Download Robert D. Ballard - iodp-capes
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
magazine Entrevista Robert D. Ballard La Tierra bajo el mar A Terra debaixo do mar" Energía Mareomotriz/Energia das marés; Projecto/Proyecto Perseus; SOCIB; Questionario para/Cuestionario a Marta Álvarez reportaje/reportagem Vista desde lo alto de la torre de perforación del JOIDES Resolution. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). Vista do alto da torre de perfuração do JOIDES Resolution. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). La Tierra bajo el mar Estudiar la historia del planeta, explorar los límites de la vida, entender los terremotos o tomar las primeras muestras del manto terrestre. Son algunos de los grandes objetivos de uno de los programas científicos más ambiciosos de la historia: el Integrated Ocean Drilling Program (IODP). A Terra debaixo do mar Estudar a história do planeta, explorar os limites da vida, entender os terremotos ou tomar as primeiras amostras do manto terrestre. São alguns dos grandes objetivos de um dos programas científicos mais ambiciosos da história: o Integrated Ocean Drilling Program (IODP). Texto: Pablo Lozano. Traducción/Tradução: SMC” Comunicação. 14 reportaje/reportagem En 1975 comenzaría la internacionalización de las perforaciones del fondo oceánico, al unirse al programa la República Federal Alemana, cultos bajo miles de metros de agua, el planeta esconde algunos de sus mayores secretos. La Tierra bajo el fondo marino es uno de los lugares más inexplorados. Su estudio promete grandes descubrimientos, pero llegar a ellos no es tarea fácil. Requiere de un esfuerzo tecnológico comparable a la exploración espacial, un reto muy complejo y costoso, que es necesario abordar desde la más estrecha colaboración internacional. En 1961 se obtuvo la primera muestra de corteza oceánica gracias a la recién desarrollada tecnología para la perforación de los fondos. A bordo del Cuss 1, un equipo de científicos norteamericano perforó hasta más de 600 metros de profundidad en el fondo marino, tras superar los 3. 600 metros de agua hasta la superficie del mar. Este proyecto, conocido como Mohole y que pretendía llegar al manto terestre, no logró su objetivo, pero las muestras obtenidas demostraron con el tiempo ser muy valiosas. El proyecto se canceló por su alto coste, pero nacía una nueva disciplina científica, llamada a revolucionar el conocimiento sobre nuestro planeta. Con menos pretensiones surgió el Deep Sea Drilling Project (DSDP). Comenzó en 1966, dirigido por el Scripps Institution of Oceanography y financiado por la National Science Fundation, con el buque Glomar Challenger como principal protagonista. Se recogieron testigos de sedimento de todos los océanos y mares del planeta. El proyecto dio lugar a importantes avances para la ciencia. Entre otros, permitió confirmar la veracidad de la teoría de la tectónica de placas y datar la corteza oceánica más antigua en unos 200 millones de años. Además, sirvió para ampliar el conocimiento sobre trampas de petróleo. En 1975 comenzaría la internacionalización de las perforaciones del fondo oceánico, al unirse al programa la República Federal Alemana, Japón, Reino Unido, la Unión Soviética y Francia. Diez años después, el Glomar Challenger sería sustituido por el JOIDES Resolution, coincidiendo con el comienzo de unnuevo programa: el Ocean Drilling Program, el primero en el que realmente se cinsiguió un importante esfuerzo de cooperación internacional y duró 18 años, hasta 2003. En ese tiempo el JOIDES llevó a cabo 110 campañas, en las que recogió más de 2.000 testigos de todas partes del mundo. O Em 1975 começaria a internacionalização das perfurações do fundo oceânico, ao se unir ao programa a República Federal Alemã, Japão, Reino Unido, a União Soviética e a França. 16 Japón, Reino Unido, la Unión Soviética y Francia. cultos abaixo de milhares de metros de água, o planeta esconde alguns de seus maiores segredos. A Terra abaixo do fundo marinho é um dos lugares mais inexplorados. Seu estudo promete grandes descobertas, mas chegar a eles não é tarefa fácil. Requer de um esforço tecnológico comparável à exploração espacial, um desafio muito complexo e caro que é necessário abordar desde a mais estreita colaboração internacional. Em 1961 obteve-se a primeira amostra do córtex oceânico graças a recém desenvolvida tecnologia para perfuração dos fundos. A bordo do Cuss 1, uma equipe de cientistas norte-americano perfurou até mais de 600 metros de profundidade no fundo marinho, depois de superar os 3. 600 metros de água até a superfície do mar. Este projeto, conhecido como Mohole e que pretendia chegar ao manto terrestre, não conseguiu seu objetivo, mas as amostras obtidas demonstraram com o tempo ser muito valiosas. O projeto foi cancelado pelo seu alto custo, mas nascia uma nova disciplina científica, que iria revolucionar o conhecimento sobre nosso planeta. Com menos pretensões surgiu o Deep Sea Drilling Project (DSDP). Começou em 1966, dirigido pelo Scripps Institution of Oceanography e financiado pela National Science Fundation, com o navio Glomar Challenger como principal protagonista. Foram recolhidos vestígios de sedimentos de todos os oceanos e mares do planeta. O projeto deu lugar a importantes avanços para a ciência. Entre outros, permitiu confirmar a veracidade da teoria da tectônica de placas e datar o córtex oceanico mais antigo em uns 200 milhões de anos. Além disso, serviu para ampliar o conhecimento sobre o petróleo. Em 1975 começaria a internacionalização das perfurações do fundo oceânico, ao se unir ao programa a República Federal Alemã, Japão, Reino Unido, a União Soviética e a França. Dez anos depois, o Glomar Challenger seria substituído pelo JOIDES Resolution, coincidindo com o começo de um novo programa: o Ocean Drilling Program, o primeiro no qual realmente se conseguiu um importante esforço de cooperação internacional e durou 18 anos, até 2003. Nesse tempo o JOIDES fez 110 campanhas, nas quais foram recolhidas mais de 2.000 vestígios de todas as partes do mundo. Em 2003, nasce o Integrated Ocean Drilling Program (IODP), a iniciativa mais ambiciosa até a data. Ao JOIDES Resolution uniu-se o navio japonês Chikyu, desenhado e O El buque perforador Vidar Viking, una de las denominadas Mission-Specific Platforms que opera ECORD (Foto: M. Jakobsson /IODP). Abajo, Los tubos se acumulan en la cubierta del Great Ship Maya, otra de las Mission-Specific Platforms que opera ECORD (Foto: ECORD/IODP). O navio perfurador Vidar Viking, uma das denominadas Mission-Specific Platforms que opera ECORD (Foto: M. Jakobsson /IODP). Abaixo, os tubos se acumulam no alojamento do Great Ship Maya, outra das Mission-Specific Platforms que opera ECORD (Foto: ECORD/IODP). 17 reportaje/reportagem El JOIDES Resolution durante la Expedición 339 en el golfo de Cádiz donde estudiaron los depósitos que forma la corriente que sale del mediterráneo (Foto: John Beck, IODP/TAMU). O JOIDES Resolution durante a Expedição 339 no golfo de Cádiz onde estudaram os depósitos que forma a corrente que sai do mediterrâneo (Foto: John Beck, IODP/TAMU). En 2003, nace el Integrated Ocean Drilling Program (IODP), la inciativa más ambiciosa hasta la fecha. Al JOIDES Resolution se unió el buque japonés Chikyu, diseñado y construido para el proyecto con un objetivo principal: retomar el sueño de atravesar la corteza terrestre y llegar por primera vez con una perforación hasta al manto. Además, otra serie de buques y plataformas de menor porte se añadieron al proyecto: las denominadas Mission-specific platforms, encargadas de las expediciones en aguas poco profundas o en zonas heladas. Hoy en día IODP lo lideran Estados Unidos, Japón y un consorcio europeo y canadiense (ECORD) compuesto por 18 países, entre los que se encuentran Portugal y España. Además colaboran otras cinco instituciones: el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China; un consorcio de países asiáticos (KIGAM) que lidera Corea del Sur; otro, compuesto por Australia y Nueva Zelanda; el Ministerio de Ciencias de la Tierra de India; y, desde hace meses, Brasil, a través de CAPES (Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior). El proyecto IODP comienza este año una nueva etapa, que terminará en el año 2023. Las tres grandes líneas de trabajo continúan siendo las mismas: la recuperación de testigos de sedimento que nos ayuden a comprender cómo era el clima en el pasado; perforar las profundidades de la corteza terrestre, e incluso el manto, para conocer la dinámica de la litosfera; y el estudio de la biosfera profunda, los microorganismo que viven a miles de metros bajo tierra y que podrían tener las claves del origen de la vida. La producción científica de este proyecto es formidable. Desde 2003, las dos revistas más prestigiosas del mundo –Science y Nature– han publicado 110 artículos con resultados de IODP. Sin embargo, aún queda mucho por descubrir. El JOIDES y el Chykiu apenas han arañado unos pocos misterios y la exploración de la Tierra bajo el mar aún tiene mucho que aportar. La selva antártica Una de las campañas que ha terminado