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Con el libro en las manos, los pies en el barro y el corazón abierto. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” (Jn 14,6) “Con el libro en las manos, los pies en el barro y el corazón abierto”, fue la frase con la que concluí la reseña de un libro llamado “Laicos cristianos, Iglesia en el mundo”, mas que una conclusión es una invitación que me hago a mi misma y a los demás laicos que viven este “titulo” (el de laicos), no como lo contrario a una definición (los no-clérigos), sino como una vocación que se define a si misma, con funciones claras y que pueden vivir un carisma con la misma plenitud que cualquier otra vocación. Y, ¿Qué quiere decir esta frase?, en realidad no es muy complicada, ni muy llena de filosofía, pero creo que es una buena síntesis de las actitudes que debemos tener los laicos para ser coherentes e integrales. Este ensayo mostrará en mas detalle cada uno de los componentes de esta frase, pero como siempre, apenas desde mi experiencia y sin ningún ánimo de dar cátedra a quienes, muy probablemente, tienen mas que enseñarme a mi y que leen pacientemente éstas novatas líneas. Con el libro en las manos. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” El libro en las manos es la invitación a la dimensión discipular que debemos tener los laicos. Una experiencia discipular que se entiende como un aprendizaje activo, no un aprendizaje pasivo como el que estamos mal acostumbrados en nuestras aulas educativas. La actitud activa del discípulo implica un mayor esfuerzo pues no existen dogmas, sino realidades vividas, ni planificación de temarios, sino procesos personales; y exige además, exige una relación recíproca entre discípulo y maestro. Pero, además, el discipulado del cristiano, exige el componente emocional, no solo el componente intelectual, exige algo así como “aprender con las entrañas”; no es solo “comprender” la pobreza, sus fuentes y consecuencia (que es harto escuchado y conocido), es además, “com-padecernos” con los pobres, dejar que toda esa comprensión del mundo nos afecte las entrañas, adentro, profundo. En definitiva, el discipulado cristiano, implica un proceso de transformación no solo intelectual sino también “de entrañas”. Ese era uno de los grandes “jaleos” que había entre Jesús y sus “discípulos” El discípulo, no se queda solamente con un proceso de aprendizaje desde una única fuente en un solo momento; entiende con humildad su condición de aprendiz en el mundo y se mantiene atento a la sabiduría del pueblo, y sobre todo de los pequeños “porque de ellos será el Reino de los Cielos”1 Pero la imagen de un libro en las manos, no hace solamente referencia al consumo que hace el discípulo, es también la posibilidad de dar reflejo de lo aprendido de acuerdo a su experiencia y contexto histórico y cultural, es como si el lector se convirtiera en escritor, tal y como ocurrió con este trabajo, es una necesidad del discípulo de fortificar sus músculos de expresividad para convertirse en “aprendiz de maestro” El libro en si mismo es referencia a nuestra fuente primordial: “las escrituras”, es decir, la Biblia: como relato de Dios en la historia, hasta cumplirse en plenitud en el amor de Jesús Hijo amado y la revelación de estar en los tiempos del reinado de Dios. Vivir las escrituras significa tomar la experiencia de los discípulos y hacerla nuestra, significa vivir en el mundo en los tiempos del reinado. Esa era la verdad de Jesús, esa debe ser nuestra verdad, y la verdad de Jesús era tan suya, que él era la Verdad. 1 Mt 19, 14 Con los pies en el barro. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” ¿Alguna vez has sentido los pies desnudos en barro?… en un principio no los quieres meter, hay sentimientos de picardía y temor, luego, apenas al primer contacto viene la ansiedad de llenarse todos los pies y mantenerlos siempre llenos porque apenas algo sale, se endurece y seca ¡y hay quienes no aguantan y llevan las manos a llenarlas de barro! ¿Alguna vez te has insertado en una comunidad realmente pobre?