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Lenguaje, arte y revoluciones ayer y hoy: New Approaches to Hispanic Linguistic, Literary, and Cultural Studies Edited by Alejandro Cortazar and Rafael Orozco Lenguaje, arte y revoluciones ayer y hoy: New Approaches to Hispanic Linguistic, Literary, and Cultural Studies, Edited by Alejandro Cortazar and Rafael Orozco This book first published 2011 Cambridge Scholars Publishing 12 Back Chapman Street, Newcastle upon Tyne, NE6 2XX, UK British Library Cataloguing in Publication Data A catalogue record for this book is available from the British Library Copyright © 2011 by Alejandro Cortazar and Rafael Orozco and contributors All rights for this book reserved. No part of this book may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording or otherwise, without the prior permission of the copyright owner. ISBN (10): 1-4438-2984-6, ISBN (13): 978-1-4438-2984-7 CHAPTER THIRTEEN “ME IBA A SUICIDAR Y CASI ME MATO”: SOBRE EL ORIGEN DEL VERBO MATARSE * CON SENTIDO ACCIDENTAL FÉLIX MANUEL BURGOS UNIVERSITY OF NEW MEXICO 1. Introducción El español tiene varios verbos para comunicar el evento de la muerte. Este repertorio le permite al hablante, además de dar cuenta del trascendental cambio de estado, informar parcialmente cómo ocurrió la muerte y/o su actitud frente al evento. Piénsese en el contraste de los siguientes enunciados: 1) a. Juan se suicidó. b. Juan fue asesinado. c. Juan estiró la pata. d. Juan falleció. Aunque todas estas frases indican que Juan murió, cada una de ellas * La frase que encabeza el título de este artículo ilustra el fenómeno aquí explorado: cómo el verbo matarse ha incorporado a sus usos la referencia a una muerte accidental, en contraste con el acto suicida. Un poeta colombiano tomó la decisión de quitarse la vida ahorcándose. Subió a una zona boscosa cercana a la ciudad de Cali, y amarró una cuerda a un árbol. Trepó a éste y, con el nudo sobre su cuello, saltó al vacío. Para su fortuna (o infortunio), la rama se rompió, el poeta cayó al piso y rodó por una ladera. Un campesino lo encontró y lo llevó a un hospital. Durante su convalecencia, uno de sus amigos fue a visitarlo y, al verlo en tan deplorable estado, le preguntó: ¿qué te pasó? A lo que el poeta respondió “me iba a suicidar y casi me mato”. “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 239 activa diferentes marcos semánticos1 acerca de cómo se dio la muerte (1a Vs. 1b) o la actitud del hablante frente al suceso (1c Vs. 1d). Dentro de las formas verbales que dan cuenta del evento de la muerte, existe una de especial productividad por los diferentes sentidos que puede expresar. Se trata del verbo transitivo matar en conjunción con el clítico se, que constituye forma compuesta matarse. Dentro de sus usos actuales, se pueden destacar cuatro significados principales, asociados con el valor semántico del clítico se. Veamos los siguientes ejemplos: 2) a. Entonces acudían a ellos hombres y mujeres con una desesperada hambre fatal que los hacía matarse entre sí. (CE2:XX) b. Allí se mató a más de mil quinientas personas. (CE:XX c.…él hasta se dio un tiro, o sea, se mató por eso (CREA3:XX) d. Dos meses más tarde recibimos la noticia de que se había matado en un accidente de automóvil. (CE:XX) En (2a), tenemos un ejemplo del verbo matar, similar a asesinar, con el clítico se de valor recíproco. Éste indica la acción voluntaria de dos o más participantes, quienes quedan caracterizados como agentes y pacientes de la misma acción. Esta expresión proyecta que estos agentespacientes entraron en una cadena de asesinatos mutuos durante un periodo de tiempo indeterminado. En (2b), el clítico se añade a matar una noción impersonal: el agente permanece anónimo gracias al pronombre. En este caso, se afirma que alguien o un grupo realizó una acción sobre los pacientes (mil quinientas personas), presentando al agente de forma esquemática. Evidentemente, esta caracterización del se impersonal es muy general, si se tiene en cuenta las múltiples derivaciones significativas de esta forma4. En (2c) encontramos el conocido caso del se reflexivo. Este indica que la acción del agente recae sobre el paciente, cuando se trata del mismo participante. En este ejemplo, tenemos claramente la expresión de suicidio: una persona ejerce una voluntad que desencadena una fuerza de 1 Concepto inicialmente planteado por Charles Fillmore en 1982 (Fillmore 2006: 373) y posteriormente definido como “any body of knowledge presupposed by a word concept” (Croft & Cruse 2004, 15). 2 CE corresponde al corpus del español, http://www.corpusdelespanol.org. Los números romanos indican el siglo en que el enunciado fue producido. 3 CREA corresponde al Corpus de la Real Academia de la Lengua Española, http://corpus.rae.es/. 