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“Palabras que hieren” La comunicación entre los humanos está al servicio de la convivencia. Es el lazo que establece la comunión entre iguales y puede, mediante el diálogo, superar los conflictos. Somos conscientes de que el lenguaje expresa los sentimientos y actitudes hacia las otras personas. Existen algunos sentimientos y la forma como los expresamos nos llevan a herir a las personas que nos rodean. Monseñor Fabio Suescún en el encuentro de educadores católicos refiriéndose a este tema nos hablaba de seis actitudes que hieren mortalmente nuestra convivencia. 1. La indiferencia: Es la actitud fría de quien pasa de largo porque el otro no le importa. “Lo que le pase a usted es cosa suya y a mí nada me interesa”. La indiferencia es también muchas veces una forma de castigo. “Ya me cansé, yo ya nada tengo que ver con Usted. De aquí en adelante es su problema”. 2. La animadversión: La lengua en este caso es una arma que se emplea para atacar y derrotar al contrincante. Las palabras se usan para transmitir toda la soberbia y antipatía que hay en el corazón: “Yo a ese hombre lo odio, ojalá pudiera verlo muerto”. A veces se descalifica a la persona golpeándole en el propio ego, en su misma autoestima: “Usted es un bruto, nunca va a entender”, “Usted es un perdedor, un bueno para nada”. 3. El engaño: La gente acude a las mentiras para engañar al otro. Se justifican muchas veces llamándolas “mentiras blancas” o “medias verdades” y se respaldan invocando falsos testigos o acudiendo a juramentos por lo más querido o lo más sagrado. Una relación fundada en la mentira es débil, crea desconfianza y está cerca de la traición. 4. Desprestigio: La “lengua viperina” es la que tiene la persona mordaz, murmuradora y maldiciente. Cada uno tienen derecho a su propia fama y el chisme, la infamia y la injuria van contra ella. No se puede jugar con la fama ajena y menos asesinar con la lengua a personas que van a tener que caminar por siempre con la carga del descrédito. Hay personas que justifican su murmuración diciendo que se trata de algo verdadero, que les consta. Hay que hacer claridad al respecto. La murmuración sobre mentiras o rumores que se han oído es una calumnia. Las cosas ciertas deben ser conocidas únicamente por el interesado y por aquellas personas que pueden salir afectadas o pueden ayudar al acusado. 5. Interés: La sociedad de consumo crea una mentalidad de compra-venta. Vuelve fácilmente al individuo en un objeto de comercio: “Hoy por ti, mañana por mí” “No se te olvide que tienes conmigo una deuda”. De pronto lo llaman a uno para saludarlo y uno expresa el agradecimiento de ser recordado, después de mucho tiempo, a continuación viene la frase: “pero quería aprovechar para pedirle un favorcito…”. 6. Resentimiento: Las heridas que los otros dejan en el corazón provocan sentimientos de dolor y de deseo de revancha: El rencor se apodera del corazón que dice “Eso no se lo perdono nunca”. El desquite en la contienda da lugar a sentimientos de venganza: “Ese me las paga y va a saber quién soy yo”. Padre Pacho elpadrepacho@hotmail.com