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ENCUENTROS CON JESÚS JESÚS, MARTA y MARÍA MIRADA A LA VIDA Es un hecho que, en la vida de hoy en día, nos falta la calma y el sosiego, y abundan -sobre todo- las prisas y los ruidos. De esto nos hablan mucho los estudios y las estadísticas, pero -especialmente- las sensaciones de las personas con las que convivimos. Pero también se da este otro fenómeno curioso: cuando tenemos una oportunidad de silencio y de paz, lo agradecemos de veras y, además, en ocasiones, manifestamos abiertamente lo positivo de esa experiencia. Y es que el día a día nos abruma con sus obligaciones y exigencias… Esta nueva situación está haciendo posible que hoy en día estén proliferando esos LUGARES (especie de “OASIS”) de silencio, de oración, de encuentro ante el Misterio, que la vida y tantas realidades nuevas nos presentan constantemente. Así, pues, en nuestro caminar se están dando las dos experiencias: las prisas y el estrés y, también, el deseo del sosiego, del pararse en los caminos de la vida. Y es que la persona humana no es una “máquina” de hacer y producir, de consumir y de acumular. Es mucho más. Busca y ansía el SER, en toda su profundidad, y eso a pesar de los inmensos condicionantes que se presentan. Desear y buscar la felicidad y la plenitud, es algo que “nace” espontáneamente en lo más hondo de nuestro ser de hombres y de mujeres. Y aquí buscamos lo que realmente ayude a conseguir esa PLENITUD en la que soñamos y por la que luchamos. El ENCUENTRO de Betania que hoy contemplamos tiene algo (o mucho) que ver con esto que estamos planteando. Por cierto, un relato y encuentro al que en tantas ocasiones la gente se ha acercado con ideas prefijadas e interesadas y ha querido sacar del mismo unas conclusiones que jamás quiso proponer. Así, este episodio ha servido para contraponer oración y acción; vida contemplativa y vida de compromiso… llegando a afirmar que las primeras son superiores a las segundas, etc. De ahí que será necesario que lo tengamos en cuenta, para no caer en la misma “trampa”. El primer dato, bonito y sugerente, de este relato es que Jesús también buscaba sus “refugios” de paz, de amistad donde poder “alimentar” el ENCUENTRO y, en ese ambiente, ofrecer su Buena Nueva. Y así, está en Betania. Y se encuentra con DOS ACTITUDES de vida ante su presencia y su propuesta. MARTA se siente segura de sí misma (“Marta” en arameo significa “señora”); por eso acoge a Jesús en su casa, pero no acepta su MENSAJE, porque parece que no tiene tiempo. En cambio su hermana, MARÍA, acoge y goza con el mensaje de Jesús, y esa Buena Noticia le empapa plenamente, encontrando lo que ella realmente necesitaba. Una está nerviosa, atrapada por la tarea y, por eso, el “mensaje” no le llega al fondo de su ser ni le transforma. Al contrario, su hermana vive plenamente el ENCUENTRO con Jesús y su propuesta, y ella queda llena de paz y de luz. Marta se siente segura, pero, al mismo tiempo, prisionera de su “papel” de señora, y se siente con capacidad de juzgar, también a su hermana. María, en cambio, ha escogido ser plenamente discípula y dejarse moldear por Jesús, vivir a la escucha y creer profundamente en aquella noticia liberadora que ofrece Jesús. Aquí radica la gran diferencia entre las dos actitudes: la primera, ata y aprisiona; la segunda, libera, abre puertas u ofrece un horizonte que ilumina toda la vida de la persona que la acoge. Vamos a contemplar el relato evangélico. Ojalá lo hagamos sin prejuicios, deseando descubrir y aceptar lo que el mismo nos ofrece. Sólo así merecerá la pena. A LA LUZ DEL EVANGELIO EVANGELIO: Lucas 10, 38-42 En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: - «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano». Pero el Señor le contestó: - «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán». HOY Y AQUÍ Está claro: ante Jesús y su Buena Nueva, se pueden adoptar diversas formas de “estar”. Aquí se nos ponen delante de los ojos dos estilos diversos, dos formas de estar que acarrean consecuencias bien diferentes. Hasta tal punto es así, que una (Marta) queda “chafada” ante la oferta de Jesús y eso a pesar de ser su discípula y acogerle en su casa, pero la ansiedad y el nerviosismo y su misma seguridad en lo que hace, le impiden encontrase con el gozo del Encuentro. Al contrario, su hermana (María) se deja empapar por la presencia del Maestro, y de ser discípula, se convierte en SEGUIDORA incondicional, porque se siente atrapada por el gozo de “estar” escuchando y acogiendo al Maestro. Aquí descubrimos que Marta continúa en el viejo camino; María se abre a la NUEVA realidad que le ensancha el corazón y de ahí que… “Ha escogido la parte mejor”. No podía ser de otra manera: según Jesús, esta actitud es, profundamente, más positiva y creadora de nueva vida. Y es que María ha aprendido a ESCUCHAR y ahí, en esa escucha, se despoja de las prisas y agobios, puede entrar en su interior, descubriendo sus profundas necesidades, y es ahí donde se abre del todo a Jesús, y, como consecuencia, se produce el ENCUENTRO, transformando desde la misma raíz el ser de la