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POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA EN BASE A LA AGRICULTURA CAMPESINA, LA PESCA ARTESANAL Y EL CONSUMO RESPONSABLE INTRODUCCIÓN El plazo de 120 días fijado por la nueva Constitución para la aprobación, por parte de la Comisión Legislativa, de la ley de régimen de soberanía alimentaria ha motivado a diversos actores a elaborar y presentar sus propuestas. En la actualidad la disputa ideológico-política se plantea entre los defensores del monocultivo para la exportación o agro-negocio y la agricultura familiar o campesina y la pesca artesanal. Desde las organizaciones campesinas e indígenas, de afroecuatorianos y montubios, de mujeres y de jóvenes, y desde las organizaciones de desarrollo, proponemos un cambio radical del modelo de producción, transformación, comercialización, distribución y consumo de alimentos. I. AGRONEGOCIO Y DESETRUCTURACIÓN DEL MUNDO RURAL La última etapa del Triunvirato Militar presidido por Poveda Burbano paralizó la reforma agraria conservadora y sentó las bases para el retorno a la democracia y para la modernización de la agricultura. Si bien las políticas de reajuste estructural comenzaron a aplicarse, en 1982, durante el gobierno de Osvaldo Hurtado Larrea, la orientación neoliberal de las políticas agrarias se evidenció en la Ley de desarrollo agrícola aprobada por el Congreso Nacional y el gobierno de Sixto Durán Ballén en 1994. Esta normativa se inspiró en la ley de modernización agraria expedida por el gobierno mexicano en 1992, como condición para la suscripción del Tratado de Libre Comercio de Norte América. La Ley de desarrollo agrícola reprimió las movilizaciones campesinas e indígenas por la tierra, abrió las puertas a la privatización de las tierras comunales y sentó las bases para la agroindustria, especialmente para la orientada hacia la exportación. La aplicación de las políticas neoliberales en el campo implicó la reprimarización de la economía ecuatoriana y acentuó la dominación del capital sobre el trabajo, del agro-negocio sobre las economías campesinas y comunales. Efectivamente, las instituciones del Estado en general y especialmente los aparatos financieros favorecieron la agroindustria, mientras los diferentes gobiernos de turno redujeron el tamaño del Ministerio de agricultura y ganadería, y eliminaron los servicios de asistencia técnica, capacitación, provisión de semillas, almacenamiento y comercialización destinados a los pequeños y medianos productores. 1 Estas políticas significaron la reconcentración de la tierra, del agua, del crédito y de las asistencia técnica privatizada en manos de unos seis mil empresarios agrícolas interesados en multiplicar sus utilidades mediante la exportación, pero sin ofrecer a la mano de obra de origen campesino salarios y condiciones de trabajo dignas, y sin cuidado en el manejo de las aguas, los suelos y demás recursos naturales renovables. De esta manera se crearon las condiciones para reforzar el dominio de las diferentes formas de capital, industrial, agro-industrial, comercial y financiero sobre los campesinos vía el control del proceso productivo, los altos precios de los insumos y equipos agrícolas, los bajos salarios y los irrisorios precios de los alimentos situados por debajo de los costos de producción. De modo que el neoliberalismo en el campo incrementó el subsidio de la agricultura familiar y de la pesca artesanal al capital nacional y transnacional de las grandes empresas dedicadas al agro-negocio en sus diferentes formas. Al mismo tiempo, estas políticas bajaron los ingresos de las economías campesinas, promovieron el retaceo de la tierra y los enormes flujos migratorios del campo hacia la ciudad primero, y , luego del feriado bancario y de la dolarización, hacia Europa y Estados Unidos. Estos cambios económicos tuvieron significativos impactos en el tejido social mediante la desestructuración familiar, la emigración de líderes y los cambios culturales en la lengua, la dieta alimenticia, y los arreglos organizativos. El neoliberalismo en el campo profundizó la participación de las mujeres en las actividades de producción, transformación y comercialización de alimentos, dando lugar al fenómeno conocido como feminización de la agricultura. Sin embargo, estas tendencias de des-estructuración del campo han generado diversas respuestas de los campesinos, pescadores, mujeres, indígenas, y negros. La resistencia de estos actores está presente en la vida