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VIII Encontro Iberico de Historia do Pensamiento Economico Lisboa, 6-7 diciembre 2013 PENSAMIENTO ECONÓMICO Y DISENSO POLÍTICO EN ESPAÑA (1979-82), SEGÚN EL PROFESOR FUENTES QUINTANA. ROCIO SÁNCHEZ LISSEN Universidad de Sevilla rslissen@us.es MANUEL LUIS PAZOS CASADO Universidad de Sevilla pazos@us.es 1. INTRODUCCIÓN -2. PRINCIPALES ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA PRENSA ECONÓMICA EN ESPAÑA Y PERIÓDICAS DE CONTENIDO ECONÓMICO. -3. OTRAS PUBLICACIONES ECE Y SU LABOR DE DIFUSIÓN EN EL DIARIO El PAÍS. -4. LA COYUNTURA ECONÓMICA EN EL PERÍODO DE "DISENSO" POLÍTICO (1979 - 1982). -5. PRINCIPALES PROBLEMAS ECONÓMICOS ESPAÑOLES DURANTE EL “DISENSO POLÍTICO”, SEGÚN ECE. -6. CONCLUSIONES.-7. BIBLIOGRAFÍA Resumen El presente trabajo tiene por objeto el análisis de los artículos sobre coyuntura económica española publicados en el diario El País en el período 1979-1982, elaborados por el profesor Fuentes Quintana y su Equipo de Coyuntura Económica, para diagnosticar los principales problemas económicos y plantear soluciones eficaces. Consideramos que de esos artículos cabe extraer un pensamiento económico, con el que profesor Fuentes Quintana no sólo pretendía concienciar a la sociedad española de la crítica situación económica por la que atravesaba, sino también servir como vía de enseñanza de las principales ideas de la teoría económica vigente en aquellos momentos. Entre las medidas propuestas por el profesor Fuentes Quintana y su equipo puede destacarse la reforma del aparato productivo, la aplicación de una política de rentas para moderar el crecimiento de los salarios, una política de disciplina presupuestaria y una política monetaria restrictiva y previsible. Palabras clave: Pactos de la Moncloa, disenso político, Fuentes Quintana, coyuntura económica española, diario El País. 1. INTRODUCCIÓN La circulación y transmisión de las ideas económicas a través de las publicaciones periódicas, cuentan en España con una larga tradición desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Como este trabajo no tiene por objeto analizar la evolución de esas publicaciones en esa larga etapa, nos referiremos brevemente a sus principales características, para enlazar con los cincuenta artículos de prensa que el Equipo de Coyuntura Económica (ECE), bajo la dirección del profesor Enrique Fuentes Quintana, publicó en el diario El País durante el denominado periodo de “disenso político” (1979-82), enmarcado en la grave crisis económica de los años 70 que aún azotaba a nuestro país y que coincidió con gobiernos de la UCD de mayoría relativa, en un clima político que no facilitaba la resolución de los problemas económicos. El propósito de este trabajo es, por tanto, dar a conocer el contenido de esos artículos y extraer de ellos los elementos fundamentales del pensamiento económico de Fuentes Quintana, quien consideraba imprescindible trasladar a la sociedad española los rasgos clave de la evolución de nuestra coyuntura económica en esos momentos cruciales y orientar más adecuadamente las propuestas de política económica del gobierno. Para ello se valió de uno de los diarios con más amplia tirada en esos años como era El País. Para ello este trabajo se estructura en cuatro partes, además de la introducción y las conclusiones. En el segundo epígrafe hacemos referencia a los antecedentes más destacados en España de la prensa y otras publicaciones periódicas de carácter económico, desde el siglo XVIII hasta finales del XX. En el tercer epígrafe nos ocupamos del origen y composición del Equipo de Coyuntura Económica, bajo la dirección de Fuentes Quintana. En el cuarto, se resumen los rasgos fundamentales de la coyuntura económica de los años 1978-82, según el profesor Fuentes Quintana, y finalmente en el quinto se ofrece un análisis de los principales problemas económicos de entonces a través de los artículos publicados por ECE en el diario El País. 2. PRINCIPALES ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA PRENSA ECONÓMICA EN ESPAÑA Y OTRAS PUBLICACIONES PERIÓDICAS DE CONTENIDO ECONÓMICO. Durante el siglo XVIII, las publicaciones periódicas van respondiendo inicialmente a la preocupación por las reformas y el progreso material y más adelante a las inquietudes derivadas de la corriente ilustrada, canalizadas a través de las sociedades económicas de amigos del país (Aguilar, 1978; Domergue, 1969; Garrido, 1993; Perdices, 2003; Saiz, 1983). Entre los objetivos perseguidos por esas publicaciones, se encuentran en un primer momento la difusión de noticias económicas referidas a diversas actividades como la agricultura, minería, química, artes y oficios y comercio, para posteriormente centrarse en orientar a los agricultores, comerciantes, industriales y financieros, en orden a la mejora de sus condiciones económicas, y con cierto espíritu crítico. En cuanto al siglo XIX y primera mitad del XX, la libertad de prensa recogida en el artículo 371 de la Constitución de 1812, supuso un acicate fundamental para la proliferación de publicaciones periódicas, algunas de ellas dedicadas a cuestiones económicas, sobre todo tras la muerte de Fernando VII. Entre sus objetivos estaban la intensificación de la labor divulgativa, en ocasiones centrada en la difusión de corrientes o escuelas de pensamiento como el krausismo, el georgismo o la llamada “Escuela economista” española, así como la difusión de cuestiones sobre economía aplicada o estadística económica. Esta proliferación, sobre todo desde principios del siglo XX, también respondía al impulso dado a los estudios de economía en España, -tras el retraso acumulado en el siglo anterior-, principalmente de la mano del profesor Flores de Lemus, y a la creación en 1943 en la Universidad de Madrid de la primera Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, cuya primera promoción de la rama en Economía finalizó sus estudios en 1947. En torno a la llamada generación de economistas del 98 (con Flores de Lemus, Zumalacárregui y Bernis) se iniciaba la denominada “Escuela de economistas de Madrid” 1 cuyos miembros pertenecientes a la quinta generación, en la que se encontraba el recién titulado en Economía en 1948 Enrique Fuentes Quintana, adoptaron una estrategia para difundir y aplicar las ideas recibidas de sus maestros en la Facultad de Económicas de Madrid. Uno de los aspectos destacados de esa estrategia fue la constitución de un “grupo” de ellos para difundir esas ideas con la creación de estados de opinión,-mediante duras y críticas campañas en la prensa contra la política económica española de entonces-, con objeto de no quedar aislados y hacerse valer como nuevos profesionales al servicio de la sociedad española, lo cual no estuvo para ellos exento de problemas y perjuicios personales. Finalmente, en la segunda mitad del siglo XX, proliferaron revistas y periódicos especializados en temas económicos, destacando varios aspectos 2 : a) los periódicos de tirada nacional dedicaban a los asuntos económicos una sección especializada; b) aparecieron periódicos exclusivamente dedicados a cuestiones económicas como Cinco Días, Expansión o la Gaceta de los negocios; c) diversos ministerios comenzaron a publicar informes y anuarios estadísticos como Información Comercial Española en el caso del Ministerio de Comercio, revista dirigida por Enrique Fuentes, en la que se publicaron los primeros análisis de coyuntura económica de España, Hacienda Pública y Crónica Tributaria, -ambas creadas por Fuentes Quintana y pertenecientes al Ministerio de Hacienda y al Instituto de Estudios Fiscales-, o la Revista de Trabajo en el caso del Ministerio de Trabajo; d) instituciones oficiales o particulares patrocinaban publicaciones de carácter económico, fiscal y financiero como FUNCAS (Fundación de las Cajas de Ahorro, anteriormente FIES), con la aparición de Papeles de Economía Española y 1 2 SÁNCHEZ LISSEN (2007) PERDICES (2003): 698-707 Perspectivas sobre el Sistema Financiero; la Renta Nacional de España y su distribución provincial del Banco de Bilbao, o los Boletines del Banco de España, de carácter económico y financiero; e) creación de revistas científicas de economía en las últimas dos décadas