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Cantos para el Eucaristía COMUNIÓN SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS El Señor nos dará su Espíritu Santo; ya no temáis, abrid el corazón, derramará todo su amor. CANTO DE ENTRADA Danos, Señor, un corazón nuevo. Derrama en nosotros un Espíritu nuevo. He aquí que vienen días; palabra del Señor, en que yo sellaré con la casa de Israel, una Alianza nueva. Danos, Señor, un corazón nuevo. Yo pondré mi ley en el fondo de su ser y la escribiré en su corazón. Danos, Señor, un corazón nuevo. Yo seré, su Dios y ellos serán mi Pueblo. Danos, Señor, un corazón nuevo Yo les perdonaré todas sus culpas no me acordaré más de sus pecados. Danos, Señor, un corazón nuevo OFERTORIO Este pan y vino, Señor, se transformarán en tu cuerpo y sangre, Señor, en nuestro manjar. Él transformará hoy vuestra vida, os dará la fuerza para amar. No perdáis vuestra esperanza. Él os salvará. Él transformará todas las penas, como a hijos os acogerá, abrid vuestros corazones a la libertad. El Señor nos dará su Espíritu Santo; Fortalecerá todo cansancio si al orar dejáis que os dé su paz. Brotará vuestra alabanza. Él os hablará. Os inundará de un nuevo gozo con el don de la fraternidad. Abrid vuestros corazones a la libertad. El Señor nos dará su Espíritu Santo; CANTO FINAL Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Transfórmame, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname y transfórmame, Señor. Y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor. (2) Resucítame, Señor, con tu Espíritu. Conviérteme, Señor, con tu Espíritu. Resucítame, Señor, con tu Espíritu. Resucítame y conviérteme, Señor. Y déjame sentir el fuego de tu amor… Gracias al sol y al labrador, en el altar florecen hoy las espigas, los racimos que presentamos a Dios. Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. Consuélame, Señor, con tu Espíritu. Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. Fortaléceme y consuélame, Señor. Lo que sembré con mi dolor, lo que pedí en mi oración, hoy son frutos, son ofrendas que presentamos a Dios. Y déjame sentir el fuego de tu amor… CREO EN EL ESPÍRITU SANTO, SEÑOR Y DADOR DE VIDA. SIN EL ESPÍRITU SANTO •DIOS ESTÁ LEJOS, •CRISTO SE QUEDA EN EL PASADO, •EL EVANGELIO EN LA LETRA MUERTA, •LA IGLESIA NO PASA DE SER SIMPLE ORGANIZACIÓN, •LA AUTORIDAD SE CONVIERTE EN DOMINIO, •LA MISIÓN EN PROPAGANDA, •EL CULTO EN EVOCACIÓN, •Y EL QUEHACER DE LOS CRISTIANOS EN UNA MORAL DE ESCLAVOS. CON EL ESPÍRITU SANTO •EL MUNDO SE LEVANTA Y GIME EN LA INFANCIA DEL REINO, •CRISTO HA RESUCITADO •EL EVANGELIO APARECE COMO POTENCIA DE VIDA, •LA IGLESIA COMO COMUNIÓN TRINITARIA, •LA AUTORIDAD ES UN SERVICIO LIBERADOR, •LA MISIÓN UN PENTECOSTÉS, •LA LITURGIA MEMORIAL Y ANTICIPACIÓN, •EL QUEHACER HUMANO ALGO DIVINO. (METROPOLITANO IGNATIOS DE LATTAQUIÉ). HORARIOS DE CULTO DEL CONVENTO DE SAN ESTEBAN- PP. DOMINICOS DÍAS FESTIVOS: EN LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN SÁBADOS (VÍSPERAS DE FESTIVOS) 19,40 Rosario. 20 h. Misa. DOMINGOS Y FESTIVOS, Misas: 9, 11, 12, 13, 19,40 Rosario, 20 h Misa .CONFESIONES: Antes de las misas de 9, 11, 12, 13, 20 h. DÍAS LABORABLES: EN LA CAPILLA DE LA ASUNCIÓN (c/ Rosario, 2) De lunes a viernes: 8h. Oración de Laudes. 8,30 h Eucaristía. 19,35 h. Rosario. 20 h. Eucaristía. 21 h. Oración de Vísperas Sábados: 8,30 h. Oración de Laudes y Eucaristía. 