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MINISTERIOS CONFRATERNIDAD DE FE
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Somos cartas escritas por Dios
Pastor CRISTIAN TEJERO AVILÉS
Vamos a compartir hoy una palabra que, como siempre, bendecirá nuestras vidas, por favor
acompáñenme a 2 Corintios 3:1-6.
2 Corintios 3:1-6. “¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos
necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de
vosotros? Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos
los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta,
sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Y tal
confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos
para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual
asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque
la letra mata, más el espíritu vivifica”.
Hay algo que tenemos que saber el día de hoy. Pablo comienza diciendo en el versículo 1:
“¿comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos
de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?, nuestras cartas sois
vosotros”, lo que entendemos entonces es que cada uno de nosotros es una carta, una
comunicación donde alguien escribe y alguien recepciona esa comunicación.
Una carta tiene un remitente, que es la persona que la escribió, o sea que la persona a quien está
dirigida la carta debe saber por quien fue escrita.
Normalmente, una carta también lleva una firma, dependiendo de quién es el destinatario, por
ejemplo si es para un hijo: “cariños, papá“, o lo que corresponda ponerle, pero siempre hay alguien
que escribe y alguien que recepciona, hay una comunicación. Una carta esta puesta para que la
persona que recepciona reciba un mensaje, entonces una carta es un mensaje.
Ahora, teniendo en cuenta que dijimos que somos una carta, miremos el versículo 2: “nuestras
cartas sois vosotros”, es decir, tú y yo somos una carta que tiene un mensaje, “escrita en nuestros
corazones, conocidas y leídas por todos los hombres”, nosotros somos cartas que deben ser leídas,
somos una carta que tiene un mensaje y ese mensaje debe ser leído.
Versículo 3: “siendo manifiesto que sois carta de Cristo, expedida por nosotros”, Pablo está
diciendo la carta que somos nosotros, el comunicado, el mensaje que hay en ella, lo escribió Cristo,
la carta que somos es de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta sino con el Espíritu del
Dios vivo.
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Aquí el apóstol escribe a los Corintios por segunda vez, la primera carta que les escribió fue una
carta de corrección porque los corintios eran una iglesia carnal, siempre andaban con problemas,
con chismes, con situaciones, eran igual que los mundanos en algunas cosas, y esa primera carta a
los corintios el apóstol Pablo les reprende duramente, pero la segunda carta es tan fuerte como la
primera, incluso en algunos aspectos es aún más fuerte que la primera, una carta dirigida a gente
carnal , y Pablo les dice “ustedes son una carta”, les dice que ellos mismos son un mensaje y ese
mensaje no se le ocurrió a un hombre, ese mensaje fue escrito por Dios mismo a través del Espíritu
Santo que está vivo, con el Espíritu del Dios vivo. La palabra vivo en el estudio es: “vigente”, significa
que esa carta está vigente hoy porque fue escrito por el Espíritu de Dios que está vigente.
Entonces ¿qué clase de mensaje somos? ¿Qué hay en nosotros que otros puedan ver? No debería
ser molestia, dolor, frustración, el mensaje que Cristo escribió en nosotros es de amor, es de
esperanza, es de fe, es de justicia. ¿Quién está leyendo esa carta? Todos los hombres deben ver esa
carta, no está diciendo que es sólo para los cristianos, sino para todos los hombres.
“No en tablas de piedra, sino en tablas de carne, del corazón”, tenemos que aprender que esta
frase tiene un gran sentido cuando Pablo la escribe, pero nosotros que no estábamos en el tempo de
los judíos tal vez no vemos lo importante que es. Cuando los judíos escuchan eso entienden que les
están hablando de Moisés, del monte donde Dios les entregó las dos tablas de la ley escritas en una
piedra, y el versículo dice: “no en tablas de piedra”, no como le fue mostrado a Moisés, sino que son
cartas que tienen un mensaje escrito por el Dios vivo, no como las leyes que fueron puestas en las
piedras, sino que esas leyes, que este mensaje, no está puesto en un lugar físico sino escrito en el
corazón.
La mayor crisis de los cristianos hoy en día es no entender cuál es el mensaje, cuando habla de las
piedras está recordándose el tiempo cuando Moisés le dice a Dios en Éxodo: “Señor te ruego que me
muestres tu gloria”, en el capítulo 33:18, pero entonces El le respondió: “Yo haré pasar todo mi bien
delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que
tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi
rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú
estarás sobre la peña, y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te
cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas
no se verá mi rostro. Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y
escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste”.
Estamos viendo que Moisés le dice al Señor: “muéstrame tu gloria Señor”, y le dice Dios: “Nadie
puede ver mi gloria y vivir”, pero “yo te voy a mostrar mis espaldas, haré pasar mi bien pero no
podrás ver mi rostro porque nadie queda vivo si ve mi gloria, ve mi rostro”, entonces Él hace algo
para que Moisés pudiese experimentar ver su bien y ver sus espaldas, Dios le dice: “te voy a meter
en la hendidura de una peña”. El Dios Todopoderoso encontró en ese tiempo una forma de
mostrarle su gloria a un hombre, y en medio de eso escribió sus leyes en unas piedras. Pero este
mensaje que portamos no fue escrito en piedras como lo fue la ley que fue entregada a Moisés, esta
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carta tiene un mensaje que escribió Cristo mismo, ya no en tablas de piedra, ahora fue escrito en el
corazón, y para que seamos testigos de su gloria Dios nos escondió en la peña que es Cristo, para
permitirnos ver el bien de Jehová.
