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XXII CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE ESPÍRITU EMPRESARIAL UNIVERSIDAD ICESI UNIVERSIDAD ANDINA SIMON BOLIVAR 2012 RESPONSABILIDAD SOCIAL EN NUEVOS EMPRENDIMIENTOS WILSON ARAQUE JARAMILLO 1 Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. 1 Director del Área de Gestión y Coordinador del Observatorio de la PyME Quito Ecuador, Toledo N22-80 y Ladrón de Guevara, waraque@hoy.net / waraque@uasb.edu.ec Teléfono (fijo y móvil): 099-666-336 / 023228080 1. INTRODUCCIÓN Cada vez se observa a nivel mundial, y con mayor intensidad en los últimos dos años, el reclamo por parte del ser humano de una sociedad en donde prime la justicia, la ética y la equidad en todos los ámbitos del quehacer social. De ahí que surge como un aspecto clave, a ser considerado en los procesos de creación de nuevas empresas, la responsabilidad social; la cual sí es bien aplicada incide de forma directa en la construcción de ciudadanía; ya que nadie puede llamarse ciudadano sí en su accionar no tiene presente, de forma permanente, el cumplimiento de doble vía que debe realizar sobre derechos y responsabilidades orientados a garantizar una buena convivencia entre todas las personas y demás seres vivos que habitamos este planeta llamado Tierra 2. El momento en que se practica una ciudadanía, como lo afirma Meyenberg (1999), orientada a cumplir obligaciones y a asumir responsabilidades; el rol de un emprendedor 3, como agente de cambio social, deberá también dirigirse hacia la construcción de un espacio llamado empresa en donde el propietario, los trabajadores y demás actores sociales ganen de alguna manera. En el caso ecuatoriano, por ejemplo, el actual gobierno ha incorporado como una filosofía de acción a la denominada Economía Popular y Solidaria –EPS-; la cual está directamente relacionada con el concepto de inclusión desde la óptica productiva; es decir con la creación de un estado situacional en donde la reciprocidad y la equidad, orientada a la consecución del bienestar de todos los miembros de una sociedad, son los elementos clave a la hora de generar relaciones productivas “socialmente responsables” entre los diversos actores que forman parte del tejido productivo de un determinado territorio. 2 “Cuando se observa a la ciudadanía desde un plano en el que se ubican sus derechos y atribuciones por un lado, y sus obligaciones por el otro, el problema de inclusión y exclusión juega un papel crucial en el análisis” ( Meyenberg. 1999:17) 3 A lo largo de este trabajo cuando hablemos de emprendedor nos estaremos refiriendo a aquellas personas que han creado una organización privada con fines de lucro; esta aclaración la hacemos porque cuando hablamos de emprendimiento nos tamos refiriendo a una actitud, que puede ser aplicada en cualquier ámbito de la vida del ser humano. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 2 Y es en ese marco de la inclusión socioeconómica, precisamente, que se alinea la “responsabilidad social corporativa o empresarial” 4, la misma que surge como una aplicación práctica al mundo de los negocios de aquellas obligaciones que los empresarios deben cumplir para decir que su actividad económica está encaminada no sólo hacia la búsqueda de la eficiencia, sino también al buen convivir con el resto de enclaves que forman parte del sistema de una determinada sociedad. Es por éstas y otras razones más que toma relevancia el estudio del enfoque que, los emprendedores, deberían dar a un nuevo emprendimiento a la hora de buscar una mezcla equilibrada entre rentabilidad financiera y rentabilidad social; más aún sí consideramos que todavía, en nuestros países, hay un trabajo bastante grande en materia de conscientización sobre el verdadero alcance que tienen propuestas progresistas como la que se explica en este trabajo investigativo. 2. ENTENDIENDO EL CONCEPTO DE INCLUSIÓN Uno de los grandes problemas que afecta al mundo actual, y en especial a América Latina, son las grandes desigualdades que se presentan entre personas y empresas. De ahí que no es pura coincidencia que en muchos estudios se describa a Latinoamérica como la región, independientemente de las tendencias de los gobiernos de turno –de izquierda, de centro o de derecha-, con el índice de desigualdad más alto del mundo (Binetti y Carrillo-Flórez. 2004: 81). Es por esta razón que la exclusión ha tendido, cada vez con mayor fuerza, a asentarse como un problema estructural caracterizado como lo señala Thorp (1998) por los siguientes aspectos: “una modalidad de expansión económica y su efecto sobre el desplazamiento de las actividades tradicionales, las oportunidades limitadas de empleo y la presencia de diversas estructuras institucionales y actitudes que incorporan elementos de discriminación” (Thorp. 1998: 47). Justamente uno de los sectores en donde se observan procesos de exclusión financiera y de participación de mercado es el de PYME -dentro del cual están las microempresas-, tanto por parte del Estado como de las empresas grandes que predominan en los diferentes sectores de actividad 4 Ese alineamiento precisamente tratamos de demostrar, desde el ámbito teórico, con el presente trabajo; que como veremos es el primer momento de una investigación, de largo alcance, que hemos empezado a realizar. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 3 económica. Mientras que en otras regiones, como es el caso del Japón, la pequeña y mediana empresa ha sido considerada como un elemento clave para la consolidación del proceso de desarrollo socioeconómico nacional. De ahí que este tipo de empresas han estado siempre ubicadas como componentes básicos de la política industrial japonesa; sobre todo en las épocas de mayor crecimiento económico, como fue la del período comprendido entre 1962 y 1968 (Emmerij. 1998: 399). 2.1. ¿Qué es inclusión y exclusión? Frente a los desajustes relacionados con la intensificación del proceso de globalización del planeta Tierra y a los malos resultados de políticas pasadas, la inclusión social ha pasado a convertirse en una las propuestas clave orientadas a combatir la pobreza y la desigualdad predominantes en el mundo actual (Buvinic y otros. 2004: 3); contribuyendo, así, a facilitar el acceso a las oportunidades que ofrece el entorno en que se desenvuelven los agentes económicos de un determinado país. De acuerdo a la Real Academia Española inclusión, en términos generales, significa: “conexión o amistad de alguien con otra persona”. Si esto lo llevamos al ámbito empresarial, significaría que se presenta un proceso de inclusión cuando entre las empresas, sean estas proveedoras, productoras o comercializadores de un bien o servicio, se da una relación de buena amistad con la cual ganen todos. Para profundizar el concepto de inclusión, es preciso que, analicemos algunas definiciones de exclusión 5. Para Amartya Sen el concepto de exclusión social está directamente relacionado, tanto desde la óptica de su medición como de sus bases conceptuales, con la pobreza y la desigualdad (citado por Buvinic y otros. 2004: 5). Para Tsakloglou y Papadopoulos: “la exclusión social es la incapacidad del individuo de participar en el funcionamiento básico político, social y económico de la sociedad en que vive” (citado por Buvinic y otros. 2004: 6). De acuerdo a Márquez: “la exclusión social es un proceso social, político 5 “El término exclusión social fue acuñado en los años setenta en Francia para describir la situación de los grupos excluidos de las prestaciones de las redes de protección relacionadas con el empleo y de otros grupos encerrados en el ostracismo social por el consumo de drogas ilícitas y otras formas de comportamiento disfuncional” (Márquez y otros. 2007: 6) XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 4 y económico dinámico, pero ineficiente y disfuncional, por el cual se deniega a personas y grupos al acceso a oportunidades y servicios de calidad para que puedan tener vidas productivas fuera de la pobreza” (Márquez y otros. 2007: 5). O en forma más concisa, según Behrman: “es la negación del acceso igualitario a las oportunidades que determinados grupos de la sociedad imponen a otros” (citado por Buvinic y otros. 2004: 6). Como se puede observar, en estas definiciones, predomina el mensaje de que para eliminar la exclusión y más bien promover la inclusión social, como dice Buvinic, se deben seleccionar y aplicar mecanismos que contribuyan a la construcción de un sistema más equitativo de los beneficios del desarrollo (Buvinic y otros. 2004: 37). Pues, si continúa, sin variación, el estado de exclusión social en nuestros países, significaría que vayan incrementándose, aún más, los preocupantes niveles de insatisfacción de las necesidades clave del ser humano ( Malgenesi. 2005: 20). Un escenario de este tipo a lo único que abona es al fortalecimiento de una fuente crónica de injusticia social (Jarque. 2003: 18). En el caso del ámbito productivo, cuando se mantiene la exclusión, inmediatamente se deteriora la confianza, impidiendo el trabajo colectivo que puede darse entre los diversos actores que participan en los diversos sectores de actividad que integran el sistema económico de un país6. “Cuando no existe la más plena confianza entre los agentes económicos, aumentan los costos de transacción y se reduce el alcance de los intercambios económicos” (Márquez y otros. 2007: 6); afectando, como es obvio, al deterioro de la competitividad sistémica que puede ser practicada entre empresas de distinto tamaño –micro, pequeñas, medianas y grandes empresas-. Junto a los conceptos de exclusión e inclusión está muy de cerca el de igualdad o equidad; el cual tiene relación directa con la idea de democracia 7, ya que cuando se habla de ésta generalmente está implícita la promoción, a todo nivel, de la igualdad (Binetti y Carrillo-Flórez. 2004: 118). Cuando 6 “Un medio para que las pequeñas empresas superen los obstáculos para la obtención de acceso a mercados en constante crecimiento, es su unión con otras empresas, grandes o pequeñas . Mediante la distribución del trabajo, cada empresa se especializa en uno o más segmentos del proceso productivo y obtiene acceso a los mercados por medio de repuestos, componentes o servicios integrados con otros productos” (Boggs. 2007: 57). 7 “La desigualdad no sólo es la mayor amenaza contra la democracia, sino una trampa al desarrollo y un freno al proceso democratizador en América Latina” (Binetti y Carrillo-Flórez. 