Download valoración cl í nica del dolor valoración cl í nica del dolor 193
Document related concepts
Transcript
VALORACIÓN CL Í NICA DEL DOLOR INTRODUCCIÓN El dolor, en pacientes con cáncer, representa el síntoma principal en un tercio de quienes están en tratamiento activo, y en dos terceras partes de enfermos muy avanzados. Es un dolor agudo prolongado que empeora, no tiene propósito y es desmoralizante, llegando a acaparar al enfermo, aislándolo del mundo exterior. Los adelantos en la terapéutica del dolor por cáncer, han llevado al desarrollo de un enfoque sistemático para el problema. El tratamiento con buenos resultados de este trastorno, implica asumir el concepto acuñado por Saunders de “Dolor total”: que requiere cuidados continuos con enfoque multidisciplinario (Figura 1). El dolor de cáncer puede ser verdaderamente refractario al tratamiento. Suele estar localizado todos los días en el mismo sitio, aunque a veces se extiende de modo gradual (a veces repentinamente) o se hace más intenso. Es profundo, aflictivo y penetrante. La afectación del nervio da lugar a dolor urente, con hiperestesia; también se puede manifestar como dolor punzante y pulsante, que se proyecta a lo largo de la zona de distribución del nervio, y recibe el nombre de neuropatía maligna. Puede acompañarse de debilidad muscular, por presión sobre el nervio motor acompañante. El dolor persistente deteriora progresivamente los estados físico y psicológico del paciente. El nivel de tolerancia al dolor va disminuyendo, quizás debido a la depleción de endorfinas. A la pérdida de sueño y disminución del apetito, se añaden los problemas Figura 1. Concepto de participación y funcionamiento del “dolor total” en cáncer a través de los cuidados continuos. 193 Plan Nacional para la Enseñanza y Formación en Técnicas y Tratamiento del Dolor existentes, que llevan al paciente a disminuir sus intereses sociales y su calidad de vida. Los pacientes cancerosos con dolor se deprimen, se hacen hipocondriacos y cada vez más emotivos. Si se logra aliviar de modo efectivo el dolor, todas estas alteraciones psicológicas revierten casi totalmente. TIPOS DE PACIENTES CON DOLOR ONCOLÓGICO Pacientes con dolor agudo relacionado con cáncer —Vinculado con el diagnóstico de cáncer —Relacionado con la terapéutica del cáncer (cirugía, quimioterapia, radioterapia) Pacientes con dolor crónico relacionado con cáncer —Vinculado con la progresión del cáncer —Relacionado con la terapéutica del cáncer (cirugía, quimioterapia, radioterapia) Pacientes con dolor crónico preexistente y dolor relacionado con cáncer Pacientes con antecedentes de adicción a las drogas y dolor relacionado con cáncer —Comprometidos de modo activo con el uso ilícito de drogas —En el panorama de mantenimiento con metadona —Con antecedentes de abuso de drogas —Pacientes de cuidados paliativos con dolor relacionado con cáncer Tabla 1. 194 EPIDEMIOLOGÍA El cáncer es la segunda causa de muerte en la población española. Es, a partir de la edad de 5 años, una de las tres causas más frecuentes de muerte. La evidencia epidemiológica demuestra que en todo el mundo existen 37,1 millones de casos de cáncer al año, los cuales ocasionan 6,9 millones de muertes. Por desgracia, muchos de los pacientes que durante algún estadio de su enfermedad sufren dolor, reciben poca o ninguna atención. ¿Qué porcentaje de estos enfermos padecen dolor neoplásico? Según diversas estadísticas, oscilan entre el 50-75% en principio y con el avance de la enfermedad se acerca al 90%. Además, con el mejoramiento de la terapéutica antineoplásica, se han alargado considerablemente las cifras de supervivencia, con lo cual la necesidad de una terapia eficaz, se hace necesaria. Informes de Twycross, tras estudio de 2.000 pacientes, sugieren que la mayoría de ellos, no reciben un alivio satisfactorio del dolor. En el cáncer avanzado, la sensación de desesperanza y el miedo de una muerte inminente, se suman al sufrimiento del paciente. Bajo estas circunstancias, el concepto de “dolor total” puede resultarnos de gran ayuda. Se tienen en cuenta factores psicológicos, espirituales, sociales, económicos y los propios del proceso. VALORACIÓN CLÍNICA DEL DOLOR Para el control del dolor oncológico se han desarrollado varios algoritmos, que comprenden algunos principios básicos. La tabla 1 resume el concepto del paciente con Unidad Didáctica 4. Capítulo 1. Valoración clínica del dolor DOLOR EN PACIENTES ONCOLÓGICOS dolor por cáncer, mostrando las diferencias de los diversos tipos de dolor, y sus aspectos evolutivos. La historia