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presentación de casos Quistes ováricos neonatales. Presentación de un caso Neonatal Ovarian Cysts. Case Presentation Yeyson Fabian Riaño Montañez* Luz Ángela Moreno Gómez** Jorge Beltrán Chitiva*** Andrés Fernando López Cadena**** Palabras clave (DeCS) Resumen Quistes ováricos Recién nacido Key words (MeSH) Ovarian cysts Infant, newborn Se presenta el caso clínico de una niña de 50 días de nacida, con ovarios quísticos secundarios a estimulación hormonal. Se describe el diagnóstico y el manejo clínico, y se hace una revisión de la literatura. Summary We present the clinical case of a 50 days old girl, born with cystic ovaries, secondary to hormonal stimulation. The clinical diagnosis and management is described and a revision of the literature is made. Introducción Contrario a lo que se podría pensar, la presencia de quistes de ovario en las recién nacidas debe considerarse un hallazgo común, con un amplia lista de diagnósticos diferenciales que constituyen un reto diagnóstico para el radiólogo. Las consideraciones terapéuticas de esta condición llevan a una interesante controversia, en la que las imágenes diagnósticas y la caracterización por ultrasonido juegan un papel fundamental. Presentación del caso * Médico residente III año. Departamento de Imágenes Diagnósticas, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. ** Médica radióloga. Profesora asistente. Departamento de Imágenes Diagnósticas, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. *** Médico cirujano pediatra. Departamento de Cirugía, Unidad de Cirugía Pediátrica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. **** Médico radiólogo. Fundación Hospital de la Misericordia. Bogotá, Colombia. Rev Colomb Radiol. 2008; 19(2):2431-4 Presentamos el caso de una niña de 50 días de nacida que ingresa al servicio de urgencias de la Fundación Hospital de la Misericordia, por insomnio, inapetencia e irritabilidad de tres días de evolución. El control prenatal había sido normal sin otros antecedentes de importancia. El cuadro hemático, parcial de orina, radiografía de abdomen y radiografía de tórax fueron normales. La ecografía mostró una lesión multiquística de 15 mm de diámetro en el fondo de saco posterior y otra de 28 mm de diámetro en el espacio hepatorrenal. La señal doppler color registraba flujo arterial en el interior de las lesiones (Fig. 1). Fig. 1. Ultrasonido abdominal. Imagen de aspecto quístico complejo (septada) en el espacio hepatorrenal, hacia el polo inferior del riñón. 2431 Se realizó TAC abdominal en la que se definía la imagen en el fondo de saco posterior y la segunda, en espacio paravesical, derecha (figs. 2 y 3). Fig. 4. Laparoscopia. Ovario derecho. Fig. 2. TAC abdominal. Nótese la ausencia de hallazgos en este nivel sin correlación con las imágenes por ultrasonido. Fig. 5. Laparoscopia. Ovario izquierdo. Fig. 3. TAC abdominal. La flecha indica imagen de aspecto quístico complejo proyectada posterior a la vejiga, correspondiente al ovario con quistes septados. La paciente fue llevada a laparoscopia, procedimiento en el cual se identificaron las dos lesiones como quistes de ovario bilaterales, y se puncionaron en el mismo acto quirúrgico. Se visualizaron las arterias ováricas de tamaño aumentado, las cuales generaban la señal doppler (figs. 4 y 5). La paciente evolucionó satisfactoriamente. Discusión Desde que Valenti et al. (1975) describieron por primera vez el diagnóstico prenatal de un quiste ovárico, la frecuencia con la cual se detecta esta alteración es cada vez mayor (2), debido al uso cada vez más frecuente de la ecografía prenatal de detalle. 