… son las mismas sensaciones de extraño arrojo y temor; y luego del primer contacto… ¿cómo salir para secarme y endurecerme? Hay quienes, luego, meten las manos en el barro y comprenden la importancia de llenar los libros de barro pues las frases parecen tomar nuevo y mayor sentido. Otros meten las manos para escribir y contagiar a otros de esa experiencia, a veces también para ser instrumento que transforme el barro en vasija, para transformar una comunidad con forma (formada) y presencia. Pero sigamos con los pies, no los pies que pisan, sino los pies que caminan. Al caminar, salimos, vamos (acudimos), cambiamos de posición (física y espiritualmente). Como dirían los psicólogos actuales “esto genera un estado de estrés latente en el sujeto”, para mi, eso está bien… La expectativa del misionero, bien lo expresa J.R.R. Tolkien a través de su personaje Frodo Bolsón, en el Señor de los Anillos: “El Camino sigue y sigue desde la puerta. El Camino ha ido muy lejos, y si es posible he de seguirlo recorriéndolo con pie fatigado hasta llegar a un camino más ancho donde se encuentran senderos y cursos. ¿Y de ahí a dónde iré? No podría decirlo” Es Jesús camino, pues es él el que nos desacomoda, solo a través de él podemos llegar ciertamente a los pobres y solo a través de los pobres podemos llegar al Padre. Pero ¿por qué usamos a los pobres como medio para llegar al Padre?, ¿o por qué Dios puso a los pobres para que nosotros consiguiéramos salvación?, ¡uy! que preguntas tan raras!, pues ¡no!; llegamos al Padre por pura gracia y el primer signo de esa gracia es que lleguemos a los pobres, que son sus amados, jamás sus instrumentos. De modo escatológico, si un pobre ante el Padre me reconoce como alguien que se hermanó con él y quiso ayudarle a vivir su humanidad, inclusive desde mi pobreza, Dios me hará caro a su corazón, pues soy hermano de su amado2… el pobre, que fue mi meta del andar apostólico, se ha convertido en mi camino para el corazón de Dios3 Con el corazón abierto. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” Aunque la estructura de este ensayo no lo demuestra, lo que aquí digo sobre el corazón abierto fue lo último que escribí, pero ¡cuan difícil es tener el corazón abierto, que ni siquiera se puede escribir de ello! Aún así, este es el elemento que le da completitud a los otros dos, le da sentido, le da “sabor”, porque si aprendo o enseño y camino o hago, pero no lo hago desde las entrañas, no lo hago con corazón abierto, no lo hago con los mismos sentimientos de Dios, entonces de nada vale, apenas semillas tiradas a orillas del camino. Tener el corazón abierto nos permite estar atentos a los tiempos actuales, nos permite reconocer que estamos en los tiempos del reinado. Tener el corazón abierto nos permite entregar todo lo que hacemos con la conciencia y felicidad de que no nos pertenece en absoluto, que lo que hacemos son cosas de Dios, para Dios. Tener el corazón abierto está relacionado para mí, con la libertad: la libertad de cambiar, la libertad de equivocarnos, la libertad de perdonar y ser perdonados, la libertad de amar y ser amados. Para mi tiene que ver con lo que 2 Al escribir esto, pienso en Mt 25, 31-46 ¡Ojo!, no es que Dios no me ama o está en trato de “bussines” conmigo, es que, como en la parábola, me ha dado “talentos” que espera que use y multiplique… porque aunque Dios nunca espera mas de lo que podemos dar, tampoco espera menos del todo. 3 conocemos como “indiferencia ignaciana”, ¿no les suena?, “no desear más salud que enfermedad, mas riqueza que pobreza… y así en todas las cosas”4 Estar con el corazón abierto permite la libertad de dejar todo y enlodarse los pies. Estar con el corazón abierto es quitarse las “humildades de garabato” y dar lo bueno que llevamos por dentro y es también admitir, que nunca podremos dejar de recibir, pues solo cuando estemos junto al Padre estaremos plenos. Estar con el corazón abierto, es lo más abstracto de lo que se puede hablar, pero es lo que complementa y sella con el nombre de Dios lo que hacemos. ¡Que bien representado está el amor en el corazón! Si el corazón se detiene, si nuestro amor de detiene… todo muere. Me permito un cuento: Siempre me ha impresionado la imagen del corazón de Jesús y recuerdo que cuando estaba pequeña, me parecía absurda la idea del corazón fuera del pecho, recuerdo que pregunté: - “¿por qué tiene el corazón afuera y por que tiene puyas?”, y me respondieron: - “es una representación, así como dibujas coranzoncitos en las tarjetas del día de la madre para decir que quieres a tu mami, entonces se dibuja el corazón de Jesús porque nos quería mucho”, - “¿y porque las puyas, tenía puyas su corazón?”, - “porque le pusieron una corona de espinas en la cabeza cuando lo montaron en la cruz”… La segunda respuesta fue para mi un dato histórico, pero ambas respuestas no tenían relación… el dibujito me parecía mas a una autopsia y un “resumen” de lo que hizo el pobre Jesús. 