4 Por no ser el tema de este análisis, no ahondaré en sus múltiples significados. Para una reflexión profunda sobre el se impersonal, véase Maldonado (1999b). 240 Chapter Thirteen energía y ésta repercute en un cambio de estado (vivo/muerto). El valor reflexivo del clítico se es el más conocido, y se ha propuesto como el uso original a partir del cual se generan los otros (Bogard 2006; Bull 1952; Croft, Shyldkrot & Kemmer 1987; Sánchez López 2002). Por último, el ejemplo (2d) ilustra el uso analizado en este trabajo. Se trata del verbo matar, más el clítico se, en su función de voz media. A grandes rasgos, esta voz se relaciona con el grado relativo de distinción de los participantes (Kemmer 1993: 73). En este sentido, una entidad se conceptualiza en términos de dos participantes. En el presente ejemplo, se hace evidente que el sujeto desempeña dos roles semánticos: es agente y paciente de la misma acción. Sin embargo, no estamos frente a un caso reflexivo, pues el rol de agente es minimizado (no hay volicionalidad), mientras que el perfil de paciente queda expuesto. Por otra parte, la voz media puede ser entendida como un fenómeno semántico que expresa diversos grados de flujo de energía y focalización de los participantes (Maldonado 1999a: 15). Estos criterios son fundamentales para entender el sentido del matarse con valor de voz media y serán aplicados en el presente análisis. 2. Objetivos e hipótesis De los cuatro usos ilustrados5, sólo los tres primeros (recíproco, impersonal y reflexivo) existían antes del siglo XV. El uso de la forma verbal en su sentido de voz media, que proyecta el evento accidental, aparece en este siglo y, a través del tiempo, va ampliando su ocurrencia, hasta convertirse en la función más común en el siglo XX6. En este trabajo muestro con evidencia de corpus la aparición e incremento diacrónico de este uso. Por otra parte, propongo una explicación a estos dos fenómenos. Por lo tanto, este trabajo tiene dos objetivos complementarios: uno de tipo descriptivo y otro explicativo. Para alcanzar el objetivo descriptivo, expondré los datos del corpus por cortes cronológicos: desde el siglo XIII hasta el XX. Para cada siglo mostraré el número y porcentaje de ejemplos asociados a los cuatro usos del verbo. Por otra parte, dada su relación con la expansión semántica de matarse, mostraré los porcentajes de uso del verbo suicidarse, desde sus 5 Existe un quinto uso, que por su sentido idiomático, no incluí dentro de los casos estudiados: “se mató estudiando”, ver acepción 12 del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2006). 6 Las muestras encontradas en los pocos años que lleva el siglo XXI han sido incorporadas en el siglo XX. Por lo tanto, de aquí en adelante, entiéndase como muestras de siglo XX, a aquellas que se produjeron entre 1900 y 2009. “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 241 primeras apariciones en el siglo XIX hasta el XX. En cuanto al objetivo explicativo, propongo, a través de un modelo de gramaticalización, los factores que incidieron en la ampliación del dominio semántico de este verbo. Pongo a prueba dos hipótesis principales. En primer lugar, el clítico se adopta un valor de voz media, a partir de la paulatina demarcación de la construcción reflexiva y de ahí, su inclusión en nuevos contextos significativos. Este proceso se da por una refuncionalización derivada del reanálisis del verbo. En segundo lugar, sugiero que la aparición del verbo suicidarse, que se da en el mismo siglo en que matarse empieza a ser ampliamente usado para la referencia a una muerte accidental (XIX), guarda una estrecha relación con este cambio: la forma innovadora provee a los hablantes de un recurso para dar cuenta del sentido reflexivo, y esto permite que matarse se afiance en su función de voz media. 3. Metodología y datos Los datos utilizados corresponden a muestras extraídas de dos corpus accesibles a través de Internet. El primero y más representativo es el Corpus del español de Mark Davis7, del que se extrajeron 982 muestras de acuerdo a cortes cronológicos, desde el siglo XIII hasta el siglo XX. La segunda fuente de datos son muestras tomadas bajo el criterio de selección “oral” en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA)8. En este último corpus se encontraron 143 muestras, que pertenecen a registros orales, y que por obvias razones, solo representan enunciados producidos en el siglo XX y lo corrido del XXI. Los dos corpus permiten la búsqueda de palabras y arrojan el contexto discursivo en el cual aparecieron. La búsqueda incluyó la mayoría de posibles conjugaciones del verbo matar en conjunción con el clítico se: matarse, se ha matado, se había matado, se han matado, se matase, se matasen, se mata, se mataba, se mataban, se matan, se matar, se matara, se matará, se mataran, se matarán, se matare, se matarían, se mataron, se mate, se maten y se mató. Además de estas formas verbales, se incluyeron también aquellas con los pronombres personales me (3a) y nos (3b). Por otra parte, se recogieron aquellas construcciones que tuvieran dos o tres 7 El Corpus del Español (www.corpusdelespanol.org) es una base de datos de más de 400 millones de palabras que permite hacer búsquedas de diversas palabras o construcciones y filtrar los resultados de acuerdo a cortes cronológicos, entre otros. 