Cuando Dios le dijo a Moisés que vería “sus espaldas”, la palabra “espaldas significa “los
prodigios”, son los portentos, eso está diciendo en el hebreo, pero pongamos atención porque
también significa “los residuos”, o sea lo que queda, y lo que queda son portentos, son milagros, ver
sus espaldas, es ver los residuos de lo que Dios quiere hacer, y si hemos visto los residuos ¿cómo
será la gloria de Dios? Si Moisés viendo la espalda de Dios estuvo una semana con la cara brillando,
tuvo que ponerse un velo porque el pueblo estaba espantado viendo el resplandor de Dios en la cara
de Moisés, entonces si estamos en el nuevo pacto obligatoriamente tenemos que preguntarnos
¿cómo es la gloria de Dios manifestándose en medio de una iglesia?
Entonces arribamos a la siguiente pregunta ¿porqué no se manifiesta la gloria de Dios en esta
dimensión en medio de la iglesia? La razón es que no hemos descubierto el mensaje que Cristo puso
en nuestros corazones y mucha gente divaga en cualquier cosa, se distrae en cualquier cosa, pero
todavía no lo descubre, cuando descubramos el por qué Cristo escribió una carta en cada corazón,
nosotros vamos a ver la manifestación de la gloria de Dios en nuestras vidas, o sea que la clave para
ver la gloria de Dios es descubrir que es lo que Cristo escribió en nosotros como carta, en cada
hermano y hermana hay algo escrito
Dios escribió a través de nosotros un mensaje para los hombres, nos desgastamos en ver nuestros
problemas externos y dedicamos nuestra vida pensando y tratando de resolver eso solamente, pero
no nos hemos enfocado en que hay un mensaje en el corazón, necesitamos buscar lo prioritario.
Debemos caminar en esta vida como cartas, teniendo en cuenta quienes somos tu y yo, no somos
cualquiera, somos una cata expedida, a través de hombres pero escrita por Dios mismo, que tiene un
mensaje extraordinario, no es cualquier mensaje, Cristo el Señor de la gloria escribió ese mensaje,
valorémoslo, y como dijo el profeta Isaías: “levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la
gloria de Jehová a nacido sobre ti”, no perdamos más el tiempo en tonterías ni en estupideces que lo
único que hacen es detenernos, en las peleas continuas, en las situaciones continuas, en el tira y
encoge, empecemos a madurar.
Cada uno de nosotros tenemos un llamado más alto que entretenerse en tonteras, somos una
carta que Dios escribió a través de Cristo por el Espíritu Santo y necesitamos descubrir cuál es el
mensaje que portamos, porque en la medida que lo descubramos entonces veremos que toda
nuestra vida se llenará de la gloria de Dios, y muchos leerán este mensaje que es de amor, de
esperanza, es un mensaje del cielo que dice que Dios no está enojado con el hombre sino que ha
enviado a su Hijo para que todos sean salvos por él.
Esa carta que escribió Dios en nosotros provocará en los hombres cosas extraordinarias, entonces
la salvación correrá a cada familia con muestras de que es real lo que Cristo hizo por nosotros en la
cruz, no será palabrería, diremos como Pedro y Juan le dijeron al paralítico en la puerta del templo:
“No tengo oro ni plata, pero de lo que tengo te doy, levántate en el nombre de Jesús”. Entonces
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debemos animarnos unos a otros, diciéndonos: “ levántate hermano , cumple tu ministerio, cumple
el plan que Dios tiene para tu vida”, dejémonos de mirarnos a nosotros mismos y miremos la carta
que Dios escribió en nosotros , no nos miremos a nosotros mismos, miremos lo que Dios puso en
nosotros, vamos, no nos detengamos más, no dejemos que nada nos detenga, actuemos como la
carta que Dios escribió, mostrémosla, levantémonos de la adversidad ,del dolor, del fracaso, porque
somos una carta escrita por Cristo mismo, no más quejas sino que Él sea glorificado, que Él sea
exaltado, que Él, nuestro rey Jesús, sea visto.
2 Corintios 3:4-6. “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos
competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto,
no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica”.
Después de que Pablo les dice a los corintios que ellos mismos eran un mensaje a los hombres,
escrito por Cristo por medio del espíritu del Dios vivo, no con tinta, no en una tabla de piedra sino en
sus propios corazones, comienza a explicar su afirmación de como ellos habían sido usados para
formar a los creyentes en esa iglesia: “No que seamos competentes por nosotros mismos, para
pensar algo como de nosotros mismos sino que nuestra competencia, nuestra suficiencia o
capacidad, proviene de Dios”, por eso el apóstol podía decir somos lo que somos por la gracia de
Dios, porque entendía que la obra en el corazón de cada creyente la hacía Dios y el mensaje en los
corazones de los creyentes era Cristo mismo, porque habla del nuevo pacto, Jesús es el fiador de
este nuevo pacto que nos acceso a ser cartas de Dios enviadas a los hombres con un mensaje del
cielo, porque este nuevo pacto es del espíritu, no es de la letra, no es en base a preceptos de la ley,
sino conforme a la gracia que se nos fue dada en Cristo Jesús.
¡Qué maravillosa realidad estamos llamados a vivir!, porque cuando escuchamos una palabra y la
recibimos en el corazón y la ponemos por obra, estamos mostrando que esa palabra quedó escrita
por medio del Espíritu del Dios vivo en el nuevo corazón de carne que Dios nos ha dado en este
nuevo pacto. No es por una ley, es por la gracia infinita que encontramos en Cristo. Eso es lo que
debemos transmitir, la vida abundante que hay en Jesús, para que todos los hombres puedan leer
esta carta en cada una de nuestras vidas.
¡Bendecidos!
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