2004: 316). XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 5 se fomenta el predominio de la igualdad, en una sociedad, se estará facilitando el equilibrio en las relaciones sociales; gracias a que la población que se encuentra en situación de mayor desigualdad tiene mayores opciones para organizarse, articular sus demandas y hacerlas llegar al sistema político (Binetti y Carrillo-Flórez. 2004: 119). De ahí que, la promoción de sistemas políticos democráticos, será uno de los requisitos clave a la hora de promover, en las naciones, acciones de carácter igualitario o equitativo. En definitiva el enfoque de la equidad, basado en acciones de carácter inclusivo, tiene como postulado base la promoción de entornos en donde prime, ante todo, la igualdad de oportunidades para todos los miembros que integran una determinada sociedad (Emmerij. 1998: 496). Para ello será necesaria la implementación de políticas y programas de carácter público que, entre otras cosas, apunten a mejorar la distribución del ingreso (Emmerij. 1998: 496). Luego de hacer este recorrido teórico, de lo que entraña la inclusión social y económica, en términos generales, podríamos señalar que, en el caso específico del tejido empresarial ecuatoriano, por ejemplo, encontramos que las micro y pequeñas empresas, a pesar de que en cuanto a número de establecimientos son las que predominan8, no han alcanzado los niveles de competitividad que en países vecinos como Colombia y Perú, sí lo han logrado. Una de las causas está relacionada a que en varios sectores de actividad económica las empresas grandes no se han preocupado de incluir de forma activa 9 a las micro y pequeñas empresas ya sea como proveedores, subcontratistas y/o comercializadores de los bienes y servicios del sector. Más bien ha predominado, de acuerdos a varios estudios sectoriales realizados sobre la realidad de las micro, pequeñas y medianas empresas, un enfoque de exclusión basado en que las empresas pequeñas no están al mismo nivel tecnológico y económico que las empresas grandes, obstaculizando, así, el acceso a las oportunidades que ofrece el actual entorno económico mundial. 8 De acuerdo al Censo Nacional Económico de 2010 realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos –INEC-, cerca de 99 de cada 100 establecimientos empresariales ecuatorianos se encuentran dentro de la categoría de MIPyME -micro, pequeña y mediana empresa-. 9 Ofreciéndoles capacitación, asistencia técnica, financiamiento, información, etc. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 6 2.2. La inclusión socioeconómica debe ser sistémica y responsable 10. Como hemos podido observar la inclusión está relacionada con la creación de espacios en donde la reciprocidad y la equidad, orientada a la consecución del bienestar de todos los miembros de una sociedad, son los elementos clave a la hora de generar relaciones productivas más armónicas entre los diversos actores que forman parte del tejido productivo de un determinado territorio. Ahora una interrogante que surge es: ¿qué características debería tener esa inclusión? Entre las características más importantes que deben estar presentes, a la hora la promover la inclusión socioeconómica, están: el carácter sistémico y el carácter responsable. En el caso de la primera característica, obligadamente, debemos empezar definiendo el concepto sistema; el cual, en términos generales, hace referencia al funcionamiento interrelacionado de un conjunto de partes; cuando hablamos de interrelacionado estamos resaltando que esas partes no existen solas. La definición que acabamos de hacer, si la llevamos al ámbito productivo, nos está diciendo que para que se de la producción de los bienes y servicios que requiere una nación, para su sobrevivencia y crecimiento, es necesaria la participación de actores de diferente tamaño –micro, pequeñas, medianas y grandes empresas-. Entonces es esa interacción que se da, entre unidades productivas de distinto tamaño, el campo en donde se debe promover y practicar la inclusión de aquellos actores considerados como más débiles en términos de capacidad productiva y financiera. Para que el proceso de inclusión sea exitoso debe ser empujado, como una especie de organización ancla, desde los ámbitos: público, privado, mixto y comunitario-cooperativo. En el caso del ámbito público, mediante el sistema de compras públicas, organizaciones grandes como: Petroecuador – empresa pública que administra el petróleo nacional-, Corporación Nacional de Telecomunicaciones –empresa pública encargada de administrar las telecomunicaciones del país, Ministerios, etc., pueden ser grandes impulsadores –organizaciones anclas- del desarrollo de organizaciones productivas pequeñas como aquellas consideradas dentro de la denominada Economía Popular y Solidaria. 10 Este análisis ha sido tomado del artículo “Hacia una inclusión sistémica”, escrito por el autor en Diario La Verdad de Ibarra, 2010. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 7 Desde el lado privado, una vez entendida la estructura y funcionamiento de una cadena productiva; empresas grandes y medianas pueden ser las que jalen a actores productivos más pequeños. También, las propias organizaciones de carácter cooperativo-comunitario, se pueden fortalecer y convertir, a través de prácticas asociativas, en organizaciones grandes, como es el caso del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio –FEPP 11-, capaces de aumentar su poder de negociación y así incidir positivamente en los resultados productivos de organizaciones más pequeñas que se encuentran bajo su coordinación. En todo este proceso de promoción y práctica de la inclusión socioeconómica sistémica el Estado deberá tener un rol de articulador orientado, principalmente, a proteger la capacidad de negociación de los actores más vulnerables a la presencia de posibles prácticas de explotación abusiva que puede nacer de ciertas organizaciones de mayor tamaño. Ahora enfoquemos el análisis hacia el carácter “responsable” que también se debe considerar, a la hora de promover procesos de inclusión socioeconómica. Para ello partamos de la premisa: “cuando se exigen derechos, de forma paralela, también se deben asumir responsabilidades”. De ahí que los actores sociales y/o productivos, independientemente de su escala de producción y/o capacidad financiera, deberán también asumir responsabilidades que contribuyen a mejorar la convivencia de los seres humanos asentados en un determinado territorio. Para el caso de aquellas micro y pequeñas empresas que son incluidas, por empresas más grandes, en las cadenas de producción y comercialización de los diferentes bienes y/o servicios, es también un deber el incorporar en sus procesos de gestión empresarial aspectos como 12: – responsabilidades laborales –remuneraciones, seguridad y prevención de riesgos laborales- – responsabilidades ambientales –disminución de los impactos ambientales- – responsabilidades tributarias –si es del caso- – responsabilidades sanitarias –cuando son actividades que representen la producción y/o manipulación de alimentos- 11 El FEPP es una las organizaciones promotoras del desarrollo socioeconómico más grandes del Ecuador. 12 El tamaño de la actividad económica no es justificativo para generar “excepciones”, a la hora de asumir responsabilidades que tienden a contribuir a la consolidación de una buena convivencia humana. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 8 – y otras responsabilidades que surjan de la aplicación de leyes y reglamentos. 3. LA INCLUSIÓN SOCIOECONÓMICA Y SU RELACIÓN CON LA ECONOMÍA SOLIDARIA. Ahora analicemos la relación entre inclusión y economía solidaria 13; ya que, de acuerdo al estudio teórico hasta ahora realizado, observamos que para que haya una verdadera inclusión social y económica, en una nación y dentro de ésta en un determinado sector de actividad económica, debe prevalecer, ante todo, en los agentes económicos un espíritu solidario enfocado hacia la búsqueda del bienestar de todos14. De tal forma que “el mercado se presente no sólo como un sistema de relaciones entre sujetos en lucha por bienes y recursos escasos, sino también como un espacio de relaciones no conflictivas, solidarias e integradoras” (Razeto. 1994). Para definir a la economía solidaria, en primer lugar entendamos el alcance del concepto de solidaridad. De acuerdo a la Real Academia Española “es la adhesión circunstancial a la causa de otros”. Para Luis José González: “ser solidario consiste en acompañar al que sufre en su búsqueda de solución, asumir como propio, en parte, su problema” (González. 2005: 197). Por su parte José Moreno hace una explicación a partir de un postulado filosófico de carácter holístico de la siguiente manera: “la solidaridad viene de sólido y esto significa que cada colectivo social constituye un todo sólido y que la felicidad particular, depende del grado de felicidad que sienten las demás personas” (Moreno. 2001: 11). En resumen luego de revisar las definiciones anteriores podemos concluir que la solidaridad se da solamente cuando las personas, en todos y cada uno de los actos que realizan, anteponen el pronombre personal “nosotros” al egoísta “yo”; es decir sus acciones están cargadas por una permanente preocupación por el bienestar de los demás seres humanos, con los cuales comparten el día a día de sus vidas. 13 “Cuando decimos economía de solidaridad estamos planteando la necesidad de introducir la solidaridad en la economía, de incorporar la solidaridad en la teoría y en la práctica de la economía” (Razeto. 1994). 14 “Una de las condiciones fundamentales para iniciar un proceso de desarrollo no es proveer de capitales a una clase empresarial o a un organismo estatal, sino reducir el espacio de la marginalidad y la exclusión. Siendo los agentes del desarrollo los mismos excluidos y marginados: los habitantes de las poblaciones periféricas, los campesinos, los obreros, los técnicos y profesionales que constituyen la fuerza de trabajo de un país” (Razeto. 1994). XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 9 Una vez entendida a la solidaridad vamos a vincularla con el concepto de economía, teniendo como resultado una definición que está bastante bien explicada por José Moreno: “economía solidaria es un conjunto de fuerzas sociales, identificadas por ideales solidarios y humanistas, que la habilitan para gestionar talento humano, recursos naturales, científicos, tecnológicos y financieros y como resultado de esa gestión, para generar procesos de desarrollo integral y sostenible para el género humano en general y para cada comunidad o agrupación familiar en particular. En su conjunto, constituye un eje dinamizador de procesos sociales, culturales y políticos, para la construcción de una nueva civilización capaz de construir la felicidad humana” (Moreno. 