Download Lectura Orante MESC prologo y preparación
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
LECTURA ORANTE UN MES EN LA ESCUELA DEL SAGRADO CORAZON DE JESÚS PRÓLOGO Y DÍA DE PREPARACIÓN 1. INVOCAMOS LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU: (CD Volver a nacer #13 – Fabiola stj) Vendrás aquí, nos recordarás, las Palabras que nos dijo Jesús, Vendrás al fin, te necesitamos ven, Espíritu Santo Ven, Espíritu Santo Ven… 2. COMPARTIMOS NUESTRA EXPERIENCIA DE ENTRAR EN LA ESCUELA, UNIVERSIDAD, ESCUELA NORMAL… 3. ESCUCHAMOS LA PALABRA DE JESÚS: Mt. 11: 28-32 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. 29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.» 28 4. ESCUCHAMOS LA PALABRA DE ENRIQUE DE OSSÓ PRÓLOGO Pensar como Cristo Jesús, sentir como Cristo Jesús, amar como Cristo Jesús, obrar como Cristo Jesús, conversar como Cristo Jesús, hablar como Cristo Jesús, conformar, en una palabra, toda nuestra vida con la de Cristo, revestirnos de Cristo Jesús, he aquí el único negocio y ocupación esencial, primera de todo cristiano. Porque cristiano quiere decir alter Christus, otro Cristo, y nadie puede salvarse si no fuere hallado conforme con la imagen de Cristo. Mas para conformarnos con la vida de Cristo Jesús es ante todo menester estudiarla, saberla, meditarla, y no sólo en su corteza exterior, sino entrando en los sentimientos, afectos, deseos, intenciones de Cristo Jesús, para hacerlo todo en unión perfecta con Él. Coadyuvar a este fin altísimo y perfectísimo es lo que nos proponemos al convidar a los fieles a pasar o asistir a lo menos un mes a la escuela del Sagrado Corazón de Jesús. No sabemos si será en nosotros temeridad pretensión tan divina; pero el amor y confianza que la bondad de Jesús nos inspira y el deseo de engolosinar a las almas con un bien el más necesario, nos hace atrevidos. El buen Jesús, pues, nos perdone el intentar descubrir a los fieles las investigables riquezas de su infinito amor según las luces que nos dé. ¡Oh! penetrar en el Sancta Sanctorum de su Corazón adorable reconocemos es una temeridad; pero, repetimos, el mismo Señor Jesús con su bondad y sus palabras nos convida a ello. Pues, ¿cómo, por ejemplo, aprenderemos su mansedumbre y humildad; cómo en cada acción nos pondremos delante a Cristo para imitarle si no conocemos los sentimientos de su Corazón al practicarlos? Porque Cristo vivió, y comió, y durmió, y habló, y calló, y anduvo, y se cansó, y descansó, y sudó, y tuvo hambre, sed, pobreza, etc., etc., trabajó, en una palabra, padeció y murió por nosotros, por nuestra salud. ¿Por qué, pues, no nos hemos de hacer o representar a Jesús práctico, real, digámoslo así, y no teórico o ideal, que es causa de que no le amemos e imitemos en todas las cosas como debemos? Porque cuando yo digo Cristo Jesús me represento a un niño agraciado, o a un joven gallardo o de edad madura, con todas las gracias y encantos que la Divinidad podía derramar en un alma y cuerpo humanos; pero también al mismo tiempo me lo represento sujeto a todas nuestras miserias, excepto el pecado, por mi amor; porque es nuestro hermano, carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre y hueso de nuestros huesos. Este es, pues, mi Jesús, Dios y Hombre verdadero, vivo, personal, que se dejó ver en la tierra y vivió, conversó con nosotros, hombres, por treinta y tres años, ya que por nuestra salud siendo Verbo Eterno del Padre descendió del cielo, se encarnó, padeció, murió, resucitó, subió a los cielos y se quedó entre nosotros hasta la consumación de los siglos para ser nuestro compañero, consuelo