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“QUÉ BIEN SE ESCUCHA, QUÉ BIEN TE VES.” La música pop como negocio y como identidad. Entrevista a Ariana Lizeth Zendejas Vázquez Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad La Salle, México, D.F. sacatelas_babuchas666@hotmail.com La música pop comercial es un fenómeno que existe desde hace varias décadas, sobre todo en Estados Unidos y Europa, principales países creadores de este tipo de grupos y solistas. Sin embargo, este género musical se propagó rápidamente por casi todo el mundo a partir de la década de los ochenta del siglo anterior; Michael Jackson, Cindy Lauper, Madonna, se volvieron desde entonces estrellas con fama mundial, y algunos de ellos todavía siguen cantando hoy día, con cientos de miles de seguidores en todo el mundo y millones de discos vendidos. En el caso iberoamericano y latinoamericano, artistas como el grupo Mecano y Miguel Bosé fueron bastante exitosos bajo este tipo de corriente, tanto en términos económicos como de número de oyentes. Si bien en el público masculino y femenino de alrededor de quince años de edad este género ha contado con un enorme número de fieles, siempre ha habido una parte de la música pop dedicada a los niños y los más jóvenes. Grupos como New Kids On The Block (Estados Unidos), aparecido a principios de 1990, y Menudo (Puerto Rico), Timbiriche y Magneto (México), surgieron más o menos en las mismas fechas para captar al público juvenil de habla hispana. Y lo lograron de muchas formas, mediante cientos de conciertos en todo el continente, participaciones en telenovelas, entrevistas en muchos medios de comunicación, películas, publicidad, etc. 289 Proyecto Espiral Sin embargo, para casi toda agrupación o cantante de este estilo parece inevitable llegar a la cima, vender por varios años miles e incluso millones de discos, sobre todo entre los adolescentes, para luego perder popularidad y desaparecer casi de un día a otro. Dejan el camino a las nuevas expresiones, con las cuales crecerán las siguientes generaciones, y así cumplen con el ciclo natural en este medio: “fama por un rato y olvido por otro tanto” (hasta que se concrete varios años después una gira mundial del “reencuentro” para recordar viejos tiempos y obtener algo más de dinero). Ariana Zendejas tiene hoy veinte años y vive en Ciudad de México. Es una de esas miles, si no millones de personas que, si bien ya no escucharon en su plenitud a New Kids On The Block o a Mecano, crecieron desde pequeños con esta música y sus principales exponentes desde mediados de la década de 1990. Cuando era niña y estudiaba en una escuela privada, católica y exclusiva para mujeres, la influencia de este género estuvo presente en todas sus amigas. “Si no escuchabas este tipo de música y no actuabas como las demás que sí lo hacían, simplemente eras relegada del grupo. No podías estar ahí”. En un principio no tuvo otra opción y, para no quedarse sin amistades, aceptó seguir las pautas y el estilo de las estrellas de la música pop del momento. “Somos muy dados a buscar la aceptación de los otros, por las reglas de la sociedad”, dice sin pensarlo dos veces. A lo largo del tiempo ha escuchado a distintos exponentes de la música pop que le han gustado, como las Spice Girls, Fey, Paulina Rubio, Shakira, Sin Bandera y Alejandra Guzmán, entre otros. La entrevistada nos traza un perfil a grandes rasgos de los seguidores y fanáticos de esta música, cuya edad en promedio oscila entre los diez y los 23 años, siendo muy grande la cantidad de adolescentes que gustan de este género. Ariana considera que se trata de gente “fresa” (término usado en México para referirse a quienes buscan vestirse siempre bien, a la moda, que tienen dinero, o buscan tenerlo, y lo demuestran en cuanto pueden). “A este tipo de personas les gusta escuchar música generalmente tranquila y se sienten superiores a los que no son como ellos; buscan hablar de forma distinta y obvia para remarcar su estatus, con entonación más superficial y romántica; a ellos solo les importa cómo los ven y qué piensan de ellos las demás personas”, asegura Ariana. 290 “Qué bien se escucha, qué bien te ves” Tornándose más específica sobre el género de quienes oyen este tipo de música, Ariana añade que el público pop es mayoritariamente femenino. Influyen en esto las letras de las canciones, que le cantan al amor, a la mujer, al hombre deseado o a los rompecorazones. Como muchos hombres no quieren ser considerados como sensibles y “cursis” (de gustos románticos), a la mayoría de ellos no le gusta o aparenta no gustarle esta música. Según Ariana, existe otra característica presente en muchos de los amantes del pop juvenil: hay quienes no tienen una personalidad propia y definida. Esta relativa falta de identidad personal hace que estos jóvenes copien las tendencias usadas por sus ídolos, como la forma de vestir, de hablar y de pensar, consuman los productos promocionados por ellos, vean y escuchen sus programas, quieran ser como ellos y además crean poder llegar a serlo para, de la misma forma, algún día terminar haciendo telenovelas y discos. No por nada las compañías disqueras y los productores de todo tipo de programas apuntan sus recursos y sus estrellas al público de diez y 23 años de edad, etapa en la cual se moldean, muchas veces para siempre, los intereses, los patrones y la forma de ser de cada individuo. Es interesante conocer la manera de pensar que transmiten las canciones