del paciente debe identificar del modo más preciso posible, dónde siente el dolor, y cómo lo siente. Identificar y tratar la causa del dolor, en pacientes con cáncer, debe ser el primer paso para el tratamiento de este síntoma común. La exploración física y neurológica obligada, ha de ser cuidadosa. El examen físico debe buscar alteraciones motoras y sensitivas y signos de anormalidad de la función autónoma. Importa mucho diferenciar el dolor periférico localizado, del dolor referido, y entre el dolor nociceptivo y el neuropático, y la posible coexistencia de ambos en el mismo paciente, así como descubrir lo más exactamente posible, qué nervios o plexos están afectados. El análisis de enfermos con cáncer y dolor ha llevado a la descripción de una serie de síndromes dolorosos comunes, únicos para este proceso patológico (Tabla 2). La valoración clínica del paciente con cáncer lleva consigo un ordenamiento descrito por Foley , donde existen unos pasos lógicos a seguir: Creer en el dolor del paciente: si sólo dos de cada tres cuadros de dolor en los enfermos con cáncer son debidos a su tumor, concluir precipitadamente que el dolor en unos casos determinados es secundario al tumor, además de un grave error diagnóstico puede modificar el pronóstico y el tratamiento del enfermo. Hay entonces que descartar una base orgánica, tumoral o no, antes de explicar todo en base al cáncer o al cuadro depresivo del enfermo. Anamnesis del dolor: nos va a permitir precisar y dirigir cada uno de los pasos siguientes. 1. Dolor producido por el cáncer mismo (67%). Por afección ósea, compresión de nervios y plexos, infiltración de partes blandas y vísceras 2. Dolor asociado a debilidad extrema (6%) 3. Dolor secundario al tratamiento (5%) Quirúrgico (mastectomía, ostomías, adherencias, etc.) Radioterápico (estenosis, fibrosis) Quimioterápico (dolor local en el punto de inyección) 4 Dolor no relacionado con el tumor o su tratamiento (22%) Cuadros musculoesqueléticos (osteoporosis, traumas, miofascitis, etc.) Neuralgia post-herpética Tabla 2. Valoración del estudio psicosocial: independientemente del componente ansioso o depresivo tan frecuente en estos enfermos, su relación familiar y su personal valoración del dolor facilitan la distinción entre dolor agudo y crónico. Delimitar aspectos psiquiátricos sentará la indicación de tratamiento antidepresivo y/o de apoyo psicológico. Exploración clínica: debe destacarse la necesidad de una detenida exploración neurológica, pues el dolor puede ser el síntoma inicial de múltiples lesiones sobre plexos, columna, SNC, etc. Diagnóstico: establecido quizás por la anemnesis y la exploración. 195 Plan Nacional para la Enseñanza y Formación en Técnicas y Tratamiento del Dolor Extensión y situación del cáncer: complemento imprescindible del punto anterior, pueden ambos confluir al descubrirse que el dolor es una manifestación de la actividad (recidiva o metástasis) del tumor. Tratamiento del dolor ya durante el diagnóstico: el tratamiento precoz del dolor rara vez va a oscurecer el diagnóstico y facilita la colaboración del enfermo en todas las pruebas diagnosticadas que, además, pueden prolongarse mucho. Reevaluar continuamente todo el cuadro de dolor durante el tratamiento: no olvidemos que el cáncer es un proceso evolutivo en el tiempo. Se insistirá después sobre la necesidad de una individualización y de la necesidad de evaluar continuamente los resultados del tratamiento. Los mecanismos por los cuales el paciente neoplásico desarrolla dolor son previsibles, ya sea por invasión directa del tumor o por la terapia (Tablas 3 y 4). De los pacientes enviados a la Unidad del Dolor por dolor secundario a invasión directa del tumor, la mayoría se encuentran en una fase muy avanzada, requiriendo una acción agresiva. Se ha creido conveniente la descripción de varios síndromes que por ser los de forma más habitual generan una situación específica de nervios, tejidos blandos o estructuras vasculares vecinas. Las hipótesis actuales, sobre el origen del dolor óseo, se relacionan con el papel de las prostaglandinas en los efectos osteolíticos y osteoclásticos de las metástasis óseas. Otros factores pueden influir o controlar la aparición de dolor en pacientes con afección ósea 196 metastásica, como el papel de los macrófagos óseos, cambios en las células del huésped, factores circulantes como la calcitonina, variaciones en el metabolismo del calcio y estado de los receptores hormonales del tumor metastásico. —Por infiltración ósea: La invasión del hueso, por tumores primarios o metastásicos, es