haciéndose hueco 18 construído para o projeto com um objetivo principal: retomar o sonho de atravessar o cortéx terrestre e chegar pela primeira vez com uma perfuração até ao manto. Além disso, outra série de navios e plataformas de menor porte foram acrescidas ao projeto: as denominadas Mission-specific platforms, encarregadas das expedições em águas pouco profundas ou em zonas geladas. Hoje em dia, o IODP é liderado pelos Estados Unidos, Japão e um consórcio europeu e canadense (ECORD) composto por 18 países, entre os que se encontram Portugal e Espanha. Além deles, colaboram mais cinco instituições: o Ministério de Ciência e Tecnologia da China; um consórcio de países asiáticos (KIGAM) liderados pela Coreia do Sul; outro composto por Austrália e Nova Zelândia; o Ministério de Ciências da Terra da Índia; e, há alguns meses, o Brasil, por meio da CAPES (Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior). O projeto IODP começa neste ano uma nova etapa, que terminará no ano 2023. As três grandes linhas de trabalho continuam sendo as mesmas: a recuperação de vestígios de sedimento que nos ajudem a compreender como era o clima no passado; perfurar as profundidades do córtex terrestre, e inclusive o manto, para conhecer a dinâmica da litosfera; e o estudo da biosfera profunda, os microorganismo que vivem a milhares de metros baixo terra e que poderiam ter as chaves da origem da vida. A produção científica deste projeto é formidável. Desde 2003, as duas revistas mais prestigiosas do mundo – Science e Nature – publicaram 110 artigos com resultados do IODP. No entanto, ainda fica muito por descobrir. O JOIDES e o Chykiu mal têm arranhado uns poucos mistérios e a ex- F. Javier Hernández-Molina, corresponsable de la Expedición 339, muestra a sus colegas, sobre un perfil sísmico, los depósitos contorníticos que forma la corriente mediterránea (Foto: Lucas Lourens / IODP). F. Javier Hernández-Molina, co-responsável da Expedição 339, mostra a seus colegas, sobre um perfil sísmico, os depósitos contorníticos que forma a corrente mediterrânea (Foto: Lucas Lourens / IODP). PIES DE FOTO DE ARRIBA A ABAJO Y DE DERECHA A IZQUIERDA: 1. El JOIDES Resolution en Ponta Delgada, Azores, durante la Expedición 339. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 2. Estefanía Llave, investigadora del Instituto Geológico y Minero Español (IGME) y Trevor Williams, de la Universidad de Columbia, miden las propiedades físicas de los testigos. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 3. Hasta cinco técnicos transportan un testigo de 20 metros de la cubierta al laboratorio (Foto: John Beck, IODP/TAMU) 4. Naohisa Nishida, sedimentólogo del Instituto Geológico de Japón y Cristina Roque del instituto Geológico y Minero de Portugal, discuten sobre la litología de un core extraído en Portugal (Foto: Lucas Lourens /IODP). 5. La popa del JOIDES Resolution (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 6. Helder Pereira explica en directo a través de internet como se almacenan los testigos de sedimento a bordo del JOIDES. (Foto: John Beck, IODP / TAMU). LEGENDA DE CIMA PARA BAIXO E DA DIREITA PARA ESQUERDA: 1. O JOIDES Resolution em Ponta Delgada, Azores, durante a Expedição 339. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 2. Estefanía Llave, pesquisadora do Instituto Geológico y Minero Español (IGME) e Trevor Williams, da Universidad de Columbia, medem as propriedades físicas dos vetígios. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 3. Até cinco técnicos transportam um vestígio de 20 metros do alojamento ao laboratório (Foto: John Beck, IODP/TAMU) 4. Naohisa Nishida, sedimentólogo do Instituto Geológico do Japão e Cristina Roque do instituto Geológico e Minero de Portugal, discutem sobre a litologia de um core extraído em Portugal (Foto: Lucas Lourens /IODP). 5. A popa do JOIDES Resolution (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 6. Helder Pereira explica ao vivo pela internet como são armazenados os vestígios de sedimento a bordo do JOIDES. (Foto: John Beck, IODP / TAMU). 19 reportaje/reportagem DE ARRIBA A ABAJO 1. Un iceberg durante el tránsito a la Antártida para perforar en la Expedición 318 (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 2. Un técnico repara la broca del core. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 3. Travis Hayden, investigador de la Universidad de Michigan, analiza las propiedades físicas de un testigo a bordo del JOIDES durante la campaña antártica. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 20 DE CIMA PARA BAIXO : 1. Um iceberg durante o percurso para Antártida para perfurar na Expedição 318 (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 2. Um técnico repara a broca do core. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 3. Travis Hayden, pesquisador da Universidad de Michigan, analisa as propriedades físicas de um vestígio a bordo do JOIDES durante a missão antártica. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). en Nature, además de en otras revistas, fue liderada por científicos españoles. Su responsable fue Carlota Escutia, investigadora del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC), que además es la delegada de España y presidenta del Comité Científico de ECORD. Tuvo lugar frente a la costa oriental de la Antártida, uno de los sitios más remotos del planeta, donde apenas existen bases científicas. Hasta allí se desplazó el equipo de 30 investigadores, a bordo del JOIDES Resolution, con el objetivo de obtener un registro de al menos 34 millones de años, fecha en la que estiman los expertos que se formaron los hielos en la Antártida, dejando atrás la época en que la selva dominaba el hoy día continente helado. Esta campaña, la Expedición 318, duró dos meses y en ese tiempo llegaron a perforar un registro de 1.400 metros de subsuelo marino a 4.000 metros de profundidad. El proceso es largo y muy delicado. Los científicos se organizan en turnos de 12 horas y el trabajo en el barco no cesa ni un segundo. Desde la torre de perforación del JOIDES, de unos 50 metros de alto, comienzan a largar el tubo de perforación, o sarta, con su broca lista para abrir camino en el subsuelo. Antes –en este caso– tiene que atravesar 4.000 metros de agua y desde el buque se va insertando una tras otra barra a medida que el tubo de perforación se sumerge. Una vez que la broca se encuentra a escasos centímetros del fondo, se introduce un segundo tubo a través de la sarta y, cuando éste se encuentra sobre el fondo, se entierra en décimas de segundo gracias a la presión hidrostática del agua que se introduce desde el barco. De esta forma se obtienen los primeros 20 metros de sedimento, que de inmediato son devueltos a la superficie, donde los científicos comienzan su análisis. Mientras, el tubo contenedor del testigo de sedimento vuelve al fondo, la broca perforara los primeros 20 metros ya muestreados y el proceso comienza de nuevo. Poco a poco, los científicos recuperan pedacitos de historia de nuestro planeta. En un primer momento fotografían, clasifican y etiquetan los testigos, que más tarde analizaran al detalle. Su composición geoquímica y sus fósiles esconden información sobre cómo era el clima en el pasado: la composición química de la atmósfera, su temperatura, el nivel del mar, etc. Durante la expedición antártica los científicos buscan cambios en el pasado similares al que estamos viviendo en la actualidad. El objetivo es encontrar señales del escenario al que se llega tras unas concentraciones de CO2 atmosférico como las que tenemos en la actualidad y cómo las ploração da Terra abaixo do mar ainda tem muito que contribuir. A selva antártica Uma das missões que terminaram por fazer eco na Nature, e em outras revistas, foi liderada por cientistas espanhóis. Seu responsável foi Carlota Escutia, pesquisadora do Instituto Andaluz de Ciências da Terra (CSIC), que também é a delegada da Espanha e presidenta do Comitê Científico de ECORD. Teve lugar na frente da costa oriental da Antártida, um dos lugares mais remotos do planeta, onde mal existem bases científicas. Foram deslocados ao local a equipe de 30 pesquisadores, a bordo do JOIDES Resolution, com o objetivo de obter um registro de ao menos 34 milhões de anos, data na qual, estimam os experientes, se formaram os gelos na Antártida deixando para trás a época em que a selva dominava o hoje em dia continente gelado. Esta campanha, a Expedição 318, durou dois meses e nesse tempo chegaram a perfurar um registro de 1.400 metros de subsolo marinho a 4.000 metros de profundidade. O processo é longo e muito delicado. Os cientistas se organizaram em turnos de 12 horas e o trabalho no barco não cessa nem por um segundo. Da torre de perfuração do JOIDES, de uns 50 metros de altura, começam a soltar o cano de perfuração, ou “sarta”, com sua broca pronta para abrir caminho no subsolo. Antes – neste caso – tem que atravessar 4.000 metros de água e do navio vai se inserindo uma depois de outra barra à medida que o cano de perfuração submerge. Uma vez que a broca se encontra a centímetros do fundo, é introduzido um segundo cano através da “sarta” e, quando este se encontra sobre o fundo, é enterrado em décimos de segundo graças à pressão hidrostática da água que é introduzida a partir do barco. Desta forma são obtidos os primeiros 20 metros de sedimento, que de imediato são devolvidos à superfície, onde os cientistas começam sua análise. Enquanto o cano contentor do controle de sedimento volta ao fundo, a broca perfura os primeiros 20 metros já analisado e o processo começa de novo. Pouco a pouco, os cientistas recuperam pequenos pedaços da história do nosso planeta. Em um primeiro momento fotografam, classificam e etiquetam os vestígios, que mais tarde serão analisados com mais detalhe. Sua composição geoquímica e seus fósseis escondem informação sobre como era o clima no passado: a composição química da atmosfera, sua temperatura, o nível do mar, etc. Durante a expedição antártica os cientistas buscam mudanças no passado similares ao que estamos vivendo na atualidade. O objetivo é encontrar sinais do cenário ao que se chega depois de concentrações de CO2 atmosférico como as que temos na atualidade e como as que nos esperam em um futuro próximo. Os cientistas não só recuperaram registros da época em que se formaram os gelos na Antártida, faz 34 milhões de anos, senão de muito antes. A DE ARRIBA A ABAJO Y DE DERECHA A IZQUIERDA: La cubierta del JOIDES completamente nevada durante la Expedición 338 en aguas antárticas. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). Tránsito entre icebergs al final de la expedición (Foto: John Beck, IODP/TAMU). DE CIMA PARA BAIXO E DA DIREITA PARA ESQUERDA: O alojamento do JOIDES com neve durante a Expedição 338 nas águas antárticas. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). Trânsito entre icebergs no final da expedição (Foto: John Beck, IODP/TAMU). que nos esperan en un futuro próximo. Los científicos no solo recuperaron registros de la época en que se formaron los hielos en la Antártida, hace 34 millones de años, sino de mucho antes. El equipo liderado por Carlota Escutia encontró polen de palmeras y baobabs en sedimentos de hace 50 millones de años, lo que ha confirmado la presencia de bosques tropicales en la Antártida durante el Eoceno inferior. Estos primeros resultados los publicaba Nature este verano. En las próximas semanas verá la luz otro artículo con datos de la expedición, y los científicos ya se ocupan de nuevos trabajos, que apuntan a la existencia de un casquete de hielos en la Antártida oriental muy dinámico, que responde rápidamente a los cambios climáticos, lo contrario de lo que se creía hasta ahora. Estas conclusiones serán de gran relevancia para los modelos sobre cambio del nivel del mar en un futuro. Las huellas de las corrientes marinas También enmarcada en el estudio del paleoclima estuvo la Expedición 339, la única que hasta la fecha se ha desarrollado en aguas atlánticas de la Península Ibérica. El océano profundo está lejos de ser estático. La circulación oceánica en los fondos marinos llega a ser muy energética en ciertas zonas del planeta, y el estrecho de Gibraltar es, sin duda, uno de estos lugares. Una poderosa cascada de agua mediterránea descarga su caudal en el atlántico, horadando canales y generando importantes acumulaciones de fango. Durante millones de años, dicha masa de agua ha dado lugar a depósitos de sedimentos que caracterizan la velocidad y caudal del agua mediterránea que sale al Atlántico, lo que, a su vez, puede indicar cómo era el clima en ese momento o cómo era la tectónica de la zona. Durante ocho semanas, un equipo internacional compuesto por 35 científicos de 14 países, liderados por los investigadores Dorrik Stow de la Universidad Heriot-Watt del Reino Unido, y F. Javier Hernández-Molina, de la Universidad de Vigo, llevó a cabo la Expedición 339 del programa IODP. A bordo del JOIDES Resolution, los científicos obtuvieron las primeras muestras de los depósitos que, a lo largo de 5,3 millones de años, la corriente mediterránea ha acumulado en su salida al Atlántico. Casi seis kilómetros de sedimentos sacados de la perforación de siete puntos representativos de la zona de influencia del agua profunda del Mediterráneo, y también de otras corrientes. Pese a no haber ningún resultado publicado hasta la fecha –solo hace un año del fin de la expedición–, los investigadores ya apuntan algunas conclusiones. Los científicos han encontrado evidencias del dinamismo de la confluencia de las placas tectónicas africana y europea, responsable de constantes subidas y bajadas de las estructuras claves equipe liderada por Carlota Escutia encontrou pólen de palmeiras e baobás em vestígios de 50 milhões de anos, o que confirma a presença de bosques tropicais na Antártida durante o Eoceno inferior. Estes primeiros resultados foram publicados pela Nature neste verão. Nas próximas semanas verá a luz outro artigo com dados da expedição, e os cientistas já se ocupam de novos trabalhos, que apontam à existência de uma calota polar na Antártida oriental muita dinâmica, que responde rapidamente às mudanças climáticas, o contrário do que se acreditava até agora. Estas conclusões serão de grande relevância para os modelos sobre mudança do nível do mar no futuro. As pegadas das correntes marinhas Também enquadrada no estudo do paleoclima esteve a Expedição 339, a única que até a data se desenvolveu em águas atlânticas da Península Ibérica. O oceano profundo está longe de ser estático. A circulação oceânica nos fundos marinhos chega a ser muito energética em certas zonas do planeta, e o estreito de Gibraltar é, sem dúvida, um destes lugares. Uma poderosa cascata de água mediterrânea descarrega seu volume no atlântico, furando canais e gerando importantes agregados de lodo. Durante milhões de anos, dita massa de água tem dado lugar a depósitos de sedimentos que caracterizam a velocidade e o volume que a água mediterrânea sai para o Atlântico, o que, por sua vez, pode indicar como era o clima em determinado momento ou como era a tectônica da zona. Durante oito semanas, uma equipe internacional composto por 35 cientistas de 14 países, liderados pelos pesquisadores Dorrik Stow da Universidade Heriot-Watt do Reino Unido, e F. Javier Hernández-Molina, da Universidade de Vigo, desenvolveu a Expedição 339 do programa IODP. A bordo do JOIDES Resolution, os cientistas obtiveram as primeiras amostras dos depósitos que, ao longo de 5,3 milhões de anos, a corrente mediterrânea tem acumulado em sua saída ao Atlântico. Quase seis quilômetros de sedimentos tirados da perfuração de sete pontos representativos da zona de influência da água profunda do Mediterrâneo, e também de outras correntes. Apesar de não ter nenhum resultado publicado até a data – só faz um ano do fim da expedição –, os pesquisadores já apontam algumas conclusões. Os cientistas encontraram evidências do dinamismo da confluência das placas tectônicas africana e européia, responsável por constantes subidas e descensos das estruturas finques dentro e ao redor do Estreito. Ao longo da história, esta confluência tem produzido fortes terremotos e tsunamis, o que tem gerado importantes fluxos de transporte em massa de areias ao mar profundo. Em quatro dos sete pontos de perfuração há uma parte importante do registro geológico que desa- 23 reportaje/reportagem dentro y alrededor del Estrecho. A lo largo de la historia, esta confluencia ha producido fuertes terremotos y tsunamis, que han generado importantes flujos de transporte en masa de arenas al mar profundo. En cuatro de los siete puntos de perforación hay una parte importante del registro geológico que ha desaparecido, lo que evidencia la intensidad que alcanzó la corriente mediterránea en ciertas épocas. “Hemos podido entender cómo el estrecho de Gibraltar actuó primeramente como una barrera y luego como pasillo oceánico en los últimos 6 millones de años”, explica Javier Hernández-Molina. “Ahora tenemos un mejor conocimiento de la poderosa circulación de la Corriente de Salida Mediterránea (Mediterranean Outflow) a través del Estrecho y su influencia en el golfo de Cádiz y Oeste de Portugal”. La primera perforación se realizó en el margen Oeste de Portugal, a 3.500 metros de profundidad, donde no circula la corriente profunda mediterránea sino la noratlántica profunda, que se forma en el Ártico. De aquí se obtuvo el registro sedimentario más completo de los cambios climáticos acontecidos en la historia de la Tierra durante el último millón y medio de años. Estas muestras cubren al menos cuatro de las glaciaciones más importantes y proporcionan un nuevo archivo para comparar con los registros de hielo de Groenlandia y la Antártida, así como con los existentes en tierra firme. El segundo registro se obtuvo en el golfo de Cádiz, esta vez sí, dentro de la zona de influencia de la corriente mediterránea que circula entre los 400 y los 1.500 metros. Se extrajo de un enrome depósito contornítico, nombre que reciben las acumulaciones de sedimentos que generan las corrientes profundas a su paso. Los científicos se llevaron una grata sorpresa al encontrar aquí exactamente la misma secuencia climática que en el registro obtenido en Portugal. 