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1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 7 1 Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 1.1. LAS EPs, VÍA USUAL DE INTERVENCIÓN EN UNA ECONOMÍA DE MERCADO Objetivos sociales que se añaden a los estrictamente productivos En muchos casos las EPs, además de producir un determinado bien o servicio, son utilizadas por los gobiernos para ciertos objetivos macroeconómicos, sociales o simplemente políticos, precisamente porque fueron creadas como EP (o transformadas de privadas en públicas) con dicha finalidad. En casos notorios, estos objetivos extraproductivos aparecen explícitamente en la ley que da lugar a la creación de tal o cual EP, o a la de un "holding" público que se crea para que genere EPs. La presencia de estos fines, llamémosles 'complementarios', se pone de manifiesto por lo frecuentemente que en la literatura sobre el tema aparecen expresiones del estilo de 'las EP están sujetas a obligaciones sociales'; o también 'los objetivos sociales de las EP'. Expresiones que las encontramos especialmente referidas a EP que prestan servicios públicos. "..(a) las empresas nacionalizadas se les supone que deben observar importantes obligaciones sociales en nombre del interés público (...): Suministrar bienes o servicios 'no rentables' que (no obstante) benefician directamente a un colectivo determinado de consumidores, o benefician al público en general de forma indirecta (...) Observar ciertas restricciones respecto a sus actividades rentables, porque en caso contrario se entiende que se perjudicaría a determinados colectivos sociales (..) Utilizar ciertos factores de producción (producidos en el país) a fin de beneficiar a determinados grupos sociales o beneficiar indirectamente al público en general(...) llevar a cabo las actividades con economicidad y eficiencia (..) EPs: Cómo funcionan, comparativamente 8 poniendo a disposición de los usuarios un servicio 'adecuado' (..) y, en algunos casos, prestar servicios especiales.. " 1 Pero no siempre estos objetivos u obligaciones sociales están expresados en los estatutos de las EP (muchas de éstas no tienen un texto fundacional propiamente dicho), aunque tales obligaciones sí suelen estar implícitamente relacionadas con las causas que dieron origen al hecho de que tal o cual empresa sea EP. Estudiando los casos de los países de la Europa occidental, Parris, Pestieau y Saynor 2 agrupan de este modo las causas que, a su juicio, están en el origen de la mayor parte de EP: - Las ideas socialistas y el consenso ideológico (sobre la conveniencia de las EP) - Los monopolios fiscales - La existencia de monopolios naturales - La racionalización de los sectores industriales - El desarrollo regional - La reconstrucción industrial - Desarrollo del potencial de la riqueza nacional La voluntad y práctica políticas que han manifestado ciertos gobiernos de que la producción de determinados bienes no dependa del criterio del beneficio empresarial, cuando éste se aleja claramente del beneficio social estaría relacionada con el tipo de causas históricas que estos autores sitúan en primer lugar. Es decir, la idea de que ciertas actividades pueden no ser rentables (desde el punto de vista microeconómico, o de un empresario) pero se estima que lo son desde la perspectiva del conjunto de la sociedad (‘beneficio o utilidad social’, o en sentido macroeconómico). No obstante, del anterior listado de causas históricas de la existencia de EP las que están más relacionadas con los objetivos sociales o extraproductivos asociados a EP son las causas etiquetadas como ‘desarrollo regional’ y ‘desarrollo potencial de la riqueza nacional’. En la primera engloban los mencionados autores numerosos casos de EP que surgieron promovidas por ‘holdings’ públicos (como el IRI italiano) que tenían directrices concretas de crear empresas en zonas deprimidas del país, cubriendo así la falta de iniciativas por parte de capital privado en tales zonas. Y en la segunda se refieren a casos muy variados de EP promovidas directamente desde los gobiernos, en países y momentos en los que la iniciativa privada es escasa, o insuficiente, o no aprovecha las oportunidades productivas y de recursos existentes en el país; E incluyen también en este bloque los casos de nacionalización de empresas privadas en crisis (‘operaciones de rescate’). Y acaban estos autores su enumeración señalando que en general lo que domina en el conjunto de causas podría resumirse en: la utilización de las empresas públicas para tratar de resolver los problemas nacionales del desempleo y de un adecuado desarrollo industrial. ‘Economía mixta' (uso de EPs), como vía para superar las limitaciones, imperfecciones y fallos del mercado En general, al perseguir a través de EPs otros objetivos además del de la producción de determinados bienes o servicios, el fin último que los poderes políticos manifiestan perseguir consiste en alcanzar una situación socialmente mejor que la que resultaría del simple, libre y espontáneo funcionamiento del mercado, dadas las imperfecciones, limitaciones y fallos del mismo. 1 Coombes, D. State enterprise, cap. 3, "Social and economic obligations" pág. 35. El resto del citado capítulo resultará también una ilustrativa lectura complementaria sobre este punto. 2 Parrish, H / Pestieau, P. / Saynor, P. Public Enterprise in Western Europe, 1987, pág. 5 a 22 Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 9 «Imperfecciones» Cuando, por ejemplo, un ayuntamiento crea una EP dedicada a promocionar, construir i vender viviendas es porque no considera satisfactorio el resultado a que da lugar el mercado en cuanto a ese tipo de bien en ese municipio concreto; y es probable que en tal caso podamos decir que la insatisfacción municipal es principalmente debida a que ese mercado concreto es -como otros parecidos- bastante imperfecto: monopolístico. En términos más generales: en toda economía de mercado es una realidad la existencia de empresas (privadas) con variados grados de poder monopolístico u oligopolístico. Además, respecto a ciertos bienes y servicios la competencia de mercado o la información de que pueden disponer los consumidores/usuarios es inevitablemente imperfecta. Y en general las imperfecciones del mercado conllevan, como sabemos, resultados (volumen de output, y precio) socialmente no-óptimos; lo que es algo a tener en cuenta especialmente si se trata de bienes o servicios imprescindibles para una mayoría de la población. El caso más notorio en este sentido es el de los monopolios de servicios públicos: gestionarlos según el criterio del beneficio lleva a una clara situación de ineficiencia asignativa. «Limitaciones» Por otra parte, aun cuando exista una fuerte competencia y un funcionamiento casi perfecto3 en tal o cual mercado, no en todos los sectores, bienes o servicios ello lleva a unos resultados que socialmente se consideren satisfactorios. Hablamos entonces de que el mercado no valora, no tiene en cuenta (no puede tener en cuenta) tal o cual efecto o consecuencia social de una actividad económica (producción, consumo, transacción) determinada; por ejemplo, efectos indirectos a largo plazo (que a veces afectaran a generaciones futuras) que sean socialmente relevantes. Se suele decir en estos casos que el libre mercado no resuelve bien esa actividad económica. Esa es, por ejemplo, la situación respecto a los bienes que generan substanciales externalidades, positivas o negativas. Y especialmente los casos de externalidades positivas, beneficios sociales indirectos que el mercado no valora 4, están históricamente asociados a la presencia de EP en una economía de mercado. «Fallos» Pero en otros casos de lo que se trata es, simplemente, de que el mercado da lugar a unos resultados que se juzgan políticamente no-aceptables, o que conllevan consecuencias sociales no deseadas. Por ejemplo, la concentración industrial en determinadas áreas del país -y la consiguiente ausencia de actividad industrial en otras áreas, las que llamamos zonas subdesarrolladas- es, de hecho, un resultado del perfecto funcionamiento del mercado: las empresas no tienden a situarse en las áreas subdesarrolladas precisamente porque les es más ventajoso económicamente ubicarse en zonas ya industrializadas. Y es también resultado de un perfecto funcionamiento del mercado el que se abandonen zonas tradicionalmente agrícolas porque lo que se cultiva o cultivaba en ellas resulta que puede ahora importarse a un precio un 5 % más barato de otro país. Cuando el gobierno francés nacionalizó (adquirió) la única empresa francesa de ordenadores, Honewell-Bull, lo que pretendía principalmente era evitar el resultado a que iban a llevar precisamente las fuerzas del mercado competitivo en ese caso: la absorción de la empresa por una gran multinacional norteamericana -con la consiguiente desaparición de hecho de una industria propia de ordenadores en el país; un resultado que políticamente consideraron que no era satisfactorio. El consorcio europeo 'Airbus' -un caso de EP multi-estatal: el único productor 3 Información tecnológica total en manos de los (potenciales) productores del bien ‘A’, información total sobre la utilidad derivable del bien en manos de los (potenciales) consumidores, ausencia de barreras de entrada para potenciales productores, ..... y, especialmente, presencia de un número elevado de productores del mismo bien y, como consecuencia, una fuerte competencia entre ellos, de manera que ninguno tenga poder sobre el precio de mercado. 4 Sobre el concepto y ejemplos de externalidades positivas puede verse un resumen y guía de lecturas en Vergés, J. Economía Pública Industrial, pág. 183-186, y 190-191. EPs: Cómo funcionan, comparativamente 10 europeo de aviones comerciales- existe como tal porque los gobiernos de Francia e Inglaterra (a los que se sumaron después Alemania y España) no consideraron políticamente aceptable el resultado al que abocaba la actuación de las fuerzas del mercado competitivo a escala internacional en la industria aeronáutica; resultado que era la concentración de ésta, en una situación prácticamente de monopolio mundial, de Estados Unidos (de la empresa Boeing, concretamente). Que un resultado del libre y perfecto juego del mercado se quiera evitar por considerarlo políticamente inaceptable o insatisfactorio es algo que implica -valga la redundancia- un juicio político (sobre el grado de inaceptabilidad). Dicho en otros términos: los fallos del mercado no siempre son vistos como tales -o no son vistos con el mismo grado de inaceptabilidad- desde diferentes posiciones políticas (partidos). Así, respecto a determinados fallos o consecuencias sociales negativas, desde la perspectiva del liberalismo económico se hablará más bien de simples consecuencias negativas inevitables del mercado competitivo, que vienen compensadas por otros efectos positivos del mismo. Un ejemplo ilustrativo de esta diferencia de óptica política lo constituye la posible decisión político-económica tipo 'salvamento' de empresas privadas en crisis: el que una empresa que está perdiendo dinero cierre es normalmente la consecuencia del correcto/perfecto funcionamiento del mercado. Cuando, sin embargo, el gobierno del país correspondiente se hace cargo de esa empresa (pasando entonces a ser EP), lo que pretende es evitar consecuencias sociales que el mercado no valora, como son: el que un cierto número de personas vayan a engrosar las filas del paro de larga (o indefinida) duración, que determinados recursos naturales del país se desaprovechen, o que se pase a depender del mercado exterior para una actividad productiva que, en algún sentido, se considera económicamente estratégica. Por el contrario, desde la posición política liberalista tal decisión de mantener la empresa en funcionamiento, en forma de EP deficitaria, es considerada como un error porque se supone que distorsiona el libre juego del mercado, el cual por sí solo, se argumenta, ya propiciará con el tiempo, a largo plazo, una nueva asignación/ocupación del trabajo y demás factores productivos que a corto plazo quedarán ociosos como consecuencia del cierre de dicha empresa. Regulación Conviene señalar, sin embargo, que los gobiernos no solo tratan de corregir las consecuencias de las imperfecciones, insuficiencias o fallos del mercado -o, simplemente, los resultados socialmente no deseables del mercado- recurriendo al instrumento que representan las EPs. Especialmente por lo que respecta a las imperfecciones, recurren también -y principalmente- a dictar normas reguladoras de los mercados5 (concretamente para los gobiernos adscritos al liberalismo económico ésta es la única vía de corrección del mercado aceptada)6. Así, ante una probable situación de monopolio (de monopolio natural, p.e.) para un bien, un gobierno preocupado en evitar el perjuicio social derivado de que la empresa monopolista se comporte tratando de maximizar su beneficio, tiene dos alternativas: 1) hacer que la empresa en cuestión sea pública; y 2) regularle el precio y la calidad del bien a la empresa (que en este caso suele ser privada). 5 Por ejemplo: el libre comercio de armas está prohibido en la mayor parte de países; y también el de drogas como la cocaína o la heroína. En España la Comisión Nacional del Mercado de Valores puede vetar determinadas operaciones de compraventa en Bolsa. El salario mínimo está fijado legalmente. Existen aranceles para las importaciones de determinados bienes de determinados países. Bastantes productos agrícolas están protegidos (su comercio está regulado). Ciertos bienes o servicios están sujetos a regulación (sobre sus características, calidad, y, sobre todo, precios). Etc. 6 Sobre el tema de la regulación puede verse: KAHN, Alfred K. , The economics of Regulation, MIT Press, 1995 (6ª edición). Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 11 En cualquier caso, es un hecho que históricamente la existencia de EPs en muchos países se debe en gran medida a la intención política de utilizarlas como instrumento para complementar o modificar los resultados de las puras fuerzas del mercado. O, dicho en otros términos, para eliminar consecuencias socialmente no deseables de éste, o para propiciar otras que, sencillamente, no daría el mercado por sí solo. Es decir, para conseguir algo que no resultaría del puro juego de la libre concurrencia entre empresas maximizadoras de beneficios; empresas que, en economías más o menos abiertas, son no solo las locales (nacionales) sino también las multinacionales. «Nacionalizaciones» La política más clara en esta línea han sido las llamadas nacionalizaciones de empresas, llevadas a cabo en distintas épocas y circunstancias por los gobiernos de países diversos, tanto industrializados como en vías de desarrollo. Bastantes EPs han sido creadas como tales por los gobiernos (generalmente por 'holdings' públicos de desarrollo); otras proceden del 'salvamento' de empresas privadas en crisis; pero una parte importante de las grandes EP de los países industrializados (especialmente en los casos de Gran Bretaña, Francia, Austria y Canadá) procedían o proceden de nacionalizaciones; es decir, de la expropiación, mediante pago, de grandes empresas privadas por parte de los gobiernos. Unas decisiones políticas tomadas en determinados momentos por gobiernos de izquierdas (socialdemócratas en general), con el objetivo explícito de contribuir a transformar el sistema económico capitalista -dentro del marco general de una economía de mercado y con un régimen político parlamentario-, o bien de conseguir un mayor crecimiento económico, unas mejores posibilidades de superar las crisis económicas periódicas; o, en términos más concretos, para poder combatir de forma más efectiva los desequilibrios económicos: inflación, paro, déficit exterior, dependencia económica externa, etc. "...El programa canadiense de nacionalización de la mayor parte de las empresas relacionadas con los recursos energéticos es un buen ejemplo. (...) La compra por el gobierno noruego de los bienes de las posesiones de la Alcan Aluminium (americana) y de la British Petroleum en Noruega, refleja el deseo de arrebatar el control de la industrias de manos extranjeras. (...) El presidente François Mitterrand 7 ha efectuado repetidos llamamientos (..) en el sentido de que el gobierno francés debe ser el titular de las grandes compañías francesas, a fin de salvarlas de las compañías multinacionales: ' Soy contrario a la división internacional del trabajo y la producción, una división decidida lejos de nuestras costas y que obedece a unos intereses que no son los nuestros. No somos un peón en las manos de aquellos que son más poderosos que nosotros. Esto tiene que quedar claro, y para nosotros las nacionalizaciones son un arma para proteger el aparato productivo de Francia.' y J-P. Chévènement (ministro de Mitterrand), más gráficamente, manifestaba que (de no tomar tales medidas) si las tendencias observadas continuaban, todo lo que quedaría (en la economía francesa) serían heroicos reductos en las montañas, resistiendo (económicamente) agarrados a sus camemberts, baguettes y botellas de vino. " [ Monsen, R.J. / Walters, K.D. : Nationalized Companies: A threat to American Business (1983) , pág. 2930 ] Estos mismos autores, al interrogarse sobre "porqué Europa nacionaliza(ba)" en los años 70 y 80 8 , resumen sus conclusiones del siguiente modo: – – Nacionalismo económico (apoyar la industrialización del país) La competencia internacional (defenderse de): "ante la obligación internacional de reducir los aranceles y eliminar la fijación de cuotas a la importación, los gobiernos ven (a través de las nacionalizaciones) 7 El texto se refiere a 1982-83, al principio del primer mandato de Mitterrand, Secretario General del Partido Socialista francés. Cesó como presidente en 1995. 8 Téngase en cuenta el año en que está escrito y que los autores son norteamericanos, de ahí lo significativo del subtítulo del libro: "Una amenaza (europea, se entiende) para las empresas norteamericanas". EPs: Cómo funcionan, comparativamente 12 vías invisibles de subsidiar la industria nacional, frenando así las importaciones y promoviendo las exportaciones". – Rescate de empresas privadas en crisis, y mantenimiento del empleo 9 – Incremento de la Inversión bruta y promoción del desarrollo económico – Razones de soberanía (nacionalismo económico, pero referido concretamente a empresas 'estratégicas' por su importancia. Se refieren aquí a casos como el de Francia, ya mencionado) – Razones políticas e ideológicas. Destacan aquí objetivos como: favorecer o asegurar la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas; y evitar el gasto inútil de los beneficios empresariales por parte de las clases altas. (Monsen / Walters, op.cit , pág. 23 a 33) En el caso de países económicamente menos desarrollados -que en los años 60-70 iniciaron políticas activas de desarrollo económico en el marco de sistemas políticos de mercado (casos destacados serían India y Egipto)- el caso es algo distinto. El peso de políticas como las arriba enunciadas recayó, más que en la nacionalización (de hecho pocas empresas privadas tenían para nacionalizar), en la creación desde instancias gubernamentales (Agencias o holdings públicos de desarrollo económico) de empresas públicas industriales; del sector energético y de comunicaciones, principalmente 10. Desde hace decenios, hablar de EP ha sido hablar de 'industrias nacionalizadas'. La referencia típica al respecto sería la Gran Bretaña, aunque también Austria y Canadá. Y la presencia de estas industrias nacionalizadas en sectores clave (industria pesada, energía, servicios públicos) es lo que ha dado sentido a la expresión "economía mixta", la cual se ha venido aplicando en general a los países de economía de mercado en los que la presencia de la EP era significativa. El principio económico-político en que se sustenta la idea de la economía mixta puede deducirse de lo ya apuntado hasta aquí y podría resumirse así: 'El mercado es un instrumento útil de asignación de los recursos y de funcionamiento descentralizado de la economía, pero no resuelve bien todos los problemas económicos, como, por ejemplo, el paro, la dependencia económica exterior, el equilibrio territorial y la estructura económica del país a largo plazo; no obstante, los poderes públicos pueden suplir esto disponiendo de un fuerte sector público empresarial, adecuadamente dirigido'. De ahí que expresiones como "planificación democrática" o la de "no necesidad de aceptar resignadamente los resultados del mercado cuando éstos no se consideran socialmente aceptables (o suficientes)" estén históricamente ligadas a la idea de la economía mixta y, por tanto, a la cuestión del papel de las EP en las economías de mercado. Conviene destacar que, independientemente de que en un país determinado el gobierno en ejercicio sea ideológicamente más o menos partidario de la llamada economía mixta, una vez en el poder tiende a utilizar a las EP de que dispone, como un instrumento más de 9 En el caso concreto de las empresas privadas en crisis, que han sido transformadas en públicas, es decir: nacionalizadas ("socialización de pérdidas" es una expresión usual aplicada a estos casos), la motivación de los gobiernos ha sido normalmente el evitar el cierre de la empresa y el consiguiente aumento del paro que se produciría en la zona. Motivación a la que, en ocasiones, se ha unido la voluntad política del gobierno de que el bien producido por la empresa no se dejase de producir en el propio país. Un caso claro en este sentido es el ya mencionado de la nacionalización en 1982 de la filial francesa de la Honewell-Bull, productora de ordenadores. 10 La idea de que el actual grado de industrialización de la India (importante, aunque con claras insuficiencias) ha sido un objetivo nacional conseguido principalmente a través del instrumento de las EP, tiene un cierto consenso (Ver por ejemplo: HANSON, A.H. , Public Enterprise and Economic Deveelopment , 1965, pág. 147-178; NARAIN, l. "Public Enterprise in India. An Overview", Annales de l'Economie Publique Sociale et Cooperative, 1981; y KUMAR, S. "Public Enterprise Policy and Reform Measures. The Indian Experience" , Public Enterprise, vol. 11, n. 4, 1991). Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 13 actuación política; (al menos mientras no las privatiza, si es que esa es su principal política). Tipos de utilizaciones de las EP para objetivos extra-productivos Con carácter general, y a efectos del desarrollo del tema en las siguientes páginas, resultará útil distinguir los siguientes tipos de utilizaciones o instrumentaciones de las EP por parte de los gobiernos: ¾ Casos en que la EP es utilizada como Instrumento de Política Económica o para objetivos macroeconómicos. (Entendiendo que con ello tanto nos referimos a instrumentalizar a una EP ya existente a la que el gobierno le fija determinados objetivos extra-productivos, como a utilizar el instrumento 'EP' a base de crear una nueva empresa desde el gobierno, o nacionalizando una empresa privada). ¾ Casos en que a la EP se le imponen, en razón de la política social del gobierno, determinadas obligaciones de servicio sobre el propio output que ésta produce. Por ejemplo, obligándole a prestar determinados bienes o servicios que económicamente -en términos de lo que el mercado valora- no estaría justificado; u ordenándole aplicar unos precios políticos para ciertos colectivos de usuarios. ¾ Casos en que los gobernantes utilizan a las EP para sus propios objetivos políticos como partido o coalición electoral en el poder. A las dos primeras dirigiremos la atención en los siguientes apartados. En cuanto a la tercera posibilidad, conviene precisar que la utilización puede ser, a su vez, lícita o legal; o bien puede ser fraudulenta. Entre las utilizaciones lícitas incluiríamos los casos en que el gobierno utiliza a la EP con fines electorales. Por ejemplo, ordenar a la empresa de transportes municipal que aplique unas tarifas exageradamente bajas; o a una EP municipal inmobiliaria que -además de viviendas- construya gratis para el Ayuntamiento un nuevo polideportivo. Éticamente unas acciones gubernamentales que se basan más en un cálculo electoral que en una consideración de los costes y beneficios sociales implicados pueden ser discutibles (incluso es discutible en cada caso si constituyen utilizaciones 'puramente electorales' o no), pero en cualquier caso estas utilizaciones de la EP no constituyen delito. En principio, si no es planteada públicamente por los gobernantes la cuestión de cuanto cuestan tales acciones en términos de impuestos o de endeudamiento, o en términos de costes de oportunidad, los resultados de medidas como las indicadas siempre serán bien vistos por los ciudadanos; y es precisamente por eso por lo que tales utilizaciones de las EPs pueden favorecer electoralmente al equipo de gobierno en ejercicio. Las acciones que denominamos populistas suelen responder a esa pauta: presentar al público solo los nuevos logros, no su coste de oportunidad. Pero también puede ser que el gobierno ‘juegue limpio’ en el sentido anterior (es decir, sin populismo) pero que, simplemente, se guíe en sus acciones y decisiones por el criterio de la maximización de los votos. Y, para muchos autores (literatura sobre elección pública) eso no tiene porqué ser necesariamente malo para la sociedad, sino todo lo contrario 11. 11 En el campo académico de la elección pública ("public choice"), que se centra en cuestiones como ésta, se utiliza frecuentemente la teoría de que: en un régimen político parlamentario las acciones de gobierno de los políticos en el poder vienen determinadas fundamentalmente por el criterio de maximizar los futuros votos, o, mejor dicho, de conseguir la reelección. Desde tal perspectiva, las consecuencias -postula una rama de dicha teoría- no necesariamente serán negativas para los ciudadanos. Concretamente, si todas las consecuencias -materiales, económicas y de todo tipo- de una determinada decisión de gobierno fuesen explicitadas por los gobernantes a los ciudadanos y tales consecuencias fuesen perfectamente comprensibles para todos ellos, entonces una acción de gobierno que hace ganar votos al partido en el poder significa que es EPs: Cómo funcionan, comparativamente 14 Pero también, claro está, hay casos en que las EPs han sido o son utilizadas de forma fraudulenta por parte de los correspondientes gobernantes. Algunos de estos casos pueden caer en el campo de las corruptelas (como el de obligar a una determinada EP a que dé un empleo, sin que estrictamente la empresa lo necesite, a un familiar o a un correligionario del partido), otros casos caen en el campo del puro delito de enriquecimiento ilícito o robo a gran escala con abuso de poder (los antiguos regímenes populistas-dictatoriales de Filipinas y Zaire podrían ser unos ejemplos destacados); y, en fin, otros casos los situaríamos en pantanosos terrenos intermedios. Los ‘agentes económicos’ en la utilización de las EP El desarrollo del tema en las páginas siguientes se refiere exclusivamente a la utilización 'normal' de las EP para objetivos extra-productivos sociales; es decir, nos centraremos en los dos primeros tipos de situaciones enunciadas: 1) la utilización de las EP como instrumentos de política económica, y 2) la imposición a EPs de determinadas obligaciones de servicio. Y dado que el tema central es la utilización de la EP, convendrá tener en cuenta que cuando hablemos de utilización ello significa que el gobierno -los gobernantes, los representantes políticos- constituyen un nivel de actuación y de responsabilidad, y ‘sus’ Empresas Públicas otro. Es decir, que es importante tener presente como telón de fondo de nuestro tema la distinción entre el nivel político y el nivel empresarial; y que tanto en un nivel como en el otro habrá en cada situación real unas personas determinadas: Así, y a modo de marco descriptivo general: La EP estará en cualquier caso dirigida por una persona (Presidente/a , Director/a General, o Gerente; según los casos) nombrada por el gobierno, el ayuntamiento o la instancia correspondiente de la Administración Pública a la que pertenezca la EP en cuestión. Y dicha instancia, o, más concretamente, algún alto cargo político (por ejemplo: Ministro de Economía, Director de un holding público de control, Director General de Industria, Concejal de Economía, .. etc. ; o la persona en quien éstos deleguen su responsabilidad sobre la EP) tendrá entre sus obligaciones del cargo el actuar como máximo responsable y supervisor de la EP en cuestión, fijándole objetivos y supervisándola. A este alto cargo político nos referiremos en lo que sigue, para abreviar, como 'el gobierno'; y a la persona nombrada como Presidente/a , Director/a General, o Gerente, nos referiremos como 'gestor público'. Hecha esta distinción, podemos decir que la utilización de la EP para objetivos sociales o de política económica se concretará normalmente en una justamente el tipo de acción que la mayoría de la colectividad desea. Así, continúa esta parte de la teoría, maximizar los votos para conseguir la reelección llevará automáticamente a maximizar el nivel de bienestar de los ciudadanos-votantes. Como es fácil deducir, siendo que el "public choice" entronca principalmente con la teoría económica neoclásica actualmente dominante, el parecido del razonamiento anterior con el del equilibrio general en el modelo teórico de la economía de competencia perfecta no es casualidad. Donde en Economía encontramos la 'mano invisible' de Adam Smith que haría que del comportamiento egoísta de empresarios maximizadores de beneficios resulte una maximización del bienestar económico para todo la sociedad, en Política encontraríamos una no menos invisible mano (¿de Tocqueville?) que haría que del comportamiento partidista de los políticos tendiendo a maximizar votos resultase paradójicamente una máxima satisfacción para el conjunto de ciudadanos votantes. Sobre estos temas de la 'teoría de la elección pública' se recomienda ver: DOWNS, Anthony, "Una teoría de la acción política en una democracia", 1957, en CASAHUGA, A. (Ed) Democracia y Economía Política; WHITTMAN, Donald A. "Los partidos como maximizadores de utilidad", 1973, en CASAHUGA, A. (Ed.) , op. cit. ; y STRETTON, Hugh & ORCHARD, Lionel, Public Goods, Public Enterprise, Public Choice, 1994, cap. 5 y 6. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 15 orden, directiva o criterio que el gobierno transmite al gestor público. Así mismo, en lo que sigue se parte del reconocimiento del hecho de que un gestor público entiende usualmente que su cometido en tanto que tal es gestionar la EP de manera que ésta funcione con la máxima eficiencia productiva, de acuerdo con la demanda y demás condiciones del mercado o de los usuarios, a menos que el gobierno no le marque una directriz, criterio u objetivo adicional o distinto. 