del siglo XX que han ido ganando prestigio tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. En el caso que nos ocupa, los artículos de ECE pueden encuadrarse en el primero de los aspectos señalados, al recoger el diario El País en una sección especializada los temas económicos. Sin embargo se trata de un caso especial, ya que esos cincuenta artículos publicados a lo largo de cinco años suponen un caso inédito en la prensa española por las peculiares características que reunieron: 1) constitución de un grupo de especialistas en las materias económicas tratadas, bajo la dirección de un prestigioso economista español como era el catedrático de Hacienda Pública, Enrique Fuentes Quintana; 2) por primera vez se publican con regularidad en la prensa española análisis sobre nuestra coyuntura económica, para realizar un seguimiento exhaustivo y actualizado de nuestra economía; 3) Se utiliza un lenguaje sencillo y directo, sin grandes tecnicismos, para llegar al gran público; 4) se persigue como fin último no sólo conocer con exactitud la situación económica española, sino implicar a la sociedad en su conjunto para salir de la crisis, y 5) servir de orientación a los responsables de política económica en esos delicados momentos, en los que aún se tambaleaba la joven democracia española. 3. ECE Y SU LABOR DE DIFUSIÓN EN EL DIARIO El PAÍS. Tras las elecciones generales del 15 de junio de 1977, en el nuevo gobierno presidido por Adolfo Suarez, Enrique Fuentes Quintana fue ministro de Economía desde julio de ese año hasta su dimisión en febrero de 1978. Antes de ser nombrado ministro, fundó en el Servicio de Estudios de la CECA, a principios de 1977, la revista Coyuntura Económica, para disponer de un órgano de análisis, debate e información, sobre las causas, naturaleza y efectos de la grave crisis económica que padecían todos los países y España en particular, según indicó el profesor Fuentes en la presentación del nº 1 de esa Revista 3. Especial relevancia tuvo la publicación del nº 2, aparecido en febrero de 1977, en el que se publicaba por primera vez en España un Programa de Saneamiento Económico y Financiero para hacer frente a la crisis, el cual constituyó el primer antecedente de los Pactos de la Moncloa, firmados en octubre de ese mismo año. De esta manera, según Trullen i Thomas 4, la revista Coyuntura Económica cumplió un papel parecido al que Información Comercial Española desempeñó ante el Plan de Estabilización en 1959, al difundir las ideas y medidas esenciales que inspiraron ese Plan, así como las medidas que iban a ser aplicadas. Seis meses después de su salida del gobierno, en septiembre de 1978 Enrique Fuentes, preocupado por la aún grave situación económica, comenzó a publicar los domingos en el diario El País con la colaboración de su Equipo, artículos sobre nuestra coyuntura económica, labor que se extenderá hasta junio de 1982. 3.1 COMPOSICIÓN DE ECE. El Equipo de Coyuntura Económica estaba formado por personas de diferentes ámbitos pertenecientes al entorno cercano del profesor Fuentes Quintana, que trabajaban con él en actividades académicas y científicas, como colaboradores o discípulos 5. El grupo surge alrededor del Servicio de Estudios de la CECA, dirigido por Fuentes. La composición de ECE durante el período de publicación de los artículos fue variando. Los primeros componentes del Equipo (septiembre de 1978 a febrero de 1979), además del profesor Fuentes, fueron los catedráticos de Hacienda Pública Manuel Lagares Calvo y Victorio Valle Sánchez y el economista Julio Alcaide Inchausti. A partir de mayo de 1979 deja el equipo Victorio Valle, por su nombramiento como Director General de Política Financiera, y se incorporan José García López, que venía dirigiendo las encuestas de opinión económica del Servicio de Estudios de la CECA, y Miguel Valle Garagorri, 3 FUENTES QUINTANA (1977a): 7. TRULLEN I THOMAS (1993): 110 y 118. 5 A algunos de los cuáles dirigió su tesis doctoral, como a los profesores Lagares Calvo, Barea Tejeiro y Valle Sánchez. Este último, asimismo, dirigió la tesis del profesor José García López. 4 economista del Estado. A partir de Junio de 1979 se incorpora José Luis Raymond Bará, Catedrático de Econometría de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor del modelo econométrico de empleo aplicado en esos artículos. Por último, desde el 25 de Octubre de 1981 se incorporaron a ECE José Barea Tejeiro, Catedrático de OCPH, por su especialización en temas presupuestarios y José Mª Pérez Blanco, ingeniero agrónomo. Trullèn i Thomás definió al Equipo de Coyuntura Económica como el grupo de "economistas del paradigma del consenso", al tratarse de “un equipo de economistas muy cohesionado que trabajará no sólo sobre aspectos sectoriales de la realidad económica española, sino que también participará activamente en el propio diseño del marco general de la política de saneamiento y reforma económica” 6. 3.2 CONTENIDO Y ESTRUCTURA DE LOS ARTÍCULOS DE ECE. Uno de los títulos más repetidos en el encabezamiento de los artículos de ECE fue ¿Dónde está la economía española?, suficientemente expresivo de su contenido, centrado en tener una percepción global del "presente" de la actividad económica. La estructura de los artículos es bastante homogénea, aunque podía variar según se tratase de análisis de coyuntura, en los que se repasaba la evolución de la economía española en su conjunto, encuadrándola en el contexto internacional, o artículos centrados en algún problema concreto como el desempleo o la inflación. No obstante, en la mayoría de los artículos hemos observado tres elementos básicos que componen su estructura: descripción, análisis y predicción. Con la pregunta ¿Hacia dónde vamos?, se identificaba la parte de los artículos dedicada a las predicciones económicas, las cuales, según el profesor Fuentes, suponían siempre un riesgo, que formaba parte de la responsabilidad asumida por los economistas. Para ello el profesor Fuentes se apoyaba con frecuencia en los informes elaborados por los organismos económicos internacionales FMI y OCDE. 6 TRULLÈN I THOMÁS (1993): 110. Por último destacamos de esos artículos las recomendaciones y críticas a la política económica del Gobierno, especialmente centradas en la falta de continuidad de las reformas incluidas en los Pactos de la Moncloa. 4. LA COYUNTURA ECONÓMICA EN EL PERÍODO DE "DISENSO" POLÍTICO (1979 - 1982). 4.1 LA SITUACIÓN ECONÓMICA DE PARTIDA. LOS PACTOS DE LA MONCLOA. Para entender mejor el contexto político y económico en el que se publicaron los artículos de ECE –el denominado período de “disenso” político-, nos detenemos ahora en sus principales rasgos económicos, partiendo del Plan económico, fiscal y financiero propuesto por Enrique Fuentes Quintana en 1977 para afrontar la crisis de forma previsible. La situación económica española en el momento en que el profesor Fuentes, tras ser nombrado Ministro de Economía y Vicepresidente del Gobierno por el Presidente Adolfo Suárez, asume la elaboración del Programa de Saneamiento y Reforma económica 7, que servirá de base al acuerdo contenido en los llamados Pactos de la Moncloa, estaba aún marcada por los efectos de la primera crisis de los setenta. Esta crisis, que empezó a golpear a nuestro país a lo largo de los años 1974-75, tendrá en España carácter tardío y presentará "una intensidad diferencial" según el profesor Fuentes, respecto a los países de nuestro entorno 8. Además, continuó agravándose en nuestro caso por la inadecuada política económica aplicada en esos años, que parecía ignorar los rasgos fundamentales 7 Bajo un equipo redactor dirigido por el profesor Lagares Calvo y compuesto por los principales colaboradores del profesor Fuentes, muchos de los cuales pasarán a componer el Equipo de Coyuntura Económica (TRULLÈN I THOMÁS (1993):110). Como ya hemos comentado, este programa estaba basado en unos planteamientos fundamentales ya expresados en el nº 2 de Coyuntura Económica varios meses antes. 