2001: 12). De lo que podemos apreciar, es estas definiciones de solidaridad y economía solidaria, el ser humano está en centro de la acción y la atención. De ahí el gran desafío de incorporar en la gestión empresarial postulados que luego se conviertan en acciones dirigidas a mejorar la convivencia entre personas, tanto adentro como afuera de la organización llamada empresa; disminuyendo, así, la preocupación excesiva por el mercado como la razón fundamental del mejoramiento competitivo de un sector productivo. Finalmente, si tomamos el planteamiento de Carlos Jarque: “la solidaridad se construye sobre las nociones de equidad y reciprocidad, donde el compartir está basado, no en la caridad, sino en interés común” (Jarque. 2003: 150), podemos decir que, independientemente del tamaño de las empresas –micro, pequeñas, medianas o grandes-, los postulados de la solidaridad pueden ser practicados a cualquier nivel; quizá a nivel de las grandes el desafío sea mayor, ya que por su mejor posición productiva una forma poner a la “solidaridad en acción” puede ser la “invitación con apoyo” a aquellas empresas que son de menor tamaño, pero que podrían convertirse en jugadores clave de las cadenas de producción y comercialización que, por mucho tiempo, han estado bajo el control casi exclusivo de las empresas grandes. 4. LA INCLUSIÓN SOCIOECONÓMICA Y SU RELACIÓN CON LA RESPONSABILIDAD SOCIAL. Una vez analizados los conceptos de inclusión y economía solidaria –elementos filosóficos base de la coyuntura social, económica y política que vive el Ecuador-, podemos observar que están XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 10 directamente relacionados a otro concepto –la responsabilidad social empresarial-, que en los últimos años ha tendido a posicionarse, como tema importante, en el ámbito de la economía y la administración de empresas, y que a continuación lo vamos a analizar. Muy ligado a los conceptos de inclusión socioeconómica y economía solidaria aparece el de responsabilidad social empresarial –RSE-, como una alternativa para impulsar actividades empresariales catalogadas como negocios éticos15. Ya que se acaba de incluir en el debate la palabra ética resulta importante que analicemos, brevemente, el alcance de esta palabra relacionada con el mundo de la actividad empresarial16; ya que los empresarios además de preocuparse por la eficiencia productiva y comercial es importante que también dirijan su atención a las buenas prácticas del comportamiento ético. Pues sólo así, como señalaba Peter Drucker –en varios de sus discursos-, se conseguirá que las empresas se desempeñen bien y, además, hagan “el bien”. De acuerdo al diccionario Larousse ética se define como aquella parte de la filosofía dedicada a la explicación de la moral y de las obligaciones del hombre. Entendiéndose por moral, según la misma fuente, como la ciencia que enseña aquellas reglas encaminadas a practicar el bien y a evitar el mal. Como podemos observar la frase inicial tomada del pensamiento de Drucker coincide directamente con las definiciones últimas que acabamos de exponer sobre ética y moral. De ahí que el gran desafío para los empresarios es conseguir una combinación perfecta entre resultados financieros y comportamiento ético. Cuando hablamos de comportamiento ético, directamente, estamos entrando al espacio del concepto de ciudadanía. El cual en términos generales tiene que ver con aquella forma de comportamiento de las personas, desde el lado de las responsabilidades o deberes que deben asumir para llamarse ciudadanos, en donde prima una preocupación no sólo por el bienestar individual, sino, también, y principalmente, por el bienestar del resto de miembros de una sociedad. Es decir 15 “Los asuntos éticos se refieren a cuestiones de lo que es correcto y lo que es incorrecto. Tales cuestiones van más allá de lo que es legal o ilegal. Muchas situaciones requieren decisiones respecto a lo que es honesto, justo y respetuoso” (Longenecker y otros. 2001: 370). 16 Este análisis ha sido tomado del artículo “Desempeñarse bien y hacer el bien”, publicado por el autor en el Diario La Verdad de Ibarra, 2011. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 11 una persona es considerada como ciudadano o ciudadana, más allá del cumplimiento de requisitos legales, cuando actúa buscando hacer el bien tanto a favor de él como de los demás 17. Como resultado de este análisis descendente del fondo filosófico de la ética, podríamos decir que, la “responsabilidad social corporativa o empresarial”, surge como una aplicación práctica al mundo de los negocios de aquellas obligaciones que los empresarios deben cumplir para decir que su actividad económica está encaminada no sólo hacia la búsqueda de la eficiencia, sino también al buen convivir con el resto de enclaves que forman parte del sistema social. La eficiencia y rentabilidad empresarial, como todos sabemos, está directamente concentrada en el enclave llamado mercado. En cambio el comportamiento ético está preocupado de enclaves, lamentablemente olvidados por una buena parte de empresarios, como: medio ambiente natural y cultural, bienestar laboral al interior de las empresas, apoyo a la redistribución de la riqueza social. En las siguientes líneas a vamos a exponer algunas definiciones de RSE, un concepto que cada día toma mayor relevancia en el proceso de desarrollo de los países: • El Libro Verde de la Comisión de las Comunidades Europeas define a la Responsabilidad Social de las empresas como “la integración voluntaria por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores” (citado por Benbeniste. 