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Audiación y estudio conciente: una herramienta para un mejor aprovechamiento de la performance musical de estudiantes de flauta Tilsa Isadora Julia Sánchez Hermoza Instituto de Artes – Universidade Estadual de Campinas (Unicamp) Resumen Este artículo evalúa los procedimientos utilizados por flautistas, estudiantes del pre-grado en instituciones de formación superior y destaca la importancia que representa la utilización de habilidades auditivas como ocurre con las representaciones sonoras mentales, para obtener un mejor desempeño en busca de optimizar la calidad del estudio diario. También se reflexiona sobre la relevancia comúnmente otorgada a los estudios de mecanismo, que promueve el modelo tecnicista y si es ése uno de los factores que genera que la práctica de estudiar concientemente sea disminuida. Resumo Este artigo avalia os procedimentos utilizados por flautistas estudantes de graduação em instituições de formação superior e destaca a importância que representa a utilização de habilidades auditivas como acontece com as representações sonoras mentais, para obter um melhor desempenho, buscando otimizar o estudo diário. Também giram reflexões em torno da relevância dada aos estudos de mecanismo promovidos pelo molde tecnicista, podendo ser isto o que gera a diminuição da prática do estudo consciente. Abstract This article avaluates the procedures used by undergraduates flutists on college degree and highlights the importance that represents the use of aural skills acquisition as with mental representations for obtain better performance, seeking optimization of the daily study. There are also reflections around the relevance given to studies of mechanism promoted by the technicist pattern, which may be what generates diminution of the practice of conscious study. Undécimo Encuentro de Ciencias Cognitivas de la Música – 2013 Actas de ECCoM. Vol. 1 Nº1, “Nuestro Cuerpo en Nuestra Música. 11º ECCoM”. Favio Shifres, María de la Paz Jacquier, Daniel Gonnet, María Inés Burcet y Romina Herrera (Editores). Buenos Aires: SACCoM. pp. 289 - 293 | 2013 | ISSN 2346-8874 www.saccom.org.ar/actas_eccom/indice.html Introducción Gran parte de los instrumentistas, en sus etapas iniciales de estudio, enfrentan diversas dificultades al momento de abordar su aprendizaje del repertorio y en su preparación para la performance, debido a que aspectos como la comprensión musical, afinación y musicalidad muchas veces son dejados de lado para dar mayor atención a aspectos y dificultades mecánicas de la interpretación (Parakilas, 1999; Swanwick, 1994), además de los aspectos rítmicos y reconocimiento de las notas. Por ello es común encontrar estudiantes que permanecen varias horas frente a una partitura y su instrumento, repitiendo reiteradas veces un mismo trecho. Pero ¿cómo se puede saber si la manera como están estudiando es realmente eficiente y en cuál punto deben ponerle más énfasis? Podemos suponer que ésta y otras preguntas, derivadas de este tema, estuvieron latentes desde los momentos iniciales en los que se fue estableciendo un estudio sistematizado del instrumento. Tomando en cuenta la manera en la que antiguamente se realizaba el estudio de la flauta traversa, teniendo como referencia el tratado de Quantz, vemos que el desarrollo de la técnica instrumental y la musicalidad funcionaba concomitantemente y no de manera disociada, como ocurre generalmente en instituciones de formación superior, siguiendo el modelo tecnicista. Nuestro Cuerpo en Nuestra Música Marco teórico Formas de estudio y tradición oral en las clases de instrumento Investigando sobre la relación maestroaprendiz, desde el surgimiento de la música, la enseñanza de instrumentos musicales y el canto se daba a partir de la transmisión oral de conocimientos (Harnoncourt, 1988) Susam Hallam (2006), músico, psicóloga e investigadora del Instituto de Educación de la Universidad de Londres, señala una carencia resaltante en la intermediación de contenidos que está presente en la tradición oral de la enseñanza de instrumento: muchos profesores tienden a no planificar la sesión de