8 TRULLÈN I THOMÁS (1993):114 de la crisis petrolífera. El profesor Fuentes 9 (Fuentes Quintana, 1982, y 1983a) describía de esta manera las características esenciales de la situación "de partida", ante la que se requería una urgente y determinante acción de política económica: a) Intensas debilidades estructurales, provocadas por una gran dependencia energética, situada en el 78 %, la agudizada presencia de sectores industriales críticos, la debilidad de nuestra posición exterior, representada por el bajo nivel de cobertura de nuestras importaciones (poco más del 50 %) y una caída de más de veinte puntos de nuestra relación real de intercambio. Asimismo, por la existencia de rigideces en el funcionamiento de la economía española, fundamentalmente en el mercado de trabajo, en el que destacaba el mecanismo de fijación de los salarios mediante su indiciación respecto a la inflación pasada, y también en los mercados financieros e industriales, que impedían el ajuste de la estructura productiva ante el fuerte aumento de los precios relativos de las materias primas. Por último un sistema fiscal "socialmente regresivo y económicamente disfuncional" 10, totalmente ineficaz para aplicar una política tributaria basada en objetivos de estabilización, y un sistema financiero cuya reforma era necesaria, ya que como afirmaba Fuentes Quintana, “la hipoteca de la falta de un sistema financiero eficiente impone costes adicionales a la crisis que padecemos e impide soluciones para administrar la crisis” 11. b) Una política económica que en el período 1974-77 (a excepción de 1975) había hecho caso omiso a la crisis energética: en primer lugar una política compensatoria (hasta Abril de 1975) de mantenimiento de los precios internos de la energía, sustitución de la demanda exterior por expansión de la demanda interna, y de sobreindiciación de salarios, con un control de la inflación basado en una política de precios rígida; en segundo lugar una política restrictiva (durante el resto del año 1975), a la que sigue una política permisiva (a partir de Enero de 1976), que elimina las medidas fiscales y monetarias de carácter contractivo, devalúa la peseta y no aplica políticas positivas de ajuste a la crisis. 9 FUENTES QUINTANA (1982b, 1983). TRULLÈN I THOMÁS (1993): 116. 11 FUENTES QUINTANA (1980): 115. 10 c) El resultado de todo ello fueron unos importantes desequilibrios básicos que, en 1977 se concretan en una aguda inflación de costes (superior al 30 %, y que llega al 44 % en los meses centrales del año), debido fundamentalmente a la superindiciación de salarios como resultado de una política de rentas mal aplicada, y un déficit exterior de más de 5.000 millones de dólares, acompañado de una deuda externa superior a los 12.000 millones de dólares. Con esta situación de partida, el profesor Fuentes Quintana planteaba la necesidad de adoptar una política económica con tres características básicas: inevitable, gradual y pactada. Lo señalaba en los siguientes términos: "El carácter de la crisis y su intensidad obligaban a diseñar un ajuste que, si era inevitable en su necesidad, debía ser gradual en sus pretensiones de reducir la dimensión de los problemas y además pactada entre las fuerzas políticas..." 12. Sus frentes de actuación residían en afrontar los desequilibrios y reducirlos con un reparto justo de los costes del ajuste, definir un sistema económico basado en las reglas del mercado, partiendo de una profunda renovación de las instituciones -integradas en el denominado capitalismo corporativo español 13-, entre las que incluía la reforma del sector público, y practicar los necesarios ajustes en la estructura productiva, reclamados por la crisis y provocados por los nuevos costes y precios relativos. El gran objetivo de aquella política económica era "evitar que unos desequilibrios acumulados desde 1973, a los que no se había dado respuesta por la política económica, crearan una situación explosiva que impidiera llegar a la Constitución" 14. Para el profesor Fuentes, la enseñanza de esa experiencia se recoge en la idea de que "una economía en crisis constituye un problema político fundamental" 15 y "que la política constituye (por la vía del acuerdo, la transigencia y el pacto) la principal solución a los problemas económicos" 16. 12 FUENTES QUINTANA (1983): 121. VELARDE (1984): 12-15 14 FUENTES QUINTANA (1983): 121. 15 FUENTES QUINTANA (1982b): 153 16 Ibídem, 159 13 En cuanto al contenido técnico de la política de ajustes a la crisis definida en los Pactos, cabe distinguir dos aspectos: el de saneamiento de la economía o ajustes globales y el de reformas o ajustes positivos 17. La política de saneamiento, para resolver los desequilibrios básicos (inflación y déficit exterior), se desarrolló a través de cuatro líneas de actuación: 1.- Aplicación de una política monetaria de signo estabilizador, basada en el control de la cantidad de dinero. 2.- Una política presupuestaria de control y reducción del gasto público que integrara ingresos y gastos públicos en un único documento, orientando estos últimos hacia una política de inversiones beligerante para favorecer la salida de la crisis. Implantación de una reforma tributaria de corte europeo, adaptada al Informe Fiscal y Financiero de la C.E.E., elaborado por la llamada Comisión Neumark. 3.- Fijación de un tipo de cambio realista de la peseta y flotación de la misma para orientar las corrientes de comercio exterior. 4.- Una política de rentas de segunda generación 18, con arreglo a los siguientes principios: a) crecimiento de los salarios en función de la inflación prevista y no de la inflación histórica (mediante el ajuste del crecimiento de la masa salarial al alza prevista de los precios), b) reducción de las cotizaciones sociales a cargo de las empresas, c) moderación de los costes financieros mediante la liberalización, modernización y apertura hacia el exterior del sistema financiero y d) liberalización de los mercados de bienes y servicios. La política de reformas o de ajustes positivos, estaba compuesta de las siguientes medidas: a) reformar el presupuesto y el gasto público, con la disciplina como principio inspirador, b) reforma fiscal, de corte europeo, como ya hemos indicado, c) reforma del sistema financiero, con el objetivo de su liberalización, el control monetario y la supervisión de la liquidez y solvencia de las instituciones financieras, d) definición de un nuevo marco de relaciones laborales, flexibilizando al máximo las condiciones de empleo, y e) reformar las bases de actuación de la empresa pública. 17 18 FUENTES QUINTANA (1990): 29. TRULLÈN I THOMÁS (1993): 55 y ss. Los resultados más destacables de esta política de saneamiento y reforma contenida en los Pactos de la Moncloa procedían de las medidas de saneamiento. Por una parte, una reducción de la tasa de inflación de diez puntos entre 1977 (26,4 % al finalizar el año) y 1978, que permite dejarla a finales de este último año en el 16 %, y por otra parte, la recuperación del equilibrio exterior, sobre todo debido al comportamiento del saldo de la balanza por cuenta corriente, que registraría superávit sucesivos en los años 1978 y 1979, lo que permitiría reconstruir las reservas exteriores hasta los 10.000 millones de dólares a finales de 1978. Los aspectos negativos se centraban en la evolución del déficit público, los crecientes niveles de paro y la debilidad mostrada tanto por el ahorro empresarial como por la inversión. Precisamente la inflexión que sufre el comportamiento del ahorro público unido al deterioro de los excedentes empresariales, serán los principales causantes del estancamiento observado en la formación bruta de capital, con tasas anuales de crecimiento negativas en los dos años posteriores al de la firma de los Pactos de la Moncloa. 4.2 EL PARADIGMA DEL CONSENSO. La política económica incluida en los Pactos de la Moncloa se elaboró, como ya hemos comentado, bajo el principio inspirador del consenso. Una política pactada, con la integración de las fuerzas políticas con representación parlamentaria 19, era esencial no sólo por el delicado momento que suponía la transición democrática, sino para emprender en profundidad las reformas necesarias que requería la grave crisis económica que atravesaba nuestro país, lo que exigía además medidas de ajuste cuya ejecución podía encontrar una importante resistencia social. Según el profesor Fuentes 20, la política de consenso fue defendida por él mismo por cuatro razones: a) como principal activo democrático, insustituible -teniendo en cuenta la 19 Es preciso aclarar que las fuerzas sociales no firmaron el acuerdo debido al estado embrionario en el que se encontraban en aquellos momentos tanto las organizaciones sindicales como las empresariales. 