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EL NUEVO PACTO La suprema expresión de la salvación DANIEL G. CARAM Título original: “Salvation to the Uttermost an exposition of the New Covenant” © 2005 Daniel G. Caram Impreso Diciembre 2005 Todos los derechos reservados Traducción: Equipo de traducción IBJ Guatemala Primera edición en castellano impresa en marzo 2010 A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión Reina-Valera en su revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas. Impreso en Zion Christian Publishers P. O. Box 70 Waverly, New York 14892 ISBN # 1-59665-500-3 Agradecimientos Al equipo de trabajo de Instituto Bíblico Jesucristo Guatemala, por su labor en la traducción y edición de la edición en castellano. Al equipo editorial de ZCP: Carla Borges, Suzette Erb, Mary Humphreys, David Kropf, Jeremy Kropf, Justin Kropf, Sarah Kropf, Raquel Pineda, Caroline Tham y Suzanne Ying. Contenido Prólogo P.7 Introducción P.9 Israel pierde su privilegio y lo cede a la Iglesia P.17 El resumen del Nuevo Testamento‘ P.27 Hebreos: Un mejor pacto P.35 El Mensajero del Pacto P.53 Este es el Nuevo Pacto en Mi sangre P.67 La promesa del Espíritu P.81 Quitar el corazón de piedra P.95 Les daré un nuevo corazón P.111 Pondré mi ley dentro de ellos P.123 Los Diez Mandamientos (Mandamientos I-IV) P.133 Los Diez Mandamientos (Mandamientos V-X) P.141 Todos me conocerán P.151 La Santa Cena P.165 Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo P.173 Epílogo P.179 Apéndice P.181 7 Prólogo Desde hace algún tiempo he sentido que el Espíritu de Dios ha estado haciendo vida en mí las verdades del Nuevo Pacto: El nuevo corazón, el nuevo espíritu y las leyes de Dios escritas sobre las tablas vivas. Todas estas verdades forman parte de las promesas del Nuevo Pacto y, sin embargo, muchos no las comprenden fácilmente. Es con esta intención que estamos presentando este comentario: que podamos capacitar al lector para comprender las promesas del Nuevo Testamento en forma más apropiada. De ninguna manera es una disertación exhaustiva; sin embargo, provee un marco en el cual el estudiante puede comenzar a ver los propósitos de Dios en una forma más precisa. Como decía el apóstol Pablo: “Que seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura; y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento…” El Antiguo Pacto (dado en el monte Sinaí) tenía muchos factores debilitantes en él, y únicamente duró un tiempo, ¡tuvo un final! Las promesas del Nuevo Pacto son eternas, “el pacto eterno” (He. 13:20). Son eternas porque están selladas con la sangre de la Divinidad. La promesa del Nuevo Pacto es una redención total: una salvación perpetua. Debido a que nuestro primer padre pecó, el hombre perdió su lugar en Dios y perdió su herencia. Sin embargo, a través de la obra redentora del “Segundo Adán” (Cristo), el hombre puede, de hecho, entrar a un mejor lugar en Dios ¡y a un paraíso mejor que el que perdió! 8 La suprema expresión de la salvación El Nuevo Pacto no solamente provee el poder para perfeccionar al que busca, sino también promete darle una herencia eterna. ¡Permitámosle al Espíritu de Dios mostrarnos la grandeza de lo que nuestro Salvador ha forjado para nosotros a través de Su propia sangre! “Los secretos del SEÑOR son para los que le temen, y Él les dará a conocer su pacto”. (Sal. 25:14 LBLA). 9 Introducción A través de todo el Antiguo Testamento, hay muchas alusiones acerca del legado del Nuevo Pacto. Sin embargo, Jeremías es el único profeta que usa el término “Nuevo Pacto”. En la época en que Jeremías escribió el capítulo treinta y uno, una porción de Israel había sido llevada cautiva a Babilonia. No obstante, el Señor le estaba dando a Jeremías un mensaje de esperanza y restauración para Israel antes de su última dimisión. Cuando Jeremías vio la bondad y la misericordia tan abundantes que serían restauradas a Israel en los tiempos del fin, estaba tan anonadado, que fue como si estuviera despertando de un hermoso sueño. Fue en este momento que el Señor comenzó a hablarle a Jeremías acerca del “Nuevo Pacto”. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jer. 31:31-34) 10 La suprema expresión de la salvación No como el pacto que rompieron El Antiguo Pacto tenía sus demandas. Estaban los Diez Mandamientos que fueron grabados en piedra. También estaba el “libro” del pacto (Ex. 24:7). El libro del pacto imponía muchas cosas: estaban las ordenanzas, tales como las leyes sabáticas y los días festivos; las ordenanzas levíticas para los sacerdotes; diversas prescripciones para las ofrendas; y regulaciones para la impureza ceremonial tales como tocar los muertos o los leprosos. También estaban las leyes civiles: juicios entre vecinos, etc. Todas estas regulaciones eran parte del Antiguo Pacto, aun así podemos decir legítimamente, que todas ellas están representadas (o resumidas) por los Diez Mandamientos. Básicamente, la Ley grabada en piedra simbolizaba el Antiguo Pacto (Ex. 34:28), “¡Cuya ley quebrantaron!” Mientras Moisés ascendía el monte Sinaí para recibir las “tablas del pacto”, el campamento (mientras tanto) estaba erigiendo un becerro de oro (Ex. 32). Cuando volvió Moisés y vio la corrupción del pueblo, en ira santa, destruyó las tablas del pacto, ¡una señal siniestra de que Israel quebrantaría este pacto! Nuevamente Moisés ascendió al monte, y de nuevo el Señor escribió Sus leyes sobre las tablas de piedra. Cuando Moisés descendió la segunda vez, colocó la ley dentro del arca: “Y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca” (Dt. 10:2). La ley que fue puesta dentro del arca significaba la ley que debía ser guardada, pero no por Israel. Israel no la guardaría, El Nuevo Pacto 11 porque durante toda la era del Antiguo Pacto el arca siempre estaría velada. En otras palabras, sería inaccesible en el sentido más amplio. El Arca es simbólica del Nuevo Pacto El Arca del Pacto (en este caso) simboliza el Nuevo Pacto porque la ley residía allí. Al morir Cristo en la cruz, el velo del templo se rasgó, dando a entender que el Nuevo Pacto estaba ahora en vigor. El camino había sido abierto, y era un pacto alcanzable. Este escenario también nos ayuda a comprender lo que el apóstol Pablo estaba diciendo en Segunda de Corintios, capítulo tres, cuando habla del velo que aún está puesto sobre los ojos de Israel. Ellos aún están bajo el Antiguo Pacto, aunque ya no es válido. Sus ojos todavía están velados al Nuevo Pacto, y no pueden entrar al Nuevo Pacto (como nación) ¡sino hasta que reconozcan a Aquel que rasgó el velo! Si podemos apreciar el arca como un símbolo del Nuevo Pacto, esto nos ayudará a comprender muchas verdades. Por ejemplo, nos ayuda a entender el Tabernáculo de David. Luego que David tomó el monte de Sion, llevó el arca a Jerusalén y la colocó en una tienda sin velo. En figura, David experimentó cuál era la intención de la adoración del Nuevo Testamento (Hch. 15:15-16): ¡ministrar en la presencia del Señor! Él experimentó (en figura) el don de la justicia que provee el Nuevo Pacto, el cual es, ¡para aquellos que lo buscan! 12 La suprema expresión de la salvación Israel entra al pacto en el Milenio La visión de la restauración que Jeremías vio en el capítulo treinta y uno, supera por mucho cualquier cosa que Israel hubiera experimentado hasta ese momento. Supera la restauración de Esdras y Nehemías. En realidad la visión supera la edad de la Iglesia. No es sino hasta el Milenio que Israel (como nación) recibirá a Cristo. No es sino hasta el Milenio que Israel será magníficamente restaurada (verdaderamente, muchísimo más de lo que antes fue). No es sino hasta el Milenio que Israel entrará al “Nuevo Pacto”. ¡Ciertamente no podemos aplicar Jeremías 31:33-34 al Israel actual! La ley no está en su corazón; no han sido perdonados de sus pecados; y no le conocen a Él. Sus ojos están velados de Él. El apóstol Pablo reclama el Nuevo Pacto En el libro a los Hebreos, el apóstol Pablo reclama el Nuevo Pacto para todo aquel que cree. Obviamente, “Hebreos” fue escrito para los judíos creyentes en Jerusalén. Aunque Israel como nación rechazaría a Cristo, hubo un gran número de judíos que sí creyeron. De hecho, Pablo hizo esta declaración en 2 Corintios 3:14: “Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado”. Porque a los judíos que recibieron a Cristo, el velo de ceguera les fue quitado y ahora podían experimentar la realidad del Nuevo Pacto. El Nuevo Pacto 13 Incluso entre los creyentes judíos existía un problema. Muchos de ellos aún seguían aferrados al Antiguo Pacto, y algunos estaban retrocediendo. El apóstol tuvo que enderezar algunas de sus teologías. Consideremos algunos versículos del libro de Hebreos: ♦ Hebreos 8:7 “Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo”. ♦ Hebreos 8:8 “Porque reprendiéndoles dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto”. ♦ Hebreos 8:9 “No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; y yo me desentendí de ellos dice el Señor”. ♦ Hebreos 8:10 “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo”. ♦ Hebreos 8:11 “Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: La suprema expresión de la salvación 14 Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. ♦ Hebreos 8:12 “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. Como veremos, el autor de Hebreos está reclamando las promesas de Jeremías 31:31-34, para aquellos que creen. Los judíos creyentes en Jerusalén estaban regresando a diversos rituales del Antiguo Pacto, y esencialmente, esta fue la razón para escribir esta epístola. (Más adelante, estaremos considerando algunas de estas verdades). Sin embargo, por el momento necesitamos entender claramente que la Iglesia estaba entrando a las promesas del pacto dado a Israel. Israel (como nación) estaba siendo excluida de las promesas del pacto hasta la Segunda Venida (Ro. 11:25-27). En los siguientes versículos, el apóstol prosigue mostrando a los creyentes hebreos que ahora el Nuevo Pacto es: ♦ Hebreos 10:15 “Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho…” ♦ Hebreos 10:16 “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré”. El Nuevo Pacto ♦ 15 Hebreos 10:17 “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”. ♦ Hebreos 10:18 “Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado”. ♦ Hebreos 10:19 “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo…” ♦ Hebreos 10:20 “Por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne”. Evidentemente, Cristo abrió el velo por medio de Su crucifixión. Más aún, es a través de la sangre de Cristo que podemos comprender las hermosas promesas del Nuevo Pacto: los pecados perdonados, el acceso al trono de gracia y la expectativa de tener un nuevo corazón, ¡uno que ame las leyes de Dios! ¿No da testimonio el Espíritu Santo? Nuevamente, enfatizamos el hecho que este Nuevo Pacto es uno que debe ser guardado. ¡Podemos comprender sus rígidas demandas por medio de nuestro Señor y Salvador! ¡Amén! Todas las provisiones que están disponibles para nosotros a través del Nuevo Pacto, nos capacitan para que seamos la “Nación Santa” que Cristo anhela. Puede ser que la secuencia de algunos de los próximos capítulos no esté en el orden del capítulo 31 de Jeremías. Jeremías comienza la promesa con “teniendo las leyes 16 La suprema expresión de la salvación escritas en el corazón”, mientras que la versión de Ezequiel finaliza con “teniendo las leyes escritas sobre el corazón”. Al convertirnos, (en teoría) se nos da un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Sin embargo, ¡la realidad de esto puede tomar un tiempo considerable! A lo largo de este comentario habrá algunas repeticiones. Esto es intencional, y es clave para retener ciertas verdades. Escuchar algo tres veces no es redundancia, es un hecho que debemos escuchar algo por lo menos tres veces para retenerlo. Es a través de la sangre de Cristo que podemos comprender las hermosas promesas del Nuevo Pacto: los pecados perdonados, el acceso al trono de gracia y la expectativa de tener un nuevo corazón, ¡uno que ame las leyes de Dios! 17 Israel pierde su privilegio y lo cede a la Iglesia En la introducción de este libro, hicimos mención al hecho de que Israel perdería su privilegio del Nuevo Pacto y lo cedería a la Iglesia. Ciertamente, Israel estaba destinado a ser destituido del pacto prometido, durante todo el tiempo de la era de la Iglesia (cerca de 2000 años). Para que nosotros apreciemos en plenitud su destino predeterminado, debemos considerar algunos de los tipos y sombras del Antiguo Testamento. El escenario del Tabernáculo Primero, consideremos el tabernáculo de Moisés, el cual era una sombra de las verdades espirituales (He. 9:5). Había tres secciones en este tabernáculo, lo cual habla de las tres dispensaciones: El Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la era Milenial. (En griego, las palabras testamento y pacto en griego son la misma palabra). Las dimensiones de las tres secciones del tabernáculo son las siguientes: ♦ ♦ ♦ El Atrio Exterior 1500 codos cuadrados. El Lugar Santo 2000 codos cúbicos. El Lugar Santísimo 1000 codos cúbicos. El Atrio Exterior nos habla del Antiguo Pacto, aproximadamente 1500 años. Comenzó cuando el pacto fue entregado en el monte Sinaí, hasta el inicio del Nuevo Pacto, en la cruz (He. 9:16-17). 18 La suprema expresión de la salvación El Lugar Santo nos habla de la era de la Iglesia, la cual es cerca de 2000 años. La era de la Iglesia comenzó con la muerte y resurrección de Cristo, y continúa hasta la Segunda Venida o el Milenio (Ro. 11:25-26). El Lugar Santísimo nos habla de la era Milenial, cuya característica principal es el reinado de mil años de Cristo en la tierra. Comienza en la Segunda Venida y concluye con el juicio del gran “Trono Blanco” (Ap. 20:6-15). Reflexionando sobre el escenario del tabernáculo: Israel encaja en el Atrio Exterior, y la Iglesia en el Lugar Santo. Lo que divide al Lugar Santo del Lugar Santísimo es el velo. (Recuerde que el arca estaba en el Lugar Santísimo). Para aquellos de nosotros que estamos en la era de la Iglesia, el velo ha sido rasgado. ¡Tenemos acceso a las promesas de este pacto por medio de la sangre de Cristo! Para los que están en el Atrio Exterior (Israel) hay una brecha de dos mil años entre ellos y el pacto prometido. La brecha “2000” Consideremos aún otra figura; cuando Israel estaba cruzando hacia la Tierra Prometida, debían mantener una distancia de 2000 codos entre ellos y el arca: “Y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella. A fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre El Nuevo Pacto 19 vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella” (Jos. 3:3-4). El Tarbernáculo de Moisés 50 cod os El Arca del Pacto El Altar del Incienso 100 codos El Candelero La Fuente de bronce El Altar del Holocausto La Puerta (4 columnas) Oeste Norte Sur Es te 20 La suprema expresión de la salvación Note cómo está redactada la oración: “…para que sepáis el camino donde habéis de ir”. Aquí hay otro pronóstico de que Israel sería separado durante la dispensación de 2000 años de la Iglesia. Al final de la era de 2000 años (aproximadamente) de la Iglesia, Israel es redimido, y entra al pacto prometido dado a través de Jeremías. Pablo expone acerca del tema El apóstol Pablo es muy explícito acerca de la salvación de Israel como nación. En el libro de Romanos, capítulo 11:25-27, leemos: “Porque no quiero, ¿Qué pacto hermanos, que ignoréis este misterio, promete la para que no seáis arrogantes en remoción de cuanto a vosotros mismos: que ha pecados? ¡El acontecido a Israel endurecimiento Nuevo Pacto! en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados”. En realidad no puede estar más claro que los pasajes anteriores. Israel está cegado hasta que termine la era de la Iglesia. Cuando ésta termine (aproximadamente 2000 años), el Salvador viene como el Liberador de Israel y Él los vuelve de su impiedad. Observe la última oración: “Éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados”. Éste es mi pacto con ellos, cuando quite sus pecados. ¿Qué pacto promete la remoción de pecados? ¡El Nuevo Pacto! El Nuevo Pacto 21 Advertencia a la Iglesia Mientras estamos en Romanos capítulo once, pienso que sería bueno tomar nota de la advertencia que se le da a la Iglesia gentil. Pablo acaba de explicar (desde el principio del capítulo) por qué Israel fue destituido (y los gentiles implantados). Él compara la operación con un olivo cuyas ramas fueron cortadas hasta la raíz. Las ramas naturales representan a Israel. Las ramas injertadas representan las demás naciones: los gentiles. Ésta es la advertencia: “Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará” (Ro. 11:20-21). Dios no predestinó a Israel para ser destituido sin causa. Toda la historia de Israel está enlazada con advertencias proféticas. De hecho, el mismo Moisés (1500 años antes que Israel fuera removida como nación) profetizó que a causa de que le provocaron a celos con sus ídolos, Él los provocaría a ellos a celos por medio de una nación insensata (Dt. 32:21). A propósito, nosotros (los gentiles) somos la nación insensata a la que se refiere. Isaías, dijo lo siguiente acerca de lo que Israel perdió: “fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos” 22 La suprema expresión de la salvación (Is. 65 1-2). A causa de la rebelión de Israel, ¡Dios removió a Israel e hizo accesibles para nosotros las hermosas provisiones del pacto que debió haber sido de ellos! Volviendo a nuestro punto original: “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará”. Israel cayó a causa del pecado y la incredulidad. ¡Una cosa ¡Una cosa que que el Nuevo Pacto no promete es el Nuevo Pacto “seguridad eterna”! Los pecadores no promete es persistentes bajo el Antiguo Pacto “seguridad ¡fueron al infierno! Los pecadores eterna” persistentes bajo el Nuevo Pacto ¡también van al infierno! “Pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada” (He. 6:8). (Estudiaremos el tema de la seguridad eterna en otro capítulo). La misericordia de Dios nos introdujo al Nuevo Pacto La Iglesia (en cierto sentido) es el verdadero Isaac. Isaac fue el hijo nacido por un acto de fe. Sin embargo, los escritores del Nuevo Testamento (que eran judíos) dejan muy claro que la razón por la que hemos sido escogidos para estar aquí es por gracia. Pablo ya aclaró ese punto en el libro de Romanos. Se nos recuerda que somos extranjeros, pero la misericordia de Dios nos introdujo. Veamos otros pocos pasajes. El Nuevo Pacto 23 Efesios 2:11-12 “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”. 1 Pedro 2:9-10 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”. Las parábolas de Cristo Es interesante tomar nota de las parábolas de Cristo. Muchas de Sus parábolas hacían alusión a que Israel había perdido las promesas del reino. La siguiente lista de ninguna manera está completa, sino que nos da un cuadro de lo que Jesús estaba diciendo a Israel. Recuerde que Cristo era el “Mensajero” del pacto. En Malaquías 3:1 se profetizó acerca de Él. El hijo pródigo Lucas 15:28-31 El hijo pródigo despilfarra su herencia, pierde su derecho y lo cede al otro hijo. El pródigo, el Israel natural, es restaurado al final, pero el otro hijo, el Israel espiritual, lo recibe todo. 24 La suprema expresión de la salvación La parábola de los dos hijos Mateo 21:28-31 Un hijo, Israel, dijo: “Voy” pero no fue. El otro hijo, el Israel espiritual, dijo: “No voy”, pero se arrepintió y fue. La parábola de la viña Mateo 21:33-40 Los labradores de la viña, Israel, no producían fruto. La viña les fue quitada, y le fue entregada a otros, al Israel espiritual, quienes producirían fruto. La higuera maldita Marcos 11:12-23 La higuera, símbolo de Israel, es maldita: Ya no producirá fruto. La higuera restaurada Mateo 24:32 Al final la higuera, Israel, es restaurada. El odre Marcos 2:22 El odre viejo, Israel, no puede contener el vino nuevo. El odre nuevo, el Israel espiritual, recibe... El Nuevo Pacto 25 La gran cena Lucas 14: 16-24 Los convidados a la cena, Israel, rehusaron y fueron reemplazados por otros, el Israel espiritual. La fiesta de bodas Mateo 22:2-13 Los convidados, Israel, no asistieron y fueron reemplazados por otros, el Israel espiritual. El fariseo y el publicano Lucas 18:10-14 El fariseo es Israel. Pensó que su propia justicia era suficiente. El publicano, que era inaceptable para Israel, se humilla y encuentra misericordia. El buen samaritano Lucas 10:30-37 Los que conocen la ley, Israel, la quebrantan al ignorar al hombre herido. El samaritano, los que están fuera del reino, cumplió la ley cuando ministró a la víctima junto al camino (Lv. 19:18). Toda la Escritura, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, confirma el hecho de que Israel, a causa de sus pecados y de su incredulidad, perdería su lugar y lo cedería a otra nación, a la Iglesia gentil). Isaías 26 La suprema expresión de la salvación profetiza acerca de la Iglesia gentil en el capítulo 54:1: “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová”. “Tu descendencia será mayor que la de la casada”. El Señor estaba casado con Israel. De hecho, el Señor declaró en Jeremías 3:14: “Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo…”. Los gentiles harían lo que Israel no hizo: ¡producirían el fruto deseado! “…y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Ap. 5:9-10). 27 El resumen del Nuevo Testamento ¿Cuál es el tema? Si alguien nos preguntara: “¿Cuál es el tema del Nuevo Testamento?”, ¿Podríamos dar una respuesta inmediata? ¿Cuál es el tema del Nuevo Testamento? En realidad, el tema es tan obvio que en cierta forma es difícil de ver. Conforme envejezco, debo retirar las cosas más y más para poder verlas. Hay una palabra para esto: “hipermetropía”. Cuando busco mi taza de café en la mesa, me cuesta encontrarla porque está justo delante de mí. Hay un dicho: “No puedes ver el bosque a causa de los árboles”. En otras palabras, estamos en el bosque buscando el bosque. El tema del Nuevo Testamento es “El Nuevo Testamento”. Es difícil, quizá debería formularlo de otra manera: El tema del Nuevo Testamento es “El Nuevo Pacto”. ¡Así suena mejor! La verdad es que las palabras testamento y pacto son la misma palabra en griego. ♦ ♦ Testamento (Strong H1242: diatheke). Pacto (Strong H1242: diatheke). Cuatro palabras Encontré un bosquejo en mi archivo que pensé podía sintetizar muy bien el Nuevo Pacto, con sólo cuatro La suprema expresión de la salvación 28 palabras. No sé dónde se originaron, pero voy a tomarlas prestadas, y las explicaré brevemente: w Manifestación. w Propagación. w Explicación. w Consumación. EL NUEVO TESTAMENTO ♦ ♦ ♦ ♦ Manifestación los cuatro evangelios. Propagación el libro de los Hechos. Explicación las epístolas. Consumación el libro de Apocalipsis. Manifestación En 1 Timoteo 3:16, se nos dice que Dios fue manifestado en la carne. Dios fue manifestado en la persona de Cristo. “Y llamarás su nombre ‘Emanuel’, Dios con nosotros” (Mt. 1:23). Los cuatro evangelios nos dan cuatro aspectos del Dios/Hombre. Son una revelación de Dios Hijo viniendo a la tierra por medio de una virgen. Todos ellos revelan el ministerio del Hijo de Dios. Todos revelan la misión de nuestro Señor Jesucristo: finalmente derramar Su sangre y así iniciar el Nuevo Pacto. La noche de la crucifixión, el Maestro pasó la copa, emblema de Su propia sangre, y dijo: “Esta es mi sangre del Nuevo Pacto que por ustedes es derramada”. El Nuevo Pacto 29 La misión de nuestro Señor no fue únicamente convertirse en el sacrificio “una vez y para siempre” por el pecado, sino que Su breve ministerio, de tres años y medio, estaba instituyendo un precedente para el estándar del Nuevo Pacto. Él es llamado el “Mensajero” del Pacto en Malaquías 3:1: “He aquí, yo envío mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis, he aquí, viene –dice el SEÑOR de los ejércitos” (LBLA). En este pequeño versículo, vemos a Juan el Bautista y a Cristo. Juan no era el “mensajero del pacto”. Él era el mensajero que preparaba el camino para el Cristo, quien era el Mensajero del Pacto. ¡Cristo fue el Mensajero que llegó al templo con el látigo en la mano! ¡Los versículos subsecuentes en Malaquías declaran que ninguno podía estar de pie delante de Él! “¿Quién podrá estar en pie cuando él se manifieste?” Una verdad que continuamente repercute en toda la Escritura es que ¡el mensajero es el mensaje! Cada profeta debía experimentar su mensaje, convertirse en el mensaje. Dios pasa años forjando al hombre que Él utiliza para ejemplificar el mensaje. El punto es que Cristo no sólo predicó un nuevo mensaje a Israel; Él fue la personificación del mensaje del Nuevo Pacto. Él fue el Nuevo Pacto manifestado. Fue el prototipo, la muestra del fruto de lo que el Nuevo Pacto produciría. Consideraremos el “Mensajero” en otro capítulo, cuando reflexionemos acerca del mensaje que Jesús enseñó. 