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23 de marzo de 2015 — buzos www.buzos.com.mx 45 Escafandra Los delincuentes de papel de José Abel Ramos Soriano (I de II) Ángel trejo RAYGADAS / Periodista - escritor actos de magia, 111 irreverencias cometidas contra imágenes o personajes religiosos, 98 “pactos con el diablo” y 93 acciones de curandería (limpias, ritos, etcétera). También fueron objeto de persecución las reuniones de la francmasonería, que en Europa se realizaban desde la Edad Media, Ilustración: Carlos Mejía El historiador José Abel Ramos Soriano es autor de una de las investigaciones más acuciosas sobre el uso de poder más recurrente que la Conquista Española practicó para mantener el control social y político de la población de la Nueva España: la censura y prohibición de impresos y manuscritos (libros, folletos, periódicos, libelos, pasquines y aun papeles sueltos) por cuenta del Tribunal del Santo Oficio o Inquisición. El texto de Ramos Soriano, inicialmente coeditado en 2011 por el Fondo de Cultura Económica y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y reimpreso en 2013, se titula Los delincuentes de papel. Inquisición y libros en la Nueva España (1571-1820) y se integra con 416 páginas. Incluye una breve reseña de la historia del libro a partir del siglo XV en Europa y México y, asimismo, un resumen muy conciso de los husmeos represivos de la Inquisición en las prácticas sociales, laborales, intelectuales, artísticas, confesionales y médico-espirituales de las naciones prehispánicas. La presencia del instrumento criminal de la oligarquía monárquica española y la Iglesia Católica Romana fue casi absoluta y durante 250 años sus terribles armas de espionaje recayeron sobre todo tipo de expresión de cultivo humano: relaciones de pareja, creencias, costumbres, prácticas médicas, hábitos individuales y, obviamente, lecturas. Todo ello, por supuesto, en beneficio de los intereses de los colonos españoles, de la clase medieval nobiliaria y de los funcionarios públicos de la metrópoli europea. A modo de ejemplo de las terribles actividades de espionaje y represión que la Inquisición española realizó en el siglo XVIII y principios del XIX (1700 a 1819), el libro de Ramos Soriano incluye un cuadro estadístico en el que revela que de los siete mil,127 principales delitos investigados por ese instrumento diabólico (supuestamente “santo”) mil 274 fueron asuntos de parejas amorosas (bigamia y poligamia), mil 209 solicitaciones (propuestas sexuales con base en chantaje religioso), mil 133 actitudes heréticas, 719 blasfemias, 564 supersticiones (creencias religiosas diferentes a la católica), 552 libros prohibidos, 345 herejías no especificadas, 238 fingimientos de sacerdocios católicos, 229 hechicerías, 194 pronunciamientos de palabras irrespetuosas (¡hasta esto disgustaba a los “santos inquisidores”!) y 194 profesiones de oraciones o adoraciones de imágenes, objetos y comedias teatrales prohibidas; 174 pero que en América fueron mínimas hasta finales del siglo XVIII. En México fue hasta 1806 cuando se integraron las primeras logias de las que, por cierto, habrían de surgir los primeros partidos políticos mediante la influencia de agrupaciones masónicas externas (Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España).