y alimento en el Santísimo Sacramento del altar. A hacer conocer, pues, más y más Jesucristo, es lo que consiste la vida eterna, nuestra única felicidad en el tiempo y en la eternidad, se dirige este librito. A mostrarnos su vida real, práctica, imitable; a enseñarnos y movernos a hacerlo todo por Jesús y con Jesús, se ordena nuestro humilde trabajo. ¡Oh! ¡qué feliz será el alma que aprenda cada día esta lección y la practique! ¡Qué pensamiento tan regalado! ¡Yo viviré hoy, comeré, dormiré, hablaré, callaré, trabajaré, padeceré, lo haré todo, lo sufriré todo en unión de Jesús, en unión de aquella divina intención y con aquellos sentimientos con que lo hizo Jesús, lo padeció Jesús, y desea que yo lo haga, o lo padezca!... Quién tal haga, y todos lo debemos hacer, vivirá aquí en la tierra una vida del cielo, se transformará en Jesús y podrá decir con el Apóstol: Vivo yo, mas no yo, que Cristo vive en mí. Aquí por gracia, que es prenda de la futura gloria que se nos espera y promete si imitamos a Jesús, "En aquella vida de arriba / Que es la vida verdadera", como cantaba la enamorada de Cristo Jesús, nuestra Santa Madre Teresa de Jesús. Roma, octava del Corazón de Jesús, 8 de junio de 1894 DIA DE PREPARACION Invitación del Corazón de Jesús a todos los corazones Punto primero. No hay imágenes ni más bellas, ni más interesantes, ni más encantadoras en todos los Libros Sagrados que las dos que nos ofrece el Nuevo Testamento. La primera es la de Jesucristo, que nos dice lleno de amor, de dignación, de compasión y de ternura: Venid a Mí todos los que andáis trabajados y Yo os consolaré, os confortaré; venid a Mí todos y aprended de Mí, porque soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso, paz para vuestras almas. Venid todos, y aprended de Mí a ser felices... Dieciocho siglos va repitiendo de continuo al corazón de todos los mortales el buen Jesús esta invitación amorosa: Venid todos Mí, aprended todos de Mí... Y ¿quién hay que no haya oído resonar, no una, sino muchas veces, esta voz amiga, voz de Padre y Dios en su corazón? Venid a Mí, dice, vosotros especialmente que padecéis, que trabajáis, que andáis cargados con el peso de la tribulación; venid a mi Corazón, que hallaréis compasión para todas vuestras miserias, remedio para todos vuestros males, fortaleza para vuestros desmayos, victoria para vuestras tentaciones, felicidad y paz y gozo en el Espíritu Santo en ese miserable destierro para vuestros corazones. Venid a mi Corazón herido y abierto por vuestro amor, y hallarán descanso vuestras almas combatidas con tantas contradicciones y por tantos enemigos. Todos debéis venir a Mí, dice Jesús, y cuanto más miserables más derecho tenéis a ser recibidos, a ser escuchados, a ser remediados; porque Yo soy el Padre de los pobres, y os he llamado para socorreros; pero venid con confianza de hallar remedio a todos vuestros males, porque Yo soy la fuente de todo bien; venid con presteza, porque mi Corazón lo ansía, y deseo más haceros bien que vosotros recibirlo. Venid, pues, corazones de los cristianos, y vayamos, vayamos al Corazón de Jesús todos, todos. Ni uno sólo rehuse tan divina invitación, porque contristaría a tan noble y divino Corazón, al Corazón del Rey de cielos y tierra. Vayamos los pecadores al Corazón de Jesús para hallar el perdón: vayan las lamas justas para santificarse más. Vayan los niños y almas inocentes para conservar su pureza. Vayamos, en fin, todos al Corazón de Jesús: grandes y pequeños, ricos y pobres, nobles y plebeyos, porque a todos nos llama el buen Jesús con infinito amor. Y Tú, Corazón amantísimo de