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Tu vida es historia de salvación… ¿Cómo respondés al amor especial que Dios te tiene? Esta breve celebración busca crear un espacio para vivir la reconciliación desde la globalidad de la vida de cada joven, reconociendo sus faltas ante Dios pero en un movimiento de gratitud. Por eso es bueno leer el momento actual de la existencia buscando motivos de acción de gracias y de oración. Ante todo queremos que la celebración de la reconciliación sea una experiencia de cercanía con Dios, quien ama y abraza a toda la persona, con las flaquezas y las riquezas propias. Reconciliarte con Dios significa reconocer sus maravillas, en particular aquellas que obró en ti. A modo de breve historia de tus orígenes y para dar gracias a Dios Padre creador porque existes, presentale el nombre de tus padres, familiares queridos e importantes en tu crecimiento, el lugar y la fecha de tu nacimiento. También podés hacer lo mismo con el día de tu bautismo y con tus padrinos, con tus amigos… Y dijo Dios: –Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: –Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla… (Génesis 1, 26-28) Reconciliate con Dios leyendo tu historia Se inicia con un canto (sugerimos: “Esto que soy, eso te doy” de Meana); posteriormente se proclama el trozo de la Palabra de Dios presentado y el breve comentario. Los textos pueden darse fotocopiados, o bien, presentar en carteles las preguntas o pistas que acompañan cada momento. Al promediar la lectura (3 o 4 textos) puede repetirse el canto. La invitación a la reconciliación sacramental es desde el comienzo, por lo que los jóvenes podrán hacerlo cuando les parezca conveniente. 1 El Señor me dirigió la palabra: –Antes de formarte en el vientre te elegí, antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de las naciones. Dios te ha elegido desde siempre para una vida de felicidad, amándolo a Él y a tus hermanos. Él pone en tus manos las posibilidades para desarrollar una vocación, una forma de existir como el mismo Dios existe: dándose a los demás. ¿Cómo encarás tus responsabilidades y tareas para desarrollar tu persona, tu vocación? (Jeremías 1,5) Dios nos creó para la relación, para la comunión con Él, con la creación, con nuestros semejantes y con nosotros mismos. Dios quiere la armonía en estas relaciones. ¿Cómo vivís estas cuatro relaciones tan importantes? ¿En qué pensás y sentís que no estás respondiendo a la amistad que te ofrecen Dios Padre y Jesús? ¿Cuáles son las actitudes que no te dejan vivir una relación plena y armoniosa con las demás personas? ¿Cuáles son las actitudes que no te dejan vivir una relación plena y armoniosa contigo mismo? Y dijo Dios: –Miren, les entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla les servirán de alimento; y a todos los animales de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra – a todo ser que respira–, la hierba verde les servirá de alimento. Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno. (Génesis 1, 29-31) Reconciliate con Dios leyendo tu historia Trabajar, aprender, crear, servir, acompañar… son las formas que tenemos de vivir y construir nuestra vocación. ¿Cómo estás viviendo estas dimensiones? 2 El “sí” de Dios siempre prevalece. Su Alianza de amor es eterna e incondicional con nosotros. Dios no exige algo a cambio… pero es de buen hijo y amigo tratar de agradarle. ¿Cómo te comportás como hijo de Dios? ¿Le das muestras de cercanía, de cariño? ¿Respondés con generosidad a sus “exigencias”, que no son otras que el querer estar contigo? (Éxodo 1,13; 2,23) (Génesis 17,7) ¿Qué ataduras interiores te dificultan desarrollarte como una persona creada a imagen y semejanza de Dios? ¿De qué cosas te gustaría pedirle a Dios que te libere? ¿Cuáles son tus actitudes o acciones habituales que te van encerrando en vos mismo y te “amargan la vida”? Reconciliate con Dios leyendo tu historia Los egipcios impusieron trabajos penosos a los israelitas, y les amargaron la vida con dura esclavitud, imponiéndoles los duros trabajos de la preparación de la arcilla, de la fabricación de los ladrillos y toda clase de trabajos del campo… Los israelitas se quejaban de la esclavitud y clamaron. Los gritos de auxilio de los esclavos llegaron a Dios. Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. 3 Recuerda momentos de tu vida en que fuiste ayudado por Dios a librarte de opresiones internas, apoyado en tus debilidades o te ha ayudado a poner en su ¡Bendito sea el Señor lugar las dificultades. que escuchó mi voz Alégrate junto a Él suplicante! porque es fiel y El Señor es mi fuerza y misericordioso; mi escudo: puedes hacerlo en él confía mi corazón. escribiendo una Me socorrió y mi corazón oración, cantando, se alegra; con un gesto hacia le doy gracias con mi los demás… canto. “A donde yo te envíe, irás; lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte – dice del Señor–.” El Señor extendió la mano, me tocó la boca y me dijo: –Mira, yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, destruir y demoler, edificar y plantar. (Jeremías 1,7-10) Fuiste elegido como profeta, como mensajero de la palabra de Dios. Hoy te está llamando a dar testimonio de vida a los jóvenes y a anunciarles la salvación que trae la amistad con Jesús. ¿Cómo estás viviendo esta misión que te encomienda el Señor? ¿Cómo vivís cotidianamente la tarea de anunciar el mensaje de salvación de Jesús? ¿Tu presencia es presencia de Dios? Reconciliate con Dios leyendo tu historia (Salmo 28, 6-7) 4 Cuando vayan terminando las reconciliaciones personales, pueden reunirse nuevamente convocados por un canto (sugerimos “Permanezcan en mi amor” o uno similar) y leer el siguiente texto. Hay también una breve reflexión que servirá de gesto común a todo el grupo: en una imagen de un corazón o un tesoro se puede escribir y presentar lo sugerido en ella, mientras se canta el mismo canto del principio (“Esto que soy…). Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que participen de mi alegría y sean plenamente felices. Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. (San Juan 15,10-14) Reconciliate con Dios leyendo tu historia Nada de llena el corazón del ser humano más que el amor brindado a los demás y recibido de ellos: familiares, amigos, niños de nuestros apostolados, compañeros de estudio o trabajo, Jesucristo… Allí donde está tu tesoro está tu corazón (Mt. 6,21). Para completar esta experiencia de leer tu vida, puedes buscar aquellas cosas que son tu tesoro y dar gracias a Dios por ellas, confesando así también las maravillas de tu persona. 5