2002: 3). • Para el World Business Council on Sustainable Development la responsabilidad social corporativa “es el compromiso de las empresas de contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con los empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar su calidad de vida” (citado por Benbeniste. 2002: 6). • Para la Corporate Social Responsability Europe la responsabilidad social corporativa “es más que una colección de prácticas específicas o iniciativas motivadas por razones de marketing, relaciones públicas u otros beneficios para la empresa. Debe ser vista como una 17 “Algunas de las obligaciones más amplias de la ciudadanía se describen como responsabilidades sociales que incluyen áreas tan diversas como éstas: protección ambiental, protección al consumidor, apoyo a la educación, cumplimiento con las regulaciones gubernamentales, respuesta a las necesidades de la comunidad como apoyo en casos de desastres y esfuerzos para reducir la pobreza y elevar el bienestar social, contribuciones a las organizaciones comunitarias” (Longenecker y otros. 2001:365-366). XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 12 serie completa de políticas, prácticas y programas que están integrados en todas las operaciones y políticas de la empresa” ( citado por Benbeniste. 2002: 7). • La Responsabilidad Social Corporativa “es concebida como la consideración e incorporación por parte de las corporaciones de una serie de factores y responsabilidades sociales y éticas, más allá de su línea de actividad tradicional, dentro de su estrategia y procesos de toma de decisiones” (Jarque. 2003: 221). • Para Helio Santos, la responsabilidad social de la empresa “es un conjunto actitudes que necesita contemplar el progreso en materia de igualdad” ( IV Conferencia Interamericana sobre responsabilidad social de la empresa. 2006: 19) De las definiciones que se acaban de describir y de otras más sobre responsabilidad social empresarial –RSE- 18, se observa que existe, en términos generales, una gran coincidencia sobre el hecho que la “RSE en acción” está expresada mediante una serie de actividades que las empresas, como muy bien lo resume el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa de España, tienden a realizar en aspectos de carácter económico, social y medioambiental (Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa. 2005: 80). De ahí que la responsabilidad social se puede convertir en un buen vehículo para la promoción, desde el lado social, de la inclusión socioeconómica como un medio a través del cual se reduzca la pobreza gracias a la incorporación productiva de aquellos sectores marginados por la realidad económica que vive el mundo actual 19. Encontrando, así, un punto de encuentro clave entre lo que hemos venido debatiendo sobre inclusión socioeconómica, economía solidaria y responsabilidad social empresarial. Un mensaje adicional que nos queda, de la exposición teórica que acabamos de realizar, es que la RSE va más allá de la filantropía, a pesar de que como señala Naciones Unidas: “la responsabilidad social empresarial, así empezó, y siguen siendo, los actos filantrópicos, parte importante de su contribución a la comunidad” (PNUD. 2001). 18 Algunos autores e instituciones también la llaman responsabilidad social corporativa. 19 “Por desgracia, el tiempo y la praxis largamente experimentada del comercio internacional se ha encargado de demostrar que la libertad de circulación de mercancías, llevada a sus últimas consecuencias, no ha servido para proporcionar beneficios relativos a los países menos desarrollados, sino más bien al contrario: se ha venido acentuando, como es bien sabido, la diferencia entre los países ricos y los países pobres, derivándose hacia una preocupante situación en la que se han hecho todavía más acusadas diferencias de renta y de riqueza entre los pueblos del orbe” ( Franquet. 2002: 39) XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 13 Con la afirmación de que la RSE no es sólo filantropía coinciden también, varias de las conclusiones generadas en la IV Conferencia Interamericana sobre responsabilidad social de la empresa, realizada en Brasil en el 2006: “algunos empresarios se contentan con hacer una contribución a través de la filantropía ocasional con contribución a causas especiales. Estas acciones suelen tener un impacto muy localizado y poco extendido. No suelen contribuir al desarrollo de la sociedad. Para algunos son como la expiación de culpas. Las empresas deben incorporar actividades que impulsen el desarrollo económico en sus estrategias y prácticas habituales de negocios y buscar nuevas oportunidades en las que pueda contribuir a cerrar la brecha social con actividades que mejoren la calidad de vida y que van más allá de brindar empleo, pagar impuestos y proveer recursos” (IV Conferencia Interamericana sobre responsabilidad social de la empresa. 