Jesús, recíbenos a todos, pues a todos nos has llamado. Súfrenos a todos, porque a todos nos has redimido, y haznos dignos de escuchar tus lecciones y aprender tu doctrina e imitar tus virtudes, y de vivir y morir abrasados en tu amor. Amén. Punto segundo. - La segunda imagen encantadora sobre toda ponderación nos la da el Discípulo amado del Corazón de Jesús, el Evangelista San Juan, cuando nos presenta al dulcísimo Jesús en pie a las puertas de nuestro corazón y llamando. "Yo estoy de pie a la puerta, y llamo". Si viésemos al hermosísimo Jesús parado ante una persona, de día y de noche, sufriendo los ardores del sol en verano y los rigores del frío en invierno, y la lluvia, y el viento, y el relente y la escarcha, y le preguntásemos: ¿Qué hacéis aquí parado tantas horas día y noche, oh buen Jesús?... ¿No es verdad que nos sorprendería ver tal cuadro? ¿Pues cuánto más nos sorprendería si Jesús nos respondiese: Me preguntas qué hago, alma cristiana? Pues estoy aquí llamando a la puerta de este corazón y esperando que me abra, para entrar en él, y hacerlo rico y feliz con todas las riquezas y dones del divino amor... Y ¿cuánto tiempo que estáis llamando y esperando? A este corazón ha más de un año, a este otro más de veinte, a este más de cincuenta... - ¿Y no os abren? ¿y no os cansáis de esperar? ¿ y no os marcháis al ver tanta descortesía e ingratitud? - No, dice Jesús. Espero y vuelvo a esperar, porque mi amor es eterno. En caridad perpetua te amé. - ¡Oh mi adorado Jesús! verdaderamente nos amáis hasta el fin, hasta el exceso del amor. No parece, Señor mío, sino que aquí se han trocado los papeles, esto es, que Vos sois hombre, y el hombre es Dios, y que no podéis ser feliz sin su amor. ¡Oh Dios mío! sólo nuestra ingratitud y desvío parece exceder a vuestro amor, pues a pesar de veros tan enamorado de nosotros no os amamos, no correspondemos a vuestro amor. A lo menos, pues, Amor mío, concededme que yo os ame, que os abra siempre las puertas de mi corazón, que corresponda fielmente a vuestras invitaciones, y que mi corazón y mi amor sean siempre vuestros en vida, y en muerte y por toda la eternidad. Amén. 5. PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN a) b) c) d) ¿Qué es lo que más me llama la atención de esta Palabra? ¿Qué me dice de Enrique de Ossó? ¿Qué lugar ocupa Jesús en el corazón de Enrique? ¿Quién es Jesús para Enrique de Ossó? ¿A qué me compromete como miembro del MTA? 6. COMPARTIMOS NUESTRA ORACIÓN 7. ORACIÓN FINAL Gracias infinitas te doy, Jesús mío de mi alma, porque te has dignado admitirme en este día a la Escuela de tu adorable Corazón, y por haberme enseñado con tu ejemplo a amar y servir a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas mostrándome prácticamente la hermosura de la virtud y la fealdad del vicio. Yo te prometo con la ayuda de tu gracia practicar con las obras lo que Tú me enseñas con la palabra y el ejemplo, y presentarme mañana al volver a tu divina escuela, escuela del Corazón, escuela de amor, muchos actos de vencimiento, de amor, de sacrificio... amándote por los que no te aman, adorándote por los que no te adoran, y glorificándote por los que te agravian. ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús! Convertid a todos los pecadores, dad perseverancia a todos los justos, libertad a todas las almas del purgatorio, para que no formemos todos los hombres más que un solo corazón y una sola alma que os adore, os ame, os reverencie, os sirva y os glorifique como Vos queréis y merecéis en el tiempo y por toda la eternidad. Amén. 8. CANTO FINAL: Cómo Jesús. (#29 CD “Dentro”)