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Arquidiócesis de Bogotá – Diaconado Permanente
PRIMER ENCUENTRO NACIONAL DE ESPOSAS DE
DIÁCONOS PERMANENTES Y CANDIDATOS AL
DIACONADO
Bogotá, Agosto 15,16 y 17 de 2015
VALOR DE LA ESPOSA Y DE LA FAMILIA EN LA FORMACIÓN, VIDA
Y MINISTERIO DEL DIÁCONO
MUJER QUE DICES DE TI MISMA
MUJER FEBE QUE DICES DE TI MISMA
Febe es una asociación de fieles laicas, cuyos miembros son las esposas de los diáconos
permanentes y de los candidatos al diaconado permanente, formadora de personas, en
las dimensiones sobre las cuales está fundamentada la escuela diaconal.
Mujer, Esposa y Madre cuyas dimensiones son infinitas en el ser, en el obrar y en el
pensar. La mujer, creada, amada y Vocacionada por Dios para que sea complemento del
hombre en la construcción y transformación del universo, con sus cualidades, valores y
virtudes que la engrandecen por sí misma, y la colocan en el pedestal más alto de este
universo obra de Dios para ser cuidado y disfrutado.
Esposa. Decisión libre, voluntaria, con un proyecto de vida que crece en la misma medida
en que pasa el tiempo, y da realización en la juventud, en la adultez y en la ancianidad.
Esposa con proyecto humano, que al celebrar la alianza matrimonial establece una unión
inseparable, e indisoluble que compromete cada paso de la realización del misterio
celebrativo de la fe sacramental. La esposa es compañera de camino, no hacia el abismo
de la muerte, sino a la plenitud de la luz eterna en la resurrección.
Aquellas Palabras de la Esposa, que resuenan siempre en el corazón de la celebración
sacramental del matrimonio comprometen y realizan la propia historia ligada a otra
historia en la que Dios hace puente de unidad, y de proyecto de vida, en la realización
fundada en una sola carne.
Ser esposa es prometerse a estar en la alegría, en tristeza, en la salud y enfermedad, en la
pobreza y en la prosperidad, y además la esposa del diacono permanente, es acompañar
la vocación de su esposo que a semejanza de Cristo, será siervo, es decir dará la vida al
ser constituido por la imposición de las manos participe del ministerio sacerdotal de
Cristo. La esposa, Uds., son las primeras discípulas del ministerio de sus esposos diáconos,
serán las primeras evangelizadas y las primeras que reciben la riqueza espiritual que
emana de la sagrada orden del diaconado en el tercer grado, Sí son Uds., las primeras
amadas de Dios en un ministerio que es recibido por el esposo no para sí mismo, sino para
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darse y entregarse a los demás en el testimonio de Palabra y con la vida de la presencia
resucitada de Cristo en su corazón.
Madre. Maternidad física que es gracia y bendición del creador, y maternidad espiritual
que es plenitud y presencia permanente de Dios que es padre y madre. Presencia
permanente en el proyecto de la maternidad, cuando se teje desde el seno materno la
vida que se salvaguarda en el vientre que es el sagrario de la existencia humana, allí
comienza el misterio de una vida, que termina en la eternidad con la visión beatifica de
dios. De las manos de Dios, salimos, y a sus manos volvemos para encontrar la alegría del
misterio revelado a cada persona al volver a Dios.
Los hijos son regalo, y don de Dios, ellos son razón y sentido de los esposos, de los padres,
para luchar, trabajar y conceder lo más importante de si a ellos. Ellos son los primeros que
reciben de sus padres la cultura cristiana y en ellos se dejan los primeros fundamentos de
su fe con el testimonio de la palabra y con el comportamiento.
CRISTIANA: Vocacionada la santidad, cada mujer y en especial la bautizada entra al plan
salvífico de Dios para descubrir que quiere Dios de sí misma, y empezar a responder con
las mismas fuerza, capacidades, dones, carismas que el mismo Dios ha regalado por el
mero hecho de ser creada, pero también por el mismo don de ser lavada en el agua que
purifica y da vida, el bautismo.
Cada mujer, esposa y madre, en la dimensión espiritual es un proyecto maravilloso como
la lana que se teje con las agujas, así el corazón de una esposa elegida de un candidato y
diacono permanente teje en el corazón una maternidad nueva, es la maternidad de la
palabra de Dios, es darle a la palabra de Dios, cuerpo, y vida, sentimientos y afectos.
La esposa cristiana recibe de su esposo elegido, y para el servicio de la palabra que es
manifestada en la vocación y misión de su esposo en una tarea evangelizadora, donde se
une misterio y realidad, trascendencia e inmanencia, verticalidad y horizontalidad, tierra y
cielo, sencillamente tu y yo, seguimos siendo misterio de Dios, en el matrimonio y en los
caminos vocacionales.