diaria mediante la inversión de los ingresos extra-parcela en la chacra (semillas, herramientas de trabajo, compra de tierra), el control de la circulación de la tierra entre comuneros o campesinos, pero también mediante la participación en las organizaciones campesinas indígenas locales y nacionales, en las movilizaciones contra los procesos de integración regional desiguales (ALCA, TLC) , por la soberanía alimentaria y por los derechos de los migrantes. II. LA NUEVA CONSTITUCIÓN: ESTADO, DESARROLLO Y SOBERANÍA ALIMENTARIA MODELO DE La nueva Constitución de la República contiene un nuevo sistema de organización política de las instituciones del Estado, un nuevo modelo de desarrollo y reconoce los derechos adquiridos y nuevos derechos de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades. 2 El nuevo modelo de Estado se refleja en el primer artículo de la Constitución: Art. 1. El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se organiza en forma de república y se gobierna de manera descentralizada. La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución. Los recursos naturales no renovables del territorio del Estado pertenecen a su patrimonio inalienable, irrenunciable e imprescriptible. La primera novedad es que se trata de un Estado de derechos en plural, es decir que reconoce los derechos y las obligaciones de las personas naturales, de las organizaciones sociales, y de las personas jurídicas de la sociedad civil y de las instituciones de Estado. Como es natural en todas las cartas políticas republicanas, ella determina las obligaciones del Estado y de los ciudadanos para el respeto y realización de los derechos humanos y de la naturaleza. A diferencia de las constituciones anteriores, en la nueva carta fundamental se incluye de manera expresa la justicia como característica fundamental del Estado ecuatoriano. Este elemento se desarrolla posteriormente en varios artículos cuando se trata de la distribución de la riqueza, de la equidad social, de género, territorial y generacional. A la luz de la construcción de la política de soberanía alimentaria, también conviene destacar la nueva concepción de la soberanía pues se supera ampliamente la visión tradicional afincada en una visión estrecha del territorio y de la defensa de las fronteras patrias. La soberanía en la nueva constitución implica el ejercicio pleno de los derechos del Estado ecuatoriano para decidir y ejecutar sus políticas económicas, sociales, culturales, ambientales, energéticas y de defensa, independientemente de otros Estados y organismos internacionales. En este contexto, el Estado ecuatoriano asume la soberanía alimentaria como la potestad de definir las políticas de producción, transformación, comercialización, distribución y consumo de alimentos con el fin de asegurar el derecho humano a una alimentación adecuada a las tradiciones culturales de todos los pueblos y nacionalidades del país. La nueva constitución mantiene el carácter unitario del Estado ecuatoriano, pero le da una nueva significación a este concepto pues ya no se trata de borrar las identidades culturales en aras de la consolidación de la organización social, política y cultural hegemónica, sino de profundizar la construcción de la unidad en la diversidad, como lo manda el numeral 3 del artículo 3. Esta disposición está estrechamente vinculada al reconocimiento de los derechos de los pueblos y nacionalidades, y a la necesidad de transformar las relaciones de exclusión y 3 dominación por medio de la interculturalidad. Para ello, se reconoce al castellano, al kichwa y al shuar como idiomas oficiales de la relación intercultural, y “ Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan”, como lo ordena el artículo 2. La revolución liberal liderada por Eloy Alfaro introdujo la separación entre Estado e Iglesia y expidió la ley de “manos muertas”, mediante la cual los grandes latifundios de la Iglesia católica pasaron a manos del Estado. El laicismo facilitó el desarrollo económico, la libertad de pensamiento, la diversidad ideológica y la construcción de la paz, en medio de dos países vecinos desangrados por la violencia. La nueva constitución retoma los avances de la constitución generada por la revolución alfarista y consagra la laicidad del Estado ecuatoriano mediante la afirmación de la soberanía de las instituciones públicas frente a los poderes religiosos y la garantía de la ética laica como sustento del quehacer público y el ordenamiento jurídico, como lo señala