24 Abajo, Vista aérea del JOIDES en la que se aprecian sus 140 metros de eslora. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). A la derecha: Los técnicos lanzan 20 nuevos metros de tubería para continuar con la perforación. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). Abaixo, Vista aérea do JOIDES na qual pode-se apreciar seus 140 metros de comprimento. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). À direita: Os técnicos lançam 20 novos metros de tubulações para continuar com a perfuração. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). pareceu, o que evidencia a intensidade que atingiu a corrente mediterrânea em certas épocas. "Podemos entender como o estreito de Gibraltar atuou primeiramente como uma barreira e depois como corredor oceânico nos últimos 6 milhões de anos", explica Javier Hernández-Molina. "Agora temos um melhor conhecimento da poderosa circulação da Corrente de Saída Mediterrânea (Mediterranean Outflow) através do Estreito e sua influência em o golfo de Cádiz e Oeste de Portugal". A primeira perfuração foi realizada na margem Oeste de Portugal, a 3.500 metros de profundidade, onde não circula a corrente profunda mediterrânea, mas a noratlântica profunda, que se forma no Ártico. Daqui foi obtido o registro sedimentário mais completo das mudanças climáticas acontecidas na história da Terra durante o último milhão e médio de anos. Estas amostras cobrem ao menos quatro das glaciações mais importantes e proporcionam um novo arquivo para comparar com os registros de gelo da Groelândia e a Antártida, bem como com os existentes em terra firme. O segundo registro foi obtido no golfo de Cádiz, desta vez sim, dentro da zona de influência da corrente mediterrânea que circula entre os 400 e os 1.500 metros. Foi extraido de um enorme depósito contornítico, nome que recebem os agregados de sedimentos que geram as correntes profundas a seu passo. Os cientistas tiveram uma grata surpresa ao encontrar aqui exatamente a mesma seqüência climática que no registro obtido em Portugal. “Pudemos observar que a informação climática que dava em uma e outra sondagem era exatamente a mesma, apesar de terem sido afetados por correntes de diferente procedência, o que demonstra a forte relação entre a formação das massas de água profunda e o clima”, explica HernándezMolina. DE ARRIBA A ABAJO Y DE DERECHA A IZQUIERDA: 1. Investigadores de la Texas A&M University extraen el sedimento de un testigo recién recuperado en aguas de Costa Rica. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 2. Steffen Kutterolf, de la Universidad de Kiel, y Cristina Millan, de la Universidad de Ohio State, inspeccionan un testigo de roca extraída en Costa Rica (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 3. Los científicos discuten sobre las muestras recién recogidas en el laboratorio del JOIDES. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 4. Una hoja fosilizada justo en el final de un core recuperado del fondo marino de Costa Rica. (Foto: Arito Sakaguchi, IODP/TAMU). 5. El JOIDES Resolution durante la Expedición 344 en Costa Rica. (Foto: Arito Sakaguchi & IODP/TAMU). 6. Los científicos y técnicos sumergen el embudo de caída libre, que permite continuar una perforación en un agujero preexistente. (Foto: Arito Sakaguchi & IODP/TAMU). 26 DE CIMA PARA BAIXO E DA DIREITA PARA A ESQUERDA: 1. Pesquisadores da Texas A&M University extraem o sedimento de um vestígio recém recuperado nas águas da Costa Rica. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 2. Steffen Kutterolf, da Universidad de Kiel, e Cristina Millan, da Universidad de Ohio State, inspecionam um vestígio de rocha extraída na Costa Rica (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 3. Os cientistas discutem sobre as amostras recém recolhidas no laboratório do JOIDES. (Foto: John Beck, IODP/TAMU). 4. Uma folha fossilizada justo no final de um core recuperado do fundo marinho de Costa Rica. (Foto: Arito Sakaguchi, IODP/TAMU). 5. O JOIDES Resolution durante a Expedição 344 na Costa Rica. (Foto: Arito Sakaguchi & IODP/TAMU). 6. Os cientistas e técnicos submergem o funil em queda livre, que permite continuar uma perfuração em um buraco preexistente. (Foto: Arito Sakaguchi & IODP/TAMU). À esquerda, funil em queda livre que permite continuar uma perfuração em um buraco preexistente. À direita um técnico repara uma seção de tubos antes de ser lançado ao fundo. (Fotos: John Beck, IODP/TAMU). A la izquierda el embudo de caída libre que permite continuar la perforación en un agujero preexistente. A la derecha un técnico repara un tramo de tubería antes de ser lanzado al fondo. (Fotos: John Beck, IODP/TAMU). “Pudimos observar que la información climática que daba uno y otro sondeo era exactamente la misma, pese a haber estado afectados por corrientes de diferente procedencia, lo que demuestra la fuerte relación entre la formación de las masas de agua profunda y el clima”, explica Hernández-Molina. Sin embargo queda mucho por analizar. El trabajo es largo y tedioso, son muchos los científicos implicados y muchas las variables que estudiar: magnetismo, fósiles, mineralogía, granulometría, etcétera. Hernández-Molina, junto a Stow, se encarga de estudiar los sedimentos arenosos. Los científicos descubrieron impresionantes acumulaciones de estos depósitos en tres escenarios diferentes: como relleno de canales, como potentes capas dentro de los depósitos de fango, y como una única lámina que llega a extenderse casi 100 kilómetros desde la salida del estrecho de Gibraltar. Todo ello es una muestra de la gran intensidad, alta velocidad y larga duración de las corrientes de fondo mediterráneas. Además, este hallazgo puede significar un giro en las futuras exploraciones de gas y petróleo en otros fondos marinos. “La profundidad, el espesor, la extensión y propiedades de estas arenas, las dota de unas condiciones ideales para que los hidrocarburos queden almacenados”, explica Stow. “No hemos encontrado gas ni petróleo”, aclara Hernández-Molina. “El descubrimiento es conceptual, ya que depósitos de este tipo, que apenas se han estudiado y que son muy frecuentes en medios profundos, podrían albergar hidrocarburos. Por tanto, saber cómo se generan, por qué y dónde podría ser interesante”. El estudio del paleoclima es quizás el trabajo más tedioso dentro de la expedición. Hay que separar con una lupa los microfósiles de cientos de metros de sedimentos, para luego determinar las especies, realizar los pertinentes estudios isotópicos para datarlos y conocer las características del agua en que vivieron, etc. De ello se está encargando, entre otros investigadores, Antje Voelker, investigadora del Instituto Portugues do Mar e da Atmosfera (IPMA) y representante de Portugal en ECORD. “Todavía nos quedan dos o tres años de trabajo con los datos de esta expedición. Nos encontramos en una fase inicial del análisis, aunque ya hemos podido comprobar, por ejemplo, que los sedimentos contorníticos que forma la corriente mediterránea a su salida del estrecho de Gibraltar empezaron a formarse en el Plioceno, hace unos 4,5 millones de años”, comenta Voelker. El ciclo del carbono bajo tierra La exploración de hidrocarburos, aunque no ha sido un objetivo prioritario ni directo del programa IODP, no ha dejado de estar presente en varias expediciones. El pasado verano, del 26 de julio al 26 de septiembre, el bu- No entanto fica muito por analisar. O trabalho é longo, são muitos os cientistas implicados e muitas as variáveis que estudar: magnetismo, fósseis, mineria, granulometria, etc. Hernández- Molina, junto a Stow, se encarregaram de estudar os sedimentos arenosos. Os cientistas descobriram impressionantes agregados destes depósitos em três ambientes diferentes: como recheado de canais, como potentes camadas dentro dos depósitos de lodo, e como uma única lâmina que chega a se estender quase 100 quilômetros desde a saída do estreito de Gibraltar. Tudo isso é uma mostra da grande intensidade, alta velocidade e longa duração das correntes de fundo mediterrâneas. Além disso, este achado pode significar um alento nas futuras explorações de gás e petróleo em outros fundos marinhos. "A profundidade, a espessura, a extensão e propriedades destas areias, dota-as de umas condições ideais para que os hidrocarbonetos fiquem armazenados", explica Stow. “Não encontramos gás nem petróleo”, aclara Hernández-Molina. “A descoberta é conceitual, já que depósitos deste tipo, que mal foram estudados e que são muito freqüentes em meios profundos, poderiam abrigar hidrocarbonetos. Portanto, saber como se geram, por que e onde poderia ser interessante”. O estudo do paleoclima é talvez o trabalho mais tedioso dentro da expedição. Há que separar com uma lupa os microfósseis de centenas de metros de sedimentos, para depois determinar as espécies, realizar os apropriados estudos isotópicos para os datar e conhecer as características da água em que viveram e etc. Disso se está encarregando, entre outros pesquisadores, Antje Voelker, pesquisadora do Instituto Português do Mar e da Atmosfera (IPMA) e representante de Portugal no ECORD. “Ainda nos ficam dois ou três anos de