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Análisis de Necesidades en Salud Dr. Jorge Leguiza Fandos Introducción Existe una intrincada relación entre la demanda de servicios, la oferta de los mismos y las necesidades percibidas o no por parte de los beneficiarios. En esta Influyen desde cuestiones vinculadas al ciclo vital familiar, crisis normativas y no normativas, factores sociales (sociedades altamente medicalizadas), tipos de cobertura, enfermedades imaginarias, marketing del miedo sobre poblaciones sanas, pertenencia socioeconómica, organización de los sistemas de salud, indeterminación de conceptos como salud, enfermedad, factor de riesgo, hábitos, etc. Mas allá de esto que merece un capitulo aparte, y en base a las ideas y conceptos actuales se han desarrollado métodos específicos para el análisis de necesidades en servicios sanitarios (Murray y Gram., 1995; Shanks et al., 1995; Percy-Smith, 1996, Sanderson et al., 1997; Stevens y Raftery, 1997; Steven y Gillam, 1998; Wilkinson y Murray, 1998; Wright y Walley, 1998) Tradicionalmente, las aproximaciones al estudio y análisis de necesidades en sanidad se suelen agrupar en dos grandes modelos: la aproximación epidemiológico-económica, y la aproximación social. A continuación se describen las características principales de ambos enfoques, sus elementos principales y la relación entre ellos. Modelo epidemiológico-económico Se trata de un proceso de análisis y planificación que ayuda a las Autoridades Sanitarias a dar respuesta a las necesidades de servicios sanitarios, identificando, clasificando y proyectando en el futuro las necesidades de la población. Con este objetivo se hace uso de técnicas de análisis epidemiológico y económico que permitirán determinar, en base a criterios explícitos, quién/es necesita/n los servicios sanitarios y que servicios son éstos. Esta aproximación se basa en la conceptualización de salud como ausencia de enfermedad (Stevens y Raftery, 1997; Williams y Wright, 1998). El componente epidemiológico de este modelo plantea la identificación del problema de salud en un contexto concreto, estudiando cómo este problema puede afectar a la población de diferente manera y grado, y definiendo subcategorías del problema que sean relevantes para la provisión de servicios. Las fuentes y datos más utilizados provienen de estudios epidemiológicos que valoran la incidencia y/o prevalencia de la enfermedad en el contexto donde el análisis tiene lugar. Estos datos darán una idea de la naturaleza del problema en cuanto a sus características e importancia, que después se complementará con un análisis de los servicios disponibles y de las prestaciones que se facilitan a la población. Estas prestaciones se han de estudiar desde el punto de vista de su efectividad y eficiencia. Aquí se introduce el concepto complementario de necesidad como expresión de la necesidad de servicios dirigidos a corregir la falta o el problema de salud ya identificado. Un servicio es 1 necesario si contribuye a conseguir un objetivo de salud, en la medida que sirve a este propósito mejor que otros servicios o actuaciones sanitarias. ¿Qué determina que un servicio concreto sea mejor que otros, y por lo tanto, que cumpla con un objetivo de una mejor manera que otros? La valoración del servicio se puede hacer desde la evaluación y el análisis de la evidencia científica que justifica su adopción, es decir en términos de efectividad. La aportación económica a este enfoque epidemiológico pone énfasis en el hecho que tomamos decisiones en un contexto de escasez de recursos sanitarios, razón por la cual satisfacer necesidades se convierte en un ejercicio de priorización. El entorno de recursos limitados requiere un criterio explícito de acuerdo con el cual se satisfagan unas necesidades antes que otras. Los economistas defienden que el principal criterio de priorización debe ser la eficiencia. Así, se atenderán aquellas necesidades para las cuales se produce una asignación más eficiente de los recursos sanitarios en la consecución del mayor nivel de salud posible. Es decir, aquellas para las que la provisión de servicios sanitarios suponga un mayor beneficio a igualdad de costo (Culyer y Wagstaff, 1991). Es necesario por tanto obtener información no solamente sobre la efectividad de los servicios, sino también sobre su relación costo-efectividad, costo-utilidad o costo-beneficio, técnicas de análisis que son descritas en los textos de evaluación económica (Drummond et al., 1997). Así pues, la aportación económica complementa el análisis de necesidades incorporando el concepto de eficiencia en la utilización de los servicios que producen