el numeral 4 del artículo 3. El nuevo modelo de desarrollo rompe con la visión economicista y neoliberal de la Constitución de 1998, pues introduce un enfoque sistémico integral en el que se articulan los sistemas económicos, políticos, socio-culturales y ambientales con miras a la realización del sumak kawsay o buen vivir, como prescribe el artículo 275. Art. 275.El régimen de desarrollo es el conjunto organizado, sostenible y dinámico de los sistemas económicos, políticos, socioculturales y ambientales, que garantizan la realización del buen vivir, del sumak kawsay. El Estado planificará el desarrollo del país para garantizar el ejercicio de los derechos, la consecución de los objetivos del régimen de desarrollo y los principios consagrados en la Constitución. La planificación propiciará la equidad social y territorial, promoverá la concertación, y será participativa, descentralizada, desconcentrada y transparente. El buen vivir requerirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocen efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de la interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica con la naturaleza. Como se puede ver en este mismo artículo, el nuevo modelo de desarrollo busca construir la equidad social y territorial, aspecto fundamental si recordamos que el neoliberalismo ha profundizado las diferencias económicas y sociales entre regiones, en el campo, y entre el campo y la ciudad, y entre la agricultura, la pesca artesanal, y la industria y los servicios. Esta disposición se complementa con lo previsto en el numeral 5 del artículo 284. Para la construcción de la equidad económica y social, la Constitución 2008 se propone dos objetivos estratégicos: la economía social solidaria y la soberanía alimentaria. 4 La economía social solidaria está integrada por la economía pública, la privada, la mixta y la economía popular solidaria. En esta se incluyen las pequeñas y medianas unidades de producción agrícolas, pesqueras, pecuarias artesanales y sus diferentes formas de organización para la producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos. Las organizaciones económicas populares, OEPs, son reconocidas por el Estado y recibirán un trato preferencial en las compras públicas, como lo indica el artículo 288. Art. 283.El sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir. El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, y las demás que la Constitución determine. La economía popular y solidaria se regulará de acuerdo con la ley e incluirá a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios. Art. 284.La política económica tendrá los siguientes objetivos: 1Asegurar una adecuada distribución del ingreso y de la riqueza nacional. 2Incentivar la producción nacional, la productividad y competitividad sistémicas, la acumulación del conocimiento científico y tecnológico, la inserción estratégica en la economía mundial y las actividades productivas complementarias en la integración regional. 3Asegurar la soberanía alimentaria y energética. 4Promocionar la incorporación de valor agregado con máxima eficiencia, dentro de los límites biofísicos de la naturaleza y el respeto a la vida y a las culturas. 5Lograr un desarrollo equilibrado del territorio nacional, la integración entre regiones, en el campo, entre el campo y la ciudad, en lo económico, social y cultural. 6Impulsar el pleno empleo y valorar todas las formas de trabajo, con respeto a los derechos laborales. 7Mantener la estabilidad económica, entendida como el máximo nivel de producción y empleo sostenibles en el tiempo. 8Propiciar el intercambio justo y complementario de bienes y servicios en mercados transparentes y eficientes. 9Impulsar un consumo social y ambientalmente responsable. Art. 288.Las compras públicas cumplirán con criterios de eficiencia, transparencia, calidad, responsabilidad ambiental y social. Se priorizarán los productos y servicios nacionales, en particular los provenientes de la economía popular y solidaria, y de las micro, pequeñas y medianas unidades productivas. 