8 La base de datos CREA (Corpus de Referencia del Español Actual) se encuentra en el sitio web de La Real Academia de la Lengua Española, http://corpus.rae.es/creanet.html. 242 Chapter Thirteen palabras entre el clítico se y el verbo (3c). 3) a. Hasta que tuve un accidente que por poco me mato (CREA: XX) b. … a bordo de su deplorable Ford Falcon con el que casi nos matamos en la ruta cuando hizo una maniobra para evitar chocar… (CE: XX) c. …alto–lo previno ella, asustada–¡Se va a matar! Las tejas podridas se despedazaron… (CE:XX) Del total de muestras recogidas, se seleccionaron aquellas donde aparece el verbo matarse en relación con eventos que hicieran referencia a los cuatro usos presentados. Se excluyeron del análisis aquellos casos en los que no se pudo establecer el tipo de evento (4a), y los enunciados en que matarse aparece usado con sentido figurado (4b). 4) a. fijo del tan magnifico ayo del rey: requirio le de se matar con el. (CE:XV) b. Dábase todo entero él al lleno de sus tareas, se mataba, se devanaba los sesos estudiando (CE:XIX). Las muestras recolectadas, 1125 en total, fueron clasificadas de acuerdo a los cuatro usos del clítico se, a partir de una codificación en el programa Excel. Presento brevemente de nuevo estos usos de matarse, para que sirvan como referencia de la siguiente tabla: matarse recíproco, muerte entre dos o más participantes con el rol simultáneo de agentespacientes; matarse impersonal, guarda las características de una construcción transitiva, con un agente esquemático; matarse reflexivo, representa el evento del suicidio, donde agente y paciente son el mismo participante, y matarse de voz media, que presenta una muerte accidental, donde se perfila el rol del participante como paciente y se opaca su rol de agente. En la Tabla 1 se presentan los resultados de las muestras encontradas, ordenadas por siglos. Las columnas representan el corte cronológico, y las hileras, los cuatro tipos de eventos que el verbo indica. El número en cada casilla indica la cantidad de muestras en este periodo y el porcentaje refleja su proporción frente a los otros usos en un mismo siglo9. 9 La columna del siglo XX incorpora las muestras encontradas en los pocos años que lleva el siglo XXI. “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 243 Tabla 1. Relación cronológica entre matarse y el evento representado Recíproco XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX Total 44 20 23 107 39 20 48 10 311 39.3% 35.7% 20.5% 36.3% 27.2% 26.6% 19.5% 11.5% Impersonal 3 7 11 2.7% 12.5% 9.8% 29 74 Reflexivo 65 (suicidio) 58% 51.8% 66.1% 77 17 19 54 15 203 26.4% 11.8% 25.3% 22.1% 17.3% 109 37% 79 32 102 30 520 54.8% 42.7% 41.6% 34.4% Voz Media 0 0 4 1 9 4 (accidental) 0% 0% 3.6% 0.3% 6.2% 5.4% Total 112 56 112 294 144 75 41 32 91 16.8% 36.8% 245 87 1125 Los resultados de la categorización muestran que la forma verbal matarse con sentido accidental aparece por primera vez en el siglo XV. En los siguientes tres siglos (XV-XVIII) se mantiene con un porcentaje bajo en relación con los usos impersonal y recíproco, y muy inferior en relación con el sentido reflexivo. En el siglo XIX, el sentido accidental presenta un importante aumento de frecuencia. Para el siglo XX y lo corrido del XXI, éste pasa a ser el principal uso del verbo matarse, superando levemente al sentido reflexivo. Por otra parte, los resultados revelan que, a partir del siglo XVII, el uso de la forma verbal con sentido reflexivo disminuye de forma constante: de un 54.8% en el siglo XVII a un 34.4% en el siglo XX y los primeros años del XXI. ¿Significa esto que el índice de suicidios disminuyó en este tiempo y por lo tanto la enunciación del evento? Evidentemente, no. La gente ha seguido quitándose la vida, pero los hablantes han encontrado otra forma para expresar el evento: el verbo suicidarse. La incorporación de este verbo al léxico del español aparece registrada en los datos del corpus de español (Davis 2000-) en el siglo XIX. Sin embargo, sus primeros usos se dan en el en siglo XVIII, aunque la palabra suicida aparece en el siglo XVII (Menoyo 2001)10. A partir de sus 10 El origen etimológico de la expresión no está, según lo que pude investigar, claramente documentado, como lo revela el hecho de que el Diccionario Etimológico de Corominas no lo tenga en