beneficios en la salud. El estudio del problema según su magnitud y subcategorías, y el estudio de los servicios según su efectividad y eficiencia se completa con la construcción de modelos asistenciales. Estos modelos asistenciales tienen como finalidad concretar en términos poblacionales cómo hacer el mejor uso de toda esta información. Para cada subcategoría relevante, y teniendo en cuenta la epidemiología de la enfermedad, los factores, etc., se especificarán los servicios más adecuados, desde el punto de vista de la evaluación, que maximicen la salud de esta población. En resumen, al hablar del enfoque epidemiológico-económico nos referiremos a necesidades en términos de presencia de enfermedad o riesgo de enfermedad en la población, así como de los servicios disponibles para prevenir, curar o paliar estas condiciones. En este enfoque uno se pregunta sobre la magnitud del problema según criterios o medidas epidemiológicas, y sobre la disponibilidad de unos servicios efectivos y eficientes dirigidos a corregir este problema de salud. La necesidad se entenderá como la capacidad de beneficiarse de estos servicios en la medida en que hay una situación de partida insuficiente y se dispone de unos servicios adecuados, o no, para corregir esta situación inicial no deseable. Esta combinación epidemiológica- económica se ha traducido en aplicaciones prácticas como la del Departamento de Sanidad del Reino Unido, recogida en la Tabla 2. En la literatura se encuentran ejemplos muy ilustrativos de la aplicación de este modelo sobre intervenciones y enfermedades, como cáncer de mama, cáncer colorectal, cáncer de pulmón, diabetes mellitus, y procesos renales agudos (Stevens y Raftery, 1994; Roderick et al., 1996; Dey et al., 1997); sobre grupos de servicios como por ejemplo ginecología, dermatología y cuidados paliativos (Hopton y 2 Dlugolecka, 1995; Murray et al., 1996; Higginson, 1997; Williams, 1997; Wolfe, 1997); o sobre otros problemas de salud como la demencia y la salud mental( Miller y Salomon, 1996; Wallace et al., 1997). En el apartado de aplicaciones se verá en más detalle un ejemplo práctico. Modelo Social EL modelo epidemiológico-económico citado anteriormente ha suscitado, no obstante, las críticas de aquellos que defienden un modelo más social, basado en las necesidades de salud, entendiendo salud en los términos definidos por la Organización Mundial de la Salud, que implica un concepto más amplio que la ausencia de enfermedad. Las aproximaciones rápida, del ciclo vital, comunitaria, o localista son cuatro aplicaciones prácticas de Este modelo social (Ong et al., 1991; Pickin y St Legar: 1993, Wainwright, 1994). La tabla 3 recoge las características principales de estas aplicaciones. Común a las cuatro, es el hecho de que la enfermedad se concibe como un aspecto más de la necesidad que se ha de completar con el estudio de otros factores sociales, culturales, medioambientales y personales que también determinan la salud de los individuos (Percy-Smith, 1996). El modelo social insiste en tener más en cuenta a la comunidad, superando el dominio profesional en la identificación de necesidades y en su priorización. En la metodología aplicada se hace un uso más extenso de las técnicas cualitativas, como pueden ser los grupos nominales, los grupos focales, las técnicas Delphi o el análisis de contenidos ente otros (Soriano. 1995; Witkin y Altshuld, 1995; Percy-Smith, 1996; Riviere et al., 1996; Sheaf, 1996). Estas técnicas permiten analizar en profundidad las características y atributos de los problemas y no solo su cuantificación agregando mucho valor al análisis y permitiendo su vinculación argumental con los determinantes sociales que subyacen a dichos problemas. De entre las críticas al modelo epidemiológico-económico surgido desde el modelo social se debe destacar la poca participación de la población en estos procesos, población que es la beneficiaria última de los servicios sanitarios. En este sentido, se apunta el concepto de trabajo multiagencia, es decir, de la colaboración entre los profesionales de la sanidad y la población de referencia en la identificación de los problemas de salud y sus posibles soluciones. Desde el modelo social también se critica la ausencia de factores relativos al contexto social, relacional y ambiental en la aproximación epidemiológica-económica. Se apunta que además de hacer uso de fuentes de datos cuantitativas se ha de tener en cuenta lo que aportan las metodologías cualitativas para tener una visión más amplia de lo que significa enfermedad, del contexto en que estas necesidades existen, y no solamente desde un punto de vista médico y normativo y/o de recursos limitados. El modelo social aporta, para el análisis, valiosa información proveniente de variables culturales, demográficas, étnicas y ambientales. El estudio del entorno tiene un importante componente subjetivo y cualitativo que incluye la experiencia personal, individual y colectiva en salud y servicios sanitarios, en el que resulta importante medir cual es el beneficio de un servicio pero también como la población valora este beneficio, es decir, como las personas valoran y perciben las diferentes alternativas o servicios. En el segundo ejemplo descrito en el apartado de aplicaciones se pueden ver las diferencias entre los dos métodos. 