20 FUENTES QUINTANA (1990): 31. gravedad de la crisis económica- por cualquier mayoría parlamentaria, b) el carácter compensador de las reformas, que debían debatirse en un ambiente de transacción entre las fuerzas políticas cuyos intereses se veían afectados de manera muy desigual, c) la profundidad de las reformas desde el punto de vista político e institucional, en las que el pacto social era sólo una parte de un acuerdo político, ya que ni sindicatos ni patronal estuvieron presentes al encontrarse en su fase constituyente, y d) como elemento necesario en el proceso de transición política, de tal manera que permitiera, gracias al aplazamiento de los problemas económicos urgentes, la rápida conclusión de los trabajos de elaboración de los preceptos constitucionales y la consolidación del proceso de construcción democrática. Sin embargo, y a pesar del éxito de los Pactos de la Moncloa en cuanto a la corrección de ciertos desequilibrios, tales como la reducción de la inflación y del déficit exterior, la vigencia del plan económico incluido en ellos quedó cercenada en los primeros meses de 1979, dando lugar al llamado período de "disenso" político. 4.3 EL PERÍODO DE "DISENSO" POLÍTICO Y SUS CONSECUENCIAS SOBRE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. El período previsto para la aplicación del Programa de Saneamiento y Reforma contenido en los Pactos de la Moncloa (dos años), quedó reducido a los últimos meses de 1977 y a la totalidad del año 1978. El panorama socio-político generado por el repentino final de la política de consenso, caracterizó por sí mismo el período iniciado a continuación, que se extiende desde finales de 1978 hasta las elecciones generales de Octubre de 1982, cuyo resultado fue el cambio de signo político del Gobierno de la nación, por primera vez desde la entrada en vigor de la Constitución de 1978. En efecto, el PSOE logró la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, con 202 escaños, seguido por Alianza Popular, con 106 y por sólo 12 de UCD. En este período, denominado de "disenso" político -como ya hemos señalado 21-, pueden encontrarse algunas claves de la posterior evolución económica española. Por otra parte, la situación económica internacional iba a repercutir de manera especial en la continuidad de las políticas de ajuste y en la corrección de los desequilibrios económicos al presentarse una nueva crisis energética que comienza a manifestarse en los primeros meses de 1979 y que va a caracterizar, igualmente, a todo el período. Los principales aspectos que definen el marco en el que se desarrolló la economía española durante esos años, se pueden sintetizar en dos: 1.- A lo largo de 1978 y, especialmente desde la salida del Gobierno en febrero de ese año de Fuentes Quintana, el avance que estaba experimentando la economía española va a verse obstaculizado por una serie de conflictos internos de origen político, que poco a poco iban a provocar una acumulación de intereses contrarios a la aplicación de las reformas programadas en los Pactos. Los éxitos del Programa de Saneamiento contenido en ellos, permitieron al Gobierno de UCD mantenerse en solitario al frente de la política económica. Así mismo, la oposición permaneció al margen de nuevos acuerdos por temor a reforzar la posición del partido en el poder. Las elecciones generales de marzo de 1979, como respuesta al nuevo marco creado con la aprobación de la Constitución en diciembre de 1978, configuraron un mapa político que otorgó a la UCD una mayoría minoritaria que dificultó su acción de gobierno y supuso la nula aplicación de las distintas reformas que se reclamaban ante la crisis económica. Concretamente, se paralizaron las iniciadas en materia fiscal y financiera. Asimismo no llegaron siquiera a acometerse las de la Empresa Pública y la Seguridad Social, como casos más significativos del abandono del programa de reformas. 2.- La marcha desfavorable de la situación económica internacional, que sufre a lo largo de 1979 un nuevo revés en forma de una segunda crisis energética, va a condicionar de manera importante la continuidad del proceso de corrección de los desequilibrios básicos, 21 El prof. Fuentes Quintana (1993a: 41) divide las políticas de ajuste a la crisis de los setenta en tres fases: a) 1977-78, marcada por el consenso político y por la aplicación de los Pactos de la Moncloa, b) 1979-82, marcada políticamente por el "disenso" y la profundización de la crisis económica, y c) 1982-85, que parte del triunfo socialista en las elecciones de 1982 y que concluye con el ingreso de España en la Comunidad Europea. comenzado a finales de 1977 con la ejecución del Plan Económico de Urgencia y que continuó en 1978 bajo la aplicación del Programa de Saneamiento contenido en los Pactos. La negativa disposición de las fuerzas políticas y sindicales a renovar un pacto que permitiera hacer frente a esta nueva coyuntura internacional de depresión económica, se unía, por tanto, a la inacabada política de ajustes a la primera crisis energética, iniciada tardíamente en 1977. Por otra parte, la aplicación en Estados Unidos de una política económica con fuerte aumento del gasto público, conocida con el nombre de reaganomía (nombre que toma del entonces Presidente Ronald Reagan), daría lugar a una fuerte elevación de sus tipos de interés reales y, en consecuencia, a un importante flujo de entrada de capitales hacia dicho país. En España, por su parte, debido a la disciplina con la que se aplicó la política monetaria restrictiva contenida en los Pactos como estrategia para el control de la inflación, era de los pocos países que ofrecía atractivos tipos de interés para ese capital especulativo. Las entradas de capital a corto plazo, provocaron una fuerte apreciación de la peseta que, pese a la intervención del Banco de España mediante compras en el mercado de divisas, causaron un empeoramiento de la relación real de intercambio y, en consecuencia, de la competitividad de nuestras exportaciones, que hizo invertir el signo de nuestro sector exterior, después de dos años consecutivos (1977 y 1978) en los que la balanza por cuenta corriente se había saldado con superávit. Por otra parte, el 28 de julio de 1977, el Gobierno de UCD, a través del Ministro de Asuntos Exteriores Marcelino Oreja, había solicitado la apertura de negociaciones con la CEE, lo cual exigía adaptar nuestro sistema económico para una posible integración europea, si bien ésta no llegaría hasta ocho años después. En síntesis, según el profesor Fuentes 22, las consecuencias sobre la economía española de este período de “disenso” (1979-82) se pueden resumir en cuatro aspectos fundamentales: 22 FUENTES QUINTANA (1993b): 22-25. 1º) En el caso de la Hacienda Pública, de manera doble: en el lado de los gastos públicos, a consecuencia de la débil situación política del gobierno, “no se previno ni se disciplinó el aumento de los gastos públicos de transferencia (pensiones y subsidio de desempleo), que se convertirían en protagonistas de un déficit fiscal de crecientes proporciones” 23, y tampoco se alteraron los mecanismos de elaboración y gestión del presupuesto por lo que se dejaba vía libre al aumento del gasto público. En el capítulo de ingresos, la reforma tributaria programada en los Pactos de la Moncloa se vio parcialmente incumplida y “tampoco se mejoró ni potenció la Administración Tributaria” 24. 2º) En relación a la reconversión industrial que era necesario realizar, quedó prácticamente paralizada debido a la fuerte oposición ejercida por el PSOE en el Parlamento y a la debilidad política del gobierno de UCD. 3º) Reducción de la tasa de crecimiento del PIB real desde el 1% en 1979 hasta el 0,2% en 1981, así como el empeoramiento de las expectativas empresariales, que determinó una disminución de la inversión en dos puntos porcentuales sobre el PIB, un nuevo aumento del gasto público, y valores negativos en el ahorro público. 