Download Mensajes presidenciales, democracia y caudillismo: Perú 1980-2006
Document related concepts
Transcript
Mensajes presidenciales, democracia y caudillismo: Perú 1980-2006 Javier Portocarrero Maisch y Jorge Franco Quincot – CIES* Foto CIES Introducción Desde su independencia en 1821, el Perú ha tenido 112 gobernantes con un mandato que ha durado siete meses en promedio. Durante el siglo XIX predominaron los caudillos militares, designados ocasionalmente por el Congreso o surgidos, en la mayoría de los casos, de un golpe de Estado1. Así, para ubicar al primer Presidente civil tenemos que remontarnos hasta 1872 con Manuel Pardo, quien fuera precisamente el fundador del partido Civil. En realidad, “república” y “democracia” eran más bien conceptos importados, con poco anclaje en nuestra realidad de entonces. La anarquía de los inicios de la república se superó, gradualmente, en el siglo XX. En efecto, tuvimos “solo” 35 presidentes con una duración media de 2,9 años. La democracia representativa se extendió y, en los años 1960, se levantó el veto al APRA. Luego de un período de doce años de gobierno militar, el Perú recuperó la democracia en 1980. Salvo el paréntesis del autogolpe de abril de 1992, el sistema democrático se ha mantenido desde entonces por más de un cuarto de siglo, casi un récord para nuestros estándares. En una perspectiva de largo plazo, la historia del Perú republicano muestra una lenta evolución hacia una mayor institucionalidad democrática. Sin embargo, este proceso no ha sido lineal ni ha terminado aún. Uno de los principales obstáculos que ha debido enfrentar ha sido la tradición caudillista y autoritaria en la cúspide del poder. Si deseamos consolidar el sistema democrático, nuestros sucesivos gobernantes deberían abandonar las características del caudillo –en especial el autoritarismo y la arbitrariedad– en favor de un liderazgo político moderno, que respete las instituciones y las reglas de juego, tanto en el partido como en el Estado y en la sociedad. En este breve artículo examinamos los discursos de asunción del mando de los presidentes que han gobernado nuestro país entre 1980 y 2006, para analizar en qué medida estamos transitando el camino hacia un liderazgo democrático moderno. Los discursos al inicio de una administración son claves para reconstruir la visión del gobernante sobre el país y sobre su propio papel en la historia, pues todavía no ha sufrido ningún desgaste político. En cada caso, Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 La democracia ha estado continuamente amenazada por la tradición caudillista y autoritaria. intentaremos ubicar el respectivo discurso en el contexto económico y político. En ese sentido, en el cuadro 1 detallamos cuál fue la situación económica que encontraron los mandatarios al entrar en el Palacio de Gobierno. Como aproximación a dicha situación, se usaron los principales indicadores económicos registrados en el año previo; «…el Perú ha tenido 112 gobernantes con un mandato que ha durado siete meses en promedio. Durante el siglo XIX predominaron los caudillos militares, designados ocasionalmente por el Congreso o surgidos, en la mayoría de los casos, de un golpe de Estado» * 1/ Opinión personal. Véase Tuesta, Fernando (2001). Perú político en cifras 18212001, 3ª edición corregida y aumentada. Lima: Fundación Friedrich Ebert. 37 Cuadro 1 Situación económica heredada por los presidentes entrantes, 1980-2006 Presidente entrante Belaunde 1980 García 1985 Fujimori 1990 Fujimori 1995 Toledo 2001 García 2006 Año previo Crecimiento PBI (%) 1979 1984 1989 1994 2000 2005 2,00 3,80 -13,40 12,80 3,00 6,40 Inflación (%) 166,70 111,50 2.775,00 15,40 3,70 1,50 Reservas BCRP (Mill. US$) Déficit externo1/ (% PBI) Déficit fiscal2/ (% PBI) 426 1.125 357 5,718 8.180 14.097 6,90 -1,60 -2,30 -6,00 -2,90 1,40 -1,10 -7,60 -10,90 -2,80 -3,30 -0,30 1/: Balanza en cuenta corriente de la balanza de pagos 2/: Resultado económico del sector público no financiero Fuente: BCRP Cuadro 2 Resultados de los candidatos ganadores en las elecciones generales, 1980-2006 % votos válidos I vuelta % votos válidos II vuelta Nº de diputados/ Total Cámara Nº de senadores / Total Cámara 46 53 29 64 37 24 No hubo No hubo 63 No hubo 53 53 98/180 105/180 32/180 67/120 45/120 36/120 26/60 30/60 14/60 Congreso unicameral Congreso unicameral Congreso unicameral Belaunde 1980 García 1985 Fujimori 1990 Fujimori 1995 Toledo 2001 García 