30 La suprema expresión de la salvación Propagación Ahora que Cristo ha iniciado el Nuevo Pacto a través de Su muerte y resurrección, ¡el mandamiento es “Id”! (Mt. 28:19). Sí, id a toda nación enseñándoles, ¡esto significa propagar el Evangelio! Es aquí donde ahora se activa el libro de los Hechos. Parte de la promesa del Nuevo Pacto se encuentra en el libro de Ezequiel, capítulo 36:27: “Y pondré de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis…” El mandamiento de Jesús luego de Su resurrección fue esperar la promesa del Espíritu. Todo esto es una parte del Nuevo Pacto. El libro de los Hechos comienza con el derramamiento del Espíritu de Dios. El derramamiento del Espíritu no sólo les dio poder a los discípulos para promulgar el Evangelio, sino que capacitó a la Iglesia para vivir su mensaje a pesar de muchas persecuciones. El libro de los Hechos abarca los primeros treinta años de esfuerzos misioneros. La propagación del Evangelio comenzó inicialmente en Jerusalén, luego en Judea, después en Samaria y posteriormente en los confines del mundo conocido. Consideraremos el bautismo en el Espíritu Santo en un próximo capítulo. Explicación Después del establecimiento de la Iglesia Primitiva, vino la necesidad del maestro, el teólogo. Las epístolas fueron escritas, no solamente para estabilizar las Iglesias, sino también para “explicar” los misterios, para explicar las El Nuevo Pacto 31 inescrutables riquezas de Cristo. El evangelismo es maravilloso; redime lo perecedero; asiste a los moribundos. No obstante, una Iglesia no puede crecer espiritualmente sobre el mensaje evangelístico. Necesita ser instruida acerca de las profundas verdades de la Palabra para madurar y convertirse en verdaderos hijos e hijas. Hemos escuchado historias de grandes cruzadas evangelísticas donde cientos de miles de personas asistieron y respondieron (por ejemplo en India). Sin embargo, luego que finalizaron las cruzadas, las multitudes se disiparon en un pequeño remanente porque no hubo quien los estableciera en la Palabra. Aquí existe un área que necesita aclaración. El Nuevo Pacto tiene muchos aspectos de verdad; no obstante, muchos del pueblo de Dios, solamente conocen algunos. Obviamente, todo el que pertenece al reino ha abrazado los fundamentos de la salvación; sin embargo, el Nuevo Pacto promete una salvación completa. Esto significa que Dios desea redimir cada área de nuestra vida. Hay muchos dentro del reino, que todavía necesitan liberación. Muchos de los que han sido salvos nunca han experimentado el bautismo en el Espíritu Santo. Evan Roberts, el gran evangelista de Gales en 1904, dijo: “No necesitas ser bautizado en el Espíritu Santo para ser salvo, pero si no te bautizas, ¡pierdes muchísimo en el camino!” La verdad nos hace libres, y al apropiarnos de más verdad, mayor será nuestro lugar en el reino eterno. Me gusta como expresa este pensamiento el salmista en el Salmo 132:12: “Si tus hijos guardaron mi pacto, y mi testimonio que yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono 32 La suprema expresión de la salvación para siempre”. Si nos apropiamos completamente de las enseñanzas del Nuevo Pacto, estas nos establecerán sobre un trono. Estas verdades tienen una obra externa. Advierta también, la última parte del versículo; si guardamos el pacto, esto afectará a nuestros hijos (naturales o espirituales) después de nosotros. El testimonio de aquellos que reinen en el Milenio es: “Nos ha hecho reyes y sacerdotes…” Esto no sucede en la próxima vida, ¡sucede en esta vida! Las epístolas nos dan las verdades profundas del Nuevo Pacto; sin embargo, estas verdades deben ser enseñadas por alguien que las entienda. ¿No fue esta una de las principales preocupaciones de Cristo cuando estuvo sobre la tierra? ¿Levantar discípulos que ejemplificaran el mensaje del Nuevo Pacto? (Mt. 5:19) Hoy, el mundo de la Iglesia carece de maestros que puedan explicar las leyes de Dios, porque no son una realidad en sus propias vidas. La Iglesia de los Corintios tenía sus “10,000 maestros”, pero ninguno de ellos podía desafiar a la Iglesia con su propio ejemplo. ¡De hecho, estos “maestros” deben haber soportado una gran cantidad de necedades! Si guardamos el pacto, esto Aunque todas las epístolas revelan afectará a ciertos aspectos del pacto, nuestros hijos únicamente el libro de Hebreos se (naturales o enfoca en el pacto mismo. Este libro fue escrito esencialmente para los espirituales) judíos cristianos en Jerusalén. Todo después de el libro compara el pacto anterior nosotros dado por Moisés con el Nuevo Pacto El Nuevo Pacto 33 dado por Cristo. El autor de Hebreos exalta la grandeza del Nuevo Pacto, y por eso, estamos dedicando el siguiente capítulo al tema de Hebreos. Consumación En la parte final de nuestro resumen, vemos el libro de Apocalipsis. En este libro, advertimos la consumación, o el cumplimiento de las promesas de aquellos que han asimilado totalmente el mensaje del Nuevo Pacto. Ellos han seguido al Cordero. Ellos han vencido. Algunos han entregado su vida por las verdades del pacto. Ahora están reinando como reyes y sacerdotes. ¡Han heredado todas las cosas! Más aún, como el Señor dijo a Jeremías: “Yo seré su Dios; y ellos serán mi pueblo” (Jer. 31:33). “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Ap. 21:3). 35 Hebreos: Un mejor pacto El trasfondo El tema de Hebreos incuestionablemente es el Nuevo Pacto. La palabra “pacto” (H1242: diatheke) es utilizada cerca de veinte veces en toda esta epístola. Casi el doble de lo que es utilizada en todo el Nuevo Testamento. Sin embargo, para poder apreciar en su totalidad el mensaje que está siendo transmitido aquí, debemos entender algo acerca del trasfondo de esta Iglesia. Generalmente se ha pensado que Pablo es el autor de esta epístola por diversas razones: Primero, nadie comprendía las leyes y pactos como Pablo. Además, ningún otro teólogo podía dar la talla del contenido espiritual de esta epístola. Segundo, el autor hace mención de sus “cadenas” (He. 10:34) como únicamente el apóstol podía, definitivamente un sabor paulino. Pablo se está dirigiendo a la comunidad judeo-cristiana en Jerusalén. Muchos de estos queridos santos habían pagado un gran precio por las verdades del Evangelio. De hecho, Pablo hace mención de sus sufrimientos en el capítulo 10:32-33: “Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante”. Los cristianos judíos habían pagado un gran 36 La suprema expresión de la salvación precio: Ellos habían sido excluidos y ridiculizados; les habían negado trabajos y negocios; les habían confiscado sus mercancías, etc. Sin embargo, parece que los años de problemas les habían hecho un poco elásticos, o quizá algo pasivos en su llamado a la santidad. Quizá sólo estaban un poco fatigados por la batalla. Como quiera que lo veamos, se habían enfriado. Ya no estaba el celo de antes. ¡Estaban apagándose espiritualmente! Pablo enfatiza ese punto ¡por lo menos media docena de veces! En realidad, estaban perdiendo su dominio sobre las doctrinas elementales (He. 5:12). Muchos aún estaban volviendo a algunos de los rituales del Antiguo Pacto. Fue en ese momento, que el teólogo escribe a Jerusalén; y todo su tema estriba en la superioridad del Nuevo Pacto. A través de toda la epístola, Pablo contrasta los dos pactos: cuán inferior era el anterior, y cuán superior es el nuevo. Él está provocando a la Iglesia a que prosiga hacia la perfección: “vamos adelante a la perfección” (He. 6:1). Tomemos ventaja de las provisiones de este pacto. Éste ofrece total redención: “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (He. 7:25). Las provisiones del Antiguo Pacto nunca pudieron perfeccionar al adorador. Esto está declarado en Hebreos 10:1: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan”. El Nuevo Pacto 37 Mejores cosas En el resto de esta sección, vamos a contrastar los dos pactos. Pablo utiliza la palabra “mejor” trece veces en el libro de Hebreos, generalmente para expresar la ventaja del Nuevo Pacto. La siguiente es una lista de diez de las “mejores” ventajas del Nuevo Pacto: Hebreos 6:9 Mejores cosas El Nuevo Pacto tiene mejores cosas que acompañan la salvación. Hebreos 7:19 Una mejor esperanza El Nuevo Pacto ofrece una esperanza mejor. Hebreos 7:22 Un mejor testamento Jesús fue la garantía de un mejor testamento. Hebreos 8:6 Un mejor pacto Jesús es el mediador de un mejor pacto. Hebreos 8:6 Mejores promesas El pacto completo fue iniciado con mejores promesas. 38 La suprema expresión de la salvación Hebreos 9:23 Un mejor sacrificio El sacrificio de Cristo es perfecto. Hebreos 10:34 Mejor y más duradera posesión Todo lo mejor “que se espera” perdura y continúa por la eternidad. Hebreos 11:16 Una mejor ciudad A los fieles les está esperando una mejor ciudad que la Tierra Prometida. Hebreos 11:40 Algo mejor Esto se refiere a hacer obras mejores. Hebreos 12:24 Mejor que la de Abel Esto se refiere a la sangre rociada. La sangre de Cristo clama más por misericordia, que la sangre justa de Abel ¡que clama venganza! Aunque algunas de estas promesas de un mejor pacto pueden no significar mucho para los que no son de ascendencia judía, aún así, ¡el Nuevo Pacto es una promesa general de una mejor vida para toda la humanidad! Nuestro Salvador saca al hombre del fango, lo lava, lo viste, lo El Nuevo Pacto 39 dota con toda cosa buena y le da la oportunidad de heredar un trono en la gloria. Como dijo el salmista: “Él levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del muladar, para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo” (Sal. 113:7-8). Un contraste entre los pactos Para desarrollar completamente todos los contrastes encontrados en el libro de Hebreos, sería necesario escribir otro volumen. En realidad nuestra intención es dar al lector una visión general y concisa del mensaje que se transmite, y al mismo tiempo dar al lector una mejor apreciación de todos los beneficios que obtenemos en Cristo (nuestro Mediador). La siguiente es una lista de diez comparaciones entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto. Habrá un breve comentario en cada una de ellas, y varias serán expuestas más detalladamente en capítulos posteriores: ♦ ♦ ♦ ♦ w w Los dos mediadores: Moisés y Cristo. Los dos montes: Monte Sinaí y Monte Sion. Los dos sacerdocios: Aarón y Melquisedec. El sacerdocio terrenal contra el sacerdocio celestial. El sacrificio de toros contra el sacrificio “una vez y para siempre”. La sangre del Antiguo Pacto contra la sangre del Nuevo Pacto. 40 La suprema expresión de la salvación w El pacto “que duraría sólo una era” contra el pacto eterno. w Los actos de fe mayores prometidos para el Nuevo Pacto. w El velo cerrado contra el velo rasgado. w La Ley sobre piedra contra la Ley sobre el corazón. Los dos mediadores Moisés y Cristo son las figuras centrales de estos dos pactos. Moisés fue el mediador de la entrega de la Ley, o del Antiguo Pacto. Cristo fue el Mediador del Nuevo Pacto (He. 8:6; 12:24). Un mediador es el que está en medio, o el enlace entre dos partes. En este caso, la mediación es entre Dios y el hombre (ver 1 Ti. 2:5). La mayor diferencia entre estos dos mediadores es que uno era mortal, y el otro es inmortal. La intención de Pablo, por el Espíritu, fue mostrar a los hebreos cuánto mayor era Cristo que Moisés. Ciertamente, Pablo afirma la grandeza de Moisés. No hubo otro profeta como Moisés. Moisés fue fiel en su comisión; sin embargo, Aquel que creó a Moisés, Cristo, era mucho mayor (He. 3:3). El teólogo prueba que Cristo es mayor que los ángeles (He. 1:5-8). También prueba que Cristo es mayor que Abraham, el padre de Israel. La figura de Melquisedec es utilizada para comprobar que Cristo fue mayor que Abraham, porque Abraham pagó el diezmo a Melquisedec. Melquisedec fue un tipo de Cristo (He. 5:6; 7:1-4). La gloria de Moisés fue asombrosa en el momento que la Ley le fue dada, ¡pero la gloria del Cristo resucitado fue El Nuevo Pacto 41 muchísimo mayor! La diferencia entre los dos mediadores fue que Moisés era mortal, tuvo un final. El Antiguo Pacto también tuvo un final; pero Cristo no tiene final, ¡y Su pacto es eterno! Los dos montes En el capítulo doce de Hebreos, el apóstol contrasta los montes Sinaí y Sion (12:18-24). El monte Sinaí simboliza el Antiguo Pacto y el monte Sion simboliza el Nuevo Pacto. Pablo exhorta a los hebreos a apartarse de la antigua religión del Sinaí: “Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar…sino que os habéis acercado al monte de Sion”. Los está llamando para que se alejen del monte físico de la religión inalcanzable, y atrayéndolos al monte espiritual, cuyo mediador puede capacitarlos para lograrlo. “A Jesús el Mediador del nuevo pacto…” (He. 12:24). El monte Sion sobre la tierra era simbólico del supremo llamamiento en Cristo. Era simbólico del Nuevo Pacto porque el Arca, que contenía la Ley, estaba sobre el monte Sion en una tienda descubierta. El monte Sion habla de perfección, los perfeccionados por Su gracia. Cuando David colocó el Arca sobre el monte Sion, dio cierto número de especificaciones acerca de quiénes subirían al monte santo. En otras palabras, no era sólo para cualquier israelita que sintiera el deseo de subir. Era para el puro de corazón, ¡que guardaba los mandamientos! (ver Salmos 15 y 24). Estos dos montes son excelentes analogías de los dos pactos. El monte Sinaí simboliza el Arca velada. Simboliza la religión inalcanzable. Moisés temblaba mientras 42 La suprema expresión de la salvación mediaba este pacto. De hecho, 3000 personas murieron cuando el pacto fue entregado. El Antiguo Pacto representaba la Ley, sin la gracia. Podía mostrar el pecado; podía condenar; ¡pero no podía dar la victoria sobre la naturaleza del pecado! El monte Sion representa la religión accesible, el velo rasgado y el acceso para tener las leyes del Nuevo Pacto escritas en el corazón. Si amamos al Salvador, Sus leyes no son gravosas, sino nuestro deleite. David dijo: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal. 40:8). Aarón y Melquisedec En los capítulos del 5 al 7 de Hebreos, Pablo compara el sacerdocio de Aarón con el sacerdocio de Melquisedec. Aarón representa el Antiguo Pacto; Melquisedec representa el Nuevo Pacto. Melquisedec era el rey y sacerdote de Jerusalén durante la época de Abraham; fue un tipo del Señor Jesucristo: “Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” (He. 7:17). En realidad, este versículo es citado ocho veces en la Escritura (no literalmente). Hay un buen número de grandes diferencias entre estas dos órdenes, pero la principal es el hecho que Melquisedec era un sacerdote y un rey. Cristo representa el sacerdocio de los creyentes del Nuevo Pacto. Somos llamados a un “real” sacerdocio. El apóstol Pedro dijo esto: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación El Nuevo Pacto 43 santa, pueblo adquirido por Dios…” (1 P. 2:9). El Nuevo Pacto está designado no solamente para cumplir la función sacerdotal de la adoración, sino para gobernar y reinar. Al sacerdocio de Aarón del Antiguo Testamento, no le fue dada autoridad para gobernar. Más aún, el apóstol acentúa el hecho que Melquisedec no tenía registro de principio o fin. (La genealogía era una parte intrínseca del dogma hebreo). Pablo utiliza este detalle para espiritualizar el aspecto eterno de Cristo: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. El sacerdocio de Aarón finalizaba con la muerte, pero el sacerdocio del Nuevo Testamento continúa perpetuamente. ¡Nuestro Sumo Sacerdote vive eternamente para interceder por nosotros! El sacerdocio terrenal contra el sacerdocio celestial “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (He. 4:14-15). Durante varios capítulos de Hebreos, Pablo contrasta el sacerdocio del Antiguo Pacto con el sacerdocio de Cristo del Nuevo Pacto. El sacerdocio del Antiguo Testamento era muy falible. Era propenso a errores y a fracasos humanos. Los israelitas debían acercarse a Dios mediante 44 La suprema expresión de la salvación hombres que estaban sujetos a las mismas debilidades de ellos. En Hebreos 5:3, leemos: “Y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo”. Los sacerdotes del Antiguo Testamento tenían sus propios problemas. En la vida, cuando en realidad necesitamos ayuda o una respuesta, tratamos de encontrarla en alguien que sabe más que nosotros. ¡No buscamos la ayuda de otros fracasos crónicos! El sacerdocio de Cristo era infalible: “Que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (He. 7:27). Él fue tentado como nosotros, pero sin caer. Él comprende la tentación; siempre está allí para nosotros; nunca duerme; vive para siempre intercediendo por nosotros; y tiene todo el poder para ayudar a aquellos que claman a Él. La diferencia entre los dos sacerdocios es la diferencia entre lo terrenal y lo celestial. El sacrificio de toros contra el sacrificio “una vez y para siempre” “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados” (He. 10:1-3). El Nuevo Pacto 45 Siendo un carnicero por tradición, puedo tener un mejor concepto visual de lo que estos versículos están diciendo. Cuando uno piensa en los quince siglos de sacrificios de animales prescritos bajo el Antiguo Pacto, haría bien en visitar los corrales de ganado de Chicago. Virtualmente millones de cabezas de ganado y ovejas eran sacrificadas para la expiación de los pecados, y Dios lo aceptó por el momento. Sin embargo, no había poder en esos sacrificios para perfeccionar al que los ofrecía: “hacer perfectos a los que se acercan”. Esa frase por sí misma, ¡es en realidad una deducción que el Sacrificio del Nuevo Pacto puede perfeccionarnos! Los sacrificios del Antiguo Pacto no podían tratar con la naturaleza de pecado. Eran ofrecidos repetidamente por los mismos pecados porque no tenían el poder para limpiar el pecado. Una vez, alguien me dio algunas estadísticas del confesionario católico. Más o menos el 95% de la confesión es una repetición de la última confesión. ¿Por qué? Porque su confesión es mediada a través de un hombre que no está en contacto con el cielo; y su remedio prescrito, o penitencia, no tiene poder para expiar el pecado. En otras palabras, el pecado continúa existiendo, y el pecado aún tiene dominio sobre su vida. El sacrificio de Cristo del Nuevo Pacto es completo, y es “una vez y para siempre”. No es necesario volver por segunda vez para pedir perdón por los pecados que ya han sido perdonados. ¡Hay también gracia para no repetir la ofensa! “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (He. 10:10). 46 La suprema expresión de la salvación La sangre del Antiguo Pacto contra la sangre del Nuevo Pacto “Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” (He. 10:4). La sangre que fue derramada durante la dispensación del Antiguo Pacto era tan deficiente como el sacrificio mismo. ¡No podía limpiar el pecado! Sí, podía expiar los pecados (en otras palabras podía cubrir el pecado), pero jamás pudo limpiar y quitar el pecado. La sangre que fluyó del Cordero del Calvario era distinta; ¡fluía del inmaculado Hijo de Dios! La sangre de Cristo no sólo borra el pecado, sino que purifica la misma conciencia (He. 9:14). Hay mucho que decir acerca de la sangre del Nuevo Pacto, y por esa razón hemos dedicado un capítulo a este tema. El pacto que “duraría sólo una era” contra el pacto eterno Como recordará del libro de Jeremías, el profeta anuncia la venida de un Nuevo Pacto, no como el anterior (Jer. 31:31-32). El anterior tenía muchos factores debilitantes. De hecho, esto es lo que el apóstol dijo al respecto: “Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto” (He. 8:7-8). El Nuevo Pacto 47 La diferencia entre estos dos pactos era que el Antiguo Pacto tendría un final. “Duraría sólo una era”, o “permanecería durante una era o dispensación”. Jeremías también profetizó en un capítulo posterior que el Nuevo Pacto sería eterno: “Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí” (Jer. 32-40). Observe también cómo Pablo concluye el libro de Hebreos: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno” (He. 13:20). El Nuevo Pacto es llamado el “pacto eterno…” Al final de la era de la Iglesia, Israel/Judá entra en este pacto, para siempre. El Nuevo Pacto significa la obra finalizada, una salvación al máximo, un corazón transformado y un corazón ¡que ama los caminos de Dios! Los actos de fe mayores prometidos para el Nuevo Pacto Continúe teniendo en mente que el escritor de Hebreos está tratando de despertar una Iglesia que había caído en una especie de estupor. En el capítulo once, Pablo desafía a la Iglesia con una larga historia de proezas sobrenaturales. Ciertamente, algunos de los actos de fe que fueron realizados en el Antiguo Testamento no han sido igualados. No obstante, debe señalarse, que muchos de esos milagros únicamente fueron figura de las cosas por venir, y algunos de estos milagros fueron 48 La suprema expresión de la salvación ejecutados sólo en parte. En otras palabras, se requerirá de un futuro acto de fe para completar el milagro. Consideremos algunos versículos: “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros” (He. 11:39-40). Muchos de los actos de fe del Antiguo Testamento fueron efectuados como “muestras”, porque se necesitarán los actos de la Iglesia para completarlos. Como Jesús mismo declaró: “Obras mayores que estas harán ustedes…” Sin nosotros, ellos no serán perfeccionados o completados. ¿Podemos ver nuevamente lo que Pablo está diciendo a la Iglesia? Algunos estaban durmiendo en sus laureles de la pasada religión. Pablo dice: Sí, esos actos de fe fueron grandes, ¡pero el Nuevo Pacto tiene la promesa de incluso cosas mayores! El velo cerrado contra el velo rasgado El propósito de erigir el tabernáculo (en el Sinaí) era doble: primero, que Dios pudiera habitar en medio de Su pueblo, y segundo, que Dios pudiera enseñar a Su pueblo cómo podían conocerle. Todo el Antiguo Pacto estaba más bien envuelto con funciones religiosas que Israel nunca entendió totalmente: no comprendieron las implicaciones espirituales. El concepto completo de Dios estaba velado a ellos. La presencia de Dios, simbolizada por el Arca, El Nuevo Pacto estaba tras bambalinas. La gloria estaba velada; el maná (simbólico de las verdades profundas) estaba velado a ellos. La Ley estaba velada: inalcanzable en lo que respecta a la comprensión espiritual profunda (He. 9:1-5). 49 ¡A través de Cristo el velo es removido! La Escritura dice también que sus corazones estaban velados, sus mentes estaban veladas, y sus ojos estaban velados. Por favor, no malinterprete lo que digo. Hubo un sinnúmero de hombres y mujeres justos en el Antiguo Testamento. Ellos caminaron fielmente a través de las corrientes religiosas del Antiguo Pacto; sin embargo, nunca las entendieron completamente. Lo que finalizó el Antiguo Pacto y comenzó el Nuevo fue el velo rasgado. Al momento que Cristo murió en la cruz, el velo en el templo fue rasgado (Mt. 27:50-51). Consideremos los siguientes versículos: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne…” (He. 10:19-20). Cristo abrió el camino al cielo por medio de Su crucifixión. ¡Él es el único camino por el que podemos llegar a Dios! “Y ellos me conocerán”. ¡A través de Cristo el velo es removido! 50 La suprema expresión de la salvación La Ley sobre piedra contra la Ley sobre el corazón “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo (He. 8:10). En el pasaje anterior, Pablo les recuerda a los hebreos el pacto que había sido prometido en Jeremías 31:31-33. Dios le prometió a Israel un pacto que pudiera guardar, una ley que pudiera ser escrita sobre el corazón. No como la anterior, la cual ellos quebrantaron (He. 8:9). Esto es lo que hace que el Nuevo Pacto sea tan glorioso: la esperanza de alcanzarlo, ¡la esperanza de llegar a la perfección que está disponible en Cristo! El Antiguo Pacto sólo se podía alcanzar exteriormente. No obstante, como veremos en el capítulo siguiente, el Nuevo Pacto nos confronta con el hombre interior. Podemos no haber matado físicamente a alguien; sin embargo, sí podemos matar en nuestro corazón. Esto es parte de lo que el Nuevo Pacto conlleva, ¡la Ley de Cristo escrita en el corazón! Prosigamos hacia la perfección (He. 6:1) Al concluir este capítulo, espero que el mensaje que está siendo transmitido sea para nuestro beneficio. La Iglesia El Nuevo Pacto 51 en Jerusalén estaba divagando. La Iglesia se estaba acomodando y descuidando la batalla. Algunos incluso estaban regresando a una religión que ya estaba muerta, a sacrificios que no podían limpiar el pecado, a leyes que no podían ser alcanzadas y a ceremonias que únicamente podían producir una experiencia sin vida (similar al movimiento carismático de hace unas cuantas décadas). Muchos de los que habían experimentado la nueva vida en el Espíritu, por cuanto nunca se separaron de la antigua religión, eventualmente volvieron a la esclavitud. El apóstol trata de darles una sacudida para que regresen a la realidad. Tenemos un Sumo Sacerdote quien vive para siempre y que intercede eternamente por nosotros. ¡Tenemos disponible la gracia para triunfar sobre todo enemigo! “Prosigamos hacia la perfección”. ¡Amén! Esto es lo que hace que el Nuevo Pacto sea tan glorioso: la esperanza de alcanzarlo, ¡la esperanza de llegar a la perfección que está disponible en Cristo! 53 El Mensajero del Pacto Cristo el Mensajero Como observamos previamente, Cristo fue el Mensajero del pacto profetizado en Malaquías 3:1: “He aquí, yo envío mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis, he aquí, viene –dice el SEÑOR de los ejércitos” (LBLA). Este “Mensajero” hizo Su repentino gran debut en el templo durante la Pascua, registrado en Juan capítulo dos. Volverse el mensaje Charles Spurgeon dijo una vez: “Dios hace encajar al hombre para el lugar”. En otras palabras, Dios prepara al hombre para el lugar o para las personas a quienes está siendo enviado. Hay un momento para la voz y una voz preparada para el momento. Un verdadero “enviado” tiene un mensaje que ha sido entretejido en su propia vida. La Escritura dice de Juan el Bautista: “Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel” (Lc. 1:80). Juan estuvo oculto, Juan fue tratado por Dios, y el carácter de Juan estaba siendo enderezado antes de que él pudiera proclamar su mensaje. Antes que un hombre pueda proclamar (con pasión): “¡Enderezad los caminos torcidos!” ¡Él mismo debe ser enderezado! Juan permaneció oculto hasta el día que fue mostrado a Israel. 54 La suprema expresión de la salvación Es reconfortante saber que Dios obra en nosotros en privado. Las personas no ven toda la humillación que implica producir “el mensaje”. Sin embargo, cuando la obra está hecha, es cuando se presenta a Israel. Una vez, alguien utilizó la ilustración de una silla artesanal. Las personas no ven el procedimiento entero: los cortes, el cincelado y la pulida que se le hacen a la silla. Ellos únicamente ven la linda silla colocada en la vitrina. Juan el Bautista fue el hombre que Dios usó en el avivamiento preliminar. Debía haber un avivamiento para preparar a la gente para un mayor avivamiento que venía (Jn. 5:35-36). Mientras tanto, el gran Mensajero estaba siendo preparado con otro mensaje. Por supuesto, ese Mensajero era Cristo, y Su mensaje era muy diferente al de Juan; sin embargo, el proceso para desarrollar al mensajero era el mismo (Lc. 2:40). Para que alguien crezca y se fortalezca debe soportar una tremenda presión. Isaías habla en forma profética de los años escondidos de Cristo: “Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba” (Is. 49:2). Para poder tener una palabra tan aguda que penetre los motivos y los intentos del corazón del hombre, primero, la espada de la Palabra debió haber traspasado Su propio corazón (Lc. 2:35). Uno sólo podría imaginarse, o tratar de imaginar, los tratos, el sufrimiento mental y el bruñido en la vida oculta de Cristo. Debemos recordar que Cristo se convirtió en el “Hijo de Hombre” para que pudiera familiarizarse con las intenciones y las luchas del corazón humano. El Nuevo Pacto 55 “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (He. 5:8-9). El Sermón del Monte Cuando Cristo presentó el mensaje del Nuevo Pacto a Israel, El Sermón del Monte, estaba dándole a Israel una imagen de lo que era tener un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Al ir ascendiendo el monte donde Jesús está ahora enseñando, escuchemos cuidadosamente lo que está diciendo. Está hablando de las actitudes del corazón y de las motivaciones: la motivación al dar, la motivación al orar, al ayunar y las motivaciones que desafían cada intento del corazón. Cristo estaba presentándole a Israel una Ley que era superior a la de Moisés. La Ley de Moisés trataba con el hombre exterior, mientras que el Nuevo Pacto desafía al hombre interior. Después de todo, éste era el enfoque del Nuevo Pacto prometido: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios y ellos me serán por pueblo” (Jer. 31:33). Aunque el Maestro le estaba enseñando a Su pueblo las La Ley de Moisés implicaciones más trataba con el hombre profundas del Nuevo Pacto, exterior, mientras que la obra externa de estas verdades no sería una el Nuevo Pacto desafía realidad sino hasta después al hombre interior de que fuera dado el Espíritu. 