1.2 LA UTILIZACIÓN DE LAS EP COMO INSTRUMENTOS DE POLITICA ECONOMICA La utilización de las EP como instrumentos de política económica (IPE) es algo que se observa en mayor o menor grado independientemente de si se trata de una EP tipo monopolio o actuando en situación de competencia. De esta utilización se habla usualmente como de medidas directas de política económica, en contraposición a las medidas indirectas, basadas en utilizar exclusivamente -para la política económica- los instrumentos que denominaremos ortodoxos12 : tipo de interés del banco central, salario mínimo, tipo de cambio, aranceles, medidas de desgravación fiscal, subvenciones a empresas (planes de reconversión sectorial o territorial), etc. y que constituyen el cuadro de instrumentos que la concepción liberalista tradicional de la política económica acepta como posibilidad única. Como posibilidad bien alternativa o bien paralela (simultánea) a ésta que denominaremos ‘política económica ortodoxa’, las medidas directas consistentes en la instrumentación de las EP se basan en la idea (dentro de la perspectiva de economía política descrita en 1.2) de contribuir al logro de determinados objetivos de política económica a través de la incidencia que sobre ellos pueden tener la actividad económica de ciertas EP. ".. Por ejemplo, los precios de las EP pueden ser regulados a la baja, como parte de una campaña de lucha contra la inflación. O, por el contrario, los precios pueden ser forzados al alza, a fin de generar importantes recursos financieros con los que autofinanciar programas de inversión (en el sector público). (El gobierno) puede ejercer presiones sobre las empresas (públicas) para que inviertan durante una etapa de recesión, como parte de una política anti-cíclica. Asimismo, los salarios en las EP puede ordenarse que se mantengan a unos determinados niveles, como parte de una política de rentas del gobierno; o (la dirección de) una EP puede verse compelida a conceder una demanda salarial de los trabajadores que sobrepasa sus posibilidades, con el fin de evitar una huelga que perjudicaría políticamente al gobierno. " 13 Utilizar la EP como IPE significa en algunos casos utilizar la posibilidad de crear EP por parte del gobierno, o de transformar (adquirir, expropiar) empresas privadas en públicas. Pero en la mayor parte de los casos -como ilustra la cita anterior- la expresión se refiere a ordenar a determinadas EP ya existentes (es decir, que el gobierno ordena al gestor público 'x') alguna decisión que éste no tomaría si gestiona la empresa persiguiendo estrictamente 12 'ortodoxos' en el sentido de que son los instrumentos de política económica más habituales, los aceptados con carácter general en la política económica practicada actualmente en los países de economía de mercado. 13 PARRIS, H. / PESTIEAU, P. / SAYNOR, P. "Public enterprise as an instrument of government policy" en Public enterprise in Western Europe , Cap. 7 (pág. 119-134), 1987. La cita corresponde a la página 119. Se recomienda, no obstante, la lectura de todo el capítulo. EPs: Cómo funcionan, comparativamente 16 la eficiencia económica de ésta (que es, en principio, lo que se espera de este gestorempresario público). (a) Experiencias históricas sobre objetivos perseguidos por los gobiernos al utilizar sus EPs (Instrumentalizaciones/ intervenciones más comúnmente observadas) He aquí un listado, que no pretende ser exhaustivo, del tipo de instrumentaciones que más frecuentemente se observan o se han observado, considerando diferentes países y diferentes periodos. (Por supuesto, como con cualquier medida gubernamental de política económica, conviene distinguir entre el objetivo perseguido y los posteriores resultados efectivos): 1) Fijación de la política de precios y salarios de una EP concreta o de un grupo de ellas.- el gobierno persigue con ello un efecto sobre los precios en general; en parte porque la actividad de las EP tiene un peso importante en la economía -directamente y/o por la vía de las repercusiones en cadena sobre el sistema de precios-, y en parte porque generalmente tales medidas tienen un efecto imitación que acaba afectando a muchas otras empresas. Un caso paradigmático es de Renault: Tradicionalmente los acuerdos salariales firmados con los sindicatos por esta empresa han venido determinando, por imitación, las subidas salariales de una parte importante de las áreas industriales que rodean París. Consciente de ello, los sucesivos gobiernos franceses han tenido un especial interés en dictar cual debería ser la política salarial de Ranault. 2) Obligar a la EP a aplicar precios políticos.- Se trata de una instrumentación que normalmente no tiene el carácter de coyuntural que tienen las restantes, sino que suele estar ligada al propio hecho de que la empresa en cuestión (que normalmente se trata de un monopolio) es pública debido al tipo de bien o servicio que presta. La intervención consiste en estos casos en que el gobierno ordena a la EP que aplique unos precios que están claramente por debajo de los costes de máxima eficiencia productiva, con lo que la empresa deberá inevitablemente ser subvencionada con cargo a impuestos. Se supone que el objetivo de política económica perseguido por el gobierno cuando impone a la EP productora del bien ‘x’ aplicar un precio político es que sea más fácil para cualquier consumidor el adquirir tal bien. Y, en consecuencia, el volumen de output producido/consumido será superior al que se daría en ausencia de intervención del gobierno. En definitiva, la imposición de precios políticos lleva aparejada una redistribución de rentas a favor de los usuarios o consumidores del bien ‘x’ en cuestión, y con cargo a los contribuyentes. 3) Fijación de objetivos de inversión a las EP.- Se trata de casos en que, para estimular la demanda agregada, se ordena a las EP efectuar un mínimo de inversiones, generalmente a base de acelerar los planes de expansión empresarial que éstas -como cualquier empresatengan. Se entiende que consiste en anticipar inversiones respecto al calendario en que estaban previstas por la dirección de la propia EP afectada (calendario determinado en función del objetivo de la estricta eficiencia económica). 4) Restringir las importaciones de las EP.- Esta intervención consiste en dar órdenes a la EP ‘x’ para que adquiera determinados productos intermedios o bienes de capital de producción nacional, aunque ello le suponga a la empresa unos costes de producción superiores a los que le resultarían en caso de importar dichos bienes. Por ejemplo, durante muchos años, las empresas municipales de transporte urbano de Madrid y Barcelona venían obligadas a comprar los autobuses "Pegaso", los únicos fabricados en España (precisamente por otra empresa pública : ENASA). Obsérvese que en este ejemplo se mezclan como mínimo dos objetivos de política económica: la reducción del déficit de la balanza de pagos y la promoción de la industria del país. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 17 5) Restricciones a la reducción de plantillas.- La intervención del gobierno consiste en este caso en no aceptar propuestas de la EP (de su gestor) sobre reducción de plantilla cuando ello supone un incremento neto del paro que el gobierno quiere evitar. Se supone en tales casos que la reducción de plantilla propuesta por el gestor público es la decisión correcta en términos de rentabilidad microeconómica (empresarial) pero que el gobierno juzga que no lo es en términos macroeconómicos, teniendo en cuenta el coste social o de oportunidad de la decisión de reducir el número de empleados. 6) "Salvamento" de empresas privadas en crisis.- Generalmente se trata de casos en los que el gobierno ordena a una EP o a un 'holding' público que se haga cargo de la empresa privada en crisis, con lo que ésta pasa a ser pública. En otros, directamente la Administración asume la propiedad de la empresa. En cualquier caso, se trata de un cierto tipo de ‘nacionalización’ de la empresa hasta ese momento privada. El objetivo de este tipo de intervenciones gubernamentales es evitar el cierre de la empresa en cuestión y el consiguiente aumento del paro; y, en algunos casos también, evitar que la actividad productiva en cuestión deje de realizarse en el país. El razonamiento político-económico que teóricamente sustenta este tipo de decisiones gubernamentales es paralelo al del punto anterior: mantener en funcionamiento una empresa que pierde dinero implica un coste para los presupuestos públicos (cubrir periódicamente tales pérdidas), pero cerrarla también tiene otro tipo de costes (indemnizaciones, subsidios de paro, malestar social, pérdida de tejido empresarial,...) que el gobierno estima que son superiores. O, en algunos casos, al hacerse cargo el gobierno entiende que la empresa tiene viabilidad económica y lo que pretende con el ‘salvamento’ es hacer que se lleve a cabo la reestructuración/ modernización de la empresa que no han efectuado sus anteriores propietarios privados. En estos casos se supone que, como resultado de la reestructuración, en un cierto tiempo la empresa dejará de operar con pérdidas. 7) Imponer determinadas decisiones estratégicas a las EP.- Imponerlas, en el sentido de que no son las decisiones que, desde un punto de vista de eficiencia productiva, adoptaría autónomamente el gestor nombrado para la EP, pero que sí se corresponden con una mayor eficiencia a nivel macroeconómico, a juicio del poder político. Por ejemplo, a raíz de la crisis del petróleo de los años 73 y 79, el Ministerio de Industria francés impuso a la EP Electricité de France (EDF) una política de reconversión de instalaciones que implicaba pasar a incrementar considerablemente el consumo de carbón (producto nacional, en manos también, precisamente, de otra EP), reducir drásticamente el consumo de petróleo (importado), y incrementar el número de generadores nucleares. Simultáneamente se ordenó a EDF el desarrollo de una tecnología nuclear propia, basada en la de Westinghouse, para reducir la dependencia externa en este punto. Otro ejemplo: Importantes contratos exteriores de la EP aeronáutica española, CASA, han formado parte de un acuerdo global que afectaba a la compra de aviones por parte de Iberia (otra EP por entonces) para renovar su flota: el holding público INI, que controlaba tanto a CASA como a IBERIA, fue quien negoció el contrato global con la norteamericana MacDonnell 14. Y un acuerdo similar, con varias EP afectadas, fue llevado a cabo con ocasión de la decisión sobre la compra para RENFE de los trenes AVE Madrid-Sevilla. Y un último ejemplo puede verse en la reproducción de prensa del anexo referida a las directrices recibidas por dos EP españolas sobredimensionadas en cuanto a personal, Hunosa y Santa Bárbara, en el sentido de que sus respectivos equipos directivos buscasen nuevas actividades productivas que llevar a cabo para evitar así que parte de su personal pase al Paro. 8) Imponer la ubicación de actividades de la EP en áreas deprimidas.- Esta intervención consiste normalmente en ordenar el establecimiento de (nuevas) plantas industriales de EP ya existentes en zonas menos desarrolladas, que el gobierno pretende 14 "Las compensaciones ofrecidas a CASA decidieron al INI a optar por McDonnell en vez de Boeing" (La Vanguardia, 6-12-1987); ver reproducción de prensa (2) adjunta. EPs: Cómo funcionan, comparativamente 18 industrializar. Zonas que no atraen a las empresas privadas porque a éstas les resulta más económico ubicarse en áreas ya industrializadas (áreas con una buena oferta de servicios industriales de todo tipo, bien comunicadas, próximas a los posibles proveedores y clientes, próximas a los nudos de distribución nacional e internacional, etc.); y que, por el mismo motivo anterior, son zonas que no escogería tampoco como ubicación el gestor público de `motu propio’ ya que ello iría en contra del objetivo empresarial de minimizar los costes de producción de la EP que dirige. Un ejemplo de amplia utilización de las EP en ese sentido es el de la política seguida por los gobiernos italianos durante varios años con relación al desarrollo del sur del país (el "mezzogiorno"). Y un caso concreto también ilustrativo tiene por protagonista a la EP francesa Renault: A principios de los 80 el departamento ministerial encargado de la política de equilibrio y desarrollo regional (DATAR) presionó a través del Ministerio de Industria (de quien dependía directamente Renault) para que esta empresa automovilística instalase en la región de Bretaña la nueva planta de fundición que tenía proyectada, en lugar de ubicarla cerca de sus plantas de montaje de vehículos en un área industrial de los alrededores de París. La nueva planta proyectada representaba unos 1000 puestos de trabajo. La dirección de Renault (el gestor público) se opuso a tal cambio al principio, basándose en los mayores costes de funcionamiento que le representaría el que la nueva planta estuviese instalada en Bretaña, en una zona con escaso entorno industrial y alejada de las plantas de montaje a las que iban lógicamente destinadas las piezas de fundición que se iban a fabricar en las nuevas instalaciones. No obstante tuvo finalmente que aceptar porque, después de un debate interministerial, los responsables políticos directos de la empresa (el Ministro de Industria) le impusieron, efectivamente, la decisión de construir la nueva fábrica en Bretaña. 9) Creación de EP con objetivos específicos de promoción empresarial en áreas poco industrializadas.- Se trata de un caso de utilización un tanto especial porque la EP que se crea en estos casos no es que además de producir un determinado bien o servicio se la utilice simultáneamente para fines de política económica, sino que su actividad empresarial consiste precisamente en crear empresas (que éstas, a su vez sean públicas o privadas es, en estos casos, algo secundario). Se trata por tanto de una 'empresa (pública) promotora de empresas'; de ahí la expresión de 'agencias públicas de desarrollo' (APD) aplicada en ocasiones a estas EPs. Sus actividades son estudiar posibilidades de actividad empresarial para el territorio que se trata de desarrollar, elaborar -como resultado- proyectos empresariales económicamente viables (en términos de mercado), obtener la financiación necesaria (no siempre con fondos públicos), y poner en marcha esas nuevas empresas, controlándolas durante sus primeras etapas. Si efectivamente un proyecto concreto tiene éxito y se consolida, la nueva empresa en cuestión puede ser que continúe como filial de la APD o que sea vendida por ésta al capital privado; depende del caso concreto (países/épocas) que consideremos. Un ejemplo son las "SODIs" (Sociedad de Desarrollo Regional de....) en España: empresas tipo 'holding' cuyo finalidad ha sido y es la promoción de empresas en áreas consideradas menos desarrolladas. Así, para Andalucía se creó SodiAn SA., para Galicia SodiGal SA, para Canarias SodiCan, para Castilla-La Mancha SodiCaM, y así varios 'holdings' públicos más, dependientes primero del INI y después de la actual SEPI. 10) Decisión de crear EPs, simplemente como un fin de desarrollo económico.