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Discurso Ejecutivo del año / APEDE 15 de Julio 2015 Cuando me llamó Dagmar a decirme que me habían escogido Ejecutiva del Año fue una sorpresa pues es algo que no me esperaba; por lo que antes que nada mi agradecimiento a Apede y a su Junta Directiva. Y quisiera pensar que en esta designación pesó mi trayectoria profesional como ejecutiva empresaria pero también mi empeño en elevar el perfil y el rango de tantas mujeres ejecutivas y empresarias que se desempeñan con éxito pero sin reconocimiento en un universo de negocios dominado por hombres; así como en el trabajo realizado en la lucha contra la violencia doméstica y otros temas de interés social y comunitario; como la Red del Pacto Global y los Centros de Alcance por mi Barrio, entre otros. Mucha de mi vida profesional ha transcurrido en el ámbito de las comunicaciones, donde a diferencia, de una tienda de departamentos o una plantación de café, el producto final de un medio o de un asesor de imagen, ineludiblemente pasa a través de un tamiz de ética por el impacto que estos “productos” tienen en la sociedad como un todo. Este filtro moral y ético era pan nuestro de cada día en mi quehacer en medios cuando estaba en RPC. Allí tuve la suerte de tener un gran mentor, maestro y guía quien es alguien muy importante en mi vida y quien me acompaña hoy aquí. El es Lloyd O´Meally – gracias Lloyd; por tu modelaje y ejemplo de integridad, por enseñarme no solo a tirar la línea, sino a nunca cruzarla y sobre todo a no correrla o empujarla producto de las presiones que siempre se tienen. En estos días que estado pensando en lo que voy a decir, hay una cosa que considero fundamental y más, por el momento que vive el país. Lo que cabe enfatizar como lo más relevante en el desempeño de un ejecutivo hoy en día, a parte de las competencias profesionales que requiere tener para realizar su trabajo, es la ética; y la ética de una persona es una sola, no hay diferencias entre la ética personal y la ética en el trabajo. Se es ético o no se es ético. Nadie puede ser medio ético, y en ese sentido, en nuestro país hemos perdido el rumbo hace rato… Debo reconocer los avances gigantescos que se han ido haciendo en el gobierno de Juan Carlos Varela, en relación a no permitir la impunidad de todos los corruptos que se robaron medio país, o cuidado que país y medio cuando terminemos de sumar lo que a diario va saliendo. Apenas pareciera, que estamos tocando la punta del tempano pero, aunque estamos mal, vamos bien y es muy importante que todos los responsables de robos, desfalcos y malversación de fondos del Estado que hayan ocasionado lesión patrimonial al país, paguen por sus crímenes. Pero no hay corruptos sin corruptores y muchas veces los corruptores suelen estar del lado del sector empresarial; y es aquí donde debemos enfocarnos en la lucha por el adecentamiento del país. Hablamos mucho de la educación, de lo mala y obsoleta que es; y es cierto pero no solo debemos preocuparnos y ocuparnos por mejorar la educación académica y aprender matemáticas y español para empezar, sino que tenemos que educar en ciudadanía porque se nos ha olvidado ser ciudadanos. Debemos restituir al pensum escolar las materias de cívica y urbanidad porque además de habernos convertido en una sociedad de ignorantes e incultos, tenemos una sociedad de mal educados y así no vamos para ningún lado. La cultura del juega vivo que lo contamina todo, nos ha convertido en una sociedad corrupta, apática e indolente lo que ha permitido todos los desmanes y actos de corrupción, sin precedente, que vivimos en el gobierno anterior. Se trata de que blanco es blanco y negro es negro, no hay 50 tonos de gris en la ética; y las asociaciones empresariales y los empresarios serios y responsables, que somos los más, debemos liderar una cruzada por rescatar los valores fundamentales de la sociedad, los que hemos ido perdiendo a través de los años. La escritora y filosofa, Ayn Rand en su libro “The Virtue of Selfishness” o “La Virtud del Egoísmo”, donde planteaba su filosofía de la ética objetivista decía certeramente que, en lo moral y en lo ético hemos abandonado el blanco y el negro, para resbalarnos a una gama de grises que prácticamente permiten todo y justifican todo. Decía textualmente en su capítulo “El Culto de la Moralidad Gris”, “la ética no es una fantasía mística – ni una convención social, ni un lujo subjetivo y desechable. La Etica es una necesidad objetiva para la supervivencia del hombre, no por la gracia de lo sobrenatural, o de los vecinos, o del antojo de cada cual, pero por la gracia de la realidad y de la naturaleza de la vida misma.” La clase empresarial, en un juega vivo de los grises ha acabado perdiendo más de lo que pensó haber ganado. Por una parte hemos aceptado que cualquiera, con una conexión de gobierno o una prebenda política se repute “empresario” y todo el mundo en paz. También en el mediatismo político hemos permitido que se abuse de la libertad individual, se burle la separación de poderes, se rechace la transparencia y la rendición de cuentas. Elementos todos indispensables para ejercer la libre iniciativa