2432 Los folículos ováricos son hallazgos comunes en recién nacidas, encontrándose una incidencia del 32% al 34% según reportes de autopsias (1,2). Del 25% al 50% de los quistes resuelven espontáneamente a los seis meses de edad, aunque pueden llevar a torsión ovárica y pérdida del ovario, dependiendo de su tamaño (1,3,4). La incidencia de quistes ováricos grandes (mayores de 5 cm de diámetro) es de 1/2.600 nacimientos (1,4,5). La torsión es más probable en quistes grandes (mayores de 4 cm), con una incidencia reportada entre el 25% y el 75% (1,5). La ecografía prenatal sugiere que muchos casos de torsión ocurren “in útero” (3-5). Los factores etiológicos conocidos son: en el periodo prenatal, la estimulación hormonal materna por paso tras placentario de la fracción beta de la gonadotrofina coriónica humana, produciendo crecimiento folicular, y en el periodo postnatal, el estímulo directo de la FSH de la recién nacida (1,5,6). Quistes ováricos neonatales. Presentación de un caso y revisión de la literatura, Riaño YF, Moreno LA, Beltrán J, López AF presentación de casos La mayoría son quistes foliculares por estimulación ovárica, como en este caso, pero también se han descrito quistes tecaluteínicos del cuerpo lúteo y tumores de ovario, como el cistadenoma y teratomas (1,5-7) Para el diagnóstico, las imágenes (particularmente la ecografía) juegan un papel fundamental. También se utilizan, aunque en mucha menor medida, la TAC y la RMN. La localización de los quistes es variable, debido al pequeño tamaño de la pelvis ósea en la recién nacida y al relativamente largo hilio ovárico. Así, el ovario aumentado de tamaño por los quistes puede desplazarse libremente dentro de la cavidad abdominal, y situarse en reparos anatómicos inesperados, como en este caso de localización subhepática. Se da particular importancia en las series literarias al tamaño de los quistes; característica que permite estar alerta a las virtuales complicaciones, incluso a la diferenciación entre quiste patológico y fisiológico. Se dice que los quistes mayores de 40 mm requieren vigilancia estricta por el riesgo de torsión o porque ocultan patología compleja, así la neoplasia de ovario en el neonato sea infrecuente (5-11). El quiste no complicado tiene pared imperceptible y es anecoico. Por otro lado el quiste complicado (hemorrágico y por torsión) es de contenido ecogénico; tiene niveles liquidodetritos, coágulo retráctil, septos y pared ecogénica (calcificación distrófica asociada a infartos). Las complicaciones tienen una incidencia entre el 36% y el 71%, según las series, siendo las principales: sangrado; ascitis hemorrágica por ruptura de un quiste gigante; peritonitis; torsión; auto amputación; obstrucción intestinal y necrosis; compresión del tracto urinario; compresión de la vena cava; hidramnios, e hipoplasia pulmonar (7-9). El diagnóstico diferencial depende de la apariencia morfológica al ultrasonido. Los tres cuadros 1-3 describen los principales diagnósticos diferenciales de acuerdo con la morfología quística (1,6). Cuadro 1. Simples o de contenido líquido • • • • • • • • • • • • • • • Quistes ováricos Duplicación gastrointestinal Quistes entéricos y quistes de mesenterio Quiste del uraco Quiste omental Quiste renal Atresia duodenal Quistes del colédoco, pancreáticos o esplénicos Hidrometrocolpos Hidronefrosis Doble sistema pielocalicial Megavejiga Quistes suprarrenales Peritonitis quística meconial Abscesos periapendiculares Rev Colomb Radiol. 