2006 Fuentes: Tuesta 2001; y <www.onpe.gob.pe> «Si deseamos consolidar el sistema democrático, nuestros sucesivos gobernantes deberían abandonar las características del caudillo –en especial el autoritarismo y la arbitrariedad– en favor de un liderazgo político moderno, que respete las instituciones y las reglas de juego, tanto en el partido como en el Estado y en la sociedad» 2/ 38 Recordemos que con la Constitución de 1993, las dos Cámaras fueron reemplazadas por un Congreso unicameral de 120 escaños. por ejemplo, si consideramos los extremos, se observa que el presidente Fujimori heredó de lejos la peor coyuntura en 1990; mientras que Alan García acaba de recibir, en el año 2006, la mejor situación económica de las últimas décadas. Para efectos de una mirada rápida al entorno político, en el cuadro 2 especificamos los resultados que obtuvieron los presidentes electos, tanto en la primera vuelta electoral como en la segunda. Asimismo, presentamos la información referida al número de diputados o senadores correligionarios que obtuvieron una curul respecto del total de curules en disputa2. Podemos observar, por ejemplo, cómo el presidente Fujimori obtuvo, en 1990, la menor representación parlamentaria en todo este período; mientras que cinco años después ganó, abrumadoramente, la elección presidencial en primera vuelta y logró mayoría absoluta en el Parlamento. En comparación con los regímenes precedentes, el reciente triunfo del presidente García, en el año 2006, muestra un mandato Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 popular menos vigoroso, lo cual podría ser más favorable que perjudicial para nuestro país. No dilatemos ya más esta introducción y pasemos a examinar los seis discursos de asunción del mando que nos ocupan, no sin antes mencionar el hecho curioso de que Alejandro Toledo haya sido el único de estos presidentes que solo ha tenido un período de gobierno. Después de todo, el siglo XIX no está tan lejos como parece. Discurso del presidente Fernando Belaunde En las elecciones presidenciales de 1980, Fernando Belaunde obtuvo el primer lugar con el 46% de los votos válidos, derrotó al candidato aprista Armando Villanueva del Campo (28%) y al candidato del PPC, Luis Bedoya Reyes (10%). En las elecciones para las Cámaras del Congreso, los resultados también fueron muy favorables al partido Acción Popular, que logró mayoría absoluta en diputados y 26 senadores de un total de 60. Foto CIES En el mensaje de asunción de su segundo mandato, Belaunde se lució en el Congreso como un líder político maduro y conciliador. Por el tono solemne de sus palabras, su figura emergía como un símbolo de la democracia recuperada. El eje central de su mensaje era el momento histórico del país, con la revancha democrática que le tocaba liderar como Presidente electo por votación popular, tras doce años de dictadura militar. En su prolongada alocución, se dio espacio para hablar de muchos temas, con la intención de abarcar casi todo: la educación (“El Quinquenio de la Educación”); la salud y la vivienda pú- Fernando Belaunde fue un símbolo de la democracia recuperada. Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 «El nuevo Presidente tuvo que enfrentar una coyuntura muy difícil, pues no solo se iniciaba la insurrección terrorista de Sendero Luminoso, sino que también empezaban las turbulencias en la economía mundial» blica, que merecerían la atención preferente del Gobierno; la creación y distribución de la riqueza (hay palabras para cada sector); el impulso a la actividad industrial con el lema “Trabajar y Dejar Trabajar”; y la paz externa e interna, entre otros. En su alocución anunció como principal medida, entre otras, la plena restauración de la libertad de expresión, que se concretó con la devolución de los diarios y otros medios de comunicación masiva a sus propietarios privados; así como, con la ratificación de la Constitución de 1979. Por otro lado, a pesar de que Belaunde reconocía en su discurso de que el Perú atravesaba una situación económica problemática, principalmente por la elevada inflación, no anunció ningún tipo de medida concreta de ajuste macroeconómico. Por el contrario, sus anuncios en el nivel de las medidas específicas y sectoriales implicaban mayor intervención del Estado y mayor gasto para generar un impulso transversal en todos los sectores de la economía. De esta manera, un lugar común en el discurso fue el título de “amplio