y de allí la libre empresa. Porque no hay tal cosa como empresas morales o empresas éticas, hay personas morales o personas éticas. Decía el escritor Henry Hazlitt en su libro “The Foundations of Morality” o” Los Fundamentos de la Moralidad” que “se asume comúnmente que hay poca relación entre lo ético y lo económico, pero sí la hay; de hecho ambas están relacionadas a la acción humana, a la conducta humana, a la decisión humana y a la escogencia humana. La economía, describe, explica y mide sus consecuencias materiales. Pero en el momento que entramos a validar su justificación y las consecuencias de una u otra decisión, entramos en el campo de la ética. Y es ese su punto de encuentro, la deseabilidad o conveniencia de las decisiones económicas, ya sean estas individuales, estatales o empresariales comparadas con otro curso de acción social”. Y Roberto, mi esposo, escribía en la Exposición de Motivos del Código de Etica de APEDE, que “esta íntima relación entre lo material y lo ético se debe reflejar en las instituciones que apoyan y potencian la acción humana y el libre mercado de bienes e ideas. Es esencial que las instituciones que promueven la justicia, la seguridad, la efectividad y la eficiencia de la sociedad, comprendan a la vez normas éticas consistentes con lo correcto tanto desde el ángulo moral como de la acción material de los individuos en la sociedad. Así, toda organización que busque servir a la sociedad en lo material como en lo moral y lo ético debe encontrar los cimientos de su actuación en normas que promuevan la excelencia material y esta solo es posible dentro de un marco de normas morales y éticas, que justifiquen las acciones de sus asociados en el fomento del bienestar social al largo plazo, de la mano del bienestar económico” Hoy en día, los Milenials son jóvenes con ideales, ellos no quieren trabajar en empresas a las que solo les mueva el ánimo de lucro. La rentabilidad es importante porque las empresas deben ser rentables para sobrevivir y generar riqueza; pero los jóvenes están preocupados también por su entorno social y ambiental y quieren que el sector privado y las empresas participen de la solución de los problemas de la sociedad, sean estos comunitarios o ambientales. Esto me lleva a pensar en el concepto que promueve Michael Porter de “Shared Value” o “Valor Compartido”, que plantea que es importante involucrar a los grupos de interés o stakeholders a la estrategia de negocio de la empresa desde sus inicios. No se trata de generar riqueza para repartirla después, sino generarla de manera compartida. Es un paso más avanzado de la Responsabilidad Social Empresarial, la que debe hacerse por convicción y no por conveniencia o como una estrategia de relaciones públicas. La complejidad de los retos que enfrenta la humanidad exige de nosotros, los empresarios y los ejecutivos, participar en alianza con el sector público y la sociedad civil en la solución y manejo de los mismos, de forma ética y responsable. Y los líderes además tenemos la responsabilidad de incorporar a ese liderazgo una dimensión espiritual que motive, que genere empatía y lealtad, que genere modelaje ético y moral. Los Milenials buscan el alma en las empresas; no solo el bottom line y eso tenemos que hacer. Entonces, el camino de la conveniencia a la convicción no es tan largo ni tan empinado. Es simplemente retornar a los cánones morales de una república libre y a la ética vertical; porque solo en un entorno donde nos comprometamos todos a retornar a un elevado estándar moral del capitalismo democrático podremos darle fondo y sentido a una sociedad donde los ejecutivos y empresarios compartan y difundan en dicha sociedad altos entandares de lo que, es blanco y de lo que es negro. No puedo terminar sin recordar en voz alta a mi papá. El hubiera estado feliz y orgulloso hoy aquí, como fundador y primer Presidente de APEDE y firme creyente de la libre empresa y de la libertad de expresión. El creía y promovía todos estos valores de la ética y la equidad, y nos los inculcó siempre. Dedicó ingentes esfuerzos durante toda su vida a servir a su país, desde sus empresas; por eso medios de comunicación tan poderosos como la radio y la televisión; como servidor público desde el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Relaciones Exteriores y desde lo personal, participando de la creación de gremios como APEDE y de organismos de la Sociedad Civil como, ANCON y la Ciudad del Saber. A él dedico esta distinción que me hace su gremio APEDE en el día de hoy. Y también a Roberto, mi esposo y compañero de vida y de luchas por los valores y por la democracia. A nosotros nos unen muchas cosas, el amor, los hijos, la familia pero sobre todo nos unen los valores. Juntos hemos enfrentado dificultades importantes por defender valores y hacer público nuestro pensar… a quien lo conoce sabe que no tengo que abundar en esto… A ti Roberto gracias, por apoyarme siempre y por darme mi propio espacio para crecer y para expresarme privada y públicamente. Ha sido maravilloso el camino juntos y seguiremos trabajando en ese objetivo de aportar lo mejor de nosotros mismos por lograr un mejor país.