56 La suprema expresión de la salvación Cuando somos salvos nos convertimos en personas del Nuevo Pacto; sin embargo, la materialización de este pacto es un proceso progresivo. Se requiere un período considerable antes de que el mensaje se convierta en una realidad. La iglesia de Corinto es una buena ilustración. Obviamente eran salvos. Estaban santificados, apartados para el propósito de Dios, y estaban llenos del Espíritu. Sin embargo, ¡Pablo los etiqueta como “carnales”! Básicamente, estaban quebrantando todos los preceptos de la enseñanza del Monte. Una cosa es oír un mensaje y tenerlo almacenado en nuestra cabeza, ¡y otra es tener la verdad de ese mensaje en nuestro corazón para que sea visualizado por medio de nuestras palabras y acciones diarias! La Ley está en mi corazón “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en mi corazón” (Sal. 40:8). Aunque fue David quien escribió estas palabras, el apóstol Pablo le atribuye a Cristo el importe espiritual de estos versículos en Hebreos 10:5-9. Alguien dijo alguna vez que hay algo más grande que hacer la voluntad de Dios. ¿Qué puede ser eso? ¡Deleitarse en hacer la voluntad de Dios! Podemos hacer muchas cosas por simple obligación, pero a Dios le agrada mucho cuando respondemos con deleite. Así era el corazón de Cristo con Su Padre, hasta el punto del supremo sacrificio. Lo que nuestro Señor y Salvador estaba por enseñarnos en el monte no era algún mensaje teórico o etéreo. Era un mensaje que Él ejemplificó. Él era la personificación en El Nuevo Pacto 57 pleno del Nuevo Pacto. Lucas, el autor, expresa esto en el libro de Hechos 1:1: “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. En cierta ocasión alguien refirió cómo un predicador había declarado desafiante que él proclamaría la Palabra de Dios sin componendas. Yo aprecio a los ministros que realmente hacen esto. Sin embargo, cuando le pregunté a esta persona si el ministro vivía su mensaje, no pudo responder. Yo creo que ésta era la meta del Maestro de maestros: Levantar discípulos que pudieran hacer y enseñar. Consideremos una de las declaraciones principales que Jesús hizo durante Su sermón en el monte: “Cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así los enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Hay muchos niveles en el cielo, ¡pero los niveles más altos son para aquellos que vivieron su mensaje! Hay muchos niveles en el cielo, ¡pero los niveles más altos son para aquellos que vivieron su mensaje! 58 La suprema expresión de la salvación La ley mas alta del Nuevo Pacto “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba diciendo…” (Mt. 5:1-2). En un sentido, el Arca descubierta colocada sobre el monte Sion es semejante a Cristo sentado sobre el monte. El Arca descubierta simboliza el Nuevo Pacto, y Cristo es la personificación de ese Nuevo Pacto. Aunque el monte Sion nos habla de un estándar más alto, también nos habla de accesibilidad, porque el velo ha sido quitado. Fue en el monte Sion que David hizo su famosa invitación: “... ¿Quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?” (Sal. 15:1). La respuesta llega: “El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón…” (Sal. 15:2-4). Esencialmente, es para aquellos que aman los mandamientos. En el contexto de este sermón, grandes multitudes seguían a Jesús, desde todas las provincias y más allá del Jordán. Por eso, Jesús se sienta sobre el monte. Aquí hay una imagen que la Iglesia debe imitar conforme alcanza su plenitud. El profeta Isaías describe la Iglesia de los últimos días cuando declara: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Is. 2:2-3). El Nuevo Pacto 59 Estos versículos definitivamente tendrán un cumplimiento literal en el Milenio. La casa mencionada aquí es el templo milenial, y las naciones irán hacia él. Sin embargo, la Iglesia debe apoderase de las promesas dadas a Israel. Será la casa “espiritual”, la Iglesia, la que cumpla la gran comisión de los últimos días. En el ámbito de las grandes cosas que Cristo prometió, el Señor tendrá un grupo de verdaderos discípulos que enseñarán a las naciones los caminos más altos del reino (Mt. 24:14). Hay una distinción entre Jerusalén y el monte Sion. El monte Sion es una montaña dentro de Jerusalén, y habla del nivel más alto: la Ley que viene de Sion. Hay muchas Iglesias que predican la Palabra, pero no mantienen los estándares de Dios o la Ley. En cierta ocasión un ministro me dijo que él solamente predicaba la Palabra, y que nunca utilizaba la palabra “Ley”. De hecho, muchas grandes iglesias, cuidadosamente evitan cualquier tema que pueda ofender al rebaño. Un predicador dijo que él nunca utiliza la palabra “pecado”. Personalmente apoyo la expresión que es mejor tener un manojo de trigo, que una tonelada de paja. Hay tres grupos en el reino. Estos tres grupos identifican las tres divisiones del Tabernáculo de Moisés. Estos tres grupos están definidos a lo largo de toda la Escritura. El Atrio Israel Niños Los principios fundamentales 60 La suprema expresión de la salvación El Lugar Santo Jerusalén Jóvenes La Palabra se hace Carne (experiencia de vida) El Lugar Santísimo El Monte Sion Padres La Ley sobre el corazón (el Nuevo Pacto) ¿Cuál era en realidad el mensaje del Mensajero? El Mensajero estaba sacando a Israel de la Ley grabada en piedra y llevándolos a la Ley superior del Espíritu: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mt. 5:17-18). La palabra cumplir (H4137: pleroo) significa llenar o suplir la deficiencia. La Ley era deficiente en el sentido que era externa, concerniente a acciones. Era una Ley escrita en una tabla. Jesús estaba transcribiendo la Ley del exterior al interior, de lo físico a lo espiritual; ¡del acto, al pensamiento del acto! Los pecados del espíritu contra los pecados de la carne Jesús usó un sinnúmero de ejemplos para mostrarnos la diferencia entre un pecado del espíritu y el acto físico. En Mateo 5:27-28, se usa el ejemplo del adulterio: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero El Nuevo Pacto 61 yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Hay una diferencia entre el acto físico y el acto espiritual que puede suceder en la mente o en el corazón. Cometer adulterio no es lo mismo que pensar el adulterio. Somos más responsables por el acto, que el pensamiento del acto (Stg. 1:15). Aún así, Jesús nos está mostrando que el “Nuevo Pacto” demanda una mayor justicia que el “Antiguo Pacto”. De hecho, todo el sermón nos está confrontando con los asuntos del corazón. En Mateo 5:21-22, Jesús hace un paralelo entre el asesinato y la ira. La mayoría de nosotros nunca ha matado a alguien, pero tener enojo o ira es tener asesinato en nuestro corazón. La envidia o la lujuria o el odio son pecados del espíritu, y todos dan testimonio del hecho que hacerlo estaba en nuestro corazón. Este Divino Mensajero estaba enseñándole a Su pueblo los caminos más altos del reino. En ningún aspecto estaba Cristo restándole importancia a los actos físicos, sino que estaba exponiendo la raíz de la acción: el corazón. Enfatizo esto, porque más tarde, una secta surgió dentro de la Iglesia, conocida como los gnósticos. Estos enseñaban que únicamente éramos responsables por los pecados del espíritu. El Señor desea que seamos santos, tanto en el espíritu como en el cuerpo (1 Co. 7:34). Uno de los monjes tempranos, Simeón el Estilita, se volvió famoso al encadenarse a una pequeña plataforma sobre una columna durante treinta años. Bueno, ciertamente esto lo guardó de cometer ciertos pecados físicos, pero el Señor desea tratar con los motivos en nuestro 62 La suprema expresión de la salvación corazón. Debemos tener cierta exposición al mundo para revelar estos motivos. Nunca podremos ser santos a menos que hayamos sido probados, ¡y nunca seremos santos a menos que nuestro corazón sea santo! El Antiguo Pacto no puso mucho énfasis en los pecados del espíritu porque no había un sacrificio que fuera suficiente para limpiar el alma y la conciencia. Si hubiera habido énfasis en los pecados Nunca podremos del espíritu, eso solamente ser santos a menos hubiera provocado que los que hayamos sido santos tuvieran más probados, ¡y condenación. Sin embargo, en nunca seremos el Nuevo Testamento tenemos santos a menos un sacrificio “todo” suficiente. que nuestro Hemos sido provistos con corazón sea santo! “toda” la gracia necesaria, ¡y nos han sido dadas las verdades que nos capacitarán para vivir una vida victoriosa! El Nuevo Pacto promete la ayuda del Espíritu a todos los que le buscan (ver He. 4:14-16). “El cumplimiento de la Ley” con frecuencia ha sido malinterpretado, diciendo que Cristo vino a eliminar la Ley. En realidad, nada más lejos de la verdad. Cristo vino “a magnificar la ley y engrandecerla” (ver Is. 42:21). El Sermón del Monte nos da ilustraciones vívidas de lo que significa cumplir la Ley. La Ley, el Antiguo Pacto, era deficiente ya que no podía dar la gracia y el poder para vivir a la altura de sus grandes implicaciones espirituales. ¡No llegó a tratar con los asuntos del corazón! El Nuevo Pacto ♦ Mateo 5:21-22 “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio”. ♦ Mateo 5:27-28 “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. ♦ Mateo 5:31-32 “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudie a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada comete adulterio”. ♦ Mateo 5:33-34 “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos, pero yo os digo: no juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios”. ♦ Mateo 5:38-39 “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente: pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”. ♦ Mateo 5:43-44 “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero 63 64 La suprema expresión de la salvación yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. Pero yo os digo Mientras Jesús enseñaba en el monte, a menudo reflexionaba acerca de otro monte, otro pacto y otro mensajero. Él estaba (en la mayoría de los casos) citando a Moisés cuando dijo: “Habéis oído…” Sin embargo, todo lo que Moisés había dicho fue sustituido por cuatro palabras: “¡Pero yo os digo!” Éste era el “Yo Soy” que comisionó a Moisés en la zarza ardiente, ¡éste era el Señor Mismo! Como dijo el profeta Malaquías: “Y vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis…” (LBLA). Es interesante cómo tendemos a ver el Antiguo Pacto con desdén, y lo consideramos drástico, irrazonable e imposible de vivir bajo él; y ciertamente tenía algunas características que impedían su cumplimiento. Sin embargo, el Nuevo Pacto requiere de más. El Nuevo Pacto de Cristo representa un estándar más alto. En el Antiguo Pacto, había provisión para divorciarse, a causa de la dureza de su corazón. No así en el Nuevo Pacto: “Pero yo os digo” (Mt. 5:32). El Antiguo Pacto, con sus estándares más bajos, no podía guardarse. Sin embargo, el Nuevo Pacto, con sus esquemas más altos, sí será guardado. Eso no parece razonable a los ojos humanos; no obstante el apóstol Juan nos da una El Nuevo Pacto 65 razón: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn. 1:17). Frecuentemente la gracia ha sido malinterpretada como “tolerancia”. ¿Suena lógico que Cristo nos dé un código más alto para vivir, y que luego excuse nuestra incapacidad para vivirlo? La verdadera gracia es “influencia divina”. En otras palabras, la gracia es el poder para hacer lo que no podemos hacer con nuestra propia fuerza. Nuestro Gran Sumo Sacerdote, nuestro Mediador, siempre está listo para ministrar gracia y ayuda en tiempo de tensión y dificultad. El Sermón del Monte es un mensaje que nunca envejece. Para los santos maduros, se suaviza con la edad. Mientras más comprendo el mensaje, más accesible se vuelve. Cristo vino con gracia y verdad. La verdad nos libera. Conocer nuestros privilegios en Cristo, produce en nosotros una gran fe y valentía. Puedo decir esto a partir de mi propia experiencia: conforme más conozco al Señor y conforme más entiendo Sus caminos, mayor es mi fe. Él me capacitará para cumplir todo lo que Él se ha propuesto para mi vida (Fil. 1:6). Hacer y enseñar El ministerio de enseñanza es, sin lugar a dudas, un ministerio primordial de los últimos días. Como Daniel dijo: “Y los sabios del pueblo instruirán a muchos” (Dn. 11:33). Es el anhelo del Señor que Su pueblo comprenda Sus caminos. Somos el pueblo del Nuevo Pacto. Somos las personas que deberíamos tener la Ley escrita en nuestro corazón, para que también podamos enseñarla a las 66 La suprema expresión de la salvación naciones. ¡Que el Señor nos dé la gracia para usar y equilibrar correctamente este hermoso mensaje en nuestra vida diaria! “Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Mt. 7:28-29). ¡Que el Señor nos dé la gracia para usar y equilibrar correctamente este hermoso mensaje en nuestra vida diaria! 67 Éste es el Nuevo Pacto en Mi sangre Ésta es Mi sangre “Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt. 26:28). Ver Salmo 116:13 para la copa de la salvación. En el libro de Hebreos, Pablo ilustra un paralelo entre el inicio del Antiguo Pacto y el inicio del Nuevo Pacto. Escuchemos sus palabras: Hebreos 9:19-23 “Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue pues necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos”. Pablo está citando Éxodo 24:7-8. Observe las porciones subrayadas del pasaje anterior. Moisés dijo: “Esta es la sangre del testamento [pacto] 68 La suprema expresión de la salvación que les es dado”. El pueblo era rociado con la sangre, porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. Observe también la última parte del versículo 23: “…pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos”. La sangre de machos cabríos servía como un remedio “que duraba sólo una era” para los pecados cometidos en la tierra, y para los patrones revelados en el tabernáculo. Sin embargo, cuando el Nuevo Pacto fue inaugurado, fue necesario un sacrificio más adecuado. Todo el orden de las cosas estaba moviéndose de la esfera terrenal a la celestial, ya que el cielo mismo debe ser purificado. La sangre de animales no pudo limpiar el pecado que fue cometido en el cielo. Podemos preguntarnos ¿qué pecado fue cometido en el cielo? Los pecados de orgullo, rebelión y traición fueron cometidos allí por Lucifer y sus seguidores. El testador debe morir El apóstol también trae a colación otra verdad importante en el capítulo nueve: “Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive” (He. 9:16-17). Para que un testamento entre en vigor debe haber una muerte. La palabra “testamento” es la misma palabra griega para pacto. Sin embargo, aquí está siendo usada en el sentido de un “documento testamentario”, y no podemos recibir nada de él sino hasta que el testador muere. Nuestro Testador fue Cristo. Cuando Él simbólicamente tomó la copa y la pasó a Sus discípulos, Él estaba declarando un nuevo día: “Esta El Nuevo Pacto es Mi sangre del Nuevo Pacto que por muchos es derramada para la remisión de pecados”. ¡El Coautor de este testamento debía dar Su vida para que entrara en vigor! 69 ¡El Coautor de este testamento debía dar Su vida para que entrara en vigor! En la víspera de la crucifixión, mientras Jesús y los discípulos conmemoraban la Pascua, Jesús tomó la copa simbólica e inauguró el Nuevo Pacto: “Esta es Mi sangre…” Israel había venido celebrando esta fiesta por cerca de 1500 años, pero esta noche fue diferente porque la Pascua estaba por ser cumplida. Cristo efectivamente es llamado “nuestra Pascua” en 1 de Corintios 5:7. Mi madre se convirtió cuando tenía cerca de 17 años, en 1934. Esa mañana cuando el predicador hizo la invitación, ella vio la sangre fluyendo de la cruz, ¡y nunca volvió a ser la misma! El patrón no ha cambiado. El acto que liberó a Israel del poder de Egipto fue la muerte del cordero. De vez en cuando cantamos el antiguo himno que conmemora el evento: Cuando veo la Sangre. “¡Cuando vea la sangre, pasaré, pasaré sobre ti!” Nuestra salvación reside en la cobertura invisible de la sangre de Cristo. Somos librados de la ira del juicio de Dios por la sangre de Jesús. Sólo a través de la sangre (Ef. 1:7) Un punto doctrinal acerca del cual debemos estar muy claros, es que la salvación es únicamente por medio de la sangre de Cristo. Pedro establece esto diciendo: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis 70 La suprema expresión de la salvación de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 P. 1:18-19). El acto inicial que nos traslada del reino de las tinieblas al reino de la luz, es una revelación del Cordero de Dios crucificado. La sangre de Cristo es el punto de entrada para todos los hombres que creen. Debido a que la nación de Israel rechazó la sangre del Nuevo Pacto, la puerta fue abierta a “quien quiera”. De hecho, en el libro de Apocalipsis vemos las naciones que se han apropiado totalmente de las promesas del pacto. Ellas están cantando: “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Ap. 5:9). Nuestra salvación y, por supuesto, el proceso continuo de la redención, residen en la sangre de Cristo. Inicialmente el hombre es salvo por medio de la fe en el acto sacrificial de Cristo. El libro de Romanos corrobora esto: “A quien puso como propiciación [pascua] por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados…” (Ro. 3:25). Hemos sido completamente perdonados de nuestros pecados pasados, y mientras prosigamos caminando en la luz, Su sangre, continuamente nos limpia. Su sangre continuamente nos limpia y será nuestra cobertura el día que los libros sean abiertos. El apóstol también declara que la sangre de Jesús nos salva de la ira venidera: “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro. 5:9). El Nuevo Pacto 71 Cuando llegamos a Cristo en la salvación, nos es dada una pizarra en blanco. La Sangre de Jesús borra nuestras transgresiones pasadas. Cristo fue nuestro sustituto, Él pagó por nuestros crímenes, por lo tanto, somos hechos libres. No obstante, debemos observar cuidadosamente las palabras en Romanos 3:25: “…para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados…” No somos absueltos de crímenes futuros (de los cuales no nos hemos arrepentido). La Sangre de Cristo es todopoderosa. Es suficiente para limpiar los pecados (todos) de todo el mundo. ¡Es suficiente para purificar el mismo cielo! Sin embargo, ¡no cubre pecados inconfesos o sin arrepentimiento! La ley ceremonial de Levítico nos enseña verdades espirituales. Nos da el patrón de las leyes o principios celestiales, espirituales (ver He. 8:5; 9:8; 9:23). Bajo la Ley, el ofensor debía regresar al altar y hacer confesión, y restitución, si fuera necesaria. Entonces se mataba el sacrificio en lugar del ofensor, y así sus pecados eran perdonados (Lv. 5:5 – 6:7). Nada ha cambiado excepto la forma del sacrificio. Aún debemos regresar a nuestro altar espiritual (He. 13:10). Aún debemos confesar nuestros pecados y, si fuera posible, enmendar el daño (Mt. 5:23-24), y aún debemos apropiarnos de la sangre. Por supuesto, nos estamos refiriendo a la Sangre de Cristo. El apóstol Juan escribe esto muy elocuentemente: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad” (Jn. 1:9). Debe haber una relación “al día”, con el Salvador. Muchas veces 72 La suprema expresión de la salvación en la Escritura somos exhortados a cumplir nuestro llamamiento y nuestra elección. En otras palabras, tenemos una parte que desempeñar en nuestro destino. El Señor dijo a Israel: “Te introduciré en la tierra…” Sin embargo, la mayoría de esa generación no entró a la tierra, a causa de su flagrante descuido a las normas. “Si estás dispuesto y obedeces…” Israel no creyó; ¡Israel se rebeló! Nuevamente, el apóstol Juan nos orienta: “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Jn. 1:7). Juan nos da la clave para mantener una relación “al día”: andar en la luz. En otras palabras, caminar a la luz de Su Palabra. Obedecer Su voz; obedecer cuando Él quiere hacer vida en nosotros Su Palabra. Como también dijo el salmista: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Sal. 119:9). Al caminar en obediencia a Cristo, Su sangre continuamente nos limpia del pecado. La seguridad eterna Existe una doctrina que se conoce como “seguridad eterna”. Esencialmente, lo que esta doctrina enseña es que una vez se es salvo, no es posible que pierda su salvación. Frecuentemente los sustentadores de esta doctrina excusan a los “descarriados” diciendo que para comenzar, ellos nunca fueron realmente salvos. Puedo decirles, por mi experiencia ministerial de treinta años, que he conocido cristianos sinceros que han servido al Señor, aun en el ministerio, que más tarde han regresado al mundo. La Escritura respalda plenamente lo que estoy El Nuevo Pacto 73 diciendo. Muchos, que fueron colaboradores con Pablo, se convirtieron en “enemigos” de la cruz (Fil. 3:18-19). “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (He. 10:26-29) Al caminar en La cobertura de la Sangre de Cristo obediencia a no se aplica a la desobediencia Cristo, Su flagrante. A menos que el ofensor sangre sea reconciliado con la Sangre de continuamente Cristo, ¡ya no hay cobertura para el nos limpia del pecado! Si un transgresor muriera pecado sin misericordia bajo la Ley de Moisés, el cual era un pacto menos exigente, ¿cuánto más doloroso no será el castigo para el transgresor que rechaza el Espíritu de gracia? De ninguna manera estos versículos pueden ser desechados. El hombre fue santificado por la sangre del Nuevo Pacto. Él estaba en el reino. Voluntariamente transgredió los mandamientos de Cristo. Pisoteó, de hecho, al Hijo de Dios, despreciando Su Sangre y despreciando el Espíritu de gracia. En otras palabras, rechazó el don del arrepentimiento dado por Dios. Este hombre será borrado del libro de la vida (Ap. 3:5). 74 La suprema expresión de la salvación De sus pecados no me acordaré más Hay una fuente sin igual De sangre de Emanuel, En donde lava cada cual Las manchas que hay en él. Que se sumerge en él, Que se sumerge en él,En donde lava cada cual Las manchas que hay en él. (William Cowper, 1732 – 1800) Aquí tenemos un canto que no podían cantar en el Antiguo Testamento. De hecho, ninguno que viviera en los años a.C. (antes de Cristo) podía cantar ese cántico. La culpa era algo con lo que debían vivir los que estaban bajo el Antiguo Pacto. Incluso la llevaron hasta la tumba. Por esta razón existía un temor a la muerte, a causa de una conciencia culpable (He. 2:15). La culpa ha ocasionado que las personas hagan cosas extrañas. La culpa los ha llevado al alcohol, a los manicomios e incluso al suicidio. Pilato no pudo lavar la culpa de sus manos. En la representación de Mel Gibson, acerca de la Pasión de Cristo, Pilato se lavaba persistentemente las manos. Finalmente su asistente le dijo: “Señor, ya se ha lavado las manos”. De acuerdo al historiador Eusebio Panfilio, más tarde Pilato cometió suicidio en una montaña con vista al lago Lucerna, Suiza. Un final apropiado para alguien que había condenado al hombre más inocente que jamás haya existido. La mayoría de los traidores de la Escritura cometieron suicidio. El Nuevo Pacto 75 “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” (He. 10:1-4). Al analizar los versículos anteriores, podemos entender por qué existía la posibilidad de que los santos del Antiguo Testamento fueran a la tumba sintiéndose condenados. La sangre de los machos cabríos únicamente servía como cobertura del pecado para el tiempo presente de entonces. Dios aceptaba la expiación de la sangre del animal, y el ofensor era perdonado. No obstante, el ofensor aún tenía que tratar con una conciencia manchada, aunque había sido perdonado, su pecado no era olvidado. Considere al Rey David que había caído en un terrible pozo de pecado. Aunque David había sido perdonado, estaba derrotado por el sentimiento de culpa y remordimiento. En el Salmo 40:12, David dijo: “Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista…” Ahora, esto sí es condenación; es perder la dignidad. David ni siquiera podía levantar su cabeza por la vergüenza de lo que había hecho. Puede ser que haya sido una vergüenza bien merecida, pero una cosa es segura: cuando una persona cae en un pozo de 76 La suprema expresión de la salvación desesperación como éste, no es de mucho beneficio ni para los hombres ni para Dios. David anhelaba que su conciencia fuera purificada. En otro lugar dice: “Límpiame con hisopo, y seré limpio…” La rama de hisopo era usada ceremonialmente para rociar la sangre sacrificial. David anhelaba estar limpio por dentro. Parte de la promesa del Nuevo Pacto dado en Jeremías es citada por el apóstol Pablo: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (He. 10:17). La razón por la cual los que estaban bajo el Antiguo Pacto continuaban ofreciendo anualmente los mismos sacrificios por el pecado, era que su conciencia aún estaba contaminada. Como dijo el autor de Hebreos, esas ofrendas no podían perfeccionar al ofensor, especialmente su conciencia. También tenemos la idea de que aún Dios recordaba las ofensas. La sangre de los animales no satisfacía completamente las demandas justas de Dios. “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones, pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado” (He. 10:12-18). El Nuevo Pacto 77 La ofrenda de Cristo “una vez y para siempre” satisfizo el juicio de Dios. No solamente se declaraba que el ofensor había sido justificado, sino que también se declaraba que las ofensas habían sido olvidadas. Cuando el Señor dijo que olvidaría nuestras transgresiones, eso es exactamente lo que quiso decir: ¡nunca más volver a recordarlas! Más aún, este Nuevo Pacto tiene otro beneficio: nuestro Señor no sólo promete olvidar nuestras transgresiones, ¡también promete quitar la culpa de nuestro corazón! “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (He. 9:14) Un ministro relataba la historia de un hombre que cometió un crimen y él mismo se consideraba indigno de la salvación. No solamente se descalificó de la salvación, sino también, torturaba diariamente a su conciencia con reflexiones del pasado. Durante la segunda guerra mundial, la compañía de este hombre había capturado un buen número de prisioneros, quizá cerca de un ciento. Parece que estos prisioneros los estaban retrasando y obstaculizaban la acción. Finalmente, él dio la orden de matarlos. Cuando los estaban colocando en fila, ellos le rogaban al capitán que tuviera misericordia. Por muchos años, él continuó escuchando sus ruegos pidiendo misericordia; y debido a que él no mostró misericordia, tampoco podía aceptarla para sí mismo. No recuerdo exactamente qué fue lo que el ministro le dijo para conducirlo a la salvación, pero lo que recuerdo de la 78 La suprema expresión de la salvación historia es que ¡el capitán salió con una conciencia tranquila! La sangre de Jesús es tan poderosa que puede limpiar una conciencia manchada. La Sangre de Cristo es suficiente para los pecados de todo el mundo. Si un hombre dice: “soy muy malo”, “soy perverso, usted no sabe lo que he hecho”, lo que en realidad está diciendo es: “la Sangre de Cristo no es suficiente para mi pecado”. La Sangre de Cristo libera nuestro espíritu. Le da brillo a nuestra mirada. Pone un cántico en nuestro corazón y un testimonio en nuestros labios. Como decía el Rey David: “¡Muchos verán esto y confiarán en el Señor!” Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Jn. 2:2). Al morir, una conciencia purificada Los santos del Antiguo Testamento iban temerosos y temblando al sepulcro, porque estaban consientes de todos los pecados cometidos durante su vida. Ellos se encontrarían con su Creador con una conciencia contaminada. Cuán diferente es esto para los santos del Nuevo Pacto. La conciencia purificada se lleva el miedo a la muerte, por lo menos en ese aspecto. Recientemente un pastor me contaba acerca de la muerte de un santo. El hombre que estaba muriendo había sido parte de un cuarteto de música cristiana por muchos años. En sus últimos momentos él miraba la gloria y decía extasiado: “¡oh, OH!” El Nuevo Pacto 79 “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Sal. 103:12). Él es nuestra garantía Cristo no sólo fue el coautor de este pacto, sino que lo inició con Su propia sangre, con Su propia vida. Sin embargo, no terminó allí. También resucitó para garantizar a los recipientes de este pacto toda la gracia y los privilegios necesarios para heredar la posesión “total”. La salvación completa, redimidos de toda iniquidad (Tit. 2:14), ¡para que podamos ser Sus hijos e hijas por los siglos venideros! (La palabra “fianza” en Hebreos 7:22, significa “garantía”). Levántate, alma mía, levántate, sacúdete los temores de culpa; El Sacrificio ensangrentado emerge a mi favor; Delante del trono se levanta mi avalador, Delante del trono se levanta mi avalador: Mi nombre está escrito en Sus manos. (Levántate alma mía, levántate – Wesley) Ver en el apéndice “La sanidad divina”. 81 La Promesa del Espíritu Pondré de mi Espíritu dentro de ustedes Como hemos considerado previamente, el inicio del Nuevo Pacto ocurrió por medio de la muerte sacrificial de Cristo. No obstante, eso fue únicamente la inauguración del pacto. Cristo también resucitó para garantizar las provisiones de este pacto, una de las cuales fue la promesa del Espíritu, aunque la promesa del Espíritu no acontecería sino hasta después de la ascensión de Cristo. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis…” (Ez. 36:27). Aunque Jeremías es el único profeta que en realidad utilizó la palabra “Nuevo Pacto”, existen otras alusiones al mismo pacto prometido, por ejemplo en Ezequiel 36:26-28. La versión de Ezequiel finaliza de la misma forma que Jeremías: “Y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (ver Jer. 31:33). Ezequiel añade otra dimensión a este pacto prometido cuando habla de recibir el poder del Espíritu, lo cual no es una referencia a nuestra salvación. Aunque recibimos el Espíritu de Dios cuando somos salvos, esto no es el cumplimiento de la promesa del Espíritu del Antiguo Testamento (algunos confunden las dos experiencias). Recibimos el Espíritu de Dios en la salvación. Pablo deja 82 La suprema expresión de la salvación esto muy claro en Romanos 8:9: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. Cuando un hombre nace de nuevo, el Espíritu de Dios es dado a luz dentro de su alma. Sin embargo, hay una experiencia más. Cuando Jesús se apareció a Sus discípulos luego de la resurrección, ellos creyeron en Él. Entonces sopló sobre ellos, y dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20-22). ¡Los discípulos acababan de experimentar la salvación! Pero, ¿era esta la promesa del Padre? No, porque cuarenta días después, justo antes de Su ascensión, Él instruye a Sus discípulos para que vayan a Jerusalén a esperar la promesa del Padre: “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, le dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hch. 1:4-5). Lo que sucedió en Hechos capítulo dos, no es lo que sucede cuando las personas aceptan al Señor como su Salvador. Repentinamente, los que buscaban fueron bautizados con fuego del cielo. Hablaron en otras lenguas, profetizaron, tuvieron visiones y predicaron con denuedo. El Señor había prometido darles poder para cumplir Su comisión, para ser testigos hasta los confines de la tierra (Hch. 1:8). Ésta fue una experiencia totalmente diferente a la de Juan 20, donde Jesús sopló el Espíritu Santo sobre ellos. Si Juan 20 hubiera sido la totalidad del Espíritu “prometido”, ¡ciertamente dudo que hubiera habido un El Nuevo Pacto 83 libro de Hechos! Según el orden de las fiestas de Israel, la Pascua y la fiesta de Pentecostés eran dos celebraciones totalmente distintas, y hablan de dos experiencias totalmente distintas. Consideremos algunas descripciones del bautismo del Espíritu Santo y fuego. Por favor observe que estamos incorporando dos experiencias aquí. El bautismo de fuego puede ser una experiencia totalmente separada (como lo fue en mi vida). ♦ Comparado con aventador que separa la paja del grano. ♦ Comparado con un bautismo de fuego. ♦ Acompañado de una gran convicción de pecado y arrepentimiento. ♦ Comparado con un descanso o un refresco. ♦ Evidenciado por hablar en otras lenguas. ♦ Evidenciado por los dones sobrenaturales, tales como sanidad, profecía, etc. ♦ Evidenciado por la autoridad sobre los demonios. ♦ Evidenciado por un nuevo poder para testificar. ♦ Evidenciado por un mayor entendimiento y comprensión de los misterios de Dios. 84 La suprema expresión de la salvación ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Cuando el apóstol Pablo pasó por Éfeso en Hechos 19, encontró allí a ciertos creyentes, y les hizo esta pregunta: “¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” La respuesta es muy interesante: “Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo” (Hch. 19:2). Aparentemente, estos creyentes no habían sido instruidos en los caminos del Señor. Nunca habían sido bautizados en Cristo, y nunca habían oído acerca de la promesa del Espíritu Santo. Después de que fueron bautizados, el apóstol Pablo impuso las manos sobre ellos y les impartió el Espíritu Santo. Esto fue evidenciado con hablar en lenguas y profetizar. ¿Suena esto como una experiencia de salvación? “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban” (Hch. 19:6). Permítame citar un comentario que hizo el afamado Evan Roberts: “No tiene que ser bautizado en el Espíritu Santo para llegar al cielo, ¡pero se perderá de mucho en el camino si no lo es!” El tema que hemos estado tratando de promover a través de este estudio es “la salvación al máximo”. Nunca conoceríamos la plenitud de esa promesa si descuidamos un principio básico del Evangelio, como el bautismo en el Espíritu. El Nuevo Pacto 85 Sólo podremos ser perfectos si cumplimos el propósito que ¡No podremos Dios tiene para nuestra vida. La proseguir hacia la perfección que Dios demanda perfección si de nosotros es relativa al descuidamos alguna crecimiento. Podemos ser de las provisiones perfectos siempre y cuando nos que nuestro Autor y apropiemos de la presente Proveedor ha puesto verdad (ver Fil. 3:12-15). a nuestra Supongamos que Pablo disposición! hubiera dicho: “No necesito el bautismo en el Espíritu Santo”. Si Pablo hubiera dicho eso, nunca hubiera existido el “apóstol” Pablo; quizá un Pablo salvo, pero eso es todo. Si rechazamos los medios necesarios para alcanzar nuestra meta, nos avergonzaremos cuando veamos a Cristo. Por cierto, hay cristianos que me han dicho: “¡No lo necesito!” Escuchen lo que el apóstol Pablo les dijo a los creyentes hebreos: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno” (He. 6:1-2). Pablo ubica la doctrina de bautismos en la lista de los fundamentos. Si queremos que este edificio, el templo personal, sea terminado, entonces debemos apropiarnos de las doctrinas fundamentales. ¡No podremos proseguir hacia la perfección si descuidamos alguna de las provisiones que nuestro Autor y Proveedor ha puesto a nuestra disposición! ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? 86 La suprema expresión de la salvación El campo de entrenamiento Personalmente, había sido salvo por algunos años antes de ser confrontado con la necesidad del bautismo en el Espíritu Santo. En mi caso, tuve que orar durante meses antes de recibirlo; y mi experiencia inicial no fue tan dinámica como esperaba. Hablé en lenguas; no sentí relámpagos ni otra cosa terriblemente inusual. Sin embargo, lo que experimenté los siguientes meses fue verdaderamente dramático. Mi vida entera cambió. Tuve un avivamiento espiritual que me ha afectado hasta hoy. Fue como si hubiera sido llevado a otro camino para mi vida. Me encontré siendo dirigido a una especie de campo de entrenamiento que no hubiera imaginado. Desde entonces me di cuenta que el bautismo en el Espíritu no sólo nos abre la puerta hacia el reino espiritual, sino que también nos coloca en un camino en el cual Dios nos trata en muchos aspectos. Juan el Bautista comparó el bautismo con un aventador que separa el trigo de la paja (Mt. 3:11-12). Cuando el Espíritu descendió sobre Cristo, Él inmediatamente fue conducido al desierto para ser tentado. La tipificación es dolorosamente obvia. El bautismo del Espíritu Santo y fuego, es el medio que Dios utiliza para purificar nuestro templo. La salvación nos justifica a causa de la Sangre de Jesús, pero luego hay una naturaleza que debe ser tratada. No podemos conocer plenamente el plan de redención a menos que experimentemos este bautismo. Aún el apóstol Pablo desapareció de la escena por cerca de diez años, luego de su experiencia de conversión y bautismo. ¿Dónde estaba? Estaba en su campo de entrenamiento, estaba siendo enseñado en los caminos del Espíritu, estaba en su desierto privado. El Nuevo Pacto 87 Existen características extraordinarias que están asociadas a la dádiva del Espíritu: el poder sobrenatural y los nueve dones espirituales, que son mencionados en 1 Corintios 12:8-10. Los cristianos que no abrazan el bautismo en el Espíritu no pueden moverse en estos hermosos dones. El Espíritu prometido trae refrigerio a nuestra alma. El Espíritu prometido es llamado “el reposo” en Isaías 28:11-12. Orar en lenguas trae alivio al alma y toca las cosas por las que no sabemos cómo orar “racionalmente”. Sin embargo, a pesar de todas las Orar en lenguas cosas maravillosas asociadas trae alivio al alma con esta experiencia, lo más y toca las cosas por importante de todo, es la las que no sabemos realidad de ser conducidos por cómo orar el camino necesario para “racionalmente perfeccionar nuestra fe. La entrega de la Ley contra la entrega del Espíritu En 2 Corintios 3:6-18. Pablo contrasta la entrega de la Ley, el Antiguo Pacto, con la entrega del Espíritu. Observemos unos cuantos versículos: “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, 88 La suprema expresión de la salvación la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio de espíritu?” (2 Co. 3:6-8). De hecho, esto suena como la clase de enseñanza que podía ser necesaria para los creyentes hebreos; pero la verdad es que Pablo se estaba dirigiendo a un segmento dentro de la Iglesia de los Corintios que estaba siendo seducido por algunos supuestos apóstoles hebreos. Estos apóstoles “hebreos” estaban tratando de llevar a los gentiles bajo la Ley de Moisés (ver 2 Co. 10-12, especialmente 11:22). En realidad, ¿cuál era el punto que Pablo quería fijar? Pablo deseaba mostrar a los Corintios que la Ley escrita sobre la piedra estaba muerta. La pequeña frase: “La letra mata”, se refiere al Antiguo Pacto. Esta “letra” también es llamada la ministración de muerte, y es llamada la ministración de condenación. ¿Por qué era muerte? Era muerte porque el propósito de la Ley era exponer el pecado. La Ley nos podía mostrar el pecado, y condenarnos, ¡pero no podía darnos la victoria sobre el pecado! ¡No había poder (gracia) en este pacto para triunfar sobre el pecado! Por lo tanto, cuando la Ley fue dada murieron 3000 personas (Ex. 32:28). Haré que andéis en… “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ez. 36:27). ¿Cómo no será aún con más gloria la ministración del Espíritu (2 Co. 3:8)? La palabra “ministración” significa El Nuevo Pacto 89 ayudante o siervo. El propósito del Espíritu es ayudarnos o capacitarnos. El apóstol está tratando de mostrarles cuán grande es este Nuevo Pacto a los que están siendo seducidos. Él nos ha hecho ministros eficaces del Nuevo Pacto, no de la letra, sino del Espíritu. ¡El Espíritu da vida! Cuando el Espíritu fue dado en el día de Pentecostés, y 3000 fueron avivados, 3000 fueron convertidos (Hch. 2:41). La ministración del Espíritu es también llamada “ministración de justicia”. Mientras que la Ley únicamente podía condenar, los que andan en el Espíritu pueden tener victoria sobre el pecado. Esto es afirmado en Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. La promesa del Nuevo Pacto es que la Ley sería guardada: “Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros” (ver Ro. 8:4). La ministración del Espíritu es más gloriosa que la de Moisés en el Sinaí. Cuando la Ley fue dada, hubo una gloria visible sobre Moisés. Sin embargo, cuando el Espíritu fue dado, en Hechos capítulo dos, hubo 120 santos llenos con el Espíritu. La historia registra que los santos de la Iglesia Primitiva tenían un aura en sus rostros. No obstante, creo que la Iglesia del fin poseerá una gloria aún mayor, ¡una gloria permanente! La promesa es para vosotros “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. 90 La suprema expresión de la salvación Se podrían escribir volúmenes acerca de la promesa del Espíritu Santo. Sin embargo, nuestra intención al presentar estas pocas páginas es alentar a aquellos que están sedientos y anhelan una realidad espiritual mayor en su vida. La promesa es para los sedientos, como Jesús dijo: En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: “‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva’. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado” (Jn. 7:37-39). ¿Cómo puedo recibir este don? En las Escrituras, encontramos dos formas por medio de las cuales las personas generalmente reciben el Espíritu Santo: A. Esperar en el Señor, con frecuencia es la mejor forma. Los discípulos en el Aposento Alto oraban, ayunaban y buscaban el cumplimiento de la promesa. Algo es realizado en nuestro espíritu mientras esperamos en el Señor. La fe es desarrollada, los motivos frecuentemente son analizados y ¡muchas veces hay áreas en nuestra vida que Dios quiere que sujetemos a obediencia! Dios otorga el Espíritu Santo a los que le obedecen (Hch. 5:32). “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más El Nuevo Pacto 91 vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lc. 11:13). B. La imposición de manos por los ministros es otra forma en que las personas pueden recibir este don. El apóstol Pablo fue bautizado en el Espíritu Santo por un discípulo que impuso sus manos sobre él (Hch. 9:17). Más tarde, Pablo impartió este don por la imposición de manos: “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban” (Hch. 19:6). En otras ocasiones en las que hubo avivamiento, Dios sencillamente derramó Su Espíritu sobre todos: “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso….Porque les oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios” (Hch. 10:44-46). No debemos limitar a Dios con alguna fórmula. Algunos dirán que debemos ser santos antes de recibir el don. La Iglesia de Corinto probó que no es así. Hemos sabido de otras ocasiones en las cuales los cristianos estaban por casualidad en un servicio y fueron llenos del Espíritu, a pesar de su incredulidad previa. ¿Es hablar en lenguas la evidencia? ¡Hablar en lenguas es con toda certeza la señal que acompaña el bautismo del Espíritu Santo! En las Escrituras, en todos los lugares donde los hombres fueron llenos del Espíritu, ¡hablaron en lenguas! Durante la edad 92 La suprema expresión de la salvación del oscurantismo, el don del Espíritu Santo casi fue extinguido, aunque no totalmente. Sin embargo, durante la primera parte del siglo veinte, comenzó un avivamiento del Espíritu Santo. En el país de Gales, hubo un tremendo avivamiento pentecostal, hablaron en lenguas, hubo milagros y los dones comenzaron a funcionar nuevamente. El efecto de ese avivamiento no sólo transformó a Gales, sino que también afectó a todo un siglo. La mayoría de los ministros que enseñan contra el bautismo en el Espíritu Santo (evidenciado por las lenguas) han rechazado el don y ellos nunca han sido llenos. Hace algunos años, yo predicaba en una iglesia en Sudamérica. Se les había enseñado que uno puede ser lleno con el Espíritu sin hablar en lenguas. La Iglesia estaba muerta. Yo hablé acerca de recibir el Espíritu y de la necesidad de hablar en lenguas. Cuando hice la invitación a ser llenos, la mayoría de las personas pasaron porque sabían que no estaban llenas con el Espíritu. Puede ser útil si hago una distinción entre el don de lenguas, y las lenguas como testimonio personal y un lenguaje de oración. Cuando fui bautizado en el Espíritu, hablé en lenguas. Todavía hablo en lenguas todos los días. Oro en lenguas. Adoro en lenguas. De hecho, toda nuestra iglesia frecuentemente adora al Señor en otras lenguas durante el servicio de adoración, y con frecuencia todos juntos oramos en el Espíritu, ¡y no hay interpretación! Oh, ¿no está eso fuera del orden? En absoluto, ya que nuestra oración es a Dios, y nuestra adoración es a Dios, y no es necesaria una interpretación (1 Co. 14:2). El Nuevo Pacto 93 El don de lenguas El don de lenguas es diferente. Es un don para edificar el Cuerpo de Cristo. He sido muy privilegiado al ver algunos que genuinamente poseían este don. Permítanme compartir un ejemplo: Hubo una convención, y uno de los ministros que pasó a recibir oración era un indígena. Había allí otro ministro que comenzó a orar por él en unas lenguas muy embarazosas. Sin embargo, cuando terminó la oración, el hermano indígena dijo: “Usted no sólo oró por mí en mi propia lengua, sino en mi dialecto”. En el caso de que un mensaje en lenguas sea para la Iglesia, entonces es necesaria una interpretación. Ése fue uno de los abusos de los dones en Corinto; había una lengua tras otra sin interpretación. Pablo dijo que se limitara a tres, o hasta que hubiera una interpretación, antes de continuar (1 Co. 14:27-28). La mejor manera para que usted pueda estar convencido en su corazón, es pedir sinceramente. Comience apartando un tiempo para buscar este don, o mejor aún, ¡busque a Aquel que prometió bautizar con Su Espíritu! ¡Todo el que pide seguramente recibirá! No tenga miedo de que pueda recibir algo que es malo. Jesús dijo: “…si pide un pez, ¿se le dará una serpiente?” (Lc. 11:11) ¡Dios no permite que las personas reciban un espíritu maligno cuando están buscándole a Él para pedirle Su Santo Espíritu! La sed es la clave Como mencionamos previamente, la sed es la clave para recibir el Espíritu: “Si alguien tiene sed…” Si no tenemos 94 La suprema expresión de la salvación sed espiritual del Dios Vivo, ciertamente el Señor no derramará Su Espíritu sobre nosotros, (sin embargo, podemos orar para pedir sed). El profeta Isaías declaró proféticamente: “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos” (Is. 44:3). Éstas son verdades maravillosas; sin embargo, nuestro propósito al relatar estas cosas es dirigir nuestra atención hacia el Nuevo Pacto. Todas estas son las provisiones del Nuevo Pacto. La sangre derramada de Cristo lava nuestro pecado. La sangre derramada nos permite traspasar la puerta de la salvación; pero, vayamos y conozcamos a Cristo como nuestro “Bautizador”. Prosigamos para conocer el poder del Espíritu, para que podamos ser Sus testigos hasta los confines de la tierra. ¡Amén! 95 Quitar el corazón de piedra Continuar en la promesa El tema de esta exposición ha sido tomado de Hebreos 7:25: “la salvación completa” (NVI). El Nuevo Pacto promete una redención completa a los que permanecen en la Palabra. Juan 8:31-32 dice: “….si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Muchos cristianos se abstienen de las promesas del Nuevo Pacto, y se roban a sí mismos de la totalidad de lo que fue comprado. En 1 Corintios 3:15, encontramos un ejemplo del hombre que es salvo, pero como quien pasa por el fuego. Sus obras para el reino fueron halladas inaceptables. En otras palabras, fueron identificadas como madera, heno y hojarasca. Esto puede hablar de cosas tales como libros; libros que estaban errados; libros que legitiman un segundo o tercer matrimonio, libros que predicen el momento de la Segunda Venida, etc. También pueden hablar de ministerios que han tomado su recompensa aquí en esta vida, tales como recibir la aclamación de los hombres, o quizá vivir en la opulencia por medio de los sacrificios de las personas, etc. Compare el pasaje anterior con 2 Pedro 1:10-11. Pedro describe a alguien que tiene una abundante entrada al reino celestial. Éste ha aplicado la verdad y la gracia que estaban disponibles. Se ha apropiado de los principios establecidos La suprema expresión de la salvación 96 por Pedro (versículos 6-9) ¡y se asegura una celebrada bienvenida al hogar! Cuando el Peregrino, en el Progreso del Peregrino de John Bunyan, cruzó el río al final de la vida, las trompetas sonaban y las campanas del cielo repicaban. Todos en el cielo salían a honrar al santo fiel. ¡Todos estaban advertidos de su venida! Este hombre había experimentado la plenitud de la salvación, mientras que el hombre en 1 Corintios 3:15 únicamente experimentó un aspecto de la salvación. Quiero también advertirles a algunos, que no interpreten las “obras” mencionadas en 1 Corintios 3:15, como pecados. Los pecadores que no se han arrepentido no tienen parte en el reino celestial. El corazón de piedra Mirando al Nuevo Pacto desde un punto de vista progresivo, la próxima promesa que está disponible para nosotros es la renovación de nuestro corazón. Los siguientes pasajes relatan esta experiencia: ♦ Ezequiel 11:19 “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne”. ♦ Ezequiel 36:26 “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne”. El Nuevo Pacto ♦ 97 Jeremías 24:7 “Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón”. Nuevamente, estas promesas tendrán un cumplimiento literal para Israel cuando ellos “vean” a Cristo. Para la Iglesia, el velo ha sido rasgado, y ahora es el tiempo de experimentar la obra del corazón “quebrantado”. Llamamos un corazón quebrantado al corazón que es receptivo a la sutil y leve voz, un corazón que ya no rechaza la voluntad de Dios, ¡sino que anhela cumplirla! Las parábolas del reino en Mateo 13 nos muestran hacia dónde vamos con esto. Las parábolas del reino relatan verdades espirituales para los que están en el reino: la Iglesia. La parábola del sembrador representa la siembra de la “buena” semilla en la tierra del corazón del hombre. Cuando Jesús interpretó esta parábola, reveló el hecho de que una gran parte de la buena semilla no era productiva. No que la semilla no fuera buena, sino que el problema estaba en la condición de los corazones que recibieron la semilla (Mt. 13:3-9; 18-23). Una parte cayó en pedregales, otra entre espinos, etc. Al final, solamente un cuarto de las semillas fueron recibidas en buena tierra, y únicamente un tercio de la buena tierra fue totalmente productiva. Una parte dio al treinta por uno, otra al sesenta por uno y otra ciento por uno. Estas tres figuras pueden relacionarse a las tres posiciones en el reino: La suprema expresión de la salvación 98 Treinta por uno Sesenta por uno Ciento por uno El atrio exterior El lugar Santo El lugar Santísimo La parábola del sembrador se vuelve muy real para mí cuando reflexiono acerca de cierto país donde prediqué una vez. Yo estaba seguro de mi mensaje, sabía que era una buena semilla, pero estaba cayendo en corazones que no respondían. El pueblo de Dios nunca podrá alcanzar la perfección (la plenitud) a menos que escuche y responda al mensaje que el Señor está hablando hoy. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (He. 4:7). Dios promete una salvación completa, pero es para los que permanecen; ¡es para los que claman continuamente pidiendo Su gracia! Toma el corazón de piedra y lo cambia en corazón de carne Un nuevo creyente debe llegar a la revelación de que necesita un nuevo corazón. Cuando venimos a Jesús en la salvación, somos perdonados, somos declarados justos en base a Su justicia. Somos llamados “una nueva creación”: una nueva creación en el sentido de que ha amanecido un nuevo día, la luz ha alumbrado nuestro corazón por primera vez, y hay un nuevo comienzo. La vida pasada empieza a desvanecerse, y una nueva vida está brotando. Cuando nacemos de nuevo, somos bebés espirituales y estamos comenzando a crecer en las cosas de Dios. El Nuevo Pacto 99 La buena tierra no se obtiene en la salvación. Es más, buena parte de los pedregales aún está allí: la vieja naturaleza que rechaza las cosas de Dios. En la salvación, nuestro corazón se convierte en un huerto que debe ser cuidado. Incluso en el paraíso, Adán tuvo que cuidar el huerto. Sin embargo, cuando Adán cayó, la tierra fue maldecida. Se volvió pedregales y fue asfixiada con espinas, etc. La caída de Adán en el huerto nos da una pequeña ilustración de lo que tenemos cuando nacemos: un corazón de piedra por naturaleza. No es necesario mucho estudio en la Escritura para probar el punto. Los cristianos tienen problemas con la vieja naturaleza. Los cristianos llenos del Espíritu tienen aún más problemas. Los problemas espirituales pueden permanecer dormidos en el corazón de las personas, a menos que interfiera con ellos. Parece que el bautismo en el Espíritu saca esos problemas a la superficie (Mt. 3:12). Si tenemos un corazón sincero, pronto admitiremos que hay mucho trabajo por hacer. Sin embargo, es allí donde podemos ser consolados por la promesa del Nuevo Pacto: “Quitaré el corazón de piedra”. ¡Este debería ser el clamor de nuestro corazón! Frecuentemente cantamos el corito: “Quita el corazón de piedra, transfórmalo en carne; escribe Tus leyes sobre las tablas vivas; haznos tu pueblo y sé nuestro Dios”. ¿Es ese su canto hoy? Sin lugar a dudas, tenemos nuestra parte en el cultivo del suelo de nuestro corazón. Podemos mantener nuestro corazón quebrantado por medio de la oración y de la 100 La suprema expresión de la salvación meditación en la Palabra. Podemos mantener nuestro corazón suave con la acción de gracias y la alabanza. Hay formas y métodos bíblicos para desarrollar un terreno que responda a nuestro Señor. El profeta Oseas dice esto: “Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia” (Os. 10:12). Quitaré el corazón de piedra Definitivamente podemos preparar el terreno, pero la verdadera labor de regeneración es Divina: “Quitaré el corazón de piedra...” Es Divina; aunque sí tenemos nuestra parte en el proceso de “elección”. Esto significa que debemos estar dispuestos a someternos. Ser guiados por el Espíritu, significa simplemente obedecer. El Espíritu de Dios nos dirige a circunstancias y situaciones que tratan con la vieja naturaleza, con el corazón de piedra. Nuestra parte es someternos a la situación. Jeremías fue enfático al darle a Israel la clave para su redención: Someterse a la cautividad: “…servid al rey de Babilonia y vivid…” (Jer. 27:17). De hecho, tanto Jeremías como Ezequiel profetizaron el Nuevo Pacto mientras Israel era llevado a Babilonia, y durante su cautiverio allí. Vale la pena considerar que Dios nunca le hizo estas maravillosas promesas a Israel durante los gloriosos días de David o Salomón, sino más bien, durante la amarga experiencia del exilio. El Nuevo Pacto En Jeremías capítulo 24, al profeta le es dada una visión de dos cestas de higos. Una cesta contenía higos muy buenos, y la otra tenía higos muy malos. Estas dos cestas de higos representaban dos grupos dentro del reino. Escuchen atentamente las palabras de Jeremías: 101 El Espíritu de Dios nos dirige a circunstancias y situaciones que tratan con la vieja naturaleza, con el corazón de piedra. Nuestra parte es someternos a la situación. “Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón” (Jer. 24:5-7). Aquí está una de las paradojas del reino. El buen fruto, aquellos que son más diligentes acerca de su posición con el Señor, sufre. Lo mejor del rebaño se somete a los tratos de Cristo; son disciplinados mientras que el fruto amargo aparentemente escapa. No obstante, los que se han sometido al cautiverio, tienen la promesa de un nuevo corazón. “¡Volverán a mí con todo su corazón!” 102 La suprema expresión de la salvación Los tesoros de las tinieblas Hay un proceso en este andar celestial. Mientras más conocemos al Señor, más exclusivo se vuelve el camino, y menos obvio es en la Escritura. Me doy cuenta que me estoy desviando un poco del tema inmediato, pero debo detenerme en esto. Es como la parábola del reino del tesoro escondido en el campo (Mt. 13:44): El hombre ve un tesoro, que está oculto a los demás. Entonces vende todo lo que tiene; lo vende para comprar el campo. En el tesoro del reino hay tesoros obvios que están disponibles para todos los del reino. Luego, están los tesoros escondidos, que únicamente les son dados a conocer a los que están dispuestos a pagar el precio. Recientemente se dio una profecía en nuestra Iglesia, y era algo así: “Yo, el Señor, habito en las densas tinieblas. Por lo tanto, no teman las tinieblas hacia donde les llevaré; porque es en las tinieblas donde descubrirán las piedras preciosas, es en las tinieblas que descubrirán los oscuros dichos de Mi Libro. Sin embargo, ustedes los proclamarán en la luz. Ustedes los proclamarán con luz abrasadora, iluminando en gran manera a las personas a quienes serán enviados” (esto no es textual). Hay un costo por seguir conociendo al Señor, no obstante la recompensa excede por mucho al costo. ¿Cuál es el proceso? Antes de que podamos tener las leyes de Dios escritas en nuestro corazón, lo esencial del Nuevo Pacto, nuestro viejo El Nuevo Pacto 103 corazón debe ser quebrantado, o quedar inactivo. Consideremos otra declaración que fue proclamada por Jeremías: “Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos” (Jer. 4:3). Jeremías no se está refiriendo a un asunto agrícola, sino a un asunto espiritual. La vieja tierra de nuestro corazón debe ser trabajada a fondo antes de que se haga la verdadera siembra. ¿Estamos comenzando a ver aquí el mensaje? Dios no va a implantar Su naturaleza divina en un jardín que está lleno de piedras, de maleza y de otros amores que se exaltan sobre Cristo. “Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar” (Jer. 1:10). Aquí hay una cápsula del mensaje de Jeremías para Israel: primero, arrancar, destruir y derribar, luego, edificar y plantar. En otras palabras, el corazón de piedra debe irse antes de que venga el nuevo corazón. Considere esto desde el punto de vista de Mateo: “De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce” (Mt. 1:17). En un versículo vemos los tres períodos únicos de la historia de Israel: La suprema expresión de la salvación 104 ♦ De Abraham a David Un tiempo de vagar hasta que fueron establecidos bajo David. ♦ De David a Babilonia Un tiempo de idolatría hasta que finalmente fueron limpiados en Babilonia. ♦ De Babilonia a Cristo El período de restauración (se completa la verdadera obra) en Cristo. Mateo nos da otra cápsula del proceso por el que atraviesa el pueblo de Dios. Nuestra experiencia inicial es, generalmente, un tiempo de deambular y tratar de encontrar la voluntad de Dios para nuestra vida. En la segunda etapa del proceso, somos establecidos y Dios comienza a tratar con las idolatrías en nuestro corazón. En la tercera etapa, la limpieza ha sido completada, y ahora se hace el verdadero trabajo, en Cristo. ¿Cómo sucede esto? Puesto que estamos mirando la segunda etapa del proceso, y puesto que estamos utilizando a Israel como figura, consideremos la condición espiritual de Israel en tiempos de Jeremías y Ezequiel, dos profetas contemporáneos. Jerusalén estaba llena de idolatría; en realidad, en todas las calles principales de Jerusalén había altares a otros dioses. No eran únicamente los ídolos en las calles, sino que estaban en el corazón de las personas. El Nuevo Pacto 105 Ezequiel utiliza la expresión: Idolos en el corazón cerca de seis veces en el capítulo catorce. “Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón”. Estamos hablando de corazones de piedra; Israel tenía ídolos de piedra en su corazón. ¿Cuál era el remedio? El Señor sentenció a Israel a setenta años de cautiverio en Babilonia. Supuestamente Jerusalén debía representar la ciudad santa y Babilonia la antítesis de eso. Babilonia simboliza el asiento del reino de Satanás. Era el asiento de la idolatría, la confusión y las tinieblas. Este era el lugar que Dios usaría para limpiar a Su pueblo de sus ídolos. En Babilonia ellos fueron forzados a adorar otros dioses (Jer. 16:13). Dios envió a Su pueblo a la cautividad para limpiarlos de su idolatría. ¡Oh, la ironía del reino! Ellos fueron forzados a adorar a los ídolos; fueron forzados a adorar aquello de lo cual Dios quería limpiarlos. Todos recordamos la clásica historia de la imagen de Nabucodonosor en Daniel capítulo tres; todos fueron forzados a adorar la imagen. El efecto que esta cautividad tuvo sobre el pueblo de Dios, fue admirable. Uno de los cautivos describe sus sentimientos en el Salmo 137:1-4. Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion. ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?” 106 La suprema expresión de la salvación Hubo que arrancar, derribar y destruir los ídolos en su corazón, antes de que pudieran retornar con un nuevo corazón, con un corazón que amaría la Ley de Dios. Históricamente, Israel nunca ha sido culpable de idolatría desde Babilonia hasta este día. Como el apóstol Pablo dijo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Alguien podría preguntar: “¿Todavía se pueden aplicar estos principios a nosotros en el Nuevo Pacto?” Definitivamente que sí. El hombre aún necesita una revelación de su propio corazón antes de que pueda haber un ensanchamiento. La Iglesia de ¡Oh profundidad Corinto era salva y llena del de las riquezas de Espíritu Santo, pero sus corazones la sabiduría y de no eran la “buena” tierra que la ciencia de Dios! produciría el fruto deseado. El ¡Cuán insondables hombre aún necesita tener una son sus juicios, e conversión, incluso después de la inescrutables sus salvación. Pablo les dijo eso a los caminos!” romanos: “Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…” La palabra transformación del griego significa “metamorfosis”. En otras palabras, necesitamos el tipo de renovación que experimenta la oruga para convertirse en una hermosa mariposa. La Iglesia necesita obtener una revelación del mensaje de expiación. Es necesario cierto sufrimiento en nuestra vida para reproducir la imagen de Cristo; debe haber cierta muerte antes de que pueda venir lo “nuevo”. El Nuevo Pacto 107 Consideremos la parábola de la perla: “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” (Mt. 13:45-46). La perla es Cristo. El hombre es alguien que busca, y atisba “ganar a Cristo”. Él quiere poseer esta perla, pero hay un precio. Debe venderlo todo; ¡debe venderlo todo para ganar este premio! La perla Consideremos la formación de la perla. Es formada a través de gran sufrimiento. Una perla comienza cuando un grano de arena se introduce dentro de la ostra e irrita la tierna carne de la ostra (algo como si un grano de arena penetrara en su ojo). Entonces la ostra comienza a ulcerarse, y para protegerse forma un tipo de mucosidad alrededor del grano de arena. Este proceso continúa, capa tras capa de mucosidad formándose alrededor del grano de arena, hasta que aparece la perla. Esta perla no se formó sin sufrimiento. ¡La vida de Cristo no es desarrollada en nosotros sin sufrimiento! El presidente de nuestra confraternidad señaló otra importante faceta acerca de la perla: no todas las ostras tienen perlas. La razón por la cual no la tienen, es porque algunas se “contentan” quedándose donde están. Las ostras que se mueven, agitan el lecho y levantan la arena, la cual penetra dentro de la ostra. La lección es clara: los que se mueven de la experiencia actual y avanzan, sufrirán. No obstante, ese sufrimiento producirá la vida de Cristo, y el mundo verá una imitación de Cristo. 108 La suprema expresión de la salvación Los verdaderos hijos Romanos 8:14: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Hay hijos verdaderos y hay hijos ilegítimos. Los hijos ilegítimos rehúsan los tratos de Dios en su vida y permanecen siempre iguales. Los verdaderos hijos andan en el espíritu, y permiten que Dios los lleve a las circunstancias que tratarán con sus corazones. Cada hijo que el Señor recibe debe ser disciplinado: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” (He. 12:6-8). Incluso el Hijo de Dios, en Su forma terrena, aprendió la obediencia a través de lo que padeció (He. 5:8). Si el Hijo de Dios se sometió a las disciplinas del Padre para aprender la obediencia, cuánto más necesitamos nosotros para ser llevados al orden. Pedro dice: “…pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado” (1 P. 4:1). Es necesario cierto padecimiento en nuestra vida para que el pecado sea expuesto. Fue necesario cierto padecimiento en la vida de Job para que el pecado que Dios quería limpiar fuera expuesto. Aún en lo natural, cuando las personas sufren por sus errores, ya no están propensos a repetirlos. En la Escritura, la naturaleza Divina es comparada con el oro. El oro es producido a través de intenso calor. ¡Es el calor intenso lo que separa la aleación! El Nuevo Pacto 109 Si deseamos seguir al Señor, Él confrontará las áreas de nuestro corazón que aún se resisten a Su voluntad. Hay momentos en nuestra vida cuando Dios está tratando con nosotros, y hay momentos cuando sabemos que estamos atravesando una prueba. Cuando veo hacia atrás en mi peregrinaje, nunca olvidaré un período único de 4 o 5 años, cuando estaba plenamente consciente de que estaba siendo probado. Casi todos los aspectos de mi vida estaban involucrados: mi trabajo, mi Iglesia y mi familia. Fue un cautiverio; sin embargo, tenía la opción de aceptarlo o rechazarlo. Casi todo el tiempo estaba consciente de que si hacía un mal movimiento, perdería a Dios. Lo menos que puedo decir es que muchos asuntos del corazón salieron a la superficie. Lo que también fue único acerca de esta prueba, es que estuve plenamente consciente de su culminación. Finalizó un día específico, y luego el Señor habló de una manera soberana: “¡Pasaste!” Reflexionando acerca de ese “cautiverio”, me he dado cuenta de cuán frágiles son algunos de los tratos de Dios. Lo que quiero decir con esto es que podemos fácilmente deshacer la obra que Dios está haciendo en nuestra vida. Podemos apartarnos de la situación que Dios está utilizando para exponer nuestro corazón. Temo que muchos santos repetidamente pierden a Dios porque se rehúsan servir al rey de Babilonia. Los cautiverios La Escritura está llena de ejemplos de aquellos que sufrieron por hacer lo correcto. José fue conducido a prisión porque quiso tener un corazón puro. Yo no puedo 110 La suprema expresión de la salvación predecir la forma o los medios que Dios elegirá para perfeccionar nuestro camino. Una vez, un hombre frustrado por la naturaleza de su prueba fue consolado por medio de un pasaje de 2 Reyes 5:10-14. En este relato, el gran general de Siria, leproso, fue con el profeta Eliseo para ser sano. El profeta le dijo que se lavara siete veces en el Río Jordán. El general se retiró airado, diciendo: “¿Por qué debo lavarme en este sucio río? En Siria hay una gran cantidad de ríos limpios”. No obstante, sus sirvientes le hablaron para que se lavara en el Jordán, ¡y él fue sanado! Recordemos a dónde envió Dios a Israel para limpiarlos de sus ídolos: ¡al asiento de la idolatría! Parece que el Maestro trabaja en nuestro huerto un área a la vez, y cuando ese trabajo está hecho, entonces puede haber cierta siembra y productividad. Sin embargo, no nos conformemos con un huerto parcialmente fructífero. ¡Que continuamente hagamos eco al clamor de la Sulamita (Cnt. 8:6), para que el fuego del celo de Dios esté sobre nuestra vida! Cuando el Señor nos cele, no permitirá que sigamos nuestro propio camino, sino que prescribirá las medidas necesarias para producir un nuevo corazón y un nuevo espíritu. “Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida. Miré, y lo puse en mi corazón; lo vi, y tomé consejo” (Pr. 24:30-32). 111 Les daré un nuevo corazón “Os daré un nuevo corazón, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros…” (Ez. 36:26). Prefacio Antes que examinemos esta promesa de Ezequiel 36, me gustaría considerar Ezequiel 18:31: “Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?” Estas dos corrientes de pensamiento parecen un tanto contradictorias. El Nuevo Pacto promete un nuevo corazón y un nuevo espíritu; sin embargo, el profeta está exhortando al pueblo de Dios a que se hagan un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Aquí está otro principio que es consistente a través de la Palabra: Dios da a aquellos que tienen. Dios sella a las personas en el camino que han escogido. El Señor dijo: “Mientras me busquen, me encontrarán”. Dios da el don de justicia a aquellos que tienen hambre de justicia. Dios da sabiduría al sabio, ¡a los que la ponen en práctica! Después de un tiempo, Dios destina a las personas en el camino por el que consistentemente han andado. El libro de Apocalipsis dice: “El que es injusto, sea injusto todavía [continúe siéndolo]; y el que es inmundo, sea inmundo todavía [continúe siéndolo]; y el que es justo, practique la justicia todavía [continúe practicándola]; y el que es santo, santifíquese todavía [continúe siéndolo]” (Ap. 22:11). 112 La suprema expresión de la salvación En la conversión, Dios nos da una nueva perspectiva de la vida, un nuevo corazón. Sin embargo, como cristianos, debemos aplicar las enseñanzas de Cristo y Sus santos apóstoles. Debemos aplicar los mandamientos dados en la Palabra. Cuando esto se convierte en nuestro corazón: someter nuestros miembros a la justicia, Dios obrará en nuestra vida para hacernos justos. Dios se asegurará de que heredemos la promesa del “nuevo corazón”, ¡un corazón que anhela las leyes de Dios! Hay momentos durante este peregrinaje en los que tenemos un verdadero encuentro con Dios. Es durante estos momentos que toda nuestra actitud, toda nuestra naturaleza parece cambiar. La Escritura dice de Saúl, que Dios cambió su corazón (1 S. 10:69). A pesar de esto, Saúl no cuidó ese corazón; de hecho, se volvió muy depravado. Dios nos da un nuevo corazón, pero debemos procurar mantener ese corazón y aun profundizar la experiencia. Un nuevo corazón, un nuevo espíritu Lo esencial del Nuevo Pacto es el nuevo corazón, expresado como el nuevo espíritu, el corazón completo, el corazón de carne y la Ley escrita en el corazón. Los profetas dieron el mensaje de muchas maneras, pero una cosa es segura: aquí está un corazón que anhela cumplir los mandamientos. Aquí está un corazón que es sensible a los caminos de Dios. La carne puede ser, ¡Oh, tan sensible! El más leve pinchazo, la más leve molestia puede ser, ¡Oh, tal agravio! Dios desea que tengamos un corazón que sea, ¡Oh, tan sensible a Su Palabra y a Su Espíritu! El Nuevo Pacto 113 Una vez que el terreno ha sido quebrantado y los espinos y la maleza han sido removidos, tenemos un corazón en el que se puede sembrar la semilla que producirá fruto eterno. Como hemos aprendido en los capítulos anteriores, si proseguimos siendo discípulos, entonces Dios va a tratar con los lugares pedregosos del corazón. Esto puede incluir cualquier cantidad de pruebas o situaciones que nos den una revelación de nosotros mismos. Solamente cuando el Señor nos revela la “vieja” naturaleza, podemos realmente menospreciar nuestros caminos y anhelar que las leyes de Dios estén escritas en nuestro corazón. En la vida, aprendemos una lección mucho más profunda de nuestros errores que de nuestros triunfos. El patriarca Jacob, era notoriamente engañador al principio. Tuvo que tener la dolorosa experiencia de trabajar en la propiedad del tío Labán durante veinte años para ver bien cómo era él mismo. El tío Labán era diez veces más engañador que Jacob. Manipuló a Jacob repetidamente durante de esos veinte años, hasta que Jacob despreció el carácter que Labán representaba. Solamente cuando el Señor nos revela la Cuando Jacob finalmente “vieja” naturaleza, planeó su escape de la podemos realmente hacienda del tío Labán, les menospreciar comparte a su familia su nuestros caminos y ansiedad: “Vuestro padre me anhelar que las leyes ha engañado, y me ha de Dios estén escritas cambiado el salario diez en nuestro corazón veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese 114 La suprema expresión de la salvación mal” (Gn. 31:7). Después que Jacob rompió con Labán, tuvo un encuentro con Dios y su naturaleza fue cambiada. La obra de justicia incluye aborrecer lo malo tanto como amar lo bueno. David tuvo que aprender una amarga lección en su vida, porque había descuidado severamente un área de su huerto. El apetito carnal sin restricción ha destruido a muchos hombres, y fue únicamente la misericordia de Dios lo que salvó a David (Ro. 2:4). El éxito destruye a muchos cristianos porque sienten que están sobre la Ley; que su éxito justifica su mala conducta. Aunque en un sentido, en la dispensación del Antiguo Testamento, no era contra la Ley tener más de una esposa, David estaba quebrantando las normas de los reyes al multiplicar las esposas (Dt. 17:17). El buen rey David se había descuidado hasta el punto de abusar de su posición, y cometer adulterio y homicidio. Muchos agonizantes salmos fueron escritos como consecuencia de la caída de David. Consideremos algunos: ♦ Salmo 38:2-4 “Porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano. Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado. Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí”. ♦ Salmo 39:10-11 “Quita de sobre mí tu plaga; estoy consumido bajo los golpes de tu mano. Con castigos El Nuevo Pacto 115 por el pecado corriges al hombre, y deshaces como polilla lo más estimado de él; ciertamente vanidad es todo hombre”. Si, David fue perdonado; sin embargo, ¡los castigos permanecieron! Si el Señor no le hubiera dado a David un corazón penitente, él no hubiera sido restaurado. Aquí estaba un hombre que aceptó sus juicios, y permitió que esos juicios obraran en su interior un nuevo corazón. David anhelaba un nuevo corazón y un nuevo espíritu. En el más famoso de sus salmos penitenciales escribió: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal. 51:10). Estoy seguro que todos hemos experimentado, al menos en cierto grado, lo que significa ser quebrantado. Sin embargo, cuando consideramos lo que significa este “nuevo corazón y nuevo espíritu”, básicamente estamos mirando un corazón que ya no está batallando por lo suyo, sino que se ha rendido a su maestro. En otras palabras, un nuevo corazón y un nuevo espíritu, son sinónimos, por lo menos en este caso. ¡El verdadero arrepentimiento prepara el camino para que nuestro Rey nos visite! “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Sal. 51:17). En mis años de juventud, tenía unos amigos que tenían establos de caballos. En ocasiones, yo cabalgaba en uno de sus caballos. En una oportunidad, cabalgué hacia un 116 La suprema expresión de la salvación pequeño poblado que quedaba a unas cinco millas, y en mi viaje de regreso, descubrí que estaba montado en un caballo que no había sido completamente domado. Cuando estábamos a dos millas del establo, este hermoso corcel partió a galope. Si alguna vez ha cabalgado en un camino de piedrín, se habrá dado cuenta de que es una situación resbaladiza. Este caballo no podía ser detenido ni desviado. Literalmente dislocaba su cuello con la rienda, pero el caballo nunca disminuyó el paso. Aquí estaba un hermoso animal en el cual no se podía confiar. Su espíritu no se sujetaba al amo; este caballo tenía sus propios planes. En el Salmo 131:1-2, David muestra el corazón de un hombre que ha sido humillado considerablemente. Solamente cuando nuestro corazón se vuelve como el de un niño podemos recibir el reino. Considere el mensaje: “Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma”. A lo largo de esta marcha cristiana, debemos experimentar algunos quebrantamientos. Estas experiencias nos ayudan a permanecer enfocados en la voluntad de Dios para nuestra vida. Una vez un hombre compartió una historia de su juventud. Parece ser que era un joven muy rebelde. Un día su madre se hizo cargo, y le dio una buena paliza. Cuando terminó, le dijo: “¿Te disculpas?” Desafiante, él respondió: “¡No!” Ella recogió la vara y continuó azotándole. “¿Te arrepientes ahora?” Desafiante, de nuevo El Nuevo Pacto 117 respondió: “¡No!” La madre prosiguió; ella sabía que era ahora o nunca. Después de unos veinte minutos de repetición, el joven se quebrantó. Ella le dijo: “¿Estás arrepentido por lo que hiciste?” Él respondió: “¡Sí!” Es más, por lo que él mismo dijo: “Realmente estaba arrepentido por lo que hice. De hecho, este incidente afectó el resto de mi vida”. “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (He. 12:11). El nuevo corazón aborrece el mal Aquí estaba el problema con Salomón: amaba la justicia, pero no aborrecía el mal. Salomón amaba al Señor, pero tenía otros amores en su corazón; y finalmente los otros amores ganaron. Salmo 97:10 dice: “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal”. Salomón tuvo una buena “Los que amáis a enseñanza, pero no tuvo que Jehová, aborreced el sufrir por la verdad. Cuando mal”. una persona tiene que Salmo 97:10 “comprar” la verdad, cuando ha aprendido una lección a través de gran dolor, queda una marca indeleble en su ser interior. En otras palabras, aborrece al pecado, ¡y no está dispuesto a volver a él! El dolor no siempre tiene que ser físico. Pienso que todos hemos sufrido sicológicamente por fracasos personales. 