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Gastroenteritis Gastroenteritis es el término que se aplica en general a un grupo de trastornos cuya causa son las infecciones y la aparición de síntomas como pérdida de apetito, náuseas, vómitos, diarrea moderada a intensa, retortijones y malestar en el abdomen. Junto con los líquidos corporales se pierden los electrólitos, particularmente el sodio y el potasio. Aunque se trata de un ligero contratiempo en los adultos sanos, un desequilibrio electrolítico puede provocar una deshidratación en las personas m uy enfermas y en niños y ancianos. Causas Las epidemias de diarrea en lactantes, niños y adultos son generalmente causadas por microorganismos presentes en el agua o en los alimentos contaminados habitualmente por heces infectadas. Las infecciones también se pueden transmitir de persona a persona, especialmente si alguien con diarrea no se lava bien las manos tras una evacuación. Las infecciones por un tipo de bacteria llamada Salmonella pueden adquirirse al tocar reptiles, como tortugas o iguanas, y luego llevarse los dedos a la boca. Ciertas bacterias producen toxinas que hacen que las células de la pared intestinal aumenten la secreción de agua y electrólitos. Una de estas toxinas es la responsable de la diarrea acuosa, síntoma del cólera. Otra toxina producida por una bacteria muy común, la Escherichia coli (E. coli), puede causar la diarrea del viajero y algunos brotes de diarrea en los servicios hospitalarios de pediatría. Algunas bacterias, como ciertas variedades de E. coli, Campylobacter, Shigella y Salmonella (incluido el tipo que causa la fiebre tifoidea), invaden el revestimiento mucoso intestinal. Estas bacterias dañan las células subyacentes, provocando ligeras ulceraciones que sangran y condicionan una pérdida considerable de líquido rico en proteínas, electrólitos y agua. Además de las bacterias, ciertos virus, como el Norwalk y el Coxsackie, provocan gastroenteritis. Durante el invierno en las zonas de clima templado, los rotavirus causan la mayoría de los casos de diarrea lo suficientemente graves como para que los lactantes y niños de 2 a 4 años tengan que ser hospitalizados. Además del estómago y del intestino, las infecciones por enterovirus y adenovirus también pueden afectar a los pulmones. Ciertos parásitos intestinales, particularmente la Giardia lamblia, invaden o se adhieren al revestimiento intestinal y causan náuseas, vómitos, diarrea y un estado de malestar general. La enfermedad resultante, llamada giardiasis, es más común en climas fríos. Si la enfermedad se hace persistente (crónica), puede impedir que el organismo absorba nutrientes, que genera un trastorno llamado síndrome de malabsorción. Otro parásito intestinal, denominado Cryptosporidium, provoca diarrea acuosa que a veces se acompaña de retortijones abdominales, náuseas y vómitos. En personas sanas, la enfermedad es generalmente leve, pero en los inmunodeprimidos, la infección puede ser grave o incluso mortal. Tanto la Giardia como el Cryptosporidium se adquieren básicamente al beber agua contaminada. La gastroenteritis puede ser consecuencia de la ingestión de toxinas químicas presentes en los mariscos, en plantas como las setas y las patatas (papas) o en alimentos contaminados. La intolerancia a la lactosa (incapacidad para digerir y absorber el azúcar de la leche) también puede causar gastroenteritis. Los síntomas, que a menudo ocurren tras ingerir leche, son a veces interpretados erróneamente como una alergia a la leche. La ingesta accidental de metales pesados como arsénico, plomo, mercurio o cadmio, con el agua o los alimentos, puede provocar repentinamente náuseas, vómitos y diarrea. Muchos fármacos, incluidos los antibióticos, ocasionalmente provocan retortijones abdominales y diarrea. Síntomas El tipo y la gravedad de los síntomas dependen del tipo y de la cantidad de la toxina o del microorganismo ingerido. También varían de acuerdo a la resistencia de la persona a la enfermedad. Los síntomas a menudo comienzan súbitamente (a veces de forma llamativa) con pérdida de apetito, náuseas o vómitos. Pueden presentarse murmullos intestinales audibles, retortijones y diarrea con o sin presencia de sangre y moco. Las asas intestinales pueden dilatarse con el gas y causar dolor. La persona puede tener fiebre, sentirse decaída, sufrir dolores musculares y notar cansancio extremo. Los vómitos intensos y la diarrea pueden conducir a una marcada deshidratación