4 Principio y Fundamento. San Ignacio de Loyola Tuve la suerte de que hicieron falta apenas, unos veinte años, para entender que el corazón abierto, allí, salido del pecho, entregado, nos permite ser heridos y curados, implica caridad porque nos abre a la compasión. Nos asemeja a Dios porque nos hace hermanos del Hijo… ¿Lo entendieron conmigo?, ¿ven, que las respuestas que me dieron eran de una teología de la encarnación profundísima, que si tenían relación?… que efectivamente su corazón, estaba tan abierto de amor por nosotros, que inclusive aceptó las “puyas”!!… alégrense conmigo, yo acabo de hacer el “clic” mientras escribía… Como dicen los jóvenes románticos modernos, “Jesús era puro corazón”, y yo les digo que Jesús era tan representativo del Amor del Padre, que de Él brotaba la Vida misma, y esa Vida la entregó con tan absoluta libertad, que la muerte no fue capaz de arrebatársela, la muerte no tiene poder sobre el Amor del Padre, por ello no pudo triunfar en el Hijo. Y esta es la tercera invitación, que nuestro corazón esté tan abierto que de ella salga Vida, que sea reflejo del Amor del Padre… las invitaciones cada vez son mas difíciles… por gracia nos acompaña la Divina Ruah, por gracia todo lo envuelve lo próximo que les voy a contar… Aquel que es la cabeza, Cristo (Ef 4, 15)5. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” Existe un cuarto elemento. He hablado de pies, de manos y de corazón, pero existe un componente del cuerpo que Pablo nunca dejó atrás: la cabeza. Y la cabeza es Cristo. Igual que el cuerpo humano, hay personas con las dimensiones de los pies o de las manos o del corazón mas desarrolladas que otros, pero nada de esto tiene sentido sin la cabeza. Permítanme esta “parábola” recientemente descubierta: 5 Vale la pena tener en cuenta el versículo completo: “Estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo.” Hay una ley en física que dice: “Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él”6. Simplifiquemos: si un objeto se mueve, seguirá moviéndose, al menos que alguna fuerza externa lo detenga (o cambie su curso); si algún objeto está detenido, seguirá así, al menos que alguna fuerza externa lo mueva (un empujoncito, pues). En resumen, ningún cuerpo puede cambiar por si mismo su estado inicial. Siendo nosotros carne (en el sentido paulino), no estamos exentos de esta ley, sobre todo en su segunda instancia… estamos constantemente a merced del mal Espíritu, que siempre tratará de mantenernos en reposo, con esto, parece que es nuestra tendencia natural el paralizarnos, los pies se detienen, las manos decaen, el corazón se cierra. Nosotros por si mismos, no somos capaces de darnos movimiento, sentido o curso, ningún cuerpo se mueve por si mismo; dependemos de una “fuerza” y ese, en nuestro caso es Cristo, la cabeza.7 Dios nos dio unos dones que nos hacen más aerodinámicos, mas redondeados o más lisos para mejorar nuestra capacidad de movimiento, pero la fuerza viene de la gracia, el sentido viene de la cabeza. Este cuarto elemento es fundamental para cualquier cristiano (pues no es solo para las vocaciones laicales), pues si bien, la invitación es a estar “con el libro en las manos, los pies en el barro y el corazón abierto”, todo esto es solo la respuesta a la invitación primigenia de Dios de que vayamos hacia Él, de tener una relación de Amor con Él, en definitiva, de este cuarto elemento, pues no podemos salvarnos solo por nosotros mismos. La invitación de Dios siempre está presente, siempre, la cabeza siempre está allí pendiente de la vida de su cuerpo, siempre empuja, atrae, incomoda, 6 Primera ley de Newton o ley de la inercia. Referencia textual, tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Newton 7 Para los detallistas (y porque yo lo soy), podemos decir que la primera instancia de la ley funciona también con nosotros, pero de manera inversa: el Mal si ve que nos movemos, trata de detenernos o al menos nos cambia de curso y como he dicho en varias oportunidades es Cristo la fuerza “externa” la