118 La suprema expresión de la salvación Sufrimos las consecuencias en nuestra mente y espíritu, y este tipo de sufrimiento puede ser tan angustiante como una espina en la carne. Es en momentos como estos que detestamos nuestros caminos negligentes, y que clamamos con una fresca determinación caminar más cautelosamente. ¡Honestamente digo que ha sido en momentos como estos que he clamado pidiendo que las leyes de Dios sean escritas en mi corazón! El regreso de Babilonia “Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón” (Jer. 24:7). En el capítulo anterior, vimos la necesidad de la cautividad babilónica. Era el antídoto para la idolatría de Israel. Jeremías había profetizado que Babilonia sería la esperanza de redención para Israel, y que aquellos que fueron ejercitados a través de estos medios volverían con un nuevo corazón. Israel, parcialmente cumplió esta promesa cuando volvió de Babilonia con Zorobabel. Había habido una limpieza de la idolatría, y ahora volvían para edificar y plantar. Con esta figura, podemos obtener una imagen de lo que significa experimentar el Nuevo Pacto, el nuevo corazón. Como fue explicado previamente, el mayor cumplimiento de esto ocurrirá después de la gran tribulación. Israel sufrirá mucho antes de reconocer a Cristo. El Señor dará a Israel un nuevo corazón cuando Él regrese. El Nuevo Pacto 119 Esdras, el gran maestro “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esd. 7:10). Observe las palabras en el versículo anterior: “…para cumplirla, y para enseñar…” Esto es exactamente lo que se dice de Cristo en Hechos 1:1. Este también fue el mensaje que Jesús promovió en el monte de las Bienaventuranzas: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mt. 5:19). Aquí hay una verdad que se repite. Esdras no solamente era un buen maestro, él había preparado su corazón para buscar (para entender) las leyes del Señor y hacerlas. Era un hacedor de la Palabra; la Ley estaba en su corazón. Puede ser que nos imaginemos a Esdras sentado en su tranquilo estudio aprendiendo y meditando en la Palabra, pero Esdras vivía en tiempos te mucho temor; vivía en un ambiente muy hostil. De hecho, fue en estos días que el rey Asuero emitió el decreto para matar a todos los judíos en el reino (Ester 3). Ciertamente, este gran hombre continuamente era probado por su propia conciencia y sus propias convicciones. Como sucede con todos los grandes hombres de Dios, sus convicciones sobre la Palabra significan más que la vida. 120 La suprema expresión de la salvación Indudablemente, Esdras es el ejemplo más grande de alguien que vuelve del cautiverio con la Ley escrita en su corazón. Él fue el principal maestro durante el avivamiento de la restauración que está registrado en Nehemías 8:10. Fue el maestro más grande en el Antiguo Testamento, junto con Moisés. Esdras cumple la descripción dada por Isaías: “restaurador de calzadas para habitar” (Is. 58:12). Hay un principio que fluye en toda la escritura. Sólo podemos reproducir lo que somos. Uno puede ser restaurador, únicamente si ha experimentado la restauración. Todos los restauradores tuvieron que salir de Babilonia. Antes de poder reedificar, tuvieron que experimentar la demolición y la reconstrucción en su propia vida. Esdras cumple su anhelo santo Durante el gran avivamiento en la “puerta de las Aguas”, Esdras y su equipo de maestros enseñaban a Israel desde la mañana hasta el mediodía. Debe haber habido una unción inusual sobre esta enseñanza. Cuando jóvenes y viejos pueden pararse en las calles por horas para escuchar atentamente la Ley de Dios, ¡eso es avivamiento! La palabra era hablada con tal claridad espiritual, ¡que el pueblo lloraba porque la entendían! “Y los levitas…., hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba atento en su lugar. Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura. Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo El Nuevo Pacto 121 es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley” (Neh. 8:7-9) Esdras se había propuesto volver y enseñar al pueblo de Dios los verdaderos caminos. Esto también es un cumplimiento de la palabra que Ezequiel dio a los hijos de Sadoc. (Los hijos de Sadoc fueron los sacerdotes justos que no bajaron el estándar cuando Israel se estaba descarriando. Esdras era de esa línea familiar). Observe la promesa: “Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio. En los casos de pleito ellos estarán para juzgar; conforme a mis juicios juzgarán; y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis fiestas solemnes, y santificarán mis días de reposo” (Ez. 44:23-24). El Señor aún busca personas como Esdras Espero que podamos apreciar la grandeza de este escenario. Aquí está un hombre en cuyo corazón se ha hecho la obra. Tiene la Ley escrita en su corazón; y como consecuencia, puede juzgar con claridad. Puede decir con autoridad: “¡Esto está bien, eso está mal; esto es limpio, eso es inmundo!” He aquí uno de los problemas con la Iglesia del siglo veintiuno (en este tiempo): Existe una actitud general de ganar a los perdidos sin condenar el pecado, diciendo: “Ven a Jesús tal como estás, y no te preocupes por cambiar tu estilo de vida”. En consecuencia, la Iglesia actual es una mezcla total. Está llena de música 122 La suprema expresión de la salvación del mundo, prácticas mundanas de noviazgo, ropa mundana, mentalidad mundana, divorcio y jóvenes que no están limpios. Sin embargo, muy pocos ministros puede levantarse con convicción y decir: “¡Esto es limpio, y eso es inmundo; esto es santo y eso es profano!” La carga de nuestro Señor cuando estaba en la tierra era levantar discípulos, hombres y mujeres en quienes pudiera implantar un nuevo corazón, ¡discípulos que hicieran y enseñaran! En realidad, nada ha cambiado. Cristo aún busca a los que buscan, a los que son como Esdras, que desean entender la más alta ley de Cristo, ¡y hacerla y enseñarla! El mundo está esperando la manifestación de los verdaderos hijos, de los verdaderos imitadores de Cristo, como dijo el profeta Isaías: “Aquellos que guardan mi pacto”. 123 Pondré mi Ley dentro de ellos “Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —declara el SEÑOR—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré…..” (Jer. 31:33 LBLA) La Ley asequible Consideremos el contexto en el que los versículos anteriores fueron escritos (Jer. 31:31-34): el Señor acababa de decir, estoy dándoles un Nuevo Pacto, no como el que ustedes continuamente quebrantan. En otras palabras, les estoy dando un pacto que puedan guardar. Es accesible. Esto es lo que hace el Nuevo Pacto tan hermoso (perdónenme por ser redundante en este punto): ¡es accesible! La Ley está a nuestro alcance. Cristo rasgó el velo; Él tiene todo lo que necesitamos para alcanzar Sus metas. Él tiene abundancia de gracia y ayuda para aquellos que lo desean (Ro. 5:17). Vivimos en tiempos anárquicos, tiempos en los que inclusive algunos de la Iglesia desdeñan el estándar de Cristo. Cuando Cristo presentó el Nuevo Pacto a Israel, enfatizó el hecho de que no había venido a abolir la Ley, sino a cumplirla; en otras palabras, ¡a guardarla, a ponerla por obra (Mt. 5:17)! En Su Sermón del Monte, Cristo elevó la Ley de la observancia física a la observancia espiritual. Estaba tomando la Ley escrita en piedra, los aspectos 124 La suprema expresión de la salvación físicos de ella, y traduciéndola a los asuntos del corazón. En esencia Cristo estaba diciendo: “Ustedes pueden no haber matado a alguien literalmente, pero pueden matar en su corazón. Pueden no haber cometido adulterio físicamente, pero sí haberlo cometido en su corazón”. El Nuevo Testamento es acerca del hombre interior: “el reino está dentro de ustedes”. ¿Sería razonable que nuestro Señor dijera: “Ustedes no han guardado los aspectos físicos de la Ley, y ahora quiero que también guarden las implicaciones espirituales”? ¿Sería razonable que nuestro Señor demande algo que sabía que no podíamos guardar? No, la cruz no es mayor que Su gracia; y como hemos aprendido previamente, el Nuevo Pacto otorga el poder para cumplir con sus demandas. El Nuevo Pacto es andar en el Espíritu. El Espíritu de Dios nos guía a situaciones que tratan con la naturaleza de pecado, y si nos rendimos a esa situación, saldremos de ella aborreciendo el pecado. Entonces, el Señor pondrá Sus leyes en nuestro corazón. Como dijo el apóstol Juan: “Porque el amor de Dios es que guardemos sus mandamientos: y sus mandamientos no son gravosos” (1 Jn.5:3). ¡Ahora lo amamos y nos deleitamos en obedecerle! (Ro. 13:8-10). No estamos bajo la Ley En defensa del verdadero Evangelio, por favor permítanme darles una breve definición de la Ley, y especialmente tocar algunas de las malinterpretaciones acerca de no estar bajo la Ley. Muchas veces he escuchado a cristianos citar este versículo cuando alguien lo hizo sentir incómodos por la forma en que estaban viviendo. El propósito de la El Nuevo Pacto 125 Ley es exponer el pecado y hacer el pecado sobremanera pecaminoso (Ro. 7:7-13). Una dama dijo: “Oh, me siento tan condenada cuando asisto a esa Iglesia”. En realidad, en su vida había una condenación bien merecida porque estaba practicando el pecado. Pablo dijo: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Ro. 8:1). Uno casi tendría que ser judío para apreciar completamente lo que significa estar “bajo la Ley”. Los gentiles nunca estuvieron bajo el régimen de la Ley. Pablo establece esto muy claramente en 1 Corintios 9:20-21: “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley”. Aquí Pablo habla de aquellos “sin Ley” refiriéndose a los gentiles. Alguien nos dirá que la Ley fue clavada en la cruz, citando Colosenses 2:14. Sí, sí hubo un aspecto de la Ley que fue clavado en la cruz; pero antes de examinar este versículo, pensemos en las tres divisiones de la Ley (el Antiguo Pacto): Las tres divisiones de la Ley ♦ La ley moral Ésta incluía los diez Mandamientos y todo lo que cayera bajo este encabezado. 126 La suprema expresión de la salvación w La ley ceremonial Éstas eran las ordenanzas religiosas, las instrucciones acerca de lo que era limpio e inmundo, las regulaciones respecto a los días de fiesta, la circuncisión, etc. w La ley civil Ésta cubría las leyes que correspondían a la responsabilidad entre vecinos, los juicios civiles, las demandas legales, etc. La Ley que fue clavada a la cruz fue la Ley de las ordenanzas, la Ley ceremonial, Colosenses 2:14: “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”. Observe también el versículo 16: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo”. Los gentiles nunca estuvieron bajo esas ordenanzas, ¡pero estas son las mismas ordenanzas que separaban a los judíos de los gentiles! Vea también que Pablo dice en Efesios 2:14-15: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz”. Las leyes morales y las civiles no separaban a los judíos y los gentiles, ¡las leyes El Nuevo Pacto 127 ceremoniales sí lo hacían! ¡La abolición de la Ley ceremonial removió la barrera entre los judíos cristianos y los gentiles cristianos! La única Ley ceremonial impuesta sobre los gentiles tenía que ver con su adoración y prácticas paganas (Hch. 15-20). Las leyes morales nunca fueron abolidas, ni los preceptos de la ley civil; ¡éstas sólo fueron magnificadas! ¡Los que andan en el Espíritu cumplen la Ley más alta del Nuevo Testamento! La Ley ceremonial Fue el aspecto físico de estas ordenanzas lo que finalizó. Mucho es ganado al entender y cumplir espiritualmente estas ordenanzas; por ejemplo, las fiestas. Las fiestas ya no se deben cumplir físicamente, ¡pero sí deben cumplirse espiritualmente! Sembrar y cosechar Preparar la tierra de nuestro corazón tiene un costo, y sembrar en nuestro corazón también tiene un costo. El salmista se refiere al costo de inversión como “sembrar con lágrimas”. Hay un costo para sembrar en justicia; pero también están los beneficios de segar con regocijo, y de segar en misericordia. A través de nuestra experiencia, guardamos los mandamientos porque sabemos que debemos hacerlo, y si no los guardamos tememos las consecuencias, ¡lo cual es bueno! Es más, parece que no vemos muchos de los beneficios temprano en la vida. De hecho, pareciera como si otros fueran recompensados por hacer el mal. Sufrimos por 128 La suprema expresión de la salvación hacer lo correcto; ¡ellos son bendecidos por hacer lo malo! Asaf escribió al respecto en el Salmo 73:1-14. Pero anímese, porque ciertamente vendrá el momento decisivo en su vida. Aquello que ha alimentado dentro de su corazón, se levantará. Ya no es una cuestión de pensar si está bien o está mal, sino que lo sabrá instintivamente en su corazón: “Éste es el camino”. ¡Nuestro instinto será agradar al Padre! Entonces verá las bendiciones de mantenerse en el camino, y todos verán lo que usted ha ganado. Recuerdo que en mis primeros años de la escuela, tuve un compañero de clase que literalmente “grabó” el nombre de su novia en su brazo, ¡grandes letras! Las cicatrices de su nombre seguramente permanecen hasta hoy. Quisiera ser lo suficiente osado para decir que si el Espíritu de Dios decidiera transcribir una ley en particular sobre las tablas de carne de nuestro corazón, ¡nos dolería! Quizá no físicamente, pero la impresión sobre nosotros sería tal, que no querríamos quebrantarla por ningún precio. El tema central de la Biblia En el capítulo anterior, consideramos brevemente a Esdras el escriba. Esdras ilustra alguien que regresó del cautiverio con un nuevo corazón, uno que tenía la ley escrita sobre su corazón. La mayoría de los teólogos reconocen a Esdras como el autor del salmo 119. Perowne, uno de los expositores más sobresalientes de los salmos, conjetura que debido al lenguaje de este El Nuevo Pacto 129 salmo, tuvo que haber sido un salmo posterior, de la era de la restauración. Pero aparte de la ubicación analítica de este salmo, el Salmo 119 es una ilustración del Nuevo Pacto. Ha sido determinado que el Salmo 119 está justo en el centro de la Biblia. Esto es interesante, porque el Salmo 119 es una ilustración de la Ley escrita sobre el corazón. Sin duda, este es el tema central de toda la Biblia. Jesús mismo redujo toda la Ley y los profetas a dos mandamientos: amar a Dios con todo tu corazón, y amar a tu prójimo como a ti mismo. El autor de este salmo ama los estatutos y los preceptos de Dios; ama las leyes de Dios; ama el camino de Dios; y su único deseo es una mayor comprensión de la verdad. También debemos observar que el salmista aborrece el mal tanto como ama la justicia. No aborrecemos el mal a menos que nuestros perseguidores personifiquen ese mal. Como dijo otro salmista: “Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso, y de la lengua fraudulenta….Mucho tiempo ha morado mi alma con los que aborrecen la paz, yo soy pacífico; mas ellos, así que hablo, me hacen guerra” (Sal. 120:2, 6-7). Nunca dejaríamos nuestra presente posición (espiritual) a menos de que tengamos unos cuantos perseguidores en nuestra vida. Otro punto digno de mención es que al ¡La promesa menos una tercera parte del solamente se cumple Salmo 119, unos 60 en los que están versículos, reflexiona acerca dispuestos a proseguir! la condición angustiante La suprema expresión de la salvación 130 bajo la cual fue escrita la Ley sobre el corazón. Verdaderamente, parte del paquete del Nuevo Pacto es tener la Ley escrita sobre el corazón, sin embargo, ¡la promesa solamente se cumple en los que están dispuestos a proseguir! Los siguientes versículos muestran el corazón del autor del Salmo 119. Él no sólo ama las leyes de Dios, sino que aborrece todo camino de mentira. Ciertamente, ¡en la cautividad uno llega a aborrecer el mal! ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ Salmo 119:9 “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es mi meditación”. Salmo 119:104 “De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira”. Salmo 119:113 “Aborrezco a los hombres hipócritas; mas amo tu ley”. Salmo 119:127 “Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro”. Salmo 119:128 “Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí todo camino de mentira”. Salmo 119:132 “Mírame, y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu nombre”. Salmo 119:159 “Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; vivifícame conforme a tu misericordia”. Salmo 119:163 “La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo”. El Nuevo Pacto 131 ♦ Salmo 119:165 “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”. ♦ Salmo 119:167 “Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera”. El apóstol Pablo, cita Jeremías 31:33, varias veces en el libro de Hebreos, aunque sus palabras son ligeramente diferentes. Considere este versículo: “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo” (He. 8:10). En lugar de “dentro de ellos”, Pablo utiliza la palabra “mente”. Nuestro Padre celestial quiere que Su Ley esté en nuestra mente y nuestro corazón. Esto significa que debemos estudiar la Palabra y meditar en ella. Los que hagan esto serán las personas que van a reflejar a su Dios, y Dios los reclamará como pueblo Suyo. Los beneficios de guardar la Ley tienen un efecto mucho mayor del que podamos imaginar. Guardar los Diez Mandamientos nos libera de la casa de esclavitud, y nos bendice en gran manera. Consideraremos los Diez Mandamientos en el siguiente capítulo. “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). 133 Los Diez Mandamientos MANDAMIENTOS I-IV “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Sal. 1:1-2). El estándar Cuando el Señor sacó a Israel de la tierra de servidumbre, le dio los Diez Mandamientos. Estos mandamientos resumen el código moral por el cual Israel debía vivir. En Éxodo 20:2-3, leemos: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí…” Si no seguimos más allá de esos dos versículos, pienso que podemos interpretar esto así, “Te saqué de la casa de servidumbre, ¡y te estoy dando estos mandamientos para guardarte de volver ahí!” Este no es un estudio difícil de las Escrituras. Cada atadura y maldición puede ser rastreada a una persona que flagrantemente transgredió el mandamiento y, eventualmente, se encontró cautiva y en algún tipo de esclavitud. Cuando Josué llevó al pueblo a la Tierra Prometida, leyó todas las bendiciones y maldiciones de la ley para Israel. 134 La suprema expresión de la salvación La verdadera intención del Antiguo Pacto, y del Nuevo Pacto, era evitar que el pueblo arruinara sus vidas, y ¡hacerles candidatos para grandes bendiciones! En el Salmo 119:1, leemos: “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová”. Israel pasó por un cautiverio de setenta años para reparar el daño causado por todos los días de reposo que había quebrantado. Israel también fue forzado a servir a otros dioses en Babilonia, a causa de sus idolatrías. Mientras algunos pueden decir: “Eso era el Antiguo Testamento”, yo he estado en el ministerio el tiempo suficiente para ver que las idolatrías del pueblo de Dios aún lo llevan a esclavitud. Guardar los mandamientos es realmente una armadura protectora contra nuestro archienemigo. El enemigo es comparado a un león, buscando a quien devorar. Siempre está buscando una puerta abierta, un área descuidada de nuestra vida, algún área no santificada de nuestra vida donde no es detenido. Cuando el pueblo de Dios camina en obediencia, hay cobertura de la Sangre Divina, y el diablo teme la Sangre. Por otro lado, aquellos que desprecian los mandamientos, pierden la cobertura protectora. Consideremos ahora los Diez Mandamientos con un nuevo sentido de gratitud y un deseo fresco de que ellos sean una realidad en nuestra vida. Después de todo, Cristo mismo cumplió la Ley y trajo mayor claridad y mejor definición de la Ley. Él relacionó el guardar los mandamientos con los motivos e intentos del corazón. El guardar verdaderamente los mandamientos o no viene de la obra de gracia que ha sido efectuada en nuestro corazón. El Nuevo Pacto 135 I. No tendrás dioses ajenos Éxodo 20:3 “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Este es un mandamiento que no es difícil de espiritualizar. Las personas pueden hacer dioses de cualquier cosa. Por ejemplo, los deportes pueden tener preeminencia sobre el servicio de la Iglesia. Un hombre testificó, arrepentido, que asistir a los juegos de fútbol de su hijo había apartado su corazón de las cosas de Dios. Cuando nuestro tiempo, pensamiento y devoción a algo más toma preeminencia sobre nuestro deber a nuestro Dios y Salvador, se convierte en un dios. Algunas veces aun las cosas legítimas, tales como la devoción a la familia, pueden poner a Dios en segundo lugar. Este mandamiento también puede tomarse muy literalmente. He viajado por el mundo lo suficiente para ver que los cristianos pueden adorar otros dioses. Una vez predicaba en un país que había sido evangelizado anteriormente por jesuitas. Lo que yo no sabía acerca de los jesuitas, y de otras misiones católicas, era que ellos permitían a sus conversos mantener sus otros dioses. El catolicismo es una tremenda mezcla de religiones paganas. Sin embargo, yo estaba predicando en una Iglesia Pentecostal que en su ¡Demosle a mayoría era de trasfondo Hindú. Al Cristo el finalizar el servicio, me sentí llevado primer lugar a preguntarle a la congregación si en nuestra ellos eran libres de otros dioses. Me vida! admiré de lo que sucedió. La mayoría de la iglesia pasó adelante, 136 La suprema expresión de la salvación renunciando a sus dioses ancestrales con lágrimas en los ojos. Parece que cuando ellos fueron convertidos al pentecostalismo, mantuvieron sus dioses. Otros dioses pueden alejarnos de la plenitud de la salvación. Pueden mantener a las personas en esclavitud, y aun pueden condenar el alma de la persona. ¡Demosle a Cristo el primer lugar en nuestra vida! II. No te harás imagen Éxodo 20:4 “No te harás imagen……” Aunque el segundo mandamiento parece ser muy similar al primero, cae en una esfera más tangible: Las cosas que las personas se inclinan para idolatrar. Conocí un hombre que literalmente hizo un ídolo de su Corvette (su carro deportivo). No habría idolatrado más ese carro si hubiera sido una imagen de fundición en un bosque de árboles en la cima de alguna colina. Tuve un diácono que hizo algunos trabajos de remodelación en el salón de recreación de otra iglesia. Me dijo que parecía “el salón de la fama del rock”. El salón estaba tapizado con posters extraños de (así llamados) cantantes cristianos de rock. No era otra cosa que idolatría. Cuando los cristianos idolatran personas que tratan de imitar y actuar como el mundo, esto le dice a usted dónde está verdaderamente su corazón: En el mundo. La idolatría fue un problema en la iglesia gentil primitiva. Pablo advierte específicamente a los corintios en su segunda epístola (6:16-17): “¿Y qué acuerdo hay entre el El Nuevo Pacto 137 templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré”. Recuerde que fue por la adoración a otros dioses, y la idolatría, que Israel fue llevado en cautiverio. ¡La idolatría apartó a Raquel de heredar con las otras matriarcas! III. El Nombre del Señor Éxodo 20:7 “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano….” En la oración del Señor, Él nos enseñó que el nombre de Dios debía ser santificado. Generalmente confinamos este versículo a utilizar el nombre del Señor profanamente, aunque difícilmente puedo imaginar a un cristiano haciéndolo. Sin embargo, hay muchas formas menos explícitas en que los cristianos toman el nombre del Señor en vano. Por ejemplo, cuando un hombre se vuelve cristiano, ahora lleva el nombre del Señor. Si ese cristiano entonces hace algo inapropiado, el nombre de Cristo es reprochado. Entonces el observador casual puede decir, “Bueno, si esto es el cristianismo, ¡no lo necesitamos!” Algunas personas son tan malos representantes del reino, que sería mejor para ellos nunca decir que son cristianas. El apóstol Pablo dice esto respecto a los judíos: “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros” (Ro. 2:24). El nombre de Dios fue blasfemado a causa del estilo de vida hipócrita 138 La suprema expresión de la salvación de los judíos. Cuando el pueblo de Dios peca, es una mancha sobre Su nombre. El apóstol dice también esto respecto a algunos que declaran conocerle a Él: “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuando a toda buena obra” (Tito 1:16). Vivamos como aquellos que declaran Su nombre, como verdaderos representantes del reino. “….Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Ti. 2:19). IV. Acuérdate del día de reposo Éxodo 20:8 “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. La palabra “sabbat” significa “consumar”. El sabbat fue instituido por diversas razones: Primero, para enseñarle al hombre instituir un día para honrar a Su Creador y, segundo, para darle a Su creación un día para recobrarse de la semana de trabajo. Incluso los animales de trabajo necesitan un día para descansar. De hecho, el Señor ordenó un reposo para la tierra, cada séptimo año. Esto fue para permitir que los nutrientes del suelo fueran restaurados. Aunque el día de reposo, el séptimo día, con todas sus regulaciones finalizó con el Antiguo Pacto, Cristo restituyó el concepto del sabbat al primer día de la semana (porque Él resucitó de los muertos en el primer día de la semana). El primer día de la semana es llamado ahora “el día del Señor”. Por ejemplo, en Apocalipsis 1:10, Juan dijo: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta”. El concepto aún es el El Nuevo Pacto 139 mismo; la Iglesia primitiva se congregaba para honrar su Salvador en el primer día de la semana. El día del Señor es también un día de reposo. El Señor ordenó ciertas leyes que aún se aplican: El hombre todavía necesita un día de reposo. El presidente de nuestra confraternidad con frecuencia se refiere a la semana de diez días de trabajo establecida durante la Revolución Francesa. Fue un fiasco. El pueblo se agotó y descubrieron que en realidad podían lograr más en seis días que en diez. Puede decirse mucho sobre el tema del reposo. He visto la diferencia entre las personas (aun cristianos) que descansaban en el día del Señor y aquellos que no lo hicieron. Estaría muy interesado en algunas estadísticas acerca de esto, pero me limitaré a decir que las personas que honran el día del Señor son más saludables y viven por lo menos diez años más. Una vez estaba predicando en un seminario donde señalé que incluso los ministros necesitan un día de reposo (obviamente no el domingo). Luego de la reunión, un ministro se acercó y me dijo, “Yo tengo reuniones siete días a la semana. “¿Es malo eso?” Si hubiera podido ver a ese hombre, la respuesta era obvia. Se veía viejo y demacrado, y se dormía parado. Recuerde que Israel pasó setenta años en cautiverio para enmendar todos los días de reposo que ellos habían quebrantado. El día de reposo también nos enseña varias leyes espirituales. Nos enseña acerca del reposo espiritual en el que Dios quiere que Su pueblo entre (ver He. 4:4-11) El día de reposo también nos enseña acerca de la conclusión de las obras de la carne, la conclusión del esfuerzo humano, al Dios hacer la obra por medio de nosotros. El 140 La suprema expresión de la salvación “reposo” es acerca de estar en sincronía con el cielo. El cielo hace la obra. Nosotros sólo somos los instrumentos a través de quienes sucede. Observe, por favor: A causa de la cantidad de contenido comprendido en esta sección, hemos dividido los Diez Mandamientos en dos capítulos. Los primeros cuatro tratan, básicamente, con nuestra responsabilidad hacia Dios, mientras que los últimos seis mandamientos, básicamente, tratan con nuestra responsabilidad hacia los hombres. 