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Taller: Diseño de programas de sobrevivientes de cáncer de mama. actividad física para pacientes Dr. Jairo Alejandro Fernández Ortega A pesar de la numerosa evidencia científica sobre el efecto positivo que tiene la actividad física en las pacientes con cáncer de mama, actualmente no hay consenso frente al período de exposición, momento crítico de la exposición, intensidad, frecuencia y duración de la actividad física, necesaria para disminuir el riesgo del cáncer de mama. Frente a la intensidad a la que se debe realizar la AF existe una gran variedad de propuestas que van desde el ejercicio vigoroso hasta el de baja intensidad. Existe una tendencia que señalaba una reducción del riesgo de cáncer de mama con niveles cada vez más altos de actividad física. Se identificó una reducción del 22% con ejercicios de moderada intensidad y 26% con ejercicios de alta intensidad. La World cáncer research identifica una asociación entre el incremento de la intensidad del ejercicio y disminución del riesgo. Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que las mujeres que efectuaron por lo menos 4 Hr/s de actividad física presentaron tasas más bajas (37%) de cáncer de mama, que las mujeres sedentarias. Esta serie de interrogantes se abordaran en el taller donde se desarrollaran los aspectos fundamentales para el diseño de un entrenamiento aeróbico intenso al 85% de la frecuencia cardiaca de reserva utilizando un método fraccionado. Otro componente fundamental que se realizara en el taller son los métodos más apropiados para valorar el consumo de máximo de oxígeno, calidad de vida, fatiga, volumen del brazo, flexibilidad y fuerza en mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. Las pacientes que fueron sometidas a vaciamiento ganglionar pueden presentan una reducción en la fuerza y movilidad del hombro.Existe una serie de recomendaciones contradictorias en cuanto al tiempo inmovilización del hombro comprometido en la cirugía y vaciamiento ganglionar.En 2000 y 2001 expertos en oncología advirtieron que "el ejercicio violento y el esfuerzo extenuante" (brazos y manos) deben evitarse. En el brazo afectado se deben restringir los movimientos repetitivos y que requieran de un alto nivel de fuerza. Estas restricciones también se ratifican en las recomendaciones de los sitios web de la Sociedad Americana del Cáncer (" no usar el brazo afectado o ambos brazos tanto como sea posible para llevar paquetes, comestibles, bolsos, o niños") y la Susan Fundación Komen (que incluye consejos para "evitar levantar o cargar bolsas pesadas, carteras u otros objetos con el brazo afectado").Estas advertencias se basan en la creencia de que el ejercicio vigoroso podría aumentar la producción de la linfa, lo que conduciría a su acumulación generando de esta forma el linfedema. Sin embargo, en este momento no hay ninguna evidencia científica o datos que apoyen estas estrategias preventivas. Por el contrario la evidencia del rol de tiene el entrenamiento en fuerza en la recuperación de la función muscular y mejoramiento en la calidad de las pacientes sobrevivientes de cáncer se ha incrementado y ha permitido formular varias hipótesis sobre los posibles efectos del ejercicio de fuerza. En el taller se abordaran los aspectos fundamentales que se deben tener en cuenta para el diseño y la implementación de un programa de entrenamiento en fuerza, así como la metodología para la evaluación de la fuerza máxima en pacientes sobrevivientes de cáncer de mama.