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1. INTRODUCCIÓN. El término “Protea” (*) es usado para designar las plantas que pertenecen a la familia Proteaceae. Cabe destacar que, desde el punto de vista comercial, existen doce géneros importantes: Protea, Leucadendron, Leucospermum, Serruria, Aulax, Telopea, Grevillea, Hakea, Isopogon, Dryandra, Banksia, Mimetes, nativos de Sudáfrica y Australia. Las proteas son un producto exótico y novedoso, recientemente introducido y bien aceptado por el mercado nacional, razones que han motivado un creciente interés por su cultivo. Dado que aún su oferta es baja, se consiguen buenas rentabilidades, a diferencia del sistema de producción de flores acostumbrado en Chile durante la última década, caracterizado por altos volúmenes de especies tradicionales, dejando como consecuencia el aumento de la oferta y una inevitable disminución en la rentabilidad de los productores. El creciente interés por el cultivo de especies exóticas, ha impuesto un nuevo desafío a los profesionales del agro, consistente en determinar los manejos que permitan realizar un cultivo comercial - en este caso de proteas- en óptimas condiciones. Es en este marco que el presente Taller pretende aportar la información necesaria para desarrollar una pauta de podas: formación (plantas de primer año), y producción (plantas de segundo año en adelante), de Leucadendron safari sunset. (*) Los términos “Protea” y “Proteaceas” son usados indistintamente en este texto para referirse a las plantas pertenecientes a la familia Proteaceae. -1- 2 Existen dos tendencias en lo referente a la poda de proteas adultas: la escuela israelí que propone podas cortas y rasantes; mientras que la escuela sudafricana establece que las podas deben ser manuales y dirigidas según grosor y forma de la planta. Este Taller trabaja, manipula y evalúa ambos tipos de poda en Leucadendron safari sunset, productor de varas de follaje. Respecto a la formación de plantas de proteas de primer año, existen autores que proponen realizar pinzados. Este Taller también busca evaluar el efecto del pinzado simple y doble en la primera ramificación y brotación, dejando abierto el tema para que un nuevo taller continúe con la evaluación del efecto de estos tratamientos en una producción comercial (Anexo 1). Los objetivos que plantea este Taller son: • Determinar el efecto de dos sistemas de poda (rebaje y aclareo), en Leucadendron safari sunset de segundo año (Anexo 1). • Determinar el efecto del pinzado simple y doble en el primer año de formación de Leucadendron safari sunset. 3 2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA 2.1. Antecedentes generales de poda: Según DRÉNOU (2000) la poda es el término genérico que designa todo corte de una parte de un árbol. Existen diversos calificativos para designar esta acción, algunos de ellos son: poda suave, poda larga, poda corta, de formación, de reforma, de aclareo, de renovación, rebajamiento, descabezamiento, etc. DRÉNOU (2000) sostiene que un árbol no tiene necesidad de ser podado. Es el hombre quien provoca su necesidad; esto debido a que es él quien separa artificialmente las funciones de un árbol (ornamental, frutal, forestal, etc.), introduce al árbol en medios naturalmente limitados (altas densidades, climas modificados, espacios reducidos), selecciona y multiplica obteniendo cultivares muy alejados de las formas naturales. Los principales objetivos que persigue una poda son: • Dar estructura y forma a la planta. • Equilibrar la parte aérea con la parte radical. GIL-ALBERT (1997) menciona una serie de factores a considerar en una labor de poda, algunos de ellos son: • Toda poda elimina parte de la copa con las reservas que ella contenga (almidón, fotosintatos, nutrientes, etc.), por lo que se convierte en una operación debilitante. Las podas, en periodos de actividad vegetativa (pinzados o despuntes), no sólo eliminan las reservas de la madera y la capacidad fotosintética de las hojas, sino 4 que lo hacen en un momento de máxima demanda energética del vegetal, convirtiéndose entonces, en una de las podas más debilitantes. • Todo corte (entiéndase poda u otro), realizado en el vegetal, le deja una herida, por lo que, de inmediato, se inicia un proceso de cicatrización basado en la multiplicación y el crecimiento celular. La rapidez y calidad de dicho proceso está determinada por: la fisiología del vegetal en cuestión y las condiciones ambientales (luz, temperatura, iluminación y humedad). • Los cortes de poda exponen la madera a las condiciones ambientales hasta que se produce la cicatrización, o sea que, durante este periodo, el vegetal queda susceptible al ataque de patógenos, daños por heladas, insolación y sequedad. GIL (1997) establece diferentes efectos de las operaciones de poda, según su severidad, tipo, época y condición de la planta (vegetativa o productiva). GIL (1997) destaca el efecto vigorizante pues los brotes en plantas podadas crecen más vigorosamente que en las no podadas, por más tiempo, con hojas más grandes y terminan de mayor longitud en proporción a la poda. Sin embargo, la suma de estos brotes es menor. Entonces, la vigorización es consecuencia del menor número de yemas (y sus posteriores brotes), las que se benefician de una mayor cantidad de reservas, raíces y mayor nivel hormonal. La vigorización se reparte en toda la planta si es pequeña, pero tiene un efecto localizado cercano al corte, si la planta es grande. Este efecto vigorizante dura tan solo una temporada; por lo tanto, la poda debe ser anual (GIL,1997). Las labores de poda se realizan para influir sobre el crecimiento de los brotes (futuras varas). Es importante destacar que, además, existen otros factores internos y externos que determinan el crecimiento de un brote, tales como: reguladores de crecimiento, 5 estado hídrico de la planta, nutrimentos minerales, hidratos de carbono, temperatura, luz y fotoperiodo (GIL, 1997). Existen dos escuelas de poda de Proteaceas adultas: la israelí y la sudafricana. La primera, propone podas cortas y rasantes (aproximadamente 15 cm del suelo), lo que se traduce en un rebaje drástico de las plantas; mientras que la segunda propone podas manuales dirigidas, denominadas aclareo, las que deben realizarse de acuerdo a la arquitectura de cada planta. 2.2. Tipos de poda: 2.2.1. Clasificación de podas según la época: Las labores de poda, dependiendo de la época en que se realicen, pueden ser invernales o estivales. La primera se realiza durante el receso vegetativo y se denomina poda seca; mientras que la segunda es conocida como poda verde (GIL, 1997). 2.2.2. Clasificación de podas según el tipo de madera a eliminar: GIL (1997) propone: • Raleo: Eliminación de ramas enteras. • Despunte: Eliminación de partes de las ramillas cortando sobre una yema. • Rebaje: Eliminación de ramillas sobre otras ramillas. • Desbrote: Raleo de crecimientos verdes. • Chapoda: Despunte fuerte. • Pinzamiento o pellizco: Despunte que incluye de una a tres yemas. 