plan” para un sinnúmero de obras que ejecutaría su administración. Así, por ejemplo, encontramos que su Gobierno emprendería un “amplio plan de alfabetización”, “amplio plan de construcciones”, “amplio plan de desarrollo minero”, “amplio plan de rehabilitación y asfaltado de la red vial”, entre otros “amplios planes” que se ejecutarían durante su gestión. Este discurso chocó con la realidad. El nuevo Presidente tuvo que enfrentar una coyuntura muy difícil, pues no solo se iniciaba la insurrección terrorista de Sendero Luminoso, sino que también empezaban las turbulencias en la economía mundial. Recordemos que las tasas de interés internacionales llegaron a los dos dígitos en la primera mitad de los años 1980, lo que desencadenó la moratoria mexicana de 1982 y la década perdida en América Latina. Asimismo, Belaunde tuvo que enfrentar un fenómeno de El Niño particularmente fuerte. Sin embargo, lo que más llama la atención es la poca sintonía del caudillo con la realidad y su aversión a dejar de lado la idea de sus “amplios planes”. 39 Foto AGRONOTICIAS Finalmente, durante el período 1981-1985, el crecimiento económico fue negativo en términos per capita, la inflación promedió 106% anual y los déficit fiscal y de cuenta corriente alcanzaron niveles muy elevados, conforme se puede apreciar en el cuadro 3. Aunque difícilmente imaginable en ese momento, la grandilocuencia inicial y los resultados negativos de este régimen habrían de ser superados por la administración que le sucedió, como veremos a continuación. Discurso del presidente Alan García-I El candidato aprista consiguió una clara victoria en primera vuelta, al obtener el 53% de los votos válidos, muy por encima del candidato de Izquierda Unida, Alfonso Barrantes, quien con el 25% de los votos válidos quedó rezagado al segundo lugar. De la misma manera, las elecciones parlamentarias fueron muy auspiciosas para el partido de la estrella, pues logró ocupar el 58% de las curules de la Cámara de diputados y el 50% de la de senadores (véase el cuadro 2). Alan García pronunció un mensaje de asunción que describía, de forma detallada, su percepción sobre los grandes problemas nacionales (las causas y las medidas que deberían tomarse), el sentido del voto popular, la urgencia de lo que llamaba una “revolución social”, los problemas que enfrentaría el Gobierno a corto plazo y las medidas que aplicaría. Entre estos anuncios encontramos la decisión de destinar no más del 10% del valor de las exportaciones al servicio de la deuda externa, la regulación “realista” de los precios de la canasta familiar, la restricción de A mediados de la “década perdida” en América Latina, Alan García anunció un cambio histórico para el Perú. las importaciones a lo indispensable para proteger a la industria nacional y el proyecto de Ley de Estabilidad Laboral. En general, las medidas y propuestas planteadas por García en su discurso fueron de corte heterodoxo y populista, en las que prevaleció la visión de un Estado poderoso que debía intervenir en todos los niveles. Por otro lado, el discurso tenía un tono mesiánico –propio de un caudillo– que buscaba restaurar la esperanza en el futuro del país y resaltaba la reivindi- Cuadro 3 Indicadores económicos líderes (promedio por Gobierno) Presidente Belaúnde García Fujimori Fujimori Toledo Período promediado Crecimiento PBI per cápita (%) Inflación (%) Reservas BCRP (Mill. US$) Déficit externo1/ Déficit fiscal2/ 1981-1985 1986-1990 1991-1995 1996-2000 2001-2005 -0,91 -5,92 3,77 0,59 4,16 105,58 972,47 46,07 6,31 1,76 1.040 500 2.459 8.587 9.843 -5,62 -5,90 -6,30 -4,72 -0,90 -7,84 -9,76 -3,18 -1,70 -1,54 Términos de intercambio (var. %) -4,43 -4,90 -0,66 -3,95 3,49 Tasa Libor US$ (3 meses) Inflación EE UU (%) 11,38 7,81 4,59 5,67 2,12 5,51 3,97 3,12 2,47 2,55 1/: Balanza en cuenta corriente de la balanza de pagos 2/: Resultado económico del sector público no financiero Fuente: BCRP y FMI 40 Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 cación histórica que el Perú le ofrecía al APRA, y a Haya de la Torre, al elegir un presidente aprista por voto popular, por primera vez en la historia. Igualmente, prevalecía la idea de un cambio hacia un gobierno “nacionalista”, capaz de determinar su propio destino político y económico (a pesar de la dependencia de capitales externos), y se planteaba la seminal idea de Bolívar –retomada en el proyecto político de Haya de la Torre– de la unión americanista