3 Tradicionalmente, estas dos grandes aproximaciones se han considerado como modelos opuestos. No obstante, contribuciones teóricas y prácticas recientes afirman la necesidad de integrar estas técnicas y métodos con la finalidad de informar de manera mas adecuada los procesos de decisión (Riviere et al., 1996; Stevens y Raftery, 1997). A raíz de estas contribuciones, hoy se concibe el análisis de necesidades como la combinación y aplicación de métodos cuantitativos y cualitativos en la identificación de las necesidades de un población concreta y en la decisión de cómo estas necesidades deben ser satisfechas (Percy-Smith, 1996; Gallo. 1997). Es por tanto crucial recoger información precisas sobre la incidencia y la prevalencia de las enfermedades y de los riesgos de caer enfermo, sobre la evidencia de la efectividad y la eficiencia de los servicios disponibles, pero también sobre otros aspectos como la experiencia personal de salud-según edad, sexo, factores hereditarios, étnicos, medioambientales o estilos de vida-, y en servicios sanitarios-como la utilización de servicios sanitarios, socio-sanitarios o otros disponibles en el entorno mas informal como el de la familia o la comunidad (Tabla 4). TABLA 2 Aproximación epidemiológica-económica Fases del análisis de necesidades 1. Identificación del problema (enfermedad o riesgo de enfermedad en su contexto) 2. Subcategorías relevantes para la provisión de servicios 3. Datos de incidencia y prevalencia 4. Servicios disponibles 5. Efectividad y eficiencia de los servicios disponibles 6. Construcción de los modelos asistenciales de los puntos 3 y 5 7. Revisión de los resultados, objetivos, requerimiento de información y prioridades para la investigación. Departamento de Sanidad del Reino Unido Tabla 3 Aproximaciones sociales Evaluación rápida (Rapid Appraisal) Superar la dominación profesional médica en la identificación de necesidades. Coordinar trabajo multiagencia: La comunidad y los profesionales trabajan conjuntamente para determinar y atender mejor las necesidades concretas de la población. Combinar fuentes cuantitativas y cualitativas en el estudio de las necesidades. Dar importancia de los factores socio-económicos y ambientales. Modelo Comunitario (Community-led aproach) La satisfacción de necesidades tiene su base en la intervención sobre las relaciones sociales y económicas de la comunidad. La comunidad es la que toma la iniciativa en el estudio. 4 Los profesionales de la salud no participan más allá de la aportación de conocimientos y sugerencias. Ciclo de la vida (Lyfe cycle framework) Importancia de la información sobre mortalidad, morbilidad, recursos sanitarios, servicios y demografía en el contexto de análisis. Modificadores de tipo socio-económicos, ambientales, étnicos y culturales que influyen en la experiencia sanitaria de los individuos a lo largo de sus vidas. Estudiar primero la disponibilidad de recursos en el individuo y su entorno inmediato, y después en otros contextos más formales de provisión de servicios. Modelo Localista (Locality needs aproach) Énfasis en satisfacer necesidades a nivel de áreas geográficas pequeñas. Conseguir, por localista, una más adecuada asignación de recursos. Hacer uso de datos epidemiológicos y demográficos locales. Tabla 4 Fuentes de información en el análisis de necesidades • • • • • • • • • • • • • Registros epidemiológicos Estadísticas hospitalarias Encuestas de salud poblacionales Planes de salud Información censal Informes de salud publica Servicios y especificaciones Estadísticas de morbilidad y mortalidad Estudios epidemiológicos Indicadores de resultados Cuestionarios específicos Técnicos de análisis cualitativo Evidencia científica A modo de conclusiones Ante el reto de identificar y priorizar necesidades sanitarias, resulta necesario que sepamos que existen métodos específicos. Se ha de entender bien la naturaleza de los problemas de salud a los cuales se dirige su acción concretando su papel y su contribución