6 2.2.3. Clasificación de podas según sus objetivos: Según GIL-ALBERT (1995), las podas pueden clasificarse, según sus objetivos, en podas de: limpieza, formación, fructificación y renovación. Las podas de limpieza tienen como objeto principal eliminar formaciones y elementos indeseables, tales como: ramas muertas o enfermas, rebrotes, ramas cruzadas, ramas muy próximas entre sí. Las podas de formación pretenden dar a la planta una forma determinada o mantenerla una vez conseguida. Las podas de fructificación son aquéllas que buscan establecer o mantener elementos productivos. Las podas de renovación (o rejuvenecimiento) persiguen eliminar partes o elementos envejecidos del árbol para sustituirlos por formaciones nuevas. 2.2.4. Clasificación de podas según el tipo de corte: GIL-ALBERT (1995) establece que según el tipo de corte, las podas se clasifican en: podas por despunte o podas por aclareo. En la primera, se corta una parte de una rama; mientras que en la segunda, se establece la eliminación de ramas enteras, cortándolas desde su punto de inserción. 2.3. Antecedentes generales de las Proteáceas: Los términos “proteácea” y “ protea” son usados indistintamente por los horticultores para denominar todas las plantas pertenecientes a la familia de las Proteaceaes. 7 SALINGER (1991) señala las siguientes características distintivas de la proteas: • Tienden a ser esclerófilas, tienen hojas duras y coriáceas. Por esto pueden tolerar déficit hídricos. Además, son resistentes a los daños por acción del viento. • Las yemas foliares no están protegidas por hojas, de modo que son susceptibles al daño por frío. • Las plantas de la mayoría de los géneros, producen raíces proteoides, las que les ayudan a absorver nutrientes cuando los niveles en el suelo son bajos. Estas raíces, generalmente, están presentes en las plantas pioneras, las que pueden establecerse en sitios pobres en nutrientes. • Ciertos géneros producen un lignotúber, hinchazón en la base del tronco, del cual pueden surgir nuevos vástagos cuando el sistema de ramificación principal se daña o destruye. • Poseen variabilidad dentro de una misma especie. Se han desarrollado formas locales que las hacen diferir en su hábito de crecimiento, tiempo de floración o color de la flor. La familia de las Proteáceas está compuesta por varios géneros nativos de Sudáfrica, los que son cultivados comercialmente en: Sudáfrica, Australia, Nueva Zelandia, Estados Unidos e Israel. Dentro de los géneros de alta importancia comercial para producción de follaje o flor cortada, se encuentran: Aulax, Banksia, Dryandra, Grevillea, Hakea, Isopogon, Leucadendron, Leucospermum, Mimetes, Protea, Serruria y Telopea (SALINGER, 1991). 8 Desde un punto de vista floral, a menudo el atractivo está en las brácteas, principalmente en Leucadendrons y Telopeas; en otros géneros como Leucospermum, es el estilo y estigma lo atractivo, siendo las brácteas pequeñas. En Proteas y Grevilleas, tanto las brácteas como las partes florales son atractivas (SALINGER, 1991). 2.4. Antecedentes del género Leucadendron: Los Leucadendrons parecen ser las especies de proteas más prometedoras para la exportación. Producen temprano y el material cortado se almacena y transporta bien con una longevidad adecuada. Es posible un almacenaje satisfactorio hasta por tres semanas a 3 o 4º C. (SALINGER, 1991). En los Leucadendrons lo que cambia de color cuando la cabeza floral madura, son las brácteas. Botánicamente esos grupos de brácteas se llaman involucro (SALINGER, 1991). HOFFMAN (1995) define a una bráctea como: “Cualquier órgano foliáceo situado en la proximidad de las flores y distinto (por su forma, tamaño, consistencia, color, etc.) de las hojas normales de la planta o de los sépalos o pétalos”. Las plantas de este género son dioicas (machos o hembras). Generalmente, las formas macho tienen brácteas de mayor colorido, pero, al florecer, tienen menor tiempo de duración ya que las anteras ennegrecen después de que se ha desprendido el polen (SALINGER, 1991). 9 2.4.1. Antecedentes de Leucadendron safari sunset: Es un híbrido comercial cuyos parentales son Leucadendron salignum, forma roja femenina y Leucadendron laureolum, forma masculina. La planta masculina de Leucadendron laureolum produce grandes cabezas individuales de color amarillo pálido en primavera. Puede crecer hasta dos metros o más y se usa en jardines (SALINGER, 1991). La planta femenina de Leucadendron salignum es un arbusto de menor crecimiento que Leucadendron laureolum. Produce cabezas florales terminales; cada vástago emite ramas hacia el ápice, formando una pulverización de cabezas florales. El color de las brácteas varía desde el oro, al rojo oscuro (SALINGER, 1991). Leucadendron safari sunset es una planta femenina, desarrollada específicamente como vara de corte, es vigorosa, de rápido crecimiento y presenta un hábito espeso y erecto; posee tallos largos que exceden los 60 cm; sus flores conservan la calidad por más de 60 días en el florero sin presentar síntomas de marchitez (TJIA, 1987; citado por VALDERRAMA, 1997). 2.5. Manejos en el cultivo de Proteaceas: 2.5.1. Requerimientos climáticos: La mayoría de las proteas se origina y crece en temperaturas cálidas o regiones sub tropicales, donde se dan ligeros cambios climáticos entre el verano y el invierno e incluso heladas, pero no frío invernal persistente (SALINGER, 1991). 10 El clima no es el factor más determinante en el éxito del cultivo de proteas, pues ellas son capaces de adaptarse a una gran diversidad de climas, obteniéndose igualmente buenas producciones. Pueden tolerar temperaturas entre –5ºC y 45ºC. Los 45ºC se soportan con circulación de aire que enfríe la superficie de las plantas, aunque el tejido se puede dañar hasta con 35ºC si no hay viento (LITTLEJOHN, 2001). 2.5.2. Requerimientos edáficos: 2.5.2.1. Drenaje: Entre los requerimientos edáficos de las Proteaceas, el factor de mayor importancia es el drenaje. Se puede proporcionar un excelente drenaje en plantaciones realizadas en terrenos inclinados (SALINGER, 1991). Si el suelo se anega ocurren daños en la raíz, tornándose susceptibles a Phytophtora cinnamoni (MATTHEWS, 1993). 2.5.2.2. Profundidad: Acerca del requerimiento edáfico de profundidad efectiva, LITTLEJOHN (2001), sostiene que la profundidad óptima es superior a 1 metro. SCHIAPACASSE (2003), al describir los manejos técnicos realizados en un cultivo de Proteaceas en Portugal, señala que la preparación de suelo en el sector arcilloso se hizo a una profundidad de 60 centímetros con un arado subsolador. En el sector arenoso la preparación se realizó a una profundidad de 40 centímetros. El sistema de plantación es en platabandas las cuales en el sector arcilloso tienen un ancho y una 11 altura de aproximadamente 30 centímetros, mientras que en el sector arenoso la altura es de unos 20 centímetros. 