que nos mantendrá en movimiento. No me extiendo en este caso, para no enredar. como lo queramos ver, siempre pendiente de que no nos atrofiemos. Siempre ese cuidado, ese amor, ese mandato de felicidad es tan grande, que solo el crecimiento de estas tres dimensiones (discipulado, apostolado y caridad), que nos puede ocupar toda la vida, es un justo “si” a la infinita invitación de amor de Dios. María comprendió esto desde el llamado del Ángel y su tierno y arriesgado “si” permitió la llegada de Dios a este mundo… Dios siempre está llamando, invitando, siempre espera de nosotros un “si” para hacerse presente en nuestra historia y ser nuestra cabeza y que nosotros podamos ver a través a sus ojos. *** He dicho que estas líneas son apenas una invitación para ustedes y un recordatorio de mi vocación para mí. ¿Y que más?… no puedo hacer mas; a ustedes ojalá les haya movido alguna fibra que les refresque el Espíritu, a mi solo me queda continuar poniéndome en manos de Dios, confiar siempre, esperar siempre. Estas líneas se han convertido poco a poco en un proceso cada vez más íntimo de mi persona, más confesional con ustedes ¿y de que otra forma iba a ser?… soy laica, ya no hablo de la revelación de la cristología, ni del amor difícil con nuestra Iglesia, ahora hablo de lo que soy, de lo que trato ser, de lo que deseo ser. Solo hay un elemento que parece faltar… y si no coloco este párrafo solamente estará registrado en mi corazón… y es el elemento comunitario. Si estas palabras han llegado a este número de páginas, ha sido justamente por mis hermanos en Cristo que me han hablado de su experiencia, de su amor, de su ánimo y desánimo, que me han leído y escuchado pacientemente, que sin querer (o queriendo) me han dado ideas y opiniones… gracias… con este ensayo han demostrado, una vez mas, que lo Cristiano y en particular lo Laico, solo es profundamente vivido en comunidad, que de ese modo solo se hacen cosas buenas, y eso, es desde los primeros cristianos hasta el fin de los tiempos… January N. Gómez V. CVX Venezuela Dimensiones Espiritual, Apostólica y Comunitaria del Magis No todos los tiempos son de luz y ánimo… a pesar de sentir que he decaído un poco en mi hacer, a la vez siento que hay mas fuerza dentro de mi… este ensayo me lo dio a entender… en las cosas que mas me duelen, son en las que sigo teniendo mas fe. Dimensión Espiritual: Entre el encuentro de Argentina y la realización de este ensayo he podido al fin culminar mis Ejercicios de Vida Cotidiana. Fue un largo proceso con varios baches en el camino pero siempre evitando los "parches" en el proceso. Actualmente no tengo acompañante personal, pero mantengo cierto ritmo en las evaluaciones diarias, que me han permitido mantenerme un poco por encima de un estado de desolación, al que en ocasiones me he aproximado por otras dimensiones de mi vida normales de toda existencia humana. A pesar de ello (o gracias a ello), consigo ocasiones de consolación profunda inclusive de la experiencia de otros hermanos de camino y sigo confiando plenamente en el plan de Dios para conmigo. Dimensión Apostólica y Comunitaria: Ambas continúan muy de la mano, sigo en la búsqueda apostólica como concresión a mi vocación como laica y además bajo el estilo de vida de CVX. A pesar de no contar con una comunidad plenamente conformada (actualmente estamos en un proceso de "re-conocimiento" entre miembros de varias comunidades para hacer una posible fusión), sigo sintiéndome clara en mi deseo de ser parte de la CVX, aún cuando las dinámicas y la realidad de mi país no sean las deseadas siempre. Siento que el Magis me ha generado una perenne inquietud sobre que Hice, que Hago y que Haré por Cristo y aunque a veces sienta que mi comunidad y yo no estamos en la misma sintonía, en mis espacios de oración siempre se confirma la CVX como mi camino. El Magis también me ha confirmado mi Principio y Fundamento y además ha puesto a la luz dones inesperados para mí, ahora solo me queda el proceso de regalarlos de la mejor manera posible para Mayor Gloria de Dios. Quizás lo más inmediato es el brindar el mayor apoyo posible para que el resto de mis hermanos de CVX puedan sentir el proceso de “transformación” que yo viví en el Magis con los demás hermanos latinoamericanos. A ello estoy dispuesta, espero Dios me sueñe allí… January N. Gómez V. CVX Venezuela