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PND y Energía, ¿hacia una política energética sostenible?
1
Aroa de la Fuente
aroa@fundar.org.mx
• El PND 2013-2018 apuesta a los hidrocarburos como los energéticos del futuro.
• Los hidrocarburos son recursos naturales no renovables y causantes del cambio climático.
• Es necesaria la transición energética, basada en la generación de energía de manera
sostenible social, medioambiental y económicamente.
En materia energética, el nuevo Plan Nacional de Desarrollo 2013-20182 sigue la dirección del plan
anterior, correspondiente al sexenio de Felipe Calderón. En resumen, ambos planes ponen el énfasis
en la necesidad de asegurar el abastecimiento energético del país de manera eficiente y competitiva
(Objetivo 4.6). Para ello, el actual PND, dentro de la meta “Un México Próspero”, presenta dos
estrategias fundamentales, las cuales pasan por mejorar la provisión de hidrocarburos –petróleo y
gas- (Estrategia 4.6.1.) , por un lado, y de energía eléctrica (Estrategia 4.6.2.), por otro. En este
sentido, el PND también presenta diferentes líneas de acción que especifican cómo debe orientarse
la política pública para alcanzar dichos fines.
En el presente artículo se analizan las metas del nuevo PND en materia de hidrocarburos. Ello a la
luz de los resultados del pasado Plan y los retos que existen actualmente para la sostenibilidad
energética del país. Esta es una discusión de lo más relevante ante la coyuntura actual, dado que
este año se discutirá una nueva Reforma Energética que tiene la finalidad de realizar una serie de
cambios al marco legal en materia petrolera, que permitan caminar hacia el cumplimiento de los
objetivos del PND.
Un modelo obsoleto con resultados inciertos
El nuevo PND, al igual que el anterior, supone una apuesta a los hidrocarburos como los
energéticos del futuro. De esta manera, una de sus principales estrategias para asegurar la seguridad
energética del país es continuar profundizando el desarrollo de la actividad petrolera y gasífera.
Ello, a través de diversas modificaciones que permitan una flexibilización de la operación de
Petróleos Mexicanos (Pemex) y una mayor participación de la iniciativa privada en esta industria.
Esta posición presenta diversos retos, como el hecho de que los hidrocarburos son recursos
naturales no renovables y causantes del cambio climático. En el caso mexicano, al ritmo de
producción actual, las reservas de hidrocarburos alcanzarían para 32 años.3 Por otro lado, el modelo
energético basado en los hidrocarburos supone el 67.3% de las emisiones de Gases de Efecto
1
Investigadora del Proyecto sobre Industrias Extractivas en el Área de Presupuestos y Políticas Públicas de
Fundar.
2
Disponible en http://pnd.gob.mx/
3
Pemex (2012). Las reservas de hidrocarburos de México. 1 de enero de 2012. Disponible en
http://www.ri.pemex.com/files/content/Libro%20Reservas%202012.pdf
Invernadero (GEI) de México.4 Por lo tanto, seguir apostándole a la explotación de estos recursos
pone en riego la futura provisión de energía del país, contribuye al calentamiento del planeta y
desvía esfuerzos y recursos públicos que podrían destinarse al desarrollo de un modelo energético
sostenible.
Dentro de las posibilidades que presenta el PND para hacer frente a la caída en la producción y en
las reservas de hidrocarburos en su exposición de motivos, está la mayor inversión para el
desarrollo de proyectos de hidrocarburos no convencionales, tipo aguas profundas, Aceite Terciario
del Golfo (ATG) y shale gas. Ante este hecho, cabría preguntarse sobre los resultados que este tipo
de proyectos ha tenido en nuestro país, puesto que fue una de las principales apuestas del gobierno
en anterior y motivó, en parte, la Reforma Energética de 2008.
Veamos el caso de ATG, también conocido como Chicontepec. La Auditoría Superior de la
Federación (ASF) en su informe de auditoría de 2011,5 presenta un comparativo de los avances de
los diferentes proyectos prioritarios de Pemex establecidos en el Plan Nacional de Infraestructura
2007-2012, plan que se derivó del PND del sexenio de Felipe Calderón.6 En esta auditoría puede
observarse que el proyecto ATG, pese a que hasta 2011 ha gastado el 115.4% de los recursos
previstos (es decir, un 15% más de lo planeado), tiene un nivel de avance físico de 63.9%.7 Además,
este proyecto tiene un costo de producción por barril de petróleo muy superior al resto de proyectos
prioritarios, el cual asciende a 875.9 pesos. En el caso de Cantarell, y aunque este yacimiento se
encuentra en declinación desde 2004, el costo por barril asciende a 69 pesos. Dado que el barril de
petróleo crudo se vendió en una media de 1,254 pesos durante 2011, las ganancias de ATG suponen
378.9 pesos por barril frente a los 1,185.8 pesos de Cantarell.8
En términos presupuestarios esto significa que, según datos de la Cuenta de la Hacienda Pública
Federal9 del año 2012, el proyecto ATG ejerció un total 28,672,593,803 pesos, mientras que
Cantarell ejerció 61,230,829,576 pesos. Si bien Cantarell recibió casi el doble de recursos que ATG,
su producción de petróleo fue seis veces superior -404,000 barriles frente a los 69,000 barriles de
ATG10-. Es decir, explotar petróleo en Cantarell es mucho más eficiente que hacerlo en ATG.