- Es decir, promover la creación de nuevas industrias desde el propio gobierno, como un fin en sí mismo, sin pretender que cumplan otros objetivos que el de actuar como unidades productivas. Cuando tal objetivo lo persigue el gobierno creando precisamente una APD estamos en cierta forma ante una variante de la utilización anterior, solo que ahora nos referimos al objetivo gubernamental de desarrollar el país en general, o de potenciar su crecimiento económico, o su competitividad internacional; especialmente teniendo en el punto de mira a las industrias 'punta' o emergentes. En efecto, no en todos los países la creación de APD ha estado centrada en la cuestión de los desequilibrios territoriales; en el caso de Canadá la Export Development Corporation y la Canadian Development Corporation han jugado un papel destacado como agencia de Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 19 potenciación del desarrollo económico general para todo el país, el cual, si bien tiene desde hace décadas una economía de mercado de alto nivel, ha tenido que hacer frente a las inevitables consecuencias de tener un vecino tan económicamente dominante como EE UU. Pero los ejemplos más importantes de APD -en cuanto a lo que ha representado como cambio en la economía del país- deberíamos buscarlos en países en vías de desarrollo como la India o Egipto , donde la mayor parte de EP industriales han surgido por esta vía. Y lo mismo puede decirse de numerosos países en vías de desarrollo. En sentido estricto, más que una utilización de las EP como IPE, en estos casos lo que observamos es que los gobiernos que claramente optaron por economías de mercado han utilizado o utilizan la posibilidad de crear empresas desde el gobierno -supliendo o complementando a (o colaborando con) la iniciativa y el capital privados- como una vía directa de potenciar la actividad productiva, o como una manera de anticipar en el tiempo la acción del sector privado; por ejemplo, cuando desarrollar una nueva industria en el momento oportuno es decisivo a largo plazo, pero presenta unos riesgos que el capital privado valora como demasiado altos. Esta 'utilización' ha sido probablemente más amplia de lo que en principio puede parecer, pues parece evidente que gran parte de las EP de muchos países aparecieron como tales porque el gobierno respectivo buscaba con ello conseguir objetivos de industrialización, de desarrollo económico, competitividad internacional, etc., que el puro juego de los mercados no hacía posible, o no cubría adecuadamente, o no al ritmo deseado.15 11) Evitar que determinada actividad productiva del país pase a estar bajo control/ propiedad de un grupo económico extranjero.- Como ya hemos visto al principio, el 'nacionalismo económico' es algo bastante relacionado con el tema de que ciertas empresas de determinados países sean públicas. Por mucho que estén en general a favor de la primacía de las reglas del mercado, de la competencia internacional y de la libre circulación de capitales, los gobiernos siguen otorgando una gran importancia a que un sector entero de la economía del país -bien sea una industria punta o un recurso naturalacabe pasando a estar controlado por un grupo económico extranjero al comprar éste las acciones de la empresa o empresas 'nacionales' de ese sector16. Y esta política de ‘nacionalismo económico’ se observa incluso actualmente, en medio de la general aceptación política de la 'globalización' como un principio benéfico. En general, una solución en estos casos ha sido históricamente la intervención gubernamental directa adquiriendo la empresa local antes de que lo hagan los posibles compradores extranjeros (no ha sido así precisamente en los ejemplos arriba citados). Ante ese tipo de utilizaciones (adquisición de empresas privadas, que pasan así a ser EP, con el objetivo de evitar que pasen bajo control de inversores extranjeros) de nuevo podríamos decir que estamos ante un tipo de acción gubernamental que, en aras de defender el interés general, suple la falta de capacidad/interés del capital privado nacional. El objetivo de Política Económica en estos casos se entiende que es evitar o reducir la dependencia económica del exterior; o mantener la posibilidad de controlar o incidir desde el gobierno 15 Sobre casos concretos en que se ha seguido esta estrategia de política económica consistente en crear EPs para que actúen como "agencias de desarrollo industrial" para una región o para todo un estado, y sobre los resultados obtenidos, puede verse -además de lo indicado en la nota 11: CAREY-JONES / PATANKAR & BOODAHOO, Politics, public enterprise and the Industrial Development Agency, cap. 8, 1974 ; y KUMAR, A. , State holding companies and public enterprise in transition, The World Bank, 1993. 16 Para poner un ejemplo cercano, véase el artículo de prensa reproducido (5): 'el sector público pierde aceite', en el que pueden verse los esfuerzos de sucesivos gobiernos españoles para que el sector del aceite de oliva español no pase bajo control de un grupo económico francés. Y la reproducción siguiente ('la rebelión de las empresas'), en el que, entre otras cosas, se da cuenta de los esfuerzos del entonces ministro de industria español para que un banco privado español (el Central-Hispano) no vendiese al grupo francés Elf las acciones que poseía sobre la empresa petrolera privada española CEPSA. EPs: Cómo funcionan, comparativamente 20 sobre parcelas clave de la economía del país, pues es sabido que las medidas de política económica pueden tener escasa incidencia cuando las decisiones relevantes de empresas importantes para la economía del país no se toman en éste sino a miles de kilómetros, en las oficinas centrales de la multinacional que controla dichas empresas. 12) Crear una EP (o adquirir una empresa privada) para utilizarla como líder del sector, a fin de mejor afrontar la competencia internacional. Por ejemplo, una situación en la que el sector está compuesto de empresas pequeñas o medianas, lo cual no les permite alcanzar determinadas ventajas de economías de escala o, simplemente, tener capacidad para desarrollar determinadas actividades y estrategias (I+D, por ejemplo), o disponer de un poder de negociación, que les garantice su competitividad frente al exterior. ♦ La enumeración anterior, como ya se ha dicho, no pretende recoger todas las posibilidades observadas en diferentes momentos y países en cuanto a la utilización de las EP como instrumentos de política económica (IPE), sino las principales17. Como se lleva a cabo la instrumentación La utilización de las EP como IPE no siempre significa que haya una orden, carta, plan o documento escrito que el gobierno transmita explícitamente al gestor público correspondiente (la dirección de la EP 'x'). En muchos casos se observa que, por el contrario, la decisión, orden o directiva del gobierno consiste en instrucciones verbales; o, simplemente, que algún alto cargo del nivel gubernamental toma directamente determinadas decisiones de gestión en la empresa. Tal situación de órdenes no-explícitas, no-escritas nos dificulta, lógicamente, el observar y analizar las utilizaciones concretas de tal o cual EP por parte del gobierno. Y es ésta una situación que se observa más frecuente en los casos en que la alta dirección de la empresa (Presidente/a, Director/a General, Gerente) es ocupada por una persona que simultanea esa función de gestor público con el ejercicio del cargo político (diputado/a, concejal); cargo que es lo que ha motivado precisamente que fuese nombrado/a por el gobierno (o por el partido en el poder) para ese puesto de gestión al frente de una EP. Hay que señalar que, en general, los objetivos que tratan de conseguir con su gestión los altos directivos de cualquier empresa son los que les señalan los propietarios de ésta; pero no siempre estos objetivos les son fijados/expresados mediante un documento escrito. Y, sencillamente, el caso de las EP no es en este sentido una excepción. Desde esta perspectiva, el hecho de que en ciertos casos o en determinados periodos tales o cuales EP sean utilizadas por el gobierno como IPE debemos interpretarlo -en función de lo que llevamos visto hasta aquí- como que sus 'propietarios' les están fijando, explícita o implícitamente, objetivos tanto económicos-empresariales (que funcionen con la máxima eficiencia) como macroeconómicos o de política social. "...A las empresas que pasaron a ser de propiedad pública (con las nacionalizaciones francesas de 1982) se les indicó desde el gobierno, explícitamente, que debían 'en primer lugar perseguir la eficiencia económica a través de una constante mejora de la competitividad; que cualquier fallo de eficiencia afectaría en realidad a la economía francesa en su totalidad'. Sin embargo, al mismo tiempo cada empresa, al preparar su plan estratégico, tenía que respetar las prioridades de la política industrial del gobierno, tales como la creación de empleos y las inversiones de modernización (Parris/Pestieau/Saynor, op. cit. pág. 119) . 17 Para una exposición complementaria puede verse: VERGÉS, J. "Las Empresas Públicas como instrumentos de política económica", Hacienda Pública Española, nº 78, 1982, pág. 223-233. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 21 (b) Repercusiones de esta utilización sobre la propia EP como unidad productiva Algunos tipos de utilización de la EP como IPE pueden no tener repercusión económica alguna sobre los resultados económicos de éstas, pero gran parte de las instrumentaciones enumeradas antes puede deducirse que sí la tienen: los costes de la EP pasan a ser más elevados de los que resultarían de una gestión que persiguiese la pura eficiencia microeconómica, y/o los ingresos pueden pasar a ser menores que los comercialmente posibles; y, como consecuencia, frecuentemente las cuentas de dichas EP presentan pérdidas. Así, si, por ejemplo, el gobierno da órdenes a la dirección de una EP de mantener un personal no necesario (objetivo de política económica: no incrementar el desempleo), o de comprar determinado input en el propio país aunque sea más caro que de importación (objetivo de política económica: no incrementar el déficit comercial), ello hará aparecer contablemente que la EP en cuestión es ineficiente, o menos eficiente -con unos costes medios comparativamente superiores- que una empresa privada que produzca el mismo output. Tomemos el ejemplo de la utilización consistente en que el gobierno ordena a la dirección de la EP 'x' que no adquiera determinada materia prima de procedencia extranjera sino de los productores nacionales, a pesar de ser el precio de éstos superior. En ausencia de tal orden la dirección de esa EP adquiriría esa materia prima de importación, puesto que lo que se supone se espera de un gestor empresarial (privado o público) es que consiga que la empresa funcione con la máxima eficiencia productiva, es decir, con los costes medios técnica y socialmente mínimos posibles. Pero ante la orden en cuestión, es evidente que los costes de compra de la empresa serán superiores; y, por tanto, el coste medio del producto final de la EP será más alto. Y si tan importante es la diferencia, puede ser que este coste medio llegue a ser mayor que el correspondiente precio de venta que marque el mercado para el bien producido por la EP, con lo que ésta operaría con pérdidas. La mayor parte de utilizaciones de la EP como IPE comporta unas repercusiones económicas para la empresa, generalmente en forma de unos costes de producción más altos que los que de otra forma tendría. En ocasiones estas repercusiones aparecen claras desde el principio al analizar tal o cual 'utilización'; por ejemplo -y además de los dos ya citados- en el caso de la instrumentación consistente en obligar a una EP a que su nueva plata se ubique en una zona subdesarrollada, o en la de imponerle determinadas decisiones estratégicas, o en la consistente en hacerle anticipar o acelerar la realización de sus Inversiones. En el caso concreto de ordenarle a la EP aplicar unos precios políticos la consecuencia económica para ésta no es un exceso de costes sino una reducción de los ingresos que de otra forma obtendría; reducción que usualmente se traduce en que la EP, aunque actúe con la máxima eficiencia productiva posible, operará con pérdidas. Y en el caso del 'salvamento' de empresas privadas en crisis para evitar su cierre, no es que la 'utilización' genere un exceso de costes en la empresa sino que se transforma en EP una empresa privada que no solo está operando con pérdidas sino que probablemente lo seguirá haciendo. Podemos decir, pues, que como ocurre con la mayor parte de medidas de política económica, las medidas directas -consistentes en utilizar a la EP como IPE- tienen generalmente un coste; y que es frecuente observar que como consecuencia de ello las cuentas de la EP afectada presenten pérdidas. " Si como resultado de ser objeto de tales medidas gubernamentales, una EP registra pérdidas, ¿quien debería pagar la factura ? ¿Debería repercutirse el coste sobre los consumidores en forma de precios más altos y/o niveles de calidad más bajos? , ¿O debería ser transferido el coste a los mas anchos hombros de los contribuyentes, a base de establecer subsidios públicos a la empresa? La postura que toman los gobiernos ante esta cuestión suele ser ambigua (...) " (Parris/Pestieau/Saynor , op. cit. pág.119-120). EPs: Cómo funcionan, comparativamente 22 Hay, no obstante, utilizaciones de la EP que no tienen porqué generar repercusión negativa alguna sobre las cuentas de la empresa. Por ejemplo, en los casos en que el gobierno recurre a la forma EP para promocionar la creación de nuevas empresas como un fin en sí mismo (las mencionadas APD, tanto en el caso especializado de desarrollo de áreas subdesarrolladas como en el caso general de desarrollo general de la economía del país). O también cuando el gobierno decide adquirir una empresa privada más o menos importante para la economía del país, para evitar con ello que pase a estar controlada por una multinacional extranjera. Y, en fin, también hay casos en los que la repercusión es impredecible; como cuando la intervención consistente en fijarle anualmente a la EP la política de (incremento de) precios y salarios que debe seguir, pues sus consecuencias económicas sobre el resultado contable de la empresa pueden ser tanto de un signo como de otro. (c) Medidas de política económica directas (vía EP) vs. medidas indirectas (medidas 'ortodoxas') Para cada posible medida directa (para cada utilización, observada o posible, de la EP como IPE) se puede señalar cual sería su contrapartida como alternativa indirecta; entendiendo por tal la que perseguiría el mismo fin de política económica a través de los instrumentos ortodoxos. Y también toda alternativa o medida indirecta de política económica tiene también un determinado coste (en este caso reflejado, normalmente, en los presupuestos gubernamentales. Ordenar a una EP que su proyectada nueva planta de producción se ubique en una zona desindustrializada, como un medio que utiliza el gobierno para conseguir desarrollar económicamente dicha zona, es una medida directa en el sentido de que la orden del gobierno al/a Director/a General de la empresa lleva necesariamente de por sí a la consecución del objetivo de política económica en una medida dada: X puestos de trabajo para zona, Y millones € de contratación en la zona con motivo de la construcción en sí de la planta, ..etc. La alternativa indirecta, o de política económica ortodoxa, consistiría en este caso en hacer público un programa de ayudas para toda empresa (privada o pública) que se decida a instalarse en la zona. Las ayudas suelen consistir en tales casos en ofrecer desgravaciones fiscales para los primeros años de funcionamiento, y subvencionar a fondo perdido una parte de las inversiones que se comprometan a realizar dichas empresas. Por lo tanto, el coste de la alternativa indirecta de política económica será, en estos casos, los menores ingresos por impuestos que tendrá el gobierno, y los mayores gastos públicos en forma de subvenciones a empresas. Y, como producto de todo ello, un programa de promoción regional de tal tipo tendrá también unos determinados resultados en términos del objetivo de política económica perseguido: X' puestos de trabajo creados en la zona, Y' millones de contratación en la misma, como consecuencias de las inversiones realizadas por las empresas que se han acogido al plan, .. etc. Al poner en marcha un programa público de promoción de este tipo, no es posible, lógicamente, saber que respuesta tendrán las empresas privadas a la oferta gubernamental de ventajas económicas a cambio de instalarse en la zona; es decir, los resultados en términos del objetivo de política económica perseguido están sujetos a una cierta incertidumbre. Y es en este sentido que utilizamos aquí el calificativo de indirecta para las medidas ortodoxas de política económica. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) INSTRUMENTACION, CONSCUENCIAS ECONOMICAS, Y MEDIDA INDIRECTA ALTERNATIVA Repercusiones Instrumentación de la Objetivo de política Medida o económicas de EP Económica instrumento de la PE instrumentación, perseguido ortodoxa sobre la EP (Medida directa) <-----------> (alternativa <----- indirecta) ---> Fijación de la política de Recomendaciones a los * Política de rentas agentes sociales precios y salarios de * Control de la grandes EP inflación Regulación legal del Obligar a la EP a aplicar Política de rentas sector, y subvenciones a unos precios políticos (redistribución) las empresas del mismo Fijación de objetivos de *Recomendaciones a los Crecimiento de la empresarios inversión a las EP Inversión nacional *Desgravaciones fiscales *Subvencionar una parte Restringir las * Política de Balanza Establecer aranceles específicos. importaciones de la EP de Pagos. * Política de fomento O, ninguna medida industrial o agrícola Programas generales de Restricciones a la Política de Empleo promoción de Empleo, reducción de las plantillas O, ninguna medida de la EP "Salvamento" de * Política de Empleo Subvenciones, para reconversión sectorial Empresas privadas en * Política industrial O, ninguna medida crisis (E. Pri. -> EP) Imponer decisiones * Política tecnológica * Subvencionar estratégicas a la EP determinados proyectos * Política industrial de investigación . * Reducción de la * Imponer un veto dependencia político a ciertos económica externa contratos internacionales Imponer la ubicación de la Política de desarrollo Subvencionar a todas las empresas que se instalen EP en áreas deprimidas regional en dichas áreas. Creación de EP de Política de desarrollo Desgravaciones fiscales para las nuevas empresas promoción industrial en regional áreas deprimidas Crear EP con el fin en sí Política de desarrollo Ídem anterior de desarrollo económico Adquirir una señalada *Presionar/convencer a Política de empresa privada nacional nacionalismo econó- inversores nacionales (pasa a ser EP), para para que la adquieran. mico , (reducir la evitar que la adquiera un dependencia *Ayudas económicas a grupo extranjero estos inversores económica del exterior) Crear una EP (o adquirir * Presionar/convencer a * ídem anterior , y una E privada), para los propietarios * Política industrial/ utilizarla como líder del nacionales para que se sectorial de fusionen. sector (a fin de mejor competitividad *Ayudas económicas a afrontar la competencia estos propietarios internacional) 23 REPERCUSIONES ECONÓMICAS DE LA ALTERNATIVA ‘ORTODOXA’ En el cuadro anterior se relacionan los tipos intervención directa del gobierno a través de las EP (columna 2), según la enumeración efectuada al principio de este apartado. En este cuadro se indica, para cada caso, a qué objetivo de política económica del gobierno se EPs: Cómo funcionan, comparativamente 24 supone que responderá la correspondiente instrumentalización de la EP (columna 3). En la cuarta columna se recoge, de forma resumida, el tipo de alternativa o medida indirecta correspondiente. La primera columna del cuadro está reservada a enumerar el tipo de repercusiones sobre los costes y/o sobre los ingresos de la EP afectada, que se producirán como consecuencia de su utilización como IPE. La última columna se refiere a las repercusiones económicas de la correspondiente alternativa ‘ortodoxa’. Se invita al/la lector/a a realizar el ejercicio de llenar las casillas de estas columnas primera y última. En general, el grado de incertidumbre sobre los resultados es mayor para las medidas indirectas. Considérese el caso de la medida directa consistente en que el Estado adquiera una señalada empresa privada (que representa, supongamos, una parte decisiva de su sector al nivel nacional) para evitar que ésta pase bajo control de un grupo económico extranjero. La medida indirecta correspondiente consistiría -como muestran numerosos ejemplos- en que el Ministerio correspondiente haga recomendaciones o presiones a grupos empresariales o inversores privados nacionales para que adquieran la empresa en lugar del grupo extranjero; presiones que incluso pueden venir acompañadas del ofrecimiento -a veces oficial, otras oficiosamente- de ciertas compensaciones o incentivos de algún tipo a esos inversores nacionales. En este caso la consecución o no del objetivo perseguido por el gobierno tiene, como es fácil ver, elevadas dosis de incertidumbre. En algunos casos la medida o alternativa ortodoxa a la de la instrumentalización de la EP consiste en una no-medida; en el sentido de que consiste sencillamente en no ordenar nada especial a la dirección de la EP (nada distinto a la estricta eficiencia microeconómica); o sea, no decidir nada al respecto por parte del gobierno. Así, por ejemplo, la alternativa de política económica ortodoxa a la posible medida directa consistente en vetar una reducción de plantilla excedentaria de una EP es, simplemente, no vetarla. Y la alternativa ortodoxa a 'ordenar a una EP que no importe determinados inputs a pesar de poder conseguirlos a un precio inferior al de los productores nacionales' consiste en no ordenarle nada al respecto. La explicación resulta obvia: la política económica ortodoxa (o el liberalismo económico, si se prefiere) es contraria a intervenir modificando los resultados del mercado, como ocurriría en esos casos. Con ello no quiere decirse, por supuesto, que tal concepción de la política económica no contemple medidas pensadas para combatir el aumento del paro o el déficit de la balanza comercial, pero no se trata de medidas específicas como alternativas a la de utilizar la EP sino que tales medidas son noespecíficas, orientadas al conjunto de la economía, indirectas; medidas como tratar de que baje el tipo de interés del banco central con la esperanza de que ello lleve a un aumento de la demanda agregada y así a un mayor crecimiento que a su vez cree puestos de trabajo; etc. Lo que se quiere indicar pues al decir que la alternativa a la medida directa consiste en estos casos en una no-medida es que no hay una alternativa ‘ortodoxa’ específica con la que poder comparar la medida directa (para ver sus respectivos costes y resultados). Ahora bien, en cualquier caso la no-medida tiene también, como veremos en el apartado siguiente, unos determinados costes. Conviene precisar que el término indirecta no comporta un significado de 'inferior', sino simplemente un significado que quiere ser descriptivo: La política económica ortodoxa se basa en no intervenir directamente en el funcionamiento de la economía (las empresas) sino solo indirectamente a través de los parámetros habituales que a su vez pueden influir sobre los mercados: fijación del tipo de interés básico, del salario mínimo, de los aranceles, planes de reconversión sectorial,....etc. Además, en cualquier economía de mercado mixta la política económica 'indirecta' ha venido siendo normalmente la predominante. Medidas indirectas y medidas directas (vía EP) se han venido combinando en una determinada mezcla. Tomar una determinada medida directa no impide usualmente al gobierno tomar además medidas indirectas para el mismo objetivo genérico de política económica Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 25 perseguido; (esto ha sido frecuente, por ejemplo, respecto al objetivo antes mencionado de incrementar las inversiones productivas de un país). En suma, que no se trata en general de medidas excluyentes. Cuando hablamos aquí de alternativa indirecta a una determinada medida directa (vía EP) nos referimos pues, no tanto a cual es el cuadro de medidas indirectas para conseguir el mismo fin genérico de política económica, sino a cual es la acción alternativa (a la utilización de las EP) desde el marco de una política económica ortodoxa, entendiendo por tal la que acepta como única política posible la concepción estricta del liberalismo económico. 1.3 COMPARACION DE LAS MEDIDAS DIRECTAS (vía EPs), CON LAS ALTERNATIVAS ORTODOXAS ¿Qué resulta más conveniente? (a) Evaluación de políticas públicas: La relación Eficacia / Coste de una medida Si ante cada posible utilización de la EP como IPE situamos la correspondiente alternativa específica de política económica ortodoxa o indirecta, existirá la posibilidad de comparar cual alternativa es socialmente preferible en cada caso concreto (refiriéndonos, p.e., al cuadro de páginas anteriores). Porque la medida directa tendrá, como hemos visto, un coste determinado y una eficacia dada en términos del objetivo de política económica perseguido. Y la correspondiente alternativa ortodoxa tendrá también un determinado coste y una eficacia dada. Así, si el objetivo de Política Económica consiste en ‘industrializar’ un área deprimida del país, la forma de evaluar los ‘resultados’ cuantitativos de una determinada medida (sea ésta directa o indirecta) puede ser, por ejemplo, a través del número de puestos de trabajo que se crearán y del importe de las inversiones que se llevarán a cabo. Si el objetivo se refiriese a la Balanza Comercial la medición de los resultados cuantitativos podrían ser a través del importe en que efectivamente se reduzcan las importaciones y/o del importe en que aumenten las exportaciones. Si el objetivo se refiere a reducir el Paro, el resultado sería la reducción observada en el número de parados como consecuencia de la medida tomada. Etc. etc. Podremos comparar, por tanto, la relación eficacia/coste de ambas opciones. Con esto no estaremos exactamente resolviendo la históricamente acalorada cuestión de 'EP sí, EP no', o ‘intervención gubernamental’ vs. ‘laissez faire’; pero si que estaremos aportando una información objetiva determinante para, en un caso concreto, saber cual de las alternativas es económicamente más ventajosa. Veamos los elementos de tal comparación. Costes monetarios y no-monetarios Tanto las medidas directas como las indirectas suelen tener asociados no solo unos costes monetarios -los referidos hasta aquí- sino también unos costes no monetarios (o no directamente expresados en moneda) menos evidentes, menos visibles. Por lo que respecta a la opción de la medida directa, las repercusiones económicas monetarias (o costes de la instrumentalización de la EP) se reflejarán, en principio, en las EPs: Cómo funcionan, comparativamente 26 cuentas de las propia EP utilizada. Y después tendrán su reflejo en los presupuestos públicos, bien sea en forma de subvenciones asignadas a la empresa para compensar las repercusiones anteriores, o en forma de menores ingresos públicos en concepto de dividendos procedentes de dicha EP. Pero pueden haber también costes no-monetarios asociados a la instrumentación de la EP, como sería el caso si la medida directa en cuestión hipotecase en algún sentido la eficiencia productiva o la agilidad de gestión presente o futura de la empresa; (ver sobre esto el ejemplo que sigue después). En cuanto a la opción de medida indirecta u ortodoxa, si repasamos el cuadro comparativo anterior veremos que los correspondientes costes monetarios consistirán generalmente en repercusiones negativas directas sobre los presupuestos públicos, bien sea en forma de mayor gasto (en concepto de subvenciones, ayudas sectoriales,...) o en forma de menores ingresos fiscales (por desgravaciones de impuestos, desgravación de cotizaciones sociales, etc.). A veces estos costes monetarios quedan diluidos en los presupuestos públicos, como es el caso de las posibles repercusiones indirectas, como: 1) incrementos en los pagos de la Seguridad Social (social safety nets) ya sea en concepto de subsidios de paro o en concepto de mayores gastos sanitarios, por ejemplo; 2) las posibles repercusiones sobre el déficit exterior y, por lo tanto, sobre los costes que soporta el Estado para financiar este déficit exterior; ...etc. . Pero pueden existir también costes nomonetarios consistentes en costes sociales que no tienen reflejo -ni directo ni indirectosobre los presupuestos públicos, como pueden ser los asociados a la situación personal de los parados, el clima social generado por un desempleo alto a la vez que estable, las propias situaciones de marginalidad, etc. , así como las posibles incidencias negativas de tal o cual alternativa de Política Económica ortodoxa sobre el nivel de actividad económica general del país. Medida directa (utilizando la/s EP) Alternativa indirecta/ (Pol. Ec. ortodoxa) Cd Co Ed Eo COSTES monetarios : * s/ la propia EP * s/ los presupuestos públicos * s/ otros agentes económicos COSTES no-monetarios * s/ la propia EP * s/ otros agentes económicos TOTALES EFICACIA o resultados cuantitativos, en términos del obje de Política Económica perseguido por el gobierno (si se trata medidas activas) Conviene destacar que en los casos en los que la alternativa ortodoxa a la de la instrumentalización de la EP consiste en una no-medida (es decir, consiste sencillamente en no ordenar nada especial a la EP que no sea la estricta eficiencia microeconómica) esta nomedida tendrá igualmente, como puede deducirse de lo expuesto hasta aquí, unos costes, que pueden ser monetarios y no-monetarios. La cuestión clave para la comparación de ambas opciones de PE estriba en que las repercusiones económicas esquematizadas en el cuadro anterior se producen en general a lo largo de un periodo de tiempo determinado (unos meses o unos años), diferente para cada tipo de repercusión. Debido a ello, el cálculo de los respectivos costes (de una y otra alternativa ) exige determinar el horizonte temporal o número de años durante los que se producirán cada uno de los componentes de esos costes, para así calcular los costes totales de una y otra alternativa. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) Años Totales Costes de la alternativa directa CompoCompo….. nente 1 nente 2 Totales 27 Costes de la alternativa indirecta CompoCompo……. nente 1 nente 2 1º 2º 3º …. Suma Cd Co Supongamos que hemos determinado así los costes totales previstos18 (monetarios y nomonetarios) de ambas alternativas para sus respectivos horizontes temporales; y que hemos efectuado también una estimación aceptable sobre sus respectivos posibles resultados o eficacia (con referencia al objetivo de Política Económica perseguido), entonces la comparación entre ambas posibles opciones es posible en términos de lo que podemos llamar eficiencia relativa: Ed Eo Eficiencia relativa: , ¿ <, =, > ? Cd Co Afortunadamente, en ciertos casos esta comparación puede quedar notablemente simplificada. Así: 1) Cuando la eficacia en ambas opciones es necesariamente la misma19: entonces bastará con comparar los respectivos costos; 2) Cuando se trata simplemente de dos opciones de respuesta gubernamental ante una determinada situación (por ejemplo el salvamento o no de una empresa privada en crisis): también en este caso bastará con comparar los respectivos costes: de la medida directa y de la ‘no-medida’ ortodoxa.; y 3) Cuando los costes de una de las dos opciones sea tan alto respecto a las posibilidades de los presupuestos públicos que tal opción -independientemente de que pueda ser la que que presente la eficiencia relativa más alta- resulte fiscalmente inabordable como posible nuevo gasto público. Si es este el caso, la propia comparación anterior carecería de utilidad Ejemplo de comparación ( en un caso del tipo ‘2)’ señalado arriba) : Caso de instrumentación de EP considerado (medida directa): Ordenar a la EP que no importe determinado bien intermedio (o un bien de equipo) necesario para su actividad productiva, sino que lo adquiera de los productores nacionales, a pesar de ello resulte más caro. Se supone que los objetivos de Política Económica que persigue el gobierno con esta orden son: 1º) No agravar el déficit de la balanza de pagos; 2º) Que no se incremente el número de parados en el país. Supuesto: La EP productora del bien "A" recibe instrucciones del ministerio del cual depende, de que una de las materias primas que utiliza, "X", la adquiera de procedencia nacional, en lugar de importarla, a pesar de que el precio de compra en el mercado nacional es de 400 €/Tn. y el precio de compra de importación ha pasado a ser recientemente de 350 €/Tn. La EP tiene un consumo anual de 100.000 Tn. de esta materia prima. Alternativa de política económica ortodoxa: no ordenarle nada (es decir, dado que la eficiencia microeconómica exige que EP tiene que minimizar costes, que pase a importar la materia prima "X"). 1) Repercusiones (costes) de la medida directa (instrumentación de la EP en el sentido indicado) 1.1) Costes monetarios (sobre la propia EP): el exceso de costes que soportará la propia empresa, como consecuencia de tener que seguir comprando el bien intermedio ‘X’ a los proveedores nacionales: 100.000 Tn x (400 - 350) = 5.000.000 €/año. , para cada uno de los años que dure la orden (la instrumentación) en cuestión. 18 Es válida una simple suma de los valores previstos, sin actualización alguna, porque se trata de valores calculados –como es habitual en estas previsiones- en unidades monetarias del año base. 19 Por ejemplo, evitar que una empresa privada considerada estratégica sea adquirida por un grupo extranjero EPs: Cómo funcionan, comparativamente 28 1.2) Costes no-monetarios (sobre otros agentes económicos): Consecuencias económicas futuras de la posible no implementación de una tecnología más avanzada por parte de los productores nacionales del bien intermedio "X"; posibles repercusiones en la calidad del bien "A". (Para simplificar, no consideraremos estas repercusiones no monetarias en este ejemplo numérico) 2) Repercusiones (costes) asociados a la alternativa de PE ortodoxa (consistente en este caso en no ordenar nada especial a la EP)20 Supongamos que las repercusiones inmediatas son, además del correspondiente incremento en las importaciones del país, que al dejar la EP de adquirir el bien "X" a las empresas productoras nacionales, éstas se quedan prácticamente sin demanda por lo que proceden a despedir a la mayor parte de su personal. En tal caso, las repercusiones económicas serán: 2.1) Costes monetarios, soportados por la Administración Pública y por otros agentes económicos del sistema: - los que se generen como consecuencia del incremento en las Importaciones del país. - los que se generen como consecuencia de los despidos en el sector productor de ‘X’ 2.2) Repercusiones (costes) no-monetarios, soportados por otros agentes económicos: Los posibles costes sociales asociados a las situaciones personales de parados. Y las repercusiones en cadena por la pérdida de actividad industrial (o de aumento de la dependencia económica externa) al dejarse de producir en el país el bien intermedio ‘X’. (para simplificar, tampoco serán consideradas en lo que sigue los anteriores costes no-monetarios) 2.1.a) : Evaluación de los costes monetarios asociados a los despidos: Supongamos que al pasar a importar el bien "X" y, por tanto, dejar de comprar la EP el producto "X" a las empresas productoras nacionales por valor de 40 Millones de € al año, el número de trabajadores en este sector que perderían el empleo sería de P=300. Si la indemnización media por despido es de ID=10.000 € por trabajador, el subsidio de paro mensual que les pasará a pagar la Seguridad Social (el INEM) es de s=800 €/mes, y lo que estas empresas vienen pagando (cotizando) a la Seguridad Social por cada uno de los trabajadores es c=300 €/mes/persona, entonces la repercusión monetaria total será, para el primer año: * Indemnizaciones (a cargo de las empresas productoras del bien "X" 21): = P ⋅ ID * Subsidios de Paro (a cargo de los presupuestos públicos ) : = P⋅ s ⋅12 * Menores ingresos de la Seguridad Social, por cotizaciones de las empresas: =P⋅c⋅12 Es decir, que en el presente casos esos costes anuales serán: año 1º: 300×(10.000) + 300 × 1.100 × 12 = 6,96 M. de € año 2º: 0 + 300 × 1.100 × 12 = 3,96 M. de € : : : : Y así, según cual sea la duración media que se estime -t años- para la situación de parados para esas 300 personas. Supongamos que este horizonte temporal para la situación de parados sea t=5 años; y que tanto los subsidios como las cotizaciones están sujetas a actualización anual según la inflación (lo que significa que, de hecho, los podemos considerar valores constantes en términos de € del año 1º). Entonces el coste monetario total por este concepto sería 22,8 Millones de € 2.1.a) : Evaluación de los costes monetarios derivados del incremento en las Importaciones Las repercusiones financieras, en este caso para los presupuestos generales del Estado, dependen de cual sea la coyuntura económica respecto a las variables macroeconómicas básicas y las expectativas racionales en cuanto a su evolución. Supongamos que la situación de partida de la economía es de déficit persistente en la Balanza Comercial y, paralelamente, en la Balanza de Pagos; entonces un ∆ Importaciones originará un ∆ Déficit de la Balanza de Pagos, por el mismo importe. Y si el régimen de cambios del país es de tipo de cambio fijo (caso, por ejemplo, de España, como integrante de la UE); entonces, un ∆ Déficit de la BP se traducirá, bien en una ∇ Reservas de divisas, bien un ∆ del endeudamiento externo del país (Deuda Pública 20 La alternativa específica en este caso es una ‘no-medida’. No obstante, desde una perspectiva más general ya sabemos que el fin genérico de combatir el déficit de la balanza comercial puede ser perseguido indirectamente a través de instrumentos ortodoxos como son: los aranceles a la importación (elevándolos) y las medidas económicas de apoyo a las exportaciones. Aunque es un hecho que los compromisos internacionales relativos a favorecer el comercio internacional (GATT. y después OMC) reducen considerablemente las posibilidades de uso de estos instrumentos de Política Económica ortodoxa por parte del gobierno. (Concretamente en el caso de España y con relación a la UE, los primeros están prohibidos y los segundos prácticamente también, a menos que no adopten formas muy indirectas). 21 En el caso de España y en determinadas circunstancias de crisis sectorial, se han observado casos en los que el Estado ha acabado haciéndose cargo total o parcialmente también de estos pagos de indemnizaciones. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 29 Externa del Estado). De tratarse de esta segunda situación, la repercusión final será que se producirán unos costes consistentes en los intereses que el Estado deberá ir pagando a los prestamistas extranjeros por este nuevo endeudamiento 22. Dicho esquemáticamente: Si el tipo de cambio es fijo y no ha lugar a una reducción de las Reservas de divisas (ni a una devaluación formal): ∆ Importaciones año 1 => ∆ Déficit BP año 1 => ∆ Endeudamiento público externo ==> Pago de intereses por este endeudamiento en el año 1, 2, 3 ... y , (siendo y el número de años que tarde en devolverse (amortizarse) ese endeudamiento producido en el año 1. Y así para el incremento de importaciones y consiguiente endeudamiento que se producirá en el año 2, 3, ... x, (siendo x el número de años que se estime que va a durar la situación de Balanza de pagos deficitaria). Los costes monetarios totales correspondientes a esta repercusión serán la suma de los valores actuales de los intereses a pagar en los años futuros, lo cual depende tanto del parámetro temporal x como del y (además de del tipo de interés a pagar por el endeudamiento público exterior). De acuerdo con los datos de este ejemplo, y suponiendo que el tipo de interés para la Deuda exterior sea del 8 % anual, esa suma de costes anuales tendría la siguiente composición: *Endeudamiento en el año 1º: 100.000 x 350 = 35.000.000 ; ( 35 Millones €) Intereses en cada año (del 1 al y) , mientras dure esta deuda: 35 M x 0,08 = 2,80 M. *Nuevo Endeudamiento público en el año 2º : 35 M. Intereses en cada año (del 2 al y+1), mientras dure esta segunda deuda: 35 M x 0,08 = 2,80 M. *Y así para los endeudamientos de los años siguientes, hasta el año ‘x’ 3) Comparación En resumen, los costes monetarios de una y otra alternativa de decisión para el Gobierno serán en este ejemplo: (en Millones de € ; sin corregir a valores actuales del año 1º, para simplificar el ejemplo): Año Costes medida directa (EP) Costes alternativa ortodoxa componente: incidencia s/ Paro componente: incidencia s/ B.P. del año 1 1º 2º 3º 4º 5º 6º 7º 8º 9º 5 5 5 5 5 5 5 5 : 9,76 9,56 : : : : : : : 6,96 3,96 3,96 3,96 3,96 : : : : 2,80 2,80 2,80 2,80 : : : : : t x id. del año 2 id. del año 3 id. del año ... 2,80 2,80 2,80 2,80 : : : : 2,80 2,80 2,80 2,80 : : : : : : : : : Suma horizontes d años tempor. años años Para poder comparar realmente los costes asociados a cada alternativa es necesario, como puede verse, concretar los respectivos horizontes temporales; es decir, dar unos valores a la duración estimada para cada tipo de repercusión. A los efectos del presente ejemplo numérico se ha supuesto que éstas duraciones son las siguientes: ∗ La medida directa se toma limitando de antemano su vigencia a 8 años (d=8). ∗ La situación de desequilibrio en la Balanza de Pagos se supone que se seguirá dando durante 3 años más (x=3), y que los sucesivos endeudamientos externos tendrán una duración de 4 años (y=4). 22 En el supuesto de que el régimen monetario fuese de tipo de cambio flexible, un déficit persistente de la Balanza de Pagos comportaría automáticamente una cierta devaluación de la moneda nacional en el mercado de divisas. Como consecuencia, por una parte las importaciones resultarían entonces más caras y, por otra, existiría una mayor facilidad para exportar. Este re-equilibrio automático significa, en términos de bienes reales, que el país en su conjunto deberá prescindir de más producción nacional para pagar una determinada cantidad de producto importado. Es decir, que la renta real disponible será ahora más baja. Y ésta sería, por tanto, la repercusión macroeconómica (o coste) del mencionado incremento de las importaciones. EPs: Cómo funcionan, comparativamente 30 ∗ Las situaciones de paro se estima serán variadas para cada subgrupo de las 300 personas, pero que en promedio será de 5 años (t=5). En tal caso, como puede deducirse completando el cuadro anterior, los costes monetarios 23 respectivos sería. 40 M € para la medida directa y 56,4 M € para la alternativa de Política Económica ortodoxa. Por lo tanto, la opción de utilizar la EP como instrumento de política económica (ordenándole que no importe el producto "X" a pesar de que sea más barato que en el mercado nacional) sería socialmente más ventajosa en tales condiciones que la opción contraria. medida dire alternativa ind. (utilizando la/s EP) (p.e. ortodoxa) COSTES monetarios : * s/ la propia EP * s/ los presupuestos públicos * s/ otros agentes económicos COSTES no-monetarios * s/ la propia EP * s/ otros agentes económicos TOTALES 40 M € -0-0- 3 M € 53,4 M/€ -0- a b 40 + a + b α β 56,4 + α + β Y si, por el contrario, suponemos, también a título de ilustración, que la situación de la economía es mucho mejor, de tal manera que los horizontes temporales respectivos son: d= 8 años; x = 2 años ; y = 3 años ; y t = 2 años, entonces los costes monetarios serían 40 M € y 27,72 M €, respectivamente. En tales condiciones económicas, pues, (y también dejando al margen, para simplificar, los costes no-monetarios) la alternativa indirecta o de política económica ortodoxa sería más barata, y, por tanto, socialmente más ventajosa. En resumen: Si, como una primera aproximación, nos limitamos a las repercusiones o costes monetarios respectivos de cada alternativa, la determinación de cual es preferible en términos macroeconómicos -si utilizar la EP para objetivos de política económica (relativos al paro y a la balanza de pagos, en este caso), o no hacerlo en absoluto, sino limitarse al cumplimiento de los criterios de eficiencia microeconómicos- dependerá de cual sea (la estimación para): la duración (d años) del exceso de costes asociada a la medida directa, la duración (y años) del nuevo endeudamiento externo -así como la duración, (x años) del desequilibrio en la Balanza de Pagos, y de cual sea la duración media para la situación de los nuevos parados (t años). Y estos horizontes temporales dependerán, lógicamente, de cual sea la situación y perspectivas de la economía en cuanto a desequilibrios en el comercio exterior y en el mercado de trabajo. 1.4 LAS TESIS A FAVOR DE ESTA UTILIZACIÓN (DE LAS EPs COMO IPE), Y LAS TESIS EN CONTRA. No hace falta señalar que, a pesar de que lo que se resume a continuación son las tesis que podemos encontrar en la literatura económica –unas favorables (ventajas comparativas) y otras desfavorables (ineficiencia, distorsión)-, este punto constituye el aspecto más político -y, por tanto, controvertido- de los referidos a las EPs. Como siempre en debates de este tipo, la controversia –en la literatura económica; otra cosa son los escritos de carácter más bien doctrinal- aparece porque las respectivas 23 Por supuesto, en la práctica la decisión sobre lo que es socialmente más conveniente debería tener en cuenta también los costes no monetarios asociados a cada alternativa. Solo a efectos de simplificar hemos prescindido de ellos en la presente ilustración . Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 31 afirmaciones de un signo y otro se basan en determinados supuestos implícitos sobre la realidad, o bien sobre el grado de evidencia empírica sobre lo que se afirma. Por ello, cuando esos supuestos se explicitan, entonces estamos mas cerca del análisis objetivo de la realidad (en nuestro caso, la realidad: ‘utilización de las EPs como IPE’) que de la discusión política. Al recoger las tesis que siguen, se ha intentado hacerlo desde esa perspectiva: tratando de explicitar sus respectivos supuestos, que usualmente suelen dejarse implícitos. Al recoger-redactar las tesis en cuestión, ha resultado útil el siguiente marco de referencia de la metodología científica: Una tesis (proposición, o postulado) puede ser bien inductiva, bien deductiva. Una tesis inductiva (o empírica) es aquella que procede de recoger información empírica sobre diferentes casos (observaciones) relativos a una determinada realidad, y extrae/formula aquello que se observa es un rasgo común o que aparece como una cierta constante en esas observaciones. De un número suficiente de esas observaciones, se acaba por extraer una determinada conclusión con un cierto grado de confianza. La mayoría de las conclusiones obtenidas a través de una metodología econométrica son de este tipo. Y, por supuesto, el grado de confianza de la conclusión depende del número de observaciones (aquí se nos plantea la cuestión de lo que se deba entender por ‘suficiente’) y del grado de fiabilidad de las propias mediciones cuantitativas en las observaciones (fiabilidad de los datos recogidos o de las mediciones efectuadas). En síntesis, la validez de una tesis inductiva viene dada por la evidencia empírica en que se sustente. Si esta consiste en unas cuantas observaciones aisladas, hablamos de evidencia indiciaria (hay indicios) o anecdótica; y más que de ‘tesis’ se tiende a hablar entonces de ‘hipótesis’. Si la evidencia empírica proviene de una muestra ‘suficiente’ y representativa de la realidad estudiada, hablamos entonces de evidencia relevante. En contraste, una tesis deductiva (o teórica) se basa (se deduce de) un razonamiento formal dentro de una determinada teoría (la que la investigación toma como marco de referencia) sobre la realidad considerada, introduciendo en ese marco teórico general un determinado supuesto específico. Por ejemplo: «De acuerdo con la teoría estándar sobre el comercio internacional, el incremento del comercio internacional beneficia a todos los países implicados (hasta aquí, la teoría marco); en consecuencia, si (aquí el supuesto específico -->) un país abre su economía al exterior incrementará sus exportaciones e importaciones en la misma medida, por lo que (aquí la deducción -->) el nivel de bienestar del país (renta real por habitante) aumentará». La validez, aceptación o relevancia de una tesis deductiva como ésta depende, pues, de 1) en qué medida se considere que la teoría dentro de la cual se formula la tesis explica razonablemente -o viene corroborada por- la realidad (es decir, por la evidencia empírica disponible); y 2) de lo realista o razonablemente respaldado por las observaciones empíricas que se considere esté el supuesto o supuestos específicos introducidos. Y también, ciertamente, de si el razonamiento deductivo en sí es formalmente correcto. Por supuesto, dentro del método científico, una deducción como la anterior es provisionalmente una afirmación teórica, cuyo destino es ser contrastada con observaciones empíricas. No siempre resulta evidente si una afirmación económica es una tesis de un tipo o de otro, o si es una mezcla. En lo que sigue no se califican en este sentido las tesis recogidas. Pero se invita al/a lector/a al ejercicio de hacerlo; y también a considerar críticamente las formulaciones que siguen (p.e. ¿no habría que añadir tal otro supuesto para poder aceptar tal o cual tesis? o formularla de forma distinta?). Seguro que le resultará enriquecedor. Como cuestión de método, las tesis que se recogen aquí lo han sido en tanto que se juzga tienen una presencia significativa en la literatura económica sobre EP, independientemente de que se estime que la evidencia empírica aportada en los trabajos y textos de dicha literatura permita o no sostener la tesis en cuestión. (Evidencia empírica que, por otra parte, va cambiando con cada nueva aportación). EPs: Cómo funcionan, comparativamente 32 Las tesis sobre ventajas comparativas de (utilizar) las EPs La parte de la literatura económica sobre las ventajas comparativas de las EPs se basa, por una parte, en la evidencia empírica sobre las utilizaciones más comúnmente observadas en diferentes países y en diferentes épocas (utilizaciones principalmente como IPE), y, por otra, añade a éstas unas tesis sobre posibilidades más amplias de utilización en ese sentido, basadas bien en la observación de ciertos casos de EP de países i periodos específicos (evidencia indiciaria), bien en el razonamiento lógico económico (tesis deductivas) 24. He aquí un resumen: Tesis sobre las posibilidades de un mayor Bienestar Social T1) La EP hace posible que la producción de un bien o servicio determinado se lleve a cabo con una mayor contribución al Bienestar Social, al permitir aplicar un criterio de gestión que garantice la eficiencia asignativa (maximización del bienestar social), con el que no siempre coincide el de la maximización de los resultados de la empresa. s.a: i) que la eficiencia productiva no sea menor que de ser empresa privada (EPR). T2) En un sector en situación de oligopolio (o competencia monopolística), si una de las empresas es EP, ésta puede ser instruida por el gobierno para tener un comportamiento estratégico activo (de ‘leader’) que lleve a la reducción de las tasas de beneficio de las restantes empresas del sector, hasta acercar éste a las condiciones (volúmenes ofrecidos y precios) de óptimo competitivo; es decir, a las condiciones de eficiencia asignativa 25. T3) Supuesto un conjunto relativamente importante de EP en la economía - o en un determinado sector - esto permite a los responsables de la política económica de la Administración utilizarlas como IPE para incidir directamente sobre las principales macromagnitudes (p.e. para contrarrestar desequilibrios económicos generales como: paro, inflación, déficit de la balanza de pagos, caída de la inversión), y cubrir así objetivos macroeconómicos o sociales que la política económica ortodoxa no puede cubrir. (se trata de la utilización 'corriente' de las EP ya recogida antes en el apartado 2, al cual se remite). s.a: i) ; ii) que el sector de EPs tenga un peso importante en la economía, o un peso dominante en un sector que sea clave para el objetivo de política económica considerado. Tesis o argumentos específicos con relación al desarrollo económico T4) Las EP dentro de la gran industria hacen posible un mayor crecimiento económico, pues llevan a cabo un volumen de inversión superior al de una gestión privada. Ello es debido a que las empresas privadas (PR) tienden a sobrestimar los riesgos futuros, bien por razones políticas o de expectativas sobre la evolución del sistema político del país, bien porque son centros de decisión independientes sin toda la información posible sobre la que fundamentar sus expectativas. Información de la que es posible disponer a escala estatal, bien porque dicha información forma parte de los planes en cuanto a política económica del 24 Para evitar que lectura resulte interrumpida constantemente por citas, en este apartado se ha optado por no ir dando referencias bibliográficas a lo largo del texto, para cada una de las tesis que se exponen. En lugar de ello se recogen al final de este apartado una lista de referencias bibliográficas que, en su conjunto, puede considerarse que desarrollan, presentan, formulan, apoyan o defienden las tesis que aquí se recogen en forma de proposiciones resumidas. 25 Puede verse, por ejemplo, MERRILL, W.C. / SCHNEIDER, N., "Government Firms in Oligopoly Industries", Quarterly Journal of Economics, n. 80, 1966, pag. 400-412 ; HARRIS, R.G. / WIENS, E.G. “Government Enterprise: An Instrument for the Regulation of Industry" Carleton Economic Paper, n. 5, 1977, (Ottawa University); y VERGÉS, J. Economía Pública Industrial, apartado 27, UAB, 2000. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 33 gobierno, bien porque las autoridades económicas de éste tienen mayores medios para obtener información económica y estudiar las tendencias sectoriales. s.a: i); iii): que el gobierno esté en condiciones de elaborar y transmitir esa información a las EP correspondientes. T5) Que una actividad económica rentable (condiciones monopolistas; explotación de un recurso natural exportable) sea llevada a cabo por EP permite que disminuya el consumo suntuario del país y que aumente así el ahorro (y la inversión) en la Economía, en la medida en que implica una desviación de beneficios del sector privado al público . s.a. i) T6) El recurso a la EP permite, en economías en vías de desarrollo, la creación de unidades económicas con una dimensión suficiente para hacer frente a la competencia exterior o para el desarrollo de ciertas actividades rentables pero que los empresarios privados nacionales no abordan porque, individualmente considerados, tienen oportunidades de rentabilidad a corto plazo más altas, bien de tipo especulativo o en inversiones financieras en el exterior. s.a. : i) T7) El recurso a la EP en economías de mercado ha permitido en determinados casos "absorber" tecnología extranjera, cambiando a medio y largo plazo la relación de dependencia tecnológica respecto a las economías más desarrolladas. Una internalización de tecnología que de otra forma no se lleva a cabo, por ser más rentable a corto plazo para las EPR del país consideradas individualmente, la compra de licencias y patentes y/o la importación de productos ya fabricados. Tesis o argumentos sobre su papel en la corrección de los fallos del mercado ("Economía mixta") T8) La utilización de las EP como IPE, en tanto permiten una incidencia directa en la economía, constituye una alternativa más eficaz -en términos de los fines de política económica perseguida- que perseguir los mismos fines a través de las tradicionales medidas indirectas de política económica (subsidios para el fomento de las inversiones, regulación del sector, desgravaciones fiscales, subvenciones directas por reconversión, etc. ), a la vez que ofrece mayores posibilidades que los tradicionales métodos indirectos. s.a: i) ; iv) que la relación entre los Beneficios (la eficacia en términos de objetivos de política económica) y los costes (los que deberá soportar la EP), sea superior a la relación equivalente para las medidas indirectas u ortodoxas T9) Supuesto un conjunto dominante de EP en una economía de mercado, esto permite que sea más efectiva la dirección de la economía, bien en el sentido "débil" de la expresión, de asegurarse la Administración el cumplimiento efectivo de ciertas directrices de política económica que toma (política salarial, fiscal, de rentas, crédito selectivo, sectores a expandir o contraer, etc.); o bien en el sentido más ambicioso de una planificación indicativa o paramétrica. (Se supone que esto último perseguiría conseguir unos equilibrios macroeconómicos, un crecimiento sectorial diferenciado y una distribución de la renta diferente, preferibles a los que llevaría el puro juego del mercado). s.a: i) ; v) que la planificación paramétrica se defina a través de un sistema administrativo-político democrático aceptado como mecanismo de expresión de las preferencias sociales. T10) La actividad productiva de construcción de nuevos barrios urbanos ha resultado socialmente más ventajosa (costes y beneficios sociales a largo plazo) cuando la decisión sobre la forma concreta de utilización del suelo urbanizable y la calidad de la construcción se ha sustraído a las reglas de rentabilidad privada. Y ello se ha conseguido más plenamente cuando la actividad promotora o constructora se ha llevado a cabo a través de EP. T.11) Supuesto el conjunto de EP sea dominante en los sectores de base y estratégicos de la economía, esto permite que un determinado programa de reformas económico- EPs: Cómo funcionan, comparativamente 34 sociales radicales del Gobierno tenga mayor eficacia, al asegurar el cumplimiento efectivo de la nueva legislación en las empresas, minimizando la generación de acciones de 'boicot' tales como la resistencia pasiva de las PR, o la fuga de capitales. Argumentos relativos a las relaciones de trabajo T12) Las EP tienden a ofrecer mayores ventajas sociales (permisos de maternidad, pensiones complementarias, excedencias temporales con reserva de puesto de trabajo, etc.) que las PR de características similares. T13) Las EP en general tienden a hacer efectiva una mayor participación de los trabajadores en la gestión interna. 26 Tesis económicas desfavorables respecto a (utilizar) las EPs La tónica general de las tesis que siguen gira en torno a una menor eficiencia productiva y, sobre todo, a consecuencias negativas (distorsiones, fuente de ineficiencia) de querer utilizarlas precisamente como IPE. Como en el apartado anterior, no se entra aquí a evaluar la evidencia empírica disponible sobre cada afirmación o cada supuesto 27 . 26 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS PARA TESIS SOBRE VENTAJAS COMPARATIVAS DE LAS EP Baumol, W.J. (1980), (Ed.), Public And Private Enterprise In A Mixed Economy. Macmillan. Bauchet, P. (1962), Propieté Publique Et Planification. Cujas. Carey-jones, N.S./Patankar, S.M./Boodhoo, M.J. (1974) Politics, Public Enterprise And The Industrial Development Agency. Croom Helm, London. CEEP (1978) Annales Du C.E.E.P. 1978 ; Chesshire, J. 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Consideraciones previsas a la privatización”, Cuadernos de Información Económica Fund. FIES, nº 101-102, pág. 9-25. Françoise-Marsal, F. (1973); El deterioro de las Empresas Públicas. Dopesa. Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 35 T 14) Si a una EP se le fijan objetivos macroeconómicos o sociales, el poder político titular deja de considerar los resultados económicos de la empresa como indicador de la gestión, pero sin substituirlo por ningún otro indicador. Como consecuencia, en la EP se descuida la eficiencia productiva, pues toda pérdida que presenten las cuentas tiende a argumentarse que es debida a los costes o consecuencias de perseguir los objetivos extraproductivos encomendados por la Administración. T 15) Los mismos objetivos de Política Económica para los cuales se defiende la idoneidad del instrumento EP, pueden conseguirse con la misma eficacia e igual o menor coste a través de las medidas indirectas ortodoxas de la Política Económica. T 16) El asignar o perseguir a través de las EP objetivos sociales o macroeconómicos comporta de hecho una ineficiente utilización de los recursos, debido a que tales objetivos entran en contradicción con los de eficiencia económica asignativa, dado que el instrumentalizar a la EP en ese sentido lleva: 1) bien a distorsionar los precios del producto (por ejemplo, la práctica de la fijación de precios políticos); 2) bien a distorsionar el coste de los factores (los casos de subvenciones que compensan la imposición de mantener un personal redundante, en aras de combatir el Paro); y 3) a evitar la racionalización sectorial (casos de la asunción por EP, de empresas privadas en crisis). Una consecuencia general derivada de todo lo anterior es, además, que inevitablemente las EP afectadas se ven abocadas a una gestión con pérdidas. s.a: vi) que el objetivo macroeconómico perseguido por la Administración al intervenir sobre las decisiones de la EP no tuviese valor o utilidad social en absoluto; ii) que los precios de mercado para los outputs reflejan mejor la utilidad social de los mismos que los 'precios políticos'; iii) que los precios de mercado para los inputs reflejan el coste social de éstos; y iv) que en los casos de empresas o sectores en crisis, exista realmente una alternativa espontánea a la de cerrar la empresa o reducir la plantilla (condición que, entre otras cosas, exigiría que la situación de crisis fuese sólo en determinados sectores). T 17) Las EP tienden a actuar con menor eficiencia productiva que empresas privadas que le sean comparables, por lo que los posibles beneficios esperables de utilizar las EP como instrumentos directos de política económica tienden a quedar sobradamente compensados por el exceso de costes. Como puede verse, esta última tesis puede ser determinante, en el sentido de que si se confirma/demuestra como válida puede, por sí sola, restar relevancia o validez a todo el conjunto de las tesis favorables: todas las que requieren el supuesto ‘i)’ para ser plenamente válidas. Como se ha indicado al principio, las tesis que se refieren a deducciones empíricas se han recogido aquí en tanto que tienen una presencia significativa en la literatura sobre EP, y no necesariamente porque la evidencia empírica aportada en dichos trabajos permita sostener la tesis en cuestión. Concretamente respecto a esta última, los estudios empíricos son muy numerosos y no todos abonan dicha tesis. A examinar esta cuestión empírica dedicaremos todo un capítulo posterior. Puede no resultar sorprendente el hecho de que los autores que defienden estas tesis desfavorables a la utilización de las EP sean, en general, contrarios a la idea de la "economía mixta" (y de la corrección de las insuficiencias y ‘fallos’ del mercado), y por Gasoliba, C.A. (1978); "Las nacionalizaciones en Europa: desarrollo histórico, consecuencias y situación actual", en Libre Empresa, nº 9. Griotteray, A. (1994) Mieux Privatiser Jewkes, J. (1964); Public and Private Enterprise. The University of Chicago Press,. Montoro, C. (1962); "Funciones y límites de las empresas públicas en una economía desarrollada". Revista de Economía Política, nº 90. Redwood, J. (1980); Public Enterprises in Crisis. Basil Blackwell, Oxford. The World Bank, (1995), Bureaucrats in Business ; especialmente pág. 25 a 51 Walters, K.D./Monsen, R.J. (1981); La amenaza competitiva de las Empresas Públicas. Harward-Deusto. EPs: Cómo funcionan, comparativamente 36 tanto defensores, en diferentes grados, de la ortodoxia liberal del mercado, basada en la idea de que el mercado es el mecanismo más adecuado para resolver todas las relaciones y decisiones económicas de la sociedad. En consecuencia, tienden a participar de la tesis genérica de que las EP son innecesarias (es decir, que es innecesario que tales empresas sean públicas) en una economía de mercado. Una excepción en este sentido la constituyen algunos autores que defienden una tesis o argumentación formulada desde una perspectiva declarada como 'neutral' respecto a ‘EP sí / no’, pero que, si bien no es negadora, sí es de hecho limitadora en cuanto a la visión de la posible utilización de EP para objetivos socio-económicos. Tal tesis aparece reflejada con claridad en el trabajo varias veces citado de Parris, Pestieau y Saynor: (T18): ".. . Lo expuesto hasta aquí no debería ser interpretado como que lo que se quiere decir es que los gobiernos no deberían utilizar a las empresas públicas como instrumentos de política. De hecho, si los gobiernos no las utilizasen en ese sentido, ¿tendría algún sentido mantener un sector público empresarial en la industria? Desde la perspectiva de la ideología de izquierdas, difícilmente podrían servir las empresas públicas como etapas en el camino hacia un nuevo orden social si a dichas empresas se les ordena comportarse exactamente como lo harían empresas privadas del mismo sector. Desde la perspectiva ideológica de derechas, si las empresas públicas son juzgadas o evaluadas según los mismos criterios (rentabilidad) que las empresas capitalistas, ¿existe alguna razón para no privatizarlas? La forma en que este tipo de cuestiones se plantea (y debate) en varios países será objeto de análisis en las secciones que siguen . ..." (Parris/Pestieau/Saynor, op. cit. pág. 120). Puede verse que lo anterior presupone una cierta visión limitadora del papel que juegan/ han jugado/ pueden jugar las EP, en el sentido de que parece no tener en cuenta argumentos como el de la apropiación pública en lugar de privada de los beneficios de las EP (T5), el de hacer más efectiva la dirección de la política económica (T9, débil), o los argumentos referidos a que la (creación de) EP es/ha sido una vía de generar simplemente empresas (que una vez creadas pueden funcionar con los mismos criterios de eficiencia que las privadas) que de otra forma no existirían (T3, T4 y T6, en cuanto promover EP en sectores clave como instrumento de desarrollo). 1.5 OBLIGACIONES DE SERVICIO IMPUESTAS A DETERMINADAS EPs Siguiendo la terminología habitual, distinguiremos como algo diferente de la utilización de las EP como IPE aquellos casos en que la intervención de los poderes públicos dando órdenes o directivas específicas a una determinada EP no responde a objetivos macroeconómicos sino a objetivos de política social (o, simplemente, objetivos políticos) directamente relacionados con la actividad de la EP en cuestión. De ahí la expresión 'obligaciones de servicio'. Este tipo de intervenciones directas de la Administración que ostenta la titularidad de la EP consiste usualmente en la imposición -mediante órdenes que en estos casos si que tienden a estar explicitadas en documentos- de obligaciones específicas sobre el abanico de bienes/servicios que ha de producir la EP y las condiciones en que debe hacerlo. Por ejemplo, obligando a que la empresa aplique unos precios reducidos a determinados colectivos de usuarios (jubilados, estudiantes, etc.); u obligando a prestar determinada modalidad de servicio. Unos condicionamientos que normalmente Joaquim Vergés 1. Empresas Públicas y objetivos sociales (extra-productivos) 37 una empresa privada no tendría y que afectan muy directamente a la gestión corriente de la EP. Estas situaciones son frecuentes en los casos de EP de servicios públicos. Un ejemplo típico son ciertas EP de transporte público urbano: Es frecuente que reciban, de la administración pública local a la que pertenecen, instrucciones de aplicar tarifas especiales (reducidas) para ciertos colectivos como los jubilados. Y también que se les ordene, por ejemplo, mantener en servicio unas determinadas líneas y con un nivel de oferta determinado (cobertura horaria a lo largo del día, frecuencia de los viajes), a pesar de que la relativamente escasa demanda para dichas líneas no lo justificaría en términos económicos; un obligación impuesta que responde en este caso a que el Ayuntamiento considera socialmente prioritario hacer más accesible el desplazamiento a los habitantes de las áreas periféricas que conectan las mencionadas líneas. Se trata por tanto de condicionamientos impuestos directamente sobre la gestión de la empresa. No se busca con ello unos efectos externos sobre el resto de la economía sino unos efectos directos, internos, sobre las características del propio servicio que será prestado por esa EP, y en qué condiciones lo será. Así, cuando una empresa de líneas aéreas pública recibe instrucciones de mantener un servicio aéreo regular con determinadas capitales de países remotos, a pesar de que la demanda de dichos vuelos no lo justifique en términos de racionalidad económica, puede ser que ello forme parte de una estrategia comercial global de la compañía frente a la competencia internacional, pero es más probablemente que esté siguiendo instrucciones gubernamentales y que debamos buscar la explicación en razones de prestigio político internacional del país. Se habla entonces de esa EP como "compañía de bandera", queriendo indicar con ello que en cierta forma dicha compañía aérea representa o es un símbolo del país en el contexto internacional. Y en el caso de países con escaso movimiento aéreo, el propio hecho de mantener una línea aérea aunque sea de reducidas dimensiones, puede responder simplemente a un objetivo político del mismo tipo. Las empresas de ferrocarril, generalmente públicas, han venido siendo un caso paradigmático de imposición de obligaciones de servicio, especialmente por lo que respecta a mantener o no en servicio determinadas líneas, y en cuanto al nivel de tarifas a aplicar. En estos casos se observa, además, ciertos conflictos entre los diferentes niveles de la administración pública: el estado, que es quien debe financiar las pérdidas de la EP, tiende a estar más a favor de cerrar determinadas líneas con bajo nivel de utilización que el gobierno autónomo y/o los municipios directamente afectados por el posible cierre. Como toda decisión política, una obligación de servicio (OS) puede ser impuesta o eliminada sin más. Cuando el gobierno impone una OS se está comprometiendo simultáneamente a un nuevo gasto público, pues tendrá que subvencionar a la empresa por los costes que le origine dicha OS. Y, viceversa, cuando el gobierno quita una OS está reduciendo sus compromisos de gasto público. Véase el siguiente ejemplo (y la fecha). "Medio millón de usuarios se verán afectados por el abandono de servicios regionales de Renfe. La medida afecta a 13 líneas en cinco comunidades autónomas. Si Renfe no llega a un acuerdo en las próximas semanas con las autonomías afectadas, medio millón de usuarios ...en varias líneas de Galicia, Zamora, Soria, Murcia, Badajoz y Jaén perderán la ocasión de volver a coger el tren. (...) . La cobertura de los gastos de explotación con los ingresos en ningún caso alcanza el 20 % . (...) (Según ) el contrato-programa suscrito por Renfe con el Ministerio de Obras Públicas (autoridad política de la cual depende) ... Renfe puede suprimir las líneas con ...cobertura inferior al 40%. (...) De acuerdo con las directivas de la UE y la Ley de Ordenación del Transporte Terrestre, el Estado comunica la decisión de suspender un servicio a las autonomías y si éstas las consideran (a las líneas ) necesarias tienen que subvencionarlas. .." (El País, 7-1-95) Finalmente se habla también de OS en casos de que la EP deba soportar unas cargas, restricciones o condicionamientos no tanto por actuaciones sino por omisiones de la administración pública de la cual depende. Por ejemplo, cuando el gobierno le fija a la EP unas tarifas (precios) políticas, claramente por debajo del coste, pero no compensa financieramente a la empresa de forma simultánea y regular (cada mes, por ejemplo) para cubrirle la diferencia, sino que le efectúa los pagos de la correspondiente subvención con un año o más de retraso (y no estamos poniendo un ejemplo hipotético sino bien real y frecuente). La consecuencia es que la empresa se ve obligada a endeudarse con la banca para poder pagar regularmente a su personal y a los proveedores; y dicho endeudamiento representa unos costes por intereses que en circunstancias normales la empresa no tendría. EPs: Cómo funcionan, comparativamente 38 En resumen, podemos decir que existen OS siempre que ciertas decisiones de la gestión de la EP vengan impuestas de una forma u otra por la Administración Pública que controla la empresa, atendiendo a objetivos políticos o de política social directamente relacionados con la actividad económica de la propia EP. La diferencia respecto a lo que hemos denominado 'utilizar la EP como IPE' está en que esto último presupone buscar repercusiones macroeconómicas a partir de la actuación económica de una EP o un grupo de ellas, mientras que la OS se refiere a órdenes que condicionan el 'output' de la EP y las condiciones en que es ofrecido a los usuarios. (No obstante, como suele ocurrir respecto a toda clasificación, podemos encontrar ejemplos de intervención que tanto puedan interpretarse dentro de una categoría como en la otra; por ejemplo, el ordenarle a tal EP la aplicación de unos precios políticos). En cualquier caso, como es fácil deducir de los ejemplos considerados, la presencia de obligaciones de servicio para una determinada EP tiene unas repercusiones económicas que se traducen normalmente bien en unos costes extras bien en unos menores ingresos para la empresa. Al igual, pues, que en el caso de que sea utilizada como IPE, si la empresa no es simultáneamente compensada mediante una subvención igual al importe de estas repercusiones económicas negativas sobre sus cuentas, éstas presentaran probablemente pérdidas. La siguiente observación empírica es válida para ambos tipos de intervenciones del gobierno sobre las EPs: El exceso de costes (o la merma de ingresos) derivado de la intervención no es frecuente que se le compense financieramente a la EP mediante la oportuna subvención en el mismo año o ejercicio contable. Y cuando el importe no es tan importante como para hacer aparecer pérdidas en las cuentas de la empresa, es normal que no sea compensado nunca. Cuando sí lo es (sea dentro del mismo año o no), tal compensación (subvención) del gobierno aparece en las cuentas de la empresa como un ingreso (una subvención) y no como un menor coste. Como consecuencia, cualquier evaluación de eficiencia que se haga sobre la EP en cuestión, en tanto que partirá de los datos que presenten sus cuentas, llegará a la conclusión de que la empresa opera con unos costes excesivos. Sobre esto volveremos después, en el capítulo dedicado a los estudios empíricos sobre eficiencia observada entre EP y EPR. Finalmente, algo que no se observa con la 'utilización de las EP como IPE' si que se da con las 'OS', y es que existen casos de empresas privadas que están sujetas también a 'obligaciones de servicio' por parte de la Administración Pública. Principalmente empresas privadas que han obtenido de la Administración la concesión de servicios públicos como transporte de viajeros, suministro de agua, o servicios de restauración en dependencias de la Administración. En estos casos las 'obligaciones de servicio' en cuestión figuran indefectiblemente de forma explícita en el pliego de condiciones que establece la Administración como paso previo a la concesión del servicio. La concesión requiere normalmente un concurso público al que pueden presentarse las empresas que lo deseen, entendiéndose que al hacerlo están asumiendo las mentadas obligaciones de servicio. Lógicamente, el mismo pliego de condiciones fija la cuantía y la forma en que periódicamente la empresa que obtenga la concesión será financieramente compensada, en contrapartida por las obligaciones de servicio que se le imponen. De acuerdo con los principios básicos que rigen los concursos públicos para otorgar una concesión administrativa, una empresa 'concursante' puede tratar de hacer su oferta más atractiva (que las de las restantes empresas 'concursantes') mejorando las condiciones generales del pliego de condiciones inicial; y entre éstas posibilidades está la de que ofrezca mejorar las obligaciones de servicio allí fijadas como mínimas y/o que ofrezca contentarse con unas compensaciones económicas inferiores a las que la Administración había previsto. Joaquim Vergés