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Arts audiovisuals i multimèdia
La noche
que no
acaba
Agathe Dessaux
Revista l’ApARTament
www.adart.cat/apartament
Article
A
va Lavinia Gardner, nacida un 24 de diciembre de 1922 en Brogden (Carolina del
Norte, Estados Unidos), menor de una
fratría de 6 hermanos, hijos de una familia muy pobre
de cultivadores de tabaco y algodón, no se debió de
imaginar nunca que unas fotografías tomadas por su
cuñado la llevarían a ser un mito del cine del siglo XX.
Tampoco se debió de imaginar que acabaría rodando
una película en un pequeño pueblo pesquero de Cataluña causando un impacto en su turismo, sus habitantes y su visión del mundo limitada por las rocas y el
mar. Este impacto es el que retrata en su documental
el director Isaki Lacuesta. Pero no solamente nos desvela el impacto que causó en los habitantes de Tossa de
Mar “el animal más bello del mundo”, sino también
el impacto que puede causar en una persona ser una
estrella sin haberlo premeditado.
Es a partir del libro de Marcos Ordóñez, con
un título muy evocador y hasta revelador de la vida de
esta estrella -Beberse la vida: Ava Gardner-, que Isaki Lacuesta se inspira para realizar su largometraje La
noche que nunca acaba. Este título, tampoco casual,
surge de un poema que había dedicado Robert Graves
a Ava Gardner expresando todo lo que él, como tantos
otros, había sentido por ella.
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El director plantea un diálogo imposible entre la
joven estrella que llega a Tossa de Mar para protagonizar la película Pandora and the Flying Dutchman
(Pandora y el Holandés Errante, según la traducción
española) y la Ava de los últimos años, sumergida en
su decadencia, momento en el cual graba la película
Harem (1983). Entonces no solamente nos presenta
a una estrella con un seguido de relaciones amorosas
tormentosas y con los famosos tópicos típicos que la
acompañan, sino también a una mujer que acaba superada por su propio éxito. Confronta el ideal de la
estrella con la realidad de una mujer, el éxito y la decadencia de una de las más grandes estrellas del cine.
“Isaki Lacuesta confronta
el ideal de la estrella con
la realidad de una mujer”
Isaki Lacuesta prefiere la voz de testimonios humildes del pueblo de Tossa de Mar antes que los de las
grandes personalidades de la productora, permitiendo
así dotar su documental del realismo necesario para
derrumbar la fantasía generada por el star system. Así
también es como percibimos el impacto de la llegada
Núm. 3 / Setembre de 2011
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de Ava Gardner en un pequeño pueblo pesquero de la
costa catalana. Porque este pueblo, que no había visto
nada más que la brillantez de su mar y la dureza de sus
rocas, quedó impactado cuando llegaron estos americanos y esta mujer que, como reencarnación de la
Gorgona medusa, petrificó con su mirada a un hombre del pueblo. Aparecen tantas opiniones como hombres, y también mujeres. Estos hombres impactados,
o no tanto, por la belleza de Ava, estas mujeres recordando la transformación de su pueblo en un escenario
que recreaba los diversos tópicos de la España profunda. La llegada de Hollywood a este pueblo aislado con
bajos niveles de alfabetización supone un inesperado
impacto en la vida de sus habitantes, así que también
influenció su vida cultural y turística.
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Foto: Mònica Ferrerós
“El director prefiere
la voz de testimonios
humildes del pueblo
de Tossa de Mar antes
que los de las grandes
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personalidades de la
productora”
Pero el documental de Isaki Lacuesta no sólo se
centra en retratar la experiencia de un pueblo invadido por Hollywood y por la figura de Ava Gardner,
sino que también nos adentra en los suburbios de la
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vida de esta estrella envuelta en la imagen de femme
fatale que arrastraba desde películas como The Killers
(1946). Nos muestra un personaje con una fortísima
personalidad pero que, sin embargo, acaba superado
por su propio éxito. Nos muestra a una mujer alcohólica, fumadora, presumida, enamorada del amor y
de la fiesta. En su segunda llegada a España, cuando
se instala en Madrid, Ava Gardner encuentra aquí lo
que no tenía en Estados Unidos: una vida de bohemia
donde el alcohol, el sexo y los bailes se consumían sin
moderación. Esa misma mujer es la que, en el final de
su vida, decidió alejarse de Hollywood instalándose
en Londres. Una mujer decadente, en parte destruida,
y que acaba estableciendo un diálogo surrealista con
su juventud como si pudiera preguntarse a sí misma:
ahora que ya tienes una edad, ¿qué cambiarías de tu
vida?
La Noche que nunca acaba revela los rostros de una
mujer que no miraba sus películas porque no se sentía
reflejada en ellas. Nos revela el éxito y sus delirios. Nos
muestra la realidad y su decadencia enfrentadas con la
realidad y la concepción de un pueblo pesquero de la
costa catalana, confrontándonos a nosotros también
con nuestras ideas preconcebidas del éxito y del mundo de las estrellas.
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