21 h. Oración de Vísperas LECTURAS DEL LA MISA DEL DÍA DE PENTECOSTÉS PRIMERA LECTURA Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2, 1-11 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: -« ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.» SALMO RESPONSORIAL SAL 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R.: cf. 30) R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. SEGUNDA LECTURA Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOs 12, 3b-7. 12-13 Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. EVANGELIO: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo + LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19-23 Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: -«Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: -«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: -«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. » LA IGLESIA, SACRAMENTO DE UNIDAD PARA TODOS LOS PUEBLOS El relato de la venida del Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles expresa comienzo del tiempo definitivo de la salvación, el cumplimiento de las promesas proféticas. Para ello San Lucas emplea recursos que ya los rabinos de su tiempo usaban para hablar plásticamente de la manifestación de Dios en el Sinaí, cuando el Señor constituye a su pueblo en Pueblo de su Alianza. Ahora se habla del nacimiento del nuevo Pueblo de Dios. El fuerte viento simboliza la fuerza del Espíritu Santo, hálito de nueva vida. Las lenguas de fuego que se posan sobre cada uno de los que se hallaban reunidos en el cenáculo, indican que los discípulos quedan capacitados y fortalecidos para dar testimonio del Evangelio. -« ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es QUE CADA UNO LOS OÍMOS HABLAR EN NUESTRA LENGUA NATIVA? El mensaje de Jesús es comprensible para todos los pueblos y culturas. La nueva comunidad posee una misión universal que pone fin a la confusión las lenguas en Babel; es signo de unidad para todos los pueblos; es la nueva humanidad que recibe la vida del soplo de Jesús, como el hombre la había recibido del soplo de Dios (gn 2,7) ―«Jesús exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: -“Recibid el Espíritu Santo”». El mismo Espíritu con cuya fuerza el Verbo se hace carne en el seno de María, el Espíritu que consagró a Jesús en el Bautismo, lo guió al desierto, dio fuerza a su Palabra y lo sostuvo en la cruz, es derramado sobre la Iglesia, ―reunida con María en el cenáculo― consagrándola a Dios para la obra evangelizadora, al igual que su Fundador. Es un relato lleno de símbolos, que nos hacen descubrir la misión del Espíritu en la comunidad cristiana. Jesús, el Señor, lo envía conforme a sus promesas (Lc 24,49; Jn 14,16-17; 15,26), «bautizando en el Espíritu» a su comunidad, así como él fue bautizado en el Jordán y consagrado como Mesías. De esta forma, la Iglesia prolonga el «tiempo de Cristo» y vive de la presencia del Espíritu: «fuerza» de la Iglesia (Hc 1,8), «verdad y palabra» (Jn 14,26; 16, 13). Así, el Espíritu, por medio de la Iglesia, «completa» a Jesucristo a través del testimonio entre los pueblos que ya llegan a Jerusalén desde todas las partes para recibir en sus corazones la «ley interior» de la nueva Alianza. El «Espíritu» es el viento o la fuerza divina que actúa renovando todas las cosas ―Señor y dador de vida―.. Llega como «lenguas de fuego», es decir, como palabra mensajera llena de ardor. Ahora los hombres encuentran el lenguaje adecuado para comunicarse, cayendo todas las barreras secesionistas de la raza, la cultura, el sexo; etc. Lucas contrapone Pentecostés a Babel (Gén 11). CON LA SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS FINALIZA DEL TIEMPO PASCUAL Y SE REANUDA EL TIEMPO ORDINARIO Y LA LECTURA CONTINUA DEL EVANGELIO DE SAN MATEO