a la solución de los mismos, generando información fiable sobre la efectividad y la eficiencia de los servicios existentes y de las nuevas tecnologías. Atender las necesidades de la población consiste también en crear las condiciones para que esto sea posible, estableciendo mecanismos adecuados de participación, impulsando la investigación en metodología aplicada a los servicios sanitarios, y fomentando el papel de las agencias de evaluación. Desde esta perspectiva la evaluación se ha de entender como algo necesario para el desarrollo saludable de nuestros servicios sanitarios, informando a los actores sociales que participan en los procesos de decisión, políticos, profesionales y 5 usuarios, sobre la efectividad, la eficiencia y la equidad de los servicios evaluados, para que su provisión responda, finalmente, a las necesidades de la población. Aplicaciones El objetivo de esta sección es ilustrar con aplicaciones prácticas los conceptos de métodos mencionados con anterioridad. Con esta finalidad se han incluido dos casos de estudio que pretenden recoger las ideas ya expresadas y, ya que se trata de dos ejemplos concretos, cuestionar la aplicación de la teoría así como sus limitaciones más importantes. Se trata de dos ejemplos muy diferentes. Por un lado se presenta una condición clínica concreta y sus diversos grados de gravedad: el cáncer de mama. Se plantea cómo, desde el punto de vista del proveedor se abordaría un análisis de necesidades en referencia a esta patología. Por otro, se presenta un análisis de necesidades de un colectivo concerto como es la población anciana, haciendo uso de dos maneras de estudiar sus necesidades, el análisis longitudinal y el análisis focalizado en grupos específicos. I. Análisis de necesidades en cáncer de mama. Dey P, Twelves E., Woodman CBJ. Breast Cancer. En: Stevens A, Raftery J, Editores. Health Care Needs Assessment: the epidemiologically based needs assessment reviews. Second series. Oxford: Radeliffe Medical Press, 1997. Este ejemplo ha sido extraído de la reciente segunda serie de Stevens y Raftery sobre Análisis de Necesidades en Sanidad (Dey et al., 1997; Stevens y Raftery, 1997.), e ilustra la aplicación del análisis de necesidades bajo el enfoco epidemiológico-económico revisado en el apartado de métodos y, por consiguiente, sigue los pasos identificados en esta aproximación. Identificación del problema (enfermedad diagnosticada o riesgo de enfermedad en su contexto) El cáncer de mama es sin duda un problema de salud pública de prevalencia elevada con morbilidad y mortalidad significativas asociadas. Por estos motivos suele ser un objetivo de salud de un gran número de sistema sanitarios occidentales. Una de cada 10-15 mujeres en contextos como el nuestro padece cáncer de mama a lo largo de su vida. Se trata además de una causa importante de años potenciales de vida perdidos en mujeres de menos de 65 años. Una detección precoz ayuda a un mejor pronóstico de la enfermedad como consecuencia de la anticipación diagnóstica y terapéutica. Esta enfermedad tiene también un impacto considerable sobre el consumo de recursos. Se ha calculado que, para Inglaterra, el coste de los 6 programas de prevención del cáncer de mama es superior a los 7000 millones de pesetas. Esta enfermedad supone un consumo de recursos de muy diversa procedencia que implica asignaciones a programas de cribado, diagnostico, tratamiento y cuidados paliativos. Subcategorías relevantes para la provisión de servicios El cáncer de mama afecta mayoritariamente a mujeres aunque el porcentaje de hombres con cáncer de mama suele estar entorno al 1% de los casos diagnosticados. El colectivo de mujeres puede ser agrupado en cuatro categorías según la relación establecida con los servicios recibidos. 1. Mujeres dentro de programas formales y establecidos de cribado de cáncer mama. El programa de cribado nacional está indicado a mujeres entre 50 y 64 años, a intervalos de dos años. 2. Mujeres con historial familiar de cáncer de mama. Este grupo tiene un riesgo superior de padecer cáncer de mama debido a sus antecedentes familiares. Pero dicho componente no explica más que a un 15% de los cánceres de mama. 3. Mujeres que presentan síntomas de cáncer de mama. 4. Mujeres que requieren tratamiento por cáncer de mama. Estas mujeres pueden ser clasificadas en una de las categorías clínicas que se detallan a continuación descritas de acuerdo con la extensión del tumor: Estadios 0, I, IIA, IIB, IIIA, IIIB, IV. No obstante, al discutir opciones de tratamiento es frecuente encontrar una clasificaciones tres subgrupos: (i) Mujeres con carcinoma ductal in situ-Estadio 0-, (ii) cáncer de