Download Los duplicados al azar
Document related concepts
Transcript
Los duplicados al azar Alicia García Bergua Se han hallado diversos genes implicados en aspectos excepcionales de la especie humana; por ejemplo, en el desarrollo del lenguaje está el FOXP2, relacionado con las famosas neuronas espejo; el MTH16, con los cambios de la musculatura y la mandíbula humanas, y el HACN51 con las capacidades de los miembros humanos y en la digitalización. Pero esto no quiere decir que estos genes sean total y directamente responsables de adaptaciones y características específicas de los seres humanos como el lenguaje simbólico, por ejemplo. Aunque el FOXP2 está relacionado con las neuronas que posibilitan algo esencial para el lenguaje humano que es la identificación de los gestos y de los actos del otro como si fueran propios (por eso se les llama neuronas espejo), esta condición, que no es exclusivamente humana, sino también de otros primates, no define por sí sola la capacidad humana de generar un lenguaje simbólico. Esta capacidad sigue siendo, desde el punto de vista genético, un gran misterio. La mayor parte de la información genética que llevamos data de millones de años de evolución de la vida y no es específica de nuestra especie; portamos además mucho material genético inservible; es decir, que nuestro organismo utilizó o no en un momento dado, y que algunas veces cuando se activa en nuestro organismo, puede causar enfermedades. Una de las razones por las que es difícil encontrar una relación evidente entre genes determinados y capacidades como la del lenguaje simbólico es que todas nuestras adaptaciones como seres vivos se deben en gran medida a modificaciones mínimas y azarosas que sufrieron nuestros genes al recombinarse y “copiarse” de generación en generación en nuestros ancestros más remotos. En estos procesos los genes mutan y excepcionalmente, porque no es lo común, sus mutaciones pueden dar lugar a alguna modificación que puede conducir a cambios adaptativos que son ventajosos o desventajosos. Y si estos cambios constituyen alguna ventaja adaptativa suelen propagarse a la hora en que los organismos se reproducen. Entre los cambios que sufren los genes al copiarse está su duplicación accidental; es decir, que se hagan dos copias de un gen original. Se ha visto que esta duplicación puede dar lugar al cambio de función de un gen en un organismo. Los investigadores Megan Y. Dennis, Xander Nuttle, Peter H. Sudmant, Francesca Antonacci, Tina A. Graves, Mikhail Nefedov y Jill A. Rosenfeld del Departamento de Ciencias Genómicas de la Universidad de Washington, en Seattle, decidieron centrarse en la duplicación de los genes relacionados con el desarrollo neuronal de primates y homínidos, pues suponen que muchos de los cambios experimentados en los últimos 10 millones de años por este linaje, que han enriquecido y hecho excepcional su aparato neuronal, se deben a duplicaciones de los genes. A la busca de esta duplicación significativa El gen que eligieron para analizar y comprobar su duplicación es el SRGAP2, porque en el desarrollo embrionario de la corteza cerebral regula la migración de las neuronas a distintas zonas y su diferenciación. Los investigadores se dieron cuenta de que en el mapeo del genoma humano, este gen no se había definido ni sus duplicados habían sido secuenciados ni caracterizados. Pero ellos ya contaban con lo que se sabía de SRGAP2 a partir de una investigación de Cherrier, Dennis y sus respectivos colaboradores, sobre su papel en el desarrollo de la columna vertebral de distintos organismos. En esta investigación se descubrió que el gen es responsable de unas pequeñas protuberancias en la superficie de las neuronas que son indispensables para la transmisión de los impulsos nerviosos. Estudios previos habían documentado también que los humanos tienen muchas más dendritas en la columna vertebral distribuidas con distintas densidades, que los primates y los roedores. Al estudiar células de ratones genéticamente modificados y tejido cerebral humano, Cherrier, Dennis y sus colaboradores respectivos pudieron demostrar que el gen SRGAP2 en los humanos promueve la maduración de la columna vertebral y hace más lenta la migración de las neuronas en la corteza cerebral haciendo posible su expansión y que se desarrollen en ella mayor cantidad de neuronas. Por otra parte, según el investigador Terrence Deacon, autor de una de las obras clave sobre el lenguaje humano, The Symbolic Species, este lento desplazamiento de las conexiones neuronales durante la etapa embrionaria debió causar en los homínidos una gran desarrollo de las conexiones neuronales de la corteza cerebral motora con el encéfalo y la médula espinal, y en especial con los músculos de la cara y la lengua. Además, los axones de esta región que se extendieron más en los seres humanos, debieron llegar a núcleos de neuronas que controlan los músculos torácicos, abdominales y pélvicos sobre los que el resto de los animales carecen de control. Dos de estos núcleos de neuronas son importantes para hablar: las del nucleus amibiguus que controla el movimiento de la laringe a través de los músculos que mueven sus paredes cartilaginosas causando la tensión de las cuerdas vocales, y las neuronas que controlan los músculos costales que intervienen en la respiración. Es por esta razón que se piensa que la duplicación de este gen en los seres humanos fue esencial para el desarrollo del lenguaje y por lo tanto de la mente humana para la que el lenguaje es esencial. Se considera que las duplicaciones