persona. María ha encontrado en Jesús y su propuesta la seguridad que necesitaba; Marta encontraba esa seguridad en sí misma, en su papel de “señora” de la casa. Es el momento de ir sacando conclusiones para nuestra vida, la de cada día, para así dejarnos empapar de lo mejor. Y la primera “pista” que se nos ofrece es la importancia del SABER ESCUCHAR; y es que esa actitud crea toda una forma de mirar y de entender lo que conlleva la oferta que se nos está haciendo. En la escucha de María, ella descubre la ternura de Dios que Jesús está anunciando y ofreciendo, y esto le produce un inmenso gozo y la transforma. Si a esto le llamamos ORACIÓN… ¡bienvenida sea la oración! Porque ésa sí que produce frutos de vida. Otra pista muy sugerente es que el SILENCIO es un elemento necesario para el camino; no es una especie de “tiempo muerto”, sino al contrario, es lo que produce la APERTURA del ser a la escucha y a la acogida. Sin ese silencio, da la impresión de que no se puede llegar a las raíces que motivan el caminar de la vida. Está claro que las “prisas” y los “ruidos” son malas consejeras para nuestro caminar. Así nos lo muestra el relato que estamos contemplando. Y, como conclusión: sólo el ENCUENTRO transforma. Marta, aunque le acoge en su casa, no se ENCUENTRA con él y, por eso, continúa sin parar. No así María. Y esto mismo nos puede ocurrir a nosotros: si no “escuchamos” desde el silencio, es muy posible que no se produzca el ENCUENTRO que nos puede transformar, en su sentido más profundo. ORACIÓN Dios y Padre bueno, que nos diriges tu palabra incansablemente, aunque nosotros, en tantas ocasiones, nos encontramos demasiado ocupados y sin tiempo para escucharte. Concédenos el Espíritu de Jesús, para que como él, sintamos el deseo de escucharte en el SILENCIO y así se transforme nuestra vida desde su misma raíz. No te canses, Padre, de hablarnos y de invitarnos al encuentro contigo y con Jesús, porque es lo mejor que nos puede suceder, y lo que nos va a colmar de tu gozo y de tus dones. PLEGARIA A PIE DESCALZO A pie descalzo, Señor. De puntillas, no. A pie descalzo, calcando la planta desnuda en la arena, despojados de la sandalia, así entramos en la aventura de orar, Señor Jesús. A pie descalzo, paso a paso, como niños que comienzan a caminar, así abrimos el camino, Señor. A pie descalzo, en busca de originalidad, de pureza, de las raíces de la vida, así caminamos, Señor. A pie descalzo, despojados de todo lo que no somos, así caminamos, Señor. A pie descalzo, desnudos de postizos, con sencillez, sin hacer ruidos, sin afán de dejar pisadas para que otros nos sigan, así caminamos, Señor Jesús. A pie descalzo, con el corazón en vilo, entrando en lo desconocido, en lo inútil, en lo que no se mide, en lo no comerciable, así entramos, Señor Jesús. A pie descalzo, en la aventura de llegar a Dios, de experimentarlo, de sentirlo cercano, amigo, así caminamos, Señor. A pie descalzo, paso a paso, fascinados por lo desconocido y atraídos por el Trascendente, así caminamos, Señor. A pie descalzo, buscando como peregrinos el sentido último de la vida y la razón última para vivir, así caminamos, Señor Jesús. A pie descalzo, paso a paso, ponemos en el camino de la oración nuestro ser cristiano porque queremos vivir el amor al Padre como lo vivió Jesús, el Señor. Porque tú amabas, Jesús, amamos nosotros. Porque tú orabas, Jesús, oramos nosotros. Tu estilo de vida, Jesús, es la única razón para esta aventura, esta experiencia, esta revolución del corazón llamada oración. Jesús, creemos que la puerta por donde Dios entra en el interior del hombre es la oración. Abierta ésta, Señor, Él se comunica con sus gracias. Cerrada ésta, Señor, el corazón se queda vacío y solo. A pie descalzo, paso a paso, sin desánimos, conscientes de la necesidad de orar, despiertos a la audacia de comenzar un camino nuevo, abrimos nuestro camino, Señor Jesús, en tu nombre. Nos unimos a ti, que eres el gran Orante. Confiamos en la luz y la fuerza de tu Espíritu y te pedimos que nos muestres el rostro del Padre. A pie descalzo, caminamos contigo, tú en medio de nosotros. A pie descalzo caminamos con tu Espíritu, tu Espíritu en nuestro corazón en búsqueda, cobijados en la gran ternura del Padre que nos quiere. A pie descalzo, con el corazón desnudo te decimos: Maestro, enséñanos a orar. ¡Maestro! CANTO ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR Señor, no soy nada ¿por qué me has llamado? Has pasado por mi puerta y bien sabes que soy pobre y soy débil ¿por qué te has fijado en mí? ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR, CON TU MIRADA. ME HAS HABLADO AL CORAZÓN Y ME HAS QUERIDO. ES IMPOSIBLE CONOCERTE Y NO AMARTE. ES IMPOSIBLE AMARTE Y NO SEGUIRTE. ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR. Señor, yo te sigo y quiero darte lo que pides; aunque hay veces que me cuesta darlo todo, tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina, Señor, junto a mí. Señor, hoy tu nombre es más que una palabra, es tu voz que hoy resuena en mi interior y me habla en el silencio ¿qué quieres que haga por Ti? (Grupo Kairoi – “JESÚS DE NAZARET” – Ediciones Paulinas)