sus entradas. Chapter Thirteen 244 primeros usos, el verbo suicidarse muestra un marcado incremento en frecuencia. A continuación presento los datos encontrados sobre este verbo y su relación con el matarse reflexivo de los siglos XIX y XX: Tabla 2. Relación cronológica de suidarse y matarse reflexivo XIX XX Total Suicidarse 61 (37.4%) 113 (79.0%) 174 Matarse 102 (62.6%) 30 (21.0%) 132 163 143 299 (Reflexivo) Total Los datos encontrados son reveladores. En dos siglos, suicidarse ha pasado a ser el verbo privilegiado para referirse a la muerte autoinflingida, desplazando a matarse con valor reflexivo. En relación con el tema de este trabajo, propongo que la aparición e incremento de uso de suicidarse serán determinantes en el afianzamiento de matarse en su uso con sentido accidental. Esta relación será planteada en el siguiente apartado. 4. Análisis Una vez presentada la descripción de los datos obtenidos, a partir de la extracción y clasificación de los ejemplos, paso a ocuparme del objetivo principal de este estudio: explicar qué permitió que el verbo matarse ampliara su campo semántico hacia el valor que describe la muerte accidental y qué factores incidieron en el incremento paulatino de la frecuencia de este uso específico. El marco teórico que guía este análisis se basa en un conjunto de propuestas hechas dentro de los estudios sobre gramaticalización. Este concepto puede ser entendido de dos formas básicas: como un fenómeno de cambio lingüístico y como una teoría que interpreta y explica dichos cambios11. Con respecto al fenómeno, parece existir consenso entre los lingüistas respecto a la existencia de un proceso común a las lenguas, en el cual ciertas unidades léxicas adquieren una función gramatical dentro de contextos lingüísticos específicos, y una vez gramaticalizadas, estas unidades adquieren nuevas funciones gramaticales (Hopper & Traugott 11 Aunque esta idea sea generalmente aceptada, hay teóricos, como Heine (2003: 575) que la rechazan de plano. “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 245 2003: 1). En el caso estudiado, vemos cómo una partícula ya gramaticalizada, el clítico se, junto al verbo matar, adquiere una nueva función gramatical: pasa a ser un indicador de voz media. Al igual que muchos casos de gramaticalización, la nueva función coexiste con las funciones previas12. Es el caso del verbo matarse, donde el sentido de voz media existe junto al recíproco, impersonal y reflexivo. Desde el punto de vista descriptivo, la expansión semántica de matarse no es una gramaticalización prototípica, si se asume ésta como el paso de una unidad léxica a una gramatical, sino la etapa avanzada de un proceso de gramaticalización: un elemento gramatical adquiere nuevas funciones gramaticales. Con respecto a la concepción teórica de gramaticalización, hay una gran divergencia sobre cómo se da este proceso y cuáles son sus características, lo que conlleva a que exista una proliferación de propuestas sobre el concepto mismo de gramaticalización y sus alcances al momento de explicar cambios lingüísticos13. En este estudio, me baso en algunos principios de la gramaticalización para explicar la expansión semántica de matarse hacia el domino de la voz media. Las concepciones principales que las teorías de la gramaticalización aportan a esta investigación son: teoría de los prototipos (Givón 1986; Geeraerts 1989), procesos de demarcación y su relación con el reanálisis (Company Company 2006) y la motivación comunicativa del cambio lingüístico (Heine 2003: 578). La teoría de los prototipos es fundamental para entender la evolución semántica de matarse. Bajo esta perspectiva, las categorías lingüísticas no son autónomas y discretas, sino que pertenecen a un continuum que va desde entidades altamente prototípicas hasta otras periféricas. Éstas, a su vez, pueden estar incluidas en los márgenes de otra categoría (Company Company 2003: 6; Geeraerts 1989: 592). Además de contar con todos los atributos asociados con una categoría, una de las características que convierten un elemento en prototipo es la distribución de frecuencia (Givón 1986: 98). En este sentido, el significado más frecuente atribuido a una forma será su prototipo semántico. El verbo matarse con sentido reflexivo tiene más alta frecuencia que los demás significados en todos los siglos (excepto el XX, cuando el 12 Piénsese en el caso del verbo ir. La forma original, que indica desplazamiento espacial (significado léxico), coexiste con la forma gramaticalizada (marcador de tiempo futuro). 