5 La soberanía alimentaria es un objetivo estratégico y una obligación del Estado, como prevé el artículo 281, pero también es un objetivo de la política económica, como señala el artículo 284. La nueva política de soberanía alimentaria se sustenta en el derecho a la alimentación, mencionado de manera expresa por primera vez en el derecho constitucional ecuatoriano. Art. 13. Las personas y colectividades tienen derecho al acceso seguro y permanente a alimentos sanos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales. El Estado ecuatoriano promoverá la soberanía alimentaria En esta disposición se recogen algunos elementos del debate internacional sobre el derecho a la alimentación, promovido por la FAO, el cual contó con aportes significativos de los representantes de Brasil, Guatemala, México y de algunos países de la Unión Europea. Sin embargo, nótese que este artículo se refiere al acceso, a la calidad y cantidad de alimentos, desde el punto de vista de su inocuidad y correspondencia cultural, “preferentemente producidos a nivel local”. Es decir que es una disposición concebida desde el enfoque de seguridad alimentaria, según la cual la clave es disponer de alimentos sean éstos locales o importados. Esta perspectiva se confirma con la disposición final que indica que el Estado ecuatoriano promoverá la soberanía alimentaria sin indicar sus responsabilidades para el ejercicio de este derecho. Por ello, desde las organizaciones sociales preferimos la formulación elaborada desde la sociedad civil y que fue presentada oportunamente a la Asamblea Nacional Constituyente. DERECHO A LA ALIMENTACIÓN El Estado reconoce a la alimentación como un derecho humano fundamental. Este derecho es entendido como el acceso libre y permanente de las personas, comunidades, organizaciones rurales y urbanas, pueblos, y nacionalidades a una alimentación sana, culturalmente apropiada, suficiente y de buena calidad, bajo el principio de soberanía alimentaria. El derecho a la alimentación puede ejercerse de manera directa, mediante el acceso a la tierra y otros recursos productivos o mediante compra u otros mecanismos legítimos. En consecuencia, es deber primordial del Estado respetar, proteger y garantizar este derecho. Siguiendo el enfoque de seguridad alimentaria en el texto inicialmente aprobado por una de las mesas de la ANC se escamoteó la obligación del Estado y se prefirió hablar de principios o preceptos de la soberanía alimentaria. Esta propuesta fue modificada por las organizaciones sociales en el documento llamado del consenso de Quito, en el cual se reintrodujo el concepto de 6 soberanía alimentaria y las obligaciones del Estado, como consta en el artículo 281, en el cual se incluye la producción de alimentos por parte de las pequeñas y medianas unidades de producción. Art. 281. La soberanía alimentaria constituye un objetivo estratégico y una obligación del Estado para garantizar que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades alcancen la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiado de forma permanente. Para ello, será responsabilidad del Estado: 1Impulsar la producción, transformación agroalimentaria y pesquera de las pequeñas y medianas unidades de producción, comunitarias y de la economía social y solidaria. 2Adoptar políticas fiscales, tributarias y arancelarias que protejan al sector agroalimentario y pesquero nacional, para evitar la dependencia de importaciones de alimentos. 3Fortalecer la diversificación y la introducción de tecnologías ecológicas y orgánicas en la producción agropecuaria. 4Promover políticas redistributivas que permitan el acceso del campesinado a la tierra, al agua y otros recursos productivos. 5Establecer mecanismos preferenciales de financiamiento para los pequeños y medianos productores y productoras, facilitándoles la adquisición de medios de producción. 6Promover la preservación y recuperación de la agrobiodiversidad y de los saberes ancestrales vinculados a ella; así como el uso, la conservación e intercambio libre de semillas. 7Precautelar que los animales destinados a la alimentación humana estén sanos y sean criados en un entorno saludable. 8Asegurar el desarrollo de la investigación científica y de la innovación tecnológica apropiadas para garantizar la soberanía alimentaria. 9Regular bajo normas de bioseguridad el uso y desarrollo de biotecnología, así como su experimentación, uso y comercialización. 10Fortalecer el desarrollo de organizaciones y redes de productores y de consumidores, así como las de comercialización y distribución de alimentos que promueva la equidad entre espacios rurales y urbanos. 11Generar sistemas justos y solidarios de distribución y comercialización de alimentos. Impedir prácticas monopólicas y cualquier tipo de especulación con productos alimenticios. 12Dotar de alimentos a las poblaciones víctimas de desastres naturales o antrópicos que pongan en riesgo el acceso a la alimentación. Los alimentos recibidos de ayuda internacional no deberán afectar la salud ni el futuro de la producción de alimentos producidos localmente. 13Prevenir y proteger a la población del consumo de alimentos contaminados o que pongan en riesgo su salud o que la ciencia tenga incertidumbre sobre sus efectos. 14Adquirir alimentos y materias primas para programas sociales y alimenticios, prioritariamente a redes asociativas de pequeños productores y productoras. Art. 282.El Estado normará el uso y acceso a la tierra que deberá cumplir la función social y ambiental. Un fondo nacional de tierras, establecido por ley, regulará el acceso 7 equitativo de campesinos y campesinas a la tierra. Se prohíbe el latifundio y la concentración de la tierra, así como el acaparamiento o privatización del agua y sus fuentes. El estado regulará el uso y manejo del agua de riego para la producción de alimentos, bajo los principios de equidad, eficiencia y sostenibilidad ambiental. Art. 400.El Estado ejercerá la soberanía sobre la biodiversidad, cuya administración y gestión se realizará con responsabilidad intergeneracional. Se declara de interés público la conservación de la biodiversidad y todos sus componentes, en particular la biodiversidad agrícola y silvestre y el patrimonio genético del país. Art. 401.Se declara al Ecuador libre de cultivos y semillas transgénicas. Excepcionalmente, y sólo en caso de interés nacional debidamente fundamentado por la Presidencia de la República y aprobado por la Asamblea Nacional, se podrán introducir semillas y cultivos genéticamente modificados. El Estado regulará bajo estrictas normas de bioseguridad, el uso y el desarrollo de la biotecnología moderna y sus productos, así como su experimentación, uso y comercialización. Se prohíbe la aplicación de biotecnologías riesgosas o experimentales. Art. 402.Se prohíbe el otorgamiento de derechos, incluidos los de propiedad intelectual, sobre productos derivados o sintetizados, obtenidos a partir del conocimiento colectivo asociado a la biodiversidad nacional. Art. 403.El Estado no se comprometerá en convenios o acuerdos de cooperación que incluyan cláusulas que menoscaben la conservación y el manejo sustentable de la biodiversidad, la salud humana y los derechos colectivos y de la naturaleza. La adopción del paradigma de soberanía alimentaria conlleva varias innovaciones. Entre ellas hay que destacar los sujetos del derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria, pues ya no se restringe a las personas sino que se menciona expresamente a las comunidades, pueblos y nacionalidades. Otra innovación clave es el concepto de autosuficiencia alimentaria referida al país en su conjunto, pero también a los pueblos y nacionalidades. Esta norma busca asegurar la independencia del Ecuador en la provisión de alimentos en medio de un contexto global de alza de los precios de los productos alimenticios, de crisis financiera global, y de fuertes presiones económicas y políticas para desarrollar los agro-combustibles. Pero además esta normativa se refiere además al derecho de las comunidades, pueblos y nacionalidades para generar sus propios alimentos. 8 Esta innovación tiene además relación directa con el cambio del modelo de apertura y crecimiento hacia afuera, promovido por el neoliberalismo, a un modelo autocentrado de crecimiento endógeno en el cual el valor no fluya del campo a las ciudades y desde estas hacia Estados Unidos y Europa, sino que sea capitalizado localmente en beneficio de la gente. El análisis de la normativa constitucional muestra algunos avances en cuanto a los temas de: • Producción y transformación (tecnologías ecológicas y orgánicas, diversificada), • Comercialización asociativa privilegiando las organizaciones económicas populares, OEPs • Salud animal • Consumo responsable • Crédito y mecanismos preferenciales de financiamiento • Políticas fiscales, tributarias y arancelarias • Programas sociales y compras públicas a OEPs Si bien el texto constitucional garantiza las semillas propias y declara al Ecuador país libre de transgénicos, deja la puerta abierta para que el presidente de la República y la Asamblea Nacional puedan introducir semillas y cultivos genéticamente modificados, como puede verse en el artículo 401. Las disposiciones sobre la tierra no introducen ninguna novedad y más bien representan un retraso en relación a la legislación agraria de los años sesenta y setenta. El médico y sociólogo brasileño Josué de Castro