clase, ya Sánchez Hermoza que para los mismos resulta más importante desarrollar un repertorio en vez de planificar una sesión de aprendizaje en sí, de tal forma que las clases de instrumento consisten muchas veces en seguir al estudiante en sus ensayos. En esta década, tanto autores europeos como norteamericanos, tales como Susan Hallam (2006), Lisboa, Williamon, Zicari y Eiholzer (2005), Juslin e Persson (2002), Sloboda (2000), vienen desarrollando investigaciones con el propósito de unificar conceptos sobre cómo se realiza la enseñanza individual de un instrumento musical, señalando las condiciones necesarias en pro de un aprendizaje efectivo. Algunos de esos estudios presentan la manera de cómo varios profesores utilizan el tiempo de las clases individuales, así como los principales modelos de clases, mientras que otros estudios resaltan las cualidades necesarias que debe tener un profesor de instrumento (Rejane Harder Apud Susan Hallam, 2006). Rejane Harder (2008) también presenta una serie de conclusiones a las que llegaron diferentes autores respecto a cómo se dan las clases individuales de instrumento. La primera trata acerca del tiempo que es utilizado exclusivamente por el profesor, quien determina el programa a seguir y selecciona el repertorio que debe ser ejecutado, así como la manera de cómo debe ser ejecutado. En ese tipo de clases, el estudio de mecanismos técnicos están generalmente priorizados en lugar de los aspectos musicales, dejando de lado eventuales cuestionamientos de los alumnos o solo una pequeña proporción de tiempo para este fin. De esta manera, en el ámbito de la educación superior de música, varias evidencias sugieren que los profesores pueden utilizar la mayor parte del tiempo ofreciendo sugerencias y soluciones, lo que deja pocas oportunidades para que los alumnos expresen sus ideas y opiniones, generando consecuentemente dependencia del profesor. Estudios realizados en instituciones brasileñas (Borem, 2001) demuestran que la mayor parte de los profesores de instrumento se encuentran aislados en sus actividades y en la forma en que organizan sus sesiones de clase, no existiendo casi ningún interés (probablemente debido a la falta de oportunidad) de compartir opiniones con otros p. 290 | 2013 | ISSN 2346-8874 maestros sobre las actividades que realizan con sus estudiantes. Esto justifica el aparente conservadurismo en la manera de enseñar el instrumento, inhibiéndolos de innovaciones y rechazando ideas. Es así, que buscando mejorar la estructuración del diseño curricular, las instituciones formadoras de músicos profesionales se muestran cada vez más interesadas en proporcionar al estudiante un panorama más completo y unificado, obedeciendo a los avances en favor de la formación integral del músico. Con relación a esto, vemos varios profesores de entrenamiento auditivo motivar a los alumnos a cantar en voz alta y mentalmente, de la misma forma en las clases de instrumento donde se les solicita analizar la obra previamente a su ejecución en el instrumento. Reflexiones sobre los ejercicios de mecanismo en la rutina de estudio Entre 1730 y 1740 aparece el primer método de flauta, aunque tal vez no sea tan adecuado denominarlo así dado su carácter de uso individual, pues el Tratado de Quantz fue elaborado exclusivamente para Frederico II, rey de Prusia, uno de sus más ilustres alumnos. Por sus características se puede afirmar que se trata de un cuaderno de estudios en donde los ejemplos musicales propuestos, relatan minuciosamente cada detalle de ejecución, tales como articulación, inflexiones, dinámica, así como algunos manuscritos que ayudan a la comprensión musical de los mismos. De esta forma se puede notar que el aprendizaje de la técnica no se realizaba de manera separada, como ocurre con bastante frecuencia en la metodología actual, si no que se encontraba incluida dentro de la propia música, de tal manera que se trabajaba conjuntamente una dependiendo de la otra y así el desarrollo de las habilidades del aprendiz se construía integralmente. ¿Cómo se inició la separación de la técnica de la performance que se realiza en la práctica del instrumento