la causa más común de dolor en adultos y niños con cáncer. El tumor metastásico en hueso se acompaña de dos procesos: destrucción ósea activa y neoformación ósea. Clínicamente, la invasión tumoral metastásica del hueso, produce dolor en una de estas dos formas: por afección directa del hueso y activación de los nociceptores locales o por compresión. Las metástasis en la base del cráneo, comunes en pacientes con tumores nasofaríngeos, pueden producirse en cualquier tumor que dé metástasis óseas. Los síndromes de este grupo comparten tres características comunes: el dolor es la molestia inicial, y precede con frecuencia a los signos y síntomas neurológicos, a menudo la comprobación en radiografía simple es difícil, requiriéndose la tomografía computadorizada. El tratamiento inicial conduce a mejoría importante de la función neurológica. No es infrecuente ver el síndrome del agujero yugular, caracterizado por dolor occipital, irradiado al vértice de la cabeza, hombro y brazo ipsolaterales. El examen neurológico ayuda a localizar la lesión, al determinar el estado funcional de los nervios craneales IX, X, Xl y Xll. La disfunción de los cuatro nervios sugiere la invasión del agujero yugular y del conducto del hipogloso. Unidad Didáctica 4. Capítulo 1. Valoración clínica del dolor POSIBLES MECANISMOS DEL DOLOR CANCEROSO Mecanismos periféricos —Estimulación persistente de los nociceptores (posible con todas las causas) —Sensibilización de los nociceptores a la estimulación no dolorosa Herida mecánica Daño celular Hipoxia Productos de liberación Inflamación Sustancias productoras de dolor Necrosis Ulceración Sensibilización de nociceptores —Estimulación de los axones periféricos Presión, Aplastamiento Mecanismos periférico-centrales —Pérdida de la inhibición periférica en el cuerpo dorsal y SNC —Destrucción de fibras largas con pérdida de la inhibición —Presión mecánica por neoplasia en la raíz nerviosa con disminución de la inhibición en las fibras largas —Disfunción de la modulación central —Sistema inhibitorio compuesto por neuronas reticulares —Pérdida de la sensibilidad periférica —Dolor central por tumores SNC Tabla 3. Las metástasis óseas en el raquis es el lugar más común. En una serie de 100 pacientes con cáncer mamario (50 avanzado y 50 temprano), las gammagrafías óseas revelaron lesiones en el 24% de las pacientes con evolución corta y en el 84% de quienes padecían enfermedad avanzada. La columna torácica fue el sitio más común, afectó a 42 pacientes. La plexopatía braquial como consecuencia del síndrome de Pancoast, es un ejemplo de problema específico de infiltración tumoral del plexo braquial. La plexopatía lumbosacra, es una de las complicaciones más molestas de los tumores pélvicos, por el dolor incapacitante con que se manifiesta. En nuestra experiencia, esta plexopatía sugiere un estadio avanzado de la enfer- 197 Plan Nacional para la Enseñanza y Formación en Técnicas y Tratamiento del Dolor CAUSAS Y CARACTERÍSTICAS DEL DOLOR POR CÁNCER Dolor agudo relacionado con el tumor Secundario e infiltración directa Infiltración ósea: localizado el área, con aumento progresivo de la intensidad Síndrome de la base del cráneo Metástasis del agujero yugular Metástasis del seno esfenoidal Síndrome del cuerpo vertebral C2, C7, T1, L1 Síndrome sacro Invasión nerviosa: dolor quemante hiperestesia, disestesia Plexo braquial: dolor radicular de C8 a T1, parestesias. Horner Plexo lumbar: dolor radicular L1-3 (muslo, rodilla) Plexo sacro: dolor perianal, disfunción vesical e intestinal Carcinomatosis meníngea: dolor de cabeza, rigidez de nuca, dolor lumbar Epidural/espinal: dolor a nivel de cuerpos vertebrales. Distribución neural Invasión visceral Pleural: dolor interescapular al hombro Hepático: dolor cuadrante abdominal sup. dcho. costillas flotantes Pancreático: Dolor transfixiante epigástrico irradiado a espalda Dolor tirante con distensión, continuo progresivo Peritoneal Infiltración de vasos Linfangitis: dolor quemante, difuso, continuo en el curso del vasoespasmo Ingurgitación venosa: dolor sordo difuso y progresivo Isquemia arterial: dolor continuo, cortante y quemante Síndrome secundario relacionado con la terapéutica Postquirúrgico (ocurre de 1 a 2 meses post-cirugía) Postoracotomía: neuritis intercostal Miembro fantasma: dolor quemante sobre muñón Postquimioterapia Neuralgia postherpética Neuropatía tóxica: disestesia en manos y pies Postirradiación: 6 meses a 20 años después Tabla 4. 