mama precoz-Estadios I y II-, y (iii) cáncer de mama avanzadoEstadios III y IV-. Aquí se describirán las categorías por lo que respecta a los síntomas, características, extensión, confinamiento del tumor u otras. Datos de incidencia y prevalencia Se estiman datos de incidencia, prevalencia, mortalidad y supervisión con la finalidad de describir el impacto del cáncer en las poblaciones de referencia. Se suele recurrir con frecuencia a datos procedentes de registros de cáncer, datos de estadísticas de mortalidad divididos según causas de muerte, etc. Estas fuentes de datos se han de valorar según criterios de validez y fiabilidad, dado que pueden ser incompletas o inexactas. La distribución geográfica es importante por lo que hemos de evaluar como estos casos de cáncer de mama se distribuyen según edades, buscando razones o cocientes estandarizados resultantes de la aplicación de los datos locales a una población de referencia. Los datos procedentes de estudios internacionales deben ser interpretados con cautela dado que son frecuentes las desviaciones debidas a una clasificación de la enfermedad diferente o una definición de la enfermedad distinta, así como por la exhaustividad y exactitud de las fuentes de información y de los métodos de recogidas de los mismos. Servicios disponibles 7 En este apartado se hará un inventario de los servicios disponibles para el diagnostico y tratamiento del cáncer de mama. La descripción de estos servicios sanitarios estará ligada a las características de las subcategorías de la enfermedad mencionadas con anterioridad. Esta descripción precede al análisis de la efectividad y eficiencia de estos servicios. Se describen con más detalle los servicios ofrecidos incluyendo los programas d cribado de cáncer de mama, mujeres de riesgo elevado, programa específicos para mujeres con antecedentes familiarices de cáncer y tratamientos a mujeres con cáncer de mama diagnosticado, destacando la importancia de iniciativas a nivel nacional y regional si fuese necesario. Se deben concretar no sólo los objetivos de estos servicios de acuerdo con las características de la población, sino también las particularidades de los procedimientos, edades de corte, técnicas a emplear y personal a cargo de la provisión de los servicios, así como los mecanismos de control de calidad. Igualmente, también será útil conocer donde tiene lugar la provisión y que niveles de utilización se hace de los diferentes programas y servicios, incluidas las listas de espera, a lo largo de un período de tiempo que permita evaluar la evolución temporal de la provisión de los servicios. Efectividad y eficiencia de los servicios disponibles En base a la s categorías relevantes de la enfermedad y los servicios descritos en la sección anterior se evaluara la evidencia sobre la seguridad, efectividad y coste-efectividad de los diferentes servicios. En cuanto a las pruebas de cribado se informará sobre las tasa de aceptación de las diferentes pruebas entre la población de referencia, de los indicadores de precisión diagnostica de las técnicas de cribado- sensibilidad, especificidad y valores predictivos- así como de los efectos no deseados o riegos derivados de su aplicación en la población. La efectividad de las diferentes pruebas y tratamientos se ordenará de acuerdo con la calidad de los estudios que dieron pie a los resultados apuntados. Con esta finalidad se hará uso de escalas de evidencia científica (Jovell et al., 1997). En base a esta clasificación, entre otros instrumentos, se facilitara la recomendación sobre la adopción o no de las técnicas y servicios a proveer. No obstante, se revisará la calidad de la evidencia así como los resultados de los estudios coste-efectividad sobre este binomio condición clínica- tratamiento, incorporando el concepto de eficiencia en la asignación de recursos y, por tanto, priorizando las alternativas de cribado o tratamiento más eficientes por encima de la que no lo son tanto. Las revisiones sistemáticas de la evidencia científica son las mejores fuentes de información en este sentido. Construcción de los modelos asistenciales La cuestión a la que va dirigida esta sección es la de determinar que tipo de asistencia puede maximizar el beneficio en salud para la población afectada por cáncer de mama o riesgo de cáncer de mama. Estos modelos asistenciales también se construirán en bases a la tipología deservicios descrita con anterioridad, identificando en cada una de esas categorías de 8 servicios las dificultades con que pueden encontrarse los planificadores y autoridades sanitarias en la provisión de los servicios. El estudio de Dey et al. Identificó que la