4º) En cuanto a los desequilibrios interno y exterior, los resultados fueron tres: a) Una disminución de la inflación en sólo 2,4 puntos porcentuales, lo que suponía una cifra muy pequeña en relación con los diez puntos de reducción que se habían logrado entre 1977 y 1978, a consecuencia de las medidas mantenidas en los Pactos de la Moncloa. Debido a esa escasa disminución de la tasa de inflación y a que los países comunitarios habían reducido drásticamente sus tasas de inflación, nuestro diferencial de inflación con la CEE creció en 2,7 puntos en 1982, situándose en ese año en 5,5 puntos. b) Un aumento del déficit de la balanza comercial, desde el -3,7% sobre el PIB en 1979 al -5,1% en 1982, y aparición del déficit en la balanza por cuenta corriente desde +0,3% en 1979 al -2,4% en 1982, ambos sobre el PIB. c) La tasa de desempleo no dejó de crecer, pasando del 9,3 al 16,5% de la población activa, situándose nuestro diferencial con la CEE en 7 puntos en 1982. 23 24 FUENTES QUINTANA (1990): 24. FUENTES QUINTANA (1990): 25. Sobre el empeoramiento de los desequilibrios mencionados, influyeron decisivamente el aumento del gasto y del déficit públicos, pasando este último del 1,7% en 1979 al 5,6% en 1982, ambos sobre el PIB, así como las elevadas tasas de crecimiento de las disponibilidades líquidas en esos años: 18,6 (1979), 17,4 (1980), 16,2 (1981) y 18,3 (1982). 5. PRINCIPALES PROBLEMAS ECONÓMICOS ESPAÑOLES DURANTE EL “DISENSO POLÍTICO”, SEGÚN ECE. Además de los análisis de coyuntura publicados por ECE en El País referidos a la etapa 1979-82, se prestó atención mediante artículos monográficos a cinco graves problemas económicos presentes en la economía española durante ese periodo: desempleo, inflación, déficit público, desequilibrio exterior, y reducida demanda de inversión. Frente a ellos, los miembros de ECE propusieron medidas para afrontarlos, las cuales formaban parte del diseño de la política económica de ajustes a la crisis planteado por el profesor Fuentes Quintana en diversos trabajos 25. 5.1 DESEMPLEO El desempleo fue analizado por ECE en dos artículos 26 publicados en 1979, centrados en el funcionamiento del mercado laboral en España y en los factores que explicaban el diferencial de nuestra tasa de desempleo respecto a la media de los países de la OCDE. Al aumento del desempleo en España, desde el 5% en 1977 al 7,5% en 1979, se unían dos notas diferenciales de nuestra oferta de trabajo respecto a otros países europeos: baja tasa de actividad, debido en buena medida a las limitaciones de entrada que aún tenía la mujer en el mercado laboral, y la desigualdad en su distribución por edad, sexo, por regiones y según actividad. Las características del desempleo en España fueron expuestas por los miembros de ECE en el artículo del 16 de junio de 1979, las cuales resumimos en cuatro aspectos: 1.- Desigualdad entre grupos de edad, especialmente grave en el caso de los jóvenes, cuya tasa de desempleo para menores de 25 años alcanzaba el 57%. Asimismo se percibía un 25 26 FUENTES QUINTANA (1976, 1977b, 1977c, 1980a, 1980b, 1981). ECE (El País, 17/6/1979): 40-41 y (El País, 24/6/1979): 42. aumento de las dificultades para encontrar empleo conforme se ascendía en el nivel de formación. 2.- Desigualdad de género tanto por la baja tasa de actividad de la población femenina, con sólo un 24% de mujeres que trabajaban fuera del hogar, como por su alta tasa de paro, -del 10%-, frente a una tasa de paro nacional del 7,5%. 3.- Desigualdad por sectores productivos con dos polos opuestos: de un lado bajas tasas de desempleo en el sector servicios (3,9%) y en el sector agrícola (3,6%), y de otro alta tasa en el sector de la construcción (17%). En el sector industrial sin embargo, el desempleo se situaba en una situación intermedia (5,4%). 4) Desigualdad por regiones, con elevadas concentraciones de paro en Andalucía (13,8%), Canarias (11,2%) y Extremadura (10,8%). En cuanto a las causas del desempleo, expuestas en ese mismo artículo de junio de 1979 se concretaban, según ECE, en seis: 1.- La caída en la actividad económica, con un crecimiento medio del PIB español del 2,1% en la etapa 1974-78, frente al 6% de los años anteriores a la crisis. 2.- La evolución demográfica, caracterizada desde los años sesenta por altas tasas de natalidad y descenso de la mortalidad infantil, que había llevado a un aumento de la población en edad de trabajar de unas 630.000 personas al año. Al restar de esta cifra unos 265.000 fallecimientos, se obtenía un incremento neto de 365.000 personas. Para que la tasa de paro no continuase creciendo, si se consideraba una tasa de actividad del 50%, se necesitaba crear al año unos 180.000 puestos de trabajo. 3.- La inflación de costes del trabajo, derivada tanto del crecimiento de los salarios reales como de las cotizaciones sociales. Los miembros de ECE no entendían cómo a pesar del aumento del desempleo, seguían creciendo los salarios, dando lugar a un paro calificado por los economistas como paro neoclásico, es decir, provocado por la rigidez a la baja de los salarios reales. Esa rigidez de nuestro mercado laboral fue explicada por los economistas de ECE mediante la denominada teoría de los trabajadores insiders-outsiders del político italiano Ugo la Malfa 27. A ello se unía la estrategia sindical de los trabajadores para canalizar sus exigencias laborales, concretada, siguiendo a Sylos Labini 28, en una doble actuación: de un lado reducir las horas trabajadas y aplicar un sistema de promoción interna en las empresas y, de otro, exigir una política de reformas basada en mejorar las condiciones de trabajo. En cuanto a las cotizaciones sociales, su constante crecimiento en España por el creciente desequilibrio financiero de la Seguridad Social, completaba el desalentador panorama que para el empleo suponía la evolución al alza de los costes laborales 29. 4.- El impacto tecnológico, que a pesar de ser decisivo en la mejora de la productividad del sistema económico, podría perjudicar la creación de empleo. Precisamente con la inversión en bienes de equipo, se introducían en España esas innovaciones tecnológicas, que podrían traducirse no obstante, en la sustitución de factor trabajo por factor capital. 5.- La política educativa, que pocas veces era señalada por los economistas españoles como responsable del aumento del desempleo. Para Enrique Fuentes esa política podía explicar la falta de flexibilidad del mercado de trabajo en España, por el divorcio existente entre las necesidades de las empresas y la educación y formación de los profesionales. Así, se detectaba un elevado número de titulados superiores, por encima de las necesidades del mercado y, por otro, escasez de trabajadores pertenecientes a las llamadas profesiones intermedias. 6.- La legislación laboral, por el creciente freno que para las empresas suponía la contratación de trabajadores, -de ahí que tendiesen a cubrir sus necesidades con horas extraordinarias de sus plantillas-, y por el incentivo a la permanencia de los trabajadores 27 Al respecto señalaban que “La política de retribuciones y de seguridades crecientes a los trabajadores con empleo –los que están dentro de la fortaleza- es algo completamente ajeno a la política de ocupación de los que están fuera”. ECE (El País, 17/6/1979): 41. 28 Las ideas de este economista italiano sobre la fijación de los salarios y su relación con la variación de la inversión, competitividad, demanda de empleo y tasa de paro, fueron asumidas por Fuentes Quintana para explicar el funcionamiento del mercado laboral español en esos artículos del diario El País (TRULLÉN I THOMÀS, 1993): 116. 