13 Para un recuento básico de las más reconocidas propuestas, puede verse el artículo Introduction: conceptions of grammaticalization and their problems (Campbell & Janda 2000) 246 Chapter Thirteen accidental tiene más usos). Este hecho lo convierte, durante los primeros siglos aquí estudiados, en el significado prototípico de la construcción verbal. Por otra parte, su alta frecuencia hace que sea la forma más susceptible de entrar en la ruta de gramaticalización, dado que la gramaticalización y la frecuencia de uso guardan una relación tanto de causa como de consecuencia (Bybee 2003: 602). Además de la frecuencia, se puede asumir que su centralidad prototípica está también determinada por la preponderancia del clítico se como marcador reflexivo, que ha sido propuesto como el significado original de este clítico (Bull 1952; Bogard 2006). En este proceso de cambio del reflexivo a la voz media, vale la pena advertir que la inclusión del clítico se no significa el origen de la voz media como valor significativo. Este valor, como anotan Croft et al. (1987: 181) podía ser manifestado a través del significado léxico del verbo, que se daba en latín en casos como aegrotat ‘enfermarse’ o ardeo ‘arder’. Lo que se da es un paso hacia una marcación morfológica de voz media a través de la forma del pronombre reflexivo. Una vez asociado el valor medio al clítico se y su correspondiente uso en verbos transitivos para otorgarles este sentido, éste también se anexa a los verbos que léxicamente proyectan un valor medio, que para el 750 d.C eran casi todos intransitivos (Maldonado 1989: 345). Esto supone el inicio de la pronominalización, y explica el hecho de que la mayoría de verbos que tienen sentido medio en español se produzcan con altísima frecuencia usando el clítico se (levantarse, acostarse, enfermarse etc.). A partir de lo mostrado, se hace evidente que el clítico se del latín pasa por un cambio típico de gramaticalización. Este es un proceso central en el cambio lingüístico, y dentro de las características asociadas a él, se encuentra la ampliación funcional, y por lo tanto distributiva, de una unidad lingüística (Company Company 2003: 26). Si asumimos que la unidad central de la lengua es la construcción, es decir, una plantilla sintáctica asociada a un contenido significativo (Goldberg 1995: 4), estamos frente al hecho de que la gramaticalización no se da en el clítico como tal, sino en su interacción con determinados verbos, dentro de construcciones específicas. El tener en cuenta el contexto discursivo, y a éste como un marcador de función, nos permite entender la transición de matarse hacia otro campo semántico. En este sentido, un hecho llamativo es que en el contexto discursivo de la mayoría de muestras encontradas en los tres primeros siglos, el verbo matarse con sentido reflexivo va acompañado de un refuerzo deíctico (5a) o una frase preposicional que funciona como una segunda marcación reflexiva (5b). “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 247 5) a. ..el ombre faga muchas cosas que sean aqui avidas por malas / o se mate assi mesmo (CE XV) b. dos vias de salaria y mumentana: donde se mato con sus proprias manos (CE XV) Estos tipos de refuerzo referencial aparecen en aproximadamente la mitad de casos de los contextos discursivos de matarse en los siglos XIIIXV. De ahí se infiere que el valor reflexivo no estaba ligado al verbo matarse de forma aislada, sino a éste en medio de un contexto que contenía un marcador que reafirmaba este sentido. Así, no había posibilidad de darle una interpretación ambigua al enunciado. Este hecho es fundamental para la explicación del cambio, pues los datos muestran que el reforzador deíctico o de frase preposicional tiende a disminuir a través del tiempo y esto será, en parte, la causa que permita un reanálisis del significado. La doble marcación de reflexivo fue analizada en las muestras del corpus y arrojan los siguientes resultados: Tabla 3. Matarse reflexivo con o sin doble marcador XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX Doble Marca 37 16 36 33 18 7 6 1 56% 55% 49% 28% 22% 24% 5% 4% Sin doble marca 28 13 38 76 61 25 96 29 44% 45% 51% 72% 78% 76% 95% 96% Total 65 29 74 109 79 32 102 30 Como se observa en los datos, la doble marcación reflexiva aparece en la mayoría de casos en los siglos XIII-XIV y gradualmente va disminuyendo hasta tener un porcentaje mínimo en los siglos XIX y XX14. Al ir perdiendo su doble marcación reflexiva, matarse entra a un espacio donde su significado presenta ambigüedad. Dado que en los siglos XV y XVI, tiempo en el que se inicia el cambio, existían otras construcciones con el se de voz media integrado a la forma léxica del verbo (Sánchez López 2002; Maldonado 1989), es posible que los hablantes, a partir de una analogía con estas formas, en especial con morirse, reinterpretaran la expresión. Este fenómeno de expansión analógica ha sido mostrado como 14 Los datos del siglo XX incluyen los pocos años que lleva el siglo XXI. 248 Chapter Thirteen un importante motivador de cambio lingüístico en varios casos