contra el imperialismo del norte. Al igual que Belaunde, a pesar de enfrentar ya un serio problema de inflación y débiles fundamentos macroeconómicos, en las recetas planteadas no se encontraban medidas con el objetivo de reducir el déficit fiscal. Por el contrario, la urgencia del Presidente se enfocaba en atender a los sectores menos favorecidos, sin una comprensión cabal de las restricciones macroeconómicas. En realidad, el programa heterodoxo fue implementado mediante el plan de “estabilización general de los costos”, el 1 de agosto de 1985, en el discurso del premier y ministro de Economía, Luis Alva Castro. Aunque el plan heterodoxo tuvo resultados muy positivos en los primeros semestres de su aplicación, poco a poco, fue evidente que el enfoque no era sostenible. La congelación de precios no podía durar indefinidamente. Además, conforme la capacidad instalada ociosa se agotaba, las presiones inflacionarias se acumulaban, y en la medida que la demanda agregada subía, mientras el precio real del dólar declinaba, las importaciones crecían, la especulación se disparaba y las reservas internacionales se licuaban. En 1987, la situación era claramente insostenible y exigía un retorno a la ortodoxia. Sin embargo, el mandatario, cegado por un voluntarismo caudillista, decidió dar un paso adelante: la estatización de la banca. El paso resultó ser hacia atrás y ya sabemos cómo terminó la historia: hiperinflación y caos macroeconómico (véase el cuadro 3). La herencia para el siguiente régimen implicó una gran complicación: el ascenso incontrolado de Sendero y la polarización política en la escena oficial. Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 Discurso del presidente Alberto Fujimori-I Luego de una reñida primera vuelta en la que resultó vencedor el candidato del Fredemo, Mario Vargas Llosa, con el 33% de los votos válidos, el nuevo partido político Cambio 90 logró una contundente victoria en la segunda vuelta, con un 63% de la votación popular. Sin embargo, en el caso de las elecciones congresales, el partido de Fujimori solo consiguió el 18% de las curules en la Cámara de diputados y el 23% en la de senadores (véase el cuadro 2). El Fredemo y el APRA obtuvieron la más alta votación parlamentaria: el 34% y 29% de los diputados y el 34% y 27% de los senadores, respectivamente. En medio del caos económico y social por el que atravesaba el Perú en julio de 1990, Fujimori intentó transmitir a la nación –en un tono sencillo y poco solemne– un mensaje de esperanza sobre el futuro de un país en el que poca gente creía. Se presentaba como un hombre trabajador y pragmático, distante del discurso de los políticos tradicionales, en los que el pueblo había dejado de confiar. Quería forjarse la Foto AGRONOTICIAS «Aunque el plan heterodoxo tuvo resultados muy positivos en los primeros semestres de su aplicación, poco a poco, fue evidente que el enfoque no era sostenible. La congelación de precios no podía durar indefinidamente» Fujimori se presentó distante del discurso de los políticos tradicionales, en los que la gente había dejado de confiar. 41 imagen de un técnico que decidió participar en la gestión pública. Así, resaltaba dos conceptos: la creación de una nueva “cultura de trabajo” y la idea de la “moralización”. De esta manera, presentaba un proyecto político que atacaba dos carencias fundamentales de los partidos tradicionales. Entre las principales medidas anunciadas en su mensaje, encontramos la decisión de reinsertar al Perú en la comunidad financiera internacional y el proyecto de ley para derogar la Ley de Expropiación de la banca privada. En materia económica, en su mensaje se podía percibir la urgencia de conseguir, prioritariamente, la estabilidad de los fundamentos macroeconómicos, para solo luego establecer los cimientos del desarrollo y empezar la lucha contra la pobreza. De la misma manera, la voluntad expresada en su discurso respecto de la reinserción y del pago de la deuda externa reflejaban la intención de ir en sintonía con las tendencias neoliberales que, a comienzos de los años 1990, empezaban a dominar en América Latina. Después de un hiperajuste en agosto de 1990 y una recesión inicial, el nuevo Gobierno logró estabilizar gradualmente la economía. Con estos éxitos iniciales y alimentado por las oscuras fuerzas de Vladimiro Montesinos, el Presidente fue transformándose en un caudillo cívico militar. En abril de 2002, pateó el tablero