trabalho com os dados desta expedição. Nos encontramos em uma fase inicial da análise, ainda que já comprovamos, por exemplo, que os sedimentos contorníticos que forma a corrente mediterrânea na sua saída do estreito de Gibraltar começaram a se formar no Plioceno, há uns 4,5 milhões de anos”, comenta Voelker. O ciclo do carbono embaixo da terra A exploração de hidrocarbonetos, ainda que não tenha sido um objetivo prioritário nem direto do programa 27 que japonés Chikyu llevó a cabo una de las expediciones más esperadas, la 337. Su objetivo era tomar muestras de uno de los sistemas más desconocidos del planeta; el lugar donde la presión, la anoxia y grandes cantidades de materia orgánica propician la formación de hidrocarburos a más de 2.000 metros bajo el fondo del océano. El Chikyu es el barco perforador más moderno del mundo. Fue botado en 2002 y supuso una inversión de más de 600 millones de euros. Tiene capacidad para perforar hasta 7.000 metros de roca, profundidad que irá alcanzando poco a poco con el transcurrir de las misiones. Prácticamente en cada una de ellas se bate un nuevo récord y el último fue en esta expedición 337, en la que se alcanzaron los 2.466 metros. La campaña, liderada por Fumio Inagaki, del Kochi Institute for Core Sample Research (JAMSTEC), y Kai-Uwe Hinrichs, de la Universidad de Bremen, no solo es de interés para el estudio de los recursos energéticos. También para la comprensión del clima en el pasado y para conocer la actividad biológica subterránea que es protagonista en el ciclo del carbono bajo el fondo oceánico. La expedición tuvo lugar en la península de Shimokita, al noreste de Japón. Una zona ubicada en una gran cuenca sedimentaria formada por la subducción de la placa del Pacífico. Aquí se acumulan sedimentos jóvenes, sometidos a importantes presiones y temperaturas, lo que hace de este lugar el sitio ideal para estudiar los procesos tempranos de la formación de hidrocarburos. “Hemos llevado a cabo investigaciones de vanguardia, tanto de ciencias de la tierra como de ciencias de la vida, para evaluar la actividad de los microorganismos subterráneos que participan en la formación de los hidratos de metano y el gas natural originarios de los yacimientos de hidrocarburos bajo el lecho marino profundo”, explica Inagaki. “Para ello, analizaremos el ADN microbiano y trataremos de recuperarlos y llevarlos a cultivo, para investigar sus funciones metabólicas y procesos evolutivos”, añade. Todavía es pronto para conocer más detalles de la ex- 28 IODP, não deixa de estar presente a várias expedições. No ultimo verão europeu, de 26 de julho a 26 de setembro, o navio japonês Chikyu realizou uma das expedições mais esperadas, a 337. Seu objetivo era colher amostras de um dos sistemas mais desconhecidos do planeta; o lugar onde a pressão, a anoxia e grandes quantidades de matéria orgânica propiciam a formação de hidrocarbonetos a mais de 2.000 metros abaixo do fundo do oceano. O Chikyu é o barco perfurador mais moderno do mundo. Foi lançado em 2002 e necessitou um investimento de mais de 600 milhões de euros. Tem capacidade para perfurar até 7.000 metros de rocha, profundidade que vai atingindo pouco a pouco com o decorrer das missões. Praticamente em cada uma delas se bate um novo recorde e o último foi nesta expedição 337, no qual se atingiram os 2.466 metros. A campanha, liderada por Fumio Inagaki, do Kochi Institute for Core Sample Research (JAMSTEC), e Kai-Uwe Hinrichs, da Universidade de Bremen, não só é de interesse para o estudo dos recursos energéticos, mas também para o entendimento do clima no passado e para conhecer a atividade biológica subterrânea que é protagonista no ciclo do carbono embaixo do fundo oceânico. A expedição teve lugar em a península de Shimokita, no nordeste do Japão. Uma zona localizada em uma grande bacia sedimentar formada pela subducção da placa do Pacífico. Aqui são acumulados sedimentos jovens, submetidos a importantes pressões e temperaturas, o que faz deste lugar o lugar ideal para estudar os processos de formação dos hidrocarbonetos. “Temos desenvolvido pesquisass de vanguarda, tanto de ciências da terra como de ciências da vida, para avaliar a atividade dos microorganismos subterrâneos que participam na formação dos hidratos de metano e o gás natural originários dos depóstios de hidrocarbonetos abaixo do leito marinho profundo”, explica Inagaki. “Para isso, analisaremos o DNA microbiano e trataremos de recuperar e levar ao cultivo, para pesquisar suas funções metabólicas e processos evolutivos”, acrescenta. Ainda é cedo para DE DERECHA A IZQUIERDA. 1. Vista de la piscina desde la que se accede al fondo marino desde la cubierta del JOIDES. (Foto: William Crawford, IODP/TAMU). 2. Los técnicos del JOIDES se preparan para instalar el CORK muy cerca de la dorsal atlántica. (Foto: William Crawford, IODP/TAMU). 3. Un técnico inspecciona la broca de perforación del JOIDES. (Foto: Adam Klaus, IODP). DA DIREITA PARA ESQUERDA. 1. Vista da piscina que acessa o fundo marinho desde o alojamento do JOIDES. (Foto: William Crawford, IODP/TAMU). 2. Os técnicos do JOIDES se preparam para instalar o CORK próximos da dorsal atlântica. (Foto: William Crawford, IODP/TAMU). 3. Um técnico inspeciona a broca de perfuração do JOIDES. (Foto: Adam Klaus, IODP). pedición, que, sin duda, ocuparán muchas páginas de las principales revistas científicas en los próximos años. Vida en las profundidades El estudio de la biosfera profunda es otro gran objetivo del proyecto IODP. ¿Dónde está el límite de la vida?, ¿qué clase de microbios pueden habitar lugares tan extremos?, ¿podrían estos organismos tener las claves del origen de la vida en nuestro planeta?, ¿y en la de otros? Los científicos calculan que los microorganismos que viven en los sedimentos del océano podrían representar un tercio de la biomasa total de la tierra. Queda mucho por conocer acerca de estos ecosistemas, pero hay lugares todavía más remotos e inexplorados donde puede haber vida: la corteza rocosa bajo el océano. Tomar testigos de cientos de metros de sedimento es complicado. Perforar miles de metros de roca lo es aún más. Pero si durante ese proceso tienes que evitar la contaminación de las muestras con agua y fangos de la superficie, la dificultad se vuelve extrema. El pasado mes de noviembre terminaba la última expedición orientada al estudio de la biosfera profunda, la 336. A bordo del JOIDES Resolution, un equipo de científicos liderados por Wolfgang Bach de la Universidad de Bremen y Katrina Edwards de la Universidad de Southern California, perforó el subsuelo marino en la dorsal oceánica atlántica con el objetivo de estudiar los microorganismos que habitan estos subsuelos rocosos envueltos en flujos volcánicos, donde la vida parece imposible. Se perforaron dos agujeros. En uno se recuperaron 32 metros de roca entre los 210 y los 300 metros bajo el subsuelo; una mezcla de basalto, gabro, peridotita y flujos volcánicos. Del segundo se recuperaron 50 metros de roca entre los 70 y los 300 metros de profundidad; principalmente basalto, muy fresco y poco alterado. En ambos puntos se usó una nueva herramienta para detectar vida microbiana en el subsuelo, el Deep Exploration Biosphere Investigative tool (DEBI-t). Este instrumento es un biosensor basado en la fluorescencia, que funciona haciendo incidir un láser de 224 nanómetros conhecer mais detalhes da expedição, que, sem dúvida, ocuparão muitas páginas das principais revistas científicas em os próximos anos. Vida nas profundidades O estudo da biosfera profunda é outro grande objetivo do projeto IODP. Onde está o limite da vida? Que classe de micróbios podem habitar lugares tão extremos? Poderiam estes organismos terem as chaves da origem da vida em nosso planeta? e na de outros? Os cientistas calculam que os microorganismos que vivem nos sedimentos do oceano poderiam representar um terço da biomassa total da terra. Fica muito por conhecer a respeito destes ecossistemas, mas há lugares ainda mais remotos e inexplorados onde pode ter vida: o córtex rochoso embaixo do oceano. Conseguir vestígios de centenas de metros de sedimento é complicado. Perfurar milhares de metros de rocha é mais ainda. Mas se durante esse processo tem que evitar a contaminação das amostras com água e lodos da superfície, a dificuldade se volta extrema. No último mês de novembro terminava a última expedição orientada ao estudo da biosfera profunda, a 336. Ao bordo do JOIDES Resolution, uma equipe de cientistas liderados por Wolfgang Bach da Universidade de Bremen e Katrina Edwards da Universidade de Southern Califórnia, perfurou o subsolo marinho na dorsal oceânica atlântica com o objetivo de estudar os microorganismos que habitam estes subsolos rochosos envolvidos em fluxos vulcânicos, onde a vida parece impossível. Perfuraram-se dois buracos. Em um foram recuperados 32 metros de rocha entre os 210 e os 300 metros abaixo do subsolo; uma mistura de basalto, gabro, peridotita e fluxos vulcânicos. Do segundo foram recuperados 50 metros de rocha entre os 70 e os 300 metros de profundidade; principalmente basalto, muito fresco e pouco alterado. Em ambos pontos