2.5.2.3. pH: La mayoría de las Proteaceas requieren un suelo ácido. SALINGER (1991) recomienda un pH entre 5,0 y 5,5; mientras que LITTLEJOHN (2001) acepta valores de pH entre 4 y 6. 2.5.2.4. Textura: Las raíces de las proteas no son lo suficientemente fuertes como para crecer en suelos pesados. Es deseable que la proporción de arcilla no exceda al 20% y la de arena sea superior al 50%. Este requerimiento está directamente relacionado con el de drenaje, pues en suelos pesados (con un mal drenaje), las raíces presentan un alto riesgo de sufrir pudriciones (LITTLEJOHN, 2001). 2.5.3. Fertilizaciones: LITTLEJOHN (2001) establece que las proteaceas evolucionaron en suelos pobres en potasio, magnesio, calcio y con niveles casi nulos de fosfatos. Los requerimientos nutricionales son bajos en comparación a otras plantas; sin embargo, es necesario fertilizar. Por cada temporada de producción, se debe realizar una fertilización de mantenimiento consistente en devolver al suelo los nutrientes que ha retirado la planta durante la temporada de crecimiento. 12 Las aplicaciones de nitrógeno deben limitarse a su forma amoniacal (NH4). Debido a que el nitrato (NO3) aumenta el pH del suelo, por lo tanto, no debiera utilizarse en proteas (LITTLEJOHN, 2001). La dosis de nitrógeno recomendada es 60 g/planta/año en proteas adultas. En condiciones de gran crecimiento, estas aplicaciones deben reducirse porque existe la posibilidad de disminuir la producción de varas florales (LITTLEJOHN,2001). El nivel óptimo de fósforo que requieren las proteas es aproximadamente de 1 g/planta/mes, en la forma de fosfato monoamónico (LITTLEJOHN, 2001). Diversos autores sostienen que las proteaceas sufren toxicidad por niveles de fósforo superiores a 15 ppm. Sin embargo, FIGUEROA (1996), tras ensayos realizados en Quillota y evaluados cinco meses después de su término, concluyó que en Leucadendron safari sunset el fósforo no ocasiona fitotoxicidad. La deficiencia de potasio se evidencia por un amarillamiento de las hojas basales. Si los suelos están bien drenados y con bajo riesgo de salinización, se puede utilizar cloruro de potasio en dosis de 7 g/planta/mes para inducir la producción de varas florales de calidad (LITTLEJOHN, 2001). 2.5.4. Marcos de plantación: La plantación de Leucadendron, tradicionalmente se ha realizado a tres metros entre hilera y uno sobre la hilera (LITTLEJOHN, 2001). SALINGER (1991) sugiere que las plantas pueden mantenerse juntas en la hilera a modo de seto y que Safari sunset está cultivándose satisfactoriamente en filas dobles 13 en una situación triangular y a una distancia de un metro entre cada planta sobre la hilera. 2.5.5. Época de plantación: La época ideal para plantar es al inicio de las primeras lluvias de la temporada, para que exista un buen desarrollo del sistema radical, aunque en zonas muy frías se debe esperar hasta que finalice el periodo de heladas severas (LITTLEJOHN, 2001). Durante el otoño de un clima semejante al de la zona central chilena, el suelo está lo suficientemente cálido y húmedo como para estimular un rápido crecimiento radical, mientras que la temperatura aérea restringe el crecimiento del vástago. Por el contrario, las plantaciones realizadas a mediados de verano son indeseables, pues las altas temperaturas pueden causar estrés hídrico en las plantas, aún cuando, aparentemente exista una adecuada humedad del suelo (SALINGER, 1991). 2.5.6. Riegos: Por lo general, los cultivos de Proteaceas se encuentran en zonas de precipitación media a abundante; por lo tanto, son áreas que no requieren riego permanente. Las plantas jóvenes, en su primera temporada de crecimiento, no deben sufrir estrés hídrico y necesitarán riegos sólo si el clima se vuelve seco o ventoso. Por lo tanto, es adecuado usar un sistema de riego por goteo (SALINGER, 1991). LITTLEJOHN (2001) señala que en investigaciones realizadas en Elsenburg: se estimó que en cada temporada 1 ha de plantas maduras requiere 9.000 m³ de agua. 14 2.5.7. Control de malezas: LITTLEJOHN (2001) establece que se deben realizar controles manuales sobre la hilera mediante el uso de azadones y herramientas menores. Acerca del control químico, LITTLEJOHN (2001) sugiere aplicaciones de algunos herbicidas, tales como: • Glifosato: Sistémico. Aplicaciones con pantalla. Malezas de hoja ancha. • Gramoxone: Contacto. Aplicaciones con pantalla. • Graminicidas. • Herbicidas de preemergencia: En plantaciones nuevas. SALINGER (1991) también propone el uso de mulch para mantener un adecuado control sobre las malas hierbas. 2.6. Generalidades de la poda en Proteaceas: PROTEAFLORA (1992) sostiene que la poda es un manejo esencial para un cultivo comercial exitoso de proteaceas, y debe llevarse a cabo por las siguientes razones: • Se establece una fuerte estructura de trabajo. • Se limita la altura de la planta, así se facilita su recolección y se minimizan los daños por la acción del viento. • Se controla el largo del tallo de la flor. • Permite mejorar la vida productiva del arbusto. 15 • Permite influenciar el tiempo y patrones de floración. • Se otorga mayor luminosidad al interior del arbusto, permitiendo también mejorar el control de enfermedades y plagas. SALINGER (1991) sostiene que durante la estación de crecimiento es aconsejable: • Reducir el número de vástagos que crecen sobre cada rama principal. • Seleccionar los vástagos más fuertes. • Eliminar los tallos que crecen hacia el exterior. • Aclarar donde dos o tres tallos demasiado juntos crecen o compiten entre sí. 2.6.1. Generalidades de las podas en Leucadendron safari sunset: PROTEAFLORA (1992) señala que, los Leucadendrons safari sunset se caracterizan por brotar de madera antigua y aconseja la realización de las siguientes podas: • Poda inicial: Transcurridos aproximadamente 15 a 20 días de la plantación de los esquejes, se deben podar los ápices y sacar todos los brotes cercanos al suelo, permitiendo así la estimulación de un tronco con tres o cuatro ramas. • Poda tardía: Al cosechar las varas, se debe dejar un tallo de 10 a 15 cm de largo en el arbusto (cargador). De este modo, aquél proporcionará nuevas yemas durmientes donde las hojas se han caído y se producirá la brotación para la 16 próxima temporada. Los tallos más firmes siempre producen las mejores varas al año siguiente. • Poda formativa: Es necesario adelgazar los arbustos para asegurar tallos largos. Si éste decae de una estación a otra, puede ser indicio de que está soportando una carga demasiado alta. 2.7. Época de poda: La cosecha de varas florales es la principal práctica de poda. Durante su realización es importante considerar el largo del cargador para la producción de brotes de la temporada siguiente. Como se dejó establecido en el punto 2.6, las Proteaceas – idealmente – deben ser podadas antes de comenzar la fase vegetativa, la que normalmente ocurre después de la floración. Todas las varas que no fueron cortadas durante la cosecha, se podarán inmediatamente después de la floración (LITTLEJOHN, 2001). 