2008; 19(2):2431-4 Cuadro 2. Complejos • Cistoadenoma • Teratomas quísticos • Tumores de las células de la granulosa Cuadro 3. Causas misceláneas • • • • • Teratomas presacros quísticos Teratomas sacrococcígeos Meningoceles anteriores Neuroblastomas Linfangiomas abdominales En cuanto al tratamiento, existe acuerdo general acerca del manejo conservador para quistes menores de 40 mm de diámetro. En muchos centros se recomienda el diagnóstico prenatal y la laparoscopia posnatal para manejo de quistes complicados o muy grandes (3). El tratamiento de quistes mayores de 40 mm y quistes complejos (torsión, auto-amputación, sangrado intracístico) es controversial. Se dice que a partir de ese tamaño deben operarse u observarse cuidadosamente. En los quistes con componente sólido o evidencia de sangrado interno, la tendencia es quirúrgica Si bien la mayoría de los quistes ováricos corresponden a quistes foliculares, también puede tratarse de quistes de cuerpo lúteo, tecaluteínicos, teratomas o cistoadenomas, por lo que se indica siempre resección quirúrgica, si el quiste ovárico tiene aspecto complejo (1,3,6-9,11,12). Algunos autores han tratado de realizar su manejo “in útero”, a través de aspiraciones con aguja bajo anestesia local, en situaciones en las que: a) El quiste mide más de 4 cm. b)Crecimiento mayor de 1 cm por semana c) Quiste cambiante de posición durante el examen ultrasonográfico seriado. De acuerdo con las publicaciones de los pocos casos en los que se ha efectuado esta técnica, no se han presentado recurrencias del quiste drenado ni complicaciones durante o después del procedimiento. Sin embargo, aún faltan más estudios prospectivos para validar el uso de esta aproximación terapéutica (1,4, 6-8,11,12). Para definir la vía del parto, la cesárea debiera ser considerada en el caso de madres gestantes de un feto con un quiste ovárico grande mayor de 8 x 6 cm (por riesgo de distocia y ruptura) o la presencia de signos de torsión (1). Referencias 1. Nussbaum A R, Sanders R C, Hartman D S, Dudgeon V L, Parmley I H. Neonatal ovarian cysts: sonographic-pathologic correlation pediatric radiology. Radiology. 1988;168(3):817-21. 2. Valenti A, Kassner G, Yermakov A. Cromb A. Antenatal diagnosis of a fetal ovarian cyst. Am J Obstet Gynecol. 1975;123:216-9. 2433 3. Ferro F, Iacobelli BD, Zaccara A, Spagnoli A, Trucchi A, Bagolan P. Exteriorization-aspiration minilaparotomy for treatment of neonatal ovarian Cysts. J Pediatr Adolesc Gynecol. 2002.15(4):205-7. 4. Montag TW, Auletta FW, Gibson M. Neonatal ovarian cyst: prenatal diagnosis and analysis of the cyst fluid. Obstet Gynecol. 1983;61(3 suppl):38S-41S. 5. Wolkoff L I, Price A, Coryllos E, Coren C, Davis J M. Neonatal ovarian cysts: ultrasonographic detection and therapeutic management 1505-1996 abstracts the American Pediatric Society and the Society for Pediatric Research. Pediatric Research. 1996;39(4):(Suppl 2)253. 6. Schnahmann S, Haller J. Neonatal ovarian cyst: pathogenesis, diagnosis and management. Pediatr Radiol. 1997;27:101-5. 7. Bagolan P, Giorlandino C, Nahom A, Bilancioni E, Trucchia , Gatti C et al. The management of fetal ovarian cyst. J Ped Surg. 2002;37:25-30. 8. Meizner I, Levy A, Katz M, Maresh A J, Glezerman M. Fetal ovarian cyst: prenatal ultrasonographic detection and postnatal evaluation and treatment. Am J Obstet Gynecol 1991;164:874-8. 9. Aslam A, Wong C, Haworth J, Noblett H. Autoamputation of ovarian cyst in an infant. J Pediatr Surg. 1995;30(11):1609-10. 10. Surratt JT, Siegel MJ. Imaging of pediatric ovarian masses. Radiographics. 1991;11(4):533-48. 11. Crombleholme T, Craugo S, Garmel S, D’alton M. Fetal ovarian cyst descompression to prevent torsion. J Pediatr Surg. 1997;32:1447-9. 12. Van der Zee DC, van Seumeren IG, Bax KM, Rövekamp MH, ter Gune AJ. Laparoscopic approach to surgical management of ovarian cysts in the newborn. J Pediatr Surg. 1995;30(1):42-3. Correspondencia Yeyson Fabian Riaño Montañez Departamento de Imágenes Diagnósticas Facultad de Medicina Universidad Nacional de Colombia Crrrera 30 N° 45-03, Edificio 471 Bogotá, Colombia yfrianom@unal.edu.co Recibido para evaluación: 2 de abril de 2008 Aprobado para publicación: 16 de mayo de 2008 2434 Quistes ováricos neonatales. Presentación de un caso y revisión de la literatura, Riaño YF, Moreno LA, Beltrán J, López AF