del español, incluyendo la expresión del posesivo (Orozco 2009: 38). El estado donde coexiste el valor tradicional con el innovador se considera el puente del proceso de gramaticalización y es un requisito para que se pueda dar el reanálisis y, por lo tanto, el cambio lingüístico (Company Company 2003: 13). En este sentido, se puede agregar que esta situación de múltiple funcionalidad puede existir durante varios siglos, como lo prueba el hecho de que matarse tenga hoy en día diferentes significados. Dado que en lingüística histórica es imposible hacer predicciones, no sabemos lo que irá a ocurrir con el verbo, pero una de las posibilidades es que éste pierda del todo su valor reflexivo y se use exclusivamente con el valor de voz media. Esto significaría la consolidación de la transición entre los dos dominios semánticos. El hecho de que matarse se haya desprendido de su doble marcación reflexiva no significa que inmediatamente se haya interpretado con el sentido de accidentalidad. Esta lectura tiene que ver con dos factores: primero, los valores asociados al se de voz media, y segundo, los contextos discursivos en donde aparece la forma innovadora. Con respecto al primer punto, el trabajo de Maldonado (1999a) sobre el clítico se de voz media expone varios elementos teóricos que permiten explicar este cambio. El autor propone una serie de características semánticas asociadas a este clítico dentro de construcciones transitivas. En primer lugar, en la voz media: “…hay un fenómeno de focalización en el cambio del estado que sufre un participante, tal cambio puede ser abrupto e incluso inesperado, y en la mayoría de casos, la afectación que sufre el participante es de importancia considerable para la construcción del evento” (Maldonado 1999a: 24). Esta propiedad del se de voz media permite entender en parte el sentido accidental, pues imprime inmediatez y sorpresa en el evento: característica típica de los accidentes. Por otra parte, el se de voz media “bloquea la posibilidad de hacer a un participante específico responsable de la acción” (Maldonado 1999a: 385). En este sentido, en contraste con la función reflexiva, el nivel de agentividad del sujeto pierde fuerza y la construcción verbal se focaliza en el cambio de estado. Si se toman en cuenta estas características del valor medio de se y se integran con las propiedades semánticas de matar, es posible comprender la interpretación de accidentalidad. Los siguientes ejemplos de usos contemporáneos de matarse con valor de voz media ilustran las características semánticas de inmediatez y sorpresa (6a) y la reducción agentiva del sujeto (6b): “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 249 6) a. … y que sale con el coche, todo el mundo pensamos que se iba a matar, que se iba a matar en ese momento (CE XX). b. No siguen ninguna norma de seguridad: en Higuerote se mató un muchacho por esa lavativa (CREA XX) A continuación paso a discutir el segundo factor que permite el reanálisis: los contextos discursivos donde se presentan las primeras evidencias de cambio. Esto es importante “puesto que sólo a través de su uso en contextos específicos las formas se recargan de nuevos significados” (Company Company 2003: 21). En el caso específico del clitico se, la importancia del contexto comunicativo y los procesos de inferencia se plantean como elementos centrales en su interpretación como marcador de voz media (García 1975). Al observar los primeros usos de matarse con sentido accidental, se hace evidente que están inmersos en un contexto discursivo que favorece este tipo de lectura. A continuación, presento ejemplos de los usos de la voz media desde su aparición en el siglo XV hasta el siglo XVIII: 7) a. Non fue caso peregrino que ya porfia platico & sin culpa se mato la muger de colatino (CE XV) b. …es el negro ladrón, borracho o enternegado, si se hiere o si se mata; (CE XVI) c. …subiendo de una reja a las almenas del jardín, a todo riesgo de matarse o dar con la justicia (CE XVII) d. cayeron muchos al agua, de los cuales no escapó ninguno, porque todos se mataron desde los bergantines (CE XVIII). Como muestran los ejemplos anteriores, los enunciados donde matarse aparece con un se de voz media están inmersos en un contexto discursivo que favorece la interpretación de una muerte accidental, gracias a un marcador textual (7a, 7c) o una circunstancia (7b, 7d). De lo expuesto hasta el momento, se puede concluir que el reanálisis del verbo matarse se ve motivado por dos factores principales: la existencia de un clítico se con características semánticas propias al evento accidental y contextos discursivos que refuerzan este sentido por medio de marcadores textuales o circunstanciales. Por último, dentro del análisis de este proceso de evolución semántica, considero importante referirme a