2.8. Principios de poda para varas de corte de Proteaceas: Según LITTLEJOHN (2001): • La poda debería comenzar en las plantas pequeñas, indistintamente si provienen de semilla o de estaca y debería continuar a lo largo de toda la vida útil de la planta. • Se debe despuntar o cortar la madera más joven, por ejemplo: cerca de la base de la planta. 17 • Existen dos tipos de poda: eliminación completa de ramas o “ thinning-out” y corte de ramas o despunte o “heading-back”. En el primer caso, la rama se elimina completamente desde su base. En el segundo caso, la rama se corta más arriba de la base y esos tallos cortados pueden rebrotar. • Los dos tipos de poda deben ser balanceados en la planta, ya que si se realiza mucha eliminación de ramas, disminuirá la producción y los tallos serán demasiado largos; en cambio, si se realiza mucho corte de ramas, se producirán tallos demasiado cortos. • Se debe tratar de maximizar la producción con la longitud correcta de los tallos; es decir, la labor de poda, además, optimizará la producción de las varas comerciales en desmedro de los brotes pequeños. • El despunte siempre se debe realizar sobre una rama con hojas completamente sanas, de cuyas axilas salgan brotes nuevos. 2.9. Poda según el estado fenológico de la planta y su procedencia: LITTLEJOHN (2001) propone las siguientes pautas de poda para las diferentes especies de Proteaceas, dependiendo de su edad y procedencia: 2.9.1. Poda de plantas jóvenes provenientes de semilla: Las especies que presenten crecimiento lento y ramificado (Protea grandiceps, Protea magnifica, Leucadendron spp y Leucospermum spp), pueden podarse mediante un “thinning” después de un año de crecimiento. Con esto se logra reducir 18 el tamaño de la planta y promover una floración más temprana. Para la formación de la planta, se deben dejar tres a cinco tallos vigorosos de 7 a 15 centímetros cada uno, pues ellos serán los futuros cargadores. Las especies de ramificación pobre (Protea compacta, Protea cynaroides), pueden someterse a una poda tipo “heading-back” durante la primera temporada de crecimiento para promover la brotación lateral. 2.9.2. Poda de plantas jóvenes provenientes de estaca: Cuando el primer crecimiento - que comienza en la punta de la estaca - alcanza una altura de 15 a 20 centímetros, se puede pinzar o remover el ápice de crecimiento (1 a 3 centímetros). De este modo, se pierde la dominancia apical y se promueve la ramificación lateral. Es recomendable formar la planta, dejándole aproximadamente cinco brotes (según la especie), los que deben ser rebajados para formar cargadores de 15 centímetros. 2.9.3. Plantas maduras: 2.9.3.1. Protea y Leucadendron de tallo simple: Cuando las ramas florales son demasiado cortas para dejarlas como cargadores, se cosechan con un corte tipo rasante. Las ramas cortas y las no florales se dejan para la próxima temporada, pero los tallos maduros no florales -o en aquellos que presentaron abortos florales- se eliminan después de la cosecha. 19 Para la realización de la poda anual, es necesario que la producción de tallos y flores haya sido dentro de una temporada, correspondiendo los primeros seis a ocho meses al crecimiento del tallo y el resto del tiempo al desarrollo de la flor. En algunos cultivares el tallo no alcanza el largo suficiente antes de la iniciación floral. En estos casos, es aconsejable podarlos cada dos años, extendiéndose así su periodo de crecimiento de 16 a 20 meses, antes de la iniciación floral. 2.9.3.2. Leucospermum y Leucadendron de tallo ramificado: A diferencia del grupo anterior, estas plantas tienden a una excesiva ramificación (forman hasta ocho brotes, aunque no todos se desarrollen como tallos florales); por lo tanto, se requiere de una mayor eliminación de ramas para lograr asegurar el largo de brotes. El número óptimo de cargadores por planta debe ser determinado en forma individual por cada productor. Esta decisión debe contemplar sus condiciones de cultivo, pues éste depende de varios factores, tales como: fertilidad del suelo, precipitacionesriego, distancia de plantación, edad de la planta y cultivar. 2.9.3.3. Plantas maduras improductivas: En las Proteáceas la base de la planta siempre es vieja, sin yemas ni brotes nuevos. En estas plantas, cortar ramas de madera vieja, a menudo promueve la formación de brotes laterales. Algunas especies tienden a mantener yemas axilares viables en ramas viejas; sin embargo la formación de nuevos brotes, de igual modo, puede ser lenta. 20 Una correcta planificación de la cosecha, supone evitar podas severas a gran escala pues éstas ocasionan graves pérdidas durante la próxima temporada de producción; en cambio, propone realizar una eliminación gradual de tallos en dos o más años. Las plantas de madera vieja deben ser podadas sobre el punto en el cual se encuentran las yemas axilares viables. Las especies lignotuberosas pueden ser severamente podadas en la base de la planta. En ambos casos, deben removerse todas las ramas muertas, viejas y débiles que formen tallos florales cortos. 2.10. Plantas lignotuberosas: El lignotúber es una característica que poseen algunas especies de proteas. En estas plantas, el tallo principal tiene una gruesa base en la cual hay yemas que son claramente visibles. El lignotúber cubre la base entera de la planta, por ejemplo, el tallo principal y las grandes ramas laterales en la parte basal de plantas maduras. Cuando las plantas son cortadas en esa zona, pueden rebrotar (Anexo 2). 2.11. Tratamiento de heridas de poda en Proteaceas: Para evitar la infección de patógenos vía heridas de poda, éstas deben ser tratadas con sellante. Actualmente sólo se sellan heridas de poda con un diámetro superior a 1,5 centímetros (LITTLEJOHN, 2001). Las tijeras pueden llegar a convertirse en un foco de contaminación por contacto; por lo tanto es inútil sellar una herida después de que ha sido infectada, pues la enfermedad podría continuar debajo del sellante. Desde este punto de vista, es útil desinfectar regularmente las tijeras durante las operaciones de poda y cosecha. Habitualmente la desinfección se realiza con formalina, alcohol o hipoclorito de sodio (LITTLEJOHN, 2001). 21 3. MATERIALES Y MÉTODOS 3.1. Ubicación del ensayo: El ensayo se llevó a cabo en la Estación Experimental La Palma, en los terrenos del área de Floricultura, perteneciente a la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica de Valparaíso, ubicados en Quillota, V región, Chile. 