4
Comisión Intersecretarial de Cambio Climático (2012). Quinta Comunicación Nacional ante la Convención
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Disponible en
http://www2.inecc.gob.mx/publicaciones/download/685.pdf 5
ASF (2012). Informe de Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2011. Infraestructura
para
la
Exploración
y
Producción
de
Hidrocarburos.
Disponible
en
http://www.asf.gob.mx/Trans/Informes/IR2011i/Grupos/Desarrollo_Economico/2011_0171_a.pdf
6
El Plan Nacional de Infraestructura se estableció para responder al objetivo del PND de asegurar el
suministro de los insumos energéticos que demandan los consumidores.
7
Ello en contraste con otros proyectos como Cantarell que tuvo un avance físico del superior -67.7%- con un
porcentaje menos de recursos erogados -83.1%-.
8
Otros proyecto son Ku-MaLoob-Zaap con una ganancia de 1,131.6 pesos y Crudo Ligero Marino con 975.9
pesos de beneficio –con costos de producción de 123.2 pesos y 269 pesos, respectivamente-.
9
SHCP (2013). Cuenta de la Hacienda Pública Federal 2012. Programas y Proyectos de Inversión
concluidos y en proceso por tipos. Pemex Exploración y Producción. Disponible en
http://www.apartados.hacienda.gob.mx/contabilidad/documentos/informe_cuenta/2012/docs/p03/p03t30.pdfht
tp://www.apartados.hacienda.gob.mx/contabilidad/documentos/informe_cuenta/2012/index.html
10
Comisión Nacional de Hidrocarburos (2013). Reporte de Indicadores de Explotación al 26 de mayo de
2013. Disponible en http://www.cnh.gob.mx/_docs/Reportes_IH/Reporte_CNH_26_May_2013.pdf El gobierno y diferentes expertos en la materia podrán argumentar que este mayor costo en la
producción del petróleo se debe a la mayor complejidad técnica que presenta la extracción de
petróleo en yacimientos como el de ATG –también es el caso del shale gas y aguas profundas-. Si
bien esto es cierto, es necesario poner las cosas en perspectiva. Si tenemos en cuenta que la
utilización de los hidrocarburos como fuente energética no es sostenible en el largo plazo -tanto
porque se trata de recursos no renovables, como por su papel en el calentamiento del planeta-, ¿cuál
es la lógica de embarcarse en proyectos de hidrocarburos no convencionales que requieren de
mayores recursos públicos para obtener una producción energética menor? ¿No sería más relevante
utilizar estos recursos para desarrollar e impulsar fuentes de energía limpias y renovables, que
aseguren la provisión energética en el futuro y que permitan mitigar las emisiones de los gases que
causan el cambio climático? En pocas palabras, ¿no sería pertinente diseñar una política energética
sostenible?
Ha llegado el momento de cambiar el modelo energético. Para ello, es necesario que el gobierno
haga una reevaluación de las prioridades en la materia y reoriente las políticas y el presupuesto
público hacia la transición energética, basada en la generación de energía de manera sostenible
social, medioambiental y económicamente. Claramente, el PND de los próximos años sigue
poniendo el énfasis en la explotación de los hidrocarburos. Por ello, es urgente impulsar el debate
público sobre la política energética que el país necesita para hacer frente a los retos energéticos que
enfrenta.
Existen otras opciones para asegurar el abastecimiento energético del país de manera eficiente y
competitiva –objetivo del actual PND-, más allá de seguir impulsando la explotación de los
hidrocarburos a cualquier precio. Un ejemplo de ello es el desarrollo de las energías renovables
limpias. La elaboración de los planes sectoriales y la próxima Reforma Energética son espacios de
oportunidad para ello. Desde el Poder Legislativo y la sociedad civil debemos asegurar que este
debate se dé y que sirva para colocar los pilares de una nueva política energética.