2006: 6). Entonces, una buena forma de practicar la RSE, más que dar caridad, para disminuir la brecha entre las personas o empresas que más y menos recursos disponen, desde la óptica del trabajo sistémico de las cadenas de producción y comercialización de bienes y/o servicios, es el apoyo a la consolidación de redes productivas 20 en donde las grandes empresas se preocupen de incorporar en sus actividades a aquellas micro y pequeñas empresas que se encuentran en condiciones desfavorables, ya que de esa forma se lograrán impactos importantes en el resto de la sociedad, a través de la generación de empleo y riqueza en las localidades en donde funcionan. Finalmente, para la consolidación de los procesos de RSE, es necesaria la participación, activa, de todos actores interesados en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida de un país. En este ámbito, de la participación, el Estado juega, también, un rol clave, ya que de acuerdo a Josep Lozano: “en el desarrollo de la responsabilidad social de la empresa a la hora de debatir sobre el modelo de empresa y de gestión como expresión de este desarrollo y de su papel en la sociedad, el rol que juega el Estado es decisivo, sea cual sea la orientación que adopte” (IV Conferencia Interamericana sobre responsabilidad social de la empresa. 2006: 7) 20 “Las redes permiten fortalecer el tejido social; aumentar la cantidad de recursos disponibles y mejorar la capacidad de respuesta institucional; incrementar las garantías para la sostenibilidad futura de las iniciativas; mejorar el aprendizaje social; comprender y valorar la diversidad; optimizar y racionalizar el uso de los recursos disponibles; alcanzar autosostenibilidad de los programas de desarrllo local; fortalecer las capacidad institucionales; lograr mayor impacto en la población objetivo; ejercer más presión que las organizaciones formales; y tener más flexibilidad para adaptarse” ( Verdesoto. 2006: 87). XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 14 Entre los principales aportes estatales, para la promoción de la RSE como postulado filosófico y de acción de las empresas de un país, pueden estar una serie de incentivos tributarios y no tributarios que las distintas instancias, tanto del gobierno central como local, pueden llevar a cabo a través del diseño, en primer lugar, de efectivas políticas públicas y, luego, de una serie de programas y proyectos dirigidos de forma exclusiva a fomentar la RSE como una forma de vida, social y ambientalmente responsable, de las organizaciones que conforman el tejido empresarial nacional. Con estas aclaraciones queda claro, como lo señala Bettina Ausborn, que “la responsabilidad social corporativa sólo será efectiva si todos los actores sociales –empresas, administración, consumidores, sociedad civil, etc.- se involucran y juegan un papel proactivo en conseguir que la actuación de las empresas y la sociedad en general, asuman el desarrollo sostenible que equilibre el progreso económico con el progreso social y la preservación del medio ambiente. El consumidor es una pieza clave para que la empresa evolucione hacia prácticas cada vez más responsables socialmente” (Ausborn. 2006: 14). 5. LA CREACIÓN DE EMPRESAS Y LA PUESTA EN PRÁCTICA DE UNA GESTIÓN EMPRESARIAL RESPONSABLE. Una vez analizada la relación que existe entre inclusión socioeconómica, economía solidaria y responsabilidad social empresarial; podemos concluir que entre esos tres conceptos existen una gran cantidad de puntos de encuentro que, desde el punto de vista de la administración de empresas, se resumen en la búsqueda de un estilo de gestión empresarial en donde haya una alta preocupación por el bienestar y la felicidad de los seres humanos actuales y de aquellos que integrarán las generaciones futuras. Para ello será clave que las empresas trabajen de forma responsable, es decir pensando más allá de la búsqueda de rentabilidad financiera, en tres ámbitos: económico, social y medioambiental. Para el caso de los emprendedores de nuevas empresas el desafío deberá ser incorporado desde cuando inicia el ciclo del emprendimiento; es decir desde cuando se ha identificado una idea que si es bien orientada tendrá el poder suficiente para pasar, de algo que está en la mente del emprendedor, a una realidad que además de ser rentable, desde lo financiero, deberá también ser XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 15 capaz de responder con altos impactos en los ámbitos socioeconómico y medioambiental del territorio en donde se ha asentando la base de operación empresarial. Como podemos observar la incorporación, a la acción empresarial, de una gestión con características “responsables” está en manos de la actitud del emprendedor original de la nueva idea de negocio. Esta afirmación coincide con la propuesta que hace Andy Freire, sobre el triángulo invertido, en donde resalta la importancia que tiene, para el buen destino de un emprendimiento, las características actitudinales de la persona que está cumpliendo el rol de capitán de la nueva aventura empresarial. Proyecto Capital Emprendedor Triángulo invertido (Freire, 2007: 7) Entre las principales características que consideramos, un emprendedor, debe tener en cuenta como una buena práctica de gestión empresarial responsable están las siguientes21: - creación de un ambiente de trabajo, al interior de la propia empresa, altamente motivante: buscando estilos de dirección más participativos, proveyendo de los materiales e instrumentos necesarios para la ejecución de las tareas, estructurando sistemas salariales y de compensación social equitativos a base de criterios de evaluación del desempeño, estableciendo medidas preventivas de seguridad industrial. 