3.2. Definición de la zona del ensayo: Quillota se ubica entre los 32º50’ y 33º10’ latitud sur y 71º10’ longitud oeste. El clima de Quillota es clasificado como mediterráneo, con un periodo seco durante el verano y lluvias durante el invierno. El régimen térmico presenta una temperatura media anual de 15,3ºC, con una máxima del mes más cálido (enero) de 27ºC y una mínima del mes más frío (julio) de 5,5ºC. El periodo libre de heladas es de nueve meses: septiembre a mayo. El régimen hídrico se caracteriza por una precipitación anual de 437 mm, siendo el mes más lluvioso junio, con 125 mm. (NOVOA y VILLASECA, 1989). 3.3. Materiales: Los tratamientos de poda de Leucadendrons de segundo año, fueron realizados en el material vegetal correspondiente a plantas establecidas al aire libre, en el verano de 2001. La distancia sobre hilera fue de 0,90 metros y la distancia entre el centro de cada mesa fue de 2 metros. La mesa cuenta con dos cintas de riego con una descarga de 4 l/m/h ubicados a ambos lados de las plantas. 22 En los tratamientos de pinzado de plantas de primer año, se usó estacas de tallos enraizados en noviembre del 2001. Espacialmente, esta plantación se realizó a continuación de los Leucadendrons de segundo año, en la misma hilera y se mantuvo iguales condiciones de cultivo. Para la realización de las labores de poda rebaje y aclareo, se utilizaron tijeras de podar (de una mano). 3.4. Metodología: 3.4.1. Poda en Leucadendron safari sunset de segundo año: El día 3 de mayo del 2002 se realizaron los tratamientos de poda a doce ejemplares de Leucadendron safari sunset de segundo año. Los tratamientos fueron: poda de rebaje, poda de aclareo y testigo, con cuatro repeticiones cada uno. A las plantas correspondientes al tratamiento “testigo”, no se les realizó labor de poda alguna. La poda se efectuó manualmente con tijeras y no se realizó tratamiento a las heridas que esta labor deja en la planta. 3.4.2. Pinzado en Leucadendron safari sunset de primer año: Se escogieron doce plantas de Leucadendrons safari sunset de primer año y se les asignó, al azar, tres tratamientos con cuatro repeticiones cada uno. Los tratamientos fueron pinzado simple y pinzado doble, las cuatro plantas restantes fueron testigos (sin pinzar). El pinzado simple se realizó 20 días post-plantación, el 23 de mayo de 2002, de forma manual y el doble 20 días más tarde. La fecha del segundo pinzado fue determinada 23 de acuerdo al crecimiento y a la respuesta obtenida de cada una de las plantas frente a la realización del primer pinzado, pues no se encontró antecedentes bibliográficos sobre el momento más oportuno para realizar este manejo. 3.5. Variables a evaluar: 3.5.1. Variables a evaluar en los tratamientos de poda de Leucadendrons de segundo año: • Medición del número de brotes comercializables (futuras varas) producidos en la temporada de crecimiento siguiente a la poda (enero 2003) con ambos tipos de tratamientos. Específicamente en este Taller y a esta fecha, se consideró brote comercializable aquél que presentó una longitud superior a 40 centímetros y un diámetro mayor a 0,4 centímetros, medidos desde la base del nuevo crecimiento de la planta. Esto se estableció bajo el supuesto de que este brote alcanzará los 60 centímetros, requeridos para que la vara sea comercializable, en marzo. • Medición del número de varas comercializables producidas como respuesta a cada tipo de poda (marzo 2003). Se consideró aquellas varas cuya medidas exedían los 60 centímetros de longitud y 0,5 centímetros de diámetro y, además, presentaban un crecimiento erecto. • Medición del número total de brotes y varas producidas como respuesta a los tratamientos de poda. Esta evaluación se realizó en marzo del 2003 y se contaron todos los brotes cuya longitud fue mayor a 10 centímetros. 24 • Medición del crecimiento en altura de las plantas sometidas a tres tratamientos de poda. Esta medición se realizó desde la base de las plantas a nivel del suelo, hasta el ápice. • Medición y seguimiento del crecimiento en longitud y diámetro de dos brotes escogidos al azar. Las mediciones de longitud y diámetro, se realizaron cada 15 días. La primera, desde el crecimiento del nuevo brote en la madera antigua hasta su ápice; mientras que la segunda, justo bajo el primer par de hojas. • Evaluación de la producción de varas comercializables. Se consideraron los siguientes parámetros: - Largo de vara (centímetros). - Diámetro de la vara en el punto de corte de cosecha (centímetros). - Número de tallos erectos por planta. 3.5.2. Variables a evaluar en los tratamientos de pinzado de Leucadendrons de primer año: • Medición del número de brotes –de la primera ramificación- producidos en la temporada de crecimiento siguiente (primavera del 2002), en los ejemplares sometidos a pinzado simple, doble y testigos. • Medición y seguimiento del crecimiento en altura, de las plantas, como respuesta a los tratamientos de pinzados simple y doble. Las mediciones de longitud se realizaron cada 15 días. 25 3.6. Análisis estadístico: Los datos obtenidos tras la realización de los Ensayos, fueron sometidos a un análisis de varianza con un Diseño Completamente al Azar (DCA). Se aplicó el test de Fisher con un 95% de confianza y, en los casos que se observó una diferencia significativa en los resultados obtenidos entre tratamientos, se aplicó el Test de Separación de medias de Tukey con un 95% de significancia. 3.6.1. DCA en poda de Leucadendrons de segundo año: Se definió: • Unidad experimental: Una planta. • Testigo (no se realizó manejo de poda). • Tratamiento 1: Rebaje de plantas de segundo año. • Tratamiento 2: Aclareo de plantas de segundo año. 3.6.2. DCA en pinzado de Leucadendrons de primer año: Se definió: • Unidad experimental: Una planta. • Testigo (sin pinzar). • Tratamiento 1: Pinzado simple en plantas de primer año. • Tratamiento 2: Pinzado doble en plantas de primer año. 26 4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS. 4.1. Evaluaciones de los tratamientos de poda en Leucadendron safari sunset de segundo año. A continuación se presentan los resultados obtenidos luego de realizar el análisis estadístico de las mediciones posteriores a los tratamientos de poda: rebaje y aclareo (Cuadros 1, 2, 3, 4). CUADRO 1. Efecto de los tratamientos de poda, a ocho y diez meses de su realización, en la producción de varas de follaje comercializables y brotes totales en Leucadendron safari sunset de segundo año. Tratamientos Número de brotes Sumatoria de brotes Número de varas de más de 40 cm de totales (comercializables comercializables longitud al 15/01/03 y no comercializables) al (de más de 60 cm) 15/03/03 al 15 /03/03 Testigo 27,5 a 121 a 12,25 n.s. Aclareo 12,3 b 56,5 b 13,25 n.s. Rebaje 5,3 40 c b 10 n.s. Letras distintas en las columnas son estadísticamente diferentes, con un nivel de significación del 5%, según el test de Tukey. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%. Para la realización del presente análisis, se efectuaron dos evaluaciones: el 15 de enero y el 15 de marzo de 2003. Esto con el objetivo de realizar un análisis comparativo en lo referente al comportamiento –crecimiento- de las plantas de Leucadendron safari sunset de segundo año, durante la época estival (de mayor desarrollo productivo). Para la primera medición se consideró brote comercializable 27 aquél que presentara las siguientes medidas o más: 40 centímetros de longitud y un diámetro basal mayor a 0,4 centímetros; mientras que en la segunda, se consideraron las varas que medían más de 60 centímetros de longitud y con un diámetro superior a 0,5 centímetros. En las mediciones realizadas el 15 de enero de 2003, durante la primera temporada de producción posterior a los tratamientos de poda, se observó diferentes respuestas de las plantas de Leucadendron safari sunset de segundo año en relación al número de brotes comercializables (de más de 40 centímetros) producidos, siendo más importante la producción en aquellos ejemplares que no se podaron. Sin embargo, no hubo diferencias en el número de varas comercializables producidas al 15 de marzo del 2003. GIL –ALBERT (1995) menciona el efecto debilitante de la poda, al eliminar reservas y disminuir la capacidad fotosintética de las plantas. Por lo tanto, las plantas testigos (no podadas), transcurridos ocho meses de la poda, son las que poseen una mayor cantidad de reservas, con las que pueden cubrir la demanda de sus brotes y futuras varas de follaje. Esta situación se revierte al 15 de marzo del 2003, donde los ejemplares podados ya se han recuperado del “efecto debilitante” al que se refiere GIL-ALBERT (1995), y logran igualar a los no podados en lo referente al número de varas comercializables producidas. Tras las evaluaciones realizadas el 15 de enero del 2003, se pudo observar que mientras más severa fue la operación de poda, más se debilitó la planta y, por ende, menos brotes (con longitudes mayores a 40 centímetros) se produjeron. Es así como la mayor producción de brotes se observó en las plantas testigo, seguidas por las plantas que se aclararon y, finalmente, las que se rebajaron. 28 Los resultados obtenidos el 15 de marzo de 2003 –fecha más cercana a la cosecha de las varas, abril y mayo- fueron drásticamente diferentes a los que se habían obtenido anteriormente. Esto se explica por el mayor crecimiento en longitud de las varas comercializables provenientes de las plantas podadas (Cuadro 2). Esta situación concuerda con lo que expone GIL (1997) respecto a las operaciones de poda, donde destaca el efecto vigorizante pues los brotes en plantas podadas crecen más vigorosamente que en las no podadas, por más tiempo, con hojas más grandes y terminan de mayor longitud en proporción a la poda. Sin embargo, la suma de estos brotes es menor. Entonces, la vigorización es consecuencia del menor número de yemas (y sus posteriores brotes), que se benefician de una mayor cantidad de reservas, raíces y mayor nivel hormonal. Las plantas Leucadendron safari sunset de segundo año correspondientes al tratamiento testigo, produjeron -al 15 de enero de 2003- una mayor cantidad de brotes comercializables (cuya longitud es mayor a 40 centímetros), que las sometidas a rebaje y aclareo; sin embargo, también presentaron una gran cantidad de brotes pequeños (de más de 10 centímetros), cuyo efecto principal fue quitarle reservas a la planta. Esta situación no ocurrió en las plantas podadas, donde los brotes no comercializables son pocos respecto a las testigos al 15 de marzo del 2003. Esto permite establecer que el sistema productivo se torna más eficiente cuando se realizen manejos de poda, ya que no existirá pérdida de fotosintatos en crecimientos vegetativos no cosechables. Según PROTEAFLORA (1992), los Leucadendrons rojos, como safari sunset, presentan la propiedad de brotar de madera antigua. Por lo tanto, es posible que la menor producción en las plantas sometidas a los tratamientos de podas de rebaje y aclareo, al 15 de enero del 2003, obedezca a que se eliminó parte de la madera antigua y, por ende, a sus correspondientes yemas. 29 Es así como PROTEAFLORA (1992) propone una poda tardía. Ésta consiste en, después de cada cosecha, dejar un tallo de 10 a 15 centímetros de largo (llamado cargador), dado que las plantas florecen de yemas durmientes. Los tratamientos de poda realizados, eliminaron parte de los cargadores y, por ende, las yemas, disminuyendo, al mismo tiempo, la cantidad de brotes (de más de 10 centímetros) producidos por planta, pero no las varas de follaje comercializables. CUADRO 2. Efecto de los tratamientos de poda sobre la longitud de las varas comercializables de Leucadendron safari sunset de segundo año a ocho y diez meses de los tratamientos de poda. Tratamientos Longitud de Longitud de varas al varas al crecimiento de crecimiento de 15/01/03 (cm) 15/03/03 (cm) varas 15/10/02 varas 15/01/03 Tasa de Tasa de al 15/01/03 al 15/03/03 (cm/día) (cm/día) Testigo 45,4 n.s. 51,75 a 0,36 n.s. 0,11 n.s. Aclareo 52,5 n.s 64,25 b 0,48 n.s. 0,2 n.s. Rebaje 48 57,75 ab 0,43 n.s. 0,10 n.s. n.s. Letras distintas en las columnas son estadísticamente diferentes, con un nivel de significación del 5%, según el test de Tukey. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%. 30 CUADRO 3. Tasas de crecimiento en longitud y diámetro de las varas de follaje de Leucadendron safari sunset de segundo año entre el 15/10/02 y el 15/03/03. Tratamientos Tasa de crecimiento en Tasa de crecimiento en longitud (cm/día) diámetro (mm/día) Testigo 0,2 n.s. 0,017 n.s. Rebaje 0,33 n.s. 0,026 n.s. Aclareo 0,35 n.s. 0,028 n.s. “n.s.” indica que el test de Fisher en las columnas no es significativo con una probabilidad de error del 5%. A ocho meses de realizados los tratamientos de poda, la evaluación del 15 de enero de 2003, no se observó diferencia significativa en la longitud de las varas (Cuadro 2). Esto, probablemente, debido al poco tiempo transcurrido entre la realización de los tratamientos y su posterior evaluación. Por otra parte, si lo deseado es obtener efectos importantes en la producción, es necesario comenzar con podas de formación durante la primera temporada de crecimiento. Evento no ocurrido en el presente ensayo, pues el material vegetal inicial que se recibió para la realización de esta experiencia, tenía ya dos años de libre crecimiento. Transcurridos diez meses de la realización de las operaciones de poda, tras las evaluaciones del 15 de marzo de 2003, no se observa diferencia significativa en las tasas de creciminto en longitud y diámetro de las futuras varas (Cuadro 3); sin embargo, se observa diferencia significativa en la longitud de las varas comercializables como respuesta a los tratamientos: aclareo, rebaje y testigo; obteniéndose los mejores largos de vara en las plantas de Leucadendron safari sunset 31 sometidas a aclareo (Cuadro 2). Este resultado concuerda con la postura de LITTLEJOHN (2001), quien señala que si se realiza eliminación de ramas (aclareo), disminuirá la producción y los tallos serán más largos, mientras que si se realiza mucho corte de ramas (rebaje), los tallos serán demasiado cortos. GIL (1997) señala el efecto vigorizante de la poda como consecuencia del menor número de yemas, y sus posteriores brotes, que se benefician de una mayor cantidad de reservas, raíces y hormonas. Por otro lado, LITTLEJOHN (2001) destaca que el vigor está determinado por varios factores, tales como: fertilidad de suelo, riego, distancia de plantación, edad de la planta y cultivar; aunque es posible que estos efectos se observen más claramente al finalizar el periodo de crecimiento estival o durante la cosecha. Al 15 de marzo de 2003, los ejemplares testigos fueron los que presentaron menor largo de vara (Cuadro 2); esto, probablemente, debido a que la planta invirtió sus reservas en producir muchos brotes; por lo tanto, se generó una competencia entre ellos, que trajo consigo la disminución en la longitud de las varas. 