se usou uma nova ferramenta para detectar vida microbiana no subsolo, o Deep Exploration Biosphere Investigative tool (DEBI-t). Este instrumento é um biosensor baseado na 29 reportaje/reportagem Un doble arcoiris desde el JOIDES Resolution. (Foto: William Crawford, IODP) Um arco-iris duplo do JOIDES Resolution. (Foto: William Crawford, IODP) . en el interior del testigo antes de que este se haya recuperado del subsuelo. Si una bacteria recibe el pulso del láser emitirá una señal de fluorescencia que es registrada por el DEBI-t. No hubo suerte en esta ocasión. Pero el DEBI-t no fue la única tecnología utilizada en la expedición. También se instalaron tres observatorios del subsuelo marino, unos instrumentos capaces de monitorizar multitud de variables, que permiten estudiar la hidrología, geoquímica y microbiología de un testigo in-situ durante 10 años. Estos complejos laboratorios subterráneos se conocen como CORKs y son la mayor esperanza en cuanto al estudio de la biosfera profunda en esta zona. Dichos instrumentos monitorizarán un área entre los 90 y los 210 metros bajo el subsuelo, en una zona dominada por flujos basálticos intercalados por rocas calizas, zonas de flujos vidriosos e hialoclastitas. Un lugar poco apacible donde, sin embargo, los científicos esperan encontrar vida. El Chikyu por su parte, también busca vida en la corteza oceánica rocosa. Su última misión fue en septiembre de 2010, liderada por Michael Mottl, de la Universidad Hawái, y Ken Takai, de la Japan Agency for Marine-Earth Science and Technology. La Expedición 331, el proyecto Deep Hot Biosphere Project. Durante un mes, los científicos hicieron cinco perforaciones en el campo hidrotermal de Iheya, situado en el centro de la fosa de Okinawa, una cuenca de retroarco muy activa, entre el sistema arco-isla del sur de Japón y el continente asiático. Debido a que esta cuenca recibe grandes cantidades de sedimentos, tanto orgánicos como de origen volcánico, los sistemas hidrotermales que se forman en su interior proporcionan abundantes cantidades de hidrógeno, metano, amonio, sulfuros y otros compuestos; lo que hace pensar a los científicos que exista una gran variedad de comunidades microbiológicas a grandes profundidades. Se llegó a perforar hasta 150 metros bajo el subsuelo y no se encontró señal alguna de vida en este ambiente extremo. Sin embargo los científicos no tiran la toalla y volverán a perforar esta y otras zonas del planeta en busca de los límites de la vida. Sin embargo el tan ansiado hallazgo ya se había producido hace ocho años y no ha sido hasta este mes cuando se ha hecho público en la revista Science. Durante la Expedición 301, el JOIDES Resolution perforaba la fosa de San Juan de Fuca en la costa oeste de los Estados Unidos y obtenía la primera evidencia directa de vida en la corteza oceánica profunda. Los científicos recuperaron microbios de las profundidades de la Tierra, pero demostrar que estos viven allí, y no provienen de la superficie debido a la contaminación durante el proceso de perforación o a la percolación del agua de mar por las grietas de la corteza, no es tarea fácil. Estudiando el ADN recuperado los científicos han podido saber qué tipo de metabolismo tienen estos microbios, que es independiente del oxígeno generado en la fotosíntesis, 30 fluorescência, que funciona fazendo incidir um laser de 224 nanômetros no interior do vestigio antes de que este tenha sido recuperado do subsolo. Se uma bactéria recebe o pulso do laser, emitirá um sinal de fluorescência que é registrado pelo DEBI-t. Não teve sorte nesta ocasião. Mas o DEBI-t não foi a única tecnologia utilizada na expedição. Também foram instalados três observatórios no subsolo marinho, uns instrumentos capazes de monitorar diversas variáveis, que permitem estudar a hidrologia, geoquímica e microbiologia de um vestigio in-situ durante 10 anos. Estes complexos laboratórios subterrâneos são conhecidos como CORKs e são a maior esperança quanto ao estudo da biosfera profunda nesta zona. Ditos instrumentos vão monitorar uma área entre os 90 e os 210 metros abaixo do subsolo, em uma zona dominada por fluxos basálticos intercalados por rochas calcárias, zonas de fluxos vitreas e hialoclastitas. Um lugar onde os cientistas esperam encontrar vida. O Chikyu por sua vez, também busca vida no córtex oceânico rochoso. Sua última missão foi em setembro de 2010, liderada por Michael Mottl, da Universidade Hawai, e Ken Takai, da Japan Agency for Marine-Earth Science and Technology. A Expedição 331, o projeto Deep Hot Biosphere Project. Durante um mês, os cientistas fizeram cinco perfurações no campo hidrotermal de Iheya, situado no centro da fossa de Okinawa, uma bacia de retroarco muito ativa, entre o sistema arco-ilha do sul de Japão e o continente asiático. Como esta bacia recebe grandes quantidades de *sedimentos, tanto orgânicos como de origem vulcânico, os sistemas hidrotermais que se formam no seu interior proporcionam abundantes quantidades de hidrogênio, metano, amônio, súlfuros e outros compostos; o que faz os cientistas pensarem que exista uma grande variedade de comunidades microbiológicas a grandes profundidades. Chegou-se a perfurar até 150 metros abaixo do subsolo e não foi encontrado sinal algum de vida neste ambiente extremo. No entanto os cientistas não atiram a toalha e voltarão a perfurar esta e outras zonas do planeta em busca dos limites da vida. No entanto, realmente o tão esperado achado já se tinha acontecido há oito anos, ainda que não havia se tornado público, até este mês, quando foi publicado na revista Science. Durante a Expedição 301, o JOIDES Resolution perfurava a fossa de San Juan de Fuca, na costa oeste dos Estados Unidos, e obtinha a primeira evidência direta de vida no córtex oceânica profundo. Os cientistas recuperaram micróbios das profundidades da Terra, mas demonstrar que estes vivem ali, e provar não serem da superfície devido à contaminação durante o processo de perfuração ou à percolação da água do mar pelas rachaduras do córtex, não é tarefa fácil. Mas estudando o DNA recuperado, os cientistas têm conseguido saber que tipo de metabolismo têm estes micró- reportaje/reportagem y se basa en producto reducidos del hierro, lo que demuestra que no proceden de la superficie sino del basalto de la corteza profunda. "Existen pequeñas grietas en la corteza oceánica basáltica por las que se introduce el agua. Esta probablemente reacciona con compuestos de hierro reducido como el olivino y libera hidrógeno que utilizan los microorganismos como fuente de energía para convertir el dióxido de carbono en material orgánico", explica Mark Lever, investigador de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y autor principal del artículo de Science. "Hasta ahora, las evidencias de la vida en las profundidades de la corteza oceánica se basaban en señales químicas y en análisis texturales de las rocas, pero faltaba una prueba directa", añade Olivier Rouxel investigador del IFREMER francés y coautor del trabajo. Este hallazgo amplía las fronteras de la biosfera y podría dar pistas sobre la presencia de vida en otros planetas. Las primeras formas de vida que no dependen de la energía del sol sino de la del centro de la Tierra. Perforando los límites de placa Los terremotos, especialmente aquellos que ocurren en zonas de subducción, constituyen uno de los principales riesgos naturales del planeta. El terremoto de Sumatra y el posterior tsunami, que asoló la costa del sudeste asiático en 2004, demostró al mundo lo devastadores que pueden llegar a ser estos procesos. Por ello, con el objetivo de saber más acerca de cómo y por qué suceden los terremotos y los tsunamis, el programa IODP tiene entre sus objetivos la exploración de los límites de placas, donde se desatan estas fuerzas que hacen vibrar el planeta. En un principio fueron dos zonas las que centraron la atención de los científicos de IODP, a las que recientemente se añadió una tercera. Una es la fosa de Nankai, en la costa de Japón, donde la placa de Filipinas subduce bajo la placa Euroasiática, dando lugar a una de las zonas de mayor sismicidad del planeta. La otra se encuentra en la otra orilla del Pacífico, frente a Costa Rica, donde la placa de Cocos se hunde bajo la del Caribe. Y la tercera corresponde a la respuesta de emergencia que el proyecto dio tras el terremoto que en marzo de 2011 estuvo a punto de provocar un desastre nuclear devastador en la costa japonesa de la región de Tohoku. De abril a junio de 2012, en un tiempo récord, el Chikyu perforó 850 metros de corteza logrando muestrear la falla que generó el terremoto e instalaron un observatorio que monitoriza la temperatura de la fractura. Las otras dos zonas responden a proyectos muy planificados. NanTroSEIZE es el nombre que recibe el proyecto de perforación más complejo realizado hasta la fecha, cuyo objetivo es llegar al contacto entre dos placas tectónicas para muestrear e instalar instrumentos de medición que permitan entender las causas de los grandes terremotos. Los científicos sueñan con descubrir señales, pistas 32 DE DERECHA A IZQUIERDA: En plena noche continua la actividad en