del gen en los homínidos se llevaron a cabo en la etapa de transición de Australopitécido a Homo. La primera fue seguida de las otras dos de hace entre 2.4 y un millón de años, por lo que se considera que los homínidos más recientes ya las llevaban consigo y que muy probablemente éstas contribuyeron a los cambios adaptativos en los homínidos que dieron lugar también a Homo sapiens. Recordemos que los genes no predeterminan nuestra manera de ser desde el principio. Muy probablemente estas duplicaciones azarosas que se activaron en nuestros ancestros homínidos, fueron modificando sus funciones cerebrales y éstas se fueron heredando si conllevaban ventajas adaptativas hasta llegar a nosotros. Cómo son los duplicados El primer trabajo de este grupo de investigadores fue hallar los duplicados de SRGAP2 en ciertos segmentos del genoma humano mediante un proceso que se llama hibridación y que permite localizar los genes en los cromosomas. Después, compararon los segmentos de esos mismos duplicados con los segmentos equivalentes de los genes SRGAP2 presentes en once genomas de mamíferos y se dieron cuenta de que en ellos no había evidencia de ninguna duplicación reciente, y definieron a partir de ellos una hipotética copia ancestral para poder comparar y rastrear las distintas duplicaciones del gen en los cromosomas humanos. Ahora bien ¿por qué se considera que las tres duplicaciones de este gen, y sobre todo la tercera, dio lugar al cerebro y a la mente humana tal como los conocemos? La duplicación de un gen lo puede convertir en antagonista de su función original cuando se dejan de producir ciertas proteínas. Esto es lo que ocurrió, según los investigadores, con el segundo y el tercer duplicado. Después, los investigadores analizaron líneas celulares de seres humanos actuales de distintos grupos étnicos y hallaron tres rastros distintos en el cromosoma 1 de las partes del gen que habían sido duplicadas de manera incompleta. Pero la naturaleza reciente de las duplicaciones no permitía distinguir las pequeñas variaciones entre las copias del gen original o ancestral, y las copias que eran consecuencia de la duplicación incompleta. Así que tuvieron que construir un modelo artificial bacterial del cromosoma donde pudieran desplegar claramente la información duplicada de manera incompleta. Al analizar en 10 especies la secuencia original o ancestral, ésta resultó ser en todas muy parecida; sólo hallaron un cambio entre los aminoácidos del ser humano y el ratón, y ningún cambio en los primates no humanos en los primeros 9 exones, es decir, las partes de los genes que se transcriben o se expresan. Las primeras dos copias duplicadas en los seres humanos son menos distintas entre sí pero han acumulado, en relación al gen ancestral, 7 sustituciones de aminoácidos. Todo esto quiere decir que este gen se conservó durante mucho tiempo en la evolución de los mamíferos. Al buscar los exones en los primeros dos duplicados, encontraron que la mayoría, al igual que en el gen ancestral, cumplía con la función de regular la migración y la diferenciación neuronal en el embrión, y observaron que estas neuronas funcionaban sobre todo en la corteza cerebral y en el cerebelo. Para ver las expresiones definidas de las modificaciones de las copias del gen, buscaron pacientes humanos con malformaciones y patologías relacionadas con la falta de expresión de estas copias y con ello se supo que el gen estaba asociado también con graves discapacidades intelectuales. Con ello pudieron concluir que de las funciones de SRGAP2 y de sus duplicados depende en gran medida el desarrollo embrionario del cerebro. Al reconstruir la historia de las tres duplicaciones del gen en el cromosoma 1 humano, utilizando como comparación segmentos con la misma secuencia del chimpancé y el orangután, se pudo saber con bastante seguridad que estas duplicaciones ocurrieron en diferentes etapas de la historia evolutiva humana. La primera duplicación debió ocurrir, según este análisis, entre hace 2.8 y 3.9 millones de años, seguida de una segunda duplicación de hace entre 2 y 2.8 millones de años. Estas dos copias duplicadas produjeron una tercera incompleta sin los 49 aminoácidos finales originales porque se dejaron de producir ciertas proteínas y es la que al parecer provocó a la larga los cambios que nos han hecho excepcionales como especie que habla. Conclusión Como se puede ver, detrás de la investigación descrita en este artículo hay mucho conocimiento sobre evolución, genética y neurociencia acumulado durante décadas. El tiempo dirá si esta duplicación azarosa de un gen es en efecto la causa de la especificidad del cerebro y la mente humana. Sin embargo, esta investigación en particular es una buena muestra de la tarea colectiva y cultural que es el quehacer científico, y la importancia de que haya una comunidad que comparta, discuta y colabore con sus hipótesis, experimentos y puntos de vista para el avance de la ciencia. Y en esta comunidad también juegan un papel importante los divulgadores de la ciencia, pues los científicos no son especialistas en todo. Referencias Megan Y. Dennis, Xander Nuttle, Peter H. Sudmant et al, “Evolution of Human-Specific Neural SRGAP2 Genes by Incomplete Segmental Duplication”, Cell 149, 1-11 de mayo de 21012. Daniel H. Geschwind y Genevieve Konopka, “Neuroscience genes and human brain evolution”, Nature, núm.11380, publicado en línea el 20 de junio de 2012. Terrence W. Deacon, The Symbolic Species: The Co-evolution of Language and Brain, Norton, Londres, Nueva York, 1998.