y actuaciones de quienes se dedican a este estilo musical. Muchas de sus letras hablan y reflejan lo importante que es tener dinero, estar a la moda y cumplir con los estereotipos dictados por la televisión, como estar delgado(a), hacer ejercicio para verse bien –no tanto para estar sano–, tener cabello rubio o claro, etc. En esta subcultura musical los temas invitan a los jóvenes a pensar por lo general más en sí mismos que en otras personas y, a veces, solo en su núcleo inmediato de amigos y familiares. No más. En algunos casos, comenta Ariana, “este tipo de vida, este tipo de vanidad y superficialidad se queda para toda la vida en quienes oyen este tipo de corriente musical, que se les convierte en una obsesión”. Ariana no niega el papel que desempeñan los medios de comunicación para influir en la preferencia y aceptación de estos artistas y sus canciones: “Si uno ve la televisión, en muchos canales te encontrarás con una buena cantidad de programas donde presentan a estos artistas y sus canciones. En la radio es lo mismo; la mayoría de las estaciones de música están dedicadas a este estilo y si oyes una canción en una estación de radio y te cambias a otra, seguro volverás a oírla. Si haces lo mismo sucederá de nuevo, casi de 291 Proyecto Espiral manera mecánica. A veces no es cuestión de que te guste esta música –a mi hermano no le agrada, por ejemplo–, pero como la tocan en todos lados se te acaba pegando la letra o la tonada y de pronto ya estás cantándola”. Ariana acepta que, si en un principio escuchaba pop para no ser rechazada por sus amigas y compañeras del colegio, ahora lo hace por gusto y puede diferenciar entre la simple música y todo lo demás que trae consigo esta industria, como el look (apariencia física) y la ropa. Y esto se nota: Ariana viste una chaqueta y un pantalón de mezclilla, unos tenis (calzado deportivo) y una camisa no muy ajustada. No se pinta el cabello y al parecer no trae maquillaje, o no mucho, algo que no concuerda con la indumentaria promovida por sus mayores intérpretes, quienes visten ropa muy entallada, tanto los pantalones como la camisa, zapatos de tacón alto, pulseras de todo tipo en los antebrazos, cabello pintado (todo o en parte) y abundante maquillaje en la cara. Es evidente que la música pop es, de cierta forma, prefabricada con el fin de obtener ganancias financieras. Sin embargo, con el paso de los años, sus intérpretes, sus sonidos y letras también han evolucionado. Si bien antes la mayoría de las canciones hablaban casi exclusivamente sobe el amor y el desamor, ahora también hacen mención al derecho, sobre todo de las mujeres, a ser diferentes, atrevidas, a no dejarse ver como un objeto sino como un sujeto con capacidad y con derecho de elección. En la música pop la mujer ya no aparece como el sexo débil. Quizá por eso ahora muchas de sus máximas exponentes femeninas, como Christina Aguilera, Britney Spears o la colombiana Shakira, visten unos miniatuendos poco útiles para la imaginación, queriendo dejar establecido que ellas pueden vestirse como quieran sin que por eso sean mal vistas o se ponga en duda su calidad musical, artística y moral. Hay quienes sospechan de la intención de la industria pop de cautivar al mercado masculino, en apariencia alejado de este sector musical, con la sensual apariencia de las artistas. Además, estas estrellas han sabido utilizar fama e influencia social para dirigir campañas en contra del maltrato hacia las mujeres, así como acciones por un medio ambiente sano o enderezadas a conseguir fondos para ayuda humanitaria. Por otro lado, en la parte musical los exponentes del pop casi nunca se encasillan con un estilo de música: son muy versátiles y usan formas melódicas que incluyen rhythm and blues, rap, reggae y ritmos latinos como salsa, merengue y son. 292 “Qué bien se escucha, qué bien te ves” El pop, dice Ariana para finalizar, “no propone algo novedoso, únicamente se vuelve una opción más dentro de todo el espectro musical. Es una fábrica de dinero, establecida con la única idea de obtener ganancias del público joven. Es una industria hecha para que la gente consuma una cierta moda, aunque pueda tener un mensaje positivo, como contra el consumo de drogas”. La industria de la mayoría de los intérpretes de música pop parece ser más una idea creada para fomentar ciertas pautas de comportamiento, como la individualidad y la obsesión por un cuerpo delgado. Muchas veces esto se contrapone a las tradiciones culturales y sociales de las naciones donde este género musical no fue creado, e incita a consumir ciertos productos y amasar grandes cantidades de dinero, más que a dar esparcimiento y alegría a sus seguidores, aunque esto suceda muchas veces. Si para eso es mejor vestirse recatadamente o de forma más atrevida, hablar sobre ciertos temas y después ya no, no importa, siempre y cuando logre su principales objetivos: fomentar pautas de comportamiento, pensamiento y estilos de vida, sobre todo en la juventud, y obtener beneficios financieros para unos cuantos. Todo esto se ha sentido en la mayoría de los países latinoamericanos; a muchos jóvenes les importa más recuperar estos símbolos e ideas difundidos en los medios de comunicación de masas, que conocer, reconocer e incluso recuperar ciertos rasgos nacionales y propios de su cultura, como los aportados por los pueblos indios, o las músicas y vestidos considerados como tradicionales. Carlos Federico Piñeyro Nelson pineyro_c@yahoo.com 293