y a una intensa hipotensión (disminución de la presión arterial). Tanto los vómitos excesivos como la diarrea pueden causar una grave pérdida de potasio, que se traduce en bajos valores sanguíneos de éste (hipopotasemia). También bajan los valores de sodio (hiponatremia), particularmente si la persona repone el volumen perdido bebiendo sólo líquidos que contengan poca sal (como el agua y el té). Todos estos desequilibrios son potencialmente graves. Diagnóstico El diagnóstico de gastroenteritis es generalmente obvio a partir de la sintomatología, pero no así su causa. En ocasiones, otros miembros de la familia o compañeros de trabajo han estado recientemente enfermos con síntomas similares. Otras veces, la persona puede relacionar la enfermedad con alimentos inadecuadamente cocinados, en mal estado o contaminados, como la mayonesa que ha permanecido mucho tiempo fuera del frigorífico o los mariscos crudos. Los viajes recientes, especialmente a ciertos países, pueden asimismo aportar datos para el diagnóstico. Si los síntomas son intensos o duran más de 48 horas, pueden examinarse muestras de las heces buscando la presencia de glóbulos blancos y de bacterias, virus o parásitos. También puede ayudar a identificar la causa el análisis de los vómitos, los alimentos o la sangre. Si los síntomas persisten más de algunos días, el médico puede tener que examinar el intestino grueso con un colonoscopio (tubo flexible de visualización) para descartar una colitis ulcerosa o una disentería amebiana (amebiasis). Tratamiento Habitualmente, el único tratamiento necesario para la gastroenteritis es la ingestión de líquidos adecuados. Incluso una persona que esté vomitando debe tomar pequeños sorbos de líquido para corregir la deshidratación, lo que a su vez puede ayudar a que cesen los vómitos. Si éstos se prolongan o el individuo se deshidrata gravemente, puede ser necesario administrar los líquidos por vía intravenosa. Dado que los niños se deshidratan con mayor facilidad, ellos deben recibir líquidos con un balance apropiado de sales y azúcares. Cualquiera de las soluciones de rehidratación disponibles comercialmente es satisfactoria. Sin embargo, no son apropiados para los niños con diarrea los líquidos que generalmente se administran, como las bebidas carbonatadas, el té, las bebidas consumidas por deportistas y los zumos de frutas. Si los vómitos son intensos, el médico puede administrar una inyección o prescribir supositorios. A medida que los síntomas mejoran, el paciente puede añadir gradualmente a la dieta comidas blandas como cereales cocinados, plátanos, arroz, compota de manzana y pan tostado. Si la modificación de la dieta no corta la diarrea después de 12 a 24 horas y si no hay sangre en las heces que indique una infección bacteriana más importante, pueden administrarse fármacos como difenoxilato, loperamida o subsalicilato de bismuto. Como los antibióticos pueden causar diarrea y favorecer el crecimiento de organismos resistentes a los mismos, raramente resulta apropiado su uso, aun en el caso de que una bacteria conocida esté produciendo la gastroenteritis. Sin embargo, los antibióticos se pueden usar cuando los causantes son ciertas bacterias como el Campylobacter, la Shigella y el Vibrio colerae. Resección del intestino grueso - Colectomia Es la cirugía para extirpar todo o parte del intestino grueso y también se denomina colectomía. La extirpación de todo el colon se denomina proctocolectomía. El intestino grueso también se denomina colon. La extirpación de todo el colon y el recto se denomina proctocolectomía. La extirpación de parte o de todo el colon, pero no del recto, se denomina colectomía subtotal. El intestino grueso conecta al intestino delgado con el ano. Normalmente, las heces atraviesan el intestino grueso antes de salir del cuerpo a través del ano. Descripción Una resección de colon, o colectomía, se efectúa como procedimiento intrahospitalario, con anestesia general. Las colectomías se clasifican según la parte del colon por extirpar, así como el tipo de procedimiento usado. Si va a extirparse el lado derecho del colon, el procedimiento se denomina hemicolectomía derecha, y si va a extirparse el lado izquierdo, hemicolectomía izquierda. Una colectomía transversa se efectúa cuando se extirpa la parte del colon que cruza de derecha a izquierda (colon transverso). En una resección anterior del colon sigmoide, se extirpa la parte del colon que está cerca del recto (colon sigmoide). También