32 CUADRO 4. Efecto de los tratamientos de poda sobre el crecimiento en altura de Leucadendron safari sunset de segundo año. Tratamientos Crecimiento en altura entre Crecimiento en altura entre el15/11/02 y el 15/01/03 el 15/01/03 y el15/03/03 (cm) (cm) Testigo 15,75 n.s 11,25 a Rebaje 21,3 n.s 37,7 b Aclareo 23,5 n.s. 38,5 b Letras distintas en las columnas son estadísticamente diferentes, con un nivel de significación del 5%, según el test de Tukey. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%. En el periodo comprendido entre el 15 de noviembre de 2002 y el 15 de enero de 2003 no se observa diferencia significativa en el crecimiento –altura- de las plantas de Leucadendron safari sunset de segundo año, sometidas a los distintos tratamientos de poda (Cuadro 4). Es probable que se deba al corto periodo transcurrido entre la realización de la poda y las evaluaciones (ocho meses). Es importante destacar que durante los meses primaverales, las temperaturas comienzan a ascender, acelerando el metabolismo de la planta, y por ende, beneficiando el desarrollo de los nuevos brotes, posteriores a los tratamientos de podas; sin embargo, aún no son lo suficientemente importantes como para provocar un crecimiento diferido por efecto de las podas. El resultado de las evaluaciones realizadas los días 15 de enero de 2003 y 15 de marzo de 2003, arrojó una diferencia significativa en cuanto al crecimiento en altura de las plantas de Leucadendron safari sunset de segundo año sometidas a poda, versus las plantas testigos (cuadro 4). Como señala JOYCE (1992) la severidad de los cortes es otro factor que determinará el crecimiento de la planta. Por regla general, 33 la poda estimula el crecimiento, algo que se confirma especialmente con las podas realizadas en invierno. LITTLEJOHN (2001) establece que los Leucadendrons, como safari sunset, pueden formar hasta ocho brotes en cada ramificación. Entonces, requieren de una oportuna eliminación de ramas para asegurar el largo de las varas. PROTEAFLORA (1992) conceptualiza la poda como un manejo esencial para este grupo de proteas, pues: limita la altura de la planta facilitando su recolección, mejora la vida productiva del arbusto, aporta mayor luminosidad, contribuye al control de plagas y enfermedades, permite manipular el tiempo y patrones de floración. Según las observaciones y evaluaciones de este ensayo, queda justificada la realización de podas en un cultivo comercial de Proteaceas, lo cual es coincidente con la postura de estos autores. 4.2. Resultados observados como consecuencia de la aplicación de tratamientos de pinzado en Leucadendron safari sunset de primer año. Los siguientes resultados corresponden al análisis de los datos obtenidos en las plantas de Leucadendron safari sunset de primer año, después de aplicar los tratamientos de pinzados (Cuadros 5 y 6). 34 CUADRO 5. Efecto de los tratamientos de pinzado sobre la primera ramificación vegetativa en Leucadendron safari sunset de primer año. Tratamientos Número de ramificaciones Testigo 4,00 n.s. Pinzado simple 5,25 n.s. Pinzado doble 5,50 n.s. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%. No se observa diferencia significativa en los resultados obtenidos producto de los tratamientos de pinzado con respecto al número brotes de la primera ramificación (Cuadro 5). Es posible que transcurridos siete meses entre el pinzado y la evaluación, el número de brotes desarrollados aún no sea afectado, o que el número de yemas que la planta desarrolla esté definido por parámetros internos, tales como: cantidad de reservas, niveles hormonales. Los resultados obtenidos hasta el momento, resultan ser contradictorios a la postura de LITTLEJOHN (2001), pues él sostiene que es aconsejable eliminar el ápice caulinar cuando la planta alcanza una altura de 20 cm para así perder la dominancia apical y promover la brotación lateral. En cultivos comerciales de Leucadendrons, los pinzados no son frecuentes pues la planta se ramifica por razones intrínsecas, por lo tanto, no existen motivos suficientes que justifiquen el costo (mano de obra, tiempo, dinero) que implica esta labor. LITTLEJOHN (2001) señala que las plantas de Leucadendrons, bajo condiciones normales de crecimiento, pueden formar de tres a doce brotes. En una primera etapa 35 de poda, el mismo autor propone la eliminación de estos crecimientos, dejando la planta tan sólo con tres a seis brotes vigorosos, los que se convertirán en futuros cargadores. CUADRO 6. Efecto observado producto de la aplicación de tratamientos de pinzado en el crecimiento en altura de Leucadendron safari sunset de primer año entre el 15/10/02 y 02/01/03. Tratamientos Crecimiento en altura (cm) Tasa de crecimiento en altura (cm/día) Testigo 8,67 n.s. 0,14 n.s. Pinzado simple 7,33 n.s. 0,12 n.s. Pinzado doble 6,00 n.s. 0,10 n.s. “n.s.” indica que el test de Fisher en las columnas no es significativo con una probabilidad de error del 5%. SALISBURY y ROSS (1994) señalan el efecto de las auxinas en la dominancia apical, lo que, a su vez, significa la inhibición del desarrollo de yemas laterales. Por otra parte, las auxinas se sintetizan en los ápices de crecimiento. Mediante la técnica de pinzados se eliminó el ápice de crecimiento, sin embargo no se observó diferencias significativas en los resultados obtenidos después de la aplicación de los diferentes tratamientos sobre la tasa de crecimiento en la altura total de las plantas (Cuadro 6). Este comportamiento se relaciona directamente con el efecto no significativo de los pinzados sobre la ramificación lateral y con el tiempo transcurrido entre tratamientos y evaluaciones. 