en la actualidad? p. 291 | 2013 | ISSN 2346-8874 Esta proliferación también sucedió tanto con los instrumentos musicales como con la producción de partituras a gran escala. En consecuencia, la posesión de instrumentos musicales y su aprendizaje fue dejando de ser privilegio sólo de las clases burguesas y fueron haciéndose más accesibles al público. Los primeros metrónomos aparecieron en esa época y fueron fabricados por Johann Nepomuk Maelzel en el año 1816. La novedad tecnológica y la innovación que representó el control de los tiempos y velocidades de ejecución, llamó la atención de los músicos de la época. Es así que el uso de estos aparatos de rigurosidad rítmica se volvió popular y gradualmente fue haciéndose indispensable para el estudio del músico que, en el proceso, sintió su influencia también en el perfeccionamiento de la técnica. “La aparición de los métodos de impresión llevó a la interpretación musical a ser más un arte reproductivo, con menos énfasis en la creación y con excesivo énfasis en el desarrollo de habilidades técnicas” (Mcpherson y Gabrielsson, 2002). Actualmente, la práctica de escalas completas enlazadas por saltos, arpegios y trinos, en todas las tonalidades, entre otros ejercicios que requieren agilidad motora, suelen ser escogidos para iniciar la rutina del flautista que procura perfeccionar la técnica. Sin embargo, puede no ser esa la opción más adecuada para quien también aspira ejecutar una performance contemplando aspectos de interpretación y musicalidad. En ese sentido, nos valemos de la afirmación de Nancy Toff, reconocida investigadora norteamericana sobre la flauta traversa: “Tengan en cuenta que el estudio del músico no es muy distinto al que realizan los atletas: su objetivo es desarrollar habilidades musculares y agilidad. Es, antes que nada, un proceso de aprendizaje físico, lo que no www.saccom.org.ar/actas_eccom/indice.html Undécimo Encuentro de Ciencias Cognitivas de la Música – 2013 Resulta interesante constatar que de acuerdo con Rónai (2008), los estudios diarios de mecanismo no formaban parte de la rutina del estudiante instrumentista hasta la mitad del siglo XIX. La investigadora Laura Rónai (2008) muestra paralelamente los cambios que se iniciaron en la época de la industrialización en la manera de concebir la música. Gradualmente se dejó de lado el hábito de cultivar el buen gusto y el refinamiento, para priorizar la producción en mayor cantidad, buscando los más práctico y económico. Así fueron surgiendo las primeras fábricas de bienes para uso común: ropas, calzados, muebles, entre otros objetos. representa la mayoría de veces un desafío intelectual” Las representaciones sonoras mentales: elemento generador de habilidades musicales Las representaciones mentales, conocidas también como imagética sonora e imagen musical, forman un concepto central en la investigación de las habilidades y experiencia musical, de la misma manera como sucede en otras áreas de la psicologia cognitiva, en donde se remete a la memoria de un objeto o evento y se utiliza para evaluar si la percepción es una representación verdadera del objeto o evento en cuestión. Nuestro Cuerpo en Nuestra Música En el ámbito de la música, la representación sonora mental es aquella a la que el intérprete acude al intentar codificar o un estímulo relevante en una situación dada. Por ejemplo, en el reconocimiento de patrones encontrados en una partitura, o en la audición de una pieza, siendo esta conocida o no. En los estudios sobre performance musical realizados por Diana Santiago (2002) se define a las representaciones mentales como “imágenes mentales que permiten visualizar un objeto ausente, que nos resulta familiar y nos permiten actuar a partir de esa visualización”. Siguiendo esta línea de pensamiento, Sloboda (1982), afirma que cuando alguien interpreta una pieza musical, está traduciendo una representación mental o mapa de música en acción. Lehmann (2002), destaca la importancia que las representaciones mentales tienen en la realización musical de superior calidad, así mismo, propone que las mismas son específicas a las necesidades de la tarea a la que los