el Chikyu. Vista de la piscina donde se lanzan las tuberías al fondo marino. DA DIREITA PARA A ESQUERDA: Em plena noite continua a atividade no Chikyu. Vista da piscina onde são lançados os tubos no fundo marinho. bios, que é independente do oxigênio gerado na fotossintesis e se baseia em produtos reduzidos do ferro, o que demonstra que não procedem da superfície, senão do basalto do córtex profundo. “Existem pequenas rachaduras no córtex oceânico basáltico pelas quais a água se introduz. Esta provavelmente reage com compostos de ferro reduzido como as olivinas e liberta o hidrogênio, que utilizam os microorganismos como fonte de energia para converter o dióxido de carbono em material orgânico”, explica Mark Lever, pesquisador da Universidade de Aarhus (Dinamarca) e autor principal do artigo de Science. “Até agora, as evidências da vida nas profundidades do córtex oceânico se baseavam em sinais químicos e em análises texturais das rochas, mas faltava uma prova direta”, acrescenta Olivier Rouxel, pesquisador do IFREMER francês e co-autor do trabalho. Esta descoberta amplia as fronteiras da biosfera e poderia dar pistas sobre a presença de vida em outros planetas. Foram encontradas as primeiras formas de vida que não dependem da energia do sol, senão do centro da Terra. Perfurando os limites da placa Os terremotos, especialmente aqueles que ocorrem em zonas de subducção, constituem em um dos principais riscos naturais do planeta. O terremoto de Sumatra e o pos- DE DERECHA A IZQUIERDA: Dos técnicos preparan toda la maquinaria para la próxima perforación. Vista lateral del Chikyu. DA DIREITA PARA A ESQUERDA: Dois técnicos preparam toda a maquinaria para a próxima perfuração. Vista lateral do Chikyu. que permitan predecir con antelación cuando se desatará el próximo temblor y evitar catástrofes que pueden costar muchos miles de vidas. La tercera fase de este proyecto, que comenzó el pasado mes de octubre a bordo del Chykiu, debía de haber terminado en enero, con la perforación de 3.600 metros de la corteza terrestre. Sin embargo, una avería en los sistemas de perforación del buque obligó a suspender la expedición cuando habían alcanzado los 2.000 metros de profundidad. A día de hoy, la perforación se mantiene taponada, esperando que prosiga su camino al origen de los terremotos. Al otro lado del Pacífico está en marcha otro gran proyecto con objetivos similares: Costa Rica Seismogenesis Project. El límite de las placas de Cocos y Caribe es uno de los límites convergentes más somero del planeta y, por tanto, más accesible a la tecnología de perforación actual. Hasta la fecha se han realizado dos expediciones en la zona, las dos a bordo del JOIDES Resolution. La primera fue en marzo de 2011 y constituyó un primer acercamiento al estudio de la zona. Se perforaron los primeros metros de corteza y se estudio su composición. Dos sondeos de unos 500-800 metros de profundidad, que servirían de base para el objetivo final del proyecto: alcanzar el límite de placas a unos 6.000 metros de profundidad. La segunda fase del proyecto se desarrolló de octubre a di- terior tsunami, que assolou a costa do sudeste asiático em 2004, demonstrou ao mundo o quão devastador que pode chegar a ser estes processos. Por isso, com o objetivo de saber mais a respeito de como e por que sucedem os terremotos e os tsunamis, o programa IODP tem entre seus objetivos a exploração dos limites de placas, onde se desatam estas forças que fazem vibrar o planeta. Duas zonas tem centrado a atenção dos cientistas de IODP. Uma é a fossa de Nankai, em a costa de Japão, onde a placa de Filipinas desliza embaixo da placa Euroasiática, dando lugar a uma das zonas de maior sismicidade do planeta. A outra encontra-se na outra orla do Pacífico, em frente a Costa Rica, onde a placa de Cocos se afunda para baixo do Caraíbas. E a terceira corresponde à resposta de emergência que o projecto deu após o terramoto de Março 2011, que quase provocou um desastre nuclear devastador na costa japonesa da região de Tohoku. De abril a junho de 2012, num tempo recorde, o Chikyu perfurou 850 metros de crusta, logrando alcançar a falha que gerou o terramoto e instalando um observatório que monitoriza a temperatura da fractura. As outras duas áreas dão resposta a projectos muito bem definidos. NanTroSEIZE é o nome que recebe o projeto de perfuração mais complexo realizado até a data, cujo objetivo é chegar no contato entre duas placas tectônicas para conseguir amostras e instalar instrumentos de medida que permitam entender as causas dos grandes terremotos. Os cientistas sonham em descobrir sinais, pistas que permitam predizer antecipadamente quando se desatará o próximo tremor e evitar catástrofes que podem custar milhares de vidas. A terceira fase deste projeto, que começou no último mês de outubro a bordo do Chykiu, devia ter terminado em janeiro, com a perfuração de 3.600 metros do córtex terrestre. No entanto, uma avaria nos sistemas de perfuração do navio obrigou a suspender a expedição quando já haviam atingido os 2.000 metros de profundidade. Hoje a perfuração se mantém conectada, esperando para prosseguir seu caminho ao origem dos terremotos. Do outro lado do Pacífico está em marcha outro grande projeto com objetivos similares: Costa Rica Seismogenesis Project. O limite das placas de Cocos e Caraíbas é um dos limites convergentes mais raso do planeta e, portanto, mais acessível à tecnologia de perfuração atual. Até esta data foram realizadas duas expedições na zona, as duas a bordo do JOIDES Resolution. A primeira foi em março de 2011 e constituiu uma primeira aproximação ao estudo da zona. Foram perfurados os primeiros metros do córtex e foi estudada sua composição. Duas pesquisas de uns 500-800 metros de profundidade, que serviriam de base para o objetivo final do projeto: atingir o limite de placas a uns 6.000 metros de profundidade. A segunda fase do projeto foi desenvolvida de outubro a dezembro de 2012, durante a Expedição 344. Nela parti- 33 reportaje/reportagem ciembre de 2012, durante la Expedición 344. En ella participó Luigi Jovane, investigador del Instituto Oceanográfico de la Universidad de Sao Paulo. “Durante esta expedición, nos centramos en el estudio de los sedimentos que describen la evolución climática y tectónica del margen Pacífico, en la cuenca que se forma en la subducción de la placa. Tratamos de entender cómo se forman estos márgenes y cómo influyen en los sedimentos de la cuenca”, explica Jovane. Las dos expediciones fueron un éxito, sin embargo han quedado grandes misterios muy por debajo de donde perforó el JOIDES. No se ha llegado hasta las grandes fallas donde se originan los terremotos y este es un trabajo que solo puede hacer el Chikyu. Sin embargo, para que esta expedición se lleve a cabo, los científicos tendrán que convencer a toda la comunidad internacional involucrada en IODP de la necesidad de gastar cientos de millones de dólares en que el buque japonés cruce el Pacífico y perfore allí durante al menos un año. Esta misión la lidera Cesar Rodríguez-Ranero, investigador español de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA), que trabaja en el Instituto de Ciencias Marinas de Barcelona del Consejo Superior de Investigaciones Coentíficas (CSIC). El próximo 21 de abril tendrá que defender su proyecto en Tokio, en un congreso en el que se discutirán los objetivos de IODP para los próximos años. Rodríguez-Ranero será uno de los 12 ponentes del congreso, 12 grandes proyectos que competirán por unos recursos enormes, pero limitados. “El proyecto consiste en llegar lo más profundo que se puede con la tecnología que tenemos, que son unos 5 o 6 kilómetros. Esto coincide con la parte más superficial de la falla donde se generan los grandes terremotos de esta zona”, explica Rodríguez-Ranero. “Queremos ver que ocurre en la falla: cómo se comporta, que tipo de esfuerzos hay en ella, que fluidos la recorren… Hay muchos materiales que están siendo calentados y compactados en esta zona, lo que libera fluidos que se mueven y afectan al campo de los esfuerzos. Nuestro objetivo es entender cómo el funcionamiento de las fallas tectonicas conduce a la generación de terremotos”. Este proyecto no solo implica perforar 6.000 metros de la corteza terrestre. La idea es introducir instrumentos de medida que ofrezcan datos de las propiedades físico-químicas de la zona en tiempo real. La complejidad de estas operaciones es extrema. Algunas de estas tecnologías ya las utiliza la industria del petróleo pero la mayoría se están desarrollando en estos momentos. “Los sensores pueden tener que estar a 150 grados de temperatura y en un medio en el que los fluidos están cargados de sales y son muy corrosivos”, apunta Rodríguez-Ranero. Si todo va bien, a partir del 2016, el Chikyu pasará una larga temporada en Costa Rica, en busca del origen de los terremotos. 