36 5. CONCLUSIONES A continuación, se presentan las conclusiones de las evaluaciones realizadas en Leucadendron safari sunset, diez meses después de los tratamientos de poda y siete meses después de los de pinzado. En Leucadendron safari sunset de segundo año no se observó el efecto de los tratamientos de poda sobre el número de varas comercializables (más de 60 centímetros de longitud), producidas en la temporada de crecimiento siguiente a dicha labor. En Leucadendron safari sunset de segundo año, diez meses después de ser sometidas a los tratamientos de poda, se observó diferencias significativas crecimiento en altura de las plantas, sobre el el crecimiento en longitud de las varas comercializables (uno a dos meses antes de su cosecha). En la formación de plantas de Leucadendron safari sunset de primer año, no se aprecia diferencia significativa en los resultados obtenidos tras la aplicación de los tratamientos de pinzado simple o doble, sobre el número de brotes producidos en la primera ramificación y el crecimiento en altura de las plantas. 37 6. RESUMEN La introducción de especies florales exóticas –como las proteas- en el mercado nacional ha adquirido gran importancia durante la última década, ya que, además de contribuir a diversificar las especies que se transan, otorga buenas rentabilidades a los productores. Este Taller se realizó en la Estación Experimental La Palma de la Universidad Católica de Valparaíso, entre mayo de 2002 y marzo de 2003. La investigación contempló las evaluaciones de las aplicaciones de dos sistemas de poda de producción – aclareo y rebaje- en Leucadendron safari sunset de segundo año, y dos sistemas de poda de formación –pinzado simple y doble- sobre la misma especie, en ejemplares de un año. Los tratamientos de poda, en los Leucadendrons de segundo año, se realizaron en mayo de 2002 y las evaluaciones, en enero y marzo de 2003, observándose diferencias significativas en los resultados obtenidos en ambas fechas. Las variables que se evaluaron fueron: número de varas comercializables, largo y diámetro de las varas, altura de las plantas. Los tratamientos de pinzado sobre Leucadendrons de primer año, se realizaron en mayo-junio de 2002 y sus evaluaciones, en enero de 2003. Las variables que se evaluaron fueron número de brotes de la primera ramificación y altura de plantas. Los datos obtenidos, como resultado de la aplicación de los ya mencionados tratamientos de poda de producción sobre Leucadendron safari sunset de segundo año, y, a diez meses de su realización, permiten concluir que no existe diferencia significativa en el número de varas comercializables producidas entre los ejemplares podados y los no podados, además, la poda de aclareo arroja los mejores largos de vara. Cabe destacar que éstos son los resultados de las mediciones realizadas diez meses después de la aplicación de los tratamientos de poda. En Leucadendron safari sunset de primer año, los resultados obtenidos tras la realización de los tratamientos de poda de formación –pinzado simple y doblepermitieron observar que no hubo diferencias significativas en lo referente al número de brotes producidos y al crecimiento en altura de las plantas; por lo tanto, se puede concluir que es una actividad productivamente innecesaria. 38 7. LITERATURA CITADA DRÉNOU, C. 2000. La poda de los árboles ornamentales. Madrid, Mundi prensa. 264p. FIGUEROA, D. 1996. Evaluación y respuesta de dos especies de proteas Leucadendron safari sunset y Leucadendron thymifolium a las condiciones de campo; en tres mezclas de sustratos y bajo dos parámetros de fertilización. Taller de Licenciatura. Quillota. Universidad Católica de Valparaíso. 64 p. GIL-ALBERT VELARDE, F. 1995. Tratado de arboricultura frutal; Poda de frutales. Madrid, Mundi prensa. 214 p.(Vol. 5) GIL SALAYA, G. 1997. El potencial productivo. Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile. 342 p. HOFFMANN, A. 1995. Flora silvestre de Chile, zona Fundación Claudio Gay. 255p. central. Santiago, NOVOA, R. Y VILLASECA, S. 1989. Mapa Agroclimático de Chile. Santiago, INIA. 221p. JOYCE, D. 1992. Poda y desarrollo de las plantas. Barcelona, Naturart. 223p. LITTLEJOHN G. 2001. Capítulo: Manejo de poda y cosecha. In FIA. Manual de producción comercial de Proteas en Sudáfrica. Santiago, FIA. 41-48. MATTHEWS, L. 1993. Proteas of the world. Oregon, Timber Press. 255p. 39 MEX, D. 1994. Antecedentes de la familia protea y respuesta a la introducción de algunos géneros. Taller de Licenciatura Ing. Agr . Quillota, Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. 152 p. PROTEAFLORA. 1992. Proteas an australian cut flower Melbourne, Australia. 43 p. growers’ guide. SALINGER, J. 1991. Producción comercial de flores. Zaragoza, Ed. Acribia. 371 p. SALISBURY, F. y ROSS, C. 1994. Iberoamérica. 759 p. Fisiología vegetal. México. Ed. SALVADOR, P. y URIBARRENA, B. 1994. Poda de los arbustos ornamentales. Madrid, Ed. Mundiprensa. 136 p. SCHIAPACASSE, F. 2003. Manejo técnico, comercialización e investigación de proteáceas en la zona de Zambujeria, Portugal. Talca, Universidad de Talca, Fundación para la innovación agraria. 24 p. VALDERRAMA, M. 1997. Evaluación del segundo año de crecimiento de Leucadendron safari sunset en tres mezclas de sustrato y bajo dos régimenes de fertilización. Taller de licenciatura Ing. Agr. Quillota, Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. 152 p. 40 ANEXO 1. DELIMITACIÓN SEMÁNTICA DE TÉRMINOS UTILIZADOS ESTE TALLER. Es de vital importancia determinar la significación de algunos conceptos claves para el desarrollo de este Taller. Así se evitan problemas de interpretación y comprensión del texto. Rebaje: Poda de carácter drástico realizado a las plantas a 15 cm (aproximadamente) del suelo. Este manejo no discrimina ningún tipo de crecimiento y, simplemente elimina todo lo que encuentre a este nivel. En Isrrael este manejo se lleva a efecto con una máquina cortadora de setos. Aclareo: Poda manual y selectiva efectuada con tijeras. Mediante el aclareo, la arquitectura de cada planta es respetada y simplemente se hace un despeje de los brotes que se prevee serán improductivos o que tienen alta competencia con brotes vecinos. Según SALVADOR (1994) es la reducción del volumen y/o densidad de ramas, follaje, flores o frutos. El aclareo permite a la planta mejorar la captación de luz (y por ende la fotosíntesis) y la ventilación, ayudando a la prevención de posibles enfermedades fungosas. Pinzado: Eliminación del ápice de crecimiento caulinar. Esta acción se realiza en forma manual cortando el ápice en 2 a 4 cm. A través del pinzado se elimina la zona 41 de síntesis de auxinas de la parte aérea de la planta, rompiendo la dominancia apical y promoviendo así la brotación lateral. Pinzado simple: contempla la eliminación del ápice caulinar una vez en la temporada. Pinzado doble: eliminación del ápice caulinar dos veces en la temporada. 42 ANEXO 2 ESPECIES CON LIGNOTÚBER ESPECIES SUDAFRICANAS ESPECIES AUSTRALIANAS HÍBRIDOS Leucadendron salignum Banksia grandis Leucadendron safari sunset Leucospermum cuneiforme Banksia menziesii Leucadendron Sylvan Red Leucospermum saxosum Telopea speciosissima Mimetes cucullatus Protea cynaroides Protea speciosa Fuente: FIA 2001.