su motivación. La explicación es sencilla la principal motivación que subyace a la gramaticalización es comunicarse de forma eficiente (Heine 2003, 578). Los humanos, por el carácter social de nuestra especie, tenemos la vital necesidad de comunicarnos. La lengua 250 Chapter Thirteen es el sistema más complejo y eficiente de comunicación humana. Por otra parte, existen temas que despiertan una importante atención en todas las culturas. La muerte es quizás uno de los hechos más trascendentes con los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra existencia y es el origen de múltiples ideas, mitos e interpretaciones, como lo muestran exhaustivamente Ariès (1999) y Thomas (1993). El interés por este tema y la necesidad de expresarlo de forma eficiente, hará que busquemos dentro de los recursos que nos ofrece la lengua, aquellos que nos permitan comunicar el evento integrando la mayor cantidad de información posible. Dentro de la información asociada al evento de la muerte, nos interesa con enorme regularidad el saber cómo ocurrió. Piense el lector en la última vez que supo de la muerte de alguien. Es bastante probable que si sólo se enteró del hecho, el primer interrogante que cruzó su mente fue ¿qué pasó? ¿cuál fue la causa? Esta natural curiosidad ha llevado a que los hablantes innoven en formas de expresión que incluyan esta información. Es decir, los hablantes buscan estrategias que permitan comunicar el evento de la muerte de forma que incluya la mayor cantidad de información posible. El aquí estudiado muestra cómo el español ha logrado este objetivo. A partir de una expresión previamente ligada a una interpretación específica (suicidio) se ha creado un nuevo sentido: la muerte accidental. Este tipo de muerte es bastante frecuente y es quizás una de las que más impacta (en oposición a una muerte predecible). Dada la necesidad de comunicar este evento de forma eficiente, los hablantes encuentran un recurso que ofrece la lengua: el clítico se de voz media, que por sus características semánticas logra informar la muerte accidental. Sin embargo, la expansión semántica crea un problema comunicativo: la posible ambigüedad. Nuevamente los hablantes encuentran formas creativas de solucionar este hecho: el uso de un préstamo del francés, suicider(se), para nombrar exclusivamente la muerte autoinfligida. Como se ha visto, esta forma innovadora no ha desplazado del todo a matarse con sentido reflexivo, pero se ha consolidado como el verbo preferente para indicar el acto de quitarse la vida. De esta manera, dos hechos innovadores de la lengua: la ampliación semántica de una forma verbal y la incorporación de un nuevo verbo al español han tenido como consecuencia el desarrollar nuestras posibilidades comunicativas frente al trascendental hecho de la muerte. Este es un ejemplo de cómo los cambios lingüísticos pueden ser explicados a partir de la necesidad comunicativa de los hablantes. 4. Conclusiones En este trabajo me propuse dos objetivos: el primero fue mostrar, a “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 251 partir de corpus históricos del español, la aparición y la expansión semántica del verbo matarse hacia un uso que describe la muerte accidental. El segundo fue dar cuenta de los factores que incidieron en este proceso de cambio lingüístico. Con respecto al primer objetivo, he mostrado que, de los cuatro usos del verbo matarse, el sentido accidental, realizado por medio del clítico se en su función de voz media, aparece por primera vez en el siglo XV y que desde entonces ha incrementado su nivel de frecuencia hasta ser hoy en día el uso principal de este verbo. Con respecto al segundo, he propuesto un marco de análisis basado en principios teóricos sobre la gramaticalización. Dentro de este grupo he seleccionado tres propuestas principales: la teoría de prototipos, la demarcación y su rol en el reanálisis, y la motivación comunicacional del cambio lingüístico. A partir de estas propuestas, he formulado un análisis que busca explicar cómo se originó la expansión semántica del verbo matarse. La hipótesis fundamental es que el cambio se origina por la demarcación progresiva de la construcción reflexiva. Al perder el elemento que reiteraba la muerte autoinfligida, matarse entra a un espacio en donde puede ser interpretado como una muerte accidental. Esto se debe a que el clítico se ya existía como marcador morfológico de voz media y que gracias a sus características semánticas se adapta a la descripción de la muerte repentina, no agentiva. Por otra parte, esta reinterpretación se ve favorecida por la inclusión del verbo en contextos discursivos que proyectan, por medio de marcadores textuales o circunstanciales, el evento donde el agente pierde control y su rol de paciente se resalta. En cuanto a la ampliación del