21 Este análisis ha sido tomado del artículo “Hacia una gestión empresarial sostenible”, escrito por el autor en el Diario La Verdad de Ibarra, 2005. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 16 - acción directa para el mejoramiento del nivel de vida de las poblaciones cercanas al área de operación de la empresa: ocupando mano de obra local, demandando insumos de la región, mejorando la infraestructura de la zona, impulsando proyectos sociales que busquen mejorar el nivel de salud y educación de la gente del lugar. - implantación de acciones que busquen disminuir el impacto al medio ambiente natural: acciones creativas e innovadoras que busquen formas de producción caracterizadas por una disminución del desperdicio, utilización de materiales reciclables, optimización en el uso de energía, disminución de la emisión de sustancias y gases tóxicos; en definitiva buscar una optimización en el uso de los factores productivos. Otro elemento que también consideramos deber incorporarse, como parte de las buenas prácticas de gestión empresarial responsable, es el relacionado con una de las actividades –la logística inversaque cada día preocupa más tanto a las empresas fabricantes como a los consumidores de los diferentes productos, y que entraría a formar parte de lo que podemos denominar como “cadena de valor empresarial modificada”. Entendiéndose por “logística inversa”22 al mecanismo que contribuye a contrarrestar los efectos negativos que generan los desechos producidos por los bienes y/o servicios que son usados por parte de quienes aparecen en el último eslabón de una cadena de producción y comercialización, los consumidores finales. Esta propuesta de “producción sostenible” busca crear conciencia ciudadana sobre la responsabilidad de doble vía –empresa y consumidor- que representa la gestión de aquellos materiales que quedan, como residuos, luego de que un producto es utilizado. En esa doble vía el consumidor aparece como facilitador y la empresa como actor directo que se responsabiliza por los desechos que genera, en el mercado consumidor, su actividad económica. Cuando hablamos de “logística inversa” nos estamos refiriendo al proceso de alargamiento de la tradicional cadena de producción y comercialización con la que se ha venido explicando el funcionamiento de una empresa; pues ahora se deberá hablar de cadena de producción, comercialización y recolección. El momento que incorporamos este nuevo “macro eslabón” 22 Este análisis ha sido tomado del artículo “Logística inversa, una propuesta más allá de un impuesto verde”, escrito por el autor en el Diario La Verdad de Ibarra, 2011. XXII Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial 17 estamos añadiendo a todas aquellas actividades que las empresas, junto a los consumidores finales, deben llevar a cabo para garantizar un tratamiento óptimo de los desechos que se generan una vez que el bien y/o servicio final entra en su etapa de consumo. Estas actividades deberán concentrarse en el proceso de recolección y traslado, desde el consumidor hacia el productor, de los materiales de desecho cuyo fin último podrá ser su reutilización, reciclaje o, simplemente, su eliminación definitiva a través de sofisticados sistemas de destrucción de aquellos materiales considerados como desechos. El momento que se implementen acciones basadas en los principios de la logística inversa se estará, también, generando un efecto de alineación con el enfoque de la calidad total cuya premisa de base es la satisfacción de las expectativas del cliente; más aún sí la tendencia, en todos los países del mundo, es a incrementar el número de consumidores de bienes y/o servicios cuya base de exigencia es el cuidado ambiental. De ahí que la preocupación que muestren las empresas por el ¿qué hacer? con los desechos que se generan, luego del consumo de un determinado producto, se convierte en una importante acción estratégica que, a la postre, se convertirá en un significativo dinamizador de las ventas de aquellas empresas que tiendan a volverse responsables desde la óptica social y ambiental. Por último debemos reconocer que el incremento de costos generado por las nuevas actividades empresariales, a realizar con la propuesta de “logística inversa”, puede ser compensando por algunos beneficios que son muy bien explicados, por Frederic Sabrià Miracle y otros, en el libro “Logística inversa. Un nuevo reto en la gestión de la cadena de suministro y un avance hacia el desarrollo sostenible”; los cuales se podrían resumir en la siguiente frase dada por los mismos autores: “aunque las compañías relacionan la logística inversa con un encarecimiento de su proceso productivo, ésta también ofrece a las compañías nuevas oportunidades de negocio y la posibilidad de generar ventajas competitivas y de recuperar valor”. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Araque, Wilson. Desempeñarse bien y hacer el bien. Diario La Verdad. Ibarra. 2009. Araque, Wilson. Ensayos preparados durante la fase presencial del Doctorado en Administración. Universidad Andina Simón Bolívar –sede Ecuador-. 2007-2008. 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