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LA RECONCILIACION WATCHMAN NEE Examinemos 2 Corintios 5:18-20: “Mas todo proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; a saber, que en Cristo Dios estaba reconciliando consigo al mundo, no imputándoles a los hombres sus delitos, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, exhortándoos Dios por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. Estos versículos nos muestran que existe una creencia errónea de que si el hombre desea ser salvo, debe rogar a Dios desesperadamente hasta conmoverlo; pero la Biblia no enseña tal cosa. Dios no es un Dios de odio; El no odia a nadie. Sin embargo, el hombre tiende a creer que el corazón de Dios es muy duro, y por consiguiente, se siente obligado a suplicar constantemente pidiendo misericordia, esperando conmover el duro corazón de Dios. Esta idea es el resultado de una completa ignorancia de la Biblia. “Mas todo proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo”. Dios nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo; por lo tanto, si una persona piensa que Dios la aborrece y tiene que suplicar, confesar, llorar constantemente y ofrecer penitencia para que Dios la perdone, está totalmente equivocada. De hecho, Dios reconcilió al hombre consigo mismo por Cristo. Cuando Cristo estuvo aquí en la tierra, representaba y expresaba a Dios mismo. El amor de Cristo hacia el hombre en la tierra, expresaba el amor de Dios en el cielo. Dios preparó un Salvador para nosotros, El cual murió en la cruz y recibió el castigo por nosotros; de tal manera que Dios ya nos reconcilió consigo mismo por Jesucristo. Dios está en paz con nosotros y no tiene ningún problema con nosotros ni nos trata según nuestro pensamiento. “Y nos dio el ministerio de la reconciliación”. El ministerio de los apóstoles era persuadir al hombre a reconciliarse con Dios, pero el hombre piensa que debe pedir piedad a Dios y amor y desconoce por completo que Dios 1 lo ama muchísimo. Dios espera que el hombre se reconcilie con El; por lo tanto, los apóstoles rogaban a los hombres que se reconciliaran con Dios. Nunca le pedían a Dios que se reconciliara con el hombre. ¿Cómo reconcilió Dios a los hombres consigo mismo? “No imputándoles a los hombres sus delitos”. Dios nos reconcilió consigo mismo mediante Jesucristo no tomando en cuenta nuestras transgresiones. “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. Este versículo dice que los apóstoles rogaban en nombre de Cristo que los hombres se reconciliaran con Dios. No pidieron a Dios que se reconciliara con nosotros. El hombre piensa que Dios no está dispuesto a reconciliarse con él. En realidad, Dios nos ha comisionado para que roguemos a los hombres que se reconcilien con El. La orden que hemos recibido de Dios es suplicar a los hombres en nombre de Cristo que se reconcilien con Dios. No es necesario suplicarle a Dios. Tenemos que rogar a los hombres que reciban lo que Dios preparó para ellos. El hombre no necesita rogar que Dios tenga piedad de él, sino creer y aceptar lo que Cristo ya realizó. ¿No aborrece Dios el pecado? Indudablemente El aborrece el pecado, pero si un hombre recibe al Señor Jesucristo, Dios lo perdona; por lo tanto, debemos tener mucho cuidado de no llegar a pensar que en el corazón de Dios hay odio para con el hombre. 2