hay dos tipos de procedimientos de colectomía: abierta y laparoscópica. En uno u otro procedimiento, el abdomen se limpia con una solución antibacteriana para lavado quirúrgico. En procedimientos abiertos, se hace una incisión en medio del abdomen (línea media). Los diversos tipos de colectomías se efectúan entonces a través de dicha incisión. Después de extirpar la parte enferma del colon, se vuelve a conectar el intestino. La reconexión de los extremos del intestino se denomina anastomosis. Esta última puede efectuarse con puntos de sutura hechos a mano, o con grapas. En resecciones del colon laparoscópicas, los cirujanos crean cuatro o cinco aberturas pequeñas, cada una de alrededor de 1.5 cm (1/2 pulgada) de largo en el abdomen. El equipo de laparoscopia se inserta a través de las heridas, y el procedimiento se efectúa con la ayuda de un monitor de televisión. En algunos casos, una de las aberturas pequeñas se puede agrandar a 5 o 7.5 cm (2 o 3 pulgadas) para completar la colectomía. Con uno u otro procedimiento, el cirujano avanza por los tejidos abdominales hasta el segmento del colon por extirpar. Se separa de los tejidos circunvecinos (se moviliza) y se identifica el aporte sanguíneo hacia esa parte del colon. El aporte sanguíneo del segmento enfermo se separa de los vasos que riegan el resto de los segmentos del colon, y los vasos sanguíneos que riegan el segmento de intestino enfermo se ocluyen para evitar hemorragia. Se extirpa la porción enferma del colon. Los extremos del colon que permanecen por lo general vuelven a conectarse (se anastomosan). A veces no puede reconectarse el colon, y se requiere una colostomía. Pueden colocarse tubos de drenaje para permitir el drenaje de las secreciones que se acumulen. La incisión se cierra con puntos de sutura, y se colocan apósitos sobre la misma Por qué se realiza el procedimiento La resección del intestino grueso se utiliza para tratar muchas afecciones, algunas de las cuales son: Bloqueo en el intestino debido a tejido cicatricial. Cáncer de colon Enfermedad diverticular (enfermedad del intestino grueso). Otras razones para realizar una resección del intestino son: Poliposis familiar Lesiones que causan daño al intestino grueso. Intususcepción (cuando una parte del intestino se introduce dentro de otra). Pólipos (nódulos) precancerosos. Sangrado gastrointestinal intenso. Retorcimiento del intestino (vólvulo). Colitis ulcerativa Riesgos Hable con el médico acerca de estos posibles riesgos y complicaciones: Los riesgos de cualquier anestesia son: Reacciones a los medicamentos. Problemas respiratorios. Los riesgos de cualquier cirugía son: Coágulos de sangre en las piernas que pueden viajar a los pulmones. Problemas respiratorios. Ataque cardíaco o accidente cerebrovascular. Infección, incluyendo en los pulmones, las vías urinarias y el abdomen. Los riesgos de esta cirugía son: Sangrado dentro del abdomen. Protrusión de tejido a través de la incisión, llamada hernia quirúrgica. Daño a órganos cercanos en el cuerpo. Daño al uréter o a la vejiga. Problemas con la colostomía. Tejido cicatricial que se forma en el abdomen y causa bloqueo en los intestinos Los bordes del intestino que se suturan se abren (filtración anastomótica), lo cual es potencialmente mortal. Abertura de la herida (dehiscencia). Infecciones de las heridas. Después del procedimiento Permanecer en el hospital durante 3 a 7 días y es posible que deba permanecer por más tiempo si su colectomía fue una operación de emergencia. También es posible que necesite permanecer por más tiempo si le extirparon una gran cantidad del intestino delgado o si desarrolla cualquier complicación. Para el segundo o tercer día, probablemente podrá tomar líquidos claros. El médico o el personal de enfermería irán agregando lentamente líquidos más espesos y luego alimentos blandos a medida que sus intestinos empiecen a trabajar de nuevo. Pronóstico La mayoría de las personas que se someten a una resección del intestino delgado se recuperan por completo. Incluso con una colostomía, la mayoría de ellos pueden realizar la mayor parte de las actividades que estaban haciendo antes de la operación. Esto abarca la mayoría de los deportes, viajar, jardinería, excursionismo y otras actividades al aire libre, al igual que la mayoría de los tipos de trabajo. Si usted tiene una enfermedad prolongada (crónica), como cáncer, enfermedad de Crohn o colitis ulcerativa, puede necesitar tratamiento médico continuo.