mejor opción para reducir la mortalidad asociado a cáncer de mama es la que nos ofrecen los programas de cribado (Dey et al., 1997). EL coste-efectividad de estos programas se verá influido por cuestiones como la selección de un punto de de corte por edad, el intervalo de tiempo entre pruebas, la precisión diagnostica de la pruebas así como su aceptación por el colectivo afectado. El estudio también nos dice que un manejo adecuado d los pacientes ya diagnosticados puede reducir igualmente las tases de mortalidad y morbilidad por cáncer de mama. La conclusión a la cual se llega es que el tratamiento del cáncer debe abordarse desde un punto de vista global, que de importancia a la coordinación de los diferentes niveles asistenciales. La aplicación de los resultados de las secciones anteriores en cuanto a incidencia, prevalencia, efectividad y eficiencia de los diferentes servicios se combina aquí en la descripción de los escenarios asistenciales. Por ejemplo, en base a una población de 150.000 mujeres se puede estimar en 172 los casos de cáncer de mama nuevos al año en el contexto de una región sanitaria concreta. De estos 172, unos 32 han sido detectados por lo programas de cribado, y de los otros 140 han aparecido sintomáticamente. De los 172 casos se observa que el 85% se corresponde con estadios I/II y el 15% restante con estadios mas avanzados III/IV. La evidencia sobre efectividad y coste-efectividad e los diferentes tratamientos según categorías relevantes, determinará, en base al número de casos, los resultados finales expresados como mortalidad, morbilidad, calidad de vida y consumo de recursos. Revisión de los resultados, objetivos, información y prioridades de investigación necesidades de En base a los resultados de las anteriores secciones formularemos recomendaciones par ala atención sanitaria, reestructuración de objetivos y servicios, prioridades de investigación y de información que permitan informar a los proveedores y planificadores sobre las necesidades de la población sujeta a la condición clínica. Así. Por ejemplo, Dey y cols. ofrecen un resumen final de las consideraciones sobre información e investigación a tener en cuenta (Dey et al., 1997). Dentro de las necesidades de información destacaremos las de continuar contando con instrumentos , como los registros epidemiológicos y el registro de cáncer en particular, que permitan evaluarla efectividad de los programas de cribado de cáncer de mama así como monitorizar la calidad del resto de los servicios. La información sobre los costes y la actividad hospitalaria serán también de gran ayuda para contextualizar la evidencia sobre la efectividad y el costeefectividad de los diferentes servicios. En cuanto a las prioridades de investigación, los autores han detectado una serie de puntos importantes. Primero, hacer investigación sobre los cambios en los parámetros que definen las pruebas de cribado, como diferentes edades, sensibilidad de las pruebas, y como estos cambios pueden afectar los resultados sobre le efectividad y coste-efectividad en los modelos asistenciales definidos (Almazán et al., 1995; Borràs et al., 1998). Igualmente, los autores apuntan la necesidad de hacer investigación en profundidad ante la aparición de nuevos procedimientos antes de su 9 incorporación al conjunto de servicios ofrecidos. En concreto hacen mención de las pruebas genéticas, como las referidas a la detección de riesgos asociados con los genes BRCA1 y BRCA2, o a la quimioterapia a altas dosis con transplante de progenitores hematopoyéticos. Por otro lado, si bien es un hecho que la mamografía disminuye en un 33% el riesgo de cáncer de mama si evaluamos esto en términos de riesgo atribuible, la caída de la mortalidad es de un 5% a un 4%, y pese a ser el tumor de mayor mortalidad en las mujeres, solo un 2% de ellas mueren por esta causa en España. La exploración por parte de las pacientes no ha demostrado tener ningún efecto en bajar la mortalidad, y las lecturas de las mamografías adolecen de problemas desde que tipo de aparatos se están usando, hasta la experiencia del observador. Se han publicado estudios en donde una misma mamografía, vista por dos radiólogos diferentes, o aún antes y después por el mismo, el índice Kappa, un índice de concordancia, es de un 51%, es decir que no solo no se puede hablar de sensibilidad y especificidad en forma universal, sino que también la interpretación es operador-dependiente. Ya la misma American Task Force for Preventive Guidelines, hace 10 años se expresaba diciendo que no había pruebas a favor ni en contra de realizar esta practica en forma rutinaria. Aun en pacientes con mas de 50 años. 10