29 Esta inflación de costes encabezaba una secuencia en forma de “eslabones”, característica de la crisis económica española de los setenta según Trullén i Thomàs (1993): 75-104, que perjudicaba las decisiones de inversión: el primer eslabón era costes del trabajo-excedentes empresariales, el siguiente excedentes empresariales-beneficios, y el último eslabón era beneficios-inversión. en situación de paro, tanto mayor cuanto más elevada fuese la tasa de sustitución entre salario y prestación por desempleo 30. Por otra parte, los miembros de ECE plantearon determinadas estrategias para aumentar el empleo, distinguiendo entre políticas pasivas y activas de empleo. Entre las primeras, sugirieron una relación de cinco errores que no debían cometerse: el llamado error de la autarquía, consistente en creer que el problema del desempleo podía resolverse cerrando la economía al exterior; el error de aumentar la ocupación de la mano de obra nacional a costa de eliminar el empleo de los inmigrantes, lo cual se consideraba una actitud socialmente condenable y sufrida por los trabajadores españoles en plena crisis petrolífera del periodo 1974-75; el error de mantener puestos de trabajos mediante ayudas públicas en sectores condenados a la desaparición, ya que retrasaría la puesta en marcha de políticas de ajustes como la reconversión industrial; el error del arbitrismo en la aplicación de medidas experimentales 31 que no debía confundirse con la adopción de una política global de fomento del empleo; y el error de la totalidad, asumiendo que volverían a registrarse tasas de paro de los años anteriores a la crisis, -situación impensable-, por lo que el objetivo del desempleo difícilmente se situaría por debajo del 4%. En cuanto a las políticas activas de empleo, para los miembros de ECE debían centrarse en cuatro actuaciones: aumentar la demanda de trabajo; ajustar la oferta y la demanda de empleo, lo cual requería una política educativa basada en la extensión de la enseñanza sobre la población y en potenciar la formación profesional; reducir los costes salariales tanto directos (retribuciones y seguridad social) como indirectos (empleos del sector público) y aumentar la flexibilidad del mercado laboral. 30 A partir de 1980, tuvo lugar una intensa actividad legislativa y de concertación social que supuso de hecho el comienzo de una reforma del mercado de trabajo en España, en línea con la política de ajustes defendida por el profesor Fuentes Quintana. Cabe destacar la promulgación del Estatuto de los Trabajadores en marzo de 1980 y la Ley Básica de Empleo en octubre de ese mismo año. Asimismo, destacaron la firma de los siguientes: el Acuerdo Marco Interconfederal (AMI) entre la CEOE y UGT en febrero de 1980 y el Acuerdo Nacional de Empleo (ANE) de junio de 1981. Con éste último se llegaba por primera vez tras la firma de los Pactos de la Moncloa, a un acuerdo conjunto entre gobierno, partidos políticos, fuerzas sindicales más representativas y organizaciones empresariales. 31 Entre los ejemplos recogidos por ECE, destacaban los proyectos de interés local de Canadá, el propuesto por Jacques Delors en Francia, así como el Informe Fabre, también francés, aplicado en Estados Unidos y en Gran Bretaña, consistente en la creación de empleos públicos de distinta naturaleza. Para reducir las presiones salariales, se aconsejaba la dotación gratuita para los trabajadores de necesidades sociales básicas como la vivienda, la educación o la sanidad; reducir la oferta de mano de obra, elevando la edad límite para poder trabajar y reduciendo la edad de jubilación; penalizar el pluriempleo y la utilización de horas extraordinarias 32, plantear una nueva regulación del seguro de desempleo, basada en las siguientes pautas: aumento del tiempo de prestación en situaciones justificadas socialmente, mayor equilibrio entre cuantía de la prestación y tiempo de trabajo, atención prioritaria al paro estacional agrario, mayor control y coordinación del seguro de desempleo a través del INEM, así como persecución del fraude. Estas cuatro líneas de actuación configuraban en esencia la política de empleo diseñada por ECE, que iba acompañaba de un modelo explicativo del empleo en España 33. 5.2 INFLACIÓN Nos referimos ahora a los artículos publicados por ECE centrados en explicar a la opinión pública española el problema de la inflación, así como la estrategia más adecuada para combatir ese problema presente en nuestra economía desde el primer choque petrolífero de finales de 1973 34. Entre las principales causas responsables del proceso inflacionista, se identificaban por ECE las cinco siguientes: elevaciones de los precios de las materias primas y de los productos energéticos; reacciones defensivas de los distintos grupos sociales para mantener su poder adquisitivo, dando lugar a la llamada espiral precios-salarios 35; 32 La alternativa de reducir la jornada laboral de 40 a 35 horas semanales, según ECE, debía ser estudiada con cautela, por los negativos resultados obtenidos en Francia tras reducir a 40 horas la jornada laboral, una medida establecida por Alfred Sanvy, asesor del gobierno del Frente Popular francés. De tomar esa medida, habría que hacerlo de manera coordinada y solidaria entre todos los países europeos, para no perjudicar a los que individualmente la adoptasen. 33 Ese modelo, aportado por uno de los miembros de ECE, José Luis Raymond Bará, utilizaba el enfoque de las funciones invertidas de producción y se expresaba analíticamente mediante la siguiente función: Ln (empleo) = -0,7 x 0, 35 Ln (PIB) – 0,18 Ln (salario real) – 0, 0055 (tiempo) x 0,57 Ln (empleo desfasado). Según este modelo, cada punto de crecimiento del PIB generaría un crecimiento del empleo de entre 0,3 y 0,4 puntos. Del mismo modo, un crecimiento de un punto de los salarios reales, disminuiría el empleo en torno a 0,2 puntos. 34 Entre esos artículos cabe destacar ECE (El País 3/10/1978; 4/2/1979; 1/7/1979; 8/7/1979; y 10/2/1980). 35 Ejemplos de ello fueron la política compensatoria del periodo enero 1974-abril 1975, y la política permisiva de la etapa enero 1976-julio 1977, en las que se alcanzaron las tasas de inflación más altas de todo el periodo de crisis (un 26%), acompañadas de crecientes cifras de paro. aumentos de los costes salariales por las presiones al alza de las cotizaciones sociales; aumentos del déficit público para hacer frente al creciente gasto público 36, y el propio ímpetu de la inflación o fuerza del proceso inflacionista. En las encuestas realizadas periódicamente a los consumidores españoles sobre los problemas que más les preocupaban, la inflación había descendido en importancia al segundo puesto y el desempleo se situó en primer lugar. De hecho, el apoyo político y social a la lucha antiinflacionista había remitido al reducirse su rentabilidad política, mientras iba ganando terreno la política de lucha contra el desempleo. Sin embargo, para el profesor Fuentes Quintana y sus colaboradores, la inflación seguía siendo el mayor mal de una economía, responsable entre otros, de los cuatro costes siguientes 37: 1.- Pérdida de competitividad frente al resto del mundo, que no podría combatirse mediante la aplicación de continuas devaluaciones competitivas, que sólo conduciría al encarecimiento de las importaciones y con ello al aumento de la inflación. 2.- Elevación de los tipos de interés, por su relación con las tasas esperadas de inflación según el denominado efecto Fisher, lo cual condicionaba la realización de proyectos empresariales y atraía capital especulativo del exterior, dificultando el control monetario así como el funcionamiento de la bolsa de valores. 3.- Erosión de los excedentes empresariales, cuya consecuencia era una menor inversión por parte de las empresas y la pérdida del soporte clave para su financiación. 4.- Empeoramiento en la distribución de la renta, dada las mayores ventajas de los grupos sociales con más capacidad para presionar al alza sus retribuciones o multiplicar sus actividades especulativas, frente a las clases medias, receptoras de rentas de carácter fijo, como los funcionarios, pensionistas, pequeños ahorradores y pequeños y medianos empresarios. Como se ha señalado, al primer choque petrolífero de finales de 1973, le siguió un segundo choque en 1979, el cual acarreó sobre nuestra economía un nuevo efecto 36 En comparación con la actual crisis económica, llama la atención que a finales de los 70 los miembros de ECE hablaran ya de una crisis del Estado fiscal (ECE, El País 1/7/1979: 42), cuando las dimensiones del sector público en España y otros países de la OCDE eran aún relativamente reducidas. 