A la esposa el Señor regala una vocación no igual, no ministerial, pero si de una gran
importancia, llamándola a ser mujer FEBE, asociada desde su ser y su hacer a la tarea de
un ministerio de su esposo, la mujer extiende, alarga, concretiza en otros espacios el
ministerio recibido de su esposo, en hacer visible la maternidad de Dios, los afectos de
Dios, los sentimientos de Dios, en otras realidades de la evangelización, con el corazón la
mujer FEBE, entra a incubar la palabra de Dios que anuncia su esposo en ambientes
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parroquiales, institucionales, porque ella es gestora de la vida y la palabra de Dios es vida
entre los hombres y mujeres, de cualquier raza, lengua, condición social.
Mujer Febe es ser mujer Iglesia, valga la redundancia, ya la mujer es iglesia, cuando ella
por el sacramento del matrimonio, es cuerpo, y se hace plenamente la relación, entre
cabeza y cuerpo, entre Cristo Iglesia, esposo esposa. Tu cuerpo mujer es el lugar de la
iglesia, por eso tu vocación es eclesial, es decir nacer para que la palabra de Dios se geste
en tus entrañas eclesiales, y la entregues con el testimonio de tu palabra y de su actuar.
Quizá esta dimensión es la más plena, porque en ella convergen las otras dimensiones,
humana, académica, unida a la expresión pastoral y evangelizadora.
La caridad pastoral es la fuente de la espiritualidad de las asociadas laicas como esposas
de los diáconos permanentes, la espiritualidad mariana, abre los nuevos espacios, para ser
la María, en medio de la comunidad, para hacer la voluntad de Dios, para obseder con el Sí
de María, a la permanente llamada de Dios a la misión.
Misión, es entrega del misterio transformado en el amor que llevamos a los demás en las
palabras, llenas de calor humano, en las acciones llenas de caricias que expresan la
bondad del corazón.
Mujer FEBE, mujer inteligente, estudiada, la diversidad de sus estudios, la colocan en las
mismas condiciones de sus esposos, de tal manera que deben seguir formándose en lo
propio, pero de manera particular en las ciencias eclesiásticas, conocer el misterio de Dios,
la historia de la salvación, los principios fundamentales de interpretación de la escritura,
los grandes verdades de la fe, los valores y virtudes que animan la vida de un creyente y
cristiano, les servirá para hacer de su servicio pastoral un espacio de catequesis,
formación a los niños y jones y adultos, un espacio de misión abriendo nuevos lugares, y
espacios en la comunidad para anunciar a los hermanos el misterio que el esposo anuncia,
Ud., lo transforma en acciones y en palabras cercanas a la vida y a la comunidad.
DIMENSION PASTORAL.
Mujer evangelizadora. Esta dimensión es la más importante ya que es el hacer, que nace
del compromiso FEBE, de la asociación de fieles laicas. Formadas en la acción
evangelizadora y misionera, en la caridad pastoral, Un sacerdote diocesano tiene como
fuente de su espiritualidad la caridad pastoral y como modelo a Cristo Buen Pastor
maestro y modelo de la caridad pastoral. Aprender a amar y a servir al Pueblo de Dios, y a
todos los hombres creados a imagen y semejanza de su Creador, es algo que se va
viviendo paso a paso. Para ello hay que conocer a Cristo que vive en el corazón de cada
persona, en el sufrimiento, o en la alegría allí está la tarea a realizar, acompañar y hacer
visible que Dios está y estará siempre en cada persona.
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Bogotá, Agosto 15,16 y 17 de 2015
ASOCIACION DE FIELES LAICAS las han invitado a Bogotá, a este encuentro de fe, para que
delante de Dios, re descubran su vocación de bautizadas y elegidas como esposas de los
diáconos y candidatos, encontrando en el corazón la alegría de ser una sierva de María,
asociada para creer, para orar, y para servir. Laica, misionera FEBE
Las hemos invitado a que descubran que Dios las llama con nombre propio, las llama por
su nombre, primero a ser mujeres, esposas y madres y luego a descubrir en la permanente
mirada de sí misma en esas tres realidades a misionar, en la casa, en la parroquia y en el
entorno de la ciudad para que cada pensamiento, palabra y acción queden grabadas en la
experiencia de Mujeres MARIA, como la madre de Jesús animadas por el Espíritu a ser
misioneras y evangelizadora.
Y las llama con vocación de Iglesia, a ser miembros de la asociación de fieles laicas, con
vocación y misión, no es la sombra del ministerio de sus esposas, no es la consagración de
un ministerio que solo lo recibe el hombre para servir como diacono, son Uds.,
consagradas y asociadas para decir Si, hágase en mí, según tu palabra, aquí estoy para
hacer tu voluntad, Esposas, son ustedes el regalo de Dios para la iglesia, involucrarse en el
afirmación de sus esposos, y ser las primeras que reciben las gracias y bendiciones de un
ministerio conferido a ellos, para bien y salvación de la Familia.
MONSEÑOR ALBERTO OJALVO PRIETO