llamó la atención, desde mediados del siglo pasado, sobre la relación entre la pobreza, la desnutrición y la salud. Por este y otros aportes, el Consejo de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Brasil lo ha designado como su patrono y la política brasileña de soberanía alimentaria incorpora la dimensión nutricional como un aspecto estratégico en la lucha contra el hambre. Desgraciadamente, las disposiciones constitucionales recientemente aprobadas no incluyen este elemento estratégico, mismo que deberá ser incorporado en la primera ley de soberanía alimentaria y nutricional. III. ELEMENTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA AGENDA DE SOBERANÍA ALIMENTARIA 1. Para nosotros la disposición constitucional de que la soberanía alimentaria es un objetivo estratégico y una obligación del Estado significa que ella atraviesa a todas las políticas económicas, ambientales, sociales y culturales, es decir que es intersectorial y debe ser aplicada por todas las instituciones del Estado, especialmente por los ministerios involucrados. 9 Nosotros aspiramos a construir conjuntamente la política nacional de soberanía alimentaria pensando en el mediano y en el largo plazo, más allá de éste o de cualquier otro gobierno, es decir que queremos que sea una política de Estado que deba ser aplicada por todos los gobiernos de turno. 2. La soberanía alimentaria de las familias y pueblos se construye diariamente con el trabajo y los ingresos de las personas o mediante la producción de alimentos por parte de los campesinos y los agricultores familiares. Para que esto sea posible es necesario que los pequeños y medianos productores cuenten con la tierra suficiente. Las reformas agrarias de los años sesenta y setenta mantuvieron el monopolio de la tierra de buena calidad y entregaron a los campesinos tierras de mala calidad y sin riego. Con el modelo neoliberal las haciendas se transformaron en empresas agroexportadoras y reconcentraron las tierras, dando como resultado una de las concentraciones de la tierra más altas de América Latina. Para transformar el actual sistema de tenencia de la tierra proponemos que todos los propietarios de tierras cumplan con la función económica, social y ambiental. Para cumplir con la función económica es necesario que todas las unidades de producción generen un valor agregado neto por hectárea, puestos de trabajo e ingresos superiores a los que actualmente generamos los pequeños y medianos productores campesinos o familiares. Las tierras cumplen con la función social cuando sus propietarios y administradores respetan los derechos humanos, especialmente con los derechos laborales, es decir con el pago de los sueldos oficiales, de las bonificaciones de ley, la afiliación al seguro social, los derechos sindicales los derechos de paso, los derechos al agua , entre otros. Las tierras cumplen con la función ambiental cuando los productores no contamina los suelos, las aguas, el aire, a los trabajadores y a los consumidores. Es decir que los bienes públicos que ellos utilizan, como el agua, deben ser devueltos en igual o mejor condición de la que recibieron. El cumplimiento de las funciones económica, social y ambiental tiene connotaciones particulares en las reservas de la biósfera o en los parques nacionales y sus áreas de influencia, zonas en las cuales tiene prioridad la conservación de la biodiversidad. 10 Los niveles de producción y productividad varían según las zonas agroecológicas , las regiones geográficas y los territorios. 3. Para nosotros el agua no es una mercancía. El agua no sólo que es una condición indispensable de la producción agrícola y pecuaria, sino que es un alimento fundamental. Por ello, nos parece bien que la nueva constitución reconozca al agua como un derecho de todos los ecuatorianos, pero es necesario que la nueva ley de aguas regule las formas de acceso y gestión social, con la participación de las comunidades, asociaciones y juntas de agua existentes en cada parroquia. 