198 Unidad Didáctica 4. Capítulo 1. Valoración clínica del dolor medad. Frecuente en pacientes con carcinoma de vías urinarias, ginecológico o colon, con extensión a los linfáticos adyacentes, provoca dos tipos de dolor: radicular con afectación de L1, L2 y L3 y referido que se asocia a parestesias, disestesias, pérdida sensitiva y motora, asimetría o ausencia de reflejos. La compresión epidural de la médula espinal, provoca dolor como signo inicial en el 96% de los pacientes. Se produce por compresión de las raíces en el hueso o por afectación directa del cuerpo vertebral, se asocia a debilidad motora que progresa a paraplejia, pérdida sensorial y trastorno de esfínteres. —Por intervención quirúrgica: • Post-toracotomía: dolor constante en el área de pérdida sensorial, con crisis paroxísticas lacinantes frecuentes. Están involucrados los nervios intercostales, con disestesia en la zona de la cicatriz e hiperestesia en las zonas contiguas; empeora con el movimiento, pudiendo desarrollarse un hombro congelado. Suele presentarse 1-2 meses después de la intervención. • Post-mastectomía: se debe a la interrupción del nervio intercostobraquial rama cutánea de D1; se localiza en la cara posterior del brazo, en la axila y en la pared torácica anterior. El dolor es tirante, constrictivo, quemante y con escozor. El enfermo suele mantener el brazo en una postura característica de flexión y aducción. Más común en pacientes cuyo postoperatorio cursó con edema local excesivo e infección; empeora con el movimiento por lo que puede desarrollarse un hombro congelado. Suele presentarse 1-2 meses después de la intervención. • Miembro fantasma: puede abarcar todo el miembro o sólo el muñón, con sensación quemante, de constricción o calambre, a menudo de la misma naturaleza e idéntica localización al dolor preoperatorio. —Por tratamiento con quimioterapia: • Neuropatía periférica: forma parte de una polineuropatía simétrica, es disestésico y más común en manos y pies; empeora con estímulos superficiales; más frecuente después del uso de alcaloides de la vinca. • Necrosis aséptica del hueso: especialmente en cabeza femoral pero también en la humeral; los cambios radiológicos ocurren semanas a meses antes del inicio del dolor; produce dolor en hombro, rodilla, pierna, con limitación funcional de la extremidad afectada. Más frecuente en usuarios crónicos de corticoides y en la enfermedad de Hodgkin. —Por tratamiento con radioterapia: Pueden presentarse mientras dura el tratamiento (relacionado a procesos reactivos provocados por la radiación; se inicia al cabo de algunas sesiones, aumenta de intensidad y posteriormente disminuye) o al cabo de un tiempo como consecuencia de los procesos degenerativos y fibróticos provocados por la radioterapia. Su aparición, intensidad y duración no sólo depende de la irradiación sino también de factores individuales, características del órgano irradiado y tratamientos precedentes, especialmente quimioterapia. • La fibrosis de plexo braquial: producida por alteración del tejido conectivo circundante 199 Plan Nacional para la Enseñanza y Formación en Técnicas y Tratamiento del Dolor 200 y/o a lesión nerviosa secundaria. Aparece de 6-20 años después de la irradiación, y presenta dificultades diagnósticas con recurrencia tumoral; se caracteriza por parestesia en mano y dolor en brazo, usualmente en distribución C5-C6, con pérdida de fuerza que se inicia proximalmente (la recurrencia tumoral usualmente tiene una distribución C8-T1 y la debilidad motora es más distal que proximal). Puede asociarse a linfedema, dermatitis y engrosamiento cutáneo supraclavicular y axilar. • La mielopatía: el dolor que puede localizarse en el área de la lesión medular o ser referido, con disestesia por debajo del nivel de la lesión; es un síntoma precoz en el 15% de los pacientes. Suele asociarse un síndrome de Brown-Sequard con paresia motora ipsolateral y pérdida de sensibilidad contralateral, la cual puede progresar a una mielopatía transversa completa. • La fibrosis del plexo lumbar: plantea el mismo problema de diagnóstico diferencial con la recidiva tumoral; la historia previa de radioterapia, los cambios tróficos en la piel, linfedema y/o necrosis de hueso puede orientar el diagnóstico. El dolor ocurre tardíamente a los cambios sensoriales y motores en la pierna. Dentro del dolor no relacionado con el cáncer y su tratamiento, la neuralgia postherpética, se manifiesta en una proporción del 18%. Suele aparecer en el área de la patología tumoral o en un área previamente irradiada. Se describe como un dolor disestésico, continuo, quemante y lacerante. —Por causas no relacionadas con el cáncer: