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EDITORIAL DIARIO DE XALAPA. DR. CARLOS BRAVO M. 11-11-10 “A PA’ LEGISLADORES” En varias ocasiones he comentado que los legisladores de la Cámara de Diputados – y varios de la de Senadores-, se la pasan holgazaneando mientras cobran sueldos y dietas estratosféricas y no sacan adelante las normas y leyes importantes para el país, además de que hay grupos y hasta partidos que son los nonos, porque a toda propuesta importante o iniciativas de ley útiles, sin analizarlas de inmediato dicen no. Claro que mucho de eso tenemos la culpa nosotros, los ciudadanos, pues al votar una mayoría se deja llevar por el hambre compensada con la torta de campaña, otros creyentes de las causas perdidas, confían en las promesas de campaña –que les voy a hacer la carretera, el puente, pavimentar las calles, meter la luz, conseguirles trabajo, etc.- sin saber que un diputado se dedica a analizar, cambiar o crear las leyes que rigen a la nación y lo más que pueden hacer es fungir como gestores ante autoridades, lo que no significa que cumplan sus promesas. Otros más votan al tin marin o al volado y muchos ni votan, además de que para llegar a la cámara, basta con ser líder sindical o el riquillo del pueblo y llamarse Mamerto, Filedonio, Cespedito o algún otro nombre extraño sacado del almanaque de Galván y eso sin tomar en cuenta sus carencias de instrucción escolar. Todo esto va, porque van tres sexenios que varias reformas de ley pasan por los nonos, se quedan en el tintero o simplemente las dejan de lado para llevarle la contra a otra bancada o al mismo presidente; leyes y reformas como la energética, la política, la hacendaria y otras más que tanto requiere el país y en cambio se dedican a aprobar leyes como la Anti Obesidad, que además de absurda, está condenada a no respetarse, pues si bien tal vez y sólo tal vez algunas escuelas dejen de vender chatarra y golosinas en sus cooperativas y tiendas, no se puede prohibir que las vendan en la calle, a la entrada de los planteles o en las tiendas de la esquina, además de que el bombardeo publicitario deja una impronta mental en los niños y adultos para comprar el pastelito, el refresco, la golosina y más, además de que muchos padres de familia, en lugar de ponerles a sus hijos un refrigerio saludable, se les hace más fácil ponerles en la lonchera un refresco, galletas de barra y pastelillos, muchas veces comprados antes de llegar a la escuela y ni modo de que a los padres les prohíban so pena de alguna sanción, de que sus hijos tomen coca, coman papas, palomitas, gansitos y popotitos de azúcar con chile y chamoy. Así que el tiempo dedicado a discutir y redactar dicha ley resultó bastante ocioso. Otro tema recién aprobado, y absurdo, fue el incremento a los cigarros, que de hecho ya estaba aplicado pero de manera paulatina al paso de algunos años y de repente les intentan subir de golpe un cuarenta por ciento al costo final, sin analizar que con eso no disminuirá el número de fumadores, que afectan a nuestra industria tabacalera y en particular a nuestro estado como productor de tabaco en la región de los Tuxtlas, además de que propiciaran el mercado negro y el contrabando de cigarros extranjeros, todo lo cual en lugar de beneficiar la salud, la economía y la ganancia hacendaria –que finalmente esto último es el objetivo- ni disminuirá el consumo, se gastará más en cigarros y el gasto se irá al mercado informal que no paga impuestos, así que va otra pifia de nuestros relucientes y charros legisladores, además de que no es difícil que las empresas tabacaleras opten por ampararse ante la inminente pérdida de ingresos que repercutirá en las fuentes de empleo y de rebote en la recaudación fiscal. Y como estas reformas, muchas más en las que ociosamente les han dedicado tiempo en lugar de desaforar a un delincuente, de reformar leyes que disminuyan la delincuencia y mejoren la seguridad, que los energéticos sean más económicos para nosotros los consumidores y dizque dueños del petróleo y la luz nacional, que se incremente el número de contribuyentes, haciendo que la economía informal pague impuestos y muchas cosas más importantes que andar perdiendo el tiempo en leyes y reformas absurdas, obsoletas e inoperantes, pero finalmente esos legisladores que calientan la curul, los eligió la ciudadanía y en la mayoría de los casos sin pensar.