democrático cuando disolvió el Congreso, instauró un gobierno autoritario y reforzó la agenda neoliberal. En setiembre del mismo año inflingió un golpe mortal a Sendero Luminoso, con la captura de su líder. En el año 1993, el nuevo Congreso aprobó una nueva Constitución, más orientada al mercado y que además permitiría la reelección presidencial. La inversión privada floreció y empezó un auge de la economía, favorecido también por la expansión de la economía mundial. Dada esta situación, no era 42 extraña la reelección de este particular caudillo, quien no por su tono parco ni su cotidianidad, aparentemente austera, dejaba de ser tal. Discurso del presidente Alberto Fujimori-II Las elecciones presidenciales no pudieron ser más favorables para la alianza Cambio 90-Nueva Mayoría. En el tope de su popularidad, el presidente Fujimori consiguió su reelección en primera vuelta: obtuvo el 64% del total de votos válidos y derrotó a su rival más próximo, Javier Pérez de Cuellar, quien solo convenció al 22% del electorado. Las elecciones parlamentarias fueron igualmente favorables para la alianza fujimorista: logró colocar en el Congreso a 67 de sus representantes, lo cual le permitió tener la mayoría absoluta. En su segundo mensaje de asunción de mando, Alberto Fujimori se mostró como un líder fuerte, que tenía el respaldo del pueblo. En su discurso habló de la “nueva era”, de un renacimiento que empezaba para el Perú; así como, de la continuación de las reformas iniciadas en su primera gestión, la articulación de la educación y el nuevo papel del Estado, entre otros temas. Puso especial énfasis en la aceptación general que tuvo la nueva “filosofía de gobierno” que representaba el fujimorismo, basada en acciones concretas y lejana de las izquierdas o derechas que eran parte del viejo discurso de los partidos políticos, que aún vivían en el mundo de las ideologías. En el mensaje no se encontró grandes anuncios sobre medidas y propuestas, pero sí un tono triunfalista, con promesas demasiado optimistas, como la reducción de los niveles de pobreza extrema a la Foto AGRONOTICIAS «Quería forjarse la imagen de un técnico que decidió participar en la gestión pública. Así, resaltaba dos conceptos: la creación de una nueva “cultura de trabajo” y la idea de la “moralización”. De esta manera, presentaba un proyecto político que atacaba dos carencias fundamentales de los partidos tradicionales» El modelo político basado en la figura de un caudillo, resultaba poco compatible con el desarrollo de las instituciones. Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 Foto CIES mitad para el año 2000 y la construcción de aulas para tres millones de escolares. Por otro lado, su mensaje tenía como objetivo mostrar un trasfondo progresista: el país ya había salido del caos en el que se encontraba cuando asumió su primer mandato; ahora, los objetivos habían cambiado y la tarea era construir un sólido porvenir. En ese sentido, resaltaba la idea de que su gobierno se basaría en el futuro. Asimismo, el discurso transmitía una visión económica liberal, una voluntad de continuar el proceso de reformas iniciadas en la primera mitad de los años 1990 y una intención de culminar las privatizaciones. Sin embargo, las reformas de segunda generación, así denominadas por el “consenso de Washington”, jamás se implementaron. Por un lado, las turbulencias de la economía mundial a partir de 1997 detuvieron el ciclo de expansión económica, lo que le restó grados de libertad al régimen. Por otro lado, y más importante, el modelo político basado en la figura de un caudillo autoritario, así como en la extensión generalizada de las redes de corrupción promovidas por Montesinos, resultaba poco compatible con el desarrollo de las instituciones. Cuando la masiva corrupción salió a la luz pública, el régimen no tardó en caer. Discurso del presidente Alejandro Toledo El candidato Alejandro Toledo ganó la primera vuelta de las elecciones del año 2001 con un cómodo margen de diez puntos porcentuales sobre su más cercano rival, Alan García, quien logró entrar a la segunda vuelta luego de derrotar “por una nariz” a la candidata de Unidad Nacional, Lourdes Flores. Finalmente, Toledo pudo hacerse del sillón de Pizarro, al vencer nuevamente al candidato aprista en la segunda vuelta electoral, aunque por un margen menor: seis puntos. En el caso de las elecciones parlamentarias, el resultado electoral mostró un Congreso «…el modelo