin hambre”, señala el investigador catalán Jordi Pardo6. Esta afirmación señala el carácter transversal e integrador de los otros aspectos del desarrollo humano, esto es, la necesidad de que exista un diálogo y una coordinación de las políticas culturales con las “otras” políticas, y de éstas con las políticas culturales. A esto se llama la inter-sectorialidad de las políticas públicas. El sociólogo argentino Néstor García Canclini lo define de la siguiente manera: la cultura es una dimen6. En documento de Relatoría Seminario la cultura y los sión transversal a cualquier estrategia objetivos de desarrollo del milenio, un ámbito de investigación y acción, Centro de Formación de la Cooperación para el desarrollo, lo que implica que el Española, Cartagena de Indias, Colombia - 3, 4 y 5 de noasunto debe tratarse más allá del “sector viembre de 2010. 13 cultura”. García Canclini señala que “la cultura y las comunicaciones contribuyen al desarrollo comunitario, la educación para la salud y el bienestar, la defensa de los derechos humanos y la comprensión de otras sociedades” (García Canclini, 2005 pp.6). Por su parte, para destacar la importancia de los factores culturales, Sen sostiene que son mutables y “[...] no funcionan aislados de las influencias sociales, políticas y económicas” (2007, p. 15). En este sentido, la transversalidad de la cultura se orienta a generar capacidades para atender situaciones reales (sin importar su origen sectorial), que contempla y contribuye a instrumentalizar procesos de desarrollo más integrales, eficientes y sostenibles, comparados con los posibles impactos que se puedan lograr trabajando aisladamente desde cada sector en específico. En otras palabras, el sector cultural local no puede contemplarse únicamente como generador de servicios culturales básicos: bibliotecas, centros culturales, museos, teatros, entre otros, sino que la cultura integra e interactúa con el turismo y la educación, por mencionar dos aspectos pertinentes al desarrollo de Cartagena y Bolívar, modela igualmente la sociedad del conocimiento, mejora la calidad de vida, la creación de empleo e influye en la regeneración urbana y la inclusión social (Manito, 2006). Un ejemplo de este enfoque es la forma como los actores culturales pueden trabajar de manera más eficiente la transversalidad desde sus propias especificidades. Si el desarrollo es “transversal”, desde el concepto del desarrollo humano debería promoverse este carácter, y a partir de una visión sistémica de la cultura, la formulación de las estrategias de desarrollo. Respecto de las intersecciones turismo-cultura, García Usta (2005) propone que “las nuevas versiones de la historia de la ciudad, las nuevas caracterizaciones de su cultura, y las nuevas tesis de su historia social sean incorporadas al relato turístico que se oferta habitualmente” (p. 35). Este mismo autor propone un conjunto de estrategias, de ciudad y multisectoriales, orientadas a reforzar la identidad Caribe de Cartagena a partir de las relaciones con el turismo, pero también con el sector educativo. Transversalizar la cultura exige situarla en el ámbito de la política pública de manera ascendente: desde lo local, regional a lo nacional y global. “La política debería descubrir su propia dimensión cultural, ya que ésta es esencialmente una expresión cultural máxima, y en consecuencia el lenguaje político no puede olvidar la dimensión cultural puesto que generaría un vacío. Es de esta forma que se podría conseguir la centralidad de la cultura, pero con una visión abierta que entienda que la política es la máxima expresión de una ciudad, por lo tanto la máxima expresión de la cultura” (Pardo, 2010). 14 Referencias teóricas Abello, A.; Berman, E.; Aleán; A. (2013). “Cultura y desarrollo: Intersecciones videntes desde una revisión conceptual reflexiva”, La Savia del Desarrollo, pp. 53–66. Cátedra Unesco de Políticas Culturales y Cooperación de la Universitat de Girona-Universidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena de Indias, Colombia. Alvis Arrieta, J.L. (2011). La cultura: energía renovadora para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. A 'Ware'leku núm. 1'. Girona: Universitat. [Consulta: 27 febrer 2012]. Disponible a: http://hdl.handle. net/10256/4031. Corredor, Consuelo (2010). La política social en clave de derechos. 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