34 La torre de perforación del Chikyu. A torre de perfuração do Chikyu. cipou Luigi Jovane, pesquisador do Instituto Oceanográfico da Universidade de São Paulo. “Durante esta expedição, nos centramos no estudo dos sedimentos que descrevem a evolução climática e tectônica da margem Pacífica, na bacia que se forma na subducção da placa. Tratamos de entender como se formam estas margens e como influem nos sedimentos da bacia”, explica Jovane. As duas expedições foram um sucesso, no entantograndes mistérios continuam embaixo do lugar onde o JOIDES perfurou. Não se chegou até as grandes falhas onde se originam os terremotos e este é um trabalho que só pode fazer o Chikyu. No entanto, para que esta expedição continue, os cientistas terão que convencer a toda a comunidade internacional envolvida no IODP da necessidade de gastar centenas de milhões de dólares para que o navio japonês cruze o Pacífico e perfure ali durante ao menos em um ano. Esta missão é liderada por Cessar Rodríguez-Ranero, pesquisador espanhol da Institució Catalã de Recerca i Estudis Avançats (ICREA), que trabalha no Instituto de Ciências Marinhas de Barcelona do Conselho Superior de Investigações Científicas (CSIC). O próximo 21 de abril terá que defender seu projeto em Toquio, em um congresso onde vão discutir os objetivos de IODP para os próximos anos. Rodríguez-Ranero será um dos 12 palestrantes do congresso, 12 grandes projetos que competirão por recursos enormes, mas limitados. “O projeto consiste em chegar o mais profundo que se pode com a tecnologia que temos, que são uns 5 ou 6 quilômetros. Isto coincide com a parte mais superficial da falha onde se geram os grandes terremotos desta zona”, explica Rodríguez-Ranero. “Queremos ver o que ocorre na falha: como se comporta, que tipo de esforços há nela, que fluídos a percorrem… Há muitos materiais que estão sendo esquentados e compactados nesta zona, o que liberta fluídos que se movem e afetam o campo dos esforços. Nosso objetivo é entender como o funcionamento das falhas tectônicas conduz à geração de terremotos”. Este projeto não só implica perfurar 6.000 metros do córtex terrestre. A ideia é introduzir instrumentos de medida que ofereçam dados das propriedades físico-químicas da zona em tempo real. A complexidade destas operações é extrema. Algumas destas tecnologias já são utilizadas pela indústria do petróleo, mas a maioria está sendo desenvolvida nestes momentos. “Os sensores podem ter que estar a 150 graus de temperatura e em um meio nos quais os fluídos estão carregados de sais e são muito corrosivos”, aponta Rodríguez-Ranero. Se tudo der certo, a partir de 2016, o Chikyu passará uma longa temporada na Costa Rica, em busca da origem dos terremotos. DE ARRIBA A ABAJO Y DE DERECHA A IZQUIERDA: 1. La foto muestra el sistema que permite continuar la perforación en un agujero preexistente en el momento en que se une a él. 2. Muestra de carbón fresco de las profundidades 3. Las muestras, tras su descripción litológica, se sumergen en agua para su análisis 4. La broca de perforación del Chikyu preparada para explorer las profundidades de la Tierra 5. Vista del Chikyu desde lo alto de su torre de perforación a más de 130 metros. 6. Atardecer desde la cubierta del Chikyu con el monte Fuji de fondo. 36 DE CIMA PARA BAIXO E DA ESQUERDA PARA A DIREITA: 1. A foto mostra o sistema que permite continuar a perfuração em um buraco preexistente no momento que se une a ele. 2. Amostra de carbono fresco das profundidades 3. As amostras, depois de sua descrição litológica, são submergidas na água para sua análise 4. A broca de perfuração do Chikyu preparada para explorar as profundidades da Terra 5. Vista do Chikyu do alto de sua torre de perfuração a mais de 130 metros. 6. Entardecer do alojamento do Chikyu com o monte Fuji de fundo. Viaje al manto de la Tierra El proyecto IODP quiere ir todavía más lejos. Desde que nació el primer programa de perforaciones científicas en los años 60, los científicos sueñan con atravesar la corteza terrestre y tomar las primeras muestras del manto. Pero el coste y complejidad de esta hazaña hizo que lo que empezó como un objetivo se convirtiera pronto en una quimera. Sin embargo, 40 años después, tras la construcción del Chikyu, el sueño de llegar al manto volvió a ser viable y hoy por hoy está más cerca que nunca. ¿Pero, es realmente un objetivo científico relevante, o solo un reclamo, una forma de añadirle emoción y lograr la atención pública hacia el proyecto? “Tiene mucho de épica”, comenta Rodríguez-Ranero, “pero nunca se sabe que se puede encontrar hasta que se llega”, añade el científico. “No nos preguntamos en su día por qué debíamos ir a la Luna. Además, no es solo llegar al manto, sino el camino que supone. Si se elige bien el lugar de perforación, cruzar toda la corteza terrestre puede dar informaciones muy útiles. Hay gente muy buena detrás de este proyecto y seguro que será muy atractivo”. Si se quiere llegar al manto, sin duda el océano es el lugar. Mientras que la corteza oceánica tiene un espesor medio de 8 a10 kilómetros, la corteza continental supera los 35 de promedio, llegando a más de 70 en zonas montañosas. El manto representa más del 80% del volumen del planeta y, pese no haberlo visto nunca, sabemos algunas cosas acerca de su composición y su papel en la dinámica planetaria. El 8 de octubre de 1909, un fuerte terremoto asoló la región croata de Pokuplje. Las ondas sísmicas registradas por varios sismógrafos de la zona, permitieron a Andrija Mohorovicic hacer un importante descubrimiento. El meteorólogo y sismólogo croata observó que las ondas sísmicas se reflejaban y refractaban a la misma profundidad en diferentes zonas dibujando una línea que debía separar materiales de distinta naturaleza. Mohorovicic concluyó que la Tierra estaba formada por capas concéntricas al núcleo interno y, por primera vez, se dibujó la línea que separa la corteza del manto terrestre, la discontinuidad de Mohorovicic, o simplemente Moho. Más de 100 años después, la ciencia se prepara para atravesar esa línea con una perforación y obtener muestras de esa transición de materiales que reflejó las ondas y nos dio pistas de cómo es interior de la Tierra. “Obtener muestras del manto significaría uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la ciencia”, asegura Luigi Jovane. “Si pudiéramos saber lo que hay debajo de la corteza, podríamos entender la evolución de los continentes y los océanos y predecir cómo cambiará la Tierra en el futuro. Ayudaría a entender los procesos que generan terremotos y volcanes y abriría un nuevo mundo de investigación para las generaciones venideras”, añade Jovane. Viagem ao manto da Terra O projeto IODP quer ir ainda mais longe. Desde que nasceu o primeiro programa de perfurações científicas nos anos 60, os cientistas sonham em atravessar o córtex terrestre e tomar as primeiras amostras do manto. Mas o custo e a complexidade desta façanha fez que, o que começou como um objetivo, se convertesse cedo em uma quimera. No entanto, 40 anos depois, depois da construção do Chikyu, o sonho de chegar ao manto voltou a ser viável e hoje por hoje está mais perto que nunca. Mas é realmente um objetivo científico relevante ou só uma publicidade, uma forma de acrescentar emoção e conseguir a atenção pública para o projeto? “Tem muita história”, comenta Rodríguez-Ranero, “mas nunca se sabe o que pode ser encontrado até que se chega”, acrescenta o cientista. “Não nos perguntamos um dia por que devíamos ir à Lua? Alem disso, não é só chegar ao manto, senão o caminho que supõe. Se elegemos bem o lugar de perfuração, cruzar toda o córtex terrestre pode fornecer informações muito úteis. Existe gente muito boa por trás deste projeto e com certeza será muito interessante”. Se quer se chegar ao manto, sem dúvida o oceano é o lugar. Enquanto o córtex oceânico tem uma espessura média de 8 a10 quilômetros, o córtex continental supera os 35 de média, chegando a mais de 70 em zonas montanhosas. O manto representa mais de 80% do volume do planeta e, apesar de nunca ter sido visto, sabemos algumas coisas a respeito de sua composição e seu papel na dinâmica planetária. Em 8 de outubro de 1909, um forte terremoto assolou a região croata de Pokuplje. As ondas sísmicas registradas por vários sismógrafos da zona, permitiram a Andrija Mohorovicic fazer uma importante descoberta. O meteorólogo e sismólogo croata observou que as ondas sísmicas se refletiam e refratavam na mesma profundidade em diferentes zonas, desenhando uma linha que devia separar materiais de diferente natureza. Mohorovicic concluiu que a Terra estava formada por camadas concêntricas ao núcleo interno e, pela primeira vez, foi desenhada a linha que separa o córtex do manto terrestre, a descontinuidade de Mohorovicic, ou simplesmente Mofo. Mais de 100 anos depois, a ciência se prepara para atravessar essa linha com uma perfuração e obter amostras dessa transição de materiais que refletiu as ondas e nos deu pistas de como é o interior da Terra. “Obter amostras do manto significará um das descobertas mais importantes da história da ciência”, assegura Luigi Jovane. “Se pudéssemos saber o que há embaixo do córtex, poderíamos entender a evolução dos continentes e dos oceanos e predizer como a Terra mudará no futuro. Ajudaria a entender os processos que geram terremotos e vulcões e abriria um novo mundo de pesquisas para as gerações futuras”, acrescenta Jovane. 37