político basado en la figura de un caudillo autoritario, así como en la extensión generalizada de las redes de corrupción promovidas por Montesinos, resultaba poco compatible con el desarrollo de las instituciones» Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 El mensaje de asunción de mando de Toledo tuvo un ánimo muy optimista y grandes promesas. fragmentado, con muchas representaciones partidarias. Así, tenemos que el partido del Presidente electo, –Perú Posible–, el APRA y Unidad Nacional obtuvieron el 38%, 23% y 14% del total de curules, respectivamente. En la asunción de su mandato, el mensaje a la Nación que pronunció Toledo tuvo un ánimo muy optimista, tenía buenas intenciones y grandes promesas. Transmitió claramente la idea de un cambio hacia una democracia inclusiva, que se ocuparía de atender las necesidades de todos los sectores sociales. Empezó por anunciar que el eje central de su Gobierno sería la lucha frontal contra la pobreza, la cual sería vencida con inclusión y programas específicos. El otro tema central de su discurso fue la generación de empleo, para lo cual planteaba una estrategia combinada en varios niveles y la modernización de la legislación laboral. Entre otras medidas anunciadas, tenemos: la ejecución del “programa de emergencia social productivo”, para crear 400 mil empleos en dos años; el establecimiento de líneas de crédito preferenciales para las PyME y el impulso del trabajo de la Comisión de la Verdad. Igualmente, rescató la necesidad de hacer más eficiente y rentable el accionar del Estado en educación, salud y programas sociales, así como la importancia del fortalecimiento institucional del país. Por otro lado, a pesar de que enumeraba una serie de medidas de intervención del Estado para combatir la recesión y el desempleo, Toledo manifestó la voluntad de no caer en el populismo cuando resaltó la importancia de la responsabilidad en el manejo económico para evitar, por ejemplo, rebrotes inflacionarios. En general, en el mensaje se mostró como un líder político luchador y terco; y, a la 43 Foto AGRONOTICIAS «Toledo manifestó la voluntad de no caer en el populismo cuando resaltó la importancia de la responsabilidad en el manejo económico para evitar, por ejemplo, rebrotes inflacionarios» vez, como un académico y heredero de la tradición democrática de Fernando Belaunde –ya que ambos habían sido electos presidentes después de dictaduras de diferente naturaleza–. Se veía a sí mismo como el encargado de encabezar un gobierno de “todas las sangres”, que no descuidaría a ningún sector social del Perú. En el terreno económico, el gobierno de Toledo tuvo un éxito notable, tal como se puede constatar en el cuadro 3. En efecto, durante el período 2001-2005, el crecimiento del producto per cápita superó el 4% anual, la inflación fue inferior al 2% anual y los déficit fiscal y externo representaron solo cerca del 1% del PBI. Sin embargo, no todo fue mérito interno, pues es claro que el auge de la economía mundial contribuyó significativamente a estos logros. A pesar de ello, aquí interesa destacar la paradoja del gobierno de Toledo: ¿cómo, en medio de un auge económico, un régimen pudo perder tanto respaldo político?, ¿cómo pudo estar cerca de la vacancia presidencial? Parte de la respuesta la encontramos, nuevamente, en el carácter caudillista del gobierno de Toledo y la poca institucionalidad de su partido Perú Posible. Por ejemplo, recordemos cómo este partido, luego de tener 45 congresistas en el año 2001, solo fue representado por 2 congresistas en el nuevo Legislativo del año 2006. En su segundo gobierno Alan García intenta mostrar mayor madurez política y prudencia. Discurso del presidente Alan García-II En su segunda asunción del mando, 21 años después de la primera, Alan García pronuncia un mensaje en el que trata de mostrar madurez política y prudencia. Al mismo tiempo, hace una serie de promesas y planteamientos sobre medidas inmediatas, con el fin de satisfacer las demandas y expectativas de grandes sectores de la población –incluidos los mototaxistas y triciclistas–. Su discurso empieza por plantear metas y objetivos concretos, que se deben lograr con una visión estratégica del Perú. Al mismo tiempo, proyecta los ejes en los que se centrará su gobierno. El primero de ellos es la reconstrucción del Estado, que lograría mediante la combinación de austeridad, descentralización, mecanismos de simplificación administrativa