37 ECE (El País, 4/2/1979). inflacionista, cuantificado por los miembros de ECE en un artículo de febrero de 1980 38. En él se mostraba el efecto de la elevación de los precios del petróleo tanto sobre la producción de los distintos sectores económicos españoles, como sobre el IPC, cuantificado en un 3%, según la tabla input-output de la economía española de 1979. Frente a esta delicada situación económica española, el profesor Fuentes Quintana y sus colaboradores diseñaron una estrategia para seguir combatiendo la inflación, basada en cinco objetivos: 1.- Distinguir entre las causas de la inflación debidas a escaseces internas, por nuestra dependencia del petróleo, y las ocasionadas por otros productos. En el primer caso, la política económica debía actuar permitiendo reflejar en los precios el coste real de la energía, y en el segundo caso se proponían medidas como el mantenimiento de un tipo de cambio eficaz como instrumento antiinflacionista, rebajas arancelarias y eliminación de rigideces en los mercados de importación. 2.- Tener en cuenta el crecimiento de los salarios reales en relación con la productividad y el crecimiento de la renta nacional real, como se hacía en los principales países de la OCDE, donde la productividad crecía por encima de los salarios reales y éstos se ajustaban al crecimiento de la renta nacional real. 3.- Afrontar la necesaria reforma de la Seguridad Social, una de las principales tareas pendientes durante el periodo de “disenso político”, por el elevado crecimiento de las cotizaciones sociales y sus negativos efectos sobre los costes no salariales. 4.- Controlar el déficit público no sólo en su cuantía, sino en los componentes del gasto público que más contribuían a su crecimiento, como los de consumo y transferencias, por sus efectos expansivos sobre la demanda y su interferencia en la efectividad de la política monetaria, al realizarse ésta a través del control de las disponibilidades líquidas. 5.- Reconducir las expectativas alcistas de la inflación mediante el control de la inflación presente, ya que la inflación pasada tendía a crear inflación futura, un proceso que los miembros de ECE denominaban “inercia inflacionista”. 38 ECE (El País, 10/2/1980). Véanse también los trabajos ALCAIDE y RAYMOND (1979) y RAYMOND (1983), sobre los efectos inflacionistas de la subida de los productos petrolíferos. No obstante, estas recomendaciones del profesor Fuentes Quintana y su Equipo no fueron aplicadas en España, dada la debilidad política del gobierno de la UCD, y la oposición tanto del resto de los partidos políticos como de los agentes sociales, lo que hizo fracasar la política antiinflacionista, quedando ésta como combinación de una política de moderación salarial, -que no surtió efecto hasta la firma del ANE en 1981-, una fracasada política energética y una política monetaria que aplicada en soledad en la lucha contra la inflación, provocaba un efecto ralentizador en la tasa de crecimiento de la producción mayor del previsto. 5.3 DÉFICIT PÚBLICO La existencia de déficit públicos continuados, ha sido una constante histórica de nuestra Hacienda Pública. La aparición de este desequilibrio en 1976, presentaba sin embargo características diferentes, que llevaban al profesor Fuentes Quintana a reconocer un “nuevo” déficit en los años setenta 39. Para los miembros de ECE, ese déficit público se configuraba como un fenómeno nuevo, causado por el alza de los gastos corrientes del Estado, que no podía atenderse ni con los mayores ingresos públicos por impuestos sobre la renta y el patrimonio, derivados de la reforma fiscal iniciada en 1977, ni con los fuertes aumentos de las cotizaciones sociales, impuesto que consideraban planteado de forma tosca, injusta e ineficiente. En cuanto a los artículos de ECE referidos al déficit público, fueron dos los artículos publicados en el diario El País 40, centrados tanto en sus características y efectos, como en la política necesaria para controlarlo. En cuanto a las características del déficit público, los miembros de ECE destacaban en primer lugar su carácter imprevisto, por la ausencia de una planificación financiera eficiente y la falta de respeto a las previsiones presupuestarias. En este sentido señalaban: “el déficit domina a la Hacienda Pública y no la Hacienda Pública al déficit” 41, de ahí que 39 La evolución de esa magnitud respecto al PIB, así como su crecimiento anual, fueron analizados en 1982, en un número de Papeles de Economía Española, con la colaboración de algunos miembros de ECE, entre ellos José Barea y Manuel Lagares, así como José Manuel González Páramo. 40 ECE (El País, 6/12/1981 y El País, 13/12/1981). 41 ECE (El País, 6/12/1981: 55). el déficit no se utilizara como instrumento anticíclico 42, papel que le había caracterizado en los años de dominio del pensamiento keynesiano. De hecho, como recordaban los miembros de ECE, fueron los discípulos de Keynes los que intensificaron el papel del presupuesto como instrumento de política económica, como Abba Lerner a principios de los años 40, quien defendió la concepción de un déficit público supeditado a las necesidades de la economía, a través de la denominada functional finance. Posteriormente, con las aportaciones de los neokeynesianos sobre la eficacia de la política monetaria para lograr la estabilidad económica, empezó a extenderse en los años 60 el concepto de fine tuning de W. Heller, expresión referida al intervencionismo del sector público basado en medidas fiscales y monetarias adecuadamente combinadas, con el doble objetivo de conseguir tanto la estabilidad de precios como un sostenido crecimiento económico 43. En segundo lugar, los miembros de ECE destacaban el elevado déficit público español, no sólo en términos absolutos, sino también respecto al tamaño de las Administraciones Públicas y al diferencial que manteníamos en porcentaje del PIB respecto a la media de los principales países de la OCDE. Respecto a la política para combatir el déficit público español, los miembros de ECE propusieron un programa de actuaciones a medio plazo. Por el lado del gasto público, las medidas propuestas eran tres: frenar el aumento de la participación del consumo público en el PIB; revisar y reducir las ayudas destinadas a compensar pérdidas de empresas privadas, y las subvenciones a empresas públicas; y ligar el crecimiento de las transferencias con el de la producción. Los recursos liberados se destinarían a la inversión pública para facilitar los ajustes positivos de la economía -como la reconversión industrial-, y a proyectos que aumentasen la dotación pública de capital productivo en vez de capital fijo redistributivo. Por el lado de los ingresos públicos, la propuesta consistía en completar la reforma fiscal mediante cuatro actuaciones: a) reforma de la administración tributaria para combatir el fraude, b) disminución del número de tramos impositivos, acercando los tipos de gravamen en la imposición directa (sobre todo 42 Según el destacado hacendista Richard A. Musgrave, además de las funciones de asignación y distribución, el presupuesto también tiene un importante papel estabilizador en una economía. 43 ÁLVAREZ RENDUELES (1990): 279. Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas e Impuesto de Sociedades), c) adecuación de la imposición indirecta al impuesto sobre el valor añadido, y d) reforma de las cotizaciones sociales. Por último, en cuanto a la financiación de nuestro déficit público, se consideraba necesario por parte de ECE la ampliación de los plazos de amortización de los títulos de deuda pública, para acercarlos más a las exigencias de sus demandantes. 5.4 DÉFICIT EXTERIOR Como es sabido, el déficit exterior ha sido, junto al déficit público, uno de los problemas tradicionales de la economía española. Durante el periodo de disenso, el saldo de la balanza de pagos fue reduciéndose desde los superávit registrados en 1978 y 1979, hasta los déficit consecutivos en el saldo por cuenta corriente entre 1980 y 1982, que redujeron las reservas del país en varios miles de millones de dólares. Concretamente el saldo por cuenta corriente pasó de un valor positivo de 1.125 millones de dólares en 1979 a otro negativo de 5.187 millones de dólares un año después. En porcentaje del PIB, ese saldo pasó de representar +0,57% en 1979 a -2,4% en 1980. Aunque ECE no dedicó ningún artículo monográfico al sector exterior, en los dedicados a los análisis de coyuntura, se estudiaron las causas de su empeoramiento a lo largo del periodo de “disenso”, las cuales se sintetizan en dos: 1.