músicos se enfrentan y afirma que son adquiridas por medio de la inmersión en prácticas específicas, como es el caso de los que utilizan la audiación (Gordon, 1999) como herramienta de estudio. Fue Gordon (1999), destacado investigador en el ámbito de la psicología y de la educación musical, quien utilizó el término “audiación” para referirse a la capacidad de imaginar sonidos en silencio, con lo cual colocó al pensamiento musical en una relación equivalente al del pensamiento con el lenguaje verbal. Él afirma lo siguiente: “Si eres capaz de escuchar el sonido musical y darle un significado sintáctico a lo que ves Sánchez Hermoza escrito en la notación musical, antes de tocarlo, o antes de que alguien lo toque, o al mismo tiempo en que lo escribes, quiere decir que estás utilizando la audación notacional.” (Gordon, 1999, p. 42) Este autor resalta, en el artículo Teaching Audiation in Instrumental Classes (1999), que utilizando el solfeo tonal en las secuencias de aprendizaje, es posible reforzar la memoria auditiva de las funciones tonales, distancias interválicas y tonalidades, lo que gradualmente torna posible diferenciar errores de afinación y hasta de interpretación expresiva en la práctica de la performance. Así mismo, Ericcson (1997) afirma que durante el aprendizaje específico de la performance musical, el músico tiene que adquirir diferentes tipos de representaciones internas, las cuales son necesarias para conseguir una de mejor categoría. Señala el desarrollo de este proceso en tres partes: en primer lugar, la representación de la acción, que se utiliza para generar secuencias de acciones motoras necesarias para realizar la performance musical; en segundo lugar está la representación del objeto, que genera la expectativa detallada de la performance, y en tercer lugar, la representación del sonido que nace después de escuchar la performance y ofrece el patrón que determina el grado de éxito obtenido en relación a un resultado ideal. Según Jorgensen (2004), se considera necesario que los estudiantes aborden el aprendizaje de su instrumento de manera autoreflexiva y que ellos mismos hagan el papel de “asesores del profesor”, prescribiéndose tareas bien definidas y supervisando minuciosamente su propio trabajo. De acuerdo con este propósito, las representaciones mentales pueden ser útiles para alcanzar un estudio musical eficaz, sirviendo como modelo para el estudio individual, con miras a preparar una performance que priorice los aspectos musicales. Para Hallam (1997), el estudio musical eficaz es “aquel que obtiene el producto final deseado, dentro del menor periodo de tiempo posible, sin que interfiera de manera negativa en futuros objetivos” (p. 89). En la actualidad son pocos los profesores que se detienen a planificar una clase individual de instrumento en donde su prioridad sea cultivar el hábito de construir la capacidad de generar y utilizar eficientemente las representaciones p. 292 | 2013 | ISSN 2346-8874 musicales mentales de los estudiantes, ya que por lo general centran su actividad en desarrollar las habilidades motoras del mismo. El tener presente dicho cultivo de representaciones musicales mentales, durante la planificación, podría significar un cambio rotundo en el modelo de este tipo de clases, en tanto que la realización de la práctica musical se dará a cabo cuando los alumnos logren interpretar una performance de acuerdo a la manera en que la música “suena en sus cabezas”. Esta es probablemente una de las características más marcadas de los intérpretes que logran una performance de calidad, visando la interpretación con musicalidad, además de una notable destreza. Referencias p. 293 | 2013 | ISSN 2346-8874 www.saccom.org.ar/actas_eccom/indice.html Undécimo Encuentro de Ciencias Cognitivas de la Música – 2013 Borém, F. (2001). Metodologia de pesquisa em performance musical no Brasil: Tendências, alternativas e relatos de experiência. Cadernos da Pós-Graduação, Vol. 5 No. 2, 19-33. Borém, F. (2001). Por uma unidade e diversidade da pedagogia da performance. Revista da ABEM Vol. 14, 45-54. Ericsson, K. A. 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