y esfuerzos de moralización. El candidato Alan García tuvo que enfrentar una dura primera vuelta, en abril de 2006, para obtener el segundo lugar, por debajo del candidato de la alianza UPP-PNP, Ollanta Humala, desplazando a Lourdes Flores en un final de fotografía (medio punto de diferencia). Finalmente, consiguió la victoria en la segunda vuelta, con el 53% de la votación válida. Sin embargo, el grupo político que registró el número más alto de congresistas electos fue la alianza UPP-PNP, con 45 representantes; seguido por el APRA, con 36 y Unidad Nacional, con 17. Estos tres grupos políticos representan el 82% del actual Congreso. El segundo gran objetivo planteado es la creación de empleo, para lo cual anuncia que se promovería mayor inversión (interna y externa), estímulos a la pequeña y micro empresa, a los sectores productivos y un shock de inversiones en infraestructura financiado con los fondos generados por la austeridad. Entre otras medidas anunciadas en el mensaje, se encuentran la decisión de descentralizar la educación primaria, el proyecto de ley de libre desafialiación de las AFP, y la reducción del sueldo presidencial a S/. 16.000 y el parlamentario a S/. 15.600 por todo concepto. 44 Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 Si bien algunas medidas buscan contrastar la imagen de su Gobierno con la “frivolidad” atribuida a la administración saliente, en términos generales, el balance del discurso es positivo. El nuevo Presidente parece ser consciente tanto de la necesidad de un manejo técnico en la gestión del Estado, como de ser eficaz y eficiente en el gasto público. Asimismo, bosqueja los problemas centrales que enfrentará su administración, y resalta la idea de responsabilidad y prudencia en el cambio que el país necesita. Todavía es muy temprano para saber si este rumbo se mantendrá, pero hasta ahora pareciera que sí. Reflexiones finales Durante este recorrido rápido por los mensajes presidenciales y los resultados obtenidos por los sucesivos gobiernos a partir de la restauración de la democracia en 1980, hemos visto cómo el fantasma del caudillismo emerge una y otra vez, con el consecuente debilitamiento de la institucionalidad democrática. Con demasiada frecuencia el caudillo tiende a aislarse de la realidad, vive en un círculo de adulación que lo lleva a exacerbar su narcisismo, a sobreestimar su poder y a materializar una actitud voluntarista. En ciertas ocasiones, esto le puede conducir al desastre político o económico. «Si bien algunas medidas buscan contrastar la imagen de su Gobierno con la “frivolidad” atribuida a la administración saliente, en términos generales, el balance del discurso es positivo. El nuevo Presidente parece ser consciente tanto de la necesidad de un manejo técnico en la gestión del Estado, como de ser eficaz y eficiente en el gasto público» Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006 «Uno de los principales caldos de cultivo del caudillismo es la debilidad de los partidos políticos. Se trata de un círculo vicioso, donde el caudillo frena el surgimiento de liderazgos alternativos en su propio partido y en donde el futuro del partido depende demasiado de la capacidad de su caudillo para encandilar a las masas y ganar la elección» Uno de los principales caldos de cultivo del caudillismo es la debilidad de los partidos políticos. Se trata de un círculo vicioso, donde el caudillo frena el surgimiento de liderazgos alternativos en su propio partido y en donde el futuro del partido depende demasiado de la capacidad de su caudillo para encandilar a las masas y ganar la elección. Frente a esta situación, necesitamos una consolidación de los partidos políticos, mediante la reducción de su fragmentación y la promoción de la transparencia y las prácticas democráticas en su interior. En las últimas elecciones generales del año 2006, hemos tenido más de veinte candidatos a la presidencia de la República. Evidentemente, aquí no se trata de diferencias en programas de gobierno o de diferencias originadas en la representación de distintos sectores sociales, sino, en muchos casos, del afán puro y simple de poder o notoriedad que, en algunas ocasiones, bordea el comportamiento patológico. Por ende, requerimos que nuestros líderes políticos empiecen a poner los intereses del país por encima de sus deseos narcisistas. Así, estaríamos dando un paso significativo hacia el fortalecimiento de las instituciones. 45