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Lo invisible crea lo visible
El término energía (del griego ἐνέργεια enérgeia, «actividad»,
«operación»; de ἐνεργóς energós, «fuerza de acción» o «fuerza de
trabajo») tiene diversas acepciones y definiciones, relacionadas con la idea
de una capacidad para obrar, surgir, transformar o poner en movimiento.
Por ende, sin energía no podemos hacer nada.
Nuestros antepasados tenían claro que necesitarías energía para
sobrevivir, y es por eso que le dieron gran importancia. Tanta que cuando
encontraban un lugar en el mundo que tuviese una marcada fuerza
energética, erguían un monumento en forma de marca para que los
próximos visitantes estuviesen atentos a ese punto energético. Para
muchos estudiosos, ese es el principio de los templos en todo el mundo.
Bien, sin dudas que hay lugares energéticos y otros quizás no tanto.
Aprender a sentir, a entrar en sintonía con esa fuerza, nos permite
mantener nuestra fuerza personal. Pero la energía es mucho más que eso.
Según la física, la energía es una propiedad de los sistemas físicos, no es
un estado físico real, ni una «sustancia intangible». No obstante, hay
quienes, como Wilhelm Ostwald, han considerado a la energía como lo
auténticamente real, ya que, según la ecuación de la equivalencia la masa
que es la medida de la cantidad de materia, puede transformarse en
energía y viceversa. Vamos, que todo tiene un origen y un fin energético.
La energía también es una magnitud física que se presenta bajo diversas
formas, está involucrada en todos los procesos de cambio de estado físico,
se transforma y se transmite, depende del sistema de referencia. Así que
siempre estamos transmitiendo algo de nuestra energía personal y
también, en mayor o menor medida, recibiendo.
En física, «energía» se define como la capacidad para realizar un trabajo.
En tecnología y economía, «energía» se refiere a un recurso natural
(incluyendo a su tecnología asociada) para poder extraerla, transformarla
y darle un uso industrial o económico. Y en coaching entendemos la
energía como un equivalente al concepto de energía vital que existe en
todas las antiguas culturas. Los griegos lo llamaban Neuma, los antiguos
Hindúes Prana, y los chinos y japoneses Chi y Ki respectivamente.
Todas estas antiguas teorías hablan de lo mismo: de una energía sutil que
recorre nuestro organismo, se acumula en ciertos puntos del cuerpo y
cuya falta o exceso produce enfermedad o desarreglos tanto psíquicos
como físicos.
En esencia un cuerpo sano sería aquel en el cual la energía fluye
libremente y en el que individuo está libre de neurosis y emociones
negativas tales como la ira, preocupación, miedo, tristeza. Basándonos en
este principio del sano fluir de la energía vital, nacieron terapias como el
masaje energético, el yoga, el tai chi, Reiki o la acupuntura. Todos estos
caminos de sanación son perfectamente complementarios al coaching
holístico.
Griselda Tolla.