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Ficha técnica Nº 8 Oruguita verde - Achyra bifidalis Cuando un nombre se instaló en el diario lenguaje popular, es muy difícil cambiar la perspectiva. La “oruguita verde” llamada por mucho tiempo Loxostege, en realidad no pertenece a este género. Si bien la especie Loxostege existe y es muy similar a la que visita nuestras sojas, ha sido determinado que la especie es Achyra bifidalis. Por “arrastre” se la seguirá llamando “Loxostege” por mucho tiempo. Descripción y comportamiento: Es una oruguita pequeña alcanza unos 3,5 cm. como máximo, de color verde, más pálido en la parte de abajo, con seis puntos negros más oscuros en cada segmento del cuerpo mirándola de arriba (corresponden a la base de las setas o pelos), al tocarla en la cabeza camina hacia atrás. Siempre hay excrementos. No se enrosca cuando se la molesta, carácter de campo rápido para diferenciarla de la bolillera. La oruga puede reconocerse no solo por su coloración verde, sino también por su conocida tela que teje uniendo hojas y brotes con pelos sedosos que ella misma segrega. Lotes con abundancia de malezas como la verdolaga, el yuyo colorado, la quinoa y la peludilla son propensos a la infestación con Achyra (Loxostege) bifidalis. Muchas veces los ataques aparecen de un día para el otro. Las orugas están en las malezas, cuando se aplica glifosato y las malezas empiezan a secarse, las larvas pasan al cultivo con tamaños variados que incluyen las más grandes que consumen mucha superficie foliar. Situaciones como las de la siguiente fotografía pueden suceder cuando se confía en el “chorrito”: Verdolaga controlada con glifosato La oruga “se pasa” a la soja Ciclo biológico: Las oviposturas son pequeñas panchitas chatas (similares a los de Diatraea) con huevos dispuestos como escamas superpuestas en forma de masa gelatinosa, al principio de color blanco pasando luego al amarillo cremoso, a medida que se desarrolla el embrión dentro del corion. En general colocan los huevos en las malezas presentes en el lote, ya sea quinoa, yuyo colorado o verdolaga. Empupa en los capullos tejidos en las hojas. Daño: No confundir esta oruga con la bolillera. Al igual que Helicoverpa gelotopoeon, pliega los folíolos y hace tela, pero no consume los brotes, solo produce defoliación. Por lo tanto la tolerancia a su presencia en el lote es mayor. Cultivo destruido por “Loxostege” por falta de persistencia en la protección de las hojas. Monitoreo y control: 1) Monitorear malezas para detectar la presencia de la plaga. 2) Si se va a aplicar glifosato y hay orugas en las malezas, elegir insecticidas de buena persistencia (mayor a 4 días) ya que existe la posibilidad de no tocar bien a las larvas (sobre todo si están abajo y protegidas por la soja, como en verdolaga) y el producto actuará preferentemente por ingestión. 3) Si el ataque está instalado en el cultivo, la ingestión será la manera más importante de producir efectos sobre las larvas. Las dosis normales deben ser aumentadas en un 20% y ser distribuidas de la forma más homogénea posible. Los buenos humectantes son imprescindibles. Efectuar un buen tratamiento con gotas pequeñas y buenos humectantes permite asegurar que la mayor parte de la superficie externa que consumirá la larva tenga materia activa. Es muy común creer que por la presencia de esta tela los tratamientos no vayan a ser efectivos, la oruga al alimentarse consume la hoja en su totalidad atravesando la lámina de modo que es allí donde el insecticida debe estar presente. El uso de productos de buena persistencia (mayor a 4 días) son importantes para esta situación, ya que pueden “esperar” a la oruga mientras ésta se traslada de las malezas secas al cultivo. El contacto al pulverizar se ve restringido por la protección de la larva. Actuando solo de contacto el insecticida tendrá mucha menos efectividad. Debe combinarse la acción de contacto con la persistencia (llamada por algunos residualidad) en hoja para que la oruga al alimentarse tenga la posibilidad de ingerir el producto del lado externo del folíolo plegado. Los insecticidas de penetración o los micro-encapsulados son buenas alternativas para manejar esta oruga. El uso de aceite con altas temperaturas y baja humedad relativa del ambiente es casi una obligación, sobre todo cuando se trabaja con bajo volumen y gotas chicas como en pulverizaciones aéreas. Tener en cuenta que cualquier insecticida que actúa por ingestión, depositado sobre las hojas, no protegerá los folíolos nuevos. En caso de reinfestación decidir tratamientos en función de la cantidad de hojas totales, de acuerdo a lo anteriormente dicho. No han sido investigados umbrales específicos por número de orugas. Las batidas de paño no son buen indicador de la presencia de esta oruga en el cultivo. Al estar encapullada, muchas veces no caen a la canaleta del paño. La revisación debe ser visual. La defoliación, la presencia y el tamaño de las larvas es lo que indicará la conveniencia de un tratamiento junto con el herbicida. Cuando el tratamiento sea específico en el cultivo no habiendo ya malezas, la experiencia marca que 8 a 10 orugas en estados vegetativos producen una defoliación que amerita una defensa de la planta, más aún si las plantas están estresadas. Los niveles de defoliación y el número de orugas para decidir tratamientos dependerán de la historia del cultivo (cuanto lo afectó bolillera por ejemplo), de las condiciones de humedad para emitir nuevas hojas, de la necesidad de hacer tratamientos para malezas o enfermedades, del estado fenológico (hasta R3 soporta mucho más defoliación que en estados posteriores donde se fijan las chauchas y empieza el llenado en otras), etc. No debe confiarse en que un lote del campo no tenga ataques de esta oruga pensando que en el resto será igual, ya que cada lote se comporta distinto. Lotes contiguos de distintas variedades o con diferencia de pocos días en la siembra han mostrado diferentes grados de afección, posiblemente influyendo sobre la atracción de la planta de soja a la oviposición de la polilla.