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CUANDO LAS HOJAS CAEN ORIGINAL DE EL MARQUES DE LAS RANAS ¡Inés! llegó el tiempo. Cuando las hojas caen hasta quedar desnudos los árboles, los campos maduran sus frutos, se empieza a sentir el norte cada vez más helado y son las noches más largas; recuerda bien, cuando estos signos inician, ¡Llegó el tiempo! Debes prepararte para recibirlos. ¡No lo olvides! es sólo una vez al año!, y ellos están ansiosos de encontrarse con nosotros. -Yo tendría ocho o diez años cuando Martina, mi madre, así me enseñaba.- Llega octubre e inicia una serie de ruidos ajenos a este mundo. No tengas miedo, son ellos, no te van a dañar, ni asustar, sino todo lo contrario, te están recordando. Dicen con ese golpeteo la necesidad y urgencia de convivir con nosotros, tienen sed y hambre, por eso esperan que tú prepares todo aquello que les gusta, les sirvas abundante y presentes bien puesta la mesa, para que lleguen a disfrutar. ¡Ahora soy vieja! …Han pasado muchos años desde entonces, pero hasta hoy día, no he olvidado ninguna recomendación. Al paso de los años supe que quienes partieron antes, saborean sobre todo y aspiran la esencia y el sabor de: Enchiladas rojas, verdes, con mole, calabaza en piloncillo, mole con pollo y, si sobra algo para comprar, les ofrezco mole con guajolote, tamales de todos colores y sabores, “hojaldras de pan de muerto” con sus huesitos encima, bien barnizadas con clara de huevo y tapizadas de ajonjolí, camote al horno, fruta, mucha fruta; naranjas de azúcar, naranjas de ombligo, plátanos tabasco, dominico y morado, dulce de tejocote, cigarros, cerveza y hasta tequila o mezcal. Lo que no debe faltar para mitigar la fatiga y el cansancio que cargan en su espalda, es uno o varios vasos con agua, al llegar es lo primero que buscan. Descansan y comen. ¡Inés! Arregla bien esa “ofrenda”, hace falta que coloques las imágenes de santos y un Cristo al centro. Cuelga las cadenas de papel de china. Antes de la comida y la fruta; ¡tiende el mejor mantel! ellos se lo merecen ¿para quién lo vas a guardar? Te faltan las fotografías de quienes ya se fueron. ¡Esa no la pongas! ¡Tú tía todavía vive!, fue tu tío quien ya murió. Sólo finaditos caben en la “ofrenda”. Esmérate en todo, ten presente que se está más tiempo muerto que vivo. Si están en tu recuerdo quienes partieron, mañana tampoco se olvidarán de ti. Cuando se va de la memoria de los vivos el recuerdo de los muertos, esas almas, por siempre se pierden en el éter universal y vagan eternamente. El más reciente de nuestros difuntos que se ha ido, si lo tenemos presente, es suficiente para que traiga con él, a los que se nos adelantaron. Así se tiene siempre la presencia de nuestros finados. Por eso debes colgar las cadenas de papel de china, representan la unión de todos nuestros familiares muertos. El negro y morado por el luto y la tristeza, anaranjado, por la alegría de su regreso y blanco por los “angelitos” que volaron. Hay muchas almas que no conocemos ¡ellas si nos conocen! Imagina sólo por un segundo los millones y millones de seres que pueblan el éter universal, son incontables como las estrellas, así nuestra desconocida familia es incontable. No los olvidemos, recordando siempre a nuestros recientes difuntos. Estas y más cosas me enseño… Todas las traigo año con año a mi memoria. Como mi madre lo dijo: “Debe estar la ofrenda lista el veintiocho de octubre”, ¿Por qué? Ese día lo dedicamos en especial a los difuntos que fueron muertos por arma de fuego, arma blanca, o bien murieron por caída de caballo, o se despeñaron, así como aquellos que murieron en accidente de tránsito. El día uno de noviembre es el día de los “angelitos”, les ponemos: Juguetes, dulces, panes pequeños y biberones con atole para bebes. Por último, el día grande: Es el día dos de noviembre, dedicado a los fieles difuntos, donde se festejan y recibimos a todos los que se adelantaron hasta entonces. Colocamos todo lo que lleva la ofrenda, además: Flores de Cempasúchil, Nube y Flor de Terciopelo, por la alegría de su regreso, por la pureza de las almas y la sangre de los que murieron trágicamente. Encendemos velas y veladoras por cada ser querido que recordamos y otras más, por quienes no conocimos. Sal, copal o incienso para atraerlos y purificar el lugar donde llegarán. ¡Que no se me olvide; es muy importante! Con pétalos de flor de cempasúchil, hacer un camino de la entrada de la casa, hasta donde está la ofrenda, es la guía para que lleguen y después para encontrar la noche del dos de noviembre, con facilidad el regreso. ¡Emilia! El día que yo parta serás tú, quien debe seguir con esta tradición. - Emilia es mi nieta- La verdad no sé, si más delante sigan poniendo altares y ofrendas de muerto como ahora, han dejado de soñar y más aún, de creer, lo que lleva poco a poco, a perder lo que tiempo atrás nos han enseñado. Sé la poca importancia de ir a la sepultura de un ser querido, siempre que en casa, le tenga su altar y su ofrenda. No así, me invito mi hija, quiere que vayamos al panteón donde está la tumba de Mario, mi marido. Por eso, he arreglado como pocas veces la ofrenda éste año. No voy a estar aquí el día dos de noviembre, y deseo encuentren muy bonito su altar, ¡quiero me recuerden! También me he pulido en el alimento ya que, como decía, no sé si el día de mañana, Emilia o alguien más, se preocupe en recordarme y arreglar mi ofrenda. Cuando las hojas caen hasta quedar desnudos los árboles, los campos maduran sus frutos, se empieza a sentir el norte cada vez más helado y son las noches más largas; recuerda bien, cuando estos signos inician, ¡Llegó el tiempo! Debes prepararte para recibirlos, no lo olvides, es sólo una vez al año y ellos están ansiosos de encontrarse con nosotros. En la cinta asfáltica, sólo se escucho un golpe seco, después… el silencio rasgado por el ulular de una ambulancia….