141 Los Diez Mandamientos MANDAMIENTOS V-X V. Honra a tu padre y a tu madre Éxodo 20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen….” Este es llamado “el primer mandamiento con promesa” (Ef. 6:2). Se promete larga vida a aquellos que honran a sus padres. Si un niño es enseñado a respetar a sus padres, él también tendrá un respeto general por la autoridad del mismo Dios Padre. En el libro de Colosenses leemos: “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor” (Col. 3:20). Los hijos que obedecen a sus padres agradan al Señor y, cuando el Señor se agrada con alguien, le guarda de muchos desastres. Hay una bendición sobre aquellos que guardan los mandamientos, incluso si no están en el reino. Lo opuesto también es verdad. Los jóvenes que están esclavizados por las drogas, generalmente han quebrantado el quinto mandamiento. Muchos malos matrimonios también fracasan por la misma razón, aunque siempre hay excepciones. Muchos engaños espirituales y otras maldiciones frecuentemente conducen a los jóvenes a despreciar el quinto mandamiento. Escuche lo que Salomón dice: “El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la 142 La suprema expresión de la salvación cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila” (Pr. 30:17). He visto jóvenes que se han rebelado contra sus padres perder totalmente toda visión espiritual, tornándose totalmente confundidos. VI. No matarás Éxodo 20:13 “No matarás”. Aparte de la interpretación literal de “asesino”, la cual puede incluir el aborto, hay mayores implicaciones espirituales para este mandamiento. Jesús dejó claro esto con Su enseñanza sobre el monte, cuando comparó el asesinato al enojo no provocado (Mt. 5:21-22). “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio….” Jesús estaba llevando a Su pueblo a enfrentarse al estándar del Nuevo Pacto (mayor): Que somos responsables por los pecados del espíritu, no solo de los pecados de la carne. Aunque probablemente hemos escuchado a alguien decir: “Bien, lo pensé, así que debí haberlo hecho”. ¡Esto no es verdad! Hay una diferencia entre un pecado de la mente y el corazón, y el acto premeditado. Incluso en nuestro sistema penal, no enviamos a la gente a la cárcel por pensar en homicidio, sino lo hacemos por cometer el acto. Santiago dice, “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Stg. 1:15). El pecado comienza en nuestro corazón y en nuestro espíritu, pero no trae muerte sino hasta que es cometido. Oh sí, es un El Nuevo Pacto 143 pecado albergado en nuestro corazón, pero no es un pecado en primer grado hasta que es ejecutado. Jesús nos estaba advirtiendo del hecho de que somos responsables por los pecados del corazón. Las ofrendas levíticas ayudan a sustentar esto. Había una ofrenda por el pecado, la cual era ofrecida para expiar un pecado intencional. También había una ofrenda por el pecado de ignorancia, la cual era asociada más con la naturaleza del pecado. Sin embargo, Cristo cumplió todas las ofrendas, mostrándonos que puede haber victoria tanto sobre la naturaleza del pecado, como sobre el acto en sí. VII. No cometerás adulterio Éxodo 20:14 “No cometerás adulterio”. Nuevamente, el Maestro lleva a Su pueblo al entendimiento de que el pecado de adulterio puede ser un pecado del espíritu, tanto como un pecado de la carne. “Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt. 5:28). A pesar de que el acto físico no fue cometido, el pensamiento, la imaginación y el Somos deseo estaban ahí. El mismo precepto responsables es válido para todos los tanto de los mandamientos de Cristo. Esto es, pecados del somos responsables tanto de los espíritu, pecados del espíritu, como de los como de los pecados de la carne. Aunque hay pecados de la perdón para ellos, también hay carne. victoria sobre ellos por medio de la obra de expiación. Como fue 144 La suprema expresión de la salvación mencionado antes, todas las ofrendas revelan aspectos de la obra consumada a nuestro favor en la cruz. El Señor está allí para ayudarnos a pasar la tentación. Sin embargo, la razón por la cual la tentación está ahí es porque en nuestro corazón aún está la atracción hacia ese pecado (Stg. 1:14). A veces, las personas luchan con este tipo de tentaciones por años, y a veces es necesaria la liberación. No obstante, Dios da un corazón puro a aquellos que buscan uno y a aquellos que rehúyen las cosas que estimulan los deseos equivocados. No hay forma que podamos esperar ser puros en nuestro corazón si alimentamos las impurezas del mundo, especialmente en Hollywood. El pecado de adulterio conduce a las personas al infierno. El adulterio espiritual también puede apartar el corazón de buscar al Señor. El divorcio y nuevo matrimonio también es llamado adulterio (Mc. 10:11-12). Que nosotros podamos adoptar la fórmula del salmista, cuya meditación era sobre las cosas celestiales: “Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová” (Sal. 104:34). VIII. No hurtarás Éxodo 20:15 “No hurtarás”. Hurtar básicamente es tomar algo que no le pertenece a uno. Hay muchas formas de hurtar, tales como robar tiempo al trabajo, robar palabras (plagiar), robar material de Internet (por ejemplo, música con derechos de autor), etc. Las personas pueden también robar a Dios no pagando sus diezmos (Mal. 3:8). Una vez oí a un ministro El Nuevo Pacto 145 enumerando de la escritura las muchas formas de hurto. Virtualmente había docenas de ejemplos de lo que significa robar. Uno de los mayores problemas que encontramos en el campo misionero es el robo, especialmente en el mundo hispano. Lo que es interesante acerca de esto es que la mayoría del mundo hispano es católico. Las personas roban, se confiesan y continúan robando. Si la iglesia condenara sus robos, y les dijera que hicieran restitución, podría terminar. En cierta ocasión predicaba en las Filipinas, y comencé a tocar el tema de hurtar y mentir. Más tarde, el ministro que organizaba los seminarios confesó que él había robado a su organización. Él buscaba mi consejo. Le dije que lo confesara a su consejo administrativo y pidiera indulgencia para pagarlo todo. Él respondió, “No sé si puedo hacer eso”. Él esperaba que lo pudiéramos sacar de apuros. Lo que las personas con frecuencia no entienden acerca de quebrantar un mandamiento como éste es que hay castigos en el espíritu. El profeta Zacarías dice que había una maldición sobre la casa de un ladrón (Zac. 5:3-4). Es por esto que algunas personas nunca prosperan. Algunas familias siempre están “saladas” porque nunca llegaron a limpiarse de sus hurtos. A Satanás se le llama ladrón. Judas fue llamado ladrón. La escritura es abundantemente clara respecto a aquellos que roban: No heredarán el reino de Dios (1 Co. 6:9-10). Muchas veces, los cristianos son culpables de formas menos obvias de pecado, y necesitan los misericordiosos 146 La suprema expresión de la salvación tratos de Dios para ayudarles a ver claramente. “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (Ap. 22:14). IX. No hablarás falso testimonio Éxodo 20:16 “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. Dar falso testimonio significa: “Mentir, prevaricar, o distorsionar la verdad”. Al estar estudiando los mandamientos, creo que estamos obteniendo un nuevo sentido del por qué Dios aborrece tan vehementemente estos pecados. Todos ellos representan a nuestro antiguo enemigo, el maligno. Él es un engañador, un calumniador y un mentiroso. Jesús le llamó “padre de mentiras”. Si hiciéramos un estudio de nuestro archienemigo, veríamos que también es llamado ladrón y homicida. Es la clásica figura del adulterio y la infidelidad. Es la personificación de la codicia y de toda lujuria. Él quería el trono que estaba reservado al Hijo de Dios. Escuche lo que Jesús dijo a los Fariseos acerca de Su día: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Jn. 8:44). Satanás es llamado el padre de mentiras. Es la antítesis de Cristo, quien es la personificación de la verdad. El Nuevo Pacto 147 Viendo hacia atrás a mis treinta años pasados tras el púlpito, puedo ver por qué el mentir o engañar es uno de los pecados más despreciables. En cierto sentido, es peor que el adulterio o el homicidio. He conocido adúlteros y ellos se han arrepentido y reconocido la culpa de su adulterio. Incluso he conocido homicidas que se han arrepentido, reconociendo su culpabilidad y dispuestos a recibir su castigo. Sin embargo he conocido, personas que son mentirosas y son las últimas en ser limpiadas. Los cristianos que no aman la verdad, generalmente terminan creyendo una mentira (2 Ts. 2:10-13). Matthew Henry dijo una vez: “En todo pecado hay algo de mentira”. Creo que es un análisis correcto. Algunas personas viven en negación, pretendiendo que el pecado no está ahí. Que el Señor nos dé un deseo por la verdad en nuestro interior. Como declaró el salmista, “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo” (Sal. 51:6). X. No codiciarás Éxodo 20:17 “No codiciarás”. Codicia es un amor ilícito, o un excesivo deseo por algo, material o humano. Pablo etiqueta la codicia como una forma de idolatría: “…Y avaricia, que es idolatría” (Col. 3:5). La avaricia es una idolatría espiritual. Estos objetos pueden ser cosas que idolatramos en nuestra mente y en nuestro corazón, cosas que creemos que debemos tener. Muchas veces ésta es la treta del predicador de la prosperidad. Frecuentemente su mensaje gira alrededor de la adquisición de cosas, implicando que: “Usted puede obtener lo que quiera de Dios”. Consideremos las palabras de Pablo a Timoteo: 148 La suprema expresión de la salvación Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición” (1 Ti. 6:6-9). Hay vida y libertad en guardar los mandamientos y, por el contrario, cuando estos mandamientos no son obedecidos, traen ataduras y trampas sobre nuestra vida. Recuerde que hay vida y libertad en guardar los mandamientos y, por el contrario, cuando estos mandamientos no son obedecidos, traen ataduras y trampas sobre nuestra vida. No seremos candidatos a la plenitud de la salvación sino hasta que los mandamientos estén escritos en nuestro corazón. Bienaventurado el hombre Los mandamientos fueron dados no sólo para salvar al hombre de la casa de servidumbre, sino para que pueda heredar grandes bendiciones. El presidente de nuestra confraternidad una vez dio un mensaje sobre la casa de Obed Edom (2 S. 6:10-12). El gran avivamiento que vino a Sion comenzó en la casa de un hombre. Luego del desastroso intento de David de tener un avivamiento, el Arca del Pacto fue desviada a la custodia de un levita llamado Obed Edom. El arca pasó cerca de tres meses en El Nuevo Pacto 149 casa de Obed Edom, y su casa fue tan bendecida que todo Israel escuchó acerca de ello. La esencia de la historia es que el arca contenía los Diez Mandamientos. La casa de este hombre fue bendecida por virtud de que los mandamientos de Dios estaban guardados ahí. Por supuesto, David mismo escuchó acerca de la gran bendición sobre la casa de este hombre, corrigió sus previos errores, y trajo de vuelta el arca a Sion, ¡donde experimentaron un gran avivamiento! Sobre el monte de Sion en el cielo, vemos un grupo de santos tocando sus cítaras de 10 cuerdas (Josefo interpreta la palabra cítara (kithara) como un “instrumento de diez cuerdas”). Esto nos habla de aquellos que han cumplimentado la Ley, los Diez Mandamientos. En estos tiempos anárquicos cuando incluso mucha parte de la Iglesia resiente los Diez Mandamientos, ¡abracémoslos nosotros! ¡Magnifiquémoslos, y permitámosle al Espíritu de Dios escribirlos profundamente sobre las tablas de carne de nuestro corazón! ¡Amén! * Vea en el apéndice: “Los diez pecados en el huerto”. 151 Todos me conocerán “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová” (Jer. 31:34). Israel le conocerá Para Israel, este versículo tendrá un cumplimiento literal cuando ellos vean a Cristo en Su regreso. La nación de Israel estará casi al borde de la aniquilación cuando nuestro Señor vuelva, y ellos dirán: “He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación” (Is. 25:9). El mundo entero reconocerá al Mesías esperado por Israel. La Escritura dice que todo ojo le verá (Ap. 1:7). Aunque Israel estará extasiado con la venida de su Rey, su euforia se tornará en conmoción cuando descubran que Él es Aquel a quien rechazaron hace 2000 años. Imagínense a Israel cuando pregunten a su Mesías: “¿Qué heridas son estas en tus manos?” Él responderá: “Con ellas fui herido en casa de mis amigos” (Zac. 13:6). Imagínese nuevamente a Israel, cuando se den cuenta que ellos fueron los que le traspasaron. Es en ese momento que Cristo derramará gran gracia sobre Israel y la nación entera amargamente llorará por lo que hicieron. “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de 152 La suprema expresión de la salvación oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén….” (Zac. 12:10-11). Sí, todo Israel le conocerá. No tendrán que explicar a su prójimo quién es el Cristo. Todos le conocerán y todo el mundo tendrá que reconocerle como Señor. Él se sentará literalmente en Su trono en Jerusalén. Las personas literalmente irán a Jerusalén a orar delante de Él en Su templo (Zac. 8:21-22). A fin de conocerle Israel entrará al Nuevo Pacto prometido cuando vean a Cristo. ¿Pero qué de nosotros, los que ya somos “pueblo del Nuevo Pacto?” ¿Qué aplicación tiene esta promesa para nosotros? Bueno, consideremos algunas de las cosas que hemos aprendido en este estudio: La salvación es progresiva; hay una progresión en este caminar. ¿Realmente conocemos al Señor en el Atrio? Sin duda, le conocemos como nuestro Salvador, o quizá también le conocemos como nuestro Bautizador, o nuestro Sanador, etc. Le conocemos por fe. Sabemos acerca de Él y quizá hemos experimentado Su liberación en alguna manera. Quizá, incluso hemos tenido sueños o visiones de Él. Aún así, ¿realmente le conocemos? Los planos del tabernáculo enseñan al hombre cómo puede venir a Dios. Podemos conocer aspectos de Dios en el Atrio Exterior, y aun podemos conocer mayores aspectos El Nuevo Pacto 153 de Dios en el Lugar Santo. No obstante, era en el Lugar Santísimo donde la presencia de Dios (simbólicamente) moraba. Mientras cualquier israelita (hijo del reino) tenía el privilegio de entrar al Atrio, casi ninguno podía proseguir a la siguiente etapa, mucho menos al interior. ¿Se da cuenta? El deseo ciertamente tiene mucho que ver con esto, pero Dios solamente da este tipo de deseos a aquellos que buscan agradarle. Escuche las palabras del salmista: “Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, para que habite en tus atrios; seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo” (Sal. 65:4). Es Dios quien nos elige, y es Dios quien nos lleva de nuestra posición presente hacia adelante. Muchos en la Iglesia están contentos con su posición presente. Quizá esa es la extensión de su visión; pero si miramos a las personas que realmente conocen a Cristo, sus vidas fueron consumidas con “proseguir conociéndole”. Tuvieron un toque de esa comunión, ¡pero querían más! Oseas dice: “Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la Es Dios quien tierra” (Os. 6:3). ¿Nos dice algo nos elige, y es este versículo a nosotros? “Si Dios quien nos proseguimos en conocer a lleva de nuestra Jehová…” Son únicamente los posición seguidores del Cordero los que presente hacia verdaderamente le conocen. Oh, no adelante seamos seguidores distantes, sino seamos como la novia en el La suprema expresión de la salvación 154 “Cantar de los Cantares” que clamaba: “Atráeme; en pos de ti correremos” (Cnt. 1:4). ♦ El atrio los hijitos sus pecados han sido perdonados (1 Jn. 2:12). ♦ El lugar Santo los jóvenesson fuertes en la Palabra (1 Jn. 2:14). ♦ El lugar Santísimo los padres lo han conocido a Él (1 Jn. 2:14). El deseo del apóstol “A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejantes a él en su muerte” (Fil. 3:10). Lo más interesante acerca de este deseo de Pablo, es que él está escribiendo esto cerca de 25 años después de declarar las revelaciones del tercer cielo (2 Co. 12:1-4). Muy pocas personas que han vivido jamás han tenido las revelaciones que Pablo tuvo. Es más, a Pablo se le dio un aguijón en la carne (una enfermedad), no solamente para mantenerlo humilde, sino también para guardarle de ser magnificado por los demás más allá de lo conveniente. Pablo había estado, por decirlo así, en el lugar Santísimo en el cielo. Había participado del maná escondido. El maná escondido es un premio dado a los vencedores, y está El Nuevo Pacto 155 reservado para aquellos que entran detrás del velo (Ap. 2:17). Sin embargo, la búsqueda del apóstol no ha sido saciada aún. Consideremos las implicaciones de esta búsqueda y, especialmente, la connotación que tiene para nosotros. El velo ha sido rasgado pero, ¿entraremos ahí? El apóstol Pablo plantea la misma pregunta a los hebreos. Hay un reposo para nosotros. Hay una tierra de Beula para nosotros pero, ¿entraremos ahí? (He. 4:5-11) El velo rasgado simplemente nos dice que tenemos un acceso disponible para nosotros. Nuestro predecesor ha entrado, mostrándonos el camino, pero esto no es un “regalo”. Requiere cierta actuación de nuestra parte, ¡cierta compulsión! De lo que Pablo hablaba no era de tener más visiones y más revelaciones de lo eterno, sino de conocerle a Él. No saber más acerca de Él, sino conocerle como Moisés, cara a cara. Cristo desea esa clase de compañerismo con nosotros, un compañerismo íntimo. El Señor Mismo dijo: “He aquí yo estoy a la puerta, y llamo; si alguno oye mi voz, y abre la puerta, yo entraré y cenaré con él, y él conmigo” (Ap. 3:20). El Cantar de los Cantares, un pequeño libro escrito por el Rey Salomón, se trata de la comunión con el Rey. Es una alegoría de Cristo y Su Iglesia. El Rey revela sólo lo necesario de Sí mismo para atraer a quién le busca, luego Él se retira, y ella procura encontrarlo desesperadamente. Hacia el final del libro es difícil separar quién es quién. ¡Ella se ha convertido tan semejante a Aquel a quien ella adora que se asemeja a Él en todo! Mientras más le conocemos, más nos volvemos como Él; y como Juan dice: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:3). 156 La suprema expresión de la salvación “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co. 3:18). Aquellos que conocen a su Dios “Mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará” (Dn. 3:18). ¿Entonces, cuál es la ventaja de conocer a Dios (nuevamente estamos hablando acerca de conocerle a Él como a un amigo – Juan 15:14-15)? En verdad, la lista de beneficios tomaría otro libro. En el día de la angustia son liberados cuando lo pidan, Él responde. Sin embargo, para quedarnos en el contexto de nuestro versículo de apertura, el pueblo que conoce a su Dios será formado por aquellos que hagan grandes cosas en estos últimos días. El más grande avivamiento de todos los tiempos va a ser el pináculo la Edad de la Iglesia. De hecho, Jesús prometió que mayores obras serían realizadas por aquellos que le aman, aquellos que guardan Sus mandamientos. ¿Fueron las cosas mayores cumplidas por la Iglesia Primitiva? No pueden negarse las maravillosas obras que fueron hechas a través del libro de los Hechos. Sin embargo, no se encuentra algo que supere los milagros de Cristo. Es más, hay milagros en el Antiguo Testamento que aún deben ser rivalizados. Cuando el apóstol Pablo escribió el libro de Hebreos, el libro de Hechos básicamente había concluido (el libro de Hechos cubre aproximadamente 30 años). Sin embargo, Pablo está diciendo a su audiencia que la Iglesia debe completar los El Nuevo Pacto 157 actos de fe. Todos los grandes milagros del Antiguo Testamento (registrados en Hebreos 11) sólo fueron hechos en parte, o en figura. La Iglesia debe terminar los actos de fe, y con mayor magnitud (por supuesto, estamos mirando al final de la era de la Iglesia). ¡Cristo siempre reserva lo mejor para el final! Considere los versículos siguientes: “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros” (He. 11:39-40). El punto que tratamos de establecer es que estas “obras maravillosas” deben ser realizadas por medio de aquellos que conocen a su Dios. Pablo dice: “que pueda conocerle, y el poder de Su resurrección”. Simbólicamente, la “vara que floreció” (que fue guardada en el Arca) sirvió como un ejemplo del “poder de la resurrección”. El Arca estaba en el Lugar Santísimo (He. 9:4). Como hemos declarado anteriormente, podemos conocerle sólo hasta cierta medida. Podemos conocerle en el atrio exterior por medio del bautismo en el Espíritu Santo. Podemos conocerle a través de la gran unción del Lugar Santo (los siete candeleros). Sin embargo, la más grande unción es ser encontrado dentro del velo, “para conocerle a Él y el poder de Su resurrección”. El poder de la resurrección es poder para levantar a los muertos. Evan Roberts, el hombre acreditado con dar a luz el avivamiento Galés, describe en su diario cómo había estado buscando al Señor por muchos meses. No tenía un 158 La suprema expresión de la salvación presentimiento que algo estaba por suceder. Entonces una madrugada muy temprano, cerca de la 1:30 de la mañana, el Señor Jesucristo entró a su dormitorio y conversó íntimamente con él, cara a cara, alrededor de dos a tres horas. Esto continuó cada mañana por meses. Él describe cómo el Señor quitó de su corazón el miedo a las personas, y cómo el Señor sanó incluso su dificultad para hablar. Este hombre había entrado a algo. Más tarde, cuando Evan Roberts le pidió al Señor 100,000 almas, él vio al Señor dándole un cheque con el número 100,000 en él. Roberts dijo: “Ese cheque lo cambié el año siguiente”. Recientemente, el padre de uno de los ancianos de mi iglesia falleció. El hombre nunca vivió para Dios, ni había respondido al mensaje de la salvación que su hijo le había compartido. Sin embargo, el hijo seguía pidiendo por la vida de su padre. Su padre murió la víspera del Año Nuevo, luego de pasar sus últimos meses en dolor insoportable. Esa noche, el Señor le dio un sueño al hijo. Soñó que su padre moría en su regazo, y el Señor le decía: “Mira, te he dado a tu padre”. Con frecuencia vemos esto en la Escritura, que Dios muestra misericordia a las generaciones sucesivas simplemente por la justicia de los padres, o a causa de la relación que los padres tienen con Él. El Señor utiliza a David como una excusa para no destruir a Jerusalén, siglos después de David: “por amor a David”. ¡Todas estas son buenas razones para conocer íntimamente al Señor! No obstante, pienso que la intención más pura para querer conocerle a Él es porque queremos ser como Él. El apóstol Juan, indudablemente conocía a Cristo mejor que cualquier otro, y es por eso que es llamado el apóstol del amor, ¡y es por eso que tuvo la mayor revelación de todos! El Nuevo Pacto 159 Conformados a Sus padecimientos En la última parte de la aspiración del apóstol Pablo en Filipenses 3:10, dice: “….y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”. Pablo verdaderamente quería identificarse con Cristo en toda forma posible, aun sufriendo y muriendo como un mártir. Yo creo que la Escritura es muy clara respecto al hecho de que hay niveles de compañerismo. Incluso hablando naturalmente, únicamente podemos tener comunión unos con otros por virtud de un común denominador. Por ejemplo, dos hombres que estaban en el mismo campo de batalla tenían ciertos lazos afectivos y comunión. Esta verdad nos lleva a distintos campos: educación, negocios, vida doméstica, etc. Sin embargo, en el contexto del deseo del apóstol, Pablo sabía que el más alto grado de compañerismo se realizaba a través de una identificación con los padecimientos de Cristo. Cuando pensamos en los años juveniles de Jesús, nos imaginamos una figura muy solitaria. ¿Con cuántos jóvenes podía el joven Jesús compartir las revelaciones de Su corazón? Jesús se sentó en la sala de juicios de Herodes; Pablo se sentó en la sala de juicios de Herodes. Ése era sólo un aspecto de los padecimientos de Cristo y, sin embargo, no es un aspecto con el que muchos podrían identificarse. Hace algunos años, un buen cristiano amigo mío tuvo que ir a la corte por una pequeña cantidad que había recibido del seguro cuando fue herido en un trabajo. La corte quería que él pagara todo de vuelta. Decían que él estaba tratando de sacar ventaja del sistema. Mientras este hermano estaba 160 La suprema expresión de la salvación sentado en el salón fuera de las cámaras del juez, podía oírlos burlándose de él en la oficina (habían olvidado cerrar la puerta). Ellos decían que él solamente estaba usando la religión como una muleta, estaba buscando un ticket de comida gratis, etc. Mientras el hombre se encontraba sentado en la banca, con el rostro bañado de sudor, sintió que alguien más se sentó a su lado en la banca, alguien que había estado ahí siglos atrás. Sólo entonces, uno de los abogados se percató que la puerta estaba entreabierta, y ellos se miraron avergonzados mientras cerraban la puerta. “Que pueda conocerle…y la participación de Sus sufrimientos”. Conformados a Su muerte Hay algo más que debemos entender acerca del martirio: es un llamamiento, y Dios no da ese llamamiento a cualquiera. Mientras atisbamos el futuro cercano, observamos una pequeña escena de Apocalipsis 6:10-11: Aquellos que habían dado su vida por Cristo, están clamando por vindicación. El Señor responde a su clamor, diciéndoles que debían esperar por un corto tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos que debían ser muertos como ellos, que debían ofrecer su vida. Hay situaciones donde el martirio es una elección. Por ejemplo, en Hebreos 11:35: “…otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección”. Algunos han rechazado el privilegio de escapar porque buscaban una mejor resurrección. Una cosa es segura: Si el sello de aprobación del Señor no está sobre la ofrenda, no servirá de nada. Pedro estaba llamado a ser El Nuevo Pacto 161 un mártir, pero si hubiera sido antes de su tiempo, no hubiera sido una ofrenda aceptable. Pedro clamó que estaba listo 36 años antes. En realidad, no había gracia para Pedro si moría con Jesús 36 años antes del tiempo. Si Pedro hubiera puesto su vida en el Getsemaní, el Padre en el cielo hubiera dicho: “Pedro, ¿qué haces aquí? Tengo 36 años de trabajo para ti en la tierra y, Pedro, tienes una cantidad de defectos en tu carácter sin enmendar y, Pedro, esa fue una terrible salida, sacudiéndote y pataleando. ¡Esa fue una mala representación de la naturaleza del Cordero! Es por eso que uno debe conocer al Señor para ser como Él. Es por eso que uno primero debe experimentar el poder de Su resurrección, ¡que es poder para soportar el sufrimiento! El deseo equivocado de ser un mártir puede ser sólo un argumento del ego. A algunos les gustaría ir a prisión por Jesús, mientras las cámaras de televisión estén ahí para filmar su noble postura. Hace algunos años, una amada hermana estaba con un grupo en Rusia (esto fue antes que Rusia fuera abierta al Evangelio). Cierto hombre en el grupo tenía tendencias equivocadas al martirio. La misión del grupo era tener contacto con un grupo subterráneo, llevar Biblias y alentar la Iglesia clandestina. Juiciosamente, esperaron hasta que el hermano no estuviera viendo y le dejaron atrás, ya que él podría haber estropeado la misión. Era una conexión muy difícil, ya que también debían evadir el servicio secreto de Rusia. Para hacer corta una larga historia, se encontraron con la Iglesia, entregaron la mercancía y tuvieron un maravilloso tiempo en el Señor. Cuando volvieron, ¡el otro hermano estaba que echaba humo! ¡Él tenía tantos deseos de ser un mártir! ¡El deseo de Pablo fue dado por Dios! 162 La suprema expresión de la salvación ¿Cómo podemos conocerle? Bueno, ésta ha sido la pregunta que hemos estado explorando durante esta exposición. Empezando en la puerta de salvación, desde el perdón de pecados inicial; prosiguiendo en la Palabra, perdurando al caminar en el Espíritu. La promesa del Nuevo Pacto es la salvación al máximo: un nuevo espíritu, y un nuevo corazón, un corazón que anhele los mandamientos de Cristo y se deleite grandemente en ellos. ¡Todo esto es logrado cuando encontramos gracia y continuamos! El caminar en el Espíritu es una experiencia de toda la vida, con muchas reacciones a Su voz y, ¡muchos tratos que desactivan al “viejo hombre”! ¿Cómo sabemos que estamos en la senda correcta? Quizá no hemos visto al Cristo manifestado. Quizá no hemos experimentado la poderosa fuerza fluyendo hacia los oprimidos. El apóstol Juan expresa en términos muy simples cómo podemos saber que le conocemos a Él: “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos” (1 Jn. 2:3). No permita que su corazón se turbe acerca de todas las formas en las que le gustaría expresar a Cristo. Él mira ese anhelo, Él escucha a aquellos que con frecuencia le hablan y, cuando nuestro Señor nuevamente se mueva, ¡Él le otorgará poder para pisotear las obras del enemigo! Si, Israel conocerá al Señor cuando el velo sea quitado en la Segunda Venida pero, para nosotros, ¡ahora es el momento! El velo ha sido rasgado, y nuestro Señor desea llevar muchos hijos e hijas a la gloria. Podemos ser El Nuevo Pacto 163 espectadores de las grandes cosas que Dios hará, o podemos ser partícipes de ellas, ser parte del mecanismo. El salmista lo pone así: Clamemos por conocerle a Él y, si le conocemos, conoceremos Sus caminos: “Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras” (Sal. 103:7). Podemos ser espectadores de las grandes cosas que Dios hará, o podemos ser partícipes de ellas 165 La Santa Cena He reservado a propósito este tema para uno de los capítulos finales del libro y, porque de cierta manera, fluye con el capítulo anterior. En mi opinión, la Santa Cena simboliza mejor las verdades del Nuevo Pacto, no sólo en los elementos que compartimos, sino en el Hombre que los manifiesta. Jesús fue la personificación del Nuevo Pacto y, mientras servía esos elementos en esa última noche, Él decía así a Sus discípulos: “Este es mi cuerpo…esta es mi sangre, la sangre del pacto que por vosotros es vertida”. La mesa de la Santa Cena es la única ordenanza o ritual que debe ser guardada ceremonialmente por la Iglesia. Más aún, debe guardarse hasta Su retorno: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Co. 11:26) Observe la palabra subrayada “anunciáis”. Esa palabra, en griego, tiene el sentido de proclama. Eso significa que se está declarando un mensaje en la mesa de la Santa Cena. En efecto, está declarando que desea emular la vida de Aquél de quien está participando. Jesús fue la personificación del Nuevo Pacto y, así como Él estaba por dar Su vida como un sacrificio, Él estaba mostrándonos el tipo de vida que es aceptable y agradable al Padre. Cristo no cometió pecado; la Ley estaba dentro de Su corazón. Él caminaba en perfecta unidad con el Padre. Él fue el único que pudo decir: “Si me conocen a Mí, han conocido al Padre”. 