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Interculturalidad y Economía delictiva La interculturalidad es un reconocimiento al otro como igual, sin diferencias y prejuicios. Por ello, podemos verla incluso en la transacción más común: la compra de un DVD “bamba” El Perú forja dentro de su territorio un concepto que, a pesar de ser globalmente difundido, de manera local es poco conocido por sus habitantes- al menos de manera teórica-. La interculturalidad, aquella interacción entre diversas culturas que coexisten con nosotros en el mismo territorio, requiere para un óptimo desarrollo, una percepción del yo y del otro como iguales permitiendo una relación de respeto e igualdad de derechos. Sin embargo, esta “comunidad imaginada” algunas veces dista de la real puesto 1 que en la historia del Perú –como lo ha señalado Javier Protzel - han existido muchos factores que han convertido la interculturalidad en un proceso que sólo se ve en situaciones especificas y no totales. Esto explica la razón por la cual el sector AB es el que más rating le da al programa de Magaly Medina, o la razón por la que los talk shows ganaron adeptos en los años 90, y como se vio el triunfo televisivo de las miniseries autobiográficas como la de Dina Páucar. Francisco Durand en su libro “El Perú fracturado: formalidad, informalidad y economía delictiva“describe y analiza la nueva estructuración de la economía en el Perú y señala tres clasificaciones: formal, informal y delictiva. Esta última es la que se utilizará para poder explicar la interculturalidad en los términos a los que me refiero. La interculturalidad lejos de ser vista como mala o buena, depende de la manera cómo se desarrollan sus factores internos en determinada situación para catalogar el resultado. Un ejemplo de ello es la economía delictiva que se ve en el Perú. Esta es la que más ganancias genera a los productores y vendedores y menos utilidades da al Estado, pero que deja al mismo tiempo satisfechos a los consumidores que llegan a ser personas de diferentes niveles socioeconómicos. En este caso, la interculturalidad sí funciona y al mismo tiempo no es necesariamente buena como resultado final (puesto que perjudica al Estado) Un DVD pirata puede ser adquirido tanto por una persona de escasos recursos como un individuo de recursos abundantes. Esta economía no admite diferencias entre los compradores aún cuando las haya. Comprador es comprador sea del nivel que sea. No se distinguen precios pesa a las diferencias. Lo mismo sucede con la venta de drogas. Cualquiera que tenga dinero para poder adquirirlas puede tenerlas. Un “consumidor asiduo”- por no decir adicto puesto que en muchos casos el consumo no llega necesariamente a eso- intenta conseguir el dinero para cerrar la transacción de la manera más rápida posible. Los casos expuestos son los más simples y cercanos a la realidad por una sencilla razón: la interculturalidad se da en la cotidianidad y no es necesario dar ejemplos tan generales que involucren masas o redes nacionales para describirla. Por otro lado, Protzel señala: 1 Doctor en Sociología. “El ‘descubrimiento’ del mundo popular como sujeto de consumo permitió desarrollar un mercado interno sobre la base del cual emergió el universo de la economía informal” (2006: 88) A pesar de que tenga razón al señalar este punto, el mundo popular que se menciona ya no es el único que consume. Los estratos sociales que se encuentran en escaños más elevados también forman parte del público consumidor que permite que esta economía siga siendo la principal en el país. En esto influye también el hecho de los migrantes en Lima, quienes han permitido que en cierta medida, la economía egocéntrica de la capital se descentralice y no siga marginando a quienes no la habitan. Para no dejar de lado el ejemplo anterior basta una pregunta: Cuando hemos viajado al interior del Perú, ¿pudimos encontrar algún DVD? La respuesta estos días será-aunque no total- mayormente afirmativa. Y se deja de lado la legalidad en un gran porcentaje. La interculturalidad en este caso se hace visible notoriamente. Por eso es que no hay sorpresa cuando se puede llegar a afirmar que la economía delictiva es uno de los muchos resultados de la interculturalidad en el Perú, la cual aunque busca buenas consecuencias no siempre puede obtenerlas. El rol del Estado se minimiza, y esto sucede porque las alternativas de solución que puede llegar a brindar solo sirven a un muy corto plazo. En una entrevista, Durand afirmaba que “engañar al Estado es 2 una trasgresión admitida porque el Estado no representa a una nación.” Y tiene un punto importante entre sus manos. La composición del Perú como una nación nunca se ha llegado a concluir. Se convirtió en Estado mucho antes que nación, pasó de un virreinato a gobiernos militares y la transición hacia una república nunca se termino de asimilar ni por parte del gobernante de turno, ni por la ciudadanía. La interculturalidad en el Perú se ha dado en altibajos sociales, en guerras libradas, en crisis económicas, e incluso en marginaciones por las diferencias aún cuando sea todo lo contrario. Que esta interculturalidad se pueda ver reflejada en una economía como la delictiva, repito, no quiere decir que sea mala como fondo, sino que esta puede verse diferente a su forma. DURAND, Francisco 2007 El Perú Fracturado: formalidad, informalidad y economía delictiva Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú. PROTZEL, Javier 2006 2 Procesos Interculturales: textura sobre lo simbólico. Lima: Fondo Editorial Universidad de Lima. Francisco Durand. Entrevista BNP. 24 de enero del 2007.