- La caída en la relación real de intercambio, principalmente por la variación de los precios relativos. En 1981, la relación real de intercambio había descendido en 10 puntos respecto a 1979, que debían añadirse a los 20 puntos perdidos en ese año respecto a 1973. El peso de la factura petrolífera en porcentaje sobre las exportaciones, revelaba también la gravedad de la situación, al pasar del 30% en 1979 al 52% en los años 1980 y 1981. 2.- El aumento del déficit de la balanza comercial, debido tanto a la evolución de las importaciones como de las exportaciones. Las primeras crecieron un 11,4% en 1979, tanto por nuestra factura petrolífera, como por las importaciones de bienes de equipo, si bien éstas cumplían un importante papel estratégico en la renovación de nuestra estructura productiva. Sin embargo, en 1981 las importaciones cayeron un 4,2% por el efecto del segundo choque petrolífero. Las exportaciones por su parte, registraron un crecimiento aceptable a lo largo del periodo de disenso a excepción de 1980, año que registran una espectacular caída, coincidiendo con una etapa de expansión en el comercio mundial, lo que supuso la pérdida de cuota de mercado de España a nivel global. La entrada masiva de capital en ese mismo año, supuso la apreciación de nuestra moneda hasta compensar completamente la devaluación llevada a cabo por el ministro de Economía Enrique Fuentes Quintana, en julio de 1977. Al deterioro de la balanza de pagos y la acumulación de un elevado endeudamiento exterior, que llegó a superar los 27.000 millones de dólares en 1981 se unió, al final del periodo de disenso, la elevación de los tipos de interés, provocando un empeoramiento en el saldo de la balanza de servicios y transferencias por el creciente coste de esa deuda, lo que dificultaba aún más el ajuste exterior. 5.5 REDUCIDA DEMANDA DE INVERSIÓN Entre las principales señas de identidad de la crisis económica de los setenta en España, cabe destacar la importante caída de las inversiones tanto privadas como públicas, que fueron las grandes sacrificadas a lo largo de esa crisis. Las causas recayeron no sólo en la gravedad de la situación, sino en la actitud pasiva del poder político y de las empresas, ante las necesidades urgentes de ajuste. La caída en la inversión pública, estuvo ligada a la disminución del ahorro público y a la elaboración de un presupuesto muy expansivo, sobre todo en cuanto a consumo y transferencias. La inversión privada, por su parte, debido a la reducción del excedente de explotación de las empresas y al deterioro de las expectativas empresariales, mostró una caída importante hasta mediados de los setenta, con una tímida aunque insuficiente recuperación a partir de 1977. Otra cuestión que preocupaba a los miembros de ECE, determinante en las decisiones de inversión, era el proceso de traslación de los costes hacia los precios, que les llevó a analizar en un artículo de 1980 44, las conclusiones de un trabajo publicado por Sylos Labini dos años antes 45 sobre esa cuestión, en varios países como Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Italia y España relativo al periodo 1965-1977. En ese estudio se ratificaba la idea de que el grado de traslación de los costes hacia los precios era solo 44 45 ECE (El País, 9/3/1980): 44-45. SYLOS LABINI (1978). parcial, variando según el país estudiado. En el caso de España, ese porcentaje se situaba entre un 65% y un 75%. Asimismo, en ese artículo de ECE de 1980 se explicaba por qué las empresas no podían trasladar completamente los aumentos de costes hacia los precios, en base a la conjunción de tres factores: la intensidad de la competencia internacional, por el elevado grado de apertura que ya presentaba la mayoría de las economías occidentales; la debilidad de los mercados internacionales, a consecuencia de las desviaciones de renta desde los países importadores hacia los productores de petróleo, la escasa capacidad de absorción de la demanda en los países exportadores de esa materia prima, y la aplicación de políticas estabilizadoras de carácter contractivo en los países donde más se aceleró la inflación; y los diferentes niveles de productividad de las distintas empresas industriales, lo cual se traducía en que las empresas más dinámicas compensaban parte del aumento de los costes a través de la productividad, mientras que las menos dinámicas no podían trasladar hacia los precios esos aumentos de costes, dando lugar a una atonía inversora y a un desempleo con altas tasas de inflación 46. En definitiva, como señalaban los miembros de ECE 47, si el proceso de deterioro de los excedentes empresariales continuaba, la demanda de inversión seguiría estancada y no podrían amortiguarse los efectos de la obsolescencia tecnológica sobre la estructura productiva española y en especial sobre su equipo capital, generando incertidumbre sobre el proceso de renovación de ese equipo. 6. CONCLUSIONES Desde el punto de vista político, el periodo de disenso (1979-82) puso de manifiesto en España la debilidad política del gobierno para hacer frente a la crisis económica y la falta de apoyo de la oposición en buena medida por intereses electorales. Esa coincidencia entre debilidad política y crisis económica tuvo graves consecuencias para nuestra economía que aún hoy perduran. 46 Para los miembros de ECE, era difícilmente explicable desde una óptica keynesiana la coexistencia de aumentos en la tasa de desempleo y altas tasas de inflación, lo cual mostraba la falta de flexibilidad del mercado laboral español (ECE, El País, 9/3/1980): 45. 47 ECE (El País, 25/5/1980). Los aspectos económicos más positivos del periodo de disenso derivaron del éxito en la aplicación de los Pactos de la Moncloa en lo referente a la progresiva reducción de la tasa de inflación, que fue disminuyendo desde el 26% alcanzado en 1977 (máximo histórico) hasta nuestros días (2%-3%). A ello contribuyó la aplicación de una política monetaria basada en el control de las disponibilidades líquidas y una política de rentas sustentada en la moderación salarial dentro de un amplio proceso de concertación social. Sin embargo, en el ámbito de la Hacienda Pública, no se disciplinó el aumento de los gastos públicos de transferencia, lo que hizo elevar en esos cuatro años el déficit público en más de cuatro puntos sobre el PIB, al pasar del -2,1% al -6,2%. En el lado de los ingresos, la reforma tributaria programada en los Pactos se vio parcialmente incumplida, como habían planteado en repetidas ocasiones los miembros de ECE. Fue en el mercado laboral donde se percibieron los mayores problemas que aún persisten en la actualidad. Entre ellos, la elevada tasa de desempleo de los jóvenes, que alcanzó el 57% en 1979, -similar a la actual-, desigualdad de género por la mayor tasa de paro femenina, falta de adecuación entre la demanda y la oferta de trabajo, debido a la inadecuada política educativa, así como los crecientes costes laborales por la falta de flexibilidad en relación al ciclo económico y a la productividad. Todo ello provocó que en el periodo de disenso la tasa de desempleo aumentara desde el 9,3% al 16,5%, situando en 1982 nuestro diferencial con la entonces CEE en siete puntos. Las negativas consecuencias de esto último sobre la competitividad se traducían en mayores desequilibrios en el sector exterior, con una dependencia energética del 80%, que aún se mantiene en la actualidad. En definitiva, el profesor Fuentes Quintana y su Equipo alertaron al conjunto de la sociedad española y a los responsables de política de económica de cuál era el camino a seguir en ese delicado momento. Cumplieron con su responsabilidad como economistas al servicio de nuestro país, analizando su presente y su futuro inmediato, e implicando a la población española para que fuera más consciente de los sacrificios que tenía que asumir en esos delicados momentos. 7. BIBLIOGRAFÍA AGUILAR PIÑAL, Francisco (1978): La prensa española en el siglo XVIII. Diario, revistas y pronósticos. Madrid, CSIC. 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