uso de matarse con valor medio en los dos últimos siglos, propongo que la introducción del verbo suicidarse al repertorio léxico del español favorece la expansión del cambio, ya que este verbo suple el valor reflexivo que antes sólo tenía matarse, y, por lo tanto, le permite afianzarse en la designación de otro tipo de evento. Esta hipótesis nace de observar la aparición del préstamo suicidarse en el siglo XIX y el abrupto incremento en la frecuencia de matarse con valor accidental durante este siglo. Por último, propuse que la motivación de este cambio está mediada por la necesidad que tenemos los hablantes de comunicar los eventos de forma más eficiente. Al ser la muerte un hecho que nos afecta, hacemos uso de los recursos que nos ofrece la lengua para dar cuenta no sólo del cambio de estado, sino de la manera en que se dio tal cambio. La innovación semántica y la incorporación de un préstamo del francés dan como resultado formas discursivas que permiten expresar cómo se dio la muerte: hecho que satisface una comprensible necesidad comunicativa. Una de las preguntas que surgen como resultado del presente análisis es si el verbo 252 Chapter Thirteen matarse le cederá totalmente, con el paso del tiempo, el sentido reflexivo a suicidarse. Aunque es imposible de responder, dado que la gramaticalización, y en general la teoría del cambio lingüístico, no ofrecen herramientas predictivas, me aventuro a hacer algunas conjeturas. En primer lugar, en los procesos de gramaticalización generalmente la forma etimológica coexiste con la innovadora durante siglos. Este estudio muestra que éste es el caso de matarse, pues su uso de reflexivo ha coexistido con el de voz media durante muchos años. Además, en los dos últimos siglos, han existido tanto el verbo matarse con valor reflexivo, como suicidarse, para expresar el mismo evento. Aunque en tan solo dos siglos suicidarse ha pasado a ocupar el lugar preferencial para describir la muerte autoinfligida, considero que el sentido reflexivo de matarse no se perderá, pues cada una de estas formas tiene valoraciones distintas. En este sentido, los dos verbos pueden ser usados por los hablantes para imprimir una mirada diferente frente al evento, lo que sería interesante de investigar a la luz de las teorías de la subjetivización de Langacker (2006). Además de este interrogante, otras investigaciones podrían ampliar la comprensión de este caso del español. Sería interesante explorar, por medio de un estudio tipológico, qué tan común es en otras lenguas el tener un verbo que indique la muerte accidental. Si existen estas expresiones, resultaría importante determinar cuál ha sido su origen, y si en ellas se ha dado también el uso de una forma reflexiva para describir una función de voz media. En especial, valdría la pena saber si este proceso ha ocurrido en otras lenguas romances con el clítico se. Como dato curioso, en la única lengua que he indagado este hecho, el portugués, varios de sus hablantes afirman que el significado de matarse se usa exclusivamente para la muerte autoinfligida, dándose un contraste que valdría la pena profundizar. Dentro del estudio específico del español, sería importante en el análisis de corpus, incluir variables textuales, para saber si el proceso del cambio es más evidente en unos géneros que en otros. Igualmente, valdría la pena separar el registro escrito del oral, para determinar si el proceso de cambio es similar o difiere en estas dos formas. Otra posible investigación relacionada sería determinar los valores subjetivos que se asocian a matarse y suicidarse con el fin de establecer si estas formas verbales han tenido un proceso de especialización léxico-semántica. En fin, el tema de la muerte y su representación discursiva tiene un amplio campo por explorar. Considero que este trabajo constituye un paso en esa dirección y contribuye a los estudios generales de lingüística hispánica, al mostrar cómo el clítico se ha adoptado valores medios a partir de una función reflexiva, y por otra parte, cómo la teorías de la gramaticalización pueden ser aplicadas a procesos de cambio semántico. “Me iba a suicidar y casi me mato”: sobre el origen del verbo matarse 253 Referencias Ariès, Philippe. 1999. El hombre ante la muerte. Taurus Humanidades. Madrid. Bogard, Sergio. 2006. El clítico se: valores y evolución. In Company Company, Concepción (ed.), Sintaxis Histórica de la Lengua Española. 755-868. México DF: Universidad Nacional Autónoma de México. Bull, William E. 1952. The Intransitive Reflexive: "Ir" and "Irse". The Modern Language Journal. 36 (8). 382-386. Bybee, Joan. 2003. Mechanisms of change in grammaticization: the role of frequency. In Joseph, Brian & Richard Janda (eds.), The Handbook of Historical Linguistics. 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