Download Discurso de agradecimiento a la Profesora de Canto Lidia Galván

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Querida Lidia:
El arte es el lenguaje del corazón. En la escuela se enseña arte porque cada persona debe
tener la oportunidad de aprender a expresarse desde el corazón. Dentro de esa enseñanza
artística la clase de canto tiene un papel primordial.
La música y la letra de las canciones, como la gota que cae una y otra vez en el mismo
lugar, van modelando nuestros sentimientos. A su vez, al cantarlas, nos permiten sacar todo
aquello que anida en nuestro interior.
Por eso Lidia, al culminar hoy tu tarea como docente del Colegio Sagrado Corazón,
podemos decirte que no has sido sólo la profesora de canto sino que has sido también una
maestra del corazón. Con tu selección de canciones, con tu arte en el piano y con tu trato cariñoso
con todos, has sabido ganarte el aprecio de los adultos y de los niños. Has sabido llegar a cada uno
de los hogares del Colegio cuando los niños les cantaban entusiasmados a sus padres las canciones
que aprendían en la escuela.
Lidia, me permito para estas palabras pedirte pres tada la letra de una de tus canciones
favoritas: Acuarela. De modo que aquello que tú nos enseñaste vuelva ahora a ti con un
sentimiento de gratitud por estos trece años compartidos.
Contigo hemos aprendido que “en los mapas del cielo, el sol siempre es amarillo y la
lluvia o las nubes no pueden velar tanto brillo”. Nos lo has enseñado con tu presencia siempre
luminosa que hacía de la clase de canto un momento alegre para los niños, incluso en las tardes
más grises.
Nos has enseñado que nada puede ocultar el “bosque profundo de nuestro destino”. Ese
destino que nos trasciende y que nos habla de la búsqueda del sentido de nuestra vida y de la
presencia de Dios.
Sobre todo nos han enseñado con tu ejemplo de vida, en la que has “surcado siete
mares, siete mares color azul”. Me animo a pensar que cada mar tuvo una tonalidad diferente y
que hubo momentos de calma y también de tempestad. Pero los has surcado con alegría y
esperanza, y sabemos que así seguirá tu travesía. Tu testimonio nos reconforta.
Te invito a que en este momento te sientas “cruzando un paisaje de ensueño, en un tren
que te lleva de nuevo a ser muy pequeño”. Para que disfrutes de los tiempos que vendrán como
una vuelta a la gratuidad y espontaneidad de los primeros años, aquellos en los que más capaces
somos de amar. Recuerda que los que se hacen como niños son los favoritos de Jesús.
Dejas detrás de ti a “un muchacho que trepa en lo alto de un muro, si se siente seguro,
verá su futuro con claridad”. Los niños que has acompañado en estos años han trepado hacia su
propio crecimiento, gracias a tu presencia y a la del resto del cuerpo docente lo han podido hacer
sintiéndose cuidados, por eso ellos ven hoy, también gracias a ti, un futuro más claro.
No te asustes del futuro, que “es una nave, que por el tiempo volará”, una nave que “te
trae amores”. Todos los presentes te deseamos un buen viaje en esa nave, seguros de que
nuestros caminos volverán a cruzarse.
Finalmente, sigue dando lo mejor de ti, sigue poniéndole música a la vida. Ayuda a que
las personas grises se llenen de color. No renuncies a todo lo que aún tienes para dar y para
recibir: “Piensa que el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo que colorear”.
Hno. Emilio Rodrigo
15 de diciembre de 2011