4. Desde hace tiempos inmemoriales, las mujeres hemos participado activamente en la producción de alimentos, en el cuidado de los hijos y de todos los miembros de nuestras familias. Por la migración de nuestros esposos e hijos, en los últimos años hemos tenido que asumir todas las responsabilidades de la familia y de la chacra, finca o granja. Nos toca asumir todas las responsabilidades de la producción, del intercambio y venta de nuestros productos y también de las compras para nuestras familias y parcelas. A pesar de esto, tenemos dificultades para legalizar la tenencia de la tierra a nuestro nombre, para sacar préstamos en los bancos y en las instituciones del Estado, para capacitarnos en lo que nos interesa, para vender nuestro productos y para comprar lo que necesitamos. Por ello, las mujeres del campo y todas las familias rurales proponemos que se reconozcan nuestros derechos económicos, pero también nuestros derechos a una vida digna, libre de violencia, en la que se respeten los valores y prácticas culturales siempre y cuando no vayan contra los derechos de las mujeres. 5. El desarrollo del monocultivo para la exportación mediante la utilización de fertilizantes químicos, pesticidas y fungicidas ha deteriorado los suelos y el aire en Ecuador y en otros países, al punto que a escala global alrededor del 60% de los gases que producen el efecto invernadero provienen de la agricultura intensiva. Las empresas agroexportadoras se benefician de las economías campesinas a través de la mano de obra barata y la agricultura por contrato, al igual que los importadores de insumos agrícolas a través de los precios de estos productos y equipos. Las grandes transnacionales controlan la producción de alimentos a través de los paquetes tecnológicos de semillas transgénicas, insumos y del mercado. Para salir de este círculo de dependencia y respetar los derechos de la naturaleza previstos en la constitución, nos proponemos desarrollar a nivel nacional las exitosas experiencias de producción orgánica en granjas integrales. La propuesta agroecológica articula armoniosamente la conservación de los ecosistemas, la fertilización 11 de los suelos, el uso responsable del agua, las buenas condiciones de trabajo, la integración familiar y el fortalecimiento de las identidades de los pueblos y nacionalidades del Ecuador. Para esto proponemos desarrollar redes parroquiales y regionales de productores orgánicos y de comercio justo mediante el intercambio de experiencias, metodologías y saberes a través del método de campesino a campesino. Al mismo tiempo proponemos que se controle la producción agroindustrial para la exportación, en base a los criterios de las funciones económica, social y ambiental, para evitar la contaminación de las unidades de producción colindantes, de los trabajadores y de los consumidores. 6. Desde hace muchos años los productores de alimentos recibimos precios bajos por nuestros productos y pagamos precios elevados por las herramientas, equipos y demás insumos agrícolas. La riqueza que nosotros producimos se va a las grandes empresas agroexportadoras, a las ciudades y de ellas hacia los países industrializados. Las cadenas de comercialización de alimentos nos quitan la libertad de vender nuestros productos y elevan los precios para los consumidores. Para romper estas cadenas proponemos acercar a los productores de los consumidores por medio de la comercialización de nuestros productos a través de las comunas, las asociaciones, las cooperativas y otras formas de organización. Para ello proponemos crear o desarrollar las ferias ciudadanas en nuestras parroquias y cantones, y proponemos también que las compras del Estado a pequeños y medianos productores sirvan no solamente para los programas de alimentación sino también para las cárceles, los cuarteles y los hospitales y demás instituciones públicas. A fin de conocer el compartimiento de los mercados internos y de las derivas del mercado internacional proponemos contar con bases de datos actualizadas sobre precios y costos que nos permitan conocer los comportamientos actuales, hacer análisis sobre la producción futura y orientar los intercambios y comercialización de nuestros productos. 7. La soberanía alimentaria es de todos, de los productores de alimentos y también de los consumidores, de la gente de la ciudad y del campo. La producción responsable de alimentos tiene su contrapartida en el consumo responsable: dar preferencia a los productos nacionales, preferir los productos orgánicos, comer alimentos saludables, recuperar los saberes ancestrales para la preparación de alimentos, separar los desechos orgánicos de la basura plástica y de otros productos no 12 degradables, promover la agricultura urbana orgánica en huertos, jardineras y maceteros. 