166 La suprema expresión de la salvación “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?” (Jn. 14:9). La Santa Cena nos recuerda diversas cosas. Primero, nos recuerda cuánto nos amó Dios: Fue Sangre Divina lo que nos redimió. La Santa cena también nos recuerda que debemos amarnos unos a otros. ¿No fue éste uno de los temas centrales de la Última Cena? “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Jn. 13:34). ¡El Cuerpo de Cristo fue partido para que seamos un solo pan (unificados)! Cuando tomamos la Santa Cena, estamos declarando que vivimos en una relación correcta con Dios y con los hombres. Cuando participamos de la copa, estamos diciendo que todo ha sido justificado entre nosotros y el cielo. Cuando participamos del pan, estamos diciendo que todo está bien con nuestro prójimo. Este fue el mensaje de Aquel que inició el Nuevo Pacto de amor a Dios y amor unos con otros. “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mt. 22:40). ¿Cuáles dos mandamientos? Amar a Dios con todo nuestro corazón y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ♦ La copa simboliza la sangre y, por lo tanto, la relación vertical de la cruz. Su Sangre nos ha justificado con el cielo. ♦ El pan simboliza el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Aquí podemos ver la obra horizontal de la cruz, una relación correcta con los demás. El Nuevo Pacto 167 El servicio de Santa Cena debe dar testimonio de la hermosa obra que Hay Dios ha hecho en nuestra vida. Más bendición e aún, si nuestro testimonio es impartición, verdadero, ¡el mundo será convencido incluso de que el cristianismo funciona! “En esto sanidad, conocerán todos que sois mis para aquellos discípulos, si tuviereis amor los unos cuya vida con los otros” (Jn. 13:35). Hay agrada al tremendas bendiciones cuando Padre participamos de la copa. Con frecuencia, se enfatiza acerca de tomar la copa indignamente. Judas es un buen ejemplo de alguien que tomó indignamente la copa. Sin embargo, hay bendición e impartición, incluso de sanidad, para aquellos cuya vida agrada al Padre (1 Co. 10:16). Avivamiento en la mesa de la Santa Cena Uno de los mayores avivamientos durante la era de la Reforma tuvo lugar en una pequeña comunidad morava llamada “Herrnhut”, en el sur de Alemania. Toda la era de la Reforma fue devastada por guerras religiosas: Guerras entre católicos y protestantes, guerras entre sectas protestantes despedazándose unos a otros acerca de asuntos doctrinales, etc. Fue durante esta época, a principios del siglo XVIII que un noble, el conde Von Zinzendorf, abrió una propiedad para los cristianos de cualquier creencia que eran perseguidos. Él no tenía una agenda 168 La suprema expresión de la salvación doctrinal que promover. Su única preocupación era por el pueblo de Dios, y su mayor énfasis estaba en el “amor de los hermanos”. Una noche, mientras estos hermanos interdenominacionales compartían unidos la Santa Cena, el Espíritu Santo cayó con tal intensidad que fue como si estuvieran tambaleándose borrachos. ¡El tema del Espíritu esa noche fue el amor! Los participantes estaban desbordantes con el amor de Dios y con intensa unidad. Esa noche comenzó una reunión de oración que prosiguió por 100 años sin detenerse. El salón de oración nunca estuvo vacío, y fue a partir de esa comunión que empezó un esfuerzo misionero que tocó muchas naciones. Un corazón y un camino ¡Oh, el poder del amor y la unidad! Este fue otro aspecto de la promesa del Nuevo Pacto en Jeremías 32:39-40: “Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente…Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien…” Este versículo relata la futura unificación de Israel y, sin embargo, para nosotros (la Iglesia), debe ser una realidad que preceda la restauración de Israel. Cuando consideramos el pensamiento de “un corazón, y un camino”, estamos describiendo la unidad. Esta era una ilustración de la Iglesia Primitiva. Ellos tenían un solo corazón, y había tremenda unidad entre ellos (Hch. 2:44-46). Este fue uno de los principales temas de Jesús mientras caminaban de la mesa de la Santa Cena al Getsemaní: El Nuevo Pacto 169 “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos cómo también a mí me has amado” (Jn. 17:21-23). Habrá unidad en la Iglesia porque las oraciones de Cristo siempre son respondidas, y porque éste era el propósito de Su venida: Unir (reunir) al hombre con Dios, y traer unidad entre Sus hermanos. En el análisis final, en la Segunda Venida, Judá y Efraín también serán unidos (Efraín incorpora las diez tribus del norte de Israel). Entonces, la nación dividida de Israel nuevamente se vuelve una cuando entra al Nuevo Pacto, y así será por la eternidad. “Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios” (Jer. 31:6). La verdadera unidad Consideremos por un momento lo que constituye la verdadera unidad. El profeta Amós dijo esto concerniente a la unidad: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3:3) La idea que está siendo propuesta aquí es que si vamos a caminar con Dios, ¡debemos estar totalmente de acuerdo con Él! No es la idea tratar de ser ecuménico al aceptar o tolerar las creencias religiosas de 170 La suprema expresión de la salvación todos. Recientemente, alguien compartía de un libro que él había leído, llamado: “Desayunando sin Jesús”. Básicamente era acerca de un desayuno de oración que estaba volviéndose más y más ecuménico. Tenían varios líderes religiosos orando a sus dioses, e incluso el ministro cristiano no utilizaba el nombre de Jesús porque no quería ofender. El orador de apertura habló acerca de la necesidad de aceparse unos a otros: los musulmanes, los hindúes, los budistas, etc. Al finalizar la lectura, hubo una explosiva ovación (por cierto, el orador invitado supuestamente era cristiano). El autor del libro no se integró al aplauso. Esta historia es un ejemplo de la interpretación del hombre acerca de la unidad. No obstante, la verdadera Iglesia la constituirá un cuerpo de creyentes que están de acuerdo con Cristo. Esto es lo que los unifica: Su vínculo a la doctrina de Cristo. Ellos conforman la piedra angular de la Iglesia, ¡Jesucristo! ¡La Iglesia de los últimos días madurará hacia la unidad de la fe (Ef. 4:13)! La Novia se ha preparado: ¡ella lo ejemplifica a Él; se ve como Él, huele como Él, habla como Él, y camina con Él! ¡Voz de los atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion” (Is. 52:8). El martirio Al concluir este capítulo, me gustaría reflexionar una vez más acerca del Hombre que servía los elementos. Los elementos eran sólo eso, símbolos de la vida que estaba El Nuevo Pacto 171 por ser ofrendada. Su vida fue quebrantada y derramada por otros y, a menos que creamos que también debamos ser mártires, asegúrese de esto: el martirio es un estilo de vida. Es una constante ofrenda de uno mismo. El llamado a ser mártir es un llamamiento muy alto, ¡y Dios no llama a una persona a ser un mártir al final de su vida a menos que haya sido uno durante su vida! Richard Wurmbrandt, rumano, fue un hombre que sufrió grandemente por su fe bajo el régimen comunista, durante la época de la guerra fría. Acabó en prisión y, mientras estaba ahí, uno de sus principales antagonistas El llamado a ser terminó en la misma prisión. mártir es un Aparentemente, su adversario llamamiento muy había perdido el favor del alto, ¡y Dios no partido y fue exiliado. Durante llama a una su estadía en la cárcel, el persona a ser un antiguo oficial enfermó mártir al final de gravemente. Wurmbrandt ministró las necesidades del su vida a menos hombre; compartió sus magras que haya sido uno raciones de comida y compartió durante su vida sus precarios medios de calentamiento con su antiguo enemigo. Un día, cuando Wurmbrandt compartía de Cristo con él, éste le preguntó: “¿Cómo es él?” Wurmbrandt replicó: “Es como yo”. El hombre respondió: “¡Si él es como usted, entonces le amo!” Sí, Jesús reveló al Padre en la mesa de la Santa Cena. Él era la expresión del Padre en toda forma. Sin embargo, 172 La suprema expresión de la salvación ¡este es el mismo deseo de Cristo tocante a nosotros! Este es el Nuevo Pacto, “Que me conozcan….” ¿Cómo? A través de nosotros, por medio de la Iglesia viva la cual es Su Cuerpo. “Para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste… ¡Amén! (Jn. 17:23b). 173 Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jer. 31:33). Para Su complacencia La frase: “Yo será su Dios, y ellos serán mi pueblo”, probablemente puede ser encontrada docenas de veces en la Escritura. Este fue el verdadero propósito de la creación del hombre. El hombre fue creado para comunión, y complacencia del Padre (Ap. 4:11). El cuadro del hombre en el Edén refleja, de cierta forma, el corazón de Dios. El hombre estaba en medio de un paraíso, pero no tenía con quien compartir su vasto patrimonio. Por lo tanto, el Señor creó una novia para Adán. Si nos trasladamos a una “escena” posterior El Señor, nuevamente, busca restablecer la comunión con Israel por medio del tabernáculo. Cuando Moisés sacó a Israel de Egipto, fue instruido por Dios a construir un tabernáculo. “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo…” (Ex. 25:8-9). Era por medio del diseño del tabernáculo que Dios estaba mostrando a Israel cómo ellos podían ser Su pueblo, pueblo en quien el Señor podía deleitarse y no 174 La suprema expresión de la salvación avergonzarse de ser llamados “hermanos” (recomendamos el estudio del Tabernáculo de Moisés por el Dr. Brian J. Bailey). Finalmente Israel entra a la promesa Como hemos señalado consistentemente, Israel nunca heredó la promesa de Jeremías 31:33. Es más, el Señor se alejó de Israel, y se dio a conocer a otra nación (la Iglesia). Sin embargo, este alejamiento de Israel fue solamente hasta que hubiera entrado la plenitud de las naciones gentiles. En otras palabras, ellos serían reinstalados. Cuando el Señor vuelva, concederá mayor arrepentimiento a Israel si ellos se vuelven a Él de todo su corazón. Es en este momento que el cumplimiento literal de Jeremías 31:33 tiene lugar. El Señor, literalmente, habitará entre ellos; ellos serán Su pueblo, y Él será su Dios. El Señor, literalmente será entronado en el templo “Milenial”, que estará establecido sobre Jerusalén. El mismo nombre de Jerusalén será llamado: “El Señor está allí” (Ez. 48:35). Un poco antes de la palabra profética de Jeremías, concerniente al Nuevo Pacto, Jeremías se encontraba en un trance, observando el tiempo del regreso de Israel (Jer. 31:1-30). Jeremías está asombrado con la visión. Israel está retornando a Sion desde los cuatro ángulos de la tierra. Ellos están gimiendo, extasiados por la misericordia de Dios. Van cantando y danzando, los jóvenes y viejos. Sus días de lamentación han quedado atrás; Jeremías ve a Israel cantando en las alturas de Sion. El Nuevo Pacto 175 La bendición de Dios está sobre ellos, y su prominencia ha sido restaurada nuevamente en la tierra, de hecho, mucho mayor que en los días de Salomón. La visión fue tan grande que Jeremías se despierta en un estado de éxtasis: “En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue agradable” (Jer. 31:26). El Israel espiritual Lo hermoso acerca de la visión de Jeremías, es que también nos da una ilustración del avivamiento de la Iglesia en los últimos días. Está viniendo un avivamiento de arrepentimiento, pero ese avivamiento nos guiará hacia la plenitud completa que Dios ha reservado para la Iglesia de Su Venida. Habrá una limpieza que precede la fiesta de gloria (la fiesta de los Tabernáculos). Consideremos lo que el apóstol Pablo dijo a los corintios “carnales”: “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas” (2 Co. 6:16-18). El apóstol está exhortando a los corintios a santificarse, para que el Señor pueda ciertamente morar en medio de ellos, ¡y que ellos puedan reflejar la naturaleza de los hijos de Dios! La Iglesia nunca ha visto la plenitud de lo que nuestro Padre celestial tiene provisto. Oh sí, ha habido vislumbres de varios aspectos de la gloria de Dios durante La suprema expresión de la salvación 176 todas las eras, ¡pero nunca la verdadera plenitud! Es el deseo de Cristo glorificar a Su Iglesia y a Su pueblo y, efectivamente, morar en medio de ellos. Es un hecho histórico que los santos en la Iglesia Primitiva realmente poseían un aura alrededor de ellos. Ellos habían estado en Su presencia, y había un fulgor de luz y gloria sobre ellos. La visión de Jeremías ilustra la gran restauración de la Iglesia en los últimos días. Los reincidentes vendrán, jóvenes y viejos. Habrá cánticos y regocijo en medio de la Iglesia como nunca antes. Ascenderán a nuevas alturas espirituales, las alturas de Sion. Se regocijarán por “el trigo, el vino, y el aceite, y por el aumento de la manada”. w w w w El trigo El vino El aceite Los rebaños la Palabra. el fruto del Espíritu, el gozo. la paz o la unción. muchos convertidos. Ha habido algunas visiones concernientes a la Iglesia de los últimos días, y uno de los denominadores comunes que parece sonar verdadero en cada visión es la Iglesia “juvenil y gozosa”. La Iglesia de los últimos días es juvenil. Ha habido una renovación de la juventud, y pienso que podemos atribuirlo al “gozo del Señor”. El profeta Joel nos dice que es la falta de gozo lo que marchita la Iglesia (Jl. 1:12). Otra ilustración interesante viene del libro de Sofonías. Él también está profetizando acerca del Señor morando nuevamente en medio de Su pueblo: “Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. El Nuevo Pacto 177 Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal…Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sof. 3:14-15, 17). Allí está: el Señor no sólo está morando en medio de Su pueblo, sino observe las palabras subrayadas gozo. Esa palabra en hebreo tiene el sentido de gran exuberancia, el sentido de girar alrededor con gozo. Qué descripción de cuánto ama Cristo a Su pueblo. Él está regocijándose sobre ellos en la danza. Está renovando Su amor a ellos, ¡y Él es poderoso en medio de Su Iglesia! La Iglesia en la eternidad Aunque, espiritualmente, la Iglesia se adelanta a todas las promesas del Nuevo Pacto hechas a Israel, hay también un cumplimiento literal de estas promesas. Efectivamente, qué hermosa ilustración vemos de la Iglesia “vencedora” en el Milenio. Ellos han experimentado la completa redención, la salvación al máximo. Ellos han permitido que el aliento abrasador del Espíritu Santo consuma la debilidad de la naturaleza caída. Ellos han obtenido el dominio sobre el pecado y el maligno, ¡y ahora están reinando sobre la tierra! Apocalipsis 20:6 dice: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Ap. 21:7). 178 La suprema expresión de la salvación El reino milenial de ninguna manera significa el fin. Es más, es únicamente el comienzo para los santos. Es seguido por los “nuevos cielos, y nueva tierra”, y este es sólo el principio. Como dijo el apóstol Pablo: “Y para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Ef. 2:7).Oh, esto es digno de pagar el precio. Cristianos, no nos contentemos al estar en el “Atrio Exterior”, sino sigamos adelante para conocer la plenitud de la salvación, la expresión máxima de la salvación, porque Él vive para interceder por nosotros. ¡Amén! “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Ap. 21:3). 179 Epílogo “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (He. 7:25). Hace un tiempo, mientras viajaba por Centroamérica, el Señor comenzó a insistirme sobre la necesidad de ser un predicador de esperanza: Alentar a las personas a asirse de la esperanza que es puesta delante de nosotros (He. 6:18-19). Esta esperanza, de la que habla el autor de Hebreos, está personificada en el Único que se sienta detrás del velo. Se le describe como un ancla. Estamos anclados en Jesús, como dice el coro y, durante esta vida, sin importar cuán tempestuosa sea la tormenta, nuestra ancla todavía nos sostiene. ¡Él siempre está ahí para nosotros! ¡Siempre está intercediendo por nosotros! Él siempre es fiel, nos hará pasar en medio de ella y, lo que ha dicho, Él lo hará. Muchas veces nos desalentamos con nosotros mismos. Pareciera que, sin importar lo que hagamos, no parece que suceda algo. Algunas veces clamamos en oración, respondemos a los llamados al altar y levantamos nuestras manos en respuesta a la invitación. Otras veces luchamos por años en cierta área de nuestra vida. Queremos cambiar, aparentemente hemos aplicado toda medida que conocemos y, sin embargo, nuestro problema parece tan fuerte como siempre. De pronto, un día, algo sucede. Nos levantamos del lecho, igual que siempre, pero algo es distinto. Nuestra plaga se 180 La suprema expresión de la salvación ha marchado. Es como una fiebre que ha cesado durante la noche. De pronto, estamos respirando confortablemente. El hecho es que ha sido removida tan completamente, que debemos dejar pasar unos cuantos días para ver si no estamos imaginando cosas. Esto es lo que es tan impresionante acerca del Nuevo Pacto, ¡realmente funciona! Cristo efectivamente nos perdona los pecados. La Sangre de Cristo en verdad limpia la conciencia. Cristo verdaderamente nos capacita para vivir la vida. Él ciertamente trata con el corazón de piedra si le permitimos, y realmente pone Sus leyes dentro de nuestro corazón de forma que deseemos guardarlas. El peregrino en El Progreso del Peregrino de John Bunyan, lleva su carga durante una considerable distancia luego de pasar por el postigo de entrada, la salvación. Entonces un día, mientras ascendía una colina, vio una cruz ahí. Mientras la miraba, la carga se desprendió de sus hombros y rodó por la colina hacia un sepulcro vacío. Nunca más la volvió a ver. “Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo” (He. 6:18-19). 181 Apéndice La sanidad divina Aunque no nos hemos orientado específicamente al tema de la sanidad divina, parece apropiado que reconozcamos la sanidad divina como una parte del plan del Nuevo Pacto. Jesucristo, nuestro Mediador, pagó el precio por nuestra sanidad en Su expiación, y esta es una parte de la gran comisión: “…Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mc. 16:18). “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 P. 2:24). He escuchado ministros que pasan una gran cantidad de tiempo tratando de negar la aplicación literal del versículo anterior. Personalmente creo que la sanidad es parte de la expiación, tanto como la limpieza del pecado. Hay razones por las que algunas personas reciben sanidad y otras no, pero ese tema podría requerir otro libro. Hoy, el Señor Jesucristo está tan interesado por los enfermos y oprimidos como lo estaba hace 2000 años. Cuando el Maestro observaba a la mujer que había estado encorvada por dieciocho años de su vida, Le dijo: “Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?” (Lc. 13:16). 182 La suprema expresión de la salvación Recientemente volví de un viaje al extranjero, donde oí el testimonio de una mujer que tenía un tumor en su cerebro. Ella mostró los rayos x de este tumor a la iglesia, y cómo el tumor había empeorado progresivamente. Los doctores le habían dicho que no había esperanza. De hecho, la mujer había alcanzado la etapa donde convulsionaba. En los últimos rayos x que nos mostró, el tumor no existía: había sido totalmente restaurada. Yo conozco muy bien a las personas de esta iglesia. Son el tipo de personas que oran sin parar, ¡y ellos ven milagros! La fe viene por oír la Palabra. Si una iglesia no predica la sanidad divina, pierda cuidado; ¡tendrán muchos en la congregación para probar el punto! Los diez pecados en el Huerto Cuando reflexionamos acerca del pecado que tuvo lugar en el huerto del Edén, generalmente pensamos en el mandamiento en particular que fue quebrantado. Sí, el árbol que a Adán se le había prohibido comer trajo una maldición sobre toda la raza humana. No obstante, cuando analizamos la totalidad de la escena relativa a la caída, nos damos cuenta de que todos los Diez Mandamientos (que fueron dados más tarde) fueron quebrantados ahí. Me gustaría recalcar una declaración hecha por el gran teólogo Matthew Henry: “En todo pecado hay algo de mentira”. Nuestro archienemigo es llamado un mentiroso y el “padre de mentiras”. También es llamado: “La serpiente antigua, el diablo, y Satanás, el cual engaña al mundo entero” (Ap. 12:9). La entrada de la serpiente en el Edén fue una prueba para toda la raza humana. Toda la raza humana estaba en Adán cuando vino el tentador, y cuando nos damos cuenta de El Nuevo Pacto 183 que todos los Diez Mandamientos fueron quebrantados en el principio, nos damos cuenta por qué Dios nos dio los mandamientos. Satanás es un anarquista, está en contra de la ley y, tan sutil como es, el engañador estaba enseñando al hombre a despreciar la ley de Dios. ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ I. No otros dioses El ángel caído era “otro dios”. Llevó al hombre a creerle a él en lugar de al único Dios verdadero. II. No tallar imágenes El ángel también engañó al hombre a inclinarse ante su imagen de falsedad: “Seréis como dioses…” Jeremías asemeja la imagen tallada a una mentira….” (Jer. 51:17). III. No tomarás el nombre del Señor en vano El nombre del Señor fue tomado en vano en el huerto: “Con que Dios ha dicho….” IV. Recuerden el día de reposo El día de reposo fue quebrantado ahí. Adán y Eva estaban en el “Reposo”, estaban en la tierra Beula, y el engañador los incitó a moverse en la carne. V. Honrarás a tu padre y a tu madre El maligno impulsó a nuestros primeros padres a desobedecer a su Padre celestial. VI. No matarás Se cometió homicidio en el huerto. El Señor había dicho, “porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Satanás también es llamado un homicida (Jn. 10:10). VII. No cometerás adulterio Eva fue corrompida en el huerto mientras estaba sola (2 Co. 11:2-3). La suprema expresión de la salvación 184 ♦ VIII. No hurtarás Satanás es llamado ladrón (Jn. 8:44). Él robó la herencia de nuestros primeros padres. ♦ IX. No dirás falso testimonio Satanás es también llamado mentiroso, y todo lo que dijo en el huerto fue una mentira o una distorsión de la verdad. ♦ X. No codiciarás Satanás asimismo promovió la codicia. Instigó el comer del fruto prohibido, y es llamado el padre de mentiras (Jn. 8:44). Al considerar estos Diez Mandamientos, podemos ver que todos estos fueron quebrantados, en cierta forma, en el huerto del Edén. De esto también podemos deducir la razón por la que se enfatiza en la Escritura el guardar los mandamientos: Para que podamos tener derecho de comer del árbol de la vida en el cielo. Finalmente, esto nos ayuda a comprender por qué ha habido tan flagrante ataque contra los Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos son como la piedra angular de la moralidad. Cuando se rechaza la piedra angular, ya no hay forma de medirse. Nuestras elecciones presidenciales de 2004 en Estados Unidos probaron esto. Los medios fueron sacudidos cuando se enteraron que la moralidad era un argumento. La prensa liberal entonces hace la pregunta…. “¿Qué constituye la moralidad?” Por supuesto, nadie puede decirlo porque debe referirse a los Diez Mandamientos. “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (Ap. 22:14).