8. El sistema financiero nacional, es decir los bancos y los servicios financieros del Estado están al servicio de los grandes comerciantes y de los agroexportadoras. Ya es hora de que la nueva arquitectura financiera sirva a los pequeños y medianos productores y productoras mediante créditos en condiciones preferenciales para la producción de alimentos, pero también para la compra de herramientas, la compra de tierras, la comercialización, la educación y para las emergencias. 9. Las escuelas y colegios están orientadas a preparar a los estudiantes para la universidad, y éstas buscan formar profesionales para las grandes empresas y para alimentar la burocracia siguiendo modelos de producción y de vida traídos de Europa y de Estados Unidos. Queremos que todo el sistema educativo esté al servicio de la gente, que sea un instrumento para fortalecer nuestras identidades, nuestras organizaciones, nuestras formas de producir, nuestras comidas ancestrales y las formas de administrar nuestros recursos. Para ello, pedimos que la agro-ecología y la educación nutricional sean parte de los programas de estudio de todas las escuelas y colegios, y que en los centros de educación rural se creen ambientes de aprendizaje de campesino a campesino sobre agroecología, fortalecimiento organizativo, gestión y planificación. 10. Desde hace algunos años algunas empresas transnacionales se apropian de nuestras plantas, nos imponen semillas transgénicas y todo un paquete de fertilizantes, insecticidas y plaguicidas que nos hacen daño a los productores y a los consumidores de alimentos, pero también a los suelos y a la diversidad biológica. Para lograr la autonomía de los pequeños y medianos productores y para proteger la biodiversidad de nuestro Ecuador, una de las más importantes del planeta, exigimos que se haga realidad la declaración de la nueva constitución de que el Ecuador es un país libre de transgénicos. Proponemos que ya no se importen alimentos transgénicos, que la alimentación escolar ya no tenga soya y cereales transgénicos, que ya no se importen semillas producidas por la ingeniería genética y que se prohíba definitivamente el cultivo de semillas transgénicas por el peligro que representan para nuestra salud y para el medio ambiente. 11. La investigación científica está dispersa y al servicio de las grandes empresas nacionales y transnacionales. Proponemos superar esta situación mediante la creación de un sistema nacional de investigación científica que articule todos los esfuerzos de las instituciones del Estado y de la sociedad civil, especialmente de los centros educativos de todos los niveles y de las organizaciones de desarrollo – fundaciones y corporaciones – para promover la agro-ecología e impedir la entrada de transgénicos. 13 12. Para llevar adelante esta tarea es necesario crear un nuevo sistema nacional de soberanía alimentaria y nutricional, desde las bases, evitando la burocracia. Para ello, proponemos fortalecer las redes parroquiales de soberanía alimentaria y nutricional, como el núcleo central del nuevo sistema. Estas redes están conformadas por las organizaciones de campesinos, de indígenas, de afroecuatorianos, de montubios, de mujeres, de jóvenes, organizaciones de desarrollo y por las instituciones del Estado, y estarán dirigidas por un representante de la sociedad civil. A nivel nacional estas redes estarán representadas en la Conferencia Nacional de Soberanía Alimentaria, la cual estará integrada por dos tercios de representantes de la sociedad civil y un tercio de las instituciones del Estado. Esta conferencia elaborará la política nacional de soberanía alimentaria la cual será vinculante para el Consejo Nacional de Soberanía Alimentaria y Nutricional, para el Gabinete de Soberanía Alimentaria, y para el presidente y para todos los ministros de Estado. El Consejo Nacional de Soberanía Alimentaria estará integrado por dos tercios de representantes de la sociedad civil y un tercio de los ministerios involucrados en el tema. Su presidente será nombrado de entre los representantes de las organizaciones de la sociedad civil. El Gabinete de soberanía alimentaria y nutricional estará integrado por el Ministerio de Inclusión Económica y Social, MIES, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, MAGAP, Ministerio del Ambiente, MA, Ministerio de Salud Pública, MSP, Ministerio de Economía, ME, Ministerio de Educación, Ministerio de Cultura, Ministerio de Coordinación de la Política Económica, MCPE, Ministerio de Coordinación de la Política Social, MCDS, Ministerio de Coordinación de la Producción, MCP. La coordinación de este gabinete estará en manos de la ministra de Inclusión Económica y Social o su delegado. 14